prebisch el desarrollo de la américa latina

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Autor: Prebisch, Raúl. Título: El desarrollo de la América Latina y algunos de sus principales problemas. Año: 1949 Ciudad: Santiago de Chile. Editorial: CEPAL. Nota: - Cita completa: Prebisch, R. (1949). El desarrollo de la América Latina y algunos de sus principales problemas.(pp. 1- 75). Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

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El desarrollo de la América Latina

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  • Autor: Prebisch, Ral.

    Ttulo: El desarrollo de la Amrica Latina y algunos de sus principales problemas.

    Ao: 1949

    Ciudad: Santiago de Chile.

    Editorial: CEPAL.

    Nota: -

    Cita completa: Prebisch, R. (1949). El desarrollo de la Amrica Latina y algunos de sus principales problemas.(pp. 1-75). Santiago de Chile: Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL).

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    ANLISIS TERICO

    EL DESARROLLO ECONMICO DE LA AMERICA LATINAY ALGUNOS DE SUS PRINCIPALES PROBLEMAS

    I. Introduccin

    1. La realidad est destruyendo en la Amrica Latina aquel pre-trito esquema de la divisin internacional del trabajo que, despusde haber adquirido gran vigor en el siglo XIX, segua prevaleciendodoctrinariamente hasta muy avanzado el presente.

    En ese esquema, a la Amrica Latina vena a corresponderle,como parte de la periferia del sistema econmico mundial, el papelespecfico de producir alimentos y materias primas para los gran-des centros industriales.

    No tenia all cabida la industrializacin de los pases nuevos.Los hechos la estn imponiendo, sin embargo. Dos guerras en el cur-so de una generacin, y una profunda crisis econmica entre ellas,ban demostrado sus posibilidades a los pases de la Amrica Latina,ensenndoles positivamente el camino de la actividad industrial.

    La discusin doctrinaria, no obstante, dista mucho de haberterminado. En materia econmica, las ideologas suelen seguir conretraso a los acontecimientos o bien sobrevivirles demasiado. Escierto que el razonamiento acerca de las ventajas econmicas de ladivisin internacional del trabajo es de una validez terica inob-jetable. Pero suele olvidarse que 6e basa sobre una premisa ter-minantemente contradicha por los hechos. Segn esta premisa, elfruto del progreso tcnico tiende a repartirse parejamente entre to-la la colectividad, ya sea por la baja de los precios o por el alzaequivalente de los ingresos. Mediante el intercambio internacional,les pases de produccin primaria obtienen su parte en aquel fruto.No necesitan, pues, industrializarse. Antes bien, su menor eficien-

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    cia les hara perder irremisiblemente las ventajas clsicas del in-tercambio.

    La falla de esta premisa consiste en atribuir carcter generala lo que de suyo es muy circunscrito. Si por colectividad slo seentiende el conjunto de los grandes pases industriales, es biencierto que el fruto del progreso tcnico se distribuye gradualmenteentre todos los grupos y clases sociales. Pero, si el concepto decolectividad tambin se extiende a la periferia de la economamundial, aquella generalizacin lleva en s un grave error. Las in-gentes ventajas del desarrollo de la productividad no han llegadoa la periferia, en medida comparable a la que ha logrado disfru-tar la poblacin de esos grandes pases. De ah las diferencias, tanacentuadas, en los niveles de vida de las masas de stos y de aqu-lla, y las notorias discrepancias entre sus respectivas fuerzas decapitalizacin, puesta que el margen de ahorro depende primor-dialmente del aumento de la productividad.

    Existe, pues, manifiesto desequilibrio, y cualquiera que fueresu explicacin o el modo de justificarlo, se trata de un hechocierto, que destruye la premisa bsica en el esquema de la divisininternacional del trabajo.

    De ah, el significado fundamental de la industrializacin de lospases nuevos. No es ella un fin en s misma, sino el medio prin-cipal de que disponen stos para ir captando una parte del frutodel progreso tcnico y elevando progresivamente el nivel de vidade las masas.

    2. Se encuentran, pues, los pases de Amrica Latina frentea un problema general muy vasto, en el cual convergen una seriede problemas parciales, a plantear previamente, para ir trazandoluego el largo camino de investigacin y accin prctica que habrde recorrerse, si se tiene'el firme designio de resolverlos.

    Sera prematuro, en este primer informe, formular conclusionesque tendran el valor dudoso de toda improvisacin. Es fuerza re-conocer que en los pases latinoamericanos queda mucho por ha-cer, en esta materia, tanto en el conocimiento de los hechos mismos,como en su correcta interpretacin terica. A pesar de tener estospases tantos problemas de ndole semejante, ni tan siquiera seha conseguido abordar en comn su examen y dilucidacin. No esde extraar entonces que prevalezca frecuentemente, en los estudios

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    que suelen publicarse acerca de la economa de los pases deAmrica Latina, el criterio o la experiencia especial de los grandescentros de la economa mundial. Mal cabra esperar de ellos so-luciones que nos conciernen directamente. Es pertinente, pues, pre-sentar con claridad el caso de los pases latinoamericanos, a fin deque sus intereses, aspiraciones y posibilidades, salvadas, desde lue-go, las diferencias y modalidades especficas, se integren adecuada-mente en frmulas generales de cooperacin econmica interna-cional.

