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Actas XIV Congreso AIH (Vol. III). María-Teresa IBÁÑEZ EHRLICH. «Negra espalda del tiempo»... - Negra espalda del tiempo, de Javier Marías, o el arte de entrelazar historias María-Teresa lbáñez Ehrlich UNIVERSIDAD DE MARBURGO COMO EL DIVERTIMENTO A la hora de escribir es un factor esencial para Javier Marías, («Nota previa» a su libro de cuentos Cuando fui mortal': «Es más, sólo concibo escribir algo si me divierto»), en Negra espalda del tiempo crea un mundo fantástico cimentado en los principios de la creación literaria, desde la función del narrador y sus categorías, los límites imprecisos de la noción de género, hasta el concepto de la ficcionalidad, en un juego sin límites que puede crear desconcierto en el lector. Pero es también una novela en la cual la vida en su sentido más amplio y universal discurre desde el nacimiento hasta la muerte evidenciando el papel del destino y del tiempo, a veces jocoso, a veces trágico, en otro juego filosófico con raíces tanto literarias como realistas. Es una novela difícil de catalogar. El propio Marías la denomina novela en la «Nota previa» a la edición de La mujer de Huguenin 2 , sin embargo en una entrevista que le hace César Güemes 3 dice: «Es diferente que haya intentado sostener esa sola voz a lo largo de la novela, por llamarla de algún modo ... ». En la solapa de la edición de Alfaguara se la cataloga de «falsa novela» y Carles Barba la llama «antinovela» 4 . Al mismo tiempo algunos críticos apuntan hacia el género autobiográfico y, al respecto, Marías contesta a Güemes, en la entrevista ya citada más arriba, que «Hablamos de que aparezco narrando y de que lo dicho por está sustentado en hechos de los que tuve noticia, pero no es una autobiografía, ni el inicio de ella, porque realizar una es muy complejo, muy largo y no era mi idea». Por último, en una entrevista ofrecida a Óscar López, éste le pregunta si su nuevo libro es una novela y él responde: «No muy bien cómo llamarlo. Se va a leer como una novela, pero si vale como descripción será, una 1 Javier. Marías, Cuando fui mortal, Madrid: Alfaguara, 1998, p. 9. 2 M. P. Shiel, La mujer de Huguenin, Nota previa de Javier Marías, Madrid: Reino de Redonda, 2000, P. 12. 3 César Güemes ((1998), ,<Javier Marías habla de su nuevo libro Negra espalda del tiempo», Páginas Web, 1998. 4 Caries Barba, "Lo que se inventa se cumple», Qué leer, año 2, 23, junio 1998. 307 -t .. Centro Virtual Cervantes

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Negra espalda del tiempo, de Javier Marías, o el arte de entrelazar historias

María-Teresa lbáñez Ehrlich UNIVERSIDAD DE MARBURGO

COMO EL DIVERTIMENTO A la hora de escribir es un factor esencial para Javier Marías, («Nota previa» a su libro de cuentos Cuando fui mortal': «Es más, sólo concibo escribir algo si me divierto»), en Negra espalda del tiempo crea un mundo fantástico cimentado en los principios de la creación literaria, desde la función del narrador y sus categorías, los límites imprecisos de la noción de género, hasta el concepto de la ficcionalidad, en un juego sin límites que puede crear desconcierto en el lector. Pero es también una novela en la cual la vida en su sentido más amplio y universal discurre desde el nacimiento hasta la muerte evidenciando el papel del destino y del tiempo, a veces jocoso, a veces trágico, en otro juego filosófico con raíces tanto literarias como realistas.

