revista izquierda no22 mayo de 2012
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MAYO / 201222
Rgimen polt ico y discursoDe rupturas y reacomodos
en la derecha colombiana Luchas populares Marcha PatriticaNeoliberalismo rampante Corte Constitucional y sostenibilidadfiscal Macroeconoma para el gran capital La feminizacin
laboral del magisterio Conflicto y solucin poltica La nuevaestrategia militar del Estado colombiano: Una etapa ms en la
degradacin de la guerra internaNuestra Amrica La Cumbrede Las Amricas y la apuesta de la derecha continental La
expropiacin de YPF y los debates habilitados LibrosSobre la obra
Pensamiento filosfico latinoamericanode Pablo Guadarrama
Editorial Marcha Patritica y perspectivas del campo poltico
ISSN- 2215-8332BOGOT, COLOMBIA
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Todo el contenido deesta publicacin puede
reproducirse libremente,conservando sus crditos.
Jairo Estrada lvarez DirectorJess Gualdrn SandovalJefe de redaccin
lvaro Vsquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, Csar Giraldo Giraldo,
Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, Mara Teresa Cifuentes Traslavia,Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Snchez ngel, Sergio DeZubira Samper, Vctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial
Beatriz Stolowicz (Mxico), Julio Gambina (Argentina), Ricardo Antunes (Brasil),Antonio Elas (Uruguay) Consejo asesor internacional
Las opiniones emitidas por los autores no comprometen
al Consejo Editorial de la Revista.
Tatianna Cast illo Reyes Diseo y diagramacin
Espacio Crtico EdicionesPublicacin auspiciada por Espacio Crtico Centro de Estudioswww.espaciocrit ico.com
ISSN-2215-8332N 22, Mayo de 2012. Bogot, Colombia
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DE RUPTURAS Y REACOMODOS EN LA DERECHA COLOMBIANA
Jairo Estrada lvarez 4
MARCHA PATRITICA. DECLARACIN POLTICA 14
CORTE CONSTITUCIONAL Y SOSTENIBILIDAD
FISCAL. Daniel Libreros Caicedo 22MACROECONOMA PARA EL GRAN CAPITALNelson Fajardo Marulanda 28LA FEMINIZACIN LABORAL DEL MAGISTERIO
Martha Yanneth Valenzuela Rodrguez34
LA NUEVA ESTRATEGIA MILITAR DEL
ESTADO COLOMBIANO: UNA ETAPA MS
EN LA DEGRADACIN DE LA GUERRA
INTERNASantos Alonso Beltrn Beltrn 40
LA CUMBRE DE LAS AMRICAS
Y LA APUESTA DE LA DERECHA
CONTINENTAL Edwin AndrsMartnez Casas y Oscar AndrsEspitia Lombo 48LA EXPROPIACIN DE YPF Y LOSDEBATES HABILITADOSJulio C.Gambina 52
SOBRE LA OBRA
PENSAMIENTO FILOSFICO
LATINOAMERICANODE
PABLO GUADARRAMA
Ricardo Snchez ngel 56
MARCHAPATRITICA Y
PERSPECTIVAS DEL
CAMPO POLTICOSergio De Zubira 62
Editorial
Rgimenpolticoydiscurs
o
Luchaspopulares
NuestraAmrica
Co
nflictoysolu
cinpoltica
Libros
Neoliberalismo
rampante
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Profesor del
Departamento de
Ciencia Poltica
Universidad Nacional
de Colombia
Jairo EstradalvarEz
El proyecto de dominacin de clase no pasapor su mejor momento. La relativa cohesin
exhibida por el bloque hegemnico en el poder durante
los ltimos lustros muestra suras en forma repetida y
no es descartable una ruptura entre las facciones que lo
componen. A las alianzas que llevaron al triunfo electoral
de Santos, le siguieron reiteradas manifestaciones de
diferencias una vez posesionado como Presidente y, ms
recientemente, se aprecia lo que podra ser un reacomododenitivo. Todo indica que las facciones que han venido
conformando el bloque en el poder se aprestan a una
dura contienda con miras a las elecciones presidenciales
y del Congreso en 2014.
El proyecto de la derecha colombiana, que durante
un trecho importante del proceso poltico fue liderado
por los sectores militaristas y de la ultraderecha durante
los gobiernos de Uribe Vlez, pareciera explorar nuevas
posibilidades y disputar nuevos refugios en el amplio
De rupturas yreacomodos en la
derecha colombiana
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econmicas tradicionales, sectores de la maa narcotracante, del latifundismo
y del empresariado capitalista interior y transnacional, comprometidos con la
promocin y el ejercicio directo de la violencia. Se cont igualmente con el
apoyo del imperialismo estadounidense beneciario directo, pues gracias
ello pudo aumentar su presencia y posibilidades de intervencionismo poltico,
econmico y militar en la Regin.
El producto histrico de semejante consenso fue la imposicin de un rgi-
men de acumulacin basado en la expropiacin masiva y el despojo violentos,
que logr encuadrarse con coherencia en las dinmicas del proceso de neoli-beralizacin transnacional, propiciadas por las polticas del Consenso de Wash-
ington. Todo ello acompaado de la entronizacin de estructuras criminales y
maosas en el rgimen poltico y en el conjunto de la organizacin estatal que,
bajo el manto de forma jurdico-poltica del Estado social de derecho y de la
democracia electoral, hicieron del terrorismo de Estado y de la violencia parami-
litar una forma fundamental del ejercicio del poder y del disciplinamiento social.
La resistencia obrera y popular, as como los proyectos polticos de oposicin
de clase fueron perseguidos, criminalizados, desestructurados y, en ocasiones,exterminados. La guerra contrainsurgente se intensic y adquiri nuevas
dimensiones. Al mismo tiempo, se logr un amplio respaldo de sectores medios,
proclives al arribismo social y al pensamiento de derecha, as como de grupos
poblaciones pauperizados, atrados con polticas de subsidios condicionados.
Consenso del bloque en el poder y redefnicin del proyecto deacumulacin
A lo largo de la ltima dcada, el ya sealado consenso rindi sus mejoresfrutos pues produjo las condiciones para apalancar la redenicin del proyecto
de acumulacin hacia economas de explotacin de recursos (minerales y de
hidrocarburos), de generacin de energa, de produccin de agrocombustibles,
de megaproyectos infraestructurales y de explotacin forestal. Todo ello inmerso
en las dinmicas especulativas de la nanciarizacin transnacional. En desarrollo
de ese propsito se acentu el alistamiento violento del territorio, conjugndolo
con la conformacin de un marco jurdico-institucional de incentivos extremos
a la inversin extranjera, de establecimiento de un rgimen de derechos
del capital. Seguridad democrtica y conanza inversionista fueron los
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servan de soporte. No todo el libreto all previsto pudo
realizarse. Acciones de denuncia de organizaciones de
derechos humanos y de fuerzas de izquierda, as como
sentencias judiciales, le pondran lmite a esa operacin
de limpieza emprendida por el gobierno de Uribe Vlez.
Lo que seguira seran las mutuas incriminaciones, las
traiciones entre mafosos, el conocimiento de verdades
a medias, los seguimientos y escuchas a miembros de la
oposicin, as como los intentos por detener la activacinde reservas democrtico-liberales presentes en la propia
organizacin del Estado, especialmente en la Corte
Suprema de Justicia, todo ello con miras a preservar
el manto de silencio e impunidad que haba imperado
durante las ltimas dcadas.
La exacerbacin de la poltica de seguridad
democrtica a travs de la continua reinvencin del
enemigo terrorista en guerra contra la sociedad seconstituy en el elemento cohesionador del bloque en el
poder y en la cortina de humo para ocultar la verdadera
naturaleza del rgimen que se haba venido imponiendo:
oprobioso, criminal, corrupto, de mentiras organizadas,
arropado con un aparato de comunicacin y propaganda
sin precedentes.
Con la no aprobacin de la segunda reeleccin
de Uribe Vlez, se puso un freno jurdico-formal a lacontinuidad en el gobierno del liderazgo respaldado y
consentido durante dos perodos presidenciales por
el bloque dominante en el poder. Con ello, se abri la
posibilidad de reacomodos y rupturas.
Cambios dentro de la continuidad y reacomodosen el bloque en el poder
Aunque el proyecto poltico representado por
Santos poda ser considerado a primera vista en trminos
Desde el punto
de vista de la
representacin
ideolgica
del proyecto
hegemnico se
tratara de superar
el predominio de
la ya debilitadafaccin de derecha
neofranquista y de
evidente adhesin
a una cultura
poltica fascista,
por una derecha
modernizante
cuyo (trasnochado)discurso de
tercera vaposee
mayor sintona
con las dinmicas
del gran capital
transnacional.
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de una simple continuidad, dadas las identidades
programticas de carcter estratgico: seguridad
democrtica, confanza inversionista, cohesin social
(con todo lo que stas conllevan desde el punto de
vista del ejercicio cotidiano del poder y de diseos de
la poltica econmica), la realidad es que en ese marco
de continuidad se han venido apreciando cambios que
estn produciendo reacomodos y rupturas en el bloque
en el poder. La razn principal para ello se encuentraen las demandas (polticas e institucionales) actuales del
proyecto de acumulacin capitalista de reprimarizacin
fnanciarizada de la economa, y en el agotamiento de
la retrica de la amenaza terrorista que ya no logra los
niveles de cohesin alcanzados aos atrs. Pareciera ser
que la forma predominante de acumular y de enfrentar
el conicto social y de clase a travs del ejercicio
indiscriminado de la violencia estatal y paramilitar, queantes lograba cohesionar a las clases dominantes y
producir consenso entre ellas, ahora tiende a constituirse
en lmite para la reproduccin del proyecto hegemnico.
