no. 97 agricultura campesina y agroecología

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17 de octubre de 2015 • Número 97 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada TEMA DEL MES AGRICULTURA CAMPESINA Y AGROECOLOGÍA NoveNo AÑO

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Este número del suplemento fue armado con las participaciones y ponencias presentadas en el Encuentro Internacional Economía Campesina y Agroecología en América: Movimientos Sociales, Diálogo de Saberes y Políticas Públicas, realizado del 31 de agosto al 2 de septiembre de 2015, en conmemoración del 20 Aniversario de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

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Page 1: NO. 97 Agricultura  Campesina y Agroecología

17 de octubre de 2015 • Número 97

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

AGRICULTURA CAMPESINA Y

AGROECOLOGÍA

NoveNo AÑO

Page 2: NO. 97 Agricultura  Campesina y Agroecología

17 de octubre de 20152

LAS GUERRAS DEL HAMBRE

Para hacer frente a la crisis general y alimentaria que sacude a una moder-nidad capitalista fincada sobre las rui-nas de la comunidad agraria y sobre la

opresión colonial, propongo la revitalización y actualización del ancestral paradigma con que organizan su trabajo y su vida los campesinos. No sólo convoco a inspirarse en su forma de pro-ducir, también en su forma de vivir.

Es este un viejo y a la vez nuevo modo de ser que, además de tener una vertiginosa profundi-dad histórica, anima a sujetos vigentes y actuan-tes. En el tercer milenio los indios, los campesi-nos y los afrodescendientes de Nuestramérica, es decir los colonizados, transterrados y explotados rurales, están en pie y están marchando. No sólo resisten el acoso del sistema defendiendo, como siempre, sus raíces ancestrales y su pasado míti-co. También amanecieron utópicos y miran hacia adelante esbozando proyectos de futuro.

El sistema en su conjunto es hostil a los campesi-nos como productores y atenta contra su modo de vida. Pero para fines analíticos podemos identifi-car algunas amenazas específicas que sobre ellos se ciernen.

Una es la ancestral voracidad capitalista por tie-rras, aguas, minerales y en general por los recur-sos orgánicos e inorgánicos que originalmente estaban en manos de las comunidades. Otra son las relaciones asimétricas que los pequeños agricultores enfrentan en todos los mercados: el de productos, el de insumos, el de crédito, el de fuerza de trabajo… Otra más es el modelo tecnológico capitalista que, cuando lo adoptan, los carcome por dentro. Sin olvidar el modo de vida urbano que seduce a los jóvenes rurales. Y por último, aunque es lo primero en importan-cia, el pensamiento puramente analítico, lineal y reduccionista que va erosionando las aproxi-maciones intelectuales sintéticas, comprensivas y holistas propias de los pueblos agrarios y que Levy-Strauss llamó “pensamiento salvaje”.

Hoy más que nunca el modo de ser de los cam-pesinos es un paradigma de repuesto. Porque hoy como nunca la existencia de los campesinos se encuentra amenazada… Como está amena-zada la existencia de todos. Y el filo más calador de esta amenaza es el despojo. El despojo omni-presente y la exclusión social que deja como sal-do. Despojo del suelo y del subsuelo, despojo de las tierras y de las aguas, despojo de la biodiversi-dad y de los saberes, despojo del patrimonio cul-tural tangible e intangible, despojo del pasado y del futuro, despojo de la esperanza… Entonces el despojo debe ser detenido y los usos y costum-bres campesinos deben ser respetados y restaura-dos, porque es de justicia. Pero también porque una parte principalísima del multidimensional descalabro civilizatorio que nos aqueja, la cri-sis agrícola, se traduce en un comportamiento errático de las cosechas y en la fluctuante pero persistente reducción tendencial de los índices de crecimiento de la productividad, de la pro-ducción y de la disponibilidad de los alimentos.

Durante la segunda mitad del siglo XX las tasas de crecimiento de los rendimientos y de la oferta de los granos básicos fueron muy altas. Sin em-bargo, desde fines de la pasada centuria se han amodorrado. Así la oferta se hizo menos diná-mica y más errática, dando como resultado que se redujeran coyunturalmente los inventarios, que aumentara la especulación y se encareciera la comida. En los tres lustros pasados, el com-portamiento del precio de los alimentos ha sido errático y así como en 2007-2008 y en 2010-2011 hubo picos de precios altos, debido a que la es-peculación se montó sobre reales situaciones de

escasez, en otros años, como los más recientes, vemos caer las cotizaciones.

Sin embargo, en la perspectiva de dos décadas la tendencia es consistente: los precios de los bienes agropecuarios de primera necesidad ya no dis-minuyen como lo hicieron en la segunda mitad de la pasada centuria, ahora van aumentando progresivamente. Esta situación, que incremen-ta tendencialmente las rentas que paga la tierra fértil, ha puesto en primer plano una de las ver-tientes del despojo que en el arranque del tercer milenio devino escandalosa: el masivo acapara-miento, la concentración, financiarización y ex-tranjerización de tierras y aguas originalmente en manos de campesinos y comunidades indígenas.

Atraco social que se despliega sobre todo en el Sur simbólico: en Asia, en África y en América Latina. Compran tierra corporaciones trasnacio-nales y países, pero también aterrizan los grandes fondos de inversión. Las trasnacionales y los aho-rradores invierten en tierras por que ven en ello una perspectiva de rentas. Algunos países como Corea, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Uni-dos… lo hacen también porque enfrentan severa dependencia alimentaria y buscan protegerse de los altos precios. En cambio la estrategia de los chinos –que en lo fundamental producen su pro-pia comida- es un neocolonialismo puro y duro en busca de materias primas, mercados, espacios de inversión e influencia política. Hay también capitales, como los Pools de Siembra de Argen-tina y otros países, que lucran con la agricultura pero no tocan piso y sólo financian la producción.

No tenemos datos precisos sino estimaciones, pero se calcula que en algo más de diez años, mediante unas dos mil operaciones de compra-venta, han cambiado de manos cerca de 300 mi-llones de hectáreas. Tierras que por lo general no eran baldías sino campesino-comunitarias. De modo que es válido suponer que la expulsión poblacional resultante de la renovada hambre capitalista de tierras es responsable, cuando me-nos en parte, de que haya en el mundo unos 300 millones de personas que viven en países distin-tos de aquellos en los que nacieron. Y que haya, en las inhóspitas rutas de la diáspora, decenas de miles que mueren en el intento de emigrar.

A fines del siglo XIX el rey Leopoldo II era dueño del llamado Congo Belga, hoy China es dueña de unos tres millones de hectáreas en la República Democrática del Congo. De la mano de la gran crisis, el viejo colonialismo está de vuelta. El capi-talismo es el primer modo de producción histórico donde la riqueza deviene puramente cuantitativa y desterritorializada. Pero en su ocaso observamos pasmados el masivo y planetario aterrizaje de un gran dinero que por décadas prefirió inversiones etéreas, desvinculadas y “limpias” como las bur-sátiles. Operaciones que no ha abandonado, pero que ahora combina con la apropiación y especu-lación con los rudos bienes naturales.

Es esta una reterritorialización obligada, un ate-rrizaje forzoso. Su origen estructural es la onto-lógica imposibilidad de que el capital produz-ca y reproduzca como mercancías los recursos humanos y naturales que sin embargo requiere para su valorización. Su explicación coyuntural debe buscarse en gran descalabro civilizatorio que nos aqueja, una crisis que a diferencia de las puramente recesivas no es de sobreproducción sino de escasez: de tierra fértil, de agua dulce, de combustibles fósiles, de climas propicios, de minerales útiles, de espacios geoestratégicos. Y su motor económico es la renta, un mecanismo ventajoso que permite a algunos capitales retirar de la bolsa común una porción extraordinaria e inequitativa de plusvalía.

De este modo, la privatización de bienes natu-rales escasos deviene el mejor refugio contra la incertidumbre económica y la tendencia decre-ciente de la tasa de ganancia.

En el contexto de la gran crisis de escasez y ante la amenaza que representa el capitalismo rentista-predador del tercer milenio, cobra pro-tagonismo una de las más caudalosas vertientes históricas de la lucha campesina: la defensa de la tierra y del patrimonio tanto familiar como comunitario. Ante la global ofensiva del capital sobre los ámbitos rurales y no rurales, el aún disperso movimiento por preservar los espacios comunitarios deviene asunto de vida o muerte.

Confrontación civilizatoria en la que está en jue-go la existencia misma de la humanidad, pues si en lo económico el agronegocio especula con el hambre, su modelo tecnológico es ambiental-mente predador. De modo que si le permitimos apropiarse de la tierra fértil y del agua dulce, hará del planeta un páramo, un desolado Armagedón.

Quienes con más empeño resisten al ogro li-brecambista son las mujeres y los hombres del campo: las comunidades que tienen derechos de posesión sobre estas tierras porque las han habita-do y las han trabajado, porque las han caminado y las han nombrado, porque las han cantado y las han llorado, porque –bien o mal- las han gober-nado. Y si la ofensiva del rentismo predador es principalmente sobre los territorios indígenas y campesinos, la resistencia tendrá que ser campe-sina e indígena, tendrá que ser campesindia.

En Nuestramérica, en el territorio de los autóc-tonos Túpac Amaru y Tetabiate, pero también de los mestizos Bolívar y Martí, se está confor-mando un nuevo actor continental etnoclasista. Un protagonista que en verdad es antiguo, pero que en los lustros recientes emerge y converge. Un sujeto campesino, indio y afrodescendiente cuyo reto mayor es frenar el saqueo territorial que practica el gran dinero. Ponerle un hasta aquí a un despojo que responde a la inercia de la macroeconomía y por tanto ocurre en los países que gobierna la derecha pero también en alguna medida en los que gobierna la izquierda.

Lo que está en juego en esta gran batalla es el espa-cio vital de las comunidades rurales. Pero también está sobre el tablero la sobrevivencia de quienes no habitamos en el campo aunque de él comemos. Porque el capital quiere toda la tierra y toda el agua para adueñarse también por completo de los recur-sos de los que depende la alimentación del mundo y de esta manera controlar íntegramente el negocio de la comida. Lo que a su vez le permitiría lucrar ili-mitadamente con la renta del hambre. Y la renta del hambre –que ya es enorme- puede hacerse aún más cuantiosa porque se sustenta en dos factores socio-ambientales inflexibles: la disponibilidad natural de tierra fértil y la necesidad humana de comer. Inflexi-bilidades que incrementan ilimitadamente el poten-cial especulativo del negocio territorial-alimentario.

Los del surco siembran y consumen alimentos, mientras que los de banqueta dependemos por completo de una comida que no cultivamos. De modo que la lucha por frenar al capital rentista y predador, por restaurar la comunidad campesin-dia y afrodescendiente y por impulsar un modelo de producción agropecuaria inspirado en el pa-radigma campesino, es un movimiento que nos convoca a todos. Incluye a los productores y los consumidores, a los metropolitanos y los orilleros, a los urbanos y los rurales. Y es una lucha que no podemos perder, porque en ella nos va la vida.

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo número 04-2008-121817381700-107.

Suplemento informativo de La Jornada 17 de octubre de 2015 • Número 97 • Año IX

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Este número del suplemento fue armado con las participaciones y ponencias presentadas en el Encuentro Internacional Economía Campesina y Agroecología en América: Movimientos Sociales, Diálogo de Saberes y Políticas Públicas, realizado del 31 de agosto al 2 de septiembre de 2015, en conmemoración del 20 Aniversario de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

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Ciudad de México, 31 de agosto-2 de septiembre de 2015.- Desde esta ciudad emblemática de la cultura meso-americana, desde la patria originaria del maíz, queremos decir nuestra palabra. Nos reunimos convocados por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), en ocasión de su vigési-mo aniversario, conjuntamente con el Instituto de Políticas Agrícolas y Comerciales (IATP) de Minneapolis, Semillas de Vida, la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimil-co y la Universidad Autónoma Chapingo y su Departamen-to de Agroecología. Participamos 310 mujeres y hombres provenientes de 16 países y de 16 estados de la República Mexicana. Somos campesinas, campesinos, indígenas, investigadores, universitarios, activistas, comunicadores y estudiantes. Hablamos desde los territorios, muchas ve-ces capturados por la explotación colonial, la dominación de clase o la opresión patriarcal, pero también desde los territorios donde sembramos amorosamente alimentos, utopías y esperanzas.Mientras los grandes poderes económicos y políticos se reúnen para acordar nuevos tratados de libre comercio, para atentar contra nuestros territorios y para manipular a su antojo los precios de lo que producimos, nosotros nos hemos encontrado aquí para compartir nuestras visiones sobre lo que nos amenaza, para comunicarnos nuestras resistencias y nuestras luchas, para alimentarnos con nuestros hallazgos, nuestros aprendizajes, nuestros sabe-res, nuestros sentires y nuestros sabores.Somos conscientes que no sólo la economía capitalista sino todo el modelo civilizatorio que se nos ha impuesto están al borde del colapso. Es un monstruo enorme que, herido de muerte, lanza zarpazos que multiplica todo tipo de violencias. Violencias que causan una cantidad nunca vista de sufrimiento, tanto de los seres humanos, como de toda la comunidad de seres vivos y de nuestro planeta, nuestra madre tierra.Este modelo civilizatorio colonialista, patriarcal y cla-sista que se expresa en nuestros campos y en nuestra mesa es el modelo de agricultura industrial de los agrone-gocios. Una acumulación sostenida en el despojo de los bienes comunes y en la desmedida explotación del traba-jo. Un enriquecimiento de los siempre más ricos, que en aras de proyectos de lucro en materia energética, mine-ra, turística y agroexportadora, conlleva una nunca vista privatización global de las tierras y una enorme violencia sobre los territorios, los recursos naturales, el agua y los ecosistemas. Y ante todo violencia sobre las comunida-des humanas expropiadas de sus bienes, expulsadas de sus territorios y explotadas en su trabajo a veces de forma semi esclavista.Este es un modelo que destruye diversidades naturales, productivas, sociales y culturales para homogenizar y ele-var a toda costa la producción; para convertir la comida en mercancía excluyendo a millones de personas de los ali-mentos básicos y contradictoriamente provocando sobre-consumo, obesidad y múltiples enfermedades. Un modelo que en lo agrícola se basa en la privatización, extranjeriza-ción, concentración y financiación de la tierra fértil; a la vez que, mediante el monopolio, el acaparamiento y la espe-culación en los mercados encarece los alimentos básicos.Un modelo que con la máquina devastadora de los tra-tados de libre comercio echa por tierra la soberanía ali-mentaria de las naciones y de las comunidades. Con la misma crueldad colonial de hace siglos, se apropia ahora de millones de hectáreas de países pobres para siempre especular con ellas o para producir commodities.Un modelo que con furia patriarcal viola tierras, suelos, bosques, aguas, ecosistemas y personas para forzarlos a producir más a toda costa, y que por ello nos ha conducido al umbral del desastre climático, del punto de no retorno en el que lo que está en juego es la subsistencia de los seres humanos y también de la diversidad de formas de vida de nuestro amado planeta.Ante esta forma de producir, consumir y lucrar con base en la captura de territorios, de recursos naturales, de saberes y de comunidades, y en la supresión de las diversidades

culturales y de formas de pensar holistas y no lineales pro-pias de los pueblos agrícolas, nosotras y nosotros, las y los campesinos, indígenas y afro-descendientes ofrece-mos lo que tenemos: un paradigma de repuesto; un modo de producir, de pensar y de vivir sustentado en la diversi-dad del mundo humano y natural; una convivencia en la que no haya que cuidarse los unos de los otros, sino con base en el cuidado de los unos y los otros. Se trata del modelo de agroecología campesindia.El nuestro es un modelo abierto, no lineal y muy diver-so. Un modelo con profundas raíces en nuestro pasado, como las de los árboles en los terrenos secos, pero con follajes extendidos, amplios, abarcantes, que a todos nos abrazan.Su propósito es el cuidado de todo: de la alimentación y la salud de las personas y sus comunidades, de la enorme diversidad biológica que hemos recibido en herencia, de los ecosistemas y de los recursos naturales, de las muy heterogéneas expresiones culturales, de los saberes an-cestrales y de las tecnologías construidas con la reflexión colectiva.La agroecología campesindia es un modelo que ya he-mos estado construyendo y cultivando. Una parte de él lo recibimos de nuestros ancestros. Otra, la preservamos y fortalecimos en nuestra resistencia al despojo, a la mer-cantilización de la naturaleza y de los alimentos. Lo hemos desarrollado en el diálogo de nuestros saberes, pero tam-bién en la asimilación crítica de las nuevas tecnologías. Hemos aplicado en él la investigación-acción: los agricul-tores nos hemos tornado un poco investigadores y los in-vestigadores se han hecho un mucho agricultores.Es un modelo que ha surgido de la resistencia al extrac-tivismo, de la defensa de las semillas nativas ante los transgénicos, del desarrollo de reguladores de plagas y fertilizantes naturales contra la invasión de los agroquí-micos, de muchas experiencias de mercados y consumo locales, del rescate de la cocina y de la medicina de las comunidades.Porque el modelo de agroecología campesindia es un pa-radigma de repuesto, no sólo para la agricultura, la alimen-tación y el cambio climático, sino para la vida toda frente al colapso civilizatorio que vivimos, consideramos un deber de solidaridad y un compromiso político ineludible el com-partirlo, el divulgarlo, el hacerlo avanzar por toda nuestra América.Para ello, como un primer resultado de este Encuen-tro Internacional de Agricultura Campesina y Agro-ecología en América, nos comprometemos a:• Iniciar un proceso que nos involucre a todos para dar se-

guimiento a los acuerdos de este encuentro; a construir un territorio de convergencia, de búsqueda e investiga-ción en común, de diálogo de saberes, de experimenta-ción, de diálogo con otros actores de la sociedad, para enriquecer y fortalecer la agroecología campesindia.

• Lanzar el proceso permanente de construcción de un movimiento de agroecología campesindia, donde se articulen organizaciones del campo, académicos, orga-nizaciones civiles de todos los sectores de la sociedad, que luche de manera permanente por impulsar un mo-delo económico alternativo y políticas públicas enfoca-das en la agroecología. En particular, las y los partici-pantes de México acordamos iniciar desde ahora una ruta para la construcción de una articulación nacional de agroecología campesina amplia, plural, incluyente y multisectorial.

• Generar enlaces entre productores y consumidores y revalorizar nuestros alimentos, prácticas y cultivos para contribuir a una buena nutrición con soberanía alimen-taria para todas y todos.

• Impulsar la equidad de género a todo los niveles: las fami-lias, las organizaciones, la sociedad y las instituciones, y exigir políticas públicas y programas en todo los paí-ses que reconozcan el importante papel de las mujeres rurales como productoras y conservadoras de la biodi-versidad natural y cultural, y que apoyen sus iniciativas.

• A luchar y exigir oportunidades para celebrar y promover el papel de jóvenes y jóvenas en el campo por medio de reformas educativas que reconozcan la pluricultura e identidades y que provean empleos y otras oportu-nidades para facilitar el relevo intergeneracional en el campo.

• A promover por todos los medios el intercambio conti-nuo de saberes y conocimientos campesinos y cientí-ficos como una alternativa real de la agroecología para la producción de alimentos y la mejora de la calidad de vida, la salud y el medio ambiente.

• A trabajar con los campesinos, consumidores, académi-cos y organismos de la sociedad civil para articular una propuesta hacia la transición, reconociendo legalmente los derechos colectivos de los indígenas y campesinos, promoviendo la conservación de la riqueza del patrimo-nio biocultural e impulsando el desarrollo de los terri-torios agroecológicos: resilientes y adaptables ante el cambio climático.

Nos fijamos, entre otros, los siguientes horizontes de acción coordinada en el corto plazo: 1. Participar, del 10 al 17 de octubre 2015, en los días mun-

diales de acción contra los tratados de libre comercio (TTIP, CETA, TPP, TISA, la “modernización” del TL-CUEM, etcétera) e impedir la expansión de un modelo económico que beneficia a las trasnacionales por enci-ma de los derechos de nuestros pueblos.

2. Participar en las actividades de los movimientos socia-les de cara a la próxima reunión de la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21) en París, con el objetivo de impulsar e incorpo-rar la agenda de la agroecología campesina para enfriar el clima planetario.

3. Impulsar una agenda en favor del cambio de modelo agroalimentario con base en los campesinos y cam-pesinas y la agroecología en cada país, de cara a la próxima Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe que se realizará en México en marzo de 2016, con la presencia de los secretarios y secretarias de Agricultura de la región y del director general de la FAO. Nos proponemos realizar un segundo encuentro internacional de economía cam-pesina y agroecología hemisférico previamente a dicha Conferencia.

4. Participar en las actividades de los movimientos sociales antes y durante la próxima 13 Conferencia de la Partes (COP) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas que se realizará en México en diciembre de 2016.

5. Llevar a cabo un día de acción global contra la agricul-tura corporativa y a favor de la agroecología campesina.

Expresamos nuestra más amplia solidaridad con las fami-lias de las víctimas de las desapariciones forzadas, de la tortura, del desplazamiento de sus lugares de origen, del feminicidio en México.Demandamos justicia y presentación con vida de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y esclarecimiento de los crímenes y castigo a los responsables de las masa-cres de Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán y la Colonia Nar-varte y de todas y todos los periodistas asesinados.Demandamos la inmediata libertad de los líderes de la co-munidad yaqui; así como el cese inmediato de la criminali-zación de la protesta social.Expresamos nuestro más amplio reconocimiento a todos los pueblos que luchan por la defensa de su territorio, sus recursos naturales, el agua y la vida, y a todo el colectivo que defiende nuestro maíz de las semillas transgénicas.A todas las comunidades y las personas que buscan y lu-chan por el buen vivir las abrazamos con todo el afecto de hermanas y de hermanos y los invitamos a trabajar codo a codo en este hermoso proyecto que es la agroecología campesindia, llave de la esperanza de una nueva tierra para todas y para todos.

PROCLAMAENCUENTRO INTERNACIONAL DE AGRICULTURA CAMPESINA Y AGROECOLOGÍA EN AMÉRICA: MOVIMIENTOS SOCIALES, DIÁLOGO DE SABERES Y POLÍTICAS PÚBLICAS

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Francois Houtart Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador

Existen en el mundo dos modelos de agricultu-ra, el de tipo familiar campesino e indígena, y

el del agronegocio, en gran parte de agro exportación. Mi opción evidentemente es la agricultura campesina, por principios y por aspectos prácticos y concretos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Mundial (BM) dicen que a lar-go y mediano plazos ésta es más productiva que la industrial, y fue en función de esta convicción y de la necesidad de defender a los campesinos en el mundo que se organizó en 2010 un seminario internacional en la Universidad de Pekín, y que produjo un libro en inglés, La agricultura campesina en Asia. En ese libro aparece la situación de los campesinos de 11 países de ese continente.

Años después organizamos en La Paz, Bolivia, otro seminario sobre las agriculturas campesinas en América Latina, y se generó tam-bién un libro con ese tópico. Este es un tema mundial. Lo vemos porque cuando reflexionamos so-bre las funciones de la agricultura, vemos la ventaja de la producción de tipo familiar, campesino, venta-ja que se reconoce a escala mun-dial y a pesar de eso las fuerzas económicas globales van en senti-do contrario.

Son tres las funciones funda-mentales de la agricultura en el mundo. La primera es nutrir a la población. El problema actual y de los años próximos no es de es-casez sino de organización de la producción alimentaria, que hace

que aun los que producen los ali-mentos sufran de hambre. Esta es la contradicción fundamental del mundo capitalista actual. Pues bien, la función primera es nutrir, pero no de cualquier forma, nutrir a la población de manera sana, porque vemos las consecuencias de la agricultura de negocio, como las enfermedades produci-das por los agroquímicos a los tra-bajadores que están en contacto con ellos.

Y vemos este fenómeno de la obesidad en el mundo entero por la mala alimentación producida industrialmente. Así, de manera cuantitativa y cualitativa, la agri-cultura campesina familiar es más ventajosa que la industrial. Es ver-dad que a corto plazo la industrial produce cien, 500 o mil veces más que la campesina en su estado ac-tual, pero a mediano y largo plazos resulta una ilusión porque esta-mos produciendo los desiertos del mañana y estamos produciendo de manera negativa para los suelos, el agua, el aire y finalmente también para los seres humanos.

La segunda función es contribuir a la regeneración de la madre tie-rra. La agricultura tiene un papel central en esto, porque precisa-mente se trabaja en la tierra y los campesinos tradicionales, los que tienen la experiencia de cientos, miles de años, saben cómo rege-nerarla, cómo darle la posibili-dad de recuperar su vida ante la función permanente de los seres humanos; de reestablecer, como se dice en palabras científicas, el metabolismo, es decir el inter-cambio de materia entre los seres humanos –que son parte de la na-

turaleza- y la naturaleza fuera del ser humano.

El capitalismo ha destruido ese equilibrio. Carlos Marx lo dijo: sólo el socialismo puede reesta-blecer este tipo de equilibrio, de la naturaleza fuera de los seres humanos y los seres humanos. El único problema es que los países socialistas han olvidado totalmen-te estos escritos de Marx y, a veces más que el propio capitalismo, han destruido la madre tierra.

La visión de la modernidad como un progreso sin fin en una tierra inagotable, en un planeta inagota-ble, es la visión que no se cambió y hoy tenemos la conciencia de que debemos cambiar fundamental-mente. Así, la agricultura familiar campesina, vista como un dina-mismo, no como retorno al pasa-do, es una solución.

La tercera función de la agricultura es contribuir de manera fundamen-tal al bienestar de los campesinos, de todos los que trabajan la tierra. Vemos que el modelo del agronego-cio está proletarizando al campesi-no. Lo coloca en total dependencia de los contratos con las grandes empresas. Por el contrario, la agri-cultura campesina familiar puede justamente dar la base necesaria de la autonomía, de pensar la manera de valorizar su trabajo, permitir que la agricultura sea también valiosa para las nuevas generaciones, para los jóvenes. En ese sentido, hay este contraste entre la agricultura indus-trial y la campesina.

Daré datos para mostrar cómo se desarrolla la agricultura industrial en el mundo actual.

La deforestación provoca graves daños, especialmente en el Sur. Lo vemos en América Latina, es-pecialmente en la selva del Ama-zonas. Lo vemos en África, en Asia del sureste... Tan sólo en la selva amazónica de Brasil, en 2013 se destruyó un territorio equivalente a 21 veces Bélgica. Por otra parte en China, que en el pasado re-ciente tuvo una política terrible de destrucción de todo su ambiente, ahora tiene ya una cierta concien-cia y es hoy el país que más está reforestando en el mundo.

La riqueza extraordinaria de la selva del Amazonas controla todo el sistema climático de los países suramericanos. Pero vemos que en todos los lugares hay agresión a esta selva. Todos los países tienen sus razones entre comillas para destruir la selva. En el occidente, en Venezuela, Colombia, Ecua-dor, es la extracción de petróleo y gas. En el este son más las minas que penetran toda la selva. En el sur son los monocultivos de soya y palma. En el centro están la made-ra y los trabajaos hidroeléctricos.

Con esta destrucción permanente, dice la FAO, en 40 años no habrá más selva Amazónica. Será una sa-bana con algunos bosques, lo cual afectará el clima de toda América del Sur.

Estas agresiones a la madre tierra un día se pagan, pero todos los países tienen sus buenas razones. En Ecuador, donde estoy vivien-do, dicen “tenemos que tener más minas, más petróleo, más agro combustibles, porque eso permi-te al país financiar sus políticas sociales”. Pero ¡a qué precio para

la naturaleza! Evidentemente eso significa que estamos enviando siempre más CO2 a la atmósfe-ra y destruimos lo que se llaman los pozos de carbono, es decir los lugares de la naturaleza que absorben el carbono, que son los océanos y las selvas. Ese es el pro-blema fundamental del cambio climático.

Estamos en un planeta que no es inagotable. Estamos llegando a las fechas de agotamiento de los principales recursos del mundo: petróleo, gas, oro, zinc, plata, et-cétera, y debemos ser conscientes de eso. Y lo mismo aplica para la energía. Su consumo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y hasta hoy día ha sido absolutamente irracional, en los años futuros habrá un déficit de casi 50 por ciento de energía. Por eso se piensa que el sistema capi-talista mundial ha comenzado a fomentar la producción de agro combustibles (que no biocombus-tibles porque bio significa vida y para los campesinos los agro com-bustibles significan la muerte).

Indonesia se ve como un país prin-cipal para la producción de agro combustibles. Ya la isla de Java ha sufrido entre 1960 y 2010 una des-trucción total de su selva, y gran parte de la culpa está en la promo-ción y el cultivo de palma africana para combustible y eucalipto para madera, celulosa y papel. Yo estuve allí y he vivido con los campesinos. Ellos ya no pueden producir sus medios de alimentación porque no hay más tierra. Lo que tienen es un desierto verde de palma africana, y por supuesto que hay resistencia de los pueblos originarios.

La lógica del capitalismo mundial, de la liberalización de los intercam-bios, es totalmente artificial porque los intercambios son en función de las ventajas comparativas, es decir de la posibilidad de vender más ba-rato porque en un lugar del mundo se explota más la mano de obra o no se respetan las reglas ecológicas. Y así es una irracionalidad total este tipo de economía.

Vemos entonces que aun en los países progresistas de América La-tina se usa este tipo de métodos de explotación para financiar los sis-temas sociales. Esto es construir el socialismo del siglo XXI con los mé-todos del capitalismo del siglo XIX.

Debemos protestar de manera fuerte contra este tipo de sistema y tal vez tener un día internacional de protesta contra la agricultura indus-trial en el mundo entero, Norte y Sur, con los métodos que tenemos, pues la ética vale más que las leyes. También debemos utilizar los orga-nismos de integración americana, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), para promover la agricultura campesina en países donde no hay interés para realizar eso.

