mujeres en la iglesia del siglo xxi

8
▶ ▶ C uatro mujeres entrevis- tadas desde sus trinche- ras expresan a Vida Nueva los retos y claroscu- ros de su participación en la Iglesia del siglo XXI y vislum- bran un futuro esperanzador. Todas trabajan para dibujar y delinear una Iglesia huma- na, compañera y amorosa. Coinciden en que esta época es una oportunidad para que se tenga más inclusión, para que sus ideas y pensamientos sean tomados en cuenta sin tener que consensuar; tener más presencia en las estruc- turas del gobierno eclesial; se capaciten; lancen su pensa- miento femenino; hagan más teología y sigan caminando a un lado de los varones con voz y voto. Desde su casa general en la ciudad de México, Mercedes Casas, hija del Espíritu San- to, Superiora General de su congregación y presidenta de la Conferencia Latinoamerica- na de Religiosos (CLAR) dice que ser mujer en la Iglesia tiene sus ventajas: “Tenemos las de ganar por el hecho de no pertenecer a la jerarquía. Caminamos con el pueblo, po- demos decir nuestra palabra con mucha libertad porque no estamos institucionalizadas, con presiones de tradiciones o de maneras de pensar. Sa- bemos hacer familia. Yo creo que hay muchas ventajas en la Iglesia por ser mujer, sobre todo en la línea del cuidado de la creación y la parte de la maternidad que engendra vida, pone la belleza en medio de la sencillez, la ternura y compasión”. La presidenta de la CLAR afirma que desde la Iglesia la mujer puede ser hermana para tener una ruta de diá- logo, construcción, acompa- ñamiento, no al frente sino al lado de su hermano. “Las MUJERES en la Iglesia del siglo XXI GUADALUPE ESQUIVIAS Los rostros complementarios y transmisores de la fe

Upload: ppc-mexico

Post on 30-Mar-2016

229 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Los rostros complementarios y transmisores de la fe.

TRANSCRIPT

Page 1: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

▶ ▶

Cuatro mujeres entrevis-tadas desde sus trinche-ras expresan a Vida

Nueva los retos y claroscu-ros de su participación en la Iglesia del siglo XXI y vislum-bran un futuro esperanzador. Todas trabajan para dibujar y delinear una Iglesia huma-na, compañera y amorosa. Coinciden en que esta época es una oportunidad para que se tenga más inclusión, para que sus ideas y pensamientos

sean tomados en cuenta sin tener que consensuar; tener más presencia en las estruc-turas del gobierno eclesial; se capaciten; lancen su pensa-miento femenino; hagan más teología y sigan caminando a un lado de los varones con voz y voto.

Desde su casa general en la ciudad de México, Mercedes Casas, hija del Espíritu San-to, Superiora General de su congregación y presidenta de

la Conferencia Latinoamerica-na de Religiosos (CLAR) dice que ser mujer en la Iglesia tiene sus ventajas: “Tenemos las de ganar por el hecho de no pertenecer a la jerarquía. Caminamos con el pueblo, po-demos decir nuestra palabra con mucha libertad porque no estamos institucionalizadas, con presiones de tradiciones o de maneras de pensar. Sa-bemos hacer familia. Yo creo que hay muchas ventajas en

la Iglesia por ser mujer, sobre todo en la línea del cuidado de la creación y la parte de la maternidad que engendra vida, pone la belleza en medio de la sencillez, la ternura y compasión”.

La presidenta de la CLAR afirma que desde la Iglesia la mujer puede ser hermana para tener una ruta de diá-logo, construcción, acompa-ñamiento, no al frente sino al lado de su hermano. “Las

MUJERESen la Iglesia del siglo XXI

GUADALUPE ESQUIVIAS

Los rostros complementarios y transmisores de la fe

035-08_15_A_FONDO.indd 8 4/29/13 10:48 AM

Page 2: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

035-08_15_A_FONDO.indd 9 4/29/13 10:48 AM

Page 3: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

mujeres van como hermanas con el pueblo. Juegan un pa-pel importantísimo, en la cate-quesis, en las pastorales, entre otros sitios eclesiales, hay una vida entregada que cuida a la comunidad de Fe que es la Igle-sia, ella sabe hacer comunión y le gusta compartir con otros”.

