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Muerte entre bastidores y Otros Cuentos Macabros Por Bram Stoker

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MuerteentrebastidoresyOtrosCuentosMacabros

Por

BramStoker

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Muerteentrebastidores

Supongo que algunos de ustedes recordarán el caso ocurrido no hacemuchodelacróbataquemurióenunaccidenteduranteunarepresentación.Nohace faltamencionar nombres.Nos referiremos a él comoMortimer,HenryMortimer.Nuncasesupolacausadesumuerte,peroyosísécómoseprodujo.He guardado silencio durante todo este tiempo, y ahora puedo hablar sinmiedoaheriranadie.Yahanfallecidotodoslosinteresadosensumuerteoenladelhombrequelaplaneó.

Cualquiera de ustedes que conozca el caso recordará lo apuesto, bienparecidoy elegante que eraMortimer.Creoque es el hombremás atractivoquehevistonunca.Además, era el tipomáságil quehayapisadonuncaunescenario.Estabatansegurodesímismoqueutilizabapesoextra;así,cuandocaíaelcontrapeso,saltabacincooseispiesmásaltodeloquenuncanadiehapodidosaltar.Además,levantabalaspiernasenelairedetalforma,parecidaacomohacen las ranas al nadar, quedaba la sensacióndeque saltabamuchomásarriba.

Creoquetodaslaschicasestabanenamoradasdeélporlaformaenquesecomportabancuandoestabanentrebastidoresyseacercabaelmomentodesuentrada.Esonolehabríaimportadomucho(laschicassiempreseenamorandeunhombreuotro),denohabersidoporquevariasmujerescasadasempezaronacomportarse igual.Paramayorvergüenza,algunasde lasque ibansiempredetrásdeélllevabanasuspropiosmaridos.

Eraunasituaciónbastantepeligrosaydifícildesoportarparaunhombrequequeríaserdecenteatodacosta.Peroelverdaderotormentoyelauténticoproblemaloeralajovenesposademipropiojefe,JackHaliday,eltramoyistajefe.Ellaerademasiadoparalasangreylacarnedecualquierhombre.Habíaempezadoenelmundodelteatrolatemporadaanteriorcomogimnasta.Podíasaltarmásaltoquelaschicasquelesacabanmediometrodealtura.Eraunachiquillamenuda,tanbonitacomounpastel,unamuchachitadelgada,depelorubioyojosazules,quebienhubierapodidopasarporchicodenoserpordosdetallesquenodejabanlugaradudas.JackHalidaysevolviólocoporellay,cuandolanoticiasaltó,ypuestoquenosepresentóningúnotrojovenbrillanteniconposibles,ellasecasóconél.Fueloquesuelellamarseunmatrimoniodeconvenienciapero,despuésde cierto tiempo, comenzarona llevarsemuybien. Todos pensamos que le empezaba a gustar el viejo (Jack era losuficientementemayor como para ser su padre y aún le sobraban años). Enverano,alterminarlatemporada,élselallevóalaisladeMany,alavuelta,noocultóanadiequehabíansidolosdíasmásfelicesdesuvida.Ellatambién

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parecíadichosay lo tratabaconcariño.Todosempezamosacreerqueaquelmatrimoniosaldríabien.

Sinembargo,cuandose iniciaron losensayosde lanueva temporada, lascosascomenzaronacambiar.ElviejoJackparecíadisgustadoyhabíaperdidoel interés por su trabajo. Loo, así se llamaba la señora Haliday, ya no semostraba cariñosa con él y se ponía nerviosa cuando él estaba cerca. Entrenosotros, los hombres, no hacíamos ningún comentario al respecto, pero lasmujerescasadassonreían,asentíanconlacabezaysusurrabanquetalvezellatuvierasusrazones.Undía,enelescenario,cuandocomenzabaelensayodelacróbata, alguien comentó que quizá ese año la señoraHaliday no bailaría;todassonrieroncomosicompartieranunsecreto.Entonces, lamujerdeJackselevantóylessoltóunaperoratapormeterlasnaricesdondenodebían,pordecir un montón de mentiras y cosas por el estilo. Los demás tratamos deconsolarlalomejorquesupimosyellasemarchóacasa.

Poco después de este episodio, la señora Haliday y HenryMortimer sefueronjuntosalacabarelensayo;Henrysehabíaofrecidoaacompañarlahastasu casa, y ella no se opuso. Ya dije anteriormente que era un hombremuyatractivo.

Apartir de esedíayhasta lanochede laúltima representaciónque,porsupuesto, era una función de gala («Todo para todos»), ella no apartaba losojosdeél.

Parecía como si JackHaliday no se diera cuenta de lo que sucedía a sualrededor, aunque todos lo supiéramos. En realidad, el trabajo le teníamuyocupado:untramoyistajefenotienemuchotiempolibreeldíadeunafuncióndegala.Y,porsupuesto,nadiedelacompañíadijonihizonadaquellamasesuatención sobre aquella cuestión. Los hombres y lasmujeres son unos seresmuy extraños. Están ciegos y sordos ante el peligro que los acecha y, solocuandoelescándaloyaesirremediable,seponenahablar,justocuandoloquedeberíanhaceresguardarsilencio.

Yomedabacuentadetodoloquesucedía,peronoloentendía.MegustabaMortimeryloadmiraba,igualquemeocurríaconlaseñoraHaliday.Pensabaqueeraungrantipo.Yoapenaserauncríoy,además,siendoelaprendizdeHaliday,loquemenosdeseabaerabuscarmelíos,aunqueintuíaquevendríande todas formas. Solo después de volver a pensarmucho en los hechos, hepodido empezar a comprender lo que sucedía. Espero que ahora ustedespuedanentenderlotodo,puestoqueloquelescuentoesfrutodeloquevi,oíymecontaron,trashaberpermanecidosepultadoyocultoenmimentedurantemuchotiempo.

La función llevaba ya unas tres semanas en cartel.Un sábado, entre dosnúmeros,oíhablaradosmiembrosde lacompañía.Erandosdeesaschicas

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quebailan,cantanytratandehacerseimprescindibles.NocreoqueningunadeellasfueramejorquelaseñoraHaliday.Erandeesaschicasquecorrendetrásdelosjóvenesalosquelessobraeldineroypuedeninvitarlasacenasregadasconchampán.Peroloúnicoquevienealcasoaquísonloscelosquesentíanporlasmujerescasadas,enrealidad,elmismoobjetivoqueellasperseguían,mujeres que, por lo general, teníanunnivel devidamás alto que ellas.Lasmujeres de ese tipo disfrutan viendo hundirse a unamujer decente; eso leshacesentirsemásimportantes.Dosauténticasbalasperdidas,completamenteacabadas,queríansalvaraunachicadecentedecaerensusmismoserrores.Estoesasímientrassonjóvenes,porqueunamujerindecenteentraditaenañosya es el colmo. Estarán ansiosas por destrozar a cualquiera, siempre quepuedansacarprovechodeello.

Bueno,pueslasdoschicasdisfrutabancotilleandosobrelaseñoraHalidayy lo encaprichada que estaba conMortimer.No se dieron cuenta de que yoestaba sentado enunpalcodetrásdeundecoradoquedebía estar preparadoparaelcomienzodelarepresentacióndenoche.LasdosestabanenamoradasdeMortimer,quenoleshacíaelmenorcasoaninguna,demaneraqueestabanfuriosascomogatasencelo.Unadecía:

—Elviejoespeorqueunciego.Noquierever.

—Yo no estaría tan segura de eso—respondió la otra—.No va a dejarpasar la ocasión. Creo que tú también estás ciega, Kissie. —Ese era sunombre,KissieMountpelier,inclusoenlospapelesoficiales—.Laacompañaacasatodaslasnochesdespuésdelafunción.Túdeberíassaberlomejorquenadie, te pasas las horas muertas en el vestíbulo esperando a que tu chicolleguedelclub.

—¿Qué dices, bola de sebo?—replicó la otra con un lenguaje bastantegrosero—. ¿No sabes que siempre hay dos finales posibles? El viejo soloquiereunfinal.

A continuación, se pusieron a cuchichear y a reírse con disimulo. Pocodespués,laotraledijo:

—Élpiensaquesolosepuedehacerdañodespuésdeacabareltrabajo.

—Vaya broma—respondió la otra—. Ellos saben perfectamente que elviejotienequeestarabajomuchoantesdequeselevanteeltelón;laseñoranollega hasta el número de baile de «La Visión de Venus», después delintermedio,yélhastaquenotocasunúmerodeacrobacia.

Después de oír aquello, me fui. No estaba dispuesto a escuchar mástonteríascomoaquella.

Durante aquella semana las cosas siguieron su rumbo normal. El pobre

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Halidayno estababien.Parecíapreocupadoy teníaunhumordeperros.Yoteníamisrazonesparacreerqueloquelepreocupabaerasutrabajo.Siemprehabíasidomuytrabajadorylatemporadaeraunverdaderotormentoparaél.Nopensabamásqueensudeber.Semeocurrióquequizáeseeraelmotivoporelqueaquellasdoschicassehabíaninventadoaquellahistoriadifamatoria.Despuésdetodo,unacalumnia,sinimportarlofalsaquesea,debeempezardeunmodouotro.Sinoexisteunabasereal,secuentaalgoqueloparezca.Noimportaba lo ocupado que estuviese el viejo Jack, porque siempre sacabatiempoparallevaracasaasumujer.

Amedidaquetranscurríalasemana,elviejoseibaponiendocadavezmáspálido,yyoempecéapensarqueestabaenfermo.Normalmente,sequedabaenelteatroentrelasdosfuncionesdelsábadoynoseibaacasa;solíatomarseun tentempié en la cafetería que estaba al lado del teatro y así estabadisponibleencasodequesurgieracualquierimprevistoenlapreparacióndelafuncióndelanoche.Aquelsábadosalió,comoelrestodelossábados,duranteel primer númeroymientras los operarios preparaban losmateriales para elresto de las actuaciones. Algo más tarde surgió algún problema, el típicoproblemadelossábados,ysalíabuscarlo.Alentrarenlacafetería,nolovi.Pensé que era mejor no preguntar ni indagar, y volví al teatro. Allí, losoperarios,quehabíandiscutidosobresisaliratomaralgo,medijeronqueelproblema se había solucionado solo, como siempre. Metí prisa a los quequedabanyconseguimostenerlotodolistojustoatiempoparaquesalieranacomer algo.Después, salí yo. Por aquellos días, yo empezaba a sentir ya elpeso de la responsabilidad, así que me entretuve lo menos posible y volvíenseguida para revisar los aparatos y comprobar que todo estaba en orden,especialmente la trampilla,de laqueJackHalidayestabasiemprependiente.Podía disculpar un fallo en cualquier cosa, pero si te equivocabas con unatrampilla, estabasdespedido.Siempre lesdecía a losoperariosqueaquelnoerauntrabajocorriente:eracuestióndevidaomuerte.

Acababa de terminar mi revisión cuando vi al viejo Jack entrar por elvestíbulo.Nohabíanadieaaquellahorayelescenarioestabaaoscuras.Pero,apesardelaoscuridad,pudeverqueelviejoestabaterriblementepálido.Nole dije nada porque estaba lejos y, además, por la forma en que se movía,sigilosamente, deslizándose tras los decorados, imaginé que no quería quenadieleviera.Penséquelomejorquepodíahacereraquitarmedeenmedio.Salíymetoméotratazadeté.

Volvíunpocoantesque losoperarios,cuyaúnicapreocupacióneraestaren sus puestos cuando sonara el silbido deHaliday. Fui a presentarme amijefe,queestabaenunapequeñacabinademamparasdecristalenlapartedeatrásdeltallerdecarpintería.Allíestaba,inclinadosobreunbanco,ylimabaalgocontantaenergíaquepareciónoescucharqueyollegaba.Memarchésin

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decirle nada. No es muy inteligente que un aprendiz estorbe a su maestrocuandoesteestáocupadoensusasuntos.

Llegado el momento de la función, se encendieron las luces. Halidayestaba, como siempre, en su puesto. Parecía muy pálido y enfermo, tanenfermoque,alsalireldirectordeescena,ledijoquesipreferíairseacasaadescansar, él se encargaría de que alguien hiciera su trabajo. Haliday se loagradeció,peroledijoquepodíaseguir.

—Me siento un poco débil y raro, señor—le dijo—.Hace solo un ratoparecíacomosimefueraadesmayar.Peroyasemehapasadoyestoysegurodequepodrédesempeñarcorrectamentemilabor.

Laspuertasseabrieronyelpúblicodelafuncióndelsábadonocheentróentre empujones. ElVictoria era todo un acontecimiento los sábados por lanoche. No importaba lo que pudiera pasar otras noches, aquella funciónsiempresalíabien.EnlaprofesiónsecomentabaqueelVictoriavivíadeesoyqueladireccióndelespectáculosetomabavacacioneselrestodelasemana.Losartistas losabíanyno importabasi la representaciónsalíamásomenosflojadelunesaviernes;esanochetodosestabanlistosyenplenaforma.Nohabía ni tropiezos ni errores la noche del sábado.De no ser así, sabían queibanalacalle.

Mortimer era uno de los quemás cuidadoponía.Novacilaba en ningúnmomento (claro que un momento de vacilación en un acróbata no es undefecto porque, si lo tiene, adiós acróbata). Siempre daba lomejor de sí lanochedelsábado.Cuandosalíadisparadoporencimadelatrampillaenformade estrella, siempre llegaba un par de metros más alto. Para conseguirlo,teníamos que poner siempre mucho más peso. Era él mismo quien locomprobaba, porque no es ninguna broma que te lancen por una trampillacomo si te disparasen con un cañón.Las puntas de la estrella deben quedarlibresylasbisagrasestarperfectamenteengrasadasyaque,encasocontrario,puede suceder cualquier desgracia. Además, hay una persona encargada devigilarquetodoestéapuntoenelescenario.RecuerdohaberoídoqueunavezenNuevaYork,deesohaceahorayamuchosaños, fallecióunacróbataporculpa de un operario (lo que los yanquis llaman carpintero y los forasterostramoyista)que sepusoacaminar sobre la trampilla justocuandosehabíandejadocaerloscontrapesos.Alaviudanolesirviódeconsuelosaberqueeltramoyistatambiénhabíamuerto.

Aquella noche, la señoraHaliday estabamás guapa que nunca y botó lapelota más alto que en ninguna otra ocasión. Después, ya vestida de calle,regresó como siempre a los bastidores y esperó a que comenzaran lasacrobacias.ElviejoJackcruzóelescenarioysepusoasulado.Lovidesdelapartedeatrásde las filasdeasientosdeslizantesque rodean los«Reinosdel

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Placer».Nopude evitar comprobar que el viejo seguía terriblementepálido.Tenía lamirada fija en la trampilla con forma de estrella.Al darme cuenta,miré también hacia allí. Temía que algo pudiera salir mal. Pero, cuando sehabíamontadoelescenarioparalafuncióndetarde,yohabíacomprobadoquetodo funcionaba correctamente y que las juntas estaban bien engrasadas y,comonosehabíatocadonadaentodalanoche,estabatranquilo.Creoquemepareció ver un brillo extraño cuando el foco iluminó las bisagras de latón.Habíauna luzquedaba justoencimadelpuente;así, seconseguía realzar laactuacióndelacróbataysuenormesalto.Lagentesolíachillarcuandoloveíasalirdisparadoporlatrampilla.Elacróbatajuntabalaspiernasenelaireylasseparabaduranteuninstante;luego,mientrasbajaba,lasvolvíaajuntarysolodoblabalasrodillascuandotocabaelescenario.

Al dar la señal, el contrapeso funcionó correctamente. Por el sonido delgolpe,supequehastaesemomentonohabíaproblemas.

Peroalgonosalióbien.Latrampillanoseaccionóconsuavidad;seabrióde golpe justo cuando la cabeza del acróbata la rozó. Se oyóun ruido y unchasquido,ylaspiezasdelaestrellasaltaronycayeronporelescenario.Conellas apareció también la silueta llena de color y lentejuelas que yaconocemos.

Peronoselevantócomosiempre.Subíaerguido,sinlaelasticidadhabitualenél.Nomovíalaspiernasy,cuandoestuvoaunaalturaconsiderable,aunquenotanarribacomoacostumbrada,parecióperderelequilibrioycayóaunladodel escenario. El público gritó horrorizado, y la gente que estaba entrebastidores,artistasypersonaldemantenimiento,unosentrajedecalleyotrosvestidosparalaactuación,lorodearon.Peroelhombredelentejuelasapenassemovía.

ElmayorgritofueeldelaseñoraHaliday.Llególaprimeraallugardondeyacíaél,dondeyacíaaquello.ElviejoJackestabamuycerca,justodetrásdeella,ylasujetócuandosedesmayó.Solovieso.Teníaquerecogerlaspiezasde la trampilla, ya había demasiada gente ocupándose del cadáver. En esemomento,lomásdifícileraatravesarlaorquestaysubiralescenario.

Melasarreglécomopudeparareunirlostrozosantesdequeseabalanzaraelpúblico.Medicuentadequealgunostrozosteníanmellasmuyprofundas,perosolomediotiempoaecharunvistazo.Conunpalcotapéelagujeroparaquenadiemetieraelpiedentroporque, enelmejorde loscasos, esohabríasupuestounapiernarota.Sialguienllegabaacaersedentro,podíasermuchomásgrave.Entreotrascosas,encontréunextrañoobjetodeaceropulidoconalgunas zonas dobladas hacia adentro. Yo sabía que no era una parte de latrampillapero,comodebíavenirdealgúnsitio,melometíenelbolsillo.

Enesemomentoyasehabíacongregadounamultitudalrededordelcuerpo

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deMortimer. Con solo ver su postura, no había duda alguna de que estabamuertoybienmuerto.Estabadespatarrado,enunaposiciónmuyrara:unadelas piernas la tenía doblada por debajo del cuerpo y la punta del pie leasomaba de un modo antinatural. ¡Pero, ya basta, mejor no entrar en másdetallessobreuncadáver!

LagentetambiénsecongregabaalrededordelaseñoraHaliday.Sumaridola había llevado y la había recostado en una zona que estaba cerca de losbastidores.Ellatambiénparecíauncadáver;estabapálida,fríaynosemovía.ElviejoJackpermanecíaarrodilladoasulado,yleacariciabalasmanos.Seleveía preocupado por ella porque también él estabamortalmente pálido. Sinembargo,mantuvo la sangre fríay llamóa sushombres.Dejóa sumujer alcuidado de la señora Homcroft, la encargada del ropero, que había bajadocorriendo.Eraunamujermuyeficiente,quesupoactuarcondecisión;lepidióa uno de los hombres que estaban allí que cogiera a la señoraHaliday y lallevaraalguardarropa.Mecontaronque,alllegarallí,echóatodoslosquelahabían seguido, tanto hombres como mujeres, para ocuparse de todo ellamisma.

Puselostrozosdelatrampillaencimadelpalcoylepedíaunodenuestrosoperarios que se encargara de ellos y que nadie los tocara, porque podíanpedírnoslosdespués.Aesashoras,yahabíanllegadolospolicíasqueestabande servicio enfrente del teatro. Como habían llamado a la comisaría, noparaban de llegar agentes. Uno de ellos se ocupó del sitio donde estaba latrampilla rota. Cuando le contaron quién había colocado allí el palco y lostrozos rotos,mandóabuscarme.Mientras tanto,otrosagentes se llevaronelcuerpo a guardarropía, una sala grande con bancos, que se podía cerrar conllave.Dosdelosagentessequedarondeguardiaenlapuertaynodejabanqueentraranadiesinsupermiso.

El policía encargado de la trampilla me preguntó si había visto elaccidente.Lerespondíquesí,ymepidióquese lodescribiera.Nocreoqueconfiaramuchoenmicapacidaddescriptiva,porqueenseguidaobvióesapartedel interrogatorio. A continuación, me pidió que le indicara dónde habíaencontradolostrozosdetrampilla.Yosimplementeledije:

—¡Diosmío, señor, no puedo decírselo!Cayeron por todas partes. Tuveque recogerlosde entre lospiesde lagente, que se abalanzabade todos loslados.

—De acuerdo, chaval—me dijo de una forma bastante amable para serpolicía—.Nocreoquetemolestenmás.Segúnmehandicho,haymontonesdehombresymujeresqueestabanallíyquelovierontodo.Losllamaremosatodosadeclarar.

Poraquellaépocayoeraunchiquilloenclenque (bueno, tampocoesque

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ahoraseaungigante)ymeimaginéquenoibanautilizarcomotestigoauncríocuandohabíamontonesdeadultos.Después,elpolicíacomentóalgopocoamablesobremíyuncentroparasubnormales,asíquecerrélabocaynodijenadamás.

Pocoapoco,sehabíanidodeshaciendodelpúblico.Algunossemarcharonengrupoparatomarunacopaantesdequecerraranlosbaresyparacharlardetodolosucedido.Elrestodenosotrosylapolicíapermanecimosallí.Luego,cuandolapolicíayasehabíahechocargodetodoyhabíapuestohombresdeguardia para toda la noche, llegó el juez de instrucción. Ordenó ellevantamiento del cadáver y su traslado al depósito, donde el forense de lapolicía le practicaría la autopsia. Me dejaron irme a casa, y yo me fuiencantadocuandoviquetodosequedabaenorden.

ElseñorHalidaysellevóasumujeracasaenunacalesa,quizáporquelaseñoraHomcroftyotrasalmaspiadosaslehabíandadotantowhisky,coñacyron, tantaginebra,cervezaypipermínquecreoquenohabríapodidodarunpasoniaunquehubieraquerido.

Aldesvestirmeymientrasmequitabalospantalones,algomearañóenlapierna. Vi que se trataba del trozo de acero pulido que había recogido delescenario. Tenía la forma de una estrella de mar, pero con las puntas muycortas. Algunas estaban dobladas hacia abajo y el resto las habían vuelto aenderezar.Mequedéconellaenlamano.Mepreguntédedóndepodíahabersalidoyparaquéserviría,peronopuderecordarnadadelteatrodondepudieraencajar. La miré de nuevo más de cerca y comprobé que todos los bordesestabanlimadosyquebrillaban.Peroesonomesirviódemucho,asíqueladejéenlamesillaypenséquemelallevaríaporlamañana.Talvezalgunodeloschicossupieraalgo.Apaguéelquinqué,meacostéymedormí.

Debídeempezarasoñarinmediatamente.Elsueñoteníarelación,comonopodía ser de otra forma, con el terrible suceso que había ocurrido aquellanoche.Pero,comosucedeentodoslossueños, todoestabaconfuso.Todosemezclaba:Mortimerconsuslentejuelasvolandosobrelatrampilla,estaqueserompíaylostrozossalíandespedidos.ElviejoJackmirabahaciaunapartedelescenario con sumujer a su lado, él tan pálido como unmuerto y ellamásbella que nunca. Entonces, Mortimer caía retorcido sobre el escenario. LaseñoraHalidaygritabayellayJacksalíancorriendo.Mientras,yorecogíalostrozosdelatrampilladeentrelospiesdelagenteyencontrabalaestrelladeaceroconlaspuntaslimadas.

Medespertéempapadoensudorfrío.Mesentéenlacamaenmediodelaoscuridadymedije:

—¡Esoes!

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Mepuseadarlevueltas,me tumbédenuevoyempecéapensaren todoaquello. Y de golpe, todo se aclaró. Fue el señor Haliday quien fabricó laestrellayquienlacolocóenlospuntosdeunióndelatrampilla.Esoeraloqueestaba limando el viejo Jack cuando lo vi en su banco de trabajo. Lo habíahecho porqueMortimer y sumujer se habían estado acostando.Después detodo,aquellaschicasteníanrazón.Claro,laspuntasdeacerohabíanimpedidoque la trampilla se abriera. Por eso, cuando Mortimer salió disparado, serompióelcuello.

Peroenaquelmomentomesobrecogióunaideaterrible.SiJacklohabíahecho,eraunasesinoy locolgarían.Despuésde todo,eraconsumujerconquien se había acostado el acróbata. El viejo Jack la amaba más que a símismoyhabíasidomuybuenoconella,yellaerasumujer.Aquelpedazodeaceroibaahacerquelocolgaran,siesquesellegabaaconocersuexistencia.Pero nadie, salvo yo y quienquiera que lo fabricara y lo colocara en latrampilla,sospechabadesuexistencia.ElseñorHalidayeramimaestro,yelhombrequeestabamuerto,uncanalla.

Poraquellaépoca,yovivíaenQuarryPlace.Enlaviejacanterahabíaunacharcatanprofundaqueloschicossolíandecirquemuyabajoelaguahervíaporqueestabacercadelinfierno.

Nadie supo nada. Nunca he dicho una palabra de esto hasta hoy. Mellamaronadeclarar.Todoelmundoteníaprisa:eljuez,eljuradoylapolicía.Nuestro jefe también teníaprisaporquequeríamosseguirconelespectáculotodas las noches y hablar demasiado de la tragedia habría perjudicado alnegocio.No se averiguónaday todo siguió como siempre.Todo, salvounacosa. Después de lo ocurrido, la señora Haliday ya no se quedaba entrebastidores durante los números de acrobacia, y estaba tan enamorada de suancianomarido como cualquier mujer lo estaría del suyo. Era a él a quienmiraba y siempre con una especie de adoración respetuosa. Ella lo sabía,aunquetodosloignoraban,aligualquelosabíamossuesposoyyo.

Lasalmasgemelas

1

BisDATQUINONCITODAT

EncasadelosBubbreinabalaalegría.

Durante diez largos años, Ephraim y Sophonisba Bubb se habíanlamentado de lo solos que se sentían. Durante todo este tiempo, se habíandedicadoamirarlastiendasderopadebebéylosalmacenes,dondelascunas

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aparecían en tentadoras filas. Habían rezado y suspirado, habían llorado yanhelado aquel día, pero el médico nunca les había dado la más mínimaesperanza.

Peroahora, al fin,había llegadoelmomento tanesperado.Mes trasmeshabíantenidotodoelcuidadodelmundo,ylosdíastranscurrieronlentamente.Los meses dieron paso a semanas, las semanas a días, los días se hicieronhoras, las horas minutos. Ya no quedaban ni siquiera minutos, solo unossegundos.

EphraimBubbsesentóconmiedoenlaescalera.Desdeallí,intentóafinarel oído para captar los acordes de lamaravillosamúsica que saldría de loslabiosdesuprimerhijo.Enlacasareinabaelsilencio,esacalmamortalqueprecedeaunhuracán.¡Ay,EphraimBubb!,¿nopensastenuncaquealgopodíadestruir para siempre la pazy la alegríade tuhogar, y que abrirías tus ojosatónitosalaspuertasdeesamaravillosatierradondereinalainfancia,dondeel niño tirano, con un simple movimiento de su manita y con su agudavocecitacondenaasuspadresalabóvedamortalbajolosfososdelcastillo?Tan pronto como piensas en ello, palideces. ¡Cómo tiemblas al sentirte albordedelabismo!¡Sipudierasvolveralpasado!

Pero,escucha,parabienoparamal,lasuerteyaestáechada.Atrásquedanporfinlargosañosdeesperaysúplica.Delinteriordelaalcobasaleungritodesgarradoqueserepitepocodespués.Ephraim,esegritoesfrutodelesfuerzodeunos labios infantiles queno están aún acostumbrados a la lucha, es unaforma de articular la palabra «padre». Cuando más nervioso estabas, sedesvanecieron todas tus dudas. Cuando venga el médico, mensajero de ladicha,teencontraráradianteanteestenuevogozoreciénllegado.

Queridoamigo,permítamefelicitarle.Ledoymienhorabuenaporpartidadoble.SeñorBubb,hantenidogemelos.

DíasdeAlción[2]

Losgemeloseranlosmejoresniñosquesehubieravistonunca.Almenos,esodecíantodoslosconocidos,ylospadresselocreían.

Laopiniónde laniñeraeraunaclarapruebadeello:«Señora,noesquesean buenos porque son gemelos, cada uno es un ángel». Y ella debía desaberlo bien porque había criado muchos bebés en su vida, tanto gemeloscomo no gemelos. Lo único que les faltaba a las criaturas era no tenerpiernecitas, sino un par de alas en sus hombritos.Así, podrían colocarlos acadaladodelalápidademármol,consagradaalosrestosmortalesdeEphraimBubb, loque sucedería, señormío, si la esposa sobrevivía al padrede estosdosmaravillososgemelos.Seríaunaosadíaporpartedeelladecir,sinánimodeofender,que sumaridoeraunapuestocaballero, aunque fueraunoodos

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añosmayorqueella.Siemprehabíaoídodecirque loscaballerosnunca sondemasiado mayores y, además, los prefería así. Odiaba a los hombres queparecíanmedioniños,quenosabíanquéhacer.Aunque,alcaballeroquefuerapadre de aquellos dos angelicales gemelos (Dios los bendiga), no podíanllamarle otra cosa que niño. Pero, en su larga experiencia, que era mucha,nuncahabíaoídoqueunniño tuvieragemelosoqueunosgemeloshubieranpasadoporunasituaciónparecida.

Los padres estaban locos por sus hijos. Eran su dicha y su dolor. SiZerubbabel tosía, Ephraim se despertaba de su dulce sopor con un grito deinquietud;ensueñoshabíavistounsinfíndegemeloscon lacaraamoratadapor un ataque de asfixia que les sobrevenía de noche. Si Zacariah chillaba,Sophonisbasalíaconsusrizosdespeinadosydandogritoshacialacunadesushijos.Yafueraporunospinchacitosquelesmolestabanoporlasensacióndeahogooporelrocedelaropaodeunamoscaoporelexcesodeluzoporelmiedo a la oscuridad o porque tuvieran hambre o sed, pero, eso sí, los dosbebéssiempreenperfectasincronía,elhogardelosBubbveíainterrumpidosusueñoolarutinadelaslaboresdomésticas.

Los gemelos crecieron en paz, los destetaron, echaron los dientes y, alfinal,cumplierontresaños.

Crecieronenbellezaunojuntoaotro,llenaronunhogar,etc[3].

Tamboresdeguerra

HarryMerford yTommySantónvivían en lamismahilera de casas queEphraimBubb.LospadresdeHarryteníansuresidenciaenelnúmero25,yenel27soloseoíanlascontinuasrisasdeTommy.Entreambasviviendas,enelnúmero26,EphraimBubbcriabaasusretoños.

HarryyTommyseveíanadiariodesdesiempre.SecomunicabanatravésdelostejadoshastaquesusrespectivospadrestuvieronquepagaraBubblosdesperfectosdeltejadoydelasventanasdelabuhardilla.Apartirdeentonces,laautoridadfamiliarlesprohibióverse,aunque,porsiacaso,suvecinotomólaprecaucióndereforzarlosmurosdeljardínycolocótrozosdevidrioenloalto,paraevitarasívisitasinesperadas.Sinembargo,HarryyTommyerandosespíritus osados, orgullosos, impetuosos y cabezotas, así que desafiaron elescarpadomurodeBubbysiguieronviéndoseensecreto.

Si se compara a estos dos jóvenes conCástor y Pólux[4], conDamón yPitias[5], con Eloísa y Abelardo[6], se ve que son claros ejemplos decompenetración,deconstanciayamistad.Todoslospoetas,desdeHiginio[7]hastaSchiller[8],cantaríanlashazañasylospeligrosenqueambossevieronennombredesuamistad,perohabríanenmudecidoalconocerelcariñomutuoqueseteníanHarryyTommy.Díatrasdía,yamenudonochetrasnoche,estos

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dos valientes sorteaban a la niñera, a su padre, la amenaza del látigo y delcastigo,elhambreylased,lasoledadylaoscuridadparaverse.Nadiesabíadeloquehablaban.Nadiepodíadecirquéoscurospensamientossefraguabanen aquellas conversaciones. Quedaban a solas, hablaban a solas y solosvolvían a casa. En el jardín deBubb había un cenador cubierto de yedra yrodeado por unos álamos jóvenes que había plantado el padre el día en quenacieron sus dos hijos y cuyo rápido crecimiento contemplaba con orgullo.Estosárboles tapabanel cenador,y eraallídonde seveíanHarryyTommy,trascomprobarquenohabíanadiedentro.Conel tiempo, llegaron inclusoanotemerencontrarseconalguienycontinuaronviéndose.Perolevantemoselvelodelmisterioyveamosqué era esegrandesconocido ante cuyo altar searrodillaban.

EnNavidad, aHarry y aTommy les regalaron una navaja nueva a cadauno.Durantebastantetiempo,casiunaño,lasdosnavajas,bastanteparecidasenlaformayeneltamaño,fueronsumayorpasatiempo.Conellascortabanyrayaban todo lo que pudiera pasar inadvertido. Actuaban con sigilo puesninguno quería que la tristeza oscureciera sus momentos de diversión. Suhabilidaddejabamuestrasenelinteriordeloscajones,escritoriosycajas,enlosbajosdelasmesas,enelreversodelosmarcosdeloscuadroseinclusoenel suelo (allí donde se podía levantar disimuladamente la esquina de lasalfombras).Cuandocomparabansushazañasartísticas,lesinvadíalaalegría.No obstante, al cabo de un tiempo, llegó un momento crítico. Tenían quebuscar nuevos entretenimientos; se habían cansado de sus viejos juguetes yhabíansaciadosuapetitodeircortándolotodoporahí.Teníanquellevarmásallásuafándestructivo.Detodasformas,nocorríancasiningúnriesgodeserdescubiertosporquehacía tiempoqueactuabancon totalprecaución.Peroelriesgo,fueragrandeopequeño,habíaquecorrerlo,habíaqueencontrarnuevasdiversiones; la tierraseestabavolviendoyermayelanhelodeemocionessehacíacadavezmásfuerte.

Elmomentodecambioestabaallí:¿quiénpodíapreversusconsecuencias?

Fanfarriadetrompetas[9]

Quedaron en el cenador, decididos a discutir tan grave asunto. Suscorazoneslatíanconfuerza;teníanlacabezallenadeplanesyestrategiasylosbolsillosllenosdericoscaramelos,másricosaúnporserrobados.Despuésdecomerse los caramelos, los dos conspiradores empezaron a explicar susrespectivospuntosdevistaenrelaciónconlaideadeensancharsucampodeacción.Tommyexpusotodoorgullosounplanqueconsistíaenhacerunaseriede agujeros en la tabla de armonía del piano con el fin de destruir suspropiedadesmusicales.Harrynosequedóalazaga.Habíapensadoencortarporlapartedeatrásellienzodelretratodesubisabuelo,aquiensupadreteníaengranestimaentretodossuslaresypenates,demodoque,cuandomovieran

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elcuadro,lacapadepinturaseresquebrajaríaylacabezasevendríaabajo.

Aesasalturasdelareunión,Tommytuvounaideabrillante.

—¿Porquénoduplicamosladiversiónysacrificamosenelaltardelplacerlosinstrumentosmusicalesyloscuadrosfamiliaresdelasdoscasas?