UN MODELO SIN FUTURO

AgronegocioSINÓNIMO DE DESTRUCCIÓN

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DESAFÍO:ALIMENTAR AL MUNDO CON EQUIDAD Y SUSTENTABILIDADFernando Agustín Soto Baquero Representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

El sistema alimentario en el siglo XXI enfren-ta una enorme contra-dicción o una paradoja:

no falta comida en el mundo, en los 70 años recientes la población mundial se ha multiplicado por tres y la oferta per cápita de co-mida aumentó 40 por ciento, es decir hay alimentos suficientes; al mismo tiempo y en contraste, per-siste el hambre y la desnutrición. Hay 800 millones de personas con hambre en el mundo, 45 millones de ellas en nuestra región de Amé-rica Latina y el Caribe. Siete mi-llones en el caso de México, que es la población objetivo de la Cru-zada Nacional Contra el Hambre.

La causa entonces de que el ham-bre persista es más bien la falta de acceso a los alimentos, ya sea que las personas la produzcan o ya sea que tengan ingresos para comprarla. El desafío que viene es que el mundo tiene que aumen-tar 60 por ciento la producción de alimentos, para alimentar una población de nueve mil 200 mi-llones de personas que habitarán esta Tierra el año 2050. Y que ese 60 por ciento adicional tiene que hacerlo con menos recursos, con menos suelos, con menos agua, con menos biodiversidad y en un contexto de cambio climático al cual la agricultura contribuye de

alguna manera, pero por otro lado es el sector más vulnerable y eso se está viendo principalmente en la región mesoamericana.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y en general un consenso internacional cada vez mayor indica que el modelo actual de agricultura, que está basado en el uso intensivo de re-cursos, está encontrando límites que va a tener que superar para poder aumentar la producción de alimentos hoy y mañana. Este pa-radigma de producción alimenta-ria –que ha sido muy exitoso des-de el punto de vista de la cantidad de alimentos con que el mundo cuenta- también ha estado en la base de las últimas revoluciones agrícolas en el mundo, las revolu-ciones en la India, por medio de la revolución verde que inició en México y que después tuvo su de-sarrollo en la India; la revolución blanca de la India, país que se ha convertido en el principal expor-tador de leche en el mundo; la revolución agrícola en Vietnam, un país que sufría de hambre y que hoy es el tercer exportador de arroz en el planeta; la revolución de exportación de hortalizas en Egipto... Todas estas revoluciones agrícolas recientes han sido sobre una base agraria de pequeña pro-

ducción, de agricultura familiar, y también está viviendo las difi-cultades de contar cada vez con menos suelo, con menos agua y menos biodiversidad.

El ajuste de cambio en el mode-lo de producción de alimentos es global y es para todas las formas de producción. Estos cambios, que indican que no es suficiente producir alimentos, aunque es indispensable, implica aumentar la productividad, sólo que con un agregado muy importante, con sostenibilidad, o con sustentabili-dad. Cabe entonces a los gobier-nos, a los movimientos sociales, a las organizaciones de la sociedad civil, a los científicos, a la acade-mia y a la FAO trabajar hacia ese nuevo modelo que sin lugar a du-das permita, valorice e impulse la economía familiar campesina.

Y la agroecología debe ser una re-ferencia. La agroecología permite el desarrollo sustentable de la agri-cultura. El avance hacia sistemas alimentarios inclusivos y eficien-tes promueve el círculo virtuoso entre la producción de alimentos y la protección de los recursos naturales; el mejoramiento de la salud pública, por medio de una alimentación sana, con productos frescos; la protección de la biodi-versidad; el rescate y valoración

de los productos locales, de los mercados locales, y nuevas opor-tunidades para el desarrollo de los territorios rurales. Promueve el mejoramiento de la calidad de vida de agricultores, agricultoras y consumidores. Es por eso que la agroecología está considerada en el mundo como una referencia importante en los cambios que de-ben hacerse, porque ya los límites de vivir en nuestro planeta están siendo alcanzados.

Hay dos elementos adicionales que quiero subrayar. Uno, que la agro-ecología es una disciplina científi-ca que toma en cuenta la ecología en los agrosistemas y en los siste-mas alimentarios, y además de ser eso es una corriente ambientalista, de desarrollo rural, de agricultura sustentable, y por otro lado es una técnica en la finca, en el predio, en la parcela.

Estos principios de la agroecología en busca de una agricultura más sustentable están incorporados en la Agenda del Desarrollo Sosteni-ble, que todos los países del mun-do van a suscribir en los próximos meses en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York. Hay al menos dos objetivos de desarrollo sostenible que tienen que ver directamente con la agri-cultura sostenible. Éstos, que son el siguiente paso hacia los Objeti-vos de Desarrollo del Milenio, ya son objetivos para todos los países del mundo, no sólo para los países en desarrollo, también para los de-sarrollados, y pretende enfrentar, entre otros grandes desafíos, el hambre y la pobreza, fundamen-

talmente en el medio rural, y el cambio climático.

En América Latina, la agroecolo-gía viene siendo construida en la práctica, por ustedes. Desde hace décadas, son los movimientos so-ciales, de agricultores, campesi-nos, comunidades tradicionales, pueblos originario y pescadores tradicionales, los que vienen construyendo la agroecología. La FAO ha impulsado a nivel global y de las regiones del mundo foros, diálogos y seminarios entre aca-démicos, funcionarios públicos y movimientos sociales, con el ob-jetivo de poner esta referencia de la agroecología en un lugar impor-tante en todo este movimiento de ajuste y de transición en los siste-mas alimentarios.

Quiero concluir citando a José Graciano da Silva, director gene-ral de la FAO, que en el Simpo-sium Internacional para la Agro-ecología, la Seguridad Alimentaria y Nutricional, que se celebró en Roma, en septiembre de 2014, planteaba: “La agroecología conti-núa creciendo, tanto en la ciencia como en las políticas públicas; es un enfoque que ayudará al desa-fío de terminar con el hambre y la malnutrición en el marco de la necesaria adaptación al cambio climático”. La FAO en México está a disposición del secretario de Agricultura y de las organizaciones campesinas para, en diálogo y en alianzas, utilizar lo mejor de todas las fuerzas, de todas las voluntades, de todos los compromisos y pasio-nes, para terminar con el hambre y la pobreza extrema en México. FO

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APOYO A LA AGRICULTURA FAMILIAR, EN EL DISCURSO; NECESARIO AVANZAR EN LOS HECHOS: IATP

Es ampliamente reconoci-do que la sostenibilidad, el rendimiento, la nu-trición y diversidad son

atributos positivos que correspon-den a la agricultura campesina en su comparación con la agricultura industrial o el agronegocio. Así, el discurso de organismos internacio-nales, como los de Naciones Uni-das, e incluso órganos de empresas privadas, habla cada vez más de

impulsar este tipo de agricultura, la de pequeña escala. Pero esto se ubica en una ruta filosófica aún, pues en los hechos las compañías y gobiernos nacionales todavía piensan que si hay ganancias todo está bien, y más temprano o más tarde, todo saldrá adelante, y man-tienen el estado de cosas sin cam-bios, esto es mantienen los sesgos que apoyan fundamentalmente al agronegocio.

Así lo consideró Jahi Chappell, director de Políticas Agrícolas y Agroecología del Instituto de Polí-tica Agrícola y Comercial (IATP) de Minneapolis, Minnesota y con-sideró que las políticas públicas rurales hoy día desdeñan el tema de la calidad de vida de los cam-pesinos, “porque están pensando en ganancias solamente. Y ya sabe-mos por lo menos con la experien-cia que hay en Estados Unidos, y México –integrado a sus vecinos del norte con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)- que la mayor produc-tividad no va a proveer calidad de vida para el productor si no se impulsan otras acciones y apoyos, y que si todo mundo produce más los precios bajan y eso es malo para los productores pero es bueno para las empresas que ofertan fast food.

En breve entrevista, opinó que en la agricultura ocurrirá una transición que induzca a apoyar a la agricultu-ra de pequeña escala en los hechos y no sólo en el discurso, pues el cambio climático no permitirá ya la presencia de productores muy gran-des. “No es que vayamos a cambiar

mañana. Esto va a tomar tiempo, pero no puedo pensar en una razón ecológica para argumentar a favor de productores grandes, porque los pequeños son usualmente más efi-cientes en muchos sentidos y ofre-cen mayor diversidad de alimentos. Los grandes se enfocan al monocul-tivo; utilizan muchos agroquímicos y labores mecánicas.

“Soy ecólogo. La base de la evo-lución de la ecología es la diversi-dad, y ya sabemos que en el futuro el clima va a seguir cambiando y

van a pasar otras cosas que hoy desconocemos. Por tanto, necesi-tamos diversidad para adaptarnos al futuro. También es un hecho que en la lucha contra el hambre la diversidad de alimentos es más importante que las kilocalorías para mucha gente. Entonces ne-cesitamos esa diversidad que sólo los productores pequeños y me-dianos pueden proveer”.

“Pienso que se debe gobernar de una manera más amplia. Es un hecho que hay un futuro

CRISIS AGROPECUARIA; NO SE APROVECHARON LAS LECCIONESTimothy A. Wise Tufts University

La crisis alimentaria de 2007-08 –con alzas en los precios de las materias primas agrícolas- abrió el

debate en México sobre las políti-cas neoliberales que han colocado a este y otros países en una depen-dencia de las importaciones, en medio de un abandono completo del sector productivo. Entonces la crisis se convirtió en una oportu-nidad de reflexión. Han transcu-rrido siete años, y no se capitali-zó la oportunidad que brindó la crisis. Las políticas públicas no cambiaron. Y no se abordaron las dos causas inmediatas de la crisis alimentaria.

Estas causas son el aumento des-mesurado de la producción de agrocombustibles y el crecimien-to también de la especulación financiera.

Se elevó la producción de agro-combustibles impulsada por los incentivos dados por los gobiernos de Estados Unidos y los de Euro-pa. Esa ola de expansión en unos cuantos años desvió 40 por ciento del maíz cosechado en Estados Unidos a la producción de etanol. Eso representó un desvío de 15 por ciento del maíz de todo el mundo hacia un uso combustible; dejó

de usarse para alimento humano y forraje. Eso tuvo mucho impac-to sobre los precios del maíz pero también del conjunto de materias primas agrícolas.

Ahora hemos visto una disminu-ción de los incentivos para los agro-combustibles, o sea que los gobier-nos de países ricos han respondido de forma muy tibia a este problema.

En cuanto a la especulación financiera, lo ocurrido fue una integración dañina y reciente de

los mercados de materias primas agrícolas, combustibles y finanzas. Este fenómeno sigue perjudican-do a los mercados internacionales de alimentos porque el precio los alimentos tiene aún menos rela-ción con la oferta y la demanda a nivel internacional (relación que antes ya había sido perjudicada por la manipulación de los merca-dos de futuros de Chicago). Tiene ahora más que ver con el precio del petróleo. El precio del agro combustible tiene que ver con el del petróleo. Entonces el precio

del maíz está en gran parte deter-minado por el precio del petróleo.

Al mismo tiempo, las inversiones especulativas y el flujo de dinero especulativo se integran en de-rivados que combinan todos los commodities en una sola inver-sión; vinculan de manera formal los energéticos y los agrícolas. Sin cambios en esos sistemas, lo que vamos a ver es una volatilidad continua en los mercados. Afor-tunadamente se ha disminuido un poco la tasa de crecimiento de los agrocombustibles pues los mer-cados se han ajustado. Es por eso que estamos viendo ahora precios bastante bajos de los commodities agrícolas como el maíz a escala internacional.

Esta situación no es algo bueno para los agricultores del mundo, pues los precios volátiles dan seña-les poco confiables sobre invertir o no; los productores no tienen certidumbre de si tendrán o no ganancias.

Los economistas prevén un largo periodo de precios bajos, lo cual significa que podríamos entrar en una nueva época de dumping. He calculado que Estados Unidos está exportando este año su maíz a

precios 15 por ciento debajo de los costos de producción, según la de-finición de dumping de la Organi-zación Mundial de Comercio. La actual Farm Bill, o Ley Agrícola de Estados Unidos distorsiona más los mercados que la anterior.

En los dos años recientes he po-dido estudiar las respuestas a la crisis alimentaria no sólo en México, también en África: en Malawi, Tanzania, Mozambique y Zambia, para entender mejor cómo están respondiendo los go-biernos, los movimientos sociales y los campesinos mismos. Hay un panorama bastante parecido a lo que vemos en México.

Hay muchas iniciativas de los cam-pesinos en África, de la comunida-des, nuevas visiones que rompen el modelo neoliberal, de impulso de la agricultura ecológica. Pero en vez de apoyar esos esfuerzos, los gobiernos promueven la inver-sión extranjera de gran escala y eso ha resultado en un acaparamiento enorme de las tierras. Millones de hectáreas de acaparamiento. Tam-bién firman convenios con trasna-cionales para una iniciativa de los países ricos: la nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y Nutri-cional, con un esquema de

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industrial enfocado en ga-nancias y lucro, pero también creo que hay un futuro de hombres y mujeres que valorizan cultura, tra-diciones, cuestiones que no tienen que ver con el mercado, cosas que a todos nos gustan. No es el mercado el que rige a todo el mundo. Una forma más equitativa de gobernar debe apoyar a los productores pe-queños y a los medianos, pues son ellos los que ofrecen una mejor economía, más cultura, nutrición, diversidad, todo eso que no está en la lógica de los grandes” (LER).

doble asociación que abre mercados para las trasnacionales pero no lleva beneficios a los pro-ductores. Ello, en un modelo esti-lo revolución verde y con enfoque filantrópico porque da de 200 mil a 300 mil dólares anuales para el supuesto desarrollo agrícola.

Afortunadamente esas iniciativas están fracasando, en gran parte por las constricciones del modelo. Los híbridos y los químicos de la revolución verde no tienen mer-cado entre productores como los que se encuentran en África. Las trasnacionales encuentran poca infraestructura e inversión pública para hacer viables los partnerships (las asociaciones) y los que han acaparado tierras andan bien con los gobiernos corruptos pero no tanto con las comunidades que quieren desplazar. Y las resisten-cias a nivel local son fuertes y han detenido a una gran parte de esas tomas de tierra. Hay una cifra de que sólo cuatro por ciento de las tierras tomadas están en produc-ción ahora, y eso se debe a la re-sistencia de las comunidades, falta de infraestructura y otras cosas.

El panorama es difícil pero la oportunidad que deja es que las economías locales, nacionales, valen mucho más que la eco-nomía global en este momento. Es un momento de refugiarse en lo local.

MILPA Y CONSUMO LOCAL, CLAVES PARA LA SALUDAlejandro Calvillo El Poder del Consumidor / Alianza por la Salud Alimentaria

Existe la necesidad de fortalecer la producción campesina para mejo-rar la salud alimentaria. El mundo no aguanta el actual modelo de

consumo, de híper consumo, donde todo se produce para que se consuma más y se des-eche de una manera más rápida. Esto ha pa-sado con la alimentación.

Cuando las grandes corporaciones toman la alimentación en sus manos no están pro-duciendo alimentos para alimentar, sino para que los alimentos se consuman más por los ya consumidores y para que los que no son consumidores los consuman, y cuando eso pase, que los consuman más. En este pro-ceso, han dejado de ser alimentos. La triada de los alimentos ultra procesados –que ya no hay que llamarles alimentos, sino productos ultra procesados comestibles- está compuesta por el azúcar, la grasa y la sal; provocan adic-ción. Y hay prueba evidente de que la adic-ción que se puede dar al azúcar es similar a la que se puede dar a la cocaína

Nos hemos olvidado de esto y hablamos de la agricultura nada más como un acto de pro-ducir. Cuando la agricultura no es sólo pro-ducir, la agricultura es cultura y el alimento es cultura. Y lo que hemos visto es la aniqui-lación de esa cultura. Esa aniquilación ocu-rre cuando nos quitan los alimentos, cuando un puñado de diez o 12 corporaciones trasna-cionales está determinando lo que nuestros hijos desayunan y comen, involucrando a gran parte de la población mundial.

Doy un ejemplo: el producto Choco Krispis tiene cuatro colorantes artificiales, tres de ellos están identificados como generadores de déficit de atención e hiperactividad en el Reino Unido, y lo demás es harina refinada. Y los niños, y los niños más pobres, desayunan Choco Krispis, que cuestan el doble respecto de la avena. Y en medio de esto, un Estado que no retoma ni fortalece la producción de amaranto, uno de los mejores cereales que hay en el planeta en su calidad nutricional.

Y siendo que este es un país donde hay una cultura enorme de siembra y procesamiento del amaranto, cuando se lanzó la Cruzada Nacional Contra el Hambre en Mártir de Cuilapan, Guerrero, sacamos a la luz un es-tudio que mostraba que había 60 recursos ali-mentarios en esa zona. Una periodista habló

con una señora que sembraba amaranto en su solar y hacía dulces de alegría de amaran-to. La señora estaba en la miseria y le dijo a la reportera que ya no iba a sembrar este cereal porque “porque los niños prefieren ir a la tiendita a comprar comida chatarra”.

Necesitamos revalorar nuestros alimentos, culturalmente y también en términos de su valor nutricional. ¿Qué saben las comunida-des del valor del amaranto? ¿Qué saben del valor de los quelites? Al lado del municipio de Chilapa, de Mártir de Cuilapan, Xaviera Cabada (experta en nutrición de El Poder

de El Consumidor) llegó a una comunidad, a una escuelita, una telesecundaria de 22 alumnos. Los niños tenían desnutrición con avitaminosis y manchas en la piel. Se levan-tó una encuesta en esa escuela y en otras del municipio y el 60 por ciento de los ni-ños del municipio (de primaria, secundaria y preparatoria) desayunaban con refrescos, y tomaban esas bebidas tres o más veces al día. Después de la encuesta se dio un taller para-revalorar los alimentos. Sacaron a la señora que llevaba a vender la comida chatarra. Los niños gastaban diez pesos diarios en esa co-mida –que no es cualquier cosa, pues es una zona de alta marginación- e hicieron una olla escolar donde comenzaron a depositar su di-nero cada día. Con sólo cinco pesos por niño en la escuela se empezó a preparar un desa-yuno escolar incorporando principalmente alimentos de la región, incluidos los quelites de la milpa, que tienen hierro. A los seis me-ses los signos de desnutrición desaparecieron en la mayoría de los niños. Y el dinero ya no se fue en con el camión de Coca Cola, de Sabritas, de Bimbo.

En México cada año mueren 80 mil perso-nas por diabetes, cada año 75 mil personas son amputadas por diabetes y hay una gran relación con el alto consumo de bebidas azu-caradas. Y no se atreve el Estado a hacer una campaña para decir la cantidad de azúcar y los riesgos que generan estas bebidas.

Toda la producción de la agroindustria está dirigida no a producir alimentos, sino mate-rias primas e ingredientes para la gran indus-tria procesadora de alimentos y bebidas. De todas esas producciones que tenemos en el norte del país, de toda esa agroindustria, un

alto porcentaje deja de ser alimentos o granos en el proceso industrial. El convertir alimen-tos en comida chatarra es algo que tenemos que evaluar en su repercusión de cambio cli-mático. ¿Cuánta energía se está gastando en el mundo para producir todos esos produc-tos que atentan contra la salud y se vuelven chatarra por la vía de ingenieros de alimentos que tiene Kraft, Unilever, Nestlé, Coca Cola, todas esas empresas.

Hay centenares de aditivos alimentarios. Las empresas los combinan como en un coctel para ver qué es lo que puede pegar más y tener la palatabilidad en nosotros. Los niños son las principales víctimas. Tomen cualquier producto dirigido a niños. La ex-periencia con el alimento, el sabor, el color, la textura, es artificial. Contiene colorantes, saborizantes, texturizantes artificiales En eso se han convertido los alimentos.

La buena noticia es que esta dictadura de las corporaciones está en crisis. La epide-mia de obesidad global está llamando la atención y está obligando a tomar medidas. En la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya hay una convención sobre enfer-medades no transmisibles, donde lo princi-pal es la alimentación. A nivel de la región de América Latina, los ministros de salud aprobaron un plan plan frente a la obesi-dad infantil, del cual no se dieron cuenta las corporaciones, y hay un compromiso para regular estos alimentos dirigidos a los niños, sacar alimentos de las escuelas, te-nerlos etiquetados y poner medidas fiscales. Nosotros vamos a anunciar que queremos dos pesos de impuesto para el refresco, que queremos control de precios sobre el agua embotellada mientras metemos bebederos en todas las escuelas del país.

En este sentido la producción campesina toma un papel fundamental. Octavio Paz de-cía que el maíz era un alimento muy impor-tante, tanto como el invento del fuego, y yo añadiría que también lo es la milpa. Es uno de los sistemas agroecológicos más ricos en términos de diversidad biológica y de riqueza nutricional que hay en el mundo. Tenemos que rescatar eso, tenemos que revalorizarlo. Tenemos que crear los mercados locales, ha-cer cadenas de comercialización de los pro-ductos a nivel local. Que las escuelas, como en Brasil, estén obligadas a recibir productos de los huertos locales; que incluso el Ejército se provea de alimentos de la región, los hospi-tales, los comedores públicos. Tenemos que hacer un movimiento donde los consumi-dores demos un valor a estos productos que vienen de los campesinos.

Creemos mercados locales. Calculamos que 80 por ciento de la diversidad de alimentos en México viene de los pequeños productores. Si nuestra cocina tradicional está declarada Patrimonio de la Humanidad, esta cocina de-pende de ellos, de ese conocimiento. El maíz que se siembra en tal región para producir tal platillo es un conocimiento que está allí, que viene de la selección de un grano que se ha hecho siembra tras siembra. Las organiza-ciones que impulsamos la Iniciativa Valor al Campesino pensamos que debemos revalorar esos alimentos que están en el campo mexi-cano y que principalmente su variedad está en los pequeños productores.

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PROPUESTA DE REESTRUCTURACIÓN DEL PRESUPUESTO RURALHéctor Robles Berlanga Coordinador de la página Subsidiosalcampo.org y participante de la Iniciativa Valor al Campesino

El planteamiento que aquí presento es suscrito por varias organizaciones so-ciales, en el marco de la

Iniciativa Valor al Campesino. Es un análisis y una propuesta, con base documentada y con la idea y el interés de un cambio profundo.

Lo primero que debe modificarse es la manera como se percibe al pequeño agricultor o campesino. La Real Academia considera al campesino como un individuo in-civil (grosero), persona falta de tra-to social, poco habituada a las cos-tumbres de las grandes ciudades, de modales rústicos, persona tími-da, silvestre, espontáneo e inculto. Es la misma visión que se tiene en varios países y en la política de nuestros gobiernos en América La-tina. Y en los programas públicos de muchos de nuestros países, ade-más se le califica de improductivo y atrasado. ¿Eso son? Claro que no.

Uno de los problemas en América Latina es que existe una desigual-dad en la distribución de la tierra: hay un número muy grande de pequeños productores y uno muy pequeño de grandes productores. Los más bajos grados de desigual-dad, pero aun así significativos, están en Perú, Bolivia y México, donde hubo una reforma agraria y distribución de la tierra. Por lo tan-to, en nuestros países lo que pre-domina es la pequeña agricultura.

No se puede pensar en la agricul-tura y en la soberanía y seguridad alimentaria sin la aportación de los pequeños. La gran agricultura se especializa en dos o tres produc-tos, la pequeña en una gran diver-sidad y ésta es la que nos alimenta.

En casi todos los países de América Latina lo productores de pequeña escala representan más de 70 por ciento del total. Por tanto, les guste o no a los gobiernos, ellos son los predominantes y por tanto la políti-ca pública debería estar enfocada en ellos. En el caso mexicano, siete de cada diez productores son pequeños. La mayoría tiene cinco hectáreas o menos. Y este grupo de productores es el que más ha crecido en las dé-cadas recientes. El gobierno muchas veces nos dijo que lo que teníamos que generar era economías de esca-la y parece que los campesinos en-tendieron al revés y generaron más economía de pequeña escala. En 1930 teníamos alrededor de 230 mil unidades de producción menores a cinco hectáreas y ahora tenemos cerca de tres millones.

Estos productores pequeños apor-tan el 40 por ciento de la produc-ción nacional, fundamentalmente de maíz y frijol. ¿Cómo que no son productivos, sin realizan este apor-te en superficies pequeñas?, con-tando apenas con el 16 por ciento

de la superficie agrícola y con muy pocos apoyos públicos.

Una virtud más de la agricultura de pequeña escala es que genera em-pleo, no sólo de tipo familiar; seis de cada diez empleos en el sector son propiciados por los pequeños y medianos productores. Asimismo, ninguna de las agroindustrias del país se niega a trabajar con peque-ños agricultores, pues son fuente de una parte importante de su abaste-cimiento. Nunca he escuchado a los agroindustriales decir, como sí lo dice el gobierno, que los peque-ños agricultores sean infuncionales.

¿Qué pasa con el presupuesto? En los 15 años recientes creció entre 170 y 180 por ciento. Cada año hubo más recursos públicos para el campo, y los resultados han sido negativos. En la propuesta de Valor al Campesino insistimos en esto: no es un problema de más o menos dinero, sino de política pú-blica, de una política pública dis-tinta. Gráficas cruzadas muestran cómo ha crecido el presupuesto rural y al mismo tiempo la pobreza de la población en este ámbito se ha mantenido sin cambio durante los 15 años pasados. Una explica-ción inicial de esto es que tenemos una gran pulverización de la polí-tica pública. Hay en México alre-dedor de 150 programas rurales, o 160, nadie sabe bien, ni siquie-ra los secretarios de Agricultura saben, se los hemos preguntado. Es muy complejo el presupuesto, pero de esos 150 o 160 sólo llegan ocho a la mayoría de municipios del país, y de esos siete son de corte social. Además, es muy improba-ble encontrar algún productor que acceda a cinco programas. ¿Qué sentido tiene tener 150 si los pro-ductores acceden sólo a dos o tres?

Lo que le estamos diciendo al gobierno es que esta política pul-veriza las acciones gubernamen-tales y no llega a la mayoría de los productores, por tanto debemos

reducir el número de programas. ¿Cómo atienden a los productores? Como pobres, se les da apoyo de la vertiente social que es la asistencial, apoyo de Prospera (antes Oportuni-dades), del programa Adultos Ma-yores, pero no para producir. Se les quiere sacar de la pobreza con apo-yos asistenciales, no productivos. Lo que estamos planteando en la Iniciativa es que los apoyos debie-ran ser de carácter productivo no asistencial, porque a la parte sur de país llegan los apoyos sociales, y al norte, fundamentalmente a las zo-nas de riego, llegan los productivos.

Otro problema que queremos re-solver es la alta regresividad de los apoyos. En México se apoya a los grandes productores con subsidios para producir y le echamos la cul-pa a los pequeños, les decimos “us-tedes son improductivos, no traba-jan”. Los que reciben los subsidios son los grandes. Dos ejemplos son el Proagro (antes Procampo): el 20 por ciento de los beneficiarios, de mayor escala, se lleva el 60 por ciento de los recursos, y el finan-ciamiento: el 3 por ciento de los productores se lleva más del 80 por ciento.

Por eso decimos no a este tipo de apoyos productivos, no beneficiar a los grandes con subsidios, sino cambiar la política pública.

¿Cuál es la propuesta que im-pulsamos? Primero, decimos que Proagro se limite a dar subsidios a 20 hectáreas por unidad; el gobier-no nos ha dicho que son muchos los que se afectarían, y nosotros decimos que no es cierto. El pa-drón de Proagro es de dos millo-nes 300 mil. Con esta propuesta afectaríamos a 40 mil, todos los demás están en 20 hectáreas o me-nos. También estamos planteando que el Progan (apoyo ganadero) se limite a cien cabezas de ganado por productor. Este límite afecta-ría a 12 mil de alrededor de 350 mil productores.

Asimismo, estamos planteando un solo padrón y una sola ventanilla para recibir apoyos públicos. Hoy se deben hacer muchos esfuerzos para bajar recursos. “Ve a la venta-nilla de la Secretaría de Agricultu-ra, ve a la de Medio Ambiente, ve a la Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano… tienen que ir aquí y allá y simpre se encuentran con que la mayoría de sus proyectos son rechazados. Curiosamente siempre se ejerce el presupuesto beneficiando a los mismos, por-que hay lo que se conoce como el “ventanillero”, que está altamente capturado desde las instituciones y es por medio de esta figura que se ejercen los recursos. Por eso pedi-mos un solo padrón, pues eso va a permitir observan quién recibe más de dos apoyos y decir no. Y de-cimos una sola ventanilla, porque muchas veces en la tramitación el productor se gasta más de lo que va a recibir.

Otra propuesta que hacemos es aca-bar con los proyectos productivos pequeños dirigidos a grupos de diez, 12 personas o menos, que no gene-ran capital social y lo único que ha-cen es que se dispersen los recursos.

Pedimos proyectos territoriales, que impacten, que generen orga-nización, que generen la posibili-dad de hacer economías de escala, que generen participación social.

También estamos hablando de ha-cer realidad la inclusión financie-ra. Y sobre la base de dos progra-mas, Proagro y Prospera, estamos planteando que los productores tengan oportunidad de usar esos recursos para el financiamiento y para el agua. Es uno de los plantea-mientos centrales. Decimos que el Proagro podría servía de garantía para recibir el financiamiento en un momento oportuno para la siembra, porque cuando se recibe hoy día ya no sirve para nada.

Otro elemento es que pensamos que nada es posible sin organiza-ción. Debemos acabar con los en-foques individuales, característicos de la política pública. Al gobierno le da miedo la organización. Con-sidera que así la gente va a recla-mar y por eso trata de evitarla. Nosotros decimos que no hay que temer. También estamos viendo que tenemos que reconstruir el sistema de extensionismo, de ca-pacitación, con responsabilidad, que los técnicos dependan de los productores, y sean ellos quienes lo elijan y lo evalúen. Muchos de los técnicos son contratados por el Instituto Nacional para el Desa-rrollo de Capacidades del Sector Rural (INCA Rural) y se la pasan haciendo informes para esta

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FINANCIAMIENTO PARA PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORESJuan Carlos Cortés García Director general de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND)

Los integrantes del sector agropecuario sabemos que la realidad cambió hace unos cuantos años.

