retrato de un desconocido - revista de la … descienden sobre la escena ... en este collage ......

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UNIVERSIDAD DE -MEXIeo RETRATO DE UN DESCONOCIDO Por Manuel DURAN o R Vilar ha expuesto en conferencias y di- versas publicaciones. Sólo que Curie1 ha tomado de ellas únicamente los puntos que se refieren a 10 exterior en el teatro, ol- vidándose palpablemente de la base y centro de todo director: el texto. Asi, sus propósitos (hacer un teatro sin "palacios y casas de cartón, ángeles suspendidos que descienden sobre la escena... nada superfluo, sólo 10 estrictamente necesario al actor: el tablado por donde camina, los trajes con que se viste, la silla o el banco' en que se sienta, la mesa en que escribe, y la luz ... ") se hacen notorios (j !) , pero porque aparecen aplicados en contra del texto, no en función de él. Curiel qui- so hacer un "Don Juan Tenorio" en el que no hubiera espectros que aparecen por sorpresa, -ni palacios ni trajes lujosos, ni decorados aplastantes, .olvidándose que "Don Juan Tenorio" es precisamente eso: un gran espectáculo lleno de cosas. super- fluas. Y huyendo de una enfermedad que ha aquejado al teatro en todas sus épocas; no ha hecho más que caer en ella estrepi- tosamente. Tan increíblemente milo es el cuidado que Curiel pone respecto al texto que dirige. Que los mexicanos pudimos en- tera'rnos de lo que sucedía en escena gra- cias a que nos sabemos la obra de memo- ria. Entre la ininteligible declamación de los estudiantes venezolanos y la atolon- drada aplicación del estilo característico del "T. N. P." francés, el texto de Zorrilla sonó como otra más de las inaccesibles traducciones que padecemos en México. El mes de octubre marcará el fin de este festival cuyo logro podremos juzgar entonces con exactitud. Max Aub nos ofrece no carece de inte- rés, bien al contrario. y esto es lo que vale la pena subrayar. Como en casi toda la obra de Max, el hu- morismo y la serieda<f quedan fundidos,. integrados. El personaje central de esta "novela monográfica" surge ante. nosotros perfectamente trazado. A través de' él, a través del escándalo y del·humorismo. pe- netramos en un ambiente que nos .apasio- na inmediatamente: la Cataluña turbulen- ta y creadora de fines del siglo.pasado y principios del presente, los artistas anar- quistas, la revolución cubista, el escuálido y glorioso Montmartre anterior a i914, con un extraño epíJog-o en la selva lacan- dona. Y todo ello realizado por un dominio perfecto de la efeméride, de centenares de acot).tecimientoscasi insignificantes, pero reveladores, que ayudan a situar una ca tan rica y confusa. No es posible nin- gunear al personaje centr.al, que 'impone tenazmente su' voluntad de campesino genial y se yergue continuamente en el centro de tan detallado telón, ,de fondo, dialogando a veces 'con el autor, imponién- dole unamunescamente su modo de ver las cosas. Arte, personajes, historia. Y,' ade- más, ideas. "La gran expresión de este mundo nuevo -escribe Aub- no es el B 1 L Un grupo de ingenieros que se han em- peñado en vencer a la naturaleza con un túnel que ellos van a abrir a cientos y cientos de metros bajo tiena, y que habrá de romper la barrera de las montañas. Así veremos al hombre en conflicto con- sigo mismo y con la naturaleza. Obra de nobles intenciones, Collacocha se ganó al público principalmente por ellas. No bas- taron, sin embargo, para que Enrique So- lari Swayne rompiera sus propias limita- ciones. Y así, Collacocha cae inconsciente- mente en la demaRogia, cuando pretende discutir temas sociales con profundidad; ('n la imagen cursi, cuando se lanza en busca de 10 poético: en el malabarismo y la truculencia, cuando busca el efecto dra- mático poderoso. La "Asociación de Ar- tistas Aficionados", a cuyo cargo estuvo la representación de Collacocha, se entregó ,1 su desempeño apasionadamente, aunque los recursos de sus actores'y de su direc- tor (Luis Alvarez) no fueron lo sufi- cientemente depurados y derivaron en constantes excesos de énfasis. Venezuela se encargó de enviar un gru- po incapaz de representarlo dignamente. "El Teatro Universitario de Venezuela", dirigido por Nicolás Curiel, no hizo más que probar su inexperiencia en una '¡ver- sión experimental" de "Don Juan Teno- rio", de Zonilla, que por pretenciosa y absurda, resultó intolerable. Responsable conspicuo del notable fracaso que consti- tUYÓ esta representación es el director Nicolás Curie1. Evidentemente, las