Laideacuajóylareuniónseaplazóparairacenar.Lapróximavezquesevieron, sedieroncuentadequehabíaunapiezaquenoencajabaenelplan,quehabíaalgocorruptoenelestadodeDinamarca[10].Trasunmomentodediscusión, reconocieron que la vigilancia materna había echado por tierratodos sus planes. Sus madres habían descubierto en parte sus planes y leshabíanreñidomucho.Porestemotivo,tuvieronqueabandonarsuplan(hastaesemomento,porlomenos,sufuerzafísica,cadavezmayor,habíapermitidoalosdosreformadoresreírsedelasamenazasyprohibicionesdesuspadres).

Los dos desolados jóvenes sacaron sus navajas y se quedaroncontemplándolas. Con tristeza, se quedaron pensativos, como otrora leocurrieraaOtelo[11]cuandovioalejarseparasiempretodaslasposibilidadesde conseguir honor, gloria y triunfo. Compararon sus navajas como hace eltípico padre al que se le cae la baba por su hijo. Allí estaban: iguales entamaño, resistencia y belleza, sin la más mínima mancha de óxido, bienbrillantes,yconlahojacomolaespadadeSaladino[12].

Erantanidénticasque,denoserporlasinicialesquellevabangrabadasenelmango,ningunodelosdoshabríasidocapazdereconocerlasuya.Despuésdeunrato,cadaunosepusoaalardeardelasgrandescualidadesdesuarma.

Tommy insistía en que la suya estaba más afilada, mientras que Harryafirmaba que la suya era lamás resistente de las dos. Poco a poco, aquelladisputaverbalsefuecaldeando,hastaqueelgeniodeHarryyTommysalióarelucirylesinvadióunsentimientodeodio.Enesemomento,elambienteseenrarecióconunespíritupropiodeotrostiempos,quellegóapenetrarinclusoen el oscuro cenador de Bubb. Ese espíritu les susurró al oído antiguasconsignasdel ritodel sufrimientoy,de repente, elodio secalmó.Poralgúninexplicableimpulso,losmuchachosdecidieronquedebíanponerapruebalacalidaddesusnavajas.

Dicho y hecho. Harry puso la hoja de su navaja mirando hacia arriba.Tommycogió la suyapor elmangocon fuerzay colocó lahoja sobre ladeHarryformandounacruz.Luego,invirtieronelprocesoyHarryfueelagresor.Acabadoelritual,comprobaronelresultado.Saltabaalavista:encadanavajahabíadosmellasdeigualprofundidad.Portanto,habíaquerepetirlaprueba,aunquedeotramanera.

¿Quénecesidadhaydecontarlosdetallesdeestaterribledisputa?Yahacíaun buen rato que el sol se había escondido y, la luna, con su hermosa cara

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sonriente, se alzaba sobre el tejado de Bubb. Harry y Tommy, hartos yexhaustos,semarcharonasuscasas.Lasnavajashabíanperdidoparasiempresu brillo. ¡Maldición, maldición, la gloria se había desvanecido! ¡Ya soloquedabanlosdespojosdedosarmasinserviblesconlashojasmelladas!

Apesardesentirse terriblementeapenadosporeldestinodesusqueridasarmas, los corazones de los chicos estaban felices. El día que acababa determinar les había abierto los ojos a nuevas posibilidades de diversión, tanampliascomoloslímitesdelmundo.

Laprimeracruzada

AqueldíamarcóunanuevaetapaenlavidadeHarryyTommy.Mientrasen sus casas lo soportaran, su nueva diversión iba a seguir adelante. Conmuchasutileza,sefueronhaciendoaescondidasconlaspiezasdelacuberteríafamiliar que ya no usaban, y las fueron llevando, una a una, a sus citassecretas.

Delaalacenadelmayordomosalíanlimpiaseinmaculadaspero¡ay,luegonovolvíanigual!

Con el paso del tiempo ya no quedaron más objetos punzantes, y losmuchachostuvieronquevolveraecharmanodesuimaginación.Pensaronlosiguiente:

«El juego de la navaja ya no tiene ningún secreto, pero vamos a seguirdisfrutando cortando las cosas. Sí, vamos a hacer algo diferente, vamos aseguirdivirtiéndonos,peroconotrosobjetosquenoseanlasnavajas».

Estaba decidido. En adelante, no fueron las navajas las que atrajeron laatencióndelosdosimpetuososjóvenes.Ahoraloquehacíaneramachacarydeformarlascucharasytenedores;laspimenterasluchabanencombatecontralas pimenteras, y luego las retiraban moribundas del campo de batalla; laspalmatoriasseencontrabanenmediodela luchayyanosalíandela tumba.Inclusolosfruterosservíancomoarmasenestacruzada.

Pero se volvió a agotar todo lo quehabía en la alacenadelmayordomo.Empezóunanuevaestrategiadedestrucciónque,enpocotiempo,acabócontodoelmobiliariode loshogaresdeHarryyTommy.LaseñoraSantóny laseñoraMerfordempezaronadarsecuentadequeeldestrozoeradesmesurado.Todos losdíasparecíaocurrir unanuevadesgraciadoméstica.Undía era laedición de un libro valiosísimo, cuyas lujosas tapas lo hacían digno deaparecer expuesto en un museo, el que sufría un percance inexplicable:aparecía con las esquinas rotas y con el canto desprendido o sin él. Al díasiguiente, elmismo destino horrible lo corría algúnmarco enminiatura.Alotrodía,eranlaspatasdeunasillaodeunamesaenformadearañalasquemostrabansignosdeviolencia.Los lamentossalían inclusodelcuartode los

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niños.Eraalgoqueocurríaadiario.Cuandolasniñasseibanalacamaporlanoche, dejaban encima con mucho cuidado sus queridas muñecas pero, aldespertarse, se encontraban con que ya no quedaba nada de toda aquellahermosura;leshabíanamputadolaspiernasylosbrazos,ydesuscarashabíadesaparecidotodaaparienciahumana.

A continuación, empezaron a desaparecer las piezas de la vajilla. No sepudo encontrar al ladrón. Le echaron la culpa a los mayordomos y se lodescontarondelsueldo,quecomenzóasermásnominalquereal.Mientraslaseñora Melford y la señora Santón se dolían de tanta desgracia, Harry yTommygozabancadavezmásconlosdestrozosquecausaban,yapilabansustrofeos, cada vez en mayor número, en el escondido cenador de Bubb. Sehabíanaficionadohasta talpuntoacortar lascosasqueaquelpasatiemposeconvirtióparaellosenunaobsesión,enunalocura,unfrenesí.

Yllegóelaciagodía.LosmayordomosdelascasasdelosMerfordylosSantón, atormentados por las constantes desapariciones de objetos y por lascontinuasquejas,alverquelosdescuentosqueselesaplicabanensussueldoseran mayores que sus salarios, optaron por buscarse una nueva ocupacióndonde,sinollegabanacobrarunsueldoaceptableonosereconocíasulabor,sí almenosnoperderíandineroni su reputación.Así, antesdedevolver lasllaves de la casa y los otros objetos que se les habían confiado, pasaron arevisar suscuentasconel findeasegurarsedeque todoestabaenorden.Esfácil imaginar su inquietud al comprobar hasta dónde habían llegado losestragos. Si su angustia por el presente era terrible,mayor era su amarguracuandoseparabanapensarenelfuturo.Lesfallóelcorazón,arqueadoporelpesodeldolor;susfuertesmentes,queantañohabíanvencidoaenemigosmásmortalesquelapena,sevinieronabajo;susfornidoscuerpossedesplomaronenelsuelodesushabitaciones.

Al día siguiente, ya casi de noche, los señores requirieron sus servicios.Losbuscaronenelcenadoryenelvestíbuloy,alfin,losencontraronaambostiradosenelsuelo.

Pero ¡ayde la justicia!Los acusaronde estar borrachosydehaber roto,mientras se encontraban en tal estado, todos los objetos que estaban a sualcance.¿Acasonoeranevidenteslaspruebasdesuculpabilidadalavistadetaldestrozo?Losacusarondetodaslasdesgraciasacaecidasenlasdoscasas.TommyyHarrynegarontenernadaquevery,cadaunoensucasa,siguieronconsuplan.Aliviaronsumentedelpesomortalquehastaentoncesloshabíaatenazadoensecreto.Laversiónquemantuvieronfuequecadaunodeelloshabía visto a su respectivo mayordomo, cuando estos creían que nadie losmiraba, destrozar los cuchillos de la despensa, las sillas, los libros y loscuadrosdelsalónydelestudio,lasmuñecasdelcuartodelasniñasylosplatosdelacocina.Luego,porsupuesto, loscabezasdeambasfamiliasreclamaron

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quesehicierajusticia.Losmayordomosfueronacusadosdeembriaguezydedestrozodelapropiedad.

Aquella nocheHarry y Tommy durmieron plácidamente en sus camitas.Parecía que oyeran el susurro de los ángeles, porque sonreían como siestuvieranperdidosensueñosplacenteros.Llevabanenelbolsilloelpremioqueleshabíandadosuspadresenseñaldeorgulloygratitud.Suscorazonessesentíanfelicesdehabercumplidoconsudeber.

Dulceeselsueñodelosjustos.

Dejaquelosmuertosentierrenasusmuertos[13]

Cabríapensarque,apartirdeentonces,HarryyTommysuspenderíansusplanes.

Peronofueasí.Teníanunasmentesfueradelocomúnynoerandelosquese echan atrás a las primeras de cambio. ComoNelson[14], no conocían elmiedo; como Napoleón[15], creían que imposible es un adjetivo propio detontos,yhabíandescubiertoqueentresuléxiconoexistíalapalabraerror.Asípues, al día siguiente de haberse esclarecido el delito perpetrado por losmayordomos,volvieronaencontrarseenelcenadorparahacerplanes.

Cuando más desanimados estaban y parecía que no se les iba a ocurrirnada,losintrépidosmuchachostomaronunadecisión:

—Hastaahorahemosjugadocontonterías,concosasmuertas.¿Porquénoentrarenlosdominiosdelavida?Losmuertospertenecenalpasado,quelosvivoscuidendesímismos.

Sevieronesanoche,cuandoyatodoelmundosehabíaretiradoadormir,ylaúnicaseñaldevidaqueseoíaeraelronroneoamorosodelosgatos.Cadaunofuealcenadorconsumascota,unconejo,yconuntrozodeesparadrapo.Allí,alaluzdeunalunatranquilaysilenciosa,comenzaronunritomarcadoporelmisterio,lasangreylastinieblas.Lecolocaronacadaconejountrozodeesparadrapoenlabocaparaquenohicieranruido.Acontinuación,Tommycogió a su conejo por el rabito. El animal, boca abajo, meneaba su cuerpoblancoalaluzdelaluna.HarrypusomuydespacioasuconejoenlamismaposiciónqueeldeTommy,hastaquelascabezasdelosanimalesestuvieronalamismaaltura.

Perohabíancalculadomal.Loschicossosteníanconfuerzaalosanimalespor la cola, pero lamayor parte del cuerpo de los conejos tocaba el suelo.Antes de que las pobres criaturas pudieran escapar, sus captores seabalanzaronsobreellos.Continuaronlatortura,peroestavezlossujetaronporlaspatastraseras.

Eljuegoseprolongóhastaaltashorasdelanoche.Cuandoporelcielode

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Levanteempezaronaaparecer lasprimerasseñalesdelnuevodía,cadaniñososteníatriunfalmenteconsusmanoselcadáverdesuconejito,ylocolocaronenlaquedurantealgúntiempofuerasuconejera.

A la noche siguiente, repitieron el juego conunnuevo conejoy, durantemásdeunasemana,mientrasquedaronconejos,continuólabatalla.Esciertoquehabía tristezaen loscorazonesyen los jóvenesespíritusdelhijode losSantónyelde losMerford.Tambiénesciertoquese lesenrojecían losojoscuando, una por una, morían sus queridas mascotas, pero Harry y Tommyteníanelcorazóndeacerodeloshéroesparaaguantarelsufrimientoynooírlos gritos de clemencia que brotaban del fondo de su infancia. Por eso,llevaronaquellaferozluchahastasuamargofinal.

Cuandoyanoquedaronconejos,nobuscaronotravíctima.Durantevariosdías se lasarreglaroncon ratonesblancos, lirones,erizos,cobayas,palomas,corderos, canarios, periquitos, pardillos, ardillas, loros, marmotas, caniches,cuervos, tortugas, perros foxterrier y gatos. De todos ellos, como era deesperar,losmásdifícilesdedominareranlosfoxterrierylosgatosy,deestosdos, la dificultad de cortar a un foxterrier comparada con un gato es comointentar descubrir el lac de la Pharmacopoeia británica[16] que se echa a lalecheyqueloslecheroslecuelanaunpúblicodemasiadoconfiado,cuandonoesmásqueagua.Másdeunavez,enplenafaenadedespellejargatos,HarryyTommy hubieran deseado que una silenciosa tumba abriera sus pesadas ymacizasmandíbulasysetragaraaaquellasbestias,porquelasvíctimasfelinasno tenían paciencia durante la agonía de la muerte y ponían en peligro laseguridaddelosartistasysetirabansobresusverdugos.

Alfinal, terminaroncontodoslosanimales,perolapasiónporacuchillarseguíaaúnlatente.¿Cómoacabaríatodoaquello?

Unanuberecubiertadeoro

TommyyHarryestabansentadosenelcenador,abatidosydesconsolados.Lloraban como Alejandro Magno[17] porque no había más mundo queconquistar. Al final, tuvieron que admitir que no quedaba nada más queacuchillar. Aquella misma mañana habían mantenido una brutal batalla. Suropadababuenacuentadelabestialidaddelamisma:susgorrosnoeransinomasas amorfas, sus zapatos habían perdido la suela y el tacón y tenían laspalas rotas; tenían los tirantes, las mangas y los pantalones completamentedesgarrados y, si hubieran llevado esos abrigos tanmasculinos de faldones,tambiénhabríanquedadohechostrizas.

Acuchillar era una pasión que los obsesionaba. De una manera fiera ycontinua, se habían visto arrastrados por aquella pasión demoniaca que lesimpedía hacer el bien. Pero entonces, enardecidos aún por el combate,enloquecidosporsuéxitoconlasarmas,conlacodiciaporlavictoriaaúnpor

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saciar, decidieron con más ardor que nunca encontrar nuevas formas dediversión. Eran como los tigres, que, una vez probada la sangre, estánsedientosdeunalibaciónmayorymásintensa.

Mientraspermanecían sentados con el espíritu inquietopor el deseoy ladesesperación,algúnespíritumalignocondujoalosgemelos,losretoñosmásqueridosdelárboldelosBubb,aljardín.ZacariahyZerubbabelavanzabandelamanodesdelapuertadeatrásdelacasa;sehabíanescapadodesusniñerasy, guiados por ese instinto tan innato al ser humano de explorar nuevosmundos, se adentraronvalientes en el granmundo, la terra incognita[18], laúltimaThule[19]deldominiopaterno.

Se fueron acercando a la hilera de álamos detrás de la que los veíanaproximarse los ávidosojos deHarryyTommy.Ambos sabíanque el lugardonde estaban los gemelos era donde solían juntarse a charlar las niñeras.Temíanquelosdescubrieran,silescortabanlaretirada.

Aquellasdoscriaturaseranunplacerpara lavista: idénticosenlaforma,ensus rostros, en sualtura, lamismaexpresióny lamisma ropa.Dehecho,eran tan iguales que nadie podía distinguirlos. Cuando Tommy y Harry sepercatarondelfascinanteparecidoentrelosgemelos,sevolvieron,secogieronporelhombroysesusurraronaloído:

—¡Mira,sonexactamenteiguales.Estovaaserelculmendenuestroarte!

Conlaexcitacióndibujadaenelrostroylasmanostemblándoles,hicieronplanes para atraer a los inocentes bebés, que no sospechaban nada, hacia elosario.

Y les salió bien. Poco después, los gemelos ya habían dado unos pasosvacilanteshastasobrepasarlosárbolesyquedaronfueradelavistadelacasapaterna.

Los vecinos no conocían a Harry y a Tommy precisamente por suamabilidad, pero el sutil método que usaron con aquellos indefensos bebéshabría conmovido el corazón de cualquier filántropo. Con una sonrisa ybromas y ardides disfrazados de dulzura consiguieron que los gemelosentraranenelcenador.Después,conlaexcusadecogerlosparacolumpiarlosporelaire,juegoquegustatantoalosniños,loslevantarondelsuelo.TommycogióaZacariah,mientrassucaritade lunasonreíaa las telarañasdel techodelcenador,yHarry,congranesfuerzo,levantóalquerubíndeZerubbabel.

Ambos tomaron aliento para llevar a cabo aquella gran empresa: HarryparaactuaryTommyparasoportarlaimpresión.Zerubbabeldabavueltasporel aire alrededor de la cara decidida e iluminada por el placer de Harry. Acontinuación,seprodujounestruendorepugnanteyelbrazodeTommycedió.

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ElpálidorostrodeZerubbabelcayójustoencimadeldeZacariah.Tommyy Harry eran por aquel entonces artistas con una dilatada experiencia,demasiada como para perderse el más mínimo detalle. Las naricillasregordetas se achataron, las mejillas regordetas se aplastaron. Cuando uninstantedespuéslossepararon,lascarasdeambosbebésestabancubiertasdesangrereseca.Elambientese llenóde taleschillidosquebienpodríanhaberdespertadoalosmuertos.Inmediatamente,llegódelacasadelosBubbelecode unos gritos y el ruido de unos pasos. A medida que los pasos seaproximaban,HarrylegritóaTommy:

—Estarán aquí de un momento a otro. Subamos al tejado del establo ytiremosalsuelolaescalera.

Tommy asintió con la cabeza. Ambos niños, sin atender a lasconsecuencias,cogieroncadaunoaungemelo,subieronaltejadodelestabloporunaescaleraquesolíaestarapoyadacontralaparedy,luego,laempujaronhaciaelsuelo.

EphraimBubbsaliódecasaparabuscarasusdosqueridospequeños.Selehelóelalmaalcontemplaraquelespectáculo:arriba,enelalerodeltejadodelestablo, Harry y Tommy permanecían de pie y se disponían a reiniciar eljuego. Parecían dos jóvenes demonios que perpetraran un plan diabólico.Lanzaban a los gemelos por el aire, primero uno y luego el otro y, al caer,chocaba con el cuerpo del hermano. Solo un padre tierno y sensible puedellegaraimaginarcómosesentíaEphraim.Aquellohabríasidosuficienteparadestrozar el corazón de cualquier progenitor, por insensible que fuera, quevieraasusdoshijos,elbáculodesuvejez,susamadosgemelos,sacrificadosen aras de satisfacer el placer brutal de unos jóvenes degenerados que noteníanconcienciaalgunadeestarperpetrandouncrimen.

Ephraim, y también Sophonisba, que había aparecido con los rizosdespeinados, se lamentaban a voces ante la desgracia de sus pequeños, ycomenzaronapedirayudaagritos.Mas,poralgunaextrañamalasuerte,soloellos fueron testigos de aquella carnicería, solo ellos oyeron sus gritos deangustiaydesesperación.Ephraim,fueradesí,sesubióaloshombrosdesumujer,eintentóescalarlapareddelestablo.

Agotado,corrióhastalacasayvolvióenseguidaconunaescopetadedoscañones. Mientras corría, iba cargando un par de cartuchos. Se acercó alestabloyexhortóalosjóvenesasesinos.

—Soltadalosgemelosybajadodispararésobrevosotroscomosifueraisunpardeperros.

—¡Esojamás!—exclamaronauntiempolosdoshéroes.

Siguieron con su horrible pasatiempo y, mientras, su alegría se

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multiplicabapordiezalcomprobarquelosojosagonizantesdelospadressellenabandelágrimas.

—¡Entonces, vais amorir!—aullóEphraimen tanto abría fuegopor losdoscañones,derechaeizquierda,hacialosdosacuchilladores.

Pero¡ay,elamorhaciasuspequeñoshizovacilarlamanoquenuncaantesvacilara! En cuanto se desvaneció la humareda y Ephraim se recuperó delculatazo,escuchódoscarcajadasdevictoriayvioqueHarryyTommyestabanilesos ymovían de un lado a otro el cuerpo decapitado de los gemelos. Elcariñosopadrehabíavoladolacabezadesusretoñosconlosdisparos.

TommyyHarry aullaron de felicidad y empezaron a jugar a pasarse loscuerpos durante un rato, contemplados únicamente por los ojos atónitos delinfanticida y de su esposa. Seguidamente, ambos muchachos lanzaron loscuerpos al aire. Ephraim corrió a coger lo que en otro tiempo había sidoZacariah, y Sophonisba acudió frenética a alcanzar los restos de su amadoZerubbabel.

Peroningunodelospadrestuvoencuentaelpesodeloscuerposylaalturadesde la que caían. Ignorantes de tan sencilla fórmula dinámica, intentaronrealizar una operación que la calma, el sentido común y unos mínimosconocimientoscientíficoshabríantachadodeinviable.Lamasadeloscuerposcayóalfin,yEphraimySophonisbarecibieronelimpactomortaldelcuerpode los gemelos al caer. Así, los bebés fueron póstumamente culpables deparricidio.

Un espabilado juez de instrucción declaró a los padres culpables deinfanticidioy suicidio.Sevalióparaellodel testimoniodeHarryyTommy,quienes declararon de mala gana que aquellos monstruos inhumanos,enajenadosporlabebida,habíanmatadoasushijos;loshabíantiradoalaireyhabíandisparadocontraellosunarmadedoblecañón,quepreviamentehabíanrobado,y loscuerposde losbebés lescayeronencimacomounamaldición.Después,sehabíanmatadoentresíconsuspropiasmanos.

AEphraimyaSophonisbaselesnegóelconsuelodeunsepeliocristianoyse les enterró con un mínimo ritual. Cercaron su tumba sin bendecir conestacasparadejarlosallíhastaeldíadelJuicioFinal.

Harry y Tommy fueron reconocidos con honores nacionales y losnombraroncaballeros,apesardesuedad.

La fortuna pareció sonreírles durante largos años. Vivieron hasta muymayores,conbuenasaludyamadosyrespetadosportodos.

A menudo, en las soleadas tardes de verano, cuando toda la naturalezaparecíadescansar,cuandoel tonelmásviejoestabaabiertoylalámparamás

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grandepermanecíaencendida,cuandolascastañassetostabanenlosrescoldosy al niño se le hacía la boca agua, cuando sus bisnietos hacían como siarreglaranelcenadorimaginarioyrecortaranelpenachoficticiodeuncasco,cuandolaslanzaderasdelasbuenasesposasdesusnietosdestellabancadaunaensurueca,solíancontarentregritosycarcajadaslahistoriadeLASALMASGEMELASOLAMALDICIÓNDELADOBLEIDENTIDAD.

Elsueñodelasmanosensangrentadas

LoprimeroqueoíacercadeJacobSettlefueunasencillaafirmaciónquedescribíasucarácter:«Esuntipotriste».Sinembargo,mástardemedicuentadequeesaopiniónsoloexpresabaloquesuscompañerosdetrabajopensabande él. En aquellas palabras había cierto grado de intolerancia; les faltaba ellado positivo que toda opinión que se precie debe tener y que sitúa a lapersona en la justa medida de la estima social. Pero había algo que noencajabaconelaspectodelpersonaje.Estomedioquepensary,pocoapoco,yamedidaquefuiconociendocadavezmásellugaryasuscompañerosdetrabajo, fue creciendo mi interés por él. Supe que siempre estaba haciendofavores que podía cumplir y que en todo momento se dejaba guiar por laprevisión, la paciencia y el autocontrol, verdaderos valores de la vida. Lasmujeresylosniñosconfiabanciegamenteenélpero,porextrañoqueparezca,éllosevitaba,salvocuandoalguienestabaenfermo;entonces,aparecíatímidoydesgarbadoparaofrecersuayuda.

Llevabaunavidamuysolitaria.Élmismosehacíalascosasdecasa.Vivíaen una pequeña casa de campo, lomás parecida a una cabaña, de una solahabitación y alejada del mundo, en los límites del páramo. Su existenciaparecía tan tristeysolitariaquemeentraronganasdeanimarla.Medecidíaelloundíaquenosencontramosayudandoa incorporarseaunchicoherido,conelquechoquéaccidentalmente.Fueentoncescuandomeofrecíaprestarleunoslibros.Élaceptódebuengradoy,alsepararnos,yaalamanecer,sentíqueentrenosotroshabíasurgidociertogradodeconfianza.

Los libros me los devolvía siempre en perfecto estado y en la fechaconveniday,coneltiempo,JacobSettleyyollegamosaserbuenosamigos.Unaodosvecesquemedecidíacruzarelpáramoendomingo,mereuníconél,peronotéquenoseencontrabaagustoni relajado,por loquenosupesidebíavolveraverleono.Loquesísabíaesqueélnuncavendríaavisitarmeamíbajoningunacircunstancia.Unatardededomingo,regresabayodedarunlargopaseoporelpáramoy,alpasarporlacabañadeSettle,medetuveenlapuertaypregunté:«¿Quétalestá?».Comolapuertaestabacerrada,penséque

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habíasalido.Aunasí,yparaguardarlasformasoporsimplecostumbre,llamésin esperar respuesta. Para mi sorpresa, oí una débil voz que provenía dedentro, aunquenopudedescifrar loquedecía.Entréymeencontré a Jacobmediodesnudoytendidoenlacama.Estabapálidocomolamuerte.Lasgotasdesudorlecaíanporelrostro.Susmanosseaferrabaninconscientementealassábanas,delmismomodoqueunhombrequeseestáahogandoseagarraaloprimero que encuentra. Al verme entrar, trató de incorporarse con unaexpresiónsalvajeenlosojos; los teníamuyabiertosymirabancomosialgohorrible hubiese sucedido.Cuandome reconoció, volvió a tumbarse con uncontenidosollozodealivioycerrólosojos.Permanecídepiejuntoaélapenasuninstantemientrasjadeaba.

Entonces,abriólosojosymemiróconunaexpresióndedesesperacióntalque,tanciertocomoqueestoyvivo,mejorhabríasidonoveraquellamiradadeterror.Mesentéasuladoylepreguntécómoseencontraba.Alprincipio,solodecíaquenoestabaenfermopero,entonces,despuésdeexaminarme,seincorporóapoyándoseenelcodoydijo:

—Seloagradezco,señor,leestoydiciendolaverdad.Noestoyenfermo,loqueentendemoscomúnmenteporenfermedad,aunquesoloDiossabesihaypeorenfermedadquelaqueconocenlosmédicos.Lecontaréloquemeocurreporque usted ha sido muy amable conmigo. Confío en que nunca se lomencionaráanadiepues,dehacerlo,seríaterribleparamí.Estoyviviendounaauténticapesadilla.

—¿Una pesadilla? —dije con intención de animarle—. Los sueñosdesaparecenconlaluz,inclusocuandounodespierta.

Entonces,dejédehablarporque,antesdequepudieradecirnadamás,vilarespuestaensumirada.

—¡No,no!Esoesloquelesucedealagentequeviveenpazyrodeadadesus seres queridos, pero es mil veces peor para los que tenemos que vivirsolos. ¿Quéalegríapuedoencontrar aquí cuandomedespierto enmediodelsilenciodelanoche,rodeadoporestevastopáramo,llenodevocesyrostrosquehacendemidespertarunapesadillapeorque lademispropiossueños?Usted, no tieneunpasadoque le envía sus legiones en la oscuridady en elvacío.LeruegoaDiosquenuncaleocurra.

A medida que hablaba, me di cuenta de que estaba tan seguro de suspalabras que decidí olvidarme de mi crítica. Sentí que me encontraba enpresencia de una influencia que yo mismo era incapaz de comprender. Nosabíaquémásdecirlepero,paraaliviomío,continuóhablando:

—He soñado con ello las dos últimas noches. La primera noche fuebastanteintenso,perologrésuperarlo.Sinembargo,enlaúltima,eltemorfue

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casipeorqueelpropiosueñoporque,cuandoestellegó,acabóconelrecuerdode otros momentos de dolor. Permanecí despierto justo hasta antes de queempezara a amanecer. Después, la pesadilla volvió y, desde entonces, hesentidotalangustiaquehecreídomoriryconellahesidopresadetodoslostemoresquemeacechanestanoche.

Antes de que hubiese terminado la frase,mimente se había repuesto losuficientecomoparadarlealgunaspalabrasdealiento:

—Intente irse a dormir esta noche un pocomás temprano, antes de queanochezca. Le aseguro que descansar le vendrá bien.A partir de hoy ya novolveráatenermáspesadillas.

Movió la cabeza resignado.Estuveunpocomása su ladoy, después, ledejésolo.

Cuandolleguéacasa,preparémiscosas.HabíadecididopasarconJacobSettle su vigilia en la cabaña del páramo. Pensé que si conseguía dormirseantesdelapuestadesol,sedespertaríaantesdemedianochey,entonces,justocuandolascampanasdelaciudaddiesenlasonce,yoestaríaapostadojustoasupuerta conunabolsacon la cena,un termogrande,unpardevelasyunlibro.Lalunabrillabaeinundabatodoelpáramoconunaluztanintensaqueparecíadedía.De repente,cruzaronelcielounasnubesnegras,quecrearonunaoscuridadcasitangible.AbrílapuertaconcuidadoyentrésindespertaraJacob.Dormíabocaarribaypudeversurostrolívido.Estababañadoensudor.Intenté imaginar qué visiones estarían pasando por aquellos ojos cerrados,visionescapacesdellevarconsigoelsufrimientoyeldolorqueseplasmabanenaquelrostro.Nopudehacermealaidea,yesperéaquesedespertara.Fuealgo tan repentino y extraño que me estremecí. Mientras se incorporaba yvolvía a echarse hacia atrás, de sus labios blanquecinos salió un gemidocavernosoquenodebíadesersinoelfinaldeunaseriedepensamientosquelehabíaninvadidoconanterioridad.

—Si está soñando, debe de ser con algo terrible. ¿Cuál puede ser esesucesodesgraciadodelquemehabló?—penséparamisadentros.

Mientras me detenía en este pensamiento, Jacob se dio cuenta de mipresencia.Mesorprendióquenodudasesiseencontrabadormidoodespierto,talycomosuelesucedemosreciéndespertados.

Con un grito de alegría, me agarró lamano entre las suyas, húmedas ytemblorosas, como un chiquillo atemorizado agarra a alguien a quien ama.Intentétranquilizarle:

—Yaestá, ya está, no pasa nada.Hevenidopara estar conusted, juntosintentaremoslucharcontraesemalditosueño.

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Derepente,mesoltólamano.Sedejócaerenlacamaysecubriólosojosconlasmanos.

—¿Enfrentarnos a ese maldito sueño? ¡No, señor, no! Ninguna fuerzamortalpuedeenfrentarseaestesueñoqueprovienedeDiosyardeaquí—dijomientrassegolpeabalafrente.Acontinuación,siguióhablando:

—Eselmismosueño,siempreelmismo,cadavezmásfuerte.Metorturaunayotravez.

—¿Con qué sueña? —le pregunté creyendo que hablar de ello podríaaliviarle.

Seapartódemíy,trasunalargapausa,dijo:

—No,creoqueesmejornocontárselo.Puedequenovuelvaasoñar.

Estabaclaroqueocultabaalgo,algoqueseescondíaenelsueño.

—Estábien.Esperoquenosueñemáspero,sivuelvedenuevo,prometacontármelo,¿deacuerdo?Noselopreguntoporcuriosidad,sinoporquecreoquehablardeellopuedeservirledeayuda.

Mecontestóconsolemnidad:

—Nosepreocupe.Sivuelvoasoñar,leprometoqueselocontarétodo.

Intentédistraerleconcosasmásmundanas.Preparé lacenay lacompartíconél,incluidoelcontenidodeltermo.Despuésdeunrato,setranquilizó.Meencendíunpuro, lediotroaél,yfumamosduranteunahorayhablamosdemuchostemas.Pocoapocolaplacidezquesentíasucuerposeadueñódesumente, y pude ver cómo las dulces manos del sueño le acariciaban lospárpados. También él las sintió. Me dijo que se sentía mejor y que podíadejarle e irme tranquilo, pero le dije que iba a esperar a que amaneciera.Encendílaotravelayempecéaleer,mientrasélsequedabadormido.Pocoapocome fui ensimismandode tal formaen la lecturaquecasi semecaíaellibrode lasmanos.Miréycomprobéque Jacobseguíadormido.Meagradóverensurostrounaexpresióndefelicidadpocohabitual,mientrasparecíaquesuslabiospronunciabanpalabrasmudas.Regresédenuevoalalectura,ymevolví a despertar aterrado por una voz que procedía de la cama que estabajuntoamí.

—¡Conesasmanosensangrentadasno,nunca,nunca!

Lemiréymedicuentadequeseguíadormido.Sinembargo,sedespertóalinstanteynopareciósorprendersedeverme.Denuevohabíaenélesaextrañaindiferencia.Entonces,ledije:

—Settle, cuénteme su sueño. Puede hablar sin miedo. No contaré nada.Mientrasvivamoslosdos,jamáscontaréloquevaadecirme.

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—Prometíqueselocontaría,peroesmejorqueconozcaanteslahistoria.Asípodrácomprenderlomejor.Enmijuventud,fuiprofesor.Trabajabaenunaescuela en una pequeña ciudad del Suroeste de Inglaterra. No hace faltamencionarsunombre.Esmejorqueno.Meprometíenmatrimonioconunajovenalaqueamabaycasiadoraba.

»Pero ocurrió lo de siempre.Mientras esperábamos el momento en quepudiésemos tener una casa donde vivir juntos, apareció otro hombre. Teníacasilosmismosañosqueyo.Eraeleganteyamable.Teníatodoslosatractivosqueadoranlasmujeresdenuestraclase.Mientrasyoestabatrabajandoenlaescuela, él iba a pescar y ella se encontraba con él. Intenté convencerla,incluso llegué a implorarle que le dejase. Le prometí casarme con ellaenseguida y marcharnos de allí, comenzar una nueva vida en un lugardiferente. Pero jamás habría escuchado nada de lo que yo le hubiera dicho.Estabaperdidamenteenamoradadeél.

»Acontinuación,decidíhablarconaquelhombreparaquelatratarabien.Pensé que la quería y que no habría posibilidad alguna de convencerle.Medirigíadondesabíaquepodríaencontrarmeconélasolas,ymistemoresseconfirmaron.

JacobSettletuvoquehacerunapausa;parecíacomosituvieraalgoquelemolestaraenlagarganta.Casijadeabaalrespirar.Despuéscontinuó:

—Señor,pongoaDiosportestigo,juroporDiosquenomemovíaningúnpensamiento egoísta. Amaba tanto ami queridaMabel queme conformabacon solo una parte de su amor. Había pensado demasiado en mi desgraciacomoparanodarmecuentadequenoteníanadaquehacer.Aquelhombresecomportóde forma insolenteconmigo.Usted, señor,queesuncaballero, talveznosepalohumillantequepuedellegaraserlainsolenciadealguienquesecreesuperiorati.Peroconseguísoportarlo.Lesupliquéquetratasebienalajoven.Leadvertíque si loquebuscabaera simplementediversión,no ibaaconseguirsinoromperleelcorazón.

