orar por las vocaciones

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Vocaciones Jesuitas Oración comunitaria por las

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Page 1: Orar por las vocaciones

VocacionesJesuitas

Oración comunitaria por las

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5 de noviembreDía de las vocaciones jesuitas

Queridos compañeros, amigas y amigos en el Señor: La alegría que brota de la experiencia de amistad con Jesús, quien nos invita a compartir su misión en el mundo, nos motiva a renovar continuamente nuestra op-ción por él, en la escucha a su Espíritu y la comunión con su pueblo.

Deseosos de que la gracia de ser “servidores de la Misión de Cristo” siga encontrando corazones generosos que la reciba, les invitamos a sumarse a esta propuesta de Oración por las Vocaciones en la Compañía de Jesús.

Que los momentos de encuentros como hermanos, ya sea en la comuni-dad o en nuestros trabajos apotólicos, sean propicios para unir nuestras voces y dirigir nuestro espíritu hacia el Dios que nos llama, ofreciéndonos nosotros mismos y pidiendo por más comprometidos con su Reino.

El testimonio de nuestros hermanos jesuitas que nos precedieron en el seguimiento a Cristo nos recuerda la infinita misericordia del Señor, que nos contempla sin cesar en la palma de sus manos y nos proyecta hacia horizontes siempre nuevos. Que esta convicción, vivenciada de diversas maneras en nuestros procesos personales, nos motive a actualizar en nuestras personas el “relato continuado (que) ha servido de fundamento” (CG 35, d. 2 n.2) a nuestra experiencia apostólica y nos lleve a renovar nuestra “vocación a ser cuerpo”

(Proyecto Apostólico de Provincia 2011-2020

Unidos en la oración. Vocaciones Jesuitas México

VocacionesJesuitas

Oración comunitaria por las

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En esta semana tendremos presente a los jóvenes inquietos vocacionalmente. Unimos nuestras voces como comunidad

respondiendo al pedido de la Compañía universal que nos llama a comprometernos en la animación de nuevas vocaciones. Nos fijaremos

de modo especial en el testimonio de San Ignacio de Loyola.

Semana 1

Iniciamos

Leemos

Jóvenes inquietos

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.

Iñigo es un hombre que va haciendo amigos, buenos amigos, por donde quiera que pase. La gente aprende a estimarle profundamente al poco tiempo de tratarle y él, que siempre ha sabido querer bien, disfruta de esta amistad y comparte generosa-mente con sus amigos lo que posee: conocimiento de Dios, recibido du-rante sus horas de oración; compren-sión de los diferentes estados del alma humana, aprendidos por ex-periencia propia, así como comida y monedas recogidas en sus recorridos de mendicante.

Ignacio en Alcalá de Henares

Sí, hace amigos, conquista amigos, gana amigos por donde quiera que vaya, pero no se ata a ellos. Pero, cuan-do ha decidido que ha llegado el mo-mento de abandonar Barcelona, deja tras de sí un numeroso grupo de per-sonas hondamente afectadas por su partida.

En estos tiempos Iñigo pensaba: “En un momento soñé con servir bajo las banderas del rey más poderoso de la tierra y con ofrecerme para luchar en la conquista de Jerusalén y de ese modo ganar honra y gloria… Ahora quiero

más, ahora quiero servir bajo las ban-deras del rey eternal y quiero ganar para Él todas las almas que viven, no solo en Jerusalén, sino en toda Tierra Santa y en el mundo entero…”.

María Puncel. Iñigo de Loyola

vocacionalmente

Page 4: Orar por las vocaciones

• Para que las familias se reconozcan como verdaderas Iglesias domésticas del Señor, donde sus miembros encuentren un ambiente favorable para el crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad. Oremos.

• Para que los cristianos sepamos dar testimonio del amor y la misericordia de Dios en la convivencia con los que viven a nuestro alrededor. Oremos.

• Para que los jóvenes descubran y amen la alegría y el desafío que acompañan a la gracia del seguimiento a Jesús. Oremos.

