abril, xavier - dos estudios (vallejo y mallarmé - vigencia de vallejo)

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Page 2: Abril, Xavier - Dos estudios (Vallejo y Mallarmé - Vigencia de Vallejo)

DOS ESTUDIOS

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Del illlS1l10 autor:

B re"ve .4.ntologia de la Poesia .AIoderna H i panoamericana.

( erie El '·iento. l l n i\"er idad ::\ acional del

Sur - Extensi ón Cultural - Bahía Blanca,

.-\rgentina, 1959).

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VALLEJO Y i\fALLARi\fÉ

LA ESTtTlc:. \ DE ' TRILCE" y ' '1::\ .-\ ]l ' C .-\D.\ DE D \\)OS ] \:\I.\S ABOLIRA EL .-\J...\R"

Hace ya algunos ailos, por la época en que est udiaba la cs trlll tura

de "Trilce", tuye la impresión de que el estilo de esta obra ex cedía

el patrón o el modelo de la li teratura "vanguardista", no obstéUl te q tle

ciertos críticos autorizados y prestigiosos la circunscribieran dentro de

tal tendencia . AIJenas hube a\'anzado en la investi!!ación de sus elemen-u

tos componentes) vinc ulé la posible estética ele "Trilce" con la gene-

radOl'a de "Una jugada de dados jamás abolirá el azar". Se trataba,

provisoriamente, de un paralelo mental determinado por inelicios ais­

lados de la memoria todavía no debidamente confrontados y compro­

bados.

La tesis propuesta fué motivo de una larga e intensa búsqued a , yJ

que no existían documentos literarios alusivos que me pudieran llí1ber

orientado al respecto con la certeza que ofrecen, por el contrario, otras

obras estudiadas científicamente, Trabajé, en realidad, un asunto v irgen,

nunca enfocado, ni siquiera sugerido, por los exégetas de Vallejo . La pri­

mera tarea consistió en el análisis de la traducción del poema ele "'fallar­

mé, hecha por Rafael Cansinos-Assens, porque en ella radicaba,exclusiva­

mente, según mis sospechas, la r:lZón determinan te de "Tri Ice", E 1 re­

sultado, todavía valedero, de dicha inquisición, es el que denota b

concordancia del sentido entre uno v otro vocabulario: el de ~I albrmé ,

y el de Vallejo. Después fueron surgiendo otros asuntos concomitante'i

tan sugestivos como el mencionado. Percibí la relación que existe entre

ambas sin 'i:axis, determinativa, sin duda, de la libertad de la expre·

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XAVIER ABRIL

sión absoluta: el espectáculo de un lenguaje manando de sus fuentes originales, pero encauzado, disciplinado, cc_J1sciente (1 ).

~o ha y prueba escrita que dé fe de la atracción que en determi·

nado momento pudo experimentar Vallejo por "Una jugada de dados" .

Ninguno de sus compafleros de letras del período que el poeta pasó en Lima , coincidente ce n las \'arias redacciones de "Trilce", nos ha

aclarado este problema que ofrece una "erdadera incógnita a la crítica

literaria. \ 'allejo tampoco se refirió, que yo sepa, ni pública ni pri\'a­

damente, a la sugestión ejerci da en él por el \faestro del Simbolismo

francés. Por el contrario . en el poema LV de dicho libro se nombr3.

a Samain, citándose un \'erso suyo e) , que nada tiene que \'er con la

índole estética y lingüística de la obra. El ilenciamiento de \lallarmé

no deja de ser extra fl o, sobre todo si se contrasta e ta actitud con la

decantada admiraci ón p or Baudelaire y Verlaine, que yo le escuché a

Vallejo alguna \'ez en Parí'i. :\0 cemprendo el porqué de ese obstinado

¿ Hn en ocultar aquello que la Íí1\'estigación literaria ha de descubrir,

a la larga, como algo e\'iclen te. En ello se diferenci a Vallejo de J oyce,

quien desde jO\'en demostró su inclinación fervor osa por el autor de "Di\'agations", si hemos de atenernos a la opinión de Da\'id Hayrnan .

el que ha escrito: P end{wt les ann ees de sejo ur en Suiss :: e t en F ra 7l ce)

Joyce e ut m ainte ocassion de múrir et derenollv e ler la connaissan ce

q u' il avait d e lUallann e (3). A pesar de su mutismo, Vallejo debió seguir

-en sus dieciséis años de experiencia parisiense-, un proceso pareci­

do, ell su orden interno y reser\'ado, al que experimentó, pero en forma abiertamen te expresi\'a , el creador de "Finnegans ,\ ake" . receptáculo,

en muchos sentidos, de "Un eoup de Dés". E!l los aspectos de la in­

\'ención puramente idiomática, "Poemas Humanos" re\'ela una mayor

madurez y comprensión de la ayentura mallarmeana. La admiración

secreta que le profesaba Vallejo a \Iallarmé, una sola "ez manifestada, la conocemos gracias al testimonio de Pablo Rojas Paz. Este ha dicho

(1 ) Se le puede apl icar a \'allejo lo q ue Hayman considera , torn ándolo de un ju icio de GuilJemo t sobre :\lallarmé, que cita :\Iondor , atributo de Joyce: el ser scru jJuleusem ent s)'ntaxier. (DaYid Ha" man , ¡'Joyce et :\Iallarmé. Stylistique de la

uggestion . T. 1, pág. 25. Le ttres :\Ioderm s, Par~s , 1956). 1:2 ) \' allejo d ice en el poema L \ ' de " Tri lce" : Sa117ai n diría "el aire es q uieto

.'. de una cont enida triste:a' · .. \'er o q ue pert en ece a una com posición titulada " O toúo" , ti Sama in . traducida por Ju an Ramón Ji:nénez e insertada en la obra " La PoesÍ3. \lodern a Francesa". pácr . 1 íl. ordenad a \' ano tad a p or Enrique Diez-Canedo y Fer­nando Fort~ n. R enacimie n to, :\I adri d, 191 2 ( ~ ) .

(3) O b. c. , pág. 40.