Como lo mandan los cnones de la tecnocracia
neoinstitucionalista de los organismos multilaterales, la
clave se encuentra en el restablecimiento y reforzamiento
del orden del derecho, en el despliegue de la capacidad
institucional del Estado, entendisda sta en cuanto ca-pacidad de producir un orden normativo que cuente con
la debida legitimidad y consenso social. Se tratara de la
consolidacin de formas jurdicas para la acumulacin y el
despojo, y para la regulacin de los conictos sociales y
de clase (sin que ello represente el fn del ejercicio de la
violencia, tal y como ha ocurrido en otros momentos de
nuestra historia).
Desde el punto de vista de la representacin ideo-
lgica del proyecto hegemnico se tratara de superar
Rgimen pol tico y discursoN 22, Mayo de 2012 Bogot, Colombia Volver
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el predominio de la ya debilitada faccin de derecha
neofranquista y de evidente adhesin a una cultura po-
ltica fascista, por una derecha modernizante cuyo (tras-
nochado) discurso de tercera va posee mayor sintona
con las dinmicas del gran capital transnacional. Desde la
perspectiva de los intereses econmicos, se tratara del
debilitamiento del poder narcotracante, hacendatario-
terrateniente y de aquellas facciones del empresariado
capitalista que han privilegiado el ejercicio de la violenciacomo estrategia de acumulacin; en suma, del intento de
desprenderse las facciones criminales y maosas.
Pugna entre facciones en el bloque en el poderLo que est por verse es si ese reacomodo es posible,
dadas las profundas y estructurales imbricaciones polticas,
econmicas y socioculturales que le han servido hasta
ahora de sustento al proyecto hegemnico. La faccinque ahora quiere predominar viene de un compromiso, al
que ella adhiri y del cual fue partcipe activa. Santos fue
uno de los alles de la poltica de seguridad democrtica
en su calidad de Ministro de Defensa de Uribe Vlez. No
es fcil pretender desprenderse de lo que se ha sido parte
integral. No es completamente previsible cul sera el
costo poltico de una ruptura denitiva para las facciones
en pugna, como la que ya se insina. Sin duda, estaremosen presencia de una contienda interesante, que mover
las chas del tablero poltico, no slo en el campo de
la derecha; incluso en el centro y en la autodenominada
izquierda democrtica.
Independientemente de los resultados especcos
del pretendido reacomodo, lo cierto es que ste
responde a las diferencias acerca de cmo se miran
las condiciones de posibilidad para la continuidad
del proyecto hegemnico y de dominacin de clase.
Desde la
perspectiva de
los intereses
econmicos,
se tratara del
debilitamiento
del poder
narcotrafcante,
hacendatario-terrateniente y de
aquellas facciones
del empresariado
capitalista que
han privilegiado
el ejercicio de la
violencia como
estrategia deacumulacin; en
suma, del intento
de desprenderse las
facciones criminales
y mafosas.
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por los sectores ms guerreristas y ultraderechistas ligados al
narcoparamilitarismo, no se observa ms all de la retrica
el surgimiento de nuevas condiciones que permitan armar
que se est en camino de superar las estructuras autoritarias,
criminales, maosas y corruptas que caracterizan el rgimen
poltico colombiano. Tendencias recientes de los desarrollos
legislativos en diversos campos parecen, ms bien, reforzar
el manto de impunidad que ha prevalecido en el pas,
buscando institucionalizar el ejercicio de la violencia contra lapoblacin, al tiempo que pretenden perseguir y criminalizar
la protesta y la movilizacin social.
El gobierno de Santos ha venido profundizando el
proceso de neoliberalizacin de la economa y de la sociedad
iniciado hace ms de dos dcadas. Ese continuismo favorece
esencialmente al capital nanciero transnacional y a los
grandes grupos econmicos que, pensando exclusivamente
en su afn de lucro, han impuesto un modelo econmicoempobrecedor. Tal modelo ha desindustrializado el
pas, sumido la produccin agrcola y, en especial, la
produccin de alimentos en una profunda crisis, propiciado
una terciarizacin precaria, estimulado al extremo la
especulacin nanciera, y promovido sobre todo durante
la ltima dcada la explotacin intensiva de nuestra
riqueza en hidrocarburos, minerales y fuentes de agua,
acompaando sta de la produccin de agrocombustibles,
de la explotacin forestal y de la ejecucin de megaproyectos
infraestructurales. En desarrollo de este modelo se ha
diseado todo un andamiaje jurdico-institucional y militar
para proteger los intereses del gran capital, el cual se ha
venido perfeccionando durante el actual gobierno a travs
de mltiples reformas de alcance constitucional y legal.
La entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos y de otros tratados de similar contenido es
una buena manifestacin de ello.
Marcha Patritica
es el lugar de
encuentro de
mltiples procesos
de organizacin,
resistencia y lucha
que han decidido
hacer suyo el
ejercicio de lapoltica, y aspira a
ser una expresin
organizada del
movimiento real
de las resistencias
y luchas de
las gentes del
comn y de lossectores sociales
y populares
que en forma
heroica y pese a
las adversidades
actan
cotidianamente en
todos los rincones
del pas por una
patria grande,
digna y soberana.
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Este modelo econmico ha conducido a una creciente degradacin de la
soberana, a una mayor concentracin y centralizacin de la riqueza, al aumento de la
desigualdad social, a la precarizacin y la pauperizacin del trabajo, a la depredacin
socioambiental, as como a la continua apropiacin de riqueza social y de los frutos
del trabajo mediante el despojo y el desplazamiento forzado de la poblacin. Tambin
ha propiciado una mercantilizacin extrema y profunda de toda la vida social.
Asimismo, se ha constituido en fuente de apropiacin de dineros pblicos, mediante
el despliegue generalizado de estructuras corruptas.
Hacia un cambio poltico y del modelo econmico
En Marcha Patritica sealamos la necesidad de producir un cambio poltico en
el pas que siente las bases para la derrota del actual bloque hegemnico de poder y
genere las condiciones para las transformaciones estructurales econmicas, polticas,
sociales y culturales que demandan las gentes del comn y el pueblo colombiano
en general. Marcha pone su acumulado y sus proyecciones al servicio de ese
propsito, llama a la ms amplia unidad del pueblo colombiano y, en especial, a losdiferentes procesos sociales y populares existentes, tales como el Polo Democrtico
Alternativo y otros partidos y organizaciones polticas de la izquierda, el Congreso de
los Pueblos, la Minga Social e Indgena, la Coordinadora Nacional de Movimientos
y Organizaciones Sociales y Polticas, el Comosoc, la MANE, as como a las dems
fuerzas polticas, econmicas y sociales que as lo consideren, a la construccin de
acuerdos programticos que permitan avanzar hacia la superacin del modo de vida
y de produccin imperante en el pas, a la transformacin estructural del Estado, de
la economa y de la cultura.
En Marcha Patritica manifestamos la decisin poltica de luchar por un nuevo
modelo econmico, de Estado y de sociedad, que posibilite la transformacin estructural
del modo de vida y de produccin, permita garantizar y materializar los derechos
humanos integrales, dignicar y humanizar el trabajo, reparar integralmente a las
vctimas de la violencia y del terror estatal y paramilitar, organizar democrticamente el
territorio, realizar reformas agraria y urbana integrales, emprender las correspondientes
transformaciones socioculturales, dignicar el arte y la cultura, luchar por un nuevo
orden internacional basado en los principios de la soberana, la no intervencin, la
autodeterminacin y el internacionalismo de los pueblos, y contribuir a la integracin
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balance estratgico de la guerra, se responde a los intereses
geopolticos y econmicos del imperialismo estadounidense
para garantizar el acceso a recursos estratgicos, proteger
las inversiones trasnacionales y contener cualquier amenaza
frente a esos propsitos, provenga sta de movimientos
sociales o insurgentes o de Estados soberanos en la regin.
La poltica de la solucin militar encuentra su actual
expresin en la Plan Espada de Honor, que se une a otras
experiencias del pasado reciente, inscritas todas ellas dentrodel Plan Colombia y sus diferentes fases de ejecucin. Con ella
se busca la rendicin y la desmovilizacin de la insurgencia.
La experiencia de nuestro pas durante los ltimos cincuenta
aos ensea, no obstante, que propsitos similares no
han sido ms que empresas fallidas, que le han imprimido
nuevas dinmicas y formas de expresin a la confrontacin.
Y no puede ser de otra manera, dadas las races histricas
y la naturaleza poltica, econmica y social del conictocolombiano, as como la dinmica especca de una guerra
irregular y asimtrica.
Una prolongacin indenida del conicto social y armado,
adems de lo que ello representa en trminos del sufrimiento
de la poblacin y del continuo aumento de los gastos para
la guerra que bien pudieran ser destinados para atender las
necesidades de las gentes del comn, conduce a la peligrosa
militarizacin de la vida poltica, econmica, social y cultural.
En Marcha Patritica manifestamos nuestro compromiso
tico y poltico con la bsqueda de una solucin poltica al
conicto social y armado. En consideracin a que sta debe
ser apropiada socialmente, en Marcha expresamos nuestra
decisin de impulsar procesos constituyentes regionales
y locales por la solucin poltica y la paz con justicia social
que conduzcan a la realizacin de una Asamblea Nacional de
estos procesos. Asimismo, proponemos a todas las fuerzas
polticas, econmicas y sociales aunar esfuerzos para transitar
EnMarcha
Patritica
sealamos la
necesidad de
producir un cambio
poltico en el
pas que siente
las bases para la
derrota del actualbloque hegemnico
de poder y genere
las condiciones
para las
transformaciones
estructurales
econmicas,
polticas, socialesy culturales
que demandan
las gentes del
comn y el pueblo
colombiano en
general.
