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Escalas para peces en España. Una historia forestal

SANZ RONDA, FCO. J.1 y MARTÍNEZ DE AZAGRA PAREDES, A.

1U. D. de Hidráulica e Hidrología. Departamento de Ingeniería Agrícola y Forestal. E.T.S. de Ingenierías Agrarias. Universidad de Valladolid. Avda. Madrid, 44; 34004 Palencia e-mail: [email protected]

Resumen La relación del mundo forestal con los pasos o escalas para peces en España ha sido casi exclusiva del sector desde la aparición de dicho concepto hasta la actualidad. Fueron Ingenieros de Montes los que a finales del siglo XIX se preocuparon por la legislación en materia de protección de la migración de peces. También fueron colegas nuestros quienes importaron conocimientos técnicos de Centroeuropa y Norteamérica a nuestro país a principios del s. XX. Han sido las escuelas de Montes y Forestales las únicas que han impartido docencia que incorpora esta materia específica a sus alumnos. Al igual que la escasa investigación existente al respecto, se halla centrada fundamentalmente en profesores de estas universidades.

En la última década la construcción de pasos de peces ha experimentado un notable auge en España, para adaptar la gestión de nuestros cauces a la normativa comunitaria. Ello ha conllevado incorporaciones importantes de ideas y conocimientos desde otros campos de la ingeniería y de la biología. No obstante lo cual, pensamos que la iniciativa en la investigación, diseño y gestión de pasos para peces debe seguir recayendo en el sector Forestal.

Palabras clave Escalas para peces, pasos para peces, historia forestal 1. Introducción

Es cierto: Las historias forestales deben tener siempre un final feliz. No puede ser de

otra manera cuando estamos trabajando con y para la Naturaleza. Sin embargo, la estabilidad de un bosque maduro es el resultado de su transcurrir por diferentes etapas (brinzal, latizal y fustal) y situaciones (sequías, incendios, …). El caso de las escalas para peces puede asemejarse al ejemplo anterior. Se trata de una disciplina de ámbito forestal que nace a la par que la selvicultura moderna, durante la primera mitad del siglo XIX. Aunque su desarrollo en España haya sido lento y carente de un suelo y clima benignos para arraigar con fuerza, podemos afirmar que nos encontramos en una etapa de latizal bajo y con un largo camino por recorrer hasta llegar a la madurez.

Retóricas aparte, la relación del mundo forestal con los pasos o escalas para peces en

nuestro país ha sido casi exclusiva desde la aparición de dicho concepto hasta la actualidad. Su origen se remonta a la creación de la Escuela Especial de Ingenieros de Montes y Plantíos en 1848 -para ocuparse de la gestión del monte, de la caza y de la pesca continental- ydel

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Cuerpo de Ingenieros de Montes del Ministerio de Fomento en 1853, que tenía entre sus atribuciones la conservación, fomento y racional aprovechamiento de la riqueza piscícola de la aguas continentales(Muñoz Goyanes, 1988). Fue en 1888 cuando se constituye el Servicio Piscícola1, adscrito al citado Cuerpo y en 1907 se desarrolla la Ley de Pesca Fluvial que rige su actuación (Pardo, 1953).

Así pues, esta orientación piscícola, ambiental e ingenieril motivó que los Ingenieros de

Montes de finales del siglo XIX y principios del XX se preocuparan por la legislación en materia de protección de la migración de peces (Ley de Aguas, 1879 y Ley de Pesca Fluvial, 1907) y en el diseño de las primeras escalas de peces. También fueron colegas nuestros quienes importaron conocimientos técnicos de Centroeuropa y Norteamérica a nuestro país a principios del s. XX (i.e. Acebal, 1907; Guallart, 1913)y los que denunciaron la dejadez del Estado (Acebal, 1908; Briones, 1918; … Muñoz Goyanes, 1952, ...). Han sido las escuelas de Montes y Forestales las únicas que han impartido docencia que incorpora esta materia a sus alumnos2 (en asignaturas como Hidráulica Forestal o Gestión de la Pesca). Al igual que la escasa investigación o divulgación existente al respecto, se halla centrada básicamente en profesionales de estas especialidades. Todo ello hace que nuestro colectivo sea el orgulloso padre de su nacimiento, pero –a la vez– el principal (si no único) responsable de la situación actual.

Tras varias décadas de olvido y dejadez,en los últimos años la construcción de pasos de

peces está desarrollando un notable auge en España, con el fin de adaptar la gestión de nuestros cauces a la Directiva Marco del Agua (DMA 2000/60/CE). Todo ello supone incorporaciones importantes de ideas y conocimientos desde otros campos de la ingeniería y de la biología. Aun así, la iniciativa en la investigación, el diseño y la gestión, sigue recayendo en el mundo Forestal.Sirva como ejemplo que el 70% de los alumnos que realizan el curso anual de “Pasos para Peces” en la ETSIIAA de Palencia (que se celebra desde 2009) poseen una formación forestal.

Este documento pretende incorporar a las escalas para peces dentro del campo de

estudio de la Historia Forestal y ser un tributo a quienes armados con ilusión, iniciativa y conocimientos, intentaron proteger a nuestra ictiofaunaa través de leyes, técnica y buen hacer. Por ello, vamos a basarnos en una recopilación de legislación y autores cuyos escritos hacen referencia a los problemas y soluciones de la migración de los peces. Así mismo, queremos hacer una reflexión autocrítica, serena y profunda sobre los problemas pasados, presentes y (¡ojalá no!)futuros, asociados a los pasos para peces en España, con el ánimo de que no vuelvan a repetirse.