Es una novela difícil de catalogar. El propio Marías la denomina novela en la «Nota previa» a la edición de La mujer de Huguenin2

, sin embargo en una entrevista que le hace César Güemes3 dice: «Es diferente que haya intentado sostener esa sola voz a lo largo de la novela, por llamarla de algún modo ... ». En la solapa de la edición de Alfaguara se la cataloga de «falsa novela» y Carles Barba la llama «antinovela»4 . Al mismo tiempo algunos críticos apuntan hacia el género autobiográfico y, al respecto, Marías contesta a Güemes, en la entrevista ya citada más arriba, que «Hablamos de que aparezco narrando y de que lo dicho por mí está sustentado en hechos de los que tuve noticia, pero no es una autobiografía, ni el inicio de ella, porque realizar una es muy complejo, muy largo y no era mi idea». Por último, en una entrevista ofrecida a Óscar López, éste le pregunta si su nuevo libro es una novela y él responde: «No sé muy bien cómo llamarlo. Se va a leer como una novela, pero si vale como descripción será, una

1 Javier. Marías, Cuando fui mortal, Madrid: Alfaguara, 1998, p. 9. 2 M. P. Shiel, La mujer de Huguenin, Nota previa de Javier Marías, Madrid: Reino de

Redonda, 2000, P. 12. 3 César Güemes ( (1998), ,<Javier Marías habla de su nuevo libro Negra espalda del tiempo»,

Páginas Web, 1998. 4 Caries Barba, "Lo que se inventa se cumple», Qué leer, año 2, nº 23, junio 1998.

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novela que no es ficción5.[ •• • ] Lo que cuento es todo cierto, pero me temo que habrá lectores que no se lo van a creer». Y así es, por mucho que el autor se empeñe, en primer lugar por la contradicción implícita en su respuesta a Osear López, ya que si de una novela se trata la fábula debería ser fingida, al menos en parte; y, en segundo lugar, debido a las explicaciones y aclaraciones, tan ambiguas y siempre connotativas, relativas a sus personajes, reales o ficticios, que ha ido esparciendo en artículos y libros, especialmente en Negra espalda del tiempo, sobre su novela Todas las almas.

El presente trabajo estudia el juego ficcional y sus recursos, de como la realidad puede convertirse en ficción desde el mismo momento en que pasa por el filtro de la palabra y de como la estructura tradicional de engarzar cuentos determina la composición del libro, y explica, a su vez, la compleja realidad en la que se dan cita la vida y la literatura. Pero también, la intención última del autor de relatar el proceso temporal, histórico y estético de su contacto con el Reino de Redonda, reino real aunque impregnado del halo de lo real-maravilloso, del cual es el último rey.

El equívoco, pícaro y alegre juego de la ficción, se establece desde el comienzo de la historia,: «Creo no haber confundido todavía nunca la ficción con la realidad, aunque sí las he mezclado en más de una ocasión como todo el mundo». Marías evidencia los límites entre los dos conceptos, su posible y efectiva confusión en la vida real, como asimismo muestra su cometido en el placer de la creación, sustancialmente próximo, entre otros, a los parámetros cervantinos y en este libro también a los unamunianos. Es a partir de especificar el fundamento literario del que parte la novela cuando el autor comienza a poner en marcha una serie de guiños estéticos y humorísticos sobre el arte de composición de un texto. El primero de ellos fundamentado en la vinculación de la creación ficcional a la abstracción de la palabra:

[ ... ]porque la palabra-incluso la hablada, incluso la más tosca--es en sí misma metafórica y por ello imprecisa [ ... ] Basta con que alguien introduzca un «como si» en su relato; aún más, basta con que haga un símil o una comparación o hable figuradamente [ ... ] para que la ficción se deslice en la narración de lo sucedido y lo altere o falsee. En realidad la vieja aspiración de cualquier cronista o supervi-viente, relatar lo ocurrido, dar cuenta de lo acaecido, dejar constancia de los hechos y delitos y hazañas, es una mera ilusión o quimera, o mejor dicho, la propia frase, ese propio concepto, son ya metafóricos y forman parte de la ficción. «Relatar lo ocurrido» es inconcebible y vano, o bien es sólo posible como invención6(10).

