maría madre nuestra - p. Ángel peña o.a.r

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  • P. NGEL PEA O.A.R.

    MARA MADRE NUESTRA

    LIMA PER 2008

  • 2

    MARA, MADRE NUESTRA

    Nihil Obstat

    P. Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del Per

    Agustino Recoleto

    Imprimatur

    Mons. Jos Carmelo Martnez

    Obispo de Cajamarca

    P. NGEL PEA O.A.R.

    LIMA PER 2008

  • 3

    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN ............................................................ 5

    PRIMERA PARTE - Devocin a Mara .......................... 6

    Textos bblicos ............................................................. 6

    Mara y los primeros cristianos ............................... 13

    Dogmas marianos ...................................................... 16

    Mara, mediadora universal ....................................... 27

    Otros ttulos marianos ............................................... 31

    El himno Akathistos.................................................. 33

    Mara y los musulmanes .......................................... 35

    Mara y algunos santos ............................................. 37

    SEGUNDA PARTE - Devociones a Mara ................. 40

    El Rosario .................................................................. 40

    El ngelus ................................................................. 57

    La medalla milagrosa .................................................. 58

    El escapulario del Carmen........................................ 64

    Las tres avemaras..................................................... 72

    Los cinco primeros sbados ..................................... 79

    Otras devociones........................................................ 81

    TERCERA PARTE - Amor a Mara .......................... 92

    Belleza de Mara ....................................................... 92

    Las sonrisas de Mara............................................... 94

    Las flores de Mara .................................................. 98

    Los perfumes de Mara .......................................... 100

    Mara es nuestra madre .......................................... 102

    Nos defiende del maligno....................................... 109

    Oraciones y poesas a Mara .................................. 114

    Contrabando en el cielo ............................................ 119

  • 4

    CUARTA PARTE - A Jess por Mara ................... 123

    Apariciones y milagros de Mara ........................... 123

    Convertidos por medio de Mara ........................... 129

    Consagracin a Mara ............................................. 135

    Reflexiones ............................................................... 142

    Invoca a Mara .......................................................... 147

    Alabanzas a Mara .................................................. 150

    CONCLUSIN ............................................................. 152

    BIBLIOGRAFA .......................................................... 153

  • 5

    INTRODUCCIN

    Este es un libro dedicado a la Virgen Mara. En l

    deseo expresarle mi cario, que viene desde mi ms tierna

    infancia. Por experiencia puedo decir que nunca me he arre-

    pentido de amarla y que, cuanto ms la amo, ms amo a

    Jess. Por eso, quiero presentar este libro con el deseo de

    que todos los que lo lean puedan amarla tambin cada da

    ms y amar tambin cada da ms a Jess.

    Comenzar dando algunos fundamentos de la devo-

    cin mariana con textos bblicos, doctrina de la Iglesia, citas

    de santos... Tambin expondr algunas de las principales

    devociones a Mara, con oraciones y poesas, todo ello con-

    firmado con muchos ejemplos, que puedan ratificar la efica-

    cia de la devocin a Mara. La ltima parte trata de Mara

    como camino para llegar a Jess. A Jess por Mara. Por

    medio de Mara, encontraremos siempre a Jess, como lo

    encontraron tantos convertidos y tantos santos a lo largo de

    los siglos.

    Les deseo a todos un amor grande y profundo a Mar-

    a. Que su ternura y amor maternal iluminen sus vidas para

    que puedan encontrar por medio de Ella a Jess, el amigo

    que siempre nos espera, en la Eucarista.

  • 6

    PRIMERA PARTE

    DEVOCIN A MARA

    En esta primera parte, deseo fundamentar la devo-

    cin a Mara con textos bblicos y con la enseanza de la

    Iglesia y de los santos. Mara ha estado siempre en el co-

    razn de la Iglesia y, desde el da de Pentecosts, ha sido la

    Madre de la Iglesia que ha velado por Ella para ayudarla en

    los momentos difciles de crisis y confusiones para guiarla

    hacia Jess.

    TEXTOS BBLICOS

    Son muchos los textos del Antiguo Testamento, en

    que los escrituristas y los grandes santos han visto la presen-

    cia de Mara. Hay textos en los que aparece como anunciada

    o en figura nuestra Madre Mara.

    Ella es prefigurada por Judit, que corta la cabeza de

    Holofernes, jefe del ejrcito de los enemigos del pueblo de

    Dios, al igual que Mara pisa la cabeza de Satans. Igual-

    mente, Ester prefigura a Mara, porque siendo reina, obtiene

    que su pueblo no sea exterminado; al igual que Mara, reina

    del universo, con su intercesin, consigue que el pueblo de

    Dios no sea destruido sino salvado. Tambin el arca de la

    alianza es figura de Mara, porque el arca contena la pre-

    sencia de Dios y qu mejor arca que Mara, que llev en su

    seno al Hijo de Dios? Mara tambin es prefigurada por

    aquella nube del profeta Elas. Una nube como la palma de

    un hombre, que sube del mar... Poco a poco, se fue oscure-

    ciendo el cielo por las nubes y el viento, y se produjo una

  • 7

    gran lluvia (1 Reg 18, 44-45). Mara es como esa nube pe-

    queita, aparentemente insignificante, pero que produce una

    gran lluvia de bendiciones sobre toda la tierra. Y es dulce y

    tierna con sus hijos como aquella brisa suave, que acarici a

    Elas (1 Reg 19, 12). Otra figura de Mara es la escala de

    Jacob por donde suban y bajaban los ngeles de Dios (Gn

    28,12). Porque ella es el camino ms corto y fcil para llegar

    a Jess y, por tanto, al cielo. Veamos ahora algunos textos,

    que los santos interpretan referidos a Mara:

    - Pondr enemistad entre ti y la mujer. Ella te aplastar la cabeza (Gn 3, 15). As lo traduce

    san Jernimo, inspirado por Dios, en la traduc-

    cin latina Vulgata, la traduccin oficial de la

    Iglesia durante siglos. Mara aplasta la cabeza de

    la serpiente infernal, porque contra Ella no puede

    nada, ya que es pursima e inmaculada, sin el

    ms mnimo pecado.

    - Quin es esta que sube del desierto, apoyada en su amado? (Cantar 8, 5). Este texto lo refieren a

    su Asuncin a los cielos, pues Mara sube de esta

    tierra de desierto, apoyada en su amado Jess.

    - Toda hermosa eres, amada ma, y no hay man-cha en ti (Cantar 4, 7). De quin podra decirse

    que es inmaculada, sin mancha, sino de Mara?

    - Ella es resplandor de la luz eterna, el espejo sin mancha de la actividad de Dios, imagen de su

    bondad... Es ms hermosa que el sol, supera to-

    do el conjunto de estrellas y, comparada con la

    luz, sale vencedora (Sab 7, 26-29). Quin podr-

    a ser ms hermosa que el sol sino Mara?

  • 8

    - Ella, siendo una, lo puede todo (Sab 7, 27). Quin lo puede todo con su poderosa interce-

    sin sino Mara? Ella, como dicen los santos, es

    la omnipotencia suplicante. Todo lo puede con su

    intercesin.

    - Dios me cre en el principio de sus caminos y antes de sus obras ms antiguas. Desde la eter-

    nidad fui ungida, antes que la tierra existiese...

    Bienaventurado quien me escucha y vela a mi

    puerta cada da. Porque el que me halla, encuen-

    tra la vida y alcanzar el favor de Dios. Y, al

    contrario, el que me pierde, a s mismo se hace

    dao, y el que me odia, ama la muerte

    (Prov 8, 22-36).

    - Yo soy la madre del amor hermoso y de la santa esperanza. Venid a m los que me deseis y sa-

    ciaos de mis frutos. Porque recordarme es ms

    dulce que la miel y poseerme es ms rico que un

    panal de miel... El que me escucha jams ser

    confundido y los que me sirven no pecarn

    (Eclo 24, 24-30).

    - He aqu que una virgen dar a luz un nio y le pondr por nombre Emmanuel (Is 7, 14). Quin

    ha sido, a la vez, Virgen y Madre fuera de Mar-

    a? As lo confirma Mt 1, 23, citando este texto.

    - Ella es el jardn cerrado, la fuente sellada (Cant 4, 12), que guarda sus aguas totalmente puras

    slo para Dios, porque es virgen.

  • 9

    - Ella es la puerta cerrada de que habla Ezequiel 44, 1-3: Me llev luego a la puerta de afuera del

    santuario, que daba a oriente, pero la puerta es-

    taba cerrada; y me dijo Yahv: Esta puerta ha de

    estar cerrada, no se abrir ni entrar por ella

    hombre alguno, porque ha entrado por ella

    Yahv, Dios de Israel. Por tanto, ha de quedar

    cerrada. Segn los santos Padres, esta puerta es

    figura de Mara, siempre virgen, pues est total-

    mente reservada y consagrada a Dios.

    Otros autores, siguiendo a san Jernimo, han visto a

    Mara en Isaas 11, 1: Y brotar un retoo del tronco de

    Jes y una flor surgir de sus races. Este texto lo interpre-

    taban los judos del tiempo de Jess, referido al Mesas. San

    Ireneo dice textualmente: La Virgen, que concibi a Cristo,

    era el retoo (Demonstratio 59). Tambin san Hiplito

    habla de que el retoo del tronco de Jes era Mara, porque

    Jes era el padre de David y Mara era de la descendencia de

    David. Por eso, dice que la flor que surge de sus races es

    Jess y el retoo es Mara (Benedictiones Isaac et Iacob I).

    Lo mismo afirma Tertuliano (Adversus Marcionem III, 17,

    3-4).

    Mara es hermosa como la luna, resplandeciente

    como el sol (Cant 6, 10). Y a ella le dice Dios: breme,

    hermana ma, amada ma, paloma ma, inmaculada ma

    (Cant 5, 2). Ella es terrible como un ejrcito formado en

    batalla (Cant 6, 4). Es terrible contra Satans, pues le aplas-

    ta la cabeza. Hay un texto en el que Mara aparece terrible

    contra el maligno. Es en Daniel 2. All aparece una estatua

    grande y de aspecto terrible. La cabeza era de oro puro, su

    pecho y sus brazos de plata, su vientre y caderas de bronce;

  • 10

    sus piernas de hierro y sus pies, en parte de hierro y en

    parte de barro. Representa esta estatua al rey de las cosas

    materiales, a Satans, que quiere reinar en el mundo. Pero

    una pequea piedra, desprendida, no lanzada por mano

    humana hiri a la estatua en los pies de hierro y barro, des-

    trozndola. Creemos que esta piedrecita, se refiere a Mara,

    que siendo tan humilde y pequea, sin embargo, puede de-

    rrotar el poder de Satans.

    Y, si vamos al Nuevo Testamento, san Lucas nos

    habla maravillas de Mara en los dos primeros captulos de

    su Evangelio. Empieza con las palabras del ngel que reza-

    mos en el avemara, palabras divinas y evanglicas, que

    debemos repetir frecuentemente. El ngel le dice de parte de

    Dios: Algrate (Dios te salve) llena de gracia, el Seor est

    contigo (Lc 1, 28). Mara es llena de gracia, totalmente pura

    y bella; o, como decimos tambin, inmaculada por un privi-

    legio especial de Dios, que en virtud de los mritos de Jess,

    la previno de las consecuencias del pecado original y as fue

    inmaculada desde el primer momento de su concepcin.