2. Antecedentes: ¿de dónde venimos? ¿y a dónde vamos?

En este apartado vamos a efectuar un análisis de la preocupación institucional sobre los

problemas que afectan a la fauna piscícola migratoria, a través de reglamentos y leyes, con

1En 1945 se convirtió en el Servicio de Pesca Fluvial y en 1951 en el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza. Hoy en día son las CC.AA. quienes se encargan de la gestión piscícola. 2El RD 2 de septiembre de 1888 por el que se creó el Servicio Piscícola, indicaba que éste debería ser atendido por el Cuerpo de Ingenieros de Montes “…porque en los programas de enseñanza de su Escuela Especial figura desde hace muchos años el estudio técnico y práctico de la Piscicultura, y porque su gestión técnica se ejerce en los terrenos de la zona forestal, en las partes elevadas de los ríos, allí donde éstos tienen su origen, en la región propia para la propagación de los peces…”

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una perspectiva histórica. Para ello, remontémonos a la Iberia visigoda, tras la caída de la dominación romana, la época en la que encontramos las primeras referencias (s. VII). En aquellos tiempos, la contaminación y las obras hidráulicas eran anecdóticas y los ríos eran fuente de agua, alimento y energía.

Las técnicas constructivas eran limitadas y las derivaciones de agua para molinos,

batanes, herrerías y riego, provenían de pequeños azudes, prácticamente estacionales y que en raras ocasiones suponían un obstáculo al movimiento de los peces. También existían estructuras para capturar la pesca, denominadas pesqueras, estacadas, paradas, corrales, cañales … algunas en uso hasta mediados del s. XX. Estas construcciones, con muchas variantes regionales, se basaban en dirigir a los peces, mediante barreras (cercos) a modo de embudo, hacia una trampa final. Para ello se levantaban pequeños deflectores con piedra y/o entramados de maderadentro del propio cauce, que podían abarcar toda la anchura del río (Fig. 1).

Figura 1. Pesquera en el río Miño, aguas arriba de Arbo (Fuente: Pardo, 1953)

Dada la importancia socioeconómica de la pesca en aquella época y la sensibilidad de algunas especies de peces anadromos haciatodas las estructuras anteriores,en el LiberIudiciorum3 (Libro de los Jueces, promulgado por el rey visigodo Recesvinto), se recoge la primera ordenanza que impedía cerrar al completo la anchura del río4 para permitir el libre movimiento por sus aguas: “Los grandes ríos por que vienen los salmones, ó otro pescado de mar, … nengumome non debe encerrar el rio por toller la pro á todos los otros e facerla suya; mas puede facer esto fasta medio rio…”

3 El LiberIudiciorum fue un cuerpo de leyesvisigótico, de carácter territorial, dispuesto por el rey Recesvintoy promulgado, probablemente, en el año 654. El Fuero Juzgo es traducción del LiberIudiciorum ordenada en 1241 por Fernando III y fue el cuerpo de leyes que rigió en la península Ibérica durante la dominación visigoda y que supuso el establecimiento de una norma de justicia común para visigodos e hispanorromanos. 4 Recogido en el Fuero Juzgo, título IX, libro VIII, número XXIX sobre quánto debe cerrar el rio el que a labor cerca del rio, según p. 159 de Graells (1864).

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La traducción del documento anterior en el Fuero Juzgo de 1241 pervivió como derecho vigente hasta la aprobación del Código Civil a finales del siglo XIX. Posteriormente, se encuentran referencias escritas sobre protección a la pesca –trucha y salmón, básicamente– que abordan otros temas, como las épocas hábiles y las artes de pesca permitidas: Cortes de Valladolid, 1258; Leyes del Reino, 1435, 1552, 1560, …Ordenanzas de Caza y Pesca, 1768, 1804… (Graells, 1864; Muñoz Goyanes, 1988).

En 1795, 1830 y 1832, volvemos a recuperar el tema de la migración de laictiofauna

(…salmones y demás peces…) en el que diferentes Reales Órdenes hacen mención a la demolición de estacadas y demás obstáculos para permitir la libre subida de la pesca y no estorbar a la navegación.

A pesar de todo lo anterior, el naturalista, médico y político Mariano de la Paz Graells

denunciaba en su libro “Manual Práctico de Piscicultura” (1864) el incumplimiento de las ordenanzas anteriores, instando al Gobierno a “ordenar terminantemente la destrucción de estacadas, paradas y corrales que cierran el paso en nuestros ríos a los salmones; a la reforma de las presas perpendiculares de los molinos, herrerías y otras fábricas ribereñas, dándoles una inclinación cuyo ángulo no exceda de los 60 grados5, o en su defecto…obligue a construir escalas salmoneras…”

Sin duda alguna, las palabras del influyente6Graells no fueron en vano, siendo recogidas

por la Ley de Aguas de 1879, que en su Art. 142 indica que “… no se podrá realizar presa alguna sin … escalas salmoneras en los ríos donde éstas sean precisas, para el fomento de dicha clase de pesca; siendo la conservación de todas estas obras de cuenta del dueño de ellas.”

En el siglo XIX, prácticamente todas las presas y azudes eran de escasa envergadura

(aunque ya había en España unas 60 grandes presas;Libro Blanco del Agua, 2000) y no suponían un problema serio, salvo excepciones, a las poblaciones de peces. Prueba de ello es la presencia de grandes migradores en el interior de la Península (esturión, anguila) y la existencia de poblaciones abundantes de salmón, lamprea, sábalo y saboga, junto con otros peces que realizan movimientos de menor entidad: trucha y ciprínidos (Madoz, 1850).

En 1901 se ejecutan las dos primeras centrales hidroeléctricas de importancia: el Salto

de San Román (Duero) y el Molino de San Carlos (Ebro), aunque hay un referente previo en un pequeño molino de Gerona en 1883 (Corominas, 1996). Entre 1901 y 1919 se crean las grandes empresas hidroeléctricas actualesy comienza un imparable desarrollo económico, que conllevará la construcción en el s. XX de más de 1.000 grandes presas7 y un número no cuantificado de obras menores, con fines agrícolas, hidroeléctricos, abastecimiento a poblaciones, …

5 Interpretamos que se está refiriendo a la inclinación del paramento de aguas abajo de la presa. 6 Senador del Reino, Consejero de Agricultura, catedrático de Zoología en el Real Museo de Ciencias Naturales y director de su Real Jardín Botánico de Madrid, catedrático de Anatomía y Fisiología en la Universidad Central, miembro fundador de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la que fue vicepresidente y presidente de su sección de Ciencias. También fue miembro de diferentes sociedades y corporaciones científicas. 7 Hasta 1955 se sostuvo un ritmo de crecimiento de unas 4 presas anuales, pasando del centenar de presas existentes en 1915 (Gómez, 2010), hasta unas 270 en 1950. A partir de ese año el ritmo se acelera considerablemente, llegando a ejecutarse una media de 20 presas anuales, hasta alcanzar el parque existente actualmente (Libro Blanco del Agua, 2000).

