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NUEVO COMPORTAMIENTO DE LOS BANCOS
59 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
NUEVO COMPORTAMIENTO DE LOS BANCOS Y SU EFECTO EN
PAÍSES CON MERCADOS FINANCIEROS DÉBILES: EL CASO DE
MÉXICO
Noemí Levy Orlik*Noemí Levy Orlik*Noemí Levy Orlik*Noemí Levy Orlik*Noemí Levy Orlik*
Fecha de recepción: 13 de diciembre de 2005. Fecha de aceptación: 25 de mayo de 2005.
ResumenEl objetivo de este trabajo es analizar el funcionamiento del sistema bancario mexicano a laluz de la teoría poskeynesiana de la endogeneidad del dinero y de los cambios institucionalesocurridos en las últimas tres décadas. Se argumenta que la contracción de los créditos bancariosse debe, por un lado, a la reducción de la demanda crediticia, de la independencia de lainversión respecto de la tasa de interés y de la disponibilidad crediticia y, por otro, a que losbancos pudieron reducir sus créditos por los crecientes márgenes financieros, provocados poruna estructura oligopólica que limitó el desarrollo de los mercados financieros no bancarios.Lo anterior se explica por la dominación de los títulos gubernamentales en este mercado.
Palabras clave: bancos, teoría poskeynesiana, cambios institucionales, sistema financieromexicano.
AbstractThe aim of this study is to analyze the functioning of the Mexican banking system in the lightof the post-Keynesian theory of the endogeneity of money and of the institutional changesoccurring in the last three decades. It is argued that the contraction of bank loans is due, on theone hand, to a fall in the demand for credit, the independence of investment with respect to theinterest rate and the availability of credit; and, on the other hand, to the fact that the banks wereable to reduce their loans thanks to growing financial margins resulting from an oligopolisticfinancial structure, which limited the development of the non-bank financial markets. This isexplained by the domination of government securities in the financial market.
Keywords: banks, post-Keynesian theory, institutional changes, Mexican financial system.
* Profesora titular B de tiempo completo definitivo, Facultad de Economía, UNAM. Este trabajo es partedel proyecto PAPIITIN-302703. Agradezco el apoyo de Christian Domínguez Blancas en la elaboraciónde las estadísticas, así como los comentarios de los dictaminadores anónimos que leyeron este artículo.Es mi entera responsabilidad el contenido del mismo. Correo electrónico: [email protected]
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RésuméL’objectif de ce travail est d’analyser le fonctionnement du système bancaire mexicain à lalumière de la théorie postkeynesienne de l’endogénéité de l’argent et des changementsinstitutionnels qui ont eu lieu dans les trois dernières décades. La discussion porte sur le faitque la contraction des crédits bancaires est due, d’un côté, à la diminution de la demande decrédit, à l’indépendance de l’investissement par rapport au taux d’intérêt et à la disponibilitéde crédit; et d’un autre côté, au fait que les banques ont pu réduire leurs crédits par les margesfinancières croissantes, provoquées par une structure financière oligopolique, qui a limité ledéveloppement des marchés financiers non bancaires. Ce dernier point s’explique par ladomination des titres gouvernementaux dans le marché financier
Mots clés: banques, théorie postkeynesienne, changements institutionnels, système financiermexicain.
ResumoO objetivo deste trabalho é analizar o funcionamento do sistema bancário mexicano à luz dateoria poskeynesiana da endogeneidade do dinheiro e das mudanças institucionais acontecidasnas últimas três décadas. Se diz que a contração dos créditos bancários, deve-se, por uma parte,à redução da demanda creditícia, a independencia do investimento ao respeito da taxa deinteresse e a disponibilidade creditícia; e, por uma oura parte que os bancos puderam reduzirseus créditos pelas crescentes margens financieras provocadas por uma estrutura financieraoligopólica, que limitou o desenvolvimento dos mercados financieros não bancários. O anteriorexplica-se pela dominação dos títulos guvernamentais no mercado finaceiro.
Palavras chave: bancos, teoria poskeynesiana, mudanças institucionais, sistema financeiromexicano.
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Introducción
La organización bancaria mexicana sufrió drásticas modificaciones en los últimostreinta años, al adecuarse a la estructura financiera internacional dominada por lacompetencia de pasivos entre los diversos segmentos bancarios y no bancarios, y
por los cambios institucionales relacionados con la desregulación y la globalizaciónfinanciera propuestos, entre otros, por McKinnon (1974), Fry (1990) y Gurley y Shaw(1967).
En este contexto, se explica la imposición de los bancos múltiples en el sistema banca-rio mexicano en los años setenta, la reprivatización de la banca comercial en los noventa(nacionalizada en 1982) y el proceso de extranjerización de esas instituciones, iniciado en1995 y casi finalizado en 2001, que afectó a todos los bancos, con excepción de uno(Girón y Levy, 2004).
Pese a que los cambios institucionales modernizaron y profundizaron el sistema, no selogró canalizar recursos financieros bancarios al desarrollo económico. Ello se debió avarios factores: primero, se redujo la demanda de créditos por parte de los prestatarios—acorde con la administración de pasivos—; segundo, los créditos se independizaron dela inversión y, tercero, los bancos se diversificaron: las utilidades provenientes de susfunciones tradicionales (créditos) perdieron importancia y mantuvieron una estructuraque permite el predominio de utilidades de carácter oligopólico.
Los orígenes de estas explicaciones descansan en los postulados de la teoría endógenadel dinero, la cual tiene diferentes posturas (que han tendido a unificarse). El propósito deeste trabajo es determinar la causalidad relevante de la creación de dinero y detectar suslimitantes, para confrontarlos con la evolución del sistema bancario mexicano.
Este trabajo se divide en dos apartados. En el primero hay una revisión teórica de lospostulados de Keynes acerca de la preferencia de la liquidez y el papel de los bancos en laemisión crediticia, reformulado por Minsky, con base en la hipótesis de inestabilidadfinanciera. A partir de ésta, surgen varias corrientes teóricas que, con base en el rechazo oaceptación de dichos postulados, resaltan las características relevantes del funcionamientode la banca.
En el segundo apartado se estudia la causalidad de la creación de dinero bancario en elcontexto del sistema financiero mexicano. Se resalta que la demanda crediticia determinala oferta y se revisa la composición de los portafolios bancarios para señalar las principa-les fuentes de utilidades de los bancos. El periodo de estudio comienza en 1985, por seraltamente complejo compatibilizar las estadísticas bancarias con metodologías anteriores.
En algunos casos, se retrasa a 1990 por falta de información disponible.
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Teoría endógena del dinero y funcionamiento de los bancos
La teoría endógena supone que la demanda de créditos determina la oferta. Los bancos
son las únicas instituciones capaces de crear liquidez independientemente de los recursos
reales existentes; la emisión crediticia no los absorbe ni los utiliza (i.e., ahorros) porque la
circulación de los medios de pagos privados, avalado por la banca central, tiene la capaci-
dad de saldar deudas y demandar bienes y servicios, mediante la emisión de pasivos contra
sí mismos (Keynes, 1936).