»Nomepreocupabaqueellanolequisierasinoquesufriera.Noqueríaquefuesedesgraciada.Perocuandolepreguntécuándopensabacasarseconella,surisamehizoperder losnervios.Ledijequenomeibaacruzardebrazosparavercómomiamadaerainfeliz.Éltambiénseenfurecióy,ensufuria,dijotales crueldades de ella que juré que no iba permitir que siguiera vivo parahacerledañoamiamada.SoloDiossabecómoocurrió.Enesosmomentosdeofuscación es difícil recordar cómo se pasa de las palabras a lasmanos.Derepente,meencontrédepiejuntoasucadáver.Teníalasmanosmanchadasdelcolorcarmesídelasangrequelebrotabadelcuelloroto.Estábamossolos.Éleraforastero,ningúnfamiliarlebuscaría.Sushuesosdebendeestaraúnenlarepresa del río donde lo arrojé. Su ausencia no levantó sospechas. Nadie

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preguntó por él, exceptomi pobreMabel, pero no se atrevió a hablar.Misesfuerzosnovalierondenada.Trasausentarmeduranteunosmeses,nopodíaseguir viviendo en aquel lugar, comprendí que la vergüenza había sido lacausadesumuerte.Hastalafechapensabaqueconaquelactoterriblehabíaconseguido salvar su futuropero, cuando supequehabía llegadodemasiadotardeyquemipobreamadaestabamanchadaconelpecadodeaquelhombre,meinvadióunsentimientodeculpabilidadtalquenopudesobrellevarlo.

»Señor,usted,quenuncahacometidounpecadocomoaquel,nosabe loqueescargarconello.Quizápiensequelarutinapuedehacerlomásllevadero,pero no es así. Crece y crece con cada hora que pasa, hasta que se haceinsoportable.

»YconélcrecetambiénlaseguridaddequeyanohaysitioparamíenelCielo.Ustednosabeloqueessentiresto,ylepidoaDiosquenuncallegueasentirlo.Loshombresnormales,paralosquetodoesposible,nosuelenpensaren el Cielo. Para ellos el Cielo no es más que una palabra, nada más. Sesientensatisfechosconesperarydejarquelascosassigansucurso.Peroparalos que estamos condenados a quedarnos fuera para siempre, no puedeimaginarse lo que significa, no puede adivinar el eterno deseo de ver laspuertasabiertasydeacompañara lasfigurasblancasquehaydentro.Eseesmisueño.Veolaentradadelantedemí.Tieneunasenormespuertasdeacero,conunosbarrotesdelgrosordeunmástil,quesealzanhastalasmismísimasnubes. Los barrotes están tan juntos unos de otros que entre ellos solo sealcanza a ver una gruta de cristal, en cuyos brillantes muros están talladasmuchasfigurasconvestidurasblancascuyosrostrosirradianalegría.Cuandoestoyfrentealapuerta,micorazónymialmaseencuentrantanextasiadosytan llenosdedeseoquemeolvidode todo.Yallí, juntoa lapuerta,haydospoderosos ángeles que agitan sus alas con una mirada terriblemente grave.Cada uno de ellos sostiene en unamano una espada llameante y en la otrallevaunmanojodellavesquemuevesuavementedeunladoaotro.Máscercahayunasfigurascubiertasdenegro,conlacabezatapadaporcompleto,soloselesvenlosojos.Atodoaquelquellegaledanunasvestidurasblancascomolas que llevan los ángeles. Un suave murmullo anuncia que todos debenponerse la túnica,quenodebenmancharlao,de locontrario, losángelesnoles dejarán pasar y les golpearán con las espadas. Yo estoy ansioso porponermemitúnica;rápidamentemelaechoporencimayvoycorriendohacialapuerta.Nosemueve.Losángelesabrenlacerradurayseñalanmitúnica.Yomirohaciaabajoymehorrorizoalverlatodaellamanchadadesangre.

»Mismanosestánrojas,brillanconlasangrequegoteadeellas,igualqueocurrió aquel día en la ribera del río. Y, entonces, los ángeles alzan susardientes espadas para acabar conmigo. Me invade un terror enorme y medespierto.Unayotravez,estesueñoregresaunayotravez.Nuncaaprendo

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del sueño anterior, nunca lo recuerdo. Al empezar a soñar, la esperanzasiempreestáahípresenteparahacerqueel final seacadavezmáscruel.Séque este sueñonovienede la oscuridadde la queprovienen el resto de lossueños,Diosmeloenvíacomocastigo.Nunca,nuncaserécapazdeatravesarlapuerta.Lamanchademitúnicasiemprevendrádeestasmanosasesinas.

EscuchémediohechizadolaspalabrasdeJacobSettle.Habíaalgoextrañoen el tono de su voz, algo tan místico y ensoñador en sus ojos que meatravesabancomounespíritudelmásallá,algotansolemneensuacentoyentanmarcadocontrasteconsuroparaídaylapobrezaquelerodeabaquelleguéapensarquetodoaquellonoeramásqueunsueño.

Permanecimosensilenciodurantemuchotiempo.Concrecienteasombro,continué observando a aquel hombre que tenía frente a mí. Ahora que mehabía confesado su secreto, su alma, que había vuelto a la realidad, parecíaerigirsedenuevoconrenovadafuerza.Cualquierasehubierahorrorizadoconsu historia pero, aunque resulte extraño decirlo, yo no lo estaba. No esagradable en absoluto escuchar la confesión de un asesino, pero este pobrehombreparecíanosolohabersevistollevadoaello,sinotanarrepentidoqueyonomesentíacapazdejuzgarle.Queríatranquilizarle,asíquelehablécontodalacalmadequefuicapaz,aunquemicorazónlatíaconfuerza.

—Nodesespere,JacobSettle.Diosesbuenoymisericordioso.Vivaconlaesperanzadequealgúndíasesentiráliberadodelpasado.

Acontinuación,mecalléporquemedicuentadequeel sueño,unsueñonaturalestavez,seaproximabasigilosamentehaciaél.

—Váyase a dormir—le dije—.Me quedaré aquí con usted y no tendrámáspesadillasestanoche.

Hizounesfuerzoporcalmarseymecontestó:

—No sé cómo agradecerle lo bueno que es conmigo, pero creo que esmejorquemedejeasolas.Intentarédormir.Escomosielhabérselocontadotodomehubieraquitadounpesodeencima.Debolucharyosolopormivida.

—Me iré, si es lo que desea —le contesté—, pero deje que le dé unconsejo:novivatansolo.Vayaadondehayaotroshombresymujeres.Vivaentre ellos.Comparta sus alegrías y tristezas, eso le ayudará a olvidar. Estasoledadleharáenloquecer.

—Le haré caso —contestó ya medio inconsciente mientras el sueño seadueñabadeél.

Mevolvíparamarcharmeyélmesiguióconlamirada.Toquéelcerrojodela puerta, lo solté yme dirigí de nuevo a la cama. Le tendí lamano; él laestrechó entre las suyasmientras se incorporaba. Entonces, le di las buenas

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nochese,intentandoanimarle,ledije:

—Valor, hombre, valor.Quedanmuchas cosas por hacer en estemundo,JacobSettle.Algúndíapodrávestiresatúnicablancayatravesarálapuertadeacero.

Acontinuación,ledejésolo.Unasemanadespuésmeencontrésucabañavacía. Pregunté en la fábrica yme dijeron que se habíamarchado alNorte,aunquenadiesupodecirmeexactamenteadónde.

Dosañosmástarde,disfrutabayodeunosdíasenGlasgowencompañíademi amigo el doctorMunro. El doctor era un hombremuy ocupado y nodisponíademuchotiempolibreparaestarconmigo,asíqueyomepasabaeldíahaciendoexcursionesalosTrossachs,aLochKatrineyaElClyde.

Elsegundodíadeestarallí,regreséunpocomástardedelohabitual,peromianfitrióntampocoestabaencasa.Lacriadamedijoquelehabíanllamadodelhospitalporunaccidenteocurridoenlasobrasdelaconduccióndelgasyque la cena se posponía una hora. Le dije que daría un paseo y que iba abuscar a su señor. Ambos regresaríamos juntos. Me encontré con él en elhospitallavándoselasmanospararegresaracasa.

Lepreguntécuálhabíasidoelmotivodelaccidente.

—¡Lo de siempre! Una cuerda podrida y, sin más explicación, unoshombres pierden la vida. Dos hombres estaban trabajando en el gasómetro,cuando lacuerdaque sosteníael andamiaje separtió.Debiódeocurrir justoantesdelahoradelacena,porquenadiesediocuentadequefaltabanhastaque volvieron al trabajo. En el gasómetro habíamás de siete pies de agua.Tuvoquesermuyduro,pobregente.Unodeellosestabavivo,peronoscostómuchosacarlo.Parecíacomosi ledebiera lavidaasucompañero,nuncahevistonadatanheroico.Nadaronjuntosmientraslesquedabanfuerzaspero,alfinal,estabantanagotadosque,apesardelaslucesqueteníanporencimaydeloshombresquebajaronconcuerdas,nopudieron salvarse.Unodeellos sepusodepiesobreel fondoyalzóasucompañeroporencimadesucabeza.Ese esfuerzo le llevóa lamuerte.Fuehorrible cuando los sacaron.El agua,mezclada con el gas y el alquitrán, tenía el aspecto de un tinte de colormorado.Parecíacomosielhombrequeestabamásarribaestuvierabañadoensangre.¡Puuag!

—¿Yelotro?

—Eseestabaaúnpeor,perodebiódeserungrancompañero.Laluchabajoel agua tuvoque ser espantosa.Nohabíamásquever cómo lechorreaba lasangre por las extremidades. Al mirarle, parecía como si tuviera estigmas.Estoysegurodequeelvalordeesehombrepodríahabercambiadoelmundoporcompleto.ConélseabriríanlaspuertasdelCielo.Miraesto.Noesquesea

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muyagradable,sobre todoantesdecenar,peroeresescritoryse tratadeuncasoextraño.Hayalgoquenopuedesperderte,casi seguroquenuncavasaveralgoparecido.

Mientrashablaba,mellevóhaciaeldepósitodecadáveresdelhospital.Enelataúdhabíauncuerpocubiertoconunasábanablanca,queloenvolvía.

—Parece una crisálida, ¿verdad? Jack, si alguna vez el alma del serhumano se ha representado como una mariposa, la que ha salido de estacrisálidadebedesermuyhermosaysusalasdebendetenertodosloscoloresdelarcoiris.¡Mira!

Ydescubrióel rostrodelcadáver.Erahorrible,parecíacomosiestuvierateñidodesangre.Perolereconocíenseguida.¡EraJacobSettle!

Miamigotiródelasábanahaciaatrás.Teníalasmanoscruzadassobreelpecho púrpura, como si alguien de buen corazón se hubiera preocupado encolocárselasasí.Cuandolasvi,micorazónempezóalatirconfuerzaysemevino a la mente aquel sueño suyo tan terrible. Aquellas valientes manosestabaninmaculadas,noteníannielmásmínimorastrodetinte.

De algunamanera,mientras lemiraba, supe que elmaldito sueño habíaterminado para siempre. Aquella alma noble había encontrado la forma decruzar la puerta. Las manos, apoyadas en la túnica blanca que le cubría,estabanlimpiasdeculpa.

Unaprofecíagitana

—Creo que lomejor—dijo el doctor— es que uno de nosotros vaya acomprobarsisetrataonodeunengaño.

—De acuerdo—contestó Considine—. Cuando acabemos de cenar, nosfumamosunpuroynosacercamosalcampamento.

Y así, después de cenar, y tras haber terminado el Latour[20], JoshuaConsidineysuamigoeldoctorBurleighseencaminaronhaciaelladoestedelpáramo, donde se levantaba el campamento gitano. Según salían, MaryConsidine, que se había acercado hasta el final del jardín, justo dondeempezabaelcamino,llamóasumarido:

—Joshua, por favor, recuerda que vas a darles una oportunidad, no lafórmulaparahacersericos.NotonteesconningunamujergitananidejesqueGeraldhaganingunatontería.

Considinealzólamanocomoúnicarespuesta,comosiestuvierahaciendo

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un juramento, y se puso a silbar la vieja canción «LaCondesaGitana[21]».Geraldseleunióenlamelodíay,entrerisas,saludaronunayotravezconlamanoaMary,queestabaapoyadaenlaverjacontemplandocómosealejabanalaluzdelatardecer.

Era una hermosa noche de verano. Todo estaba en completa calma y serespiraba una felicidad serena, como si aquella alegría y aquel sosiegohubieranhechodelhogardelajovenparejaunparaíso.LavidadeConsidinehabía sido bastante normal. El único acontecimiento digno demención, delque él tuviera conciencia, había sido su relación con Mary Winston y lacontinuaoposicióndesusambiciosospadres,queesperabanunbuenpartidoparasuúnicahija.

Cuando el señor y la señoraWinston descubrieron el amor que su hijasentía por aquel joven abogado, intentaron mantener separada a la jovenpareja. Enviaron a su hija fuera a hacer un sinfín de visitas y le hicieronprometer que no escribiría a su enamorado durante su ausencia. PeroAmorpasólaprueba.Nilalejaníanilafaltadenoticiasparecieronenfriarlapasióndeljoven,quiennoconocíaloscelos.Así,ytrasunalargaespera,lospadrescedieronylosjóvenessecasaron.

Vivieronunosmesesenlacasadecampoyempezaronasentirsecómodos.Unasemanaantes,habíaidoapasarunosdíasconellosGeraldBurleigh,unviejocompañerodeJoshuayvíctimaenelpasadodelabellezadeMary.SequedaríaallíhastaqueselopermitierasutrabajoenLondres.

Cuandoyacasinoveíaa lo lejosa sumarido,Maryentróen lacasa, sesentóalpianoytocóduranteunahoraaMendelssohn[22].

No eramás que un corto paseo por los alrededores.Antes de que se lesacabaranlospuros,losdoshombreshabíanllegadoyaalcampamentogitano.El lugar era tan pintoresco como suele serlo este tipo de sitios (cuandoacampan en los pueblos y el negocio se da bien). Había algunas personasalrededordelfuegojugando,yotrasmuchas,bienporquefueranmáspobresomástacañas,semanteníanapartadasaunlado,perolosuficientementecercacomoparaverloquesucedía.

A medida que los dos caballeros se iban acercando, los gitanos, queconocían a Joshua, se apartaban. De entre ellos salió una hermosa y dulcemuchacha y les preguntó si querían que les dijese la buenaventura. Joshuaacercóhaciaellasumano,pero lachica,comosinosehubieradadocuentadelgesto,lemiróalacaradeunaformamuyextraña.Geraldlediouncodazo.

—Tienesquedarleunamonedadeplata.Formapartedelmisterio.

Joshuasacódelbolsillomediacoronayselaalargópero,sinatenderaloqueocurría,lajovenrespondió:

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—Tienequedarmeunamonedadeoro.

Geraldseechóareír:

—Valesmucho—añadió.

Joshuaeradeesetipodehombresquesoncapacesdemantenerlamiradadeunajoven.Poreso,trasdudarlouninstante,contestó:

—Deacuerdo.Toma,cariño,peronoolvidesquetienesquedecirmealgobueno—ylediomediosoberano.

Ellalocogióydijo:

—Nosoyyoquienvaadartebuenaomalasuerte,sololeoloquedicenlasestrellas.

Lecogiólamanoderechayvolviólapalmahaciaarriba.Nadamásverla,lasoltó,comosiestuvieraardiendo,yasustada,semarchócorriendo.Alzólacortinadeunatiendaenormequeestabasituadaenelcentrodelcampamentoydesapareció.

—Tehanvueltoaengañar—dijoconciertocinismoGerald.

Joshua estaba un poco asombrado y no del todo satisfecho. Los doshombresmiraronhacialatienda.Deellanosaliólamuchacha,sinounamujerdemedianaedad,deporteeleganteycuyasolapresenciaimponíarespeto.

El silencio pareció invadir todo el campamento. Durante unos segundoscesóelalboroto,lasrisasyelruido.Loshombresylasmujeres,yaestuvieransentados,agachadosencuclillasorecostados,sepusierondepieymiraronalaseñorialgitana.

—LaReina—susurróGerald—.Esnuestranochedesuerte.

LaReinamiróconsusojospenetrantestodoelcampamentoy,sindudarlo,seacercóaJoshuaysedetuvoanteél.

—Enséñemelamano—dijoentonoimperativo.

Geraldsusurróotravez:

—Nadiemehablabaasídesdequeestuveenelcolegio.

—Pongaunamonedadeoroensumano.

—Eseeselmisteriodeljuego—susurróGerald,mientrasJoshuavolvíaaponerotrosoberanoenlapalmadesumano.

Lagitanamirólamanoyfruncióelceño.Lemiróalacaraydijo:

—¿Tiene un corazón lo bastante grande, una voluntad lo bastante fuertecomoparalucharporlapersonaqueama?

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—Eso espero. Me temo que no tengo la vanidad suficiente como pararesponderconunrotundosí.

—Entonces, yo contestaré por usted.Veo la valentía en su rostro, ciertovalorquenosedetendríaantenada.¿Tieneustedmujer,laama?

—Sí—respondiócategóricamente.

—Debedejarlaenseguida,nodebevolveraverlanuncamás.Apártesedeella,ahoraque todavíasienteamoryquesucorazónestáexentodemaldad.Hadedarseprisa,huyalejosynovuelvaaverla.

Joshuaretirólamanoylediolasgraciasenuntonoduro,perosarcástico.

—Yate loadvertí—dijoGerald—.Sabíaquenote ibaagustar.Peronotieneningúnsentidoenfadarseconlasestrellasniconsusprofetas.Notirestudinero.Almenos,escuchaloquedice.

—¡Cállese,blasfemo!—leordenólaReina—.Nosabeniloquedice.Dejequesevaya,quesevayasinescucharme,sinoquierehacermecaso.

Joshuasevolvió:

—Sea loquesea—dijo—,prefieroqueme lodiga.Señora,ustedmehadadounconsejoyyolehepagadoparaquemeleyeralabuenaventura.

—¡Tenga cuidado!—dijo la gitana—. Las estrellas han estado calladasdurantemuchotiempo.Nohagaquedesvelenelmisterioahora.

—Señora,notodoslosdíasseencuentraunoconunmisterioy,yaquehele pagado, prefiero saberlo todo. Cuando me propongo algo, no paro hastaconseguirlo.

Geraldrepitióelmismopensamiento:

—Notenemosnadaqueperder.

LaReinagitanaleslanzóunamiradaseveray,acontinuación,dijo:

—Como quieran. Ustedes deciden. No han querido hacer caso de miadvertencia.¡Quesobresuscabezasseciernalamaldición!

—¡Amén!—respondióGerald.

La Reina agarró de nuevo la mano de Joshua y comenzó a decirle labuenaventura.

—Veosangre, lasangrevaacorrerdentrodepoco.Laveocorrer.Fluyeentreunanillopartidoendos.

—¡Vámonos! —dijo Joshua con una sonrisa. Gerald permanecía ensilencio.

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—¿Quierenqueseamásexplícita?

—Por supuesto.A losmortales nos gustan las cosas claras.Las estrellasestánmuylejosysuspalabrasnonosdicendemasiado.

Lagitanaseestremecióyhablóenuntonosobrecogedor:

—¡Eslamanodeunasesino,delasesinodesumujer!

Soltólamanoysevolviódeespaldas.

Joshuaserio.

—¿Sabe?—ledijo—.Creoque,siyofuerausted,seríamásconvincente.Porejemplo,ustedhadicho:«Eslamanodeunasesino».Bien,loquepuedaocurrir en el futuro no tiene demasiado sentido ahora, en el presente.Usteddebería decir la buenaventura en términos como «esta será la mano de unasesino»,mejordicho,«lamanodealguienqueasesinaráasumujer».Veoquealasestrellasnoselesdamuybienestodelascuestionestécnicas.

Lagitananodijoniunasolapalabrapero,desanimadaymirandohaciaelsuelo,sedirigióhacialatienda.Levantólacortinaydesapareció.

Losdoshombresseencaminarondevueltaacasaensilencioyatravesaronelpáramo.Trasdudarlounosinstantes,Geraldrompióelsilencio.

—Noesmásqueunabroma,unabromademalgusto,peronodejadeserunabroma.¿Noseríabuenonocontarlo?

—¿Quéquieresdecir?

—Noselocuentesatumujer.Podríaasustarse.

—¿Asustarse?QueridoGerald,¿quéquieresdecirmeconeso?Marynoseasustaríani tendríamiedodemíniaunquetodoslosgitanosdelmundo,quenuncasondeBohemia,ledijeranqueyovoyaasesinarlaoquequierolopeorparaella.

Anteaquellaspalabras,Geraldprotestó:

—Queridoamigo,lasmujeressonmuchomássupersticiosasquenosotros,loshombres.Además,tienenunsistemanerviosodiferentealnuestro.Loveotodoslosdíasenmitrabajo.Hazmecaso,noselodigas.Vasaasustarla.

Mientraslerespondía,Joshuaendureciósindarsecuentalaexpresióndesurostro:

—Miqueridoamigo,nuncatendríasecretosconmimujer.Deserasí,todocambiaríaentrenosotros.Nonos tenemossecretos.Perosialgúndíaocurre,puedesempezarapensarquehayalgoraro.

—Bueno—dijo Gerald—. Para impedir que pase nada desagradable, te

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vuelvoapedirquemehagascaso.

—Eso mismo dijo la gitana —añadió Joshua—. Parece que os habéispuesto de acuerdo. Dime, ¿lo teníais preparado? Porque fuiste tú quienmehablódelcampamentogitano.¿LoarreglastetodoconSuMajestad?

Lo dijo en un tono burlón.Gerald le aseguró que había oído hablar porprimeravezdelcampamentoaquellamañanayseriodelaspreguntasquelehabíahechosuamigo.Entrebromaybromallegarondevueltaalacasa.

Maryestabasentadajuntoalpiano,peronotocaba.Elanochecerlahabíallenadodemelancolíay las lágrimas seagolpabanensusojos.Alentrar losdoshombres,seacercóasumaridoylebesó.Joshuaestabaserio.

—Mary —le dijo en un tono seco—, antes de acercarte, escucha laspalabrasdelDestino.Lasestrellashanhabladoyseavecinalatragedia.

—¿Quédices,cariño?Cuéntameloquehandicholasestrellas,peronomeasustes.

—No quiero asustarte, mi amor, pero hay algo que debes saber. Mejordicho,debessaberloparaquetodosalgabien.

—Cuéntamelotodo,cariño.Teescucho.

—Mary Considine, tu figura bien podría estar en el Museo MadameTussaud.Lasimprudentesestrellashantraídounhadofunesto:estamanoestámanchadadesangre,detusangre.¡Mary,Diosmío!

Corrió hacia ella, pero fue demasiado tarde. Su mujer cayó al suelodesmayada.

—Teloadvertí—dijoGerald—.Lasconozcomejorquetú.

TrasunosinstantesMaryrecobrólaconsciencia,perolediounataquedenervios.Sereía,lloraba,delirabaygritaba:

—Apártatedemí,Joshua.

Estasyotraspalabrasdesúplicaymiedosalíandesuboca.

AJoshuaConsidineleinvadiólaangustia.CuandoMarysetranquilizó,searrodilló a su ladoy lebesó lospies, lasmanos, el cabello; ledijopalabrastiernasy la llamócon losnombresmásdulcesqueconocía.Sepasó toda lanoche sentado junto a ella, con susmanos entre las suyas.Cuando estaba apuntodeamanecer,lajovensedespertóygritócomosituvieramiedo,perosecalmóalverquesumaridoestabaasulado.

Desayunaron tarde y, mientras, Joshua recibió un telegrama. LereclamabanenWithering,aunasveintemillasdeallí.Noleapetecíair,peroseguro que Mary no querría que se quedase. Así que salió solo antes del

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mediodíaensucochedecaballos.

Cuando se hubo marchado, Mary se retiró a su habitación. No bajó acomer,perosísalióareunirseconsuinvitadoatomareltéeneljardíndebajodelsaucellorón.Apenassepercibíaenellarastroalgunodelaenfermedaddelanocheanterior.Despuésdecharlardeformadesenfadadaduranteunrato,lajovenledijoaGerald:

—Anochemecomportécomounaestúpida,peronopudeevitarasustarme.Inclusoahora,mequedoheladasolodepensarlo.Pero,alfinyalcabo,puedeque solo sean imaginaciones de esa gente. Sin embargo, sé qué hacer paradescubrirsieramentira,siesqueloerarealmente—apuntillóconciertotonodetristezaenlavoz.

—¿Enquéestáspensando?—lepreguntóGerald.

—Voy a ir al campamento gitano para que la Reina me diga labuenaventura.

—¡Estupendo!¿Puedoircontigo?

—¡No,nosaldríabien!Podríareconocerte,nosrelacionaríaeintentaríanocontradecirse.Iréyosolaestanoche.

Cuando se hizo de noche, Mary Considine se encaminó hacia elcampamento gitano. Gerald la acompañó hasta el límite del campamento yvolviósolo.

ApenashabíatranscurridomediahoracuandoMaryentróenelsalón.Allíestaba Gerald sentado en un sofá leyendo. Estaba terriblemente pálida ynerviosa.Nadamástraspasarlapuerta,sedejócaerenelsueloycomenzóallorar sobre la alfombra. Gerald corrió a ayudarla. No sin gran esfuerzo, lajoven consiguió calmarse y le indicó con lamano que no dijera nada.Él laobedeció,yfueelmejorremedioporque,enunosminutos,estabarecuperadaypudocontarleloquehabíaocurrido.

—Cuandolleguéalcampamento,parecíacomosinohubieraniunalma.Mecoloquéenelcentroymequedéallíquieta.Derepente,aparecióamiladounamujeralta.«Algomedicequequiereverme»,medijo.Extendílamanoypuseunamonedadeplataenella.Lamujersequitódelcuellounafinacadenade oro y me la puso también en la mano. Entonces, cogió la moneda y lacadenay las lanzóalriachueloquepasaporallí.Sujetómismanosentre lassuyasymedijo:«Soloveosangre»,ysevolvióparairse.Laagarréylepedíque me contara algo más. Dudó unos instantes pero, al final, se decidió acontinuar.«Teveotendidaalospiesdetumarido.Susmanosestánllenasdesangre».

Geraldsesentíaincómodoytratódetomárseloarisa.

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—Claro—dijo—.Loquepasaesqueaesamujerlevuelvelocalasangre.

—Noteburles—lerespondióMary—.Nolosoporto.—Y,movidaporunimpulsorepentino,sefuedelahabitación.

Pocodespués,regresóJoshua,alegre,animadoytanhambrientocomouncazador tras un largo día de caza. Sumujer, que ahora parecíamuchomásanimada,sepusomuycontentaalverle,peronolecontónadadesuvisitaalcampamento gitano, y Gerald tampoco dijo la más mínima palabra sobreaquello. Como si se tratara de un acuerdo tácito, no mencionaron el temadurantetodalavelada.PeroGeraldnopudodejardeobservaralgoextrañoenlamiradadeMary.

Alamañanasiguiente,Joshuabajóadesayunarmástardedelohabitual.Mary ya llevaba despierta y dando vueltas por la casa desde hacía casi unahorapero,amedidaqueibapasandoeltiempo,parecíacadavezmásnerviosaysumiradavolvíaareflejardenuevociertaangustia.Geraldsediocuentadequenadiepodíaconeldesayuno.Laschuletasestabandurasyloscuchillosnocortaban.Élno eramásqueun invitadoy, por supuesto, nodijonada, peropudoveraJoshuapasandoeldedopulgarporlahojadelcuchilloenactitudmedioausente.Alverlo,Marysepusopálidaycasiperdióelconocimiento.

Despuésdedesayunar,salieronaljardín.Marysepusoacogerfloresparahacerunramo,yledijoasumarido:

—Cortaunascuantasrosasdeté,cariño.

Joshuacogióalgunasde lasquehabíaa la entradade la casa.Dobló lostallos, pero eran demasiado fuertes para partirlos. Se metió la mano en elbolsilloybuscósunavaja.Nolatenía.

—Gerald,déjametunavaja.

ComoGeraldtampocotenía,Joshuafuealasaladondehabíandesayunadoycogióuncuchillodeencimadelamesa.Salióaljardín.Ibapasandoeldedoporlahojayrefunfuñando:

—¿Quéleshapasadoaloscuchillos?Parececomosihubierancortadoconellostierra.

Marysediolavueltayentróencasa.Joshuaintentócortarlostallosconelcuchillodesafilado,comocuandoloscocineroscortanelcuelloalospollosolos colegiales cortan una cuerda.No le costómucho y, comovio que habíamuchasrosas,decidióhacerunramogrande.

En el aparador donde se guardaban los cubiertos no había ni un solocuchillo afilado. Llamó a Mary y le contó lo que pasaba. Ella estaba tannerviosaytristequeJoshuasediocuentay,asombradoydolido,lepreguntó:

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—¿Hashechotúesto?

Ellaleinterrumpió:

—¡Joshua,teníamiedo!

Élpermanecióensilenciounosinstantes.Surostroselefueponiendocadavezmáspálidoyrígido:

—¡Mary!—le dijo—, ¿es esto todo lo que confías enmí? Jamás habríapensadonadaigualdeti.

—¡Joshua,Joshua!—gritósuplicándole—.¡Perdóname!

Ycomenzóallorarconamargura.

Joshuasequedópensativoyañadió:

—Yaséloqueestápasando.Oterminamosconestahistoriaonosvamosavolvertodoslocos.

Entrócorriendoenelsalón.

—¿Adóndevas?—legritóMary.

Gerald comprendió lo que quería decir su amigo: no se iba a conformarconunoscuchillosquenocortabansoloporquelodijeraunasuperstición.Así,no se sorprendió cuando le vio a través de la contraventana con un enormecuchillogurja,quesolíaestarenlamesadecentroyquesuhermanolehabíatraídodelnortedelaIndia.Eraunodeesosgrandescuchillosdecazaqueseutilizaban durante losmotines contra los enemigos de los leales gurjas[23].Pesabanbastante,perosemanejabanconfacilidadyparecíanmásligerosdeloquerealmenteeran.Lahojacortabacomounacuchilla.Ungurjaeracapazdepartirunaovejaendosconunodeellos.

CuandoMaryloviosalirdelahabitaciónconelarmaenlamano,dioungritodeterroryvolvióasufrirunnuevoataquedenervios.

Joshua corrió hacia ella y, al verla desvanecerse, arrojó a un lado elcuchilloeintentócogerla.

Pero le faltó un segundo, solo uno. Los dos hombres gritaron a la vezcuandolavierondesplomarsesobrelahojadesnuda.

CuandoGeraldseabalanzósobreella,vioque,enlacaída,lamanodelajoven se había golpeado contra la hoja del cuchillo, que permanecía con laparteafiladahaciaarribasobrelahierba.Elcortelehabíaseccionadoalgunaspequeñasvenasylasangrebrotabadelaherida.Mientrasletaponabaelcorte,ledijoaJoshuaqueelcuchillohabíacortadotambiénlaalianza.

Lajovenhabíaperdidoelconocimiento,ylallevarondentrodecasa.Poco

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después,volvióensí.Llevabaelbrazoencabestrillo,perosesentíatranquilayfeliz.Ledijoasumarido:

—Lagitanaestuvomuycercade laverdad,demasiadocercaparaquesecumpliera,cariño.

Joshuaseinclinósobreellaylebesólamanoherida.

Lacadenadeldestino

Elaviso

EldíaquelleguéaScarperatantardequeapenasmedicuentadelaspectoexteriordelacasapero,porloquepudeapreciaraladébilluzdelcrepúsculo,setratabadeunedificiomajestuoso,deaspectobastanteantiguoyconstruidoenpiedrablanca.Sinembargo,al atravesarelpórtico,pudeapreciarmásdecerca su belleza: en el vestíbulo ardía una gran chimenea y todas lashabitaciones y pasillos estaban iluminados. El vestíbulo podía ser, por sutamaño, el deunpalacioydaba auna escalerade robleoscuro tan anchayempinada que casi podía subir por ella un carruaje. Las habitaciones eranespaciosas,de techosaltosycon lasparedes revestidasde roblenegro igualque la escalera. Este oscuro material habría hecho que la casa parecieraterriblemente lóbregadenoserpor loespaciosoyaltode lashabitacionesylos pasillos. La impresión que causaba era una acogedora combinación decalidezyestilo.Lasventanasestabanencajadasenprofundosalféizaresy,enlaplantabaja,casillegabandesdeelsuelohastaeltecho.Laschimeneaserande estilo antiguo, grandes y con tallas de roble macizo, que representabanescenasdelaHistoriaSagrada.Aambosladosdelasmismasseerguíandosatizadoresdehierromacizoconformadeperro.Era justoel tipodeedificioque hubiera emocionado a Washington Irving[24] o a NathanielHawthorne[25].

Hacía poco que habían restaurado la casa, sin olvidar por ello lascomodidades,ylehabíanañadidotodasaquellasmejorasquepudieranhacermásacogedoraslashabitaciones.Lasviejasventanasdehojaromboidal,queprobablementedatabandelaépocaisabelina,habíansidosustituidasporotrasdevidrio,muchomásprácticas.Y,deidénticamanera,sehabíanincorporadootrosmuchoscambios,perosehabíahechocontanbuengustoquenadadeloantiguo desentonaba con lo moderno. Se había conseguido una armonía deconjunto.

PenséquenoeranadaextrañoquelaseñoraTrevorsehubieraenamoradodeaquellugarnadamásverlo.Sololebastódecirquelegustabaparaquesu

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maridoselocomprara,pueseralosuficientementericocomoparapermitirsecasi cualquier cosa que pudiera conseguirse con dinero. Era un hombre debuengustopero,enesteaspecto,sesentíainferiorasumujer,porloqueniseatrevía a llevarle la contraria en algo en lo que hubiera que elegir o dar suopinión.Sinlugaradudas,laseñoraTrevorteníaelgustomásrefinadoquehevisto nunca y, curiosamente, ese buen gusto no se limitaba a una ramaespecíficadelarte.Niescribía,nipintaba,nicantaba,perosusamigosjamásponíanenentredichosusopinionessobreliteratura,pinturaomúsica.Parecíacomosilanaturalezalehubiesenegadoeldondeexpresarseencualquieradeestas artes pero, a cambio, le había concedido el talento de distinguir loauténticoylobello.Eratodaunaexpertaenelbuengusto,enelartedelavidadiaria.Sumarido solíadecir en tonodebromaque estaba segurodeque suascendente eraLibra, pues todo loquedecíayhacíamostrabaun equilibrioperfecto.