Durante tres décadas y media los países en desarrollo fuimos reco-mendados en importar alimen-to barato y en utilizar nuestros recursos en otros sectores de la economía; eran tiempos donde la oferta rebasaba la demanda, eran tiempos resultados de la re-volución verde, donde México fue actor principalísimo.

Y esto hicimos mientras los países desarrollados apoyaron fuerte-mente a su sector agropecuario. Pero esto cambió dramáticamen-te. La demanda no sólo creció, cambió su conformación y tuvo efecto profundo sobre las varia-bles del sector. Es cierto que hoy tenemos inventarios altos [de ce-reales] a escala global pero la rea-lidad es que para 2050 el mundo tendrá que alimentar su produc-ción de alimentos en 60 por cien-to. El reto es enorme, formidable y lo tendremos que hacer en cir-cunstancias difíciles. La frontera territorial agrícola y también la pecuaria están agotadas; tenemos la necesidad de cambios tecnoló-gicos, cosa que ANEC está ha-ciendo. Tenemos que aumentar la productividad. Tenemos una realidad de shocks importantes a la oferta, shocks negativos por el cambio climático. Hoy tenemos la presencia del fenómeno de El Niño, el más importante hasta ahora desde 1950, pero que pro-bablemente termine siendo el fenómeno de El Niño más impor-tante de la historia. Y por último, mercados altamente volátiles con movimientos inesperados de pre-cios y fluctuaciones importantes que condicionan y ponen en ries-go el ingreso de los productores.

El reto y la problemática son re-conocidos por aquellos que nos recomendaban hace algunos años importar alimento barato. La Orga-

nización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Mundial, el Fondo Mo-netario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo… Incluso el Foro Económico Mun-dial, en su evento anual de Davos, en su documento sobre riesgos glo-bales, que destaca los riesgos más importantes que enfrenta la huma-nidad cada año, lleva cinco años consecutivos en que por lo menos en tres pone el tema de producir alimentos como uno de los gran-des retos de la humanidad.

En ese desafío América Latina va a jugar un papel importantísimo. Es una de las regiones donde toda-vía tenemos capacidad de producir alimentos. Y en este marco el rol de México es fundamental, pero principalmente de los productores pequeños y medianos. Allí está el gran potencial de aumentar la pro-ducción agropecuaria.

¿Qué está pasando a escala glo-bal? Los países están adecuando su marco de políticas. Dos ejem-plos, la Farm Bill, o Ley Agrícola de Estados Unidos, publicada en febrero de 2014, trae los cambios más importantes de política pú-blica hechos por los estadouni-denses en los 40 años recientes. Y el Pacto Comunitario Europeo, publicado en diciembre de 2013 después de dos años de consultas, trae los cambios más relevantes de políticas públicas en los años recientes en la Unión Europea.

El mundo se adecua a una nueva realidad. Y esto lo están hacien-do muchos países. Pero en estos cambios quiero resaltar puntos que para mí son relevantes. Pri-mero que en todas estas modi-ficaciones de política pública juegan un papel central los pe-queños y medianos productores, en todos. No importa que Esta-dos Unidos tenga grandes super-ficies productivas; el pequeño y el mediano juegan un papel re-

levante y por supuesto también así es en el caso de los europeos y otros lugares en el mundo. Reite-ro, allí está una parte importante del potencial productivo a futuro.

Y segundo, un tema que nos es intrínseco en la FND, el del fi-nanciamiento. No existe un solo sector agropecuario desarrollado que carezca de un sistema finan-ciero para el campo profundo, competitivo, con tasas adecua-das. Es intrínseco. Porque a es-cala mundial nuestros sectores necesitan flujos de financiamien-to, ustedes lo saben. Le pedimos al banco, o al intermediario, o al agiotista o al proveedor, pero cada ciclo salimos a pedir finan-ciamiento, y es el pequeño pro-ductor el que tiene más desventa-jas. Al gran empresario le prestan en condiciones más competiti-vas. Con el pequeño es más des-ventajoso. Por eso la importancia de contar con un sistema finan-ciero que apoye a los pequeños y les permita mejores condiciones. Diversos estudios evidencian claramente que a mayor penetra-ción, a menor costo financiero, mayor PIB, mayor ingreso per cápita, mayor empleo.

Y aquí entramos al tema de la Fi-nanciera. El 20 de agosto pasado se cumplió un año del anuncio del presidente. Parece que fue ayer cuando nos reuníamos con Víctor Suárez y Olga Alcaraz a evaluar cuál debería de ser el planteamiento dentro de la Fi-nanciera Nacional de Desarrollo. Y hace un año era fundamental demostrar primero que el sector agropecuario es sujeto viable de atención financiera. Hay mu-chos que argumentaban que no. Segundo, que dentro de esto, el pequeño productor es altamente viable, confiable y tiene un papel central. Tenemos que demostrar que tomando las decisiones co-rrectas, se pueden ver resultados en el corto plazo, y fundamen-

talmente que el Estado mexica-no estaba obligado a hacer efi-ciente su recurso y a orientarlo principalmente a aquellos que más lo necesitan, productores pequeños y medianos del sector agropecuario.

Tenemos aquí, a un año, un resu-men de los principales resultados y variables que hemos logrado junto con ustedes, reconociendo anticipadamente que falta mu-cho y no es motivo de festejo.

• Se logró hacer una reduc-ción de tasas para el pequeño productor cercana al 40 por ciento. Hoy se ofrecen tasas fijas de siete por ciento para el pequeño, cuando la media era 14. Para la mujer es de 6.5 por ciento, reconociendo aquí el papel principal de la mujer en nuestro sector.

• Se redujeron las tasas en todo el portafolio 25 por ciento. Hay una tasa para el sector prima-rio de nueve por ciento

• Los requisitos se redujeron también en 40 por ciento para los pequeños.

• Hemos tenido un crecimiento de 38 por ciento en un año. Hay zonas como el sureste mexicano que está creciendo al 102 por ciento y con una cartera vencida a casi un año de 2.8 por ciento, evidencian-do que el pequeño productor es un buen pagador.

• Tenemos casi 266 mil clien-tes nuevos, de esos el 85 por ciento nunca había recibido un crédito y de éstos el 25 por ciento son pequeños.

• Hemos reducido los gastos de operación en cerca de 32 por ciento y el gasto absoluto en cer-ca de ocho por ciento real. Esta-mos haciendo más con menos.

• Es la primera vez que la Finan-ciera en los últimos cinco años tiene ganancias de capital.

• No queremos movernos en el sector antiguo de grandes pér-didas. Queremos hacer las co-sas con resultados, orientándo-nos a los productores pequeños y medianos y comprometién-donos como sector agropecua-rio a dar resultados y ser sos-tenibles. En la estructuración de esta propuesta, ANEC fue fundamental. Trabajamos es-trechamente y agradecemos su apoyo, confianza y colabo-ración. Falta mucho por hacer pero estamos trabajando.

institución y no haciendo ac-tividades con los productores.

También pedimos articulación de los programas. Estamos planteando que un conjunto de programas se convierta en uno solo. Los funcio-narios dicen que es prácticamente imposible la articulación entre instituciones. Hay que hacer esto desde abajo y fundamentalmente reduciendo la oferta institucional. Queremos un solo programa, una sola operación y una sola ventanilla.

Agrupar los programas PESA, Proa-gro, en el caso de la Secretaría de Agricultura, y lo mismo en el ámbito social e igual en el ambiental. El pro-ductor es uno, el gobierno es el que lo ha fragmentado. Planteamos por eso ese enfoque territorial y agrupar toda la oferta institucional, lo cual da 71 mil 500 millones de pesos.

Y pasar a bienes públicos. En lu-gar de estar invirtiendo en peque-ños cositas, hay que financiar con recursos públicos más investiga-ción, desarrollo de capacidades, bo-degas, caminos, estas cosas que ter-minan beneficiando a un conjunto de productores y no a uno solo.

Este es el planteamiento que esta-mos haciendo, con un elemento importante: le decimos al gobierno “no evadimos la responsabilidad, si vamos a recibir un subsidio, tam-bién queremos se responsables”, porque que ha sucedido que mu-chas organizaciones reclaman y es-tán siempre formadas en la venta-nilla; han dejado de hacer procesos de organización, de incidencia.

Nuestros países de América Latina no se pueden pensar sin la partici-pación decidida de los campesinos. No hay desarrollo sin ellos. El futu-ro de América Latina y del mundo descansa en esos productores. Son el presente y el futuro.

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LA FEMINIZACIÓN Y EL ENVEJECIMIENTO RESULTANTES DE LA MIGRACIÓN, FACTORES A CONSIDERAR EN POLÍTICAS PÚBLICASGisela Espinosa Damián Univerisada Autónoma Metropolitano Unidad Xochimilco

Hay tres procesos que han afectado y siguen afectando la vida de las comunidades cam-

pesinas. Son la feminización, la desjuvenización y el envejecimien-to rural. Cualquier proyecto que se quiera impulsar en este país tie-ne que considerar estos procesos para ver cómo se pueden atender; cuáles son los problemas que es-tán enfrentando mujeres jóvenes y adultos mayores del medio rural, y cuáles son las propuestas y poten-cialidades de estos agentes.

Es muy claro que estos procesos tienen que ver con la migración y que a su vez la migración tiene que ver con una quiebra de la economía campesina, con un modelo neoli-beral globalizador impuesto desde arriba que ha implicado que mu-chas familias no tengan los recursos suficientes para subsistir y que gran parte de la población tenga que emi-grar hacia el interior del país, a las ciudades, o hacia Estados Unidos.

Mucho se ha creído que la migra-ción es un asunto de hombres, que quienes se van de las comunidades son los varones, pero la realidad es que en la migración interna, de las personas que salen de sus lugares de origen a distintos lugares dentro del país, 52 por ciento corresponde a mujeres. Claro que si vemos la migración internacional, allí si hay una diferencia muy grande: por

cada 83 hombres que salen a Esta-dos Unidos, se van 17 mujeres.

Dado que la migración internacio-nal representa poco más del cinco por ciento de la migración total en México, es decir suma entre 300-350 mil y 500 mil personas al año, y la migración interna llega a ser de 15 a 17 millones, el saldo global in-dica que están saliendo más mujeres que hombres de las comunidades.

Quienes se van son en su mayoría mujeres y hombres en edad pro-ductiva. Las y los que están entre 15 y 29 años son el segmento de la población migrante más numerosa, y después está el grupo de 29 a 45 años. Esto indica que hay un pro-ceso de desjuvenización. Se focaliza mucho la idea de que se va la fuerza de trabajo. Y sí, pero no sólo eso, se va la gente que en el campo podría ser el relevo generacional. Lo que vemos en el medio rural es que se está creando una especie de esla-bón perdido precisamente por la pérdida de una juventud que tiene puesta su vista en Estados Unidos, en el sueño americano, y que no lo-gramos crear ni construir un sueño mexicano que los retenga.

¿Qué pasa con el envejecimiento rural? Se calcula que 35 por ciento de la fuerza de trabajo en activo en el medio rural tiene entre 46 y 60 años y si vemos la población que trabaja mayor de 65 años, vamos a

notar que en el medio rural 75 por ciento del grupo de 65 a 69 años trabaja, mientras que en el medio urbano el porcentaje es de 49. En el grupo de 70 a 74 años, en el me-dio rural 51 por ciento trabaja y en la ciudad 38 por ciento; en el caso de los mayores de 80 años, los datos son 22 y 12 por ciento respectiva-mente. O sea que los adultos mayo-res rurales trabajan en mayor pro-porción que en el medio urbano.

Estamos viendo que la fuerza de trabajo rural está envejecida, son personas cansadas que se ven en la necesidad de seguir trabajan-do. Antes se consideraba que los adultos mayores, el consejo de ancianos, eran una figura de au-toridad en el medio rural; hoy son una figura desgastada, agotada, y muchas veces abandonada, por-que en efecto hay muchos jóvenes y jóvenas que mandan remesas a padres y abuelos, pero en muchos casos se van y los van olvidando. Hay muchos casos, que pueden ser documentados, donde estos adul-tos mayores están abandonados y obligados a seguir trabajando, y en muchas ocasiones vuleven a ser padres más que abuelos porque los jóvenes dejan a los hijos y bajo el cuidado de adultos mayores. Se tie-ne que considerar tanto la atención a ese grupo de población como los problemas sociales y la reorganiza-ción familiar que esto implica.

¿Qué está pasando con las mu-jeres? Hace unas décadas en el medio rural había tantos hombres como mujeres. Para 1990 había 50 mujeres por 47 hombres, pero si vemos algunos municipios despo-blados, por ejemplo de Guerrero vemos que por cada 50 mujeres hay 44 hombres y en algunos luga-res el desbalance es mayor.

Entonces estamos viendo una fe-minización demográfica del cam-po, y cuando hablamos de que hay más mujeres, no sólo nos referimos a números, sino a una reorganiza-ción de la vida familiar comunita-ria en todos sentidos. La ausencia de varones y la feminización en el medio rural indican que hay cada

vez más jefas de familia, es decir cada vez más responsables de ser las proveedoras, las cuidadoras y las trabajadoras domésticas. En 1990 por cada 86 jefes hombres de familia había 14 mujeres jefas de familia pero en 2010, vemos que por cada 81 jefes hay 19 jefas, y si vamos a municipios despoblados, con alta intensidad migratoria, ve-mos que por cada 73 que son jefes de familia hay 27 jefas.

Esto quiere decir que hay cada vez más responsabilidades y ta-reas para las mujeres y esto no está siendo observado ni por las políti-cas públicas ni por las organizacio-nes campesinas.

¿Qué pasa con el trabajo de mu-jeres y de hombres? Datos de 2010 de la Población Económicamente Activa (PEA) dedicada a la agri-cultura dicen que por cada 80 hombres hay 20 mujeres, es decir que sigue habiendo una cantidad grande de hombres agricultores y una baja de mujeres, pero hay que decir que esta PEA sólo considera a quienes trabajan en la parcelas, ya sea en la parcela familiar o como jornaler@. No se considera el trabajo en el traspatio, y como todo mundo sabe, éste es un espa-cio femenino, donde las mujeres realizan muchísimas labores agrí-colas, por supuesto con un gran potencial agroecológico. No se reconoce en la estadística, ni en muchas ocasiones por las orga-nizaciones. Las mujeres también participan de forma muy activa en otro tipo de trabajo. Son mayoría entre quieres se dedican a las ac-tividades de comercio y si nos me-tiéramos a ver cuál es su participa-ción en los servicios personales, veríamos que el trabajo doméstico de las mujeres es muy importante y que explica en gran parte esa mi-gración interna en que las mujeres son mayoría. Adicionalmente, ha habido cambios en la estructura de la propiedad, rural de este país: vemos por ejemplo que en 1979 apenas 1.3 por ciento por ciento del total de propiedades rurales te-nía como titular a una mujer. En 2008 la titularidad de la parcela en

manos de las mujeres ha crecido en 20 por ciento. Está todavía muy sub representada. Los datos no ne-cesariamente están revelando un mayor reconocimiento a las muje-res, porque la mayor parte de esta titulares tienen más de 50 años y en muchas ocasiones se considera que tienen la tierra por un tiempo transitorio, mientras se la pasan a los hijos mayores.

Tenemos entonces que los cam-bios demográficos están implican-do también cambios en las relacio-nes familiares y en las relaciones de trabajo. Podríamos decir que las mujeres rurales tienen que cumplir una doble jornada. Antes la idea de doble jornada parecía urbana, con trabajo en un lugar con salario y además en casa. Ahora, aunque no todas las mujeres rurales tengan salario, muchas tienen trabajos informales, están generando re-cursos para la familia y tienen por lo menos doble jornada aunque puede ser triple. Se habla de una feminización de la pobreza pero también de una pobreza de tiempo que viven las mujeres rurales. Eso quiere decir que a estas mujeres no les alcanzan las 24 horas para cum-plir su trabajo de cuidado dela fa-milia, su trabajo doméstico dentro del hogar, el trabajo que tiene que realizar para conseguir un ingreso y también el tiempo que requieren para reponer su propia fuerza de trabajo y para atender un espacio de recreación. Aquí hay pobreza de tiempo también.

Una de las maneras de ver esto es que las mujeres rurales son como un amortiguador. Subsidian los recortes del ingreso de la familia campesina. Tal vez los hombres se truenan los dedos para ver cómo llevar dinero a la casa hoy, pero las mujeres haya o no dinero tie-nen que dar de comer hoy, haya o no con qué tienen que resolver el asunto de la comida, de la salud. Eso significa que ellas, con su tra-bajo, con su estrés y con esfuerzos multiplicados tienen que compen-sar el recorte de ingreso en

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EL DERECHO A MIGRAR Y EL DERECHO A NO MIGRARSusan Gzesh Directora ejecutiva del Centro de Derechos Humanos, Universidad de Chicago

Como en muchos otros aspectos en la vida contemporánea, se observa una gran des-

igualdad en el derecho a la movi-lidad. Para los grandes empresa-rios y sus colegas y para cualquier persona de las clases medias y altas, la movilidad es relativamen-te fácil: compras tu boleto, las autoridades te dan una visa o hay acuerdos entre ciertos países y no necesitas visa para visitas cortas, y cruzas una frontera. Pero para el resto de la humanidad, los trán-sitos entre fronteras son costos, peligrosos e incluso fatales. Me refiero a refugiados que huyen de sus tierras, y otros tipos de mi-grantes, por ejemplo los forzados por como cambios climáticos (por cuestiones de largo plazo como sequías prolongadas, o de corto plazo como inundaciones); o por motivos económicos, que no pue-den sostener a sus familias por los ingresos que puedan tener en sus propios países, o por que huyen de violencia por amenazas generadas por el crimen organizado.

Y hoy día la población mundial vive en países de donde no son oriundos, como resultado de pro-cesos de migración representa 3.2 por ciento de la población total.

Debemos mantener en nuestras mentes el tema del derecho a no migrar, que a veces está caracteri-zado como el derecho a no tener que emigrar. Derecho éste que ha sido ampliamente desarrolla-do por Armando Bartra y por el Frente Indígena de Organiza-ciones Binacionales (FIOB). El caso México-Estados Unidos es el de una migración que lleva ya muchos años, es una de las más grandes que hay en el mundo. La migración hacia la Unión Ameri-cana desde México pero también desde Centroamérica es típica y excepcional. Típica por sus cau-sas, cambios en la políticas eco-nómica del gobierno que causan ciertos problemas, y excepcional por la cercanía de los dos países. Es una migración de hace más de un siglo y hay interconexiones entre familias que viven divididas en un país y en otro país.

Sabemos que esta migración tie-ne sus raíces en la época porfiria-na y el patrón de esa migración es el mismo que podemos observar en la migración de hoy en día. En aquel entonces, en las últimas dos décadas del siglo XIX, había cam-bios en la política económica del gobierno de México, que tuvieron impactos muy graves en el cam-pesinado. Mucha gente casi mu-rió de hambre y perdió su dinero, causando condiciones que luego propiciaron la Revolución Mexica-na. Mientras tanto había una nece-sidad en Estados Unidos de mano

de obra; ese país había traído de China trabajadores para construir sus grandes proyectos del ferroca-rril en la década de los 70’s del siglo XIX, pero al terminar el proyecto, luego de una década, hubo una expulsión de muchos chinos. Ese proceso estableció una necesidad de mano de obra para mantener todo el sistema de ferrocarriles, y alimentada también por un avance tecnológico en irrigación, que po-sibilitó fundar por primera vez en Estados Unidos lo que hoy se llama agro producción (granjas de escala muy grande). Encones ¿a quiénes iban a reclutar para trabajar en los campos? Por supuesto que a los mexicanos, particularmente a campesinos o personas del medio rural, que enfrentaban condiciones difíciles en México y querían traba-jar para tener un poco más dinero para sostener a sus familias.

Y así comenzaron los patrones que han existido durante más de un siglo entre México y Estados Uni-dos. Cuando este último necesita mano de obra, por ejemplo, como fue en la Segunda Guerra Mun-dial, con el inicio del programa braceros, abre las puertas; cuando no necesitan, a veces expulsan a la gente, cierran las puertas.

Entonces podemos aprender de la época del porfiriato, que estable-ció los patrones que prevalecen.

Sabemos que otras migraciones, por ejemplo de gente que sale de Filipinas y de América Central, son tan importantes como la de los mexicanos, pero una cosa es-pecial de la migración de mexica-nos es que más de 90 por ciento tiene como destino Estados Uni-dos. Los filipinos vana diversas re-giones. Entonces lo que tenemos en el caso México-Estados Uni-dos es que es una situación bilate-ral, aunque las decisiones siempre provienen del país del norte.

Hablemos de las remesas. Sabe-mos que son un alivio para las fa-milias vulnerables, pero podemos

pensar que la causa de la emigra-ción son cambios políticos en la economía, que implican al go-bierno, por ejemplo que el gobier-no retire subsidios al campo, que retire su apoyo a la canasta básica, etcétera, y tal vez o está dando su-ficiente fondos para construcción de escuelas, carreteras. Y entonces son los mismos migrantes, que sa-len de sus hogares, que trabajan duro, los que están mandando impuestos a su país de origen (e forma de remesas) de pagar para servicios cuya responsabilidad de-bería recaer en el gobierno.

Esto es entonces una cuestión mo-ral. Aunque claro que el gobierno ha reproducido la importancia de las remesa; ha propiciado progra-mas de 3X1 en ciertos estados, que tienen un impacto importante en las economías locales. Y también

los gobiernos, no sólo el de México, todos los de países expulsores, están pensando en cómo pueden captu-rar remesas para prestar servicios públicos a los que no tienen.

Lo que hemos aprendido en más de una década de confe-rencias, reuniones, estudios, et-cétera, sobre las remesas es que no son solución a la migración. Hay ejemplos de ciertas familias campesinas que usan las remesas para mantener sus terrenos, para comprar sistemas de riego, o para ampliar sus superficies de cultivo. Lo logran gracias a que mandan a uno o dos hijos a trabajar a otro lugar. Eso muestra que las reme-sas sí pueden ayudar a la gente.

La migración tiene también efec-to en las familias, en el papel de la mujer en la familia. La mujer que se queda mientras su marido va a tra-bajar en otro país cambia su rol en el manejo de los recursos familiares y en la vida del pueblo. Pero también hay cambios cuando la migración es femenina, pues hay cada vez mayor participación de las mujeres en este fenómeno. Cuando llegan a otros países, tienen una vida más inde-

pendiente. Este es un tema bastan-te rico; explorar los impactos en las relaciones intrafamiliares, en la vida de la mujer… No voy a abundar.

Concluyo. Regresamos al derecho de no migrar. La Asociación Na-cional de Empresas Comercializa-doras de Productores del Campo enfoca su energía a hacer que la agricultura sea productiva, para que los campesinos y sus familias per-manezcan en sus tierras y vivan de ellas. Esto quiere decir que ANEC es como la otra cara de la moneda cuando hablamos de migración.

¿Qué tenemos hoy en día entre Es-tados Unidos y México? Algo que también es típico de lo que ocurre en el mundo: la frontera es más vigi-lada que nunca, hay más de 20 mil personas que trabajan en la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, hay

drones y tipo de tecnología para de-tectar los cruces y esto ha causado que la migración sea más costosa. Hay más trabajo de polleros para mover a las personas, porque tienen que construir túneles. Hay estudios que dicen que la mayor vigilancia en la frontera ha incrementado la población mexicana indocumenta-da en Estados Unidos. Ello porque es tan costoso cruzar que no quiere correr el riesgo de cruzar y deciden permanecer y no regresan a Estados Unidos. Esto causa tragedias de fa-milias divididas.

Por otro lado, algo que va a continuar es el flujo de remesas, y los esfuerzos de los gobiernos por capurarlas. Tam-bién va a haber cada vez más y más gente huyendo de cambios climáti-cos. Pensemos en Bangladesh, que tiene una población de 15 millones de personas y que por estar ubicado en un delta de un río sufre el riesgo de quedar bajo el agua si el nivel de los mares sube. Esto causaría migra-ción masiva. En el futuro va a fortale-cerse la preocupación por el derecho a no migrar, por el derecho a migrar y sobre lo que vamos a hacer con las personas que por distintos motivos tienen que salir de sus países.

la familia, las deficiencias de la política social, las deficiencias de la política productiva, la quie-bra de la economía campesina… y por tanto amortiguan la crisis e in-crementan el trabajo impago, que no es más que trabajo no pagado. Tienen que trabajar en todo lo que hemos comentado y realizan jor-nadas simultáneas, porque a la vez que cuidan al niño están cuidan-do las quesadillas, vendiéndolas, o están cuidando al enfermo, etcéte-ra. El estrés que viven las mujeres rurales es bastante alto; el proble-ma no es como antes, una cosa del medio urbano. Se feminiza el costo de la crisis rural.

Las mujeres realizan la mayor par-te del trabajo no pagado y el saldo global es que trabajan más horas que los hombres. Ha disminuido el número de hijos y por eso ellas liberan años y tiempo que antes de-dicaban a la crianza para otro tipo de actividades, y ha incrementado el número de años de escolaridad. Las mujeres rurales existentes son migrantes, trabajadoras domés-ticas, cuidadoras de enfermos, jornaleras, cuidadoras de familia, agricultoras. Se diseñan políticas que siguen pensando a las mujeres como si fueran sólo mamas y amas de casa, como si sólo se dedicaran al hogar, y por tanto programas tan importantes como PROSPERA, dirigido a las mujeres, sólo están pensados para que ellas sigan cum-pliendo esas tareas.

Tampoco en las organizaciones campesinas son considerados los problemas, las propuestas, experien-cias y necesidades de las mujeres.

Por tanto un proyecto de reorga-nización social rural desde una perspectiva campesina y agroeco-lógica tiene que considerar por un lado cuáles son las perspectivas de un campo desjuvenizado, donde las y los jóvenes no están encon-trando alternativas para quedarse allí. Debe considerar la sobrecar-ga del trabajo de las mujeres y los nuevos problemas y procesos en que están involucras, así como sus potencialidades para que cual-quier proyecto agro ecológico y de soberanía alimentaria las tome en cuenta también. Y tiene que con-siderar lo que está pasando con los adultos mayores.

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FILANTROPÍA Y MOVIMIENTOS SOCIALESSarah Hobson Directora ejecutiva de New Field Foundation, San Francisco

Hacer coincidir el di-nero con la construc-ción de movimientos es tarea difícil. Si

bien el financiamiento tradicional requiere una organización recep-tora única, contabilidad precisa, sistemas formales y mecanismos de control, la creación de movi-miento implica un gran número de personas y organizaciones que necesitan flexibilidad, inspiración, una buena dosis de riesgo y el va-lor para lograr un cambio.

De todo el dinero otorgado por el sector filantrópico de Estados Uni-dos, sólo una muy pequeña pro-porción se orienta a apoyar a los movimientos sociales, incluidos los dirigidos por organizaciones de pequeños productores, de pueblos indígenas y de mujeres rurales. De la cantidad limitada de financia-ción que está disponible para los movimientos, un porcentaje muy pequeño se dedica a la agroeco-logía y a la creación de sistemas alimentarios equitativos. Sin em-bargo, el interés en los temas de alimentación está creciendo entre los fondeadores, pues observan los impactos del cambio climático y el crecimiento de la población mun-dial. Los donantes se están dando cuenta de los vínculos entre el sis-tema mundial de alimentos poco saludables, un planeta cada vez más envenenado, y la prevalencia de cáncer, diabetes, enfermedades del corazón y las diversas formas de desnutrición que afectan a las poblaciones de todo el mundo.

Un sector atado a los mercados. El término “filantropía” en Esta-dos Unidos incluye a todas aquellas personas e instituciones que inter-vienen para proporcionar dinero a objetivos sin ánimo de lucro, con el acompañamiento de ventajas fis-cales. Más de 85 mil fundaciones tienen activos por más de 700 billo-nes de dólares y adjudican alrede-dor de 50 mil millones de dólares al año. Dos tercios de este dinero provienen de individuos y familias, y están estrechamente relaciona-dos con los intereses, personalida-des y deseos de los donantes. En términos generales, la mayoría de la financiación va a organizacio-nes estadounidenses de las áreas de educación, salud, instituciones religiosas y bienestar ambiental y animal. Los fondos que van al ám-bito internacional siguen siendo proporcionalmente pequeños, y de hecho descendieron en siete por ciento en 2013.

Como sector, la filantropía está estrechamente relacionada con el sector financiero, y refleja los flu-jos actuales de capital de todo el mundo. Dado que los activos de las fundaciones son en su mayor parte invertidos para obtener retornos financieros máximos y un fuerte

crecimiento, esto puede conducir a dilemas incómodos y contra-dicciones en cuanto a la misión y los principios de la institución. A modo de ejemplo, una fundación comprometida con financiar la mitigación del cambio climático podría encontrarse en un dilema si tiene grandes inversiones ren-tables en empresas petroleras. En Estados está cobrando fuerza una campaña que pide a las fundacio-nes “cancelar sus inversiones en combustibles fósiles”, pero la si-guiente dificultad será dónde rea-lizar entonces la inversión. Aun-que que las fundaciones busquen invertir en compañías que tienen prácticas socialmente equitativas y ambientalmente sostenibles, las opciones no están siempre dispo-nibles en la escala necesaria o con rendimientos comparables, dando lugar a la continua inversión en un sistema que alimenta la riqueza y el poder de las corporaciones y del sector privado.

Otra tendencia creciente en el sec-tor filantrópico es la “inversión de impacto” que implica usar dólares de la fundación para iniciativas que intentan mejorar la vida de la gente y tener un impacto positivo en la sociedad. No son subvencio-nes, sino inversiones que tienen que ser reembolsadas, tal vez con un poco de intereses, durante un número de años. Esto significa que la inversión va hacia una em-presa de negocios que tiene sufi-cientes ingresos para poder pagar una inversión. Esto puede ser muy valioso para dar apoyo a negocios emergentes que benefician a las comunidades, pero puede reducir los fondos disponibles para activi-dades esenciales sin fines de lucro de las comunidades, lo que condu-ce a una mayor austeridad para las personas con menos recursos.

