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Me di o si gl o SUPLEMENTO ESPECIAL DE

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Medio sigloSUPLEMENTO ESPECIAL DE

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

2 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

IMAGEN TOMADA DEL LIBRO «CRÓNICAS ALICANTINAS», DE FERNANDO GIL

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

ÍNDICE

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MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

l 19 de febrero de 1958, a las 17 horas y 38 minutos exactamente, se colocó laprimera de las más de seis millones de piezas de mármol de Monóvar de cuatropor cuatro centímetros que iban a cambiar la postal de Alicante. Fue un actosencillo, en el que, al alcalde que tuvo la iniciativa, Agatángelo Soler, apenas leacompañaban un centenar de curiosos, muchos de ellos turistas. El antiguo malecón,

el viejo Paseo de los Mártires de la Libertad, transmutado ya en Explanada de España,intentaba, cambiando su faz, abrirse a la modernidad. INFORMACION ha querido sumarseal aniversario con un suplemento especial en el que periodistas (José María Perea y Clara R.Forner), historiadores (Francisco Moreno, Enrique Giménez, Mario Martínez, Emilio Soler),arquitectos y urbanistas (Joan Calduch, Santiago Varela, José Ramón Navarro), artistas (MaríaChana) y residentes en la zona (como el jurista Rafael Simón), trazan la radiografía de lo quefue, lo que es y lo que debería ser el paseo por excelencia de Alicante. Un hito urbano perotambién, qué duda cabe, un referente simbólico y sentimental de muchos ciudadanos nosólo de la ciudad que preside, sino de toda la provincia. Un “mar ondulado de mármol”,según feliz expresión de alguno de los autores que firman estas páginas, pero sobre todo,como muy bien la define otro, una dama que, entrada en la madurez del medio siglo, y apesar del abandono a la que se ha visto sometida en los últimos años, conserva el atractivofulgor que tuvo y la promesa de futuro que la vio nacer.

El sueño todavía realizableJOSÉ MARÍA PEREA

Un mar ondulado de mármolFRANCISCO MORENO SÁEZ

Cuando la ciudad de Alacantera modernaJOAN CALDUCH

Un espacio urbano en tres dimensionesSANTIAGO VARELA

La Explanada, el puerto y la ciudadJOSÉ RAMÓN NAVARRO VERA

En el oasisENRIQUE GIMÉNEZ

La mirada de los viajerosEMILIO SOLER

El día que desapareció la ExplanadaMARIO MARTÍNEZ GOMIS

Eventos con flashMARÍA CHANA

Happy birthday,bella damaRAFAEL SIMÓN

Un paseo mal acompañadoCLARA R. FORNER

Foto portada RAFA ARJONESDiseño-maquetación GREGORIO BERMÚDEZ

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La Explanada, el día enque comenzaron lasobras de pavimentación,hace cincuenta años

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

4 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

n alicantino delsiglo XIX, quetenía la ciudaden la cabeza,soñó que la Ex-planada, en cu-yo diseño ini-cial intervino,fuera el primer

paso en la configuración de unlargo paseo marítimo a orillas delmar, entre el Cocó y el sur del ba-rrio de Benalúa. Hace unos días,otro alicantino, el urbanista Al-fonso Vegara, respondía en IN-FORMACION (ver número del20 de enero) que «si se puede lle-gar a la Luna, ¿cómo no vamos apoder llevar la Explanada hasta elaeropuerto?». ¿Es posible todavíarealizar el viejo sueño del arqui-tecto Guardiola Picó? ¿Planteárse-lo ahora que se cumple medio si-glo del inicio de la última gran re-forma de la Explanada?

En 1895 salía de la imprenta laprimera parte de «Reformas enAlicante para el siglo XX», unaserie de propuestas elaboradaspor José Guardiola Picó, arquitec-to de la Real Academia de BellasArtes de San Fernando, académi-co corresponsal de la misma y ar-quitecto del municipio de Alican-te y de la diócesis de Orihuela. Enel prólogo de la citada obra dice:«La construcción de la vía férreade Madrid y la construcción delpuerto obligaron a transformarparte de la ciudad; la vía del puer-to obligó a dar otra forma al anti-guo Malecón, depósito entoncesde toda clase inmundicias, dandopor resultado un paseo de carác-ter especial que encanta al foras-tero que por allí transita. Lo queera en él paseos estrechos y raquí-ticos entre mal llamados jardines,en este último año se han conver-tido en andén central desahoga-do, tan hermoso y concurrido eninvierno como poético y agrada-ble en verano».

Haciendo suyo el lema «Todopor Alicante y todo para Ali-

cante» de «nuestro inolvidablehermano don Eleuterio Maison-nave» (dice literalmente Guardio-la Picó del político alicantino, alu-diendo a la pertenencia de ambosa la masonería), el arquitecto re-pasa algunas de las obras realiza-das en los últimos cuatro años,entre las que figuran la construc-ción del paseo de Gómiz, la trans-formación del de los Mártires (laactual Explanada), la terminaciónde Doctor Gadea hasta la plaza deSan Francisco (actual Plaza deCalvo Sotelo), la plantación de ár-boles y construcción de aceras enAlfonso el Sabio, la urbanizaciónde la plaza de Balmes donde estáhoy el Mercado Central, y el traza-do de la avenida de Zorrilla (ac-tual avenida de la Constitución),entre otras obras de carácter hi-

gienista. Todo eso, recuerdo, ensólo cuatro años y a finales del si-glo XIX.

Guardiola Picó, el arquitectocreador del modélico barrio deBenalúa, enumera a continuaciónalgunas de las reformas que pro-pone para el siglo XX: la plaza ybarrio de San Francisco, mejorarlos accesos desde Madrid y SanVicente, la prolongación de laRambla (una obra que se ejecuta-ría hace menos de 50 años), lamejora de las calles Mayor, Villa-vieja y Virgen del Socorro en elRaval Roig, los alrededores de laiglesia de San Nicolás, la puertadel Mar, el barrio de San Antón,los barrios altos de la ciudad (San-ta Cruz, San Roque y del Car-men), la transformación del Be-nacantil y del castillo de San Fer-nando en pulmones verdes parala ciudad y otras obras, modifi-cando rasantes y creando des-agües naturales en las partes máspróximas al mar, para evitar inun-daciones.

Uno de sus sueños era conectarcon un paseo la estación de los

Ferrocarriles Andaluces (la hoyabandonada estación de Murciacuya línea cumplirá 125 años deexistencia en 2009) con el Posti-guet. Poniendo como ejemplo loconseguido en el antiguo Male-cón, la conversión de la Explana-da «en el sitio más ameno, máshigiénico y más hermoso de laciudad, donde no hay forasteroque no contemple con admira-ción aquel pintoresco jardín, don-de crece el pino al lado de la pal-mera a orillas del mar, y desdedonde se ve a la vez el buque devapor surcando las rizadas olas,correr la locomotora sobre cintasde hierro que serpentean junto aun bosque de palmeras y frente auna cortina de suntuosos edifi-cios», Guardiola Picó propone en-lazar de forma similar toda la fa-chada marítima de Alicante, des-de el Postiguet a Babel.

En 1909, el mismo año de sumuerte, se publica la tercera partede las «Reformas en Alicante parael siglo XX», donde Guardiola Pi-có dedica la conclusión de la obraal Parque de Canalejas y la Expla-

nada. Critica que en el parque,por concesiones municipales deocupación de suelo, no se siguie-ran las mismas pautas que en laExplanada y defiende de nuevo,con propuestas de trazado, su «Aorillas del mar»: un paseo desdemás allá del matadero (actual Co-có y estación de Dénia) hasta lacarretera de Santa Pola, hasta elactual Palmeral y San Gabriel. Unpaseo que contaba hace un siglocon los mismos tres tramos quetiene hoy: paseo de Gómiz, Expla-nada y Parque de Canalejas.

La expansión a poniente delpuerto de Alicante, la conti-

nuidad edificatoria entre Benalúa-Babel y San Gabriel, la supresiónde la vía férrea por el sur de Bena-lúa y Babel, la inmediata urbani-zación de Benalúa Sur y la futuraconversión de la Estación de Mur-cia en Casa del Mediterráneo, y laanunciada desaparición de la lí-nea férrea desde San Gabriel a laCiudad de la Luz, junto con la re-cuperación de El Palmeral comoparque, justifican hoy más que

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El sueño todavía realizable

JOSÉ MARÍA PEREA

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Guardiola Picódefendía un paseodesde el Cocó hastael Palmeral, hoy másjustificado que nunca

ANTONIO AMORÓS

nunca aquel viejo sueño de quie-nes ponían el porvenir de la ciu-dad por encima de cualquier otraconsideración. Un sueño que fueretomado en los tiempos del frus-trado Triángulo Alicante-Elche-Santa Pola bajo la denominaciónde Paseo de Calabarda en el pro-yecto de Alfonso Vegara, quienrecupera de nuevo la vieja idea.

Hoy se cumplen cincuentaaños de la colocación de la prime-ra tesela de la última gran refor-ma de La Explanada. Un paseoque fue un hito y que hace cienaños tenía vocación de ser el prin-cipio de un gran proyecto: poneren valor y uso el espacio más pri-vilegiado de una ciudad que ha si-do siempre mar y lo ha sentidobajo sus piedras. ¿Sabremos con-seguirlo los alicantinos de princi-pios del siglo XXI? ■■

José María Perea es periodista, exteniente de alcalde del Ayuntamientode Alicante y director del Club IN-FORMACION.

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

n 1957 parecíanabrirse perspec-tivas nuevas pa-ra la ciudad deAlicante. La re-consideracióndel Plan Mugu-ruza para laPlaya de San

Juan, la inauguración del HotelCarlton, el acuerdo del Patronato«Francisco Franco» para cons-truir mil viviendas en la ciudad, yla autorización de un hotel de ca-torce plantas y 342 habitacionesen la Albufera apuntaban en esesentido. Además, en el castillo deSanta Bárbara se efectuaron prue-bas de televisión, el invento queiba a revolucionar nuestras vidas,se inauguró el cine Casablanca,El Tino tomó la alternativa y elPadre Fontova inició su obra deNazaret, la Ciudad de los Mucha-chos. Desde Alicante se envió tu-rrón a las tropas españolas queluchaban en Sidi Ifni, el goberna-dor civil recordó que seguía vi-gente la prohibición del Carnavaly tuvo lugar el juicio por el famo-so «crimen de Vistahermosa»,cuyos autores fueron condenadosa muerte y ejecutados al año si-guiente. Como prueba de cómoiban cambiando las costumbres,INFORMACION entrevistaba a laprimera abogada que había actua-do en un juicio en la provincia,Mª Dolores Vidal Ramos.

El tema del turismo estaba en-tonces en plena discusión. Se or-ganizaron en Elche, Orihuela yotras localidades entidades parafomentarlo y en Alicante se con-traponían las indudables ventajaseconómicas que podría aportarcon sus efectos sobre las costum-bres y la moralidad indígenas. Engeneral, la actitud de la IglesiaCatólica fue muy adversa ante laimportación de costumbres exóti-cas «que nada tienen que ver connuestras limpias costumbres depueblo honrado».

El obispo de la diócesis, PabloBarrachina, en una Carta Pas-

toral publicada en 1958, apuntódirectamente al turismo comouna de las causas fundamentalesde la que, en su opinión, era unaescandalosa situación de la mora-lidad pública: «En poco tiempo,relativamente, se ha perdido elpudor. Y la modestia no existe enamplias zonas sociales. La lujuriaha invadido el espectáculo públi-co, la calle y la carretera». Se esta-ban permitiendo demasiadas li-bertades y, de no atajarse a tiem-po, la inmoralidad avanzaría«hasta los límites últimos del des-enfreno y el libertinaje». En defi-nitiva, los españoles eran excesi-vamente tolerantes con los ex-tranjeros, por temor a que el tu-rismo se alejase, «por sórdidasganancias o un afán mal entendi-

do de modernidad». Otros ecle-siásticos advertían, apoyando alobispo, que o se ponía coto a esaplaga de indecencia «o todos pe-receremos en la ciénaga inmundaen que se está hundiendo la mo-ralidad pública».