    Es, por tanto, muy amplia la tarea que se tiene por delante ygrande la responsabilidad contrada. Para afrontar la una y reali-zar metdicamente la otra, habra que comenzar por aquel plantea-miento previo de los principales problemas, con perspectiva deconjunto, exponiendo a la vez ciertas reflexiones generales, sugeri-das por la experiencia directa de la vida econmica latinoamerica-na. Tal es el propsito de este informe.

    3. La industralizacin de Amrica Latina no es incompatiblecon el desarrollo eficaz de la produccin primaria. Por el contrario,una de las condiciones esenciales para que el desarrollo de laindustria pueda ir cumpliendo el fin social de elevar el nivel devida, es disponer de los mejores equipos de maquinaria e instru-mentos, y aprovechar prontamente el progreso de la tcnica, ensu regular renovacin. La mecanizacin de la agricultura implica lamisma exigencia. Necesitamos una importacin considerable debienes de capital, y tambin necesitamos exportar productos pri-marios para conseguirla.

    Cuanto ms activo sea el comercio exterior de Amrica Latina,tanto mayores sern las posibilidades de aumentar la productivi-dad de su trabajo, mediante la intensa formacin de capitales. Lasolucin no est en crecer a expensas del comercio exterior, sinoen saber extraer, de un comercio exterior cada vez ms grande, loselementos propulsores del desarrollo econmico.

    Si no fuera suficiente el razonamiento para persuadirnos de laestrecha conexin entre el desarrollo econmico y el intercambio,ciertos hechos que estn ocurriendo bastaran para ponerla de ma-nifiesto. La mayor parte de los pases latinoamericanos han aumen-tado intensamente su actividad econmica, y se encuentran en unnivel de ocupacin relativamente alto, si se le compara con el

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    anterior a la guerra. Este alto nivel de ocupacin exige tambinelevadas importaciones, tanto de artculos de consumo, as inme-diato como duradero, cuanto de materias primas y artculos decapital. Y en muchos casos, las exportaciones resultan insuficientespara satisfacer aqullas.

    Esto es evidente cuando se trata de importaciones y otraspartidas pasivas a pagaT en dlares. Hay ya casos notorios, en cier-tos pases, de escasez de esta moneda, no obstante que los dlaressuministrados por Estados Unidos al resto del mundo, al realizarsus propias importaciones, alcanzaron elevada cuanta. Es que elcoeficiente de tales importaciones, con respecto al ingreso nacionalde Estados Unidos, ha llegado a ser exiguo (no pasa del 3 por 100)al cabo de una baja persistente. No es de extraar entonces que,a pesar del alto nivel de ingreso nacional de este pas, los recursosen dlares que as provee a los pases de Amrica Latina, parezcanser insuficientes para cubrir las importaciones requeridas por suintento desenvolvimiento.

    Es cierto que, conforme se restablezca la economa en Europa,se podr aumentar provechosamente el intercambio con ella. Perode all no saldrn ms dlares para Amrica Latina, a menos queEstados Unidos aumente su coeficiente de importaciones de ar-tculos europeos.

    Aqu se encuentra, pues, el factor principal del problema. Deno aumentar dicho coeficiente, es obvio que Amrica Latina severa forzada a desviar sus adquisiciones en Estados Unidos haciaaquellos pases que suministren las divisas para pagarlas. Solucinmuy precaria, por cierto, pues significa, con frecuencia, tener queoptar en favor de importaciones ms caras o inadecuadas para susnecesidades.

    Sera lamentable volver a caer en prcticas de este linaje, cuan-do acaso pudiera lograrse una solucin fundamental. Suele pensarsea veces que, dado el enorme potencial productivo de Estados Uni-dos, es ilusorio suponer que este pas pueda aumentar su coefi-ciente de importaciones, para dar al mundo esa solucin funda-mental. No se justifica una conclusin semejante, sin el previoanlisis de las causas que han llevado a Estados Unidos a reducirpersistentemente su coeficiente de importaciones. Tales causas ac-tan en campo propicio, cuando hay desocupacin. Pero no ha-

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    bindola, cabra la posibilidad de superarlas. Por donde se com-prende la trascendencia que tiene para Amrica Latina, as comopara todo el mundo, que el Gobierno de Estados Unidos puedacumplir su designio de mantener all un alto nivel de ocupacin.

    4. No se discute que el desarrollo econmico de ciertos pasesde Amrica Latina y su rpida asimilacin de la tcnica moderna,en todo cuanto fuere aprovechable por ellos, depende en altogrado de las inversiones extranjeras. El problema no es nada sim-ple, por todas las implicaciones que contiene. Entre sus factoresnegativos se recuerda, en primer lugar, el incumplimiento de ser-vicios financieros, durante la gran depresin de los aos treinta. Esopinin general que ello no debiera repetirse. Encontramos aqu elmismo fondo que en el problema anterior. Los servicios financierosde estas inversiones, i no se realizan otras nuevas para compen-sarlos, debern pagarse con exportaciones en la misma moneda; ysi ellas no crecen correlativamente, se presentar, con el andar deltiempo, el mismo gnero de dificultades. Tanto ms si las expor-taciones caen violentamente, como en aquellos tiempos. Por ello, ymientras no se llegue a la solucin fundamental referida, cabrapreguntarse si no sera prudente orientar las inversiones hacia aque-llas aplicaciones productivas que, al reducir directa o indirecta-mente las importaciones en dlares, permitan atender regularmentelos servicios financieros.