Afirma que el papel de la mujer se evidencia cada vez más en la actualidad, ya que su aportación de tener una mirada diferente del mundo es muy valiosa para conocer la experiencia de Dios: “puede ser teóloga desde su ser sin caer en un feminismo, sino desde su corazón que está bien unido a la razón y que así como tiene esas virtudes, requiere de mucha preparación para desempeñar tan importante papel y creer en su fuerza”.

Mercedes Casas reconoce que a pesar de estas ventajas hay marginación, ya que se tiene la concepción de que la mujer no está a nivel del varón. Sus

aportes tienen que ser someti-dos todavía a otros criterios de instituciones o estructuras. Hay una línea del poder entre hom-bres y mujeres de Iglesia. “No se puede formar parte de los consejos, lo que es una lástima porque se neutralizaría el poder concentrado en los varones; el tema famoso del sacerdocio de la mujer crea escozor porque tal vez el planteamiento se hace desde una actitud reivindica-tiva y no complementaria para el rostro nuevo de la Iglesia”.

Además, resalta la religiosa, falta la promoción del pensa-miento teológico femenino. En los ministerios eclesiales se tiene que favorecer más a que las mujeres participen y en las reuniones del Episcopado y otras estructuras colegiales eclesiales es necesario oír la voz de la mujer sin miedo para complementar las visiones del rumbo de la Iglesia.

“Hay mucho por hacer sobre todo en la cultura latinoame-

ricana en donde sus mujeres requieren de espacios para re-descubrir sus autovalores y ca-pacidad ya que viven situacio-nes de marginación y violencia, urgen espacios de recuperación de la humanidad a la luz de la palabra y de la experiencia de cada quien”.

La misión trascendente Sentada frente a su computa-

dora, en la tranquilidad de su hogar, Lucrecia Rego de Planas, quien fue directora durante más de 10 años, de Catholic.net, uno de los portales católicos más importantes de Internet, indica que la mujer tiene un papel no sólo importante, sino indispensable e insustituible dentro de la Iglesia por ser el alma de la familia, que es donde se aprende a vivir como cristiano. “La mujer está llama-da, por su misma naturaleza, a iluminar y enriquecer con su “genio femenino” a toda la Iglesia y la sociedad misma. Su intuición, su capacidad de entrega y su fortaleza en las dificultades, hacen de ella una fuente inagotable de ayuda y consuelo para todos”.

Mamá de 9 hijos e integrante del Consejo de Pastoral de la Arquidiócesis de México y del

Consejo de Bioética de la Confe-rencia del Episcopado Mexicano (CEM), comenta que la princi-pal misión de la mujer en la Iglesia está en el corazón de la familia, procurando que nunca falte el alimento espiritual en la pequeña Iglesia doméstica y haciéndolo extensivo a la sociedad: “Es bien bueno ser mujer dentro de la Iglesia, pues aún cuando a veces hay que meter el hombro en los asuntos de dinero trabajando fuera de casa, nuestra misión es y será siempre eclesial, espiritual y trascendente”, afirma.

Lucrecia no considera que sea necesaria una Pastoral de la Mujer, pues: “El lugar de la mu-jer es la familia y la sociedad y, por lo mismo, está incluida, de manera natural, en la Pas-toral Familiar y en la Pastoral Social.” Y continúa: “también ella está incluida en la pasto-ral del enfermo, en la pastoral educativa, en la pastoral de las comunicaciones, etc. Intentar separarla de estos ambientes es imposible pues su misión den-tro de la Iglesia incluye todos los ámbitos.”

Al preguntarle sobre la apuesta del papa Francisco de abrir más la Iglesia hacia las mujeres , Lucrecia responde:

10

▶ ▶

MUJERES

Mercedes Casas, redescubrir complementariedad

035-08_15_A_FONDO.indd 10 4/29/13 10:48 AM

Page 4: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

“Creo que la Iglesia ha estado abierta a las mujeres desde el inicio. ¿No fue una mujer se-leccionada para la misión de ser Madre de Jesucristo? ¿No seguían las santas mujeres a Jesús? ¿No fueron las mujeres los primeros testigos de la Re-surrección?”

