pd000503movimientos obreros y sistemas políticos un análisis conceptual y tipológico

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    J. Samuel Valenzuela. Movimientos Obreros y Sistemas Polticos: un Anlisis Conceptual y Tipolgico.Desarrollo Econmico Vol XXIII N91. 1983.

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    MOVIMIENTOS OBREROS Y SISTEMASPOLITICOS: UN ANALISIS CONCEPTUAL Y

    TIPOLOGICO

    *

    J. SAMUEL VALENZUELA**

    Puede afirmarse que la formacin de movimientos obrerosnacionales, nocin que incluye tanto a los sindicatos como a lospartidos obreros, se cuenta entre uno de los cambios sociales ypolticos fundamentales del siglo XX. Es en nuestro siglo cuando, parprimera vez en la historia, se generaliza p existencia deorganizaciones cuyo propsito es defender y representar

    colectivamente tanto a nivel de la produccin misma como a nivelpoltico los intereses de las clases trabajadoras. No obstante, slo unaaproximacin superficial al tema basta para percatarse que lascaractersticas de estas ganizaciones -esto es, su combatividad,representatividad, eficacia, radio y posibilidades de accin - varanconsiderablemente de un contexto nacional a otro. La literaturaespecializada ha enfocado generalmente estas diferencias desde elpunto de vista de las distintas modalidades de sistemas de relacionesindustriales, siendo stas el producto de la creacin de mecanismosinstitucionales destinados a regular los conflictos laborales *1 .

    Si bien dichas variaciones son indudablemente significativas, lashay tambin de otro tipo. Estas se originan en las formas en que seinsertan los movimientos obreros en los sistemas polticos nacionales,inserciones que dependen de la naturaleza de los mismos sistemaspolticos respectivos y de las caractersticas de los partidos que sevincularon al sindicalismo dados los procesos formativos de losmovimientos obreros. La importancia de estas diferencias ha sidosubestimada par muchos autores, quienes han asumido que todoproceso de industrializacin lleva a la larga a un grado tal de insti-tucionalizacin de las relaciones entre empresarios y trabajadores

    que surgen fuertes tendencias polticamente reformistas entre losdirigentes obreros -y, par ende, una convergencia en las formas deinsercin poltica de las clases trabajadoras en el capitalismo

    * Agradezco los comentarios de Elizabeth Jelin, Jorge Domnguez, Francisco Zapatay Robert Fisnhman a versiones anteriores de este trabajo. Debo expresar mireconocimiento tambin a Alessandro Pizzorno, Marino Regini y Peter Lange,quienes han contribuido a mi comprensin de los movimientos eras. Asumo laresponsabilidad, sin embargo, par los errores de apreciacin que pudieran haber enel texto.**

    Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts.*1 Esta literatura es extensa. Para una muestra, vase los numerosos volmenes dela Labour-Managent Relations Series, de la Organizacin Internacional del Trabajo.

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    industrial maduro*2 . Esta presuncin se halls contradicha, sinembargo, por la extraordinaria perdurabilidad de los vnculos entresindicatos y partidos, y si bien las relaciones entre Estado ymovimiento obrero han experimentado cambios, esto ha ocurrido slocon drsticas alteraciones de rgimen poltico que han trastrocado las

    formas en que se relaciona el Estado no slo con el movimientoobrero sino tambin con el conjunto de la sociedad civil.

    Es propsito de este ensayo contribuir al estudio comparado deeste segundo tipo de variaciones entre movimientos obrerosnacionales, es decir, aquellas que provienen de las diferencias que sesuscitan debido a las caractersticas especficas de los partidosobreros, sus nexos con los sindicatos y las modalidades de lasrelaciones entre los movimientos y sus respectivos Estados.

    Para ello, estas pginas desarrollan cinco distintos tipos deinsercin poltica de movimientos obreros, tomando como base la

    experiencia histrica, de casos americanos y europeos, todos deeconoma capitalista. Comenzando por aquellos que se dan bajoregmenes democrticos, los tipos son: el socialdemocrtico, en quelos sindicatos se ligan entre s para formar bsicamente una solaorganizacin nacional fuerte que a su vez se vincula a un partidotambin fuerte; el contestatario, en que el movimiento obrero sehalla dividido en tendencias ideolgicas y partidarias diferentes, conun fuerte contingente vinculado al partido comunista; y el de grupode presin, en que el sindicalismo no desarrolla un partido obrerosino que se vincula a uno -o a fragmentos de uno - preexistente. Los

    dos tipos siguientes se dan bajo regmenes polticos autoritarios osujetos a una oscilacin relativamente rpida entre autoritarismo ydemocracia: el auspiciado por el Estado, en que tanto los sindicatoscomo los partidos son generados por elites polticas desde elgobierno, por cuya razn difcilmente pueden actuar dirigentesobreros de oposicin en los medios sindicales; y el confrontacionista,en que los dirigentes del movimiento obrero son mayormente deoposicin, por lo que tratan de resistir las polticas estatales,basndose principalmente en la organizacin sindical ms que sobrela partidaria. Cabe advertir que la tipologa no pretende ser

    exhaustiva, y que a pesar de basarse en experiencias concretas quese indicarn oportunamente, constituye una serie de tipos ideales queintentan mostrar las diferencias esenciales entre las distintas mo-dalidades antes que contribuir a una descripcin de casos concretos.

    *2 Vase para un desarrollo de estas tesis Clark KERR y Abraham SIEGEL: "TheStructuring of the Labor Force in Industrial Society: New Dimensions and NewQuestions", en Industrial and Labor Relations Review vol. 8, No 2, enero 1955;Clark KERR, John T. DUNLOP, Frederick HARBISON y Charles MYERS: Industrialismand Industrial Man (Harvard University Press, Cambridge, Mass, 1960); y de una

    perspectiva distinta pero planteando la misma conclusin, Herbert MARCUSE: OneDimensional Man: Studies in the Ideology of Advanced Industrial Society (BeaconPress, Boston, 1964).

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    Sin embargo, antes de presentar los tipos, conviene discutir elandamiaje conceptual sobre el cual se basa el anlisis tipolgico. Estepuede articularse en cuatro dimensiones: la primera, referida a laforma en que el sindicalismo logr histricamente su consolidacinorganizacional; la segunda, a la unidad o el fraccionamiento del

    movimiento laboral; la tercera, a la naturaleza de los vnculos entresindicatos y partidos; y la cuarta, a las caractersticas de losregmenes polticos en los que se insertan los movimientos obreros.

    1. Las bases conceptuales subyacentes a la tipologa

    1) La forma en que el sindicalismo logr su consolidacinorganizacional

    No es posible desarrollar aqu un anlisis pormenorizado delproceso deformacin del movimiento obrero*3 . Baste sealar que entodos los casos nacionales hubo varios grupos dirigentes decoloraciones polticas a ideolgicas distintas que rivalizaron en elintento de constituir organizaciones sindicales. La formacin histricadel sindicalismo puede ser vista, por lo tanto, como el procesomediante el cual uno o ms de los grupos dirigentes tuvieron xito eneste empeo, proceso que puede resumirse en la forma en que cadagrupo logr alcanzar cuatro metas necesarias para la consolidacin;de las organizaciones sindicales: 1) obtener la confianza de las bases

    trabajadoras, a tal punto que los dirigentes puedan lanzar y,especialmente, detener ,una accin laboral; 2) formar una redorganizacional que ligue nacionalmente ,s los sindicatos, 3) lograr lapenetracin de la organizacin sindical a nivel de empresa, y unproceso regular de negociaciones sobre las condiciones de empleo yde trabajo con los empresarios; y 4) conseguir el reconocimiento iestatal. El grupo dirigente que cumple estas cuatro tareas no sloconsolida .las organizaciones sindicales, sino tambin su posicin alfrente de ellas, ya que cada una de estas dimensiones del procesoconstitutivo del sindicalismo se convierte, una vez lograda, en un

    recurso al que pueden apelar los lderes sindicales para contrarrestarcualquier desafo a su posicin dirigente. Esto implica que laconsolidacin original de las organizaciones sindicales tiene tambinel efecto relativamente perdurable de congelar la coloracinideolgica y poltica del movimiento obrero en su conjunto, ya que elpartido que se atribuya la representacin de los intereses de la clasetrabajadora organizada deber necesariamente ser afn al grupo queconduce los sindicatos. Slo con el apoyo de los dirigentes sindicalesun partido puede ligarse a la clase obrera organizada, y por ello la

    *3

    Vase, para una visin detallada, J. Samuel VALENZUELA: "Uno schema tericoper l'analisi della formazione del movimiento operaio", en Stato a mercato, vol. 1,No 3, diciembre de 1981.

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    formacin del sindicalismo constituye una de las claves para entenderlas caractersticas que asumirn estos partidos en cada contextonacional.

    El aspecto del proceso formativo que interesa relevar en estaescueta discusin es el tercero. La sindicalizacin masiva slo se

    consigue con la penetracin de la organizacin sindical a nivel deempresa y con el establecimiento de un proceso regular denegociaciones con los empresarios, ya que slo as los lderessindicales pueden convertirse en intermediarios entre los obreros y laparte empresarial para toda suerte de conflictos, incluidos aquellosroces pequeos que ocurren casi a diario. Justamente porque producela masificacin de la afiliacin sindical, puede decirse que ste es elaspecto del proceso formativo que lleva, finalmente, a laconsolidacin de la dirigencia sindical con las consecuenciasperdurables ya sealadas. Y mientras ms completa sea la

    penetracin sindical a este nivel, es decir, mientras mayoresfacilidades tengan los sindicatos para, por ejemplo, llamar areuniones en el lugar de trabajo, registrar informacin, ubicardelegados en todas las secciones, etctera, y cuanto ms regular,institucionalizada y comprehensiva sea la negociacin colectiva, tantomayor ser la densidad de la afiliacin sindical y la importancia delsindicalismo en el contexto nacional

    La forma y el momento histrico en que fue lograda la penetracinsindical a nivel de empresa y el inicio de un proceso regular denegociacin entre las panes tiene entonces una alta significacin.

