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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año L, número 26 (2.573) Ciudad del Vaticano 29 de junio de 2018 Dios piensa en mí Catequesis en la audiencia general de los miércoles

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año L, número 26 (2.573) Ciudad del Vaticano 29 de junio de 2018

Dios piensa en mí

Catequesis en la audiencia generalde los miércoles

L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Ciudad del Vaticanoe d . e s p a n o l a @ o s s ro m .v a

w w w. o s s e r v a t o re ro m a n o .v a

GI O VA N N I MARIA VIANd i re c t o r

Giuseppe Fiorentinosub director

Silvina Pérezjefe de la edición

Redacciónvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano

teléfono 39 06 698 99410

TIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICEL’OS S E R VAT O R E ROMANO

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 29 de junio de 2018, número 26

¡ To r t u ra ra las personas es

un pecado mortal! Que lascomunidades cristianas secomprometan a sostener a lasvíctimas de la tortura(@pontifex_es, 26 de junio, 11:30)

La dignidad deuna persona no

depende de que seaciudadano, migrante orefugiado. Salvar la vida dequien escapa de la guerra yde la miseria es un acto dehumanidad. #WithRefugees@M_RSeccion(@pontifex_es, 20 de junio, 13:30)

La fe en Jesucristolibera del pecado,

de la tristeza, del vacíointerior, del aislamiento; y esfuente de una alegría quenadie nos puede quitar(@pontifex_es, 25 de junio, 13:30)

Queridos jóvenes,ayuden a losadultos, cuyo

corazón a menudo se haendurecido, a elegir el caminodel diálogo y de la concordia(@pontifex_es, 21 de junio, 10:00)

La tortura

Migrantes

Fe en Jesucristo

Jóvenes

La semana del Papalos cuales Francisco señaló enparticular el de «ofrecer esta-bilidad, instrucción y oportu-nidades de trabajo a los jóve-nes, que forman un parte tanamplia de las sociedades afri-canas». «Si estamos realmen-te convencidos de que losproblemas de África podránser resueltos más fácilmenterecurriendo a los recursos hu-manos, culturales y materialesdel continente —exhortó elPa p a — entonces está claro quenuestra tarea cristiana es la deacompañar todo esfuerzo pa-ra favorecer un uso sabio yético de tales recursos». Esnecesario sobre todo «promo-ver los procesos de paz en lasvarias áreas de conflicto»; pe-ro no menos urgente es la ne-cesidad «de formas concretasde solidaridad hacia quien es-tá necesitado».

Y «es tarea de los respon-sables de las Iglesias ayudar alas personas a recoger las pro-pias energías para ponerlas alservicio del bien común y, almismo tiempo, defender sudignidad, su libertad, sus de-rechos». Hoy de hecho, insis-tió el Pontífice, «es más nece-sario que nunca que todos loscristianos aprendan a trabajarjuntos por el bien común».

Cultura del encuentro

Una «condición necesa-ria para contribuir ala paz en el mundo»

es «el diálogo entre los cre-yentes de las diferentes reli-giones». Lo reiteró el Papa enel discurso dirigido a una de-legación de la asociaciónEmouna Fraternité Alumni,recibida en audiencia el sába-do por la mañana, 23 de ju-nio, en la sala de los Papas.

Educación católica

Francisco recibió el lu-nes 25 de junio a losmiembros de la Fun-dación G ra v i s s i m u m

Educationis, que participaronen el encuentro titulado«Educar y transformar» y lesrecordó que «solo cambiandola educación se puede cam-biar el mundo». También leshizo una sugerencia: «crearredes», que significa «juntarlas instituciones escolásticas yuniversitarias para potenciarla iniciativa educativa y de in-vestigación, enriqueciéndosede los puntos de fuerza decada uno, para ser más efica-ces a nivel intelectual y cultu-ral». Y además les lanzó unapetición: que no se olvidendel «bien común» y que sus-

tenten un programa de pensa-miento que pueda ayudar aconstruir un futuro en el quela dignidad de las personas yla fraternidad universal «seanlos recursos universales a losque pueda recurrir cada ciu-dadano del mundo».

Además el Pontífice recor-dó que la educación está lla-mada a «globalizar la espe-ranza» y a alentar a los hom-bres y mujeres de nuestrotiempo a encontrar el cambiosocial, sumergiéndose en larealidad con la luz irradiadapor la promesa de la salva-ción cristiana.

Como les recordó Francis-co en su discurso, la Funda-ción fue constituida por elpropio Pontífice, acogiendo lainvitación de la Congregaciónpara la educación católica, el28 de octubre de 2015, conocasión del 50º aniversario dela Declaración del ConcilioVaticano II, Gravissimum edu-cationis.

Con esta institución, laIglesia renueva su compromi-so con la educación católicade acuerdo con las transfor-maciones históricas de nues-tro tiempo.

Visita del presidente Macron

El Pontífice recibió enaudiencia al presi-dente de la Repúbli-ca Francesa, Emma-

nuel Macron, quien se reuniótambién después con el carde-nal Secretario de Estado, Pie-tro Parolin, acompañado pormonseñor Paul Richard Ga-llagher, Secretario para lasRelaciones con los Estados.

Durante el cordial coloquiose subrayaron las buenas rela-ciones bilaterales existentesentre la Santa Sede y Francia,y se destacó con particular re-ferencia el compromiso de laIglesia, la contribución de lasreligiones a la promoción delbien común del país.

Se afrontaron cuestionesglobales de interés comparti-do, como la protección delmedio ambiente, las migracio-nes y el compromiso a nivelmulticultural para la preven-ción y la resolución de losconflictos, especialmente enrelación al desarme.

La conversación consintióun intercambio de valoracio-nes sobre algunas situacionesde conflicto, particularmenteen Oriente Medio y en Áfri-ca. Finalmente, no faltó unareflexión conjunta sobre lasperspectivas del proytecto eu-rop eo.

Entre luchasde guerra y de poder

En Oriente Medio hayhoy un gran «peca-do» cuyas conse-cuencias recaen sobre

la gente: el pecado de las ga-nas de poder y de guerra. Ladenuncia es del Papa Francis-co, que recibiendo en audien-cia el viernes por la mañana,22 de junio, los miembros dela Reunión de las obras deayuda a las Iglesias orientales(ROACO), dejó de lado el dis-curso ya preparado e improvi-sando reiteró sus preocupa-ciones frente a la situación dela región medioriental, con-vertida en una «encrucijada»de difíciles situaciones, tantocomo para poner en riesgo lasupervivencia misma de loscristianos: pero sin ellos, afir-mó, Oriente Medio no seríalo mismo. El Pontífice usópalabras fuertes sobre todorespecto a las potencias mun-diales, que hacen carrera paraampliar el propio dominio enla zona desinteresándose dela tutela de las poblacioneslocales. Sobre las cuales, in-sistió, pesan también las inco-herencias entre vida y fe quea veces marcan la experienciade los cristianos. En particu-lar el Papa exhortó a una ma-yor generosidad por parte detodos para ir al encuentro delas necesidades de la genteque sufre.

África necesitapaz y solidaridad

Hoy es «improroga-ble» un compro-miso común parapromover la paz y

la solidaridad en África. Lodijo el Papa Francisco a unadelegación de la organizaciónAfrican Instituted Churches, re-cibida en audiencia el sábadopor la mañana, 23 de junio,en la biblioteca privada.

Recordando los esfuerzosrealizados por la poblacióndel continente para alcanzarla independencia y defenderla propia dignidad, el Pontífi-ce constató cómo «la promesade progreso y de justicia con-tenida en tal proceso deemancipación no siempre hasido mantenida y muchos paí-ses todavía están lejos de lapaz y de un desarrollo econó-mico, social y político queabrace a todos los sectores yofrezca condiciones de vida yoportunidades adecuadas atodos los ciudadanos». Si-guen siendo todavía retos de-safiantes para afrontar, entre

número 26, viernes 29 de junio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

El Dios de las sorpresasAntes del Ángelus el Papa comenta el nacimiento de Juan Bautista

«Dios no depende de nuestras lógicas y de nuestras limitadascapacidades humanas» porque «es el Dios de las sorpresas». Lo dijoel Papa Francisco en el Ángelus del domingo 24 de junio, en laplaza San Pedro, hablando del episodio evangélico del nacimiento deJuan Bautista.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!Hoy la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la Natividad

de san Juan Bautista. Su nacimiento es el evento que ilumina lavida de sus padres Isabel y Zacarías e implica en la alegría y enel asombro a los parientes y vecinos. Estos ancianos padres ha-bían soñado y preparado aquel día, pero ya no lo esperaban: sesentían excluidos, humillados, decepcionados. Ante el anunciodel nacimiento de un hijo, (cf. Lucas 1, 13) Zacarías se quedó in-crédulo, porque las leyes naturales no lo consentían, eran viejos:eran ancianos; como consecuencia el Señor lo dejó mudo duran-te todo el tiempo de la gestación (cf. v. 20). Es una señal. PeroDios no depende de nuestras lógicas y de nuestras limitadas ca-pacidades humanas. Es necesario aprender a fiarse y a callar

¿Es una fe alegre o una fe siempre igual, una fe «plana»? ¿Ten-go un sentido de asombro cuando veo las obras del Señor, cuan-do escucho hablar de cosas de la evangelización o de la vida deun santo, o cuando veo a tanta gente buena: ¿siento la graciadentro, o nada se mueve en mi corazón? ¿Sé sentir las consola-ciones del espíritu o estoy cerrado a ello? Preguntémonos cadauno de nosotros en un examen de conciencia: ¿cómo es mi fe?¿es alegre? ¿está abierta a las sorpresas de Dios? Porque Dios esel Dios de las sorpresas: ¿he «probado» en el alma aquel sentidode estupor que hace la presencia de Dios, ese sentido de grati-tud? Pensemos en estas palabras, que son estados de ánimo de lafe: alegría, sentido de asombro, sentido de sorpresa y gratitud.