Recuerda que a lo largo de toda la historia de la Iglesia las mujeres han jugado, en ella, un papel muy importante. “Basta echar una ojeada al santoral, para descubrir en él a cientos de mujeres ejemplares, valien-tes, aguerridas, inteligentes, a quienes hasta los mismos pontífices consultaban, cuyas vidas han cambiado el curso de la historia dentro de la misión salvífica de la Iglesia. “Estas mujeres santas, que podemos

11

▶ ▶

FRAY JAVIER ACERO PÉREZ, O.A.R.

Al estilo de Jesús

Que la mujer es imagen de Dios, es algo indiscutible. Por medio de una mujer vino la Palabra, y acampó entre nosotros. La mu-

jer tiene un papel maravilloso en nuestra historia personal. Son portadoras de vida y promotoras de un mundo más humano y más sensible. Las Patronas de Amatlán son un ejemplo claro y bello de lo que un grupo de ellas organizadas, pueden hacer ante los migrantes que recorren el país, montados en el tren llamado la “bestia” y con el sueño de pasar al otro lado.Hay mujeres que acompañan a sus hijos en una enfermedad, y otras, que escu-chan lo que necesitan unas madres que comparten el dolor de sus hijos. Son las voluntarias que donan su tiempo, que reciben mucho más de lo que dan. Mu-chas de ellas, se encuentran en lugares donde la pobreza clama justicia a Dios, y también, buscando que los recursos lle-guen a los realmente necesitados. Buen

número de mujeres están en nuestras Iglesias participando en algún ministe-rio, con ganas de trabajar, y de recibir formación integral; mujeres necesarias para enseñar, orar, formar, y dar testi-monio de lo que viven con alegría en su comunidad. Muchas de ellas son madres de familia, trabajadoras que evangelizan educando, y educan evangelizando; en medio de su agenda buscan su propio espacio para participar activamente en la Iglesia. Las mujeres a las que recuerdo siempre con admiración y respeto son las religiosas de México; se encuentran dignificando a la mujer, en medio de la pobreza, en la educación; son las profetas de nuestro tiempo. Su trabajo adquiere significado vivo, llevando su testimonio de creyentes, allí donde están enojados con Dios, por las realidades lacerantes que vive el país. También hay otras religiosas que consagran su vida orando por el resto de la humanidad, para que la paz sea más actitud personal,

que ideología de moda; para que las estructuras no ahoguen a las personas. Mujeres que, desde sus monasterios, nos interpelan que se puede evangelizar y vivir en sintonía con la pobreza del país; con la oración acompañada por la comunidad, y la soledad de la reflexión de la Palabra, dentro de unos muros que promueven la vida. Estas mujeres son la base de un Iglesia llena de alegría, de fortaleza y esperanza. Se cumplen 25 años de la famosa en-cíclica Mulieris Dignitatem del Beato Juan Pablo II, donde se llega afirmar que los hombres necesitamos apren-der de las mujeres el camino del amor. Ejemplos claros y recientes los tenemos: las mujeres que la Iglesia declara que tiene virtudes heroicas; y en estos días, están las mujeres que santifican su vida en silencio, entregándose en su trabajo y su familia, en situaciones de pobreza, sabiendo que vale la pena sacrificarse por amor, al estilo de Jesús.

035-08_15_A_FONDO.indd 11 4/29/13 10:48 AM

Page 5: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

contar por miles, no han sido rechazadas o minusvaloradas por las estructuras eclesiales, han sido exaltadas de manera suprema con la canonización, poniéndolas como ejemplo a seguir. Hoy se ve a las mujeres en los consejos parroquiales y obispados y como integrantes de academias pontificias. No veo qué es lo que pueda “abrir” su santidad Francisco”.