    Naturalmente, en todos los casos se requiere fundamentalmente laaceptacin por parte de los empresarios de la representatividadsindical, pero hay dos formas esenciales en que los sindicatosobtuvieron este reconocimiento: a travs de negociaciones directascon la parte patronal (incluido el Estado en su condicin deempleador) y a travs de la presin estatal. Veamos esto con mayordetalle.

    La primera forma de lograr la penetracin a nivel de empresaocurri en una etapa relativamente temprana en el proceso histricode la formacin sindical, es decir, grosso modo, antes de 1920, esto

    es, antes de la constitucin y extensin de las organizaciones de laTercera Internacional. Por las propias caractersticas de esta forma, elreconocimiento de los dirigentes sindicales y de sus organizacionestuvo lugar en empresas individuales, y slo excepcionalmente enramas completas de la produccin. En consecuencia, el desarrollo dela sindicalizacin masiva tuvo su partida desde unidades locales y fuerelativamente paulatino. Ahora bien, este proceso ocurriprincipalmente all donde los patrones no resistieron mayormente, yaporque no quisieron pero principalmente porque no pudieron, lacombinacin de sus trabajadores. El proceso favoreci, adems, laconsolidacin de dirigentes sindicales reformistas o apolticos, ya querefrenaba una estrategia reivindicativa basada en la negociacin conlos empleadores. Para ello, ante la ausencia de un marco legislativo

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    que apoyara el derecho de los lderes sindicales a representar elinters colectivo de las bases, era necesario que los dirigentesaceptaran, por su parte, la legitimidad de la propia funcin patronal.La negociacin ocurra entonces por el acuerdo mutuo de reconocerlos derechos de la otra parte, lo cual era incompatible con el

    mantenimiento de posturas y acciones revolucionarias en el cortoplazo, que cada vez se fue extendiendo ms.

    Los casos en que la penetracin sindical a nivel de empresa selogr a travs de la presin estatal se dieron donde los patronesresistieron mas firmemente a las primeras combinaciones obreras, ymuestran un cuadro ms complejo en la forma como mayor variacinen el resultado. En primer lugar, hubo situaciones en que la presinestatal fue ejercida por gobiernos coligados, formal o informalmente,con lderes preexistentes del hasta entonces embrionario movimientoobrero. Naturalmente, la coloracin poltica a ideolgica de los

    dirigentes puede haber sido muy distinta de un contexto nacional aotro, pero el resultado fue el mismo: consolidar sus respectivasorganizaciones y posiciones de liderazgo. Y en segundo lugar, hubocasos en que el gobierno articul un nuevo grupo dirigente alauspiciar la sindicalizacin masiva, con lo cual los lderespreexistentes fueron desplazados (especialmente como grupo conuna coloracin poltica distinta de la oficial, ya que no pocosdirigentes aceptaron, a ttulo individual, la nueva situacin creada porla accin estatal). Pero a pesar de estas variaciones, en todos loscasos en que hubo presin estatal, el sindicalismo se masific y

    consolid al extenderse las embrionarias redes organizacionales yaconstituidas a nivel nacional por los grupos dirigentes (ya sea lospreexistentes o los constituidos bajo el alero estatal). Con ello, adiferencia de lo que ocurri al lograrse la penetracin directa entre laspartes, la masificacin del sindicalismo ocurri en formarelativamente rpida y pareja a lo largo de amplios sectores de laproduccin.

    2) La unidad o el fraccionamiento del movimiento obrero

    El proceso de formacin del sindicalismo puede favorecer a uno oms de los grupos que compiten originalmente por crearlo. En elprimero de los casos, el movimiento obrero queda obviamenteconstituido por una sola organizacin principal desde las unidades debase hasta la cpula. Al existir una sola organizacin importante, loslderes sindicales tienen el monopolio de la representacin, por lo cuallas bases tienen generalmente menos posibilidades de presionar a losdirigentes, lo que a su vez puede llevar a que el descontento obrerorebase hacia movimientos disidentes aunque relativamenteineficaces.

    En el segundo de los casos, el movimiento obrero quedafragmentado en varias organizaciones importantes. Cuando existenestas divisiones, es necesario examinar la distribucin espacial de la

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    fragmentacin, que se manifiesta en la creacin de sindicatos o detendencias sindicales que se extienden -o que pueden extenderse - ala gran mayora de las unidades de base, o en la formacin desindicalismos paralelos que captan bases distintas y claramentedelimitadas. Las consecuencias para la dinmica de la accin sindical

    son diferentes en una a otra circunstancia. As, al manifestarse lasdivisiones en forma extensa a lo largo de las organizaciones de base -lo que es sintomtico de fraccionamientos que ocurren por diferenciasideolgicas, polticas y hasta personalistas en los movimientosobreros -, los dirigentes sindicales deben, a pesar de su eventualcolaboracin, competir entre s por el apoyo de las bases obreras.Esta competencia merma las posibilidades de formar un frente comnentre las distintas organizaciones para enfrentar a la parteempresarial o al Estado, ya que cada sector dirigente tratar depresentarse como el ms dedicado defensor de los intereses de las

    bases, con lo cual - paradjicamente - se debilita el movimientosindical en su conjunto, disminuyendo su capacidad para defenderesos mismos intereses. No obstante, dada la concurrencia entre losdirigentes sindicales, stos tienen generalmente una gran sensibilidadfrente a las necesidades y las aspiraciones de las bases obreras.

    Otros son los efectos de las fragmentaciones que se evidencian-por la creacin de organizaciones paralelas que captan basesdistintas. Ello ocurre normalmente cuando la clase trabajadora estdividida en comunidades distintas de acuerdo con algn atributoadscriptivo (lingstico, racial, cultural o religioso), por lo que el

    proceso de formacin del movimiento obrero ha llevado a la creacinde organizaciones distintas para cada segmento. Al ser as, es obvioque los dirigentes sindicales no compiten entre s por el apoyo de lasbases, ya que stas s encuentran deslindadas de partida. Ahorabien, las consecuencias para la accin sindical son dramticamentedistintas segn sea el status social de las diversas comunidadesobreras. Cuando no hay grandes diferencias entre ellas, los lderessindicales pueden colaborar con relativa facilidad al negociar con lasorganizaciones patronales y/o con el Estado, de modo que lafragmentacin no debilite mayormente al sindicalismo respectivo.

    Pero cuando existen una o ms comunidades obreras en unasituacin de inferioridad social, poltica y econmica evidente conrespecto a una a otras, la colaboracin entre las distintas unidadesdel sindicalismo resulta imposible, ya que los sindicatos que agrupana los trabajadores privilegiados tratarn de obtener ventajas aexpensas de los dems. Es lo tpico en situaciones donde existe unafuerte discriminacin racial o tnica, con el efecto de debilitargrandemente al sindicalismo en su conjunto*4 . En todo caso, sea cual

    *4 Para estudios recientes sobre el sindicalismo en estas situaciones de

    discriminacin racial o tnica, vanse Stanley B. GREENBERG: Race and State inCapitalist Development: Comparative Perspectives (Yale University Press, NewHaven, 1980); y George M. FREDERICKSON: White Supremacy: A Comparative

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    fuere el status de las distintas comunidades obreras, este tipo defragmentaciones sindicales milita contra el desborde del descontentoobrero hacia organizaciones disidentes por la fuerza de encuadre queproporciona la identidad adscriptivas*5

    3) Naturaleza de los vnculos entre sindicatos y partidos

    Prcticamente no existen situaciones en las que el sindicalismo nose relacione, o termine por relacionarse, de una a otra forma a algnpartido poltico o fraccin de partido. El vnculo conviene a ambasorganizaciones. El sindicato espera obtener del partido el apoyonecesario para lograr una legislacin favorable a sus intereses o parapresionar tanto al Estado como a las organizaciones patronales; parael partido, el sindicato constituye una de las asociaciones claves de lasociedad civil, ya que ana a sus numerosos afiliados en torno de un

    inters especfico, claramente articulable, permitindole as captarfcilmente un ncleo importante de apoyo poltico y una redorganizacional que puede proveerle recursos tales como cuadrosmilitantes, manifestantes a incluso dinero.

    Los vnculos entre sindicatos y partidos varan considerablementeen cuanto a su estrechez relativa. A1 ser estrechos, los partidospueden convertirse, especialmente si tienen un alto grado decoherencia y unidad internas, en centros unificadores y hastadirectivos del movimiento obrero en su conjunto (siempre que secumplan condiciones que especificar ms abajo). Ello tiende a

    disminuir tanto la diversidad organizacional y la relativa autonomaentre las distintas secciones que componen el sindicalismo, como susconflictos, sean polticos, jurisdiccionales o de otra clase.

    Son dos los ejes principales sobre los cuales se establecen lasvariaciones en la estrechez relativa de los vnculos entre sindicatos ypartidos. El primero se refiere al compromiso y disciplina exigidos porel partido de sus militantes; brevemente, mientras mayores seanstos, mayor ser tambin la probabilidad de que los dirigentessindicales mximos (no tanto los de nivel medio o bajo) deban sermiembros del partido y avenirse a su poltica, con lo cual se

    estrechan los vnculos entre las dos organizaciones. El segundo serefiere a la naturaleza de la asociacin histrica entre las dosorganizaciones, y requiere de un comentario ms extenso.