A la sombra de la crisis financie-ra mundial de 2007-08, en la que muchas fundaciones perdieron hasta 40 por ciento de sus activos y tuvieron que recortar programas de donaciones, persiste la preo-cupación en las fundaciones ante los choques que enfrentarán en el futuro y cómo éstos afectarán su trabajo. Una respuesta es colabo-rar con otras fundaciones afines para compartir ideas, desarrollar estrategias conjuntas y combinar recursos para tener más impacto, sobre todo al conseguir fondos para organizaciones de base que están haciendo una diferencia en el propio campo de acción.

Rompiendo el molde: iniciativas de colaboración de los fondos. Varias iniciativas de financiación que empezaron en fechas recien-tes, apoyan a las organizaciones de campesions, movimientos sociales de agroecología y sistemas alimen-tarios saludables.

La Acción Conjunta para Organi-zaciones de Agricultores en África occidental se basa en el Año Inter-nacional de la Agricultura Familiar 2014. Está dirigida por una funda-ción francesa en colaboración con dos italianas, una de Estados Unidos y una africana que tiene su sede en Senegal. La iniciativa tiene como objetivo vincular a las organizacio-nes de agricultores a escala local, nacional y de África Occidental. Promueve las prioridades e intere-ses de los pequeños productores en particular. La iniciativa contempla y apoya un movimiento dinámico y equitativo de los campesinos en el África occidental, y propicia que las organizaciones de campesinos y comunidades pesqueras creen y administren sistemas locales de ali-mentos de calidad en beneficio de las familias y las comunidades en su región de manera ecológicamente sostenible. El movimiento campe-sino promueve políticas locales y regionales de soluciones ecológicas, de induce el liderazgo de las muje-res, los indígenas y los jóvenes.

Las cinco fundaciones asociadas en esta iniciativa celebraron re-cientemente una reunión consul-tiva en Senegal con representantes de 18 organizaciones campesinas de cuatro países (Burkina Faso, Ghana, Malí y Senegal), para identificar las prioridades de fi-nanciación. Éstas son: la construc-ción de capacidades de las organi-zaciones, apoyo al desarrollo de los sistemas alimentarios locales y ampliación de mecanismos para influir en políticas y prácticas lo-cales, nacionales y regionales.

Otra iniciativa de colaboración es el Fondo de Agroecología (www.agroecologyfund.org) que inició en 2012 y tiene nueve donantes, de los cuales siete son de Estados Unidos y dos de Europa. Hasta la fecha, el Fondo de Agroecología ha proporcionado más de dos mi-llones de dólares en subvenciones para 14 colaboraciones compues-tas por un total de 85 organiza-

ciones en 16 países, incluidos Mé-xico, Ecuador y Brasil. El fondo define la agroecología como una forma de vida basada en principios y prácticas que integran la cultura, el conocimiento, la salud, los me-dios de vida y el género.

El Fondo de Agroecología busca aumentar el volumen, la colabora-ción y la efectividad a largo plazo de la investigación, la promoción y la construcción de movimientos de soluciones agroecológicas, sis-temas alimentarios sostenibles y políticas que mitiguen los efectos negativos del cambio climático. Sus prioridades actuales incluyen profundizar los conocimientos y las prácticas de los campesinos, ampliar el movimiento agroecoló-gico; aumentar la investigación, y documentar la innovación, sobre todo cuando se es realizada por la gente; y promover las políticas y los programas públicos a favor de la agroecología a escalas local, na-cional e internacional.

Otro ejemplo, la Alianza Mundial para el Futuro de la Alimentación (www.futureoffood), es una coali-ción de América del Norte y funda-ciones europeas comprometidas con el aprovechamiento de sus recursos para conducir los sistemas alimen-tarios y agrícolas hacia una mayor sostenibilidad, la seguridad y la equi-dad. Su labor está dirigida por tres grupos de trabajo, uno de los cuales es el Grupo de Trabajo Transiciones Agroecología, que busca fortalecer la práctica y la voz de la agroecolo-gía, para defender la integridad de los sistemas naturales y el derecho humano a la alimentación, y abogar por el comercio y la políticas de in-versión que respeten los sistemas de alimentos diversos y locales.

Los proyectos actuales del Grupo de Trabajo Transiciones Agroeco-logía incluyen el apoyo a los líderes de los movimientos sociales para asistir a las reuniones regionales de la Organización de las Nacio-nes Unidas para la Alimentación y

la Agricultura (FAO) sobre Agro-ecología, que tendrán lugar en el Senegal y Tailandia en noviembre. Otro proyecto identificará y am-pliar fuentes de financiación para apoyar las iniciativas dirigidas por la comunidad para fortalecer los sistemas de semillas locales y au-mentar la agro biodiversidad.

Más fondos estadounidenses para movimientos sociales. Los movi-mientos sociales y las organizacio-nes locales que deseen un mayor acceso a fundaciones de Estados Unidos y a su financiación deben tomar en cuenta una serie de fac-tores. Para hacer donaciones, las fundaciones estadounidenses ne-cesitan una organización que sea financieramente estable, que tenga sistemas financieros bien definidos y pueda proporcionar informes financieros precisos y oportunos. Las fundaciones tienen que repor-tar a sus propios consejeros y cum-plir con los estrictos requisitos de las autoridades gubernamentales y fiscales para la información finan-ciera y legal. Además, estas funda-ciones buscan organizaciones que puedan demostrar la gobernanza responsable y confiable, liderazgo efectivo y programas con visión y un historial de logros.

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PROYECTOS DE VIDA VS PROYECTOS DE MUERTEVíctor Manuel Toledo Investigador del Instituto de Ecología de la UNAM

Vivimos hoy una crisis de civiliza-ción. Esta es una idea que ha sur-gido por lo menos desde hace 20 años, y hoy está aceptada en buena

parte del pensamiento crítico. La agroeco-logía y los campesinos forman parte de esa crisis, que es múltiple. No es sólo una crisis económica, o social, o ecológica, o finan-ciera. Es profunda, es nueva, es una combi-nación de diversas crisis y por tanto estamos viviendo un fin de época, una fase terminal del modelo de civilización y de conjunto de paradigmas. Esto significa que aun desde la ciencia estamos obligados a ser precavidos porque buena parte de nuestra forma de ver el mundo, nuestros modelos, muestras me-todologías, nuestros procedimientos teóricos, son inservibles. Han sido rebasados por la complejidad de los fenómenos. Esto significa que la civilización industrial es la que está en crisis.

Desde la ecología política, podemos visuali-zar que en lo profundo el motor de esa crisis de civilización es la existencia de una doble explotación. Menos de uno por ciento, una elite del mundo, explota al resto de la huma-nidad; está confirmado por muchos trabajos. Ese uno por ciento explota el trabajo de la naturaleza y el trabajo humano. La agroeco-logía aparece como modelo alternativo frente a la agricultura y la ganadería. Un modelo alternativo para la producción de alimentos. Surge junto con el modelo inspirador, que es el modelo campesino, frente al modelo industrial.

En este caso la crisis de civilización se hace cada vez más clara. Es un conflicto entre proyectos de muerte y proyectos de vida. En la producción de alimentos el modelo indus-trial es de una u otra orma un proyecto de muerte y la agroecología, inspirada en mo-delos campesinos e indígenas, propone un proyecto de vida.

¿Cómo en los próximos años el modelo agro-ecológico de inspiración campesina va a ir derrotando al industrial? Esto tiene que ver con los territorios, son batallas que se dan ya en territorios concretos. Y tiene que ver con una idea de poder social, poder ciudadano, civil, que debe irse imponiendo en los territo-rios e ir estableciendo proyectos alternativos, donde la agroecología constituya un elemen-to muy importante.

¿Es posible una red multi escalable de agro-ecologia, como resistencia frente a proyectos de muerte? Si nos damos cuenta, los seres hu-manos nos organizamos en aparatos, estruc-turas centralizadoras, verticales o jerárquicas, que son parte de la normalidad del mundo moderno, un mundo que tiene ya cinco mil años de antigüedad. Los aparatos son estruc-turas que se establecen en los gobiernos, ejér-citos, empresas, Iglesias, partidos políticos; son formas no orgánicas, son jerárquicas, que dan lugar a caudillismos y todo tipo de abu-sos entre unos y otros.

En la naturaleza, en cambio, las redes de or-ganismos son el ejemplo, y las redes son la expresión orgánica de la organización de la vida. A diferencia de los aparatos, las redes son equitativas, allí están los movimiento sociales, las cooperativas, que son estructura descentralizadas y verticales.

Para salir de la crisis de civilización, ¿no deberíamos organizar el mundo a partir de redes, y no de aparatos? Innovar con formas novedosas de organización y resistencia.

Otra distinción es entre resistencias y alter-nativas. Las resistencias surgen de grupos de ciudadanos, de organizaciones o coopera-tivas que resisten los embates de los proyec-tos de muerte, que son los de corporaciones apoyadas por políticas neoliberales. Hoy no vivimos una dictadura del proletariado, sino de empresariado, donde una elite de corpo-raciones domina toda la economía y sigue ganando. Por ejemplo, la semillera Monsanto tiene ganancias anuales de15 mil millones de dólares (en 2014) y un ejército de científicos que suma lo mismo que el total de científicos mexicanos.

En México suman entre 280 y 300 conflic-tos socio ambientales; resistencia frente a proyectos de minería, mega turismo, parques eólicos, hidroeléctricas, transgénicos… Con tres años de trabajo en México, el Tribunal Permanente de los Pueblos afirma que Mé-xico no vive una crisis ambiental, sino un co-lapso ambiental.

Se calcula que hay dos eventualidades críti-cas por día en México. Si vemos el periódico, vamos a ver que dos nuevos conflictos cada día y el número de pobres en el país va en aumento. Observamos que en el país se han generado redes de resistencia. Por ejemplo, el Congreso de Pueblos de Morelos, que ya

logró una organización de 30 comunidades y están en contra de acueductos, autopistas e hidroeléctricas.

En Puebla, en la más reciente asamblea su-maron 102 comunidades matriculadas contra las mineras e hidroeléctricas que amenazan sus territorios. En el Istmo de Tehuantepec hay diez comunidades organizadas en contra de parques eólicos, con batallas permanen-tes. Son conflictos que propician incluso pérdida de vidas. En los diez años pasados en México han sido asesinados 50 ambienta-listas. En Atenco hay siete comunidades que rechazan el nuevo aeropuerto internacional de México. La gente se organiza y pasa a la ofensiva.

Y aquí es donde la agroecología entra como un proyecto fundamental para la construc-ción de proyectos alternativos, desde abajo, de los territorios. En el libro México: regiones que caminan hacia la sustentabilidad, hici-mos un análisis de proyectos alternativos, de experiencias exitosas en el país. Encontramos más de dos mil experiencias, proyectos de co-munidades, de cooperativas, de ejidatarios. Son proyectos indígenas, y entre ellos encon-tramos unos 500 de carácter ecológico.

Y si miramos proyectos de sustentabilidad en cinco estados, Oaxaca, Michoacán, Pue-bla, Chiapas y Quintana Roo, sumamos más de mil. En Chiapas, por ejemplo proyectos de café orgánico en manos de cooperativas indígenas.

No debemos dejar pasar lo que ha ocurrido en países como Brasil, donde hay una coordi-nadora de movimientos ligados a la agroeco-logía. Van adelante de México.

En México hay una enorme fuerza y energía, que necesitamos hacer converger, unir, para resentar un gran frente. Debemos ir escalan-do para tener organizaciones más poderosas y que abarquen más. No es cierto que los mexicanos estamos pasivos y con la cabeza baja. La gente está organizándose en cada punto del país para resistir los embates de los proyectos de muerte. Batallas que no son sólo del orden alimentario o agrícola. La agroeco-logía es un elemento fundamental y necesa-rio. El Encuentro Internacional organizado por ANEC viene a ser un parteaguas y puede contribuir de manera decisiva a enfrentar los proyectos de muerte.

Los consejeros y el personal de las fundaciones también se preo-cupan de hacer el mejor uso de su dinero, con resultados bien docu-mentados que pueden demostrar lo que ha cambiado y lo que se ha beneficiado. Idealmente, los resul-tados se documentan y se comuni-can con los datos cuantitativos, así como con historias e imágenes. A las fundaciones les gusta saber que las organizaciones a las que apoyan tienen relaciones y redes que ampli-fican el trabajo financiado. Cuando una ONG puede demostrar que una proporción significativa de los recur-sos que recibe se está dando a orga-nizaciones comunitarias y que éstas mismas la gestionan, con resultados documentados, las fundaciones en-tonces pueden asegurar que están teniendo un impacto en campo.

Muchas organizaciones no guber-namentales, nacionales e interna-cionales, así como instituciones de investigación y educativas, reciben grandes subvenciones de fundacio-nes estadounidenses, pero es raro que esas organizaciones destinen parte de esa financiación a las ini-ciativas impulsadas por la comuni-dad. Sus cuentas y estados financie-ros rara vez muestran cuánto de su donación llega y se gestiona de ma-nera autónoma por las personas y las organizaciones a las que se bus-ca beneficiar. Destacar este tema y pedir instituciones más grandes para auditar cuentas es una manera de llamar la atención sobre la esca-sez de fondos que llegan directa-mente a los movimientos sociales, las redes campesinas y organizacio-nes de la comunidad. Solicitar a las instituciones más grandes asignar una parte de sus fondos a las orga-nizaciones que realizan el trabajo en campo como una cuestión de política y principios es otra manera. Cuando las organizaciones de base más involucradas en los movimien-tos sociales tienen la autoridad para tomar decisiones sobre el dinero, se cambia la naturaleza de las relacio-nes y se permite un balance más equitativo del poder.

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AGROBIODIVERSIDAD, HERRAMIENTA FUNDAMENTAL FRENTE AL CALENTAMIENTO GLOBALAmparo Martínez Arroyo Directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC)

El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) es de reciente creación,

pues surgió con la Ley General de Cambio Climático, en vigor desde 2012, y plantea todo un arreglo institucional (donde están las secretarías de Agricultura, la de Energía y la de Medio Am-biente –sector al cual pertenece el INECC- y 15 secretarías más), que implica planes transversales y muchas actividades y proyectos para enfrentar de una mejor ma-nera el calentamiento del planeta. Esto ha sido una buena fórmula, pero tiene que ser complemen-tado con la participación social o con la unión de actividades en distintos niveles de la sociedad.

El 2015 es el año donde se va a intentar hacer un nuevo acuerdo internacional sobre cambio climá-tico. A fin de año la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (la COP 21), en París, va a recoger todas las propuestas que hacen los países para reducir sus emisiones

y aumentar sus capacidades de adaptación.

El próximo año se desarrollará en nuestro país otra Conferencia de las Partes, que es sobre la biodi-versidad. Entonces vamos viendo cómo todos estos temas necesa-riamente confluyen y tenemos que aprender a trabajar juntos y encontrar las formas en que los sectores –el que está atendiendo directamente la parte de ecología, el que está atendiendo la agricul-tura, el responsable del cuidado de suelos, o del agua, el manejo de la energía, la salud…, todos- pueden tener proyectos transversales que nos ayuden a lograr verdaderos avances en estos momentos.

México va a llegar a la COP 21, a este gran acuerdo internacional que se va a signar, con una pro-puesta de reducción de emisiones que es bastante ambiciosa. Breve-mente digo cómo van a ser estas propuestas que se harán en París:

Existe un Protocolo, el de Kioto, en vigor actualmente, en el cual había obligaciones específicas

para los países desarrollados y eran voluntarias para los demás países. En estos años que tiene el Proto-colo de Kioto, y que termina en 2020, no todos los países firmaron. Muchos redujeron sus emisiones de manera considerable, pero las emisiones a nivel planetario se du-plicaron. Entonces se ve que hay una necesidad muy grande de que todos pongan su voluntad para re-ducir lo que se pueda. Entonces se llegó al acuerdo en Polonia hace dos años de que para el siguiente protocolo que entraría en vigor sustituyendo a Kioto, todos los países deberían decir y determi-nar cuánto podrían reducir y qué se podría hacer. México fue de los que defendió mucho que se pusieran allí metas de reducción y de adaptación al cambio climá-tico. Se trata de reducir la vulne-rabilidad y proteger a la población de cada país, los ecosistemas y la infraestructura. Entonces México llega a esta reunión proponiendo reducir sus emisiones en 22 por ciento. Nuestra ley decía 30 por ciento pero de manera condiciona-da, o sea si hay apoyos internacio-nales. Aquí se dice que va a ser de

manera incondicional, en gases de efecto invernadero y 51 por ciento en carbono negro. Se tomó la de-cisión de meter el carbono negro, aunque éste no se considera en la Convención, tanto porque influye mucho en el cambio climático, en el calentamiento global, como que es el que causa mayores problemas de salud a la población.

En cuanto se empiecen a tomar estas medidas, el beneficio in-mediato sería para la población porque se estaría adoptando la po-lítica de que todas las medidas de mitigación que se hagan en Mé-xico tienen que beneficiar de in-mediato a la población, sobre todo por cuestiones de calidad del aire, de calidad de vida, de beneficios concretos para la protección de la salud y de la población vulnerable.

Esta posición de México plantea además una propuesta de adapta-ción al cambio climático. Lo que quiere decir adaptación es que dado que el clima va a cambiar, de hecho está en proceso el cam-bio climático, y lo que tratamos de hacer con todas las medidas es frenar la velocidad. Dentro de las medidas tenemos que contemplar cómo irnos programando para que los impactos sean menos severos. México es un país muy vulnera-ble al cambio climático por su posición geográfica, entre dos océanos, y porque ya teníamos, al igual que en otras partes del mun-do, una crisis ambiental. Todos los efectos del cambio climático se vienen a sumar a eso.

Para México es muy importante que se tomen medidas en el sec-tor agrícola, como una parte de su plan para combatir el cambio climático, por ejemplo que sig-nifiquen hacer sinergias entre distintas actividades que ya se tienen. Que todas las actividades de mitigación ayuden a reducir

la vulnerabilidad, por ejemplo las cuestiones de cero deforestación y tecnologías sustentables en el campo. De manera particular, es-tamos haciendo hincapié en que la agrobiodiversidad que tenemos en México es una de nuestras grandes fortalezas frente al cambio climá-tico. Eso nos da una gama de al-ternativas en los momentos en que vaya cambiando el clima en distin-tos sitios. Ante la gran incertidum-bre que hay de qué va a pasar en cada zona, cómo va a cambiar en cada área de la República, si noso-tros conservamos nuestra biodiver-sidad, vamos a tener una gama de posibles soluciones, no así si nos vamos con un solo tipo de cultivo, un solo tipo de semilla, eso real-mente sería la peor estrategia que podríamos seguir.

La mitigación debe ir acompa-ñada de adaptación. Tenemos que recuperar una serie de prácticas tradicionales que funcionen tal vez de forma diferenciada, según los sitios en que fueron concebi-das. Aumentar mucho las posibi-lidades de tener biofertilizantes, acorde con lo que se estipula en el Año de los Suelos, mejorar la cali-dad de los suelos, que es por don-de todos los escenarios indican que la agricultura de México pue-de tener sus mayores problemas.

Este aniversario de ANEC llega en un momento donde hay mucho que reflexionar, muchas alternati-vas con las que podemos trabajar. Tenemos que visualizarlas, pensar en qué sitios aplicarlas. Ver dónde se aplican unas y otras, y tenemos que trabajar conjuntamente con los distintos sectores, los de ener-gía, medio ambiente, agricultura obviamente, para tener suficientes recursos y reducir nuestra vul-nerabilidad. Esto, considerando también la responsabilidad que tenemos con el resto del planeta solidariamente.

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INNOVACIÓN ABIERTA CON PERSPECTIVA AGROECOLÓGICA PARA PEQUEÑOS AGRICULTORESJosé-Alberto Zarazúa Investigador postdoctoral (Conacyt). Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (ININEE)

Desde hace varios años impera en el discurso de diversos organis-mos internacionales

las bondades del proceso de inno-vación tecnológica y su potencial para contribuir al desarrollo en diversos ámbitos.

Sin embargo, en el sector rural mexicano la realidad pareciera diferente ante el incremento cons-tante de la brecha tecnológica de los productores nacionales, en un contexto de instrumentos y políti-cas públicas sectoriales abocadas a la atención de productores en tran-sición y/o empresariales desde una perspectiva hegemónica, sobre todo cuando 73 por ciento de los cinco millones 325 mil 223 uni-dades económicas rurales identi-ficadas en México corresponden a los estratos E1: familiar de subsis-tencia sin vinculación a mercado, y E2: familiar de subsistencia con vinculación a mercado, con ingre-sos por ventas de un rango de 16 pesos a 55 mil 200, según el Diag-nóstico del Sector Rural y Pesquero de México 2012, realizado por la Secretaría de Agricultura, Gana-dería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Recientemente, el gobierno de México y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimen-tación y la Agricultura (FAO) acor-daron formar un frente común para democratizar la producción agroalimentaria y hacer frente al reto de incrementar la producción de alimentos en 60 por ciento, te-niendo como base la agricultura familiar (Oncenoticias, 29 de ju-nio 2015); sin embargo, con la ac-tual orientación del gasto público, carente de una estrategia integral que permita focalizar esfuerzos y capacidades, el panorama se per-cibe poco alentador. Por ejemplo, en el análisis del gasto público destinado al desarrollo agrícola

y rural de México, realizado por el Banco Mundial (2009), se indi-ca: “La reasignación del gasto de bienes públicos a bienes privados contribuiría a una mayor eficien-cia del gasto en agricultura. Los resultados del análisis de regre-sión muestran que un aumento del diez por ciento del gasto públi-co en agricultura destinado a bie-nes privados como porcentaje del valor de la producción agrícola está asociado con una reducción del 2.6 por ciento del crecimiento del PIB agrícola. Por otra parte, el gasto en bienes públicos agrícolas muestra un impacto positivo, aun-que estadísticamente poco signifi-cativo, en el crecimiento del PIB agrícola”.

En dicho escenario, el principal reto que enfrentan los policy-decisions mexicanos relacionados con la agricultura minifundista, tiene que ver con el rompimiento

de procesos e inercias adminis-trativas, y permitir la toma de decisiones descentralizadas en el territorio donde se pretende inci-dir y con la suficiente sustentabi-lidad social.

Ello, a fin de favorecer la formula-ción de una estrategia integral que contribuya a dinamizar la agricul-tura minifundista mediante: i) la identificación de proyectos e ini-ciativas de desarrollo susceptibles de ser financiadas y de generar empleos y arraigo al territorio con perspectiva de género y respeto a la cosmovisión, usos y costum-bres de los pueblos originarios; ii) transversalidad de políticas e ins-trumentos que optimicen y com-plementen recursos y capacidades, y iii) valoración del desempeño de los sujetos de apoyo y/o finan-ciamiento y del impacto del o los instrumento(s) de política(s), así como sus operadores.

Desde un punto de vista más técni-co, y con miras a favorecer el des-empeño de los diversos instrumen-tos de políticas, deberá valorarse el paradigma de la innovación abier-ta con perspectiva agroecológica con miras a incidir en términos de la mejora de la calidad de vida de los productores (buen vivir), parti-cularmente de aquellos que inte-gran el 73 por ciento de las unida-des económicas (estratos E1 y E2).

De la innovación abierta, se reco-noce su novedad y potencialidad como paradigma que permite reva-lorizar los modelos interactivos don-de los esquemas de colaboración e interacción con otros actores socia-les integrantes del sistema producti-vo posibilitan la mejora del posicio-namiento competitivo mediante la generación, difusión y apropiación del conocimiento tecnológico pro-veniente de diversas fuentes de aprendizaje (conocimiento tácito y explícito), al tiempo que contribuye al desarrollo y consolidación de los sistemas de innovación.

Por su parte, la perspectiva agroeco-lógica proporciona un abordaje inter y transdisciplinar en lo que respecta a la actividad agrícola, reconocien-do al conjunto de subsistemas flexi-bles y adaptables que integran al sis-tema productivo, y tomando como base el potencial de desarrollo del territorio, sin comprometer la sus-tentabilidad. Y ante todo, asumien-do que el nuevo conocimiento debe ser compatible y complementar los valores, usos y costumbres existentes (culturas rurales) con la resolución de problemas o la satisfacción de ne-cesidades. Sólo así, verdaderamente, México estará apostando por políti-cas incluyentes y equitativas.

Evento: Estreno Na-cional de la película SUNÚ. Fecha, lugar y hora: 20,21,22,23 de octubre de 2015, en DOCS DF. Informes: http://sunudoc.com/es/inicio/ // http://docsdf.org/sunu/

Evento: Lo rural en el D.F. El suelo de con-servación y los servi-cios ambientales en el D.F. Organizan: Varios. Fechas, lugar y hora: Del 14 de octubre al 18 de noviembre de 2015. UAM-X (auditorio Tania Larrauri). Todos los miér-coles de las 16:00 a las 19:00 horas. Informes: (044) 55-39-92-67-52

Libro: Ambientalismo. Género y violencia. campesinas ecolo-gistas de la Sierra de Petatlán, Guerrero. De: Lorena Paz Paredes. http://is.gd/WSXTWr

Productos Orgánicos Mente Verde: “Ali-mentos sustentable.mente deliciosos”. Av. Colonia del Valle 321, local B y C, Col. del Valle. Informes: [email protected] / [email protected]

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PRODUCCIÓN SUSTENTABLE Y CON VALOR; SOBERANÍA Y SEGURIDAD ALIMENTARIA: PROYECTOS DE CONABIOJosé Sarukhán Coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento de la Biodiversidad

La Comisión Nacional para el Conocimien-to de la Biodiversidad (Conabio) desarrolla un

proyecto de sistemas productivos sostenibles y biodiversidad que suma ya diez años de trabajo en la Península de Yucatán, en Chia-pas, Oaxaca y parte de Tabasco. Se ha buscado ayudar a las comu-nidades que están allí para que manejen sus bosques y selvas de manera conservadora, en el senti-do de preservar la estructura de la selva, pero también con beneficio económico para la población.

Y todo esto, impulsando valor para los productos que generan las co-munidades, a fin de desestimular la tala de selvas y bosques. Mi idea en el proyecto es que tiene muy poco sentido generar programas de manejo sustentable si el pro-ducto del cual la gente vive no tiene una valuación, un reconoci-miento en el mercado.

El objetivo es conservar biodiversi-dad, quiero decir con ello ecosiste-mas, y ecosistemas son los que nos dan servicios ambientales: captura de agua, captura de oxígeno, poli-nización y muchas veces alimento silvestre. La idea es tener prácticas amigables con la biodiversidad en la producción y ayudar a las ca-pacidades productivas de la gente que está allí.

¿Cómo trabajamos? El proyecto está apoyado por el Global Envi-ronment Facility (GEF), que da recursos para esquemas de esta naturaleza. El Banco Mundial también nos apoya. La Conabio está relacionada con una serie de organismos del Estado. Estamos trabajando con la Secretaría de Agricultura y con la de Desarrollo

Social, así como con la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Ellos han estado apoyando los trabajos del corredor biológico mesoame-ricano, que es de donde sale esto y en realidad no es algo que ha-gamos solos; también participan otras instancias federales.

Loa productos que entran en el proyecto son café orgánico, miel orgánica, cacao, chicle, y un plan silvopastoril, así como uno de ecoturismo. Estamos trabajando con las organizaciones, no con los campesinos y lo que queremos es capacitarlos a ellos, llevar sus pro-ductos a nuevos mercados con mu-cho mayor valor. Es un proyecto que cuenta con unos 40 millones de dólares para los siguientes cin-co años, y esperamos que al final el valor de esos productos se haya elevado porque les hemos encon-trado nuevos mercados, porque la gente está mucho más capacitada para organizarse, para la parte fi-nanciera y de mercadeo. Básica-mente hablamos de empresas so-ciales, no de compañías grandes.

Un proyecto más que se está ar-mando, aunque ya tenemos partes que están en operación, es algo que tiene que ver con seguridad y soberanía alimentaria, que son dos cosas relacionadas pero muy distintas. Soberanía tiene que ver con seguridad pero de acuerdo con las características culturales y ecológicas locales para tener la capacidad de contar con los mate-riales con que se trabaje.

Las premisas de este proyecto son varias. Además de que es bioló-gicamente megadiverso, México es un país centro de origen de muchas plantas cultivadas, de al-gunas de las más importantes del

mundo. Pero estamos en un pro-ceso de modificación profunda de condiciones ambientales y climá-ticas. Obviamente que eso deter-mina las posibilidades de tener o no tener ciertos cultivos. También tenemos constricciones para la producción actual, por ejemplo con el agua, que es un problema serio. Entonces la productividad está en serios problemas y no va a pasar mucho tiempo sin que haya una crisis. En las próximas dos o tres décadas, la situación ambien-tal y climática va a determinar qué tanto los ecosistemas del planeta y de México, marinos y terrestres, se van a poder conservar, porque esta situación es el principal deter-minante de la conservación de la diversidad biológica y eso significa por un lado pérdidas muy impor-tantes, pero por otro servicios am-bientales y opciones para el futuro.

Una cuestión importante es que ya es clarísima toda la información científica de que la agricultura de alta tecnificación, la agroindus-tria, como se maneja ahora, no es sustentable, tiene una serie de ex-ternalidades económicas sociales, ambientales que ya no se puede tolerar, que ya no pueden funcio-nar. Si persisten es porque hay un poder muy grande de las corpora-ciones agrícolas internacionales, pero no porque sea conveniente para los países donde están pre-sentes. Y otra cuestión es que la diversidad ecológica (climas, sue-los y topografías) no pueden ser manejados con un solo criterio de producción agrícola, requerimos formas de producción muy ligadas a cada una de las condiciones de nuestro país, no solo ambientales, de suelos, climas, etcétera, sino también culturales, históricas y económicas de cada lugar del país y esto no ha ocurrido en México. La política ha sido una sola forma. Tenemos que cambiar de rumbo.