Así las cosas, en marzo de1957, el «camarada AgatángeloSoler Llorca», alcalde de la ciudaddesde octubre de 1954, concedíaal diario INFORMACION unaentrevista en la que anunciabaque la Explanada iba a ser pavi-mentada con mármol multicolory se iba a convertir en «uno de losmás bellos y señoriales paseos delmundo». Se trataba de una obragigantesca y costosa, pero que ibaa proporcionar realce y prestanciaa la población, cuyo futuro esta-ba, precisamente, en «el turismonacional y extranjero». Se estabanya haciendo pruebas de combina-ciones de colorido, con el mármolfacilitado por dos empresas, aun-que aún no se había decidido elcolor definitivo que habría de te-ner para conseguir el efecto ópti-co que se buscaba: que la Expla-nada pareciera «un mar onduladode mármol».

Según el alcalde, la Explanadaera ya el mejor paseo del Medite-rráneo y con la nueva ornamenta-ción se podría convertir en unode los mejores del mundo: «Yhasta es muy posible que muchosforasteros vinieran a Alicante sólopor ver nuestra Explanada» oque, al divisarla desde el automó-vil, el que iba de paso decidieranquedarse a verla, todo lo cual «setraducirá en dinero y bienestarpara Alicante». La primera autori-dad local invitaba a los hoteles y

comercios de la Explanada –elBar Mediterráneo, el Hotel Carl-ton, etc– a mejorar sus aceras, pa-ra ajustarlas al nuevo marco queiba a tener la Explanada. Trasanunciar otros cambios en la Al-bufera y en la ciudad que contri-buirían a atraer al turismo, Aga-tángelo Soler concluía manifes-tando que «me tienen sin cuida-do esos corros de enanos a losque todo les parece mal y no venmás que motivos de crítica en to-do lo que se hace. Si se les raspacon la uña, simplemente se en-cuentra que no son alicantinos yluego que la mayor parte de elloses mejor que no lo sean».

En febrero de 1958 llegó elmármol y comenzó su coloca-

ción, y al periodista Fernando Gil,que cubría la información, «le cu-po el honor de rellenar uno de losprimeros fragmentos, ante uncentenar de curiosos». En la pavi-mentación de unos diez mil me-tros cuadrados se emplearon másde seis millones y cuarto de frag-mentos de mármol de 4 x 4 centí-metros. Llegaron desde Valenciaunos pavimentadores muy expe-rimentados –que ganaban qui-nientas pesetas diarias los oficia-les y trescientas los peones– yfueron colocando los trozos demármol negro, marfil y «rojo Ali-cante», procedentes todos de lascanteras de los señores Tortosa,de Monóvar. El contratista eraAntonio Cubells Olmos, que cal-culaba que el precio total de la pa-vimentación estaría en torno a loscuatro millones de pesetas, algocaro pero no tanto si se tenía encuenta que el material era «de du-

Un mar onduladode mármol

EFRANCISCO MORENO SÁEZ

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El ex alcaldeAgatángelo

Soler, bajo cuyomandato sereformó la

Explanada, enuna imagen

tomada en los 80

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El precio total de lapavimentación rondólos cuatro millonesde pesetas, algo caropara la época

MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

JOSÉ NAVARRO

PERFECTO ARJONES

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

6 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

ubo un tiempo,hace ya cin-cuenta años,que Alacant seabrió a la mo-dernidad. Hoy,zambullidos enla efímera mo-da (que es lo

contrario de lo moderno) y en elabuso despilfarrador que privati-za los espacios públicos urbanos,casi se ha olvidado aquel episo-dio. Un olvido azuzado desde lospoderes públicos locales, los cua-les arrasan sin ninguna justifica-ción ni necesidad los ejemplos dearquitectura que nos recuerdanaquellos años de modernidad.Como el edificio de La Isleta (deJulio Ruíz Olmos) en la Albufere-ta, demolido con la premedita-ción y el ensañamiento propiosde una actitud inculta y prepoten-te. Eran, sin duda, otros tiempos.De hecho aquel momento fue laúltima etapa, por ahora, de unproceso que se había prolongadodurante más de un siglo, dondela Explanada llegó a convertirseen el exponente más conspicuode la voluntad de modernizaciónde la ciudad.

La actual Explanada ocupa ellugar extramuros donde existíaun varadero de barcas junto a laCasa del Rei. A lo largo del sigloXVIII y como secuela de la Gue-rra de Sucesión, los ingenierosmilitares propusieron toda unaserie de nuevos recintos amura-llados de los que sólo se llegó aconstruir el baluarte de Sant Car-les, más o menos donde está laplaza de Canalejas. De nuevo otrasituación bélica, la Guerra delFrancés, hizo que se levantara un

recinto amurallado, más modestoque cualquiera de los anterior-mente proyectados, englobandoese baluarte. Restos de esta mu-ralla salieron a la luz cuando seexcavaron los sótanos del aparca-miento que hay entre las callesCanalejas, Robles y Rafael Terol,los cuales fueron inmediatamen-te demolidos. Desde el baluartehasta la Porta de la Mar, que erala salida de la ciudad hacia elmuelle de Levante, el único queentonces había, se formó en 1829el malecón, embrión de la actualExplanada. Era una zona margi-nal a la que la ciudad daba la es-palda, en donde se empezó aacondicionar el muelle de costa.Almacenes y modestas casas depescadores y labradores poblabanlos descampados del entorno.

El fusilamiento de liberales enel malecón en 1844 (los Már-

tires de la Libertad) refleja de for-ma elocuente la condición perifé-rica de este lugar, aunque ya enaquellos momentos la situaciónestaba cambiando. Desde 1835 seinstalaban anualmente en elpuerto unos balnearios provisio-nales de madera, poniendo enevidencia que Alacant empezabaa volcarse al mar como espacio deocio colectivo. La actual ciudad deveraneo afloraba ya en las cos-tumbres de la sociedad decimo-nónica. En aquellos momentos,en el encuentro entre el caserío yel mar, a lo largo de la línea decosta, el trajín portuario se mez-claba con la ebullición diaria delos nuevos mercados ubicados enla Porta de la Mar (arquitectoEmilio Jover) y con las recientesdemandas sociales reflejadas en

las casetas de baños.La ordenación urbana del fren-

te del caserío y de la calle de SanFernando (Plano Geométrico,1849, y su rectificación, 1851, am-bos de Emilio Jover) marca el ini-cio de la vocación de centralidadque estaba adquiriendo el male-cón en la estructura urbanaemergente. Un proceso que tuvodistintas líneas de actuación para-lelas y, con frecuencia, enfrenta-das, en las que se puso en eviden-cia la diferente visión sobre el fu-turo de ese entorno, tal como loentendían las autoridades localeso los responsables militares yportuarios. Algo que a día de hoysigue de candente actualidad. Laconstrucción del muelle de costay la prolongación hasta el mismopuerto del ferrocarril, que por en-tonces llegó a Alacant, originó,por un lado, conflictos con las au-toridades militares, y por el otro,levantó barreras al libre acceso dela ciudad al mar.

Al margen de estos enfrenta-mientos, el viejo malecón setransformó en el Paseo de losMártires y empezó a engalanarsecon los símbolos más emblemáti-cos de la moderna ciudad bur-guesa: el monumento a los libe-rales fusilados, el templete demúsica y la plantación de palme-ras y parterres (arquitecto Guar-diola Picó, 1867-69). La actual Ex-planada empezaba a adquirir losrasgos más emblemáticos de sufisonomía. Una vocación que a fi-

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Cuando la ciudad de Alacantera modernaJOAN CALDUCH

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Imagen delpaseo de la

Explanada enlos años 30

ración ilimitada», pese a lo cualhubo de ser totalmente restaura-do en 1993.

Algunos señalaron el parecidode la pavimentación de la Expla-nada con el que tenía un paseo deRío de Janeiro, pero se argumen-tó que había dos diferencias im-portantes: allí las ondas eran per-pendiculares al peatón y en la Ex-planada, horizontales, y además,el material utilizado en Brasil noera mármol, sino «unas piedreci-tas muy consistentes».

Aunque la obra tenía que serentregada el 26 de diciembre,

no se terminó hasta enero de1959: el día 15, el gobernador ci-vil, Miguel Moscardó, colocó elúltimo mosaico de la Explanada,asistiendo la corporación munici-pal en pleno y diversos técnicosmunicipales. Según INFORMA-CION, y «como detalle curioso»,la primera persona en aplaudir,tras la colocación del último troci-to de mármol por el gobernadorcivil, fue «una turista extranjeraque, al igual que otros curiosos,se había sumado al acto». Des-pués, las autoridades pasearonpor la Explanada para comprobar«la magnitud de la obra realiza-da».

Hubo, junto a muchos pláce-mes, alguna crítica a esta inver-sión que contrastaba con el mani-fiesto abandono en que estabanmuchos barrios de Alicante. Y, en1959, en la revista diocesana Diá-logo se publicó una «Carta a unresponsable» en que se planteabaa alcaldes, empresarios, capatacesy comerciantes si sabían cómo vi-vían quienes dependían de ellos.Les preguntaba Diálogo si teníanconciencia de que «lo están pa-sando bastante mal» y si podíandormir cuando conocían las con-diciones en que vivían sus subor-dinados: se hacía alguna alusiónconcreta a los barrios extremos dela ciudad y sus condiciones, muydiferentes a las de las calles cén-tricas, de modo que «no se puedepensar en un nuevo jardín» sinacordarse de aquellos que «vivenen condiciones infrahumanas».Agatángelo Soler se dio por aludi-do y respondió justificando el di-nero invertido en la Explanada –convertido, «sin duda alguna, enel mejor paseo del mundo»- yañadiendo que se estaba trabajan-do mucho para mejorar la situa-ción de los barrios: todo ello, ata-cando duramente al autor de lanota de Diálogo, al que acusabade «sembrar insidias, calumnias,críticas y murmuraciones» contraquienes mandaban... Aún no ha-bía llegado la época del ordenadocontraste de pareceres... ■■

Francisco Moreno Sáez es catedrá-tico jubilado de Instituto.

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La Explanada, comoun sensible y finosensor que señala loscambios de la ciudad,refleja su decadencia

SÁNCHEZ

nales del siglo XIX adquirió algu-nas de sus características definiti-vas. Se reurbanizó el paseo y enla Porta de la Mar se derribaronlos obsoletos mercados y se re-construyó con más relevancia elmonumento a los Mártires. Tam-bién, en el otro extremo, se susti-tuyó el viejo baluarte por una pla-za (que más tarde acogería el mo-numento a Canalejas) junto a laque se instaló el primer Club deRegatas (carpintero Rafael Marco,1890).

Por su parte, la iniciativa priva-da vino a reforzar estas inter-

venciones públicas que estabantransformando el paseo. Se em-pezaron a abrir cafés que desple-gaban sus terrazas al exterior enpórticos de ligeras estructurasmetálicas (de las que sólo quedacomo triste vestigio la del antiguoCasino adosada de manera casipatética en el actual) y se levanta-ron algunos de los edificios másimportantes del momento, comolas casas Lamagnier (1918) y Car-bonell (1924) ambas proyectadaspor Juan Vidal, situadas en suinicio, y la casa Alberola (Guar-diola Picó, 1898) al final. La CostaAzul francesa y el Paseo de losIngleses de Niza eran los mode-los que se querían emular porqueeran los más representativos de lamoderna ciudad del veraneo deprincipios del siglo XX.