    Es necesario distinguir las situaciones excepcionales, como laestadounidense o la colombiana, donde los sindicatos se vincularon aalgn partido preexistente, de la norma de la gran mayora de los

    Study in American and South African History (Oxford University Press, Nueva York,1981), cap. 5.*5 El hecho de que todo desborde de descontento hacia una expresin organizadaimplica la formacin de una nueva identidad colectiva es recalcado por Alessandro

    PIZZORNO: "Political Exchange and Collective Identity in Industrial Conflict", enColin CROUCH y Alessandro PIZZORNO, eds.: The Resurgence of Class Conflict inWestern Europe since 1968 (Holmes and Meir, Nueva York, 1978), vol. 2.

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    casos en que surgieron uno o ms partidos ligados a los sindicatos.Cuando el sindicalismo se relacion a algn partido preexistente,result un nexo dbil entre ambas organizaciones. Es obvio que ellono slo ocurre porque el partido fue creado originalmente sin laparticipacin de dirigentes sindicales, sino que, ms bien, porque en

    estas situaciones el partido respectivo tiene invariablemente grandiversidad interna, ya que de otro modo no podra generarse elvnculo con los sindicatos; de ah que el partido difcilmente puedaconvertirse en un factor unificador, director del movimiento obrero ensu conjunto. En estas circunstancias, el propio sindicalismo adquiereen consecuencia una gran diversidad organizacional, autonoma entresus distintas secciones y son incluso frecuentes los conflictos entreellas.

    - En los casos en que surgieron partidos nuevos vinculados a lossindica tos, es necesario distinguir los creados desde la oposicin de

    los creados desde el Estado, y hay que diferenciar, adems, los quese generaron antes o al mismo tiempo en que se formaban lossindicatos, de los que se forma ron despus que surgieranorganizaciones sindicales importantes. Esta diversidad de orgeneshistricos tiene consecuencias distintas. En general, cuando el partidoligado al sindicalismo surge en la oposicin y antecede o es simul-tneo a la creacin de los sindicatos (como en Suecia), resulta unvnculo estrecho entre ambas organizaciones y -el partido tiene - laposibilidad (que no siempre se cumple) de convertirse en unelemento unificador del movimiento obrero. Con ello resulta cierta

    uniformidad organizacional entre las distintas unidades delsindicalismo y se minimizan los conflictos que suelen darse entreellas. Cuando, en cambio, el partido es antecedido por la formacindel sindicalismo a pesar de que surge tambin en la oposicin (comoen Gran Bretaa), el vnculo entre las dos organizaciones tiende aser, relativamente hablando, menos estrecho y el partido tiene menoscapacidad de convertirse en un centro unificador del movimientoobrero. Se mantienen en este caso muchas de las prcticasestablecidas antes de la creacin del partido, y la diversidadorganizacional a incluso los conflictos intersindicales continan. Por

    ltimo, estas diferencias en el grado de estrechez relativa entre lospartidos y los sindicatos -segn haya sido la precedencia histrica deuna a otra organizacin - pueden verse tambin en los casos departidos creados desde el Estado. Cuando los partidos han sidoformados al mismo tiempo que los sindicatos -en este casonecesariamente creados tambin con el auspicio estatal -, resulta unvnculo estrecho entre ambas organizaciones; adquirir un puesto deliderazgo sindical conlleva normalmente una necesaria militancia en.el partido y una identificacin con sus smbolos y valores (como en laArgentina del primer gobierno de Pern). Sin embargo, como estospartidos han sido creados para articular la movilizacin poltica enapoyo al rgimen imperante, tienen menos capacidad organizativaautnoma del poder gubernamental, y por lo mismo, menos

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    capacidad de constituirse en centros directivos eficaces delmovimiento obrero en su conjunto, desligados de dicho poder.Cuando los sindicatos se originaron antes que el partido creado desdeel Estado (como en el Brasil de Vargas), el vnculo entre ambasorganizaciones resulta ser muy dbil, muchsimo ms dbil que en los

    casos (como el britnico ya mencionado) en los cuales los sindicatosimpulsaron la creacin del partido desde la oposicin.

    4) Las caractersticas del rgimen poltico

    Independientemente de lo establecido en la discusin precedente,la estrechez de los vnculos entre sindicatos y partidos puede serfortalecida o disminuida segn la importancia de una a otraorganizacin para la accin poltica del movimiento obrero en suconjunto, lo cual depende en gran medida de las caractersticas

    institucionales del rgimen o sistema poltico respectivo. Es elrgimen el que impone, no slo al movimiento obrero sino a todos lossectores de la sociedad civil, los medios por los que deben forzosa-mente ejercerse las presiones polticas. Cuando el rgimen polticoobliga a las fuerzas sociales a depender, al menos parcialmente, delas organizaciones partidarias para canalizar sus presiones polticas,el vnculo entre sindicatos y partidos tiende a estrecharse, yviceversa.

    La distincin fundamental entre regmenes se establecesencillamente si existe o no la democracia (en el sentido

    estrictamente formal y poltico del trmino). Bajo tal sistema, elproceso electoral libremente competitivo, regularmente realizado ybasado en el sufragio universal, constituye el nico medio paradeterminar la alternancia en el poder en todos los nivelesconstitucionalmente establecidos. Esta caracterstica llevanecesariamente a la constitucin de partidos fuertes dadas lasexigencias de la concurrencia electoral misma y debido a que la elitegubernamental y legislativa tiende a reclutarse mayoritariamenteentre lderes y militantes de los partidos. Con ello, a pesar de que lasorganizaciones de la sociedad civil siempre pueden presionar

    directamente al Estado, usando los medios que tengan a mano, elfortalecimiento de los partidos en el contexto democrtico hace questos se conviertan en uno de los canales importantes a travs de loscuales se encauzan las presiones de los distintos sectores sociales.Vale decir, en estas circunstancias, , el partido ligado a los sindicatosse convierte en un instrumento fundamental a travs del cual seexpresan las presiones polticas del movimiento obrero, aunque nadaquita que los sindicatos no puedan eventualmente recurrir a la accindirecta (huelgas, manifestaciones, etctera) para indicar sudisconformidad.

    No cabe duda de que el fortalecimiento de los partidos que formanparte del movimiento obrero conviene a los sindicatos, ya que conello los lderes partidarios quedan en mejores condiciones de obtener

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    la legislacin o las. resoluciones estatales que los favorezcan. Sinembargo, esto no significa que los sindicatos consigan que el partidoapoye todas sus demandas, ni mucho menos, por lo cual es frecuenteque los sindicatos opten incluso por distanciarse del partido. Al estarel partido en el gobierno, su eventual reticencia a ceder ante las

    demandas sindicales no necesita mayor elaboracin; en estos casoslos lderes partidarios deben implementar muchas veces una polticaeconmica que no satisfaga todas las aspiraciones de las basestrabajadoras. Al estar en la oposicin; el partido puede por ciertoexpresarse con mayor libertad en favor de las demandas sindicales,pero an as no puede apoyarlas a ultranza. El proceso ,electoral haceque el partido adquiera bases electorales que se extienden bastantems all de las puramente sindicales, con lo cual los lderespartidarios deben cuidar no manifestarse por entero en favor deciertas reivindicaciones obreras, o incluso de ciertas huelgas, que

    pudieran mermar este apoyo. De ah que la relacin entre sindicatosy partidos tenga para los dirigentes sindicales -en el contexto de unrgimen democrtico - las caractersticas de un dilema. Por un lado,desean obviamente que el partido se subordine a sus exclusivosintereses, pero, por otro, necesitan que el partido - sea lo ms fuerteposible para servir de puntal de apoyo a los sindicatos, y paraprevenir que los adversarios polticos del sindicalismo acumulenmucho poder; sin embargo, el fortalecimiento del partido depende deque ste diversifique su clientela electoral, lo que significanecesariamente que no puede representar solo los intereses

    sindicales. (Naturalmente, el grado al cual el partido podrfortalecerse extendiendo sus bases electorales a sectores nosindicalizados depende en, gran medida de cun fragmentado sea elsistema de partidos del contexto nacional respectivo. Sin embargo, eldilema para los dirigentes sindicales se presenta tambin en los casosde alta fragmentacin del sistema partidario, ya que si bien elloaumenta la viabilidad de la existencia de partidos basados exclusiva-mente en clientelas electorales sindicales, no es menos cierto quepara ser eficaces stos deben entrar en coaliciones con partidos querepresentan principalmente a otros sectores. Por lo tanto, puede

    decirse en general que mientras ms estrechamente est identificadoel partido solamente con el sindicato, mayor ser su atencin a lasdemandas sindicales, pero menor su capacidad para ayudar alsindicato a conseguir lo que desea. Y mientras mayor sea lacapacidad poltica del partido, menor ser la posibilidad que elsindicato lo subordine a sus intereses.)

    Para minimizar los problemas polticos en que pueda incurrir elpartido al ganar fuerza electoral y/o al llegar al poder gubernamental,le conviene a este desarrollar acuerdos con los dirigentes sindicalesque subordinen las reivindicaciones d las bases a lo que se entiendason las posibilidades econmicas del momento, o propiciar un relativodistanciamiento entre el partido y los sindicatos. En todo caso, cabeadvertir que estos acuerdos pueden lograrse de modo duradero y

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    estable slo en algunos casos del tipo socialdemcrata, por lo cual lasegunda alternativa es normalmente la ms viable. Volveremos aestos puntos ms adelante.