El señor y la señoraTrevor hacían una pareja perfecta.No parecían dospersonasdistintas,sinounasola.Teníanalgodelconceptofrancésdemaridoyesposa:lomenosquepodíansereraamigos,pueslesuníanunaseriedelazosindisolubles,quelesobligabanacompartirtantolasalegríascomolaspenas.Loprimero compensaba con creces lo segundo.Eran tan alegresque sabíandisfrutar de todo, incluso sabían encontrar consuelo cuando los golpeaba lamalasuerte.Apesardetodo,pordebajodeesafachadadefelicidad,discurríaun hilo de preocupación, que afloraba en elmomentomenos pensado, paravolver a desaparecer de nuevo, pero que le daba un tono apagado a todo eltejido:noteníanhijos.

Habíaenellosunasombradetristezapero,llegadoelmomento,

sudolorseconvirtióenunaliento

quesetransformódenuevoencalma,

ydejóasupasoundeseodesconocido[26].

Había algo de sencillez y santidad en su forma de sobrellevar aquellaexistencia solitaria (una casa sinniños siempre resulta triste paraquienes seamandeverdad).Elsuyonoeraeldeseoimpacienteyfrustradodeaquelloscuya unión es estéril. Vivían en esa resignación sencilla, paciente ydesesperanzadadequiensehadadocuentadequeunapenacompartidaunemás que muchas alegrías. Solo con ver la forma en queme trataban, pudepercibirelcalordesuscorazonesysufuertesentimientopaternal.

Desde que estuve enfermo en la universidad,momento en que la señoraTrevor apareció antemis febriles ojos como un ángel, sentí cómo el cariñohaciamí se apoderaba de sus corazones. Nadie puede imaginarmi gratitudhacia una dama que, por el simple hecho de enterarse por un amigo de la

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universidad de que yo estaba enfermo y solo, vino yme cuidó día y nochehasta que me desapareció la fiebre. Cuando tuve fuerzas suficientes paramoverme,me llevóalcampo,dondeelairepuro, laatencióny loscuidadosmehicieronsentirmásfuertequenunca.

Desdeaquelentonces,meconvertíenuninvitadohabitualencasadelosTrevor y, amedida que pasaban losmeses,me fui dando cuenta de quemequeríancadavezmás.Durantecuatroveranos seguidos,pasé lasvacacionesensucasa.Cadaañosentíaque,cuandoelseñorTrevormedabalamano,lohacía cadavez conmás cordialidad, y el besoque su esposamedaba en lafrente,amododesaludo,sehacíamástiernoymaternal.

Su cariño hacia mí era tal que, en el fondo de sus corazones, un lugarsagradoparaambos,meamabancomoaunhijo.Aquelmuchacho solitario,cuyocariñohaciasusmejoresamigosdejuventudsehabíaidoafianzandoconeltiempo,leshabíadevueltoeseamorconcreces.Yomismomeavergonzabade todo lo que los quería; idolatraba a la señora Trevor como antes habíaadoradoamimadre,alaqueperdísiendomuyjovenycuyosojosveíabrillaralgunasvecessobremíensueñoscomosifueranestrellas.

Es curioso lo tímidos que podemos llegar a ser en todo lo relativo anuestrossentimientos.Tansoloporquenuncahabíasidocapazdedecirlequela quería como a unamadre y tampoco ellame había dicho queme queríacomoaunhijo,lamirabaconciertoairedesospechaquesoloeraproductodemi imaginación. Incluso, en algunas ocasiones, evitaba pensar en ella pero,cuandoelsentimientodecariñosehacíademasiadointensocomoparapoderdesterrarlo,entonces,pensabaenellaensilencioylaqueríacadavezmás.Mividaeratansolitariaquemeaferrabaaaquellamujercomosifueraelúnicoseralquepudieraamar.Claroqueyotambiénqueríaasumarido,peronuncapensabaenéldelamismamanera;loshombressemuestranmenossuafectoeinclusolescuestareconocerelcariñoquesetienen.

LaseñoraTrevoreraunaexcelenteanfitriona.Susinvitados,hastalamásmínima visita inesperada, eran siempre bienvenidos. Como es fácil deimaginar, tenía mucho éxito entre todas las clases sociales, pero lo mássorprendenteesquetambiénloteníaentrelosdossexos.Elqueteaprecienlasmujeres, siendo túmujer, no es sino una demostración de lo que vales.Loscampesinosalosquevisitabadecíanqueeraunángelyquellevabaconsuelopordondequieraquepasaba.Ellasabíacómocomportarseconlospobres:losayudabacondinero,peronuncaofendíasussentimientos.Todoslosjóveneslaidolatraban.

SentíaunagrancuriosidadporsaberlaclasedesitioqueseríaScarppues,paradarmeunasorpresa,nomehabíancontadonada,salvoquedebíaesperaryjuzgarpormímismo.Durantemuchotiempohabíaanheladoaquellavisita

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conunamezcladeexpectaciónycuriosidad.

Cuandoentréenelvestíbulo,laseñoraTrevorsalióadarmelabienveniday me besó en la frente, como era habitual en ella. Algunos de los viejoscriadosseacercaronsonriendo,mehicieronreverenciasydieronlabienvenidaal señorito Frank. Estreché la mano de varios de ellos, mientras su señoraobservabalaescenaconunasonrisadesatisfacción.

Cuandonosdisponíamosaentrarenuncómodosalón,dondeestabapuestaunamesacontodolonecesarioparaunaagradablecena,laseñoraTrevormedijo:

—Estoymuycontentadequehayasvueltotanpronto,Frank.Notenemosningúninvitadomásencasa,asíquecreoquetevasasentirbastantesoloconnosotros durante unos cuantos días. Puede que esta tarde también te sientassolo,puesCharleytieneunacenaenWestholm.

LedijequeestabaencantadodequenohubieranadiemásenScarp,puespreferíaestar conellay suesposoantesqueconningunaotrapersonaenelmundo.Sonrióydijo:

—Frank,sicualquierotrapersonamehubieradichoeso,lohabríatomadocomouncumplido,perosémuybienquesiempredicesloquesientes.NoestámalestarasolasdurantedosotresdíasconunpardeviejoscomoCharleyyyo,peroesperaaquellegueeljuevesytepareceráquehasestadoperdiendoeltiempo.

—¿Porqué?—lepregunté.

—Frank,esedíavaallegarunajovenparaquedarseaquíconmigo,yvoyaintentarqueteenamoresdeella.

Yorespondíjocosamente:

—Oh, muchas gracias por sus amables intenciones, señora Trevor, perosupongaporunmomentoquees imposible:pormuchoquequierasquealgoocurra,sinohadeocurrir,noocurrirá.

—Frank,noseastonto.Novoyahacerqueteenamorescontratuvoluntad,perocreoyesperoqueocurra.

—Bueno, yo espero no causarle un disgusto, pero todavía no he oídohablarbiendeunapersonasinqueluegomelleveunadecepciónalconocerla.

—Frank,¿acasohehabladoyobiendealguien?

—Bueno, soybastante vanidoso comopara pensar que si usted dice quemevoyaenamorardeella,esosetratamásbiendeunaalabanzaindirecta.

—Frank,querido,¡quémodestotehasvuelto!¡Unaalabanzaindirecta!Tu

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humildadmeconmueve.

—¿Puedopreguntarquiénesladamaparalaquesoyunbuenpartido?

—No creo que deba decírtelo, ya que has dudado de sus cualidades.Además, eso podría disminuir el efecto que va a causar en ti cuando te lapresente.Siconsigomantenertucuriosidad,seráunpuntoamifavor.

—Deacuerdo.Supongoquesolomequedaesperar.

—Muybien,Frank, te lodiré.Noes justohacerteesperar.Se tratade laseñoritaFothering.

—¿Fothering,Fothering?Esenombremesuena.Recuerdohaberlooídoenalgunapartehacemuchotiempo,sinomeequivoco.¿Dedóndees?

—Su padre es el reverendo de Norfolk, pero pertenece a la familiaWarwickshire.YolaconocíhacealgunosmesesenWinthrop,lapropiedaddeSirHarryBlount,ynosencariñamosyllegamosasergrandesamigas.Lehiceprometer que me haría una visita este verano, así que su hermana y ellavendráneljuevesparaquedarseunosdías.

—¿Ypuedoatrevermeapreguntarcómoes?

—Puedespreguntartodoloquequieras,Frank,peronovoyaresponderte.Novoyaintentardescribírtela.Debesesperaryjuzgarportimismo.

—¿Esperar tres días enteros? —dije yo—. ¿Cómo voy a hacerlo? Porfavor,dígamelo.

Peronoconseguíhacerlecambiarde idea.A lo largode la tarde, intentévariasvecesaveriguaralgomássobre la señoritaFothering.Sentíaunagrancuriosidad,perolaúnicarespuestaquepudeobtenerfue:

—Espera,Frank,yjuzgaportimismo.

Aliradarlelasbuenasnoches,laseñoraTrevormedijo:

—A propósito, Frank, a partir de mañana tendrás que cambiar dehabitación. Va a haber tanta gente en la casa que no puedes tener unahabitacióndobleparatisolo.LesdarétuhabitaciónalasseñoritasFotheringytútesubirásalasegundaplanta.Ahoraquieroqueveastunuevocuarto:tieneunasvistas románticasyconservaelviejomobiliarioquehabíaaquícuandollegamos.Hayvarioscuadrosquemerecelapenaqueveas.

Eldormitorioeraunahabitación inmensa (demasiadograndepara serundormitorio), con dos ventanas que se abrían a ras de suelo, como la de loscomedores y los salones. El mobiliario era de estilo antiguo, aunque no lobastante como para llamar mi atención; de las paredes colgaban muchoscuadros, retratos (la casa estaba llena de ellos) y paisajes. Solo les eché un

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vistazo; losmiraríaconmásdetenimientopor lamañana.Luegome fuia lacama.Enlahabitaciónhabíaunachimeneay,tumbadoenlacama,mequedéensimismadocontemplandolassombrasdelosmuebles,querevoloteabanporlasparedesyeltecho,mientraslasllamassaltabanycaían,ylosrescoldosalrojo vivo se volvían blancos. Intenté hacerme con las riendas de mispensamientos,peroestosgirabanunayotravezentornoaunúnicotema:lamisteriosaseñoritaFothering,delaqueteníaqueenamorarme.Estabasegurodehaberoídosunombreenalgunapartey,aratos,creíatenervagosrecuerdosde un rostro infantil. Deseaba salir de ese estado de ensueño pero, cuandolograbareunirmispensamientosdispersos,parecíacomosihubieracambiadode idea.Nopodía recordarni cuándoni dóndehabíaoído aquel nombre, nisiquieralaexpresióndelrostrodelaniña.Debíadehabersidohacíamucho,mucho tiempo,cuandoyo tambiéneraniño.Mimadreaúnvivía.Mimadre,madre,madre…De repente,me encontrémedio despierto, repitiendo una yotravezaquellapalabra.Luego,caídormido.

Creo que me desperté de golpe, con esa extraña sensación que a vecestenemosal salir del sueño, como si alguienhubiera estadohablando junto anosotros en la habitación y el eco de su voz permaneciera todavía en ella.Todoestabaensilencioyel fuegoyasehabíaapagado.Mirépor laventanaque estaba justo frente a los pies demi cama.Fueravi una luzque, poco apoco, se fuehaciendocadavezmásbrillante, hastaque lahabitaciónquedóiluminadacomosifueradedía.Laventanaparecíauncuadroenmarcadoporla cornisa que estaba entre los pies de la cama y las columnas macizasenvueltasencortinajesquelasostenían.

Con la luz, eché un vistazo a la habitación, pero no había cambiado ennada. Todo estaba como antes. Sin embargo, algunos muebles y algunosobjetosdeadorno llamaronahoramásmiatención.Deentreellosdestacabaunacamaqueestabaatravesadaenlahabitaciónyunviejocuadroquecolgabaasuspiesdelapared.Comolacamaeraidénticaalamía,miréelcuadro.Loobservédecercacongraninterés.Parecíaantiguo:eraelretratodeunajoven,tras cuyo rostro amable y alegre se podía ver a una persona reflexiva quesentíacasipasionalmente.Enalgunosmomentos,segúnlacontemplaba,semevino a la cabeza la Beatriz de Shakespeare[27] y, hasta una vez, pensé enBeatrice Cenci[28]. Pero quizá la asociación de ideas se debía solo a lasimilitudentreambosnombres.

Laluzdelahabitaciónseibahaciendocadavezmásintensa,asíquemirédenuevopor laventanaparaaveriguardedóndeprovenía.Yviuna imagendeliciosa.Habíatresniñosadorablesqueparecíanflotarenelaire.Eracomosilaluzprocedieradeunpuntolejanotrasellosy,asulado,habíaalgosombríoyoscuroquehacíaaumentaraúnmáselresplandordelospequeños.

Losniñosparecían sonreír a algoquehabía enmihabitación.Siguiendo

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susmiradas,viquesusojossedirigíanhacialaotracama.Allí,aunquesueneextraño decirlo, apoyada sobre la almohada, estaba la cabeza que yo habíacontemplado en el cuadro.Miré a la pared, pero el marco estaba vacío, ellienzohabíadesaparecido.Entonces,volvíamirarhacialacamayallívialajoven dormida; la expresión de su rostro cambiaba constantemente, como siestuvierasoñando.

Mientraslaobservaba,surostroreflejóunarepentinaexpresióndeterror;selevantócomounasonámbula,conlosojosabiertos,ymirófijamenteporlaventana.

Yotambiénmiréhaciaallíymequedéhelado:algohabíacambiadodeunamaneramisteriosa.Lasfigurascontinuabanallí,perosusrasgosysuexpresióneranbiendistintos.La inocencia infantilde losniñoshabíadejadopasoa lamalignidad. Habían envejecido y lo que yo tenía delante de mí en esemomentonoeransinotresbrujasdecrépitasydeformes.

Pero mil veces peor que aquella metamorfosis era la masa oscura queestabacercadeellas.Deunanubedensaeindefinidasurgióunasombraquefuetomandoforma.Amedidaquemiraba,aquellamasasefuehaciendocadavezmásoscuraycompacta,hastaquesolosuvisiónmehizoestremecer.EraelfantasmadelDiablo.

Sehizounsilenciomortal;podíaoírloslatidosdemicorazón.Elfantasmahablóconlasotrasfiguras.Laspalabrasparecíansalirdesuslabiosdeformamecánica,inexpresiva:

—Mañana,mañana,mañana.Elmásbelloymejor.

Eratanhorriblequemeasaltóunapregunta:¿Seríacapazdemirarlocaraacarasinlaventana?,¿seatreveríaalguienairjuntoaesosdemonios?

Una risa cruel, estridente, diabólica, que llegaba del exterior, parecióresponderamipregunta.

Pero, además de la risa, oí otro sonido. Era una voz triste, dulce ydesesperada,queatravesabalahabitación.

—¡Ay,estoysola!¿Nohaynadiecercademí?Nohayesperanza,nohayesperanza.Mevolveréloca…omoriré.

Alasúltimaspalabraslessiguióunsuspiro.

Intenté saltar de la cama, pero no podía moverme. Tenía los miembrosparalizados.

La cabeza de la joven se inclinó de golpe hacia atrás; la mandíbula lecolgabaflácida,ylaboca,muyabierta,contóloquehabíapasado.

Desde el exterior, volví a oír las carcajadas salvajes y diabólicas, que

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llenaban el aire cadavez conmás fuerza, hastaque sehicieron tanpatentesque seme quitó el sueño yme senté en la cama.Escuché.Llamaron a unapuerta.Meacabédeespabilarymedi cuentadequeel sonidoprocedíadelvestíbulo.Sinduda,eraelseñorTrevor,quevolvíadelafiesta.

Lapuertadelvestíbuloseabrióysecerró.Luegollegóunsonidosuavedepasosyvoces,quesefuediluyendo,ylacasavolvióaquedarseensilencio.

Memantuvedespiertobastantetiempo,pensandoypaseandolavistaporlahabitación,sobretodoporelcuadroylacamavacía.Veíalaluzdelaluna,ylanocheseiluminabadevezencuandoconelcentelleodeunrelámpagodeverano.Aratos,elgritodeunalechuzarompíaelsilencio.

Tumbado,empecéapensarenloquehabíavistopero,mástarde,alcasarunoshechosconotros,lleguéalaconclusióndequehabíatenidoelsueñoquecabríaesperar.Si relacionabael relámpago,alguien llamandoa lapuertadelvestíbulo, el grito de la lechuza, la camavacía y el rostrodel cuadro, habíarazonesdesobraparaexplicarmivisión.Elrestoera,porsupuesto,frutodemiimaginaciónylaconsecuencianaturaldetodosesoselementosjuntos.

Melevantéymiréporlaventanaperonovinada,salvoelampliohazdeluzdelunaquebrillabasobrelasuperficiedellago,queseextendíaalolejosmillasymillashastaquesuorillaseperdíaenlaneblinanocturnaysobreelcésped verde punteado de arbustos ymatorrales, que se encontraba entre ellagoylacasa.

La visión se había desvanecido por completo. Sin embargo, el sueño,supongoquedebíallamarloasí,habíasidomuyintenso.Nopudedormirmáshastaquelaluzdeldíaentrópormiventana.Entonces,meinvadióunligerosueño.

Máseslabones

Ya tarde, me despertó Parks, el mayordomo del señor Trevor, que solíaocuparsedemícuandoibaavisitaramisamigos.Metrajoaguacalienteyelperiódicolocal.Mientrascharlabaconél,meolvidéporunratodelaangustiaquemehabíasobrecogidoporlanoche.

Parkseraserioymayor,untipodepersonaenpeligrodeextinción,deesaclase de viejos criados tan orgullosos de su lealtad hereditaria para con susseñores como estos lo están de su nombre y su abolengo. Como todos losviejossirvientes,venerabalastradiciones.Creíaenellas,lastemíaymostrabaelmásprofundorespetohaciacualquiercosaquetuvierahistoria.

LepreguntésiconocíaalgodelaleyendadeScarp.Merespondióconunamezcladedudayvacilación,comosisopesaraunaopiniónqueno teníadeltodoclara.

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—Bueno, ya ve usted, señorito Frank, que Scarp es un lugar con tantosañosqueentornoaéldebieranhaberseforjadocientosdeleyendas,perohaestado tanto tiempo sin habitar que nadie en el pueblo las recuerda. Parececomosiestelugarhubieraestadoolvidadodelagente.Metemomucho,señor,quesuauténticahistoriasehaperdido.

—¿Quéquieredecirconesodesuauténticahistoria?—lepregunté.

—Bueno,señor,quierodecirsuverdaderahistoriaynoesoschismesquecuentalagente.Heoídoalsepulturerocontaralgunashistorias,peroestoycasisegurodequenoeranverdad.Niélmismoselascreía,soloqueríaasustarnos.

—¿Ynohaoídoningunahistoriaqueparezcareal?

—No, señor, y mire que he intentado enterarme de alguna. Ya sabe,señorito Frank, que hay una especie de club, formado por caballeros muyrespetables,quesereúnecadasemanaenlatabernaquehayenelpueblo.Mepidieronquefuerasupresidente.Lohabléconmiseñorymediopermisoparaaceptar el cargo. Acepté porque ellos insistieron. Imaginé que esa era unabuena formadehacer averiguaciones.Anoche estuve en el club.Por esonoestabaaquíparaatenderle,locualesperopuedadisculparme.

Alhablardesuclub,tanelegante,Parksmostrabaunamezcladeorgulloysuperioridad, y el efecto que conseguía crear en su interlocutor quedabarealzado por la franqueza con la que hablaba. Le insistí en sí no habíaencontrado ningún indicio acerca de la existencia de alguna de las leyendasquedebíadehabersobreunlugartanantiguocomoaquel.Merespondiócondesgana:

—Bueno,señor,enelpueblohabíaunamujerterriblementefeaychocha,quedebíadesaberalgosobreScarpporquecuandooíaesenombremascullabaentredientesalgosobrelas«espantosashistorias»ylas«épocasdehorror»yesetipodecosas,peronopudehacerlecomprenderloquequeríasaberniquemehablaradeltema.

—¿Perolohaintentadodeveras,Parks?¿Porquénopruebadenuevo?

—Porqueestámuerta,señor.

Mientras Parks hablaba de aquella vieja, sentí ganas de reírme. Soyincapaz de describir cómo se recreaba al pronunciar las palabras «horribleshistorias» y «épocas de horror». Había que haberlo visto y oído paracomprenderaloquemerefiero.Suvozsevolvióprofundaymisteriosa,ycasiserelamíadeplacerdesolopensarquetodoaquellopodíaserlabaseparaunapesadilla.Perocuandomedijoquelamujerestabamuerta,unsentimientodeincomprensión,mezcladoconpavor,seapoderódemí.Enella,enlamujer,sehabía roto el último eslabón entre elmisterioso pasado y yo, sin que nunca

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máspudieravolverarecomponerse.Sehabíanperdidoparasiempretodaslasleyendasytodaunatradiciónqueproveníadeextrañascoincidenciasydelascreenciasy la imaginacióndeantiquísimasfamiliasde lugareños, lealesasusoberano señor. Me sentí triste y disgustado. Ni Parks ni yo intentamoscontinuar la conversación. En ese momento, el señor Trevor entró en mihabitacióny,trasintercambiarafectuosossaludos,bajamosjuntosadesayunar.

Duranteeldesayuno,laseñoraTrevormepreguntóquémehabíaparecidoel retrato de la joven que había en mi habitación.Muchas veces habíamosdiscutido acerca de los rasgos del carácter que dejan traslucir los retratos(ambosnos teníamosporbuenos fisonomistas), así quemehizo la preguntacomosirealmenteleinteresaramiopinión.Ledijequesololohabíamiradouninstante,demodoquepreferíanoemitirunjuiciodevalorsinllevaracaboantes un estudio más minucioso. Pero lo poco que había visto me habíacausadobuenaimpresión.

—Bueno, Frank, después del desayuno, vuelve a mirar el retrato conatención,yluegodimeexactamentequéteparece.

Después del desayuno hice lo queme había pedido y volví al comedor,dondemeesperabasentadalaseñoraTrevor.

—Ybien,Frank,¿quéteparece?Nomemalinterpretes.Noescuriosidadmalsana,tengorazonesparaquerersaberlo.

Ledijeloquepensabadelcarácterdelajoven.SialgohabíadeciertoenlacienciadelaFisionomía,estadebíadehabersidoextraordinaria.

—Entonces,¿tegustasucara?

Aesolerespondí:

—Es una pena que no haya mujeres así hoy en día. Deben de haberseextinguidoconSirJoshua[29]oconGreuze[30].Siencontraraunachicacomocreoquefuelamodelodelretrato,nopararíahastahacerlamiesposa.

Para sorpresa mía, mi anfitriona dio un salto y se puso a aplaudir. Lepreguntéquépasaba.Serioymecontestócontonoburlónimitandomivoz:

—Supongaporunmomentoquesusbuenasintencionessefrustraran.Pormuchoquequierasquealgoocurra,sinohadeocurrir,noocurrirá.

—Bueno—añadíyo—.Seguroquelohadichoporalgo,porque,sino,nohabríadichonada,peronolaentiendo.

—¡Ah, olvidé comentarte, Frank, que ese retrato tiene un extraordinarioparecidoconDianaFothering!

Sentícómoelruborseapoderabademirostro.Ellatambiénsediocuentaymecogiólasmanosentre lassuyasmientrasnossentábamosenelsofá.A

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continuación,medijoconternura:

—QueridoFrank,noquierobromearmáscontigosobreesteasunto.EstoyseguradequetegustaráDiana.Melodicelaadmiraciónquetehaproducidoeseretratoy,porloqueconozcodelanaturalezahumana,séquetútambiénlegustarás. Tanto Charley como yo deseamos verte casado, y no habríamosquerido para ti una esposa que no fuese la adecuada. En toda mi vida heconocido una muchacha como Di y, si os gustáis, a Charley y a mí nosencantaráayudarteconlaboda,almenos,entodoloquepodamos.Nodigasnadaahora.Sabesperfectamentelomuchoquetequeremos.Siempretehemostratado como a un hijo y, seguirás siéndolo aun cuandoDios quiera separarnuestros caminos. Olvídate, pues, de todo hasta que llegue el momento deconocer a Diana. Pero, entiéndeme: a menos que os améis de verdad, noqueremosveroscasados.Encualquiercaso,paseloquepase,soloqueremostufelicidad.Diostebendiga,mipequeñoFrank.

Mientrasdecíaesto,losojosselellenarondelágrimas.Cuandoterminó,seinclinó,mecogiólacabezaymebesólafrenteconmuchísimaternura.Luego,selevantósuavementeysaliódelahabitación.Sentíunasinmensasganasdellorar; suspalabrashabíansido tiernas, sensibles,maternales,peronopuedodescribir la infinita ternura y amabilidad de su voz y sus gestos. En lomáshondo de mi corazón, deseé todo lo mejor para aquella mujer, aunque laemoción impidió poner voz a mis plegarias. En el mundo debe de habermujerescomolaseñoraTrevorpero,encualquiercaso,nuncaheconocidoaningunacomoella.

Como es fácil imaginar, estaba muy ansioso por conocer a la señoritaFothering.Duranteelrestodeldía,nopudequitármeladelacabeza.AquellatardellegóunacartadelamásjovendelasFotheringenlaquesedisculpabapornopodercumplirsupromesadevisitaramisanfitriones;unatíasuya,conlaquedebía ir aParísdurantealgunosmeses, sehabíapresentadode formainesperada.

Esanochedormíenminuevahabitaciónynotuvemássueñosnivisiones.Porlamañanamedespertémedioavergonzadodehaberhechocasoaalgotaninfantilcomoelsueñoquetuvemiprimeranocheenaquellacasaantigua.

Alamañanasiguiente,despuésdedesayunar,ibayoporelpasilloyvilapuertademiantiguodormitorioabierta,asíqueentréaecharotrovistazoalretrato. Mientras lo miraba, me preguntaba cómo aquel cuadro podía tenertantoparecidoconlaseñoritaFothering,comoafirmabalaseñoraTrevor.

Cuantomáspensabaenello,másconfusomesentía.Derepente,volvióelsueño:el rostrodel cuadroy la figurade lacama, los fantasmas fueraen lanocheylaspalabrassiniestras:«Elmásbelloymejor».Mientraspensabaenello, se fueron agolpando en mi mente todas las posibles leyendas sobre

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aquella vieja casa. Comencé a sentir un zumbido en los oídos y la cabezaempezóadarmevueltas.Tuvequesentarme.

—¿Esposible—mepregunté—quehayacaídoalgunamaldiciónsobrelafamiliaqueundíavivióentreestasparedesyqueella, laseñoritaFothering,pertenezcaaesafamilia?Cosaspeoressehabíanvisto.

Laideasemeantojabaterribleporqueevocabaunarealidadqueyohabíaconsiderado un mero sueño provocado por mi imaginación. Habría sidohorrible si esta idea me hubiera venido en la oscuridad y el silencio de lanoche.¡Quéfelizmesentíadeestaraplenaluzdeldía,conunsolradianteyelaireinvadidodeltrinardelospájarosyelgraznarestridenteypenetrantedelacoloniadegrajos!

Mequedéenlahabitaciónunpocomáspensandoenlaescenay,comoesnatural, cuando al fin me sobrepuse a mis temores, la razón empezó acuestionarse la autenticidad, la verosimilitud del sueño. Comencé buscandopruebasparademostrarlafalsedaddeloshechospero,trasreflexionarunrato,loúnicoquemepareciórelevantefueladisculpadelaseñoritaFothering.Enelsueño,lajoven,aterrorizada,estabasola,yelsimplehechodequefueranavenir de visita dos damas iba en contra de lo previsto. Pero, como si loshechos conspiraranpara que el sueño se cumpliera, unade las hermanasnopodíavenirylaotrajoveneralavivaimagendelretratoqueyohabíavistoenlavisión.Mecostabaaceptarquefueraunsimplesueño.

Decidípedirlea laseñoraTrevorquemeexplicaraelmotivodelenormeparecidoentre laseñoritaFotheringy lamujerdel retrato,asíquesalíensubúsqueda.Laencontréenelsalón,sola.Despuésdehablardealgunosasuntosintrascendentes, le mencioné el tema del que quería encontrar información.DesdeeldíaanteriorlaseñoraTrevornohabíavueltoamencionareltemadelmatrimonio, pero cuando nombré a la señorita Fothering, pude ver unaexpresióndealegríaensurostro,locualmeprodujoungranplacer.Nohizoninguno de esos comentarios vulgares quemuchasmujeres creen necesariohacer cuando estánhablando conunhombre sobreunamuchachaporquiensuponen que este tiene algún afecto. Con su actitud logró que me sintieracómodo,mientrasyopermanecíanerviosoenelsofátirandodelashebrasdelanadeunodelosmacasares,conscientedequemismejillasestabanrojasydequemivozsonabaforzadayantinatural.

Ellasimplementedijo:

—Porsupuesto,Frank.EstoydispuestaacharlardelaseñoritaFotheringodecualquiercosa.

Acontinuación,pusounaseñalenellibroqueestabaleyendo,lodejóaunlado y cruzó los brazos. Me miró con una sonrisa solemne, amable y

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expectante.

LepreguntésisabíaalgodelahistoriadelafamiliaFothering.

—Nada, salvo lo que ya te he contado. Su padre es de una buena yhonorablefamilia,aunquevenidaamenos.

—¿Tiene algo que ver con alguna familia de este condado? ¿Con losprimerosdueñosdeScarp,porejemplo?

—No,queyosepa.¿Porquélopreguntas?

—Megustaríaaveriguarporquéseparecetantoalretrato.

—Nuncamelohabíaplanteado.PuedequeexistaalgunarelaciónentresufamiliaylosKirk,losprimerospropietariosdeScarp.Selopreguntarécuandovenga.Mientras tanto,podemosversihayalgún libroantiguooalgúnárbolgenealógicoquenosloaclareenlabiblioteca.Frank,ahoranuestrabibliotecaestábastantebienporque,ademásdenuestroslibros,tambiéntenemoslosquepertenecieron a la primitiva biblioteca de Scarp. Están muy desordenadospero, como sabemos lo mucho que disfrutas con ese trabajo, estábamosesperandoaquellegarasparacolocarlos.

—Nadameagradaríamásqueordenartodosestosespléndidoslibros.¡Quémagníficabiblioteca!Esunapenaqueestéenunacasaprivada.

Nospusimosabuscaralgunodeesosviejoslibrossobrelahistoriadelasdistintasfamiliasquesuelehaberenlascasasantiguas.Así,pudecomprobarque la biblioteca de Scarp era muy valiosa y, mientras proseguíamos labúsqueda,metropecéconespléndidosyrarosvolúmenesquedecidíexaminarenmitiempolibre,yaquemivisitaaScarpseibaaprolongar.

Primerobuscamosenlasviejascarpetasdemanuscritosy,despuésdeunascuantasdesilusiones, encontramospor finungranvolumen,magníficamenteimpreso y encuadernado, que contenía bocetos y planos de la casa,aclaracionessobreelescudoheráldicodelosKirk, todaslasfamiliasconlasqueestabanrelacionadosylahistoriadetodasellascuidadosamenteexpuesta.Su título era «El Libro de Kirk». Estaba lleno de anécdotas y leyendas, ycontabaunabuenapartedelatradiciónfamiliar.Comoerajustoel libroquenecesitábamos,noseguimosbuscando.Unavezdesempolvadoelvolumen,lollevamosalgabinetedelaseñoraTrevor,dondepodríamosanalizarlosinquenadienosmolestase.

EnelíndiceencontramoselapellidoFothering.Aliralapáginaseñalada,pudimoscomprobarquelasarmasdelosKirkestabancruzadasconlasdelosFothering.PoreltextosupimosqueunadelashijasdeKirksehabíacasadoen1573conelhermanodeFothering, en contrade lavoluntad tantodelpadrecomodelhermanodeella;trasunaprofundaenemistadqueduróunosdiezo

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doceaños,esteúltimo,porentoncesseñordeScarp,sebatióendueloconelhermanodeFotheringylomató.Alconocerlanoticia,Fotheringjuróvengarasuhermano.Juróque,sidejabadecortarlamanoquehabíaasesinadoasuhermanoyno laclavabaen lapuertade losFothering,caeríansobreélysuestirpe lasmás terriblede lasmaldiciones.Laenemistadsehizo tanvisceralqueparecíacomosiKirkhubieraperdidolarazónporeseasunto.CuandoseenteródeljuramentodeFothering,comprendióqueteníapocasposibilidadesdevencer,pueselenemigo losuperabaenelmanejodecualquierarma.Porello, decidió adoptar una forma de venganza con la que, aún costándole lavida,esperabalograracabarparasiempreconsucuñado.Supropiojuramentosevolveríacontraél.EnvióaFotheringunacartaenlaquelemaldecíaaélyatoda su familia, y pedía a Dios que se cumpliera esta maldición. La cartaterminabapidiendo lamuerteencuerpo, almaymentedelprimerFotheringqueatravesaralapuertadeScarp,queesperabafueraelmásbelloymejordelafamilia.Trasenviarlacarta,secortólamanoderechaylaarrojóaunfuegoque él mismo había encendido para tal propósito. Cuando las llamas sehubieronconsumidoporcompleto,seclavósupropiaespadaymurió.

Mientras leía las palabras «el más bello y mejor», me recorrió unescalofrío. Al instante, volvió a hacerse presente mi sueño y me parecióescuchardenuevoenmisoídoselecodeaquellarisadiabólica.

Miré a la señoraTrevor y vi que se había quedadomuy seria. Su rostroparecía asustado, como si la hubiera invadido un pensamiento que ni ellamismafueracapazdeexplicar.Yomesentíamásatemorizadoquenunca;nadahaceaumentarmásnuestrosmiedosqueelverquetambiénatemorizanalosdemás. Intenté ocultarmi pánico.Nos sentamos en silenciodurante algunosminutos.Luego,laseñoraTrevorselevantóydijo:

—Venconmigo,vamosaverelretrato.

Recuerdoquedijo«el»yno«ese»retrato,comositodoeltiempohubieraestadopensandoenelcuadro.Porunaextrañacoincidencia, lasobrecogíaelmismopavorquehabíacausadoenmílavisión.Yoeralapersonaidóneaparatenermiedo.

Fuimos al dormitorio y permanecimos de pie ante el cuadro. Sumiradaparecíael fiel reflejodenuestros temores.Enun tonounpoconervioso,miacompañantemedijo:

—Frank,descuelgaelcuadroparaquepodamosverlapartedeatrás.

Obedecí. Escrito en el mugriento lienzo con una extraña y anticuadacaligrafía había un nombre y una fecha que, trasmuchas cábalas, logramosdeducir que correspondía aMargaretKirk, 1572.Era el nombre de la damaquemencionabaellibro.

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LaseñoraTrevorsevolvióymemirócontemor.

—Frank,estonomegustanada.Aquíhayalgoraro.