La nueva burguesía emergentede mediados del siglo XX, que es-

taba ansiosa por sacudirse la cas-pa imperialista de la posguerra,encontró, de nuevo, en la Expla-nada, el sitio idóneo donde des-plegar sus ideas sobre la ciudad,abriéndola a refrescantes aires demodernidad. América, tanto delnorte como del sur, fue el espejoen el que se miró Alacant en suansia de renovación. Y Río de Ja-neiro, la capital cosmopolita deBrasil volcada a sus playas y almar, el modelo ideal. Resulta elo-cuente de la capacidad proyectualde Miguel López el modo en quesupo conjugar, de forma coheren-te, sugerencias de ese modelocon los rasgos más sobresalientesque definían el carácter propio dela Explanada, tal como se habíaido configurando a lo largo de unsiglo.

El gran jardinero brasileño Ro-berto Burle Marx había diseñadoen la plaza de Manaos un pavi-mento formando amplias ondascon teselas de mármol de dos co-lores, blanco y negro, aludiendo ala confluencia de los ríos Amazo-nas y Negro, los cuales no mez-clan sus aguas, sino que éstasdiscurren paralelas durante unlargo trayecto, creando un límitesinuoso entre ellas. Este dibujo loutilizó después en muchos de susproyectos urbanos y jardines, co-mo los de Flamingo o Copacaba-na en la ciudad de Río de Janeiro.Posiblemente fue de aquí de don-de tomó esta idea Miguel Lópezpara el diseño del pavimento de

la Explanada. Si en el caso de laplaya carioca las ondas dibujadaspor el pavimento son paralelas ala línea de costa, formando comoolas sucesivas, Miguel López, sinembargo, utilizó tres colores ypuso las franjas trasversales. Estohace que el suelo parezca ondu-larse y moverse bajo los piescuando caminas, introduciendoun cierto ritmo acompasado porel movimiento de las palmas, quenos mece al pasear. Su otra granaportación fue la Concha de laMúsica que con su forma envol-vente crea un ambiente casi sen-sual mientras se escucha la músi-ca, relajados por la luz y la atmós-fera marinera. Entre las palme-ras, que desde el siglo XIX se ha-bían convertido en el signo deidentidad del Paseo, se renovó laplantación de parterres con ar-bustos de flores que lo protegíandel ruido de la carretera. De estemodo, a la vez que reforzaba elcarácter tradicional de la Explana-da, tal como había cristalizado enla memoria colectiva de los ali-cantinos, se le daba un nuevo aireque la hacía más confortable paralos ritos sociales que acogía: pase-ar, escuchar música, charlar, to-mar el sol, relajarse junto al mar,descansar.

Durante un siglo, desde media-dos del XIX a mediados del XX,la Explanada se había transforma-do de ser un entorno periférico aser el centro neurálgico de la ciu-dad reencontrada con el mar. Y

las intervenciones sucesivas quese hicieron, y que culminaroncon la reurbanización de MiguelLópez, reflejaban en cada etapalos gustos de una ciudad que serenovaba, creando el espacio pú-blico más amable de la ciudad.Éste fue el último episodio de unproceso donde la ciudad queríaser cosmopolita y moderna, y laExplanada iba reflejando en cadamomento y de un modo transpa-rente ese afán.

Ahora todo esto ha cambiado.La ciudad sólo interesa como

negocio, el espacio público seabandona y se degrada, y el gustoreinante se convierte en puebleri-no y hortera. Y la Explanada, co-mo un sensible y fino sensor queseñala los cambios de la ciudad,refleja de manera elocuente estadecadencia. El derribo de algunosde los edificios más significativosde este espacio urbano como lacasa Caturla (Nadal Cantó 1906,derribada 1942) el Casino (Guar-diola Picó -1898- y Vidal Ramos -1925, derribado 1975), la Coman-dancia de Marina (Luís Anzore-na, 1945, derribada en los años90), la mutilación traumática deotros como la casa Alberola, ladensificación abusiva de la edifi-cación o la muralla del Melià quecorta las brisas de levante que re-frescaban el paseo, son algunasmuestras del continuo goteo quedegenera, paulatinamente, desdehace décadas, el entorno más sig-nificativo de Alacant. Las inter-venciones más recientes, como elmonumento al ejército (que pare-ce ideado por un foguerer con elagravante que no se quema la nitde Sant Joan), el acondiciona-miento del muelle de costa (he-cho con la sensibilidad de un jar-dinero-decorador barato de ado-sados), las estatuas carentes deescala en el encuentro con laRambla, los torpes y peligrososdesagües para la evacuación delas aguas pluviales, la desastrosaurbanización de la calzada entreel paseo y el frente de edificación,la ocupación del paseo central porun mercadillo de carácter provi-sional que se ha convertido en pe-renne, y, más allá de su ámbitoinmediato en la línea de costa, laamenaza del dorado palacio decongresos en La Goteta (como sifuéramos ya la colonia particularde un jeque forrado de petrodóla-res, carente del más mínimo pu-dor, al que se le deslumbra concuatro baratijas), ponen en evi-dencia que la voluntad de moder-nidad se aleja cada vez más deAlacant, arramblada por actuacio-nes interesadas y sin ninguna vi-sión, que oscilan vacilantes entrelo provinciano y lo coent. ■■

Joan Calduch es arquitecto.

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

7MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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La nueva burguesía,ansiosa por sacudirsela caspa imperialista,encontró un sitio paradesplegar sus ideas

JOSÉ NAVARRO

l tramo de cos-ta contiguo a laciudad, con eltranscurso deltiempo tuvo di-versas inter-venciones. Laforma definiti-va se resolvió

con el plano geométrico de lacosta del año 1851. Donde el ar-quitecto E. Jover plasmó la pro-puesta que definía la alineacióndel muelle. Así como también,en paralelo hacia el interior, lasalienaciones de tres calles rectasque comprendían dos agrupacio-nes de manzanas, cuya particula-ridad es el predominio de la di-mensión en longitud, ante unaprofundidad reducida. Esta tipo-logía, aunque había sido amplia-mente utilizada en el siglo die-ciocho, resultaba por completonovedosa en Alicante. En el ex-tremo de levante, sobre dosmanzanas cuyo ancho compren-día el de ambas alineaciones, seencontraba construido el merca-do desde 1841, también por Jo-ver.

De lo previsto sólo se llevó acabo la alineación interior,

cuya menor anchura permitíauna tipología nueva de los edifi-cios, al ser recayentes a dos fa-chadas opuestas, tres en el casode quedar situados en las esqui-nas, con los accesos situados conpreferencia en la calle de SanFernando. Admite para las vi-viendas una mejora en la dispo-sición de las distintas piezas,más acorde con los principios hi-gienistas dominantes. De estemodo, con la exposición a los es-pacios abiertos, al mayor solea-miento, la ventilación cruzada,etc. conseguían para sus ocupan-tes un aumento en las expectati-vas de bienestar. Distante a la si-tuación de hacinamiento en quese encontraba la totalidad delcasco urbano, por entonces amu-rallado.

Un espacio urbanoen tres dimensionesSANTIAGO VARELA BOTELLA

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

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RAFA ARJONES

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

9MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

n los últimosaños del sigloXIX y comien-zos del XX, nu-merosos puer-tos españolesconocieron unperiodo de ex-pansión de la

infraestructura portuaria, que tra-jo aparejada el desarrollo de unaserie de intervenciones y mejorasen los espacios públicos de la fa-chada marítima de la ciudad quelos acoge.

Entre esas acciones, destacanlas de formación y ordenación depaseos marítimos situados entrelos espacios urbanos y los portua-rios que aparecerán en diversasciudades portuarias mediterráne-as de tamaño medio, como Tarra-gona, Almería, Málaga o Alicante.Son ciudades que tienen en co-mún una estrecha inserción mor-fológica puerto-ciudad.

La confluencia entre la prospe-ridad portuaria con la de la ciu-dad, cuya vida económica estabamuy ligada a la actividad delpuerto, es una de las razones queimpulsan estas transformacionesde los frentes marítimos urbanosen la ciudad portuaria. Tampocose pueden olvidar las transforma-ciones sociales y culturales que seproducen a lo largo del siglo XIXen relación al nuevo imaginariosobre el mar, que comienza a mi-rarse como un paisaje y comouna fuente de salud.

Otro argumento que explica laaparición de paseos marítimos enesta época está relacionado conlos nuevos usos y hábitos urba-nos, que tienen un origen aristo-crático en el siglo XVIII, pero quese consolidarán y populizarán alo largo del XIX: el paseo como ri-to social.

No es extraño que los espaciosurbanos de la fachada marítimade las ciudades portuarias se con-viertan entonces en los lugaresprivilegiados para una burguesíaen ascenso.

Todo este clima económico y

cultural lo encontramos en el Ali-cante de finales del XIX y princi-pios del XX. En nuestra ciudad, laforma y disposición de la infraes-tructura portuaria, y en especialla de su dársena interior, será de-terminante para la configuraciónde los espacios de su borde marí-timo. En los primeros años del si-glo XX ya se contemplan los dosgrandes paseos que articularan laciudad y el puerto: el Paseo deCanalejas, y el Paseo de los Márti-res que después de la guerra civilpasará a denominase Explanadade España.

En 1858 Alicante deja de seruna plaza fuerte y en ese mis-

mo año –recordemos que es el dela llegada del ferrocarril a la ciu-dad, cuyo aniversario celebramoseste año– se aprueba el inicio delderribo de las murallas que teníauno de sus lienzos ocupando loque hoy es la Explanada. Única-mente quedará en pie el baluartede San Carlos, en lo que hoy es elPaseo de Canalejas, y que se de-rribará unos años más tarde. Elderribo de la muralla de costa su-puso la apertura de la ciudad almar, que coincide con el comien-zo de la construcción de la nuevainfraestructura portuaria con téc-nicas y materiales modernos.

La obra portuaria de la dársenainterior se inició con el dique de

Entre aquellas fachadas y elmar se configuró un paseo

público. Los primeros planos delaño 1867 se deben a GuardiolaPicó, que de nuevo aportó nove-dades de toda índole en la trans-formación que por entonces ex-perimentaba la ciudad. El Male-cón dejaba de ser un lugar de re-presión, con sus ejecuciones su-marias, y se transformaba en unespacio para el ocio y disfrute desus habitantes, quienes encon-traban, junto con la contigua pla-ya del Postiguet con la oferta delos baños de mar, el lugar ade-cuado para completar las activi-dades al aire libre.

En su conjunto la Explanada,constituye una estructura urbanaque conviene interpretar en clavede tres dimensiones, de impor-tante sección transversal. Tantopor las edificaciones como elpropio paseo de salón, con suboulevard central, caracterizadopor la alineación tetrástila de pal-meras. Así el paseo en sus extre-mos, a levante y poniente, siem-pre ha estado delimitado por pie-zas significativas. En el extremoque articula con la playa, fue eri-gido el monumento a los márti-res de la Libertad. Elemento con-memorativo que fue desmonta-do en el año 1939, siendo reem-plazado por la fuente de potenteschorros sobre vaso de hormigón–C. Bohigues, 1960-, realizadacomo pieza exenta, para ser con-templada sin barreras interme-dias.

A poniente queda el levantadoen homenaje a Canalejas -Vicen-te Bañuls, 1914–. Constituye unelemento urbano y escultóricotratado a modo de hito. Sin du-da, constituye el paradigma deltratamiento de la escena urbana,tal como era entendido por laburguesía decimonónica.

Entre ambos elementos ha idomodificándose el paseo, sus

calzadas laterales, el pavimento,sustituyendo el templete por lapieza de hormigón actual –M.López 1958–. Construyendo so-bre las manzanas diversos edifi-cios, siguiendo una cadencia desustituciones, al amparo de orde-nanzas urbanísticas más permi-sivas en los volúmenes. Los mer-cados fueron reemplazados porsendos edificios representativospara la imagen urbana alicanti-na. Es la casa Lamaignere, –JuanVidal, 1918–. Aunque sobre todola casa Carbonell –Vidal 1920 a24–, edificio emblemático desti-nado a viviendas, muestra unlenguaje ecléctico, que reúne lagrandeza pompier del últimoimperio francés, con elementosde extracción local. Enfatizadopor los cilindros en las esquinas

y las cúpulas en los remates, loconvierten en la postal de visitade Alicante.

