pid interfaces y pantallas

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    Interfaces Pantal las

    Valdettaro

    Biselli

    Maestri

    Drenkard

    Raimondo Anselmino

    CamussoMarchetti

    Musa

    Vergini

    Moscoloni

    Castro Rojas

    Ugarte

    Sandra

    Rubn

    Mariana

    Paula

    Natalia

    MaringelesViviana

    Ma. Carolina

    Ma. Adelaida

    Nora

    Sebastin

    Matas

    ISBN 978-950-673-890-7

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    Interfaces y pantallas : anlisis de dispositivos de comunicacin /coordinado por Sandra Catalina Valdettaro1a ed. - Rosario : UNR Editora. Editorialde la Universidad Nacional de Rosario, 2011.EBook.

    ISBN 978-950-673-890-7

    1. Interfaces. 2. Dispositivos. I. Valdettaro , Sandra Catalina, coord.CDD 004.565

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    Facultad de Ciencia Polticay Relaciones Internacionales

    DecanoLic. Franco Bartolacci

    Vicedecano Lic. Hctor Molina

    Secretaria AcadmicaMg. Sabrina Benedetto

    Directora de la carrerade Comunicacin Social

    Lic. Elizabeth Martnez de Aguirre

    Edicin de textos y correccinLic. Rubn Biselli

    DiseoLic. Maringeles Camusso

    DiagramacinEugenia Reboiro

    Julia Ferrari

    Correccin finalEugenia Reboiro

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    n d i c e

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    Prlogo

    Audiencias: de las redes sociales a las asociaciones en red 13Sandra Valdettaro

    Por una genealoga del dispositivo pantalla: perspectiva de investigacin 21Rubn Biselli

    Las audiencias digitales: convergencias y prcticas 29Mariana Maestri

    Modos de ser y estar en los tiempos posmodernos: sujetos, cuerpo, virtualidad 37Paula Drenkard

    Hacia un nuevo escenario: sobre los actualescambios socio-tcnicos en la prensa 53Natalia Raimondo Anselmino

    Repeticin y ejercitacin: las lgicas pedaggicasde la publicidad digital 63

    Maringeles Camusso

    Odos sordos a un mundo indiferente. El aporte de las TICS a la discapacidad auditiva 73Viviana Marchetti, Ma. Carolina Musa, Ma. Adelaida Vergini

    Consumos de dispositivos tecnolgicos:uso de pantallas en ingresantes a la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Argentina, 2008 - 2010 87Nora Moscoloni, Sebastin Castro Rojas

    Hacer ver y hacer hablar en la web. Intento de reflexin semitica en torno al conceptode dispositivo de enunciacin virtual 123Matas Ugarte

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    p r l o g o

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    El proyecto Interfaces en Pantallas: Mapas y Territorios1 parte de la consideracinde la especificidad semitica de las pantallas en el contexto actual del procesode mediatizacin. El marco general en que se sita el anlisis corresponde a una

    caracterizacin general de los mecanismos de generacin del sentido en la actua-lidad, esto es, en un periodo particular de la modernidad, el actual, que es con-siderado desde diversos puntos de vista por distintos autores. Ya se lo nombrecomo posmodernidad, tardomodernidad, sobremodernidad, modernidadlquida, etc, la referencia es al periodo histrico que, luego de la cada del Murode Berln, inicia una nueva era marcada, en trminos generales, por cambios enlos procesos productivos a nivel global, por nuevas formas del ejercicio poltico ypor modificaciones profundas en la constitucin del lazo pblico. En dicho mar-co, se parte de la hiptesis de que uno de los aspectos ineludibles a la hora de lacaracterizacin de dicho estadio del proceso de modernizacin tiene que ver conla creciente complejizacin de la mediatizacin. Abordar los fenmenos mediti-cos supone especificar las peculiaridades del proceso de mediatizacin, y ubicar-los en una secuencia histrica de larga data que tuvo en la escritura, hace unoscinco mil aos, la primera manifestacin de la magnitud de las modificacionesproducidas por una, desde entonces, ininterrumpida exteriorizacin de los proce-

    sos cognitivos. En los ltimos cincuenta aos de esa historia puede detectarseuna creciente asimetra entre las gramticas de produccin y de reconocimien-to que, luego de un dilatado periodo de convergencia entre oferta y demandaasentado en la consolidacin de la televisin histrica cuyos antecedentes seremontan a la segunda posguerra, ya durante los 70 y a mediados de los 80 delsiglo pasado mostraba sntomas de divergencia produciendo, en el campo de losestudios comunicacionales, un reception turn. La multiplicacin de seales, eldesarrollo de soportes tecnolgicos cada vez ms personalizados, el mercado de

    los dispositivos y las prcticas a ellos asociadas (control remoto, videocasettera,etc), produjeron ruidos entre produccin y consumo y posicionaron el lugar delreceptor como un mbito de paulatina libertad (libertad de grabar con la videoca-settera interrumpiendo de este modo las consecuencias que en la vida cotidianaproducan las grillas de programacin; libertad de eleccin de programas me-diante la prctica del zapping volviendo indecidible cualquier tipo de poltica deemisin, de medicin de audiencias, y, por tanto, de venta publicitaria de nichosde telespectadores; etc). La evolucin de dichos dispositivos hace que el mbitode la recepcin se visualice, actualmente, como progresivamente divergente.

    1. Directora: Sandra Valdettaro; Co-Directores: Rubn Biselli, Mariana Maestri y Nora Moscoloni; Investigadores: Ricardo Diviani, Sebastin Castro Rojas, Maringeles Camusso,Viviana Marchetti, Paula Drenkard, Natalia Raimondo Anselmino, Mara Cecilia Reviglio; Auxiliares: Pablo Colacrai, Flor Cantor, Juan Manuel Sodo, Mara Silvia Chiponi, Mara

    Carolina Musa, Marisol Poletti, Ezequiel Viceconte, Matas Ugarte. Periodo 2007-2010.

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    Itinerarios de prcticas de consumos mediticos cada vez ms personalizadosproducen un persistente distanciamiento de las constricciones de la emisin.Por su parte, el perfeccionamiento tcnico de los dispositivos icnico-indicialesderiva en soportes que pueden considerarse meta-medios (Internet, celulares)originando un proceso de convergencia tecnolgica en el nivel de la produccin.Ello implica, tendencialmente, la desaparicin de los lmites entre los medios decomunicacin. Tal convergencia se asienta en la digitalizacin. Tres dispositivosdiferentes -PC, telfono mvil y televisin digital- buscan complementarse paralograr la fusin de las pantallas (bsicamente la de PC y TV) a travs del protocolode Internet y el sistema de codificacin de la televisin digital. La digitalizacin dela televisin se presenta, entonces, como la via hacia la convergencia de medios.

    Detenerse en las consecuencias de dicho fenmeno en todos los rdenes resul-ta insoslayable. Por ejemplo, la creciente conglomeracin de la propiedad de losmedios produce, en las rutinas profesionales del periodismo, que el periodistano se especialice slo en un medio, sino que produzca para todos. Dichos fen-menos, entre otros, son los que interpelan de un modo agudo a los estudios deEconoma y Poltica de Medios y a la Sociologa de las Profesiones.

    De este modo, la asimetra que siempre caracteriz al proceso productivo dela semiosis -las distintas lgicas entre produccin y reconocimiento- se tornaradical: convergencia en produccin; divergencia en recepcin. Por lo tanto, sehace indispensable analizar las distintas trayectorias de prcticas de consumosde medios ya que los estudios en produccin no son capaces, hoy, slo por smismos, de indicar suficientemente las modalidades en que la sociedad produ-ce semiosis. Aunque la presencia de dichas tendencias parecen constatables anivel global, sostenemos, sin embargo, que se encuentran interceptadas, en elcontexto local de la mediatizacin, por una serie de rituales ligados a la prctica

    de ver televisin. Hasta qu punto, en nuestro contexto, el espectador sigueestando prisionero de las grillas es un tema a investigar, pero tambin el datode si, por ejemplo, las modificaciones en los horarios de la televisin abierta noes producto de la lectura en caliente de las mediciones de rating, con lo cual lasfluctuaciones en el campo de la recepcin se posicionaran como marcadores deprogramacin. Sostenemos que se produce, en nuestro contexto, una coexisten-cia de ambos fenmenos (convergencia y divergencia), y de varias televisiones,y creemos que sigue siendo, aun, la televisin abierta, una de las esferas privile-giadas de la mediatizacin

    Tambin la prensa en soporte papel sufre, en tal contexto, profundas modifica-ciones. En tal sentido, a los aportes ya realizados en investigaciones previas2,agregamos nuevos conceptos. Tal el caso, por ejemplo, del concepto de view-papers (diarios visuales). En este nuevo contexto, se torna indispensable inda-gar las caractersticas peculiares que asume el vnculo enunciativo entre el medioy el destinatario: lector/espectador/usuario/navegante; las condiciones actualesde produccin de la noticia, ya no concebida como fin sino como el principio

    2. Proyectos Delimitacin de estrategiasdiscursivas especficas en la prensa argentina de

    circulacin diaria y Las estrategias discursivasdel contacto, Directora Sandra Valdettaro,

    Co-Directores: Rubn Biselli y Nora Moscoloni, SECYT-UNR.

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    alrededor del cual (mediante la participacin del lector) surgir ms informacin;la posible desaparicin del concepto de seccin tal y como se lo conoci hastala actualidad; la condicin de metadispositivo que el diario on-line asume, etc.Incluso el diseo de pantallas hoy en da, en el marco de las nuevas tecnologase Internet, ha implicado la posibilidad de que muchas personas con discapaci-dad puedan acceder a la comunicacin y a la cultura. Si de lograr la accesibilidadplena se trata, para ello el desafo consiste en convertir el riesgo de exclusin enoportunidad de integracin a travs de pantallas sonantes y parlantes que habili-tan interactividades mltiples.

    El modo de abordaje que proponemos a dicha problemtica puede sintetizarseen el concepto de interfaz. La interfaz define eltipode relacin que se estable-ce con el usuario. La pgina digital, por ejemplo, se visualiza como un complejoconglomerado de cdigos y lenguajes donde se articulan lo cromtico, lo sonoro,lo interactivo, lo topolgico. La interfaz es un entre-dos, su funcin de cpulaproduce el modo del vnculo enunciativo. Detenerse en el anlisis de sus diversasmodalidades supone la posibilidad de construir hiptesis acerca de las peculiari-dades actuales de la semiosis.