Que la Virgen Santa nos ayude a comprender que en cadapersona humana está la impronta de Dios, fuente de la vida.Que ella, Madre de Dios y madre nuestra nos haga más cons-cientes de que en la generación de un hijo los padres actúan co-mo colaboradores de Dios. Una misión verdaderamente sublimeque hace de cada familia un santuario de la vida y despierta —ca-da nacimiento de un hijo— la alegría, el asombro, la gratitud.

frente al misterio de Dios y a contemplar en humildad y silenciosu obra, que se revela en la historia y que tantas veces superanuestra imaginación.

Y ahora que el evento se cumple, ahora que Isabel y Zacaríasexperimentan que «nada es imposible para Dios» (Lucas 1, 37),grande es su alegría. La página evangélica del día (Lucas 1, 57-66.80) anuncia el nacimiento y luego se detiene en el momentode la imposición del nombre al niño. Isabel elige un nombre ex-traño a la tradición familiar y dice: «Se llamará Juan», don gra-tuito y también inesperado, porque Juan significa «Dios ha he-cho la gracia». Y este niño será heraldo, testigo de la gracia deDios para los pobres que esperan con humilde fe su salvación.Zacarías confirma de forma inesperada la elección de ese nom-bre, escribiéndolo en una tablilla —porque estaba mudo— «y alpunto se abrió su boca y su lengua y hablaba bendiciendo aDios» (v. 64).

Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeadopor un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud.Asombro, sorpresa, gratitud. La gente fue invadida por un santotemor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban to-das estas cosas» (v. 65).

Hermanos y hermanas, el pueblo fiel intuye que ha sucedidoalgo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta«¿Qué será este niño?» (v. 66). El pueblo fiel de Dios es capazde vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa yde gratitud. Vemos a aquella gente que hablaba bien de esta cosamaravillosa, de este milagro del nacimiento de Juan, y lo hacíacon alegría, estaba contenta, con sentido de asombro, de sorpresay de gratitud. Y viendo esto preguntémonos: ¿cómo es mi fe?

Al finalizar la oración mariana, antes de saludar a los diferentesgrupos de peregrinos presentes en la plaza, el Pontífice recordó labeatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, celebrada elsábado 23 en Paraguay.

Queridos hermanos y hermanas:Ayer, en Asunción (Paraguay), fue proclamada beata María

Felicia de Jesús Sacramentado, nacida María Felicia GuggiariEcheverría, monja de la Orden de las Carmelitas Descalzas, lla-mada por el padre y también hoy por el pueblo paraguayo la«Chiquitunga». Vivió en la primera mitad del siglo XX, se uniócon entusiasmo a la Acción Católica y cuidó de los ancianos, losenfermos y los presos. Esta fecunda experiencia de apostolado,sostenida por la eucaristía cotidiana, desembocó en la consagra-ción al Señor. Murió a los 34 años, aceptando la enfermedad conserenidad. El testimonio de esta joven beata es una invitación pa-ra todos los jóvenes, especialmente para los paraguayos, a vivir lavida con generosidad, mansedumbre y alegría. ¡Saludemos a laChiquitunga con un aplauso y a todo el pueblo paraguayo!

Os dirijo mi saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos.En particular a aquellos que vienen de Hannover y Osnabrück,en Alemania y a aquellos de Eslovaquia.

Saludo a la comunidad rumana en Italia; a los fieles de Enna,Paternò, Rosolini y San Cataldo; y al grupo de ciclistas de SestoSan Giovanni. Os deseo un buen domingo.

Por favor, no os olvidéis de rezar por mí.¡Buen almuerzo y hasta pronto!

página 4 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 29 de junio de 2018, número 26

A los verbitas

Con la brújula del misioneroPublicamos el texto integral del discurso dirigido por el Papa Franciscoa los participantes del Capítulo General de la sociedad del VerboDivino, recibidos en audiencia, en la Sala Clementina el viernes 22 dejunio, por la mañana.

Queridos hermanos y hermanas:Permítanme que en primer lu-

gar salude al superior general yle agradezca las palabras que meha dirigido en nombre de todala Sociedad del Verbo Divino.Les doy la bienvenida y deseomanifestarles mi alegría de estarcon ustedes en este encuentro,con motivo de su Capítulo Ge-neral, que constituye un tiempode gracia para toda la familiaVerbita, como también para laIglesia y para el mundo entero.Y como se trata de seguir confidelidad a Cristo, pidamos laasistencia del Espíritu Santo, «elPadre de los pobres», como legustaba decir a san ArnoldoJanssen.

El lema que guía sus trabajostiene un claro sabor paulino ymisionero: «“El amor de Cristonos urge” (2 Co 5, 14): enraiza-dos en la Palabra, comprometi-dos en su misión». Es el amorde Cristo que nos empuja a larenovación personal y comunita-ria para fortalecer el compromi-so de salir y anunciar el Evange-lio. Para esto será necesario vol-ver a mirar las raíces, ver dóndeestán arraigados, cuál es la saviaque da vida a sus comunidadesy a las obras que realizan, en ca-da rincón del mundo donde es-tán presentes. Desde esta miradaa los orígenes, quisiera reflexio-nar en torno a tres palabras:confianza, anuncio y hermanos.

En primer lugar, la confianzaen Dios y en su divina Provi-dencia, porque el saber abando-narnos en sus manos es esencialen nuestra vida de cristianos yconsagrados. ¿Hasta dónde lle-ga nuestra confianza en Dios,en su amor providente y miseri-cordioso? ¿Estamos dispuestos aarriesgar, a ser valientes y deci-didos en nuestra misión? SanArnoldo estaba convencido deque en la vida de un misionerono hay nada que pueda justifi-

car la falta de valentía y de con-fianza en Dios. No permitamosque entre nosotros, que hemosexperimentado el amor de Dios,haya miedo y cerrazón, comotampoco que seamos nosotrosquienes pongamos frenos y tra-bas a la acción del Espíritu.Conscientes del don recibido, de«tantas pruebas de la ayuda di-vina», los animo a renovar laconfianza en el Señor y a salirsin miedo, a dar testimonio dela alegría del Evangelio, que ha-ce felices a muchos. Que estaconfianza en el Señor, renovadacada día en el encuentro con Élen la oración y en los sacramen-tos, los ayude también a estarabiertos al discernimiento, paraexaminar la propia vida, buscan-do hacer la voluntad de Dios entodas sus actividades y proyec-tos.

La segunda palabra: anuncio.En su carisma es esencial procla-mar la Palabra de Dios a todoslos hombres, en todo tiempo ylugar, aprovechando todos losmedios posibles, formando co-munidades de discípulos y mi-sioneros que están unidos entresí y con la Iglesia universal. Enel corazón de todo Verbita de-ben arder como un fuego queno se apaga las palabras de sanPablo: «¡Ay de mí si no anuncioel Evangelio!» (1 Co 9, 16). Eseha sido el desvelo de tantos mi-sioneros y misioneras que loshan precedido, esa es la antor-cha que les han legado y el de-safío que hoy tienen por delan-te. Su fundador pensó en uste-des como misioneros ad gentes.«Id por todo el mundo y pro-clamad la Buena Noticia» (Mc16, 15). El mandato misionerono conoce fronteras ni culturas,pues todo el mundo es tierra demisión.

Queridos hermanos: Si estánanclados en la Palabra de Dios,enraizados en ella, si la asumen

como fundamento de sus vidasy dejan que esta arda en sus co-razones (cf. Lc 24, 32), los irátransformando y hará de cadauno de ustedes un verdaderomisionero. Vivan y déjense san-tificar por la Palabra de Dios, yvivirán para ella.