En el extremo opuesto, másallá del ámbito de la Explanada,se había construido la casa Albe-rola –Guardiola Picó, 1894–, cu-ya esquina redondeada articulala transición en las dos fachadasorientadas al mar, La Explanaday el parque de Canalejas. Ofreceel modelo de la mejor arquitectu-ra de la burguesía comercial dela ciudad. Obra mutilada, consti-tuye en la actualidad un lamenta-ble ejemplo de la pésima impos-tación de arquitecturas nuevascon lenguajes diferentes.

Entre ambas imponentes edifi-caciones, se encuentran edifi-

cios con morfologías variadas.Algunos con soluciones eclécti-cas han desaparecido. Como elantiguo palacio de Escalambre,adaptado en el año 1881 a las ne-cesidades del Casino. Su derriboen 1972 puede considerarse la fe-cha clave en el inicio de las de-moliciones sistemáticas, que hanasolado el casco urbano de laciudad. La misma suerte tuvo eledificio con bellos motivos helé-nicos y aplicación de azulejos enblanco y azul, en referencia alMediterráneo.

Quedan otros interesantes deaquellos construidos cien añosatrás, son los números 13, 45 y47 de San Fernando. De la autar-quía cabe referirse al monumen-talista de la Unión y el Fénix–Cánovas del Castillo, 1944– y elde Explanada, 13 –Azúa, 1947–.Más moderno es el ex-hotel Carl-ton, sobre manzana completa,adscrito al neoracionalismo. Asícomo varios de Guardiola Gaya,a destacar el número 15 de SanFernando, de lenguaje barrocoen el tratamiento de las cerámi-cas y socarrats. ■■

Santiago Varela Botella es arquitec-to del Servicio de Patrimonio de laConselleria de Cultura.

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La Explanada, el puertoy la ciudadJOSÉ RAMÓN NAVARRO VERA

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10 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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La disposición de lainfraestructuraportuaria fue clavepara la configuracióndel borde marítimo

Seccióntransversal delPaseo, original

de PrósperoLafarga

levante, que a mediados de la dé-cada de 1860 ya tenía una longi-tud de más de seiscientos metros,y, a continuación, se comenzó laconstrucción del contradique deponiente. Ambos diques, comoenormes brazos protectores, con-figurarán el hermoso espejo deagua de la dársena, que una vezfinalizada, con sus casi 25 hectá-reas, se convirtió en un referenteen el imaginario de la ciudad.

La protección que aportabanestos diques facilitó la construc-ción de muelles de cantil que hi-zo posible el atraque de barcos, loque aumentó considerablementela eficacia de las operaciones decarga y descarga que con anterio-ridad se hacía por medio de bar-cas desde los buques fondeadosen la rada. Los muelles, de costafrente a la actual Explanada, y po-niente frente al Paseo de Canale-jas, se convirtieron en un sólidozócalo de piedra que definía loslímites geométricos de la ciudadcon el mar.

La terminación de la dársenainterior impulsó dos proyectos degran trascendencia para la calidadde la vida urbana y el embelleci-miento de la ciudad que estrena-ba el siglo XX: los de Saneamien-to del puerto, y Paseo de los Már-tires y espacios adyacentes.

El cierre de la dársena interiortrajo consigo un descenso en

el potencial de dilución de lasaguas negras de la ciudad quedesaguaban en esa parte delpuerto debido a que la renovaciónde agua en aquella disminuyó. Elresultado fue que, en especial enverano, el ambiente oloroso en elentorno del puerto era insoporta-ble, como recogen innumerablestestimonios de la época. Pero,además, el problema se agravaba,porque hay que recordar que enla cultura popular de finales delsiglo XIX se asignaba a los malosolores efectos infecciosos trans-mitidos por unos microscópicoscuerpos voladores que se deno-minaban «miasmas».

La Junta del Puerto, muy sensi-ble a las quejas de los ciudadanos

sobre esta cuestión de los olores,comienza a redactar, a su cargo,un proyecto de Saneamiento delpuerto y área urbana adyacentedestinado a desviar las antiguascloacas que vertían en la dársenalas aguas residuales de la ciudad.

Hay que subrayar la generosi-dad con la ciudad de la Junta delPuerto que tenía por IngenieroDirector a Próspero Lafarga, uningeniero de caminos aragonésque, a su muerte, la ciudad nom-bró «Hijo Predilecto» y le dedicóuna calle en las proximidades delpuerto.

Este ingeniero será el autor delproyecto del Paseo de los Márti-res, fechado en 1914, y que lleva-ba el visto bueno del IngenieroJefe de la provincia, Juan Miró,padre del novelista.

La construcción del muelle decosta fijó una banda de suelo de55,15m. medidos desde la facha-da urbana hasta el agua de la dár-sena. Esta superficie de suelo pú-blico portuario, de una escalaconsiderable, por su situación yfunciones que debía albergar, re-quería una ordenación de la tota-lidad del mismo, que fue asumi-da por la Junta del Puerto en lamedida que ese suelo estaba bajosu jurisdicción.

El proyecto organizó ese espa-cio asignando bandas longitudi-nales a las diferentes funcionesque debía alojar. Del lado de ladársena, en el lado del muelle decosta, se dispuso el área de opera-ciones de carga y descarga. A su

lado, y en paralelo, se trazó la ca-rretera que conectaba el puertocon las de Madrid y Valencia,que, al mismo tiempo, conteníala vía del ferrocarril que unía elpuerto con la estación de Madridy Murcia (Benalúa).

Para delimitar con claridad elespacio dedicado a la actividadportuaria, evitando su incidenciay posibles molestias a la ciudad,se proyectó un paseo central, Pa-seo de los Mártires, de 24,50 m.de ancho, con cuatro filas de pal-meras, dos a cada lado, y unabanda central pavimentada de 6m. El proyecto se completaba conbancos e iluminación. En la ac-tualidad el Paseo de la Explanadatiene una sección algo mayor,26,50m.; mientras que del ladodel muelle casi es casi el doble dela que existía en 1914.

Por tanto, la distribución de es-pacios de la gran explanada

del frente marítimo de la ciudadse resolvió como una zonificaciónde usos para evitar interferenciasentre unos y otros, especialmentede los portuarios con los urbanos.En este sentido con esa asigna-ción de usos se buscaba, además,canalizar los tráficos de diferentenaturaleza que existían en la zo-na. Del lado del muelle, tráfico devehículos y ferrocarril de paso yde servicio portuario; y del ladode la ciudad, tráfico urbano dedistribución.

En la actualidad, el puerto deAlicante está inmerso en un pro-ceso de transformación y expan-sión con unos efectos espaciales,paisajistas y urbanos de la mismaintensidad, salvando distancias yescalas, de los que se produjeronhace algo más de cien años, cuan-do se proyectaron los espaciosprimigenios de la actual Explana-da.

Y también entonces, como aho-ra, los ciudadanos expresaban susopiniones y reivindicacionescuando se sentían afectados porlos cambios que se producían enla infraestructura portuaria. Sinembargo, lo que no se repite esaquella atención de los responsa-bles portuarios de la época antelos problemas de la ciudad, ni lagenerosidad que mostraban enlas soluciones que proponían yejecutaban a su cargo.

Hoy, el mejor homenaje que laAutoridad Portuaria podría rendira los ingenieros portuarios queproyectaron los espacios urbanosoriginales de la actual Explanada,sería que recapacitase y reiniciaseel diálogo con la ciudad. Un diá-logo que nunca debió de quebrar-se. ■■

José Ramón Navarro Vera es inge-niero de Caminos, Canales y Puertos.

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El homenaje que laAutoridad Portuariapodría rendir a losingenieros seríadialogar con la ciudad

Dibujos delproyecto

original delingenieroLafarga

RAFA ARJONES

uando entré en laadolescencia misangre decidióque debía tenerun lugar en elOasis. Antes deaquella llamadainterior era sóloun niño de la tri-

bu que vivía en las planicies altas.Los de mi especie y condición sóloviajábamos hasta el Oasis algunosdomingos y fiestas de guardar, ysiempre de mañana, repeinados yexultantes de agua de colonia, de lamano del caíd paternal y esposacon el propósito de consumir unbarquillo en el invierno, lametearun chambi en el verano, o juguete-ar con un «ballone di vento» encualquier estación. Pero la tardeera toda para la tribu, congregadavociferante en el Cinema Pla, cora-zón del barrio, catedral de las pipasde girasol y emblema de mi infan-cia, pese a sus duras butacas demadera.

El Oasis del barquillero, del ra-mito de jazmín pinchado en unapatata, de la vendedora de globos,del fotógrafo ambulante con placasde cristal de 10 x 15, era el pulmónde las familias pequeñoburguesas

de una capital de provincia de ter-cer orden. Burócratas de distintorango, propietarios de almacenes,consignatarios de buques, profesio-nales del derecho, de la medicina ode la enseñanza sentaban sus rea-les en las terrazas del Casino parahojear el ABC, frente al azul delpuerto y a los tres anchos caminosdel Oasis, de los cuales sólo el delcentro tenía piso de cemento, y dis-cutir sobre las bondades de la inha-lación de eucalipto para los cata-rros. Pese a las corbatas y los trajesoscuros, aquel Casino tenía aireoriental, como de Alejandría o PortSaid.

Después de una gripe y su con-siguiente ganancia de estatura

fue cuando comencé a salir del lim-bo de la latencia sexual. Y con esasnuevas pulsiones, el Oasis se trans-formó en un imán. Seguían allí lasfilas de palmeras majestuosas, peroel cemento y tierra se habían trans-formado en una alfombra de már-mol con olas rojas, negras y blan-cas. Con otros miembros de la tri-bu, a los que también se les engara-bitaba el espíritu y arbolaba la san-gre, decidí navegar todas las tardespor aquel nuevo mar de colorines

por el que paseaban maravillosascriaturas de pelos ondulados, carade luna y senos admirables, concuerpos de pez, de voz dulce y son-risa encantadora, pero que sólo ha-blaban entre ellas y solían desviarlos ojos cuando algún nativo les di-rigía la palabra, salvo que llevaseuniforme de cadete. En aquel Oasislas huríes de ojos almendrados, do-tadas de toda suerte en encantos,sólo parecían accesibles después dela muerte. Y también eran esquivaslas náyades, las ninfas, las sílfides yhasta las dríadas, como guardianasde aquella floresta palmeril. Sólo,muy de tarde en tarde, sonreía al-gún precedente de Betty la fea, queparecía satisfecha de su posición derespondona a los más osados, co-mo si se dijera así misma, demo-cráticamente orgullosa: «las feassemos muchas más; habemos mu-chas más».

En cualquier caso, la filosofía pe-ripatética que se practicaba en elOasis era la platónica. Amor a dis-tancia, como el de Dante con suBeatriz, aunque siempre renovado.Los de mi tribu admirábamos aotras tribus más arrojadas y cuyosintegrantes poseían un verbo fluidode lujuria soterrada, sin que se les

secara la garganta ni les temblaranlas pantorrillas, provocando en losgrupos de nínfulas risitas sofoca-das y codazos furtivos. Éramos au-tómatas, condenados a remar en lagalera de Ben Hur al ritmo que nosmarcaban aquellas mocitas desde-ñosas. Pasábamos de la boga decombate a la de ataque, pero nuncallegábamos a la de ariete, porquenuestra trirreme se iba a pique enaquel oleaje de teselas de mármolrojo, negro y blanco, y los náufra-gos decidíamos refugiarnos en losfutbolines de la calle Mayor o enuna partida de poker en alguna ca-sa acogedora, o pasar por el Monu-mental a distraernos con un pro-grama doble de Lana Turner y Ri-cardo Montalbán acompañados de«El diablo de las aguas turbias».

