Distrito ARLEPa Salle

Sector Valladolid Horizonte

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CompartimosRetazos de vida

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Índice

Presentación.........................................................................................................................5

Compartimos

¡Gracias,Bujedo!125años.Hno.AndrésCorcuera.................................................................9

Elcarteldelos125años.Hno.LuisMiguelFernándezRenedo.............................................12

LalegendariafamiliadelafundadoradeBujedo,enunaleyendadeZorrilla.

Hno.MarianoValdizán.........................................................................................................14

MiBujedoHno.FranciscoIglesias........................................................................................18

¿Hacefaltaquenosempujen?Hno.AntonioLópez..............................................................19

¿¡Mitesisdoctoral?!.Hno.CarmeloBueno..........................................................................21

Fracasos,perovencidosporlostriunfos.Hno.JesúsGil......................................................23

Unalecturacasiimprescindible.Hno.JorgeSierra...............................................................25

¿Porquéhedecididoponermeelhábito?Hno.GuillermoMoreno.....................................27

AsambleaDiocesanadeVidaConsagradaenSantander.Hno.JoséCarlosGarcíaMoreno.30

Unsalterioalamedidadelacomunidad.Hno.LuisMiguelFernándezRenedo....................32

Todosunidosparaunabuenaeducación.Hno.JesúsGil......................................................34

ElcorazóndeLaSallesigueLatiendoenVerín.AgustínD.Diéguez......................................36

ExperienciaCELTE-2017.Hno.JoséAntonioRevuelta..........................................................39

HistóricaiglesiadeunaantiguamisiónespañolaenEE.UU.queperteneceanuestroInstituto.Hno.MarianoValdizán........................................................................................................47

Retazosdevida

DesdeAstorga.Hno.PedroRío.............................................................................................45

AlhablaBujedo.Hno.FranciscoTudanca.............................................................................47

ComunidadLaSalledeBurgos.Hno.CarmeloGómez...........................................................49

75añosyunadespedida.Hno.PabloCastrillo.....................................................................50

Comunidadqueestáencamino(DesdeGijón).Hno.LuisdelosRíos....................................52

ExperienciadeSant’Egidiodesdeelnoviciado.Hno.EstebandeVega.................................53

ComunidaddePalencia.Hno.JoséAntonioRevuelta...........................................................56

ComunidadPastoral-FormativadeGirón.Hno.FernandoGonzálezAntón...........................63

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Lapartedeltodo.Eltodoenlaparte.GuentherBoelhoff.....................................................60

NoticiasdelacomunidadParmeniadeSantiagodeCompostela.JorgeGarcíaAntuña.........62

Envejeceresunauténticoregalo.Hno.PedroMéndez.........................................................64

Navidadescomunitariaslasalianas.ComunidadGalilea........................................................66

Crónicacomunitariadelcurso(Ntra.Sra.deLourdes).Hno.PablodeBlas...........................67

Nosesperan

Hno.AntonioBeneite.Hno.AndrésCorcuera.......................................................................75

Hno.JuanJoséPalaciosVarona.Hno.AndrésCorcuera.........................................................78

horizonte

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ace siete años cerrábamos nuestra revista Distrito recordando las palabras de la Liturgia: “…no termina,

se transforma”. Y con ellas anunciába-mos el nacimiento de Horizonte. Hoy llegamos al último número de esta. Ha tenido siete años de vida: los mismos que el Sector Valladolid. ¿Y ahora? Pues, como suele decirse: Dios dirá.

Desde luego, su continuidad no ten-dría sentido una vez desaparecida la organización por Sectores. Y, por otro lado, el que este sea el número más escaso de páginas de toda la serie puede estarnos diciendo que ya hay una cierta saturación o cansancio y que es mo-mento de acabar con esta forma de in-tercomunicación. Otras muchas formas están ya suficientemente desarrolladas en formato digital (páginas web, blogs, foros…) y en lo que el futuro nos depa-re…

El problema es que –hay que reco-nocerlo– en nuestro querido Sector, y antes Distrito, no somos muy dados, en general, a escribir. Somos más de hacer que de contar lo hecho.

Por eso no podemos cerrar esta eta-pa sin agradecer muy mucho a las plu-mas que, incansablemente, número tras número, han ido plasmando sus ideas, sus vivencias, sus reflexiones, sus in-vestigaciones, sus inquietudes… de modo que todos los demás hemos podi-do beneficiarnos de ellas. O los fidelí-simos cronistas que nos han ido tenien-do al día de las pequeñas o grandes cosas ocurridas en su comunidad. Segu-ramente no diferían en casi nada de lo

ocurrido en nuestra propia comunidad, pero nos permitían compartirlo y disfru-tarlo.

Así, pues, nuestra gratitud muy es-pecial a todos aquellos cuyas firmas han aparecido en todos o casi todos los nú-meros: los Valdizán, Jesús Gil, Méndez, José Carlos, Pedro Río, Esteban, Luis-mi, Pablo Castrillo, Jorge Sierra, Tu-danca, Carmelo, Guenther, Revuelta… (citados sin ningún orden); y, por su-puesto, a Andrés, que ha encabezado casi todos los números.

Y también a todos aquellos cuyas colaboraciones han podido ser más espaciadas, pero no menos estimadas y valiosas.

Y gratitud especial debemos a Jorge Sierra que, además de colaborador habi-tual, ha cargado con “lo material” y técnico: maquetación, confección de cubiertas y portadillas, búsqueda de fotos, preparación de la edición digi-tal… Y en muchos casos (como en el número actual) quitando horas al ya escaso tiempo dedicado a sus padres. Chapeau.

Se abre una nueva etapa en nuestro Distrito en muchos aspectos. También en el de la comunicación. Como en lo demás, estoy seguro que para ir a mejor. Cambian las formas, nos adaptamos a las nuevas circunstancias y necesidades, pero lo esencial sigue. Como en las carreras de relevos, el testigo ha llegado al punto de cambiar de manos. A ver quién lo recoge.

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REVISTA DEL

SECTOR VALLADOLID N Ú M ER O

Año 20 17

Despedida y cierrre

© Hermanos de las Escuelas

Cristianas

Distrito ARLEP –

Sector Valladolid

Edición: Secretaría sectorial.

Maquetación: Hno. Jorge Sierra.

Depósito legal: VA55-2011

Imprime: Reprografía Mata —

Valladolid

N.º 14— Agosto 2017

Compartimos

Compartimos

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¡Gracias Bujedo! 125 años

Hno. Andrés Corcuera

ay fechas que recuerdan, rememoran y nos vuelven a traer al corazón los años vividos y sentidos, a través de las efemérides que evocan.

Esta vez son 125 años para el recuerdo.

Mis palabras no quieren centrarse solo en la memo-ria del pasado, añoranzas de otros tiempos o glosa de los hitos forjados en estos 125 años. Deseo expresar un “gracias” sereno, profundo y recon-fortante por lo que ha significado Bujedo para todos nosotros.

Cuando recuerdo la tarde del 12 de septiembre de 1970, en la que un preadolescente que venía del pueblo de Viloria de Rioja cruzaba el túnel de la vía en el Renault-4 de la familia y contemplaba por primera vez la be-lleza del monasterio de Bujedo, me surge un ¡gracias, Bujedo, por todo lo vivido contigo desde aquel día! Es un “gracias” que sale del corazón.

En clave de gratitud envío estas sencillas palabras para la revista Horizonte. Ya las pronuncié en la cele-bración entrañable que tuvimos en Bujedo el 29 de abril. Les decía:

A este vergel revestido de alma y naturaleza, de co-lores y de espíritu, de esencia interior y de verdor lo llamamos Bujedo. Todos estos elementos conjuntados quieren entonar un canto coral y una sinfonía de grati-tudes cabalmente armonizados.

1.- Hoy me prestan su palabra y su verdor las hile-ras de boj que bordean la orilla de nuestro rio Mata-pán (el arbusto que dio nombre para siempre a este lu-gar). Te agradecen conmigo, Bujedo, el haber sabido guardar con tanto celo lo sublime y sagrado de la vida religiosa: en el silencio conventual de los Monjes pre-mostratenses, tus primeros moradores, en el impulso

de entrega misionera de los PP. de la Sociedad de Mi-siones africanas y también en nosotros, tus queridos Hermanos de las Escuelas Cristianas, que han hecho de ti estela de fe, fraternidad y servicio bajo la mirada atenta de su Fundador, Juan de La Salle.

2.- Me susurran su inmensa gra-titud las tuyas que flanquean el paso decidido de la Santa anda-riega, nuestra hermana Teresa de Ávila… en la entrada de tu recinto, y recuerdan a tantos y tantos Her-manos que en ti, querido Bujedo, recibieron el regalo más preciado de su formación lasaliana en su no-viciado menor, su aspirantado, su noviciado, su escolasticado. Gra-cias, Bujedo, por ser semillero de vocaciones lasalianas, por ser forja de cristianos comprometidos, de educadores empeñados en mejorar el mundo, de hombres buenos que pasaron por ti y en múltiples desti-

nos sembraron estrellas en miles de corazones.

3.- Me ceden ahora su palabra las palmeras alti-vas, (alguna ya desaparecida), llenas de años y memo-rias que lanzan al cielo su copa en el jardín del claus-tro. Su emocionado ramillete de gratitudes se unen a la multitud de Hermanos que aquí sellaron su fidelidad en momentos celebrativos especiales: su toma de há-bito, su profesión perpetua, sus bodas de plata, oro o diamante, sus retiros anuales, o de 20 o de treinta. En mi voz ponen su agradecimiento por recibirlos una y otra vez, por ayudarles a ser lo que hoy son. Para ellos eres y significas “todo”: ánimo en los días difíciles, aliento en sus caminos cansados, parada y posada para repostar y seguir adelante.

4.- Me hace entrega de un manojo colorido de agra-decimientos la vieja encina plantada en el camino que

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Compartimos sube al cementerio junto a la cruz de piedra. En la no-

bleza de su tronco inmenso y en la vejez de sus ramas se reflejan los cientos y cientos de personas que acu-dieron y acuden cada año a la Casa de Espiritualidad que tu cobijas, Bujedo, para profundizar su fe, alentar su esperanza y comprometer su caridad. “Si queremos frutos, primero raíces” como las de esta vieja encina que es palabra de gratitud de numerosos grupos de pro-fesores, religiosos, comunidades, empresas, equipos deportivos… que encontraron en ti un sentido, una ra-zón y un camino para llegar al que es Verdad y Vida para todos.

5.- Me brindan su homenaje de reconocimiento los cipreses que merodean el cementerio. En su ramillete de gratitud se unen cuantos tu diste tierra para reposar sus cuerpos, cuantos sepultaron en esta tierra bendita su soledad que ahora es herencia florecida y eterna en los cielos. Estoy especialmente agradecido a los que he tenido que acompañar y preparar la homilía de des-pedida en los últimos siete años.

6.- Esperan su turno de palabra en el patio de en-trada los olivos vigorosos que acompasan su arborecer al son de las horas del reloj de la torre. Ellos son testi-gos silenciosos de los cientos de jóvenes que abarro-tan la iglesia monacal cada Semana Santa para cele-brar la Pascua del Señor. Me han dejado el recado de agradecer todas las vivencias que en ti, Bujedo, han

sentido cada Pascua: la experiencia de muerte y resu-rrección, de ideales y promesas, de conversión y com-promisos. Y se unen a ellos, entre juegos, oraciones, y sesiones de formación los muchachos de las colonias de verano. En tu casa, Bujedo, les has hecho recrecer en sus vidas de cristianos. “Gracias” te dicen entre fue-gos de campamento, pistas de rastreos y vigilias de oración por haberles tocado el corazón y sentir en ti, Bujedo, “un hito imprescindible” para proseguir su ca-mino en esta vida.

7.- Pide su turno el nogal que da sombra a la estatua del glorioso san José en la fértil huerta. Me concede la palabra para recordar y agradecer. Representa a los nu-merosos Hermanos que han formado comunidad en la Sagrada Familia, primero, y en la Comunidad admi-nistrativa, después. En sus manos afanosas y trabaja-doras han encontrado alimento, acogida y cariño tus moradores. Ufanos agradecen tu hospitalidad y se sienten orgullosos de haber convertido esta tierra en un vergel, y han unido a tu estela su humilde servicio para hacer de Bujedo, de ti…un dechado de serena fe-licidad y disfrute.

8.- Arriba… más cerca del cielo han tomado posi-ción los pinos que embellecen las laderas del monte de la Cruz. Gracias y bendiciones desde lo alto a ti, Bujedo… Así resuenan en el eco de tu valle las pala-bras que desean dirigirte cuantos sellaron aquí su bau-tismo, sus compromisos matrimoniales, su promesa de asociados lasalianos, sus votos religiosos.

Tu eres, Bujedo, cima y cumbre en sus vidas, y agradecen con el corazón en la mano ese nombre “Bu-jedo” que llevan tatuado en sus almas como recuerdo imperecedero para toda su existencia.

9.- Asentadas junto al rio, rugosas y amarillentas, las acacias quieren canjear su mudo testimonio por un canto de gratitud. En ellas se simboliza ese gran tesoro

Compartimos

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que tú siempre has guardado con primor: los Herma-nos mayores y más enfermos. Ellos agradecen la se-rena vivencia de estos años postreros y el merecido descanso que les prodigas. Como velas gastadas para ser luz de tantos jóvenes… siguen siendo luminaria en la plegaria constante en el interceder por todos.

Gracias, Bujedo, te dicen. Por ser gentil anfitrión en sus años últimos y por ser precioso puente que con-duce al sendero de la merecida y feliz eternidad junto al Padre.

10.- También el laurel que se esconde sigiloso en tu rincón románico y que es galardón y premio en las luchas y carreras y competiciones de la vida… quiere regalarte hoy su “olor de santidad” y de agradeci-miento.

Gracias a ti, Bujedo, que durante un siglo largo has sido semillero de mártires y santos, de educadores exi-mios, de educadores señeros.

En tu solar se sembraron sus huesos y ahora flore-cen en Dios como estrellas para toda la eternidad. Lu-ceros son nuestros Santos mártires de Turón, que alumbran con luminosa santidad nuestra capilla. Semi-llas fecundas de que reposan en nuestras almas y cora-zones.

Por ellos y con ellos… ¡gracias, Bujedo!

11.- En su genuina singularidad también acude el madroño, que ciñe el monumento a los 100 años de Bujedo, cinco columnas, cinco votos, una estrella, una misión, La Salle y los niños siempre.

¡Cuántos acontecimientos importantes has alber-gado en tus estancias y mansión! Capítulos, Asam-bleas, Conferencias, etc… que siempre llevan algo de ti… Solo queremos devolverte –agradecidos– lo que en cada ocasión hemos recibido como inspiración, en-tusiasmo, soplo vital, compromiso, sugestión, lirismo.

¡Cuantas páginas, cuantos versos, cuantas evoca-ciones traes a nuestras mentes!

Cuando decimos Bujedo nuestras mentes se llenan de recuerdos y nuestros corazones de amigos, de Her-manos, de testigos y peregrinos hacía el mañana… ha-cia el infinito.

12.- Bujedo amigo, Bujedo hermano, Bujedo, corazón y aliento. ¡GRACIAS!

Aún nos quedan muchos años por cumplir, y en tus entrañas aún veremos cómo se genera nueva vida, se actualizan retos y desafíos, y se renueva la savia que sigue llevando el sello y el troquel de cuanto se dice lasaliano.

¡Este ha sido el sencillo y florido vergel de gratitu-des en tus 125 años con nosotros y para nosotros! ¡Si-gues siempre vivo en nuestros corazones!

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Compartimos

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El cartel de los 125 años Hno. Luis Miguel Fernández Renedo

ujedo celebra felizmente 125 años. Estamos de festejos. Para anunciarlos, nos hemos he-cho un cartel mural, ayudados por las manos

artistas de nuestro Hermano Guti, que nos ha trazado la base con el “logo” del acontecimiento, y con las otras manos artistas diseñadoras de Jaime Mansilla, encargado de la web de La Salle, de Santiago.

Ahí lo tenemos. ¿Qué mensaje nos trae? Se me ha ocurrido preguntarme por su significado, porque lo tendrá, ¿no? Y me he decidido a interpretarlo. A ver qué sale.

Recuerdo haber oído la definición de un mural como “un grito en la pared”. Y ¿cuál es el “grito” que nos dirige nuestro cartel? Y surge “Bujedo, luz, color, vida”. Una luz que ha brillado durante lustros de his-toria lasaliana; incluso durante centenas de años, en toda su singladura. Y una luz que se sigue ofreciendo ahora, con sus matices, un poco diferente de cuando fue una casa de formación repleta de moradores. Por-que la vida sigue.

La silueta de la torre sigue representando el todo de Bujedo. Con su gallardía y fortaleza. Viene como en un negativo de fotografía, sugiriendo que trasciende al tiempo y trayéndonos un halo de misterio, en la sor-prendente eclosión de luz. Al mismo tiempo, es re-cuerdo de historias y vidas vividas y anuncio de vidas e historia nuevas. 667 años de premonstratenses; casi 50 de abandono, expolio y penuria; el breve y simpá-tico paréntesis de la estancia de los Padres de las Mi-siones Africanas; hasta los 125 años que ahora cumple la presencia lasaliana.

El grabado es una silueta bien definida, luminosa, marcados los contornos inconfundibles de la torre por los certeros rasgos de nuestro gran Guti. Ahí está Bu-jedo, transparente entre la nubes coloridas que ideara Jaime Mansilla; nubes que lo enmarcan sin oscure-cerlo, más bien resaltándolo. “Bujedo, 125 aniversa-rio”. “125 años por la educación”. Es la historia que estamos conmemorando. Ya celebró Bujedo otras me-morias más floridas y solemnes, en 1942, 1968 y 1992, cuando los 50, los 75, los 100 años lasalianos.

125 es más. Pero, superado ya el mítico valor del centenario, lo celebramos más a la pata la llana. Como andando por casa. Dejamos que los recuerdos

se serenen. Y que sean los colores de la vida, todos los tonos, y entramados unos con los otros, quienes nos los muestren. Aquí están: en una danza alegre y armo-niosa en torno a la protagonista torre bujedana.

Con ellos miramos hacia atrás. Subrayamos que son 125 años por la educación, de servicio ininterrum-pido. Esta es la gloria de Bujedo. Haber engendrado, cual madre muy fecunda, millares de vocaciones do-centes al servicio de los niños y de los jóvenes, espe-cialmente de los pobres. Haberlos alimentado en el es-píritu de La Salle, la fe y el celo. Haberlos acunado, muy atentos, en el regazo de Nuestra señora del Buen Consejo. Haberlos enviado a ser mensajeros de vida, de esperanza y de fe. Los colores del cartel nos hablan de muchas realidades. Los hay sólidos y fuertes, en la base, como cimientos, raíces de fe fraternidad y servi-cio, ecos de la comunidad de Hermanos que aquí se formaron durante décadas y que, ahora siguen siendo testigos jubilares del carisma siempre vivo de acom-pañar a los jóvenes en su vida.

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CompartimosNiños, jóvenes, adultos, Hermanos de todas las

edades son los que bullen, crecen, juegan, danzan en esa sinfonía de nubes coloreadas que abrazan y ador-nan el recio perfil de nuestra torre milenaria. Y dicen de efemérides y acontecimientos múltiples:

- Encuentros de formación, días de Distrito y del Sector, renovación de consagra-ciones lasalianas y nuevas profe-siones de asociados.

- Profesores que beben suave-mente, en breves encuentros, como por ósmosis, el carisma que vive en estos aires.

- Salle-Joven en sus múltiples iniciativas: de colonias de verano, de Pascuas Juveniles, de encuen-tros de oración, Aulas culturales y de naturaleza.

- Y más: gentes, grupos de empresa, de artes mar-ciales, de yoga y de relajación, de espiritualidad, de retiros.

A todos, Bujedo, personificado en su esbelta torre, estilizada en el logo 125, tiene la satisfacción de ofre-cer un ambiente apropiado: en la serena majestad de sus sillares y el verdor de sus jardines y el rumor de sus aguas incesantes; en la acogida materna de Nuestra Señora; ante el testimonio heroico de nuestros márti-res, Un remanso de paz, algo de un ambiente especial,

como un atisbo del paraíso, marco para descubrir y vivir los valores lasalianos, que son los valores del Reino.

Tantas cosas puede decirnos nues-tro cartel mural. Un bello grito en la pared. Sugerente. Esta es una interpre-tación. Hay muchas más. Lo que intui-mos es que seguramente hablarán siempre de vida, de ilusión, de creati-vidad, de amistad, de fraternidad, de fe. En síntesis, de La Salle.

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CompartimosLa legendaria familia de la fundadora de Bujedo, en una leyenda de Zorrilla

Hno. Mariano Valdizán En los 125 años de la llegada de La Salle a Bujedo.

En el Bicentenario del nacimiento de Zorrilla.

l imponderable poeta José Zorrilla escribió esta fascinante y legendaria narración ya de avanzada edad, partiendo del lejano recuerdo

de uno de los fantasiosos relatos que a él, de niño, le contaba en Valladolid una fiel sirvienta de la casa, Ni-casia, provinciana vizcaína “tan inculta como pinto-resca”. En aquellos soñadores relatos, en aquellas an-tiguas y misteriosas leyendas vizcaínas que ella na-rraba, abundaban “las brujas y los duendes, las hadas, ondinas, silfos, gnomos, etc.”. Veamos:

«Y érase que se era un gran señor de Vizcaya, tan rico que no sabía lo que tenía; tan valiente que era el terror de los moros; tan justo y equitativo, que era adorado de sus vasallos; y tan sabio, que asistía a los Consejos de los reyes de Navarra, de Aragón y de Cas-tilla, a quienes ayudaba con su mesnada de vizcaínos, alaveses y riojanos. (…) Pasábase aquel gran señor las semanas y los meses de corte en corte, de torneo en torneo y de batalla en batalla; y todos los años vol-vía una vez con su mesnada, cargados él y los que aquélla componían de botín y contando hazañas de su señor y maravillas de las tierras en donde habían pe-leado. En los tres o cuatro meses que aquel gran señor pasaba visitando las tierras de sus casi regios domi-nios, proveía a las necesidades de sus pueblos, admi-nistraba justicia a sus vasallos, y derramaba sobre ellos, con el oro de sus grandezas, los beneficios del trabajo, el orden y la paz».

Bueno, interrumpiendo a Zorrilla (y resumiendo grandemente el relato, que es sumamente largo; y fi-jándome sólo en los aspectos que a mí me interesan para este comentario) digamos que, en el caso de ese gran señor, se trata, históricamente, de don Diego Ló-pez “el Blanco”, III Señor de Vizcaya y I de Haro, pa-dre de D.ª Sancha Díaz de Frías, fundadora del medie-val monasterio de Bujedo; y digamos que don Diego es el único personaje real, histórico, de la novedosa y legendaria relación. Pues bien, en esa única realidad

histórica del histórico personaje se halla el quid de mi interés por presentar este comentario en relación con el padre de la fundadora del monasterio de Bujedo.

Como era habitual y en tantas otras veces, «después de poner ley y concierto entre sus súbditos, salió con sus pajes y palafreneros, precedido de grandes traíllas de perros, cuyas razas cuidaba muy científicamente de librar de mestizos, a pasar semanas enteras en fatigo-sas cacerías para extinguir los jabalíes, los lobos y las muchas perjudiciales alimañas que en sus frondosos valles y en sus intrincados montes se multiplicaban».

Ese es el personaje histórico de quien, legendaria-mente, trata la narración. «Es el personaje tradicional de cuya historia verdadera no sabía Nicasia más que el nombre… Cuyo origen no podía menos la tradición de envolver en alguna maravilla diabólica o divina-mente confeccionada.

Iba el ilustre y opulento don Diego a cumplir los treinta años…; hacía ya año y medio que en Haro vi-vía». Y aún no había contraído matrimonio, pues, en

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Compartimossu gran exigencia, ni en todo el altísmo nivel social de su vida, "ni en las Cortes, había encontrado una mujer que hubiera sabido hacer latir su corazón».

Pero entró don Diego en uno de esos períodos de crisis como es frecuente en la vida de los hombres. Y un buen día, él solo, sin decir nada a nadie, montado en su noble corcel, «se echó por aquellos campos de Dios» y anduvo, anduvo «a la ventura y a voluntad de su tordo rodado, pernoctando donde la noche le co-gía»; y así «llegó a casi una frontera de sus dominios al anochecer de un día nublado».

Le extrañó encontrar allí, en sus tierras, sin él co-nocerlo y sin su autorización, una gran actividad labo-ral de fundiciones de hierro, montones de carbón, fue-gos, fraguas, grandes ruidos metálicos. De repente, un hombre muy extraño, surgido de las primeras sombras de la noche, le preguntó con tono áspero y descom-puesto quién era. A su respuesta de que era don Diego López de Haro, el interlocutor, que era el jefe de aquel complejo, le dijo que él era «Pan-de-oro, señor feudal de San-Juan-de-Pie-de-Puerto», y se ofreció a servirle cuanto fuera necesario, pues incluso había oído hablar de su padre y de su abuelo.