La tercera palabra que pro-pongo es hermanos. No estamossolos, somos Iglesia, somos unpueblo. Tenemos hermanos yhermanas a nuestro lado conquienes recorremos el camino dela vida y de nuestra propia vo-cación. Una comunidad de her-manos unidos por el Señor quenos atrae y nos aglutina, asu-miendo lo que somos como per-sonas y sin dejar que seamos no-sotros mismos. De Dios recibenla fuerza y la alegría para man-

vive la fe y un mismo carisma,en la que todos están al serviciode los demás y nadie es más queel otro. Así, unidos, podránafrontar cualquier dificultad y latarea de salir al encuentro deotros hermanos que están fuera,excluidos por la sociedad, aban-donados a su suerte, pisoteadospor intereses egoístas… Ellostambién son nuestros hermanosque necesitan nuestra ayuda yexperimentar la presencia deDios que sale a su encuentro.Allí también son enviados parahacer realidad el espíritu de lasBienaventuranzas a través de lasobras de misericordia: escuchan-do y dando respuesta a los gri-tos de quienes piden pan y justi-cia; llevando paz y promociónintegral a los que buscan una vi-

tenerse fieles y para marcar ladiferencia, siguiendo el caminoque nos indica: «Ámense unos aotros» (Jn 13, 34). Qué hermosoes ver una comunidad que cami-na unida y donde sus miembrosse aman; esta es la mayor evan-gelización. El mundo, comotambién la Iglesia, necesita pal-par este amor fraternal a pesarde la diversidad e interculturali-dad. Una comunidad, en la quesacerdotes, religiosas y laicos sesienten miembros de una fami-lia, en la que se comparte y se

da más digna; consolando yofreciendo razones de esperanzaa las tristezas y sufrimientos detantos hombres y mujeres denuestro tiempo… Que esta seala brújula que oriente sus pasosde hermanos misioneros.

Que Jesús los bendiga, bendi-ga a toda la familia Verbita, y laVirgen Santa, Esposa del Espíri-tu Santo y Reina de las Misio-nes, los cuide. Y, por favor, nose olviden de rezar por mí.

Muchas gracias.

número 26, viernes 29 de junio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Encuentro con un grupo en Casa Osa

En la tarde del domingo 24 de junio elPapa visitó a un grupo de discapacita-dos, con sus familiares y acompañantes,que pertenecen a la fundación «Durante

y después de nosotros» y a la cooperativa Osa.El encuentro, en el que estaban presentes dos-

cientas personas, tuvo lugar en Casal 4.5, en víaArdeatina. Presentaron al Pontífice «Durante ydespués de nosotros. Casa Osa», un proyecto devida y autonomía para las personas con discapa-cidad grave.

El grito de la tierra es el grito de los pobresColoquio con Bruno Marie Duffé

NICOLA GORI

Es necesario «escuchar tanto el grito de la tierracomo el grito de los pobres». La invitación del Pa-pa Francisco en la encíclica Laudato si’ resonó sig-nificativamente en la Jornada mundial del me-dioambiente, proclamada por las Naciones Unidasel 5 de junio. Y ofreció a monseñor Bruno MarieDuffé la ocasión para reafirmar que la tutela de lacreación y la atención a los últimos van a la par y«exigen en nosotros una conversión permanente».A un año de su nombramiento como secretario deldicasterio para el servicio del desarrollo humanointegral, en esta entrevista con L’Osservatore Ro-mano el prelado francés traza un primer balancede su actividad y renueva el compromiso del dicas-terio sobre los temas cruciales de la solidaridad yla acogida.

«Un verdadero planteo ecológico se convierte siempreen un planteo social», se lee en la «Laudato si’».¿Qué significa esto para un cristiano?

El objetivo esencial de la doctrina de la Iglesia,en el contexto actual, es el anuncio y la propuestadel Evangelio. Esta ofrenda del Evangelio comien-za con la consideración respetuosa de los más po-bres, tanto en el interior como en el exterior de laIglesia. El Papa en la Laudato si’ ha subrayado dehecho que el «grito de los pobres» y «el grito dela tierra», que nosotros maltratamos, resuenan jun-tos en nuestra conciencia. En el interior de la Igle-sia, la acogida y el amor por los más pobres exigende nosotros una conversión permanente.

Usted viene de una larga experiencia en el campo dela pastoral sanitaria. ¿Qué se puede hacer hoy parare l a n z a rl a ?

La pastoral sanitaria está en el corazón de la mi-sión de nuestro dicasterio. Y no es necesario niabandonarla ni minimizarla. Lleva en sí los gran-des desafíos éticos de nuestra sociedad y del mun-do contemporáneo: el acceso a los cuidados, el res-peto fundamental de la vida desde su inicio comohasta su final; las cuestiones relativas a los experi-mentos sobre las personas vivas. Mi experiencia demás de diez años en un hospital especializado enel tratamiento de enfermedades oncológicas me haenseñado la importancia de trabajar en el discerni-miento de aquello que es apropiado y bueno enmateria de cuidado. He comprendido que cuidares hablar y esperar con el otro, en el sufrimiento.La pastoral sanitaria es un ejercicio de compasión.Hacemos juntos la travesía de la prueba, dándonosla mano y esperando «contra toda esperanza».

¿Piensa que la aplicación de la Doctrina social de laIglesia pueda ser una solución a tantos conflictos quehoy atraviesan el mundo?

La Doctrina social de la Iglesia no es un reme-dio para todos los conflictos. Es una enseñanza,inspirada por el Evangelio y por el testimonio delos creyentes, de todos los siglos, para iluminar laconciencia de cada uno y permitirnos construirjuntos una sociedad humana, justa y pacífica. To-dos los conflictos tienen una solución: el diálogo yel respeto recíproco. Los tres principios fundamen-tales de la Doctrina social de la Iglesia son las cla-ves para salir de la violencia y para valorizar losvínculos sociales: la dignidad de la persona, lasubsidiariedad, que es la responsabilidad comparti-da y la solidaridad, que es la consideración delotro como un igual y un herman0.

número 26, viernes 29 de junio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 6/7

Coloquio del Papa con los periodistas durante el viaje de regreso a Roma

La experiencia del encuentro

Saludo a monseñor BecciuAl finalizar la rueda de prensa, el Papa

Francisco dio una sorpresa al arzobis-po Angelo Becciu: «Y ahora, vamos a

llamar al Sustituto porque es el último viajeque hace con nosotros, porque ahora cam-biará de color [con la creación cardenaliciaen el consistorio el 28 junio], ¡pero no porvergüenza! Queremos despedirlo y habráuna tarta sarda para celebrarlo». Becciu—que desde el 1 de septiembre será prefectode la Congregación de las causas de los san-tos— se acercó sonriente: «¡Gracias! Es unadoble sorpresa, llamarme aquí y darme lasgracias frente a vosotros. Y además una tar-ta de Cerdeña, ¡bien! La probaremos congusto. Doy las gracias al Santo Padre poresta ocasión, pero por todo, por todo, por-que me ha dado esta maravillosa experienciade viajar tanto con él. Al principio, me asus-té, dijo: «No, haré pocos viajes», [dirigién-dose al Papa] ¿se acuerda? Y luego, despuésde uno, añadía otro y otro, y nos dijimos:¡Menos mal que había dicho que serían po-cos! ¡Y han sido muchos! Una experienciamagnífica: ver al Santo Padre difundir va-lientemente la Palabra de Dios. Mi servicioha sido solamente este: ayudarle en esto.Gracias a todos vosotros y a los que noshan ayudado, gracias».

Durante el vuelo de Ginebra a Roma, al finali-zar la peregrinación ecuménica, el Papa Fran-cisco estuvo con los periodistas a bordo delavión en una rueda de prensa. Publicamos latranscripción de las respuestas del Pontífice yuna síntesis de las preguntas. Después de la in-troducción del director de la sala de prensa,Greg Burke, el Papa Francisco se dirigió así alos presentes: «¡Gracias por vuestro trabajo!Ha sido una jornada un poco pesada, al me-nos para mí. Pero estoy contento. Estoy con-tento porque las diversas cosas que hemos he-cho, tanto la oración al principio, como des-pués el diálogo durante la comida que ha si-do muy bonito y después la misa, son cosasque me han hecho feliz. Cansan, pero son co-sas buenas. Muchas gracias. Y ahora estoy avuestra disposición».

[Arnaud Bedat, de la revista «L’Illustré»] ¿Quémomentos fuertes le han marcado durante esta jor-nada?

Gracias. Creo que hay una palabra común:encuentro. Ha sido una jornada de encuentros.Variados. La palabra adecuada de la jornada esencuentro y, cuando una persona encuentra aotra y siente gusto por el encuentro, esto siem-pre toca el corazón. Han sido encuentros posi-tivos, también bellos, empezando por el diálo-go con el Presidente [de la Confederación Sui-za] al inicio, que ha sido, no solo un diálogode cortesía, normal, sino un diálogo profundo,sobre temas mundiales profundos y con unainteligencia que me ha impresionado. Empe-zando por esto. Después, los encuentros quetodos vosotros habéis visto… Y lo que no ha-béis visto es el encuentro durante la comida,que ha sido muy profundo por la manera enque se han tocado tantos temas. Quizá el temasobre el que más nos hemos detenido ha sidoel de los jóvenes, porque todas las Confesionesestán también preocupadas, en el buen sentido,por los jóvenes. Y el pre-sínodo que hubo enRoma, desde el 19 de marzo, llamó bastante laatención, porque eran jóvenes de todas las con-fesiones, también agnósticos y de todos lospaíses.

