miguel fisac. apuntes y viajes

1A Ñ O S D E F O R M A C I Ó N

A.M.B.: Cuando empezaste la carrera tenías vocación dearquitecto pero realmente no conocías a ningún arquitecto, no habíaningún arquitecto en tu familia, no conocías a nadie...

[...] ¡Te habían dicho que no valías para arquitecto, que lo dejaras!

M.F.: Bueno, lo que pasa es que me gustaba muchísimo el dibujo y lapintura y lo hacía desde pequeñito. ¡Facilidad no tenía realmente, pero sítenía mucho entusiasmo!

En primer lugar mi padre era farmacéutico y tenía una botica muyprestigiosa, y lo lógico es que yo hubiera seguido por ahí. Ninguno de loshijos quiso ser boticario.

A mí me gustaba mucho también la historia natural y los bichos, losinsectos..., saber por ejemplo que existen cuarenta familias decoleópteros. Yo entonces todo lo que se parecía a un escarabajo sabíaqué era, de qué familia...

Con las matemáticas tenía facilidad, así que no tuve problemas en laUniversidad. Pero el dibujo, ¡pues, sí, se me atascó un poco! Entre que yoaprendí por las bravas y que el profesor que tenía que juzgarme, AntonioFlores, había estudiado en Roma y era amigo del pintor Zaragoza, quedibujaba de una manera blanda, y don Antonio decía que mi trazo era duroy eso le molestaba. Y, bueno, me suspendió la primera y la segunda vez,la segunda ya con menos razón que la primera. La tercera ya era una cosapara aprobar. Y yo aprobé a la quinta vez.

[...] Esto lo hice yo cuando empecé. Mi primer lavado es del año 30: tintachina con pincel sobre fondo blanco. Lo copiábamos de láminas. Es unentablamento.

[...] Lo más difícil del lavado son los toros geométricos, porque hay quehacerlos de un tirón ¡y sale o no sale!

50 AÑOS DE FORMACIÓN

51AÑOS DE FORMACIÓN

Un lavado, 1932 [Cat. 16]

Le llamábamos en el examen de Dibujo de ingreso “un cacho”porque eran trozos de cosas, cosas de detalle y tal..., modelos de ornato,copiados de una lámina, de un relieve, de una decoración clásica...

[...] Es de la época de Madrid: hice el dibujo en la Academia LópezIzquierdo que estaba en el Palacio de la Prensa, de la Plaza del Callao,realizado el rascacielos por Muguruza. En el piso diez tenía la academiadon Enrique.

[...] Para ingresar en Arquitectura se tenía que estudiar primero y segundode Exactas. ¡A mí las matemáticas se me dieron bien!

[...] Sin embargo el primer año que yo estudié Dibujo este profesor leescribió una carta a mi padre diciéndole que yo no tenía especialescualidades para el dibujo de figura... Entonces mi padre me dijo: “¿Ves?”.Porque mi padre decía: “¿Arquitectura?”. ¡Un hombre que era boticario enDaimiel...!

Yo hice el bachillerato con facilidad, ¡vamos!, y el dibujo fue lo que no seme dio...

¡Pero yo dije que o era arquitecto o no era nada!

Y me puse a dibujar como un bárbaro, haciendo cosas de estas... dedibujos del natural, de lo otro y, ¡bueno!, he hecho bastante, me hagustado siempre mucho, pero no he tenido ninguna disposición... He vistogente que tenía mucha más facilidad que yo...

Pero, en fin, ¡le he dado muchas vueltas!, ¡he trabajado a todas horas!

[...] Recuerdo que uno de los dibujos en escorzo que hice en estaacademia, El niño de la espina, le gustó al profesor y lo colgó en sudespacho. Al acabar la guerra me dijeron que se lo habían llevado.



Un “cacho”, 1932 [Cat. 21]

El Moisés de Miguel Ángel, a medio hacer. Hice mucho dibujogriego, de estatua griega...

[...] Me ha interesado la escultura clásica. Realmente la Venus de Milo loque ha hecho es mucha historia porque se descubrió en el siglo XVIII y sepuso muy de moda, y, aunque es de la época helenística, no es de laépoca buena de Praxíteles. Siempre me ha gustado más la VenusEsquilina.

