pronunciamiento de topete revisado

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1 COMENTARIO DE TEXTO Nº4 El pronunciamiento de Topete, Prim… PRONUNCIAMIENTO DE TOPETE 4.- El pronunciamiento de Topete, Prim "Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas, con toda su provincia, con la Armada anclada en su puerto (...), declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es leal intérprete de todos los ciudadanos (...). Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable (...) Queremos que un gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal eche los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de (...) favoritos; con los amantes del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales (...); con el apoyo de los ministros del altar (...); con el pueblo todo (...). Españoles: (...) Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡ Viva España con honra! Cádiz, 19 de septiembre de 1868. Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete". Pronunciamiento de Topete, Prim….,Gaceta de Madrid, 3 de octubre de 1868. El texto ante el que nos encontramos es una fuente primaria, importante para el conocimiento del proceso histórico del Sexenio y de las posiciones ideológicas y políticas de los sublevados. Es un texto histórico-circunstancial de contenido político, ya que se trata de un fragmento de una proclama (acudid a las armas): la que sigue al pronunciamiento militar iniciado por el almirante Topete en Cádiz y seguido fundamentalmente por los generales Prim y Serrano. Antecede al golpe que inicia la Revolución de 1868, conocida como “La Gloriosa”, que dará fin al reinado de Isabel II en España. Será conocido el texto como ¡Viva España con honra! Es un texto público, destinado a la difusión general, es decir, dar a conocer los motivos e intenciones del pronunciamiento: concienciar a la población de la necesidad de destronar a Isabel II y acabar con el gobierno de Narváez. El lugar y la fecha nos vienen indicados en el texto: Cádiz, 19 de septiembre de 1868; así como los autores del mismo: el colectivo de generales pronunciados, una serie de militares progresistas, algunos incluso pertenecientes al partido político de la Unión Liberal, como Juan Prim, Francisco Serrano o Rafael Primo de Rivera. Si bien es verdad que el verdadero autor es el civil Adelardo López de Ayala, celebre dramaturgo liberal,

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Page 1: Pronunciamiento de Topete Revisado

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COMENTARIO DE TEXTO Nº4

El pronunciamiento de Topete, Prim…

PRONUNCIAMIENTO DE TOPETE

4.- El pronunciamiento de Topete, Prim…

"Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas, con toda su provincia, con la Armada anclada

en su puerto (...), declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura

de que es leal intérprete de todos los ciudadanos (...). Queremos que una legalidad común por

todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de

observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable (...) Queremos que un gobierno

provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el

sufragio universal eche los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para

realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y

compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el

fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de (...) favoritos; con los amantes

del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho;

con los ardientes partidarios de las libertades individuales (...); con el apoyo de los ministros del

altar (...); con el pueblo todo (...). Españoles: (...) Acudid a las armas, no con el impulso del

encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa

serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡ Viva España con honra!

Cádiz, 19 de septiembre de 1868. Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco

Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan

Topete".

Pronunciamiento de Topete, Prim….,Gaceta de Madrid, 3 de octubre de 1868.

El texto ante el que nos encontramos es una fuente primaria, importante para el

conocimiento del proceso histórico del Sexenio y de las posiciones ideológicas y

políticas de los sublevados. Es un texto histórico-circunstancial de contenido político,

ya que se trata de un fragmento de una proclama (acudid a las armas): la que sigue al

pronunciamiento militar iniciado por el almirante Topete en Cádiz y seguido

fundamentalmente por los generales Prim y Serrano. Antecede al golpe que inicia la

Revolución de 1868, conocida como “La Gloriosa”, que dará fin al reinado de Isabel II

en España. Será conocido el texto como ¡Viva España con honra!

Es un texto público, destinado a la difusión general, es decir, dar a conocer los

motivos e intenciones del pronunciamiento: concienciar a la población de la necesidad

de destronar a Isabel II y acabar con el gobierno de Narváez.

El lugar y la fecha nos vienen indicados en el texto: Cádiz, 19 de septiembre de

1868; así como los autores del mismo: el colectivo de generales pronunciados, una serie

de militares progresistas, algunos incluso pertenecientes al partido político de la Unión

Liberal, como Juan Prim, Francisco Serrano o Rafael Primo de Rivera. Si bien es verdad

que el verdadero autor es el civil Adelardo López de Ayala, celebre dramaturgo liberal,

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que ocupó el Ministerio de Ultramar con Serrano, en el primer gabinete de Amadeo I

(1871) y en mayo 1872. Durante el período conocido como Restauración, también

ocupó este ministerio. Además, fue presidente del Congreso y académico de la Lengua.