Pensad: 315 jóvenes presentes y otros 15.000conectados que «entraban y salían». Esto qui-zá ha despertado un interés especial. Pero lapalabra que para mí quizás me resume la tota-lidad del viaje es que ha sido un viaje de en-cuentro. La experiencia del encuentro. No me-ra cortesía, nada puramente formal, sino en-

cuentro humano. Y esto, entre protestantes ycatólicos es decirlo todo…Gracias.

[Roland Juchem, de la agencia católica alemanaCIC]: Respecto a la llamada intercomunión losobispos alemanes últimamente han decidido darun paso y entonces nos preguntamos por qué el ar-zobispo Ladaria [prefecto de la Congregación parala doctrina de la fe] ha escrito una carta que pa-rece un poco una frenada de emergencia. ¿Cuálesserán los próximos pasos?, ¿Será necesaria una in-tervención por parte del Vaticano para aclarar?, o¿los obispos alemanes deberán encontrar un acuer-do?

Bien. Esto no es una novedad, porque en elCódigo de Derecho Canónico está previsto

aquello de lo que hablaban los obispos alema-nes: la Comunión en casos especiales. Y ellosmiraban al problema de los matrimonios mix-tos: si es posible o no es posible. Sin embargo,el Código dice que el obispo de la Iglesia par-ticular esta palabra es importante, particular,si es de una diócesis , debe ocuparse de ello:está en sus manos. Esto está en el Código.

Los obispos alemanes, porque habían vistoque el caso no estaba claro y que algunos sa-cerdotes hacían cosas no de acuerdo con elobispo, han querido estudiar este tema y hanhecho este estudio que no quiero exagerar hasido un estudio de más de un año; no lo sémuy bien, pero más de un año, bien hecho. Yel estudio es restrictivo: lo que los obispos que-rían es decir claramente lo que está en el Códi-

go. Y también yo, que lo he leído, digo: es undocumento restrictivo. No era un «abrir a to-dos». No. Era algo bien pensado con espíritueclesial. Y han querido hacerlo para la Iglesialocal: no la particular. No han querido. Y la co-sa ha resbalado hasta allí, o sea, diciendo que espara la Conferencia Episcopal Alemana. Y aquíhay problema porque el Código no prevé eso.Prevé la competencia del obispo diocesano, pe-ro no de la Conferencia episcopal. ¿Por qué?Porque algo aprobado en una conferencia epis-copal se convierte inmediatamente en universal.Y esta ha sido la dificultad en la discusión: notanto el contenido, sino esto.

Enviaron el documento; después hubo dos otres encuentros de diálogo y de clarificación; yel arzobispo Ladaria envió esa carta, pero con

mi permiso; no lo hizo por su cuenta. Yo ledije: «Sí, es mejor dar un paso adelante y decirque el documento no está todavía maduro eslo que decía la carta y que la cosa debía estu-diarse más». Después hubo otra reunión y al fi-nal estudiarán la cosa. Creo que éste será undocumento orientativo, para que cada uno delos obispos diocesanos pueda gestionar lo queya permite el Derecho Canónico. No ha habidoningún frenazo, no.

Ha sido gestionar la cosa para que fuera porbuen camino. Cuando visité la iglesia luteranade Roma, me hicieron una pregunta de este ti-po y contesté según el espíritu del Código deDerecho Canónico; ese espíritu que ellos [losobispos] buscan ahora. Tal vez no hubo una in-formación adecuada en los momentos adecua-dos, hubo un poco de confusión, pero este es eltema. En la Iglesia particular, el Código lo per-mite; la Iglesia local, no puede, porque seríauniversal. Esto es.

[Roland Juchem]: ¿La Iglesia local es la Confe-re n c i a ?

Es la Conferencia. Pero la Conferencia puedeestudiar y dar líneas orientativas para ayudar alos obispos a gestionar los casos particulares.Gracias.

[Eva Fernández de la radio Cope]: También el Se-cretario general del Consejo Ecuménico de las Igle-sias ha hablado de la ayuda a los refugiados. Re-cientemente hemos visto el incidente de la nave«Aquarius» y otros casos como también la separa-ción de las familias en Estados Unidos. ¿Cree quealgunos gobiernos instrumentalizan el drama de losre f u g i a d o s ?

He hablado mucho sobre los refugiados y loscriterios son los que ya he dicho: «acoger, pro-teger, promover, integrar». Son criterios para to-dos los refugiados. Después he dicho que cadapaís debe hacer esto con la virtud del gobiernoque es la prudencia, porque un país debe aco-ger tantos refugiados como pueda y tantos co-mo pueda integrar: integrar, es decir, educar,dar trabajo… Esto, diría, es el plan tranquilo,sereno de los refugiados. Aquí estamos viviendo

una oleada de refugiados que huyen de las gue-rras y del hambre. Guerras y hambre en muchospaíses de África, guerra y persecución en Orien-te Medio. Italia y Grecia han sido muy genero-sas a la hora de acoger. Para Oriente Mediopor cuanto respecta a Siria , Turquía ha recibi-

do muchos; Líbano, muchos: en Líbano haytantos sirios como libaneses; y luego Jordania, yotros países. También España los había acogido.Existe el problema del tráfico de inmigrantes. Ytambién el problema de los casos en que vuel-ven, porque deben volver: existe este caso… Noconozco bien los términos del acuerdo, pero siestán en aguas de Libia deben volver… Y hevisto las fotografías de las cárceles de los trafi-cantes.

Los traficantes separan inmediatamente a lasmujeres de los hombres: mujeres y niños vanDios sabe dónde... Esto hacen los traficantes.Hay un caso que conozco, en que los traficantesse acercaron a un barco que había recogido arefugiados de las pateras y dijeron: «Dadnos alas mujeres y a los niños y llevaos a los hom-bres». Esto hacen los traficantes. Y las cárcelesde los traficantes, para los que vuelven, son te-rribles. En los campos de concentración de laSegunda Guerra Mundial se veían cosas comoestas. Mutilaciones, torturas… Y luego los tirana las fosas comunes. Por esto los gobiernos sepreocupan de que no vuelvan ni caigan en lasmanos de esta gente. Hay una preocupaciónmundial. Sé que los gobiernos hablan de esto yquieren llegar a un acuerdo, también para mo-dificar el Acuerdo de Dublín. En España habéistenido el caso de esta nave que llegó a Valencia.Pero todo este fenómeno es un desorden.

El problema de las guerras es difícil de resol-ver; también el problema de la persecución decristianos, en Oriente Medio y también en Ni-geria. Pero el problema del hambre se puede re-solver. Y tantos gobiernos europeos están pen-sando en un plan de urgencia para invertir enesos países, invertir inteligentemente, para dartrabajo y educación estas dos cosas , en lospaíses de donde proceden estas personas. Por-

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página 8 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 29 de junio de 2018, número 26

Una «bioética global» para una«ecología humana» integral: es elcompromiso indicato por el PapaFrancisco a los partecipantes de laAsamblea general de la Pontificiaacademia para la vida, recibidos enaudiencia en la mañana del lunes 25de junio, en la Sala Clementina.

Ilustres señores y señoras:Me alegra dirigirles mi saludo,

empezando por el presidente, el ar-zobispo Vincenzo Paglia, a quiendoy las gracias por haberme presen-tado esta Asamblea general, en lacual el tema de la vida humana serásituado en el amplio contexto delmundo globalizado en el que vivi-mos hoy. Y también, quiero dirigirun saludo al cardenal Sgreccia, denoventa años pero entusiasta, joven,en la lucha por la vida. Gracias,eminencia, por lo que ha hecho eneste campo y por lo que está hacien-do. Gracias.

La sabiduría que debe inspirarnuestra actitud en relación con la«ecología humana» está instada aconsiderar la cualidad ética y espiri-tual de la vida en todas sus fases.Existe una vida humana concebida,una vida en gestación, una vida queviene a la luz, una vida niña, una vi-da adolescente, una vida adulta, unavida envejecida y consumida — yexiste la vida eterna. Existe una vidaque es familia y comunidad, una vi-da que es invocación y esperanza.Como también existe la vida huma-na frágil y enferma, la vida herida,ofendida, abatida, marginada, des-cartada. Es siempre vida humana. Esla vida de las personas humanas,que habitan la tierra creada por Diosy comparten la casa común a todoslas criaturas vivientes. Ciertamenteen los laboratorios de biología se es-tudia la vida con los instrumentosque consienten explorar los aspectosfísicos, químicos y mecánicos. Unestudio importantísimo e imprescin-dible, pero que debe ser integradocon una perspectiva más amplia ymás profunda, que pide atención ala vida propiamente humana, queirrumpe en la escena del mundo conel prodigio de la palabra y del pen-samiento, de los afectos y del espíri-tu. ¿Qué reconocimiento recibe hoyla sabiduría humana de la vida delas ciencias de la naturaleza? ¿Y quécultura política inspira la promocióny la protección de la vida humanareal? El trabajo «bonito» de la vidaes la generación de una personanueva, la educación de sus cualida-des espirituales y creativas, la inicia-ción al amor de la familia y de la co-munidad, el cuidado de sus vulnera-bilidades y de sus heridas; comotambién la iniciación a la vida de loshijos de Dios, en Jesucristo.