    Su prima santa Isabel le dice, inspirada por el Espri-

    tu Santo, o mejor dicho, le dice el Espritu Santo por boca de

    su prima: Bendita t eres entre todas las mujeres y bendito

    es el fruto de tu vientre (Lc 1, 42). Y Mara, inspirada por

    Dios, dice: Todas las generaciones me llamarn bienaven-

    turada (Lc 1, 48).

    Por otra parte, Jess desea que amemos a Mara y

    nos la ha dado como madre al decirnos: Ah tienes a tu Ma-

    dre (Jn 19, 27). Son palabras dirigidas a cada uno de noso-

    tros, como siempre se ha interpretado. De este modo, Mara

  • 11

    queda constituida por Jess como Madre de todos y cada

    uno de los hombres.

    Su poder de intercesin ante Jess, queda manifesta-

    do con toda claridad en las bodas de Can, cuando Jess

    hace su primer milagro, slo porque se lo pide su madre,

    manifestando as su voluntad de hacerla siempre feliz y con-

    cederle todo lo que pida (Jn 2).

    Y ahora que Ella est en el cielo como una reina, co-

    ronada de doce estrellas, como dice el Apocalipsis, nos ayu-

    da contra el poder del maligno. Fue arrojado el dragn

    grande, la serpiente antigua, llamada diablo y Satans... Se

    par el dragn delante de la mujer, que estaba a punto de

    dar a luz, para tragarse a su hijo en cuanto naciese. Y dio a

    luz un varn que ha de apacentar a todas las naciones con

    vara de hierro (Jess)... Y el dragn se dio a perseguir a la

    mujer (Mara), que haba dado a luz a su hijo varn. Pero le

    fueron dadas a la mujer dos alas de guila grande... Se en-

    fureci el dragn contra la mujer y se fue a hacer la guerra

    al resto de sus hijos, a los que guardan los mandamientos

    de Dios y mantienen el testimonio de Jess (Ap 12). En este

    captulo, aparece Mara como una mujer inundada de sol,

    como en Sab 7, 26-29, donde se dice que es ms hermosa

    que el sol y un espejo sin mancha (inmaculada). Se presenta

    como el arca de Dios en el cielo. Se abri el templo de Dios,

    que est en el cielo y apareci el arca de la alianza (Ap 11,

    19). A Mara le dan dos alas de guila grande (sabemos que

    las guilas son los enemigos mortales de las serpientes, a

    quienes matan aplastndoles la cabeza, como hacen Mara

    con Satans), pero el diablo no se da por vencido y trata de

    vengarse en los hijos de Mara, es decir, en aquellos que

  • 12

    guardan sus mandamientos y mantienen el testimonio de

    Jess (Ap 12, 17).

    Por eso, ella es un arma poderosa para defendernos

    del maligno, que siempre nos ataca para apartarnos de Jess.

    Ahora bien, Mara y Jess son inseparables y juntos los en-

    contraron los pastores y los magos. Por eso, si nosotros que-

    remos amar a Jess, debemos amar tambin a Mara. A

    Jess por Mara, al igual que el discpulo amado, que estuvo

    junto a la cruz de Jess con Mara, acompandola y desde

    aquella hora la recibi en su casa (Jn 19, 27), es decir, la

    recibi en su corazn como a una madre de verdad, como le

    haba dicho Jess. De la misma manera, si nosotros amamos

    a Jess, debemos recibir a Mara en nuestro corazn como

    nuestra verdadera madre.

    Adems, l nos dice: Yo Jess... soy la estrella bri-

    llante de la maana. Y el Espritu y la esposa dicen: Ven

    (Ap 22, 16). Es decir, el Espritu Santo y su esposa Mara,

    quieren que venga Jess a reinar en el mundo. Y se debe

    ser tambin nuestro deseo: que Cristo reine y llegue a ser el

    Rey de Reyes y el Seor de los Seores (Ap 19, 16) de nues-

    tra vida y del mundo entero. Por Mara, llegaremos ms

    fcilmente a Jess. Ella es la estrella de Beln, que nos lleva

    siempre hacia Jess.

  • 13

    MARA Y LOS PRIMEROS CRISTIANOS

    El amor a Mara no es un invento tardo o una su-

    persticin introducida por el emperador Constantino. Ya

    hemos visto los textos del Evangelio. Y, si leemos el libro

    de los Hechos de los Apstoles, veremos que aquellos pri-

    meros cristianos del siglo I: Perseveraban unnimes en la

    oracin con Mara, la madre de Jess (Hech 1, 14). No pod-

    an vivir solos, necesitaban del apoyo y del amor maternal

    de Mara, para no equivocarse en la fe. Y Mara les daba

    ejemplo y acuda con ellos a la misa diaria. Dice el texto:

    Diariamente acudan unnimes al templo, partan el pan en

    las casas (partir el pan o fraccin del pan era la palabra usa-

    da en aquel tiempo para hablar de la misa) y tomaban su

    alimento con alegra y sencillez de corazn, alabando a

    Dios en medio del general favor del pueblo. Y cada da, el

    Seor iba incorporando a los que haban de ser salvados

    (Hech 2, 46-47).

    Y el amor que los apstoles y aquellos primeros cris-

    tianos tenan a Mara, como madre de Jess y madre suya,

    se lo transmitieron a las generaciones sucesivas. A este res-

    pecto, debemos citar a los Santos Padres, que son los escri-

    tores cristianos de los ocho primeros siglos (tambin se con-

    sidera entre ellos a San Bernardo, aunque es del siglo XII).

    Ellos fueron santos y transmitieron la verdadera fe desde el

    principio, y la Iglesia con su autoridad aprob su doctrina,

    citndolos continuamente como testigos privilegiados de la

    tradicin cristiana primitiva. Ellos son, hasta ahora, como la

    memoria viva de la autntica doctrina catlica, tal como se

    viva en los primeros siglos. Ellos nos transmiten lo que

    siempre y en todas partes se crea en aquellos tiempos, lo

    cual es fuente segura para saber cul es la verdadera fe que

  • 14

    Jess ense. Ellos compusieron el Credo (resumen de las

    verdades de la fe), fijaron con claridad el canon de las Escri-

    turas y precisaron la doctrina catlica al luchar contra los

    herejes. Ellos son los garantes y testigos de la autntica doc-

    trina catlica y, por eso, algunos concilios y Papas, incluso

    hoy, acuden a ellos para confirmar sus enseanzas. En el

    concilio de Calcedonia, en el ao 451, se comienza dicien-

    do: Siguiendo a los Santos Padres... Pues bien, nosotros

    tambin acudiremos a estos Santos Padres para confirmar la

    doctrina sobre la Virgen Mara.

    Ya en el siglo I, san Ignacio de Antioqua, en sus es-

    critos, habla de Mara como madre universal, recalcando su

    virginidad perpetua y su maternidad divina. A este respecto,

    digamos que en el siglo II ya haba imgenes de Mara, pues

    se han encontrado cuatro imgenes de la Virgen con el nio

    en las catacumbas de santa Priscila de Roma. En este mismo

    siglo, se ha descubierto tambin la inscripcin Ave Mara en

    la iglesia-sinagoga de Nazaret, construida sobre la casa de

    Jos y de Mara. Sobre esta iglesia, usada por los primeros

    cristianos, se haba construido una iglesia bizantina. Sobre la

    iglesia bizantina, los cruzados haban construido otra iglesia.

    En el siglo XVIII, los padres franciscanos haban construido

    otra iglesia ms grande y, actualmente, en el mismo lugar

    donde haban sido construidas estas iglesias, sobre la misma

    casa de Jos y Mara, est construida la gran baslica de la

    Anunciacin, que es obra del arquitecto italiano Giovanni

    Muzio, y que fue consagrada el ao 1969.

    Antes de construir la actual baslica y al echar abajo

    la anterior iglesia, el gran arquelogo bblico padre Bellar-

    mino Bagatti aprovech para excavar y descubrir algunos

    datos interesantes. En la primitiva iglesia-sinagoga de los

  • 15

    primeros cristianos de Nazaret, el padre Bagatti encontr la

    inscripcin en griego Kaire Maria, Ave Mara. Otro escrito,

    en antiguo armenio deca: Virgen bella.

    El padre Bagatti le dijo personalmente a Vittorio

    Messori: Tenemos la prueba de que la invocacin a Mara

    nace con el cristianismo mismo y en el mismo lugar donde

    habitaba Mara. Gracias a las excavaciones realizadas, el

    catlico sabe que, recitando el rosario, se enlaza a una ca-

    dena iniciada en Nazaret mismo. Una cadena de oracin

    comenzada por alguno que haba conocido a la Madre de

    Jess, cuando para todos no era ms que una joven como

    tantas otras1.

    En el siglo IV, ya se celebraban en Roma cuatro pro-

    cesiones en honor de Mara y se celebraba la fiesta de la

    purificacin, adems de la Anunciacin. En Siria, desde el

    ao 370, se celebraba la fiesta de la virginidad de Mara. En

    el siglo V se comenz a celebrar la fiesta de su Natividad;

    en el siglo VI, la fiesta de la Asuncin; y en el siglo VII, la

    fiesta de la Inmaculada Concepcin.

    Pero qu significa el nombre de Mara? El nombre

    de Mara era muy comn entre las mujeres judas en tiempos

    de Jess. Mara en hebreo se escribe Mrym y es pronuncia-

    do Mirym. Muchos autores han considerado que Mirym

    tiene un origen egipcio, pues Mara, la hermana de Moiss,

    haba nacido en Egipto. Myr en egipcio, segn se ve por los

    jeroglficos antiguos, significa amada. Por otra parte, yam

    sera la abreviacin del nombre de Dios, que para los judos

    era Yahv. En este caso, Mara significara amada de Yahv.

    1 Messori Vittorio, Ipotesi su Maria, Ed. Ares, Miln, 2005, p. 216.

  • 16

    Pero otros estudios piensan diferente. Segn las ex-

    cavaciones practicadas en Ugarit, en Medio Oriente, se ve

    que el alfabeto ugartico, que es cuneiforme, es bastante

    parecido al alfabeto hebreo. Algunos han considerado de

    estos descubrimientos que la raz Mrym es equivalente a la

    hebrea marom, que significa excelsa. Segn ellos, Mara

    significara La Excelsa, es decir, la ms alta y excelsa de las

    criaturas. Ambos significados parecen coincidir, pues la

    amada de Dios es, a la vez, la ms excelsa y hermosa de

    todas las criaturas.

    De todos modos, sea cual sea su significado etimol-

    gico, lo importante es saber que, para nosotros, el nombre de

    Mara, que tantos millones de mujeres y de hombres cristia-

    nos llevan, es un nombre que nos inspira amor y confianza

    en la madre de Jess y madre nuestra.

    DOGMAS MARIANOS

    Son cuatro los dogmas definidos hasta ahora sobre

    Mara: Su Maternidad divina, su Virginidad perpetua, la

    Inmaculada Concepcin y su Asuncin a los cielos.

    a) MARA, MADRE DE DIOS

    La expresin Madre de Dios (theotokos en griego),

    segn algunos autores, la habra usado ya Orgenes en el

    siglo II. De lo que no hay ninguna duda es de que la emple

    Alejandro de Alejandra (Epist ad Alexandrum Constantino-

    politanum 12; PG 18, 568) en el siglo III. Ya en este siglo

    III era frecuente denominar a Mara como madre de Dios.