Con tan cercano recibimiento y la amable hospita-lidad, surgió pronto entre ellos la recíproca amistad; con largas charlas sobre legendarias historias, de es-pectaculares cacerías, sobre inauditos tesoros, sobre emblemáticos rocines, jabalíes, corzas blancas y sobre hermosas y ricas herederas…

Andaba por allí una mujer que a don Diego, en me-dio de aquel extraño ambiente y por «el poder espiri-tuoso de aquel vino atopaciado que bebían, y aquel humo atufador que respiraban, y a los cuales don Diego no había tenido tiempo de acostumbrarse», le parecía una aparición semidivina. Así, aquel día se acostó en medio de dudas y sospechas. Nada más ama-necer el día siguiente, se lanzó instintivamente a cazar en la inmediata montaña; pasado algún tiempo sin ver

ninguna pieza, de pronto, los perros que le acompaña-ban husmearon entre la cerrada espesura y exhalaron un casi imperceptible aullido; y, rápida, «salió de entre la maleza una corza blanca que se detuvo un instante a mirarlos, como si no los temiera, antes de empren-der su carrera, no por la espesura para salvarse, sino por el sendero para hacerse ver y seguir por ellos. Arrancaron tras ella los lebreles, avanzando a brincos y ladrando bulliciosos; (…) por un recodo del camino volvió a ver un instante a los perros ya casi apareados con la corza, pero todavía ladrando alegres como si en vez de perseguirla retozaran con ella. Siguió y, en una plazoleta cercana de olorosas madreselvas, dio de manos a boca con la más extraña y hermosa criatura que recordó haber visto jamás; a cuyos pies jadeaban tendidos los dos lebreles y, tras de quien, le contem-plaba la corza con aquellos dos hermosísimos ojos, aquella cola inquieta y aquel escorzo que caracteriza a aquellos preciosísimos animales. La mujer, cuya ri-quísima cabellera, rubia como las espigas, recogida en dos grandes trenzas, rodeaba su cabeza como una corona de oro, y cuyo traje algo oriental dejaba des-cubierto su blanquísimo cuello, ceñido con un collar de topacios, y sus brazos esculturales, adornados con ajorcas de perlas, más que criatura humana pareció a don Diego deidad no clasificada aún en ninguna de las mitologías soñadas por la humanidad en su afán instintivo de penetrar en lo imponderable, de sondar lo infinito y de asomarse en la región inabordable de la suprema e incomprensible divinidad; y aquella mu-jer, que apenas representaba veinte años, sentada en un ribazo, se sonreía fascinadora, mientras don Diego la contemplaba en un embeleso del cual no hubiera sabido salir a no haberle ella sacado de él con estas palabras:

–Bienvenido seáis, señor don Diego, a esta vuestra montaña, en la cual mi padre y yo nos hemos permitido venir a veranear y labraros una gruta que habito yo, y

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Compartimos que os ruego me acompañéis a visitar y daros de ella

posesión como de hacienda vuestra, donde mi padre y yo no somos más que unos intrusos, y yo servidora vuestra, si no se os antoja tomarme por vuestra esclava como adherida a vuestro terruño.

Don Diego, que más que al sentido de sus palabras atendía al acento musical de aquella voz, que más que de garganta de mujer, de instrumento tan melodioso como desconocido salía, no supo qué contestarla, hasta que ella, levantándose y pasando su brazo iz-quierdo por debajo del derecho del absorto caballero, se lo llevó a través de un fragante y chaparroso enebral, precedida de la blanca corza que delante de ellos iba chospando, y seguida de los lebreles que husmeaban con delicia las emanaciones vitales de que su flotante ropaje dejaba impregnado el ambiente. Ni la tradición revela, ni Nicasia había sabido inventar las maravillas que en su gruta hizo ver a don Diego aquella maravillosa criatura, ni lo que en ella se dije-ron; pero sí indica las consecuencias de aquel ventu-roso encuentro, que fueron quedarse don Diego más de dos semanas en aquella rumorosa y humeante mon-taña, concluyendo por pedir a Pan de Oro la mano de su hija, que no era otra la desconocida y selvática dei-dad. (…)

–Pues vuestra es, señor don Diego, y lleváosla muy en hora buena con los dos tesoros de su hermosura y de su riqueza. Pie de Corza se llama y es más ligera que la que doméstica la acompaña…

Estrechó Pan de Oro entre las suyas las manos de don Diego, y quedó sancionada la unión de este con la hermosísima hija de aquel tan deforme padre.

De cómo don Diego se llevó a su castillo a Pie de Corza, ni de cómo ni quién les casó, ni se tomó el tra-bajo de apuntarlo la tradición, ni a Nicasia se le ocu-rrió añadírselo, aunque no fuera más que por la buena reputación de cristiano y por la legitimidad de los hi-jos que de aquel matrimonio resultaran para el ena-morado señor de Haro. Ello es que vivía este con ella algunos años después, más enamorado y más feliz que nunca, en su amurallada villa y dentro de su castillo roquero; y no parecía sino que con su mujer habrían venido a él, y sobre él habían caído, todas las venturas de la tierra y todas las bendiciones de Dios. Donde la señora de Haro ponía los ojos, brotaban la luz y el placer, y en nada ponía sus manos que en germen de bienestar y engrandecimiento no se convirtiese. (…) El interior del castillo era un trasunto del Paraíso te-rrenal; (…) tan hermosa se conservaba la maravillosa rubia, a pesar de los tres hijos que ya a su marido le había dado, y tan embebecido se hallaba este en su perpetua luna de miel».

Pasaban los años en un océano de total felicidad. Y una noche, en una alcoba cercana a la cámara matri-monial, ocupada por dos sirvientas de la señora, se produjo un incendio. «Saltaron del lecho marido y mu-jer, sin curarse del decoro y abrigo de sus personas, y sin más afán que el de acudir pronto a donde las voces les anunciaban un riesgo o una desgracia aún no co-nocidos».

Nunca la señora de Haro se había mostrado ante su esposo, ni ante nadie, a la luz, ni indebidamente cu-bierta. «…olvidada su esposa por primera vez de sus nocturnas costumbres y por primera vez expuesta a sus ojos tan escasa de ropas, se apercibió don Diego de que… su esbelta y torneada pierna derecha no re-mataba y se apoyaba en un pie humano, sino en una pata blanca de corza, con su pezuñita hendida.

(…)Quedó él tan sorprendido como ella contra-riada de tan inesperado descubrimiento; pero acep-tando sagaz y sin vacilamiento su desfavorable situa-ción, dijo la extraña esposa a su desorientado marido:

–¡Pues no hace diez años que sabes cómo me llamo!

Y esperó su respuesta sonriendo, y sin procurar ocultar su inconcebible defecto a los ojos de don Diego.

–Creía hasta hoy –exclamó éste– que te lo habían puesto por tu esbeltez y ligereza.

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Compartimos–Pues no: fue sin duda un aojo hecho a mi madre,

que tenía consigo, y como yo vivía poco menos que enamorada de una corza, de la que es hija la que con-migo tengo. Nunca pensé revelarte mi deformidad; pero ya que el azar te hace dueño de mi secreto, dime si por mi pie de corza voy a perder el cariño que me tienes, y si destruirá en tu ilusión todas las ventajas de las demás perfecciones de mi hermosura.

Don Diego contempló unos instantes y tomó en su mano la patita que servía de pie al ser indefinible que por mujer tenía, y al fin dijo:

–De ningún modo; mi amor no verá tu tan extraña imperfección más que como un primor solo a ti otor-gado por la caprichosa naturaleza» (...)

Pero: «dice un proverbio oriental que el humo que se escapa del tiro, la esencia que rompe el frasco en que está contenida, y el hada que rompe su encanto, son tres cosas que se van por el aire y que no vuelven jamás al punto de donde partieron. Pie de Corza era un hada de cuyo origen sólo podía dar razón a don Diego su padre Pan de Oro, el tan mal engarzado se-ñor feudal de San Juan de Pie de Puerto».

Di con este relato, hace una veintena de años, en las Obras Completas del inmortal poeta, y entonces me di cuenta de la legendaria relación con don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya y de Haro, el padre de D.ª Sancha Díaz de Frías, fundadora del medieval monas-terio de Bujedo: relación legendaria que la alcanza también a ella, pues la leyenda habla de hijos en el ma-trimonio. (Recientemente, he conocido en Internet el relato de una leyenda vizcaína, indudablemente la misma que Nicasia contaba al niño José Zorrilla –pero sin el empaque que el poeta le dio– y que, tanto le im-pactó entonces, que más de medio siglo después, le hizo escribir el relato de la tal leyenda).

Después de todo lo que, durante muchos años, yo he escrito anteriormente en nuestra familiar revista Distrito sobre la fundadora D.ª Sancha Díaz de Frías,

siempre históricamente, ahora lo continúo, o com-pleto, con este relato legendario debido al insigne poeta castellano. Esperaba el momento oportuno para publicarlo. Y creo que ese momento ha llegado: en este año en que se cumplen los 125 años de la llegada de nuestro Instituto al monasterio de Bujedo, la histó-rica fundación medieval de D.ª Sancha Díaz de Frías. A lo que se une el hecho de que este año es el Bicen-tenario del nacimiento del insigne vate José Zorrilla, autor de esta leyenda. Me parece que la publicación de este comentario en este momento, cae como anillo al dedo, al decir de la espléndida expresión castellana.

Otro grandísimo poeta romántico español del siglo XIX, en muchos aspectos paralelo a Zorrilla, Gustavo Adolfo Bécquer, tiene, entre sus preciosísimas leyen-das, una titulada precisamente “La Corza Blanca”, de contenido en parte semejante pero distinto a lo que es-toy comentando; mas de gran belleza poética. Bécquer localiza la leyenda en tierras sorianas y aragonesas del Moncayo, por donde a la “corza blanca” también se la denomina popularmente como “La Azucena del Mon-cayo”, y donde cuenta con un gracioso monumento, aquí reproducido.

Pero la tradición oral y escrita de la leyenda de la corza blanca –no en la interpretación legendaria de Zo-rrilla que aquí me ocupa– es ancestral. Además de la bellísima composición de Bécquer, también Alberti y Borges le dedican muy delicados poemas. En Galicia, “a terra das meigas”, se repite esa leyenda general en varios lugares y en formas semejantes. En tierras cánta-bras y en el Moncayo, dos establecimientos de hostele-ría proclaman la belleza del nombre de “La Corza Blanca” tomándolo como propia denominación. Pero el tema pertenece al folklore europeo, desde Escandinavia a Centroeuropa, y hasta tiene raíces más antiguas, en el mundo clásico. Recordemos al general romano Sertorio en España, aprovechándose de los poderes mágicos de su corza blanca ante la credibilidad de los ingenuos in-dígenas.

Termino con una interesante relación entre la ver-dad histórica y esta leyenda: y es que don Diego López “el Bueno”, Señor de Vizcaya y Conde de Haro, real-mente, y según los historiadores, contrajo matrimonio con D.ª Almicena, hija del entonces señor de San Juan de Pie de Puerto. Lo cual presenta un curioso parale-lismo con esta leyenda: D.ª Almicena - La Corza Blanca, las dos esposas de don Diego, la real y la le-gendaria, las cuales eran hijas respectivamente de un verdadero y de un ficticio señor de San Juan de Pie de Puerto. b

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Mi Bujedo Hno. Francisco Iglesias

¡Oh, Bujedo! ¡Mi Bujedo! ¡Bujedo de mis amores!

¡Cuán feliz en tus entrañas mis verdes años pasé! ¡Cuánto, entonces, yo gocé! Diga el reír de tu fuente si los cantos que entoné se me han ido de la mente.

Que el corazón se me hiele en el día en que no pueda de tu fresca rosaleda ver el olor de las flores, ni apreciar con alma queda el parlar de ruiseñores!

Grabada tengo en mis venas la cicatriz de tus muros (tan recios, tan seguros), que inundándonos de calma, nos tornaban más maduros y endurecían el alma.

¡Qué nostalgia, cielo santo, del Matapán, riachuelo; de esa torre pretenciosa, que así (como si tal cosa) pretende besar el cielo, alegando que es hermosa!

Voy subiendo mentalmente con recato monacal la escalera principal, y rememoro, entretanto, que de manera real ya lo hiciera más de un santo.

Sigo rezando el rosario y, del claustro, llego al coro; postrado, a Dios adoro con singular devoción y de la Virgen imploro la maternal protección.

Se nos fue el Hermano Justo, el proverbial organista… Virtuosísimo artista que era, partió en raudo vuelo a la gloriosa conquista de igual empleo en el cielo.

¿Y el Hermano Segismundo? ¿Dónde estás, memoria mía, que entre la dulce armonía ya no ves al “batutero” que la coral conducía con ritmo alegre y certero?

¡Oh, fiestas! Sublimes fiestas que mi alma embriagaban: Navidades, que dejaban un dulzor de caramelo; Pascuas, que te elevaban a los umbrales del cielo!

Temo que el sueño se quiebre y paso a la enfermería. ¿Qué me encuentro, ¡mamma mia!: tacatás, sillas de ruedas…, rostros de paz y alegría, y “Hay que vivir, mientras puedas”.

¡Oh, Bujedo! ¡Mi Bujedo! ¡Bujedo de mis amores!

¡Presérvete Dios entornos que olvidarlos no consigo: Obarenes, Cellorigo, San Miguel, Peña Mayor; dorados campos de trigo, madroñales con su flor!

¡Oh nido sin pajarillos! ¡Oh colmena sin abejas! Cantar quiero, si me dejas, esta endecha desgarrada: “¡Oh, Bujedo, entre tus tejas dejo mi alma ensangrentada!”.

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¿Hace falta que nos empujen? Hno. Antonio López Martín

n una de esas noches en que el calor cubano, santiaguero, no te deja dormir, estábamos los Hermanos intentando refrescarnos en el patio

de la recién “permutada” casa de Trinidad, hablando, entre otras cosas, de historia de la Congregación. Y al-guien preguntó… ¿y cómo es posible que la Ley Com-bes expulsara a los Hermanos de Francia, con lo que habían contribuido a la educación popular…?

Y otro, entendido en el asunto, dijo: porque no se supieron adaptar a los nuevos requerimientos de la re-pública, a las nuevas necesidades educativas de la época, más o menos como pasó en Cuba, de donde na-die los echó.

Eso mismo me dio a entender el P. Moré, uno de los tres Hermanos que se quedaron en Cuba cuando salió el resto, con el que hablaba de vez en cuando du-rante mis años en la isla. Mantenía que, si bien era cierto que la presión fue mucha, y algunos Hermanos fueron llevados al paredón ˗la comunidad de Manza-nillo˗ e hicieron simulacro de disparos sobre ellos, si los Hermanos se hubieran sabido bajar del último piso de los colegios y reorganizar sus comunidades, po-drían haber seguido en la isla.

El Hno. Eduardo Muñoz, que en paz descanse y en gloria esté, me decía un día: “uno de nuestros problemas es que la marca La Salle produce calidad, y la burguesía se ha apoderado de nosotros, nos tiene a su servicio y nos mantiene, porque le damos buenos beneficios; y ahora no somos capaces de dejarla y volver a nuestro

sitio…”. Y ¿acaso no es así, que el dulce encanto de la burguesía nos tiene encantados y encadenados?

El Hno. Álvaro, siendo Visitador de Centroamé-rica, nos decía en un retiro “Los sociólogos dicen que la década de los 80 ha sido una década perdida para América Latina… Han crecido las desigualdades, ha aumentado la pobreza… Pero nosotros, los Hermanos, hemos subido nuestros niveles de vida… nos alejamos del pueblo”.

Y seguimos alejándonos… Después de unos años desastrosos económicamente para España, ¿cuál de nuestras comunidades lo ha pasado mal? Es magnífico poder felicitar a nuestros administradores y reconocer que lo han hecho bien, pero ¿hemos sido capaces de acercarnos a los pobres, poner a disposición de los más necesitados nuestros bienes, acoger en nuestros mu-chos cuartos vacíos algún joven o familia necesitada, desprendernos de las riquezas que nos atan?, como hizo Juan Bautista De La Salle, ¿o seguimos en nues-tras cómodas habitaciones, lejos del “mundanal ruido”, en el último piso de nuestros colegios, oyendo hablar de barrios sin escuelas, de jóvenes que abando-nan el sistema escolar y sin ser capaces de dar un paso hacia fuera, de “salir”, como nos está invitando el Papa?

¿De qué nos sirve que nuestros Capítulos Genera-les ˗y los documentos que producen˗ nos recuerden una y otra vez que el camino es la conversión a los

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pobres, y nos manden, como ha hecho el último en su proposición 3.27, que los Distritos, los Sectores, deben abrir obras nuevas con el espíritu de la frontera y que las comunidades y los Hermanos deben incluir en sus proyectos lo que se proponen hacer en este sentido?

De poco, de muy poco, o de nada, porque, al menos así lo veo yo, nuestra preocupación es mantener comu-nidades en los “colegios”… ¿para que los padres, los profesores, nos vean?

Así, es imposible dar un paso hacia “la frontera”. Sencillamente, no es prioritario. En los papeles apa-rece como prioritario pero en las políticas que se im-plementan no, como le dije a un Hermano Superior en su visita, una de las veces que fue a Cuba… ¿Ustedes dicen que la misión de Cuba es prioritaria y no son ca-paces de encontrar dos Hermanos de América Latina para mandarlos a trabajar aquí? Pero en cualquiera de nuestras universidades y grandes colegios no faltan Hermanos preparados, luego no digan que nos los hay, la misión no es prioritaria.

Estamos anclados en nuestros pisos y lamentándo-nos y sin capacidad para tomar decisiones valientes que nos pongan en ruta hacia la frontera. ¿Por qué tememos que los gobiernos no den plazas a la concertada y que se tengan que cerrar nuestras aulas? ¿Por los maestros que se quedan sin trabajo? No creo que eso sea cierto, porque he oído de lugares donde ha pasado algo de eso

y se ha negociado con los gobiernos respectivos y otras congregaciones para recolocarlos. Lo tememos porque nos desinstala completamente, porque estamos per-diendo la imaginación y no estamos atentos a la lectura de los nuevos signos de los tiempos.

Para ir hacia allí, no hace falta ser joven, no hace falta ser muchos, hace falta afinar el oído y bajar, como hizo Juan de La Salle con los maestros, a los que consideraba menos que sus criados. Bajar, no subir. Desprenderse, desasirse, disponerse, abandonarse, como el “hágase…”.

¡Ojalá, el nuevo Hno. Visitador y su equipo, pon-gan bien claro y firme entre sus prioridades, abrir cada año de su período de servicio una nueva comunidad de Hermanos, de Hermanos y de los lasalianos que quie-ran ir con ellos, en LUGARES DE FRONTERA, como no se cansa de pedirnos el Señor Resucitado por medio de sus nuevos profetas…! Y, si no encuentran esos luga-res en España (¿ya tenemos comunidad en el Gallinero de Madrid?), los pueden hallar a menos de una hora de vuelo… Yo creo que la principal tarea de los superio-res, en estos momentos, es ayudarnos a bajar unos cuantos pisos, no mantener lo que ya tenemos. Apren-damos de la historia, de la nuestra, y demos pasos ha-cia delante, antes de que nos empujen los aconteci-mientos.

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¿¡Mi tesis doctoral!? Hno. Carmelo Bueno

or fin me he animado a escribir esta página. Mis neuronas le han dado muchas vueltas y, de una o de otra manera, lo que ahora lees ya lo he di-

cho en otros lugares, momentos o comentarios. Me gusta la idea ˗hecha realidad˗ de que sea Horizonte quien edite y guarde, oficialmente, “mi tesis doctoral”.

El llamado “Evangelio de Marcos” fue escrito por una mujer llamada María Magdalena. Esta es mi tesis. Una línea. Una afirmación. Sujeto, verbo y predicado. Dicho de otro modo: el primero de los cuatro Evange-lios escritos, conservados y transmitidos dentro del Nuevo Testamento de la Biblia de la Iglesia lo escribió María Magdalena, como muy luminosa y explícita-mente se dice en Marcos 15,40-16,8.

Esta tesis se me viene despertando dentro de mí desde los primeros años de la última década del siglo pasado. Me estrenaba por entonces como profe de co-sas de “Teología bíblica y Catequesis” en nuestro Ins-tituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequéticas San Pío X. Y en más de una conversación, medio en serio medio en broma, José Manuel Agirrezabalaga me invitaba a pelear por el doctorado, que es como de-cir investigar, escribir y defender una tesis sobre algún asunto de la Teología bíblica. Siempre le dije que no me había llegado el momento. Y ese momento debería coincidir con la presencia de un nuevo Hermano que se decidiera a estudiar Biblia en alguna Universidad especializada.

Andando el tiempo, este hecho ya se ha producido, como es bien sabido en nuestro Distrito Arlep y en el Centro Universitario de Aravaca. El propio José Ma-nuel me ha recordado, con el mismo humor y bromas, que ya me había llegado la hora de ponerme a la tarea de la tesis y del doctorado. Y aquí estoy ahora para dar cumplimiento a las palabras de él y a las mías.

Acabo de formular, aquí, en el segundo párrafo de los surcos de esta parcela, mi tesis. Esta formulación ocuparía la última de las mil páginas escritas de la fu-tura tesis doctoral que algún día se defenderá ante un experto tribunal de doctores universitarios y en alguna universidad que llegue a amparar, aceptar y aprobar tal tesis.

La última página de la futura tesis está escribién-dose ahora, aquí y contigo. Las 999 páginas anteriores ocupan los intersticios neuronales de mi cabeza.

Tengo suficientemente claro el contenido y el método, pero no deseo perder tiempo (con perdón, por las alu-siones que puedan interpretarse) en una investigación que poco o nada merece la pena. Me explicaré un poco mejor.

Una tesis doctoral, creo yo, es poner sobre la mesa de una especialidad una afirmación nunca hecha sobre un asunto determinado. Por eso, una vez realizada la afirmación, la tesis, habrá que dedicar tiempo y espa-cio a exponer que nunca hasta el momento presente se ha realizado en la historia del pensamiento humano una afirmación semejante. Creo que la lumbrera de la teología católica ˗¿eternamente?˗ es santo Tomás de Aquino. Y bien es sabido que este intelectual de la re-ligión enunciaba sus “tesis-afirmaciones teológicas” y a renglón seguido se podía leer en sus escritos todos cuantos autores habían opinado sobre esa misma tesis. Esto era como dar cuenta de todo el saber humano co-nocido hasta ese mismo momento sobre una determi-nada cuestión. Hecha esta exposición, el sabio domi-nico desplegaba toda su sapiencia para no estar de acuerdo con nadie y justificar que su tesis era real-mente la verdadera y acertada. Y que así, tal como él la formulaba, debería pasar a la historia del pensa-miento teológico del futuro.

Pues bien, las 999 páginas primeras de mi tesis doc-toral estarán destinadas a recoger todos los testimonios publicados, sea en la lengua que sea y en la época his-tórica que sea, a propósito de la autoría del llamado segundo Evangelio (por estar en todas las ediciones de la Biblia después del primero que es el Evangelio de Mateo). Este segundo Evangelio, así llamado por su ubicación canónica, en realidad fue escrito el primero y se le reconoce y nombra como “Evangelio según san Marcos”. Desde el siglo II de nuestra era hasta el actual siglo XXI se han publicado infinidad de hipótesis sobre la identidad de la persona que escribió este relato que se denominó “evangelio”. Cada una de estas hipótesis

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Compartimos tiene su constatación en las citas bibliográficas que en-

riquecen y dan peso a la tesis que se expone, investiga y justifica. Imagino que este ingente trabajo es tarea para más de una década de consultas, viajes, estancias, sentadas… O tal vez, alguien ya lo hizo, pero ahora personalmente lo ignoro. Estimo que esas 999 páginas serán suficientes para albergar tal documentación his-tórica.

Mi intuición me dicta que nadie hasta ahora ha es-crito y publicado que la mujer llamada e identificada en Marcos 15,40-16,8 como María Magdalena haya escrito el llamado “Evangelio según san Marcos”. Vuelvo a decir que es mi tesis después de haber cons-tatado que nadie lo haya dicho y justificado suficien-temente.

El siguiente paso metodológico es justificar y, si es posible, también probar científicamente que la tesis expuesta es cierta. Pero, en cuestiones de teología, la probatura científica siempre resultó casi imposible desde que se llega a aceptar que es casi imposible pro-bar científicamente que Dios existe. Sin embargo, sigo manteniendo mi tesis de que la mujer María Magda-lena escribió el llamado Evangelio de Marcos. ¿Por qué me mantengo en mis trece con esta tesis? Por dos razones.

La primera ya la he expuesto en el párrafo segundo de este escrito. Ella misma dice en Marcos 15,40-16,8 que, acompañada de otras muchas mujeres, estuvo junto a Jesús de Nazaret desde que comenzó su tarea en Galilea. Nadie más pudo escribir lo que sucedió con Jesús que quien estuvo con él siempre, hasta su muerte y después. Para muchos, esta razón no es de peso. Para mí, sí. Y andando el tiempo irá ganando en peso… Por eso lo dejo escrito aquí.

La segunda razón es una modesta intuición de ca-lado no pequeño. Creo que esta mujer, acompañante y seguidora de Jesús desde el primer día hasta después de su muerte y siempre, llegó a leer, al menos, el capí-tulo decimoquinto de la llamada primera carta de Pa-blo a los Corintios. Y una vez leído este mensaje le fueron naciendo desde sus adentros de persona, de mu-jer y de creyente, la imperiosa necesidad de contar las cosas como ella las había vivido y no como las dejaba escritas alguien que no sabía nada de la vida de Jesús de Nazaret y que se había atrevido, sin el permiso de los testigos existenciales como ella misma lo era, a di-vinizar a un hombre que solo quiso ser persona y no Dios. Le estaba naciendo desde dentro quizás el deseo irrefrenable de enmendarle la plana a un… ¿judío

oportunista?, al que no conocía de nada. Creo que esta María Magdalena, después de leerse de cabo a rabo ese documento paulino, decidió contar su experiencia, su evangelio, su fe en el hombre de la Galilea que le había despertado su identidad de persona, de mujer, de cre-yente que se fía… ¡y ama!

A aquel Pablo o Saulo de Tarso había que aclararle las cosas para que se supiera cómo fueron algunos he-chos de los inicios que él desconocía y que sólo una mujer, María Magdalena, con la compañía de otras muchas mujeres podían hacer: escribir la buena noticia de la misión, vida y muerte de Jesús. Ella escribió, pues, este que era su Evangelio. Una novedad blas-fema para el judaísmo y los suyos, pero sobre todo y principalmente una novedad blasfema para Pablo y los suyos: La buena noticia de Jesús de Nazaret, el hombre de Galilea, a quien está prohibido hacerle Mesías, Dios o Jesucristo. Y así lo escribió esta María Magdalena en el centro de su relato: “¿Quién decís que soy yo?... Pedro le contesta: Tú eres el Cristo. Y les prohibió que a nadie dijeran nada… Y comenzó a enseñarles que él era un hombre… Y reprendió a Pedro y le dijo: Sata-nás, apártate de mi vista…” (8,27-33).

Esta segunda razón sí creo que tiene peso. No sé si para pesar mi tesis doctoral, pero sí para sostener mi fe en ese hombre, en esa mujer y en sus tareas evange-lizadoras. Nunca presentaré esta tesis ante ningún tri-bunal académicamente universitario. Esta tesis queda presentada en la humilde universidad de este Hori-zonte último para que quien haya leído, nunca deje de hacerlo críticamente, y que sea su meditación y con-clusiones quienes me doctoren y nos lo contemos. He escrito.

