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    LA POLTICA EXTERIOR DE SIRIA EN EL MARCO DE LA SUBLEVACIN POPULAR Author(s): Marta Tawil Source: Foro Internacional, Vol. 52, No. 2 (208) (ABRIL-JUNIO, 2012), pp. 460-487Published by: Colegio de MexicoStable URL: http://www.jstor.org/stable/41636532Accessed: 08-10-2015 13:52 UTC

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  • LA POLTICA EXTERIOR DE SIRIA EN EL MARCO DE LA SUBLEVACIN POPULAR

    Marta Tawil

    Siria ha sido teatro de importantes movilizaciones sociales, unas pa- cficas otras violentas, en los aos 1979-1982, 2000-2001, 2004-2006 y 2007, las cuales, aunque no fueron masivas, desmienten las interpretaciones que privilegian el tema de la apata poltica del pueblo sirio y su capacidad de acomodarse a las dictaduras. Aun si la sociedad civil en Siria es relativamen- te dbil, la oposicin y los actos de resistencia poltica siempre han existido y han tenido momentos importantes de manifestacin. Sin embargo, en cada ocasin la tradicional tctica de la "zanahoria y el garrote" del rgimen fue crucial para recuperar el control. A pesar de sus problemas crecientes de legitimidad, el rgimen sirio pudo mantenerse en el poder desde 1970 por una combinacin de varios elementos, entre ellos la represin, la censu- ra y la cooptacin, la instrumentalizacin del temor islamista y la necesidad de hacer frente comn ante Estados Unidos e Israel.

    Tunecinos y egipcios contagiaron a los sirios el impulso revolucionario, mas no sus resultados. El rgimen sirio tuvo muy pronto motivos para sen- tirse suficientemente amenazado por la insurgencia popular, de manera que envi unidades blindadas a reprimir a la poblacin que se sublevaba. Despus de Dara' a1 las protestas se extendieron rpidamente a las ciudades de la costa, a la periferia de Damasco, a las ciudades del centro y del Eufra- tes que hacen frontera con Iraq. Desde que inici la sublevacin la violen- cia no se hizo esperar y el nmero de muertos y heridos super muy pronto, en cuestin de semanas, a los que se calcularon durante las revolu- ciones tunecina y egipcia. Desde el 15 de marzo, los activistas y manifestan-

    1 La primera chispa se produjo en Damasco; un ministro rpidamente apag el fuego. El segundo se produjo en Deraa, donde los jvenes, influidos por las imgenes que vieron en los canales de televisin rabes, escribieron "La gente quiere un cambio de rgimen" en una pa- red. Fueron encarcelados y torturados por el propio primo del presidente, Atef Najib. Sus padres se manifestaron, pidiendo su liberacin; dispararon en contra de ellos. La chispa in- cendi a otras ciudades en cuestin de das.

    Fvm Internacional 208, LH, 2012 (2), 460-487

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 461

    tes sirios han encontrado un aparato represor y cruel que no titubea en entrar con sus tanques en las ciudades y aldeas, en disparar contra manifes- tantes pacficos y desarmados, en humillar y torturar a toda persona -adul- tos, jvenes, ancianos, mujeres, nios- sospechosa de estar del lado de la disidencia. Hacia noviembre el nmero de muertes se calculaba en 4000, sin contar a los cientos de desaparecidos, los miles de heridos graves, los arrestos y los refugiados en la vecina Turqua, principalmente, y en Lbano y Jordania. Durante este proceso, en ms de una ocasin y desde distintas tribunas se ha expresado el temor, real aunque tambin manipulado por las autoridades, de la consolidacin de identidades que desarrollan un senti- miento del "temor al Otro", en este caso las minoras alauitas, cristianas y otras que inevitablemente pasaran a la defensiva ante un sector sunita ma- yoritario que se sospecha no dudar en arreglar viejas cuentas con ellas.2 No slo el rgimen trata de desacreditar a las protestas denunciando que son instigadas desde el exterior, sino que el carcter netamente sunita de la sublevacin ha permitido al rgimen presentarla como una "discordia" (fit- ina) religiosa.

    Este trabyo gira en torno a las siguientes preguntas: Cul ha sido la poltica exterior de Bashar al-Asad desde que inici la sublevacin popular en marzo de 201 1? Cul ha sido la dialctica de la crisis siria con su entorno regional y el sistema internacional? Qu tipo de nuevos equilibrios se estn formando desde que inici la movilizacin? El entorno regional e interna- cional de Siria ofrece pistas para entender la forma y evolucin de las suble- vaciones populares contra el autoritarismo del rgimen y la respuesta represiva que ha recibido por parte de este ltimo, as como para especular sobre los resultados que tendr el proceso de transicin. Las protestas y movilizaciones populares en este pas rabe desde marzo de 2011 son prin- cipalmente el resultado de la acumulacin de frustraciones de buena parte de la poblacin ante un sistema de poder corrupto y arbitrario, y de un de- terioro econmico y social que golpea particularmente a la poblacin joven. En ese contexto potencialmente explosivo, el conflicto palestino-israel, las rivalidades de poder en la regin y su manipulacin por las potencias occi- dentales, el poder creciente de las identidades religiosas y comunitarias (tni- cas), los procesos de liberalizacin y regionalizacin econmica y de las

    2 Deliberadamente el gobierno.no dispone de estadsticas oficiales sobre los grupos reli- giosos, por lo que las estimaciones varan. Grosso modo los suns representan la mayora, alrede- dor de 70% de la poblacin, mientras que los cristianos de distintas confesiones el 13%, los alauitas 12%, los drusos 3%. Hay que tomar en cuenta tambin la afiliacin tnica. Aproxima- damente 90% son rabes, pero hay tambin turcos y kurdos, la mayora de confesin sunita; hay tambin cristianos armenios, circasianos (a los que los otomanos expulsaron del Cucaso y se asentaron en Siria) y asirios de otras confesiones cristianas que siguen hablando el arameo.

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    inversiones, y la transnacionalizacin del espacio pblico rabe contribuye- ron a que los problemas internos que ponan en riesgo la estabilidad del rgimen autoritario se volvieran omnipresentes e insostenibles. Desde una ptica similar, si la primera gran amenaza para la sublevacin masiva de los sirios contra el rgimen del Ba'th ha provenido de la represin de este lti- mo, su evolucin y su futuro provendr de la capacidad de los sirios de atender ahora con eficacia los rezagos econmicos, sociales e institucionales internos que les permitan consolidar un sistema democrtico con legitimi- dad poltica, todo en un contexto en el que el conflicto palestino-israel si- gue siendo omnipresente -con la multiplicidad de actores no estatales que le acompaan-, en el que Israel insiste en conservar los Altos del Goln como territorio ocupado y anexado, en el que las monarquas ricas del Gol- fo Prsico ponen sus riquezas al servicio de grupos y actividades tendientes a limitar la expresin del pluralismo social y religioso, y en el que, en fin, Washington sigui guindose por suposiciones rgidas sobre el equilibrio de poder en la zona.

    Es difcil explicar la complejidad de las protestas sociales en Siria, como arriesgado es especular sobre su desarrollo actual y resultados futuros;3 sin embargo, se ofrecern pistas que permitan distinguir los elementos estruc- turales de los coyunturales en esta crisis que ha abierto una nueva era para Siria. Partiendo de la premisa de que toda poltica exterior puede concep- tualizarse como la interaccin estratgica y dialctica entre el Estado y su entorno, en la primera parte se presentan los elementos de los mbitos in- terno, regional e internacional que trajeron vulnerabilidad e incertidum- bre para el rgimen encabezado por Bashar al-Asad, pero que tambin abrieron oportunidades a su papel. Esto servir para destacar el proceso de erosin progresiva de sus fuentes de legitimidad y del pacto entre el Estado y la sociedad. En la segunda parte se examinan las reacciones y polticas de actores estatales y transnacionales, as como las rivalidades y referentes geopolticos de los escenarios regional e internacional en los que la oposi- cin y la sociedad siria en general se inscriben. En el proceso de cambio iniciado en marzo de 2011 sobresale la prdida progresiva y casi total de la autonoma de Siria en poltica exterior, a la luz de la sublevacin popular

    3 Un primer rasgo de esta crisis es la ausencia de informacin totalmente confiable sobre lo que sucede en el terreno, porque el rgimen sirio desde un inicio prohibi la entrada de la prensa rabe e internacional al territorio, con el fin de dejar el monopolio de la informacin a los medios oficiales que describen a los manifestantes como agentes al servicio de Israel y de Estados Unidos, como bandas armadas de infiltrados provenientes de Lbano y Jordania, o como salafistas enloquecidos deseosos de instaurar un califato en las ciudades sirias. La falta de informacin creble ha facilitado las mentiras del gobierno pero tambin la circulacin de todo tipo de rumores e informacin contradictoria proveniente de los manifestantes.

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 463

    contra el rgimen del Baas. El comportamiento del gobierno sirio y sus re- sultados en el marco del sistema de relaciones que forj en el ltimo dece- nio ofrecen elementos para reflexionar sobre algunas de las principales oportunidades que los activistas sirios encuentran en el espacio interno, regional e internacional, as como los obstculos que les imponen esos mis- mos espacios. Se observa uno de los dilemas de los activistas y opositores sirios: cmo preservar la seguridad del Estado al tiempo que se busca rom- per definitivamente con el binomio de liberalizacin econmica descontro- lada y autoritarismo poltico de la era Asad?

    I. La interaccin dialctica y estratgica entre el Estado sirio y su entorno

    La poltica exterior ha sido tradicionalmente un distintivo de Siria en su entorno. Cuando debut la tortuosa trayectoria de la Repblica rabe de Siria como Estado independiente en 1946, el pas vivi paralizado por lu- chas intestinas y por las amenazas y ambiciones de Estados vecinos y de po- tencias extranjeras. Sin embargo, hacia mediados de la dcada de 1970 la joven nacin logr dominar su entorno para dejar de ser un campo de ba- talla y rivalidades externas, y conservar su integridad territorial dentro de sus nuevas fronteras.