Estuve tentado de contarle mi sueño, pero me dio vergüenza hacerlo.Además,temíasustarlademasiado,puesyaestababastantepreocupada.

Seguímirandoel cuadroparadisimularmi turbación.Meextrañóque laparte de atrás del lienzo estuviera tan sucia, en comparación con la pintura.Comenté este detalle con la señoraTrevor. Se lo pensó unos instantes y, derepente,dijo:

—Yaséloquehapodidopasar.Haestadodandolavuelta,conelretratomirandoalapared.

No dije ni una sola palabra. Volví a colgar el cuadro y regresamos algabinete.

Porelcamino,empecéapensarquemisueñoerademasiado inverosímilcomoparahablardeél.Resultamuydifícildarcréditoaloshorroresquecrealaoscuridad cuando auno le envuelve la luzdel sol.Era como si la señoraTrevor hubiera estado pensando en lomismo pues, según entrábamos en lahabitación,medijo:

—Frank,creoquelosdossomosbastanteingenuosalpermitirquenuestraimaginaciónnosllevetanlejos.Esahistoriaessimplementeunaleyenda,ytúy yo sabemosmuybien cómoun relato puede distorsionar hasta los hechosmásinocentes.LoúnicociertoentodoestoesquelafamiliaFotheringestuvoemparentadaconlosKirkyqueelretratoesdelaseñoritaKirk,quiensecasóencontrade lavoluntaddesupadre.Parecequeesteseenfadóconellaporactuarasíy,comorepresalia,volvióelcuadrocontralapared(reacción,porlodemás,muycomúnentrelospadresenfadadosdecualquierépoca),peronadamás.Nohaynadamás.Vamosadejardepensarenesteasunto,porquesolonos va a hacer decir tonterías. Sin embargo, independientemente de suparecidoconDiana,elcuadroesmuyhermoso,asíquemandaréponerloenelcomedor.

Lo colgaron esa misma tarde, pero la señora Trevor no volvió a haceralusiónalgunaaltema.Lanotabaunpocoreservadaalhablarmeymeparecióraro.Era como si temieraqueyo reanudara el temaprohibido.Creoquenoquería que su imaginación la confundiera y desconfiaba de sí misma. Noobstante, antes de la noche, volvió a ser lamisma, pero nuncamás tocó elasuntoencuestión.

Aquella noche dormí bien, sin sueños de ningún tipo. A la mañanasiguiente, la terceramañana del sueño, al bajar a desayunar,me anunciaronquepodríaveralaseñoritaFotheringantesdequellegaralatarde.

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No pude evitar sonrojarme y balbucear algunos comentariosintrascendentes. Luego, al levantar la vista con timidez, vi a mi anfitrionamirarmeconunasonrisamásamablequedecostumbre.Medijo:

—Frank,yasabesqueayermeasustécuandoestuvimosviendoelcuadro,perolohepensadobienyhellegadoalaconclusióndequenohabíaningunarazónparareaccionarasí.Estoyseguradequeestarásdeacuerdoconmigo.Dehecho, nuestros temoresme parecen ahora hasta graciosos y creo que se locontaréaDianacuandollegue.

Unavezmásestuveapuntodecontarlemisueño,perodenuevomeretuvola vergüenza. Sabía que la señora Trevor no se iba a reír de mí ni iba amenospreciar mis temores; tenía demasiada clase y era demasiado buena yamable como para hacer algo así. Además, ambos habíamos compartido elmismomiedo.

¿Cómoconfesarmitemoraloque,antelosojosdelosotros,noeramásqueunridículosueño,cuandoellahabíaconseguidodominarunmiedoquesehabía apoderado de nosotros dos y que había surgido de una conjunciónextrañadehechos?Parecíatanseguraqueyonopodíallevarlelacontraria.Yasílohice,demomento.

Laterceramañana

Porlatarde,habíasalidoaljardínatumbarmealasombradeunainmensahaya, cuando vi acercarse a la señora Trevor. Había estado leyendo las«Estrofas escritas con desánimo[31]» de Shelley y mi corazón rebosabamelancolíayunvagoanhelodecompasiónhumana.Habíaestadopensandoenel cariño que la señoraTrevor sentía pormí, pero incluso ese cariño semehacía insuficiente.Yo quería el amor de alguienmás próximo amí, alguienconunespíritusimilaralmío.LaseñoraTrevornodejabadeserparamícomounamadre.SeguípensandoenlaseñoritaFothering,casipodíaverlaatravésde la imagen que tenía del retrato. Había empezado a preguntarme «¿noestarásenamorado?»,cuandooílavozdemianfitriona,queseacercaba.

—Hola,Frank.Sabíaqueteencontraríaaquí.Quieroquemeacompañesamigabinete.

—¿Paraqué?—lepregunté,mientrasmelevantabadelahierbayrecogíaellibrodeShelley.

—Dihallegadohaceunrato.Quieropresentártelayquecharlemosantesdecenar—mecontestómientrasnosdirigíamosalacasa.

—¿Peronovaadejarquemecambiede ropa?Estenoeselmejor trajeparalatarde.

Me sentía algo asustado ante aquella belleza desconocida que estaban a

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punto de presentarme. Tal vez era porque me había creído demasiado laprediccióndelaseñoraTrevor.

—Tonterías, Frank.Hablas como si a unamujer le preocupase cómo vavestidounhombre.

Entramosenelgabineteyviaunajovensentadajuntoaunaventanaquedaba a la pista de criquet. Al oírnos, se volvió hacia nosotros. La señoraTrevornospresentóyenseguidanosenfrascamosenunaagradablecharla.Lacontemplé, como se puede suponer, con algo más que curiosidad y me dicuentadequevalíalapenaadmirarla.

Erabellísima,peroesabellezanoestabaensusrasgos,sinoenlaexpresióndesurostro.Alprincipio,nomefascinótantocomoloharíadespués,debidoalmaravilloso parecido que guardaba con la dama del retrato, a la quemehabíaacostumbrado.Peronotardéenpercibirladiferenciaentreelretratoylarealidad. Un retrato, por perfecto que sea, nunca podrá superar al modelo.Siemprehayalgoenel rostrode lapersonaquenopuede reflejarun lienzo(unadiferenciamayor a laquehayentre la expresiónque recogeel cuadro,hermosa pese a todo, y el movimiento de los rasgos y la variedad de laexpresión en la realidad). En un rostro de carne y hueso hay algo vivo yencantadorqueelartenopuedereproducir.

Despuésdehaberestadounratocharlando,laseñoraTrevordijo:

—Di,cariño,quierocontarteeldescubrimientoquehemoshechoFrankyyo.AlseñorStanfordsiemprelellamoFrank.Lequieromáscomoaunhijoquecomoaunamigo,letengomuchocariño.

Tomó a la señorita Fothering por la cintura. Se sentaron en el sofá y sedieronunbeso.LaseñoraTrevorsevolvióhaciamíymedijo:

—Nomegustaquelasdamassebesenenpresenciadeuncaballero,peroescomosiFranknoestuvieraaquí.Estelugaressecretoyquienseatrevaaentrarenélhadeatenersealasconsecuencias.Peropermítemequetecuentenuestrodescubrimiento.

Entonces se puso a contar la leyenda y cómo habíamos encontrado elnombredeMargaretKirkenelreversodelcuadro.

LaseñoritaFotheringserioalegrementeconaquellahistoriay,derepente,dijo:

—¡Ah,semehabíaolvidadocontárselo,queridaseñoraTrevor!Elotrodíame llevé un susto tremendo. Pensé que no me iban a dejar venir. La tíaDeborahvinoavernoshaceunasemanaparaquedarseunosdíasconnosotrosy,cuandoseenteródequeestabaapuntodehacerunavisitaaScarp,parecióasustarsemucho.Fueaverrápidamenteapapáylepidióquemeprohibiera

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venir. Papá le preguntó por qué le pedía tal cosa y ella le contó una viejamaldiciónquecaeríasobreaqueldenosotrosquevinieraaScarp.Yesjustolamismahistoriaqueustedacabadecontarme.Dijoqueestabaseguradequeibaaocurriralgunadesgraciasiyovenía.Comopuedever,laleyendatambiénseconserva en nuestra familia. Ay, no puede ni imaginarse la escenita que seformóentrepapáylatíaDeborah.Ahorameríocadavezquelopienso,peroentoncesnomehacíagraciapensarquelatíanomeibaadejarvenir.Papásepusomuy serioy la tía creyóque sehabía salidocon la suya.Peropapá selevantó y, con esos modales suyos tan anticuados y pomposos, le dijo:«Deborah,DianalehaprometidoalaseñoraTrevorhacerleunavisitay,porsupuesto, no va a faltar a su palabra. Si fuera por otra razón, me pensaríadejarlaonoiraScarp.Siempreheintentadoinculcarlesamishijosquenosedejen influir por supersticiones como esa. Espero que actúen conforme a laeducación que les he dado». La pobre tía se quedó bastante desconcertada.Parecía como si duranteunos instantes sehubieraquedado sinhabla ante lasolaposibilidaddequesusdeseosnose tuvieranencuenta.Yasabeque losdeseosdelatíaDeborahsonórdenesparatodanuestrafamilia.

AestolaseñoraTrevordijo:

—EsperoquelaseñoraHowardnosehayaofendido.

—Claroqueno.Papálehablóseriamentey,alfinal,aunquecondificultad,hedeadmitirlo,consiguióconvencerladequesustemoreseraninfundados.Almenos,laobligóaaceptarqueaquelloqueteníanoteníaningúnsentido.

Semevinoalacabezaunacoplilla:

Unhombrecontrasíconvencido

Cambiarsuopiniónsolohafingido[32].

Peronodijenada.

LaseñoritaFotheringterminósuhistoria:

—La tía acabó deseándome que disfrutara de mi estancia aquí. Estoyseguradequeasíserá,señoraTrevor.

—Esoespero,querida.

Durantelaconversación,mequedémuysorprendidocuandosemencionóa la señoraHoward. Intenté recordar dónde había oído su nombre:DeborahHoward. De repente,me acordé de todo. La señoraHoward era la señoritaFothering, una vieja amiga de mi madre. Por eso me sonaba el nombre.Recordé que en cierta ocasión había venido a visitarnos con una niñitapreciosa, casi un bebé. La niña era su sobrina. Comprendí por qué aquelnombre me había resultado familiar y lo ocurrido en mi primera noche enScarp.Alpensarenmisueño,meacordédequelaseñoraTrevorqueríallevar

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alaseñoritaFotheringasugabinete,asíqueledijeaestaúltima:

—¿Creeustedenesasleyendas?

—Claroqueno,señorStanford.Solosonsandeces.

—Entonces,tampococreeráenfantasmasnienvisiones.

—No.

¿Cómo iba a contarle mi sueño a una muchacha tan incrédula? Y, sinembargo,notécomosialgomesusurraraquedebíacontárselo.Sinduda,eraunatonteríapormipartetenermiedoaunsueño,peronopodíaevitarlo.Ibaaarriesgarmeaqueserierandemíparadescargarmimente,cuandolaseñoraTrevorselevantóderepente,despuésdemirarelreloj,ydijo:

—Queridos,disculpadme,nocreíquefueratantarde.Hedesaliraversihanllegadolosdemás.Noquierodescuidaramisinvitados.

Todos nos fuimos del gabinete. Mientras salíamos, sonó el gong queanunciabalahoradevestirseparalacena,demodoquecadaunosefueasuhabitación.

Cuando bajé al salón, me encontré reunidas allí a varias personas quehabíanidollegandoalolargodelatarde.Melaspresentaronatodasyestuvecharlando con ellas hasta que anunciaron la cena.Me tocó acompañar a laseñoritaFothering.Alacabar lacena,comprobéquenosconocíamosmuchomejor. Era una muchacha deliciosa y, mientras la miraba, pensé con undestellodesatisfacciónenlaprediccióndelaseñoraTrevor.Devezencuandoveía que nuestra anfitriona nos observaba; al comprobar que charlábamosanimadamenteyquenosdivertíamos,seledibujabaenelrostrounasonrisadefelicidad.

No era sino una forma de ocuparse de susmejores amigos, sin por elloolvidarsedelrestodelospresentes.Noimportabadóndeseencontrara,porquesiempre se acordaba de que había personas que nunca olvidarían un detallecomoaquel.

Despuésdecenar,nomeapetecíairconelrestodeloscaballerosalsalón,asíquesalíyosoloapasearporeljardín,apensarenmiscosas,sobretodoenlaseñoritaFothering.Meabstrajeporcompletodelarealidad,másinclusodeloquehubieradeseado.Derepente,toméconcienciademímismoymiréamíalrededor.Me había alejado bastante de la casa y caminaba enmedio de laoscuridad, por el oscuro paseo de viejos tejos. Eran tan grandes que nodejaban ver nada a ambos lados. Además, como el sendero dibujaba unacurva,apenaspodíavernadadelantenidetrásdemí.Miréhaciaarribayviuncielo amarillento y luminoso cubierto de pesadas nubes, que lo cruzabanperezosas. La luna aún no había salido y aquella atmósfera de tinieblasme

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hizorecordaralgunosdeloscuadrosencantadosquetantolegustabapintaraWilliamBlake[33]. Reinaba una especie de vagamelancolía y un ambientefantasmagóricoquemeprodujoescalofríos,asíqueaceleréelpaso.

A lo lejos, el sendero se abría. Fui a dar a una pradera en pendiente,salpicada aquí y allá de tejos y de enormes matorrales coronados por unasinmensasfloresplateadas.Aladerechaestabalacasa,quesealzabaadustaygigantesca en la oscuridad y, a la izquierda, el lago, que se perdía entre lassombrasdelanoche.Lahierbaibadesdeelterraplénquerodeabalacasahastaelbordedelaguaysolo la interrumpíaelsenderoqueserpenteabaalrededordelaviviendadandoungranrodeo.

Alacercarmealacasa,seencendióunaluzenlaventanaqueestabajustoenfrente.

Cuandomiréhaciaarriba,viqueeralahabitaciónquesalíaenmisueño.Sindarmecuenta,meencontrésubiendoporelterraplény,yaenlapartemásalta, pude ver a través del profundo foso que rodeaba la casa y observéatentamente el interior de la habitación.Temblé almirar.El paseo entre lostejoshabíasumidomialmaenunestadodetinieblasydesolación.Elsueñoytodassusvisionesvolvieronaaparecerantemídeunaformatannítidaquedenuevoseapoderódemíelterror,peroahoramásintensamentequeantes.Mefijéenlaropadelacamaygritéalverquelacamaenqueyacíalamujerdelretrato estaba ya hecha; la otra cama, en la que yo había dormido, tenía lascortinas del dosel echadas. No era sino un eslabónmás en la cadena de lamaldición.Mientrasyopermanecíaallídepiecontemplandolaescena,entróunasirvientaybajóunadelaspersianas.Cuandoestabaapuntodehacer lomismoconlaotra,entróenlahabitaciónlaseñoritaFothering,quien,alverloqueibaahacer,debiódedecirlequelodejara.Lasirvientasoltólacuerdaysubiólapersianaquepreviamentehabíabajado.Después,salióconsuseñorade la habitación. Yo estaba tan absorto en todo lo que ocurría allí que enningúnmomentotuvesentimientoalgunodeculpaporverloquesucedíaenlahabitación.

Permanecíallíaterradounratomássinhacernada.Elpánicocrecíaenmídetalforma,mientraspensabaenlosacontecimientosdelosúltimosdías,quedecidí contarle mi sueño a la señorita Fothering con el fin de que no seasustase si veía algo parecido o, al menos, que estuviese preparada antecualquiercosaquepudieraocurrir.Tanprontocomotoméladecisión,surgióla inevitable pregunta: ¿pero cuándo?Me desagradaba profundamente tenerque decírselo pero, como ya lo había decidido, pensé que lo mejor eracontárselocuantoantes.Portanto,decidíencaminarmehaciaelsalón,dondesabíaqueencontraríaalaseñoritaFotheringyalaseñoraTrevor;estabaclaroqueibaahacerpartícipeaestaúltimademirevelación.Comomehorrorizabavolveraatravesarel tenebrosoyoscurobosquede tejos, ledi lavueltaa la

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casayentréporlapuertadeatrás,desdedondeencontréfácilmenteelcaminoquellevabaalsalón.

Cuandoentré,laseñoraTrevor,queestabasentadacercadelapuerta,medijo:

—AlabadoseaDios,Frank,¿dóndehasestadoparavenirconesacaratanpálida?Cualquieradiríaquehasvistounfantasma.

Le dije que había estado dando una vuelta por el jardín, y no hicemáscomentarios.Noquería contarmi sueñodelantede laspersonascon lasqueellaestabahablando,puesnolasconocíadenada.Esperéduranteunratounaoportunidaddecharlarconellaasolas,perosusobligacionesdeanfitrionalamanteníantanocupadaquenosirviódenada.Asípues,decidícontarletodoslos hechos a la señorita Fothering y hacer lo mismo con la señora Trevorcuandohubieraunaocasión.

Conbastantedificultadporquenoqueríaquesenotase,conseguísacaralaseñoritaFotheringdel grupodepersonas con lasque estabayme la llevé auno de los alféizares con la disculpa de enseñarle lo hermosa que estaba lanoche.Allíestábamosbastanteaisladosdecualquierintruso,pueselhuecodelaventanalocubríanunasinmensascortinas,quecasinosaislabandelrestodelagentecomosihubiéramosestadoenunasalaaparte.Abordéeltemasinmásdemora; temía que el menor contacto con el bullicio del salón pudieradesvanecermistemoresyromperlaúnicabarreraquesealzabaentreellayelDestino.

—SeñoritaFothering,¿sueñaustedalgunavez?

—Oh,sí,confrecuencia.Perolaverdadesquelamayoríadelasveceslossueñossonridículos.

—¿Porquélodice?

—Bueno,noimportasisonbuenosomalos.Mientrassueño,meparecenreales pero, al despertarme y cuando consigo recordarlos, me parecentotalmente incoherentes. La verdad es que no son más que una sarta dedisparates.

—¿Legustanlossueños?

—¡Claroquesí!Megustanporque,aunquepuedantenersentidoonosermásqueungalimatíasaldespertarte,mientrasduermessonreales.

—¿Creeenlossueños?

—Porsupuestoqueno,señorStanford.

—¿Legustaqueseloscuenten?

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—Sí, si son dignos de contarse. ¿Ha estado usted soñando con algo?Cuéntemelo.

—Meencantaráhacerlo.Setratadeunsueñoquetienequeverconustedyquierocontárselo.

—¿Sobremí?¡Quéinteresante!Porfavor,siga.

Lecontétodomisueño,aunqueprimeromencionénuestraconversaciónenel gabinete como forma de entrar en el asunto. Procuré no engrandecer elrelatonidesviarmedeltema.Tratédenoincluirmispropiasemocionesydejéque loshechoshablaranporsísolos.Meescuchócongranatenciónpero,almenos hasta donde yo pude apreciar,mis palabras no produjeron en ella elmenoratisbodetemorniinterpretóelsueñocomounaviso.Cuandoterminé,serioydijo:

—Esdelicioso.¿Yyoeraesachicaqueustedvio,alaqueleasustabanlosfantasmas? Si papá lo oyera, aunque no se trata más que de un sueño, mesoltaríaunabuenacharla.Meencantaríasoñaralgoasí.

—Tenga cuidado —le dije—. Sería horroroso. Podría ser incluso unapruebadequesehacumplidolamaldicióndelaleyendaqueleímosenaquellibroyqueustedoyócontarasutía.

Volvióareírseehizoungestoconlacabeza.

—Porfavor,nodigamástonteríasynointenteasustarme.Leaseguroquenovaaconseguirlo.

—Ledoymipalabradehonor, señoritaFothering,dequenohehabladomásenserioentodamivida.

—¿Noleparecequedeberíamosvolveralsalón?—añadiótrasunabrevepausa.

—Quédese solounmomento, se lo ruego—le respondí—.Loque le hecontadoesverdad,habloenserio.

—Discúlpeme si lo que le dije antes le hizo pensar que dudaba de supalabra.Tansololodijeporquenoestoydeacuerdoconlasconclusionesalasquehallegado.Penséquebromeabaparaasustarme.

—Señorita Fothering, no me atrevería a tomarme esa libertad, pero mealegrodequeconfíeenmí.¿Puedopedirleunfavor?¿Meprometeunacosa?

Surespuestafueclara:

—No.¿Dequésetrata?

—Nosevaaasustardenadadeloquepuedaocurrirestanoche.

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Seriootravez.

—Nopensabahacerlo.¿Esoestodo?

—Sí,señoritaFothering,esoestodo.Peroquieroasegurarmedequenosevaaalarmar,dequeestarápreparadaparacualquiercosaquepuedaocurrir.Tengounespantosopresentimientodequealgomalovaaocurrir,algoenloquemehorrorizapensar,ymesentiríamástranquilosihicieraunacosa.

—¡Quétontería!Bueno,sirealmentelodesea,ledirésivoyahacerloonocuandosepadequésetrata.

Su frivolidad se desvaneció cuando vio lo serio que estaba yo.Memirófijamenteysin temor,peroconunamiradatiernaycasipiadosa,comosisecreyeramásfuertequeyo.Teníauncarácterlibreeindependiente,peroensusojoshabíaunatisbodetristeza.Yoproseguí:

—Señorita Fothering, la peor parte de mi sueño fue ver la mirada desufrimientoquehabíaenelrostrodelajovencuandocomprobabaqueestabasola. ¿Le importaría llevarse alguna prenda y guardarla hasta mañana pararecordarle, en caso de que ocurra algo, que no está sola, que hay alguienpensando en usted, un ser humano pendiente de usted, aunque el resto delmundopuedaestardormidoomuerto?

Enmi excitación, le hablé apasionadamente.A cada instante, creía cadavezmásposiblequeellapudierapadecerelmismo terrorquemeasaltabaamí.Aveces,desdeaquellaespantosanoche,hepensadoquelaspremonicionesnoexisten.Pero,cuandolaideameasaltabaenlaoscuridad,nopodíadejardecreer en ellas, porque todo parecía poblarse de fantasmas en mi febrilimaginación. Aquella noche estaba totalmente seguro de que todo era unapremonición.Elmiedoquehabíasentidopaseandoentrelostejosytodoslospensamientos sombríos y fantasmales que habían surgido en medio de lastinieblasteníanmuchapartedeculpa.

Hubounabrevepausa.LaseñoritaFotheringseinclinósobrelaventanaymiróalaoscuridad,alcielosinluna.Alcabodeunrato,sevolvióymedijopensativa:

—Laverdad,señorStanford,esquenomegustahacernadapormiedoalosobrenaturaloporcreerenello.Sinembargo,loquemeestápidiendoestansencillo que no voy a dudar ni por unmomento en complacerle, pero papásiempremehaenseñadoqueescasiimposiblequeesascosasdelasqueustedtiene tantomiedoocurran,y séque se sentiríadefraudadosiyohicieraalgoquepudierademostrarquecreoenello.

—Señorita Fothering, honestamente pienso que no hay hombre en elmundoquepuedadesearmenosqueyoqueustedocualquieradesobedezcaa

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su padre, ya sea de palabra o de pensamiento, ymenos aún si su padre espastor protestante. Pero le ruego que me haga caso. No puede ocasionarleningún mal, y le aseguro que, si no lo hace, me sentiré el hombre másdesgraciado.Hesufrido lo inimaginableestos tresúltimosdías,yestanochesiento un temor que no puedo expresarle con palabras. Sé que no tengoderechoapedirleestefavoryquenohayningúnmotivoparapedírselo,salvoque,porsuerteopordesgracia,tuveesesueño.Medisculpodetodocorazónporhabermetomadotallibertadpero,créame,actúoconlamejorintención.

Estaba tan nervioso que me temblaban las piernas y me caían enormesgotasdesudorporlacara.

Permanecimoscalladosunlargorato.Mehabíahechoalaideadequeibaarechazarmipetición,cuandoellahablódenuevo:

—SeñorStanford,soloporelpretextoquehapuestovoyaaceptarhacerloquemehapedido.Poralgunaextrañarazónquenoalcanzoacomprender,veoqueestáustedmuypreocupadoyqueyopuedoevitarsusufrimiento,demodoqueharéloquedesea.Solotienequedecirmequédeseaquehaga.

Al escucharla, pensé que estaba enfadada conmigo. No obstante, leexpliquémisintenciones:

—Quieroque,cuandosevayaa lacama,se lleveconustedalgúnobjetoquelerecuerdeloquehapasadoentrenosotrosdos,demodoque,paseloquepase,nosesientasolaniasustada.

—Asíloharé.¿Quéquierequemelleve?

Mientrashablaba,teníaunpañueloenlamano.PusemimanosobreélylobendijeenelNombredelPadre,delHijoydelEspírituSanto.Hiceestoparaquetodoselequedaragrabadoenlamemoriayparaasustarlaunpoco.

—Asísabrá—ledije—quenoestásola.

Al bendecir de aquella forma el pañuelo, había conseguido de sobramiobjetivo.La jovenparecía atemorizada,perome lo agradeció conunadulcesonrisa:

—Veoqueactúadecorazón—respondió—,yseloagradezco.

Mientrashablaba,mediolamanodeunaformatansincerayhonestaquerecordabamáselcarácterindependientedeunhombrequelatimidezdeunamujer.Alestrechársela,sentícómolasangremefluíaporelrostropero,antesde permitir que la retirase, se apoderó de mí un impulso que me hizoinclinarmeybesársela.Ellalaapartórápidamenteydijoconfrialdad:

—Noesperabaestodeusted.

—Créame, no pretendía tomarme esa libertad. Es solo una forma de

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expresarlemigratitud.Mehahechoungranfavor.Notieneniideadecómohaconseguido aliviarmi corazón, tan atemorizadohace solounahora, onomehabríareprochadohaberlaofendido.

Mientrasmedisculpaba,lamiréentristecido.Ellamemirósintemoryconunasonrisadeperdón.Moviólacabezacomoparaolvidarsedelasunto.

Permanecimosensilenciouninstantey,acontinuación,ellaañadió:

—Mealegrodeserleútilpero,sihayalgunaposibilidaddequesecumplansustemores,laprimerabeneficiadaseréyo.Pero,escúcheme,nodebedecirniunasolapalabradeestoanadie.Pensaránqueestamoslocos.

—No,no,señoritaFothering.Yopuedoestarloco,peroustedsolohaceloqueleparecequeesunatonteríaparaevitarqueyosufra.Pero¿noselopuedocontarnisiquieraalaseñoraTrevor?

—No, tampoco a ella. Me moriría de vergüenza si alguien, además denosotros,supieraalgodeesto.

—Confíeenmí.Guardaréelsecreto,siesesoloquedesea.

—Paseloquepase,esperaremoshastamañana.Perosimañanameríodeusted,esperoqueustedhagalomismo.

—Seloprometo.Esperopoderreírmedetodoesto.

Acontinuación,nosreunimosconelrestodelosinvitados.

Cuando me retiré a mi habitación aquella noche, estaba demasiadonervioso como para poder dormirme, pese a que mi promesa no me loprohibía.Medediquéadarvueltasyareflexionar.Noacababadecreermeloqueyomismopensabaquepasaríay,sinembargo,mesentíainvadidoporuntemorincierto.Penséenloocurridolanocheanterior,sobretodoenelpaseodespués de la cena por aquel sendero entre los tejos y en la habitación quehabíavistoensueños.Deahí,misrecuerdospasaronalprofundoalféizardelaventana donde había dado la prenda a la señorita Fothering. Apenas podíacreer que aquel encuentro hubiera sido real; sabía que había ocurrido, peronada más. Me resultaba extrañísimo evocar una escena que, ahora que yahabíasucedido,semeantojabamitadcomedia,mitadtragedia,yrecordarquehabíaocurrido en secreto en estepragmático sigloXIX, aunquebienpodríahaberlooídounmontóndegente,puesalaseñoritaFotheringyamísolonoscubríaunacortina.Mesentíaalterado,enparteporlosnervios,enparteporlavergüenza queme producía pensar en todo aquello. Peromis pensamientosvolvieronalaformaenquelaseñoritaFotheringhabíaaccedidoamiextrañapetición.Al pensar en ella, la vergüenza queme producía pensar que podíahaberme equivocado se convirtió en un rayo de esperanza. Recordé lapredicciónquehabíahecholaseñoraTrevor(«conozcobienalserhumanoy

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creo que tú le gustarás»), y sentí que me había encariñado con la señoritaFothering. Peromi dicha se volvió enojo al pensar en lo que podía llegar asufrir;lasolaideadesudolor,desusufrimiento,meprodujoundesasosiegoenorme, mayor del que había sentido nunca. Volví a pensar en mi propiomiedoyenmisueño,entodoloqueaquellavisiónhabíatraídoconsigo.Volvíasentiruninmensoterror;eracomosipresintieraquealgoestabaapuntodesuceder,comosilatragediaseacercaraasuclímax.Sabíaqueeramuytarde.Miréelreloj.Faltabanunosminutosparalauna.Recordéque,despuésdequeelseñorTrevorregresaraacasalanochedemisueño,elrelojhabíadadolasdoce. En Scarp había un reloj que daba tan alto las horas que, en bastantesmillasa la redonda, lagentese regíaporél.Losminutospasaban tan lentosquecadasegundoparecíaunaeternidad.

Estabadepie,conelrelojenlamano,contandolossegundos,cuando,derepente, entró en la habitación una luz tan brillante que hizo que la queprocedíadelavelaqueestabaenlamesaparecierainsignificante.Aquellaluzqueentrabaaraudalesporlaventanaproyectómisombrasobrelapared.Micorazón dejó de latir durante unos instantes y la sangre fluyó de forma tanviolentaamissienesquesemenubló lavistay lacabezameempezóadarvueltas.Enseguidamerecuperéyfuihacialaventanaconeltemordequemisueñosevolvieraarepetir.

La luz seguía allí, pero no había niños ni brujas ni demonios. La lunaacababadesalirypudeversureflejoalfinaldellago.Volvíinquietolamiradahacia el lugar donde había visto a los niños y a las brujas, pero solo vi lossombríostejosylosaltosmatorralesdefloresplateadasmecidosporelvientode la noche. La luz hacía destacar la silueta de las flores y las hacía másllamativas.

Mientras contemplaba la escena, un pensamiento repentino cruzó pormimente comoun chispazo.Enun segundo comprendí toda aquella visión.Laluzdelalunaysureflejoenelagua,quepenetrabaenmihabitación,eralaluzde mi sueño o el fantasma que creí haber visto. Aquellos tres arbustos deflores plateadas eran los tres niños adorables, y las hojas secas y el follajeoscurodelostejoseranloqueamímehabíaparecidoeldiablo.Encuantoalresto, la cama vacía y el rostro del cuadro, mi vago recuerdo del apellidoFotheringylaolvidadaleyendadelamaldición…¡Quéestúpido,quéestúpidohabía sido! Había sido víctima de las circunstancias y de mi propiaimaginación.DespuéspenséenlasdudasqueestaríanasaltandoalaseñoritaFothering.¿Acasoelhaberlecontadomisueño,elhaberlepedidounaprenda,todo ello junto a qué fuera de noche y a aquel paisaje tenebroso, noproducirían en ella el efecto que yo temía? Fue solo en ese momento tanamargo,tanamargo,cuandomedicuentadeloestúpidoquehabíasido.Pero¿cómoleafectaríaaellamiangustia?Porunmomentopenséenlevantarala

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señoraTrevorycontarletodoloocurrido;asípodríaacercarsealahabitacióndelaseñoritaFotheringydecirlequenohabíaningúnmotivodealarma.Peronotuvetiempodehacerlo.Mientrasmedirigíaalapuerta,elrelojdiolauna.Oíungritoqueprocedíadelahabitaciónqueestabadebajodelamía.

Eraungritoagudo,másdesorpresaquedemiedo.Lacampanadadelrelojhabía despertado, sin duda, a la señorita Fothering, y esta, al asomarse a laventana,habíavistolasmismasfigurasqueyolehabíadescrito.

Me precipité escaleras abajo y llegué a la puerta de su dormitorio, queestaba justo debajo del que yo ocupaba. Estaba a punto de entrar cuando,instintivamente,elrespetoasuintimidadmecontuvo.Duranteunossegundospermanecíallídepie,ensilencio,conlamanoenelpomodelapuerta.

Dedentroveníaunavoz,suvoz,queexclamabasorprendida.

—¿Todo esto está sucediendo de verdad? ¿Estoy sola? —pero luegocontinuóenun tonomásalegre—.No,noestoy sola. ¡Laprendaqueélmedio!¡Oh,graciasaDios,graciasaDios!

Sus palabras hicieron que una enorme dicha invadierami corazón.Notéquemipechosedesbordabayunaslágrimasdefelicidadbrotarondemisojos.Entoncescomprendíqueteníalafuerzayelvalorsuficientesparaenfrentarmeyosoloalmundoporella.Peroantesdequemisilusionestuvierantiempodehacerse realidad, se desvanecieron.De nuevo su voz salió de la habitación,estavezteñidadedesesperación,ymedejóheladodepiesacabeza.

—¡Aaah!¿Todavíaestáahí?¡Oh,Diosmío,nomehagasperderlarazón!¡Ojaláhubieraalguienamilado!—Luegosuvozsonóentonodesúplica—.No me dejará usted sola, ¿verdad? Su prenda. Sí, recuerda su prenda.¡Ayúdeme,ayúdemeahora!

Su voz se volvió entonces más frenética. De repente, oí un gritoinarticulado,delamentación,quereflejabaelterrorquesentía.

Al oír aquel grito agónico,me di cuenta de que la locura no tardaría enapoderarsedeella,dequeyoyahabíavaciladodemasiado.Debíadejaraunlado los convencionalismos, si quería remediar mi fatal error. Nada podíasalvarladesalirmalparadadeaquellasituación(talvezlademencia,talvezlamuerte),salvounafuerteimpresiónquerompieraelhechizoquedominabasumiedo y su imaginación desbordada.Me lancé sobre la puerta y entré en lahabitacióngritando:

—¡Valor,valor!¡Noestásola,yoestoyaquí!¡Recuerdelaprenda!

Instintivamente,agarróelpañuelo,peroapenasoíamispalabrasytampocoparecía notar mi presencia. Estaba sentada en la cama, tenía la caradesencajadaporelmiedoymirabahaciaafuera.Defuerallegóelululardeun

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búhoquevolabaporencimadellago.Ellatambiénloescuchóychilló:

—¡También se ríen! ¡Ya no hay esperanza! Ni siquiera él se atreverá aenfrentarseaellos.

A continuación, soltó un grito tan salvaje, tan desgarrado que, nadamásoírlo,mepuseatemblarysemeerizóelpelo.Portodalacasaseoíangritosde espanto, tintineos de campanillas y pasos apresurados, pero aquelladesgraciada joven no era consciente de lo que ocurría a su alrededor. Ellaseguíamirandoporlaventana,esperabalaconsumacióndelsueño.