    De una manera general, la investigacin parte de ciertas indicaciones de la epis-temologa batesoniana, y plantea una mirada mltiple que puede sintetizarse enla frmula: Mapas y Territorios3. La posicin de mirada que implica una obser-vacin en tanto mapa supone la posibilidad de arribar a una descripcin generalcapaz de revelar, sistemticamente, la fisonoma de la cuadrcula, sus principalesarterias, y sus posibles bifurcaciones en trminos de caracterizacin de tenden-cias. Se trata de lograr una clasificacin en el sentido en que lo plantea Bate-son: en todo pensamiento, o percepcin, o comunicacin de una percepcin,hay una transformacin, una codificacin, entre la cosa sobre la cual se informa,la Ding an sich, y lo que se informa sobre ella. En especial, la relacin entre esacosa misteriosa y el informe sobre ella suele tener la ndole de unaclasificacin,la asignacin de una cosa a una clase. Poner un nombre es siempre clasificar, ytrazar un mapa es en esencia lo mismo que poner un nombre4. Un simultneoposicionamiento en tantoterritorio-y dado que siempre habr, necesariamente,muchsimas situaciones en las que la respuesta no est guiada por la distincinlgica entre el nombre y la cosa nombrada5- implicar un intento de inmersin

    de dicha mirada en la cosa, esto es, segn nuestros propsitos, en la filigranade los dispositivos, las prcticas y los imaginarios. El abordaje metodolgico, porlo tanto, se corresponde con estos supuestos.

    Los varios niveles analticos que constituyen los distintos objetos de esta in-vestigacin disean un tipo de abordaje metodolgico necesariamente mltiple:crtico/interpretativo, descriptivo/clasificatorio, cualitativo/exploratorio; que sefue articulando de acuerdo a los presupuestos de la triangulacin metodolgica.

    Los objetos bajo anlisis -las interfaces- refieren, concretamente, a aquellasque se ponen en accin a travs de tres tipos especficos de pantallas: las de

    3. Cfr El mapa no es el territorio, y el nombre noes la cosa nombrada, en Bateson, G., Espritu y Naturaleza, Bs As, Amorrortu, 1997.

    4. Ibidem, pags 40/41.

    5. Ibidem, pag 41.

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    los telfonos celulares, las de los televisores y las de la PC, en distintos nive-les -mapa y territorio- de su performance, en un marco temporal delimitadopor la actualidad, considerando como actual el periodo comprendido por lainvestigacin: el tiempo de la investigacin coincide, en consecuencia, con latemporalidad inherente al objeto de estudio articulada a partir de la praxis mismadel presente.

    En relacin con lo dicho, se plantean distintas dimensiones metodolgicas,las cuales se llevan a cabo en simultaneidad: una dimensin de diagnstico ycontextualizacin terica, que implica un abordaje de tipo crtico/interpretativotendiente a la construccin del estado de la cuestin, mediante una exhaustivaactualizacin bibliogrfica; una dimensin cartogrfica - mapas- en la cual se rele-va informacin tendiente a producir un tipo de conocimiento descriptivo/clasifi-catorio mediante el tratamiento de datos de fuentes secundarias; una dimensinexploratoria -territorios- que incluye, por un lado, anlisis en produccin de uncorpus de interfaces de distintas pantallas, focalizando en la dimensin estticade la interfaz con el propsito de indagar las articulaciones entre las dimensionesestilsticas, retricas y enunciativas de la puesta en pantalla en distintos servi-cios, y, por otro lado, un abordaje descriptivo-exploratorio de consumos y reco-nocimientos en base a una utilizacin complementaria de tcnicas cuantitativasy cualitativas: observaciones, encuestas y entrevistas en profundidad.

    Algunos de los resultados alcanzados pueden verse enwww.interfacesypanta-llas.wordpress.com, as como en distintos artculos y captulos publicados enrevistas acadmicas y libros. Tambin es de destacar la produccin realizada encolaboracin con equipos de investigacin de la Universidad de Buenos Aires,llevada a cabo en numerosas jornadas y encuentros en los cuales se pusieron apunto hiptesis y resultados preliminares de investigacin (www.desdelasemio-tica.blogspot.com).

    Dicha colaboracin implica reforzar un punto de vista especfico del proyectoque tiene que ver con la necesidad de emplazar la investigacin en un enfoquegenealgico, histrico, de los medios, que constata la tendencia que ya apunt-ramos de convergencia en produccin pero que sin embargo produce un cadavez ms marcado distanciamiento entre produccin y reconocimiento. En tal sen-tido, la interrogacin sobre la convergencia de pantallas e interfaces implica abor-dar, al mismo tiempo, la complejidad creciente de la recepcin. Por tal motivo, laconstruccin de un mapa de las prcticas de los usuarios de pantallas, y de susimaginarios, vnculos e interacciones efectivas se vuelve insoslayable (Cfr Biselli,R., Pantallas y mediatizacin contempornea: mapas de prcticas e interrogan-tes tericos, enwww.interfacesypantallas.wordpress.com).

    Adems de incursionar en los debates acerca del estatuto terico de pantalla yotras nociones asociadas -como las de dispositivo, interfaz, etc-, la investiga-cin aborda la observacin de prcticas concretas. En tal sentido, la indagacin

    http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/http://www.desdelasemiotica.blogspot.com/http://www.desdelasemiotica.blogspot.com/http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/http://www.desdelasemiotica.blogspot.com/http://www.desdelasemiotica.blogspot.com/http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/http://www.interfacesypantallas.wordpress.com/
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    de procesos de recepcin cubre distintos mbitos: modalidades de interven-cin de los lectores en los diarios digitales; uso de las tecnologas por parte deadolescentes y jvenes; modalidades discursivas de estudiantes universitarioscon las TICs; apropiacin de las tecnologas por parte de personas con disca-pacidades; relacin entre uso de pantallas y construccin de subjetividades fut-bolsticas; relacin entre cuerpo y tecnologa; etc. En simultaneidad con estosabordajes cualitativos, se realiza un estudio cuantitativo mediante una encuestacon preguntas cerradas y abiertas- en torno al consumo de medios y tecnolo-gas, tomando como poblacin a tres cohortes consecutivas de ingresantes dela Facultad de Ciencia Poltica y RRII de la UNR, cuyo procesamiento se realizamediante el Anlisis Multidimensional de Datos.

    El anlisis general de la informacin se realiza apelando a categoras provenien-tes de la sociosemitica, las teoras de la comunicacin, la filosofa-poltica y lasocio-antropologa y, a partir del mismo, se espera producir una serie de hip-tesis en relacin con las modalidades actuales de construccin de imaginarios,representaciones y lazos sociales.

    Si bien todo resultado investigativo es, necesariamente, provisional, este pro-yecto busca formular distintas tipologas de consumos culturales y de usuariosa partir de la interpretacin de sus prcticas e itinerarios tecnolgicos. De talmodo, se hace posible deslindar aspectos relativos a las formas de experimentarlo privado y lo pblico, la seguridad y el control, la socializacin, la ciudadana,etc, mediante la demarcacin de diversos modos de posicionamiento frente alo tecnolgico. Los estilos de usuarios ms o menos concordantes o resisten-tes, intensos o dbiles, pragmticos o tribales, y las combinaciones entre ellos,podrn ayudarnos a acercarnos, creemos, a comprender el particular carcterdiglsico de la actualidad.

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    Audiencias:

    de las redes sociales alas asociaciones en red*

    Sandra Valdettaro Resumen El presente texto presenta una serie de reflexiones destinadas a

    interrogar distintas perspectivas a partir de las cuales se abord la problemtica de la audiencia indicando sus limitaciones en el contexto

    actual de la mediatizacin. A partir de ello, se intenta dilucidar los supuestos de la nocin de redes sociales mediante una articulacin

    de perspectivas sistmicas, sociosemiticas y de la epistemologa de Latour. Se propone que el concepto de asociaciones en red resulta ms

    operativo en trminos de caracterizar el campo de la recepcin en el estado actual de su desarrollo.

    Sandra Valdettaro es Doctoraen Comunicacin por la UNR, Master en Ciencias Sociales por FLACSO.

    Directora del Proyecto de Investigacin Interfaces y Pantallas: mapas y territorios.

    [email protected]

    * El presente texto, con leves modificaciones, fue realizado para el Foro Ibermedia, FIA (Fundacin de

    Investigacin del Audiovisual), Valencia, Espaa, 2009.

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    La crisis de las tcnicas de medicin de audiencias televisivas se hizo visible enlos 80 del siglo pasado cuando todos los procedimientos -diario, contador degente, contador de gente pasiva, etc.- demostraron su ineficacia puestos enrelacin con los fenmenos emergentes del zapping y el zipping que el cable y

    la videograbacin posibilitaron. Las prcticas de creciente autonoma que dichosdispositivos fueron instalando en la actividad espectatorial televisiva hicieron quelas descripciones meramente cuantitativas perdieran totalmente su eficacia.

    Simultneamente, las diversas modalidades de sociologa y etnometodologa delas audiencias de base culturalista -en las versiones, por ejemplo, de Morley ySilverstone-, principalmente desarrolladas durante los 90, tampoco pudieron res-ponder de una manera adecuada al fenmeno de su creciente autonomizacin,ya que, por cuestiones terico-epistemolgicas, dichos abordajes presentan unalimitacin debido a que el anlisis en produccin no forma parte de su objeto deestudio, ocupndose, por tanto, solamente de realizar descripciones de las prc-ticas de consumo, es decir, de la recepcin. Si bien dicha perspectiva aport unconocimiento significativo acerca de las distintas escenas que la actividad de laaudiencia despliega en situaciones concretas de la vida cotidiana, sin embargo enmuchas ocasiones sus resultados presentan una desviacin producida por unaapropiacin doxstica de la tesis de De Certeau sobre el sujeto de la resistencia,que subrepticiamente repone la epistemologa del sujeto-de-la-accin-motivada(rational choice), que no es ms que el sujeto de voluntad de las ontologasclsicas de la Modernidad. Ello, sin dudas, no logra captar la complejidad actualdel vnculo produccin-reconocimiento.