Es decir, que todo lo que va a contar Marías a lo largo de cuatrocientas páginas participa formalmente del mundo ficcional, aunque una gran parte del material que nutre la novela sean historias sucedidas en la Historia, e igualmente las personas de las cuales se nos comunican anécdotas y episodios de sus vidas hayan existido realmente7

5 Osear López, «Javier Marías. El hombre de moda», Qué leer, año 2, nº 14, septiembre 1997.

6 Citaré por: Javier Marías, Negra espalda del tiempo, Madrid: Alfaguara, 1998. 7 Marías incluye algún episodio inventado como la visita de Oloff de Wet al general Franco,

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Negra espalda del tiempo es una reflexión ininterrumpida sobre la ficción y la realidad que se extiende a través de toda la novela desde la presentación del propio autor como narrador: « [ ... ] su narrador [ ... ] Javier Marías, el mismo de este relato, en el que narrador y autor sí coincidimos y por tanto ya no sé si somos uno o si somos dos, al menos mientras escribo» (16). Es decir que la persona y vida del propio autor forma parte del juego dilógico. Marías se ficcionaliza conscientemente y mantiene, en consecuencia, la doble identidad de ser real y fictivo cada vez que como narrador interviene explicando o comentando algún motivo o acontecimiento. Como ser no real se presenta al comienzo de la historia:«[ ... ] en mi propia vida, aunque yo no sé si ésta es a su vez parte o no de la realidad, quizá no lo sería si la contara y algo estoy ya contando [ ... ]» (16). Asimismo el Marías novelesco se disfrazará una vez más en la obra del autor de fantasma para fabular el destino de seres que ya no existen en el tiempo real. Y como personaje con ur..a doble identidad es el autor de los textos entre paréntesis, pasajes plenos de humor e ironía, a veces paródicos, a veces sarcásticos, y desde mi punto de vista el componente (junto al recurso de las diferentes versiones de una historia) que da carácter de ficción a cada una de los relatos realmente acontecidos que componen el libro. Esta forma compleja e imprecisa de componer una obra pone punto final a la misma, prácticamente en el mismo lugar que comenzó, aludiendo al narrador y lo narrado: « [ ... ]me acuerdo de lo que dije hace mucho, al hablar del narrador y el autor que tienen aquí el mismo nombre: ya no sé si somos uno o si somos dos, al menos mientras escribo. Ahora sé que de esos dos posibles tendría uno que ser ficticio» (404). Se pueden, por lo tanto, entrever dos narradores en la ficción, o uno mismo con doble función, aunque en realidad el lector puede pensar que sólo es uno y que se trata de la misma persona, es decir de Javier Marías. Y éste es concretamente el problema que se deriva de Todas las almas y Negra espalda del tiempo, la certidumbre de que todo lo que acontece en dichas obras pertenece al mundo de lo real y sucedido, en definitiva que no es ficción lo que se cuenta. De ahí uno de los motivos de la composición de Negra espalda del tiempo, la necesidad para el autor de clarificar el mundo ficcional de Todas las almas contando qué era en la novela ficción y qué no lo era. No obstante Marías en 1997, durante el período de composición de Negra espalda del tiempo, comunica a áscar López (35) que él es el narrador y que cuenta sucesos propios y literarios ciertamente ocurridos.

La función de un narrador es relatar y precisamente de eso trata la novela, del acto de contar historias como actividad primigenia del hombre desde el principio del tiempo histórico y real, del tiempo conocido en el que «nadie ha hecho otra cosa que contar y contar» tanto anécdotas de acontecimientos ajenos como propios, en un proceso de deformación, ampliación y repetición que conforma el mundo de la ficción oral en primer lugar y más tarde, sincrónicamente, el de la ficción escrita.

El tema de la muerte, tan obsesivo en el autor, lo plantea a partir de la cita de una frase shakespeariana, expresada por Otelo: «Apaga la luz, y luego apaga la luz» (143), leitmotiv que se hará recurrente en el resto del libro ya que los personajes, escritores

p. 310 SS.

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olvidados, de quien contará una parte de su historia, murieron mucho tiempo atrás. No obstante no será éste el único tema planteado pues el concepto del tiempo como negra espalda se desarrolla y adquiere toda su significación en el intento de explicar el sentido de la vida, los acontecimientos que en ella suceden, las aventuras, el dolor, la guerra, el éxito, el fracaso y por fin la luz que se apaga, luz como símbolo de la vida. Y paralelamente se expresa todo lo no acontecido, los hechos potenciales, los aconteci-mientos posibles, los seres humanos que no llegaron a nacer o que vivieron una existencia breve, es decir, la vida al otro lado del tiempo. Por eso el libro es una meditación sobre la existencia aunque siempre vinculada a la reflexión literaria, pues el tema realidad/ficción está integrado en el devenir vital de los personajes, que siendo históricos forman parte de un contenido literario, versionalizado con noticias periodísticas y librescas.