    Otra es la situacin que se presenta bajo regmenes autoritarios,donde no existen procesos electorales regulares, libres y

    competitivos. En estos casos los partidos no tienen el medio bsicopara expresar su capacidad poltica, ni tienen asegurado el acceso aposiciones de poder gubernamental, por lo cual difcilmente puedenjugar, como ocurre bajo el rgimen democrtico, . el papel de canalesde las presiones polticas de los distintos sectores sociales. Elresultado es que slo les queda a los grupos organizados de lasociedad la posibilidad de presionar directamente al Estadoempleando recursos propios, con lo cual la movilizacin de basescorporativas se convierte en el medio fundamental (aunque, para lagran mayora de los grupos, inadecuado) de ejercer capacidades,

    polticas. Si desean tener alguna influencia, los militantes de lospartidos opositores deben sumergirse tambin en las actividades dealgn grupo organizado, por lo que su accin partidaria pasa adepender de la de los grupos de inters. Es as como los sindicatos,con los medios que les son propios y en la medida en que elautoritarismo estatal lo permita, pasan a ser las organizacionesbsicas a travs de las cuales se canalizan las presiones polticas delmovimiento obrero, debiendo actuar los militantes partidarios -entreotras organizaciones - a travs de ellos, aunque en muchos casos sinmanifestar pblicamente su afiliacin poltica. En estas circunstancias,

    el partido (suponiendo que se mantenga en la oposicin) se convierteforzosamente en un defensor a ultranza de toda demanda sindical,aunque en muchos contextos no tenga los medios disponibles o no leconvenga expresarlo abiertamente. En todo caso, a diferencia de loque ocurre bajo el rgimen democrtico, este ultrancismo no leresulta problemtico ya que en ausencia del proceso electoral notiene que preocuparse en lo inmediato por la repercusin de su accinentre bases de apoyo extrasindicales. Sin embargo, por el hecho deque el partido pierde su influencia a nivel estatal, conviene acotar quesu subordinacin al inters sindical le depara pocas ventajas, como es

    la asesora de algunos militantes con preparacin profesional o lamovilizacin solidaria de recursos de apoyo.Otra de las consecuencias del contesto autoritario es producir una

    cierta tendencia al fraccionamiento partidario, que puede expresarseen la formacin de nuevas tendencias polticas como en la creacinde divisiones entre las ya existentes. Esto resulta, entre otrasrazones, del hecho de que la reproduccin -por as decirlo - de losmilitantes de los partidos tiene lugar en estas variadas organizacionesde la sociedad civil, y al hecho de que su xito como agentesmovilizadores se debe a su identificacin con los objetivos especficosde estas organizaciones ms que del apoyo o de las directivaspartidarias. Resulta adems de la propia ausencia del mecanismoelectoral, y que con ello se pierde un elemento unificador de los

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    partidos debido a que las elecciones normalmente no favorecen a losmicropartidos, por ms que el cmputo de los votos est basado en larepresentacin proporcional. Al ocurrir este fraccionamiento, lospartidos pierden an ms su capacidad directiva, que slo redunda enla reafirmacin de la importancia de las organizaciones sociales. Se

    inicia as fcilmente un crculo vicioso del que se sale slo con uncambio relativamente seguro y prolongado hacia un rgimendemocrtico. Sin embargo, en muchos casos, la vuelta a la demo-cracia, cuando .llega a ocurrir, no es ni segura ni suficientementeprolongada. Con ello, a pesar de que el rgimen poltico pueda tenermomentneamente las caractersticas asociadas a la democracia, semantienen, empero, la relativa falta de unidad partidaria y lapreeminencia de las asociaciones de la sociedad civil para la accinmilitante. Volveremos sobre este punto al discutir el tipoconfrontacionista.

    Estamos ahora en condiciones de pasar a la. discusin tipolgica.

    II. La tipologa

    Los criterios analticos de la seccin precedente pueden usarsepara analizar cualquier situacin nacional concreta, o incluso puedenser combinados conceptualmente para crear "casos"lgico-deductivamente posibles pero que no se han dadohistricamente. Si bien ello puede ser til para algn estudio de caso

    o para alguna discusin terica, el anlisis comparado requiere laconstruccin de tipos para discriminar las situaciones relativamentesimilares de las relativamente dismiles entre s. Naturalmente, estotiene su costo en el sentido de que algunas situaciones concretas seajustan inevitablemente mejor que otras a la propia formalizacin queayudan a crear, pero lo que se pierde en especificidad se gana envisin global. En todo caso, en la discusin que sigue, que se ceir almismo orden de presentacin de los tipos contenido en laintroduccin, se indicarn algunas de las variaciones ms importantesentre las distintas situaciones de comn asignacin.

    Sin embargo, cabe hacer una ltima advertencia antes decontinuar. En la discusin analtica anterior las variables fueronrelacionadas entre s una a una, por lo que los efectos indicados sedan slo en ese marco. Al desarrollar los tipos, o incluso al analizaruna situacin concreta, las variables se ponen en un contexto tal queen muchos casos la relacin original se modifica, lo que la califica sininvalidarla.

    1) El tipo socialdemcrata

    Este tipo est basado en los casos del norte europeo, incluidos elReino Unido, Austria y Alemania occidental (estos ltimosespecialmente en el perodo de posguerra) pero excluida Finlandia:

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    las experiencias suiza y holandesa son sui gneris. La experienciaactual que en Amrica ms se aproxima a stas es la venezolana,aunque el caso es muy distinto en trminos de los orgenes histricosdel sindicalismo. A pesar de ocasionales referencias a los otros casos,esta discusin se basar principalmente en las experiencias sueca,

    inglesa y alemana occidental, que contiene en s la variacinnecesaria.

    Los sindicatos de este tipo son relativamente fuertes, habiendoobtenido generalmente un alto grado de afiliacin*6 . La fuerzarelativa del sindicalismo en estos casos refleja el hecho de que halogrado una penetracin bastante slida a nivel de la empresa, con loque aumenta su importancia en el contexto nacional.

    Existe ya sea una sola organizacin sindical importante o ciertafragmentacin basada en diferencias adscriptivas, como laslingsticos - culturales que separan a los belgas, que generan

    comunidades distintas de trabajadores. No se da a nivel de base, enconsecuencia, la competencia entre distintas organizaciones otendencias sindicales articuladas en torno de diferencias poltico -ideolgicas; los sindicatos se vinculan a un solo partido, siendo unaexcepcin relativa el caso holands. En Blgica el partido tienesencillamente secciones diferentes para cada comunidad, que searticulan bajo la misma directiva central.

    Tanto los dirigentes sindicales como los partidos tienen unaorientacin poltica correspondiente a un ideario socialista moderado,consecuente con un estilo de accin poltica incremental y reformista.

    Esta caracterstica tiene su origen histrico en el importante grado deconsolidacin organizacional logrado tempranamente por elsindicalismo (antes de 1920, como se indic) y a travs di lanegociacin directa con ncleos empresariales*7 . As, por ejemplo,del estudio de Turner se desprende que el sindicalismo textil ingls(incluso el de obreros sin un grado alto de calificacin) tuvo susinicios antes de que se abrogara la legislacin anticombinatoria en1824, y ya en la primera mitad del siglo XIX exista la concertacincolectiva*8 . Del caso sueco dice Korpi que "la negociacin colectiva anivel local era ya comn en la dcada de los 1890", y agrega que el

    primer acuerdo nacional en una rama industrial ocurri en 1905

    *9

    . Ya pesar de que normalmente se asocia el caso alemn con una

    *6 As por ejemplo, en Suecia la proporcin sindicalizada de la fuerza de trabajoalcanza aproximadamente a un 70 %, en Blgica a un 55 %, en Dinamarca y enAustria a un 50 % en Gran Bretaa y en Noruega a un 40 %, y slo en AlemaniaFederal llega al nivel relativamente deficiente del 30 %. Estas cifras, que han sidoredondeadas, aparecen en Jean Daniel REYNAUD: Les Syndicats en France (Seuil,Pars, 1975) vol. 2, pp. 124 y 126.*7 Es sta la observacin que no se aplica en absoluto a la experiencia venezolana.*8 H. A. TURNER: Trade Unin Growth Structure and Policy: A comparative Study of

    Cotton Unions in England (University of Toronto Press, Toronto, 1962).*9 Walter KORPI: The Working Class in Welfare Capitalism: Work, Unions andPolitics in Sweden (Routledge and Kegan, Londres, 1978) pp. 61 y 62

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    situacin de bastante resistencia a la organizacin obrera *10 , estecaso no contradice la generalizacin establecida aqu. Losche dice queen 1907 los convenios colectivos cubran a 900.000 empleados, y queen 1913 este nmero aument a 2.000.000 *11 . De hecho, es tansegura la asociacin entre el desarrollo temprano (antes de 1920) de

    la negociacin colectiva y la creacin de una elite dirigente del movi-miento obrero con caractersticas reformistas, que sta podradesignarse como una ley del proceso de formacin de losmovimientos obreros, aunque cabe advertir que sta no es la nicaruta que genera liderazgos reformistas. Y dadas estas orientacionesde los partidos representativos de los sectores obreros, stos sonaceptados -si bien no preferidos - por la elite dominante comoposibles formadores de gobiernos.

    El vnculo entre sindicatos y partidos en este tipo tiende a serestrecho, habiendo surgido ambas organizaciones como parte de un

    solo movimiento de oposicin. La ligazn con el partido le confierecierta unidad al sindicalismo, lo que es particularmente cierto enalgunos casos, como el sueco, donde el partido intervino en laformacin de los sindicatos, y en que ha existido desde su formacinuna continuidad histrica directa entre ambas organizaciones. Esteltimo punto diferencia al caso alemn del sueco, ya que si bien enAlemania el partido tambin intervino en la formacin de ncleossindicales, la fusin del sindicalismo de origen catlico con el social-demcrata despus de la Segunda Guerra Mundial introdujo -a pesarde la importancia relativamente menor del primero - cierta

    discontinuidad. En el caso ingls, los sindicatos crearon prcticamenteal partido, con lo cual conservaron las caractersticas que ya tenan,por lo que el efecto uniformante del sindicalismo que produce elvnculo estrecho con un partido no se dio con la misma intensidad.As por ejemplo, hay conflictos jurisdiccionales entre organizacionessindicales en Gran Bretaa, en tanto en Suecia prcticamente sedesconocen.