    La sociosemitica, por su parte, es un enfoque que permite optimizar los cono-cimientos producidos tanto por el cuantitativismo como por el cualitativismo-culturalista. Una de las hiptesis de dicha semitica, tal como lo expone Vernen varios de sus textos, es la de la radical asimetra entre produccin y recono-cimiento, y la articulacin entre ambas instancias es su objeto de estudio. Setrata, en definitiva, de dilucidar las modalidades del vnculo establecido entreaudiencias y formatos mediticos en el marco de la vida social de los lenguajes.Dicho de otro modo, de lo que se trata es de estudiar la interfaz produccin-reconocimiento.

    En tal sentido, es necesario tener en cuenta que los agregados de complejidadque produce la digitalizacin presenta desafos constantes a la investigacin, quenecesita, a los fines de produccin de un conocimiento plausible, complejizartambin sus herramientas tericas y metodolgicas. Es por ello que se requierede una articulacin lgicamente ensamblada de la perspectiva semitica no slocon los resultados aproximativos y exploratorios de las descripciones cuanti-

    cualitativas, sino principalmente con las teoras de los sistemas complejos, a losfines de evaluar los niveles de interdependencia entre el sistema de medios y elsistema psquico (Vern 2007).

    Creo necesario enfatizar la necesidad de abordar el vnculo produccin-recono-cimiento incorporando hiptesis sistmicas, ya que, habitualmente, la semiticase centr en anlisis en produccin a partir de los cuales se supona posible in-ferir gramticas de reconocimiento. Los conceptos de lector modelo de Eco, ocontrato de lectura de Vern, entre otros, cuya eficacia heurstica sigue siendo

    indiscutible, no logran por s mismos, sin embargo, en el momento actual decomplejizacin de la mediatizacin, dilucidar las lgicas de la recepcin, porque

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    lo que ha mutado, justamente, son las condiciones del reconocimiento. Si porun lado resulta aun posible identificar, en produccin, las caractersticas de losenunciadores ya que, en muchos casos, pueden ser considerados como sujetoscorporativos, sin embargo el reenvo que en reconocimiento se produce a ml-

    tiples instancias de apropiacin y construccin de sentido podr ser slo frag-mentariamente delimitado apelando a tcnicas empricas cada vez ms atentasy sofisticadas debido a los inditos niveles de complejidad de la digitalizacin delos vnculos.

    Las audiencias actuales -quiero decir los usuarios empricos, reales- no tienennada que ver con la audiencia en tanto artefacto construido por tcnicas es-tadsticas o cualitativas. Y es lcito pensar que tampoco coinciden sus accionesconcretas con los efectos perlocutivos buscados por los programas narrativosde los productos audiovisuales. Las estrategias discursivas producen interpela-ciones a enunciatarios figurados cuya circulacin en la pluralidad y diversidad delos contextos concretos de recepcin resulta difcil de aprehender. La erranciapor las distintas pantallas -de la TV a la PC y al celular- supone la puesta en actode distintos tipos de consumos que habilitan una pluralidad de imaginarios ypercepciones del entorno.

    Por un lado, el consumo de TV abierta y por cable conserva un componente ritualespecfico cuya funcionalidad descansa en la reposicin de un placer conformis-ta asentado en un deseo de ociosidad espectatorial que difcilmente los gnerosinteractivos de las dems pantallas puedan satisfacer. El goce de dejarse-llevarpor las imgenes televisivas y de abandonarse a las posibles sorpresas, o bien ala ensoacin del acostumbramiento perceptivo, es una pulsin que instal enlas primeras generaciones mediticas tanto la TV tradicional como la neo-TV enalgunos de sus regmenes. La fruicin particular que esa posicin espectatorialtelevisiva primitiva produjo es una conquista de las audiencias a la cual no es pro-bable que renuncien. Es por ello que creo que la TV, tal como la conocimos, nodesaparecer, hasta tanto dicho deseo pueda materializarse en otros soportes.Esta pregnancia de la televisin convive, por supuesto -y tal vez ya de un modomarginal- con modalidades de consumo hiper-activo en el contacto con las otraspantallas, y principalmente en las franjas etarias ms jvenes.

    Lo cierto es que los itinerarios del consumo audiovisual son rizomticos, y cadabifurcacin supone la actualizacin de un placer particular. La coexistencia dedistintos regmenes espectatoriales y de consumo indica, simplemente, la mul-tiplicidad del deseo.

    Los distintos medios, en tanto mquinas-deseantes, producen diferenciadas ma-

    neras del contacto vinculadas a distintos modos de estar en el mundo (quierodecir, de construir mundos); y los procesos de identificacin y produccin desubjetividades y lazos comunitarios que se juegan en cada caso, remiten, enton-ces, a sistemas pasionales diferenciados los cuales no se encuentran, aun, inter-pelados en su conjunto por los numerosos regmenes actuantes en Internet.

    Es, justamente, en el caso de la web donde se encuentra de manera ms fluc-tuante la diferencia entre produccin y reconocimiento, y donde adquiere mayo-res grados de complejidad. Siendo Internet un meta-medio, no resulta posibleanalizarlo en general, sino que cada vez supone operaciones metodolgicas es-pecficas de construccin de corpus. Ello se expresa, principalmente, al tratar de

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    identificar y caracterizar los colectivos de enunciacin actuantes y sus relacionescon los usuarios.

    Por un lado, nos encontramos en Internet, por ejemplo, con colectivos de enun-ciacin corporativos, fuertemente institucionalizados, cuyas estrategias retricasno difieren demasiado de las de los colectivos tradicionales de otros formatosaudiovisuales o visuales (el texto impreso, por ejemplo) y que, por lo tanto, po-dran abordarse con las herramientas clsicas de las disciplinas ya mencionadas,incorporando al anlisis aquellos elementos de interfaz que, aun en el marco delos gneros tradicionales de la pantalla, presentan innovaciones ms o menosinteractivas. Pero, en dichos casos de estrategias enunciativas fuertemente re-gladas, la interactividad no parece producir diferencias significativas con otrosformatos.

    Simultneamente, se encuentra en Internet toda una serie de opciones de comu-nicacin de tono colaborativo expresado en las llamadas redes sociales, comoFacebook por ejemplo, que adems tienden a ocupar una posicin preeminen-te.

    Las llamadas redes sociales merecen algunas reflexiones particulares.

    Ante todo, es preciso detenerse en su propia nomenclatura que, en uno de sustrminos, incluye el carcter social. Qu se entiende aqu por social -o, dichode otro modo, qu de social hay en estas redes- es una interrogacin quepuede cooperar para delimitar sus caractersticas. Creo que cualquier intento decomprensin de las audiencias actuales debe focalizar estas distinciones.

    A tales fines, es preciso rastrear los tipos de asociaciones que se producen enestas redes en la web (Latour 2008). Los efectos de dichas asociaciones no sonsiempre sociales, es decir, no son efectos que logran una estabilizacin general(la sociedad no se mantiene estable, y, por lo tanto, desde un punto de vista

    terico, no es sociedad). Al contrario, los tipos de componentes que se enlazanen las llamadas redes sociales generan dominios de diverso tipo: psicolgicos,afectivos, identitarios, econmicos, jurdicos, estticos, religiosos, etc. De lascaractersticas de dichos componentes, en tanto pegamentos de las asocia-ciones, va a depender el tipo de conexin que se establece en las redes. Es porello que el estudio debe centrarse en la naturaleza de los conectores que pro-duce determinados agregados de individuos, y, desde all, poder inferir tipos derelaciones que, en s mismas, no son meramente sociales, sino que constituyenun continuo movimiento muy peculiar de reasociacin y reensamblado (Latour

    2008:21). Por lo tanto, la tarea de definir los colectivos actuantes en la red -esdecir, la produccin de nosotros- depender de nuestra capacidad de captar laespecificidad de los ingredientes que amalgaman los vnculos. Ello puede o noproducir sociedad, es decir, puede o no producir vnculos estables. El enfoqueque ms se adecua a este tipo de investigacin es, en trminos de Latour, unasociologa de las asociaciones, o una teora del actor-red, cuyos fundamentosdescansan en una ontologa del actante-rizoma (Latour 2008: 22/24), basadasen operaciones de traduccin de los detalles que ensamblan los vnculos. Ental sentido, en la actualidad es justamente la web el dominio en el cual resulta po-sible indagar la fisonoma de la produccin de vnculos. Como dice Latour: Una

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    infraestructura material ofrece a diario ms pruebas de la posibilidad de realizarun seguimiento preciso de las asociaciones, como muestra cualquier recorridapor la World Wide Web convertida en laboratorio mundial (2008:172).

    En dicho laboratorio mundial que es la web lo que aparece, entonces, es unamultiplicidad de asociaciones que, desde el punto de vista investigativo, es pre-ciso enfocar detalladamente. Las redes sociales como Facebook, por ejemplo,son ms comunidades de amigos ensambladas por afinidades estilsticasque redes sociales en sentido estricto. Es por ello que un cierto aire de fami-lia -con sus derivaciones semnticas: tribus, comunidades, clanes, etc.- hacelinaje en Facebook y otros formatos similares. De la precisa descripcin de lagramtica de dichas asociaciones depender, entonces, la eficacia de cualquier

    estrategia comunicativa en la web.Por otro lado, la adjetivacin de estas redes como interactivas o colaborativas,llevara a adjudicar un alto grado de libertad a las prcticas de consumo de losusuarios y, por lo tanto, a un borramiento de las fronteras entre produccin yrecepcin. Si bien el aumento del quantum de libertad en recepcin en la webes un hecho comparado con los otros medios, sin embargo, las grillas de reco-mendacin de distintos contenidos que se van produciendo al calor de los inter-cambios virtuales suponen operaciones de indicacin de itinerarios y recorridos

    por la web que van reglando, paulatinamente, la actividad de los usuarios, y pro-duciendo un efecto de institucionalizacin de aquello que, en principio, aparecacomo territorio a explorar. De tal modo, la distancia entre mapa y territorio seacorta.

