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1 3as Jornadas de Historia de la Patagonia San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008 ¿Puerto Deseado… fue descubierto por Hernando de Magallanes? Un aporte a la historia de la Patagonia Alicia Fiordalisi; Carlos A. Ferrari * Sumario Está fuertemente instalado en el imaginario colectivo que en el mes de marzo del año 1520, la flota magallánica, en su periplo al sur, descubrió un paraje al que llamó Bahía de los Trabajos, es decir el actual Puerto Deseado. La bibliografía contemporánea, las publicaciones periodísticas, folletos y publicaciones turísticas concuerdan con esta opinión. Sin embargo la realidad parece ser otra. Este trabajo pone en discusión la afirmación que Magallanes descubrió Puerto Deseado. Para ello consultamos la documentación original, las crónicas del viaje, analizamos trabajos de investigación realizados sobre el mismo, recurrimos al aporte cartográfico, examen de fotografías e imágenes satelitales (a las que agregamos algunas experiencias de campo), buscando indicios, datos o información que nos permitieran reconocer, identificar o hallar pruebas de su entrada en la Ría de Puerto Deseado. La investigación cuestiona la estadía de Magallanes en Puerto Deseado y nos permite suponer que ésta se habría concretado en alguna de las bahías ubicadas pocas millas al sur de este puerto. Introducción Puerto Deseado es una localidad ubicada al noreste de la provincia de Santa Cruz a los 47º 45’ de lat. Sur y 65º 54’ de long oeste en la costa norte de la Ría Deseado. Debe su nombre al navegante inglés Thomas Cavendish quien la bautizara con el nombre de Port Desire en 1586. El conocimiento de su historia se encuentra fuertemente influido por el concepto generalizado de la entrada a la ría de la expedición de Hernando de Magallanes en 1520. Este concepto puede constatarse en numerosos hechos que reflejan esta generalización y que podríamos afirmar que forman parte del imaginario colectivo de los deseadenses. Esta representación que se ha ido interiorizando, esta construcción social en la que intervienen diferentes grupos e instituciones como organismos de gobierno, centros culturales, medios de comunicación, instituciones educativas, etc. no necesariamente se ajusta a la realidad, pero se ha ido formando a través de una compleja red de relaciones entre discursos y prácticas sociales. Bibliografía al alcance de los interesados en conocer la historia local, provincial y regional; folletos turísticos; publicaciones realizadas con motivo de diferentes aniversarios de la localidad; sitios de Internet; numerosas artículos en el periódico local; la imposición del nombre Magallanes en una calle de la localidad; la creación de una plazoleta de los navegantes (ubicada en la entrada a la ría) en donde oportunamente se colocara el busto de Hernando de Magallanes; el nombre de una cerveza artesanal -de elaboración local- que lleva también el nombre de Magallanes en su etiqueta, junto a una breve explicación de su descubrimiento; nos confirman el arraigo de saberes aprendidos a través de diferentes medios. Todo lleva a que sus habitantes afirmen que la expedición de Magallanes entró en la ría denominándola Bahía de los Trabajos. * [email protected] ; [email protected]

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3as Jornadas de Historia de la Patagonia

San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008

¿Puerto Deseado… fue descubierto por Hernando de Magallanes? Un aporte a la historia de la Patagonia

Alicia Fiordalisi; Carlos A. Ferrari*

Sumario

Está fuertemente instalado en el imaginario colectivo que en el mes de marzo del año 1520, la flota magallánica, en su periplo al sur, descubrió un paraje al que llamó Bahía de los Trabajos, es decir el actual Puerto Deseado. La bibliografía contemporánea, las publicaciones periodísticas, folletos y publicaciones turísticas concuerdan con esta opinión. Sin embargo la realidad parece ser otra. Este trabajo pone en discusión la afirmación que Magallanes descubrió Puerto Deseado. Para ello consultamos la documentación original, las crónicas del viaje, analizamos trabajos de investigación realizados sobre el mismo, recurrimos al aporte cartográfico, examen de fotografías e imágenes satelitales (a las que agregamos algunas experiencias de campo), buscando indicios, datos o información que nos permitieran reconocer, identificar o hallar pruebas de su entrada en la Ría de Puerto Deseado. La investigación cuestiona la estadía de Magallanes en Puerto Deseado y nos permite suponer que ésta se habría concretado en alguna de las bahías ubicadas pocas millas al sur de este puerto. Introducción Puerto Deseado es una localidad ubicada al noreste de la provincia de Santa Cruz a los 47º 45’ de lat. Sur y 65º 54’ de long oeste en la costa norte de la Ría Deseado. Debe su nombre al navegante inglés Thomas Cavendish quien la bautizara con el nombre de Port Desire en 1586. El conocimiento de su historia se encuentra fuertemente influido por el concepto generalizado de la entrada a la ría de la expedición de Hernando de Magallanes en 1520. Este concepto puede constatarse en numerosos hechos que reflejan esta generalización y que podríamos afirmar que forman parte del imaginario colectivo de los deseadenses. Esta representación que se ha ido interiorizando, esta construcción social en la que intervienen diferentes grupos e instituciones como organismos de gobierno, centros culturales, medios de comunicación, instituciones educativas, etc. no necesariamente se ajusta a la realidad, pero se ha ido formando a través de una compleja red de relaciones entre discursos y prácticas sociales. Bibliografía al alcance de los interesados en conocer la historia local, provincial y regional; folletos turísticos; publicaciones realizadas con motivo de diferentes aniversarios de la localidad; sitios de Internet; numerosas artículos en el periódico local; la imposición del nombre Magallanes en una calle de la localidad; la creación de una plazoleta de los navegantes (ubicada en la entrada a la ría) en donde oportunamente se colocara el busto de Hernando de Magallanes; el nombre de una cerveza artesanal -de elaboración local- que lleva también el nombre de Magallanes en su etiqueta, junto a una breve explicación de su descubrimiento; nos confirman el arraigo de saberes aprendidos a través de diferentes medios. Todo lleva a que sus habitantes afirmen que la expedición de Magallanes entró en la ría denominándola Bahía de los Trabajos.

* [email protected] ; [email protected]

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Ante la pregunta: ¿Descubrió Magallanes Puerto Deseado?, muchos de los pobladores interesados en la historia del lugar afirman que sí, aunque no pueden precisar cual es la fuente que atestigua tal acontecimiento; otros recurren a la cita del conocido cronista de la expedición, Antonio Pigafetta, aunque se sorprenden al constatar que en esta fuente no se explicita en absoluto dicho hecho. Es posible que la representación mental y colectiva que se ha construido al respecto se vincule con que algunas de las descripciones realizadas por los cronistas y citadas posteriormente por diferentes autores se asemejan a las características naturales de Puerto Deseado: la presencia de islas, lobos marinos, pingüinos, la hermosura y amplitud del lugar, refuerzan esta representación, pero en realidad podrían identificarse también con diferentes lugares de la costa patagónica comprendidos en alguna zona no precisada con exactitud. Probablemente este imaginario también se vincule a la circulación de publicaciones de artículos o trabajos de una historia basada en la llegada de grandes navegantes, centrada muchas veces en la enumeración de nombres, fechas de arribos y algunos detalles de estadías, frecuentemente poco desarrollados y escasamente documentados. A su vez podemos decir que si bien la opinión de los diferentes autores se encuentra dividida, es probable que la presencia de determinada bibliografía coincidente con esta afirmación en bibliotecas escolares y en la biblioteca popular local, haya sido determinante a la hora de la construcción de este imaginario ya que la utilización de esta información en sucesivos trabajos de investigación generó la proliferación de otros tantos que fueron a su vez materia de consulta para otros nuevos, generándose así una trama de producciones escritas que giraban en torno a las mismas fuentes de información y que fueron impregnando en las distintas instituciones la creencia del ingreso de Magallanes a Puerto Deseado. Observando diferencias y contradicciones entre el imaginario colectivo y la información hallada en las fuentes directas de la expedición, surge la necesidad de trabajar en la búsqueda, análisis y revisión exhaustiva de la bibliografía y de los distintos tipos de fuentes, la consulta a marinos y navegantes actuales, la observación de mapas e imágenes satelitales, con el fin de esclarecer este interrogante. Hipótesis A pesar de estar fuertemente instalado en el imaginario colectivo y en numerosa bibliografía, no existen pruebas fehacientes que la expedición de Hernando de Magallanes haya entrado y por consiguiente haya descubierto el actual Puerto Deseado, ni que Bahía de los Trabajos se refiera a este puerto. Materiales y métodos La metodología se basó -además de la búsqueda, análisis y discusión de las fuentes- en las siguientes actividades:

• Indagación en fuentes directas del viaje, bibliografía, folletería, diarios y revistas. • Consulta en bibliotecas públicas y privadas. • Consulta a sitios de Internet. • Consulta en la hemeroteca de la Biblioteca F. Ameghino de Puerto Deseado. • Lectura, análisis, selección y ordenamiento del material obtenido. • Fichaje bibliográfico. • Interpretación y análisis de imágenes satelitales de la costa patagónica. • Observación, análisis y comparación de cartografía antigua y actual. • Entrevistas y charlas con vecinos y navegantes de la localidad.