teorías qUe él expone en su nota de presentación (y que quiso probar con su versión de "El Tenorio") se derivan de las que Jean HAN PASADO ya más de dos meses des- de que apareció Jusep Torres Cam- palans, de Max Aub, y el autor sigue re- cibiendo cartas de críticos de arte y es- critores que 10 felicitan por haberles dado a. conocer al antes oscuro y ahora famoso p!l1tor catalán, torpe pero genial precur- . sor del cubismo y de la pintura abstracta,. que es objeto del libro. Fenómeno curioso y regocijante, puesto que la obra de Aub es, como todos o casi todos sabemos, una superchería. Y no es que el autor preten- da ocultar con excesivo cuidado que su Jusep Torres Campalans, su "retrato de un desconocido", trata de un pintor nasta hoy ignorado por la sencilla razón de que no ha existido jamás. En la cubierta del libro -de formato casi idéntico a las ediciones de arte Skira- se reproduce un collage de Campalans. En este collage hay un fragmento de artículo periodís- tico . .. referente a una falsificación, la de la famosa mitra pseudo-bizantina de Rouchomowski, y casi en el mismo cen- tro aparece la palabra faux. Suma v si- gue: en la solapa leemos: Otras noveÍas 'V cuentos de },fax Aub. Se trata, pues, de un 'cuento, más o menos chino. De ahí el escándalo,' y también el humorismo. Nos han dado gato por liebre. Pero el gato que Rambal mismo, como actor, se muestra sobrio y correcto, exceptuando el momen- to de su muerte, porque la subraya con una caída exager<1da y de mal gusto. Lucy Gallardo no se preocupó más que por uno de los dos personajes que le tocó inter- pretar; . y asÍ, el primero se. conforma con decirlo tranqUIlamente, mIentras que tr.ansforma al segundo en la figura más convincente de la obra. Rafael Banquells (escondido detrás de una misteriosa e innecesaria peluca) v Abraham Stavans, obedecen' a los más desafortu- nados de la dirección. Jorg-e Fernández construvó un escena- rio práctico que ayudó considerablemente al director en sus propósitos. Se han presentado ya en este festival los grupos aue enviaron respectivamente: Cuba, Estadós. Unidos, Perú. Chile. Ve- nezuela. Es decir, el mayor número de los grupos anunciados a tomar parte en d acontecimiento. Y con tristeza (juzganrlo por las representaciones que hemos visto hasta ahora) los resultados han sido nev:1.- tivos. Queremos suponer que como va ha sucedido en otros casos, no es 10 meio)' de cada país lo aue ha acudido. sino (111e la selección de las representaciones ha obedecido a un criterio muv arbitrario (por 10 que a los Estados U se r<> fiere, esta circunstancia es evidente). Queremos suponer que la ausencia <le una representación Argentina v otra más au- téntica de los chilenos, se deba a obstácu- los imposibles de salvar. De todas mane- ras, no podemos juzgar 10 que no nos han permitido ver. y los que han pasado por el escenario del Teatro del Bosque du- rante el Festival Panamericano de Teatro han sido espectáculos dramáticamente po- bres, mediocres, "de aficionados". como suele calificarse a estos espectáculos en los que titubea el autor al parejo con el director, el escenógrafo, los actores y demás. Cuba envió un pequeño grupo que ob- tuvo muchos aplausos el día de su primera nresentación en México. Con una obra francesa de iguales dimensiones que el (Alta política, de Louis Verneuil) los actores y e! director se colocaron df'n- tro de! estilo de actuación y nivel artístico que alcanzan diariamente los "teleteatros" mexicanos. Seguramente nor eso el pú- blico de estreno les aplaudió con entusias- mo. Pocos días después de Alta polítira le tocó su turno a otro grupo oue trajo tina obra cubana, pero a éste no le aplau- dieron tañto. Los Estados Unidos vinieron remesen- tados por unos estudiantes de la Univer- sidad CatóliCa de Washington. Uno de sus programas unía los nombres de O' Neill. Tennessee Wi11iams y Thornton Wilder. Pero nos parece absurdo juzgar a un grupo absolutamente estudiantil como representante de la actividad teatral más p,rominente de todo el Continente Ame- flcano. Perú envió a un grupo que inmresionó profundamente a los asiduos al Festival. Con una obra titulada Collacocha, los peruanos se han convertido en los triunfa- dores. Han sido los más aplaudidos y elo- giados. No obstante, Collacocha es una obra de estructura endeble y pobre m11Y pobre lenguaje. En ella, se habla de' todo: del amor, de la política, del trabajo. del hombre, de los hombres, etc., a través de EL FESTIVAL PANAMERICANO DE TEATRO