    Tambin se sabe que antes del concilio de Efeso (ao 431),

  • 17

    exista ya en Jerusaln y en Constantinopla una fiesta a Mar-

    a, Madre de Dios. San Atanasio, en el siglo IV, emplea mu-

    chas veces el trmino madre de Dios2 y engendradora de

    Dios3. Del siglo III, hacia el ao 250, es una oracin que se

    conserva en un papiro de Manchester en Inglaterra:

    Bajo tu proteccin nos acogemos santa Madre de

    Dios, no deseches las splicas que te dirigimos en nuestras

    necesidades; antes bien, lbranos siempre de todo peligro.

    Oh Virgen gloriosa y bendita. La Iglesia copta de Egipto

    sigue rezando esta oracin desde el siglo III y, al final, dice

    literalmente: T, la sola pura y bendita, asegurando que

    Mara es la nica totalmente pura, santa y bendita del gnero

    humano. Pero, como vemos, se dice tambin con toda clari-

    dad Madre de Dios.

    Esta doctrina de Mara, Madre de Dios, fue definida

    solemnemente como dogma de fe en el concilio de feso en

    el ao 431. San Cirilo de Alejandra, que presidi el conci-

    lio, escribi: Me admiro de que haya alguien que pueda

    poner en duda, si la Santsima Virgen deba ser llamada

    Madre de Dios; porque, si Nuestro Seor Jesucristo es

    Dios, la santa Virgen su madre, es forzosa e innegablemente

    Madre de Dios. sta es la fe que nos han enseado los

    apstoles, sta es la doctrina de nuestros padres. No que la

    naturaleza del Verbo o la divinidad haya tomado principio

    de Mara, sino que en ella ha sido formado y animado de un

    alma racional el sagrado cuerpo, al cual el Verbo se ha

    unido hipostticamente, lo que hace decir que el Verbo na-

    ci segn la carne. As en el orden de la naturaleza, aunque

    las madres no tengan parte alguna en la creacin del alma,

    2 De virginibus 2, 2, 7; PL 16, 209. 3 Quae Deum generaverat: Expositio Evangelii secundum Lucam 10, 130; PL

    15, 1837.

  • 18

    no deja de decirse que son madres del hombre en su totali-

    dad y no que solamente lo sean de su cuerpo4.

    El Papa Juan Pablo II deca: Mara es verdadera-

    mente la madre de Dios; puesto que la maternidad abarca

    toda la persona y no slo el cuerpo. De este modo, el nom-

    bre theotokos (madre de Dios) viene a ser el nombre propio

    de la unin con Dios, concedido a la Virgen Mara5.

    b) LA VIRGINIDAD PERPETUA DE MARA

    Mara fue virgen antes del parto, en el parto y des-

    pus del parto, es decir, siempre. En el siglo II, san Justino

    es el primer telogo en llamar a Mara La Virgen, como si

    fuese su nombre propio6, confesando, implcitamente su

    virginidad perpetua. Lo mismo podemos decir de san Ireneo,

    Orgenes y san Hiplito, que tambin llaman a Mara La

    Virgen. Orgenes habla de la virginidad perpetua de Mara al

    decir que no existe otro hijo de Mara, sino Jess, segn la

    opinin de aquellos que juzgan rectamente sobre Jess7.

    San Clemente Alejandrino (+215) habla claramente

    de la fe de la Iglesia en la virginidad perpetua de Mara y

    habla de la relacin existente entre Mara y la Iglesia. En los

    primeros Credos, que se remontan al tiempo de los apsto-

    les, se dice que Jess naci de una virgen, lo cual tambin

    parece indicar lo mismo. En el siglo IV, san Atanasio fue el

    gran defensor de la virginidad de Mara y lo mismo san Epi-

    fanio de Salamina, san Efrn y san Juan Crisstomo (In

    4 Carta I, 27-30. 5 Carta apostlica mulieris dignitatem N 4. 6 San Justino, Apologa I. 33. 7 Comentario al Ev. de san Juan, I, 4.23.

  • 19

    Matth. Hom 5, 2-3). San Atanasio escribi: Jess, hecho

    carne, es engendrado en los ltimos tiempos de santa Mara

    siempre Virgen (smbolo de Alejandra, atribuido a san Ata-

    nasio).

    San Hilario de Poitiers, en un escrito del ao 356, di-

    ce que algunos de su tiempo negaban la virginidad de Mara

    y los llama individuos sin religiosidad, completamente ale-

    jados de una enseanza espiritual. Los principales oposito-

    res fueron Helvidio y Bonoso, pero contra ellos escribi san

    Jernimo. En 383 escribi una carta Adversus Helvidium,

    donde da argumentos de la Escritura y de la tradicin. Bo-

    noso fue condenado por los obispos del Iliricum en una

    clebre carta, cuyo autor, segn algunos, pudo ser el Papa

    san Siricio.

    San Jernimo escribi otra carta famosa contra Jovi-

    niano (Adversus Iovinianum), donde aplica a Mara las pala-

    bras del Cantar de los cantares y dice: Mi hermana, mi espo-

    sa, es un jardn cerrado, una fuente sellada (Can 4, 12) y

    dice: Cristo es Virgen y la madre del Virgen es Virgen tam-

    bin para siempre, es Virgen y Madre (carta 49). San

    Agustn habla mucho de Mara como virgen perpetua, sobre

    todo, en sus sermones 188 y 189.

    San Ambrosio tiene un texto hermoso sobre la virgi-

    nidad perpetua de Mara. Dice: Que escuchen el smbolo

    (Credo) de los apstoles que la Iglesia romana guarda y

    custodia intacto... sta es la virgen que concibi en su seno,

    sta es la virgen que dio a luz un hijo... Porque Isaas no

    dijo solamente que una virgen concebira, sino tambin que

    dara a luz un hijo. Ahora bien, ella es la puerta del santua-

    rio, la puerta oriental que permanece siempre cerrada y de

  • 20

    la que se dice que nadie atravesar, sino solamente el Dios

    de Israel (Ez 44,2). sta es la puerta bendita de Mara; de

    ella se escribi: El Seor pasar a travs de ella y se ce-

    rrar despus de su paso, porque concibi virgen y dio a luz

    siendo virgen (carta 42). Y la llamaba la siempre Virgen

    (aeiparthenos en griego).

    A partir del siglo IV, qued para todos clara la doc-

    trina de la virginidad perpetua de Mara, que fue definida

    como dogma de fe en el concilio tercero de Letrn en el ao

    649 con estas palabras:

    Si alguno, contra la opinin de los Santos Padres, no

    afirma que la santa e inmaculada Mara, siempre virgen, es

    verdaderamente madre de Dios..., que dio a luz sin perder

    su integridad, conservando inmune su virginidad, sea ana-

    tema.

    Lutero y Calvino defendieron abiertamente la virgi-

    nidad perpetua de Mara y Lutero defini como locos y vi-

    llanos a quienes negaban esta creencia. Un siglo despus, la

    confesin de fe de los calvinistas confirmaba esta verdad de

    que Mara haba sido virgen en el parto, antes del parto y

    despus del parto. Esto mismo afirman los ortodoxos.

    c) INMACULADA CONCEPCIN

    Desde el siglo II, aparecen frmulas claras de la

    ntima unin de Cristo con Mara en la lucha contra el dia-

    blo. Y varios autores como san Ireneo, san Epifanio, san

    Cipriano, san Isidoro Pelusio y san Justino ven a Mara en el

    Gn 3, 15: Ella te aplastar la cabeza, para indicar que

    nunca el diablo tuvo dominio sobre ella y, por tanto, intuyen

  • 21

    que no tuvo el pecado original, siendo as inmaculada. La

    comparacin que hace san Pablo entre Adn y Cristo, les

    hace ver el paralelismo entre Eva y Mara. Mara es la nueva

    Eva, la segunda Eva, por quien nos viene la vida.

    Dice san Ireneo: Como Eva se hizo desobediente y se

    hizo causa de muerte para ella y para todo el gnero huma-

    no, as Mara se ha hecho para ella y para todo el gnero

    humano causa de salvacin... Lo que haba atado la des-

    obediencia de Eva, fue desatado por la obediencia de Mara

    y lo que at Eva por su incredulidad, lo desat la Virgen

    Mara por su fe8. Desde el siglo IV, es comn llamar a Mar-

    a la toda santa (panagia en griego), pursima y santsima.

    Despus del concilio de feso, en el siglo V, aclaman a

    Mara con el ttulo de resplandeciente santidad universal, lo

    cual significa de alguna manera que es inmaculada.

    Sobre esta doctrina, hay un texto muy hermoso de

    san Efrn (siglo IV) que dice: Mara es mucho ms pura que

    los rayos del sol... T, Seor, y tu madre sois los nicos que

    en todo aspecto sois perfectamente hermosos, pues en Ti,

    Seor, no hay mancilla ni mcula en tu madre (Poemas de

    Nsibe 27).

    San Proclo, patriarca de Constantinopla (+446), de-

    ca: Jess naci sin mancha de la que l mismo se prepar

    sin mancha alguna... Mara es el orbe celestial de una nue-

    va creacin en la que el sol de justicia (Cristo) siempre bri-

    lla y as ha alejado de su alma (de Mara) la oscuridad de

    la noche del pecado9.

    8 Adversus haereses 3, 22, 4. 9 Oratio 6 de laudibus S. Mariae: PG 68, 758 A.

  • 22

    San Agustn, hablando del pecado original, con el

    que todos nacemos dice: excepcin hecha de la santa Virgen

    Mara a la cual, por el honor del Seor, pongo en lugar

    aparte, cuando hablo del pecado (De nat et gr I, 37, 47).

    San Juan Damasceno, en el siglo VIII, dice: Oh hija

    santsima de Joaqun y Ana..., fuiste conservada sin man-

    cha, como esposa de Dios, para que por tu naturaleza fue-

    ses la madre de Dios10

    .

    En las apariciones de Mara en 1830 en Pars a santa

    Catalina Labour, aparece, aplastando la cabeza de la ser-

    piente (Gen 3, 15), con estas palabras: Oh, Mara, sin peca-

    do concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Se

    dice: Oh, Mara, sin pecado concebida (es decir, inmacula-

    da). La misma Virgen Mara, en las apariciones de Lourdes,

    en 1858, dijo a santa Bernardita: Yo soy la Inmaculada Con-

    cepcin, confirmando as la definicin dogmtica del Papa

    Po IX que haba definido esta doctrina en 1854, con estas

    palabras:

    Declaramos, pronunciamos y definimos que la doc-

    trina que sostiene que la bienaventurada Virgen Mara en el

    primer instante de su concepcin, por privilegio y gracia

    especial de Dios y en atencin a los mritos de Jesucristo,

    salvador del gnero humano, fue preservada de la mancha

    de pecado original ha sido revelada por Dios y ha de ser

    por tanto, firme y constantemente creda por todos los fie-

    les11

    .