[...] Hice muchos dibujos, muchas copias en papel de estraza, en papel deenvolver, pero yo no me dediqué a guardarlas, sino a romperlas. Como yahe repetido, yo no tenía disposición para dibujar.

[...] En esa Pensión Sari había un señor que preparaba notarías. Su padreera notario de Daimiel y por eso tuvimos alguna relación. Nos reuníamossiempre para cenar con otros chicos —la mayoría eran de ingenieros decaminos—, cuatro o seis en la misma mesa (uno de ellos era muy vasco,José Félix Elejabarrieta: nos bailaba el “aurresku” y cantábamos el “bogaboga”).

[...] El caso es que un día se nos ocurrió —a mí también principalmente—que podíamos ponernos en un sitio distinto y..., total, que cuando llegóeste señor al comedor se encontró con que todo el mundo estaba en otrolugar diferente. Se acercó a mí y me dijo desesperado:

—“¡Me has hundido! ¡Me has hundido!”.—“Pero, hombre, te voy a hundir ¿por qué?”. —“Porque me has cambiado todo”.

¡Resulta que él llevaba las oposiciones asociando los artículos que teníaque aprenderse con quienes se sentaban en cada mesa! O sea, en elcomedor estábamos unos sesenta u ochenta, y él nos tenía memorizadosen esas mesas. ¡Fue tremendo!



El Moisés de Miguel Ángel, inacabado, 1932 [Cat. 26]

Don Enrique López Izquierdo le había pedido a mi padreautorización para que yo pudiera hacer copia del natural.

Estas sesiones de dibujo formaban parte del aprendizaje de los cuatro ocinco estudiantes que asistíamos a la copia de estatua.

[...] Era una modelo que venía y nos posaba durante una hora, y cada cincominutos hacíamos un dibujo (allí hay tres o cuatro...). Era una profesionalde Bellas Artes y preocupaba ver el esfuerzo que hacía para estar ¡tanquietísima! Posaba como una estatua de piedra.

Recuerdo que desde el piso diez se veía muy bien cómo ejecutaban laestructura de la puerta principal del cine Capitol.

La pensión que estaba en la calle de Miguel Moya 4 pasó a Arenal 2 ydesde allí presencié otros espectáculos distintos.

[...] Desde la pensión se veía la Puerta del Sol entera y recuerdo quedesde allí observé directamente cómo se declaraba la República: salió donNiceto Alcalá Zamora, la persona de más prestigio, que luego fuepresidente de la República; desde el balcón principal soltó un discurso ysacaron la bandera tricolor. Yo lo escuché porque se puede decir queestaba en el balcón de enfrente.

[...] En esa misma época los domingos esquiábamos en el Guadarrama.Pertenecíamos a una sociedad que se llamaba “Ingar”, de los ingenierosy los arquitectos que teníamos entonces bastante relación.

[...] Nos íbamos a las ocho de la mañana en un autobús, y subíamos hastaEl Ventorrillo; allí ya no se podía circular en coche, porque estaba lleno denieve. Bajábamos los esquís, nos los poníamos y nos íbamos esquiandohasta Navacerrada.

[...] En el puerto había dos sociedades: una era el club Guadarrama y otraera el Alpino. Yo era del Alpino. Teníamos unos refugios en el mismopuerto.

[...] A veces nos quedábamos varios días —porque teníamos vacacioneso lo que fuera—. Nos íbamos a algún refugio porque los dos clubs esos,


que se llevaban bien, contaban con albergues donde había leña, y lasociedad se encargaba de proporcionarnos los elementos indispensables.Nos llevábamos la comida y estábamos tres o cuatro días por allí..., en laMaliciosa...

[...] Entonces no había allí ningún tipo de aparato de remonte; así queluego, en la guerra, en el Pirineo, me sirvieron bastante mis conocimientosde esquí, aunque yo no era buen esquiador...


Sentada de espaldas, 1933 [Cat. 30]

Una estructura de madera con los palos que unen las cerchas quevan recubiertas con una pella de barro, con carrizo, dirigida hacia los lados,como siempre se han recubierto las chozas y las casas populares.

El caballete de tejas para cubrir el remate y punto final del tejado.

¡En este agujero fue donde estuve yo escondido durante un año menosdiez días!