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caminos que permitan hacer realidad los anhelos de paz de las gentes del comn y del
pueblo colombiano en general. Ello podra tener una expresin inicial en la realizacin
de un encuentro nacional por la solucin poltica y la paz con justicia social.
Solidaridad con las luchas y movilizaciones populares en Colombia yNuestra Amrica
Desde Marcha presentamos un saludo solidario a todas las movilizaciones,
resistencias, y luchas populares; manifestamos nuestro compromiso de acompaarlas,
hacerlas nuestras y participar activamente en ellas. Saludamos igualmente a todos loshombres y mujeres que, en campos y ciudades, entregan lo mejor de sus vidas para
contribuir al buen vivir de las clases subalternas, oprimidas y explotadas. Llamamos
la atencin sobre la situacin de los prisioneros de guerra, y manifestamos nuestra
solidaridad con los prisioneros polticos y de conciencia. Asimismo, declaramos
nuestra vocacin internacionalista y nuestro irrestricto apoyo a todos los luchadores y
luchadoras que en el mundo y en Nuestra Amrica buscan la superacin del modo de
vida y de produccin impuesto por el capitalismo.
A Marcha hemos llegado las y los patriotas para armar la existencia de sueoscolectivos, para trazar rutas de dignidad, para abrir puertas de esperanzas realizables.
Siguiendo el legado de las y los libertadores de la Primera Independencia y de los
luchadores populares de las resistencias en nuestra nacin, somos partcipes de este
nuevo captulo en la historia que habr de forjarse en la ms amplia unidad popular.
Salimos convencidos y convencidas de que el sueo no solamente existe, sino que
se hace realizable en el trabajo colectivo de cada organizacin y en la propuesta
colectiva que seguimos construyendo. Entregamos al pas este aporte de esperanza
decidida, invitando a marchar, a caminar, a luchar y a construir.
A marchar por la solucin poltica!A marchar por la soberana y la integracin de los pueblos!
A marchar por la unidad popular, por lasegunda y defnitiva independencia!
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La frmula tcnica para cumplir con este objetivo es el denominado supervit
primario, legislado como obligatorio para los prximos diez aos. La Regla Fiscal
fue exigida por el FMI y propuesta desde el gobierno de Uribe por un comit
tcnico institucional.3 Determina, entonces, una jerarqua constitucional en la
que los rendimientos del capital financiero son superiores a las necesidades de
la poblacin.
b) El Problema de la deuda pblica
Las estadsticas del Ministerio de Hacienda reconocen que el monto totalde la deuda pblica del gobierno nacional a datos de Diciembre del 2010 se
acerca a los $203 billones. La deuda neta del gobierno nacional sumada con la
del sector pblico no financiero llega al 38% aproximado del PIB.4 El 71% de ese
monto corresponde a deuda interna y el 29% a deuda externa. La explicacin
de este hecho se encuentra en la especulacin que realizan los operadores
financieros desde 2004, cuando constataron que la depreciacin del dlar y la
baja internacional en la tasa de inters duraran varios aos. Esta especulacin
consiste en obtener dlares baratos afuera para comprar ttulos de deuda en
pesos (TES), con tasas de inters superiores. Debe aadirse que el actualgobierno ha promocionado esta prctica parasitaria.5
Esta especulacin la terminamos pagando con impuestos la mayora de los
colombianos. Tambin terminamos pagando fiscalmente las ganancias de las
inversiones financieras de corto plazo. Dado que las autoridades monetarias
3 Regla Fiscal para Colombia, Comit Tcnico Institucional (Banco de la Repblica, Ministeriode Hacienda y DNP, Bogot, D.C., 7 de julio de 2010). En el aparte pertinente anotan: La reglase aplicar sobre el balance primario, como porcentaje del producto interno bruto (PIB), el
cual se define como el balance fiscal neto del pago de intereses sobre la deuda. La regla fiscalestablece un balance primario que permitir reducir progresivamente la deuda del GobiernoNacional desde el nivel de 39,4% del PIB proyectado para 2010 a uno de 28,4% del PIB en elao 2020. Para que esto sea posible se requiere que en el transcurso de la prxima dcada sealcance, en promedio por ao, un supervit primario de 1,3% del PIB.
4 Informe Anual de Seguimiento de Deuda del Gobierno Nacional 2010. Direccin General deCrdito Pblico y Tesoro Nacional - Subdireccin de Riesgo, 31 de diciembre de 2010, p. 7.
5 Durante el 2010, se efectuaron tres operaciones de manejo de deuda interna, realizadasen febrero y en abril. Las operaciones permitieron mejorar el perfil de vencimientos de laNacin, cambiando ttulos con vencimientos entre el 2010 y el 2018 y entregando ttulos convencimientos entre el 2013 y el 2024. La tasa de inters pactada en esta renegociacin
estuvo en 7 puntos, lo que constituye una cifra exorbitante con relacin a las posibilidadesactuales de crdito en el exterior.
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no han sido capaces ni siquiera de controlar los flujos
especulativos menores de un ao6, el aumento de la
base monetaria que producen los llamados capitales
golondrina obliga al Banco de la Repblica a comprar
dlares que deben ser esterilizados con TES.7
Mientras tanto las autoridades monetarias aceptan
un aumento desbordado del endeudamiento privado ba-
rato en el exterior8, el cual, en el horizonte de la crisis
6 La inversin extranjera de portafolio en Colombia (corto plazoo capitales golondrina) durante 2011 sum 8.202 millones dedlares, superando los 3.263 millones de dlares del 2010,Confirmado rcord de inversin extranjera en Colombia.Portafolio, marzo 29 de 2012,
7 En diciembre de 2011 el crecimiento nominal anual de la basemonetaria fue 14,4%, lo que implic un aumento de su saldo de$6.464 mm. Las principales operaciones que explican la expan-sin de la liquidez en pesos fueron: las compras netas de divisasdel Emisor en el mercado cambiario por $6.790 mm (US$3.720
m) (...) Esto fue contrarrestado parcialmente por el mayor saldode depsitos de la Direccin General del Tesoro Nacional y Cr-dito Pblico (DGTNCP) en el Banco de la Repblica ($2.363 mm)y, en menor medida, por la reduccin en el saldo del portafoliode TES en poder del Emisor como resultado de vencimientos por$325 mm. El mecanismo que funciona desde junio de 2005, con-siste en que la Direccin General del Tesoro deposita sus exce-dentes en pesos en cuentas del Emisor colombiano, el que a suvez remunera el saldo de estos depsitos a tasas de inters demercado, que es otra forma de contraer gasto pblico. Informedel Banco de la Repblica, marzo del 2012.
8 Distintos indicadores muestran un acelerado aumento dela deuda externa privada a partir de julio de 2010 Segn elBanco de la Repblica, el saldo de la deuda privada externapas de 5,8% del PIB en enero de este ao a 6,1% del PIB en
junio y a 8% en agosto. Al concluir el primer semestre de 2010el saldo de esa deuda era de $17.951 millones y en agosto llega $23.032 millones, o sea un incremento de 28,3% en tan solodos meses. Este crecimiento aparentemente se ha mantenidoentre septiembre y noviembre si se tiene en cuenta el vertiginosoaumento de la cartera en moneda extranjera del sistemafinanciero. Al 18 de noviembre esa cartera creca a un ritmo de
97,4% anual Se dispar la deuda externa en Colombia, Lanota.com, 21 de noviembre del 2010.
El pasado 17 de
abril, la Corte
Constitucional
declar exequible
el Acto Legislativo
que oficializ la
sostenibilidad
fiscal. Este
Acto Legislativocerr el ciclo de
modificaciones
constitucionales
realizadas por
los gobiernos
anteriores bajo la
presin del capital
transnacional y de
las InstitucionesFinancieras
Internacionales
IFIS,
modificaciones
que haban venido
eliminando
paulatinamente
las normas que
garantizaban
recursos asociados
a derechos
sociales
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financiera internacional, puede llegar a convertirse en problemtico, en cuyo
caso, tal y como ha ocurrido en las ltimas dcadas en Amrica Latina y en el
pas, ser descargado sobre el presupuesto pblico en lo que se conoce como
socializacin de prdidas.
Resultado de esta poltica de favorecimiento de los grandes operadores de
las finanzas, el peso de la deuda pblica ha venido aumentando durante los
ltimos aos en la ejecucin fiscal anual. As, en el caso del presupuesto que se
viene ejecutando en el 2011, El servicio de la deuda crece en 14,6%, pasando
de $35,2 billones a $40,3 billones. Mientras que el crecimiento total delpresupuesto para 2012 crece 9,5% frente al de 2011, pasando de $151 billones
a $165,3 billones.9 Esto significa que en el ao en curso el endeudamiento
aument en un monto superior al del crecimiento presupuestal (5 puntos), lo
cual tendr consecuencias en pocos aos. Debe resaltarse el hecho de que
los intereses de la deuda pblica llegan al 40% aproximado de la totalidad del
servicio de la deuda.
Esto es lo que le interesa a la regla fiscal y lo que determina una sostenibilidad
fiscal que negar derechos para beneficiar a los grandes intermediarios financieros.
Sostenibilidad Fiscal y nuevo Sistema de Regalas
El Acto Legislativo No. 5 de 2011 modific el sistema de regalas damnif icando,
con el pretexto de la corrupcin, a los entes territoriales en los que se extraen
los recursos no renovables. Despus de una corta transicin quedarn con tan
slo el 10% del total de las regalas que obtendr la nacin en los prximos aos.