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UNIVERSIDAD DE -MEXIeo

RETRATO DE UN DESCONOCIDO

Por Manuel DURAN

oR

Vilar ha expuesto en conferencias y di­versas publicaciones. Sólo que Curie1 hatomado de ellas únicamente los puntos quese refieren a 10 exterior en el teatro, ol­vidándose palpablemente de la base ycentro de todo director: el texto. Asi, suspropósitos (hacer un teatro sin "palaciosy casas de cartón, ángeles suspendidosque descienden sobre la escena... nadasuperfluo, sólo 10 estrictamente necesarioal actor: el tablado por donde camina, lostrajes con que se viste, la silla o el banco'en que se sienta, la mesa en que escribe,y la luz ...") se hacen notorios (j sí !) ,pero porque aparecen aplicados en contradel texto, no en función de él. Curiel qui­so hacer un "Don Juan Tenorio" en elque no hubiera espectros que aparecen porsorpresa, -ni palacios ni trajes lujosos, nidecorados aplastantes, .olvidándose que"Don Juan Tenorio" es precisamente eso:un gran espectáculo lleno de cosas. super­fluas. Y huyendo de una enfermedad queha aquejado al teatro en todas sus épocas;no ha hecho más que caer en ella estrepi­tosamente. Tan increíblemente milo es elcuidado que Curiel pone respecto al textoque dirige. Que los mexicanos pudimos en­tera'rnos de lo que sucedía en escena gra­cias a que nos sabemos la obra de memo­ria. Entre la ininteligible declamación delos estudiantes venezolanos y la atolon­drada aplicación del estilo característicodel "T. N. P." francés, el texto de Zorrillasonó como otra más de las inaccesiblestraducciones que padecemos en México.

El mes de octubre marcará el fin deeste festival cuyo logro podremos juzgarentonces con exactitud.

Max Aub nos ofrece no carece de inte­rés, bien al contrario.

y esto es lo que vale la pena subrayar.Como en casi toda la obra de Max, el hu­morismo y la serieda<f quedan fundidos,.integrados. El personaje central de esta"novela monográfica" surge ante. nosotrosperfectamente trazado. A través de' él, através del escándalo y del· humorismo. pe­netramos en un ambiente que nos .apasio­na inmediatamente: la Cataluña turbulen­ta y creadora de fines del siglo. pasado yprincipios del presente, los artistas anar­quistas, la revolución cubista, el escuálidoy glorioso Montmartre anterior a i914,con un extraño epíJog-o en la selva lacan­dona. Y todo ello realizado por un dominioperfecto de la efeméride, de centenares deacot).tecimientoscasi insignificantes, peroreveladores, que ayudan a situar una ~po­

ca tan rica y confusa. No es posible nin­gunear al personaje centr.al, que 'imponetenazmente su' voluntad de campesinogenial y se yergue continuamente en elcentro de tan detallado telón, ,de fondo,dialogando a veces 'con el autor, imponién­dole unamunescamente su modo de ver lascosas. Arte, personajes, historia. Y,' ade­más, ideas. "La gran expresión de estemundo nuevo -escribe Aub- no es el