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Afortunadamente, como complemento a Ley de Aguas y adecuándose a los problemas de la época, se desarrolla la Ley de Pesca Fluvial de 1907, con una redacción y sensibilidad dignas de encomio.En su Art. 10, se ordena la construcción de escalas salmoneras y pasos para anguilas en las presas antiguas cuyos concesionarios no estuvieron obligados a construirlas8,a cargo del presupuesto del Ministerio de Fomento. Sin embargo, en el Art. 12 se exige lo anterior para las nuevas concesiones y también en aquéllas que no cumplieron los preceptos legales anteriores (Ley de Aguas de 1879) o siendo previas, a las que realicen modificaciones o reparaciones en las presas, y siempre a expensas de los propios concesionarios.Por otro lado, merece la pena destacar el Art. 11, que se refiere a la necesidad de “… colocar y mantener compuertas de rejilla que impidan la entrada en las acequias o cauces de derivación –de riego, abastecimiento a poblaciones y ferrocarriles o industria fabril– de los peces adultos y de la cría de éstos.” El reglamento que desarrolla esta Ley de Pesca (1911), en su Título VIII, Capítulo I: Pasos y escalas o rampas salmoneras, es un pliego de condiciones excepcional del que recomendamos su lectura a cualquier apasionado del tema (en el siguiente apartado se hace mención resumida de ello).

Posteriormente, la Ley de Protección del Salmón (1912) se hizo eco de muchos de estos

preceptos y añadió algunos nuevos tendentes a las artes de pesca y a las competencias de gestión, refundiéndose finalmente ambas en una nueva Ley de Pesca Fluvial en 1929 y otra, la última de carácter estatal, en 1942, por la que se regula el Fomento y Conservación de la Pesca Fluvial, desarrollada por el Reglamento de 6 de abril de 1943.Esta Ley y su reglamento, son menos explícitos que los de sus homólogos de 1907 y 1911. En su Art. 3: Obstáculos, pasos y escalas, permite la eliminación de los barreras naturales -lo que hoy en día sería muy cuestionable-; solicita la construcción de escalas para peces y donde no fuera posible, indica que deberán llevarse a cabo medidas compensatorias; se atribuye la responsabilidad de financiar los pasos piscícolas previos a la Ley de 1907 y exige a los concesionarios posteriores su financiación. En su Art. 5: Caudales mínimos, obliga “a dejar correr en las épocas de paso, un caudal no inferior a 1 L/s en las escalas de artesas y de 30 L/s en las de rampa, quintuplicándose estas cifras en los ríos que sean aptos para la cría del salmón y del sollo o esturión.” Estos valores son muy exiguos para el correcto funcionamiento de cualquier escala, pero suponen toda una importante declaración de intenciones.

Las leyes anteriormente citadas estuvieron vigentes hasta la entrada de la democracia en

España. A partir de entonces, la Constitución de 1978 mantuvo las competencias sobre la gestión del agua y del dominio público hidráulico en el Estado y otorgó a las Comunidades Autónomas (Art. 148.1.11) competencias exclusivas en materia de pesca fluvial y lacustre y en acuicultura, así como en protección de los ecosistemas donde se desarrollan dichas actividades9.

Desde entonces el Estado ha legislado en materia de aguas, aunque las escalas para

peces no se mencionan en estas normas de forma directa. Así, la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de aguas se refiere a “armonía medioambiental”que debe reinar en la planificación y el respeto ambientalque deben tener todas las obras hidráulicas. El RDL 1/2001,texto refundido de la Ley de Aguas, además de lo anterior, también recoge en su Art. 98: Limitaciones

8 Atendiendo al Art. 142 de la Ley de Aguas, se refiere a las presas construidas antes de 1879. 9En algunas Comunidades Autónomas (i.e. Valencia, Murcia, Madrid…), la Ley de Pesca Fluvial de 1942 sigue vigente hasta el desarrollo de una legislación propia.

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medioambientales a las autorizaciones y concesiones, que “Los Organismos de cuenca, en las concesiones y autorizaciones que otorguen,adoptarán las medidas necesarias para hacer compatible el aprovechamiento con el respeto del medio ambiente y garantizar los caudalesecológicos.” El resto de modificaciones posteriores de la mencionada ley (2005, 2007, …) siguen la misma línea de vaguedades. ¡Cuán lejos queda la Ley anterior de 1879, valiente y directa, que exigía la preceptiva escala para el paso de peces en cualquier presa de nueva construcción!

A principios de 1990, las CC.AA. comenzaron a legislar con normasmixtas de pesca

fluvial y conservación del medio acuático10. De esa época datan, por ejemplo, las leyes de Pesca Fluvial 1/1992 de Castilla La Mancha y la 7/1992 de Galicia o la Ley 6/1992 Protección de los Ecosistemas Acuáticos y de Regulación de la Pesca en Castilla y León.En todas ellas se exige la construcción de pasos para peces en las presas o diques que impidan su migración, a cuenta de los concesionarios, y la necesidad de establecer sistemas de protección a la entrada de los canales de derivación y en su restitución en el río. Prácticamente, se trata de lo mismo que ya en su día exigieron las leyes de pesca estatales (1907, 1929 y 1942) y que nunca se cumplió.

Mención especial aparte merece el Decreto 130/97 que aprueba el Reglamento de Pesca

Fluvial de Galicia, que a imagen del Reglamento de 1911, aunque con criterios más actuales, presenta un pliego de condiciones técnicas que debe cumplir cualquier sistema de paso para peces a instalar en esa región.