Tan severo ajuste a estos entes territoriales, que se convertirn en verdaderos
agujeros negros de la reprimarizacin econmica con graves consecuencias
sociales, se hace en momentos en que las enormes facilidades que le otorga el
Estado a las multinacionales del petrleo y la minera posibilitarn un aumento
de la IED en el sector que, segn los clculos oficiales, llevarn en el perodo
2012-2020 a un monto de $94.8 billones por concepto de regalas.
La reforma al sistema de regalas defini la creacin de un Fondo de
Ahorro y Estabilizacin (FAE) que tendr el 30% de esos recursos, los cuales
sern administrados a ttulo de fidecomiso por el Banco de la Repblica. El
Decreto 750 de abril de este ao reglament el FAE. En el artculo 3 estableci:
Administracin del Fideicomiso. Las inversiones del Fideicomiso (FAE)
9 Comunicado de prensa 031, Ministerio de Hacienda y Crdito Pblico, julio 29 del 2011.
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solamente se podrn realizar en instrumentos financieros denominados en
moneda extranjera, y emitidos en el exterior. Las inversiones podrn comprender
ttulos representativos de deuda externa colombiana de la Nacin, siempre y
cuando no sean adquiridos en el mercado primario. El riesgo cambiario ser
asumido por los partcipes en el Fondo de Ahorro y Estabilizacin y en ningn
caso por la Nacin.10
Lo cual significa que los recursos de regalas se colocarn obligatoriamente
en dlares en el mercado internacional de capitales en momentos en que esta
divisa se encuentra depreciada. Esto significa que con los recursos fiscalesque se obtienen de un modelo depredador de los territorios financiamos un
sistema financiero internacional en crisis. Esto no es otra cosa que obediencia
a la dominacin imperial financiera.
Ms an, el mismo decreto establece que en pocas de vacas flacas
calificadas como desahorro, el Ministerio de Hacienda podr solicitar al Banco
de la Repblica que le gire recursos del fideicomiso para asumir las dificultades
fiscales. Una vez que la autoridad monetaria acepte, La Direccin General de
Crdito Pblico y Tesoro Nacional del Ministerio de Hacienda y Crdito Pblico
canalizarn los recursos en moneda extranjera a travs del mercado cambiarioen condiciones de mercado. Los costos y efectos cambiarios que ocasionen
dichas operaciones se harn proporcionalmente con cargo a los beneficiarios del
desahorro11 Es decir, que el soporte fiscal en este caso tambin se entregar
en dlares. En ambos casos, en bonanza y en dificultades los recursos fiscales
convertidos en dlares debern pasar por el mercado de capitales aumentando
el negocio financiero y privatizando la bonanza energtica.
Ante este diseo especulativo urge coordinar las resistencias territoriales con
las demandas en contra del endeudamiento pblico y la especulacin financiera
que a causa de las definiciones neoliberales asumidas a plenitud por el Estado
colombiano termin convirtiendo el presupuesto pblico en un negocio privado.
10 Decreto 750 del 16 de abril del 2012, Ministerio de Hacienda y Crdito Pblico11 Pargrafo del artculo 4 del decreto 750 del 2012.
N 22, Mayo de 2012 Bogot, Colombia Neoliberalismo rampante Volver
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En relacin con la balanza comercial, es notoria la tendencia negativa
durante dos aos del periodo, con momentos de recuperacin leve, para dar un
salto abrupto hacia 2011, ao en que ubic su volumen en 2.300 millones de
dlares. Desde luego que este comportamiento positivo hacia el final no se
refleja con fuerza en la participacin de la balanza comercial en el crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB), el cual no alcanza el uno por ciento, debido al
dficit de dicha balanza por exceso de importaciones, que superaron el volumen
de los recursos obtenidos por las exportaciones.
Adems de las dificultades que muestra una balanza comercial deficitaria,componente fuerte de la balanza de pagos de la nacin, la cuenta corriente
de la misma balanza presenta un comportamiento absolutamente negativo a
lo largo y ancho de todo el periodo; mientras que las reservas internacionales
pasaron de 20.601 millones de dlares en 2007 a 30.300 millones en 2011.
Cuadro 3
Dfcit Fiscal (%PIB) -0,8 -0,1 -1,8 -3,2 -3,6
Tasa desempleo
urbano (%)10,2 10,9 12,3 11,1 10,0
Fuentes: Dane, Banco de la Repblica, DNP, Minhacienda, Proyecciones Revista Dinero.
Finalmente, el dficit fiscal sigue un curso hacia la reduccin, de tal suerte
que esto no afecta negativamente el crecimiento del PIB; mientras que la
generacin de empleo se sigue sosteniendo en dos dgitos, as el Gobierno
insista en lograr reducirla a uno.
Ms para la acumulacin de capital, menos para los trabajadores
De estas cifras se deduce que hemos sostenido el crecimiento en la
acumulacin y circulacin de capital dinero (sector financiero) con un buen
volumen procedente de la larga acumulacin originaria o primitiva de capitales.
Igualmente, el proceso de reprimarizacin de la economa nacional, que se
adapta crecientemente a las demandas exportadoras del capital transnacional,
juega un papel muy importante, sin que ello tenga una alta incidencia en el
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de Precios de la Produccin, que, incluso, asume signos
negativos como efecto de la reduccin en la importacin
de bienes de capital y no tanto por el comportamiento
de los precios.
Mayor dependencia y debilitamiento de la
soberana nacionalBajo esta panormica, los comportamientos de losindicadores macroeconmicos permiten constatar que
la vulnerabilidad e inestabilidad de la economa estn
presentes y pueden derivar en crisis como resultado de
las presiones procedentes de la crisis del capital mundial,
pero tambin de la especulacin financiera, el deterioro
del aparato productivo y la conversin de Colombia en
un amplio mercado persa de mercancas procedentes
de las transnacionales, mientras que, al mismo tiempo,extraemos materias primas minero-energticas
necesarias para el progreso de la nacin para colocarlas
en la lnea de las demandas de las transnacionales.
La crisis del capital mundial afecta la economa
colombiana en la medida que sta se convirti en una
economa que ampla y profundiza su dependencia de las
transnacionales, angustiadas por asegurar altas tasas
de ganancia con materias primas baratas. Desde luego
que a ello se agrega la tendencia a una sobreproduccinexacerbada, que no slo golpea la tasa de ganancia,
sino que tambin prepara las condiciones de las crisis
recurrentes en que se mueve el capital.
Por su parte, la especulacin creciente con el capi-
tal dinero y su distanciamiento de los requerimientos del
aparato productivo transforman dichos capitales en pa-
rasitarios y son estimulantes de serias distorsiones en el
comportamiento de los precios que, asediados por las
presiones que ejercen las tasas de inters, se mueven eninestabilidades turbulentas que pueden arrasar rpida-
La relacin con-
tradictoria entre el
capital y el trabajo
en el contexto
colombiano no deja
la menor duda de
que los crecimien-tos positivos de la
economa nacional
estn orientados al
favorecimiento de
las transnaciona-
les y los capitales
criollos transna-
cionalizados y no
al progreso realde la nacin, lo
cual incluira el
fortalecimiento del
trabajo digno para
elevar la producti-
vidad del mismo y
permitira generar
mayor riqueza,
mejor distribuida.Precisamente, esto
es lo que sosla-
yan los medios
de informacin y
comunicacin del
Estado y del
gran capital.
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Docente Secretarade Educacin Bogot
Localidad deSan Cristbal
Colectivo deMaestras y
Maestros Vientodel Sur - MODEP
Martha YannethValenzuelaroDrguez
La feminizacin laboraldel magisterio:Una estructura de subordinacin
y expoliacin capitalista
patriarcal del trabajo docente
A
unque no se cuenta con fuentes estadsticas
confiables, para 2010 se registr que el total de
maestros y maestras del sector pblico era de
310.932, de los cuales el 70% estaba constituido mujeres,aunque la mayora de los cargos directivos docentes est
ocupada por hombres. Adems, las maestras representan
la totalidad de la docencia preescolar (96,3%), ms de tres
cuartos de la primaria (76,0%), algo menos de la mitad de la
secundaria (44,2%) y menos de un cuarto de la universitaria
(22,6%).
A simple vista, los datos arrojan varias preguntas:
existe una divisin de gnero en el trabajo docente? Qu
implicaciones de orden laboral, poltico y cultural tiene la
pirmide ocupacional del magisterio? Hay correlacin
entre la representacin y dominacin patriarcal del trabajo
femenino docente y las condiciones laborales del magisterio
colombiano?
La siguiente reflexin explora varios asuntos: implicacio-
nes laborales de la feminizacin del magisterio, problemas
laborales de las mujeres docentes y reivindicaciones que
las maestras debemos impulsar. El feminismo neoliberal
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docente en el sistema de educacin pblico, aunque
socialmente su rol laboral sigui estando asociado cultural
y polticamente a labores conexas a la maternidad, el
cuidado de los/as hijos/as y la obediencia a la autoridad,
permitiendo que desde entonces (primera mitad del siglo
XX) el cuerpo, la subjetividad, la sexualidad y la moralidad
de las maestras fueran regulados por el Estado y la Iglesia y
por quienes fungen en los lugares de poder institucionales,
rectores y directivos. En la concepcin patriarcal sobre lamujer trabajadora, y de manera particular sobre la maestra,
su supuesto carcter dcil es visto como una condicin
ms que propicia para las pautas educacionales formuladas
por los poderes polticos y culturales.
