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La PLURINACIONALIDAD del Ecuador Dr. Arturo León Bastidas

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Page 1: PLURINACIONALIDAD · 2011. 7. 13. · Daniel Escobar Jacqueline Costales Iván Pazmiño Ivonne Ronquillo Cristian Aguirre Consejo Editorial: Franklin Cárdenas Gabriel Cisneros Abedrabbo

LaPLURINACIONALIDAD

del Ecuador

Dr. Arturo León Bastidas

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DEDICATORIA A todos los hombres y mujeres humildes que siembran sin cose-char y cultivan esperanzas con su acción y pensamiento. A mi pa-dre que aún tengo a mi lado y a mi madre que está en la diestra de Dios; a las comunidades y organizaciones indígenas; y, a quienes, a través de este trabajo he encontrado la amistad y el conocimien-to, con quienes he compartido las difi cultades, la desigualdad, la miseria y la rebeldía. A todos ellos, pues en todo este conjunto de personas está el fermento de los nuevos días que aspira el más no-ble sentimiento humano: una sociedad igualitaria, intercultural y plurinacional.

Dr. Arturo León Bastidas

Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de

Chimborazo

[email protected]

593 (3) 2960219 & 2941075

Directorio 2008 - 2012

Presidente:Gabriel Cisneros Abedrabbo

Vocales:Guillermo Montoya Merino

Ximena IdroboGustavo Meythaler

Daniel EscobarJacqueline Costales

Iván PazmiñoIvonne Ronquillo

Cristian Aguirre

Consejo Editorial:Franklin Cárdenas

Gabriel Cisneros AbedrabboLuis Yaulema

Coordinación:Anahi Cárdenas

Editor:Franklin Cárdenas

Corrección de pruebas:Víctor Niama San Andrés

Diseño y diagramación: Nelson Hidalgo

Impresión portada:Editorial Pedagógica Freire

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AGRADECIMIENTONo es tarea fácil expresar el agradecimiento a todas aquellas per-sonas que de una manera u otra hicieron algo tangible; primero, porque ninguna manifestación sería sufi ciente para el efecto; se-gundo, porque al elaborar una lista suele jugar malas pasadas la memoria, y al fi nal, quedan al margen precisamente aquellos nombres que no deben omitirse.

Sin absoluta duda, quiero testifi car la gran sabiduría de Dios altísimo, quién me ha iluminado para que este trabajo se plasme en este libro; luego arriesgándome a que suceda lo segundo, incluyo aquí a mis hijos por sus opiniones y su-gerencias tan oportunas como acertadas; así como a mi cón-yuge por su impulso y apoyo moral, por su preocupación para que este trabajo de investigación sea tangible; a mis compañer@s de lucha diaria, a mi pueblo rebelde Kacha, a mi comunidad Hatun Cacha (Cachatón); a la organización del Pueblo Kacha FECAIPAK y otras fraternas; a las institu-ciones vinculadas con el proceso de desarrollo de los pue-blos indígenas, que tanto empeño y confi anza ponen para el desarrollo y las reivindicaciones de sus derechos que les asiste.

No quisiera concluir sin agregar a mis hermanos de sangre que brindan día a día el apoyo moral a los procesos de cam-bio; recordando siempre a mis padres, que lucharon para poner en el sitial en el que me encuentro, sin cuya colabo-ración, apoyo y presencia de ánimo y moral este trabajo jamás hubiera pasado a ser una realidad.

Arturo.

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PRESENTACIÓNLa formulación de la plurinacionalidad como un derecho de los pueblos indígenas, se puede decir que comienza en la década del 80 y se fortalece e intensifi ca cuando al Gobierno de Rodrigo Borja le correspondió afrontar una gran movili-zación conocida como “el levantamiento indígena” del mes de Junio de 1.990.

Alrededor del reconocimiento de los Derechos Colectivos en la Constitución Política del Ecuador de 1998, viene li-brando un amplio y cada vez más profundo debate, entre el movimiento indígena organizado y los correspondientes Gobiernos que, a su turno, debieron enfrentar esta situa-ción.

La repercusión que tuvieron esas manifestaciones, a pesar del bloqueo informativo que a este respecto impusieron los medios de comunicación, en forma concertada e intencio-nal, lo que hizo aparecer que los pueblos indígenas habían perdido simpatía en sus propuestas, determinó el apareci-miento de una organización de terratenientes que se auto-denominó “Frente Nacionalista Ecuatoriano (FRENAE)”, el que desató una inmensa campaña terrorista, represiva y de intimidación en contra de las organizaciones indígenas y de entidades que las apoyaban.

Así fue como se iniciaron masacres en Chimborazo, Azuay e Imbabura, e incluso hicieron explotar bombas terroristas contra la Diócesis de Riobamba en atentados directos con-tra el Obispo Víctor Corral Mantilla y los agentes de la Pas-toral: Michel Alexandre y Pedro Torres.

Estos factores recrudecieron la lucha indígena hasta que en 1.991 Borja se vio forzado a discutir el problema en el ámbito presidencial. Allí se planteó, por primera vez de manera frontal y directa, la reivindicación de los derechos

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y su reconocimiento en favor de los pueblos, comunidades y organizaciones indígenas.

El Gobierno replicó de manera furibunda en el sentido de que semejante reivindicación indígena signifi caba recono-cer la existencia de varios Estados dentro de un sólo Estado; que eso atentaba contra la unidad nacional; y que semejante cosa era inconcebible material, social y culturalmente.

¿Eran justas y razonables estas réplicas gubernamentales? ...

Como abogado y estudioso de las ciencias sociales, sé que el Derecho no puede ser abstracción pura y ni debe estar ausente de las realidades que lo sustentan y a las que tiene que enfrentar.

La esencia indígena de nuestra patria es un hecho real, evi-dente y materialmente innegable. No obstante, desde hace más de cinco siglos de dominación blanco-mestiza y Co-lonial, aún en tiempos actuales y a pesar de cerca de dos siglos de la llamada “independencia” y vida republicana, nada se ha hecho por afrontar esta realidad, ni para que el Estado asuma de manera seria y medianamente humana este problema, a pesar de que en todas sus Constituciones se invoca el nombre de Dios y se proclama la “civilización occidental y cristiana”.

En toda la vida republicana, el intento más serio que se ha hecho por abordar el problema de los pueblos indígenas, se propuso en 1.922, cuando el Dr. Pío Jaramillo Alvarado edi-tó su obra “El Indio Ecuatoriano”, la misma que ha llegado a constituirse en una especie de canto lírico, por el destino que han tenido sus formulaciones.

Pero, en defi nitiva, nada se ha hecho a nivel Estatal por solucionar la situación real del problema indígena hasta cuando sus propios protagonistas hicieron oír su voz en las

revueltas que se han indicado.

Como persona inmersa en esta realidad material y social de la patria, como un ser que me he preparado para afron-tar la vida del Derecho y de la estructuración del Estado ecuatoriano; y como ciudadano consciente de las realidades próximas, inatendidas e inentendidas por la sociedad ecua-toriana, no puedo callar ni “hacer lo del avestruz”.

En las aulas nos ha enseñado con mucha seriedad y con apariencia de explicación científi ca, que al inicio del género humano sobre el planeta tierra, primero fue el hombre for-jado con barro y un soplo “espiritual”; luego fue la mujer creada de una de sus costillas mediante una “cirugía” di-vina; luego, cuando dicho hombre “conoció” (eufemismo bíblico del término que signifi ca fornicar) a su mujer, se formó “La Familia”; que posteriormente, esta unión de “fa-milias” crearon la tribu; que en épocas ulteriores, la unión “natural” de tribus generaron la conformación de “nacio-nes”; y que, fi nalmente, en una ocurrencia feliz de “ultra-racionalización” humana, esa nación se conformó en Esta-do, con una unidad de territorio, de economía, de vocación y de destino, con un estatuto jurídico-constitucional, una sola “religión” y unos símbolos que son las estampas visi-bles de la patria.

¡Esta unidad social Plus-Perfecta, ideada en un instante de ocurrencia “feliz” del proceso de evolución humana, se nos ha enseñado y nos han dicho que constituye EL ESTADO!

No está mal que la imaginación humana teja leyendas e imagine irrealidades como parte de su expresión espiritual y de sus vuelos de la mente. Pero que de allí a que se pre-tenda cimentar como verdades unas leyendas pueriles, au-sentes de toda lógica y de todo sustento científi co, deviene en algo peor que una insensatez.

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Y que aquello se lo convierta en “verdad” ofi cial y sistemá-tica con parte curricular del estudio “académico”, es una sin razón, una negación a la luz de la ciencia y una mordaza al conocimiento medianamente racional.

Estos infundios los vamos a rebatir con bases científi cas cla-ras, objetivas, precisas e irrefutables.

Y es que al margen de los dogmas teosófi cos, debemos re-conocer y aceptar el origen evolutivo de las especies y de la humanidad en particular. Esto se demuestra diaria e ince-santemente; y hoy, incluso, es posible confi rmar empírica y experimentalmente en laboratorios de control genético.

La sociedad humana, entonces, arranca, en el fondo de los tiempos, hace aproximadamente cuatro millones setecien-tos mil años, desde varios tipos de homínidos superiores, hasta transformarse en homo sapiens.

Ese germen primitivo de la humanidad vive en comunida-des; y sólo a condición de su vida colectiva se posibilita su subsistencia y posterior desarrollo.

Dentro de esa vida común y colectiva, por medio del tra-bajo, desarrolla su inteligencia, su lenguaje, sus formas de comunicación; luego el lenguaje articulado, las diversas formas de escritura, la generalización de conceptos por me-dio de la expresión hablada y escrita y, por fi n, los niveles de abstracción actuales.

Este es el único proceso histórico-material seguido por las sociedades humanas desde su aparecimiento sobre la faz del Planeta.

En medio del señalado proceso se conformaron los Ethos, las conductas colectivas identifi cantes del grupo, las cos-tumbres ancestrales como parte de su identidad comunita-ria, y ese cúmulo de factores son los que llegan a constituir

la IDENTIDAD.

Identidad que nada tiene que ver con la organización del Estado y que por el contrario, es precisamente el Estado el que viene, por lo general, a negar los valores intrínsecos del ETHOS comunitario ancestral.

Estado nacional e identidad de nación, identidad nacional, no son conceptos ni nociones sinónimas, tampoco entrañan una correspondencia ideo-conceptual única.

Y en el caso de los pueblos indígenas del Ecuador, en for-ma específi ca, EL ESTADO ECUATORIANO SIGNIFICA LA NEGACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE SU IDENTIDAD COMO NACIÓN Y COMO EXPRESIÓN DE SU CULTU-RA.

Este es el asunto sometido a investigación en el presente trabajo:

a) Primero, entonces, el deslindar bandos conceptuales con el dogmatismo eclesial y la leyenda del origen hu-mano; y,

b) En segundo lugar, ubicar perfecta y adecuadamente el concepto antropológico-social de NACION, para que ésta sea aceptada, respetada y reconocida plenamente con derechos propios, por la comunidad y el Estado ecuatoriano, pues a título de unidad “nacional” y de defensa de la “patria” no podemos seguir hollando y colonizando a los pueblos que tienen su propia identi-dad y su propio derecho.

Este libro está dividido en cuatro capítulos:

EL CAPÍTULO PRIMERO trata sobre EL PROCESO EVO-LUTIVO DE LAS SOCIEDADES HUMANAS: Parte de un señalamiento acerca de la evolución de los homínidos hasta

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el Homosapiens; luego aborda el estudio de los períodos y estadios del desarrollo socio-económico de la humanidad; La conformación de la familia primitiva y sus formas de re-lación e identidad; el régimen económico-comunitario pri-mitivo de la gens o ayllu; y sus normas de vivencia colecti-va; y, el idioma como forma de identidad ideo-conceptual del grupo comunitario.

EL CAPÍTULO SEGUNDO estudia los SISTEMAS Y PRO-CESO DE DESTRUCCIÓN DE LA VIDA COMUNITARIA: Para este efecto, se parte de la división socio-económica del trabajo; luego analiza el aparecimiento de las clases sociales y de los sistemas de dominación, continúa con el análisis de los procesos de explotación económica en los distintos períodos históricos de la civilización; continúa con una particularización acerca de la dominación ideológica para desembocar en el estudio particular de los órganos de re-presión directa; el proceso de estudio de este capítulo con-cluye con la conformación del Estado como superestructura económica y jurídico-formal divorciada de la identidad co-lectiva y del concepto de nacionalidad.

EL CAPÍTULO TERCERO analiza EL PROCESO DE CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA, comenzando con la conquista y la colonia; luego la destrucción del proceso evolutivo, natural y au-tónomo de los pueblos indígenas conquistados; sigue con los sistemas de imposición ideo-doctrinarios; y la represión contra toda forma de expresión nacional de los pueblos in-dígenas, para terminar abordando el proceso de la indepen-dencia y el Estado Nacional junto con la mantención de los mismos sistemas coloniales de dominación y de gobierno y la conformación de cuerpos legales extraños a la realidad nacional.

EL CAPÍTULO CUARTO trata sobre LA RESISTENCIA

ANCESTRAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y LA SUB-SISTENCIA DE SU IDENTIDAD NACIONAL PROPIA Y SUS DERECHOS QUE SON INALIENABLES. En este contexto comienzo haciendo una breve reseña de los le-vantamientos indígenas, sus causas y derivaciones. Luego analiza la conservación del idioma, la espiritualidad y su ritualismo como forma intrínseca de la identidad nacional indígena. A continuación hago un análisis sobre la vida de solidaridad socioeconómica de los pueblos y nacionalida-des indígenas y afro ecuatorianas frente a los sistemas de destrucción que ha canalizado el Estado ecuatoriano.

Además se hace constar un breve señalamiento respecto de las formulaciones hechas por las organizaciones indígenas representativas de los pueblos y nacionalidades (CONAIE, FEINE y FENOCIN), ante la Asamblea Nacional Constitu-yente reunida en Quito, del 21 de Diciembre de 1.997 al 8 de Mayo de 1.998, así como para la reformulación de la nueva Constitución de Montecristi, aprobado mediante referén-dum el 23 de septiembre de 2008.

Y cierro este trabajo con un señalamiento expreso de la identidad nacional propia de las comunidades indígenas que no han sido asimiladas ni sincretizadas por el Estado ecuatoriano.

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CAPÍTULO PRIMEROEL PROCESO EVOLUTIVO DE LAS SOCIEDADES HUMANAS

DE LOS HOMINIDOS AL HOMO-SAPIENS.

TEOSOFÍA VERSUS CIENCIA. LA CONCEPCIÓN TEOSÓFICA

DEL ORIGEN HUMANO.

Todas las religiones han intentado explicar de distintas ma-neras el origen y aparecimiento del ser humano sobre la faz del planeta. Todas, al mismo tiempo tienen un denomina-dor común: “existió un ser (un dios), material o espiritual, concreto o abstracto, que creó al ser humano de la nada”.

Por supuesto que la idea de los dioses abstractos, “espi-rituales”, es muy reciente, porque siendo productos de la conciencia e imaginación humanas, éstos también han teni-do un proceso de evolución.

Incluso el Dios judaico, o judeo-cristiano, aparece en el An-tiguo Testamento ya como un ojo humano, ya como una zarza ardiente; ya como lenguas de fuego; ya como trueno que habla, etc.; luego fueron creando ideas más acabadas como los dioses Moloch, Azazel, Chemos, Baal, Abaddón, Mammon, Azrael, Astarté (diosa luna a la cual Salomón le construyó un templo en el “Monte de los Olivos”), entre es-tos y tantos otros dioses, se confi gura el nombre de Jehová como el dios supremo creador del universo y de la natura-leza, para quienes creemos en Él.

Las civilizaciones antiguas tuvieron diferentes teorías sobre el origen de la humanidad, sin embargo el tema no viene al caso. Pero es bueno referirlas, las creaciones de: Gayomart, según la versión persa; Shu y Tefnut, conforme la versión

Egipcia; Nueka (única mujer primigenia de la creación) de la leyenda china, quien es la primera que crea hombres mol-deados de barro; Imir, de la leyenda Escandinava, quien fue alimentado por una vaca; Adán y Eva de la Biblia; Manco Capac y Mama Ocllo de los Incas; La Guacamaya, de las culturas ancestrales que poblaron lo que hoy es Ecuador, etc.

No existe, por tanto una teoría única sobre el origen de la humanidad, aunque el denominador común, insistimos, radica en la creación por parte de un ser superior a las dife-rentes civilizaciones se les dan varias denominaciones.

LAS PRUEBAS CIENTÍFICAS SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA DE LAS ESPECIES.

ALGO SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA.

Hasta hace muy poco tiempo, en las escuelas y aun en los centros de educación superior se estudiaba una forma “sui-generis” de división de la materia; y se nos decía que existe una materia orgánica y otra inorgánica.

La primera aparecía dotada de atributos un tanto misterio-sos y casi inexplicables, a tal punto que uno no llegaba a entender cómo es que el carbono inorgánico era diferente del carbono orgánico.

En este último concepto quedaba implícita la idea de la “creación” mediante el famoso “soplo divino” que le daba organicidad; en cambio al carbono inorgánico le faltaba esa espiritualidad especial, por eso era materia bruta o “iner-te”. Así nos enseñaban la “ciencia”.

Los descubrimientos modernos, sobre la base de las nue-vas tecnologías y experimentos de laboratorio cada vez más

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acabados e irrebatibles, han demostrado que es el mismo carbón que arde en las brazas de los fogones, el que con-forma la vida orgánica, sólo que está relacionado con otros elementos moleculares de la materia, en forma distinta, que le permite “crear” vida, crear organicidad.

La ciencia determina los elementos básicos de la vida: el CARBONO, el OXIGENO, el NITROGENO y el HIDROGENO. Estos cuatro elementos materiales combinados y juntados de manera específi ca, son los que producen la vida. Esa es la esencia de la materia.

Sólo la mezcla de dos moléculas de oxígeno con una de hidrógeno nos produce H2O, agua; si se junta en forma distinta nos producirá otro resultado material.

Sólo el oxígeno mezclado consigo mismo, como O2, es un oxígeno respirable; si en condiciones atmosféricas y materiales distintas se juntan tres, O3, ya no es oxígeno respirable y apto para la vida, ya no produce la fotosíntesis, porque ese mismo oxígeno se ha convertido en OZONO (O3).

La vida orgánica, se encuentra conformada de materia; por consiguiente, sólo la combinación exacta e idónea del carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno producen la aparición de la vida, o sea de la materia orgánica. Ésta ya ha sido posible crearla en los laboratorios a partir de los elementos químicos mencionados, vida orgánica como la clorofi la artifi cial y algunas bacterias, levaduras y amebas. Pero se ha creado vida orgánica artifi cial.

“Ciertas levaduras pueden ser cultivadas satisfactoriamente en una solución de sales inorgánicas...”1

1 MOTTRAM, V. H., La ciencia de la vida, en Breve Enciclopedia de cultura general, Trad. de MARGALEF, R., Ed. Labor S. A., Barcelona, 1.957, p. 124. (subrayo el año de la edición, 1.957, porque en los últimos SESENTA AÑOS, el desarrollo de la ciencia ha sido infi nitamente superior)

Sin embargo, es necesario mencionar que los elementos de que se habla en los párrafos anteriores, según mi convicción de creyente en un ser sobrenatural, son producto de la creación divina. No obstante, la propia materia la que con el transcurso del tiempo y en un espacio determinado llegó a evolucionar para la existencia de la vida.

La creación divina puede aparecer incompatible con la ciencia.

Por ejemplo, en la explicación teosófi ca sobre los orígenes del Universo y de la humanidad, se dice sobre el proceso de la creación y los siete días a los que hace mención la biblia, no se trata de días de 24 horas como en algunas doctrinas lo mencionan, sino de un proceso evolutivo, al que los cientistas conocen “el tiempo cósmico”.

“Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superfi cie de las aguas” 2

“Pero no olvidéis, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. 3

“Mil años, para tí, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche”. 4.

Como decía Juan Montalvo:

“La fe es holganza que vive sin trabajo, la duda la irrita; la investigación la mata. Respetemos los privilegios de esta soberana ciega, y aun puede ser que en su vacío imperio tenga su cuna … Nosotros, buenos sabios de estos tiempos, llevamos al pecho una fi gura de oro sin ojos: esta es la fe. Y como

2 Génesis 1:2 Santa Biblia RVA3 2Pe 3:8 Santa Biblia RVA4 Sal 90:4 Santa Biblia RVA

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somos 5‘tan devotos que apenas somos cristianos’, damos con piedras y palos so bre los que se atreven a discurrir, lamentándonos de la abolición del Santo Ofi cio.”5

Por lo tanto, la fe no puede ser sometida a análisis racional o científi co-cognitivo en este caso. Dejaré por ahora este tema de la fe, porque este es un tema de otro estudio como creencia personal o colectiva, vive por sí misma, por simple dogma, por confi anza y convicción ideológica del individuo o del grupo

En esta parte baste una simple semblanza, y para no abun-dar remitámonos al autorizado conocimiento del científi -co Charles Darwin, quien nos expresa en el Prefacio de su Obra publicada en Londres, allá por 1.859:

“Al considerar el origen de las especies es completamente lógico que un naturista, refl exionando sobre las afi nidades mutuas de los seres orgánicos, sobre sus relaciones embrio-lógicas, su distribución geográfi ca, su sucesión geológica y otros hechos semejantes, llegue a la conclusión de que las especies no han sido creadas independientemente, sino que han descendido como variedades, de otras especies... “6

Hoy la ciencia genética ha conseguido logros inimaginables para el tiempo en que Darwin formuló su teoría y conclu-siones basándose en estudios profundos, pero con “herra-mientas” de laboratorio, muy rudimentarias. Las clonacio-nes van creando especies; y la manipulación artifi cial de genes y códigos específi cos de genes, permiten crear una serie de bacterias para generar o combatir enfermedades desconocidas.

5 MONTALVO, Juan, Siete Tratados: De la Nobleza, Ed. Hnos Gardnier, s/f, p. 238

6 AUGUSTA, José; y ZDENEK, Burian, El origen del hombre, Ed, Popular, Lima, 1.974, p. 37.

Se comenta, cada vez con mayor fundamento, que el “vi-rus” o bacteria del SIDA (VIH), una entidad orgánica no fácilmente defi nible ni científi camente clasifi cable, fue crea-da en laboratorios de los Estados Unidos como parte de su preparación para la “guerra microbiológica”. Escapada de esos laboratorios involuntariamente o “ensayada” volun-tariamente en los territorios de África, hoy constituye uno de los azotes contra la salud humana que está reportando buenos réditos a otros laboratorios que ensayan y lanzan al mercado sus antídotos a precios inalcanzables para el co-mún de la gente.

Lo cierto es que ya no es novedad que en un laboratorio determinado se creen especies nuevas de seres orgánicos, cuestión que hace pocos años se estimaba imposible. Re-cordemos que se nos enseñaba que entre los poquísimos casos de Hibridismo se encontraban el de las mulas, las mismas que por ser producto del cruzamiento de especies (caballo con burra o viceversa) eran estériles. Hoy se ha conseguido que las mulas conciban sin problema alguno.

En fi n, la ciencia va logrando conocimientos cada vez más deslumbrantes y acabados en estos aspectos.

EL PROCESO EVOLUTIVO DE LA VIDA QUE DIO ORÍGEN A LA ESPECIE HUMANA.

En los fueros científi cos actuales ya es indiscutible el hecho de que la especie humana es producto de un largo y prolongado proceso, su evolución desde una especie infe-rior de antropomorfos. Este es un aserto científi co que ya no se pone en duda. No es este trabajo el espacio idóneo para entrar en esta demostración, sin embargo es necesario mencionar algunos conceptos:

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“El descubrimiento del pitecántropo de Java, demostró muy a las claras la certera hipótesis de que la especie hu-mana, desciende de animales antiquísimos, de monos an-tropomorfos según lo prueban sus restos fósiles, en los restos esqueléticos del pitecántropo, además de caracteres puramente humanos, se observan analogías con los antro-poides. Hallazgos posteriores de otros fósiles humanos son pruebas irrefutables de estas hipótesis.”7

Para ser más explícito en no dilatarme, cito lo que el cientí-fi co ecuatoriano Boris Yépez Valarezo, en un estudio mole-cular sobre el conocimiento humano, dice:

“El planeta tierra, conjuntamente con el Sistema Solar, tiene aproximadamente una edad de 4.600 millones de años, de acuer-do con las dataciones de meteoritos, roca lunares y terrestres.

“La vida inició en nuestro planeta por lo menos hace unos 3.400 millones de años, tal como lo demuestra el fósil más antiguo hasta hoy encontrado, que corresponde a seres unicelulares parecidos a las algas azul-verdosas, también llamadas cianofi tas. El hallazgo ocurrió al sudoeste de Baberton, en Sudáfrica.

“También apareció el hombre y, al igual que todo el universo, evo-lucionó desde los primeros homínidos hasta el Homo sapiens, al ir acrecentando su capacidad craneal (de 500 a 1.500 cm.3) hasta llegar al hombre actual.”8

7 YEPEZ VALAREZO, Boris, El conocimiento Humano, una interpretación mo-lecular, en Diario El Comercio, Domingo 10 de Septiembre de 1.995, p. C-5.

8 MONTALVO, Juan, Siete Tratados: De la Nobleza, Ed. Hnos Gardnier, s/f, p. 238

LOS PERÍODOS Y ESTADIOS DEL DESARROLLO SOCIAL HUMANO.

DESCRIPCIÓN GENERAL.

Desde al aparecimiento de la Obra de Lewis Morgan, en 1.871, los científi cos y estudiosos del desarrollo sociocul-tural y orgánico de las comunidades netamente humanas coinciden con la sistematización de Lewis Morgan.

Según Morgan, existió, necesariamente, una etapa de la hu-manidad en que los seres humanos se desarrollaron, social-mente, dentro de un salvajismo colindante con el sentido gregario de una simple manada; luego, con el invento de ciertas herramientas y técnicas de producción aptas para su supervivencia, evolucionan hacia una nueva etapa conoci-da como la Barbarie, época en que aparecen la agricultura y la ganadería “artifi ciales”, con técnicas creadas y sistemas de domesticación de animales; fi nalmente, con el invento de la escritura, el arte y la industria propiamente dicha: fue-lles de fragua, molinos de brazo, ruedas de alfarería, pre-paraciones de aceites y vinos, etc. aparece el período de la civilización.

LA ÉPOCA DEL SALVAJISMO.

Los límites que señalen el comienzo y el fi nal de los distin-tos homínidos no son exactos, se calcula que aparecieron hace 4.5 millones de años y se extinguieron hace unos 2 mi-llones de años. Durante mucho tiempo debieron coexistir diferentes tipos, y el fi nal de una especie se entremezcló con las generaciones de otra en el transcurso de miles de años. ´

Los científi cos distinguen entre varias especies de homíni-dos. Todos ellos comparten algunas características básicas: Pueden mantenerse erguidos y caminar en dos pies.

• Tienen un cerebro relativamente grande en relación con

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el de los monos.

• Su mano tiene un dedo pulgar desarrollado que les per-mite manipular objetos.

Australopithecus9

El Australopithecus es el homínido más antiguo que se co-noce. Australopithecus quiere decir “simio sudafricano” y se estima su antigüedad hasta en 4 millones de años. En 1925, el paleontólogo Raymond Dart descubrió el cráneo de un Australopithecus en Taung, al sur de África. El descu-brimiento de este fósil, ancestro del ser humano e íntima-mente relacionado con el mono, provocó polémica porque se encontró en África y hasta entonces se había fundado el origen del ser humano en Europa.

En lugares cercanos a este descubrimiento se encontraron otras especies de Australopithecus (afarrensis, africanus, robus-tus, boisei), que confi rmaron el origen del hombre en África.

Sus restos demostraron que estos homínidos medían más de un metro de estatura y que sus caderas, piernas y pies se parecían más a los de los seres humanos que a los de los simios. El cerebro se asemejaba al de estos animales y tenía un tamaño similar al de un gorila. La mandíbula era gran-de y el mentón hundido. Caminaban erguidos y podían co-rrer, a diferencia de los simios. Sus largos brazos acababan en manos propiamente dichas, con las yemas de los dedos planas, como las de los seres humanos. Se cree que estos se-res eran carnívoros, pues a su alrededor se han encontrado huesos y cráneos que habían sido machacados para extraer el tuétano y los sesos.

Quizá la especie más famosa de Australopithecus es la Aus-

9 Imágenes: http://www.portalciencia.net/antroevoerec.html

tralopithecus afarensis, gracias al descubrimiento, en 1974 en Hadar, Etiopía, de los restos de «Lucy», una joven mujer de la que se encontraron 52 huesos de un esqueleto semicom-pleto, con una edad aproximada de 3.2 millones de años. Esta especie trepaba árboles pero también podía caminar en dos pies. Durante mucho tiempo se pensó en Lucy como la abuela de la humanidad. Sin embargo, esta especie pudo haberse extinguido sin que a partir de ella se continuaran las ramas de la evolución humana.

Un descubrimiento reciente:

El Kenyanthropus platyops

En 1999, la pareja de palentólogos Meave y Richard Leakey encontraron, a orillas del lago Turkana, en Kenya, África, un cráneo con una edad aproximada de 3,5 millones de años. Este hallazgo abrió nuevos caminos en la búsqueda del ancestro más antiguo del ser humano moderno. Por más de veinte años se había reconocido que Lucy, de la es-pecie Australopithecus afarensis, con 3,2 millones de años, era la “abuela” de la humanidad. Ahora se piensa en la posi-bilidad de que los restos del homínido (pre-humano) en-contrado en Kenya puedan ser los del primer antepasado prehistórico del hombre moderno.

Actualmente se sabe que es errónea la idea de que nuestra especie tuvo una sola línea evolutiva (Homo habilis – Homo erectus – Homo sapiens) que llevó directamente al ser huma-no moderno (Homo sapiens sapiens).

Pero el origen del árbol genealógico de la humanidad, como el de otros mamíferos, tiene ramas evolutivas que no fl orecieron. Es decir, después que los linajes de humanos y simios se separaron defi nitivamente – hace 5 ó 6 millones de años-, hubo una serie de homínidos cuyas especies no sobrevivieron al paso de los siglos.

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Entonces, hace 3,5 millones de años existía más de una es-pecie de homínidos y el Kenyanthropus platyops coexistía con la especie de Lucy.

Hay diferencias entre los dos: el kenyano tenía la cara chata, capacidad craneana reducida y dientes más pequeños que nuestra supuesta “abuela”.

Esto signifi ca que cada especie debió vivir de manera dis-tinta: diferente dieta, manera de moverse e inteligencia.

¿Qué sigue ahora? tiene que estudiarse la posibilidad de que el Kenyanthropus platyops haya evolucionado hacia el Homo sapiens sapiens, o bien si este nuevo hallazgo es uno más de los homínidos que se extinguieron en la prehistoria de la humanidad.

EL género Homo

La mayoría de los científi cos aceptan que hay dos grandes grupos, o géneros, de homínidos en los últimos 4 millo-nes de años. Uno de ellos es el género Homo, que apareció hace 2.5 millones de años y que incluye por lo menos tres especies: Homo habilis, Homo erectus, Homo sapiens. Uno de los grandes misterios de los estudiosos de la prehistoria es cuándo, cómo y dónde el género Homo remplazó a los Aus-tralopithecus.

Homo habilis y Homo erectus

En zonas del este de África se encontraron restos de otros homínidos que existieron al mismo tiempo que los Aus-tralopithecus, lo que viene a demostrar que esta especie de homínidos no era la única sobre la Tierra hace dos o tres millones de años. Como los homínidos que se encontraron parecen mucho más “hombres”, se les ha puesto el nombre de Homo. La primera especie del género Homo apareció hace 2.5 millones de años y se dispersó gradualmente por África, Europa y Asia.

Homo habilis

En sus primeras manifestaciones se le conoce como Homo habilis, y tenía una capacidad craneana de 680 cm3 y su al-tura alcanzaba el metro y 55 cms. Era robusto, ágil, camina-ba erguido y tenía desarrollada la capacidad prensil de sus manos. Sabía usar el fuego, pero no producirlo, y se prote-gía en cuevas. Vivía de recolectar semillas, raíces, frutos y ocasionalmente comía carne.

La especie que se desarrolló posteriormente a esta se deno-mina Homo erectus, hace 1.5 millones de años. La diferencia fundamental del Homo erectus y los homínidos que lo ante-cedieron radica en el tamaño, sobre todo del cerebro.

Su cuerpo es la culminación de la evolución biológica de los homínidos: era más alto, más delgado, capaz de moverse rápidamente en dos pies, tenía el pulgar más separado de la mano y su capacidad craneana llegó a ser de 1250 cm3. También fabricó herramientas, como el hacha de mano de piedra, y aprendió a conservar el fuego, aunque no podía generarlo.

Los científi cos creen que esta especie se propagó hacia el Norte, por Europa (hasta Francia) y Asia, durante 4000 años. Esta especie duró diez veces más tiempo de la que lle-va sobre la Tierra el ser humano moderno. Entre los Homo erectus que se han encontrado restos están el “Hombre de Java” (700 mil años) y el “Hombre de Pekín” (400 mil años).

Homo sapiens neanderthalis10

Una o más subespecies del Homo erectus evolucionaron has-ta llegar al Homo sapiens, un nuevo tipo físico. Los restos más antiguos del Homo sapiens tienen una edad entre 250

10 Imágenes de los hombres primitivos: http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/historia/histdeltiempo/mundo/prehis/t_evolu.htm

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mil y 50 mil años. En sentido estricto se le denomina homo sapiens neanderthalis: el hombre de Neanderthal. Recibe este nombre por el lugar dónde se encontró el primer cráneo que demostraba la existencia de su especie, en el valle de Neander, en Alemania.

Los hombres de Neanderthal tenían el cerebro de mayor tamaño y el cráneo distinto que del Homo erectus. Su men-tón estaba hundido y su constitución era muy gruesa. Esta especie se encontró desde Europa occidental y Marruecos hasta China, pasando por Irak e Irán.

Los neanderthales estaban más capacitados y eran men-talmente más avanzados que ningún otro ser que hubiera habitado en la Tierra anteriormente. Esta especie humana vivió la última glaciación y se adaptó a ella construyendo hogares excavados en el suelo o en cavernas y mantenien-do hogueras encendidas dentro de ellos. Los neanderthales que vivían en las zonas del norte de Europa fueron cazado-res y se especializaron en atrapar a los grandes mamíferos árticos: el mamut y el rinoceronte lanudo, cuyos restos lle-vaban arrastrando hasta la entrada de sus cuevas, en donde los cortaban en pedazos.

Los hombres de Neanderthal se cubrían con pieles y dis-ponían de mejores útiles de piedra que sus antepasados. Además realizaban una actividad novedosa: enterraban a sus muertos con gran esmero (p.e. en Asia se encontró un niño de Neanderthal enterrado entre un círculo de cuernos de animales).

Los muertos no sólo eran enterrados cuidadosamente, sino que también el muerto era provisto de utensilios y de co-mida. Es posible que los enterramientos y los vestigios de rituales en los que aparecen animales señalen los inicios de la religión. Tal vez creían ya en una especie de continuación de la vida después de la muerte.

El hombre de Neanderthal desapareció bruscamente, su lu-gar fue ocupado por los hombres modernos, hace unos 35 mil años.

Homo sapiens sapiens

Después del Neanderthal vino el Homo sapiens sapiens, que es la especie a la cual pertenecemos los seres humanos mo-dernos. Se han encontrado restos de los primeros miembros de esta rama en el cercano Oriente y los Balcanes, fechados entre el 50 mil y el 40 mil antes de Nuestra Era.

Quizá avanzaron hacia el norte y occidente a medida que retrocedía el hielo. Estos seres humanos también cruzaron el estrecho de Bering, penetrando así en el continente ame-ricano y llegaron a Australia hace unos 25 mil años.

Los Homo sapiens sapiens se extendieron por la Tierra más que ninguno de los primates anteriores. Un grupo prehistó-rico de esta especie fueron los hombres de Cro-Magnon (32 mil años), llamados así por la cueva cercana a la aldea de Les Eyzies, Francia, donde fueron hallados sus restos óseos. Los cro-magnones vivieron la última glaciación y aunque su cerebro no era mayor que el del hombre de Neander-thal, le dieron nuevos usos pues, entre otras cosas, hicieron y mejoraron muchos instrumentos y armas.

Los cro-mágnones son también los artistas más antiguos. El hombre actual no difi ere básicamente ni en capacidad cerebral, ni en postura, ni en otros rasgos físicos, del mo-delo que la evolución había logrado en el hombre de Cro-Magnon.

Para los biólogos, todos los seres humanos formamos parte de la misma especie (Homo sapiens sapiens) aunque hay dis-tintas razas.

Las líneas generales de distribución racial se iniciaron en la

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Prehistoria; desde el punto de vista físico se pueden recono-cer por lo menos cuatro categorías raciales fundamentales: negroide, caucasoide, mongoloide, australoide.

Lo que dio al hombre moderno su control sobre la tierra no fue su físico, sino su capacidad de aprovechar y transmitir a sus descendientes la información cultural por medio de su inteligencia y de mecanismos como la palabra, hablada y luego escrita.

Esta época del proceso evolutivo de las sociedades típica-mente humanas, es prolongada, difícil, y tiene su división en “Estadios” típicamente marcados y diferentes unos de otros:

ESTADIO INFERIOR DEL SALVAJISMO.

Viene a constituir la “infancia del género humano”. En su sistema de vida casi no se pueden diferenciar de los anima-les o manadas de monos. Viven colectivamente en los ár-boles y se alimentan de lo que pueden recoger o recolectar. Uno de los principales saltos evolutivos de este Estadio, es el invento de un tipo de lenguaje articulado.

ESTADIO MEDIO DEL SALVAJISMO.

Comienza con el empleo de cierta alimentación de origen animal, particularmente crustáceos, moluscos y otros ani-males acuáticos. Logran, también, utilizar el fuego; prime-ro de manera casual, obteniéndolo de los bosques que se incendian o de las quemazones que producen la caída de rayos, hasta que logran “guardarlo” bajo las cenizas y luego obtenerlo mediante procesos de frotamiento. Inventan sus primeras armas: mazas y lanzas.

Estos inventos y descubrimientos permiten a los primitivos humanos independizarse del clima, por una parte; y por otra, cocer sus alimentos, los mismos que, de esa manera

simplifi can su proceso de digestión.

En este Estadio de evolución, se encuentra hasta nuestros días, varias tribus de La Polinesia y de Australia.

ESTADIO SUPERIOR DEL SALVAJISMO.

“Comienza con la invención del arco y la fl echa, gracias a los cua-les llega la caza a ser un alimento regular, y el cazar, una de las ocupaciones normales. El arco, la cuerda y la fl echa forman ya un instrumento muy complejo, cuya invención supone larga expe-riencia acumulada y facultades mentales desarrolladas, así como el conocimiento simultáneo de otros muchos inventos. Si compa-ramos los pueblos que conocen el arco y la fl echa, pero no el arte de la alfarería (con el que empieza, según Morgan, el tránsito a la barbarie), encontramos ya algunos indicios de residencia fi ja en aldeas, cierta maestría en la producción de medios de subsistencia: vasijas y trebejos de madera, el tejido a mano (sin telar) con fi bras de albura, cestos trenzados con albura o con juncos, instrumentos de piedra pulimentada (neolíticos). En la mayoría de los casos, el fuego y el hacha de piedra han producido ya la piragua formada de un solo tronco de árbol y en ciertos lugares las vigas y las ta-blas necesarias para construir viviendas. Todos estos progresos los encontramos, por ejemplo, entre los indios del noroeste de Amé-rica, que conocen el arco y la fl echa, pero no la alfarería. El arco y la fl echa fueron para el estadio salvaje lo que la espada de hierro para la barbarie y el arma de fuego para la civilización: el arma decisiva”.11

Ese desarrollo intelectivo permite al ser humano procurarse otros medios e insumos de subsistencia: trebejos de madera y vasijas de barro, cestos, trituradores y herramientas de piedra pulimentada que les permite habilitar vigas y tablas para la construcción de viviendas y la construcción de pira-guas (canoas de un tronco de árbol ahuecado).

11 Friedrich Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y estado. Pri-mera edición de 1884

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PERÍODO DE LA BARBARIE.

ESTADIO INFERIOR.

Empieza con la introducción de la alfarería. Su invento pudo haber sido puramente casual. Otras tribus pudieron haberla “adoptado” por aprendizaje a sus vecinas. Pero existe ya un rasgo característico de desarrollo humano que es propio de la Época de la Barbarie: la cría de animales domésticos y el cultivo artifi cial de plantas.

“En este Estadio, las condiciones geográfi cas y naturales de-terminan distintos rasgos del desarrollo social humano: En lo que hoy se ha denominado Hemisferio Oriental existían casi todos los animales susceptibles de ser domesticados, en América sólo la llama y eso en la parte sur del continen-te; en Europa existían casi todos los cereales, excepto uno, en América sólo uno, pero el mejor: el maíz” 12.

Esto hace que a partir de este Estadio los procesos de evo-lución y desarrollo sean distintos, radicalmente distintos, entre los pueblos del Hemisferio Oriental y los del Hemis-ferio Occidental.

EL ESTADIO MEDIO DE LA BARBARIE.

En el Hemisferio Oriental comienza con la domesticación de animales; y en el Occidental con el cultivo de hortalizas por medio del riego; y con el empleo de adobes, ladrillos y piedra para la construcción.

En este Estadio del Desarrollo sociocultural se hallaban las comunidades aborígenes de América, excepto algunas de

12 Friedrich Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y estado. Prime-

ra edición de 1884

lo que hoy es Canadá y Estados Unidos. Las civilizaciones de México (Aztecas), todas las Centroamericanas (Mayas y Quichés), las de Colombia y Venezuela (Chibchas y otras) las de Ecuador y Perú (Shiry - Inca), etc.

Este proceso evolutivo de desarrollo histórico independien-te fue roto, esquilmado, transgredido, destrozado, y some-tido a la más vil esclavitud y servidumbre hasta nuestros días.

Esta es la situación que no debe continuar en un mundo que se dice civilizado y en un país que se dice independien-te y reconocedor de los “Derechos Humanos”.

ESTADIO SUPERIOR DE LA BARBARIE.

Comienza con la fundición del hierro, lo que permite inven-tar el arado tirado por animales domésticos, que a su vez permite la utilización de la tierra en escala intensiva, me-diante la tala de bosques con hachas de hierro para trans-formarlas en tierra de labranza.

Este Estadio de desarrollo humano sólo se dio en el Hemis-ferio Oriental.

En este Estadio se encontraban los pueblos o “tribus” del te-rritorio que hoy constituye el territorio ecuatoriano al tiem-po de la conquista Incásica; y las tribus norteamericanas al tiempo de la invasión de los ingleses.

LA CIVILIZACIÓN.

Comienza con la escritura alfabética o su equivalente, la es-critura jeroglífi ca en piedra; y su empleo para la notación literaria. Es la época del desarrollo del arte: en la construc-ción (el arte arquitectónico); en la producción de artefactos domésticos (la cerámica); en los monumentos de pedernal y de mármoles.

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“... Las tribus griegas y latinas de los períodos de Homero y de Rómulo ofrecen el más alto ejemplo del estadio supe-rior de la barbarie. Sus instituciones eran también puras y homogéneas, y su experiencia está vinculada directamente con las conquistas fi nales de la civilización” 13

CONCLUSIÓN PUNTUAL.

Estos son los períodos históricos que ha seguido toda la hu-manidad, en todo el Planeta. No se conocen otros medios de desarrollo ni ha existido un pueblo que haya “nacido” completo y acabado bajo los moldes culturales, sociales ni económicos de la sociedad actual.

Ratifi camos, los pueblos originarios y ancestrales de Amé-rica fueron atropellados y sometidos a la más cruenta escla-vitud; y con ello se interrumpió su valioso aporte al desa-rrollo cultural de la humanidad.

LA CONFORMACIÓN DE LA FAMILIA PRIMITIVA Y SUS FORMAS DE RELACIÓN E IDENTIDAD.

EL CONTEXTO ORGÁNICO DE LA FAMILIA PRIMITIVA.

Partiendo del proceso lógico de evolución de las comunida-des humanas primitivas, es de natural sentido comprender que jamás existió la familia “monogámica” en sentido mo-derno. La familia, por consiguiente también estuvo sujeta a un paulatino y lento proceso de evolución.

Si los seres humanos convivieron en Hordas, sin techo ni lugar fi jo de guarecimiento, enfrentando colectivamente las inclemencias del temporal y del clima, así como las adver-sidades frente al embate de fi eras y animales salvajes, es ob-

13 MORGAN, Lewis, La sociedad primitiva, Ed, Universidad de La Plata, Buenos Aires, 1.936, p. 39.

vio que en esas condiciones se forja un sentido comunitario férreo, unívoco, integral. No existió, por tanto, cortapisas ni complejos u obstáculos “morales” para el apareamien-to, para la relación sexual dentro del grupo. El grupo total era “la familia”, dentro de él todos convivían en completa armonía de forma colectiva, libre, volitiva, sin sentido de “propiedad” de nadie, porque ese sentimiento no había aparecido aún en la conciencia de los seres humanos.

“La idea de propiedad se formó lentamente en el pensa-miento humano, permaneciendo naciente y endeble duran-te períodos inmensos de tiempo. Adquiriendo vida en el salvajismo, requirió toda la experiencia de este período y del subsiguiente, de barbarie, para desarrollar el germen y preparar el cerebro humano para la aceptación de su in-fl uencia de contralor. Su imperio como pasión por sobre todas las pasiones, señala el comienzo de la civilización”.14

Este principio que se plasma en todos los aspectos del con-vivir humano primitivo, tiene su expresión real, también, en la vida sexual del grupo. No tiene sentido “apropiarse” de una mujer, porque tal noción intelectiva está ausente del cerebro humano.

Lo dicho es tan cierto que hasta el Estadio Superior de la Barbarie y asomos de la civilización, época histórica en que vivió el célebre y “sabio” rey Salomón, éste llegó a tener setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas. Ejem-plo preclaro de una religión “monoteísta y monogámica”. Pruebas al canto:

“Pero el rey Salomón amó, además de la hija del Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidom, y a las heteas (un sinónimo de “prostitutas” ac-tuales)...

14 MORGAN, Lewis, Op. Cit. p. 21.

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“Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas;

“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su cora-zón tras dioses ajenos...” 15

En síntesis, se distinguen tres etapas de la familia primitiva que las expondremos a continuación.

LA FAMILIA CONSANGUÍNEA.

Se funda en la relación sexual, dentro del grupo humano, tanto entre miembros de una generación como con otra. Utilizando términos del vulgo diríamos que las uniones sexuales se dan entre todos, contra todas. Con la más ab-soluta libertad y liberalidad.

“... Se conserva testimonio de la más antigua de las formas exis-tentes de la consanguinidad en la malaya, que tiende a demostrar que ésta, la primera forma de familia, fue antiguamente tan uni-versal como el sistema de consanguinidad que creaba” 16

Es importante resaltar que en esta etapa histórica y bajo este esquema de familia, la única forma de fi jar la relación de “parentesco” y fi liación, era a través de la madre; pues, lógicamente, no se sabía quién era el padre. Por eso los miembros de una generación, llaman a sus mayores “pa-dres” o tíos a todos los de su generación mayor.

Esta costumbre de trato pervive en los campos americanos y aun en las comunidades campesinas europeas: Los niños al saludar a un mayor (de la generación de sus padres) le llaman tío o tía; si es mayor los llaman abuelos.

15 REINA VALERA, Cipriano, versión de La Biblia, Ed. ofi cial de Sociedades Bíblicas en América Latina, en 1 REYES, Cap. 11 Vs. 1 al 4, Revisión de 1.960.

16 Morgan, Op. Cit., p. 53

LA FAMILIA PUNALÚA.

Este tipo de familia llega a limitar las relaciones sexuales entre generaciones. Sigue siendo un “matrimonio” por gru-pos, indistintamente, sin apropiación individual de mujer alguna, pero entre grupos generacionales. Algo así como “hermanos” de un grupo con “hermanas”.

“... Pero el término hermano aquí usado, comprendía a los primos hermanos varones de primer grado, de segundo, de tercero y aún de grados más remotos, todos los que eran tenidos por hermanos entre sí, como nosotros consideramos a nuestros propios herma-nos; y el término hermana comprendía a las primas hermanas mujeres, de primer grado, de segundo, de tercero y aún de grados más remotos, todas las cuales eran tenidas por hermanas entre sí a igual que hermanas propias. Esta forma de familia se sobrepuso a la consanguinidad...” 17

LA FAMILIA SINDIÁSMICA.

Esta es un tipo de familia que surge cuando ya aparece la propiedad privada de los medios de producción; y, por tan-to la idea de “propiedad” en la inteligencia del ser humano. Corresponde entonces, a los períodos Medio y Superior de la Barbarie.

La característica básica de este tipo de familia es la unión en pareja, pero sin cohabitación exclusiva, es decir que tanto el hombre como la mujer podían tener relaciones sexuales, libremente, fuera del “hogar” que habían conformado.

De otra parte, esta unión de pareja no es permanente ni “para toda la vida”, salvo que los convivientes libre y voli-tivamente así lo resuelvan y logren mantener el vínculo de afecto, comprensión, cariño y más. De no ser así, se sepa-raban y punto.

17 Ibídem, p. 54.

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Esta facultad de separación estaba librada tanto al hombre como a la mujer; cada uno de ellos tenía “derecho”, albedrío es el término exacto, para separarse cuando a bien tuviere.

En circunstancias de separación, la mujer quedaba a cargo de los hijos y de todos los aperos, trebejos y “bienes” de la casa.

LA VIDA COMUNITARIA PRIMITIVA DE LA GENS O AILLU; Y SUS NORMAS DE VIVENCIA COLECTIVA.

QUE ENTENDEMOS POR NORMA EN LA VIVENCIA COMUNITARIA.

Cuando comencé el estudio del Derecho, recuerdo que me enseñaron los maestros que entre las fuentes de él, se en-contraban las normas de la “costumbre”.

En el proceso de precisión conceptual de la costumbre, to-dos los tratadistas de derecho suelen hablar de ella como “la simple repetición de actos generalmente aceptados por un grupo social determinado”.

Luego nos hacen la clasifi cación de la costumbre en: cos-tumbre “secundum lege”; costumbre “praeter legem”; y costumbre “contra legem”. Con esto nos sentimos satisfe-chos y cifradas estas premisas, lo superfi cial pasa a ser dog-ma de derecho.

Las cosas, desgraciadamente no son así, y la vida, aunque simple y diáfana, no es tan simplista como se nos quiere demostrar.

A la luz del Derecho positivo, única fuente real de la ciencia jurídica es la costumbre; en cambio, se nos dice que “La cos-tumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella”. El principio, entonces, es que la costumbre

no constituye derecho.

Ahora bien, los seres humanos en su vida comunitaria pri-mitiva, allá en los períodos y estadios inferiores a los de la civilización, no conocen la escritura, no conocen por tanto los códigos ni las normas de derecho.

¿Cómo se regula y se norma esa vida comunitaria? ... Sim-plemente por la costumbre.

¿Pero, por esa costumbre es fuente del Derecho?: ¡No!.

Existe otro tipo de COSTUMBRES que son inherentes al grupo social, que son volitivamente aceptadas y cumplidas de modo espontáneo, franco, libre natural, voluntario... Y esta costumbre en nada se le parece al derecho ni a la actual “fuente” del derecho.