• Para que los inquietos vocacionalmente perseveren en la escucha al Espíritu y se animen a comprometerse con Jesús en la gran tarea del Reino. Oremos.

• Para que la fecundidad de la Palabra de Dios haga germinar en nuestros corazones el modo de proceder de Jesús que nos torna sal de la tierra y luz del mundo. Oremos.

A cada intención respondemos: Padre bueno, escúchanos.

Padre bueno, reconocemos que de ti venimos, que gracias a tu misericor-dia vivimos y hacia tu morada eterna nos dirigimos, atiende los deseos y las peticiones de tu comunidad reunida, a fin de que, impregnados por la gracia de tu Espíritu, sepamos responder con valentía y creatividad a las señales que nos llegan de tu infinita misericordia. Esto te lo pedimos por el mismo Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro. Amén.

Preces

Oración

Se pueden añadir otras intenciones.

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Semana 2

• ,En esta semana oraremos especialmente por los novicios y pre-novicios jesuitas. Disponemos nuestro corazón y nuestro espíritu para dirigirnos

al Dios de nuestras vidas, confiados en su presencia misericordiosa en medio de su Iglesia. Como figura de inspiración tendremos el testimonio

de nuestro hermano San Alberto Hurtado.

¡Cristo está con nosotros! ¿Y triunfare-mos? Sí. Ciertamente. No lo dudes.

El triunfo es de Cristo. La última palabra será suya. ¿Cuándo? ¿Cómo?

¡Abandónate en sus manos con fe in-quebrantable!

Cumple tú la misión que te ha sido con-fiada, tu pequeña misión, la que sólo tú puedes cumplir.

Tú sólo en la creación puedes llenar esa misión. Si no la realizas quedará sin ha-cerse;

San Alberto Hurtado SJ

¡Tu misión!, misión de generosidad. Haz todo el bien que puedas.

No escatimes sacrificio. Date entero. No te reserves nada. Nada pidas, ni siquiera contemplar tú aquí abajo el triunfo de tu causa.

El soldado que pelea por una causa justa entrega su vida entera porque tiene fe en su causa. Nosotros tenemos fe en Cristo: suya es la vida y suya es la muerte.

¿Sus planes? Él nomás los conoce… pero sí sabemos que la salvación del mundo se opera por el dolor redentor. Él tomó la cruz grande y murió en ella. Nos convida a nosotros a tomar nuestra pequeña cruz.

Iniciamos

Leemos

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.

Tomémosla valientemente, pues el mundo se redime por el sacrificio. Aún hay muchos dolores que ofrecer, mu-chas tristezas que contemplar… cier-to, pero el dolor es la primera etapa: el triunfo la última, la definitiva.

Y aún el dolor en unión con Cristo es paz, es alegría, es nobleza. ¡Qué nobleza igual a la de cooperar a la salvación del mundo con el redentor de los hombres! Hoy los tiempos son malos… llegarán a ser mejores si cada uno de nosotros cumple su deber. Nosotros somos el tiempo.

Y ¡CRISTO ESTÁ CON NOSOTROS!

Alberto Hurtado SJ

Novicios y pre-novicios

jesuitas

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• Para que los pre-novicios vayan creciendo en la amistad con Jesús y dispongan sus corazones para acoger con generosidad la voluntad de Dios en sus vidas. Ore-mos.

• Para que los novicios descubran y amen la alegría y el sentido de los votos de pobreza, castidad y obediencia por amor a Jesús y su Reino. Oremos.

• Para que los formadores sepan percibir la dinámica del Espíritu en el acom-pañamiento y la orientación a los que el Señor les ha confiado. Oremos.

• Para que los familiares de los novicios y pre-novicios experimenten la ale-gría y el consuelo de Dios por su generosa ofrenda a la Iglesia de Jesucristo. Oremos.

A cada intención respondemos: Padre bueno, escúchanos.