Esto explica la actual divisin sexual del trabajo docente:
en los niveles inferiores de la educacin predominan las
mujeres, mientras a medida que se avanza en los niveles
de enseanza crece la presencia masculina, lo cual queda
consagrado en la legislacin y en la supuesta escala salarial,ya que se supone que a menor edad de los estudiantes se
requieren menos capacidades y conocimientos y que, por
ende, se trata de labores de menor importancia que las que
agencian las maestras y los maestros de niveles superiores.
A partir de estas creencias provenientes del patriarcado
magisterial se supone, por ejemplo, que el trabajo docente
en preescolar y primaria es menos exigente que en el
bachillerato y la universidad, por lo que la carga laboral y
el nmero de horas en aula disminuye en escala inversa,
siendo menor en la universidad y mayor en el preescolar.
La condicin laboral-magisterial de las maestras se
desconoce incluso en las reivindicaciones sindicales, pues
se parte de que ya existe unificacin salarial y laboral en
los dos escalafones, el 2277 y el 1278, de forma tal que
la pelea sera simplemente por mejorar para todos de
manera unitaria las condiciones gremiales. En realidad,
las maestras, con un supuesto salario nominal igual,
La concepcin
de trabajo barato
para la mano de
obra femenina
en la estructura
patriarcal regulada
por la legislacin
laboral docente
hace que aquse unan de
manera palpable
capitalismo y
patriarcado,
generando una
condicin que
domina y subordina
no slo a las
docentes, sinotambin a los
docentes, a travs
de un discurso
feminizado:
bajos salarios,
inestabilidad y
obediencia ciega
a la autoridad
constituyen la
caracterstica
cotidiana de
la escuela
colombiana.
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continan teniendo jornadas ms extensas, ms agotadoras y ms delicadas que
los maestros. Como lo sostiene la investigadora Imelda Arana: La dedicacin de
las maestras de primeros grados es literalmente completa y exclusiva durante
toda la jornada escolar al cuidado de grupos de nios y nias de corta edad, en
nmero de entre 30 y 40, a los cuales debe, adems de brindar los cuidados bsicos,
conducir a los aprendizajes esenciales en lenguaje y comunicacin, ciencias y
educacin ambiental, educacin matemtica, apreciacin y expresin artstica,
motricidad fina y gruesa, actividad fsica, desarrollo social y afectivo, valores
ticos y comportamiento moral; aproximarles al desarrollo de competencias parauna vida sexual sana, el desempeo ciudadano, la vida laboral y el ejercicio de
autonoma. Adems hacerlo con mtodos y procedimientos pedaggicos acordes
a su desarrollo psicosocial, que implican la preparacin diaria de variadas opciones
de actividad escolar1.
La actitud que se espera, y en la que decretos como el 1278 disciplina a las y los
docentes, es una prolongacin de las tareas histricamente asignadas a las mujeres
relacionales y afectivas, caractersticas del trabajo reproductivo. Estos prototipos
laborales del ama de casa, tales como conformarse con un bajsimo ingreso, no
esperar ascensos y soportar las humillaciones del esposo, han sido trasladados delcontexto domstico al sistema laboral docente. De hecho, la condicin generada
por el decreto 1278 es de vulnerabilidad, adaptabilidad, dedicacin incondicional,
flexibilidad horaria y capacidad para realizar diferentes tareas al mismo tiempo,
cualidades del sistema patriarcal en tiempos de globalizacin neoliberal.
Esta feminizacin negativa del conjunto del magisterio, hombres y mujeres, no
se define exclusivamente por la presencia mayoritaria de las maestras, sino por
el discurso y las prcticas sobre lo femenino del trabajo docente que impulsa el
Estado, el cual ha determinado un mercado laboral magisterial dominado por las
caractersticas asignadas a las mujeres: mal pagadas en comparacin con otras
profesionales, y dciles.
As se crearon condiciones laborales y subjetivas en las y los docentes que, en
sus espacios de trabajo regulados por el 1278, estn condenados/as a permanecer
en una misma posicin laboral durante toda su vida productiva, con muy pocas
posibilidades de mejorar, ser promovido o valorado, dadas las dificultades de
ascenso y, por lo mismo, de mejora en la escala salarial.
1 Imelda Arana Senz, Configuraciones y transformaciones del magisterio femenino en 200aos de historia de Colombia. Revista Pedaggica No. 27, febrero de 2012.
N 22, Mayo de 2012 Bogot, Colombia Neoliberalismo rampante Volver
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Esta concepcin de trabajo barato para la mano de obra femenina en la
estructura patriarcal regulada por la legislacin laboral docente hace que aqu se
unan de manera palpable capitalismo y patriarcado, generando una condicin que
domina y subordina no slo a las docentes, sino tambin a los docentes, a travs
de un discurso feminizado: bajos salarios, inestabilidad y obediencia ciega a la
autoridad constituyen la caracterstica cotidiana de la escuela colombiana.
La condicin anteriormente descrita implica que en la lucha por una nueva
educacin y una nueva sociedad, el conjunto del magisterio asuma en serio una lucha
por la dignificacin cultural, laboral y profesional del trabajo docente y, de maneraparticular, del trabajo femenino magisterial.
Debe ser demolido el mito de la feminizacin del magisterio: no es cierto que el
trabajo femenino puede ser ms barato, no es cierto que las mujeres seamos ms
dciles por naturaleza, no es cierto que las maestras de preescolar y primaria
tienen labores ms fciles.
En primer lugar, es fundamental que se equiparen los ingresos de las diferentes
profesiones. Segn datos de elempleo.com, las profesiones mejor pagadas en
Colombia, es decir, profesionales con salarios mensuales de 10 millones de pesos
son las ingenieras y la administracin de empresas2. En Bogot, por ejemplo, enlas instituciones pblicas diferentes a la Secretara de Educacin, un ingeniero, un
socilogo de cualquier dependencia distrital tienen ingresos por encima de los 3
millones de pesos, mientras que, en 2012, un maestro o una maestra perteneciente
al escalafn 14 del 2277, despus de dedicar toda una vida al servicio, percibe
apenas 2 millones y medio, y un maestro con ttulo de doctor en el escalafn 3A del
decreto 1278 de 2002 puede aspirar, cuando ha sorteado la difcil carrera darwinista
de obstculos al ascenso, a los 2 millones 900 mil pesos mensuales. Habra que
decir que la mayora de maestras y maestros del 1278 estamos en categora 2A,
es decir, recibimos un salario de 1 milln 300 mil pesos. Sin duda se trata de un
magisterio salarialmente feminizado.
Adems, es fundamental incluir en los pliegos de peticiones las reivindicaciones
propias de la condicin laboral de las maestras, tales como auxilios para la
educacin de los hijos e hijas de las que son cabeza de hogar, mejor atencin en
los servicios de salud ante enfermedades profesionales propias de ellas, como una
mayor proclividad a la osteoporosis, alta tensin, etc., por una parte, y condiciones
2 http://noticias.elempleo.com/colombia/investigacion _ laboral/ las-10-profesiones-que-ofrecen-salarios-mas-altos-en-colombia/8662821
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La nueva estrategia militar
del Estado colombiano:Una etapa ms en la
degradacin de la guerra interna
SantoS alonSo
Beltrn Beltrn
Politlogo,
AdministradorPblico, Ingeniero
Industrial, Magster ycandidato a Doctor
en Estudios Polticosy Relaciones
Internacionales
L
a nueva estrategia del ejrcito nacional para com-
batir a las Farc parece cosechar sus primeros frutos:
en menos de un mes, entre fnales de Febrero y me-diados de Marzo, el ejrcito nacional ha dado de baja a casi
100 guerrilleros. Las bajas se han producido mediante ope-
raciones de bombardeo sobre campamentos ocupados por
los subversivos en las montaas colombianas1. El objetivo de
ahora es debilitar las estructuras del movimiento insurgente,
que se han mantenido intactas pese a la cruenta estrategia de
aniquilacin que se ha desarrollado desde los tiempos del go-
bierno de Uribe, estructuras que segn los analistas militares
tienen an mucha capacidad de dao en las regiones donde
hacen presencia.
1 El gobierno nacional ha dado en llamar esta nueva estrategiaEspada de Honor, una reingeniera de la anterior estrategia, quese concentraba en atacar blancos de importancia en la estructura delmovimiento guerrillero miembros del secretariado, comandantesde frente o de unidades tcticas importantes para la guerrilla,
pero que ahora parece inclinarse por atacar unidades de combate ymandos medios.
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La reingeniera militar: la combinacin entre la inteligencia
de combate y presencia territorial, reaccin y ataque
La estrategia insurgente de copamiento territorial y
movilidad haba dejado en desventaja a la fuerza publica que se
haba concentrado en la defensa de blancos aislados y distantes
entre si. La geografa difcil del territorio, la incapacidad de
desarrollar estructuras regionales verstiles y la baja capacidad
de movilidad de las fuerzas ociales terminaban atornillando
a los militares al territorio y potenciando la estrategia decopamiento y ataque insurgente de blancos estratgicos2.
La transformacin militar planeada durante el gobierno de
Pastrana, pero desarrollada y fortalecida durante el gobierno
de Uribe, se vino a perlar de manera compleja en el gobierno
de Santos. La estrategia militar descansa en este momento
en la inteligencia tcnica, que permite ubicar en tierra los
blancos a atacar y, por supuesto, en el poder de la aviacin
que ha asestado los ltimos golpes a la guerrilla. En el casode la inteligencia, la fuerza pblica ha avanzado hacia la
cooperacin entre las instituciones para compartir informacin,
dividir el trabajo de seguimiento a unidades y cabecillas y, en
general, trabajar articuladamente en la penetracin de las
estructuras insurgentes. La calidad de la inteligencia recogida
ha mejorado, y en ello est presente la cualicacin de los
2 La estrategia centrifuga insurgente dislocar sus frentes paraampliar de manera estratgica el teatro de operaciones y conello obligar al ejrcito a dispersarse para cubrir emplazamientosdistantes y aislados unido a la estratega centrpeta la movilidady el conocimiento del terreno que permita a los insurgentesconcentrar tropas rpidamente para hacerse fuertes y numerosos ypoder luego atacar unidades militares dispersas en el territorio nogener de manera rpida en el ejrcito una estrategia de movilidady control territorial, sino que la perl como una fuerza pesada,lenta y apenas reactiva. Un ejrcito que haba perdido la iniciativa
en el combate contra la guerrilla y que sufri durante los aosnoventa una seguidilla de sonados fracasos militares.