B1L

Un grupo de ingenieros que se han em­peñado en vencer a la naturaleza con untúnel que ellos van a abrir a cientos ycientos de metros bajo tiena, y que habráde romper la barrera de las montañas.Así veremos al hombre en conflicto con­sigo mismo y con la naturaleza. Obra denobles intenciones, Collacocha se ganó alpúblico principalmente por ellas. No bas­taron, sin embargo, para que Enrique So­lari Swayne rompiera sus propias limita­ciones. Y así, Collacocha cae inconsciente­mente en la demaRogia, cuando pretendediscutir temas sociales con profundidad;('n la imagen cursi, cuando se lanza enbusca de 10 poético: en el malabarismo yla truculencia, cuando busca el efecto dra­mático poderoso. La "Asociación de Ar­tistas Aficionados", a cuyo cargo estuvola representación de Collacocha, se entregó,1 su desempeño apasionadamente, aunquelos recursos de sus actores' y de su direc­tor (Luis Alvarez) no fueron lo sufi­cientemente depurados y derivaron enconstantes excesos de énfasis.

Venezuela se encargó de enviar un gru­po incapaz de representarlo dignamente."El Teatro Universitario de Venezuela",dirigido por Nicolás Curiel, no hizo másque probar su inexperiencia en una '¡ver­sión experimental" de "Don Juan Teno­rio", de Zonilla, que por pretenciosa yabsurda, resultó intolerable. Responsableconspicuo del notable fracaso que consti­tUYÓ esta representación es el directorNicolás Curie1. Evidentemente, las teoríasqUe él expone en su nota de presentación(y que quiso probar con su versión de "ElTenorio") se derivan de las que J ean

HAN PASADO ya más de dos meses des-de que apareció Jusep Torres Cam­

palans, de Max Aub, y el autor sigue re­cibiendo cartas de críticos de arte y es­critores que 10 felicitan por haberles dadoa.conocer al antes oscuro y ahora famosop!l1tor catalán, torpe pero genial precur- .sor del cubismo y de la pintura abstracta,.que es objeto del libro. Fenómeno curiosoy regocijante, puesto que la obra de Aubes, como todos o casi todos sabemos, unasuperchería. Y no es que el autor preten­da ocultar con excesivo cuidado que suJusep Torres Campalans, su "retrato deun desconocido", trata de un pintor nastahoy ignorado por la sencilla razón de queno ha existido jamás. En la cubierta dellibro -de formato casi idéntico a lasediciones de arte Skira- se reproduceun collage de Campalans. En este collagehay un fragmento de artículo periodís­tico . .. referente a una falsificación, lade la famosa mitra pseudo-bizantina deRouchomowski, y casi en el mismo cen­tro aparece la palabra faux. Suma v si­gue: en la solapa leemos: Otras noveÍas 'Vcuentos de },fax Aub. Se trata, pues, deun 'cuento, más o menos chino. De ahí elescándalo,' y también el humorismo. Noshan dado gato por liebre. Pero el gato que

Rambal mismo, como actor, se muestrasobrio y correcto, exceptuando el momen­to de su muerte, porque la subraya conuna caída exager<1da y de mal gusto. LucyGallardo no se preocupó más que por unode los dos personajes que le tocó inter­pretar; . y asÍ, el primero se. conformacon decirlo tranqUIlamente, mIentras quetr.ansforma al segundo en la figura másconvincente de la obra. Rafael Banquells(escondido detrás de una misteriosa einnecesaria peluca) v Abraham Stavans,obedecen' a los mom~ntos más desafortu­nados de la dirección.

Jorg-e Fernández construvó un escena­rio práctico que ayudó considerablementeal director en sus propósitos.

