neo carlismo - jakin.eus

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NEO CARLISMO Algunos vascos, muestra de la descomposición del "detritus" nor- teño a que nos ha reducido el espa- ñolismo desde hace 150 años, pre- cisan aún incluso argumentos para ver que el pueblo vasco se muere. Hasta ese colmo hemos llegado. Lo avanzado del coma es tal, que nues- tra inconsciencia de pueblo tiene ya la repulsiva quietud de la muerte. Que haya que explicar todavía que existe un pueblo vasco; que ese pueblo salió al monte hace 25 años, porque no se resigna a desaparecer; que las cárceles reciben incesante- mente la visita de cientos de patrio- tas, para quienes su vida no tiene sentido si el pueblo vasco ha de extinguirse; demuestra claramente hasta qué punto ha sido eficaz el intento genocida de TODOS los gobiernos españoles desde hace siglo y medio. Por eso, los nacionalistas vascos de la generación última, que sólo hemos conocido la farsa franquista del sindicato vertical, la política norteña, la "democracia orgánica", las garras de Eymar y sus esbirros, la monstruosa confabulación de los obispos con el régimen más abyec- to y reaccionario de la Tierra y la espera "paciente" a que los yanquis impongan unas elecciones libres en el Estado español... creemos haber comprendido. Y, a diferencia de nuestros mayores, estamos decidios a cambiar de rumbo. Para la nueva generación aber- tzale, la experiencia carlista ha sido una trágica experiencia. Y, por lo menos, hemos decidido sacar con- clusiones, para no tropezar otra vez en la misma piedra. * * * Nosotros no dudamos del vas- quismo y del amor a Euzkadi de muchos de los vascos carlistas que lucharon en los frentes entre 1833 y 1839. Eso seria falso. Hasta Sabino Arana no ha habido un plantea- miento verdadero y CONSCIEN- TEMENTE nacionalista. Pero ha existido vasquismo auténtico. Ese vasquismo, que la obra his- tórica de Campión e Irujo, por ejemplo, ha puesto de manifiesto documentalmente, fue ESTÉRIL para el pais, no por ser poco vasco, sino por ser demasiado español. El pasteleo político es el origen de nuestros males. Los carlistas que dieron su vida por Euzkadi, cantaban en nuestros montes: "Don Karlos'ek eman du errege-berbea, gura dauela gorde Euskaldun Legea". (Traducido al español: "Don Carlos ha empeña- do su palabra de rey: quiere conser- var vigente la Ley vasca"). Esta canción, recogida por el P. Azkue a un veterano carlista, mues- tra de modo definitivo lo que fue el carlismo en Euzkadi; y, consecuen- temente, lo que NO TOLERARE- MOS que vuelva a ser el patriotis- mo vasco. Los carlistas vascos no van a la guerra por un problema dinástico. Van porque UN REY ESPAÑOL les ha prometido la salvaguarda de la libertad que garantiza el Fuero. Es decir: sienten a Euzkadi hasta el punto de dar su vida por la patria. Pero, por culpa de sus dirigentes políticos, no plantean su reivindica- ción-POR ENCIMA de España, sino A TRAVÉS DE UNA FRAC- CIÓN ESPAÑOLA: la reacciona- ria en este caso. Observemos en esto un fenóme- no ya viejo, viejísimo: EL MIEDO DEL VASCO A HACER UNA POLÍTICA NACIONAL. Hay una especie de pereza atávica, una tendencia catastrófica a ponerse al abrigo de extraños, una enfermedad nacional (producto, sin duda de la estructura sociológica del país). La misma que llevó a los vascos a carecer de un órgano nacional auténtico hace ya muchos siglos. Los vascos, a pesar de ello, lucharon ferozmente en dos espan- tosas guerras, siempre confiados a LA FRACCIÓN ESPAÑOLA que dio su palabra a Euzkadi. El rey Carlos VII abandonó a Nabarra peninsular, y dijo aquel celebérrimo "Volveré", que aún da el nombre a ciertas publicaciones carlistas. Pero Carlos VII no volvió más. Ni volvió al poder (no llegó nunca, 1962 265

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Page 1: NEO CARLISMO - Jakin.eus

NEO CARLISMO

Algunos vascos, muestra de la descomposición del "detritus" nor­teño a que nos ha reducido el espa­ñolismo desde hace 150 años, pre­cisan aún incluso argumentos para ver que el pueblo vasco se muere. Hasta ese colmo hemos llegado. Lo avanzado del coma es tal, que nues­tra inconsciencia de pueblo tiene ya la repulsiva quietud de la muerte.

Que haya que explicar todavía que existe un pueblo vasco; que ese pueblo salió al monte hace 25 años, porque no se resigna a desaparecer; que las cárceles reciben incesante­mente la visita de cientos de patrio­tas, para quienes su vida no tiene sentido si el pueblo vasco ha de extinguirse; demuestra claramente hasta qué punto ha sido eficaz el intento genocida de TODOS los gobiernos españoles desde hace siglo y medio.

Por eso, los nacionalistas vascos de la generación última, que sólo hemos conocido la farsa franquista del sindicato vertical, la política norteña, la "democracia orgánica", las garras de Eymar y sus esbirros, la monstruosa confabulación de los obispos con el régimen más abyec­to y reaccionario de la Tierra y la espera "paciente" a que los yanquis impongan unas elecciones libres en el Estado español... creemos haber comprendido. Y, a diferencia de nuestros mayores, estamos decidios a cambiar de rumbo.

Para la nueva generación aber-tzale, la experiencia carlista ha sido una trágica experiencia. Y, por lo menos, hemos decidido sacar con­clusiones, para no tropezar otra vez en la misma piedra.