Las grandes controversias al interior de la teoría endógena del dinero giran en torno a
las fuentes de utilidades de la banca y al efecto del banco central y los bancos comerciales
sobre las tasas de interés activa y pasiva, y los elementos que restringen la oferta de
créditos. Pese al creciente consenso acerca del carácter monetario de la tasa de interés
como instrumento y la imposibilidad de controlar los agregados monetarios1 (i.e., predo-
minio de la teoría endógena del dinero), existe desacuerdo en cuanto a la forma de opera-
ción de las instituciones bancarias. Esta discusión la iniciamos con el planteamiento de
Keynes sobre la preferencia por la liquidez y el funcionamiento de los bancos.
a) Keynes: preferencia por la liquidez y los límites al crédito
Keynes postula que el movimiento de la tasa de interés se debe a cambios de las expecta-
tivas de los precios de los títulos financieros. En La teoría general de la ocupación, el
interés y el dinero (1936) define la tasa de interés como una variable monetaria determina-
da por la oferta y demanda de dinero, cuya variabilidad se explica por el motivo especu-
lativo que incide en el destino del ahorro: puede ser atesorado (hoarding) o canalizado al
sistema financiero, convirtiéndolo en ahorro financiero o intencionado (Chick, 1983).
La variabilidad de la preferencia por la liquidez (motivo especulativo) se debe a las
modificaciones en las previsiones de las ganancias (pérdidas) de capital que se originan
por cambios en la tendencia de “la tasa de interés” (Keynes se refiere a la de largo plazo)
que afecta el precio de los títulos y el monto del ahorro financiero.
Se critica este planteamiento en dos aspectos. Primero, incorpora implícitamente el
concepto escasez de dinero al sostener que el ahorro total de la economía no recircula al
sector financiero (Parguez, 2001); y segundo, la oferta monetaria se considera dada, lo
cual fue interpretado como dinero exógeno. Minsky y los horizontalistas rechazan este
argumento, aunque Chick (2001) y Chick y Dow (2002) señalan que debe entenderse a la
luz las operaciones de mercado abierto, dominante en el periodo de Keynes.
1 Dalziel (2002) resalta la importancia de la tasa de interés desde la perspectiva de la teoría endógenadel dinero. Blinder (1998), desde la perspectiva de la teoría dominante, rechaza la posibilidad demanipular los agregados monetarios.
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De acuerdo con Keynes (1936, capítulo 12), la circulación incompleta del ahorro al
sistema financiero se explica con base en el funcionamiento del mercado de capitales, cuya
característica principal es la inestabilidad financiera, resultado de la variación de precios
de los títulos. El autor postula, a partir de ello, la necesidad de regular el movimiento de
capital, a fin de garantizar la dominación de las previsiones de la corriente de espíritu
empresarial. Con estas condiciones, los incrementos excesivos de los precios pueden ser
neutralizados por intervenciones estatales (i.e., operaciones de mercado abierto, modifi-
caciones de la tasa de fondeo del banco central, de otras tasas de préstamos o mecanismos
de liquidez), con lo cual introduce un elemento de equilibrio (criticado por Minsky, 1987).
La incorporación del motivo financiamiento (1937), ausente en La teoría general, in-
troduce la discusión de la creación dineraria, modifica la determinación de la tasa de in-
terés y traslada la preferencia por la liquidez de los ahorradores al comportamiento de las
instituciones bancarias. Keynes, al discutir el funcionamiento de los bancos, señala que la
creación del dinero bancario (créditos) es resultado de su creciente demanda (ligada al
incremento de la inversión planeada), lo cual no debe afectar a la tasa de interés; segundo,
señala que la oferta crediticia depende de las expectativas futuras de los banqueros y,
tercero, el banco central determina la tasa de interés, la cual se traspasa a las instituciones
bancarias.
Los bancos pueden crear dinero, independientemente de los recursos reales existentes,
por su capacidad de generar pasivos contra sí mismos, lo cual es considerado una opera-
ción contable (Keynes, 1936).
Los bancos comerciales satisfacen la demanda crediticia de los prestatarios solventes,
la cual, de ser avalada por el banco central (i.e., función de prestamista de última instancia
o intervenciones diarias de dicha institución central para garantizar la estabilidad del sis-
tema de pago —operaciones de mercado abierto—) no modifica la tasa de interés. Empe-
ro, en el largo plazo, la mayor creación de dinero privado puede provocar la inestabilidad
financiera que, de acuerdo con Keynes (1936), puede resolverse mediante el proceso del
fondeo, el cual da pie a la noción de estabilidad en el sistema financiero.
El argumento se resume en la siguiente relación: aumentan los créditos bancarios por
mayores gastos de inversión y sube el ahorro (resultado de la operación del multiplicador
del ingreso), el cual de ser canalizado al sistema financiero (ahorro intencionado), anula
los créditos bancarios y se empata la temporalidad de las deudas con los rendimientos de
la empresa (véase Levy, 2001, capítulo 3).
b) Minsky y la hipótesis de la inestabilidad financiera
Este autor (1975) cuestiona que los determinantes del dinero propuestos por Keynes y la
incertidumbre sean la causa fundamental de la variación de la tasa de interés. Minsky
señala que ésta se modifica por cambios del nivel de la tasa de apalancamiento de los
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demandantes y oferentes de créditos. Desde su perspectiva, el movimiento de la tasa de
interés activa se relaciona con la oferta de créditos, determinada por los prestamistas (i.e.,
bancos) y la demanda de créditos por parte de los prestatarios, en la cual incide la tasa de
descuento (“la tasa de interés”) que se aplica a los rendimientos futuros. Se introduce el
riesgo del prestamista y el prestatario en los precios de oferta y demanda, respectivamen-
te, a partir de lo cual se define el volumen de créditos. La particularidad es que las tasas de
interés activa y de descuento de los títulos financieros se modifican a lo largo del ciclo y
están relacionadas con el gasto de la inversión.
La secuencia inicia con el gasto de la inversión seguido por la modificación de los
niveles de apalancamiento de las instituciones bancarias y productivas —composición de
los portafolios—, que induce ciclos económicos expresados mediante variaciones en los
precios de la demanda y la oferta (Minsky, 1975:67) lo cual puede generar una crisis del
mercado de capitales. Este autor resalta que el ciclo económico está sujeto a cambios
constantes, con base en lo cual rechaza los posibles equilibrios2 y el proceso de fondeo.3
Debe resaltarse que desaparece la explicación de la preferencia por la liquidez (basada
en el atesoramiento y el ahorro financiero) como la causante de los vaivenes de la tasa de
interés y se rechaza al fondeo de la inversión como el garante de la estabilidad del sistema.
En otras palabras, mayor volumen de créditos, aunque avalados por el banco central, están
acotados por la estructura de portafolios.
c) Extensiones de la visión estructuralista
Los estructuralistas retoman de Keynes (1937) el concepto de la preferencia por la liquidez
y, si seguimos la propuesta de Minsky, se traslada al término de comportamiento de los
bancos. A partir de lo anterior, sostienen que éstos racionan créditos con base en sus expec-
tativas del movimiento de la tasa de interés, pudiendo el banco central (o la política fiscal)
influir en la emisión crediticia de los bancos comerciales. Desde esta perspectiva, la oferta
monetaria tiene una pendiente positiva que se flexibiliza a raíz de los cambios institucionales;
en el periodo de administración de pasivos se vuelve horizontal en el corto plazo (Chick y
Dow, 2002). Por consiguiente, las relaciones institucionales dominantes son clave para
entender la creación de dinero.
