mallarmé y baudelaire
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Vida y obraTRANSCRIPT
Charles Baudelaire (París 1821-1867)
Poeta, crítico de arte y traductor francés. Calificado por Verlaine como el primer
vidente, el rey de los poetas y por d'Aurevilly como el Dante de una época
decadente. Es considerado uno de los máximos exponentes del simbolismo y el
padre de la poesía moderna. Su obra más famosa, Les Fleurs du mal, expresa la
naturaleza cambiante de la belleza en la moderna París durante el siglo XIX. El
estilo de Baudelaire de su prosa y verso influenció a toda una generación de poetas
como Paul Verlaine , Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé, entre muchos otros. Se
le atribuye haber acuñado el término "modernidad" para designar la fugaz
experiencia efímera de la vida en una metrópoli urbana.
Baudelaire fue uno de los mayores innovadores en la literatura francesa. Su poesía
estuvo influida por los poetas románticos franceses de principios del siglo 19,
aunque su atención a las características formales del verso conectó más
estrechamente a la labor de la contemporánea "parnasianos". En sus obras se
observa el rechazo de la supremacía de la naturaleza y la bondad fundamental del
hombre, como fue expuesta por los románticos y expresa por ellos en voz retórica,
efusiva y pública en favor de la sensibilidad, la conciencia de la complejidad moral
individual, un interés en el vicio (ligada a la decadencia) y los placeres sensuales,
estéticos y refinados, a veces a través de una voz cínica e irónica. Formalmente, el
uso del sonido para crear atmósfera y de los "símbolos", (imágenes que asumen
una función ampliada dentro del poema), revelan una tendencia a considerar el
poema como un objeto autorreferencial, una idea desarrollada por los simbolistas
Verlaine y Mallarmé, que reconocen a Baudelaire como pionero en este sentido.
Baudelaire pone una nueva imaginación al servicio de su sentir sin que llegue esa
imaginación a apoderarse de la raíz expresiva y de la organización misma del
poema: un tanto incrustada sobre el molde total de la composición. Esta manera de
imaginación consiste en el simbolismo que es la sinestesia o tránsito de unas
sensaciones a otras, el uso de imágenes con un valor más profundo que la
metáfora, alcanzando un valor de clave metafísica de la realidad. Un ejemplo de lo
anterior es el soneto Correspondances:
“La naturaleza es un templo donde vivos pilares dejan a veces salir
palabras confusas; el hombre pasa por él a través de los bosques de
símbolos que le observan con miradas familiares. Como largos ecos que
de lejos se confunden en una tenebrosa y profunda unidad, vasta como
la noche y como la claridad, los perfumes, los colores y los sonidos se
responden. Hay perfumes frescos como carnes de niños, dulces como
los oboes, verdes como las praderas, y otros, corrompidos, ricos y
triunfantes, con la expansión de las cosas infinitas, como el ámbar, el
almizcle, el benjuí y el incienso, que cantan los transportes del espíritu y
los sentidos”.
Baudelaire sostiene que para que una imagen alcance valor simbólico no hay que
sublimarla, sino al contrario, precisarla y darle exactitud visual, alternando
sabiamente los elementos lejanos y exóticos con los cotidianos. En él empieza el
procedimiento moderno de los poetas de ir hacia un punto diminuto y conocido,
cuando se ha partido de algo grande y emotivo, apelando a la experiencia más real
para vivificar lo que podría difuminarse en las alturas o en los temblores del corazón.
El autor supera el culto al yo romántico, distanciandose de la autodivinización en los
poemas en que más parece extremar su rebeldía, también supera el descuido
formal del romanticismo, convirtiéndose en un paciente depurador del verso y
trayendo toda una nueva manera de cosechar en el campo de la imaginación.
Stéphane Mallarmé (París 1842-1898)
Bautizado como Etienne Mallarmé
Poeta y crítico francés, representa la culminación y la superación del simbolismo
francés. Su obra es paralela a la de Arthur Rimbaud y también se inicia en algunas
influencias de Charles Baudelaire, a quien reconoce como su maestro.
Mallarmé renovó la poesía por trascender el simbolismo inicial hacia una estética
mucho más ambiciosa; en su caso el poder creativo de la palabra no es llevado a la
“gran visión”, por el contrario, es insertado dentro de sí mismo, en pequeñas islas de
materia lírica que pretenden no tener que ver ni decir nada de la vulgar existencia
del mundo diario. El poeta afirmaba que hablar no tenía relación con la realidad de
las cosas más que comercialmente pero liberar las palabras del lado servicial es
condenarse a un callejón sin salida en el que él mismo afirmó estaba inmiscuido.
Finalmente, esta modificación no es totalmente exitosa, ya que, al igual que el
lenguaje su constitutivo está entretejido con el vivir y el sentido general.
Cabe mencionar que fue uno de los pioneros del decadentismo francés y creador de
un nuevo estilo caracterizado, principalmente, por la introducción del verso libre y la
construcción del poema alrededor de un símbolo central, este nuevo estilo era
promovido en las tertulias literarias que realizaba en su hogar. Mallarmé se entrega
al sacrificio nihilista, en beneficio de toda la poesía futura, de prescindir del lenguaje
para dar las cosas por su ausencia; con su sintaxis rara y su consigna de “dar un
sentido más puro a las palabras de la tribu” contribuye a su objetivo. En cierto modo,
Mallarmé es un teórico del idealismo ya que se propone alcanzar en su poesía la
belleza pura mediante la expresión y la idea, todo mundo material no es más que
apariencia y símbolo.
Sus temas predilectos son el fracaso poético, la esterilidad y la nada.