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DO ESTCD IOS

en su li bro "Cada cual v <; u mundo": valllos a ¡Ier la ({[sa de J\J {/llt/ll//( ;. I

era la frase de Vallejo el poeta peruano) cl/alldo alldríúall/o celca de In

Gafe de Sainl-La l are (-1 ). Constituye, en efecto , el úni co dato fidedigno

so bre el panicular, aunque el asun to que importa no quede re uelto en

su aspecto esencial. No poseemos la prueba expresa del interesado, de­bido sin eluda a l complejo vergonzante que eletermin :ln a lgun as in­

fluen cias en ciertos espíritus que, aunque tímid os, on \'erdade ra men te

creadores, a diferencia de aquellos otros, m{ls bien auda ce ·, que e ilu­

sionan con la paternidad fugaz de lo ajeno, considerando como propia

\ 'OZ la que es, en realidad , el eco de otra m ás poderosa. L a concienc. ia estéti ca de Va llejo debió quedar cohibid :-l. y lll ediatit ac.Lt , lo <Jue d eter.

minó, en su caso, el traum ati mo elel org ullo si n comp rome ter la lu· cidez.

La crítica literari a en genera l ha revelado una incapa cid ad 1l1 ;1Il1 -

fie sta [rente a l problema estético que pl antea la es tlu({/I)"{! y el es tilo d e "Tri Ice". Afirm ar, co mo se ha afirm ado , que ésta obra es el produ c­

to del fenómeno literario que hace cuarenta ailos se conoció bajo e l nombre genérico de "vanguardismo" , eco del dadaísmo o del creacio­

nismo , es una vaguedad impropia de un autént ico espíritu críti co. En realid ad, los que han escrito sobre "Tri Ice" no han podi el o indi car e l e rIge n -la fuente- de la obra.

Si bien es cierto que "Los Heraldos ~egros " en ala- unos aspectos

-la sensibi lidad, la emoción, en primer lugar·- , anuncia la manera de "Trilce" , hay otros elementos qUé aporta éste que son totalmente n Lle­vos en la poética de Vallejo. El sentido metafísico del lenguaje -e l

dominio ele las metáforas del espacio y el tiernpo- constituyen lo esen­

cia l, profundo y permanente. Lo episódico, en todo caso, es su grafía.

Antenor Orrego, JosP. Carlos 'Iariátegui , Luis Alberto Sánchez,

Jorge Basadre, José Bergamín y Estuardo i'\úñez, que trataron en vida

de Vallejo su producción poética , no han dilu cidado cuáles son los

signos y fundamentos compósitos de la estructura de "Trilce" . L a crítica ,

de una manera vaga, ha estado de acuerdo -como he dicho- en que

se trata de un libro de "vangu:udia", identificando su fi li ac ión, un as

veces, con el creacionismo) el ultraísmo) como otras con el dadaismo o

el supeJTea lismo. En todos estos casos no se ha cumplido en demostrar

1") "Cada cua l \" su 1l1und8". ~l allarmé , pág. 22. Edi tor ial P oseidó n , Bu enOi .\i res, 19H,

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XA VIER ABRIL

el enunciado, estableciendo, lógicamente, los cotejos y confrontaciones debidos con los modelos invocados.

Antenor Orrego, prologuista de la primera edición de la obra men­cionada, no atina a darnos las fuentes orgánicas de la misma, que cree de la entera invención del poeta. Su estudio, que no carece de un gran interés, pero en una mínima parte (5), soslaya el principio fundamen­tal del carácter de "Trilce".

Entre los autores que leía Vallejo por la época en que escribió su desconcertante libro, cuyos nombres Orrego menciona en su estu­dio, figuran Verlaine, Paul Fort, Samain y l\Iaeterlinck. Hállase ausen­

te nada menos el del auténtico sugeridor de su estética: Stéphane NIal­

larmé. Persuadido estoy de que fué la lectura del famoso poema "Un Coup de Dés", traducido con el título de "Una jugada de dados jamás abolirá el acaso" y publicado el mes de noviembre de 1919 en la revista madrilei1a "Cervantes", la que determinó la transformación poética de César Vallejo, a la sazón todavÍ3. en agraz.

La influencia decisiva de l\Iallarmé en las escuelas poéticas mo­dernas, ha sido sei1a lada, entre otros, por Jean Royere: Kahn) Laforgue)

T' zele-Griffin ) H. de R egn ier et meme Nau) ainsi que Stuart l\1erril et

les autres artisans) avec Ghi!) de l'inst1"'umentation ve1-bale) on p'u le

regarder com me ¡e 1.1 r maz'tr~) de meme que nos novateuTS en graphisme

el en calligrammes (6) se réclament normalement du poete d'Un Coup

(5) Digo esto porque no se compadece la indagación poética del ser: Su tJoesía "elrae hacia su origen la esencia del ser, admirable, sin duda, con las efusiones cor­diales y anecdóticas, propias de la crónica más que de un prólogo que contiene, aisladamente, ati bos extraordinarios.

(6) El autor de " Calligrammes", Guillaume _-\pollinaire, ha escrito: Quelle serait la cnrnctérisique d' une tradition , sinon la continuité? Et, pour notre part, jeunes poCtes, nous savons que nous ne nous egarons pas; cal' les maUres que nOtlS aimons, q1le 110US voulolls continuer en conservant notre 1Jersonnalité, et que, par un noble sl'ntim ent d' émulatiol1 , nous voulons surpasser, ils existent, ils 'sont en Plein travai ', e n Pleine gloire. - C'est aux Symbolistes que T'erlaine et Mal/armé ont trammis f'l t raditioll , qui UII moment était devenue le Parnasse . L es Symbolistes furent le5 tnemiers objets de nos enthusiasmes, et t01lS ceux qui, depuis 1895, ont creé de la tJoes ie doivent de la reconnaissance aux maUres aimés du Symbolisme. - L es Sym -1J0 listes 011 déliuré la poés ie captive de la prosodie ... (La Phalang:e NOtlvelle , dans ,. La Poésie S~'m boli te ", pgs. 13-1-135. L'Édition. París, 1908).