2 Minsky (1975:71-72) escribió: “La estabilidad no sólo es una meta inalcanzable, sino que siempreque se logra algo cercano a la estabilidad, se echan a andar procesos de inestabilización... [cadaciclo] lleva en sí el germen de su propia destrucción [más adelante, Misky refuerza] la sucesión deestados cíclicos no siempre se presenta con claridad en Teoría General”.
3 Minsky (1991) señala que el concepto del fondeo es inapropiado para la fase del capitalismodesarrollado donde predominan los reportos, futuros y la titularización de deuda.
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Preferencia por la liquidez de los bancos
Chick y Dow (op. cit.) destacan la importancia de la tasa de interés como instrumento de
política monetaria y, con base en ello, justifican la postura de Keynes acerca de una oferta
monetaria dada o predeterminada, la cual explican mediante la relación entre sector ban-
cario y mercado de títulos.4
El punto central de este argumento es que “los créditos bancarios crean dinero nuevo que
afecta el precio de los títulos a través de la preferencia de la liquidez de los bancos y mo-
difica el conjunto de la estructura de la tasa de interés” (ibid.:594). El banco central puede
influir en esta operación (mediante instrumentos monetarios) con lo cual se resalta que la
tasa de interés y la cantidad de dinero (en ésta se incluye el conjunto de agregados mo-
netarios: dinero líquido, depósitos y bonos de corto y largo plazos) no son independientes.
Las autoras, basándose en Sayers, argumentan que si el objetivo de la política moneta-
ria es mantener la tasa de interés estable, el volumen de dinero se vuelve endógeno (la
razón liquidez a activos es relevante). Empero, si el fin es controlar los depósitos de los
banqueros (reservas de caja o en el banco central) dicha tasa deja de ser una variable obje-
tivo y se vuelve semiendógena.
En el análisis del comportamiento de los bancos se incorporan varias ideas relevantes:
primero, su utilidad no descansa únicamente en la emisión crediticia, ajena a la iniciativa
de los bancos, y así la compra de títulos (iniciativa de ellos para incrementar las utilidades)
se vuelve significativa. Por consiguiente, la diversificación de las carteras es un elemento
central y, con ello, Chick y Dow introducen un conjunto de tasas de interés [siguiendo la
crítica de Tobin (1978) y Minsky (1975) a Keynes, acerca de que la demanda de dinero no
puede concentrarse en una tasa de interés]. Segundo, la estructura de mercado se convierte
en aspecto fundamental del funcionamiento de los bancos, con base en lo cual —como se
señaló anteriormente— se explica la variación de pendiente de la oferta de dinero.
En condiciones de mercado bancario oligopólico (prevaleciente en Inglaterra hasta
1971 y predominante en el periodo de Keynes), dominado por la administración de los
activos y un aumento de la tasa de interés administrada afecta, por igual, al conjunto de la
estructura de la tasa de interés.5
4 La demanda y oferta de créditos es función de la tasa de interés activa (prime interest rate) y “la tasade interés”. Los bancos pueden emitir créditos o comprar bonos y (algunos) prestatarios emitentítulos o demandan los créditos. La emisión de éstos incrementa los depósitos, desplaza la ofertamonetaria y se reduce “la tasa de interés”, a medida que incrementa el precio de los títulos (Chicky Dow, 2002:592-593).
5 La estructura de la tasa de interés tiene la siguiente forma: tiA > tiB > tiBC > iACP > iD que correspondea la tasa de interés de préstamos, bonos, banco central, activos de corto plazo y depósitos, respectiva-mente. Véase Chick y Dow (2002).
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Los bancos no compiten por tasas de interés; sus ganancias se basan en la composición
de activos. Las variaciones de la tasa de interés inducen cambios en las preferencias de
liquidez del conjunto de los agentes financieros, incluyendo a los bancos, y se expresa
mediante movimientos de la composición de los portafolios financieros.
Un aumento de la tasa del banco central incrementa la tasa de interés de préstamo y
reduce la demanda y oferta crediticia, lo cual resalta el planteamiento de Keynes acerca de
la relación negativa entre inversión y tasa de interés. Asimismo, mayores tasas de depósi-
tos —aunque bajan estos niveles por la reducción de créditos—, incentivan la compra de
títulos de corto plazo. Esto ejerce una presión alcista sobre is el cual, por lo general, es
reforzado por intervenciones del banco central —la política de hacer efectiva la tasa del
banco central y la liquidez puede desplazarse desde el sistema bancario hacia el mercado
de títulos de corto plazo—. Un efecto adicional es que sube la tasa de interés de los bonos
—largo plazo—, lo que provoca pérdidas de ganancias y da pie a que los agentes se
adelanten, vendan sus activos y adquieran depósitos o bonos de corto plazo, dependiendo
de la política monetaria.
La situación es diferente en un mercado financiero con estructuras competitivas. Los
bancos compiten por depósitos con segmentos financieros no bancarios y los costos de
fondeo bajan al operar en los diversos submercados financieros. Por consiguiente, en la
administración de pasivos se despliega una competencia de tasas de interés entre los ban-
cos (y con los segmentos financieros no bancarios). La estructura de las tasas de interés se
modifica y la política monetaria pierde fortaleza (Toporowski, 2000); los bancos, en
búsqueda de crecientes rendimientos, aumentan sus activos (emisión de créditos o compra
de títulos) con los bajos costos de captación.
En una estructura de mercado competitivo desaparece el coeficiente de requerimiento
legal de reservas (i.e., el techo de las tasas de interés, los depósitos de los banqueros en la
institución central, el direccionamiento de los créditos, entre otros) y se imponen los
requerimientos mínimos de capitales (CAR, por sus siglas en inglés), lo cual modifica
la composición de la hoja de recursos bancarios: incrementa la compra de títulos y cae la
emisión crediticia (son sujetos de crecientes reservas por sus mayores riesgos). Se vuelve
atractiva la titulación de deuda (securitización) y se desarrolla el mercado de reportos (se
incentiva el mercado de dinero) que emite liquidez para los bancos. La tasa de reporto es el
principal conducto de la política monetaria, con un efecto traspaso menor sobre la tasas
de préstamos y los depósitos. Un efecto fundamental de esta nueva estructura de mercado
es la menor sincronía del movimiento entre las principales tasas de interés de mercado con
relación a la de reportos, manteniéndose sólo una relación directa entre dicha tasa y la de
títulos de mercado de corto plazo.
Se conserva la política monetaria con base en la tasa de interés objetivo y los bancos
aumentan sus utilidades mediante sus predicciones en cuanto al movimiento de la tasa de
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interés, la cual no se mueve en línea con la tasa de interés líder del banco central; emergen
las comisiones por servicios y pagos como importantes fuentes de utilidades de los bancos
comerciales y se diversifica la composición de los recursos de estas instituciones. Se reduce
la participación del financiamiento bancario en la producción y se desarrolla el comercio
con instrumentos financieros sintéticos.
La adaptación de este planteamiento a los mercados emergentes (v.g., México) choca
con la reducida diversificación de los financieros (predominan los títulos gubernamentales)
provocando que los bancos tengan como objetivo abaratar los costos de fondeo con base en
la ampliación del margen financiero (diferencia entre tasas de interés activa y pasiva).