Vale la pena subrayar que la di-versidad genética de los cultivos es la que permite su adaptación a diferentes circunstancias am-bientales (climas, temperaturas, diferentes regímenes pluviales, etcéter). El segundo punto es que estas plantas cultivadas vienen de parientes silvestres, caso muy co-nocido es teocintle-maíz, pero hay muchos más en chiles, jitomates, calabazas, frijoles… Hay un con-tinuo de diversidad genética, en-tre las poblaciones silvestres y las plantas cultivadas, y esto constitu-ye un reservorio enorme de diver-sidad genética.

Otro punto: el mantenimiento de los cultivos nativos de México y su diversificación siguen como un proceso vivo. Para muchos –gente

del gobierno y en particular de la Secretaría de Agricultura- fue sor-presa conocer la gran diversidad de maíces que hay en uso comer-cial. Pensaban que había tres o cinco variedades que se cultivan y lo demás era pura arqueología y paleontología. Un estudio que se hizo en Conabio demostró que hoy hay en cultivo, en uso, en co-mercio rural alrededor de 60 varie-dades nativas de maíz. No están en los supermercados, ni en muchas áreas urbanas, pero están en el campo y la gente no los está man-teniendo sólo por amor al arte. Lo hace porque tienen interés, esos maíces reciben mejor precio.

La pregunta es ¿por qué diablos el resto del país no le da valor a esos maíces? Es una cuestión a la que tenemos que entrarle. El problema que hemos tenido aquí es que hemos perdido tanto segu-ridad como soberanía alimentaria. Las hemos perdido porque ha ha-bido un abandono de la atención a la agricultura; porque se ha perdi-do esta famosa rectoría del Estado sobre cuestiones que son absolu-tamente fundamentales para la vida de los mexicanos (educación, salud, alimentación, seguridad). Se ha perdido en agricultura por un proceso que surgió luego de la revolución verde, con el lema de no más inversiones públicas en investigación agrícola. Hubo una disminución de recursos y un des-baratamiento de estructuras que había de apoyo a la agricultura.

Se cambió la agricultura (cultura del campo) por el agricomercio (comercio del camp). Y no quiere decir que la agricultura se hiciera por oquis, que la gente no supiera el valoro que tenían sus productos, es que la parte comercial, metá-lica, ha tenido una preminencia total sobre el proceso de produc-ción de alimentos y esto es una desgracia.

Se ha abandonado a la mayoría de campesinos; el apoyo se da a unos cuantos que tienen toda la parte agroindustrial. No tenemos seguridad ni soberanía alimenta-ria. Por las razones que son evi-dentes, que han ocurrido en las cuatro décadas recientes y que han marginado a los productores pequeños.

Pero ha habido trabajo. En la Conabio hemos estado realizado estudios sobre los parientes silves-tres de una serie de cultivos, mu-chos de ellos comestibles. Se han hecho estudios de la diversidad de esas poblaciones silvestres, dónde están, cuáles son las principales áreas de diversidad de los parientes silvestres, etcétera. Hay varios que

son ecosistemas agrícolas creados por la humanidad en diferentes partes del mundo y que son origen de toda la diversidad de las plan-tas. La milpa es particularmente importante, de allí salió una enor-me cantidad de plantas que son cultivo. El frijol fue una maleza de la milpa, el jitomate también, el maíz mismo quizá fue una male-za de la calabaza. Son sitios donde se han generado nuevas especies, simplemente por el trabajo, aten-ción y capacidad de observación de los campesinos. Y allí están mu-chas especies silvestres, semi sil-vestres están siendo usadas por las poblaciones rurales, al margen del comercio de las grandes ciudades.

La Conabio tiene organizado un gran proyecto nacional integra-do y de largo plazo que va desde los estudios de genómica de las plantas silvestres, parientes de los cultivos, hasta las cuestiones que tienen que ver con sociología ru-ral, economía rural, antropología, desde luego teniendo a los campe-sinos mismos como actores centra-les de este proceso. Ellos son los que han mantenido la tradición científica, que han podido mante-ner más de 60 variedades de maíz y muchas otras especies y tener un gran proyecto nacional que esta-mos lanzando.

Este proyecto lo vemos como algo que tiene que continuar, dar secuencia a algo que tiene cua-tro mil o cinco mil años en este país, con los campesinos como actores centrales del proceso pero también con interacción con los investigadores e instituciones. Es tiempo que pongamos el cono-cimiento, la gente y la tradición juntas para asegurar que esto, que es la base del sostenimiento del país, realmente pueda ser un gran proyecto, y que no dependa de los cambios de gobierno.

Todo esto que hace la Conabio es fundamental en un escenario de cambio climático con conse-cuencias difíciles de predecir para México y que implica entre otras cosas:

-Crecientes restricciones de dispo-nibilidad de agua de riego, auna-das a su enorme desperdicio.

-La forma en que se produzcan los alimentos para la población del siglo XXI definirá la conservación de los ecosistemas y sus servicios ambientales.

-La agricultura altamente tecnifi-cada e industrializada tiene exter-nalidades ecológicas, económicas y sociales inaceptables y es insus-tentable. FO

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TRASCENDENCIA DE LA AGROECOLOGÍA EN AMÉRICA LATINAClara Nicholls Presidenta de la Sociedad Ceintífica Latinoamericana de Agroecología (Socla)

Hablaré de los funda-mentos y de cómo ha sido la implementa-ción de la agricultura

familiar campesina en América Latina. Entendemos el desafío que hay del modelo agroindustrial de la revolución verde y la biotec-nología, frente al paradigma del nuevo modelo alternativo, el cual creemos que es posible, donde la base es la agricultura campesina y agreocológica

La agroecología es un matrimo-nio de conocimientos, y ha hecho una gran contribución a las cien-cias occidentales, no sólo a la agro-nomía, sino también a la antropo-logía, la ecología, la sociología y la economía ecológica. Eso nos da fundamentos para afirmar que el sistema agroindustrial no funcio-na y para justificar la necesidad de construir un nuevo paradigma. La ciencia occidental no podría existir si no tuviéramos el conoci-miento de todos los campesinos e indígenas del continente y de otras regiones.

América Latina ha sido la base nu-tritiva para que la agroecología sea lo que es hoy, una ciencia holísti-ca basada en principios que toma formas tecnológicas de acuerdo con el contexto que estemos traba-jando. Entre los principios funda-mentales de la agroecología están:

-Incrementar el reciclaje de bio-masa y el balance en el flujo de nutrientes; asegurar la calidad del suelo, con alto contenido de mate-ria orgánica; minimizar la pérdida de recursos (nutrimentos, agua, re-cursos genéticos y biodiversidad).

-Es muy importante el concep-to de diversidad genética (pues constituye un elemento de seguro para los agricultores en el marco del cambio climático y muchas de esas especies han co-evolucionado con los ambientes naturales y con la mano de los pequeños agricul-tores), y esa diversificación de es-pecies tiene que darse tanto a nivel de finca como del paisaje.

• La agroecología se fundamen-ta mucho en las interacciones biológicas y en sinergismos positivos.

• Establecer una agricultura de procesos en el territorio, ecológicos y sociales, porque la agricultura es un proceso socio-ecológico.

• Fortalecimiento de los proce-sos sociales y políticos de las comunidades.

• Se requieren enfoques multi y trans-disciplinarios, incluyendo sistemas tradicionales de cono-cimiento campesino e indígena con conocimiento milenario.

• La participación de los actores locales es clave para definir modelos de desarrollo endó-geno sustentable en nuestras regiones.

• Se necesita influenciar el con-texto político-económico. La agroecología no es sólo técnica, es política, y necesitamos polí-ticas públicas y elegir a los go-bernantes que estén conscientes de que la agricultura debe es-tar en manos de los pequeños agricultores.

• La agroecología ofrece un en-foque que se compromete con una visión de un campo sobera-no y sustentable.

Hay que destacar que las moti-vaciones tempranas de la agro-ecología se dieron en 1970-1990, pensando en una agricultura alternativa al modelo industrial impuesto por la revolución verde y la agricultura convencional ba-sada en agroquímicos con fuertes impactos ambientales. El control biológico y la entomología entra-ron con un fuerte enfoque de al-ternativa a los pesticidas.

Luego entraron tecnologías apro-piadas para la agricultura campe-sina indígena, que fue ignorada por los programas de desarrollo

agrícola. La agreocología emergió en América Latina a inicios de los 80’s promovida inicialmente por organizaciones no gubernamenta-les. En los 90 s entró al seno de las Universidades (se dan cátedras) y a mediados de la década del 2000 fue adoptada masivamente por la Vía Campesina y varias organiza-ciones campesinas la región.

Desde estos tres grupos hemos trabajado la agroecología, con una crítica muy fuerte al modelo in-dustrial que no produce alimento a la población local. Su vocación es básicamente la agro exportación o la producción de bioplásticos o agrocombustibles y sólo alimenta al 30 por ciento de la población mundial. Quienes realmente es-tán alimentando al mundo son los agricultores campesinos. Pero modelo agroindustrial usa el 70-80 por ciento de la tierra arable, 70 por ciento del agua y 80 por ciento de los combustibles fósiles que se utilizan en la agricultura (que es lo que está provocando el calenta-miento global).

Hoy día se usa una gran cantidad de pesticidas, muchos que han sido prohibidos en el Norte y cla-ramente América Latina tiene un alto consumo de plaguicidas. Mu-chos de los créditos que reciben los gobiernos están atados a que los productores utilicen ese paque-te tecnológico de semillas o agro-tóxicos necesarios para supuesta-mente incrementar la producción. El costo ambiental es muy alto. Hay muchos estudios que de-muestran que el costo promedio o la huella ecológica de la agricul-tura industrial es de 300 dólares por hectárea. Hay un gran uso, aproximadamente 17.8 millones de fertilizantes, en zonas muertas en el mar que han causado un se-rio problema ambiental (el golfo de México es uno de los ejemplos).

Estos costos ambientales los paga el pequeño agricultor y el consumidor, siendo que la agri-cultura industrial es la que causa el problema.

La otra vía de la agricultura in-dustrial es la biotecnología. Hay 143 millones de hectáreas sembra-das con semillas transgénicas en 25 países, esto es siete por ciento o nueve millones de hectáreas ma s que en 2009. Van creciendo exponencialmente.

Mucha gente se pregunta por qué este avance ocurre si todos conocemos los problemas con los transgénicos. La respuesta es bási-camente porque está en manos de transnacionales, a las que lo único que interesa es producir agrocom-bustibles o bioplásticos, a costa de condenar a los agricultores a que usen esa tecnología, al monoculti-

vo, al Roundup, y al fracaso frente al cambio climático.

Hoy en día, no obstante las prome-sas de la tecnología, que va a te-ner menos problemas de malezas, en Brasil hay aproximadamente 12 nuevas especies de malezas resistentes al glifosato y por eso los agricultores están condena-dos a usar otros herbicidas mu-cho más potentes, con problemas ambientales.

Otra cosa importante es que esta revolución verde no ha beneficia-do a los pequeños agricultores.

Menos del 20 por ciento de los campesinos de América Latina adoptó las variedades mejoradas de la revolución verde. Las tecno-logías fueron impuestas y no sur-gieron de un proceso participativo, sino de la idea de que hay que be-neficiar al campesino a cualquier costa. Esos fueron los discursos de los ministerios de Agricultura y lo que aprendimos en las facultades de agronomía. Modernizar al pe-queño agricultor. Pero esas tecno-logías no eran adecuadas a las ne-cesidades y circunstancias de los campesinos y no fueron neutras (los grandes agricultores, con el acceso al capital y mejores tierras, fueron quienes se beneficiaron).

La revolución verde no es cam-pesina. Los pequeños agriculto-res no la adoptaron ni tampoco adoptaron los fertilizantes, no los usaron porque no tenían crédito para comprar. Los que sí tenían crédito pudieron acceder a estas tecnologías, pero al mismo tiempo entraron en la trampa de la deuda y hoy muchos de ellos ya no son agricultores.

Beneficios de la agroecología. Ésta se basa en un conjunto de conocimientos y técnicas que se desarrollan a partir de los agricul-tores y sus procesos de experimen-tación. El enfoque tecnológico de la agroecología tiene sus bases en la diversidad, la sinergia, el reci-claje y la integración, así como en aquellos procesos sociales basados en la participación de la comuni-dad. Pero es muy importante el conocimiento indígena y campe-sino que ha nutrido los agro eco-sistemas tradicionales que nos han mostrado que es posible y que con respeto podemos aprender, valorar y enriquecer con la ciencia occi-

dental. Han perdurado a lo largo de los siglos: es un punto de parti-da estratégico.

La chinampa es un sistema mile-nario productivo que ha resistido la prueba del tiempo. Hay un tra-bajo muy importante que muestra que en chinampas en 1950 había rendimientos de hasta 5.5 tonela-das por hectárea en predios peque-ños cuando la revolución verde su-bió a penas a 6 por hectárea, y una hectárea de una chinampa puede alimentar hasta 15 o 20 personas. Tenemos que aprender de ese sis-tema alimentario, que fue abando-nado porque supuestamente era agricultura no productiva.

Hay que considerar el conocimien-to que tienen muchos campesinos de América Latina sobre la etno ecología y el que deben tener para, en una hectárea, entender lo rela-tivo de hasta 150 especies.

Los productores pequeños pro-ducen entre 50 y 70 por ciento del alimento que consume la población mundial, pero usan sólo entre 25 y 30 por ciento de la tierra, 30 por ciento del agua de uso agrícola y 20 por ciento de los combustibles que se utilizan en la agricultura. Eso muestra que la agricultura campesina sigue siendo la base de la soberanía ali-mentaria en muchos países. Las familias campesinas siguen sien-do los principales productores de alimentos en América Latina. En Chile producen el 51 por ciento de las hortalizas, 40 de los cultivos extensivos y 23 por ciento de las frutas. En Ecuador, con menos de tres por ciento de la tierra, pro-ducen la mitad de las hortalizas, 46 por ciento del maíz y más de un tercio de los cereales y las le-gumbres. En Cuba, 98 por ciento de la fruta, 95 de los frijoles, 80 del maíz y 65 por ciento de las hortalizas. En Brasil producen 87 por ciento de la yuca, 70 de los frijoles, 46 del maíz, 50 por cien-to de las aves de corral y 59 por ciento de los porcinos; controlan el 24 por ciento de las tierras ara-bles. Representan 84 por ciento de las fincas, dan empleo a tres veces más personas que el agronegocio.

Entonces, ¿por qué no desarrollar una política que apoye a la pe-queña agricultura, que da trabajo, conserva la diversidad y al mismo tiempo enfría el planeta?

Adopción de las tecnologías de la agricultura moderna por el sector agrícola (México)

Tipo de productor Campesinos (%) Agricultores empresariales (%)Semillas mejoradas 12 59Fertilizantes 25 83Pesticidas 11 77Mecanización 14 90

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DE HOLOCAUSTOS Y GENOCIDIOS: EL GLYPHOSATO DE MONSANTOSebastiao Pinheiro Fundación Juquira Candirú, Brasil

Sobre la vida en el planeta sobresalen unas pocas es-pecies, que por su organi-zación reciben el nombre

de seres “ultra sociales”. Entre ellos destacan los humanos que al al-canzar el “antropoceno” tomaron conciencia de su capacidad de mo-dificar y hasta destruir la vida en el planeta, pues acumulamos gran experiencia desde nuestro origen.

Holocausto es una palabra de origen griego y hebreo que sig-nifica “sacrificio consumido por el fuego”. Los ejemplos son múl-tiples y están registrados en la web, en el espacio tiempo de la historia. Holocausto tiene la refe-rencia en la modernidad con Hit-ler, Stalin, Hiroito, Truman, Pol Pot y otros menos sanguinarios por la baja intensidad de sus ac-

ciones como Videla y Pinochet o Napoleón y algunos reyes contra curdos, armenios, árabes, zulús etcétera.

Entonces holocausto es la matan-za de una parte de la sociedad. Cuando su dimensión es mayor, se trata entonces de un genocidio, que puede ser aún más silencioso y sanguinario y tener finalidad de

rentabilidad o lucrativa. Eso es lo que vamos abordar.

Estoy en algún lugar en el mundo donde me reuní con agricultores que pierden sus becerras por las bac-terias Criptoclostridium (C. difici-lle) y Salmonelosis (Salmonella spp).

Es alarmante que en países cen-trales estas enfermedades sean ya epizootias en pollos y cerdos.

Nuestro mundo está cada vez más extraño: informaciones clasifica-das en el medio científico, aca-démico y tecnológico empiezan a escapar o a ser intencionalmente liberadas por personas, entidades y movimientos. Esto va a crear un abanico de versiones para encubrir responsables y culpabilidades.

Ya estaba en otro país cuando re-cibí la información privilegiada: Monsanto patentó su Glyphosato como bactericida-fungicida (con-trola bacterias y hongos).

Quien estudia la molécula quí-mica en cuestión sabe de su esta-bilidad ambiental y mínima des-composición microbiana, termal, fotoxidación, etcétera, además de su persistencia en el suelo y agua.

Bueno no son muchos los que saben que el Glyphosato tiene

patentes industriales desde el Im-perio Austro-Húngaro y Alemán como secuestrador de metales (minerales) en reacciones quími-cas de interés industrial como lim-pieza de calderas y tuberías (1920, 1930) y después uso militar como desmineralizador de combustible de cohetes A4).

Su acción herbicida fue descubier-ta al final de los años 60’s en Esta-dos Unidos, en los escurrimientos del agua de limpieza de las cañe-rías y calderas.

En el libro producido por Mon-santo en la década de 80’s, re-lata su capacidad de “secuestrar minerales” en el metabolismo de las plantas, pero omite sus efectos sobre las metal-proteínas (proteí-nas ligadas a elementos minera-les) impidiendo su formación. Ocurre que las metal-proteínas son estratégicas en el metabo-lismo y autopoiésis de los seres vivos, principalmente microorga-nismos. Entre ellas se destacan las “enzimas”, catalizadores bio-lógicos de máxima importancia en la vida. Existen millones de enzimas conocidas y otras aún por conocer. El ejemplo de las selenio-proteínas es esclarecedor. El selenio es un mineral traza en la nutrición humana, animal y ve-getal. Las selenio-proteínas

DIÁLOGO ENTRE CONOCIMIENTO CAMPESINO Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICOIvette Perfecto Universidad de Michigan

Hablaré de la agroeco-logía como ciencia. Voy a empezar por el trabajo que se publicó

en 2009, denominado Agricultura en una encrucijada. Fue resultado de una evaluación internacional del papel que juega la ciencia para el desarrollo de la agricultu-

ra. Aunque el texto reconoció que estamos en una encrucijada, en el resumen ejecutivo apareció una sola vez la expresión soberanía ali-mentaria, y también una sola vez la palabra ecología. E implicó mu-cho incorporar tales expresiones en ese trabajo. Hubo una resisten-cia enorme.

Obviamente, al mismo tiempo los campesinos estaban haciendo agroecología, lo han hecho por mi-les de años. Y en los años recientes en particular el movimiento agro-ecológico ha cobrado ucha fuerza.

Pero han sido los campesinos los que han puesto el nombre de la

agroecología en el mapa mun-dial. Esta publicación salió a la luz hace poco, está en inglés. Se llama Agroecología. Poniendo la soberanía alimentaria en acción.

Pensé que sería interesante ver la perspectiva de una variedad bas-tante grande de diferentes agricul-tores, campesinos rurales, urbanos y trabajadores agrícolas, y aquí muestro unas citas:

“La agroecología es una oportuni-dad de recuperar y despertar el co-nocimiento que traemos con no-sotras”, Yolanda Gómez y Blanca Moreno, dos trabajadoras rurales de campo en Estados Unidos.

“Cada sitio en el mundo debe construir su propia agroecología”, dice Janaina Stronzake, de Movi-miento de los Sin Tierra, de Brasil, para indicar que la agroecología es local.

Una campesina de Estados Uni-dos dice: “Nosotros los campesi-nos siempre estamos estudiando, pensando, observando”. Ella es

Dana Hof, quien recalca aquí cómo los campesinos están ab-sorbiendo lo que hay en su medio ambiente, están experimentando, construyendo este conocimiento. No es un conocimiento estático. Se va construyendo.

Y hay otros pensamientos de cam-pesinos de Haití, Guatemala, del área rural de Estados Unidos, que coinciden en algo así: “La agro-ecología es la acumulación de los conocimientos culturales ances-trales de los campesinos”, cita de Blain Sniptal, de Estados Unidos.

Lo que podemos ver es que la ciencia de la agroecología o la agroecología como práctica se ha venido promoviendo en todo el mundo, en especial en América Latina. Y en parte ese ímpetu que ha tenido es porque está basada en conocimientos locales, ancestra-les. También es una agricultura de bajos insumos y esos insumos están disponibles localmente, se adaptan más a la producción campesina de pequeña escala, con pocos recursos porque

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son responsables de la neu-tralización y eliminación de toxi-nas de bacterias, hongos y acción de metales pesados; por tanto, son estratégicas para el sistema inmu-nológico. Los alimentos que con-tienen selenio son normalmente ricos en lípidos (nueces) y grasa animal.

Siendo el Glyphosato un secues-trador de minerales e inhibidor de la formación de metal-proteínas, ¿cuál es su impacto sobre la salud humana, animal y vegetal? La ciencia privada sabe y calla por los intereses económicos clasificando sus resultados como rigor militar y actúa sobre la ciencia pública haciéndola cómplice.

En Rusia fue hecho público re-cientemente un estudio con un uso de microorganismos para de-gradar moléculas de fosfonil (Los fosfoniles son moléculas muy co-nocidas y formadoras de los más poderosos gases venenosos mo-dernos (VX, VX-B, Vxplus) de los arsenales de países centrales. Fue-ron usadas 15 bacterias pero sola-mente cinco conseguirán atacar el Glyphosato.

En la evolución de la vida de los microorganismos encontramos dos grandes grupos:

1. Los saprófitos que no necesitan destruir o matar células para ali-mentarse y

2. Los patógenos que obligatoria-mente usan toxinas para matar o destruir células y poder hospe-darse sobre ellas.

Uno de los mecanismos reciente-mente estudiados está el del hierro (Fe). Como saprófitos y patógenos no se pican, los saprófitos poseen la capacidad evolutiva de bloquear el acceso al hierro en el medio ambiente.

Para entender eso lo mejor es de-codificar una acción de las abue-las con sus nietos cuando se herían con alambres o hierro oxidado. Ellas agarraban una cebolla, ajo, u otra planta medicinal, la calen-taban y la ponían sobre la herida. El azufre presente en la cebolla, ajo u otra planta bloqueaba quí-micamente el hierro y el patóge-no tenía el acceso impedido evi-tando gangrenas, tétanos y otras enfermedades.

Lo que la ciencia ahora descubrió es que la presencia de residuos de Glyphosato en agua, alimento, aire y ambiente está desminerali-zando alimentos y agua por medio del secuestro de ellos para el meta-bolismo y autopoiésis de los seres vivos.

Con el uso creciente de semillas transgénicas resistentes al Glypho-sato, la contaminación alimen-taria y medioambiental creció exponencialmente.

Eso trae un nuevo trastorno en la lucha entre saprófitos y patóge-nos. Para evitar la presencia de los patógenos, los saprófitos buscaban reducir la presencia de hierro (Fe) en el medioambiente y lo hacían por medio de conjugados denomi-nados sideróforos. Los siderofóros son importantes protectores, uno de ellos es el complejo B (B12). Lo que ocurre ahora es que los residuos de Glyphosato (fungici-da) combinados con los metales, reducen la acción de la formación de los siderofóforos que protegen a los seres vivos exponiéndolos a la acción de los patógenos.

Ocurre que las Salmonellas y Criptoclostridium son los seres más resistentes al Glyphosato y empezamos a ver el resultado en varios países, las puntitas de tém-panos del genocidio que hará los holocaustos y masacres como el de Nankin, Katyn, Ruanda Burun-di, Kampuchea, parecen meros incidentes no noticiables, al final mercadotecnia también es parte de la industria de alimentos (agro-negocios). Como dicen los brasile-ños: “Agosto es el mes del disgusto, mes del perro loco”. La verdad es que los perros no tienen culpa nin-guna, ni son ultra sociales e infe-lizmente viven en el antropoceno comiendo ración y comidas con residuos.

Finalmente conseguimos discer-nir dos casos extremamente im-portantes.

ALIMENTACIÓN DE LAS CIUDADES Y EL DESARROLLO DE LA AGROECOLOGÍAPierre Vuarin Director de la Universidad Internacional Tierra Cuidadanía, Francia [email protected]

La alimentación de las ciudades es una preo-cupación política cen-tral. En muchas urbes

hemos olvidado esta problemá-tica y los mercados han estruc-turado los sistemas alimentarios. Es necesario retomar la preocu-pación por este tema. Hoy día se observan cadenas largas y frá-giles de alimentación; un gran consumo de energía y por tanto un fuerte impacto ecológico, pues la alimentación representa el 43 por ciento de la huella eco-lógica del planeta.

Hay una cantidad importante de desechos (550 kilos por cada persona y por año en Europa). Asimismo hay problemas de sobrepreso, que afectan a 29 por ciento de los niños y a 61 por ciento de los adultos en el caso de América Latina. Esa situación, más otros problemas ligados con la alimentación, de-rivan en el uso de importantes proporciones del presupuesto de salud de las naciones. Por otro lado, persiste la incapacidad de la población pobre para acceder a la alimentación. Es indispen-sable establecer una gobernanza alimentaria en las ciudades y en los territorios. Esto quiere decir impulsar el arte de gobernar la alimentación, implicando a los diferentes actores públicos y pri-vados y articulando los diferen-tes niveles de poder en relación con un principio de subsidiari-dad alimentaria.

Se hace necesario resolver los problemas alimentarios de manera local, más cerca de las personas y con la participación de las personas. Esto llevaría a desarrollar políticas alimenta-rias para las ciudades y sus te-rritorios vecinos con una serie de acciones. Algunos principios para avanzar en este reto son: la designación de los responsables políticos a nivel de las autorida-des locales; contar con espacios

abiertos de diagnóstico y de propuestas con la participación de actores públicos y privados, de los ciudadanos y de investi-gadores; establecer una instan-cia política de coordinación de las acciones, y transparencia de las acciones y de los resultados.

El contenido de una política alimentaria de una ciudad y de su territorio consiste en: 1) Pre-servar los espacios productivos urbanos y peri urbanos, para la agricultura, la pesca y la acui-cultura. 2) Favorecer, mante-ner, modernizar los mercados públicos; ayudar a la creación de cadenas cortas de alimenta-ción. 3) Una política de abasto sostenible y con productos lo-cales a instituciones públicas, con productos de la agricultura familiar y agroecológica (con destino en escuelas, universida-des, hospitales, oficinas públi-cas, cárceles, etcétera). 4) Un programa político de acciones para diferentes públicos: adultos mayores (canastas de alimen-tación, comida con entrega a domicilio, compras colectivas); jóvenes (informaciones sobre nutrición y actividades para en-frentar la obesidad); poblaciones desfavorecidas (autonomía y ca-lidad de la alimentación). 5) Va-lorización de los productos y de las culturas alimentarias locales: marcas de productos locales, promoción de recetas de coci-na de la cultura gastronómica local, etcétera; 6) Reducción de los desechos, con otra forma de gestión y valoración de éstos.

Conclusiones: En las ciudades existe una demanda de pro-ductos sanos, agroecológicos. Es importante contar con una política nacional en favor de la agroecología y desarrollar, a escala local, políticas y nuevas gobernanzas de la alimenta-ción, que representen una pa-lanca de cambios a favor de la agroecología.

está basada en conocimien-tos locales. La agroecología está adaptada a las condiciones locales. Los sistemas agroecológicos están adaptados a las condiciones loca-les. Pero la agroecología además de ser un movimiento y una prác-tica, es una ciencia.

Quiero enfatizar la ecología en la agroecología. Ecología viene de eco, oicos (griego), que signifi-ca casa. Es el estudio de nuestra casa, más técnicamente hablando es el estudio de la interacción en-tre organismos (plantas, anima-les, microorganismos) y entre los organismos y su medio ambiente, pero la ecología, como todas las ciencias, ha ido evolucionando, cambiando, se van acumulando conocimientos y eso hace que se refuercen algunas ideas y se des-carten otras.

En los años 20’s la ecología co-menzó como disciplina, y ha ve-nido evolucionando. Un ejemplo está en el balance de la naturale-za. Un ejemplo: en los años 60’s y 70’s había una teoría muy popular, abrazada por el movimiento am-bientalista, es la teoría del balance que dice que los sistemas ecológi-cos están en un equilibrio estable.

Sin embargo, la ciencia de la eco-logía moderna nos ha demostrado

que la mayoría de los sistemas ecológicos no están en equilibrio estable. Puede haber cambios y muchas veces repentinos que lle-van a cambios de un estado a otro. Eso ¿qué significa para la agroeco-logía?, que los agro ecosistemas no son estables, o no todos son esta-bles todo el tiempo, al contrario son dinámicos y están constan-temente cambiando a veces en direcciones no previstas. Esto re-presenta un reto para los agroecó-logos. Un ejemplo contemporáneo es la roya, que llegó a las Améri-cas hace muchos años y causó un poco de problemas pero luego se mantiene a niveles más someros, bajos, y de momento en el 2012, se empieza a regar por América Central y México, propiciando muchas pérdidas. Eso representa un cambio de estado repentino.

Pienso que estos cambios deben estar incorporados a la ciencia de agroecología y son temas que es-tán asociados a lo que conocemos como complejidad ecológica.

Doy un ejemplo del sistema que trabajo, y que es café de sombra. Hay una hormiga que habita los árboles de sombra, hace su nido allí. Y tiene a la vez efectos ne-gativos y positivos sobre el árbol. Son interacciones directas que los campesinos pueden ver en

sus fincas. Hicimos un trabajo de investigación donde empezamos con esa premisa de esas dos obser-vaciones y nos dimos cuenta que obviamente además de eso hay muchas otras interacciones que están de cierta forma ocultas, que uno no puede ver directamente pero que están ocurriendo en el sistema y que tienen efectos en el manejo de plagas en el sistema. Estas son redes de interacciones ecológicas. Es un sistema com-plejo y es importante entonces el diálogo de saberes entre campesi-nos y científicos. Para hacer este diálogo más divertido, desarrolla-mos un juego de mesa que contie-ne estas interacciones ecológicas, algunas de ellas que los campesi-nos conocen muy bien porque las han visto.