Cuando entregamos niños a laprivación, los pobres al hambre, losperseguidos a la guerra, los viejos alabandono, ¿no hacemos nosotrosmismos, sin embargo, el trabajo «su-cio» de la muerte? ¿De dónde viene,de hecho, el trabajo sucio de lamuerte? Viene del pecado. El maltrata de persudiarnos de que lamuerte es el final de cada cosa, quehemos venido al mundo por casuali-dad y estamos destinados a terminaren la nada. Excluyendo al otro denuestro horizonte, la vida se repliegasobre sí y se convierte en bien deconsumo. Narciso, el personaje de lamitología antigua, que se ama a símismo e ignora el bien de los de-más, es ingenuo y no se da ni siquie-

ra cuenta. Pero mientras tanto, di-funde un virus espiritual muy conta-gioso, que nos condena a convertir-nos en hombres—espejo y muje-re s —espejo, que se ven solamente así mismos y nada más. Es como vol-verse ciegos a la vida y a su dinámi-ca, en cuanto don recibido de otrosy que pide ser puesto responsable-mente en circulación por otros. Lavisión global de la bióetica, que vo-sotros os estáis preparando para re-lanzar en el campo de la ética socialy del humanismo planetario, fuertesde la inspiración cristiana, se com-prometerá con más seriedad y rigora desencadenar la complicidad conel trabajo sucio de la muerte, soste-nido por el pecado. Nos podrá asírestituir a las razones y a las prácti-cas de la alianza con la gracia desti-nada por Dios en la vida de cadauno de nosotros. Esta bioética no semoverá a partir de la enfermedad yde la muerte para decidir el sentidode la vida y definir el valor de lapersona. Se moverá más bien de laprofunda convicción de la irrevoca-ble dignidad de la persona humanaasí como Dios la ama, dignidad detoda persona, en cada fase y condi-ción de su existencia, en la búsque-da de las formas del amor y del cui-dado que deben ser dirigidos a suvulnerabilidad y a su fragilidad.

Por tanto, en primer lugar, estabioética global será una modalidadespecífica para desarrollar la pers-pectiva de la ecología integral que espropia de la encíclica Laudato si’,con la que he insistido sobre estospuntos-fuertes: «la íntima relaciónentre los pobres y la fragilidad delplaneta, la convicción de que en elmundo todo está conectado, la críti-ca al nuevo paradigma y a las for-mas de poder que derivan de la tec-nología, la invitación a buscar otrosmodos de entender la economía y elprogreso, el valor propio de cadacriatura, el sentido humano de laecología, la necesidad de debatessinceros y honestos, la grave respon-sabilidad de la política internacionaly local, la cultura del descarte y lapropuesta de un nuevo estilo de vi-da. Estos temas no se cierran niabandonan, sino que son constante-mente replanteados y enriquecidos»(n. 16).

En segundo lugar, en una visiónholística de la persona, se trata dearticular cada vez con mayor clari-dad todos las uniones y las diferen-

cias concretas en las que habita launiversal condición humana y quenos implican a partir de nuestrocuerpo. De hecho «nuestro propiocuerpo nos sitúa en una relación di-recta con el ambiente y con los de-más seres vivientes. La aceptacióndel propio cuerpo como don deDios es necesaria para acoger yaceptar el mundo entero como rega-lo del Padre y casa común, mientrasuna lógica de dominio sobre el pro-pio cuerpo se transforma en una ló-gica a veces sutil de dominio sobrela creación. Aprender a recibir elpropio cuerpo, a cuidarlo y a respe-tar sus significados es esencial parauna verdadera ecología humana.También la valoración del propiocuerpo en su femineidad o masculi-nidad es necesaria para reconocersea sí mismo en el encuentro con eldiferente» (Laudato si’, 155).

Es necesario por tanto procederen un cuidadoso discernimiento delas complejas diferencias fundamen-tales de la vida humana: del hombrey de la mujer, de la paternidad y dela maternidad, de la filiación y de lafraternidad, de la socialidad y tam-bién de todas las diferentes edadesde la vida. Como también de todaslas condiciones difíciles y de todoslos pasajes delicados o peligrososque exigen especial sabiduría ética yvaliente resistencia moral: la sexuali-dad y la generación, la enfermedad yla vejez, la insuficiencia y la discapa-cidad, la privación y la exclusión, laviolencia y la guerra. «La defensadel inocente que no ha nacido, porejemplo, debe ser clara, firme y apa-sionada, porque allí está en juego ladignidad de la vida humana, siem-pre sagrada, y lo exige el amor a ca-da persona más allá de su desarrollo.Pero igualmente sagrada es la vidade los pobres que ya han nacido,que se debaten en la miseria, elabandono, la postergación, la tratade personas, la eutanasia encubiertaen los enfermos y ancianos privadosde atención, las nuevas formas de es-clavitud, y en toda forma de descar-te» (Exort. ap. Gaudete et exsultate,101).

En los textos y en las enseñanzasde la formación cristiana y eclesiásti-ca, estos temas de la ética y de la vi-da humana deberán encontrar unacolocación adecuada en el ámbito deuna antropología global y no serconfinados entre las cuestiones lími-te de la moral y el derecho. Una

conversión a la centralidad actual dela ecología humana integral, es de-cir, de una comprensión armónica ycomplexiva de la condición humana,que espero encontréis en vuestrocompromiso intelectual, civil y reli-gioso, válido soporte y entonaciónprop ositiva.

La bioética global nos incita, porlo tanto, a la sabiduría de un pro-fundo y objetivo discernimiento delvalor de la vida personal y comuni-taria, que debe ser custodiado y pro-movido también en las condicionesmás difíciles. Debemos afirmar confuerza que, sin el adecuado sosténde una proximidad humana respon-sable, ninguna regla puramente jurí-dica y ningún auxilio técnico po-drán, por sí solos, garantizar condi-ciones y contextos relacionales co-rrespondientes a la dignidad de lapersona. La perspectiva de una glo-balización que, dejada solamente asu dinámica espontánea, tiende a au-mentar y profundizar las desigualda-des, pide una respuesta ética a favorde la justicia. La atención a los fac-tores sociales, económicos, culturalesy ambientales que determinan la sa-lud entra en este compromiso y seconvierte en una forma concreta dehacer realidad el derecho de cadapueblo a «la participación, sobre labase de la igualdad y de la solidari-dad, de los bienes que están destina-dos a todos los hombres». (Juan Pa-blo II, Carta Encíclica Sollicitudo reisocialis, 21).

Por último, la cultura de la vidadebe dirigir más seriamente la mira-da a la «cuestión seria» de su desti-no último. Se trata de resaltar conmayor claridad qué es lo que orientala existencia del hombre hacia unhorizonte que lo supera: cada perso-na está llamada gratuitamente «co-mo hijo, a la unión con Dios y a laparticipación de su felicidad. […]Enseña además la Iglesia que la es-peranza escatológica no merma laimportancia de las tareas temporales,sino que más bien proporciona nue-vos motivos de apoyo para su ejerci-cio» (Conc. Ecum. Vat. II, Cost.past. Gaudium et spes, 21). Es necesa-rio interrogarse más a fondo sobre eldestino último de la vida, capaz derestituir dignidad y sentido al miste-rio de sus efectos más profundos ymás sagrados. La vida del hombre,hermosa hasta encantar y frágil hastamorir, se refiere más allá de sí mis-ma: nosotros somos infinitamentemás que aquello que podemos hacerpor nosotros mismos. Pero la vidadel hombre es increíblemente tenaz,ciertamente por una misteriosa gra-cia que viene desde lo alto, en la au-dacia de su invocación de una justi-cia y de una victoria definitiva delamor. Y es incluso capaz —esp eranzacontra cada esperanza— de sacrificar-se por ella, hasta el final. Reconocery apreciar esta fidelidad y esta dedi-cación suya a la vida suscita en no-sotros gratitud y responsabilidad ynos alienta a ofrecer generosamentenuestro saber y nuestra experiencia atoda la comunidad humana. La sabi-duría cristiana debe reabrir con pa-sión y audacia el pensamiento deldestino del género humana hacia lavida de Dios, que ha prometidoabrir al amor de la vida, más allá dela muerte, el horizonte infinito deamorosos cuerpos de luz, sin más lá-grimas. Y sorprenderlos eternamentecon el siempre nuevo encanto de to-das las cosas «visibles e invisibles»que están escondidas en la gracia delCreador. Gracias.

El Papa a la Asamblea generale de la PA V

Las diferencias fundamentalesde la vida humana

número 26, viernes 29 de junio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

La experiencia del encuentro

Rescriptumex audientia SS.mi

En la audiencia concedida al abajo fir-mante Sustituto para los Asuntos Ge-nerales de la Secretaría de Estado el 27

de febrero de 2018,el Sumo Pontífice Francisco, después de

escuchar el parecer del Consejo de Cardena-les, ha decidido que la Secretaría para la Co-municación se llame de ahora en adelanteDicasterio para la Comunicación.