El operativo sobre
el territorio no slo
es un acto militar
contra un enemigo
del Estado, es
tambin una accin
sobre el medio
ambiente, sobre el
entorno social querodea a la unidad
guerrillera y sobre
las dinmicas
econmicas de
los habitantes del
territorio; a su vez,
la naturalizacin
de la muerte delos contradictores
polticos como
resultado inevitable
de la guerra
contrainsurgente,
un aval a la
eliminacin de los
disidentes y una
banalizacin de la
vida humana.
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dispositivos de ubicacin y rastreo que han sido claves en la direccin de los ataques a
las estructuras insurgentes.
Pero la informacin no es nada si no se tiene cmo utilizarla en benecio de quien la
posee. En este aspecto las fuerzas ociales han logrado que la informacin recopilada
y la ubicacin de los objetivos en tierra se complementen con un efectivo esquema
de ataque mediante la superioridad que les conere la fuerza area. Los bombardeos
desde los aviones han permitido la afectacin estratgica de estructuras mediante el
ataque a campamentos y, a su vez, han sido claves en la eliminacin de miembros
importantes de la direccin de la fuerza guerrillera3.El operativo sobre el territorio no slo es un acto militar sobre un enemigo del
Estado, es tambin una accin sobre el medio ambiente, sobre el entorno social que
rodea a la unidad guerrillera y sobre las dinmicas econmicas de los habitantes del
territorio; a su vez, la naturalizacin de la muerte de los contradictores polticos como
resultado inevitable de la guerra contrainsurgente, un aval a la eliminacin de los
disidentes y una banalizacin de la vida humana.
El xito de los ltimos operativos no puede nublar la visin para descubrir algu-
nos hechos que afectan de manera profunda a la poblacin civil y las zonas en lasque habita.
La guerra en el territorio: medio ambiente, poblacin civil y desarrollo econmico
La depredacin ambiental no es en lo absoluto un problema ajeno al conicto
armado interno. El medio ambiente de las selvas colombianas, delicado y complejo, se
ve profundamente afectado por todas las dinmicas de la guerra interna. La economa
cocalera, la utilizacin de las selvas como refugio insurgente, la ubicacin de unidades
militares en los pramos y, por ltimo, el bombardeo de zonas de la selva para sacar
de all las tropas guerrilleras, son algunas de las mltiples formas de la degradacin de
estos ecosistemas que son patrimonio de la humanidad.
Desde un principio, la economa cocalera desarrollada por la colonizacin campesina
desplazada por la violencia de las regiones del interior del pas ha venido destruyendo
3 El orden parece siempre el mismo: la inteligencia humana y tcnica inltra y ubica el objetivo;la fuerza area despliega un contundente operativo de bombardeo sobre la unidad guerrillera;luego tropas helicoportadas y unidades dispuestas en tierra consolidan la escena de intervencin;acto nal, se recogen los elementos que van a nutrir la inteligencia dispositivos electrnicos,
armas y explosivos y, por supuesto, los cadveres de los guerrilleros dados de baja haciendonfasis en los cabecillas y comandantes de las estructuras.
N 22, Mayo de 2012 Bogot, Colombia Conflicto y solucin poltica Volver
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el medio ambiente y convirtiendo estos lugares en pastizales, potreros para la cra
de ganado, cambiando su vocacin de conservacin ambiental. La destruccin de la
selva por el cultivo de coca va aparejada a la contaminacin de las fuentes hdricas
por el vertimiento de qumicos para la el procesamiento de la base de coca. En ltima
instancia, la economa cocalera factor esencial en el devenir de la guerra como
actividad econmica desarrollada por el campesinado y fuente de recursos para los
grupos ilegales est en la base del conicto4. Smese a ello la avanzada minera que
promete degradar an ms el delicado entorno ambiental y que en este momento se
est convirtiendo en la siguiente fuente de recursos para el Estado y para los armadosilegales: en una apuesta que reeditar las dinmicas de desplazamiento poblacional y
degradacin ambiental.
La utilizacin de las reas de selva para refugio de los grupos insurgentes es otra
de las formas de agresin a la selva y, en general, al medio ambiente. La guerrilla
en su utilizacin tctica del territorio para contener el avance de las tropas ociales
ha desarrollado una especie de ingeniera guerrillera que aprovecha el relieve, la
vegetacin y los recursos que la selva le provee. Pero la concentracin de efectivos de
las tropas guerrilleras en estos espacios genera un proceso de sobreexplotacin de lasreas de selva. La apertura de campamentos, el trazado de trincheras, el emplazamiento
de zonas de entrenamiento o atencin de insurgentes y el trnsito masivo por estos
territorios conlleva una afectacin de sus caractersticas de ora y fauna. Una herida
ms al patrimonio ecolgico de la humanidad.
A su vez, los militares colombianos han contribuido a la degradacin ambiental
en su afn por asegurar zonas selvticas donde la guerrilla hace presencia o cortar
los corredores de movilidad por donde se desplazan los insurgentes. Con el n de
hacer frente al domino territorial insurgente, el ejrcito nacional ha ideado la estrate-
gia de emplazamientos territoriales en los lugares neurlgicos de presencia y accin
insurgente. Estos territorios coinciden con zonas selvticas en el caso de las reas
campamentarias y pramos en el caso de corredores de movilidad. En relacin con
los batallones de alta montaa es claro que su ubicacin en los pramos ecosistemas
muy delicados y esenciales para el equilibrio hdrico de extensas regiones rurales y
el suministro adecuado de agua para poblaciones urbanas se ha constituido en un
4 La degradacin ambiental es tan profunda que en muchas regiones del pas por la desaparicin
de reas de selva, rpida y agresiva, se ha tenido que modifcar la zonifcacin de los parquesnaturales, las reservas forestales y las dems reas de conservacin.
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Edwin AndrsMArtnEz CAsAs
OsCAr AndrsEspitiA LOMbO
Economista
Profesor Universidad
La Gran Colombia
Economista
La opinin mayoritaria sita la VI Cumbre de laAmricas realizada recientemente en Cartagena
como una pomposa reunin de jefes de Estado, conresultados intrascendentes y acuerdos inocuos.
Por el contrario, para la derecha continental signific laposibilidad de reconfigurar su estrategia por la hegemona
poltica regional en torno a los intereses de la potenciadel Norte (la doctrina de la Neo Rspice Polum), conColombia como pieza central del engranaje. Esto, en unescenario regional cada vez ms hostil hacia la diplomacianorteamericana.
La derrota del ALCA
En sus inicios, la Cumbre de las Amricas fue diseadacomo parte de la estrategia diplomtica de Estados Unidospara cohesionar la regin alrededor de la implementacin delALCA (rea de Libre Comercio de las Amricas). Sin embargo,la IV cumbre celebrada en Mar del Plata (Argentina) significla derrota definitiva de dicha pretensin, bajo el liderazgode gobiernos alternativos al Consenso de Washington ylas polticas de libre mercado, conscientes de las gravesimplicaciones de la profundizacin de tales iniciativas paralos intereses econmicos y sociales de la poblacin de
Latinoamrica y el Caribe.
La Cumbre de lasAmricas y la apuesta de
la derecha continental
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a Estados Unidos. Era este el verdadero propsito de la
Cumbre, tanto para Estados Unidos como para Colombia.
Juan Manuel Santos juega un rol central en el
funcionamiento de este engranaje, siendo Colombia el
laboratorio de la reconfiguracin de los mecanismos
de acumulacin neoliberal en la periferia en torno a la
extraccin de recursos naturales, el acaparamiento de
tierras, la especulacin con bienes agrcolas y el libre
comercio. La construccin y fortalecimiento del liderazgopoltico de Santos est en funcin de la legitimacin de
dicha reconfiguracin econmica.
En este sentido, la postura de Santos en materia de
poltica internacional no usa la tctica de la confrontacin
abierta con los gobiernos alternativos de la regin, sino que
compite con stos por el liderazgo regional, trasladando
su bonapartismo al terreno internacional: por un lado,
apoyando a los gobiernos regionales en los temas de Cuba,Las Malvinas y Despenalizacin de las drogas y, por otro,
estrechando sus lazos econmicos con la potencia del Norte
con la implementacin a partir del 15 de mayo del TLC.
Al respecto, debe reconocerse que la Cumbre signific
para Santos el respaldo regional de su poltica internacional
y un veto a la gestin diplomtica de su antecesor. Sin
duda, la diplomacia en la era Santos ha sido un factor de
estabilizacin en la regin, hecho que reconocen nuestros
vecinos de Venezuela y Ecuador, junto con Estados Unidos.