    5. En todo esto hay que precaverse de generalizaciones dogm-ticas. Suponer que el cumplimiento de los pagos exteriores y elbuen funcionamiento monetario dependen meramente de la deci-sin de seguir ciertas reglas de juego, entraa un error de seriasconsecuencias. Aun en pocas en que funcionaba regularmente elpatrn oro en los grandes centros, los pases de la periferia latino-americana encontraron enormes dificultades para mantenerlas, ysus vicisitudes monetarias provocaron con frecuencia el anatemaexterior. Experiencias posteriores, en pases importantes, han en-seado a percibir mejor ciertos aspectos de la realidad. Gran Bre-taa, entre las dos guerras, ha tenido contratiempos de cierto pa-recido con los que ocurran y siguen ocurriendo en nuestros pases,histricamente refractarios a la rigidez del patrn oro. Lo cualcontribuye, sin duda, a la mejor comprensin de los fenmenos dela periferia.

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    6. El 'patrn oro ha dejado de funcionar como antes, y el ma-nejo de la moneda se ha vuelto ms complejo an en la periferia.Es que todas esas complejidades podran dominarse con la firmeaplicacin de la buena doctrina? Pero la buena doctrina, para es-tos pases, se encuentra todava en una lase primaria de su forma-cin. He aqu otro de los problemas de trascendencia: aprovecharla experiencia particular y general, para ir elaborando frmulasmediante las cuales la accin monetaria pueda integrarse, sin an-tagonismos ni contradicciones, dentro de una poltica de desarrolloeconmico intenso y regular.

    No vaya a interpretarse que las enseanzas tradicionales care-cen de valor. Si no brindan normas positivas, indican, al menos,lo que no puede hacerse sin comprometer la estabilidad de lamoneda. Los extremos a que se ha llegado en la inflacin, de-muestran que la poltica monetaria no se ha inspirado en esas en-seanzas: como que, en general, ciertos pases importantes deAmrica Latina han aumentado su circulante ms intensamenteque los pases obligados a cubrir ingentes gastos de guerra.

    Este es otro de los aspectos del problema de la escasez de d-lares. Es cierto, como se tiene dicho, que el alto nivel de ocupacinacrecienta las importaciones. Pero no lo es menos que el creci-miento excesivo del circulante, en muchos casos, ha acentuado in-debidamente la presin de la balanza de pagos, llevando a emplearlas divisas en formas que no responden siempre a las genuinasexigencias del desarrollo econmico.

    Estos hechos tendrn que considerarse en el examen objetivode las consecuencias del incremento inflacionario sobre el pro-ceso de capitalizacin. No se puede desconocer, sin embargo, queen la mayor parte de los pases latinoamericanos el ahorro es-pontneo es insuficiente para cubrir sus necesidades ms urgentesde capital. Pero, desde luego, la expansin monetaria no tiene lavirtud de aumentar las divisas necesarias para importar bienes decapital. Su efecto es de mera redistribucin de ingresos. Hay ahoraque averiguar si ello ha conducido a una ms activa formacinde capital.

    7. Este punto es de importancia decisiva. La elevacin delnivel de vida de las masas depende, en ltima instancia, de unafuerte cantidad de" capital por hombre empleado en la industria,

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    los transportes y la produccin primaria, y de la aptitud paramanejarlo bien.

    En consecuencia, se necesita realizar una enorme acumulacinde capital. Entre los pases de Amrica Latina, hay ya algunos quehan demostrado BU capacidad de ahorro, al punto de haber po-dido efectuar, mediante su propio esfuerzo, gran parte de susinversiones industriales. Pero an en ese caso, que no es general,la formacin de capital tiene que luchar contra una tendenciamuy marcada hacia ciertas modalidades de consumo que muchasveces resultan incompatibles con un alto grado de capitalizacin..

    8. Sin embargo, para formar el capital necesario a la indus-trializacin y el progreso tcnico de la agricultura, no pareceraindispensable comprimir el consumo de la gran masa, que, porlo general, es demasiado bajo. Adems del ahorro presente, in-versiones extranjeras bien encaminadas podran contribuir al au-mento inmediato de la productividad por hombre. De manera que,lograda esta mejora inicial, una parte importante del incrementode producto servir entonces para formar capitales, antes que des-tinarse a consumo prematuro.

    Pero cmo lograr los aumentos de productividad en magnitudsuficiente? La experiencia de estos ltimos aos es aleccionadora.El crecimiento de la ocupacin exigido por el desarrollo indus-trial ha podido realizarse, aunque no en todos los casos, con elempleo de gente que el progreso de la tcnica iba desalojando dela produccin primaria y. de otras ocupaciones, especialmente deciertos tipos de trabajos y servicios personales, de remuneracinrelativamente baja, y con la utilizacin del trabajo femenino. Laocupacin industrial de gente desocupada o mal ocupada ha sig-nificado, pues, una mejora en la productividad, que se ha tra-ducido en un aumento neto del ingreso nacional, cuando factoresde otra ndole no han provocado im descenso general de la efi-cacia productiva.