    Los mapas, adems de guiar a los viajeros, convierten al territorio inhspito enun espacio ordenado, sealizado, guiado. Implican una codificacin del carcterentrpico del territorio, una inscripcin simblica de su propia contingencia, ybrindan una compensacin subjetiva ligada a la siempre perturbante sospechade desmoronamiento del espacio. La metfora del viaje como promesa de expe-riencia aventurera, librada al azar de unas decisiones tcticas del viajero someti-das slo a la escucha de sus deseos -es decir, el viaje como quimera romnticade encuentro con la alteridad radical y como ejercicio de la praxis de la libertad-,parece slo constituir el horizonte utpico de la digitalizacin de los vnculos. Enrealidad, vista desde esta perspectiva, la web ya ha dejado de ser un territorioextico de libre exploracin e intercambio para convertirse en una sealtica dediversas clases de rdenes que guan al viajero, y que toma distintas modalida-des de acuerdo a los estilos de la puesta en pantalla, esto es, de las interfaces.

    De este modo, la enunciacin colaborativa va produciendo mojones autolegiti-mantes de itinerarios y recorridos ms autorizados que otros. El trabajo de lacultura deposita all, tambin, como en otras esferas de la vida comunitaria, sucarcter estructural. Slo que, en el caso de la web, dicha estructuracin se hacomplejizado de tal modo que produjo una nueva semioesfera. Pero si en algnmomento cremos que, en la web, estaba ganando el Caos (y, con ello, la ima-gen de espacio de exploracin ilimitado), lo cierto es que, hoy por hoy, ya se hareificado en un Cosmos. Dicha reificacin no significa -vale aclararlo- alienacin,sino que indica la necesaria objetivacin simblica que caracteriza a la praxishumana, y si el cosmos del capitalismo industrial implicaba s fuertes niveles de

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    alienacin, nos encontramos ahora con un nuevo cosmos-digital cuyo carcterambivalente presenta como una de sus alternativas la potenciacin de las capa-cidades dialgicas, polemolgicas y cooperativas de la especie.

    El momento de la circulacin como diferencia entre produccin y reconoci-miento, como lugar de pasaje, sigue siendo, entonces, el principal desafo parala investigacin. En las redes semantizadas como colaborativas de la web, lamayor cercana entre produccin y reconocimiento produce un efecto de instan-taneidad e interactividad que tiende a borrar -como ya lo dijimos- la diferenciaentre ellos. Sin embargo, y atenindonos tambin a lo ya dicho, el lugar de laproduccin sigue siendo un programa reglado, aunque la gramtica de su con-formacin haya, efectivamente, sufrido una importante mutacin, ya que la regu-

    lacin de los itinerarios que se ofrece a los usuarios no corresponde, en la web,a operaciones de enunciacin por parte de colectivos identificados de maneraunvoca, sino que se va construyendo a partir de las propias operaciones deagrupaciones de usuarios con identidades flotantes.

    Pero, a los fines concretos, un usuario es un usuario; es decir, es alguien queest usando algo ya dado, y es una verdad pragmtica que el usuario -y tam-bin el investigador- est siempre en posicin de reconocimiento, aunque susdecisiones -en reconocimiento- tengan, en la web, consecuencias a nivel de la

    produccin. Es decir que eso que viene ya dado al consumo no presenta unaclausura definitiva sino que, en algunos de sus niveles, puede ser intervenido yaque la pantalla -como el cuerpo-humano mismo- ha devenido, al decir de Vern,una superficie operatoria. Hasta qu punto, y bajo qu modalidades, esta capa-cidad es puesta en acto por los usuarios es un tema que debera encarar la inves-tigacin. El postulado de la diferencia entre produccin y reconocimiento sigueentonces, para la web, siendo vlido; pero se trata ahora de una diferenciade nuevo tipo cuyo funcionamiento necesita -como ya lo dijimos- especificarsecada vez. Nunca como ahora cobra tanta vigencia aquella regla metodolgica

    que Adorno interpretaba como dificultad: ubicarse enthe other side of the fence.Pero los investigadores estamos, de hecho, siempre situados del otro lado, enreconocimiento; y es desde dicha posicin desde donde podemos captar, demanera bsicamente abductiva, esta convivencia de distintos tipos de serviciosy consumos en la web.

    Es posible reconocer, de este modo, la particular sinergia que entre viejos y nue-vos medios se produce, como por ejemplo, en poca de elecciones polticas,la competencia entre encuestas en boca de urna por un lado, y la produccinde impresiones en caliente de los usuarios de Twitter que suelen no coincidircon aquellas (con lo cual adquiere un nuevo grado de sofisticacin el fenmenode construccin de opinin pblica en caliente que hace aos sealaba Ferryanalizando los dispositivos televisivos, y que Debray caracterizaba como estadoseductor marcando la emergencia de un vnculo poltico que impeda una tomade decisiones estratgicas o planificadas por estar atravesada por una opininpblica coyuntural, semafrica y pulsional). Del mismo modo, la captura ypublicacin en Youtube de imgenes annimas, que luego levanta la televisin,se convierte en una poderosa herramienta de control de los distintos poderes por

    parte de los usuarios, que va develando as que mediante esta sinergia mediticade viejos y nuevos medios es posible un nuevo ejercicio de la democracia. La

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    construccin de opiniones y percepciones pblicas adquiere, de este modo, uncarcter ecolgico-ambiental en un nuevo estadio de meta-tecnologa que tiendea redefinir, incluso, los propios umbrales de lo humano. Se tratara, siguiendo aLatour (2007), de una fenomenal proliferacin de los hbridos. En tanto hbrido-en el sentido de Latour- la interfaz hombre-mquina cobra una fisonoma que nopuede caracterizarse como de disciplinamiento o de control, sino de sinergia,complicidad y seduccin. Estos hbridos, por decirlo rpidamente, son organis-mos bio-psico-tecnolgicos que tienden a borrar la mediacin que implica la in-terfaz.

    Para finalizar, y atendiendo a todo lo dicho, opino que estudiar las audiencias en laactualidad, implica, necesariamente, las siguientes operaciones metodolgicas:

    - situarse en la interfaz produccin/reconocimiento e intentar determinar, cada

    vez, su fisonoma;- rastrear la gramtica de los vnculos que en cada caso est operando;

    - inferir, a partir de ello, los distintos tipos de asociaciones y efectos producidos.

    Creo que a partir del conocimiento as producido, que implica una vigilanciaepistemolgica continua y un control emprico sistemtico y atento, se podrnefectuar diseos de estrategias comunicativas en la web cuya efectividad seaestimable, pues, en la medida en que nos acerquemos al sistema de pasionesque nutre cada asociacin, podremos, concomitantemente, proponer sistemasde creencias capaces de producir nuevos pliegues en los estilos de vida.

    Bibliografa

    ADORNO Theodor,Consignas, Bs As, Amorrortu, 1969.

    DE CERTEAU Michel, La invencin de lo cotidiano 1, Mxico, Universidad Ibero-americana, Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Occidente, 1994

    DEBRAY Regis, El estado seductor , B As, Manantial, 1995.

    DELEUZE Gilles, Derrames. Entre el capitalismo y la esquizofrenia, Bs As, Cactus,2005.

    FERRY Jean-Marc, WOLTON Dominique y otros, El nuevo espacio pblico,Bar-celona, Gedisa, 1992.

    LATOUR Bruno, Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropologa simtrica,BsAs, Siglo XXI, 2007.

    LATOUR Bruno, Reensamblar lo social. Una introduccin a la teora del actor-red ,Bs As, Manantial, 2008.

    MATTELART Armand y NEVEU Erik, La institucionalizacin de los estudios de lacomunicacin. Historias de los Cultural Studies, en http://www.innovarium.com/ Investigacion/Culturalstudies.htm

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    VERN Eliseo., Del sujeto a los actores. La semitica abierta a las interfaces,en Boutaud J.J., y Vern E., Smiotique ouverte. Itinraires smiotiques en com- munication, Paris, Lavoisier, Herms Science, 2007. Cap. 8 : Du sujet aux ac-teurs. La smiotique ouverte aux interfaces (Traduccin de Gastn Cingolani,Bs As, 2008).

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    Por una genealoga del

    dispositivo pantalla:perspectiva de investigacin

    Rubn Biselli ResumenAsumiendo el lugar decisivo del continuum-pantalla en la media-tizacin contempornea, y la ausencia de una teora descriptiva

    y explicativa profunda de sus efectos subjetivantes, que logre darcuenta de su universalizacin y consolidacin sbitas y sorpren-

    dentes, el presente trabajo defiende la existencia de un dispositivo-pantalla que se remontara genealgicamente a la pantalla-cine, yplantea parmetros investigativos para encontrar, en la forma en

    que los textos tericos sobre el cine pensaron -de manera directao indirecta- las relaciones entre dispositivo-pantalla y experiencia es-pectatorial, ciertas bases genealgicas posibles para la constitucin

    de esa teora ausente a la que hemos hecho referencia.

    Profesor en Letras. Docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario.

    [email protected]

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    En los ltimos aos, los estudios comunicacionales han puesto de relieve el lugarcada vez ms decisivo de las pantallas -y de las interconexiones que se estable-cen entre ellas a partir de las interfaces de usuario que las atraviesan- en los pro-cesos sociales de mediatizacin. Sin dudas esto resulta ya un dato insoslayable-tanto a nivel descriptivo como a nivel explicativo de la mediatizacin actual- paraaquellos investigadores que inscriben su reflexin en la tradicin terica que ligainextricablemente semiosis y prcticas desencadenadas por los procesos medi-ticos a las transformaciones tecnolgicas de orden comunicacional: tanto paraquienes consideran que estamos viviendo un proceso de concentracin mximay convergencia meditica en produccin paralelo a una divergencia mltiple desentidos y prcticas en recepcin, como para quienes piensan que la pantalla TVen especial -pero inclusive Internet- sigue siendo el dispositivo central de conso-lidacin del vnculo social1. En ese sentido, ya en 1997, Raphal Lellouche podaafirmar, en un artculo que a pesar del tiempo transcurrido desde su publicacinsigue siendo quizs la ms minuciosa indagacin terica en torno a las panta-llas, que la pantalla generalizada parece el crisol de una conjuncin de mediosantes separados. Sin embargo, paradjicamente, culminaba el mismo prrafocon el inquietante planteamiento de unaduda: Pero qu es, en definitiva, unapantalla? Estamos seguros de saberlo? Qu significa esta irrupcin de artefac-tos portadores de pantalla en nuestro sistema de objetos, en nuestra ecologaartificial? (1997)2.