Y he escrito para mí, el primero. ¿Tal vez así me llame y considere doctor? Tal vez. He escrito para Paco Cilleruelo que me puso en bandeja esta oportuni-dad. He escrito para José Manuel Agirrezabalaga, por su invitación y sobre todo por su paciencia, que nunca verá colmada. Para José Andrés Sánchez que sabe bien qué es eso de estudiar asuntos de Biblia y haberse exa-minado ante un tribunal que nota, anota y notifica. Y para cuantos deseen leer, acoger, considerar y hasta sostener… esta tesis y se decidan a darla su forma y acabamiento que aquí sólo he presenta do como una semilla… ¿Recuerdan?..., como una semilla era el reinado. Esta manera de escribir la aprendió María Magdalena del mismísimo Jesús de Nazaret al que oyó hablar y con el que tanto habló de tú a tú. Un hombre y una mujer. Un Evangelio. El primero de todos. b

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Fracasos, pero vencidos por los triunfos

Hno. Jesús Gil

ste es un estilo para dar cara a los fracasos. La experiencia del fracaso como camino. En el sufrimiento se asienta una parte importante de

la vida. Es preciso reconocer que la experiencia del su-frimiento en las personas puede ser exitosa, y de hecho lo es, en el difícil acceso a la verdad propia y a la ajena, verdad que se instala en el interior. Sentirse unidos en el fracaso, cuando este no es tomado como algo nega-tivo, es una forma estupenda de unir corazones, de an-dar la senda de lo humano. Jesús experimentó la sole-dad y el fracaso en que sus amigos se dispersasen cada uno por su lado y le dejasen solo. El fracaso también ha contribuido a una percepción de la presencia de Dios. Nunca Dios estuvo tan cercano a Jesús como en las horas de su profunda soledad y abandono. De tal modo que el innegable fracaso fue la manera como él mismo se declaró con él mismo. Hemos descubierto en los amigos la fuente de la existencia. Experimentar al Dios cercano por vía del éxito es mucho más peli-groso, más expuesto a trampas y engaños. El que es capaz de encontrar a Dios cercano en su fracaso, en-tiende de verdad al que acompaña en la debilidad.

Llegó el éxito, aunque tardío. No cabe duda de que más allá de los fracasos, llegaron los éxitos, los

mayores de todos. Nos encontramos con nosotros mismos, estábamos en nuestra casa, éramos noso-tros mismos, y estamos un poco más felices. La nota común de los éxitos es que llegaron un tanto tardíos, pero lo que importa es que llegaron. A pesar de todo, la familia entró en la dinámica del éxito. Los parien-tes del Señor también hacen misión así. La familia entró en la dinámica de la misión. Solamente tras un largo tiempo, la familia en pleno se puso a celebrar el éxito. Los fracasos quedan atrás. Los éxitos bri-llan como el sol de la mañana. Ya no nos queda más que el celebrarlo juntos. Los fracasos huyeron y los triunfos florecieron. El fracaso, largo y penoso, ter-mina por convertirse, una vez asumido, como éxito para todos. Los discípulos empiezan a vivir como vivió Jesús: Él acogía a los pecadores y se sentaba a la mesa con ellos, queriendo indicar la absoluta uni-versalidad del bien. Aquellos discípulos tan reacios a los mecanismos del Reino, terminan por ponerlos en práctica ellos también y se produce el milagro de la misión cristiana, fundamento de la fe. Ni el mismo Jesús histórico habría dado crédito al éxito, con el material con que trabajó.

Cuando el corazón de la comunidad se abre. El fracaso del rechazo, del particularismo queda asumido y brota la posibilidad nueva de la apertura, de la oferta, de la generosidad. Es cierto que algunos miembros de la comunidad moldearon su corazón y el del grupo al cual pertenecen y se prepararon para el posible re-chazo, por si llegaba. Pero cuando el corazón abre puertas y conecta con los demás, entonces y sólo en-tonces es cuando la comunidad se va formando como unidad fuerte y sólida. Los pájaros eran los paganos que amenazaban el huerto privado de la comunidad. En el Reino, los pájaros vendrán a quedarse, los paga-nos harán suya la heredad universal del Reino. Se puede decir que el gran éxito de la fe fue justamente el arraigo de la oferta en el ámbito dudoso del presente. Nadie hubiera podido imaginar, como lo reflejan he-chos importantes. Lo que tenía todas las posibilidades de ser un fracaso tremendo, así lo pensaba la comuni-dad, y se convirtió en un éxito sin precedentes, suscep-tible de ser repetido en épocas posteriores.

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Éxito con los desheredados. Pero quizá fue un fra-caso paliado por la afección de los desheredados que, de una u otra forma, siempre le fueron fieles no sólo en el primer momento sino en una actitud que se man-tuvo viva hasta el final. Jesús expresaba y trasmitía algo que entendían los pobres, los analfabetos y los miserables de la sociedad. Fue la masa privada de im-portancia quien entendió y guardó fidelidad a su uto-pía. El fracaso en el sistema tuvo el contrapeso del éxito entre los pobres. Tras el demoledor fracaso, no sólo fue posible un nuevo comienzo. No hubiera pen-sado nunca en este cambio fundamental. Una vida que, aparentemente fracasa, cosecha un triunfo de vida in-creíble. Reconciliarse con el débil es la puerta abierta para entender el futuro. Todo discernimiento pasa por encajar bien lo real, dado que ese real es, con frecuen-cia, débil.

Pensar en el futuro. El éxito no se puede lograr sin contar con los demás. Cuando se vive como es de-bido, la fe adquiere futuro; si se vive al estilo de la ins-titución, el fracaso es más amenazante. Las épocas de discernimiento tienen que mirar con más intensidad al Evangelio. De ahí van a venir los criterios, más que de

planteamientos institucionales. El éxito de la vida re-ligiosa está más en relación con el Evangelio que con estrategias de conservación institucional. La sociedad puede entender que sus aspiraciones y postulados coinciden en muchas cosas. Ése es el trabajo que se les encomienda a los religiosos como testigos de las reali-dades futuras. Si la sociedad entiende algo de eso, po-dríamos decir que hemos triunfado. La universalidad y la apertura son garantías de éxito para el futuro del Evangelio y, por lo mismo, para triunfar en plantea-mientos nuevos de la vida religiosa. Pretender conse-guir éxitos creyentes sin apertura y sin universalidad es prácticamente imposible. Si los pobres tienen éxito, el Evangelio también lo tiene. Por eso para medir el éxito hay que mirar en dirección a las pobrezas. Si nuestros grupos religiosos colaboran a ese logro, van por buen camino. Cualquier muerte histórica puede te-ner una lectura resurreccional, exitosa porque los lados oscuros encierran luces, amor. Por eso, es preciso mi-rar con profundidad los lados débiles de la historia, de las comunidades, de las personas.

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Una lectura casi imprescindible Hno. Jorge Sierra

uizás alguno de los amables lectores haya esbo-zado una sonrisa al leer el título y recordar que un servidor frecuentemente recomienda lectu-

ras en las redes sociales, de muchos tipos. En este caso, no se trata de un artículo de ciencia, historia o curiosi-dades, sino más bien de un libro que me ha impactado profundamente y que, en los tiempos que vivimos, me parece de lectura casi imprescindible.

Se trata de Le perdono, padre. Sobrevivir a una in-fancia rota, del suizo Daniel Pittet. Tuve la suerte de encontrarme con el libro, recién publicado en francés, en un intercambio con alumnos en París, y reciente-mente ha sido traducido al castellano. Solo por contar con la recomendación y prólogo del papa Francisco y por ser el testimonio personal de una víctima de abu-sos sexuales, terribles y continuos durante años, vale la pena su lectura. Pero aún hay más.

En primer lugar, es un testimonio personal de un niño frágil en una situación familiar que ahora llama-ríamos “de gran riesgo”: padre enfermo mental (el pri-mer párrafo del libro, que narra el ataque de su padre a su madre, ya es impactante), madre soltera y desequi-librada, frecuentes cambios de residencia, asistencia social, enfermedad física y psíquica… Todo un “cua-dro” que enmarca los hechos centrales del libro.

El nudo del relato se centra en los abusos sexuales, descritos de una forma “naïf” y a la vez terrorífica, hasta el punto de hacerte apartar la vista de las pala-bras, sufridos durante cuatro años por Daniel por parte de un religioso capuchino, Joël Allaz. Todos y cada uno de los encuentros reseñados son pavorosos, pero esta sensación aumenta, en mi opinión, al saber que el tal Allaz era un pastoralista comprometido y de éxito entre los jóvenes, dedicado en cuerpo y alma –aparen-temente– al anuncio del Evangelio… y al mismo tiempo un depredador sexual, un delincuente asque-roso con apariencia de santo y eficaz apóstol que no solo violó a Daniel, sino a cientos de chicos a lo largo de varias décadas.

Pero lo que realmente hace este libro excepcional no es solo la sinceridad y la claridad del autor sino, sobre todo, la esencia de su relato: el perdón y la jus-ticia retributiva. Daniel bien podría haber huido de la Iglesia y especialmente de la vida religiosa, pero aun así reconoce que, de no haber sido por varios religio-sos y religiosas, no habría podido vivir. De hecho, es el impulsor de un libro que tenemos en nuestras comu-nidades: Amar es darlo todo, un homenaje-testimonio a la vida religiosa, que se distribuyó el pasado año. Cómo una víctima de algo tan terrible que cuesta me-ramente leerlo ha podido perdonar, avanzar en su ca-mino como creyente, formar una familia y dedicarse casi por entero al anuncio del Evangelio en diversos movimientos y comunidades, es insólito y admirable.

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El epílogo del libro no es menos sorprendente: el padre Joël Allaz vive retirado en un convento de su orden, y allí es entrevistado por una amiga de Daniel y por el obispo de su diócesis. Asomarse al abismo de una persona así causa vértigo, pero al mismo modo es casi hipnótico. Resuena en cada página la pregunta: “¿cómo podía pronunciar homilías tan cercanas al mensaje de Jesús, e inmediatamente después violar a un niño?”. No logro comprenderlo.

No nos engañemos: tapar o intentar amortiguar es-tos comportamientos no nos hace ningún bien. Noso-tros también pertenecemos a una familia religiosa de santos y pecadores, muchos más de los primeros –afirmo sin dudas– pero con algún elemento destruc-tivo. Nos queda mucho por avanzar en la Iglesia a este respecto: claridad, verdad, justicia, centralidad de la víctima… Cuanto antes nos pongamos manos a la

obra, mejor, en mi opinión. No entiendo mucho de en-fermedades mentales, pero sí intuyo que en esto nos jugamos mucho: enfermos, sanos, espectadores o víc-timas. Lo que no cabe es la indiferencia. Sin culpabi-lizarnos, ¿cómo es posible que se den estos comporta-mientos en ámbitos de supuesta protección del menor como la familia, el colegio, la comunidad o la misma Iglesia?

Y quizás una de las primeras cosas que podemos hacer es conocer, valorar y empatizar con una expe-riencia tan dura y tan de fe como la de Daniel Pittet. Ojalá sea leído, profundizado y sufrido por otros lec-tores como me ha ocurrido a mí. Sin duda, devuelve la esperanza en la posibilidad de reconciliación no tanto del verdugo, sino de la víctima, que, al fin y al cabo, tenía todos los elementos para que su historia hubiera acabado realmente mal. Pero no, hago spoiler: sale más que “bien”. b

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¿Por qué he decidido ponerme el hábito?

Hno. Guillermo Moreno

ste texto quiere ser una sincera respuesta a una pregunta que me ha llegado por varios canales directos e indirectos en los últimos años. Me

ha parecido correcto responder, y lo hago abiertamente en este espacio familiar lasaliano que es nuestra revista Horizonte. No quisiera crear polémica y división, sim-plemente quiero compartir una experiencia y una re-flexión.

Tuve la gran suerte de participar en un CIL sobre pastoral vocacional durante el mes de noviembre de 2013. Durante esa experiencia, hubo un momento en el que recordamos a los mártires lasalianos en una ce-remonia en la iglesia de la Casa Generalicia. La mayor parte de los Hermanos que estaban en el CIL y en la casa iban a ponerse el hábito para ese momento, y a mí me pareció oportuno poder llevarlo también; pero, como no he tenido nunca hábito, pregunté a un Her-mano italiano de la casa si había alguno de sobra y me prestó uno suyo, ya que tenía dos. Al finalizar el CIL, cuando fui a devolvérselo, me lo regaló.

Para mí, aquel 7 de noviembre de 2013 fue como mi toma de hábito: un momento muy significativo, algo que deseaba hacer desde años atrás pero que, por el contexto en el que había vivido y el pensamiento colectivo imperante, no había sido adecuado. Llevar el hábito ese día me hacía sentirme unido a tantos

Hermanos del mundo entero, a los mártires que cele-brábamos; me hacía sentir orgulloso de mi vocación, de ser Hermano de La Salle. Para mí el hábito no era un problema, al contrario: era un signo positivo.

Coincidía que en ese CIL también estaba el único Hermano que queda de mi tanda en el Distrito, Luis Rubio, un gran Hermano y amigo. Él se iba a poner el hábito para la celebración y fue una motivación más para dar el paso. Después de muchos años separados –yo por Portugal y él por Canarias– fue una bendición pasar juntos ese mes. Esos regalos que te da Dios cuando menos te lo esperas. Vivimos unos días precio-sos de reencuentro y nos sentimos profundamente her-manos en el Señor. Ponernos los dos juntos el hábito en ese momento fue algo muy significativo y simbó-lico, que no se puede explicar con palabras. Algo que hubiésemos deseado hacer en el noviciado pero que no fue posible por el ambiente contrario al hábito en el que vivíamos.

Sé que para ser y sentirse Hermano y en comunión entre nosotros no hace falta llevar el hábito; que lo fun-damental es otra cosa, evidentemente. Sin embargo, los seres humanos necesitamos de mediaciones exter-nas, de pequeños sacramentos, de gestos, ritos, pala-bras, objetos, imágenes… que nos ayudan a relacio-narnos con lo que somos, a poner cuerpo y símbolo a nuestras ideas y experiencias. A algunos Hermanos el hábito no les dice nada o hasta les dice cosas negativas, y buscan otros símbolos; pero para otros, como yo, el hábito nos habla de cosas muy positivas.

Hay gente que dice que nuestro hábito es muy cle-rical, que es muy feo, que es muy negro, que con el babero haces el ridículo, que pareces protestante o al-guien de la Edad Media. La verdad es que pueden tener razón, pero no me importa mucho, y de momento es lo que tenemos; para mi tiene un significado profundo y nos une a miles de Hermanos por todo el mundo. Puede que algún día lo modifiquen desde el centro del Instituto o que nos den indicaciones sobre la indumen-taria, pero de momento es lo que hay.

En los años posteriores al CIL me he puesto el há-bito en diferentes momentos, y siempre me he sentido

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muy bien con él. A pesar de ser un poco tímido y bas-tante preocupado con el qué dirán, he intentado su-perarlo y expresarme con lo que me sale del corazón. Pienso que si para mí es algo importante, no tendría que ser un problema para los demás; que si la gente me conoce, sabe quién soy, el hábito no debería condicio-nar nuestra relación. La verdad es que así me he sen-tido con casi todo el mundo cuando lo he llevado, con naturalidad y libertad.

Por lo que voy comentando, las principales moti-vaciones que me han llevado a ponerme el hábito son de tipo personal e interno: son las más significativas y las que considero que no admiten mucha discusión. Es como si un cristiano se identifica llevando un tatuaje de Jesús, o un piercing de una cruz, o una sudadera de Salle Joven, o algo que se puso cuando participó en un proyecto de voluntariado internacional y es un sacra-mento para él. Creo que desde esta perspectiva perso-nal no hay mucho que discutir; cada uno puede poner los símbolos personales o colectivos que considere adecuados en su vida.

Pero también hay otras motivaciones de tipo ex-terno que quiero compartir en esta respuesta. Son rela-tivas y admitirían muchas discusiones; por eso las con-sidero secundarias. Algunas, me gustaría poder seguir discerniéndolas entre lasalianos para ayudarnos mu-tuamente en un camino de comunión dentro de la di-versidad.

Quisiera comenzar por una sorpresa que me llevé cuando estuve en el CIL. Para muchos Hermanos, no llevar el hábito pertenece al pasado; es verdad que a un pasado reciente, pero lo ven como algo superado o en transición. Justo lo contrario de lo que yo había escu-chado: que llevar el hábito era algo a superar del pasado. Ellos identificaban el rechazo al hábito con algunos ma-yores de sus Distritos, que no pertenecía al sentir de los Hermanos más jóvenes.

Yo no sabía que en algunos países donde está pre-sente el Instituto hubo una época en la que se suprimió

el hábito, pero después de un tiempo de discernimiento colectivo y de consultas decidieron irlo recuperando progresivamente. Por ejemplo, llegaron a preguntar en Filipinas a los alumnos sobre este tema y, para sor-presa de algunos, la mayoría prefería que los Herma-nos llevasen el hábito.

No es casualidad que en los últimos años, las fotos de las páginas web y las redes sociales de nuestro Ins-tituto presenten cada vez más Hermanos con el hábito. Solo hace falta mirar las fotos de los últimos tres Ca-pítulos Generales para ver la evolución, o las fotos del encuentro internacional de Hermanos jóvenes en Ma-nila. Sin irnos más lejos, en la secularizada Francia muchos Hermanos se ponen el hábito en momentos significativos del Distrito o del Instituto. Realmente, quitando cuatro o cinco países de los casi 80 en los que estamos, el resto usa con alguna frecuencia el hábito.

Siento que hay una generación que le ha dado al hábito una carga ideológica negativa que no conecta conmigo, porque yo no he vivido esa época en la que tuvieron que liberarse de muchas cosas opresoras y anquilosadas. Para ellos el hábito simbolizaba un tiempo a superar, un tipo de vida estéril, sin futuro, una manera de entender la vida de Hermano con la que no se identifican (y yo tampoco). Pero esas aso-ciaciones corresponden a un tiempo histórico con-creto que no es el actual. Cuando hablo con la gente más joven en pastoral, veo que hay diversidad de opi-niones sobre el uso del hábito, pero lo que no veo son estas asociaciones. Parece paradójico que para algu-nos sea un signo de liberación quitarse el hábito, y para otros el signo de liberación sea ponérselo.

Hace exactamente 20 años que inicié el noviciado, y en este tiempo he tenido el gran privilegio de cono-cer a Hermanos y lasalianos de muchos rincones del mundo, que me han ayudado a abrir mi mente a la di-versidad del Instituto. Algunos de esos Hermanos que tengo como referencia usan el hábito con naturalidad y se identifican con él.

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El joven posmoderno es muy sensible a la autenti-cidad, a lo visual, a los gestos más que a las palabras y las ideas. Para muchos jóvenes, ver a una monja “de monja” o a un Hermano “de Hermano”, con el hábito, no les causa ningún tipo de rechazo: es como si ven a un policía de policía o a un cocinero de cocinero. Lo que no aceptan bien es ver a alguien vestido de lo que no es; no aceptan la falta de naturalidad y autenticidad. Creo que tienen menos prejuicios que mi generación con la imagen externa de los demás.

En estos años me han sorprendido reacciones muy positivas de personas cuando me he puesto el hábito, mucha gente que me ha reforzado el hecho de llevarlo. Encuentros muy significativos que no se hubiesen pro-ducido de no haberlo llevado, porque no sabrían que era Hermano. La verdad es que me alegro mucho de poder ir naturalizando el uso del hábito como Her-mano de La Salle y sentir que va dejando de ser un tema tabú en nuestro Distrito.

Vivimos en un mundo en el que uno de los retos es la comunión en la diversidad, y creo que los lasalianos somos expertos en ello. Me gustaría que esta reflexión pudiese dar pie a diálogos fraternos y constructivos, a generar discernimiento y, por qué no, a otro artículo de Horizonte en que algún Hermano responda a la pre-gunta contraria: “¿Por qué he decidido no ponerme el hábito?”

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Asamblea Diocesana de Vida Consagrada en Santander

Hno. José Carlos García Moreno

a diócesis de Santander ha celebrado la Asam-blea Diocesana de la Vida Consagrada, enmar-cada en el plan diocesano del año de la fe. D.

Manuel Sánchez Monge, obispo de la diócesis, de ori-gen palentino, se decide poner a la Iglesia local en re-flexión sobre la Vida Consagrada después de que lo ha hecho sobre el Clero y los Laicos. Para ello creó una comisión que tuvo su primera reunión el 4 de febrero de 2016 y que se ha encargado de la animación de todo el proceso de reflexión y cuestionamiento hasta la Asamblea General celebrada el 29 de abril de 2017.

Los objetivos que se persigue son: a) Renovación de la vida de los consagrados; b) Conseguir un mayor conocimiento por parte de la sociedad de la vida con-sagrada, y c) Estrechar los lazos de comunión entre los propios consagrados, el clero y el Pueblo de Dios. Hay un eje trasversal inspirado en el papa Francisco: “Pro-fetas en el mundo de hoy”, que se convierte en el lema de la Asamblea.

En el cuadro adjunto se puede consultar el número de consagrados existentes en la diócesis de Santander.

A la Comisión formada por representantes de CONFER, Sociedades de vida apostólica, Institutos Seculares, clero y laicos, se le encarga: estudiar cómo

conocer la realidad, llegar a todos los estamentos y proponer conclusiones que ayuden a vitalizar la Iglesia local. En palabras del propio Obispo:

“Este acontecimiento de la Asamblea de la Vida Consagrada ha de ser un momento de gracia que re-clama de los consagrados interrogarse sobre la fide-lidad a la misión que les ha sido confiada. Vivir los tiempos actuales con esperanza implica no desani-marse ante los problemas que han de afrontar en nues-tro tiempo”.

Para lograr estos objetivos se confeccionan unos materiales adecuados. El obispo publica una carta pas-toral, “La Vida Consagrada en la Diócesis” que sirve de base a la reflexión. Se publica un cuaderno de tra-bajo con una encuesta que contiene 30 ítems; carteles, dípticos informativos, tarjetas con la oración propia… Se prepara una clase de formación religiosa destinada a los alumnos de 5.º, 6.º de Primaria y 1.º, 2.º de la ESO, para aplicar en los colegios públicos y concerta-dos. Se monta una exposición muy didáctica sobre la Vida Consagrada, que sirve para dar a conocer lo que es la Vida Consagrada en general y en la diócesis. Se ha estado en contacto con los “medios” de comunica-ción, que han dado a conocer este acontecimiento.

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El cuestionario de los 30 ítems ha sido contestado por 65 comunidades o grupos cristianos de laicos y ha servido para recoger los datos concretos de la situación actual de la vida consagrada en la Diócesis, además de proporcionar líneas de acción de cara al futuro. Estos datos sometidos a un estudio por parte de la Asamblea General han dado las conclusiones finales respon-diendo a la cuestión, “¿qué se nos pide a la vida con-sagrada en nuestra diócesis?”:

- Potenciar la vivencia del carisma y la vida comu-nitaria para que sea más significativa.

- Ser vida consagrada en salida y acudir allí donde se nos necesite.

- Hacernos más pueblo con el pueblo.

- Insistir en la importancia de la nueva evangeliza-ción.

- Mayor conocimiento y relación de la Vida Con-sagrada activa con la contemplativa.

- Planificar encuentros entre consagrados, presbíte-ros y laicos.

- Aprovechar las Jornadas de las diversas delega-ciones para encontrarnos, conocernos y convivir.

- Ser expertos en comunión.

- Trabajar pastoralmente con las familias.

- Plantear algunas acciones concretas para la ayuda a familias con carencias, presos que salen de la cárcel, inmigrantes…

- Compartir los proyectos pastorales y trabajar con-juntamente la Pastoral Vocacional.

- Crear estructuras para se integren los jóvenes en la acción de evangelización; de manera especial, los que viven en zonas rurales.

- Crear una red de comunicación entre todos, que facilite la integración y la vinculación.

- Crear un plan para dar a conocer más y mejor la Vida Consagrada y hacerla más accesible.

- Invitar a los centros educativos a que visiten y co-nozcan la vida parroquial.

- Favorecer la participación de los consagrados en consejos parroquiales, pastorales, delegaciones dioce-sanas… Al mismo tiempo, se pide que las delegacio-nes no sean unipersonales, sino que formen un equipo de trabajo.

- Apoyar proyectos diocesanos.

- Establecer programas conjuntos de formación.

- Tener en cuenta a la Vida Consagrada en la toma de decisiones en la diócesis.

- Formar a los seminaristas en Vida Consagrada.

Estas propuestas se han convertido en acciones o líneas de acción que se han agrupado por ámbitos de trabajo en la diócesis (vicarias, delegaciones, CON-FER…)

La evaluación realizada el 29 de mayo en el seno de la comisión, ha sido muy positiva. D. Manuel Sán-chez Monge, obispo de la diócesis de Santander, cree que se ha dado un gran paso en el crecimiento como comunidad eclesial y se han puesto las bases para se-guir trabajando en la fraternidad y la presencia del Reino de Dios en esta tierra.

Pienso para mí que, en breves palabras, a los con-sagrados se nos está pidiendo más autenticidad, más coherencia y vida sencilla, ser pueblo en el pueblo y con el pueblo. Lo que el número 157 de la Regla nos dice: “llamada a ser hermanos con ellos y a vivir la fraternidad como signo para todos los educadores”.

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Un salterio a la medida de la comunidad

Hno. Luis Miguel Fernández Renedo

l menos eso nos parece a muchos de la comu-nidad de Bujedo. Por supuesto, no es la per-fección. Pero lo hemos tomado con ilusión y

paciencia. Y aquí lo contamos. Bueno, lo cuento yo.

Y ¿por qué lo contamos? Hace meses, más de me-dio año ya, el Hermano José María Abecia me escribía un correo invitándome a que contara la experiencia de nuestra comunidad en el rezo de las Laudes y Vísperas cantadas. Es que el Hermano Abecia es, ya sabéis, un entusiasta del canto todo, y del de la comunidad en particular. Tal vez, hasta le ha incentivado el marco en que desarrolla su vida desde hace más de treinta años, en la Santa Espina, tan monasterial. Abecia conoce realizaciones variadas del canto litúrgico de los mon-jes, tanto del gregoriano clásico (Solesmes, Silos…), como de las adaptaciones de las cadencias sálmicas a las lenguas vivas, en concreto, al castellano (así, en Si-los, en Montserrat, en el císter de Dueñas, en Car-deña…).