Comprendí que había llegado elmomento de actuar y de autoinmolarse.Solohabíaunamaneraderemediarmierrorfatal:lanzarmecontralaventanaytratardeesaformadedespertarlaydesacarladeltrance.

Nodijenada.Simplementecorríporlahabitaciónymelancédeespaldascontra lagruesa láminade cristal.Alvolverme,vi a la señoraTrevor entrarcorriendoalarmadaenlahabitación.

—¡Diana,Diana!¿Quéocurre?

El cristal se rompió, saltó enmil pedazos. Pude sentir cómo sus bordesafilados se me clavaban como cuchillos. Nome quejé del dolor que sentíaporque,porencimadelruidodelospasoscorriendo,delcrujirdeloscristalesydelosgritosqueveníandedentroyfueradelahabitación,pudeescucharsuvoz,quegritabaconalegría:

—¡Estoysalvada!¡Loshavencido!

Luego,sedejócaerenlosbrazosdelaseñoraTrevor,quienyacíatumbadaenlacama.

Sentíunchoquefortísimo.EracomositodoelUniversosehubierallenadodechispasdefuegoquegiraranamíalrededoralavelocidaddelaluz.Creíestarenelcentrodeunmundoenllamas.Acontinuación,oíelrumordeunvientoquezumbabacadavezmásfuerte.Laoscuridadlo invadiótodoylossonidosseapagaron.Parecíaqueelmundosehubieraacabado.Norecuerdonadamás.

Después

Cuando recobré la consciencia,meencontré echadoenunacamaenunahabitaciónaoscuras.Mepreguntéquéhacíaallíeintentémiraramíalrededor,peronisiquierapudemover lacabezaunoscentímetros. Intentéhablar,peromivozsalíasinfuerza(eracomounsusurrodeotromundo).Elesfuerzoparahablarhizoqueperdieradenuevoelconocimientoylaoscuridadmevolvióainvadir.

**

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Pocoapocosentíalgofríoenlafrente,peronosabíaloqueera.Penséencientosdeobjetos,peronopudeidentificarloconningunodeellos.Permanecítumbadoduranteuntiempoy,alcabodeunrato,abrílosojosyviamimadreinclinadasobremí:erasumanolaqueproducíaaquellaagradablesensaciónde frescor enmi frente. De todosmodos, me extrañé. Esperaba verla, peroestaba sorprendido porque hacíamucho, muchísimo tiempo que no la veía.Sabíaqueestabamuerta…¿Estaríayotambiénmuerto?Lamiréotravezconmás detenimiento y vi que sus rasgos desaparecían, pero la expresióncontinuabasiendolamisma.Entonces,fueelrostrotanqueridoyconocidodela señora Trevor el que poco a poco fue tomando forma antemí. Sonrió alcomprobar que la había reconocido y se inclinó a besarme con ternura.Cuando retiró la cabeza, algo cálido me cayó en la cara.Me pregunté quépodía ser y, tras pensar un buen rato con los ojos cerrados, llegué a laconclusión de que había sido una lágrima. Después de otro instante dereflexión, abrí los ojos para saber por qué lloraba, pero ya se había ido.Aunque las persianas no estaban echadas, pude darme cuenta de que lahabitación estaba casi a oscuras.Me sentíamás despierto ymás fuerte queantes. Intenté llamara laseñoraTrevor.Detrásde lascortinasde lacamaselevantódeunasillaunamujeryfuehacialapuerta.Mascullóalgo,sevolvióymecolocólaalmohada.

—¿DóndeestálaseñoraTrevor?—lepreguntésinfuerzas—.Estabaaquíhaceunmomento.

Lamujermesonrióyrespondió:

—Vuelveenseguida.¡PorDios,quéfelizsevaaponerdeverlotanfuerteyconsciente!

Al cabo de unos minutos, la señora Trevor volvió a la habitación; seinclinósobremíymepreguntócómomesentía.Ledijequeestababienpero,derepente,measaltóunaideaylepregunté:

—¿Quémehapasado?

Me contó que había estado enfermo, muy enfermo, pero que ahora meencontrabamejor.Algo,noséelqué,mehizorecordardegolpelahabitaciónyelsustoquehabíaprovocadoenelrestodelacasa.Lasangresemesubióalacabezaymemareé,pero laseñoraTrevormesujetóconsubrazoy,unosinstantes después, me recobré y recuperé completamente la memoria. Meagarréconfuerzaalbrazoquemesosteníaylepregunté:

—¿Ellaestábien?

Dijoqueestabaasalvo.

—¿Estábien?

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—Calma,querido,calma.Estáperfectamente.Notepreocupes.

—¿No me está engañando? —le pregunté—. Cuéntemelo todo, losoportaré.¿Estábienono?

—Haestadomuyenferma,peroahoraestámejorymás fuerte,graciasaDios.

Mepuseallorar,mitaddedebilidad,mitaddealegría.LaseñoraTrevor,aldarsecuenta,graciasasuinstintofemenino,dequepreferíaquedarmesolo,sefue enseguida de la habitación, después de hacerle un gesto a la enfermera,quienvolvióasentarsetraslascortinasdelacama.

Estuvepensandounrato.Todoeltiempoquehabíatranscurridodesdemillegada a Scarp hasta el momento en que perdí la consciencia, después deestrellarme contra la ventana, se me antojaba un sueño. Lentamente, laoscuridadsefueapoderandodelahabitaciónyconmispensamientosempecéa dar forma a los objetos queme rodeaban.Al final,mis ojos, agotados, secerraronalarealidady,ensueños,seguípensandoentodoloocurrido.Tengounvagorecuerdodehabercomidoalgoydehabermevueltoadormir,peronorecuerdo nadamás hasta queme desperté por lamañana y volví a ver a laseñoraTrevorenlahabitación.Seacercóamicama,sesentóymedijo:

—¡Ay,Frank!Estamañanatienesmejorcarayparecesmásfuerte.Esperoquetepongasbienmuypronto.

Consushábilesyfríasmanosmecolocóelalmohadónyretiróelcabelloquecaíasobremifrente.Lecogí lamanoyse labesé:Hacerlomellenódefelicidad.LuegolepreguntécómoestabalaseñoritaFothering.

—Mejor,estamañanaestámuchomejor.Llevapreguntandopor tidesdeque ha tenido fuerzas para hacerlo y, hoy, en cuanto le he dicho que teencontrabasmejor,sehapuestomuycontenta.

Mientrashablaba,mesentíenrojecer,peroellaprosiguió:

—Mehapedidoquelepermitaverteencuantoambosestéisbien.Quiereagradecerte lomuchoquehicisteaquellaespantosanoche.Peroyabasta,noquierocontartemásbatallas.Quetecuenteellaloquequiera.

—¿Agradecerme qué? ¿Haberla arrastrado hasta el borde de la locura oquizá hasta lamuerte pormismiedos tontos ymi imaginación? ¡Ay, señoraTrevor, séqueustednunca seburladenadie, pero todo estomepareceunaburla!

Ellaseinclinósobremí,sesentójuntoamicamay,conelmismogradodedulzura que de firmeza, dijo algo queme hizo comprender que hablaba enserio:

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—Si tuvieraunhijo,desearíaquehubierapensadocomo túhaspensado,quehubieraactuadocomotúhasactuado.Loestaríapidiendodíaynochey,simihijohubierasufridocomotúhassufrido,meinclinaríasobreélcomomeinclinosobretiahoraymesentiríafeliz,comomesientoahora,dequehubierapensadoyactuadocomounhombredebuencorazón.DaríagraciasaDiosporhabermedadounhijoasíy,sihubieramuertocomoalprincipiopenséqueibaaocurrirteati,mesentiríaunamujerfelizyorgullosa,ymearrodillaríajuntoasucuerposinvida,comosisostuvieraentremisbrazosaunhijovivo.

Cómolatíamicorazóndébil,peroemocionado,mientrasellahablaba.Mesentía apenado ante aquellos instintos maternales desaprovechados, alegreporque una mujer honesta hubiera aprobado mi forma de actuar hacia unamujeralaqueamaba,dichosoporelprofundocariñoqueprofesabahaciamí.Nopodía dudar de la autenticidad de sus palabras, su rostro resplandecía aldecirlas.

Levanté losbrazos, con todas las fuerzasdequeeracapaz,y le rodeéelcuello.

Acontinuación,lesusurréaloídounasolapalabra:Madre.

Noseloesperabaporquesequedóatónita.Meabrazóconfuerza.Almirarsusojos, llenosdeamorydeunadicha tananhelada,pude sentir cómounalluviadelágrimascaíapormirostro.

Alcontemplarla,mesentímejor,másfuerte.Sufelicidadconsiguiódarmefuerzas.

Permaneció en silencio durante un momento. Luego, como si hablaseconsigomisma,dijo:

—Dios por fin me ha dado un hijo. Os lo agradezco, oh, Padre.Perdonadme si en algún momento he dudado. El hijo por el que tanto herogadopodíahaber sidodiferentedelqueanhelaba.Pero siemprehacéis lascosaslomejorposible.

Volvióaquedarseensilencioun instante,mientrasmesujetabaentresusbrazos.Yomesentíatremendamentefeliz.Entornoamíreinabaelamor,unamorquellevabaesperandotodalavida.Elamordeunamadre,tanansiadodesdemiinfanciaenelorfanato,habíallegadoalfin;elamordeunamujeralaquequeríatantocomoaunamadreycuyocariñoestabaahoratancercademí.

Empecé a sentirme cansado y la señora Trevor me recostó sobre laalmohada. Me agradaba sobremanera observar sus maneras tan maternales.Por fin se había roto el hielo que nos separaba, nos habíamos declaradonuestrocariño,yesamujerdecabellosblancossesentíatanfelizconaquella

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declaracióncomoelpropiojoven.

Alamañanasiguiente,mesentíalgomásfuerteyunpocomejortodavíaalotro día. Siempre me atendía la señora Trevor, y lo que me contaba de lamejoríade la señoritaFothering contribuíanopoco a animarme.Así fueronpasando los días, pero aúnhabríande transcurrirmuchosmáshasta quemepermitieranlevantarmedelacama.

Undía, la señoraTrevorvinoamihabitación.Parecíacomosi estuvieragratamente sorprendida.Ya por entonces podía sentarme un rato cada día yhabía comenzado a recuperar fuerzas, al menos a sentirme menos débil,aunqueaúnestabaconvaleciente.

—Frank,elmédicodicequemañanatepodemoscambiardehabitaciónyqueyapuedesveraDi.

Como es de suponer, estaba impaciente por ver a la señorita Fothering.Duranteeltiempoquehabíasidocapazdepensaralolargodemienfermedad,el único pensamiento que me había invadido día y noche había sido ella.Estaba enamorado de aquella joven incluso antes de la fatídica noche. Micorazónsehabíaencargadodeconfesarmeaquelsecretomientrasesperabaoírlascampanadasdelrelojycomprendíalaestupidezdemisueño.Peroahora,nosoloamabaaaquellamujer,sinoquecasillegabaaidolatrarlaimagenquetenía de ella. Nuestras conversaciones habían ayudado, en gran medida, aaumentarmiafecto.Ahorasoloansiabaverla.

A lamañana siguiente,me desperté antes de lo habitual y sentí quemesubía lafiebreamedidaqueseacercabaelmomentodeverla.Sinembargo,rápidamentemebajó la temperaturapues casi llegaron a amenazarme: si noestabaencondiciones,tendríaqueaplazarlavisitaparaotrodía.

Por fin llegó el momento esperado. Sentado en mi silla de ruedas, mellevaronalgabinetedelaseñoraTrevor.Encuantoentré,miréportodasparteshastaquevi, sentadaenotrasilla,cercadeunade lasventanas,auna jovenquemovía lánguidamente la cabeza y cuyos rasgos se parecían a los de laseñoritaFothering.Estabamuypáliday tenía lamiradaperdidaenelvacío;dabalasensacióndeestarmuydelicada,peroantemisojosaquellonohacíasinoensalzarsubelleza.Alverme,unhermosoruborseapoderódesurostroeincluso tiñó de color su frente de alabastro. Pero la emoción se desvanecióenseguida;se tranquilizóypalideció inclusomásqueantes.Meacercaron lasillahastaella,ylaseñoraTrevor,mientrasseinclinabasobreellayledabaunbesodespuésdecolocarleelcojíndelasilla,ledijo:

—Di,miamor,hetraídoaFrankparaquetevea.Podéisestarcharlandounrato, pero no olvides que las órdenes del médico son muy estrictas. Sicualquieradelosdosseponenerviosoporcualquiermotivo,meveréobligada

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aprohibirosqueosvolváisaverhastaqueestéisrecuperados.

Estasúltimaspalabraslasdijomientrassalíadelahabitación.

Mesentíruborizadoypálido,concaloryfrío.MiréalaseñoritaFotheringy titubeé. No obstante, al cabo de uno o dos segundos, tomé aliento parahablarconella:

—SeñoritaFothering,esperoquemeperdoneportodoeldoloryelpeligroalquelaheexpuestosoloporunestúpidomiedomío.Leaseguroquenadadeloquehice…

Peroellameinterrumpió:

—SeñorStanford,leruegoquenohablemásasí.Hedeagradecerletodaslasatencionesquehatenidoconmigo.Nosabeloorgullosaqueestoydelvalory la madurez que demostró al rescatarme del horror de aquella escenadiabólica.

Aldecirestasúltimaspalabras,sepusomáspálida,inclusomásdeloqueyaloestabayempezóatemblar.Measustéydijeeneltonomásanimadodequefuicapaz:

—Nosepreocupe.Cálmese.Todohaacabado,yapasó.Nopermitaqueelmiedoseapoderedenuevodeusted.

Aunque mis palabras la tranquilizaron, no bastaron para acallar susmiedos. Al verla tan nerviosa, llamé a la señora Trevor, quien vino de lahabitacióncontiguaysequedóhablandounratoconnosotros.Pocoapoco,laseñora Trevor, con su charla animosa, consiguió calmar los temores de laseñoritaFothering.Lapobrechicasehabíallevadounenormesustoylasolaideadeseryoculpablemellenabadeangustia.Despuésdeunratodeapaciblecharla,conseguíanimarme,perocomencéasentirmemareadoymellevarondevueltaamicuartoymeacostaron.

Durantemuchosdías,quesemehicieroninterminables,continuéestandomuydébilyapenasmejoraba.VeíaalaseñoritaFotheringadiarioycadadíala amabamás.Amedidaquepasaban losdías, ella se fue recuperandoy, alcabo de unas semanas, gozaba de cierta salud, mientras yo seguía bastantedébil. Su enfermedad solo había sido la consecuencia lógica delmiedo quehabíapasadoaqueldesdichadodía,perolamíaeraunadebilidadtrasunlargoperíodo de ansiedad, que iba desde el momento en que tuve el sueño y lavisión,alaqueseañadíaladebilidadfísicaproducidaporlasheridasquemehicealatravesar laventana.Durante todaaquellaépoca, laseñoraTrevorseportóconmigocomounamadre.Mecuidódíaynochey,enlamedidaenquefue capaz,mehizo la vida lomás feliz posible.Pero elmomentodemayorfelicidaddeaquellosdíaseracuandopensabaenunaideaquesefuehaciendo

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cada vezmás patente:Diana se preocupaba pormí.Apetición de la señoraTrevor,lajovensequedómástiempoenScarp,puestoquesupadresehabíaidoalcontinenteapasarelinviernoy,así,juntoconmimadreadoptiva,ellaseocupódemí.Día trasdía,solo lepreocupabaatendermisdeseos,y lleguéaimaginármelacomounángelguardiánpendientedemíentodomomento.Conla peculiar hipersensibilidad que acompañaba a la postración física, percibíque,amedidaqueaumentabasusentimientode lástima,aumentaba tambiénsufortaleza.Miamorcrecíaentreambasrealidades;avecesmepreguntabasino sería por simpatía, y no solo por pena, por lo que se anticipaba a mivoluntad y amis deseos, o si era amor lo que surgía como respuesta en sucorazóncuandoelmíolatíaporella.Susactosypalabrassolodabanmuestrasdeternuraylástima,peroyoseguíaesperandoalgomásdeella.

Aquellos días de prolongada debilidad fueron para mí maravillosos,realmentemaravillosos.Solíamirarladurantehorasmientrasellapermanecíasentada frente amí leyendo o cosiendo, ymis ojos se llenaban de lágrimascuando pensaba en lo duro que sería morir y abandonarla. La llama de miamorardíacontantafuerzaquepensaba,encontrademieducaciónreligiosa,que si moría, dejaría lo mejor de mi ser en este mundo. Acostumbraba aimaginar,nosinciertafantasía,nomenospoderosaporsermenosreal,enloquelediríasimeencontrasetotalmenterecuperado.Lehablaríaconpalabrasmásnoblesqueestasconlasqueahoradoyvidaamispensamientos.Mientrasestuvierahablandoconella,mipasión,mihonradezymisintencionessincerasme harían tan elocuente que ella estaría encantada de escucharme. Pasearíaconellaa la luzdelsolpor losbosquesqueseabríanantemiventanaymesentaría a sus pies en una loma cubierta de musgo junto a algún arroyocantarínquesaltaraalegreentrelaspiedras,ylamiraríafijamentealosojos,dondemi futuro quedaría dibujado en un haz de luz. Le susurraría al oídodulces palabras de amor queme harían estremecer al pronunciarlas y a ellaestremecersealescucharlas.Seinclinaríasobremí,medemostraríasuamoryme dejaría manifestarle el mío sin reproches. Y luego vendría igual que lasombra de una nube se ciñe sobre el paisaje de abril, esa idea amarga,amarguísima,dequetodosaquellosmomentosnoeransinounsueñoydequecuandollegara lahora,cuandoel tiemposehubieraparadoparasiempre,yoyaestaríaseguramentebajo tierra.Y talvezella lloraríaenelsilenciodesuhabitación, triste, con lágrimas tristes por aquel amor frustrado y por mí.Después,mispensamientossevolvíanmenosegoístaseintentabaimaginarmeeltránsitoamargodemimuerte(siesquedeverasellameamaba);séqueunamujernoamaporelvalordeloqueama,sinoporlafuerzadelcariñoydelaadmiración que siente hacia un hombre ideal, que ella ve encarnado en unhombreconcreto.Peromispensamientossiempreanhelabanqueesossueñosde felicidad fueranproféticos. ¡Pobredemí, habíaperdido toda la fe en lossueños!Aunasí,nopodíadejardepensarque,aunquemivisiónnohubiera

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asustadoalaseñoritaFothering,podríahaberlaasustadoigualelefectodelaluz de la luna sobre los arbustos de flores plateadas y que, gracias a laProvidencia, yo había sido el instrumento que la había salvado de unaimpresión aúnmayor de la que sufrió y ante la que quizá nadie la hubierapodido ayudar a tiempo. Era este pensamiento el que una y otra vez mellenabadeesperanza.Cadavezquerecordabasudolorpormimuerte,losojosseme llenaban de lágrimas, unas lágrimas que borraban demimente todosmistemores.

Entonces, ella se acercaba amí yme ponía sumano en la frente ymemurmurabaaloídodulcespalabrasdeconsueloydeesperanza.Al sentir sualientocálidoenmimejillayalnotarcómomeretirabaelpelode la frente,desaparecíatodasensacióndedolor,deangustia,deinquietud,yyosolovivíalafelicidaddelpresente.Entalesmomentos,llorabadefelicidadensilencio;estaba demasiado débil e incluso me afectaban las cosas más triviales.Cualquierrecuerdoperdidoenlamemoriadeunapalabratierna,deungestoamable o de alguna pena o aflicciónme sobrecogía durante horas y agitabatodaslasfibrassensiblesdemiser.

Lenta,muylentamente,empecéarecuperarme,perodurantemuchosdíasmesentíunperfectoinútil.Alrecobrarfuerzas, tambiénsefueconsolidandomipasión,porquemiamorporDianasehabíaconvertidoeneso,enunagranpasión.La llevaba tandentrodemispensamientosquemiamorporellaerapartedemiser;sentíaque,sinoestabaasulado,mividanotendríaningúnsentido.Pero,porextrañoqueparezca,amedidaquecrecíanmisfuerzasymipasión, también me volvía más tímido. En su presencia me sentía tanavergonzadoytimoratoquedifícilmentemeatrevíaamirarlaalacaraynoeracapaz ni siquiera de hablar, salvo para responder a alguna pregunta. Habíadejado de soñar; las ensoñaciones diurnas que ahora me invadían parecíansalvajesycasi sacrílegasami imaginación.Perocuandoellanomemiraba,habríasidofelizsimplementeconverlaoconoírlahablar.Podíadecircuándosalíadecasaocuándoentraba:suspasoseranlamelodíamásdulce,despuésdesuvoz.

Algunasvecessedabacuentademistímidasmiradasy,entonces,antemipatenterubor,aparecíaensurostrounasonrisa.Eradulceyfemeninapero,aveces,yopensabaqueesaactitudnoeramásqueunaexpresióndelalástimaque sentía por mí. Siempre estaba en mis pensamientos, y estas dudas ytemoresme asaltaban constantemente;me daba cuenta de que dar vueltas yvueltas al mismo asunto, una manía que me sentía incapaz de evitar, meperjudicaba,quizáhastaelpuntoderetrasarmirecuperación.

Undíamesentíamuytriste.Teníaunaamargasensacióndesoledadpoconormalenmí.Eraunsíntomadequeestabarecobrandolasalud,porqueeracomo despertar de un sueño a la realidad, con todos sus problemas y

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preocupaciones.Habíaunasensacióndefrialdadysoledadenelmundo,yyomesentíacomosihubieseperdidoalgosinhaberganadonadaacambio.Dehecho,habíaperdidopartedemisensacióndeindependencia, lógicaentodoestadodepostración,peroaúnnohabíarecuperadolasfuerzas.Mesentéjuntoalaventanaenmediodelaoscuridadymequedécontemplandoaqueljardínque las flores que llenan de dulzura el aire con su aroma hacen brillar enverano;ahorasololoiluminabanlostranquilosysuavesdestellosdeunsoldeotoñoy unas cuantas flores dispersas quehabían sobrevivido a las primerasheladas.

Allísentado,nopodíadejardepensarencuálseríamifuturo.Sentíaqueibarecuperandolasfuerzasyquelavidapasabadelantedemícomoalgomuyreal.Cuántodeseéenaquelmomento tenerelvalornecesarioparapedirleaDianaquesecasaraconmigo.Cualquiercertezahabríasidomejorqueaquellaincertidumbre,antelaquenodejabadesufrir.Teníapocasesperanzasdequeme aceptara, porque parecía que ahora se ocupabamenos demí que en losprimeros días de mi enfermedad. Conforme me recuperaba, ella parecíadistanciarsedemíy,cuantomásaumentabanmismiedosymisdudas,menospodíaevitarpensarenlaalegríaquesentiríasiellameaceptaba,obienenladesesperaciónquemeinvadiríasimerechazaba.

Aquel día, cuando entró en mi habitación, mis temores llegaron asobrecogerme.Parecíamásfuertequedecostumbre;unligerorubor,sindudasíntomadesalud,dabacolorasusmejillas.Estabatanadorablequenopodíacreerqueunamujerasíaceptarasermiesposa.Habíaalgodetimidezensusgestos cuando se acercó a hablar conmigo; dio unos pequeños pasos a míalrededor,ehizotodasesastareasquesololamanodeunamujersabehaceraun inválido.Sevolvióhaciamídoso tresveces, como si fuera ahablarme,pero luego segiraba, siempreen silencio, sonrojada.Notabaque sucorazónlatíaconfuerza.Porfindijo:

—Frank.

¡Oh,quélatidosentíalescucharminombresalirdesuslabiosporprimeravez! La sangre seme subió a la cabeza y estuve a punto demarearme. Lacalidezdesumanoenmifrentemehizorevivir.

—Frank,¿puedohablarcontigounosminutosconabsolutafranqueza?

—Adelante.

—¿Meprometesnopensarquesoypocofemeninaoalgoporelestilo?Teaseguroquetengorazonesparaactuarasí.¿Meloprometes?

Aquellolodijolentaydubitativamente,conungransuspiro.

—Teloprometo.

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—Aúnnoestástodolorecuperadoquedebieras.Eldoctordicequedebedehaberalgunaideaentumentealaqueledasvueltasyqueestáretrasandoturecuperación.LaseñoraTrevoryyohemosestadohablandodeello.Hemoscambiado impresiones y creo que sabemos lo que te pasa. Pero, Frank, nodebespalidecernisonrojartedeesamaneraotendréqueirme.

—Mecalmaré,teloprometo.Continúa.

—Lasdospensamosqueteharábiensihablamoscontigoconfranquezayqueremossabersiestamosenlocierto.LaseñoraTrevorcreyóqueeramejorqueyohablaracontigo.

—¿Yquéesloquepensáisquemeocurre?

Hastaahora,aunqueellasehabíamostradomuyemocionada,eltonodesuvozhabíasidofuerteyclaro,peroaestaúltimapreguntarespondiómásbajoyconmuchavacilación.

—Túestásmuyencariñadoconmigoytemesqueyo…temesqueyonoteame.

Aquí,untorrentedelágrimasinterrumpiósuvozyvolviólacabeza.

—Diana—dije—,queridaDiana—yleabrímisbrazos.

Elruborseextendióporsurostroycuello.Entonces,sevolvióyapoyósucabeza sobremi hombro.Un débil brazo rodeó su cintura,mientrasmi otramanodescansabasobresucabeza.Nodijenada.Nopodíahablar,perosentíaloslatidosdesucorazónypenséque,simoría,seríafelizparasiempre,siesqueexistelamemoriaenelMásAllá.

Duranteunlargo,largoymaravillosoinstante,ellasequedóasíypocoapoconuestroscorazonescesarondelatircontantafuerza.

Esta fue nuestra declaración de amor. Ni palabras vacías ni promesasapasionadas;elsilencioylasensacióndecariñoentrenuestroscorazoneseramásdulcedeloquepuedenserlolaspalabras.

Dianalevantólacabezaymemiróalosojossinmiedo,perocondulzura,ymepreguntó.

—Oh,Frank,¿creesquehicebienaldecírtelo?¿Nohabría sidomejor sihubieraesperado?

Ellaleyómisdeseosenmisojosyrecostólacabezasobremí.Labeséenlafrenteyrecéconfervor:

—Gracias, Señor, todo ha sucedido como tenía que suceder. Que Diosbendigaamiamadaesposaporlossiglosdelossiglos.

—Amén—dijounavozdulceytierna.

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Losdoslevantamoslavistasinvergüenza,habíamosreconocidolavozdemisegundamadre.Surostro,bañadoenlágrimasdefelicidad,seiluminóconunrayodesolqueacababadepenetrarporlaventana.

ElregresodeAbelBehenna

Otrasde lasgrandespasionesdeStokera lo largodesuvida fueelmar.Siempre que sus obligaciones se lo permitían, se escapaba a sus lugares devacaciones favoritos, el pueblo de Whitby, en Yorkshire, y la aldea depescadoresdeCrudenBay,enlacostaescocesa.Sielprimerolesirviócomoescenariodealgunosdelosmásfamosospasajesde«Drácula»,CrudenBayleinspirólasnovelas«LabocadelríoWatter»(«Watter’sMou»,1895)y«TheMystery of the Sea» (1902) y relatos como «Las arenas de Crooken»(«CrookenSands»,1894).«TheComingofAbelBehenna»está ambientadoen Cornualles, donde el escritor también pasó unos días de ocio en el año1892.AllídescubriólapequeñalocalidaddeBoscastle,queseconvirtióenelPencastledelcuento.Porotraparte,elnombredelprotagonista,Behenna,estátomadodelapellidodesolteradeunatíadelpropioStoker,SarahPenberthy,una ancianadamaque fue la primera enhablarle de ese lugar.LanarraciónestédirectamenteemparentadaconlashistoriasmarinerasdeStoker,deciertoregustoromántico:laapasionadarelaciónamorosadelosprotagonistasestádenuevobasadaenlarivalidaddedoshombresporlamismamujerysecierraconungrotescoclímax,dignodeuncuentodehorror.

El pequeño puerto de Cornualles, en Pentcastle, relucía en los primerosdíasdeabrilalaluzdeunsolqueparecíahaberllegadoparaquedarsetrasunduroylargoinvierno.Elpeñónseerguíadesafiantesobreunfondoazulañil,dondeelcielo,cubiertodeniebla,sejuntabaconelhorizonte.Elmarteníaelauténtico tono Cornualles, todo él de color zafiro, salvo en esas zonasimpenetrablesbajo losacantiladosdondesevolvíadecolorverdeesmeraldaoscuroydondelascuevasabríansusamenazadorasmandíbulas.Enlasladerasdelpeñón lahierbaestabasecayeradecolorpajizo.Losarbustosdealiagaexhibíanun tonoceniza,peroeldoradodesus floresseesparcíapor toda laladera, dibujaba líneas hacia la cima e iba quedando reducido a pequeñosparchesypuntos,paraterminardesapareciendoallídondelosvientosmarinosbarrenlosacantiladosycortanlavegetacióncomosisetratasendeunastijerasque trabajaran sin descanso. Toda la ladera, de color tierra con reflejosdorados,parecíauninmensomartilloamarillo.

Elpequeñopuertoseabríaalmarentrealtísimosacantiladosypordetrásdeunsolitariopeñasco,horadadopormultituddecuevasyorificios,porentre

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losqueelmarenviabasuvozensordecedoraychorrosdeespumaenépocadetormenta. El puerto se abría serpenteando hacia el Oeste y, a izquierda yderecha, defendía su entrada en forma de curva con dos pequeñosembarcaderos. Estos estaban toscamente construidos con láminas de pizarraoscura,colocadasunastrasotrasysujetasentresíporunosganchosdehierro.

Allínacíael lechopedregosodel río,cuyos torrentes,producidospor lascrecidas del invierno, habían horadado su cauce en las montañas. En laprimerapartedelcauce,elríoeraprofundoyenlaszonasmásbajasconteníafragmentos de roca con multitud de agujeros donde los cangrejos y laslangostaseranbatidosporelflujodelamarea.Deentrelasrocassalíanunosrobustos postes, que se utilizaban para amarrar a ellos las pequeñasembarcaciones que visitaban el puerto. Más arriba, el río seguía siendoprofundo y se abría paso tierra adentro, pero su cauce era tranquilo, puesdescargaba toda su fuerza más abajo. Un cuarto de milla hacia el interior,seguía siendo caudaloso cuando había marea alta pero, cuando bajaba lamarea,dejabaverenambasorillas losmismosfragmentosderocaqueenelcaucebajo,yporentresusgrietasmurmurabayresbalabaelaguadulcedelríonatural, una vez que la marea había bajado. También aquí había postes deamarrepara lasbarcasde lospescadores.Enambasorillasdel río se alzabaunahileradecasasdecampo;eranunascasasbonitas, sólidasyconstruidasunastrasotrasconunpequeñoyprimorosojardínenlapartedelantera,repletodeplantasdeotros tiempos,grosellasen flor,primaveras,alhelíesyuvasdegato.Porlasfachadasdemuchasdeellastrepabangliciniasyclemátides.Losmarcosdelasventanasylasjambasdelaspuertaseranblancoscomolanieve,y el pequeño sendero que llevaba a cada casa tenía baldosas de brillantescolores.Enalgunade lasentradashabíaunpequeñoporche,yotrasestabandecoradas con un asiento rústico fabricado con troncos de árboles o conbarrilesviejos;encasitodas,elantepechodelasventanasestaballenodecajasodemacetasconfloresoplantasverdes.

Endosdeestascasas,cadaunaenunaorilladelrío,vivíandoshombres,dos hombres jóvenes, apuestos, con dinero, compañeros y rivales desde lainfancia.AbelBehenna eramoreno, de esemoreno gitano que los nómadasfeniciosdedicadosa lamineríafuerondejandoasupaso;EricSansón(cuyoapellido,segúnlosviejosdellugar,proveníadelantiguoSagamanson)eradetez pálida, de ese tono rojizo que evidencia antepasados escandinavos. Eracomosieldestinoloshubieraelegidoparatrabajarjuntos,paralucharelunoporelotroyapoyarseentodo.Sucompenetracióneratalquehabíanacabadoenamorándosedelamismamujer.Sindudaalguna,SarahTrefusiseralachicamásguapadePencastle.Eranmuchoslosjóvenesquedebuenaganahubieranprobadofortunaconelladenoserporquelosdosqueseladisputabaneranlosmás fuertes y decididos del puerto, excepción hecha el uno del otro. Lamayoríade loshombrespensabanque se tratabadeunaempresademasiado

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ardua y, por ello, no sentían mucha simpatía por ninguno de nuestros tresprotagonistas. Por su parte, tengan por seguro que las muchachas, que seteníanqueconformar,muyasupesar,consusnoviosgruñones,sabiendoquenoeranlosmejores,tampocomirabanconmuybuenosojosaSarah.

Entre tanto, y a lo largo de más o menos un año—ya se sabe que unnoviazgo a la antigua es un proceso lento—, los dos hombres y la mujersalieronmuchas veces juntos.Estaban contentos, no les importaba y, Sarah,queeraalgovanidosayfrívola,selasapañóparavengarsedeloshombresylas mujeres del lugar. Cuando una mujer joven salía de paseo, solo podíapresumir de un novio, y no resultabamuy halagador que digamos ver a suacompañantemirando conojos de cordero degollado a unamujermásbellacortejadapordosfervientespretendientes.

Pero llegó un momento en el que Sarah sintió miedo, y fue entoncescuandointentómantenersealmargen,puesteníaquedecidirseporunodelosdos hombres. Para ser honestos, le gustaban los dos; cualquiera podía hacerfelizalachicamásexigente.PeroSaraheratanprevisoraquepensabamásenlo que podía perder que en lo que podía ganar. Cada vez que intentabadecidirse,lainvadíanlasdudas.Solíaocurrirquedescubríaenelhombrequehabíarechazadonuevascualidadesquese lehabíanpasadoporaltoantesdehaberledescartado.

Lesprometióalosdosqueeldíadesucumpleañoslesdaríaunarespuestay, esedía, el11deabril, llegó.Ningunode losdos sabíade lapromesadelotro,peroningunoestabadispuestoaolvidarlasuya.Sarahseencontróalosdosmuytempranorondandocercadesucasa.Nosehabíandichoqueestabanhaciendo allí. Solo buscaban la oportunidad de obtener una respuesta.Normalmente, Damón no se lleva a Pitias[34] cuando tiene que hacer unapromesa,yenelcorazóndecadaunodeaquellosdoshombreselfuturoestabaporencimadelaamistad.Permanecieronallítodoeldía.Sarahseencontrabaenunasituaciónmuyembarazosay,aunquedisfrutabasintiéndoseadoradapordos hombres, había momentos en los que le molestaba que fueran tanperseverantes.Suúnicoconsueloenmomentoscomoaquelloseraver,porlasonrisadelasotraschicasquepasabanporsupuertaylaveíancustodiadapordosguardianes,cómolasinvadíanloscelos.