El tipo de costumbre ancestral, ese que hoy se le ha deno-minado “derecho ancestral” o “derecho consuetudinario”, está constituido por una serie de actos característicos, pe-culiares e innatos al grupo. Son la razón de existir. Son los Ethos, la conducta colectiva, la espiritualidad comunitaria. Los miembros de los pueblos ancestrales la aceptan y la vi-ven, en una práctica cotidiana, voluntaria y colectiva.

Ese tipo de costumbre no se le parece en nada al Derecho ni a sus fuentes, porque no tiene el carácter de “norma” como precepto impuesto a través de un órgano de Gobierno. Es una normatividad que ni siquiera se asemeja a las “normas éticas o morales” que también se cuentan entre las denomi-nadas fuentes del derecho.

Y es que aquellas tenidas como normas morales, no son sino otra especie de “códices” impuestos por los jerarcas de una corriente teosófi ca cualquiera, o simplemente cons-tituyen una declaración de buenas intenciones a las que mí-ticamente deben tender las agrupaciones como designio o

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pensamiento de “hacer el bien”. Pero estas declaraciones se quedan en lo superfi cial, en las solas intenciones y, por lo general, jamás se llevan a la práctica. Veamos este particu-lar con un poco de detalle.

CONTRASTACIÓN DE LAS NORMAS ETICAS O MO-RALES DE LA REALIDAD ACTUAL, CON LAS NOR-MAS DE VIVENCIA COLECTIVA EN LAS COMUNI-DADES PRIMITIVAS.

En la Facultad estudiamos Deontología jurídica. “Deon-Ontos” = <el deber>; y, “Logia” = <Tratado>. El tratado de los deberes; de los deberes jurídicos.

Uno de los cuerpos declarativos donde se plasman las bue-nas intenciones de los deberes jurídicos es el denominado “Código Avellán Ferrés”; y allí leemos:

“Art. 4.- El abogado no podrá aconsejar actos dolosos, afi rmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas, incompletas o malicio-sas, ni realizar acto alguno que estorbe la buena administración de justicia.”

“Art. 9.- Para la formación de decorosa clientela, el abogado debe cimentar una reputación de capacidad profesional y de honorabi-lidad, evitando la búsqueda de clientes por medio de desleal com-petencia con sus colegas o por terceras personas con esa única fi nalidad.” 18

A estas dos disposiciones creo que debemos tomarlas en un sólo contexto:

Es imprescindible que una persona cualquiera, y más to-davía un profesional de nivel universitario, al entrar en el

18 AVELLAN FERRES, Código de Ética Profesional, Editado por Colegio de Abogados de Quito, Quito, 1.976.

mercado de trabajo, en el ejercicio profesional frente a una competencia de toma y daca, en el sistema de oferta y de-manda de sus servicios, analicen su entorno, vea fríamente su realidad y sondee la base material en que va a desenvolverse.

El mundo actual no ofrece alternativas de progreso a quien, soñadoramente, intenta realizar su trabajo; si no a quien planifi ca el desenvolvimiento del mercadeo y venta de los servicios (u otros productos) que ofrece. El marketing es el sistema básico del éxito. Desde un simple mercachifl e, a quienes hoy los denominan “microempresarios”, pasando por toda esa reserva social de gente que vive por debajo de los índices mínimos de pobreza y que modernamente se los ha llamado “informales”, hasta las grandes empresas de productos y servicios, requieren de un sistema de mercado-tecnia, para obtener éxito y benefi cios en su trabajo.

Un abogado no puede decir, por consiguiente, voy a prestar mis servicios “bajo determinado parámetro ético moral” sin antes haber analizado la base social de la competencia a la que debe enfrentar.

Un simple tendero, al instalar sus vitrinas en un vecinda-rio cualquiera, primero analiza si existe gente que vaya a comprarle, qué tipo de productos puede poner en stock; qué otros, dicho vecindario los compra en el supermerca-do, cuáles son perecibles y de alto riesgo para su pequeña inversión, etc.

Igualmente, un abogado necesita saber cómo va a instalar su ofi cina, cómo va a promover sus servicios entre quie-nes pueden demandarlo a futuro, cuáles van a ser los pa-rámetros de benefi cio que ofrezca frente a los demás de la competencia; y ya en el plano formal, cuál es el costo de su instalación: escritorios, muebles, computadoras, siste-mas de programación e informática (tan necesarios en el mundo actual), pago de secretaría y personal auxiliar, pago

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de arrendamiento del local, etc. Con todo ese presupues-to, gastos, préstamos al banco o créditos, a chulqueros para montar la infraestructura, no puede sentarse luego y decir: “ahora sí, voy a valorar la ética y la moral”, sino que debe analizar y estudiar su mercado de trabajo y la forma cómo va a competir con ventaja frente a sus similares.

“El concepto de intercambio es parte integral de esta disciplina (la mercadotecnia). Los vendedores y empresas (y un estudio ju-rídico debe funcionar como una empresa so riesgo de perecer a la vuelta de la esquina en muy poco tiempo) se sirven del inter-cambio para satisfacer necesidades y deseos. El intercambio es el proceso de dar algo de valor (por ejemplo dinero, tiempo, o bienes) a alguien que voluntariamente ofrece a cambio otra cosa de valor (por ejemplo, ideas, bienes o servicios) que nosotros deseamos...

“ ... todos debemos aplicar en nuestra vida diaria el proceso de la mercadotecnia, quizá en nuestra vida profesional hemos de apli-carla a los supervisores o a nuestros posibles empleadores o en nuestra vida familiar hemos de aplicarla a nuestros padres y espo-sas. Si queremos lograr un intercambio que cumpla con nuestros objetivos, es preciso aplicarnos a nosotros mismos este proceso. Desarrollamos un producto (nuestra persona); establecemos un precio (que puede ser un sueldo o estipendio); empleamos herra-mientas promocionales usando las habilidades correspondientes de la comunicación y realizamos la distribución cuando estamos en el lugar y en el momento apropiados. Una vez hecho esto, ofrecemos un servicio posterior a la venta, a fi n de asegurarle a nuestra audiencia que realmente compró lo que vendimos.” 19

Aquí vemos esbozado, de manera perfecta, el principio de convivencia de la sociedad moderna: “la mercadotecnia he-mos de aplicarla incluso en nuestra vida diaria de familia, frente a nuestros padres y esposas”: He allí el “leave motif”

19 SEGLIN, Jeffrey, Curso de Mercadotecnia, Ed. Mc Graw Hill, México, 1.992, p. 11.

de la vida contemporánea: “bussines are bussines”, toma y daca, tanto me das tanto te doy, tanto tienes tanto vales.

Y la cita es tomada de una obra seria que, además, es tex-to ofi cial del instituto más reputado y famoso en el ámbito mundial como es “Mc Graw Hill” de los Estados Unidos y que tiene sedes en todo el mundo: desde toda la Unión hasta Nueva Delhi, Singapur, Toda Europa, Tokio, Toronto, y en el ámbito de América Latina los tiene en México, Pana-má, Santiago de Chile, San Juan de Puerto Rico y Sao Paulo; no existe en nuestro país.

Dura es la vida, dice el motejo popular con no poca ironía, y es que uno es el mundo real, y otro el que pretendemos con supuestos abstractos que no se cumplen en la vida real.

Si yo soy un abogado honesto, fi rme en las valoraciones ético morales, decidido y sin mácula; pues los vecinos que tiene el Estudio profesional en el mismo edifi cio no lo son: ellos sí aplican la “letra roja” y ganan los juicios (coiman a los funcionarios, trafi can con los jueces, pagan para obtener sentencias contra derecho, etc. ... y ganan los juicios) eso es lo que le interesa al cliente, para eso paga los servicios de un profesional.

Y estas son herramientas comunes que se aplican, en la práctica pese a la disposición del artículo 7 del Código de Ética Profesional que dice:

“Art. 7.- El abogado es libre para decidir si se hace cargo de la defensa de un acusado, cualquiera que fuere su opinión personal sobre la culpabilidad de éste; pero habiéndola aceptado, debe em-plear en ella todos los medios lícitos y morales a fi n de obtener mejor resultado de su gestión”

Pero, como se ve mis vecinos sí aplicaron la “letra roja”, la mercadotecnia: la mercadotecnia en su relación con los fun-

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cionarios y auxiliares de la Función Judicial, y luego, con los jueces y magistrados... Resultado: “éxito total”, prestigio, más clientela, mayores ingresos, progreso en fi rme, rique-za, bienestar, respetabilidad, crédito, infl uencia, autoridad, fama, reputación, popularidad, merecimiento, renombre, notoriedad, etc. etc. etc., ahora pregunto:

¿A quién no le agrada todos esos “méritos y virtudes”? ¿O es que se puede y se debe sacrifi carlos a cambio de unos abstractos conceptos éticos?

No suena muy ortodoxo decir las cosas como son, pero lo único que hemos hecho es describir la realidad de la socie-dad actual, con muestreos “científi cos” de lo que formula Mc Graw Hill, como la entidad de mayor peso cultural y educativo DEL MUNDO.

El problema, entonces, es cómo enfrentar esa realidad cu-yos hechos son tozudos, y contra los cuales se topan dia-riamente los bagajes de buenas intenciones, de principios axiológicos y de instructivos deontológicos. ¡He allí el des-tino, la costumbre actual y de la normativa ética del mundo contemporáneo!.

Como vemos este tipo de “costumbre” en nada se le parece a la COSTUMBRE de los pueblos ancestrales, donde las personas dependen unos de otros por muchos factores so-cioeconómicos, productivos y de relación humana.

Allí, donde no hay latrocinio porque no existe apropiación privada de los medios de producción; allí donde no hay ne-cesidad de vigías ni polizontes, porque el grupo colectivo tiene una vivencia hermanada, porque aún el hombre NO se ha convertido en lobo del hombre.

EL IDIOMA COMO FORMA IDEO-CONCEPTUAL DEL GRUPO COMUNITARIO.

NEXO PSICO-CULTURAL DEL LENGUAJE CON EL GRUPO SOCIAL.

Llegado el ser humano a nivel del Homo Sapiens, signifi ca que se ha desprendido de sus antecesores: los homínidos, han dejado atrás, y para siempre, al “reino” animal. Se ha convertido en un ente distinto de la naturaleza. Su factor fundamental: ha adquirido inteligencia, una inteligencia que supera, cuantitativa y cualitativamente, al instinto abiótico de los animales más “talentosamente” desarro-llados. El cerebro humano, como instrumento material y creador de conciencia, había alcanzado lindes insospecha-das... Y pudo inventar la palabra.

El lenguaje es una respuesta al entorno de su realidad, es producto de su conciencia; y la conciencia humana es el re-fl ejo de la existencia objetiva que lo circunda, refl ejo que es captado a través de los sentidos. Los órganos de los senti-dos descubren ante nosotros la realidad.

“El pensamiento generalizado, abstracto, mediante conceptos y expresado con palabras, es privativo del hombre. La evolución biológica llevó el desarrollo del mundo animal al punto en que se encontraban los antepasados inmediatos del hombre, los monos antropoides, dotados de un sistema nervioso altamente desarrolla-do, susceptible de un perfeccionamiento ulterior. Pero la transfor-mación de esos antepasados del hombre, en el hombre mismo, fue obra de nuevos factores ya no biológicos; fue el fruto del trabajo social, punto de partida de un desarrollo jamás alcanzado por la naturaleza. En cierto sentido el trabajo ha creado al hombre. Pre-cisamente gracias a él aparecieron el pensamiento y el lenguaje en el hombre.”20

20 KONSTANTINOV, F.V., Materia y conciencia, en Fundamentos de Filosofía,, Ed, Grijalbo S.A., México D.F., 1.965, p. 181.

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Gracias al trabajo y a su actividad inteligentemente lograda por el ser humano para arrancar los medios de subsistencia de la naturaleza que le rodeaba, va adquiriendo nuevas ex-periencias, conocimientos y noción de su realidad. En ese proceso, establece relaciones de otro tipo con sus semejan-tes. Siente la necesidad de comunicarse con ellos e inventa signos, señales, sonidos guturales, sílabas, vocablos, frases, hasta cuando, en una etapa superior de desarrollo va for-jando un lenguaje conceptual, generalizante de la realidad. Este proceso es harto complejo, difícil y de inextricable comprensión hasta los tiempos actuales.

EL CONTENIDO PSICO-CULTURAL DEL LENGUAJE Y EL SENTIDO DE LO NACIONAL DEL GRUPO SOCIAL.

“El desarrollo de las lenguas, formadas en la época de la Comu-nidad Primitiva, pone de manifi esto cómo se eleva la capacidad humana de pensar abstractamente. Algunas lenguas patentizan los intentos de generalizar y de clasifi car en cierta medida un gran número de conceptos. Así, por ejemplo, al designar con los mis-mos prefi jos las palabras que expresan los conceptos de hombre, animal, utensilio, etc. Posteriormente, esta primera clasifi cación y estos primeros intentos de generalizar los conceptos se desa-rrollan hasta convertirse en la escritura jeroglífi ca, en la que los dibujos defi nidores denotan tal o cual clase de palabras. Así, por ejemplo, en la escritura jeroglífi ca egipcia hay numerosos miem-bros de movimiento, todos los cuales se representan con movi-mientos de los pies; los verbos que denotan una actividad se los representan con un dibujo de la mano; el verbo “hablar” se ilustra con un dibujo que representa la boca; etc. Estos hechos toma-dos de la historia del pensamiento demuestran que los conceptos generales se desarrollan paulatinamente y que cada vez son más profundos y extensos, refl ejando así los éxitos del hombre en su conocimiento del mundo circundante. ...” 21

21 DINNYK, M.A., Historia de la fi losofía, Trad. SANCHEZ VASQUEZ, Adolfo, Ed. Grijalbo S.A., México, 1.968, p. 35.

Este referente histórico lo podemos confi rmar aún en la ac-tualidad cuando vemos que existen en el Polo Norte, tribus de esquimales que, viviendo sobre la Nieve, donde tienen construidas sus casas; sin embargo, no tienen en su lengua-je una palabra genérica para designar a “LA NIEVE”. Ellos pueden expresar ideas como: hay nieve sobre el Iglú; o Hay mucha nieve en el patio; o la nieve de la orilla del mar; o el río se ha cubierto de nieve; en fi n, tienen más de veinte ideografías o palabras para referirse a la nieve; y, a pesar de que utilizan el concepto, la palabra o la ideografía de “NIEVE”, insistimos, no tienen en su lenguaje una palabra para designar a “LA NIEVE”, en general. Ejemplos de esta naturaleza los podemos multiplicar.

En este proceso de aprehensión de la realidad, de interrela-ción humana; de conceptualización del medio circundante; de laboriosidad colectiva; de aprendizaje continuo, común y colectivo; de abstracción sobre su realidad viviente, es que el lenguaje se va convirtiendo en algo más que un sim-ple modo o medio de comunicarse y parlar.

El lenguaje es la trabazón psicocultural que imbrica las vo-luntades, las conciencias, las conductas, la espiritualidad, los espíritus, y va creando un ethos colectivo, uniforme, in-destructible, generalizado y “nacional”. Un ethos que da al grupo una visión del mundo, una comprensión de su me-dio y una forma común de afrontar los problemas. Esta es la verdadera ENTIDAD NACIONAL CARGADA DE SUS DERECHOS. Este es el verdadero sentido de NACIÓN, en términos antroposociales. Y esta nación, nada tiene que ver con el Estado, como se explicará más adelante.

“La tesis de que lo psíquico constituye una actividad o una fun-ción del cerebro y es, al mismo tiempo, refl ejo de la realidad objeti-va, implica en cierto modo, concebir de manera necesaria y en ca-lidad de premisa la actividad psíquica como actividad refl eja. La

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actividad psíquica constituye una función del cerebro y del mun-do exterior, porque la propia actividad cerebral es una actividad refl eja condicionada por la acción de dicho mundo. La actividad psíquica puede ser un refl ejo, porque los fenómenos psíquicos, en su propio origen, se hallan determinados por la acción de objetos de los cuales son, en virtud de este mismo hecho, un refl ejo” 22

La psiquis humana, va tomando su conformación del en-torno. En la vida comunitaria esa aprehensión es colectiva; y se constituye en el cordón umbilical de la cultura y de la identidad. Este es su DERECHO verdadero, en términos del desarrollo de los pueblos y del proceso evolutivo espon-táneo de las civilizaciones y culturas humanas. Insisto, este signifi cado de NACIÓN, nada tiene que ver con el Estado.

El respeto a la lengua original, es condición indispensable para permitir un desarrollo auténtico de las culturas de los distintos pueblos y nacionalidades.

22 RUBINSTEIN, S.L., El ser y la conciencia y el pensamiento y los caminos de su investigación, Ed, Grijalbo S.A., México D.F., 1.963, p. 3.

CAPÍTULO SEGUNDOSISTEMAS Y PROCESO DE DESTRUCCION DE LA

VIDA COMUNITARIA.

LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO.

CONDICIONES HISTÓRICO-MATERIALES.

En el enorme período histórico, en que la humanidad vivió bajo un sistema de recolección de frutos, de caza elemental y sin herramientas ni conocimientos que le permitan domi-nar la naturaleza, es obvio que los bienes que podía procu-rarse apenas alcanzaban para la subsistencia diaria. No ha-bía posibilidad de acumular bienes, de acumular riqueza.

“La conservación de la vida mediante la constante adquisición del alimento, es la gran carga impuesta a la existencia en todo género de animales. A medida que descendemos en la escala de la organización estructural, la subsistencia se simplifi ca de etapa en etapa, hasta que fi nalmente el misterio se desvanece. Pero en la escala ascendente, se hace cada vez más difícil, hasta alcanzar la forma estructural más elevada, la del hombre, donde marca su máximo.” 23

Pero surge una época, en el proceso evolutivo de la huma-nidad, cuando se logran progresos en el control de la natu-raleza: se domestican animales para poderlos aprovechar sistemáticamente; se domina la tierra mediante cultivos ar-tifi ciales planifi cados e intensivos; se establecen sistemas de riego artifi cial; se descubren las fases de la luna y los tiem-pos aptos para las siembras y cosechas; se aprovechan otros tipos de materiales como los metales entre los que se desta-ca el hierro y el carbón; se dominan los mares por medio de la navegación en gran escala; se incursiona en procesos de industrialización, etc. Todos estos factores permiten crear

23 MORGAN, Op. Cit. p. 43.

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una riqueza no imaginada para la época.

Estas nuevas condiciones materiales, van a permitir que las sociedades de entonces, que vivían ya en los Estadios Medio y/o Superior de la Barbarie, tuvieran posibilidades de utilizar el trabajo ajeno en benefi cio de un grupo social determinado.

Proliferan, entonces, las guerras de conquista para someter a la esclavitud a pueblos enteros, los que se convierten en productores de la riqueza de los conquistadores.

Antes de una etapa como la descrita, no tenía sentido que unos hombres conquistaran a otros, porque al no existir las condiciones de aprovechamiento de su fuerza de trabajo, el grupo conquistado, en vez de ser utilizable, se hubiese convertido en una carga para los “conquistadores”. A ello se debe que las guerras inter-tribales de la época del sal-vajismo y del estadio Inferior de la barbarie, hayan sido guerras de exterminio: a los derrotados simplemente se los eliminaba.

El proceso de desarrollo de la sociedad había conducido, de otra parte, al desarrollo del comercio y del intercambio de mercancías, por consiguiente, al invento de la moneda.

Los Griegos, los Romanos, los Persas, los Egipcios, fueron, en su debido tiempo, organizadores de sendas guerras de conquista y sometimiento; guerras que eran organizadas por “empresarios” para obtener el botín del saqueo a los pueblos conquistados y someterlos a esclavitud, para con-tar con mano de obra gratuita en sus minas, campos e in-dustrias.

SENTIDO CONCEPTUAL DE LO QUE ENTENDEMOS POR DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO.

Cuando hablo de la división social del trabajo, no me estoy

refi riendo a ningún proceso “racional” o natural de asigna-ción de funciones conforme a las destrezas o habilidades individuales. De ninguna manera.

Creo haber dejado claro que la sociedad primitiva se ca-racteriza por una igualdad total del grupo; una igualdad económica, de relación y de oportunidades, en las que cada individuo depende del grupo social para subsistir y desarro-llarse. Las “desigualdades” que hubieren existido, son de carácter puramente formal, dependientes de ciertas capacida-des, pero que no obstan para que entre los miembros de la comunidad exista un trato y una consideración de iguales.

Pero, ocurre que en el proceso de desarrollo antes descri-to, se intensifi ca la explotación de las riquezas naturales y por tanto se intensifi can las guerras de conquista. Estas se tornan más que en un “deporte”, en una necesidad para el progreso de los pueblos más desarrollados. La conquista incásica nos da una muestra clara de ello.

De otra forma, sin las masivas guerras de conquista, no se habría hecho posible construir los grandes monumentos que han quedado como testimonio del proceso de desarro-llo de la civilización:

“Entrando en el período medio (de la barbarie) descartemos, de la misma manera, el procedimiento de fabricar el bronce; los re-baños y manadas de animales domésticos; los edifi cios comunales con muros de adobe y de piedra labrada, asentada en hileras, con argamasa de cal y arena; muros ciclópeos; habitaciones lacustres levantadas sobre pilotes; el conocimiento de metales nativos, con el empleo del carbón de leña y el crisol para fundirlos; el hacha y el formón de cobre; la lanzadera y el embrión del telar; el cultivo por el riego, calzadas, represas y canales de riego; caminos pavimen-tados; puentes colgantes de mimbre; divinidades personales con un sacerdocio distinguido por el hábito y organizado en jerarquía; sacrifi cios humanos; democracias militares de tipo azteca; tejidos

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de algodón y otras fi bras vegetales en el Hemisferio Occidental, y de lana y lino en el Oriental; alfarería decorativa; la espada de madera con los fi los dentados de pedernal; implementos de peder-nal y piedra pulidos; el conocimiento del algodón y del lino; y los animales domésticos.

“La suma de las conquistas de este período fue menor que la de la que le siguió; pero su relación con la suma de progresos humanos fue muy grande. ...”24

La realización de este cúmulo de actividades, subrayamos, “entrando al período medio” de la barbarie, no era posible sin una división vertical de la sociedad.

Para cifrar un ejemplo cercano a nuestra realidad, pode-mos tomar como referente la historia de nuestras socieda-des. Los Incas conquistadores de estos territorios, frisaban, precisamente, por este estadio del desarrollo humano25. Y aunque como conquistadores no instituyeron la esclavitud, sí imponen una división territorial e imponen sistemas pro-ductivos, con obligatorias particiones de cuotas: una para el Sol; los Curacas y la Jerarquía del culto; otra para el Inca, su séquito y su ejército de campaña; y otra para el pueblo. Todo bajo una rígida planifi cación gubernamental y una di-visión específi ca de funciones entre los pobladores.

“La aparición de la propiedad privada va inseparablemente unida a la división social del trabajo y al desarrollo del cambio. Al prin-cipio, el cambio corría a cargo de los jefes de la comunidad genti-licia, de los jefes y los patriarcas, que efectuaban las transacciones como representantes de la comunidad. Los productos cambiados por ellos pertenecían al común. Pero a medida que fue desarro-llándose la división social del trabajo y ensanchándose el cambio, los jefes de la “Gens” comenzaron a comportarse con respecto a

24 Ibidem, p. 63.25 Tito Atahuichi Salvatierra, R. “Las reformas constitucionales y el indianis-

mo” en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 117, julio 2009.

los objetos del patrimonio comunal como si se tratase de cosas de su propiedad. ...

“Las relaciones de producción del régimen de la comunidad pri-mitiva se fueron desintegrando y desaparecieron, cediendo puesto a nuevas relaciones de producción, que respondían al carácter de las nuevas fuerzas productivas.” 26

Esta desintegración de la comunidad primitiva, junto con la apropiación de los bienes comunitarios por parte de quie-nes estuvieron en capacidad económico-social de realizarlo; y las guerras de conquista y sometimiento a pueblos ente-ros, provocaron cambios radicales en la estructura de las sociedades primitivas, en sus sistemas de producción y en sus relaciones interpersonales.

Como se podrá ver, la división social del trabajo que ana-lizamos, en nada se parece a la “división” por aptitudes, caracteres o disposiciones individuales de las personas. No se trata de una división “natural” del trabajo, sino que más bien responde a una necesidad de los nacientes Estados.

APARECIMIENTO DE LAS CLASES SOCIALES Y DE LOS SISTEMAS DE DOMINACIÓN.

ASPECTOS GENERALES Y DEFINICIÓN DE CLASE SOCIAL.

Actualmente se ha puesto en boga un pseudo-principio: “se terminaron las ideologías”. Este es a todas luces un sofi s-ma. Desde el punto de vista lógico,

Ideología, es “el conjunto de ideas que caracterizan a un tratadista”; pero desde el punto de vista común e ideopolí-tico se suele denominar ideología a “ese conjunto de princi-pios fi losófi cos, sociales, políticos, morales, religiosos, etc., de una época o de un grupo social determinado”. Decir que

26 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA URSS, Manual de economía política, Trad. ROCES, Wenceslao, Ed. Grijalbo S.A., México 1.956, ps 19 y 20.

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asistimos al fi n de todas estas conceptualizaciones huma-nas, es a todas luces la más clara negación de la realidad y la mentira sofi sta más crasa.

¿Por qué comienzo manifestando lo dicho? ... Porque lo que pretende una afi rmación semejante es, de manera básica, afi rmar que han fenecido las ideas conceptuales de clase so-cial y de lucha de clases. Por ello es necesario retomar con-ceptos universalmente probados por la experiencia social, económica, cultural y política de los pueblos.

“Las clases sociales son grandes grupos de hombres, que se dife-rencian entre sí por el lugar que ocupan en determinado sistema histórico e producción social, por las relaciones que mantienen con los medios de producción (relaciones en gran parte estable-cidas y formalizadas en leyes), por la función que cumplen en la organización social del trabajo, y, en consecuencia, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que dis-ponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo de otro gracias al lugar diferente que ocupa en determinado régimen económico-social”.27

Lo distintivo de una clase social, entonces, no es que cons-tituya cualquier grupo humano o gremio profesional. Lo determinante para que constituya una clase social, es que ese grupo humano esté en capacidad económico social de poder apropiarse del trabajo de otro. He allí la clave.

Esta explotación se da en distintos ámbitos, uno de los cua-les se interrelaciona con otro u otros: explotación económi-ca, social, cultural, ideológica, religiosa, política y jurídica. Y cuando estos mecanismos de dominación no bastan, las clases dominantes acuden a la represión directa mediante sus aparatos de sometimiento: ejército y policía.

27 ILICH ULIANOV, Vladimir, Obras completas, T. XXIX, Ed, Progreso, Moscú, s/f. p. 338.

Bajo estos parámetros defi nitorios realizaré el próximo aná-lisis.

LA EXPLOTACIÓN ECONÓMICA.

El rasgo esencial de toda sociedad que se ha dividido en clases sociales, desde el aparecimiento del esclavismo, ya mediante las guerras de conquista ya mediante la expolia-ción económica a los propios miembros de la Gens o Aillu, es la dominación privada sobre los medios de producción: la tierra, las minas, los rebaños, la industria, los medios de transporte: como naves, carruajes, etc.

En la esclavitud el hombre mismo, todos los seres huma-nos sojuzgados, es propiedad del amo esclavista, entes que pasan a la condición de parias, sin derechos ni a su propia vida. La esclavitud, constituye la primera forma histórica de explotación del hombre por el hombre y la más brutal de todas.

La explotación de los esclavistas sobre los esclavos no sólo estaba basada en la propiedad de la riqueza material o sean de los medios de producción, sino que ellos eran además, propietarios de la humanidad de los esclavos, éstos como personas pertenecían a los esclavistas quienes podían ven-derlos, regalarlos, torturarlos y hasta matarlos si a bien se les venía en gana.

“El esclavo no vendía su fuerza de trabajo al esclavista, del mismo modo que el buey no vende su trabajo al labrador. El esclavo es vendido de una vez para y siempre, con su fuerza de trabajo a su dueño” 28

Este modo de producción, con seres humanos que trabaja-ban gratis y sin derechos de ninguna especie, fue incremen-

28 MARX, Karl, Trabajo asalariado y capital, en Obras Escogidas T. I, Ed. Progre-so, Moscú, s/f., p. 70.

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tando enormemente la riqueza social.

Las clases esclavistas pudieron disponer de gran opulen-cia y desarrollarse hasta los niveles de los grandes imperios de la antigüedad, particularmente los de Europa y los del cercano oriente: Babilonia, Roma, Grecia, Persia, Sumerios, Etruscos y otros ya nombrados anteriormente.

“Bajo el régimen esclavista, la población dividíase en hombres li-bres y esclavos. Los primeros disfrutaban de todos los derechos cívicos, patrimoniales y políticos (con exclusión de la mujer, que por su situación era, de hecho, una esclava). Los esclavos carecían de todos estos derechos y no tenían acceso a la sociedad de hom-bres libres. Estos, a su vez, se dividían en la clase de los grandes terratenientes, que eran al mismo tiempo grandes esclavistas, y en la clase de los pequeños productores (campesinos y artesanos), entre los que había capas acomodadas que también recurrían al trabajo de los esclavos y ocupaban la posición de esclavistas. Los sacerdotes, cuya importancia era grande en la época de la esclavi-tud, pertenecían por su situación a la clase de los grandes terrate-nientes esclavistas. A la par con la contradicción de clase entre esclavos y esclavistas, existía una contradicción de clase entre los grandes terratenientes y los campesinos. Pero como, al desarro-llarse el régimen esclavista, el trabajo de los esclavos, por ser él más barato, fue extendiéndose a la mayor parte de las ramas de la producción hasta convertirse en la base de ésta, la contradicción entre esclavos y esclavistas constituía la contradicción fundamen-tal de la sociedad.” 29

Bajo este sistema primigenio de creación de riqueza social masiva, y de apropiación privada de esa riqueza por parte de la clase social esclavista, se levantaron las civilizaciones y se fundaron los primeros Estados que inventaron regíme-nes jurídicos para patentizar y garantizar esa apropiación.

29 ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA URSS, Op. Cit., ps. 25 y 26.

LA DOMINACIÓN IDEOLÓGICA.

Grecia nos brinda el más claro laboratorio para vislumbrar el proceso de dominación ideológica.

Si se revisa un poco la historia de la fi losofía griega, se pue-de establecer, con testimonios escritos y muy fehacientes, que en los siglos VIII a IX antes de nuestra era, la sociedad esclavista griega alcanzó su máximo apogeo, especialmen-te en las regiones de Jonia, región situada en la costa del Asia Menor, sobre las rutas comerciales entre los pueblos de oriente y occidente. Las ciudades Jonias de Mileto y Efeso fueron fl orecientes centros culturales, donde se desarrollan las primeras obras fi losófi cas.

Y las primeras concepciones fi losófi cas de la zona mencio-nada nos demuestran que por los años 624 a 547, más de doscientos años antes de Sócrates, se desarrollaron las Es-cuelas de Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes, que son representantes preclaros de una concepción materialis-ta del mundo.

“... Tales, Fundador del antiguo materialismo griego... basándose en los conocimientos astronómicos de los babilonios, dio principio a la astronomía de los antiguos griegos y se hizo famoso al prede-cir un eclipse total de Sol. ...

“A Anaximandro se debe la hipótesis más antigua de las conoci-das hasta hoy acerca de la pluralidad de los mundos, así como el intento de dar una explicación científi co-natural de la evolución de los animales. Suponía que éstos habían nacido de la humedad bajo la acción de los rayos solares; los primeros animales vivían en el agua y estaban cubiertos de escamas; más tarde, algunos de ellos pasaron a la tierra fi rme, cambiando de modo de vida y el aspecto exterior” 30

30 DINNIK, M.A., Op. Cit, p. 71.

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Este tipo de concepciones brotó en los inicios de las abs-tracciones intelectivas de la humanidad, como respuesta a su entorno material y como intento de explicar su realidad.

Era ya la época de la Civilización, por consiguiente, de con-solidación del sistema esclavista, pero al mismo tiempo, de aparecimiento de los Estados que estaban en proceso de conformación como sociedades políticas. Estos Estados, como veremos más adelante, fueron estableciendo sus apa-ratos de dominación poco a poco, inventando nuevas for-mas de dominio, de gobierno y de administración. Las pri-meras formas de gobierno que se conoció en las nacientes sociedades políticas o “ciudades-Estado” eran los sistemas que formalmente se los ha denominado “republicanos”.

Pero las “repúblicas” entraron en crisis porque las masas de esclavos, al no soportar las nuevas condiciones de someti-miento, se sublevaban y rebasaban los controles formales establecidos. Se tornaron indispensables nuevas formas de organización estatal, nuevos sistemas normativos y nuevas formas de justifi cación de las situaciones creadas.

En lo que respecta al plano ideológico, que es el tema pre-sente, surgen los fi lósofos partidarios de la abolición de todo sistema “republicano” y la implantación de Monar-quías y/o Reinados Aristocráticos. A la cabeza de este mo-vimiento ideológico está el célebre Sócrates, condenado a muerte al ser derrotado su movimiento. Con Sócrates apa-rece un movimiento fi losófi co IDEALISTA: desarrolla una teoría sui-generis respecto a los dioses de las Polis, sobre quienes alaba su fe, pero al mismo tiempo rechaza cualquier rasgo o vinculación humana de ellos. Son los orígenes de las concepciones espiritualistas sobre las divinidades, sobre la ética, sobre la religión y sobre la naturaleza.

Las ideas socráticas fueron desarrolladas por otro gran re-presentante de la Aristocracia Griega: Platón. Es quien di-

vide al mundo en “sensible” y “suprasensible”; es quien plantea el divorcio entre las ideas y la materia y propone que sólo conocemos a través de recuerdos inmanentes, las formas exteriores de las cosas, las mismas que no existen materialmente, sino que son simple refl ejo de nuestras ideas; y por fi n es quien proclama la negación de que los esclavos son seres humanos.

Este último planteamiento ideológico será recogido fi rme-mente por la aristocracia esclavista de entonces y por las clases dominantes actuales para proclamar la “desigualdad natural” de los seres humanos.

Y entonces, cien años más tarde Aristóteles, recogiendo esta idea central de Platón dirá:

“... entre los instrumentos hay unos que son inanimados y otros que son vivos; por ejemplo, para el patrón de una nave, el timón es un instrumento sin vida y el marinero de proa un instrumento vivo, pues en las artes al operario se le considera como un verda-dero instrumento. Conforme al mismo principio puede decirse que la propiedad no es más que un instrumento de la existencia, la riqueza una porción de instrumentos y el esclavo una propie-dad viva. ... La vida es el uso y no la producción de las cosas, y el esclavo sólo sirve para facilitar estos actos que se refi eren al uso... el señor es simplemente señor del esclavo, pero no depende esencialmente de él; el esclavo, por el contrario, no es sólo esclavo del señor, sino que depende de éste absolutamente. Esto prueba claramente lo que el esclavo es en sí y lo que puede ser. El que por una ley natural no se pertenece a sí mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo. ...

“ ... y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacar-se de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor; porque es esclavo

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por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisa-mente le obliga a hacerse de otro es el no poder llegar a compren-der la razón sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo. Los demás animales no pueden ni aún comprender la razón, y obedecen ciegamente a sus impresiones. Por lo demás la utilidad de los animales domesticados y la de los esclavos son poco más o menos del mismo género.31

Con estas formulaciones teóricas justifi cativas del someti-miento a gran parte del género humano, como guías ideo-lógicas que inspirarán a nuevas doctrinas, están sentadas las bases de sofi smas que hasta hoy son sustento de los mo-dernos Estados.

En la Biblia, dentro del nuevo testamento leemos:

“Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no so-lamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de so-portar.

“Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la concien-cia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.

“Pues, qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. “Para esto fuisteis llamados...” 32

También el Apóstol Pablo, el más ilustre, que no lloró hasta que salgan surcos en sus mejillas ni negó a su maestro tres veces antes de que el gallo cante en la madrugada de la Pa-sión, el más noble e infl uyente de la partida de apóstoles, en su Epístola a los Hebreos escribe:

“Obedeced a vuestros amos, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo

31 ARISTOTELES, La política, Ed. Universo, Lima, 1.974, ps. 15 y 16.32 SAN PEDRO, Apóstol, Primera Epístola Universal, en La Biblia, nuevo testa-

mento, Cap 2, Vs. 18 a 21.

hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es prove-choso.33

Y más contemporáneamente, los representantes de la jerar-quía apostólica han expresado entre otras cosas:

“Dios, autor de la naturaleza, ha determinado que en la sociedad no todos sean iguales. El trabajo y el dolor nadie puede eliminar-los de la vida... y a la necesaria desigualdad de estas cosas síguese espontáneamente la desigualdad de la fortuna. La cual es clara-mente conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad” 34

Allí tenemos de cuerpo entero el andamiaje ideológico y fi -losófi co, de los principios que sustentan la dominación de las clases explotadoras a través de todos los tiempos hasta nuestros días.

LOS ÓRGANOS DE REPRESIÓN DIRECTA.

“Al que entonces encuentro cerca de mis naves, le arrojo, le echo a los perros y a las aves de rapiña; porque tengo derecho de matar”.35

Estas facultades del gran señor esclavista, como amo abso-luto y propietario de las vidas de sus dominios, sólo eran posibles gracias a los privilegios y garantías que podía brin-darle una estructura social, con una fuerza armada a su ser-vicio.

Ni las medidas de sometimiento económico, ni las formas de alienación ideológica, para lo cual las religiones cum-plen un papel trascendente, son mecanismos sufi cientes

33 SAN PABLO, Apóstol, carta a los hebreos, en La Biblia, nuevo testamento, Cap 13, Vs. 17.

34 LEON XIII, Papa, Encíclica Rerum Novarum, Ed, Prensa Católica, Quito, 1.952, p. 9.

35 HOMERO, La Ilíada, Ed. Espasa Calpe, Buenos Aires, 1.948, Cap II, V. 301 a 303.

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para subordinar a los esclavos u otras clases dominadas de otras épocas, como los siervos de la gleba y los proletarios. Se precisan mecanismos de opresión directa, como son los ejércitos y las policías.

En los niveles de estructura social a los que nos venimos refi riendo, es claro que con la civilización ha surgido un grupo social de hombres que poseen todos los bienes de la riqueza social, que se han separado del común de la gente, que se han divorciado completamente de la comunidad so-cial.

Este grupo de individuos, los propietarios de los medios de producción y de la economía de la sociedad, se coloca, en términos reales, por encima de la sociedad entera.

Son los usufructuarios de los bienes públicos, no sólo del trabajo directo de los explotados, sino, además, de los tri-butos e imposiciones económicas. Esta situación no puede mantenerse sin recursos de presión directa y abierta.

Por eso surge la necesidad de crear una Fuerza Pública, mantenida con los tributos de la población, para que se en-cargue de someter, por la fuerza de las armas, a quienes osen oponerse a la magnifi cencia del sistema creado por los explotadores.

Uno de las primeras medidas que se toman a este respecto, es impedir que el común de los habitantes posea armas. Es claro que en la comunidad primitiva todos los miembros de la gens o ayllu, tenían sus propias armas, para la caza o para la defensa colectiva frente al embate de otras tribus. Esta posesión de armas, era por lo tanto, generalizada y co-lectiva. No era exclusiva de un grupo determinado ni de un sector especializado de la población.

Pero, cuando aparece el sometimiento de los esclavos, a los

señores esclavistas no les conviene, bajo ningún concepto, que aquellos posean armas.

Se crean entonces grupos especializados de gente llamada a poseerlas, y destinada a defender los intereses de quienes gobiernan las sociedades políticas, que a la sazón, son los propietarios de los esclavos, los propietarios de los medios de producción.

“El segundo rasgo característico es la institución de una fuerza pública, que ya no es el pueblo armado. Esta fuerza pública es-pecial hácese necesaria porque desde la división de la sociedad en clases es ya imposible una organización armada espontánea de la población. Los esclavos también formaban parte de la población; los 90.000 ciudadanos de Atenas sólo constituían una clase pri-vilegiada, frente a los 365.000 esclavos. El ejército popular de la democracia ateniense era una fuerza pública contra los esclavos, a quienes mantenía sumisos; mas, para tener a raya a los ciuda-danos, se hizo necesaria también una policía, como hemos dicho anteriormente. Esta fuerza pública existe en todo Estado; y no está formada sólo por hombres armados, sino también por adita-mentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género que la sociedad gentilicia no conocía.” 36

No se amerita mayor comentario al respecto.

36 ENGELS, Friedrich, El origen de la familia la propiedad privada y el Estado, Ed, Quimantú, Santiago de Chile, 1.972, ps. 208 y 209.

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LA CONFORMACIÓN DEL ESTADO COMO SUPER-ESTRUCTURA JURÍDICO-FORMAL DIVORCIADA DE LA IDENTIDAD COLECTIVA Y DEL CONCEPTO DE DERECHO.

LA GÉNESIS DEL ESTADO ATENIENSE.

Vamos a atenernos al autor últimamente citado para iniciar el presente estudio:

“En ninguna parte podemos seguir mejor que en la antigua Ate-nas, por lo menos en la primera fase de la evolución, de qué modo se desarrolló el Estado, en parte transformando los órganos de la constitución gentil, en parte desplazándolo mediante la intrusión de nuevos órganos y, por último, reemplazándolos por auténticos organismos de administración del Estado, mientras que una ‘fuer-za pública’ armada al servicio de esa administración del Estado, y que, por consiguiente, podía ser dirigida contra el pueblo, usur-paba el lugar del verdadero poder del pueblo en armas que había creado su autodefensa en las Gens, las Fratrias y las Tribus.” 37

La organización de la sociedad gentilicia griega se desequi-libró a tal punto que por el año 900 antes de nuestra era, fue necesario establecer un sistema legal, basado en una consti-tución, la primera y más antigua que conoce la humanidad y que se le atribuye a Teseo.

Con esta Constitución, la simple unión de tribus vecinas fue reemplazada por la fusión en un solo pueblo. De allí surge un sistema de “derecho popular ateniense” en general. Y el pueblo de Atenas de divide en ciudadanos (que son los libres y esclavistas) pero que tienen un tipo de protección jurídica, incluso en territorio que no pertenecía a su propia tribu. Esta medida, fue el culmen para la destrucción de la organización gentilicia.

37 Ibidem, p. 133.

La segunda importante medida legal tomada por la cons-titución de Teseo, es la división de todo el pueblo en tres clases: los Aupátridas o Nobles; los Geomoros o agriculto-res; y los Demiurgos o artesanos; todos ellos propietarios de esclavos. En esta división no se toma en cuenta para nada a la gens, la fratria o la tribu. Esta es la genialidad creativa de los esclavistas griegos, cuatrocientos años antes de la de-nominada Fundación de Roma.

“... Verdad es que, excepto en lo de ocupar la nobleza los empleos, esta división quedó sin efecto por cuanto no establecía otras dife-rencias de derechos entre las clases. Pero es importante, porque nos indica los nuevos elementos sociales que habían ido desarro-llándose imperceptiblemente. Demuestra que la costumbre de que los cargos gentiles los desempeñasen ciertas familias, se había transformado ya en un derecho apenas disputado de las mismas a los empleos públicos; que esas familias poderosas ya por sus rique-zas, comenzaron a formar fuera de la Gens, una clase privilegiada, particular; y que el Estado naciente sancionó esta usurpación de-muestra que la división del trabajo entre campesinos y artesanos había llegado a ser ya lo bastante fuerte para disputar el primer puesto en importancia social a la antigua división en gens y tri-bus.. Por último, proclama el irreconciliable antagonismo entre la sociedad gentilicia y el Estado; el primer intento del Estado con-siste en destruir los lazos gentilicios, dividiendo los miembros de cada gens en privilegiados y no privilegiados, y a estos últimos, en dos clases, según su ofi cio, oponiéndolas, en virtud de esta misma división, una a la otra.”38

Esto nos demuestra que el Estado surge, sobre la base de la destrucción de la sociedad gentilicia, sobre la base de la negación de la unidad antropo-social de la nación, sobre la base del aniquilamiento de toda organización comunitaria espontánea y mutua de la unidad familiar, gentilicia y tri-bal.

38 Ibidem, p. 135.

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No entonces la nación, como individualidad de cultura y de ethos colectivo se convierta en Estado, al contrario éste es su negación y entraña en su proceso la destrucción de aquella.

“La historia política ulterior de Atenas, hasta Solón, se conoce de un modo muy imperfecto. Las funciones de los basileus -jefes militares- cayeron en desuso; a la cabeza del Estado púsose a ar-contes salidos del seno de la Nobleza. La autoridad de la aristo-cracia aumentó cada vez más, hasta llegar a hacerse insoportable hacia el año 600 antes de nuestra era. Y los principales medios para estrangular la libertad común fueron el dinero y la usura. La nobleza solía residir en Atenas y en los alrededores, donde el comercio marítimo, así como la piratería practicada en ocasiones, la enriquecían y concentraban en sus manos el dinero. Desde allí el sistema monetario en desarrollo penetró, como un ácido corro-sivo, en la vida tradicional de las antiguas comunidades agrícolas, basadas en la economía natural. La constitución de la Gens es en absoluto incompatible con el sistema monetario: la ruina de los pequeños agricultores del Atica coincidió con la relajación de los antiguos lazos de la Gens, que los protegían. Las letras de cambio y la hipoteca (porque los atenienses habían inventado ya la hipote-ca) no respetaron ni la gens ni la Fratria. Y la vieja constitución de la gens no conocía el dinero, ni las prendas, ni las deudas en dinero. Por eso el poder del dinero en manos de la nobleza, poder que se extendía sin cesar, creó un nuevo derecho consuetudinario para garantía del acreedor contra el deudor y para consagrar la explotación del pequeño agricultor por el poseedor del dinero. ...” 39

El estudio realizado nos demuestra que son conceptos to-talmente opuestos, el de nación como unidad espontánea de sus derechos, cultura y producto de la evolución so-cioeconómica de las comunidades primitivas y el de “na-ción” como sentimiento formal impuesto desde el Estado,

39 Ibidem ps. 135 y 136.

que se integra y proclama artifi cialmente.

Si vinculamos los conceptos estudiados con la fundación del Estado del Ecuador, podemos vislumbrar que incluso el nombre mismo resulta extraño a todo nexo histórico, resul-ta impostado a condiciones que nada tiene que ver con la identidad de los pueblos que moraban estos territorios allá por el 13 de Mayo de 1.830, en que se reunió la Asamblea Constituyente de Riobamba.

Luego, como veremos más adelante, dicho Estado ecuato-riano, mantuvo vigentes, hasta la actualidad, todos los me-canismos de colonización impuestos por los europeos.

Queda claro que el Estado es una simple superestructura formal, organizada jurídicamente, y que en el fondo está divorciada, separada, y hasta opuesta, con el concepto an-tropo-social de NACIONALIDAD y la INTERCULTURA-LIDAD concomitante con sus derechos, formas y sistemas de vida, sistemas y estructuras organizativas, sistemas de economía y cultura, sistemas de administración de justicia.

Este es el aspecto básico que se debe tener en cuenta para vincular los conceptos de nacionalidad, como unión de cul-tura y ethos colectivo, con la vida contemporánea de los Estados. Esta comprensión se hace cada vez más evidente cuando estados desarrollados como los de Europa: Francia, España y Alemania, entre otros, han establecido sistemas jurídicos para una convivencia armónica y plurinacional; y un reconocimiento de sus derechos que les asiste como pueblos ancestrales.

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CAPÍTULO TERCEROEL PROCESO DE CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN AMERICA

LA CONQUISTA Y LA COLONIA.

ETAPA HISTÓRICA POR LA QUE ATRAVESABAN LOS CONQUISTADORES.

Como es sabido, el supuesto “descubrimiento” de América (así entre comillas) se produjo el 12 de octubre de 1.492. Es-paña vivía por entonces un proceso de consolidación de su propio Estado feudal.

Es necesario recordar que la península Ibérica, fue habitada por pueblos musulmanes a partir del Siglo VIII, año 700 de nuestra era, los mismos que se fundieron con los celtas e iberas que moraban por entonces.

“Históricamente España ha sido siempre un país poco poblado, y en el que las mayores concentraciones humanas se registraban en las costas, siendo escasísima la densidad de población en las tierras interiores. Esta situación se agravó aún más a raíz del descubrimiento de América, a causa de la fuerte emigración para colonizar las tierras del otro lado del Atlántico... “ 40

Dicho territorio peninsular, no obstante, está poblado por una serie de Reinos y Condados, que hasta hoy mantienen su autonomía nacional reconocida por la Constitución de 1.978.

Sin pretender abundar, es ilustrativo para la comprensión de la materia, citar a los varios feudos que, por 1.492, exis-tían en lo que hoy es España: Califato de Almohade, Reino

40 MARTINEZ, Jesús Manuel, en Diccionario enciclopédico Hachette Castell, T. V, Ed. Castell, Madrid, 1.981, p. 828.

Musulmán de Granada, Reinos Taifas de Sevilla, Sultanato de Almorábide, Califato de Almohade, Reino de Asturias, Reino de León, Reino de Navarra, Condado de Barcelona, Condado de Castilla, Reino de Castilla, Reino de Aragón, Reino de Mallorca, Corona de Aragón

Convertido el reino de Castilla al Catolicismo, allá por el año 1.126, este feudo se entregó de manera incondicional a la autoridad Papal de ese entonces. Luego se convertiría también la Corona de Aragón en 1.412.

La guerra que desataron los castellanos contra los musul-manes duró 500 años; luego con apoyo de los Aragoneses, lograron expulsar a judíos y musulmanes de sus territorios, justo el año de 1.492, con la toma de reino musulmán de Granada.

La represión emprendida por los triunfadores fue ruda y muy sanguinaria; y la diáspora emprendida por los venci-dos dejará una huella atroz en el viejo continente, que hasta los días actuales no ha podido cicatrizar.

Por los antecedentes expuestos, que eran necesarios, cuan-do llegan los conquistadores a los territorios americanos, vienen imbuidos del fanatismo religioso católico romano y del odio a toda manifestación cultural o religiosa que no estuviera ceñida a los cánones papales.

Todo aquel que no se sometiera a la égida papal, era con-siderado hereje, sometido como tal a los tribunales de la “Santa” Inquisición, lo que equivalía a una insalvable sen-tencia de muerte, luego de ser sometido a torturas atroces.

Sin embargo, el “catolicismo puro” de corte romano, que trajeron los conquistadores a América, no es tan “puro” cul-turalmente en los términos que pretendía la jerarquía ro-mana, porque, como se podrá ver a través de los elementos

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históricos expuestos, es producto de un sincretismo religio-so o fusión de elementos del culto “pagano”, moro, judío y musulmán.

“Sin el enlace anterior de los pueblos moro, judío y cristiano, y sin su puritanismo, sus tensiones y su forzado deslinde entre 1.492 y 1.602... el reino español no hubiera podido desarrollar, durante la primera mitad del siglo XVI, su cultura específi camente religiosa, fi losófi ca y científi ca, ni hubiera caído en aquella ignorancia ni en aquel colapso intelectual del Siglo XVII.” 41

Este es el punto, al margen de cualquier leyenda, como aquella de que los conquistadores eran unos pobres analfa-betos, ignorantes, delincuentes contumaces y porquerizos, etc. Este, es otro tipo de ignorancia y rusticidad crasa, fun-damentada en el más ciego e inculto fanatismo religioso fundamentalista: es el que más daño causó a los pueblos originarios de los territorios de lo que es hoy América.