Con el corazón de JesúsAtareada entre notas de pren-

sa y viajes desde el Cono Sur hasta México, Verónica Toller, periodista del Clarín, profesora de letras y miembro del Proyec-to de Reciprocidad varón-mujer de la UPAEP en Puebla, comen-ta que los últimos mensajes del papa Francisco referentes a la mujer, para muchos, preanun-cian que habrá cambios impor-tantes en el gobierno católico con inclusión de más mujeres en ministerios y secretarías.

“El papa Francisco –dice–continúa los pasos ya iniciados por Juan Pablo II y Benedic-to XVI, quienes hablaron del genio femenino e impulsaron cambios concretos. Wojtyla produjo la primera encíclica acerca del ser y la dignidad de la mujer: Mulieris Dignitatem; nombró en 1994 a la jurista norteamericana Mary Ann Glendon, actual embajadora de Estados Unidos ante la San-ta Sede, como presidenta de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales. En 2003, a la italiana Leticia Ermini Pani al frente de la Academia Pontifica de Arqueología, y en 2004 a dos mujeres dentro de la Comisión Teológica Internacional. Bene-dicto XVI siguió por esa senda y avanzó más aún”, recordó Toller.

“Las mujeres siempre hemos sabido que nuestro lugar está junto al corazón de Jesús. Desde Marta y María hasta la pequeña Teresita; las patronas de Euro-

pa: Edith Stein, Santa Brígida de Suecia y Santa Catalina de Siena; las grandes doctoras como: Santa Teresa del Niño Jesús o la increíble Hildegar-da de Bingem. Y tantas otras. A pesar de ello, la periodista argentina recalca que las mu-jeres todavía no tienen el lugar debido dentro de la Iglesia, lo cual es debatido por numerosos teólogos y teólogas en todo el mundo, que piden cambios.

El Proyecto de Reciprocidad varón-mujer “Ish-á” inició hace un año en la universidad UPAEP de Puebla. “Hablamos allí de asumir la igualdad y la diferencia de varón y mujer, la uni-dualidad, lo propiamen-te femenino y masculino y el

aporte que cada persona única debe y puede ofrecer al mun-do. Por ejemplo en la vida de la Iglesia se tiene que asegurar la co-presencia y la participación activa de varones y mujeres en el interior de la comunidad cris-tiana para el bien y edificación común. Es importante que se promueva la participación de mujeres profesionales con una profunda formación en la fe que, ya que con su liderazgo y capacitación, pueden aportar en las instituciones eclesiales y sobre todo, en la sociedad”.

Y es que, asegura Toller, si miramos nuestras parroquias,

12

▶ ▶

MUJERES

Lucrecia Rego, misión en la familia

Verónica Toller, mayor participación

035-08_15_A_FONDO.indd 12 4/29/13 10:48 AM

Page 6: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

vemos que las mujeres son su fuerza vital, están en la prime-ra, segunda, tercera y última fila. Incluso, más que los va-rones. Lo mismo en educación, instituciones, visitas a enfer-mos, pastoral carcelaria. Pero en los niveles de gobierno de la Iglesia, ya sean nacionales, regionales o del propio Vaticano las estructuras son mayorita-riamente masculinas por nú-mero de protagonistas y por su visión del mundo. “Hay cerca de 4 000 cardenales, obispos, sacerdotes y laicos varones en los despachos y oficinas de la Santa Sede. En tanto, trabajan allí entre 700 y 800 mujeres. Ninguna en primera o segun-da línea de gobierno. Conozco una sola en tercera línea, una subsecretaria”.

Y no es que promovamos una “cuota rosa” o “ley de cupo femenino” dentro de la Iglesia, dice. No. Tan solo hay que seguir al que nos habló de amor, no de números o reglas. Pero es ese mismo amor el que debe conducir a la Iglesia a una mayor equidad, a impulsar la formación teológica, cultural y humana de la mujer actual, expresó Verónica Toller.

