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Índice

Vive intensamente tu vocación…

1 Te seguiré, Señor, a donde quiera que vayas 6 2 Dejad que los niños se acerquen a Mí 9 3 ¡Qué delicia vivir los hermanos unidos! 15 4 Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro 18 5 Ve y vende cuanto tienes 24 6 Abbá, Padre 32 7 Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón 35 8 Guardaba todas las cosas en su corazón 37 9 Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.

Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 43

…para impulsar con fidelidad los desafíos de nuestra fraternidad

10 Cuidar nuestra espiritualidad 49 11 Impulsar el modelo de presencia escolapia 69 12 Trabajar y vivir con, desde, para los jóvenes 74 13 Transformar la sociedad y luchar contra la pobreza 92 14 Profundizar en la vida comunitaria (retiro) 98

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Introducción Tenéis en vuestras manos la propuesta de formación común de la Fraternidad de Emaús para el curso 19-20. Está encabezado por el lema del curso (Vive / Bizitzaz blai), que pretende ser, a la vez, recuerdo-anuncio-profecía de la presencia de Jesús de Nazareth entre nosotras y nosotros, e invitación a vivir la misma vida que Él nos regala. Por otro lado, en el Proyecto Provincial de Presencia Escolapia Emaús 19-23, (https://www.escolapiosemaus.org/proyecto-provincial-de-presencia-19-23/ ) nos proponemos recrear lugares donde sea posible hacer creíble este anuncio y, por tanto, convocarnos y convocar a quienes nos rodean a implicarse en la Misión que nos ha robado el corazón: propiciar un Mundo más humano, más justo, más solidario, más sostenible, más equitativo, más como Dios quiere y sueña… La Fraternidad Escolapia es nuestro modo de vivir plenamente esta doble llamada, que en realidad es una, a ser fieles a la vocación recibida y a continuar la labor creadora de Dios. Nuestras comunidades son lugares privilegiados donde hacer realidad, en primer término, la promesa de la fraternidad para toda la Humanidad, donde poner en el centro a quien más lo necesita, donde compartir en profundidad lo que somos y tenemos, donde ir sanando las heridas que la vida, incluso la vida en común, nos deja, donde profundizar en el diálogo fraterno sincero, donde alimentar nuestra oración, donde celebrar la Vida de Dios en nosotras, donde disfrutar con lo que nos hace felices….

El plan de formación propuesto tiene dos bloques, que pretenden alimentar esta doble dimensión, personal y misionera, de nuestra vocación. No es un temario que hay que ir recorriendo, ni es necesario seguir el orden en el que aparecen los temas, ni trabajar las nueve opciones seguidas… Se puede trabajar una de ellas, compartirla en la comunidad, pasar a uno de los temas del segundo bloque, volver a otra de las nueve claves… Cada pequeña comunidad decidirá el ritmo y orden de trabajo de los capítulos de cada bloque… Incluso se pueden juntar varios temas de este primer bloque y daría para un retiro de pequeña comunidad…

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PRIMER BLOQUE: VIVE INTENSAMENTE TU VOCACIÓN…

Este bloque está basado en un libro de Miguel Ángel Asiain recientemente publicado (“Ser escolapio, nueve opciones fundamentales”) y que está disponibles en formatos pdf y epub en: https://edicionescalasancias.org/2019/06/13/ser-escolapio-nueve-opciones-fundamentales-de-miguel-angel-asiain/

El libro está escrito en clave de “diálogo con el Señor”, y casi todos los capítulos, que son de lectura sencilla y de extensión breve, hacen referencia a algún texto del Nuevo Testamento.

Este bloque tiene un claro enfoque meditativo-orante… La idea es que con cada uno de sus 9 capítulos nos sintamos invitados a rezar y reflexionar personalmente en torno a esa clave para vivir con profundidad nuestra vocación escolapia, y posteriormente se pueda compartir lo rezado y reflexionado en la pequeña comunidad.

SEGUNDO BLOQUE: …PARA IMPULSAR CON FIDELIDAD LOS DESAFÍOS DE NUESTRA FRATERNIDAD

En este bloque retomamos los cinco desafíos que abordamos en el encuentro de Fraternidades que celebramos en Vitoria. Nos pareció que valía la pena continuar la reflexión tan rica que se dio en ese encuentro e intentar extenderla a toda la Fraternidad. La propuesta es que, al menos el último desafío, se pueda abordar en formato retiro, que permita una profundización, revisión o planificación de la vida de cada pequeña comunidad.

Lógicamente, la Fraternidad de Emaús, y cada presencia concreta, tiene más retos que los que se han priorizado, y cada pequeña comunidad más necesidades y urgencias que las que contempla esta propuesta de formación.

Como siempre, cada comunidad verá con qué otros retos y necesidades formativas debe completar el plan de formación del año. El objetivo de esta propuesta no es otro que el de ayudar a que en las comunidades de la Fraternidad siga dándose la reflexión y el compartir profundo que forma parte de nuestra identidad.

Desde el equipo permanente agradecemos a quienes habéis colaborado preparando alguna parte de esta propuesta formativa, por vuestra disponibilidad y cariño. Deseamos que este material sea de utilidad y nos ponemos a vuestra disposición para cualquier otra necesidad que veáis.

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Te seguiré señor, a donde quiera que vayas.

A todos los hermanos de la fraternidad:

Lo que vamos a leer a continuación es una oración y reflexión inspirada y extraída tras la lectura del recientemente publicado libro de Miguel Ángel Asiain, Ser escolapio mueve opciones fundamentales, en concreto del capítulo primero “Te seguiré Señor, a donde quiera que vayas”.

Como es lógico, el material se puede usar como cada comunidad desee, pero te invitamos a que lo leas despacio, en silencio, a que guardes unos minutos para hablar con el Señor y a que seas tú quien te pongas ante Él. De esta forma, podrás luego compartir con tu comunidad lo que el texto te sugiere.

A DONDE QUIERA QUE VAYAS…

Me pongo ante el Señor y dejo que resuene en mí, “A donde quiera que vayas…”

Señor, ¿A dónde me pides que vaya?

Sé lo que significa ser cristiano, ser cristiano es seguir a Cristo. Siento que me llamas y que me pides que vaya detrás de ti. Como un Padre que llama a su hijo y le invita a caminar, pero a su vez, le tiende la mano y cuando éste la coge, tira con cuidado de él para ayudarle en ese camino.

Otras veces, en cambio, no te siento tirando de mí, sino llevándome a tu lado, al mismo paso, como un bastón fuerte que me sostiene.

Ser cristiano, la vida cristiana, consiste en seguirte. Nos lo has manifestado en muchos momentos de tu vida y es fácil recordar a los discípulos en el lago, a quienes llamaste y a quienes pediste que te siguieran. Siempre lo has hecho de la misma manera: pasas, ves a alguien, tocas su corazón, le llamas y le pides que opte en su vida por ti.

Y yo sé, Señor, que tú me pides que te siga; me llamas y me miras, escucho tu voz que me vuelve a pedir que no me aparte de tu senda, que sea fiel a tu llamado. Y mi deseo es seguirte, seguir tus pasos, pisar tus huellas.

Pero a veces me siento limitado. ¿Quién soy yo para sentir que piso tus huellas? Yo, con mis miles de tropiezos, con mis incoherencias…

Tu camino, Señor, no es un camino fácil. Tu camino es en mi vida una senda que se divide, en la que cada vez, cada día, tengo que elegir la ruta por la que sigue mi sendero. Una senda que a veces es de arena, otras veces tiene cuestas, a veces incluso piedras, pero en la que siempre, cuando paro, tomo aire y observo, puedo ver tu luz, sentirme acompañado y sentir que durante todo el camino había belleza. Solo tenía que pararme a observarla.

Me siento limitado Señor, pero tú no solo te dirigiste a tus discípulos cuando pedías que te siguieran, como nos cuenta Marcos, te dirigías a la “multitud”. Me doy cuenta de que tu seguimiento no está limitado a unos pocos, a unos elegidos, a unos que tú consideras mejores, no, seguirte es un llamado para todos. Porque tú no excluyes a nadie, nadie puede pensar que tú no le miras con amor, con cariño, con misericordia y que, a la vez, le llamas, le pides que vaya detrás de ti, que deje todo y te siga.

Seguirte es querer saber dónde y cómo vives. Señor, ¿Dónde vives? ¿Qué quieres de mí? ¿Seré capaz de seguirte?... y yo también siento que me dices “Ven y verás”. Y eso es seguirte. Seguirte es decir sí y confiar, decir sí y saber que tú estarás a mi lado y que con tu ayuda y solo con tu ayuda, podré responder a tu llamada.

“Algo les tuvo que pasar a aquellos dos discípulos de

Juan cuando resulta que ya no volvieron. Se quedaron

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contigo. Lo que vieron, lo que experimentaron, debió

ser tan íntimo, tan profundo, y les debió impresionar

tanto que no quisieron ya dar marcha atrás”

Señor, tú no nos pides una vida a medias, tú no nos pides que te sigamos y que a la vez miremos hacia atrás, nos lamentemos, nos sintamos “obligados” o forzados. Tú nos quieres como a “aquellos discípulos”, que se quedaron contigo por amor. Que te conocieron y se enamoraron de tu persona, de tus palabras, de tu vida. Y tú nos llamas. El mundo necesita escolapios, religiosos y laicos, que nos enamoremos de ti, que te sigamos con convencimiento y que seamos testigos de tu amor. El mundo, los niños, necesitan escolapios que señalen tu persona, que inciten a seguirte, que enamoren porque reflejan lo que tú les has dado, lo que tú les haces vivir. Si no es de esta forma ¿De qué otra vamos a ser testigos de tu amor? ¿De qué otra forma se puede transmitir ese amor que tú tienes por ellos?

¿Cómo vivías, Jesús? ¿Qué es lo que hizo a aquellos dos quedarse para siempre contigo? Desde luego que debiste tocar su corazón y su única respuesta fue quedarse a vivir contigo. Por eso, aquellas personas que sientan, que sintamos, que nuestro sitio y nuestro lugar desde el que seguirte es la Escuela Pía, debemos buscarte, encontrarte, abrir nuestro corazón y dejar que nos toques, solo así, solo de esta forma, podremos dar respuesta a tu llamada, con una confianza plena en ti y dando testimonio de tu vida a todos aquellos niños y jóvenes que encontremos en nuestra vida y en nuestra misión y solo así podremos responder: “Te seguiré, Señor, a donde quiera que vayas”.

“Si no te amo, ¿qué significa mi seguimiento? Si no

estoy “enamorado” de ti ¿De qué me sirve estar

viviendo junto a ti?”

Señor, necesitamos de ti, necesitamos sentir tu amor y seguir cada día vibrando en ti. Danos la fuerza para saber elegir los senderos, para saber desprendernos de aquello que nos impida darte lo que somos. A veces no nos damos cuenta de lo grande que es tu amor y nos quedamos en nuestros problemas, en nuestras cosas, en nuestra cotidianidad, olvidando que eres tú quien está a nuestro lado, en nuestra vida, quien nos perdona y quiere, quien nos cuida y alienta.

También nos olvidamos de que tu propia vida no fue fácil y creemos que seguirte es un “camino de rosas” donde todo tiene que ser sencillo. A veces, solo necesitamos recordar lo que tú pasaste, recordar cuál fue tu entrega, cuál fue tu vida. Y siento cierto miedo. Si seguirte es cargar con tu cruz me da vértigo. Sin

embargo, lo entiendo. El amor es sacrificio por el otro y tú nos pides que amemos. Que te amemos a ti, que amemos a nuestros hermanos, que abracemos sus cruces, que no miremos hacia otro lado, que nos remanguemos y suframos con el que sufre, acompañemos al que llora, que acojamos al que huye, que hagamos de nuestras casas, de nuestros colegios, lugares donde todos se sientan arropados y acompañados. En definitiva, seguirte sin cargar tu cruz, la cruz del que sufre, no es a lo que estamos llamados. Los escolapios tenemos un ejemplo muy claro en Calasanz, quien decidió seguirte haciéndose pequeño entre los pequeños, viviendo por y para ellos.

Y por eso necesitamos tu ayuda, para que nos des la fuerza que necesitamos para vivir lo que nos toca vivir. Que sepamos disfrutar y agradecer lo bueno que recibimos y que sepamos vivir con fe y con amor lo que sea más difícil en este caminar. Solo si es de tu mano seremos capaces de vivir así. Con dificultades, con alegrías, con fe y con gratitud.

Somos diversos. Esta fraternidad que te sigue está formada por muchas personas diferentes, cada uno con sus capacidades, con su mochila a cuestas, con sus vivencias. Pero tú nos llamas a todos a seguirte y tú nos das a todos una misión. No importa la forma, no todos te seguimos de la misma manera, pero todos estamos llamados a responderte, a darte nuestro sí y que sea para siempre.

“El seguimiento termina en encuentro. Cuando este

encuentro es definitivo, ya no habrá más seguimiento,

habrá presencia, paz, la alegría de estar para siempre

contigo”

Danos de ti, llénanos con tu amor, ayúdanos a seguirte y perdónanos. Siempre nos has perdonado. Me da paz y tranquilidad sentir tu perdón. Porque no somos perfectos, porque cometo mis errores, porque no siempre transmito tu amor. Pero sé que tu perdón siempre es más grande que mis fallos. Por ello te pido que nos ayudes también a perdonar y que entre los hermanos sepamos vivir con la paz que tú nos das. Haz que sepamos perdonar como tú, que sepamos transmitir también así tu amor. Que seamos reflejo fiel de lo que tú eres y que nuestra fraternidad sea el lugar donde tú habites entre nosotros.

Nos has llamado, Señor, nos has llamado a cada uno de nosotros por nuestro nombre. Y aquí estamos, intentando ser cada vez un mejor reflejo de ti, mientras seguimos caminando por tu sendero.

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PARA LA REFLEXIÓN:

1. ¿Le dices a Jesús de todo corazón “Te seguiré a donde quiera que vayas”? 2. ¿Sientes el amor de Dios en tu vida? ¿Dónde lo ves? 3. Le has preguntado ¿Dónde vives? 4. ¿Vives tu vida intentando ser semejante a Jesús? 5. ¿Cómo vives tus sufrimientos? ¿Tienes en ellos experiencia de Dios? 6. ¿Crees que eres medio por la cuál otros se “enamoran” de Jesús a través de tu vida y tus actos? 7. ¿Te cuesta el perdón a los hermanos?

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“Dejad que los niños se acerquen a Mí…”

Esta segunda opción fundamental nos coloca frente al carisma específico, fundacional. El carisma concedido a Calasanz y que seguimos recibiendo es, como decía Andreu Trilla, un regalo envenenado que hay que agradecer y que compromete. Nuestro carisma es un tesoro que genera riqueza, identidad, respuestas nuevas, felicidad…

“Dejad que los niños se acerquen a mí” es el deseo de Jesús que se convierte en carisma. Sin niños/as y jóvenes, no existe nuestro carisma, no hay Escuelas Pías. Ser sensible y unirse a la mirada de Jesús sobre ellos/as, en la presencia de su Espíritu y en cada momento de la historia, despierta la capacidad creativa del carisma, urge al discernimiento y a la acción, inspira procesos transformadores... ¡Que los chavales pobres no se sientan sólo entre nosotros 'como en su casa', sino que estén en el 'corazón de la Escuela Pía’!

¿No te impresiona la historia de Calasanz…?

El tesoro encontrado por Calasanz era demasiado valioso. La felicidad conseguida era demasiado grande para guardarlo sólo para sí. “Cuando los hombres son felices, crean instituciones”, dice Chesterton… ¡Y nace la Escuela Pía! ¡Y surge la Fraternidad! ¡Y la opción por el niño pobre se convierte en ministerio escolapio! ¡Y…!

¡Que recorrer junto a Calasanz su camino en este capítulo colabore a renovar, personalmente y como comunidad, nuestro enamoramiento del carisma, del Dios que nos lo regala y de la misión de acompañar a los chavales a la que nos llama y que nos hace escolapios! A continuación, presentamos los cinco primeros puntos del texto de Miguel Angel Asiain, después otros textos que nos pueden ayudar a profundizar en esta opción, y terminaremos con algunas preguntas y con alguna propuesta metodológica para trabajar cada uno/a y para compartir en comunidad.

Texto de Miguel Ángel Asiain Ante, ti, Señor 1. Gracias, Señor, por el carisma concedido a Calasanz. La percepción de ese carisma tuvo un largo recorrido. Y es que, en tus cosas, Señor, no hay que ser precipitado, hay que saber esperar. Uno camina en la vida por una senda creyendo que es la suya, pensando que está en lo que tú quieres, y resulta que o bien al poco tiempo o bien después de haber caminado un largo trecho, le muestras lo que tú verdaderamente querías de él. Es lo que le ocurrió a Calasanz. Tenía casi 40 años, era sacerdote, estaba de paso por Roma,

aunque no sabía por cuánto tiempo, pero seguro de que era por poco, y allí tú le alcanzaste. Tantas veces tus caminos no son nuestros caminos, y en este caso las sendas que recorría Calasanz no eran las que tú deseabas. Y le hiciste topar con la realidad. Y le pusiste a su vera hombres sabios y santos, y le hiciste residir durante años pared con pared con los franciscanos conventuales. Y el conjunto de todas esas realidades fueron perforando el alma de José. Tú albergabas tus sueños sobre él. Le habías elegido para una misión que la tenías muy dentro de tu corazón. Y es que los niños, y los que son como ellos, han sido siempre tus preferidos. En el fondo, ser cristiano es vivir como un niño en tus brazos, agarrándote de la mano, confiando en ti, sabiendo que sólo tú eres su seguridad. Gracias, Señor, por hacer que Calasanz se rindiera a la evidencia de lo que le mostrabas. Es cierto que le costó. Aquello rompía completamente sus planes, que pensaba que eran los tuyos. Tuviste, por eso, que empujarle poco a poco; le fuiste trabajando por dentro, pero es que la misión que le ibas a encomendar requería eso y más. Hoy todos los escolapios te agradecen por la obra que hiciste, te alaban por el bien que a través de ella se hace en el mundo, y te rogamos, te suplicamos insistentemente que llames a muchas personas a la vocación que estrenó Calasanz en Roma y que no fue sino gracia y benevolencia tuya. Gracias, Señor.

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2. En aquellos niños vagabundos que correteaban por las calles de la ciudad eterna, te manifestaste, Señor, a Calasanz. En ellos estabas tú, y tú te encontrabas en ellos. Y eso ganó el corazón de José. Le nació en el alma la pasión por los niños. No podía verles perder el tiempo, y así la vida, sin hacer nada o haciendo lo que no debían. Esta es la pasión que está en el corazón de todo escolapio. Hemos sentido tu llamada, Señor, a entregarnos a los niños y jóvenes, y todo escolapio vive para eso. Sin niños no hay Escuelas Pías, pero como niños no faltarán, creemos que nos has llamado a una vocación que tiene en sí una consistencia perdurable. Es cierto que las Escuelas Pías pueden perecer, desaparecer, pero no será porque ha desaparecido el objeto de su entrega. Será, más bien, por culpa propia, porque de alguna manera olvidamos lo que debe ser la pasión de su corazón o ese seguimiento del que hemos conversado contigo en el capítulo anterior. Mientras haya niños, y sobre todo pobres, la vocación escolapia está llamada a acogerlos, a vivir para ellos, a buscarlos, a entregarse a ellos. Señor, despierta siempre con mayor fuerza en el corazón de todos los escolapios el amor a los niños y el deseo de gastar la vida por ellos.

3. Bien sabes, Señor, que, en el corazón de Calasanz, se desató el amor y la entrega por los niños, de manera especial por los pobres. Ellos le ganaron el corazón. Era lo que veía por las calles y plazas romanas. Y los veía a centenares. Los niños de buena familia ya tenían sus preceptores y no callejeaban. El mismo José había sido preceptor de los sobrinos del cardenal Colonna. Pero, ¡ver tantos niños pobres por las calles, sin que nadie les atendiera, sin que nadie se preocupara de ellos, sin que nadie buscase un remedio para ellos! Y si tú estás en todo niño, a José le parecía que de manera especial te encontrabas en los niños pobres. Llenaban la ciudad de Roma. Pocas escuelas había en la urbe romana y los maestros apenas aceptaban a unos pocos pobres en cada una de ellas. El corazón le palpitaba a José por los demás, Señor. Se preguntaba cómo dejar a la intemperie, expuestos al mal, a la ignorancia, a tantos pobres que simplemente por ser de familias sin dinero se encontraban en esas circunstancias. En los pobres, tú le llamabas. En ellos, tú te presentabas. Por medio de ellos, tú ibas trabajando su corazón. “Lo que hicisteis por uno de estos mis humildes hermanos, por Mí lo hicisteis”. Palabras tuyas que también se aplicaban a los niños, más desamparados que la gente mayor, más expuestos a la tentación, al peligro y al mal.

4. Señor, ¿qué podía hacer Calasanz por toda aquella muchachada que veía un día y otro perder el tiempo y a veces caer en las redes de las personas mayores que se aprovechaban de ellos? Pues, ¡educarlos! ¿Cómo podían salir de la ignorancia en la que se encontraban? ¡Educándolos! Se daba cuenta de que había muchos niños con gran ingenio pero que se perdía porque nadie

les enseñaba a aprovecharlo. Tú despertaste, Señor, en el alma de José el deseo de hacerles bien y le hiciste comprender que ese bien tenía como base la instrucción y la educación. Tenían que estudiar y aprender. Había que enseñarles muchas cosas. La ignorancia es la base de todo mal. El no saber era la causa de la situación en que se encontraban. Enseñar a un niño es empezar a hacerlo hombre y prepararlo para el futuro. Y era necesario porque en aquella ciudad de los papas, y no sólo en ella, había mucha corrupción. Me acuerdo, Señor, de aquella carta escrita por José desde Nápoles a Roma cuando habían abierto escuelas en un barrio pobre de la ciudad del Vesubio. Decía que donde antes 600 prostitutas te ofendían, ahora 600 niños te alababan. La escuela se convirtió para José en el lugar de atención, de amor, de entrega, de lucha en favor de los niños, sobre todo pobres, que había en Roma. Y los niños respondieron. Atestaban sus escuelas. Le concediste el don de congeniar con ellos; les quería y le querían; luchaba por su educación y aprendían. ¡Cuántos encontraron un camino mejor para su vida en las escuelas de Calasanz!

5. Pero lo importante es que infundiste en José la convicción de que tenía que educar a los niños integralmente. Mente y corazón. Ciencia y fe. Piedad y letras. No bastaba con un aspecto sólo, había que atender y cuidar los dos. Tú le habías hecho darse cuenta de la ignorancia religiosa en que vivían. No sabían las oraciones más elementales del cristiano. Había que enseñarles el camino que nunca habían aprendido porque nadie se había preocupado de proponérselo. José quería que te conocieran, que te amaran, que supieran quién eras y lo que por ellos y por todos los hombres habías hecho. Y se empeñó en enseñar la piedad. Hay que ver cómo en él toda enseñanza está empapada de piedad. Pero el santo comprendió que eso no bastaba. Los domingos y días festivos, en muchas parroquias se enseñaba a los niños la doctrina cristiana. Tú le hiciste ver, Señor, que hacía falta algo más. Y es que la ignorancia de aquellos niños no era sólo de religión, sino de cuanto concernía a la cultura, desde los elementos básicos de la misma. ¿Cómo iban esos niños a labrarse un futuro mejor si desconocían todo lo que se refería a la cultura? Y ahí entró con fuerza la escuela. Había que fundamentar a los niños en los elementos más sencillos e irlos haciendo crecer en los conocimientos humanos. Así, al principio aparecieron estos tres elementos, la lectura, la escritura y el ábaco; después se fueron añadiendo otros más que se fueron sumando a medida que crecían los niños y aprendían lo que se les enseñaba.

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Otros textos: Lucas 18, 15-17.

“Le acercaban también niños pequeños para que los tocara. Al verlo los discípulos les regañaban. Jesus invitó a que se los trajeran diciendo: ‘Dejad que se me acerquen los niños pues de los que son como ellos es el Reino de los cielos. Os aseguro que quien no acepte el Reino de Dios como un niño no entrará en él’.”

Mateo 17, 5.

“Quien acoge a un chiquillo como éste por causa mía, me acoge a mí”

Lucas 10,21 / Mateo 11,25.

“¡Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las has dado a conocer a los pequeños y sencillos!”

Lamentaciones 4, 4

“Los niños piden pan y no hay quien se lo dé”

José de Calasanz

“He encontrado en Roma la manera definitiva de servir a Dios haciendo el bien a estos pequeños. Y no lo dejaré por nada en el mundo”

“Y ya que profesamos ser auténticos pobres de la Madre de Dios, en ninguna circunstancia menospreciaremos a los niños pobres, sino que con tenaz paciencia y caridad nos empeñaremos en enriquecerlos de todas las cualidades, estimulados especialmente por la Palabra del Señor: ‘Lo que hicisteis con un hermano mío de esos más pequeños conmigo lo hicisteis’.” (CC 4)

“La meta que pretende nuestra Congregación con el ejercicio de las Escuelas Pías es la educación del niño en la piedad cristiana y en la ciencia humana, para, con esta formación, alcanzar la vida eterna.” (CC 203)

“La strada o vía más breve y más fácil para ser exaltado al propio conocimiento y desde él a los atributos de la

misericordia, prudencia e infinita paciencia y bondad de Dios es el abajarse a dar luz a los niños, y en particular a los que son como desamparados de todos, ya que por ser oficio a los ojos de todos tan bajo y tan vil, pocos quieren abajarse a él, y suele Dios dar ciento por uno, sobre todo si haciéndolo bien, tuviese persecuciones o tribulaciones en las cuales, si se toman con paciencia de la mano de Dios, se halla el céntuplo de espíritu”. (Carta 1236)

MEMORIAL AL CARDENAL TONTI…

“…El transcurso de la vida depende de la educación recibida en la infancia, que jamás se pierde su buen olor, como tampoco en el recipiente el del buen licor.”

Testimonio del hermano Francisco Noberasco:

“Yo he visto casi diariamente al Padre asistir con toda caridad a enseñar a los párvulos, y entre estos escoger a los más pequeñines y mendigos y descalzos; y les enseñaba con tanta caridad que yo quedaba edificado; y a los mejor vestidos se los dejaba a otros padres”

Vaticano II

Hubo ciertamente voces proféticas, como la del cardenal Lercaro, de Bolonia, quien dijo que cuando la Iglesia se alejaba de los pobres, se alejaba del evangelio, y que toda conversión implica un acercamiento solidario a los pobres.

José Antonio Pagola.

“Jesús habla de promover una vida nueva y liberada entre los últimos. No lo hemos de olvidar. La ‘opción por los pobres’ no es un invento de los teólogos de la liberación, ni una moda puesta en circulación después del Vaticano II. Es la opción del Espíritu de Dios y que anima la vida entera de Jesús en la búsqueda del reino de Dios y su justicia. Dios no puede reinar en el mundo sin hacer justicia a los últimos.

Para Dios, los últimos han de ser los primeros. El camino hacia un mundo más digno y dichoso para todos se comienza a construir desde ellos. Esta primacía es absoluta. La quiere Dios. No ha de ser menospreciada por ninguna política, ideología o religión.”

Gustavo Gutiérrez.

"La pobreza nunca es buena, nunca, porque siempre es muerte temprana e injusta" y "el compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de la pobreza". Porque, el "pobre es una 'no persona', un no considerado persona, un insignificante". O como dice Hanna Arendt, "el pobre es aquel que no tiene derecho a tener derechos". Por eso, la pobreza es un "asunto teológico, que expresa la fractura de la creación"

..."Cómo decirle al pobre que Dios le ama, cuando su vida misma es la negación del amor". Quizás, la única vía sea "ser solidarios con los pobres" y, sobre todo, "ayudarles a ser sujetos de su destino". "No hay

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auténtico compromiso con los pobres, si no somos sus amigos".

Manfred Max-Neef

“Yo era un joven brillante profesor en Berkeley, una de las mejores universidades del mundo. Tenía 27 años, orgulloso. Cuando me fui a trabajar con organismos internacionales a zonas de pobreza… En el momento en que miré a los ojos a la pobreza, me quedé mudo.

…Tú eres parte de los pobres. Por eso yo siempre he dicho que uno no puede hacer nada por los pobres, uno sólo puede hacer con los pobres. Métete, ve qué potenciales hay, y sobre esos potenciales, construye.” (entrevista en el diario La Marea)

Brennan Manning

"En el invierno de 1947, el abad Pierre, un moderno apóstol misericordioso que ministraba a los pobres de París, encontró una familia joven en la calle, sin hogar, casi muertos de frío. Él los recogió y los trajo de vuelta a su pequeña vivienda, que ya estaba llena con otros vagabundos. No tenía lugar para ponerlos a ellos, por lo que el abad Pierre entró en la capilla, removió las formas consagradas del tabernáculo, las colocó arriba en un ático frío, sin calefacción, y luego instaló a la familia en la capilla para dormir. Cuando sus hermanos dominicanos expresaron consternación por tal irreverencia hacia el Santísimo Sacramento, el abad Pierre respondió: «Jesucristo no tiene frío en la Eucaristía, pero tiene frío en el cuerpo de un niño pequeño». (El evangelio de los andrajosos)

Papa Francisco.

“Permanezcan abiertos y atentos a las indicaciones que el Espíritu les sugiere. Por encima de todo, sigan las huellas que los niños y los jóvenes llevan escritas en sus ojos. Mírenles a la cara y déjense contagiar por su brillo para ser portadores de futuro y esperanza.” (Carta a los escolapios)

45º Capítulo General de las Escuelas Pías. Julio de 2003.

“Nos sentimos enviados por Cristo y la Iglesia a evangelizar educando, desde la primera infancia a los niños y jóvenes, especialmente pobres, mediante la integración de fe y cultura -piedad y letras- para renovar la Iglesia y transformar la sociedad según los valores del Evangelio, creando fraternidad.”

Pedro Aguado

“…Podemos formular así esta extraordinaria intuición carismática: “si un niño se encuentra con un educador que le ayuda a crecer desde lo mejor de sí mismo, según las claves del Evangelio, ese niño crecerá como un hombre bueno, capaz de cambiar el mundo”. A mí me gusta formular así el carisma de Calasanz, recogiendo en esta afirmación la importancia de la educación de los niños desde pequeños, subrayando la diligente práctica educativa, subrayando la Piedad y las Letras,

esperando ese “feliz transcurso de su vida” y convencidos de que esta educación transformará la sociedad porque engendrará hombres y mujeres nuevos.” (Carta a los Hermanos julio/agosto 2018)

“Los jóvenes necesitan saber que la plenitud de vida, desde Cristo, es posible si uno se da día a día. Y eso es Calasanz. Además de actual, es necesario. Los niños y jóvenes siguen necesitando educadores que crean en ellos… No conozco nada más actual ni más necesario.” (Entrevista en ‘Carisma’)

Javier Aguirregabiría

“La pasión por la misión es compasión. Estar apasionados por la misión arranca de la compasión, del sentirnos cercanos a los pequeños y a quienes sufren, de padecer con ellos. Nuestra misión escolapia tiene mucho que ver con la compasión: uno de sus sinónimos es piedad, que nos resuena mucho a los escolapios.

…Y el primer pequeño gran logro de la compasión es la felicidad. Las bienaventuranzas nos lo muestran bien claro en esa aparente contradicción que se vuelve cierta.

Ponernos al servicio de la misión no tiene que ver con ponernos a la cabeza de esa misión: somos siervos inútiles, somos colaboradores. El centro no soy yo. No se trata de sentirnos tan responsables y protagonistas como para olvidar que estamos al servicio, que somos servidores y no soberanos. Es tener claro en la cabeza, en el corazón y en el comportamiento que lo importante es la misión y Quien me envía a ella.” (Pasión por la Misión)

José Luis Corzo

“Una escuela es cristiana porque educa; es decir, muestra al mundo y facilita la mejor relación con él, la de escucharle atentamente para llegar a oír en él la voz de Dios, como una brisa suave. Es cristiana porque evangeliza, esto es, da buenas noticias a los de dentro y a los de fuera. Finalmente, es cristiana porque no selecciona ni excluye, sino que prefiere a los últimos, como lo hacía Jesús.”

José María Toro

“Un maestro debe aprender a mirar la mirada de los niños y debe dejarse mirar por ella... El niño salió de su casa sin saberlo y ahora no sabe el camino de regreso y no encuentra las llaves que le devuelvan a su propio hogar.

…Devolver el brillo, la luz y la belleza a los ojos apagados de los niños y jóvenes es también una competencia básica, un contenido curricular y una eficacísima herramienta metodológica. Iluminar los ojos de los niños es devolverlos a casa, a su casa, a su corazón.

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Es maestro quien con su propia lumbre prende lo que estaba apagado, aviva lo mortecino y es capaz de hacer resurgir algo nuevo de las cenizas.” (La sabiduría de vivir)

Lourdes Mateos

“Hoy hacen falta maestros capaces de encender en sus alumnos, bien sean niños, chicos o grandes, la chispa que despierta la curiosidad, elemento esencial que conduce hasta el saber, que mantiene la mirada atenta y los oídos bien abiertos.

Hombres y mujeres que con su conocimiento y sus palabras de entusiasmo despiertan los sentidos, conducen a sus alumnos hacia lugares sorprendentes a veces emocionantes, algunos meramente prácticos y otros casi, casi pertenecientes a la ficción.

Maestros cuya seriedad otorga un valor de peso y credibilidad a sus palabras y enseñanzas.

Hoy hacen falta maestros....

...que saben valorar en su justa medida los logros y el esfuerzo sin alentar la competencia ni arengando la rivalidad. Enseñando que la mayor satisfacción ante el éxito queda en uno mismo, disfrutando calladamente de la valía de uno y de sacar adelante un reto.

...que ante los pasos de quienes quedan rezagados, son capaces de tender su mano para salir adelante, sin provocar un sentimiento de fracaso.

Hoy se necesita el carisma de una persona que se te acerca sabiendo quién eres, soñando qué puedes ser y provocando a sacar lo mejor de uno mismo. Retando a andar.”

María Zambrano

"Hay que ir más allá de la propia vida, entrar y estar en las otras vidas…"

Ann Landers

"La verdadera medida de la grandeza de un ser humano es cómo trata a quien no puede beneficiarlo en nada."

Hafiz, poeta persa del XIV

“Todo niño ha conocido a Dios. No al Dios de los Nombres. No al Dios del No. No al Dios que nunca hace nada loco. Sino al Dios que sólo sabe cuatro palabras, Y las sigue repitiendo, así: ¡Ven y baila conmigo!”

Una canción: Minas Piedras, de Juanes (Spotify)

Minas Piedras es una canción de «La vida es un Ratico», de Juanes, que en este caso canta con Andrés Calamaro. Una canción sobre niños que bajan de la montaña para llegar a la escuela, para soñar, sobre hombres cansados, sobre madres que sueñan en lo mejor para los suyos. Una mirada que bien invita a no olvidar en ningún momento este mundo complejo y lleno de desigualdades. Una mirada que llama a no dejar de soñar…

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ALGUNAS PREGUNTAS Y PROPUESTAS METODOLÓGICAS 1. Agradece, personal y comunitariamente, al Señor el don carismático recibido por el Fundador. 2. ¿La pasión por los niños/as ha ganado tu corazón? ¿Cómo podemos re-enamorarnos de la opción por el

niño/a pobre? ¿Cómo hacerlo fuente continua de vida, de identidad, de felicidad…? 3. ¿Cuáles serían los síntomas de perder el gozo de la misión entre los niños/as y jóvenes, de que el trabajo

evangelizador nos va pesando? ¿Cuáles son las tentaciones contra el carisma? ¿Cómo convertirlas en oportunidades?

4. “Salimos a la misión en comunión con un Dios que se ha hecho pobre para los pobres.” (Santiago Agrelo) ¿Somos conscientes de que es su Espíritu quien nos guía a través del carisma? ¿Sentimos que somos enviados?

5. ¿Cuáles son los ‘niños pobres de Roma’ entre nosotros, hoy y aquí? ¿Cómo podemos afinar nuestra mirada en la búsqueda de los últimos?

6. ¿A dónde nos lleva la responsabilidad de actualizar esta opción? ¿Cómo mejorar carismáticamente nuestros colegios, nuestros proyectos de Itaka-Escolapios, nuestras comunidades? ¿Qué ‘opciones de creación’ tomar?

7. Y en nuestras familias… ¿Cómo facilitar que nuestros/as niños/as se acerquen a Él? 8. Miguel Angel Asiain nos ofrece su meditación, su oración personal frente al carisma concedido a Calasanz:

¿Cuál sería la oración del mismo Calasanz, la de un/a niño/a pobre de nuestras obras, la de tu comunidad, la tuya…?

9. Como recurso, podemos construir juntos un pequeño banco de imágenes que pueden ayudarnos a trabajar esta opción desde diferentes perspectivas. Podríais enviar las que encontréis muy interesantes a mi dirección email: marianograssa@escolapiosemaús.org. Ya os indicaremos más adelante como compartirlas…

10. Y también os invitamos a elaborar en comunidad una lista de posibles acciones que respondan a las preguntas 5, 6 y 7. “Los ‘porqués’ nos movilizan a los niveles más altos, a descubrir los valores profundos, lo vital, nos abren al futuro… Los ‘cómos’ nos vuelven operativos, nos centran en el presente…” (Jesús Alcoba). Esto último es lo que os pedimos, los ‘cómos’. ¿Qué pasos, debemos y podemos dar ahora personal, comunitaria e institucionalmente?

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¡¡¡Qué delicia vivir los hermanos unidos!!!

1.Todo empieza por ti. Una llamada. Una llamada escondida en mil situaciones, conversaciones, sensaciones que nos han ido ocurriendo y en las que alguien, muchos alguienes quizás, nos ayudaron a ver tu palabra. Como Elí a Samuel le descubrió la voz de Dios y le mostró la actitud del discípulo: “Habla Señor que tu siervo escucha”

Y de esta manera Señor, respondiendo a tu llamada nos hemos ido encontrando para formar comunidad. Como hiciste con aquellos primeros, hombres y mujeres, que siguiéndote a ti se encontraron entre ellos. Y conforme más unidos estaban a ti, más unidos se sentían entre sí.

Personas muy diferentes, con llamadas muy distintas, con sensibilidades particulares, somos a los que llamas para hacer comunidad. La cercanía, la proximidad, la relación son su consecuencia, no un paso previo. Y así nos pones en el camino de aprender a amar como tú nos amas.

Ayúdanos a seguir escuchando tu llamada en nuestras comunidades. La llamada a unirnos y a caminar junto a otros hermanos y hemanas distintos a nosotros. Ayúdanos en esta misión de crear ese sujeto escolapio que acoge a diferentes maneras de vivir y entender la misión escolapia: En comunidad, en misión compartida, en la comunidad cristiana escolapia o en cualquier manera en que alguien quiera acercarse a ti al estilo de Calasanz.

2.Qué alegría sentirse llamado por Jesús. Quiero imaginarme a aquellos primeros dejando sus redes y sus oficios para ser pescadores de hombres. Un mundo nuevo era posible, un Dios que pasaba de ser innombrable a llamarse papá. Ser elegidos para una misión importante, que cambiaría sus vidas, para la que había que aprender, aprender mucho. Y así miraban como Jesús, hablaba, curaba, se compadecía… gracias Jesús por todo lo que nos cuidas!!

Esto hoy nos sigue ocurriendo. Jesús, sigues siendo hoy para nosotros referencia para vivir de otra manera, otro mundo es posible…desde ti Jesús, como nos descubre Gonzalez Faus. Tenemos una misión que nos apasiona, que cambia nuestras vidas, y también tenemos que seguir aprendiendo de ti Jesús a querer más, a querer mejor, a sanar con nuestra presencia, a

acercarnos al que lo necesita… gracias Jesús por todo lo que nos regalas!!!!!

Y para vivir esta misión y esta alegría Jesús, danos un poco de humildad para poder realizarla juntos. Ayúdanos a sentirnos vasijas de barro con tu tesoro dentro, porque solo de esa manera podremos aceptar que necesitamos de los demás para vivir, para avanzar. Danos el don de sentirnos incompletos y limitados, porque solo así sabremos buscar a los demás y caminar junto con ellos. Solo así sabremos perdonar y perdonarnos. Solo así podremos buscarte a ti y no solo lo mejor de nosotros mismos.

3.Pero todo esto no nos es fácil. No acabamos de comprender bien lo que nos pides. Aquellos primeros seguían discutiendo por quiénes serían los más importantes y los que tendrían los mejores puestos… en el nuevo Reinado de Dios!!!! No habían entendido nada y tú Jesús tuviste que hacerles entender. En ocasiones más duramente, en otras agachándote a lavarles los pies.

También a nosotros nos cuesta quitarnos los esquemas de esta sociedad sobre el éxito, el poder, la entrega, la autorrealización… Y nos cuesta mucho aquel equilibrio que alababan de los primeros cristianos y cristianas. Eran capaces de estar y vivir en el mundo sin ser del mundo, es decir siguiendo a Jesús. O cuando dejaban boquiabiertos a sus compatriotas que sin entender mucho de lo que hacían sabían mirar a lo esencial “Mirad cómo se aman”

Ayúdanos a crear unas comunidades escolapias donde los valores sean otros, donde las actitudes sean las del amor. Aýudanos a sentirnos amados por ti y reflejar ese amor en todo lo que nos rodea. Vivimos en un mundo que necesita mucho de ese amor. La pobreza y la exclusión, la falta de sensibilidad ante el fenómeno de la migración, el deterioro de los ecosistemas, el individualismo y la soledad son actitudes que nos rodean. Haz Señor que nuestras comunidades sean un laboratorio de otro amor y otra luz. Tu luz. Amin Maalouf actualizaba esta llamada de Jesús: “hay una

crisis del vivir juntos que se manifiesta en todas partes,

la tarea de este siglo es enseñarle a la gente cómo vivir

juntos”

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4.Como aquellas primeras comunidades necesitamos entender un poco más y poner en práctica tu mensaje. Qué habrían pensado aquellos primeros amigos cuando le escucharon decir eso de “no se va al padre sino por mi”, “yo soy el camino, la verdad y la vida” pero también cuando tras el tiempo de vida compartida les confesaba “no os llamo siervos sino amigos”. Ayúdanos a acercarnos un poco más a ti Señor. A veces tus palabras no las entendemos del todo, o simplemente nos cuesta vivirlas con tranquilidad y alegría.

Porque todos atravesamos momentos de negación como le ocurrió a Pedro, o de miedo ante lo que nos pueda ocurrir, como tras la detención de Jesús. Tú sabes que también somos frágiles y nos cuesta avanzar.

Ayúdanos a entendernos en nuestra fragilidad y a buscarte a ti en esos momentos. Cuida para que nuestras comunidades sean acicate y apoyo, especialmente cuando más lo necesitemos. Que nuestro amor compartido se transforme en un equilibrio de apoyo y exigencia que nos acerque más a ti. Conviértenos para vivir nuestras debilidades como un camino que nos acerca más a ti.

La parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15, 1-8) es una preciosa figura de la vida de una comunidad cristiana. Que sea lo que sea éxito o fracaso, expansión o repliegue lo podamos vivir unidos a ti, y asimismo unidos por ti entre nosotros. Que nos sintamos cada vez más cerca de esa imagen para dar fruto abundante.

5. A los chicos y chicas que empiezan a ser monitores les decimos que a partir de ahora los importantes no son ellos, sino los chavales. Mientras sean monitores tendrán que pensar primero en los chavales y después en ellos. Ayúdanos Jesús a ser todos “monitores” de nuestras comunidades en este sentido. “Ser monitor” es una de las maneras modernas de “lavar los pies”.

Con la resurrección de Jesús, aquellos primeros comprendieron por fin de qué es de lo que estaba hablando Jesús. Entendieron qué y sobre todo quién era Él. Quién les había lavado los pies y quién les había amado hasta el extremo. Por eso salieron de su encierro y anunciaron a todos que lo de Jesús tenía sentido, que era Dios mismo el que lo atestiguaba. Se les quitó el miedo o les inundó la ilusión o con una manera preciosa de decirlo “el amor de Dios se les derramó en sus corazónes”.

Sería una gozada vivir así la comunidad. Sentir cómo el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones,

por eso la pregunta de Jesús a Pedro, incluso por tres veces, es la que hoy nos hace a todos los miembros de nuestras comunidades, puede que no tres sino tantas veces como nos sintamos cansados, asustados, abatidos. ¿Me quieres?

Y vivir en comunidad, disfrutar de la caricia, el apoyo, el empujón y la exigencia de mis hermanos y hermanas puede ser nuestra gran respuesta a esta pregunta.

Ayúdanos Señor a sentirnos queridos, profundamente, por un amor que quizá no entendemos bien, pero que se derrama en nuestros corazones, en nuestras comunidades y colegios. Y podamos vivir con ese agradecimiento porque nos has llamado a una misión preciosa, vivida en comunidades imperfectas que quieren vivir todo contigo. Amen

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Para compartir en comunidad

El llegar a vivir el título de este texto ¡Qué delicia vivir los hermanos unidos! requiere el equilibrio entre vivir la comunidad como un regalo de Dios que se me da para que mi vida sea más plena, lo que se traduce en un agradecimiento por tan inmerecido regalo; y el vivir la comunidad como una tarea de convivencia entre personas muy distintas que requiere de paciencia, dedicación, serenidad y que supone un esfuerzo. La propuesta de trabajo es la siguiente:

- Durante la lectura del texto; o cada persona intenta identificar tareas y dones que posee su comunidad.

- Tras la lectura del texto: o convendría unos primeros comentarios de a qué suena lo dicho, si hay algo que llame la atención, que

parezca importante, o algo que no se vive tal y como se describe. o Después se ponen en común cuáles son esos dones y esas tareas que la comunidad identifica.

- Oración: o En la mesa una vela o una cruz y los dones y tareas que hemos identificado o Se empieza con el canto “En mi debilidad” https://youtu.be/Y4a26E8jOE0 o Se lee la parábola de la vid y los sarmientos Jn 15, 1-8 o Rato de compartir algo del texto o Oración: agradecer los dones identificados o peticiones sobre las tareas descubiertas

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Tu rostro buscaré, señor, no me escondas tu rostro Miguel Ángel Asiain comienza este capítulo con una cita de la segunda parte del salmo 26: “Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro”. Este salmo es conocido en diferentes ediciones de la Biblia como “Salmo de la confianza del justo en medio del peligro”, aunque Asiain la utiliza no tanto por las referencias a esos peligros o dificultades de las que habla la segunda parte del salmo (aunque él también menciona algunos peligros y dificultades), sino por la fuerza y el sentido profundo de esa primera expresión, “buscar el rostro del Señor”. Por ello, la reflexión – meditación – oración que nos propone en él nos habla de esa búsqueda, que él traduce como la búsqueda de Su Voluntad en nuestra vida: el único y más profundo deseo de Jesús a lo largo de su vida, y en palabras de Asiain, “lo primero que tiene que hacer un escolapio” (p. 40), religioso, o laic@. Cumplir la voluntad de Dios. Nada más. Y nada menos. El capítulo nos propone un ejercicio en torno al sentido de esa búsqueda, y en torno a los descubrimientos, experiencias y dificultades que experimentamos y que hemos experimentado en esa búsqueda constante y auténtica de la Voluntad del Señor en nuestra vida, en ese deseo de que nuestra vida sea el reflejo de lo que el Señor quiere de nosotr@s y para nosotr@s. De fondo, una de las grandes preguntas (si no la gran pregunta) de nuestra Fe: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Éstas son algunas citas de este capítulo:

- Amabas al Padre y no deseabas otra cosa que cumplir su querer.

- Así tu vida nos enseñó lo importante que es vivir pendiente del querer del Padre.

- El creyente es un ser libre y al mismo tiempo sujeto de su historia. Es dueño de su hacer y de su camino. Pero sabemos también que ésta que es una de las más grandes conquistas de la época moderna, tiene que ver con que el fundamento de su libertad y proyecto es la voluntad de Dios […] A veces nos parecen realidades opuestas o contrapuestas, pero no es así.

- Señor, haznos experimentar que lo primero es la voluntad del Padre, su querer, sus deseos sobre nosotros.

- Tantas veces tomamos la libertad simplemente como responsabilidad, así nos lo han enseñado e inculcado, y, sin embargo, libertad es poder

tomar la vida en las propias manos […] es ser uno mismo, es aceptar la aventura de la vida y no tener miedo a vivirla, como si esto no estuviera conforme con el querer de Dios.

- La conversión inicial consiste en desear espiritualmente lo que Dios quiere para uno con libertad, aunque psicológicamente uno prefiera otra cosa.

- Tu encanto me subyuga, tu amor es mi delicia y al amarte tanto siento la necesidad de hacer libremente lo que tú quieras. Soy tuyo, dime qué quieres.

- Ahora comprendo, mi Dios, que sólo el amor convierte la libertad en obediencia, y transforma todos los deseos en querer hacer siempre, y en todo, tu voluntad.

- ¿Qué siento cuando por una parte están mis intereses y, por otra, el entregarme a la voluntad de Dios?

- Cuando le preguntamos al Señor, ¿qué quieres que haga? Es por el gozo de poder entregar la vida porque somos tuyos.

- Aquí, pues, me tienes, Señor, queriendo hacer la voluntad del Padre y la tuya. Quiero pertenecerte por completo. Pero esto sólo lo puedo conseguir si tú me ayudas. En eso confío.

Algunas PROPUESTAS para trabajar este capítulo en la pequeña comunidad…

1. Es interesante hacer una lectura personal previa del capítulo, antes de la reunión comunitaria, subrayando las líneas que más me interpelen personalmente, aquellas en las que por alguna razón me he detenido, incluso anotando mi propia reflexión u oración, o aquellas experiencias personales que me vienen a la cabeza (o al corazón) al leer alguna parte del texto. Compartir después los subrayados y anotaciones personales en la oración de la comunidad (como el resto de los capítulos del libro de Asiain, no está planteado tanto en clave formativa como en clave meditativa u orante).

2. El propio Asiain plantea algunas preguntas al final del capítulo que pueden guiar la reflexión y el compartir en la oración comunitaria: a.Como en algunos pasajes de la Biblia, Asiain compara la confianza y la entrega a Dios con el proceso de enamoramiento. Puede ser un

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punto de partida y de comparación para analizar cómo estoy en este momento en esa relación con Dios. Mis historias de amor. ¿De quién me he enamorado en mi vida? ¿De quién estoy enamorad@ ahora? ¿A qué me lleva o me ha llevado ese enamoramiento?¿He hecho alguna “locura por amor? ¿He tomado alguna decisión que ha implicado olvidarme de mí mism@ para entregarme por completo a la otra persona? ¿Ha sido así mi relación con Dios? ¿Es ésa mi relación con Dios hoy? ¿Podría decir con sinceridad que “estoy enamorad@ de Él”?

a. “Para hacer la voluntad de Dios antes tienes que ser sujeto de tu propia historia”. “La voluntad de Dios ha de ser el fundamento de tu libertad y proyecto”. ¿Me siento sujeto de mi propia historia? Repaso las principales decisiones y opciones de mi vida, y los lugares y los espacios que en este momento ocupan mi tiempo (y mi cabeza, y mi corazón). ¿Está la Voluntad, el Deseo de Dios presente en ellos? “Dices que buscas la voluntad de Dios, ¿es esto cierto viendo tu comportamiento?” Revisando mis prioridades, mis opciones, mis elecciones… ¿puedo decir, a día de hoy, que “busco la Voluntad de Dios en mi vida”?

b. “Has de experimentar que la voluntad de Dios no se contrapone a tu autonomía”. ¿Alguna vez he experimentado lo contrario? ¿Cuáles han sido, en este sentido, los momentos de mayor dificultad en mi vida? ¿Cuáles han sido los momentos en los que he sentido esa incoherencia o esa falta de Fe? ¿En qué momentos no he buscado (o no me he atrevido a buscar) el rostro del Señor, y he priorizado mis propios intereses?

c. “¿Ante qué realidades no sientes indiferencia espiritual?”. ¿A qué realidades me siento más atad@, y me dificultan entregarme libre y auténticamente a la Voluntad de Dios? (lugares, opciones vitales, personas, trabajo, proyectos, realidades materiales…). ¿Qué siento cuando por una parte están mis intereses y, por otra, el entregarme a la voluntad de Dios?

d. “¿Desde dónde te adhieres y entregas a Dios?” ¿En qué punto estoy en este momento de mi vida en esa adhesión? ¿Cómo ha sido mi proceso, en ese sentido? ¿Ha habido momento en los que me haya sentido más libre, más indiferente, o menos, que ahora?

e. “¿Te acongoja el darte cuenta de que la indiferencia espiritual te falta en algunos o muchos aspectos de tu vida?” ¿Cómo vivo mis miedos, mi falta de libertad, mi falta de

indiferencia? ¿Los vivo con congoja, con agobio, con tristeza, con sorpresa, con miedo? ¿Me paralizan? ¿Hago algo por cambiar esa situación, por crecer, por ser cada vez más indiferente, más disponible, más entregad@?

3. El capítulo cita un poema de Santa Teresa de Jesús (p. 43). Un poema/oración de entrega, de confianza, de abandono en la Voluntad de Dios. Uno de esos poemas u oraciones que en algunos momentos de nuestra vida seguramente nos ha costado o nos costaría repetir o rezar, como Asiain sugiere en las preguntas que aparecen al final del capítulo, “de corazón”. Seguro que nos ha pasado algo parecido con otros poemas o con otras oraciones, o con otros textos de la Biblia y del Evangelio. ¿Cuáles son esos textos o esas oraciones que nos cuesta o que en algún momento nos ha costado rezar, porque nos cuestionan o nos confrontan con nuestra propia incoherencia o con nuestra falta de fe? Podemos compartir un momento de oración comunitaria a partir de esos textos que en algún momento de nuestra vida nos ha costado rezar de corazón. Podemos explicar por qué, qué es lo que más nos cuesta de esos textos, cómo nos hacen o nos han hecho sentir… Ahí van algunas sugerencias, seguro que se nos ocurren más: “Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras…”; “Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad..:”; “Señor Jesús, enséñanos a ser generosos…”; “Nada te turbe, nada te espante…”; “Padre Nuestro…”; “Ve, vende todo lo que tienes…” (Lc 18, 22); etc…

4. Una forma de compartir lo reflexionado y lo rezado en este capítulo puede ser precisamente que cada un@ escribamos nuestra propia oración de entrega – confianza – abandono, y que la compartamos en la oración comunitaria. Desde donde cada un@ estemos. Desde nuestra desolación, o desde nuestra consolación. Desde nuestra confianza, o desde nuestra dificultad. Desde nuestra velocidad de crucero, o desde ese momento en que parece que tenemos el freno de mano echado. ¿Cómo te sientes en este momento en esa búsqueda de la Voluntad de Dios? ¿Cuál sería, en este momento, tu oración de entrega? Podemos dedicar unos minutos a escribirla (o escribirla durante los días previos a la reunión, o en una mañana de retiro personal), y compartirla después en la oración comunitaria.

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5. El concepto de indiferencia que San Ignacio propone en sus Ejercicios Espirituales suele ser controvertido y, sin embargo, enormemente sugerente y exigente desde la Fe. Aparece vinculado no sólo a las diferentes situaciones que puedo estar viviendo, sino también (y sobre todo) a lo material (bienes, personas, intereses…). Para ampliar la reflexión sobre el mismo, os propongo este texto. Podemos compartir en la oración comunitaria en qué momentos de mi vida he sentido realmente esa indiferencia y he actuado, decidido, optado… desde ella. Y en qué momentos de mi vida me ha costado más, y he sacrificado esa indiferencia, esa libertad… a mis propios intereses personales.

LA INDIFERENCIA IGNACIANA

S. Ignacio comienza sus Ejercicios Espirituales (EE)

con una oración que, como indica su propio título,

es más que una oración. Es el punto de partida de

toda la dinámica de las cuatro semanas de EE.

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO (EE n.23)

"El hombre es criado para alabar, hacer

reverencia y servir a Dios nuestro Señor

y, mediante esto, salvar su ánima;

y las otras cosas sobre la haz de la tierra son

criadas para el hombre,

y para que le ayuden en la prosecución del fin

para que es criado.

De donde se sigue, que el hombre tanto ha de

usar dellas, quanto le ayudan para su fin,

y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le

impiden.

Por lo qual es menester hacernos indiferentes a

todas las cosas criadas,

en todo lo que es concedido a la libertad de

nuestro libre albedrío, y no le está prohibido;

en tal manera, que no queramos de nuestra parte

más salud que enfermedad,

riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida

larga que corta,

y por consiguiente en todo lo demás;

solamente deseando y eligiendo lo que más nos

conduce para el fin que somos criados."

Es decir, el fin para el que es creado el ser

humano, su felicidad, su autorrealización, debe

buscarla en la alabanza, la reverencia y el servicio

a Dios. Y todo lo que hay en el mundo (personas,

lugares, proyectos, opciones, experiencias,

bienes materiales, cultura, profesión, salud,

poder, prestigio…) está a su servicio solamente

para buscar y hallar ese objetivo último. Por lo

que ha de servirse de ellas en tanto en cuanto le

ayuden para ese fin, y debe ser capaz de

desprenderse de ellas cuando se lo impidan.

Son, por tanto, medios para lograr el fin último.

¡Que no nos esclavicen! Gn 2 nos muestra a Dios

pidiendo a Adán que “dé nombre a las cosas”

(dominar, ser señor, gobernar… siempre como

cuidador o jardinero, no como tirano frente a la

Creación).

Puesto que son medios, no deberíamos por tanto

apreciarlos ni despreciarlos mientras no sepamos

si nos ayudan o nos estorban en la consecución

de ese fin para el que somos creados. No es tan

importante haber tenido más o menos dinero,

salud, poder… sino el haber sabido utilizar esos

medios para lograr ese fin, para vivir en clave

creyente, en las coordinadas del seguidor de

Jesús. Para ser en la vida imagen de Cristo.

Jesús invitaba a los que le conocían a vivir en

libertad, a librarse de las esclavitudes:

a Zaqueo, de la tiranía del dinero (Lc 19, 8)

a Magdalena, de la tiranía del sexo (Lc 7, 39)

a Pedro, de la presunción y de la arrogancia

(Jn 13, 37-38; 21, 15)

a Santiago y Juan, de la violencia (Lc 9, 54-56)

a los fariseos, del orgullo de las buenas obras

(Mt 6, 1-8)

al joven rico, de poner su esperanza en el

poseer (Mc 10, 21)

a los discípulos les pedía ser libres ante su

casa, su padre, su familia… (Mc 10, 29)

de la tiranía del prestigio y del sufrimiento

(Hch 5, 41)

de la tiranía de la muerte (Hch 7, 54-60)

¡Ojalá se nos concediera la libertad del seguidor

de Jesús! Cuanto más libre es una persona por

dentro, más humana es… y más de Dios, en

realidad. Más “como Jesús”. Cuando vive

tiranizada, presa de las cosas, va perdiendo

humanidad, hasta convertirse en un condenado,

en un esclavo. Jesús vivió liberado de cualquier

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tiranía, de cualquier consumismo… liberado del

miedo a la pobreza, al fracaso, al deshonor, a la

muerte. Definió su vida como alabanza,

reverencia y servicio a Dios. Y viviendo de esta

manera fue un “hombre para los demás”. Así

quiere que sean sus discípulos. Pero no podrán

conseguirlo sólo a base de puños, voluntarismo y

cabezonería. Quizá deberíamos pedirle ayuda al

Padre en esta tarea, pero rezando con la actitud

del ciego, y pidiéndole que nos libre de nuestra

ceguera; con la actitud del paralítico, y

pidiéndole que nos libre de nuestra parálisis…

Adolfo Chércoles sj explica de esta manera el

Principio y Fundamento y el concepto de

“indiferencia ignaciana”:

S. Ignacio asume que tod@s estamos, en alguna

medida, atad@s por nuestros miedos, y por

nuestros deseos. Pero no es lo mismo que yo

desee algo, a que convierta mi vida en ese deseo.

A que yo mism@ me convierta en ese deseo. Si

ese deseo “nos come el coco”, dejamos de ser

libres. Lo mismo se puede decir de los miedos. Un

adicto no es libre de su deseo. Su vida se ha

convertido en su deseo, no es él quien la

gobierna.

Por eso es importante hacernos indiferentes a

todas las cosas. Pero ¿qué es esa indiferencia? No

significa que las cosas no nos importen, o que no

sepamos implicarnos de verdad, de cabeza y de

corazón, en lo que hacemos. Significa hacerse

libre ante todo. Que pueda decidir por mí

mism@. Que no “me decidan”. En una palabra,

ser yo mism@, y ver las cosas como ayudas o

como impedimentos, no como fines en sí mismas.

S. Ignacio pone cuatro ejemplos que tienen que

ver con toda persona. Dos se refieren a cosas muy

importantes, pero que no están en nuestra mano:

la vida y la salud. Las otras dos sí están en

nuestra mano y se refieren a nuestra manera de

relacionarnos con las cosas y las personas...

Por ejemplo: si viene una epidemia, y yo por

temor a enfermar, y lo que es peor, morirme,

salgo corriendo y no echo una mano, iría en

contra de lo que es nuestro “para”, nuestro fin,

ese fin para el que somos creados. Yo habré

salvado el pellejo, pero no me llena esa vida

encerrada en mi egoísmo.

Los otros dos ejemplos también se dan en toda

persona: nos tenemos que relacionar con las

cosas y servirnos de ellas, pero hay mucha

diferencia de relacionarme usando o

almacenando, teniendo lo necesario o

“amontonando” lo que no necesito. La riqueza

sería acumular lo que no puedo gastar, cuando

otros no tienen ni lo necesario; pobreza sería

conformarse con lo necesario, sintiéndose libre

de toda ambición.

Pero también nos tenemos que relacionar con las

personas. Esto podemos hacerlo desde la

igualdad o desde el desnivel. En el primer caso

nos echamos una mano; en el segundo abusamos

y competimos creyéndonos que “somos más”.

Por querer “ser más”, mentimos; por querer

“quedar bien” pierdo mi libertad y mi fin es

aparentar.

La primera parte nos decía que somos libres y que

tenemos que buscarnos un “para”. Pero no

cualquier “para” nos llena, a no ser el salir de

nuestro egoísmo a través del respeto y del

servicio gratuito. La segunda parte nos avisa que

estamos atados a muchas cosas, y por tanto

tenemos que desatarnos para poder ser nosotros

mismos; si no, seremos aquello que nos ata.

El deseo es lo que nos mueve, lo que nos ilusiona

y lo que nos decide. Por eso es muy importante

en qué están enganchados nuestros deseos. No

es lo mismo que nos mueva o ilusione amontonar

dinero, que respetar y servir a los demás. Más

aún, si mi deseo es “amontonar dinero”, ni

respetaré ni serviré a los demás.

Señor Dios, enséñame dónde y cómo buscarte,

dónde y cómo encontrarte…

Tú eres mi Dios, tú eres mi Señor, y yo nunca te

he visto.

Tú me has modelado y me has remodelado,

y me has dado todas las cosas buenas que poseo,

y aún no te conozco…

Enséñame cómo buscarte…

porque yo no sé buscarte si tú no me enseñas,

ni hallarte si tú mismo no te presentas a mí.

Que te busque en mi deseo ,

que te desee en mi búsqueda que te busque

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amándote y que te ame cuando te encuentre.

(San Anselmo de Canterbury)

(apuntes de EE de Ángel Arenas sj y Adolfo

Chércoles sj)

6. Por último, y también para profundizar personal y comunitariamente en esta clave… la búsqueda del rostro de Dios que plantea Asiain tiene mucho que ver con otra expresión de S. Ignacio: “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”. ¿Dónde buscar ese rostro de Dios en mi vida, en el día a día? Os propongo un texto de Karl Rahner sj para reflexionar y orar desde esta clave de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”.

CUANDO… SE BUSCA A DIOS EN TODAS LAS COSAS Cuando se da una esperanza total que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares, que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos los crecimientos y todas las caídas, Cuando se acepta y se lleva libremente una responsabilidad donde no se tienen claras perspectivas de éxito y de utilidad, Cuando un hombre conoce y acepta su libertad última, que ninguna fuerza terrena le puede arrebatar, Cuando se acepta con serenidad la caída en las tinieblas de la muerte como el comienzo de una promesa que no entendemos, Cuando se da como buena la suma de todas las cuentas de la vida que uno mismo no puede calcular pero que Otro ha dado por buenas, aunque no se puedan probar, Cuando la experiencia fragmentada del amor, la belleza y la alegría, se viven sencillamente y se aceptan como promesa del Amor, la Belleza y la Alegría, sin dar lugar a un escepticismo cínico como consuelo barato del último desconsuelo, Cuando el vivir diario, amargo, decepcionante y aniquilador, se vive con serenidad y perseverancia hasta el final, aceptado por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar,

Cuando se corre el riesgo de orar en medio de tinieblas silenciosas sabiendo que siempre somos escuchados, aunque no percibimos una respuesta que se pueda razonar o disputar, Cuando uno se entrega sin condiciones y esta capitulación se vive como una victoria, Cuando el caer se convierte en un verdadero estar de pie, Cuando se experimenta la desesperación y misteriosamente se siente uno consolado sin consuelo fácil, Cuando el hombre confía sus conocimientos y preguntas al misterio silencioso y salvador, más amado que todos nuestros conocimientos particulares convertidos en señores demasiado pequeños para nosotros, Cuando ensayamos diariamente nuestra muerte e intentamos vivir como desearíamos morir: tranquilos y en paz, Cuando... podríamos continuar durante largo tiempo. … Allí está Dios y su gracia liberadora, Allí conocemos a quien nosotros, cristianos, llamamos Espíritu Santo de Dios, Allí se hace una experiencia que no se puede ignorar en la vida, aunque a veces esté reprimida, porque se ofrece a nuestra libertad con el dilema de si queremos aceptarla o si, por el contrario, queremos defendernos de ella en un infierno de libertad al que nos condenamos nosotros mismos. Esta es la mística de cada día, el buscar a Dios en todas las cosas.

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¿Te atreves a añadir tú otros “cuándos”? ¿Otros lugares y momentos en los que “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”? Podéis compartirlos después en la oración comunitaria… Cuando …………………………………………………………………………………………………………………………… Cuando …………………………………………………………………………………………………………………………… Cuando …………………………………………………………………………………………………………………………… Cuando …………………………………………………………………………………………………………………………… Cuando ……………………………………………………………………………………………………………………………

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Ve y vende cuanto tienes

Plan de trabajo:

1. Leer el texto escrito por Miguel Angel Asiain 2. Trabajo personal y puesto en la comunidad sobre lo que nos aporta con preguntas que nos pueden guiar,

textos del evangelio y videos. 3. Acabar con una oración comunitaria

1. LEER EL TEXTO ESCRITO DE MIGUEL ANGEL ASIAIN

Ante ti, Señor

1. Te hiciste pobre, Señor, para salvarnos a nosotros, pobres. Tu pobreza me impresiona; nunca lo hubiera podido creer. Siendo Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, te abajaste y te hiciste como uno de nosotros. Pero, ¿es que no hay distancia, Señor, entre tu ser Dios y nuestro ser pobres hombres? ¿Es que era necesario que te llegaras a nosotros como lo has hecho? Lo hiciste, entre otras razones, para enseñarnos el valor de la pobreza. Y así manifestaste también el amor, porque lo propio del amor es abajarse. Es que uno se queda aturdido, Señor. Porque resulta que tú, el Hijo eterno de Dios, la segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, ya para siempre serás Jesús. Ser Jesús, nada te resta de las realidades citadas, pero vas a ser para siempre el Verbo encarnado. Y cuando digo “para siempre”, me pierdo. Desde siempre fuiste el Verbo, pero para siempre vas a ser el Verbo encarnado. Eso no se le ocurre más que al amor de un Dios incomprensible. Nadie aceptaría eso. Y si tratase de explicarlo a quienes no tienen fe, no lo comprenderían ni lo aceptarían. En las diversas religiones existen cosas preciosas; tú has dejado vestigios tuyos en cada una de ellas, y por eso ayudan a los hombres que las siguen de corazón a llegar a ti, a poder vivir el día de mañana la vida eterna contigo. Pero por muchas cosas hermosas que tengan esas religiones y por mucho que ayuden a sus seguidores al fi n de la vida eterna, nunca tendrán algo tan maravilloso como lo que tú has hecho viniendo a habitar con nosotros. Y no con un cuerpo imaginario, sino con un cuerpo real, auténtico, verdadero. Señor, te alabo, bendigo y agradezco esto que has hecho por nosotros. Siendo Dios, te hiciste también, sin dejar de serlo, hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado. Así te hiciste pobre.

2. Una vez que viniste a nosotros, viviste pobremente. Así fue tu vida. Nacido en un pesebre. Huyendo, apenas nacido, de un lugar a otro para que no pusieran las manos sobre ti y te mataran. Viviendo luego en un pobre pueblo. Siendo uno más de cuantos habitaban en Nazaret. De familia pobre y trabajadora. Hijo de carpintero, y cuando murió tu padre, José, fuiste tú, Señor, quien sostuvo a María. Hacías de todo en el pueblo. De todo aprendiste a trabajar con José. Algunos han querido traducir tu trabajo diciendo que eras el “chapuzas” del pueblo, el que servía para todo, el que sabía de todo, el que arreglaba cualquier cosa, aquel a quien acudía la gente cuando tenía algún desperfecto en su casa o algún problema que resolver. Después de 30 años, cuando empezaste a poner por obra lo que el Padre te había mandado, te rodeaste de sencillos discípulos. Predicaste a todos, pero se notaba tu afi ción por los pobres de cualquier clase: pobres enfermos, pobres oprimidos, pobres despreciados, pobres apartados de la gente, pobres pecadores, pobres que no sabían a dónde acudir. Tú vivías pobremente de lo que te daban, de lo que los discípulos podían recibir de la gente que quería ayudaros en los desplazamientos del ministerio. No tenías casa, y es que el Hijo del hombre no tenía dónde reclinar su cabeza. Y llegó la pobreza de la persecución, la pobreza de la oposición y viste ya

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cercana la pobreza de la muerte. Pero antes, la pobreza de la traición de uno de los tuyos que te entregó a tus perseguidores, la pobreza de la negación de aquel a quien tanto habías cuidado y nombrado jefe del grupo, porque sobre él querías edifi car el futuro, y la pobreza de la huida de todos los discípulos. Y, por fi n, la pobreza de la pasión. Apresado, hecho el hazmerreír de los soldados y de quienes les acompañaban, desechado por el pueblo, postergado a un tal Barrabás, fl agelado, lleno de salivazos, cargado con la cruz y crucifi cado. Esa fue tu pobreza, Señor. ¿Qué otra cosa podemos hacer nosotros, Señor, sino agradecerte lo que has hecho por nosotros y avergonzarnos y pedir perdón por lo que nosotros hemos hecho contigo?

3. Viéndote, nos enseñas la pobreza del no tener. Hemos emitido voto de pobreza, pero ¿se nota? ¿En qué? Es una pregunta que puede ponernos en crisis; y aquí no hablamos de las Obras, de los edifi cios, sino de nuestra vida. Normalmente no nos falta nada. Tenemos de todo. Incluso muchos, mayor desahogo que los propios familiares. Sé, Señor, que en este punto tendríamos que ser mucho más exigentes. Ya sería mucho vivir en total austeridad. Que ésta se notara en la vida, en lo que poseemos, en nuestro porte. Pero es que pobreza es más que austeridad. Y más en nuestro mundo, cuando estamos pasando por unos años muy difíciles económicamente. Mucha gente en paro, familias sin que ninguno de sus componentes tenga trabajo. No me importa que haya trabajo sumergido, y es que si no, ¿cómo van a comer muchas personas? No es que lo alabe, digo simplemente que lo comprendo. No sé cómo nos ven de forma general la gente a nosotros los religiosos, pero seguro que no nos ven pobres. Es cierto que muchas cosas que tenemos son fruto de largos años de trabajo, de ahorro, de no gastar sino lo necesario, de invertir en las Obras que tenemos a favor de los educandos. Pero es que la comunidad religiosa tiene la posibilidad de un ahorro y de unas ganancias que no poseen las familias. Y ahí surge el problema, ¿cómo unir pobreza auténtica con nuestra manera de vivir y trabajar? Tendríamos que examinar lo que tenemos en nuestra habitación y ver hasta qué punto es necesario para el trabajo y para la vida. Y si no lo es, prescindir de ello. No es fácil esto, Señor; ilumina nuestra vida para que no seamos escándalo para nadie, sino ejemplo para cuantos más podamos.

4. Pero es que tú, Señor, no sólo no tuviste, diría que no te tuviste. Fuiste completamente para los demás. El ser-para-los-otros. Así fue tu vida. A veces es relativamente fácil no tener, pero es mucho más difícil no tenerse. Es decir, no reservarse para sí mismo. Con frecuencia nos cuesta menos dar que darnos, y es mucho más importante lo segundo que lo primero. La pobreza incluye darse a los otros, a los que lo necesitan, a los que piden nuestra ayuda. Hay personas que pueden necesitarnos. Y tenemos que estar dispuestos a todo: a dar tiempo, consejo, escucha, todo cuanto los demás necesitan y creen que podemos dárselo. Así nos damos a los demás. Pero el no tenerse tiene otra vertiente que muchas veces no realizamos, y es el perdonarnos a nosotros mismos, que es como un salir de sí mismo. ¿Por qué no nos perdonamos? Porque hay situaciones que nos producen desilusión de nosotros mismos. Hay actitudes y hechos que cometemos que nos humillan, nos denigran y avergüenzan. Tenemos que perdonarnos como tú nos perdonas, Señor. Hemos de comprender y aceptar que no somos perfectos y que aparecerán muchas cosas que no son como tú lo deseas o como nosotros quisiéramos. También, Señor, hay que perdonar a los demás, además de perdonarse uno mismo. Es lo mejor que podemos hacer. El perdón libera, la falta de perdón esclaviza. Si no perdonamos nos encontramos como atados a aquellos que no hemos perdonado, mientras que si perdonamos nos liberamos, estamos libres. Aunque parezca absurdo, tendríamos que perdonar también a Dios. Quiero decir, no echarle la culpa de todo el sufrimiento que existe como si Él fuese el causante del mismo. El desastre lo producen los seres humanos, y ciertos cataclismos son resultado de las fuerzas terrenas. Nadie puede estar enojado con Dios porque algo ha sucedido. ¿Es que tú no has sufrido en tu Hijo? ¿Y qué tuvo que pasar por tu corazón cuando veías a tu Hijo en la pasión? Sé, Señor, que tú quieres los mejor para nosotros, y nunca has deseado nada malo. Señor, enséñanos a desasirnos de nosotros mismos, a no poseernos, a no

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tenernos, a saber ser pobres también desde esta vertiente, porque así te imitamos y podemos asemejarnos más a ti.

5. Señor, que sepamos distinguir entre lo jurídico y lo espiritual. Y no digo desde el ángulo intelectual, sino desde la percepción del corazón. Jurídicamente sabemos que hemos de hacer ciertas cosas, que estamos obligados a ellas. Pero igualar lo jurídico con lo espiritual es una torpeza. Y lo hacemos muchas veces. Jurídicamente dependemos de los superiores, de unas Constituciones y unas Reglas. Y según ellas tenemos que pedir permiso en muchas ocasiones para poseer lo que tenemos, para recibir muchas cosas. Sé que depende de la delicadeza de conciencia de cada uno y también de la libertad personal. Pero con atención a que estas dos realidades no se contrapongan. Lo jurídico hay que cumplirlo, pero no justifica. No porque uno cumpla lo jurídico tiene que estar ya completamente tranquilo. Al menos para quienes tienen una conciencia delicada y desean agradarte más y más. Muchos pueden quedarse contentos y tranquilos porque han cumplido lo jurídico, y desde esa medida quizá nada se les puede objetar. Pero otros muchos pueden darse cuenta de que lo jurídico es el rasero mínimo y que con ello no quedan en paz, porque tú, Señor, les pides más. Es el tema del permiso, por ejemplo, para tener ciertas cosas. Hay quien teniendo permiso se permite cualquier cosa y se encuentra tranquilo. Pero no se da cuenta de que el Señor le pide más. Porque en la pobreza, como en los restantes votos, más allá de lo que mandan las Constituciones y Reglas, está tu llamada personal que deseas algo de cada uno. Sin duda, todos tenemos que cumplir lo que piden las Constituciones y Reglas, pero puede ocurrir, Señor, que tú quieras más que esa realidad jurídica. No a todos pides lo mismo, lo sé, porque a cada uno le pides según tu voluntad. Y es preciso estar atentos a esa llamada, porque de nada nos sirve algo si al realizar eso al mismo tiempo no llegamos a vivir según tu querer. Por eso existe una gran distancia entre el cumplimiento jurídico y la delicadeza de conciencia. Lo primero mira a lo mandado, lo segundo a tu voluntad que se nos manifi esta de diversas maneras. Dicho de una manera defi nitiva: no basta obtener un permiso del superior, hay que mirarte a ti, Señor, y a la propia conciencia para depender de ti más que del superior.

6. Señor, nos han hablado mucho de pobreza material y de pobreza espiritual. Muchas veces comentando los pasajes respectivos de Lucas y Mateo. Me parece que tú quieres que vivamos ambas realidades. Pobreza material, sí, porque decir que hemos emitido voto de pobreza y vivir mucho mejor que muchas personas e incluso en ocasiones mejor que nuestros propios parientes, no es lógico ni honesto. La pobreza material ha de ser el brillo del amor. Se te ama tanto, Señor, que uno quiere prescindir de las cosas. Este prescindir comprendo que es un proceso, y que depende de tu querer sobre las personas. Algunas veces tenemos los ojos cerrados; entonces nada brilla ante nosotros; los ojos del alma nos los tapan el deseo de poseer, la ambición, la envida, la avaricia y tantos pecados. Si están tan cegados nuestros ojos, ¿cómo vamos a ver lo que brilla ante los tuyos? Otras personas, en cambio, se aclaran los ojos con el amor, con la entrega, con el afecto a los necesitados, con la oración, con el olvido de sí mismos, con la aceptación sin condiciones de tu voluntad, y teniendo tan limpios los ojos, ven brillar la pobreza como manifestación de imitación a ti. Sí, Señor, nos es necesaria la pobreza material. Pero también la espiritual. La pobreza de quien se siente pequeño; la pobreza de quien no es aceptado por los demás; la pobreza de sentirse sin fuerzas para ofrecerte lo que quisiera darte, la pobreza de la debilidad, la pobreza del rechazo de otros, la pobreza de encontrarse con lo que es uno de verdad cuando se han venido abajo todos los ideales, lo que antes a uno le ilusionaba y de repente se da de bruces con lo que de verdad es. Señor, haz que seamos capaces de abrazar las dos clases de pobreza y que de esta manera te sigamos de verdad y de corazón.

7. Hablando de pobreza, Señor, algo que no podemos hacer es olvidar nuestro mundo. Tengo estadísticas de la pobreza en el mundo, pero, Señor, ¿para qué citarlas? ¿Qué voy a sacar de ello? Lo que sí quiero es pedirte por los pobres de este mundo. Ya sé que antes que reprochar nada a los demás, me tengo que reprochar a mí mismo y preguntarme qué hago yo por este mundo pobre. Sé que lo que puedo hacer es menos de lo que signifi ca un granito de arena

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comparado con todo el desierto, o una gota de agua en medio del océano inmenso. Lo sé, pero eso no signifi ca que no tenga que hacer lo que pueda. Aceptado esto y pedido el perdón que necesito por lo que es mi vida, te suplico por el mundo pobre. Lacera el corazón escuchar las cifras de los que mueren cada día de hambre, y ese dolor es todavía más intenso cuando lo que citamos se refi ere al mundo de los niños. Señor, ¿cómo se está comportando nuestro mundo? ¡Cuánta inversión en armas, en drogas, en tantas cosas inútiles y malas que si se destinara el dinero a erradicar el hambre, cuánto bien se haría! ¿Por qué somos así los hombres? ¿Por qué a veces el despilfarro de los estados en cosas que podrían remediar tantos males del mundo pobre? Te pido que ilumines los ojos de los que tienen poder en este mundo; que bendigas las muchas personas que se entregan en organizaciones para hacer tanto bien y por erradicar en lo que les es posible el mal, el dolor, el sufrimiento, la hambruna de tantas personas. Señor, ¡qué rígido vas a ser cuando nos examines al fi nal de la vida según nos dijiste en Mt 25. ¡Cambia, Señor, mi corazón!

8. ¿Dónde nos tenemos que situar en este mundo? De parte de quienes no tienen o les falta lo necesario para sobrevivir. De parte de los sufridos que aguantan como pueden la vida. De parte de quienes claman por el bien de los demás. De parte de quienes imitan tu vida. De parte de quienes se olvidan de sí mismos, porque no hacen sino pensar en los demás. De parte de los desvalidos, de los arrinconados, de quienes carecen de lo necesario. De parte de quienes luchan para que haya más justicia en nuestro mundo. De parte de quienes hacen cosas, de quienes se comprometen para que algo cambie aquí abajo. De parte de quienes dan su tiempo o parte de él para ayudar a los necesitados. De parte de quienes están dispuestos a opciones verdaderas en favor de que poco a poco desaparezca la desigualdad. De parte de quienes saben que por mucho que hagan el mundo no va a cambiar, pero están contentos en hacer lo que pueden por las personas necesitadas que encuentran por el camino. De parte del buen samaritano y no del sacerdote y el levita. Señor, que esto no sean meras palabras; suscita entre nosotros muchas personas que sean capaces de ponerse de parte de cuanto hemos citado. Bendice a quien te acoge en cualquier hermano necesitado

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2. TRABAJO PERSONAL Y PUESTA EN COMUNIDAD

PREGUNTAS QUE PUEDEN AYUDAR A LA REFLEXION

¿Qué significa para mí ser pobre? ¿En qué medida soy consciente de que la pobreza exige una conversión del corazón y una reducción de las necesidades? ¿Estamos dispuestas a preguntar al Señor la forma concreta de pobreza que Él espera hoy de nosotras personal y comunitariamente? ¿Podría ahorrar algunos gastos? ¿Doy el diezmo? ¿en qué medida puedo aumentar mi diezmo dentro de mis posibilidades? ¿En qué busco la seguridad? ¿En las cosas materiales (ropa, aparatos electrónicos, planes costosos)? ¿En la imagen que los demás tienen de mí? ¿O en el trato con Dios y la amistad verdadera? ¿Me preocupa mucho qué piensan los demás de mí? ¿Alargo la vida de las cosas que uso (ropa, teléfono...) o necesito cambiarlas cada poco tiempo? ¿Me he propuesto hacer dos o tres pequeños sacrificios cada día que me ayuden a que nada superficial sea necesario (p.ej. uso del teléfono móvil, de la televisión, del ascensor...)? ¿Me muestro como soy? ¿Me molesto si me hacen alguna crítica razonable? ¿Cuándo fue la última vez que pedí perdón? ¿Tengo la costumbre de pedir consejo?

TRAMPAS Y DIFICULTADES

Es trampa decir que somos pobres porque hemos hecho un voto y una opción de vida cuando sabemos que no lo somos de hecho.

Considerar la pobreza solamente como un "sacrificio" y no como el don de comulgar más a fondo con Jesús y con su Reino que entraña nuestra consagración bautismal y nuestra opción de vida escolapia.

Es una trampa bastante común subrayar más, la libertad personal que la dependencia de la comunidad: la realización personal, en detrimento del sentir y del bien común y de los compromisos comunitarios.

TEXTOS QUE NOS PUEDEN AYUDAR

POBRES DE ESPIRITU

Lucas 18, 9-14: Jesús dijo esta parábola por algunos que estaban convencidos de ser justos y despreciaban a los demás. "Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todas mis entradas". Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador". Yo les digo que este último estaba en gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. Porque el que se hace grande será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

Mateo 19,13-24: Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les riñeron. Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos se partió de allí. Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Y él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 1Dícele: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra á tu padre y á tu madre: y, Amarás á tu prójimo como á ti mismo. Dícele el mancebo: Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta? Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y da lo á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Y oyendo el mancebo esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo á sus discípulos: De cierto os digo, que un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. Mas os digo, que más liviano trabajo es pasar un camello por

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el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Lucas 18, 15-25:"Le traían también niños pequeñitos para que los tocara, pero los discípulos empezaron a reprender a esas personas. 16.Jesús pidió que se los trajeran, diciendo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. 17.En verdad les digo que el que no reciba el Reino de Dios como niño no entrará en él.» 18.Cierto hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» 19.Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno, nadie más. 20.Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falsos testimonios, honra a tu padre y a tu madre.» 21.Pero él contestó: «Todo esto lo he cumplido ya desde joven.» 22.Al oír esto, Jesús le dijo: «Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme.» 23.Ante tal respuesta, el hombre se puso triste, pues era muy rico. 24.Al verlo, dijo Jesús: «¡Qué difícil es, para los que tienen riquezas, entrar en el Reino de Dios! 25.Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.»" Mateo 6,1-4: Jesús dijo: "Guardaos de hacer las obras buenas en público solamente para que los vean; de lo contrario no os recompensará vuestro Padre del cielo. Cuando des limosna no hagas tocar la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los alabe la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; de ese modo tu limosna quedará escondida, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará".

Lucas 14, 7-11: Un sábado Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes, y ellos lo observaban. Jesús notó que los invitados trataban de ocupar los puestos de honor, por lo que les dio la lección: "Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ocurrir que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar; así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados. Porque el que se ensalza será humillado y el se humilla será ensalzado."