    Con las grandes posibilidades de progreso tcnico en la pro-duccin primaria, aun en pases en que ya es grande, y con elperfeccionamiento de las industrias existentes, el incremento netodel ingreso nacional podra ir ofreciendo un margen de ahorrocada vez mayor.

  • ENERO-ABRIL, 1957] EL DESARROLLO FXONMICO... 303

    Pero todo ello, y en la medida a que quiera reducirse la ne-cesidad del aporte exterior, supone un esfuerzo inicial de capita-lizacin, que no se concilia generalmente con el tipo de consumode ciertos sectores de la colectividad, ni con la elevada proporcindel ingreso nacional, absorbida, en varios pases, por ciertos tiposde gastos fiscales que no aumentan directa ni indirectamente laproductividad nacional.

    Trtase, en fin de cuentas, de una manifestacin del conflictolatente entre el propsito de asimilar con premura modos deexistencia que los pases de tcnica ms avanzada han logrado pro-gresivamente, merced al aumento de su productividad, y las exi-gencias de una capitalizacin, sin la cual no nos ser posible con-seguir aumento semejante.

    9. Por lo mismo que el capital es escaso y su necesidad muygrande, habra que ceir su aplicacin a un criterio de estrictaeficacia, que no ha sido fcil seguir, dadas las circunstancias enlas cuales se han desarrollado muchas industrias para afrontar si-tuaciones de emergencia. Pero el proceso no ha avanzado tanto queresulte demasiado tarda la correccin de ciertas desviaciones, ni,sobre todo, imposible evitarlas en lo futuro.

    A tal propsito, es necesario definir con precisin el objeto quese persigue mediante la industrializacin. Si se la considera como elmedio de llegar a un nivel de autarqua, en el cual las considera-ciones econmicas pasan a segundo plano, seria admisible cualquierindustria que substituya importaciones. Pero si el propsito consisteen aumentar lo que se ha llamado con justeza el bienestar mensu-rable de las masas, hay que tener presentes los lmites ms all delos cuales una mayor industrializacin podra significar merma deproductividad.

    En tros tiempos, antes de la gran depresin, los pases deAmrica Latina crecieron impulsados desde afuera por el creci-miento persistente de las exportaciones. Nada autoriza a suponer,al menos por ahora, que este fenmeno haya de repetirse, conanloga intensidad, salvo en casos muy particulares. Ya no se pre-senta la alternativa entre seguir creciendo vigorosamente de esemodo, o bien crecer hacia adentro, mediante la industrializacin.Esta ltima ha pasado a ser el modo principal de crecer.

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    Pero ello no significa que la exportacin primaria haya de sa-crificarse para favorecer el desarrollo industrial; no slo porqueella nos suministra las divisas, con las cuales adquirir las impor-taciones necesarias al desenvolvimiento econmico, sino tambinporque, en el valor de lo exportado, suele entrar en una proporcinelevada la renta del suelo, que no implica costo colectivo alguno.Si con el progreso tcnico se logra aumentar la eficacia productorade la agricultura, por un lado, y si la industrializacin y unaadecuada legislacin social, van elevando el nivel del salario real,por otro, se podr ir corrigiendo gradualmente el desequilibrio deingresos entre los centros y la periferia, 6n desmedro de esa ac-tividad econmica esencial.

    10. Encuntrase aqu uno de los lmites de la industrializa-cin, que conviene considerar atentamente, al esbozar los planesde desarrollo. Otro de los lmites est dado por consideracionesrelativas a la dimensin ptima de las empresas industriales. "En lospases de Amrica Latina se est tratando, por lo general, de des-arrollar a un lado de la frontera las mismas industrias que al otro.Ello tiende a disminuir la eficiencia productora y conspira contrala consecucin del fin social que se persigue. Es una falla muy seria,que el siglo XIX supo atenuar en mucho. Guando la Gran Bretaademostr, con hechos, las ventajas de la industria, siguironla otrospases. Pero el desarrollo industrial, aguijado por una activa con-currencia, se realiz en favor de ciertas formas caractersticas deespecializacin, que alentaron un provechoso intercambio entre losdistintos pases. La especializacin favoreca el progreso tcnico yste permita distribuir crecientes ingresos. Contrariamente a loque ocurre cuando se trata de pases industriales frente a pases deproduccin primaria, se cumplan las ventajas clsicas de la divisindel trabajo: de la divisin del trabajo entre iguales o casi iguales.

    La posibilidad de que se llegue a malograr una parte impor-tante del fruto del progreso tcnico a causa de un excesivo frac-cionamiento de los mercados es, pues, otro de los lmites del des-arrollo industrial de nuestros pases. Pero lejos de ser infranquea-ble, es de aquellos que una poltica clarividente de interdependen-cia econmica podra remover con gran beneficio recproco.