Afortunadamente, la Directiva 2000/60/CE, más conocida por Directiva Marco del

Agua (DMA) se ha hecho eco de este grave problema. Esta norma asume un enfoque de gestión integrada del agua, estableciendo como objetivo central (Art. 1º) la recuperación y conservación del buen estado ecológico de ríos, lagos, lagunas y humedales. Ese “buen estado ecológico” se define a través de criterios físico-químicos (temperatura, oxígeno disuelto, sales, …), biológicos (flora acuática, invertebrados bentónicos, fauna piscícola) y morfodinámicos (régimen hidrológico, continuidad fluvial, morfología de los cauces, estructura de las riberas). Así, la “continuidad fluvial” -definida en base a la“…no perturbación de la migración de los organismos acuáticos…”- y la “composición, abundancia y estructura de edades de la fauna piscícola” soncriteriosindicadores de calidad de las aguas superficiales (anexo V.1.1.1). Los países miembros de la Unión Europea deben conseguir un “buen estado ecológico de las aguas continentales” antes de 2015. ¡Amén!

La DMA ha sido la única norma legal que ha suscitado cierto interés del Estado en lo

que a permeabilización de obstáculos se refiere. El resto de normativas sólo han tenido incidencia en las imprentas: a nivel práctico, para facilitar la migración de los peces, han sido siempre papel mojado. La gran mayoría de actuaciones de mejora sobre conectividad longitudinal para la fauna piscícola en España se han efectuado desde la entrada en vigor de la DMA. Muchas obras han sido promovidas desde la Administración, a través de las Confederaciones Hidrográficas (CC.HH.) y otras, se han exigido directamente a los propietarios. No obstante este vigoroso impulso europeo, queda un largo camino por recorrer

10 La Ley 4/1989, de Conservación de los Espacios Naturales, la Flora y Fauna Silvestres, estableció el marco general de la política española en materia de conservación de la naturaleza, orientando a las autonomías en aquella época.

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y será imposible llegar a 2015 con los deberes hechos. Yen este caso no va a ser por culpa de la situación económica actual, aunque sea muy socorrido culparle de todo.

Resulta ilustrativocomprobar cómo la fuerza legal de los requerimientos actuales de las

CC.HH. a los particulares que poseen azudes sin escala de peces o con ella, pero inoperante, se basen en el incumplimiento de los criterios concesionales de hace 70, 40, 10 … años. En las concesiones otorgadas posteriormente a la Ley de Pesca de 194211, siempre se “exigió” al beneficiario el cumplimiento de dicha normay/ode las leyes autonómicas. La reflexión es obligada, ¿por qué ahorasí, y no cuando se otorgó la concesión? 3. La relación con el sector Forestal

Orígenes:

Como hemos visto, la preocupación por el libre movimiento de los peces en la

Península y la importancia socioeconómica que éstos suponían, data de muy antiguo, hallándose los primeros escritos al respecto en el s. VII y referencias posteriores hasta el s. XIX. Las inquietudes de tales documentos se centraban en los problemas asociados al cortar toda la anchura del cauce con presas o grandes sistemas de pesca (Fig. 1) que impedían el paso de la ictiofauna hacia sus zonas de reproducción. Por ello se legisló tratando de evitar que tales estructuras abarcaran la totalidad del cauce, aunque con éxito reducido (Graells, 1864).

El desarrollo económico del s. XIX y el crecimiento en número y dimensiones de las

presas, exigía soluciones para la movilidad de la ictiofauna más complejas que la norma anterior. Así, en 1864 encontramos la primera mención en un texto español a las escalas salmoneras en el Manual Práctico de Piscicultura de Graells, como las que se hacen en Escocia y en otros países (Fig. 2). Este libro fue la referencia básica en la formación piscícola de los Ingenieros de Montes de la época y fruto de sus orientaciones, entre otras, son la Ley de Aguas de 1879 y la Ley de Pesca Fluvial de 1907. En la primera, también se mencionan las escalas salmoneras y en la segunda, se da un paso más: escalas o rampas salmoneras y pasos para anguilas, orientándose a la protección del salmón, la trucha y la anguila.

Ley de Pesca Fluvial de 1907 fue creada para regir las actuaciones del Servicio

Piscícola, creado en 1888 y atendido por el Cuerpo de Ingenieros de Montes (Muñoz Goyanes, 1988). Su Reglamento de 1911, alude expresamente al Ingeniero Jefe de Montes, encargado del Servicio Piscícola de cada Provincia, para establecer la forma, dimensiones y ubicación de la escala.

Por lo tanto, resulta evidente la relación entre nuestra profesión y el mundo de los pasos

para peces, desde los orígenes modernos de este concepto.

11 Art. 3. Ley de Pesca Fluvial de 1942: En toda concesión de aprovechamientos hidráulicos, cualquiera que sea el organismo del Estado encargado de otorgarla, se consignará en una de las cláusulas de la concesión la obligación por parte del concesionario de construir o adoptar aquellos medios sustitutivos que disponga el Servicio Piscícola para evitar los perjuicios que pudieran resultar a la riqueza acuícola. Cuando los concesionarios obligados por este artículo dejaren de darle el debido cumplimiento en el plazo que se les señale, las obras las realizará la Administración a sus expensas, además de incurrir en la sanción correspondiente.

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Figura 2. Modelos de escalas salmoneras en los ríos de Escocia (Fuente: Graells, 1864)

De aquellos barros estos lodos:

Con la promulgación de la Ley de Pesca de1907 y en años posteriores, surgen los

primeros escritos técnicos sobre los pasos para peces y los problemas de la migración, publicados en la revista “Montes”.Así, encontramos una reseña sobre el salmón en Asturias (1907) de Ricardo Acebal del Cueto, lamentando la construcción de una presa para suministro de luz aguas arriba de Unquera (río Deva) que no pueden salvar los salmones porque no hay escala salmonera, instando al Sr. Ministro de Fomento a hacer cesar tamaño atropello. Acebal (1908) también denuncia la construcción de una escala salmonera12 inoperante en el Salto de San Román (Ribadesella, Asturias), construida por el concesionario con arreglo a plano y condiciones de la Jefatura de Obras Públicas, que dio por buena ésta una vez terminada. Acebal indica cómo debería haberse construido y recuerda que según la Ley de Pesca, la competencia para diseñarla recae en el Servicio Piscícola, recomendando que en el Reglamento de la Ley, lo exprese de manera más contundente. Así se hizo, como hemos comentado al final del epígrafeprecedente.