    Al ganar fuerza electoral y especialmente al asumir el podergubernamental o al estar en condiciones de hacerlo, les conviene alos partidos pactar acuerdos sobre poltica salarial y laboral con los

    sindicatos, o distanciarse de ellos en la imagen pblica. Estaobservacin se presta notablemente a los casos de este tipo, vista laimportancia del apoyo electoral de los respectivos partidos, la*10 Para una visin un tanto heroica del desarrollo de la combatividad obrera en laAlemania de comienzos de siglo, vase Carl E. SCHORSKE: German SocialDemocracy, 1905-1917 (John WBey & Sons, Nueva York, 1965).*11 Peter LOSCHE: "Stages in the Evolution of the German Labor Movement", enAdolph STURMTHAL y James G. SCOVILLE, eds.: The International Labor Movementin Transition: Essays on Africa, Asia, Europe and South America (University ofIllinois Press, Urbana, Ill., 1973) p. 114. Incluso en la zona del Ruhr, donde lospatrones resistieron ms fuertemente la organizacin obrera, ya hubo un cambio

    hacia la contratacin colectiva en los albores de la Primera Guerra Mundial. Vase alrespecto Elaine Glovka SPENCER: "Employer Responses to Unionism: Ruhr CoalIndustrialists before 1914", Journal of Social History, vol. 48, setiembre de 1976.

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    frecuencia con la cual participan del poder o forman gobiernos por ssolos (lo cual es especialmente cierto respecto de Suecia, Austria yNoruega), y los vnculos estrechos que existen entre partidos ysindicatos. Y como nadie cuestiona que el proceso electoralcontinuar siendo el medio a travs del cual se logra el poder, los

    partidos tienen una gran importancia para la estrategia poltica de lossindicatos, por lo que a stos tambin les conviene que queden biensituados. Debido a que estos pactos, tambin suscritos normalmentepor asociaciones patronales, se han convertido en poltica estataldonde los partidos ligados a los sindicatos forman gobiernos o tienenuna fuerte influencia o participacin en ellos, muchos europestas,especialmente a partir de mediados de los '70, han postulado queconducen . a la creacin de un nuevo modelo poltico que handesignado neocorporativo *12 El prefijo neo, agregado a un conceptonormalmente identificado con regmenes autoritarios, se justifica ya

    que la fuerza Poltica de los partidos ligados a los sindicatos que lespermite imponer la conveniencia de los pactos viene de su nutridacuota electoral.

    No obstante el hecho de que estos acuerdos se dan principalmenteen los casos de este tipo, stos slo pueden lograrse en formarelativamente estable en un subgrupo de ellos. La vigencia de lospactos requiere cierta subordinacin sindical a los partidos, dado quelos dirigentes deben comprometerse a no recurrir a la accin laboralpara lograr ventajas fuera del marco acordado. Esta - subordinacines slo posible en la medida en que los dirigentes se sientan seguros

    de que ella no redundar en una disminucin de su apoyo en -ycontrol sobre - las bases sindicales. Para que esto no suceda,conviene, obviamente, que los acuerdos provean a las bases deciertas ventajas reconocidas como tales, sin importar el hecho de quedurante los perodos de expansin econmica ellas fueran menoresque las que podran lograrse a travs de la accin laboral, siempreque exista la expectativa de que seran an mayores que las quepodran obtenerse por esa va durante perodos recesivos. Es por elloque los dirigentes sindicales estarn ms dispuestos a aceptar estosacuerdos durante perodos expansivos slo en los contextos

    nacionales donde la fuerza poltica del partido ligado a los sindicatossea tal que exista una alta probabilidad de que aqul est en el podero pueda influirlo decisivamente al entrar la economa en un ciclorecesivo; de ah que Regini seale que los acuerdos se dan en forma

    *12 La literatura sobre el modelo neocorporativo es enorme. Para dos coleccionesrecientes de artculos sobre el tema vanse Gerhard LEMBRUCH y PhilippeSCHMITTER, eds.: Trends Towards Corporatist Intermediation (Sage Publications,Beverly Hills, Ca., 1979), que incluye el ya clsico artculo de Philippe SCHMITTER:

    "Still the Century of Corporatism?", sobre el concepto mismo de corporativismo; yde los mismos editores, Patterns of CorporatistPolicyMaking, Sage Publications,Beverly Hills, Ca., 1982).

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    ms estable en pases como Suecia o Noruega que en Gran Bretaa oDinamarca *13

    No obstante, no basta esta fuerza del, partido para asegurar laestabilidad de los acuerdos. Hay mucho de percepcin subjetiva en loque constituye un buen acuerdo para las bases sindicales, y dicha

    percepcin en las bases mismas depende en parte de lasinterpretaciones que hagan de l los militantes y lderes sindicales.Por ello los pactos son prcticamente imposibles de mantener encontextos donde la negociacin colectiva es altamentedescentralizada. Al ser as, la estructura sindical es normalmentepoco jerarquizada, por lo que nada impide a algunos dirigentessindicales tratar de incrementar su visibilidad, importancia ypopularidad en el ' conjunto del movimiento sindical, denunciando lasdisposiciones acordadas y movilizando las bases contra ellas,especialmente en perodos de expansin econmica. En estas

    condiciones, si un sector sindical llevado por sus dirigentes sale delmarco, difcilmente podrn los dems no seguir el mismo camino. Eslo que ha ocurrido, notablemente, en Inglaterra bajo los recientesgobiernos laboristas *14 .

    En consecuencia, la dinmica de la insercin poltica de losmovimientos obreros en los casos de este tipo depende en granmedida de la fuerza relativa de los partidos obreros y de la existenciade patrones de negociacin colectiva centralizados o decentralizados.Al ser fuertes los partidos y al haber un sistema centralizado denegociacin colectiva que jerarquice la estructura sindical, no slo

    son ms factibles los pactos (y por lo tanto el modelo polticoneocorporativo), sino que tambin es ms completa la subordinacin-por conveniencia mutua - de los dirigentes sindicales y polticos de laorganizacin sindical a la partidaria. En cambio, al no existir laseguridad de que el partido pueda tener una influencia determinanteen el poder y/o al ser descentralizada la negociacin colectiva, losacuerdos a nivel estatal son menos probables y les convendr, por lotanto, a los dirigentes sindicales o partidarios la opcin de cultivarcierta distancia a independencia de accin entre ambasorganizaciones. Esta es la diferencia entre el caso sueco, por un lado,

    el britnico, por otro, siendo el alemn un caso intermedio, dado quea pesar de tener un patrn de negociacin colectiva mayormentecentralizada *15 , el Partido Socialdemcrata es, en el contexto de loscasos de este tipo, relativamente dbil.

    *13 Marino REGINI: "Sindicati a Stato nell'Europa Occidentale", en Democrazia adhitto, No 5, 1981.*14 Agradezco a lan Maitland el haberme dado la informacin necesaria para hacer

    esta observacin.*15 En Alemania occidental la negociacin colectiva se hace por rama industrial anivel nacional, pero se dejan ciertos mrgenes para la negociacin a nivel local.

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    2) El tipo contestatario

    Este tipo se basa en los casos de Europa latina y en el chileno; enEuropa del norte la situacin que ms se aproxima a ellas es lafinlandesa. Cabe recordar, sin embargo, que esta discusin se centra

    por el momento en los tipos que se dan bajo regmenesdemocrticos, por lo cual las caractersticas expuestas aqu no seavienen a las experiencias autoritarias vividas por estos pases. Cabeadvertir, adems, que el caso italiano se ha distanciado de este tipoen la ltima dcada, aproximndose a los casos socialdemcratas,cuya organizacin sindical es descentralizada y cuyo partido obrero esslo medianamente fuerte, bsicamente por la creciente moderacindel Partido Comunista y la extensa heterogeneizacin social de suapoyo electoral, y por la unidad lograda entre las organizacionessindicales. Me basar aqu principalmente en los casos chileno y

    francs *16 .En cuanto a su origen histrico, la sindicalizacin en los casos de

    este tipo fue resistida fuertemente por los empresarios, que produjo(como siempre ocurre en estas circunstancias) grupos embrionariosde dirigentes sindicales radicalizados, uno de los cuales opt poradherirse a la Tercera Internacional. Sin embargo, a diferencia de loque sucedi en otros contextos donde la represin antisindical fuetambin fuerte, los dirigentes sindicales --tanto los radicalizadoscomo los ms moderados - tuvieron en estos casos cierta importanciay margen de maniobra polticos por formar parte de las coaliciones

    anticlericales en sus respectivos pases. Ello dio mayor proyeccin asus organizaciones, a pesar de que constituan principalmente centrosde discusin y de agitacin con poca capacidad de obligar a losempresarios a negociar con ellas. Los casos contestarios tendieron adesarrollarse, por lo tanto, en pases catlicos que tuvieron sistemaspolticamente competitivos y fuertes divisiones entre sectoresclericales y anticlericales en las dcadas formativas de losmovimientos obreros a fines del siglo XIX y a comienzos del XX *17 .Pero no en todos estos contextos nacionales se desarroll un sin-dicalismo del tipo contestatario (los casos argentino y colombiano son

    especialmente ilustrativos de estas excepciones). Para que ellosucediera, fue necesario que los dirigentes de las organizacionesembrionarias, radicalizados o no, lograsen consolidarlas, iniciando elproceso de negociacin colectiva con los empresarios y al menoscierta penetracin sindical a nivel de empresa. Ello ocurri en todas

    *16 El estudio de Alan ANGELL: Politics and the Labour Movement in Chile (OxfordUniversity Press, Londres, 1972), y el de Jean Daniel REYNAUD: Les Syndicats enFrance (Seuil, Pars, 1975) son especialmente recomendables para cada caso.*17 No es posible desarrollar plenamente esta argumentacin en el contexto de este

    artculo. Para un anlisis detallado vase mi Labor Movement Formation andPolitics: the Chilean and French Cases fin Comparative Perspective, 1850-1950(Columbia University, N.Y., tesis doctoral, 1979).