Entonces, pese a la diversa composición de los recursos en el portafolio de los bancos,
éstos, al adaptarse a las condiciones financieras internacionales, mantienen su margen basados
en menores tasas de depósitos (la tasa de interés activa tiene un techo por la competencia
intrabancaria que ocurre a partir de la globalización del sistema financiero y la extranjeriza-
ción de la banca) y en mayores comisiones y tarifas que desalientan el ahorro financiero
bancario por la reducida oferta de instrumentos finacieros no bancarios.
Control del dinero mediante gasto fiscal
Wray (1998, 2004b), con base en la definición dinero-estado, señala que la oferta mone-
taria tiene una porción vertical y otra horizontal.
La porción vertical responde a la emisión de dinero fiduciario como resultado de los
gastos del gobierno federal (en bienes y servicios) y del banco central (compra de oro,
moneda extranjera y descuentos de activos que éste retiene) lo cual, después de pagar
impuestos, queda en manos de los agentes privados. Es decir, genera atesoramiento de
dinero fiduciario en manos del público y de los bancos, y tiene lugar una relación posi-
tiva entre el aumento del déficit y la liquidez de la economía, cuya distinción es reducir la
tasa de interés, causalidad inversa a la señalada por la teoría dominante.
La porción horizontal indica que la oferta crediticia se adapta a la demanda y que las
presiones sobre la tasa de interés se resuelven con operaciones de mercado abierto, con la
particularidad de que la caída del déficit gubernamental suele restringir la emisión crediticia,
lo cual puede desatar una deflación por activos (Wray, 2004b).
El motor del crecimiento económico descansa en el déficit fiscal desligado de la tasa de
interés (Wray, 1998). El banco central, basado en una política de tasa de interés objetivo,
absorbe los excesos de reservas (resultados de crecientes déficit fiscales) mediante la venta
de bonos o acuerdos de recompra en el mercado interbancario.6 También se despliegan
6 Wray (1998:117) aclara: si el déficit es crónico, el banco central deberá vender bonos en el mercadoprimario para retirar de manera efectiva el exceso de reservas. Empero, si dicho déficit es temporal,pueden establecerse ventas con base en acuerdos temporales o definitivos en el mercado secundario.
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operaciones de coordinación entre el banco central y la tesorería gubernamental, mediante
transferencias de depósitos del gobierno en el banco central desde (o hacia) la banca
comercial, para neutralizar los movimientos de reservas que deben revertirse cuando éstas
caen (i.e., pago de impuestos).
La tasa de interés objetivo del banco central (señalada por la interbancaria) se ve
influida por movimientos de la que corresponde a los bonos del tesoro, con base en deci-
siones gubernamentales desligadas de movimiento de empleo (o desempleo), cambios
inflacionarios y objetivos del tipo de cambio.7
Por consiguiente, Wray se acerca tanto a los horizontalistas al señalar que la tasa de in-
terés está determinada por el banco central —independientemente del ciclo económico—
como a los estructuralistas, al argumentar que la emisión de créditos bancarios puede estar
limitada por el déficit fiscal.
Este planteamiento tiene dos problemas en el contexto de las economías emergentes.
Primero, el incremento de la cantidad de dinero mediante el déficit fiscal está desligado
del gasto de inversión e, incluso, del gasto corriente gubernamental, y no recircula al
sistema bancario. Una porción importante se canaliza a intermediarios financieros (banca,
inversionistas institucionales) que pueden extraerlo del espacio económico o no circularlo
al sistema bancario ni al sector productivo. Segundo, la demanda de títulos financieros
(por agentes externos) está condicionada a la rentabilidad de la economía con exigencias
que impiden el crecimiento. Por un lado, el capital externo demanda bajos niveles de
déficit gubernamental y, por otro, sus influjos elevan el riesgo cambiario.
Rechazo de la teoría de la preferencia por la liquidezhorizontalista: oferta monetaria perfectamente elástica
Los horizontalistas, encabezados por Kaldor y Moore, rechazan la teoría de la preferencia
por la liquidez (Rochon, 2001). Desde esta perspectiva, la incertidumbre incide en el
gasto de la inversión y, por tanto, sólo afecta a la inversión planificada. Por consiguiente,
el motivo especulación y el atesoramiento no afectan el movimiento de la tasa de interés
que está determinada por el banco central.
El dinero tiene un valor extrínseco que proviene de su función como medio de pago e
incentiva el gasto; además, es endógeno pues aparece como un flujo/pasivo cuya contra-
partida es el crédito, el cual es un flujo/activo que concluye como un residuo de la tenen-
cia de dinero. Por tanto, al final del circuito monetario, el dinero se transforma en un
7 Wray (2004c) señala que se está creando un nuevo consenso de política monetaria cuyos principalescomponentes son: transparencia (anuncio de los objetivos de política económica provocado por presiónpolítica), gradualismo (los objetivos de política son de largo alcance y no se espera obtener resultadosrápidos) y activismo (el banco central no sigue reglas sino políticas discrecionales). Desde la perspectivade este autor, las tasas de interés responden preferentemente a objetivos distributivos (Wray, 2004a).
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stock/activo que se distribuye entre las familias, que pueden atesorarlo o canalizarlo al
sistema financiero (i.e., preferencia por la liquidez). La diferencia con Keynes es que la
tasa de interés no es sensible a la distribución del ahorro; desaparece el motivo de la incer-
tidumbre de la demanda de dinero y su atesoramiento.
La tasa de interés es exógena, determinada por el banco central, y está desligada de la
incertidumbre. Incide en su determinación una función de reacción del banco central,
en la cual se incluyen variables económicas8 y de carácter político. Por su parte, la oferta
de reservas del banco central es endógena, pudiendo sólo modificar el costo de los fondos
adicionales. La curva de la oferta monetaria es horizontal y se desplaza hacia arriba o
hacia abajo conforme cambia la tasa de fondeo de dicho banco. Parguez (2001) critica esta
postura porque, de ser muy continua la variación del costo del fondeo, puede provocar
una curva con pendiente positiva.
La tasa de interés de préstamos es función del costo, por obtener fondos adicionales y
un margen de utilidades (el cual refleja el grado de monopolio de los bancos, basado en
sus rendimientos esperados) y un premio de riesgo de dichas instituciones que mide la
preferencia de su liquidez (Rochon, 1999).
Desde la perspectiva de los horizontalistas, una vez definida la tasa de interés del banco
central y el margen que adicionan los comerciales a la tasa de interés, dada una demanda
de créditos, se determina la oferta crediticia que sólo puede ser modificada por los bancos
mediante racionamiento, desligado de las variaciones de la tasa de interés. Éste depende
del riesgo del prestamista que incluye los crediticios (posibilidad de impago), el de la tasa
de interés (su modificación), y el de liquidez (la necesaria para enfrentar los depósitos).
Los horizontalistas resaltan que la tasa de interés es una variable distributiva que afecta
la proporción del gasto entre las familias y las empresas (hay una estructura oligopólica
que traspasa el mayor costo a los precios). Hay una relación positiva entre tasas de interés
y precios, y negativa entre dichas tasas, salarios reales y gasto (siempre y cuando sea
reducida la propensión marginal del consumo de los rentistas). Se rechaza la relación
directa (negativa) entre tasa de interés e inversión (planteada por Keynes), reforzando con
ello la argumentación de la independencia de dicha tasa respecto de la inversión y, por
tanto, del ciclo económico, aunque en el largo plazo afecta a la inversión mediante la
demanda efectiva.