Juan Jaco bo Baj.arlía parece ignorar este valioso testimonio de _-\pollinaire, ~o de otra manera puede haber afirmado 10 siguiente: A la liquidación del simbo­¡' islllo . iniciada CO II A po llinai re, habrá que Tegistrar dos hechos fundamelltates _bar.? la p cesía : la jJ u blicació l1. en 1917, de ((L e cornet á d és", de 1\fax Ja cob , que da PO?­tierra co n fas jJauíb olas bauclelaireanas )' mallarmeanas, y la estridencia, si no cons­t ru ct j¡ 'a al mell o re ( ' ul~ i -¡r{/ , de UII Tristón T:ara que escribe también en 1917. ((La

lO

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DOS E. 1T DlOS

de Des e ). -Uallarm e est, en effet , le maltre de la pOCs ie considhée comme une sorte d'aúso!u (8).

R afael Cansinos-Assens, por su parte, en el prefacio COIl que acom ­

paña la versión española del poema simbolista , fijó su posición (011

sagacidad y acierto: L a poesía novísima es la prolongación de los úlli­

mas cona tos del g lorioso célibe e). Empieza donde su obra termillo.

j\lira con sus ojos nuevos hacia donde miraban en su última hom tem­

poral los ojos ca nsados del maestro. Hund e sus ¡Jiq1letas en los Eldom­

dos senalados IJar él, ¡lavas en la 1'everb eración de su ocaso. Por m u ch o

que pueda enga 7/arnos la modernidad de ciertos nomúres, lo csen cio l

de la el/olución lirica r¡1l C I/oy se clI mple está en la 1l1úlula de la o/n'a mallarmeal1a (lO) .

d e l/ x ii' me nve n l ll re r plcsle de ¡\[oll~i e ll r A lllijJyrill (, ". (" EI Vanguardismo PO(:lico e ll América y Espaila" , pág. 43. EdiU>rial Perror. Colección A'u evn ~Illndo . Bu enos Aires, 1957).

El temerar io jui cio de l crítico argentino queda algo atelluado por e l ev id ellt e dn ;·co nocimient CJI del d oC'um cl11 to exp res ivo d e Apollillaire. En lo qu e a taiíe a la obra de Max Jacob , es ~um amente ingen uo: desde el títul o no es otra cosa que la util i7a­ción, el eco, de la obra del maestro, natura lmente insuperabl e, de "U n Coup de Dés". (Ver Adenda et corrige nda : * .) Por lo demás, los poemas en prosa de Jacob está n dentro del clima de Jules R cnard y d e Sa int-Pol-Roux, debiéndose reCO Il Oc.e r, en ambos casos, el a lltecedent e d e Baudelaire y el e Mallarmé. E n cua nt o a Trist;í n Tzara y Apollinaire, ¿h ubi era n podido escribir e intentar un cambio , ulla p;í lida n .' forma, sin el previo co noci mi ento del fa lll oso poe ma m etafís ico de Mallarmé? N in ­guna de las obras citadas por Bajarlía ofrece n la ca lid ad perma nente de Un (;oulJ d e D és, que, caso mu y curioso , el crítico no nombra .. .

(7) Sobrada razón le asiste a Ro)'t:re. El propio Ma ll ar:n {- , -:eguro d e su obra, e cribió 01 el prefacio de un " Co up de Dés": . .. AujoLlrd' lw i 01l sans j)] éS lllll e r de I'm,enir qui sortira d'iei, rie n ow jJresque ' Ull a rt , reeOl/I/ai 5S 01l ({i sélll e llt qu e la l e n ­lalive jJariieipe, avec imprévu, de poursLlites partieuli(: res e t eh eres ti naire t emjJ5, le ve rs lib re et le jJoe me en jHose. El tiempo d esm intió las in ten cionadas reservas: e l poema ha teni do, m ás bien, las " imprevistas consecuencias" que seil a laba Mallarm (~ .

Desde entonces el futuro es indudab lemente suyo. Es conocido el desafecto de l\falla r­mé por el yerso libre, cu yo introdu ctor en la poesía francesa fué ~icanor Del1a R occa de Vergalo, a pesar del ce loso silencio de Gustave Kh an , quien lo omite en su obra "Symbolistes et Décad ents" (León Vanier, París . 1902) y en su estudio " Su r le yers libre" que figura como prefacio de su libro " Premiers Poemes" (Mercllre de France, Paris, MDCCCXCVIIl). Por el contrario, la precursoridad de Verga Jo es reco nocid a por Catulle l\fend (~s y por Georges R odenbach, quienes se il a la n el he­cho, respectivamente, en sus obras tituladas: " Le Mouyement Poétique l-'!an ~ai, e d e 1867 a 1900" (pág. 151) Y " Evocations" (pág. 238).

(8 ) "Clartés sur la Poésie". Chapitre XIII. Mallarm é et la poésie actuelle, p~l­

ginas 155- 159. Albert ~Iessein , Éditeur, Paris, 1925.

(9) La afirmació n del escritor espai'íol es asurda y capr i cho ~ a: la rC:liidad rué mu y otra en ese sen ~ i do.

(10) " Un interesante poema d e Mallarm é. "Cenantes" . págs. 6-1: -8 1. ~ladriu , n O\'iembre d e 1919.

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XAVIER ABRIL

Es evidente lo que le deben a Mallatmé (11) -considerado en pri­

mer lugar Valéry-, Fargue, Apollinaire , Joyce, Perse, Jouve, Reverdy, Tzara y Vallejo. La línea que viene de Baudelaire a l\Iallarmé y Va­léry, reconocida como una genealogía indiscutible, ha sido rechazada , S111 embargo, por l\Iarcel A. Ruff e 2).

¿Cómo se podrá explicar la ruptura que significa, técnicamente, el tránsito de "Los Heraldos Negros" a "Tri1ce", el paso que dió Va­

llejo de un libro a otro? La coincidencia entre ambos, es cierto, estriba

en el motivo y tono humanos má5 que en el estilo. Lo subsistente del

primero en el segundo corresponde al carácter de la vida y la expe­riencia del hombre.