    Esta duda no debe ser leda meramente como una interrogacin retrica: lanovedad radical de este continuum de pantallas devenido soporte-medio deuna nueva relacin global con el mundo (Ibdem) en que nos vemos sumergi-dos , su carcter de presente en constante mutacin y expansin, nos colocaobligadamenteen ese territorio de relativo no-saber. Como hemos sostenido enotro trabajo relacionado con este tema: Quizs esta sospecha tenga raigambreepistemolgica y sea mero sntoma del precio que siempre hay que pagar porocuparse del presente meditico ms inmediato, quizs condenados al riesgode que lo esencial escape a nuestro ojos. Recordemos a McLuhan: Los am-bientes son invisibles. Sus reglas fundamentales, su estructura penetrante y suspatrones generales eluden la percepcin fcil; recordemos a Deleuze escribien-do sobre el cine: las cosas y las personas, cuando comienzan, estn forzadas aesconderse, determinadas a esconderse. Pero quizs se asiente (tambin) en elcarcter evanescente mismo de las pantallas, en su estar en perpetua fuga haciaotra cosa, y en su amnesia constitutiva, como seal Lellouche, que les permitenel camuflaje perpetuo (Biselli, 2009:8).

    Sin embargo, en el origen de la palabra pantalla tal como la utilizamos hoy parareferirnos a nuestras pantallas-luz (las que toman cuerpo en el televisor, en elmonitor, en el celular), en el origen de la radical novedad de un soporte de ins-cripcin de informacin complejo ni ligado indisolublemente a lo que transmite(la pgina del libro, la tabla, la roca, el papiro), ni ndice informativo (el barmetro,el indicador de presin de una mquina de vapor), es decir: libre y amnsico (Lellouche, 1997), en el origen, por ltimo y ante todo, de un dispositivo experien-cial organizado en torno a una imagen-luz tecnolgica (nuncaexclusiva, siemprecentral), hubo otra pantalla, la cinematogrfica, con ms de ciento diez aos dehistoria a cuestas, y con casi la misma cantidad de aos de escritos compaerosde ruta dedicados a dilucidar lo que suceda en ella, por ella, en torno a ella.

    1. Cfr. como ejemplos clsicos de estas posturasdivergentes: Vern (2001: captulo 4 ) y (2007)

    y Wolton (1995). Puede seguirse resonancias deeste debate, adems, en varios artculos de

    Carln y Scolari (ed.) (2009).

    2. La traduccin de los fragmentos citados deeste rticulo es de nuestra autora.

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    Existe pues, un espacio de saber consolidado en el que la experiencia espec-tatorial regida por el dispositivo-pantalla en cierto sentido fue ya pensada y alque podramos remitirnos para comprender algunos aspectos esenciales de lamisma. Naturalmente, no desconocemos las diferencias entre la pantalla-cine ylas otras (TV, PC, celular), a su vez diferentes entre s. Luz que irradia vs. luz pro-yectada; espacio propio, ritual, en penumbras, exterior al hogar vs. ubicuidad,espacio cualquiera, en el hogar o en cualquier parte; tamao de la imagen-luz;tipo de informacin circulante por la pantalla; grano, modalidad de la imagen;posibilidad de movimiento o no del espectador; posibilidad o imposibilidad deinteractividad3. Creemos, sin embargo, que aspectos cruciales compartidospermitiran hablar de ciertas experiencias configuradas en la interaccin con laspantallas que de alguna manera se conservan sean cuales fueran stas; comen-zando por el ms bsico y esencial, pero tambin, en nuestra opinin, definitorio:las implicancias de ese contacto matricial con un espacio-luz artificial pobladode imgenes (figurativas o no, de objetos del mundo natural o de palabras) y, enalguna medida, no menor, directa o indirectamente, de sonidos.4

    Razones similares nos llevan a sostener la existencia de un dispositivo-pantalla,con conciencia de lo heterodoxo de la eleccin. En la utilizacin del trmino porlos tericos franceses de los 70: Baudry, Aumont, etc. la pantalla esuno msde los componentes tecnolgicos del dispositivo-cine. Para nosotros se tratadel central y decisivo, a la hora de explicar aspectos claves de la experienciaespectatorial cinematogrfica. Que de alguna manera componentes de dichaexperiencia se repitan, an mutando, en la relacin de los sujetos con otras pan-tallas, nos permitira hablar de un dispositivo-pantalla; que otros desaparezcan ovaren de manera radical, nos sealara la interseccin con otros dispositivos ocon otras condiciones contextuales histricas, sociolgicas, etc.. Lo que quere-mos poner de relieve es la ligazn inextricable de las pantallas con cierto campoexperiencial y la primera concretizacin histrica del mismo en la expectacincinematogrfica. Esta heterodoxia nos permite realzar la dimensin subjetivantede las pantallas, que el trmino artefacto, por ejemplo, creemos oculta y que noimpide pensarlas como un dispositivo que intersecta otros, como en el directotelevisivo, por ejemplo.

    Plantear esta raigambre genealgica especfica -a la vez- para el continuum-pan-talla contemporneo y para unateora de las pantallasque debera intentar diluci-dar ciertas causas no evidentes de su expansin sbita e inesperada, presuponeasumir una serie de supuestos ligados a la naturaleza misma de los procesos demediatizacin, a las perspectivas en que deberan ser estudiadas las audien-cias, a los alcances mismos del trmino teora cinematogrfica.

    En lo concerniente a lo primero, partimos de la asuncin de que los procesos demediatizacin no se inician de cero cada vez que irrumpe y se torna dominanteal interior del sistema de medios una nueva tecnologa comunicacional. No sola-mente, la mayora de las veces, las grandes revoluciones tecnolgicas transfor-man radicalmente los viejos medios pero no los hacen desaparecer , sino quela apropiacin de los nuevos dispositivos o de los nuevos medios por parte delos usuarios o las audiencias se realiza a travs de y gracias aun conjunto dedisposiciones experienciales que esos usuarios y esas audiencias fueron conso-lidando a lo largo de su historia meditica que, desde hace ya varios siglos, seconfunde con la trama histrica misma de su propia vida5.

    3. Todo ello ha hecho que muchostericos del cine o de la imagen hayanopuesto fuertemente las potencialidades subjetivantes de la pantalla (o la imagen)-cine y de la pantalla-TV (o imagenvideogrfica). Ver al respecto, entre muchosotros: Aumont (1992: Introduccin y Cap.

    III); Debray (1994); Amiel (1998); Dubois(2001); Kristeva (2001). Lev Manovich(2005: 155 y ss.) hace pasar el corte por la aparicin de la pantalla-ordenador. Deun lado la pantalla-cine y la pantalla-TV,con marcos experienciales compartidos: por ejemplo, el carcter agresivo de la pantalla. Del otro, la pantalla-ordenador. Mirta Varela (2009), privilegiando la fuentede luz y la introduccin del artefacto-pantallaen el seno mismo de la cotidaneidad hogarea, ubica la escisin fundamental en

    la aparicin de la pantalla-TV. 4. Al respecto, Oscar Traversa (2007/2008) sostiene: el artefacto pantalla como tal se instala en un intervalo de una extensinconsiderable de tiempo y sus rasgos, por encima de diversas diferencias, presentan propiedades comunes que permitenestablecer parentescos o cercanas entre lasdistintas variantes (semejanzas o no entre la que corresponde al cine o a la TV). Enel mismo artculo, se define a la pantalla

    como una invencin que podra resumirseen trminos de un modelamiento de la luzvariable en el tiempo como en la sustancia informacional, susceptible de ser percibidoen forma simultnea por ms de un agente pudiendo excluirse su propia presencia .

    5. Cfr. al respecto: Manovich (2005) y Varela(2009). Vale citar una frase de este ltimo rticulo: Lejos de considerar los medios actuales productos de una ruptura radical,entiendo que son producto de una historia

    previa y llevan inscriptas las huellas de esa historia (2009: 210).

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    En lo referido a la segunda cuestin, la hiptesis de que el dispositivo-pantallagenera modalidades especficas de experiencia espectatorial a travs de efec-tos de subjetivizacin definidos -en los que de alguna manera u otra la teoracinematogrfica no habra dejado de reparar- presupone reflexionar en torno a larecepcin cinematogrfica -o, dicho con ms precisin, inscribirse en cierta lneade pensamiento- por fuera de dos posiciones tericas fuertemente arraigadas ahora de pensar la recepcin de los relatos o la recepcin discursiva en general(naturalmente, perfectamente vlidas para resolver otros problemas de investi-gacin relacionados con los medios ): por un lado, de la que considera al recep-tor como un puro constructo abstracto inmanente al relato, por ejemplo, en latradicin semiolgica de raigambre estructuralista o, paradojalmente, en algunasperspectivas crticas de los estudios mediticos; por otro, de la que piensa larecepcin -desconociendo las constricciones que imponen los dispositivos tec-nolgicos- solamentedesde la configuracin socio-cultural de los espectadores,o a partir de sus prcticas autnomas de apropiacin de los textos, en la lnea,digamos, de ciertas etnografas del consumo, de los estudios de gnero o dedeterminadas teoras radicales de la lectura.

    Por ltimo, creemos tambin que una indagacin genealgica profunda en lostrminos en que la estamos proponiendo, implica extender los lmites de lo quehabitualmente se considera teora cinematogrfica. Abarcamos pues con estadenominacin un conjunto laxo que incluye toda reflexin sobre el fenmenocinematogrfico que posea cierto grado de generalidad descriptiva y explicativay que consideremos consistente, aguda y sutil. Poco nos interesa que ella seconcretice en una teora que se autodenomine como tal o no, que se corporiceen un libro de centenares de pginas o en un breve ensayo o, inclusive, que seformule en un texto audiovisual. En este sentido, ciertos escritos o ciertos filmsde directores que han pensado profundamente su praxis artstica y los efectossubjetivantes de la experiencia de espectacin cinematogrfica, entraran conpleno derecho en este conjunto.