LamadredeSaraheraunapersonavulgaryde ideassórdidas.Alver lasituación,suúnicaintención,queyahabíaexpresadoenrepetidasocasionesasu hija de la forma más tosca, era conseguir que Sarah sacase el máximopartido posible de aquellos dos hombres. Con este propósito y con granastucia, se había mantenido al margen del galanteo de ambos y habíaobservadoensilencioeldesarrollodelosacontecimientos.Alprincipio,Sarahsehabíaenfadadoconellaporsussórdidasideaspero,comosuelesernormal,su carácter débil cedió ante tanta persistencia y se resignó. Por eso, no se

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sorprendiócuandoundía,enelpequeñojardínquehabíadetrásdelacasa,sumadrelesusurró:

—Vete a dar un paseo.Quiero hablar con estos dos hombres.Ambos tedeseanyhallegadoelmomentodeaclararlascosas.

Sarahcomenzóaprotestar,perosumadrelainterrumpió.

—¡Tehedichoqueyahetomadounadecisión!Losdostequierenysolounopuedetenerte.Peroantesdequeelijas,deboconseguirquetequedescontodo lo que poseen los dos. ¡No me discutas, niña, vete a dar un paseo!Cuandovuelvas,yaestarátodoarreglado.Serámuysencillo.

Sarahsefueladeraarribaporlosestrechossenderosqueserpenteabanporentreloscamposdorados,ylaseñoraTrefusissereunióconlosdoshombresenlasalitadeestardelapequeñacasa.

Comenzóelataqueconeldesesperadovalorqueexhibentodaslasmadrescuandopiensanensushijos,pormuymezquinasqueseansusintenciones.

—Ambos estáis enamorados de mi Sarah —les dijo. Y con su tímidosilencio admitieron una afirmación tan descarada.Ella continuó—:Ningunodelosdostienedemasiado.

Denuevoasintieron.

—Nosésialgunodevosotrospodríamanteneraunaesposa.

Aunqueningunodijounapalabra,sureacciónfuedeclarodesacuerdo.LaseñoraTrefusiscontinuó:

—Pero si juntáseis lo que tenéis, podríais construir un confortable hogarparaunodelosdosyparamiSarah.

Mientras hablaba,miró entusiasmada a los dos hombres con sus pícarosojosentrecerrados.Después,satisfecha,puespensabaquehabíanaceptadosupropuesta,siguióhablandocomoparaevitardiscutir.

—Alachicalegustáislosdosyseguroquelecuestaelegir.¿Porquénoelegís vosotros por ella? Primero, reunid vuestro dinero. Sé que tenéis algoahorrado. Dejad que el afortunado se quede con todo, invierta el dinero y,después, vuelva a casa y se case con ella. Supongo que no tendréismiedo.Estoy segura de que ninguno se negará a hacer lo que os propongo por lamujeralaqueambosamáis.

Abelrompióelsilencio.

—Nocreoquelamejorformadeconseguiralachicaseaechárnosloacaraocruz.Aellanolegustaría.Nocreoqueseamuyrespetuoso.

Ericleinterrumpió.SabíaquesiSarahteníaqueelegirentreellosdos,él

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llevabalapeorparte.

—¿Tienesmiedoalazar?

—¿Yo?¡No!—contestóAbelrápidamente.

LaseñoraTrefusis,alverquesuplancomenzabaafuncionar,quisosacarleelmáximoprovecho.

—Entonces, tanto si decidís vosotros cuál de los dos se queda con ella,comosiesellalaquedecide,¿estáisdeacuerdoenreunirtodovuestrodineroparaconstruirleunhogar?

—Sí—dijoEricsinpensárselo,yAbelaccedióconlamismaseguridad.

Lospícarosojitosde la señoraTrefusis empezaronabrillar.Escuchó lospasosdeSaraheneljardínydijo:

—Bien,yaviene.Osdejoconella—y,acontinuación,sefue.

Durante el breve paseo por la ladera, Sarah había estado intentandodecidirse.Sesentíafuriosaconlosdoshombresporhaberlapuestoenaquellasituacióncomprometiday,cuandoentróenlahabitación,dijo:

—Megustaríacharlarconvosotrosdos.VamosalFlagstaffRock.Allínonosmolestaránadie.

Cogiósusombreroysaliódelacasaporelcaminosinuosoquellevabaalaescarpada ladera, coronada por un asta de bandera. Este promontorio era laembocadura más septentrional del pequeño puerto. Por el sendero solo sepodíairenfiladeados,asíqueSarahibadelanteseguidadelosdoshombres,que caminaban uno al lado del otro y mantenían la distancia. Durante estetrayecto, el corazóndeambosardíadecelos.Cuando llegarona lacimadelpeñasco, Sarah se apoyó en el mástil de la bandera y los dos jóvenespermanecieron frente a ella. La joven había escogido aquella posición deforma intencionadayconsciente,puesnoquedabaespacioparaqueningunosecolocaraasulado.

Permanecieron en silencio durante un instante. A continuación, Sarahcomenzóareírseydijo:

—Os prometo que hoy voy a daros una respuesta. Le he estado dandovueltas, vueltas y más vueltas y me he enfurecido con los dos poratormentarmedeestamanera.Elproblemaesqueaúnnolotengoclaro.

AestoEricrespondió:

—¡Déjanosdecidirporti!

Sarah no mostró indignación alguna ante tal propuesta. Las continuasindicaciones de sumadre le habían enseñado a aceptar algo así, y su débil

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carácterlehacíaaferrarseacualquiersoluciónquelepermitiesesalirdeaquelapuro.Permaneciócon lamiradabaja, clavadaen lasmangasde suvestido,como si con aquella actitud accediera a la proposición. Instintivamente, losdoshombres,aldarsecuentadelasituación,sacaronunamonedadelbolsillo,lalanzaronalaireypusieronlaotramanosobrelapalmasobrelaquehabíacaído lamoneda.Durante unos segundos permanecieron callados.Entonces,Abel,queeraelmásseriodelosdos,dijo:

—Sarah,¿teparecebien?

Mientrashablaba,levantólamanoconlaqueestabatapandolamonedayselaguardóenelbolsillo.

Sarahestabairritada.

—Megusteono,essuficienteparamí.Tómaloodéjalo,comoprefieras—dijo.

Abellecontestósinperdertiempo:

—No,cariño,todoloqueesbuenoparatiesbuenoparamí.Yoaceptaréloquesalga,peropiénsatelobien.Noquieroquetearrepientasdespués.Siamasa Eric más que a mí, soy demasiado hombre para continuar aquí. Por elcontrario,simeeligesamí,nonosatormentesa losdoselrestodenuestrasvidas.

Alversefrenteafrenteconelproblema,laverdaderanaturalezadeSarahsalióarelucir;setapólacaraconlasmanosycomenzóallorardiciendo:

—Todoesculpademimadre.Nohaceotracosaquehablarmedeltema.

EricrompióelsilencioyledijobruscamenteaAbel:

—Dejaalamuchachatranquila.Siellaquiereactuarasí,déjala.Esloquequeríamosoír.Lohadichoydebemosaceptarlo.

Sarahsevolvióhaciaélenfurecidaygritó:

—¡Cállate!¿Porquédiceseso?—yvolvióagritar.

Ericestabatanasombradoquenodijoniunasolapalabra.Sequedómedioatontado,conlabocaabiertaylamonedaaúnenlamano.TodopermanecióensilenciohastaqueSarahseapartólasmanosdelacara,seriohistéricaydijo:

—Como no os aclaráis, me marcho a casa —y se dio la vuelta paramarcharse.

—¡Para!—dijoAbelcontonoautoritario—.Eric,túlanzalamonedaqueyo diré cara o cruz. Pero antes de que hagamos nada, veamos si lo heentendido: quien gane coge todo el dinero que tenemos los dos, lo lleva aBristolyseembarcaparainvertirlo.Después,regresa,secasaconSarahyse

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quedacontodoloquehaproducidoeldinero.¿Loheentendidobien?

—Sí—dijoEric.

—Mecasaréenmipróximocumpleaños—leinterrumpióSarah.

Aldarsecuentadeloquehabíadicho,sevolvióruborizada.Lamiradadelosdoshombresardíacomosifuerafuego.

Ericañadió:

—Dentrodeunaño.Quienganetendráqueesperarunaño.

—¡Lánzalaya!—dijoAbel,ylamonedavolóporlosaires.

Ericlacogióylavolvióasujetarconsusmanos.

—¡Cara! —dijo Abel, mientras su rostro palidecía. Al tiempo que seechaba hacia adelante para ver, Sarah se inclinó también y sus cabezasestuvieron a punto de tocarse. Abel pudo sentir el cabello de Sarahacariciándolelamejilla,yseestremeciócomoelfuego.Ericlevantólamanoquetapabalamoneda:habíasalidocara.AbeldiounospasoshaciaSarahylacogió entre sus brazos. Entre blasfemias, Eric arrojó la moneda al mar. Seapoyócontraelastadelabanderaymiróalosotrosconaspectoamenazadoryconlasmanoshundidasenlosbolsillos.AbelsusurróunaspalabrasdepasiónydeseoaloídodeSarahy,mientraslasescuchaba,lajovencreyóquelasuertehabíainterpretadocorrectamentelosdeseosocultosdesucorazónyqueeraaAbelaquienellamásamaba.

AbellevantólamiradayvioelrostrodeEriciluminadoporelúltimorayode sol del atardecer.Aquel tono rojizo intensificaba la rudeza natural de suaspecto y parecía como si estuviese cubierto de sangre. A Abel ya no leimportaba que le mirara con desprecio, pues ahora su corazón habíaencontrado la calma y podía sentir pena por su amigo. Se le acercó paraintentarconsolarle;letendiólamanoyledijo:

—Hetenidosuerte,viejoamigo.Nomeguardesrencor.TratarédehacerfelizaSarahytúseráscomounhermanoparanosotrosdos.

—¡Maldito seas, hermano! —eso fue todo lo que dijo Eric antes demarcharse.

Cuandohabíadescendidoyaunoscuantospasosporelescarpadosendero,sevolvióyempezóasubirdenuevo.PermaneciófrenteaAbelySarah,queestabanabrazados,ydijo:

—Tienesunaño.¡Aprovéchalo!Asegúratedequellegasdentrodelplazopara poder hacerla tu esposa. Regresa con tiempo para presentar lasamonestacionesypodercasarteel11deabril.Sinolohaces,teaseguroqueyopresentarélasmíasyentoncesserádemasiadotarde.

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—¿Quéquieresdecir,Eric?¡Estásloco!

—Nomáslocoquetú,AbelBehenna.¡Vete,es tuoportunidad!Amímehatocadoquedarme,¿verdad?Peronovoyapermitirquelahierbacrezcabajomispies.ASarahnolepreocupabasmásqueyohacecincominutos,ypuedevolver a ser como hace cinco minutos una vez que te hayas ido. Solo hasganadoporunpunto.Lasuertepuedecambiar.

—La suerte no va a cambiar—dijo Abel Behenna—. Sarah, ¿me serásfiel?Notecasaráshastaqueyoregrese,¿verdad?

—¡Unaño!—añadióEric—.Eseeseltrato.

—Teloprometo,esperaréunaño—dijoSarah.

Un oscuro presentimiento invadió el rostro de Abel. Iba a hablar, perologródominarseysonrió.

—Noquierosermuyduro.Novoyaenfadarmeestanoche.¡Vamos,Eric,hemos jugadoy luchado juntos.Heganado limpiamente! ¡He jugado limpiotodo el tiempo que ha durado esta relación! Lo sabes tan bien como yo y,ahora que estoy a punto de irme, debo pedirle ami viejo camarada quemeayudecuandonoestéaquí.

—Nopiensoayudarte—dijoEric—.¡Asípues,ayúdame,Dios!

—EsDiosquienmehaayudadoamí—dijoAbel.

—Entonces,dejaqueseaÉlquienlosigahaciendo—dijofuriosoEric—.Amímesobraconeldemonio.

Y sin decir ni una sola palabramás descendió rápidamente el empinadosenderoydesaparecióentrelasrocas.

Cuando se hubo marchado, Abel esperaba que Sarah le dijera algocariñoso,perolaprimeraobservaciónquehizoleprodujounescalofrío.

—¡QuétristeestátodosinEric!

Estaspalabras le resonaron en losoídoshasta que la acompañóa casa einclusomuchodespués.

Alamañanasiguiente,muytemprano,Abeloyóunruidoenlapuertay,alasomarse, vio a Eric corriendo en dirección contraria. En el umbral de lapuertahabíaunabolsadelonallenademonedasdeoroyplata;prendidoalabolsahabíaunpequeñotrozodepapelquedecíaasí:

«Cogeeldineroyvete.Yomequedoaquí. ¡Diospara tiyeldiabloparamí!Recuerda,el11deabril.EricSansón».

AquellatardeAbelsalióparaBristolyunasemanadespuésembarcóenel

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StaroftheSearumboaPahang.Todosudinero,incluidoelquelehabíadadoEric, estaba a bordo invertido en un negocio de juguetes baratos. Se habíadejadoaconsejarporunastutoyviejolobodemardeBristolqueconocíabiena los malayos y que le pronosticó que cada penique invertido regresaría albarcoconvertidoenunchelín.

Amedidaqueibatranscurriendoelaño,lapreocupacióndeSarahsehacíacadavezmayor.Ericsiempreestabadispuestoahacerleelamoryellanuncasenegaba.

Entodoese tiemposolo llegóunacartadeAbel;decíaqueelnegocio lehabíaidobien,quehabíaenviadounasdoscientaslibrasalBancodeBristolyque había invertido cincuenta que todavía le quedaban en mercancías paraChina.PormuylejosquellegaraelStaroftheSea,regresaríaaBristol.AEricledecíaqueledevolvería lapartedelnegocioquelecorrespondía juntoconlos beneficios. A Eric no le gustó nada aquella proposición y la madre deSarahpensóquenoeramásqueunachiquillada.

YahabíantranscurridomásdeseismesesynohabíallegadoningunaotracartadeAbel.LasesperanzasdeEric,quesehabíanvenidoabajotrasrecibirlacartadesdePahang,empezaronatomarcuerpodenuevo.

AsediabacontinuamenteaSarahconun«ysi…»…¿SiAbelnoregresase,¿tecasaríasconmigo?Siel11deabrilAbelnollegaraalpuerto,¿seríascapazdedejarle?YsiAbelhubieracogidotodasufortunaysehubieracasadoconotrachica,¿tecasaríasconmigocuandosesupieselaverdaddeloocurrido?Yasíconunsinfíndeposibilidades.Talinsistenciaobrósobreelcarácterdelajoven.

SarahcomenzóaperderlafeenAbelyempezóaverenEricaunposiblemarido,yunposiblemaridoes,alosojosdeunamujer,diferentealrestodeloshombres.Empezóasentiruncariñonuevohaciaél,yelrocediariohizoqueelafectofueracadavezmayor.SarahvioenAbelunobstáculoy,denoser por la perseverancia de su madre, que le recordaba una y otra vez lafortuna depositada en el Banco de Bristol, ella habría intentado negar portodoslosmedioslaexistenciadeAbel.

El11deabril era sábado.Si alguienqueríacontraermatrimonioesedía,tenía que presentar las amonestaciones el domingo 22 de marzo. Desdeprincipios de esemes,Eric no hacía otra cosa que pensar en la ausencia deAbel,y la ideadequehubieramuertoosehubieracasadocomenzóa tomarformaenlamentedeSarah.Cuandotranscurriólaprimeraquincenadelmes,Ericsesintiómásfelizy,trasasistiralascelebracioneslitúrgicaseldía15,fueconSarahadarunpaseoporelFlagstaffRock.Unavezallí,lehablóasí:

—LedijeaAbel,ya ti también,quesinoestabaaquíparaanunciarsus

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amonestaciones para el día 11, yo presentaría las mías el 12, y ese día hallegadoya.Esélquiennohacumplidosupalabra.

Enesemomento,fuecomosiSarahdejaraaunladotodasudebilidadysuindecisión:

—¡Todavíanoharotosupalabra!

Ericapretóconrabialosdientes.

—Siconesoquieresdecirquelevasadefender—dijomientrasgolpeabaunayotravezconsusmanoselastadelabandera,queemitíaunaespeciedemurmullo—, me parece bien. Yo respetaré mi parte del trato. El domingoanunciarélasamonestacionesy,siquieres,puedesiralaiglesiaaimpugnarelfuturomatrimonio.SiAbelestáenPencastleparaeldía11,élmismopuedecancelarlasycorrer lassuyaspero,hastaentonces,yoseguiréadelantey¡aydeaquelqueseinterpongaenmicamino!

Tras estaspalabras, se lanzópor el caminoempedrado,ySarahnopudosinoadmirarsufuerzayespírituvikingoalverleatravesarlacolinayalejarseagrandeszancadasporentrelosacantiladoshaciaBude.

DuranteesasemananosesuponadadeAbel,yeldomingoEricpresentólas amonestaciones de matrimonio entre él y Sarah Trefusis. El párroco nopuso ninguna pega porque, aunque no se había anunciado nada de maneraoficialalosfieles,sedabaporsentadoque,alavueltadeAbel,estesecasaríaconSarah.PeroEricnodiscutióconél.

—Esun temamuydoloroso,padre—y lodijocon talconvicciónqueelpastor, que era un hombremuy joven, no pudo sino dejarse convencer poraquellaspalabras—.SeguroquenohaynadacontraSarahnicontramí.¿Porquéibaaoponerselagente?

El pastor no añadió nada y, al día siguiente, leyó por primera vez lasamonestaciones ante el claro rechazo de la congregación. Sarah estaba allípresente,contra loquemanda la tradición,yaunquesemoríadevergüenza,disfrutaba de su triunfo sobre el resto de las chicas que todavía no habíananunciadosusamonestaciones.

Antes de que hubiese terminado la semana, Sarah empezó a hacerse elvestidodenovia.Ericsolíairaverlacoserylasolavisióndelajovenlehacíaestremecersedeemoción.Ledecíatodaclasedepalabrasbonitas,yaquellosmomentosdegalanteofueronunadeliciaparaambos.

Lasamonestacionesseleyeronporsegundavezeldía29,ylasesperanzasde Eric se hacían cada vez mayores. A pesar de ello, tenía momentos deauténticadesesperación; sedabacuentadeque la copade la felicidadpodíaapartarsedesus labiosencualquiermomento, inclusocuandotodopareciera

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haber llegado a su fin.Era entonces cuando aEric le invadía la ira, una iraencarnizada,unadespiadadapasión;apretabalosdientesylospuñoscomosiensusvenasquedaraalgodelafuriadelosBerserker[35],susantepasados.EljuevesdeaquellasemanapasóporcasadeSarahylaencontróallí,iluminadapor los rayosdel sol, cosiéndole losúltimos adornos a sublancovestidodenovia.

LaalegríaembargabaelcorazóndeEric.Alveraaquellamujer,quemuyprontosentiríalamismaemociónqueél,leinvadióunafelicidadinexpresableyun lánguidoéxtasis.Se inclinó,besóaSarahen labocay le susurróestaspalabrasensusonrosadaoreja:

—¡Eseestuvestidodenovia,Sarah,ymíotambién!

Mientrasretrocedíaunospasosparapoderadmirarla,ellalemiródeformainsolenteyledijo:

—Quizánoseaparati.¡AAbellequedatodavíamásdeunasemana!—y,a continuación, gritó espantada cuando Eric, con un gesto enérgico ypronunciando un violento juramento, salió corriendo de la casa y cerró lapuertadeungolpetrasél.

Este incidente afectó a Sarah más de lo que ella nunca hubiera podidoimaginar: todos sus temores se despertaron y se avivaron sus dudas y suindecisión.Lloróduranteuninstante,guardóelvestidoy,paratranquilizarse,salió a sentarse un rato en la cimadelFlagstaffRock.Cuando llegó allí, seencontró con un pequeño grupo de personas que discutían acaloradamentesobreeltiempo.Elaguaestabaencalmayelsolbrillaba,perounasextrañasfranjasdeluzydesombraatravesabanelmar,ycercadelaorillalaespumarodeaba las rocas, una espumaque se esparcía en grandes curvas y círculosblanquecinosalosquearrastrabalacorriente.Elvientohabíavueltoenfríasyafiladas bocanadas. El respiradero que recorría el peñón de Flagstaffretumbaba a intervalos, y las gaviotas gritaban sin cesar al girar sobre laentradadelpuerto.

—No me gusta nada —oyó Sarah que un viejo pescador le decía alguardacostas—. Solo lo he visto así una vez, cuando el East IndiamanCoromandelsepartióendosenlabahíadeDizzard.

Sarah no quiso saber más. Siempre tenía miedo cuando se hablaba depeligroynopodíaescucharhablardenaufragiosnidesastres.Volvióacasaycogióelvestidoparaterminarlo;estabadecididaaapaciguaraEriccuandoloquedeberíahacereradisculparseyhacerlaspacesconél.

La predicción sobre el tiempo del anciano pescador estaba más quejustificada. Esa noche, cuando empezaba a oscurecer, se desató una enormetormenta.ElmarrugíayazotabaconfuerzalacostaOestedesdeSkyehasta

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Scilly,eibadejandoasupasounrastrodedestrucción.Todoslosmarinerosypescadores de Pencastle se dirigieron hacia las rocas y los acantilados, yotearon el horizonte impacientes.De repente, un destello de luz avisó de lapresenciadeunaembarcaciónque ibaa laderiva,conunasolavelayaunamilla del puerto. Todas las miradas y los catalejos se centraron en ella, enesperadeverelsiguientedestello;cuandoestellegó,uncorodevocessealzódiciendoqueeraelLovelyAlice,quecomerciabaentreBristolyPenzanceyhacíaescalaentodoslospequeñospuertosquehabíaentreambaslocalidades.

—¡QueDios se apiade de ellos!—dijo el capitán del puerto—.Nada ninadie podrá salvarlos cuando estén entre Bude y Tintagel y el viento losarrastrehacialaorilla.

Los guardacostas hicieron grandes esfuerzos y, ayudados por bravoscorazonesyvoluntariosasmanos,llevaronloslanzabengalashastalacimadelFlagstaffRock.Acontinuación,encendieronunasbengalasazulesparaquelatripulación pudiera divisar la entrada al puerto, en caso de que pudieranacercarsehastaél.Abordodelaembarcaciónseesforzaroncongranvalentía,pero no les habría servido de nada ni la mayor de las destrezas ni de lasfuerzas.EnpocosminutoselLovelyAliceseprecipitócontraelgransalientequecustodiabalaentradadelpuerto.Entreelrugidodelatempestadseoyeronlosgritosdelosqueestabanabordoysearrojabanalmarenunúltimointentoporsalvarsusvidas.Lasbengalasazulesardíanenelcielo,y todos losojosobservaban con atención las profundas aguas por si divisaban algún rostro.Sosteníanlascuerdasconlasmanosparalanzarlasencasodequesepudiesesalir en ayuda de alguien. Pero no vieron a nadie, y todos aquellos brazosdeseososdeacciónpermanecieronquietos.

Ericestabaallí,entresuscompañeros.Suorigenislandésnoquedónuncatanpatente comoen aquel terriblemomento.Cogióuna cuerday le gritó alcapitándelpuerto:

—Voyabajaralarocaquehaysobrelacueva.Lamareaestásubiendoypuedequearrastreaalguienhastaallí.

—¡Novayas!—fuelarespuesta—.¿Túestásloco?Unsoloresbalónsobreesarocayestásperdido.Nadiepodríamantenerseenpieahíenlaoscuridaddelatempestad.

—No es cierto—contestó—.Recuerde cómoAbelBehenname sacó deallíenunanochecomoestacuandomibarcoseprecipitósobreGullRock.Mesacódelasprofundidadesdelacueva.Ahorapodemossalvaraalguienigualquehicieronconmigo.

Ydesapareció en laoscuridad.El saliente tapaba la luzque lasbengalasproyectaban sobre el Flagstaff Rock, pero Eric conocía demasiado bien el

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caminocomoparaperderse.Susvalientesysegurospasoslesirvierondeguíayenpocotiemposeencontródepieenlagranrocahoradadaporlaaccióndelas olas en la entrada de la cueva, donde el agua yacía impenetrable. Allíestabarelativamenteasalvo,pueslaformacóncavadelarocarepelíalasolasy,aunqueparecíacomosielaguaquecrecíabajosuspieshirvieracomoenunardiente caldero, más allá había una zona en completa calma. También enaquellugarlarocaparecíaahogarelsonidodelvendaval,yEricpodíaoírloyverlo todo perfectamente. Mientras permanecía allí, con el rollo de cuerdadispuestoparaserlanzado,creyóoír,justotraselremolinodeagua,undébilgrito de desesperación. Le contestó con un chillido que atravesó la noche.Esperó a ver el destello de luz y, cuando lo divisó, lanzó la cuerdahacia laoscuridad donde había visto el rostro que emergía del remolino de espuma.Alguien cogió la cuerda. Sintió que tiraban de ella y volvió a gritar con supotentevoz:

—¡Áteselaalrededordelacinturaylesacaré!

Cuando sintió que la habían amarrado, caminó por la roca hacia el otroladodelacueva,dondeelaguaestabaalgomáscalmadaydondepodríatenerun lugardeapoyomásseguroparasacaralhombreporencimadelsaliente.Comenzóa tiraryenseguidasediocuenta,porel trozodecuerdaquehabíausado, de que el hombre al que estaba rescatando estaría en unos instantescerca de donde él se encontraba. Se tranquilizó y respiró hondo para podercompletarelrescate.Seacababadeinclinarcuandoundestellodeluzrevelóacadahombrelaidentidaddelotro,ladelrescatadoryladelrescatado.

EricSansonyAbelBehennaestabancaraacara.NingunodelosdossabíaqueaquelencuentroyDiosibanaserdecisivosensusvidas.

En ese momento, una ola de ira invadió el corazón de Eric. Todas susesperanzas se habían hecho pedazos y sus ojos miraban con el odio deCaín[36].ComprendióloquepasabayviolaalegríareflejadaenelrostrodeAbel al darse cuenta de que lamanoque le había salvado era la suya.Estoavivóaúnmássuodio.Mientrasledevorabalarabia,diounpasohaciaatrásylacuerdaseleresbalódeentrelasmanos.Alodiolesiguióunsentimientodecompasión,peroyaerademasiadotarde.

Antes de que se pudiera reponer, Abel, atado a la cuerda que deberíahaberleservidodeayuda,cayóenlaoscuridaddelmardevoradorconungritodedesesperación.

Entonces, con todoelpesode la locuray lamaldicióndeCaín sobre él,Eric bajó corriendo por las rocas sin preocuparse del peligro y con un solodeseo:volveraestarentrelagentecuyossonidospudieranahogaresteúltimogritoqueparecíaresonaraúnensusoídos.

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CuandoalcanzóelFlagstaffRock,loshombresseleacercarony,entrelafuriadelatormenta,escuchóalcapitándelpuertoqueledecía:

—Escuchamos un grito y creímos que habíasmuerto. ¡Qué pálido estás!¿Dóndeestálacuerda?¿Hasconseguidosalvaraalguien?

—A nadie—gritó mientras sentía que nunca podría llegar a explicar elhaberpermitidoquesupropiocamaradacayeraalmarenunascircunstanciasparecidasyenelmismolugarenelqueesteundíalesalvaralavida.

Deseó poder contar una mentira convincente que hiciera olvidar parasiempre el suceso. No había ningún testigo de lo ocurrido. Si tenía querecordar aquel pálido rostro y llevar aquel grito de desesperaciónretumbándoleenlosoídosparasiempre,almenosnadiedebíasaberlo.

—Nadie—gritó aúnmás fuerte—.Me resbalé sobre la roca y la cuerdacayóalmar.

Dicho esto, semarchó, bajó corriendo por el sendero y llegó a su casa,dondeseencerró.

Elrestodelanochelapasótendidoenlacama,vestidoeinmóvil,mirandofijamente hacia arriba. A través de la oscuridad creyó distinguir un rostrolívidoquebrillabahúmedoa la luz;alverle,sualegríaseconvirtióenatrozdesesperación.Unayotravezescuchabaelecodeungritoensualma.

Porlamañana,latormentahabíaamainadoytodovolvíaasonreír,salvoelmar, que seguía agitado en una furia interminable. Hasta el puerto habíanllegadograndesrestosdelnaufragioyotrosflotabanenelmarquerodeabalaisla.Hastaelpuertohabíansidoarrastrados tambiéndoscuerpos,unoeldelcapitándelaembarcaciónyelotroeldeunmarineroalquenadieconocía.

SarahnosuponadadeErichastaelatardecery,entonces,élsololaviounminuto.Noentróenlacasa,lavioporunaventanaqueestabaabierta.

—Bien,Sarah—gritóconunavozquealajovenlepareciódeultratumba—.¿Estáyalistoeltrajedenovia?¡Esestedomingo,recuerda,estedomingo!

Sarahestabacontentadequelareconciliaciónhubierasidotanfácilpero,comoharíacualquiermujer,cuandovioquelatormentahabíaamainadoyquesustemoresnoteníanfundamento,volvióalataque.

—Será el domingo —dijo sin mirarle—, si Abel no está aquí para elsábado.

Entonces, alzó la mirada con descaro, aunque tenía miedo de que suimpetuosoamantevolvieraaestallardeira.Peronohabíanadieenlaventana;Ericsehabíamarchado.Sarahretomósulaborentristecida.NovolvióaveraErichastaeldomingoporlatarde,despuésquelasamonestacionesseleyeran

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porterceravez;EricsepresentóanteelladelantedetodoelmundoconunairedeposesiónqueenparteagradabayenpartefastidiabaaSarah.

—¡Todavía no, señor! —le dijo apartándole mientras se reían las otraschicas—.Debesesperarhastaelpróximodomingo,eldíadespuésdelsábado—añadió mirándole con insolencia. Las chicas se rieron de nuevo y losjóvenessoltaronunacarcajada.CreíanqueeraeldesaireconelqueletratabaSarahloquele teníamolestoyqueporesosehabíapuestotanpálidocomounasábanaalmarcharse.PeroSarah,quesabíamásqueellos,seriocuandovioeltriunforeflejadoenelespasmodedolorqueretorcíaelrostrodeEric.

Lasemanatranscurriósinnovedad.Sinembargo,amedidaqueseacercabaelsábado,SarahempezóasentirseinquietayEricsepasabalasnochesyendodeunsitioparaotrocomounposeso.Seencerrabacuandosalíanlosdemás,yunayotravezbajabaalasrocasyalascuevas,dondegritabaenvozmuyalta.Parecíacomosi enciertomodoesto le calmaray, así,despuéseracapazdecontenerse.Sepasótodoelsábadoencasa,sinsalir.Comoseibaacasaraldíasiguiente,losvecinospensaronquelohacíaportimidezynosepreocuparonniledijeronnada.SolounacosaperturbóaEric;eljefedelosbarquerosentróensucasa,sesentóasuladoy,trasunapausa,ledijo:

—Eric,ayer tuvequeiraBristol.Estuveenelcordelerocomprandootrorollodecuerdaparareemplazarelqueperdistelanochedelatormenta,yallíhablé con Michael Heavens, uno de los vendedores. Me dijo que AbelBehennahabíaregresadoacasalasemanapasadaabordodelStaroftheSeadesde Cantón y que había depositado una importante suma de dinero en elBancodeBristolanombredeSarahBehenna.Abelse locontóaMichaelytambiénledijoqueteníaunpasajeenelLovelyAliceparaPencastle.

—Nosufras,hombre—ledijocuandovioqueEricentregemidosbajabalacabezahastalasrodillasysetapabaelrostroconlasmanos—.Séqueeraungranamigotuyoyquenopudistehacernada.Debiódehundirseconelrestoaquellaterriblenoche.Hepensadoqueeramejordecírteloantesquelanoticiate llegaraporotro lado.NodejesqueSarahTrefusis se asuste.Eranbuenosamigos, y sabes que las mujeres se toman estas cosas muy a pecho. Nopermitasqueunacosaasílaapeneeneldíadesuboda.

A continuación, se levantó, semarchó y dejó a Eric allí, sentado con lacabezasobrelasrodillas.

—¡Pobremuchacho!—susurróeljefedelosbarqueros—.Lehallegadoalalma.Claro,erangrandesamigos,yAbellesalvólavida.

Esedíaporlatarde,losniñossalierondelaescuelaysefueronacorrerporelmuelleyporlossenderosqueatravesabanlosacantilados.Algunosfueroncorriendo al puerto muy nerviosos; allí, unos cuantos hombres descargaban

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unaembarcacióndecarbónyotrosmuchossupervisabanlaoperación.Unodelosniñosgritó;

—¡Hayunamarsopaenlaentradadelpuerto!¡Lahemosvistoatravesandoelrespiradero!¡Tieneunacolamuylargaynadabaamuchaprofundidadbajoelagua!

—Noesunamarsopa—dijootro—.¡Esunafoca,perotieneunacolamuylarga!Saliódelacueva.

Cadaniño tenía supropiaversión,pero todosestabandeacuerdoendoscosas; fuera loque fueraaquello,habíasalidoporel respiraderoy teníaunacolalargayfina,tanlargaqueningunopudoverdóndeterminaba.Losniñosexageraban pero, como parecía evidente que habían visto algo, un grannúmerodepersonas,jóvenesyviejos,mujeresyhombres,seencaminaronporlossenderosqueibanacadaladodelabocadelpuertoparaecharunvistazoaesanuevaespeciede la faunamarina,ya fueraunamarsopadecola largaounafoca.

Lamareaestabasubiendoyhabíaunasuavebrisa.Comolasuperficiedelmarestabarizada,solosepodíaverconclaridadelfondodelmarenalgunosmomentos. Después de establecer un turno de vigilancia, una mujer dijogritandoquehabíavistoalgomoverseenelcanal,justodebajodedondeellaseencontraba.Todocorrieronhaciaallípero,cuandollegaron, labrisahabíaarreciadoyera imposibledistinguir loquehabíabajo lasuperficiedelagua.Le preguntaron y empezó a describir lo que había visto, pero todo era tanincoherentequepensaronqueselohabíainventado.

Sinollegaaserporelrelatodelosniños,nadiehabríadadocréditoasuspalabras.Contómediohistéricaquehabíavisto«algoparecidoauncerdoconlasentrañasfuera»,perosololaescuchóunancianoguardacostas,queasentíacon lacabezasinhacerelmásmínimocomentario.Duranteel restodeldía,vieronalguardacostasenlaorillamirandoelmarconunaexpresióndeenfadoensurostro.

Alamañanasiguiente,Ericselevantótemprano;nohabíadormidoentodala noche, y moverse a la luz del día le proporcionaba un gran alivio. Alafeitarse, no le tembló la mano, y se vistió con el traje de la boda. Estabademacrado y parecía como si hubiese envejecido en los últimos días. Sinembargo,ensumiradahabíaundestellodetriunfo,yunayotravezsedecíaasímismo:

—¡Hoyeseldíademiboda!AbelnopuedereclamaraSarah,estévivoomuerto,vivoomuerto,vivoomuerto.