En la época en que Vallejo escribió "Tri1ce", no leía la poesía francesa en su lengua original, sino en traducciones de autores españo­

les e hispanoamericanos. Así debió conocer -es lo más probable- las antc!ogias de Diez Canedo-Fortún, de Maristany y de González l\Iar­

tínez, como las tradu cciones de Guillermo Valencia y de Leopoldo Diaz. N o se debe descartar la posibilidad de que leyera otras dos tra­ducciones de Cansinos-Assens: "Herodiada" y "Cántico de San Juan".

Desde fines del siglo pasado -en el año mismo de la muerte de 1\Iallarmé, ocurrida en Valvins el 9 de setiembre de 1898-, las revistas hispanc-americanas , primero, y las españolas, más tarde, como observa Alfonso Reyes (13), iniciaron la publicación de algunos poemas del

11) Debo aquí referirme, bibliográfica mente, a los estudios que de un tiempo a esta parte han sido dedicados a Ílwestigar el rastro de "Un Coup de DéJ" en " Finnegan 's ",Vake". En este sentido, son dignas de mención las obras de Robert Greer Cohn y de David Ha:"man. El primero es autor de " L'CEuvre de ~L:ilarm é

U n Coup de Dés", y el segundo de "Joyce et Mallarmé - Stylistique de la Suggestion". La prioridad, el antecedente en el descubrimiento de la influencia mallarmeana en Joyce, se debe al escritor norteamericano, favorecido con la beca de la Commlssion Fulbright. :\mbos aportes críticos, en torno a tan palpitante tema, tienen la ,,"irtlld de confirmar, científicamente, la yeracidad de la tesis sustentada en el sen tido de aprehender el poderoEo ceo que ha tenido y sigue teniendo el hermético poem:l de ~ra llarmé. En castellano, Vallejo, al menos, parece ser el único caso Yinculado a tan glorioso modelo.

(12) .. . la vra ie deseendance de Baudelaire l1'est pas Verlaine, ni MaflaT'n e, ni Val er)', bien que leurs ccuvres lui rendent hommage, ehacu nn e a sa maniere. C' es t Lautrea mont, e'est Rimbaud, c'est m eme Jan)" et c'est le surrealisme. (" L'esprit du mal et l 'esthétique balldelairienne", pág. 8. _\rmando Colin, Paris, 1955). Rudf tiene razón en lo que se refiere a Yerlaine, pero no así en lo que atai'ie a Mal1arm ~

y a Valéry, sobre todo si se piensa, más bien , en el autor de "Le Guignon", ".\ppa rition", "üne :'\egresse", " LES Fenétres",. " Les F I e u rs" , " .\ngoisse", " L'.\zur" y ' ·.\umune".

( l;~) " \I all arm é entre noso tros", pág. 48 . Segun da eJ ición. Ediciones Tezontle. ~l éxi co, 1955.

' . . í

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DOS ESTLD IOS

patr iarca ~imboli sta que fueron p repara ndo e l clima propI CIO de una

lra nsformación de la lí r ica con ca lidad uni versa l. Pero ha ido , en rea l i­

dad , Cansinos-Asse ns, con su traducción y comen tar io de l pcema aludi­

do, "U na jugada de dados", quien ab rió un nuevo camino a la poesía

cas tellana tanto en España como en Améri ca. Su trabajo aparec ió cin co

años desp ués de la edición parisina d e la "N o uve Ile R ev ue Fran~a i se"

(Ga llima rd ), que es de 191 4. Originariamente, e l poema se h a b ía p ub li­

cado en las págin as de la revis ta "Cosmopolis", e n Parí, e l me de

1:1ayo d e 1897 . Las variantes que ofrece el texto en u na y otra edi ción ,

son considerab les y dign as de te!1erse en cuenta pa ra la mejor com­

prens ión de la obra , así como del proceso cread or y rectificador d e

. \ 1 all arrn é.

El año 19 19 en que se publi ca por pnmera veL la traducció n de l

fa moso poema, ind ica un a fech "l clave . P recisamente en es ta época -

tras la pu bli cación de " Los Heraldos :r\egros" en 1918- em p ieza la

transformac ión radica l de l poeta. 1920 y 192 1 son los a ños dec isivos

e n la formulación tríl cica, herm~ tica v ocultista. I

Asevera H ayman que h acia 1919 (14), ]oyce en tró en con oci mien to

de " Un Coup de Dés" . N o dej a de sorprender la tardanza en adverti r

la ex istencia de la obra que fué norma en el des tino de la suya . Que

Vallejo se enterara en la ocas ión señalada, es comprensible d ad a la li­

YEitación que le imponía el desconocimiento de la lengua fran cesa , caso

diferente al de ]oyce, quien por el año 1902, ya h abía visitado Po.rís

·e n plan de estudios, previa la excepciona l orientación de un crítico de

la calidad de Arthur Svmons . I

La impresión que debió causarle a Va llejO la lec tu ra de "Un a ju­

gada de dados jamás abolirá el acaso" , se puede colegir por la revisión

~t que sometió su entendimiento. Se sabe -positi vamente- que Va llejo

m odificó en varias oC2siones, en fo rma angus~iosa de creador insa tis-u

fecho, la estructura orig inal de su obra . "Trilce" sufrió ciertas reelabo-

raciones coincidiendo con el imp3.cto del poema ma llarmeano. La situ a­

óón del poeta, si no ante el mundo social, sí ante el Cosmos, cam b ia

radicalmente. Dos son los aspectos que ilustran este proceso : la visió n

de la temporalidad y el descubrimiento del trasfondo psíquico de la

(14) C'es t ti cette épo que, qui suit l'ann ée passée el T rieste (1919, l'année du UCam et de Trieste"), que Joyce a du prendre connaissqnce d'Un Coup de Dés. ,VOIlS

avons démo nl ré que :le' chef-d' reuvre de Mallarm é exer{;a une influence fondamentak sur le livre par lequel l'reuvre de Joyce s'acheve. (Ob. c. T . n , pág. 100).

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XA VIER ABRIL

palabra. K o quiere esto decir que Vallejo se ajustara a todos los pos­~ ulados propuestos por el modelo. Por lo pronto en "Trilce" -salvo raras excepciones- predomina lo personal. Sin embargo, la anécdota

suele resoh'er, a veces, el destino íntimo en abstracción. La lírica de

"Trilce" alcanza el sentido del cálculo- el Número es una de sus cons­

tantes-, la dimensión de 10 .-\bsoluto.