13

OCHO IDEAS PARA “SEDUCIR” A UNA MUJER

Armando Matteo, teólogo italiano y autor de La fuga delle quarantenni y otros expertos

consultados para el A fondo escrito por Darío Menor publicado en el número 2,842 de la revista Vida Nueva España, ofrecen ocho propuestas para lograr que se invierta la tendencia y las jóvenes vuelvan a interesarse por la religión. “Esta es una crisis de fe, pero en la raíz hay una crisis de una cierta forma de decir y hacer Iglesia”, advierte Matteo. 1. Reequilibrar la imagen pública de la Iglesia,

para que deje de estar tan asociada con rostros masculinos. “Es urgente crear espacios para las mujeres en los niveles más altos de la administración del gobierno de la Iglesia, en particular en todos aquellos no ligados al ministerio sacerdotal”, propone Matteo, para quien la reducción de las vocaciones religiosas femeninas ha hecho que la representación oficial eclesiástica quede en manos solo del clero y del episcopado.

2. Trabajar por una efectiva corresponsabilidad de los laicos. Para ello habría que crear espacios en los que los seglares puedan comunicar sus experiencias, necesidades, inquietudes y propuestas sobre la situación de la Iglesia y del mundo. Esta idea ya fue lanzada por el Episcopado italiano en 2006, pero no se ha llevado a la práctica.

3. Pensar en las expectativas y necesidades de las mujeres de cuarenta años. Las mujeres de hoy son como las navajas suizas, unas multiusos a las que se les exige el máximo en todos los ámbitos de su vida. Trabajan fuera de casa, cuidan a los niños y a los ancianos, sacan adelante las tareas domésticas y hacen felices a sus maridos. Esta ajetreada vida hace difícil compaginar los horarios de las actividades parroquiales y de las propias misas. “¿Por qué no se ofrece un servicio de guardería en las parroquias y se hacen sesiones de oración durante las pausas para comer?”, propone Matteo.

4. Sacar a los hombres de su narcisismo herido. La emancipación de la mujer ha tenido un efecto innegable en la concepción

que los hombres tienen de sí mismos y del lugar que ocupan en la sociedad. Ante este escenario, hay que construir un imaginario compartido de la identidad masculina y femenina que supere la “muerte del padre” de la que hablan los expertos.

5. Afrontar la batalla por la “buena vida” de la persona. La Iglesia tiene mucho que decir sobre dos de los males de la cultura contemporánea: la “dictadura de la juventud” y el “terrorismo de la belleza”. Hacen daño a todos, pero especialmente a las mujeres. “En el deseable cambio contra las lógicas machistas del poder y contra la utilización del cuerpo femenino como un objeto, el Evangelio y la tradición cristiana tienen mucho que decir”, propugna Matteo.

6. Desplegar una pasión educativa que permita afrontar los desafíos actuales. El jesuita GianPaolo Salvini recuerda que son las mujeres quienes sostienen la educación de los jóvenes, por lo que afrontando de forma correcta y novedosa la cuestión femenina, se proyecta de forma positiva el futuro de la propia Iglesia.

7. Aplicar profundamente la misericordia para construir una relación nueva con la persona. La Iglesia no puede limitarse a aplicar sus normas sin transmitir su sentido, advierte Carmen Aparicio Valls, profesora de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, que temas como la familia, deben seguir presentando cuál es su modelo y cuáles son sus valores, pero al acercarse a la persona ha de ayudar y acompañar. En la relación personal no puede aparecer solo el elemento de juicio.

8. Más flexibilidad y creatividad en el gobierno de la Iglesia. Valentina Napolitano, profesora de antropología, pone estructuras más ágiles para ser capaces de ofrecer una respuesta rápida a los cambios sociales. Hay que promover formas de “trabajo social en red”, una “pedagogía católica de servicio” y espacios de “reflexión mística” dentro y fuera de las parroquias para interesar a las mujeres y conseguir que las alejadas vuelvan a la Iglesia.