Entre los militares firmantes de la proclama nos encontramos con el general Prim, con

Serrano y el almirante Topete, todos ellos destacados protagonistas de la “Gloriosa”.

El inspirador y figura más destacada del movimiento revolucionario es el general

progresista Juan Prim de brillante trayectoria militar, Tras el fracaso del bienio

progresista (54-56) se integró en la Unión Liberal de O’ Donell. Se hizo muy popular en

la guerra de Marruecos (1860). ). Conspiró contra el gobierno moderado en la última

etapa de Isabel II pues él es el que promoverá el Pacto de Ostende (verano de 1866) en

el que se aliaron progresistas, con unionistas y demócratas para derribar a Isabel II. .

Fue uno de los dirigentes de la revolución de 1868 y propuso a Amadeo de Saboya. Fue

asesinado poco antes de la llegada del nuevo rey. En septiembre de 1868 Prim consigue

llegar a Cádiz, desde Londres pasando por Gibraltar, donde se une al almirante Juan

Topete, quien inicia el golpe al que se unieron el resto de los generales firmantes, que

habían sido desterrados en Canarias por el gobierno de González Bravo. El más

importante es el general Serrano, duque de la Torre, presidente de los unionistas, que

había colaborado con el gobierno de Isabel II muy a menudo. Dirigió las tropas

sublevadas en su avance hacia Madrid y en la batalla del puente de Alcolea (Córdoba)

derrotó a las tropas del ejército isabelino, dirigidas por Novaliches, que se unieron a las

sublevadas. Este hecho, unido a la formación de Juntas por toda Andalucía y en Madrid,

obligaron a Isabel II, de veraneo en San Sebastián, a pasar a Francia el 30 de

septiembre, si bien no renunció a la Corona.

El texto queda dividido en tres partes:

La primera, las siete primeras líneas, recoge los objetivos del

pronunciamiento: derrocar a la reina Isabel II, que aparece expresada en

el primer párrafo cuando los sublevados “(...) niega su obediencia al

gobierno que reside en Madrid (...)”, en nombre de la Nación a la que

afirman representar para que recobre su soberanía; creación de una nueva

legalidad común que tenga el respeto de todos; crear un gobierno

provisional representativo de todas las fuerzas del país.

La segunda, de las líneas siete y trece, enumera los apoyos que

teóricamente han conseguido los golpistas.

La tercera, el resto del fragmento, en la que hace, como corresponde a una proclama, un llamamiento a toda la nación para que apoye el

pronunciamiento.

Las causas de la revolución de 1868, que puso fin al reinado de Isabel II, se

remontan a los cinco años anteriores y son múltiples.

El país era gobernado por el General Narváez, miembro de la Unión Liberal,

partido fundado en 1854 y que agrupaba a los miembros mas moderados de los

progresistas, así como también a los más progresistas de la sección moderada, dando

como resultado un partido de centro. Bajo el mandato de este gobierno, el país se

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encontrará con una serie de diversas crisis que dejan al gobierno unionista gravemente

tocado y con los días contados. Estas crisis se acentúan a partir de 1863, y se puede

decir que existen en casi cualquier ámbito.

En el ámbito político, hacia 1868 casi nadie defendía la causa isabelina , de ahí

que, declarada mayor de edad y coronada a los 13 años en 1843, tras la regencia de

Espartero, fuera expulsada del país tras la revolución democrática de 1868 (la

Gloriosa). Muy querida en la primera etapa, a partir del bienio progresista (54-56) cayó

en el mayor desprestigio por sus escándalos y amoríos. Su corte fue llamada la Corte

de los Milagros “rodeada de militares (Serrano), clérigos (obispo Claret, San Patrocinio)

que le dieron la imagen de reina caprichosa y alocada. A ello se había añadido que la

reina se había ido apoyando alternativamente en los gobiernos conservadores de los

generales O’ Donell y Narváez, cuya única política consistía en el mantenimiento del

orden y del sistema oligárquico asentado en la Constitución de 1845, a base de reprimir

cualquier intento de protesta u opinión crítica. Este monopolio de los moderados,

gracias al poder moderador de la Corona y al caciquismo, supondrá la exclusión

desde 1860 del resto de los partidos y en consecuencia el descontento y la oposición

de demócratas, republicanos y progresistas. Al Pacto de Ostende, firmado por

progresistas y demócratas en el exilio para conspirar unidos contra la monarquía,

acabaron por sumarse los unionistas en 1868, tras la muerte de O’ Donell, y ahora bajo

el liderazgo de Serrano, convencido al fin de la inviabilidad del régimen. El programa

revolucionario de los conspiradores, que incluía las principales reivindicaciones

populares, como el sufragio universal, la supresión de las quintas y la abolición de los

consumos y su sustitución por una contribución directa, ayudó a promover la

colaboración de la población con los golpistas.