El presente Rescripto será promulgado através de la publicación en el «L’O sservatoreRomano», entrando en vigor el mismo día, ysucesivamente se publicará en las «ActaApostolicae Sedis».

Desde el Vaticano, 27 de febrero de 2018.

ANGELO BECCIUSustituto

Condenadomonseñor Capella

El Tribunal del Estado de la Ciudaddel Vaticano ha condenado a la pe-na de cinco años de reclusión y cin-co mil euros de multa a monseñor

Carlo Alberto Capella por divulgación,transmisión y detención de material de por-nografía infantil.

En la sentencia, emitida el 23 de junio, seafirma que el Tribunal ha impuesto la conde-na aumentada por la continuación del delitoy sopesada con los atenuantes genéricos de laconducta procesal.

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que, —sin ofender, pero es verdad— en elinconsciente colectivo hay un lema muyfeo: «África es para ser explotada». Estoestá en el inconsciente: «¡Son africa-nos…!». Tierra de esclavos. Y esto debecambiar con este plan de inversiones, deeducación, de desarrollo, porque el puebloafricano tiene muchas riquezas culturales,muchas. Y tienen una gran inteligencia:los niños son muy inteligentes y pueden,con una buena educación, ir más allá. Es-te será el camino a medio plazo. Pero, porel momento los gobiernos deben ponersede acuerdo para salir adelante de estaemergencia. Esto aquí, en Europa.

Vamos a América. En América hay unproblema migratorio grande, en AméricaLatina, y está también el problema migra-torio interno. En mi patria hay un proble-ma migratorio del norte al sur; la gentedeja el campo porque no hay trabajo y vaa las grandes ciudades, y están estas me-galópolis, los barrios de chabolas, y todasestas cosas… Pero también hay una migra-ción exterior hacia otros países que dantrabajo. Hablando concretamente, haciaEstados Unidos. Yo estoy de acuerdo conlo que dicen los obispos de ese país. Estoyde su parte. Gracias.

[Deborah Castellano Lubov, de la agencia«Zenit»]: Sabemos que algunas de las Igle-sias, del WCC, son llamadas «Iglesias de lapaz», que creen que un cristiano no puedeusar la violencia. Usted cree que la Iglesia

Católica debe unirse a estas llamadas «Igle-sias de la paz» y dejar de lado la teoría dela «guerra justa».

Una aclaración: ¿Por qué dice que hay«Iglesias de la paz»?

[Deborah Castellano Lubov]: Son considera-das «Iglesias de la paz» porque tienen laconcepción de que una persona que use laviolencia ya no puede ser considerada cristia-na.

Gracias. Lo he entendido. Usted ha me-tido el dedo en la llaga… Hoy en el al-muerzo un pastor dijo que tal vez el pri-mer derecho humano es el derecho a la es-peranza, y eso me gustó, y tiene que vercon este tema. Hemos hablado sobre lacrisis de los derechos humanos hoy. Creoque debo comenzar con esto para pasar asu pregunta. La crisis de los derechos hu-manos parece clara.

Se habla un poco de derechos huma-nos, pero muchos grupos o algunos paí-ses, toman distancia. Sí, tenemos derechoshumanos, pero… no existe la fuerza ni elentusiasmo ni la convicción, no digo ya dehace 70 años, sino de hace 20 años. Y estoes grave porque debemos ver las causas.¿Cuáles son las causas por las que hemosllegado a esto? Que hoy los derechos hu-manos son relativos. También el derecho ala paz es relativo. Es una crisis de dere-chos humanos. Esto creo que debemospensarlo a fondo.

Después, las llamadas «Iglesias de lapaz». Creo que todas las Iglesias que tie-nen este espíritu de paz deben reunirse ytrabajar juntas, como hemos dicho en losdiscursos de hoy, tanto yo como las otraspersonas que han hablado, y en el almuer-zo también se ha hablado. La unidad porla paz. Hoy la paz es una exigencia por-que existe el riesgo de una guerra… Al-guien ha dicho: Esta tercera guerra mun-dial, si se combate no sabemos con quéarmas se combatirá, pero si hubiese unacuarta, se combatiría con bastones porquela humanidad estará destruida.

El compromiso por la paz es algo serio.Cuando se piensa en el dinero que se gas-ta en armamento… Por eso las «Iglesiasde la paz»: ¡pero es el mandato de Dios!La paz, la fraternidad, la humanidad uni-da… Y todos los conflictos no se debenresolver como Caín, sino con la negocia-ción, con el diálogo, con la mediación.Por ejemplo, estamos en crisis de media-

ción. La mediación, que es una figura jurí-dica valiosa, hoy está en crisis. Crisis deesperanza, crisis de derechos humanos,crisis de mediación, crisis de paz. Peroluego, si usted dice que hay «Iglesias dela paz«, yo me pregunto: ¿hay «Iglesiasde la guerra»? Es difícil entenderlo. Es di-fícil, pero ciertamente hay algunos grupos,y yo diría en casi todas las religiones, gru-pos pequeños, simplificando un poco diré«fundamentalistas», que buscan la guerra.También nosotros católicos tenemos algu-no, que busca siempre la destrucción. Yesto es muy importante tenerlo ante losojos. No sé si he respondido.

Me dicen que la gente pide la cena; quequeda el tiempo justo para llegar con elestómago lleno… Solo quiero decir unapalabra con claridad: Hoy ha sido unajornada ecuménica, específicamente ecu-ménica. Y en el almuerzo hemos dicho al-go hermoso, que les dejo a ustedes paraque reflexionen y piensen en ello: En elmovimiento ecuménico debemos quitardel diccionario una palabra: proselitismo.¿Está claro? No puede haber ecumenismocon proselitismo; hay que escoger: o eresde espíritu ecuménico o eres un «proseli-tista». Gracias.

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cuentro». Y «es curioso», hizo notar, que «cuando noso-tros caminamos hacia la luz muchas veces no vemos bien elcamino, porque la luz nos deslumbra». Pero después «nonos equivocamos porque vemos la luz y sabemos el cami-no».

Sin embargo, caminando con la luz a la espalda el cami-no se ve bien, «pero delante de nosotros no hay luz: haysombra» dijo el Papa. Por tanto «caminar hacia la luz escaminar hacia la santidad». Incluso si «no siempre se dife-rencia bien el camino, pero es caminar hacia la luz, hacia laesperanza». Por tanto, «caminar hacia la santidad es estaren tensión hacia el encuentro con Jesucristo».

«Pero hay otra cosa que no es fácil —advirtió el Pontífi-ce— ya que para caminar así es necesario ser libres y sentir-se libres, y hay muchas cosas que nos esclavizan». A estepropósito «hay un consejo que da Pedro: “Como hijos obe-dientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiem-po de vuestra ignorancia”». La sugerencia es no entrar «enestos deseos que llevan a otro camino: estabais en la igno-rancia e ibais sobre los deseos» que no eran «los deseos deD ios».

En la primera carta a los Romanos, Pablo «usa la mismaexpresión como un consejo». Él dice: «no entréis —ahí latraducción es “no os conforméis, no entréis en los esque-mas”: esta es la traducción correcta de este consejo— en losesquemas del mundo, no entréis en los esquemas, en la for-ma de pensar mundana, en el modo de pensar y de juzgarque te ofrece el mundo, porque esto te quita la libertad».

«Para ir sobre la santidad es necesario ser libres: la liber-tad de ir mirando la luz, de ir adelante» afirmó Francisco.Y «cuando nosotros volvemos, como dice aquí, al modo devivir que teníamos antes del encuentro con Jesucristo ocuando nosotros volvemos a los esquemas del mundo, per-demos la libertad».

«Esta no es una novedad» explicó el Pontífice, observan-do: «Si nosotros leemos el libro de Éxodo notamos segura-mente muchas veces que el pueblo de Dios no quiso miraradelante, hacia la salvación, sino volver atrás; dice que selamentaban porque se habían olvidado de que Dios les lle-vaba adelante, a la tierra que había prometido».

E «imaginaban» la bonita vida que pasaban en Egipto:allí se comía bien las cebollas, la carne», mientras que «enel desierto» se sufría «el hambre». Sucede que «en los mo-mentos de dificultad el pueblo vuelve atrás, no puede, pier-de la libertad». Y «es verdad que allí comíais cosas buenas,pero yo me pregunto: ¿En qué mesa las comíais? En la me-sa de la esclavitud».

«En el momento de la prueba —prosiguió Francisco— no-sotros tenemos siempre la tentación de mirar atrás, de mi-rar a los esquemas del mundo, a los esquemas que tenía-mos nosotros antes de empezar el camino de la salvación:sin libertad». Y «sin libertad no se puede ser santos: la li-bertad es la condición para poder caminar mirando la luzadelante».