En los aledaños del Oasis surgie-ron elegantes cafeterías, donde

se olía a licores, café y humos dehabanos y cigarrillos. Allí solía pa-sar las tardes mi padre, el cadí fa-miliar, donde tenía animada tertu-lia. Un tarde, milagrosa e inespera-damente, logré enhebrar una con-versación con una de aquellas mu-chachas, habitualmente inaccesi-bles, con la que llevaba semanas

cruzando miradas esperanzadoras.Con aquella conquista me atreví adesembarcar en la playa de las cafe-terías, al borde del mar de olas decolores, para que mi padre aprecia-ra mi valor. Allí estaba, sin atendera los paseantes, con sus amigos dechaleco y corbata. Me vi obligado asilbarle para llamar su atención. Hede reconocer que no fue un silbidoafortunado, pues salió como depastor en el aprisco. Cuando levan-tó sus ojos hacia mí, que yo aguar-daba anhelante, pude ver una mira-da que primero fue de asombro yluego de furor. «Pero, ¿cómo teatreves a silbarme así? Vete ense-guida a casa, que luego hablare-mos».

Y así es como fui expulsado porprimera vez del Paraíso, que habíatomado la forma de un Oasis decuatro filas de palmeras en unamar de mosaico multicolor que bri-llaba entre jardincillos, y donde pa-seaban, como en un carrusel, cien-tos de sirenas empeñadas en pare-cerse a Josita Hernán cuando en re-alidad eran como Julie Christie. ■■

Enrique Giménez es catedrático de Histo-ria Moderna de la Universidad de Alicante.

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En el oasis

ENRIQUE GIMÉNEZ

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12 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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13MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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Seguían las filas de palmeras majestuosas pero el cementose había transformado en una alfombra de mármol

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Las huríes de ojosalmendrados, dotadas detoda suerte de encantos,sólo parecían accesiblestras la muerte

CARLOS RODRÍGUEZ

ISABEL RAMÓN

iajeros ingleses,franceses, da-neses, nortea-mericanos y es-pañoles, damasy caballeros, fo-ráneos y pa-trios, que handejado páginas

escritas sobre nuestro emblemáti-co paseo, coinciden en describirlo mismo que conocimos los queahora ya peinamos canas. Paralos que, como nosotros, bajar a laExplanada, el Tontódromo la apo-dábamos cariñosamente, era unanecesidad vital. En ella se encon-traba el «pelotillero», con sus deli-ciosas bolas de boniato y la rojamanzana acaramelada de premio.Aquel antiguo fotógrafo ambulan-te de fotomatón, siempre dis-puesto a inmortalizarte en blancoy negro, claro. Si tenías suerte,hasta el mismísimo Caruso, consu lazo de pajarita de seda blancatirando a mugre, te soltaba lo de«Che gelida manina», cual si deun bohemio Rodolfo se tratara.Era, también, la Explanada dondete atrevías a pedirles chewinggum, chicle, vamos, a los marinosyankis de la Sexta Flota, todos deblanco impoluto y altura descon-siderada. Donde, en la esquinadel Ivory, un limpiabotas te suge-ría limpiar tus maltrechos zapa-tos mientras sorbías un agua ce-bada. Era, por último, el lugardonde, entre Peret y Canalejas,tratabas de ligar con aquella pre-gunta ingenua del ¿estudias o tra-bajas? Este paseo con música debanda los domingos continúasiendo, a grandes rasgos, el mis-mo Malecón, Paseo de los Márti-res o Explanada de España quedescribieron los paseantes por elAlicante de antaño, los del sigloXIX y el XX.

Richard Ford.- Uno de los via-jeros foráneos que mejor supo

captar la idiosincrasia de las cosasde España fue Richard Ford. Suestancia entre nosotros, 1830-1833, quedó reflejada en variaspublicaciones. En una de ellas,Manual para viajeros por los Rei-nos de Valencia y Murcia (1982),el británico aseguraba «que la vis-ta desde la punta del malecón esbonita» y nos cuenta, en formagrave y respetuosa, que «Alicante,en marzo de 1844, fue escenariode la revolución frustrada de DonPantaleón Bonet (sic), fusiladoallí de espaldas con 23 oficialespor Roncali, buen discípulo delConde de España, y, como seacostumbra en España, sin formaalguna de proceso».

Josephine de Brickmann.-Esta dama francesa, mujer de

fuerte carácter como se puedecomprobar en la narración de suPaseos por España (2001), seduci-

da por la lectura de los escritoresrománticos franceses se atrevió aviajar por la piel de toro entre1849 y 1850. La Brickmann sealojó en la Fonda del Vapor, en laplaza del Muelle, y en su breve es-tancia alicantina, nos cuenta so-bre «la pequeña ciudad, que notiene más que diecisiete mil habi-tantes, llena de animación y quegusta infinitamente, está situadaal pie de una montaña y en elcentro de la bahía: su puerto esencantador y su malecón es porlas tardes la cita muy animada delos paseantes».

Charles Davillier y GustavoDoré.- El barón francés Char-

les Davillier viajó a España en in-numerables ocasiones, batiendo,

con toda seguridad, el record detrayectos por nuestro país que hi-ciera escritor romántico alguno.En uno de sus viajes, comenzadoen 1862, llegó acompañado delpintor Gustavo Doré, tan empe-ñado en ilustrar una edición fran-cesa de Don Quijote como deseo-so de conocer este atrasado país.Davillier y Doré nos dejaron unapasionante libro sobre su trayec-to, Viaje por España (1988). Encuanto llegaron a Alicante, Char-les, conocedor de las bondades ydefectos de la terreta, evitó alojar-se en la Fonda del Vapor, «hotelpor así decirlo, a la francesa, cuyamediocridad hospitalidad ya nosera conocida». En esta ocasión, lohizo en la posada de la Balseta,«un gran caravanserail construido

a la orilla del mar». Davillier seagradece a sí mismo la acertadaelección hotelera: «Ya de anoche-cido, cansados por nuestros lar-gos paseos, habíamos llevadonuestras sillas a la galería y sabo-reábamos con delicia la frescurade la brisa del mar». En ese mo-mento, el rasgueo de una guitarrasorprendió a los dos galos. Erauna boda lo que motivaba el albo-rozo reinante en la posada. Doré,virtuoso del violín, y Davillier, co-giendo la primera guitarra que levino a la mano, aceptaron la invi-tación de los contrayentes paraunirse al festejo. La novia, Con-chita, quedó inmortalizada por laplumilla del pintor francés: «Lollevó a cabo maravillosamente y lahoja arrancada de su álbum co-rrió de mano en mano y excitótan grandes transportes de admi-ración entre las muchachas de laposada que todas pidieron un re-trato».

Hans Christian Andersen.-El famoso poeta y escritor de

cuentos infantiles danés pasó porAlicante a fines del verano de1862, dejando constancia del tra-yecto en su obra Viaje por España(1988). Llegó en ferrocarril y sealojó en la famosa Fonda Bossio,«sita en una de las calles anchascerca de la Alameda de la Reina».El autor del celebérrimo El patitofeo, se paseó por el antiguo mer-cado alicantino, que por aquel en-tonces se situaba al comienzo dela Explanada, justo al lado de laactual plaza del Mar: «Cerca de laAlameda hay, de cara al puerto,una especie de bazar o mercadode carniceros, pescadores y ven-dedores de hortalizas. En las pa-redes colgaban liebres y conejosque aún sangraban, y carne paravender al por mayor, o al por me-nor. En la nave del pescado habíaexpuestos sobre los mostradores,y en grandes barriles, pescados yanimales marinos de todas clasesy colores, formas y tamaños; des-de lampreas hasta los peces másbastos e informes de color negro.Por doquier oíase el zumbido y elmurmullo del incesante parloteode compradores y vendedores. Delos puestos de la carne y el pesca-do pasábase a la sección de verdu-lería. Aquí amontonaban las na-ranjas como las patatas en Dina-marca…».

Marthe Mallié.- En esta da-ma francesa encontramos

pasadas vivencias alicantinas tal ycomo deja translucir en su relatode la revista Le Tour du Monde(1892). La Mallié recorre la ciu-dad: «Me doy una vuelta por elPaseo de los Mártires. Hay unagran animación en el paseo depalmeras porque hoy es domingo.Obreros desocupados se mezclancon los distintos grupos de vende-

V

La mirada de los viajeros

EMILIO SOLER

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

14 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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Andersen escribió:«Aquí amontonabanlas naranjas como laspatatas enDinamarca»

Un guardia mirahacia Canalejas

desde unaExplanada que

acababa deestrenar

pavimento en1959

HUESCA

dores. Se leen periódicos. Se dis-cute de cuestiones palpitantes.Un muchachito, con gesto autori-tario, ordena a la multitud que seagrupe. Precede a anciano ciegoque se apoya en su hombro mien-tras grita con un fuerte acento na-sal: «Mañana se sortea, dos déci-mos me quedan». Es un vende-dor de décimos de lotería, profe-sión reservada a los ciegos, tannumerosos en esta zona…».

Valery Larbaud.- Este literatovivió en Alicante entre 1917 y

1920, estancia de la que dejó unainteresante crónica en su Diarioalicantino (1984). El poeta y nove-lista galo, amigo de Esplá, Berná-cer o Miró, era habitual de los ba-ños veraniegos en el Postiguet, dedesayuno en el Casino y de «mispaseos a lo largo de la Explanaday los bellos colores de las nubes

reflejados en el agua del Puerto.Todo el goce y la felicidad delmundo parece haber huido delnorte para trasladarse aquí, en es-ta atmósfera luminosa y transpa-rente, la calidad exquisita del airey de la luz a las ocho de la maña-na, el silencio, la calma sobre elmar desierto, la juventud de to-do…». Paisaje cotidiano y amado,pero también lugar de concentra-ciones reivindicativas en la prima-vera de 1919: «En la mañana delviernes los obreros se manifesta-ban en la Explanada y las fuerzasde la policía patrullaban en las ca-lles. Los ánimos estaban excitadospor ambas partes. Fui a la terrazadel Casino donde había unos po-cos señoritos que hablaban dedisparar sobre los obreros. Parecí-an orgullosos de haber salido desus casas para irse a sentar en laterraza del casino. Y hablaban al-

to y en tono amenazador...».

Joan Fuster.- Empeñado endeslindar el tópico común de

la realidad, el escritor de Sueca seesforzó, arropado por la editorialDestino, en un recorrido literarioacompañado del fotógrafo RamónDimas. El resultado fue una obraexcepcional, El País Valenciano(1960). He aquí su opinión sobrenuestro emblemático lugar: «Ali-cante recibe al turista en la Expla-nada: Es, en efecto, un paseo de-leitoso, desahogado, tendido en-tre el puerto y la ciudad como unafrontera benigna. Casi junto a ladársena, las filas de palmeras sedebaten modosamente con la li-viana presión de la brisa. En laacera de enfrente quedan alinea-dos los hoteles, el Casino, los ba-res elegantes: una continua terra-za que tienta a tomar asiento y apasar el rato ante una copa. La Ex-planada, a cualquier hora del díade cualquier día de la semana, tie-ne un sutil aire de domingo. Elpuerto y la ciudad trabajan poco omucho: la Explanada, intermedia,gratuita, se ofrece al ocio conven-cido. El viajero renunciaría debuena gana al resto de la visita ala ciudad, para prolongar en loposible su quieto embobamientoen la silla del café. El forastero hacomprendido que esto es el mejorAlicante, el Alicante que respondecon creces a las hipérboles de lafama: la bahía de azules invenci-bles, el clima venturoso, el cielopulcramente despejado, la luz sindesfallecimiento –la millor terradel món–».