Se ha fi rmado que la Conquista y Colonización de América fue llevada a cabo por los penados de las cárceles y forajidos, según Rosenblat hay algo de cierto en esta afi rmación, sobre todo porque tras el tercer viaje de Colón las Indias se convierten en un lugar poco deseable, ya que fueron muchos los que murieron y vinieron enfermos.

Las súplicas de Colón consiguieron dos provisiones reales de los Re-yes Católicos en 1547 que permitieron el embarque de estos forajidos, de los que tenemos noticias a través de los cronistas de Indias.

Y encontramos en las crónicas que aquellos extremeños que par-tieron como campesinos se convirtieron en soldados, una vez atra-vesado el Atlántico; 42

41 CASTRO, Américo, citado por ROBR, Elizabeth, en La destrucción de los sím-bolos culturales indígenas, Ed. Abya Yala, Quito, 1.997, p. 13.

42 Juan de Castellanos - Las Elegías IV, Canto XIII,

LA REALIDAD AMERICANA QUE ENCONTRARON LOS CONQUISTADORES EUROPEOS.

Por investigaciones iniciadas seriamente desde 1.950, se ha establecido que el ser humano primitivo de América tiene una antigüedad de 40.000 años. Cuando los europeos lle-gan a nuestro continente existían sendas culturas que co-rrespondían a un período de desarrollo histórico anterior al de ellos.

El fl orecimiento de las culturas lo que hoy es América, com-paradas con el período histórico equivalente, del Imperio romano, por ejemplo, el más fl oreciente e infl uyente para nuestra actual cultura “civilizada”, era superior en todo sentido.

Así, por ejemplo, se sabe que Roma, en su época de mayor desarrollo llegó a tener hasta 300 mil habitantes, mientras se ha probado que a la fecha de la conquista la ciudad de Te-nochtitlán, hoy México D.F., contaba con 600 mil habitantes, es decir, el doble que Roma. ¿Dónde radicaba, entonces al atraso y el “salvajismo?”. Lo que ocurre es que nos han acostumbrado a una concepción servil de la cultura, y den-tro de la más típica alienación, jamás valoramos las cosas en su real contexto histórico.

En el campo de otros conocimientos como la astronomía, para tomar otro ejemplo, los calendarios griego y romano jamás lograron el más remoto acierto con las estaciones y la rotación del sistema solar. Esto es tan cierto que el último ajuste de la medida de tiempo hubo de hacerse en 1.586, porque mientras las fechas del calendario pretendían que estaban en primavera, el planeta decurría en pleno vera-no, es decir, dicho calendario llevaba como cuatro meses de atraso. ¿Dónde está la gran ciencia y “civilización” de los pueblos “clásicos” cuya cultura se nos inculca a diario como cultura ofi cial?...

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Mientras tanto, los calendarios Maya y Azteca, que también tenían como base las estaciones solares, hasta hoy se han demostrado que son de una precisión sólo alcanzada con los modernos relojes atómicos; y el calendario kichwa, el de los Incas y más naciones y pueblos de Sudamérica, que se basaban en las fases lunares (era un calendario lunar) no falló ni ha fallado jamás para que estos pueblos de esta par-te del continente conozcan, a ciencia cierta, las temporadas de siembra y cosecha, y los días precisos de los solsticios y equinoccios.

Hasta nuestros días los pueblos indígenas, celebran las festividades a Pachakamak, (Dios del universo y su repre-sentante el sol) en los precisos días del 21 de Junio, 21 de Septiembre, 21 de Diciembre y 2 de Marzo. Esto es ciencia. Esto es sabio conocimiento de la realidad y del entorno en que vivían los pueblos originarios.

Esto contrasta con la imagen de ignorancia y salvajismo que han endilgado los conquistadores y la cultura ofi cial en contra de nuestros pueblos ancestrales.

Y para qué hablar de otros campos del conocimiento como los que ligeramente vamos a mencionar:

a) De la ingeniería hidráulica, como le demuestran los grandes sistemas de irrigación construidos por los Incas, Mayas, Quichés, Chibchas, Aztecas, etc., sistemas que demuestran haber subido agua a cotas inimaginables, lo que a su vez evidencia que conocieron y aplicaron, en mejor forma que los griegos, aquel principio de Arquí-medes sobre “los líquidos en reposo”, el que tanta difi -cultad nos provocaba en las clases de física;

b) De la industria textil, se ha probado que en América se utilizó excelentemente y con alta calidad, la mejor fi bra que hoy conoce la humanidad para la fabricación de ves-

tidos, como es el algodón y la lana de vicuña: nada te-nían que envidiar, entonces, las vestimentas de nuestros aborígenes, a las toscas indumentarias de los Germanos, Griegos, Celtas, Sumerios o Romanos. Lo dicho es tan cierto que la Real Audiencia de Quito, entre otros terri-torios americanos, fue una de las proveedoras de fi nos tejidos a España;

c) De los sistemas de Administración para los nacientes Es-tados donde no existió la esclavitud rústica y vil como en Europa;

d) De la ciencia Estadística para efecto de los registros y censos de población, porque, como se sabe, los Aztecas e Incas, tenían perfectamente establecidos sus repartos de tierras y de producción colectiva; justo para este tipo de repartos debieron conocer sufi cientemente las matemá-ticas y las ciencias contables;

e) Y qué decir de la ingeniería de caminos, hasta hoy des-lumbran y son inexplicables cómo es que las grandes naciones, como: los Puruwaes, los Cañaris, los Imba-yas, etc. y, más al sur los Incas, lograban trazar gran-des obras de ingeniería, arquitectura extremadamente sorprendente, vías bien dotadas, con tambos colectivos y puntos de aprovisionamiento, entre otras. Queda en nuestro medio todavía en servicio, el célebre “Camino del Inca”, el mismo que en algunos trechos ha sido ha-bilitado para la circulación carrozable y el transporte, en pleno Siglo XXI;

f) Vale la pena señalar el conocimiento metodológico de los sistemas de comunicación, esto es algo en que no repara-mos seriamente como consecuencia de nuestra ceguera y alienación: por rudimentario que pareciere el procedi-miento de los chasquis, es superior en concepción y sis-temática que el mensaje del célebre corredor de la batalla

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de Marathón, quien hubo de correr hasta reventar para llegar con la noticia. Y se debe dejar constancia que el testimonio del mensajero de la batalla griega de Mara-thón, es testimonio escrito, correspondiente al período histórico de los albores de la civilización, cuando el Esta-do griego estaba en su proceso de consolidación; sin em-bargo, a pesar de ser guerreristas, no tuvieron un sistema expeditivo de comunicación para enviar mensajes. No obstante, cuando pronunciamos la palabra “chasqui”, o se nos enseña sobre esta institución del incario, en las escuelas y colegios, se lo hace de manera tan peyorati-va, hueca y superfi cial que nos parece un ridículo, una cosa sin sentido, un producto del “atraso” en que vivían “los indios”. Es decir, ni en los méritos del conocimiento que debieran enorgullecer el sentido nacional, tenemos la sufi ciente comprensión de su trascendencia. Esto es lo que nos despersonaliza, nos desnacionaliza, porque pretendemos fundar una nacionalidad postiza, ausente de nuestras raíces ancestrales;

g) Y la metalurgia: (arte de extraer los metales y benefi ciarse mediante la ciencia y la tecnología) cierto es que los pue-blos originarios americanos no conocieron el hierro pero en cambio manejaron a las mil maravillas la fundición de otros metales, como el bronce y el cobre, el oro y la plata, con los cuales realizaron las más diversas obras de arte de un alto contenido abstracto y de diseño sorpren-dente, con esos mismos materiales fabricaron, además una serie de utensilios: herramientas, vajillas y trebejos;

h) Junto a la metalurgia desarrollaron otro tipo de industria que también fue elevada a la categoría de arte: es la cerá-mica que requiere el manejo de otra técnica y la utiliza-ción de otros materiales no metálicos. Supieron, en este campo fundir vasijas, instrumentos musicales, vajillas, y hasta producir ladrillos;

i) Uno de los grandes mitos, y falsedades históricas, es que los pueblos originarios no conocieron la escritura, por-que seguramente los españoles no encontraron “libros”. Esta afi rmación es totalmente incorrecta y acientífi ca. Los europeos no conocieron el papiro, (como sinónimo de papel y no otros equivalentes como los cueros de pergamino), sino cuando lo importaron de China en el Siglo XIV. Por cuanto hemos visto en el Capítulo Pri-mero, podemos ver con claridad que la escritura es un sistema convencional sujeto a ciertos códigos o signali-zaciones. Y la escritura así entendida, sí la conocieron nuestros pueblos originarios, no otra cosa son los kipus y las taptanas, e incluso existieron academias dirigidas por los Quipu-Camayocs, que eran verdaderos centros de cultura y sistematización del conocimiento abstrac-to. Los Mayas, conocieron además la escritura jeroglífi ca que no le pide ningún favor a los jeroglífi cos de Egipto. Lo que ocurre en este aspecto, es que prevalecidos con el complejo formalista de que la escritura es sólo aquella que hoy nos exhiben en folios de papel, nos atrevemos, supinamente, a afi rmar que los indígenas no conocieron la escritura. ¡Falsedad Total!

j) Las civilizaciones del mundo andino igual como los Az-tecas tuvieron sumamente desarrollado el conocimiento de la “ciencia de la guerra” en forma sistematizada, en términos que incluso el más grande estratega alemán, Clawssewitz, no los ha profundizado sufi cientemente. La estrategia guerrera y las tácticas aplicadas por Cua-cthémoc en México y Rumiñahui en el Tahuantinsuyo, son idénticas. Y por las experiencias históricas sólo co-nocemos que fueron aplicadas por la Unión de Repúbli-cas Socialistas Soviéticas, cuando los ejércitos Europeos, comandados por Hitler invadieron sus territorios en 1.940; esto es: “la estrategia de Tierra arrasada”, signifi ca que si vemos que un punto geográfi co va a ser tomado

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por el enemigo, y toca retirarse, retroceder, replegarse, pues, se procede a quemar todo elemento que pudiera proporcionarle dotaciones de alimento, agua, albergue u otro material logístico. Por eso, lo primero que hacen, ante el avance del conquistador, es desmantelar los tem-plos, sacar el oro, desaparecerlo, incendiar los campos, destruir las ciudades, obstruir los canales de agua, etc.. Rumiñahui, incluso, llega a tenderles celadas: hace exca-var con su ejército enormes pozos, en sitios por donde debieran cruzar los invasores, uno de sus batallones los provocan y hacen que los persigan, para que los monta-dos caigan a dichas trampas con armaduras y caballos in-cluidos. Los niveles de abstracción conceptual fi losófi ca y científi ca demostrados por Rumiñahui en esta materia son tal elevados, que incluso, llega a izar las cabezas de los caballos y de los barbudos que cayeron en sus tram-pas, para demostrar que no son seres de otro mundo y que sí son mortales y susceptibles de ser vencidos. Todos estos elementos son tomados de la historiografía formal, pero se nos pinta como hechos raros y curiosos, carentes de todo contenido y como “ocurrencias pasajeras” de los “indios”, de los “salvajes”. Este es el bagaje con que se opaca nuestra cultura y nuestro sentimiento de patria;

k) En la ciencia política y diplomática, aquello de lo que sólo en el imperio romano vemos como las “fuentes” del derecho de gentes, del derecho internacional. Los Incas dieron pruebas de mayor sagacidad, trato, diplomacia y acercamiento con los pueblos que pretendían conquistar y aún con los conquistados. No otra cosa signifi ca que el hijo del Inca Tupac Yupanqui, representante del Dios Sol, naciera en Tomebamba, en medio de la corte de los cañaris; y que Atahualpa fuera hijo de Huayna Cápac, en una “noble” Shiry, hija del gran régulo (una especie de Rey) sacrifi cado en Yaguarcocha, Cacha; y quien fuera educado y formado para gobernar el imperio. Si pasajes

de esta naturaleza estuvieran narrados, por los “poetas” Homero o Cicerón, entonces sería ciencia y hasta “fuente del derecho internacional público” (?); pero como se tra-ta de HECHOS, Y HECHOS HISTORICOS PROBADOS, son simples manifestaciones de “salvajes”, de “indios”, no tienen valor para la fundamentación de la identidad nacional ni tiene importancia social o científi ca. Este es el rasante con que se mide y se aprecia a aquello que decimos “constituye la esencia de la nacionalidad ecua-toriana”. Una vez más, los hechos son tozudos y des-mienten el lirismo inútil.

l) En lo referente a la legislación, para que los pueblos ori-ginarios desde el preincario hasta la actualidad, man-tengan de manera estricta el cumplimiento de las dispo-siciones de los jerarcas y jefes de cada uno de sus pueblos que formaban y forman parte del sistema de gobierno, mantenían intacta un sistema jurídico propio, una nor-ma suprema igual que una CONSTITUCIÓN POLÍTI-CA actual, intangible para los pueblos ancestrales, que consistía en AMA SHUA, AMA LLULLA, AMA KILLA, AMA ISHKAY YUYAY, No ser ladrón, no ser mentiro-so, no ser perezoso y no ser desleal, cuatro palabras que aglutina todo un universo de principios que debe regir un sistema de vida social, cultural, económico, político, jurídico, administrativo, etc., etc., etc., englobada en una cuadratura cosmológica.

Hay mucho material en este campo, no obstante, sólo pue-do dejarlo mencionado en el contexto del presente trabajo, porque es otro el objetivo que nos mueve. Pero en esta parte, vienen muy a tono las palabras del impulsor de la cultura nacional, don Benjamín Carrión:

“No hagamos del CUENTO DE LA PATRIA (el autor lo pone con mayúscula), de la historia de la Patria, algo infecundo y duro,

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ensangrentado de batallas y de luchas fraternas. Tratemos de crear La suave Patria, según la expresión del poeta mexicano por excelencia, Ramón López Velarde. Patria, que como la madre, despierte y avive el amor de sus hijos, la ternura, el anhelo fer-viente de servirla, de honrarla, de engrandecerla. Que el cuen-to de la Patria, despierte el interés de los niños. Que pueda ser contado por las abuelitas para arrullar el sueño de los nietos. No la Patria terrible, vindicativa, altanera. En cambio, sí la Patria segura de sí misma, llena de noble altivez, fortalecida con su his-toria limpia.” 43

EL PROCESO DE CONQUISTA Y COLONIZACIÓN.

Este sí, es un asunto sobre el que se nos enseña con lujo de detalles; y como se supone bien conocido sólo nos limitare-mos a esbozar pequeños datos y localizaciones.

Sabemos que se inicia la conquista con la llegada de Cris-tóbal Colón a la Isla de Guanahaní, en Las Antillas, el 12 de Octubre de 1.492. Pero no supo que había llegado a otro continente: ironía del “descubrimiento”.

Sólo en 1.510 se fortalecieron las sospechas de que las tie-rras “descubiertas” no pertenecían al continente africano; sospecha que se profundizó cuando Blasco Núñez de Bal-boa cruzó el Darién, en 1.513 y “descubrió” otro “mar”, el de las aguas pacífi cas. Magallanes cruzó el estrecho que hoy lleva su nombre sólo en 1.522. En fecha posterior a los españoles llegaron los portugueses, los ingleses, los fran-ceses y los denominados Países Bajos: Holanda, Bélgica y Luxemburgo.

Las mayores extensiones del continente americano fueron

43 (30) CARRION, Benjamín, El cuento de la patria, Eds. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1.967, p. 20.

conquistadas por España, excepto de las tierras de Brasil que entregó a los Portugueses, por el Tratado de Tordecillas (1.494), y a pesar de que dichas tierras ya fueron exploradas por los españoles Alberto Yánez Pinzón y Diego de López, se permitió la colonización de Portugal a partir de 1.500 en que llegó Pedro Álvarez Cabral.

Se inició la colonización del continente; toda Sudamérica, excepto las tierras de los Araucanos luego de que Cortez conquistó México en 1.521; y Pizarro que logró capturar el Cuzco en 1.536. Quito fue “fundada” en 1.534. La actual Norteamérica también fue explorada y conquistada inicial-mente por los españoles; así, Vasco Túnez de Balboa explo-ró las tierras de Río Grande y Río Negro, donde estableció misiones religiosas entre 1.511 y 1.512; Francisco de Garay se internó en La Florida, en 1.518; Álvarez de Pineda explo-ró el Mississipi en 1.519; Ponce de León conquistó La Flori-da en 1.521; Esteban Gómez exploró desde la Florida hasta el Labrador, descubriendo las desembocaduras de los ríos Connecticut, Hudson y Delaware en 1.525; y entre 1.529 a 1.536 Alvar Núñez Cabeza de Vaca, recorrió 3.500 kilóme-tros desde la Florida hasta el golfo de California.

Posteriormente, en 1.606, llegaron los franceses e ingleses para fundar conjuntamente la colonia de Quebec; otros In-gleses se instalaron en Jamestown, lo que hoy es Virginia, en 1.607; los últimos en llegar fueron los holandeses que se adentraron en el Río Hudson y en 1.609 fundaron la actual Albany; la famosa llegada de los “peregrinos ingleses del Mayfl ower” se produjo en 1.620, quienes fundaron las trece colonias que luego serían los Estados Unidos.

Este es, en síntesis el proceso general de conquista y colo-nización.

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LA DESTRUCCIÓN DEL PROCESO EVOLUTIVO NATURAL Y AUTÓNOMO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS CONQUISTADAS.

BASE SOCIO-ECONÓMICA DEL CONTINENTE CONQUISTADOR.

EL CARACTER MERCANTILISTA DE LA ECONOMÍA DE LOS COLONIZADORES.

Mientras España había adquirido la mencionada “indepen-dencia” de la dominación mora-judeo-musulmana, y daba pasos certeros hacia la consolidación del sistema feudal en su territorio, en el siglo XVII el resto del continente europeo vivía el auge del mercantilismo.

“... los Estados se esforzaron por acumular metales preciosos, sím-bolo y base de la potencia económica y de la riqueza nacional. Algunos estados extendieron sus dominios coloniales y fueron a las nuevas tierras en busca de los metales preciosos indispensables para la supervivencia y el fortalecimiento de la soberanía.

“Los pensadores económicos de este período, que se extiende desde el siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVIII, creyeron que las grandes reservas de metales preciosos constituían la propia expresión de la riqueza nacional. Los Estados que dominaban las nuevas tierras conquistadas como Portugal y España debían movilizar las colonias en el sentido que ellas les suministraran las mayores cantidades posibles de oro y plata. Los principales pensadores económicos de la Península Ibérica en los siglos XVI y XVII recomendaron la conservación de los metales extraídos de las nuevas colonias y advertían que las balanzas comerciales de España y de Portugal debían permanecer siempre favorables para que los Estados, con los cuales comerciaban, no les cobraran en lingotes de oro y plata los eventuales défi cits resultantes de las transacciones internacionales.

“Esas ideas constituyeron no sólo en Portugal y en España, sino también en Holanda, Francia, Inglaterra, Alemania y Australia, el foco central del pensamiento económico desarrollado durante los siglos XVI y XVII y en la primera mitad del siglo XVIII. Du-rante ese período, el comercio internacional se convirtió en uno de los instrumentos más poderosos de la política económica. Los Estados ambicionaban el poder y, cuando no conseguían metales preciosos, debían recurrir al comercio como medio para acumu-larlos: el exceso de las exportaciones sobre las importaciones debía ser recibido no en mercancía, sino en lingotes de oro y plata.

A esas prácticas económicas se les da el nombre genérico de mer-cantilismo” 44

Debemos disculparnos por la cita un tanto larga, pero era menester que un autor de la categoría internacional de Ros-seti, nos ubicara en el espacio histórico-económico. Ello nos releva de cualquier otra explicación.

EL CARÁCTER EMPRESARIAL-MERCANTILISTA DE LA COLONIZACIÓN AMERICANA.

El sentido de la conquista española tiene ribetes menos ro-mánticos o patrióticos de lo que puede parecer. El mercan-tilismo como doctrina económica imperante, la estructura socioeconómica de las metrópolis y la concepción ideológi-ca de la época determinaba que el proteccionismo mercan-tilista imbuyera de un sentido pragmático a los conquista-dores, antes que ningún sentimiento “patriótico”.

Efectivamente, desde Cristóbal Colón, quien fuera el descu-bridor de estos territorios para la explotación del llamado viejo continente, se fi rma un contrato muy objetivo y prácti-co con la corona española; son las llamadas capitulaciones,

44 ROSSETI, José Paschoal, Introducción a la economía, enfoque latinoameri-cano, Séptima Edición, Ed. Harla, México, 1.985, p. 56.

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por las que el aventurero emprendedor del viaje para ex-traer los tesoros de los territorios por “descubrirse”, debía entregar un rédito y benefi cio patrimonial a sus “auspicia-dores” si la empresa culminaba con éxito. Así de sencillo, o para decirlo en lengua inglesa, la del comercio mundial de hoy día: “Bussines are Bussines”.

El objetivo fundamental, por consiguiente, es obtener utili-dades, rendimiento, ganancia...

Ergo, una vez descubierto el nuevo mundo y articuladas sistemáticamente las múltiples leyendas de “El Dorado”, las condiciones estaban creadas para que se multipliquen las empresas destinadas a la exacción de los muy ansiados metales preciosos. ¡Así de simple!, sin romances, sin en-sueños ideo-místicos e incluso, sin señales de la cruz. Esta juega otro papel, como socia activa del saqueo, la expolia-ción y la muerte.

“Conquista y coloniaje, son empresas feudales, de carácter eco-nómico. Los descubridores y conquistadores, antes de emprender una empresa, fi rman las llamadas capitulaciones (subrayado por el autor) con los Reyes de España. Y esto desde un principio. ‘Cuando Cristóbal Colón se embarca... -dice Ots Capdequí en su libro ESPAÑA EN AMÉRICA- es un particular asociado a la Corona y provisto de su correspondiente capitulación, en la cual se estipulan los benefi cios que la empresa ha de reportar, si se rea-liza con éxito, a cada una de las partes’. Y otro tanto Francisco Pizarro, cuyos tenientes conquistan nuestro suelo. No hay méto-dos ni medios que se omitan con tal de cumplir las cláusulas del contrato y obtener los consiguientes benefi cios. La sed de oro y plata es insaciable... 45

45 ALBORNOZ, Oswaldo, Historia de la acción clerical en el Ecuador, Ed. So-litierra, Quito, s/f., p. 7.

EL CHOQUE DE DOS PROCESOS HISTÓRICO-EVOLUTIVOS DIFERENTES.

En el Capítulo Primero quedó explicada, hasta la saciedad el carácter histórico y socioeconómico del desarrollo evo-lutivo de los pueblos y sociedades americanas. Los más desarrollados se encontraban en el estadio medio de la bar-barie. Se dice que llevaban alguna ventaja en su desarrollo cultural, científi co, tecnológico, jurídico y de otros órdenes.

Para comenzar, diremos que los pueblos europeos, España entre ellos, ya conocían la estructura socioeconómica del Estado. Entre esos pueblos, por consiguiente, ya existían los sistemas de dominación y explotación de una clase so-cial sobre otra.

Como vimos, la formación de los estados en las sociedades humanas, permite y exige a los hombres, el crear una super-estructura conformada por una serie de instituciones ideo-lógico-fi losófi cas, educativas, culturales, jurídicas, cuerpos de represión armada, cárceles, sistemas de exacción del tra-bajo de los sometidos, etc.

Las sociedades americanas vivían regímenes de comuni-dad. No conocían aún los mecanismos de explotación de unos sobre otros. Sus sistemas de obtención de los recursos y medios de subsistencia eran comunitarios. No existió la esclavitud en las sociedades americanas. Esto signifi ca que aún no existían clases sociales en el estricto sentido econó-mico ni antropológico-social.

Los estratos que comenzaban a aparecer y los supuestos li-derazgos endogámicos de gobierno, no se cumplían, en los términos de una “aristocracia” como han pretendido hacer-los aparecer o narrarlo los historiógrafos ofi ciales, desco-nocedores de las nuevas ciencias sociales, como las inves-tigaciones de Morgan que han servido de base al presente

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trabajo, y que han sido probadas a lo largo de un siglo y me-dio de profundización experimental. Dichos estratos, ape-nas conformaban un grupo de dirección, con cierto matiz de autoridad religiosa, un tanto más profundizada que la que tenía el kuraka o el Shamán (una especie de sacerdote) de cada grupo étnico. Era, por así decirlo, un portavoz de un Dios más universal PACHAKAMAK, el Dios Sol como su representante.

CARRIÓN, Benjamín, Op. Cit., p. 105.

Pero, el Inca, en nada se le parece al pater familias de la república romana, quien sí era un Emperador, cacique, sa-cerdote, juez, “legislador” y propietario absoluto de todos sus territorios y de cuanto existía en ellos: esclavos, hijos, esclavas, concubinas, mujer casada en justas nupcias, etc., etc., etc.. El pater familias romano podía matar, torturar, vender o regalar a sus hijos si a bien tenía en gana; o podía entregarlos como esclavos, como garantía de sus créditos, tenía las facultades omnímodas de uso, goce y disposición.

Para confi rmar nuestro aserto veamos quién era este pater familias en el derecho romano. Como este vocablo ya tiene una signifi cación eminentemente jurídica, debemos recu-rrir a un diccionario de la materia. El de Guillermo Caba-nellas nos enseña:

“ “PATER FAMILIAS”. Loc. Lat., Padre de familia, en tanto que progenitor y, más aún, como Jefe de la Institución familiar romana. Es también correcta la escritura unifi cada Paterfamilias.

“1. DEFINICIÓN. Acerca de las potestades del paterfamilias ro-mano -que Gayo consideraba de fi sonomía jurídica Única en el mundo, verdadero jefe doméstico absoluto, en que el hogar, todos los de él dependientes y todos sus bienes, constituían un minús-culo Estado, Ulpiano expresa que es aquel que tiene dominio en su casa, aunque no tenga hijos; pues con tal palabra no se designa

solamente a la persona, mas también su derecho. De ahí que cu-piere denominar “paterfamilias” al pupilo...

“2. CARÁCTER. El Jefe de Familia romana era al mismo tiempo el propietario, el juez y el sacerdote de su familia o de los suyos. Como monarca en un mundo privado, ostenta el triple poder: La dominicas potestas, sobre todas las cosas e él y de los suyos, que no poseían patrimonio independiente; la patria potestas, autori-dad sobre los hijos y demás personas dependientes de él, como las nueras los hijos y los esclavos, con facultad incluso de privarles la vida; y la “manus” o la potestad sobre su mujer, cuando hubiere contraído con ella justas nupcias.

“3. INFLUJO SOCIAL. Goodsell dice que la fuerte unidad de la familia romana se preservó durante siglos porque el paterfamilias estaba investido de todos los derechos religiosos, como sacerdote del culto de sus antepasados; de todos los derechos legales, como única persona de la familia reconocida por el Derecho Romano; y de todos los derechos económicos, muebles e inmuebles...

“4. DISEÑO JURÍDICO. Resumiendo conceptos de E. Petit, la condición de paterfamilias exigía ser ciudadano sui juris, a lo que se unían la autoridad paterna la “manus” y el “mancipium”...

“Con respecto a las personas, la potestad paterna, erigiendo al jefe de la familia en Magistrado doméstico, no conocía límites. Podía así dar arbitrariamente muerte a los que dependieran de él, en virtud del denominado “jus vitae et necis”...

“Podía el paterfamilias vender al hijo, que equivalía a sujetarlo a la potestad de otro, en un estado de esclavitud temporal

“Finalmente, el paterfamilias podía abandonar a sus hijos. Cons-tantino estableció que el hijo abandonado pasara a la potestad de quien lo acogiera, como hijo o como esclavo...”

He ahí, el contenido ideológico y jurídico-conceptual que se magnifi ca. Frente a este brutal personaje que puede ser

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PATER FAMILIAS sin tener hijos ni familia, se prosterna la civilización actual y el derecho moderno; pero a un señor, como era el Inca, representante del Sol, que no era capaz de vender a sus hijos ni de matarlos, que tenía legítima esposa y descendencia HUMANA, con la prodigalidad y el cariño debidos a los seres racionales y a los hijos de familia, al Inca lo motejamos de “salvaje” (¡¡¡HORROR!!! ... ¡¡¡HORROR Y CRASA IGNORANCIA!!!).

Esta es la escala de valores en que se cimenta, servilmente nuestra civilización y nuestro sentimiento de nacionalidad, renegando los valores humanos y humanitarios que si tu-vieron nuestros pueblos indígenas originarios preincaicos, la gran civilización andina, nuestros ayllus, nuestros ances-tros.

Y claro, fue roto el proceso de humanización de las civiliza-ciones e imperios americanos, para imponer la cultura del sometimiento y del salvajismo, ese sí: SALVAJISMO. ¡¡¡Sal-vajismo no fue el que encontraron los civilizadores, sino el que impusieron a sangre y fuego... EN NOMBRE DE LA CRUZ!!!.

LOS SISTEMAS DE IMPOSICIÓN IDEO-DOCTRINARIOS; Y LA REPRESIÓN CONTRA TODA FORMA DE EXPRESIÓN NACIONAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS.

UN PROBLEMA ANGULAR DE CONCEPCIÓN.

En primer y eminente lugar hay que comenzar señalando el hecho de que para el dogma católico, apostólico y romano, jamás se tuvo noticia de que su dios hubiese creado otro tipo de hombres en ninguna otra parte del universo...

¡Ergo, los “salvajes” con fi guras humanas encontrados en este otro lado del mundo... NO ERAN HOMBRES! ...

Y “scripsis est scripsis” (lo escrito, escrito está). Esto era in-

controvertible a la luz de las escrituras, por eso Fray Tomás Ortiz, entre otros, afi rma:

“... nunca creó dios a gente más cocida en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad o policía (sic!)46

Este era el primer punto a dilucidarse. Y para tal efecto, hasta hubo de reunirse un concilio de la iglesia católica a fi n de establecer y determinar si los indígenas americanos eran seres humanos o no:

“... se llegó a sostener muy doctamente que los aborígenes de Amé-rica no eran hombres, sino como se dijo entonces bruta animalia. El debate histórico que se celebró en Valladolid, entre el doctor por Salamanca Fray Juan Ginés de Sepúlveda y Fray Bartolomé de las Casas, apasionó a todos los doctos teólogos de España... Parece que los informes, los alegatos y los sacrifi cios del padre Las Casas, llegaron a persuadir a Carlos V,... “47

Una vez persuadidos, de esta razón, entonces sí tenía sen-tido “salvar las almas” de los indígenas, indoctrinarlos, alienarlos, aculturizarlos bajo el imperio de su religión; sin imaginarse que los pueblos originarios de Abya Yala, (hoy América), siempre son espirituales, vinculados con el PA-CHACAMAK, es decir con el Dios del universo, a lo que hoy se le ha dado diferentes nombres y denominaciones, como Yavé, Jehová, Alá, etc. etc.

Pero en la determinación señalada pesaron más que la ra-zón pura y las iluminaciones del “espíritu santo”, porque, como repetimos, las “sagradas escrituras” nada dicen al respecto; antes que las razones primaron los intereses ma-teriales y la ambición.

46 ZABALA, Silvio, La colonización española en América, citado por ALBORNOZ, Oswaldo, Op. Cit., p. 10.

47 CARRION, Benjamín, Op. Cit., p. 105.

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Efectivamente, la iglesia denominada católica, apostólica y romana, se veía asediada en su más grave crisis de poder, de control político y de la riqueza que había ostentado con mucha pompa, desde la decadencia del imperio romano hasta comienzos del Siglo XI en que se produce su primer gran cisma; y luego desde comienzos del Siglo XVI.

Y es que en el año 1.054, los denominados “ORTODOXOS” se separan del control y autoridad del papa y constituyen su propia estructura bajo una autoridad distinta; esto sig-nifi caba, para los católicos romanos, la pérdida de todo su imperio en Europa oriental, desde Grecia hasta la Siberia.

Luego, a partir de 1.505 y hasta 1.517, el monje Agustino, Martín Lutero, se enfrentó a la autoridad del papa León X, y provoca el Movimiento denominado La Reforma, por el que se abdican una serie de dogmas romanos como las ventas de bulas e indulgencias. Por este movimiento la iglesia romana perdía su autoridad e infl uencia en todos los territorios de Prusia, Alta y Baja Renania, Austria, Alemania, etc.

Casi simultáneamente a Lutero, Juan Calvino proclama su Reforma, y desconoce a la autoridad papal en los territorios de Suiza, Francia y los Países Bajos. Llega, incluso, a crear en Ginebra una república Protestante.

Calvino asigna un contenido “democrático” a sus doctrinas religiosas y a la autoridad terrenal de ella, suprime las ce-remonias por impertinentes e inicuas ante los ojos de dios, niega absolutamente la tradición como fuente de la fe reli-giosa, niega la existencia de los denominados “sacramen-tales” (el pan bendito, el agua bendita, los ceremoniales con estos adminículos), niega la existencia de la “eucaris-tía” como sacramento y la consubstanciación del “cuerpo de Cristo” en las hostias, rito al que lo califi ca de teofagía, niega los dogmas de la predestinación, y reduce los deno-minados sacramentos al bautismo y a la cena. (La cena no

es sinónimo de la “comunión” con hostias) Esto ocurrió a partir de 1.526.

Luego, entre los más grandes movimientos anti-papales y contra la autoridad romana de la iglesia, se cuentan los mo-vimientos Anglicano y Presbiteriano, que desconocieron la autoridad de los papas, en Inglaterra, Irlanda, Islandia y sectores aledaños. Sus formulaciones y liturgias son simi-lares a las de Calvino, fue preparada por Cranmer en un enunciado de 39 artículos, allá por 1.549.

Con cuanto acabamos de describir, signifi caba que la deno-minada iglesia católica, apostólica y romana quedaba redu-cida a su mínima expresión, y apenas contaba con reductos incondicionales como los Reyes de Castilla, en España.

La desesperación y embestida de la autoridad papal era tan brutal e inescrupulosa que no se paró de pelos, aprensio-nes ni miramientos para el 24 de Agosto de 1.571, perpetrar la más sanguinaria matanza que recuerda la historia, en contra de los Calvinistas franceses, corresponde a la fecha, tristemente célebre, conocida en la historia como la noche de San Bartolomé, cuando se mató a toda la población de varias regiones de Francia, sin respetar a los ancianos ni a los niños. Todos debían morir porque eran “herejes” y los niños: ... Porque eran “herejitos”.

Toda estos elementos: agresividad, brutalidad, ceguera, in-sensatez, fundamentalismo, obcecación, fanatismo, aniqui-lamiento, etc., ponían en las autoridades eclesiales y en sus súbditos, una carga de animosidad ideológica; veían demo-nios, apóstatas y herejes, en toda manifestación que no se ciñera a los dogmas papales. Y esta animosidad fue descar-gada, con saña, en contra de los “no humanos” indígenas americanos.

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ENTRE LOS PROBLEMAS CONCEPTUALES Y EL PRAGMATISMO.

La conquista y colonización de vastos territorios como los americanos era, indiscutiblemente, la oportunidad para que la iglesia romana recuperara su poderío e infl uencia; y al mismo tiempo obtuviera la parte del cuantioso botín que prometían los nuevos territorios.

“A la oportunidad la pintan calva” dice nuestro pueblo. ¡No había por qué pararse en mientes! Era imprescindible asociarse para la conquista y al saqueo.

Entonces, resuelto el problema de la humanidad de los in-dios, era más redituable y conveniente, porque si no eran humanos, signifi caba que no tenían alma; y si no tenían alma, no había la substancia para “salvarla” y enviarla a los cielos. Por tanto, se debía convenir en que los indios tenían alma, esto era lo práctico, lo provechoso, lo redituable, lo útil, lo pertinente a la ocasión.

En una forma así de simple se solucionó el “gran problema teologal”.

3.3.3. EL JUSTIFICATIVO TEOLÓGICO-CONCEPTUAL DE LA EXACCIÓN.

En Libro del catedrático y teólogo, Alonso de la Veracruz, aprobado por los “sensores de la santa inquisición”, en San Martín de Madrid, priorato de la Orden de San Benito, por mandato del Consejo Real de Su Majestad; y cuya impre-sión se ordenó el 12 de Octubre de 1.562, se puede leer:

“... el invictísimo emperador Carlos V, tu padre (quien, aún muer-to, parece que vive y reina), único y legítimo sucesor suyo, herede-ro singular de todas las virtudes, más que los reinos y dominios, felizmente llevó a cabo tan fi el delegación, sin escatimar gastos, enviando en primer lugar apóstoles de la Orden de Menores, des-

pués Predicadores para aumentar el número y fi nalmente de la familia Agustiniana, eligiendo varones, dignos abanderados de la fe, con destino de convertir a los indios. ....

Y aquellos prefectos y primitivos líderes... pisotearon como estiér-col el oro, la plata y las demás cosas preciosas; a saber: nada de estipendio para los ministros, nada de diezmos, que si bien, son aceptados por los cristianos antiguos, suelen conturbar a los biso-ños de la fe. ....

Conviene que ya que una multitud de súbditos indígenas paga tributo bien sea a ti, o a los españoles, en tu nombre,... Los nativos juzgan haber hecho lo sufi ciente y piensan estar libres de la carga de los diezmos por ahora, ya que proveen de lo necesario a los mi-nistros evangélicos y ayudan en la construcción y ornato de las iglesias, y es precisamente en la provisión de tales cosas donde se justifi ca el derecho de los Diezmos. ...

“... De Jacob, nieto de Abraham, se lee que dio diezmos, como consta en el Génesis, 28, 22, y que los ofreció en acción de gracias al Señor. Pero esto no hubiera sido así, si para entonces no estu-vieran ya instituidos, luego antes de la ley escrita, existieron los diezmos.

“Los diezmos fueron instituidos para la debida sustentación y manutención de los ministros de dios. Ahora bien, antes de toda ley escrita, por la ley natural, siempre fueron los ministros de dios y los sacerdotes quienes ofrecían los sacrifi cios, como consta por la misma escritura, aun más, todos los primogénitos también eran sacerdotes, como opinan algunos, luego se sigue que el diezmo fue anterior a toda ley escrita. ..” 48

Por intermedio de este sistema de tributación se garanti-zó la coparticipación en las exacciones a los indígenas; y la obligatoriedad para que de todos los tesoros y riquezas ex-

48 DE LA CRUZ, Alonso, Sobre los diezmos, Reeditada en México, por Organi-zación de Agustinos de Latinoamérica, México, 1.994, ps. 17, 18, 19 y 31.

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traídos de las colonias americanas, aparte del Quinto Real impuesto para la corona española, todos tributaran los fa-mosos “Diezmos” para la iglesia, y además, por sacramen-to, entreguen las “primicias”.

“Las dos castas invasoras del Reino de Quito, (se refi ere al autor a los españoles en general y a los curas en particular) consiguieron de su Rey que los tributos paguen los varones comprendidos entre los 18 y 50 años de edad.

Para notifi car la cantidad y la calidad del tributo de cada parciali-dad, se verifi caba la visita, el empadronamiento, la reserva de los no aptos para tributar; se observaban las posibilidades económi-cas de la población y, de conformidad con éstas, el Juez Visitador resolvía la tasa o tributo individual. (subrayado por el autor)49

“Como si lo hasta aquí enumerado hubiera constituido pequeño tributo indígena para las arcas insaciables del Rey y de sus vasa-llos parásitos; el miserable indio soportaba otro nuevo y escanda-loso impuesto: era el de los diezmos (subrayado por el autor)

“Con fecha 26 de Agosto de 1.536 (dos años después de la in-vasión), el cabildo de Quito impuso a los naturales la paga de diezmos en potros y potrancas, valorados en diez pesos oro, y en lo demás de cada diez uno... y de ‘todas las demás cosas que sembrare y coxere e se aprovecharen las mitas de los indios e otras personas’. ...

“En cuanto al indio, además de los impuestos enumerados, éste del diezmo remataba su insolvencia económica. Nótese la infernal iniciativa de los explotadores para obtener grandes entradas, en dinero y productos por concepto de diezmos.” 50

Este fue el sistema de coparticipación exploliadora; y el cómo la iglesia romana recuperó su poderío y dominación

49 PEREZ, Aquiles R., Las mitas en la Real Audiencia de Quito, s/ref. , Quito, 1.948, p. 32.

50 Ibidem, p. 40.

del mundo “occidental y cristiano”. ¡¡¡Poderoso caballero es don dinero!!!.

ESQUEMA GENERAL DE LA IMPOSICIÓN IDEOLÓGICA.

Volvemos a ratifi car que los sistemas de dominación feu-dal vigentes en las metrópolis; y los requerimientos de acu-mulación de metales preciosos en los que se valoraba, por entonces, la riqueza de las naciones, determinaba el sistema de superestructura productiva, ideológica, cultural, religio-sa y jurídica.

Entonces lo que los españoles hacen es trasplantar, sin be-nefi cio de inventario, sus sistemas de opresión, eliminando todo vestigio de supervivencia cultural autóctona y toda expresión idiomática, religiosa, conductual de los indios la-tinoamericanos.

“No faltaban las justifi caciones ideológicas. La sangría del Nue-vo Mundo se convertía en un acto de caridad o una razón de fe. Junto con la culpa nació todo un sistema de coartadas para las conciencias culpables. Se transformaba a los indios en bestias de carga, porque resistían un peso mayor que el que soportaba el débil lomo de la llama, y de paso se comprobaba que, en efecto, los indios eran bestias de carga. Un Virrey de México consideraba que no había mejor remedio que el trabajo en las minas para curar la “<maldad natural>” de los indígenas. Juan Ginés de Sepúl-veda, el humanista, sostenía que los indios merecían el trato que recibían porque sus pecados e idolatrías constituían una ofensa contra dios.

El Conde de Buffon, afi rmaba que no se registraba en los indios, animales frígidos y débiles, <ninguna actividad de alma>. El abate De Paw, inventaba una América donde los indios degene-rados alternaban con perros que no sabían ladrar, vacas incomes-tibles y camellos impotentes. La América de Voltaire, habitada por indios perezosos y estúpidos, tenía cerdos con el ombligo a la

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espalda y leones calvos y cobardes. Bacon, De Maistre, Montes-quieau, Hume y Bodin, se negaron a reconocer como semejantes a los <hombres degradados> del Nuevo Mundo. Hegel, habló de impotencia física y espiritual de América y dijo que los indígenas habían perecido al soplo de Europa.” 51

“En el siglo XVII, el padre Gregorio García, sostenía que los indios eran de ascendencia judía, porque al igual que los judíos <son perezosos, no creen en los milagros de Jesucristo y no es-tán agradecidos a los españoles por todo el bien que les han he-cho>... eran numerosos los teólogos y pensadores que no habían quedado convencidos por la Bula del Papa Paulo III, emitida en 1.537, que había declarado a los indios <verdaderos hombres>. El padre Bartolomé de Las Casas agitaba la corte española con sus denuncias contra la crueldad de los conquistadores de América: en 1.557, un miembro del Consejo Real respondió que los indios estaban demasiado bajos en la escala de la humanidad para ser capaces de recibir la fe” 52

Fue así como a sangre y fuego se rompieron las civiliza-ciones originarias de América, se destruyó su escritura, su idioma, su arquitectura, su arte escultórico, su industria, su ciencia, su idioma, su idiosincrasia, su ethos de pueblo, su conducta colectiva, su sistema de producción, su solidari-dad comunitaria; y, principalmente, se atacó a sus dioses con salvajismo y brutalidad. Y ya que hasta esta parte, dos autores citados: Antonello Gerbi y Benjamín Carrión se han referido al Padre Ginés de Sepúlveda, bien vale que consig-nemos propias expresiones de éste:

51 GERBI, Antonello, La disputa del Nuevo Mundo, citado por GALEANO, Eduardo, en Las venas abiertas de América Latina, 60ma. Edición, Ed. Siglo XXI, Bogotá, 1.990, p. 63.

52 HENKE, Lewis, Estudios sobre fray Bartolomé de Las casas y sobre la lucha por la justicia en la conquista española de América, Citado por GALEANO, Eduardo, Ibidem, p. 64.

“A estos bárbaros (los indios de América) violadores de la natu-raleza, blasfemos e idólatras, sostengo que no sólo se les puede invitar, sino también compeler para que recibiendo el imperio de los cristianos oigan a los apóstoles que les anuncian el evangelio. Y además, por el privilegio del Pontífi ce Máximo se ha conseguido el imperio que de éstos bárbaros pertenezca legítimamente a los españoles”. 53

Fue entonces cómo la institución fundamental a través de la cual se impone la más cruel dominación no es precisamente la encomienda, a pesar de la inhumana ferocidad de ésta. El sistema de expoliación a los pueblos indígenas es la Mita.

La mita de las minas, la mita de construcciones, la mita de “telares”, la mita de molinos, la mita de obrajes, la mita de servicio público, la mita de obras transitables, la mita de comunicaciones, la mita de tambos y cargas, la mita de los trapiches, la mita de forraje y leña, la mita de servicios per-sonales, etc.

LA INDEPENDENCIA Y EL ESTADO NACIONAL.

LOS SISTEMAS COLONIALES DE DOMINACIÓN Y DE GOBIERNO.

EL POR QUE Y COMO DE LAS BATALLAS DE “INDE-PENDENCIA”.

Resumamos un tanto el vasto material bibliográfi co exis-tente sobre esta materia. Y comencemos manifestando que en la “Advertencia Preliminar” de su Obra Lucha Política y Origen del los Partidos en el Ecuador, el Dr. Enrique Ayala Mora, comienza diciendo:

“El diez de Agosto de 1.809, los marqueses tomaron por asalto la historia nacional. Desde entonces, no sólo fueron sus protago-

53 Citado por JARAMILLO ALVARADO, Pío, en Prólogo a la obra de Aquiles R. Pérez, Las mitas en la Real Audiencia de Quito, s/ref. , Quito, 1.948, p. 13.

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nistas, sino que impusieron su heroica visión de los hechos como única verdad. Aun luego del triunfo de la Alfarada y del traspaso del poder estatal a manos burguesas, los estudios históricos en el Ecuador han sido patrimonio exclusivo de los ideólogos terrate-nientes tradicionales. Mientras en otros campos de la cultura, desde hace ya varias décadas, las fracciones dominantes moder-nas, los grupos medios, e incluso ciertos sectores populares, han hallado vehículos de expresión ideológica; el estudio e interpre-tación de la vida pasada de nuestro país, han sido relegados a los cenáculos atestados de los dueños y usufructuarios del pasado. 54

Y es que para el tiempo de la denominada independencia, se había creado al interior de las colonias americanas, bajo el régimen de la hacienda feudal “clásica”, un robusto grupo de terratenientes criollos, como núcleo de clase dominante dispuesta a adueñarse de los benefi cios que, para entonces, eran remesados a la corona española.

La pretensión de los dirigentes “independentistas” era, por consiguiente, no lograr la libertad e independencia del pue-blo como se suele endilgarnos y como nos hemos acostum-brado a creerlo, sino a recibir ellos, personalmente y como grupo social, los benefi cios que acarrea el ser usufructuario directo del poder del Estado.

Ese núcleo terrateniente, con poderes sufi cientes de domi-nación al interior de las colonias americanas, pues, querían ser los benefi ciarios directos de los réditos que producía el control del poder estatal. Ese era su objetivo, y para ello re-querían romper los vínculos políticos y económicos con Es-paña. Esto debe quedar clara y perfectamente comprendido.

Las guerras de independencia no son guerras en las que participe el pueblo. Estas “guerras libertarias” tienen más el

54 AYALA MORA, Enrique, Lucha Política y Origen del los Partidos en el Ecua-dor, 2da, edición, Ed. Corporación Editora Nacional, Quito, 1.982, p. 1.

carácter de una empresa en la que se juegan intereses, de los monopolios ubicados en los centros imperiales de Europa y de los terratenientes criollos dispuestos a sacar la mejor tajada económica, social y política de esta situación.

Es más, en medio de las conjuraciones independentistas, cuando el auténtico pueblo intentó tomar su propia vía de liberación fue reprimido, por los propios criollos líderes de la “independencia”.

Veamos un poco la situación socio-política que se vivía en las colonias de lo que hoy es nuestro país, a fi nes del Siglo XVIII y albores del XIX:

“INDEPENDENCIA VS. LIBERACIÓN NACIONAL.

“Muchos otros ejemplos existentes contribuyen a demostrar que el momento de la independencia estuvo preñado de luchas y confl ictos sociales, que la historiografía tradicional escamotea voluntariamente. Hay más, creemos que fueron precisamente esos confl ictos -que afl oraban en un momento crítico del orden colonial- la causa de buena parte del patriotismo emancipador de nuestros próceres. La ascendente lucha de clases dada en la segunda mitad del siglo XVIII y la primera década del siglo XIX, no sólo muestra la inexistencia de la tal “paz colonial”, sino que, en su momento, amenazaba destruir la totalidad del sistema de dominación generado por la conquista española.

“En la real audiencia de Quito esa lucha de clase tuvo una inten-sidad sorprendente. Los alzamientos indígenas se sucedieron con tal frecuencia que dan la idea de una insurgencia campesina ge-neralizada, de manifestación intermitente. Bástenos citar, por su importancia, los movimientos de: Patate (1.770), Píllaro (1.770), Guano (1.776), Imbabura (1.777), Guano (1.778), Guamote (1.779), Pelileo y Quisapincha (1.780), Alausí (1.781) Colum-be y Guamote (1.790), Cayambe (1.791), Riobamba y Pungalá (1.794), Riobamba (1.797), Guamote y Columbe (1.799), Píllaro

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(1.800), Guamote y Columbe (1.803).

“A la insurgencia indígena se sumó, desde fi nes del siglo die-ciocho, la rebelión de la negritud. Estimulados por el victorioso ejemplo de similares haitianos, los esclavos de las colonias españo-las del caribe y el Norte de Sudamérica se rebelaron frecuentemen-te contra la esclavitud. A la tradicional fuga de las plantaciones se sumó ahora una renovada hostilidad de los palenques contra las poblaciones coloniales. También estallaron levantamientos de esclavos, entre ellos el de Coro (Venezuela) en 1.795, y los de Micay, Tumaco, Iscuandé y Barbacos (Nueva Granada y Real Au-diencia de Quito) entre 1.809 y 1.811.

“Ante tan explosiva situación, que amenazaba destruir por sus bases el sistema oligárquico formado en la Colonia, los terrate-nientes criollos -primer ‘poder real’ de la época- reaccionaron desatando una feroz represión. Los “juntistas” de Popayán some-tieron a sangre y fuego a los esclavos sublevados. Curiosamente, la represión a los indígenas de Guamote (1.803) fue encabezada por Xavier Montúfar, hijo del futuro Presidente de la Junta Sobe-rana de Quito (el Marqués de Selva Alegre) y por Manuel Ponce de Guerrero (Conde de Selva Florida), Segundo Presidente de esa misma Junta.” 55

Esta cita un poco larga nos permite fi jar el contexto de clase y los intereses específi cos que perseguían los grupos socia-les con sus objetivos independentistas.

Los Terratenientes criollos buscaban, desplazar a la corona española para ser ellos los benefi ciarios y usufructuarios di-rectos del poder de los nuevos Estados a formarse.

Las clases populares, los indígenas y los negros esclavos, buscaban otra LIBERTAD; ¡una libertad en el estricto sen-tido de la palabra!, libertad para su trabajo, libertad para

55 NUÑEZ, Jorge, El mito de la independencia, Editado por la Facultad de Ar-quitectura de la Universidad Central. Quito, 1.976, ps. 5 y 6.

su organización productiva, libertad para su pleno ejercicio comunitario, libertad para expresarse en su propio idioma, liberación del yugo feudal, libertad contra la explotación de que eran víctimas, liberación de las encomiendas, libe-ración de todas las formas de explotación mitaya, libertad para no ser obligados a tributar, libertad para no pagar los diezmos y primicias, libertad para no ser obligados a los priostazgos, libertad para autodeterminarse como pueblos, libertad para ejercer sus plenas facultades de seres huma-nos. ¡Libertad! ... Libertad auténtica y real y no un simple eufemismo que esconda los nuevos mecanismos de explo-tación y a los nuevos usufructuarios del Poder.

