poesia madre

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Las manos de mi madre Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras. ¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman! ¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas! Para el ardor ingrato de recónditas penas, no hay como la frescura de esas dos azucenas. ¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias son dos milagros blancos apaciguando angustias! Y cuando del destino me acosan las maldades, son dos alas de paz sobre mis tempestades. Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas, porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas. Para el dolor, caricias; para el pesar, unción; ¡Son las únicas manos que tienen corazón! (Rosal de rosas blancas de tersuras eternas: aprended de blancuras en las manos maternas). Yo que llevo en el alma las dudas escondidas, cuando tengo las alas de la ilusión caídas, ¡Las manos maternales aquí en mi pecho son como dos alas quietas sobre mi corazón! ¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas! ¡Las manos de mi madre perfuman con terneza! MADRE MIA! Cuando los ojos a la vida abría,

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Page 1: Poesia Madre

Las manos de mi madre

Manos las de mi madre, tan acariciadoras,tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,las que todo prodigan y nada me reclaman!¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,no hay como la frescura de esas dos azucenas.¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustiasson dos milagros blancos apaciguando angustias!Y cuando del destino me acosan las maldades,son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;¡Son las únicas manos que tienen corazón!(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,cuando tengo las alas de la ilusión caídas,¡Las manos maternales aquí en mi pecho soncomo dos alas quietas sobre mi corazón!¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!

MADRE MIA!

Cuando los ojos a la vida abría,al comenzar mi terrenal carrera,

Page 2: Poesia Madre

la hermosa luz que vi por vez primerafue la luz de tus ojos, ¡madre mía!.

Y hoy que, siguiendo mi escarpada vía,espesas sombras hallo por doquiera,la luz de tu mirada placenterailumina mi senda todavía.

Mírame, ¡oh madre!, en la postrera hora,cuando a las sombras de mi noche oscuraavance ya con vacilante paso.

Quiero que el sol que iluminó mi aurorasea el mismo sol que con su lumbre puradesvanezca las brumas de mi ocaso.

Carta a mi madreMiguel Ángel Menéndez Reyes

Diciembre de 1926

Madrecita linda:

Todos mis cariños se dispersan,y todos mis rosales se deshojan,y todas las fragancias se me alejan.

Sólo me quedas tú, piadosa y blanca,como nombre de amor entre mis quejas,como hilo de agua en el desierto,como rosa de luz entre la selva…

Eres igual a un árbol cuya frondallena de nidos nos protege y canta.

Madrecita linda:

Tus lágrimas se han vuelto gemas;deja que las engarce yoen el hilo de oro de un poemay hacer así un collar para tu amor.

Infancia:

El delantal atado a tus caderas,tus manos espumosas de jabónjabonando mi pecho de maneraque lavabas el propio corazón.

Corazón de muchacho pendencieroque odiaba a cura y sacristán, y quisohacer de ellos aves de mal agüerosin maternal permiso,ganado seis azotes en el cuero.

¡Madrecita linda!…¡Si te quiero mucho!…

Page 3: Poesia Madre

¡No me pegues más!…

¡Muchachito lindo!…¡Yo también te quiero!…¡Déjame pegar!…

Y el diálogo a voces:una de amenaza, otra de rogar,terminaba siempre con beso y promesade eterna humildad.

¡Aroma de maíz recién molido!…el humo de las viandas… ¡Mesa puesta!…Mi madre tiene corazón de nidoy en él dormí, para soñar, la siesta.

Los pájaros, el agua, la lejía,la ropa a componer, todo teníaen su rutina gris una alegría…

Con el oro del sol que se poníatroquelamos monedas deslumbrantes,y en platino de luna que caíamontamos los diamantesde tus mejores besos, madre mía,dulce como la miel de los panalesy buena como el pan de cada día.

Tus manos eran hadas, nos vestían.Tu plegaria era luz: nos alumbraba.Y música tus besos: nos dormíanal calor del amor con que besaban.