[...] En 1936, cuando empezó la guerra, me quedé en Daimiel aislado, sinsaber qué hacer. Yo había hecho el servicio militar el verano anterior, yclaro, los primeros a los que llamaron en Ciudad Real fue a los de miquinta. ¡Y había un jaleo allí...! Ni oficiales, ni nada: “¡Bueno, venidmañana!”.

Y yo me volví otra vez al pueblo y entonces un tío mío que era curacastrense me envió un papelito escrito a lápiz: “No te presentes”.

Y yo no me presenté, y al día siguiente se presentaron los demás de miquinta en Ciudad Real. Los metieron en un tren. Lo detuvieron antes dellegar a Getafe y los fusilaron delante de los demás viajeros.

Yo me quedé allí, en Daimiel: la parte de arriba de toda la casa era unartesonado del siglo XVI que comunicaba con el Convento de Santa Maríala Mayor...

[...] Me avisó el mancebo de botica —era una persona buenísima— quefue el que nos salvó la vida a la familia [...] y me tenía al corriente de lo quepasaba.

[...] Y pensé: “Me escondo aquí, en mi misma casa, encima delartesonado, donde será raro que nadie mire”.

Me subí entonces a una escalera de esas de tijera, un caballo; llegué yacon dificultad. Estaba bastante alto y fue cuando me dije: “Pues, hombre,quitando trozos de madera de aquí y allá...”.



El agujero, 1937 [Cat. 41]

Y fui arrancando trozos de madera de un casetón. ¡Total, que llegué a quitar la madera esa, pero a pedazos, a astillas! Luego las pegué en uncartón muy fuerte, las clavé, las retoqué con pintura al óleo que se parecíaun poco al color de la madera; tenía menos brillo pero, ¡vamos!, separecía...

[...] Y así hice una tapa de entrada por la que podía introducir mi cabezapegada al brazo derecho, y después el cuerpo. A esa puertecilla le clavéla escalera, una escalera de trovador —que es la que tiraban lostrovadores a los palacios—: eran dos cuerdas separadas por otras.

A.M.B.: ¿Y sabías hacer esas escaleras?

M.F.: ¡Hombre, por Dios! Pones dos nudos a un lado y otros dos nudosen la cuerda.

A.M.B.: ¿Cómo la enganchabas? ¿Estaba muy alto? ¿Cómo subiste laprimera vez?

M.F.: ¡Estaba a unos cuatro metros! Subí con un caballo.

A.M.B.: ¡Ah! ¡Una escalera de esas muy grande!

M.F.: ...Agarrándome y como pude. Organicé allí la escalera aquella y latapé. Las cuerdas esas las até a las vigas con cordel de cáñamo. ¡Todo lohice yo! Metí dentro del agujero un cántaro de agua, unos panes morenos,una vela y dos mantas...



Mi mano derecha (III), 1937 [Cat. 48]

Siempre me han interesado mucho las manos. De las partes delcuerpo son lo que tiene más escorzos.

[...] ¡El pintor que mejor —como ninguno— ha hecho manos en su vida esEl Greco! ¡En El Espolio, la mano del hombre que sale entre la gente, enprimer término, es una maravilla!

[...] Como no tenía otro modelo, yo me veía obligado a jugar con mis dosmanos. Y así fui pasando allí dentro los días.

[...] De los dibujos de manos que hice el que más me gusta es éste: esuna mano muy de pedir…, y este otro porque es de los pocos dibujos queme he hecho con la izquierda, lo que es una dificultad añadida…

A.M.B.: ¡Lo peor de todo, para mí, debía de ser el frío, porque allí en esesitio debía hacer un frío tremendo!

M.F.: Tenía un poco más de media botella de coñac que me subí, y en lasnoches así de mucho apuro, cuando hacía mucho frío, me echaba untrago, porque estaba muy débil. Me ardía el estómago vacío, pero entrabaen calor y dormía bien.

[...] Me organicé un plan para poderlo seguir muy a rajatabla. Y eso meayudaba a pasar el tiempo: me despertaba, y como entonces yo estaba enel Opus, cogía el misal y me rezaba la misa. Después leía un poco,alrededor de media hora, El Quijote. Leía mucho clásico, parte de LaDivina Comedia, lecturas religiosas, profanas. Me sirvió mucho. Todo esoa vista de la vela.