Paul Theroux.- Este nortea-mericano, es el autor, entre

otros importantes libros de via-jes, de Retorno a la Patagonia,escrito al alimón con otro nóma-da, Bruce Chatwin, o de la nove-la La costa de los mosquitos,que dio origen al film del mis-mo título dirigido por PeterWeir (1986) e interpretado porHarrison Ford. A comienzos delos noventa, Theroux emprendióuna odisea homérica que le ibaa llevar por todo el Mediterráneoy de la que nació un libro, Lascolumnas de Hércules (2001).En la Explanada, se da de brucescon la inmigración sub saharia-na que ya comenzaba a aflorar:«En Alicante, por primera vezen todo el viaje, vi a los oscurosy relucientes africanos del oeste,de piel color ciruela, con suschucherías, sus bolsos de cueroy sus abalorios dispuestos en al-fombrillas sobre la hermosa yancha Explanada de España. Ve-nían de aldeas remotas de Sene-gal, decían, y habían llegado através de Francia. También ha-bía marroquíes que vendían ga-fas de sol, campesinos españo-les que vendían nueces en cucu-ruchos de papel y gitanos quevendían flores marchitas. Unhombre sostenía un cartel ma-nuscrito en castellano: «Estoysin trabajo y tengo tres bocasque alimentar». Nadie le hacíacaso». ■■

Emilio Soler es historiador y directorde la Sede Ciudad de Alicante de la UA.

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

15MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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En su particular odisea Theroux vio «a los africanoscon sus abalorios sobre la hermosa Explanada»

Vista en la quese aprecia el

inicio del parquea continuaciónde la Explanada

FABERT

Reproducciónde una postalantigua del

Paseo de losMártires con elCafé Suizo enprimer término

i alguien mep r e g u n t a s ecuándo la viejaciudad de Leu-ka comenzó atransformarseen el Alicanteque hoy se ofre-ce a los ojos del

visitante, creo que no dudaría enresponder que fue una tarde pri-mavera del ya lejano año de 1962.La tarde, para ser más exacto, enque aprobamos la Revalida deCuarto, bebimos, por primeravez, algo más de la cuenta y expe-rimentamos la prodigiosa visiónde la Explanada levitando sobreun mar plateado y asombrosa-mente en calma.

Recuerdo que fue a eso de lasocho de una jornada húmeda ycalurosa. El malva del ocaso caíasobre los tejados y balcones reple-tos de geranios; chirriaban lostranvías por la Rambla y, de lasventanas del barrio de Santa Cruz–señal inequívoca de que llegabael buen tiempo– surgía una gamade olores a guisos que se mezcla-ba con los exóticos perfumes dealgún burdel abriendo sus puer-tas a la noche.

Al llegar justo a la altura delPortal de Elche, Enrique G. fue elprimero en tener noticia del por-tento al reparar que algo extrañoocurría en el paseo. Una tenueneblina lo envolvía y, al encender-se las farolas, como una nave re-pleta de palmeras, comenzó a ele-varse lentamente sobre sus ci-mientos hasta desaparecer com-pletamente de su vista. AñadeEnrique G. que, mientras duró la

visión, escuchó un lejano griterío,una especie de despedida coral yalborozada, interpretada por cien-tos de voces que, en la lengua ver-nácula y en castellano, parecíancantar un himno antiguo. Y nopudo evitar un fuerte escalofrío.

Miguel Ángel L., presente tam-bién aquella tarde, coincide en lavisión e incorpora de su cosechaciertos detalles no advertidos porel resto de la limitada concurren-cia: la presencia, en la proa deljardín volador, de Pepe Pagabienportando su telescopio amarillo,aquel artefacto de alquiler quenos dejaba utilizar las noches deluna en la plaza del Mar. Atavia-do con uniforme de marino, seencontraba a bordo del paseo yparecía despedirse, emocionado,de la roca inmensa del Benacan-til. Jaime L., por su parte, aseguraque la Explanada, al ascender en-tre la casa de Carbonell y la esta-tua de Canalejas, sólo llevabaconsigo a los miembros de laBanda Municipal de Música. Noporque los viera, no; sino porquecreyó escuchar las notas alegres einconfundibles de un pasodoble yuna estruendosa salva de aplau-sos, como colofón de su ascensoy fugaz desaparición.

Si he de ser sincero –cosa queme cuesta, después de tantosaños de corroborar solidaria y en-vidiosamente la privilegiada vi-sión de mis amigos– he de decirque no me enteré de la levitación.O, dicho de otro modo: si ví algo,fue eso que, metafísicamente, seconoce como la nada. Levanté lavista alertado por las exclamacio-nes de asombro de mis compañe-

ros, escruté el espacio tratando deluchar contra los efluvios del«anís paloma», y caí en un pro-fundo sopor. Aquella noche soñéque estaba en una isla del Pacífi-co con Gilbert Roland y Jane Rus-sell. Él tocaba a la trompeta «Ce-rezo rosa, manzano blanco» yella, acariciando mi piel, me pre-guntaba, suavemente, si el añoque viene estudiaría ciencias o le-tras.

Han sido muchas las ocasio-nes en que, tomando el fres-

co en la terraza de casa, hemosrecordado aquel suceso acaecidohace la friolera de cuarenta y picode años. Si exceptuamos jocosasañadiduras, enmiendas no me-nos divertidas o descabelladasprecisiones, la creencia de que laExplanada desapareció a princi-pios de los años sesenta, sigue in-alterable. Al menos aquella Expla-

nada que era el corazón longitu-dinal de una ciudad que, todavía,cabía en la palma de la mano.

A falta de una plaza amplia,tranquila y habitable, de un jar-dín céntrico con espacios recole-tos, el antiguo paseo junto al marhacía las veces de calle mayor, dementidero público y lugar de en-cuentros obligados, de patio sole-ado para el cortejo del amor anti-guo. Entre 1957 y los años que ro-dean a 1962, la Explanada con suflamante pavimento de mosaicos,era, al decir de nuestros padres,un paseo sólo comparable en elmundo a otro que existía en laplaya de Copacabana o en el leja-no Río de Janeiro. La «joya» deLeuka, donde ellos, antaño, cuan-do la superficie era de tierra y decemento, habían paseado y cono-cido a nuestras madres; donde sehabían fraguado las grandesamistades, las pacientes identifi-caciones de los paseantes y susárboles genealógicos; el lugar, ensuma, donde se establecieron cu-riosas normas de sociabilidad ylos fundamentos de una ciudaden la que todo el mundo sabía dela vida y milagros de los demás.

Hacia 1962 la remozada Expla-nada, con su entonces «atrevido»templete musical en forma deconcha, conservaba intactas mu-chas de estas características. Con-tinuaba siendo frecuentada masi-vamente, según el ritmo invaria-ble de las estaciones. Durante elinvierno con motivo, tan sólo, delpaseo matinal, a la salida de lamisa de doce. Una costumbre in-terrumpida durante el pequeñolapsus navideño, cuando instala-ban la feria en el paseo de Cam-poamor y los padres con sus ni-ños, los barquilleros, los fotógra-fos ambulantes, las parejas de en-amorados y las pandillas de ado-lescentes, cambiaban la tranquilamonotonía del Tontódromo ofi-cial, y los reiterados saludos a ca-da vuelta del paseo, por el bullicionovedoso de las norias y los ca-rruseles.

Llegado el buen tiempo, con eldespertar de la primavera, la Ex-planada abría lentamente sus lar-gas jornadas vespertinas –las úni-cas que quedarían cuando apreta-se el calor y se sintiese la llamadarefrescante del Postiguet. Inaugu-raban la temporada sus dosquioscos de horchata y aparecíanlas vendedoras de jazmines, co-menzaban los conciertos al ocasoy se multiplicaban las sillas de al-quiler, codiciadas por una multi-tud de todas las edades para for-mar aquellos amplios corros enlos que se procedía a las tertulias,a los juegos más diversos, o al so-segado e impertinente deporte dela observación y el chismorreo.

Tenía lugar, entonces, el desfilede los paseantes entre límitesprecisos –el Templete y el quios-

S

El día que desaparecióla ExplanadaMARIO MARTÍNEZ GOMIS

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

16 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

Imagen delPaseo tras surenovación en

1993

ANTONIO AMORÓS

RAFA ARJONES

co de Peret–; un desfile salpicadode sonrisas, miradas, comenta-rios, sofocos, latidos, muchas ve-ces descompensados, del cora-zón. Un desfile, en fin, plagadode presencias habituales que sin-

tetizaban la armonía provincianade una Leuka aparentemente fe-liz y confiada: las jovencitas de Je-sús y María, inasequibles y dis-tantes, protegidas tras sus som-bríos uniformes; los presuntos

hijos de papá ataviados con la im-pecable chaqueta azul de los Je-suitas; la deportiva y alegre mu-chachada del Club de Regatasque creía vivir, todavía, según elestilo de vida desenfadado del se-manario Blanco y Negro; las dis-cretas modistillas; los asilvestra-dos alumnos del Instituto JorgeJuan, el único cocedero de ense-ñanza media oficial que existíaentonces en la ciudad y que aco-gía a los hijos de una clase mo-desta alicantina en proceso de as-censión. Heterogénea especie laintegrada por estos jóvenes queaún se amedrentaba si, una deaquellas tardes, aparecía por elpaseo algún miembro del respe-tado claustro profesoral: el tímido«Pardal», el turbio «Chimenea»,el avieso «Botijo», el despistado«Gameto».

¿Resulta descabellado consta-tar que esta Explanada levi-

tó como un Castroforte del Bara-lla y se perdió en la niebla de laHistoria? Creo, sinceramente,que no. Lo que ya resulta máscomplicado es explicar las causasque provocaron su desaparición.Hay interpretaciones para todoslos gustos: desde aquellas queatribuyen el portento al «boom»económico de los años sesenta, ala llegada masiva del turismo y alcrecimiento periférico de la ciu-dad, hasta quienes opinan quefue el SEAT «seiscientos» el cau-sante del desbarajuste abriendo elcamino hacia las playas y los pue-blos de la comarca. No son malasrespuestas si se barajan conve-nientemente. Pero un servidorprefiere las especulaciones máscolaterales, la teoría, por ejemplo,recreada, más de una de noche,por mi amigo Jaime L. Según él,los causantes de todo, fueron lospieds noirs. Quiere decir que fue-ron ellos, nuestros vecinos colo-niales del norte de África, quie-nes, un amanecer, desembarca-ron en el Postiguet, como enGuadalcanal, soltaron silenciosa-mente el ancla que amarraba a laExplanada y la dejaron volar lle-vándose consigo el tiempo anti-guo de la ciudad. Fue una opera-ción rápida, limpia e incruenta.Tan veloz que muchos apenas sise dieron cuenta cuando, unamañana de domingo, se sorpren-dieron tomando una cerveza enuna cafetería nueva frente al pa-seo, o camino de la Albufereta enel utilitario y con el pensamientopuesto en la compra de un nuevotipo de vivienda que se llamabaapartamento. Fue un aconteci-miento tan extraordinario quemuchos se preguntan, todavía,cómo dejaron de salir con Angeli-ta, la novia de toda la vida, y seliaron con Jeannine; cómo laschicas de Jesús y María se convir-tieron en el sueño descolorido de

una vieja fotografía y la acera deenfrente de la Explanada se poblóde establecimientos de recreo,mientras Leuka padecía un ama-go de infarto en su corazón demosaico.