Se sentó en su butaca a esperar con una misteriosa tranquilidad a quellegaseelmomentodeiralaiglesia.Cuandolacampanacomenzóasonar,se

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levantó,saliódesucasaycerrólapuertatrasdesí.Miróalríoyvioquelamareahabíasubidodenuevo.EnlaiglesiasesentóconSarahyconsumadre;durante todo el tiempo tuvo lamano de Sarah cogida fuertemente entre lassuyas,comositemieraperderla.Cuandoterminólaceremonia,sepusieronenpie al mismo tiempo y contrajeron matrimonio en presencia de toda lacongregación;nadieabandonólaiglesia.Ambosrespondieronconvozclarayfuerte, y en las respuestas de Eric se adivinaba un tono desafiante. Cuandoterminólaboda,Sarahcogióasumaridodelbrazoysalieronjuntos.Algunospadrestuvieronquedarunabofetadaasushijosparaquesecomportaranbienydesistierandeseguiralosreciéncasados.

Elcaminoquesalíade la iglesia llevabaa lapartedeatrásde lacasadeEric,yallíhabíaunestrechopasilloquelaseparabadelacasadesuvecino.

Cuandolaparejadenoviospasóporallí,elrestodelacongregación,queloshabíaseguidoacortadistancia,seasustóaloírgritaralanovia.Corrieronpor el pasillo y la encontraron en la pendiente con los ojos desorbitados;señalabaelcaucedelrío,justoalotroladodelapuertadeEricSansón.

La marea había depositado sobre las rocas el cuerpo desnudo de AbelBehenna.Lacorrientehabíaenrolladolacuerdaquecolgabadesucinturaalpostedeamarrey lohabíamantenidoocultomientras lamareahabíaestadobaja. El codo derecho estaba encajado en la grieta de la roca y la manoquedaba extendida hacia Sarah, con la palma abierta hacia arriba, como siesperaseestrecharlasuyaconaquellosdedoslánguidosypálidos.

Sarah Sansón no supo nunca con exactitud lo que sucedió después.Siemprequeintentabarecordarlolezumbabanlosoídos,selenublabalavistay todo se desvanecía. Lo único que recordaba de todo aquello y que jamásolvidaría era la respiración de Eric, su rostro, más pálido que el de aquelhombremuerto,yaquellaspalabrasqueseescuchabanentrecortadasbajosurespiración:

—¡Laayudadeldiablo,lafeeneldiablo,elpreciodeldiablo!

ElhombredeShorrox

Unode losgrandes amigosqueStoker tuvoa lo largode suvida fue suhermanoThornley,dosañosmayorqueélyorgullodelafamilia:deprofesiónmédico, llegó a ser presidente de la Real Sociedad de Cirujanos y fuenombrado caballero en 1895. Pero también era un gran viajero y un amenoconversador, siempre atento a todo tipo de historias que recopilaba en susnumerosos viajes a lo largo y ancho de Irlanda.En otoño de 1893Stoker e

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Irving se encontraban enDublín, donde estaban realizando una de sus girasteatrales,ytuvieronocasióndepasarunaveladaconThornley.Fueentoncescuandoestelesrelatóunadeesasnarracionesquelehabíancontadoenalgunaremotaaldea.Aprincipiosdelsiguienteaño,Stoker laconvirtióenrelatoenLondresylatituló«ElhombredeShorrox»(«TheManfromShorrox»).FuepublicadoenlaedicióndefebrerodePallMallMagazine.Entreelchascarrillode taberna y el cuento de humor negro—con un argumento que recuerdapoderosamenteaunepisodiodelanoveladeCharlesDickensyWilkieCollins«Losperezosos»(TheLazyTourofTwoIdleApprentices»,1857)—,esunadelaspiezasmásabiertamentecómicasdelacarreradeStokerytodouncantoalaidiosincrasiadesuqueridaIrlandanatal.

Entreustedesyyo,selodigodecorazón,notienemuchosentidocontarlamismahistoriaunayotravez.Sinembargo,notengoningúninconvenienteencontársela a auténticos caballeros como ustedes, que no olvidan que todohombre, por pobre que sea, tiene tanto derecho a hablar como el propioCreso[37].

EstahistoriatuvolugarenunapoblaciónconmercadodeKilkenny,quizádelKing’sCounty[38]odelQueen’sCounty[39].Encualquiercaso,eraunodeesos condados a losqueCromwell[40], ¡maldita sea su estampa!, lesdionombre.Yalhotelselellamóasíporél,quefueelalguacilmayoreinventólapolicía,¡Diosleperdone!LoregentabanunhombrellamadoMickeyByrneysubuenaesposa(almenosfueasíhastaaquellamisteriosanocheenqueunosmuchachos lo confundieron con otro caballero, un desconocido, que habíacompradounapropiedadmaldita.Imagínensesusorpresa).Mickeyvolvíadelas carreras de Curragh con la piel tan tensa por todo el whisky que habíabebidoquenopudoniabrirlosojosparaverloqueocurría,niabrirlabocaparadirigirsealosmuchachosjustodespuésderecibirenlacabezaelprimergolpeconunadelasramasdeendrinoconlasquesolíanhacertalestrabajos.Lospobreschicosestabantanarrepentidosdesuerrorcuandoselollevaronacasa a su viuda que lamujer no tuvo coraje para ser demasiado severa conellos.Alprincipio,sesintióenojadísima,despuésdetodo,soloeraunamujer,incapaz,comotodas,derazonarcomohacenloshombres.¡Malditosasesinos!

Duranteunosinstantesparecióenloqueceryestuvoapuntodedecapitarlosatodosconelhachapero,alverlostanpálidosytancallados,bajóelhachaysearrodillójuntoalcadáver.

—Dejadme con mi muerto—dijo—. ¡Ay, mi hombre! No tiene ningúnsentidoquenadiemássufraenunanocheterriblecomoesta.MickByrnenotuvoningúnenemigomientrasestuvovivoysumuertenoharádañoanadie.Ahora,fuera.Muchachos,sedbuenosynomaltratéiselespíritudeunapobreviuda.

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Bueno, después de aquel incidente, lamujer no hizo grandes cambios ysiguióregentandoelhoteldelamismamanera.Cuandoalgunodesusamigosleofrecíaayuda,lamujertansolodecía:

—Mick y yo hemos llevado esta casa perfectamente. Cuando crea quenecesitoayuda,osloharésaber.Demomento,melasarreglosola,comoantes,hastaqueMickyyonosreunamosdenuevo.

Estáclaroqueaquelviejolugarsiguiósiendoelmismoaunque,comoerade esperar,Mick no estaba allí con su cachiporra para poner paz cuando elambientesecaldeabaenlasnochesdeferiaoenépocadeelecciones,cuandosepartíancabezascomosifueranhuevos,¡alabadoseaelSeñor!

LaviudaByrneeraunabuenamujer.Eraungranser:unamujerhonrada,casitanaltacomounhombredemedianaestaturayconunaformadeserquellegabaalcorazóndecualquiera.Sabíaestarsiempreensusitio.Supieleracomoelsatén,conunrubortantenuecomosilosrayosdelsolsereflejaranenunavasijadelasdeantaño,ysusmejillasysucuelloestabantanprietosqueresultaba imposible pellizcarlos, ¡pobre de quien lo intentara: no sabía en laquesehabíametido!¿Ysupelo?Aqueleraeltoquequevolvíalocosatodoslos hombres. Era una melena roja, como el centro de una mata de aliagaardiendocuandoelhumosedesprendedesuinterior.Deverdad,lasangresetesubíaalosojosalvereldestellodeaquelcabellocuandolaluzsereflejabaen él. Nunca hubo un hombre lo suficientemente hombre que no sintieradeseosdeacercarsealaviudayabrazarla.Tambiénhabíahombresexcelentes:algunos eran importantes ganaderos deKildare y, como tales, presumían detener lasmejores reses; solían acudir almercado a lomos de caballos de talvalorquenohubieranqueridovenderlosniporcientosdelibrasalosoficialesdeCurragh.Apesardetodo,algunosdeelloseranaficionadosalasbroncas.Enmásdeunaocasiónhevistoamásdecuarenta,inclusoamediocentenardeellos,despejarelmercadodeBanagheroAthy.Jamássemeolvidaráeldíaenquesusenormesmuñecasenrojecidasyvelludassealzaronalaireparasacudirdespuéslasramastiernasqueusabancomofustas.Todosqueríancortejaralaviuda,peroningunoseatrevíaamirarla.Laviudapodríahabertonteadoconellos,habersehecholatímidayhaberlosvueltolocosdeamor,comolesgustahaceratodaslasmujeres.¡GraciasaDiosquenofueasí!Loshombresnolasamaríamoscomolasamamossoloporsusartimañas.¿Quéseríadeestepaíssino hubiera en él más que hombres solteros y doncellas viejas a punto demorirse, traumatizadas por no tener muchachos a los que besar, tocar, darazotesyconlosquehacerelamor?Entreustedesyyo,sonlosniñoslosqueenternecen el corazón de los hombres, como el agua fresca hace crecer lahierba.Pobrede aquelquedieraunpasopara acercarse a la viuda, pues talatrevimientopodíacostarlelavida.

—No—decíaella—.Cuandoencuentreaunhombrecapazdeocuparel

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lugar deMick, os lo haré saber. Os agradezcomucho vuestro interés.—Acontinuación,meneabalacabezahastaqueparecíaquesupelorojodesprendíachispas,yloshombresenloquecíanaúnmásporella.

Pero,entiéndanme,ellanoeraunaaguafiestas.LaviudadeMickeraunamujer inteligentequese lassabía todas.Sereíade loquese reiríacualquiermujerdecentey,sinohabíadequéreírse,mandabaalaschicasalacamaylesdecíaaloshombresquepodíanseguirhablandoenelmismotono,puestoqueella era la única que se podía sentir ofendida. Y, así, los hacía callar tanrápidamentecomoyotardoencontarlesesto.

Pero no quería encariñarse de ninguno, como suelen hacer ellos cuandohan bebido todo lo que pueden beber; eso sí, los trataba de un modo tanjuguetónqueprovocabasurisa.LaviudasolíacontarqueestaformadeactuarlahabíaaprendidoenlaescuelayluegoconMick.Siemprepermanecíaenlabarradelbar conunodeesos juncosconel extremocurvadoque llevan lossoldadoscuandonotienenparaunlátigoysalenconsugorramilitar, reciénarreglados, a arrasar con las chicas. Cuando alguno de sus pretendientes semostrabademasiadocariñoso,ellalevantabaeljuncoyloamenazabaconél,mientras se reíaconaquella risa suya tan turbadora.Alprincipio,unoodoshombres aseguraron que valía la pena recibir unos golpes con el junco acambiodeunbesodelaviuday,unodeellos,uncriadordecaballosdePoul-a-Phoka,dijoqueibaaconseguirdarleunbesosinquelegolpeara.Peroaellaseledabamuybienlavara, loqueerabastanteraroporquenoteníaningúnhijoconquienpracticar;cuandoterminóconelhombre,lodejótiradosobrelabarra con la cara comounaparrilla.Losotros, aunque se reían, aprendieronperfectamentelalección.Apartirdeentonces,siemprequeechabamanoalavara,sinimportarlotranquilaquelohiciera,nosehablómásdeintentardarleunbeso.

Bueno,duranteeltiempoqueestuveallí,hubounsinfíndediversionesenlaciudad.Laferiasecelebrabaporlamañanaytodosellenabadegente.Allípodías encontrar ganado, ocas, pavos, mantequilla, cerdos, verduras y milcosasmás,incluidouncadáver,eldeunviejoabogado,conmisrespetosparaustedes; eraunviejo solitario, sinamigos, cuyocuerpoyacíaen la suitedelhotel conocida como«Habitación de laReina».Nohace falta que comente,entre ustedes y yo, que el hotel estaba completo aquella noche. En fin, lasúnicasquelopasabanmaleranlaspulgas,porqueteníanquequedarsefuera,sacudiéndose y temblando de frío. Por supuesto, la viuda estaba en el barpasandoelratocontodoslosquehabíanvenido,conlosojosbienabiertosypendientedeque laschicas trabajasenydequenosepusierana tontearconlos clientes.Lo cierto es que aquella noche el bar estaba lleno de hombres:desde granjeros cariñosos de cuatro condados a la redonda hasta ganaderos,con sus aguijadas y sus grandes abrigos, y comerciantes. Enmedio de todo

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aquello,porlapartedearribadelacallellegaalgalopeuncarruajedeAthycondoscaballosyseparadelantedelapuertaconloscaballosfumando.Pero,atención,elhombrequeloconducetambiénseestáfumandounpurocasitanlargocomosubrazo.Saltadelcarruajeyseacercahastalamismabarra,comosisoloestuvieraélallí.Seplantaantelasnaricesdelaviuda,leagarradelabarbillay,despuésdequitarseelsombrero,ledice:

—Quierolamejorhabitación.TrabajoparalaShorrox,lamásimportantecompañía algodoneradelmundoyquiero abriruna sucursal aquí.Quiero lomejor,peronuncameconformonisiquieraconeso.

Bueno,caballeros,todoelmundosequedómudoantetamañainsolenciay,atención, aquella fue laúnicavezen toda suvidaque laviudano supoquéhacer.Pero,viveDiosquenotardómuchoenreaccionar,yledijo:

—Nolodudo,señor.Lomejornopuedeserbastanteparauncaballeroquese siente tan agusto en casa—y le sonrióhastaque losdientes lebrillaroncomojoyas.

¡Solo Dios sabe lo que pasa por la mente de una mujer cuando estátratando con un hombre! Tal vez la viuda Byrne solo quería mantener lasdistanciasdelantedetodosaquelloshombresyevitarquesepeleasenporella.Oquizáfueunaformadeperdonarlesu insolencia.Háganmecaso,aquelnoeraunhombrediscreto,de losqueguardan lasdistancias,deesosque tantogustanalasmuchachasymásaúnalasviudas.Detodosmodos,ellacontinuóhablandoalhombredeManchester:

—Losiento,señor,metemoquenovoyapoderdarlelamejorhabitación,laquenosotrosllamamoslamejor,porqueestáocupada.

—Pues,desocúpela—lerespondióél.

—Imposible—diceella—,almenosnohastamañana,peropuedeelegircualquierotra.

Hubo un murmullo entre algunos de los presentes, que sabían lo delcadáver.ElhombredeManchestercreyóqueseestabanriendodeél,ydijo:

—Pasaré la noche en esa habitación. El otro caballero se arreglaráconmigo,siyomepuedoarreglarconél,amenosque—añadiómirandoalaviuda—puedaocuparlahabitacióndeldueñodelacasa,siesquehayuncuraounpárrocosobrioentodalaciudad—dijo.

Bueno,aunquelaviudasepusotanrojacomountomate,serioysediolavueltamientrasdecía:

—Claro,señor,peroeselpuestodelpobreMickelquepuedeocupar,asíqueseabienvenidoestanoche.

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—¿Ydóndeestáélahora,señora?—dijoinclinándosesobrelabarraparaintentarcogerledenuevodelabarbillapero,estavez,ellaseapartóatiempo.

—Enelcamposanto—lerespondió—.PuedeocuparelsitiodeMickallí,siquiere,ynoseréyoquienseloimpida.

Ninguno de los hombres de alrededor pudo contener las carcajadas. ElhombredeManchesterseenfurecióychillódeunmodobastanterudo:

—Estábiendondeestá.Estámejorallíqueaquí.Almenosélyeldiablopuedenelegirentreestarsolosoacompañados.

Aquel comentario enfureció a laviuda como si lahubieran tocadoen sufibramássensibleydijo:

—¿Cómo se atreve a hablar así de unmuerto y amencionar su nombrejuntoconeldeldiablodelantedesuviuda?¡NoestandifícilcomprobarqueelpobreMickyanoestáentrenosotros!

Acto seguido, se sacó el delantal por la cabeza, lo sacudió y no dejó demoversedeunladoparaotrocomohacenlasviudascuandolesdaunataquedenervios.

Amásdeunodelospresenteslehubieragustadoponersefrentealhombrede Manchester con una vara de endrino en la mano, pero todos conocíandemasiadobienalaviudacomoparaatreverseaintervenirhastaqueellanoselosdijera.Alfinal,unodeellos,elseñorHogan,decercadePortarlington,unhombrecariñosoquepodíadisponerencualquiermomentodecien librasenefectivo,seacercóalabarra,sequitóelsombreroydijo:

—SeñoraByrne,comoamigodelpobreMick,mesentirémuyhonradodeaceptarestapeleaensunombre,ymásaúnennombredesuviuda.Solobastaconqueusted,señora,désuconsentimiento.

Después de aquellas palabras, la viuda se enjugó las lágrimas con unaesquinitadeldelantal.

—Seloagradezcodetodocorazón—ledijo—,peroMickyyollevamosestehoteljuntosdurantemuchotiempoyyolohellevadosoladesdequeélsefue, y pretendo seguir haciéndolo a pesar de que un hombre deManchesterquiera imponersusmétodos.Encuantoausted,señor—dijovolviéndose—,sientomuchotenerquedecirlequenotenemosalojamientoparauncaballerotan exigente.Meveo obligada a pedirle que busque habitación en cualquierotrohoteldelaciudad.

Élsevolvióhaciaellayledijo:

—Ahoraestoyaquíyestoydispuestoapagarcualquiercantidad.Porley,ustednotienederechoanegarmealojamiento,sobretodocuandosoyyoquien

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tienerazón.

LaviudaByrneseleacercóyledijo:

—Señor, usted exige sus derechos legales y los tendrá. Dígame lo quequiere.

Aestoélrespondiósinpensárselodosveces:

—Quierolamejorhabitación.

—Yaselohedicho.Hayuncaballeroenella.

—Deacuerdo,¿quéotrahabitacióntienelibre?

—Losientomuchísimo—añadióella—.Todas lashabitacionesdelhotelestánocupadas.Alomejornosabeonoseacuerdadequemañanaesdíadeferia.

Lehablócontantaamabilidadquetodoslospresentessedieroncuentadeque algo malo se avecinaba. El hombre de Manchester vio que se estabanriendodeélpero,comonoqueríaescándalos,dijo:

—Estábien.Aunque tengaque compartirla conotra persona, quieroquesealamejorhabitación.EstanochedormiréenlaHabitacióndelaReina.

Loshombresqueestabanallínoseesperabanloqueibaaocurrirdespués.ElhombredeManchestersepavoneabacomoungalloenunestercolero.Sevolvió a apoyar sobre la barra, se abalanzó sobre la viuda y empezó amanosearla.Erauntipofornido,conuncuellodetoroyelpelocorto,comounodeesosgorilasquehevistoenlaferiadePunchestownyenlascarrerasde Galway. Había perdido por completo los modales, y lo hizo tan rápidocomosiestuvieracerrandountrato.

Fuealgoasí:

—Yo quiero tirármela y usted quiere que lo haga. Entonces, levante lacabeza.

Todospudimosverquelaviudaestabaapuntodevolverse locapero,enhonor a la verdad, al hombredeManchester parecía importarle poco lo quepensáramos los demás. Pero todos nos dimos cuenta antes que él: la viudaempezó amover la vara de junco por la barramientras él volvía a pedir suhabitaciónypreguntabacómoeralapersonaconlaqueibaadormir.

Laviudalecontestó:

—Unhombremenosmalvadoqueustedymenosinsolente.

—Esperoqueseamuyhombre—lecontestóél.

Laviudaseechóareírydijo:

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—Leaseguroqueloes.

—¿Yronca?Odioaloshombresyalasmujeresqueroncan.

—Leaseguro—lecontestó—quenoronca,no—yvolvióareírse.

Algunosdelospresentessabíanquehablabadelviejoabogado,ytambiénseecharonareír.AlhombredeManchester lepareciósospechosoy,cuandolos tipos de su calaña sospechan de algo, se vuelvenmuy desagradables.Acontinuación,dijoconsarcasmo:

—¡Parecequeleconocemuybien,señora!

Laviudaechóunvistazoalosganaderos,queblandíansusaguijadas.Ensumirada había algo diabólico que hizo callar a todos. Luego, se volvió alhombreyledijo:

—Escierto,loconozcomuybien.

Enaquelmomentoestabamásatractivaquenunca.Seguramente,lomismodebiódepensarelhombredeMachester,porqueinclinótodosucuerposobrelabarra,lesusurróalgoaloídoylepusolamanoenelcuelloconlaintencióndearrimarlahaciaél.Laviudaparecíasaberlopróximoqueibaaocurrir,asíquenosoltó lavarade junco.Cuandofueaatraerlahaciaélparabesarla,alprincipio, se puso tan roja como la cresta deungallo y, después, tanpálidacomoelpapel.Acontinuación,laviudalevantóeljunco,lecruzólacaraconlavaray seechóparaatrás. ¡Quéhorror,menudo latigazo! Inmediatamente,aparecióenelrostrodelhombreunreguerodesangre,idénticoalquehevistoenellomodeloscerdoscuandonolesdejaniradondequieren.

—¡Apartelasmanos,descarado!—ledijoella.

El hombre de Manchester perdió el control de tal manera que casi setambaleó.Después,intentóabalanzarsesobreella,perodeentrelosganaderossurgióunruidoextraño,unaespeciede«ach»,comocuandoseestátrabajandoconlaalmádena,yvicómoaquellasmuñecasenormesquesosteníanlasramasde endrino las empuñaban y cómo se alzaban en el aire aquellas muñecasvelludas. Se lo aseguro, ni siquiera la policía con sus bayonetas se hubieraatrevido a enfrentarse a ellos.Si hubierapeleado con aquellosganaderos, elhombredeManchesterhabríaquedadohechopedazos.Aungritodelaviuda,quehizotemblarlosvasos,sedetuvolaescena:

—¡Alto!Novoyaconsentirpeleasenmilocal.Además,aquínadievaasergrosero,nisiquieraunempleadodeShorrox.Élnoseatreveríaapegarmeniaunqueyoestuvieraloca.Talvezmehepasado,perolohehechoporMick.Lo siento mucho, señor —le dijo al hombre en tono amable—. Tenía quedefenderme.Cuandouncaballeroseamparaenlaleyparahospedarseenunacasay,acontinuación,atacaasupropietaria,pormuchoqueestahayaperdido

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lacabeza,deberíacontenerse.

—¡Oiga,oiga!—gritóunodeloshombres,yotrodijo«Amén»,ytodosseecharonareír.

El hombre deManchester no sabía qué hacer; no le gustaba el aspectoamenazantedelasvarasdefresnoalzadasalaire,perotampocoqueríaqueserierandeélniponersenervioso.Poreso,sevolvióhacialaviuda,sequitóelsombreroydijoconfingidaamabilidad:

—Debo felicitarla, señora, por la fuerza de su brazo y por su graneducación. Creo que es el señor Mick, cuyo cuerpo yace en paz en elcamposanto,quien seha llevado lamejorparte aunque,de todosmodos,noparecequeelpobrehayasalidoganandoalcambiarundiabloporotro.

Yluegolamirócondesdén.

Bueno,pues,duranteunminuto,losojosdelaviudanodejarondeecharchispas.Acabósonriéndoleylehizounareverenciamientrasdecía:

—¡Oh, sí, soy una gran mujer al reconocer mis propios errores! Leagradezcosusamablespalabrassobre la fuerzademibrazo.MipobreMicksolíadecirlomismo,soloqueélteníamásconocimientodecausa.«Molly»,medecía,«odiolafuerzadetubrazocuandomepegas,pero¡cómomegustacuandomeabrazas!».Pero,dadalasituaciónactualdelpobreMick,novoyadiscutir con usted, aunque tampoco puedo perdonarle la forma en que hahabladodeél.Medalaimpresióndequedebedesentirungranaprecioporelmuerto,porquees incapazdedejardehablardeél.Quizá tengamásrespetoporlosdifuntosmuchoantesdequelelleguelahorademorir.

—Déjesedesermones—dijoalterado—.¿Voya tenermihabitaciónestanoche,síono?

—¿Le he oído decir —le preguntó la viuda— que quiere compartir laHabitacióndelaReina?

—¡Sí,seloexijo!

—Muybien,señor—lerespondióellamuy tranquila—.Nosepreocupe,quelatendrá.

Justo después, se anunció que la cena estaba lista, y la mayoría de loshombresqueestabanenelbarsedirigieronalcomedor;entreellosestabaelhombredeManchester,quiensesentópresidiendo lamesa,comosi fueraeldueño,aunquenuncaanteshubieraestadoallí.

Algunosdelosmuchachossequedaronconlaviudaparahablarconella.Tanprontocomoestuvieronsolos,elseñorHoganselevantóydijo:

—¡Querida,quémaravillademujeresusted!¿Deverdadpretendealojarlo

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estanocheconelcadáver?

—Élfuequien insistióenocuparesahabitación—le respondióellamuyseria.Mientrasmiraba a losmuchachos y les hacía emocionarse, añadió—:¡Ay, caballeros, si verdaderamenteme aprecian, ayúdenme a que se acuesteestanocheconlossentidosuntantoalterados!¡Venga,denseprisa!¡Noquieroquesospechenada!

Hacía una noche calurosa, se lo aseguro. El empleado de Shorrox bebiómuchovinoconsucompañerodemesa.Luego,cuandoretiraronlosplatosytrajeronlospostres,Hogansepusoenpie,ledeseósuerteypropusounbrindisporeléxitodelanuevasucursaldelacompañía.Porsupuesto,elhombredeManchestertuvoquebebery,acontinuación,sehicierontantosbrindiscomopersonashabíaenlahabitación.Estabatanpocoacostumbradoalponchequeempezóabalbucear.Siguieronofreciéndolemásbrindis:

—¡VivaIrlanda!

—¡Independencia[41]!

—¡PorlamemoriadeDanO’Connell[42]!

—¡MalasuerteaBoney[43]!

—¡DiossalvealaReina!

—¡MáspoderparaManchester!

Yotrascosasquepensaronqueleagradaríanporseringlés.Muchoantesdelahoradecierredelhotel,elempleadodeShorroxestabamásborrachoqueunregimientodecosacosysededicóaestrecharlamanoacadaunodelosallípresentes,ylesprometióabrirunasucursalcuandollegaralaindependenciaymuchas otras cosas sin sentido. Después, lo llevaron hasta la puerta de lahabitacióndelaReinaylodejaronallí.

A duras penas consiguió desvestirse, y se dejó puesto el sombrero. Semetióen lacamaal ladodelcadáverdelviejoabogado,ycayódormidosinnotarsiquieraasuvecino.

Al poco rato, se despertó con sensación de frío. No había encendidoningunavela,ylaúnicaluzquehabíaeralaqueentrabadesdeelpasilloporlavidrieradelapuerta.Leparecíaqueseibaacaerdelacama;estabajustoenelborde,mientras el extraño caballerodormía a sus anchasboca arriba.Habíabebidolosuficientecomoparatenerganasdebronca.

—Yo que usted —le dijo— ocuparía solo una parte de la cama, si noquierequeleexpliqueporqué.

Y,acontinuación,lediounguantazopero,lógicamente,elabogadoniseinmutó.

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—No desprende usted tanto calor como para que a alguien le apetezcadormirasulado—añadió—.¡Oiga,córrasehaciaallá!

Peroelcuerpodelmuertonisemovió.

ElhombredeManchester sepusoenfadadísimo,yempezóagolpearyadarpatadasalcadáver.Alverqueelotronorespondía,sevolvióylediouncapónenlacabeza.

—Levántese—ledijo—,siesustedhombre,ypóngaseenguardia.

Después, se enfureció todavía más porque la bebida le estaba haciendoefecto,ygolpeóalcadáver,lopateóyloagarródelapiernaydelbrazoparapodermoverlo.

—Pero—dijo—,esustedeltipomásfríoqueheconocidonunca.¡Vaya,sihastaparecequetieneelpelohelado!

Locogióporlacabeza,lozarandeóylollevóalbordedelacama,dondesepusoadarlepatadascontodassusganasdesdeelsuelo.

—¡Acuéstese en el suelo, trasto viejo! Ahí tendrá tiempo de calentarsehastamañana.

Elefectodelabebidasehabíavueltoaapoderardeélycayóenlacamaconlacabezaenlaalmohadaylospiesenalto,yasísequedódormidocomoungatoacurrucado.

Más tarde,cuandoelhotelestabayaapuntodecerrar, elvigilantede lafuneraria vino a pasar la noche con el cadáver. Como el abogado eraprotestante,nohabíavelas.Cuandotodoestuvoensilencio,unadelaschicas,quemanteníarelacionesconelvigilante,entrósigilosamenteenlahabitación.

—¿Estásahí,Michael?

—Sí,cariño—respondióél.

Se acercó a la joven, y ambos se quedaron de pie junto a la puerta. Suscabezasrojizasbrillabanalaluzqueentrabadesdeelpasillo.

—Hevenido—ledijoKatty—ahacerteunpocodecompañía,Michael.Esterriblequetengasqueestaraquísentadotodalanochetúsolo.Peronomepuedoquedarmuchoporque,encuantohayanfregadolosplatos,seirántodosalacama.

—Dameunbeso—lepidióMichael.

—Pero,Michael—replicóella—,¿besarnosenpresenciadeuncadáver?Medamuchavergüenza.

—Lo siento,Katty, pero este es un lugar tan respetuoso como cualquier

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otro. ¿Acaso no es como besarse en la iglesia? Y me besarás cuando noscasemos.Simedasunbeso,tenporseguroquenomeenterarédeloterriblequeesunaboda.De todosmodos,besémonosyyadiscutiremos loqueestábienyloqueestámal.

Bueno,pues,entreustedesyyo,sebesaron,perounbesoenpresenciadeuncadáveresunacosaseriayllevasutiempo.Estabantanatentosalosuyoquenooíannada,hastaqueKattysequedóquietaydijo:

—Escucha.¿Quéeseso?

Michaelseasustótambiénporquehabíaunruidoextrañoqueveníadelacama.Losdos se abrazaron allí, junto a lapuerta, ymiraronhacia la cama,casisinatreversearespirar,hastaqueselespusoelpelodepunta.Elcadáverselevantódelacama.Losdosvieroncómolosseñalabaconeldedo,yoyeronunavozroncaquelesdecía:

—¡Estoeselinfierno,yestoyrodeadodedemonios!¿Esqueacasonosonsuyas esas cabezas que arden en llamas? ¡Yo también estoy ardiendo,ardiendo, ardiendo! ¡Me arde la garganta y tengo fuego en la cara! ¡Agua,agua!¡Dadmeagua,agua,aunquesoloseaunagotaparamojarmelalengua!

Actoseguido,Kattysoltóungritotanespantosocomoparadespertaraunmuerto,ysalióalpasillo;llegóalasescaleras,tropezó,cayórodandoyquedóinerte, terriblemente pálida, sobre la alfombra. Michael, al verla, gritó contodassusfuerzas:

—¡Uncrimen!

Alpocotiempo,sehabíacongregadounamultitudenlahabitación.Eraunespectáculodignodeverse:unodelosganaderosnosehabíaquitadoelabrigopara acostarse ni había soltado la vara. La viuda estaba tan hermosa yresplandecientecomosiempre;vestíasolounabatablancayllevabaunavelaen lamano, aunque en su rostro se podía adivinar la sorpresa de cuando tesacan de un sueño profundo. Había otros que también se habían acostado,hombres ymujeres, algunos descalzos y otros en zapatillas, con los tirantescolgándolesenlaespaldaylasenaguaspuestasatodaprisa.Algunosllevabanenormesgorrosdedormir,otrasteníanelpelotodorevueltollenoderulosdepapel,comosivinierande laguerra.Peroenestaocasión, laviejaque teníamiedo de todo no asustó a los jóvenes. Lo único de lo que parecían tenermiedo era del hombre (vivo omuerto, daba igual), ya fuese un espíritu, uncadáveroacasoundemonio,queeraloquesetemíantodos.

ElcasoesquecuandoelhombredeManchestervioa todaaquellagenteentrarensuhabitación,empezóarecuperarelsentido.Elefectodelabebidaseleestabapasandoeintentórecordardóndeseencontraba.Poreso,cuandovioalaviuda,seechómanoalacara,dondeteníalaherida,y,derepente,fue

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comosilocomprendieratodo.Volvióaenfurecerseygruñó:

—¿Quéestodoesto?¿Porquéentranasíenmihabitación?¡Fueradeaquíosevanaenterar!

Estabaapuntodesaltardelacama.Encuantosacólospies,laviejasoltóunchillido,seagarróaloshombresylespidióquelaprotegierandeuncrimenodealgopeor.

Entonces,laviudaByrneseechóareírcomounaloca.ElseñorHogandiounpasoadelanteydijo:

—Salga de aquí, empleado de Shorrox. Losmuchachos tienen listos suslátigosy,comoescostumbre,tienenqueprobarlosensupiel.

Aloíraquello,saltódenuevoalacamaysetapócompletamenteconlassábanas.

—PorDiosbendito,¿quésignificatodoesto?

—Significaesto—contestóHogan,ysefuealotroladodelacamaymetióalcadáverdentro,alladodelhombredeManchester—.Fíjeselogruñónqueesusted.Primeroseempeñaencompartirlahabitaciónconuncadáveryluegoquieretodoelsitioparaustedsolo.

—¡Sáquelodeaquí,sáquelodeaquí!—gritó.

—¡Óigame!—replicóelseñorHogan—.Esosíquenopiensohacerlo.Elcaballerohareservadolahabitaciónantesytienetodoelderechodelmundoapedirqueloechenausted.

—¿Le ha oído roncar? —le preguntó la viuda, que empezó a reírse acarcajadasycontagiólarisaalosdemás—.Asíaprenderáahablarbiendelosmuertos.

Ysaliódelahabitación.

Todos los hombres volvieron a sus respectivas habitaciones. Lamayoríaibahastaarribadealcoholynos temimosquearmaranalgunabronca.Yasehabía acabado la fiesta y no queríamosmás jaleos.Dos de los granjeros seacostaronen lamismacamaymetimosalhombredeManchester en laotrahabitación, no sin antes ofrecerle otro trago de ponche para que se fueracalentito.

Pensé que la viuda se habíamarchado a dormir pero, al ir a apagar lasluces,viunaencendidaenelcuartopequeñoquehaydetrásde labarra.Meacerquédepuntillasparaquenomeoyeranyechéunvistazo.Allíestabaella,sentadaenuntaburetebajo,moviéndosedeatrásadelante,riéndoseyllorandoalmismotiempo,mientrasdabagolpesenelsueloconlavara.Hablabasola,ensusurros,yleoídecir:

Page 105: Muerte Entre Bastidores y Otros Cuentos Macabros

—¡Cómopuedosertancruelparapermitirestascosasenmicasa!¡Yesepobre,sinnadiequelellore,pateadoygolpeadodeesamaneraporungrupodeborrachos,mientrasquemipobrecitomaridoestábajotierra!¡Ay,Mick,sihubieras estado aquí, con lo alegre que eras, cómo te habrías divertido estanoche!

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