Por esto es que se presenta como una varIante de la especulación

pura del conocimiento. La poesía española del siglo XX ingresa, así,

en la uniyersalidad de la inteligencia.

El ejemplo de ~Iallarmé se consubstancia con el afán renovador

por el cual pugnaba Vallejo en la época de su plasmación de "Trilce".

En este sentido, es más legítimo, técnica y formalmente, el logro del

poeta peru ano, aunque se le compare con la tarea enorme, desde luego,

a la que se ajustó y dió remate Joyce. Digo esto, precisamente, tenien­

do en cuenta la superioridad de medios de que disponía el gran escri­

tor irlandés, situado en pleno centro cultural del mundo, en tanto que

" allej o se hallaba aislado y limitado en su medio estrecho y monolen­O"ua, a merced de la traducción, 10 que hace más grande y sorprenden­

te la empresa que llevó a cabo pn Perú.

J oyce ólo culminó su comprensión mallarmeneana en "Finnegans \\-ake" es decir, muchos años después de su primera tentativa de

"Clys es", aunque bien e5 cierto que ya había principiado a escribir

su última obra bajo el título provisional de "\Vork in Progress " , qw~ le fu era sugerido por Ford ::\ladox Ford , con motiyo de la publicación

parcia l en "Transit ion ", el año 19~O , en que Vallejo elaboraba "Trilce".

Es curioso el hecho de la coincidencia estética que determina ambas

creacione , y la circunstancia temporal paralela en que se producen.

(E:xi te discrepancia en lo que se refiere a la cronología: Hayman ase­

gura que la gestación de "Finnegans \Vake" corresponde al año arriba

mencionado y que J oyce escribió una primera versión del capítulo so­bre la Letra (Finnegans \ Vake, 1. y ), el año 1923, en tanto que el pro­

pio autor de la obra fecha el in i'cio de la misma en 1922).

J oyce se aplicó a la teoría de la suggestion y de una manera cons­cien te y con tan te , a trayés de toela su vida literaria. N o es, pues, el

suyo, el ca o de " allejo, solicitado siempre por múltiples necesida­des de la inquietud \'ital, en quien la influencia mallarmeana consti­tuyó, en su despertar, la fase má<; importante de su formación poética.

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DOS l:.STl-DIOS

Lo que en el primero es especulación intelectu a l, a larde de una a lta cultu ra , refinada y poliglota, en el segundo representa el resultado de un poderoso espíritu intuitivo y cap tador de nueva') corrientes favora­

Lles a su expresión verbal y a su nueva sintax is_ Con todo, insisto, es

más coherente y ajustado el paralelo entre Vallejo y .\I all armé, por

tra tarse , e n ambos casos, de obras escritas en verso, mientras que J oyce presenta el símil del motivo original violentado por su transformación

t n prosa. El pensamiento es el mismo, pero n o la form a.

En la poesía espaí'íola, en el movimiento coetáneo ll amado 1lltraisla 7

no se advierten, desde luego, los va lores de pro[ unclid ad que concurren

en "Trilce" . La poesía vanguardista de nuestra lengua se carac teriza

por el juego y el ingenio más que por el contenido humano de que carece. ~1ie ntras el ultraísmo hisp~í n ico rompió con el pasado literario

-sedu cido por la fri volidad histrióni ca y circense de un l\Iarinetti y (le algunos epígonos, equilibristas y payasos, a la postre con tusos- ,

Va llejo asoc ió lo nuevo a la tradi ción clásica, apoyándose en di versos

ejemplos, incl uso en el de Góngora y Quevedo. Esto tiene de común

con el propós ito poé ti co de ~Iall{l_ nll é , respetuoso de l'an liq ue ven, de los cánones insta urados por un Racine . El movimiento ultraísta de la Península no representó lo nuevo sino lo n ovedoso, el mimetismo, la

moda: la men ta lic1 ad de bazar. Por el con trario, "Tri Ice" trajo una reno­vación que tenía corno sustento la vivencia prístina del lenguaje, la

propiedad etimológica: D onner un sens plus pur aux mo ts de la tribu 7

como amonestara l\f allanné en su soneto dedicado a Edgar AlIan Poe .

Estoy con vencido de que sin el ac ica te del .\Iaes tro no hubiera po­dido Vallejo trascender el balbuceante est ilo de su obra primera. Esta corresponde, típicamente, a la crisis d el .\Iodernismo -reflejo de Rubén

Daría, Julio Herrera y Reissig y Delmira Agustini-, en tan to que "Trilce" representa, además de la emoción y el intuicioni smo bersognia­nos, la ex presión auténtica del existencialismo.

L a verdad es que no sólo me parece descubrir en "Trilce" la ma­

nera profunda y metafísica del poema de YIallarmé, el más importante de la. época modern a, sino también el eco concreto de su original voca­

bulario al mismo tiempo que el ~)arecido de la disposición tipográfica ,

teniendo en cuenta, eso sí, la diferenciación en las medidas de las le­tras -los es pacios blancos, los silencios en que se acentúa la intención

musical- y el hecho de que "U:1a jugada de dados" se lee, conjunta-

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XA \ IER ABRIL

mente, en un a página y otra, de izquierda a derecha. No se trata, desde Juego, de una adaptación ~erv il ni mucho menos. En ningún sentido \ 'a llejo demuestra haber hecho una copia: su capacidad consiste en transform ar )' prolongar la herenci a en nuestro idioma. De ahí ese a ir~

prcpio con que transita por su camino cósmico y su cielo sideral, qu = a briera por vez primera el neurótico mago en Avignon (15), ciudad en

la que . como es sab ido, l\ Ia ll armé concibiera el maravilloso plan de su HCEuvre revé", de la que forma parte " lgitur ou la Folie D 'Elbenhon",

que no comprendió Catulle ~IeT1des en su "Rapport" (1(i) y que cons­

tituye la intrcd ucc ión a "5:es purs ongles ... " y a "L n Coup de Dés",

así como también a su cé lebre y portentosa " CEuvre" o "Livre" qu e

dió a conocer J acques Scherer, gracias a Henri ~Iondor, el año 1957,

en las ediciones Gallim ard, )' que no es otra cosa que los famosos

apuntes dej ados en pequeños cuadernos por ~Iallarmé, con la orden expresa de que fueran destruídos. Felizmente los deudos, o albaceas no

cumplieron el funesto designio del pceta. Su publicación ha constitu ído un e. verdadera y gratísima sorpresa entre los espíritus mallarmeneancs del m undo literario.