Pero esta última libertad no les convenía a los nuevos amos, de los nuevos Estados “Independientes”.

Ellos abogaban por otra libertad, libertad de opresión y ex-plotación directa; y libre intermediación con los centros del poder colonial europeo, para comerciar directa y abierta-mente, ya no de contrabando como lo hacía la oligarquía guayaquileña en todo el Siglo XVIII.

LOS RESULTADOS DE LA DENOMINADA

“INDEPENDENCIA”.

Por lo anteriormente señalado, el pueblo pudo captar los alcances reales y el eufemismo palpable de la supuesta “independencia”. Mas con intuición que por conciencia para sí; más por experiencia objetiva que por conocimiento sistemático, supo que lo que se buscaba era independencia para las clases dominantes, mientras en ese mismo proceso el pueblo auténtico era reprimido.

El pueblo tenía su propio proceso de lucha reivindicativa y política; quería y buscaba terminar con la opresión y la

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explotación; y en ese proceso recibía la represión, la cárcel, la tortura y la persecución de sus “libertadores”.

Quedaban frescas las huellas de sangre derramada en los alzamientos populares enumerados en la cita anterior; y, fresco el reguero desatado en el Virreinato de Lima (del que formaba parte la Real Audiencia de Quito) contra Túpac Amaru en 1.781.

Túpac Amaru encabezó el mayor movimiento revoluciona-rio de esta parte del Continente, el más considerable y de superior envergadura. Con un ejército guerrillero inició su movimiento en la provincia de Tinta y en poco tiempo tomó la zona de Tungasuca, y entró triunfante a la plaza princi-pal; condenó a muerte al sanguinario corregidor real An-tonio Juan de Arriaga B; y su primera disposición “legal” o bando revolucionario fue: “SE PROHIBEN LAS MITAS EN TODA LA ZONA DE POTOSI”. Al poco tiempo Túpac Amaru expidió nuevos bandos revolucionarios con dispo-siciones como éstas:

• Decretó la libertad de los esclavos;

• Abolió todos los impuestos personales que se cobraban a los indígenas por medio del censo;

• Abolió el denominado “Repartimiento” de mano de obra indígena, en todas sus formas.

Y con las tres medidas indicadas se convirtió en la leyenda que es hasta hoy; y fue llamado: “El padre de los pobres y de todos los miserables y desvalidos”. ¡¡¡Este sí que era un héroe, un guía, un libertador!!!

“... por fi n, traicionado y capturado por uno de sus jefes, Tupac Amaru fue entregado, cargado de cadenas a los realistas. En su calabozo entró el visitador Areche para exigirle, a cambio de pro-mesas, los nombres de los cómplices de la rebelión. Túpac Amaru

le contestó con desprecio: ‘Aquí no hay más cómplice que tú y yo; tú por opresor, y yo por libertador, merecemos la muerte’.

“Túpac fue sometido a suplicio, junto con su esposa, sus hijos y sus principales partidarios, en la plaza de Guacay-pata, en el Cuzco. Le cortaron la lengua. Ataron sus brazos y sus piernas a cuatro caballos, para descuartizarlo, pero el cuerpo no se partió. Lo decapitaron al pie de la horca. En-viaron la cabeza a Tinta (sitio donde estalló el Movimiento Revolucionario de Túpac Amaru). Uno de sus brazos fue a Tungasuca y el otro a Carabaya. Mandaron una pierna a Santa Rosa y la otra a Livitaca. Le quemaron el torso y arro-jaron las cenizas al río Watanay. Se recomendó que fuera extinguida toda su descendencia hasta el cuarto grado” 56

Y por eso, las guerras “independentistas” desatadas a par-tir de 1.820, no contaron con adhesión popular. El pueblo se negó a luchar para benefi cio de sus amos opresores; y los terratenientes y oligarcas criollos (“líderes” y “héroes” de la “independencia”) se vieron obligados a reclutar gente por la fuerza.

Un informe dirigido a Simón Bolívar, por el “Héroe” cuen-cano, Coronel Ignacio Torres, Gobernador y Comandante General del Ejército “Libertador”, fechado el 8 de Marzo de 1.824, dice:

“ ... empero, las heridas se hallaban frescas y la mansión del des-canso era desconocida... Proteger al ciudadano y hacerle conocer sus deberes, eran teorías desconocidas para unos hombres que ca-recen de toda ilustración... (así trata al pueblo su “libertador”)

“Vuestra Excelencia (excelencia con mayúscula en el original) de-seoso de reemplazar las bajas que sufría el ejército auxiliar, tuvo a bien disponer se hiciese una recluta en estas Provincias, señalando

56 GALEANO, Eduardo, Op. Cit., p. 69.

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el número con que cada una debía contribuir. Cuando recibí esta orden acababa de salir el Batallón SUR, compuesto de quinientas plazas, organizado y disciplinado en Cuenca. Los hombres todos habían elegido habitar en los montes más ásperos, y esconderse bajo las entrañas de la tierra. Se veían con dolor despobladas las campiñas y desiertos los pajizos hogares. Barreras impenetrables embarazaban el cumplimiento de las providencias superiores, y no bastaba ninguna medida para hacerlos salir del terror que han concebido al Servicio. Fue preciso hacerme sordo a la humanidad e infl exible a las lágrimas que vertían sus desconsoladas madres, mujeres e hijos persiguiéndoles en los lugares mismos de su asi-lo, y en todas direcciones. Los jueces políticos de los cantones y demás subalternos no descansaban en buscarlos, valiéndose de las sombras de la noche para ocultarse de los vigías que ellos po-nían a grandes distancias. Me vi precisado a sacarlos con licencia del Ordinario (El Obispo de la Diócesis de la Provincia del Sur, Cuenca) de los templos, donde estaban refugiados, y en una pala-bra, a no omitir esfuerzo alguno, por trabajosos que fuese, con tal de que se llenen las disposiciones de Vuestra Excelencia.

“El éxito ha satisfecho mis desvelos, pues en catorce meses de re-sidencia, he logrado la suerte de entregar en Guayaquil, 1.292 soldados, mozos, robustos y útiles al servicio” 57

Este era el mecanismo aplicado en todos los territorios “in-dependizados”. Hay que anotar el hecho de que el informe transcrito tiene fecha ocho de Marzo de 1.824, casi dos años después de la “independencia total” de los territorios que hoy conforman la república del Ecuador.

Pero ocurrió que mientras Bolívar incorporó forzadamente los territorios de la Audiencia de Quito a Colombia. Esto provocó el levantamiento de Pasto, Tulcán, Ibarra, Otava-

57 TORRES, Ignacio, Informe al Presidente Simón Bolívar” documento original transcrito como anexo en la obra de NUÑEZ, Jorge, Op. Cit. ps. 116 y 117.

lo y Cayambe, levantamiento que estuvo comandado por Agustín Agualongo, personaje popular no mencionado por la historiografía ofi cial.

Por supuesto que las oligarquías “independentistas” se aprestaron desde Quito y Popayán para reprimir a los al-zados. En carta de 22 de Junio de 1.823 dirigida por el Co-ronel Vicente Aguirre, marido de Rosa Montúfar y Cuñado del Marqués de Selva Alegre Juan Pío Montúfar, le infor-man al “Libertador”:

“Ya tuve el honor de instruir a S. E. el Libertador de las medi-das tomadas a consecuencia del suceso de Pasto... La nobleza se presentó ofreciendo servir de soldados y se formó de ella un cuer-po de 150 hombres que eligieron por Jefe o Comandante al señor Manuel Zambrano, por Segundo al señor Pedro Montúfar, y por Ayudante al señor Francisco Xavier Valencia: cada uno de estos señores se ha comprometido a dar cinco hombres para los cuerpos veteranos... Tendremos así a todos los notables y pudientes reuni-dos en un cuerpo para tratar...” 58

Ante la posibilidad de que los reclutados para el ejército “independentista” se rebelara y solidarizara con los alza-dos, Bolívar dio órdenes para que los soldados originarios de esas zonas sean estrictamente vigilados. En instruccio-nes del 10 de Julio de 1.823, dadas al Coronel Hermógenes Maza le indica entre otras cosas:

“3ra. No deberá tener usted la menor confi anza en los reclutas de estos cantones y antes bien estos reclutas deberán ir siempre custodiados por otros que no sean de esos cantones...

“7ma. No permitirá por ningún motivo que las mujeres entren en los cuarteles de la tropa, a fi n de evitar que éstas les den vestidos para poder disfrazarse y fugarse, como ha sucedido ya en estos pueblos...

58 En, O’LEARY-DOCUMENTOS, Hemeroteca del Banco Central.

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“12da. En el momento del combate se deberá observar el mejor orden con estos reclutas... para evitar la dispersión de ellos, y en caso de demostrar cobardía... se matarán todos aquellos que incu-rran esta infamia, antes que dejarlos huir...” 59

Por otra parte el General Salmón, informaba a Bolívar sobre la situación de Pasto:

“... No es posible dar una idea sobre la obstinada tenacidad y desprecio con que obran los pastusos; si antes era la mayoría de la población la que se había declarado enemiga, ahora es la masa total de los pueblos la que nos hace la guerra con un furor que no se puede expresar. Hemos cogido prisioneros muchachos de nueve a diez años. Este exceso de obcecación ha nacido de que saben ya el modo con que los tratamos en Ibarra; sorprendieron una contestación del señor Comandante Aguirre sobre la remi-sión de esposas que yo le pedía para mandar asegurados a los que se me presentaran, según las instrucciones de su excelencia, y sacaron del Guáitara los cadáveres de dos pastusos, que con ocho más entregué al Comandante Paredes, CON ORDEN VERBAL DE QUE LOS MATARAN SECRETAMENTE. De aquí es que han despreciado insolentemente las ventajosas proposiciones que les he hecho, y no me han valido todos los medios... que he puesto en práctica para reducirlos...” 60

He allí, de cuerpo entero, nuestros “libertadores”.

Ergo, no habían desaparecido las encomiendas, las mitas ni los obrajes. Ahora existía una nueva mita, una mita cruel, una mita sangrienta, una mita que conducía a la muerte tortuosa y segura, una mita para reforzar el poder de los nuevos amos con el sobrenombre de “libertadores”... ERA LA MITA DEL SERVICIO MILITAR A TRAVÉS DEL RE-CLUTAMIENTO FORZADO Y OBLIGATORIO, PARA TO-

59 Transcrito por, NUÑEZ, Jorge, Op. Cit., p. 106.60 Ibidem, p. 102.

DOS LOS VARONES DESDE LOS QUINCE HASTA LOS 55 AÑOS.

Se desprenden de estos hechos que seamos un sólo pue-blo, una sola nacionalidad, una sola identidad de “patria”. No en esta patria residen explotadores y explotados. Los primeros son los benefi ciarios del poder económico, social cultural, militar, ideológico, político, etc.; los segundos, no-sotros el pueblo llano, somos los que tributamos para bene-fi cio y usufructo de los nuevos amos.

Y, en este espectro, las nacionalidades indígenas o negras, pertenecen al grupo de los parias totales, de los descalza-dos, de los mirados con desprecio hasta por la sociedad mestiza.

La unicidad de la nacionalidad ecuatoriana es un eufemis-mo y una falsedad histórica; a más de una falsedad objetiva en los tiempos actuales.

LA CONFORMACIÓN DE CUERPOS LEGALES EX-TRAÑOS A LA REALIDAD NACIONAL.

Entre las primeras disposiciones jurídicas dictadas por el libertador Simón Bolívar, en Cundinamarca, y en su calidad de presidente de la Gran Colombia, consta la declaratoria de VIGENCIA DE TODAS LAS LEYES DE INDIAS, DIC-TADAS POR LA CORONA ESPAÑOLA DURANTE LA COLONIA.

Posteriormente, y en el año 1.824, Bolívar dictó en el Perú los decretos de Trujillo, Curaca y el Cuzco, por los que se abolía la propiedad comunitaria de los núcleos indígenas. Algo similar a lo que hizo Sixto Durán Ballén, en 1.993. Por los decretos del “Libertador”, las comunas indígenas per-dieron su personalidad jurídica y los indígenas quedaron aislados, como presas “libres” de la explotación y voraci-

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dad de los gamonales terratenientes.

“Bolívar quería provocar la división de las tierras comunales para hacer a los indios pequeños propietarios. Al instante las comuni-dades indígenas perdieron su personalidad jurídica y su existen-cia legal, y los individuos sus últimas garantías contra la arbitra-riedad de los blancos... Hacer “fi rmar” a un iletrado papeles por los que renunciaba a sus derechos, o confi scarle sus tierras bajo un pretexto fútil, era un juego. Si los indios se rebelaban de deses-peración, el ejército nacional estaba siempre disponible para una represión que le permitía el pillaje y la violación. Si no se mataba a los cabecillas “que trataban de huir” se los fl agelaba hasta la muerte. Los indios, despojados de sus tierras, se transformaron en colonos o huasipungueros.” 61

De modo que el cambio de amos estuvo muy claro, a tal punto que también en Lima, al día siguiente de la Batalla de Ayacucho (que “selló la independencia” de Perú), apareció una leyenda que se hizo clásica en la expresión popular la-tinoamericana, y que se dice que por primera vez apareció pintada en las calles de Quito: “ÚLTIMO DÍA DEL DESPO-TISMO Y PRIMERO DE LO MISMO”.

Si lo primero que hacen los libertadores es proclamar la vigencia de las leyes de Indias; declara la vigencia del Pa-tronato con la Iglesia Romana; y destruir las comunidades y organizaciones indígenas: ¿Qué garantía legal era la que nos estaba ofreciendo tales “libertadores?”. ¿Era acaso ésa, nuestra Patria?. No, si toda la estructura jurídica de la colonia se mantiene en plena vigencia, dentro de los te-rritorios supuestamente “independizados”, lo único que se prueba es que se mantiene VIGENTE EL COLONIAJE, esto por lógica obvia y por consecuencia de la propia estructura

61 RESTREPO, José Manuel, Historia de la Revolución de Colombia, Ed. Bedo-ut, Medellín, 1.969, T. I, p 236.

colonial.

O es que a los reyes de España se les había ocurrido hacer leyes para que los pueblos americanos vivan en “indepen-dencia” y “libertad?”. Si esto hubiese ocurrido, lo único que habría demostrado es que tales reyes eran unos insen-satos o estaban locos, que vivían fuera de su realidad. Pero no!, Ellos no estaban locos, ellos crearon e hicieron leyes para sus colonias, a fi n de mantener el coloniaje, a fi n de sojuzgar e estos pueblos, a fi n de mantener sus dominios y privilegios.

Y si lo que hacen los libertadores es proclamar la vigencia íntegra de las leyes coloniales españolas, lo único que de-mostraban era que en estas colonias nada había cambia-do, que quienes habían tomado la posta no eran sino otros colonizadores de los pueblos falsamente independizados. Acaso, por esto algún escritor contemporáneo, con sobrada ironía manifestó que a los pueblos americanos ahora les co-rresponde “liberarse de sus libertadores”.

Luego entre los primeros decretos de Bolívar, dictados el 27 de Octubre de 1.824, manda que se levante un censo de población de la república (de la Gran Colombia). Para este efecto se enumera el siguiente orden:

“1ro. los eclesiásticos seculares, los regulares y las monjas; 2do. los hombres casados; 3ro. las mujeres casadas; 4to. los jóvenes y párvulos menores de dieciséis años; 5to. Los hombres solteros de 10 (sic!) a 50 años; 6to. Los que pasen de esa edad; 7mo. Las mujeres solteras y párvulas que haya; 8vo. Los esclavos y esclavas casadas; 9no. los esclavos solteros y párvulos; 10mo. Las esclavas solteras y párvulas; y, 11ro. Los menores totales que resulten” 62

62 BOLIVAR, Simón, Decreto que manda levantarse el censo de la República, Bogotá, 27 de Octubre de 1.824; en, Compilación de Leyes Indígenas, rea-lizada por FREILE-GRANIZO, Juan, Ed, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, 1.994, p. 28.

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Como se puede ver, la enumeración es muy minuciosa, cla-sifi catoria y específi ca, no se escapan ni los “otros infantes menores”; pero en esa población no se enumera a los indios ...

Las cosas son muy claras, entonces, para el libertador Simón Bolívar, los indígenas no formaban parte de la población, los pueblos indígenas no poblaban el planeta, no eran seres dignos, ni siquiera de constar en el censo. Es muy probable que al “libertador” no le hubiere convencido la Bula papal de 1.537, emitido por Paulo III, según la cual declaraba que los indígenas si eran verdaderos “hombres”.

Posteriormente, ya con la separación del departamento del Sur, de la Gran Colombia, y la creación de lo que hoy es el estado del Ecuador, en 1.830, se vuelve sobre los mismos pasos del marco jurídico: la Asamblea Constituyente de Riobamba, reunida a partir del 10 de Agosto de 1.830, de-claró un orden de vigencia de las Leyes en el país: Primero, las que se llegaren a dictar a futuro en el país; Segundo las dictadas por los gobiernos de la Gran Colombia; y tercero las Leyes de Indias.

No se amerita mayor abundamiento en esta parte del tema. Cerremos este capítulo con una dramática cita de Benjamín Carrión:

“Hay que decirlo, sin embargo: el trato durante la colonia, si bien ávido y rapaz, no fue tan inhumano como durante la República. A los amos lejanos, a la corona española, lo que le importaba era la llegada de los galeones de Indias cargados con los tributos y los quintos reales; en cambio a los amos criollos, después de la in-dependencia, generalmente ignorantes, les interesó no solamente el máximo rendimiento del animal-indio, sino su destrucción, su humillación y su miseria. Y conocido es aquello de que mayores atenciones merece de parte de un latifundista latinoamericano, un animal de raza, un semental o una vaca con apellidos extranjeros,

que uno o muchos de sus esclavos indios...” 63

DIVISIÓN DE PODERES DEL ESTADO E INSTITUCIONALIZACIÓN DE PARADIGMAS.

Todas las Constituciones del Ecuador a partir de 1830 hasta la de 1998, establecen la organización de la institucionali-dad del Estado bajo la división tripartita de los poderes:

Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Dichos poderes eran ejer-cidos por los ciudadanos, es decir, por un reducido número de personas que sabían leer y escribir, tengan patrimonio y mayores de edad. Sin embargo de esa limitación, todas las personas, incluido los analfabetos, niños, niñas y ado-lescentes, los que no tenían patrimonio, mujeres, indígenas, afro ecuatorianos y otros excluidos que no eran considera-dos ciudadanos, se sujetaban a la institucionalidad del Es-tado y a sus autoridades.

Los tres poderes del Estado se centralizan en Quito, consi-derada como la capital de la República.

EL LEGISLATIVO, es el único y exclusivo órgano encarga-do de la producción e interpretación de las leyes64. Dichas leyes regirán para todos los habitantes del Estado Nacional denominado Ecuador. El desconocimiento de las leyes no exime de responsabilidad y culpabilidad65. Lo que no ema-na del poder legislativo, no es ley y reciben otras denomi-naciones como usos, costumbre, entre otros. Para algunos tratadistas, la costumbre no es fuente del derecho.

Bajo el principio de igualdad y libertad, el poder legislati-vo se dedicará a la generación de las leyes que protejan o regulen la libertad, propiedad y seguridad de los ciudada-

63 CARRION, Benjamín, Op. Cit., ps. 107 y 108.64 Constitución Política del Ecuador de 1830, Art. 26.11.65 Código Civil ecuatoriano, Art. 13.

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nos, como entes individuales. Esas leyes se concretarán en el Código Civil66 que regulará y garantizará la propiedad, libertad y seguridad jurídica; mientras que, a través del Có-digo Penal reprimirán sus atentados.

Y la Constitución impondrá como uno de los deberes de los ecuatorianos el de “obedecer a las leyes”67.

EL EJECUTIVO, es el encargado de la administración y dis-tribución de los recursos económicos en el Estado Nación, bajo los parámetros de las leyes dictadas por el Poder Legis-lativo. El Poder Ejecutivo estará presidida por el Presidente de la República, electo por todos los ciudadanos conforme manda la Constitución. En las provincias habrá un Gober-nador, en las cantones un Jefe Político y en las parroquias un Teniente Político68, estas autoridades son representantes del Ejecutivo en estas divisiones territoriales.

A raíz de la vigencia de la Ley de Comunas de 193769, las comunidades indígenas y campesinas, administrativamen-te estarán sometidas al Ministerio de Agricultura y Ganade-ría dependencia de la Función Ejecutiva y sujetas al control del Teniente Político. El propósito de esta sujeción fue para el control de las organizaciones indígenas a fi n de detener la proliferación de los sindicatos de trabajadores agrícolas que se venía organizando en las haciendas, cuya reivindica-ción fundamental fue educación y tierras.

El Poder Ejecutivo, no solo se encargará de aplicar las le-

66 El Código Civil ecuatoriano de 1861. Es una copia del Código Civil Chile y ésta a su vez una adaptación del Código Napoleónico. Bartolomé Clavero, Ama llunku, Abya Yala: Constituyencia indígena y código ladino por América, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000, p. 168.

67 Constitución Política del Ecuador de 1830, Art. 10.68 Constituciones Políticas del Ecuador de 1861, 1869, 1878, 1884, 1897, 1906,

129, 1945 y 1946, Arts. 94, 82, 103, 117, 121, 112, 138, 97, 124, respectiva-mente.

69 Ley de Comunas del año de 1937.

yes y los principios liberales rezagos del colonialismo, sino también la creación de instituciones que facilitarán el mer-cado y el comercio, tales como bancos, bolsas de valores y su articulación a los sistemas fi nancieros internacionales. Además, para la seguridad jurídica de la propiedad creará instituciones, como los registros de propiedad, las notarías o fedatarios públicos, los órganos de control, regulará el uso de la fuerza a nivel interno y externo.

LA FUNCIÓN JUDICIAL, es el único y exclusivo órgano encargado de sancionar y juzgar a los que infrinjan las nor-mas elaboradas por la función legislativa, que protegen la propiedad, la libertad y la seguridad jurídica de los ciuda-danos. Se presume que las leyes son conocidas por todos los habitantes del Ecuador y nadie puede alegar su desco-nocimiento.

La administración de justicia es monopolizada por el Esta-do – Nación; y penaliza las otras formas de resolver los con-fl ictos, como las prácticas que se llevan a cabo al interior de los pueblos indígenas. A pesar de que en estos pueblos exis-ten normas que regulan su vida comunitaria y los confl ic-tos son resueltos por sus propias autoridades, aún cuando esto no fue reconocido formalmente por las Constituciones ecuatorianas hasta el año de 1998.

3.4.4 SISTEMA ECONÓMICO CAPITALISTA Y NEOLIBERAL

La “independencia” y la consecuente creación del Estado, fue un proceso promovido y controlado por la oligarquía criolla70, por tanto, como dejo señalado, era una propuesta

70 Los criollos son los nacidos en el Continente Americano, de padres españoles, que se creían de la alta sociedad …. se unieron para hacer la “independencia” del Estado ecuatoriano para reunir el poder político al económico en nombre

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emancipatoria para la oligarquía criolla (“ciudadanos”), y marginal para las mujeres, miembros de los pueblos indí-genas, niños, niñas y adolescentes, analfabetos, sirvientes domésticos, jornaleros y toda persona carente de bienes raí-ces y renta.

Ello signifi ca, que el principio de igualdad del Estado Na-ción, era “meramente formal”71.

Por ello desde el mismo sistema trataron de corregir dicha limitación, promoviendo una igualdad material de los suje-tos de derechos realmente desiguales.

Estas corrientes partían de la existencia de la desigualdad social, existencia de las clases sociales y las desigualdades estructurales entre el capital y el trabajo, y se colocan al lado del más débil para darle materialidad a la igualdad formal y nace el derecho social en contraposición al derecho civil.

En las primeras Constituciones del Ecuador no aparece el capítulo de la economía. Recién a partir de la Constitución de 1945 consta este capítulo, cabe mencionar que esta Cons-titución que tuvo la más corta vigencia, decía:

El régimen de la vida económica debe responder a principios de justicia social y tender a liberar de la miseria a todos los ecuato-rianos, proporcionándoles una existencia digna. La propiedad, por tanto, crea obligaciones sociales y, en consecuencia, la utilización de la riqueza del país, sea quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la colectividad….72

del Pueblo Soberano. Los abusos sobre los indígenas y negros cesaron de parte de los españoles expulsados, pero no de los españoles criollos que se quedaron. De ellos desciende la oligarquía que continúa rigiendo como man-datarios de nuestro país que mantienen en la miseria y marginación a una gran mayoría de la población ecuatoriana.

71 Esther Sánchez Botero, Justicia y pueblos indígenas de Colombia, Santa Fe de Bogotá, UNIJUS, 1998, p.83.

72 Constitución Política del Ecuador de 1945, Art. 146.

La Constitución de 1946 elimina nuevamente el capítulo de la economía. Pero retoma la de 1967, en donde se estimu-la la empresa privada73. Mientras que la Constitución de 1978, establece como principios rectores de la economía la efi ciencia y justicia social74, reconoce como sectores de la economía al sector público, de economía mixta, comunita-rio y privado75.

Democracia

Como aspiración democrática en los inicios de la República del Ecuador, la opción á elegir y ser elegidos para regir los destinos públicos76 pasó a ser una frase vacía de contenido, porque el pueblo no ejerce por sí mismo otra función de soberanía, que la de sufragar en las elecciones primarias y, esto implicaba:

1. El “pueblo” que podía ejercer el derecho a elegir y ser electo, eran únicamente los ciudadanos. La ciudada-nía estaba simplemente dirigida para quienes poseían patrimonio, sepan leer y escribir, ser mayor de edad y quedaban al margen las mujeres, menores de edad, los pueblos indígenas, afro descendientes, los dependientes domésticos, etc.

2. Se instauró un modelo único de democracia representa-tiva hegemónico y homogenizante.

3. La democracia hegemónica invisibilizó y desacreditó a las otras formas de democracia existentes, como la de-mocracia participativa, comunitaria y consensual, Aún así estas prácticas de democracia sigue subsistiendo en

73 Constitución Política del Ecuador de 1967, Art. 86.74 Constitución Política del Ecuador de 1978, Art. 45.75 Constitución Política del Ecuador de 1978, Art. 46.76 Constituciones Políticas del Ecuador de 1830 y 1835, Arts. 11 y 8, respectiva-

mente.

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los pueblos y nacionalidades.

4. Se organizó un sistema electoral excluyente, con “parti-dos políticos”, dirigidos por caudillos y caciques dignos representantes de la oligarquía.

Monismo jurídico

El Estado tal como está diseñado con criterio monista no puede tolerar la existencia del pluralismo jurídico, por lo tanto no acepta que el Derecho Indígena coexista en la Re-pública del Ecuador.

Bajo esa visión, desde la Constitución de 1830 hasta 1978, se mantiene la idea central, de que la Función Legislativa es el único órgano encargado de crear e interpretar las leyes; y, a la Función Judicial cómo único organismos encargado de administrar justicia.

Esta visión es refl ejada en la tradición positivista desarrolla-do por Hans Kelsen, en su Teoría pura del derecho, que con-sideraba, que el objeto de la ciencia jurídica, era única y ex-clusivamente el derecho positivo o norma jurídica positiva creada por el Estado.

Bajo ese contexto, la validez de la norma jurídica, se de-termina únicamente por el procedimiento preestablecido77. Por tanto, desde esa visión, la ciencia jurídica es descriptiva y no interpretativa. Para ello elimina de la ciencia del dere-cho todos los elementos que le son extraños, como la psico-logía, biología, moral, teología, sociología, antropología etc.

Siguiendo a Kelsen, “el objeto de la ciencia jurídica no puede ser el sentido subjetivo de un acto… sino su senti-do objetivo”78. Algunos positivistas, la llevan al extremo

77 Hans Kelsen, Teoría pura del derecho, traducción de Moisés Nilve, cuarta edi-ción, Buenos Aires, 2003, pp. 20-37.

78 Alberto Calsamiglia, Introducción a la ciencia jurídica, Ariel, Barcelona, 1990,

de convenir con Montesquieu que el juez se convierta en la boca de la ley o “la abdicación valorativa porque el jurista debe describir exclusivamente las normas del ordenamien-to, no puede tener funciones valorativas o prescriptivas”, Consecuentemente el jurista es un depositario de las leyes y debe abandonar sus opiniones personales para aceptar las directrices valorativas impuestas por la ley y el derecho.

Partiendo desde esta visión el Derecho Indígena no existe; y la administración de justicia, así como la producción del derecho está monopolizada por un concepto monista que impone el Estado. Es lo que se conoce como el “monismo jurídico” o “monismo legal”.

Dentro de la perspectiva teórica del monismo legal sólo se puede llamar “derecho” al sistema normativo estatal, a las normas producidas por el Estado o por los mecanismos que él indique.

El sistema de división de poderes consagra tal principio al sancionar que es poder u órgano legislativo el único facul-tado para producir las normas generales que rigen la vida de los ciudadanos, el poder u organismo judicial para ad-ministrar justicia de modo exclusivo (producir normas de carácter concreto) y el ejecutivo, el órgano que gobierna dentro del imperio de la ley.

Aparte de dichos poderes, nadie tiene facultad para produ-cir normas que regulen la vida social, administrar justicia y organizar el orden público.

De otra parte, el sistema de garantías liberal, también se ha construido bajo esa idea, con los supuestos principios de igualdad ante la ley, seguridad jurídica, debido proceso e imperio de la ley.

tercera edición, p 94.

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Para este efecto, entiendo como Derecho Indígena, a las prácticas y representaciones singulares, de jurisdicción lo-cal, reconocida socialmente, que sirven como prototipos de normas de comportamiento, restricciones y prohibiciones, fundidas en instituciones, encaminados a armonizar a los seres humanos entre sí, con la familia, la comunidad y con la naturaleza.

Esta visión del monismo jurídico, es muy bien refl ejada, en el Código Civil ecuatoriano:

“…no debe saber nada sobre toda una realidad jurídica que es consuetudinaria (…) El Código se plantea para la imposición de una fuente, la ley, y no para el conocimiento de un ordenamiento, el consuetudinario, por muy existen-te y pujante que éste sea. No existe ni puja como derecho para el Código (…) Para la perspectiva de la codifi cación, el universo de la costumbre no es nada, sino pura privación, mera ignorancia, la ignorancia del propio derecho que es ignorancia de la ley ajena, una cosa lo mismo que la otra para el Código.”79

La codifi cación del Código Civil del 2005, no ha cambiado el Título Preliminar que fue adoptado en el año de 1861, subsisten disposiciones de interpretación de ley, concepto de ley, presunción de conocimiento de la ley y que la cos-tumbre no constituye prueba.

Territorialidad homogénea

La constitución del Estado–Nación de cada país, en especial del Ecuador, territorialmente tiene implicaciones en algu-nos ámbitos:

1. La consolidación como territorio único e indivisible, en

79 Raquel Yrigoyen Fajardo, Pautas de coordinación entre el derecho indígena y el derecho estatal, Fundación Myrna Mack, Guatemala, 1999, pp. 11, 12.

donde se ejerce la soberanía. Esta imposición colonial no considera la existencia de naciones originarias y rompe su estructura territorial y administrativa, quedando di-vididos por las fronteras de los Estados Naciones e impi-diendo sus relaciones culturales y económicas.

2. Interiormente, por norma constitucional, se fracciona para efectos administrativos la llamada división políti-ca territorial ecuatoriana en provincias, cantones, parro-quias, como si no existieran territorios independientes de pueblos indígenas. Esto a su vez tiene al menos las siguientes implicaciones:

a) Fraccionamiento de las nacionalidades y pueblos indí-genas por las fronteras internas; y,

b) Debilitamiento o destrucción de las estructuras de las nacionalidades y pueblos indígenas.

3. Hay todo un proceso de fraccionamiento o individuali-zación de las tierras comunitarias y de posesión ances-tral, lo cual genera comportamientos individualistas que deteriora la vida comunitaria. Además, este proceso de individualización no solo es impulsado por el Estado Nación, sino también por organismos internacionales como el Banco Mundial.

“El Banco Mundial entiende que la única forma de titula-ción de la tierra es individual. Entonces está haciendo toda una promoción por todo el mundo, en África sobre todo y en América Latina, para eliminar tierras comunales…Para permitir la concentración de la tierra, porque la titulación individual permite la compra y venta.80

80 BOAVENTURA DE SOUSA Santos, en Estados plurinacionales comunitarios, para que otros mundos sean posibles, Coordinadora Andina de Organizacio-nes Indígenas, 2008, p. 280.

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LA PLURINACIONALIDAD E INTERCULTURALIDAD

ANTECEDENTES

La plurinacionalidad es hoy consensual en muchos Estados del mundo. Canadá es plurinacional, Suiza es plurinacio-nal, Bélgica es plurinacional; como también los son Alema-nia, España o Francia.

Históricamente hay dos conceptos de nación:

1. El primero es el concepto liberal que hace referencia a la coincidencia entre nación y Estado; es decir, la nación como el conjunto de individuos que pertenecen al espa-cio geopolítico del Estado y, por ende, los Estados mo-dernos se llaman Estado-nación; una nación, un Estado-Nacional.

2. Pero hay otro concepto, un concepto comunitario no li-beral de nación, que no conlleva consigo necesariamente al Estado. Por ejemplo, los alemanes fueron en Europa central y oriental durante mucho tiempo una nación sin Estado, porque su identidad era una identidad cultural, teutona, y no política. Aquí podemos ver que esta se-gunda tradición de nación, la tradición comunitaria, es la que han desarrollado los pueblos indígenas.

Este concepto de nación conlleva un concepto de autode-terminación, pero no de independencia. Nunca los pueblos indígenas han reivindicado, ni en el mismo Canadá, la in-dependencia. Han reivindicado formas más fuertes o débi-les de autodeterminación.

Entonces, aquí se plantea la idea de que la plurinaciona-lidad obliga, obviamente, a refundar el Estado moderno; porque el mismo, como veremos, es un Estado que tiene una sola nación, y en este momento hay que combinar di-ferentes conceptos de nación dentro de un mismo Estado.

Es la manera específi ca de cómo cada sociedad organiza su plurinacionalidad, su convivencia plurinacional; es decir, es la nación compartida, la cultura común, la cultura com-partida.

Es así como esas sociedades van creando formas de con-vivencia intercultural de manera específi ca. Por ello, Boli-via no puede copiar a Bélgica, y Bélgica no puede copiar a Canadá. Las sociedades son distintas. India es un ejemplo muy interesante de plurinacionalidad; hoy, con un sustrato constitucional muy fuerte.

3. El tercer concepto es el de poscolonialidad. Que la so-ciedad debe reconocer que es racista y que necesita de una acción afi rmativa, de un sistema de cuotas y discri-minación positiva para olvidar la historia pasada por las injusticias históricas que fueron cometidas en el período largo del colonialismo.

La Asamblea Constitucional de 1998 inició sus actividades el 20 de diciembre de 1997. Inicialmente fue presidida por Osvaldo Hurtado y concluyó con la presidencia de Luis Mejía Montesdeoca. La mayoría de sus miembros decidió ante sí transformar la Asamblea Constitucional en Consti-tuyente, con lo que tuvieron el campo abierto para dictar una nueva Carta Política. El 5 de junio de 1998 fue apro-bada la Constitución en Riobamba, la misma que entró en vigencia en agosto de ese año con la posesión presidencial de Jamil Mahuad.

En el creciente marco neoliberal de los últimos veinticinco años, la Constitución de 1998 tuvo una posición dual: en materia de derechos y garantías avanzó en los derechos hu-manos de tercera y cuarta generación, reproduciendo una serie de preceptos que provenían de otras constituciones del siglo XX.

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Por primera vez en la historia, el Ecuador fue declarado país Pluricultural y multiétnico.

Además contenía un amplio capítulo sobre los pueblos in-dígenas y afro ecuatorianos, a quienes reconoce su derecho sobre las tierras ancestrales, sus formas tradicionales de organización y relaciones comunitarias, el patrimonio his-tórico, sus conocimientos, educación y administración de justicia indígena, respetando la ley.

La Constitución de 1998 también incorpora la protección del medio ambiente con participación de la comunidad. Asegura la defensa del consumidor, el hábeas data, el am-paro y la defensoría del pueblo.

Por el contrario, en materia económica, la Constitución de 1998 consagró el neoliberalismo y retrocedió en relación con el papel del Estado en la economía, principio moviliza-dor del desarrollo nacional desde la Constitución de 1929.

Otro ámbito que abordó la Constitución de 1998 también demuestra las orientaciones que afectaron la institucionali-dad del Estado central.

Por primera vez en la historia se introdujeron conceptos ta-les como “autonomía”, “desconcentración” y “descentrali-zación”, así como el de “regímenes especiales” por conside-raciones demográfi cas y ambientales (Arts. 224 hasta 241) para generar sus propios recursos.

La propuesta de plurinacionalidad fue lanzada por el mo-vimiento indígena, como proyecto político en el Ecuador en los años 80.

Esta propuesta originó que en América Latina la mayoría de los movimientos indígenas se acogieran y se desarrollen de acuerdo a sus realidades y condiciones particulares.

En la II Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas de América, realizada el junio de 2004 en la ciudad de Quito, la propuesta de plurinacionalidad fue adoptada como pro-yecto continental.

El movimiento indígena aseveró que la propuesta refl eja el pensamiento comunitario de los pueblos y nacionalidades indígenas, en la experiencia y de lucha, esto no quiere de-cir que es un tema que atañe exclusivamente a los pueblos indígenas.

En el Proyecto Político plantea que la plurinacionalidad como un sistema de gobierno y un modelo de organiza-ción política, económica y sociocultural, que propugna la justicia, las libertades individuales y colectivas, el respeto, la reciprocidad, la solidaridad, el desarrollo equitativo del conjunto de la sociedad ecuatoriana y de todas sus regiones y culturas, en base al reconocimiento jurídico-político y cul-tural de todas las Nacionalidades y Pueblos Indígenas que conforman el Ecuador.

En ese sentido se puede ver que no solo se involucra el reco-nocimiento cultural de los indígenas como nacionalidades y pueblos, sino que está dimensionado como la base, pero no es el todo, pues la plurinacionalidad involucra también un tipo determinado de organización política, económica y sociocultural, y una forma de gobierno del Estado, por lo que la plurinacionalidad no contiene únicamente la dimen-sión cultural, es la realidad histórica que otorga niveles de cohesión social.

Este es el otro elemento fundamental en la dimensión po-lítica, con lo que los pueblos indígenas logran tener una perspectiva global interna, con la sociedad no indígena y con el Estado. De esto da cuenta el movimiento indígena y asegura que el proyecto promueve la equidad social y po-lítica, la justicia económica y la interculturalidad de toda la

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sociedad.

Lo plurinacional tiene una matriz comunitaria de la orga-nización de los indígenas en pueblos y nacionalidades, no contiene en su seno la forma estatal, porque la política no se ha concentrado y no ha generado en el seno de estas comu-nidades una separación de instituciones y de personas que se convierten en políticos.

La dinámica de este tipo de organización es la acción colec-tiva y directa, por lo que potencialmente permite la partici-pación de todos sus miembros, además es una forma distin-ta a la liberal de plantear la relación Estado-sociedad.

La plurinacionalidad reconoce la diversidad, además enfa-tiza la unidad en la diversidad.

El portugués Boaventura de Sousa, en su conferencia en la Asamblea Constituyente, da cuatro razones:81

1. La teoría política fue desarrollada en el norte global…, inventaron todo un marco teórico que se consideró uni-versal y que se aplicó a todas las sociedades.

2. La teoría política ha desarrollado teorías de la transfor-mación social tal como ésta fue desarrollada en el norte, quedándose muy distante de las prácticas transforma-doras que vienen del sur.

3. Toda la teoría política es monocultural, tiene como mar-co histórico la cultura euro-céntrica; y,

4. La teoría política no se ha dado cuenta de un fenómeno que hoy es más central: el fenómeno del colonialismo.

Es por eso que en el centro de la propuesta se encuentra la

81 BOAVENTURA de Sousa. La reivindicación del Estado y el Estado Plurinacio-nal. Abril, 2007

democracia:

“Esta nueva forma de organización estatal exige un nue-vo tipo de democracia, cuyo sustento sea el auto reconoci-miento sociocultural mutuo y el consenso como forma de acción y organización jurídica y política. Esta nueva demo-cracia permitirá fortalecer al Estado ecuatoriano asentado en la unidad de la diversidad”82

Por lo que “Construir la Plurinacionalidad” no implica la simple declaratoria formal en la Constitución de la Repúbli-ca, sino “la reorganización y reconstrucción estructural del actual Estado, la instauración de un nuevo tipo de demo-cracia y el establecimiento en la práctica de una sociedad intercultural, como garantía del ejercicio pleno de los dere-chos fundamentales individuales y colectivos”.

PUEBLOS

La doctrina jurídica defi ne a los pueblos como una colecti-vidad constituida y diferenciada en relación de usos y cos-tumbres con otros grupos humanos.

Políticamente el concepto de pueblo tiene importancia en tanto hace referencia al conjunto de todas las personas que integran un país o colectividad, porque ese concepto se encuentra vinculado con el orden jurídico de la soberanía popular; es decir, los pueblos como la fuente y el titular de esa soberanía, la voluntad o conciencia de ser un pueblo e institución para expresar la identidad como un determina-do pueblo; y, este es el punto de partida para detentar la titularidad del derecho de autodeterminación.

Los pueblos y nacionalidades indígenas, conceptúan al

82 CONAIE. Proyecto Político de las Nacionalidades del Ecuador. 2007. Pág. 18

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Pueblo como un grupo humano con el mismo origen his-tórico, y que comparten elementos identitarios, culturales y lingüísticos, regidos por una misma estructura organiza-tiva jurídica, económica y política, y que pertenecen a una instancia superior como es la nacionalidad; ocupan un te-rritorio defi nido, hablan una lengua común, comparten una cultura, una historia y aspiraciones comunes; factores que lo diferencian de otros pueblos y que han hecho posible que desarrollen instituciones sociales particulares y formas de organización autónomas o relativamente autónomas; en re-sumen estas son las características generales:

1. Una tradición histórica común;

2. Identidad étnica;

3. Homogeneidad cultural;

4. Unidad lingüística;

5. Afi nidad religiosa o ideológica;

6. Conexión territorial; y

7. Vida económica común. 83

NACIONALIDAD

La Enciclopedia Jurídica OMEBA84 pone las siguientes de-fi niciones:

“Puede considerarse a la nacionalidad como a un vínculo específi -

83 Grupo Internacional de Trabajo Sobre Asuntos Indígenas – Secretariado Inter-nacional - Editora: Marianne Jensen 27 05 07 - iwgia.1999GRUPO INTERNA-CIONAL DE TRABAJO SOBRE ASUNTOS INDIGENAS

84 Diccionario Jurídico OMEBA

co que une a una persona determinada con un Estado particular, fi ja su pertenencia a dicho Estado, le da derecho a reclamar la protección del mismo y la somete a las obligaciones impuestas por sus leyes”.

Otro concepto afi rma que:

“la nacionalidad es el vínculo jurídico en virtud del cual una persona es miembro de la comunidad política que un Estado cons-tituye, según el Derecho interno y el Derecho internacional”.

Del contexto de ambas resulta que la nacionalidad es un vínculo establecido por el Derecho interno, por lo que a cada Estado le corresponde legislar sobre la adquisición, pérdida y recuperación de la misma.

Las disposiciones del Derecho interno dictadas con relación a la nacionalidad son reconocidas y respetadas por los de-más Estados, en tanto no afecten los tratados especiales o el uso internacional.

De lo citado se desprende que la nacionalidad es un acto jurídico, de carácter político, que implica el reconocimiento de una persona o colectividad humana como parte de un Estado, quien a su vez los reconoce como sus ciudadanos.

Hoy que tenemos un Estado declarado plurinacional; y, en este marco, la nacionalidad indígena se conoce como el carácter de la nación que representa al conjunto de uno o varios pueblos, ligados, unidos por un igual origen histó-rico, comparten los mismos rasgos culturales, un territorio, un idioma propio, una estructura sociopolítica; las Nacio-nalidades y Pueblos Indígenas estamos regidos por nues-tras propias leyes, costumbres y creencias, lenguas propias y formas de organización social, económica y política en nuestros territorios.

Sin embargo, hay que mencionar que la defi nición y exis-

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tencia como nacionalidades son anteriores a la constitución del Estado Ecuatoriano, nuestras identidades y característi-cas culturales propias y particulares, que nos diferencia del resto de la sociedad.

Vale recalcar el signifi cado de los términos: Pluri signifi ca varios o diversos, por lo tanto plurinacionalidad signifi ca varias nacionalidades indígenas; mientras Inter signifi ca relación/diálogo, por lo tanto la interculturalidad signifi ca relación/diálogo/conversación entre sujetos iguales.

En este contexto, el debate sobre la plurinacionalidad ha sido muy candente, los pueblos indígenas han venido bus-cando y han logrado el reconocimiento jurídico por parte del Estado a las nacionalidades y pueblos indígenas en tan-to entidades colectivas, jurídica-políticas e históricamente constituidas, y como sujetos colectivos de derechos.

Sobre esa base, el reconocimiento a las nacionalidades: Ki-chwa, Chachi, Awa, Epera, Tsachila, Cofán, Siona, Secoya, Wauorani, Sapara, Andoa Shiwiar, Shuar, Achuar entre otros que han desarrollado su propia lengua. En los artícu-los 1 y 5785 de la Constitución actual expresa que:

“El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercul-tural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada. ….” “Se reconoce y ga-rantizará a las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, de conformidad con la Constitución y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos humanos…”

Además, en el conjunto de la sociedad ecuatoriana existen blanco mestizos, afro descendientes y montubios, pues es una realidad cultural que no puede ser ocultada por los

85 Constitución de la República de 2008.

grupos de poder económico y político de nuestro país.

Cada nacionalidad indígena son sujetos organizados en entidades históricas y políticas que constituyen el Estado ecuatoriano, que comparten y tiene en común una identi-dad, historia, idioma, cultura propia, que están asentados y viven en un territorio determinado, mediante sus propias instituciones y formas tradicionales de organización social, económica, jurídica, política y ejercicio de autoridad colec-tiva comunitaria propia.

El movimiento indígena ecuatoriano propuso en 1990 la realización de una Asamblea Constituyente que declare al Estado ecuatoriano como plurinacional.

En 1997 el movimiento indígena realizó movilizaciones que condujeron a la realización de la Asamblea Constitucional de ese año que declaró al Estado ecuatoriano como pluri-étnico y multicultural, pero no como Estado Plurinacional.

Para fi nes de la década de los años noventa, el concepto de Estado Plurinacional formaba parte de la plataforma polí-tica del movimiento indígena de Bolivia, y también de los pueblos mapuches de Chile.

La Constitución boliviana, recientemente aprobada, reco-noce al Estado boliviano como Estado Plurinacional.

En España, existe un fuerte debate para declarar al Estado español como Estado plurinacional, aunque de hecho lo es, porque se reconocen a múltiples “comunidades autónomas, con sus propios parlamentos, y hasta con, leyes particulares que las rigen.

El Estado belga, de su parte, reconoce la existencia de dife-rentes nacionalidades y les reconoce los respectivos dere-chos políticos.

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Vemos que varios países desarrollados tienen en sus Cons-tituciones: Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Bélgica, Sui-za, España... el reconocimiento como plurinacionalidad, esto no ha sido un drama, es un concepto que signifi ca, so-bre todo, ampliar el consenso nacional, aumentar el recono-cimiento recíproco dentro del país, respetar las especifi ci-dades, pero dentro del marco unitario de que todos somos ecuatorianos.

Los conceptos básicos de un Estado Plurinacional, son aquellos del derecho al territorio, reconocimiento del auto-gobierno, y el estatus de autonomía, los que han sido reco-nocidos por diferentes instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la Organización Internacional de Traba-jo, OIT, sobre los derechos de los pueblos indígenas y triba-les, y la recientemente aprobada Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

La Corte Interamericana también ha reconocido los dere-chos de los pueblos indígenas, en especial, el derecho al territorio. El Ecuador ha aprobado estos convenios interna-cionales y ha ratifi cado el Convenio 169 de la OIT.

La plurinacionalidad no plantea ni propone la disolución del Estado ecuatoriano, ni tampoco su fragmentación en autonomías sin solidaridad nacional.

La plurinacionalidad plantea la unidad en la diversidad, en la que la sociedad política ecuatoriana reconozca la exis-tencia de los pueblos y las nacionalidades indígenas como sujetos políticos con derechos propios.

La constitución del Estado Plurinacional no signifi ca un estado federal, sino un estado que pueda incorporar a su interior la profunda diversidad cultural y política que lo atraviesa, esta diversidad de nacionalidades y pueblos in-dígenas, en la estructura del Estado y la forma de la nación-

Estado, no reconocen.

El Estado ecuatoriano se ha estructurado y defi nido desde una sola cosmovisión, aquella occidental y colonial, homo-génea desconociendo la diversidad cultural, social, jurídica y política.

El modelo estructural del Estado ecuatoriano ha venido reconociendo a una sola lengua como mecanismo de inte-gración social y desde la cual se articula toda la estructura institucionalidad pública y privada; mientras que en los pueblos y naciones originarias se hablan trece lenguas o idiomas que da sustento a la diversidad cultural.

El Estado reconoce una sola forma de organización políti-ca, cuando los pueblos y nacionalidades indígenas poseen instituciones ancestrales propias que no han sido reconoci-das; además, ha asumido una intervención directa sobre los territorios indígenas a nombre del bien común y ha irres-petado el derecho al territorio que tienen los pueblos y na-cionalidades indígenas.

En el contexto del derecho internacional y constitucional, los pueblos indígenas luchan por emerger a un nuevo Ecua-dor, más amplio, en el que se concrete lo plurinacional y se impulse la interculturalidad, y eso le causa miedo a los sectores dominantes, porque la estructura del Estado está constituido históricamente desde la exclusión, la violencia, la subordinación, el racismo y el paternalismo.

La primera Constitución ecuatoriana de 1830 establece el carácter censitario del Estado y la democracia: En esta pri-mera Constitución se defi nen los requisitos de ciudadanía y sus derechos:

“Art. 12. Para entrar en el goce de los derechos de ciudadanía se

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requiere: 1) Ser casado, o mayor de veintidós años; b) Tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, o ejercer alguna profe-sión, o industria útil, sin sujeción a otro, como sirviente domésti-co o jornalero. 3) Saber leer y escribir.”86

En esta misma Constitución ecuatoriana, en su título VIII, “De los derechos civiles y garantías”, existe un artículo re-velador de cómo ven las élites que construyeron la repúbli-ca a los pueblos y nacionalidades, y su rol en su proyecto de nación y de país:

“Art. 68. Este Congreso constituyente nombra a los venerables curas párrocos por tutores y padres naturales de los indígenas, excitando su ministerio de caridad a favor de esta clase inocente, abyecta y miserable.”

Dentro de este marco constitucional excluyente, perverso, déspota y malicioso, los pueblos y naciones indígenas no tuvieron acceso a la ciudadanía, bajo las condiciones jurídi-co-censitarias expuestas, sino hasta la Constitución de 1998 y posteriormente a la Constitución de Montecristi de vigen-te desde 2008.