    La prdida del Goln acech siempre el sueo del presidente Hafez al-Asad, quien era Ministro de Defensa cuando Israel ocup ese territorio sirio durante la guerra de junio de 1967. Eso explica en buena medida que la prioridad del "Len de Damasco" haya sido siempre la poltica exterior. Dado que la lucha contra Israel requera mantener la calma en el frente interno, se impuso un sistema presidencial autoritario excesivamente per- sonalista. Recuperar la soberana sobre el Goln aumentara la cuota de popularidad del rgimen, lo que en buena parte explica que, con Hafez al-Asad y con su sucesor, su hijo Bashar (que asumi la presidencia tras la muerte de su padre en julio de 2000) , Damasco haya dado a Israel muestras de buscar una solucin negociada para firmar un acuerdo de paz, como ocurri en 1996-1998, en 2000 o en 2007.

    Con respecto a dcadas anteriores, la poltica exterior de Siria con Bashar al-Asad mostr gran continuidad en trminos de su doctrina, sus instrumentos y las prioridades de su agenda de seguridad. Pero si se mira detalladamente, no slo se constatan algunos reveses de la poltica de poder regional de Da- masco en la ltima dcada, tambin se observa un cmulo de desequilibrios socioeconmicos crecientes y profundos que fueron empujndola a una po- ltica exterior totalmente reactiva y poco imaginativa.

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    Al inicio de su presidencia (julio de 2000) , Bashar suscit grandes espe- ranzas en el exterior porque se le distingua de una "vieja guardia" en vir- tud de su edad, su inters por las nuevas tecnologas y su aparente determinacin a luchar contra la corrupcin. Con todo, este joven e inex- perto presidente muy pronto tuvo que hacer frente a un escenario regional y global especialmente complejo y cargado de amenazas, caracterizado por el fin de las negociaciones sirio-israeles, el retiro israel unilateral del sur de Lbano, el fracaso total de los acuerdos de Oslo entre israeles y palesti- nos, y los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos -un sacudimiento de enormes proporciones que valid y profundiz el giro en la estrategia estadounidense hacia Medio Oriente iniciada desde mediados del decenio 1990.

    En el primer lustro de la presidencia de Bashar al-Asad, la creciente desconexin entre las capacidades del Estado (relativas a las de otros Esta- dos en trminos de fuerza militar, capacidad econmica y recursos que debe manipular y convertir en resultados) y sus objetivos en poltica exterior4 fue creciendo, pero no impidi que Damasco ejerciera un peso importante, a veces determinante, en actores regionales estatales y no estatales. La cre- ciente vulnerabilidad interna y externa del pas pudo superarse o amino- rarse gracias a una legitimidad nacionalista rabe, as como a la poltica de las grandes potencias.

    Indudablemente las presiones y el menosprecio contra Siria por parte de las grandes potencias, as como las amenazas continuas de Israel y el apoyo incondicional que el mismo recibe de Estados Unidos, se convirtieron en una especie de renta para el gobierno sirio. Dichas amenazas externas permitieron a Damasco presentar toda oposicin interna como instrumento del imperialismo occidental o calificarla como el enemigo interno que tra- baba a sueldo de enemigos externos. Puede decirse, adems, que el discurso antiimperialista de Damasco realmente no tuvo como uno de sus objetivos integrar a las clases desfavorecidas o a los grupos tnicos (como los kurdos) al sistema poltico. En ese sentido, en Siria el discurso del antiimperialismo ha sido sobre todo el sinnimo de la defensa de "la soberana ilimitada del Estado como rgimen, sobre sus sujetos o sbditos, ilustrado por una pol- tica represiva de las oposiciones y de las minoras".5

    Empujado por la motivacin de preparar el terreno diplomtico para concretar la invasin de Iraq, Washington no amenaz a Siria abiertamente

    4 David Baldwin, "Power Analysis and World Politics: New Trends versus Old Tendencies", en Klaus Knorr (ed.), Power, Strategy, and Security , Princeton, Princeton University Press, 1983, p. 163. 5 Hamit Bozarslan, Sociologie politique du Moyen-Orient , Pars, La Dcouverte, 2011, p. 104.

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    y, de hecho, continu mostrando aquiescencia respecto al dominio sirio sobre Lbano. Ello ocurri a pesar del fin abrupto de la "Primavera de Damasco",6 el cual impuso el rgimen mediante una dura represin, y de que Siria se opona de manera virulenta al proyecto de aventura militar es- tadounidense en Iraq. Una vez que, en la primavera de 2003, la administra- cin neoconservadora de George W. Bush derroc al rgimen del Baas en Iraq, pas a amenazar directamente a Irn y a Siria advirtindoles que se- ran los prximos blancos de la "guerra contra el terrorismo global".

    Los problemas polticos (fisuras en el corazn del rgimen) y econmi- cos del pas se complicaron ante una hegemona norteamericana ofensiva que depreciaba las cartas gracias a las cuales en el pasado Siria haba podido prometer cooperar u obstaculizar los objetivos estadounidenses e israeles, tales como su alianza con Irn y el Hezbol libans o el apoyo a grupos pales- tinos como Hamas opuestos a los acuerdos de Oslo. Los instrumentos tradi- cionales de la poltica exterior de Siria se volvieron, pues, ilegtimos desde la perspectiva de Estados Unidos, pero tambin en el marco de las normas in- ternacionales.

    Para Bashar al-Asad no bast cooperar con Estados Unidos en su caza de Al-Qaeda, ni hacer gestos cosmticos en Lbano, ni aceptar la Hoja de Ruta (Road Map) para relanzar las negociaciones entre palestinos e israe- les, ni aceptar la inclusin, en el texto del acuerdo de asociacin con la Unin Europea, de clusulas concernientes a las armas de destruccin ma- siva. El 13 de marzo de 2003, por primera ocasin desde los aos ochenta, la administracin estadounidense calific la presencia siria en Lbano como ocupacin y denunci el apoyo de siria al Hezbol (grupo militar y poltico libans, de extraccin chiita, que Estados Unidos decidi inscribir en su lista de organizaciones terroristas despus del 11 de septiembre). En octu- bre, Israel lanz un ataque areo cerca de Damasco contra un supuesto campo de entrenamiento de la Jihad islmica palestina (se trataba del pri- mer ataque militar israel contra territorio sirio desde 1973) y el 12 de di- ciembre el presidente Bush firm un texto de sanciones contra Siria que entraron en vigor el 12 de mayo siguiente y que se han renovado anualmen- te desde entonces.7 Siria pudo hasta cierto punto evadir los efectos de las

    6 Una de las experiencias de la sociedad civil siria que renov el campo de la oposicin y present un frente comn fue la "Primavera de Damasco", nombre que se dio al surgimiento de numerosos foros de discusin (ms de 250 en todo el territorio sirio) en el que participaron intelectuales, militantes de izquierda, nasseristas, miembros de partidos kurdos, estudiantes. Durante esos foros se debatieron de manera indita varios temas y se lanzaron duras y abiertas crticas a la poltica gubernamental. 7 La ley de sanciones contra Siria se llama Syrian Accountability and Lebanese Sovereign- ty Restoration Act, salsa. En 2005 retir a su embajador en Damasco.

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    medidas previstas en esas sanciones, entre otras causas porque Turqua, la Unin Europea, Rusia y los pases miembros de la Liga Arabe se negaron a unirse a su aplicacin.

    No obstante, la posicin diplomtica de Siria no dej de degradarse. En medio de la tensin en Lbano y del apoyo de Asad a favor de la extensin del mandato presidencial de Emile Lahoud en ese pas, Estados Unidos, respaldado por Francia, obtuvo el 2 de septiembre de 2004 el voto de la re- solucin 1559 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Dicha resolu- cin no se limitaba a ordenar que el proceso electoral se efectuara sin interferencia extranjera, sino que tambin peda retirarse a todas las fuerzas extranjeras presentes en territorio libans, y a todas las milicias libanesas y no libanesas ser disueltas y desarmadas (alusin al Hezbol y los grupos pa- lestinos dentro de los campos de refugiados). El 14 de febrero de 2005, el exprimer ministro libans Rafiq al-Hariri fue asesinado en un atentado en Beirut e inmediatamente se seal al liderazgo sirio como el responsable.

    Desde el aislamiento diplomtico progresivo al que se fue confinando a Siria, la poltica exterior se volvi un instrumento para aprovechar las ventajas y los vacos de poder que el fracaso de la estrategia norteamericana en Iraq y Lbano empez muy pronto a revelar. Dentro de Siria, la diploma- cia presidencialista se acompa de la necesidad de crear coaliciones pol- ticas para edificar a la "economa social de mercado". Pero, no obstante los puntos fuertes macroeconmicos de Siria relacionados con su relativamen- te poca deuda externa e interna, su agricultura con nichos de exportacin, su potencial turstico, entre otros, los problemas estructurales eran dema- siado numerosos y apremiantes: corrupcin, falta de transparencia y rendi- cin de cuentas, inercias burocrticas, dependencia excesiva de la renta petrolera, crecimiento demogrfico sostenido y dficit pblico abismal. Desde 2002-2003, la balanza comercial de Siria registr una disminucin acelerada de las exportaciones petroleras, parcialmente compensadas por otras y por el sector de servicios.

    En el plano econmico, no slo los principios socialistas, la identidad del Estado sirio y los intereses de seguridad del rgimen han moldeado a la economa poltica de Siria a lo largo de los ltimos veinte aos; tambin sta se ha visto condicionada por la economa regional y la poltica las gran- des potencias. El acuerdo rabe de libre comercio, en vigor desde 2005, increment las importaciones de Siria de bienes manufacturados y favore- ci a las exportaciones agrcolas sirias, de por s importantes. Ms an, las inversiones de Arabia Saudita, los Emiratos rabes Unidos y Kuwait regis- traron un aumento impresionante con respecto a aos anteriores. El llama- do Consenso de Dubi converga con el objetivo del rgimen baasista de confortar al sector privado y compensar la cada de los ingresos petroleros

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    y del crecimiento. Sin embargo, la presin del capital de ese pas, muy aso- ciada a la especulacin inmobiliaria, exacerb la marginacin de vastos sec- tores sociales.8

    Por su parte, la falta de un acuerdo de asociacin con la Unin Euro- pea nunca fue un impedimento para que Bruselas o los pases europeos de manera bilateral proveyeran a Siria de ayuda en los sectores de reforma administrativa y de asistencia econmica y financiera. Durante la ltima dcada, Europa ha provisto ms de mil millones de euros a Siria en distin- tos sectores.9 El de la energa ha sido su principal beneficiario, con ms de 615 millones de euros en prstamos del Banco Europeo de Inversiones, para la construccin de estaciones elctricas y de sistemas de transmisin y distribucin.