    Este pequeo artculo aspira a ser una mera introduccin a un trabajo de in-vestigacin por realizarse, la justificacin de uno de los caminos posibles paraconstituir esa genealoga6 del dispositivo-pantalla -y de su teora- a la que noshemos estado refiriendo. No podemos pues realizar un inventario exhaustivo delos textos que integraran ese corpus de la teora cinematogrfica del siglo XX aindagar desde nuestra perspectiva, pero nos gustara esbozar, para culminar, unapequea hoja de ruta que incluye unos pequeos hitos en los cuales detenerse, yciertas hiptesis, en un estado de fuerte provisoriedad, sobre algunos derroterosespecficos a seguir.

    No podemos sealar ningn trabajo metaterico que especficamente hayaahondado globalmente en la teora cinematogrfica en el sentido que propone-mos. Y ni siquiera abundan los textos que de manera parcial se acerquen a loque buscamos. Slo podemos referirnos, quizs, en este sentido, al recorridohistrico por las teoras del cine que realizan los autores de Esttica del cine:Aumont, Bergala, Marie y Vernet (1996) (1983), en el ltimo captulo de su librodenominado El cine y su espectador. El mrito fundamental de esta lecturametaterica, desde la perspectiva que perseguimos, reside en su intento porreflexionar sobre cmo la teora del cine, de manera global, pens el proceso desubjetivizacin ligado a la experiencia espectatorial cinematogrfica. En palabra

    6. Mirta Varela, en el artculo que hemosvenido comentando, prefiere para pensar un

    recorrido en parte similar al que proponemos - pero que se abrira, como ya indicamos,

    fundamentalmente, con la pantalla-TV- el trmino arqueologa (Varela, 2009). Tantogenealoga como arqueloga poseen fuertes

    connotaciones foucaultianas, que en nuestrocaso, nos gustara que fueran obviadas, por

    ms que admiremos la obra de Foucault. Loque proponemos no es en absoluto, creemos,un trabajo arqueolgico o genealgico en

    los trminos de Arqueologa del saber, Vigilar y castigar, o el conglomerado de textos sobre el

    poder que postulan indagaciones genealgicas a la sombra de la acepcin nietzscheana del

    trmino. No hemos encontrado, sin embargo, untrmino sustitutoan.

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    de los autores: En este captulo nos ocuparemos bsicamente de la relacindel espectador con el filme como experiencia individual, psicolgica, esttica,en una palabra subjetiva: nos interesamos por el sujeto-espectador, no por elespectador estadstico (Idem: 227). Esto permite un recorrido plural por aquellasteoras, plasmadas en libros o artculos remarcables, que explcitamente hicierondel espectador cinematogrfico el objeto central de sus investigaciones en elsentido que se acaba de especificar: desde los tericos provenientes de la Ges-talt hasta los que intentaron pensar el cine desde el psicoanlisis (o mezclandoanlisis psicoanalticos e ideolgicos como Baudry (1978) incluyendo ademsen la serie el libro de Morin (1995 (1956)) y las investigaciones de raigambreantropolgica y psicolgica de los investigadores del Instituto de Filmologa dePars, durante la dcada de 1950. Pero tambin permite incluir los aportes dealgunos tericos y tambin de algunos realizadores-tericos, para los cuales lareflexin sobre la experiencia espectatorial conforma slo un aspecto de teoraso propuestas estticas sobre el cine de mucho ms largo alcance. Aunque slose trate de dos: Eisenstein (1994; 1995) y Pudovkin.

    Obviamente este recorrido no toma como eje la relacin dispositivo-pantalla / experiencia de expectacin a la hora de elegir los aportes tericos a comentar,pero no pocas veces la presupone, por ejemplo al comentar a Morin (Idem) o aMetz (1979).

    Por otra parte, es extremadamente insuficiente la incursin en los textos de teo-ras del cine donde la reflexin sobre la experiencia espectatorial est implcitao no sea el eje del trabajo (por ejemplo las referencias al texto de Bonitzer Lechamp aveugle(1999)), pero al menos plantea una perspectiva de investigacinapropiada que ser central en nuestro trabajo. Creemos que hiptesis muy im-portantes sobre el tema que investigamos fueron formuladas en textos dondeel objeto central de teorizacin explcito era otro. Para plantear un ejemplo: lareflexin sobre el primer plano, que vuelve una y otra vez en la teora cinemato-grfica (Deleuze (1984), Aumont (1998), Bonitzer (1999), Epstein (1975)), es inse-parable de la formulacin de hiptesis -en algunos casos en extremo sutiles yoriginales- sobre la relacin pantalla / espectador.

    Lo mismo sucede, igualmente, con la referencia a los aportes tericos de losrealizadores: solamente una breve mirada a las reflexiones de los cineastas delas vanguardias europeas occidentales muestran el inters de stos por pensaral espectador del cine y de hacerlo de manera radicalmente diferente a las impli-cadas en las teoras del montaje de los cineastas soviticos7.

    Es en ese sentido que un corpus de la investigacin por realizar que profundi-ce en los hitos sealados por los autores de Esttica del ciney se ample hacialos campos ciegos sealados debera incluir, entre quienes teorizaron explci-tamente la cuestin de la experiencia espectatorial cinematogrfica, los escritosde Rudolf Arnheim (1976; 1996) y la teora del cine de Kracauer (1996); los delInstituto de Filmologa francesa en los aos 50, cuyo mayor representante fueel libro de Edgar Morin El cine o el hombre imaginario(1995 (1956)) y los textosque siguieron esa tradicin, como Lhomme ordinaire au cinmade J.L.Schffer(1980); los trabajos que pusieron en contacto psicoanlisis y cine: desde las re-flexiones de Benjamin (1983) en torno al inconsciente ptico, al libro de ChristianMetz (1979) y sus antecedentes (Metz y otros, 1975) ,y secuelas francesas; las 7. Cfr. al respecto Romagnera I Ramio, J. y Alsina Thavernet, H. Eds., (1993).

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    discusiones de los aos 70 , en torno al cine como dispositivo ideolgico queculminaron en el libro de Baudry Lffet cinma(1978); las obras en torno a laenunciacin cinematogrfica que rompieron con los parmetros de la traslacinautomtica de los conceptos lingsticos o que los tensionaron (Metz, 1991; Ca-setti, 1989).

    Pero, como ya anticipamos, en no menor medida la indagacin debera extender-se a otros dos grupos de escritos para releerlos en funcin de los objetivos de lainvestigacin propuesta,puesto que en ellos, aunque muchas veces de maneraindirecta, el problema a investigar tambin aparece como decisivo. Por un lado,los escritos programticos o de reflexin sobre su propia prctica o, directamen-te, de crtica o teora cinematogrficas, de ciertos realizadores, en especial, deaquellos que pensaron su arte en las primeras dcadas del siglo -cuando el cinetodava se pensaba como arte en busca de su esencia- y de aquellos que enlos aos sesenta o setenta pensaron que todo poda y deba ser revisado, quetodo poda y deba ser puesto bajo sospecha (los materiales a trabajar aqu sondiversos: a veces libros (Eisenstein 1994;1995), Epstein (1975)); la mayora delas veces, textos pequeos o medianos de orden diverso; otras, inclusive, films:muchos hicieron teora con sus films; otros relataron una cierta visin del cineen ellos (Godard y sus Histoire(s) de Cinma) (1998)); por otro lado, textos teri-cos que han reflexionado sobre el cine desde la filosofa o la esttica, o escritoscannicos de la crtica cinematogrfica, que no han podido dejar de aludir a laexperiencia espectatorial, a veces de manera ms sutil y sugerente que quienesla abordaron como tema central de su investigacin (desde los artculos pione-ros de los formalistas rusos (Eichembaum y otros, 1971) a los trabajos de Bazin(1999); desde algn pequeo artculo de Barthes (1987) o de Daney (2004), allibro insoslayable de Gilles Deleuze (1984; 1987); desde los textos de Bonitzer(1995; 1999) a los libros de los aos 90 de Aumont (1996:1997;1998) o Bellour(1990) o Amiel (1998)).

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    Las audiencias digitales:

    convergencias y prcticas

    Mariana Maestri Resumen En este trabajo se realizar un mapeo exploratorio por las principales

    caractersticas de las audiencias digitales a partir de reconocer sus prcticas y acciones habituales con las tecnologas de la informacin

    y comunicacin.

    Docente de la Escuela deComunicacin Social. Facultad de Ciencia Poltica y RR. II.UNR.

    Directora del Proyecto de Investigacin Consumos y prcticas sociales: un abordaje

    sociosemitico del mbito de la recepcin.

    Co- directora del Proyecto de Investigacin Interfaces y Pantallas: mapas y territorios.

    [email protected]

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    El interrogante que sirve como gua a este acercamiento exploratorio a los estu-dios sobre el pblico es el siguiente:

    Cmo pensar la especificidad de las audiencias en el marco de la convergenciadigital? O, de qu hablamos cuando decimos audiencias digitales?

    Las audiencias en la actualidad, si bien parecen afectadas por cambios profun-dos, no son slo producto de una ruptura radical sino consecuencia de una his-toria previa de prcticas y vinculaciones con los medios y tecnologas de la co-municacin. Los sujetos que conforman hoy las audiencias son el resultado deuna experiencia cultural especfica, de una experiencia histrica que determinalas acciones por acumulacin, articulando consumos, prcticas, modalidades deuso, y contratos comunicativos. Debido a ello, muchas de las actividades y prc-ticas que se usan en la actualidad para crear y comunicar son continuidades detendencias preexistentes.

    Si se realiza un recorrido por las principales corrientes y autores que han traba-jado la problemtica de la recepcin en relacin a los medios de comunicacintradicionales se encontrar que el anlisis sobre el tema vara segn las racesepistemolgicas, tericas y metodolgicas con la que se la haya abordado. Ases posible encontrar afirmaciones de lo ms divergentes en torno a los pbli-cos, sus interrelaciones y sus relaciones con los medios de comunicacin. Dichaamplitud de conceptos no deja de hacerse manifiesta hoy, cuando se intentapensar los cambios profundos en las prcticas de las audiencias y en su mismanaturaleza.

    Un factor importante en relacin con las modificaciones en torno a las concep-tualizaciones respecto del estudio de las audiencias digitales, ha sido obviamen-te, el de la digitalizacin de los mensajes.

    En ese sentido Negroponte manifestaba ya a comienzos de los aos 90: Cuan-do todos los media sean digitales, porque los bits son bits, tendrn lugar dosconsecuencias fundamentales e inmediatas.