De aquí la sugerencia del Papa a «no entrar en los es-quemas de la mundanidad» sino a «caminar adelante, mi-rando la luz que es la promesa, con esperanza». Y es lamisma «promesa» del «pueblo de Dios en el desierto:cuando miraban adelante iban bien; cuando les entraba lanostalgia porque no podían comer las cosas buenas que lesdaban allí, se equivocaban y olvidaban que allí no teníanlib ertad».

«El Señor nos llama a la santidad, a la santidad de todoslos días» insistió el Pontífice. Y para comprender si «yo es-toy en camino hacia la santidad hay dos medidas de com-paración». La primera medida es verificar «si tú mirassiempre adelante hacia el Señor, hacia la luz del Señor enla esperanza de encontrarlo». La pregunta para plantearsea sí mismos es: «¿Tú tienes ganas de encontrarte con el Se-ñor?». Y si se responde: «Pero yo no entiendo qué es eso»,significa que «algo no va bien». Por tanto, «el primer tér-mino de comparación es: ¿tienes esperanza, caminando ha-cia la luz del encuentro con el Señor?».

«El segundo término —prosiguió Francisco— es qué hacescuando vienen las pruebas: continúas mirando adelante opierdes la libertad y vas a refugiarte en los esquemas mun-danos que te prometen todo y no te dan nada?».

«“Seréis santos porque yo soy santo” es el mandamientodel Señor» repitió el Papa. Y añadió, en conclusión: «Pida-mos la gracia de entender bien qué es el camino de la san-tidad, este camino de la libertad pero en tensión de espe-ranza hacia el encuentro con Jesús».

Y también «entender bien qué es ir atrás hacia los esque-mas mundanos que teníamos, todos nosotros, antes del en-cuentro con Jescucristo».

La santidades libertad

La santidad es una ruptura de los esquemas munda-nos que nos tienen prisioneros en un aparente bie-nestar: este es el camino cristiano de esperanza su-gerido por el Papa Francisco en la misa celebrada

el martes por la mañana, 29 de mayo, en Santa Marta.Haciendo referencia a la primera lectura, tomada de la

primera carta de Pedro (1, 10-16), el Pontífice hizo ensegui-da presente que «el apóstol nos recuerda ese mandamiento,digamos así, que el mismo Dios y los profetas nos han da-do siempre: el mandamiento de ir, de caminar hacia la san-tidad». De hecho escribe Pedro: «Sed santos en toda vues-tra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porquesanto soy yo». «Es sencillo el modelo de santidad pero noes fácil ser santos como nuestro Padre del cielo» hizo pre-sente Francisco, recordando que «la llamada a la santidad,que es la llamada normal, es la llamada a vivir como cris-tiano, es decir vivir como cristiano es lo mismo que decir“vivir como santo”». «Muchas veces nosotros pensamos enla santidad como en algo extraordinario, como tener visio-nes u oraciones elevadísimas» afirmó el Papa. Incluso «al-gunos piensan que ser santo significa tener una cara de es-tampita». Sin embargo, explicó el Pontífice, «ser santos esotra cosa: es caminar sobre esto que el Señor nos dice so-bre la santidad». Pedro explica claramente qué significa«caminar sobre la santidad: “Poned toda vuestra esperanzaen esa gracia que se os dará cuando Jesucristo se manifies-te”».

Por eso, afirmó Francisco, «caminar hacia la santidad escaminar hacia esa luz, esa gracia que viene a nuestro en-

Las homilías del PontíficeMisa en Santa Marta

número 26, viernes 29 de junio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

En este mundode esclavos

Vivimos en «un mundo de esclavos», de «mujeres yhombres perseguidos» a través de las colonizacio-nes culturales, las guerras, el hambre, que destru-yen físicamente y en la dignidad: para explicar es-

tas enormes injusticias es necesario entender que detrás detodo está el diablo. Es una fuerte invitación a «restaurar laimagen de Dios que está en nosotros» la que el Papa Fran-cisco relanzó celebrando el viernes por la mañana, 1 de ju-nio, la misa en Santa Marta.

«El apóstol Pedro atrae la atención de los fieles sobre elhecho de la persecución» hizo enseguida presente el Pontí-fice, proponiendo de nuevo las primeras palabras del pasajetomado de la primera Carta de san Pedro (4, 7-13) propues-to por la liturgia: «Queridos, no os extrañéis del fuego queha prendido en medio de vosotros para probaros, como sios sucediera algo extraño». Porque, explicó, «no es algoextraño la persecución, dice Pedro: no os extrañéis, no esalgo extraño». «La persecución —afirmó Francisco— es par-te de la vida cristiana, es más, ser perseguido es una biena-venturanza: “Bienaventurados vosotros cuando os insulten,os persigan en mi nombre, bienaventurados vosotros”». Y«también Jesús fue perseguido y, también, asesinado en lapersecución». Tanto que, hizo notar el Papa refiriéndose alpasaje del Evangelio de Marcos (11, 11-25), «cuando haceeso en el templo, para purificar el templo, lo oyeron los je-fes de los sacerdotes —está la autoridad máxima— y los es-cribas y buscaban la forma de hacerle morir». Por tanto«Jesús fue perseguido a causa de su fidelidad al Padre».Además, explicó el Pontífice, «desde el primer momento,después del martirio de Esteban, estalló una gran persecu-ción en toda la Iglesia: desde el principio».

«La persecución es un poco “el aire” del cual vive el cris-tiano también hoy —afirmó el Pontífice— porque tambiénhoy hay muchos, muchos mártires, muchos perseguidos poramor a Cristo». Hoy, relanzó, «en muchos países los cris-tianos no tienen derechos: si tú llevas una cruz, vas a lacárcel y hay gente en la cárcel; hay gente condenada a mo-rir por ser cristianos, hoy». Francisco recordó que «ha ha-bido gente asesinada y el número es más alto que el de losmártires de los primeros tiempos. ¡Más!».

Y sin embargo, insistió, «esto no es noticia y por eso lostelediarios, los periódicos no publican estas cosas». Pero«los cristianos son perseguidos —afirmó el Pontífice— ytambién esto nos debe hacer reflexionar sobre nuestra con-dición de cristiano». La cuestión es que, al final, «yo soyun cristiano tranquilo, llevo mi vida adelante sin darmecuenta de estos hermanos y hermanas que son persegui-dos». Precisamente «por esto —reconoció el Papa— la pala-bra de Pedro nos ayuda a repensar, a reflexionar sobre lacondición cristiana: “Queridos, no os extrañéis del fuegoque ha prendido en medio de vosotros para probaros, comosi os sucediera algo extraño”». La persecución «es una cosade todos los días también hoy y hoy, más que en los prime-ros tiempos» repitió el Pontífice. Y «esta es la persecucióna los cristianos que es una de las bienaventuranzas».

«Pero está —advirtió Francisco— otra persecución hoy enel mundo: otra persecución no a los cristianos por ser cris-tianos, sino a cada hombre y mujer porque son la imagenviviente de Dios». Porque «detrás de cada persecución,tanto a cristianos como a los humanos, está el diablo, estáel demonio que trata de destruir la confesión de Cristo enlos cristianos y la imagen de Dios en el hombre y en lamujer».

Por otro lado, el diablo, explicó el Papa, «desde el inicioha tratado —podemos leerlo en el libro del Génesis— dedestruir esa armonía entre hombre y mujer que el Señor hacreado, esa armonía que deriva del ser la imagen y la seme-janza de Dios». Y «ha conseguido hacerlo con el engaño,la seducción, con las armas que él utiliza: siempre haceasí». Pero «también hoy hay una fuerza, yo diría un ensa-ñamiento contra el hombre y la mujer, porque de otra ma-nera no se explicaría esta oleada en crecimiento de la des-trucción del hombre y de la mujer, del humano».

«Pensemos en el fenómeno del hambre» propuso el Pon-tífice. El hambre «destruye al hombre y a la mujer porqueno tiene para comer». Sin embargo «hay mucha comida enel mundo, pero mucha gente no tiene para comer». Para elPapa «esta injusticia se explica con alguno que hace queellos no tengan para comer». Y sugirió: «Pensad en la ex-plotación humana, en las diferentes formas de esclavitudque hoy hay: el hombre, la mujer, esclavos de los otros, pa-ra destruirlos». Y «el número de esclavos en el mundo esgrande».

En esta perspectiva Francisco hizo una confidencia:«Hace poco tiempo, pude ver una grabación hecha a es-

condidas sobre una cárcel que recibe migrantes que hanhuido, encontrados en el mar: las torturas, la destrucciónde esa gente para hacer esclavos, hoy, después de setentaaños de la declaración de los derechos humanos. ¡Hoy!».

Hay, añadió el Pontífice, «una persecución contra elhombre y la mujer para destruirlos».