    10 Hom in nativ B.V. Mariae, 7; PG 96, 671. 11 Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854.

  • 23

    Aquel da, 8 de diciembre de 1854, en el momento

    en que el Papa Po IX dio lectura a la bula Ineffabilis Deus,

    proclamando el dogma de la Inmaculada Concepcin de la

    Virgen Mara, ocurri algo sobrenatural: un rayo de luz,

    proveniente de lo alto, inund su frente. Un fenmeno fue-ra de lo comn, porque en ninguna poca del ao y, menos

    en la estacin invernal, poda venir un rayo de ninguna ven-

    tana de la baslica vaticana, llegando hasta el bside donde

    se encontraba el Papa. Sor Julia Filippani, que estaba pre-

    sente en la baslica de San Pedro durante la ceremonia y

    muy cercana al Papa, dijo con toda seguridad: Aquella luz fue atribuida universalmente a una causa sobrenatural. El

    rayo de sol que envolvi de improviso la majestuosa frente

    de Po IX, precisamente en el momento que se lea el texto

    de la definicin dogmtica, era como la sonrisa de Dios,

    como una respuesta del cielo a la tierra.12

    De hecho, el mismo Papa coment a unas religiosas

    su experiencia personal: En ese momento, Dios me dio un conocimiento tan claro y tan profundo de la pureza total de

    la Virgen, que me sent abismado con aquel conocimiento y

    por mi alma se desbordaron unas delicias inenarrables,

    delicias que no se pueden comparar con nada de este mun-

    do. Debo afirmar que, de no haber sido asistido en aquellos

    momentos por una gracia o ayuda especial, yo hubiera

    muerto entonces de la dicha que senta, bajo el impacto de

    aquel conocer contemplativamente la incomparable hermo-

    sura de la Virgen Inmaculada.

    12 Sensonetti Vincenzo, LImmacolata concezione, Ed. Piemme, 2004, p. 45.

  • 24

    d) ASUNCIN DE MARA

    Sobre la Asuncin de Mara, hay escritos del siglo

    IV, llamados Transitus, donde se habla del trnsito de Mara

    en cuerpo y alma al cielo, es decir, de su Asuncin. As lo

    afirma el Transitus, escrito por el seudo Melitn a finales

    del siglo IV, donde habla de la resurreccin definitiva del

    cuerpo de Mara. Tambin en el siglo IV se encuentra el

    testimonio de san Epifanio, que admite la posibilidad de que

    su cuerpo glorificado est en el cielo. En el siglo VI, ya se

    celebraba la fiesta de la Dormicin en Jerusaln y, hacia el

    ao 600, en Constantinopla. Y del siglo VIII hay hermosas

    homilas sobre la Asuncin, nombre que parece ms antiguo

    que el de Dormicin. Entre los autores de estas homilas

    estn san Modesto, san Germn de Constantinopla, san

    Andrs de Creta y, especialmente, san Juan Damasceno.

    Sobre la Asuncin de Mara nos dice san Gregorio

    de Tours en el ao 590:

    Los apstoles se repartieron por diferentes pases

    para predicar la palabra de Dios. Ms tarde, la bienaventu-

    rada Mara lleg al fin de su vida y fue llamada a salir de

    este mundo. Entonces, todos los apstoles vinieron a reunir-

    se en la casa de Mara y, al saber que deba salir de este

    mundo, permanecieron todos juntos velando. De repente, el

    Seor apareci con sus ngeles, cogi su alma, se la en-

    treg a Miguel, el arcngel, y desapareci. Al amanecer, los

    apstoles tomaron el cuerpo, lo pusieron sobre una camilla

    y lo colocaron en una tumba, velndolo mientras esperaban

    la venida del Seor. Y, de nuevo, se present el Seor, de

    repente, y mand que el santo cuerpo fuera levantado y lle-

    vado al paraso sobre una nube. All, reunido con su alma,

  • 25

    se llena de gozo con los elegidos de Dios y disfruta de las

    bendiciones de la eternidad, que nunca terminarn13

    .

    San Juan Damasceno (675-749) escribi: Era preci-

    so que aquella que, al ser madre, haba conservado intacta

    su virginidad, obtuviera la incorrupcin de su cuerpo des-

    pus de morir. Era preciso que quien llev en su seno al

    Creador hecho nio, habitara en los divinos tabernculos.

    Era preciso que la madre de Dios poseyera las cosas de su

    Hijo y que, por todas las criaturas, fuera ella venerada co-

    mo sierva del Seor y madre de Dios14

    .

    Como dogma de fe, fue definido por el Papa Po XII

    el ao 1950, diciendo: Para gozo y alegra de toda la Igle-

    sia, con la autoridad de Nuestro Seor Jesucristo, de los

    bienaventurados apstoles Pedro y Pablo y con la nuestra,

    pronunciamos, declaramos y definimos, ser dogma de reve-

    lacin divina que la inmaculada madre de Dios, siempre

    Virgen Mara, cumplido el curso de su vida terrena, fue

    asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial15

    .

    Como dato curioso, podemos anotar que, cuando los

    protestantes oyeron hablar de que el Papa Po XII iba a pro-

    clamar el dogma de la Asuncin de Mara, muchos de ellos

    protestaron. Decan: Dnde est eso en la Biblia? Y crean

    que esa definicin iba a terminar con el ecumenismo catli-

    co. Sin embargo, ocurri lo contrario; a partir de la defini-

    cin del dogma de la Asuncin, comenz un nuevo amane-

    cer del ecumenismo catlico. Adems, uno de los que ms

    protestaron, el gran telogo Max Thurian de la Comunidad

    13 Lib. 1 miraculorum: in gloria martyrum c.4. 14 Homila sobre la dormicin de Mara, 278. 15 Bula Munificentissimus Deus del 1 de noviembre de 1950.

  • 26

    de Taize (Francia), se hizo catlico y muy amante de Mara,

    muriendo como sacerdote catlico, precisamente, en la fies-

    ta de la Asuncin de 1996.

    Otro dato interesante es lo que cuenta en sus Memo-

    rias la que fue durante cuarenta aos ama de llaves del Papa

    Po XII. El dogma de la Asuncin iba a ser proclamado el 1

    de noviembre de 1950. Ella dice:

    El 30 de octubre de aquel ao de 1950, a la vuelta de su paseo por los jardines vaticanos, nos cont Po XII

    que, mientras paseaba, vio un espectculo raro en el cielo.

    El sol estaba todava bastante alto y pareca una bola oscu-

    ra de amarillo plido, rodeada de un resplandor muy bri-

    llante. Delante del sol se meca una nubecilla tenue y clara.

    El sol se mova ligeramente como balanceando a derecha e

    izquierda sobre su eje, y en su interior se observaban unos

    movimientos continuos. El conjunto ofreca una vista mara-

    villosa y se podan fijar los ojos en l sin deslumbrarse.

    Al da siguiente domingo, fuimos expectantes al

    jardn, pero no vimos nada. El Santo Padre nos pregunt:

    - Lo han visto? Hoy ha ocurrido lo mismo que ayer.

    El mismo espectculo lo vio tambin el da de la

    promulgacin dogmtica, as como en la octava.16

    De esta manera, Dios quera bendecir al Papa, que

    vio en cuatro oportunidades el milagro del sol, que represen-

    taba a Mara, la mujer vestida de sol del Apocalipsis.

    16 Pascalina Lehnert, Al servicio de Po XII, Ed. BAC, Madrid, 1984, p. 156.

  • 27

    MARA, MEDIADORA UNIVERSAL

    Esta doctrina no es dogma de fe, pero muchos san-

    tos, a lo largo de los siglos, han considerado que Mara era

    la ecnoma de Dios y que todas las gracias y bendiciones

    que recibimos de Dios, las recibimos por medio y por manos

    de Mara. No es que esto debiera ser necesariamente as.

    Simplemente, es el designio de Dios. l ha querido que to-

    das las gracias y mritos, que Jess nos ha conseguido con

    su pasin y muerte, sean distribuidos por manos de la madre

    universal: Mara.

    Deca san Ireneo en el siglo II: Mara ha sido consti-

    tuida causa de salvacin para todo el gnero humano17

    .

    Orgenes afirma: Como el pecado comenz por una mujer,

    as el principio de la salvacin vino por otra mujer (Homil

    in Luc 8, 1) y aade: A la desobediencia de Eva, se contra-

    pone la obediencia de Mara; a Eva, fuente de maldicin y

    sufrimiento para todo el sexo femenino, se contrapone Mar-

    a, que comunica bendicin y alegra a todas las mujeres y

    en particular a las vrgenes18

    .

    San Germn de Constantinopla (+733) deca: Verda-

    deramente, no hay lmite en tu grandeza, oh Mara. No hay

    saciedad en tu ayuda ni hay nmero en tus grandes benefi-

    cios. Nadie es salvado, sino a travs de ti, oh toda santa;

    nadie recibe un don, sino por medio de ti; a nadie se otorga

    la gracia, sino por ti. Por eso, quin no te proclamar

    bienaventurada?, quin no te enaltecer? Gloria a ti, que

    has recibido del que es tu Hijo y tu Dios, dones magnficos y

    17 Adv. haereses 3, 22, 4; PG 7, 959. 18 In Luc fragm 12; Hom in Mt 1, 5.

  • 28

    maravillosos por los que te honrarn todas las generacio-

    nes19

    .

    San Luis Mara Grignion de Montfort dice: El Alt-

    simo la ha constituido tesorera nica de todos sus tesoros y

    nica dispensadora de sus gracias... Afirmo que, dadas las

    cosas como son, habiendo Dios querido comenzar y acabar

    sus mayores obras por medio de la Santsima Virgen desde

    que la form, es de creer que no cambiar jams de proce-

    der: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su

    manera de obrar... Por eso, es justo repetir con los santos:

    de Mara nunca se habla bastante. Mara no ha sido an

    alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Mere-

    ce an mejores alabanzas, respeto, amor y servicio20

    .

    San Pablo de la cruz: Mara es la tesorera de todas

    las gracias. San Bernardo es el santo por excelencia de la

    mediacin universal de Mara. Dice: Mara es la mediadora

    universal de todas las gracias. Toda gracia que Dios da a

    los hombres, pasa de Dios a Cristo, de Cristo pasa a Mara

    y por Mara se nos da a nosotros21

    . La voluntad de Dios es

    que todo lo recibamos por medio de Mara (homila en la

    Natividad de Mara 4-7).

    San Bernardino de Siena (1380-1444): ste es el

    proceso en la distribucin de las gracias divinas: de Dios

    fluyen a Cristo, y de Cristo a su Madre; y de ella a toda la

    Iglesia. No vacilo, por ello, en decir que ha recibido juris-

    19 Homila sobre el cngulo y los santos paales. 20 Tratado de la verdadera devocin a la Santsima Virgen N 44, 15 y 10. 21 Sermn 6.

  • 29

    diccin sobre las gracias que se administran por sus santas

    manos22

    .

    San Alfonso Mara de Ligorio: Dios quiere que to-

    das las gracias, que han sido, son y sern dispensadas a los

    hombres hasta el fin del mundo por los mritos de Jesucris-

    to, sean dispensadas por las manos y por la intercesin de

    Mara23

    . Ella es la tesorera de todas las gracias que Dios

    nos quiere dispensar (Visitas al Santsimo 25).