A pesar de lo anterior, parece que los problemas de mala praxis y competencias no se

terminaron de solucionar nunca, siendo denunciados, entre otros, por Larios (1930) y por Muñoz Goyanes (1952). Ambos recogen quejas hacia la Jefatura de Obras Públicas y la acusan de abandono y desidia, reclamando la dirección de las construcciones de las escalas salmoneras para el Cuerpo de Ingenieros de Montes, con el fin determinar la deplorable situación actual.

Mucho antes, Briones et al. (1918) adscritos al Distrito Forestal de Valladolid, indicaron

en la Asamblea Forestal del mismo año problemas similares a los anteriores. Es decir, que de las obras que se llevaban a cabo –presas, tomas de agua, canales, …–, nadie informaba al

12Se trata de la escala salmonera más antigua de la que hemos encontrado referencia en España. Hoy en día el azud se encuentra demolido y no hay vestigios de la escala.

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Servicio Piscícola y por supuesto, se incumplían en todas ellas los preceptos de la Ley de Pesca. También se quejaban estos compañeros de la falta de presupuesto para acometer las escalas salmoneras que, según la Ley, deberían ejecutarse por el propio Servicio en los azudes construidos antes de 1907. En 1912, se cifraron en 3 millones de pesetas los aumentos de gastos que requiere el Servicio Piscícola para cumplir la citada ley (construcción de pasos y escalas, piscifactorías y repoblaciones e incremento de la Guardería. Nota técnica de la Revista Montes, 1912).

Posteriormente, Lizasoain (1920) también recoge ambos problemas: escasez de fondos

y poco interés y descuido de los Gobiernos Civiles, que no contaban con el Servicio Piscícola para informar sobre las concesiones que otorgaban.Para evitar lo anterior, Maximiliano Elegido (1959), propuso un manual informativo que debería rellenarse con la información mínima que debían aportar los proyectos de presas que se remitían al ya denominado Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza. En él también se dictaban las normas para armonizar los intereses industriales y piscícolas que el Servicio debía exigir al concesionario: paso para peces (ascenso y descenso) o medidas complementarias, rejillas precintadas en las tomas de 2 cm de luz, caudal mínimo equivalente a ¾ del normalmente circulante en cada época, …

Ortigosa (1949) pretende animar al Estado a destinar recursos para la construcción de escalas aduciendo razones económicas. Así, plantea un breve pero interesante estudio sobre la rentabilidad de construir una escala para que los salmones puedan sortear una presa infranqueable en un hipotético río de 20 km de longitud con una capacidad salmonera que estima mediante la fórmula de Léger.

La construcción de escalas en España también ha tenido sonados y callados éxitos desde

sus comienzos. Existen algunas escalas eficientes y emblemáticas en los grandes ríos salmoneros que se ejecutaron entre los años 1930 y 1970 (Lérez, Sella, Deva, Asón…Fig. 3). Los conocimientos e interés mostrados por los Ingenieros de Montes:Acebal del Cueto, Guallart y Elías, Peña Urmeneta, Ortigosa Ruiz, Velaz de Medrano Sanz, Muñoz Goyanes, Elegido Alonso-Geta, … hicieron posible tales obras. Un par de notas técnicas de la sección “Pesca Continental y Piscicultura” de la revista Montes de 1948 y 1960, y sus publicaciones dan buena cuenta de algunos de estos aciertos.

Figura 3. Fotos de portada de la revista Montes. Izquierda: escala de Monteporreiro en el río Lérez (1946). Centro: escala

de El Caño en el río Sella (1954). Derecha: escala en el río Pas (1969).

Sin embargo, a tenor de lo ya manifestado, hoy en día seguimos arrastrando gran parte

de la inercia descrita. Desde los años 1980 hasta unos pocos después de la entrada en vigor de

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la DMA,podemos repetir sin pudor palabras como: abandono, desidia y situación deplorable para describir el estado de la cuestión. El Ministerio de Fomento y equivalentes (y luego el de Medio Ambiente y equivalentes), con competencias en obras hidráulicas y gestión de aguas, y las CC.AA. con competencias en gestión piscícola, no mantuvieron la más mínima comunicación al respecto y -peor aún- carecieron de la necesaria sensibilidad para la protección del conjuntode especies ictícolas. Podemos calificar casi todas las obras ejecutadas en esa época como fracaso (Fig. 4).

Figura 4. Escalas sin agua y sin peces en el río Arrieta (Treviño, Burgos) -izq.- y en el río Adaja (Mingorría, Ávila) –dcha.-

¿Y los otros peces migradores?

Es una lástima que los tramos de río eminentemente ciprinícolas no contaran nunca con

la dedicación que recibieron otras especies (salmón, trucha y anguila –Ley de 1907– y esturión – Ley de 1942–). García de Amezua (1948) publicaba en la revista Montes un artículo titulado “El barbo: especie dañina para los salmónidos”, que no ayudaba a aumentar la simpatía hacia estos peces. Hoy en día, todos somos conscientes de la importancia de los ciprínidos en los ecosistemas acuáticos y sobre todo, de su legado genético, pues prácticamente todas nuestras especies son endémicas de la Península.

Otros migradores (sábalos, sabogas y lampreas) también han corrido la suerte del olvido

en España. Aun así, la primera foto documentada de una escala “salmonera” (Mira, 1913; Fig. 5) la encontramos casi en la desembocadura del río Júcar, en la presa de Cullera, entre los T.M. de Sueca y de Fortaleny (Valencia). Acertadamente, el autor concluye diciendo que el nombre de escala salmonera debería ser escala para peces, al menos en esta región, en la que no se crían salmones.