Se han presentado ya en este festivallos grupos aue enviaron respectivamente:Cuba, Estadós. Unidos, Perú. Chile. Ve­nezuela. Es decir, el mayor número de losgrupos anunciados a tomar parte en dacontecimiento. Y con tristeza (juzganrlopor las representaciones que hemos vistohasta ahora) los resultados han sido nev:1.­tivos. Queremos suponer que como va hasucedido en otros casos, no es 10 meio)'de cada país lo aue ha acudido. sino (111ela selección de las representaciones haobedecido a un criterio muv arbitrario(por 10 que a los Estados Unido~ se r<>fiere, esta circunstancia es evidente).Queremos suponer que la ausencia <le unarepresentación Argentina v otra más au­téntica de los chilenos, se deba a obstácu­los imposibles de salvar. De todas mane­ras, no podemos juzgar 10 que no nos hanpermitido ver. y los que han pasado porel escenario del Teatro del Bosque du­rante el Festival Panamericano de Teatrohan sido espectáculos dramáticamente po­bres, mediocres, "de aficionados". comosuele calificarse a estos espectáculos enlos que titubea el autor al parejo con eldirector, el escenógrafo, los actores ydemás.

Cuba envió un pequeño grupo que ob­tuvo muchos aplausos el día de su primeranresentación en México. Con una obrafrancesa de iguales dimensiones que el~rupo (Alta política, de Louis Verneuil)los actores y e! director se colocaron df'n­tro de! estilo de actuación y nivel artísticoque alcanzan diariamente los "teleteatros"mexicanos. Seguramente nor eso el pú­blico de estreno les aplaudió con entusias­mo. Pocos días después de Alta polítirale tocó su turno a otro grupo oue trajotina obra cubana, pero a éste no le aplau­dieron tañto.

Los Estados Unidos vinieron remesen­tados por unos estudiantes de la Univer­sidad CatóliCa de Washington. Uno desus programas unía los nombres de O'Neill. Tennessee Wi11iams y ThorntonWilder. Pero nos parece absurdo juzgara un grupo absolutamente estudiantil comorepresentante de la actividad teatral másp,rominente de todo el Continente Ame­flcano.

Perú envió a un grupo que inmresionóprofundamente a los asiduos al Festival.Con una obra titulada Collacocha, losperuanos se han convertido en los triunfa­dores. Han sido los más aplaudidos y elo­giados. No obstante, Collacocha es unaobra de estructura endeble y pobre m11Ypobre lenguaje. En ella, se habla de' todo:del amor, de la política, del trabajo. delhombre, de los hombres, etc., a través de

EL FESTIVAL PANAMERICANODE TEATRO

UNIVERSIDAD Di. MEXICO

marxismo, como pudiera creerse, sino elanarquismo, que está a la base de todo10 nuevo de este siglo (el cubismo: Picas­so, Torres Campalans, Braque; la novela:Dos Passos, Hemingway, OrweIJ; la poe­sía: Pound, George, Paz, Larrea, LeónFelipe, Char; los músicos: Schonbcrg,Stravinsky, Berg, Bartok)... El grancambio 10 produjo la burguesía triunfanteal convertir al artista en heterodoxo. An­tes, la gran mayoría de ellos fueron ser­vidores del Estado; de príncipes, de reyes.Con la Revolución francesa y el triunfodel romanticismo se convirtieron, al con­trario, en detractores de la sociedad. ¿ Por­que no estaban de acuerdo con ella'? TalViZ sí, tal vez no, posiblemente por algomás hondo: el artista fue echado del Es­tado - como Adán del Paraíso, de ahíla importancia del pecado original en laliteratura de nuestro tiempo." Basta leeruno de estos párrafos, o una de las pági­nas en que vemos al robusto Torres Cam­palans en acción, o, simplemente, hojearlas reproducciones de pinturas --que ha­bremos de considerar pintadas por MaxAub si no se demuestra lo contrario, V

que revelan verdadero talento-- para co~­prender que el gato que nos ha cocinadoAub bien vale muchas liebres.