No se trata de enseñar a los cam-pesinos el concepto de comple-mentariedad ecológica, sino de establecer este diálogo entre el conocimiento campesino y el co-nocimiento científico. Lo que yo argumento es que la combinación de la ciencia moderna y los co-nocimientos tradicionales de los campesinos puede ser muy pode-rosa y fortalecer el conocimiento agroecológico .La ciencia de la ecología debe formar parte de la defensa intelectual del movimien-to agroecológico campesino.

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Colombia

NOTAS DE VIAJEÓscar Gutiérrez Movimiento Dignidad Agropecuaria de Colombia

Invitado por la Asociación Na-cional de Empresas Comer-cializadoras de Productores del Campo (ANEC), con motivo

de la celebración de su aniversario 20, participé en el Encuentro Inter-nacional Economía Campesina y Agroecología en América, realizado en la Ciudad de México, y luego, entre el 2 y el 4 de septiembre, es-tuve en San Cristóbal de las Casas, estado de Chiapas, participando en el foro Vulnerabilidades, Desafíos y Estrategias de la Cafeticultura en Latinoamérica. En ambos eventos lo hice en mi calidad de director eje-cutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana y como vocero de Dig-nidad Cafetera en Caldas. También estuvo Cesar Pachón, vocero Nacio-nal de Dignidad Agropecuaria.

Los dos eventos abordaron temas de interés para los agricultores y

los cafeteros de América Latina y en los cuales logramos identificar puntos de convergencia entre las diferentes organizaciones y acor-damos crear una red de informa-ción y construir un espacio que nos permita adelantar acciones de oposición y crítica a los tratados de libre comercio ya firmados y a los que se negocian por estos días, entre muchos gobiernos del conti-nente Americano y varios del área del Pacífico.

Tratados como la Asociación Transatlántica de Comercio e In-versión (TTIP), el Acuerdo Am-plio Económico y de Comercio (CETA), el Acuerdo Transpacífi-co de Cooperación Económica (TPP), el Acuerdo en Comercio de Servicios (TISA) generarán, sin duda, más daño no sólo a la pro-ducción industrial y agraria, sino a

la soberanía económica de nacio-nes como las nuestras. Por eso una de las conclusiones es promover, entre el 10 y el 17 de octubre jor-nadas mundiales de acción contra los tratados de libre comercio.

También acordamos promover actividades de los movimientos so-ciales frente a la próxima reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climáti-co, un asunto que está afectando el ingreso, la producción y el bien-estar de millones de productores agropecuarios, y que también daña los salarios y la capacidad de com-pra de los habitantes del mundo.

En el Encuentro en Ciudad de México, nos acercamos a un tema que reviste interés para los agri-cultores de muchos sitios de Co-lombia, y es la agroecología. Un

asunto que no hace parte, estric-tamente, de la agenda de Digni-dad Agropecuaria pero que prac-tican algunos de sus afiliados, ya sea de manera individual o como organización. Temas como el uso intensivo de insecticidas, agro-tóxicos, fertilizantes, semillas transgénicas y otras usanzas pro-pias de las prácticas agrícolas que impulsan las grandes trasnaciona-

les productoras de agroquímicos fueron altamente cuestionados.

También la proclama del Encuen-tro condenó el modelo de produc-ción agrícola que se basa en la pri-vatización y extranjerización de la tierra de naciones como Colombia, concentración y presencia del capi-tal financiero en la siembra de las tierras más fértiles, precios de

Cuba

LA AGRICULTURA DESDE LA PERSPECTIVA CAMPESINA Y AGROECOLÓGICAIsmael García Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)

Con el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959 el campesinado

cubano tuvo varios beneficios. El principal fue la firma de la Ley de Reforma Agraria, que se firmó el 17 de mayo de 1959. Los benefi-cios que trajo para los campesinos fueron acceso a créditos con bajos intereses, acceso a insumos para la producción, asistencia técnica, mercado seguro a precios justos para las producciones, la construc-ción de vías de comunicación, al-fabetización y derechos gratuitos a la educación.

El 17 de junio de 1961 se constitu-ye la Asociación Nacional de Agri-cultores Pequeños (ANAP). Fue fundada en el Recinto Ferial de Rancho Boyeros, en la ciudad de La Habana, por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz, en la clau-sura del Primer. Congreso Campe-sino, al que asistieron más de dos mil campesinos de todo el país.

La ANAP está integrada por tres mil 343 organizaciones de base, que agrupan a 378 mil 349 asocia-dos, de los cuales 17.4 por ciento son mujeres. Contamos con 24 mil 370 técnicos y tres mil 89 universitarios.

Nuestro país tiene una política donde los Congresos aprueban los lineamientos políticos y sociales que rigen nuestra sociedad. La creación de estos lineamientos

implicaron un proceso en el que participó la ANAP, y todos los campesinos, desde la base, dieron sus opiniones, sus criterios. Y un lineamiento que destaca ahora es el 187, relativo a la agroecolo-gía. Este lineamiento establece: “Continuar reduciendo las tierras improductivas y aumentar los ren-dimientos mediante la diversifica-ción, la rotación y el policultivo. Desarrollar una agricultura sos-tenible en armonía con el medio ambiente, que propicie el uso efi-ciente de los recursos fito y zooge-neticos, incluyendo las semillas, las variedades la disciplina tecno-

lógica, la protección fitosanitaria y potenciado la producción y el uso de los bonos orgánicos, biofertili-zantes y biopesticidas”.

Por otro lado, el XI Congreso de la ANAP, realizado entre el 15 y 17 de mayo de este año, aprobó 76 ob-jetivos de trabajo que definen la po-lítica de la organización. Entre esos objetivos está la capacitación en temas de agroecología, por medio de un diplomado en agroecología y agricultura sostenible, y capacita-ción a directivos de la organización en temas de política ambiental y agricultura sostenible. En el perío-

do 2000-2014 se capacitó a dos mil 797 dirigentes anapistas.

También, entre los objetivos de la ANAP, están los convenios de tra-bajo que hemos celebrado con 32 centros científicos, universidades, asociaciones y otras Instituciones, con el objetivo de promover la apli-cación o los resultados de la ciencia y la técnica a nuestros campesinos. Entre estas instituciones que traba-jan con nosotros están el Instituto Nacional de Investigaciones Fun-damentales de la Agricultura Tro-pical (INIFAT), que es rector del Movimiento de la agricultura ur-bana y suburbana. En su convenio con este centro, y dentro de este Movimiento, la ANAP tiene ins-critas a dos mil 139 cooperativas, ocho cooperativas con la categoría de doble excelencia, 16 cooperati-vas de excelencia y 78 cooperativas de referencia nacional.

En las relaciones que tenemos con los centros científicos, destacan la generación de proyectos. Por ejemplo tenemos el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local, coordinado por el Instituto Nacio-nal de Ciencias Agrícolas (INCA), y que se desarrolla en diez pro-vincias del país y 45 municipios; su objetivo es la capacitación y el aprendizaje implementados por estrategias municipales. Y sus ejes fundamentales son: diversidad ge-nética y tecnología, que incluye la producción y diversificación de semillas; la transversalización de

género; la adaptación y mitigación ante el cambio climático; el uso de alternativas tecnológicas que cuiden los recursos naturales y al medio ambiente, y el trabajo con los jóvenes.

El Movimiento Agroecológico de la ANAP tiene sus antecedentes en la tradición campesina desde el comienzo de la agricultura en Cuba, cuando se cultivaba sin la aplicación de productos químicos ni pesticidas. La visión de este Movimiento es ser el órgano ase-sor de los campesinos cubanos, dotándolos de las técnicas, expe-riencia y herramientas necesarias para materializar una producción agroecológica que satisfaga las necesidades de consumo y pro-ducción Y la misión del Movi-miento es estimular la producción agropecuaria ecológica, rentable, que satisfaga las necesidades de la comunidad, en busca de una agri-cultura sostenible. Para desarrollar este Movimiento, la ANAP cuenta con 15 coordinadores provincia-les y 144 municipales, asimismo ter mil 800 facilitadores y 33 mil 114 promotores. Esto nos permite desarrollar el precepto “de campe-sino a campesino”, y los resultados que hemos tenido son: aprovecha-miento eficiente y racional de los recursos de la finca; producción estable y en armonía con la natu-raleza, mejoramiento productivo agropecuario donde se reducen los gastos y aumentan los ingresos del campesino. Asimismo,

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apoyo a la integración de la familia y el protagonismo campe-sino, e impulso al desarrollo de la cultura local.

¿Qué incidencia tenemos con este Movimiento?: empleo de téc-nicas agroecológicas, enfoque de género, sensibilización a directi-vos y nuevos hábitos alimentarios. Los logros que obtuvimos con este Movimiento en 2014 fueron: la instalación en fincas de campe-sinos y cooperativas de mil 226 biodigestores; la producción de 25 mil 852 toneladas de humus de lombriz, beneficiando a 4 mil 667 hectáreas; la producción de 131 mil 188 toneladas de composta; la introducción de 174 sistemas de riego con paneles solares; la insta-lación de 553 arietes hidráulicos, y 176 viviendas electrificadas con paneles solares.

Una prioridad en nuestros objeti-vos de trabajo es la atención a los jóvenes. En coordinación con el Ministerio de Educación de Cuba, hemos desarrollado 145 campañas vinculadas a cooperativas para la orientación profesional y la forma-ción vocacional de niños y jóvenes hacia el perfil agropecuario; dos mil 85 círculos de interés con 18 mil 899 niñas y niños; 189 aulas anexas en fincas de campesinos y cooperativistas vinculadas a 188 institutos politécnicos agropecua-rios, donde los alumnos desarro-llan parte de su formación y pre-paración técnico profesional.

Otras políticas que favorecen tam-bién es el trabajo en el ámbito de la salud: se brinda atención siste-mática a 140 hogares maternos, 25 casas de niños sin amparo fami-liar, nueve centros de oncología, 14 pediátricos y 56 casas de abue-

los. Además de donaciones espe-ciales a menores con diferentes patologías, se donaron a estos cen-tros mil 358 toneladas de cultivos varios y 2.4 toneladas de cárnicos en el 2014 y también se realizaron entregas de juguetes y ropa.

Las organizaciones de base atien-den dos mil 248 consultorios del médico de la familia ubicados en sus áreas de acción, reparándose en el pasado año 676 y hasta la fe-cha se han remozado 619.

Por otro lado, en septiembre de 2008 se puso en vigor el Decreto Ley número 259 consistente en la entrega de tierras en usufructo a personas naturales y jurídicas. Has-ta el cierre del año 2014 se habían entregado un millón 780 mil 486 hectáreas a 206 mil 114 personas transformándose el decreto Ley 259, en el 300 y 311, este último da la prioridad a la entrega de tierra a jóvenes, lo cual contribuye al rele-vo generacional en el campo.

Quiero terminar con esta cita de Fidel Castro: “Si se quiere salvar a la humanidad de esta autodestruc-ción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarros en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de Vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplí-quese un orden económico inter-nacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarro-llo sostenido sin contaminación. Pagase la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”.

Ecuador

LAS ORGANIZACIONES CAMPESINAS E INDÍGENASFrancisco Hidalgo Sistema de la Investigación de la Problemática Agraria del Ecuador (SIPAE)

El movimiento cam-pesino e indígena ecuatoriano está dura-mente dividido frente

al despliegue de un proyecto modernizador impulsado desde el Estado, cuya columna verte-bral es una alianza fuerte entre el propio Estado y las grandes empresas de agronegocio: bana-neras, floricultura, camaroneras, palmeras, cadenas de insumos y cadenas de supermercados.

En contraste, lo más vital del movimiento está alrededor de la Confederación de Naciona-lidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que incorpora no sólo a indígenas, sino también a sec-tores campesinos que deman-dan hacer realidad los acuerdos constitucionales de soberanía alimentaria, de redistribución de la tierra y el agua y de la plurina-cionalidad e interculturalidad.

Modernización sin campesi-nos. El “retorno del Estado” al campo está principalmente alre-dedor de programas específicos: impulso a la producción orien-tada a la exportación, y agricul-tura bajo contrato (con kits de subsidio que llevan el paquete tecnológico transnacional), pero sin afectar el estatus quo rural.

Se profundiza la concentración de tierra y del agua y se fortalecen los mercados monopólicos. Por

ejemplo, la nueva Ley de Tierras que impulsa el partido de gobier-no no plantea una redistribución de la tierra, apenas afecta a las tierras estatales y da prioridad a la titulación. Su instrumento es un “fondo de tierras” y una reforma asistida por el mercado. No define límite máximo de tenencia de la tierra ni afecta la concentración.

Cooptación y represión. Lo más complejo es que a la par se promueve la división en los mo-vimientos campesinos, a nivel nacional y local; hay cooptación y roles de subordinación frente a la política gubernamental; repre-sión y persecución de dirigentes campesinos e indígenas.

Nuevamente en la lucha. En respuesta, hay un levantamien-to indígena: en agosto de 2015, alcanzó niveles importantes en varias regiones, especialmente aquellas amenazadas por estra-tegias extractivistas (zonas de explotación minera), pero tam-bién las afectadas por estrategias de modernización (eliminación o restricción de producción y/o comercialización campesina, que termina dando ventaja a las grandes empresas y grandes ca-denas de supermercados). Tam-bién destacan las demandas de respeto a los derechos humanos, negativa a la reelección indefi-nida y contra el control estatal sobre las organizaciones.

Contexto internacional. Hay un escenario complejo: crisis de los precios de las commodities (mate-rias primas agrícolas), dificulta-des por una economía dolarizada y reducción abrupta de la renta petrolera. El nuevo ciclo de la crisis empieza a golpear a los pro-ductores de materias primas, la fase desarrollista se torna regre-siva y se enfrenta a los pueblos.

Pero es importante también desta-car hechos positivos, por ejemplo, el despliegue de alianzas, por ini-ciativa autónoma de universidades y organizaciones campesinas para fortalecer la producción orgánica de las unidades familiares. Es el caso de la investigación y recupe-ración de plantas tradicionales de cacao de aroma fino, para mejo-rar la productividad asociativa de campesinos en la zona de Vinces, en la región litoral del Ecuador. Es un laboratorio de experimenta-ción in situ donde los sujetos son las familias productoras.

monopolio y acaparamiento y especulación con los alimentos. Hicimos una referencia especial a la Ley Zidres que se tramita hoy en el Congreso. En todas las naciones se observan las importaciones de alimentos que arruinan a los pro-ductores locales y entregan el con-trol, la comercialización y distribu-ción de la dieta alimentaria básica a los grandes monopolios.

En el evento cafetero de Chiapas, me acerqué a lo que es el modelo de pro-ducción, venta y comercialización del café, sin presencia de institucio-nes que protejan a los cafeticultores.

Y la afirmación tiene que ver con lo siguiente: en México el café es el séptimo cultivo agrícola con ma-yor superficie cultivada y ocupa el puesto 12 como generador de valor en el agro. “La producción es pre-dominantemente de arábiga y ha disminuido en los últimos diez años, debido entre otros motivos, a la dis-minución en el precio internacional, a la caída en su rendimiento por el agotamiento de los cafetos y a plagas como la roya, que actualmente afec-ta los cafetales en un 50 por ciento”, según dice el Reporte producción y mercado del café en el mundo y en México, del Centro de Estudios para el desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria CDRSSA, de noviembre de 2014.

Hay 543 mil productores de la ru-biácea que en 2013 cosecharon cua-tro millones 170 mil sacos de café de

60 kilos. Para este año esperan, por la afectación de la roya, una dismi-nución en la producción a tan sólo tres millones 200 mil sacos.

La mayoría del café se produce en zonas con población indígena y se-gún estudio del CDRSSA, “los pre-dios cafetaleros del país han tenido un proceso sostenido de atomiza-ción, la superficie promedio por pro-ductor en 1978 era de 3.48 hectáreas y en 2004 se redujo a 1.38 hectáreas”. Pero, además, los municipios cafeta-leros se caracterizan por la pobreza de su población, “siete de cada diez habitantes viven en condiciones de alta y muy alta marginación”.

Y, aunque sorprenda, más de 400 mil hectáreas estas sembradas con cafés especiales, algo que llama la atención de quienes criticamos a los que le apuestan a los cafés especiales como la redención del ingreso de los caficultores.

Deberíamos aprender de la experien-cia mexicana, en donde, con todo y su cercanía a Estados Unidos, y con

más de 60 por ciento de su produc-ción en cafés especiales, se sufre al igual que el resto del mundo por el control de la comercialización inter-nacional del grano por unas pocas multinacionales. En México, la com-pra y exportación está en manos de los coyotes, como llaman los campesi-nos e indígenas a los compradores pri-vados, según me explicaron en el foro de San Cristóbal de las Casas. Otra parte la compran, benefician y expor-tan las cooperativas, casi todas indíge-nas y campesinas, pero, aun así, están sometidas al precio internacional y en esta temporada de precios bajos están, prácticamente, en lo que aquí llamaríamos punto de equilibrio.

Frente al pavoroso ataque de la roya -50 por ciento de infestación-, la acción estatal es más de apoyos par-ciales, focalizados y bastante cliente-listas y electoreros, que de acciones fuertes, subsidiadas y generalizadas para controlar la plaga. No hay un instituto de investigación para el control y lo que están haciendo es re-siembras con cafés catimor y aplican-do “caldos” de oxicloruro de cobre.

Lo que me llamó poderosamente la atención es que son los caficul-tores solos, con sus pocos recursos y organizaciones, los que defien-den sus cafetales y enfrentan la plaga, la caída de los precios y la acción de los coyotes. No es nada halagador, para su trabajo, la rea-lidad que enfrentan y de ahí sus condiciones de pobreza y, en mu-chos casos, de miseria.

Muchas notas más tomamos en nuestra visita pero debo resaltar el acuerdo al que llegamos, con va-rios dirigentes latinoamericanos, de crear una red de información e intercambio de experiencias y volvernos a encontrar, en diversos escenarios, para ir construyendo una red que sea capaz de aplicar la máxima de que: “como el im-perio globaliza la opresión, noso-tros globalizaremos la resistencia”, buscando que nuestros pueblos alcancen la seguridad y la sobera-nía alimentaria como parte de la lucha por la soberanía nacional y el bienestar de nuestras naciones y de la humanidad.

la nueva Ley de Tierras que impulsa el partido

de gobierno no plantea una redistribución

de la tierra, apenas afecta a las tierras

estatales y da prioridad a la titulación

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Manuel Hernan Mormontoy Parque de la Papa

El Parque de la Papa (PP) es un modelo de con-servación sui generis situado en un micro-

centro de origen y de diversidad de papas nativas en el sur de los Andes peruanos, gobernado de manera autónoma por sus comu-nidades integrantes por medio de leyes consuetudinarias, basándose en las tradiciones de conservación fundadas en conocimientos, inno-vaciones y prácticas locales, y en el manejo holístico y adaptivo de sus paisajes, ecosistemas, recursos biológicos y culturales.

Fue establecido en abril de 2002 bajo un acuerdo intercomunal en el que cinco comunidades de-cidieron de manera voluntaria y autónoma organizarse y juntar sus territorios para conformar la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa.

El sistema de gobernanza del Par-que de la Papa, es eminentemente local y hace referencia a un sistema tradicional de toma de decisiones, que involucra los siguientes aspectos:

• Estructura, que es la organiza-ción en sus diferentes niveles: asamblea general, junta directi-va, comités, etcétera; está basa-da en la organización comunal tradicional, y representada por la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa (ACPDP). La Asociación lidera la gestión del Patrimonio Biocultural del PP.

• Mecanismos, que trata de los va-lores, principios y normas consue-tudinarias, que orientan y deter-minan la toma de decisiones. En este marco, la gobernanza del PP se fundamenta en los principios de reciprocidad, dualidad, equilibrio y transparencia y en los mecanis-mos de participación horizontal, democracia deliberativa y apren-dizaje para la acción participativa.

• Dinámicas, que trata de la pues-ta en acción de los procedimien-tos y las acciones que involucra la toma de decisiones.

Los ejes temáticos del PP son: Territorios bioculturales y pueblos indígenas, Cambio climático, Bio-diversidad, Soberanía alimentaria y salud, Economía solidaria, Con-servación biocultural, Desarrollo endógeno, Innovaciones biocultu-rales y Género.

Impactos globales:

Repatriación de papas nativas. Con el fin de promover el cultivo, uso y aumento de la diversidad de papas nativas existentes en la re-gión Cusco, y el reconocimiento a los derechos sobre sus recursos, la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa y el Centro Internacional de la Papa (CIP) sus-cribieron un convenio para la repa-triación de 410 cultivares de papa nativa. Este convenio contribuye a garantizar que los derechos so-bre los conocimientos, prácticas y sistemas de innovación tradicional vinculados a este valioso recurso genético permanezcan bajo la cus-todia de las comunidades andinas y no sean objeto de biopiratería.

Este convenio es el primero de su tipo que se firma en el Perú. “Esta visión integral de la conservación de los recursos genéticos es inno-vadora y sentará las bases para su desarrollo en otros centros de bio-diversidad del mundo”, señaló Hu-bert Zandstra, el entonces director general del CIP.

La repatriación no sólo significa al retorno de las papas a sus luga-res de origen sino también la re-generación de los conocimientos, práctica cultural y espiritualidad, que desde hace miles de años han estado estrechamente ligados al manejo agrícola de la papa.

Depósito de semillas en Bóveda de Svalbard. Frente al manto de amenazas que presentan el cam-bio climático y ciertas políticas nacionales y globales que inciden sobre este cultivo ancestral y la pequeña agricultura en el país, la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa tomó la inicia-tiva de enviar a la Bóveda Global de Svalbard su colección de más de mil 150 cultivares de papa nati-va para ser salvaguardados en este banco genético de prestigio mun-dial. El proceso fue apoyado por el Global Crop Diversity Trust, el CIP, el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED) y Oxfam-Novib.

Esta iniciativa del Parque de la Papa ha sido reconocida por la comunidad internacional como un ejemplo solidario para salva-guardar la seguridad y soberanía alimentarias que favorecen a los pequeños agricultores y pueblos indígenas. Sin duda, este trabajo garantizará la disponibilidad, para todos los agricultores de la región

andina, de la amplia variabilidad de papa nativa que posee en bene-ficio de nuestras generaciones fu-turas, sobre todo frente al cambio climático.

Protocolos bioculturales. La Asociación de Comunidades del Parque de la Papa ha desarrollado una herramienta de afirmación cultural, empoderamiento y ges-tión de recursos y cultura local. El protocolo biocultural busca expli-citar y documentar lo que los po-bladores del PP quieren y esperan para poder darle sostenibilidad al Parque. Se convierte en el docu-mento orientador para la gestión de su patrimonio biocultural y entorno, tanto internamente como para el resto del mundo.

Marca colectiva. El Parque de la Papa ha desarrollado una marca colectiva propia y durante mucho tiempo ha cuidado y mantenido el nombre “Parque de la Papa” como sinónimo de identidad, transpa-rencia, honestidad, respeto a la cultura. Por ello es que nadie usa el nombre sin el consentimiento y la autorización de la Asociación del Parque de la Papa.

Impactos nacionales y regionales:

A iniciativa de la Asociación de Comunidades del PP y con alian-zas, se logran:

• Ordenanza Regional N° 010-2007-CR/GRC-CUSCO, que declara a Cusco como Región Libre de Transgénicos y Centro de Origen y Domesticación de la Papa y Cultivos Nativos im-portantes para la Región por sus Valores Ecológicos, Cultu-rales, Sociales y Económicos Asociados.

• Ordenanza Regional N° 048-2008-CR/GRC-CUSCO, que tiene por objeto regular las acti-vidades de acceso a los recursos genéticos y conocimientos, prác-ticas e innovaciones tradicionales asociados con la biodiversidad en la región de Cusco, con especial

énfasis en los territorios tradicio-nales de las comunidades cam-pesinas y nativas.

• Ley N° 29811, que Establece la Moratoria al Ingreso y Pro-ducción de Organismos Vivos Modificados (OVM) al territo-rio nacional por un periodo de diez años.

• Resolución Suprema N° 009-2005-AG, que instituye a nivel nacional la celebración del Día Nacional de la Papa el 30 de mayo de cada año.

• Anulación de proceso de paten-te de papas nativas por parte del Instituto Nacional de In-novación Agraria (INIA). La Asociación de Comunidades del Parque de la Papa y agricul-tores indígenas del sur del Perú expresaron su preocupación y protesta debido a que el Insti-tuto Nacional de Innovación Agraria (INIA), una agencia gubernamental del Ministerio de Agricultura, intenta estable-cer derechos de propiedad in-telectual (PI) sobre más de 50 cultivares de papas nativas que se cultivan en la zona andina del país, hecho que constituye una vulneración a su cultura, sus conocimientos tradiciona-les y su soberanía alimentaria. El INIA presentó sus solicitu-des para establecer derechos de propiedad intelectual sobre pa-pas nativas como obtenciones vegetales a principios de 2013, presentando 54 solicitudes di-ferentes en dos días, el 20 y 22 de febrero del mismo año. Ante esta situación agricultores indí-genas del sur del país, se reunie-ron en la ciudad del Cusco para evaluar la acción del INIA, y decidieron oponerse formal y legalmente a las solicitudes del INIA. Finalmente, el INIA, en-vió una carta a la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa, haciéndole saber el reti-ro de sus solicitudes de patente sobre estos cultivares de papas nativas.

Perú

LA PAPA: UN CULTIVO ANCESTRAL

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Brasil

AGRONEGOCIO DESTRUCTIVO, DESPLAZA INDÍGENAS Y DEFORESTA*Luis Vicente Facco Confederación Nacional de Trabajadores de la Agricultura (Contag)

En Brasil vivimos todo el tiempo la contradicción de una agricultura patro-nal, empresarial (desarro-

llada en mucho a partir del modelo insostenible de la revolución verde iniciado en los años 60’s y 70’s), que implica al agronegocio exportador de materias primas para multina-cionales, versus la agricultura fami-liar campesina, donde está 87 cien-to la población del campo y que es la responsable de alimentar al país.

Lograr el reconocimiento de la agricultura familiar campesina, de su importancia en la sociedad brasileña, tomó muchos años de luchas, hasta que ocurrió durante el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva. Con ese reconocimiento, empezamos a construir e imple-mentar políticas públicas diferen-ciadas que atienden la demanda específica de esta agricultura, que es la que abastece el 70 por ciento de la producción de alimento que consume el pueblo brasileño, que es el maíz, pero también la papa, el frijol, la lechuga… Gracias a políticas públicas puestas en mar-cha con Lula para potencializar la agricultura familiar, en los años recientes Brasil logró salir del mapa del hambre y cumplir con las Metas del Milenio de erradicar el hambre y la pobreza. Esta agri-cultura viene produciendo cada vez más alimento en el país.

Muchos de los productos de la agricultura familiar no son com-modities, pero su cultivo es una costumbre que sigue 70 por ciento de las municipalidades. Pueblos pequeños, ciudades pequeñas si-guen con su costumbre, su tradi-ción; es un consumo de alimentos que tiene que ver con la cultura y los saberes de las regiones.

Pero el agronegocio sigue muy fuerte; personajes claves de las empresas agroindustriales están insertos en el gobierno. Este sec-tor empresarial es muy poderoso y sigue produciendo los commo-dities para exportar a China, a los países árabes y a Estados Unidos. Exportan café, azúcar, soja (soya), tabaco, cacao, carne de pollo y de res. Muchas de estas commodities también se producen por la agri-cultura familiar, pero enfocadas a los mercados locales.

Cuando hablamos del pollo que se va a los mercados internacionales, corresponde a producto de los pe-queños productores integrados pero que están en un régimen de inter-dependencia, con esquemas de asociación, con las trasnacionales brasileñas exportadoras, y por eso ya no son productores, sino servidores de mano de obra en la producción

de los pollos. Cuando vemos la pro-ducción de ganado, 30 por ciento de la carne que se exporta viene de la agricultura familiar campesina. En cuanto a café, más de 50 por ciento de la producción proviene de las pequeñas fincas. Asimismo, 30 por cieno de la soja que se exporta proviene de la agricultura familiar. Entonces, esta agricultura, de cierta manera produce y también tiene un excedente que se exporta, pero en esencia la agricultura familiar pro-duce alimento para la seguridad y soberanía alimentaria.

Tenemos claro que no vamos a acabar con los grandes producto-res, con las grandes empresas que producen en el campo brasileño, pero queremos que respeten a los campesinos, a los productores fa-miliares y que dejen de generar violencia, que dejen de explotar y desplazar a nuestra gente. Y cree-mos que el gobierno brasileño sigue fuerte con el propósito de impulsar y fortalecer la agricul-tura familiar poniendo plata, for-taleciendo las políticas públicas, ajustando, concertando, para que nuestros productores puedan se-guir en el campo.

Sobre todo queremos que se avan-ce con la reforma agraria, porque tenemos cerca de 200 mil familias que carecen de tierra y que están cerca de las carreteras esperando a que el gobierno logre desapropiar tierras para asentar a estas familias, que esta familia pueda seguir tra-bajando, produciendo y prosperan-do en el campo. Tenemos muchos desafíos pero es verdad que miran-do al pasado ya avanzamos mucho. Y tenemos aún mucho que hacer.

¿Cómo presiona el agronegocio a los campesinos? El agronegocio se

interesa por las tierras campesinas. Éstos no quieren vender, pero los presionan, los amenazan, los van cercando hasta que logran expul-sarlos. La gente se va. Hay tierras que son áreas públicas, del Estado, donde han estado los campesinos desde hace 50, 70, 80 años; la tierra está dada en comodato para que estas familias sigan produciendo.