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Figura 5. Una de las primeras escala para peces de España, en la presa de Cullera (Valencia). Planos originales –izq.-, imagen en 1913 –centro- y situación actual –dcha.- (Fuentes: Revista Montes y CreativeCommons).

Por otro lado, encontramos una curiosa nota informativa de la revista Montes (1914), titulada “Una prueba de la necesidad de las escalas salmoneras”y referida en la ciudad de Murcia. Se comenta que desde el parapeto del Segura se pueden ver cómo por la delgada capa de agua que desciende por la presa de los molinos (Fig. 6) pululan muchos peces (probablemente fueran barbos gitanos) que, dando un salto inverosímil, van á caer hacia la mitad del azud, y luego, con admirable vigor, remontan la rápida corriente, hasta que la mayor parte, perdidas las fuerzas, vuelven á caer al pie de la presa, para intentar la subida muchas veces más, hasta que se declaran vencidos…y es una prueba elocuente de que es indispensable proveer de escalas salmoneras todas las presas."Actualmente(2013),se repite esta circunstancia y algún ejemplar consigue superar el azud (Lafuente y Sánchez, com. pers.). Todavía esta cuenca del Segura no tiene ningún paso para peces construido (CHSegura, 2012), circunstancia que a buen seguro cambiará en pocos años. Conocimientos para el diseño de pasos para peces:

Graells (1864) es quien nos muestra las primeras y breves reseñas sobre las estructuras que permiten el paso de peces, a través del grabado reproducido en la figura 2 y recomendando inclinaciones del paramento de aguas abajo de pequeñas presas inferiores a 60º.

Figura 6. Presa de Los Molinos, junto al puente de Manterola en la ciudad de Murcia (Fuente: Jorge Sánchez)

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A Ricardo Acebal del Cueto le debemos la primera referencia sobre diseño de escalas

en nuestra lengua. En su artículo de 1908, titulado “Escalas y Pasos Salmoneros” aporta una serie de recomendaciones sobre la pendiente de la escala (entre 1/8 y 1/10), las dimensiones mínimas del estanque (1m2, aunque mejor cuanto mayor sea) y la turbulencia (deben circular “… aguas obscuras y no espumosas y blancas … para que los peces puedan nadar dentro de la escala en vez de tener que realizar saltos violentos fuera de ella ...”). También expone varios ejemplos llevados a cabo en otros países con un amplio nivel de detalle.

El Título VIII, Capítulo I: Pasos y escalas o rampas salmoneras, del Reglamento de

1911, de la Ley de Pesca de 1907, es en sí mismo unhermoso documento técnico de diseño. En su redacción se intuyen los grandes conocimientos de Ricardo Acebal y su discípulo Eugenio Guallart. Esta norma separa las presas en tres categorías en función de su altura: menores de 0,5 m, entre 0,5 y 1,5 m y mayores de 1,5 m. La primera no es considerada como obstáculo; para la segunda propone rebajes e inclinaciones del paramento de aguas abajo poco pronunciadas (de30 á 35º sexagesimales, como máximum) y para la tercera, la construcción de pasos ó escalas salmoneras. Menciona lugares de emplazamiento, dimensiones mínimas, introduce la importancia del concepto de caudal y velocidad en el diseño e indica la conexión entre escala, río y presa (… sumergida en el curso del agua en fondo suficiente para presentar fácil y natural acceso á los peces y … por debajo del coronamiento de la presa u obstáculo.). El Reglamento de 1997de la ley de pesca gallega, ahonda en lo anterior incorporando condicionantes de diseño más modernos.

Poco después, Mira (1913) nos muestra un bonito trabajo práctico que justifica la

construcción de una escala y sus detalles de diseño en el río Júcar (Sueca, Valencia):pendiente 18 %; 1,7 m de ancho, 12 m de largo y con tabiques comunicados por escotaduras alternas de 0,4 m y separados cada 1,15 m. Su presupuesto es bien modesto: 446 pesetas con 30 céntimos. Su diseño se basa en las “escalas en rampa tabicada de compartimentos rectangulares”, de amplio uso en Inglaterra en aquella época.

Guallart (1913) redacta el libro “Pasos y Escalas Salmoneras”, donde recoge todo el

saber de la época, haciendo referencias a muchos casos prácticos ejecutados en Europa y EE.UU. Clasifica los sistemas de paso en diferentes categorías: pasos directos, escalas de artesas y de vertedero, rampas, … y amplía notablemente otros conceptos recogidos en el Reglamento (ubicación, atracción, dimensiones, …) cuantificando caudal y velocidad con fórmulas hidráulicas. En este libro hace mención a la inminente construcción de una“escala de vertedero de un solo tramo” que él mismo había, a modo experimental, proyectado en la presa de Vegacervera (río Torío, León). Lamentablemente, nunca sirvió para el ascenso de peces (Fig. 7), pero junto con la anterior de Mira, puede considerarse una de las primeras documentadas en España. Otra diseñada por Eugenio Guallart es la conocida escala salmonera de El Caño (Fig. 7), que funciona sin grandes problemas.

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Figura 7. Escalas diseñadas por Eugenio Guallart en Vegacervera (río Torío, León) –izq.– y El Caño (río Sella, Asturias; Fuente: CreativeCommons) –dcha.–

Hubieron de pasar casi dos décadas hasta que se publicaran modernas recomendaciones

de diseño. Así, Enrique G. Camino (1943) redacta un manual titulado “Escalas salmoneras”, publicado por la Dirección General de Turismo, en el que describe con todo detalle una escala salmonera construida en el río Derwent (Inglaterra) veinte años antes, cuya eficacia estaba más que probada. También menciona la posibilidad de instalar ascensores para peces en presas de alturas elevadas. El Ingeniero Industrial y pescador apasionado Márquez Castillejo (1946) traduce para la revista Montes el trabajo de White &Nemenyi (1942): Reportonhydraulicresearchonfishpasses, del Comité de Investigaciones del Instituto de Ingenieros Civiles de Inglaterra.Allí se citan –por primera vez las rampas Denil ylas esclusas (o trampas), y –por supuesto- se detiene en describir y estudiar las escalas de artesas con distintas conexiones (tabiques vertientes, vertederos –muescas– y orificios). Da mucha importancia a la llamada y considera la posibilidad de aumentarla mediante un caudal adicional de atracción. El artículo finaliza con una escalera para salmones digna de reproducirse en cualquier tratado de ecología fluvial que se precie, por ser de muy fácil ejecución en madera (Fig. 8).