    El retiro militar sirio de Lbano, completado a finales de abril de 2005, coincidi con la promulgacin de nuevas reformas econmicas y adminis- trativas. Adems, Siria comenz a considerar a las instituciones interguber- namentales, de manera que en noviembre de 2001 present su candidatura para ser admitida a la Organizacin Mundial de Comercio, la cual le con- cedi el estatus de observador nueve aos despus. En el marco del neoli- beralismo econmico y bancario del rgimen, la prioridad otorgada a la diversificacin de las relaciones comerciales hizo que Turqua y los pases rabes (Iraq en primer lugar10) muy pronto sobresalieran como los socios principales de Siria. El mercado turco se convirti en una de los principa- les vlvulas de escape de la economa siria adems de que serva al inters de generar espacios de integracin regional.11 Esta floreciente relacin sin

    8 Cautivados por el milagro de Dubi, todos los pases rabes se aventuraron en transac- ciones de bienes races que les permitieron disimular una mezcla de intereses pblico-priva- dos. La tierra fue expropiada y vendida a precio ms byo a los desarrollistas inmobiliarios. Nada de esto habra sido posible sin el sector bancario, que facilit el lavado de activos y en- contr formas para reciclarlo en bienes races y transacciones comerciales. Los bancos fueron tambin el instrumento de los gobiernos; les provea crditos para garantizar una lealtad du- radera de los empresarios locales. La principal herramienta para esta dominacin es el dinero, en particular el control de los ingresos (Fabrice Balanche, "Le retournement de l'espace syrien", Moyen-Orient, nm. 12 (dossier Syrie), octubre-diciembre de 2011; y, del mismo autor, "Gographie de la rvolte syrienne", Outre-Terre, nm. 29, 2011; Samir Ata, "Follow the mo- ney", Le Monde Diplomatique, abril de 2011. 9 En 2009, la Unin Europea fue el destino de 30% de las exportaciones sirias (principal- mente petrleo comprado por Alemania, Italia y Francia) y el origen de 23.5% de las importa- ciones sirias ("Regulatory Watch: Syria", Economist Intelligence Unit - Business Middle East, 1 de junio de 2011). 10 Iraq es el principal importador de productos sirios; represent 26% de las exportciones totales de Siria en 2009. Las compras sirias a Turqua alcanzaron un porcentaje muy elevado. 11 Siria es un mercado importante para Turqua y viceversa. Turqua posee en Siria un buen nmero de empresas, especialmente en Alepo. Las exportaciones turcas hacia Siria se

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    duda motiv a Damasco a seguir postergando la ratificacin del acuerdo de asociacin con la Unin Europea, el cual habra obligado al gobierno sirio a discutir aspectos de sus sistemas poltico y jurdico. Con miras a convertir- se en el principal acceso de los pases europeos a los mercados rabes y asiticos, Asad dio pasos hacia la expansin del gasoducto rabe que se co- nectar con el de Nabucco, en Turqua, a travs de Siria. Esto se traducira en importantes ingresos para Siria como pas trnsito de recursos energti- cos y contribuira a aumentar la disponibilidad de las reservas de gas natu- ral del pas. Sin embargo, en este sector y en muchos otros de la economa siria, la familia presidencial ha sido accionaria mayoritaria.

    Amrica Latina tambin fue integrada a esta estrategia de diversifica- cin; las visitas oficiales del presidente sirio a pases como Venezuela, Argen- tina y Brasil, donde residen miles de personas de origen sirio, fue un paso ms de la poltica de encontrar apoyos y de hacer de los expatriados y emi- grantes sirios de distintas generaciones "los nuevos embajadores" de Siria.

    En el plano militar, la corrupcin, politizacin, falta de recursos y mar- gen de maniobra para obtener armamento ms moderno fueron factores que no permitieron desarrollar suficientemente el potencial blico del pas. Eso no significa que Siria no haya conservado un poder de disuasin importante. Ante el estrechamiento de los lazos militares y en materia de seguridad entre Israel y los gobiernos estadounidenses de Bush y de Barack Obama, los socios estatales y no estatales de Siria en la regin, as como el armamento convencional -del cual Rusia se volvi el principal proveedor-, han sido instrumentos importantes de su poltica regional. En mayo de 2005, Damasco logr de Mosc la condonacin de la mayor parte de su deuda; y en junio de 2006 Rusia decidi instalar una base naval militar en el puerto sirio de Tartus. Para Damasco, el acercamiento a Rusia ha tenido que hacerse de tal manera que no provoque la ira de Washington, que no agudice el dilema de seguridad con Israel y que no ponga a Siria en una posicin antagnica con Europa. Adems, si bien los contratos armamentis- tas con Rusia han contribuido a modernizar el armamento y las fuerzas te- rrestres sirias, la amistad con Mosc no fue suficiente para que ste aceptara poner al da su defensa area. En efecto, las deficiencias de esta

    han casi cuadruplicado en los ltimos cinco aos; stas incluyen principalmente cemento, electricidad, aceites, hierro y acero para la construccin. El total de sus intercambios comercia- les ascendi a 1 700 millones de dlares en 2009. A excepcin de algunas inversiones en las reas de textil y manufactura, construccin y conduccin de hoteles, los empresarios turcos han preferido comerciar que invertir en Siria. Asimismo, ambos pases decidieron eliminar los re- querimientos de visa a fin de incrementar su sector turstico (ICG Report, "Turkey and the Middle East Ambitions and Constraints", 7 de abril de 2011; "Syria's Trade Deficit with Turkey Doubles as Exports Decline", The Syria Report , 1 de marzo de 2011) .

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    ltima quedaron demostradas en septiembre de 2007, cuando Israel bom- barde un supuesto reactor nuclear en territorio sirio, cerca de la frontera con Turqua.

    Bashar al-Asad tambin decidi profundizar su relacin con Irn, lo que no impidi en sus relaciones divergencias a propsito de la autonoma del Hezbol libans o en torno a los arreglos institucionales en Iraq. En este ltimo pas, desde la cada del rgimen de Saddam Hussein Damasco con- tribuy a obstaculizar la tarea de las tropas estadounidenses y a cultivar mltiples contactos con las fuerzas polticas iraques del gobierno de tran- sicin, as como con grupos de la oposicin kurdos y rabes, suns (princi- palmente para prevenir los efectos de un enfrentamiento religioso en Siria misma) y chis (con los cuales la relacin se vio facilitada por la alianza de Damasco con el chiismo libans) .

    En el tema palestino, Damasco disput a El Cairo y a Ammn el papel de intermediario presentndose como un socio constructivo del nuevo lide- razgo palestino encabezado por Mahmud Abbas. En sus relaciones con los pases del Golfo, y en un escenario regional en el que la guerra en Iraq dio un nuevo impulso a la movilizacin chiita transnacional, la tarea de equili- brar a Arabia Saudita e Irn fue ms difcil y la alianza sirio-iran gener temores obsesivos en los regmenes egipcio y jordano, y entre las petromo- narquas del Golfo.12 Con Arabia Saudita las relaciones oscilaron entre el antagonismo y la cooperacin, pero generalmente estuvieron marcadas por la sospecha y la rivalidad, manifestadas con firmeza en los terrenos liba- ns e iraqu. En diversas ocasiones funcionarios sirios cuestionaron pblica- mente la legitimidad del papel saudita, haciendo alarde de Siria como el verdadero y nico representante estatal del conflicto rabe-israel. Final- mente, y a pesar de su apoyo a la resolucin 1559 y su alianza con Washing- ton, El Cairo y Riyad expresaron su desacuerdo ante la intencin de los neoconservadores estadounidenses de debilitar el rgimen de Damasco al

    12 ICG Report, "Syria under Bashar (II) : Domestic Policy Challenges", nm. 24, 11 febrero de 2004, pp. 15-17. La rama siria de la Hermandad Musulmana ya no exige, por lo menos p- blicamente, la introduccin de la ley islmica (shari'a), y descarta llamar a la movilizacin suni- ta contra los alauitas como lo hizo en los aos ochenta. En ciertos medios populares sirios, la prctica religiosa ha sido tradicionalmente una seal de resistencia pasiva, reflejo de una evi- dente prdida de legitimidad del rgimen, aunque no necesariamente se traduzca en una movilizacin poltica o en un proyecto concreto contra el sistema de poder. Hay otras que s se traducen en proyecto, como la Hermandad Musulmana. Sin embargo, esta organizacin pol- tica an se encuentra muy asociada a la violencia de los aos ochenta; su direccin no se ha renovado, se ha visto marginada debido a su largo exilio en Londres y alejada de las realidades locales. Adems, la Hermandad siria enfrenta la competencia, en el seno de su base social, del Movimiento de Justia y Desarrollo fundado en Londres en abril de 2006 y de la Corriente Isla- mista Democrtica Independiente formada en tiempos de la "Declaracin de Damasco".

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  • 470 Marta Tawil fi lii-2

    punto de desintegrarlo. Ello se debi a la capacidad que perciban en el rgimen sirio de inflamar crisis y conflictos con ayuda de sus aliados en la zona, y de las consecuencias imprevistas para la estabilidad regional que su cada abrupta tendra.

    En el marco de la rivalidad con Arabia Saudita en particular, Asad bus- c tambin movilizar apoyos sociales y transnacionales frente al fortaleci- miento de fuerzas islamistas sirias, que hacen al rgimen temer ser atacado por su carcter minoritario alauita. Con ese objetivo y tambin con el de evitar que ninguna corriente del Islam se volviera dominante o que las ten- siones entre diversas corrientes religiosas eclipsaran la legitimidad naciona- lista rabe del rgimen, Asad introdujo referencias religiosas en sus discursos oficiales.