Una de estas últimas iniciativas de canto litúrgico tiene como referente al Monasterio de Valvanera, en La Rioja. Para estos monjes benedictinos, hace años, un monje de Montserrat que allí residió escribió una notación musical para el canto de la liturgia en caste-llano. Los monjes lo juzgaron bueno y lo imprimieron. Abecia lo conocía y lo ensayaba y cantaba. A su vez, los Hermanos de Bujedo, en una visita que hicieron a Valvanera, cantaron vísperas con los monjes. Les gustó. Al marchar, llevaron consigo un par de ejem-plares de esos libros. Y fueron aprendiendo algunas tonadas.

Fue este último año último cuando se nos pasó por la mente, y lo acordamos, hacer nuestra salmodia can-tada. Con la tonada de Valvanera.

Empezamos poco a poco. Primero, en fotocopias laboriosamente preparadas por nuestro infatigable mú-sico, el Hermano Jorge. En este momento fue cuando Abecia nos pidió compartir la experiencia a través de la revista del Sector. Lo excusamos. Aún estaba muy inmadura, muy insegura, y no pareció oportuno contar algo que aún no tenía consistencia.

Sin embargo, como nos iba pareciendo de interés este estilo de canto-oración, buscamos los libros im-presos para mayor seguridad en los detalles de la eje-cución. Por fin, dimos con ellos. En Valvanera, jus-tamente. El benedictino que nos atendió fue muy amable. Nos dijo que tenían mucha producción y que estaba prácticamente parada en un stock bastante grande. Que nos podían dar lo que quisiéramos. Y, hasta gratis. Que se sentirían pagados con que sir-viera para la oración del pueblo de Dios. Y tomamos la palabra tan generosa y nos fuimos a Valvanera y nos trajimos una treintena de libros del común de la liturgia de las horas. No fuimos gorrones. Les deja-mos una limosna decente.

Es de notar que la publicación entera consta de cinco libros: el que tenemos, del común. Otro de Ad-viento y Navidad. Otro de Cuaresma y Pascua. Otro de fiestas. Otro con los himnos. De estos cuatro nos vini-mos con un ejemplar, para poder tirar de él si nos in-teresa. De hecho, en Cuaresma y Pascua hemos vuelto al sistema fotocopia para tomar solamente lo propio del tiempo litúrgico correspondiente.

Así, estamos usando con relativa asiduidad esta sal-modia desde hace unos seis meses. Tampoco siempre. En nuestro principio de dejar a cada animador marcar el estilo que le parece bien en el día que le corres-ponde, tomamos este libro o el Juntos cantamos a Dios

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Compartimoso las fichas. Siempre nos parece bien lo que se deter-mine; y no queremos dejar de lado cantos que sabemos y de los que gustamos usar.

En este momento, creo que podemos decir que va-mos asimilando el modo y las melodías. Estas son su-mamente sencillas y fáciles. Es verdad que tenemos el

privilegio de organista comunitario. Basta que toque la melodía, tanto de los salmos como de las antífonas, antes de cantar, para que fácilmente nos sintamos con suficiente seguridad para cantarla. Con ello, también podemos entrar en el sentido del salmo y orar con el espíritu del salmista.

Esta es nuestra experiencia. No sé si está clara. Creo que mis Hermanos de comunidad suscriben lo que yo escribo. A lo mejor, esta es la intención de estas líneas, sirve para suscitar el interés de alguna comuni-dad. En este caso, no dudéis en acudir a Valvanera y pedir. Seguramente que, con que uno de la comunidad pulse las notas sencillas del canto, podemos cantarlo bien. Y, al formar coros, tanto puede ser de la mitad y mitad de la comunidad, como de que un “coro” lo forme un Hermano más seguro (o dos) y el otro coro el resto de los Hermanos.

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CompartimosTodos unidos para una buena educación

Hno. Jesús Gil

in el compromiso, la participación activa, la co-laboración, y el apoyo de la familia, la escuela tropieza con muchas dificultades para lograr

sus objetivos de forma eficaz. Cuando la familia se re-laciona positivamente con los profesores, están apli-cando una sencilla y poderosa fórmula que influye de forma notable en el interés de sus hijos por aprender. Los hijos tienen más probabilidades de éxito cunado la familia se implica activamente en sus procesos de aprendizaje.

Como en todas las épocas, también los adolescen-tes de hoy son hijos de su ambiente. Los nuestros, do-tados como los de cualquier otra generación de sus propias fortalezas y debilidades, viven generalmente integrados en el ámbito familiar, centrados en el ocio, cautivados por los medios donde el pensamiento y la reflexión son menos necesarios, y creciendo en una so-ciedad en la que determinados valores tradicionales se encuentran a la baja (esfuerzo, compromiso, responsa-bilidad…). Estas características no contribuyen al tra-bajo escolar, al menos tal como está concebido en la actualidad. Porque, sea como sea, el caso es que toda-vía no se ha inventado la pócima mágica que nos per-mita aprender sin esfuerzo, tesón, constancia y activi-dad sistemática.

Pasión por aprender. Lo llamamos motivación in-trínseca y significa que, cuando uno se interesa o apa-siona por algo, hará lo que sea necesario para lograr cuanto tenga relación con su mundo de intereses, y al-canzar las metas que se haya propuesto. Pero ¿qué ex-periencias contribuyen a promover esta genuina fuerza interior llamada motivación, considerada el verdadero

motor del esfuerzo, la constancia y el tesón por conse-guir lo que uno se propone? He aquí algunas de ellas: la experiencia personal de éxito, el tener razones claras para estudiar (a corto, medio y largo plazo), los estí-mulos externos y el refuerzo, el interés y la valoración del mundo escolar por parte de la familia, los métodos de aprendizaje, la calidad de las relaciones en el aula, el clima cultural y educativo familiar, los modelos de los propios progenitores como personas con amplios intereses de aprendizaje, lectores, culturales… Una cosa es cierta: sin constancia, tesón y trabajo sistemá-tico difícilmente se puede lograr algo; de eso saben algo los numerosos alumnos, que los hay, que tienen sólidos intereses, metas claras y definitivas, motivos personales para estudiar o lograr objetivos. Los am-bientes familiares y escolares basados en el afecto y el apoyo contribuyen más eficazmente a desarrollar no sólo una adecuada autoestima, sino también interés por las actividades escolares; por ello, conducen con más frecuencia hacia el éxito, tanto escolar como per-sonal. No hablamos de mantener actitudes educativas permisivas sino de ejercitar ese complicado equilibrio entre comprensión, apoyo afectivo y exigencia de res-ponsabilidades.

La relación positiva de las familias con el profeso-rado influye notablemente en el interés de los hijos por aprender.

Pero los hábitos, actitudes e intereses no suelen ser cosas que nacen de la noche a la mañana; forman parte de una historia que se fragua desde los primeros años de la vida: Y es que el proceso motivador tiene su pro-pia biografía.

Claro que hay excepciones y, por eso, el primer paso para ayudar a un alumno que no estudia, es com-prender por qué no lo hace.

¿Por qué no estudia? Según quien responda a la pregunta, se tenderá a responsabilizar a una u otra de las instancias que tienen que ver con la cuestión. He aquí algunas de las posibilidades: Si el diagnóstico se realiza desde la perspectiva del colegio, no es infre-cuente delegar las responsabilidades en la familia; el alumno no estudia porque los padres no se interesan

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Compartimospor sus actividades escolares, no le exigen, le consien-ten o le justifican continuamente. Cuando la interpre-tación proviene de la familia, es más difícil atribuir al profesor o al colegio la causa de la desmotivación o el fracaso del hijo. A veces, familia y colegio se alían para emitir un diagnóstico común y responsabilizar exclusivamente al alumno de su apatía, su indiferencia o su desinterés por el estudio.

En esta coyuntura, el alumno tratará de capear el temporal a su manera bien aceptando la responsabili-dad que se le imputa, bien buscando justificaciones a su modo de actuar, bien escudándose en la postura más ventajosa para él. Pero, aunque en algunas ocasiones uno u otro de los diagnósticos de la situación puedan ser más o menos acertados, cabe al menos una cuarta posibilidad más constructiva. Realizar un diagnóstico compartido familia-colegio o en su caso, alumno- fa-milia-colegio para analizar juntos el origen del pro-blema y consensuar pautas de acción comunes. En ge-neral, los hijos tienen más posibilidades de éxito cuando la familia se implica activamente en sus pro-cesos de aprendizaje, cuando familia y colegio consti-tuyen un binomio coherente que funciona de modo ra-zonablemente coordinado y cuyas relaciones se basan en el sentido común y en confianza mutua.

Juntos es mejor. En las asociaciones de padres y madres de alumnos se hacen al respecto tres significa-tivos requerimientos a todas las familias con hijos en

edad escolar: 1- Implicarse de forma permanente en el proceso educativo de los hijos. 2- Promover el respeto al profesorado. 3- Comprometerse con una mayor par-ticipación e implicación en el proceso educativo a tra-vés de las asociaciones de padres y madres de alum-nos.

Es el mensaje, tan necesario como importante, pro-clamado una y otra vez, de que educar juntos no sólo es mejor, sino que es también necesario y urgente.

En torno a los valores. ¿Quién decide los valores que se deben transmitirse el Estado o la familia? La familia tiene primacía. Pero a nivel legal lo articula el parlamento. ¿Qué valores y comportamientos deben promover esta asignatura? Esta ley se centra en los va-lores constitucionales y en los derechos humanos que todos compartimos.

Lecciones urgentes. No es hora de enfrentamientos sino de convergencias. Es fácil y peligroso desenfocar y extremar las cosas cuando se dan posturas y opinio-nes encontradas. Hemos de buscar lo que nos une y no lo que nos separa; sumar en vez de restar y contrapo-ner. Toda polémica tiende a desenfocar las cosas; no así el diálogo. Dialogar es dar y recibir, escuchar y va-lorar al otro.

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El corazón de La Salle sigue latiendo en Verín Homenaje de gratitud y reconocimiento a nuestro recordado y querido Hno. Salvador Fernández

Agustín D. Diéguez Delgado

El 14 de mayo, un buen grupo de antiguos alumnos del antiguo colegio “San José” de Verín homena-jearon en Santiago al Hno. Salvador Fernández. Por el gran cariño lasaliano que contienen, el Hno. Justino nos hace partícipes de las palabras con que ofrecieron el homenaje.

s para nosotros motivo de gran satisfacción poder reunirnos hoy en este magnífico Colegio La Salle de la ciudad del Apóstol Santiago, en

torno a la figura de nuestro antiguo y recordado profe-sor el Rvdo. Hno. Salvador, en la grata compañía de los demás miembros de la Comunidad y Hermanos que le acompañan.

Realmente para nosotros, los antiguos alumnos del Colegio San José de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Verín, el recuerdo nos trae a la mente al Hno. Federico, aunque ya sabemos que, tras las refor-mas del Concilio Vaticano II, ustedes volvieron a sus nombres originales, Hermano Salvador, y a los cole-gios se les llama desde entonces de La Salle, lasalianos o lasallistas, según los continentes.

El Colegio de los Hermanos de Verín siempre fue y sigue siendo para nosotros, incluso décadas después de que los Hermanos tuvieran que dejar su labor edu-cativa en la villa y comarca, punto de encuentro, de referencia, pero si somos sinceros, aunque el edificio erigido a expensas del generoso e ilustre verinense D. José García Barbón hoy sea Casa de la Cultura, para nosotros sigue siendo el Colegio de los Hermanos, nuestro colegio.

El poder entrar en la escuela de los Hermanos en nuestra época, era todo un reto y, en las escuelas pú-blicas de parvulitos, ya nuestras maestras deseaban que la sencilla prueba de admisión en los Hermanos fuese todo un éxito. Y luego, verte en la lista de admi-tidos resultaba el mayor logro de nuestras tempranas edades.

Hermano Salvador, Vd. nos recibía en la Clase Pri-mera al comienzo de septiembre de cada curso (1952-1960). ¡Qué paciencia, y con más de cincuenta ni-ños…! Pronto empezábamos las tareas: ejercicios en el bloc de trabajo diario en el aula, cuadernos de cali-grafía, ¡ya con tinta y plumilla! ¡qué ilusión…!, aun-que al principio resultase un suplicio. ¿Recordáis los dedos manchados, de tinta? ¡Y que no cayese ningún chapón!... Libro de Cálculo, libro de Gramática Espa-ñola, libro de Religión, libro de lectura… pequeñas obras didácticas por su tamaño, pero densas en conte-nido para nuestras cortas edades, eso sí y muy pocos dibujos y en tal caso, en blanco y negro…La Editorial Bruño ponía en nuestras manos siglos de experiencia didáctica. Por supuesto todos debían estar siempre bien limpios y forrados. Ahí estaban nuestras madres cuidando esos detalles de limpieza y orden en la car-tera y sobre todo en nuestras personitas, apoyando in-condicionalmente la labor de los Hermanos y del H. Federico en especial, pues era nuestro primer maestro lasaliano, Hermano y amigo. Él era nuestro modelo a seguir.

Todo era nuevo para niños de siete u ocho añitos que, aunque estábamos habituados a ver y saludar a los Hermanos a la salida de la iglesia, en la calle, o en el

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Compartimospropio colegio cuando acompañábamos a nuestros hermanos mayores o amigos las tardes del domingo…, pero el entrar en contacto directo con los religiosos de La Salle, tan prestigiados, tan dedicados a su labor educativa, y vernos inmersos en ese colegio tan grande, de cuatro aulas, era otra cosa. Qué ilusión y a la vez qué preocupación.

Cada mañana a las nueve empezábamos la jornada con puntualidad e izado de la bandera nacional; y, ya en el aula, la oración y reflexión, revisión de tareas y trabajo lectivo. Las sesiones de la mañana estaban ade-cuadamente divididas por el recreo. Era nuestro mo-mento de esparcimiento, de compartir nuestras peque-ñas vivencias en casa, en la escuela, en casa de los abuelos… y tiempo de jugar: el balón tiro, el fútbol, el frontón... No había bocadillo ni bollos para el recreo… ¡y aun así hoy tenemos colesterol! El rezo del Ángelus a las 12 señalaba la mitad de la jornada y, ya pronto, a comer.

Era una frugal comida en nuestras casas, o en el co-bertizo del patio los compañeros que venían de las al-deas y pueblos próximos. Qué sacrificio e ilusión los de aquellos compañeros que, lloviese o nevase, no de-jaban de venir… casi como hoy… Claro el famoso di-ploma de asistencia y puntualidad tenía su importan-cia, y máxime que suponía, como los diplomas de comportamiento y excelencia, una excursión gratis a fin de curso. Y a las cinco, después de apuntar bien las tareas, de nuevo en el patio, en fila y posición de fir-mes, el arriar la bandera con el canto de despedida marcaba el final de la jornada.

Y dentro de aquella dinámica educativa lasaliana no faltaban los concursos de poesía, las obritas de tea-tro, los certámenes de Catecismo, los juegos con mo-tivo de la fiesta patronal con desfiles, campeonatos, carreras ciclistas…. El mes de las flores y la saba-

tina… El Belén navideño era otra actividad impor-tante, y ahí nació la costumbre que mantenemos en nuestras casas de montar con nuestros nietecitos el motivo navideño con más o menos profusión de fi-gura, claro que no tanto como el de los Hermanos. Y allí estaba el Hermano Federico llevándonos a buscar el musgo, ayudándole a formar las montañas, hacer el río con sus molinos y lavanderas, el castillo de Hero-des, y colocar tantas y tantas casitas o figuras articula-das que hacíamos con todo cariño como trabajo ma-nual para los exámenes trimestrales y que luego el Hermano escogía para el Nacimiento.

Tampoco faltaban nuestros paseos de disciplina, bueno, este era el pretexto para enseñarnos a valorar el orden como clase y darnos a conocer otros aspectos de la vida, pues no todo era y debe ser laborar: paseos a Monterrey, tardes de deportes en La Granja, magosto anual en Quizanes, Cabreiroá, Ábedes, Vilela… y en cualquier paraje que se prestase para celebrar a San Martín. Paseo a los balnerios… excursiones de fin de curso a Pedras Salgadas, Laza y Castro, a Junquera de Ambía y los Milagros, Celanova y Allariz… A fin de cuentas eran nuevas vivencias que abrían nuestras mentes y nos permitían soñar con nuevas experiencias y cómo alzar el vuelo en épocas futuras.

Y allí estaba siempre el Hno. Salvador, porque aun-que nosotros pasásemos de curso, él seguía en la misma aula, dando clase a los nuevos, pero partici-pando como el primero al lado de sus Hermanos y de los cientos de niños del Colegio

Y así, día tras día, curso tras curso fuimos reci-biendo una formación muy completa de mano de nues-tros profesores. Con el Hermano Salvador formaban la comunidad otros Hermanos y que, aunque hayan falle-cido o sean muy mayores, su recuerdo permanece en nuestros corazones y sus enseñanzas en nuestras men-tes: los Hermanos directores Lorenzo, Eugenio, Her-menegildo, Santos, y los profesores Hermanos Félix, Benjamín, Miguel, Eulogio, Manuel, Alfonso, Anto-nio, Antonino… Todos ellos fueron creando en noso-tros hábitos de vida cristiana y una escala de valores humanos y buenas costumbres, acordes con nuestra época y con la disciplina y esfuerzo inherentes a las Escuelas Cristianas que S. Juan Bautista de la Salle quiso imprimir en sus Hermanos y centros, que tan buenos resultados dieron y siguen cosechando a día de hoy en los cinco continentes, en colegios, Escuelas Técnicas y Universidades.

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Actualmente, nosotros así los creemos y pensamos, ser antiguo alumno y sentirse lasaliano es un orgullo y un honor, y aquel camino de la vida iniciado de la mano de nuestros profesores fue, en buena medida, el programa que condujo nuestras vidas y perdura en nuestros hogares.

Fue el trabajo de los Hermanos una labor silenciosa y abnegada llevada a cabo a lo largo de ochenta años, tres generaciones que fuimos formadas en la pedago-gía e ideales lasalianos, que siempre hemos agradecido y testimoniado con nuestro cariño, logrando que desde el año 1991 Verín tenga dedicada a los Hermanos la calle inmediata al colegio, y en la fachada, además de la estatua de S. Juan Bautista, otro monolito recuerde sobre placa de bronce, los nombres de todos nuestros Hermanos educadores.

Y hoy, víspera de la festividad de san Juan Bautista de La Salle como Patrono Universal de los Maestros Cristianos, patrocinio instituido por S. S. Pío XII en 1950, desde lo más hondo de nuestros corazones, Her-mano Salvador, sus antiguos alumnos aquí presentes, así como los demás compañeros que le siguen recor-dando, aunque su presencia no haya sido posible hoy en este cariñoso acto, le hacemos entrega de esta placa conmemorativa y diploma, testimonios imperecederos de gratitud y reconocimiento a su labor educadora y entrega generosa a nuestra formación, con el sincero deseo de que la felicidad y salud le sigan acompañando por muchos años.

Muchas gracias Hermano.

Santiago de Compostela, 14-V-2017.

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Experiencia CELTE- 2017 Hno. José Antonio Revuelta

acía años que me había parecido genial la idea realizada de un encuentro de Hermanos veteranos, con el fin de aprender a vivir la

última etapa de la rauda vida.

Algún español del Distrito de Centroamérica-Pa-namá siguió el curso. Platiqué con él. Me decidí a par-ticipar. La ocasión la encontré al volver a España a convivir algo con mis ancianos padres. Esperé y, por fin, el Visitador me anotó.

Tal vez por ansiarlo, me resultó redondo. Salí en-cantado de la experiencia.

Voy a elaborar un análisis personal sobre la matriz DAFO o FODA, a vuela pluma.

Fortalezas

- "La Madre Congregación" nos mimó demasiado. Con todos los emolumentos adelantados. Hasta las en-tradas a los museos y otros melindres. Consentidos de verdad. Tal vez se hace cargo del ponderoso y rutina-rio pedaleo en la escuela, año tras año.

- El lugar, de ensueño. Ajustado a la finalidad del evento. En todo: clima, vivienda, alimentación, aco-gida de los moradores de la casa de Cambrils.

- La pluralidad de Hermanos, de todos los parajes peninsulares, por nacimiento o por trabajo. La frater-nidad, desde el primer día: todos hemos mamado de idénticas ubres. Las de entonces, aunque los presu-puestos hayan cambiado.

- Conocimos Cataluña entera, la siempre verde en sus campos, colinas, alcores y altozanos. Rica y em-prendedora. Lástima del cáncer independentista ba-rato. ¡Ah! hasta tuvimos suerte con los/las guías. Entre ellos, los esforzados HH. Jaume Palom y Joaquín Gasca. Dios se lo premie.

- El entramado bien entreverado del transcurrir de las semanas.

- La calidad de los expositores de los diferentes ta-lleres.

- Naturalmente, buena parte de ello dependió del Equipo Directivo: Ángel Hernando (Valladolid), Pa-blo Enrique (Cataluña) y Ramón Palacios (Valencia-Palma). De aquí el cuidado de su selección y prepara-ción para próximos CELTE.

Oportunidades

- Si van quedando menos Hermanos candidatos, habrá que ir cavilando en la posible participación de venerables asociados/as que han gastado la vida en nuestra misión lasaliana.

- Oportunidades las hubo: de descansar (tardes li-bres), de pasear (finca y alrededores), de cantar (coro y oración), de orar (interiorización y contemplación), de platicar de todo lo humano y divino, de leer. Me aconsejaron que yo llevara algunas lecturas. Lo hice. No las abrí. Con los artículos guardados en el ordena-dor y, sobre todo, con los libros sobre el nuevo para-digma teológico que me prestaron, me bastó y sobró.

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Compartimos

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- Paladeamos espacios de acogida, fraternidad, fi-nura entre Hermanos, participación creativa; el descu-brimiento de nuevas posibilidades, de aceptación de las limitaciones personales...

- Si deglutimos ahora el cóctel de bloques oferta-dos, podremos asegurar una vejez serena y feliz al uni-ficar el sentido de todo lo que somos y tenemos.

Debilidades

- Es normal que todo lo humano –por serlo– con-tenga la cara oculta, el envés, algunas sombras. Mu-chas, naturales y habituales, ya que estamos confec-cionados así.

- Por ejemplo, apenas se hizo referencia al Nuevo Paradigma Global que estamos viviendo. En todos los órdenes. Alentamos un tiempo axial histórico, en el que se van transmutando principios y valores que sir-vieron y hoy no. En lo religioso, las grandes religiones se hacen a un lado; Dios es concebido y sentido de otro modo; los dogmas son creación humana; todos los li-bros de las religiones son palabra de hombres; la hu-manidad ha vivido demasiado tiempo de mitos; etcé-tera., etcétera.

- Sin estos presupuestos, o no vislumbrados o no admitidos por los asistentes, se me formaron unos tu-pidos filtros a la hora de comprender. (Los expositores sí que lo columbraban, pero no se atrevieron a hablar ante tal público).

- La participación en los talleres semanales fue más bien pasiva: solo escuchar... y “si te vi no me acuerdo”. Eché en falta dedicar el último día o la última sesión de cada taller a pergeñar una síntesis hecha carne nues-tra, mediante comentarios, matizaciones, pareceres, conclusiones...

- No se han propiciado momentos para compartir –a calzón bajado a estas edades– ni nuestra fe, ni nues-tras inquietudes, ni nuestras experiencias fontales de

la vida recorrida, ni nuestras esperanzas. ¡Demasiado formal todo! Muchos miedos. Cada cual en su caracola (seguro que fruto de la formación que recibimos). Ahora bien, ya excusamos a nuestros formadores, y ya ha pasado tiempo suficiente para madurar y vivir en apertura humilde ¿qué esperamos?

- Internet, muy floja.

Amenazas

- La subida porcentual de las edades de los Herma-nos. Porque el CELTE de base, no es para dependien-tes; aunque solo consista en dificultad para caminar o para subir unas escaleras.

- Al disponer de tanto tiempo libre, alguno llegó a aburrirse y caminar como zombi. No lo entiendo. ¡Si las 24 horas quedan cortas...!

- Amenaza puede ser también la actitud de algún participante: período de vacaciones y de descanso ¡tanto insistieron...! Es evidente que quien asista lo haga libremente y con deseos de asimilar. Constituye una oportunidad de oro vital.

- O quedarnos satisfechos en unos talleres teóricos sin más. Por cierto, los siguientes núcleos no deberían estar ausentes: 1.- Situación sintética del mundo en que vivimos. Nuevos paradigmas; 2.- Salud físico-mental del mayor; 3.- Síntesis del estado de la cuestión bíblica hoy; 4.- Visión sintética de Jesús de Nazaret y la dogmática hoy; 5.- Identidad del Hermano. Nuestro Instituto hoy y en un futuro inmediato; 6.- La interio-ridad de la persona (espiritualidad) y la contempla-ción; 7.- La misión continúa, cambian las formas: tes-timonios. Todo con una puesta en común al final de cada núcleo. Es mucho, pero se puede concluir en dos meses. Basta organizarse. b

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Compartimos

Histórica iglesia de una antigua misión española en EE. UU. que pertenece a nuestro Instituto

Hno. Mariano Valdizán

s bien conocido que una gran parte de la actual superficie de los EE.UU. de América (sur, centro y oeste), desde Florida hasta las costas

del Pacífico, fueron tierras colonizadas y evangeliza-das por España. Los nombres actuales de esos territo-rios lo certifican: Florida, Nuevo México, Texas, Co-lorado, Arizona, Nevada…

Pero lo que creo que no es conocido entre nosotros es que un templo original, contemporáneo de una de aquellas primitivas misiones hispanas, pertenece ac-tualmente a nuestro Instituto.

En Santa Fe –en su origen Villa Real de Santa Fe, denominación bien española–, en Nuevo México, la encantadora iglesia de la primitiva misión franciscana de San Miguel continúa luciendo su singular arquitec-tura colonial y misional, en el templo datado en 1710. Por ello tiene la muy singular, la muy sobresaliente, característica de ser nada manos que “la iglesia misio-nal más antigua de Estados Unidos”. Es medio siglo anterior a la primera del largo rosario de misiones fun-dadas en California –fueron 21– por el eminente mi-sionero mallorquín san Junípero Serra (el templo de su primera misión, la de San Diego de Alcalá, es de 1769).

Me parece ser este un hecho, no solamente curioso e interesante, sino también muy importante, y creo que, por lo ya indicado, merece ser conocido entre no-sotros.