Figura 8. Bonito grabado con el que concluye el trabajo de Márquez Castillejo en la revista Montes

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para los peces. Las referencias más importantes se concentran en García Nájera (1949, 1953), Larinier (1978) y Viber&Lagler (1961).

Dada la preocupación que el Gobierno de Navarra tenía sobre la conservación del

salmón en la cuenca del Bidasoa, organizó un curso sobre “Diseño de pasos para peces y otros dispositivos de paso” en el Señorío de Bertiz en 1993.Los ponentes de este curso fueron Michel Larinier y François Travade, quienes acababan de publicar en 1992 un extenso trabajo sobre la materia en el Boletín de Pesca y Piscicultura de Francia.Se trata del primer curso específico y extenso sobre la materia impartido en España.

García de Jalón et al. (1993) escriben un interesante libro sobre gestión de pesca

continental, que hoy en día sigue siendo un referente al respecto. En su texto dedican parte de un capítulo a las escalas para peces, basándose principalmente en los trabajos de White &Nemenyi (1942), Larinier (1983) y Beach (1984).

Elvira et al. (1998a y 1998b) publican sendos libros sobre la materia. El primero

consiste en un inventario de escalas en ríos españoles que incorpora una breve evaluación sobre el funcionamiento de cada paso inventariado. La segunda publicación describe los distintos tipos de pasos para peces siguiendo los trabajos y criterios de Larinier y Travade.

Poco después, Martínez de Azagra (1999), aporta las ecuaciones de funcionamiento hidráulico necesarias para la resolución de diferentes tipos de pasos para peces, incluyendo ejemplos prácticos decálculo para escalas de artesas y para rampas Denil.

Y puesto que el s. XXI prácticamente acaba de empezar, la valoración de los trabajos recientes todavía es prematura. Dejemos su revisión y estudio a los Ingenieros de Montes que nos siguen. Deben ser ellos quienes juzguen la labor que ahora se está realizando en favor de la vida fluvial.

4. Reflexiones

Después de todo lo indicado, parece mentira que hasta la entrada en vigor de la

Directiva Marco del Agua (DMA 2000/60/CE) no existiera conciencia por parte de la Administración Estatal ni Autonómica, de toda la problemática asociada a la migración de los peces en nuestro país. Así, todavía hoy encontramos multitud de presas y azudes sin ningún tipo de adecuación que permita el paso de la ictiofauna, o que cuando existe, no es funcional.

Resulta curioso cuando muchos responsables de las administraciones ambientales,

gestores privados de obras hidráulicas y consultores de ingeniería, comentan la novedad de conceptos, preocupaciones y diseños que ya eran conocidos hace más de un siglo. Otros tantos se escudan en que los pasos para peces no funcionan, aludiendo a ejemplos varios (¡mal diseñados!) y por lo tanto, concluyen alegremente que carece de sentido tomar medidas al respecto.

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En base a los últimos inventarios que están realizando las CCHH, podemos estimar que en España existen más de 16.000 obstáculos13 artificiales al libre movimiento de los peces, con un grado de franqueabilidad variable (15-50 %, según cuencas e informes14) (Sanz Ronda et al., 2012). Por fijar un dato, en la cuenca del Ebro, menos del 5% de los obstáculos infranqueables tenían algún sistema de paso para peces y menos del 15 % eran funcionales (CHEbro, 2011). Estos porcentajes mejoran en las cuencas salmoneras y son pésimos en las cuencas del sur de la Península. La cuenca del Segura, todavía no cuenta con un solo paso para peces (CHSegura, 2012). Tales datos no difieren mucho de los reflejados por Márquez Castillejo (1946), que indicaba que menos del 10% de los pasos ejecutados en aquella época eran funcionales. Peña Urmeneta (1948) afirmaba que las escalas construidas por los Ingenieros del Servicio Nacional de Pesca Fluvial, han constituido un rotundo éxito. Sin duda unas palabras muy optimistas y generosas (pues también hay ejemplos de lo opuesto), aunque llenas de valor, pues la evaluación y mejora continua fueron palpables en numerosos casos (Fig. 10). Mucho antes Guallart (1913), haciéndose partícipe de las palabras de Francis (1870), achacaba el problema de la funcionalidad de las escalas a que estaban diseñadas por personas poco peritas en materias hidráulicas y desconocedoras por completo de los hábitos y costumbres de los peces. Quizás también sean aplicables estas razones a día de hoy …

Figura 10. Evolución (1946, 1954 y 2012) y mejoras en la escala para peces de Monteporreiro (río Lérez, Pontevedra), adaptándola a los progresivos descalces producidos en el azud y a los nuevos tiempos. Obsérvense los cambios de

tipología,números de estanques y situación de los vertederos y la adición final de una rampa tipo Denil.(Fuente: revista Montes y CreativeCommons)

Pero, ¿por qué ocurre esto, si desde el s. XIX hasta la actualidad encontramos numerosa

legislación obligando a construir pasos para peces y desde mediados del s. XX ya conocemos sus principios de diseño? Se nos ocurren tres respuestas, además de la consideración previa de Francis: - La realidad es que los peces, salvo excepciones (salmón y trucha) siempre han importado

poco. Son un grupo faunístico difícil de observar en la Naturaleza, de belleza subjetiva y es complicado sensibilizar a la población sobre su problemática (el oso, el lince o el águila imperial, no presentan esta complicación). Ello conlleva una carencia de recursos técnicos y económicos destinados a su conservación y una falta de motivación humana.