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• Elaboración de cuadros comparativos. • Trabajo de campo: navegación de la costa siguiendo el itinerario de la expedición de

Magallanes en la zona de Puerto Deseado. Observación geográfica de la costa. Discusión: Hernando de Magallanes estuvo frente a la costa argentina desde el 10 de enero hasta el 22 de octubre de 1520. Lo ocurrido durante esos diez meses quedó reflejado en cinco escritos y un mapa1. La importancia de estos testimonios radica en haber sido realizados por tripulantes de la expedición. Para una mejor visualización del contenido geográfico de estos documentos, elaboramos una tabla con los nombres actuales de aquellos puntos costeros de fácil reconocimiento, y su equivalencia con los topónimos originados por la expedición. Ver Tabla Nº 1. La información obtenida de los relatos, principalmente de Albo y el Roteiro, han permitido reconstruir con facilidad el tramo navegado entre el Río de Solís y Bahía San Matías, pese a que Pigafetta, Mafra y un portugués, muy poco dicen al respecto. De igual forma ocurre con el tramo que media entre San Julián y el Estrecho, sector donde todos los relatores aportaron información confiable para rehacer el viaje. El problema se presenta al querer determinar que ocurrió entre San Matías (42° 45’) y San Julián (49° 18’) Los relatos son confusos, incompletos, o faltos de precisión. Es demasiado el tiempo y el espacio recorrido, para ir de un punto al otro, sin haberse detenido en algún sitio. Es en este espacio donde debe buscarse la Bahía de los Trabajos, cuya ubicación es fundamental a los objetivos de la investigación. Como no encontramos en la cartografía, y en los cronistas del siglo XVI (fuentes mayoritariamente consultadas por los historiadores modernos), argumentos suficientes para encontrarle un lugar a esa bahía, elegimos comenzar la investigación con un análisis detallado de estos primeros documentos, a los cuales necesariamente deben haber concurrido los demás. Ginés de Mafra, por ejemplo, salva el tramo entre el Río de Solís y San Julián sin hacer comentario alguno sobre el trayecto recorrido. Antonio Pigafetta sólo se detiene para señalar el encuentro con dos islas, pobladísimas de

gansos y lobos (y la tormenta que los golpea en ellas), pero no las ubica en tiempo y espacio. Agrega que desde aquí navegaron a San Julián. En el “relato de un portugués”, su anónimo autor menciona como único punto de interés, en tan largo trayecto, una “punta de lobos marinos” que sitúa en 48° de latitud. Clausura el comentario con la llegada a San Julián. Francisco de Albo, el más explicito y concreto por la abundancia de fechas y posiciones, relata que a: “…una altura de 44° encontramos… una bahía... y más adelante hallamos otra, y había

en ella muchos lobos marinos, los cuales tomamos bien ocho de ellos...”. Otra vez en navegación toma distintas latitudes los días 28 y 29 hasta que el “Viernes 2 del mes de marzo

tomé el sol…cuando vino a ser nuestro apartamiento 47grados, y después no tomamos más el

sol hasta que fuimos en un puerto llamado San Julián”. Puerto al que llegan 28 días después de la latitud y fecha mencionada. No coincidimos con la opinión de Ratto2, que justifica este silencio con una limitación que tendría el piloto de la Trinidad para escribir solamente sobre su trabajo específico. La lectura del diario elaborado por Albo confirma que, cuando algo le parece interesante, se esmera en las 1 Diario de Francisco de Albo; “El Roteiro” o relato de un piloto Genovés; La Relación de Ginés de Mafra; Primer viaje alrededor del mundo de Antonio Pigafetta; y el Relato de un portugués. El mapa fue elaborado por Pigafetta. 2 Héctor Ratto. Bordejeando. 1928.

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descripciones que, por supuesto, van más allá de registrar rumbos, latitudes o distancias. La descripción que hace, tanto de las dos bahías (sin nombre) encontradas el 27 de febrero, como la imagen que deja del río de Solís y San Julián son buenos ejemplo de ello. El Roteiro, al que se conoce también como “diario o itinerario de un piloto genovés” menciona una Bahía de los Trabajos, que coloca en insólitos 37°. En el relato la bahía está situada entre San Matías (también ubicada a extraños 34°)3 y San Julián a los 49° 1/3. Puede leerse en el una sucinta mención a la captura de pájaros y lobos y el recuerdo a una tormenta que puso en serio riesgo a la nave capitana. . Finiquita el párrafo con: “de aquí navegaron a lo largo de dicha

costa y llegaron a San Julián”.

El único documento cartográfico del viaje es el mapa de Pigafetta, obra que ha merecido algunos juicios lapidarios4: No coincidimos con estas descalificaciones porque Pigafetta no era cartógrafo, cosmógrafo o dibujante de mapas. Sin embargo construyó el único mapa conocido de la expedición y primer mapa de la Patagonia: Tiene el mérito indiscutible de haber sido elaborado por un tripulante de la expedición. Aceptamos que no posee paralelos, meridianos, escala, ni tan siquiera la rosa de los vientos, pero es un dibujo claro, sin las fantasías (barcos, ríos imaginarios o monstruos) a las que tan aficionados eran los cartógrafos de su época. Comparamos esta pieza con los cinco relatos analizados para buscar una interpretación de conjunto. (Ver tabla Nº 1 y mapa 1522). Pigafetta dibuja bastante bien el Río de Solís, y las siete islas que menciona en su escrito. Luego delinea un extenso trozo de costa inidentificable donde nada reconoce. Tampoco escribe sobre este tramo. A apreciable distancia del Río de Solís inserta una “bahía”, grande, de extremos cerrados, la que sin embargo no es mencionada en el relato. Por su posición relativa en el dibujo nos permitimos relacionarla con la bahía cerrada que Albo denomina San Matías (42° ½) y el Roteiro llama San Mateo. (43°). Hacia el sur, la línea de costa muestra otra inflexión, más pequeña, que Pigafetta no citó en el relato, la que puede relacionarse con alguna de las dos bahías que menciona Albo a los 44°. Posteriormente, y dibujadas muy cerca de la costa, aparecen dos islas (las que sí menciona en su texto) que enfrentan a una clásica bahía. En el dibujo se aprecia que esa bahía está situada antes de San Julián. Que no es San Julián, como parece indicar la cartela (Porto de Santo Juliano), surge al comparar mapa y relato: “Navegando luego con rumbo al sur, siempre a la vista del continente,

llegamos a dos islas pobladísimas de ocas y de lobos marinos…” “Al abandonarlas nos dirigimos hacia

el sur llegando hasta los 49° 50´ donde hallamos un buen puerto en el que nos quedamos a pasar el

invierno que se aproximaba”. “El puerto en que invernamos recibió el nombre de San Julián”. A corta distancia de estas islas se engolfa una entrada de mar que contiene una isla en su interior. Una nueva lectura del texto y su comparación con el mapa muestra que San Julián es la gran bahía ubicada al sur de las islas. En su amplio interior aparece bosquejada una isla. La isleta que nombra Pigafetta5, la que dibuja en su mapa; posiblemente el actual banco Justicia.6 El dibujo de la costa continúa con una escotadura o entrada alargada que, por estar debajo de

3 Por la correlación de latitudes -antes y después de estas ¿anomalías?- nosotros entendemos que hay un error de copia y creemos que leer 43° y 47° es lo correcto. 4 De “muy groseros dibujos” lo trata Enrique Ruiz Guiñazú (1945). “Pueril y deforme” lo califica Guillermo Furlong (1974). “bosquejos” lo sindica Manuel Walls y Merino. (1899). “Croquis muy rudimentario que contiene

poca toponimia”. Laurio H. Distéfani. (1983). 5 Pudo ver esto Magallanes que estaba en una isleta próxima y envió una lancha para que lo condujeran a su presencia.

Habíamos construido allí una caseta en que se estableció la fragua, sirviendo, además, para depositar algunos efectos”. Pigafetta. ob.cit. 6 Las cartelas del mapa no pueden interpretarse como que las leyendas fueron colocadas para señalar exactamente el sitio al que

aluden. Por simple visualización (y por una evidente cuestión de espacio) deducimos que los letreros que dibujó Pigafetta, no enfrentan necesariamente los accidentes geográficos que nombran.