    En primer lugar, los bits se mezclan fcilmente. Se combinan y pueden usarse yreutilizarse juntos o por separado. La combinacin de sonido, imagen e informa-cin se llama multimedia; aunque suene complicado, slo se trata de la mezcla

    de bits.En segundo lugar, ha nacido un nuevo tipo de bit, un bit que habla de otros bits.Estos nuevos bits son las tpicas cabeceras, tan conocidas por los periodistasque archivan fichas (que nosotros nunca vemos) para identificar un reportaje onoticia. Los autores de reportajes cientficos, que deben aportar palabras claveen sus trabajos, tambin recurren a estas guas. Los bits de cabecera pueden serun ndice o una descripcin de contenidos () Estos dos fenmenos, bits mez-clados y bits-acerca de bits, cambian el panorama de los media tan a fondo que

    conceptos como vdeo a la carta y transmisin de juegos electrnicos por cable

    2. Sobre lo digital y la convergencia

    La velocidad elctrica tiende a abolir el tiempo y el espacio de

    la conciencia humana. No existedemora entre el efecto de un

    acontecimiento y el siguiente. Las extensiones elctricas de

    nuestro sistema nervioso crean uncampo unificado de estructurasorgnicamente interrelacionadas que nosotros llamamos la actual Era de la

    Informacin (Mcluhan)

    1. Introduccin

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    son solo aplicaciones triviales, la punta de un iceberg mucho ms profundo(Negroponte, 1995:15)

    La digitalizacin de los mensajes -la posibilidad de transformar en bits tanto im-genes como textos escritos como sonidos- trajo aparejada, en apariencia, el fin

    de las audiencias masivas y la promocin de la nocin de sujeto/productor enrecepcin. El modelo comunicativo tradicional, E M R se modifica y se su-perponen los polos de la emisin y recepcin. Se da el paso del brodcasting,al narrowcasting para finalmente llegar al point-casting. Muchos investigadoresasumen, pues, la idea de que a la audiencia de los nuevos medios digitales lacompone, en realidad,una sola persona, dado que la informacin se personalizaal mximo por lo que el modelouno-a-muchosha caducado.

    Por otra parte, la digitalizacin de la comunicacin provoca la conjuncin de

    medios de comunicacin y tecnologas de la comunicacin e informacin dandolugar a laconvergencia de medios. Este trmino, que podemos rastrear desdecomienzo de la dcada del 80, hace referencia a la implicancia entre diferentesmedios de comunicacin y a los cambios culturales que se derivan de la inte-ractividad entre los sujetos. Segn Jenkins, un proceso llamado convergen-cia de modos est difuminando las lneas entre los medios, incluso entre lascomunicaciones entre dos puntos, como el correo, el telfono y el telgrafo, ylas comunicaciones de masas, como la prensa, la radio y la televisin. Un solomedio fsico (ya se trate de cables o de ondas) puede transmitir servicios que en

    el pasado se provea por un medio determinado (ya sea la radio, la televisin, laprensa, o la telefona) hoy puede ofrecerse por varios medios fsicos diferentes.Por consiguiente, se est erosionando la relacin de uno a uno que sola existirentre un medio y su uso (Jenkins, 2008:21)

    Por su parte, el concepto de inteligencia colectiva de Lvy (1999) aporta, en elmarco de la digitalizacin, la idea de la construccin comunitaria del conocimien-to a raz de la comunicacin desterritorializada y en tiempo real, generando nue-vas comunidades de conocimientos voluntarias en las que sus integrantes sereconocen como tal por sus temas de inters, su convergencia de miradas ygustos.

    De este modo, la digitalizacin de diversos lenguajes y la convergencia de me-dios, de prcticas y modos culturales son pilares fundamentales en la construc-cin de una relacin entre el pblico y las tecnologas dando lugar a entornosmultimedia, hipertextuales e interactivos.

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    En lneas generales se podra sostener que la transportabilidad, la conectividadpermanente, la miniaturizacin y el fcil manejo de la gran mayora de los dispo-sitivos tecnolgicos (telfonos celulares, notebooks, mp3, mp4, pantallas) hacenque las posibilidades de interaccin, de conexin y de creacin aumenten enrelacin con los dispositivos comunicacionales anteriores. Esto plantea, adems,una infinidad de prcticas, de acciones y usos que cada sujeto va generando ycambiando segn sus propias necesidades o afinidades con las tecnologas a sualcance, por lo que se hace difcil hablar de una prctica promedio en relacin aluso de las tecnologas y los medios de comunicacin e informacin tal como sepensaba en relacin a las prcticas de las audiencias masivas.

    Se podra decir, entonces, que son las prcticas de los sujetos las que van co-construyendo al dispositivo tecnolgico, de tal forma que no siempre coincidecon las intenciones de sus productores. Sin embargo y a pesar del panorama

    inestable que caracteriza a la comunicacin digital, es posible determinar ciertasacciones que habitualmente realizan las audiencias y que marcara una tendenciaen relacin con las modalidades de uso.

    Al modificarse los hbitos de los sujetos y sus interaccione y las interaccionesentre dichos sujetos y las tecnologas, se podra hablar de un nuevo contratocomunicativo. En relacin con esto, Orihuela defini a este nuevo modelo deintercambio comunicativo como e-Comunicacin: el usuario se convierte enel eje de los procesos comunicativos, el contenido es la identidad de los medios,

    el multimedia es el nuevo lenguaje, el tiempo real es el tiempo dominante, elhipertexto es la gramtica y el conocimiento el nuevo nombre de la informacin(Orihuela: 2004,4)

    Este nuevo contrato comunicativo estara caracterizado por:

    Modelo de comunicacin personalizado, a la carta y hazlo t mismo: pro -duccin meditica a la medida de cada individuo, generada, producida y solicita-

    da por cada sujeto. El consumo es entendido como produccin, es decir, consumir implica opi-nar, comentar, modificar, intervenir, etiquetar, en definitiva participar. A su vez elconsumo pude ser asincrnico: grabar, guardar, reservar para el momento queel usuario lo decida. O mvil gracias a las tecnologas como los telfonos celu-lares, iPad, iPhone, etc. que posibilitan la conectividad en cualquier momento ylugar. En concordancia con lo anterior, puede sealarse el consumo simultneo de medios. La conexin permanente y simultnea, muchas veces a travs de un

    solo dispositivo comunicativo, permite el consumo de programas televisivos, deemisiones de radio y el contacto a travs de las conexiones wi-fi.

    Eliminacin de intermediarios: el usuario es receptor y fuente de informacin.Portero, editor y selector de informaciones.

    Pblico usuario consumidor fans prosumer- emerec: abandono del con -cepto de audiencia, dada la relacin de este trmino con paradigmas y teorasvinculadas con las teoras de la comunicacin de masas tradicionales. Nuevasconceptualizaciones.

    3.Caractersticas generales de las

    audiencias digitales

    Un anuncio de Appel Box Productions representa al nuevoconsumidor joven: su alborotado

    pelo rubio como el agua sucia se mete en sus ojos vivos, su barbilla

    es prominente, hay una muecadesdeosa y desafiante en su boca,

    y apoya el dedo en el mando adistancia. Un movimiento en falso y nos liquidar cambiando de canal. Es joven, varn y est al mando. Ya

    no es un teleadicto. Decide qu,cundo y cmo ve los medios. Es un

    consumidor meditico, puede que incluso un fan de los medios, peroes tambin productor, distribuidor,

    publicista y crtico meditico. Es laviva imagen de la nueva audiencia

    interactiva (Jenkins)

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    Conglomerados mediticos: flujo de imgenes, sonidos, animaciones, videos,fotografas, etc., circulando a travs de diferentes canales mediticos integradossin ningn tipo de jerarquas.

    Nueva temporalidad meditica: inmediatez y velocidad. Como lo planteara Viri -

    lio (1996) la velocidad es la informacin misma!. Trnsito naturalizado de loon line a lo off line.

    Hbitos de lectura: se complementan modos de lectura vinculados con la es -critura en papel con aquellos directamente relacionados con la lectura en pan-talla. Se establecen funciones y modos de lectura diferentes que van desde laslecturas extensivas, es decir, el procesamiento de mensajes provenientes de di-ferentes medios de manera simultnea a lecturas intensivas, metdicas, en pro-fundidad, pasando por las lecturas en diagonal, rpida, frentica y las lecturas

    superficiales, ldica, intuitiva relacionada con los videojuegos. Aqu se ubicaratanto la lectura de correos personales como los mensajes de Twitter o el chatcomo la lectura de diarios y revista on line como de blogs o pgina especializadasen determinadas temticas.

    Formas interpersonales y/o grupales de intercambio: las producciones, tantopropias como ajenas, son intercambiadas entre los sujetos, entre dos individuoso de uno hacia todos aquellos que quieran acceder a esa informacin. Los even-tos, producciones sociales, culturales, manifestaciones polticas, convocatorias,etc. son realizadas a travs de dispositivos digitales conectados a la banda anchay hechos pblicos en cuestin de segundos. En este caso se podra hablar deuna relacin igualitaria entre todos los usuarios, especialmente, en los sistemaspeer to peer ya que se permite un intercambio directo entre dispositivos interco-nectados eliminando todo tipo de intermediarios.

    Este nuevo contrato comunicativo basado en la cultura participativa, en la con-vergencia de medios y de cultura y en la inteligencia colectiva, repercute en el

    mbito de la recepcin y sus prcticas, ya ms vinculadas con la produccin yelaboracin que con la simple recepcin. Lo que sigue a continuacin es unbreve listado de las acciones que se pueden describir como ms habituales lle-vadas a cabo por las audiencias digitales:

    - Creacin de nuevos contenidos: Nos referimos fundamentalmente a los conte-nidos generados por el usuario (CGU) -traduccin deuser-generated-contents-,denominacin que remite a todas aquellas informaciones elaboradas por usua-rios de Internet. Aluden a esta prctica nociones como periodismo de la gente,que hace referencia a que con escasos conocimientos tcnicos cualquier sujetoque tenga un dispositivo tecnolgico con conectividad puede producir y hacerpblica una informacin o acontecimiento. En la Red es posible encontrar nume-roso recursos que facilitan la creacin y publicacin de contenidos como son elcaso de las wikis, los blogs, las wikis, los sistemas de gestin de contenidos,etc. Estas tecnologas promueven la produccin multimedia mediante el hazlot mismo, como por ejemplo:

    Remix: son videos de formato hbrido compuestos por fragmentos de docu

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    - Remix : son videos de formato hbrido compuestos por fragmentos de docu-mentales, clips musicales, video juegos, pelculas, informes periodsticos, etc.que tienen como objetivo elaborar una pieza original compuesta por diversosproductos sociales ya existentes.