La iglesia de esta primitiva misión franciscana es uno de los lugares más visitados por el abundante tu-rismo en la antigua ciudad de Santa Fe, capital del es-tado de Nuevo México. En un documento del Departa-mento de Interior de Estados Unidos, archivado en la famosa Biblioteca del Congreso, se dice: «La iglesia de San Miguel en Santa Fe, Nuevo México, ha sido rela-cionada por el comité de consejeros de la “Alta Inspec-ción Americana de Edificios Históricos” por poseer un interés excepcional tanto histórico como arquitectónico y por ser merecedora de ser conservada con el máximo cuidado para las generaciones futuras. Miembros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, extendidos por los cinco continentes y dedicados a la enseñanza, atienden a los visitantes y les explican las rutas turísticas».

En el interior del templo existen retablo, pinturas y tallas centenarios. Y presenta singular interés la fa-mosa “viga Peñuela” que soporta el coro alto de la iglesia; en ella, una inscripción en castellano dice: «El Marqués de Peñuela logró dotar y consolidar esta construcción con la cooperación del representante real, Don Agustín Flores Vergara, en 1710». Según especialistas de la Universidad de Arizona, el árbol del que procede la viga se plantó como un cuarto de siglo antes de la llegada de Colón a América; este dato les resulta muy interesante a los visitantes y a los científi-cos. Una curiosa escalera de caracol, de madera y sin clavos, conduce al coro.

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Compatimos

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Otro de los objetos de mayor interés cultural y más apreciado por los turistas es la histórica campana del templo; también esta es, con mucho, no solo la más antigua de la extensa nación americana, sino de toda América. Procede de Andalucía, fue fundida en honor de San José (cuyo nombre llevaba), nada menos que en 1356, es decir, 136 años antes del descubrimiento de América por Colón. Lo que tiene que decir mucho a los curiosos visitantes, y más a los cultos. Después de tañer en España durante más de tres siglos, fue lle-vada a Méjico por los franciscanos, donde siguió ta-ñendo sonoramente durante otro siglo; y posterior-mente, desde las tierras mejicanas fue trasladada en 1812, con especial cuidado, “en un carro de bueyes” a esta misión de Santa Fe.

Desde entonces, la secular campana, ahora deno-minada “de San Miguel”, cantó sus delicados sones en el singular campanario de la secular misión francis-cana hasta 1872, en que los efectos devastadores de una recia tempestad aconsejaron que no continuara en el campanario y se trasladó al interior de la iglesia; en 1950 fue colocada en una estancia adjunta al templo, la actual “sala de la campana”, donde los turistas la admiran, la acarician y la hacen sonar, como uno de los elementos más interesantes de la visita al templo.

La campana, de algo más de 800 libras de peso, fue fundida para celebrar un triunfo sobre la morisma, y se fundió con generosas donaciones. Pues para ello se emplearon 20 libras de oro, 110 de plata, 600 de cobre y 50 de hierro; lo que explicaría «que una y otra vez esta campana haya sido señalada como la de sonido más dulce de América; una octava completa de notas musicales puede lograrse en sus metálicos sonidos. El badajo de hierro pesa algo más de 23 libras».

Las visitas turísticas al histórico templo son cons-tantes y muy concurridas, son gratuitas y están siem-pre guiadas, en horarios fijados de mañana y tarde; son visitas muy estimadas y agradecidas. Como prepara-ción a la visita al templo, los visitantes se encuentran, antes de entrar en el recinto sacro, con un saludo mural que les predispone a admirar la antigua joya misional. Dice así ese saludo preparatorio, naturalmente en in-glés: «Los muros y el altar, originariamente de adobe, fueron construidos por los indios Thaxcala de México bajo la dirección de los Padres Franciscanos (1610). La iglesia contiene pinturas centenarias, tallas de ma-dera y la seis veces centenaria Campana San José, traída de España 175.

La iglesia, que sigue teniendo culto, goza justa-mente del título litúrgico de Basílica.

Sin lugar a duda, se trata de uno de los edificios más originales de nuestro Instituto, si no es el más sin-gular de ellos. Al lado existe actualmente una comuni-dad lasaliana, con una Casa de Ejercicios adjunta. Existe también un colegio con el nombre de San Mi-guel, que emplea litúrgicamente la histórica iglesia para los alumnos.

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Retazos de vida

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Retazosdevida

Desde Astorga

Hno. Pedro Río

os despedíamos en la crónica anterior con la festividad de los Reyes Magos y dejando en bandeja el inicio de las clases del segundo tri-

mestre. Concha Espina, en su “La esfinge maragata” nos ayudó en su narración.

Esta vez, consciente del retraso a la hora de hacer la crónica, nos dirá: “Conoces mi voluntad, donde toda flaqueza siente su asiento… perdona la tardanza de estos renglones que mi mano te escribe mucho des-pués que los dictase mi conciencia; luché antes de es-cribirlos; vacilé y sufrí muchas veces con la pluma so-bre el papel; puedes creerlo. Y también me falta valor para escribirla: dile que me perdone. ¿Viene en ro-mance?, preguntó Marinela impaciente, por la pro-longación de la lectura. No, viene en prosa. Vibró ar-diente y sombría la respuesta. Aún quedaba por leer una parte del pliego”. (La esfinge maragata. Cap. XXIII, Paño de lágrimas, p. 312).

Lo primero que hacemos presente, es la visita que nos hicieron todos los alumnos/as y profesoras del ni-vel de Infantil. Sí, una visita a la casa de los Hermanos, una manera de que los más peques del colegio conoz-can y sepan cosas de los Hermanos. Como una piña estuvimos en la sala de lectura y TV y en la capilla, donde rezamos con las manos juntas y los ojos cerra-dos. Después pasamos por el comedor dimos una vuelta en torno a la mesa que estaba llena de caramelos donde cada uno podía coger hasta cinco. Fue una visita encantadora y aprendieron los nombres de los cuatro Hermanos.

El Colegio La Salle de Astorga, dentro de los obje-tivos que tiene marcados para el fomento de la lectura, ofreció a sus alumnos, un año más, el testimonio de una persona famosa en el mundo de las letras. Este año fue nada más y nada menos que la presencia del último premio Nadal, Care Santos. Fue el día 31 de enero. Ha-bló de su vida, de la familia, de sus libros, de cómo

surgió la idea de alguno de sus libros. Tanto los alum-nos de Primaria como de Secundaria recordarán su presencia y el recuerdo de la dedicatoria y firma en al-gunos de los libros que pudieron comprar.

Otro recuerdo del que dejamos constancia en este trimestre, es la visita que hicimos en el Seminario de Astorga a la exposición sobre la libertad religiosa en el mundo. Pudimos ver sobre unos paneles los datos e imágenes de los países donde están perseguidos los cristianaos por causa de la religión. En medio de la ex-posición había un Cristo yacente que nos invitaba a orar pidiendo por todas las personas que sufren y hasta han muerto por causa de la religión. La visita nos valió como una clase de sociales y de religión, además de para ser más solidarios para con los que sufren.

Tras haber participado en las distintas votaciones para la elección del nuevo Visitador del ARLEP, el lu-nes día 13 de febrero recibimos la notificación: el Her-mano José Román Pérez Conde ha sido nombrado nuevo Visitador. El acto oficial del nombramiento fue el día 6 de mayo en el Colegio Ntra. Sra. de Maravi-llas. Felicidades Hno. José Román, y a mandar.

Después de estas notas, pasamos al tercer trimestre donde, con más brevedad, vamos a señalar algunas de las cosas que pasaron y vivimos a orillas del Jerga.

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Retazosdevida

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Los días 22 al 24 de marzo pasó el Hno. Visitador Auxiliar Andrés Corcuera por su antiguo centro de As-torga. Os recuerdo que fue uno de los fundadores allá en 1981. Tras la visita del Hno. Andrés, al día si-guiente, día 25 de marzo, tuvo lugar, un año más, el encuentro del “Día de la familia lasaliana”.

Como en el resto de comunidades del Sector, los retiros los tuvimos entre San Asensio y Aravaca. En fechas distintas y distantes para favorecer la integridad de los centros y comunidades.

El día 7 de abril tuvimos la visita del Hno. Manuel Estrada, actualmente en la Avenida del Valle. Coinci-dió con el Hno. Pedro en el retiro de San Asensio. Du-rante años, fue Provincial del Distrito de Centroamé-rica. En su breve estancia entre nosotros, pudo conocer algunas cosas de Astorga que, para quien la conoce, llega a mostrar su encanto.

Llega mayo y con él las fiestas de La Salle, que son las fiestas del colegio, de los alumnos, de los padres y de los profesores y Hermanos. El hombre del tiempo, a pesar de que nos anunció unas jornadas que no nos acompañarían tanto, no contó con que este año y con lo del patio cubierto, podríamos hacer algún regate al tiempo. Un programa aparte dejaba constancia de las distintas actividades artísticas, culturales, deportivas y religiosas que acompañarían a lo largo del mes. El día 14 de mayo celebramos el día de la Comunidad Edu-cativa en el hermoso y acogedor parque de El Val de San Lorenzo. Tampoco nos acompañó el tiempo, pero el calor surgió de la presencia de todos los que nos di-mos cita.

A lo largo del año, el Hno. José Antolínez, secreta-rio de Confer en Castilla y León se acercó en tres oca-siones a la Diócesis de Astorga para animar tres en-cuentros de formación entre los religiosos/as.

El primer encuentro fue en la zona de Bembibre, el segundo en Astorga y el último en O Barco de Valdeo-rras. Es de agradecer su presencia. Desde Confer de Castilla y León tienen presente a una Diócesis tan pe-queña y dispersa como es Astorga, con pocas y distantes comunidades religiosas y donde la presencia masculina, como en casi todos los lugares, es más bien escasa. Algo así como el “elemento canónico” que se decía en las fa-mosas matemáticas modernas. Las comunidades feme-ninas más numerosas sí, pero saturadas de años.

En la frontera del final de curso, se celebró la des-pedida de los alumnos finalistas de 4.º de ESO. Fue el domingo día 25 de junio. Eucaristía participada por los alumnos, familiares, profesores y Hermanos. Siguió un acto académico con discursos de despedida y agra-decimiento, imposición de la Banda del Colegio y la insignia de antiguo alumno. Un acto muy digno en to-dos los sentidos. Al final, lo que se dice un vino espa-ñol bien acompañado, invitados por el Ampa.

A todos los alumnos, junto con las notas finales se les entregó el último número de la revista del colegio “Teleno n.º 55”. A ella remitimos como testigo fiel de muchas de las cosas que se han ido haciendo en el co-legio a lo largo del curso.

Y aunque vemos pasar cerca de nosotros a muchos peregrinos que caminan esperanzados hacia Santiago de Compostela y pensamos lo que les falta aún por dar un abrazo al Apóstol, todo llega con el pasar de los días. Así nos ha ocurrido a nosotros. Al final del mes, el viernes día 30 de junio nos hemos reunido para tener la mesa final del año en un lugar paradisíaco, El Acebo, en plenas montañas, cerca de Ponferrada. Faltó un algo para estar en el edén: hacía frío y la piscina nos animaba a coger una pulmonía. El año pasado sí pudieron disfrutarlo. Otra vez será. b

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RetazosdevidaAl habla Bujedo

Hno. Francisco Tudanca

ablar de Bujedo es reflejar un ambiente de sosiego y de tranquilidad, que se enriquece con la laboriosidad y entrega de quienes es-

tán al servicio de las actividades propias de una casa de estas características. De ahí que podamos presentar con admiración el dinamismo de quienes están al frente de las distintas facetas de una residencia, en el campo sanitario o en el campo de la acogida.

Dentro de ese doble campo son numerosas las per-sonas o los grupos que nos visitan, realizando misio-nes formativas o educativas tan variadas como Ejerci-cios espirituales, convivencias, campamentos, colo-nias, días de fraternidad, grupos de perfeccionamiento en su faceta laboral o técnica, aulas de la naturaleza, etcétera.

Con esa perspectiva, comienza enero con sentido de luto. De manera repentina e imprevista nos dejó nuestro querido capellán, León Carrera que, con una sencillez y una fidelidad admirable, nos presidía las celebraciones eucarísticas, y estaba al quite para cual-quier necesidad de orden religioso, p. ej. en las colo-nias de verano. Nuestros sentimientos corrieron pareja con los de las personas que le conocían, y que asistie-ron en masa a los distintos funerales celebrados en las parroquias de su circunscripción. Por eso, León, tu re-cuerdo es un estímulo para nuestra vida.

Luto guardamos asimismo en el fallecimiento de nuestro antiguo capellán, D. Enrique Blanco que, por deseo expreso suyo, fue enterrado en nuestro cemen-terio.

En otro orden de cosas, por iniciativa nuestra, con objeto de sintonizar con la dinámica pastoral y peda-gógica del Sector, dos Hermanos del Equipo: Paco Mateo y Chemi nos pusieron al tanto de esa labor edu-cadora que cada día necesita más colaboración y dedi-cación, donde todos: Hermanos, asociados y profeso-res sean miembros activos de una misma misión, y donde los dirigentes pastorales y educativos de la pro-vincia, comarca o región se coordinen, se asesoren y se apoyen mutuamente.

En el mes de febrero, nos centraríamos en un acontecimiento importante, que es la reunión de zona habida en Bujedo con las comunidades de Burgos y Palencia. Fue un día de sosiego espiritual con sus mo-mentos de escucha, reflexión e intercambio en torno al cultivo y vitalización de la interioridad espiritual. El mismo Pablo d´Ors, especialista en la materia, nos ofreció sus conocimientos y experiencia testimonial en torno a la búsqueda del silencio y de la paz interior y exterior. Su libro sobre el tema, fotocopiado, nos sirvió de complemento para calar en la presencia de Dios en nuestras vidas.

Dentro del mes de marzo, se destacaría el Retiro anual. Se dieron cita en este monasterio 54 Hermanos de casi todos los Sectores del ARLEP, hasta de Ibiza.

Al frente y marcando el ritmo de las charlas, tuvi-mos al Hno. Jaume Pujol, bien conocido por su hon-dura espiritual, que nos hizo vivir con pasión nuestra consagración y misión, a la luz de la Regla. Con la charla matutina y el encuentro del diálogo por la tarde, pudimos profundizar en los distintos hitos de nuestra vida consagrada.

Abril, aguas mil. No se ha cumplido, desgraciada-mente, pues la sequía ha sido espectacular. Por con-traste, en este lugar monasteril hemos vivido unos acontecimientos, a través de los cuales hemos recibido la saludable “agua de la gracia”. Así, además de nues-tras celebraciones, hemos podido ser testigos de la pre-sencia de unas 300 personas lasalianas, jóvenes y ya mayores, que, siguiendo la tradición desde los años ochenta, han vivido el Triduo Pascual con esa profun-didad religiosa tan viva, donde encuentran paz, inte-rioridad y ambiente fraterno. Es más, las dinámicas se acercan a ese mensaje de oblación y entrega de Jesús.

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RetazosdevidaTodo ello culminó con la Vigilia Pascual, en la que todos, jóvenes, mayores y familias, incluidos los ni-ños, recorrían en procesión un largo itinerario, desde el Patio de los Tilos, atravesando jardines, claustros y demás exteriores e interiores, hasta la Iglesia conven-tual, donde se celebró la Misa de Pascua.

Otro acontecimiento clave fue el comienzo de la celebración de los 125 años de nuestra presencia ins-titucional en Bujedo, que culminará el día 30 de se-tiembre.

Dos momentos solemnes se sucedieron para cele-brar esa fecha altamente significativa.

Un acto académico de altos vuelos, que protagoni-zaron el día 29 de abril el cordial y atrayente saludo del Hno. Director de la casa, Luis Miguel Fernández Renedo a todos los presentes; la excelente oratoria del Hno. Andrés Corcuera, Visitador Auxiliar, quien, apo-yándose en el simbolismo de la exuberante flora de la propiedad, exaltó con una glosa literaria de gran cali-dad las glorias de Bujedo; y el cálido verbo del Hno. Carlos Cantalapiedra, que realizó un magnífico reco-rrido histórico de los 125 años, personificándolo en protagonistas significativos, en hechos relevantes y en historietas sumamente atractivas.

Y una solemne celebración eucarística, presidida por D. Luis Argüello, Obispo Auxiliar de Valladolid, antiguo alumno del Colegio de Lourdes, tan vinculado en sus años jóvenes a la dinámica pastoral de los cole-gios de este Distrito de Valladolid.

Aprovechando la floración de mayo y junio, es ne-cesario destacar la presencia en Bujedo de los alumnos de nuestros centros con sus profesores y tutores, que han desarrollado las llamadas Aulas de la Naturaleza. Han asistido de 90 a 120 alumnos de 5.º y 6.º de Prima-ria de cada colegio de Valladolid-Lourdes, Valladolid-La Salle y Santander-La Salle. Durante una semanita toman contacto con la naturaleza, a lo largo de los jar-dines, parterres y huerta. Además desarrollan un con-junto de actividades varias: organizan juegos múltiples, amplían sus conocimientos de historia y arte local en plan elemental, se asoman al cultivo de la huerta y al mundo de las abejas, realizan la búsqueda de cosas in-teresantes, objetos antiguos y variados, distintos tipos de árboles, etc. En el desarrollo de todas esas activida-des destaca –hay que subrayarlo– el acompañamiento y la buena dirección de los responsables: profesores y tu-tores.

La cercanía, en fin, de algunos colegios permite otra experiencia atractiva: el Día de las Familias en Bujedo. En este caso, el Colegio La Salle de Burgos. Ha constituido ya una tradición, si bien la cifra de per-sonas de este año ha sido superior: más de 600, que han distribuido el día entre la eucaristía, la visita del monasterio, la contemplación de la naturaleza y los juegos excelentemente organizados. Así lograron pa-sar un día bien recordado.

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RetazosdevidaComunidad La Salle de Burgos

Hno. Carmelo Gómez

ueno, en este primer párrafo procede justificar el cambio de cronista. Que yo sepa, durante un buen número de años, el Hno. Jesús Gil

realizaba este servicio dentro de la comunidad. Como es de todos conocido, en diciembre, su salud se fue desmejorando y necesitaba una atención acorde con sus años. En diálogo con el Hno. Visitador Auxiliar, la obediencia le llevó a integrarse en la comunidad de la residencia de Arcas Reales. ¡Muchas gracias por esas crónicas de tantos años! Por aquí nos siguen pregun-tando por ti profesores, padres, antiguos alumnos… gente que te conoció y guarda un recuerdo cariñoso de tantos años de dedicación al colegio.

Por razones muy distintas, la comunidad se vio re-ducida en otro efectivo un par de meses después. El 12 de marzo, el Hno. Javier Riaño se nos marchaba de la comunidad a vivir la experiencia formativa del CELTE. Así que de ocho Hermanos que empezamos el curso, nos quedamos en seis durante unos meses.

Seguimos con las novedades. El 25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor recibimos la visita de nuestro arzobispo, D. Fidel Herráez, nuevo en la plaza. No es porque sea paisano del cronista, pero es imposi-ble causar mejor impresión en menos tiempo, poco más de media hora. Estaba ese fin de semana de visita en la parroquia y nos hizo saber por el párroco que quería pasar por la comunidad a saludarnos. Estuvi-mos recorriendo con él los locales de la comunidad en medio de una charla distendida y nos prometió que el próximo curso vendría a visitar el colegio. Al final nos dijo que quería darnos un abrazo como señal de cariño y reconocimiento a la labor que la comunidad vienen desempeñando dentro de la parroquia y la diócesis.

Y otra importante novedad en la que la comunidad tiene algo que ver es el relevo que se producirá en agosto en la dirección del colegio: después de siete años como director, el Hno. José Antonio Ramos pa-sará el testigo a D. Raúl Rojo. Es un buen lasaliano: antiguo alumno del colegio, profesor, responsable de pastoral durante siete/ocho años y ahora coordinaba la formación lasaliana del claustro. El Hno. José Antonio disfrutará de un año de formación por tierras italianas.

También deberíamos hablar en esta crónica de “los acontecimientos habituales”, aquellos que guardan un gran parecido de un año a otro; más difíciles de inser-tar en una crónica, pero que ocupan la mayor parte de nuestra vida.

Como venimos realizando estos últimos años, el día de Navidad nos juntamos a comer con los Herma-nos de la comunidad de Cortes. El día de Reyes noso-tros nos convertimos en anfitriones y se nos unió una buena representación de los hermanos de Bujedo para celebrar juntos la fiesta de la Epifanía.

Como establece nuestro proyecto comunitario, la comunidad colabora en todos aquellos servicios y ac-tividades que se le requieren. Por ejemplo, tres Her-manos pasan a hacer la reflexión de la mañana los días de fiestas del Instituto por las clases que desde la coor-dinación de pastoral se les indica. También colaboran en varias actividades de la semana vocacional. El Hno. Antonio Ezquerra anima un grupo de padres que quie-ren profundizar en su estudio de la Biblia. Con alter-nativas, lleva varios años funcionando y haciendo una labor muy interesante. El Hno. Javier sigue con la co-ral de beneméritos/as. El H Sinesio es un buen apoyo en recepción y secretaría. El Hno. Carlos sigue ofre-ciendo su tiempo para la alfabetización de extranjeros. Tres hermanos estamos con nuestro horario de trabajo como cualquier profesor. Además, el domingo, un Hermano colabora en el acompañamiento del PAS. Todos nos hacemos presentes en las celebraciones que se realizan desde la animación de los grupos cristianos y algunos también colaboramos en su animación.

En fin. Como se puede comprobar, somos una co-munidad en continua actividad, cada uno desde los ámbitos que su edad y su salud le permiten. Como di-ría un natural de estas tierras, “El Cid cabalga”. b

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Retazosdevida

75 años y una despedida Hno. Pablo Castrillo

espués de prolongados años, este cronista, pasa el relevo a otro que seguramente nos va deleitar con lo que nos comunique y con su

estilo. Mi reconocimiento a todos los que han leído es-tas crónicas. Quiero agradecer también la despedida afectuosa de los alumnos del colegio de Ferrol y de todo el personal del mismo, la dirección, profesores, señoras de limpieza. Su atención, sus manifestaciones de aprecio y afecto no tienen precio. ¡Muchas gracias!

Retomamos la corriente de los acontecimientos de nuestra pequeña historia.

En la última comunicación hacía mención de la preparación del 75.º aniversario de la llegada de los Hermanos a Ferrol. Es el momento de ponerlo en es-cena:

- El acto central de las celebraciones tuvo lugar el día 21 de enero. Mediante vídeos, muy bien realizados tanto en la música como en las imágenes y ambiente cultural, se fueron reviviendo las distintas etapas his-tóricas del colegio. Fue complementada por testimo-nios personales de antiguos directores, profesores y alumnos.

- En los días siguientes se celebró un ciclo de con-ferencias que resultaron interesantes. El día 24, el Hno. Jorge Sierra habló sobre tipos de educación, con el tí-tulo “Un paso más en la educación: del postureo al submarinismo”. A todos encantó con su rico contenido así como con su charla amena e imaginativa. Exposi-ción acompañada de imágenes y música en un con-junto armónico.

- El 25, el director de PROYDE, Hno. Ángel Díaz, habló y dirigió una mesa redonda sobre la justicia y las misiones. Aparte de la charla, participaron personas que expusieron su experiencia misionera.

- Finalmente, el día 26, el Hno. Xosé M. Reboiras hizo un interesante recorrido histórico de los 75 años. Resumen bien logrado, documentado, e ilustrado con imágenes. Al terminar su exposición tuvo lugar una intervención de antiguos alumnos y directores.

El 18 de marzo, celebramos la fiesta de los Pepes en la Gafa. Convivimos los Hermanos de Ferrol y del Colegio La Salle. No participaron los Hermanos de la Comunidad Pastoral por estar preparando el volunta-riado.

En abril, el día 3, celebramos la campaña de PRO-YDE. Hubo gran participación, de Hermanos, profeso-res, familias, alumnos. Aparte de la sensibilización y aporte económico, es una oportunidad estupenda de convivencia, bien aprovechada para estrechar lazos en-tre los distintos miembros de la comunidad educativa.

El día 7 de abril, con motivo de la celebración de la fiesta de san Juan Bautista de la Salle, nos honró con su presencia el Sr. Obispo de la Diócesis, Luis Ángel de las Heras. Presidió la Eucaristía colegial, muy so-lemne y concurrida. Compartió la comida con la co-munidad de los Hermanos. Conoció el Colegio. La mañana estuvo muy animada y entretenida con toda clase de juegos y atracciones.

El domingo de Pascua, 16 de abril, al terminar los días del Retiro, al que asistimos en Arcas Reales, los Hermanos de La Santa Espina tuvieron la gentileza de acogernos en su comunidad y compartir la comida. Previamente tuvimos ocasión de admirar, siguiendo las explicaciones del Hno. José María, las maravillas artísticas del monasterio de la Santa Espina.

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RetazosdevidaAl llegar a Ferrol acompañamos en el sentimiento

a José M.ª Allegue, profesor del Colegio, por la muerte de su padre, fallecido ese día.

La celebración de las bodas de diamante se clau-suró el 3 de junio con una convivencia familiar, alum-nos, antiguos alumnos, profesores, padres… en el co-legio.

Ya que estamos de despedida, concluimos con la que comenzamos.

Más que nada es un pretexto para poner de mani-fiesto y conocer mejor al personal que desarrolla su actividad y ministerio en el centro; su calidad y cate-goría, que son buenas, de alguna manera quedan un poco reflejadas en la despedida.

Los Hermanos damos la reflexión a las clases ma-yores un día a la semana. De esta manera no perdemos el contacto con los alumnos, ayudamos y acompaña-mos a los profesores. El Hno. Pablo, aprovechó estas reflexiones para dejarles su testamento espiritual. Y dejar el testigo para continuar la labor educativa que el Hermano no puede continuar. Alguno, grande y pe-queño, se emocionó un poquito.

El día 12 de mayo, tuvimos una comida, servida por el catering del colegio, en el mismo centro; de esta forma se lograba un ambiente más libre y familiar. En ella participaron todos los profesores, incluidos los prejubilados. También nos acompañaron los jubilados los últimos años. Se creó un ambiente cordial y afec-tuoso. Al final de la comida se unieron algunas perso-nas más, las señoras de la limpieza, muy del centro. Seguidamente vinieron los discursos, pocos y breves, que todos agradecimos. En los obsequios tanto la Co-munidad, como el colegio, conjuntamente, fuero gene-rosos y esplendidos.

Todavía faltaba una sorpresa, guardada en riguroso secreto, que fue el encuentro con todos los alumnos en el teatro. Fue un acto breve y emotivo. A unas breves palabras del Director del centro, siguió la proyección de un vídeo, elaborado para el momento, sobre la labor y trabajo del Hermano, dentro y fuera del colegio. Ter-minó el acto con la entrega de un álbum de fotos de recuerdo. Unas sentidas y afectuosas palabras del Her-mano terminaron el encuentro. Fue un acto emotivo que hizo brotar alguna lagrimita.