    11. Si, con fines sociales, se trata de elevar al mximo el in-greso real, las consideraciones anticclicas no pueden faltar en un

  • KNERO-A3RII., 19571 El. niCSARKOl-L ECONMICO... 30.

    programa de desenvolvimiento econmico. La propagacin a laperiferia latinoamericana de las fluctuaciones cclicas de los gran-des centros implica considerables mermas de ingreso. Si estas mer-mas pudieran evitarse, el problema de la formacin de capital sehara menos difcil. Ha habido ensayos de poltica anticclica; perohay que reconocer que an estamos en los comienzos de la dilu-cidacin de este asunto. Es ms, el debilitamiento que est ocu-rriendo en las reservas metlicas de varios pases significa que laeventualidad de una contraccin de origen exterior no slo va asorprenderlos sin plan de defensa, sino tambin sin los recursospropios, necesarios para facilitar las medidas que las circunstan-cias aconsejan.

    Expuestos en esta primera seccin los lineamientos de los prin-cipales problemas, las siguientes secciones explayarn algunos desus aspectos ms salientes, que no sabra omitirse, tanto por suintrnseca importancia cuanto por la necesidad de dar comienzo asu investigacin sistemtica.

    Son bien conocidas las dificultades que se oponen en Latino-amrica a una tarea de esta naturaleza. Acaso la principal de ellassea el nmero exiguo de economistas capaces de penetrar con cri-terio original en los fenmenos concretos latinoamericanos. Poruna serie de1 razoues, no se logra suplir su carencia con la forma-cin metdica de un nmero adecuado de hombres jvenes dealta calificacin intelectual. El enviarlos a las grandes universi-dades de Europa y Estados Unidos representa ya un progreso con-siderable, pero no suficiente. Pues una de las fallas ms conspi-cuas de que adolece la teora econmica general, contemplada des-de la periferia, es su falso sentido- de universalidad.

    Mal podra pretenderse, en verdad, que los economistas de losgrandes pases, embargados en muy serios problemas propios, va-yan a dedicar preferentemente su atencin al estudio de los nues-tros. Concierne primordialmente a los propios economistas latino-americanos el conocimiento de la realidad econmica de AmricaLatina. Slo si se llega a explicarla racionalmente y con objetivi-dad cientfica ser dado alcanzar frmulas . eficaces de accinprctica.

    No se interprete, sin embargo, que este propsito est animadode un particularismo excluyente. Por el contrario, slo se sabr

  • 306 TEMAS Y POLMICAS IR. E . P. , V I H , 1

    cumplirlo mediante un slido conocimiento de las teoras elabo-radas en I06 grandes pases, con su gran caudal de verdades co-munes. No hay que confundir el conocimiento reflexivo de loajeno con una sujecin mental a las ideas ajenas, de la que muylentamente estamos aprendiendo a libramos.

    II. Las ventajas del progreso tcnico y los pases de la periferia

    1. Se ha afirmado en la parte precedente que las ventajas delprogreso tcnico se han concentrado principalmente en los ceutrosindustriales, sin traspasarse a los pases que forman la periferiadel sistema econmico mundial. Por cierto que el aumento de pro-ductividad en los pases industriales ha estimulado la demanda deproductos primarios y ha constituido as un elemento dinmicoimportantsimo en el crecimiento de Amrica Latina. Pero estoconstituye asunto distinto al que se va a considerar en seguida.

    En general, parece que el progreso tcnico ha sido ms acen-tuado en la industria que en la produccin primaria de los pasesde la periferia, segn se hace notar en un reciente informe sobrelas relaciones de precios (1). En consecuencia si loe precios hubie-ran descendido en armona con la mayor productividad, la bajahabra tenido que ser menor en los productos primarios que enlos industriales; de" tal suerte, que la relacin de precios entreambos habra ido mejorando persistentemente en favor de lospases de la periferia conforme se desarrollaba la disparidad deproductividades.

    De haber ocurrido, este fenmeno habra tenido un profundosignificado. Los pases perifricos habran aprovechado, con lamisma intensidad que loe pases cntricos, la baja en los precios delos productos finales de la industria. Por tanto, los frutos del pro-greso tcnico se hubiesen repartido parejamente en todo el mun-do, segn el supuesto implcito en el esquema de la divisin inter-nacional del trabajo, y Amrica Latina no tendra ventaja econ-mica alguna en su industrializacin. Antes bien, habra una prdi-

    (1) Naciones Unidas, Poslwar Pricn Helutions in Tradc Between Vnder-tlcveloped nnd Industrialized Couz-'ries. Documento ni'im. E/CN. I. Sub. 3/W5.

  • ENERO-ABRIL, 1 9 5 7 ] EL DESARROLLO ECONMICO... . 3 0 7

    da efectiva en tanto no se alcanzara igual eficacia productiva queen los pases industriales.

    Los hechos no justifican aquel supuesto. Como se advierte, porlos ndices del cuadro I, desde los aos setenta del siglo pasadobasta antes de la segunda guerra mundial, la relacin de precios

    CUADRO 1

    Relacin entre los precios de productos primarios y artculosfinales de la industria (precios medios de importacin y expor-tacin, respectivamente, de acuerdo con los datos del Board of

    Trade)(Base: i376-80 100;

    Cuntida(! de artculos fi-nales de la industria quese |iuc O S tina atdidad determina-da de productos primarios

    1876-80 1001381-35 102,41886-90 96,31391-95 90,11896-1900 87,11901-05 84,61906-10 85,81911-13 85,8

    1912-25 67,31926-30 73,3 . :1931-35 62,0 , :1936-38 64,1

    194647 68,7 .