Gasté muchas. Todas las que encontraron en los alrededores.

Había ratos también que estaba a oscuras.

Una de las cosas que solía hacer era apagar todas las luces, para ver sisalía alguna luz, alguna chispita que se pudiera ver desde fuera...

Y entonces con un papelito de fumar de los de seda tapaba los agujeritos.¡Porque una cosa importante era que no vieran luz en el tejado y eso sí lovigilaba yo mucho!


[...] Resultó curioso cuando un día mi hermana Lola me comunicó quehabía un gran peligro. Enseguida sentí que andaban por el tejado yescuché voces. Iban moviéndose las tejas bajo las suelas de cáñamo desus alpargatas.

Yo, entonces, apagué la vela y me coloqué mirando hacia el lugar dedonde venía el ruido. Vi cómo se rompían los cañizos y apareció una luzde linterna muy potente, a continuación oí una conversación y de prontoapareció una mano. Pensé en aquel momento que si yo agarraba esamano, su dueño se podía morir del susto. Después del forcejeo con unosalambres el ruido cesó y los pasos se alejaron. ¡Parece ser que buscabanantenas de radio!

[...] Mi comida diaria consistía en un huevo cocido con agua en un vasomediante una lamparilla de aceite encendida durante una horaaproximadamente. Luego dejaba enfriar el huevo, lo pelaba, lo machacabacon un tenedor, le echaba un chorro de aceite y con un trozo de pan duromoreno me comía la mitad por la mañana y la mitad por la noche. Con tanescasa alimentación la cara se me llenó de granos y así se fueronsucediendo los meses.

Las muchachas de servicio eran buenas personas, aunque al estarafiliadas al Socorro Rojo eran un peligro para mí, pero siguieron estandoen nuestra casa hasta que se casaron. Ninguna de ellas se pudo darcuenta de que yo estaba en el techado.

[...] Rafael Pinilla era un primo mío segundo. Un día empezaron aperseguirle y lo ayudé porque vivían en la casa de enfrente. Llegó unmomento en el que se vio perdido y entonces se subió conmigo al agujero.


Desde el gabinete de mi casa, sin que se me viera desde la calle,un día de fiesta, cuando podía bajar del agujero donde estaba escondido,hice este apunte rápido.

[...] Cada quince días me dejaban que bajara del agujero, porque salían lasmuchachas de servicio. El espacio que tenía era de 1,35 m de alto, esdecir, que no podía ponerme nada más que cada quince días de pie. Salíade tres a cinco de la tarde; es lo que tenía dispuesto para cambiarme deropa y para tomar alimentos, y también, vamos, ¡para soltar paquetes:unas latas que tenía de glicerina!

[...] ¡Porque tú fíjate que yo tuve que aprender..., aprendí —claro— por lafuerza, pues cuando tenía que hacer mis necesidades las tenía queseparar porque no podías hacerlas a la vez!

A.M.B.: ¡No des detalles!

M.F.: Y luego… hacía mis paquetitos, que los preparaba como los queenvolvían en la farmacia.

[...] Ese mirador lo había comprado mi padre del derribo de una casamodernista de Madrid cuando derruían edificios para abrir la Gran Vía.

El maestro Caballero hizo una zarzuela que tituló La Gran Vía —mi padreasistió al estreno de esta función— en la que cada calle estabarepresentada por un personaje:

“Caballero de Graciame llamany efectivamente soy así,pues sabido esque todos me conocen,por mi señorío, todo Madrid...”

A.M.B.: Miguelete, por favor, no sigas...



Vista desde un mirador de mi casa de Daimiel, 1937 [Cat. 52]

A.M.B.: Y como tenía miguitas de pan, pues llegaron allí los ratonesy se paseaban por todas partes.

Y se hicieron muy amigos de él.

M.F.: ...Cuando llegaron los noté; fue más bien al principio.

Oí un ruido y dije: “Ese ruido no...” y ¡… apareció un ratón!

[...] Un día observé, como a metro y medio escaso, el hocico y los dosojos brillantes de un ratoncillo..., y con su consabida curiosidad fueronapareciendo algunos otros... que adquirieron pronto una gran confianzaante mi recibimiento ausente de toda repulsión.