    Desde el relevo en la Casa Blanca en 2009 con Barack H. Obama, Wash- ington continu los ajustes tcticos en sus relaciones con Damasco ini- ciados bajo el gobierno de George W. Bush. Este ltimo haba tenido que hacer frente a los resultados del reporte Baker-Hamilton de octubre de 2006, que recomendaban el dilogo con Tehern y Damasco como medida ineludible para restaurar la seguridad en Iraq. La presencia de Asad en los festejos del 14 de julio de 2008 en Pars sell el fin del aislamiento interna- cional de Siria y la recuperacin de su estatus como poder regional. Por su parte, despus de casi siete aos de dudas, en enero de 2011 Estados Uni- dos decidi finalmente enviar a un nuevo embsador a Siria. No puede negarse, sin embargo, que la rehabilitacin del poder sirio observable des- de 2008 exacerb tambin contradicciones dentro de Siria y en sus relacio- nes exteriores.

    Siria no pudo desarrollar una relacin con Estados Unidos que no de- pendiera de Israel. Las pocas expectativas de sirios e israeles y las limitacio- nes internas de sus lderes son razones de peso que explican el fracaso de las negociaciones bilaterales para un acuerdo de paz retomadas en 2007. La interrupcin de la mediacin turca luego de la operacin militar israel contra Gaza en diciembre de 2008 marc el fin definitivo del contacto en- tre sirios e israeles. Sin embargo, la preferencia del gobierno norteameri- cano de George W. Bush y en cierta medida tambin de su sucesor, Obama, por la va de negociaciones entre palestinos e israeles, as como la poltica de condicionar el levantamiento de las sanciones contra Siria a que Damasco renunciara a sus socios regionales, fueron tambin un obstculo a todo compromiso serio.

    Paralelo al desencanto creciente entre Ankara y Tel-Aviv, que alcanz su paroxismo en mayo de 2010, el acercamiento entre Siria y Turqua prosi- gui en todos los niveles. Asad busc, con xito, beneficiarse de una Tur- qua a la que se perciba cada vez ms como un puente entre Medio Oriente

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 471

    y Occidente. Tambin intentaba, mediante esa relacin, equilibrar el poder de sus socios rabes tradicionales como Egipto y Arabia Saudita, acercndo- se a un pas de mayora sun y gobernado por un partido islamista.

    La Siria de Bashar al-Asad se ha mostrado desarmada de mtodos di- plomticos y eficaces de comunicacin con el exterior, si bien desde 2004 se registraron algunos pasos tmidos en el sentido de su mejora y diversifi- cacin, como lo ilustran las mltiples entrevistas del presidente a diarios rabes y extranjeros, el activismo del embajador de Siria ante Estados Uni- dos, 'Imad Moustafa, y la creacin de un Ministerio de los Expatriados, por mencionar los ejemplos ms destacados. Motivado por la necesidad de dar un nuevo rostro a la diplomacia, en febrero de 2006 Asad nombr como nuevo ministro de Relaciones Exteriores a Walid al-Mouallem, di- plomtico experimentado, en el lugar de Farouq al-Chara, figura clave del baasismo y "guardin" de la doctrina de Hafez al-Asad en poltica exterior. Sin embargo, la ingerencia de los moukhabarat con Bashar al-Asad se exten- di al dominio de la diplomacia regional como nunca antes, lo cual redujo el margen de maniobra del presidente en la definicin e implementacin de la poltica exterior.

    II. LA SUBLEVACIN POPULAR Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES DE SlRIA

    Sin lugar a dudas, la represin por parte del rgimen encabezado por Bashar al-Asad, obstculos jurdicos como la prohibicin de la huelga en el cdigo laboral de 1985, la instrumentalizacin de los sindicatos por par- te del Estado o la divisin de la oposicin (por su debilidad numrica y su falta de bases en la sociedad) , fueron elementos que no permitieron a la oposicin constituir un movimiento social que obligara al rgimen a llevar a cabo reformas urgentes. Pero tambin la poltica internacional ha sido condicionante, catalizadora y fuente de oportunidades y obstculos que la oposicin y los activistas han encontrado. La escena internacional y la re- gional de hecho han sido el nico medio de los activistas sirios para obte- ner atencin y reconocimiento de otros pases y sociedades, compartir informacin, lograr mayor visibilidad y multiplicar canales de acceso insti- tucional.

    A pesar de la prudencia mostrada por socios y adversarios -por el temor de que el desorden en Siria se extienda ms all de sus fronteras de forma natural o por una poltica deliberada del rgimen-, en la prctica, para febrero de 2012 Siria llegaba casi a una situacin de aislamiento diplo- mtico total.

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    Al inicio de la sublevacin en Siria, Turqua estableci contactos con la oposicin en ese pas13 al tiempo que ofreci al presidente Asad el benefi- cio de la duda de su capacidad de reformar al pas y poner fin a la repre- sin. Uno de los temas que sin duda ms preocupa a Turqua, como tambin a Iraq, es el de la autonoma kurda.14 De hecho, la evolucin de la subleva- cin siria tambin muestra la importancia de la consolidacin de identida- des colectivas, al igual que las conexiones entre sirios de la dispora o entre grupos tribales, religiosos y tnicos en Siria y en pases vecinos. En el plano tnico, aproximadamente 90% de la poblacin siria es rabe, pero hay tam- bin una importante poblacin turca y kurda. Los kurdos en particular tie- nen una larga historia de persecucin y ostracismo poltico, pues, desde la perspectiva del Ba'th, representan no slo una amenaza a la ideologa del nacionalismo rabe sino tambin a la integridad territorial del pas. El fin de la alianza estratgica entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistn (pkk por sus siglas en kurdo) y el rgimen sirio, la prdida de influencia del PKK a escala regional y las tensiones entre Damasco y los partidos kurdos de Iraq despus de la cada del rgimen de Bagdad favorecieron la autonomi- zacin de las formaciones kurdas de Siria.15 Si bien desde que estall la re- vuelta en marzo de 2011 numerosos kurdos se autoproclaman ante todo ciudadanos sirios y han aclarado que su intencin no es buscar la indepen- dencia, algunos analistas y activistas sirios rabes consideran que se trata de una mera tctica de los kurdos de Siria para ganar tiempo. En todo caso, es innegable que una parte significativa de la nueva generacin de militantes kurdos est ms radicalizada que la anterior. Los enfrentamientos entre rabes y kurdos en Siria en 2004 mostraron que la identidad tnica aunada a la marginacin econmica de la regin noreste de Siria, donde est con-

    13 El 1 de abril, figuras importantes de la Hermandad Muslumana siria mantuvieron una conferencia de prensa en Estambul, una visita que no fue organizada ni obstruida por el go- bierno. A principios de junio representantes de grupos de oposicin se reunieron en la ciudad turca de Antalya para iniciar la coordinacin de la lucha. La reunin fue patrocinada por el partido gobernante turco, el akp. 14 El 14 de julio, una plataforma de organizaciones no gubernamentales kurdas llam al establecimiento de una "autonoma democrtica" del Kurdistn en Turqua. Hacia el mes de agosto, los servicios de inteligencia turcos informaron a los lderes polticos y militares de su pas que el pkk haba reanudado sus actividades en Siria, con la connivencia o aquiescencia de funcionarios sirios ("Turkey's Kurds Announce Plan for Democratic Autonomy", Turkish Weekly , 21 de julio de 2011). A pesar de esto, habra que matizar el peso del tema kurdo en la posicin de Turqua hacia la sublevacin siria y el rgimen de Asad, recordando que Ankara ha sido capaz de desarrollar con el Kurdistn iraqu una buena relacin, sobre todo en el campo econmico. 15 Julie Gauthier, "The 2004 Events in al-Qamishli: Has the Kurdish Question Erupted in Syria?", en Fred H. Lawson (ed.), Demystifying Syria, Londres, Saqi, 2009, pp. 105-119.

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    centrada buena parte de la poblacin kurda, funge como vehculo de mo- vilizacin poltica cada vez ms importante.16

    .Pero ante la sordera de Bashar, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan advirti que su paciencia se estaba agotando y a finales de septiem- bre anunci la ruptura del dilogo con Damasco.17 A finales de noviembre, justo despus de que la Liga de Estados Arabes anunciara sanciones contra el rgimen sirio, Turqua impuso a ste las suyas y hablaba incluso de estar lista para emprender una operacin militar en la frontera. Controlar la cuestin kurda, detener la inestabilidad a lo largo de la frontera, contener el problema de los refugiados18 y mantener un cierto prestigio diplomtico, son objetivos que en trminos de prioridades de la agenda turca termina- ron superando al de preservar la amistad reencontrada con Damasco.

    En el entorno regional, los pases que de manera ms abierta aunque tarda criticaron la poltica del rgimen sirio contra las revueltas de su po- blacin son las ricas y conservadoras monarquas del Golfo. A principios de agosto, un llamado de los seis miembros del Consejo de Cooperacin del Golfo a un "inmediato cese de la violencia y derramamiento de sangre" fue seguido de la decisin de Bahrin, Kuwait y Arabia Saudita de retirar a sus embajadores en Siria. La monarqua saud, Arabia Saudita, desde el inicio

    16 De acuerdo con una fuente kurda, la importancia de las conexiones entre los kurdos de Iraq, Siria y Turqua podra haber llevado al ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid Moallem, a buscar entrevistarse en Iraq con Massud Barzani, presidente del Kurdistn iraqu, con el fin de convencerlo de influir en los kurdos sirios para que stos desistieran de participar en la revuelta contra el rgimen. Al parecer Barzani se neg a encontrarse con Mouallem (vase al respecto Zvi Bar'el, "The Opposition vs. Asad. Awaiting a Push by Washington", Haa- retz, 5 de junio de 2011). Por otro lado, no puede hablarse de la existencia de una posicin unnime en el seno de la comunidad kurda en Siria ni entre la comunidad de la dispora. As, por ejemplo, los kurdos primero boicotearon la conferencia de Antalya, despus enviaron a sus representantes. Lo mismo hizo la Hermandad Musulmana, lo cual reflej las divisiones que existen entre sus diferentes corrientes ("Turkish Policy towards Kurds Leads to Boycott of Antalya Conference by Kurdish parties in Syria", 30 de mayo de 2011. Vase el sitio electrnico Support kurds in Syria) . 17 El 12 de junio, la emboada turca en Damasco fue el blanco de los manifestantes a favor de Bashar. Si esta agresin fue menos violenta que los ataques que las embajadas de Francia y Estados Unidos sufriran un mes despus, nadie dud de que haba sido orquestada por el rgimen. 18 El nmero de refugiados sirios en Turqua supera los dos mil, otros reportes hablan de 30000 en la frontera de Jisr al-Shughur. En julio, la afluencia de refugiados sirios a territorio turco caus una controversia entre Ankara y el embsyador de Siria en Turqua, Nidal Kabalan, quien se sorprendi ante la negativa de Turqua de permitir a parlamentarios sirios visitar los campos de refugiados. En respuesta, Siria acus a Turqua de permitir el trnsito de armas a travs de su territorio con destinacin de "grupos armados". Por su parte, el 5 de agosto Anka- ra anunci pblicamente la intercepcin en su territorio de un cargamento de armas prove- niente de la Repblica Islmica de Irn.