Con agradecimiento por la acogida y comprensión a lo largo de estos 18 años, pongo fin a mis interven-ciones informativas.

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Retazosdevida

Comunidad que está en camino (Desde Gijón)

Hno. Luis de los Ríos

a comunidad de Gijón quiere empezar esta crónica agradeciendo a la Secretaría del Sector de Valladolid, en concreto al Hno. Francisco,

como secretario y responsable de la marcha de la re-vista “Horizonte”, por el esfuerzo y la ilusión que ha supuesto para mantener viva la comunicación entre los Hermanos a través de la revista. Sabemos lo que es mover a una “masa”, y si no, que se lo pregunten a Antonio Maura.

La novedad de este curso es que son tres los Her-manos jubilados y no dos como en años anteriores: solo hay un Hermano que se dedica plenamente a la escuela; los otros tres siguen en la misión ayudando con el apoyo escolar, sea en el colegio o en alguna pa-rroquia, o bien, colaborando en Cáritas con los inmi-grantes. En los dos últimos años no ha habido cambio del personal; somos una comunidad “permanente” y, por lo que se ve, seguiremos otro año más caminando “juntos y por asociación”.

La vida comunitaria en este curso que acaba se ha ido llevando con toda normalidad. Participamos co-munitariamente en la inauguración del 125.º aniversa-rio de la llegada de los Hermanos a Bujedo; qué menos podíamos hacer con lo que significa Bujedo para tan-tos Hermanos, no sólo de nuestro Sector sino también de Madrid y Bilbao.

La relación que mantiene nuestra comunidad con la otra comunidad de Asturias es frecuente, fuerte y fra-ternal. Recordamos que la comunidad de La Felguera es la comunidad de “la cuenca”, y la de Gijón es la de “la costa”. Pues bien, han sido muchos los aconteci-mientos en los que hemos participado juntos todos los Hermanos de Asturias, los 11. Comenzamos el curso celebrando la bienvenida de los Hermanos que la obe-diencia había destinado a Asturias y, al mismo tiempo,

también celebramos las Bodas de Oro, Plata… de al-gunos Hermanos. Compartimos también la celebra-ción de los santos Hermanos mártires de Turón, las Navidades y Reyes, el día de la Santísima Trinidad con la renovación de los votos todos juntos... Y, cómo no, en los cumpleaños de los Hermanos también nos jun-tamos para celebrar la vida y la ilusión vocacional fra-ternalmente.

Dentro del “espíritu de acogida”, la comunidad ha sido visitada por muchos Hermanos y lasalianos. A lo largo del curso han sido 23 los profesores que han compartido la mesa con los Hermanos (lo de la misa todavía no, pero esperemos que llegará algún día). Los Hermanos Provinciales, el EAS, el equipo directivo del colegio en dos ocasiones en las que, además de la mesa, compartimos un encuentro en el que se inter-cambian inquietudes e innovaciones colegiales…

Este año el Hno. Santiago Vicente ha participado del CELTE. Sufrimos durante tres meses su ausencia, pero luego nos congratuló contándonos su experien-cia que, por lo que nos dijo, fue muy positiva. Tam-bién nos visitaron dos jóvenes de los grupos cristia-nos universitarios del colegio para comunicarnos, en una reunión comunitaria, sus respectivas experien-cias: “Formación lasaliana” durante una semana, Cristina; y “En manos de Dios”, María, otra semana. Por lo que nos contaron, fueron experiencias que les marcaron mucho, se les nota que tienen un gran espí-ritu lasaliano.

Un Hermano de la comunidad participó, junta-mente con una profesora y un miembro del grupo uni-versitario, en el Congreso Vocacional que se celebró en El Escorial y que resultó muy interesante. Claro, luego está eso de “¿cuántos…?”.

Para acabar, simplemente manifiesto mis mejores deseos en la nueva andadura que comenzaremos el uno de septiembre. Que todos estos cambios sean nuevos pasos que nos lleven a una mayor vitalidad del Insti-tuto, del Distrito de ARLEP mediante la renovación de cada uno de los Hermanos que formamos este Distrito. Y se lo encomendamos a nuestro Santo Fundador “De la Salle”. Feliz verano para todos. b

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RetazosdevidaExperiencia de Sant’ Egidio,

desde el noviciado Hno. Esteban de Vega

urante los próximos años no vamos a tener noviciado en la RELEM. No es la primera vez que ocurre, porque yo he vivido diez años

en la casa de Arévalo Lara, y durante este tiempo ya ha habido alguna ocasión más en la que no ha habido novicios. En esta ocasión será distinto, porque la casa se va a cerrar. En los casos anteriores en los que no ha habido novicios, el equipo de animadores ha conti-nuado viviendo en la casa, manteniendo la vida comu-nitaria y el estilo de vida lo más semejante posible al de los períodos de novicios. Pero ahora la comunidad desaparecerá hasta que volvamos a poder abrir el no-viciado. Esperemos que no sea mucho tiempo.

Pero no quería hablar de esta situación, sino de una experiencia concreta que hemos vivido en el noviciado durante un buen número de años: la experiencia de la Comunidad de Sant’ Egidio. Esta comunidad ha cele-brado recientemente sus 50 años de existencia desde que surgió en Roma como respuesta de un grupo de jóvenes cristianos que querían implicarse en el mundo de los pobres de la propia ciudad romana. Ahora la Co-munidad de Sant’ Egidio está extendida por unos 80 países. Andrea Riccardi, su fundador, presentó recien-temente en Madrid su último libro1, en el que expresa su sensibilidad por el mundo de los pobres que viven en nuestras ciudades, en profunda comunión con el sentir y la preocupación del Papa Francisco, con quien se encuentra en honda sintonía. Pues bien, la preocu-pación por las periferias y por los excluidos sigue siendo la razón de ser de la Comunidad de Sant’ Egi-dio 50 años después, junto con una sensibilidad muy fuerte por la paz, el ecumenismo, los refugiados, la lu-cha contra la pena de muerte… De hecho, Sant’ Egidio ha tomado una parte muy activa en Italia en la acogida a los refugiados, y lo está intentando también en Es-paña, donde se está encontrando con muchas más difi-cultades que en el país vecino.

Estas grandes palabras que expresan la razón de ser de Sant’ Egidio, se encarnan en realizaciones concre-tas, cotidianas, en cada ciudad donde se encuentran.

1 Periferias. Crisis y novedades para la Iglesia, Andrea Riccardi, San Pa-blo, Madrid 2017

En Madrid, concretamente, donde hace tres años celebraron su 25.º aniversario, realizan muchas accio-nes que siempre tienen como destinatarios a personas que se encuentran en las periferias. Y la “periferia” tiene muchos rostros, siendo el más claro el econó-mico. Pero también hay otros tipos de periferia, que se agravan por la pobreza: la ancianidad, la emigración, la exclusión, la enfermedad… Concretamente, mantie-nen desde el origen de su presencia la Escuela de la Paz, en el Barrio de Pan Bendito, donde acogen a mu-chos niños en el apoyo escolar, la mayoría de ellos hi-jos de emigrantes, a la vez que ayudan de muchas for-mas a sus familias; organizan también la comida de navidad, en la que cada año realizan el milagro de dar

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Retazosdevidade comer a unas mil personas que viven solas, que no tienen medios, que en algunos casos viven en la calle; se encuentran muy implicados en la atención directa a familias determinadas, a las que ayudan de múltiples formas para favorecer su integración, la búsqueda de trabajo, el asesoramiento jurídico; cuentan con un cen-tro para que los amigos de la calle puedan asearse y encontrar calor humano; mantienen una parroquia a cuya custodia se les ha encargado recientemente, que es como un oasis de oración y culto en pleno centro de Madrid; se esfuerzan por buscar soluciones y cauces que consoliden los tímidos intentos de mantener y en-sanchar los corredores humanitarios que hagan posible la integración y ayuda a los refugiados; desde hace po-cos meses tienen abierto un espacio para hacer posible la alfabetización de adultos, donde los emigrantes que no hablan español puedan encontrar un lugar donde se les facilite el aprendizaje de la lengua… Y la actividad más cotidiana, en la que nosotros hemos colaborado durante bastantes años, que es el reparto de alimentos y de acogida que se lleva a cabo todas las noches de los miércoles, por las calles del centro de Madrid.

Iniciamos esta colaboración hace muchos años, precisamente un curso en el que estábamos solos Her-manos adultos, porque aquel año no había novicios. Habíamos conocido Sant’ Egidio pocos meses antes, por la participación casual en una de sus rutas, y al-guno de los Hermanos de la comunidad había seguido asistiendo alguna vez, de modo puntual, a esta activi-dad. Pero en el curso en el que el plan del año hacía un especial hincapié en el tema de la pobreza y la margi-nación, se nos ocurrió comprometernos a vivir de modo continuado, durante todo el año, esta experien-cia. Y desde entonces, haya habido novicios o no, he-mos continuado esta actividad sin interrupción.

Ya es un lugar común decir que cuando uno actúa en una actividad de este tipo, él resulta más benefi-ciado que aquellos a quienes pretende ayudar. Y por muy repetida que esté esta idea, es inevitable volver a expresarla aquí. Cuando uno colabora de modo habi-tual, es cuando descubre una sensibilidad por los po-bres que hasta entonces en ocasiones sólo era de tipo intelectual o espiritual. Y es que entrar en contacto con los pobres desde esta plataforma, supone entrar en contacto con los miembros de la comunidad, que no son muchos, pero que tienen en torno a sí un nutrido grupo de voluntarios que les ayudan fundamental-mente en la actividad de los miércoles y en la comida de navidad. Tanto los miembros de la comunidad como los voluntarios más veteranos viven una voca-ción de especial acogida y ayuda al mundo de los po-bres, y contagiarse de su vocación, su sensibilidad, su tacto para la relación con los amigos de la calle, es una riqueza enorme. Es una riqueza también espiritual, porque la actividad de hacer “la ruta”, que es como de-nominamos esta acción concreta, viene siempre prece-dida por media hora de oración, en la que todos los voluntarios nos congregamos para escuchar la palabra y expresar juntos nuestra fe en el Dios que nos llama y nos quiere a todos hermanos. Sólo después de haber recibido este alimento es cuando nos separamos por grupos, yendo cada uno a su “ruta” habitual.

Y en cada ruta hacemos algo parecido, aunque sea con las características propias de cada lugar concreto. En todas entregamos los alimentos que constituyen la cena de ese día: sopa, bocadillos, leche caliente, fruta, dulces… y en todas intentamos escuchar, acoger, ani-mar, consolar, alegrarnos con los motivos de alegría

horizonte 55

Retazosdevidaque nos comunican, o llorar cuando no hay otra posibi-

lidad. El colectivo de personas a las que vamos cono-ciendo como amigos es diverso: emigrantes, parados, personas con dependencia de distinto tipo, mujeres prostituidas, travestis, gente que vive en la calle, po-bres… Incluso amigos que, sin estar pasando por situa-ciones de penuria fuerte, se han acostumbrado a vivir este momento tranquilo de conversación, y a veces de celebración, porque muchos días celebramos los cum-pleaños de los amigos, con una sencilla tarta compartida en pequeñas porciones y un pequeño regalo, de poco valor económico, es cierto, pero de un valor muy grande para los amigos, que muchas veces reconocen que ni si-quiera su familia se ha acordado de ellos en ese día.

Todo lo que cuento es muy sencillo, y tampoco lo quiero magnificar. De ordinario, el recorrido que ha-cemos es muy normalito, sin grandes cosas que desta-car: la escucha, el reparto, la gratuidad y poco más. Hay ocasiones en las que, incluso, el frío del invierno o el excesivo calor del verano te llevan a pensar si me-rece la pena. Pero hay días en las que una conversa-ción, una sonrisa, una respuesta concreta a la ayuda

que te solicitan, nos hacen sentir no solo que merece la pena, sino que ese es un momento muy especial de cada semana, tanto por quien lo recibe como por quien lo da...

No cuento más. Acompaño este artículo con algunas fotos, pero en las que apenas aparecen rostros de los amigos de la calle, con quienes somos muy respetuosos. Quienes aparecen son sobre todo los voluntarios. Y tampoco hablo aquí de situaciones personales, por res-peto y por delicadeza, aunque podrían aparecer muchos nombres de hombres y mujeres conocidos a lo largo de estos años, con situaciones muy especiales que me han llevado a pensar que no tengo derecho a quejarme por tonterías de esas que pueblan mi vida, cuando hay per-sonas a las que la vida, por mil motivos diferentes, ha llevado a situaciones mucho más dolorosas. Porque la experiencia de Sant’ Egidio también nos va enseñando a encajar las dificultades, a quejarnos menos y a agra-decer más, aprendiendo de la propia vida.

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Comunidad de Palencia Hno. José Antonio Revuelta

l día 9 de enero iniciaron las clases. ¡Mucho frío!

Pero pronto observamos cómo anda el pa-tio climático: con unos altibajos desconcertantes; como los políticos, como la sociedad. Se intercambian las estaciones como algunos matrimonios las parejas. Donde digo invierno, léase primavera. Esto, a finales de enero y primera mitad de febrero. Como ahora mismo, que se ha instaurado en Castilla una ola de ca-lor estival en primavera. Algunos incrédulos descon-fían del cambio climático: ¡ahí lo tenéis! La "Pacha-mama" responde (¿se venga?) a nuestras ofensas de falta de cuidado.

* Antes, el Bautizo del Niño en la Capital (01-01-2017), las visitas intercomunitarias y a la casa familiar. Más el "amigo invisible" en Reyes. Siguió N.ª S.ª de la Calle, patrona de Palencia. De linda historia legen-daria.

++ Notamos que la comunidad religiosa vive y siente el discurrir del curso y sus actividades en los dos colegios++

* No echamos en saco roto la Vigilia de Cuaresma, en la que los grupos cristianos se presentaron en pú-blico.

* Este año se incorporó al Equipo Directivo el pro-fesor Emilio Mazas, como Coordinador de Primaria. ¿Lo habíamos olvidado? Pues lo lleva supercalifrágili.

* Jornada de orientación universitaria (JOU-23 de febrero). Parece ser la más completa de la ciudad, con diferencia. En dos partes: a) Talleres de las diversas carreras, por sus correspondientes profesores universi-tarios, en varias aulas. Asisten los de 4.º ESO y Bachi-llerato; también del Sagrado Corazón de Venta de Ba-ños y San Gregorio de Aguilar; según opciones. b) Por la tarde, feria de universidades: 25 este año. De asis-tencia libre. Unos 500 visitantes.

* Como en otros centros, se producen intercambios en función del idioma, sobre todo:

- Brest (en la Bretaña francesa): 4.º ESO, compar-tido con Dominicas y Santo Ángel, pues vienen mu-chos jóvenes franceses.

- Holanda: 1º Bachillerato.

- USA (Virginia): en setiembre. Ellos vienen en no-viembre. 2.º Bachillerato.

* Se sucedieron unas 15 salidas formativo-cultura-les por clases. Por ejemplo, los de 6.º gozaron de tres días de nieve en Alto Campoo. O los de 3.º Primaria, un concierto pedagógico de música clásica en Valla-dolid (Auditorio Miguel Delibes). Esta vez tocó la fa-milia del metal, dentro de los aerófonos. ¡Genial! Los niños –y adultos– aprenden jugando.

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horizonte 57

Retazosdevida* Dos jornadas de puertas abiertas, eficaces: Pro-

ceso de escolarización perfecto, con la cobertura de to-das las plazas, incluso en 1.º de la ESO. Infantil, lleno. De la Dirección de Educación no comunican que ha sido el centro más demandado.

* Fiestas colegiales: Comentan que muy bien. Mu-cha implicación del estudiantado, profes/as. y más del AMPA. Los de 2.º Bach. eligieron la Antigua Grecia como tema para la inauguración.

* Un largo evento especial ha acontecido en la Co-munidad de Palencia: Los Hnos. Ángel Hernando y José Antonio Revuelta participaron en el CELTE los meses de marzo, abril y mayo. El primero, como di-rector del equipo directivo. Se quedaron en casa los Hermanos implicados en la escuela. Todo se desarro-lló con normalidad. Salvo nosotros dos, que asumimos la inmensa suerte de vivir este período de formación. [En artículo aparte expreso mi experiencia en él].

* La Pastoral curricular, normalmente bien llevada. La extracurricular [Salle Joven], con muchas activida-des: Pascua de Bujedo vivida, Encuentro de Zona de Descubrimiento (con centenares de jóvenes). Y el di-namismo de los animadores de los grupos cristianos de 6.º a 2.º Bach., Grupo Marea, Comunidad Utopía... "Cantadiós" (oración) todos los viernes; participa la comunidad de Hermanos también. Seguida de la "cena pirata" en común, con lo aportado.

* Dos Hermanos continuamos echando una mano a Cáritas Diocesana.

* El 18 de junio, la comunidad evaluó su Proyecto Comunitario.

* Tenemos que tomar nota de la renovación meto-dológica que se está implementado en el cole. Comen-tario entre los facilitadores y novedosa ilusión de los aprendientes: En Infantil, estimulación neurológica

"Intégrate". En Primaria, sección bilingüe y "Ta-blete@ndo". En la ESO, proyecto "Esens" y sección bilingüe. En Bach., el Bachillerato 'Dual'. Y en el Aprendizaje Cooperativo, trabajo por proyectos. Por ejemplo, el proyecto “'Camino de Santiago”; en él se trabajan todas las asignaturas antes/ durante/ después. A su vez, impactó la semana de inmersión lingüística de Primaria y Secundaria.

* Acaba de llegar el n.º 50 de la revista "Alcores". Mejor que nunca. ¡Felicitaciones! Ahí podéis com-probar los confeccionadores materiales y, sobre todo, ampliar lo que no cabe en una crónica. Por ejemplo, la participación de un grupo de padres en “'Hara” y sus testimonios. O el proyecto que llevamos con PROYDE.

* En La Salle-Managua: Otro año con sorpresas y sobresaltos al inicio del tercer trimestre. A la Adminis-tración de Educación se le pasó avisar de que el curso próximo no habría aulas de Educación Especial en la FPB, con lo que dos de nuestras unidades desaparece-rían. Al fin, se mantendrán las ocho unidades, pero to-das en FPB ordinaria. Queda saber si habrá que reducir la plantilla una vez más. Por tanto, los alumnos con más necesidades y menos atenciones quedan al margen de la Administración Educativa, quien demuestra mala con-ciencia y mediocridad manifiesta. Lo compensará la ilu-sión de un puñado de docentes esforzados.

* Hace unos días se anunció el cambio en la direc-ción del centro. Alberto llenó su período –gracias por sus desvelos y finura– y le remplaza Laura, con más de 20 años en La Salle-Managua. ¡Éxitos!

* Parece que sigue siendo positivo, desde todos los puntos de vista, el que los profesores/as compartan la comida con la comunidad de Hermanos Dos por se-mana, voluntariamente. Del Centro Managua y del co-legio. Últimamente asistió el Equipo Directivo, con sus familias. Y el director cesante de Managua con su familia.

* Y, por fin, algo sumamente importante para nuestra comunidad: El Hno. Ángel Hernando se nos va como director de la comunidad de Santander. Y el Hno. Tirso Verdugo –que se jubila– recoge el testigo de director de la comunidad de Palencia. Gracias por vuestra disponibilidad en servicio del Instituto. - A Ángel, un gracias sólido por tantos años. Dios se los premie.

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Noticias de la comunidad Parmenia de Santiago de Compostela

Jorge García Antuña

unque sea el último número de la revista Ho-rizonte, queremos hacernos presentes para compartir con vosotros un retazo de nuestra

vida, como comunidad lasaliana.

Formamos la comunidad siete adultos a los que su-mamos la presencia de nuestros hijos, participantes de nuestra vida y actividades comunitarias.

La base de nuestra comunidad gira en torno a las tres columnas lasalianas: Fe, Fraternidad y Servicio. Por eso nuestra breve narración intentará reflejar nuestros intentos para llevar, a la vida de cada día, estos tres pilares fundamentales.

Así en el plano de la fe, hemos procurado fundamen-tar nuestra vida cristiana manteniendo todos los vier-nes una larga y tranquila reunión, donde la reflexión y la oración en común nos impulsa a dar sentido y tras-cendencia a nuestra actividad diaria. Igualmente, un domingo de cada mes, celebramos juntos la eucaristía dominical, a la vez que acompañamos a nuestros niños a la catequesis.

Buscamos compartir la oración con las comunidades de Hermanos, así como con los demás grupos existen-tes en el colegio. Para ello organizamos y dinamiza-mos las distintas Vigilias al igual que los tiempos li-túrgicos, especialmente el Adviento y la Cuaresma.

Nos preocupamos por la formación espiritual y lasa-liana. En este contexto, nuestro compañero Suso, ha vivido con entusiasmo la experiencia comunitaria del CEL a lo largo del primer trimestre. Sus vivencias y

experiencias han sido vividas y experimentadas por todos los componentes de la comunidad, pues cada fin de semana nos hacía partícipes de todo lo recibido.

Nos hemos sentido impulsados a profundizar en la vida del Fundador, ya que dos de nuestros miembros son los responsables de la formación lasaliana, en el colegio La Salle y en La Inmaculada. De igual manera hemos participado en la elaboración, conjuntamente con Marco, de un claustro formativo para los centros del Sector.

Nos sentimos implicados y responsables de nuestra misión y por eso estamos presentes en los encuentros de reflexión y oración con las comunidades de Herma-nos de Galicia y Portugal, en sus encuentros de Zona.

Y queremos también vivir en fraternidad. Para ello nos esforzamos en “ser presencia” en todo lo que se refiere a las relaciones humanas, en el ámbito de nues-tra vida y especialmente en el ámbito educativo en el que nos movemos.

Como comunidad nos planteamos la dinámica de “Sementar Ben”. Consiste en plantearnos una acción concreta para cada semana y de la que cada miembro de la comunidad comparte y evalúa en el encuentro de oración semanal.

Hemos participado en el proyecto de acompaña-miento de profesores nuevos, desarrollado junto a la Comunidad Pastoral y en ello nos hemos implicado este curso, estando atento a las necesidades más inme-diatas de los mismos y buscando la cercanía y la pre-sencia a su lado.

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RetazosdevidaTambién lo festivo tiene significación entre nosotros.

Un domingo al mes lo dedicamos a la convivencia, para compartir y disfrutar, sin las preocupaciones del día a día, de nuestras personas. No faltan a lo largo del año, comidas y convivencias con las comunidades de Hermanos en un ámbito distendido y fraterno.

También hemos sentido el apoyo fraterno, cuando las enfermedades aparecen en alguno de nuestros seres queridos. Así ha sucedido estos meses con los padres de nuestras compañeras Ángeles y Mara. Hemos vi-vido sus graves enfermedades y seguimos poniendo en las manos de Dios su recuperación.

Toda comunidad tiene sentido cuando su vida se pro-yecta en los demás. De ahí la tercera de las columnas: el servicio. Como comunidad, buscamos desarrollar

nuestra vocación educadora desde la entrega, el desin-terés y la atención a los que más lo necesitan. Por eso nos preocupan y nos ocupan las nuevas pedagogías, la Pastoral, la educación para la justicia…Y en ello esta-mos comprometidos.

Quiero cerrar esta carta-crónica con el grato recuerdo del pasado domingo de la Santísima Trinidad, cuando acompañando a los Hermanos en su renovación de vo-tos, renovábamos también nuestro compromiso pú-blico como comunidad lasaliana y que decía en uno de sus párrafos: “…Nos sentimos parte tuya, por eso nos creemos capaces de cambiar el mundo a través de la educación, dándonos a los más necesitados, compro-metiéndonos con las personas, siendo la voz de los dé-biles y dejando que nuestra vida hable por nosotros”.

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La parte del todo. El todo en la parte. Carta a mi comunidad Shemá

Guenther Boelhoff

ola Comunidad! Ya sabéis que me gusta escribir, pero estos días de junio me falta el tiempo para ello. El editor de la revista

Horizonte ha insistido en que escribamos algo, lo que sea… así que he unido necesidad, compromiso y deseo y me ha salido una carta a Shemá.

Os escribo porque dentro de mí hay muchas cosas que expresar y quiero dejar, en algún lugar público, constancia de este momento que estamos viviendo. Necesito hacer un ejercicio de memoria agradecida. Os lo debo.

Ayer nos emocionábamos en la celebración al re-cordar y agradecer todo lo que como comunidad he-mos vivido durante estos casi 20 años de andadura co-munitaria. Ayer cerrábamos un capítulo hermoso. Un capítulo largo en el tiempo que nos ha regalado mucha vida en crecimiento: nuestros hijos… Sara, que ya tiene 14, y que fue nuestra primera maestra de flexibi-lidad, hasta Ana, que ya participa en las reuniones con silencio y voz a ratos. Pablo, Miguel, María, Juan, Marcos, Martín, Andrés, Carmen… ellos también han aprendido a hacer grupo de amigos y amigas de Jesús. Cuando la comunidad pasaba por tiempos de sed, ru-tina o hastío, fueron los peques quienes con sus ganas de ver a sus amigos de la comunidad nos ayudaron a permanecer en las tempestades.

Nombrábamos a personas y comunidades, lugares de aquí y del más allá. Recordábamos (pasando la me-moria por el corazón) a hermanos que ya desde el cielo nos cuidan, a aquellos chavales y mujeres que vivieron

con nosotros y que ahora, aun habiendo pasado mucho tiempo, siguen teniéndonos en su corazón como noso-tros a ellos. De nuevo sentíamos a nuestras familias biológicas como parte de la nuestra, en sus alegrías y tristezas.

La hoja de la celebración, con aquel simpático di-bujo de Esteban Díaz Merchán que resumía nuestra comunidad, tenía también los cantos de Pueblo de Dios que nos enseñaron a poner en el centro la Palabra y que al cantarlos de nuevo ayer sonaban a nostalgia pero también a promesa.