[...] ¡Y poco a poco se acercaron tanto que cuando estaba echado sepaseaban por encima de mí, con la mayor naturalidad!

A.M.B.: Te pasaban por la cara y por todas partes. ¿No te producíanmalestar? ¿Te resultaron simpáticos?

M.F.: No, nada, estaban muy simpáticos… jugando, se seguían…¡Supongo que eran ratón y ratona y estaban echándose sus grandescarreras!



En el agujero; los ratones, 1937 [Cat. 43]

Yo hacía estos apuntes de ropajes cuando estaba escondido en elagujero. Ponía una manta colgada de una cercha de madera: meinteresaban los pliegues. ¡Había pintado mucho del desnudo, pero nadavestido!

[...] Por entonces ya había terminado y había aprobado segundo deArquitectura. Me quedaban tercero, cuarto y quinto, que luego los hice endos años.

[...] Un día mi hermana Lola me dijo que un señor de mi edad preguntabapor mí, y que decía que se llamaba Juan Giménez Vargas. Así que hiceque me lo pusiera en el gabinete delante del ojo de la cerradura, y yo bajépara comprobarlo. Abrí la puerta y nos dimos un gran abrazo. Me dijo quevenía a buscarme y a llevarse el dinero que pudiera dar mi padre, quegenerosamente dio todo lo que tenía: fue heroico. Rafael Pinilla, mi primo,no quiso venir con nosotros, y salimos de Daimiel Juan Giménez y yohacia la estación para coger el tren por el lado de atrás para meternos enel retrete y encerrarnos.

Era de noche. Y llegamos a Alcázar de San Juan. Allí estuvimos esperandopara coger un tren hacia Valencia, donde estaba Paco Botella, que meescondió en una portería de un amigo suyo. Después de no darme el soldurante tantos meses, yo tenía un aspecto horroroso.

Al día siguiente fuimos en tren hacia Barcelona y como el Ebro estabadesbordado tuvimos que cruzar el río en una tartana.



Estudio de ropaje, 1937 [Cat. 50]

Un pueblo de la provincia de Huesca con torre mudéjar. Recuerdoque nos alojaron en una casa vacía y nos dieron un catre para dormir y unamanta. Hacía mucho frío. Generalmente nos acostábamos vestidos ycalzados.

[...] En la guerra hice dibujos a lápiz a todas horas. Llevaba una chamarray en los bolsillos de los lados guardaba el papel y el lápiz. ¡Me divertíaponer la fecha: siete de tal del tal!

¡También hacía acuarelas, pero eso exigía ya estar en algún sitio parado!

[...] Un día, yendo hacia Soria, me puse a hacer un dibujo y medetuvieron... en un pueblo que se llama... Almazán: llegué allí de soldado,vi una pequeña capilla románica, que estaba a la izquierda viniendo de lacarretera general, desde Medinaceli..., y entonces empecé a dibujarlaenseguida.

Llegó un soldado y dijo:—“¿Qué haces ahí?”.—“Estoy dibujando” —respondí.—“Pues no se puede” —contestó.—“¿Por qué?” —dije.—“¡No, que no!” —y llamó al cabo.

El cabo llegó y llamó al sargento, y el sargento vino y dijo:—“Vente, que te voy a llevar al capitán”.

Y yo me presento allí y digo:—“A sus órdenes, mi capitán”.

Y el capitán: —“Usted estaba dibujando. ¿Cómo estaba dibujando esto?”.—“Pues, mire usted, porque yo soy estudiante de Arquitectura

y me gusta dibujar, y dibujo; mire usted, aquí está”.—“Bueno, bueno, pues no haga nada”...

¡Y es que, desgraciadamente, la capilla la utilizaban de polvorín! ¡De eso me enteré después, claro!



Vicién, 1938 [Cat. 59]

He dibujado muchos de los pueblos de la Bonaigua y del Valle deArán y de la parte más cercana a Francia del alto Pirineo catalán.

[...] En esta fecha yo había salido del agujero para ir a Barcelona.

A.M.B.: Y desde Barcelona os pasasteis por el Pirineo, ¿no?

M.F.: En Barcelona estuve sin documentación mes y medio. Me pasabatodo el día en la calle. Hacía frío. Fue duro.