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    ha apoyado a algunos clrigos suns de perfil salafista19 y, junto con Qatar -pas del Golfo que se haba vuelto un socio econmico y diplomtico para Siria y, en ese sentido, un contrapeso a Arabia Saudita-, decidi finalmente reordenar prioridades y ya no pretende apoyar rgimen secular del Baas en Siria, que siempre le result incmodo.20

    Por lo que respecta a las potencias occidentales, desde marzo de 2011 Estados Unidos percibi suficientes motivos para conducirse con cautela ante los sucesos en Siria: durante varios meses y hasta el 18 de agosto Esta- dos Unidos inst al rgimen a la reforma y se abstuvo de declarar a Asad "ilegtimo" o de pedirle que dejara el poder; varios funcionarios estadouni- denses de hecho seguan considerndolo un reformista.21 Sin embargo, la poltica de prudencia de Estados Unidos ha estado lejos de ser unnime y a medida que la represin del rgimen se intensific, que las byas crecieron

    19 Matthew Mainen, "Saudi's Dangerous Role in Syria", Institute for Gulf Affairs, Maineri Middle East Analysis, 25 de julio de 2011; Adrina Blomfield, "Syrian Opposition Admits Armed Insurgents Are Operating on Fringe of Uprising against Asad Regime", The Telegraph , 6 de agosto de 201 1. En Siria, como en todo el mundo musulmn, el movimiento sunita salafista (de influen- cia wahabita y, por tanto, saud) tiende a profesar un anti-chiismo visceral. Entre algunas figuras del medio salafista se menciona a Adnan al-Arour, quien plantea el enfrentamiento con el rgi- men en trminos sectarios. Al-Arur, religioso originario de Hama y que vive en Arabia Saudita, se dio a conocer a partir de 2006 por sus polmicas declaraciones anti-chiitas. Durante una difu- sin en la cadena satelital Al-Wisal, en mayo de 2011, el predicador lanz una advertencia aterra- dora a los alauitas de Siria al decir que "no se har dao alguno a los que hayan permanecido neutrales", en cambio, con relacin a los dems, "sern pasados por el cuchillo y devorados por los perros". Para una visin general del paisaje religioso en Siria, lase la introduccin de Paulo Pinto al captulo III "Religions et Religiosit en Syrie", en Courbage, Gazzal et al. (eds.), La Syrie au prsent. Reflets d'une socit, Paris, Actes Sud, 2007, pp. 325-356; Paulo Pinto, "Dangerous Liai- sons: Sufism and the State in Syria", IWM Junior Visiting Fellows' Conferences, vol. 14, nm. 1, 2003. 20 Nidaa Hassan, "Syrian Business Dries Up after Asad's Crackdown on Dissent", The Guar- dian, 23 de mayo de 2011; Ian Black, "Qatar Breaks Arab Ranks over Syria", The Guardian , 21 de julio de 201 1. Qatar fue el primero en distanciarse de Asad. Retir a su embzyador y a varias empresas involucradas en proyectos en el mercado sirio, incluyendo la Compaa de Luz y Agua de Qatar. Al inicio de la sublevacin, la cadena televisiva qatar, Al-Jazeera, se mostr ms bien circunspecta; no aceptaba transmitir las imgenes en vivo desde las ciudades sirias que le enviaban algunos activistas, lo cual contrastaba con su apoyo abierto y rpido a la oposicin a Ben Ali y a Mubarak. Sin embargo, a mediados de abril el tono de Al-Jazeera hacia la subleva- cin siria cambi de rumbo claramente; empez a mostrarse muy crtica del gobierno sirio y a transmitir las mejores imgenes en exclusiva de la sublevacin. Las opiniones sobre las razones que explican el cambio de Qatar son divergentes, aunque probablemente refleja el deseo por asumir una posicin de liderazgo en la regin, especialmente en el respaldo a los movimientos de protesta (suns), as como la irritacin por la lentitud de la formacin del gobierno en Beirut, del que se culp a Damasco. 21 Mark Landler, "U.S. Moves Cautiously Against Syrian Leaders", The New York Times, 29 de abril de 2011; Andrew Quinn, "Clinton Says Reform Still Possible in Syria", Reuters , 6 de mayo de 2011.

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    y las perspectivas de reformas significativas se redujeron, la presin del Congreso y los medios de comunicacin sobre el gobierno de Barack Oba- ma para aumentar la presin sobre Damasco fue aumentando. Hacia me- diados de octubre, Washington todava no haba enviado a representantes diplomticos como observadores en las reuniones del Consejo Nacional Sirio, formalmente constituido el 2 de octubre de 2011, como ya lo haban hecho otros pases. No obstante el ataque a la emboada de Estados Unidos en julio por partidarios del rgimen, la prudencia sigui siendo la regla, si bien Washington impuso varias sanciones al rgimen sirio.22

    A mediados de junio, algunos funcionarios de la administracin endu- recieron su retrica, aunque todava muy lejos de la postura de Francia, por ejemplo, y de lo que los crticos exigan: pedir abiertamente que Bashar al- Asad renunciase a su cargo, retirar al embajador de Estados Unidos en Siria, pedir que funcionarios del rgimen sirio fuesen juzgados por la Corte Penal Internacional. El 9 de junio la representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Suzanne Rice, afirmaba en una entrevista al diario panra- be Al-Hayat que Asad ya no podra encabezar una transicin de poder efec- tiva. El momento en el que el tono de la administracin Obama realmente subi fue cuando partidarios del rgimen de Bashar al-Asad atacaron las instalaciones de la emboada de Estados Unidos en Damasco el 10 julio, dos das despus de la visita de los emby adores estadounidense y francs a la ciudad de Hama para encontrarse con los manifestantes.23 Fue entonces

    22 El 29 de abril, el presidente Obama firm la Orden Ejecutiva 13572 que impone san- ciones a ciertos individuos y entidades que figuran en el anexo de la Orden y provee la autori- dad para designar a las personas responsables de violaciones a los derechos humanos en Siria, incluidos los relacionados con la represin al pueblo sirio. En particular, Maher Al-Asad, her- mano del presidente, y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iran - Fuerza Qods (irgs-qf) figuran en este anexo. Ese mismo da el Departamento de Comercio revoc las licencias co- merciales de exportacin correspondientes a los aviones de funcionarios sirios de alto rango. El 18 de mayo, Obama firm una Orden Ejecutiva 13573 dirigida a los altos funcionarios del gobierno sirio debido a la escalada continua de violencia por parte de su gobierno en contra del pueblo sirio. El presidente Asad y otros seis funcionarios del rgimen figuran en el anexo de la Orden. Y el Departamento de Comercio suspendi las licencias especficas relacionadas al avin Boeing 747 de la aerolnea Syrian Air. El 22 de julio el Departamento de Estado impu- so restricciones de viaje a la Embajada de Siria en Washington, D. C., en respuesta a los esfuer- zos de Siria para restringir la accin de los diplomticos estadounidenses en Damasco. Los diplomticos sirios ahora deben pedir permiso antes de salir de Washington, D. C. 23 Funcionarios de Estados Unidos acusaron al presidente Bashar al-Asad de orquestar los ataques con fines propagandsticos y para castigar al embajador estadounidense, Robert Ford, y al embzyador francs, Eric Chevallier, por su visita a la ciudad de Hama el viernes 8 de julio. Los dos embajadores expresaron su apoyo a los manifestantes en esa ciudad ante el temor de que el rgimen lanzara una operacin militar sangrienta similar a la que el rgimen de Hafez al-Asad efectu en esa misma ciudad en 1982.

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    que la secretaria de Estado Hillary Clinton alz la voz y declar, secundada por el presidente estadounidense, que Asad haba "perdido legitimidad ante los ojos de su pueblo". No obstante la prudencia sigui siendo la regla. As, pocos das despus Clinton dio marcha atrs al decir que Washington an esperaba que el rgimen de Asad detuviera la violencia y trabajara con los manifestantes para alcanzar las reformas polticas. Ministros de la Unin Europea tambin lanzaron un llamado al presidente sirio para implementar las reformas y dejaron en claro que an esperaban que lo lograra.24

    Finalmente, el 18 de agosto Barack Obama pidi a Asad dejar el poder. Ese llamado se acompa de sanciones contra el sector energtico, cuyo objetivo ltimo, junto con las sanciones de la Unin Europea,25 es preparar el terreno para provocar el caos econmico y que sea la penuria la que pro- voque el derrocamiento del rgimen. El anuncio del gobierno estadouni- dense de afectar de manera directa los ingresos del petrleo y del gas de Siria, que son vistos como una lnea de vida financiera central para Asad y su crculo ms prximo, tiene como objetivo preparar el terreno para pro- vocar el caos econmico y que sea la penuria la que provoque el derroca- miento del rgimen.26 El rgimen depende mucho de la produccin de petrleo que, si bien es bzga (Siria exporta solamente 110521 barriles por da), puede financiar un tercio de su presupuesto anual adems de que le permite mantener varios subsidios.