A la crisis política se suma la económica. La situación económica se

había ido deteriorando a partir de 1864. Así se superpone la crisis de la industria

textil catalana, debido al estallido de la Guerra de Secesión norteamericana que priva a

España de materias primas; la de la construcción del ferrocarril (fin de la expansión

del ferrocarril); el hundimiento, a partir de 1864, de las Bolsas (crack europeo:

quiebra de numerosos bancos), con la consiguiente quiebra de sociedades; la

bancarrota efectiva de la Hacienda pública, que no puedo, por tanto, responder a la

situación creada; y una crisis de subsistencia, caracterizada por la escasez y la carestía

de los alimentos básicos (pésimas cosechas de 1866 y 1867).

La consecuencia de esta situación fue el descontento generalizado,

tanto de los grupos dirigentes (burguesía industrial y financiera; oligarquía

terrateniente), como de los militares cuyo malestar tiene su origen en el fusilamiento de

los oficiales rebeldes del Cuartel de San Gil (1866), cuyo amotinamiento intenta el

control de Madrid), como de la población trabajadora, sumida en el paro, carestía y

miseria. Sin olvidarnos de la burguesía intelectual y de los estudiantes fruto de la

expulsión de Castelar, profesor universitario, de su cátedra por sus artículos contra la

venta de parte del patrimonio nacional para cubrir el déficit de hacienda y dar a la reina

el 25%, puesto que lo considera ilegal. El enfrentamiento entre estudiantes y fuerzas del

orden se traduce en varios muertos y cientos de heridos (matanza de la noche de San

Daniel), que supone la sustitución de Narváez por O’Donell.

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Todas estas crisis dieron lugar a la “Gloriosa Revolución” en 1868, iniciada en

Cádiz. Dos años antes, en 1866, el general Prim llegó a un acuerdo con demócratas y

republicanos, y más tarde se sumarían también miembros de la Unión liberal para firmar

el denominado “Pacto de Ostende”, en el que se acordó realizar un pronunciamiento

militar, iniciado en Cádiz bajo la dirección del almirante Topete, que terminaría

extendiéndose a otros puntos del país. La derrota en Alcolea de las tropas

gubernamentales a manos de los sublevados, dirigidos por el general Serrano, supuso el

fin del régimen, e Isabel II, que se encontraba veraneando en Lekeitio, se marchó

exiliada a Francia.

El método del pronunciamiento es una opción a la que se recurría con

bastante asiduidad en España para manifestar el deseo de un cambio de régimen, ya

que pueden enumerarse ciertos ejemplos, tales como el pronunciamiento del teniente

coronel Riego en 1820 que acabaría con el sexenio absolutista de Fernando VII, o más

tarde, en 1854, la llamada “Vicalvarada”, el levantamiento militar moderado dirigido

por el general O´Donnell y que serviría para instaurar el bienio progresista. Por tanto, se

recurría de nuevo al pronunciamiento, iniciado éste en Cádiz, ciudad que posee

cierto valor simbólico para los progresistas, porque fue en esa misma ciudad donde

se iniciaron las revoluciones liberales en España, coincidiendo con la Guerra de

Independencia contra la ocupación francesa. Además de esto, fue Cádiz también la

ciudad escogida por las Cortes en 1812 para elaborar la primera constitución española

que era además, de carácter liberal. Por ello, fue la ciudad andaluza la escogida para

iniciar el golpe de estado.

La Gloriosa no fue una revolución popular, sino uno más de los pronunciamientos militares de la época. Fue un golpe encabezado por los generales

Serrano, Prim, Topete y Ros de Olano entre otros que triunfó rápidamente al sumarse

unidades a la sublevación. El apoyo popular vino después, cuando los partidos

organizaron Juntas locales y provinciales, entregaron armas a la población y

organizaron a los llamados Voluntarios de la libertad. Las exigencias políticas y

sociales de las Juntas que han ido surgiendo en las ciudades (supresión del impuesto

de los consumos, supresión de las quintas o levas obligatorias) transforman este

pronunciamiento progresista en una revolución democrática. Desde el día 17 de

septiembre, en que el almirante Topete se sublevó con su escuadra en Cádiz, al grito de

“¡Viva España con honra¡”, los cuarteles del país se fueron sumando uno a uno a la

sublevación, hasta que el día 28, en Alcolea (Córdoba), las fuerzas de Serrano

derrotaron a las gubernamentales. El día 29 la reina atravesaba la frontera por Irún

camino del exilio francés.