    Fuente: Naciones Unidas, Postular Price Relations in Trade Bcween Under-developed and Industrializad Counlries. Documento mim. E/CN. I. Sub. 3/W5.

    se ha movido constantemente en contra de la produccin prima-ria. Es de lamentar que los ndices de precios no reflejen las varia-ciones de calidad ocurridas en los productos finales. Por ello nolia sido posible tenerlas en cuenta en estas consideraciones. Enlos aos treinta slo poda comprarge el 63 por 100 de los produc-ios finales de la industria que se compraban en los aos setenta

  • 308 TEMAS V POLMICAS LR. E. P., V I H , 1

    del siglo pasado con la misma cantidad de productos primarios; osea que se necesitaba en trmino medio el 58,6 por 100 ms deproductos primarios para comprar la misma cantidad de artculosfinales de la industria (2). La relacin de precios se ha movido,pues, en forma adversa a la periferia; contrariamente a lo quehubiera sucedido si los precios hubiesen declinado conforme allicscenso de costo provocado por el aumento de productividad.

    Durante el auge de la ltima guerra, como en todo auge ccli-co, la relacin se ha movido en favor de los productos primarios.Pero sin haber sobrevivido una contraccin, se est operando yael tpico reajuste., merced al cual los precios primarios van per-fiiendo la ventaja anteriormente conseguida.

    El sealar aquella disparidad de precios no implica abrir jui-cio acerca de su significado desde otros puntos de vista. Podraargirse, en efecto, en lo tocante a equidad, que los pases que seesforzarse en conseguir un alto grado de eficacia tcnica no te-nan por qu compartir sus frutos con el resto del mundo. Dehaberlo hecho, no se habra concentrado en ellos la enorme ca-pacidad de ahorro que tienen; cabe preguntarse si el progresotcnico hubiese tenido sin ella el ritmo tan intenso que ha carac-Icrizado el desarrollo capitalista. De todos modos, ah est esa tc-nica producliva a disposicin de quienes tengan la aptitud y per-severancia para asimilarla y aumentar la productividad del pro-pio trabajo. Pero todo ello es ajeno a este informe. El propsitoque se persigue es subrayar un hecho, al cual, no obstante susconsiderables proyecciones, no suele drsele el lugar que le corres-ponde cuando se distingue el significado de la industrializacinen los pases perifricos.

    2. Un razonamiento simple, acerca del fenmeno que comen-tamos, nos permite formular las siguientes consideraciones:

    Primero. Los precios no han bajado conforme al progresotcnico, pues mientras por un lado el costo tenda a bajar a causadel aumento de la productividad, suban por otra parte los ingre-

    (2) Segn el informe citado. Las cifras de los treinta llegan solamenteItaslu 1938, inclusive. Los datos presentados son los ndices medios de precios(!el Bourd of Trade para las importaciones y exportaciones britnicas, repre-sentativas de los precios mundiales de artculos primarios y maniiucturndos,.respectivamente.

  • ENERO-ABRIL, 1957] FX DESARROLLO ECONMICO... 309

    sos de los empresarios y de los factores productivos. Cuando elascenso de los ingresos fue ms intenso que el de la productivi-dad, los precios subieion en vez de bajar.

    Segundo. Si el crecimiento de los ingresos en los centros in-dustriales y en la periferia hubiese sido proporcional al aumentode las respectivas productividades, la relacin de precios entre losproductos primarios y los productos finales de la industria nohubiese sido diferente de la que habra existido si los precioshubiesen bajado estrictamente de acuerdo con la productividad. Ydada la mayor productividad de la industria, la relacin de pre-cios se habra movido en favor de los productos primarios.

    Tercero. Como en realidad la relacin, segn se ha visto, seha movido en contra de los productos primarios entre los aossetenta del siglo pasado y los aos treinta del presente, es obvioque los ingresos de los empresarios y factores productivos, hancrecido, en los centros ms que el aumento de la productividad yen la periferia menos que el respectivo aumento de la misma.

    En otros trminos, mientras los centros han retenido ntegra-mente el fruto del progreso tcnico de su industria, los pases dela periferia les han traspasado una parte del fruto de su propioprogreso tcnico (3).

    3. Antes de explicar la razn de ser de este fenmeno, quetanta importancia tiene para Amrica Latina, conviene examinarcmo se transmiten los efectos del incremento de productividad.

    Con tal propsito, se presenta un ejemplo ilustrativo en el

    (3) Vase lo que se dice al respecto en el informe citado, pgs. 115-16.''Un empeoramiento, a largo plazo, en la relacin del intercambio, como

    el que ha afectado a los productores primarios, durante prolongado periodo,puede ser efecto de las diferencias en el ritmo de aumento de la producti-vidad en la produccin de artculos primarios y manufacturados, respectiva-mente. Si pudiramos suponer que el empeoramiento, para los pases de pro-duccin primaria, refleja ms rpido aumento de la productividad en losartculos primarios, que en los manufacturados, el efecto del cnpeorainientoen la relacin del intercambio sera menos serio, desde luego. Significarasolamente que, en la medida en que los artculos primarios se exportan, losefectos de la mayor productividad se traspasan a los compradores de artcu-los primarios, en los pases ms industrializados. Aun cuando faltan, cancompletamente, datos estadsticos acerca de los diferentes ritmos de aumentode la productividad de la produccin primaria y en la industria manufsp-

  • 310 TEMAS Y POLMICAS [R. E. P., VIII , 1

    cuadro 2, en el cual se supone que los ndices de productividadpor hombre han sido mayores en la industria que en la produccinprimaria. Para simplificar el ejemplo, se ha considerado que stay aqulla intervienen por partes iguales en el producto final.