Filipenses 2, 3-4 "Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, 4.buscando

cada cual no su propio interés sino el de los demás."

Marcos 9, 35: Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

LA RIQUEZA, OBSTACULO Lucas 12,13-21: En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?" Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes." Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

Lucas 14, 25-33: Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo: "Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío. Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tendrá para terminarla? Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él diciendo: Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar! Y cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no se sienta antes para pensarlo bien? ¿Podrá con sus diez mil hombres hacer frente al otro que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, envía mensajeros mientras el otro está aún lejos para llegar a un arreglo. Esto vale para ustedes: el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío".

Lucas 18, 22-30: "Oyendo esto Jesús, le dijo: «Aún te falta una cosa. Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» 23.Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24.Viéndole Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! 25.Es más fácil que un camello entre

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por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» 26.Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?» 27.Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.» 28.Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.» 29.El les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, 30.quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero, vida eterna.»"

HACERSE POBRE

Mateo 25,40: Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto

os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis

hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

Mateo 25, 35-36: Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Mateo 25:37-40: Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Lucas 10, 25-37: Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue

prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo». 3. PARA LA ORACION DE LA COMUNIDAD

¿CÓMO RESPONDER AL QUE “NOS ENRIQUECIÓ CON

SU POBREZA” (2Cor 8,9)?

Podría parecer que el egoísmo humano frustraría el proyecto de Dios y que llegaría a convertir el jardín en un desierto de arena. Nada más lejos de la realidad. Tres gestos de Jesús dan la vida a la humanidad, levantan toda dignidad y devuelven la esperanza. Tres gestos que manifiestan la dinámica de Dios de poner amor donde no hay amor para sacar amor. (Aparecen tres rostros de Jesús haciendo lo que se dice en el texto: tomar el pan, partirlo, darlo). - Jesús tomó el pan en sus manos Jesús tomó el pan, tomó nuestra humanidad. Nos amó. Jesús nos aceptó. Jesús nos eligió. Lo que Jesús asume, jamás lo abandona. Pertenecemos al Señor. Somos del Señor. Nosotros somos el pan que Jesús toma en sus manos. El nos ha tomado para que seamos pan para los demás. Estamos en buenas manos. Aun cuando abandonemos a Jesús, El nunca nos deja. Aún cuando nuestra fidelidad decaiga, no por eso se tambalea la fidelidad de Jesús. Aquí está nuestra inquebrantable confianza. - Jesús partió el pan Jesús parte el pan y lo reparte. El amor se quiere regalar. Dios está en el pan partido y compartido. Cuando Jesús partió el pan en la posada de Emaús a los dos discípulos se les abrieron los ojos y sintieron arder una llama en su corazón. Nosotros somos el pan que Jesús reparte. Cuando nos dejamos repartir, se les abren los ojos a los que están a nuestro alrededor y pueden creer. Aunque solo tengamos un poco de amor en la alforja, podemos repartirlo para que comience la fiesta de la novedad de Dios. El compartir ha sido siempre una señal para reconocer a los cristianos. Dios está en el pan partido. - Jesús dio el pan Jesús ama y se entrega hasta el extremo. Quien da así se hace pobre, se hace el último de todos, arriesga en el anonadamiento. Pobreza de corazón es uno de los muchos nombres de Dios. Jesús no da cosas, se da a sí mismo. Jesús es el Hijo de Dios dándose por entero. Los amigos de Jesús tienen siempre abiertos el corazón y las manos para darse. Si un cristiano no abriese sus manos para compartir, dejaría de ser amigo de Jesús. La Iglesia vive del dar y darse, así da a su Señor. La participación en la eucaristía nos empuja a ir en búsqueda de los hambrientos, que tienen hambre de Dios y de pan.

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Una oración nueva con sabor a pan nuestro: Hermano mío, que estás aquí a mi lado; hermana mía, con quien comparto, seguro, la tierra que pisamos; no es mucho, pero es lo esencial. Respetado sea tu nombre en todas las lenguas del mundo. Hagamos juntos una tierra que no explote a nadie; que a nadie relegue a los márgenes. Una tierra en la que todo aquello que es un regalo (el agua, el alimento, el viento, el suelo...) esté en manos de todos. Y de esta forma, el reino de Aquel al que llamamos Padre vaya viniendo a la tierra, al mar, a cada rincón donde un hermano se siente amado y dispuesto a amar. Que nuestro pan, hermano, sea el de hoy, y si hoy alguno de los dos no tiene pan, llame a la puerta del otro; tal vez nos quedemos con el estómago medio vacío, pero nunca con el corazón reseco; porque mi mesa es tu mesa, y mi casa no es mi casa: es casa de todos. Y perdóname si en algún momento todo esto se me olvida y de repente creo que nuestro Padre no es tan nuestro y es más mío; perdóname y ayúdame. Recuérdame entonces que el dolor del mundo es también mío, y que si voy diciendo que mi Padre es nuestro, no puedo volver mis ojos ni parar mis manos. Y no te preocupes: este pacto es mutuo; si yo en algún momento me siento ofendido por ti, te lo haré saber. De esta forma podemos construir de nuevo; que la forma de librar del mal a nuestra tierra es sintiendo sus males, y a partir de la vida compartida con el hermano... construir, caminar, amar. Así sea, hermano. Así sea, hermana.

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Abbá, Padre

Algo que llama la atención en la relación de Jesús con sus discípulos es que en ningún momento les enseña a predicar y a anunciar, sin embargo, sí que les enseña a orar. Jesús ante la pregunta de sus discípulos “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11, 1) les enseña a relacionarse con el Padre a través de la oración. Jesús les da la herramienta fundamental para seguirle incluso cuando Él ya no esté. Con la oración, con el diálogo con Dios y la invocación del Espíritu, reciben la fuerza necesaria para salir a predicar, para lograr que no sean sus palabras las que salgan de sus bocas sino las que Él quiere que salgan, para llegar a hacer cosas impensables para ellos.

Por todo ello, la oración debe ser la base de todo cristiano que quiera seguir a Jesús al cien por cien.

En el día a día, se nos puede pasar la vida “haciendo” cosas, sin profundizar en ellas. Sin pararnos por un momento a pensar y sobre todo sin dejar espacio para que Dios nos hable y nos guíe ante tanto “hacer”. Necesitamos hacer espacio al silencio, es desde el silencio donde dejamos Dios nos hable al corazón. ¿No estamos a menudo distraídos, lejos de lo que el Padre nos quiere decir?

En el silencio entramos en un espacio donde nos encontramos con nuestro verdadero yo, y desde ese espacio podemos abandonarnos en las manos de Dios, para responder con todo nuestro amor al amor que Él nos tiene.

En el salmo 131, podemos leer: «Mantengo mi alma en paz y en silencio… Pon tu esperanza en el Señor, ahora y por siempre.» Decía el hermano Roger de Taizé: “Hacer silencio es dejar a Dios lo que está fuera de mi alcance y de mis capacidades. Un momento de silencio, incluso muy breve, es como un descanso sabático, una santa parada, una tregua respecto a las preocupaciones”

El silencio nos prepara a un nuevo encuentro con Dios. En el silencio, la palabra de Dios puede alcanzar los rincones más ocultos de nuestro corazón. En el silencio, la palabra de Dios es «más cortante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu.» (Hebreos 4,12).

Podemos encontrar muchos espacios para orar, ese es el gran testimonio que nos dan los creyentes de la Biblia: al hojear sus páginas los encontramos orando junto a un pozo (Gen 24) o en la orilla del mar (Ex 15,1ss); en medio del tumulto de la gente o en pleno desierto (Mt 4,1-11); al lado de una tumba (Jn 11, 41) o con un niño en brazos (Gen 21,15); junto al lecho nupcial (Tob 8,5) o rodeados de leones (Dan 6,23). Y desde muchas actitudes anímicas: se dirigen a Dios cuando se sienten agradecidos y también cuando están furiosos, claman a El en las fronteras de la increencia, la rebeldía o el escepticismo, lo bendicen o lo increpan desde la cima de la confianza o desde el abismo de la desesperación.

Podríamos preguntarnos en este punto:

¿Dejamos espacio para la oración-silencio? ¿Nos refugiamos en “no tengo tiempo” “no

encuentro un momento ni un lugar tranquilo”?

El tesoro está ahí, en el fondo de nuestro ser, estamos habitados por la oración y bastaría estar atentos para empezar a sentir y saborear su fuerza.

Nuestra oración escolapia, tiene que ser, Señor, cristocéntrica. Ha de estar centrada en ti. Así lo quería el Fundador, José de Calasanz. Tú eres el centro de toda nuestra vida. Te pertenecemos. Y ¿a quién dirigirnos, a quién poder orar, suplicar sino a quienes e centro de la vida? Eres el centro porque eres la razón de nuestro ser escolapio. Los niños nos han ganado el corazón y a ellos hemos entregado la existencia, porque a eso tú nos has llamado. De esa manera te has constituido en todo lo más querido de nuestra vida. Tú eres el agua que sacia nuestra sed de Dios; tú eres la luz que iluminas el camino de nuestro recorrido; tú eres el pan que alimenta nuestra hambre de Dios; tú eres el Camino por el que tenemos que ir si queremos llegar al Padre; tú eres la Verdad que no engaña; tú eres la Vida de nuestra vida, porque sin ti estaríamos en la muerte. Tú eres el que nos ayuda en nuestras dificultades; tú eres el que nos levanta de nuestras caídas; tú eres el que cura el mal que hay en nosotros; tú eres el que dirige nuestras conciencias. Si eres todo eso y más, ¿cómo no vas a ser el centro de nuestra oración? A ti nos dirigimos, a ti te suplicamos y te

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pedimos que nos enseñes particularmente a orar. Somos muy pobres en esta materia. Queremos orar y dirigirnos a ti con más amor; deseamos sumergirnos en ti porque tú eres nuestro bien. Lo que ocurre luego es que tantos deseos nuestros no llegan a hacerse realidad. Deseamos estar centrados en ti y que nuestro amor repose en ti. Señor, no nos dejes de tu mano y sé siempre nuestro todo. Así al orar, descansaremos en ti; al necesitar algo, acudiremos a ti; al querer insistir, lo haremos contigo, porque tú mismo nos dijiste que pidiéramos sin cansarnos. Calasanz deseó y escribió en sus Constituciones que ese centrarse de la oración en ti, estuviera sobre todo centrado en tu pasión. Así lo decía en el texto constitucional: “En profundo silencio y sosiego del cuerpo y del espíritu, de rodillas o de otra manera conveniente, nos esforzaremos, a ejemplo de s. Pablo, en contemplar a Cristo crucificado y sus virtudes para conocerlo, imitarlo y recordarlo frecuentemente durante el día”. Sí, el centro de nuestra oración es Cristo, pero Cristo crucificado, y así se ha mantenido durante siglos la tradición escolapia de meditar en comunidad todos los días la pasión del Señor. Hasta el concilio Vaticano II. Meditar la pasión nos introduce en el amor.1

¿De dónde ha de nacer la oración? Simplemente del deseo de Dios. Lo anhelamos, lo queremos, lo deseamos y por eso lo buscamos. “Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro”. Es el ansia de Dios lo que empuja a la oración. Si uno no desea a Dios, no orará. Sólo es posible la oración cuando el corazón ansía lo que más quiere y sabe que eso no lo puede obtener por sus propias fuerzas. Señor, sé que nos hemos de empeñar constantemente en buscarte. Pero para ello debemos sentir dentro de nosotros el deseo de ti.2

Nuestra oración debe tener también un componente comunitario, ¿Qué sería de nuestras comunidades sin no anheláramos y deseáramos este compartir con los hermanos, en comunidad?

Las dos clases de oración quiere Calasanz que hagan los escolapios. Desea que entren en su habitación y allí, en soledad, hagan diversos actos de humildad, petición, acción de gracias y otros muchos que les

1 “Ser escolapio, nueve opciones fundamentales” Miguel Ángel Asiain 2 “Ser escolapio, nueve opciones fundamentales” Miguel Ángel Asiain

sugiera el Espíritu. Pero en sus Constituciones manda también la oración vocal, con la que la comunidad se dirige a Dios, alabándolo, suplicándole o ensalzándolo.3

Cuando los discípulos preguntan cómo pueden ellos orar; es decir, cómo pueden ellos conectar con ese Alguien más grande. Para orar, deben decir: “Padre nuestro...”.

Jesús oraba y no podía no orar. Una existencia cristiana es una vida que se reconoce como generada, salida, originada de Otro. “He salido del Padre” (Jn 16, 28). Sabemos que nuestra vida es puro don recibido, existencia querida y pronunciada por Dios.

El cristiano no se apropia de su propia vida, sino que la reconoce como habitada por Otro y destinada eternamente para vivir con Dios. Sin el Padre nos “moriríamos”, aunque pudiéramos gozar de tantos lujos y circunstancias confortables para vivir como pudiéramos imaginar. La oración continua en la que Jesús vivía era un continuo volver al Sentido y a la Fuente de su vida, al Porqué de su existencia aquí y ahora.

Además, en la oración de Jesús todos encontraban un lugar apropiado y adecuado. Y sabían que Jesús oraba por ellos porque su vida quedaba transformada. Ganaban en libertad, en alegría, en salud, en esperanza, en humildad, en compasión y solidaridad...

La oración tiene esa energía tantas veces oculta y no explicitada de ir transformando nuestras entrañas para ir dibujando en nosotros las entrañas de Cristo4

De esta forma, Jesús, modelo en nuestra búsqueda, nos muestra que él no podía comprenderse a sí mismo ni el mundo si no es en referencia al Padre. “Deberíamos acordarnos de Dios más a menudo que de respirar”, decía un santo de la antigüedad. Jesús respiraba a Dios.

3 Ser escolapio, nueve opciones fundamentales” Miguel Ángel Asiain 4 José García, la oración cristiana en tiempos de búsqueda, Misión joven 436

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Para compartir:

Además de lo que nos sugiera todo lo anterior podríamos preguntarnos:

¿Es Cristo el centro de tu oración? ¿Qué es la oración para ti? ¿Oras lo suficiente o vas dejando la oración por otras ocupaciones? ¿Asistes asiduamente a la oración comunitaria? ¿Te sientes amado hasta lo profundo de tu ser? ¿Recuerdas a tu Dios a lo largo del día? ¿Qué nos sugieren las siguientes frases de Calasanz?

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Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.

PRESENTACIÓN Y OBJETIVO:

El texto es una invitación a la humildad y sencillez de Espíritu ante Dios y los demás, como vía para honrar a Dios y poder alcanzar la felicidad y libertad. El texto arranca con un “Venid a Mi” (Mt 11, 28-30), a modo de invitación a ponernos en manos del Padre, a buscar su cobijo y alivio, a seguirle. Y partiendo de esos conceptos de “manso5 y humilde de corazón” se genera una reflexión sobre el camino para alcanzar la felicidad y libertad de estar en el Padre.

El objetivo de este material es dedicarle una semana, con algún momento más significativo, a reflexionar sobre esta propuesta y como poder desarrollarla en nuestras vidas.

PROPUESTA DE REFLEXIÓN:

El texto arranca con la exhortación del evangelio de Mateo (Mt 11, 28-30), “Venid a mí”. Necesitamos acudir al Padre, a su Amor, que nos protege, nos ayuda y nos fortalece. Y esta invitación es el primer reto. Pues frente a las propuestas a hacernos fuertes en nosotros mismos, a construirnos una personalidad autosuficiente, capaz de sobreponerse a todos los avatares de la vida, apoyándonos únicamente en esa fortaleza interior, el Padre nos pide apoyarnos en él, a reconocer nuestras debilidades, limitaciones y necesidades.

El autor se dirige al Señor, con su vida como ejemplo de sencillez, sin “atisbo de superioridad en tu vida ante los demás, y eso que eras Maestro” y le pide al Padre los dones de la mansedumbre y sencillez, virtudes, fuerzas interiores de acercamiento a Dios. Y como nuestra fe no es una taza de desayuno, sabemos que los dones solo proceden del Padre y no únicamente de un esfuerzo personal.

Para alcanzar esa humildad la propuesta es la interiorización, el conocerse cada vez más y más profundamente. Atrevernos a penetrar en lo más profundo de nuestro ser y conocer lo que el autor llama “raíces del mal”, de nuestra imperfección. Pues la finalidad de la interiorización es el descubrimiento de nuestra imperfección y un acercamiento al Padre.

5 En otras traducciones, “sencillo”

Hemos de enfrentarnos, sin miedo, a nuestro lado más oscuro.

El siguiente paso es la aceptación. Una vez que hemos llegado a los rincones secretos y oscuros de nuestro interior, hemos de aceptar estos, y así poder estar en paz con Dios, y con nosotros mismos. Es una llamada a ser valientes, a “hacer el propósito de vivir en la verdad para aceptarse”. Pero no cayendo en el mero alardeo de lo malo, sino aceptando lo que somos y lo que hemos sido.

Es en ese momento, en el encuentro con la grandeza y el amor de Dios, cuando se nos concede el don de la humildad, viéndonos completamente bañados con Su Gracia. Nada surge de nosotros y de nuestro esfuerzo. Nuestros logros, las fotos en nuestra biografía, lo son por el deseo expreso del Padre. Somos manos y herramientas al servicio del Plan de Dios, y como a Pilatos (Jn 19, 10-11), el Señor nos recuerda que toda nuestra capacidad lo es gracias a Dios. Asumiendo esta propuesta, ¿cómo no ser humildes ante los demás hermanos, sabiendo que nada hay en nosotros que no nos haya sido concedido por el Padre?

Alejada de ideas erróneas de pusilanimidad y apocamiento, la humildad verdadera es una fuerza, una virtud, de donde surgen otros dones. Humildad y generosidad están vinculadas indisolublemente, según San Francisco de Sales, “pues la humildad que no entrañe generosidad es indudablemente falsa” (CC.EE. Conferencia V). “Un amor sin humildad no ama de verdad; una esperanza sin humildad no es sino presunción, capaz de tornarse en desaliento ante la mínima prueba; un perdón sin humildad no es más que otra vuelta en el círculo de la venganza, y así con todo. Más que una virtud, la humildad es la esencia, la verdad de todas ellas” (Padre Salvador Ros, OCD, Curso de

formación OCDS. Toledo 25-27 de Enero de 2013).

Este camino hacia la sencillez de corazón y la humildad es el que trae la libertad, la felicidad y la paz. Ya no necesitaremos aceptación externa, no viviremos temerosos de los juicios ajenos, y podremos ser libres “para opinar y decir la verdad”. Pues como afirma Sta. Teresa, “la humildad es andar en Verdad”.

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PROPUESTAS DE REFLEXIÓN INDIVIDUAL:

- Evaluemos nuestro nivel y calidad de interiorización: ¿Hemos mirado al fondo de nuestro pozo interior? ¿Hemos recorrido todas esas habitaciones oscuras? ¿Realizamos ese proceso habitualmente? Recuerda esos momentos, cómo los viviste y las conclusiones o resultados.

- ¿Nos aceptamos? A estas alturas de nuestra vida, ¿te aceptas cómo eres? ¿vives tu ser interior con alegría y libertad o todavía tienes puertas cerradas? Si Dios te acepta como eres, ¿por qué no te vas a aceptar tú mismo? Y si es así, ¿qué lugar ocupa Dios en nuestra vida si nos importa más la aceptación ajena?

- Tus logros como dones. ¿Vives tu persona, tus cualidades, tus triunfos, tus grandezas, como dones de Dios? ¿Desde la sencillez, agradeciendo?

- El autor propone un proceso de conocimiento y aceptación. Pero ¿es posible vivir de la aceptación sin un propósito de cambio? ¿Cuántas veces nos quedamos en ese punto, estancados, sin mejorar? ¿No puede conducir eso en parte a un lamento constante y a una falsa y cómoda humildad?

PROPUESTA DE REFLEXIÓN COMUNITARIA:

- Puesta en común de la reflexión individual - En nuestra comunidad:

o ¿Cómo andamos de interiorización? o ¿Y de aceptar las limitaciones de los

hermanos? o ¿Son la sencillez y humildad de

corazón, tal y como aquí la hemos trabajado, características propias de nuestra comunidad y nuestra Fraternidad?

- Sopesar la necesidad y posibilidad como comunidad de mejorar, durante los próximos meses, nuestra interiorización en el día a día, como vía hacia el conocimiento personal y acercamiento al Padre, y buscando algún momento de especial dedicación (Cuaresma y Pascua, retiros, ejercicios, etc.).

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Guardaba todas las cosas en su corazón

Ofrezco para la 8ª opción una selección de los textos de Miguel Ángel Asiain salpicado de preguntas y otros textos que creo que pueden enriquecer la lectura y sobre todo el compartir comunitario. La figura de María fija los rasgos más cardinales del creyente a la vez que amplía sus horizontes por la misma disponibilidad incondicional de la que es ejemplo. Espero que la lectura sea provechosa.

1. Rasgos de María

Una de las cosas que recomendó siempre Calasanz a

sus hijos fue el amor a María (…). Si así lo pedía era

porque él mismo se encomendaba a la Virgen y lo

confiesa claramente: “Me encomiendo y me

encomendaré siempre al santísimo Crucifijo y a la

bendita Virgen, su Madre, para que se digne proteger

esta su Religión”.

Pero ¿cuáles son los rasgos que podemos destacar de la figura de María como escolapios y como creyentes hoy? Ofrecemos el siguiente texto de Pagola como punto de partida para este primer bloque. Trata de cuestionar tu vida de fe trayendo al plano personal los rasgos de los que habla:

Tomemos como referencia la visita de María a Isabel.

Este pasaje permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús antes incluso de haber nacido. La escena está cargada de una atmósfera muy

especial. Las dos van a ser madres. Las dos han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios. No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está sorprendentemente ausente. Las dos mujeres ocupan toda la escena.

María que ha llegado aprisa desde Nazaret se convierte en la figura central. Todo gira en torno a ella y a su Hijo. Su imagen brilla con unos rasgos más

genuinos que muchos otros que le han sido añadidos posteriormente a partir de advocaciones y títulos más alejados del clima de los evangelios.

María, «la madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo. Es cierto: para los seguidores de Jesús, María es, antes que nada, la Madre de nuestro Señor. Este es el punto de partida de toda su grandeza. Los primeros cristianos nunca

separan a María de Jesús. Son inseparables. «Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».

María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque «ha creído». María es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador. Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado; la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.

María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de Dios que ha acogido en su propio Hijo. Esa es su gran misión y su servicio. Según el relato, María evangeliza no solo con sus gestos y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.

María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate… el Señor está contigo». Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo. Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.

José Antonio Pagola

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2. Aquí estoy

Ponemos ahora el énfasis en la disponibilidad de María, invitándote a traer a la memoria aquellos momentos de tu vida en los que fuiste capaz de expresar disponibilidad hacia Dios y a los hermanos, en forma de pasos dados en tu vida de fe, en tu compromiso con lo escolapio, en el servicio a los más débiles… Escuchamos a Asiain:

(…) Era una jovencita. En los evangelios se escenifica

con lo de la aparición del arcángel Gabriel: ella entiende

que Dios le pide algo. Llega a intuir que ese “algo” es

importante, pero ¿hasta qué punto pudo saber lo que

era efectivamente? Notaba que Dios se lo pedía, y que

ella no podía negarse, porque cuando Dios pide algo no

podemos oponernos. No podemos, aunque nosotros lo

hacemos muchas veces. Porque no tenemos el corazón

de María. Ella intuye, comprende, percibe, como se

quiera decir, que Dios le pide algo importante y ella está

dispuesta, está disponible a su Dios. ¿Cómo se le puede

negar algo a Dios? Confía en su Dios. Sabe por la

historia de su Pueblo que hay que seguir a Dios, que Él

cuida con amor de todo el Pueblo. Y consintió a lo que

Dios quería. Simplemente consintió. No sabía

exactamente a qué, sólo sabía que Dios se lo pedía, y

eso era suficiente. Y, sí, consintió. Confió en Él. Y, ¡cómo

tuvo que ser fuerte esta confianza al poco tiempo!

Porque estaba desposada y sin cohabitar con José, se

va dando cuenta poco a poco de que está embarazada.

¿Qué pensaría José? ¿Cómo recibirían sus padres la

evidencia de lo que pasaba? ¿Qué les iba a decir a todos

ellos? No podía poner ninguna excusa, pero ¿cómo

explicar lo que había sucedido? ¿Y tenía que explicarlo?

Si Dios le había metido en aquella circunstancia, ¿no

sería El quien la sacaría?

Señor, danos esa confianza que vemos en María. Que

sepamos que cuando se dice “sí” a Dios, pase lo que

pase, nada hay que temer porque tú estás metido en el

asunto.

- ¿Tienes el corazón disponible para lo que Dios quiera? - Trae a la memoria experiencias en las que has sentido que Dios te ha sacado de circunstancias a las que te

llevaron tus opciones y tu ejercicio de confianza en él.

3. La sororidad

Ponemos el foco ahora en el pasaje de la visita de María a Isabel a través de este texto de la teóloga Mª Carmen Martín Gavillero:

Siempre me ha parecido la relación de María de Nazaret y su prima Isabel, la de Ain Karem, muy

saludable. A veces pasa desapercibida, pero es importante profundizar en ella y, hoy, lo vamos a hacer desde la perspectiva de Isabel (Lc 1,39- 45). Isabel era la prima a la que María acudió, prometida, sí, pero soltera, y embarazada “antes de estar juntos” José y ella. Esta situación era un problema de gran envergadura, tanto religioso como social. Estar embarazada sin casarse en la comunidad judía de la

época no era simplemente arriesgarse al rechazo o a las habladurías, sino a la muerte. Había, con certeza, que mantenerse a distancia.

Pero Isabel, contrariamente a toda tradición, en contra de todo sentido común, admitió a María en su casa sin hacer preguntas y sin pronunciar condena alguna. Isabel acogió a María tal como era y tal como llegaba y supo descubrir la bondad que la habitaba. Lo admirable de Isabel es la confianza sin ningún tipo de juicio o prejuicio que tiene en María. Por extrañas que sean las

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circunstancias por la que pasa María y ésta, ciertamente lo es, confía en ella a pesar de todo y cree en su bondad.

Isabel, no sólo no la rechaza sino que, por el contrario, le posibilita que descubra desde una nueva perspectiva el bien que Dios le ha hecho. De esa manera, las dudas y miedos de María se han transformado en alegría y ella puede expresarlos abiertamente. María no va solo a ayudar a Isabel; necesita que ésta, desde su experiencia le diga: ‘Adelante, que eso es de Dios’. Necesita que Isabel la confirme y la bendiga. Y, a su vez, Isabel necesita agradecer el sueño de Dios que las dos comparten y hacen posible. A este tipo de relaciones tan saludables es lo que llamamos sororidad.

Sororidad es la capacidad de recibir con un corazón que escucha a la persona que tenemos delante, aunque no use el lenguaje social del momento, o vista de manera distinta, o tenga un color diferente, o viva de otra forma... Las Isabeles de nuestro mundo no prestan atención a esas diferencias. Aceptar las diferencias es aceptar a la persona y, en consecuencia, cuando alguien se siente así de acogida, tiene margen de maniobra para convertirse en una persona nueva.

Las relaciones sanas, como la que mantiene Isabel y María, son aquellas en las que no pedimos explicaciones, aquellas que no hacemos juicios, no pasamos factura por lo que hacemos. Las mantenemos con personas cuyas luchas y tropiezos, necesidades y respuestas conocemos como conocemos las propias. No hay comentarios sarcásticos, ni sutiles, ni

chismorreos por detrás; hay, si es necesario, claras críticas cara a cara para ayudar a crecer.

Lo que aceptamos de la otra persona cambia nuestra propia idea de en qué consiste la vida. Por esta razón, la aceptación no es nunca mera tolerancia; es visión. Es la nueva savia vital del espíritu que nos nutre y nos hace crecer, procedente de la comprensión. Es lo que dilata, ensancha nuestro ser más allá de los estereotipos.

La aceptación es la moneda de curso universal de las relaciones sanas. Permite a la otra persona ser ella; no pone barreras donde debe haber vida; no mistifica ni moldea ni distorsiona a una persona para que sea distinta; simplemente abre los brazos para acoger a las fatigadas y abre el corazón para escuchar a las desmoralizadas y abre la mente para ver lo que hay en el fondo. Entonces, en el refugio de la relación sana, la persona, hombre o mujer, puede ser libre para ser incluso algo más.

Al lado de Isabel tomamos conciencia de las relaciones que conforman nuestra vida. Podemos orar nuestras relaciones para ver las que necesitamos todavía seguir colocando bien y aquellas que se han dañado y quisiéramos reparar. También para agradecer las que nutren nuestra vida. Traer al corazón a las personas significativas que nos han hecho gustar del agua de las relaciones sanas y, en cierta manera, nos han sanado. Recoger su cosecha para poder ofrecerla, para seguir acariciando la sororidad universal”

Mª Carmen Martín Gavillero

4. El nacimiento

¿Cómo tuvo que ser el nacimiento de Jesús? Quedará siempre en el misterio. Estaban solos María y José. ¿Qué ocurrió?

Un nacimiento virginal. Algo que no nos cabe en la cabeza. Algo que no nos lo podemos imaginar. Sólo Dios hace lo que

quiere y como quiere. El impacto del embarazo de María, como se había dado, y del nacimiento, como había sucedido,

hacía que miraran de manera especial a aquel niño.

Lo prolijo de la Escritura respecto al nacimiento de Jesús nos aporta más impacto desde el punto de vista de María. Nos recoge González Faus los mayores escándalos que rodearon a la escena de Belén:

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Toda la revelación de Dios es una especie de lucha con el hombre, para que éste le acepte allí donde Dios quiere revelarse: en lo último y en lo escondido, desde lo último y entre los últimos. Una preciosa frase de la tradición ignaciana explica que lo propio de Dios es que lo más grande que haya no puede contenerlo, mientras que cabe en lo más pequeño. El ser humano sigue buscando a Dios en aquello que es lo primero, lo más grande, deslumbrante y

avasallador. Dios se revela en el amor y el hombre se empeña en buscarle en el poder. ¿Qué nos dicen los evangelios sobre la Palabra de Dios hecha carne? Basten unas pinceladas rápidas.

- No tuvo un linaje “inmaculado” (en su genealogía, tal como la cuenta Mateo, hay dos prostitutas y un adulterio). Nació de una manera sospechosa: “de padre desconocido” diríamos hoy. Eso será leído luego, desde la fe en Jesús, como “nacimiento virginal”. Pero los de fuera no lo leyeron así: los judíos le acusan una vez diciéndole «nosotros no somos hijos bastardos» –Jn 8,41–; y Marcos comenta ingenuamente en su capítulo 6 cómo le llamaban «el hijo de María» cuando, entre los judíos, sólo se designaba a alguien por el nombre de la madre cuando no se conocía al padre.

- Vino al mundo en un establo porque no había otro lugar para María y José. Se acercaron a él gentes de dos gremios despreciados: los

pastores no eran esas figuritas edulcoradas de nuestros belenes sino una de las profesiones más despreciadas. Y los “magos” que, además de ser extranjeros y paganos, tenían un oficio que Israel castigaba incluso con la muerte. Nosotros les hemos llamado “reyes” para disimular, pero eso no lo dice el evangelio: con ello estamos diciendo sin querer que recibiremos a Dios si viene a nosotros como un jeque árabe o como un Gadaffi con su séquito; pero no si viene en una patera...

- Vive la mayor parte de su vida en un pueblo miserable y desconocido, del que las gentes del entorno comentaban que no podía salir nada bueno (Jn 1,46). Y mientras tanto, María guardaba todas esas cosas en su corazón…

José I. González Faus

5. Pasaba el tiempo

Pasaba el tiempo; quizás María se lo temía. Y un día

Jesús le dijo que había oído de un profeta que bautizaba

en el Jordán, y que Él quería ir a bautizarse también.

¡Qué le iba a decir María! El corazón le dio un brinco

porque comprendió que era el adiós de su hijo. Se

quedaba sola; tenía parientes, sí, pero se le iba lo mejor

que tenía, su hijo. Y ¡quién sabe hasta cuándo! Pero

nada podía oponer al deseo de Jesús, sino que obrara

como le pareciese mejor. El dolor lo sentía por dentro,

pero procuró que el rostro no trasmitiese la congoja de

su corazón. Vivir treinta años con Él, acostumbrarse a

tenerlo siempre con ella y de repente decirle adiós y

quizá para siempre. Es posible que pensara verlo

alguna vez, pero no era lo mismo que tenerlo en casa,

que comer con Él, que vivir con Él, que hablar todos los

días con Él. Un poco se le rompió a María el corazón,

pero de nuevo consintió. Era su destino, consentir

siempre. Desde el momento aquel en el que intuyó que

Dios quería algo importante de ella, no había hecho

otra cosa que consentir. Y es que eso era su vida, un

constante consentir. Y ese consentir lo había hecho

siempre de corazón, sin poner nunca resistencia alguna,

aunque no siempre había sido fácil. Dios pide, ama,

respeta, pero no tiene por qué dulcificar la vida. Y de

hecho, en los pocos años que aún le quedaban de vida

a su hijo, no se le iba a dulcificar la vida, aunque iba a

estar totalmente unida a Él. Se dieron un beso, un tierno

abrazo, Jesús cerró la puerta y María no corrió, le dejó

libre como al viento para que hiciese lo que tenía que

hacer.

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Te invitamos a escuchar o leer la letra de esta bonita canción del Musical 33:

Jesús se va (Toño Casado)

Yo nunca he llevado estrellas

No probé nunca el turrón

No me vestí con un manto de azul cielo y esplendor

Con José mi carpintero fue muy pobre nuestro hogar

Y aunque no faltaron risas supimos que era llorar.

Mi niño nació en un parque, nadie nos quiso acoger

unos cuantos pordioseros nos llevaron de comer

y llegó la policía y nos quiso exterminar,

y hasta Egipto y sin papeles,

nos tuvimos que marchar

HOY, JESÚS SE VA

SE MARCHA A LA CIUDAD

MIL HISTORIAS ME SUELE CONTAR

DE QUE EL MUNDO YA EMPIEZA A CAMBIAR

LA SEMILLA DE UN GRAN SUEÑO LLEVARÁ

MIRA QUE AHI EL SOÑAR

LEJOS NO LLEGARÁ

MUCHA GENTE QUE NO ENTENDERÁ

MUCHA GENTE QUE NO ADMITIRÁ

QUE LOS SUEÑOS DE LOS POBRES

TOMEN VIDA DE VERDAD

Trabajando nos costaba llegar

hasta fin de mes

ningún ángel vino nunca

a ayudar en el taller

y a pesar de las fatigas,

nunca nos faltó el calor

El pan que yo preparaba,

mil abrazos y una flor

Y Jesús ha ido creciendo

viendo como yo hago el pan

Levadura pequeñita

que un gran bollo montará

herramientas silenciosas

que hoy duermen en el taller

Jesús se marcha del pueblo

a la cruel Jerusalén

HOY, JESÚS SE VA…

No te vayas hoy

quédate hoy a cenar

yo la mesa te prepararé

¿sopas de ajo, quieres puré?

Hoy tus sueños los podemos aparcar

Pero, sé que es mejor,

que sigas con tu ilusión

Hoy tus sueños los míos serán

Vete hijo y sigue tu plan

que aunque llore y aunque sola,

en el pueblo, sin estrellas

Con vecinos que critican

desde lejos yo estaré

siempre dentro de tu piel

Y tus sueños serán míos

aunque me cueste entender.

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6. Llena de alegría

No lo narra el evangelio, pero tras el dolor de ver morir

a su hijo en la cruz, ¡qué tuvo que ser el momento en

que María vio de nuevo a su hijo resucitado! Lo tenía de

nuevo, pero de otra manera, como si no le perteneciera,

pero allí estaba. La muerte no había podido con Él. ¡Qué

le diría Jesús a su Madre! ¡Cómo vería María las llagas

resplandecientes de su hijo! Y quizá en aquel momento

se le dieron a comprender muchas cosas del pasado. Su

hijo, su querido hijo, vivía para siempre. Y otra vez

consentía, pero ahora llena de alegría. Pasaron los días,

quizá llegaban a sus oídos que los discípulos se iban

reuniendo y que también ellos habían visto al Señor.

Acaso la misma Magdalena le contó su encuentro con

el Maestro. Llegó el momento en que Jesús, ante ellos,

los discípulos y otra gente, se fue definitivamente. Esta

vez había dejado una inmensa esperanza en sus

corazones de que se volverían a encontrarse con Él. Y

eso cuando quisiera Él; y María otra vez consintió. Y

tuvo que ayudar a los doce, encerrados en el Cenáculo.

Y una mañana, se escuchó un ruido tremendo, y el

Espíritu descendió sobre los doce. María ya poseía el

Espíritu, pero de nuevo la inundó. Y cuando los doce

empezaron a desperdigarse para predicar la Buena

Nueva, ella se quedó con Juan, esperando que el Padre

la llamara. Y se fue en cuerpo y alma para estar con su

hijo. El Padre la abrazó y la coronó, el Hijo le dio el beso

de amor que tantas veces había recibido de ella, y el

Espíritu Santo la cubrió con el amor que le había

cubierto unos pocos años antes para que quedara

embarazada. Y allí está, con Dios. Madre, ruega por

nosotros y no nos dejes en ningún momento.

Preguntas para compartir en grupo (además de las ya propuestas a lo largo del texto)

- ¿Tratas de acercarte personal y comunitariamente a la figura de María como ejemplo de lectura creyente de la realidad? Si no es así, ¿qué pasos crees que puedes dar para devolverle el lugar que merece?

- Se dice de María que fue creada para la alabanza. ¿Tiene esta forma de oración un lugar en vuestras celebraciones, oraciones, actividades…?

- Orar con mi propia historia Hacer memoria, volver a pasar por el corazón mi historia de salvación. La voy releyendo bajo el signo de la bendición: desde el vientre de mi madre y mi infancia, la adolescencia y juventud, el tiempo de la madurez y la vida adulta, acoger y revivir aquello que me fecunda.

o ¿Cuál es el modo en que Dios me ha ido llevando? o ¿En qué momentos, etapas, lo he sentido acompañándome, ayudándome a crecer, liberando...? o Detrás de cada etapa, con sus dolores y sus frutos, voy pronunciando: «Todo lo ha hecho Él». o Recibo una nueva historia, escrita desde su mirada. Pido poder aceptar mi vida tal como ha sido, tal

como es; y la abrazo agradecida, porque Dios mismo la ama así, con todo lo que la integra. o ¿Puedo pronunciar internamente un «hágase», un «sí» a mi historia en su totalidad, sin dejar nada

fuera, asumiendo en Él todo?

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Nosotros, religiosos y laicos. hay diversidad de dones, pero el espíritu es el mismo. hay diversidad de ministerios, pero el señor es el mismo.

Me presento ante ti, Señor. Quiero que este sea un momento especial para los dos…un momento real de amor…sincero…sin fronteras…de encuentro entre un hijo y su Padre. Aunque a veces no lo consiga, quiero descubrirme por completo, y que Tú veas en mí al hijo dispuesto a amarte de nuevo… Señor, mi intención en este diálogo contigo consiste en discernir mi vocación escolapia. Revisar junto a ti mi camino de amor y entrega. Para conseguir gozar en tu presencia, entregarme a ti de corazón, vivir para ti y encontrar la manera de ser aún más tuyo. Porque sólo haciendo lo que Tú quieres se puede ser feliz. Así me encuentro ahora, Señor, en tus manos. Escucha mi oración y ten piedad de mí.

Señor, quiero hablar contigo en estas páginas sobre una riqueza nacida últimamente en la Iglesia, y también en las Escuelas Pías. Me refiero a los laicos que, en nuestro caso, viven el carisma de José de Calasanz. Somos/Son miembros activos y valiosos de nuestra obra apostólica y tienen responsabilidades en las instituciones según su disponibilidad y compromiso y su preparación humana y espiritual, profesional y pedagógica”. Pero no es que los laicos hayan aparecido en la Orden en nuestros días…

Haciendo un poco de repaso…

Incluso antes de ser Congregación Paulina ya estaban presentes. Sabemos que Calasanz entró en la iglesita de santa Dorotea y prendado de lo que allí vio, que respondía en gran parte a su inquietud por los niños pobres de Roma, empezó a trabajar en las escuelas. Cuando murió el párroco de santa Dorotea, que era el encargado de las escuelas, nombraron Prefecto de las mismas a José. Y él las pasó del Trastévere a Roma. Sólo le acompañó en ese paso un laico que pertenecía a la Cofradía de la Doctrina Cristiana. Como los niños eran muchos, y el número iba aumentando, José buscó maestros que le ayudaran en el ejercicio de las escuelas. Fueron muchos los que pasaron por ellas; unos venían y otros se iban, y todos ellos eran laicos y sacerdotes. Estamos en 1600 y años siguientes. Con algunos de ellos, más fieles y dispuestos, llegó a erigir una Congregación secular, que fue aprobada verbalmente por el Papa Clemente VIII; no eran religiosos, aunque tenían vida en común, con todo lo que eso significa. La Congregación Paulina fue erigida por el Papa Paulo V en 1617. Por lo tanto, durante 17 años el santo trabajó con laicos. “Escuelas Pías”, antes de denominar a una Orden religiosa, fue el nombre de las escuelas gratuitas que tenía Calasanz con aquellos

laicos y sacerdotes. Por lo tanto, podemos decir que en las Escuelas Pías –como escuelas– antes fueron los laicos que los religiosos. Una vez que se convirtió en Congregación religiosa, estuvo formada por religiosos. Pero como testimonio de la presencia de los laicos podríamos decir que con Calasanz trabajó siempre siendo las Escuelas Pías Congregación religiosa, Ventura Sarafellini, laico casado. Existen contratos que hizo el santo con este laico excelente y muy estimado por el santo. Hay testigos que afirman que de la cocina de san Pantaleón muchas veces salía comida para la familia de Sarafellini. He aquí, la gran riqueza, los laicos que trabajan con los escolapios religiosos. Por eso, el título: “Nosotros, escolapios, religiosos y laicos…”, expresión aprobada en Capítulo General. Señor, lo que te presento a continuación es una realidad eclesial que ha querido dar respuesta a tu llamada…es obra tuya en nosotros…aquí tienes el cómo nacieron, qué pretenden, cómo es su inserción en las Escuelas Pías, cómo caminan, qué desean… Compartirlo contigo me ayudará a refrescarme, a revisarme y a buscar la manera de mejorar mi camino junto a ti.

Escanea el código y escucha la canción

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(Todo lo que viene a continuación está tomado de “Papiro” nº 190, noviembre 2011, Boletín interno de la Fraternidad de Emaús y la Fundación Itaka-escolapios)

Historia del surgimiento de esta vocación.