    Esta misma doctrina de Mara, mediadora de todas

    las gracias, nos la ensea la Iglesia a travs de la enseanza

    de los Papas.

    Po IX deca: Dios ha encomendado a Mara el teso-

    ro de todos sus bienes, para que todos sepan que por Ella se

    obtiene toda esperanza, toda gracia y toda salvacin24

    .

    Len XIII, en su encclica sobre el rosario, Supremi

    apostolatus (ao 1883) dice: Mara es guardiana de nuestra

    paz y dispensadora de las gracias celestiales. En su enccli-

    ca Octobri mense (1891) dice: Por voluntad de Dios, nada

    del inmenso tesoro de todas las gracias que el Seor ha

    acumulado, nos viene si no es por Mara... Qu grande es

    la sabidura y la misericordia reveladas en este designio de

    Dios! Mara es nuestra gloriosa intermediaria... Ella es la

    poderosa madre del Dios omnipotente.

    San Po X (1903-1914) en su encclica Ad diem illum

    dice: Mara mereci ser, de manera dignsima, la reparado-

    22 Sermo de nativitate B.V. Mariae, c.8. 23 Las glorias de Mara, cap 5. 24 Encclica Ubi primum del 2 de febrero de 1849.

  • 30

    ra del mundo perdido y, por consiguiente, la dispensadora

    de todos los dones que Jess adquiri para nosotros con su

    muerte y sangre. No negamos que la distribucin de estos

    dones pertenece por derecho propio y estricto a Jess, pero

    fue concedido a esta augusta Virgen ser, junto con su

    unignito Hijo, la ms poderosa mediadora y conciliadora

    de todo el mundo. As, Cristo es la fuente... Mara es el ca-

    nal, es el cuello por el cual el Cuerpo est unido a la Cabe-

    za, y la Cabeza enva su poder y fuerza al Cuerpo. Porque

    ella es el cuello de nuestra Cabeza, por medio del cual to-

    dos los dones espirituales se comunican a su Cuerpo.

    Benedicto XV concedi a los obispos del mundo,

    que se lo pidieron, la gracia de celebrar el oficio litrgico y

    la misa de Mara, mediadora de todas las gracias, segn el

    rescripto de la Sagrada Congregacin de ritos del 12 de ene-

    ro de 1921.

    Po XI (1922-1939) en la carta apostlica Cognitum

    sane dice que ella es la tesorera de todas las gracias.

    Po XII en la encclica Mediator Dei (1947) afirma:

    Dios quiso que todo lo tuviramos por medio de Mara.

    Pablo VI en la encclica Mense malo (1965) dice:

    Mara ha sido constituida por Dios administradora y dis-

    pensadora generosa de los tesoros de su misericordia.

    Juan Pablo II en una catequesis, dada el 6-IX-1995,

    deca: Mara, como mediadora maternal nos transmite los

    dones divinos, intercediendo continuamente por nosotros.

  • 31

    OTROS TTULOS MARIANOS

    Adems de las cuatro definiciones marianas que

    hemos anotado y del ttulo de mediadora universal, hay

    otros muchos ttulos que la Iglesia le ha dado a Mara a lo

    largo de los siglos.

    El ms importante es el de ser Madre de todos los

    hombres, madre universal o madre espiritual. Ya san Ignacio

    de Antioquia en el siglo I, y san Ireneo y san Justino en el

    siglo II, hablan de Mara como madre de todos y, concreta-

    mente, como madre de los vivientes.

    En el siglo II hay una hermosa frase de Orgenes:

    Nadie puede comprender el Evangelio, si no ha reclinado su

    cabeza sobre el pecho de Jess y no ha recibido de l a

    Mara como madre25

    .

    San Ambrosio deca: Eva es llamada madre de la ra-

    za humana y Mara es la madre de la salvacin (carta 63).

    San Jernimo afirma: La muerte vino por Eva, y la vida por

    Mara (carta a Eustaquia 22). Es interesante anotar que,

    desde el siglo II, la mayora de los escritores cristianos hace

    el paralelismo entre Eva y Mara, al igual que san Pablo

    hace el paralelismo entre Adn y Cristo. A Mara la llaman

    la nueva Eva o segunda Eva.

    A este respecto, ensea el Catecismo de la Iglesia

    catlica: Numerosos Padres y doctores de la Iglesia han

    visto en la mujer, anunciada en el protoevangelio (Gen 3,

    15) a la madre de Cristo, es decir, a Mara como la nueva

    Eva (Cat 411).

    25 In Jn I, 6; citado por J. Quasten, Patrologa I, BAC, Madrid, 1961, p. 379.

  • 32

    El Papa san Po X escribi: No es Mara la madre

    de Cristo? Ella es, por tanto, tambin nuestra Madre... La

    bienaventurada Virgen es, a la vez, Madre de Dios y de los

    hombres. Siempre se ha visto la maternidad universal de

    Mara en el texto: Ah tienes a tu madre (Jn 19, 27). El Papa

    Po XI habl sobre la maternidad universal de Mara en ms

    de 50 ocasiones.

    En el concilio Vaticano II se dice: Porque Mara fue

    asunta al cielo, no ha dejado su misin salvadora sino que,

    con su mltiple intercesin, contina obtenindonos los do-

    nes de la salvacin eterna... Por este motivo, la Santsima

    Virgen es invocada en la Iglesia con los ttulos de abogada,

    auxiliadora, socorro y mediadora (Vaticano II, Lumen gen-

    tium 62).

    Otro ttulo muy usado, desde el siglo VII, es el de

    Reina. Ya el Papa Martn I (+655) se refiere a Mara como

    reina y emperatriz. El Papa Po XII es el Papa por excelen-

    cia de la realeza de Mara, el que ms veces y con ms fuer-

    za habl de Mara como reina.

    San Po X y Juan Pablo II son los Papas que ms han

    hablado de la consagracin al Inmaculado Corazn de Mar-

    a.

    El Papa Juan Pablo II dice que Mara merece el ttulo

    de Sede de la sabidura (Veritatis splendor 120). Pablo VI la

    nombr Madre de la Iglesia.

    Al final del concilio de feso se saluda a Mara co-

    mo resplandeciente santidad universal y como santsima. En

  • 33

    ese mismo ao 431, en una homila despus del concilio, se

    dice:

    Te saludamos Mara, madre de Dios, tesoro venera-

    ble del mundo entero, luz jams extinguida... Templo jams

    destruido, que contiene al que no se puede contener... Por ti

    es exaltada la Trinidad, por ti se alegran los cielos, por ti se

    regocijan los ngeles y arcngeles; por ti se alejan los de-

    monios; por ti llega el santo bautismo a los que creen, por ti

    se han fundado las Iglesias de todo el universo y por ti son

    guiados los pueblos a la conversin26

    .

    Y todo esto sin contar los nombres que le damos en

    las letanas o los que le dan a Mara en cada lugar o regin

    del mundo entero. Veamos tambin los nombres que los

    orientales le dan desde el siglo V en el famoso himno Akat-

    histos.

    EL HIMNO AKATHISTOS

    Este famoso himno de la liturgia bizantina, del pa-

    triarcado de Constantinopla, es del siglo V y en l se mani-

    fiesta un gran amor a Mara con las expresiones ms hermo-

    sas. Este himno fue compuesto en honor de la Anunciacin.

    Akathistos significa (no sentado), porque se cantaba de pie

    como seal de alegra y respeto a Mara. Sola cantarse

    completo con las 24 estrofas, en griego, el quinto domingo

    de Cuaresma. En otras oportunidades, se cantaba la cuarta

    parte. Veamos algunas de las maravillas que se dicen de

    Mara.

    26 Surez Po, Mariologa, Ed. Centro mariano monfortiano, Lima, 1988,

    p. 280.

  • 34

    Cantar alegremente un himno a la Reina Madre y

    me presentar con alegra para honrarla y para cantar

    sus privilegios...

    Salve, oh perfume del Rey universal, pursima Vir-

    gen salvacin del mundo!

    Salve, oh Madre de Dios!, fuente copiosa y viviente.

    Salve, oh Aurora esplndida, que nos has dado al

    sol, que es Cristo!

    Salve, oh puerta nica, por la cual slo ha pasado el

    Verbo!

    Salve, oh altura inaccesible, oh profundidad ines-

    crutable, incluso para los ojos de los ngeles!

    Salve, trono del rey, porque llevas contigo al que

    sustenta todas las cosas.

    Salve, oh escalera celestial, por la que Dios descen-

    di a la tierra!

    Salve, oh puente que pasa a los mortales de la tierra

    al cielo!27

    T, la Madre Virgen, eres la defensa de las vrgenes

    y de todos cuantos a ti acuden, pues as te hizo el Se-

    or de toda la tierra y del cielo. Oh, la sin mancha!

    Ave, columna de sagrada pureza! Ave puerta de la

    salvacin eterna!28

    Entonando himnos a tu parto, el universo te canta

    como templo viviente, oh Reina. El Seor te hizo to-

    da santa (panagia) y gloriosa, y nos ha enseado a

    alabarte29

    .

    27 Carol J.B., Mariologa, Ed. BAC, Madrid, 1964, p. 193. 28 Estrofa 19. 29 Estrofa 23.

  • 35

    Durante el canto de este himno, el celebrante de rito

    oriental, ortodoxo o catlico, acostumbra a incensar el icono

    de Mara varias veces y despus lo besa. Como ceremonia

    final, se postra delante de la imagen y la inciensa y besa de

    nuevo. El himno del Akathistos es para los cristianos orien-

    tales como el rosario para los catlicos de rito latino: la me-

    jor expresin de amor a Mara.

    MARA Y LOS MUSULMANES

    Karl Barth, un famoso telogo protestante, dijo y re-

    piti muchas veces que la Mariologa (tratado de Mara) era

    un tumor que haba que extirpar del catolicismo, como si el

    amor a Mara fuera antibblico y, por tanto, supersticioso y

    malo. Pero todo el amor de todos los hombres que han exis-

    tido, existen y existirn, no se acercar ni un poquito al

    amor de Dios por Mara, que la escogi desde toda la eterni-

    dad para ser la madre de Jess. Y cunto la amaba Jess?

    Acaso no quiere Jess que amemos a su Madre? No hizo

    su primer milagro, porque ella se lo pidi, aunque dijo que

    no haba llegado su hora?

    Los judos que, desde el siglo primero rechazaron a

    Cristo, siguen rechazando tambin a Mara, como si hubiera

    sido una mujer vulgar y pecadora. Los hermanos protestan-

    tes la respetan, pero no la aman. Sin embargo, Lutero s la

    amaba, aunque no crea en su Inmaculada Concepcin, pero

    s crea firmemente en su virginidad perpetua y la llamaba

    Madre de Dios.

    Los musulmanes le tienen a Mara un respeto muy

    especial. Hay un texto islmico antiguo que dice: Todo hijo

  • 36

    de Adn, al nacer, es tocado por Satans, salvo el hijo de

    Mara y su madre. Todos los musulmanes recuerdan un

    hadith o dicho de Mahoma, considerado como revelacin,

    que se refiere a su hija Ftima: T sers la patrona de las

    mujeres en el paraso, despus de Mara. Ftima ser la

    segunda, despus de Mara.