As las cosas, no se puede asegurar que la Cumbre fue un
fracaso para los intereses del imperialismo norteamericano
y su aliado incondicional. Por el contrario, se asisti al
relanzamiento de los Tratados de Libre Comercio como
parte de la nueva geografa de la acumulacin, los cuales
representan el elemento central de la poltica norteamericana
hacia la regin, en un contexto en que Amrica Latina no es
la prioridad de su poltica internacional. Las agresiones a los
El pasado 17 de
abril, la Corte
Constitucional
declar exequible
el Acto Legislativo
que oficializ la
sostenibilidad
fiscal. Este
Acto Legislativocerr el ciclo de
modificaciones
constitucionales
realizadas por
los gobiernos
anteriores bajo la
presin del capital
transnacional y delas Instituciones
Financieras
Internacionales
IFIS,
modificaciones
que haban venido
eliminando
paulatinamente
las normas que
garantizaban
recursos asociados
a derechos
sociales.
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JuLiO C. GAMbinA
Doctor en Ciencias
Sociales de la UBA
Profesor de
Economa Poltica
Facultad de Derecho
de la Universidad
Nacional de Rosario
Presidente de
la Fundacin de
Investigaciones
Sociales y
Polticas, FISYP
Miembro del
Comit Directivo
del Consejo
Latinoamericano
de Ciencias
Sociales, CLACSO
El pasado lunes 16/04/2012, la presidente
de Argentina, Cristina Fernndez, anunci la
expropiacin del paquete mayoritario de YPF (en
manos de Repsol), lo que supone la transferencia de un 51%
del capital accionario a manos del Estado, distribuido entre el
Estado nacional con 26% y los Estados provinciales petroleros
con 25%. Se asegura as el control estatal de la gestin de laempresa que lidera el mercado nacional de hidrocarburos (un
tercio aproximadamente).
Conviene aclarar que en el anuncio presidencial se
manifest que no se trata de una estatizacin. Que la forma
jurdica contina siendo una sociedad annima, con capital
abierto a inversores locales o externos. De hecho, Repsol
contina con tenencias de capital por el 6%, el Grupo Petersen
(familia Eskenazi, de origen local) seguir con poco ms del
25%, transformndose en el segundo inversor detrs del
Estado nacional. De hecho, la propiedad quedar del siguiente
modo: con el 26,03% el Estado nacional; con el 25,46% el
Grupo Petersen; con el 24,99% los Estados provinciales; con
el 6,43% Repsol, y un remanente del 17,09% de circulacin
va bolsas.
Junto a la presentacin del proyecto de expropiacin
en trmite parlamentario, se decidi la intervencin de la
empresa, desplazando a la actual gestin con un equipo de
La expropiacin de YPF y
los debates habilitados
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receptar los beneficios de la produccin. Existen provincias
que sin tener reservas en su territorio, procesan combusti-
bles, tal es el caso emblemtico de Buenos Aires, a la sazn
el Estado provincial ms extenso y de mayor asentamiento
poblacional que acredita el mayor volumen en destilacin del
crudo y procesamiento del gas. El argumento esgrimido por
algunos gobernadores remite a la distribucin extendida del
fondo sojero entre los municipios de todo el pas, con inde-
pendencia del territorio de plantacin de la oleaginosa.Ms all de los apoyos y crticas a la cuestin esencial,
la expropiacin parcial, se abri un debate sobre los alcan-
ces de la medida. Entre muchos interrogantes se discute el
porqu se limita la medida solo al 51% del capital y no com-
prende el 100%. En ese sentido tambin se considera que no
alcanza con la estatizacin como propuesta y se interroga
si lo que corresponde no debe pasar por la socializacin, in-
volucrando en la gestin de la empresa a los trabajadores ya la sociedad en su calidad de consumidores y usuarios con
derecho a la energa.
No solo se analiza la cuanta del capital, sino tambin si
corresponde o no la indemnizacin, un tema relegado en el
proyecto al dictamen del Tribunal de Tasacin. En el asunto
interviene desde el valor de contabilidad hasta la valuacin
de las acciones en el mercado burstil. Son valores mediados
por el dao ambiental y el deterioro de la infraestructura;
incluso la consideracin de la inversin originaria y la nula
reinversin, especialmente con el hecho verificado de la
remisin de utilidades por casi el 100% de lo obtenido por
la YPF.
Poltica energtica en discusin
Un aspecto central para el presente y el futuro es la
poltica energtica, ya que la expropiacin supone la crtica a
lo acontecido en las ltimas dos dcadas. No solo se trata de
La concepcin
de trabajo barato
para la mano de
obra femenina
en la estructura
patriarcal regulada
por la legislacin
laboral docente
hace que aquse unan de
manera palpable
capitalismo y
patriarcado,
generando una
condicin que
domina y subordina
no slo a lasdocentes, sino
tambin a los
docentes, a travs
de un discurso
feminizado:
bajos salarios,
inestabilidad y
obediencia ciega
a la autoridad
constituyen la
caracterstica
cotidiana de
la escuela
colombiana.
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baja de la produccin de YPF, sino que es una situacin que involucra al conjunto del
sector productor de hidrocarburos. En la cuenta negativa se registra la disminucin
de las reservas de petrleo y gas, que explica el gasto de 9.300 millones de dlares
en importaciones de combustibles durante 2011, ms del doble que en 2010 y menos
de lo previsto hasta ahora para el ao 2012.
El balance sobre la poltica energtica es negativo, y no solo se adjudica a la
cuenta de la iniciativa privada, sino al descontrol oficial, desde la presencia del poder
ejecutivo en el directorio (avalando la gestin) y desde todos los mbitos de contralor,
sean nacionales o provinciales.La intervencin ya habilit conversaciones con otras petroleras para asociarse en
el aumento de la produccin. Es quiz una seal de continuidad en la gestin favorable
a la iniciativa privada, especialmente extranjera.
El camino a seguir tiene que privilegiar una auditora a fondo sobre la gestin y
la produccin para transitar nuevos rumbos, aprovechando el carcter excedentario
de YPF para una reinversin productiva y considerar la utilizacin de otros recursos
propios del Estado, lo que supone una amplia discusin en dos sentidos. Uno remite
al origen de esos fondos y otro al destino de la produccin, ya que es tiempo dediscutir el paraqu de la produccin de hidrocarburos. La indicacin de un objetivo
por el autosostenimiento, contenido en el proyecto del poder ejecutivo, significa la
continuidad de un modelo productivo y de desarrollo que tambin debe analizarse.
Hay que continuar con el uso de hidrocarburos para un modelo productivo que
favorece la dependencia tecnolgica, productiva, econmica y financiera? Es posible
otro destino para los hidrocarburos?
En ese sentido, puede plantearse otra insercin productiva mundial del pas
pensando en la soberana energtica ampliada a Nuestramrica, integrando esfuerzos
econmicos y tecnolgicos para un modelo productivo y de desarrollo que asegure
soberana alimentaria y se sostenga desde la soberana financiera. Lo que se discute
es la soberana y la integracin. Son dimensiones del problema que cuentan en el
marco de la crisis energtica, en tanto parte de la crisis de la economa mundial.
Con la expropiacin parcial de YPF son diversos los aspectos que se involucran en
el debate nacional y mundial. La respuesta neocolonial o imperialista proveniente de
Espaa y de Europa da cuenta de que no existen temas especficamente nacionales y
que el debate confluye recurrentemente a la discusin del orden mundial.
N 22, Mayo de 2012 Bogot, Colombia Nuestra Amrica Volver
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La obra Pensamiento
Filosfco Latinoamericano
de Pablo Guadarrama
Guadarrama, Pablo (2012).PENSAMIENTO FILOSFICO LATINOMERICANO.
Humanismo, mtodo e historia.Bogot: Planeta-Universidad deSalerno-Universidad Catlica.
RicaRdo Snchez ngel
Doctor en Historia
Profesor Universidad
Nacional de Colombia
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N 20, Marzo de 2012 Bogot, Colombia Libros
El destacado profesor universitario e investigador de los pensamientosy culturas de Nuestra Amrica, Pablo Guadarrama, es autor de unaimportante, signicativa y nutrida obra. Sus libros, artculos y conferencias, circulan
en distintos lugares de Colombia y Amrica Latina y son fuente de documentacin y
reexin en las universidades y centros educativos.
Adems, Pablo Guadarrama ejerce un magisterio universitario intenso y extensono slo en Cuba, sino en los distintos pases del Continente. Colombia ha tenido y
sigue teniendo la fortuna de contarlo entre uno de sus ms importantes profesores
universitarios desde hace 25 aos, con un amplio reconocimiento de la juventud
estudiosa y de sus colegas. Su labor educativa, el quehacer investigativo, sus libros,
suscitan merecida admiracin de todos nosotros. Pablo Guadarrama es una de las
ms brillantes y activas inteligencias de la losofa y la cultura en Nuestra Amrica.
Se ha publicado recientemente en la Repblica Bolivariana de Venezuela una
antologa de textos fundamentales de la obra de nuestro lsofo y entraablecolega, con amplia acogida en el pblico universitario e intelectual.
En una cuidadosa seleccin que el autor ha realizado atendiendo a distintos
criterios de orden histrico, autores, temticas, crticas y elaboraciones hacia el
horizonte de las propuestas que l resume en la frmula dialctica Humanismo Vs
Alienacin. Es la renovacin de una larga elaboracin de los pensadores fundadores
Andrs Bello, Simn Rodrguez y Simn Bolvar, para nombrar solo tres. Que tendr
luego en Jos Mart la estrella rutilante, seguido de Enrique Jos Varona. En el
siglo XX estn los maestros fundadores de la reforma intelectual y universitaria: Jos
Carlos Maritegui, Haya de la Torre, Anbal Ponce, Pedro Enrquez Urea, Alfonso
Reyes, Leopoldo Zea, Darcy Ribero y tantos otros.
Pablo Guadarrama, est con derechos ganados por su meritoria tarea en esa tra-
dicin y la honra, porque la enriquece a tono con los desaantes tiempos contem-
porneos.