Aún así, no deja libre sin ataduras para el ejercicio de los derechos colectivos, la estructura institucional del Estado está constituida sobre la base del colonialismo de exclusión hasta el día de hoy.

Los idiomas, las instituciones, los referentes culturales, los territorios, la cultura de los pueblos y nacionalidades han sido invisibilizados, despreciados, subordinados, interve-nidos o convertidos simplemente en objetos de folclor.

Esto ha determinado que la forma y estructura del Estado ecuatoriano, tal como es hasta ahora, conduzca al genocidio camufl ado y al etnocidio, consecuentemente la extinción de

86 Constitución ecuatoriana de 1830

algunas nacionalidades y pueblos, como han sido con al-gunas naciones, que en la actualidad se conoce en simples enunciados.

Además, los gobiernos que vienen en turno, criminalizan la lucha y resistencia de las organizaciones de los pueblos indígenas, solo por el hecho de exigir la igualdad, la aten-ción, la no discriminación dentro del contexto del respeto a los derechos a la vida, la cultura, la educación, entre otras demandas; ha convertido en objetos de políticas paternalis-tas de desarrollo y de integración a un proyecto de Estado uninacional violento y racista.

El reconocimiento como un Estado plurinacional, es una nueva forma de contrato social que respeta y armoniza los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, con la estructura jurídica y política vigente, reconociéndolos en su estatus de sujetos políticos con plenos derechos; mientras el contrato social colonialista establecido como estructura del país, simplemente reconoce y admite la existencia de un solo sujeto jurídico y sobre el cual defi ne y estructura los sistemas de representación política, los sistemas de admi-nistración de justicia.

Para los pueblos y nacionalidades indígenas está vigente otro tipo de democracia, bajo una cosmovisión diferente al pensamiento colonialista, en el que la reciprocidad, equi-dad, tolerancia debe primar sobre la individualidad. En esta democracia las políticas estales salen enriquecidas; de ese modo, la participación es mucho más amplia.

La participación de los pueblos indígenas no debe ser sim-plemente a través de la resistencia, la protesta, sino median-te el diálogo, sus miembros deberán participar en la toma de decisiones en las instituciones del Estado, bajo el cobijo del marco constitucional y tratados internacionales.

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Los pueblos y nacionalidades se han generado de manera atávica formas complejas de relacionamiento comunitario que no comparten los fundamentos de base con el sujeto individualizado. Son otras formas de comprender la vida, la sociedad, la política, el Estado, la justicia, el conocimien-to, y la naturaleza de manera distinta, en este contexto, el Estado Plurinacional, reconoce y admite a su interior, en su parte dogmática, en su parte de derechos y garantías fun-damentales, y en su parte procedimental y organizativa, la existencia de otros sujetos políticos, además del sujeto par-ticular individualizado.

La plurinacionalidad del Estado, otorga a los pueblos y na-cionalidades un estatus de sujetos jurídicos y políticos di-ferentes pero al mismo nivel de reconocimiento ontológico que el sujeto individual y de la misma manera que reconoce los derechos del sujeto individualizado.

En el Estado Plurinacional se deberá incorporar a su Con-trato Social a otros sujetos fundamentales diferentes ade-más del sujeto moderno, individualizado o ciudadanizado, que reconozca un estatus de existencia ontológica-jurídica y que redefi ne los contenidos de toda su institucionalidad, de tal manera que garanticen, protejan y apliquen de mane-ra efectiva los derechos de todos los sujetos que conforman este nuevo Contrato Social, es decir el sujeto moderno (el ciudadano) los nuevos sujetos (nacionalidades y pueblos).

Si bien es cierto existen los derechos colectivos, también es cierto que la vigencia de los derechos colectivos no impli-ca necesariamente la vigencia del Estado Plurinacional; se trata entonces, la aplicación y el ejercicio de los derechos colectivos se concreta en el marco del Estado plurinacional, para avanzar hacia la fundamentación de un nuevo con-trato social que incorpore a estos nuevos sujetos jurídicos y políticos.

En la democracia plurinacional, el sistema político y la es-tructura del Estado incorporan los derechos y deberes de todos los sujetos ontológicamente reconocidos, para otor-garles iguales niveles de participación política y represen-tatividad institucional.

LOS PUEBLOS INDÍGENAS

El pensamiento colectivo, tiene conceptuado a los pueblos indígenas, como la lacra de la sociedad, tratan o ignoran su resistencia y supervivencia; sin embargo, en necesario refl ejar la verdad, que estos pueblos son los despojados de sus tierras, de su cultura, de sus formas de vida, que son descendientes de aquellos pueblos originarios que habita-ban en un determinado territorio antes de la formación del Estado.

El hecho de ser diferentes a los demás de la sociedad, los pueblos indígenas pagan un precio muy alto, fi guran entre las personas más pobres del mundo, y su pobreza mate-rial en cierta medida es una consecuencia del lugar en que viven; por las malas condiciones del suelo que difi cultan el cultivo y consecuentemente la subsistencia; en otros, se trata de regiones aisladas, a las que no llegan los servicios básicos de desarrollo, entre los que constan la ausencia de caminos, escuelas, centros de atención de salud, entre otros servicios básicos para vivir dignamente.

Llevan una carga pesada de marginalización política, discri-minación y la violación de derechos humanos fundamenta-les. Se les priva cada vez más de sus tierras y recursos en aras de un supuesto “desarrollo”; además, muchos pueblos indígenas carecen de legalidad de sus tierras.

Es de lamentar que a nombre de las políticas desarrollis-

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tas del país, se les despoja de sus tierras para llevar a cabo proyectos en benefi cio de terceros (minería, petróleo, etc.). En muchos lugares los pueblos indígenas que habitan en los bosques están sujetos a sanciones si explotan la madera u otros recursos que les han pertenecido por generaciones.

A pesar de que se ha superado la época del colonialismo, los pueblos indígenas continúan enfrentando la discrimi-nación y marginación, debidos a que su lengua, religión, cultura y estilo de vida son diferentes de la sociedad domi-nante, excluidos de la sociedad y frecuentemente privados de sus derechos como ciudadanos normales de un Estado y considerados como inferiores.

Sin embargo, la insistencia sobre sus derechos a la autode-terminación es la forma en que los pueblos indígenas van superando estos obstáculos para conservar, desarrollar y transmitir a las generaciones futuras, sus territorios ances-trales, sus sistemas de vida; y, la identifi cación de sí mis-mos como individuos, porque es su legado milenario sus derechos, sus territorios y tierras, los recursos naturales, la cultura y la economía.

Se conoce que un mínimo de 350 millones de personas en el mundo son considerados indígenas, la mayoría de ellas habitan remotas áreas del planeta, muy frecuentemente te-rritorios con grandes riquezas naturales y minerales. Exis-ten aproximadamente unos 5.000 pueblos indígenas en el mundo; los pueblos de la selva amazónica y andina, los grupos tribales de la India, los inuit del Ártico y los aborí-genes de Australia.

En este contexto, para mayor comprensión, trataré de reco-ger algunos criterios para defi nir a un pueblo indígena.

Defi nición de pueblos indígenas

El término indígena puede ser defi nido como una caracte-rística que relaciona la identidad de un determinado pue-blo o nación, a un área específi ca y que lo diferencia cultu-ralmente de otros pueblos o grupos humanos.

La defi nición sugerida por la Presidenta del Grupo de Tra-bajo de las Naciones Unidas para las Poblaciones Indíge-nas, es87:

Descienden de grupos que ya estaban en el territorio del país en el momento del arribo de otros grupos con culturas u orígenes étnicos diferentes.

Por su aislamiento de otros segmentos de la población del país han mantenido casi intactas las costumbres y tradiciones de sus ancestros, las cuales son similares a aquellas caracterizadas como indígenas.

Están sometidos, aunque más no sea formalmente, a una estruc-tura estatal que incorpora características nacionales, sociales y culturales ajenas a las suyas.

Martínez Cobo, defi ne de la siguiente manera:88

Comunidades, pueblos y naciones indígenas son aquellas que, po-seyendo una continuidad histórica con las sociedades pre-invaso-ras y pre-coloniales que se desarrollaron en sus territorios, se con-sideran disímiles de otros sectores de las sociedades dominantes en aquellos territorios o parte de los mismos. Ellos componen ac-tualmente sectores no dominantes de la sociedad y están deter-

87 Erica Irene Daes .- Presidenta del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas para las Poblaciones Indígenas

88 Sr. Martínez Cobo - Reporte de la Sub Comisión de las Naciones Unidas para la Prevención de Discriminación de Minorías.(1986)

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minados a conservar, desarrollar y transmitir a las generaciones futuras sus territorios ancestrales y su identidad étnica como base para su continuidad como pueblos en conformidad a sus propios patrones culturales, instituciones sociales y sistemas legales.

Esta continuidad histórica puede consistir en la persistencia, du-rante un largo período de tiempo y hasta el presente, de uno o más de los siguientes factores:

a) Ocupación de territorios ancestrales o parte de ellos.

b) Linaje en común con los ocupantes originales de esos territo-rios.

c) Cultura en general o en manifestaciones específi cas (como son religión, sistema tribal de vida, afi liación a una comunidad indígena, indumentaria, modo de subsistencia, estilo de vida, etc.)

d) Lenguaje (tanto si es utilizado como lenguaje único, lengua materna, medio habitual de comunicación en el hogar o en fa-milia o empleado como lengua principal, preferida, habitual, general o normal)

e) Residencia en ciertas partes de su país o en ciertas regiones del mundo.

f) Otros factores relevantes.

El Convenio 169 de la OIT declara que un pueblo puede ser considerado indígena sí:

1. Es descendiente de aquellos que habitaban el área antes de su colonización.

2. Ha mantenido sus propias instituciones sociales, econó-micas, culturales y políticas desde la época de la coloni-zación y el establecimiento de los nuevos estados.

3. Además, expresa que la autoidentifi cación es trascen-dental para los pueblos indígenas.

Este criterio ha sido aplicado en algunos casos de reclamo de territorios, derechos vulnerados entre otros.

¿CÓMO IDENTIFICAMOS A LOS PUEBLOS INDÍGENAS?

En el derecho internacional se identifi ca a los pueblos in-dígenas por dos elementos objetivos y uno subjetivo, de acuerdo como se desprende del Convenio 169 de la OIT.

Los elementos objetivos.- se refi eren a un hecho histórico y a un hecho actual.

El elemento subjetivo.- es la autoconciencia de la identidad, que vincula ambos hechos el histórico y el actual.

En el primer caso se identifi ca como pueblos indígenas a aquellos que descienden de pueblos que preexisten a los Estados actuales (hecho histórico) y que en la actualidad conservan en todo o en parte sus instituciones sociales, po-líticas, culturales, o modos de vida (vigencia actual).

El criterio subjetivo se refi ere a la autoconciencia que tienen los pueblos de su propia identidad indígena, esto es, que descienden de pueblos originarios y que tienen institucio-nes propias.

En este contexto, para identifi car a los pueblos indígenas, se observa algunas características culturales partiendo de los elementos enunciados.

Los elementos delineados en el artículo 1(1) constituyen los criterios objetivos de la cobertura del Convenio 169 de la OIT. Se puede determinar objetivamente si un pueblo indí-

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gena o tribal específi co cumple con los requisitos del artí-culo 1(1) y reconoce y acepta a una persona como pertene-ciente a ese pueblo.

El artículo 1(2) reconoce la autoidentifi cación de los pueblos indígenas o tribales como un criterio fundamental. Este es un criterio subjetivo del Convenio núm. 169, que asigna una importancia fundamental a si un pueblo determinado se considera indígena o tribal bajo el Convenio y a si una persona se identifi ca como perteneciente a ese pueblo. El Convenio núm. 169 fue el primer instrumento internacional en reconocer la importancia de la autoidentifi cación.

Los elementos de pueblos tribales incluyen:89

• Condiciones económicas, culturales, organización social y forma de vida que los distingan de los otros segmentos de la población nacional, por ejemplo en la forma de ga-narse el sustento, el idioma, etc.;

• Tener tradiciones y costumbres y/o un reconocimiento le-gal especial.

Los elementos de pueblos indígenas incluyen:

• Continuidad histórica, es decir que son sociedades origi-narias anteriores a la conquista o la colonización;

• Conexión territorial (sus ancestros habitaban el país o la región);

• Instituciones políticas, culturales, económicas y sociales distintivas (retienen algunas o todas sus instituciones propias).

89 Los Derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales en la Practica – Guía sobre el Convenio 169 de la OIT. 2009

El Convenio 169 de la Organización Internacional del Tra-bajo, habla sobre los pueblos indígenas:

Art. 1. El presente Convenio se aplica:

[…]

b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el país o en una región geográfi ca a la que pertenecía el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras esta tales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.

2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá conside-rarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio (énfasis agregado).

FUENTES DEL DERECHO INDÍGENA

En el contexto internacional, las fuentes del derecho indí-gena son los instrumentos internacionales, los que deben ser ratifi cados por un Estado para hacer parte del derecho convencional; el derecho consuetudinario internacional; los principios generales del derecho; la jurisprudencia de ins-tancias internacionales; y, la doctrina de juristas reconoci-dos.

Guiándonos por el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia (art. 38), cabe considerar como fuentes del derecho internacional las que siguen:

a) Las convenciones internacionales;

b) La costumbre internacional;

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c) Los principios generales de derecho;

d) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia.

En lo que toca al Instrumentos Internacionales sobre Dere-cho Indígena, cabe resaltar entre otros:

• El Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de 1989.

• La Declaración de las Naciones Unidas sobre los dere-chos de los pueblos indígenas de 2007.

El Derecho Indígena ha tenido un desarrollo signifi cativo a partir de los casos que se conoció por el Sistema Intera-mericano de Derechos Humanos, así como las importantes decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Huma-nos, en el que ha jugado un papel importante el Convenio 169 de la OIT de 1989, la Declaración de las Naciones Uni-das sobre los derechos de los pueblos indígenas de 2007, su propia jurisprudencia, e incluso recomendaciones de los Relatores Especiales sobre las libertades y derechos funda-mentales de los indígenas.

Igualmente, se ha ido desarrollando una doctrina progre-siva a partir de las recomendaciones de órganos no juris-diccionales, como la Comisión Interamericana, el Relator Especial, y de órganos cuasi-jurisdiccionales como los me-canismos de control de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La Corte Interamericana ha considerado como parte del derecho consuetudinario internacional algunos derechos indígenas, como el derecho colectivo que aglutina otros de-rechos que se derivan de éste.

En cuanto al derecho interno, la fuente más importante es la Constitución de la República del Ecuador de 2008, la cual ha incorporado un importante corpus de derechos de los pueblos indígenas, afroecuatorianos y montubios90. Estos derechos hacen parte del bloque de constitucionalidad y son objeto de garantías constitucionales para su protección.

La Constitución de la República de 2008, prevé mecanismos para integrar o interpretar la norma constitucional a la luz de los tratados internacionales de derechos humanos.

Art. 417.- Los tratados internacionales ratifi cados por el Ecuador se sujetarán a lo establecido en la Constitución. En el caso de los tratados y otros instrumentos internacionales de derechos huma-nos se aplicarán los principios pro ser humano, de no restricción de derechos, de aplicabilidad directa y de cláusula abierta estable-cidos en la Constitución91.

Art. 11. 3.- Los derechos y garantías establecidos en la Constitu-ción y en los instrumentos internacionales de derechos humanos serán de directa e inmediata aplicación por y ante cualquier ser-vidora o servidor público, administrativo o judicial, de ofi cio o a petición de parte. Para el ejercicio de los derechos y las garantías constitucionales no se exigirán condiciones o requisitos que no estén establecidos en la Constitución o la ley. Los derechos serán plenamente justiciables. No podrá alegarse falta de norma jurídi-ca para justifi car su violación o desconocimiento, para desechar la acción por esos hechos ni para negar su reconocimiento.

En algunos países de la región, las cortes o los tribunales constitucionales han afi rmado que los tratados de derechos humanos hacen parte del bloque de constitucionalidad (Bo-livia, Colombia, Perú, etc.), por lo que el Convenio 169 de la OIT queda bajo el amparo de las garantías constitucionales.

90 Artículo 56, 57, 58, 59 y 60 Constitución de la República del Ecuador.91 Constitución de la República del Ecuador 2008.

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Por lo tanto es de aplicación el principio pro homine o pro in-dígena, por el cual rigen las normas o incluso los acuerdos nacionales que ofrezcan más derechos y ventajas a los pue-blos indígenas, como establece el artículo 35 del Convenio 169 de la OIT.

Es importante subrayar este punto, porque usualmente son normas de carácter infraconstitucional92 las que restringen los derechos indígenas, no siendo dable que el Estado se justifi que en su legislación interna para incumplir un trata-do internacional.

Los gobernantes de turno, adoptan formalmente el consti-tucionalismo liberal, la institución republicana, un modelo de Estado-nación (un solo pueblo, cultura, idioma y ley para todos), y derechos y garantías individuales; con relación a los pueblos y nacionalidades originarios, el Estado tiene un claro objetivo de sujeción y control, bajo políticas diferen-ciadas de acuerdo al grado de sometimiento o autonomía que conservaban los pueblos y nacionalidades originarios.

92 http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080828144734AA0Rq2y.-

93“Por el hecho colonial los pueblos originarios quedaron en una posición política subordinada, en permanente situación de des-pojo territorial y bajo condiciones de explotación económica. Tal situación fue justifi cada a posteriori mediante la construcción co-lonial de la ideología de la “inferioridad natural de los indios”, de base aristotélica. El derecho se encargó de perennizar tal ideología, echando mano de categorías castellanas medievales, por lo que los indios fueron defi nidos jurídicamente como “menores, rústicos y miserables”. Considerados como “hermanos menores” de los colo-nizadores, los pueblos originarios fueron encomendados al control y tutela de los “hermanos mayores”. Desde entonces, inferioridad e incapacidad se convirtieron en los descriptores indígenas de las políticas públicas y las prácticas sociales. La tutela indígena se convirtió en el instrumento legal del despojo de la capacidad de los pueblos para controlar su destino”.

“A fi n de poder gobernar las colonias muy vastas, la corona española reconoció a las autoridades indígenas con cierto control dentro de los pueblos de indios, pero subordinadas y con las limitaciones de las cargas coloniales. Bajo la justi-fi cación de la minoridad indígena, sólo cabía la aplicación de sus “usos y costumbres” mientras no chocaran contra la religión ni las leyes de Indias, y el fuero propio sólo para casos menores de pleitos entre indios”.94

Las normas con rango de ley son normas que, por defi nición, tienen un carác-ter infraconstitucional. Esto se debe a que extraen su validez de la Constitu-ción y que, por tal motivo, tienen un rango jurídico inferior a cualquiera de las disposiciones que forman parte de la Constitución. Sin embargo, ello no quiere decir que todas las normas infraconstitucionales sean susceptibles de ser so-metidas a un control de constitucionalidad, sino sólo aquellas que tienen rango de ley, es decir, aquellas que le siguen en rango jurídico a la Constitución. Toda norma con rango de ley es, por defi nición, infraconstitucional, pero no toda norma infraconstitucional tiene rango de ley, pues existen otras normas de menor jerarquía como los decretos y las resoluciones, entre otras.

93 Bartolomé Clavero, 1986)94 Raquel Z. Yrigoyen Fajardo - De la tutela indígena a la libre determinación del

desarrollo, la participación, la Consulta y el Consentimiento.

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Las políticas republicanas diferenciadas fueron las siguien-tes:

• Los pueblos que en la era colonial fueron reducidos a “pueblos de indios”, en la republicana sufrieron políticas de disolución de sus tierras colectivas, autoridades y fuero propio, bajo el ideal liberal de “convertir indios en ciudadanos”, sometidos a las leyes generales del Esta-do. Tal política impedía a los pueblos originarios contar con una base territorial, política (autoridades y fuero) y cultural propia (idiomas, cultura), de tal modo que no se produjeran los levantamientos indígenas que carac-terizaron los fi nales de la era colonial. Bajo el ideal libe-ral defi nido externamente por la élite criolla dominante, la desaparición de las protecciones a las tierras colecti-vas, las autoridades y el fuero indígena dará lugar a la expansión de las haciendas y la servidumbre indígena.

• Y en el caso de los pueblos que no habían sido coloni-zados en la era republicana, las constituciones liberales los defi nieron como “salvajes e infi eles”. Las políticas de colonización territorial realizadas mediante el envío de misioneros, tropas y colonos, buscaban ampliar las fronteras agrícolas y “reducir a los salvajes a la civili-zación”. En este sentido tales pueblos perdieron su au-tonomía y fueron reducidos en colonias, resguardos o territorios sujetos a legislación especial y tutela estatal o eclesial.

Derecho de decidir autónomamente su desarrollo

Supone la potestad de los pueblos y nacionalidades origi-narias a tomar decisiones que les incumben sin interferen-cia estatal o de terceros. El Estado está en la obligación de asignar un presupuesto estatal o de terceros, pero en nin-

gún caso el Estado o terceros están autorizados a interferir su desarrollo. Este es el caso de la defi nición y elección de sus propias autoridades, la defi nición de sus prioridades de desarrollo, el establecimiento de su propio sistema de educación y de salud, etc. Éste derecho está consagrado en la Constitución de la República de 2008, el Convenio 169 y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, como el derecho a decidir sus propias prioridades de desarrollo, bajo el principio de que los pueblos controlan su modo de vida. Por lo visto, este derecho está consagrado tanto en el derecho internacional como en el interno.

Constitución de la República del Ecuador 2008.

Art. 57. … 9. Conservar y desarrollar sus propias formas de con-vivencia y organización social, y de generación y ejercicio de la autoridad, en sus territorios legalmente reconocidos y tierras co-munitarias de posesión ancestral.

10. Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho propio o con-suetudinario, que no podrá vulnerar derechos constitucionales, en particular de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.

11. No ser desplazados de sus tierras ancestrales.

12. Mantener, proteger y desarrollar los conocimientos colectivos; sus ciencias, tecnologías y saberes ancestrales; los recursos gené-ticos que contienen la diversidad biológica y la agrobiodiversidad; sus medicinas y prácticas de medicina tradicional, con inclusión del derecho a recuperar, promover y proteger los lugares rituales y sagrados, así como plantas, animales, minerales y ecosistemas dentro de sus territorios; y el conocimiento de los recursos y pro-piedades de la fauna y la fl ora. Se prohíbe toda forma de apropia-ción sobre sus conocimientos, innovaciones y prácticas.

Convenio 169 de la OIT

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Art. 7.1. Los pueblos interesados deberán tener el derecho de deci-dir sus propias prioridades en lo que atañe al proceso de desarro-llo, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, institu-ciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y cultural.

Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas

Artículo 3. Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determina ción. En virtud de este derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo econó-mico, social y cul tural.

Las organizaciones representativas de los pueblos y nacio-nalidades elaboran los llamados “planes de vida”, por lo que estos instrumentos son útiles para refl ejar las priorida-des de estos pueblos

LAS FORMULACIONES DE LOS PUEBLOS Y NACIONALIDADES INDÍGENAS Y LAS CONQUISTAS CONSTITUCIONALES.

Proceso de lucha por la plurinacionalidad

El primer levantamiento indígena en 1990 reivindica la de-claratoria de un Estado Plurinacional, el reconocimiento de territorios indígenas y la lucha por las tierras.

En 1992 se produce la marcha de los pueblos y nacionali-dades indígenas de la amazonia para exigir la legalización de sus territorios y la declaratoria del Estado Plurinacional; en ese mismo año se produce el levantamiento por los 500 años de resistencia indígena y popular.

En 1994 se protagoniza la movilización por la vida, en con-tra de la Ley de Desarrollo Agrario y la reivindicación de los territorios de los pueblos indígenas.

En la mitad de la década de los 90, el protagonismo político del movimiento indígena había alcanzado sus niveles más altos, por lo que, en 1996 el Congreso Nacional reforma el Art. 1 de la Constitución Política de la República del Ecua-dor, declarando al Estado como “Multiétnico y Pluricultu-ral”. Esta reforma no recogió la propuesta del movimiento indígena.

En 1997 se lleva a cabo el levantamiento indígena y popu-lar en contra de las medidas económicas, la corrupción y el chantaje que terminó con la destitución del Presidente Ab-dalá Bucarán, cuya reivindicación fundamental fue la con-vocatoria a una Asamblea Constituyente y la declaratoria de un Estado Plurinacional.

“Una vez en el gobierno Alarcón y el Partido Social Cris-tiano en la dirección del Congreso, pretendían posponer su convocatoria para el inicio del nuevo gobierno, esto es, para el 10 de agosto de 1998, por lo que, desde el 28 de agosto de 1997, la CONAIE promueve la caminata nacional de las nacionalidades y pueblos indígenas, seguro campesino y otros sectores sociales. Y se autoconvocan a una Asamblea Nacional constituyente, que se instaló el 13 de octubre del mismo año.”95

La Asamblea Nacional Constituyente de 1998, tampoco aprobó la propuesta de la declaratoria de un Estado Pluri-nacional, manteniendo la declaratoria del Estado Pluricul-tural y Mutiétnico, reconoció algunos derechos colectivos de los pueblos indígenas96, sin reconocer sus territorios.

95 Raúl Llasag Fernández, Los derechos colectivos y el movimiento indígena, Quito, CONAIE-CEPS, 2000, p. 1.

96 Arts. 1 inciso tercero, 3.1, 8.5, 24.12, 66 inciso segundo, 69, 83, 84, 191 inciso

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En efecto, la Constitución de 1998 no recogió la propuesta de la plurinacionalidad, por ello la lucha del movimiento indígena continuó y se concretó en varios levantamientos y movilizaciones: 21 de enero de 2000, que terminó con la sa-lida del Presidente Jamil Mahuad; levantamiento de enero-febrero de 2001, que logró parar las medidas económicas antipopulares y neoliberales del gobierno de Gustavo No-boa; varias movilizaciones en contra del TLC, entre otros.

Finalmente, la Constitución de Montecristi de 2008 recoge la propuesta del movimiento indígena, para dar el carácter de un Estado plurinacional e intercultural97, a la vez mante-niendo y mejorando algunos derechos colectivos en benefi -cio de los pueblos y nacionalidades indígenas.

En síntesis el planteamiento central de las organizaciones indígenas de nuestro país se refi ere a las reformas estructu-rales del Estado que garanticen:

“... la continuidad Histórica y la participación directa de los pue-blos y Nacionalidades Indígenas, en la institucionalidad ecuato-riana. Por similitud de condiciones estos planteamientos se hacen extensivos a otros sectores de la sociedad nacional, como es el caso de los pueblos afro ecuatorianos; sin que pretendamos su repre-sentación.” 98

Bajo esta mirada central y como parte de la presión ejercida por las organizaciones indígenas, el 8 y 9 de Julio de 1.997 se reunieron alrededor de 300 delegados, en el Campamen-to “Nueva Vida”, de la parroquia de La Merced, del cantón Quito, en un magno evento denominado Cumbre de Nacio-nalidades Indígenas del Ecuador.

cuarto y otros de la Constitución Política de 1998.97 Art. 1 Constitución de la República de 200898 CONAIE, ECUARINARI, CONFENAIE, Las nacionalidades indígenas y el Es-

tado Plurinacional, Edición CONAIE, Quito, 1.998.

Grandes concentraciones entre las organizaciones repre-sentativas de los pueblos y nacionalidades a fi n plantear los requerimientos que serían planteadas en la Asamblea Constituyente de 1998.

Además, como resultado de estas y tantas acciones se cons-tituyó el Consejo de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, integrado por los presidentes de las principales organiza-ciones y delegados de los pueblos y nacionalidades indíge-nas del país, quienes asumen la responsabilidad de impul-sar a fondo las propuestas de reformas constitucionales que reconozcan la plurinacionalidad del Estado ecuatoriano, en efecto se logró incorporar en la Constitución de 1998, como “pueblos denominados nacionalidades de raíces ancestra-les” y, luego de de una década en la Asamblea Constituyen-te de Montecristi de 2008, se reconoce la plurinacionalidad y la interculturalidad del Estado ecuatoriano.

En lo central, las propuestas fueron encaminadas a lograr:

a) Autonomía, jurisdicción y autoridades propias;

b) Respeto, garantía y dominio para su tierra, su territorio y sus recursos naturales;

c) Determinación de las circunscripciones territoriales;

d) Garantía para el ejercicio de su cultura, su identidad y la expresión de sus idiomas y dialectos;

e) Garantía estatal para un autodesarrollo de todos los sec-tores y comunidades indígenas, respetando su identi-dad; y,

f) Resguardo estatal y seguridad para un desarrollo de los pueblos y nacionalidades indígenas con un sentido de igualdad y equidad.

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Bajo los lineamientos señalados, las propuestas concretas en torno al contenido en la Constitución de 1988 y 2008, se encaminaban a lo siguiente:

a) Reconocimiento de ciertas formas y niveles de autono-mía dentro de las entidades territoriales y una redistri-bución de competencias y facultades;

b) Composición Parlamentaria, con un tercio de represen-tantes de las nacionalidades indígenas, aparte de los le-gisladores elegidos por votación universal y directa;

c) Incorporación de la representación de nacionalidades indígenas en los organismos estatales de composición pluripersonal que tengan incidencia en la vida y organi-zación de dichas nacionalidades;

d) Establecimiento de autoridades judiciales indígenas pro-pias, bajo el respeto a los sistemas jurídicos indígenas y conforme al denominado “derecho consuetudinario”;

e) Creación de órganos y procedimientos propios para re-solver sus confl ictos individuales y comunitarios;

f) Armonización de los sistemas de Planifi cación Estatal, recogiendo los proyectos y propuestas provenientes de las autoridades y gobiernos indígenas;

g) Inclusión de representantes de las nacionalidades indí-genas en los organismos de evaluación y control, como instrumentos de seguimiento y monitoreo. Estas evalua-ciones serían obligatorias para los órganos de ejecución; y acarrearían responsabilidades administrativas, civiles y aún penales;

h) Autonomía para las regiones, provincias, cantones, pa-rroquias y circunscripciones territoriales indígenas;

i) En aplicación de la mencionada autonomía, las naciona-lidades indígenas tendrían las siguientes facultades:

1. Gobernarse por autoridades propias;

2. Diseñar, ejecutar, monitorear y controlar los planes de desarrollo en sus respectivas circunscripciones, y en re-lación y correspondencia con el Plan Nacional de Desa-rrollo;

3. Ejercer las competencias que les correspondan;

4. Administrar los recursos para el cumplimiento de sus funciones; y,

5. Participar en las rentas nacionales;

j) Reconocimiento de los idiomas de los pueblos y nacio-nes originarias, como es el Kichwa y los demás de los respectivos territorios, como idiomas ofi ciales, al igual que el castellano como lengua de la interculturalidad. Esto signifi caría que en la comunicación ofi cial y oral con el Estado, las nacionalidades indígenas lo harían en castellano, mientras que en todas las gestiones jurídico-administrativas, culturales, etc., se utilizaría el kichwa o el idioma propio que corresponda a una nacionalidad determinada;

k) Formular la educación nacional bajo la nueva concep-ción y contenidos de interculturalidad, democracia, jus-ticia social, paz, defensa de los derechos humanos;

l) Obligación del Estado para que atienda, subvencione y fortalezca la educación Intercultural Bilingüe; ésta se defi nirá conforme a la lengua y cultura de la nacionali-dad que corresponda;

m) Conservación y desarrollo de sus propias formas de or-

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ganización social, política, jurídica y productiva al inte-rior de sus territorios;

n) Reconocimiento de todos sus derechos colectivos y co-munitarios, de manera especial la pertenencia a una comunidad o nación indígena, ya sea como pueblos o como personas;

o) No ser desplazados como pueblos, de sus tierras y terri-torios;

p) Derecho a mantener sus propios medios de información en sus propios idiomas;

q) Fortalecimiento de su relación espiritual y material con sus tierras, territorios, aguas y otros recursos que tradi-cionalmente han poseído y ocupado;

r) Derecho a mantener y conservar su hábitat y a sus prác-ticas de manejo de la biodiversidad;

s) Goce y ejercicio de sus derechos colectivos de propiedad intelectual y a la valoración de sus conocimientos ances-trales;

t) Practica, desarrollo, estudio y administración de sus propios sistemas de salud y salubridad;

u) Discriminación jurídico conceptual y típica de las infrac-ciones comunes, como causas eximentes y/o atenuantes de culpabilidad; y distribución de competencias entre las autoridades indígenas y estatales;

v) Inviolabilidad de los espacios de pueblos y nacionalida-des indígenas;

w) Derecho y garantía para el Seguro Social Campesino, ex-tendiendo su estructura y servicios, a fi n de cubrir las necesidades de protección y salud a los pueblos y nacio-

nalidades indígenas;

x) Garantía para la utilización de los conocimientos cien-tífi cos y técnicos propios y adaptados, para la organiza-ción de empresas agropecuarias y agroindustriales en sus tierras y territorios; y,

y) Apoyo crediticio, fi nanciero e incentivos tributarios, para su desarrollo económico, agropecuario y agroin-dustrial sustentables.

He aquí una apretada síntesis de las formulaciones hechas por las nacionalidades indígenas tanto para la Constitución de 1998 así como para la última Asamblea Nacional Consti-tuyente de Montecristi de 2008.

La lucha del movimiento indígena, por hoy se centra en la plena efectivización de la interculturalidad que viabilice el Estado plurinacional.

Implicancia de la plurinacionalidad

Han transcurrido 21 años, es decir, en junio de 1990, se dió el gran levantamiento denominado del Inti Raymi, en el que se movilizaron nacionalidades, pueblos indígenas, mo-vimientos sociales desde los diferentes latitudes del país, jóvenes, niños, hombres, mujeres, ancianos que se volcaron a las calles y carreteras, que en su corazón y mente tenían una sola consigna, ¡luchar por la reivindicación de los dere-chos usurpados!; esta acción inició con la toma pacífi ca de la iglesia de Santo Domingo en la capital de la República, mientras que el Presidente de la República de aquel enton-ces el doctor Rodrigo Borja Cevallos, anunciaba fuera del país que en Ecuador no existen indígenas, ¡qué ironía!.

Este inusual y relevante levantamiento tuvo como objetivo, demandar al presidente Rodrigo Borja:

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1. La solución inmediata de los confl ictos de tierra;

2. Modifi car el modelo agroexportador;

3. Rechazar el pago de la deuda externa;

4. Rechazar la contaminación y la destrucción de las em-presas petroleras en la selva amazónica;

5. Exigir el reconocimiento de los derechos colectivos;

6. Avalar la toma de haciendas por quienes trabajan las tie-rras;

7. Legalización de territorios de las nacionalidades indíge-nas;

8. Declarar al Ecuador Estado Plurinacional, reconociendo la diversidad cultural

9. Expulsión defi nitiva del Instituto Lingüístico de Verano;

10. Reconocer los conocimientos ancestrales y la medicina alternativa indígena;

11. Defi nir precios justos de los productos del campo; y

12. Entrega de recursos para el fortalecimiento de la Educa-ción Bilingüe.

Estas demandas caló profundas transformaciones que van emergiendo hacia la sociedad y su punto de infl exión que incorporó a los pueblos indígenas como un poderoso actor social en el escenario nacional y la admiración internacio-nal.

A raíz de este acontecimiento, continúa un proceso inicia-do de autodeterminación como pueblos y nacionalidades; además, se ha logrado parcialmente espacios dentro de la función pública, aunque sin poder de decisión; se ha no-

tado parcialmente que habido tonos de liberación de la opresión, pero no de la imposición ideológica del colonia-lismo rezagado; los pueblos indígenas han podido acceder a tierras, pero improductivas; parcialmente se ha logrado algunos derechos, pero cuando se quiere ejercerlos coartan, utilizando mecanismos de la estructura del Estado; se con-siguió incorporar en la estructura del Estado un sistema de Educación Intercultural Bilingüe, que lamentablemente no ha obtenido apoyo de los gobiernos para el fortalecimiento de la sabiduría y los conocimientos propios; se logró ob-tener instituciones indígenas como la DINEIB, CODENPE (ex SENAIN y CONPLADEIN) y FODEPI que ahora están al borde de la extinción, extranguladas por el retiro del pre-supuesto, que también se puede entender que es una de las maniobras para coartar los derechos sagrados de los pue-blos indígenas.

La Plurinacionalidad como un proyecto político de los pue-blos y nacionalidades indígenas del Ecuador, es el resultado de un largo proceso de resistencia y lucha contra la discri-minación y explotación por los sistemas coloniales, capita-listas y extractivistas; y, de las modernas fuerzas neocolo-niales imperialistas. En la perspectiva larga de la historia, es el acumulado de 519 años; y, desde una perspectiva corta, el Proyecto Político empezó a construirse desde los años de 1970, con la aparición de distintas organizaciones indígenas en la sierra y Amazonía.

Años más tarde, la tesis de la Plurinacionalidad del Ecua-dor, fue planteada en en 1994 como una alternativa al ca-pitalismo. En aquellas circunstancias históricas concretas, los pueblos y nacionalidades indígenas y movimientos so-ciales de tendencia izquierda, se enfrentó el momento más alto de la crisis. El neoliberalismo se promovía como el me-jor modelo de salida a los graves problemas que sufrían la mayoría de los países del mundo. Pero en el Ecuador, en

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1995, con el triunfo del NO en la consulta popular convo-cada por el gobierno de Sixto Duran Ballén, para viabilizar las privatizaciones, el neoliberalismo sufrió su primera de-rrota.

En la llamada “larga noche neoliberal”, el Estado fue redu-cido a funciones de control y coerción social; la economía y política estaba en manos del capital privado, en especial del gran capital internacional; los sectores oligárquicos nacio-nales: capitales comerciales y fi nancieros se enriquecían su-bordinados a poderosas transnacionales norteamericanas y europeas, quienes hacían negociados apoderándose de los recursos naturales: petróleo, minería, agua, semillas, etc.

En este aspecto, los diversos pueblos y nacionalidades in-dígenas en el Ecuador, fueron considerados como un obs-táculo para el “progreso” y por consiguiente, las elites im-pulsaron un proceso de homogenización de los sectores subalternos, caracterizados como carentes de potencial po-lítico para plantear o constituir una alternativa para pensar el país. De este modo, el nacimiento de la república ecua-toriana está signado por la exclusión de las mayorías de la construcción nacional99

La idea de emancipación del pueblo, con la que se está rom-piendo los lazos coloniales, choca con los hábitos políticos coloniales profundamente arraigados en las sociedades la-tinoamericanas. Emancipar empieza a adquirir el signifi ca-do de “civilizar” al pueblo de su atraso y anarquía100. En el siglo XIX imperaba la idea de que el pueblo no estaba preparado para regirse por un sistema republicano supe-rior a su capacidad. De ahí el intento de fundar la república “desde arriba” 101. El mantenimiento del colonialismo in-

99 Galo Ramón, 2004: 23 - 24.100 Villavicencio, 2003: 86101 Galo Ramón, Ibídem.: 81 - 82

terno, que ha generado profundos procesos de exclusión, requiere de acciones afi rmativas hacia los grupos excluidos que permitan superar la discriminación en una perspectiva de justicia histórica.

En la actualidad el comercio de los recursos naturales si-gue, por ahora en la mano directa del Estado. El gobier-no de Alianza País asienta su modelo de desarrollo en una reprimarización de la economía, mediante una ampliación de la frontera petrolera y la minería a gran escala, fomento agroindustrial exportador y el desplazamiento fi nanciero; además, el modelo también lleva a convertir la biodiversi-dad y la naturaleza en mercancías, a través de los servicios ambientales.

En este modelo el Estado desintegra las redes orgánicas de la sociedad, debilita las estructuras de las comunas, pue-blos y nacionalidades, crea nuevos sectores oligárquicos de poder, haciendo imposible la aplicabilidad de la plurinacio-nalidad.

Sin embargo, se asegura que la Plurinacionalidad es un mo-delo de organización político, económico y sociocultural, y un sistema de gobierno que busca la justicia, la libertad, y el desarrollo equitativo del conjunto de la sociedad ecuatoria-na y de todas sus regiones y culturas; busca la descoloniza-ción política, ideológica y del sistema de nuestros pueblos y nacionalidades indígenas, del pueblo afro ecuatoriano y montubio, superando así el olvido, el empobrecimiento y la discriminación de las civilizaciones originarias.

Esto sólo será posible en el ejercicio pleno y la vigencia de las estructuras jurídico-políticas y culturales de las nacio-nalidades y pueblos indígenas, afro ecuatorianos, montu-bios ya reconocidos por la Constitución de la República del Ecuador, el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Na-ciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

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La tesis del “Estado Plurinacional”, es el modelo de orga-nización política para la descolonización de nuestras na-ciones y pueblos; hace realidad el principio de la unidad en la diversidad y busca superar el empobrecimiento y la discriminación de siglos a los pueblos originarios; supone un cambio en la estructura del Estado, en el modelo de de-sarrollo y en la democracia102 que conlleva una solidaridad nacional con otro reparto de benefi cios sociales, otra forma de democracia y procesos de decisión compartida para el manejo de recursos naturales. Así mismo es el camino que facilita el reconocimiento de las autonomías indígenas que existen; en éstas, está vigente otro tipo de derecho y que ese derecho debe ser respetado; además, está vigente otro tipo de democracia y esta democracia es enriquecida por-que existe la participación amplia y la participación de los pueblos indígenas que no son simplemente a través de la resistencia, de la protesta, sino a través de diálogo, entendi-miento y toma de decisiones.

La plurinacionalidad postula la relación distinta entre el Es-tado y el mercado, la sociedad y la naturaleza. Una relación basada en el verdadero sumak kawsay o “buen vivir”, en este sentido, la idea de desarrollo conceptuado por el occi-dentalismo es inexistente en la cosmovisión de los pueblos indígenas. De esta manera entendemos que el futuro está atrás, es aquello que no se mira, ni se conoce; mientras al pasado está al frente, se lo ve adelante, se lo conoce, y esta junto a él, que con él se camina; en este camino acompañan la sabiduría de los ancestros que se hacen uno con las per-sonas, con la comunidad y con la naturaleza. El mundo de arriba, el mundo de abajo, el mundo de afuera y el mundo de aquí, se conectan y hacen parte de esta totalidad, dentro de una perspectiva espiral del tiempo y no lineal.

En la plurinacionalidad, las concepciones necesariamente

102 (Cfr., CONAIE: 2007: 9).

son tomadas como “nosotros” es decir la comunidad, por-que el mundo no puede ser entendido desde la perspectiva del “YO” que impone la concepción del occidente; porque el pensamiento de los pueblos y nacionalidades originarias es eminentemente colectivo que es la base de la reproduc-ción de ese sujeto colectivo que todos y cada uno “somos”, de ahí que el ser humano es una pieza de este todo, que no puede ser entendido en sus partes; la totalidad se expresa en cada ser y cada ser en la totalidad. De ahí el principio de respeto y reciprocidad, que determina el hacer daño a la naturaleza es hacernos daño a nosotros mismos. Cada acto, cada compartimiento tiene consecuencias cósmicas, las montañas, los cerros se enojan o se alegran, se ríen o se entristecen, sienten… piensan… existen, están presentes. El sumak kawsay, o vida plena, expresa esta cosmovisión.

Alcanzar la vida plena es la tarea del sabio (amawta) y con-siste en llegar a un grado de armonía total con la comuni-dad y con el cosmos.

El debate sobre el desarrollo en el contexto de la plurina-cionalidad se enriquece enormemente, porque no se habla del crecimiento económico, ni del PIB, se habla de amplias relaciones, entre los seres humanos, la naturaleza, la vida comunitaria, los ancestros, el pasado y el futuro; esto im-plicaría que ya no se está hablando del Estado y mercado exclusivamente como elementos del desarrollo, sino que se habla de Estado, mercado, naturaleza y sociedad, esto da el concepto y un pensamiento del buen vivir (alli kawsay), para alcanzar el sumak Kawsay (la vida plena), el cual nos conduce a pensar qué relaciones debemos entablar entre el Estado, mercado, naturaleza y sociedad.

La plurinacionalidad promueve la justicia y pregona la igualdad; la lucha por la igualdad es también la lucha por el reconocimiento de la diferencia. Como se ha mencionado

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en los capítulos anteriores, la igualdad no es sinónimo de homogenización, ni diferencia sinónimo de desigualdad.

“Igualdad y diferencia no son dos nociones contrapuestas, por el contrario constituyen dos dimensiones de la justicia social, este es el sentido de la unidad en la diversidad; de ahí que para construir una sociedad democrática y pluralista la orientación estratégica busque la transformación en tres planos articulados entre sí: el socioeconómico para asegurar la igualdad, el político que permita cambios en las estructuras de poder, de manera que la diferencia deje de ser un elemento de dominación y opresión y el sociocul-tural, encaminado al reconocimiento de la diferencia y a abrir las posibilidades para un aprendizaje entre culturas”103

En el ámbito de la democracia, la Plurinacionalidad admi-te la construcción de un Estado radicalmente democrático, recupera y fortalece a este Estado y la sociedad, para ga-rantizar el ejercicio pleno de la soberanía popular; admite el reconocimiento a las autoridades de los pueblos y nacio-nalidades, elegidas de acuerdo a sus usos y costumbres, en igualdad de condiciones con los demás sectores de la socie-dad, de ahí que reconoce y valora las distintas formas de democracia existentes en el país: la democracia comunita-ria, la democracia deliberativa, la democracia participativa que nutren y complementan a la democracia representati-va, promoviendo un verdadero ejercicio democrático inter-cultural y la construcción de un Estado radicalmente de-mocrático que es la construcción de un Estado policéntrico.

La plurinacionalidad va de la mano con la descentraliza-ción y no con el debilitamiento del Estado. Podemos tener un Estado fuerte y descentralizado, con una sociedad fuer-te, y no es “crear un Estado dentro de otro Estado”, es tan absurdo pensar que los gobiernos locales son Estados den-tro del Estado; por lo tanto el carácter unitario del Estado

103 Héctor Díaz Polanco, La diversidad Cultural y Autonomías en México 2005.

no está en juego de ninguna manera, pero se trata de un Estado que reconoce las diversas formas de ejercicio de la autoridad existentes en el país y la capacidad de los pue-blos de autodeterminarse, en una dimensión clave de la so-beranía popular.

La plurinacionalidad implica la autodeterminación de los pueblos, que es algo muy distinto a independencia, así como los gobiernos seccionales en este país gozan de auto-nomía y son dueños de sus propias decisiones, así también las nacionalidades y pueblos indígenas y afroecuatorianos tienen el derecho de ejercer sus propias formas de gobierno, de acuerdo a sus prácticas tradicionales y dentro del marco jurídico del Estado unitario. 104.

“El principio de autodeterminación de los pueblos está fuertemen-te enraizado en la doctrina y la jurisprudencia internacionales, y ha gozado de un gran prestigio y legitimidad desde sus oríge-nes más remotos hasta sus antecedentes históricos más precisos y recientes. En el primer caso, este principio se corresponde con el justo anhelo de libertad de los pueblos sojuzgados, desde los albores de la antigüedad, y encuentra su contraparte dialéctica en la búsqueda de dominio y sujeción, por parte de imperios y sociedades organizadas políticamente, el derechos de los pueblos a la rebelión, para sacudirse el yugo de un pueblo extranjero o libe-rarse de una tiranía, es tan antigua como la historia; aparece en mitos y leyendas y constituye una parte esencial de la literatura épica y del más moderno derecho de la guerra”.105

Hay que recordar que los pueblos indígenas del Ecuador han sido quienes más han defendido hasta con la vida la so-beranía territorial del Ecuador. Cuando las elites defi enden la autonomía, saludan y recogen este concepto, pero cuan-do la defensa de la autonomía viene desde los pueblos, los

104 Boaventura de Sousa, 2007: 31- 33105 Ernesto Sosa – Autodeterminación de los pueblos

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acusan de separatistas. La plurinacionalidad, no habla de separatismo, habla de la unidad en el que reconoce la diver-sidad, de la construcción de un nuevo tipo de autonomía, basada en la solidaridad en el reconocimiento de aquellos que son invisibilisados por siglos, de aquellos que en pala-bras de Galeano son los “nadies”:106

“Los nadies: Los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no fi guran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”

La plurinacionalidad implica una ruptura con la noción li-beral de la nación, aquella según la cual a cada Estado le co-rresponde una nación. El reconocer que un Estado no deja de ser unitario por estar constituido por múltiples naciones es sin duda un avance democrático, pero también un avan-ce teórico-político, basado en la concepción de la diversi-

106 Eduardo Galeano, Los nadies - 2007.

dad. La existencia de múltiples naciones conlleva además al reconocimiento de múltiples adscripciones identitarias, el ser indígena y el pertenecer, por lo tanto, a una nacio-nalidad originaria, no implica el dejar de ser ecuatoriano. Las personas indígenas, entonces son sujetos de una doble identidad, la identidad indígena y la identidad ecuatoriana, en este sentido la plurinacionalidad es la construcción de una cultura común, de una identidad compartida, que en nuestro caso es la ecuatoriana

Finalmente, la plurinacionalidad conlleva la construcción de una sociedad post-colonial, a sabiendas de que el colo-nialismo no terminó con la independencia, pues la creación de nuestras repúblicas no implicó una lucha contra el siste-ma monárquico, sino el alcanzar la independencia de la co-rona española, para que su descendencia siga gobernando el país.

“La plurinacionalidad es término que reconoce y describe la realidad de un país en la cual los pueblos indígenas: co-munas, comunidades, pueblos, naciones o nacionalidades indígenas, afro descendientes y montubios conviven con blancos y mestizos.”107.

Para los pueblos indígenas la plurinacionalidad va mucho más allá de un simple reconocimiento y descripción de la diversidad indígena, afro ecuatoriana o montubia, porque es una propuesta de un nuevo modelo de Estado, institu-cional, cultural, económico, democrático, territorial, que in-cluye a todas las personas ecuatorianas, que busque el bien-estar equitativo de los seres humanos, regiones, culturas y naturaleza, que garantice el verdadero Sumak Kawsay y no el “Sumak Kawsay” de discursos de políticos.

Vista desde la óptica constitucional, la plurinacionalidad

107 Catherin Walsh, op. cit., p. 8.

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está concebida como un principio fundamental108 que ca-racteriza al Estado ecuatoriano como diverso en términos amplios.

Es decir, abarca diferentes formas de diversidades, como los variados colectivos indígenas, pueblos afro descendientes, grupos inmigrantes e inclusive diversidad de género, cada una de las cuales tienen un componente cultural particu-lar y plantean sus propios retos, tienen visiones diferentes, todo lo cual plantea la estructuración de un nuevo modelo de Estado, institucional, cultural, económico, democrático, territorial, jurídico y administración de justicia, cuyo fi n fundamental es alcanzar el Sumak Kawsay de una sociedad intercultural.

Por su parte la interculturalidad es vista desde dos ópticas:

a) La primera como un mecanismo o instrumento que via-biliza la plurinacionalidad, así lo entiende por ejemplo la constitución boliviana, al decir que “la intercultura-lidad es el instrumento para la cohesión y la conviven-cia armónica y equilibrada entre todos los pueblos y naciones”109; y,

b) La segunda en cambio sostiene que la interculturalidad va mucho más allá de un simple mecanismo que viabi-lice la plurinacionalidad, porque es un proyecto social, político, epistémico y ético dirigidos a la construcción de sociedades, relaciones y condiciones de vidas nuevas.