    La posicin de Estados Unidos no puede entenderse del todo sin consi- derar los temores de Israel. En su blog en el diario Le Monde , un diplomtico francs de muchos aos de experiencia en Siria preguntaba en tono provo- cador si acaso no debera verse en los dos intentos, por parte de palestinos instrumentalizados por Damasco y por los grupos polticos palestinos cerca-

    24 Paul Richter, "U.S. softens its criticism of Syria", Los Angeles Times , 20 de julio de 2011. Mark Landler y David E. Singer, "White House, in Shift, Turns Against Syria Leader", The New York Times , 12 de julio de 2011. 25 El 23 de mayo de 2011 la Unin Europea decidi suspender todos los programas de ayuda a Siria en los sectores de desarrollo y programas energticos (construccin de plantas elctricas) , en protesta por la represin de las revueltas. El Consejo Europeo tambin pidi al Banco de Inversin Europeo que cese toda aprobacin de nuevas operaciones de inversin ("Regulatory Watch: Syria", Economist Intelligence Unit. Business Middle East, 1 de junio de 2011). En el momento en el que se escriba este texto, la Unin Europea segua abstenindose de ordenar un embargo completo contra el sector energtico sirio. Una de las probables razones que se comentaban en la prensa es que Italia haba estado comprando la mitad de todas las exportaciones de petrleo sirio en un esfuerzo para compensar las exportaciones libias que ya no estaban disponibles. 26 Syria: If Protesters Don't Get Asad, the Economy Will, Time, 27 mayo 2011; Syria Com- ment , 27 mayo 2011; Jay Solomon, "U.S. Pushes to Try Syria Regime", The Wall Street Journal, 18 de junio de 2011.

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    nos al rgimen de Asad, de violar la lnea desmilitarizada en el Goln el 15 de mayo y el 6 de junio de 2011 (fechas conmemorativas del xodo pales- tino de 1948 y de la derrota rabe en junio de 1967), la intencin de Siria e Israel de montar un escenario para mostrar a la comunidad internacional los riesgos para el Estado israel de un cambio de rgimen en Siria.27

    Como quiera que sea, desde que inici la crisis poltica en Siria Israel ha expresado su inquietud ante la posibilidad de perder a su "dictador fa- vorito", y de que en su frontera nor-oriental gobierne una "junta musulma- na extremista".28 Tel-Aviv manifest la misma inquietud cuando en 2005 el rgimen sirio pareci estar en la cuerda floja en los meses previos y poste- riores a la publicacin del primer reporte de la comisin internacional que investigaba el atentado contra el exprimer ministro libans Rafiq al-Hariri. Aunque una de las consecuencias inmediatas y probables del colapso del rgimen de Asad sera un golpe para sus aliados Irn, el Hezbol libans y el Hamas palestino, los gobiernos israeles de derecha e izquierda prefieren al malo por conocido que al bueno por conocer. Sobre todo porque desde 1974 Siria e Israel se han acomodado bien en su situacin de Guerra Fra. Aunque Siria se ha mantenido del lado de los grupos de resistencia palesti- nos y libaneses como medio de presin, ni Hafez al-Asad ni su sucesor han emprendido ataques contra Israel para recuperar el Goln. En cambio, en 2007 llev a cabo un ataque areo en contra de un centro de investiga- cin supuestamente nuclear, sin que Siria se atreviera a enfrentar el agravio ms que con amenazas retricas.

    En el plano multilateral, el 2 de agosto y despus de meses de inaccin, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emiti su primera condena formal hacia el uso de la fuerza en Siria en contra de los manifestantes. El pronunciamiento del Consejo surgi mientras Siria intensificaba su campa- a militar en lo que parece ser un movimiento final para aplastar las protes- tas en la ciudad de Hama.29 Francia y el Reino Unido son los pases europeos

    27 Ignace Leverrier, "Pour en finir en Syrie avec la thorie du complot", Le Monde, 31 de julio de 2011. Leverrier agrega que lo mismo podra pensarse de las "falsas entrevistas exclusi- vas" que dos enemigos jurados del rgimen sirio, el exvicepresidente Abdel-Halim Jaddam y el antiguo director general de la Hermandad Musulmana siria en el exilio en Londres, Ali Sa- dreddin Al Bayanouni, dieron a la televisin israel 28 Salman Masalha, "Israel's favorite Arab dictator of all is Asad", Haaretz, 29 de marzo de 2011; "For All His Faults, Asad Is the Devil We Know" , Jerusalem Post, 23 de marzo de 2011. 29 La condena llamaba a "un cese inmediato de toda la violencia e insta a todas las partes a actuar con la mxima moderacin y abstenerse de represalias, incluidos los ataques en con- tra de las instituciones del Estado". Los miembros del Consejo Europeo -Gran Bretaa, Fran- cia, Alemania y Portugal-, respaldados por Estados Unidos, han encabezado esfuerzos diplomticos para adoptar una resolucin legalmente vinculante que condene la violencia en Siria y obligue al gobierno a detenerse.

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    que ms se movilizan en el Consejo de Seguridad para redactar resoluciones contra el rgimen de Asad, pero se han enfrentado a fuertes resistencias por parte de otros miembros del Consejo, incluidos China, Rusia, Lbano, Bra- sil, la India y Sudfrica. Diplomticos de estos pases han expresado su pre- ocupacin de que una resolucin podra ser usada como pretexto para imponer sanciones o ejercer una fuerza militar sobre Siria en el futuro.

    Frente a esas presiones crecientes, el rgimen sirio ha contado con apoyos importantes en Irn, Iraq, Lbano y Rusia, aunque stos no pare- cen indefinidos ni mucho menos determinantes para salvarlo de una ca- da. Irn no se ha pronunciado sobre las revueltas en Siria de la misma manera en que lo ha hecho con las protestas en los dems pases rabes, a las que ha apoyado abiertamente. Para Irn, el derrocamiento de Asad sera el revs ms importante desde 1988 para sus objetivos ideolgicos y de poltica exterior. Siria ha sido su nico aliado rabe, que estuvo de su lado durante la guerra con el Iraq de Saddam Hussein entre 1980-1988, y el principal conducto para la transferencia de armas iranes al Hezbol li- bans. Hacia principios de septiembre el presidente iran Mahmud Ahma- dineyad "advirti" a Bashar, el 28 de agosto en una entrevista de televisin presentada por la cadena Al-Manar del Hezbol, que "el pueblo debera tener el derecho de elegir y obtener su libertad". Tambin expres que deban establecerse plazos y una cronologa para que los pases occidenta- les no tengan una excusa para intervenir. Y es que, en efecto, Irn y el Hezbol libans parecen convencidos de que lo que ocurre en Siria es parte de una gran conspiracin internacional destinada a romper lo que ellos consideran un "eje de resistencia" (Irn, Hezbol, Siria) al dominio israel y estadunidense del Prximo Oriente.30 Enfrentamientos espordi- cos entre la comunidad sunita y la alauita en la ciudad nortea libanesa de

    30 En su discurso del 31 de mayo 2011, el lder del Hezbol Hassan Nasrallah declar que: "el liderazgo sirio est convencido, al igual que su pueblo, de la necesidad de reformas, de luchar en contra de la corrupcin y de la apertura de nuevos horizontes en la vida pol- tica de Siria. Confiamos en que el presidente Bashar al-Asad cree y est convencido y deter- minado en lograr una reforma. Incluso s ms que eso: l^est preparado para lograr grandes avances hacia la reforma, pero en un ambiente pacfico y de una forma cuidadosa y responsable. Algunos regmenes estn cerrados al cambio. En Bahrin, el rgimen fue y sigue siendo muy cerrado. Asimismo, los regmenes de Mubarak, Gadafi y Ben Ali fueron completamente cerrados. El rgimen en Siria no est cerrado, por el contrario, ha afirmado que est listo, convencido y dispuesto a dar ms. Se muestra serio respecto a las reformas y las quiere". El lder del Hezbol agreg con conviccin que "el pueblo an apoya a este r- gimen, cree en el presidente Bashar al-Asad" y que "derrocar al rgimen en Siria est dentro de los intereses israeles y estadounidenses. El plan es reemplazar al rgimen por otro simi- lar a los regmenes rabes moderados que estn dispuestos a firmar determinados acuerdos con Israel".

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 479

    Trpoli, o las manifestaciones en distintas ciudades de Lbano a favor y en contra del rgimen de Bashar al-Asad, han reforzado el temor a una pola- rizacin exacerbada de la sociedad libanesa.31 La firme creencia del Hez- bol y de los regmenes de Tehern y Damasco de que las protestas populares en Siria forman parte de una guerra para definir la suerte de la regin32 no deben resultar asombrosas al observador; adquieren sentido cuando se recuerda que en la ltima dcada Estados Unidos, Israel y Ara- bia Saudita han actuado con la conviccin de que derrocar a Asad es un paso crtico en la estrategia de incapacitar al Hezbol y aislar a Irn. Los crecientes rumores de un posible ataque israel contra la infraestructura nuclear de Irn o las presiones sobre Beirut para que siga contribuyendo a financiar el Tribunal Especial para Lbano (el cual ha acusado a Hezbol de estar implicado en el asesinato de Rafiq al-Hariri) han estado lejos de disminuir esas sospechas.

    Ante lo anterior, no sorprende que Lbano ha sido foco de uno de los grandes temores en el plano regional que suscita la sublevacin en Siria, en particular la posibilidad de que el rgimen de Asad se vea tentado, como en el pasado, a aumentar los niveles de tensin en su vecino, atizando antago- nismos polticos y religiosos entre comunidades con ayuda de sus aliados en ese pas para dejar claros los efectos de inestabilidad regional que una cada del rgimen sirio provocara. Cuando el 4 de agosto el Consejo de Seguri- dad de las Naciones Unidas, del que Lbano forma parte como miembro no permanente, hizo pblica una declaracin de condena del rgimen sirio por la represin y violacin de los derechos de los manifestantes y llam a los responsables a "rendir cuentas", Lbano se deslind,33 como lo hara ms tarde, a finales de noviembre, cuando la Liga Arabe decidi aprobar un paquete de sanciones contra el rgimen sirio el 29 de noviembre.