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San Julián, bien puede equipararse al río, que figura en el relato de Pigafetta situado a 49° ¾. Un valor de latitud similar señalan los otros cuatro autores para ubicar al río que llamaran de la Cruz. Antes del estrecho, aparece un extremo en forma de cabo (que no menciona en su obra) y sin embargo mereció en el mapa uno de los 9 carteles: Cabo de las once mil vírgenes. ¿Cual es la bahía que enfrenta a las islas? Por ahora sólo sabemos que la bahía del dibujo y sus islas enfrentadas están, antes de San Julián. Analizada toda la documentación que aporto el viaje sugerimos que Magallanes llegó a unas islas que podemos identificar con las que hoy se conocen como grupo Pingüino. (Porque no hay otras en este sector del mar argentino)7. Están ubicadas a los 47° 54’ de latitud y están delante de una clásica bahía: la Bahía Oso Marino, situada en 47° 56’. Estas islas8, conocidas por cuanto navegante bordeara la costa patagónica, fueron empleadas como fuente de aprovisionamiento para las naves exploradoras Pigafetta describe la fauna de las islas y comenta que “hicimos una buena provisión para las cinco naves”. Tampoco olvida acotar que “estando en el puerto sufrimos una tempestad tan

terrible que nos creímos perdidos” Es sintomática la coincidencia con el Roteiro cuando este también se refiere a la captura de pájaros y lobos y al peligro que sufrió la capitana (nave en la cual embarcaba Pigafetta). El relato del portugués no menciona caza o tormentas, pero acota que, en 48°, encontraron una punta con lobos marinos. Nosotros recordamos que a 48° esta situada Bahía Nodales. (A escasas 3 o 4 millas al sur de la Bahía Oso Marino, y de las islas Pingüino). Todos los relatos son coincidentes en que, los lugares donde ocurrieron estos sucesos, se encuentran previos al arribo a San Julián; y afectó de tal manera a los relatores que los motivó a consignarlos en sus registros de viaje. Aun aquellos tan parcos para relatar este tramo, como Pigafetta o El Portugués. Por último cabe señalar que Albo, Pigafetta, Mafra y el, o los, posibles relatores del Roteiro, fueron tripulantes de Nao Trinidad, nave capitana de la armada española. Como conclusión tentativa decimos que de las crónicas, como de la cartografía analizada, no es posible sacar información suficiente para ubicarle un sitio a la bahía de los Trabajos. Menos aun para compararla con la ría de Puerto Deseado. Sabemos que está antes de San Julián, contiene abundante fauna, y no es un fondeadero seguro para los barcos. Ver mapa Pigafetta interpretado. Cronistas y Cartógrafos del Siglo XVI El 6 de septiembre del año 1522, con el regreso de la Nao Victoria a España, comienza a escribirse otra historia. La que protagonizarán los cronistas y los cartógrafos del siglo XVI. Analizamos y comparamos los trabajos elaborados por Transilvano (1522), Oviedo y Valdez (1535), López de Gómara (1552) y Antonio de Herrera (1601). En cartografía confrontamos los dibujos que surgen de los planisferios de: Turín (1523); Castiglioni (1526); Salviatti (1527); Maggiolo (1527); Anónimo (1527); Weimar (1529) y Wolfenbüttel (1530). Estos documentos revisten la mayor importancia, por trasmitir los resultados del contacto que se establece entre cronistas y tripulantes. Esto facilitó un enriquecimiento del relato pero, le restó verosimilitud; por privilegiarse (en ocasiones) lo anecdótico sobre la realidad. Es posible comprobar además la omisión de pasajes del viaje que han oscurecido la interpretación de lo sucedido. En otras obras, lo acaecido en ciertos tramos, parece haber quedado librado a la imaginación del autor.

7 Cinco islas o islotes: Pingüino Blanca, chata y los (2) gemelos. 10 millas al sureste de Puerto Deseado. 8 Bautizadas como “de los Patos” por García Jofré de Loaisa en 1525. Cavendish, en 1586, las dibuja como Seales

I.; Los Nodal en 1619, las llaman “de los Reyes”. Posiblemente es Davis, en 1592, quien las llama Pingüino.

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La extensa carta que Maximiliano Transilvano, le envía al Arzobispo de Salzburgo el 5 de octubre de 1522, es el primer ejemplo. Elabora su propia versión del viaje, porque como secretario del emperador, es un testigo privilegiado de los relatos que trasmiten Elcano, Pigafetta y Albo; los tres sobrevivientes de la Nao Victoria que concurren a la corte para dar cuenta de todo lo sucedido en el viaje. Esta carta -que se publica y alcanza amplia difusión- importa a nuestro objetivo porque (como lo acentúa su autor), omite la parte del recorrido que nos interesa; el trayecto entre el Río de Solís y San Julián. No será el primero en hacerlo y esa falta de atención se extiende hasta la actualidad. Las Historias de Indias que escribieron Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez y Francisco López de Gómara, tratan todo lo acontecido en América desde la llegada de Colón. Entre ellos: el viaje de Magallanes. Ambas obras prescinden narrar los hechos acaecidos entre el río de Solís y San Julián. Es razonable suponer que para que esto ocurra han influido varios factores: la extensión de los relatos; la falta de claridad de ciertos pasajes; y la importancia de los acontecimientos a tratar. Estos primeros cronistas (y muchos de los que seguirán), privilegian los sucesos más interesantes o dramáticos, tales como: lo sucedido en el Río de Solís, los acontecimientos de San Julián y el descubrimiento del Estrecho. Pero, aquello que en la narración no aparece, esta registrado en un capítulo, una suerte de anexo (que se incluye en las dos obras), titulado El Sitio de Indias. Consiste en una amplia recopilación de topónimos, con las distancias que los separan entre sí. Una extensa lista que enumera todos los sitios conocidos -en ambas costas del extenso continente Americano- desde Alaska hasta la Tierra del Fuego. En esas listas, las dos publicaciones incluyen una Bahía de los Trabajos y un Río de Juan

Serrano, nombres que, reiteramos, no aparecen en los capítulos descriptivos. La explicación a esta aparente contradicción la encontramos al revisar las cartas geográficas elaboradas en la Casa de Contratación de Sevilla, donde está volcada la información que aportan capitanes y pilotos. Al cotejar la toponimia de estos mapas, con los topónimos que aparecen en los mencionados Sitios de Indias, surge que la cartografía es la fuente de la cual se nutrieron los cronistas. Sus topónimos son los topónimos de las cartas geográficas. Cartas que por otra parte, han merecido juicios diversos por su relativa confiabilidad. López de Gómara, por ejemplo, menciona que “…la cuenta que yo llevo en los lugares y

grados va según las cartas de los cosmógrafos del Rey, y ellos no reciben ni asientan relación de

ningún piloto sin juramento y testigos.” Oviedo y Valdez disiente, y manifiesta sus dudas: “…esto es lo que a mi me aborrece de los cosmógrafos que pintan estas cartas de navegar,

porque en cuatro que yo tengo, ninguna está conforme con este cabo de Santo Domingo”. En los años 1523 a 1530 se editan las cartas fundamentales para entender lo ocurrido en el tramo que estudiamos. En ellas se encuentran los nombres primigenios (los que aparecen en los relatos del viaje)9, intercalados con otros cuyo origen debe buscarse en la transmisión de información, que los capitanes y pilotos hacían ante los cosmógrafos del rey. Mientras que en el planisferio de Turín del año 1523 sólo figuran los nombres de neto origen magallánico, los mapas que le siguen: Castiglioni (1526); Salviatti (1527); Maggiolo (1527); Anónimo (1527), Ribero (1529) y Wolfenbüttel (1530), están enriquecidos con el aporte de la abundante toponimia derivada de la expedición García Jofré deLoaisa en el año 1525. Importa a nuestro estudio resaltar la relación que entablan los cronistas y cartógrafos, con los protagonistas de las expediciones descubridoras, porque más allá del hecho anecdótico, está la influencia que sobre todos ellos ha tenido la transmisión oral, tanto para nutrir los relatos, como para completar los mapas. La Bahía de los Trabajos, que vimos mencionada únicamente en el Roteiro, va a tomar otro protagonismo. Primero por su aparición en las cartas, y luego con su inclusión en los Sitios de

9 Cabo de santa Polonia; Punta de las arenas; Los bajos de la Victoria; Baya de San mathia; ba de San Giulia; Cabo de las Virgines; estrecho de todos santos; co. deseado.

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Indias de los cronistas. Para su mejor interpretación, elaboramos la tabla Nº 2 –adaptada de Levillier10- donde incluimos la nomenclatura que aparece en los mapas mencionados. Mientras que el Planisferio Turín muestra solo una Baya de los trabaxos; en el planisferio de Castiglioni la bahía suele figurar asociada al río de Juan Serrano. Topónimo de evidente transmisión oral que no figura en ningún relato, ni tampoco se puede atribuir al viaje de Loaisa. En estas cartas geográficas, sucede algo diferente a lo acontecido con los textos, pero de consecuencias similares. Aparecen en ellas nuevos nombres, de origen desconocido. Lo vemos en el “Planisferio de Turín” que guarda memoria de topónimos cuyo origen podemos rastrear perfectamente en los distintos relatos del viaje, pero que también conserva nombres -y ubicaciones- que generan incertidumbre y nuevos interrogantes11. ¿Por qué la Punta de Lobos marinos, tiene una ubicación distinta al relato?12 ¿Cuál es la Ponta de lagartos que figura después de San Julián y que no aparece, ni aparecerá, mencionada en ningún texto coetáneo? Estos topónimos no están anclados a ningún texto previo y desconocemos la fuente donde se surte el cartógrafo. Tanto puede proceder de algún comentario verbal, como atribuírsele al criterio con que el dibujante coloca en su dibujo el nombre escuchado. No pocas veces lo habrá hecho con “carácter decorativo”, por llenar un hueco, por subsanar ese terror al vacío en que incurrieron tantos artistas del barroco. El mapa de Turín de origen anónimo, es atribuido a Nuño García Torreño13 (o Giovanni Vespucci); mientras que para los planisferios de Castiglioni14, de Salviati15 y el Anónimo de 1527, hay cierta coincidencia en adjudicarlos a la mano de Diego Ribero (o alguno de sus discípulos) por la similitud toponímica y de confección que guarda con el gran mapa que dibujó este célebre cartógrafo en 152916. Ribero dibuja y señala: Ro. de Juan serrano y t de los trabajos en el primero (Castiglioni), Ro. de san Juan y baxo de los trabajos en el Salviati y R. de juhan

serrano y b de los trabajos en el anónimo, que se le atribuye. Maggiolo17, no difiere demasiado, pero descarta el río de Juan Serrano y coloca en su lugar una punta de lobos marinos y, a continuación una baia de los trabaios. Un año más tarde, en 1528, Gaboto, elimina el río y solo menciona una baya de los trabai. Diego de Ribero, en su obra monumental de 1529, retoma la costumbre de colocar la dupla R de Juan