Resumiendo, los bancos, en su deseo por incrementar las ganancias, acomodan todos
los créditos elegibles (solventes) a la tasa de interés vigente, la cual está determinada por
8 Aunque la tasa de interés es considerada una variable administrativa, no es independiente devariables económicas como el estado futuro de la economía, la respuesta del sistema a cambios en latasa de interés, los objetivos del tipo de cambio, el balance, pagos o el precio. Las condiciones políticastambién inciden en la tasa de interés.
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el banco central y se integra como un costo de los créditos que las instituciones comercia-
les adicionan un margen, desligado del movimiento de la inversión.
Circuitistas: la estructura de tasas de interésdeterminada por el banco central
Los circuitistas retoman el planteamiento de Wray (1998) según el cual el valor del dinero
es extrínseco por estar relacionado al Estado (Parguez, 2001), quien genera gasto y crea
valor. La diferencia es que no incide en la emisión de créditos bancarios.
El dinero es concebido como una deuda temporal, difundida por los bancos mediante
la emisión de pasivos contra sí mismos, cual financia el gasto de los particulares y del
Estado. Se destruye en la etapa de reflujo cuando los particulares y el Estado distribuyen
títulos o venden sus productos y pagan los créditos. Aparece un mecanismo similar al
fondeo, con la diferencia de que el dinero atesorado no incide en la tasa de interés, sino en
las utilidades de los bancos (i.e., expresada por medio de la cartera vencida).
El motivo especulativo no se considera en la demanda de dinero porque el dinero
atesorado es un activo financiero no sujeto a préstamos por parte de los bancos (Parguez,
2001). Con ello también rechaza la función de depósito de su valor.
La teoría del circuito monetario postula una exogeneidad fuerte de la tasa de interés
(Parguez, op. cit.); ello implica que el Estado puede imponer una con base en sus objeti-
vos de política monetaria, la cual, aunque logre los fines de la demanda agregada, puede
no ser compatible con el nivel de la tasa de interés que estabilice el sistema bancario. Ello
provoca que la política monetaria no sea independiente de la fiscal.
Se parte del supuesto de que la demanda de créditos crea su propia oferta (se rechaza la
independencia entre la oferta y demanda crediticias), con lo cual se alejan del concepto
escasez de dinero. Otro elemento importante es que el banco central determina la estruc-
tura de la tasa de interés sin considerar las fuerzas del mercado ni la inversión.
Hay un razonamiento similar al de Wray (1998), el cual señala que se emiten bonos para
retirar excesos de reservas por crecientes déficit fiscales. Los bancos comerciales son toma-
dores de precios y determinan la tasa de interés activa añadiendo un margen. Ésta debe ar-
monizar con su política de crecimiento y con los objetivos del banco central: el margen se
explica con base en una teoría de funcionamiento de los bancos.
Dicho margen, que los bancos cargan sobre la tasa de interés del banco central, depen-
de de los costos, los cuales incluyen salarios, intereses pagados a los depósitos y al banco
central, y el ingreso por diferentes activos. Por tanto, el margen es función del creci-
miento de sus utilidades, determinado por el crecimiento de su patrimonio en un nivel
deseado y del ingreso que perciban por sus activos reales y financieros (incluidos los
bonos del gobierno).
NUEVO COMPORTAMIENTO DE LOS BANCOS
71 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
A partir de este razonamiento se resalta que a mayor rendimiento de los bancos (en el
cual influyen la tasa de bonos gubernamentales o del banco central) se reduce el margen
sobre sus costos y, por consiguiente, la tasa de interés de créditos. Este planteamientosupone que las tasas de interés pasiva y activa se mueven en línea con la tasa de interés
dominante del banco central, similar a la estructura oligopólica, en el contexto de admi-
nistración de activos del planteamiento estructuralista, en el que hay una estructura detasas que se mueve en concordancia con la tasa de interés del banco central y que debe
armonizar el crecimiento económico con la rentabilidad del sistema bancario.
La emisión crediticia y la diversificación de fuentede utilidades en el sistema bancario mexicanodurante el periodo de desregulación y globalización
En esta sección se analizan los principales mecanismos de creación de dinero y su efectoen la composición de los recursos de los bancos y la fuente de utilidades.
a) Demanda de créditos
Hay acuerdo en la teoría endógena de dinero en cuanto a que los bancos cubren la demanda
de los prestatarios solventes. La presencia de los prestatarios insatisfechos se debe al racio-namiento de créditos, el cual puede o no estar ligado a movimientos de la tasa de interés.
A partir de las estadísticas mexicanas es posible inferir una reducción de la demanda
crediticia que tiene diversas explicaciones. Primero, se observa una reducción del coefi-ciente de la inversión en el producto con diversas fases cíclicas; segundo, el gasto de la
inversión se desliga de los créditos y del movimiento de la tasa de interés, apareciendo
fuentes alternativas de financiamiento no bancario [proveedores para las grandes empre-sas exportadoras (Leyva, 2002) y, especialmente, para las pequeñas y medianas empresas
(Banco de México, Encuesta de evaluación coyuntural)]. Ello indicaría que el raciona-
miento de créditos es independiente de la tasa de interés (aunque la encuesta del Banco deMéxico resalta que la tasa de interés es la principal razón aducida por los empresarios para
no usar créditos). Ello cuestiona la hipótesis de inestabilidad financiera y debilita la pro-
puesta de Keynes acerca de la relación negativa entre inversión y tasa de interés.Con respecto al primer punto, es posible verificar que el componente de la inversión en
el producto sufrió una caída importante en los primeros años de la década de los ochenta
(en 1981 fue de 25% y descendió a 16% en 1983), seguida por una atonía en el crecimien-to del producto y la inversión (esta razón osciló alrededor de 14% entre 1984 y 1988). A
partir de 1989 dicho componente creció (alcanzó un promedio de 20%, cinco puntos de-
bajo de 1982); se interrumpió entre 1995 y 1996, y se revertió entre 1997 y 2000, conniveles de composición de inversión similares a los inicios de la década de los noventa. En
2001 inició otra recesión (véase Gráfica 1).
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Gráfica 1.FBKF: Formación bruta de capital fijo;PIB: Producto interno bruto.Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI.
Gráfica 2.DCC: variación de la cartera de créditos; I: formación bruta de capital fijo;CC: cartera de créditos (stocks);PIB: producto interno bruto.Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI y Banco de México.
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73 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
Si es válida la relación entre inversión y créditos, la caída de la participación de la
inversión en el producto debería inducir a una reducción de los créditos durante los años
ochenta, entre 1995-1996 y con posteridad a 2001, y debería presentarse un aumento entre
1989-1994 y 1997-2000.