035-08_15_A_FONDO.indd 13 4/29/13 10:48 AM

Page 7: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

14

▶ ▶ Sin miedos Luz Angélica Arenas Vargas,

hermana Carmelita del Sagrado Corazón y secretaria de la Di-mensión Indígena de la Comi-sión Episcopal para la Pastoral Social dice sobre la mujer en la Iglesia del siglo XXI: “Yo sueño con una Iglesia que no tenga miedo a nuestro pensamiento, a nuestra voz, a nuestro cuerpo, a nuestra forma de acercarnos a la experiencia de lo sagrado desde lo femenino, y reconozca que sin la participación de la mitad de sus miembros está incompleta, porque Jesús inclu-yó en su grupo y no sólo para servirlos, a las mujeres de su tiempo. Hay que ir al corazón del Evangelio para retomar el importante lugar y papel que Jesús dio y reconoció en la mujer, entre ello, nada menos que hacerla protagonista del anuncio de la Resurrección”.

“El papel que tenemos es poner en la escena algunos te-mas de suma importancia como el fomento a la conciencia de una Iglesia que también sea de corazón femenino. Hay ur-gencia de la participación de las mujeres, debemos dejar de ser espectadoras, simples escu-chadoras en una banca donde permanecemos en silencio para ser sujetos en una historia que también es nuestra”.

Arenas Vargas insiste en la lucha por tener espacio en la toma de decisiones; “pues se-guir creyendo que éstas com-peten sólo a los ordenados pres-bíteros, me parece que es un error que ha costado que mu-chas mujeres muy valiosas se hayan alejado, puesto que no se sienten identificadas con una Institución cuyas decisiones vienen ejercidas sólo por varo-nes. La Iglesia necesita abrirse a esta posibilidad para ser más fiel al mensaje de Jesús”.

Arenas expresa que las muje-res tienen que seguir poniéndo-se al lado de la vida, al lado de

los que han sido atropellados en su dignidad humana, porque hay que continuar hablando y recordando que ésta es la mi-sión de la Iglesia y denunciar las causas que están propician-do que haya niños muertos de hambre, tantas personas en-fermas de VIH-SIDA, que haya escandalosas cifras de trata de personas para cualquiera

de sus fines. Que haya tanta violencia contra las mujeres, cuya expresión última de esta violencia es el feminicidio; denunciar que haya pueblos indígenas perseguidos, acosa-dos para quitarles su tierra y con ello su identidad, por el afán desmedido de riqueza a costa del exterminio de los pue-blos y del deterioro ecológico y

ambiental. “Hoy hay muchos golpeados en el camino, a ellos no sólo debemos ir, sino con ellos luchar codo a codo, para erradicar las estructuras de muerte que generan violencia, destruyen la paz y atentan con-tra el plan de Dios que quiere vida y vida plena para todos sus hijos e hijas. Ese es el papel que nos toca a nosotras, nos toca seguir recordando nuestra vo-cación samaritana que incluye la promoción y defensa del ser humano”.

Finalmente la religiosa com-parte algunas de las desventa-jas de ser mujer en la Iglesia: el no acceder a la toma de de-cisiones importantes y tras-cendentales en la vida eclesial “y por lo tanto, que se decida por nosotras desde la visión de lo masculino; que nos sigan viendo como menores de edad, con incapacidad para ejercer funciones de liderazgo; que no se reconozca y en algunos mo-mentos se sospeche del aporte filosófico y teológico de la mu-jer en la Iglesia”.

Hacia un mundo mejorEstos testimonios son tan

solo una muestra de que las mujeres desde sus ámbitos caminan en la Iglesia como Juan Pablo II lo expreso en su Encíclica Mulieris Dignitatem con orientación constitutiva al amor y a la entrega, con la