Serrano y B de los trabajos; que figuraba en sus obras anteriores. Al observar que, en breve tiempo, el mismo autor (Ribero, en este caso) tanto le puede cambiar los nombres a los topónimos, como sacarlos, e incluso darle otra característica física (bahía, tierra o bajo), podemos coincidir con Martínez Sierra18: “Teniendo que representar tierras, de

las cuales tenían noticias imprecisas, los cartógrafos europeos que buscaban dar una imagen

del Mundus Novus cayeron en ocasiones en gruesos yerros de latitud al situar ciertos

accidentes”. La observación viene al caso porque si uno de los mejores cartógrafos -en tres cartas distintas- dibujadas con pocos años de diferencia, logra esta discordancia; debemos coincidir con Deodat por: “la anarquía existente entre navegantes, cronistas y cartógrafos por las opuestas grafías”19.

10 Roberto Levillier. “América la bien llamada” Kraft. 1942 11 Baya de los trabaxos; Ponta de lagartos, río de Santiago. 12en el “Relato escrito por portugués” está situada en 48° de L.S. (en un paraje cercano a los 47° 45’ que registra Puerto Deseado), mientras que el mapa la ubica debajo de San Matías, en un punto que se podría asentar entre los 43° y los 44°. 13 Piloto mayor de la Casa de Contratación. 14 Embajador de Venecia en España. Lo recibió como un obsequio de manos del emperador. 15 Cardenal Salviati, nuncio apostólico ante la corte del Emperador. También lo recibió como obsequio 16 Como “Uno de los monumentos de la cartografía de los siglos XVI y XVII” lo elogia Deodat. 17 Maggiolo, Vesconte. Cartógrafo genovés, que se destacó entre 1504 y 1549. 18 Ramiro Martínez Sierra. “El mapa de las Pampas”. Tomo I. Bs. As. 1975. 19 Toponimia Histórica de la Patagonia. Argentina Austral Nº 251, Febrero 1952, página 16.

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Esto también le cabe al planisferio de Maggiolo, al mapa de Gaboto y al gran planisferio de Diego Ribero del año 1929. En cuanto a los relatos, sabemos que en el año 1601 aparece la gran obra histórica que escribió Antonio de Herrera y Tordesillas20. Es el primer Cronista de Indias que cuenta sobre una Bahía de los Trabajos, la que Magallanes encuentra antes de llegar a San Julián: “Siguieron su viaje,

hasta hallar una Baia mui hermosa, que tenía pequeña entrada i dentro era muy grande; i…

entraron en ella, i en seis días tuvieron mayores tormentas que las pasadas, i con mayor

peligro… Al fin quiso Dios que saliesen de aquella baia, que llamaron de los trabajos”. La mayoría de los autores afirma que la bahía de los trabajos que describe Herrera se corresponde con el actual Puerto Deseado. La información de Herrera es diferente a la que utilizaron sus predecesores. Es sintomático el tratamiento que le otorga a la Bahía de los Trabajos. Es natural concluir que Herrera contó con otra fuente. No somos únicos al hacerlo y ya muy bien lo dice José Toribio Medina21, cuando menciona que aquel tuvo a su disposición unos documentos originales “con tantos y tan

particulares detalles que el investigador moderno no puede descubrir en fuente alguna”22

. No sabemos cuales serían esos documentos originales, pero lo sorprendente es comprobar que Herrera no ha utilizado muchos de los que hoy sí están a disposición del investigador y que, parece inconcebible, que él no los tuviera23. Herrera abunda en “anécdotas” y muestra tan llamativa omisión en cuanto a posiciones geográficas o fechas; que nos obliga a coincidir con aquellos juicios emitidos por biógrafos y comentaristas de su obra: a Herrera le agrada “…escribir sobre historia, librándose dócilmente a su imaginación de latino.”

24 Herrera no recurre a la ayuda que brinda, por ejemplo, el diario de Albo, que es el documento más exacto y confiable del viaje. Igual ocurre con las islas, fauna y tormenta de menciona Pigafetta; y de manera similar procede con el “Relato de un portugués” y la Punta de Lobos Marinos (única referencia que señala ese relato entre el río Solís y San Julián). Mafra recordamos que nada dice al respecto Existe una correlación con el texto del Roteiro porque ambos mencionan tres hechos comparables: la captura de lobos y pájaros, el peligro que sufre la nave capitana por una tormenta, y el nombre de la bahía: “de los trabajos”. La diferencia estriba en que el Roteiro pone a todos los acontecimientos en una sola bahía y Herrera los sitúa en dos. En el sitio inmediatamente anterior a la “Bahía de los trabajos”, Herrera menciona otra bahía que él llama “de los patos

25; donde narra la captura de lobos y patos marinos y señala tormentas de tal magnitud que en una de ellas “rebentaron las amarras de la capitana”…con tal peligro…”que

no quedara hombre vivo”. Entre las dudas que generan las dos bahías del Cronista Mayor26 y la “de los trabajos”, incluida por un tripulante, optamos por hacer caso de las fuentes originales

27 y aceptar una sola bahía: La Bahía de los Trabajos, nombre en que ambos coinciden. Los dos cierran su párrafo diciendo: i navegando por la costa entraron en el río de San Julián. Los historiadores modernos. Siglo XVIII a la actualidad.

20 Historia general. Cronista mayor de su majestad, de las Indias y Cronista de Castilla y León. 1559-1625. 21 “El Descubrimiento del Océano Pacífico”. 1920 22 El subrayado es nuestro para señalar que parece haber una cierta ironía en el comentario del historiador chileno. 23 “Como Cronista de indias –escribe Menéndez Pelayo- pudo y debió tener a la mano las relaciones y los papeles

originales de los conquistadores, no hizo en general mucha cuenta de ellos…” F. Arias Solís, http. proverbia. net/Tepic. 2008. 24 Deodat. Toponimia histórica de la patagonia, parte III, Bahía Santiago. Argentina Austral Nº 58, Enero 1953. 25 La denomina él y no Magallanes. No aparece en relatos o mapas, antes o después de su historia. 26 A ninguna de las dos bahías, ubica Herrera en tiempo y espacio. (fechas y posición geográfica) 27 O de “primera mano”, en el sentido que le da García Villada, en su Metodología y crítica históricas.

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Con Herrera finaliza un siglo que, para nuestra investigación es pródigo en acontecimientos y narraciones: los relatos y mapas de la época aportan los documentos fundamentales para entender el viaje de Magallanes y su relación con la bahía de los trabajos. En los siglos posteriores aparecen los intérpretes de estos aportes, quienes analizan y discuten su validez. Con argumentos a favor y en contra; ayudando y clarificando, pero sin brindar nuevos testimonios a la base documental. La información nueva aparece como resultado de otros viajes, principalmente de las expediciones enviadas para relevar las costas. Estos relevamientos facilitan la ubicación de muchos topónimos, permiten cambiar de lugar a otros, y desechar unos cuantos. Aquellos que sólo existieron en la exaltada imaginación de los descubridores o en el crédulo aceptar de quienes los oyeron28. Dos siglos después de Herrera, se edita la “La Colección de los viajes…” que escribe Martín Fernández de Navarrete. Cinco tomos. El cuarto (que aparece en el año 1837) relata el viaje de Magallanes. Navarrete es un historiador, un marino y hombre de estudio que realiza un trabajo ejemplar. Pero, en esos cinco tomos que narran más de 200 años de historia, la bahía de los trabajos ocupa cuatro renglones. Los transcribimos por la importancia que tienen para nuestra discusión: “hallo

una bahía muy hermosa, con pequeña entrada, pero dentro era muy grande (y parece ser el

Puerto Deseado). En ella tuvo mayores tormentas y peligros que los anteriores y la llamaron