Con respecto a la participación de la cartera de créditos en el producto, entre 1985 y
1989 esta razón no tiene gran variación, pese a que disminuyó el coeficiente de la inversión,
canalizándose gran parte de los créditos al sector público en condiciones de reducción del
gasto público corriente y de capital (véase Levy, 2001, capítulo 7). Entre 1989 y 1994
hubo una recuperación de la cartera crediticia con relación al producto, sin lograr los
niveles de los años ochenta, parecido a un proceso minskiano. Este proceso se revirtió a
partir de la crisis (entre 1994 y 1996 la relación stock de créditos a producto pasó de 41
a 16%), y desencadenó una relación decreciente a partir del año que logró su mínimo
histórico, 2003, con 12% (véase Gráfica 2).
Los flujos crediticios (variación de la cartera de créditos) con respecto de la inversión
reflejan un comportamiento similar: drásticas caídas en 1987 y 1988, así como en 1995,
explicadas por las devaluaciones ocurridas en ese lapso, que presentaron flujos negativos
entre 1999 y 2001, y cuyos primeros dos años se distinguieron por un fuerte crecimiento
de la inversión (1999 y 2000) (véase Gráfica 2).
Estos resultados indican que hay una sola fase (1990-1994) en todo el periodo de glo-
balización financiera, en el cual aparentemente la emisión de créditos (o flujos crediticios)
estuvo relacionada con el producto (y la inversión).
Sin embargo, un análisis más profundo de la información estadística indica que los
principales receptores de créditos (vigentes, redescuento y vencidos) entre los agentes no
financieros fueron las familias (estadísticas disponibles de 1985 a 1996) con una partici-
pación creciente entre 1989 y 1994, situación que se revierte luego de la crisis. Después de
Gráfica 3.FA: créditos a familias; CANF: créditos a agentes no financieros; EPUB: créditos a empresaspúblicas; EPRI: créditos a empresas privadas.Fuente: elaboración propia con base en datos de Banco México.
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1994 las empresas privadas captan una proporción creciente de los créditos a los agentes
no financieros (explicados por los compromisos pendientes y el aumento de los intereses;
véase Gráfica 3). Por su parte, la cartera crediticia de la empresa pública (vigente,
redescuento y vencida) tiene una tendencia hacia la baja como resultado del proceso de la
privatización de las empresas estatales, lo cual refleja los efectos de la desregulación
bancaria en la liberalización de recursos financieros para incrementar la disponibilidad del
sector privado. Por consiguiente, no encontramos evidencia en el sistema financiero mexi-
cano de la relación positiva entre el gasto de la inversión y los volúmenes crecientes de
crédito, lo cual se vuelve más claro durante la segunda fase de recuperación del periodo
de globalización (1997-2000), en el que incluso se presenta una reducción del flujo credi-
ticio (1999-2001).
Un elemento adicional que contraviene el planteamiento de Keynes, Minsky y los
estructuralistas es la falta de evidencia acerca de la relación negativa entre la tasa de
interés y el flujo de créditos (Gráfica 4). Sólo se presenta la relación esperada entre 1989
y 1994, en un entorno de creciente canalización de créditos al sector privado no empresa-
rial. Antes de 1989 y después de 1995, el comportamiento de la tasa de interés es comple-
tamente independiente del flujo de créditos.
Por consiguiente, una segunda conclusión es la relativa independencia entre el gasto de
la inversión y el financiamiento bancario. Asimismo, se observa una relativa inelasticidad
de los créditos con respecto de la tasa de interés, especialmente cuando ésta baja (véase
Dow y Saville, 1990).
Gráfica 4.TIA: tasa de interés activa; DCRED: variación de créditos.Fuente: elaboración con base en datos de Banco de México y el FMI.
NUEVO COMPORTAMIENTO DE LOS BANCOS
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b) La composición de los recursos bancarios
La reducción de la demanda de los créditos modificó la composición de los recursos
bancarios, especialmente para diversificar sus fuentes de utilidades.
En México, la modificación de los recursos coincide con la desregulación bancaria y la
globalización financiera que dinamizó los mercados de dinero y capital y, además, permi-
tió el acceso de los agentes financieros bancarios y no bancarios a los mercados financie-
ros internacionales. Se impone la administración de pasivos (Chick, 1990) con caracterís-
ticas muy particulares.
Desde nuestra perspectiva, la aparición de varios segmentos financieros no redujo la po-
sición privilegiada que mantiene la banca comercial frente a las demás instituciones finan-
cieras. Por tanto, se mantuvo el régimen oligopólico al interior de la estructura bancaria.
En primer lugar, debe resaltarse que pese a la reducción de la demanda de los créditos,
los recursos totales de la banca aumentan con respecto al producto interno bruto: entre
1985 y 1994 se duplican y retoman su crecimiento a partir de 2000 (cuando prácticamente
culmina el proceso de extranjerización; véase Gráfica 5).
Las principales tendencias de la composición de recursos se pueden resumir en los si-
guientes aspectos: primero, hubo una reducción pronunciada de la participación de las dispo-
Gráfica 5.TV: total de valores en posesión de los bancos; CC: cartera crediticia bancaria;IFS: instrumentos financieros sintéticos.Fuente: elaboración propia con base en información estadística de Banco de México.
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
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nibilidades en los recursos bancarios a lo largo del periodo, lo cual fue resultado de la desa-
parición del encaje legal y de los depósitos obligatorios de los bancos comerciales en el
banco central. En este fenómeno también incide la modificación del sistema de pagos (el de
nóminas mediante tarjetas de débito) y el incentivo al uso de éstas en el pago de bienes y
servicios que, además, reduce los costos de fondeo de la banca, por disponer recursos sin
costo alguno.
Segundo, desde 1987 se observa una reducción constante de la cartera de crédito en la
cartera total, incluso en el periodo de crecimiento económico, pese al incremento de los
recursos totales en el producto. En 1985 este coeficiente representó 60% de los recursos
totales. En 1990, pese al incremento de la actividad económica y de la inversión, este
coeficiente bajó a 48%, revirtiéndose esta tendencia entre 1992 y 1994 (por encima de
50%, sin lograr los niveles de los años ochenta).
A partir de 1995 tiene lugar una reducción constante de los créditos en los recursos
totales (en 1996 fue de 33% y cayó a 13% en 2003). Este fenómeno fue acompañado de
reducciones de la tasa de interés activa a niveles históricos (véase Gráfica 4), reforzándose
el divorcio entre el financiamiento bancario y el producto.
Tercero, entre 1985 y 2000 se observa una participación ascendente de la cartera de
valores en los recursos totales. En 1985 los valores representaron 4% de los recursos
totales, 40% en 1990, alcanzado en 1996, después de un breve descenso, una participación
de 50% que, en 1998, volvió nuevamente a bajar, logrando en 2003 una participación de
apenas 23% (véase Gráfica 5). En este rubro deben resaltarse varios elementos: hasta 2000
los títulos gubernamentales fungieron como amortiguadores de la caída de recursos (véase
Cuadro 1), aunque se modificó el tipo de instrumentos que emite la autoridad para inter-
venir en los bancos.
Inicialmente (1987 y 1989), los títulos del gobierno federal representaron casi la tota-
lidad de la tenencia de los valores del sector bancario, lo cual obligó a lo que Sayers
denominó “reforzar la política de incremento de la tasa de interés”, con el objetivo de
reducir la liquidez de la economía. Pese a que dichos títulos no perdieran importancia en
el conjunto del sistema financiero, pierden relevancia en el sistema bancario —a partir de
1991 se canalizaron a los agentes no residentes y desde 1997 a las sociedades de inversión
de los fondos de pensiones (SIEFORES).