“La interculturalidad, en cambio, aún no existe. Es algo por cons-truir. Va mucho más allá del respeto, la tolerancia y el reconoci-miento de la diversidad; señala y alienta, más bien, un proceso y proyecto social, político, epistémico y ético dirigidos a la cons-

108 Garrorena Morales Ángel, El Estado Español como Estado Social y Democrá-tico de Derecho, Pág. 21 y 22.

109 Constitución boliviana, Art. 100.1.

trucción de sociedades, relaciones y condiciones de vida nuevas y distintas. Aquí me refi ero no sólo a las condiciones económicas sino también a ellas que tienen que ver con la cosmología y la vida en general, incluyendo los conocimientos y saberes, la memoria ancestral, y la relación con la madre naturaleza y la espiritua-lidad, entre otras. Por sí, parte del problema de las relaciones y condiciones históricas y actuales, de la dominación, exclusión, desigualdad e inequidad como también de la confl ictividad que estas relaciones y condiciones –y las lógicas y racionalidades que forman parte de ella se engendran, es decir la “colonialidad” con sus cuatro ejes o potestades ya señalados.110

El proceso de materialización de la plurinacionalidad tie-ne una transición, y justamente en ese proceso de transi-ción se tiene que abrir trochas y caminos que viabilicen la construcción de la sociedad intercultural, es duro abrir los caminos y trochas para ello tendremos que utilizar muchas herramientas interculturales hasta que se materialice este nuevo modelo de Estado, institucional, cultural, económi-co, democrático, territorial.

Plurinacionalidad en la Constitución de 2008

A partir del año 2006 se evidenció la reacción nacional con-tra los tres procesos cruciales, es decir, la edifi cación de una economía empresarial excluyente, el dominio estatal de la clase política (Estado de partidos) y la desinstitucionaliza-ción del Estado Nacional.

Entre 2007 y 2011 se sucedieron seis procesos electorales que demostraron ese viraje del país. Uno, la primera vuel-ta electoral, en la que el candidato de Alianza País, Rafael Correa, logró pasar a la segunda vuelta; dos, el triunfo de Correa, en la segunda vuelta, sobre Álvaro Noboa; tres, el

110 Catherin Walsh, op. cit., p. 8.

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triunfo, con el 82 % de los votos, de la tesis de convocatoria a una Asamblea Constituyente de plenos poderes para que dicte una nueva Constitución; cuatro, el triunfo de una am-plia mayoría de candidatos de Alianza País para integrar la Asamblea; y, cinco, la votación mayoritaria (64%) a favor de la nueva Constitución que había sido presentada a conside-ración del pueblo por la Asamblea Constituyente, a efectos de que sea aprobada mediante referéndum, el mismo que se realizó el 28 de septiembre de 2008 y el ultimo y reciente que fue la Consulta Popular, planteando la modifi catoria de la Constitución de Montecristi y la incorporación de otros preceptos a la misma, que se realizó el 7 de mayo de 2011.

El logro más grande conseguido por los pueblos indígenas es el reconocimiento constitucional como Estado Plurina-cional, más allá de los límites que se puso a lo largo del texto, este hecho abre una puerta para transformaciones a mediano y largo plazo.

La Constitución dice en su artículo 1, dice: “El Ecuador es un Estado constitucional de derecho y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico”. La interculturalidad es parte sustancial de la plurina-cionalidad.

A partir de este reconocimiento, se anhela que se desarrolle la plurinacionalidad en varios ámbitos de la estructura del Estado.

En la parte de los sujetos de derecho que el Estado reconoce constan: “Las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos son titulares y gozarán de los derechos garantizados en la Constitución y en los instrumentos internacionales”.111

De esta manera se hace una combinación entre el sujeto in-dividual y colectivo; entre derechos individuales y colecti-

111 Art. 10 Constitución de la República 2008

vos, lo que se refl eja en el reconocimiento de una especie de doble nacionalidad interna: “La nacionalidad ecuatoriana es el vínculo jurídico político de las personas con el Estado, sin perjui-cio de su pertenencia a alguna de las nacionalidades indígenas que coexisten en el Ecuador plurinacional” (Art. 6).

Los pueblos indígenas plantean dos pilares fundamentales de la plurinacionalidad, son:

a) Los derechos territoriales, y,

b) El autogobierno o gobiernos comunitarios.

Sobre este último punto, la Constitución de Montecristi mantiene la actual división territorial interna, esto es, las provincias, cantones y parroquias.

Hace sí, dos renovaciones: las regiones y las circunscripciones territoriales indígenas y pluriculturales (Art. 242), estas últi-mas tendrán categoría de régimen especial.

El Art. 257 de la Constitución de Montecristi señala que en las circunscripciones territoriales indígenas o afro ecuato-rianas se constituirán “gobiernos territoriales autónomos” y que se regirán por los principios de “interculturalidad, pluri-nacionalidad y de acuerdo con los derechos colectivos”.

La forma de constituir estos territorios será mediante con-sulta popular y con el voto favorable de las dos terceras partes de los votos válidos.

La norma constitucional admite que las circunscripciones territoriales indígenas no alterarán los actuales límites in-ternos (Art. 257) pone barreras a la construcción histórica de los territorios indígenas o comunitarios, ya que su objeti-vo era recuperar la unidad de los pueblos y nacionalidades que actualmente se hallan divididos en medio de parro-quias, cantones y provincias.

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Hay, por tanto, una contradicción entre los principios pres-critos para los gobiernos autónomos y los territorios indí-genas, pues para los primeros se fi ja que se regirán por la “solidaridad, subsidiaridad, equidad interterritorialidad, integración y participación ciudadana”; en cambio, para los segundos tendrán la interculturalidad y la plurinacionali-dad como principios de funcionamiento.

Por consiguiente, la Constitución de 2008 ha provocado un giro con respecto a las nacionalidades y pueblos sus dere-chos colectivos, la administración de justicia entre otros.

Bajo este escenario, creo que la Constitución de Montecristi tiene una serie de innovaciones entre las cuales destaco a los siguientes:

• Termina con la vigencia de la neoliberal Constitución de 1998;

• Plantea un nuevo modelo de economía, que recupera el papel del Estado, reintroduce la planifi cación, garantiza para el país los sectores estratégicos.

• Institucionaliza las políticas económicas estatales.

• Fija responsabilidades al sector privado empresarial, pues reivindica la “función social” de la propiedad.

• Reconoce diversas formas de propiedad: pública, priva-da, comunitaria, estatal, asociativa, cooperativa, mixta.

• Recupera y amplía los principios y derechos laborales, precarizados o conculcados.

• Reestructura al Estado nacional, determinando funcio-nes que competen al Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además, por lo que crea una nueva función, de Transpa-rencia y Control Social a cargo del Consejo de Participa-

ción Ciudadana y Control Social.

• Crea la Corte Constitucional.

• Centraliza y regula el régimen de autonomías y com-petencias, estableciendo la necesaria tipifi cación de las funciones autonómicas y descentralizadas que el Esta-do transferirá.

• Fortalece al Ejecutivo en sus funciones (heperpresiden-cialismo, que a la larga es muy dañino).

• Avanza en materia de derechos: individuales, sociales, económicos, laborales y colectivos, en el contexto del Buen Vivir (Sumak Kawsay) y la proclama de los Dere-chos de la Naturaleza.

• Garantiza la propiedad comunal, la consulta comuni-taria para la explotación de recursos no renovables, la conservación de las formas propias de convivencia y organización, respeto a las tierras ancestrales, la confor-mación de circunscripciones territoriales.

Aparentemente, la Constitución de 2008 consolida la aper-tura del nuevo ciclo histórico político para los pueblos in-dígenas.

Por otro lado, está presente la cuestión de los derechos co-lectivos y la idea de que para rescatar la justicia histórica no bastan los derechos individuales, hay que reconocer dere-chos comunitarios, derechos colectivos.

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ESTADO-NACIÓN Y SUS IMPLICACIONES PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS

La “independencia” del Ecuador en 1830, infl uida por la corriente liberal que se gestaba en esa época, dio inicio a la estructuración del Estado Nacional, que comparte la idea de una nación (uninacionalidad), de un territorio común (homogeneidad territorial), que está sujeto a una institucio-nalidad centralizada, regido por leyes comunes (monismo jurídico), con un sistema económico capitalista; de profun-da visión neoliberal en los últimos treinta años de vigencia constitucional; con un sistema democrático (representativo) y que participa de una sola cultura (monocultural).

ESTRUCTURA DEL ESTADO NACIÓN

Una nación uninacional

El liberalismo intentaba, contrarrestar los privilegios de sangre, de infl uencia familiar o las prebendas burocráticas de la herencia colonial, con el propósito de construir una Nación de ciudadanos libres e iguales ante la ley112.

Por tanto, era una propuesta emancipatoria, pero esa pro-puesta emancipadora estaba proyectada a la burguesía, al mismo tiempo desconocía la existencia de los pueblos indí-genas y culturas diferentes.

Bajo esa premisa de igualdad y libertad, el liberalismo, en oposición a la monarquía absoluta, construye el concepto de Nación como encargada de la soberanía, “bajo el supues-to de una sola Nación en singular”113.

Es decir, desde esta concepción, la Nación necesariamente coincide con el Estado, por tanto, no puede existir Nación

112 Esther Sánchez Botero, Justicia y pueblos indígenas en Colombia, Santa Fe de Bogotá, UNIJUS, 1998,

113 Bartolomé Clavero, Ob. Cit., p. 28.

sin Estado, como tampoco el Estado puede tener varias na-ciones bajo ese modelo conceptual de nación.

Estos principios liberales de igualdad y libertad, permitie-ron la estructuración del Estado Nación homogéneo, que implicó por un lado, el desconocimiento de la existencia de naciones ancestrales originarias indígenas; y, por el otro, la preeminencia del sujeto de derecho individual, que estará limitado por el concepto de ciudadanía.

Este Estado Nación invisibilizó a los pueblos originarios en este territorio, pues, en cronología de la normativa constitu-cional que data desde 1830 a 1978 no menciona la existencia de estos pueblos y naciones originarias.

En la Constitución de 1998, por presión del movimiento in-dígena, se reconoce a los pueblos indígenas y afro ecuato-rianos como sujetos de derecho; gracias a la unidad de las organizaciones representativas de los pueblos y nacionali-dades indígenas se convirtió en actor político.

(…) los gobiernos, a lo largo de la historia, han seguido diversas políticas con respecto a las minorías culturales. Algunas minorías fueron físicamente eliminadas, ya fuese mediante expulsiones ma-sivas (lo que hoy se denomina “limpieza étnica”) o bien mediante genocidio. Otras minorías fueron asimiladas de forma coercitiva, forzándolas a adoptar el lenguaje, la religión y las costumbres de la mayoría. En otros casos, las minorías fueron tratadas como ex-tranjeros residentes, sometidas a segregación física y discrimina-ción económica, así como a privación de derechos políticos.114

La prerrogativa del sujeto de derecho individual, no es uni-versal, se restringe al concepto de ciudadanía. Y bajo este concepto se consideró como ciudadanos, únicamente los que poseyeran un bien raíz, rentas y educación; como ya lo anotamos, la Constitución de 1830, disponía, que para ser

114 Will Kymlicka, Ob. Cit, p. 14

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ciudadano se requería:

1.- Ser casado, o mayor de veintidós años;

2.- Tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, ó ejercer alguna profesión, ó industria útil, sin sujeción á otro, como sirviente doméstico, ó jornalero; y,

3.- Saber leer y escribir.115

La exigencia de poseer un bien raíz y rentas como condi-ción para ejercer la ciudadanía o sujeto de derecho, subsiste hasta la Constitución de 1852. Y la exigencia de la educa-ción, subsiste hasta la Constitución de 1967 que rigió hasta 1970. Si tomamos la referencia de que en 1950 “se estimaba que casi la mitad (44%) de la población de 15 años era anal-fabeta” 116por tanto no sujetos de derecho; podríamos lan-zar como hipótesis que más del 50% de la población hasta 1950, estaban excluidos del ejercicio de la ciudadanía por su condición de ser analfabetos.

Solo en 1978, se establece como voto facultativo para los analfabetos, por la crisis de los partidos políticos y con el fi n de conquistar nuevos mercados electorales no explorados.

En el caso de las mujeres, hasta 1929 no eran consideradas como ciudadanas y solo la Constitución de ese año posibili-ta la ciudadanía de ellas.

El ejercicio de la ciudadanía y de los derechos, para los pue-blos indígenas, como personas individuales, estaba vedado, no solamente por no poseer bien raíz, renta y educación, sino también, porque su condición de minoría de edad per-petua, de origen colonial, se mantiene constitucionalmente,

115 Constitución Política del Ecuador de 1830, Art. 12.116 Luz María Torres, Analfabetismo y alfabetización en el Ecuador: opciones para

la política y la práctica

quedando bajo la tutela primaria de la iglesia117. No olvidar, el artículo 68 de la Constitución de 1830, disponía:

Este Congreso constituyente nombra a los venerables curas pá-rrocos por tutores y padres naturales de los indígenas, excitando su ministerio de caridad a favor de esta clase inocente, abyecta y miserable.118

Esto signifi caba, que el Estado Nación ecuatoriano se en-contraba construyendo una comunidad política durante las primeras décadas posteriores a 1830 con la absoluta exclu-sión de la población indígena.

Las Constituciones de la revolución liberal y posterior a ella, inauguran una nueva política con respecto a los miem-bros de esos colectivos, así:

Los poderes públicos deben protección a la raza india, en orden a su mejoramiento en la vida social.119

Los Poderes Públicos deben protección a la raza india, en orden a su mejoramiento en la vida social; y tomarán especialmente las medidas más efi caces y conducentes para impedir los abusos del concertaje.120

Los Poderes Públicos deben protección a la raza india, en orden a su mejoramiento en la vida social, muy especialmente en lo relati-vo a su educación y condición económica.121

La Constitución Política del Ecuador de 1978, descarta la exigencia de poseer bien raíz, rentas y educación para

117 Bartolomé Clavero, Ob. Cit., pp. 83-85-118 Constitución Política de la República del Ecuador de 1830, Art. 68. Las Consti-

tuciones Políticas del Ecuador de 1897, 1906 y 1929, en los artículos 138, 128 y 167, mantienen una posición paternalista estatal y visión de asimilación.

119 Constitución Política del Ecuador de 1897, Art. 138. 120 Constitución Política del Ecuador de 1906, Art. 128. 121 Constitución Política del Ecuador de 1929, Art. 167.

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ejercer la ciudadanía y los derechos políticos, limitándose únicamente a exigir la mayoría de edad (18 años). En esta Constitución, faculta a los analfabetos el ejercicio del dere-cho al voto; este voto facultativo, se da básicamente, porque los partidos políticos habían perdido credibilidad y se pre-tendía simplemente a conquistar nuevos mercados electo-rales aún no explorados.

En este contexto, el principio de igualdad de ese modelo de Estado, fue una propuesta emancipadora de la burguesía criolla, que dio lugar a la estructuración del Estado Nación, que desconoció la existencia de la diversidad de pueblos ancestrales indígenas e invisibilizó a los mismos como co-lectivos.

Al mismo tiempo se construyó el concepto de ciudadanía, que por un lado, limitaba para quienes poseyeran bienes raíces, rentas y educación; y por otro lado, marginó a las mujeres de los pueblos indígenas, menores de edad, analfa-betos, sirvientes domésticos, jornaleros y toda persona ca-rente de bienes raíces y renta.

Monocultural.- La cultura en un sentido de “civilización” como “cultura material + cultura simbólica” es la que cons-truye para enfrentarse a la naturaleza y sobrevivir como co-lectividad humana.

La cultura como “sistema simbólico” permite a una colec-tividad, estructurarse, comunicarse, adquirir identidad y auto reconocerse, al tiempo que permite proyectar la mira-da sobre otras colectividades y dinámicas externas dando con ello sentido, evaluación y valoración a lo que es y actúa.

Además se entiende como conjunto de todas las formas y expresiones de un colectivo determinado, en donde se in-

cluye idiomas, educación, normas y reglas de vida, religión, rituales, costumbres y sistemas de creencias122, a las que más adelante haré referencia.

Por tanto, en esta visión, la cultura es un sistema dinámico y abierto que permite dar sentido, identidad y estructura-ción colectiva para operar a determinadas colectividades en sus interacciones internas y sus relaciones con el exterior.

En esta perspectiva, en la medida que las colectividades se van haciendo más complejas y creando subsistemas más es-pecializados, emergen sub-culturas con autonomía e identi-dad diferencial dentro de cada complejo cultural.

Las culturas por tanto son dinámicas y cambiantes que se reelaboran permanentemente y que se reinterpretan en cada momento de acuerdo a las relaciones de clase, género y etnia de cada momento socio-histórico.

Monoculturalismo = absorción o asimilación.- La cultura occidental genérica y con la adscripción estatal/nacional, defi ende su consideración como la válida, propia y supe-rior, y a la que cualquier persona o colectivo que conviva en ella debe integrarse para ser considerado igual y/o na-cional.

Toda minoría cultural que se asiente en su interior, deberá ir haciendo desaparecer sus perfi les, adscripciones e identi-dades previas, para conseguir la absorción o asimilación a las del grupo dominante mayoritario.

La cultura minoritaria o la subyugada debe ser abandonada para incorporarse a una cultura común, superior y la única propia de ser mantenida y, que al ser adquirida, permitirá acceder al estatus de una supuesta igualdad e integración a un sistema imperante.

122 Nueva Enciclopedia Planeta.

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Idioma.- Las primeras Constituciones del Ecuador no ha-cen referencia expresa al idioma castellano, como idioma ofi cial, pues, era tan evidente la práctica colonial del mo-nolingüismo o la “posición monoidiomática”123, que pro-curaba que el castellano consiguiera atrofi ar y destruir los idiomas locales.

Un idioma o una lengua que se pierde, es una pérdida irre-parable para la humanidad, porque, es una visión particu-lar del mundo, de una colectividad la que desaparece.

Mediante el idioma se expresa los sentimientos, objetivos, metas, visiones y proyecciones de una colectividad.

A partir de la Constitución Política de 1929, de manera ex-presa se ratifi ca la ofi cialidad del idioma “español” o caste-llano124.

También, en dos ocasiones se evidencia el plurilingüismo del Ecuador, pero sin reconocer como ofi ciales al idioma ki-chwa y otros de las nacionalidades indígenas.

“El castellano es el idioma ofi cial de la República. Se reconoce el quichua y demás lenguas aborígenes como elementos de la cultura nacional”125

La ofi cialidad implica que es la única lengua que ha de em-plearse en las leyes, órdenes, textos escolares, educación, en la relación de trabajo, en las comunicaciones gráfi cas, telefónicas, radiales, prensa e incluso en la impresión de la moneda.

Educación.- Bajo los principios colonialista de igualdad y

123 Bartolomé Clavero, Ob. Cit., p. 177.124 Constituciones Políticas del Ecuador de 1929, Art. 6; de 1945, Art. 5; de 1946,

Art. 7; de 1967, Art. 7; de 1978, inciso tercero del Art. 1.125 Constituciones Políticas del Ecuador de 1945 y 1978, Art. 5 y 1, respectiva-

mente.

libertad, el Estado homogeniza la educación en todos sus niveles y modalidades.

La educación será religiosa, católico-romana, y en un solo idioma, el “español” o castellano. Desde esa visión “la edu-cación moldea el pensamiento de los educandos, cerrando toda posibilidad que las generaciones venideras puedan ver desde la perspectiva abierta; más bien con una ilusión torcida de que sólo lo suyo es bueno126.

La revolución liberal, mediante reformas constitucionales del 8 de octubre de 1905, cambia la Constitución de 1897, y convierte a la educación en libre, estatal y laica127, sin em-bargo continúa siendo monolingüe y homogenizante.

Por efectos de una reivindicación del movimiento indíge-na, que empieza a fortalecerse con los sindicatos agrícolas agrupados en la naciente Federación de Indios del Ecuador FEI128, la Constitución Política del 1945, de muy poca vigen-cia, intenta que, “en las escuelas establecidas en las zonas de predominante población indígena, se usará, además del castellano, el quichua o la lengua aborigen respectiva.”129

La Constitución de 1946, suprime el intento de la educa-ción bilingüe, pero se lo vuelve a retomar en las de 1967 y 1978.130

126 Marcos Sandoval, en Bartolomé Clavero, Ama llunku, Abya Yala: Constituyen-cia indígena y código ladino por América, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000, pp. 230-231.

127 “Art. 4.- El Art. 36 Reformas de la Constitución de 1897, de 8 de octubre de 1905.

128 Las Nacionalidades Indígenas en el Ecuador: nuestro proceso organizativo, “En agosto de 1944, se constituye la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI)” Quito, Ediciones Tinkui Abya Yala, 1989, p. 31.

129 Constitución Política del Ecuador de 1945, Art 143.inciso 8vo. 130 “En las escuelas establecidas en las zonas de predominante población indí-

gena se usará de ser necesario además del español, el quichua o la lengua aborigen respectiva, para que el educando conciba en su propio idioma la cultura nacional y practique luego el castellano.” Constitución de 1967, inciso

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Estas propuestas no fueron bien acogidas por los pueblos indígenas. Primero, porque el intento de impartir la educa-ción, “además” en el “idioma quichua o lengua aborigen”, no se lo realizaría desde la visión o fi losofía andina, sino desde la visión ajena a la realidad de los pueblos indíge-nas con criterios homogenizantes; y, segundo, porque en la práctica no se concretó en nada.

Posteriormente, la presión del movimiento indígena, per-mitió que el Ejecutivo, mediante Decreto Ejecutivo del 9 de noviembre de 1988, publicado en el Registro Ofi cial No. 66 de 15 del mismo mes y año, reconozca ofi cialmente la edu-cación Indígena intercultural bilingüe, haciendo que la Ley de educación sea reformada en su parte pertinente.

Religión y rituales.- De igual forma, la religión continuará siendo única:

La Religión Católica, Apostólica, Romana es la Religión del Estado. Es un deber del Gobierno en ejercicio del patronato protegerla con exclusión de cualquier otra.131

Una redacción similar se mantuvo hasta la Constitución Po-lítica de 1897. Incluso una de las Constituciones, establecía como requisito para ser ciudadano, es la de ser católico132.

Recién en las Constituciones de 1945 y 1978, reconocen for-malmente la libertad de religión.133

Las actividades rituales y espirituales de los pueblos indí-genas, fueron adecuados a las prácticas de la religión cató-

segundo del Arts. 38. 131 Constitución Política del Ecuador de 1830, Art. 8. 132 Constitución Política del Ecuador de 1869, numeral 1 del Art. 10. 133 Constituciones Políticas del Ecuador de 1945 y 1978, Art. 141.11 y 19.5, res-

pectivamente.

lica; es decir se cristianizó bajo el dogma del catolicismo-romano, por ejemplo, la festividad del Inti Raymi134 fue suplantada por las celebraciones religiosas de San Pedro, San Pablo, Corpus Cristi, etc.

En consecuencia, en el modelo de Estado Nación, se predica que la nación no solo es única, sino también uniforme135, es decir, monocultural.

CRISIS DEL ESTADO NACIÓN

El Estado ecuatoriano (uninacional), no se adaptó a nuestra realidad diversa y neocolonial, como tampoco se cumplie-ron los ideales o principios de igualdad, libertad y justicia, que fueron plasmados en algunas constituciones políticas e instrumentos internacionales de derechos humanos. Boa-ventura de Sousa Santos denomina a esta realidad, como crisis de la modernidad y posmodernidad136.

Esto determina que los pueblos indígenas y afro ecuatoria-nos representan la población más pobre del Ecuador.

Según el informe del Banco Mundial, el 87% de los indíge-nas ecuatorianos son pobres, y el porcentaje llega hasta el 92% en las zonas rurales del altiplano, un porcentaje mucho mayor que el que registra la población no indígena 61%. La extrema pobreza afecta al 56% de los indígenas y al 71% de los que habitan en zonas rurales de los Andes, comparado

134 Fiesta del sol, rito andino, los pueblos indígenas agradecen al (Dios) Sol, por las cosechas abundantes recibidas.

135 Constitución Política del Ecuador de 1978, Art. 27, inciso décimo. Bartolomé Clavero, Ob. Cit., p. 244.

136 Boaventura de Sousa Santos, Conocer desde el Sur, Para una cultura políti-ca emancipadora, Programa de Estudios sobre Democracia y Transformación Global y Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, 2006, Lima – Perú, pp. 26-33.

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con el 25% de la población no indígena. Las razones de esta pobreza responden a una realidad histórica de exclusión social, económica y política137.

La crisis del Estado Nación y sus efectos, nos obliga no so-lamente a quedar en la crítica, sino de proponer alternativas desde nuestra realidad o lo que dice Boaventura de Sousa Santos conocer desde el sur y para ello necesitamos “em-prender una búsqueda de alternativas de respuestas, teó-ricamente sustentables”138 y que respondan a la realidad.

En ese contexto, en el movimiento indígena, se inicia el proceso de estructuración interna; de retro análisis; de dis-cusión y refl exión propositiva; y, fi nalmente un proceso de lucha que le lleva al Estado ecuatoriano a reconocer como plurinacional, intercultural que implica lo multiétnico y multilingüe.

Como conclusión de la plurinacionalidad:

• De ninguna manera es crear Estados dentro del Esta-do ecuatoriano, como lo plantearan las propuestas de autonomía oligárquica expuestas por los pelucones de Guayaquil. La autonomía oligárquica nada tiene que ver con la propuesta de plurinacionalidad.

• La plurinacionalidad reestructura al Estado unitario.

• Todos los habitantes del Ecuador estamos subordina-dos a la misma Constitución y leyes fundamentales.

• Los pueblos y nacionalidades, son sujetos de derechos para la aplicación y reconocimiento de la judicialidad de los pueblos indígenas y la vigencia de un derecho propio.

137 Id Ibidem.138 Boaventura de Sousa Santos, Conocer desde el Sur, Para una cultura políti-

ca emancipadora, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, 2006, Lima – Perú, p. 19.

• Para la materialización de la plurinacionalidad, el Esta-do obligatoriamente debe distribuir los recursos públi-cos para impulsar el desarrollo armónico e integral de todos los pueblos en igualdad de condiciones.

• Reconoce y promueve la vigencia de los derechos colec-tivos de los pueblos indígenas, en correspondencia con los Acuerdos internacionales suscritos por el Ecuador.

• La plurinacionalidad conlleva una solidaridad nacional con otro reparto de benefi cios sociales, otra forma de democracia y procesos de decisión compartida para el manejo de recursos naturales.

PLURICULTURALIDAD Y MULTIETNICIDAD

Según Catherin Walsh “lo “multi” tiene sus raíces en países occidentales, en un relativismo cultural que soslaya la di-mensión relacional y oculta la permanencia de desigualda-des e inequidades sociales, el que actualmente es de mayor uso global, orientando políticas estatales y transnacionales de inclusión dentro de un modelo de corte neoliberal que busca la inclusión dentro del mercado”139, convirtiendo simplemente en una colección de culturas singulares sin re-lación entre ellos y en un marco de una cultura dominante.

Este enfoque mantuvo las reformas constitucionales de 1996 y la Constitución de 1998.

A pesar de ello, la caracterización del Ecuador como un Estado multiétnico y Pluricultural, con las limitaciones del caso, para el movimiento indígena constituyó el primer paso para dar un salto hacia la plurinacionalidad, toda vez que se logran algunas cuestiones fundamentales, como:

139 Catherin Walsh, “interculturalidad, plurinacionalidad y razón decolonial: Refun-dares político-epistémicos en marcha”, documento inédito, p. 8.

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a. La pluriculturalidad y multietnicidad, dio lugar al re-conocimiento implícito a los pueblos indígenas como nuevos sujetos de derecho y éstos con la posibilidad de autodefi nirse como nacionalidades.

b. Se reconoce varios derechos para los pueblos indígenas como sujetos colectivos: como mantener sus sistemas de organización social, educativa, política, económica, cultural y religiosa; la facultad de resolver sus confl ictos internos; participación con representantes en organis-mos del Estado; tierras comunitarias y posesión ances-tral; educación intercultural bilingüe; medicina propia; participación en la administración de recursos natura-les no renovables; consulta previa, entre otros.

No obstante, las promesas del Estado multiétnico y pluri-cultural no se cumplieron en absoluto, porque, la estructura estatal continuó con la misma institucionalidad del Estado; y, esto generó la violación de los nuevos derechos recono-cidos para los pueblos indígenas como sujetos colectivos; se continúa con el mismo sistema económico neoliberal; se sigue imponiendo la democracia hegemónica; la adminis-tración de justicia indígena sigue penalizada, etc.

Tenemos un reto adelante, para que en el marco de la Cons-titución de 2008 se materialice el Estado plurinacional, via-bilizando el desarrollo legislativo, jurisdiccional, políticas públicas y otros; y, hasta que punto llega la voluntad políti-ca del gobierno para que los postulados en la Constitución se hagan efectivo.

INTERCULTURALIDAD:

Al interior de las nacionalidades conviven pueblos cultu-ralmente diversos, organizados en comunas, comunidades, recintos o en centros.

Además, los blancos mestizos, afro ecuatorianos y montu-bios tienen su cultura propia, idioma castellano y formas distintas de participación y representación política en el Es-tado.

La interculturalidad primero es el reconocimiento de la di-versidad de nuestras sociedades, que por mucho tiempo los Estados nacionales no lo han hecho; el reconocimiento de esa diversidad de pueblos, culturas, de procesos históricos, de identidades distintas implica que los pueblos originarios deben estar consientes de los orígenes.

Los valores, conocimientos, sabiduría de nuestros pueblos no solamente deben ser recuperados, sino que deberán ser ofrecidos como un aporte desde los pueblos a la sociedad en su conjunto.

Además, la interculturalidad va más allá de simplemente sentarnos a conversar cuan diferentes somos o no somos, o de nuestras particularidades, no es solamente esa con-versación sino que trasciende mucho más allá; no se puede hablar de interculturalidad cuando existe un poder domi-nante, un poder que arrasa con todo.

Las conquistas de los pueblos en su conjunto de la socie-dad, están en manos del Estado y del gobierno de turno, para hacer prevalecer la convivencia social en armonía.

La interculturalidad también implica el desarrollo episté-mico en cada uno de los pueblos, es ahora el momento para empezar a trabajar en esa dirección; es necesario ir valoran-do, sobre todo los conceptos propios que están vigentes en las comunidades, los que deberán servir como elementos de principios y valores.

La reafi rmación de una sociedad intercultural debe ser el resultado de la acción de los pueblos y naciones originarias,

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para cambiar la actual estructura del Estado ecuatoriano (instituciones y marcos legales), esto implica el derecho al reconocimiento jurídico-político, fortalecimiento de las ins-tituciones o formas de organización propia, participación y representación política, fortalecimiento y conocimiento de los idiomas propios de estos pueblos en toda la estructura del Estado.

Contar con presupuesto por parte de Estado es fundamen-tal para que el desarrollo económico, ambiental, cultural y social se fortalezca en el marco de la interculturalidad, para estar en condiciones sociales, políticas y culturales para el ejercicio igualitario como sujetos de derecho de una ciuda-danía intercultural; esto signifi ca, que en condiciones igua-les podremos coexistir unidos pero diferentes, con armonía, sin prejuicios culturales, sin racismos, sin inferioridades o superioridades culturales; es decir, se impulsa el desarrollo del Estado Plurinacional con diversas sociedades o civili-zaciones culturales con identidad propia para el verdadero Sumak Kawsay.

La interculturalidad tiene como actores a las nacionalida-des y pueblos indígenas, afroecuatoriano, blancos mestizos y montubios, a partir de estos actores se puede fortalecer la interculturalidad de la sociedad ecuatoriana, obviamente el Estado deberá facilitar y construir canales de relaciones de comunicación con las otras sociedades o civilizaciones originarias.

Sin embargo, para iniciar estos procesos de políticas públi-cas interculturales, las culturas de las nacionalidades indí-genas deben estar presentes en todo los ámbitos del Estado (comunicación, política, administración, educación, pro-ducción y tecnología); ya que, sin el reconocimiento de la cosmovisión, idioma, sabiduría y conocimientos ancestra-les no existirá la interculturalidad.

CAPÍTULO CUARTOLA RESISTENCIA ANCESTRAL DE LAS NACIONALIDADES, PUEBLOS Y INDIGENAS Y LA SUBSISTENCIA DE SU IDENTIDAD NACIONAL PROPIA.

BREVE RESEÑA DE LOS LEVANTAMIENTOS INDÍGENAS: SUS CAUSAS Y DERIVACIONES.

LOS LEVANTAMIENTOS INDÍGENAS140

“Los levantamientos ocurrieron periódicamente a lo largo de la Colonia y de la República y consistieron en la desesperada insurrección de las comunidadesindígenas que intentaron liquidar la dominación blanco-mestiza mediante el uso de la fuerza y de las armas.

Los indígenas se sublevaron contra los abusos, malos tratos y crueldades de sus opresores, el cobro de diezmos por la iglesia, de tributos por los encomenderos y de impuestos por el Estado, el trabajo y los servicios sin remuneración, la apropiación arbitraria de sus tierras, el reclutamiento forzoso para el trabajo en las minas y por los censos, a los que vieron como una nueva fuente de imposiciones. A estas causas que fueron las principales, se sumó otra de carácter político conocida con el nombre de milenarismo indio, que expresó el anhelo de restablecer el señorío sobre la tierra, la cultura, la religiosidad, el sistema de organización política; en suma, el poder, la autonomía existentes antes de la con-quista española.

Los levantamientos producidos en la amazonía fueron en general exitosos, pues los pueblos indígenas lograron liqui-

140 Dr. Oswaldo Hurtado: http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/los-levan-tamientos-indigenas-63294-63294.html

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dar la autoridad de los blancos y obtuvieron su libertad. En 1578 atacaron las ciudades de Avila y Archidona que sa-quearon, destruyeron e incendiaron, para luego liquidar a sus habitantes.

En 1599 hicieron algo parecido con Logroño y Sevilla de Oro. Estas sublevaciones y otras que se produjeron en la costa y en la sierra en el siglo XVI, pueden considerarse como derivaciones de la guerra de conquista. A estos movi-mientos iniciales se sumaron muchos otros en los siglo XVII y XVIII, cuya consecuencia fue la expulsión de los coloni-zadores blancos de las tierras de la región amazónica, que recién a mediados del siglo pasado volvieron a ser coloni-zadas por los blancos- mestizos.

El hecho de que los pueblos indígenas de la amazonía se hayan liberado de la dominación blanca explica el singular carácter de los pueblos indígenas amazónicos y sus diferen-cias con los pueblos indígenas de la serranía. Mientras en los primeros se aprecian muchos de los valores originales del los indígenas: conciencia de su cultura, espíritu liberta-rio y un orgullo ancestral.

En la sierra se produjeron levantamientos a los largo de todo el período colonial, sin embargo, los estudios históri-cos sólo recogen informaciones relativas a los siglos XVII y XVIII, el cual concentró el mayor número de revueltas in-dígenas.

Durante la República fueron numerosas las sublevaciones, especialmente en el siglo XIX, en el gobierno de Gabriel García Moreno en protesta por el trabajo forzado para la construcción de caminos y los cobros de tributos; y en el siglo XX, en la primera y segunda década, como resultado de la crisis general de la economía nacional. La más impor-

tante insurrección fue acaudillada en 1871 por Fernando Daquilema, que logró constituir una poderosa organiza-ción político-militar, controlar una apreciable región de la provincia del Chimborazo y poner en jaque a las fuerzas gubernamentales. Finalmente fue derrotado el cabecilla Daquilema, sometido a prisión y luego ejecutado en una plaza pública de Yaruquíes.

Los levantamientos fueron conducidos por los cabecillas (líderes) y se redujeron especialmente en las provincias de mayor concentración indígena, en las que a su vez se dieron las peores condiciones de explotación: Chimborazo, Imba-bura, Cotopaxi y Tungurahua. Estuvieron dirigidos contra los hacendados blancos y sus dependientes e intermedia-rios, esto es contra sus explotadores: administradores, ma-yordomos, diezmeros, comerciantes, tenientes políticos y curas párrocos, los cuales en algunos casos fueron ejecuta-dos por los insurrectos.

Las sublevaciones indígenas siempre fueron derrotadas y ninguna logró triunfar militarmente; tampoco consiguie-ron triunfar políticamente pues, como consecuencia de su protesta, no consiguieron que se altere el sistema de explo-tación al que estuvieron sujetos. Con relativa facilidad fue-ron desbaratadas por los grupos paramilitares organizados para el efecto o por los policías y soldados enviados por los gobiernos para reprimirlas y proteger a los hacendados.

El espontaneísmo con el que se organizaron las revueltas, la falta de instrumentos de guerra que usaron, no les per-mitieron enfrentar efi cazmente al aparato bélico del Estado tecnológicamente superior en todos los órdenes. Además, los alzamientos no lograron extenderse más allá de la cir-

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cunscripción geográfi ca en la que se originaron, permane-ciendo aislados sin lograr articular un sistema de apoyos en otras regiones ni de aliados externos; al contrario, más bien debieron enfrentar una opinión pública adversa modelada por los intereses de la sociedad blanca, que unánimemente se volcó en su contra. En las ciudades a nadie se le ocurrió defender la legitimidad de la lucha de los pueblos indíge-nas, pues sus habitantes, en razón de sus vínculos con el sistema de explotación vigente en las haciendas serranas, de algún modo se sintieron amenazados en sus intereses”.

REBELIÓN DE FERNANDO DAQUILEMA

Durante la colonia y la época republicana han sucedido numerosas sublevaciones indígenas. Una de ellas fue la capitaneada por Fernando Daquilema nativo de Quera co-munidad del pueblo guerrero de los Kacha, a fi nes del año 1871en la época garciana.

Entre los año 1860 se produjo una sobreexplotación de fuer-za de trabajo de los indígenas de la jurisdicción del cantón Riobamba.

Se observa en ellos que la parroquia de Yaruquíes, donde se gestó la sublevación de Fernando Daquilema, fue una de las que sufrió una más drástica reducción de sus efectivos demográfi cos y uno de los mayores incrementos proporcio-nales en el pago del diezmo entre 1870 y 1871.

Agobiados por el pago de tributos y por la sobreexplota-ción, los habitantes de las comunidades de Cacha tomaron venganza contra un diezmero prepotente y abusivo al cual ajusticiaron.

Fernando Daquilema reúne a su gente de la comarca y em-prende la toma de algunos centros poblados como Caja-

bamba; súbitamente algunos indígenas se desbandan y en-tonces Daquilema ordena que tomaran Punín, que cae bajo el control de los sublevados encabezados por la capitana Manuela León, nativa de la comunidad de San Francisco de Macshi, hoy conocido como San Francisco de Asís, una mu-jer hermosa, valiente y con mucha ira e indignación tomaría la esperada venganza.

El gobernador de la provincia con refuerzos que llegaron de Ambato y Quito retomó la población de Punín que fue abandonada por los indígenas.

MANUELA LEÓN, su nombre es sinónimo de fuerza, cora-je, rebeldía. Como mujer y como indígena fue una de las di-rigentes claves en la sublevación emprendida por Fernando Daquilema en contra del gobierno de García Moreno y por la reivindicación de sus derechos.

Manuela León Guamán nació probablemente en 1844, en la comunidad de San Francisco de Macshi perteneciente a la parroquia de Punín, hija de Ermenegildo León y de María Guamán.

Manuela integró el movimiento de Daquilema, era el mo-mento oportuno para saciar la sed de venganza por la viola-ción sufrida por parte de los diezmeros de García Moreno; y ella encabezó la toma de Punín, el 21 de diciembre de 1871.

Con delirante entusiasmo, lágrimas de coraje, con fe, reci-bieron la esperada noticia de que se iniciaría la rebelión in-dígena de Kacha.

Manuela León, Pacífi co Daquilema y su mujer Juliana Pa-guay, vecinos de la comunidad de Pucará Pallu, tomaron la voz del alzamiento y reclamaron el lugar de nuestros cabecillas de las poblaciones de San Francisco de Macshi, Pucará, Pallu.

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Los indígenas se levantaron con tambores, churus y bocinas convocando a toda la comarca a luchar por la justicia, por-que la hora había llegado.

Manuela, con toda fi rmeza encabezó la movilización contra los trabajos forzados que se exigían a los indígenas para las construcción de las carreteras nacionales; a más de los tri-butos, las ofensas diarias y los castigos contínuos.

Manuela León toma la población de Punín y se enfrenta a los soldados, con tal fi ereza que vence y da muerte al jefe de las milicias, teniente Miguel Vallejo, sacando con su tupo los ojos de las víctimas que cayeron en sus manos y como trofeo exponer alrededor de su cintura.

Los pueblos indígenas Licto, Cicalpa y Colta plegaron al levantamiento impulsada por los Kachas, enfrentándose a las tropas gubernamentales, luego que García Moreno de-cretara el estado de sitio el 21 de diciembre en Chimborazo, sin amedrentarse ante la represión, haciendo retroceder a las tropas, que regresaron a Riobamba ante la amenaza de ser tomada.

Igual que los gobernantes actuales, García Moreno utilizó califi cativos en contra de quienes se levantan contra la in-justicia, en la sesión del Consejo de Estado, donde se apro-bó el estado de sitio:

“...siendo muchos los delincuentes la equidad aconsejaba que el castigo recaiga únicamente sobre los principales culpables, esto es, sobre los cabecillas del motín y los responsables del asesina-to, incendio, robo y violencia, y que debía indultarse a los demás que apartándose de las fi las de la sedición se presentasen a las autoridades”.141

Aquí vemos un ejemplo de la mujer, que ha jugado un im-

141 El último Guaminga.- Alfredo Costales Samaniego

portante papel en la lucha de nuestros pueblos.

Según Costales Samaniego se condenó a varios dirigentes a ser pasados por las armas sin fórmula de juicio. Fueron ejecutados Julián Manzano y Manuela León ante la mirada impotente de sus ayllus de la comarca en la plaza central de su propia comunidad San Francisco de Makshi, Hatun Cacha hoy Cachatón San Francisco o San Francisco de Asís, y posteriormente Francisco Guzñay, Pacífi co Daquilema y Juliana Paguay.

La represión que siguió fue despiadada. Luego de que cayó prisionero, Fernando Daquilema fue ejecutado en la plaza de Yaruquiés en la mañana del 8 de abril de l872.

PROCESO DE DISCUSIÓN Y REFLEXIÓN PROPOSITIVA DEL MOVIMIENTO INDÍGENA.

En todas las discusiones y críticas a la estructuración del Es-tado Nación ecuatoriana, partimos de constatar la existen-cia de un divorcio o distancia entre la teoría política impor-tada y la realidad de nuestros países, y que hoy Boaventura De Sousa Santos sostiene que son básicamente por cuatro razones142:

a. El modelo de Estado-Nación y toda la teoría política fue desarrollada en el norte en el siglo XIX, en cinco países básicamente: Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Es-tados Unidos de Norteamérica y desde allí importados e impuestos a nuestros territorios. Como consecuencia de ello no funcionó en nuestros países.

b. Así como fue desarrollada la teoría política e impuesta en los países latinoamericanos, trata de imponer la teo-

142 Boaventura de Sousa Santos, Conocer desde el Sur, Para una cultura políti-ca emancipadora, Programa de Estudios sobre Democracia y Transformación Global y Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, 2006, Lima – Perú, p. 19.

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ría de transformación social ajenas a nuestra realidad, sin tomar en consideración que la gran mayoría de las grandes prácticas de transformaciones, se han gestado en los países del sur desde hace 30 años. En el Ecuador, el movimiento indígena reivindica una propuesta cerca-na a la realidad ecuatoriana que es la tesis de un Estado Plurinacional, sin embargo, esta propuesta es acusada de separatista por los gobernantes, académicos, políti-cos y sociedad no indígena en general.

c. Toda teoría generada con pensamiento occidental y co-lonial es monocultural, y que por imposición se adapta mal a otras realidades y culturas como el caso de los pueblos y nacionalidades indígenas.

d. Nuestro país vive aun el neocolonialismo, porque des-pués de la “independencia” de 1830, subsisten en gran-des escalas las formas de discriminación y exclusión social, política, económica y cultural.

Las realidades que permitiría desarrollar una propuesta:

a. El ecuador está constituido por diversidades culturales: pueblos y nacionalidades indígenas, pueblos afro ecua-torianos, montubio, mestizo y de otros colectivos.

b. La estructura institucional del país no solo es pública estatal, si no también existen instituciones no estatales, como las nacionalidades y pueblos indígenas, sus orga-nizaciones. Existen nuevos actores sociales y políticos como: movimientos feministas, de jóvenes, estudianti-les, deportivos, culturales entre otros y prácticas trans-formadores desarrolladas por estos nuevos actores.

c. En la condición de un Estado plurinacional, se debe propiciar la interculturalidad; la lucha por la igualdad es por el reconocimiento de la diferencia. Porque la lu-

cha por la igualdad formal que fue un aporte de las re-voluciones del siglo XVI.

(…) un primer paso en la lucha de la especie humana por la igualdad y que luego de haber pasado al concepto de la igualdad como no discriminación, ahora se busca alcanzar la igualdad real o material que concibe a los individuos de la especie humana no solo en su ser esencial, ontológico, como lo concibieron los fi lósofos de la ilustración, sino en su existencia real 143.

Para alcanzar la igualdad real o material, nos obliga dar un trato igual a los iguales, trato diferente a los diferentes y tra-to de favor a las víctimas de las desigualdades provenientes del prejuicio o de la injusticia.

d. En algunas comunidades indígenas subsisten prácticas de desmercantilización, como el trueque, el intercambio de reciprocidad y se buscan otras formas donde no hay mercado capitalista, como por ejemplo las organizacio-nes solidarias, comunitarias, economías populares, ca-jas de ahorro, etc.

e. Existe diversidad de democracias y nuevas formas y prácticas de organización, social y política, mas no a través de los “partidos políticos” planteada desde el pensamiento Estado – Nación.

f. En los pueblos y nacionalidades, subsisten en la prácti-ca de la pluralidad jurídica, sin perjuicio de la falta de reconocimiento legal y constitucional.

g. Las reivindicaciones de los pueblos indígenas siguen siendo el reconocimiento de sus territorios como parte

143 Julio César Trujillo, “Pluralismo jurídico en el Ecuador”, en Fernando Flores Jiménez, comp. Constitución y Pluralismo Jurídico, Quito, Corporación Editora Nacional, 2004, p. 18.

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fundamental de su vida, los procesos de descentraliza-ción territorial conviven en la actualidad, frente a esta realidad, la unidad territorial pregonada como neoterri-torialidad es una fi cción.

h. Erradicar el neocolonialismo, porque aún subsisten for-mas de discriminación.

i. Estos elementos permiten determinar una conclusión, de que el Estado Nación estaría llegando a su fi n. En este contexto, en los años 90, el Movimiento indígena propuso a la comunidad nacional y los poderes del Estado, un cambio estructural del Estado ecuatoriano hacia la refundación de un Estado Plurinacional, cuya propuesta se materializa en un proyecto político que plantea la reestructuración total del Estado ecuatoriano.

Esta concepción pervive, aproximadamente hasta la década del 70 cuando se dan nuevas vertientes del pensamiento gracias a nuevos condicionantes socioeconómicos y políti-cos del espectro nacional y latinoamericano.

ANTECEDENTES PRÓXIMOS.

LA LUCHA REIVINDICATIVA Y FORMAS CONEXAS DE ORGANIZACIÓN.

Para la década de 1.970 el movimiento campesino había de-sarrollado formas conexas de organización, complementa-rias o paralelas a la organización sindical “pura”.

La organización básica de la sierra ecuatoriana está deter-minada por la forma jurídica de LA COMUNA, con sus Cabildos, sus tierras comunales, que permite recuperar un sentido diverso de identidad colectiva.

A lo largo del callejón interandino, las comunas campesinas levantan importantes luchas por la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, especialmente reclamando la reversión de tierras baldía y su adjudicación a las organizaciones in-dígenas.

A fi nes del 70, este proceso de lucha se había consolidado, pese a las maniobras gubernamentales y de las Cámaras de Agricultura que pugnaban por evadir la Ley de Reforma Agraria y someter por la fuerza o la violencia a las organi-zaciones campesinas.

“Entre los tantos casos de injusticia en el campo, está el confl icto de más de tres mil campesinos de la hacienda “Talagua” -Provin-cia de Bolívar: Cuando después de 13 años se obtiene una senten-cia de afectación de 30.000 hectáreas, el IERAC negocia con los CORDOVEZ BUSTAMANTE para que sólo “cedan” pacífi ca-mente 2.000 hectáreas y se queden con el resto. Igual sucede en la hacienda “Mirafl ores”. En Cotopaxi, en El Oro, en Los Ríos y en otras provincias, la Democracia Cristiana, apuntalada en orga-nismos ofi ciales como Foderuma, ha empezado a atacar y liquidar organizaciones campesinas; y en GUAPULO-ZUMBALICA se llega hasta el asesinato de un dirigente campesino aplicando las leyes represivas de Seguridad Nacional y de Fomento y Desarrollo Agropecuario. En Cochicaranqui y “TE ZULAY” a pesar de que se fi rmaron actas y contratos colectivos, inmediatamente han ve-nido represalias; y en Cochicaranqui el Ejército entró a desalojar a los campesinos” 144

Tal era la situación generada por la confrontación reivindi-cativa del campesinado y la resistencia de los terratenientes para seguir manteniendo la estructura y los sistemas de ex-plotación feudal en el país.

144 FRENTE DE LUCHA DE LOS POBRES, Proclama, con motivo de la Toma de la Iglesia de Santo Domingo, 7 de Julio de 1.980.

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LA EXPERIENCIA ORGANIZACIONAL Y LOS NUEVOS PLANTEAMIENTOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS.

Los pueblos indígenas del oriente ecuatoriano viven una experiencia diferente. Para ellos no rigió jamás la Ley de Reforma Agraria, por el contrario, en aplicación de las Le-yes de Indias, que como dijimos se mantuvieron vigentes en nuestro país luego de la instauración de la República, allá por el 7 de Diciembre de 1.875 se dicta la Primera Ley de Tierras Baldías; ésta se reforma en 1.883 por la Conven-ción Nacional reunida luego de la caída de Ignacio de Vein-temilla; ésta a su vez es reformada por la Ley de Patrimonio Territorial, expedida el 13 de Octubre de 1.927, y esta última por una nueva Ley de Tierras Baldías, cuyo nombre se ha mantenido HASTA LA ACTUALIDAD. En el artículo 2 de esta Ley, se establece textualmente la siguiente defi nición legal de tierra “baldía”:

“Son tierras baldías las que formando parte del territorio nacional carecen de otro dueño”

Y como se podrá apreciar a groso modo, los pueblos indíge-nas de la amazonía no eran DUEÑOS de los territorios que han venido ocupando desde tiempos inmemoriales, porque carecen, del Título, conforme a derecho.

Esto signifi ca que HASTA HOY, porque esta Ley tiene ple-na vigencia actual, las tierras orientales son tierras baldías, susceptibles de apropiación y de colonización como en los tiempos de la conquista española.

Con la explotación petrolera en el Ecuador, se inicia una forma especial de penetración y dominio por parte de las Compañías explotadoras de ese entonces: la TEXACO, en consorcio con la GULF, y otras benefi ciarias de esa impor-tante riqueza nacional.

Y con esto la situación de los pueblos y comunidades de la Amazonía Ecuatoriana se tornaba crítica, por dos factores determinantes:

a) Se inicia una embestida de agresión material contra las etnias orientales para arrebatarles sus territorios por la fuerza; y,

b) Se promueve una agresiva campaña de colonización, entregándose las tierras amazónicas como en baratillo, incluso a grandes compañías cultivadores de palma.