Los inversionistas del gran agrone-gocio llegan con ejércitos de gente armada, matones y van amena-zando, tocando en las casas de los campesinos, asesinando. Este año suman más de ocho líderes asesi-nados por los terratenientes, por los grandes productores. Eso ocurre por ejemplo en la región centro-

oeste de Brasil, en Mato Grosso, zona de los indígenas kayapós, que sufren amenazas constantes. Los terratenientes entran con ganado y soya y los van despojando de sus tierras. Al norte, la región de Ama-zonía, de Pará, Amapá, Rondo-nia… es como tierra sin ley donde mandan los grandes terratenientes que andan en busca de recursos forestales, pues cerca de 40 por ciento del área de Pará son tierras públicas, pero casi diez por ciento están en manos de productores pe-queños, que están allí desde hace 50 o 60 años y que producen y vi-ven de manera sostenible, sacando la floresta, la castaña, la raíz para hacer medicinas, aceites esencia-les, etcétera, y en cierto periodo

viven de la pesca artesanal. Los inversionistas se están adentrando en esas tierras. Primero vienen los madereros con el ejército, sacan a la gente, cortan y sacan la made-ra; luego vienen los terratenientes, sembrando pasto y poniendo ga-nado. Es un problema muy serio y que el gobierno todavía no ha logrado frenar. Además de que los gobiernos locales que están en el norte son todos de derecha y se alían con los terratenientes.

En la época del segundo mandato de Lula, mucho extranjero llegó comprando tierras, unos dicien-do que era para frenar el corte de árboles en la Amazonía. Son esta-dounidenses, europeos… hay una extranjerización de tierras muy grande en el noroeste y norte de Brasil, y lo mismo pasa en Argen-tina y sobre todo en Uruguay. Mu-chos usan prestanombres. Al final del gobierno de Lula logramos una modificación legal que redujo mucho esas compras de tierras por extranjeros, pero los que compra-ron siguen allí. Esto se atemperó también porque bajó el boom de la producción mundial de biodiesel y agrocombustibles.

Es evidente que hay una disputa de clases en el país –y que se refleja con las manifestaciones públicas a favor y en contra de la presidenta Dilma Rousseff-; los campesinos están en el lado de apoyo a la presidenta y el agronegocio está entre aquellos que la rechazan. Para los campesinos es clave la prevalencia del Partido de los Trabajadores (PT), al que perte-necen Da Silva y Rousseff.

*Este texto se redactó con base en una entrevista realizada a Luis Vicente Facco en el marco del Encuentro Internacional Economía Campesina y Agroecología en América, 31 de agosto al 2 de septiembre, 2015.

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ENCUENTRO INTERNACIONAL ECONOMÍA CAMPESINA Y AGROECOLOGÍA EN AMÉRICALa Asociación Nacional de Empresas Comercializa-doras de Productores del Campo (ANEC) celebró sus dos primeras décadas de vida con la realización del en-cuentro Internacional Economía Campesina y Agro-ecología en América: Movimientos Sociales, Diálogo

de Saberes y Política Pública, del 31 de agosto al 2 de septiembre. El evento contó con la participación de representantes de 15 países y de más de una decena de estados de la República (representantes campesinos, ecólogos, académicos, científicos, intelectuales, políti-

cos y más) quienes participaron en un debate amplio que puso en alto las bondades de la producción de ali-mentos en manos de campesinos y campesinas. Este número de La Jornada del Campo está dedicado a rescatar las participaciones en el Encuentro.

Más información sobre el Encuentro, audios y ponencias presentadas, pueden encontrarse en: http://www.anec.org.mx/encuentro-internacional

FOTO: Manuel Antonio Espinosa Sánchez y Enrique Pérez S. / ANEC

ENCUENTRO INTERNACIONAL

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grupo de trabajo

DIÁLOGO DE SABERES Y ALTERNATIVAS TECNOLÓGICASJosé Atahualpa Estrada Aguilar y Rafael Calderón Arozqueta

En el actual modelo de producción de alimen-tos en México existe un divorcio entre los sabe-

res y conocimientos campesinos y la técnica científica para la pro-ducción de alimentos; el primero transmitido de generación en gene-ración, de padres a hijos, fruto de la observación y experimentación de los campesinos por décadas en mi-les de predios, cada uno con carac-terísticas y manejo diferente; el se-gundo, resultado de largos procesos de experimentación en predios con las condiciones “óptimas” para el desarrollo de los cultivos, haciendo uso del método científico y de la-boratorios e insumos de última ge-neración. Uno al otro se miran con desdén, consideran que la opinión y propuestas de la otra visión no tie-ne fundamento práctico o técnico para realizarse; sin embargo, los resultados y la práctica muestran que la suma de ambos garantiza resultados en producción y calidad de los alimentos producidos.

Con el objetivo de mostrar que es posible y necesaria la complemen-tación de ambas visiones, se desa-rrolló la mesa de trabajo en la que participaron productores, técnicos,

miembros de organizaciones no gubernamentales e investigadores y catedráticos de instituciones de Cuba, Nicaragua, México y Esta-dos Unidos; todos con experiencias y propuestas de alternativas tecno-lógicas que muestran claramente que es posible la producción de alimentos suficientes, sanos, a pre-cios accesibles para la población y rentables para los productores.

Inicialmente, entre los partici-pantes existían distintas opinio-nes sobre el tipo de agricultura que practican o que proponen: la lla-man orgánica, sustentable, perma-cultura, agroecología o campesina de conocimientos integrados. Sin embargo, todas coinciden en que el modelo de producción de alimen-tos con el enfoque y métodos de la revolución verde están agotados, y es perfectamente factible imple-mentar a varias escalas un nuevo modelo basado en el equilibrio, el aprovechamiento racional de los recursos naturales, sin transgéni-cos, de cadenas cortas de insumos y mercados que reducen las emisio-nes de contaminantes y es resiliente ante los cambios del clima. Dada a coincidencia en los objetivos y pro-puestas, decidimos dejar de lado

los debates sobre las concepciones del tipo de agricultura que practi-camos o proponemos y aceptar que todas son válidas, considerando las diferencias del entorno en que se desarrollan y los medios y recursos disponibles para ello.

Los participantes expusieron dis-tintas herramientas y estrategias probadas para el diálogo de sabe-res tales como las Escuelas Cam-pesina y técnicas de intercambio de productor a productor, entre otras. Las alternativas tecnológicas probadas son muchas y variadas, desde la producción de insumos (semillas, microorganismos, bio-fertilizantes, mejoradores de sue-los, bioinsecticidas, promotores de

crecimiento, etcétera), manejo de cultivos, uso de energías renova-bles, captación, retención y uso de agua de lluvia, entre otras.

Las distintas experiencias ex-puestas por los participantes apuntan a las virtudes del modelo de redes en contra de una concep-ción jerárquica o vertical de los intercambios entre académicos y agricultores. Además, el hori-zonte de acción debe incorporar jóvenes, promotores campesinos, técnicos de las organizaciones, docentes y estudiantes agropecua-rios. Para que esta estrategia sea completa, debe implicar el acce-so a mercados e involucrar a los consumidores.

El mecanismo que vincula a los productores y los científicos para promover el diálogo de saberes y que ha demostrado ser la vía para el escalamiento ó masificación de las alternativas tecnológicas propuestas en la mesa, es la organización de los productores; estos grupos de pro-ductores o asociaciones legalmente constituidas pueden estar organiza-dos en redes regionales o estatales de intercambio y un acervo técnico de información agroecológica.

Es urgente repensar la relación entre las universidades y los pro-ductores, mediante la sistematiza-ción de sus vínculos y responsabili-dades recíprocas. Las experiencias vertidas en la mesa indican que los académicos pueden desempeñar un papel importante para facilitar procesos de intercambio horizon-tal, de campesino a campesino, cuyas modalidades variarán en función de los contextos. Para ello será necesario que el gobierno fe-deral asigne un presupuesto espe-cífico desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Cona-cyt) para investigaciones científi-cas que sean de interés y uso in-mediato por los productores y sus organizaciones.

grupo de trabajo

ORGANIZACIONES CAMPESINAS, MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICAS PÚBLICASRosario Cobo Istituto Maya, AC

En la mesa de reflexión sobre organizaciones campesinas, movimien-tos sociales y políticas

públicas, diversas voces identifi-caron oportunidades y desafíos de la producción campesina y de pueblos originarios, tejiendo pro-puestas de estrategias y de posibles alianzas para impulsar un movi-miento agroecológico incluyente y justo, así como pistas de acción y fechas y momentos claves para movilizarse.

Las experiencias abarcaron gran parte del continente. Participa-ron representantes de la Confe-deración Nacional de Trabajado-res de Agricultura (Contag) de Brasil; Dignidad Agropecuaria Colombiana, de los países an-dinos; la Campaña “Venezue-la libre de transgénicos”, Why Hunger y Action Aid de Estados Unidos, y la Red Quebequense sobre Integración Continental de Canadá, quienes enlazaron sus experiencias con organiza-ciones campesinas, estudiosos, activistas, universitarios y ONGs de México.

Una preocupación de los más de 60 participantes fue la urgencia de recuperar el protagonismo de las organizaciones campesinas en una nueva propuesta alternativa al modelo agroindustrial anticam-pesino que ha llegado a su límite, llevando a todos los habitantes del planeta a una catástrofe sin retor-no. “Sin alimentos no hay vida… y sin campesinos no hay alimentos”, se dijo.

Luis Facco compartió la experien-cia de la Contag, de Brasil, que con más de 50 años de vida, sigue como principio trabajar desde la comunidad, en los municipios y a nivel nacional. “Es desde la orga-nización donde surgen los temas claves para plantear políticas pú-blicas que permitan vivir digna-mente en el campo… La lucha por construir políticas públicas dignas es permanente –remarcó- y no siempre se gana. En Brasil he-mos perdido muchas iniciativas, y no nos damos por vencidos… lo importante es que desde los núcleos organizados, aun los más pequeños, se apropien de las pro-puestas de política pública, por-

que sólo así, desde su comunidad, desde su región o municipio, los campesinos pueden incidir, exigir a los representantes del gobierno que se hagan realidad leyes y polí-ticas a favor de los trabajadores del campo”.

Las organizaciones son la única manera de sobrevivir en un cam-po desolado y olvidado por los distintos gobiernos. Así lo relató Margarita, de la Red México Pro-fundo de la Montaña de Guerrero: en nuestra región, una de las más marginada, pobre y arrasada por la violencia, sólo podemos avanzar unidos. “Rescatamos de nuestros ancestros enfrentar el individua-lismo… sin la organización no po-dríamos vivir en nuestras tierras”.

Otro tema fue la urgencia de vincular diferentes movimientos. “En México, como nunca, hay una gran cantidad de movimien-tos locales contra megaproyectos extractivistas, en defensa del terri-torio y la cultura, frente a la vio-lencia –expuso un compañero de la Sierra Nororiental de Puebla-. Sí, hay que trabajar desde abajo,

pero también fomentar alianzas nacionales contra las políticas anticampesinas y agrocidas de los gobiernos y contra la dictadura del mercado que imponen las trasna-cionales. En México, pese a los numerosos movimientos locales, el movimiento campesino a nivel nacional aparece desarticulado, no sólo falta unidad en las pro-puestas de políticas dirigidas al campo, sino también en las polí-ticas agroalimentaria que inclu-yen tanto a los rurales como a los urbanos”.

En este tenor, en el intercambio de experiencias nacionales e in-ternacionales, se identificaron algunos obstáculos que enfren-tan las organizaciones, y se es-bozaron horizontes estratégicos para construir un movimiento continental.

Estas fueron las propuestas:

• Imaginar e impulsar nuevas for-mas organizativas aprovechan-do la experiencia y trayectoria de redes de distintos sectores de la sociedad civil.

• Generar asambleas regionales y nacionales rumbo a una acción continental.

• Fomentar y desarrollar una red nacional y continental de agro-ecología para realizar acciones continentales simultáneas con-tra agronegocios, transgénicos y agrotóxicos.

• Mantenerse en movilización permanente.

• Fomentar y multiplicar los pro-yectos de educación alternativa en nuestras organizaciones, que fortalezcan la solidaridad frente a la deshumanización del mercado.

• Enfrentar la transmisión de mensajes mediáticos anticam-pesinos con medios alternativos.

• Convocar a la juventud y fo-mentar políticas incluyentes para las nuevas generaciones.

• Proponer políticas públicas cla-ras para que tengan eco y apoyo en el resto de la sociedad.

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grupo de trabajo

AGROBIODIVERSIDAD Y CAMBIO CLIMÁTICOAdelita San Vicente Tello Directora Semillas de Vida AC [email protected]

La asistencia y los resul-tados de la mesa sobre el tema que titula este artículo, fueron reflejo

de la policroma presencia que tuvo el Encuentro Internacional Economía Campesina y Agro-ecología en América, en el que se dieron cita mujeres y hombres de todos los países de América y de los diversos sectores involucrados en el tema.

Esta mesa, una de las cinco rea-lizadas, sesionó un día completo y contó con la participación de cerca de 50 Indígenas, campesi-nos, técnicos, científicos; prove-nientes de Nicaragua, Guatema-la, Costa Rica, Venezuela, Perú, Estados Unidos y diez estados de México.

Desarrollamos un programa para propiciar un diálogo. Ceci-lio Mota Cruz introdujo algunos conceptos sobre la agrobiodiver-sidad. Por la tarde, Rafael Ortega Pazkca platicó en torno al marco

legal y sobre el mejoramiento participativo. Estas charlas de-tonaron el diálogo de los partici-pantes, acotado a intervenciones de cinco minutos en la mañana y tres por la tarde. A lo largo del día se debatieron conceptos, se presentaron experiencias, se hi-cieron planteamientos y propues-tas. Resumimos ahora; la relatoria completa puede consultarse en la liga http://www.anec.org.mx/encuentro-internacional

Redefinimos la agrobiodiversidad desde una perspectiva biocultural, como el conjunto de interacciones entre genes, especies, variedades y organismos en un sistema comple-jo que va más allá de los sistemas de producción en la parcela; que abarca un mosaico de agroeco-sistemas dentro de los territorios comunitarios, con montes, ba-rrancas, acahuales o barbechos, áreas de pastoreo, bosques y los manantiales, ríos, lagunas... Con-sidera las implicaciones sociales dentro de un territorio en el que se

construyen y reproducen la iden-tidad cultural, las cosmovisones y los modos de vida campesinos. Incluye el conocimiento y el ma-nejo integral del territorio desde lo comunitario, bajo la perspectiva de relaciones de respeto entre los humanos y la naturaleza; revalo-rizando la diversidad de “lo vivo” y su utilización y regeneración en un contexto donde la diversidad biológica y cultural son garan-tía de adaptación ante el cambio climático. Contiene también la gestión comunitaria de los recur-sos naturales bajo normas comu-nitarias y acuerdos consensados en asambleas para conservar los recursos.

Reconocemos en primer lu-gar que la agrobiodiversidad es patrimonio biocultural de los pueblos campesinos e indígenas y que son los productores en su-perficies pequeñas: indígenas y campesinos quienes la han man-tenido y la reproducen, incorpo-rando sus prácticas agrícolas, los

conocimientos acumulados y las relaciones comunitarias, su iden-tidad, su gastronomía, la memo-ria colectiva de los ancestros, los usos, las costumbres, los valores y las normas para la organización social de los reservorios vivos que se transmiten de generación a generación. Descartamos que la agrobiodiversidad se considere una “externalidad”, un simple recurso aislado susceptible de apropiación o genes capaces de manipularse.

Avanzamos con la claridad de que la agrobiodiversidad es fundamental para la mitigación y adaptación al cambio climático, que genera la re-siliencia necesaria para soportar con-diciones adversas y que nos permitirá hacer frente a los riesgos globales. Por ello, al considerarla como recurso fi-togenético, se busca su mercantiliza-ción en un modelo agroindustrial.

Coincidimos en la necesidad de discutir más profundamente si se deben o no crear registros o

grupo de trabajo

MUJERES Y JÓVENES RURALESLorena Paz Paredes Instituto Maya, AC

“Las voces de las mujeres no se es-cuchan y deben oirse aquí. En

el futuro tenemos que ser por lo menos la mitad en eventos como éste”, dijeron enfáticas en la mesa de género y jóvenes, donde par-ticiparon 17 mujeres de Puebla, San Luis Potosí, Veracruz, Jalis-co, Chiapas, Guerrero; también de Cuba; del parque nacional de la papa de Cusco, Perú, y de San Francisco, y cuatro varones, entre los que estaba un joven tzeltal y un migrante originario de Michoacán que vive en Estados Unidos. Eran integrantes de la Red Binacional de Mujeres Artesanas Niv Matat, de la Unión Campesina Totikes, de la Asociación Nacional de Agricul-tores Pequeños (ANAP) de Cuba, de la Red de Promotoras y Asesoras Rurales (Redpar) y Comaletzin, de diversos colectivos femeninos y de jóvenes, y también de organismos como la New Field Foundation, Global Food for Women, Instituto de Políticas Agrícolas y de Comer-cio (IATP) de Minneapolis y de las universidades Autónoma Chapin-go (UACh) y Autónoma Metropoli-tana Unidad Xochimilco (UAM-X) y el Instituto Maya.

Se compartieron experiencias de colectivos femeninos sobre

producción de alimentos sanos, mercados y tianguis alternativos, capacitación e intercambios de se-millas, productos, ferias gastronó-micas y saberes, y sobre la forma-ción y capacitación de niñas, niños y jóvenes en valores como la inclu-sión, la igualdad, la no violencia y el respeto: una tarea permanente y central, se dijo, para el cambio de mentalidades hacia la equidad. “Es urgente la concientización perso-nal, familiar y de organizaciones sobre el valor del trabajo femenino –se acordó- y la importancia de un reparto equitativo de las tareas y responsabilidad que hacen posible la reproducción social”. También se condenó la exclusión de las y los jóvenes, la desesperanza que deri-va en éxodo forzoso, la siembra de biocombustibles y la violencia.

Sorprendió la experiencia cuba-na sobre la inclusión de mujeres en organizaciones mixtas, que com-partió Betsi Arroyo de la ANAP, pues en el año 2000 se contaban sólo 40 mujeres y 14 años después ya son miles. “No ha sido fácil, hay mucho machismo y no se reconoce el valor del trabajo doméstico ni se ve como productivo el de la huer-ta que hacemos, pero logramos igualdad de derechos en el empleo y hoy las mujeres ocupan casi la mitad de los cargos directivos. En

Cuba ellas sí se escuchan, desde la que habla en la Asamblea Nacio-nal hasta la ama de casa”. Y es que el gobierno y la propia ANAP las apoyan, lo que no sucede en países como el nuestro y otros de Améri-ca Latina, donde organizarse y ser valoradas significa remar a contra-corriente de gobiernos, organiza-ciones y familia.

Por esta razón una propuesta y exi-gencia fue impulsar la “equidad de género en familias, organiza-ciones, sociedad e instituciones, y exigir políticas públicas y progra-mas en todos los países, que reco-nozcan el importante papel de las mujeres rurales como productoras y conservadoras de la biodiversi-dad natural y cultural, y que apo-yen sus iniciativas”.

Las mujeres rurales están en des-ventaja: pocas son titulares agra-rias, en la casa apenas son dueñas de la cazuela y la cuchara, y viven mucha violencia en soledad; y así tampoco pueden tener amor por lo que hacen. De ahí que la tarea de acompañamiento y divulgación de sus experiencias y luchas, dije-ron, es ardua y supone abrir cami-nos hacia la autoestima.

“¿Qué lugar ocupamos las mu-jeres en la agroecología?”, se

preguntó una promotora de la Redpar. La agroecología está li-gada a la alimentación, al traspa-tio, la cocina y la mesa. Por eso “decir agroecología es hablar de mujeres”, terció una veracruza-na. “La agroecología en nuestros pueblos -añadió una maestra de la UAM-X- tiene rostro de mujer, está profundamente ligada a la producción y preparación de ali-mentos, enraizada en una racio-nalidad femenina del bienestar.”

Pero mientras sea invisible, estos procesos agroecológicos seguirán teniendo un fuerte componente de desigualdad. Ya no puede ha-blarse de agroecología si esto no se reconoce, remataron otras. De ahí que ésta “debiera verse como una disciplina de reflexión, respeto y diálogo de saberes de hombres y mujeres”. Los proyectos agroeco-lógicos femeninos compartidos aquí, son oportunidades para re-flexionar sobre la situación

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catálogos de agrobiodiver-sidad, que poco o nada sirven a los hombres y las mujeres del campo, y que abren la puerta a la privatización de los recursos genéticos en manos de las corpo-raciones. También si debe haber pagos o compensaciones por la reproducción y conservación de la agrobiodiversidad. Se habló de pago de servicios ambientales. Es necesario tener una postura para no caer en la trampa y po-ner los recursos fitogenéticos a disposición de las empresas que buscan los “genes inteligentes”. Discutir estos asuntos que gene-ran contradicciones y divisiones en la sociedad.

Algunas propuestas vertidas son:

• Juntar ciencia y conocimiento campesino desde un diálogo transversal y horizontal que permita el rescate y la cons-trucción de saberes entre todos los actores. Con un aprendiza-je mutuo, que resignifique la riqueza social y biológica de los agroecosistemas pero tam-bién que rescate las semillas-emociones de los pueblos.

• Trabajar con matrices agroeco-lógicas para conservar la di-versidad y con lo que convive.

• Las familias campesinas son las guardianas de la agrobiodiversidad.

• Rescatar las semillas.

• Caracterizar las semillas de maíz y frijol para ver las más resistentes a sequía.

• Rescatar plantas nativas comestibles y medicinales.

• Revalorizar los re-cursos del solar.

• Cambiar el modelo que degrada el suelo, regenerarlo.

• Rescatar la comida tradicional.

• Pronunciarse frente a las próximas reunio-nes internacionales.

• Construir un marco legal sobre la agrobiodiversidad o replantear el existente.

• Declaración de emer-gencia para proteger al maíz y la milpa.

*Este resumen se basó en la relatoría elaborada por Renzo D´Alessandro, coordinador de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad en Chiapas, www.uccs.mx

de desventaja -se dijo- y también de crecimiento y trans-formación de las mujeres y sus entornos naturales y sociales.

En cuanto al Estado, promotor histórico de políticas y prácticas discriminadoras y sexistas, todo debe cambiar. De ahí que “la política social no debiera con-siderarse un asunto de mujeres, mientras que la de fomento productivo, crédito y mercados, un asunto de varones”, como ha sido hasta hoy en México y en varias naciones del mundo.

¿Y las y los jóvenes? Rubén, cha-vo tzotzil, de familia campesina y estudiante de la Universidad Intercultural de Chiapas, salu-dó diciendo ‘ojalá florezcan sus corazones’. Aprendió la milpa observando a su padre que acon-sejaba callar, ver y esperar el tiempo de las primeras lluvias. Y el español lo entendió ya mayor cuando salió de su comunidad: “Me preocupa –nos dijo- que el conocimiento tradicional se pierda cuando los jóvenes nos vamos… porque ¿quién va a tra-bajar el campo mañana?. Pero la agricultura ya no da. Algunos chavos se van a la vida ligera de la ciudad, otros y otras salen a estudiar, tienen su derecho”. Lástima del actual modelo edu-cativo, dijo, porque “siendo un país multicultural, en la escuela nos enseñan una sola lengua, no se valora ni el idioma ni la cos-movisión indígena, ni la milpa

que es un sistema de alimenta-ción tan completo”. “¿Debemos quedarnos en la tradición –se preguntaba Rubén– y rechazar otros conocimientos, las inno-vaciones? No, pero queremos una educación que fomente el bienestar de los pueblos y no que discrimine“. Él, igual que otras y otros jóvenes aspira a ser valorado y respetado en la fami-lia, en la escuela, por el Estado, y a una vida digna hoy y en el futuro. Por eso se formuló así la exigencia final: “Oportunidades para las y los jóvenes rurales… una reforma educativa que reco-nozca la pluralidad y los saberes de las comunidades… y de pro-gramas que provean empleos, proyectos y acciones que arrai-gen a la juventud en el campo...”

Finalmente se habló de la vio-lencia social y de género, que afecta más a las mujeres. Desde la que viven en África y Asia en entornos de guerra y desplaza-mientos forzados, hasta la que se padece en México acrecenta-da en la última década.

Por ello en la declaración final se exigió: “el fin de la violencia que empezó con la guerra con-tra el narco, que ha provocado muerte, éxodo de los jóvenes y abandono de la agricultura en comunidades rurales e indíge-nas.” Y el evento cerró con una sola voz:

¡Nos faltan 43!

grupo de trabajo

NUTRICIÓN Y SOBERANÍA ALIMENTARIAXaviera Cabada Maestría en Ciencias de la Nutrición, miembro del equipo coordinador de IBFAN México. Participa en campañas de salud alimentaria de El Poder del Consumidor, asociación miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria. Fue representante de los movimientos sociales de México formando parte del equipo relator para la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición (ICN2) en Roma

La nutrición y sobera-nía alimentaria de la nación se encuentran severamente afectadas

por el modelo agroindustrial pro-movido por décadas en México y en el mundo. Éste ha despojado poco a poco a l@s agricultor@s del país de pequeña y mediana escala, quienes al final del día sostienen la alimentación de toda la población y junto con la alimentación… la vida. También l@s consumidor@s han sido despojados de su derecho a tener una alimentación digna, adecuada y de calidad, siendo sistemáticamente engañados por medio de etiquetados y publicidad que inducen al consumo de pro-ductos inadecuados, adictivos y que dañan a la salud lentamente.

En la actualidad se viven desme-surados abusos, especialmente en el campo; desde el momento en que la población no logra asu-mirse en plenitud como sujeta de derecho, por un lado debido a las arbitrariedades del sistema que favorece el interés de las grandes empresas por encima del público, y por el otro, a las transgresiones continuas de los organismos ofi-ciales que bloquean las diferentes formas que garantizan los dere-chos humanos.

Este sistema se ha logrado por la vía de políticas públicas corrup-tas, privatizadoras, aprobación de regulaciones desleales y engaños mediante la seducción con publi-cidad que mezcla mentiras con verdades. Ello induce a la pobla-ción a desvalorizar sus alimentos, sus saberes (desde la lactancia materna hasta las formas de coci-nar), a desvalorizar la riqueza que se vive en el país, su cultura culi-naria, las costumbres ancestrales (desde las formas de cultivo hasta el consumo), así como la salud ali-mentaria en toda su complejidad.

Cada vez más se le carga con mayo-res responsabilidades y problemáti-cas al campesinado, y son las muje-res las que asumen la mayor parte.

Poco a poco los saberes se van perdiendo con las generaciones, los ancianos no logran tener sufi-ciente tiempo para compartirlo a los jóvenes, que desde edades tem-pranas migran para buscar mejo-res caminos.

El sistema agroindustrial ha sabi-do tomar ventaja de este panorama devastador para la gente, generado por sí mismo para sí mismo. Pu-blicidad y etiquetados engañosos; desincentivo y falta de respeto a la lactancia materna; falta de cam-pañas que alerten a la población

de los problemas de salud que se viven, así como sus soluciones; in-ducción de siembra de transgéni-cos, junto con el uso desmesurado de agroquímicos; acaparamiento de tierras y cuerpos acuíferos, bos-ques, tierras indígenas, zonas na-turales protegidas; políticas de im-portaciones desleales que afectan al propio país; alianzas público-privadas que favorecen al sector privado y afectan arduamente a la población, y tratados comerciales generados para afectar y sacar del mercado a las y los campesinos. Acciones que dañan severamente a la biodiversidad de nuestro país.

Por eso decimos ¡BASTA! Para cualquier transición en nutrición seria e implementación de un régi-men alimentario ecológicamente profundo y socialmente justo, se necesita poner fin a la privatiza-ción. Exigimos a los gobiernos esta-blecer e implementar políticas que pongan a las comunidades pesque-ras y a los pastores en el corazón de la gobernanza y el cuidado de los océanos, lagos, ríos, recursos acuáticos y ecosistemas marinos. También demandamos frenar la falta de respeto a la tenencia de la tierra y de los recursos naturales, y a la privatización o perversión de sus formas de gobernanza, que han contribuido a la malnutrición y daño ambiental y que tienen con-secuencias irreversibles en los siste-mas de producción.

En las comunidades hay falta de acceso a alimentos saludables y frescos; predominan los produc-tos procesados provenientes de las trasnacionales y otras corporacio-nes, que alimentan la epidemia de obesidad, diabetes y otras en-fermedades crónicas relacionadas con la alimentación. Es necesaria la prohibición de publicidad enga-ñosa, la protección y el fomento a la lactancia materna, etiquetados que realmente orienten al consu-midor y le protejan de los engaños de las grandes industrias. Esas me-didas y la labor de l@s pequeñ@s productor@s impulsarán a las

comunidades a ser más activas y participativas para la transforma-ción de los sistemas alimentarios cuando necesario, y contribuirán a la soberanía alimentaria.

Los pequeños productores y cam-pesinos, incluyendo a las familias, pueblos indígenas, pequeños pes-cadores y comunidades pesqueras y pastores deben ser el componen-te medular para cualquier estrate-gia para combatir la malnutrición en todas sus formas. Ellos, y un modelo agroecológico focalizado en los mercados locales, permiti-rán afrontar los retos socioeconó-micos y ambientales y el logro de una nutrición sustentable en las pequeñas comunidades.

Para lograr esto, se requiere de manera imperativa la protección de semillas nativas y campesinas, así como de los centros de origen frente al riesgo de invasión y con-taminación de semillas genética-mente modificadas, que afectan la biodiversidad de los ecosistemas y a toda la humanidad, los no naci-dos y las generaciones futuras.

Es necesario que se establezcan mecanismos formales para que l@s consumidores tengan fácil acceso a alimentos frescos, nutritivos prove-nientes de pequeñ@s productor@s, y así acotar la brecha entre el consu-midor final y el productor.

Los gobiernos de todos los niveles deben implementar una política de compras gubernamentales pro-veniente de pequeños productores locales para asegurar el posiciona-miento de los productos de peque-ños productores y abastecer las ne-cesidades alimentarias nacionales con los productos locales, y así con-tribuir a la economía nacional.