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    estas situaciones despus de 1920, y con el concurso de una decisinestatal de reconocer los derechos sindicales.

    Lo notable del proceso de consolidacin en estos casos es que nodiscrimin a ninguno de los grupos sindicales embrionariospreexistentes, ni se caracteriz por el intento de crear otros. Ello se

    debi a que en el contexto poltico del momento de consolidacin lospartidos de izquierda participaban del gobierno o al menos delconsenso dominante (en Chile y Francia durante los frentespopulares, en Espaa parcialmente durante la Segunda Repblica, enItalia y nuevamente en Francia bajo los gobiernos de Liberacin, y enPortugal y nuevamente en Espaa con la reciente redemocratizacin).En este contexto los partidos tenan una figuracin poltica de primerorden, con lo que la masificacin de la adhesin sindical y el creci-miento inevitable de sus cuadros dirigentes tuvo lugar encircunstancias en que los partidos jugaban un rol importante en la

    canalizacin de la estrategia poltica del movimiento obrero. Con ellola militancia a incluso la adhesin sindicales (donde no erainvoluntaria) se relacionaron significativamente a opciones polticas.El grado de penetracin del sindicalismo en las empresas ha sido, sinembargo, frgil en los casos de este tipo, por lo que la afiliacinsindical tiende a ser dbil y variable, llegando en perodos ptimos aniveles de un 30 a un 35 % . La resistencia patronal contina.

    Dada la forma en que ocurri el proceso de consolidacin organiza-cional, el resultado fue, entonces, un sindicalismo fragmentadoideolgica y polticamente hasta las bases. Con ello se produce la

    dinmica ya descrita de un proceso de competencia entre las distintastendencias por el apoyo de las bases, por lo que cada una tratar depresentarse como la mejor representante de los intereses de lostrabajadores. Esto lleva fcilmente a una escalada de las demandas yde las expectativas sindicales, proceso que produce cuadrosdirigentes siempre atentos a las aspiraciones de las bases, pero quedifcilmente genera la unidad sindical necesaria para que su fuerzapotencial no se disperse; de ah que este sindicalismo vivanormalmente muy por debajo de lo que se propone. La unidad deaccin, si bien siempre matizada por un substrato de competencia,

    slo se consigue en ciertos perodos y normalmente por razonesfuertemente influidas por el contexto poltico y las estrategiaspartidarias, adems de las sindicales.

    Lo poltico, ideolgico y partidario se entremezclanpermanentemente, en consecuencia, a la accin sindical. As, al estaruno o ms de los partidos con tendencias sindicales en el gobierno yotros en la oposicin, lo que ocurre frecuentemente, los dirigentessindicales ligados a los primeros recurren habitualmente a undiscurso moderado, pero tratan de usar sus contactosgubernamentales para conseguir un mximo de ventajas (muchasveces en forma clientelistica en vez de categorial) para sus bases,mientras quienes se vinculan a los de oposicin se muestranexigentes a ultranza y tratan de obtener mejoras a favor de las bases

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    a travs de la movilizacin y la accin sindical*18 . La unidad sindical,en cambio, puede prosperar por razones poltico - partidistas cuandolos partidos se encuentran juntos por un perodo relativamenteprolongado ya en la oposicin o en el gobierno y forman, por lo tanto,una coalicin, o cuando el momento poltico contiene circunstancias

    extraordinarias (como sera una transicin a la democracia o lapercepcin generalizada de una amenaza derechista al rgimendemocrtico). En estos casos, sin embargo, puede que los lderessindicales no logren forjar la unidad que los partidos esperan que seproduzca, especialmente en el caso no infrecuente de lderesimportantes para quienes la independencia sindical con respecto a lospartidos constituye un principio fundamental, ya que sobre eso hanbasado su propia carrera. De todas formas, la penetracin dedistintos partidos o, segn sea el caso, de los diferentes nucleamien-tos poltico - ideolgicos en los medios sindicales hace que la accin

    sindical se relacione, en general, fuertemente al debate poltico, conlo que la percepcin pblica del conflicto laboral aumenta. Y comoexisten partidos de izquierda fuertes en estos casos, la fraseologaque permea la movilizacin sindical tiende a ser conflictual; as, unahuelga que en el norte europeo o en los Estados Unidos no sera msque un intento de un grupo limitado de trabajadores por obteneralgn beneficio, tiende en estos casos a presentarse en los mediossindicales y partidarios como una manifestacin de la lucha de clases,y a verse, en consecuencia, en los medios empresariales y/o dederecha como una manifestacin de crisis nacional*19

    Los vnculos entre sindicatos y partidos tienden a ser estrechos (apesar de que muchos dirigentes sindicales lo nieguencategricamente), pero por razones que difieren. En el caso de lospartidos comunistas, ello se debe al hecho de que surgierondirectamente ligados a ncleos de obreros organizados, a suautodefinicin a identidad como partidos representativos de losintereses de los trabajadores (por lo que privilegian la accin polticaen medios sindicales) y al alto grado de compromiso y disciplinaexigidos de sus militantes, factores que particularmente no se aplicana los otros partidos (socialistas, demcrata cristianos y/o laico -

    centristas) que actan - en los medios sindicales de este conjunto depases. En estos ltimos casos, el vnculo entre sindicatos y partidos,aunque es por cierto mucho ms difuso, viene del hecho de que elcontexto sindical y poltico obliga a los dirigentes a embanderarse

    *18 A pesar de que son normalmente los partidos de izquierda (comunistas ysocialistas principalmente) los que estn en la oposicin, estas diferencias deestrategia no dependen del tipo de partido sino del hecho de estar en el gobierno oen la oposicin. Los roles tienden a invertirse rpidamente cuando la izquierda llegaal gobierno, como lo demostr el Chile de Allende, dramticamente en el caso de lahuelga de los mineros de El Teniente, en mayo y junio de 1973.*19

    Desde un punto de vista estrictamente histrico, sera ms correcto invertir laoracin: fue la reaccin desmedida de los sectores dominantes la que gener en unprimer momento la radicalizacin de los dirigentes sindicales.

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    para lograr posiciones de liderazgo, ya que el acceso a los puestos deinfluencia en los medios sindicales est prcticamente cerrado aquienes profesen total independencia poltica. La militancia sindical searticula de tal forma en torno de ncleos de una definicin ideolgicay poltica dada (aunque los militantes sindicales de base muchas

    veces tienen poco contacto directo con partidos especficos), queestos ncleos se convierten en las redes de contacto esenciales paramovilizar a los militantes con vistas al control del cuadro sindicallocal, regional o nacional; de hecho, los militantes que tratan deactuar ocasionalmente fuera de alguno de los grupos dados terminanen la impotencia o creando un nuevo ncleo organizado que deberdefinirse necesariamente en los mismos trminos poltico -ideolgicos que los dems para diferenciarse de ellos - con lo cual sevuelve a reafirmar la importancia de estos lineamientos divisorios. Esms, la ocasional importancia que adquieren algunos lderes

    sindicales independientes en lo poltico o lo partidario (o afiliados atendencias fuertemente minoritarias en el medio en que actan)viene de la propia politizacin del contexto general: tales figuras sonimportantes como puentes entre las distintas facciones ante lanecesidad de stas de coordinar algn aspecto de la accin sindicalen conjunto. Ahora bien, debido a que, como vimos, en el contextodemocrtico los partidos son importantes para la accin poltica delmovimiento obrero, lo que termina por sellar el vnculo entresindicatos y partidos en los casos de este tipo es el hecho de que losdirigentes sindicales slo por excepcin recurran al apoyo de un

    partido que no sea el suyo, o que no sea, al menos, afn a su ncleopoltico - ideolgico en caso de no tener ste un 'vnculo plenamenteformal con un partido. Las redes de contactos polticos se establecenen forma relativamente rgida; y no podra ser de otro modo, ya quela competencia entre las distintas facciones a nivel sindical tiene suparalelo en la de los partidos a nivel poltico nacional.

    Finalmente, este tipo de movimiento obrero se caracteriza por sufalta de burocratizacin y por generar un gran nmero de militantesaltamente dedicados a su causa. Dada la lucha entre tendencias estambin un sindicalismo pletrico en ideas y en programas. Y debido

    a sus caractersticas, las diferencias considerables entre los distintoscasos en cuanto a los mecanismos concretos de la negociacincolectiva no afectan mayormente su forma de insercin poltica.

    3) El tipo grupo de presin

    Este tipo est basado en los casos estadounidense y canadiense;en situaciones que se le aproximan, cabe mencionar el caso ingls delas ltimas dcadas del siglo XIX, adems del portorriqueo y elcolombiano. El tipo se caracteriza principalmente por el hecho de quelos sindicatos se desarrollaron sin que se generara en torno suyoalgn partido nuevo, por lo que los lderes sindicales se vinculan a

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    partidos preexistentes. Esta discusin se centrar en el casoestadounidense. '

    Segn J. David Greenstone, cuyo libro sobre las relaciones entre elsistema poltico y los sindicatos en los Estados Unidos es el msimportante sobre el tema, ha habido tal convergencia entre el

    contexto estadounidense y el de los pases europeos donde existenpartidos de orientacin socialdemcrata, que las diferencias entreellos han desaparecido prcticamente en las condiciones actuales *20 .Esta convergencia est dada por cambios en los dos lados delAtlntico. En los Estados Unidos, los sindicatos se han relacionadofirmemente al partido Demcrata, y en Europa los partidossocialdemcratas o laboristas han moderado tanto su orientacinpoltica que ya no pueden distinguirse de la que caracteriza a lamayora en el partido norteamericano. No cabe duda de que estatesis es hasta cierto punto plausible, especialmente en el contexto de

    lo que fue la dcada de los '60, y si se compara los Estados Unidosprincipalmente con Gran Bretaa, en otras palabras, precisamente lacomparacin bsica que informa el estudio de Greenstone. Eran lostiempos en que la orientacin al gasto social dentro del partidoDemcrata se expresaba al mximo y al mnimo entre las corrientesde izquierda que desde entonces a la fecha se han fortalecido en ellaborismo ingls; el caso britnico es, adems, relativamenteexcepcional en el contexto del tipo socialdemcrata, por la granheterogeneidad de su sindicalismo.