Entre 1995 y 1999, los valores no negociables (incluidos todos los tipos de pagarés
emitidos por el FOBAPROA, que posteriormente se conviertieron en los valores del IPAB)
representaron casi la totalidad de la tenencia de valores (Cuadro 1). Debe considerarse que
estos bonos fueron intercambiados por cartera vencida con rendimientos similares a los
certificados de la tesorería (CETES), lo que proporcionó a los bancos, en dichos años, la
mayor parte de su ingreso.
NUEVO COMPORTAMIENTO DE LOS BANCOS
77 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
Una mención especial debe dedicarse a los reportos. Éstos adquieren relevancia a partir
de 1990, mantienen una creciente participación hasta 1994, recuperan importancia desde
el año 2000, aunque en menores proporciones (véase Cuadro 1). La composición de los
reportos se conoce desde 1997 y, con base en ella, puede deducirse que están altamente
influidos por títulos de carácter público (Cuadro 1); es muy reducida la emisión de prés-
tamos bancarios con base en dichos instrumentos.
El análisis de la participación de la tenencia de valores en la banca muestra varias ca-
racterísticas importantes de los bancos y del sistema financiero mexicano. Primero, a lo
largo de casi todo el periodo, la participación de los títulos privados en los recursos ban-
carios fue reducida. Ello refleja un mercado financiero poco profundo y delgado, pese a la
desregulación bancaria y la promoción del mercado de títulos de deuda, el cual, como
veremos más adelante, generó una estructura de tasas de interés que indujo utilidades
bancarias oligopólicas. Segundo, en la mayor parte del periodo (hasta 2000) los bonos
públicos actuaron como amortiguador del comportamiento de los recursos de los bancos.
Cuando éstos descienden (por caídas del crédito) aumentan los primeros y reducen las
oscilaciones de las utilidades bancarias. Incluso la banca comercial, en el periodo de
privatización y extranjerización,tuvo una posición privilegiada porque el Estado, median-
te el rescate bancario, redujo la caída de las utilidades, sin comprometer a los bancos para
que asumieran su función de créditos (desde 1995 tiene lugar una caída constante de los
créditos, y llegan algunos años a presentar flujos negativos).
Cuadro 1
Ins. finan Principales componentes de los instrumentos financieros sintéticosDiciembre de a rec total Futuros Coberturas Forwards Opciones Swaps Derivados
1985 3 100 0 0 0 0 01986 5 100 0 0 0 0 01987 5 88 12 0 0 0 01988 11 47 53 0 0 0 01989 8 63 37 0 0 0 01990 5 42 58 0 0 0 01991 10 23 77 0 0 0 01992 10 14 86 0 0 0 01993 13 10 90 0 0 0 01994 17 10 90 0 0 0 01995 9 28 72 0 0 0 01996 7 64 36 0 0 0 01997 10 31 1 67 0 0 01998 9 14 0 84 0 1 01999 12 10 0 89 1 0 02000 24 11 0 87 0 2 02001 25 22 0 71 0 7 02002 37 43 0 39 0 17 02003 53 69 0 20 0 11 0
Fuente: elaboración propia con base en información del Banco de México.
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Finalmente, una alusión especial a los instrumentos financieros sintéticos. Entre 1989
y 1994, éstos tienen una participación creciente (pasan de 8.1 a 17.4%), retoman su creci-
miento desde 1999 y en 2003 explican más de la mitad de los recursos totales. Ello indica
un cambio estructural del sistema bancario. A partir de 2000, cuando la banca comercial
está dominada por la extranjera, dichos instrumentos crecen significativamente, lo cual
refleja la adecuación de los bancos comerciales al entorno internacional.
A manera de recapitulación podemos señalar que: primero, la desregulación y la globali-
zación financiera indujeron a una mayor penetración financiera, pese a la caída de la car-
tera de crédito. Los bonos de carácter público, en vez del crédito y los títulos privados,
fueron el motor del crecimiento del dinero. Ello se debe a la menor demanda crediticia y,
principalmente, a las opciones de inversión más redituables creadas por el gobierno para
los bancos, pese a la diversificación del sistema financiero. Segundo, la composición de los
activos bancarios mexicanos tuvo una diversificación parecida a la de los países desarro-
llados, como respuesta a los nuevos segmentos del mercado financiero, con la particulari-
dad de que un reducido número de bancos controla casi la totalidad del mercado. Tercero,
a partir de 2000 hay una caída de la participación de los títulos públicos, acompañada de
una menor participación de créditos. Los bancos se mueven hacia la titularización de la
deuda con una creciente participación de instrumentos financieros sintéticos, cuyo objetivo
es proteger a los agentes de variaciones del tipo de cambio y de la tasa de interés. Todo
esto conlleva un creciente riesgo sistémico para el mercado financiero, sin afectar a las
instituciones bancarias en lo particular (Kregel, 1998; Eatwell y Taylor, 2000).
c) Fuente de las utilidades bancarias
Los indicadores globales de rendimiento bancario (ROE y ROA, sobre capital propio y sobre
activos, respectivamente) muestran que las utilidades se recuperaron después de la crisis y,
en el caso del ROA, alcanzó niveles superiores a los años previos a la crisis (véase Gráfica 6).
Al descomponer el ingreso total operado de la banca, entre sus principales rubros,
encontramos que dominó el margen financiero ajustado (incorpora los ingresos por intere-
ses y comisiones por créditos y por compra y venta de bonos, descontando los egresos por
los mismos conceptos) (véase Gráfica 7). El margen financiero ajustado entre 1985 y 1998
(con una fuerte caída entre 1995 y 1997) representó casi 80% del ingreso total operado.
Desde 1999 se observa una drástica caída de la participación de este rubro en dicho ingreso.
Las comisiones y tarifas cobradas (por operaciones distintas a los créditos y la compra
de bonos) tienen una participación ascendente, de manera especial desde 1994, que repre-
sentó 30% de los ingresos totales operados en 2003. Ello indica que se neutralizó la caída
de las utilidades bancarias como consecuencia de la crisis de 1995, mediante una combina-
ción de altos intereses debidos a los valores no negociables del FOBAPROA y, posteriormen-
te, del IPAB, altos intereses por concepto de valores gubernamentales —CETES— y una
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Gráfica 7.MFA: margen financiero ajustado por riesgo; ITO: ingreso total de la operación; CYI: comisiones y tarifas netas;IF: resultado por inter-mediación financiera.Fuente: elaboración propia con base en información estadística de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Gráfica 6.ROA: rendimiento en relación a activos; ROE: rendimientos en relación a capital propio.Fuente: elaboración propia con base en información estadística de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores.
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elevación de los ingresos por operaciones bancarias distintas a la emisión crediticia y
compra y venta de bonos, con lo que se traspasaron las pérdidas de los bancos al resto de
la sociedad. Específicamente, entre 1994 y 2003 el concepto de comisiones se incrementó
más de 20% (véase Gráfica 7).
La intermediación financiera (compraventa de divisas, oro y plata y de valores por nego-
ciar y coberturas cambiarias) se incrementó drásticamente a partir de 1992 y llegó a repre-
sentar 51% del ingreso total operado en 1996. Ello se debe a que la liberalización finan-
ciera indujo operaciones de coberturas y la crisis de 1995 acrecentó estas operaciones.