    El nombre de Mara aparece en el Corn, el libro sa-

    grado de los musulmanes, 34 veces. Y en el Corn, en la

    sura 19, que lleva como ttulo Sura de Mara, se defiende el

    honor de Mara, como virgen y madre, en contra de las di-

    famaciones, de los judos. Se dice que Mara es el nico

    caso en que una virgen engendra a un gran profeta por obra

    de Dios. Ni siquiera de la madre de Mahoma se dice esto.

    Segn una creencia musulmana, Mara acompaa el

    alma de las mujeres musulmanas bienaventuradas al paraso.

    Y muchos musulmanes la invocan y asisten a santuarios,

    especialmente dedicados a ella, sobre todo en Egipto, Indo-

    nesia, Malasia, India y Argelia. Segn el Corn 3, 42: Los

    ngeles dijeron: Mara, Dios te ha escogido y purificado. Te

    ha escogido antes que a todas las mujeres del universo.

    Si ellos la aman, no la amaremos nosotros, que

    creemos que Jess es Dios y que Ella es pursima, santsima,

    inmaculada y madre de Dios?

  • 37

    MARA Y ALGUNOS SANTOS

    Todos los santos sin excepcin han sido especiales

    devotos de Mara, pues hay una misteriosa relacin entre el

    amor a Mara y la santidad. Por eso, deca san Ambrosio: El

    que pretenda ser santo sin la intercesin de Mara, pretende

    volar sin alas. Y qu bellas palabras tiene san Agustn para

    hablar de Mara, y lo mismo san Jernimo, san Atanasio y

    otros santos del siglo IV!

    Teodoro de Ancira (+446) escriba: As como quien

    se pone bajo una cascada se moja de pies a cabeza, as la

    Virgen, Madre de Dios, fue enteramente ungida por la san-

    tidad del Espritu Santo, que descendi sobre Ella. Y desde

    entonces, Ella acogi al Verbo de Dios, que comenz a vivir

    en la perfumada cmara de su seno virginal.

    San Fulgencio (468-533) afirma: Mara es la escala

    celestial por la que Dios ha bajado a la tierra y los hombres

    suben a Dios.

    San Anselmo (1034-1109): De Mara puedes decir

    lo que quieras con tal de no decir que es Dios y te quedars

    corto... Es imposible que se pierda un verdadero devoto de

    Mara30

    .

    San Buenaventura (1221-1274): Dios no poda hacer

    cosa ms grande que Mara. Podra hacer un mundo ms

    grande, podra hacer un cielo ms grande, pero no poda

    haber hecho una madre ms grande que Mara... Yo jams

    vi a ningn santo que no fuera devoto de Mara.

    30 Orat 52; PL 158, 956.

  • 38

    San Bernardo (1090-1153): Temes a Dios? Arrja-

    te en los brazos de Mara.

    San Juan de vila (1500-1569): Ms quisiera estar

    sin pellejo que sin devocin a Mara.

    Beato Rafael Arniz (1911-1938): Qu grande es

    Dios, qu dulce es Mara! Cmo es posible vivir sin amar

    a Dios, sin soar con el cielo? Oh hermano querido, hon-

    rando a la Virgen, amaremos ms a Jess. Ponindonos

    bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divi-

    na. Invocando su nombre, parece que todo se suaviza y po-

    nindola como intercesora, qu no hemos de conseguir de

    su hijo Jess? No trato de decirte nada nuevo. Solamente

    quera que, de mi parte, te llegara al corazn una palabra:

    Mara31

    .

    El Papa Juan Pablo II deca: Cuanto ms consagrada

    est un alma a la Santsima Virgen, tanto ms lo estar a

    Jesucristo32

    .

    La Virgen Mara es la ms perfecta criatura salida de

    las manos de Dios. Es tan buena, tan sencilla, tan delicada,

    tan prodigiosamente humilde y pura, que se la quiere sin

    querer. Su paso por el mundo apenas fue notado por sus

    contemporneos, pero fue la ms bella flor del universo, a

    quien acompaaban los ngeles y a quien servan los serafi-

    nes. Bendita sea Mara y benditos nosotros que nos gloria-

    mos de ser sus hijos!

    31 Carta a su to Leopoldo en Hermano Rafael, Obras completas, Monte Carme-

    lo, Burgos, 1993, pp. 699-700. 32 Carta apostlica Rosarium virginis Mariae N 15.

  • 39

    Es impensable encontrar un santo que no sea devoto

    de Mara. Por eso, deca Henry Newman, el gran convertido

    ingls que, si esta devocin fuese mentira, sera Dios mismo

    quien nos ha engaado, pues viene desde el principio de la

    Iglesia. Si, por ejemplo, el Papa Po IX se enga al declarar

    dogma de fe la Inmaculada Concepcin de Mara, despus

    de haber consultado a todos los obispos del mundo y de

    haber sido una doctrina defendida por la inmensa mayora

    de telogos y santos a lo largo de los siglos; si cuatro aos

    despus, en 1858, se enga la vidente de Lourdes a quien

    la Virgen dijo: Yo soy la Inmaculada Concepcin... Si esto

    fuese posible, cmo Dios habra permitido que la mentira

    fuese difundida por toda la Iglesia, siendo l la misma Ver-

    dad?

    Por eso, podemos decir, sin temor a equivocarnos,

    que la devocin a Mara es parte indispensable de nuestra fe

    catlica y que ningn santo del Nuevo Testamento ha llega-

    do a serlo sin el amor a Mara y podemos suponer que as lo

    ser en el futuro. Por eso, deca san Luis Mara Grignion de

    Montfort (1673-1716): Creo, personalmente, que nadie

    puede llegar a una ntima unin con el Seor y a una fideli-

    dad plena al Espritu Santo sin una unin muy estrecha con

    la Santsima Virgen. Ser verdadero devoto de Mara es se-

    al segura e infalible de predestinacin 33

    .

    33 Tratado de la verdadera devocin a la Santsima Virgen N 40-44 .

  • 40

    SEGUNDA PARTE

    DEVOCIONES A MARA

    En esta segunda parte, vamos a ver las principales

    devociones a Mara, especialmente: el rosario, cinco prime-

    ros sbados, ngelus, medalla milagrosa, escapulario del

    Carmen...

    EL ROSARIO

    Desde los primeros tiempos del cristianismo, los fie-

    les rezaban la primera parte del avemara; son palabras divi-

    nas, inspiradas y evanglicas, que llenaban su corazn de

    alegra al alabar a Mara con palabras que el mismo Dios

    nos ense. Porque el ngel Gabriel le dijo a Mara de parte

    de Dios: Algrate (Dios te salve) llena de gracia, el Seor

    est contigo. Y el Espritu Santo por boca de su prima Isabel

    le dijo: Bendita t eres entre todas las mujeres y bendito es

    el fruto de tu vientre.

    Esta primera parte del avemara, sin el nombre de

    Jess, ya era comn rezarla en el siglo VI. Algunos dicen

    que el Papa san Gregorio Magno (540-604) fue quien la

    difundi, pues en su tiempo aparece una antfona del oferto-

    rio de la misa del domingo IV de Adviento, con esas mismas

    palabras del avemara. En el siglo VII, se encuentra en una

    oracin en Luxor, alto Egipto; pero es hacia el ao 1000,

    cuando es totalmente popular y todo el mundo la recita de

    memoria, especialmente en los conventos. En el snodo de

    Pars de 1198 se ordena a los sacerdotes que reciten con el

    pueblo las oraciones del padrenuestro, credo y avemara. En

  • 41

    el siglo XIV es cuando aparece ya en muchos lugares la

    primera parte con el nombre Jess (Bendito es el fruto de tu

    vientre Jess) y tambin la segunda parte: Santa Mara ma-

    dre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora

    de nuestra muerte. Amn. En el siglo XV las cofradas ma-

    rianas difunden el avemara completo por doquier.

    Por otra parte, desde los primeros siglos, los monjes

    que saban leer, recitaban en comunidad los 150 salmos de

    la Biblia. Los que no saban leer, rezaban en su lugar 150

    padrenuestros. En el siglo XII, en vez de los 150 padrenues-

    tros, comenzaron a rezar 150 avemaras. A esto se llamaba

    el salterio de Mara o salterio mariano, aunque el avemara

    se rezaba solamente en su primera parte. Gracias a la predi-

    cacin de santo Domingo de Guzmn (1170-1221) y sus

    hermanos dominicos, el rezo del salterio mariano se propag

    por todas partes. Por eso, algunos consideran a santo Do-

    mingo como el fundador del rosario.

    Pero fue Alano de Roche (+1475), quien organiz el

    rosario en misterios de diez avemaras precedidas de un pa-

    drenuestro, siguiendo en esto al cartujo Enrique de Kalcar

    (+1408), que haba propuesto rezar 150 avemaras divididas

    en 15 decenas, precedidas de un padrenuestro. Tambin

    Alano de Roche propuso meditar en cada decena algn mis-

    terio de la vida de Jess o de Mara. Y as se fue difundien-

    do el rezo del rosario, como as se llam ya desde el siglo

    XVI, en vez de salterio mariano como antes se llamaba.

    Por fin, en 1569, el Papa Po V en su bula Consueve-

    runt Romani Pontfices estableci la forma de misterios go-

    zosos, dolorosos y gloriosos como definitiva para toda la

    Iglesia. El mismo Papa en 1572, a raz de la victoria de Le-

  • 42

    panto contra los musulmanes, ocurrida el 7 de octubre de

    1571, estableci la fiesta de Nuestra Seora de las Victorias,

    que el Papa Gregorio XIII la cambi por el nombre de fiesta

    de Nuestra Seora del Rosario, y comenz a celebrarse el 7

    de octubre, que actualmente es el da mundial del rosario.

    Cuando Mara se aparece en Lourdes (1858) y en

    Ftima (1917), reza el rosario con los videntes y exhorta a

    rezarlo todos los das. Y los Papas, especialmente desde el

    siglo XIX, lo han recomendado encarecidamente. Juan Pa-

    blo II escribi la carta apostlica Rosarium Virginis Mariae

    (Rosario de la Virgen Mara) el ao 2002, donde aade los

    misterios, llamados luminosos. El mismo Papa en esta carta

    apostlica dice:

    El rosario es mi oracin predilecta. Cuntas gra-

    cias he recibido a travs del rosario en estos aos! El que

    propaga el rosario se salva!

    El rosario es una oracin que se presta particular-

    mente para reunir a la familia... Rezar el rosario por los

    hijos y, mejor an, con los hijos, educndolos desde su tier-

    na edad para este momento cotidiano de intervalo de ora-

    cin de la familia, es una ayuda espiritual que no se debe

    minusvalorar... Tomad con confianza entre las manos el

    rosario, descubrindolo de nuevo a la luz de la Escritura...

    Oh rosario bendito, dulce cadena que nos une con Dios,

    vnculo de amor que nos une a los ngeles, torre de salva-

    cin contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el

    comn naufragio, no te dejaremos jams! T sers nuestro

    consuelo en la hora de la agona. Para ti el ltimo beso de

    la vida, que se apaga; y el ltimo susurro de nuestros labios

    ser tu suave nombre: oh Reina del Rosario, oh Madre

  • 43

    nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana

    consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier

    hoy, y siempre, en la tierra y en el cielo.