    Se supone, en un primer caso, que al aumentar la productivi-dad de 100 a 120 en la agricultura y de 100 a 160 en la industria,no suben los ingresos de los empresarios y factores productivos,sino que bajan los costos. Si los precios descienden de acuerdo conlos costos, la rebaja en los precios primarios resulta menor queen los industriales, segn sealan los ndices correspondientes. Yen consecuencia, la relacin entre ambos se ha movido en favorde los productos primarios, o sea de 100 a 116,7.

    Esta es precisamente la relacin que hubiera permitido a losproductores primarios participar, con igual intensidad que losindustriales, en el incremento de la produccin final. En efecto,si la productividad primaria aumenta de 100 a L2.0, y si con 100de productos primarios se puede comprar ahora, como acaba deverse, 116,7 de productos finales de la industria, ello quiere decirque los productos primarios pueden adquirir ahora 140 de talesproductos en vez de los 100 de antes, o sea que obtienen un aumen-to de la misma intensidad que el ocurrido en la produccin final,aumento que evidentemente tambin obtuvieron los productoresindustriales.

    Estos resultados se alteran sensiblemente cuando se varan losingresos, en el segundo caso. Supngase que, en la industria elincremento de los ingresos es mayor que el incremento de la pro-

    turera, esta explicacin de las variaciones a largo plazo, en las relacionesde intercambio... puede descartarse. No cabe duda que la productividadaument ms rpidamente en los pases industriales, que en los de pro-duccin primaria. Esto se comprueba por el mayor aumento en el nivelde vida, durante el largo periodo transcurrido desde 1870. Por tanto, lasvariaciones observadas en la relacin del intercambio no significan que lamayor productividad de la produccin primaria se haya traspasado a losI tai sea industriales; por el contrario, significa que los pases menos des-arrollados a travs de los precios que pagaron por los artculos manufactu-rados, en relacin con los que lograron por sus propios productos, sostuvieronrecientes niveles de vida en los pases industrializados, pero sin recibir, encambio, en el precio de sus propios productos una coutribncin equivalentea su propio nivel de vida".

  • ENERO-ABH1L, 1 9 5 7 ] EL DESARROLLO ECONMICO... 3 1 1

    ductividad; y que en la produccin primaria, ambos incrementosson iguales. En consecuencia, la relacin de precios se mueve en'contra de la produccin primaria, pasando de 100 a 93,3; de talmanera que los productores primarios, no obstante su aumento de

    CUADRO II

    Ejemplo de la forma en que se distribuye entre el centro y laperiferia el fruto del progreso tcnico

    Produccinprimaria

    (1)

    Produccinindustrial

    (2)

    Produccinfinal(3)

    (1)(3)

    RELACIONES

    (2)

    (3)

    Planteamiento.Aumenta la productividad segn los ndices siguientes:

    100 100 100

    120 160 140

    Primer caso.Los costos disminuyen de acuerdo con la productividad,y los precios, de acuerdo con los costos, sin aumentar los ingresos:

    100

    83.3

    100

    62,5100

    71,4

    100

    116,7

    100

    87,5

    Segundo caso.Los costos disminuyen cornos en el caso anterior, perolos ingresos aumentan en la siguiente, forma:

    100 100 100 100 100

    120 180 150 80 120

    Precios resultantes despus del alimento de ingresos.

    100 100* 100 100 100

    99,9 112,5 107,1 93,3 105

    (*) Parte del precio correspondiente al valor agregado en la produccin indujtxial.

    productividad de 100 a 120, slo pueden adquirir 112,0 de pro-ductos finales contra 100 anteriormente. En cambio, un clculosemejante permitira demostrar que los productos industrialespueden adquirir ahora 168 de productos finales contra 100 que ad-quiran antes.

  • 312 TEMAS Y POLMICAS [R. E. P., VIII, 1

    Obsrvese que mientras los productores primarios pueden au-mentar sus adquisiciones de productos finales menos intensamen-te de lo que ha aumentado su productividad, los productores fina-les se benefician ms de lo que correspondera al aumento de lasuya.

    Si en vez de suponer que los ingresos de la produccin prima-ria han subido paralelamente a su productividad se hubiese su-puesto un ascenso inferior, la relacin de precios, como es lgico.se habra desmejorado ms an en perjuicio de aqulla.

    El empeoramiento de 36,5 por 100 en la relacin de preciosentre los aos setenta del siglo pasado y los aos treinta del pre-sente, sugiere la posibilidad de que haya ocurrido un fenmenode este tipo.

    4. En sntesis, si a pesar de un mayor progreso tcnico en laindustria que en Ja produccin primaria la relacin de precioslia empeorado para sta en vez de mejorar, parecera que el iu-jrreso medio por hombre ha crecido en los centros industrialesms intensamente que en los pases productores de la periferia.