Bahía de los Trabajos”. No puede negar la transcripción literal que hace del párrafo de Herrera. Con ese humilde y geográfico añadido (media docena de palabras encerradas por un paréntesis), que le agregó a lo expresado -200 años antes- por Herrera, Navarrete desató un tema que -doscientos años más tarde- nos encuentra sin ponernos de acuerdo sobre la ubicación de la Bahía de los Trabajos y su relación con Puerto Deseado. En el anexo Nº 1, incluímos la opinión de distintos autores que trataron esta cuestión. Al prestigio del Cronista Mayor se le sumó la autoridad de Navarrete para aceptar, casi “a pie juntillas”, que la Bahía de los Trabajos es Puerto Deseado. No interesa que Navarrete apenas lo insinuara con cierta vacilación, porque esas seis palabras, bastaron para que la frase adquiriera casi una categoría de dogma. Es comprensible que a pocos investigadores puede interesarles la ubicación de una bahía más; la que, perdida en la dilatada costa patagónica, no ofrece nada de interés para alterar el viaje. La mayoría, se limitó a aceptarlo. Comprendemos que Herrera escriba “… al fin quiso Dios, que saliesen de aquella bahía que

llamaron de los trabajos” sin cuestionar las características náuticas del lugar. El no podía conocer la bahía, ni siquiera trató de ubicarla. Pero si nos interesa comprender el motivo que tuvo Navarrete (un marino, hidrógrafo e historiador de singular relieve), para que, tras sus seis palabras cautelosas (y parece ser el Puerto Deseado), no haya titubeado en rubricar a Herrera escribiendo: “en ella tubo mayores tormentas y peligros que los anteriores”. Es improbable que el Puerto Deseado (lugar de paso obligado para todas las expediciones posteriores a Cavendish 1586), se haya comportado en 1520, como un fondeadero de tal peligrosidad. Pero, ¿estamos hablando del mismo puerto? ¿Es posible que el angosto y extenso brazo de mar que aloja al Puerto Deseado, haya podido ser confundido con una bahía? ¿Como pudo entrar, fondear y salir (Magallanes y sus cinco naves) sin sufrir contratiempos, estando inmersos en tormentas y peligros sin cuento? ¿Hay otras bahías cercanas a Puerto Deseado? Nosotros cuestionamos el paralelismo establecido (y parece ser el Puerto Deseado) porque coincidimos absolutamente con los testimonios de todos los marinos -que en más de cuatro siglos- utilizan este puerto como un “sitio abrigado de la costa donde se puede fondear”.

28 El río de Cananor, por ejemplo o la isla de Pepys.

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Creemos que Navarrete no podía desconocer la extensa lista de capitanes que se inicia con Thomas Cavendish (1586), y llega hasta los últimos trabajos hidrográficos que realizan los españoles; terminados antes de la independencia de sus colonias. Todos habían ocupado y calificado este puerto como un abrigo seguro para sus naves29. Posiblemente ese conocimiento le debe haber sembrado la duda para escribir, sin afirmar, (y parece ser el puerto Deseado). El historiador que escribe casi tres siglos de historia naval, debe dejar paso al marino, quien con un repaso a las cartas de su época30 visualiza que antes de llegar a San Julián sólo hay un fondeadero: Puerto Deseado. Deduce que ahí puede haber estado la desconocida bahía. Navarrete no se detiene a analizar su frase porque debe seguir adelante, el viaje de Magallanes recién comienza, extensa la tarea que le aguarda. ¿Porque elige Puerto Deseado y no otro lugar?: Para el marino e hidrógrafo, que era Navarrete, Deseado era un sitio de la costa patagónica que debía tener muy presente, a causa de una sucesión de hechos -relativamente recientes- motivados por una política de Estado de la corona española para las costas de la Patagonia.31 El desconocimiento de las bahías al sur de Puerto Deseado es posible atribuírselo a la cartografía en uso. Deseado, en escala, en esa cartografía de poca precisión, suele figurar desproporcionado, con una identidad geográfica mayor a la real32 Es difícil entender que la bien conducida armada magallánica haya debido huir del (y parece

ser el puerto Deseado), porque una tormenta, por más grande que fuera, haya puesto en peligro a la flota. Es prudente el dubitativo que emplea Navarrete, y en otra parte se debe buscar el sitio (donde la expedición pasó tales peligros) que Magallanes debió abandonar, no sin antes denominar de los trabajos. Cinco fundamentos que explican porque Magallanes no entró a Puerto Deseado: 1.- No vio la entrada de la ría: “Se trata de un puerto cuya boca es solo visible al ojo humano a

muy corta distancia”33. “Con vientos fuertes del oeste se levanta mucho polvo que puede llegar

a ocultar la costa”34. Conspira para ocultar la costa -de la vista del marino- la niebla y la bruma

en el invierno, tanto como la calina y los espejismos en verano. La armada magallánica se manejaba con las mayores precauciones, tratando de mantenerse a vista de tierra; sin arriesgar las naves en inesperados encuentros con arrecifes o bajos fondos ocultos. Para una embarcación la costa es el lugar donde se encuentran todos los peligros. Por eso, de día navegaban a una legua35 de la costa, en tanto que la noche los encontraba a cinco o seis leguas. Al no contar con información sobre las singladuras realizadas frente a nuestras costas recurrimos al derrotero elaborado por la armada de Loaisa36, que pasa frente a Deseado cinco años más tarde: Los obstáculos que describen después de Cabo Blanco, como ocurre con la roca Sorrel37(peligroso obstáculo para la navegación que aleja a las naves de la costa); y el encuentro

29 Cavendish (1586); Merrik (1589); Davis (1592), Van Noort (1599); Schouten y Le Maire (1616); Narborough (1670); Olivares y Centeno (1746); Byron (1764); Wallis y Carteret (1766); Pando 1768). 30 Las de José Custodio Saa y Farías del 1786 y Malaspina de 1810, son buenos ejemplos de ello. 31 La exploración y el levantamiento de la primer carta española, con los jesuitas en la expedición Olivares y Centeno en 1746. La ocupación transitoria realizada por Antonio de Viedma en 1780. La expedición científica de Alejandro Malaspina en 1789. La ocupación por la Real compañía Marítima y fuerte de San Carlos entre los años 1790 y 1807. 32 El mapa de la expedición Van Noort en 1600, y el ya mencionado de Saa y Farías, y el de Malaspina de 1810. 33 Deodat, Leoncio. Toponimia del litoral patagónico. Sea Bear Bay, revista Riel y Fomento, números 114, 115, y 116. Bs. As. 1931. 34 Derrotero Argentino. Servicio de Hidrografía Naval. Parte II, pag.318. 35 la legua castellana del siglo XVI equivale a 5930 metros. 36 Navarrete. Colección de viajes y Descubrimientos. Expediciones al Maluco. Viajes de Loaisa y de Saavedra. Tomo V.1837 37 Arrecife de 120 metros de longitud (47° 42’ L.S). situadas a 1,30 millas de la costa.

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con la isla de los Patos (actual Pingüino), los obliga a cambiar el rumbo para cruzar la boca de la ría a unas 5 o 6 millas de distancia. Aun cuando el vigía esté instalado en la cofa del palo mayor (12 o 14 metros de altura), no tiene alcance de visión para distinguir una abertura de 400 metros de ancho; la cual además, está enmascarada por el relieve elevado del horizonte cercano.38. Esto es sin hacer intervenir las clásicas brumas, tormentas, calinas, ni tierra en el horizonte. El relato de Loaisa menciona una prolongada detención frente a nuestro lugar de la costa: “el 11 no anduvieron por haber tenido

calma la noche anterior hasta este día al ponerse el sol” y, aunque divisan la isla de los patos -y se encuentran a vista de tierra- no mencionan la boca del puerto que –en 1586- se llamará Deseado. Este inconveniente se repite con otras expediciones, con el agravante que estas sí navegan en demanda del puerto Deseado: Schouten y Le Maire en 1616, confunden la boca y varan en la falsa boca, al sur de la isla Chaffers. Los hermanos Nodal en 1619, no ven la entrada y van a fondear en la bahía que lleva su nombre, varias millas al sur de Deseado. John Narborough, en 1670, no divisó la entrada y ancló en 48° de latitud39. Regresó, en busca del puerto, navegando en una chalupa, mientras el navío singlaba a dos leguas de la costa. 2.- Puerto Deseado no es el único accidente de la costa que la expedición dejó de lado. Muchos de quienes han estudiado el recorrido suponen que, Magallanes y los vigías que destacaba al tope de los mástiles, están permanentemente atentos para no dejar de ver cualquier lugar de la costa donde “pudiera haber estrecho”: Otros creemos que la armada llevaba individuos curtidos y capaces, con fortaleza, pero con las debilidades propias de los hombres: cansancio, negligencia, tensión por tormentas (físicas o humanas); frío, vientos, bruma, temores, superstición, indolencia y una infinita fatiga agravada por condiciones climáticas posiblemente más adversas que las actuales. Una o todas estas causas deben haber influido para que no pudieran ver: a) La boca del río Negro. 400 metros de ancho, por donde corre el río más caudaloso de la patagonia. b) La irregular geografía de embanques de la Bahía San Blas, con sus aguas teñidas por los sedimentos del río Colorado. c) La dilatada entrada del Golfo de San Matías. d) El corrimiento que hace la costa hacia el oeste, (después de los 44° 40’), para encerrar al gigantesco golfo de San Jorge; “al que pasaron por la cuerda”

40.

e) La embocadura que despliega la bahía Coy o Coyle. f) La amplia boca del Río Gallegos. (Cinco años más tarde, en 1525, Elcano lo confunde con el Estrecho y embancó su nao en las barrosas orillas). Cabe destacar que, a estos dos últimos accidentes, los pasan de largo, después de haber descansado cinco meses en San Julián y dos meses en el río Santa Cruz. Es razonable concluir que una situación similar pudo suceder, cuando cruzaban frente a los escasos 400 metros que tiene de ancho la boca de la ría Deseado. 3.- El acceso (y salida) al puerto es complicado para cualquier navío. Tan prematuro como en 1586; Thomas Fuller41 advierte sobre el riesgo provocado por “un reborde de rocas a alrededor

de una legua de distancia de la costa. También del lado norte en la boca del puerto yacen un par

38 12,70 m. es la altura de la cofa del palo mayor de la nao Victoria. 2Vh. es la formula para calcular el alcance del observador, en millas náuticas. Para nuestro caso: 6 u 8 millas = 12.000 a 14.000 metros. 39 Deodat. 193. ob.cit. 40 Laurio Destéfani. El Viaje de Magallanes. 1982. 41 Piloto de la “Desire”, nave capitana de la armada de Thomas Cavendish.