ANGEL MARÍA GARlBAY K., Veinte himnossacros de los nahllas. Fuentes indígenasde la cultura náhuatI. Informantes deSahagún, 2. Instituto de Historia, UNAM.México, 1958; 277 pp.

El Dr. Garibay K. publica este textocon versión, introducción, notas de co­mentario y apéndi~es de otras fuentes,de veinte himnos sacros de los nahuas,recogidos por Fr. Bernardino de Sa­hagún directamente, en fecha aún oscura(1547-58), en Tepepu1co, Reino de Acol·huacán, hoy Edo. de Hidalgo. De un pri­mer manuscrito perdido proceden el Ma­tritense y el Florentino que conocemos.Se ha escogido el de Madrid -"si no elúnico, sí el más importante"- porqueestuvo "a la vista de Sahagún". Los poe­mas están en el Cap. 15 (F. 273 V a281 V) que l1eva un título castellano pue5­to por Sahagún (posterior al náhuatItac~ado de su mano) : De los cantares quedez¡an a honrra de los dioses en los tem­plos y fuera de ellos. Las páginas dd Ms.que interesan no están completas (sólo17), y sí tergiversadas y lIenas de erroresde copia; supresión y descuidos que seachacan al mismo fraile, que veía con"malos ojos" las composiciones religiosas(que el "enemigo urdió que se hiciesen vusasen en su servicio", y que el buen fra;~ciscano "en su afán de ver diabluras entodo" no comprendía) y a los amanuen­ses. Así, los errores, los textos mal con­servados, las formas arcaicas y poéticasnecesitan "una suficiente crítica docu­I?ental y lit~raria" que interprete -comoesta de Ganbay- los testimonios de losinformantes que, cultos "sabedores de laritua~ literatura", dan los que -recuerdan,genuma y verdaderamente como lo ates-

• ti • 'tlgua su mIsma calidad de fragmenta-rios". La Introducción establece un Es­tado Crítico del Ms. en defensa de lasalteraciones que la edíción introduce concriterio filológico y lingüístico: falsaslectu:as, malas divisiones y alteracionespropIas del s. XVI, arcaísmos, poeticismos ;y examina las anotaciones marginales de

Sahagún y sus discípulos para fun 1:1men­tar un cauto desdén al "entusiasmo queSeler, p. ej., siente ante el1as". Anterio­res a esta versión existen la de D. G.BRINTON (1890) -Rigveda America­nus-, "laudable esfuerzo / bastante defi­ciente" ; la de E. SELER (1904) -Die reli­giosen Gesange der alten M exikaner­"el trabajo más serio / primera versió~corrida, lógica / que conserva escrupu­losamente el texto, acaso más allá de loque la crítica permite / que exagera lareverencia a los informes y se funda encriterios subjetivos / magnifico instru­mento de trabajo con tal que no con unsentido anticientífico lo hagamos infali­b.le", (no hay,para qué mencionar la pé­sIma traduccion castellana a esta obra) ;y la del propio Garibay (1940) -enPoesía Indígena de la Altiplanicie-

J"co­

nato de versión / que adolece de haberdado a la de Seler mayor autoridad de laque en efecto tiene". En ésta reciente. . 'lianbay aprovecha las "sugerencias y su-posiciones de Seler / con una críticalibre", y tienen cierta cuenta de los ano­tadores puesto que "ayudan a la verda·­dera letra", no al sentido. Su método, des­pués de fijar el texto, es "dar el sentidodirecto a cada frase" cuidando de con­servar la sentencia original. Han quedadoalg-unas oscuridades (una versión que laseliminara sería "sospechosa de falsa"),incoherencias, deficiencias, faltas de re­producción, que se ha procurado aliviarcon anotaciones y comentarios. No que­remos incurrir, por inepcia, en el pecadode aquellos que "solamente hablan comoecos de una voz lejana" -que dice Gari­bay-, y dejamos el fallo que ~eñale erro­res y aciertos a los peritos. Restan losApéndices que ilustran este género depoesía; se pueden encontrar en ellos al­gunos poemas, arcaicos y modernos enrelación <,l los recogidos por Sahagún: dela Historia Tolteca Chichimeca (1545),Ms. de la BNParís; del Ms. de CantaresM e.ricanos, de la BNMéxico; de los ro­mances de los Seiiores de la Nueva Es­paña (s. XVII), Ms, de Austin; del Tra­tado d~ las Su,persticiones .. . , de Her­nando Ruiz de Alarcón, poemas recogidosen el s. XVII en la región de Taxco; yalgunos otros, miscelánea de diversasfuentes.