    De todas formas, conviene aclarar que por ms que parezca bien

    establecido el vnculo entre el partido Demcrata y los sindicatos, nollega a ser tan estrecho como el que hay entre sindicatos y partidosen Europa. Para tomar slo el caso ingls, donde el nexo entresindicatos y partidos no es tan frreo como en Suecia, los sindicatostienen, de todas maneras, una presencia institucionalizada en lasinstancias directivas del partido (que se ha fortalecido ltimamente),y sera inconcebible que los dirigentes sindicales pidan abiertamenteel apoyo electoral para candidatos del Partido Conservador. Encambio, en los Estados Unidos, la influencia del sindicalismo en elpartido Demcrata depende de su esfuerzo siempre renovado por

    intercambiar apoyo electoral por apoyo a nivel legislativo ygubernamental con figuras individuales en el partido, y si lascandidaturas que ste presenta no se avienen a los interesessindicales, los lderes sindicales pueden decidir prestarle su apoyo alpartido Republicano. Mientras en el caso britnico existe la seguridadde que el candidato del Partido Laborista va a apoyar en elparlamento la legislacin momentneamente ms favorable a losintereses sindicales entre las opciones discutidas (en parte en funcindel rgimen parlamentario), en los Estados Unidos esto no se puededar por sentado. Los lderes sindicales deben tratar de asegurar los

    *20 J. David GREENSTONE: Labor in American Politics (University of Chicago Press,Chicago, 1977, 2a. ed. rev.).

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    nombramientos de su preferencia para la eleccin general en laselecciones primarias, y aun as no existe la -seguridad, de que elcandidato, una vez triunfante, no vote segn le convenga o parezcaen el momento de despacharse alguna legislacin que interese a lossindicatos. Es ms, a diferencia del contexto britnico, no hay

    ninguna razn por la cual distintas organizaciones sindicales, siguien-do su inters especfico, no apoyen candidatos diferentes dentro delmismo partido o incluso del partido adversario, tal es laheterogeneidad sindical que viene de la ausencia de un vnculoslidamente forjado por un tronco histrico comn con un partido.Toda suerte de conflictos intersindicales - jurisdiccionales, polticos ydems - resultan, por lo tanto, frecuentes y se manifiestanabiertamente en un grado no visto an en el caso britnico,excepcionalmente contencioso en el contexto norte europeo. Dada laheterogeneidad, la. estructura sindical no genera cpulas

    confederadas fuertes, sino que tiende a desarrollar slo federacionesfuertes. En suma, los sindicatos actan aqu como un grupo depresin intercambiando apoyo electoral y financiero por apoyo a susintereses. Y si bien con el tiempo desarrollan vnculos dbiles conalgn partido, ello ocurre tanto porque los sindicatos necesitan de unpartido en el contexto democrtico como porque en el proceso dediferenciacin partidaria uno de los partidos preexistentes atrae a unmayor nmero de figuras polticas proclives a secundar el interssindical. Pero no les conviene a los dirigentes sindicalescomprometerse a apoyar lealmente slo al partido con el que se

    relacionan normalmente, o ms an slo a lderes especficos delpartido. En esta situacin, ello resultara lesivo al inters sindical,dado que implicara perder parte de la capacidad para continuarrenovando la negociacin a travs de la cual se intercambia el apoyomutuo *21 .

    La pregunta fundamental que cabe formularse en estos casos es,obviamente, por qu no se gener, como ocurri en otras partes, unnuevo partido en torno a los sindicatos. Hay que cuidar que esteproblema no se confunda con otro: por qu no surgieron partidossocialistas en torno de los sindicatos. La abundantsima literatura

    sobre la "excepcionalidad" del caso estadounidense confunde dehecho ambas cuestiones, como si lo excepcional del caso fuera loltimo y no lo primero *22 . Sin embargo, a pesar de que las dos

    *21 Cun diferente resulta ser, por lo tanto, este tipo de sindicalismo delcontestatario, donde la condicin para lograr posiciones de influencia sindical es lalealtad a una tendencia ideolgico partidaria que tiene su contrapartida a nivelpoltico nacional.*22 Para una muestra que incluye artculos escritos desde distintos puntos de vistade esta literatura, vase John H. M. LASLETT y Seymour Martin LIPSET, eds.:Failure of a Dream? Essays in the History of American Socialism (Doubleday

    Anchor, Garden City; N. Y., 1974). La definicin de la "excepcionalidad" en estostrminos resulta obviamente de la adopcin de -un marco comparativo basadosolamente en el contraste con Europa occidental, especialmente del norte.

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    cuestiones deben mantenerse analticamente separadas, resulta obvioque donde no surgieron partidos nuevos en torno de los sindicatostampoco habr partidos socialistas fuertes, ni una mayora dedirigentes sindicales que se inclinen por esa orientacin. Examinemosbrevemente el origen histrico del caso estadounidense para poner de

    relieve las razones que explican, desde la perspectiva expuesta aqu,su peculiaridad.

    Antes que nada, conviene enfatizar que el caso estadounidensetiene dos momentos distintos en los que el sindicalismo logr supenetracin a nivel de empresa. El primero ocurri por negociacindirecta entre las partes antes de 1920 y favoreci a ncleos deobreros calificados agrupados en torno de la American Federation ofLabor (AFL). Con ello se gener, como ya. discutimos, un ncleo dedirigentes sindicales cuya orientacin poltica apuntaba alreformismo. El segundo momento se inici despus de la aprobacin

    de la Wagner Act en 1935 y se extendi hasta los inicios de la guerrafra, y favoreciendo con la presin del Estado la consolidacin delsindicalismo industrial, es decir el de bases obreras sin mayorcalificacin. En su oportunidad, los lderes del segundo proceso deconsolidacin organizacional formaron parte de la AFL, pero seretiraron de ella debido a que esta central no apoyabasuficientemente el difcil proceso de sindicalizacin de los obreros nocalificados, quienes, al no tener un mercado de trabajo tan favorablecomo el de los afiliados a la AFL, no pudieron organizarse al tener queenfrentar a un empresariado que resisti encarnizadamente cualquier

    intento de hacerlo. Y como los lderes de la AFL no formaron ni seligaron a un partido poltico nuevo, no tenan inters poltico en laextensin masiva del sindicalismo (que habra aumentado las basesde apoyo del partido), mientras su estrategia de negociacin directapoda verse afectada negativamente por la solidaridad con el grupoms amplio de obreros no calificados. Tambin las divisiones racialesy tnicas influyeron indudablemente para que no se desarrollara estasolidaridad, como lo indicaran todos los estudios histricos sobre eltema. Es slo en la dcada del '50 que la Congress of IndustrialOrganizations (CIO), la central formada por el ncleo dirigente

    identificado con el segundo proceso de consolidacin organizacional,se fusion con la AFL.Aunque resulte obvio aclararlo, conviene enfatizar que ambos

    procesos ocurrieron en el contexto de un rgimen democrticocompetitivo. Luego, los lderes sindicales necesitaban desarrollar unaestrategia poltica que incluyera contactos partidarios, y los partidosmismos necesitaban el apoyo de bases electorales y comitentes.

    Los lderes sindicales protagonistas de ambos procesos depenetracin y de consolidacin organizacional a nivel de empresaoptaron por la misma estrategia: vincularse a un partidopreexistente. Ello se debi a dos factores que confluyeron en elmismo resultado: por un lado, dado el contexto polticoadministrativo estadounidense, con sus divisiones estatales, su

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    reglamentacin variada para las inscripciones electorales, susdistritos de representacin uninominal con votaciones de una vuelta yde mayora simple, su prohibicin de presentar candidaturas departidos que no sean los dos principales, salvo que se renan -Estadopor Estado - un nmero variable de firmas y otras condiciones por el

    estilo, resultaba extraordinariamente difcil generar un partido con lafuerza suficientemente generalizada como para estar en condicionesde apoyar eficazmente la accin poltica del sindicalismo; y por otrolado, los partidos existentes eran suficientemente flexibles ypermeables como para acusar la influencia de grupos de presinorganizados, con lo cual los sindicatos pudieron relacionarse condirigentes polticos que actuaban entre ellos, aunque, claro est,especialmente en el partido Demcrata*23 . El proceso especfico atravs del cual ocurri la vinculacin tuvo caractersticasextraordinarias en el caso del segundo momento de consolidacin, ya

    que en ese contexto el partido Demcrata, liderado desde el gobiernoRoosevelt, se comprometi a presionar a travs de la legislacin a losempleadores en favor de la organizacin sindical masiva. Es as cmoan puede observarse que el sector ms ligado al partido-relativamente hablando - es el de las grandes federaciones in-dustriales, cuya consolidacin organizacional data de esa poca.