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de rocas que yacen semihundidas bajo el agua. Marinos y navegantes coinciden con estas advertencias. Schouten y Le Maire, en 1616, que venían a este puerto (con plano en mano y piloto veterano a la vista), pasan la noche al ancla. Al querer ingresar confunden la entrada y encalla la nave capitana en la falsa bahía ubicada al sur de la isla Chaffers, en la margen sur del puerto. El padre Quiroga, marino y matemático jesuita que, en 1746, navega en la San Antonio (en demanda de este puerto), anota que entraron “con un piloto al mando, otro piloto al tope del

palo mayor, con el plano de Maire y sonda en mano…”42

John Byron, en 1756, con la Dolphin, debe tomar precauciones por los muchos escollos que avistan a la entrada, que tiene un cuarto de milla de ancho. Entran “con todas las embarcaciones

menores a la vela, alrededor del navío…” por cambio sorpresivo de viento, estuvieron en tal peligro que “baró el Navío”.

43

Parker King en 1826, y Fitz Roy en 1833, capitanes de la HMS Beagle, coinciden en las recomendaciones para entrar a puerto: “Vigía al tope, dos escandallos, mucho ojo y poca vela.44 A esto debemos agregar, (entre otros45) el naufragio de la corbeta Swift, en 177046 cuando ingresaba a puerto. El hundimiento del Transporte Nacional Magallanes en 188747, cuando ingresaba a puerto. El choque y varadura del vapor José Menéndez en la década de 1940, cuando estaba por ingresar a puerto. Según el comentario de lo marinos que ejercen actualmente el practicaje, o la inspección a bordo de la flota pesquera48; hay ciertas dificultades para visualizar la boca de la ría: La distancia que uniforma la costa o, cuando hay mar de fondo, mar gruesa, por el reventón de la ola sobre las rompientes que despide la isla Chaffers, es posible errar la enfilación e ingresar a la falsa

boca, que se abre inmediatamente al sur de la isla mencionada, con los riesgos que ello implica. Con estos antecedentes es difícil creer que las cinco naves de Magallanes pudieran entrar, fondear (seis días con tormentas i peligros mayores que los anteriores), y salir de un puerto desconocido sin perder (o accidentar) algún barco. 4.- Puerto Deseado es un puerto seguro, con o sin tormentas. Todos los riesgos que conlleva entrar y salir del puerto se compensan con la seguridad que brinda su abrigado interior. Nunca se ha puesto en duda la capacidad de este lugar como puerto. Cavendish es quien, en 1586, lo bautiza como puerto, calificándolo de muy buen lugar para reparar los barcos, traerlos a tierra

y calafatearlos ya que hay flujo y reflujo de mucha agua. Su compatriota W. Magoths es de la misma opinión y repara su nave, “The Delight” durante 17 días del mes de diciembre de 1589. John Davis con la “Desire” utiliza el puerto por más de cien días en el año 1592. Similar ocupación consuman los holandeses Olivier Van Noort, con tres barcos, en 1599 y William Schouten con Le Maire, en 1616, con dos naves. En esto coinciden todos cuantos utilizaron el puerto, tanto se trate de ingleses, franceses y aun españoles49. Si Magallanes hubiera ingresado a la ría de Puerto Deseado, hubiera fondeado sin mayores contratiempos, tal como lo han hecho

42

Relación diaria del viaje de la Fragata San Antonio 1745-46. Direc. Hidrográfica. Madrid. 1874, V. Quesada. 43 Viaje del Comandante Byron alrededor del mundo. Madrid. 1769. 44 Este barco al ingresar al puerto rozó una roca sumergida, que después adoptará su nombre. El escollo fue volado por buzos de la Armada Argentina, en el año 1981 45 El buque mercante “riffers” (al salir), por desperfectos técnicos, varó en la costa sur. Buque pesquero Mar Brillante (al salir), le erró al canal, encallo en la costa sur y se hundió. Buque pesquero Arbumasa IV (al entrar), le erró al canal, y varó en la isla Chaffers. Buque pesquero, al salir, perdió la enfilación y encalló frente al hospital. 46 Corbeta de Guerra H. M. S. Swift. 1763. Icomos. Municipalidad Puerto Deseado. Bs. As. 1993. 47 El Transporte Nacional “Magallanes” naufragó en Puerto Deseado. G. Lambert. P. N. A. Bs. As. 2002. 48 Miguel Irigoyen, patrón de la lancha de practicaje Yamana, surta en este puerto. Alfredo Giraudi, inspector embarcado, de la Secretaria de Pesca de la provincia de Santa Cruz. 49 Domingo Perler (1767), Francisco Gil y Lemos (1768), Manuel Pando (1769), José de la Peña (1789).

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otros navegantes que dejaron reflejada su experiencia sobre el lugar: 5. Otras causas: físicas, morfológicas e hidrodinámicas. Las particulares condiciones de la ría condicionan al observador y no le permiten confundirla con una bahía, río u otro tipo de accidente. El nombre que le asigna Cavendish le tributa un reconocimiento a su condición de puerto. Es un curso de agua salada que se alarga 20 millas al interior del continente. Sus orillas, a diferencia de otros puertos naturales patagónicos, están particularmente recortadas por rocas volcánicas de color ocre, que se levantan en acantilados pronunciados. El interior está cargado de islas, barrancas y cañadones poblados de fauna silvestre. La roca Torre50 es un peñón de marca de 26 metros de altura (única en la dilatada costa de la Patagonia51). Mereció referencias y/o dibujos por parte de todos los que fondearon en el lugar.52 Es difícil creer que un agudo observador como Pigafetta la pasara por alto. No pudieron confundirlo con un río (río de Juan serrano), porque los ríos no cambian de dirección cada seis horas; ¡y a una velocidad de 6 nudos! Por la individualización de otros accidentes, la tripulación demuestra conocer bien la diferencia entre un río y una bahía En lo que al río Deseado respecta es importante aclarar que para llegar hasta la desembocadura, hay que proceder hoy de igual forma que siglos atrás; y ajustarse a determinada maniobra: ingresar a la ría y, posteriormente, utilizar embarcaciones menores, que a vela y remo, permitan remontar el largo cauce y llegar al paso

53. Allí desemboca el cauce de un río, el río Deseado. Si Magallanes hubiera ingresado a la ría la morfología hubiera merecido un comentario más amplio, no por parte de los cronistas posteriores, sino por quienes escribieron los diarios de viaje. ¿Cual es entonces la Bahía de los Trabajos? Si Magallanes no entró a Puerto Deseado, y Puerto Deseado no es La Bahía de los Trabajos. ¿Cuál es y donde está la Bahía de los Trabajos? Los documentos originales no contestan el interrogante. Los cronistas e historiadores del siglo XVI tampoco. Los investigadores modernos, con base cartográfica actualizada y precisa, manejan otras herramientas y elaboran distintas alternativas. Están entre ellos quienes se la figuran dentro del puerto (en diferentes posiciones) como fuera de él. Es cuando mencionan alguna de las bahías situadas al sur de la entrada a Puerto Deseado: bahía Desvelos o Bahía Nodales. Nosotros fundamentamos nuestra opinión en el análisis detallado de la costa (la que sigue inmediatamente al sur de Puerto Deseado), como en las experiencias relatadas por participantes de las expediciones que vinieron a posteriori de Magallanes. A partir del paralelo 47° 47’ (ría de Puerto Deseado), hasta el paralelo 48° 25’ (bahía Laura), la costa ofrece varías alternativas. Allí se encuentran diferentes bahías (aunque pocas de ellas cuentan con buenos fondeaderos): Bahía Oso Marino, Bahía Nodales, Ensenada de Ferrer (Spiring) y Bahía Laura. Más al sur se abre la amplia boca de Bahía Desvelos. Elegimos la Bahía Oso Marino (como el lugar que el Roteiro denominó Bahía de los Trabajos) por ser una clásica bahía, una de las más pintorescas de la costa patagónica; tiene el mejor fondeadero, aunque la estadía se complica con determinados vientos. Frente a su boca, está el único archipiélago conocido de toda la costa patagónica. En este grupo de islas viven y anidan lobos y pingüinos, estos últimos en tal cantidad que han llenado, por siglos, las bodegas de cuanto barco navega en demanda del sur. Esta es la bahía que mereció múltiples elogios por

50 Roca aislada en forma de torre (vista desde el acceso) u horqueta, observada desde el abrigo interior 51 Derrotero Argentino, parte II, pagina 318. 52 Ferrari; Carlos. “¿Porque llamamos Piedra Toba a la roca Torre?” Puerto Deseado. 2002. (inédito) 53 Davis en 1592; Van Noort en 1599; Quiroga en 1746; Viedma en 1780, Darwin en 1836; Moreno en 1876.