El autor parte de la presentación de un personaje-marco con un tema concreto y surgiendo de él, una cadena de historias y anécdotas sobre personas reales. El recurso cuentístico lo plantea el autor más de una vez en la obra, jugando abiertamente con el concepto de género, manipulando la sabia ambigüedad con que ha impregnado Negra espalda del tiempo, en un intento de confundir la naturaleza de la obra. Ésta es la razón de elocuciones como: «Pero esto no es una ficción, aunque sí debe de ser un cuento» (74), o lo que es lo mismo, es una ficción porque es un cuento, por eso la obra es pura ficción y todas las historias encadenadas que versan sobre la muerte son relatos.

Sin embargo conviene especificar qué tipo de narraciones conforman el tema muerte de Negra espalda del tiempo. No son cuentos en el sentido estricto del término, pero pertenecen al mundo ficcional en tanto en algunos son noticias y la gran mayoría casos. Enrique Anderson lmbert advierte sobre el caso que « [ ... ] la situación que presenta puede ser real o fantástica, reveladora del carácter humano y también de la naturaleza absurda del cosmos o del caos. [ ... ] El caso puede connotar peligro, lance, cambio, emergencia, infortunio, fracaso, muerte. [ ... ]El caso es lo que queda cuando se quitan los accesorios a la exposición de una ocurrencia ordinaria o extraordinaria, natural o sobrenatural. Es, en fin, un esquema de acción posible , y por eso la destaco, entre las formas cortas, como la más afín al cuento»8

. Veamos, pues, estas narraciones. La historia marco de la que se desprenden los relatos es la del escritor Wilfrid Ewart

(1892-1922), cuya luz se apagó pronto de forma ridícula y misteriosa. Orientado en estos conceptos Marías comienza la enumeración de muertes extrañas. La primera es una anécdota que cuenta la muerte del escritor Ódon von Horváth, quien huyendo de los nazis fue matado por el tronco de un árbol alcanzado por un rayo. Le sigue la transcripción de las páginas de Todas las almas sobre el escritor John Gawsworth, más los añadidos derivados de las investigaciones llevadas a cabo posteriormente por el autor. La función del relato sobre Gawsworth en la novela es doble. Por un lado se presenta el reino de Redonda y su origen real, la evolución del mismo, el nombre de sus soberanos y, sobre todo, el carácter mítico del reino, su pertenencia al mundo de la leyenda y por analogía al de la ficción, no obstante que Redonda existe en la realidad

8 Enrique Anderson lmbert, Teoría y técnica del cuento, Barcelona: Ariel, 1979, pp. 32-34.

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y el reino es legal y verídico, aceptado por la soberanía inglesa. Con la intromisión de Redonda y sus reyes, Marías revitaliza la inserción de la literatura en la realidad, pero también la de ésta en la ficción, ya que Redonda posee la ambigüedad distintiva de Negra espalda del tiempo. En segundo lugar la identificación entre el escritor Gawsworth y el narrador Marías, corno éste confiesa, en cuyas vidas existen aconteci-mientos semejantes que despiertan en el segundo una curiosidad morbosa que raya la superstición9• Claro está que todo este juego es también pura literatura, corno, por ejemplo, el miedo a correr la misma suerte en la vida. Después de todo, el fantasma de Gawswoth vive en la casa madrileña del autor, y él ha decidido ser su fantasma, es decir el ser ficcional que cuente su vida. Por eso Gawsworth adquiere en Negra espalda del tiempo una valencia distinta que en Todas las almas, en donde sí llega a ser protagonista literario de la historia de arnor con la madre de Ciare Bayes, Así pues, el autor cimenta en Negra espalda del tiempo la figura de Gawswort corno ser real, aunque participando de la ambigüedad creativa de la novela.

El caso Ewart, corno adelanto rnás arriba, es el marco de otras historias, pero es también el vehículo de que se sirve Marías para introducir una nueva perspectiva de la creación literaria y actualizar el concepto de lo «Verdadero», siempre en función de la lettera, es decir del acontecimiento-relato escrito.