“Es interesante destacar la metáfora que usa el Capítulo de 1985 al proponer crear una “rama seglar escolapia” que compartiendo el mismo tronco comparta con la “rama religiosa” la espiritualidad, la misión y la vida escolapia. Es justamente esta imagen, un árbol con dos ramas, la que ilustra el documento con el que en 1988 la Congregación General crea la Fraternidad de las Escuelas Pías y hace brotar “la rama seglar escolapia”. Es la propuesta de la Fraternidad de la Escuelas Pías a que, desde entonces, con intensidad diversa en cada momento y en cada Demarcación, ha polarizado el esfuerzo de organización y convocatoria de laicas y laicos deseosos de asumir vocacionalmente la integración carismática en la Orden. Recientemente este camino se ha visto refrendado por la renovación del documento sobre la Fraternidad General, que da coherencia a las Fraternidades actualmente existentes y un impulso a las Demarcaciones que ven factible iniciar este prometedor recorrido. Lógicamente este camino de concienciación y definición del marco de relaciones, aunque decidido y claro, no ha estado, ni está, exento de dificultades, miedos, o reticencias, sobre todo cuando las declaraciones de principio se van poniendo en práctica y se “topan” con la realidad. En este sentido, el Capítulo General de 1991, aun reconociendo la posibilidad de que las opciones tomadas generen resistencias y miedos, refrenda el

camino iniciado, recomendando “obrar de tal modo que la prevención y el miedo sean sustituidos por el deseo activo de crear “escolapios seglares” al lado y en estrecha colaboración con los “escolapios religiosos”. El Capítulo no concretó qué significaba crear escolapios seglares “al lado” de los religiosos, pero, sin duda abrió un camino sugerente que propició experiencias de compartir vida y misión que a la postre resultaron ciertamente clarificadoras. Es en el Capítulo General de 1997 cuando esta reflexión y concienciación previa desemboca en la aprobación del actual marco de vinculación entre los laicos y la Orden. Es digno de reseñar la definición que hace de la Misión Escolapia este Capítulo y para el tema que nos ocupa, especialmente su encabezamiento: “Nosotros, escolapios, religiosos y laicos, cooperadores de la Verdad…”. La inclusión en el sujeto de la misión escolapia un nosotros, escolapios, que incluía a los religiosos y a los laicos, además de ser una significativa declaración de intenciones, se convirtió de hecho en un banderín de enganche de muchos laicas y laicos de todas las demarcaciones de la Orden, que se sintieron expresamente incluidos, y con la oficialidad que suponía un Capítulo General, en lo que hasta ahora se habían sentido quizás, solamente invitados”.

Eclesialidad del escolapio/a.

“El proceso de inserción eclesial de los escolapios laicos proviene en primer lugar de su condición de ser miembros de una fraternidad escolapia. Somos personas que hemos hecho un largo recorrido de formación y discernimiento en procesos pastorales cuya desembocadura son las fraternidades. En este proceso se siembra la vocación escolapia en todos sus miembros. Fieles a su identidad cristiana, las fraternidades tienen que seguir cultivando la vocación de las personas y su crecimiento desde el carisma escolapio. Es por ello que se establecen pasos, caminos y opciones que posibilitan este objetivo. Hay que señalar la opción definitiva de pertenencia a una fraternidad escolapia como uno de esos momentos especiales de afirmación vocacional y como base para nuevas llamadas. Los escolapios laicos/as realizan esta opción que vincula para siempre su inserción eclesial

con la realidad de la fraternidad. Será un signo de riqueza de fraternidad que haya miembros que en su seno se sientan llamados a una mayor vinculación con las Escuelas Pías y deseen comprometer más su vida en ellas. Se hace esto posible cuando, a la vez, la Orden ofrece esta posibilidad a los laicos. A través de la opción del escolapio laico comienza una búsqueda para articular esta doble pertenencia, lo que refuerza el deseo y la responsabilidad de los escolapios laicos por fortalecer la fraternidad e impulsar su crecimiento, a la vez que se aumenta la vinculación y relación con la comunidad religiosa. Es por ello que decimos que los escolapios laicos tenemos vocación “cremallera”. Desde ahí vemos con claridad que a la hora de abordar la identidad y relación entre distintas vocaciones es bueno partir, en primer lugar, del Carisma y misión común (Jesús proclamó primero su misión (Lc 4, 18-19)

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y luego eligió a los que quiso; el Vaticano II habló primero del Pueblo de Dios y después del papel de cada vocación en él (Constitución Lumen Gentium); las constituciones escolapias arrancan con la misión calasancia para ir situando después la aportación de cada modalidad de participación carismática a las Escuelas Pías. En definitiva, que “sólo una eclesiología

integral, donde las diversas vocaciones son acogidas en el interior del único Pueblo de convocados, la vocación a la vida consagrada puede encontrar su específica identidad de signo y de testimonio”. Con ello logramos que “en la unidad de la vida cristiana las distintas vocaciones son como rayos de la única luz de Cristo, «que resplandece sobre el rostro de la Iglesia»”

El escolapio laico en la misión escolapia.

– Aportaciones en la misión. La especial disponibilidad del escolapio laico para responder a las necesidades de la misión escolapia, le permiten hacer una aportación muy significativa a la misma. Como profesional o voluntario, desde una tarea concreta, ejerciendo en cualquier caso un liderazgo carismático allí donde esté, o asumiendo una responsabilidad directiva institucional, o representando a la entidad titular escolapia correspondiente, o un liderazgo más global, incluso desde algún órgano de coordinación provincial, o ejerciendo un ministerio concreto, el escolapio laico, según su carisma personal, asume la responsabilidad de la misión encomendada como un elemento de crecimiento en su vocación y como su aportación a la misión de la comunidad escolapia a la que se vincula.

– Aportaciones en la comunidad. Como todos los miembros de la comunidad religiosa escolapia a la que se vincula, el escolapio laico aporta su carisma personal y su propia vocación laical, con lo que de riqueza para la comunidad supone. En el caso de que el escolapio laico, además, refiera su vida a una pequeña comunidad de la Fraternidad, tener un vínculo más directo con la vida de la Provincia, supone para esta comunidad una oportunidad mayor, si cabe, de conocimiento y sintonía con la Orden. En el caso de que el escolapio laico conviva en una comunidad escolapia compartida, la convivencia y un mayor grado de compartir, supone tener la posibilidad real de vivir la complementariedad y reciprocidad entre las diversas vocaciones de la Iglesia. Esta es una gracia que sin duda sirve tanto a laicos como a religiosos en su camino hacia una mayor fidelidad evangélica. Estas comunidades, por su propio papel en la presencia escolapia, se configuran como comunidades de referencia que fortalecen la unión entre la Provincia y la Fraternidad.

– Aportaciones en la espiritualidad. Aunque ya son muchas las personas laicas que desde diferentes modalidades comparten la espiritualidad calasancia y en cuanto educadores toman a Calasanz como modelo espiritual, al escolapio laico le

corresponde el reto de vivir plenamente su vocación siguiendo el camino espiritual de Calasanz. Es en este ámbito donde la vocación del escolapio laico puede hacer su más novedosa aportación: el surgimiento de una espiritualidad calasancia y escolapia específica de la vida laical. Este camino pasa necesariamente por el descubrimiento de que Calasanz también es un modelo de espiritualidad para las laicas y laicos que asumen el compromiso de seguir sus pasos. La vida en familia, la educación de los hijos, el cuidado de personas dependientes…, son ámbitos donde el ejemplo de vida entregada de Calasanz aporta una gran riqueza espiritual: su entrega incondicional, su vivencia de la pobreza como modo de acoger al niño pobre, su tesonera paciencia, su profunda confianza en Dios, su amor a María, su fidelidad a la Iglesia, son virtudes que fortalecen también la vida de quienes desde la vocación laical quieren ser escolapios. La vivencia sincera de este camino espiritual debe suponer para toda la comunidad cristiana una aportación de especial riqueza, ya que encarna de algún modo, el camino conjunto entre religiosos y laicos que está en el germen de esta experiencia de comunión.

– Aportación del escolapio laico a la pastoral vocacional específica.

Un ámbito específico que el escolapio laico asume con especial deferencia es el de la pastoral vocacional a la vida religiosa escolapia. La vocación del escolapio laico tiene pleno sentido en comunión con la vocación religiosa escolapia y por ello el escolapio laico se siente profundamente comprometido en que surjan nuevas vocaciones religiosas escolapias. En el trabajo de siembra propio del ámbito escolar y pastoral, en la acogida en las comunidades de experiencias de vida escolapia compartida, en la dinámica de convocatoria y propuesta de la vida religiosa, en las tareas de acompañamiento de jóvenes que se planteen esta vocación…, el escolapio laico puede aportar su propia experiencia de discernimiento vocacional, transmitiendo la alegría que supone que haya nuevas vocaciones religiosas escolapias. Durante los procesos de formación de los jóvenes religiosos escolapios, la misión y la vida compartida con los colaboradores laicos, con todos los miembros de la Fraternidad y en

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especial con los escolapios laicos, aportan a sus procesos de formación la experiencia necesaria para asumir con naturalidad la necesaria complementariedad y reciprocidad entre las diversas vocaciones que se van configurando en las presencias escolapias. También podemos subrayar la excepcional

plataforma vocacional que puede ser la vocación del escolapio laico para aquellos de sus miembros que después de una dilatada experiencia como escolapios puedan plantearse seriamente la vocación religiosa como una opción cercana y querida”.

El escolapio laico en la vida escolapia.

“El seguimiento de Jesús es una opción libre y madura. Por ello, se sostiene en respuestas necesariamente personales. El modo en que cada uno va respondiendo al sueño que Dios tiene para él define su estilo de vida. La Provincia y la Fraternidad ayudan a que cada miembro encuentre su vocación y la realice con responsabilidad y fidelidad, considerando importante el proyecto personal cristiano de vida contrastado en la pequeña comunidad. Por ello, en el estilo de vida del escolapio laico tiene una especial importancia la puesta en práctica de su proyecto vocacional, así como la referencia comunitaria (provincial - local) y la revisión de vida (art. 13). El estilo de vida del Escolapio Laico ha de ser coherente con el Evangelio, con su vocación laical, con su integración carismática y jurídica en la Orden de las Escuelas Pías y con su pertenencia a la Fraternidad (art. 12):

– El Escolapio Laico por propia vocación laical, está inserto plenamente en el mundo, intentando ser sal y luz evangélicas en medio de la sociedad en la que vive, con su estilo comprometido de vida cristiana (art 9).

– Por su vocación y estilo de vida hace presente el carisma escolapio en el mundo, en la sociedad y entre las personas con las que convive y comparte su vida y tiempo (art. 12).

– Asume personalmente, sin implicación institucional, compromisos sociales, culturales y políticos en consonancia y libertad con su propia vocación laical (art. 52). Como laicos y laicas, el ámbito específico de compromiso es el mismo entramado social en el que está inserto. Por ello asume como propia la llamada a ser sal y luz en las estructuras sociales y políticas, sin que esto comprometa a la Orden en ningún otro sentido que no sea el necesario apoyo espiritual que una comunidad debe prestar a cualquiera de sus miembros.

– El Escolapio Laico se esfuerza en llevar una vida intensa de oración, al estilo de Nuestro Señor Jesucristo, para buscar la voluntad de Dios y poder afrontar la vida y misión que le ha concedido (art. 14)

– Se esfuerza por llevar una vida en consonancia con los valores del Evangelio, avanzando siempre en la conversión personal y en el seguimiento de Jesús (art. 15).

– Comparte la Eucaristía de su comunidad y realiza diariamente un tiempo de oración personal y de escucha y meditación de la Palabra, manteniendo a lo largo del día esa unión con Dios, imprescindible en su quehacer cotidiano (art. 16).

– Vive su profesión y trabajo como un ámbito de transformación de la sociedad y como misión eclesial, para crear un mundo nuevo (art. 51).

– Se esfuerza en conocer a Calasanz, vivir las claves fundamentales de su espiritualidad, transmitir y enriquecer a los demás con su propia vivencia espiritual (art. 53).

– Cuida de manera especial, el testimonio significativo de Jesucristo, la oración personal y comunitaria, la entrega generosa a la misión, la preocupación por la evangelización desde la educación, la propia vida familiar en su caso, y el interés por el niño pobre (art. 54).

– El Escolapio Laico está disponible a lo que el P. Provincial le proponga conforme a las necesidades de la Provincia, y la situación personal y/o familiar del interesado. La disponibilidad se discernirá en diálogo con el Escolapio Laico y los responsables de la Fraternidad Escolapia correspondiente (art. 32).

Así, a través de la promesa el Escolapio Laico se

compromete a: – llevar un estilo de vida evangélico coherente. – abrazar la solidaridad y el compartir los bienes

con los más pobres. – una vida de equilibrio afectivo conforme a su

estado de vida. – vivir en disponibilidad a las peticiones de la

Provincia de las Escuelas Pías de Emaús y a la comunidad a la que pertenece.

– mantener siempre un talante de servicio para la misión y apostolado.

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Espiritualidad del escolapio laico.

“Calasanz es para todos los miembros de la familia escolapia fuente de inspiración y referencia cristiana de vida. Los escolapios laicos/as vemos en él una vida animada por una profunda y creciente espiritualidad. Su recorrido espiritual parte de una buena siembra religiosa en su infancia y juventud. A lo largo de su vida se van acumulando infinidad de experiencias de servicio y, también, de personas muy significativas que le van transmitiendo claves y tradiciones espirituales de todo tipo. Será decisivo el día que Calasanz entra en la humilde parroquia de Santa Dorotea y se encuentra con su párroco impartiendo clases a un reducido grupo de niños pobres. Así recordará la importancia de este momento un escolapio: “Habiéndole preguntado yo una vez cuál fue el motivo que le impulsó a fundar esta religión de las Escuelas Pías, me respondió: ‘el motivo que tuve no fue otro más que la disolución que vi en los pobres muchachos de Roma, que no teniendo buena educación por la pobreza y descuido de sus padres, reflexionando en las palabras del salmo, donde dice a ti se ha encomendado el pobre, tú serás el amparo del huérfano, consideré esta sentencia como dicha a mí mismo y por ello empecé…’”. El Espíritu iba guiando sus pasos acercándole a la encrucijada de una opción fundamental. Tras años de pelear por su canonjía y después de haber intentado sin éxito una solución satisfactoria al “problema” de los niños pobres, los niños le habían ganado el corazón: “He encontrado en Roma mejor modo de servir a Dios, haciendo el bien a estos pobres muchachos; no lo dejaré por nada del mundo”. A partir de esta opción Calasanz releerá su vida a la luz del Espíritu: “...después de ser sacerdote, sentía en sí una voz interna que le decía: “Ve a Roma”. Muchas veces le inculcaba lo mismo y se respondía a sí mismo: “Yo no tengo pretensiones. ¿Qué tengo que hacer en Roma?”. Pero con mayor insistencia y más a menudo percibía el mismo impulso: “Ve a Roma, ve a Roma”. Y por obedecer a este impulso se vino a Roma. Y a los pocos días, pasando por una plaza, que no sé cuál fuere, vio una multitud de muchachos descarriados, que hacían mil diabluras y tiraban piedras. Y sintió entonces como una voz que le decía: “Mira, mira”. Y repitiéndose más de una vez los mismos acentos mientras él miraba pensaba en el sentido de aquellas palabras, le vino a la

mente y se dijo a sí mismo: “Quizá el Señor quiere que yo me haga cargo de estos muchachos”. El Espíritu llevará poco a poco a Calasanz hacia la entrega total de su vida en esta misión como seguimiento radical de Jesús. Una vez fundada la Orden de las Escuelas Pías en 1622 y en los primeros años de su vida como religioso, Calasanz recibió el consuelo espiritual de ver la expansión de su obra, pero al mismo tiempo experimentó la dimensión kenótica del seguimiento; innumerables contratiempos, de sobra conocidos, pondrán a prueba su vocación y progreso espiritual. Su despojo llegó al máximo cuando, muy anciano, fue objeto de reproches por parte del Santo Oficio y fue declarado culpable de algunos líos internos de la Orden. Calasanz vivió su propio vía crucis caminando esposado por algunas de las principales calles de Roma. Y especialmente dolorosa tuvo que ser tener la reducción de la Orden por parte de Inocencio X. La docilidad con que acepta todo esto indica que Calasanz está cerca de la plenitud espiritual: “Las vías que tiene el Señor para llevar las almas al cielo son todas santas y misteriosas, y van guiadas con suma y paterna prudencia. Pero no deja a ninguna persona sin cruz, que en algunas la sensualidad la hace muy pesada, mas con paciencia el espíritu halla en ella grande suavidad”. Lejos de entrar en una lógica de confrontación con la Iglesia o con sus detractores Calasanz se dedica una y otra vez a dar ánimos, pedir fidelidad, perseverancia y fe para “hacer frente, como nuestro Señor, a cuantas pruebas se le presenten a partir de ahora.” Frases como “Si es de Dios triunfará”, expresada ante su destitución y destrucción de la Orden, son para todos los seguidores puntos de referencia para ver en Calasanz un segundo Job. En la antesala de la muerte, Calasanz está tranquilo y con una paz rebosante. Como Cristo en la cruz, pone su vida y su obra en manos de Dios: “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Como plugo al Señor así se hizo. Bendito sea su nombre”. Los escolapios laicos/as tomamos este itinerario espiritual de Calasanz como referencia para poder identificar en nosotros mismos y en la historia que pueda generar nuestra vocación la presencia del Espíritu y la voluntad de Dios”.

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Escanea el código y escucha la canción

Para compartir… Ante los hermanos

– Si eres escolapio religioso: o ¿Crees que los escolapios laicos son un don de Dios para la Orden? ¿Por qué? o ¿Estás contento del paso que dio el Capítulo General al aceptar esta rama nueva en el tronco de las

Escuelas Pías? o ¿Crees que son miembros activos y valiosos para las Escuelas Pías? Fíjate en varios ejemplos concretos

para así extraer los valores con que los laicos enriquecen la vida escolapia. o ¿Colaboras con ellos activamente en lo que te toca? ¿Hay algo que en ocasiones te impida colaborar

todo lo que te gustaría? o ¿Pides a Dios que envíe más laicos que se vinculen a la Orden en grados y modalidades diversas?

– Si eres escolapio laico: o ¿Te encuentras feliz de tu pertenencia a las Escuelas Pías? ¿Qué elementos hacen más fuerte ese

sentimiento de felicidad? ¿Cuáles menos? o ¿Ayudas a los religiosos en lo que necesitan y tú puedes ayudarles? ¿Te preocupas por ellos (salud,

familia, …)? o ¿Oras para que Dios envíe más vocaciones religiosas a la Orden? ¿Cómo colaboras en la acción pastoral

vocacional específica de tu presencia? o ¿Encuentras alguna dificultad en el desarrollo de las responsabilidades que se te han encomendado?

Dificultades para superar y mejorar

– Si eres escolapio religioso: o Si no aceptas de corazón a los escolapios laicos no caminas como quiere la Orden. o Si no los consideras como un don de Dios a las Escuelas Pías en estos momentos de la historia de la

Orden, no cumples las Constituciones en lo que se refiere a ellos. – Si eres escolapio laico:

o Si no tienes una relación fraternal con los escolapios religiosos, no obras como quiere la Fraternidad escolapia.

o Si no vives la misión, la comunidad y la espiritualidad de la Orden, no estás en tu sitio.

“Llegaron su madre y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar. Tenía gente sentada alrededor, y le dijeron. “Oye, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera”. Él les contestó: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos”? Y paseando su mirada por los que estaban sentados en el corro dijo: “Aquí tenéis a mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntadde Dios ése es hermano mío y hermana y madre” (Mc 3, 31- 35).

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Cuidar nuestra espiritualidad

Taller espiritualidad escolapia

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Nuestra espiritualidad escolapia.

FORTALEZAS Y RETOS A PARTIR DE LAS REFLEXIONES HECHAS EL CURSO PASADO por los animadores de las comunidades de Bilbao, Vitoria, Logroño.

1. La figura de Calasanz: confianza en Dios, místico en la acción educativa, entrega desde la pasión de Jesús

Se valora muy positivamente su vocación, su dejarse transformar por Dios a través de las necesidades de los más pobres, cómo discierne y cambia sus planes, cómo implica toda su vida. También su confianza en Dios, su misticismo en la acción, leyendo el evangelio desde el niño pobre, y viviendo su entrega desde la pasión de Jesús. Se destaca también admiración por su intuición educativa, su pedagogía, su pastoral, su dedicación a los más débiles, su cercanía y exigencia, su creatividad.

No se han valorado aspectos de Calasanz como la misión compartida, la formación continua, la centralidad de la eucaristía, la devoción por María y la mansedumbre.

2. Nuestros relatos vocacionales: desde la infancia, con experiencia de Dios, convocados a diversas vocaciones, en comunidad.

Nos han marcado nuestros grupos de referencia desde la infancia: etapas, momentos, campamentos, símbolos, metodologías, pasos, compromisos, promesas, proyectos personales, etc.

También las experiencias de Dios en la naturaleza, los campamentos, convivencias, encuentro con los pobres, grupos, comunidades, eucaristía, misión, fraternidad, Itaka-Escolapios… y acontecimientos y celebraciones especiales: confirmación, Pascua, envíos, matrimonios, profesiones, opciones…

Especial intensidad en las encomiendas, propuestas vocacionales, de compromisos…

Se cita la comunidad como fuente de contraste, relaciones, humanidad, espiritualidad, para caminar, avanzar o replantearse cosas, sentir la necesidad de

cambiar el mundo, crecer, no acomodarnos, plantearse objetivos comunitarios y personales de avance, soñar… También personas de referencia, escolapios, personas diferentes con vivencias fuertes, personas singulares…

Por último, el vivir la vocación educativa, el compromiso por la educación como medio de evangelizar, de transformación social y crear Reino.

Aspectos menos comunes: el acompañamiento; el colegio, la oración personal activa, el evangelio.

3. La acción, la misión, el compromiso, como fuentes de la espiritualidad.

Es un elemento muy destacado que la espiritualidad va ligada a la misión educativa, pastoral-evangelizadora y social-transformadora. Es una fe unida a la misión, inserta en la realidad, tomando la vida como compromiso, centrada en los pobres, sintiéndonos místicos en la acción y con la CCE como referencia.

Se valora mucho el modelo de presencia, con el Colegio y la Fundación unidos e interrelacionados, con unas señas de identidad que nos aportan un relato común: pleno tiempo, convivencias, misión compartida, campañas…

Los proyectos sociales y de cooperación, entendidos como de toda la comunidad, que nos hacen más sensibles a la realidad de desigualdad, pobreza, marginación… Importancia del Movimiento Calasanz y de los procesos pastorales. Proyecto central.

El día a día de nuestro trabajo, compromiso personal, testimonio de vida… valorando la diversidad de misiones, viviendo con sencillez y cuidado en el trato y empujados a seguir creciendo.

Se abordan los temas emergentes: innovación educativa, transformación eclesial, ecología, feminismo,

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multiculturalidad, diversidad… Son temas que enriquecen la espiritualidad personal y comunitaria, son urgentes.

4. La Buena Noticia, la Palabra, la Revelación: centrada en el Evangelio del amor y las Bienaventuranzas.

La palabra alimenta nuestra fe. Las más citadas son las bienaventuranzas, el amor, 1 Corintios 13, el relato de las primeras comunidades, dejarnos contagiar por el estilo de vida de la primera comunidad Hch 2, 44-46; Mateo 19, 14: Dejad que los niños se acerquen a mí; Lc 10, 29-37: El buen samaritano; el Reino de Dios como horizonte, un lugar al que caminar activamente, invitación a la solidaridad y al cambio. El modo de entender el mensaje de Dios nos lleva a la acción, recorre los caminos en los que se encuentra con ricos y pobres, fariseos, publicanos, romanos, samaritanos, prostitutas, comerciantes, sacerdotes, … Lc 24, 13-35 Emaús, Lc 1, 46-49: El magníficat, Mt 5, 13-16: Sois la sal de la tierra y la luz del mundo; la Pasión.

Otros textos menos citados son: Mt 25: parábola de las 10 vírgenes; Salmo 23: El Señor es mi pastor; Ruth 1, 16: Donde tú vayas iré yo; Mt 6, 7-13: Padre Nuestro; Lc 4, 18-19: El espíritu del Señor está sobre mí; Mt 10,13-44: El tesoro en el campo; Jn 20,28: Señor mío, Dios mío; Éxodo 3, 8: He visto la presión de mi pueblo; Salmo 139: Señor tú me sondeas y me conoces; Ecl: Todo tiene su tiempo y sazón; Gn 32, 26-31: Jacob lucha con Dios.

5. Nuestro encuentro con Jesús resucitado, esperanza, alegría, encuentro fundante, envío misionero.

Es signo de Esperanza, de alegría, de fidelidad al padre. Esperanza de que un mundo mejor es posible y cada año recordamos que Jesús resucita para salvarnos. La resurrección es un momento de esperanza donde triunfa el amor.

Vivir la resurrección como el éxito después del fracaso. Nos hace darnos cuenta de que el Reino es posible. Tenemos que persistir en la dificultad. Da sentido a los duelos que tenemos que pasar.

Nos ayuda a superar momentos personales difíciles, es la luz en el camino. Nos permite afrontar el sufrimiento, las cruces, las oscuridades y vacíos con una luz y esperanza nueva y única.

La resurrección es un Encuentro con Él que asombra, conmueve, descoloca. Nos ayuda a encontrar a Dios en los otros; es una oportunidad de tener a Dios a nuestro alcance. El primer encuentro es una experiencia muy intensa que nos marca para toda la vida.

La resurrección como impulso de nuestra misión hoy. Nos mueve a buscar signos de Jesús resucitado hoy. La resurrección nos da la Fuerza y es lo que hace que hoy estemos aquí. Es una oportunidad de sentir la LLAMADA DE DIOS y de atender al próximo-prójimo. Nos recuerda nuestra responsabilidad de cara al compromiso. Nuestros encuentros con Jesús resucitado se producen fundamentalmente en la acción y en nuestros compromisos. Sobre todo, desde el encuentro con Jesús vivo, nos sentimos transformados continuamente y enviados a la misión del Reino, a trabajar con un mundo mejor, a construir comunidad, a acercarnos sin miedo a los sepulcros.

6. Nuestro encuentro con los pobres y la pobreza: nos transforma, nos hace encontrarnos con Dios, nos invita a la acción y al compartir económico.

El encuentro con los y las pobres nos enriquece, nos transforma, nos abre a contradicciones y nos pone en camino, nos recoloca y reeduca en las prioridades, humildad, Zaqueo frente al joven rico, valores intrínsecos de la pobreza, Quitamos prejuicios y ayuda a dignificar a la persona, surge de nuestro amor incondicional a las personas, divina providencia, compasión: con-padecer. Desde aquí, vivir sin olvidarnos.

Encontramos un lugar de espiritualidad desde el que rezamos, desde ellos y ellas. Son camino para el encuentro con Dios, nos permite cumplir la palabra de Dios.

Nuestra espiritualidad va unida a la acción social, necesitamos dar respuesta a la realidad de pobreza, compromiso. Nos acercamos a través de la escucha de las experiencias de otras personas, en el encuentro a través de momentos y de proyectos. También va unida al compartir económico como compromiso, austeridad, diezmos, campañas.

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7. La eucaristía, la oración, lo celebrativo, litúrgico: participada y alegre, simbólica y compañera de la vida de la CCE, cuestionadora y convocante.

Participativa, acogedora, alegre, cantada, celebrativa, cercana, comunitaria, casera, natural y poco ortodoxa, sencilla y austera en la ambientación concelebrada y co-preparada, unida a la realidad escolapia, unida a la vida, afectiva. Diferentes generaciones, juntas/as, encuentro de la fraternidad.

Con símbolos y lugares especiales que nos definen: albergues, convivencias, Padre Nuestro de la mano, abrazos de paz, bendición final con los niños y niñas

Espiritualidad celebrativa: envíos, ministerios, opciones definitivas, campañas, calendario litúrgico, celebración de los sacramentos…

Homilías que nos cuestionan la vida, provocadora y convocante, perdona e invita a perdonar

Vemos la necesidad de des-rutinizar, redescubrirla, reformular respuestas, actualizar vocabulario, hacerlo entendible. Reducir palabras, añadir pausas y silencios.

8. La comunidad, la fraternidad: espiritualidad del encuentro, sentimiento de CCE, de orden, de Iglesia.

La pequeña comunidad como espacio de compartir fe, misión, vida y de crecimiento personal como seguidoras de Jesús. Espiritualidad del encuentro. La comunidad como signo visible de nuestra pertenencia a la fraternidad y de la comunión con la Fraternidad Provincial, Iglesia, etc. La diversidad vocacional y de modelos comunitarios, vivida como despliegue del Espíritu y riqueza para nuestro estilo comunitario y espiritualidad.

Elementos que la hacen más profunda: la movilidad entre comunidades y el sentimiento de la Comunidad Grande, la definitividad de nuestra opción, los envíos misioneros, la conciencia de pertenecer a la Escuela Pía, la

ministerialidad, el concepto de CCE que incorpora a muchas personas a nuestra espiritualidad.

9. El camino conjunto religiosos-laicos, la comunidad cristiana escolapia y el paradigma de la presencia escolapia: camino conjunto.

Nuestra espiritualidad escolapia es fruto de un camino conjunto realizado escolapios religiosos y laicos y laicas. Identificamos experiencias que han enriquecido el camino conjunto y han alimentado nuestra espiritualidad común: comunidades conjuntas, vocaciones de escolapios laicos/as, envíos a diferentes presencias, ministerialidad.

Retos: vocaciones a la vida religiosa, modelos comunitarios atractivos e ilusionantes para las personas que se incorporan a las comunidades.

10. El “Pentecostés escolapio”, el futuro de las escuelas pías: en salida, hacia los pobres y los jóvenes, transformando la Iglesia y el mundo.

El espíritu está suscitando algo nuevo, y portador de mucha vida y futuro en las Escuelas Pías, unas Escuelas Pías en salida, una refundación misionera. Reto de cuidar y escuchar a las personas jóvenes.

Generar una identidad fuerte, pero transformada y transformadora, gestar personas con más identificación, convocar

Contribuir a la iglesia, participar en el tejido diocesano, crear comunidades de techo vinculadas a la diócesis, relacionarnos con comunidades de base, aportar a la Iglesia y al mundo.

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10 FORTALEZAS: 10 RETOS

1. Centrada e identificada en el Jesús más humano, modelo y referente y en la alegría del Evangelio.

1. Contemplativa del Jesús más radical, desinstalado, que llama a dejarlo todo, que no nos deja acomodarnos…

2. Desde la acción misionera transformadora, que elige la educación y la evangelización

2. Desde lo pequeño, el anawin, menos prometeica, capaz de disminución, sabiduría del pobre, de la cruz.

3. Juvenil, utópica, alegre, dinámica, espiritualidad de proyecto, de reino.

3. Contemplativa de Cristo, invitando a cristificarnos en la entrega, espiritualidad de la pasión como resurrección, de grano de trigo que muere.

4. De experiencias de Dios fundantes que marcan dirección, unidas a lo vocacional.

4. Cuidando el encuentro personal cotidiano con Jesús en la oración y la eucaristía. Capaz de escuchar al Espíritu que habla en todas las cosas.

5. Desde el niño y joven pobre. 5. En escucha atenta al joven y al pobre, dejándose transformar, cambiar de planes.

6. Compartida y celebrada en comunidad, viviendo la pertenencia y la identidad

6. Viviendo la comunidad como hogar y taller, fragilidad y tesoro, ascuas encendidas. Comunión. Jesús en el hermano/a. Corrección fraterna.

7. Con mística de pertenencia a la presencia y a las EEPP, con diversidad de vocaciones en comunión.

7. Sintiendo con la iglesia, renovándola, en complementariedad de carismas, pero signo del Reino para la sociedad.

8. Convocante, envolvente, cercana a la gente. 8. Permeando la sociedad y la cultura, el ambiente que nos toca vivir desde el testimonio y la sencillez.

9. Vocacional, desde la opción activa por el Reino y la militancia transformadora.

9. Mística, dejándonos hacer, desde la pasividad fecunda y la confianza.

10. Identificada con Calasanz transformador de la realidad.

10. Calasanz de la gracia, de la providencia, del dejar obrar a Dios.

Analizamos las fortalezas, que resumen el escrito.

1. ¿Es así tu espiritualidad, te sientes identificado con estas notas? ¿Con cuáles sí y con cuáles no?

2. ¿Hay diferencias entre tu espiritualidad personal y la que vives en tu pequeña comunidad o en la CCE local, o en la provincia? ¿Cuáles?

3. ¿Qué medios valoras más para mantener esta espiritualidad?

Analizamos las debilidades, que se detectan ya en el escrito o aparecen como omisiones. Están puestos en paralelo con las fortalezas porque las entendemos como un profundizar en lo que ya vivimos.

4. ¿Son esos los retos que detectas para crecer en espiritualidad?

5. ¿Cuáles te parecen más importantes y urgentes?

6. ¿Qué medios nos pueden ayudar a crecer en estos retos más importantes y urgentes? ¿Cómo se concretarían en tu presencia? ¿Y en la Fraternidad Provincial?

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Claves de la espiritualidad en el s.XXI

Una premisa: la espiritualidad conecta ideal y real. El caso de la Piedad y la liberación. Desafíos externos: El proceso de mundialización que llamamos

globalización El cambio climático -y crisis ecológica en general- que

nos devuelve al realismo. El aparente triunfo de un neoliberalismo

mercantilizador. La crisis política más grave: la de la democracia. Entre los desafíos de la cultura que afectan particularmente a la espiritualidad y a lo religioso, no ajenos del todo a lo anterior: El individualismo, fruto de la economía y de la

filosofía del subjetivismo, que deriva en autorreferencialidad

La crisis de verdad, el exceso de positividad, el ruido, que beneficia al poder.

La desconfianza vital: se instala la sospecha. La confianza es sustituida por la transparencia obscena.

La pseudolibertad de elección suple a la libertad de decisión.

La vida acelerada en la que no nos damos tiempo para el silencio, ni para la contemplación, ni para la experiencia, ni para la narración.

Ante unos y otros desafíos, la vida según el Espíritu -que es vida de Evangelio- ofrece subrayados proféticos para nuestro tiempo, fuertemente conectados entre sí: El sentido de la humildad ante la verdad que no

puede poseerse: acoger el silencio, la contemplación y el diálogo como vías de acceso a la realidad, también a la personal. Y el contraste con el Evangelio, sin glosas indebidas.

Aceptar el “no saber” como experiencia de la vida, el sentido del misterio; saber vivir con la incertidumbre y apoyar la confianza.

Como fruto de lo anterior, reconocer la “otreidad”, especialmente a Dios como el que es Otro.

La opción por la pobreza y los pobres como camino personal y colectivo, contracultural, pero principalmente como camino de “verdad”.

Finalmente, acoger la llamada a la santidad, la pertenencia a Dios, como servicio a la humanidad; pero santidad de pueblo de Dios, espiritualidad colectiva, capaz de generar tejido comunitario y expandirse.

Es una invitación a recuperar algunas dimensiones de la espiritualidad cristiana histórica o a descubrir nuevas perspectivas de la misma.

CUESTIONES PARA EL DIÁLOGO

¿Es Dios el protagonista de nuestro camino espiritual? ¿O somos pelagianos y no dejamos de hacer y pensar cosas llamándolo a esto vida espiritual o de oración…?

Rahner decía que el cristiano del s. XXI será místico o no será. ¿Tiene esto algún significado para nosotros? Juan Pablo II, por su parte, definía la espiritualidad propia para este siglo XXI (en NMI) como la espiritualidad de comunión. Sería bueno compartir la experiencia que tenemos de comunión y el significado que damos a este término. (Sería bueno, también, aterrizar en los instrumentos de comunión vividos: experiencia de compartir vida, experiencia de compartir oración o lectio, experiencia de corrección fraterna, de discernimiento compartido…) ¿Qué puede significar dejar a Dios ser Dios?

La invitación al diálogo no es sólo una necesidad urgente en nuestra sociedad y nuestra política, es también el camino del acompañamiento, del sentir que sí somos responsables de nuestros hermanos, del saber que solos no nos valemos y que buscamos juntos. De querer contrastarnos para no engañarnos, de querer buscar también certezas y compartir experiencia, historia, sentido y esperanza. Hay actitudes que permiten y favorecen el diálogo y otras que no. Hay incluso una espiritualidad del diálogo. Pero no hay diálogo sin identidades sólidas. ¿Cabe confianza en Dios sin historia compartida y narrada con Él?

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Ese Jesús, que seduce y da miedo al mismo tiempo

El miedo que Jesucristo puede inspiramos hoy lo inspiró también no sólo a las autoridades religiosas judías sino a sus mismos discípulos. Pero en éstos la atracción de Jesús resultó más fuerte que el miedo. Algo de esto es lo que se nos pide hoy: ese seguimiento confiado que se atreve a escuchar la palabra tantas veces repetida: «no temáis». Y que acaba convencido de que nuestra fe es la Victoria que vence a este mundo. Así. el seguidor de Jesús se sentirá más de una vez llorando amargamente como Pedro, pero también cantando con el profeta Jeremías, entre agradecido y asustado: «Me sedujiste y me dejé seducir...», «Tu palabra ha sido más fuerte que YO y me quema» Oer 20.8").

Dios (el «omnipotente» como nos gusta decir a nosotros), no tiene más poder que el del amor.

Da miedo sobre todo a las personas constituidas en poder. Ser “un poco como Dios”, a quien prefieren definir como Poder.

El reinado del Amor da una dimensión social, comunitaria, universal y «terrenal» a la filiación divina de cada ser humano.

«Nuestro» a la invocación de Dios como «Padre»: no se puede ser hijo de Dios sin ser hermano de todos. Como decía Juan de Ávila: si no hay nuestro, no hay Padre. No hay «primer mandamiento» (de amor a Dios) sin el segundo (de amor al otro),

El apóstol Juan cuando, al pedirle que hablara de Jesús y de su experiencia, repetía siempre: «amaos unos a otros»; y ante las quejas de los oyentes de que siempre les decía lo mismo, contestaba el Apóstol: «es que ahí está todo».

La paternidad de Dios se convierte así en una magnífica noticia, pero también en una tremenda exigencia.

Esa fraternidad era para Jesús posible («el Reino está cerca»)

Iglesia pueblo de Dios: mientras llega, presencia en la historia de una comunidad que sepa escrutar los latidos del Reino en el mundo, y viva para servir a esa causa.

Un sin fin de gente que hoy llamaríamos «don nadie», mindundis.

Jesús, mirado desde la religiosidad judía, contrajo muchas veces “impureza” por el trato con aquellas gentes.

Cuando Jesús dice bienaventurados... no está queriendo decir que se lo pasan bien o que son felices de acuerdo a nuestros cánones materialistas de bienestar.

Para Jesús el meollo de la felicidad es el favor de Dios. Dichosos los pobres porque Dios es de ellos.

Ay de vosotros los ricos etc. etc.

Dos protagonistas: enfermos y pobres

La radical parcialidad de Jesús hacia los excluidos de la sociedad es otro de esos rasgos suyos innegables que, a la vez, seducen y asustan. Dios no es sólo una figura maternal, sino que además es «amor asimétrico». Su amor es manifiesto a todos, pero más intensamente a los pobres y oprimidos. Lo cual no es fácil de aceptar a quienes tendemos a creernos sus privilegiados.

Dos mensajes: Abbá y Reino

¿Qué es lo que da miedo de estas dos palabras? Para Jesús, Dios es fuente de vida, de confianza, de dignidad humana y de libertad. Eso es lo que sugiere la alusión a la paternidad

de Dios. La parentalidad de Dios no puede separarse del resumen de su anuncio: lo que Jesús llamaba el «reinado de

Dios», que da una dimensión social, comunitaria, universal y terrenal a la filiación divina de cada ser humano. La

paternidad de Dios se convierte así en una magnífica noticia, pero también en una tremenda exigencia.

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Y esto es así porque, también para Jesús, «es imposible servir a Dios y a la riqueza privada

Dios no es sólo una figura maternal (o paterna) sino que es además «amor asimétrico».

La crítica histórica se considera autorizada para garantizar que Jesús realizó frecuentes curaciones.

Jesús no cobraba por ellas como los magos de la antigüedad, muchas de sus curaciones «violaban directamente las normas judías de segregación.

Declaraba el perdón de los pecados que habrían podido causar la enfermedad que él mismo sanaba.

No presentan «pruebas para legitimar a su autor», sino «acogidas que hacen visible una enseñanza» (la acogida de Dios).

«Comenzaron a pedirle que se ausentase de sus confines».

«Comedor y bebedor» no es por el hecho del comer o beber, sino porque lo hace con «publicanos y pecadores».

La rabia que esto generaba es, precisamente, la que parece dar lugar a las llamadas «parábolas de misericordia».

Jesús hace de sus curaciones una «señal de que está llegando a vosotros el reino de Dios» (Mt 12,28), y habla de ese reino como una comida donde van a sentarse muchos excluidos (Mt 22, 1ss).

Jesús fue profundamente judío, y sigue siendo la mayor maravilla y la mayor riqueza del judaísmo. Pero resultó a la vez muy conflictivo.

Sólo hay dos pasajes en los evangelios en que Jesús alaba admirado la fe de alguien: y se trata de dos personas no judías (el centurión romano y la mujer cananea).

Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con los hijos de Abrahán, Isaac y Jacob, mientras lo hijos del reino se quedarán fuera.

«Los recaudadores y las prostitutas se os adelantarán en el reino de los cielos»

Jesús toma el rollo de Isaías, se aplica a sí mismo la unción por el espíritu de que hablaba el profeta y, desde ahí, declara solemnemente que no ha venido a inflar los egos de nadie, sino a sanar enfermos, liberar oprimidos y dar una buena noticia a los pobres...

No se va a hacer proclamando ningún “día de venganza” sino un auténtico “año de gracia”.

Alusiones (explícitas a veces, pero muchas más implícitas) a sentimientos y puntos de vista del primer testamento: a los salmos y a los profetas, sobre todo.

Jesús sabe que la fe es lo que da vida al justo y que Dios es padre de todos los hombres. Por eso reconoce la razón de la mujer y se deja corregir por ella.

Sólo un hombre profundamente judío lloraría sobre Jerusalén como nos dicen que lloró Jesús. Incoherencias de ese mismo pueblo que mata a sus profetas y apedrea a los que dios le envía...

«Andad y aprended lo que significa ‘quiero misericordia y no culto’».

Es innegable que Jesús reaccionó frente al templo y la jerarquía sacerdotal con un sentimiento de dolor y de protesta»

La noción de “elección de Dios” entendida bíblicamente: nunca es privilegio para uno mismo y “destino manifiesto”, sino gratuidad, servicio y universalidad: llamada para los demás

Invierte todos nuestros posicionamientos iniciales: alegrarse con lo bueno de los demás y no cerrar los ojos a lo que debe ser corregido en nosotros.