Luz Angélica Arenas, voz y voto

035-08_15_A_FONDO.indd 14 4/29/13 10:48 AM

Page 8: Mujeres en la Iglesia del siglo XXI

15

¿Cuál sería el papel de la mujer en la Iglesia del siglo XXI?Lo primero que tendría que hacer la Iglesia es reconocer las profundas transformaciones que se han dado en la sociedad y en el derecho en las últimas décadas. Si fenómenos culturales tan arraigados en nuestros pueblos y en nuestra Iglesia tales como el machismo eran un problema social hace 30 años, hoy resulta más evidente y preocupante cuando la constitución y las leyes reconocen los derechos humanos y la equidad de género. Temas como la familia monoparental, la violencia doméstica y las largas jornadas de trabajo de la mujer sostén económico de su fami-lia, han dejado hoy de ser excepción. La Iglesia se mantiene viva, actuante y operante gracias en buena medida a la actividad femenina: las distintas pastorales parroquiales o diocesanas están sostenidas por mujeres. Reconocer esta realidad, documentarla, respetarla y asumirla me parece que es el primer paso para que la mujer desempeñe su verdadero papel en la Iglesia del siglo XXI. Reconociéndola desde los derechos humanos pero sobre todo, desde la concepción de Iglesia pueblo de Dios que nos concede a todos y todas: jerarquía, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas, igual dignidad.¿Cuáles son las resistencias estructurales de la Iglesia de hoy para las mujeres?En la pregunta anterior me he referido de alguna manera también a las resistencias de índole cul-tural, interiorizadas en la educación primero en la escuela y después en los seminarios. Aunque el magisterio no subordina a la mujer, la historia y la cultura siguen haciéndolo. En algunos casos, la resistencia viene de las propias mujeres for-madas en esta misma cultura, que se conciben a sí mismas y su papel en la Iglesia desde la subordinación, pero lo que es más preocupante, desde la clericalización de su identidad.Ventajas para las mujeres que desde la Iglesia hoy se ofrecen Las ventajas son todas: los avances en el marco jurídico y en el reconocimiento de los derechos humanos de la mujer a los que hacía alusión hace un momento. La mayor y mejor preparación y profesionalización de éstas, la infinidad de campos tradicionales y nuevos en los que puede ser fermento desde su identidad femenina y cristiana; su capacidad de empatía con el dolor

humano, con la pobreza, violencia, marginalidad y exclusión que padecen otras.¿Será que el Papa quiere abrir la Iglesia hacia las mujeres?Sí, sin duda, pero no solo de ahorita. Hay que leer sus homilías, cartas pastorales, sermones cuando fuera obispo y cardenal sobre la misión de los laicos y de las mujeres en particular. Resulta de veras esperanzador, sobre todo cuando sus acciones de toda la vida son congruentes con lo que dice.¿Hay necesidad de una Pastoral de la Mujer? Yo creo que no. Habría que hacer muchas cosas antes. El problema no está en los planteamientos y en la pastoral sino sobre todo en la formación. En los seminarios es donde se forja la mentalidad de los sacerdotes que después como párrocos subordinan a la mujer y limitan su acción subsi-diaria. Claro que hay excepciones, pero son eso: excepciones. Más que una pastoral tiene que ser un tema transversal obligado en la misión de la Iglesia.Desventajas de ser mujer en la IglesiaTodas y ninguna. A pesar del contexto cultural ad-verso, se nos van acabando los pretextos para no actuar en la Iglesia a partir de nuestra identidad y misión de mujeres y laicas: responsablemente, en una acción subsidiaria, siempre desde el soporte comunitario que es el único antídoto contra el protagonismo estéril y el desánimo.

ENTREVISTAMARÍA LUISA ASPE ARMELLA. Presidenta del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana

Hay una Iglesia viva en buena medida por la actividad femenina

misión de ayudar a los seres humanos a vivir su propia identidad precisamente bajo la categoría del don.

Hoy a las vísperas de la ce-remonia de canonización de una mujer mexicana y otra colombiana se abren nuevos horizontes para las mujeres, la llegada de un pontificado latinoamericano abre la espe-ranza para que se den pasos trascendentales en el tema. De igual forma las mujeres se-guirán propagando la fe y el amor entre los suyos, en las comunidades y hasta entre los no creyentes. Su naturaleza de madre, hija y hermana abrazará siempre la ruta dirigida hacia el Evangelio porque sabe que for-jando personas plenas y llenas de Dios se está construyendo un mundo mejor.

María Luisa Aspe Armella

035-08_15_A_FONDO.indd 15 4/29/13 10:48 AM