Hace unos días un compañero lasaliano me decía “Oye, ¿pero Shemá sabe lo que hace?”. Se refería a esto de que cuatro de la comunidad nos incorporemos a un nuevo proyecto comunitario. Su pregunta nacía desde el cariño fraterno, pero venía impregnada de un para qué os vais a complicar, qué necesidad hay de cambiar las cosas. Quizá su prudencia tiene razón y más en estos tiempos de incertidumbres e insegurida-des, pero hace ya años otro lasaliano nos recordó que cuando una comunidad se siente interpelada por el Es-píritu para salir de su tierra, debe salir al encuentro de la Palabra y dejar que ella la conduzca por los caminos del Señor. Y así hemos hecho: encontrarnos en comu-nidad con la Palabra para escucharla juntos, para ru-miarla en silencio facilitador de fecundidad. A veces la respuesta era alabanza y otras, llanto leve y sereno. Alguna tarde el silencio también fue respuesta.

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horizonte 61

RetazosdevidaEs un verano de cambio para nosotros. Uno de los

más llamativos es el que yo, por ejemplo, dejo de per-tenecer a Shemá. Y escribir esto para un asociado laico pide volver a escribirlo: dejo de pertenecer a Shemá. ¿Significa una crisis de mi identidad?, ¿sería menos crisis si dijera que ahora pertenezco a dos comunida-des?, ¿o sería mejor decir que pertenezco a Shemá y soy enviado por ella a otra comunidad?

Cuando me formulaba estas preguntas me daba cuenta que no me servían para definir lo que voy a em-pezar a vivir en el futuro inmediato. Al final de este curso me doy cuenta de que Shemá para mí es comu-nidad de origen. Sí: punto de partida, punto de referen-cia vital para mí, el lugar donde descubrí que merecía la pena seguir a Jesús y donde La Salle se convertía en el modo de concretar mi vocación.

Pertenezco a la Comunidad Cristiana La Salle. A la gran familia de hermanos y hermanas alrededor de todo el mundo. Esto me lo habéis transmitido vosotros y vosotras. El sentido de comunión que vivimos en Shemá con la Iglesia y La Salle nos hace vivir la aso-ciación con una actitud de apertura y disponibilidad para lo que sea. Hoy aceptamos una propuesta para ge-nerar con otros lasalianos un nuevo proyecto comuni-tario. Reconozco que el proyecto me atrae y estoy muy ilusionado, pero sé que cuento con vuestra oración y

aliento dispuesto para cuando lo necesite. Sabed que es recíproco el compromiso para con vosotros.

¡Es verdad! Lo que hemos ido hablando, lo que he-mos escuchado a quienes han tenido la encomienda de gestar la nueva zona comunitaria, está animando a per-sonas de la zona comunitaria “Valladolid” a apostar por una comunidad que se compone de muchos miem-bros, todos ellos solidarios entre sí y que se sienten parte de un mismo todo.

Voy de una comunidad que se siente parte del todo a otra que tiene también esta vocación y que se mues-tra igualmente interpelada por las palabras de Pablo a los corintios, somos muchos miembros de un único cuerpo. Esta es una certeza para Shemá ante lo que está por llegar: el nuevo tiempo pide vivir en esta clave que animará a (re)descubrir, sin desatender a los núcleos comunitarios, ¡claro!, el valor de la gran comunidad y todas sus posibilidades de orar con otros, formarnos con otros, soñar con otros… y responder, JUNTOS, a los desafíos pastorales de nuestra zona… y más allá.

Ser parte del todo nos compromete a todos. Sentir que el todo está en cada parte es agua y alimento para esta nueva travesía, porque nos damos cuenta de esa fuerza misteriosa.

Os quiero.

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Comunidad Pastoral-Formativa de Girón

Hno. Fernando González Antón

a andadura de la comunidad, este curso 2016-17 comienza en Lastres (Asturias). Allí estu-vimos cuatro días combinando el trabajo y el

ocio comunitarios. Rehicimos el Proyecto Comunita-rio desde los nuevos retos a afrontar en el curso y desde el lema del curso “Mira más allá”. Hicimos el calendario anual y dialogamos ampliamente sobre al-gunos temas: II Capítulo Distrital, implicaciones en el Sector y en la comunidad… Fueron unos días marca-dos por el buen ambiente, el compartir y el disfrutar del ambiente asturiano. Nos dejamos invitar por la co-munidad de Gijón: con los Hermanos compartimos mesa, playa y la visita de algunos animadores de gru-pos cristianos.

Este curso, ha sido muy gratificante para el conjunto de los Hermanos ser y formar parte de una comunidad de formación. Ha habido a lo largo de los meses una autoexigencia personal y comunitaria que nos ha he-cho vivir y disfrutar de lo que somos y hacemos, a pe-sar de ser tan distintos.

Del curso transcurrido os comentamos algunas de las tareas y acciones que nos han dinamizado. La vida normalizada de la comunidad comienza a las 7,15 con la oración comunitaria, animada cada semana por uno de los Hermanos. A las ocho, ya estamos, la mayor parte de los días, en los colegios La Salle o Lourdes, iniciando las clases con la oración y reflexión de la mañana. Los Hermanos escolásticos tienen las maña-nas para sus estudios de 2.º de Teología. Ellos también tienen que responder de dos horas de religión en 1.º de ESO y, durante el segundo cuatrimestre, de asistir a las clases para obtener la DECA.

En el apartado pastoral, toda la comunidad está muy implicada. Una constatación hacíamos ahora que el curso acaba: la cantidad de actividad pastoral ha hecho que estemos un poco estresados, y ello nos ha llevado a una reducción en la presencia y en la acción en mo-mento importantes del ritmo comunitario, bien porque no estábamos todos (algunas oraciones parroquiales), bien porque hemos tenido que suprimir algunos ele-mentos o tareas que nos hacen ser más nosotros con nuestra identidad lasaliana y comunitaria (ocios comu-nitarios…).

Los Hermanos estamos muy implicados en la diná-mica pastoral de los dos centros y de la parroquia; como animadores de grupos cristianos, de Hara, tuto-res, formación de animadores, formación de profeso-res… Hemos estado muy cercanos y disponible al Equipo de Animación de Sector, para todo lo que han necesitado de nosotros bien sea individualmente o como comunidad.

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RetazosdevidaComo en años anteriores, hemos continuado, el se-

gundo martes de cada mes, con Foro de Pastoral, abierto a las instituciones religiosas que han querido participar. Se trata de un contraste y profundización con otras instituciones religiosas sobre temas pastora-les, con el fin de iluminar la realidad que vivimos y ver qué estrategias podemos adoptar para que la atención y el servicio pastoral a los jóvenes sean más vivos y eficaces. Algunos de los temas que han sido motivo de trabajo y reflexión son los siguientes: la interioridad, el acompañamiento, la información y contraste de las actividades pastorales que realizamos, el tema voca-cional y el próximo Sínodo de los jóvenes.

El tema de formación es algo muy relevante en la sensibilidad y organización tanto personal como co-munitaria. Algunos Hermanos tienen programado en su itinerario personal el tema de la formación como algo fundamental que alimenta su vida personal y su ser de Hermano de la Salle. Hay fines de semana se-ñalados en los que asisten a cursos o cursillos conve-nientemente planificados y orientados hacia la interio-ridad, el acompañamiento…

Como comunidad ya mencioné la reunión y el com-partir semanal. Es muy positivo que la comunidad re-flexione y se forme toda ella en torno a un tema que ella mismo ha visto como necesario o prioritario. Ade-más, tenemos en esta formación de la interioridad, si-guiendo el lema del año “Mira Más Allá”, el retiro mensual de dos días en algún monasterio o casa de es-piritualidad. El Hno. Director, en diálogo con la comu-nidad, propone algún tema y proporciona el material necesario para poderlo trabajar individualmente, siem-pre en un clima de total libertad para el Hermano que pueda llevar otro plan diferente. Todo ello está am-bientado en un clima de silencio y oración individual; cada Hermano se distribuye el tiempo como desee.

Nos unimos a los tiempos de oración y celebración de los monasterios; y, en las casas de espiritualidad, los llevamos nosotros previamente preparados. El se-gundo día tenemos una reunión comunitaria donde cada uno comparte lo que ha sido el tiempo de retiro. Suele ser un tiempo muy rico y muy vital tanto en el contraste como en el contenido de lo que se comparte. Esta experiencia nos ha hecho crecer en profundidad y equilibrio durante el curso. Sin estos tiempos fuertes, posiblemente los nervios, las tensiones y el estrés hu-bieran hecho más mella en todos.

Acabamos esta crónica en vísperas de la revisión del proyecto comunitario y con la mente en el próximo curso, donde contaremos con un Hermano menos, el Hno. Jorge Medina. Finalizamos deseándonos que to-das las comunidades del Distrito aprovechemos todo lo que sepamos y podamos la nueva estructura de zona y delegados de zona, para seguir dando la respuesta que la Sociedad y la Iglesia esperan de nosotros: Her-manos y Asociados Lasalianos.

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Envejecer es un auténtico regalo Hno. Pedro Méndez

na vez más este escribidor afila la pluma para redactar algunos acontecimientos acaecidos en esta vetusta comunidad a lo largo del pri-

mer semestre del presente año. Inicio esta reseña seña-lando las altas y bajas habidas últimamente.

Recién estrenado el nuevo año se incorporó a nuestra comunidad el Hno. Jesús Gil, unas semanas después lo haría el Hno. Fortunato Berciano, y el Hno. Pablo Cas-trillo, a mediados de mayo.

En cuanto a las defunciones, hay que señalar en pri-mer lugar al Hermano Moisés González Rojo. Llevaba varios meses aquejado de un tumor sin posibilidad de operación. Inició el nuevo año ya en situación agónica. Moría santamente dos días después. Sobrellevó con admirable entereza su situación. Ha dejado retazos de su vida por Asturias, Castilla, Cantabria y Centroamé-rica. Vino a Arcas marcado ya con el estigma del mal.

El Hno. Antonio Beneite fallecía a los noventa y cua-tro años el 29 de marzo tras una densa vida al servicio del Señor y de los jóvenes. Los “antoninos”, sus anti-guos alumnos del “Hispano”, le visitaban con frecuen-cia. El mismo Hno. Francisco Fdez. Cilleruelo, fue alumno suyo y, en buena medida, deudor de su voca-ción. Muy joven fue a Egipto y posteriormente a Yi-buti. Aprendió, además del francés, el árabe y estudió el Corán. Ya jubilado pasó unos años en Cantabria. Supo hacer de su vida una búsqueda constante de la verdad. Gracias, Antonio, por tu generosa fidelidad.

En cuanto a novedades sobre la salud hay que señalar que los Hermanos Marcos Alonso y Gregorio de Fru-tos sufrieron sendas operaciones, aunque pronto pu-dieron volver a casa. Acababan de volver y hubo que hospitalizar al Hermano Eduardo Luengo por proble-mas coronarios.

Quiero resaltar algunos encuentros habidos en la co-munidad recientemente. En las postrimerías de enero tuvimos una reunión con la comunidad de Shemá. Los asociados nos comentaron su vida, actividades y espi-ritualidad marcada por lo lasaliano. En admirable her-mandad compartimos la eucaristía muy participada y la comida.

Poco después tuvimos una convivencia con los Her-manos Maristas en su Residencia de Hermanos mayo-res. El Hno. Aquilino les habló de nuestro ideario, la importancia de Vaugirard en el inicio de nuestro Insti-tuto y su situación actual. Después los maristas nos in-formaron de su instituto y de la influencia de La Salle en su ideario. Compartimos la comida y acabamos la convivencia con unos recuerdos. En junio nos devol-vieron la visita y pasamos otros ratos de convivencia muy agradables

También tuvimos en Arcas la reunión conjunta de las comunidades de Valladolid, la Santa Espina y As-torga. El Hno. Antonio Botana resaltó la necesidad de profundizar en la lectura de la Palabra de Dios bajo el prisma lasaliano.

Muy interesante fue el encuentro con los novicios a finales de abril. Este grupo variopinto formado por ar-gentinos, españoles y un bielorruso, nos comentó sus ideales e ilusiones. El contacto frecuente con los Her-manos les llevó a cuestionar su vida y abrazar el pro-yecto lasaliano para formar a niños y jóvenes. Ante la pregunta sobre qué cambio habían sentido en el novi-ciado, señalaron su profundización en la oración, la fraternidad comunitaria y la ilusión por dedicar su vida a una causa tan noble.

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RetazosdevidaY entre las reuniones comunitarias habituales quiero

resaltar la que tuvimos la víspera de san José con el lema “el Camino de Emaús y el encuentro con el Se-ñor“. Durante media hora cada uno caminó con otro Hermano puesto al azar para dialogar sobre mi vida de consagrado, mi situación en la comunidad, cómo con-tribuyo a su crecimiento, ¿asumo mis deficiencias fí-sicas, ¿me acercan a Dios? A este cronista le tocó dia-logar con un Hermano de 93 años y quedó prendado de la ilusión, fidelidad y entrega a esta edad. Como colofón señalamos la necesidad de vivir desprendidos, en actitud de caminantes para encontrarnos con el Se-ñor y los Hermanos.

En otra circunstancia el Padre J. Antonio, francis-cano conventual, nos dio una charla sobre “La alegría y la belleza de la vida religiosa desde San Francisco de Asís”. Inició la charla con una fábula y su moraleja: Un cargador llevaba dos vasijas de agua. Una tenía unas fisuras y perdía parte de su contenido por el ca-mino, la otra no. Después de un tiempo la vasija frac-turada dijo: estoy avergonzada porque solo llevo a su destino la mitad del agua. El dueño dijo: No te aver-güences, porque por este defecto crecen las flores al lado derecho del camino por donde vas dejando el agua. Las recojo para adornar el altar. Si no fuera por tus imperfecciones no tendría flores. ¡Cuánta belleza por nuestras imperfecciones! Dios tiene algún plan se-creto debido a ellas. “El hombre mira lo externo, pero Dios mira el corazón” (Samuel). Nosotros, jubilados, debemos sostener con nuestra oración, silencio y sa-crificio a los Hermanos de vida activa. “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

Otros temas expuestos en las reuniones comunitarias han versado sobre la vida del Sector, expuesta por el Equipo; el congreso lasaliano de El Escorial, por el Hno. Guillermo, el “Proyecto Hombre” por el Hno. Francisco Fdez. Cilleruelo y dos seglares, y las nuevas

innovaciones y organización del Distrito por el Hno. Andrés Corcuera.

Como de vez en cuando viene bien cambiar de am-biente por unas horas y respirar otros aires, hemos te-nido varias salidas comunitarias. En enero visitamos en el Museo del Prado cinco exposiciones temporales muy interesantes. Contemplamos esculturas originales del Maestro Mateo de la primitiva fachada de la catedral de Santiago antes del actual Pórtico de la Gloria. Admira-mos una serie de Inmaculadas del barroco. Me encanta-ron las de Zurbarán y Valdés Leal. En la sección de “metapintura” disfrutamos con los autorretratos de Ru-bens, Velázquez, Tiziano y otros. Acabamos con los di-bujos de José Ribera y los bodegones de Clara Peeters, del siglo XVII.

Recién acabado el Retiro anual, el martes de Pascua, tuvimos una salida comunitaria de carácter campestre para visitar el norte de la provincia de Palencia. En la iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda ad-miramos el celebérrimo friso escultórico del Pantocrá-tor y la valiosa pila bautismal románica, una auténtica joya. Después nos dirigimos hacia Celada de Roble-cedo, en plena zona montañosa, para ver su iglesia res-taurada por alumnos finalistas de Palencia. En el ca-mino nos recreamos con las extensas praderas verdes esmaltadas de “lirones”, jacintos. Completamos la ma-ñana con la visita al templo de San Salvador de Can-tamuda, fundado por la condesa castellana, doña Ma-ría Elvira, sobrina de Fernando I el Católico. Desde el Mirador de Piedrasluengas, paso montañoso entre Pa-lencia y Cantabria, nos extasiamos ante la contempla-ción del valle de Liébana, los Picos de Europa, Peña Labra, Tres Mares… todo ello cubierto de robledales, hayedos y abedules. También hemos visitado las Eda-des del Hombre en Cuéllar y San Pedro de la Nave, una auténtica joya visigótica. Como pueden ver, de vez en cuando rompemos el ritmo monótono para des-perezarnos.

No sé si volveré a afilar el cálamo más veces. Qui-siera acabar esta reseña señalando que, a estas edades provectas, lo que se escapa a los sentidos, se capta con el corazón. Por eso agradezco a mis Hermanos de co-munidad su bondad, fidelidad, disponibilidad, ayuda, servicio y compañía. Se nota que con los “años colma-dos” es más fácil ser positivo y acercarse a Dios, pues la llegada de la vejez es todo un regalo. Somos cons-cientes de que al final de nuestras vidas lo único que pervive es el amor derramado y el servicio prestado. Somos felices en nuestra pequeñez, ya no sufrimos por las carencias. Adiós. b

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Navidades comunitarias lasalianas Comunidad Galilea (Valladolid)

a Comunidad Galilea hemos aprovechado es-

tas últimas fiestas navideñas para realizar una serie de actos comunitarios que, por una lado,

buscan crear entre nosotros momentos de convivencia y, por otro, dar cumplimiento a las importantes líneas que señalan nuestro proyecto comunitario y nuestro voto de asociación en lo que a la relación con otras comunidades y con los Hermanos se refiere.

Cada matrimonio de la comunidad acoge cada tri-mestre a toda ella en su casa para compartir mesa y mantel (nuestra especialidad). Los Hermanos de la co-munidad del colegio La Salle comparten desde hace tiempo estas reuniones con nosotros. La última la rea-lizamos en casa de Carlos e Isi el pasado 20 de no-viembre: fue como la preparación de la Navidad. Es-tuvieron con nosotros el Hermano Virgilio, que estaba en Valladolid por la muerte de su madre, y el Hermano Francisco, de Guatemala, que ha venido a estudiar a Salamanca este curso y estaba también viviendo de manera provisional en la comunidad del colegio. Irene aprovecho el momento para vender sus papeletas de cesta de Navidad de Procomar y el Hermano Francisco tuvo la suerte de ser el agraciado.

La Delegación de Misión Pastoral del Sector de Va-lladolid realiza una actividad preciosa que se llama “En las manos de Dios”. Pidió colaboración a la comunidad

para acoger a Adriano Gomes, un joven ingeniero de Barcelos, que durante la semana del 26 al 31 estuvo rea-lizando esta actividad. Adriano llego a la estación de tren de Valladolid con un cartel que ponía “Soy Adriano y estoy “Nas Mãos de Deus”; lo acogieron Toni y Ana en su casa y compartió con ellos y con su hija Lola su experiencia. Venía desde la comunidad de Basida (an-terior etapa) y Toni lo dejó al día siguiente en la estación de Palencia para que siguiera su experiencia. Él no sabía en cada momento cuáles serán sus siguientes pasos. Compartió con ellos experiencias lasalianas y fue muy gratificante.

La comunidad ha establecido la Noche de Reyes para compartir regalos en una cena de Reyes. Este año com-partieron con nosotros los hermanos Rufino y Anto-nio, de la comunidad de La Salle. Los regalos sirvieron de excusa para hacer unas buenas risas, sobre todo con algo de “Paté de foie” que le tocó a Rufino y un Puzzle “imposible de reconstruir” que le tocó a Roberto; gra-cias a las profes de infantil (las creativas), que le ayu-daron. Como veis, somos una comunidad a la que le gusta compartir, y además no hacen falta excusas para ello; al contrario: cualquier pretexto nos vale.

Todo esto nos ha dado fuerzas para seguir haciendo comunidad con todos los lasalianos; y, como centro, la “Casa de Vaugirard”, ya que es la espiritualidad lasa-liana la que nos ayuda a encontrarnos con Dios y con nuestros hermanos.

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RetazosdevidaCrónica comunitaria del curso

(Nuestra Señora de Lourdes) Hno. Pablo de Blas

odavía manda la oscuridad de la noche y una comunidad madrugadora se reúne en la espa-ciosa capilla para ofrecer al Padre la primera

oración de alabanza. Son las siete de la mañana. La presencia escondida del Señor, su imagen gloriosa de vida resucitada y la tierna mirada de nuestra Virgen de Lourdes, animan los corazones que quieren juntar sus voces y unir los sentimientos.

Nuestra oración se prepara, es variada y creativa, abierta a la participación.

A las ocho de la mañana, con silencio monacal, se dispersan los pasos rápidos camino de la misión diaria de colores variados...

A las ocho y veinte de la tarde, la capilla, siempre abierta, nos recibe de nuevo para encontrarnos en la Mesa del Señor y celebrar la Eucaristía, espacio y tiempo de Vísperas y Comunión.

La cena, prolongada o no, sala de lectura, paseo o televisión cierran el día que el cielo nos regaló.

* El día diez de setiembre, en la Santa Espina, lugar de privilegio, iniciamos nuestro Proyecto Comunita-rio. Una oración conjunta con los Hermanos de la casa y del colegio La Salle quiso ser la introducción de nuestros compromisos de vida y misión. Previamente, cada Hermano dispuso de tiempo y oportunidad de co-municar a los demás su "Proyecto Personal", con li-bertad de forma y extensión. Justo es reseñar que se abrió la posibilidad de realizar alguna observación después de escuchar la exposición de cada Hermano.

Teniendo en cuenta el contenido y espíritu de la nueva Regla, la herencia espiritual de Vaugirard, acon-tecimientos de la Iglesia, orientaciones de nuestro Dis-trito y la evaluación del Proyecto del curso 2015-16, fuimos pensando, discerniendo y eligiendo los objeti-vos y líneas de acción que consideramos más necesa-rios, realistas y operativos para el actual curso 2016-17. Quedó concluido en una de las reuniones comunitarias ya en nuestra casa. Unas páginas densas y sugerentes van describiendo cómo deseamos ser Hermanos:

- para revitalizar nuestra fe. - para ser Hermanos entre nosotros. - para estar insertados en la Iglesia local. - para ser Hermanos con quienes compartimos la

Misión. - para ser Hermanos con los jóvenes. - para ser Hermanos con las comunidades cercanas

* A finales del mes de setiembre, antes de iniciar de verdad un nuevo circuito con motores renovados, la dirección del colegio quiso mostrar su gratitud a Al-berto Jáñez. Sus seis años de Jefe de Estudios signi-fican preocupaciones añadidas, previsiones oportunas, visión de la realidad para mantener unidas todas las fuerzas implicadas en "la mejor formación de nuestros alumnos" y conseguir que la satisfacción de sus fami-lias empuje la barca en la misma dirección...

Una comida-convivencia con palabras y gestos de agradecimiento marcaron un día especial. El testigo pasa para Begoña a quien se da una bienvenida cordial y agradecida. Sabemos que no faltará ilusión y que la "Estrella de Lourdes" no perderá magnitud.

* El día 29 de octubre, con detallada programación y previsión oportunas, la comunidad dejó la ciudad y viajó a Sahagún para conocer un poco mejor "esta villa del mudéjar". A las nueve de la mañana nos paseába-mos por la Feria de San Fermín entre la gente que re-corría los variados puestos con productos de todo tipo y condición: una estampa que trae recuerdos y deja sa-bores un poco olvidados...

Después de visitar el Museo de las MM. Benedic-tinas, la Iglesia de Santo Tirso, la atalaya mudéjar de la Virgen Peregrina y respirar aires nuevos, se des-

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pierta el apetito aún a los más ascetas... El lechazo es-taba bueno (aunque se preparara en el Restaurante "La codorniz". Alguien dejaba la punta del rabo (del le-chazo, claro.) Otro, la aprovechó, que todo se paga. (El bacalao no desdecía "d'um bom bacalhau português à brasa").

Por la tarde, El Museo del Pan, en Mayorga, nos agradó a todos porque está adaptado a todos los públi-cos. Hay una buena distribución de cuanto se expone, claridad en el mensaje y bien integrado en la tierra "del mejor pan del mundo".

Nadie se quejó de nuestras andanzas, la satisfac-ción era evidente y la convivencia de un día lleno adornó nuestro sueño...

* El día siete de noviembre, dentro del puente-acueducto, y siguiendo orientaciones de nuestro Pro-yecto Comunitario, nos visitó la comunidad de los Hermanos Maristas del Colegio La Inmaculada. Qui-simos que este signo de convivencia se llamara “En-cuentro Ermitage-Vaugirard”, aludiendo a nuestros orígenes y carismas. Como si nos conociéramos de toda la vida... sin distancias, sin recelos, camino llano. Una Eucaristía bien preparada, muy compartida y llena de símbolos, intercambios de ideas y sentimien-tos pusieron de relieve nuestro espíritu y misión.

Una mesa con patente de chef bien entrenado puso sonrisa y calor al saborear el "pan no de todos los días". Brindis con intercambios de saludos y... una vuelta por las instalaciones del colegio culminaron un día distinto. Saludos y... ¡hasta luego! Les devolvere-mos la visita.

* Desde 1987, el colegio ofrece una iniciativa ar-tística de gran relieve en la ciudad, una exposición de pintura. Este año llevaba como título y contenido: Arte entre dos siglos (XIX - XX). El día 11 de noviembre tuvo lugar su inauguración con la presencia de nuestro alcalde, D. Óscar Puente y otras autoridades munici-pales, académicas y militares. El Hermano Provincial,

Andrés Corcuera, Hermanos, profesores y represen-tantes de padres de alumnos y antiguos alumnos no faltaron a la cita. Un discurso del Hermano Francisco, Director del colegio, enmarcó el acontecimiento entre las intenciones programáticas y líneas de acción de la educación integral que nuestro colegio ofrece a todos sus alumnos. Las palabras de nuestro alcalde dejaron claro el significado de la exposición y la importancia de la oferta cultural que el colegio viene ofreciendo a la ciudad de Valladolid.

El comisario de la exposición, D. Miguel Ángel García Pérez, profesor del colegio, ofreció una expli-cación del contenido, diferenciación de estilos, distri-bución y el nivel artístico que se ofrecía. Era un viaje de gloria y gozo caminar desde el dibujo simple-com-plejo de Miró, continuando por Benjamín Palencia, con coloridos brillantes y dentro de la figuración, si-guiendo por el paisaje surrealista de José Manuel Ca-puletti, antiguo alumno del colegio y acabando en José Vela Zanetti que capta magistralmente la austeridad, el silencio, el sufrimiento y la soledad del campesino castellano, "sembrador de surco largo" - dice él.

D. Javier Burrieza Sánchez, antiguo alumno de nuestro colegio y profesor de Historia en la Universi-dad de Valladolid, hace una maravillosa introducción en el Libro-Guía de la exposición.

* El día 21 de noviembre nos reunimos con la co-munidad Galilea. En un ambiente de familia cercana nos transmitimos nuestros sentimientos de vivencia diaria y fraterna, fortaleciendo el compromiso que llena nuestras vidas. Siempre hay pequeños vacíos o fallos que confesamos con sencillez y nos animamos mutuamente a continuar con esperanza.