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parte de navegantes y viajeros que pasaron tras la estela que dejó Magallanes54. Está calificada como una de las mejores bahías de esta costa por parte de personajes diversos como el navegante ingles Robert Fitz Roy; el explorador italiano Antonio Oneto o el naturalista argentino Francisco Pascasio Moreno. Conclusión Magallanes no entró a Puerto Deseado porque no vió la entrada al puerto, tal como le sucedió con otros importantes accidentes geográficos; y como también les ocurrió a varios navegantes posteriores que pasaron la boca sin encontrarla. De haber logrado ingresar, se hubiera encontrado en un fondeadero seguro, sin necesidad de tener que abandonarlo por causa de tormentas y peligros. La singularidad del interior habría motivado más de un comentario por parte de algún relator del viaje. El análisis practicado -sobre los relatos de los tripulantes- demuestra claramente que no contienen elementos para probar el ingreso a este puerto. Si bien –uno de ellos- menciona una bahía de los Trabajos, no existe posibilidad de relacionarlo con Puerto Deseado. De igual forma sucede con la cartografía y las crónicas que se elaboran después del viaje.; no aportan información que nos permita una mayor aproximación para determinar el lugar donde se encuentra la Bahía de los Trabajos y, mucho menos, compararla con Puerto Deseado. Los trabajos de Herrera y Navarrete fueron los pilares donde se apoyaron investigadores posteriores para afirmar que la Bahía de los Trabajos es Puerto Deseado. Herrera ha puesto mucha imaginación, pero no puede demostrar base documental, en tanto que Navarrete transcribe a Herrera y su aporte es por demás escueto y dubitativo. Los autores modernos no han puesto en discusión la autoridad de los mencionados escritores españoles y han aceptado –mayoritariamente- la conclusión. Ocupados en otros acontecimientos del viaje no han profundizado en el análisis. Sus pareceres son bastante diferentes y aventuran hipótesis que no se demuestran. Solo Ratto, y mas adelante Destéfani, (marinos y reconocidos historiadores), plantean una tesitura diferente, pero entendemos que sus fundamentos no aportan solución. Por eso defendemos a la Bahía Oso Marino como el fondeadero – empleado por los españoles- para reabastecer sus barcos con la abundante fauna de las islas Pingüino; lugar donde un temporal grande y prolongado, puso en peligro a la capitana y los obligó a abandonarla, no sin antes llamarla de los Trabajos. Con respecto al río de Juan Serrano (estrechamente relacionada -en la cartografía- con la bahía de los trabajos), no figura ni en los diarios de viaje, ni en los relatos posteriores, incluido Herrera y Navarrete. Es de evidente construcción cartográfica y merece las dudas que genere su existencia por no poderse precisar su origen y ubicación. Nuestra opinión es que el único río de Juan Serrano (al que seguramente se referían los pilotos frente a los cartógrafos de la Casa de Contratación) es el actual río Santa Cruz que, efectivamente, es el río descubierto por Juan Serrano, cuando enviado por Magallanes, exploraba la costa al sur de San Julián. Agradecimientos. Este trabajo fue posible gracias a la colaboración brindada (en primer término) por el Dr. Rolando Martínez Peck. Comprender los temas propios de mar (cursos, fondeaderos, riesgos, enfilaciones, derroteros, vientos, temporales, naufragios, etc.) fue factible gracias a la intervención de: Capitán de Fragata (R.E) Alejandro Licoff; el capitán de ultramar Alejandro...;

54 Drake (1578); la denominó bahía de las focas. Los hermanos Nodal (1619) la llamaron bahía de los leones. Narborough la describe como muy pintoresca en 1670. Fitz Roy, elogia en 1736, a la Sea Bear Bay. El Derrotero naval argentino la reconoce como buen fondeadero. Mantuvo una pequeña población y puerto a principios del siglo XX.

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los señores Miguel Irigoyen y Alfredo Giraudi (ambos experimentados hombres de mar); y el Sr. Daniel Alegre, jefe del puerto de Puerto Deseado. Invalorable ha sido la ayuda brindada por el Sr. Irigoyen -con la lancha Yamana- para poder reconstruir, en navegación, la derrota seguida por la flota. La Bibliotecaria Lucia E. Distefano merece nuestra gratitud por la revisión final de este informe. Agradecemos también al personal de la Biblioteca Popular Florentino Ameghino de Puerto Deseado y a la Lic. Claudia Gutierrez por su apoyo para la confección de tablas. Anexos Cuadro A. Síntesis con la opinión de los investigadores modernos. Mapa de Antonio Pigafetta (versión original) y adaptación para interpretación. Imagen satelital con el posible derrotero de Magallanes y puntos mas importantes de la costa. Tabla comparativa Nº 1. Relaciona puntos costeros con relatos de tripulantes y cronistas. Tabla comparativa Nº 2. Relación toponímica en los primeros mapas del siglo XVI. Bibliografía Para mayor comodidad en la consulta (y resaltar la influencia entre autores) decidimos presentar las fuentes ordenadas en forma cronológica. (Desde los más antiguos hasta los contemporáneos) Diarios, derroteros, crónicas del viaje. Albo, Francisco de. Derrotero del viaje de Magallanes desde el cabo de San agustín, en el

Brasil, hasta el regreso a España de la nao “Victoria”. Mafra, Ginés de. “Relación” Es la versión tomada del manuscrito Res. 18 de la Biblioteca nacional de Madrid. La obra pudo haber sido escrita con posterioridad a 1543. Pigafetta, Antonio. Utilizamos las dos versiones traducidas al castellano. La del año 1898 de Manuel Walls y Merino. Primer viaje alrededor del mundo Elefante Blanco. 2001. Bs. As; más la correspondiente al año 1922 de Federico Ruíz Morcuende. Primer viaje en torno del globo Espasa Calpe. Madrid. 1934. Las dos tomadas del manuscrito de hallado por Carlos Amoretti. Piloto Genovés. El Roteiro. Navegación y viaje que hizo Fernando de Magallanes desde Sevilla para el maluco en el año 1519, escrito por un piloto genovés. Se conserva en tres manuscritos depositados en instituciones de Madrid, Lisboa y París. Un portugués. Relación de un portugués compañero de Duarte Barbosa, que fue en la nao

Victoria en el año de 1519. Autor desconocido. Fue publicada en Venecia en 1554. Cronistas del siglo XVI Transilvano, Maximiliano.1522. Carta escrita por Maximiliano Transilvano de cómo y por qué

y en que tiempo fueron descubiertas y halladas las islas Malucas, donde es propio el nacimiento

de la especería, las cuales caen en la conquista y marcación de la corona real de España. Fernández de Oviedo y Valdez, Gonzalo. (1535) Historia Natural y General de las Indias. Real Academia de Historia. Madrid, 1852. López de Gómara, Francisco. (1552) Historia general de las Indias y vida de Hernán Cortés. Biblioteca Ayacucho. Caracas 1979. Herrera y Tordesillas, Antonio de. (1601) Historia General de los hechos de los castellanos en

las islas y tierra firme del mar océano. Década tercera. En la oficina real de Nicolás Rodríguez. Madrid. Año de 1726. Historiadores, escritores, divulgadores en los Siglos XIX. XX y XXI. Fernández de Navarrete, Martín. 1837. “Viaje de Magallanes y de Sebastián de Elcano”. Colección Buen Aire. Emece. Buenos Aires. 1944. De la Colección de los viajes y

descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV. Tomo IV Madrid. Barros Arana, Diego. 1865. “Compendio de Historia de America”. Imprenta del FF.CC. Chile.