Una breve revisión de la entrega de tierras en el oriente, a partir de la explotación petrolera iniciada en 1.972 nos da los siguientes datos:

“La Región Amazónica del Ecuador constituye casi la mi-tad de la superfi cie total del país pero cuenta con solamente 6.59% de su población, una cifra que a primera vista parece pequeña. Sin embargo, cuando se considera que la pobla-ción se ha incrementado de 173.469 habitantes en 1974 a 383.201 en 1991, y que sigue creciendo a un ritmo anual de 5%, uno se da cuenta de la escala del proceso de migración a la región11. El factor que más ha «empujado» a los migran-tes ha sido la presión sobre la tierra agrícola en la costa y la sierra, mientras el más importante que ha «jalado» la gente al Oriente ha sido la imagen de una región supuestamente rica, donde el gobierno ha entregado títulos de lotes de tie-rra de 50 hectáreas a quienquiera que tale los árboles.” 145

La reacción organizada de los pueblos amazónicos, es, por tanto, de una naturaleza distinta: Se trata de su propia su-pervivencia.

Se trata de la defensa de su hábitat. Se trata de un patrimo-nio adquirido desde tiempos ancestrales; y no reconocido

145 Maria Fernanda Espinosa, en Retos de la Amazonia, (1993), pág.30

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legalmente por esta sociedad “independiente”; por este Es-tado ecuatoriano.

Las reivindicaciones organizativas de las nacionalidades como los Shuaras, Los Huahoranis, o la OPIP (Organiza-ción de los Pueblos Indígenas del Pastaza) tenían un conte-nido substancialmente distinto a lo que se había considera-do una exigencia gremial.

Los pueblos indígenas orientales, luchaban por la defensa de su identidad, de su cultura, de sus valores étnicos, de su Ethos conductual de pueblo, de sus costumbres... Y, ade-más, por SU IDENTIDAD NACIONAL.

Sólo entonces nuestro país empezó a cobrar conciencia de que, a las puertas del Siglo XXI, existían en el Ecuador unos pueblos que jamás fueron integrados a esto que se deno-mina “Nación” ecuatoriana como sinónimo de sentimiento nacional del Estado ecuatoriano.

Esos pueblos preteridos en toda forma de expresión, de su-pervivencia y de derechos, por elementales que éstos fue-ran, no formaban parte, en términos reales, de la nacionali-dad ecuatoriana, ni de su identidad como país.

Ellos, eran un mundo aparte, con su identidad propia, con sus vínculos de sangre, con sus sentimientos de integración distintos a los cultivados por el país, un país que les nega-ba todo tipo de garantía, toda posibilidad de subsistencia y toda consideración como seres humanos. A los ojos de la conciencia nacional, ellos eran unos simples “salvajes”.

Estos aspectos introdujeron nuevos ingredientes concep-tuales, ideológicos, económicos, sociales y políticos a la lu-cha reivindicativa de los pueblos indígenas del ecuador.

ARTICULACIÓN DE UN PENSAMIENTO INDIGENISTA ECUATORIANO Y NEXOS CON OTROS DE LATINOAMÉRICA Y EL MUNDO.

Los factores anotados, permitieron desarrollar propuestas cada vez mejor dotadas de fundamentación teórica, social, económica, jurídica, política e ideológica.

Por fi n, a la luz del desarrollo de las ciencias sociales, y como producto de la organización y lucha campesinas, se consolida un pensamiento diferente y surge una concep-ción de que aquello denominado NACIÓN, como vínculo antropológico-social, de sangre, de cultura y de costum-bres, pervivía en el Estado ecuatoriano como una sustancia diferente a su identidad nacional, y que en realidad per-manecía, incluso, fuera de su estructura conglobante: de su legalidad, de sus sistemas de enseñanza, de sus formas de concebir la propiedad, de su cultura misma.

Entonces, se sistematizan algunas propuestas que tienen re-lación con el real contenido científi co de nacionalidad. En efecto, nacionalidad es un substantivo común derivado de nación, pero, ¿Qué se entiende por nación?. Según la defi -nición del Diccionario de la R.A.E., existen dos acepciones básicas:

“NACION. 1. Comunidad humana caracterizada por la conciencia de su identidad histórica o cultural, y general-mente por la unidad lingüística o religiosa. 2. Esta co-munidad defi nida como entidad política reunida en un te-rritorio o un conjunto de territorios propios, y organizada institucionalmente en Estado”.

Por la defi nición de la palabra nación, resulta que en nin-guna de las dos encajan las comunidades nacionales de los pueblos indígenas supervivientes en el territorio ecuatoria-no:

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a) No se corresponden a la conciencia de identidad históri-ca, porque la historia del país, constituye, precisamente una negación de dichos pueblos y una oposición cons-tante y permanentemente hostil a su existencia misma;

b) No constituye una identidad cultural, porque los valo-res del mestizaje, que impera en la sociedad ecuatoria-na, no acepta, ni asume siquiera su origen vincular con las comunidades indias; y las repudia como primitivas, salvajes e indignas de aportar con algo a la conciencia de pueblo. La cultura ofi cial del estado ecuatoriano, rechaza de manera radical la cultura ancestral de las co-munidades indígenas originarias;

c) No constituye una unidad lingüística, porque el idioma ofi cial del Estado ecuatoriano es el Español, negando toda posibilidad de supervivencia lingüística a las nacio-nalidades indígenas, incluso en el plano de la educación escolarizada, formal y no formal; y,

d) Tampoco, en el sentido jurídico-político, las comunida-des indígenas forman parte de la nación ecuatoriana, porque su institucionalidad las ha rechazado, conside-rando hasta sus territorios como tierras de nadie e im-poniendo a sangre y fuego una colonización humillante, ni siquiera acorde con la muy decantada “Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

Estas consideraciones que arrancan de la concepción mis-ma de lo que es la nación, nos llevan a concluir, como lo han hecho los pueblos y nacionalidades indígenas que el Estado ecuatoriano es un Estado Plurinacional.

Y así lo han planteado las organizaciones indígenas en sus nuevas reivindicaciones a partir de la década de 1990 en que se han dado los levantamientos más sobresalientes.

LA CONSERVACIÓN DEL IDIOMA Y EL RITUALISMO COMO FORMA INTRÍNSECA DE LA IDENTIDAD NACIONAL INDÍGENA.

EL IDIOMA.

La incomprensión rayan en una ignorancia supina (per-donando lo rudo de la expresión) ha determinado que los idiomas de los pueblos indígenas, sean completamente des-preciados, absolutamente desdeñados y desechados con una desestimación sin nombre.

Referirse al KICHWA, uno de los idiomas vernaculares de mayor preeminencia, es hacer el ridículo frente a la cultura dominante: cultura del “clasicismo” griego, romano, celta o visigodo; cultura amante de la copia externa aunque sea de bárbaros y porquerizos, como fueron los conquistadores españoles.

Esta es la “cultura” ofi cial. La del automenosprecio y de total falta de identidad; de la alienación completa; del snob arribista por simple copia al estereotipo de moda.

Es decir, una cultura que no tiene raíces, que se desconoce a sí misma y que ha vaciado todo tipo de valores empeñando hasta los rasgos del idioma ofi cial.

Entonces, el sentimiento despreciativo hacia todo “lo indio” (y parte de lo indio es su idioma), ese desdén enraizado, he-cho carne, pringado hasta en los tuétanos de la cultura ofi -cial, ha determinado una respuesta dialéctica y espontánea de la comunidad indígena:

La conservación de su idioma, y la transmisión natural de sus expresiones idiomáticas al lenguaje coloquial del medio popular mestizo; (cuestión de la que no puede librarse aun-que lo avergüence).

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De ahí que con un sentido harto peyorativo, el Dr. Julio To-bar Donoso, aquél que como Canciller de la República sus-cribió el Protocolo de Río de Janeiro, dice lo siguiente:

“... hemos creído que prestaríamos un servicio al país es-tudiando nuestro idioma agrícola o, mejor dicho, rural, no sólo para procurar la enmienda de muchas locuciones y vo-cablos viciosos (?), en su mayoría derivados del quichua, sino para impulsar el enriquecimiento del habla popular, que se contenta a menudo con repetir a ciegas voces equí-vocas o defectuosas, sin recordar que hay palabras y frases castizas (?) que sustituyen con ventaja a las primeras (a las derivadas del kichwa) 146

En consecuencia, se pretende con la mencionada obra, ser-vir al país desterrando todo vestigio del idioma ancestral y aún las voces “equívocas y defectuosas”.

¿Qué signifi ca equívocas en el contexto señalado?

Signifi ca simple y llanamente las que provienen del kichwa las mismas que se pretende sustituirlas, y “con ventaja”, por frases castizas. Y la obra de Julio Tobar, forma parte de las publicaciones de la Academia Ecuatoriana de la Len-gua... De la lengua española, claro.

Es ésta la concepción de cultura nacional, la que menospre-cia lo ancestral y propio de nuestras raíces, la que ha impe-dido, a todas luces, la pretendida “integración nacional”.

Es evidente el menosprecio a los indígenas y a su lengua propia; y este menosprecio no puede ser tenido como parte de la “unidad nacional” y, peor, de la “nacionalidad ecua-toriana”.

146 TOBAR DONOSO, Julio, El lenguaje rural en la Región Interandina del Ecua-dor -lo que falta y lo que sobra- Ed. La Unión católica, Quito, 1.961. ps. 5 y 6. (lo incluido enre paréntesis es nuestro). /

Para que un indígena pueda integrarse elementalmente y aún comunicarse con sus “compatriotas” (porque se supo-ne que el indígena también es “ecuatoriano”) debe, necesa-riamente, asimilarse al idioma ofi cial, es decir, debe apren-der el español.

Y cuando en sus esfuerzos de comunicarse en dicho idioma le ha llevado a crear un dialecto propio, se lo ridiculiza has-ta en los programas “cómicos” de la televisión actual como es el caso de la telenovela morbosa “Rosita la taxista”.

Me pregunto, si un hispanohablante monolingüe fuera obligado a hablar en uno de los idiomas del Ecuador, ¿Qué tendría que hacer? Su expresión resultaría también ridícula.

Esas son las barreras tangibles, objetivas y concretas que atentan contra la cultura propia y contra el desarrollo au-téntico de la idiosincrasia nacional.

Pero, si bien el español no ha podido calar totalmente aún en las comunidades indígenas de la región Interandina, donde, en cambio sí se ha dado un sincretismo religioso; esta situación es más notoria en las comunidades indígenas que han mantenido su idioma como escudo de su identi-dad, cultura, y símbolo de la nacionalidad propia.

“La restricción de las posibilidades de expresión lingüística que acompaña esta limitación de funciones no es, en el caso del quichua, indicio de una falta de diferenciación lingüís-tica en el transcurso de la historia de sus hablantes. Antes de la invasión española en territorio andino el quichua era la lengua de comunicación de un vasto imperio y así per-maneció aún después. Inclusive el área de su infl uencia se extendió todavía más: el quichua fue un medio importante para la cristianización de la población andina y, como tal, una herramienta indispensable de los sacerdotes españoles. Estos antes de ordenarse, debían aprenderlo en la universi-

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dad de San Marcos donde se había creado una cátedra para este fi n. ...” 147

Este es el idioma, que se ha mantenido predominante en las comunidades indígenas existentes en todo el territorio ecuatoriano, tales como: kichua, shuar chicham, paikoka, shiwiar chicham, achuar chicham, a´ingae, waotededo, ka-yapi sapara, baikoka, awapit, zia pedee, cha palaa, tsafi qui y otros idiomas y dialectos

EL RITUALISMO.

En este campo importante de la identidad cultural, a pe-sar de los denodados esfuerzos, realizados en un ámbito de mucha sutileza espiritual y a pesar del sincretismo logrado en muchos aspectos, se han conservado fi rmes las concep-ciones cósmicas de los pueblos y nacionalidades.

Han sido, más bien, los conquistadores quienes han tenido que ceder espacios y adecuar sus evangelios a las costum-bres y concepciones de los pueblos indígenas.

Lo que ha ocurrido en este aspecto es que se ha hecho coin-cidir el calendario occidental, con las festividades ancestra-les, para fundirlas y adaptarlas al rito cristiano.

Así las fi estas de San Juan, no son otra cosa que las fi estas del solsticio de verano (INTI RAYMI): los pueblos indíge-nas no han dejado de concebirlo así; y en esas fi estas hacen su tributo al Padre Sol bajo la solapa del cristianismo.

Igual cosa ocurre con el Solsticio de Invierno, el 23 de Di-ciembre, sincretizado con los ritos navideños. O con las fes-tividades de los equinoccios de Marzo y Septiembre, sin-cretizados con fi estas como las de San José y de San Mateo.

“Según Wachtel, los pueblos esclavizados del continente

147 JUNG, Ingrid, Confl icto cultural y educación, Ed. Abya Yala, Quito, 1.992, p. 9.

suramericano opusieron una persistente resistencia al do-minio impuesto por los españoles, por lo menos en lo que respecta al sector religioso, a pesar del colapso parcial de los mundos culturales y vitales de los indígenas y a pesar del trauma sufrido durante la conquista. De igual manera Kelm Muenzel (1.974) hacen referencia al hecho de que en la medida que los colonizadores adulteraron el cristianis-mo hasta el grado de ideología forzada, y el dios cristiano, en tanto imagen de los colonizadores, adoptó rasgos de un dios colérico represivo, el “paganismo” adquirió una nueva dimensión: Tras la máscara de rituales cristianos, se convir-tió en un refugio de resistencia colectiva en contra de sus dominadores que eran el Estado y la Iglesia.” 148

La historia de esta resistencia religiosa que ahora se torna más evidente y ha supervivido, a pesar de los Tribunales de la Santa Inquisición, a pesar de los azotes y cortaduras de lenguas, a pesar de las excomuniones y purgas contra todos los sabios tribales, a quienes se los quemaba vivos bajo la acusación de prácticas de “brujería”.

Las leyes de indias contra toda práctica “herética” eran algo más que draconianas, eran esas sí, salvajes:

“Ordenamos y mandamos a nuestro Virreyes,, Audiencias y Gobernadores de las Indias, que en todas aquellas Pro-vincias hagan derribar y derriben, quitar y quiten los Ido-los, Ares y Adoratorios de la Gentilidad, y sus sacrifi cios, y prohíban expresamente con graves penas a los indios ido-latrar y comer carne humana (si!), Aunque sea de los pri-sioneros y muertos en guerra y hacer otras abominaciones contra nuestra fe católica y toda razón natural, y haciendo lo contrario, los castiguen con mucho rigor... Allende de las dichas penas ordenamos, que cualquiera que blasfemare de dios o de la virgen María de nuestra Corte, o a cinco leguas

148 KELM Y MUENZEL, citado por ROBR, Elizabeth, Op. Cit., p. 53.

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en derredor, que por ese mismo hecho se le corte la lengua y le den cien azotes públicamente por justicia; y si fuera de nues-tra Corte blasfemare en cualquier lugar de nuestros Reinos, córtenle la lengua, y pierda la mitad de sus bienes; la mitad de ellos para el que lo acusare y la otra mitad para la Cámara.” 149

En el rito de los pueblos ancestrales se ha refugiado y man-tenido viva las nacionalidades indígenas ecuatorianas.

LA VIDA DE SOLIDARIDAD SOCIO-ECONÓMICA DE LAS NACIONALIDADES INDÍGENAS A LOS SISTEMAS DE DESTRUCCIÓN QUE HA CANALIZADO EL ESTADO ECUATORIANO.

EL MODO DE PRODUCCIÓN AUTOGESTIONARIO.

Las comunidades indígenas del Ecuador han mantenido in-cólumes sus formas comunitarias de producción.

Este hecho se basa en factores de igualdad conceptual, de hermandad humana, de identidad uniforme entre unos y otros, sin el verticalismo y la autoridad formal que entraña la existencia del estado.

En las comunidades, se conservan los modos de producción ancestrales, a donde no ha llegado el sistema de opresión y explotación del hombre por el hombre.

La civilización del Estado ecuatoriano, no puede entender ni concebir la idea de que puedan existir niveles de autori-dad sin verticalidad autoritaria. Este sólo puede imaginar y proyectar la idea de un “poder” que funcione desde arriba hacia abajo.

149 RECOPILACION DE LEYES DE INDIAS, Ed. Consejo de la Hispanidad, Qui-to, 1.943, p. 3.

Y por más que un ex-presidente, proclamó en su campaña electoral que iba a generar una democracia “de abajo hacia arriba”, el momento que en 1.990 los pueblos indígenas se levantaron reivindicando sus derechos, no vaciló en repri-mir y conculcarlos, bajo el argumento de que se pretendía crear varios Estados dentro de un Estado.

Los nuevos colonizadores y gobernantes no admiten las realidades socioeconómicas y la supervivencia fáctica de las economías comunitarias indígenas, y aún les han nega-do todo derecho.

Pero el hecho de que haya subsistido un modo de produc-ción, que en alguna obra de economía clásica se lo deno-mina el Modo de Producción Andino, demuestra que la invasión, conquista y colonización de los españoles y sus “herederos” no cumplió su móvil principal, sino en el as-pecto de exacción de metales preciosos, por medio de la es-clavización mitaya.

“Así digo de estos indios que uno de los medios de su predesti-nación y salvación fueron esta mina, tesoros y riquezas, porque vemos claramente que donde las hay va el Evangelio volando y en competencia, y donde no las ay sino pobres es medio de re-probación, porque jamás llega allí el Evangelio, como por gran experiencia se ve, que a tierras donde no hay este dote de oro y plata, ni ay soldado ni capitán que quiera ir, ni aún ministro del Evangelio” 150

De modo que los sectores económicos no vinculados a las mitas, es decir aquellos repartimientos, tenencias, reduc-

150 ANONIMO, de Yucay (escrito en 1.571), Versión de CHINESE, J., en Historia y Cultura, No. 4 Lima, 1.970, citado por SEMPAT ASSADOURIAN, Carlos, “La producción de mercancía y dinero en la formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano, Siglo XVI”, en FLORESCANO, Enrique, Ensayos sobre el desarrollo Económico de México y América Latina (1.500-1.975_ Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1.979, p. 223.

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ciones, etc. mantuvieron intactos sus modos de producción porque allí no llegaban el capitán ni el cura ni el evangelio, salvo para reclutar esclavos mitayos.

Bien entendido, por lo explicado en el capitulo segundo que se reclutaban mitayos no sólo para las minas, sino para los obrajes, la construcción de vías y caminos, etc.

La economía de la Colonia española, en la Real Audiencia de Quito, tuvo su apogeo mientras era enclave comercial de obrajes que producían para Lima y Potosí, pero al decaer la producción minera de esas zonas, la fl oreciente economía quiteña se viene abajo.

Hubo entonces, un período en que predomina el Tributo en Especie porque, con la quiebra del gran comercio con los centros mineros, permitió el desarrollo de la economía doméstica, con la organización de los “obrajes de comuni-dad”, que funcionan sobre la base de la organización de aldeas indígenas, así se desarrolla un régimen económico diferente en comunidades como las de Otavalo. Esto permi-te a los trabajadores indígenas y a las comunidades mismas conservar la cohesión entre sus miembros.

De todas formas este es un tipo de modelo económico que afecta a sectores indígenas que fueron sometidos, no así, a comunidades que conservaron puro su régimen o que fue-ron débilmente incorporados a la “macroeconomía colonial.

Estos últimos conservan sus propios mecanismos funcio-nales de producción y trabajo comunitario, sin explotación, sin verticalismo y, más aún, sin diferenciación de clases so-ciales.

En la actualidad, es como si en el modo de producción de las comunidades indígenas, se hubiera detenido el tiempo. No es que podamos hablar de un comunismo primitivo en

sentido puro; pero sí un alto sentimiento solidario de ayu-da, de cooperación, de trabajo conjunto, de apoyo comuni-tario: La minga, el randinchi, el maki mañachi, la simple ayuda en tiempo de cosechas, etc., que, de otra parte ha sido el valor cultural indígena que ha servido como meca-nismo de enriquecimiento a señores feudales, pues así se han procurado trabajo gratuito, y ha servido como artifi cio de Neo-institucionalización de la Mita: en la construcción de caminos, canales, y otras obras públicas para las distin-tas instituciones gubernamentales.

MECANISMOS DE DESTRUCCIÓN ESTATAL CONTRA LAS NACIONALIDADES y PUEBLOS INDÍGENAS.

Quiero tomar un ligero referente a manera de muestreo, para ejemplifi car cómo el Estado sus Instituciones y las ONGs, foráneas encuentran métodos muy sutiles con el fi n de destruir, en forma radical y defi nitiva a toda superviven-cia cultural de los pueblos indígenas.

Recordemos, que luego de grandes batallas protagonizadas por Bolívar y Sucre, con el nombre de Departamento del Sur, Ecuador se unió a Venezuela y Colombia en la confede-ración llamada República de Colombia. Así las cosas, llegó la convención de Riobamba (del 14 de agosto al 28 de sep-tiembre de 1830), y los tres departamentos de Azuay, Gua-yas y Quito, que formaron el Estado del Ecuador en Co-lombia, adoptaron la primera constitución de la República, para el 13 de mayo de 1830, se contaba con la conformación de un Estado libre e independiente de los pueblos entendi-do en el Distrito del Sur y nombraron presidente, el 22 de septiembre de 1830, al general Juan José Flores.

Para el Ecuador, la independencia constituyó un gran cam-bio político, sin embargo para los pueblos indígenas per-

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manecieron las mismas características de: racismo, exclu-sión de la mujer en la política, el poder político e ideológico de la Iglesia Católica Apostólica y Romana que intervenía abiertamente en el Estado; más bien, se considera como el enraizamiento de la marginación y sometimiento a los pue-blos indígenas.

Se desarrolló el latifundio, donde la mayoría de la pobla-ción era indígena - campesina sometida y ligada a la hacien-da; y la administración del poder público fue ejercida por la autoridad terrateniente

Durante todo el trajinar de la época colonial y republica-na, los pueblos indígenas llevaron una carga de injusticia y desigualdad cultural y política, quedando estratifi cado por la Iglesia Católica que ejercía su poder como única con de-recho para hacerlo y para existir en el nuevo país.

En este contexto, a fi n de mantener sumiso a los pueblos in-dígenas, el Estado creó la fi gura de la división administra-tiva y política del territorio, creando provincias, cantones y parroquias; en efecto, en cada una de estas jurisdicciones territoriales puso a dos personajes “célebres”:

1. Al cura, para adoctrinar a los feligreses, metiendo en la mente del indígena, que deben ser sumisos y obedien-tes a Dios para ganar el “reino de los cielos”

2. Al teniente Político, para controlar y oprimir en caso de que alguien se revelara contra el “amo”, con la aplica-ción de las leyes tan severas.

De esta manera, el Estado ecuatoriano nace de la explota-ción económica, social y étnica del indígena, es por ello, que ha surgido la inconformidad social y las nuevas ideologías en personas, que a través del desarrollo republicano, existe inconformidad con el conservadorismo especialmente cle-

rical, el abuso oligárquico, gobiernos de turno etnocéntri-cos, políticas públicas desfavorables para el pueblo, autori-tarismo e imposiciones, cuyas consecuencias se ve refl ejado en el malestar del pueblo.

Además, no conformes con las políticas desfavorables, suscribieron acuerdos con las ONGs, internacionales para continuar con el colonialismo, para muestra mencionamos entre otras, las siguientes:

MISIÓN ANDINA DEL ECUADOR ratifi cada la creación mediante Decreto Supremo 193, de 30 de enero de 1964, para llevar a cabo el supuesto programa de desarrollo en las comunidades rurales como que redime a los pobres con asistencia social.

CARE.- el 25 de enero de 1962 se suscribió el convenio en-tre el Gobierno del Ecuador y CARE Internacional, durante la época presidencial del Dr. Carlos Julio Arosemena Mon-roy. El objetivo de este convenio fue el de comprometerse a desarrollar los objetivos y metas de CARE Internacional mediante programas de cooperación técnica y económica de conformidad con los requerimientos de desarrollo eco-nómico y social del Gobierno del Ecuador.

Durante el período de presencia de CARE en el Ecuador, se marcan tres etapas institucionales. La primera va desde 1962 a 1975 y la caracteriza la asistencia social. La segun-da va desde 1975 a 1988 y la defi ne el acercamiento hacia el desarrollo social. Y, la tercera va desde 1988 hasta estos tiempos, en donde la búsqueda de la utopía de la supera-ción de la pobreza y el desarrollo humano sostenible son las constantes que movilizan a todo el equipo técnico y admi-nistrativo de las ofi cinas del país.

Caritas del Ecuador es otra organización no gubernamen-tal perteneciente a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana,

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denominada “La Pastoral Social” -. Su eje transversal de trabajo es el servicio y la evangelización, es decir la domes-ticación e indoctrinamiento de las poblaciones más vulne-rables.

Pertenece a la red mundial Caritas Internationalis con sede central en Roma y organizada en los cinco continentes en sedes regionales. Caritas Ecuador participa en la Zona Re-gional Bolivariana, también denominada Andina, junto con Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia.

El Instituto Lingüístico de Verano que hasta 1.980 funcionó en nuestro país y desarrolló su trabajo, con plena libertad y auspicio estatal. Fue expulsado del país, por las exigencias de las organizaciones indígenas adversas a su ideología.

Al igual la estructura gubernamental sigue pretendiendo la aniquilación de las culturas vivas a través de implemen-tación de instituciones que suplantan a las existentes CO-DENPE, DINEIB, Salud Indígena, como es el caso de la Se-cretaría de Pueblos y Movimientos Sociales.

Estas entidades políticas de penetración cultural de distin-tos orígenes, que se interesan por los pueblos indígenas, tie-nen una estructura ideológica subliminal, encaminada a de-bilitar toda forma de concepción cultural, la cosmovisión, formas organizativas y de sistemas de vida de los pueblos indígenas. Veamos:

a) El sistema ideológico de los mencionados entes, parte de una concepción ideológica y religiosa completa y abso-lutamente extraña a la cosmovisión de los pueblos y de las comunidades indígenas;

b) Se introyecta (mecanismo psicológico de alienación cul-tural) un sustrato conceptual religioso extraño, pero ade-más, dicha concepción religiosa está formulada bajo una

orientación y concepción política perfectamente defi nida;

c) La visión política a la que hago referencia, implementa expresiones de un desarrollo capitalista, y de un indi-vidualismo competitivo de mercado, opuesto en forma radical a la visión comunitaria y solidaria que dejamos expuesto en líneas arriba;

d) Bajo el contexto conceptual anotado en el literal c), se propone que:

“... la prosperidad individual es una prueba de bendición divina, la cual se inicia con el conocimiento de la Biblia. Los grupos humanos que no conocen las escrituras están degradados y de-ben ser objeto de regeneración “moral” (sic!). Su mismo esta-do de atraso es una prueba de que no gozan del favor de dios. El estado de gracia, no llega a través de un acto colectivo, sino por medio de la superación estrictamente individual. El pro-greso individual, fruto de la competencia entre los mejores, es el ideal de la conducta ‘moral’ (sic!) 151

e) Como se ve, lo que se pretende es crear una franja social de pequeñas burguesías rurales, que alienadas por estos nuevos “principios”, generen mecanismos de destruc-ción de las estructuras socioculturales, organizativos y económico-políticas de las comunidades indígenas;

f) A esta concepción ideo-religiosa y vulgar de la civiliza-ción capitalista, se la hace aparecer como expresión de “LA PALABRA” (recordar cita del primer Capítulo so-bre este respecto: En el principio era la palabra...) y de la acción motivadora de Dios, representado por los “mi-sioneros”, agentes de las empresas transnacionales y del sistema político, económico y social del que provienen.

151 CORPORATION CONFERENCE REPORT, 1.967 - 1.969, SIL, Documents, 1.969, p. 2.

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g) De otra parte, estigmatizan, mortifi can y reprimen toda manifestación de la cultura indígena propia:

“Brujería, asesinato, superstición, ignorancia, miedo y enferme-dad, desaparecen ante la luz de la Palabra, el alfabetismo, la me-dicina y lo mejor del mundo externo. Los hombres tribales, antes perdidos en la corriente de vida de sus respectivas naciones, están siendo transformados por la Palabra” 152

Frente a semejantes formulaciones conceptuales, cuenta que un indígena repreguntó a los cuestionadores de sus dioses:

¿”Por qué si tu dios es tan listo, no ha aprendido nuestra lengua?” 153

El análisis sólo pretende ser ejemplifi catorio, no se puede ahondar en el tema porque nos desviaría de nuestro objeti-vo central.

Lo que sí debe quedar muy claro es el hecho de cómo se ma-nejan mecanismos sutiles, indoctrinantes y muy sublimina-les, (con apariencia de inofensivos) para agredir, destruir y destrozar las culturas nacionales propias.

LA IDENTIDAD NACIONAL PROPIA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS QUE NO HAN SIDO ASIMILADAS NI SINCRETIZADAS POR EL ESTADO ECUATORIANO.

VOLVEMOS A PARTIR DE LA DEFINICIÓN DE NACIONALIDAD.

“... nación es una comunidad humana estable, formada históricamente y surgida sobre la base de la comunidad de

152 SLOCUM, M. Y HOLMES, S., Who Brougth the Word, (Quién traía la Palabra), Ed, Santa Ana, California, 1.963, p. 8.

153 HALL, Clarence W., Two Thousand Tongues to Go Ed. Reader’s Digest, Agos-to de 1.958, p. 4.

cuatro rasgos principales, a saber: la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifesta-da esta última en la comunidad de peculiaridades específi -cas de la cultura nacional. ...” 154

La defi nición dada por el autor citado, concuerda plena-mente con los elementos defi nitorios acogidos por la Real Academia Española y que fue transcrita anteriormente den-tro de este mismo capítulo.

El criterio donde chocan los conceptos y donde la univer-salidad del pensamiento se torna divergente, es que mien-tras los historiógrafos ofi ciales, manifi estan y afi rman cate-góricamente que esta comunidad humana, con unidad de lengua, psicología, cultura, ethos, formas de vida, etc., se transformó de manera espontánea y automática en Estado, al llegar un momento de su desarrollo y evolución; ha ma-nifestado una tesis completamente opuesta.

La comunidad nacional, con los mencionados rasgos antro-pológico-sociales, no es la que se transforma en Estado; y que antes bien, el Estado constituye la negación radical y absoluta de los señalados valores de identidad nacional.

De otra parte, que la construcción y formación de los Esta-dos, parte de la destrucción de la sociedad comunitaria, de la destrucción de los valores culturales de la Gens, y de la apropiación de la riqueza social, por parte de un grupo que explota y adquiere privilegios.

Existen diferencias substanciales entre la autoridad espon-tánea, fraterna, solidaria y común que profesan los miem-bros de una nación a sus líderes; y la “autoridad” formal, impuesta, vertical, despótica, obligatoria, forzada, que debe implantar el Estado como medio de sojuzgamiento a los ex-

154 STALIN, Josep, La Cuestión Nacional y el Leninismo, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1.950. p. 3.

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plotados por su sistema.

¿Qué ocurre entonces, con los Estados nacionales, o la “na-cionalidad” de los Estados?

En este contexto, he consignado una segunda forma de sig-nifi car del término Nación: y éste es:

Esta comunidad defi nida como entidad política reunida en un territorio o un conjunto de territorios propios, y organi-zada institucionalmente en Estado.

Vuelvo a transcribirla con el subrayado que introduzco.

Esto nos lleva a la conclusión de que existen, en la actuali-dad, modernamente, dos tipos de naciones:

a) Un tipo de nación que es la nación primigenia, aquella que evolucionó desde el fondo de los tiempos, como uni-dad de sangre, de lengua, de costumbres, de economía, de talento, de cultura, de psiquismo, etc.; y que cimentó el desarrollo inteligente de la población humana sobre el planeta. Nación que, como hemos demostrado, ha sido destruida para conformar las sociedades políticas deno-minadas Estados; y que va siendo destruida, diariamen-te. ¿Dónde queda vestigios de aquella? ; y,

b) Otro tipo de “nación”, que es una “nación formal”, ins-tituida a partir de mecanismos jurídico-políticos; y que se impone a los pueblos como sistema decretado verti-calmente a través de un Órgano Autoritario de Poder. Esta es la nación de los Estados nacionales, aquella que abarca la segunda parte de la defi nición proporcionada y asimilada, conceptualmente, por la Real Academia Es-pañola.

De modo que si existen en la práctica dos organizaciones completamente distintas de nación, y en cierto sentido has-

ta opuestas, objetivamente, no es obstáculo esta realidad material para que haya, pervivan y subsistan en un mismo Estado varias naciones y nacionalidades.

“¡De modo que los vínculos nacionales constituyen la con-tinuación y la generalización de los vínculos gentilicios!. El señor Mijailovsky extrae, evidentemente, sus conceptos so-bre la historia de la sociedad, de las mismas fábulas infanti-les que se enseña a los escolares. La historia de la sociedad -pregona esta doctrina dogmática- consiste en que en el comienzo existía una familia, esta célula de la sociedad..., luego la familia creció hasta formar toda una tribu, y ésta, hasta formar un Estado. Si el señor Mijailovsky repite este absurdo infantil con aire grave, sólo demuestra -aparte de todo lo demás- que no tiene la menor idea ni siquiera de la marcha de la historia rusa. Si se puede hablar de la vida gentilicia en la Rusia antigua, no cabe duda que en la Edad Media, en la época del reino Moscovita, no existían ya los vínculos gentilicios, es decir, el estado no se basaba en unio-nes gentilicias, sino en uniones locales: los terratenientes y los conventos aceptaban a campesinos de diversos luga-res, y las comunidades formadas de este modo constituían uniones puramente territoriales. Pero apenas si cabía ha-blar entonces de vínculos nacionales en el sentido propio de la palabra: el Estado se dividía en varios “territorios”, algunos de los cuales eran incluso principados, que conser-vaban huellas vivas de su anterior autonomía, particulari-dades de administración y a veces tropas propias (Los bo-yardos locales iban a la guerra con sus propias mesnadas) fronteras aduaneras propias, etc. Sólo el nuevo período de la historia rusa (aproximadamente desde el siglo XVII) se caracteriza por la fusión realmente efectiva de todas estas regiones, territorios y principados en un todo. Pero no mo-tivaron esta fusión los vínculos gentilicios, estimadísimo señor Mijailovsky, y ni siquiera su continuación y su gene-ralización, sino el haberse intensifi cado el intercambio entre

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las regiones, el haber crecido gradualmente la circulación de mercancías, el haberse concentrado los pequeños merca-do locales en un solo mercado general para toda Rusia. 155

Esto nos aclara plenamente el concepto de nación, desde el punto de vista gentilicio y de unidad de cultura, de sangre, de ethos, etc.; y el concepto de nación desde el punto de vista de la concentración de mercados, para la formación de un solo estado nacional.

Esta es la razón científi ca y material por la que el estado ecuatoriano permaneció disgregado hasta comienzos del presente Siglo, en que la llegada del Ferrocarril de Guaya-quil a Quito, permitió un cierto intercambio de mercancías entre la Sierra y la Costa.

LA INDIVIDUALIDAD INCUESTIONABLE DE LAS NACIONALIDADES INDÍGENAS DEL ECUADOR.

Al haber ampliado y profundizado un poco el estudio de la defi nición, no requerimos ampliar, más hechos demostrati-vos ni ejemplifi cantes de cómo es que las nacionalidades y culturas ancestrales que han pervivido a lo largo del terri-torio nacional, son REALES ENTIDADES NACIONALES.

Se evidencia en forma incuestionable que son auténticas NACIONES las comunidades que han conservado, su len-gua, su psiquis, su música, sus costumbres, sus formas de solidaridad comunitaria, sus modos de producción pro-pios, su religión, y todo ese conjunto de valores culturales que las identifi can y las diferencian del contexto nacional.

Esta identidad nacional, de las distintas nacionalidades in-

155 ILICH ULIANOV, Vladimir, Quienes son los “amigos del pueblo” y cómo luchan contra los socialdemócratas?, Ed, Anteo, Buenos Aires, 1.973, ps. 32 y 33.

dígenas y pueblo negro de nuestro país, no niega de ningún modo, ya sea en forma conceptual, como en forma prác-tica, orgánica y administrativo-política la existencia de un Estado nacional, en cuyo seno yazgan y pervivan varias y distintas nacionalidades.

Los ejemplos de España, Yugoslavia, Servia, Rusia Estados Unidos, etc. son demostraciones palmarias que no admiten prueba en contrario, como los axiomas matemáticos.

LA REALIDAD ACTUAL DE LOS PUEBLOS Y NACIONALIDADES INDÍGENAS DEL ECUADOR

Los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador, están considerados en situación de alto riesgo, afectados por de-fi cientes niveles de salud y nutrición; deterioro acelerado de su hábitat y constante destrucción de su ecosistema; au-mento progresivo del analfabetismo y alta deserción esco-lar; falta de fuentes de trabajo; carencia de servicios básicos, saneamiento ambiental y vivienda; falta de capacitación técni-ca y profesional; abandono de la mujer y niñez indígena.

El Ecuador es un país con un alto nivel de heterogeneidad estructural tanto en el ámbito espacial o regional como en el ámbito económico, político, social y cultural; aspectos que lo caracterizan como plurinacional, pluricultural, intercul-tural y plurilingüe.

La raíz de esta heterogeneidad social está dada por la pre-sencia de un importante porcentaje de población indígena, que se puede identifi car a través de autodefi nición, rasgos físicos, apellidos, formas de vestimenta, entre otras carac-terizaciones, a los que se hace mención como datos referen-ciales en el siguiente cuadro:156

156 Arturo León. Derechos Fundamentales y Derechos Colectivos

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POBLACIÓN % HABITANTESPOBLACIÓN NACIONAL (aproximado) A febrero de 2011,

14.306.876POBLACIÓN BLANCA MESTIZA 65 9´299.469

POBLACIÓN INDÍGENA 35 5´007.406

No NACIONALIDAD PUEBLO PROVINCIA % TOTAL

01 KICHWA

75 3`755.554OTAVALOS IMBABURAIMANTAS IMBABURA

CARANQUIS IMBABURAANGOCHAWA IMBABURACOTACACHI IMBABURACOCHASKI PICHINCHACAYAMBIS IMBABURA PICHINCHA

Y NAPOQUITU CARAS PICHINCHAPANZALEOS COTOPAXIGUARANGAS BOLÍVARSALASACAS TUNGURAHUACHIBULEOS TUNGURAHUAKISAPINCHA TUNGURAHUA

PILAWIN TUNGURAHUATOMABELA TUNGURAHUATISALEOS TUNGURAHUACAÑARIS CAÑAR

SARAGURO LOJAALAMAS – KI-

CHWA AMAZONIAORELLANA, NAPO,

PASTAZA

02 PURUWÁ – KICHWA

CACHA CHIMBORAZOCOLTA CHIMBORAZO

TIKISAMBI CHIMBORAZOLICTU CHIMBORAZOCALPI CHIMBORAZOGALTI CHIMBORAZO

POLUWAY CHIMBORAZOKIMIAK CHAMBU CHIMBORAZO

CICALPA CHIMBORAZO

COLUMBI CHIMBORAZO

TUNSHI CHIMBORAZOWANU - XIUXI CHIMBORAZO

OTRAS NACIONALI-DADES 25 1´251.851

03 SHUAR MORONA Y ZAMORA04 ACHUAR MORONA Y PASTAZA05 SECOYA ORELLANA, SUCUM-

BÍOS Y NAPO06 SIONA SUCUMBIOS Y NAPO07 HUAO ORELLANA, SUCUM-

BÍOS, NAPO Y PASTAZA08 COFAN SUCUMBÍOS09 ZAPARO PASTAZA10 ANDOAS PASTAZA12 SHIWIAR PASTAZA

13 AWA CARCHI

14 CHACHI ESMERALDAS15 TSÁCHILA PICHINCHA16 EPERA ESMERALDAS

TOTAL 5´007.406

PUEBLOS DE LA GRAN NACIÓN PURUWÁ

CACHA, un pueblo milenario que se encuentra ubicado al Sur este de la ciudad de Riobamba, abarca aproximada-mente 49 kilómetros cuadrados, su circunscripción esta en las jurisdicciones parroquiales de Cacha, Punín, Santiago de Quito, Cajabamba y Yaruquíes; a su vez se ubica en dos cantones: Riobamba y Colta, está conformada por 32 comu-nidades con una población aproximada de 22.000 habitan-tes, de los cuales el 75% ha migrado hacia las ciudades, en este pueblo existe un gobierno autónomo indígena: la FE-CAIPAC.

COLTA, es un pueblo milenario que forma parte de la gran nación Puruwá, este nombre lo ha tomado por la abundan-cia existencia de aves acuáticas (patos), en la laguna del mismo nombre y su vestimenta oscura caracterizada por la baja temperatura como efecto de la brisa, sus comuni-dades se encuentran al rededor de la laguna en mención y se extiende hacia las montañas del sur oeste, es un pueblo en el que sus habitantes se han dedicado al comercio, esta actividad ha hecho que migren hacia Colombia, Venezuela e interior del país

TIKISAMBI, Es un pueblo aguerrido y milenario que for-ma parte de la Gran Nación Puruwá, formaron una barrera humana frente a las invasiones de los Incas del Perú y el avance de los conquistadores europeos. Ocupan las cum-bres andinas de la cordillera oriental y central de las juris-dicciones de los cantones Alausí y Chunchi. Se caracterizan por la utilización de ropa muy pesada confeccionada de la lana de borrego.

LICTU, es un pueblo milenario, que forma parte de la Gran Nación Puruwá, sus peculiaridades culturales hacen la di-ferencia de los demás pueblos existentes, está ubicado al sur de Riobamba, abarca las jurisdicciones del Licto, Flores,

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Pungalá, Cebadas y Punín, comparte dos cantones: Rio-bamba y Guamote.

CALPI, Pueblo milenario, ubicado en las faldas del Chim-borazo, sus características peculiares en su forma de vestir y otras manifestaciones culturales diferencian de los demás pueblos que forman la Nación Puruwá, abarca las jurisdic-ciones parroquiales de Calpi y San Juan. Es un pueblo emi-nentemente agrícola y ganadero

GALTI, Pueblo milenario que forma parte de la Gran Na-ción Puruwá, sus características culturales y bravura man-tiene intacta, se encuentra ubicado en las cumbres andinas del sur de la provincia de Chimborazo, de la jurisdicción del Cantón Guamote. Es un pueblo guerrero que lucharon por defender su territorio frente a las invasiones de los Incas y los conquistadores europeos; de ahí la gran batalla de Tio-cajas, este pueblo posee un gobierno representativo de las comunidades, denominado Parlamento Indígena.

PULUWAY, es un pueblo remoto, que se encuentra ubicado al sur oriente de la provincia de Chimborazo, colinda con el volcán Sangay, se encuentra en la jurisdicción de Pun-galá, sus actividades agrícolas es su fuente de subsisten-cia.

CHAMBU o KIMIAG, es un pueblo milenario que forma parte de la Gran Nación Puruwá, se encuentra en las la-deras de la cordillera oriental, ocupa las jurisdicciones de los cantones de Chambo, Penipe y Riobamba. Es un pueblo eminentemente agrícola, desde los remotos tiempos fueron los que proveían de alimentos a los grandes ejércitos que lucharon por defender la Nación Puruwá frente a la inva-sión incaica del Sur y la conquista española.

CICALPA, Es un pueblo insignia milenaria que forma par-te de la gran Nación Puruwá, se encuentra ubicado en el

valle de Liribamba hoy cabecera cantonal de Colta, centro administrativo de los Shirys Duchicelas, se extiende hacia el norte de la cumbres de la cordillera central, la población ubicada en la parte baja urbana se ha amestizado perdiendo paulatinamente la identidad.

COLUMBI, también llamado PULUKATI, que quiere decir Valle de las Neblinas, este nombre proviene por la existen-cia de una gran laguna que en la actualidad esta sedimenta-da por el sector de San Martín, Balda Lupaxi. Es uno de los pueblos de mayor población que ocupa grandes extencio-nes territoriales del cantón Colta, parte de Guamote y Rio-bamba, sus vestimenta tiene una caracterización peculiar con pequeñas diferencias de zonas, se estima una población de aproximada 32.000 habitantes, de los cuales, el 65% se han migrado hacia las diferentes ciudades del país o fuera de ella.

XIUXI, también conocido como Wano, es un pueblo im-portante de la Nación Puruwá, ubicada en las faldas de la cordillera central, su circunscripción territorial ocupa las parroquias San Gerardo, San Andrés, del cantón Guano. La población está en acelerada pérdida de identidad, asimilan-do al mestizaje.

TUNSHI, Pueblo milenario, ubicado en la llanura Sur Oriente de Riobamba, sus características peculiares en su forma de vestir y otras manifestaciones culturales diferen-cian de los demás pueblos que forman la Nación Puruwá, abarca las jurisdicciones parroquiales de San Luis y Punín. Es un pueblo eminentemente agrícola, sus productos (hor-talizas) son requeridos por todos, se considera a este pueblo como los abastecedores con sus productos a las demandas en todo el país.

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FORMAS ORGANIZATIVAS DEL MOVIMIENTO

INDÍGENA

PROCESOS ORGANIZATIVOS

Estructuración del movimiento indígena

El movimiento indígena, estuvo en sus inicios vinculados a una concepción gremial-sindicalista y cooperativo-empre-sarial.

Los asomos jurídico-organizativos se remontan a la segun-da mitad de la década de 1.920, luego de la conformación del Partido Socialista Ecuatoriano.

En 1.926, se organiza el primer sindicato con vida jurídica en el país. Y éste es, precisamente, un sindicato campesino, integrado por los trabajadores agrícolas de una de las ha-ciendas de la Asistencia Pública de Cayambe. Y este será el posterior denominador común de la organización cam-pesina.

El principal núcleo organizativo legal, se logra consoli-darlo luego del levantamiento popular del 28 de Mayo de 1.944 (conocido en la historia ecuatoriana como “la Glorio-sa”); cuyo epílogo es la constitución de la Confederación de Trabajadores del Ecuador y, como fi lial de ella, la FE-DERACION ECUATORIANA DE INDIOS -FEI-. Estas condiciones históricas determinan que en su concepción or-ganizativa la FEI, sea eminentemente sindicalista, bajo una concepción marxista de “alianza obrero campesina”.

Como hemos visto, estos son procesos organizativos de los pueblos indígenas, en la época colonial como en la republi-

cana157, protagonizadas a través de los diferentes levanta-mientos o la conformación de sindicatos agrícolas y la pos-terior conformación de la Federación Ecuatoriana de Indios FEI158.

A raíz de la Reforma Agraria de 1964, los pueblos indígenas de Chimborazo inician la lucha por la tierra, en 1966 se in-augura un proceso de estructuración organizativo indígena desde sus propias visiones, de manera especial se inicia con la constitución de la Asociación de indígenas Evangélicos de Chimborazo, con la fi nalidad de que las tierras deben estar en manos de sus originales dueños y la defensa contra la persecución de la iglesia católica a los protestantes indí-genas.

En 1972, con la corriente de la Teología de la Liberación se constituye el Ecuador Runacunapac Riccharimui ECUA-RUNARI hoy Confederación de Pueblos de la Nacionali-dad Kichwa del Ecuador.

Posteriormente, en 1980 se forma la Confederación de Na-cionalidades Indígenas de la Amazonía CONFENIAE y la Federación de Indígenas Evangélicos del Ecuador FEINE.

El movimiento indígena en el Ecuador va logrando su

157 Oswaldo Albornoz, luchas indígenas en el Ecuador, Editorial Claridad, Gua-yaquil, 1971; Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador, Biblioteca de Grandes Autores Ecuatorianos, Ambato, 1972; Alfredo Costales Samaniego, Fernando Daquilema el último Guaminga Llacta, Instituto Ecua-toriano de Antropología y Geografía, Quito, 1963; Federico González Suárez, Historia General de la República del Ecuador, Casa de la Cultura Ecuatoria-na, Quito, 1968-1970; José Jouanen, Historia de la Compañía de Jesús en la Antigua Provincia de Quito, Editorial Ecuatoriana, Quito, 1941-1943; Aquiles Pérez, Las Mitas en la Real Audiencia de Quito, Imprenta del Ministerio del Tesoro, Quito, 1948; Juan De Velasco, Historia del Reino de Quito, Biblioteca Ecuatoriana Mínima, Quito, 1960, entre otros.

158 “En agosto de 1944, se constituye la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI)” Las Nacionalidades Indígenas en el Ecuador: nuestro proceso organizativo, Quito, Ediciones Tincui Abya Yala, 1989, p. 31

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mayor expresión ese mismo año con el aparecimiento del Consejo de Coordinación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONACNIE, el mismo que en 1986 se convierte en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE.

La CONAIE estará conformada por las organizaciones re-gionales CONFENIEAE y ECUARUNARI, posteriormente también por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Costa Ecuatoriana CONAICE.

En consecuencia tanto la CONAIE como la FEINE se con-vierten en las organizaciones nacionales con mayor repre-sentatividad en donde están agrupados las comunidades, comunas, pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador.

Así estructurado el movimiento indígena, inicia un proceso de discusión y refl exión propositiva, también con la partici-pación de la FENOCIN.

FORMAS CONEXAS DE ORGANIZACIÓN.

Para mediados de 1.965 el movimiento indígena había de-sarrollado formas conexas de organización, complementa-rias o paralelas a la organización sindical “pura”.

La organización básica de la sierra ecuatoriana está determi-nada por la forma jurídica de COMUNA, con sus Cabildos, sus tierras comunales, que permite recuperar un sentido diverso de identidad colectiva; en la Costa ecuatoriana se conoce como RECINTOS; y, en la Amazonía se organizan bajo la fi gura jurídica de CENTROS Y ASOCIACIONES.

Concomitante a esto aparecen organizaciones de segundo y tercer grado conformado por federaciones, confederacio-nes y movimientos. A lo largo del callejón interandino, las

comunidades indígenas levantan importantes luchas por la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, especialmente re-clamando la reversión de tierras baldía y su adjudicación a las organizaciones indígenas.

A fi nes del 70, este proceso de lucha se había consolidado, pese a las maniobras gubernamentales y de las Cámaras de Agricultura que pugnaban por evadir la Ley de Reforma Agraria y someter por la fuerza o la violencia a las organi-zaciones indígenas campesinas.

Posteriormente, con el avance de la lucha indígena las orga-nizaciones fueron surgiendo desde la formación de comu-nidades como comunas que se legaliza a través del Ministe-rio de Agricultura y Ganadería, luego las organizaciones de segundo grado, en federaciones, consorcios, uniones, entre otras; además estas se organizaban en provinciales o zona-les, como confederaciones.

Las organizaciones regionales son otra forma organizativa y por último las organizaciones nacionales, todas estas reco-nocidas por el Ministerio de Bienestar Social hoy Ministerio de Inclusión Económica y Social, Ministerio de Agricultura, Acuacultura y Pesca; y, últimamente por el CODENPE.

En el Ecuador, las formas organizativas del movimiento in-dígena, es de tipo territorial y sectorial:

La CONAIE, es netamente de carácter territorial con ten-dencia de extrema izquierda, tiene organizaciones Regio-nales: ECUARUNARI, CONFENIAE, CONAICE, organiza-ciones de tercer grado en cada provincias y por último las organizaciones de segundo grado entre las que se encuen-tran asociaciones, cooperativas, uniones hasta clubes.