    - Song vids: videoclips amateurs basados en imgenes de pelculas o programastelevisivos con canciones populares.

    - Blogging: generan sus propios espacios de informacin en diferentes formatossobre temas de inters personal o colectivo.

    - Postear : comentar, sugerir, subir otros contenidos en los blogs de otra personao institucin.

    - Aprendizaje e investigacin: aprendizaje presencial o no presencial, aprendizajeformal e informal, auto aprendizaje, aprendizaje personalizado y colaborativo.Educacin a distancia. Conferencias en lnea, participacin en foros, congresos adistancia. Bibliotecas y archivos digitales. Laboratorios virtuales.

    - Participacin en redes sociales: facebook, myspace, etc.

    -Transacciones comerciales: homebanking (pago de facturas, consulta de saldos,transferencia de dinero, etc.); compra, adquisicin de productos (libros, discos,art. del hogar, vehculos, etc.).

    - Jugar : existe una gran variedad de tipos de juegos, tambin existen infinidadde maneras de clasificarlos, aqu slo se mencionar un mnimo listado basadoen el gnero: accin, estrategia, roles, simuladores, deportes, ludo-educativos,juegos de mesa, etc.

    - Lifestreaming: seguimiento on line de las actividades sociales de una o variaspersonas a travs de Twitter.

    - Acciones vinculadas con los medios masivos de comunicacin: mirar la TV, es-

    cuchar la radio, leer diarios y revistas.- Gestionar trmites administrativos: administraciones electrnicas de diferentesorganismos pblicos. Ventanilla virtual para trmites de servicios pblicos.

    - Participacin ciudadana: aquellos procedimientos vinculados con la vida polticacomo consultar presupuestos destinados a obras, consulta de padrones electo-rales. Vinculacin organismos no gubernamentales, etc.

    - Enviar correspondencia: mensajera instantnea, correo electrnico, chat.

    - Promocin y publicidad : dar a conocer, ofrecer servicios y productos para sucomercializacin.

    La lista es inestable e imprecisa y va cambiando a medida que las innovacionestecnolgicas se hacen presentes. Pero dicho cambio se produce, sobre todo,porque son los sujetos quienes van modificando y generando nuevos usos, nue-vos maneras de relacionarse con las tecnologas. No hay diferencias entre exper-tos y usuarios, dado que de la relacin entre las audiencias digitales entre s y destas con las tecnologas es de donde surgen nuevas prcticas y acciones, nue-vos dispositivos tecnolgicos y nuevos lugares en los que usarlos. Tres concep-

    tos marcan y seguirn delineando el camino de los estudios sobre las audiencias

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    tos marcan y seguirn delineando el camino de los estudios sobre las audienciasdigitales: personalizacin de los contenidos, consumo colaborativo y movilidad.

    Bibliografa

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    Modos de ser y estar

    en los tiempos posmodernos:sujetos, cuerpo, virtualidad

    Paula Drenkard Resumen Este artculo analiza algunas de las posibles consecuencias que se

    han producido en el cuerpo y en la subjetividad a partir de la hiper- reproduccin de pantallas e interfaces en la cotidianeidad de los sujetos. Al preguntarse respecto del sujeto posmoderno y las nuevas tecnologas,

    busca establecer qu tipo de relacin existe actualmente entre sujetos-cuerpo-virtualidad (pantallas e interfaces) y qu efectos ha producido

    esta relacin tanto en los modos de ser y vincularse como en los imaginarios vigentes en torno al cuerpo.

    Lic. en Comunicacin Social y Psicloga por la UNR.

    Master en Comunicacin y Educacin por la Universidad Autnoma de Barcelona.

    Docente-investigadora de la UNR. Investigadora del PID Interfaces en Pantallas.

    [email protected]

    Cul es el juego subjetivo depresencia-ausencia en el universo de las panta-1

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    j g j pllas? Dnde y cmo aparece el sujeto, cul es su dimensin actual?

    Cul es lacorporalidad de este sujeto, si justamente es su cuerpo el que parecesustraerse o parcelarse en esta suerte de subjetividad diseminada que describe

    la era digital?El cuerpo se disgrega, se sustrae, se transfigura, se implanta o transplanta, setrasviste y al mismo tiempo se ampla a travs de la agudizacin e intensificacinde las percepciones audio-visuales, en un tiempo que ha perdido sus intersti-cios.

    Existe un ms all del cuerpo, unhombre postorgnico 1, o slo constituye otrade las figuras metafricas del nuevo milenio?

    Ya no es posible pensar la constitucin de las subjetividades desde lgicas queplantean la identidad o la representacin bajo concepciones esencialistas ysustancialistas del sujeto, es decir aquellas que lo describan como unidad pri-mordial, inmutable, constante, continua, acabada, centro y origen del sentido;estas concepciones han dominado la tradicin filosfica occidental desde Platnencontrando fundamental representacin en el modelo del sujeto cartesiano.

    Es quizs con la intervencin del discurso psicoanaltico y con los postulados filo-sficos de las diversas corrientes post-estructuralistas queeste sujeto empieza

    a verse socavado en su integridad y a sufrir un proceso de alter acin: es ms delotro (de la diferencia y la dispersin) que de l mismo(como mismidad).

    De este modo, ms que dilucidarlo en alguna profundidad esencial, es en la mis-ma capilaridad de la condicin humana que se descubre una existencia discon-tinua e inacabada, algo que desconoce la razn pura.Es quizs esta presenciafractal 2 la que fue constituyndose en el universo conceptual de los ltimos 40aos, sufriendo la entidad del ser una definicin muchas veces ambigua y otrasfragmentada.

    Sin embargo, es fundamentalmente ante los diversos fenmenos que fueronde-construyndose en la modernidad tarda y posmodernidad -el multicultura-lismo y la migracin; la globalizacin y disolucin de ciertas fronteras polticas,econmicas y culturales; la virtualizacin y ubicuidad de los medios de comu-nicacin; el desarrollo de las sociedades tecno-cientficas y de un capitalismoexacerbado- que las anteriores concepciones del sujeto y la identidad revelaronsu inadecuacin.

    Es imposible hablar hoy del sujeto UNO: es ms bien en la imagen mltiple y

    disgregada de la subjetividad donde parece reconocerse la condicin existencialde los seres humanos en las sociedades contemporneas.

    De entre los fenmenos mencionados, y como elemento indispensable, se con-sidera el desarrollo de lastecnologas de la comunicacin como aquello queestara abriendo la va para una experiencia de ladiferencia y la multiplicidad,transformando simultneamente el tiempo, el espacio y la materia (la fisicalidad,el cuerpo) mediante soportes intangibles y cdigos binarios. El sujeto fragmen-tado, diseminado, discontinuo, ese alter-ego de aquel sujeto cartesiano, parece-

    ra estar emergiendo, no a travsde las pantallas que forman parte de nuestro

    1.Ya no es fcil estar presente. Y

    hacerse cada vez ms presente parece imposible. Hay un lmite

    fundamental, en cierto modo anlogo al principio de incertidumbre. En cambio, parece ms fcil

    hacerse cada vez menos presente. La evolucin de la civilizacin

    contempornea incita cada vez ms a repartirse, a diseminarse, a delegarse,

    a hacerse representar (...)

    En qu se convierte la nocin misma de presencia en un mundo

    sobrecogido por la sntesis y lovirtual?.

    Philippe Quau

    1. Alusin al libro de P. Sibilia, El hombre postorgnico: cuerpo, subjetividad y tecnologas,

    Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2009.

    2. Aqu hacemos una referencia oblicua al concepto de sujeto fractal de Jean Baudrillard,

    ya que pensamos esa dispersin y multiplicacinde fragmentos de identidades o identidadesfragmentadas, sin ir rotundamente al planteo

    de este autor en cuanto a que esas partes que se dispersan son siempre iguales. Es decir que,

    para Baudrillard, el sujeto fractal es aquel que posee la capacidad de fraccionarse en partes idnticas y equitativas, y que se dispersa por

    un infinito: como una produccin de mltiplesclones, en donde el hombre es el sujeto fractal

    que encuentra la expansin en todas las posiblesvisiones (diferentes pantallas), sin cambiar por

    esto sus propiedades elementales.

    ecosistema, sino a partir de ellas. En realidad, no aparece necesariamenteotro

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    sujeto (el otro 3 ), sino que es posible ver sujeto(s)esparcidos desde su mismairradiacin.

    Ciertas preguntas se abren a partir de esa mirada: de qu diferencia y multipli-

    cidad estamos hablando?, tiene que ver con las posibilidades de una diversidadsubjetiva o es simplemente la diseminacin de una mismidad, que simula dife-rencias?

    Existen entonces distintas posiciones para interpretar el fenmeno de la apari-cin de nuevas subjetividades ligadas a la virtualizacin:

    -Por un lado, quienes tienen una mirada optimista, describiendo las mltiplesidentidades que se manifiestan a travs de las TICs, incluso las nuevas y dife-rentes posibilidades de vincularse que stas abren. Pierre Levy (1999, p.14), porejemplo, define la virtualizacin como el movimiento de convertirse en otro oheterognesis de lo humano: similar en algunos aspectos al devenir-otro de-leuziano (Deleuze, 1988), la heterognesis consiste bsicamente para este autoren un proceso de recepcin de la alteridad. Al respecto, Levy refiere: () derepente, una entidad real, adherida a su identidad y a su funcin, encubre otrafuncin, otra identidad, entra en nuevas combinaciones, entra en un procesode heterognesis (1999, p.85). As, la teora de lo virtual se compone con unanocin de subjetividad que incluye la alteridad en su propia definicin y privilegiala diferencia en lugar de la mismidad, el fragmento en lugar de la totalidad, lamultiplicidad en lugar de la unicidad, el devenir y la duracin en lugar de la inva-riabilidad.

    -Por otro lado, y y