A.M.B.: Y después del paso del Pirineo, ¿qué pintabas tú de soldado?

M.F.: Como tenía el carné de conducir, me hicieron chófer de un coroneldel cuerpo militar que hacía de juez. Era un juez, no era militar. Y yo, puestampoco… Y, claro, nos llevábamos bastante bien. “A sus órdenes...”, ynada, pues el hombre tenía la idea de que yo arreglaba todo lo queestuviera estropeado.

A.M.B.: ¡Ah! ¡Qué poca idea tenía de ti!



Esterri de Aneo, 1938 [Cat. 66]

Uno de los muchos puentes que se encontraban alrededor de losfrentes de batalla.

[...] Después de la toma de Barcelona, cogimos la carretera y nos fuimosal Pirineo, a Llavorsí y luego llegamos al Aneo.

Hombre, tengo cosas de la ofensiva que hubo de antes del Ebro porqueme había yo pasado por Andorra hacía muy poco tiempo, y estaba desoldado raso.

[...] La huida por el Pirineo fue muy fuerte: estuvimos un mes entreárboles. ¡Los cinco días de marcha sin luna fueron durísimos! Además, ¡senos metieron los piojos a mansalva! Nos lavábamos en los charcos. Cadauno hacía lo que podía para quitárselos.

[...] En total éramos ocho. Yo iba el primero detrás del guía. El segundoera el señor Escrivá. El tercero era Pedro Casciaro —yo conocí el Opusporque Pedro Casciaro, arquitecto y nieto de un italiano, había ido aconfesarse con Escrivá, le había gustado y me llevó a verle—.

El cuarto era Paco Botella. El quinto era... Bueno, un ingeniero de caminosque se fue muy pronto del Opus; a continuación José M.ª Alvareda. Luegouno de Navarra, que fue el primer supernumerario; y el último, porvoluntad propia, Juan Giménez Vargas, porque se trataba del puesto másduro. Porque tenías que andar más. El primero es el que menos anda. ¡Esomismo pasa con las mulas y con todo lo que va en fila!

[...] Los guías se turnaban cada noche. Eran contrabandistas de perfumes,y el último día nos señalaron:

—“Coged este camino y enseguida habréis llegado”.

Y nos dejaron solos. Yo me indigné. Y dijimos: “Lo mejor es parar y queamanezca”. Cuando ya creíamos que estábamos seguros y habíamospasado la frontera que era una especie de arroyo viejo sin agua, enfilamosla carretera y al terminar nos encontramos con una caseta. Estaban allí losgendarmes franceses.



Un puente volado, 1938 [Cat. 72]

[...] Y nos dieron un papelito en el que ponía: “Refugiados políticos”.

¡Y se acabó!

Entramos en Sant Juliá, en Andorra. Veníamos hambrientos, sin habercomido en varios días. El párroco se portó muy bien. Nos comimos cadauno más de un pan. ¡Traíamos un hambre!

Recuerdo que había una torrentera tremenda, que se oía ruido del agua.Nos acostamos y entre que nos comíamos el pan y dormir...

Pero ¡no nos dejaban pasar a Francia! Estuvimos así ocho días por lomenos.

[...] Y nevaba sin parar. Entonces dijeron que no era posible quesaliéramos porque alrededor de las casas había más de dos metros denieve.

Tuvimos una reunión y les dije:

—“Yo no soy un esquiador muy experto, pero entiendo de esto. Yo me comprometo a preparar los pies de cada uno” —de los ocho que éramos—.

Y allí empezamos a recoger periódicos, les hice unas botas de papel,cuerdas y cartones, y tiramos para adelante, al Pas de la Casa. En el Pasde la Casa nos recibió un pastor de ovejas. Y, total, que llegamos a unsitio donde había un puesto de taxis, y en dos taxis nos dirigimos aLourdes, San Juan de Luz y Fuenterrabía, donde nos recibieron muy bien.

[...] Yo saqué mi documentación. Me dijeron: “Usted ya estádocumentado y no tiene otro remedio que presentarse a Automovilismoporque tenemos una orden diciendo que el que sepa manejar un automóvilque se lo quede”.

Entonces me dieron un coche viejo y me dijeron que fuera a la provinciade Burgos y que me presentara en Arlanzón. Y desde allí solito con misalpargatas y todo, ya anochecido llegué a Imón.