    Y les deca a los jvenes: No se avergencen de re-zar el rosario a solas, mientras van al colegio, a la univer-

    sidad o al trabajo, por la calle y en los medios de transporte

    pblico; habitense a rezarlo entre ustedes, en sus grupos,

    movimientos y asociaciones. No duden en proponer el rezo

    en casa, a sus padres y a sus hermanos, porque el rosario

    renueva y consolida los lazos entre los miembros de la fami-

    lia. Esta oracin los ayudar a ser fuertes en la fe, constan-

    tes en la caridad, alegres y perseverantes en la esperanza.

    En cuanto a las letanas, que se rezan al terminar los

    cinco misterios del rosario, se llaman lauretanas o loretanas,

    porque desde la mitad del siglo XVI se cantaban en el san-

    tuario de Loreto. Las letanas actuales son fundamentalmen-

    te las mismas que se cantaban entonces y que fueron apro-

    badas por el Papa Sixto V, concedindoles indulgencias con

    la bula Reddituri del 11 de julio de 1587. Algunos autores

    dicen que ya en el siglo XII existan formularios con las

    principales de estas advocaciones, aunque algunos Papas

    han aadido algunas con el paso del tiempo. Po IX aadi

    Reina concebida sin pecado original, despus de la procla-

    macin del dogma de la Inmaculada Concepcin. Len XIII

    aadi Reina del Santsimo Rosario y madre del buen con-

    sejo. Benedicto XV: Reina de la paz. Po XII, despus de la

    proclamacin del dogma de la Asuncin, aadi: Reina

    asunta a los cielos. Y Juan Pablo II: Madre de la Iglesia.

    Las letanas son expresiones de amor a Mara, ala-

    banzas por ser Virgen, Madre y Reina de todos nosotros. Y

  • 44

    cuanto ms la alabemos, ms contento estar Jess. Por eso,

    hay un dicho antiguo que dice: De Mara nunquam satis

    (Todo lo que hablemos de Mara, nunca ser suficiente).

    Siempre podemos decir ms y alabarla ms. El mismo Dios

    nos dio ejemplo, al ensearnos la primera parte del avemara

    y decirle: Llena de gracia, el Seor est contigo, bendita t

    entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre...

    Podemos decir algo ms grande de Mara? Como deca san

    Anselmo, con tal de no decir que es Dios, todo lo dems se

    quedar corto.

    Nuestra Madre, la Virgen Mara, le hizo algunas

    promesas en 1480 al beato Alano de Roche:

    - Prometo mi especialsima proteccin y grandes beneficios a quienes devotamente recen el rosa-

    rio, que ser para ellos un escudo fortsimo con-

    tra las asechanzas del maligno.

    - El alma que se me encomiende por el rosario se salvar. Los verdaderos devotos del rosario no

    morirn sin los auxilios de la Iglesia.

    - A los que propaguen el rosario los socorrer en todas sus necesidades.

    - Y los librar muy pronto del purgatorio, gozando en el cielo de una gloria singular.

    - La devocin del rosario es seal cierta de predes-tinacin a la gloria.

  • 45

    Tambin al venerable padre Hoyos, jesuita espaol,

    apstol de la devocin al Corazn de Jess, le dijo Mara:

    Hasta ahora, ninguno se ha condenado ni se condenar en

    adelante, que haya sido verdadero devoto del rosario.

    Para m, personalmente, uno de los momentos ms

    emocionantes de mi vida fue asistir al rezo del rosario en

    distintas lenguas en la procesin de las antorchas en el san-

    tuario de Lourdes e, igualmente, el rezarlo en el santuario de

    Ftima. Fueron momentos inolvidables de vida eclesial,

    unido a gentes de todas partes del mundo y unidos todos a

    Jess por medio de Mara. Por supuesto que, desde joven,

    nunca dejo de rezarlo todos los das y para m es una fuente

    inagotable de bendiciones. Y esto lo han comprobado mu-

    chas personas, que dan testimonio de ello.

    Scott Hahn, un gran telogo presbiteriano convertido

    al catolicismo, un da rez su primer rosario. Y dice: Lo rec

    muchas ms veces y, tres meses ms tarde, me di cuenta de

    que desde el da en que yo haba comenzado a rezar el rosa-

    rio, aquella situacin ma, aparentemente imposible, haba

    cambiado. Mi peticin haba sido escuchada! Y volv a

    tomar el rosario, que no he dejado de rezar desde aquel

    da34

    .

    Muchos hermanos protestantes dicen que el rezo del

    rosario no es bblico, porque Jess prohibi repetir oracio-

    nes. Y citan el texto de Mateo 6, 7; donde Jess dice que

    cuando oren, no sean habladores como los gentiles, que

    piensan que sern escuchados por su mucho hablar. Algu-

    nos traducen como vana repeticin, en vez de no sean

    habladores. Pero, al rezar el rosario, no hacemos vanas repe-

    34 Hahn Scott y Kimberley, Roma, dulce hogar, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 84.

  • 46

    ticiones, sino repeticiones tiles y maravillosas con las

    mismas palabras divinas que Dios nos ensea en el padre-

    nuestro y en la primera parte del avemara. Ser vana repe-

    ticin el repetir palabras divinas que Dios mismo nos ha

    enseado?

    Por eso, dice Scott Hahn: Mi mujer nunca se cansa

    de orme decir te quiero. Mi madre no se cansa de or que le agradezco que me haya criado... Dios tampoco se

    cansa nunca de ornos repetir toda la serie de frases, que

    han sido veneradas como oraciones por la Escritura y la

    Tradicin cristiana. Los no catlicos repiten mucho las pa-

    labras: Amn, Aleluya y Alabad al Seor35

    .

    Por eso, reza el rosario. A esto es a lo que animo a

    los catlicos y a todos los cristianos de buena voluntad.

    Reza el rosario y date cuenta de que cada recitacin te est

    conectando con las cosas permanentes, alejndote de lo

    transitorio y efmero. Saca tiempo para rezar el rosario,

    cuando ests en la sala de espera de un mdico o en un

    atasco a la hora punta del trfico... Las cuentas del rosario

    y tus oraciones son ms reales que los coches que hay de-

    lante de ti y que los bocinazos que estn sonando36

    .

    El padre Patrick Peyton, sacerdote norteamericano

    de origen irlands, fue el gran apstol del rosario y fundador

    de la Cruzada del rosario. Durante los aos 40, consigui

    que cientos de emisoras transmitieran el rezo del rosario en

    USA. En los aos 50, realiz una serie de pelculas sobre el

    rosario con actores y actrices famosos. Con ocasin de una

    entrevista, dijo:

    35 Hahn Scott, Dios te salve, Reina y Madre, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 153. 36 ib. p. 159.

  • 47

    Dios nos ha dado en Mara un regalo tan grande

    que, por ms que nos esforcemos, nunca lo apreciaremos

    suficientemente. Un da un pastor evanglico me dijo: Pa-dre, hblenos por favor de la Virgen Mara. Hblenos del

    rosario. Porque yo, les envidio a ustedes catlicos por tener

    una forma tan estructurada de oracin. No podra escribir

    algo sobre el rosario para nosotros los evanglicos?.

    El padre Peyton respondi: La razn para hacerme

    sacerdote ha sido, ante todo, la Santsima Virgen a travs,

    especialmente, del rosario familiar... Dos aos antes de mi

    ordenacin me puse enfermo: los mdicos diagnosticaron

    tuberculosis. Me llevaron a la enfermera. Estaba mal de

    cuerpo y alma... Uno de mis profesores de la universidad de

    Notre Dame, padre Cornelio Hegarty, vino a verme y du-

    rante media hora me habl de la Virgen Mara, y me con-

    venci de pedirle la salud. De Mara recib la salud, y su

    amor me liber de la enfermedad, dejndome volver feliz a

    mi vocacin. Fui ordenado sacerdote. Por Ella morira en

    agradecimiento y le dara un milln de mundos, si los tuvie-

    ra. La Cruzada del rosario en familia ha sido el medio que

    Dios me ha concedido para manifestarle mi gratitud37

    .

    Cuando el Papa Juan XXIII recibi en audiencia pri-

    vada a la hija de Kruscev, el primer ministro de Rusia, el

    Papa le pidi que le pronunciara en ruso el nombre de cada

    uno de sus hijos. Despus le obsequi un rosario (aunque

    saba que ella era oficialmente atea) y le dijo: S que usted

    quiere mucho a sus hijos. Por eso, le doy un rosario, que

    para nosotros los catlicos tiene una maravillosa relacin

    entre una madre y su hijo Jess, y recuerda los momentos

    tristes y alegres de su vida a travs de los misterios. Son la

    37 Peyton Patrick, Por qu me hice sacerdote, Ed. Sgueme, 1959, pp. 68-72.

  • 48

    mejor madre y el mejor hijo de todos los tiempos: la Virgen

    Mara y Jesucristo. La hija de Kruscev llor de emocin.

    - En mayo de 1959, fue liberado de las prisiones so-

    viticas el general del ejrcito italiano Etevoldo Pasolini,

    comandante de la divisin Vicenza. Entrevistado por los

    periodistas sobre su primer encuentro con su familia, dijo

    que la primera noche estuvo hablando mucho tiempo con su

    esposa. Cuando su esposa se qued dormida, l sac el rosa-

    rio de su bolsillo y empez a rezarlo. Y dijo as: Qu otra

    cosa poda hacer? Aquel rosario haba sido para m una

    fuente de esperanza durante mi cautiverio y ahora tena que

    rezarlo para agradecerle a Dios mi regreso a casa.

    - El famoso cientfico italiano Guillermo Marconi,

    que fue el primero que realiz transmisiones de telegrafa

    sin hilos y fue premio Nbel de fsica de 1909, cuando ce-

    lebr sus bodas, fue recibido por el Papa, que le obsequi a

    l y a su esposa un rosario. Y, cuando estaba moribundo,

    quiso que transmitieran a su esposa el siguiente mensaje: He

    muerto con el rosario en la mano y besando el santo crucifi-

    jo.

    - El famoso Peter Koch, oficial de las SS alemanas,

    que fue el terror de Roma durante la segunda guerra mun-

    dial, fue condenado a muerte. En los ltimos das de su pri-

    sin, le escribi una carta al Papa Po XII, pidindole perdn

    por sus crmenes. El Papa envi a uno de sus secretarios,

    Monseor Nasalli Rocca, y le dijo: Vaya a ver al seor

    Koch y dgale que yo lo perdono y, como prueba de mi ben-

    dicin, dle este rosario.

  • 49

    Cuando lleg el sacerdote a su celda y le comunic

    la bendicin del Santo Padre, el condenado se conmovi y le

    dijo: No soy digno de tocar este rosario del Papa con mis

    manos ensangrentadas. Pngamelo al cuello usted mismo.

    Y Koch muri con el rosario al cuello y rezando el avemar-

    a. Estamos seguros de que Dios lo recibi en su seno por

    intercesin de Mara.

    - Daniel OConnel, el famoso estadista catlico ir-

    lands, libertador de Irlanda, cuando viajaba por todo el pas

    para organizar a sus compatriotas con el fin de obtener la

    independencia, invitaba a todos a rezar el rosario. Sola de-

    cir que, para el triunfo de su causa, confiaba ms en el rezo

    del rosario que en sus discursos.