    No podra comprenderse la razn de ser de este fenmeno sinrelacionarlo con el movimiento cclico de la economa y la formaen que se manifiesta en los centros y la periferia. Pues el ciclo e6la forma caracterstica de crecer de la economa capitalista y elaumento de productividad uno de los factores primarios de cre-cimiento.

    Hay en el proceso cclico una disparidad continua entre lademanda y la oferta globales de artculos de consumo terminadosen los centros cclicos. En la creciente la demanda sobrepasa a laoferta y en la menguante ocurre lo contrario.

    La cuanta y las variaciones del beneficio estn ntimamenteligadas a esa disparidad. El beneficio aumenta en la creciente ytiende as a corregir el exceso de demanda por el alza de los pre-cios; y disminuye en la menguante y tiende as a corregir el ex-ceso de oferta por la baja de aqullos.

    El beneficio se traslada desde los empresarios del centro a losproductores primarios de la periferia mediante el alza de losprecios. Cuanto mayores son la competencia y el tiempo que serequiere para acrecentar la produccin primaria en relacin altiempo de las otras etapas del proceso productivo, y cuanto meno-

  • ENERO-ABRIL, 1 9 5 7 ] EL DESARROLLO ECONMICO... 313

    res son las existencias acumuladas, tanto ms grande es la propor-cin del beneficio que se va trasladando a la periferia. De ah unhecho tpico en el curso de la creciente cclica: los precios prima-rios tienden a subir ms intensamente que los precios nales, envirtud de la fuerte proporcin de los beneficios que se trasladana la periferia.

    Si ello es as, cmo se explicara que con el andar del tiempoy a travs de los ciclo3 los ingresos en el centro hayan crecido msque en la periferia?

    No hay contradicin alguna entre ambos fenmenos. Los pre-cios primarios suben con ms rapidez que los finales en la cre-ciente, pero tambin descienden ms que stos en la menguante,en forma tal, que los precios finales van apartndose progresiva-mente de los precios primarios.

    Vanse ahora las razones que explican esta desigualdad, en elmovimiento cclico de los precios. Se ha visto que el beneficio sedilata en la creciente y se comprime en la menguante, tendiendoa corregir la disparidad entre la oferta y la demanda. Si el bene-ficio pudiera comprimirse en la misma forma en que se ha di-latado, no habra razn alguna para que ocurriera ese movimientodesigual. Ocurre precisamente porque la compresin no se realizaen esa forma.

    La razn es muy sencilla. Durante la creciente, una parte delos beneficios se ha ido transformando en aumento de salarios,por la competencia de unos empresarios con otros y la presinsobre todos ellos de las organizaciones obreras. Cuando, en la men-guante, el beneficio tiene que comprimirse, aquella parte que selia transformado en dichos aumentos ha perdido en el centro sufluidez, en virtud de la conocida resistencia a la baja de los sa-larios. La presin se desplaza entonces hacia la periferia, con ma-yor fuerza que la naturalmente ejercible, de no ser rgidos lossalarios o los beneficios, en el centro, en virtud de las limitacionesen la competencia. Cuanto menos puedan comprimirse as los in-gresos en el centro, tanto ms tendrn que hacerlo en la periferia.

    La desorganizacin caracterstica de las masas obreras en laproduccin primaria, les impide conseguir aumentos de salarioscomparables a los vigentes en los pases industriales o mantener-

  • 314 TEMAS Y POLMICAS [R. E. P., VIII , 1

    los con amplitud semejante. La compresin de los ingresos 6eanbeneficios o salarios es, pues, menos difcil en la periferia.

    De todos modos, aun cuando se conciba en la periferia unarigidez parecida a la- del centro, ello tendra por efecto aumentarla intensidad de la presin de ste sobre aqulla. Pues al no com-primirse el beneficio perifrico, en la medida necesaria para co-rregir la disparidad entre la oferta y la demanda en los centroscclicos, seguirn acumulndose existencias e mercaderas en s-tos y contrayndose la produccin industrial, y, por consiguieute,la demanda de productos primarios. Y esta disminucin de de-manda llegar a ser tan fuerte como fuere ^preciso para lograrla necesaria compresin de. los ingresos en el sector primario. Elreajuste forzado de los costos de la produccin primaria, durantela crisis mundial, nos ilustra acerca de la intensidad que puedeadquirir este fenmeno.

    La mayor capacidad de las masas, en los centros cclicos, paraconseguir aumentos de salarios en la creciente y defender su nivelen la menguante, y la aptitud de esos centros, por el papel quedesempean en el proceso productivo, para desplazar la presincclica hacia la periferia, obligando a comprimir sus ingresos msintensamente que en los centros, explican por qu los ingresos enstos tienden persistentemente a subir con ms fuerza que en lospases de la periferia, segn se patentiza en la experiencia deAmrica Latina.

    En ello est la clave del fenmeno, segn el cual, los grandescentros industriales no slo retienen para s el fruto de la aplica-cin de las innovaciones tcnicas a au propia economa, sino queestn asimismo en posicin favorable para captar una parte delque surge en el progreso tcnico de la periferia.

    Ral PREBISCII