Las expectativas u objetivos de los firmantes de la proclama se cumplen, al

menos, inicialmente. La necesidad que proclama el texto de constituir un nuevo

gobierno que sustituya al anterior y que represente a todas las fuerzas vivas del país,

objetivo acordado ya en el Pacto de Ostende, se realiza el 8 de octubre de 1868, fecha

de la constitución del nuevo gobierno, integrado por figuras destacadas de las distintas

corrientes de la revolución. Presidido por Serrano, miembro de la alta jerarquía militar,

Prim, Sagasta y Figuerola representantes de la burguesía democrática, y Ruiz Zorrilla,

republicano. Inmediatamente se demostró que los conspiradores, una vez conseguido el

exilio de la reina, no tenía la intención de llevar más lejos la revolución. Las primeras

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medidas del gobierno provisional, que se constituyó el 8 de octubre, presidido por

Serrano, con Prim en el ministerio de la guerra y Sagasta en gobernación, consistieron

en pedir la disolución de las Juntas locales, en reclamar a los voluntarios de la

libertad la devolución de las armas y en exigir a los gobernadores civiles que se

mantuvieran firmes ante los enemigos de la libertad para garantizar el orden social

ahora consolidado. Rápidamente se dictaron instrucciones para designar nuevos

Ayuntamiento y Diputaciones, que sustituyeran a los poderes revolucionarios y

aseguraran el control político del país. La Junta revolucionaria de Madrid procedió a

autodisolverse e invitó a las demás a hacer lo mismo, entregando el control al gobierno.

Muchas de ellas se resistieron, conscientes de que ello significaba dar al traste con el

proceso revolucionario, pero una tras otra acabaron por ceder.

Cumplido el primer objetivo, el segundo, la necesidad de una nueva legalidad,

solicitada en el texto, será una de las primeras y más importantes medidas que tomó

este gobierno: la convocatoria a cortes constituyentes elegidas por sufragio

universal masculino de mayores de 25 años en enero de 1869, cuyo fin será el de

elaborar una nueva constitución democrática, fruto del voto del pueblo.

A comienzos de diciembre la normalidad institucional era absoluta y el gobierno

pudo convocar para enero elecciones a Cortes constituyentes, que habrían de elegirse

mediante sufragio universal de toda la ciudadanía, (aunque el voto femenino no se

contempla todavía) que debe gozar de todas las libertades democráticas básicas (

expresión, reunión y asociación). El principio ideológico que satisface es el de la

soberanía nacional entendida como soberanía “del pueblo”, una expresión propia

del sistema democrático, según el cual la voluntad nacional debe ser la única fuente

legítima del poder. Un sufragio que en realidad sólo abarcaría a los varones mayores

de 25 años, apenas un 24% de la población total.

El resultado de estas cortes constituyentes, convocadas por Serrano, será la

nueva constitución de 1869, solicitada por los firmantes de la proclama, “Queremos

que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de

todos”. Se trata del primer texto constitucional de carácter democrático, y que por

tanto defendía, como sistema político, una monarquía democrática en la que existe

una división plena de poderes ya que el rey reina pero no gobierna.En dicho régimen el

poder ejecutivo correspondería a los ministros designados por el rey, el legislativo casi

en su totalidad a las cortes, y el judicial a los jueces, que acceden al cargo mediante

oposiciones. Estas características nos permiten hablar de un avance bastante notable

respecto a las constituciones anteriores, como la de 1812, la de 1837 o la de 1845,

sobre todo en lo que se refiere a la división de poderes, ya que el monarca apenas

interviene en el poder legislativo, que tradicionalmente ha compartido con las Cortes, en

mayor o menor medida. Contiene un amplio reconocimiento de libertades:

inviolabilidad de la propiedad, derecho de sufragio, libertad de información, reunión,

asociación, libertad religiosa por primera vez, libertad de culto. Además se reconoce la

autonomía provincial y municipal pues los ayuntamientos y diputaciones asumen las

competencias de gestión de sus intereses.