    31 "Fatfat: We Respect the pro and anti-Syrian Regime Protesters. . Asharq al-Awsat, 29 de marzo de 2011; Nicholas Blandford, "Will Syria's Fires Singe Lebanon?, The Christian Science Monitor , 23 de junio de 2011; "Lebanese city of Tripoli concerned about events in Syria...", Asharq al-Awsat , 21 de abril de 2011; "Accumulation of Obstacles Postpones Government to Unforeseeable Date", Al-MustaqbaU 7 de abril de 2011. "Facts Have Changed so Let Them Undo the Coup", An-Nahar , 7 abril 2011. Robert Fisk, "Asad, his Raids on Lebanon, and Syria's Slow Slip into Civil War", The Independent, 17 de octubre de 2011. 32 International Crisis Group, "Uncharted Waters: Thinking through Syria's Dynamics", Middle East Briefing, nm. 31, 24 de noviembre de 2011. 33 En voz de su representante ante el Consejo de Seguridad, Lbano declar que "cual- quier cosa que afecte a Lbano afecta a Siria, y cualquier cosa que afecte a Siria tambin afec- tar a Lbano [ . . . ] Lbano considera que la declaracin discutida no ayuda a resolver la actual situacin en Siria". El vocero del Parlamento, Nabih Berri, el primer ministro Najib Miqati y el ministro de Exteriores, Adnan Mansour, declararon que esa postura era congruente con la poltica de Lbano de no intervenir en los asuntos internos de Damasco.

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    Iraq es, junto con Lbano, otro apoyo para Damasco, aunque el suyo es ms abierto.34 El Primer Ministro Nuri al-Maliki se ha hecho eco del discur- so de Asad segn el cual la estabilidad de Siria est en peligro por culpa de una conspiracin externa.35 Por su parte, el ministro de Exteriores Hoshyar Zebari describi la situacin en Siria como una muy distinta a la de Libia o Yemen porque "Siria es un Estado pivote en la regin. El papel que Siria desempea en nuestra regin es nico [...] No hay duda de que lo que pasa en Sira afectar a Iraq".36 Segn reportes de agosto, no slo algunos refugiados iraques en Siria pueden haber comenzado a regresar a su pas, temiendo el caos, sino que, luego de la represin contra los manifestantes en Der al-Zor por las fuerzas de seguridad y militares leales a Asad se hizo evidente, la porosidad de la frontera sirio-iraqu y los nexos de lealtad entre diversas tribus de uno y otro lado de la frontera.37

    Funcionarios iraques y sirios han intercambiado visitas y ha habido informes de un aumento de contactos secretos. Los bienes y productos si- rios continan llegando a los mercados iraques, e Iraq contina sus expor- taciones de petrleo a Siria. Maliki y Asad han fortalecido sus relaciones comerciales y de inversin y las revueltas no han impedido que sigan fir- mando nuevos acuerdos, incluida la construccin del gasoducto que conec-

    34 Mustapha Ajbaili, "Syria's Crisis Reshapes Ties with Iraq", Al-Arabiya , 14 de julio de 2011. Antes de la revuelta en Siria, las relaciones entre los dos pases haban sido muy tensas por la decisin de Damasco de hospedar a miembros del partido Ba'ath iraqu que huyeron de Bag- dad tras la cada del rgimen de Saddam Hussein, y porque Damasco fue acusado reiterada- mente por Bagdad y Washington de permitir por su frontera el paso a Iraq de extremistas, incluidos miembros de Al-Qaeda. Sin embargo, hacia 2006 el gobierno iraqu toc las puertas de Damasco y Tehern. As, el 14 de enero de 2007 el presidente iraqu Jalal Talabani efectu la primera visita de un jefe de Estado iraqu a Siria desde la ruptura de las relaciones diplom- ticas entre ambos pases en 1980. A mediados de 2007, luego de recibir duras crticas y amena- zas por parte de Washington y Pars, el primer ministro iraqu, Nuri al-Maliki, visit Siria por primera vez. Poniendo el acento en el tema de la seguridad, Maliki pidi ayuda a los funciona- rios sirios en la estabilizacin poltica de Iraq y les ofreci a cambio abrirles las puertas al mercado iraqu. En 2006, los intercambios comerciales bilaterales fueron de cerca de 3000 millones de dlares; se acompaaron de la profundizacin de la cooperacin en materia de seguridad en la frontera. 35 "Iraq Says to Stand by Syria against Conspiracies", Xinhua , 3 de abril de 2011. 36 "Iraq safer than Syria - Iraqi FM Hoshyar Zebari", Al-Sharq al-Awsat , 3 de julio de 2011. 37 El ejrcito de Iraq ha sido reclutado para apoyar una fuerza fronteriza que slo tiene 7500 hombres para asegurar los 1 114 km de frontera con Siria. A pesar del cerco militar en su ciudad, algunos residentes de Albu Kamal estn tratando de pasar de contrabando a sus muje- res y nios hacia Iraq por seguridad, mientras que continan sus protestas contra el rgimen de Asad. En Qaim, Iraq, la poblacin local consigue suministros a sus familiares en la ciudad rebel- de siria de Abu Kamal como una muestra de solidaridad con las protestas en Siria (Reuters, 7 de agosto de 2011).

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 481

    tar a Irn con Siria a travs de Iraq.38 Algunos crticos denuncian lo que consideran una incongruencia escandalosa por parte del gobierno de Mali- ki de defender al rgimen de Damasco cuando el primer ministro iraqu se pronunci por el cese de la represin de las revueltas en Bahrin; explican esa postura como producto de intereses y lealtades puramente sectarios (lealtad hacia los chiitas).39 En efecto, ms all del tema kurdo, la porosi- dad en la frontera, la economa40 o los refugiados, lo que ms parece acer- car a ambos pases seran las divisiones religiosas y el carcter sectario que han tomado las primaveras rabes en la zona del Golfo; el ejemplo de Bahrin (la cruenta represin de los manifestantes con ayuda de los vecinos gobiernos suns conservadores) sin duda fue desastroso en ese sentido. Como teln de fondo de la solidaridad mostrada por el gobierno iraqu, habra que ver tambin las presiones que Irn y Estados Unidos ejercen sobre el gobierno iraqu, as como la fuerte tensin que caracteriza a las relaciones entre Iraq y Kuwait. En otras palabras, si el apoyo del gobierno iraqu de Maliki a Asad puede parecer una cuestin puramente sectaria, tambin podra interpretarse como el resultado de la clsica lgica de ra- zn de Estado, en este caso, equilibrar los poderes iran y estadounidense.

    Rusia no querra repetir el mismo error que cometi en Libia,41 con- que ha objetado una resolucin que implique cualquier tipo de interven- cin externa. Mosc vot en contra de la iniciativa de pases occidentales en la Agencia Internacional de la Energa Atmica, a inicios de junio, de abrir un expediente nuclear contra Siria en el Consejo de Seguridad como lo han hecho con Irn.42 Las relaciones econmicas entre Siria y Rusia no

    38 Michael S. Schmidt y Yasir Ghazi, "Iraqi Leader Backs Syria, With a Nudge From Iran", The New York Times , 12 de agosto de 2011. 39 Hayder al-Khoei, "Iraq Should Back Syria's Uprising", The Guardian , 10 de junio de 2011; Tariq Alhomayed, "Iraqi Government Is Partner in Syrian Bloodshed", Al-Sharq al-Awsat, 30 de julio de 2011. 40 De acuerdo a un reporte, que Maliki ha negado, los iranes han presionado al gobier- no iraqu a donar 10000 millones de dlares a Siria para ayudar a Damasco a superar su ac- tual crisis.

    41 Rusia no recurri a su derecho de veto contra de la Resolucin 1973 del Consejo de Seguridad, que permiti el uso de la fuerza para proteger a los civiles libios. 42 El 27 de junio, una delegacin de seis miembros de la oposicin siria en el extranjero encabezada por Radwan Ziadeh, Moulhem al-Drubi y Mahmud al-Hamza visit Mosc y se entrevist con Mikhal Margelov, enviado especial del presidente Medvdev para frica, con el fin de invitar a Rusia a modificar su poltica de apoyo a Asad. El 2 de agosto, la secretaria de Estado de Estados Unidos tambin recibi a una delegacin de la oposicin siria. Durante esta visita se encontr con Radwan Ziadeh, oponente sirio residente en Washington. Estos encuen- tros entre activistas sirios y autoridades rusas no han logrado obtener un cambio en la actitud de Mosc, como dej claro Margelov al declarar sin ambigedad que "nuestras relaciones con Siria representan un capital que no puede dilapidarse". Al da siguiente, una delegacin de la

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    explican por s solas el apoyo de Mosc; la cooperacin militar que mantie- nen desde 2004 es esencial. Adems de las compras a Rusia de armamento sofisticado, el gobierno de Bashar al-Asad concedi a los rusos una base naval militar en Tartus.43

    El 21 de junio, durante una visita en Francia, Vladimir Putin mantuvo su rechazo a una resolucin condenatoria de Siria, pero lanz una adverten- cia a Asad al declarar que "en el mundo contemporneo es imposible recu- rrir a instrumentos polticos que datan de cuarenta aos. Espero que el gobierno sirio est consciente de eso y saque las conclusiones necesarias".44 El presidente Medvdev declar el 7 de octubre que Asad deba "reformar o irse". En noviembre, sin embargo, Mosc anunciaba que pronto enviara navios de guerra al puerto sirio de Tartus, en el marco de los rumores cada vez ms audibles de la probabilidad de una intervencin militar internacio- nal en Siria por "motivos humanitarios". El comportamiento de Mosc reve- la una tctica de equilibrista similar a la de Ankara, nada fcil de sostenerse por mucho tiempo. Si bien Rusia no est dispuesta a apoyar sanciones con- tra Siria que penalicen a sus agencias armamentistas y empresas energticas como le ocurri en Libia, tambin corre el riesgo de perder terreno si no establece contactos con la oposicin siria sublevada.45

    Asociacin de la amistad ruso-siria en Damasco reafirm el apoyo ruso a la poltica de refor- mas y de dilogo promovida por el presidente Asad. Mosc tambin ha acusado a la oposicin de tener en su seno "elementos extremistas".