Vallejo ha adap tado a su peTsonalidad, aún más, al destino de su ~·er , en un momento dado de crecimiento v madurez estética, la teoría ,

mallarmeana del Absoluto. El influjo del maestro no le sirvió al di~-

cí pulo para can tar o a largar la voz, que ya la poseía , sino para orien­tarse lúcidamente en su propio mundo.

1\0 se podrá quizás identific?x la huella en este o aquel poema, sí l a a tmósfera, el espíritu. Está elJ. la intención y la palabra escogida, cu ltivada; en la magia de uno 1.1 otro fragmento: siempre en el miste­rio que recorre su ar cano. Por allí se vislumbrará el apoyo en algunas

(15) A.unque el antecedente teórico, el gran deslumbramiento , esté esbozado en la carta q ue e~ cri biera desde Tournon el día 28 de julio de 1866 a Th. .\. ubanel: j'ai 'toulu te dire simplement que je venais de jeter le plan de mon (Eu vre entier, apres avoir trouve le elef de moi-m eme, elef de voil te, ou centre, si tu veux, pour ne pas nous brou iller de 111 étaPh o res, centre de moi-mbne oil. je me tiens comme une araignee sacree, su r les prin ciPaux f ils d éja sortis de mon esprit, et a l'aide desquels je tisserai aux points de reco ntre de merveilleuses dente lles, que je devine, et qui ex istent déjó dans le sein de la Beauté. (Sioéphane Mallarmé, " Propos sur la Poésie", recueillis et présentés par Henri :\ofondor, p ágs. 79·80. tditions du Rocher. Mónaco, 1953).

(16) " Le :\fou\'emen t Poé tique Fran~ais de 1867 a 1900", p ágs . 137·140. E. Fas­quelle, tditeur. Rue d e Grénellc, :\9 11 , Paris, MDCCCCIll.

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DOS ESTlDIO.

j);dabra,> (1 7) esenciales de l extremado rito herméti co : t :C lIljJn ( ) . IIl C­

diodia ) era) cabeza) furiosam ente) nupciales) des tino ) si lencios) eterni­dad ) infinito) salida ) heroica) ausencia ) ala) más allá, lenelnoso , antigll () ,

nlÍmero (*) homúre) ilusión ) naves) indice) locura ) hu esos) sumúra , plll-

1na ) contenido) clincan ) unánim e) suerte (*), vaga (*), nacido) horizu nt es, obscuro) misterioso ("") fondo , .rzh cinados) Inca, 7i ieju , 1I1 '711tira, úofeta­

das, constelado ) amúigua. cie los, a!w!idos (*), úlanqlleó) 7Iac!o ) mar) olas,

pies} '{lacant es (1 S) . Esta última se repite dos veces en "Tril ce" para vo l­

ver a reaparecer en "Poemas Hu~anos" . Dirá Vallejo: zajJatos varan tes.

En "lgitur" (1869) surge la palabra: vaca nte sono-rité . .. ges te vacant . . .

meuú les 7/aall?ls. De esta misma época es el soneto "Ses purs ongles . .. "

en el que dice: nord vacante. Años después se repetirá en "L'Apres­:\ficli el 'un Fau ne" (1876): paro les vacante.

Los as untos, símbolos y voca blos de l\Iallarmé encuéntranse disper­sos entre las imágenes de la poética de "Trilce". Pero h ay m~is todavía :

la similitud sintác ti ca, la energía \'erbal transtorma tiva. Los cé lebres versos con los cuales :'vfaHarm é fin aliza su agob i a nt~

creación órfica, su constelada partitura as tron óm ica:

Ve land o (veillant)

dudando (doutant)

airando b

(roulant) lni/lando y meditandn (br illant et méditant)

(l7 ) Pucdc n ser cotejadas co n id énticas o parecida s de las empleadas por Can· sinos·.-\ sse ns en su traducción tan tas n :ces mencionada.

(* ) Bien es cierto que las pa labras (co n aster isco) {ie ll//Jo, nlÍlI/ero , sue rt e, v(/g,n, II/ist erioso y abolidos} pertenecen al repertor io del ~Iodernismo, introdu cidas y re, mazadas, en algunos de los casos, por Daría. La última, desde luego. le viene Je :\' erva l al transformador de la poesía castellana. Difí ci l es, pues, asegurar si Va ll ejo ya la había captado en su co nciencia antes de su co nocimiento de " Una jugada ele dados". Lo q ue .me parece que no ofrece duda alguna es el carácter distinto de sianificación que logran en la sintax is ~ el espíritu de " Trilce", más co ncordes con el modo de :\Ia llarmé que co n el de Daría. Algunos de los otros térm inos, por ejem­plo. fondo (denu ncia la estirpe baudelaireana), ant iguo (prioridad de Leconte de Li le). nupciales. sa lida, contenido} unán ime} constelado y vacante, dela tan el ind i ~·

cu t i b le origen malla rmea no.

( l 8) ); 0 q ui ere e-to deci r que en todos los casos este \'ocabu lar io sea del cxc1u­~i \t) uso de :\Ia llarmé, aunque el sentido que cobra en él es inconfundibl e y e le rcc :: r:ozca. no sin moti\·o, co mo la expres ión clave de lo mallarmeano en orden di ') ' 111:11 ico .

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XAVIER ABRIL

p rolongan su metal y acento comunicativos en los que Vallejo eso"ibiera

sobre sí mismo en "Poemas Hum anos" :

A rdie71do. C0171 parando, 7. I¡viendo, enfureciendose, LO lpea 11 do, a 77a li zan do, oye f7 do, est re 171 ~ciel1 d ose) 111 llriendose, sosteniendose, situdndose, llorando ...

o en este o tro ejemplo:

Fatidico, escarlata, irre is t ibl f' rememorador de un ver o que comienza igual aunque el re lO no par-

ticipe del mi mo sentido:

Fatidique, 7. Iaincu, m011otonc, lasse, correspondien te a " Hérodiade" . Vallejo suele emplear e e estilo en

algunos de sus poemas, obre todo como efecto de remate.