Una revisión detallada de la participación de los diversos rubros en el ingreso devengado
por intereses del margen financiero ajustado, diferenciando entre bonos y créditos, intro-
duce otro elemento desestabilizador en el comportamiento de la banca (véase Gráfica 8).
Entre 1985 y 1994 predomina el ingreso por emisión crediticia (intereses y comisiones
menos estimación preventiva de riesgos crediticios) pese a la reducción de la participación
de dicho rubro en los recursos totales. Lo anterior puede explicarse por el creciente mar-
gen entre la tasa de interés activa y la de los bonos del gobierno federal (Gráfica 9). Ello
indica que el costo de fondeo bancario fue bajo durante dicho periodo y, pese a la globali-
zación financiera y la competitividad entre los distintos segmentos financieros, los bancos
comerciales mantuvieron su dependencia del banco central para fondear sus operaciones.
A partir de 1995 aumentó el ingreso por bonos (intereses y premios devengados por
reportos y préstamos de valores). Inicialmente, ello reflejó el programa de rescate gu-
bernamental de la banca (efecto amortiguador) y, posteriormente, tuvieron gran participa-
ción los reportos, instrumento fundamental de intervención de la banca central en la co-
Gráfica 8.IC: intereses a favor de créditos; CCRE: comisiones por créditos; EPR: estimación para riesgos crediticios; IV: in-tereses por valores; PDRV: premios devengados por reportos y préstamos de valores.Fuente: elaboración propia con base en datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
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82 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
mercial. Ello fue acompañado por un cambio en la estructura de la tasa de interés. Las
tasas de interés de depósitos actúan como el ancla de las utilidades de la banca, con lo que
se amplía el margen entre la tasa de los CETES y la de los depósitos, y se reduce el margen
entre la tasa de interés activa y la de los CETES (véase Gráfica 9). Medidas adicionales que
incrementaron las utilidades bancarias son la creciente disponibilidad de liquidez por el
cambio de pago de nóminas mediante tarjetas de débito, y las limitaciones al movimiento
ascendente de las tasas activas, impuesto por la globalización financiera.
Conclusiones
El centro de la discusión en torno a la creación de dinero y el funcionamiento del sistema
bancario se encuentra en los planteamientos de estructuralistas, horizontalistas y circuitistas,
cuyos conceptos giran alrededor del rechazo o aceptación de la preferencia por la liquidez,
la relación contraria entre inversión y tasa de interés, y el efecto de las va-riables moneta-
rias sobre el ciclo económico.
Hay consenso en que los flujos financieros se crean independientemente de los recur-
sos reales, en tanto los bancos satisfacen la demanda de créditos solventes. La diferencia se
encuentra en la relación del racionamiento de créditos y la tasa de interés, y entre ésta y las
reservas, así como en la determinación del margen de la tasa de interés activa.
Los circuitistas adoptan el concepto superexogeneidad de la tasa de interés y explican
la composición de los recursos y la fuente de utilidades con base en una teoría del funcio-
namiento de la banca, resaltando que el racionamiento de créditos es independiente de
dicha tasa. Las reservas son completamente exógenas y se rechaza la presencia del merca-
do de dinero. Asimismo, no es posible diferenciar entre la demanda y la oferta crediticia.
Los horizontalistas consideran que la tasa de interés es exógena y que el margen de la
tasa de interés activa depende de la preferencia por la liquidez de los bancos, de igual
manera que el racionamiento de créditos es independiente de la tasa de interés. Aunque
rechazan la posibilidad de una curva de oferta con pendiente positiva, ésta puede aparecer
mediante el concepto de preferencia por la liquidez de los bancos, que es independiente
del ciclo económico.
Los estructuralistas argumentan que la política monetaria o fiscal puede modificar la
liquidez de la economía, lo cual provoca que las reservas sean semiendógenas al sistema;
existe una relación positiva entre racionamiento de créditos y tasa de interés y, por tanto,
aceptan la relación entre inversión, tasas de interés y volumen de créditos, aunque resaltan
aspectos institucionales que garantizan la liquidez al crecimiento económico. A partir de
la crisis de los años treinta9 se establece la administración de activos que, posteriormente,
9 La crisis de los treinta provocó que los bancos centrales tuvieran como principal objetivo la estabilidadde los medios de pagos, independientemente del funcionamiento de los bancos, véase Aglietta (1996).
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83 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
con la diversificación del sistema financiero, crea una situación competitiva en la estruc-
tura bancaria, con base en la cual introducen la horizontalidad de la oferta monetaria para
el corto plazo. Ello genera una diversificación en las fuentes de utilidades y la indepen-
dencia del fondeo de la banca con respecto de las políticas monetarias. La creación del
dinero depende de los pasivos que la banca cree contra sí misma a causa de emisión
crediticia o compra de títulos, con una reducida incidencia de los movimientos de la tasa
de interés del banco central.
Al revisar la forma de dicha generación en el sistema financiero mexicano, encontra-
mos cuatro elementos centrales que explican el movimiento del sistema bancario: prime-
ro, la reducción de la demanda de créditos produjo un descenso en la creación de dinero
bancario con respecto de los recursos totales e independizó el gasto de la inversión en
relación con la emisión de créditos y el comportamiento de la tasa de interés, lo cual se
adaptaría a la posición horizontalista acerca del funcionamiento de los bancos.
Segundo, si seguimos el planteamiento estructuralista, la tenencia de bonos gubernamen-
tales amortiguó la caída de los créditos y fue una importante fuente generadora de rendi-
mientos para el sector bancario. La diferencia es que se explica por los crecientes rendi-
mientos de los CETES con respecto de la tasa de depósitos. Esto, a su vez, amortigua el
efecto de la caída de los créditos en las utilidades y provoca una estructura inadecuada de
la tasa de interés, que impidió la promoción de títulos bancarios y privados. Ello eviden-
cia una estructura oligopólica del sector bancario. En este contexto, el margen financiero
se explica por la reducida diversificación del mercado de títulos, lo cual se opone al
planteamiento de estructuralistas, horizontalistas y circuitistas. No se despliega el arbitraje
que, por medio de mecanismos de mercado, iguala rendimientos de títulos similares.
Tercero, a partir de la extranjerización de la banca se acentuó la estructura oligópolica
del sector porque no incrementó la disponibilidad de créditos y mantuvo la apropiación de
ganancias extraordinarias, sin fomentar una mayor competencia en el mercado de títulos,
mediante fondeo y bonos bancarios.
Cuarto, pese a las profundas reformas estructurales, los títulos gubernamentales predo-
minaron de manera casi absoluta, originando amplias brechas financieras, que evidencia
la particularidad del sistema financiero mexicano.
A partir del análisis de las utilidades bancarias se observa la incongruencia de la orga-
nización del sistema financiero mexicano con la estructura de la administración de pasivos
y la superexogeneidad de la tasa de interés. La extranjerización mantuvo —e incluso
profundizó— la estructura oligopólica del sector. La emisión crediticia no se reactivó y la
brecha financiera creció.
NOEMÍ LEVY ORLIK
84 Vol. 36, núm. 141, abril-junio / 2005
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