Ajuicio de los estudiosos lospieds noirs sumaban treinta

mil. Una pacífica invasión, perode tanta envergadura como aque-llas otras de la Antigüedad quehicieron tan codiciada y apeteci-ble la rada de Lucentum. Los másfabuladores, por el contrario, sue-len elevar la cifra y no se cortanun pelo a la hora de las exagera-ciones: ibas a tomar una copa y teservia un pied noir; te zambullíasen el Postiguet y el madrileño bu-ceador de todos los veranos se ha-bía convertido en un pied noir;llamaban a la puerta de casa ydescubrías con asombro que eltío-abuelo Alfonso –aquel que enlos años treinta se marchó a Ar-gelia siguiendo a la bellesa deOrán– había dejado la emotivaherencia de un prole de parientesque hablaban la más exótica ver-sión del valenciano. ¡Y no diga-mos lo que se especulaba sobresu fortuna! En torno a las rique-zas acumuladas mediante prós-peros negocios, gracias al frutode míticos viñedos que llegaban alas puertas del desierto, a sesio-nes de pesca en el río revuelto deaquella Independencia, cuando,increíblemente, el plástico queservía para hacer juguetes, co-menzó a en emplearse en los san-grientos combates entre el FLN yla OAS.

Aunque no es conveniente exa-gerar, lo cierto es que la ciudad, ysu Explanada, se dejaron seducirpor aquellos habitantes de Arge-lia que, a semejanza de los anti-guos griegos de las colonias, sesentían más franceses que lospropios habitantes de su metró-polis. Entraron en el mercado ali-cantino del ocio y las inmobilia-rias, pusieron negocios tan exóti-cos, entonces, como las discote-cas; abrieron restaurantes, cafete-rías, pastelerías y, lo que resultamás importante, comenzaron aejercer una influencia, no desde-ñable, en eso que los sociólogosllaman el territorio de las costum-bres.

Acerca de este último aspectoEnrique G. tiene su propia te-

oría. Los jóvenes pieds noirs quese colaron en el paseo de la Expla-nada, debido a su desarraigo, opor aquello de que Albert Camusse inventó el hedonismo de lasplayas argelinas, venían con un li-bro de Epicuro bajo el brazo.Eran, a diferencia de nosotrosque anhelábamos cumplir losveinticinco para acceder a los pla-ceres de la edad madura, mensa-jeros del disfrute visceral de una

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

17MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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Los pied noir soltaron el ancla que amarraba a laExplanada llevándose el tiempo antiguo de la ciudad

Un fotógrafoambulante

retrata a unajoven en la

Explanada delos años 70

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PERFECTO ARJONES

quel día de sep-tiembre de1977, recién lle-gada a Alicante,cuando pisépor primeravez la Explana-da, me decep-cionó pues no

la vi. Era noche cerrada, la ilumi-nación escasa, el ajetreo del tráfi-co a ambos lados del paseo meaturdía y me sentía demasiado in-quieta y cansada. Inquieta porquevenía a vivir a una ciudad cuyopasado me era totalmente desco-nocido y sólo disponía de una se-mana para encontrar un piso dealquiler y hacer el traslado desdeSalamanca de mis escasos mue-bles y muchos libros y cuadros.Cansada porque había conducidoseis horas bajo una tarde gris ylluviosa. Sin embargo, despuésde encontrarme con Diego en laExplanada, todos mis temoresfueron desapareciendo. Diego,entonces mi único amigo en estaciudad, es una de esas personasque habla con tanta pasión de loque le gusta o ama que no puedeser objetiva, pero te engatusa.Después de invitarme a una cenaestupenda, ofrecerme su casa yayuda para encontrar una paramí, me aseguró que esta ciudadposeía un patrimonio arquitectó-nico modesto pero hermoso queiría descubriendo poco a poco,que sus habitantes eran gentessensibles, generosas y muy com-bativas y que no me preocuparapor la Explanada, que de día, conel rumor de las olas, el vaivén delas palmeras y recién barrida, lavería relucir igualita que en laspostales.

Recuerdo este episodio de mivida 31 años después, ahora quela Explanada cumple 50 y se haido convirtiendo para mí no en el

hermoso paseo que debería ser yes, pese a todo, sino en símbolode lo que se deteriora y desvane-ce, de todo lo que iba a llegar y nollegó. También de todo lo que notenía que haber venido y vino y sequedó. Como el monumento alsoldado de reemplazo, situadojunto al paseo.

En general las ciudades tienenunos márgenes de seguridad

suficientes para sobrevivir a suce-sivos gobiernos con ansia de ocu-rrencias disparatadas e imprevis-tas pero ¿quién me asegura, sa-biendo que el señor Trillo es nue-vamente el candidato de los can-didatos del PP en Alicante, que sigana en las próximas eleccionesgenerales no nos lo agradeceráesta vez regalándonos, a propósi-to de cualquier «evento», otromonumento de gran tonelaje enhomenaje a los michirones paraque lo situemos en la misma Ex-planada con el fin de acabar deuna vez por todas con sus proble-mas de asentamiento y pavimen-tación? Indudablemente, su gus-to pronunciado por las bravatasmarciales, que luego cumple, mehacen temer lo peor; más todo noestá perdido. Lo aseguró el señorFrancisco Camps en «Fitur» apropósito de la regata «VolvoOcean Race»: «En un mundo conmucha oferta, el flash es funda-mental. Pero si detrás del flashno hay nadie, es contraproducen-te». No es el caso de la Comuni-dad, dijo, «los barcos se van peroAlicante y su arroz se quedan».La primera parte no la entendíbien, pero para comprender la se-gunda no necesité ni el flash. Us-tedes verán. ■■

María Chana es pintora.

A

Eventos con flash

MARÍA CHANA

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

18 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

precoz adolescencia. Y nos dieronun sopapo en plena cara.

Miguel Ángel L. los recuerdatambién cómo replicas, más omenos afortunadas, de Jean PaulBelmondo o Jacques Perrin ro-bándonos las novias bajo las pal-meras de siempre. Delgados ybronceados, vistiendo pantalonesde vaquero levi-strauss, camisasde tonos pastel con pasadores enlas hombreras y con aquellas pul-seras plateadas en las muñecasorigen de tantas broncas en el pa-seo y en no pocos guateques. Aellas las evoca como reclamo casiperfecto de una Silvie Vartan que,por milagro de la naturaleza, ha-bía venido al mundo sin faja. Co-quetas, con el atuendo elegante,desenfadado y provocativo que,años después, reconoceríamos enlas dependientas de las boutiquesde Perpignan. Tuvieron muchasvirtudes –recuerda mi amigo em-belesado– arruinar el negocio delas faldas plisadas y conjuntitosde «rebeca y niki» a juego, que

llevaban nuestras hermanas, y serla introductoras del flirt, una pa-labra misteriosa, escuchada algu-nas veces en el cine, y que no te-nía nada que ver con el artilugioque servía para matar moscas.

Con las parejas de pieds noirbesándose en la boca, en plenaExplanada –materia de fogosapastoral en las parroquias–, mo-viendo sin recato el esqueleto enlos primeros bailes en la playa,festejando su amor sin la estúpi-da gazmoñería que habíamos he-redado, la estatua de Canalejas,allá en el parque, frente a la anti-gua Escuela de Comercio, se res-quebrajó en su basamento. Fuecomo una especie de señal paraanunciar a la ciudad la llegada delÁngel Exterminador. Solo queAlicante ya no estaba para talesadvertencias. Hacia 1965, cuandousábamos ya vaqueros de impor-tación comprados de contraban-do en algún lugar del puerto,cuando lucíamos cadenita de pla-ta en la muñeca –para indicar elRh en caso de accidente, no falta-ría más–, cuando crecieron nues-tras melenas para soponcio de laabuela y nos «cargaron» por se-gunda vez la Revalida de Sexto,un periódico escrito por estudian-tes de la ciudad titulaba a todaplana: «Este es el Alicante Ye-Ye». Leuka, definitivamente, sehabía transformado y la Explana-da con su historia de antiguomentidero, concurrido, alegre ysentimental, volaba ya, irremisi-blemente perdida, por alguna Ga-laxia Lejana. En su lugar nos que-dó un bonito escaparate imperso-nal, no siempre cuidado como semerece, rodeado de palmeras. ■■

Mario Martínez Gomis es profesorde la Universidad de Alicante.

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El hermoso paseose ha convertido en símbolo de todolo que iba a llegar y no llegó

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JOSÉ NAVARRO

ISABEL RAMÓN

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

19MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

urante la IIGuerra Mun-dial, AndréMaurois se exi-lió a EE UU pornegarse a cola-borar con elGobierno nazide Vichy.

«Cuando las cosas no van bien,nada como cerrar los ojos y evo-car intensamente una cosa bella»,escribió. Nada hay más hermosoque la libertad, una belleza cuyaarmonía no necesita del maqui-llaje para acreditar su seducción.Así lo entendieron nuestros ante-pasados alicantinos al bautizar suantiguo Malecón con el nombrede Paseo de los Mártires de la Li-bertad, en homenaje a los libera-les fusilados por el general Ron-calli en 1844. Nuestro olvidadizoAyuntamiento conserva un cua-dro de autor desconocido queplasma el instante de la ejecu-ción. Como la libertad resultabaun bien escaso al acabar nuestraGuerra Civil –al punto de que nitan siquiera podía adquirirse enel lucrativo mercado del estraper-lo–, el Paseo mudó su simbóliconombre por el de Explanada deEspaña. Un cambio de sexo ope-rado con la anestesia producida

en el hospital de la posguerra. Deesa forma, la andrógina bellezatomaba nombre de mujer.

Cuando en 1957 se acordó ves-tir sus largas piernas de un ondu-lado mosaico, seis millones y me-dio de teselas tejían el manto quepermitió a los pies de Alicante pa-searse por las dunas que formansus serpenteantes azulejos. Ysiempre mirando al mar, la otrabeldad andrógina de cuya costillanació la Explanada. Reflejando lavisión de sus aguas, como un gui-ño acuoso y lúbrico, ha crecidonuestro singular paseo romano,una «opus tessellatum» bañadapor la cegadora luz mediterránea.La arrogante dama fue pronto es-coltada por afilados lanceros toca-dos de yelmos que dejan resbalarsus verdes plumas con la indo-lencia que proporciona tan privi-legiado cuartel. Centenares depalmeras que «descansan y en-mudecen cuando cae la tarde»,como cantaba el poeta loco Höl-derling.

También mis ojos han tenidoel privilegio de contemplarla

con largueza y, cada vez más, merecuerda el encanto que destilanlos cuadros de Seurat al dibujar lamagia de un «puntillismo» reali-

zado a la medida de las obras in-tangibles, memoria del suave le-cho de un río con millones deguijarros multicolor, explosión dela luminosidad que absorbe sudelicada piel. En días festivos,con permiso de su insensible tu-tor municipal, surgen de su pro-fundo vientre las notas musicalesde una orquesta resbalando porsu verde concha como un poemade Rilke: «de la que suave arribael agua se inclina, hacia el aguaque abajo está esperando». Existeuna noche que no empieza nun-ca, donde la luz del día alarga subrillo por encima de la oscuridady el miedo. En San Petesburgo,acompañado por la inquietantesombra del ludópata Dostoyevski,he tenido ocasión de paladearlacomo si fuera un juguete prohibi-do, un regalo que sólo se disfrutagracias a los guiños rebeldes de laherejía. Esas mismas noches debrillante luz son las que irradia laExplanada cuando proceden a suaseo nocturno, un fragante bal-deo que hidrata su delicada piel.

¡Hay «patatíviris»!, gritaba la«bambera» portando un inmensocesto de mimbre repleto de pata-tas fritas. Por una moneda de dosreales –que estaban agujereadaspara servir de tope en la cuerda

que hacia girar la peonza–, labuena señora disponía un cartu-cho de papel lleno de papas consal. En esos años, cincuenta y se-senta del siglo pasado –qué ma-yores nos vemos, incorpóreos lec-tores–, gustaba invadir la Expla-nada una pequeña legión de ven-dedoras ambulantes ataviadascon almidonados delantales deun níveo cegador. El paseo se im-pregnaba de un penetrante olor ajazmines dispuestos en el extre-mo de unas cañas, la esencia des-tilada por unos inmensos ojosabiertos a la infancia del pantalóncortito y tirantes cruzados. El lar-go recorrido de la Explanada–500 metros– se hacía en parale-lo al antiguo Club de Regatas yterminaba con la visión de unsingular y abstruso edificio, laComandancia de Marina, dossímbolos más que han desapare-cido de nuestro huérfano patri-monio fagocitados por la indife-rencia del zafio desdén. La me-moria íntima de una ciudad se re-fleja en los versos de Miguel Her-nández, «…es porque los días demi infancia me recuerdan».