Cabe extender aú n más el eco de "Una jugada de dados" en "Trince" : las relaciones estilísticas entre las imágenes de uno y otrO

libro resultan innegables, a pesar de que las palabras, en alguno" caso ',

no sean siempre las mismas:

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.. . LANZADO El\T CIRCUVST.-LVCIAS ( . .. LA~CÉ DA::\'S DES CIRCO:\STANCES) ETERNAS (ETERNELLES) DEL FOl\TDO DE U ,V NAUFRAGIO (DU FOND D'lJ ::\T ::\TAUFRAGE) blanqueado (blanchi)

despliegue (étale)

furioso (fu rieux)

bajo una inclinación (saus une inclinaison) plana desesperadamente (plane désespérémen t)

de ala (d'aile)

antemano caida de un mal jJara remon tar el vuelo (avance retombée d'un mal a dresser le vol) cortando al ras los saltos (couvran t le jailli semen ts) la S01710ra en la profundidad por esta i. lela alternatii. 'o (l'ombre en fouie dans la profondeur par cette veille alternative)

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FL Al /"lESTRO (LE ~L-\ÍTRE)

DO'i ESn "DIO

f/leuz de antig1los rólr /llos (hors d 'anciens calcu ls)

donde la manioúra con el tiempo o{-¡ ,ir/ada (ou la man~uvre a\"ec l' age oub li ée) a sus pies Ul ses pieds)

del horizonte ILnamme (de l 'h orizon unanime)

como se amenaza (comme on menace)

1l n destino)' a los rlien tos (un elestin et les vents)

el único nlÍm ero q/le no puede ser otro (l'unique Nombre qui ne peut pas e tre un autre)

Espíritu (Espri t)

para arrojarlo (pour le jetter) a la tempestad (dans la tem pete)

({/ddr'er por el lJ1"Q ZO apartado del secreto que posee (caelavre par le bras écarté au secret qu 'il elétient) en nom úre de las olas (a u nom eles flots) nallfwgó aqu ello direrto del hombre (n a ufrage cela elirect ele l'homme)

más alld de la illlÍtil caúeza (par dela l'inu tile te te) legado en la desaparición (legs en la elisparit ion )

a alguno

sln nave (sa ns nef)

(a quelqu 'un) amúiguo (ambigu)

al anciano hac/a conjunción SUp1"ema con la posibilidad (le \'ieillarel \' ers ce tte conionction supréme avec la probabílité) es tirada por la ola y sllstuzida (a ussoup lie par la vague et so ustraite)

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XA\ IER ABRIL

a los du ros huesos perdidos en , las alfajías (aux durs o perdus enue les ais) la mar p or el abuelo ten tado o el abuelo contra la mar (la mer par l'aleul tentant ou l'aleul centre la mer)

Ulla suerte ociosa (une chance oi euse)

D esposorios (FianyailIes)

el velo de ilusión rebrota da su oby:sión (le , 'oile d'illu ion rejaille leur hanti e)

rlBOLIR . .J. (l'\'.\BOLIRA) en el silencio enroscado con ironía (au ilence enroulée ayec ironie)

locu ra (folie)

o (ou)

el misterio (le mystere)

en algún próximo torbellino de hilaridad y de horror (dan quelque proche tcurbillon d'hilarité et d'horreur) y mece el . irgen índice (et en berce le Yierge indice) pluma solitaria loca (plume solitaire éperdue) con el terciopelo eri:::.ado por un desaarrón oscuro (au yelour chiffonné par un e claffement ombre) por contraste con el cielo (en oppc~ition au riel) s~ lo encasqueta como lo heroico ( 'en coiffe cemme de l'herolque) irresistible pero contenido (irré-i tibIe mai contenu)

el tiempo (le temp ) de abofetea ¡­(de souffeter)

por im paciencias escamas ú !timas bifu rca das (par d'impatientes quames ultime bifurquée )

un límite al infinito

ER.-t (C'ET.-\IT)

(une borne a l'infi ni)

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no.,> r ,> l TV IO'>

s a h da es t e lar (is" tI 5telIaire)

EL .'·;l ' .\lERO (LE ~O:\IRRE)

de () t ro 7Jl ud () r¡ u e al II ri l/ a el (; n d is p e rs a de {{!; () l/ ¡' (1

(a tltremen t tI ti 'hallucination éparse cI'agonie) pur alg una profllsidJ7 esparáda e J7 rarewen) (par guelgue profusion répandue en rareté) e'uidenci([ de la Sllma (éviden ce ele la ~omme)

la pluma (la plume) ¡¡'tmica suspendida d e lo (ry thmigue sllsp ~ ns dll) siniestro (s inistre)

ayeres desde donde sa lt ó su de lirio (nag ueres d'ou sursa uta :-c n cl élire) 1I71a e le(laridn ordinaria l[([ri([ la aus,;ncia (une éléva tion ordinaire verse l'ab ~ e n ce)

para disp ersa]" e l acto vac¡'o (pour disperser l'ac te vide)

abrupta m ente q 111/71 sino (abrllptement qui sin on) por mentira (par mesonge) (hll !Jiem fundado (eu t fondé) la perdirión (la perditio.n) (~ n estos parajes (dans ces parages)

tan lejos que un punto (a u s ~ i l oin qll'en endroit)

de lo vago (du vague)

fusiona con el más a l/á (fusionne avec au dela)

UNA. CONSTELACIO?\ (UNE CONSTELLA. TION)

(19 ) R areza es término que explica el sign ifi cado estético de " Tri lcc" V la dición de Vallejo cerno " poe ta mald ito", ,inculado a B: udelaire. '. con-

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XAVlER ABR1L

fria de olvido y de abandono (froide d'oubli et de désuétude) en alullna superficie 'uaca nte y superior ( ur quelque surface vacante et supérieure) el choq /le sucesivo (le heurt ucce if)