Después, prosiguió, «pensemos en las colonizaciones cul-turales, cuando los imperios hacen aceptar las disposicionesde su cultura contra la independencia, contra la cultura dela gente, imponen cosas que no son humanas para destruir:imponen la muerte, la destrucción». «El Señor ha entendi-do bien este camino: lo que quiere el demonio es la des-trucción de la dignidad y por eso persigue» explicó el Pa-pa. «El Señor —subrayó— entendió bien cuando el diablolo llevó arriba, sobre el templo. Le hizo ver todos los reinosde la tierra: “Esto será tuyo si tú me adoras, si tú reniegasde ser imagen de Dios”».

«Y al final —afirmó una vez más Francisco— p o demospensar en las guerras como un instrumento de destrucción

de la gente, de la imagen de Dios». Pero «también en laspersonas que hacen las guerras, que planifican las guerraspara tener un poder sobre los otros: hay gente que llevaadelante muchas industrias de armas para destruir la huma-nidad, para destruir la imagen del hombre y de la mujer,tanto física como moral y culturalmente». Y, repitió el Pon-tífice, hoy se es perseguido no solo por ser cristianos sinotambién porque se es «imagen de Dios, y por esto el de-monio persigue y los imperios continúan las persecucioneshoy». «Nosotros no debemos permitirnos ser ingenuos»,advirtió el Papa.

«Hoy en el mundo —insistió— no solo los cristianos sonperseguidos: los humanos, el hombre y la mujer, porque elpadre de toda persecución no tolera que sean imagen y se-mejanza de Dios. Y ataca y destruye esa imagen». Francis-co reconoció que «no es fácil de entender esto, se requieremucha oración para entenderlo». Por eso el Pontífice deseó«que el Señor, hoy, nos haga entender mejor esta gran per-secución cultural a través de las colonizaciones culturales, através de la guerra, a través del hambre, a través de la es-clavitud. Que el Señor nos haga entender: hoy el mundo esun mundo de esclavos; no es fácil ser libre, hoy».

De aquí la oración del Papa: «que el Señor nos dé lagracia de luchar contra esto y restaurar con la fuerza de Je-sucristo —porque Él ha venido para esto, para recrear, parare s t a u r a r — la imagen de Dios que están en todos noso-t ro s » .

página 12 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 29 de junio de 2018, número 26

Ser cristiano es un caminode liberación

En la audiencia general el Papa habla de los mandamientos

«Ser cristiano es un camino deliberación», porque «losmandamientos liberan» del egoísmo ymanifiestan el amor de Dios. Lorecordó el Papa en la audienciageneral del miércoles 27 de junio, enla plaza San Pedro, prosiguiendocon el ciclo de catequesis dedicadasal Decálogo.

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

Hoy, esta audiencia se desarro-llará como el miércoles pasado. Enel Aula Pablo VI hay muchos en-fermos y para protegerlos del ca-lor, para que estuvieran más có-modos, están allí. Pero seguirán laaudiencia con la pantalla gigante ytambién nosotros con ellos, es de-cir, no hay dos audiencias. Hayuna sola. Saludamos a los enfer-mos del Aula Pablo VI. Y conti-nuamos hablando de los manda-mientos que, como hemos dicho,más que mandamientos son laspalabras de Dios a su pueblo paraque camine bien; palabras amoro-sas de un Padre. Las diez palabrasempiezan así: «Yo, Yahveh, soy tuDios, que te ha sacado del país deEgipto, de la casa de servidum-bre» (Éxodo 20, 2). Este iniciopuede parecer extraño a las leyesverdaderas que siguen. Pero no esasí. ¿Por qué esta proclamaciónque Dios hace de sí y de la libera-ción? Porque se lleva al Monte Si-naí después de haber atravesado elMar Rojo: el Dios de Israel pri-mero salva, después pide confian-za. Es decir: el Decálogo empiezapor la generosidad de Dios. Diosnunca pide sin dar antes. Nunca.Primero salva, primero da, des-pués pide. Así es nuestro Padre,Dios es bueno.

Y entendemos la importancia dela primera declaración: «Yo,Yahveh, soy tu Dios». Hay un po-sesivo, hay una relación, se perte-nece. Dios no es un extraño: es tuDios. Esto ilumina todo el Decá-logo y desvela también el secretode la actuación cristiana, porquees la misma actitud de Jesús cuan-do dice: «Como el Padre me amó, yo también oshe amado a vosotros» (Juan 15, 9). Cristo es elamado por el Padre y nos ama con aquel amor. Élno parte de sí sino del Padre. A menudo nuestrasobras fracasan porque partimos de nosotros mis-mos y no de la gratitud. Y quien parte de sí mis-mo, ¿dónde llega? ¡Llega a sí mismo! Es incapazde hacer camino, vuelve a sí mismo. Es precisa-mente ese comportamiento egoísta que la gentedefine: «Esa persona es un yo, mi, conmigo y pa-ra mí». Sale de sí mismo y vuelve a sí mismo.

La vida cristiana es, ante todo, la respuestaagradecida a un Padre generoso. Los cristianosque solo siguen «deberes» denuncian que no tie-nen una experiencia personal de ese Dios que es«nuestro». Tengo que hacer esto, esto, esto... Solodeberes. ¡Pero te falta algo! ¿Cuál es el funda-mento de este deber? El fundamento de este de-ber es el amor de Dios el Padre, que primero da,después manda. Poner la ley antes de la relaciónno ayuda al camino de la fe. ¿Cómo puede un jo-ven desear ser cristiano, si partimos de obligacio-nes, compromisos, coherencias y no de liberación?¡Pero ser cristiano es un viaje de liberación! Losmandamientos te liberan de tu egoísmo y te libe-ran porque está el amor de Dios, que te lleva ade-lante. La formación cristiana no está basada en lafuerza de voluntad, sino en la acogida de la salva-ción, en el dejarse amar: primero el Mar Rojo,después el Monte Sinaí. Primero la salvación:Dios salva a su pueblo en el Mar Rojo; despuésen el Sinaí les dice qué hacer. Pero aquel pueblosabe que estas cosas las hace porque fue salvadopor un Padre que lo ama. La gratitud es un rasgo

característico del corazón visitado por el EspírituSanto; para obedecer a Dios, primero debemosrecordar sus beneficios. San Basilio dice: «Quienno deja que esos beneficios caigan en el olvido,está orientado hacia la buena virtud y hacia todaobra de justicia» (Regole brevi, 56). ¿A dónde noslleva todo esto? A hacer un ejercicio de memoria:¡cuántas cosas bellas ha hecho Dios por cada unode nosotros! ¡Qué generoso es nuestro Padre Ce-lestial! Ahora quisiera proponeros un pequeñoejercicio, en silencio, que cada uno responda ensu corazón. ¿Cuántas cosas hermosas ha hechoDios por mí? Esta es la pregunta. En silencio,que cada uno de nosotros responda. ¿Cuántas co-sas hermosas ha hecho Dios por mí? Y esta es laliberación de Dios. Dios hace muchas cosas her-mosas y nos libera.

Y sin embargo alguno puede sentir que aún noha hecho una verdadera experiencia de la libera-ción de Dios. Esto puede suceder. Podría ser quese mire dentro y se encuentre solo sentido del de-ber, una espiritualidad de siervos y no de hijos.¿Qué hacer en este caso? Como hizo el puebloelegido. Dice el libro del Éxodo: «Los israelitas,gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y su cla-mor, que brotaba del fondo de su esclavitud, su-bió a Dios. Oyó Dios sus sus gemidos y acordoseDios de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob.Y miró Dios a los hijos de Israel y conoció…(Éxodo 2, 23-25). Dios piensa en mí.

La acción liberadora de Dios colocada al prin-cipio del Decálogo —es decir, los mandamientos—es la respuesta a esta queja. Nosotros no nos sal-vamos solos, pero de nosotros puede partir un

grito de auxilio: «Señor, sálvame, Señor, enséña-me tu camino, oh Señor acaríciame, Señor, dameun poco de alegría». Este es un grito que pideayuda. Esto nos espera a nosotros: pedir ser libe-rados del egoísmo, del pecado, de las cadenas dela esclavitud. Este grito es importante, es la ora-ción, es consciente de lo que aún está oprimido yno liberado en nosotros. Hay muchas cosas queno están liberadas en nuestra alma. «Sálvame,ayúdame, libérame». Esta es una hermosa oraciónpara el Señor. Dios espera ese grito porque puedey quiere romper nuestras cadenas; Dios no nos hallamado a la vida para permanecer oprimidos, si-no para ser libres y vivir en el agradecimiento, laobediencia a la alegría que nos ha dado tanto, in-finitamente más de lo que podemos darle a Él. Eshermoso esto. ¡Que Dios sea siempre bendecidopor todo lo que ha hecho, hace y hará por noso-t ro s !

Al finalizar la audiencia el Papa saludó a losdiferentes grupos de fieles que se encontraban en laplaza de San Pedro.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lenguaespañola, en particular a los grupos provenientesde España y Latinoamérica. Los invito a que, re-cordando todo lo bueno que Dios ha hecho enustedes, respondan con libertad y alegría a la lla-mada de Dios, que nos ama y nos libra de nues-tras esclavitudes para que podamos vivir comosus hijos amados. Que Dios los bendiga. Muchasgracias.