* * *

Nosotros no dudamos del vas­quismo y del amor a Euzkadi de muchos de los vascos carlistas que lucharon en los frentes entre 1833 y 1839. Eso seria falso. Hasta Sabino Arana no ha habido un plantea­miento verdadero y CONSCIEN­TEMENTE nacionalista. Pero ha existido vasquismo auténtico.

Ese vasquismo, que la obra his­tórica de Campión e Irujo, por ejemplo, ha puesto de manifiesto documentalmente, fue ESTÉRIL para el pais, no por ser poco vasco, sino por ser demasiado español. El pasteleo político es el origen de nuestros males.

Los carlistas que dieron su vida por Euzkadi, cantaban en nuestros montes: "Don Karlos'ek eman du errege-berbea, gura dauela gorde Euskaldun Legea". (Traducido al español: "Don Carlos ha empeña­do su palabra de rey: quiere conser­var vigente la Ley vasca").

Esta canción, recogida por el P. Azkue a un veterano carlista, mues­tra de modo definitivo lo que fue el carlismo en Euzkadi; y, consecuen­temente, lo que NO TOLERARE­

MOS que vuelva a ser el patriotis­mo vasco.

Los carlistas vascos no van a la guerra por un problema dinástico. Van porque UN REY ESPAÑOL les ha prometido la salvaguarda de la libertad que garantiza el Fuero. Es decir: sienten a Euzkadi hasta el punto de dar su vida por la patria. Pero, por culpa de sus dirigentes políticos, no plantean su reivindica­ción-POR ENCIMA de España, sino A TRAVÉS DE UNA FRAC­

CIÓN ESPAÑOLA: la reacciona­ria en este caso.

Observemos en esto un fenóme­no ya viejo, viejísimo: EL MIEDO DEL VASCO A HACER UNA POLÍTICA NACIONAL. Hay una especie de pereza atávica, una tendencia catastrófica a ponerse al abrigo de extraños, una enfermedad nacional (producto, sin duda de la estructura sociológica del país). La misma que llevó a los vascos a carecer de un órgano nacional

auténtico hace ya muchos siglos. Los vascos, a pesar de ello,

lucharon ferozmente en dos espan­tosas guerras, siempre confiados a LA FRACCIÓN ESPAÑOLA que dio su palabra a Euzkadi. El rey Carlos VII abandonó a Nabarra peninsular, y dijo aquel celebérrimo "Volveré", que aún da el nombre a ciertas publicaciones carlistas.

Pero Carlos VII no volvió más. Ni volvió al poder (no llegó nunca,

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vamos, excepto en los Esteban Bil­bao, cuya traición ha sido tan total que no precisa demostración).

Los vascos, pues, después de mil sacrificios inmensos, después de dos guerras espantosas, oyeron un "volveré". Y... CREYERON... Se pusieron a esperar en 1876... Y...

Entretanto los enemigos de Euz-kadi, es decir, LOS ESPAÑOLES, a través de todos sus gobiernos, "li­berales", "monárquicos", etc., pro­siguieron su labor genocida. Ellos no esperaban. Los vascos, si. Por aquello de "Itza itz"... esperaron... Y esperan aún algunos; si bien ya no saben que sus antepasados fue­ron al monte porque "Don Kar-los'ek emon dau, errege-berbea"... Simplemente ellos saben que hay que esperar, porque Don Carlos dijo: "volveré" en un abrupto lugar de Euzkadi que se llama Luzaide.

En España, entretanto, aquella "fracción" ha desaparecido. En España ya nadie cree en el "vol­veré". Pero los vascos somos así de estúpidos; nosotros tenemos aún amplias zonas que "esperan"... Y a fuerza de esperar no saben qué esperan en realidad. Y ahi tenemos el "gamberrismo anual" de Monte-jurra como último exponente de nuestra paciente espera.

Las lecciones de todo ese proce­so son tan claras, querido lector, que para ahora han saltado con violencia a tu espíritu.

Pues bien: ETA ha comprendi­do. La generación vasca ha com­prendido. Sabino Arana compren­dió a tiempo lo que habia dentro del carlismo. Nosotros hemos com­prendido lo que hay en ese neo-carlismo que domina la política "nacionalista" (??), que se llama "legalismo republicano".

Hemos hecho una nueva guerra en 1936, porque UNA FRAC­CIÓN POLÍTICA ESPAÑOLA, la republicana, nos concedió un infra-estatuto, con minúscula cuan­do media península estaba en manos de Franco. Y, si algunos, en un nuevo intento de demostrar la tendencia congénita del vasco al analfabetismo político y al legití-mismo, intentan llevarnos a un nue­vo "Volveré", gritamos hasta que reviente nuestra garganta: NO!!!

No esperaremos, no espera­mos, mejor dicho. Si esperamos, pronto el nacionalismo vasco estará en manos de nuevos Esteban Bil-baos, del republicanismo. Ya nadie cree en la República Española de 1931 en España. Sólo los vascos creemos eso en Euzkadi. Eso es puro NEO-CARLISMO. Y para descubrir la esencia y el porvenir del carlismo bastó la certera visión de un gran patriota: Sabino Arana Goiri. No necesitamos otro. Sabe­mos.

Lo único que nos falta es tener más valor que nuestros antepasa­dos, y decir: "EUZKADI NO SE SALVARÁ CON OTRO CAR­LISMO".

Se salvará porque hemos decidi­do el camino: EL DE NO CON­FIAR JAMAS EN NINGUNA F R A C C I Ó N E S P A Ñ O L A . GORA EUZKADI AZKATU-TA...

Txillardegi

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