La reforma intelectual de Nuestra Amrica es tarea inaplazable, permanente, a
la manera como Antonio Gramsci la propuso por igual para Italia en paralelo con
nuestros grandes maestros. Para el italiano la Reforma deba tener estos contenidos
precisos: Estado, sociedad y educacin laicos; renacimiento e ilustracin; democracia
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moderna. Para su losofa de la praxis se deba trabajar por elevar el nivel intelectualde los estratos populares, lo cual implica la formacin de lites de intelectuales denuevo tipo que surjan directamente desde abajo. Todo esto bajo la batuta de unnuevo intelectual orgnico1.
Destaco que en esta obra Pablo Guadarrama dedica valiosos estudios a doscolombianos de universidad y pensamiento de alcances latinoamericanos: LuisEduardo Nieto Arteta y Antonio Garca Nossa.
Tal vez, el desafo intelectual y la reexin ms fructfera del corpus terico de Pablo
Guadarrama est en cmo integrar la pertenencia al marxismo, por su adopcinde las enseanzas de Marx-Engels, ser hijo legtimo de la revolucin cubana, en elseno de la cual se forj su infancia y juventud, con las corrientes de los maestrospensadores, como lo hizo Fidel Castro con Jos Mart. Luego vivi la experienciadel socialismo real sobre lo cual dice Armando Hart: l ha podido arribar a loscriterios que expone porque se form como profesor de losofa en el socialismoreal y la vida lo oblig como a muchos otros a salirse de esos esquemas.
Esta obra de Pablo Guadarrama ofrece entonces los espacios de discusin crtica
tan necesarios en la construccin conjunta de los pensamientos de Nuestra Amrica,y seguramente su valoracin en nuestro medio redundar en la creacin de unagran accin comunicativa, dialogal, controversial y propositiva.
En esta antologa el autor brega con los asuntos del losofar en Nuestra Amrica,enfrentando la pregunta recurrente y pertinente sobre la losofa latinoamericana.La respuesta de Guadarrama es que se encuentra en construccin, que el asunto dedescubrirla, evidenciarla y ponerla a circular es tarea necesaria y est en curso, enmedio de carencias y dicultades.
La losofa no tiene una acepcin nica, cerrada en su universalidad, ni la deneel hecho de un mayor desarrollo en contextos culturales, a manera de un centrohegemnico excluyente y absorbente.
Hay distintas losofas en el desarrollo desigual de las culturas y los pensamientos.La lgica aristotlica en su inmensidad oreci en Grecia donde concurrieronpluralmente otras losofas: Platn, los Estoicos, los Epicurestas y otras escuelas.
1 Ver Gramsci, Antonio.Introduccin a la Filosofa de la Praxis
. Captulo primero, p.33. Barcelona,ediciones Pennsula, 1976.
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comienzo. Tiene razn entonces Carlos Rojas Osorio cuando seala: Guadarrama
caracteriza la losofa latinoamericana, por el humanismo, la bsqueda de
emancipacin y la crtica antihegemnica2.
La tarea pendiente es el aporte de la africana a nuestros pensamientos, al igual
que los asiticos. El interrogarse sobre el origen del mundo y la naturaleza va a
ser recurrente entre los afroindoamericanos. Y si existe la losofa de los valores,
poltica, esttica y de la cultura, como creo que existen, hay que armar que en estas
manifestaciones del losofar, hay un jardn tropical en el continente.
En su escrutinio sobre Jos Ingenieros dice Pablo Guadarrama que los mejoresrepresentantes del humanismo latinoamericano han concebido la cultura en su
funcin desalienadora y posibilitadora de grados de dominio, de libertad, de control
del hombre, de sus condiciones y posibilidades de vida.
Lo de Guadarrama es el humanismo como realizacin de los pensamientos
de Nuestra Amrica encarnados en los mejores. Humanismo vital como en
Rod, educativo-desalienador como en Ingenieros, universal-pluralista como en
Vasconcelos, autoconsciente y social como en todos, intimista y potico al igual
que revolucionario como en Mart, centrado en la utopa con justicia social comoen Pedro Henrquez Urea, humanismo socialista como lo inaugura en grande Jos
Carlos Maritegui y lo alimenta la Revolucin Cubana.
De esta manera sintetiza Carlos Beorlegui el aporte de nuestro colega: Si
hubiramos de sintetizar en un componente la lnea central de la losofa de
Guadarrama, tendramos que hacer referencia a su preocupacin por lo humano,
por la dimensin humanista del losofar, cualidad y preocupacin que l ve como
uno de los rasgos especcos del losofar latinoamericano3.
La tarea pendiente es descubrir, porque como las brujas, que existen, existen, las
mujeres que han hecho y estn haciendo sus aportes en losofa.
La losofa tiene hoy en nuestro continente una vida vibrante en pleno desarrollo
y est logrando su integracin internacional, su despliegue en esa direccin, con
2 Dussel, Enrique, et. al.El Pensamiento Filosfco Latinoamericano, del Caribe y Latino. Mxico,Siglo XXI, centro de cooperacin Regional para la Educacin de Adultos en Amrica Latina y elCaribe, 2009. Captulo 14. El pensamiento Filosfico del Caribe, p. 484.
3 Beorlegui, Carlos.Historia del Pensamiento Filosfco Latinoamericano. Una bsqueda incesantede la identidad. Bilbao, Universidad de Deusto, 2004, p. 810.
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N 20, Marzo de 2012 Bogot, Colombia Libros
reconocimiento y derecho. Sin paternalismos y ms bien en
la lucha; superando complejos de inferioridad propiciados
por el colonialismo.
La pregunta por la losofa en Latinoamrica sigue
abierta como problema; no obstante, goza de buena salud
con grandes desafos, el primero no concentrarse en la
autocomplacencia sino en el permanente aprender en la
reexin y la accin, en la praxis.
Aqu como all, en todo el mundo sigue siendo vlida lareexin fustica:
Est escrito: En un principio exista el verbo(59). Ya
aqu tengo que pararme. Quin me ayudar para
ir ms lejos? (60). Es del todo imposible que pueda
dar tanto valor a la palabra Verbo; es preciso que
lo traduzca de otro modo, si el espritu me ilumi-
na. Est escrito: En un principio exista el espritu.Reexionemos bien sobre esta primera lnea, y no
permitamos que nuestra pluma se apresure. Es in-
dudable que el espritu lo hace y lo dispone todo,
por lo tanto debera decir: En un principio exista la
fuerza. Y sin embargo, al escribir esto, siento en m
algo que me dice no ser ste su verdadero sentido.
Por n, parece venir el espritu en mi auxilio. Ya em-
piezo a ver ms claro, y escribo con mano rme: En
un principio exista la accin4.
Mestfeles. Mi buen amigo, toda teora es en
s tan rida como el verde y lozano es el rbol de
la vida5.
4 Goethe, Johann Wolfang. Fausto. Barcelona, Joaqun Gil editores,1946, p. 39.
5 Goethe, Johann Wolfang. Obra Citada, p. 55.
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Con entusiasmo y expectativas, la Marcha Patritica emerge en el escenario
poltico colombiano. Cerca de cuatro mil delegados, mil setecientas organizaciones
sociales y ms de noventa mil marchantes han ungido, entre el 21 y 23 de abril, el
nacimiento de este movimiento social y poltico. Su ideario est plasmado en cinco
documentos tericos que expresan importantes discusiones en las distintas regiones
del pas desde hace ms de ocho meses. Se han tomado decisiones colectivas sobre
la naturaleza, la plataforma poltica, la estructura organizativa, la caracterizacindel rgimen colombiano y el plan de trabajo. Buen augurio que se inicie este proceso
haciendo llamados a la reexin y el enriquecimiento de la accin poltica.
Algunas de las orientaciones sobre la naturaleza y carcter de la Marcha
contienen perspectivas importantes para potenciar el campo de la poltica de
izquierda en Colombia. Por ello, hay que destacar la estrecha ligazn entre lo social
y lo poltico como el sendero para refundar el sentido de lo poltico: Marcha es
el lugar de encuentro de mltiples procesos de organizacin, resistencia y lucha
que han decidido hacer suyo el ejercicio de la poltica y aspira a ser una expresin
organizada del movimiento real de las resistencias y luchas de las gentes delcomn..., expresa la Declaracin Poltica. Un escenario unitario de articulacin de
las luchas sociales y populares. Este nexo entre lo social y lo poltico pasa por la
bsqueda de la ms amplia unidad de la izquierda y convoca al PDA, al Congreso de
los Pueblos, la Minga social e indgena, la Coordinadora, el Comosococ, la MANE
y otras fuerzas de distinta naturaleza a la consolidacin de acuerdos programticos
y agendas comunes.
Se ratifca la necesidad de juntarnos en la construccin de un modelo de
sociedad alternativo al existente y para ello es conveniente cimentar dos importantes
pilares. El primero, gestar y posibilitar una democracia popular real y efectiva que
propenda por decisiones del conjunto de la poblacin en la construccin del poder
desde la base, hacia el control y administracin del Estado para transformar las
lgicas de iniquidad, exclusin y guerra. El segundo, convertir la Marcha en una
escuela permanente de formacin ideolgica, tica y poltica.
El signifcado de lo patritico se relaciona con la urgente necesidad de
pensar el sentido emancipatorio de la segunda y defnitiva independencia. Su
sentido profundo alude al compromiso indeclinable con la autodeterminacin de los
pueblos y el rechazo de cualquier forma de dominacin imperialista y colonial: justa
remembranza de esa exigencia histrica del continente de desarrollar una voluntad
Marcha Patriticay perspectivas del campo poltico
Sergio De Zubira
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