El primer relato es el espontáneo alto el fuego sucedido un día de Navidad de la Primera Guerra Mundial. De esta breve narración intercalada intenta evidenciar el autor las diferentes versiones que de ella existen, elemento que distinguirá la condición literaria de las sucesivas narraciones sobre autores ingleses. Marías cuenta con tres versiones diversas, las de «Cecil, Graham y el propio Ewart» (186). Los dos últimos habían luchado en aquella guerra, pero no se ponen de acuerdo en el tiempo que duró la tregua navideña ni en lo acontecido en la bella historia. Al incluir esta anécdota en la narración general de la vida de Ewart, el narrador asume su posición de duda sobre lo contado, sobre su carácter estrictamente verdadero y convincente, mostrando la subjetividad de tres escritores que al relatar el mismo suceso real aportan datos tan diversos. Así lo cuenta Marías:

El episodio no duró más de 10 minutos según una fuentes, según otras no más de veinte, y tras cualquiera que fuese su tiempo, dice Cecil, dos oficiales alemanes de relucientes botas [ ... ] avisaron a los ingleses de que volvieran sin dilación a sus zanjas[ ... ] Dicen unas fuentes que algunos guardias escoceses fueron alcanzados cuando se replegaban hacia sus líneas [ ... ] Otras fuentes más cercanas en el tiempo cuentan que todas las armas volvieron a levantar el barro en seguida, y que «una ver más se hizo con el control de la guerra» (189).

Pero la historia trae de nuevo a primer término, después del inciso de Gawsworth, el tema del tiempo como destino y el de la muerte siempre inesperada e imprevisible,

9 En la página 307 de Negra espalda del tiempo, Marías dice que sólo es supersticioso «por diversión, de tarde en tarde».

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así como una proliferación cada vez mayor de los comentarios entre paréntesis, pertenecientes al Marías-narrador y que componen, a su vez, una nueva versión literaria y subjetiva, la del escritor Marías, de los acontecimientos que se narran. De esta manera el autor revisa y actualiza el aspecto ficcional de los sucesos contados, las sucesivas recreaciones de historias reales o imaginadas. De la muerte de Ewart, accidental, inesperada y profundamente «literaria», sucedida la noche última del año 1922, en México, se transcriben diversas versiones que Marías impregna casi de investigación policíaca con sus comentarios adicionales, deteniéndose en detalles mínimos de carácter policíaco que diversifican las versiones. Pero, inesperadamente, a modo de inciso, se abre un abanico de tres relatos breves precedidos de una reflexión sobre la muerte y las últimas horas de Ewart. Dichas narraciones son infortunios en la vida del escritor y cuentan la muerte de tres seres queridos y las meditaciones posteriores de Javier Marías sobre sus últimos momentos y el dolor de la despedida, pero igualmente evidencian el cometido de la memoria en el acto de contar. El primero de ellos es el del pintor Aliocha Coll, el amigo que se suicidó y sobre el que Marías escribió una«[ ... ]semificción o cuento titulado Todo mal vuelve, según una de sus últimas frases dirigidas a mí por escrito, en un telegrama. Pero ese relato no basta, porque creo no haber confundido todavía nunca la ficción con la realidad-sí, eso creo-, y lo cierto es que sólo tengo un difuso recuerdo[ ... ]» (211). Con ello el autor añade un motivo literario más a la novela, el recuerdo como principio de una ficción, como suceso filtrado. Esta nueva perspectiva impregna el siguiente caso, que narra las horas finales y la muerte inesperada de Lolita, la madre del autor, y es éste quien cuenta el acontecimiento, sus sentimientos, la impotencia para amarrar el recuerdo de los momentos significativos. Quizá es ésta la razón por la cual Marías introduce en el libro la muerte de su madre, para resaltar la función de la memoria a la hora de contar un recuerdo. La muerte del escritor Juan Benet es el caso siguiente. La pérdida inesperada del amigo y maestro y la reflexión sobre la incapacidad de predecir con tiempo los acontecimientos que separan para siempre a las personas, sustentan la meditación sobre la vida.