Mientras tanto la FEINE, es una organización de carácter territorial y sectorial, con principios cristianos (religioso de

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tendencia izquierda), tiene organizaciones de carácter Re-gional: FIEL, organizaciones de tercer grado que son las provinciales conformados por confederaciones, federacio-nes, y asociaciones; las organizaciones zonales compuestas por asociaciones, uniones, corporaciones que vienes a ser las de segundo grado; y, por último tiene a las organizacio-nes de base que se estima en aproximadamente de dos mil ochocientos organizaciones.

La FENOCIN, está organizada por organizaciones provin-ciales de tipo gremial y también territorial en las de tercer y segundo grado, su ámbito es en la sierra Norte, Sierra Sur y la Costa.

La forma de organización social predominante de los pue-blos indígenas es la comunidad, en donde desarrollan to-das sus actividades de reproducción familiar a través de mecanismos o prácticas de solidaridad.

Las nacionalidades indígenas en este entorno deben ser enten-didas en una perspectiva de cambio y no como formas conge-ladas que se han mantenido en el tiempo sin alteración.

Nuestras nacionalidades no son las mismas que existieron antes de la conquista, allí están sus raíces formando parte de un largo proceso histórico, que contiene múltiples rela-ciones en espacios históricos determinados Colonia y Re-pública, en donde para enfrentar las diferentes situaciones en un contexto de subordinación, han creado estrategias de supervivencia que han permitido mantener la identidad como indígenas.

Por tanto, para comprender la situación indígena actual es necesario contextualizarlas dentro de los procesos socioeco-nómicos y políticos por los que han atravesado el país, y las diferentes regiones en los cuales hemos estado inmersos y formando parte del proceso.

Históricamente los pueblos y nacionalidades indígenas han estado vinculados a las actividades agrícolas, por lo que la tierra ha sido, es y será el elemento fundamental de super-vivencia.

Sometida a duras condiciones de explotación durante todo el período colonial y gran parte de la república, la población indígena andina fue arrinconada al “huasipungo” como parte constitutiva del sistema hacendario o latifundista.

El incremento demográfi co de los pueblos indígenas, llevó a una permanente subdivisión de las parcelas, difi cultan-do y limitando la producción de bienes necesarios para la subsistencia, lo que unido al deterioro de la tierra y a la mala situación económica general (empobrecimiento total), obligó al indígena a buscar mecanismos alternativos para cubrir sus necesidades.

La migración temporal fue la estrategia de sobrevivencia que nos mantuvo ligados a la comunidad pero que, a la vez, nos expuso a la infl uencia cultural de los otros sectores de la sociedad.

Estos procesos, que constituyen una constante en las últi-mas décadas se defi nen con más claridad después de la pro-mulgación de las Leyes de Reforma Agraria (1964 y 1973), determinando que nos enfrentemos a situaciones diversas:

1. Aquellos que permanecen en las comunidades, cuya for-ma de sobrevivencia radica en la producción de la pe-queña propiedad parcelaria, bajo relaciones de trabajo familiar, complementando con actividades tales como la artesanía y el comercio; estos mantienen su relación vital con la comunidad, la misma que constituye el principal espacio de solidaridad y el mecanismo mediante el cual logran mantener su identidad cultural.

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Recientes investigaciones sobre el mundo indígena an-dino asigna a la comunidad indígena roles como: Ser el espacio de legitimación de valores, modos y prácticas indígenas, espacios de expresión cultural, de representa-ción política y defensa de sus intereses, de gestión social de los recursos naturales básicos y de otros necesarios para la reproducción; en defi nitiva, la comunidad se convierte en un espacio de cohesión social e ideológi-ca que genera un sentimiento de identidad, atravesado con una fuerte relación de parentesco, constituyendo un instrumento viable para la solución de sus problemas y condición para la participación indígena en el mercado.

Ante estas consideraciones, es que cualquier acción so-cial orientada a los pueblos indígenas debe pasar por la comunidad, como su forma de organización social bá-sica. En este sentido, dadas las múltiples funciones que cumple la comunidad en la vida social del indígena, es el espacio adecuado para la acción integral.

2. Otros segmentos indígenas se vieron abocados a la mi-gración defi nitiva o temporal, debido fundamentalmen-te a la escasez de tierras y por el bajo nivel productivo de sus parcelas.

Muchos se han asentado como colonos, especialmente en la Amazonía ecuatoriana, en tanto que otros tienen como referencia los centros urbanos en donde se han constituido como parte de los cinturones de miseria.

En estos casos, el proceso de asimilación a la sociedad mayor es sumamente fuerte, por lo que se debilitan los nexos con la comunidad y, muchas veces, entran en un proceso de mestizaje y aculturación más acelerado.

3. En la actualidad los pueblos indígenas atraviesan por una compleja situación social caracterizada por los si-

guientes aspectos:

a) Una economía de subsistencia sustentada en la agricul-tura minifundista, en donde la tierra es el elemento vital de sobrevivencia de la comunidad. Recurso que cada vez es más limitado por la subdivisión de las parcelas debido a la herencia, la erosión de la tierra, la carencia de riego, de medios económicos para adquirir insumos, asistencia técnica, etc.

b) Participación en el mercado en términos desiguales, en donde los precios de sus productos se fi jan de acuerdo a las grandes empresas agroindustriales.

c) Las condiciones de vida de los indígenas son extrema-damente precarias: carecen de servicios de luz eléctrica, agua potable, salubridad, educación, etc. En esas condi-ciones y con bajos niveles de nutrición, en las comunida-des indígenas se presentan altos índices de mortalidad materno-infantil, morbilidad general y signifi cativas tasas de fecundidad.

d) Cultural y socialmente son discriminados por su ves-tido, lengua y costumbres, situación que les diferencia con las formas ideológicas que emana la sociedad mayor.

Respecto a la problemática indígena en el Ecuador no tie-nen un espacio de acción defi nido, por los sucesivos proce-sos de migración del sector a zonas urbanas, especialmente a partir de la promulgación de la primera Reforma Agraria (1964) y del proceso de articulación de formas tradicionales de producción con la lógica del mercado.

Bajo este parámetro, se ha considerado el área rural como principal espacio de asentamiento indígena, situación que le ubica dentro de los procesos de transformación del agro, con connotaciones específi cas, aunque no excluyentes.

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Para ubicar la situación dentro del contexto histórico consi-deramos pertinente precisar lo siguiente:

1. La existencia de relaciones serviles de producción que vincula a la hacienda con la pequeña posesión campesi-na, este proceso determina que las tierras fértiles y más productivas se concentran en grandes propiedades. Al-rededor de este tipo de propiedad se encuentran tierras de uso comunitario ubicadas en tierras altas destinadas a la producción de bienes de autoconsumo.

2. En los dos casos el uso de la tierra se orientó a la agri-cultura, con formas de producción tradicionales y con signifi cativa utilización de mano de obra, razón por lo que la extensión de la tierra determina el volumen de producción. En consecuencia, la lógica agrícola espe-cialmente en la sierra ecuatoriana condicionó un proce-so permanente de ampliaciones de la frontera agrícola en detrimento de áreas forestales.

3. En la Costa y la Amazonía ecuatoriana la situación se expresa de manera diferente, asentamientos indígenas tradicionales propietarios de extensiones signifi cativas de tierra, con formas de producción tradicionales y baja articulación al mercado.

La permanente erosión del suelo en la Sierra y la presión colonizadora en la Costa y Amazonía determinó la amplia-ción de la frontera agrícola presionando sobre la población indígena vinculada a la pequeña propiedad, que se ve obli-gada a incursionar en tierras altas o de páramo, que por sus condiciones ecológicas mantienen baja productividad lo que impacta en las condiciones de vida de la población, situación que se agrava por el incremento demográfi co que desemboca en una permanente división de la parcela cam-pesina.

En la Amazonía y Costa ecuatoriana las nacionalidades in-dígenas, por efectos de la colonización, fueron desalojadas de las tierras de asentamiento tradicional, obligándoles a trasladarse a zonas de más difícil acceso o a ligarse a formas de conducta de la sociedad mayor.

Este modelo de desarrollo planteado en el Ecuador, al igual que en América Latina, concibe el proceso de industriali-zación, como el eje dinámico del crecimiento económico, razón por la que en los años 60 y fundamentalmente en la década de los 70, mediante políticas estatales se promovió:

1. Una mayor concentración de población en las áreas ur-banas, ante las posibles necesidades de mano de obra para la industria.

2. Cambios en la estructura de propiedad.

3. Modernización de procesos productivos agrarios, con la integración de tecnología, que conduzca a la destruc-ción de las inefi cientes formas de producción hacenda-ria y parcelaria, y la consecuente expulsión de pobla-ción rural hacia las zonas urbanas.

De acuerdo a estos criterios se dejaron de entregar recursos al agro, se impusieron tributos y se pagaron bajos precios a los productos agrícolas, todo en función del desarrollo in-dustrial, que se concebía como objetivo de máxima priori-dad.

Esta situación que generó transferencias del capital agra-rio a otras actividades económicas, también determinó una disminución del gasto social generando mayores niveles de pobreza especialmente a los sectores sociales de más alto riesgo.

Por otro lado esta lógica condujo a las nacionalidades indí-genas a una “crisis de reproducción” determinada por:

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1. Escasez y deterioro del recurso principal: la tierra.2. Ausencia de medios técnicos de producción.3. Ausencia de infraestructura productiva.4. Incremento demográfi co acelerado al área urbana.

Los pueblos indígenas si bien están circunscritos a activi-dades tradicionales, como generadoras de valores de uso, se encuentran articulados al mundo mercantil, como pro-ductores en alguna escala de valores de cambio, teniendo siempre como fi n último la recreación del mundo comunal y familiar.

LINEAMIENTOS DE POLÍTICA SOCIAL DE LOS PUEBLOS Y NACIONALIDADES INDÍGENAS

La situación de Los pueblos y nacionalidades indígenas en la actualidad es la de mayor marginación, vulnerabilidad y de más alto riesgo, respecto al conjunto de la sociedad, lo que les ubica en un escenario social sumamente complejo.

En la medida en que los pueblos indígenas que habitan en el Ecuador ha mantenido una histórica organización de tipo comunal que ha sido el sustento de nuestra cultura, es nece-sario una política pluricultural e integral que abarque todos los planos de la vida social, incluyendo demandas políticas de autogobierno, autogestión y autonomía que desafían y estimulan la imaginación política.

Se ha conceptuado la AUTOGESTIÓN, como un elemen-to fundamental en el proceso de desarrollo de los pueblos, porque consideramos que no es un aislamiento ni conser-vación, sino evolución sobre un plan propio, interacción de un terreno de igualdad. La autogestión sobre todo ha sido conceptuada como una revolución y no una actualización de folklorismo.

La integralidad implica, también, enfrentar el problema de la territorialidad desde la perspectiva de los distintos ac-tores socioculturales comprometidos; procesar demandas de descentralización provenientes desde las organizaciones representativas de los pueblos indígenas; adecuar los siste-mas de representatividad pública y de planifi cación econó-mica y social en las zonas involucradas e institucionalizar relaciones entre las organizaciones indígenas y el gobierno central.

Estas acciones, solo son posibles si se diseña una política social que incluya todos los componentes que el mundo in-dígena demanda, de acuerdo con sus especifi cidades y arti-culados a sus formas de organización propias.

Las políticas sociales tradicionales se han caracterizado por la ejecución de programas y proyectos paternalistas o me-ramente asistencialistas, cuando no han sido subordinadas al clientelismo político; no se han sustentado en estudios previos de focalización y, en muchas ocasiones no han lle-gado a los sectores sociales verdaderamente necesitados; por todos estos elementos sus acciones han sido de muy bajo impacto social.

Todos estos mecanismos de una u otra manera han dis-torsionado los objetivos prioritarios de la política social: atender a los sectores más vulnerables de la sociedad, a los grupos sociales más pobres. Es por ello que se torna indis-pensable el diseño y ejecución de un mecanismo técnico que se sustente en la identifi cación social y espacial de los pueblos indígenas para que los objetivos de la política so-cial tengan un verdadero impacto en los mismos.

Política social que debe estar orientada a la ejecución de acciones sociales en benefi cio de la población indígena, no solo que constituye una necesidad sino que además permi-tirá:

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a. Promover la tradicional organización comunal indíge-na, entendida como “capital cultural” para el desarrollo integral, en dos direcciones básicas: primero, impulsar y adecuar la organización como recurso del desarrollo económico y; segundo, estructurar instituciones socia-les y políticas propias de los pueblos indígenas como alternativa de convivencia social.

b. Adoptar políticas reales para el reconocimiento en la práctica de la condición plurinacional, pluricultural y plurilingüe de nuestro país.

c. Utilización de la lengua propia en la educación y en funciones administrativas, fomentar el conocimiento de dicha lengua para el resto de la sociedad.

d. Fomento de prácticas educacionales con énfasis en el respeto a la cultura propia, sobre todo para que los ni-ños puedan tener acceso a la educación desde su propio idioma.

e. Posibilitar a los pueblos indígenas la dirección de sus propios sistemas e instituciones educacionales.

f. Valorizar las prácticas médicas indígenas que han co-existido secularmente junto a la medicina y ciencia “oc-cidental”, no sólo legalizando la práctica de la medicina andina, sino articulándola paulatinamente a sistemas de salud preventiva y curativa ofi cial integrados con prácticas comunitarias.

LOS PUEBLOS Y NACIONALIDADES INDÍGENAS COMO SUJETOS DE DERECHOS

El Ecuador sigue enfrentando el mismo dilema y desafío por la construcción de una sociedad sin exclusiones, una democracia sin violencia, un desarrollo centrado en la rea-lización de las personas y en el respeto al medio ambiente.

No obstante los inmensos esfuerzos e iniciativas de la ma-yoría de la población, una modernización fundada en las leyes implacables del libre mercado y en la reducción de la responsabilidad social y económica del Estado ha generado una creciente desigualdad social y altos índices de pobreza.

Es por ello que los pueblos indígenas han venido procla-mando su voluntad de consolidar la unidad de la nación ecuatoriana en el reconocimiento de su diversidad y en ejercicio de su soberanía.

En este sentido las nacionalidades y pueblos indígenas, gra-cias a la lucha persistente de sus organizaciones y repre-sentantes indígenas en el Congreso Nacional y la Asamblea Nacional Constituyente, han logrado la ratifi cación del Convenio 169 de la OIT; además se han conseguido incor-porar en la Constitución Política de la República del Ecua-dor, las normas fundamentales que amparen sus derechos y libertades, las que se enumeran:

1. El Ecuador es un Estado Social de Derechos soberano, unitario, independiente, democrático, pluricultural, multiétnico, de administración descentralizada y parti-cipativa. Su Gobierno es republicano, presidencial, se-lectivo, representativo, responsable y alternativo.

2. El territorio del Ecuador es indivisible. La administra-ción del Estado y la representación política se estable-cen en las entidades seccionales, provincias, cantones,

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parroquias y circunscripciones territoriales indígenas y afro ecuatorianas, de acuerdo con los requisitos señala-dos por la ley. Las demarcaciones de provincias, canto-nes y parroquias solo determinan competencias políti-cas y administrativas.

3. La organización, competencias y facultades de los órga-nos de administración de las circunscripciones territo-riales indígenas y afroecuatorianas, están establecidas en la ley.

Derechos de las Nacionalidades Indígenas. 159

1. Se reconoce la existencia de los pueblos y nacionalida-des indígenas, derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, pluri-nacional y laico.

2. De conformidad con la Constitución y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos inter-nacionales de derechos humanos; y del respeto al orden público, el Estado reconoce y garantizará a las comu-nas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, los siguientes derechos colectivos160:

1. Mantener, desarrollar y fortalecer libremente su iden-tidad, sentido de pertenencia, tradiciones ancestrales y formas de organización social.

2. No ser objeto de racismo y de ninguna forma de dis-criminación fundada en su origen, identidad étnica o cultural.

3. El reconocimiento, reparación y resarcimiento a las co-lectividades afectadas por racismo, xenofobia y otras

159 Cap. 5 De los Derechos Colectivos Constitución Política del Estado.160 Constitución de la República 2008. Art. 57

formas conexas de intolerancia y discriminación.

4. Conservar la propiedad imprescriptible de sus tierras comunitarias, que serán inalienables, inembargables e indivisibles. Estas tierras estarán excentas del pago de tasas e impuestos.

5. Mantener la posesión de las tierras y territorios ances-trales y obtener su adjudicación gratuita.

6. Participar en el uso, usufructo, administración y con-servación de los recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras.

7. La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y programas de pros-pección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente; participar en los benefi cios que esos proyectos reporten y recibir indemnizaciones por los perjuicios sociales, culturales y ambientales que les causen. La consulta que deban realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna. Si no se obtuviese el consentimiento de la co-munidad consultada, se procederá conforme a la Cons-titución y la ley.

8. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. El Estado esta-blecerá y ejecutará programas, con la participación de la comunidad, para asegurar la conservación y utilización sustentable de la biodiversidad.

9. Conservar y desarrollar sus propias formas de convi-vencia y organización social, y de generación y ejercicio de la autoridad, en sus territorios legalmente reconoci-dos y tierras comunitarias de posesión ancestral.

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10. Crear, desarrollar, aplicar y practicar su derecho pro-pio o consuetudinario, que no podrá vulnerar derechos constitucionales, en particular de las mujeres, niñas, ni-ños y adolescentes.

11. No ser desplazados de sus tierras ancestrales.

12. Mantener, proteger y desarrollar los conocimientos co-lectivos; sus ciencias, tecnologías y saberes ancestrales; los recursos genéticos que contienen la diversidad bio-lógica y la agrobiodiversidad; sus medicinas y prácti-cas de medicina tradicional, con inclusión del derecho a recuperar, promover y proteger los lugares rituales y sagrados, así como plantas, animales, minerales y eco-sistemas dentro de sus territorios; y el conocimiento de los recursos y propiedades de la fauna y la fl ora.

Se prohíbe toda forma de apropiación sobre sus conoci-mientos, innovaciones y prácticas.

13. Mantener, recuperar, proteger, desarrollar y preservar su patrimonio cultural e histórico como parte indivisi-ble del patrimonio del Ecuador.

El Estado proveerá los recursos para el efecto.

14. Desarrollar, fortalecer y potenciar el sistema de edu-cación intercultural bilingüe, con criterios de calidad, desde la estimulación temprana hasta el nivel superior, conforme a la diversidad cultural, para el cuidado y preservación de las identidades en consonancia con sus metodologías de enseñanza y aprendizaje.

1. Se garantizará una carrera docente digna. La adminis-tración de este sistema será colectiva y participativa, con alternancia temporal y espacial, basada en veeduría comunitaria y rendición de cuentas.

15. Construir y mantener organizaciones que los represen-ten, en el marco del respeto al pluralismo y a la diver-sidad cultural, política y organizativa. El Estado reco-nocerá y promoverá todas sus formas de expresión y organización.

16. Participar mediante sus representantes en los organis-mos ofi ciales que determine la ley, en la defi nición de las políticas públicas que les conciernan, así como en el diseño y decisión de sus prioridades en los planes y proyectos del Estado.

17. Ser consultados antes de la adopción de una medida le-gislativa que pueda afectar cualquiera de sus derechos colectivos.

18. Mantener y desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación con otros pueblos, en particular los que es-tén divididos por fronteras internacionales.

19. Impulsar el uso de las vestimentas, los símbolos y los emblemas que los identifi quen.

20. La limitación de las actividades militares en sus territo-rios, de acuerdo con la ley.

21. Que la dignidad y diversidad de sus culturas, tradicio-nes, historias y aspiraciones se refl ejen en la educación pública y en los medios de comunicación; la creación de sus propios medios de comunicación social en sus idio-mas y el acceso a los demás sin discriminación alguna.

Otros Derechos Indígenas reconocidos en la Constitución de la República de 2008.

1. El Estado formulará la práctica nacional de salud y vi-gilará su aplicación; controlará el funcionamiento de las entidades del sector; reconocerá y promoverá el desa-

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rrollo de la medicina tradicional e impulsará el avance científi co en el área de la salud, con sujeción a princi-pios bioéticos.

2. La ley regulará el adecuado ejercicio de la medicina y de las prácticas alternativas y tradicionales.

3. Las autoridades de las comunidades, pueblos y nacio-nalidades indígenas ejercerán funciones jurisdicciona-les, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres. Las autorida-des aplicarán normas y procedimientos propios para la solución de sus confl ictos internos, y que no sean con-trarios a la Constitución y a los derechos humanos reco-nocidos en instrumentos internacionales.161

4. El Estado garantizará que las decisiones de la jurisdic-ción indígena sean respetadas por las instituciones y autoridades públicas. Dichas decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad. La ley establecerá los mecanismos de coordinación y cooperación entre la ju-risdicción indígena y la jurisdicción ordinaria.

5. El castellano es el idioma ofi cial del Ecuador; el caste-llano, el kichwa y el shuar son idiomas ofi ciales de re-lación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso ofi cial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fi ja la ley. El Esta-do respetará y estimulará su conservación y uso162.

6. El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibra-do, que garantice un desarrollo sustentable. Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la pre-

161 Constitución de la República 2008. Art. 171162 Constitución de la República 2008. Art. 2

servación de la naturaleza.

7. La preservación del medio ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad del patrimonio genético del país.

8. La prevención de la contaminación ambiental, la recu-peración de los espacios naturales degradados, el ma-nejo sustentable de los recursos naturales y los requisi-tos que para estos fi nes deberán cumplir las actividades públicas y privadas.

9. El establecimiento de un sistema nacional de áreas na-turales protegidas, que garantice la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los servicios eco-lógicos, de conformidad con los convenios y tratados internacionales.

10. La ley tipifi cará las infracciones y determinará los pro-cedimientos para establecer responsabilidades admi-nistrativas, civiles y penales que correspondan a las personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, por las acciones u omisiones en contra de las normas de protección al medio ambiente.

11. Toda decisión estatal que pueda afectar al medio am-biente, deberá contar previamente con los criterios de la comunidad, para lo cual ésta será debidamente infor-mada. La ley garantizará su participación.

12. El Estado adoptará medidas de acción afi rmativa que promuevan la igualdad real en favor de los titulares de derechos que se encuentren en situación de desigual-dad 163.

13. Ser consultados antes de la adopción de una medida le-

163 Constitución de la República 2008. Art. 11.2; 65; 203.4

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gislativa que pueda afectar cualquiera de sus derechos colectivos.164

14. El Estado tomará medidas orientadas a la consecución de los siguientes objetivos:

a) Promover en el sector público y privado el uso de tec-nologías ambientalmente limpias y de energías alterna-tivas no contaminantes.

b) Establecer estímulos tributarios para quienes realicen acciones ambientalmente sanas.

c) Regular, bajo estrictas normas de bioseguridad, la pro-pagación en el medio ambiente, la experimentación, el uso, la comercialización y la importación de organismos genéticamente modifi cados.

d) Se prohíben la fabricación, importación, tenencia y uso de armas químicas, biológicas y nucleares, así como la introducción al territorio nacional de residuos nucleares y desechos tóxicos.

e) El Estado normará la producción, importación, distri-bución y uso de aquellas sustancias que, no obstante su utilidad, sean tóxicas y peligrosas para las personas y el medio ambiente.

f) El Estado, sus delegatarios y concesionarios, serán res-ponsables por los daños ambientales.

g) Sin perjuicio de los derechos de los directamente afec-tados, cualquier persona natural o jurídica, o grupo hu-mano, podrá ejercer las acciones previstas en la ley para la protección del medio ambiente.

h) La ley establecerá los mecanismos de control de cali-

164 Constitución de la República 2008. Arts. 57: 7 y 17; 61; 257 y 398

dad, los procedimientos de defensa del consumidor, la reparación e indemnización por defi ciencias, daños y mala calidad de bienes y servicios, y por la interrupción de los servicios públicos no ocasionados por catástrofes, caso fortuito o fuerza mayor, y las sanciones por la vio-lación de estos derechos.

i) Las personas que presten servicios públicos o que pro-duzcan o comercialicen bienes de consumo, serán res-ponsables civil y penalmente por la prestación del ser-vicio, así como por las condiciones del producto que ofrezcan, de acuerdo con la publicidad efectuada y la descripción de su etiqueta.

k) El Estado y las entidades seccionales autónomas res-ponderán civilmente por los daños y perjuicios causa-dos a los habitantes, por su negligencia y descuido en la atención de los servicios públicos que están a su cargo y por la carencia de servicios que hayan sido pagados.

l) Toda persona que crea estar ilegalmente privada de su libertad, podrá acogerse al hábeas corpus. Ejercerá este derecho por sí; o por interpuesta persona, sin necesidad de mandato escrito, ante el alcalde bajo cuya jurisdic-ción se encuentre, o ante quien haga sus veces.

m) Toda persona tendrá derecho a acceder a los documentos, bancos de datos e informes que sobre sí misma, o sobre sus bienes, consten en entidades públicas o privadas, así como a conocer el uso que se haga de ellos y su propósito.

n) Podrá solicitar ante el funcionario respectivo, la actuali-zación de los datos o su rectifi cación, eliminación o anu-lación, si fueren erróneos o afectaren ilegítimamente sus derechos.

o) Cualquier persona, por sus propios derechos o como

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representante legitimado de una colectividad, podrá proponer una acción de amparo ante el órgano de la Función Judicial designado por la ley. Mediante esta ac-ción, que se tramitará en forma preferente y sumaria, se requerirá la adopción de medidas urgentes destinadas a cesar, evitar la comisión o remediar inmediatamente las consecuencias de un acto u omisión ilegítimos de una autoridad pública, que viole o pueda violar cualquier derecho consagrado en la Constitución o en un tratado o convenio internacional vigente, y que, de modo inmi-nente, amenace con causar un daño grave. También po-drá interponerse la acción si el acto o la omisión hubie-ren sido realizados por personas que presten servicios públicos o actúen por delegación o concesión de una autoridad pública.

p) También se podrá presentar acción de protección con-tra los particulares, cuando su conducta afecte grave y directamente un interés comunitario, colectivo o un de-recho difuso.

q) Para la acción de protección no habrá inhibición del juez que deba conocerla y todos los días serán hábiles.

r) Habrá un Defensor del Pueblo, con jurisdicción nacio-nal, para promover o patrocinar el hábeas corpus y la acción de protección de las personas que lo requieran; defender y excitar la observancia de los derechos fun-damentales que esta Constitución garantiza; observar la calidad de los servicios públicos y ejercer las demás funciones que le asigne la ley.

s) Todos los ciudadanos tendrán los siguientes deberes y responsabilidades, sin perjuicio de otros previstos en esta Constitución y la ley: Acatar y cumplir la Consti-tución, la ley y las decisiones legítimas de autoridad competente.

Son obligaciones de los ciudadanos:

1. Defender la integridad territorial del Ecuador.

2. Respetar los derechos humanos y luchar porque no se los conculque.

3. Promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular.

4. Respetar la honra ajena.

5. Trabajar con efi ciencia.

6. Estudiar y capacitarse.

7. Decir la verdad, cumplir los contratos y mantener la pa-labra empeñada.

8. Administrar honradamente el patrimonio público.

9. Pagar los tributos establecidos por la ley.

10. Practicar la justicia y solidaridad en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de bienes y servicios.

11. Propugnar la unidad en la diversidad, y la relación in-tercultural.

12. Asumir las funciones públicas como un servicio a la co-lectividad, y rendir cuentas a la sociedad y a la autori-dad, conforme a la ley.

13. Denunciar y combatir los actos de corrupción.

14. Colaborar en el mantenimiento de la paz y la seguridad.

15. Preservar el medio ambiente sano y utilizar los recursos naturales de modo sustentable.

16. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del

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país, de manera honesta y transparente.

17. Ejercer la profesión u ofi cio con sujeción a la ética.

18. Conservar el patrimonio cultural y natural del país, y cuidar y mantener los bienes públicos, tanto los de uso general, como aquellos que le hayan sido expresamente confi ados.

19. Ama quilla, ama llulla, ama shua, ama ishkay yuyay. No ser ocioso, no mentir, no robar y no ser desleal.

El aporte que las diferentes nacionalidades indígenas en-tregan al proceso de fortalecimiento de la democracia, y su permanente afán por buscar mejores días para nuestras co-lectividades, se consolida en la práctica de nuestros valores, conocimientos, creencias, idiomas y costumbres que ances-tralmente hemos ejercido.

La activa participación de los pueblos indígenas repercu-tirá en el futuro, en las nuevas relaciones de convivencia con nuestros semejantes. Garantizará que de manera libre y democrática manifi esten sus valores y creencias, reclamen más espacios de participación, soliciten respeto a su dife-rencia, exijan libertad en el ejercicio de sus derechos.

El futuro de las nacionalidades y pueblos indígenas debe ser mirado y entendido como el espacio de consolidación de nuestra cultura, organización, ciencia y sabiduría, idio-ma, costumbres, es decir, de nuestra vida.

EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN Y CIRCUNSCRIPCIONES TERRITORIALES

El derecho de autodeterminación de los pueblos ha sido reconocido desde 1919 con la creación de la Liga de Na-ciones, antecesora de las Naciones Unidas. En la época de la Liga de las Naciones, la atención estaba centrada en un “principio” de autodeterminación y no en un “derecho” de autodeterminación. Después de la creación de las Nacio-nes Unidas en 1945, el “principio” de autodeterminación de los pueblos evolucionó hacia un “derecho” conforme al derecho internacional, e incluso como jus cogens – norma perentoria.

El proceso de las Naciones Unidas referente a los derechos de los pueblos indígenas y el alcance del derecho de auto-determinación está evolucionando en forma positiva; este proceso internacional está infl uido por los procesos políti-cos nacionales, que frecuentemente tienden a ser más prag-máticos y fl exibles que el proceso internacional.

Las experiencias nacionales de autodeterminación indíge-na o autogobierno, infl uyen directamente sobre el debate internacional, para asegurar que este derecho satisfaga las legítimas aspiraciones de los pueblos indígenas del mundo y no sólo de aquellos que viven sometidos a la “coloniza-ción tradicional”.

Analizamos dos cuestiones fundamentales relacionadas con el derecho de autodeterminación:

1) los benefi ciarios del derecho de autodeterminación; y

2) el ámbito del derecho.

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EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN EN EL DERECHO INTERNACIONAL

El derecho de autodeterminación es un principio funda-mental en conformidad con el derecho internacional. Los instrumentos legales internacionales sobre autodetermi-nación refi eren al derecho de autodeterminación como un derecho que pertenece a “todos los pueblos”. Está incor-porado en la Carta de las Naciones Unidas y el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y el Con-venio Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El Artículo 1, compartido por estos Convenios, prevé que:

”1. Todos los pueblos tienen el derecho de autodeterminación.

En virtud de ese derecho determinan libremente su estatus político y procuran libremente su desarrollo económico, social y cultural.

2. Todos los pueblos pueden disponer libremente de su riqueza y recursos naturales para sus propios fi nes, sin perjuicio de cual-quier obligación que surja de la cooperación económica interna-cional, basada en el principio del benefi cio mutuo y del derecho internacional. En ningún caso se puede privar a un pueblo de sus propios medios de subsistencia.

3. Los Estados Participantes del presente Convenio, incluyendo aquellos que tienen la responsabilidad de la administración de Territorios No-Autónomos y bajo Administración, deberán pro-mover el cumplimiento del derecho de autodeterminación y debe-rán respetar ese derecho, en conformidad con las previsiones de la Carta de las Naciones Unidas”165.

El derecho de autodeterminación también ha sido recono-cido en muchos otros instrumentos internacionales y regio-nales de derechos humanos como la Parte VII del Acta Final

165 Art. 1 Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

de Helsinki de 1975 y el Artículo 20 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, así como también en la Declaración sobre el Otorgamiento de la Independencia a los Pueblos y Territorios Coloniales.

También ha sido apoyado por:

1. La Corte Internacional de Justicia.

2. El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

3. Y el Comité de las Naciones Unidas sobre la Elimi-nación de la Discriminación Racial

Se establece el ámbito y contenido del derecho de autode-terminación.

El derecho de autodeterminación de los pueblos también debería ser considerado como jus cogens166 –norma perento-ria del derecho internacional-. El Artículo 53 del Convenio de Viena sobre Leyes de Tratados prevé:

“que una norma perentoria del derecho internacional gene-ral es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional como aquella que no admite derogación y que puede solamente ser modifi cada por una norma subsi-guiente del derecho internacional general que tenga el mis-mo carácter”.167

Es más, prevé que un tratado es nulo si en el momento de su aprobación está en confl icto con una norma perentoria

166 jus cogens, es una locución latina que hace referencia a normas imperati-vas de derecho, en contraposición a las dispositivas de derecho. De acuerdo con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, son aquellas normas aceptadas y reconocidas por la comunidad internacional de Esta-dos en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario. http://es.wikipedia.org/wiki/Ius_cogens.

167 Convención de Viena

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del derecho internacional general.

El principio y el derecho fundamental de autodetermina-ción de todos los pueblos están fi rmemente establecidos en el derecho internacional, incluyendo la legislación sobre de-rechos humanos, los que reconocen el carácter histórico de los pueblos indígenas y los derechos que les corresponden como tales, un pueblo sería una colectividad que:

“participa de una unidad de cultura (lengua, creencias básicas comunes, ciertas instituciones sociales propias, formas de vida compartida, etc). Se reconozca a sí misma como una unidad, es decir, la mayoría de sus miembros se identifi can con esa cultura; comparte un proyecto común, es decir, manifi esta la voluntad de continuar como una unidad y compartir el mismo futuro; está relacionado con un territorio geográfi co específi co”168.

Cualquier colectividad que cumpliere con esas condiciones tendría derecho a la autodeterminación o a la autonomía, según el autor.

En suma, la interpretación del concepto como una colecti-vidad cultural relacionada con un territorio y mas sistemas que las componen y al Estado como un sistema de poder soberano sobre uno o varios pueblos; por lo mismo no se debe confundir la autodeterminación con la soberanía po-lítica en el momento de conceder y ejercer los derechos que asiste a los pueblos y nacionalidades indígenas.

Bajo este contexto del ejercicio del derecho, la actual Cons-titución de Montecristi, reconoce el Derecho al Territorio, que es imprescindible para la vida de los pueblos y nacio-nalidades indígenas, de su cultura y su desarrollo, que está en estrecha relación con la naturaleza, para hacer efectivo el Sumak Kawsay (el Buen Vivir).

168 VILLORO: 1994: 3

Además, la Carta Magna reconoce como formas de orga-nización territorial interna: regiones, provincias, distritos metropolitanos, cantones y parroquias rurales, mismas que tienen sus correspondientes gobiernos descentraliza-dos autónomos: consejos regionales, consejos provinciales, concejos metropolitanos, concejos municipales y juntas pa-rroquiales rurales; con autonomía política, administrativa y fi nanciera. Pero hace una especifi cación, al reconocer y ga-rantizar el derecho de los pueblos y nacionalidades indíge-nas, pueblo afroecuatoriano y montubio y de las comunas, a una organización territorial con régimen especial dentro de sus territorios.

Una de las formas del régimen especial reconocido y garan-tizado constitucionalmente, son las denominadas Circuns-cripciones Territoriales Indígenas y Pluriculturales CTIs, que deben plasmarse en una realidad, a través de una ley secundaria que permita su aplicación efectiva, a pesar del Código Orgánico de Ordenamiento Territorial Autonomía y Descentralización COOTAD.

El plan nacional del buen vivir, recoge las aspiraciones de los pueblos y nacionalidades:169

“La construcción del Estado Plurinacional e Intercultural constituye la segunda dimensión del proceso de demo-cratización. El reconocimiento del carácter Plurinacional e Intercultural del Estado supone un profundo proceso de reforma institucional que permita viabilizar las políticas in-terculturales y de fortalecimiento de las nacionalidades y pueblos del Ecuador para el pleno ejercicio de sus derechos colectivos reconocidos constitucionalmente. Para ello, el reconocimiento de los territorios ancestrales de las Nacio-nalidades y Pueblos del Ecuador y de sus formas propias de gobierno, en el marco del proceso de constitución de las

169 Plan Nacional del Buen vivir - SENPLADES

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Circunscripciones Territoriales Indígenas, Afro ecuatoria-nas y de los Pueblos Montubios, constituye un imperativo, ligado a la tercera dimensión del proceso de democratiza-ción del Estado: la construcción de un Estado policéntrico, desconcentrado y descentralizado”.

“Un Estado radicalmente democrático es necesariamen-te un Estado cercano a la ciudadanía, que se reconoce en su diversidad territorial y cultural. De ahí la necesidad de impulsar un profundo proceso de desconcentración del ejecutivo en los territorios y de descentralización hacia los Gobiernos Autónomos Descentralizados, como lo estable-ce la Constitución de la República. Construir una gestión pública vinculada a la gente y efi ciente supone un trabajo articulado entre los distintos niveles de gobierno, en el que se establezca claramente quién hace qué en el territorio, de modo que la acción pública se complemente y permita al-canzar colectivamente el Buen Vivir. Para ello, se debe im-pulsar una organización territorial equitativa que favorezca la solidaridad y las autonomías responsables y el fortaleci-miento de la planifi cación y su articulación entre los distin-tos niveles de gobierno”.

“La Constitución de 2008 establece un procedimiento cla-ro para la creación de circunscripciones territoriales, lo que permitirá la construcción de un Estado efectivamente pluri-nacional y que conlleva el gran desafío de lograr adecuados mecanismos de coordinación y articulación entre los distin-tos gobiernos territoriales para alcanzar la unidad en la di-versidad. Para ello, es imperativo la generación de políticas interculturales de reconocimiento que posibiliten un diálo-go efectivo y el despliegue de un Estado que reconozca la diversidad y rompa los sesgos coloniales que aún marcan la vida de la sociedad ecuatoriana”.

Por su parte, al amparo de las normas internacionales y

constitucionales, los pueblos y nacionalidades indígenas se ratifi can como “entidades históricas y políticas que consti-tuyen el Estado ecuatoriano, que tienen en común una iden-tidad, historia, idioma, cultura propia, con territorio pro-pio, se autogobiernan mediante sus propias instituciones y formas tradicionales de organización social, económica, jurídica, política y ejercicio de autoridad propia”. Además, están caracterizados como “colectividades originarias, con-formada por comunidades o centros con identidades cul-turales que les distinguen de otros sectores de la sociedad ecuatoriana, regidos por sistemas propios de organización social, económica, política y legal”.

Finalmente, los pueblos Indígenas, son “entidades colecti-vas agrupadas en familias, de relación sanguínea o afi ni-dad, asentadas en un territorio determinado, que se auto identifi can o pertenecen a un pueblo o nacionalidad, que establecen su modo de vida en la práctica colectiva de re-ciprocidad, solidaridad e igualdad, que tienen un sistema de organización político, administrativo, económico, espi-ritual y cultural”.

En este mismo ámbito conceptual, hay que tener presente que la nación políticamente entendida es una categoría del Estado, que en su estructura implica el sentido de perte-nencia a un territorio soberano”, mientras que la naciona-lidad alude a la unidad histórica, de lengua, cultura y for-mas propias de organización social, lo que implica que en una nación Estado, pueden coexistir varias nacionalidades y pueblos culturalmente peculiares manteniendo las carac-terísticas esenciales con elementos diferentes, sin afectar su soberanía y su existencia como unidad; mientras que la co-munidad es la unidad básica donde se desarrollan y repro-ducen todas las prácticas culturales, que caracterizan a un pueblo y/o nacionalidad.

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En este contexto, los pueblos y nacionalidades indígenas, en su lucha por el reconocimiento de sus derechos colecti-vos y autonomía, se logra que la Constitución vigente, re-conozca y garantice la creación de Circunscripciones Terri-toriales Indígenas, como regímenes seccionales autónomos especiales, con fi nes administrativos y de representación política en sus territorios; y, puedan determinar su propia estructuración administrativa, jurídica y política; así como fi nanciamiento del Estado para la administración y ejecu-ción de sus propios planes y programas de desarrollo.

LA CIRCUNSCRIPCIÓN TERRITORIAL INDÍGENA

Al amparo de las disposiciones constitucionales vigentes y los tratados internacionales, se entiende una CIRCUNS-CRIPCIÓN TERRITORIAL INDÍGENA, como una entidad político administrativa del Régimen Seccional Autónomo especial que se establece en un ámbito geográfi co determi-nado para organizar una forma de gobierno que garantice el goce de los derechos colectivos, el fortalecimiento de la identidad histórico cultural y fomento del desarrollo local.

“Los pueblos ancestrales, indígenas, afro ecuatorianos y montu-bios podrán constituir circunscripciones territoriales para la pre-servación de su cultura. La ley regulará su conformación.

Se reconoce a las comunas que tienen propiedad colectiva de la tierra, como una forma ancestral de organización territorial”170.

“El Estado se organiza territorialmente en regiones, provincias, cantones y parroquias rurales. Por razones de conservación am-biental, étnico-culturales o de población podrán constituirse regí-menes especiales.

170 Art. 60 Constitución de la República 2008

Los distritos metropolitanos autónomos, la provincia de Galápa-gos y las circunscripciones territoriales indígenas y pluricultura-les serán regímenes especiales”.171

“ El territorio de las provincias amazónicas forma parte de un ecosistema necesario para el equilibrio ambiental del planeta. Este territorio constituirá una circunscripción territorial especial para la que existirá una planifi cación integral recogida en una ley que incluirá aspectos sociales, económicos, ambientales y culturales, con un ordenamiento territorial que garantice la conservación y pro-tección de sus ecosistemas y el principio del Sumak Kawsay”. 172

“En el marco de la organización político administrativa podrán conformarse circunscripciones territoriales indígenas o afro ecua-torianas, que ejercerán las competencias del gobierno territorial autónomo correspondiente, y se regirán por principios de inter-culturalidad, plurinacionalidad y de acuerdo con los derechos co-lectivos.

Las parroquias, cantones o provincias conformados mayoritaria-mente por comunidades, pueblos o nacionalidades indígenas, afro ecuatorianos, montubios o ancestrales podrán adoptar este régi-men de administración especial, luego de una consulta aprobada por al menos las dos terceras partes de los votos válidos. Dos o más circunscripciones administradas por gobiernos territoriales indí-genas o pluriculturales podrán integrarse y conformar una nueva circunscripción. La ley establecerá las normas de conformación, funcionamiento y competencias de estas circunscripciones”. 173

La conformación de una Circunscripción Territorial Indíge-na, se fundamentará en la realidad histórica, socio-política, cultural y geográfi co ambiental, según lo dispuesto en la Constitución Política; y el Art. 2 del Convenio 169 de la Or-

171 Art. 242 Constitución de la República 2008172 Art. 250 Constitución de la República 2008173 Art. 257 Constitución de la República 2008

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ganización Internacional del Trabajo.

De acuerdo con estas consideraciones, para la creación de

Circunscripciones Territoriales Indígenas se requerirá:

1. Existencia de una nacionalidad o pueblo históricamente constituido

2. Posibilidad de determinar un territorio que se corres-ponda a la circunscripción

3. Existencia de una o varias instituciones sociales, políti-cas y culturales propias

4. Voluntad mayoritaria de constituirse en circunscripción territorial

En este orden de cosas, una Circunscripción Territorial In-dígena, puede quedar constituida por decisión autónoma de las dos terceras partes de los miembros de una o varias comunidades, uno o varios pueblos, o una o más naciona-lidades históricas, y tendrá el pleno derecho a planifi car, decidir, ejercer y desarrollar su autogobierno, administrar justicia, formas organizativas, modos de producción, de-rechos y normas colectivas, sin perjuicio de participar en la vida política, económica y cultural del Estado ecuatoriano.

Finalmente, una Circunscripción Territorial, no excluirá a quienes se declaren no indígenas, al contrario, fomentará su participación, como ciudadanos ecuatorianos, para favore-cer la diversidad y promover las prácticas interculturales.

Este conjunto de derechos reconocidos otorgan nuevos es-cenarios (administrativos, políticos, económicos y cultura-les) para la vida de los pueblos y nacionalidades indígenas, que serán el sustento de la reconstrucción de las nacionali-dades ancestrales a partir de su propia cosmovisión; aun-

que desde el Estado, se requiere instrumentar una serie de políticas y un conjunto de estrategias y mecanismos para garantizar la vigencia plena de estos derechos, de manera que los pueblos indígenas puedan establecer formas pro-pias de organización territorial y desarrollo autónomo.

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ÍNDICEDedicatoria ..............................................................................3Agradecimiento ......................................................................5Presentación ...........................................................................7

CAPÍTULO PRIMEROEl proceso evolutivo de las sociedades humanas .......................14De los homínidos al homo-sapiens. .....................................14Teosofía versus ciencia. .........................................................14La concepción teosófi ca del origen humano. .....................14Las pruebas científi cas sobre el origen de la vida de las especies. ...........................................................15Algo sobre el origen de la vida. ...........................................15Desde el embrión de la vida elemental, se conformóla vida orgánica compleja, hasta resultar las distintas especies. ...................................................................18El proceso evolutivo de la vida que dió origena la especie humana. ..............................................................19Los períodos y estadios del desarrollo social humano. ....21Descripción general. ..............................................................21La época del salvajismo. ........................................................21Estadio inferior del salvajismo. ............................................28Estadio medio del salvajismo. ..............................................28Estadio superior del salvajismo. ..........................................29Periodo de la barbarie. ..........................................................30Estadio inferior. ......................................................................30Estadio medio .........................................................................30Estadio superior .....................................................................31La civilización. ........................................................................31

La conformación de la familia primitiva y sus formasde relación e identidad. .........................................................32El contexto orgánico de la familia primitiva. .....................32La familia consanguínea. ......................................................34La familia punalúa. ................................................................35La familia sindiásmica. ..........................................................35La vida comunitaria primitiva de la gens o ayllu; y sus normas de vivencia colectiva. ....................................36Que entendemos por norma en la vivencia comunitaria. .... 36Contrastación de las normas éticas o morales de la realidad actual, con las normas de vivencia colectiva en las comunidades primitivas. ...........................38El idioma como forma ideo-conceptual del grupocomunitario. ............................................................................43Nexo psico-cultural del lenguaje con el grupo social. ......43El contenido psico-cultural del lenguaje y el sentidode lo nacional del grupo social. ............................................44

CAPÍTULO SEGUNDOSistemas y proceso de destrucción de la vida comunitaria .......47La división social del trabajo. ...............................................47Condiciones histórico-materiales.........................................47Sentido conceptual de lo que entendemos por división social del trabajo. ....................................................48Aparecimiento de las clases sociales y de los sistemas de dominación. .......................................................51Aspectos generales y defi nición de clase social. ................51La explotación económica. ....................................................53La dominación ideológica. ....................................................55Los órganos de represión directa. ........................................59

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La conformación del estado como superestructura jurídico-formal divorciada de La identidad colectiva y del concepto de derecho. ...................................................62La génesis del estado ateniense............................................62

CAPÍTULO TERCEROEl proceso de conformación de los estados nacionales en América ...........................................................66La conquista y la colonia. ......................................................66Etapa histórica por la que atravesaban los conquistadores. .......66La realidad americana que encontraron losconquistadores europeos. .....................................................69El proceso de conquista y colonización. .............................76La destrucción del proceso evolutivo natural y autónomo de los pueblos indígenas conquistados. .......78Base socio-económica del continente conquistador. .........78El carácter mercantilista de la economía de loscolonizadores. .........................................................................78El carácter empresarial-mercantilista de la colonización americana. ........................................................79El choque de dos procesos histórico-evolutivos diferentes. ......81Los sistemas de imposición ideo-doctrinarios; y la represión contra toda forma de expresión nacional de los pueblos indígenas. ......................................84Un problema angular de concepción. .................................84Entre los problemas conceptuales y el pragmatismo. .......88El justifi cativo teológico-conceptual de la exacción. .........88Esquema general de la imposición ideológica. ..................91La independencia y el estado nacional. ..............................93Los sistemas coloniales de dominación y de gobierno. ....93

Él porque y el cómo de las batallas de “independencia”. .... 93Los resultados de la denominada “independencia”. ........97La conformación de cuerpos legales extrañosa la realidad nacional. .......................................................... 103División de poderes del estado e institucionalizaciónde paradigmas. .................................................................... 107La plurinacionalidad e interculturalidad ...............................116Antecedentes ......................................................................... 116Pueblos................................................................................... 121Nacionalidad ......................................................................... 122Los pueblos indígenas ......................................................... 131Defi nición de pueblos indígenas ....................................... 133Identifi cación a los pueblos indígenas .............................. 135Fuentes de los derechos indígena ...................................... 137Derecho de decidir autónomamente su desarrollo ......... 142Las formulaciones de los pueblos y nacionalidadesindígenas y las conquistas constitucionales. .................... 144Proceso de lucha por la plurinacionalidad ...................... 144Plurinacionalidad en la constitución de 2008 .................. 163Estado-nación y sus implicaciones para los pueblosindígenas .............................................................................. 168Estructura del estado nación. ............................................. 168Crisis del estado nación. ...................................................... 177Pluriculturalidad y multietnicidad. ................................... 179Interculturalidad: ................................................................. 180

CAPÍTULO CUARTOLa resistencia ancestral de las nacionalidades y pueblos indígenas y la subsistencia de su identidadnacional propia. ........................................................................... 183

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Breve reseña de los levantamientos indígenas: sus causas y derivaciones.................................................... 183Los levantamiento indígenas .............................................. 183Rebelión de Fernando Daquilema proceso de discusión y refl exión propositiva del movimiento indígena. ......................................................... 186Antecedentes próximos. ...................................................... 192La lucha reivindicativa y formas conexas de organización. ....192La experiencia organizacional y los nuevosplanteamientos de los pueblos indígenas amazónicos. ..194Articulación de un pensamiento indigenista ecuatoriano y nexos con otros de Latinoamérica y el mundo. ........................................................................... 197La conservación del idioma y el ritualismocomo forma intrínseca de la identidad nacional indígena. ................................................................ 199El idioma. .............................................................................. 199El ritualismo. ......................................................................... 202La vida de solidaridad socio-económica de las nacionalidades indígenas a los sistemas dedestrucción que ha canalizado el estado ecuatoriano. .... 204El modo de producción autogestionario .......................... 204Mecanismos de destrucción estatal contra las nacionalidades y pueblos indígenas. ............................... 207La identidad nacional propia de los pueblosindígenas que no han sido asimiladas ni sincretizadas por el estado ecuatoriano. ........................... 212Volvemos a partir de la defi nición de nacionalidad........ 212La individualidad incuestionable de las nacionalidades indígenas del Ecuador. ............................. 216La realidad actual de los pueblos y nacionalidades

indígenas del Ecuador ......................................................... 217Pueblos de la gran nación Puruwá .................................... 219Formas organizativas del movimiento indígena ............. 222Procesos organizativos ........................................................ 222Estructuración del movimiento indígena ......................... 222Formas conexas de organización. ...................................... 224Lineamientos de política social de los pueblos y nacionalidades indígenas ................................. 232Los pueblos y nacionalidades indígenascomo sujetos de derechos .................................................... 235El derecho de autodeterminación y circunscripciones territoriales ............................................ 247El derecho de autodeterminación en el derechointernacional ........................................................................ 248La circunscripción territorial indígena .............................. 254BIBLIOGRAFÍA .................................................................... 258ÍNDICE .................................................................................. 266

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LA PLURINACIONALIDAD DEL ECUADOR, del Dr. Artu-ro León Bastidas se terminó de imprimir en los talleres grá-fi cos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión núcleo de Chimborazo el 14 de julio del 2011, siendo director de los mismos el Sr. David Naranjo Cabezas y Presidente de la institución el escritor Gabriel Cisneros Abedrabbo, con un

tiraje de 500 ejemplares.