    - El conocido estadista italiano Alcide De Gasperi

    escriba en su libro Cartas desde la prisin: En 1927 fui

    detenido por mis ideas polticas, fundamentadas en la doc-

    trina social cristiana. All, en la dura celda, en los momen-

    tos de soledad, escrib a mi familia estas palabras: Antes de

    acostarme leo Las Confesiones de san Agustn y, luego, ya

    en cama, rezo el rosario, pensando que ustedes y las nias

    estn rezando a esa hora; as me uno a ustedes en oracin

    con Mara.

    - En la guerra civil espaola (1936-1939), la ciudad

    de Toledo haba sido ocupada por los comunistas; pero que-

    daba por dominar el Alczar de Toledo, que haba sido la

    Academia militar para oficiales. All se refugiaron un total

    de 1.100 hombres con 800 mujeres y nios. Los atacantes

    los cercaron con 10.000 soldados, pero no pudieron vencer-

    los. Por qu? Los 1.100 hombres del Alczar eran soldados

    de Mara, se haban consagrado junto con su coronel Mos-

  • 50

    card a Mara y Ella, la vencedora de mil batallas, los de-

    fendi hasta el ltimo momento. Humanamente, es inexpli-

    cable cmo pudieron resistir 71 das de asedio. Pero Mara

    velaba por ellos. Organizaron el rosario perpetuo, da y no-

    che, ante la imagen de la Virgen. Dos veces al da se reuna

    toda la guarnicin para rezar el rosario y as pudieron resistir

    a pesar de que dinamitaron el Alczar con cargas explosivas

    subterrneas, a pesar de la falta de agua y de alimento y de

    que se acababan las municiones.

    A los 72 das de asedio, el general Franco les mand

    ayuda y fueron liberados. Al ser preguntado el coronel Mos-

    card cmo haba sido posible vencer en lucha tan desigual,

    deca: Preguntdselo a Mara. Ella era la Generala del

    Alczar. Ella daba valor a nuestros corazones. Ella fue la

    que nos salv.

    - Dino Segre, cuyo seudnimo es Pitigrilli, escribi

    muchas novelas famosas, traducidas a los principales idio-

    mas del mundo. Como estaba alejado de Dios y de la Igle-

    sia, en sus escritos transmiti sus sentimientos anticristia-

    nos. Pero, al convertirse, escribi: He encontrado la fe. An-

    tes yo crea que Dios, el poder de la oracin o la comunin

    de los santos eran cosas de la imaginacin... En el pasado,

    los veinte mil libros de mi biblioteca, en los que haba bus-

    cado en vano la verdad, no me la dieron. Un da, el obispo

    Monseor Angel Jelmini, administrador apostlico de Lu-

    gano, al despedirse, despus de una larga conversacin, me

    dijo: Reza a la Virgen, es tan buena... Desde entonces, rezo

    a la Virgen y tengo la prueba de su poderosa intercesin. Y

    el rosario que antes crea que era unas simples cuentas en-

    sartadas para tener ocupados los dedos, se transform para

  • 51

    m en algo al que acudo cuando tengo necesidad de consejo

    y de consuelo. Mara me ha salvado38

    .

    - A san Clemente Jorfabuer, popular misionero re-

    dentorista de Alemania, un da lo vieron preocupado, bus-

    cando algo en el hospital. Una hermana religiosa le pre-

    gunt:

    - Qu busca? - Se me perdi mi arma con la que me defiendo. - Cul es su arma? - Mi rosario. Aydeme a encontrarlo. Cuando voy

    a visitar a un enfermo, voy rezando por su con-

    versin. Con el rezo del rosario he obtenido ma-

    ravillosos favores de conversin de muchos que

    iban por mal camino.

    - El padre Francesco Napoletano, que vivi muchos

    aos con el padre Po de Pietrelcina, deca: Llevaba siempre

    consigo el rosario, o enrollado en la mano o en el brazo

    como si fuera una sarta de perlas o un escudo de defensa.

    Tena rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la me-

    sita de noche, en los bolsillos, dondequiera... Era el religio-

    so del rosario. Consideraba el rosario como su arma predi-

    lecta contra toda clase de enemigos39

    .

    - Cuando Federico Ozanam, fundador de las Confe-

    rencias de san Vicente de Pal, tena 19 aos, fue enviado

    por sus padres a estudiar a la universidad de Pars. All tuvo

    la suerte de conocer al gran cientfico Andr Ampre. Y

    38 Barbieri, En intimidad con la Virgen, Ed. Paulinas, Bilbao, 1960, p. 100. 39 Napoletano Francesco, Padre Po, el estigmatizado, Ed. San Giovanni Ro-

    tondo, 1977, pp. 244 ss.

  • 52

    dice: Un da, en que estaba triste y abrumado por mis pro-

    blemas, entr en la iglesia de san Esteban para tranquili-

    zarme. La iglesia estaba en silencio y casi vaca. Arrodilla-

    do humildemente delante del altar, estaba un hombre re-

    zando el rosario. Me acerqu y pude reconocer a Ampre.

    Despus de contemplarle unos momentos, me retir, pro-

    fundamente conmovido y ms cerca de Dios. El rosario de

    Ampre me haba convencido ms que mil sermones de la

    importancia de Dios y de la oracin. Y as pude volver a

    recobrar mi fe perdida40

    .

    El famoso arzobispo de Nueva York y gran predica-

    dor de la televisin norteamericana Fulton Sheen, dice: El rosario es un medio de oracin incomparable. Insisto mu-

    cho en sus efectos espirituales, porque me son bien conoci-

    dos. He visto salvarse milagrosamente a jvenes gravemen-

    te heridos en accidentes; he visto una madre en peligro du-

    rante el parto, librarse de la muerte propia y salvar a su

    hijo; he visto alcoholizados que se han vuelto sobrios; vidas

    licenciosas que se han espiritualizado; descarriados que

    han vuelto a la fe; familias sin hijos que han sido bendeci-

    das con la deseada prole; soldados que han salido ilesos del

    combate; angustias espirituales superadas; paganos que se

    han convertido.

    Conozco un judo, que durante la guerra mundial se

    escondi con otros cuatro soldados austriacos en el hoyo

    producido por una bomba. Pedazos de metralla saltaban

    por todos partes. De repente, una bomba mat a los cuatro

    compaeros. El judo tom el rosario de uno de stos y em-

    pez a rezarlo. Lo saba de memoria por haberlo odo rezar

    40 Corredor Garca Antonio, Ancdotas marianas, Ed. Apostolado mariano,

    Sevilla, 1989, p. 77.

  • 53

    muchas veces. Al terminar la primera decena, le pareci

    que deba salir de aquel embudo. Se arrastr por el barro y

    suciedad y se meti en otro agujero. En aquel momento,

    estall otra bomba en el hoyo que haba dejado.

    Al final de cada decena, fue trasladndose de refu-

    gio, y cuatro explosiones se sucedieron en los hoyos aban-

    donados por l. Salv su vida y en agradecimiento se pro-

    puso dedicarla a Nuestro Seor y a Nuestra Santsima Ma-

    dre. Terminada la guerra, hubo de pasar por nuevos sufri-

    mientos: su familia haba sido aniquilada por Hitler, pero l

    mantuvo su promesa. Lo bautic el ao pasado y ahora est

    estudiando para sacerdote.

    Aprended a santificar todos los instantes de vuestra

    vida. Lo podis hacer mediante el rosario. Mientras vais

    por la calle, rezad el rosario escondido en la mano o en el

    bolsillo; conduciendo el coche, pueden ayudaros las divi-

    siones del volante para contar las decenas. Mientras esper-

    is que os saquen comida o la llegada de un tren; cuando

    estis quietos detrs de un mostrador o cuando os toca via-

    jar, podis rezar el rosario Si queris convertir a alguien, enseadle a rezar el rosario. Acaecer una de dos cosas: o

    dejar de rezarlo u obtendr el don de la fe.41

    - Un milagro especial de Dios por intercesin de

    Mara tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, a las 8.15 a.m. Un

    bombardero norteamericano lanz la primera bomba atmi-

    ca sobre Hiroshima, a menos de un kilmetro de distancia

    de la iglesia Nuestra Seora de la Asuncin de los padres

    jesuitas. En un radio de 1.5 km, murieron 80.000 personas y,

    en los siguientes 15 aos, otras 150.000 por los efectos de la

    41 Sheen Fulton, Nuestra madre, Ed. Paulinas, Madrid, 1953, pp. 78-80.

  • 54

    bomba. La iglesia de los jesuitas qued totalmente destruida,

    pero la residencia, que estaba al costado, qued en pie, aun-

    que con graves daos. All vivan cuatro sacerdotes jesuitas

    alemanes: Hugo Lassalle, Kleinsorge, Cieslik y Hubert

    Schiffer. Todos sobrevivieron. Pero lo ms asombroso fue

    que no tenan rastros de la radiactividad de la bomba. El

    padre Schiffer fue examinado e interrogado por 200 cientfi-

    cos japoneses y no podan explicarlo humanamente. Por eso,

    el padre Schiffer, en sus conferencias a lo largo de Estados

    Unidos, deca siempre que la razn era que en aquella casa

    haba algo diferente a las dems: All se rezaba el rosario

    todos los das.

    El padre Lassalle, que era el prroco y que vivi has-

    ta 1990, edific con permiso del Papa Po XII, una catedral

    en el lugar donde estaba su iglesia y, actualmente, es la sede

    del obispo de Hiroshima. Esta catedral fue terminada en

    1954 y es un monumento a todas las vctimas de la bomba

    atmica y un smbolo a la paz y al amor entre todos los

    hombres. La catedral se llama world peace memorial cat-

    hedral.

    - Otro milagro ocurri el 24 de diciembre de 1985 en

    el pueblo Fuente del Maestre (Badajoz-Espaa). La nia

    Rosa Paz Barrios, despus de recorrer varios hospitales de

    Badajoz, Sevilla y Madrid fue desahuciada. El diagnstico

    era encefalitis pos-sarampionosa, tetraparexia, coma, dete-

    rioro progresivo, alteraciones del ritmo respiratorio y respi-

    racin atxica. Los ltimos meses haba perdido los sentidos

    y la movilidad y viva a base de oxgeno y suero.

    Aquel da de Navidad, a las diez de la noche, estaba

    su madre y una vecina, rezando el rosario por su curacin,

  • 55

    como todos los das; cuando, de pronto, despert como de

    un sueo profundo, se sent en la cama y pidi de comer. Su

    madre le quit las sondas y le trajo un plato de lentejas, que

    se comi tranquilamente, despus de meses que no coma

    absolutamente nada. Este milagro fue publicado por todos

    los medios de comunicacin de Espaa.

    - El 12 de abril de 1999, un avin fokker-50 de la

    compaa Avianca en vuelo de Bucaramanga a Bogot, en

    Colombia, fue secuestrado por el ejrcito de Liberacin na-

    cional (ELN). En ese vuelo, fue secuestrada la religiosa Sor

    Josefina, sierva de Mara, ecuatoriana, con 39 pasajeros

    ms. Los terroristas forzaron a aterrizar el avin en un terre-

    no pantanoso y obligaron a todos