Dos conductas: curaciones y comidas

A parte de que Jesús no cobraba por ellas, muchas de sus curaciones violaban directamente las normas judías de

segregación. También las comidas tienen lugar con gente de «mal vivir». Cuando a Jesús se le tacha de «comedor y

bebedor» no es por comer y beber, sino porque lo hace con «publicanos y pecadores».

Dos actitudes, exigir al de dentro y comprender al de fuera

Jesús demandaba a sus oyentes mucha fe, y criticaba con dureza la falta de fe de los suyos, sobretodo de los más cercanos. Invierte

nuestros posicionamientos iníciales: alegrarse con lo bueno de los demás y no cerrar los ojos a lo que debe ser corregido en nosotros,

en lugar de la autocomplacencia y desprecio a lo otro.

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Fariseo ha pasado a ser una de las mayores

desautorizaciones que pueden hacerse en el mundo religioso.

Y samaritano uno de los más suaves elogios que caben en la órbita de lo humano. si Jesús siguiera contando esa parábola a lo largo de la historia, iría cambiando a su protagonista

La dura crítica a los fariseos va unida a la palabra “hipócritas” que sólo aparece en labios de Jesús y parece ser original de él. Aparentar lo que no se es.

Religiosidad deteriorada: hacer de Dios y del Absoluto una posesión propia para absolutizarse a sí mismo despreciando a los demás.

Hostilidad que fue creciendo vertiginosamente hasta

quitarle de en medio de la manera más humillante y

violenta posible. Da miedo a los ricos (mc 10), da miedo a mucha «gente bien» (lc 7, 12,15), y da miedo sobre todo a las autoridades religiosas: no por ser judías, sino por ser religiosas.

Fuera de la fe se podrá concluir, como Herodes y Pilatos, que era un loco o un peligro político o uno de tantos fracasados bienintencionados de la historia humana.

Un elemento indispensable para conocer a Jesús es el seguirle. Y la historia parece remitirnos a que una condición del seguimiento es empobrecerse. Vende lo que tienes, dalo a los pobres y luego sígueme. Las aves del cielo tienen nido y las zorras madriguera,

¿Era un blasfemo imperdonable o era la revelación misma de dios? De modo que, si Jesús era así, es porque revelaba a Dios y revelaba que Dios es un Dios débil y con preferencias.

Lo propio de Dios es que lo más grande que haya no puede contenerlo, mientras que cabe en lo más pequeño de los pobres y que se escapa a todo intento de codificarlo religiosamente.

“El hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”, y otras frases semejantes, están dichas precisamente en escenas de seguimiento. Desde el pesebre hasta la cruz, señalarían en esa dirección.

No tuvo un linaje “inmaculado o Vino al mundo en un establo o Vive la mayor parte de su vida en un pueblo

miserable y desconocido o Comienza su vida activa en la fila de los

pecadores o «Amigo de pecadores y prostitutas» o Le declaran blasfemo o Le declaran terrorista o La más humillante de las muertes conocidas

entonces y «fuera de la ciudad» Conclusiones sobre dios.

o Dios «no es de los nuestros» o Nosotros preferimos refutar a Jesús con el

argumento racional de que “Dios es de todos” o Lo estamos rechazando tanto como los que no

creen en él: “los suyos” no le recibieron Porque a Dios nadie le ha visto nunca, todo aquel que

pretende amarle y conocerle, y que habla de él al margen de ese relato, es un mentiroso.

Dios nos repetirá lo que no se ha cansado de repetir a lo largo de toda la revelación bíblica: no necesito esas ofrendas vuestras, me río de ellas; lo único que os pido es un corazón lo suficientemente puro como para estremecerse ante mi palabra y tratar de llevarla a la práctica en el modesto relato de vuestras vidas.

El servicio a ellos es casi lo único que puede cambiar nuestro corazón de piedra en corazón de carne

Cuanto más repugnantes sean y más sucios estén, cuanto más injustos y groseros sean, tanto más

Dos palabras cambiadas de significado: «samaritano» y «fariseo»

Las dos palabras que en judaísmo de su época tenían un significado más positivo (fariseo) y más negativo (samaritano) han cambiado de significado para nosotros. Fariseo ha pasado a ser una de las mayores desautorizaciones que pueden hacerse en el mundo religioso. Y samaritano uno de los más suaves elogios que caben en la órbita de lo humano.

Dos reacciones: seguimiento y conflictividad No caben posturas intermedias. O estás con él, o contra él. O le adoras y se convierte en tu guía, o te defiendes de su propuesta inventando mil argumentos.

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deberás darles tu amor. Sólo por tu amor, por tu amor únicamente, te perdonarán los pobres el pan que tú les das (San Vicente de Paúl)

Como nuevo moisés, Jesús reencarna el esquema del éxodo: al mandamiento de salir –a través del desierto– hacia la tierra prometida le sustituye ahora el del seguimiento de Jesús –con toda la dureza que ese seguimiento implica– para ser «pescadores de hombres».

Alinea a Jesús en la línea de los verdaderos profetas, frente a la «falsa profecía» de sacerdotes y saduceos

El esquema de “vida entregada, muerte-resurrección” es en algún sentido el legado del Jesús real, y la puerta de su revelación de Dios

En lugar de argüir: «Jesús era así –es así que Jesús era consustancial al padre– luego ¡dios es así!» ... Se prefiere argumentar de este otro modo: «Dios es así –así que como Jesús era Dios, entonces Jesús tenía que ser así».

La muerte de Jesús es una consecuencia de su vida es una de las grandes aportaciones que le debemos

La divinidad de Jesús no es algo que le afecta en exclusiva él (de modo que quien pudiera “disponer más de él” dispondría más de Dios), sino que, como recuperó el Vaticano II con un texto muy clásico de la primera iglesia: «por la encarnación Dios se unió de algún modo con todos los hombres»

«Jesús tiene una filiación afiliante y una divinidad divinizante.

Jesús resulta a la vez tan seductor y tan “amenazador” porque abre unos horizontes casi inaccesibles que desbordan nuestra pequeñez humana.

«Así de humano sólo puede serlo el mismo dios» escribió Leonardo Boff

Sólo cuando tratamos de modelar la propia humanidad comprendemos cuán difícil es todo eso de lo humano.

Aquí se besan otra vez la seducción y el vértigo. Y aquí precisamente somos remitidos a esa aventura de una entrega radical y confiada que llamamos fe.

Jesús ha vuelto en algún sentido que no es sólo metafórico, la investigación histórica nos lo ha acercado.

Pregúntate

¿Qué te atrae de Jesús? ¿Qué te produce rechazo o miedo? ¿Por qué?

González Faus dice: «La paternidad de Dios se convierte así en una magnífica noticia, pero también en una tremenda exigencia». ¿Cómo lo experimentas en tu vida? ¿Qué buenas noticias recibes? ¿Qué tremendas exigencias?

Si seguir a Jesús significa empobrecerse, ¿a qué cosas debes renunciar? ¿Qué debes ir dejando?

¿A quién te cuesta amar? ¿A quién dejas al «margen de tu vida»? ¿Qué es lo que te hace mejor que él o ella? ¿Lo invitarías a tu mesa?

¿Cuáles son tus ideales, tus sueños imposibles? ¿Se encuentran en las cosas pequeñas, en lo sencillo y casi invisible o en lo espectacular y poderoso?

¿Qué significado le das tú a lo de que Jesús sea Dios? ¿Y a lo de que Dios sea Jesús?

Tu respuesta, ¿refleja tu forma de vivir? ¿En qué aspectos debes ir avanzando?

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Calasanz y Escuelas Pías: un elenco de textos breves.

De Calasanz:

“Es un buen principio de la vida espiritual el del propio conocimiento y miseria en la que todos nacemos y también de la ingratitud con que después de tantos beneficios hemos correspondido a Dios y si se ejercita en ello con diligencia... yo le aseguro que tendrá en esta vida por premio algún conocimiento de Dios, el cual es una ciencia tan grande que una partícula del mismo aventaja a todas las ciencias humanas...” (Calasanz, EP 1339) “La voz de Dios es voz de espíritu que va y viene, toca el corazón y pasa; no se sabe de dónde venga o cuándo inspire; de donde mucho importa estar siempre atentos para que no venga de imprevisto y pase sin fruto” (Calasanz, EP 0131, 22 noviembre 1622) “Muchas veces el Espíritu Santo habla por boca de uno que no se piensa y pongan toda diligencia…” (Calasanz EP0132) El Espíritu Santo “… por boca de uno sencillo” (EP2581.1), “el Espíritu Santo por boca de alguno mostrará…” (EP 3198) “Si se reúnen con celo de la mayor gloria de Dios y provecho de los alumnos, experimentarán que el Espíritu Santo está en medio de ellos, pues «donde dos o tres están reunidos en mi nombre allí en medio estoy yo»”. (EP 2757, 18jl37) (citas de esta presencia vinculadas a la gloria de Dios y provecho de los alumnos o a la perfecta caridad, como modo de interpretar lo de reunirse “en su nombre”, aparecen en otras cartas, como 0549, 2157…) “Y porque el Señor no es aceptador de personas, y descubre ordinariamente sus secretos a los sencillos, deseamos que los mismos Ministros locales, al menos una vez al mes en el oratorio después de la oración, traten en presencia de todos del buen gobierno de la Casa, oyendo el parecer de cada uno para ver lo que inspira el Espíritu Santo, y las propuestas discretas y razonables y los buenos consejos de cualquiera que sea de los nuestros se reporten después en congregación y se razonen a fondo, para resolver lo que el Señor inspire para el buen gobierno de la casa, el cual hizo hablar incluso a la burra del falso profeta Balaam en provecho del mismo Profeta”. (Calasanz, exhortación a los superiores, en nota 138 Decl. Espirit. 1.969) “Y ya que profesamos ser auténticos pobres de la Madre de Dios, en ninguna circunstancia menospreciaremos a los niños pobres, sino que con tenaz paciencia y caridad nos empeñare- mos en enriquecerlos de todas las cualidades, estimulados es- pecialmente por la Palabra del Señor: “Lo que hicisteis con un hermano mío de esos más pequeños conmigo lo hicisteis” (Constituciones 4(Calasanz) 7 (actuales))

De Juan Pablo II: Iglesia paso al s. XXI.

43. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo. ¿Qué significa todo esto en concreto? También aquí la reflexión podría hacerse enseguida operativa, pero sería equivocado dejarse llevar por este primer impulso. Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades. Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «uno que me pertenece», para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un «don para mí», además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente. En fin, espiritualidad de la comunión es saber «dar espacio» al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento. (Juan Pablo II Novo Millennio Ineunte nº 43)

Tiempo de lectura personal con estas cuestiones:

1) Relacionar los textos entre sí

2) Una espiritualidad ¿es algo estable o dinámico? ¿Abierto o cerrado? ¿Actualizable? En qué sentido

3) A partir de ahí: 2 dudas y 2 certezas. Puesta en común en un cuadro de dudas y de certezas (podría ser por temas y con post-it de color diferente para las dudas o las certezas)

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Eucaristía: sacramento, celebración y doctrina Social

(texto extraído de Escuela de Agentes de Pastoral Diócesis de Plasencia)

El Papa, Benedicto XVI, hizo pública el día 22 de febrero del 2007, la Exhortación Apostólica: “Sacramentum Caritatis”, “Sacramento de la Caridad”, sobre la “Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia”. De ella partimos y desde ella compartirnos los números 91-93.

“En este admirable sacramento se manifiesta el amor «más grande», aquel que impulsa a «dar la vida por los propios amigos» (cf. Jn 15, 13). Con esta expresión, el evangelista presenta el gesto de infinita humildad de Jesús: antes de morir por nosotros en la cruz, ciñéndose una toalla, lava los pies a sus discípulos. Del mismo modo, en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos «hasta el extremo», hasta el don de su cuerpo y de su sangre” (SC 1). “Deseo que el pueblo cristiano profundice en la relación entre el Misterio eucarístico, el acto litúrgico y el nuevo culto espiritual que se deriva de la Eucaristía, como sacramento de la caridad. En esta perspectiva deseo relacionar la presente exhortación con la encíclica «Deus Cáritas est», para subrayar su relación con el amor cristiano, tanto respecto a Dios como al prójimo: el Dios encarnado nos atrae a todos hacia sí” (SC 5). De las tres partes que contiene la exhortación, “Eucaristía, misterio que se ha de creer, Eucaristía, misterio que se ha de celebrar y, Eucaristía, misterio que se ha de vivir”, es ésta, la tercera, de la que voy a partir y la que quiero compartir en este Taller.

“El misterio de la Eucaristía nos capacita e impulsa a un trabajo audaz en las estructuras de este mundo para llevarles aquel tipo de relaciones nuevas, que tiene su fuente inagotable en el don de Dios. La oración que repetimos en cada Misa: «Danos hoy nuestro pan de cada día», nos obliga a hacer todo lo posible, en colaboración con las instituciones internacionales, estatales o privadas, para que cese o al menos disminuya en el mundo el escándalo del hambre y de la desnutrición que sufren tantos millones de personas, especialmente en los países en vías de desarrollo. El cristiano laico en particular, formado en la escuela de la Eucaristía, está llamado a asumir directamente la propia responsabilidad política y social… Es necesario promover la Doctrina social de la Iglesia y darla a conocer en las diócesis y en las comunidades cristianas” (SC 91).

1. Algunos datos para reflexionar:

La mayoría de estudios sociológicos coinciden en la progresiva “secularización” de una sociedad cuan-to más se avance hacia la modernización.

Según el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), marzo de 2017, el 69,8% de los españoles se declara católico. Respecto a los jóvenes, el Instituto de la Juventud de España, en su último estudio sobre el tema, en 2010, aseguraba que el número de jóvenes que se declara católico practicante había caído hasta el 10,3%, frente al 29,2% de 2002, pero ¿cuántos españoles católicos van a misa? ¿A cuántos les interesa la retransmisión en la cadena pública?

Si trasladamos las cifras del CIS, más de 30 millones de personas en España se consideran católicos, pero según datos de los últimos cinco años, la media de españoles que se sientan ante el televisor para ver la misa de La2 es de 300.000, es decir, un 7% de share.

En lo que va de 2017 la cosa no ha ido mucho mejor. Desde el día 1 de enero, la audiencia de la misa de La2 sólo ha superado el 7% en dos ocasiones (22 de enero y 26 de febrero), llegando a tocar fondo el 29 de enero con apenas un 4,9%. La excepción fue el pasado 12 de marzo, cuando la campaña de apoyo en redes disparó la audiencia hasta el 18,1%.

Quizás se pueda pensar que la audiencia de las misas retransmitidas es baja porque la mayoría de los católicos están asistiendo en persona a los oficios.

Pero los datos del CIS de la última década dejan claro que ni los propios católicos asisten. Desde 2007, el

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número de católicos que confesó no haber ido casi nunca a misa ha subido 7 puntos (del 51,2% al 58,2%), con picos como el de 2014, cuando el 62,1% confesaba no pisar apenas la iglesia.

Por otro lado, el número de quienes aseguran ir cada domingo y festivo ha bajado dos puntos en los últimos diez años, pasando del 16,8% de 2007 al 14,3% de 2017.

Eso sí, en los últimos años se viene dando una tendencia ascendente, ya que hemos pasado del 11,9% que reconocía en 2014 acudir cada domingo a misa al 14,3% actual.

¿Qué datos estadísticos te llaman más la atención y por qué?

Según el CIS sólo el 14,3% de los católicos españoles participa en la misa del domingo. En vuestra presencia ¿qué tanto por ciento os reunís a celebrar la misa del domingo? ¿Por qué crees tú que se da esta situación?

2. El “fracaso” de la celebración eucarística.

Aunque partamos brevemente de ello, no nos vamos a detener a considerar las contradicciones que encierran las celebraciones de la Eucaristía cuando la cena del Señor es “politizada” en una dirección o en otra, cuando se convierte en un signo que refuerza las divisiones y enfrentamientos de unos contra otros, cuando se convierte en un acto militar, un acto de sociedad, un homenaje, una manifestación artística, porque evidentemente estas celebraciones pervierten la Eucaristía, porque lo que ahí se busca no es precisamente celebrar el “memorial de Jesucristo” sino algo más ambiguo y confuso. Vamos a partir de las celebraciones de nuestras comunidades cristianas, en las que participamos, que encierran, sin duda grandes valores, pero donde podemos detectar, sin duda también, graves riesgos de vaciar la Eucaristía de su contenido más esencial y, sobre todo, de no tener en cuenta la dimensión social de la evangelización y de la celebración. Por ejemplo:

Necesariamente tenemos que partir de la ausencia de muchos cristianos en la celebración de la Eucaristía dominical. Este dato no puede pasar desapercibido. Hay que preguntarse ¿por qué?

Por otra parte, la práctica rutinaria de la misa dominical se convierte para muchos en “un falso tranquilizante” de la conciencia.

Muchas veces la celebración litúrgica de la Eucaristía se convierte en “evasión y huida de la realidad”. Un refugio que nos protege y defiende de la vida dura, conflictiva, deshumanizada.

Nuestros cristianos son más sensibles a todo lo que afecta a los ritos que a las exigencias que nos plantea.

Son muchos los que piensan que no tiene nada que ver con la vida. Se ve mal que se “aterrice” a la vida y se ponga sobre el altar situaciones de injusticia, miseria, violencia... que están ocurriendo.

A muchos les sigue preocupando muy poco que una comunidad siga celebrando la cena del Señor, sin plantearse ni revisar su actitud ante los marginados, los excluidos, los pobres, los que carecen de vivienda, vestido, trabajo... Se comulga con Cristo sin comulgar con los hermanos más desfavorecidos.

Es curioso observar desde qué criterios valoramos la “calidad” de nuestras eucaristías, incluso cuando se hace un serio esfuerzo por darles su verdadero contenido. Hablamos de eucaristías “logradas” y “buenas” aquellas en las que hemos logrado un clima cálido, participativo, en contraposición a otras más aburridas y rutinarias. El criterio de valoración parece ser la vivencia cultual y litúrgica y no la vida y lo que vivimos.

Contraste pastoral

En las eucaristías que celebramos puede haber graves errores de vaciar su contenido más esencial y, sobre todo, de no tener en cuenta la dimensión social de la evangelización y de la celebración. ¿Cómo valoramos la eucaristía de nuestra presencia?

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3. La eucaristía, exigencia de amor y de justicia

Los cristianos que hoy celebramos la Eucaristía o cena del Señor vivimos en un mundo, una sociedad y unos ambientes culturales, económicos y políticos que deshumanizan y que crean la competitividad, el afán de poseer y tener y que “descartan” a los que “no valen o no tienen”. ¿Te influyen algunos rasgos de esta sociedad-cultura-economía-política (deshumanización, competitividad, afán de poseer y tener, descartar a los que no valen o no tienen...) cuando vas a celebrar la Eucaristía? San Pablo llama a la Eucaristía “cena del Señor” (1 Cor 11,20), la “mesa del Señor” (1 Cor 10,21). Jesús nos anuncia el Reino de Dios celebrando un gesto humano que exige y significa fraternidad, acogida mutua, amistad. A Dios sólo podemos acogerlo como Señor y Padre si las personas nos sentamos a compartir como hermanos la mesa de esta tierra. Ya en el año 55 la cena, en vez de ser un signo de fraternidad, se convierte en ocasión vergonzosa de división y desigualdad social. No se comparte. Cada uno se adelanta a comer su propia comida. Mientras unos pasan hambre, otros se emborrachan. Y eso no es la Eucaristía: “Cuando tenéis una reunión, os resulta imposible comer

la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿Es que no tenéis casas para comer y beber? ¿O es que tenéis en poco la asamblea de Dios? En esto no os felicito” (1 Cor 11,20).

La celebración de la Eucaristía es una proclamación de la fraternidad querida por Jesús y un recuerdo de las exigencias concretas de la justicia de Dios. “La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos (cf. Mt 35,40)” (CIC 1397). Pero, ¿quiénes somos los que celebramos hoy la cena del Señor? ¿de dónde venimos? Venimos de un mundo, de una sociedad y de unos ambientes culturales, económicos y políticos que deshumanizan y que crean la competitividad, el afán de poseer y tener y que “descartan” a los que “no valen o no tienen”. “No obstante es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígidas las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros... Es necesario someter en un futuro estos mecanismos a un análisis atento bajo el aspecto ético-mortal” (SRS 16). “La globalización nos ha hecho más cercanos, pero no más hermanos. A priori, no es buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella. Debemos ser protagonistas, no las víctimas, procediendo razonablemente, guiado por la caridad y la verdad... Es necesario corregir las disfunciones, a veces, graves, que causan nuevas divisiones entre los pueblos y en su interior, de modo que la distribución de la riqueza no comporte una redistribución de la pobreza, e incluso la acentúe” (CiV 42). Celebrar la Eucaristía exige y significa fraternidad, acogida mutua, amistad; en ella acogemos a Dios como Señor y Padre cuando nos sentamos a compartir como hermanos la mesa de esta tierra. Pero ya en algunas comunidades cristianas primitivas (hacia el año 55) la cena, en vez de ser un signo de fraternidad, se convirtió en ocasión vergonzosa de división y desigualdad social. No se compartía. Cada uno se adelantaba a comer su propia comida. Mientras unos pasaban hambre, otros se emborrachaban. Y eso no es la Eucaristía, según san Pablo (cf. 1 Cor 11,20). ¿Qué nos diría san Pablo hoy si contemplara nuestra forma de celebrar la Eucaristía?

¿Es real la experiencia de la fraternidad y de la solidaridad en nuestras celebraciones?

La celebración de la Eucaristía es una proclamación de la fraternidad querida por Jesús y un recuerdo de las exigencias concretas de la justicia de Dios. “La Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres: Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos (cf Mt 35,40)” (CIC 1397).

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¿La celebración de la Eucaristía en tu presencia ayuda a crecer en tu compromiso en favor de los pobres? ¿Has pensado alguna vez que: “¿Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer a Cristo en los más pobres, sus hermanos”? Con frecuencia decimos u oímos expresiones como estas: “Voy a oír o a escuchar misa”, “Vengo de oír o de escuchar misa”. Los que decimos u oímos estas expresiones ¿somos conscientes de que somos invitados a seguir al Maestro celebrando la Eucaristía, que es compartir fraternalmente el pan como don del Señor, y el servicio a los más pequeños y pobres donde está el Señor? ¿Somos igualmente conscientes de que vivir el seguimiento de Jesús implica escuchar los dos mandatos: “Haced esto en memoria mía” –la cena–? “¿Lo que yo he hecho, hacedlo también vosotros” –el servicio–?

4. La fracción del pan y el servicio a los hermanos

La Eucaristía aparece en los Hechos de los Apóstoles como “la fracción del pan”. Esta expresión proviene de una costumbre judía. Se trata de un rito doméstico con el que se inicia la comida familiar. El cabeza de familia, sentado, tomaba el pan, recitaba la bendición de Yavé, lo partía con sus manos y luego distribuía los trozos entre

los comensales. Es el rito que realiza Jesús en la última Cena. El pan compartido es el símbolo de la unidad. La Eucaristía se celebra compartiendo el pan en la unidad. “Como hay un solo pan, aun siendo muchos formamos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan” (1 Cor 10,17). Señalamos otro dato que, a veces, nos pasa desapercibido, siendo fundamental. Jesús aparece, sobre todo en el evangelio de Lucas, como el “servidor”. El Señor se pondrá Él mismo a servir la comida a sus criados. “Dichosos esos criados si el amo al llegar los encuentra en vela. Os aseguro que se pondrá el delantal, los hará recostarse y les servirá uno a uno” (Lc 12,37). Y presenta a Jesús en la última Cena como el “servidor”. “Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). El dato es importante: Jesús, el Maestro, celebra la cena eucarística sirviendo. Es una síntesis de lo que ha sido toda su vida y de lo que será su muerte: entrega, servicio a la humanidad. Recordamos, por su hondo significado, el “lavatorio de los pies”, que nos narra san Juan, que, recogiendo la tradición testamentaria, relata la despedida de Jesús y su testamento, el mandato del amor y del servicio que dan su verdadero y pleno sentido a la cena.

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Somos invitados a seguir al Maestro celebrando la acción litúrgica de la cena, que es compartir fraternalmente el pan como don del Señor, y el servicio a los más pequeños y pobres donde está el Señor. Vivir el seguimiento de Jesús implica escuchar los dos mandatos: “Haced esto en memoria mía” –la cena–. “Lo que yo he hecho, hacedlo también vosotros” –el servicio–. La comunidad que parte el pan es una comunidad donde los bienes se comparten y se ponen al servicio de los más necesitados. La fracción del pan exige comunión de bienes y servicio al pobre. La Eucaristía no es sólo una liturgia ritual, sino un acto social en el que los cristianos ponen sus bienes a disposición de los necesitados: “Cada uno trae lo que tiene para socorrer a huérfanos y viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están necesitados, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso y a todos los que están en necesidad” (San Justino, Apol. I,67). “Tus ojos no ven al necesitado ni al pobre porque están oscurecidos y cubiertos de una noche espesa. Tú eres afortunada y rica. Te imaginas celebrar la cena del Señor sin tener en cuenta la ofrenda. Tú vienes a misa sin ofrecer nada. Tú suprimes la parte del sacrificio que son los pobres” (San Cipriano). La Eucaristía sólo puede celebrarse compartiendo las necesidades y angustias de los pobres, defendiendo sus derechos y comprometiéndonos en sus aspiraciones por una vida más humana. “Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les

devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia” (San Gregorio Magno, Regula pastoralis 3,21). “Esta es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se

aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales, y consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes. Pero hoy, visto la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social, este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor” (SRS 42). “Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los pobres. La buena nueva anunciada a los pobres» (Mt 11,5; Lc 4,18) es el signo de la presencia de Cristo” (CIC2443).

5. Eucaristía o acción de gracias:

A comienzos del siglo II, como nos dicen San Ignacio de Antioquía y San Justino, la cena del Señor recibe el nombre de Eucaristía o acción de gracias. El rito de la fracción del pan y la distribución del vino van acompañados siempre, en las comidas judías, de su correspondiente bendición o acción de gracias a Dios. Los relatos de la cena nos hablan de estas dos bendiciones que pronunció Jesús y que luego se funden en una única acción de gracias que da su origen a la plegaria eucarística de la Eucaristía actual. Por eso si recuperamos en toda su hondura la Eucaristía como alabanza y acción de gracias al Padre, podremos reavivar todo el contenido de fraternidad, justicia y solidaridad que encierra. Por una razón sencilla. Para vivir

en acción de gracias es necesario mirar la tierra como un don de Dios y recibirla con agradecimiento. “Todo es vuestro”, decía san Pablo. Es decir, todo proviene del Único Creador y Padre que nos lo da a las personas para que seamos felices y compartamos. No pertenece en propiedad a ninguna persona. La Eucaristía como acción de gracias a Dios tiene una dimensión sociopolítica, porque nos exige una redistribución justa de los bienes de la tierra. San Justino, en el siglo II, nos describe que en las eucaristías: “Los que tenemos bienes, socorremos a los necesitados y

estamos siempre unidos unos a otros. Y por todo lo que comemos bendecimos siempre al Hacedor de todas las cosas”. ¡Qué bien pinta la Escritura los modos de obrar de los ricos! Se entristecen si no pueden robar lo ajeno, dejan de comer y ayunan, pero no para reparar su pecado sino para preparar sus fechorías. Y tal vez les verás venir a la Iglesia

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cumplidores, humildes, asiduos, para conseguir que tengan éxitos sus delitos. Pero Dios les dice: “No es ese el ayuno que me agrada. ¿Sabes cuál es el ayuno que yo quiero? Romper las ataduras injustas, liberar a los oprimidos, quebrantar todo yugo inicuo, partir el pan con el hambriento, acoger en casa al que no tiene techo...” (San Ambrosio de Milán, Libro de Nabot el israelita, PL 14, 765 ss). “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y de todos los pueblos. Los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa” (GS 68). Debemos aprender a celebrar la Eucaristía como una “acción de gracias en un mundo quebrantado”. No podemos entonar la acción de gracias a Dios por la vida y los bienes de la tierra y seguir, al mismo tiempo, desarrollando egoístamente nuestro bienestar. “Poned, pues, medida a vuestras necesidades vitales. No penséis que todo es vuestro. Que haya también una parte para los pobres y amigos de Dios. Pues la verdad es que todo es de Dios, Padre universal. Y nosotros somos hermanos de un mismo linaje... Pero si alguno quiere apoderarse de todo absolutamente, y excluye a sus hermanos... ese tal será un dictador tiránico, un bárbaro implacable, una fiera insaciable” (San Gregorio de Nisa, Homilía sobre el amor a los pobres). “La creación entera es para el hombre, quien tiene que aplicar su esfuerzo inteligente para valorizarla y, mediante su trabajo, perfeccionarla... Todo hombre tiene derecho a encontrar en la tierra lo que necesita” (PP 22). “La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto” (PP 23). Contraste pastoral:

La comunidad que celebra la Eucaristía comparte los bienes y los pone al servicio de los más necesitados. La fracción del pan exige comunión de bienes y servicio al pobre. La Eucaristía es liturgia ritual y acto social en el que

los cristianos ponen sus bienes a disposición de los necesitados. En la celebración de la Eucaristía en tu comunidad: ¿Cómo se comparten las necesidades y angustias de los pobres?

¿Cómo se defienden sus derechos?

¿Cómo nos comprometemos en sus aspiraciones por una vida más digna?

La Eucaristía como acción de gracias a Dios tiene una dimensión sociopolítica, porque nos exige una redistribución justa de los bienes de la tierra. ¿Cómo cultivar hoy la Eucaristía como acción de gracias y su

dimensión sociopolítica?

Debemos aprender a celebrar la Eucaristía como una “acción de gracias en un mundo quebrantado”. No podemos entonar la acción de gracias a Dios por la vida y los bienes de la tierra y seguir, al mismo tiempo, desarrollando egoístamente nuestro bienestar. ¿Cómo aprender a celebrar la Eucaristía como una “acción de gracias en un mundo quebrantado”?

¿Qué debemos hacer para entonar la acción de gracias a Dios por la vida, los bienes de la tierra y seguir sin desarrollar, al mismo tiempo, nuestro bienestar egoísta?

6. Memorial de cristo crucificado

La Eucaristía es “memorial” de Cristo crucificado. En la Eucaristía celebramos el acontecimiento salvífico que se recoge y expresa en la cena y que es el compromiso radical y la entrega de Jesús hasta la muerte. Lo que Jesús hace en la cena del Jueves Santo es reafirmarse en su obediencia filial al Padre y en su solidaridad total con los pobres, los últimos, los excluidos, los pecadores, asumiendo hasta el final las consecuencias. Todo ello lo desarrollamos en esta sesión. La Eucaristía es “memorial” de Cristo crucificado. Este aspecto es esencial para impedir todo riesgo de reducir la cena del Señor a meras comidas fraternas. “Memorial” es una expresión de rico contenido bíblico y significa, fundamentalmente, una celebración que conmemora y reactualiza un acontecimiento salvífico del pasado que ahora se hace presente en la celebración y en el cual toma parte la comunidad que celebra aquel rito. Recordemos el banquete pascual que celebraban los judíos como “memorial” por excelencia de la liberación de Egipto. También la cena del Señor aparece como “memorial” en Lc 22,19; 1 Cor 11,24: “Haced esto en memoria mía”. Al

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celebrar la Eucaristía celebramos un “memorial”. Pero lo que recordamos no es simplemente el rito de la cena, sino que celebramos el acontecimiento salvífico que se recoge y expresa en esa cena y que es el compromiso radical y la entrega de Jesús hasta la muerte. Lo que Jesús hace en la cena del Jueves Santo es reafirmarse en su obediencia filial al Padre y en su solidaridad total con los pobres, los últimos, los excluidos, los pecadores, asumiendo hasta el final las consecuencias. Esto es lo que expresan las palabras de Jesús: “Esta es mi vida. Os la doy”. “Este es mi cuerpo entregado por vosotros. Esta es mi sangre derramadas por vosotros”. Jesús reasume toda su vida anterior de entrega y amor mesiánico, donde los privilegiados siempre han sido los no privilegiados por la sociedad. Reasume esa entrega y, fiel a su amor mesiánico, acepta el conflicto, el riesgo total, el sacrificio de su vida. Jesús, entregado hasta la muerte, es el culto de la nueva alianza que da verdadera gloria a Dios y salva a las personas.

Tomemos conciencia de que no hemos sido redimidos por medio de un servicio específicamente litúrgico, sino por la entrega de Jesús vivida día a día hasta su ejecución en la cruz. Lo que ha salvado al mundo no es una liturgia celebrada en un templo, sino la ejecución de un hombre que se hizo inaguantable a los poderosos de este mundo por su amor a los pequeños y excluidos. Como dice E. Schillebeeckx, “el Gólgota no es una liturgia eclesial sino una porción de vida humana”. Por eso la celebración de la Eucaristía nos urge a continuar hoy en nuestras vidas esa entrega radical de Jesús. “Hacer memoria” del don y la entrega de Jesús nos invita a comprender mejor el sentido de nuestra solidaridad con los últimos y la radicalidad con la que hemos de vivirla.

“Hacer memoria de Cristo es más que realizar un acto cultual: es aceptar vivir bajo el signo de la cruz y en la esperanza de la resurrección. Es aceptar el sentido de una vida que llegó hasta la muerte, a manos de los grandes de este mundo, por amor a los demás”. El “memorial” del crucificado nos urge a vivir la solidaridad y la defensa de los últimos, arriesgando nuestra propia persona hasta el conflicto y la cruz. “Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites... Su redención tiene un sentido social porque «Dios, en Cristo, no redime solamente a la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres»” (EG 178). Por eso la Eucaristía es mucho más que un acto de compartir que deja intacta las causas de la injusticia que hay en el mundo. El “memorial” del crucificado exige compromiso y lucha no sólo por nuestras propias

reivindicaciones, sino por los derechos y aspiraciones de los últimos, y no sólo de manera teórica, sino en situaciones y conflictos concretos. No se puede celebrar el “memorial” de un ejecutado si no es arriesgando nuestra seguridad por la misma causa por la que él murió. Sabremos que estamos con el crucificado cuando sintamos en nosotros mismos las reacciones, las críticas y los ataques de los grandes de este mundo, a quienes no interesan la verdad de los pobres y las exigencias de la justicia de Dios. “La finalidad inmediata de la doctrina social es la de proponer los principios y valores que puedan afianzar una sociedad digna del hombre. Entre estos principios, el de la solidaridad en cierta medida comprende todos los demás” (CDSI 580). “Éste constituye «uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización social y

política»” (CA 10). “Este principio está iluminado por el primado de la caridad que «es signo distintivo de los discípulos de Cristo»” (SRS 40). “Solo la caridad puede cambiar completamente al hombre” (NMI 49-51). “Esta urgencia viene impuesta también por la caridad en la verdad. Es la caridad de Cristo la que nos impulsa (2 Co 5,14). Esta urgencia es la necesidad de alcanzar una auténtica fraternidad. Lograr esta meta es tan importante que exige tomarla en consideración para comprenderla a fondo y movilizarse con el corazón, para hacer cambiar los procesos económicos y sociales actuales hacia metas plenamente humanas” (CiV 20).

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Contraste pastoral:

Hemos sido redimidos por la entrega de Jesús vivida día a día hasta su ejecución en la cruz. Lo que ha salvado al mundo es la ejecución de un hombre que se hizo inaguantable a los poderosos de este mundo por su amor a los pequeños y excluidos. Por eso la celebración de la Eucaristía nos urge a continuar hoy en nuestra vida esa entrega radical de Jesús. “Hacer memoria” del don y la entrega de Jesús nos invita a comprender mejor el sentido de nuestra solidaridad con los últimos y la radicalidad con la que hemos de vivirla. ¿Cómo celebrar hoy la Eucaristía para que os urja a continuar en nuestra vida la entrega radical de Jesús?

¿Cómo aprender a “hacer memoria” del don y la entrega de Jesús para comprender mejor el sentido de nuestra solidaridad con los últimos y la radicalidad con la que hemos de vivirla?

El “memorial” del crucificado nos urge a vivir la solidaridad y la defensa de los últimos, arriesgando nuestra propia persona hasta el conflicto y la cruz. ¿Quiénes son los últimos de mi parroquia, pueblo, barrio a los que el “memorial” del crucificado me urge a ser solidario con ellos y a defenderlos, arriesgando mi propia persona hasta el conflicto y la cruz?

El “memorial” del crucificado exige compromiso y lucha por nuestras reivindicaciones y por los derechos y aspiraciones de los últimos, de manera teórica y en situaciones y conflictos concretos. ¿Quién me educa y me acompaña para vivir estos compromisos y estas luchas por mis reivindicaciones y por los derechos y aspiraciones de los últimos, de manera teórica y en situaciones y conflictos concretos?

Se puede celebrar el “memorial” de un ejecutado cuando se arriesga nuestra seguridad por la causa por la que él murió. Sé que estoy con el crucificado cuando sienta en mí las reacciones, las críticas y los ataques de los grandes de este mundo, a quienes no interesan la verdad de los pobres y las exigencias de la justicia de Dios. ¿Tengo alguna experiencia de esto? Puedo expresar o compartir alguna experiencia concreta

7. Presencia del resucitado

Los relatos pascuales describen con frecuencia la experiencia del encuentro con el resucitado en el marco de una comida. “Él entró para quedarse. Recostado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo ofreció. Se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció” (Lc 24, 3032). “Como todavía no acaban de creer de pura alegría y no salían de su asombro, les dijo: ¿Tenéis ahí algo de comer?” (Lc 24, 41). “Por último se apareció Jesús a los once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y su terquedad en no creer a los que le habían visto resucitado” (Mc 16,14). “Al saltar a tierra, vieron un pescado puesto a asar sobre brasas... Jesús les dijo: Vamos, almorzad. Ninguno se atrevía a preguntarle quién era, sabiendo muy bien que era el Señor. Jesús se acercó, cogió pan y se lo repartió, y lo mismo el pescado” (Jn 21, 9-13). Recordemos que los discípulos reconocen al Resucitado “al partir el pan”, término técnico para designar la cena

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eucarística. Pedro dirá: “Nosotros comimos y bebimos con él después de que resucitó de entre los muertos” (Hch 10,41). Los cristianos no celebraban una mera repetición de la última cena del Jueves Santo como banquete de despedida. En la Eucaristía se hace presente el Señor, el “Kyrios”, el que viene del futuro, de la vida definitiva. Es la Resurrección la que hace posible la presencia real, viva y operante de Cristo en la asamblea eucarística. Sin la resurrección del Señor no sólo es vana nuestra fe, son vanas y vacías también nuestras eucaristías. Por eso, no es de extrañar que la tradición cristiana haya llamado a la Eucaristía “misterio pascual”. La Eucaristía es una forma permanente de la aparición pascual. Jesús resucita para nosotros sacramentalmente en la cena eucarística. La “Eucaristía es memorial de la muerte y resurrección de Jesús”. La resurrección de Jesús nos revela que Dios es alguien que pone vida donde las personas ponen muerte, alguien que genera vida donde las personas la destruyen. La experiencia pascual exige una posición inequívoca y práctica por la vida. La persona que celebra la Eucaristía animada por la resurrección de Cristo es una persona llamada a hacerse presente allí donde se produce muerte, destrucción, homicidio, hambre, esclavitud... para luchar por la vida. Hacerse presente allí donde se destruye, se deteriora o se aniquila la vida, para luchar por una vida más sana, más digna, más plena. Esta actitud de defensa y lucha por la vida nace en el corazón del cristiano no sólo de unos imperativos éticos, sino de la dinámica misma de la resurrección, y ha de extenderse a todos los frentes de manera coherente: muertes violentas, destrucción lenta de los marginados, genocidios de los pueblos, exterminio por el hambre y la miseria... A veces, olvidamos que la resurrección de Jesús es la reacción de Dios ante la injusticia criminal de quienes lo han crucificado. Entrar en esta dinámica es ponerse de parte de los crucificados. “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica... Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos... La nueva

evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia” (EG 198). La persona que celebra la Eucaristía animada por la resurrección de Cristo es una persona llamada a hacerse presente allí donde se produce muerte, destrucción, homicidio, hambre, esclavitud... para luchar por la vida. Hacerse presente allí donde se destruye, se deteriora o se aniquila la vida, para luchar por una vida más sana, más digna, más plena. ¿Los cristianos que celebramos la Eucaristía, animados por la resurrección de Cristo, nos hacemos presentes donde se produce muerte, destrucción, homicidio, hambre, esclavitud... para luchar por la vida?

¿Nos hacemos presentes donde se destruye, se deteriora o se aniquila la vida, para luchar por una vida más sana, más digna, más plena?

La actitud de defensa y lucha por la vida nace en el corazón cristiano de unos imperativos éticos y de la dinámica de la resurrección, y ha de extenderse a todos los frentes: muertes violentas, destrucción lenta de los marginados, genocidios de los pueblos, exterminio por el hambre y la miseria... La resurrección de Jesús es la reacción de Dios ante la injusticia criminal de quienes lo han crucificado. Entrar en esta dinámica es ponerse de parte de los crucificados. ¿Cómo cultivar hoy la actitud de defensa y lucha por la vida, las fuentes de donde mana, y los frentes que tiene abiertos en la realidad concreta dónde vives?

¿Cómo entrar en la dinámica de la resurrección para ponerme de parte de los crucificados?

¿Qué valoración te merecen estas palabras del Papa Francisco?

“Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica... Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos... La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia” (EG 1

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El modelo de presencia escolapia Una realidad, un sueño, un desafío….

0. Una propuesta de trabajo para este tema Aunque cada pequeña comunidad puede dinamizar este tema como crea conveniente, sugerimos aquí una propuesta de trabajo repartida en 5 reuniones de pequeña comunidad:

Primera reunión: leer juntos/as en comunidad el punto “1” y dialogar sobre las preguntas que se hacen en la propuesta de trabajo comunitario. Quizás dé tiempo en esta primera reunión a ver el video que se propone en el apartado “2”.

Segunda y tercera reunión: poner en común las preguntas del punto “2”. Es importante un trabajo personal previo: ver el video que se propone, tomar notas y trabajar las preguntas propuestas.

Cuarta sesión: trabajar juntos/as el punto “3” y “4”. Es importante un trabajo personal previo correspondiente al apartado “4”: leer el Proyecto Provincial de Presencia 2019-2023. Si la pequeña comunidad lo considera que ya ha trabajado suficientemente el Proyecto Provincial de Presencia, puede “saltarse” el punto “4”.

Quinta sesión: poner en común las preguntas del punto “5”. Es importante un trabajo personal previo: trabajar las preguntas propuestas. Sería bueno que cada miembro de la comunidad trabajara personalmente únicamente dos o tres elementos, aunque todos/as participen en la puesta en común de los diez elementos propuestos.