* El día 22 del mismo mes nos visitaron los Her-manos responsables de las Residencias de Hermanos mayores que tenemos en nuestro Distrito. Los acom-pañaba el Hermano Provincial, Jesús Miguel Zamora. Con ellos vivimos una "eucaristía diferente" y conti-nuamos con una cena bien preparada y bien servida. No hacía frío. El calor de la convivencia fraterna es la mejor calefacción.

* En los días 5 a 7 de diciembre recibimos la "Vi-sita Canónica" de nuestro Hermano Visitador Auxi-liar, Andrés Corcuera. Claro... eran días propicios para abrir el corazón... En la reunión comunitaria que pre-sidió, hubo tiempo para realzar ciertos aspectos de nuestro Proyecto Comunitario y transmitir a los Her-manos las preocupaciones y proyectos próximos a ni-vel distrital.

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Retazosdevida* El día 16 de diciembre, por la tarde, y en la Sala

de conferencias, nos reunimos los Hermanos, Profeso-res y Animadores de grupos cristianos. Se adivinaba un acto entrañable... D. Miguel Angel Monroy, Jefe del Departamento de Pastoral, organizó y animó la reunión. Montajes audiovisuales, oración, reflexión, palabras con deseos felices e intercambio de regalos, adelantaron unas fiestas navideñas sentidas y vividas. Siguió una cena bien servida y ambientada. Sonaron cánticos de fiesta y sentimientos de "estar a gusto con los demás". Para no olvidar...

* El día 18 de diciembre participamos en el "En-cuentro de comunidades Lasalianas de Valladolid". No se podía elegir ningún espacio mejor que nuestra Residencia de Arcas Reales. Después de una alegre acogida y una oración para acordarnos, "de verdad", de nuestro Dios. "Dios se encarna en nuestra casa de Vaugirard"... -se nos dijo. A continuación, un repre-sentante de cada comunidad expresó los logros alcan-zados y los objetivos no totalmente conseguidos. Se trataba de responder a "Cómo hemos vivido las comu-nidades el Proyecto de Comunión para la Misión". Una Eucaristía, presidida por D. José Luis, nos dio fuerzas para continuar sin desfallecer. La comida-con-vivencia completó una mañana de encuentro, de refle-xión, de oración. Un empuje hacia adelante...

* Con las vacaciones iniciadas, el día 23, los Her-manos nos retiramos a nuestra "Residencia de Arcas Reales" para realizar la primera evaluación de nuestro Proyecto Comunitario. Todos pudimos expresarnos con libertad y responder al guion previamente prepa-rado por el Hno. José Antolínez. ¿Mucho escrito, poco realizado, mucho a conseguir? ¿O al revés? Bueno, va-mos a dejarlo así... Una Eucaristía bien preparada con la participación de los Hermanos de la casa y una co-mida muy animada "completaron la fiesta".

* El día 25, a las 13 h. y en nuestra iglesia colegial, nos congregamos todos los Hermanos de Valladolid y La Santa Espina para participar en una Celebración Eucarística con Jesús ya nacido. No faltaron los sím-bolos altamente significativos de quienes se juntaban para tributar un digno homenaje al Señor. Una comida distinta, a gusto de todos, abrió las puertas a esos días de descanso que se esperaban. Las nieblas no escon-dieron la alegría de los corazones. A partir del día 26, las palomas vuelan hacia campos y palomares que las vieron crecer. Pero, como siempre, hay centinelas que esperan...

Dos estampas para acabar este primer trimestre:

+ El despacho del Director de la comunidad está siempre abierto...

+ El Director del colegio, con balde y fregona, ca-mina por la calle Paulina Harriet para limpiar el agua que había penetrado por donde no se la esperaba...

Hay también estampas negras... Hoy... no se cuen-tan. Es tiempo de gracia...

+ Día 6 de enero: Fiesta de la Epifanía. La totalidad de la comunidad se traslada a nuestra Residencia de Ar-cas Reales para vivir un día de familia con todos los Hermanos de Valladolid. La Eucaristía la preside nues-tro Obispo auxiliar, D. Luis Argüello. Especial relevan-cia tuvo la homilía, adaptada en tiempo, contenido y en función al auditorio. Creatividad y dinámicas oportunas en las ofrendas-intenciones con la participación que exigía la festividad.

D. Luis nos acompañó, igualmente, en la comida-convivencia que siguió a la Celebración Eucarística. El Pastor se sintió muy en su casa y muy cerca de sus ovejas...

+ El día 4 de febrero, por la mañana, se reúnen, en asamblea debidamente convocada, los antiguos alum-nos del colegio. Es elegido, como nuevo presidente, D. Javier Burrieza Sánchez, profesor de Historia en la UVA. Acepta la responsabilidad y todos le desean suerte y... larga vida.

+ El día 22 de febrero, 15 centros de Valladolid participaron en la fase provincial del I Certamen de Lectura en Público de Castilla y León. El grupo de la E.S.O. de nuestro colegio quedó clasificado en primer lugar. La lectura del "Lazarillo de Tormes" encandiló al público. ¡enhorabuena!

+ "El talento discurre por las aulas" era el título que enmarcaba una gran fotografía en la 1.ª página de “El Norte de Castilla” del día 25 de febrero. Se refería al Certamen Start Innova donde se premiaba a los me-jores proyectos empresariales surgidos en 57 centros escolares. El primer premio para grupos de alumnos

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de 16 y 17 años fue para nuestro colegio. El grupo es-taba formado por las alumnas María Barajas, Laura Rodríguez y Elena Rodríguez. Este grupo estaba coor-dinado por el profesor y tutor D. Javier Sánchez. ¿Qué proyecto presentaron? Se llama paravés, un paraguas que se cierra al revés. Su mecanismo innovador per-mite que la parte mojada se cierre hacia dentro y, por tanto, que no gotee y sea fácil de guardar. Práctico e ingenioso, ¿no os parece? ¡Enhorabuena! y que no se acabe el camino de la imaginación y las fuentes de la investigación.

+ Habiendo elegido tierras de Saldaña, la comunidad se pone en marcha el día 28 de febrero para deshacer rutinas y hablar de más cosas... La villa romana de La Olmeda es el primer destino. Instalaciones muy mejo-radas, buena Guía y recuerdo de aquellos tiempos que botas distintas pisaban las mismas tierras... Todos satis-fechos, visita muy aplaudida. En Villaluenga nos espe-raba una sorpresa, el Museo de la Radio. Ambiente ru-ral, instalaciones sencillas, un hombre entusiasmado y una Colección-Historia de la Radio desde sus comien-zos hasta el modelo más sofisticado. Nuestra vida con la Radio... ¡Cuántos recuerdos! Una lección no espe-rada. Una vuelta por el mercado de Saldaña, casi me-dieval, y, después, a saborear un buen lechazo o una preparación "sui generis" del bacalao de siempre. Al sa-lir del buen condumio, lloviendo como estaba y mi-rando al cielo, optamos por regresar a casa más tem-prano de lo previsto. Objetivos conseguidos.

+El día 28 de marzo nos encontrábamos con la Co-munidad Pastoral del barrio Girón. En la reunión in-tercambiamos comentarios sobre nuestros Proyectos Comunitarios. Tanto en la exposición de objetivos como en las preguntas que surgieron, se reflejaron cla-ramente actividades, funciones y ministerio clara-

mente pastoral de una comunidad plenamente inte-grada en su medio social y en reflexión permanente hacia el acompañamiento vocacional. La cena com-partida puso calor de hermandad en un encuentro es-perado y necesario.

+ Elegimos libremente nuestro centro de Retiro. Cambrils, Bujedo, Aravaca, Griñón y Tudela recogie-ron nuestros pasos. En reunión comunitaria, en breve exposición, quedó claro que todos volvimos satisfe-chos de la elección y del clima de reflexión y fraterni-dad vividos.

+ El día 24 de abril vivimos otra jornada de confra-ternización con los Hermanos Maristas del Colegio La Inmaculada. En el primer trimestre los habíamos reci-bido en nuestra casa. ¡Qué bueno, Señor, es conocer, vivir, compartir y sentir carismas tan próximos y mi-nisterios tan iguales! Una Eucaristía bien preparada y compartida, una comida donde todo lo mío es tuyo, una conversación sincera, una visita a sus instalacio-nes más modernas y preocupaciones transmitidas sin rubor y sin islas con secretos... sobresaliente.

+ El día 25 del mismo mes nos visitó el Hno. Ricky Laguda, Consejero General para la Región PARC. Le acompañaba el Hno. Andrés Corcuera. Compartieron con nosotros la Eucaristía y la cena. Y hubo un corto tiempo para preguntar y aclarar inquietudes y curiosi-dades.

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Retazosdevida+ También en el mes de abril es obligatorio reseñar

dos grandes triunfos de alumnos de nuestro colegio:

- La alumna Cecilia Tejero, de 2.º de Bachillerato, obtuvo una de las 50 “Becas Europa” que se entregan a los estudiantes preuniversitarios españoles más bri-llantes y que los permitirá recorrer las principales ciu-dades universitarias europeas. ¡Enhorabuena!

- Álvaro Salgado, de 1.º de Bachillerato, olímpico de Filosofía, se marchará a Rotterdan a finales de mayo, como uno de los dos representantes españoles en la Olimpíada Internacional de Filosofía. Le acom-pañará una estudiante catalana. Para conocer bien a Nietzsche se requiere algo más que la pura curiosidad intelectual... ¡Felicidades! Y en marcha...

+ De las fiestas colegiales para honrar a S. Juan Bautista de La Salle, quiero distinguir la Eucaristía para toda la comunidad educativa y el gran acto de la graduación de los alumnos finalistas de 2.º de Bachi-llerato. La Eucaristía, bien preparada con dinámicas muy participativas, homilía sugerente del Director del colegio, Hno. Francisco, y música festiva. Resultó un poco larga. La capilla, llena. La graduación de los alumnos de 2.º de Bachillerato resultó brillante, solemne y muy significativa. Bastante gente de pie. Problema a solucionar... Enhorabuena para quienes la prepararon. Para los alumnos, ¡feliz futuro!

+ A las diez de la mañana del día 13 de mayo, la comunidad puso rumbo a Cuéllar para visitar la magna exposición de "Las Edades del Hombre" bajo el título de Reconciliare. Agradó a todos por su contenido, dis-tribución, sedes y guía. A continuación, unos familia-res del Hno. Pablo, Antonio Salamanca y Conchi, nos acompañaron para hacer un recorrido por la zona más histórica y artística de la "Villa y Tierra de Pinares". Para acabar mejor, nos invitaron a conocer una de sus casas, recién estrenada, junto a las murallas. Unos pin-chos, bien seleccionados, completaron su cercanía y amabilidad bien a la vista. Después, en un restaurante, previamente contratado, ágape selecto y brindis per-fecto. Por la tarde, la torre del castillo de Portillo hizo bajar las calorías acumuladas...

+ El día 15, el Hno. Guillermo, en Reunión Comu-nitaria, trató de concienciarnos sobre el tema y proble-mática de la "Cultura Vocacional". Claro, sí que quedó. Ahora... nos queda recorrer los caminos para enseñar dónde está la felicidad.

*** Toda la gratitud para los Horizontes que se van... Para los Horizontes que llegan, sincera bienve-nida. Suerte y larga vida.

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Nos esperan

Nosesperan

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Hno. Antonio Beneite (1922-2017)

Hno. Andrés Corcuera Homilía en el funeral (30 de marzo de 2017)

stimado celebrante José Luis, querida familia del Hno. Antonio, Hermanos de la comuni-dad de la Residencia de las Arcas Reales,

Hermanos y amigos todos:

Se nos ha ido el Hno. Antonio. Finalmente su cansado organismo no ha resistido más y le ha per-mitido ir a gozar del Reino después de una prolon-gada agonía.

El camino de la vida, que va transcurriendo de manera inexorable, nos ha indicado que, en el caso del Hno. Antonio, ya se había hecho un esfuerzo conside-rable y era momento del descanso. Un camino de 94 años, recorrido con lucha y energía, y con un poco más tranquilidad y sosiego al final, en los últimos años en la comunidad de la residencia de de las Arcas Reales, en Valladolid. Seguro que los cuidados de los Hermanos y del personal sanitario en la enfermería han ayudado a ello.

Hoy, son enormemente enrique-cedoras y nos llenan de consuelo las palabras de la primera lectura que hemos proclama-do: “Hemos sido sepultados, con Cristo, en la muer-te… para ser renacidos con Él a una vida nueva” (Rom 6, 4.7). Es un viejo tributo el que tenemos que pagar por nuestra condición limitada: dejar que nues-tro cuerpo desaparezca, gastado por el trabajo y la entrega para resucitar a una vida gozosa porque “…si hemos muerto con Cristo, también viviremos con Él” (Rom 6, 8).

Es cierto que una larga vida, al servicio del Evan-gelio se va preparando desde su inicio. Así lo hizo nuestro Hno. Antonio. Y son sus palabras, en la en-trevista que le hizo el Hno. Pedro Ozalla para la re-vista Horizonte, las que nos dan algunas pinceladas de su vida: “Nací el 23 de agosto de 1922, en Valdes-tillas, provincia de Valladolid, en el hogar de Pau-lino y Manuela, mis padres. Pero la profesión de mi padre, “capataz de vías y obras de Renfe”, nos obli-gó a cambiar con frecuencia de población. Viví una

infancia feliz y tengo buenos re-cuerdos de los años en que fui alumno del “Sindicato católico” frecuentado por los Hermanos de La Salle de Palencia.

Ingresé en Bujedo en 1937 y tuve la feliz oportunidad de formarme como Hermano y educador en el noviciado menor, noviciado y esco-lasticado.

En el curso 1941-42 inicié la vi-da de comunidad y misión en Los Corrales de Buelna, en la escuela de la Pontanilla. En Turón estuve tres cursos. Además de las clases,

fui encargado de los antiguos alumnos y de la Con-gregación del Niño Jesús. Los cursos 1947 a 1954 estuve en La Salle de Valladolid como profesor de 1.º a 4.º de bachiller. Las clases eran de casi 50 alumnos y con ellos me sentí muy feliz”. Permíteme, Antonio, que haga una paradita en tu querido Hispano: ¿te acuerdas de la “antonianos”?; claro que sí: son tus queridos alumnos de esos años vallisoletanos. Esta mañana he hablado con tres de ellos que vinieron a rezar delante delante de tu féretro en la capilla de las

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Arcas Reales. ¡Cuántas cosas buenas me han contado de ti y lo mucho que has influido en sus vidas! En uno de tus alumnos de esos años, el Hno. Francisco Fernández Cilleruelo, influiste para que se despertara su vocación.

Pero llega 1954 y lo que se había ido engendrando en sus primeros años de misión: “ser misionero en África”, se hace realidad. Después de un curso de pre-paración en Francia, en el internado de Béziers, se va a Egipto y está en varias comunidades como profesor de francés, religión y trabajos manuales, así como subdi-rector del noviciado en Alejandría en los cursos 1962 al 64. También nos dice que “le dieron facilidades para aprender el árabe y estudiar el Corán”.

En 1964 sigue en tierras africanas y le destinan a la República de Yibuti porque el Hno. Visitador ne-cesitaba un profesor de español. En todo este periodo yibutiano pasó dos años de formación en Francia: el curso 1973-74 en la “Alianza Francesa” y el 82-83 en el colegio La Salle de Saint Josep de la ciudad de Troyes donde estudió la teoría y práctica de diversos talleres de carpintería. Esto le sirvió mucho en su vuelta a Yibuti y su opción por los pobres en las es-cuelas populares y la juventud marginada en el centro de prevención de la Asociación Nacional de la Juven-tud, y posteriormente en el centro de formación Pro-fesional de Tadjourad.

Recuerdo cuando en las entrevistas de los últimos años me hablaba de las aventuras apostólicas con su famosa moto, de segunda mano, a la que cuidaba con

mucho esmero. Seguro que desde el cielo ahora echa una carcajada como hacía cuando me lo contaba…

En 1996 Antonio regresa a España y se incorpora al entonces Distrito de de Valladolid, en la comuni-dad de inserción que se había iniciado en el barrio Pesquero de Santander. Su director de comunidad de entonces me ha comentado que, aunque se le escapa-ban con frecuencia palabras en francés y alguna en árabe, se acomodó bien a la nueva realidad, de modo que la comunidad pudo disfrutar, entre otras cosas, de sus artes culinarias.

Sin dejar las tierras cántabras, va a Los Corrales de Buelna y, después de pasar ocho felices cursos, muy querido por profesores y alumnos, a partir de un desagradable percance con “su amiga la escalera” (así la llamaba) le operan de la rodilla y se incorpora a la Residencia de Arcas Reales en el año 2008. Aquí ha vivido los últimos años de su vida con la misma satis-facción que los anteriores.

Una vida larga y fecunda la de nuestro Hermano y jalonada de servicio. El Hno. Antonio trataba de ha-cer realidad el Evangelio de hoy: “No perdáis la cal-ma: creed en Dios y creed también en mi” (Jn 14, 12). Con frecuencia, la vida nos conduce por derrote-ros donde la prisa o la falta de sosiego anulan nuestra capacidad de estar con las personas, o nos roban tiempo para la acogida o la escucha del que necesita una palabra de ánimo y aliento. Jesús nos anima a no perder la calma y vivir con sosiego, porque el Evan-gelio se saborea en la tranquila meditación o en esa oración serena de cada día que renueva el ánimo.

Ah, se me olvida decir, que alguien que te conoce bien me ha dicho que escribiste tu autobiografía titula-da “El hijo de las traviesas”, pero que luego la rom-piste porque estaba escrita desde la sinceridad y al-guno que otro no salía bien parado. Ahora, Antonio, tienes tiempo de de reescribirla o contarla mientras

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disfrutas de los jardines del cielo. Disfruta ahora de las aulas, de los talleres, de carpintería y date algún paseo con la moto por ese lugar maravilloso. Hay entrada gratuita para todos los que han sabido hacer de su vida una búsqueda de la verdad que da la auténtica sabidu-ría: la de una vida puesta al servicio de los demás.

Ahora te devolvemos un ¡gracias! generoso y te pedimos, confiados en ti, que, desde ese lugar privi-legiado donde se vislumbran nuestros afanes, sigas inspirando en el corazón de los que te recordamos, el esfuerzo por el trabajo bien hecho, el deseo de buscar la verdad y perseguir la cultura como buenos educa-dores y, sobre todo, una confianza ilimitada en Dios.

Y termino con las palabras del final de la entrevis-ta del Hno. Pedro: Gracias Antonio, por hacerte todo para todos: árabe, musulmán, cristiano, yibutiano… y porque dices que te gusta “vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”.

Descansa en paz, Hermano.

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Hno. Juan José Palacios Varona (1929-2017)

Hno. Andrés Corcuera Homilía en el funeral (21 de mayo de 2017)

stimados celebrantes; Victoriana, religiosa franciscana de María, hermana de Juanjo, familiares, Hermanos de la comunidad de

Bujedo, Hermanos de las comunidades del Sector y del Distrito, amigos lasalianos que nos hemos reuni-do para despedir los restos mortales de nuestro Her-mano, y celebrar juntos la Vida en Cristo Resucitado: Sed bienvenidos, y gocemos de la presencia miseri-cordiosa de Dios Padre que nos impulsa y nos acoge en la acción sanadora de su Hijo y en el consuelo gozoso de su Espíritu.

En familia y en fraternidad, que-remos celebrar el paso a la Vida de nuestro hermano Juanjo, desde la realidad consoladora que hace posible el Señor. Aquí radica la verdad de lo que estamos vivien-do: El unir nuestra vida y la vida de nuestro hermano a la vida de Jesús. Es el Señor el que nos toma de la mano y nos hace pasar a la vida que no termina, a la vida trasformada en algo nuevo, en el tiempo de Dios, en su amor para siempre, porque "la vida no ter-mina, se transforma; y cuando se desvanece nuestra morada terre-nal, adquirimos una mansión eterna en el cielo”. Y es esta la realidad que estamos viviendo hoy, hermanos: Jesús, el Resucitado, se hace el encontradizo en el camino y nos acoge en la paz de su presencia. Nuestro hermano ha sido abra-zado por el Resucitado; ya está gozando de su paz, de su amor.

Estamos terminando el tiempo de Pascua: tiempo brillante, de luz, de vida, de gozo. Parece un contra-sentido hablar de Pascua cuando el cuerpo de nuestro Hermano ya no nos responderá más. Pero este cirio pascual que rememora la noche de Pascua, en que la luz venció a las sombras y la vida despertó pujante frente a las ataduras de la muerte, nos trae el recuerdo vivo de que una vida entregada en servicio al Reino,

una vida consagrada a Dios, dedicada toda ella para que los niños y jóvenes, a través de la educación, aprendieran a vivir y sentirse cristianos, no puede quedar reducida a un cuerpo inerte, sin vida.

En el evangelio de Juan que hemos proclamado, Je-sús se está despidiendo de sus discípulos, como noso-tros lo hacemos hoy de nuestro Hermano Juanjo. Los ve tristes y abatidos. Pronto no le tendrán a él. ¿Quién podrá llenar su vacío? Hasta ahora ha sido él quien ha cuidado de ellos, los ha defendido de los escribas y fariseos, ha sostenido su fe débil y vacilan-

te, les ha ido descubriendo la verdad de Dios y los ha iniciado en su pro-yecto humanizador.

Jesús les habla apasionadamente del Espíritu. No los quiere dejar huérfanos. Él mismo pedirá al Padre que no los abandone, que les dé «otro Defensor» para que «esté siempre con ellos». Jesús lo llama «el Espíritu de la verdad».

Este mismo Espíritu ha acompaña-do una larga vida como la de Juanjo, de 88 años en servicio del Evange-lio, que se va preparando desde an-tes, en el inicio de su existir. Por eso, sus padres, José y Victoria, se

alegraron mucho cuando ve la luz de la vida Juanjo, en el pueblo de Carcedo (Burgos), el 17 de marzo de 1929. Pronto, a los 13 años, Bujedo será su casa de formación durante seis años, en los que va maduran-do sus opciones hasta hacer su primera profesión, aquí, en esta casa, el 8 de octubre de 1946.

En el año 1948 es destinado a su primera comuni-dad, Ferrol, donde estará cuatro años. Luego se suce-den diferentes comunidades y servicios: Caborana, Ntra. Sra. de Lourdes, Los Corrales de Buelna, Turón y Santander. En 1968 vuelve a Valladolid, al Colegio Ntra. Sra. de Lourdes, para regresar el curso siguiente a Santander y dedicar dos cursos a terminar sus estu-dios de perito industrial. Su nuevo título lo estrena en

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el centro Gandásegui de Valladolid, como profesor en la formación profesional de estos chicos tan difíciles. Me dicen los Hermanos que vivieron con él en estos años, que era trabajador, un buen profesor, especial-mente competente en el dibujo, y que supo ganarse el respeto y la confianza de los alumnos. A partir de 1972 estará nuevamente en Ntra. Sra. de Lourdes, luego en Burgos, Gijón y de nuevo en Burgos donde empieza a deteriorarse su salud. La insuficiencia renal que le aparece en 1994 le acompañará en sus años de comu-nidad en La Salle Managua, la Residencia de Burgos y la Residencia de Bujedo en la que ha pasado los dos últimos años. Un Hermano que ha vivido con él en estos años de enfermedad me dice:

“Juanjo fue una persona cercana y cariñosa con los profesores y personal sanitario, pues cuando yo lo conocí ya estaba con una salud delicada. Como ya estaba jubilado de la clase y actividades con los alumnos, su vida era con el profesorado y mantenía un trato muy agradable. En los muchos episodios de enfermedad siempre fue sufrido, valiente y dispuesto a seguir las indicaciones de los médicos. Llevó con muy buena actitud su proceso de inicio de diálisis, así como las dificultades y contratiempos que supo-nía ir tres días a la semana a Valladolid a realizar las horas de diálisis. Nunca mostró queja, ni tampo-co cuando le comunicaron que no podía entrar en el programa de trasplantes… En eso fue un ejemplo de aceptación y asumir la realidad”.

Gracias a todos los que habéis acompañado al Hno. Juanjo en los años de su prolongada enfermedad. Gracias por todas las muestras de cariño hacia su

persona por parte de los Hermanos, de las auxiliares de enfermería y de su familia y amigos.

Con frecuencia, la vida nos conduce por derroteros donde la prisa o la falta de sosiego anulan nuestra capacidad de estar con las personas, o nos roban tiempo para la acogida o la escucha del que necesita una palabra de ánimo y aliento. Jesús nos anima a no perder la calma y vivir con sosiego, porque el Evan-gelio se saborea en la tranquila meditación o en esa oración serena de cada día que renueva el ánimo.

Acudamos al Espíritu Santo del que hoy nos ha ha-blado la Palabra de Dios. Este Espíritu que les fue comunicado a los habitantes de Samaría por la ora-ción de Pedro y Juan, el mismo Espíritu que devolvió a Jesús a la vida y nos anima a nosotros a vivir la alegría, la esperanza, el amor y la fe, como frutos que nacen de Él.

Así lo intentó nuestro hermano Juanjo. Venciendo las dificultades, quiso ser cercano a todos y, a lo lar-go de su vida, se apropió de las palabras de Jesús en su Buena Noticia: “Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn 14, 6). No quiso hacer oídos sordos a ese ruego de Jesús y supo guiarse por la palabra de Jesús, llegar hasta la meta por el camino del servicio que le marcó el Maestro, entregar su vida para recobrarla multiplicada en una vida que no tiene fin, ofrecida por el que es la Vida, y buscar la verdad para encon-trarla en Jesús, Verdad que colma todas las angustias.

Ahora, Juanjo, es tiempo de disfrutar de la paz de Dios después de las dificultades de la larga travesía. Lo aprendido en el libro de tus 88 años de vida, lo que has vivido y escuchado al Maestro como lección sencilla. “Nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14, 6), es tiempo de disfrutarlo

Nosotros, te devolvemos un ¡gracias! generoso y te pedimos que, en el encuentro con el Padre, desde donde se vislumbran nuestros afanes, sigas inspiran-do en el corazón de los que te recordamos, el esfuer-zo por el trabajo bien hecho, el deseo de buscar la verdad y perseguir la cultura como buenos educado-res y, sobre todo, una confianza ilimitada en Dios.

Juanjo, Hermano, descansa feliz en las manos del Padre.

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