Imón está en la provincia de Guadalajara. Los rojos habían tomado Teruely había que ir a Teruel a contraatacar. Y entonces me vio el sargento conla pinta que yo llevaba y dijo: “Que le den de comer. Usted, vaya a lacocina... Quítese todo lo que tenga y dúchese”.

Me dieron ropa nueva: “Ahora con cuatro oficiales tiene que irse aTeruel”.

[...] Y me fui a Teruel y después a Cella, y dormí un poco. Allí oí porprimera vez cómo la metralla me pasaba muy cerca. Cogí un trozo, me loguardé en el morral como recuerdo. Lo he tenido hasta ahora sobre mimesa.

A.M.B.: ¡Pasarías mucho miedo!

M.F.: ¿Miedo? ¡Nada!, porque comprenderás que mucho más miedo habíapasado antes, en el agujero.

Estaba en guerra, íbamos en primera línea, y yo me sentía como en lagloria.


Una torre mudéjar típica de ladrillo.

[...] Como tomaron Teruel unos y otros, hubo bastante tiempo en el queestuvimos en los alrededores.

[...] Yo pasé por todos los pueblos que se fueron tomando y en la plazase paraba uno diez minutos, un cuarto de hora, y yo hice esos apuntes allímismo, poniendo el día y la hora.

[...] A pesar de todo, solía hacer retratos; el de Juan Giménez Vargas conuna gacha es el que mejor me salió. A los que nos pasaban por una zona—los guías— les habían dicho: “Vendrá Miguel y os hará un retrato”. Lesprometía que se lo haría, y lo cumplía: los tíos se quedaban muycontentos.



Iglesia de Lechago (Teruel), 1938 [Cat. 57]

Mi manera de hacer acuarelas rápidas era dibujar con un lápizfuerte poniéndole luego color; y aquí la torre con tres nidos de cigüeñas.

[...] ¿Si me interesaban los tendidos eléctricos?

¡Me indignaban! Porque hay fachadas con unas esquinas... ¡indecentes decables! Pero ¡no le importa a nadie!



Santa Amalia (Badajoz), 1939 [Cat. 76]

Recuerdo que hicimos el viaje de final de carrera hacia el año 1942.

Fuera de España había guerra y no podíamos ir nada más que a Portugal.En nuestro curso éramos muy pocos. ¡Menuda diferencia con los alumnosmatriculados que se cuentan ahora! Fuimos a Portugal: Francisco de AsísCabrero y Torres Quevedo; Javier La Huerta, hijo del general; JoséRebollo, que aún vive y ha sido arquitecto jefe municipal de Córdoba; JoséLuis Fernández del Amo; Luis Alústiza, que era de Cegama; ManuelBastarreche, y Javier Peña Peña...

[...] El profesor que nos acompañaba era don César Cort, un auténticohueso de la cátedra de Urbanismo. Pero con gran sabiduría y al que se hahecho poquísimo caso en los planes de urbanismo. Yo me llevaba muybien con él. Realmente ¡fuimos a Portugal para comer! Todos engordamos yaprendimos mucha arquitectura.

[...] En todos los sitios que llegábamos yo hacía un dibujo: una vista deLisboa, otra de Coimbra. Allí hice una acuarela que me quedó muy bien...

[...] Y, total, que de ese viaje sólo tengo una fotografía que me hizoCabrero, en donde están los demás de pie, en Ébora me parece que era,y yo estoy sentado en el suelo haciendo una acuarela (ver pág. 25). Erauna cosa fácil; algunos detalles los dejaba sin hacer porque tenían quesecarse...

Una de las que me salieron mejor me la compraron en una exposición dela galería Biosca, ¡cuando yo tenía ochenta años!

[...] Cuando terminó la guerra hubo una exposición nacional en el Palaciode Cristal, en la que yo participé con unas flores de colores muy fuertes¡y me hicieron una buena crítica!

[...] Camón Aznar y Lafuente Ferrari me dedicaron muy buenas críticas enarquitectura y en pintura.

[...] A mí me obsesionaba todo esto, porque reconozco que nunca fui tanbueno como para destacar.



Pombal, 1942 [Cat. 86]

miguel fisac. apuntes y viajes

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