    43 Esta base haba sido puesta a disposicin de las fuerzas navales soviticas desde finales de los aos sesenta, pero la calidad mediocre de su infraestructura y su poca profundidad hi- cieron de ella una base de reabastecimiento y de mantenimiento ms que una base militar y logstica real. Dejada en un abandono relativo desde la cada de la URSS, Mosc no volvi a interesarse realmente en ella sino hasta 2008. Se espera que en 2012 la construccin de dep- sitos, casernas y otra infraestructura permitir a Tartus recibir los ms grandes edificios de la flota rusa. Esta base ofrecer a Rusia un acceso muy estratgico al Mediterrneo que se agre- gar al que Mosc ya tiene en el Mar Negro y en Sebastopol (Ucrania) . Tambin permitir a Mosc esquivar los lmites que impone el control de los estrechos por parte de Turqua, miem- bro de la otan. Adems de esto, en las relaciones bilaterales estn de por medio 4000 millones de dlares de contratos en armamento y 20 000 millones de inversin en los sectores de gas y petrleo. 44 Amb. M K Bhadrakumar, "Syria on the Boil: US Warship in Black Sea", Asia Times , 13 de junio de 2011. 45 El 4 de octubre, Rusia y China evitaron que el Consejo de Seguridad aprobara la pri- mera resolucin obligatoria en contra de Siria. La demanda exiga que Siria terminara inme- diatamente con la violencia, permitiera las libertades y derechos fundamentales, eliminara las restricciones a los medios de comunicacin y facilitara el acceso a los investigadores de viola- ciones a los derechos humanos. La resolucin habra permitido al Consejo de Seguridad su- pervisar el cumplimiento y "considerar sus opciones, incluyendo medidas bajo el artculo 41 de la Carta de Naciones Unidas". Un da despus, las oficinas de la empresa rusa de energa Stroytransgaz en la ciudad de Horns fueron atacadas con disparos de ametralladora. El mismo

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  • ABR-JUN 2012 LA POLTICA EXTERIOR DE SiRIA 483

    Cul ha sido la respuesta del gobierno sirio ante la internacionaliza- cin creciente de la crisis poltica que vive el pas y a la que l mismo en buena medida ha contribuido? A pesar de que las sanciones se han mante- nido en vigor y de que el nuevo embzyador estadounidense Robert Ford no lleg sino hasta enero de 2011, despus de cinco aos de espera y de tensas negociaciones entre Barack Obama y el Congreso dominado por los repu- blicanos -tan reacios como los israeles al nombramiento de Ford-, los diri- gentes sirios se percibieron en una posicin de fuerza durante los primeros meses de la crisis y parecieron interpretar la prudencia de pases como Es- tados Unidos como el reconocimiento de que Siria es para ellos un actor indispensable. Luego de que la Unin Europea anunciara sanciones contra figuras del rgimen en castigo a la represin de los manifestantes, el minis- tro de Exteriores Walid al-Moallem declar en una entrevista a la televisin oficial que otros pases "tratan de imponer su voluntad a Siria, pero la his- toria ha probado que Siria no sucumbe ante la presin"; agreg en tono desafiante que Siria "ha borrado a Europa del mapa" e intent confortar a sus interlocutores al recordar que su pas tiene la alternativa de "prose- guir sus negocios con otras naciones poderosas como Rusia, China, Malasia y los pases latinoamericanos".46 En agosto, en una entrevista a un medio oficial, Bashar al-Asad declaraba que: "La reforma para los pases occiden- tales colonialistas es que les demos todo lo que quieren y que abandonemos nuestros derechos". Destac que el objetivo de los pases occidentales era "arrebatarle a Siria su soberana". En octubre, Walid al-Moallem, amenaz con "duras medidas" que adoptar su pas contra los Estados que recono- cieran al Consejo Nacional Sirio creado por la oposicin a comienzos de ese mes.47 Este tipo de discurso puede parecer montono, pero es una ma- nifestacin ms del inters del gobierno de Asad de no mostrarse dbil ante las presiones de las grandes potencias, en tradicin con su poltica de resis- tencia en poltica exterior. El discurso sobre la conspiracin de agentes ex- ternos indudablemente sirve para otorgar sentido a la poltica global y afirmar la posicin de Siria en ella.48 Mouallem calific como una declara- cin de guerra el paquete de sanciones comerciales y financieras que la Liga Arabe decret contra Siria. El ministro sirio reproch tambin al orga- nismo regional el insistir en responsabilizar del bao de sangre al ejrcito

    da, en Deraa, miles de personas pisotearon y quemaron las banderas china y rusa para expre- sar su descontento ante su veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. 46 "Syria Aknowledges Sanctions Will Hurt", The Guardian, 23 de mayo de 2011. 47 "El gran muft sun de Siria amenaza con atentados en Europa y Estados Unidos", El Mundo, 10 de octubre de 2011. 48 Kathleen Reedy, "From the Ottoman to the American Empire: Syrian Narratives of Global Power", Social Analysis, vol. 54, nm. 1, 2010, pp. 92-105.

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    sirio y no a los "grupos terroristas" y preparar el terreno para una interven- cin. En la conferencia de prensa que ofreci luego del anuncio de las sanciones de la Liga Arabe, Mouallem no encontr mejor "prueba" de la presencia de militantes salafistas y yihadistas entre la oposicin que un vi- deo que circularon activistas partidarios del rgimen y que se descubri que corresponda a una grabacin en Lbano de 2008. La insistencia del rgimen sirio de defender lo indefendible y de ofrecer discursos repetitivos y engaosos reduce an ms su margen de maniobra en momentos en los que ms necesita establecer puentes de contacto con el exterior. Por otro lado, es difcil afirmar con seguridad que de parte de la Unin Europea y Estados Unidos haya habido muestras serias y consistentes de entablar un dilogo con el presidente sirio. De la prudencia, las grandes potencias pa- saron a denunciar a Bashar al-Asad y su rgimen como ilegtimos, a pedir su salida y a sostener un discurso de sanciones.

    Reflexiones finales

    El presidente sirio Bashar al-Asad pensaba que su pas estaba al abrigo de la ola que sumerga a otros pases rabes. El 31 de enero declaraba a The Wall Street Journal, en respuesta a una pregunta sobre las similitudes entre Egipto y Siria, que: "Nuestro pueblo no se subleva. No se trata solamente de aten- der la necesidad de reformar. Se trata de ideologa, de convicciones, de la causa que uno defiende". El presidente sirio pronto descubrira que los j- venes sirios no evaluaban la situacin como l y que para ellos la poltica exterior y la ideologa no eran la prioridad en su vida cotidiana, ni lo que ms los una. As lo demuestra la ausencia de referencia a nociones como la "patria rabe" en los slogans y planteamientos de los sublevados.

    La poltica exterior de Siria no se erosion como fuente de legitimidad para el rgimen de la misma manera ni a la misma velocidad en la que se erosionaron los arreglos institucionales y el modelo econmico. Adems, bajo el gobierno de Bashar al-Asad el papel de Siria, muy anclado en un perfil nacionalista, invisti al pas de una cierta dignidad ante la opinin pblica rabe de la que carecan las polticas exteriores de otros regmenes rabes autoritarios. No obstante, desde haca algunos aos esa poltica exte- rior haba empezado a revelar sus lmites y arrojaba un balance negativo, pues no contribuy a la reforma econmica con justicia social, a una distri- bucin eficaz de los recursos naturales y econmicos o al respeto de los de- rechos humanos. Tampoco logr enaltecer la imagen de Siria. Las enormes deficiencias del Estado en la extraccin de recursos econmicos y las fractu- ras de la unidad nacional que el sistema instaurado en los aos setenta con-

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    tribuy a profundizar deliberadamente, terminaron por dar al traste con la relativa autonomia de la que se vanaglorio el liderazgo populista y naciona- lista del Ba'th en poltica exterior; tambin agravan la amenaza de que Siria se vuelva otra vez un campo de rivalidades regionales e internacionales.

    Siria, uno de los pases en los que tuvo lugar la nahda o renacimiento rabe en el siglo xix,49 no podra escapar de un segundo despertar y evitar el contagio de las protestas populares en Tnez y Egipto de principios de 2011. Luego de varios decenios de estabilidad aparente, el espacio poltico sirio entr en una fase de inestabilidad crnica del cual nadie puede prever el resultado, empezando por los mismos iniciadores. Desafortunadamente, no hay ninguna circunstancia plausible bajo la cual la transicin democr- tica constituya una opcin racional para Asad y parece poco probable que el pueblo sirio acepte pacficamente algo menos que eso. La lucha del pue- blo sirio por la libertad promete ser larga, incierta y violenta. Hacia inicios de octubre algunos ataques se asemejaban ya a una insurgencia incipien- te.50 La posibilidad de que el rgimen Asad desarrolle una nueva racionali- dad coercitiva y ponga en marcha una ingeniera poltica de supervivencia parece descartada. Pero el hecho de que la crisis siria se internacionalice de manera acelerada y antes de la transicin, como est ocurriendo, reduce drsticamente la probabilidad de que los sirios logren superar la difcil transicin y recuperen de manera consensuada las riendas del pas. Siria es un pas conformado por un mosaico religioso y tnico que arrastra desde hace muchos aos con el letargo de una economa devastada, instituciones polticas dbiles, autoritarias y corruptas, y poderes fcticos que se aferran a sus privilegios. Siria tambin es un pas que se inserta en un escenario regional conflictivo, acechado por fuerzas contrarreformistas provenientes de pases vecinos como Arabia Saudita y de grandes actores internacionales como Estados Unidos, la Unin Europea y Rusia.

    Tres elementos esenciales se conjugaron en el papel regional que Siria con Bashar al-Asad pretendi desempear: la instrumentalizacin de la ideologa arabista y baasista, el endurecimiento del binomio autoritarismo poltico-liberalizacin econmica descontrolada, y el fortalecimiento y la extensin del poder de los servicios secretos sirios. Esta conjugacin fue posible en buena parte por elementos estructurales relacionados con las marcas de la historia de Siria como Estado independiente, su posicin geo- grfica, el conflicto con Israel, y las polticas con frecuencia ambiguas de las potencias occidentales que Bashar -heredero de la doctrina de seguridad

    49 Albert Houran, A History of the Arab Peoples , Nueva York, Warner Books, 1991; Samir Kassir, Considrations sur le malheur arabe , Pars, Actes Sud, 2004. 50 Nir Rosen, "Armed Defenders of Syria's Revolution", Al Jazeera, 27 de septiembre de 2011.

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    de su padre-, hbilmente explot en beneficio del rgimen. Probablemen- te estos elementos seguirn condicionando a los actores, las percepciones, los temas y el proceso de toma de decisiones de la poltica exterior del rgi- men que suija despus del fin de la era Asad.

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