Con respecto a esta nueva constitución, se pide que el encargado de observarla

no sea su enemigo irreconciliable, haciendo una clara alusión a Isabel II, cuya

tendencia conservadora la ha llevado a inclinarse siempre del lado de los moderados,

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excluyendo al resto de los partidos de la posibilidad de gobernar. Lejos de mantenerse

neutral y limitarse a adoptar el papel de moderador entre las instituciones, intervendrá

activamente, de modo que el rechazo al gobierno supondrá también el de la monarquía.

También se afirma la necesidad de establecer el régimen bajo las “bases de la

moralidad y el derecho”, mención a la manipulación electoral, coacción de los

votantes, recuento incorrecto de los votos.., utilizada por los moderados como forma

de monopolizar el poder. Por estas causas poco morales y que privaban de su derecho

a gran parte de la población, los pronunciantes aseguran que tiene que cambiar la

situación y para ello se llama a las armas en apoye a la sublevación. La respuesta del

pueblo es la formación de juntas provinciales y locales, que estarán dirigidas por

demócratas y republicanos.

El texto enumera los apoyos con los que cuenta el previsto

pronunciamiento. Aparte de los apoyos políticos, enumeran también una serie de

apoyos tanto sociales, como militares, así como el de la propia iglesia. Estos apoyos se

han ido sumando debido a las distintas crisis antes explicadas, por lo que la burguesía,

los militares, el pueblo, los intelectuales y hasta la iglesia creen necesario un cambio de

régimen y por ello brindan su apoyo a los pronunciantes.

Por ultimo se pide que se acuda a las armas, pero con la “solemne y

poderosa serenidad con la que la justicia empuña su espada” y concluye “¡viva España

con honra!”. Estas ultimas frases hacen ver que la causa por la que van a luchar es

justa y proclaman una España honrosa, ya que por todas las causas expuestas

anteriormente consideran justo y necesario cambiar de régimen, reestableciendo un

sistema “honroso”, algo que el anterior no era, ya que perdió esa honra a base de

maniobras ilegales y corruptas para mantenerse en el poder.

La revolución de 1868 mostró, al igual que la europea de 1848, la alianza

entre las clases populares y la burguesía más avanzada para alcanzar la

democratización política y la mejora de las condiciones de vida de las clases

populares.

Como conclusión, este pronunciamiento, que se redacto con el fin de

captar apoyos en su objetivo de forzar un cambio de régimen, resultó clave en dicho

proceso. El pronunciamiento fue ampliamente apoyado en las distintas ciudades

españolas y como resultado tuvo la caída del régimen de Isabel II y la consolidación

de un régimen democrático plasmado en una breve regencia del coronel Serrano, la

proclamación de la primera Republica en España durante dos años y también el

breve mandato del rey Amadeo de Saboya, descendiente del rey italiano que llevó

acabo la unificación en su país. Tras esto, se volvió a un régimen muy moderado,

llamado Restauración, llevado a cabo por Canovas, por lo que los esfuerzos y luchas

durante seis años no obtuvieron su recompensa.

Francisco Serrano, duque de la Torre (1810-1885) participó en la

primera guerra carlista, en el bando isabelino. Se unió al pronunciamiento

de Espartero en 1840, aunque luego pasó a los moderados. Conocido como

el general "bonito" fue amante de la reina Isabel(1846-48), pero perdido su favor participó en el Manifiesto de Manzanares (1854) y pasó a la Unión

Liberal de O'Donnell, siendo jefe del partido a la muerte de éste (1867). Fue

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jefe del Gobierno Provisional y luego Regente tras la Revolución de 1868. En

el reinado de Amadeo I acabó con la sublevación carlista. Durante la

República participó en la conspiración que acabó con ella.

Juan Prim (1814-1870). Natural de Reus, participó en la primera guerra carlista( 1833-1840) en el bando isabelino. Reprimió la sublevación

en Barcelona en 1843 contra el general Espartero, de su mismo partido. Fue

capitán general de Puerto Rico, donde actuó con gran dureza contra los

esclavos amotinados. Tras pasarse a la Unión Liberal, participó en la guerra

de Marruecos (1859-1861) donde alcanzó enorme prestigio y fue nombrado

marqués de los Castillejos. Ministro de la Guerra durante el Gobierno

Provisional de Serrano que se estableció tras el triunfo de la Revolución de 1868 y Presidente del Consejo de Ministros durante la Regencia, Prim fue el

encargado de buscar un nuevo monarca para España en la persona de

http://www.historiasiglo20.org/enlaces/esp1874-1902.htm