13 Los inventarios de las CC.HH. suelen considerar los obstáculos físicos (saltos provocados por presas, azudes, estaciones de aforo,…) y en raras ocasiones se contemplan los obstáculos hidráulicos (barreas de velocidad, falta de caudal, …) ni etológicos (temperatura, variabilidad de caudales, luminosidad, …). 14La franqueabilidad se suele determinar en función de la opinión personal de un técnico, no en base a evaluaciones hidráulicas o biológicas.

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- Por otro lado, la importancia socioeconómica de las promociones hidráulicas (riegos, hidroelectricidad y abastecimientos) ocasionaron una relajación/dejación de funciones en la administración pública hidráulica, únicamente preocupada por la obra civil en sí y no por sus efectos ambientales. Ello se tradujo en una escasa relación entre el Servicio de Obras Públicas y el Servicio Piscícola, fracturándose completamente con la llegada de las autonomías.

- Finalmente, la ausencia de evaluación y autocrítica de las pocas obras ejecutadas, que habría

evitado volver a repetir innumerables errores de diseño y derroches económicos. Siempre resulta más cómodo presuponer la funcionalidad del paso para peces, que analizarlo y arriesgarnos a tener que reconocer nuestros errores (aunque ello suponga mejorar profesionalmente).

¿Quiénes son los responsables de tal situación? Sin lugar a dudas, los gestores que por

activa o por pasiva han permitido que se incumpla la legislación vigente de manera tan flagrante y continuada: técnicos y políticos de las administraciones estatal y autonómicas (y entre ellos, por mucho que nos duela decirlo, ha habido y hay bastantes compañeros de profesión).

Fruto de la pertinaz desidia y dejadez en la construcción de pasos, nos encontramos actualmente con que las especies migratorias diadromas han disminuido su área de distribución (anguila –Anguilla anguilla–, sábalo –Alosa alosa–, saboga –Alosa fallax–), están amenazadas seriamente por los obstáculos (salmón –Salmo salar–, reo –Salmo truttamorphatrutta–) y otras ya se dan por desaparecidas (sollo o esturión –Acipensersturio–, lamprea de río –Lampetrafluviatilis–) (Elvira et al., 1998a). La situación de los peces potamodromos se ha estudiado menos, sin embargo la reducción de su abundancia y presencia es muy importante desde el punto de vista local (micro/mesocuencas). Recordemos que en este grupo de migradores se encuentran el 80% de las especies y que casi el 90 % de ellos son endémicas de la Península (Sanz Ronda et al., 2010).

Por lo tanto, todavía queda un importante camino por recorrer. 100 años después, recogemos las inquietudes de Guallart, que estaba esperanzado en que la nueva etapa de conocimiento que comenzaba tras la publicación de su libro en 1913, sirviera para el correcto diseño de los pasos para peces, evitando los problemas del pasado. Desde aquí solo podemos recomendar a las administraciones públicas que velen por: - Correcta ubicación y atracción: vital para el funcionamiento del paso. Mejor que sea un

ente público ajeno a la obra quien lo decida, para evitar decisiones condicionadas por motivos económicos.

- Diseño: acorde a los peces migradores de la cuenca y justificado hidráulicamente, para el

rango de caudales que se presente durante la migración.

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- Ejecución: es necesario un control externo que certifique que la obra se ha llevado a cabo según proyecto15.

- Migración de descenso16 y de especies no piscícolas: debe ser considerada, pues de lo contario sólo habremos resuelto la mitad del problema. De momento, ninguna ley ha mencionado la necesidad de migración descendente de peces (Elegido ya lo indicaba en 1959) y la permeabilización de obstáculos para otros colectivos de fauna (invertebrados, anfibios, reptiles o micromamíferos). Suponemos que será cuestión de tiempo y de manera indirecta, se intuye en la DMA.

- Evaluación hidráulica y biológica: evitando caer en problemas pasados17. - Divulgación de experiencias: es necesario dar a conocer opiniones, aciertos y errores

cometidos, para que otros técnicos los tengan en consideración antes de tomar decisiones18. - Investigación19: existe muy poca información sobre el comportamiento de los peces

ibéricos en los diferentes sistemas de paso, las aptitudes natatorias de éstos, los hábitos migratorios de especies potamodromas, …

Esperemos que este documento sirva de reflexión y de estímulo, y que ayude a las nuevas generaciones de profesionales a no caer en la complacencia heredada y a valorar el legado de los buenos Ingenieros de Montes que dan pleno significado a nuestra profesión.

Para finalizar, retomemos la frase inicial de este trabajo: Las historias forestales siempre tienen un final feliz, ¡también la de los ríos que van a dar en la mar20, siempre que de allí se pueda retornar …!

5. Biliografía

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15 Casi todas las escalas de peces que hemos proyectado desde nuestra Unidad Docente de Hidráulica e Hidrología y que se han ejecutado, mostraban errores constructivos. El 25 % de ellos eran graves, condicionando la funcionalidad de la obra y obligando a mejoras posteriores. 16 Algunas CCHH ya lo contemplan directamente en sus requerimientos (i.e. Duero desde 2010) y está muy presente este concepto en las cuencas salmoneras. 17 Las únicas evaluaciones de las que tenemos constancia se centran en ríos salmoneros de la cornisa cantábrica y zonas puntuales del mediterráneo de Cataluña y de la cuenca del Duero. 18 Un dato curioso es que en la revista Montes, desde su foto de portada de1969 hasta 2006 –artículo sobre ascensores para peces (Martínez de Azagra y García Molinos)–, no haya habido ninguna mención a las escalas de peces (el artículo previo data de 1960: ¡46 años sin artículos de escalas y sin memoria!). Curiosamente, el citado trabajo de 2006 ha sido el más descargado durante la primera etapa de la revista Montes en formato digital (Montes, 85: p. 7). 19Pocos grupos trabajan en estos temas. Básicamente la Universidad de Valladolid, Politécnica de Madrid, de La Coruña y el CEDEX presentan líneas de investigación que tratan los aspectos mencionados. 20Jorge Manrique: Coplas por la muerte de su padre

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