montes torozos

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El monte El Viejo, el cual nos ocupa se considera dentro de la llamada comarca de Los Montes Torozos, la cual es compartida por la provincia de Palencia y la de Valladolid, poblada sobre todo de encinas y quejigos, y pasaremos a describirla a continuación. Los encinares aislados sobre calizas que encontramos en los Montes Torozos de Valladolid y Palencia constituyen una prolongación hasta la cuenca del Duero de los carrascales de paramera del Ibérico norte. Se trata de manchas aisladas entre los cultivos de cereal, bastante densas y sobre suelos rojos poco profundos, a veces con la roca aflorante. Se han conservado porque cerca se encuentra la Tierra de Campos, feraces campos cerealistas, verdadero granero de Castilla.

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El monte El Viejo, el cual nos ocupa se considera dentro de la llamada comarca

de Los Montes Torozos, la cual es compartida por la provincia de Palencia y la de

Valladolid, poblada sobre todo de encinas y quejigos, y pasaremos a describirla a

continuación.

Los encinares aislados sobre calizas que encontramos en los Montes Torozos

de Valladolid y Palencia constituyen una prolongación hasta la cuenca del Duero de

los carrascales de paramera del Ibérico norte.

Se trata de manchas aisladas entre los cultivos de cereal, bastante densas y

sobre suelos rojos poco profundos, a veces con la roca aflorante. Se han conservado

porque cerca se encuentra la Tierra de Campos, feraces campos cerealistas,

verdadero granero de Castilla.

Los encinares de Torozos se han explotado tradicionalmente para caza, leña y

carboneo, y para obtención de “curtío” de su corteza o casca para su uso como

curtiente.

El abandono de las actividades tradicionales está provocando una cierta

recuperación de estos encinares. Algunas manchas se han vuelto densas, hasta el

punto de que se afirma que en ellas se encuentran refugio los lobos que campean por

el noroccidente ibérico.

Entre las plantas más

fácilmente observables en estos

encinares destacan Rhamnus saxatilis, Crataegus monogyna, Bupleurum fruticescens,

Bupleurum rigidum, Rosa spp,. Lonicera etrusca, Dorycnium pentaphyllum, Salvia

lavandulifolia, Thymus vulgaris, Linun suffruticosum, Ruta montana, Phlomis lychnitis,

Coris monspeliensis, y el bello cardo Carduus vivariensis.

También se detecta localmente la presencia de plantas más o menso

acidófilas, como las jaras estepas (Cistus laurifolius, Halimium umbellatum sbsp

viscosum) o el berceo (Stipa gigantea), que indican cierta descalcificación.

El suelo está densamente recubierto de líquenes como Cladonia gr. foliosa y

otros. El quejigo (Quercus faginea subsp. faginea) es frecuente en algunas vaguadas y

umbrías, donde forma rodales en los que se presentan algunos ejemplares híbridos

con la encina.

BIBLIOGRAFÍA:

Gomez Manzanaque, F., et al (2005) Los Bosques Ibéricos. Ed Planeta.