Algunos domingos paseaba laExplanada con mi abuelo,

D

Happy birthday,bella damaRAFAEL SIMÓN GIL

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

20 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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Cuídate de laarrogancia de los neciosy resiste el mal tratoque soportas, recuerdaque ellos pasarán (Sigue en la página 22) >

PILAR CORTÉS

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

21MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

edio siglo des-pués de su crea-ción, puede de-cirse que la Ex-planada de Es-paña se divideen dos mitadescontrapuestas eincluso enfren-

tadas. Una es el bulevar central,con su famoso mosaico de seismillones y medio de teselas quemantiene un aspecto similar alque tuvo hace 50 años y que siguesiendo uno de los lugares más re-presentativos de Alicante. A su la-do, pegado a las fachadas, discu-rre el otro paseo venido a menos alo largo de estas cinco décadas,quizás por un diseño urbanísticopoco afortunado y por otros facto-res como la falta de seguridad, elcierre de establecimientos o elmal aspecto de algunos callejonescolindantes, en ocasiones sombrí-os y reducidos al uso de aparca-miento.

Jubilados y turistas dan vida enlas mañanas invernales al antiguomalecón, que se vuelve solitario alanochecer, sobre todo en el tramocomprendido entre la Rambla y laplaza de Canalejas. Los mayoresse sientan en las sillas plegablesque el Ayuntamiento repone unay otra vez –hasta dos mil al año,según aseguran desde la Conceja-

lía de Servicios y Man-tenimiento–. Allí toman el sol,contemplan a los paseantes o dis-frutan de esa magnífica vista quesupone la combinación del marcon el elegante mosaico tricolor yel extenso jardín en el que se al-zan cerca de trescientas palmeras.

Los turistas, en cambio, reco-rren la Explanada desde un extre-mo al otro tomando imágenes dedetalles como las dos esculturasde Adán y Eva situadas en la con-fluencia con la Rambla, echandouna ojeada a los puestos de loshippies o enfocando sus cámarashacia elementos que aportan be-lleza adicional el paseo, como laCasa Carbonell o la fuente de laplaza de la Puerta del Mar.

Pero también en la Explanadaexisten otros elementos que másvaldría evitar en las fotografías,como los siete contenedores debasura de modelo antiguo situa-dos a pocos metros de las citadasobras artísticas o la alambradaque el Ayuntamiento instaló paraevitar que los «manteros» salgancorriendo hacia la avenida delConde de Vallellano cada vez queaparece la Policía.

Maite López, hija de Miguel Ló-pez, el arquitecto que diseñó elpavimento de la Explanada, afir-ma que el paseo «sigue siendouno de los más bonitos del mun-

M

Un paseo malacompañadoCLARA R. FORNER

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

22 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

Carmelo Simón Plá, escuchandorelatos de Alicante, ciudad a laque sirvió desde su Ayuntamien-to durante 57 años, en ocasionescomo Secretario General; así rezala calle que el Consistorio le dedi-có. La nostalgia de esos recuer-dos, la certeza de una memoriaobstinada en abandonarte, o eltriste deterioro de tu agónica con-templación, hacen que el iconode la Explanada empiece a ocuparlugares ignotos en mi retina, fu-gada al control de unas imágenesenvueltas en su brumosa silueta.De ahí que mis ojos se aferren

diariamente al mimado palco delque disfrutan, cautivados por suingrávida presencia…«contemplétanto la belleza, que mi vista lepertenece». Explanada de Kavafis,mediterráneo de doble capa, grie-ga y egipcia, bañada por la bri-llante luz del mar de Ulises.

Si algún día apareciera de nue-vo Napoleón para decir «cincomil años nos contemplan», ha-brás vencido. Para ello deberásmirar valiente y gallarda la carade tus enemigos, los que ven enla ciudad y sus símbolos un espe-jo para reflejar su insaciable ape-tito, el feudo donde vaciar sumezquino interés. Tu fuerza estáen la heterodoxia de una estéticafundida a la simbiosis de la his-toria. Cuídate de la arrogancia delos necios y resiste el mal tratoque soportas; recuerda que ellos,afortunadamente, pasarán y túestarás ahí para contemplarlo.Happy birthday, bella Dama, hassuperado cincuenta años atavia-da con los vestidos que lució laiconoclasta Salomé en su danzacon Oscar Wilde. Si para llegar alos cien necesitaras alguna cabe-za, no dudes en pedirla, queridoPaseo de los Mártires de la Liber-tad. ■■

Rafael Simón Gil es abogado.

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Jubilados y turistasdan vida por lasmañanas al malecón,que se vuelvesolitario al atardecer

Una treintenade puestos de

artesaníaaniman la vida

nocturna

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M. LORENZO

RAFA ARJONES

do Occidental gracias a las bellezade las palmeras, el mar, a su loca-lización y al clima. Tiene un dise-ño muy marino, alegre y moder-no dentro de esa sencillez que ami padre siempre le gustó». Peroopina que el entorno de la Expla-nada se ha desvirtuado con las ac-tuaciones urbanísticas posterioresa uno y otro lado. Al bulevar «nole han ayudado los farolitos y losbanquitos de la Señorita Pepis, nitampoco esas plantitas al bordedel mar que no medran y quitanla vista de los barcos», señala alreferirse al paseo del Puerto. Ade-más, considera que «fue un ab-surdo interrumpir el tráfico deentrada y salida de la ciudad» enla parte interior, junto a las facha-das. Y agrega: «La Explanada seha quedado muerta, el comerciose ha reducido a unos cuantosbancos y heladerías. En cambio,cuando circulaban coches habíamás vida y la gente se podía sen-tar igualmente en las terrazas,porque las aceras eran suficiente-mente anchas».

Otro elemento de distorsión,manifiesta la hija del creador delos mosaicos y de la Concha, es laparada del TAM situada en el úni-co tramo que permanece sin pea-tonalizar. «Mi padre tuvo el acier-to de abrir la perspectiva de laRambla hacia el mar y ahora losautobuses ocultan la vista», la-menta Maite López.

En todo caso, la Explanada re-sulta muy diferente según el

momento del día o del año en quese visite. Durante el invierno tieneun uso fundamental y casi exclu-sivo que es el de paseo. En estaépoca del año no se puede hacermucho más, pues algunos esta-blecimientos aprovechan para re-novarse o descansar. Por ejemplo,la emblemática heladería Peret es-tá cerrada estos días por vacacio-nes e incluso McDdonalds perma-nece en obras. Sumados a la can-tidad de locales que ya no tienenactividad, alguno desde hace másde una década, el panorama resul-ta desolador. Un cartel recuerda ellugar que ocupó el restauranteDelfín, que en su día fue uno delos establecimientos de más éxitode la zona. Después de un largoperiodo abandonado, ahora suspropietarios están vaciando el in-terior y cuelga el cartel de «Se al-quila».

Ocasionalmente, en la tempora-da invernal el Ayuntamiento deAlicante desarrolla alguna activi-dad cultural en la Explanada, co-mo el desfile del 9 d’Octubre o losfestivales Diversons y Festitíteres.Durante décadas y hasta haceunos años, la Concha acogía con-ciertos a lo largo de las cuatro es-taciones del año, pero en la actua-lidad esta actividad se desarrollaen el auditorio de la CAM durante

los meses fríos.Es en verano cuando se des-

arrolla en este original auditoriouna programación más amplia yvariada, aprovechando la granafluencia de turistas. La BandaSinfónica Municipal de Alicanteofrece conciertos las tardes de losdomingos y otras bandas del mu-nicipio también utilizan este esce-nario. Más de seis mil personasasistieron el pasado año a los con-ciertos de las agrupaciones deCiudad de Asís, Villafranqueza,Carolinas, la Colla de San Blas ola banda L'Harmonia. También laDiputación Provincial ha desarro-llado actividades como el progra-ma «Sigue a tu banda» o el Festi-val Folclórico Internacional. Últi-mamente, el famoso templete hasido utilizado para realizar el cas-

ting de alguna de las produccio-nes cinematográficas rodadas enCiudad de la Luz.

Esta actividad innovadora resul-ta muy distinta de otras bastanteparticulares que se siguen des-arrollando hoy en la Explanadadel mismo modo que hace déca-das. Por ejemplo, todavía se pue-de encontrar a ese personaje decierta edad, ataviado con traje cha-queta y corbata, que nos abre unmaletín al pasar y muestra un re-pertorio de pulseras y collares,quizás de oro o, más probable-mente, imitaciones de bisutería.

Otra actividad afianzada en elbulevar es la venta de productos,principalmente artesanales, quese ofrecen a lo largo de treinta ca-setas en horario de once de la ma-ñana a nueve de la noche, aunque

no todas abren a la vez. Todos lospuntos de venta tienen el mismodiseño, al igual que todas las te-rrazas instaladas en el paseo. Lás-tima que algunas de esas grandeszonas acotadas permanezca estosdías vacía e incluso su entrada es-tá sellada con una cerca metálica amodo de corral.

Si la Explanada fue en las déca-das de 1960 y 1970 el lugar de

reunión de la juventud alicantina,hoy los adolescentes transitan porella más bien poco. Tampoco lospadres y niños la utilizan mucho,salvo los domingos por la maña-na, algo que ahora el Ayunta-miento ha tratado de resolver ins-talando una zona de juegos de ni-ños que también ha sido objeto decrítica por quienes la ven comoun postizo que ni siquiera se haintentado integrar en el paseo.

Por el momento, el único pro-yecto municipal que se conoce pa-ra tratar de atraer a los alicantinoshacia el viejo malecón es la cons-trucción de un aparcamiento sub-terráneo y la despeatonalizaciónde una parte del paseo interior,prevista en el Plan Especial deProtección del Centro Tradicional.Durante el periodo de exposiciónpública se presentaron numero-sas alegaciones a favor y en con-tra, según recuerdan desde elAyuntamiento. Este documentopermanece pendiente de aproba-ción por parte de la Generalitat. Yla Gerencia de Urbanismo tieneaún que redactar el proyecto, queserá bastante complicado por laproximidad al mar.

Tampoco se ha diseñado aún elsoterramiento de la avenida delConde de Vallellano ni, muchomenos, el tratamiento urbanísticoque se podría dar a los terrenosque quedarán libres cuando el trá-fico deje de transitar en superfi-cie. Supondrá una nueva ocasiónpara potenciar la Explanada o, to-do lo contrario, para volver a des-merecer su entorno.

Lo que sí mejorará el paisajeque la rodea será la restauracióndel antiguo hotel Palas que porfin lleva adelante la Cámara deComercio. O la construcción deun edificio de viviendas de lujo enel cruce con la calle de Ojeda que,a poca calidad arquitectónica quetenga, será mucho mejor que elsolar que ha existido allí duranteaños. Más cuestionable resultaotra obra que se está ejecutandocerca de allí, en uno de los pocosedificios antiguos que aún se con-servan en la Explanada. Original-mente tenía planta baja y dosmás. Ahora va a duplicar su alturaconservando la fachada. ■■

Clara R. Forner es periodista. Redac-tora de la sección de Local de IN-FORMACION en Alicante.

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50 ANIVERSARIO DE LA PUESTA DE LA PRIMERA TESELA DEL ACTUAL PASEO DE LA EXPLANADA

23MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008

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El lugar donde sereunía la juventudhace unas décadashoy no atrae a losadolescentes

Las esculturassituadas en la

confluencia conla Rambla

constituyen unode los objetivospreferidos por

los turistas

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24 MARTES, 19 DE FEBRERO, 2008