Inmediatamente retoma el relato sobre Ewart y su muerte vinculándolo desde el principio a la locución «Apaga la luz, y luego apaga la luz» como metáfora, pero también a la ficción, de forma que queda circunscrito al ámbito de la creación literaria. Marías lo expresa así: <«Apaga la luz, y luego apaga la luz>: tal vez por eso, para que se haga del todo cierto, haya que decirlo dos veces, la vez del hecho y la vez del cuento. Y entonces, como comenté al principio, recordar y contar pueden constituirse no sólo en un homenaje, sino también en una afrenta» (220. El subrayado es mío). Marías va a relatar las noticias aparecidas en algunos periódicos de México sobre la muerte de Ewart, confrontando sus informaciones dispares, comentando fervientemente las versiones y deteniéndose en los detalles insignificantes para encontrar en ellos una excusa para que el Marías narrador pueda dar su interpretación de los hechos o ironizar sobre la manera en que son contados, como sucede en la cita siguiente:

El señor Mellado, dicho sea de paso, debía de ser como inspector un desastre, si no hallar en la habitación arma alguna le pareció concluyente prueba de que la bala

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había venido de fuera, como si los asesinos tuvieran la costumbre de dejar los instrumentos de fuego junto a sus víctimas para facilitarle a la policía el trabajo. Y las explicaciones de Stephen Graham para justificar la curiosidad de Ewart son del todo innecesarias: no hace falta haber oído el famoso trick track durante meses en una guerra para echar un vistazo a la calle, con o sin tiros en ella.

Sobre la naturaleza de las noticias, opina Enrique Anderson lmbert1º que cuando una de ellas se publica en un periódico, el contenido es reordenado, explicado, reestructurado, es decir, se ficcionaliza, y para mostrar que es ficción lo que nos cuenta, el narrador acude a la información manipulada en varios periódicos de Ciudad de México y alguno inglés. Sin embargo no son éstas las únicas fuentes de información sobre el suceso, también utiliza como una versión más los recuerdos escritos de Stephen Graham en The Lije and Last Words of Wilfrid Ewart, que pudieran ser quizá más fiables ya que era amigo del fallecido, pero que, sin embargo, adolecen, en opinión del narrador, de verosimilitud. Como no son creíbles otros relatos de infortunios sucedidos en la misma ciudad y noche, y que Graham incluye en su libro. Así lo cuenta el narrador: «Así que cabe desconfiar otra vez de Graham, según cuya versión el súbdito de Su Majestad, [de nombre real, George W Steabben], siniestrado paseaba por la calle con su familia cuando lo frieron [ ... ]» (226). Los recuerdos narrados por Graham sobre su amigo Ewart, en un libro de carácter autobiográfico, intensifican el deseo del Marías escritor de establecer con claridad que todo lo contado no mimetiza en modo alguno el suceso. Así cuestiona la posible veracidad de lo escrito por Graham, es decir el carácter «verdadero» y fiable de una autobiografía.

La incursión de la ficción en la vida y viceversa determina el discurso sobre Ewart. Hay un pormenor en su muerte que la impregna de fantasía: el escritor inglés era tuerto y la bala asesina le entró por dicho ojo. Para Marías este detalle «[ ... ] resulta tan inverosímil que de darse en una novela y no en la vida nadie podría dar crédito al increíble detalle de que le entrara la muerte justo por el ojo con el que no veía y que jamás había atravesado ninguna imagen» (227), añadiendo que«[ ... ] es rara la fatalidad o el azar o lo que así llamamos cada vez menos, que sólo suele darse en la vida y en las malas novelas y en los buenos cuentos» (227-8). Así pues la función del azar determina el relato sobre Ewart y continúa evidenciando en la obra su carácter de ficción, de reunión de cuentos, pero también el carácter literario de la muerte y su inclusión en un sinfín de narraciones que determinan y explican la historia de la humanidad. Por eso dice que si no existiese la vida «tampoco habría muerto nunca nadie y no estarían los cuentos que incesantemente se cuentan llenos de horrores y azares y agravios, y de salvaciones temporales y definitivas condenas» (236). De esta manera, Negra espalda del tiempo aparece como un libro de cuentos enlazados de la forma más natural; cuando aparece un cambio temático, surge otra historia que se enlaza al ritmo existente de forma automática.

10 Op. Cit. P. 32.

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