Preces

Padre todo poderoso y creador nuestro, te pedimos la gracia de tu Espíritu Santo para que podamos reconocer tu mano generosa en la simplicidad de lo cotidiano y sepamos responderte con renovada entrega en el se-guimiento de tu Hijo, él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración

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En esta semana presentaremos al Señor a los estudiantes jesuitas (filósofos, maestrillos, teólogos y demás jesuitas en formación). El

testimonio de entrega generosa en el seguimiento a Jesús de nuestro compañero PedroArrupe nos servirá de modelo inspirador.

Desear orar ¡Por favor, sean valientes! Les diré una cosa. No la olviden. ¡Oren, oren mucho! Estos problemas no se re-suelven con esfuerzo humano.

Estoy diciéndoles cosas que quiero re-calcar, un mensaje, quizás mi canto de cisne para la Compañía. Tenemos tantas reuniones y encuentros, pero no ora-mos bastante.

Vivir hoy, en todo momento y en toda misión el ser “contemplativo en la ac-ción”, supone un don y una pedagogía de oración que nos capacite para una re-novada “lectura” de la realidad -de toda la realidad- desde el Evangelio y para una constante confrontación de esa rea-lidad con el Evangelio.

Les pido una nueva exigencia: la de bus-car, si es necesario, otros modos, ritmos y formas de oración más adecuados a sus circunstancias, y que garanticen ple-namente esta experiencia personal de Dios que se reveló en Jesús.

Hoy, más quizás que en un cercano pa-sado, se nos ha hecho claro que la fe no es algo adquirido de una vez para siem-pre, sino que puede debilitarse y hasta perderse, y necesita ser renovada, ali-mentada y fortalecida constantemen-te. De ahí que vivir nuestra fe y nuestra esperanza a la intemperie “expuestos a la prueba de la increencia y de la injusti-cia”, requiera de nosotros más que nun-ca la oración que pide esa fe, que tiene que sernos dada en cada momento. La oración nos da a nosotros nuestra pro-pia medida, destierra seguridades pura-

Padre Arrupe SJ

Semana 3

Iniciamos

Leemos

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.

mente humanas y dogmatismos polari-zantes y nos prepara así, en humildad y sencillez, a que nos sea comunicada la revelación que se hace únicamente a los pequeños.

Así, cuando invito a los Jesuitas y a nues-tros laicos a profundizar en su vida de fe en Dios, y a alimentar esa vida por medio de la oración y de un compromiso activo, lo hago porque sé que no hay otro modo de producir las obras

capaces de transformar nuestra mal-trecha humanidad. El Señor habla de “sal de la tierra” y “luz del mundo” para describir a sus discípulos. Se saborea y se estima la sal, se disfruta de la luz y se la estima. Pero no la sal insípida ni la luz mortecina.

Padre Pedro Arrupe SJ

Escolares

jesuitas

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• Para que guiados por el Espíritu del Resucitado podamos perseve-rar en el servicio de la fe y la promoción de la justicia. Oremos.

• Para que los estudiantes jesuitas sepan descubrir a Dios en la mi-sión de los estudios, deseando siempre ser más para servir mejor. Oremos.

• Para que los jesuitas que se encuentran estudiando en el extranjero se mantengan firmes en la fe y depositen su esperanza en la miseri-cordia de Jesucristo Buen Pastor. Oremos.

• Para que las personas que generosamente apoyan la misión de la Compañía experimenten la alegría que nace de la confianza plena en el Señor. Oremos.

• Para que más jóvenes se animen a responder a la llamada del Señor y que los ya consagrados perseveren en la llamada de “en todo amar y servir”. Oremos.

A cada intención respondemos: Creador nuestro atiende nuestras súplicas

Preces

Dios todo poderoso y eterno, Tú nos has regalado la vida como muestra de tu amor desbordante, continúa sembrando en nuestros corazones la semilla de Reino, a fin de que, guiados por el Espíritu Santo, seamos verda-deros discípulos de Jesucristo, apóstoles de tu plan de redención y fieles mensajeros de tu infinita misericordia. Esto te lo pedimos por el mismo Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro. Amén.