1. A modo de introducción: ¿Tenemos un modelo? ¡Tenemos un modelo! En este tema no vamos a tratar de explicar el modelo de presencia escolapia. Entendemos que todos y todas conocemos los elementos básicos de lo que significa vivir desde este modelo y, como miembros de la Fraternidad, estamos implicados/as en dinamizar, sostener, actualizar e impulsar una presencia escolapia local concreta y la presencia provincial de Emaús. Así pues, a la pregunta de si “tenemos un modelo”, podemos responder con firmeza que sí lo tenemos. Llevamos bastantes años funcionando con equipos, proyectos y coordinadores de presencia escolapia (en clave local y provincial), y muchas de las intuiciones que vislumbrábamos antes incluso de poner nombre a determinados elementos ahora consolidados de nuestras presencias escolapias, respondían ya a este enfoque de trabajar y vivir desde el modelo de presencia escolapia. Tendremos tiempo de abordar estos elementos en apartados posteriores de este tema. Quizás, la mayor novedad de estos últimos años (desde la celebración del último Capítulo General, en julio de 2015), es el impulso que se le ha dado, y se le quiere seguir dando, al modelo de presencia

1 REGLAS COMUNES DE LAS ESCUELAS PÍAS, nº 12.

escolapia en toda la geografía de las Escuelas Pías, en toda la Orden. En este sentido, de los muchos que podríamos poner, citamos algunos ejemplos que así lo demuestran: Se ha incluido el concepto de presencia

escolapia en las Reglas: “Presencia escolapia es

el conjunto de instituciones comunitarias y

apostólicas (y de las plataformas relacionales

que se establecen en su entorno) que constituyen

y configuran la realidad escolapia concreta de un

lugar, local, demarcacional o general.

Dotaremos a nuestras presencias escolapias de

los proyectos y equipos adecuados para su

crecimiento y consolidación1”.

Se ha incliuido en las Reglas el deseo de

configurar la Comunidad Cristiana Escolapia, haciendo alusión a las Fraternidades Escolapias: “Nos esforzaremos en fortalecer nuestra

presencia en cada localidad configurando la

comunidad cristiana escolapia en la que los

religiosos, los miembros de las Fraternidades

Escolapias y todas las personas que forman parte

del conjunto de la presencia escolapia puedan

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encontrarse para compartir su fe y crecer en su

identidad calasancia2”.

Se ha configurado un equipo general de Impulso

del Modelo de Presencia Escolapia (dependiente del Secretariado General de Participación en las Escuelas Pías): “Habiendo

sido aprobada en el Capítulo General la

propuesta de caminar como escolapios según el

Modelo de Presencia, con sus correspondientes

equipos y proyectos, y convencidos del bien que

esta propuesta está significando donde ya

funciona y de que va a traer muchos beneficios

en los lugares donde se implemente, este Equipo

les pide generosidad para asumir y apoyar dicha

propuesta en su demarcación y localidad

correspondientes. Iremos trabajando juntos en

esta línea3”.

Se está haciendo un esfuerzo por clarificar, configurar e impulsar la Comunidad Cristiana Escolapia. “La Comunidad cristiana escolapia es

el conjunto de cristianos que viven su fe

vinculados a una obra o presencia escolapia,

siendo ésta su referencia de fe inmediata. En esta

comunidad se encuentran los religiosos

escolapios y los miembros de la Fraternidad de

las Escuelas Pías, así como otros cristianos

vinculados a nuestras presencias u obras4”.

En la programación del presente sexenio, está incluido el objetivo de desarrollar el modelo de

presencia escolapia. En la Programación 2016-

2021 de la Congregación General de las Escuelas

Pías, podemos comprobar que, dentro del ámbito de la Participación en las Escuelas Pías, y bajo la clave de vida “Avanzar en el camino

emprendido, profundizando en el compartir

nuestra misión y nuestro carisma desde

vocaciones diferentes y en creciente comunión”, el Área 2 es “Seguir impulsando el trabajo que se

está realizando en la actualidad, con fidelidad

creativa”. El objetivo 3 de esta área es “Desarrollar el Modelo de Presencia escolapia”. Este objetivo cuenta a su vez con las siguientes concreciones: a) Desarrollando un esquema común de

presencia escolapia.

b) Presentándolo a las Demarcaciones, teniendo

presente un proceso de sensibilización.

c) Teniendo un encuentro de Orden sobre este

aspecto.

d) Motivando la realización de proyectos de

presencia en las Demarcaciones.

e) Poniendo en marcha los equipos de presencia

f) Retomando la reflexión y la claridad sobre la

Comunidad Cristiana Escolapia incluida en las

Reglas, ampliarla, difundirla, acompañando a los

responsables de las Demarcaciones en este

caminar.

2 REGLAS COMUNES DE LAS ESCUELAS PÍAS, nº 103. 3 De la carta del Equipo General de Impulso del Modelo de Presencia Escolapia dirigida a los religiosos escolapios y a los miembros de la Fraternidad (30 de marzo de 2017).

4 La Fraternidad de las Escuelas Pías. Clarificación de conceptos.

Para compartir en comunidad

1. Se puede generar un diálogo sobre lo que entendemos por “modelo de presencia escolapia” y enumerar ágilmente (tendremos tiempo de profundizar en apartados posteriores de este tema) cuáles son los elementos clave, las características, los requisitos…, que creemos que configuran este modelo.

2. Convendría compartir las dudas que surjan sobre el funcionamiento del modelo de presencia escolapia en los ámbitos local, provincial y general e intentar resolverlas entre todos y todas. Anotar las que queden sin resolver y pensar en las personas a las que se puede acudir para clarificar lo que sea necesario.

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2. Una reflexión para situar, avanzar y seguir soñando Para el encuentro de Fraternidades Escolapias de Emaús y Betania celebrado el pasado 30 de marzo, le pedimos al P. General, Pedro Aguado, que nos ofreciera una reflexión sobre las convicciones, retos y propuestas del modelo de presencia escolapia. Os ponemos a continuación el esquema de la intervención que preparó para el encuentro para que podáis seguirla con facilidad (este esquema está desarrollado en un video que podéis ver en el siguiente enlace https://youtu.be/FsCP0zPD9hM SALUDO

LO QUE NO VOY A DECIR EN EL VÍDEO LO QUE QUIERO COMPARTIR CON VOSOTROS

son algunas convicciones, retos y propuestas, basadas en lo que veo y vivo en el conjunto de las Escuelas Pías.

1) El “modelo de presencia escolapia” no es UN

modelo. Es el modo desde el que las Escuelas Pías comprenden, viven, diseñan e impulsan su vida y su misión.

2) A la vez, es un modelo que nunca está

terminado, que no lo podemos contemplar como estático

3) El modelo tiene un centro, el mismo que la

Orden, el mismo que la Fraternidad, el mismo que Itaka-Escolapios, el mismo que el colegio, el mismo que tú: Cristo Jesús, nuestro Señor. No hay otro centro.

4) Todo lo que hacemos y vivimos, así como la

organización de la que nos dotamos, tiene por objeto encarnar y desarrollar el carisma de

Calasanz.

5) Por eso, en cada época y contexto, hay que

discernir las opciones centrales del modelo de

presencia escolapia.

6) Los dinamismos que necesitamos en nuestro

modelo de presencia.

7) Tenemos que desarrollar el modelo. Por eso, es bueno que tengamos claras algunas opciones que lo potencian:

8) Unas tareas pendientes

Para el trabajo personal y el compartir comunitario

1. Visualiza el video y toma las notas que creas necesarias. 2. Destaca lo que más te ha llamado la atención, lo que consideras más significativo de lo que has escuchado:

por novedoso, por importante, por clarificador… 3. En el punto 5 del guion se describen algunas “opciones centrales del modelo de presencia escolapia”.

Analiza con qué intensidad se viven e impulsan en la presencia local en la que estás. Puedes proponer algunas acciones de mejora para potenciarlas con más fuerza y profundidad. ¿Podrías añadir alguna opción más que no aparezca en esta exposición?

4. Sobre las “tareas pendientes” del último punto del video. ¿Qué retos hay que abordar para que nuestra Fraternidad (local y provincial) pueda seguir avanzando…? ¿Qué nuevos pasos hay que dar para que “la Fraternidad consolide su madurez cristiana y escolapia”?

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3. ¡Apostamos por un modelo! Como decíamos en la introducción, llevamos bastantes años impulsando, como Fraternidad, el modelo de presencia escolapia. ¡Apostamos por este modelo! A partir de la experiencia que tenemos (personal y comunitaria), nuestras intuiciones, los retos que identificamos en nuestras presencias, nuestros sueños y retos de futuro, y lo

reflexionado y compartido en el apartado anterior, os animamos a elaborar un “Decálogo de las

bondades por las que merece la pena apostar por

el modelo de presencia escolapia”. Se trata de generar en la pequeña comunidad un único decálogo con las aportaciones de todos y todas.

4. Un proyecto que merece la pena

Una de las condiciones necesarias para que cualquier ámbito de vida y misión pueda funcionar con garantías de éxito es que exista un equipo, una persona que lo coordine y un proyecto. En el momento de escribir estas líneas, esta es la situación:

Provincialmente: está nombrado el delegado y el equipo provincial de presencia y aprobado y difundido el Proyecto Provincial de Presencia 2019-2023. El 30 de septiembre finaliza el plazo

para elaborar los planes estratégicos de los diferentes ámbitos de vida y misión de Emaús (Comunidades Religiosas, Fraternidad, Itaka-Escolapios, Colegios, Pastoral Vocacional…).

Localmente: están nombrado los coordinadores de presencia, se están ultimando de configurar los equipos locales de presencia y hay de plazo hasta el 31 de octubre para elaborar los proyectos locales de presencia.

Para el trabajo personal y compartir comunitario

Seguramente, conocerás ya el Proyecto Provincial de Presencia 2019-2023, aprobado el pasado 11 de mayo. Conocerlo, trabajarlo e impulsarlo forma parte de nuestras responsabilidades como miembros de una Fraternidad Escolapia adulta y madura. Tienes acceso a él en la página web de Emaús en el siguiente enlace: https://www.escolapiosemaus.org/proyecto-provincial-de-presencia-19-23/. Se pretende que en este Proyecto estén recogidos los grandes retos para todos los ámbitos de vida y misión de Emaús de este cuatrienio recién estrenado. Así, ha de iluminar la elaboración de todos los planes estratégicos y proyectos locales de presencia. Si no lo has hecho ya, conviene que lo leas. La propuesta es que compartáis en comunidad qué desafíos aparecen en este Proyecto para la presencia escolapia local en la que estás y para la Fraternidad de Emaús (aunque es muy probable que para cuando trabajes este apartado ya estén elaborados los proyectos locales de presencia y el plan estratégico de la Fraternidad de Emaús: tendrán que aparecer esos desafíos, porque habrás tenido la oportunidad de colaborar en su elaboración).

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5. El papel de la Fraternidad Escolapia en el impulso del modelo de presencia escolapia Hay algunos elementos que han nacido gracias a un buen enfoque del modelo de presencia escolapia (antes, incluso, de que se terminara de configurar este modelo). Y, por otro lado, esos mismos elementos potencian el propio modelo de presencia escolapia redundando en su consolidación. Como Fraternidad tenemos un papel fundamental en impulsar cada uno de ellos. Conviene una reflexión profunda al respecto que desemboque en acciones concretas. La ofrecemos a continuación. Citamos 10 de esos elementos: 1. Comunidades conjuntas 2. Itaka-Escolapios (y Movimiento Calasanz) 3. Ministerios Escolapios 4. Comunidad Cristiana Escolapia 5. Cultura Vocacional 6. Envíos conjuntos 7. Organización de la Provincia 8. Papel de la Fraternidad en los colegios 9. Equipos de Misión Compartida 10. Vocación del Escolapio Laico/a

Para el trabajo personal y compartir comunitario

1. Para cada uno de estos diez elementos: Plantear al menos una dificultad que hay que superar. ¿Qué le pides a tu pequeña comunidad, a tu presencia, a tu Fraternidad para poder

impulsarlo? ¿Y qué puedes hacer tú? Un desafío para el cuatrienio 2019-2023.

2. Añadir más elementos que tengan esa doble cualidad de impulsar el modelo de presencia escolapia y de ser fruto del propio modelo. Y responder las mismas tres preguntas anteriores.

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Trabajar y vivir con, desde, para los jóvenes

GUIÓN PARA LA FORMACIÓN DE LA FRATERNIDAD:

Acto Primero:

Lectura: KERKAPORTA RPJ o https://rpj.es/kerkaporta-franbeunza/

Dinámica: BUSCAR EL DOC CON LA DINÁMICA DE LOS JOVENES. o Ver los videos en Comunidad. o HACER VIDEO DE YOUTUBE CON SUS TESTIMONIOS O DEJARLO EN UN DRIVE

Acto Segundo:

Tres lecturas inspiradoras: o Carta de los Jóvenes en Oaxaca a los jóvenes y al Conjunto de las EEPP o Selección CHRISTUS VIVIT desde el Sínodo Escolapio en Emaús. o Charla del P. General Pedro Aguado: Desafíos del Sínodo Escolapio de los Jóvenes.

Trabajo con el Documento Propuestas al Conjunto de las Escuelas Pías (Asamblea de la Juventud Escolapia en Oaxaca). Propuesta de trabajo: qué nos proponemos como comunidad; acciones en las que nos podemos implicar como Fraternidad de Emaús.

-ESCRIBE TU PROPIO FELICES A LOS JOVENES DEJA TU TESTIMONIO…

LOS ANEXOS SE ENCUENTRAN AL FINAL DEL TEMA

ACTO PRIMERO

1 TIM 4,12

“Que nadie te desprecie por ser joven; procura ser modelo de los creyentes en la palabra, la conducta, el amor, la fe, la

pureza”

LA KERKAPORTA DE LA FRATERNIDAD

A veces en la historia de las personas o de las naciones un giro inesperado del destino lo cambia todo. En uno de mis libros favoritos: “Momentos estelares de la humanidad” Stefan Zweig narra con elegancia y maestría como una puerta entreabierta cambió el destino de la historia universal. Bizancio, también conocida como Constantinopla, la ciudad mejor fortificada de su tiempo, que había resistido heroicamente un asedio terrible, fue vencida por un descuido, por una imprudencia. Alguien se dejó una puerta abierta. A poca distancia del principal punto de asedio a la muralla, un par de guerreros otomanos consiguieron atravesar la muralla exterior y deambular tranquilamente por el interior de la ciudad. Al cerciorarse de que no era una trampa y de que habían conseguido entrar fácilmente decidieron entrar con una pequeña tropa de jenízaros. La Kerkaporta fue cruzada como sería cruzada un domingo cualquiera por

unos mercaderes, se plantaron en el centro de la ciudad y atacaron a los defensores bizantinos de forma inesperada, gritando una frase que fue más mortífera que cualquier cañón: “¡La ciudad está tomada!”. Aquel ataque por sorpresa y aquel grito hicieron pedazos a la resistencia bizantina, que creyéndose traicionados abandonaron sus puestos para ponerse a salvo en el puerto y en los barcos. Un pequeñísimo azar, la Kerkaporta, la puerta olvidada, ha decidido la historia de Europa y del mundo…

Esta miniatura histórica me sirve de pretexto para reflexionar sobre nuestra realidad. ¿No somos semejantes, a menudo, las personas a ciudades bien fortificadas, inaccesibles, lugares donde cuesta mucho entrar? ¿No es nuestra cultura líquida en el fondo una ciudad bien fortificada que con sus bondades y

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defectos a menudo no está dejando entrar lo trascendente? Lo evitamos, se defiende, se dispersa… pero el “asedio” de la pregunta y la sed por lo trascendente es una semilla sembrada en el ser humano desde su origen.

Jesús fue un experto en buscar las Kerkaportas de las personas. Él fue capaz de encontrar esa puerta que da acceso a la ciudad interior, el corazón de cada uno, pero en vez de para saquearlo, para liberarlo. Lo encontró en la samaritana, en el recaudador de impuestos, en Zaqueo, en sus discípulos…En tantos y tantas que dejaron una de sus puertas entreabiertas para que entrara algo más que lo habitual, algo más que la lógica de lo “de siempre”.

A menudo nos volvemos pesimistas: que si las encuestas, los datos, la áspera realidad… casi todo nos señala como al ejército de jenízaros que la ciudad es inexpugnable, que la cultura occidental está bien fortificada. Que el mensaje cristiano no encaja, no entra, no cabe en tantas mentes y corazones, no llega, que a menudo no lo comunicamos bien, ni somos buen testimonio y sin embargo tendremos que hacernos expertos en “deambular” y mirar siempre con ojos nuevos hasta esperar ver la kerkaporta de la persona y mientras tanto resistir y no cejar en el intento de derribar tantas fortificaciones que no le dejan a la persona ser libre, ser feliz, crecer… Tantos muros nos encontramos y más que algunos están deseando construir continuamente y sin embargo la historia nos recuerda que existen las puertas entreabiertas.

Algunas “Kerkaportas” u oportunidades por las que me he sido testigo que se ha colado Jesús en mis chavales-as o en mí mismo:

-La vulnerabilidad. El fallo, el error, en la sociedad de la perfección y del rendimiento.

-El tejido de lo colectivo, el estar unidos, no estar sin más sino estar por y para el otro. ¡¡¡ Nuestra fraternidad!!!

-Los ideales a prueba de balas y que nos pueden llevar a confluir con el ideal de Jesús, el reino de Dios.

-El samaritano que es su barco rescata inmigrantes en el mediterráneo.

-¡¡¡Y más!!!

¿Cuáles son las kerkaporta de nuestra época? ¿Las de tus alumnos-as o las personas con las que estás? Todo el proceso pastoral es para que en algún momento la persona se deje tocar, deje entrar al Dios de Jesús, para dejar que las fuerzas del bien absoluto entren en nuestra ciudad.

Y quizás cuando pase el tiempo, mucho tiempo, algún maestro de la literatura podrá escribir con elegancia y maestría que uno de los momentos estelares de la cristiandad fue cómo el mensaje y un estilo de vida como el de Jesús fueron buena noticia para muchos-as en el siglo XXI.

Sin duda nuestra fraternidad puede ser “kerkaporta” para los jóvenes. Ya lo es, pero a la pregunta de si ya estamos haciendo todo lo necesario podemos responder con convicción: no. ¡¡Que somos capaces de mucho más!! Comienzas un Tiempo y espacio comunitarios para “deambular” hasta encontrar un paso, una entrada a los jóvenes actuales. Os proponemos tres momentos:

1. Deja que los jóvenes nos saquen de nuestras casillas: Lectura del texto + ver los videos de los jóvenes

2. Un segundo momento dedicado a reconocer las propuestas que han salido de la Asamblea de la Juventud Escolapia en Oaxaca (15-18 de julio de 2019), a interpretar desde nuestro ser hermanos fraternos caminando junto a tantos jóvenes que participan en la vida y misión escolapia. Y elegir, tomar opciones con los Jóvenes.

3. Escribe tu propia oración, un mensaje para los jóvenes. Escribe tu propio “felices” para compartir en comunidad. Vuelve a todo lo que te haya hecho feliz del seguimiento de Jesús, ¡¡rejuvenécete!! ¡¡Para estar cerca del joven!!

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DEJAD QUÉ LOS JOVENES NOS SAQUEN DE NUESTRAS CASILLAS Estoy remozando una frase de Tony Catalá, que usaba este juego de palabras, pero con los pobres de protagonistas. Lo decía de broma, pero muy en serio: que nos muevan el suelo, que nos remuevan inercias, que nos inviten a los menos jóvenes a hacer buenas cosas, y a su modo. No son tan diferentes. Están simplemente pidiendo a gritos que les escuchemos, que les queramos, que les dejemos participar y actuar. No ven eso en la Iglesia. Lo ven más en Fornite. Acabo de ver en un medio que Elrubius va siendo desplazado por otro youtuber, otro dios de nuestros muy jóvenes, que habla sólo de Fortnite y que habla sin reparos de que ha llevado su dinero a Andorra porque aquí hay que contribuir demasiado. Y mis alumnos/as seguro que le siguen… Creo que no les ha llegado el deseo de la Iglesia de escucharles pronunciado con tanta fuerza por el sínodo de este pasado octubre. Seguramente no, y se lo tendré que hacer notar yo mismo. A ver cómo les cuento que el influencer más influencer de todos los influencers, el hípster más original, el que no les va a fallar nunca, ese mismo que les ayudará en todo, se llama Jesús. Que tiene muchísimos seguidores, y que sigue creciendo, aunque en esta fría sociedad secularista reniegue de su importancia y su pertinencia. Y le diré que el Challenge máximo, el Necknominate más alucinante no es llenar un cubo de alcoholes varios y alguna pastilla más, sino llenar 10 termos de chocolate caliente y con una caja de bizcochos irse a invitar a los sin-techo de tu ciudad… y si lo hace, que seguro que, si le acompaño, lo hará, que nomine a sus amigos más del alma, porque lo bueno se comparte, se etiqueta, y a lo malo se le puede poner freno.

Y a ver cómo les cuento a mis hermanos y hermanas enamorados ya de Jesús e involucrados ya en su community, para entrar en el nuevo y decisivo atrio de los gentiles que es el Instagram y sus postureos, que hablan tanto de gustarse y creerse que su vida vale, aunque no sea tan divertida como la de otros, o en los videos virales donde nunca salen las cosas guays que hacemos.

Joven protagonista significa que nadie como el

joven puede evangelizar a otros jóvenes. Significa que empoderamos al joven que al pronunciar el credo con su vida se sabe constructor de iglesia, y no víctima de sus inercias. Significa que le invitamos a lanzar a bocajarro sus preguntas, sus denuncias, sus miedos, sus quejas, sus propuestas. Significa que le queremos dentro sin mirarle cuánta fe tiene ni cómo la expresa. Significa que le sentamos a la mesa de nuestras estrategias evangelizadoras, y nos dejamos cambiar en ritmos y modos. Significa que nos creemos la coherencia de sus ideales, y no los invalidamos por las posibles infidelidades, que también son nuestras. Significan muchas cosas, claro que sí.

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ESCUCHA A LOS JOVENES

INSTRUCCIONES:

Esta actividad es sencilla, y de tan sencilla es ¡¡bien complicada!! Se trata de escuchar “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los JOVENES de

nuestro tiempo…”

Instrucciones:

1. Ved los videos juntos:

2. Dejaros 3 minutos para pensar e incluso escribid que les contestarías a

estos jóvenes.

3. Piensa como puede articular la fraternidad una respuesta sistémica.

Podéis hacer una lista de ideas nuevas para responder a estas inquietudes

EL LINK PARA VER LOS VIDEOS ES ESTE:

https://www.youtube.com/channel/UCX_F9vYGs2qF10ZpYZj9Ulg/videos

El link te lleva a uno de los 5 videos de los jóvenes, dentro del propio canal de youtbue

puedes ver los demás.

ACTO SEGUNDO

Este acto segundo se centra en la última fase del Sínodo Escolapio de los Jóvenes. Tras el Encuentro de Oaxaca: la Asamblea de la Juventud Escolapia, tenemos el gran reto de aterrizar en nuestra vida, en nuestra misión y en nuestros “instrumentos de acción” todo lo vivido.

Oaxaca ha sido un momento de “Kairos” y la “materialización” de todo lo que ha sido este proceso de dos años de duración en el que jóvenes y mayores nos hemos involucrado. Pero, como y sabemos, esta Asamblea no es un evento. Es parte de ese gran movimiento de construcción de las Escuelas Pías. Por ello, es tan importante que dediquemos unos ratos bonitos de comunidad para “hacer carne de nuestra carne” las conclusiones que ahora os presentamos. También es fundamental que trabajemos un poco para soñar juntos y también aterrizar, concretar.

Os facilitamos cuatro documentos. Queremos que sean más que cuatro “papeles más”. Tres de ellos son inspiradores:

a) Carta de los Jóvenes al final del Encuentro.

b) Textos selectos de la Christus Vivit con comentarios

y preguntas.

c) Charla de Pedro Aguado sobre el Sínodo de los

Jóvenes y los retos que nos deja el Piarist Synod.

d) El cuarto documento, son las Propuestas de la

Asamblea de la Juventud Escolapia al conjunto de las

Escuelas Pías. Ahí es donde entra nuestra Fraternidad, que ha sido sujeto “redactor” de estas propuestas y que también es destinatario.

¿Qué os pedimos concretamente? Que podáis trabajar los textos inspiradores para que os puedan ayudar y sobre todo: que nos enviéis al correo del responsable provincial del Sínodo Escolapio de los Jóvenes vuestra respuesta a esta pregunta: ¿Qué podemos proponer a

la Fraternidad Provincial para concretar estas

propuestas en nuestros planes estratégicos?

Nos comprometemos a que las aportaciones que hagáis lleguen a los equipos concretos y a que en un próximo Encuentro de la Fraternidad podamos sacarles partido.

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A) CARTA DE LOS JÓVENES A TODOS LOS JÓVENES CON LOS QUE COMPARTIMOS CAMINO

Y AL CONJUNTO DE LAS ESCUELAS PÍAS.

VER ANEXO I también tenéis el documento en la web www.piaristsynod.org

A continuación, os invitamos a leer con atención la Carta que los Jóvenes participantes en la Asamblea de la Juventud Escolapia nos enviaron al acabar el encuentro.

Tenéis el vídeo en el que nos animan a leerla:

https://www.youtube.com/watch?v=BiuMnpe6Z3Q

Tras leer la carta:

¿Qué sentimientos os vienen al leerla? ¿A qué os sentís animados? ¿Qué actitudes tendremos que cuidar para vivir la Sinodalidad entre nosotros, escolapios? ¿Cómo respondéis esta Carta?

B) LOS PÁRRAFOS SUGERENTES DE LA CHRISTUS VIVIT

No sólo hemos querido hacer una recopilación de frases

sugerentes. Hay muchas y buenas en internet. Lo que

os ofrecemos es parte del trabajo final realizado por los

Delegados Jóvenes de nuestra provincia, David Loayza,

Pilar Rodrigo y Ruben Martínez, y que se presentó

dentro del informe final a la Comisión General.

Recogiendo la voz de todos los jóvenes implicados en

los sínodos locales, el Sínodo Provincial y teniendo muy

presente lo vivido en Salamanca en el Encuentro

Continental, nos hemos dejado inspirar por la

Exhortación del Papa Francisco, Cristo Vive; y también

recogemos lo que se ha compartido en la distintas

presencias, con sus grupos de Catecumenado y

Comunidades de la Fraternidad, los equipos y otros

encuentros provinciales. Por tanto, no es sólo la voz de

tres personas sino la de todos los jóvenes, equipos,

Fraternidad y religiosos de la Provincia.

La pregunta que se nos pedía contestar era: ¿Qué

caminos estamos dispuestos a iniciar los jóvenes y las

Escuelas Pías junto con la Iglesia para responder mejor

a la llamada de Jesús hoy día? Seleccionamos cinco

puntos: con el texto del Papa Francisco, nuestro

comentario y nuestras propuestas para los jóvenes y

para el conjunto de los Escolapios.

Punto 1: Dejarnos empapar por la realidad e ir hacia ella.

Texto de la Exhortación: números 177 y 178: 177. ¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es solo para los que nos parecen ás cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales; también a quien parece más lejano, más indiferente. 178. (…) Amigos, no esperen a mañana para colaborar en la transformación del mundo con su energía, su audacia y su creatividad. La vida de ustedes no es un “mientras tanto”. Ustedes son el “ahora” de Dios, que los quiere fecundos. Porque “es dando como se

recibe”, y la mejor manera de preparar un buen futuro es vivir bien el presente con entrega y generosidad. El Papa Francisco nos invita a llevar el Evangelio

a todo el mundo, ponerlo en práctica y llevarlo a las periferias. Los jóvenes debemos ser arriesgados, encarnando la Iglesia en salida que tanta falta hace en estos tiempos.

Propuesta para los jóvenes: Experiencias arriesgadas que nos pongan frente a los ojos de los que viven constantemente en la periferia. Aparte de involucrarnos en todas las experiencias que se nos ofrecen a los jóvenes

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desde la misión escolapia, realizar algunas apuestas arriesgadas, como por ejemplo, iniciar procesos serios de discernimiento; dar pasos vocacionales; atreverse a salir del entorno de confort para tener tiempos fuertes de compromiso, etc.

Propuesta para los escolapios: Cuidar los itinerarios y procesos en los que aparecen estas propuestas como fundamentales para el

encuentro con Dios y la realidad. Tenemos ejemplos dentro del Movimiento Calasanz como son las experiencias de campos de voluntariado, el Proyecto Sal, etc. Pedirle a los escolapios en contacto con otro lugar, replanteemos cuánto nos estamos dejando de empapar por la realidad y cuánto de transformador es nuestro compromiso. Nunca debemos dejar de plantearnos esta cuestión.

Punto 2: Ser semillas para otros:

Esta expresión procede de una frase del Papa Francisco en la Exhortación. Texto de la Exhortación: números 292,293 y 294. Seleccionamos algunos párrafos:

292. La primera sensibilidad o atención es a la persona. Se trata de escuchar al otro que se nos está dando él mismo en sus palabras. El signo de esta escucha es el tiempo que le dedico al otro. No es cuestión de cantidad sino de que el otro sienta que mi tiempo es suyo: el que él necesita para expresarme lo que quiera. Él debe sentir que lo escucho incondicionalmente, sin ofenderme, sin escandalizarme, sin molestarme, sin ofenderme, sin cansarme. Esta escucha es la que el Señor ejercita cuando se pone al lado de los discípulos de Emaús y los acompaña largo rato por un camino que iba en dirección opuesta a la dirección correcta. 293. La segunda sensibilidad o atención es discernidora. Se trata de pescar el punto justo en el que se discierne la gracia o la tentación. Porque a veces las cosas que se nos cruzan por la imaginación son solo tentaciones que nos apartan de nuestro verdadero camino. Aquí necesito preguntarme qué me está diciendo exactamente esta persona, qué me quiere decir, qué desea que comprenda de lo que le pasa. Son

preguntas que ayudan a entender dónde se encadenan los argumentos que mueven al otro. (…) Esta escucha se orienta a discernir las palabras salvadoras del buen Espíritu, que nos propone la verdad del Señor, pero también las trampas del mal espíritu. Hay que tener la valentía, el cariño y la delicadeza necesarios para ayudar al otro a reconocer la verdad y los engaños o excusas. 294. La tercera sensibilidad o atención se inclina a escuchar los impulsos que el otro experimenta “hacia delante”. Es la escucha profunda de “hacia dónde quiere ir verdaderamente el otro”. (…) La atención va más allá de lo que ha hecho en el pasado o lo que siente en el presente; se orienta hacia lo que quisiera ser. ¿Qué es lo que más agrada al Señor? Su proyecto para la propia vida se expresa en una inclinación del corazón, más allá de la cáscara de los gustos y los sentimientos. Esta escucha es atención a la intención última, que es la que en definitiva decide la vida, porque existe Alguien como Jesús que entiende y valora esta intención última del corazón. (…).

Resaltamos los números que hablan del papel del acompañamiento en el discernimiento y el crecimiento vocacional de cada joven. Es un auténtico ministerio en la Iglesia, hay que cuidarlo, estimularlo y formarlo. Y es un arte que tiene sus pasos, sus momentos y que requiere “dejar el espacio para que Dios hable en la vida… y también la capacidad para “pescar el punto” clave donde un joven/una joven se juegan la vida.

Animamos a potenciar el papel del acompañante escolapio (religiosos, miembros de la fraternidad, etc.). ¿Podría pensarse en caminos concretos para fortalecer el acompañamiento: formación, creación de figuras para este servicio, profundizar la reflexión entre los escolapios?

Fortalecer a lo largo de nuestros procesos la presencia del acompañamiento. Colocarlo el acompañamiento en el lugar que le corresponde dentro de nuestros procesos.

Los jóvenes tenemos que promover la cultura del acompañamiento. Para ello, sabernos jóvenes cristianos que acompañamos a otros jóvenes, formarnos para esto; elevar el nivel de nuestros grupos del Movimiento Calasanz para que exista esta cultura del acompañamiento y del dejarse acompañar. Saber que el acompañamiento es parte fundamental de nuestro crecimiento en la fe y en la identidad escolapia.

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Punto 3: Fomentar las experiencias fuertes de Dios que te han marcado, que han supuesto un cambio en tu vida.

Cómo descubrirlas: la Exhortación nos da pistas entre los puntos 250-252.

250. ¿Qué quiere Jesús de cada joven? Es ante todo su amistad. Ese es el discernimiento fundamental. En el diálogo del Señor resucitado con su amigo Simón Pedro la gran pregunta era: “Simón, hijo de Juan, ¿Me amas?”. Es decir: ¿Me quieres como amigo? La misión que recibe Pedro de cuidar a sus ovejas y corderos estará siempre en conexión con este amor gratuito, con este amor de amistad. 251. El joven rico, al contrario, se fue entristecido, después de haber seguido un buen impulso, porque no supo sacar la vista de las muchas cosas que poseía. Él se perdió la oportunidad de lo que seguramente podría

haber sido una gran amistad. Y nosotros nos quedamos sin saber lo que podría haber sido para nosotros., lo que podría haber hecho para la humanidad, ese joven único al que Jesús miró con amor y le tendió la mano. 252. La vida que Dios nos ofrece no es un utorial con el que aprender la última novedad, ni una aplicación nueva a descubrir, no está colgada en la nube, ni es un ejercicio mental fruto de nuestras técnicas de autosuperación. La salvación que Dios nos regala es una invitación a formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias.

Reto para los jóvenes: Concienciar a los jóvenes más comprometidos a tener iniciativa para buscar

estas experiencias no como colección de sensaciones sino como parte fundamental de la búsqueda de Dios. Y reforzar en todos los grupos de jóvenes la necesidad de cuidar y alimentar –especialmente- en los tiempos fuertes momentos y vivencias de compromiso y búsqueda personal de Dios.

Reto para los escolapios: Reflexionar profundamente cómo nuestros procesos del Movimiento Calasanz ofrecen la amistad con Dios y presentan que el mejor autoconocimiento que existe es dejarse mirar por él. Revisar especialmente los procesos en Catecumenado y las experiencias de Campos de Voluntariado Universitarios así como otras experiencias fuertes.

Punto 4: ¿Con qué soñamos los jóvenes? ¿Cuáles son nuestras utopías?

¿De qué estamos enamorados? 148. Un ejemplo es la experiencia del Cardenal Van Thuan. En

la prisión su opción fue “vivir el momento presente colmándolo de amor”; y el modo como lo practicaba era: “Aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria”. Mientras luchas para dar forma a tus sueños, vive plenamente el hoy, entrégalo todo y llena de amor cada momento.

149. (…) Hay jóvenes que viven en condición de discapacidad física, mental y sensorial. Incluso si no siempre pueden hacer las mismas experiencias que sus compañeros, tienen recursos sorprendentes e inimaginables que a veces superar a los comunes. El Señor Jesús los llena con otros dones, que la comunidad está llamada a valorar.

174. (…). No balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió de lleno. Métanse en la

vida como hizo Jesús. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial.

Los jóvenes tenemos el desafío de poner nombre a los retos más altos para nuestro tiempo construyendo el Reino de Dios. La clave está en enamorarse del Proyecto de Jesús de Nazareth. Los escolapios tienen que cuidar que los

ideales del Evangelio se presenten y se trabajen en los Proyectos de Vida. La existencia de una especie de foro periódico

en el que hablemos de estos sueños, esta utopía del Reino de Dios en la que soñemos juntos los escolapios y los jóvenes.

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Punto 5: ¿Para quién soy yo? ¿Dónde me/nos llama Dios en el mundo?

En la Exhortación el Papa Francisco hacia una bonita reflexión: sólo sabremos quiénes somos si respondemos a la gran pregunta de ¿para quién soy yo? Descubro mi mejor yo cuando respondo al plan de Dios reflejado en la vida de los hermanos.

Textos: 284. Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente. Así está realmente disponible para acoger una llamada que rompe sus seguridades pero que lo lleva a una vida mejor, porque no basta que todo vaya bien, que todo esté tranquilo. Dios puede estar ofreciendo algo más, y en nuestra distracción cómoda no lo reconocemos. 285. Cuando se trata de discernir la propia vocación, es necesario hacerse varias preguntas. No hay que empezar preguntándose dónde ganaré más dinero, o dónde podría obtener prestigio social, pero tampoco qué me daría más placer a mí mismo. Para no equivocarse hay que empezar desde otro lugar: ¿Me conozco a mí mismo más alla de las apariencias? ¿Conozco lo que alegra y entristece mi corazón? (…) Inmediatamente siguen otras: ¿Cómo puedo servir

mejor? ¿Cuál es mi lugar en esta tierra?; ¿Qué puedo ofrecer yo a la sociedad? Luego otras muy realistas: ¿Tengo y puedo adquirir las capacidades necesarias para hacer ese servicio? 286. Estas preguntas tienen que situarse en relación con los otros, frente a ellos, de manera que el discernimiento plantee la propia vida en referencia a los demás. Por eso quiero recordar cuál es la gran pregunta: “Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos: Pero, ¿quién soy yo?. Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida buscando quién eres. Pero pregúntate: “¿Para quién soy yo?”. Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros.

Propuesta para los jóvenes: conocer y afrontar con voluntad de responder a la pregunta y lo que

conlleva sin echarnos atrás cuando Dios nos exija dejar de mirar el mundo desde una ventana. Esta clave es importante: la pregunta como cristianos jóvenes es: ¿Para quién soy yo?

Propuesta para los escolapios: que en el Movimiento Calasanz y en nuestros grupos y fraternidades tengamos más claro que hay que preparar a las personas/jóvenes para responder a esta pregunta.

o Saber acompañar en los diferentes caminos de ofrecerse a los demás y ofrecer propuestas.

C) CHARLA DEL P. GENERAL PEDRO AGUADO: “EL SÍNODO DE LOS JÓVENES Y LOS DESAFÍOS

DE LAS ESCUELAS PÍAS TRAS EL SÍNODO ESCOLAPIO DE LOS JÓVENES”.

VER ANEXO II; también tenéis el documento en la web www.piaristsynod.org

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D) DOCUMENTO CON LAS PROPUESTAS PARA SER TRABAJADAS Y ESTUDIADAS.

Os presentamos a continuación las Propuestas que los Jóvenes reflexionaron, discutieron y presentaron en la Asamblea de la Juventud Escolapia en Oaxaca. Estas propuestas, un total de 36, divididas en 8 grandes bloques serán presentadas al Capítulo General. Y están ya disponibles para que cada uno de nosotros, cada Comunidad, cada Fraternidad Local, la Fraternidad Provincial y Emaús al completo las viva y las desarrolle.

Los bloques en los que se agrupan son:

A. Movimiento Calasanz

B. La relación con Dios (Experiencia de Dios, oración, vida de fe, sacramentos, etc.)

C. Las formas de anunciar el Evangelio.

D. Nuestra opción preferencial por los pobres.

E. Discernimiento vocacional y capacidad de acogida.

F. El Acompañamiento.

G. Educación No Formal.

VER ANEXO III; también tenéis el documento en la web www.piaristsynod.org

La invitación que os hacemos:

A leerlas y estudiarlas. Trabajarlas muy en serio.

Dejarlas resonar y comentarlas en reunión comunitaria.

Elegir aquella que podéis vivir e implementar por estar más en contacto con la MISIÓN de vuestra

Comunidad o que conecta más con vuestra sensibilidad.

¿Qué podemos proponer a la Fraternidad Provincial para concretar estas propuestas en nuestros planes

estratégicos? Enviadnos vuestra propuesta a [email protected] antes del 31 de enero.

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CARTA DE LOS JÓVENES A TODOS LOS JÓVENES CON LOS QUE COMPARTIMOS CAMINO Y

AL CONJUNTO DE LAS ESCUELAS PÍAS.

A nuestras hermanas y hermanos: Jóvenes, a los Grupos del Movimiento Calasanz, las Fraternidades de las Escuelas Pías en las distintas demarcaciones y a toda la Orden de las Escuelas Pías,

¡Un saludo de paz!

Jesús está vivo y quiere que vivamos, quiere vivir a través de nosotros. Estamos sumamente emocionados de deciros que nuestro corazón arde al reunirnos aquí durante el Sínodo Escolapio, porque como los discípulos de Emaús, hemos encontrado a Cristo y lo hemos reconocido entre nosotros.

Hace dos años, comenzamos un camino hacia nuestro propio Emaús espiritual y en ese viaje, nos encontramos con Jesús a través de las Escuelas Pías, los propios religiosos escolapios y las Fraternidades Escolapias, el Movimiento Calasanz y los programas de formación que hemos experimentado. Ahora en Oaxaca, México, hemos reconocido al Señor en la realidad de los jóvenes, mientras reflexionábamos sobre la Exhortación "Christus Vivit" y compartiamos nuestras situaciones, temores, esperanzas y sueños para la Iglesia y las Escuelas Pías.

Durante este tiempo tan provechoso hemos experimentado la Sinodalidad. Nos hemos encontrado con una Iglesia que realmente escucha a los jóvenes, que tiene ganas de oír sus esperanzas y sus preocupaciones. Una Iglesia que reconoce que el Espíritu Santo está hablando a través de ellos. Es este Espíritu quien invita al joven a participar activamente en esta misión. En línea con este estilo sinodal nos gustaría caminar juntos, meternos en la vida hasta el fondo; los jóvenes y la Orden por igual, para llevar adelante el trabajo que Cristo nos entrega para llevar a término, para vivir la fe y el carisma escolapio.

Recibimos el Espíritu a través de las celebraciones y oraciones, en las diferentes lenguas de quiénes aquí hemos participado; hemos sentido esto, incluso cuando no sabíamos hablar una lengua en particular. Lo que nos une es mucho más grande que lo que nos divide, ya que todos estamos conectados en Cristo: un cuerpo, un espíritu.

Durante la visita a la Ciudad de los Niños (una institución para niños en situación de vulnerabilidad, ubicada en Oaxaca), se nos recordó la entrega a los pobres, sacrificar nuestro tiempo y energía a quienes más lo necesitan, devolver lo que estamos recibiendo gratuitamente en el don de la eucaristía. “La cosecha es abundante pero los trabajadores son pocos. Por lo tanto, pida al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 37-38). Dios nos está llamando a todos y cada uno de nosotros a convertirnos en trabajadores de su cosecha, llevar a los que nos rodean a vivir la cruz y una vida de resurrección. La Iglesia y las Escuelas Pías nos necesitan para empoderar a nuestros compañeros jóvenes ofreciéndoles nada menos que a Jesucristo. La experiencia nos motiva a seguir avanzando, a continuar sirviendo a los jóvenes con todo nuestro corazón, a convertirnos en líderes valientes y audaces para otros jóvenes, ayudándolos a convertirse en discípulos.