    El contexto poltico en el cual se desarrollaron ambas etapas de laconsolidacin organizacional del sindicalismo discrimin (a diferenciadel tipo contestatario) contra los liderazgos sindicales de izquierda.Ello no ocurri mayormente por una exclusin represiva de

    dirigentes, aunque sta ciertamente afect a un buen nmero demilitantes, tales como los de la Industrial Workers of the World,alrededor de 1920, y a los comunistas que constituyeron una minoradentro de la CIO *24 . Ocurri nada ms que como una consecuenciapasiva del hecho de que los sindicatos se ligaran a un partidopreexistente, ya que una condicin lgica de la vinculacin fue quelos dirigentes se abstuvieran de formar otro partido. Los lderes sindi-cales se guardaron; por lo tanto; de pronunciamientos ideolgicosque pudieran entrar en conflicto con el consenso dominante en lospartidos preexistentes, y desarrollaron una actitud poltica

    meramente instrumental. No cabe extraarse entonces, de que los

    *23 Estos factores, junto a numerosos otros, han sido mencionados regularmente enla literatura desde el anlisis perceptivo de Selig PERLMAN: A Theory of the LaborMovement (Macmillan, Nueva York, 1928), pp. 160.173. Lo que hago aqu esresaltar su importancia por sobre los dems, a indicar que bastan para explicar laexcepcionalidad tal como la he definido.Esta flexibilidad de los partidos no se dio igualmente en Gran Bretaa, por lo cuallos sindicatos finalmente optaron por formar su propio partido en los albores delsiglo.*24 Sobre los primeros, vase la historia de Melvin DUBOFSKY: We Shall be All

    (Quadrangle Books, Chicago, Ill., 1969), y los segundos, la de Bert COCHRAN:Labor and Communism: The Conflict that Shaped American Unions (PrincetonUniversity Press, Princeton, N. 1., 1977).

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    lderes en este tipo de sindicalismo se caracterizaron ms bien por suactitud y estilos funcionariales que por su dedicacin a alguna causa.

    4) El tipo auspiciado por el Estado

    Este tipo est basado principalmente en los casos argentino

    durante el primer gobierno peronista, brasileo y mexicano. A pesarde las considerables disimilitudes que se dan entre ellos, lacaracterstica fundamental que justifica su discusin conjunta en unsolo tipo viene del hecho de que en estos casos surgieron sindicatoscuyas posibilidades de accin dependan en buena medida de lasubordinacin, abierta o sutil, de sus dirigentes a los crculos depoder estatal. Tal subordinacin era facilitada por el contexto de unrgimen poltico en el cual las organizaciones de la sociedad civildifcilmente podan presionar eficazmente al Estado desde basessociales y polticas movilizadas independientemente de las elites que

    controlaban al mismo Estado. Naturalmente, esto no quiere decir queno hubiera organizaciones (incluidos los sindicatos) conducidas pordirigentes de la oposicin, pero sus posibilidades de xito eranrelativamente pequeas, salvo que tuvieran directa o indirectamentela venia del Estado para su accin o que el rgimen polticoenfrentase una crisis generalizada. Hay que distinguir, sin embargo,los numerosos casos en que regmenes claramente autoritarios hantratado de auspiciar organizaciones sindicales desde el Estado y depromover a dirigentes adictos tan slo para terminar conorganizaciones sin influencia real entre las bases obreras, porque

    stas las rechazan, de aquellos -como son los casos discutidos aqu -en que el sindicalismo auspiciado por el Estado logra ser aceptado engran medida por las bases, si bien en un grado variable segn elsector y el pas del que se trate.

    La diferencia entre estas dos situaciones est dada mayormentepor la forma en que las organizaciones sindicales lograron suconsolidacin organizacional a travs de la penetracin a nivel deempresa. El sindicalismo auspiciado por el Estado tuvo xito slo enaquellos contextos donde las organizaciones preexistentes yforzosamente embrionarias no haban podido penetrar eficazmente a

    nivel de empresa, y donde el Estado, aprovechando el vacoorganizativo, forz a los empresarios a aceptar la organizacinsindical, estableciendo al mismo tiempo un flujo apreciable debeneficios para las bases obreras. Estas condiciones bsicas sedieron, aun con variaciones de grado y de forma, bajo los gobiernosde Pern, Vargas y Crdenas - en sus respectivos pases*25 . En

    *25 Concuerdo, por lo tanto, ms bien con la tesis del estudio de Murmis yPortantiero -quienes enfatizan la importancia del control sobre el aparato sindicalpor parte de Pern - que con la de Germani -quien explica el xito peronista comouna consecuencia de los procesos migratorios internos que cambiaron la

    composicin social de la clase obrera argentina -. Los trminos de este conocidodebate pueden consultarse en Miguel MURMIS y Juan Carlos PORTANTIERO:Estudios sobre los orgenes del peronismo (Siglo XXI, Buenos Aires, 1971), y, entre

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    cambio, este auspicio resultara infructuoso en casos de consolidacinprevia de un sector dirigente -que la accin estatal no lograradesplazar o por no acompaarse de ciertas ventajas para los sectoresobreros -sin las cuales el propsito evidente de controlar a las basesobreras previniendo que se desarrollen grupos de oposicin queda

    patentemente al desnudo. Una de estas razones o ambas explican elfrecuente fracaso de gobiernos autoritarios de crear un sindicalismoadicto al rgimen.

    La forma en que se articul el sindicalismo a nivel de empresatiene, de hecho, gran parecido con el proceso ocurrido durante lasegunda ola de formacin sindical en los Estados Unidos, a pesar deque en este caso los dirigentes sindicales se vincularon a un partido(o a partidos) organizado mayormente en forma autnoma delEstado. En ambos casos la presin estatal, basada sobre unandamiaje legislativo, facilit el proceso, y en ambos casos el

    contexto discrimin (aunque no en forma tan directa en los EstadosUnidos) a los dirigentes sindicales opositores a las elites polticasdominantes. Sin embargo, el resultado en trminos de la accin. ainsercin polticas de los movimientos obreros fue distinto en una yotra situacin, dadas las diferencias de rgimen poltico. En losEstados Unidos la competencia electoral permiti que los dirigentessindicales utilizaran el mercado poltico resultante para conseguircontactos y ejercer presiones a nivel gubernativo y estatal, en tantoque en el contexto imperfectamente competitivo del sindicalismoauspiciado por el Estado ello no fue posible. En consecuencia,

    mientras los dirigentes sindicales estadounidenses pueden mantenerla independencia de sus organizaciones respecto del poder, para losdirigentes que buscan escalar posiciones en este otro tipo desindicalismo ello resulta prcticamente imposible. Los dirigentespueden en estos casos hacer carrera como tales en tanto se cuidende mantener buenas relaciones con la elite poltica gubernamental, oal menos con una de sus facciones importantes.

    Esta circunstancia hace que entre todos los tipos de sindicalismodiscutidos aqu, ste sea el que produce la relacin ms ambivalentey problemtica para los dirigentes frente a una eventual movilizacin

    de las bases en acciones laborales, en tanto deben maniobrar entrepresiones muchas veces encontradas del apoyo oficial por un lado yde la satisfaccin de las bases por otro. Ambas les son importantes,sin embargo; el apoyo oficial, tcito o explcito, es, en ltimainstancia, lo determinante para el desarrollo de la carrera de dirigentesindical, pero ste se mantiene evitando, entre otras cosas, unamovilizacin de las bases que no pueda controlar (y detener, en casode tener que hacerlo); esto implica que los lderes deben velar por elnivel de satisfaccin necesario para que no cunda el descontento de

    otras fuentes, en Gino GERMANI: "El surgimiento del peronismo: el rol de losobreros y de los migrantes internos", en Desarrollo Econmico, vol. 13, No 51,octubre - diciembre 1973.

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    las bases, desarrollndose una situacin que pudieran aprovechar losncleos militantes opositores. Dada esta tensin, los dirigentes debenser firmes defensores del inters de las bases en sus contactos con elEstado, pero desarrollar a la vez y al mximo todo el arsenal detcticas -desde la cooptacin de militantes opositores hasta el control

    de congresos y asambleas sindicales - mediante las cuales puedanmantener un estricto control sobre las bases. Por lo mismo, tambinles conviene que la estructura sindical sea lo ms impermeableposible a la presin de las bases, lo que se consigue, por ejemplo,con la burocratizacin de la organizacin, con la falta de asambleassindicales deliberativas y/o con un sistema de negociaciones laboralesque asle a los dirigentes.

    Sin embargo, como se indic, existen numerosas diferenciasespecficas entre los sindicalismos de los tres casos que sirven debase para esta discusin. Por razones de espacio no es posible

    desarrollarlas en forma exhaustiva*26 . En general, resulta claro que,de los tres, el sindicalismo brasileo es el que fue creadovirtualmente sin movilizar a las bases obreras. Adems, la legislacinlaboral y la resultante estructura sindical han coartado la organizacinobrera brasilea a nivel de empresa, siendo metas fundamentales delnuevo sindicalismo de oposicin crear bases organizadas en el lugarde trabajo junto con un patrn de negociacin colectiva por empresay no por rama industrial y unidad territorial - administrativa, como loexigen las actuales leyes del trabajo. En Mxico, en cambio, laorganizacin sindical extiende eficazmente sus redes hacia las

    empresas, como lo hizo en la Argentina peronista, en ambos casoscoincidiendo la creacin de las organizaciones sindicales con perodosde gran movilizacin social. Por otra parte, en Mxico existe ciertogrado de pluralismo sindical oficialmente aceptado, lo cualparadjicamente puede convertirse, como indican Erickson yMiddlebrook, en un mecanismo ms de control sobre los sectores sin-dicales especialmente activos por parte del Estado, ya que ste puedeinclinar su favor de un sindicato a otro *27 .

    Varan tambin los tres casos de este tipo en cuanto a la relacinque han tenido histricamente con los partidos polticos. Aunque en

    cada situacin los partidos ligados a los sindicatos han sido tambincreados desde el Estado, en Brasil los sindicatos fueron formados*26 Dos estudios recientes de tipo comparativo ahondan en estos aspectos: vaseRolando MUNCK: "El movimiento sindical en Brasil y en Argentina: un estudiocomparativo", en Coyoacn, vol. 3, No 7/8, enero junio 1980, y Kenneth PaulERICKSON y Kevin MIDDLEBROOK: "The State and Organized Labor in Brazil andMexico", en Sylvia Ann HEWLETT y Richard S. WEINART, eds.: Brazil and Mxico:Patterns in Late Development (ISHI, Philadelphia, 1982).*27 Dos estudios recientes de tipo comparativo ahondan en estos a