R.B.

Sergio FERNÁNDEZ, Cinco escritores hispa­noamericanos. Filosofía y Letras, 30 Im­prenta Universitaria. México, 1958. 141pp.

Este libro es una "compilación de con-oferencias" universitarias (algunas ya edi­tadas en diferentes revistas): "interpre­tación de carácter pedagógico" en buscadel sentido del homhre hispanoamericano,en la visión que de él ofrecen algunas delas obras de Güiralcles, Gallegos, NovasCalvo, Gil Gilbert y Rulfo; interpretaciónque quiere "divulgar el valor de 10 aúnno divulgado (sin anacronismo: ver iasfechas de pie de capítulo) o confirmar elde lo ya conocido", entre estudiantes deliteratura; interpretación que se propone"desenmascarar" ciertos tipos humanos enla especial visión de' sus creadores, quelos presenta con un sentido espacial, po­dría decirse que casi como abstracciónintelectual: porque ellos ofrecen siem­pre "una concepción individual del hom­bre en sus circunstancias, en relación conlas de los demás".

Interes;¡n algunos de los problemas ur­didos:

En el primer capítulo -"Asimilacióny autenticidad en Don Segundo ,Sombra",de Güiraldes- se discute el fenomeno delpersonaje que pretende intentar ser elgaucho heroico que es Don Segundo, ala luz de la distinción que Ortega haceentre imitar "que es 10 ficticio" y asi­1nilar "que es 10 verdadero". Al aplicaresta distinción, y al pronunciarse por laautenticidad imitativa de ese que quiereser otro "como una vía de purificación opulimento ontológico", el ensayi.sta h~ des­lindado antes el campo extraltterano, alaaucho real del imaginado (gaucho deGüiraldes -literatura como ficción: "Esevidente que hay otro gaucho, totalm.entedistinto, en Carlos Reyles por eJem­plo"-).

En el seaundo -"Una forma del amoren la novela de Rómulo Gallegos"- sehace referencia a la relación que guardanla naturaleza -"animada en yna formahumana"- y el hombre que la,?ab.ita enforma que viene a ser una pehgrosaconvivencia". Desmenuzando las "capasespirituales" que integran a ese hombreparticular de las nov~la~ .de GalIeg?s, ::en~­migo de formas pnmlt!vas .de VIda , CI­vilizador en última instanCIa (dado ese"afán de enseñar, por medio de la granverdad que es el espejo frente a unomismo las arrugas de las lacras que aso­man aÍ rostro de una sociedad"), se plan­tea la duda de si ese hombre será "dueñode su destino" o si sólo creerá serlo, paraconcluir que, al quedar escrita esa "~ia­iéctica de la civilización y la barbane",sólo se ha logrado unir y juntar "en .vio­lenta metamorfosis al hombre y al llanoen uno solo".

Parecido asunto viene a desarrollarseen relación con "el tercer camino de En­rique Gil Gilbert", en quien la fusión delhombre con la naturaleza llega a ser to­tal ("hombre-naturaleza, naturaleza-hom­bre"), cuya obra nace no de un procesointelectual-imaginativo sino de uno "me­ramente sensorial", y donde se "p:etendedar a la obra un marcado contemdo: laresolución del problema social ecuatorianocon todas sus implicaciones". y ¿ cuál elresultado?: el artista, "apresado en elmundo de las sensaciones poéticas" pierdeal hombre, "se le esfuma del primer pla­no", y en cambio la -naturaleza subsiste,