Muchos jóvenes quieren llegar a ser testigos de la Luz de Jesús, pero si tomamos decisiones equivocadas o no asumimos riesgos, permanecerán en las sombras. El Sínodo ha despertado en nuestros corazones un nuevo fuego para ser la antorcha encendida que ilumine el camino de los jóvenes hacia el Reino de Dios. De este modo, ayudarles también a verse a sí mismos del mismo modo que Dios los ve, para guiarlos a una vida de libertad, para guiarlos a desarrollar una relación amorosa y auténtica con Dios.

Hemos escuchado la voz de los jóvenes y en base a ello, ofrecemos propuestas para ellos y para las Escuelas Pías. Invocamos la intercesión de Nuestra Madre la Virgen María y de San José de Calasanz para que nos guíen en el proceso de llevar a la Orden de las Escuelas Pías más cerca de Cristo y servir al máximo a los niños pobres y a la juventud. ¡Amén!

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CHARLA DEL P. GENERAL PEDRO AGUADO: “EL SÍNODO DE LOS JÓVENES Y LOS DESAFÍOS

DE LAS ESCUELAS PÍAS TRAS EL SÍNODO ESCOLAPIO DE LOS JÓVENES”.

DESAFÍOS DEL SÍNODO A LAS ESCUELAS PÍAS

Para una reflexión con los participantes en la Asamblea General de la Juventud Escolapia. Piarist Synod.

Comienzo compartiendo con vosotros una convicción: el Sínodo Escolapio de los Jóvenes tiene dos riesgos. Pensar que es un Sínodo sólo de los Jóvenes y otro pensar que es un evento.

Comparto con vosotros un recuerdo afortunado en el Sínodo de Roma. Tomando un café en un descanso, el Papa nos dijo a un grupo que estaba con él: “Quiero un Sínodo de los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Quiero un Sínodo de los Jóvenes en el que sientan la provocación de Cristo a decidir la vida”.

1. La experiencia del Sínodo.

El Papa Francisco decidió que había que hacer un Sínodo de los Jóvenes porque vio que era el momento. Que la Iglesia necesita que los jóvenes tomen el pulso a su vida, a la fe e impulsen con fuerza su compromiso de Iglesia.

El proceso de Piarist Synod en la Orden ha sido muy fuerte. Mucha gente, nos ha felicitado. Si bien mucha gente ha hecho proceso previo, parece que ahí se hubieran detenido. Pero lo que sorprende en nosotros es que hemos iniciado un proceso nuevo y trabajamos en él, codo con codo, con los jóvenes. No nos vale con hacer sólo el previo; queremos abrir un nuevo tiempo, iniciar un nuevo modo de trabajar con los jóvenes.

El Clima y el Estilo del Sínodo. Llegó en un momento “no fácil de la Iglesia”. En la Asamblea de octubre se pudo ver en aquellos que estuvieron presentes la gran diversidad de la Iglesia: obispos, expertos, jóvenes, etc. Estuvieron también una representación de las Órdenes de religiosos y religiosas.

Se vio la gran diversidad de la Iglesia. De todas las opiniones, de todas las posturas, de todas las proveniencias en cada uno de los puntos cardinales. Con todos y cada uno se mantuvo el ambiente de escucha. Eso sí, siempre había limitación del tiempo, salvo cuando hablaba el Papa… El ambiente estuvo lleno de frescura, simpatía y acogida.

Algunas claves que marcaron línea y dirección en el Sínodo:

a) La sinodalidad. Un Iglesia que escucha y en la que cada persona cuenta.

b) Iglesia en salida. Basta de ser solo pastores, hace falta una Iglesia de pescadores; una Iglesia más evangelizadora y capaz de salir a buscar a quienes están más alejados.

c) Acompañamiento y escucha empática. Es algo muy complejo. Sólo se deja acompañar un joven que se sabe escuchado. Y acompañar requiere el conocimiento de un arte.

d) Pastoral de procesos completos. Queremos una pastoral completa, desde que la persona nace hasta el último día de su vida. Nada de hacer sólo una pastoral de eventos.

e) Los mártires. Un joven de Siria me contó qué supone ser amigo de un mártir. Al salir de misa les explotó una bomba y él salvó la vida por tan sólo unos segundos. Me dijo: “soy amigo de varios santos; mis amigos que fallecieron este día”.

f) Los migrantes: es el gran tema de los pobres de la tierra. Está en todos los sitios: en el Mediterráneo que es una de las mayores fosas comunes del mundo; pero también en Brasil o en Chile, donde llegan los migrantes venezolanos; en Tijuana, miles que esperan detrás de la valla. Son dramas que resuenan en nuestra conciencia.

g) Discernimiento: ¿cómo discernir, cómo encontrar la voluntad de Dios? Discernir no es sólo tomar decisiones. Es encontrar, honestamente, qué quiere Dios de mí. Y lo encuentras y no te “achicopalas” (dicho de esta tierra de México), no te quedas paralizado por el miedo. Es un proceso exigente porque, también en cuanto al discernimiento colectivo, no consiste en ganar votaciones imponiendo mi opinión, sino estar a la escucha del Espíritu. Y eso, así como discernir en la vida requiere de mucha oración.

h) El joven en su realidad: cómo el joven puede encontrar un camino conectado con la vida.

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i) La educación integral desde el Evangelio. Se habló muchísimo de este tema tan escolapio. La educación en todos los ámbitos de la persona desde las claves del Evangelio.

j) La clave del discernimiento vocacional de la que más abajo hablaré.

Todas estas grandes preocupaciones salieron en el Documento Final, inspirado en el icono del Evangelio de Emaús, con el encuentro de los dos discípulos con Jesucristo. Personalmente pienso que merece la pena conocer dicho documento ya que es fruto del trabajo del interesante y diverso grupo de personas reunidas en la Asamblea Sinodal de Octubre en Roma. También porque dicho trabajo estuvo basado en las aportaciones de toda la Iglesia. Ayer lo estuvisteis trabajando a través de los talleres, en los que por cierto, “metisteis bastante ruido”. Nuestro Sínodo Escolapio quiere dejarse inspirar por este Documento así como por la Exhortación Apostólica, por todo este proceso sinodal y continuarlo.

2) Claves desde las que podemos entender el Sínodo

y recibirlo.

a) No es un acontecimiento, sino que queremos abrir un proceso. Cuanto más te enriquezcas con esta Asamblea, mejor. El asunto es cómo vamos a hacer entre todos unas Escuelas Pías más capaces de ofrecer lo mejor que tenemos: nada más y nada menos que al propio Jesucristo.

Por ello os muestro un tesoro del archivo. El P. General Tomek en 1948 presentó un poryecto llamado ACCIÓN CATÓLICA CALASANCIA, con el subtítulo de “Epifanía de la Juventud”. Se trata, sin duda, de un proyecto precursor del Movimiento Calasanz. Estamos abriendo un proceso con el Sínodo que, sin embargo, está inserto en el ADN de las Escuelas Pías.

b) No es una reflexión, sino un nuevo modo de caminar. La sinodalidad implica un nuevo modo de hacer las cosas.

c) No es una sugerencia más, sino una apuesta clara por construir esas Escuelas Pías más calasancias, más convocantes, misionera y también más participativas.

d) No es un simple horizonte ideal, sino una dirección en la que construir. Ojo: si los ideales que tenemos, los pudiéramos cumplir fácilmente significa que no son grandes ideales. Por tanto hay algo que hemos reducido y por esta razón, son pequeños.

e) Hay una Iglesia que transformar, unas Escuelas Pías que seguir construyendo, un sueño calasancio que

hacer realidad, una vocación (la tuya, querido joven) que descubrir y una vida por vivir.

3) Algunos de los Desafíos más fuertes que el Sínodo

propone a las Escuelas Pías:

Aquí está el centro de lo que me pedían para esta charla.

- Entender que el Sínodo nos desafía. Desgraciadamente, seguro que hay escolapios y también miembros de las Fraternidades que no han leído los documentos sinodales. Otros que lo han leído, lo han trabajado a fondo y les ha apasionado. Estamos ante un desafío que no nos puede dejar igual como portadores que somos del Carisma del Santo Fundador.

- Es un desafío para nuestro modo de escuchar. Aquí hay acompañantes y acompañados… y todos los somos. Tanto escolapios religiosos, hermanos fraternos, jóvenes, etc. Todos somos personas de escucha y necesitados de escucha. Al sentirnos realmente acogidos y escuchados, se moviliza en nosotros la fuerza de la búsqueda. El acompañante que sabe escuchar conoce perfectamente que el mejor consejo lo encuentra la persona al contactar con Dios.

- Desarrollo de procesos pastorales completos, con el Movimiento Calasanz. Pero también queremos revitalizar también nuestras parroquias; queremos que desarrollen todo su potencial.

- Luchar contra todo tipo de abusos. Contra todo tipo de pensamiento de que se puede estar por encima de las demás personas, por encima incluso de las leyes civiles.

- Potenciar el compromiso y participación social. Ayer una chica secretaria de uno de los grupos dijo: En mi grupo queremos cambiar el mundo. –Yo pensé para mis adentros: qué bien. Es que estamos aquí, precisamente, para esto.

- Ojo con la complacencia: pensar que ya hacemos bastante. Y esto nos puede pasar con el Sínodo de los Jóvenes. Pensar que hemos hecho un gran recorrido de dos años y que es suficiente. Esto no nos lo podemos permitir.

- Encontrar en los jóvenes a Dios. Los jóvenes son un lugar teológico. Nunca os olvidéis que Calasanz era un sacerdote preparado y con mucha formación y, sin embargo, le hicieron escolapio los niños y los jóvenes pobres de Roma. Ellos fueron para Calasanz la zarza ardiente donde encontró a Dios.

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- ¿Qué significa la sinodalidad para las Escuelas Pías? Haremos la experiencia de 4 jóvenes vengan al Capítulo General y esto será una señal del proceso de camino conjunto que ya está abierto.

- Cualificación vocacional de la Pastoral Juvenil. Es la principal apuesta y objetivo de la pastoral juvenil; ayudar al joven a que descubra a Cristo y que lo siga. Si no es así, nuestra pastoral no cumple su misión.

- Papel de la mujer. Cómo la mujer es tenida en cuenta en equipos, en el liderazgo, en la toma de decisiones y cómo la mujer está en pie de igualdad.

- Ofertas que podemos hacer como escolapios para ayudar en los procesos de discernimiento vocacional.

La vocación se discierne en los lugares donde está Dios y estos son: la oración profunda, desde la comunidad compartida con quienes sigan a Jesús y en la experiencia de descubrir a Dios en los pobres, en quienes me necesitan.

Mirad, allá en la Asamblea del Sínodo de los Jóvenes, se aprobaron por votación tres medidas para realizar:

a) Abrir experiencias de vida fraterna compartida. Yo les digo a las comunidades: ¿invitáis a unos jóvenes a casa y ya los invitáis al centro de vuestra vida? Tened la comida, o un rato de reunión con ellos, pero también que compartan con vosotros el centro de vuestra vida que es Cristo.

b) Propuestas apostólicas fuertes y significativas. Tenemos que invitar a estas propuestas, pero también cuestionar a cada joven que participa sobre qué le ha supuesto interiormente.

c) Experiencias de oración y espiritualidad consistente. Esto es: un retiro, unos ejercicios, una experiencia fuerte de vida comunitaria y oración, etc.

- Formación Inicial de los jóvenes escolapios. ¿Cómo formar a los escolapios del futuro para responder a lo que el mundo y la Iglesia necesita? Hay casi 600 jóvenes escolapios formándose. Esto es una bomba apostólica… El objetivo de estos jóvenes es ser un nuevo Calasanz, dándose por niños y jóvenes.

4. Lo que podemos y debemos construir juntos

(propuestas por el Santo Padre Francisco):

Os invito a leer Christus Vivit en el número 111 al 129. Hay tres verdades que hay que saber proclamar:

1) Dios te ama y apuesta por ti.

2) Cristo te salva.

3) Cristo vive y es capaz de llenar nuestra vida.

Estos tres puntos nos pueden ayudar a entender que Dios cuenta contigo y que apuesta por ti. ¿Qué significa que murió por ti Cristo? Y preguntarse cómo la Cruz cambia tu vida, con la muerte de Jesús y su Resurrección… Sobre todo, qué significa que Él está vivo. Esto hay que vivirlo apasionadamente. “NO podéis ofrecer nada que sea menor que el propio Jesucristo”.

b) Cuatro opciones desde las que caminar:

i) Yo les pregunto a los jóvenes que deciden ser escolapios qué queréis vivir, qué soñáis. Por eso hay que preguntar qué sueños tienes. Y mi obligación es ayudarles a buscar esos sueños.

ii) Crecer, vivir y experimentar. Ayudarles a vivir procesos de autenticidad. La gran pregunta es; ¿a qué quieres dedicar tu vida? No qué vas a estudiar; esta pregunta es solo curiosidad.

iii) Vida comprometida. Calasanz le pregunta a Glicerio Landriani, el primer joven que quiso vivir siendo escolapio: ¿Qué habita en tu corazón? Y Calasanz le propone vivir con autenticidad y con pasión la llamada que había recibido este joven inquieto.

iv) La propuesta misionera. Proponemos algo grande. El ciento por uno- dice Jesucristo en el Evangelio- con persecuciones… Es decir: con palos y sufrimientos, con incomprensiones. Pero el ciento por uno y también la vida eterna.

c) La propuesta que no podemos dejar de haceros y que no podéis dejar sin respuesta: la vocación y el discernimiento. En el número 283 de Christus Vivit se dice: Una expresión del discernimiento es el empeño por reconocer la propia vocación. Es una tarea que requiere espacios de soledad y silencio, porque se trata de una decisión muy personal que otros no pueden tomar por uno: «Si bien el Señor nos habla de modos muy variados en medio de nuestro trabajo, a través de los demás, y en todo momento, no es posible prescindir del silencio de la oración detenida para percibir mejor ese lenguaje, para interpretar el significado real de las inspiraciones que creímos recibir, para calmar las ansiedades y recomponer el conjunto de la propia existencia a la luz de Dios».

Y el punto 287: Cuando se trata de discernir la propia vocación, es necesario hacerse varias preguntas. No hay que empezar preguntándose dónde se podría ganar más dinero, o dónde se podría obtener más fama y prestigio social, pero tampoco conviene comenzar

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preguntándose qué tareas le darían más placer a uno. Para no equivocarse hay que empezar desde otro lugar, y preguntarse: ¿me conozco a mí mismo, más allá de las apariencias o de mis sensaciones?, ¿conozco lo que alegra o entristece mi corazón?, ¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades? Inmediatamente siguen otras preguntas: ¿cómo puedo servir mejor y ser más útil al mundo y a la Iglesia?, ¿cuál es mi lugar en esta tierra?, ¿qué podría ofrecer yo a la sociedad? Luego siguen otras muy realistas: ¿tengo las capacidades necesarias para prestar ese servicio?, o ¿podría adquirirlas y desarrollarlas?

Las grandes preguntas que el Papa se hace aquí son las preguntas que ayudan a acertar en la vida. Yo os digo que además de acompañar a un joven hay que hacerles propuestas arriesgadas. Necesitamos jóvenes que se hagan la propuesta tan loca que se propuso Calasanz. Cuando yo os hago esta propuesta no la hago para mí; la hago para los niños y jóvenes que necesitan escolapios.

Y cuándo un joven tiene ese sentimiento de que Dios le puede estar llamando para ser escolapio, explicadle clarito que decir: En el Evangelio no aparece el mensaje de: “espera a que sea más mayor”. Eso no está en el Evangelio. Cuando un joven tiene esta llamada en su corazón, animadle a creer en sí mismo y sacar lo mejor de él. No hay nada más estúpido que dudar del corazón, de la llamada a la felicidad de Dios. ¿Dónde en el Evangelio se dice: “sí, espérate a tener una carrera y todo claro para decidir”? Hay que decirles las palabras de Cristo: “Quien deje todo por mí recibirá el ciento por uno, con persecuciones, y luego la vida eterna”.

5. Qué necesita y qué espera la Orden de Ustedes.

a) Autenticidad: que vivas sabiendo qué sientes y actúes conforme a ello.

b) Exigencia. No nos permitáis estar tranquilitos. No quiero escolapios sin tiempo para los jóvenes. Necesitamos que nos exijan todos los que forman parte de la historia escolapia.

c) Las escuelas pías aún no están terminadas de construir. El Santo murió con las Escuelas Pías siendo atacadas y tocadas de muerte. En su carta comunicando a los Escolapios la reducción de la Orden decía: “pero yo os pido, continúen trabajando por los niños, confíen en Dios, manténganse unidos y alegres”. ¿Y qué pasó? Que los escolapios le hicieron caso y aquí estamos.

Ayudadnos y haced unas Escuelas Pías mejores. Pero el objetivo no son las Escuelas Pías, es el Reino de Dios.

d) Siempre hemos sido menos de los que necesitamos ser. Siempre han faltado escolapios para las tareas. Siempre ha faltado dinero. Pero no por eso se han dejado de hacer los proyectos y la Orden que hoy día tenemos. Hay que creer en los proyectos que tenemos. Calasanz abrió casas escolapias cada 13 meses, sin medios, sin personas, sin tecnología.

e) Lean el capítulo 1 de las Constituciones. Dice: las Escuelas Pías son obra de Dios, y del afortunado atrevimiento y tesonera paciencia de San José Calasanz. Audacia y tesón. Opciones fuertes y trabajo minucioso. Cuando decidimos ir a Burkina Faso, no sabíamos cómo hacer para construir Escuela. Pero hace poco, una familia italiana ofreció el dinero para ello. Necesitamos “afortunados atrevimientos” y a la vez, la tesonera paciencia de los que saben sostener procesos.

6. Y Qué necesitan y esperan ustedes de la Orden, de

los Escolapios:

Lo que ustedes esperan de la Orden coincide con lo que los Escolapios necesita de Ustedes.

a) Autenticidad. Que os ayudemos a buscar y vivir así, según el plan de Dios.

b) Preguntas, exigencias, propuestas. Esperamos ofreceros propuestas locas: ¿por qué no te vienes dos años a Mozambique? ¿Por qué no piensas en serio la vocación religiosa? ¿Qué tal si tienes un acompañante para tu alma apostólica y rica pero necesitada de orden y claridad? ¿Ser pastoralista y formarte durante dos años en Teología?

c) Entusiasmo. Repito: lo necesitan los niños y jóvenes, no nosotros, los Escolapios. No es una petición para nosotros sino para ese mundo que les necesita.

b) Creer en los proyectos que impulsamos.

e) Gente con atrevimiento afortunado y tesonera paciencia.

7. Termino recordando la única oferta que ustedes

necesitan… La única oferta que ustedes necesitan, la única respuesta que ustedes pueden esperar, el único acompañante que no les fallará, la única persona que merece todo su SÍ. ¡Cristo vive y te quiere vivo!

Por eso celebro el título: Cristo vive y te quiere vivo.

Lo que esperamos y ofrecemos es lo que hizo Calasanz. El dijo que la única respuesta es Cristo, el único acompañante y la única persona que merece todo su Sí es Cristo. ¡Él vive y te quiere vivo! Muchas gracias.

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PREGUNTAS:

Primera Pregunta: gracias porque nos ayudaste a entender el Sínodo. Algunos jóvenes dicen que se sienten Iglesia con las Escuelas Pías pero no tanto con la Iglesia Local. ¿Cómo acercar a los jóvenes a esa Iglesia Local? ¿Por qué parece que los jóvenes se identifican con las Escuelas Pías y no con la Iglesia?

P. General: Si esto último es así, algo mal estamos haciendo. Tenemos que trabajar mucho para que los jóvenes se acerquen a Cristo, y que lo viva en la Iglesia. A mí me gusta decir que un joven que vive su fe en la Comunidad Cristiana Escolapia, en ella tiene su “pila bautismal”. Pero nuestras comunidades cristianas escolapias tienen que insertarse con claridad en la Iglesia local. La eclesialidad es un desafío de comunión.

Nuestro desafío es construir un proceso cristiano coherente y continúo. Y conectarlo en cada lugar con la Iglesia, que en cada lugar vive situaciones diferentes. Por tanto, esos vínculos tendrán que hacerse al modo y circunstancias que en cada lugar se vean mejores.

Hay parroquias que no tienen alternativas o diócesis que no ven salidas comunitarias decentes que ofrecer a sus jóvenes. Ahí podemos tener un gran papel que representar. Cuánta gente se acerca a nosotros porque descubre lugares de vida.

Tenemos que conectarnos con la Iglesia, pero debemos saber que somos Iglesia y que construimos Iglesia.

Segunda Pregunta: Los jóvenes se identifican con valores y acción social, no tanto con la espiritualidad. ¿Qué se dijo en el Sínodo para facilitar ese paso?

P. General: Cómo descubrir que hay algo que sostiene esa fuerza. Puede haber dificultades porque el contexto eclesial no ayuda. Pero muchas veces sucede porque los acompañantes no ayudan a esos jóvenes buenos y solidarios a ir más al fondo.

La fe aporta convicción y estabilidad. ¿Qué ocurre cuando al joven se le acaba el tiempo, y la buena voluntad? El salto a la fe se da si con la experiencia de acción social ayudamos a acercar a la fe, que es el alimento y lo que ayuda a que crezca ese corazón solidario.

¿Cómo aplicar Mt 25, cómo ayudar a entender que quién pone la túnica al pobre se la pone a Cristo? En el Evangelio Jesús llama a su lado a quienes han vestido al desnudo, por supuesto. Pero nuestra misión es ayudar a descubrir en el desnudo a la persona de Cristo.

Tercera Pregunta: La realidad social ha cambiado. El cómo acercar a los jóvenes a la Iglesia ha cambiado. ¿Cómo hacemos los jóvenes para hablar a los “escolapios que no han hecho ese cambio” y que puedan acercarse e involucrarse?

P. General: ¿Cómo puede suceder esto? Yo te recomendaría decirles que lean Juan 3 y la discusión con Nicodemo. Ese hombre, con su mentalidad cuadradita oye de Jesús: - “Tienes que nacer de nuevo”. Y Nicodemo, finalmente, lo comprendió.

Mi consejo, es: sigue trabajando por los niños. No pierdas la alegría. Trabaja por lo que hay que trabajar. No discutas. Mantente unido a la Comunidad… Pide al ese escolapio que venga, que celebre la Misa… Y su corazón cambiará, poco a poco.

Conseguirás pequeños agujeritos en el muro. El Espíritu Santo es muy capaz de romper muros. Y a la vez, debes saber que es un proceso largo. Quizás hay proyectos que tardan un poco más en hacerse realidad. No hay ningún escolapio que no crea en alguien que trabaja por los niños. Poco a poco.

Cuarta Pregunta: ¿Cómo se vive en la Iglesia Universal el poner a Cristo en el centro y este énfasis que hace el Sínodo en dicha línea retomada con fuerza por el Papa Francisco?

El Papa escribe a todo el pueblo de Dios. Él pide a todos una renovación profunda de que Cristo está aquí vivo con nosotros. Estando en el ambiente de Iglesia Universal percibes muchas cosas. Ves que unos caminan más y otros menos. Te digo que el proceso de acoger un Sínodo tarda años.

Pongo un ejemplo: el Papa, al día siguiente de salir elegido propuso una Iglesia en Salida. Nuestra Orden, hace 6 meses planteó el proceso de Escuelas Pías en Salida y ya está en marcha la generación Kikonka. Este proceso dará frutos misioneros no ahora, sino dentro de un tiempo.

En el Sínodo se ha abierto la convicción de que juntos, jóvenes y adultos, busquemos a Cristo que vive siempre. No se trata de que los jóvenes definan quién es Cristo. Cristo es y ha sido siempre.

El Movimiento Calasanz transformará el modo de hacer Iglesia y hacer Escuela Pía, pero eso necesita tiempo. Hay que mantener el rumbo y seguir trabajando.

El cuadro de Goya, es un icono de ese mantenerse firme en los procesos iniciados. Es la última comunión con los niños. Con 90 años creía en la presencia con los niños. Creía en abrir este proceso.

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PROPUESTAS QUE LOS JÓVENES REFLEXIONARON, DISCUTIERON Y PRESENTARON EN LA

ASAMBLEA DE LA JUVENTUD ESCOLAPIA EN OAXACA

Queridos hermanos jóvenes, hermanos de la Fraternidad de las Escuelas Pías y religiosos escolapios:

Os presentamos las propuestas que queremos ofrecer al Conjunto de las Escuelas Pías. Las englobamos dentro de ocho grandes áreas de la vida y misión de la Orden. Agradecemos la confianza puesta en nosotros y ofrecemos también nuestro compromiso para llevarlas adelante.

1. Movimiento Calasanz

Proponemos al Equipo General del Movimiento Calasanz que identifique las claves de formación de líderes, catequistas y acompañantes para que cada demarcación elabore un Plan de Formación desarrollando esas claves.

Proponemos a los responsables de cada demarcación desarrollar un plan de estructuración del Movimiento Calasanz como proceso continuo, atrayente y en clave de proceso para llevar a cabo en los próximos año.

Proponemos al Equipo General y a los Responsables del Movimiento Calasanz de cada demarcación generar una red más sólida de intercambio de experiencias como misiones y voluntariado a nivel nacional e internacional. Del mismo modo, generar conexión a través de redes sociales de manera estable y contínua.

Proponemos a cada responsable del Movimiento Calasanz, así como a los jóvenes educadores, que aseguremos la centralidad de Cristo en su desarrollo. Al mismo tiempo, establecer como pilar fundamental el aprendizaje y experiencia de oración.

Proponemos a las demarcaciones y a los responsables de las comunidades educativas desarrollar planes de sensibilización dirigidos al profesorado que aseguren el entendimiento de la importancia identitaria del Movimiento Calasanz en cada uno de los centros educativos.

2. La relación con Dios. (oración, vida de fe,

sacramentos, etc.)

Proponemos que los catequistas, monitores y escolapios sean hombres y mujeres de oración y la vivan con profundidad.

Proponemos que los catequistas, monitores y escolapios deben enseñar a hacer oraciones de diferente tipo, creativas así como comprometerse a innovar incluyendo recursos nuevos como la música y la danza, romper esquemas tradicionales y dar libertad al joven para profundizar en su propia vivencia de oración.

Proponemos que los catequistas, monitores y escolapios estén dispuestos a realizar talleres de formación experiencial sobre la Palabra de Dios, dirigidos a los jóvenes para que conozcan cómo usarla, aprovecharla, entender su significado, explicar y dar a conocer el objetivo e importancia de la oración.

3. Las formas de anunciarles el Evangelio.

Proponemos a los responsables de Pastoral y responsables del Movimiento Calasanz que se precise más el mensaje que se quiere anunciar y hacer más fuerte el anuncio del Kerigma que mueve y cambia el corazón de los jóvenes. Muchos contenidos no siempre tocan la vida de los jóvenes y no nos debemos conformar ante esto.

Los responsables de grupos y provincias deben preocuparse por generar un sentido de pertenencia escolapio en los jóvenes y para ello deben buscar los medios para acceder y compartir proyectos con otras demarcaciones, haciendo uso de medios eficaces, así como de las redes sociales.

Los escolapios deben desarrollar eucaristías y actividades pastorales para jóvenes preparadas con apoyo y opinión de otros jóvenes. Esto significa cuidar que existan dinámicas atractivas y nuevos recursos para facilitar la difusión de la Palabra de Dios y mantener al joven interesado en ella.

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Los jóvenes y los escolapios deben invitar a otros jóvenes que no son cercanos a la Iglesia de manera amigable, cálida y con atención personal especial para cada uno de ellos, inspirar confianza, acercarse al joven como amigo antes de ser guía. Deberemos pensar los diferentes foros de juventud escolapia cómo concretar esta acción.

Que líderes, religiosos, catequistas, sean hombres y mujeres de oración para que vivan la misión y enseñen a orar, siendo testigos del tesoro que ofrecen.

4. Nuestra opción preferencial por los pobres:

voluntariado

Los sacerdotes escolapios deben amoldar su vida al mensaje evangélico con el objetivo de ser nuevos Calasanz (prestar especial atención a la pobreza).

Desde la Orden se tiene que crear una bolsa de voluntariado para que cada persona pueda servir, acorde a sus dones, a la necesidad de la comunidad. También se hace necesaria una formación previa del voluntario y por supuesto un acompañamiento durante el proceso.

Desde las diferentes demarcaciones se debe tener muy en cuenta el criterio de la pobreza a la hora de iniciar nuevas obras o definir nuevos proyectos.

5. Discernimiento vocacional y capacidad de acogida.

Que los Provinciales se encarguen de formar un equipo de pastoral vocacional en el que no sólo haya religiosos sino también laicos, encargados de crear y compartir un proyecto y materiales más pertinentes para su demarcación (para todas las edades).

Le pedimos a los provinciales y a los equipos de pastoral vocacional de cada demarcación que velen para que en todas sus obras (escuelas, parroquias, hogares, etc.) se pongan en marcha equipos que impulsen la vocación desde una temprana edad, y que acompañen dicho proceso durante las siguientes etapas de vida.

Pedimos a los equipo de pastoral vocacional crear y dar promoción a un grupo de discernimiento vocacional (laico) para jóvenes, solteros, familias, matrimonios y personas de la tercera edad cercanas a las comunidades escolapias.

Le pedimos a los equipos de pastoral vocacional que monitoreen y estén al tanto de que exista un discernimiento vocacional (a la vida religiosa) tanto para hombres como para mujeres. Para decirlo con más claridad: por ejemplo, si se hace una reunión al año para sólo varones que también se haga una específicamente para mujeres.

6. El acompañamiento

Que las Congregaciones Demarcacionales concreten programas sistematizados como herramienta de formación encaminada a los acompañantes (Fraternidad, religiosos, profesores, pastoralistas y monitores ) de acuerdo a las necesidades de cada provincia.

Que las Congregaciones Demarcacionales organicen de manera concreta encuentros anuales para aquellos agentes comprometidos en las diferentes obras que conforman la demarcación (Pastoral,familias, monitores, profesores, catequistas, movimiento calasanz etc) con la finalidad de compartir y poner en común los procesos de acompañamiento y los procesos de formación.

Que las obras de todas las Demarcaciones escolapias tengan espacios de compartir, interactuar y capacitar a más personas de la fraternidad y de otras formas de vinculación escolapia para prestar este servicio con más constancia y alcance.

Que los equipos competentes de cada demarcación ofrezcan a los jóvenes y a sus familia acompañamiento grupal e individual, con equipos interdisciplinarios para garantizar un proceso integral.

7. Comunicación, redes y jóvenes

Consideramos que el Movimiento Calasanz es la línea de la Orden para trabajar la fe de los jóvenes. Conocemos la existencia de las redes sociales centradas en Movimiento Calasanz y proponemos a la Orden darle vida a dicha página y sus redes sociales. Proponemos que esté dirigida por jóvenes con una previa formación, para ello proponemos la creación de un comité dependiente del Equipo General del Movimiento Calasanz, para poder darle visibilidad a todos los proyectos juveniles que realizamos en nuestras demarcaciones.

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El dicho equipo de comunicación de jóvenes elaborará un documento en el que se establezcan los objetivos y líneas a seguir para la efectiva comunicación de la pastoral juvenil. En él se incluirán logos, estrategias… para una buena comunicación que sean unificables para todas las demarcaciones.

Creemos importante tener en cuenta los talentos de los jóvenes en el manejo de redes sociales y aprovecharlo para mantenerse al día, compartir ideas entre grupos de todas las demarcaciones escolapias, difundir el Evangelio y convocar a otros jóvenes a vivir experiencias en donde puedan encontrar a Dios y a sí mismos. Para ello proponemos la formación de estos jóvenes con talento y con compromiso en las distintas Demarcaciones. Y la creación de un grupo comunicador en cada Demarcación que pueda formar ese talento de jóvenes capaces y comprometidos, de tal modo que se puedan optimizar cada uno de los recursos que tenemos ya activos.

Proponemos que @ciudadjedha sea una red a disposición de toda la orden, para ello se creará un equipo de gestión en el que cada Demarcación, teniendo en cuenta los puntos en común de dicha iniciativa y manteniendo su logo, compartan diferentes publicaciones en un Instagram creado para cada demarcación y con la participación de jóvenes en cada publicación propios de cada provincia.

Pedimos a la Orden la creación de una plataforma digital interactiva y educativa para cada provincia, destinada para los niños/as donde puedan acceder a hacer tareas de educación en la fe y donde se exponga información de Movimiento Calasanz y de todo lo relacionado con la Orden, además de la programación de las diferentes actividades.

8. Educación No Formal

Que en cada Demarcación se procuren medios para conocer las necesidades de la Educación No Formal que deberían ser incorporadas en las propuestas educativas de la Demarcación y la Orden.

Que en cada demarcación -en relación con el Equipo General de Educación No Formal, se valore la capacidad transformación social de nuestras obras.

Que la Orden y las Demarcaciones creen centros de capacitación profesional, como escuelas de oficio, para garantizar a los jóvenes el acceso al mercado laboral.

Formar en cada Demarcación una comisión o un equipo de Educación No Formal que acumule conocimientos, actividades concretas y experiencias significativas para que sean compartidos a toda la Orden, especialmente con el Equipo General de Educación No Formal.

Que cuidemos la relación entre los proyectos de ENF y el Movimiento Calasanz, así como con otras áreas de la misión escolapia. Que promovamos el voluntariado y el compromiso social de nuestro Movimiento Calasanz en nuestras obras de Educación No Formal.

Fortalecer y crecer en las diferentes maneras de realizar actividades de ENF a través de la música, la poesía, el baile así como otros tipos de arte; de tal forma que los jóvenes puedan aprender a usar sus dones de diferentes maneras para glorificar a Dios.

Promover y garantizar propuestas de educación emocional e inteligencias múltiples en los procesos educativos.

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Transformación social, luchando contra la pobreza Algunos desafíos actuales que nos interpelan

La lucha contra la pobreza y, en general, el impulso de la transformación social es uno de los ámbitos -junto con la educación y la pastoral- propio de la misión escolapia. Los valores evangélicos, el Reino de Dios (promesa y realidad) y la obra y sueños de Calasanz, nos inspiran para trabajar en nuestros diferentes ámbitos de vida y plataformas de misión en favor del cambio social y la construcción de sociedades más inclusivas, justas, sostenibles y solidarias.

Pero esas energías hay que orientarlas de acuerdo, como proponía Jesús, a los signos de los tiempos. Cada tiempo encierra sus propias dinámicas, necesidades y

retos. Así lo descubrió Calasanz en la Roma de su época, y así debemos hacerlo como creyentes y como Fraternidad en el tiempo y lugares que nos toca vivir y en los que sentimos la llamada de Dios a no permanecer insensibles, a descubrir su presencia en medio de dolores y esperanzas, a combatir cualquier injusticia y a proponer caminos de liberación.

Analicemos, por tanto, algunos acentos que encontramos hoy en nuestro mundo, los desafíos que nos presentan y las respuestas que como como seguidoras de Jesús y como Fraternidad Escolapia podemos plantear.

1. Nuevos (y no tan nuevos) rostros de la pobreza

Desde la pulsión evangélica, no podemos sino comenzar por quienes son las personas preferidas de Dios: aquellas que viven sumidas en la pobreza, la exclusión social y la injusticia. Una sociedad queda retratada en la medida que expulsa a mayor o menor número de personas y en cómo las trata. Desde la fe encontramos en esa realidad de pobreza el rostro de Dios y sentimos su llamada a tratarlas con misericordia, con amor y ofreciendo herramientas para transformar su situación de pobreza en vida liberada. Y, sobre todo, nos sentimos con la obligación de combatir y transformar todas aquellas estructuras que sostengan y repiquen su situación.

Hoy, vivimos en una nueva fase del sistema capitalista que ha profundizado en la existencia de desigualdades entre pueblos y entre personas, y ha aumentado las situaciones de pobreza y precariedad. La concentración de la riqueza, el proceso imparable de robotización, las políticas de austeridad y recortes sociales... están contribuyendo a este aumento. Especialmente a nuestro alrededor, encontramos algunas características de esta realidad que son novedosas o, al menos, presentan rasgos propios de nuestro tiempo:

En primer lugar, nos encontramos con situaciones de “pobreza encubierta”, es decir, personas y familias que viven situaciones de pobreza que no siempre es tan visible públicamente ni, en muchos casos, forman parte de los recursos y servicios

sociales. Es una pobreza escondida y que a menudo es soportada por frágiles redes de apoyo mutuo.

La precariedad laboral y el fenómeno de las “personas trabajadoras pobres” también se ha ido instalando en nuestras sociedades. El Estado español es el país de la UE con más porcentaje de estas personas trabajadoras pobres: el 14,8% de los hogares con personas trabajando viven bajo el umbral de la pobreza.

Por otro lado, se está produciendo algo inédito en épocas anteriores: el freno a la movilidad social ascendente, con un aumento de las desigualdades materiales y de oportunidades de las nuevas generaciones. Como recientemente tituló uno de los diarios de mayor tirada que “España camina hacia una sociedad de castas”, y resumía que “la crisis rompió el ascensor social y el origen familiar condiciona cada vez más el nivel de ingresos”.

Como consecuencia del proceso anterior, aumenta la movilidad descendente y se convierten en cada vez más finos los límites entre inclusión y exclusión.

La crisis y sus consecuencias está afectando especialmente a situaciones como las de las mujeres empobrecidas, la pobreza infantil (uno de cada cuatro niños/as en el Estado español permanecerá pobre en 2030), personas mayores pobres (en el Estado español son pobres más de un millón de personas mayores de 60 años) ...

Especialmente la precariedad laboral y vital se ha cebado con las personas jóvenes. Su temporalidad

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laboral es del casi 60% y su salario medio no supera los 6.200 €.

El ámbito rural queda cada vez más marginado y excluido. Se calcula que el 35% de la población rural en el Estado español vive en riesgo de pobreza o exclusión social.

Crece, así mismo la exclusión de cada vez sectores más amplios de la población a determinados servicios relacionados con la inclusión y el

bienestar: pobreza habitacional, energética, financiera...

A todas estas situaciones, hay que añadir la denegación de derechos de ciudadanía a las personas inmigrantes, la falta de respuestas a emergencias sociales o los recortes que en esta materia se vienen produciendo en los últimos años. Esta situación se acompaña, además, con el cuestionamiento por parte de algunos sectores políticos de los propios sistemas de bienestar.

Para la reflexión

¿Desde qué perspectiva analizamos la realidad? ¿Qué conocemos de la pobreza? ¿Qué contacto tenemos con la pobreza? ¿En qué se concreta nuestra lucha contra la pobreza? ¿Responden nuestras plataformas de misión a las urgencias sociales de la pobreza actual? ¿Qué espiritualidad desarrollamos desde la mirada de la pobreza?

2. Una concepción global de la solidaridad

Pero la pobreza no sólo, ni principalmente, llama a las puertas de nuestras sociedades. Una parte muy importante del planeta sigue sumida en la pobreza. Comunidades y pueblos enteros del Sur del mundo siguen concentrando los mayores índices de pobreza.

Con ser esa realidad evidente, también han crecido las desigualdades dentro de cada sociedad y país, produciendo lo que se ha venido en llamar un “Sur global” que reúne a todas las personas y sectores de población empobrecidas en todo el mundo, al igual que podría hablarse de un “Norte global” que acumula y acapara la mayor parte de la riqueza y los recursos, sea en el Norte o Sur geográfico. La generalización de la precarización social, así como la movilidad humana, ha contribuido a desdibujar esas fronteras.

Así, las distancias entre los “aquís” y los “allás” son cada vez más tenues. Podemos encontrar a decenas de personas africanas saltando la valla de Ceuta colindante con un campo de golf, urbanizaciones selectas al lado de favelas paupérrimas en Brasil, jóvenes inmigrantes durmiendo al abrigo de la balconada del Mercado de la ría bilbaína, chabolas amontonadas a los pies de los grandes edificios comerciales de los países asiáticos económicamente emergentes... Cada vez se parecen más las consecuencias de la pobreza, y es que son las mismas causas las que lo producen. De ahí la necesidad de pensar la solidaridad globalmente.

Vivimos tiempos de “descartes” y de “necropolítica”, donde la vida cuesta muy poco y está sujeta a los mercados, mercaderes y sus beneficios. Por ello, es tan importante analizar críticamente los procesos globales relacionados con la geopolítica, el mantenimiento de conflictos o el rumbo de la economía financiarizada. Procesos globales que afectan a todo el planeta y sustentan el mantenimiento de la pobreza, el crecimiento de las desigualdades y, en último término, la muerte de miles de personas.

Pero, como señalábamos al principio, y a pesar de esta mirada y realidad global, los “allás” siguen estando más alejados y pueden caer en el olvido. De hecho, a menudo, se emplean las situaciones de crisis locales como coartada para la indiferencia y para la pérdida de empatía y sensibilidad con el resto del mundo más empobrecido. Una muestra de ello es el creciente rechazo institucional a la inmigración y la reducción de las políticas de cooperación internacional.

Por ello debemos combinar esa solidaridad que apunta a todas las direcciones, lejanas y cercanas, porque un único es el planeta humano y uno el Reino de Dios por el que trabajamos. De ahí la importancia de establecer redes bidireccionales de solidaridad (la red ITAKA puede ser una herramienta importantísima para ello), profundizar en la educación para la solidaridad global y en último término, dibujar los contornos de proyectos colectivos globales, donde coloquemos en su centro el bienestar o buen vivir de todas las personas.

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Para la reflexión

¿Analizamos los procesos de las nuevas pobrezas globales? ¿Comprendemos las interrelaciones entre lo local y lo global? ¿Atendemos suficientemente a las necesidades de los “allás”? ¿Construimos desde nuestras plataformas de misión redes globales de solidaridad y de construcción de

proyectos comunes? ¿Educamos para la solidaridad global? ¿Tenemos disponibilidad para participar en proyectos más allá de nuestras fronteras?

3. Hospitalidad, acogida y construcción de sociedades interculturales

Un signo de los tiempos innegable es el referido a la muerte masiva de personas inmigrantes en las diferentes fronteras del mundo. El Mediterráneo se ha convertido en un cementerio por culpa de las políticas migratorias europeas que además de denegar el auxilio lo criminalizan si es ejercido por organizaciones sociales.

Nuestras estructuras políticas y sociales, deniegan los derechos y excluyen a las personas migrantes, pero hay que defender más que nunca que para Dios “ninguna persona es ilegal”, al igual que no debe serlo para sociedades decentes. Así, reconocemos la universalidad y la fraternidad cristiana como imperativo para la hospitalidad. Una hospitalidad que debemos concretar en la acogida de estas personas y en la construcción de sociedades interculturales.

No podemos olvidar que los conflictos étnicos y religiosos azotan hoy a buena parte de la humanidad. Tras ellos, a menudo, se esconden intereses

geoestratégicos o económicos, pero no deja de ser cierto que las religiones son usadas como coartada para los conflictos que golpean a todo el planeta.