*Fragmentos tomados de la declaración de los movimientos sociales emitida durante el foro de la Sociedad Civil para la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición (IC2), realizada en Roma, noviembre 2014 por la OMS/FAO, y de la relatoría de la mesa de Nutrición y Soberanía Alimentaria para el Encuentro Internacional Economía Campesina y Agroecología en América, en el 20 Aniversario de la ANEC.

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Rafael Gamboa González

ANEC, CLAVE PARA FORTALECER LAS CAPACIDADES TÉCNICAS Y COMERCIALES DE LOS CAMPESINOSDirector general de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Banco de México

Me enorgullece par-ticipar en esta cele-bración de 20 años de ANEC, una or-

ganización que se ha constituido en fuente de apoyo fundamental a favor del desarrollo comercial de los productores mexicanos. Sin duda una organización con clara vocación productiva y social que ofrece servicios de capacita-ción, asistencia técnica y asesoría en la búsqueda de mejores solu-ciones para la comercialización

de cosechas de los campesinos, visión que compartimos en Fidei-comisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA).

A lo largo de dos décadas, ANEC ha contribuido a favorecer escalas de operación de pequeños pro-ductores para abatir costos, me-jorar eficiencia, asegurar calidad y lograr mayor competitividad. FIRA ha trabajado en estrecha colaboración con ANEC desarro-llando acciones conjuntas para

que organizaciones y productores fortalezcan sus capacidades técni-cas y productivas. Hemos desarro-llado estrategias con ANEC para mejorar el acceso al financia-miento y la vinculación al merca-do de los campesinos.

Durante 2004-2011 se otorgó fi-nanciamiento por tres mil 552 mi-llones de pesos en infraestructura y capital de trabajo para el des-plazamiento ordenado de 50 mil toneladas de grano anualmente.

Reitero que ANEC es un gran aliado para FIRA, para impulsar la productividad y competitividad de los productores y el desarrollo rural del país. Hoy FIRA les re-frenda que con innovación cons-tante y el respaldo del gobierno federal y del Banco de México lo-graremos utilizar el poder trans-formador del crédito para elevar el bienestar y la productividad en medio rural y en el sector agroali-mentario de México. Felicidades por estos primeros 20 años.

Ivanna Fertzinger

COMBATIR LAS DESIGUALDADESAsesora de Programa / Desarrollo Económico. Oficina para México y Centroamérica. Fundación Ford

Es un honor estar aquí para celebrar a las y los campesinos por su tremendo valor y unir

mentes y esfuerzos para enca-minar soluciones a las grandes problemáticas que enfrentan y enfrentamos todos, debido a la situación que vive el campo en toda la región. En la Fundación Ford nos ocupa y nos preocupa el tema de la desigualdad en esta región y en todo el mundo.

Cuando hablo de la desigual-dad, me refiero a la económica que implica una concentración de riqueza en las manos de unos cuantos. En México Oxfam sacó un informe donde se ve que cuatro millonarios repre-sentan el nueve por ciento del PIB en este país; mientras tanto 55.3 millones de personas viven en condiciones de pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacio-nal de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). A eso me refiero con la desigual-dad económica.

Cuando hablo de desigualdad, también me refiero a desigual-dad social. La marginación histórica de grupos excluidos, en particular poblaciones indí-genas, y en especial dentro de éstas las mujeres y las niñas. Y

también hablo de la desigual-dad política, la exclusión siste-mática de ciertas poblaciones, históricamente excluidas de la vida política, de la repre-sentación de la población en general.

Todas esas expresiones de des-igualdad que menciono, y hay muchas más, se ven reflejadas en las vidas diarias de las y los campesinos. Sin duda es una

realidad que nos preocupa, pero más que eso nos ocupa. Hay que hacer algo al respecto. Y aplau-do a ANEC por esta iniciativa de unir esfuerzos, perspectivas, afiliaciones organizativas, afilia-ciones políticas, representantes de diversos países de la región y un grupo diverso que tam-bién abarca a representantes de gobierno, sociedad civil, insti-tuciones académicas y de in-vestigación, científicos, y sobre todo a las y los campesinos, que representan y proveen la riqueza alimentaria, cultural y de desa-rrollo económico del país.

Felicito a ANEC por sus 20 años de trabajar con y para los campe-sinos. Los aplaudo a ustedes por estar aquí y asumir la responsabi-lidad y el compromiso de formar parte de la solución.

José Eduardo Calzada Rovirosa

SALDAR DEUDAS CON LA GENTE DEL CAMPOTitular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa)

Este es el primer en-cuentro público que tengo como titular de Secretaría de Agricul-

tura con líderes sociales y con expertos en la materia del campo mexicano.

Me da gusto escuchar las expre-siones y aseveraciones sobre el nuevo rumbo que debe tomar el compromiso gubernamental y de las fuerzas sociales y económicas de nuestro país, precisamente para tener una mejor viabilidad del campo mexicano y así dejar atrás muchas circunstancias, deudas históricas que tenemos con nuestra gente.

Los felicito por el 20 aniversa-rio de la Asociación Nacional de Empresas Comercializado-ras de Productores del Campo (ANEC), una asociación que se esfuerza por la lucha, la viabili-dad y la sustentabilidad del cam-po mexicano y de nuestra gente.

El gobierno federal, por medio de mi persona, tiene un compro-miso con nuestro campo y con

nuestra gente. México es uno de los 12 productores agropecuarios del mundo líderes, un país que ha incrementado de manera no-table su producción. Tenemos una balanza superavitaria y esa es una noticia muy importante para el sector agroalimentario de nuestro país. El sector ha venido creciendo de forma destacada en los años recientes- En el primer semestre de este año tuvimos un incremento de 4.5 por ciento de nuestro sector primario respec-to del año pasado y eso es una buena noticia, estamos crecien-do inclusive por encima de lo que crece la media nacional en el contexto general de nuestra economía.

Sin embargo, el reto es la inclu-sión. Es democratizar al campo mexicano y esa es la instrucción que tengo del presidente. Así como la Cruzada Nacional Con-tra el Hambre, Cruzada por la Productividad del Campo Mexi-cano. Para ello, les quiero pedir de manera atenta y respetuosa que podamos tener un diálogo abierto y franco, como lo pro-

ponía Víctor (Suárez, director ejecutivo de ANEC), que nos po-damos reunir cuando sea nece-sario, para que juntos podamos establecer, determinar e impul-sar políticas públicas para hacer más productivo y competitivo a nuestro campo mexicano.

El 77 por ciento de los predios productivos de nuestro país tie-nen cinco hectáreas o menos. Allí hay una cantidad importan-tísima de recursos y de talento para hacer más competitivo al campo y hacer que nuestras fa-milias tengan una mejor forma de vivir, digna, competitiva, con oportunidades de desarrollo para ellos y para nuestra nación.

Por eso quisimos acompañarlos, para darles un mensaje breve pero sustantivo respecto del compromiso del gobierno de la República para mejorar las po-líticas públicas, que al final del camino redunden en resultados en el aspecto fundamental de una nación, que nuestra gente viva mejor. Por parte del presi-dente y con sus instrucciones, les digo que en mí tendrán siem-pre a un aliado para trabajar juntos por el campo de México y por nuestra gente.

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CONVENIO UACh-ANECSergio Barrales Domínguez Rector de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh)

Hace cuatro años en al-gún evento me recla-maban por qué habla-ba yo de campesinos.

Decían que hablar de campesinos en ese momento era algo anacró-nico. De alguna manera había que estar hablando de agronego-cios, porque a la agricultura tenía uno que verla como un negocio. A raíz de eso modifiqué mucho mis cursos, traté que los jóvenes enten-dieran a profundidad lo que es la agricultura y tuve que llegar a la conclusión de que ésta no es más que la fuerza de nuestra energía como seres humanos.

¿A qué me refiero? Hablamos de un problema de alimentación. Ha-brá algunos que piensen que yo no he cambiado de discurso. Veo la agricultura no sólo como la fuente de alimento, sino principalmente como la fuente de vida porque no sólo nos da la energía, también nos provee de oxígeno para que poda-mos respirar.

El gobierno no está escuchando que es necesario pugnar por la agricultura familiar, porque nos permitiría asegurar la alimenta-ción de los seres humanos y, dada la diversidad vegetal asociada con este tipo de producción, también nos permitiría enfrentar los pro-blemas del cambio climático.

Si no modificamos algunas cosas de la forma como estamos llevan-do la agricultura en este país y a escala mundial, creo que vamos a llegar a condiciones que jamás po-dremos revertir. ¿A qué me refiero? Lo primero que hay que identificar es que no es lo mismo comer que alimentarse. Para comer, podemos

llevar cualquier cosa a la boca. En alguna ocasión, en el Congreso de la Unión, también me regañaron los diputados. Les dije: “cuando ustedes vean que no hay una posi-bilidad de vida, los únicos que po-drán vivir serán justamente ustedes si es que desde ahora comienzan a comerse un pedacito de dólar dia-rio para que su organismo vaya evolucionando hacia la digestión del mismo”. Me regañaron, pero tuve que explicarles que no somos más que un producto de esta ley, de la ley de conservación de la masa y energía. Cuando comemos, lo único que estamos haciendo es llevar energía al organismo huma-no para que éste la logre extraer de los alimentos y nos permita pensar, caminar, saludar, convivir y hasta abrazar a los amigos. Todo eso no es más que energía, y si en este momento no modificamos la producción de alimentos tal como va, vamos a seguir teniendo proble-mas de salud pública en el país y en todo el mundo.

Allá en el campo lamentable-mente mucha gente ve una gaseo-sa como fuente de alimento. Yo digo que una Coca Cola teniendo el estómago a plena satisfacción a lo mejor no está mal, pero ¿tener la Coca Cola como una fuente de energía para el organismo?, uste-des saben perfectamente los daños que cosas así nos están causando, y todo esto ¿por qué?, porque no le hemos dado la importancia debida a lo que comemos, de tal forma que si realmente queremos im-pulsar la agricultura familiar, esto será un aporte sustantivo de quie-nes lo hagamos, a que realmente la raza humana permanezca en este planeta sin alteraciones.

Hemos tenido relación de mucho tiempo con la Asociación Nacio-nal de Empresas Comercializa-doras de Productores del Campo (ANEC) desde el punto de vista profesional, y entonces amarra-mos la idea de un convenio que hoy firmaremos, y que abre la po-sibilidad de que algunos jóvenes en etapa estudiantil puedan aso-marse al campo de su desempeño profesional y vayan abriendo la mente en otro tipo de cosas y no sólo con la educación que promo-vemos adentro de la Universidad. En la Universidad no vamos a

modificar absolutamente nada en términos de que quiera seguir con el enfoque de la revolución verd, pero los que creemos que hay ries-gos, tenemos la responsabilidad de señalar que las cosas no están saliendo muy bien.

En lo personal, miembros de la ANEC, yo puedo ofrecer trabajar con ustedes con amaranto. Pode-mos platicar lo que significa este cultivo y sobre el gran potencial agroempresarial que tiene. Yo traigo variedades de amaranto de 1993 y jamás pude impulsarlo en

mi región. Sin embargo, la sequía de 2010 o 2011 generó un vacío en el campo mexicano porque no había semilla para sembrar. La sequía nos afectó en buena par-te del país y el gobierno dijo “no se preocupen, tienen gobierno”, y les ofrecieron dos mil pesos a los productores para que pudie-ran buscar su semilla e iniciaran su ciclo. Resulta que nadie tenía semillas, todos intercambiarían nada más dinero, billetes viejos por billetes más nuevecitos o modernos, pero nadie tenía se-milla. Yo tuve por fortuna semi-lla. Tenía semillas guardadas de hasta de 11 años, y sorpresa, una semilla de amaranto de hasta 11 años tiene hasta 50 por ciento de germinación, y con eso logramos arrancar, empezaron a ver las ventajas y el año pasado tuvimos tres mil hectáreas. Pero sigo pen-diente con ellos, no se están co-miendo el amaranto, yo lo llevé a mi región para atacar el raqui-tismo y la anemia de los niños y la gente no se lo come. Esa parte es una incapacidad mía, lo reco-nozco, pero el mercado sí hizo su aporte, porque el precio se fue de 11 en que yo vendía a 18 [pesos el kilo] y entonces todo mundo quiso sembrar amaranto y ahora entonces lo siembran y lo ven-den, pero no me escuchan que lo tienen que comer.

El convenio de la ANEC lo firmo como rector de la UACh. Ojalá los estudiantes lo aprovechen y que en poco tiempo veamos a la agricultura familiar con otros ojos porque esto no es nada anacróni-co. Va a ser la base y la salvación de la raza humana.

ENCUENTRO INTERNACIONAL

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LA CAMPAÑA SIN MAÍZ NO HAY PAÍSAdelita San Vicente Semillas de Vida

Muchos mexicanos, muchas organizacio-nes, muchos desde la base estamos im-

pulsando a México y nos sentimos orgullosos de lo que tenemos, a pe-sar de que nos siguen faltando 43 jóvenes normalistas de una escuela rural del estado de Guerrero. Eso describe el drama que vive el país.

Desde 2007 la Campaña Sin Maíz no Hay País ha buscado articular a muchas organizaciones, no sólo campesinas, sino también ambien-talistas y de derechos humanos; a científicos, comunicadores, artis-tas, en fin a una gran pléyade de es-fuerzos que estaban dispersos y que buscamos articularlos como un te-jido social, como una red de redes.

En un principio, en la campaña lo que buscábamos y seguimos buscando es salvar al campo para salvar a México. Estamos conven-cidos que en las zonas rurales está la solución para muchos de los pro-blemas que enfrenta el país, inclui-da la violencia y la mala alimenta-ción. Empezamos la campaña en 2007 tratando de llamar la atención al gobierno a fin de que renegocia-ra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el capítulo agropecuario y pusiera más atención a este sector y sobre todo a los productores pequeños y medianos. Lo que ha hecho con los años esta Campaña ha incluido marchas, ayunos, siembra de maíz en el Zócalo y en plazas públicas, buscar firmas para llevarlas a los senadores (para renegociar el TL-CAN), pero el gobierno federal, encabezado entonces por Felipe Calderón hizo lo que antes dijo expresamente otro expresidente, Carlos Salinas: aplicó el “ni los veo ni los oigo”.

La posición del gobierno ha sido favorecer a las grandes trasna-cionales extranjeras y naciona-les (Bimbo, Maseca, Bachoco y otras) favorecidas por la política gubernamental. Ante el silencio del gobierno, decidimos impul-sar esto que el Centro de Dere-chos Humanos Fray Vitoria ha llamado la “justiciabilidad”, to-mar en nuestras manos las leyes e impulsar nuestros derechos y defenderlos.

Asimismo, desde 2009 decidimos empezar a conmemorar el Día Nacional del Maíz, como una celebración de la vida campesina; ese día se cosecha maíz y los cam-pesinos regalan los elotes en sus milpas a todo el público. Y noso-tros, celebrando esa cosecha, cele-bramos al maíz e invitamos a todo México y a todo el mundo a que lo celebre donde esté y que hable de nuestro maíz.

Después, en 2011, junto con mu-chas organizaciones, logramos algo que se venía impulsando desde mu-chos años atrás: incluir el derecho a la alimentación en nuestra Consti-tución. Ese 2011 este derecho se in-cluyó en el artículo Cuarto consti-tucional. Es el derecho a tener una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, y éste lo debe garantizar el Estado, con base en un desarro-llo rural sustentable. Esto fue algo muy importante.

Por otro lado, desde 2006 empeza-mos a realizar acciones en contra del maíz transgénico y a impulsar múltiples instrumentos jurídicos, desde amparos, demandas popu-lares, una controversia constitu-cional… Todo ello fue rechazado por los jueces con el argumento de que no teníamos interés jurídico.

Sin embargo, en el 2013, el 25 de junio impulsamos una acción co-lectiva contra el maíz transgénico. Nos reunimos 53 personas, entre ellas 20 organizaciones, como la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), Tosepan Ti-tataniske, Proyecto de Desarrollo Integral Vicente Guerrero, Guerre-ros Verdes y otras; científicos como Víctor Manuel Toledo y Antonio Turrent; defensores de derechos humanos como el padre Miguel Concha; artistas como Jesusa… Integramos todos esta colectividad y demandamos a las principales empresas trasnacionales, encabe-

zadas por Monsanto, y también al gobierno, representado por las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente, porque las siembras que había autorizado Felipe Calderón en 2009-2011 para sembrar maíz transgénico en fase experimental y piloto estaban contaminando cam-pos de maíz nativo, con lo cual se violaba nuestro derecho a la biodi-versidad, toda vez que México es centro de origen y diversificación constante del maíz.

Entonces, junto con la demanda pedimos una medida cautelar: que suspendiera cualquier permi-so de siembra de maíz transgéni-

co mientras se realizaba el juicio, y el 17 de diciembre de 2013 un juez nos otorgó la suspensión de cualquier siembra de maíz trans-génico mientras se llevaba ade-lante el juicio. Esto fue una gran noticia. Hace unos días, en agos-to hubo un intento judicial por levantar la medida cautelar, pero rápidamente salieron a defender esta medida varias personalida-des, como el principal chef de México, que es Enrique Olvera; ya antes se había sumado a nues-tra postura el pintor Francisco Toledo y ahora ratificó, y también dieron la cara varias organiza-ciones, tales como la de jóvenes promotores de Chiapas. Todos se manifestaron públicamente con-tra esa decisión del juez.

Nosotros presentamos una apela-ción, que fue firmada por ese juez, haciendo jurídico contradictorio, pero la medida sigue vigente: se-guimos con la siembra de maíz transgénico frenada en México, y esa es la noticia, y es lo que quere-mos que se difunda ampliamente.

Para terminar, digo que la colectivi-dad del maíz somos estas 53 organi-zaciones y personas, pero cada vez somos más y creemos que en Méxi-co todos son parte de esta defensa del maíz, y todos los pueblos que se alimentan del maíz también.

En 2016 habrá una reunión del Protocolo de Cartagena y México y, como milpa, tenemos que unir-nos todos, campesinos, científicos, cocineros, artistas, etcétera, para seguir defendiendo esta maravilla que los campesinos nos dan todos los días, el maíz.

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LOS SUEÑOS DE LA UNIÓN DE COOPERATIVAS TOSEPANMaría Luisa Albores Tosepan Titataniske

Nuestra Unión de Coo-perativas Tosepan agrupa a ocho coope-rativas y a tres asocia-

ciones civiles, como resultado de 38 años de trabajo organizado en la Sierra Nororiental del estado de Puebla. Actualmente somos más de 31 mil los socios cooperativistas que vivimos en 410 comunidades de 26 municipios.

El 73 por ciento de nuestros so-cios son indígenas, de los grupos náhuat y totonaco. Es digno de resaltar que 64 por ciento de los cooperativistas somos mu-jeres y que cerca de nueve mil niños están incorporados a las actividades de la Tosepan como ahorradores.

El propósito fundamental de la Unión de Cooperativas Tosepan es mejorar la calidad de vida de nuestras familias para avanzar en un proyecto de vida buena. Ese fin es el que ha marcado nuestro rum-bo y lo seguirá haciendo durante los próximos años.

Una de nuestras cooperativas se encarga de impulsar la producción orgánica en nuestras parcelas y de producir las plantas que necesita-mos para conservar la vegetación que tenemos; otra nos ofrece los servicios financieros que requeri-mos; una más nos acopia, transfor-ma y comercializa los productos que cosechamos; otra busca incu-bar proyectos productivos que ge-neren empleos e ingresos a grupos de mujeres y de jóvenes; otra más ofrece servicios de ecoturismo a los visitantes de nuestra región; los servicios de salud son atendi-dos por otra cooperativa; una más tiene la responsabilidad de facili-tarnos la construcción y el mejo-ramiento de nuestras viviendas. La capacitación, la formación de los actuales y de los futuros coopera-tivistas y la asistencia técnica que requerimos también son atendidas por nuestra Unión de Cooperati-vas Tosepan.

Nosotros también soñamos, em-prendemos el vuelo no sólo en las noches oscuras de los cielos estre-llados maseuales. Sabemos bien que nuestras abuelas y abuelos socios fundadores de nuestra Coo-perativa tuvieron un sueño: vivir dignamente el tiempo que nos toca estar en la Tierra y, como in-dígenas que somos, tenemos nues-tra cosmovisión, “la forma de ver e interpretar el mundo”. Por eso para nosotros la tierra, el territo-rio Talokan Nano y Talokan Tato, madre tierra y Padre Sol, están vivos. Nosotros estamos de paso en la Tierra y debemos cuidar a nuestros heman@s, las plantas y animales. ¿Por qué mencionamos todo esto? Porque por más de 38 años hemos estado construyendo

un modelo de vida diferente, y siempre hemos remado contraco-rriente: contra las imposiciones del sistema económico, ya que durante este tiempo de vida or-ganizada nos hemos enfrentado a comerciantes y compradores de cosechas voraces, a agiotistas rapaces, a caciques desalmados, a autoridades ineficientes y mal intencionadas, a partidos políticos interesados en dividirnos y a fun-cionarios que en todo piensan me-nos en que son nuestros servidores públicos. Con todo eso, hemos sa-lido adelante.

Les comparto que en la Tosepan declaramos 2015 como el Año de la Defensa de la Vida y del Territorio, debido a que nuestro gran hogar, la Sierra Nororiental de Puebla, se encuentra fuertemente amenaza-do. El gobierno federal ha otorga-do concesiones a grandes empresas trasnacionales para que exploten los minerales guardados en el sub-suelo de la región y para que des-trocen sus ríos con la construcción de plantas hidroeléctricas.

Con la reforma energética aproba-da durante 2013 y 2014, se vuelve tentador para empresas extranjeras la explotación del petróleo y del gas shale que por miles de años la Sierra ha conservado en sus entrañas.

Ante estas grandes amenazas, la lucha que nos corresponde dar, a los actuales y a los futuros coo-perativistas, va a ser difícil y larga, pues los enemigos a vencer son mucho más poderosos que los caciques a los que se enfrentaron nuestros socios fundadores y las

concesiones que les ha otorgado el gobierno tienen una duración de 50 años.

La voracidad y la ambición de las grandes empresas trasnacionales no tienen límites, pues su dios es el dinero y además gozan de todo el apoyo y la complicidad de quie-nes nos gobiernan. Pero eso no nos desanima. Recordemos que nuestros antepasados, los zacapo-axtlas, se enfrentaron y vencieron al ejército que se consideraba el más poderoso del mundo, un 5 de

mayo de 1862. Nosotros nos consi-deramos sus dignos herederos.

Los cooperativistas de la Tosepan tenemos sueños y anhelos. Éstos consisten en demostrarnos a no-sotros mismos y a los demás que los indígenas y los campesinos somos capaces de construir una forma de vida distinta a la que nos han querido imponer nues-tros gobernantes y quienes se han beneficiado y quieren seguirse beneficiando del sistema econó-mico que nos domina.

Lo que estamos viviendo en la Sie-rra Nororiental y Norte de nuestro estado y en muchas partes del país son tiempos difíciles. Es el mo-mento en que debemos sacar la fortaleza de nuestro espíritu como guardianes del territorio que somos. Nosotras y nosotros queremos seguir viviendo en la tierra que nos here-daron nuestros ancestros, ya que por medido del sentido de pertenencia y permanecia cuidamos nuestra iden-tidad indígena. Así empezamos a caminar ante estas amenazas donde la guía es el amor y el respeto.

Nuestros antepasados nos han dicho que somos parte de la na-turaleza, que de ella surgimos, que mientras vivimos, nuestra madre tierra y el Padre Sol nos proporcio-nan los alimentos que necesitamos y que cuando lleguemos a morir regresaremos a la naturaleza y nos convertiremos en tierra. Por lo tan-to, no podemos perjudicar a la na-turaleza ni causarle daño a nuestra madre tierra, pero tampoco debe-mos permitir que otros lo hagan.

El gran desafío que tenemos como pequeños productores es defender la economía campesina y nuestra forma de relacionarnos con la ma-dre tierra y el Padre Sol.

Compañeras y compañeros de ANEC y de las demás organizacio-nes campesinas, desde la Tosepan los invitamos a que juntos demos la lucha y no permitamos que otros destruyan lo que es nuestro y que con muchos esfuerzos lo de-fendieron nuestros antepasados.

¡El territorio es sagrado y con la vida se defiende!

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BALANCE Y PERSPECTIVAS DE ANEC A 20 AÑOSVíctor Suárez Carrera Director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

Celebramos nuestro vigésimo aniversario con un importante En-cuentro Internacional

sobre los dos pilares del nuevo mo-delo de agricultura y alimentación que requiere nuestro país, nuestro hemisferio y sin exagerar, el mun-do entero: la economía campesi-na y la agroecología; el abordaje lo hacemos desde la perspectiva de los movimientos sociales, el diálogo de saberes y las políticas públicas.

Reconocemos y agradecemos su asistencia a José Calzada Roviro-sa, nuevo titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desa-rrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) del gobierno federal. Valoramos mucho su compromiso con el diálogo plural, incluyente y respetuoso como el mejor camino para enfrentar y resolver los gran-des problemas del sector.

La Asociación Nacional de Em-presas Comercializadora de Pro-ductores del Campo (ANEC) es una organización económica de

pequeños y medianos productores de granos básicos: representativa, independiente, plural, de trabajo, innovadora, muy crítica y muy propositiva. Estoy seguro que sa-bremos establecer una relación constructiva con el secretario Cal-zada Rovirosa para bien de los pe-queños y medianos productores; la salud alimentaria de la población, y la protección de la agrobiodiver-sidad, de nuestros recursos natura-les y del medio ambiente. Ello, en el marco de la soberanía alimenta-ria que urge recuperar frente a la dictadura del mercado.

A 20 años, la ANEC se mantie-ne unida y fiel a sus objetivos de defender y valorizar la agricultura campesina y construir la sobe-ranía alimentaria y nutricional. Desde que nació, mantiene vivos sus principios rectores: somos una organización económica campesi-na independiente, autónoma, plu-ral, autogestiva, solidaria, crítica, constructiva y propositiva.

Hemos trabajado en dos ejes: 1) Al interior, desarrollando las

capacidades autogestivas de las organizaciones locales y regio-nales, de conformidad con el modelo organizativo ANEC, y construyendo alternativas inno-vadoras en materia de comer-cialización campesina; sistemas financieros apropiados; agricul-tura campesina de conocimien-tos integrados; administración de centros de acopio y de unidades de almacenamiento de granos; administración de riesgos; gober-nabilidad campesina; formación y asistencia técnica por medio de científicos, ingenieros y técnicos locales y comunicación interna, entre otros temas. 2) Hacia afue-ra, impulsando cambios de las políticas anticampesinas con pro-puestas alternativas de políticas públicas y propiciando la forma-ción de coaliciones campesinas y sociales amplias tales como: a) Movimientos contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y contra las importaciones fuera de ley, discrecionales y lesivas al peque-ño productor. b) Movimiento El Campo no Aguanta más (2002-

2003). c) Campaña Sin Maíz no hay País. d) Suplemento mensual de La Jornada: La Jornada del Campo, próximo a editar el nú-mero cien. e) Coalición El Ham-bre no Espera. f) Colectividad en defensa de los maíces nativos. g) Jornadas en Defensa de la Tierra, el Agua y la Vida; h) Iniciativa Valor al Campesino. Esto, entre otras iniciativas.

La agenda ANEC inmediata, que propusimos en el Encuentro Internacional y en particular al nuevo secretario de Agricultura:

1. De pobres a sujetos productivos: Programa de apoyos al pequeño productor. Enfoque productivo, no asistencialista. Programa presupuestario S266 para el año 2016: gran avance. Ahora es necesario dar el siguiente paso: en el Encuentro se entregó pro-puesta de la Iniciativa Valor al Campesino al respecto: 32 mil millones de pesos de 25 progra-mas y componentes de la Sa-garpa, 35 mil millones de pesos de los programas de inclusión social productiva de la Secreta-ría de Desarrollo Social (Sede-sol) y seis mil 500 millones de pesos de programas de fomento productivo forestal. Total: 73 mil 500 millones de pesos. Esta propuesta fue entregada antes al subsecretario de Egresos de Hacienda y al anterior titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez.

2. Nuevo modelo productivo: de la agricultura de insumos (revo-lución verde; agricultura indus-trial; agricultura corporativas) a la agricultura de conocimientos integrados, sustentable, agro-ecológica. El modelo de revo-lución verde está agotado y es contraproducente económica, social, nutricional y ambiental-mente. Sin transgénicos. Urge decisión de Estado. Protección

de la agrodiversidad de maíces nativos, protección del patrimo-nio nacional y de la humanidad. No hay convivencia posible. No necesitamos tecnologías riesgo-sas, caras, dañinas, en manos de monopolios. Se entrega pro-puesta al respecto.

3. Respeto a la propiedad social de la tierra y el agua. No a su privatización. Es la base de la producción alimentaria de ahora y de las siguientes generaciones.

4. Respeto a los recursos naturales de ejidos y comunidades. No al despojo ni a la depredación. En cambio, manejo comunitario sustentable multifuncional.

5. No al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP). Abrir las negociaciones, transparentar-las y escrutinio público. Más de 22 años de TLCAN son suficientes.

6. Nuevo sistema de precios y co-mercialización. Precios remu-nerativos y certidumbre en la comercialización. Entregamos propuesta.

Finalmente, en ANEC creemos que la situación de crisis del sis-tema agroalimentario corporati-vo y de la economía en su con-junto, a nivel nacional y global, nos obliga a articularnos mejor, a apoyarnos y hacernos fuertes entre nosotros, compartiendo experiencias y capacidades, sin sectarismos, sin vanguardismos, sin exclusiones, para masificar nuestras experiencias exitosas y construir una salida democrática a la crisis agroalimentaria y am-biental, con base en la agricul-tura campesina, la agroecología, el derecho a la alimentación, la soberanía alimentaria y la ciuda-danía plena.

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