Oración

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Una carta memorableFragmento

Yo voy a sacrificarme, a sufrir, a pade-cer ganando corazones, haciéndolos felices, mostrándoles ternura, cariño, amor ….Mi corazón que sabe de penas y de lá-grimas y que ha gustado la dulzura de un corazón hermano, grita convenci-do desde lo más secreto de su ser:

“Corazones de mis amigos, de mis enemigos; corazones de mis parien-tes y de mis extraños; corazones de los pobres y de los ricos; corazonesde

En esta semana estamos invitados a tener presente en nuestra oración a los jesuitas mayores, los que han culminado la etapa de formación y se

encuentran dedicados enteramente a la misión. El testimonio de entrega radical de nuestro hermano el Beato Miguel Agustín Pro Juárez, nos

servirá de modelo inspirador.

todas las personas con quien trato y con quienes he de tratar; yo os daré la ternura de mi corazón, el fuego de mi cariño, la pasión ardiente de todo mi amor….”

No me importa que no me compren-dáis, yo os amo.No me importa que me despreciéis, yo os haré bien. No me importa que os burléis de mí, yo os manifestaré ternura, afecto, amor. No busco vuestra correspondencia, solo busco daros todo lo que encierra el mío, para que sintáis algún día lo que sintió el mío al verse herido, lace-rado, deshecho.Beato Miguel Agustín Pro Juárez

Semana 4

Iniciamos

Leemos

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.

Yo soy felíz. Mi vida no será la infruc-tuosa. Ya tengo un ideal.

Yo seré también, aunque imperfecto, un débil reflejo del Corazón de Cristo que tanto ha amado a los hombres….

Primer viernes de abril de 1927

Jesuitas

mayores

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• Para que la tarea que Dios le ha encomendado a la Compañía de Jesús en América y el mundo entero, se vaya fortaleciendo por la gracia del Espíritu y para la mayor gloria de Dios. Oremos.

• Para que los que tienen la misión de dirigir y gobernar la Iglesia y la so-ciedad, se animen a dar testimonio de Jesús pobre y humillado, que vino para servir según el corazón del Padre. Oremos.

• Por los pobres, los enfermos y los que padecen todo tipo de sufrimientos, que no desfallezcan sus esperanzas y se sientan acompañados por el Señor a través de nuestra solidaridad. Oremos.

• Por los jóvenes que experimentan en sus vidas la amargura de la frustra-ción y la soledad, y sucumben ante la incomprensión y la falta de sentido en sus vidas. Oremos.

• Para que los jesuitas en el mundo seamos reflejos de amor de Jesús a los hombres y las mujeres. Oremos.

A cada intención respondemos: Jesucristo, buen pastor, escúchanos.

Preces

Padre bueno, tú que estás siempre atento a nuestras súplicas y deseas para tus hijos e hijas lo mejor ayúdanos a desear y buscar vivir siempre la alegría de tu corazón, desde la solidaridad y el servicio a los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Te lo pedimos por Jesu-cristo nuestro Señor. Amén.

Oración

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Oración 1• Señor Jesús, al mirar esta tierra tuya donde faltan

obreros para recoger tu cosecha, te suplicamos humildemente que llames entre los jóvenes: Após-toles para nuestras ciudades y pueblos, Servidores alegres para nuestra Iglesia, Testigos generosos de tu Evangelio. Envía, Señor, a la Compañía de Jesús, hombres acogedores y cercanos con los que su-fren, que irradien la fuerza de tu Espíritu, amigos de

los que se sienten solos y desolados, que encami-nen a todos al encuentro con el padre Dios, y que en una profunda identificación contigo, y llenos de entusiasmo por tu mayor gloria, trabajen por la ex-tensión de tu reinado desde la fe y la justicia. Te lo pedimos por la intercesión de la Virgen de Guada-lupe, nuestra Madre y del Beato Miguel Agustín Pro nuestro hermano. Amén