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Anexos

Cuadro A. Síntesis con la opinión de los autores modernos. Si bien hay coincidencia entre los escritores modernos en asignarle a Magallanes el descubrimiento de Puerto Deseado, sus conclusiones difieren en forma notable. Otros escritores manifiestan sus dudas al respecto, pero no lo descartan. Están quienes no opinan y, por último (los menos) que prefieren asignarle el descubrimiento de Puerto Deseado a otros navegantes. Entre quienes le atribuyen el descubrimiento a Magallanes encontramos autores tan dispares como: Pastell (1920); De Gandia (1939); Cramer (1970) y Mariano Cuesta Domingo (1999) que aluden a las islas que menciona Pigafetta para ubicarlas dentro de la ría de Puerto Deseado. Otros aseguran que el Río de Juan Serrano es Puerto Deseado: Savon (1929) y Ramos (1935). Están quienes prefieren ubicar el río de Juan Serrano en la boca de la ría y la Bahía de los Trabajos en su interior: Basílico (1967), Lenzi (1980) y Destéfani en 1982. En este grupo se puede incluir a Gallez (1974) que ubica al río de Juan Serrano en la falsa boca de la ría Deseado. Un pequeño y curioso grupo –mayoritariamente medios de difusión- descarta el río y se inclinan solo por Bahía de los Trabajos, pero con el agregado del calificativo forzados o forzosos: El Orden, de Puerto Deseado ( 1988), Los cuadernos Culturales Deseadenses en el 2003 y La Opinión Austral, de Río Gallegos en el año 2004. Cierra la lista un grupo numeroso que solo elige bahía de los Trabajos, tal como ocurre con: Ratto en 1928, Deodat en 1945, Taina en 1985, La Guía de Puerto Deseado de 1995, Fernández Vial y Fernández Morente en el 2001, Rodríguez Lofredo en el 2007 y Osses en el año 2008. No todos los casos mencionados pueden ser tratados de igual manera. Héctor Ratto, por ejemplo le ha dedicado tiempo al tema y ha concluido por afirmar que el 3 de marzo de

1520…Magallanes penetró en la primera Bahía del río deseado a la que denominó de los

Trabajos” Los demás, como hemos explicado en la discusión, se han limitado a exponer una posición sin argumentos en su defensa, mientras que otros se adhieren a la opinión de investigadores que los precedieron. Otro importante conjunto se inclina por coincidir con la postura anterior pero, manifiestan sus dudas, posiblemente por no ser un tema de su interés exclusivo. El primero de ellos es Martín Fernández de Navarrete cuando en 1837 escribe (y parece ser el

Puerto Deseado).55

Burmeister en 1900 dice que “probablemente esa bahía era la de Deseado”.

José Toribio Medina (1920) expresa que las islas de Pigafetta podrían ser fronteras de Puerto

Deseado. Martín Rodríguez en 1940 cree (en coincidencia con Groussac) que la Bahía de los Trabajos es Bahía Nodales y que Magallanes pudo haber descubierto Puerto Deseado, “aunque

no hay seguridad de ello”. Ruiz Guiñazú en 1945: “y parece ser el puerto que Thomas Gavendis (sic) denomina Deseado”. Antonio Álvarez en 1970 “Bahía de los trabajos forzosos… se

supone…que el actual Puerto Deseado” Martínez Ruiz en 1976 “se cree que recalaron en una

Bahía que llamaron de los Trabajos forzados” LLarás Samitier (1984). “la bahía de los trabajos

forzados, Puerto Deseado al parecer”. Consultor Patagónico (2000) Encontramos a autores que se refieren al viaje pero que no emiten opinión sobre el autor del descubrimiento: Barros Arana en 1865; Lista en 1879; Borgialli en 1935; Groussac en 1936; Morales en 1936; D’Agostini en 1945; Sierra en 1956; Furlong en 1957; Dos Santos López en 1984; Navarro Floria y otros en 1997 y Bandieri en el 2001. Por último figuran aquellos pocos, entre los consultados, que le atribuyen el descubrimiento a otros navegantes: Moreno en 1879, a Cavendish; Consejo Nacional de Educación en 1942, a Cavendish; Del Carril en 1975, a Drake y Ferrari en el año 2006 a Cavendish. 55 Navarrete no pudo haber evaluado, en 1837, como influiría su precautoria y dubitativa frase : “y parece ser el

Puerto Deseado”

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Puerto Deseado, 4 de agosto de 2008.

Mapa de Pigafetta. Versión año 1522. Mapa según la interpretación de este trabajo

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Puntos geográficos Relatos y mapas de los tripulantes de la expedición. año 1520 Cronista del siglo XVI Toponimia

actual. Latitud

Toponimia histórica

(expedición)

Albo, piloto nao Trinidad

El Roteiro Relato de un Portugués

Ginés de Mafra Pigafetta, Nao Trinidad

Mapa de Pigafetta

1522

Oviedo y Valdez 1535

López de Gómara

1552

Antonio de Herrera

1600

Punta del Este 34° 58’

Cabo de Santa María

Cabo de Santa María. 35° 10 de enero

Cabo de Santa María. 34° 3/4

Cabo de Sta.

María

11/01 Río de la Plata

34° 30’ Río de Solís

Río de Solís

34° / 35° Río San Cristóbal

34°

Río San Cristóbal

35°

Río

34° Río

34 1/3 Fiume de Johan

de Solís

Río de la Plata

35°

Río de Solís que llaman de la

Plata 13/01.Tierra mui hermosa

Cabo San Antonio 36° 20’

Cabo Santanton Punta de Santantón. 36° 7 de febrero

Punta de San

Antonio

36°

Cabo Blanco

Bahía Blanca 39° 10’

Baxos o Bajos de las corrientes

Bajos

39° 11’ 13 de febrero

Bajos de las

corrientes 39°

Bajos anegados

Golfo Nuevo 42° 45’

Bahía de San Matías

Bahía de San

Matías 42° ½ 24 de febrero

Bahía de San

Mateo

¿34°?

Bahía S/fondo Bahía s/fondo San Matías

40°

(Ba.mui

hermosa) Indeterminado Sin nombre Bahía+Bahía

44° 27 de febrero

Arrecifes de lobos 44°

Bahía de los patos

(Tormentas, lobos esquife, capitana).

Indeterminado Sin nombre Bahía de los Trabajos

¿37° o 47°?

Punta de lobos

marinos

48°

Dos islas Una B. de los Trabajos y

Un río de J.S.

Río de J Serrano o Río de los trabajos

B. de los trabajos (mui hermosa)

esquife, tormentas.

San Julián 49° 18’

San Julián Puerto San Julián 49° 2/3

31/03 – 24/08

Puerto San Julián 49° 1/3

31/03 - 24/08

Puerto San Julián 50°

---24/08

Río de San Julián 49°

31/03

Puerto San Julián 49° 1/2

Porto de santo Juliano

Río de San Julián

San Julián

Río o B de San Julián 49° 18’

Santa Cruz 50° 10’

Río Santa Cruz Río Santa Cruz

26/08 -- 18/10

Río Santa Cruz. 50°

---18/10

Río Santa Cruz. 50°

---18/10

Río Santa Cruz

Río 49° ¾

Río de la cruz Río de S Cruz

Sep/oct. Cabo Vírgenes

52° 10’ Cabo de las Vírgenes

Cabo de las Vírgenes. 52°.

21/10

C. de las Vírgenes. 52°

21/10

Capo de y m, vir Cabo Vírgenes Promontorio de las 11 mil Vírgenes.

TABLA Nº 1.Relaciona puntos costeros con relatos de los tripulantes y cronistas.

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Tabla Nº 2 Relación toponímica entre los primeros mapas del siglo XVI

Toponimia Actual Planisferio de Turín

1923 Castiglioni 1526/27 Salviatti 1526-27 Maggiolo 1527 Anonimo 1527

Ribero Ribero 1529 (Weimar)

Wolfenbüttel 1530 (¿Ribero?)

Cabo San Antonio c.de s.antonio C. de S. Antonio

C. de Sto.Antonio C.de S. Antonio C. de s. antonio C. de s. Antonio

Co. de Sta. Polonia C.de Sa. polonia

Punta de las arenas P. de s. elena Pta. de Sa. Elena Ponta de sta. lena p. de s. elena pa. de s. elena Pa. de s. elena

arenas gordas Arenas Gordas arenas gordas arenas gordas arenas gordas

tierra de los humos tierra de los humos Terras dos fumos tierra de los humos trra. de humos trra. de humos

baxos anegados baxos anegados bajos anegados baxos anegados baxos anegados.

Bahía Blanca Los bajos de la Victoria

Bassio de le corente

tierra baxa tierra baxa Terra bassa tierra baxa Terra baxa

barreras blancas barreras blancas Barrera blancha Barreras blancas barreras blancas Barreras blancas

tres puntas tres puntas tres puntas

Golfo Nuevo Baya de San Mathia baia de San mathia A baia de sto. Matías

Golfo Nuevo Ba. sin fondo b. sinfondo b.sin fondo Baya sim fondo

Co. de S. mathía

Punta de lobos marinos arreciffe de los lobos arrecife de lobos Terra de lobos marinos arreciffes de los lobos arecife de lobos Recife de lobos

c. de so. domingo Cabo de S. Domingo c. de marco

C de s. domingo

r. de cananor Terra deserta

terra de marcos Tierra de marco R. de cananor R. de cananor R. de cananor

Cabo Blanco blanco Cabo blanco C. blanco C. blanco c. blanco

Ro. de Juan serrano Ro. e S. Juan. Ponta de lobos marinos

baya de los trabajos t. de los trabajos baxo de los trabajos R. de Juhan serrano R. de Juan serrano

Baia de los travagios b. de los trabajos b. de los trabajos b. de los trabajos

tierra de las baxas trra. de las baxas r.de y se rranas

sierras hermosas Sierras hermosas tierra de las baxas trra. de las baxas trra. delos baxos

Isla Pingüino y. de los patos Terra fermosa sierras hermosas sierras hermosas sierras hermosas.

Isla Pinguino Ys. de los patos Ys. de los patos y. de los patos.

San Julián ba. de san Giulia Po. e Sn. julian po. de San Giulian

ys. de s(an)son p. de San Julian po. de s. Julian po. Sct. Julián po. de S. juliam