Pero las religiones también pueden ser plataformas de encuentro y construcción de sociedades diversas e inclusivas, pues todas encierran proyectos de humanidad y fraternidad.

El 17 de marzo de este mismo año, se sucedieron los atentados en Nueva Zelanda contra dos mezquitas que costaron medio centenar de muertes y decenas de personas heridas. Pocos días después, tres conocidos artistas pintaron un mural en la ciudad indonesia de Banda Aceh, en homenaje a las víctimas, con el lema “Hola, hermano”. Según varias fuentes, esas fueron las palabras con las que saludó un anciano musulmán al pistolero supremacista autor de la masacre. Ahora ese saludo se ha convertido en una suerte de divisa contra el racismo, la islamofobia y el odio.

Para la reflexión

¿Las personas migrantes forman parte de nuestros espacios de vida? ¿Combatimos el racismo cotidiano? ¿Atendemos suficientemente las demandas de la migración? ¿Trabajamos espacios de encuentro interreligioso? ¿Participamos en redes de acogida y de denuncia junto con otras organizaciones sociales y eclesiales? ¿Estamos dispuestos y dispuestas a “saltarnos la legalidad”? ¿Nuestras plataformas de misión son espacios de fomento de la interculturalidad? ¿Educamos para la interculturalidad?

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4. Última llamada: el desafío eco-social

El crecimiento ilimitado de la producción y del consumo en el actual sistema capitalista está cruzando los límites de la propia pervivencia del planeta y de la vida, y es algo ya reconocido científicamente. El fin de los combustibles fósiles, la esquilmación de recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, el calentamiento global, la capa de ozono dañada, la huella ecológica… son algunas características del impacto en el planeta que está teniendo la actividad humana y son indicadores de que es necesario hacer profundas reformas estructurales en el ámbito económico y social.

No podemos olvidar que, en ese sentido, los procesos de degeneración ambiental están íntimamente relacionados con la injusticia y la desigualdad social, donde hay quienes consumen sin límite y quienes no cuentan con los mínimos recursos para la

supervivencia, donde se producen acaparamientos de tierras para la construcción de grandes infraestructuras nocivas para el medio ambiente y que producen la expulsión de comunidades...

Es necesario pensar y construir un proceso de transición eco-social hacia un modelo sostenible, donde algunas sociedades deberemos “decrecer” para que todo el planeta sea sostenible. En ese sentido, no podemos eludir las responsabilidades tanto personales como colectivas.

En nuestro caso, de modo particular, debemos reconocer en el desafío eco-social, la vocación cristiana del “cuidado de la casa común”, de la creación de Dios, una asignatura pendiente, en buena medida, en nuestras sociedades y comunidades.

Para la reflexión

¿Cultivamos una espiritualidad ecológica? ¿Incorporamos en nuestra vida cotidiana pautas cotidianas sostenibles:

o movilidad, o consumo, o residuos...?

¿Nuestras comunidades, fraternidades y plataformas de misión se ocupan de la cuestión ambiental: o prácticas sostenibles, o educación para el cambio ecosocial, o movilización y denuncia...?

5. La necesaria transformación feminista

Es una evidencia la persistencia de las desigualdades entre mujeres y hombres en todos los ámbitos sociales, políticos, económico y religiosos. En esa realidad, aparece la violencia y el feminicidio como máxima expresión de la posición de subordinación de las mujeres en relación con los hombres.

Debemos revisar estas desigualdades en todos nuestros ámbitos de la vida y, particularmente, debemos hacerlo en nuestras comunidades y en la Iglesia, donde la posición de subordinación ha sido y se mantiene de manera evidente.

Esta tarea es especialmente relevante el ámbito educativo, donde debemos aplicar el análisis feminista de la imagen y la proyección social de las mujeres y debemos transformar los modelos de construcción de la masculinidad, prestando especialmente atención al enfoque feminista de la interseccionalidad que cruza la

variable género con otras como la clase y posición socioeconómica, la etnia, la edad, etc.

Precisamente, desde la economía feminista y en conexión con la ecológica, se ha desarrollado en los últimos años un nuevo paradigma que pone en cuestión de raíz el actual sistema económico capitalista y que redefine el propio concepto de economía: la sostenibilidad de la vida. Desde este enfoque, la economía es el conjunto de recursos y procesos sociales necesarios para satisfacer las necesidades de las personas y crear las condiciones requeridas para una vida digna, manteniendo la capacidad de reproducción de la propia vida, tanto en sus aspectos sociales como ambientales.

Se trata, por tanto, de un pensamiento y una práctica de la economía que coloca en el centro de sus objetivos y funcionamiento la propia sostenibilidad de la vida. Con ello se persigue el bienestar y la vida digna de

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todas las personas, de cualquier condición y en cualquier parte del planeta, en el marco de una relación sostenible con la naturaleza. De esta manera, hemos de reconocer que el feminismo no cambia (solamente) la posición de las mujeres, sino que

construye relaciones de equidad, justicia y redistribución para todas las personas.

De ahí de la necesidad de impulsar un cambio de modelo social (público) y también de los comportamientos de la vida cotidiana (privada).

Para la reflexión

¿Conocemos a fondo los análisis y las propuestas del movimiento feminista? ¿Incorporamos en nuestra vida cotidiana pautas relacionadas con la equidad entre mujeres y hombres en la

distribución de tareas domésticas, de cuidados, educativas, etc.? ¿Asumimos el feminismo como rasgo a incorporar en la identidad colectiva? ¿Nuestras comunidades, fraternidades y plataformas de misión se ocupan de incorporar prácticas feministas:

o en asegurar espacios libres de violencias para las mujeres, o en la distribución de cargos de responsabilidad, o en el reparto de tareas, o en prácticas coeducativas, o en la educación en nuevos modelos de masculinidad?

6. Transformar la economía desde la vida cotidiana

El desarrollo de la dimensión socio-económica de la fe, exige, además de compromisos en el ámbito estructural, de la revisión de nuestra relación cotidiana con la economía.

En un sistema y una sociedad donde no existe limitación al consumo y donde las personas se afanan por tener cada vez más para comprar cada vez más, se presenta la austeridad o la sencillez de vida como una opción evangélica y un testimonio alternativo de vida.

El compartir económico también constituye un sigo del nuevo mundo que soñamos, donde no haya

necesidades ni desigualdades entre las personas y se haga realidad la fraternidad querida por Dios.

Por otra parte, debemos ser conscientes que una práctica de consumo orientada desde criterios alternativos puede ser una herramienta poderosa de transformación, practicando un consumo crítico, consciente y transformador.

Así mismo, podemos contribuir al desarrollo de proyectos económicos alternativos con nuestro dinero, consumo, trabajo o compromiso: banca ética, energías renovables, soberanía alimentaria, empresas de inserción, comercio justo, empresas cooperativas, etc.

Para la reflexión

¿Somos conscientes de la dimensión socio-económica de nuestra fe? ¿Cómo de sencillas y de austeras son nuestras vidas? ¿Practicamos el compartir económico? ¿Somos conscientes de nuestras prácticas de consumo? ¿Practicamos individual y colectivamente (fraternidad y misión) un consumo crítico, consciente y

transformador? ¿Contribuimos individual y colectivamente (fraternidad y misión) al desarrollo de prácticas de economía

alternativa y solidaria? ¿Trabajamos el ámbito de la educación para el consumo y las alternativas económicas?

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7. Compromiso socio-político en tiempos convulsos

En los últimos tiempos, a partir de fenómenos como el 15M, hemos asistido a una creciente crítica a la política tradicional y al despliegue de nuevas formas de acción política. Así, se ha producido una repolitización social y han irrumpido nuevos movimientos sociales basados en la autoorganización y en la construcción de alternativas “desde abajo” y a través de prácticas cooperativas, a la vez que han sido especialmente masivas las movilizaciones feministas, de pensionistas y de defensa de los derechos sociales. Es importante reconocer en ello motivos de esperanza y comprometernos con su impulso y desarrollo.

Sin embargo, junto a estos movimientos, hemos asistido a un incremento de políticas autoritarias, xenófobas, securitarias... en la mayor parte del planeta, además de al crecimiento de las (nuevas)

extremas derechas. Una situación de externa gravedad que debemos analizar y combatir.

Por otro lado, la pugna partidaria e institucional se ha convertido en buena medida en la política de las emociones y del espectáculo, donde la mentira es usada de modo habitual y las nuevas tecnologías adquieren una notoria capacidad para modificar comportamientos sociopolíticos.

Hemos de ser conscientes que vivimos tiempos en los que la democracia y los derechos de las personas se ven amenazados (derechos sociales, diversidad sexual, feminismo, inmigración, inclusión, expresión, activismo...). Debemos interrogarnos sobre nuestro papel individual y colectivo ante este grave desafío.

Para la reflexión

¿Somos conscientes de la dimensión socio-política de nuestra fe? ¿Cultivamos la formación y el diálogo sobre cuestiones políticas? ¿Nos comprometemos es espacios socio-políticos? ¿Nuestras plataformas de misión desarrollan prácticas de transformación socio-política? ¿Nuestras plataformas de misión participan en redes, plataformas y movimientos transformadores? ¿Hacemos de la educación una herramienta al servicio de la transformación social?

Concluyendo: un sueño compartido, construir Fraternidades Escolapias:

1. comprometidas prioritariamente con la lucha contra las pobrezas

2. que practican una solidaridad global

3. que crean espacios de hospitalidad y fomentan la interculturalidad

4. que impulsan la transición eco-social individual y colectiva

5. que asumen el análisis y las prácticas feministas

6. que construyen una economía cotidiana transformadora

7. comprometidas políticamente con una sociedad mejor

Para el trabajo en comunidad

Partiendo del texto y de los 7 desafíos, trabajar propuestas concretas para el avance de las opciones transformadoras a tres niveles:

Personal y familiar. Fraternidad. Plataformas de misión.

Se propone hacer un listado con todas las propuestas que surjan por parte de todas las personas de la comunidad. Después, cada persona deberá priorizar tres de esas propuestas en cada uno de los tres ámbitos. Tras agregar las priorizaciones de todas las

personas, elaboraremos un documento donde se recojan las más priorizadas y un resumen del resto. Lo compartiremos con el resto de la Fraternidad y trataremos de establecer pautas de actuación colectivas para avanzar en estos desafíos.

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Profundizar en la vida comunitaria “¡Mirad como se aman!”

Esta famosa frase de Tertuliano, es del siglo II y describe una característica fundamental de las primeras comunidades cristianas. Esta puede ser también una buena motivación para revisar nuestra pequeña comunidad. Proponemos estos materiales como herramienta de revisión para un retiro de inicio o de fin de curso. El objetivo final es evaluarnos, descubrir nuestras luces y sombras y plantearnos

nuevos retos comunitarios con el deseo de ser comunidades atractivas para los y las jóvenes de nuestros procesos y la gente que nos rodea. Espacios de vida, de compartir, de oración, de exigencia mutua, de cercanía a los y las más pobres. Lugares en definitiva donde crecer en amor fraterno desde el estilo de Calasanz que pone a Jesús en el centro.

El material está dividido en tres momentos:

1. Un primer momento donde hacer un pequeño análisis de la realidad de nuestra comunidad, aspectos concretos y más profundos. Sus luces y sombras.

2. Un segundo momento de oración e interiorización. 3. Un tercer momento dónde identificar las causas de nuestra realidad y plantear

retos de futuro.

[Para acceder al material que se creó para el encuentro de fraternidades del 30 de

marzo, se puede realizar a través del siguiente código QR]

ANÁLISIS DE LA REALIDAD DE NUESTRA VIDA COMUNITARIA

1.1.- Aspectos concretos

Antes de revisar aspectos más profundos merece la pena detenernos en aspectos concretos de nuestra vida comunitaria y ver si nos ayudan o nos dificultan. A veces las edades y situaciones diversas de quienes formamos la pequeña comunidad son una dificultad para poder encontrarnos en un tiempo de calidad.:

¿Cuándo y dónde os reunís la comunidad? ¿Cuál es la dinámica de la reunión? ¿Hacéis retiros? ¿Tenéis alguna misión o encomienda concreta? ¿La edad de las personas de la comunidad es muy diferente? ¿Trabajáis o no dentro de la Escuela Pía?

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1.2.- Aspectos a pensar, compartir…

Proponemos siete temas para profundizar. Cinco de ellos con materiales para leer personalmente, por parejas, grupos…. y otros dos más para analizar. En el encuentro de fraternidades, cada grupo profundizó al menos en dos aspectos y luego los pusimos en común. Dependiendo del tiempo que tengáis para el retiro podréis profundizar más o menos en cada uno de ellos.

Podéis utilizar como símbolo el arco iris para la puesta en común. Cada aspecto tiene un rayo de sol, una nube gris y un color del arco iris. Esto es, en cada uno deberíamos identificar las luces, las sombras y las propuestas de avance que nos gustaría plasmar.

El arco iris ya lo usó Dios para que le recordáramos, después del diluvio (Gn 9,13:“he puesto mi arco iris en

las nubes, y servirá como señal del pacto que hago con

la tierra”). Esto es, en los momentos de mayor oscuridad, con un poco de luz, se crea esta maravilla. También un prisma, cuando le da la luz, la descompone en colores y refleja también el arco iris. Igual que nuestra comunidad, si está iluminada por el Espíritu, puede reflejar toda la vida que hay en ella. Proponemos estos siete aspectos de nuestra vida comunitaria para reflexionar:

Poniendo a Cristo en el centro de nuestra comunidad (Rojo) Compartiendo bienes (Naranja) Vida comunitaria y crecimiento personal (Amarillo) Vivencia de la eucaristía como comunidad (Verde) Estilo escolapio de las reuniones (Azul claro) Sentido de Iglesia (Azul oscuro) Formación (Morado)

1. PONER A CRISTO EN EL CENTRO DE LA COMUNIDAD

INTRODUCCIÓN

Si algo debe caracterizar las comunidades de nuestras Fraternidades es que sirvan de impulso para que cada uno de sus miembros pueda ahondar y profundizar en la relación personal con Jesús. No es tarea fácil, ya que el ritmo comunitario, los distintos procesos personales

y momentos vitales, o las exigencias institucionales nos pueden llevar en ocasiones a desviarnos de lo esencial. Os pedimos ahora unos minutos para poder compartir cómo se vive este aspecto nuclear en cada una de vuestras comunidades.

ALGUNOS TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

De las cartas de Calasanz:

“Salude de mi parte al hermano Miguel y anímele a desprenderse de todas las cosas del mundo, como vanas y falsas, y a la imitación de Cristo, que es el tesoro escondido, encontrado por pocos”. 17/08/1630

“El verdadero libro, en el que todos debemos estudiar, es la pasión de Cristo, que da la sabiduría de acuerdo al estado de cada uno”

De las Constituciones de las Escuelas Pías.

“También nosotros, llamados por el Bautismo a la plenitud de la caridad, dejamos todo por

Cristo y, en el ambiente comunitario de vida consagrada, le seguimos como a lo único necesario” (n.16)

La vida comunitaria en el proceso de revitalización de

la orden. (Pedro Aguado)

Comunidades centradas en Jesucristo y que comparten su fe. Su tesoro es el seguimiento del Señor (y a lo que invitan es a compartirlo), cuidan su oración común, su Eucaristía, sus retiros espirituales, el acompañamiento del proceso personal y vocacional de cada uno (tenga la edad que tenga), están abiertas a compartir la oración con otras personas, favorecen el encuentro personal de cada uno

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con el Señor, en su formación permanente hablan de su proceso de fe y trabajan sobre ello, y reflexionan sobre lo que significa que el centro de la comunidad es Cristo, quien nos

convoca. El “centro configurador” de un grupo es fácil de comprobar; basta con vivir un tiempo en una casa para ver cómo funciona y desde qué claves lo hace.

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

¿En qué medida tu vivencia concreta de la comunidad te ayuda a profundizar en tu seguimiento de Cristo? ¿Qué aspectos de tu comunidad actual crees que te ayudan concretamente y pueden ser compartidos con

otras comunidades? ¿qué aspectos concretos de tu vivencia comunitaria actual crees que perjudican o dificultan tu seguimiento

de Cristo? ¿Qué aspectos de la vida comunitaria habría que introducir para que favorecieran más el encuentro personal

de cada uno con Jesús?

2. COMPARTIENDO NUESTROS BIENES.

INTRODUCCIÓN

La dinámica de compartir los bienes es nuclear es cualquier proceso comunitario. Sin embargo, es un aspecto delicado que en no pocas ocasiones genera tensiones diversas dentro de la comunidad. El apego al dinero, o más ampliamente a cualquier tipo de realidad material o humana que implique seguridad es una necesidad, que como cualquier otra requiere de un proceso personal para ser integrada adecuadamente

para poder vivirla desde la libertad de los hijos de Dios. Por ello es fácil que en la misma comunidad nos encontremos con experiencias personales diversas en este aspecto. Se nos plantea entonces un reto importante: buscar la manera de llegar acuerdos comunitarios que ayuden al crecimiento personal sin producir tensiones que puedan llevar a la persona a tomar opciones que no estén fundamentadas.

ALGUNOS TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

De las cartas de Calasanz:

“Demostrará ser verdaderamente pobre de la Madre de Dios si no tiene apego a otra cosa que a la gloria de Dios y utilidad del prójimo. 12/04/1631

“Me agrada que sea desinteresado, no solo en las confesiones, sino en toda otra ocasión. Porque el dinero es como el ajonje, que cuanto mas tiene uno, más manchado se encuentra. Bienaventurado el siervo que el Señor al venir encuentra despierto. Conténtese con la comida y el vestido, todo lo parcamente posible. Pero en el servir al prójimo por amor del Señor, haga tales ganancias que se torne rico de mérito ante Dios.”

De los Hechos de los Apóstoles:

“La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyo a sus bienes, sino que todo era común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los

vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. “ Hch. 4, 32-35

De la Gaudium et Spe

Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos según las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes. Por tanto, el hombre, al usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás. Por lo demás, el derecho a poseer una parte de bienes suficiente para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde. Es éste el sentir de los Padres y de los doctores de la Iglesia, quienes

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enseñaron que los hombres están obligados a ayudar a los pobres, y por cierto no sólo con los bienes superfluos. Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí. Habiendo como hay tantos oprimidos actualmente por el hambre en el mundo, el sacro Concilio urge a todos, particulares y autoridades, a que,

acordándose de aquella frase de los Padres: Alimenta al que muere de hambre, porque, si no lo alimentas, lo matas, según las propias posibilidades, comuniquen y ofrezcan realmente sus bienes, ayudando en primer lugar a los pobres, tanto individuos como pueblos, a que puedan ayudarse y desarrollarse por sí mismos. (pto. 69)

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

¿Cómo se vive este aspecto en tu comunidad? ¿Qué dinámicas y/o experiencias os han ayudado a crecer en este ámbito? ¿Qué dificultades concretas han dificultado el crecimiento personal y comunitario en este aspecto? ¿Qué propuestas concretas harías para ayudar a crecer en este aspecto?

3. VIDA COMUNITARIA Y CRECIMIENTO PERSONAL

INTRODUCCIÓN

La vida comunitaria es una realidad que emerge de la propia experiencia de Jesús, de la realidad de las primeras comunidades cristianas, y de la propia realidad del ser humano que desde el nacimiento depende del “otro” para la subsistencia más básica. Sin embargo no deja de ser una realidad atravesada por diferentes tensiones que hay que ir integrando a lo largo de la vida: frente a la utopía primera que nos hace imaginarnos una vida comunitaria ideal nos chocamos pronto con la realidad y limitación humana que dificulta esa vida en común. ¿Qué hacer entonces? ¿Renunciamos a la vida comunitaria? ¿Nos empeñamos en buscar realidades comunitarias ideales a costa de dejar de lado al hermano que no puede seguir el ritmo o piensa diferente? Como señala el

texto, al final todo depende de dejar que brote el amor de Dios en nosotros y eso es un proceso largo. En ese camino, el encuentro con el “otro”, diferente a mí, es fundamental para seguir creciendo y avanzando en nuestro seguimiento de Jesús. La comunidad se convierte entonces en un desafío por la dificultad que supone vivir un proceso personal respetando e integrando las necesidades del otro, diferentes a las mías, a la vez que supone una oportunidad para conocernos mejor, enfrentándonos a zonas personales que se ponen en evidencia en el choque con el otro. Es al mismo tiempo un Don y una tarea; DON porque a través de ella Dios me regala muchos bienes: y TAREA porque me devuelve la responsabilidad de hacerme cargo de construirla en el día a día.

ALGUNOS TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

De las cartas de Calasanz:

“Ninguno de vosotros debe permanecer obstinado en su opinión, sino, como siervos de Dios, cuando uno propone alguna cosa y da sus razones, el otro debe decir con paz su parecer y dar igualmente sus razones. Y entonces, sin pasión, resolver entrambos aquello que parezca más conveniente” (26/01/1633)

“Uno y otro debe someter su parecer a lo que parezca más conveniente para el bien del colegio” (26/01/1933)

¿Estás seguro de lo que quieres ser? Vocación

Escolapia. (Juan Jaime Escobar SCh. )

"Una de las cosas que al parecer no tienes clara es la de por qué hay que seguir a Jesús y servir a los demás en comunidad. Y luego haces una sabrosa descripción caricaturesca de los vicios y manías humanas que hacen insoportables la convivencia y muy poco creíble la vida comunitaria. Señalas que has conocido en las comunidades, incluso en las nuestras, personas llenas de amargura, incapaces de ofrecer ternura o cariño, encerradas en sí mismas como mascullando sus resentimientos cultivados a lo largo de años. Dices que conoces comunidades dentro de las cuales hay tensiones, grupos de presión, intereses sectarios y ambiente competitivo. Y terminas afirmando que a pesar de las palabras hermosas que intentan describir la fraternidad comunitaria, no se nota que quienes

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viven en comunidad se amen o se interesen real y sinceramente por lo que deberían ser sus hermanos. ¿Qué te digo? Mucho de lo que dices, aunque tal vez exagerado por la caricatura, es cierto. Yo mismo he tenido que soportar situaciones comunitarias muy difíciles y no te puedo negar que aún viviendo en comunidad se puede sentir la soledad o el desafecto. Sin embargo, la comunidad, no porque sea fácil, sino justamente porque es esencialmente utópica, es esencial al seguimiento de Jesús, y necesaria para una vida verdaderamente cristiana. La comunidad es un valor no porque nos resulte sencillo convivir con los demás. Es un valor justamente por lo contrario, porque es tan difícil soportar a los demás y sobrellevarlos con amor, que tenemos que dejarnos invadir por la presencia de Dios, para que a fuerza de presencia de Él, podamos convertirnos y alcanzar lo imposible: amar de corazón al hermano. La comunidad no es un signo de lo que nosotros podemos hacer. Es una denuncia de lo que nos resulta imposible, a menos que dejemos a Dios actuar en nuestras vidas y hacernos capaces de vivir en fraternidad. El amor al hermano no es elemental en la naturaleza humana. Lo inmediato en nuestra naturaleza es la rivalidad y la capacidad de percibir al otro como un competidor al que hay que vender o del que uno no se puede dejar derrotar. La hermandad es una acción divina, es decir, propia de Dios. Por eso, hacer comunidad es intentar vivir la vida divina, es hacer el esfuerzo de amar con amor de Dios, es querer construir en la tierra la fraternidad del cielo. No es, pues, extraño que las comunidades tengan tanta dificultad para vivir el amor fraterno. De hecho, cada comunidad, aun con sus limitaciones, es una llamada a la utopía, es una invitación a convertirnos para aprender un amor que no conocemos.

Toda comunidad tiene una experiencia dialéctica: por un lado es ya vida salvada, testimonio de lo que es la existencia llena de la presencia de cristo: pero de otra parte, es el lugar donde vivimos juntos el dolor, el sufrimiento, e incluso el pecado y la pequeñez de cada uno. Somos, pues, comunidad de salvados y esto lo notas en los momentos hermosos en el que las comunidades hacen sentir presente y vivo al Señor en la oración, en la celebración y en el trabajo apostólico. Y somos también comunidad de pecadores y eso se advierte fácilmente en todos los defectos humanos que nos separan y que escandalizan a quienes nos rodean. Y sin embargo lo maravilloso no es que unos santos logren vivir juntos, sino que unos pecadores, sean capaces de sobrellevarse hasta el punto de hacernos sentir a veces que el cielo es posible. La individualidad puede ser aparentemente más efectiva. El otro retarda los procesos, entorpece las acciones, incomoda con su presencia, importuna con sus ocurrencias. Pero desde el evangelio, el otro es el que nos confronta con nosotros mismos, el que nos hace descubrir nuestros valores y reconocer humildemente nuestros pecados. El otro es el único que nos puede hacer sentir realmente perdonados y es el que nos cuestiona para que no nos fabriquemos un Dios demasiado a nuestra medida. La eficacia de la comunidad no es la eficacia del mundo. El mundo pregunta por resultados, la comunidad en cambio es un crisol transformador de personas. Por todo eso la vida cristiana solo es creíble en comunidad, justamente por lo difícil que es la comunidad. Así mismo la vida escolapia es verdadera en comunidad, pues es una comunidad la que envía, es una comunidad la que forja, y es una comunidad la que da testimonio de un amor más alto, tan alto que a veces parece imposible"

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

¿Qué aspectos de las relaciones fraternas en tu comunidad suponen mayor dificultad? ¿Y cuáles mayores riquezas?

¿Cómo se enfrentan los diferentes conflictos interpersonales? ¿Alguna experiencia concreta que os haya ayudado a crecer y que se pueda compartir?

¿Crees que nuestros modelos comunitarios permiten el crecimiento personal? ¿Qué retos como fraternidad tenemos en este aspecto tan importante de la vida comunitaria?

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4. VIVENCIA DE LA EUCARISTÍA.

INTRODUCCIÓN

A día de hoy, parece claro que uno de los puntos nucleares de nuestra vida fraterna, compartido por todos, es la vivencia eucarística compartida. Participar en la cena del Señor, alimentarnos con su Palabra y con su cuerpo nos va configurando a él y esto lo vivimos como grupo de amigos de Jesús, teniéndole a él en nuestro centro. La cuestión es que la realidad impone y esta nuclearidad de la Eucaristía aparece a veces

desdibujada por múltiples aspectos (ausencia de una Eucaristía de referencia en nuestros lugares, dispersión geográfica de los miembros de la comunidad que impide juntarse, otras realidades cotidianas que se nos imponen o nuestras propias opciones que a veces impiden nuestra asistencia…). Nos enfrentamos a un reto fundamental: crecer en la vivencia personal y comunitaria de la Eucaristía. En ello estamos todos.

ALGUNOS TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

Del Año con Calasanz:

Para celebrar la Eucaristía hay que estar dispuestos a entrar en los destinos de Jesús. Y es que comer el Cuerpo del Señor es empezar a tener las fuerzas necesarias para participar de su suerte, de su destino, de su vida de camino hacia el Padre. Cuando veamos que el sufrimiento es más fuerte que nosotros o nos demos cuenta de que no podemos con él, o la Cruz nos resulte demasiado dura, o veamos que la pasión que se avecina es algo que no vamos a poder llevar adelante;

es decir, cuando nos demos cuenta que la Cruz es mucho más poderosa que nuestras fuerzas, hay que acudir constantemente a comer el Cuerpo de Jesús. Sólo en esa comida encontraremos luz, fuerza, vida y gracia. Por eso la Eucaristía crea la intimidad de la Pasión. Allí nos encontramos hecho fuerza, gracia y misericordia todo el querer de Dios sobre nosotros. (AC 515)

Del evangelio de Lucas:

“Cuando llegó la hora se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo:

-Cuánto he deseado comer con vosotros esta víctima pascual antes de mi pasión. Os aseguro que no volveré a comerla hasta que alcance su cumplimiento en el Reino de Dios.

Y tomando la copa, dio gracias y dijo:

-Tomad esto y repartirlo entre vosotros. Os digo que en adelante no beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios.

Tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:

-Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.

Igualmente tomó la copa después de cenar y dijo:

-Esta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.

Lc. 22, 14-20

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

¿Cómo se vive este aspecto en tu comunidad? ¿Qué dinámicas y/o experiencias os han ayudado a crecer en este ámbito? ¿Qué dificultades concretas han dificultado el crecimiento personal y comunitario en este aspecto? ¿Qué propuestas concretas harías para ayudar a crecer en este aspecto?

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5. CALASANZ, MAESTRO EN EL SEGUIMIENTO DE CRISTO.

INTRODUCCIÓN

Si vivimos el carisma escolapio como mediación en nuestro seguimiento de Cristo, no hemos de perder de vista la importancia de volver una y otra vez a releer a Calasanz. Su vida y experiencia espiritual son fuente de aprendizaje para cada uno de nosotros en la medida que nos acercamos a ella con un corazón abierto a dejarnos sorprender e interpelar, no dando por sentado que lo sabemos todo de él.

A veces nos resulta fácil identificarnos con su obra, su historia, sus intuiciones pedagógicas y de transformación social pero la experiencia espiritual de Calasanz conlleva un camino de conocimiento personal

y desapropiación que no resulta tan gratificante. Como señala Asiain, la profunda obediencia de FE, la renuncia a los proyectos propios, el reconocimiento de las limitaciones humanas, la aceptación de la realidad como venida de Dios, el camino de la humildad… son experiencias que Calasanz vivió y que le ayudaron en su seguimiento de Cristo.

Adentrarnos en esas experiencias que, sin lugar a dudas, se forjaron en contacto con la misión diaria, puede ayudarnos en nuestro propio camino de desprendimiento personal para el encuentro con Cristo, maestro.

ALGUNOS TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN

Del estatuto de la Fraternidad de Betania:

“5. Nos reconocemos hijos de San José de Calasanz que, como un auténtico Maestro en el seguimiento de Jesús, acompaña nuestra búsqueda de la voluntad del Padre.

6. La lectura de los escritos de Calasanz, el conocimiento de su experiencia en las escuelas y la tradición de la Orden, afianzan en nosotros la identidad escolapia recibida. Profundizamos en ellos, con el deseo, cada vez más vivo, de responder con audacia, creatividad y santidad a nuestra vocación”

Del año con Calasanz. Miguel Angel Asiain.

“A veces el seguimiento adquiere características muy peculiares, porque se hace seguimiento en una forma de vida que posee matices que la diferencian de otras. Dentro de la forma calasancia, hoy distinguimos algunos elementos:

— Profunda obediencia de fe, que en ocasiones se manifiesta desarbolando los propios proyectos.

— Confesión sincera de la propia inutilidad, porque la vida ha sido sólo cumplimiento de lo que Dios ha mandado.

— Aceptación confiada de todo como venido de la mano de Dios, quien en su gran misericordia permite que seamos tentados o probados por la enfermedad para que no nos enorgullezcamos.

Este seguimiento calasancio tiene unas vertientes que hay que aclarar y que indican que Dios anda por ahí” (AC 721)

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

¿Cómo se vive en tu comunidad la profundización en el carisma calasancio? ¿En qué medida la experiencia espiritual de Calasanz os ayuda a crecer en vuestro seguimiento de Cristo? ¿Dedicáis reuniones concretas a profundizar en determinados aspectos calasancios? (historia, experiencia,

espiritualidad, pedagogía, misión ¿Qué materiales concretos os han ayudado y creéis que se pueden compartir con el resto de comunidades?

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6. SENTIDO DE IGLESIA

¿Cómo vives este aspecto a nivel personal? ¿cómo lo vive tu comunidad? ¿Qué dinámicas y/o experiencias os han ayudado a crecer en este ámbito? ¿Qué dificultades concretas dificultan el sentido eclesial? ¿Qué propuestas concretas harías para ayudar a crecer en este aspecto?

7. FORMACIÓN

¿Cómo se vive este aspecto en tu comunidad? ¿Qué dinámicas y/o experiencias os han ayudado a crecer en este ámbito? ¿Qué dificultades concretas han dificultado la formación personal y comunitaria? ¿Qué propuestas concretas harías para ayudar a crecer en este aspecto?

MOMENTO DE ORACIÓN

1.1.- TEXTOS

MIRAD CÓMO SE AMAN

Juan 17, 20/26

“No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oir el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; qué como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los

amas como me amas a mí. Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco y estos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.”

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VIDA COMUNITARIA

Hechos 4, 32/34

Todos los creyentes, que ya eran muchos, pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solo suyas, sino que eran de todos. Los apóstoles seguían dando un poderoso testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y Dios los bendecía mucho a todos. No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes poseían terrenos o casas los vendían, y

el dinero lo ponían a disposición de los apóstoles para repartirlo entre todos según las necesidades de cada uno. Tal fue el caso de un levita llamado José, natural de la isla de Chipre, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa: “Hijo de consolación”). Este hombre vendió un terreno de su propiedad y puso el dinero a disposición de los apóstoles.

COMPARTID

Pero es precisamente esta eficacia del amor entre nosotros lo que nos atrae el odio de algunos, pues dicen: «Mirad cómo se aman», mientras ellos sólo se odian entre sí. «Mirad cómo están dispuestos a morir

el uno por el otro», mientras que ellos están más bien dispuestos a matarse unos a otros.

El hecho de que nos llamemos hermanos lo tienen por infamia, a mi entender, sólo porque entre ellos todo nombre de parentesco se usa sólo con falsedad afectada. (TERTULIANO, Apologético, 39, 1-18)

MIRAD Y AMAOS

1.2.- DINÁMICA DE LA ORACIÓN

Para esta oración, habrá un momento de relajación (si uno de los integrantes de la comunidad puede dirigir la relajación con música de fondo ayuda a que sea más profunda) y una RELACIÓN ENTRE EL TEXTO DE LA BIBLIA Y EL TEMA DE TRABAJO. Realizar una oración que sirva, para dar luz, a los nuevos objetivos que la comunidad debe buscar.

A) Comenzar con una relajación y leer el texto de Juan. Invitar a cada uno personalmente que escriba palabras clave del texto (Juan 17, 20-26) que ayuden después a rezar personalmente. (en 4 papeles). Los descubrimientos personales que has hecho tu

personalmente en tu vida comunitaria, en tu encuentro personal con Jesús. (en otros 4 papeles)

B) Leer Hechos 4, 32-34 y con la música de fondo en volumen bajo invitar a moverse por la sala y encontrar personas, a esas personas compartir las palabras que se han escrito en los papelitos.

C) Leer el texto de Tertuliano, mirad como se aman. Una vez leído, poner música e invitar a caminar por la sala y mirar a los ojos a las personas de la sala. Invitar a hacer un círculo todos juntos. Dejar que las personas (sin música) recen en alto lo que quieran y terminar rezando con un padre nuestro.

RETOS DE FUTURO

Aunque en el primer momento hemos analizado nuestra comunidad y hemos puesto unas cuantas líneas de avance, es bueno analizar a fondo las causas que nos impiden avanzar en nuestra vida comunitaria. De esta forma seremos más eficaces en los objetivos

que nos planteemos de aquí en adelante. Para ello, os proponemos la dinámica de la cola de pescado.

A continuación hay un gráfico de ejemplo con el que se evalúan las causas del bajo rendimiento de un grupo de estudiantes.

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Cada grupo/persona/pareja recibirá uno de los 7 items que serán las espinas de la cola de pescado. La cabeza de la cola de pescado, tendrá el nombre de MIRAD CÓMO DE AMAN

1. Lluvia de ideas (recopilación) de los aspectos fundantes de este tema, recogidos en el primer momento 2. Cada grupo/persona/pareja piensa, las causas y subcausas de todo lo que compete a este item. Cuando son

puntos que no se conocen las causas o que son puntos débiles o donde trabajar más, lo marcarán con una pegatina de color.

3. Colocarlos en líneas que den unión al eje central, clasificándolos, de tal forma que por bloques, quede visualmente el trabajo realizado.

La lluvia de ideas debe responder a las preguntas:

¿Cómo? / ¿Qué? / ¿Dónde? / ¿Con quién? / Recursos / Histórico / Futuro/ Dejar plasmado el trabajo en los folios que continúen la espina del pescado.

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De aquí, marcar los: objetivos / nuevos retos / vías de camino / de compartir.

OBJETIVOS RETOS COMPARTIR

CONCLUSIONES FRATERNIDAD

Por si nos sirve para profundizar y ampliar, en el encuentro de fraternidades hicimos este análisis y estos son algunos puntos que pensamos que nos pueden ayudar a crecer y avanzar.

Conclusiones del taller

VIDA COMUNITARIA MIRAD CÓMO SE AMAN

En el momento del Work café (2º momento del taller) se realizaron una lluvia de ideas en respuesta a las preguntas que se plantearon en cada uno de los grupos de trabajo.

Además, se incluyen dos temas transversales que son comunes a todos, los puntos 6 y 7 que son el sentido de Iglesia y la formación.

1. Poniendo a Cristo en el centro de nuestra comunidad.

Oración, experiencia de Dios y encuentro con los demás. Superar las dificultades y diferenciar lo importante de lo urgente.

Cristo en el centro ¿Cómo? En la oración, al principio o al final. Leer el evangelio del día para compartir la semana.

Escuchar a los hermanos, quién es Jesús para él mismo. Compartir herramientas de encuentro con Jesús. Durante la semana compartir textos, canciones. Whatsapp, pensar cada día, desde dónde tomamos las decisiones, que diría la comunidad. Desde Jesús. Opciones fuertes, que compartimos en la comunidad. Acompañamiento que hacemos entre los hermanos (que no eliges) y esto ayuda. A quererse, de forma incondicional.

Audacia, falta asumir la capacidad transformadora, romper moldes. Jesús exige estar continuamente actualizando. A veces, los moldes o patrones, no ayudan. Darnos cuenta de lo que hace Jesús.

A veces, no ponemos a Jesús en el centro. Nos descentramos. Mucha formación (leemos poco el evangelio). Necesitamos material de formación que ayude a rezar más y a poner a Jesús en el centro. Ideas … que una persona de la comunidad se encargue de cuidar que Jesús siempre está en el centro. (La figura

del animador…) Conocer más a Jesús, la formación es muy importante. Libros que hablen sobre la historicidad de Jesús, la

espiritualidad … Abrirnos más a las diferentes formas de acerarnos a Dios a través de Jesús. ¿Dónde estuvo Jesús? Se acercó a los lugares, a las personas. ¿Cómo son nuestras comunidades? Nos vamos

a acercar, tenemos que ser más flexibles. Acogedores, pero no herméticos. Poner a Jesús en el centro.

2. Compartiendo bienes.

Nos interpelan realidades en las que estamos implicados. Ver a quiénes acompañamos que tienen poco dinero te hace cuestionarte que es lo que tú necesita y cómo estamos llamados a vivir.

Las comunidades de techo son una experiencia de compartir potente que impregnan nuestra forma de entender el compartir.

La opción zaqueo nos llama a plantearnos que no te debes comprometer para sentirte bien o cómodo si no, a lo que estás llamado y hasta lo que puedas.

En alguna realidad concreta si que cuesta entender el sentido del diezmo y la gratuidad con la que hay que vivir ese compartir.

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Es importante para nosotros tener conciencia de que donar privilegios tanto con lo que solemos tener como en tener una dinámica de compartir.

Poner los bienes, no es sólo poner el dinero.

3. Vida comunitaria y crecimiento personal.

Caminando juntos en la realidad y conscientes de las dificultades de la vida comunitaria y las adaptaciones necesarias.

Las mayores dificultades son poder decir las osas entre hermanos/as sin hacer daño, sin juzgar (corrección fraterna). También recibir lo que otro hermano nos pueda decir.

Valorar y reconocer las vivencias, avances positivos de los miembros. ¿Cómo hacernos más presentes en la iglesia local de cada presencia? Tener suficiente implicación, ganas de compartir, esfuerzo entre las diferentes personas de la comunidad. La realidad de las personas que forman parte de esa comunidad que dificulta el encuentro y la asistencia

(enfermedades familiares, hijos …) Tener un rol concreto y que se generen dinámicas que obliguen a que cada uno coge un rol y se quedan partes

ocultas de la persona. Riquezas que se encuentran en el compartir la vida, las decisiones. La diversidad, el sentirse en familia y el

sentido de iglesia porque se está creciendo en muchas realidades. Crecimiento personal que se da graias al diezmo, el estilo de vida, la formación, la ayuda. A veces el material de formación es denso y está lejos de la realidad que viven algunas comunidades. Lo

burocrático, rigidez, exigencia, impide el trabajo personal de crecimiento propio. Dejar espacio para rezar, compartir vida, conocer a Jesús para que se pueda dar ese crecimiento. RETOS atraer más a los jóvenes, cuidar en nuestras comunidades el crecimiento personal de sus miembros,

que estén arraigados donde toca. Jesús, oración …

4. Vivencia de la eucaristía como comunidad.

La importancia de celebrar juntos, y en todos los grupos surgió la preocupación de la asistencia a la eucaristía por parte de las personas de la fraternidad y también de los jóvenes.

Una responsabilidad común entre las personas jóvenes del catecumenado y de las comunidades. Importancia que se de en la comunidad, la formación y la reflexión sobre la eucaristía.

Diversidad de edades en la CCE. Hay una dificultad. FORMACIÓN es un tema pendiente. Encuentro de grupos de música en la animación de eucaristías, en diferentes presencias. CELEBRAR juntos es la palabra clave de la convocatoria. Paréntesis en la asistencia de los jóvenes. Es un RETO. Eucaristía es una responsabilidad de todos y todas. La importancia de la existencia de un grupo de personas

que DINAMICE, ANIME, GARANTICE. Falta de conciencia de entender la eucaristía como una segunda reunión. Necesitamos de ese encuentro con

Jesús y no todo el mundo tiene esa necesidad. Dar facilidades para acudir, catequesis que se encarga de dar la educación cristiana. Xirmendu: encomienda comunitaria. (ejemplo de una encomiendo en las comunidades de Itaka Bilbao)

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5. Estilo escolapio de las reuniones.

Píldoras Calasanz:

2 veces por semana

Recuperar textos sobre Calasanz + Eucaristía

Ensanchar el corazón

Mejorar el crecimiento personal

Transformación

Vivir con religiosos es un privilegio: compartir laudes, vísperas… Fácil vivir el carisma con gente que comparte la misión de trabajar en colegios y en la fundación. La semana

de Calasanz puede ser una herramienta de revisión personal. Diferentes maneras de funcionar, con personas con diferentes inquietudes pero con el mismo tinte común:

Calasanz. Materiales: Pasión por la misión, los materiales para trabajar las constituciones: Antonio L. Un camino de la

Iglesia para nuestro tiempo. 15 días con Calasanz. Escolappios , el año con Calasanz. Procurar que en cada reunión siempre haya una referencia a Calasanz, trozo de una carta, frase, el año con

Calasanz, Escolappios. Estar al tanto de lo que se facilita desde la orden. Necesidad de actualizar y profundizar en la figura de Calasanz, ir a las fuentes de Calasanz. Distinguir lo

calasancio de lo escolapio (historia).

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Resultado de la puesta en práctica de la dinámica de cola de pescado.

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