vocaciones jesuitasOración por las

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• Señor Jesucristo, tú que conoces cómo llegar al co-razón del hombre, abre la mente y el corazón de los jóvenes, que buscan y esperan una palabra de verdad para su vida; hazles sentir que sólo en el misterio de tu encarnación pueden encontrar ple-na luz; da valor a los que saben dónde encontrar la verdad, pero temen que tu llamada sea demasiado exigente: sacude el alma de los jóvenes que quisie-ran seguirte, pero no saben vencer las dudas y los miedos, y acaban por escuchar otras.

Tú que eres la Palabra del Padre, Palabra que crea y sal-va, Palabra que ilumina y sostiene los corazones, vence con tu Espíritu las resistencia y vacilaciones de los espíri-tus indecisos; suscita en aquellos a quienes llamas el va-lor para dar la respuesta de amor: “Aquí estoy, envíame”.

Virgen María, joven hija de Israel, ayuda con tu amor maternal a los jóvenes a quienes el Padre dirige su Pa-labra y sostén a los ya consagrados. Que repitan, como tú, el sí de una entrega gozosa e irrevocable. Amén

Jesucristo, Rey eterno y Señor del universo, mira a tus siervos, los miembros de tu mínima Compañía, esparci-dos por todo el mundo para trabajar contigo.

Envíanos tu Espíritu, el Espíritu que inflamó a nuestro pa-dre Ignacio, ardió en el corazón de Francisco Javier, e ins-piró a tantos santos, hermanos nuestros, para que, rodea-dos de tal nube de testigos, nos quitemos toda afección

desordenada, y corramos con fortaleza por el camino de la vida, fijos los ojos en Ti, que sufriste la cruz, que te hu-millaste y te hiciste obediente hasta la muerte, y Dios te exaltó y otorgó el “Nombre qué esta sobre todo nombre”, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Amén

Oración 2

Oración 3

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Padre Santo: fuente eterna de la existencia y del amor, que en el hombre manifiestas el esplendor de tu gloria, y pones en su corazón la semilla de tu llamada, haz que, ninguno, por negligencia nuestra, ignore este don o lo pierda, sino que todos con plena generosidad, puedan caminar hacia la realización de tu Amor.

Señor Jesús, que en tu peregrinar por los caminos de Pa-lestina, has elegido y llamado a tus apóstoles y les has confiado la tarea de predicar el Evangelio, haz que hoy no falten a tu Iglesia sacerdotes, que lleven a todos, los frutos de tu muerte y resurrección.

Espíritu Santo: que santificas a la Iglesia con la abundan-cia de tus dones, despierta en el corazón de los llama-dos a la vida consagrada una íntima y fuerte pasión por el Reino, para que, con un sí generoso e incondicional, pongan su existencia al servicio del Evangelio.

Virgen Santísima, que sin dudar te has ofrecido a Dios para la realización de su plan de salvación, intercede por los jóvenes, para que siempre haya consagrados que animen y acompañen al pueblo cristiano por el camino de la vida, y sepan testimoniar la presencia liberadora de tu Hijo Resucitado. Amén

A un joven que quisiera ser jesuita, yo le diría: Quédate en tu casa

si esta idea te pone inquieto y nervioso. No vengas a nosotros si es que amas

a la Iglesia como a una madrastra y no como a una madre.

No vengas si piensas que, con ello, vas a hacer un favor a la Compañía de Jesús.

Ven si para ti el servicio a Cristo es el centro de tu vida.

Ven si tienes unas espaldas anchas, suficientemente fuertes, un espíritu abierto,

una mente razonablemente abierta y un corazón más grande que el mundo.

Ven si sabes ser bromista y reírte con otros

y… en ocasiones, reírte de ti mismo.

Padre Arrupe, SJ

Oración 4

A un joven que quiere ser jesuita

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