Para mí, pueden concretar e los casos analógicos de "Trilce" en

lo iauiente eJemplo, superiores a lo imétrico v exacto:

en la línea morta l del equilibrio (1.) T iempo Tiem po (11.) ERA ERA.. 11.)

obre dura ál jida prueba esplnuva (1\.) e anilla mi cabe ?.fl furiosamen te (1\ .) on 10 nupciale troplco ya tascados (I\' .)

lado al lado al destino. " (IV. ) cuadrado -en tre silencios (IV.) · .. novios en eternidad (\. ) · . . re e n ará al in f i n ita (\.) azular y planchar todos lo caos eO) (\'1. ) · . . salida heroica ... ("'* ) (\ JI. ) Y no ú"e entonces ausencia (IX. ) cubicado en tercera ala (XI.) a fuerza de secreto. " (XVII. ) e ta mayoría inyálida de hombre COU

) (X\ III. )

( ;? íJ) El yerso en í, in corre 'ponder al tema o al a unto propue [O, e mal h r· meano por el carácter de las palabras a:ular ~' caos, Esta ' última, sobre todo, recuerda un pa aje de 'IaÍtur": '" se rendra a-uec el la clarté chimérique el le texte referm e. au Chao ", ( téphane "\fallarmé, "CEU\TES Complete ", pág, 436, Biblio theque de la Pléiade, n, r. f. París. 1945).

(* *) Oue recuerda la imagen de :\fallarmé: salida estelar, ex pre ' ión que prop~ ' ne la a\'entura e pacial y temporal. inherente a la iani ficación del poema en 'ti

conjunto. que en la continuidad , 'alllejiana ofrece apenas el matiz del cambio en la segunda palabra , in que ello altere la imperiosa necesidad de idéntica solución có_mica, e sobreentiende, en ambas circuns tancias , paralelamente, la intención que denuncia , pre\'io ll'O de un mismo ,"ocablo (salida). la ecuencia estelar = heroica. El hecho es que alida demuestra - en los do- casos- la misma y única perspectiva de liberación cele te,

(* **) Hace pensar en la ugerencia de naufragó aqllello directo del hombre (naufraae cela direct de l'homme). La idea de naufragio e aaudiza en inudlida, y así califica el desastre. la quiebra del h ombre, que de algún modo e proyecta en la de 'olada \' adulta declaración del autor de " Trilce": esta ma yoría ir/ uá lida de hombre,

e me repre-enta el endeca ílabo de "\Iallarmé como el aenérador del de Vallejo, Lo d irecto del hom bre es lo cotidiano, anecdótico. episódico, destinado a desaparecer. En \ -a llejo. la conciencia del desarrollo - superación del complejo infantil- con titu ía el co nf licto determinante de su in\'alidez.

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Qu e ~in rell1edio dan a l mismo JI/íJl1 ero ( .) ( ~\ ' III. ) Quema remos todas las naves! (XIX. ) h a~ta la ilusirjn monarca (XIX .) L a niña e n tanto pónese e l ¡l/dice (XX .) forjaré de locura . .. (XXII. ) tus puros Illl esos eslrtrdn !zarina (XXIII. ) h as ta en la cr ud a somlna. '. (XXIII. ) a larga su postrera pluma (XX 1 V.) el! )¡ i ~) .

fa llidas ca ll an d as cruzad as (X X V. ) Qu é contenido e l de es ta casa en ca ntada (XX\ 'II. ) Que se cllOran y sa lpi ca n de fresca so mbra unánime. '. (XXX.)

d e es ta suerte tan vaga don de asomo. (X XXI.)

no h aber aú n nacido (XXXIII.) \ erdea ntes gu ij arrcs gagos (XXXVI.)

clavado co n diez horizo ntes (XLI V.) Pi a no OSC1lro . " (XLIV. ) Oh pulso 1l1ist erioso (XLIV. ) y empo ll aremos el a la aún n o nacida (XL \l.) Ciliado archipi é lago, te desislas el) a fondo (XL \"11 l. ) . .. entre mis tímpanos alucinados (X L VIII. ) y h asta yo h e o lv idado ele qui én seré (XLIX.) ... unánim_es postes surgentes (XL\llII. ) . .. en la loca búsqueda

(**** ) E l carác ter de lo ineludibl e y fatal af irma sus acentos\ prec isos e ineqm­\ oeos dentro de un orden r iguroso, propio del conoc imiento m etafísico. E l <entidJ de l \'erso de ~r a ll armé conti nú a en el de Vallejo -ecuación , identidad-: que si n u 'l/ledío dan al JIIismo nlÍm ero, destacándose, a l efecto , la semejanza de fondo ent re lino y otro as unto, a pesar de la diferenc ia externa, lo que p uede deso ri entar,! des­pis tar tra una lectura superficia l. La impronta del poema de ~rallarm é no se (ía, en " a ll ejo, siempre a la letra; uno de los recursos psico lógicos de la reacción defe:l ­si \'a es t ribará en la esca la léxica aproximativa que entra ii ará , en ocasiones, el sign i­ficado de un a sinonimia de independencia o de a utonomía menta l.

Nombre 1'epnisente -afirma R obert Creer Cohn - une jJhase d e dualit é . . _ (Ob. c., pág. l i 5). En ]\Iallarmé y en Va llejo, el número expresa al Ser. Despu és ele "Trilce" , Va ll ejo e~crib ió en " Poemas Hum a nos", un verso revelador: mi número h el/dido 1J(lrle a 1){/rt e . (París, octubre 1936).

( :!O bi ) La claye de esta línea hermética de Va llejo: alarga su IJos tre ra pluma, e ncuéntrase, a mi modo de ver, en el \"erso de ~Iallarm¿': la !Jluma / rítmica sus­pel/dida d e lo / siniestro, en el que aso ma e l asunto, la tendencia y el modo: la suges tión poderosa del mentor simbolista. Existe , a l parecer, un a coordenada, un:! co rrespondencia ana lógica entre el sen tido de una y otra expresión, q u e se presenta formando la siguiente cun'a: pluma-rítmica-suspendida-de-Io-siniestro-; alarga sería igua l a igual rí! mica-suspendida, y postrera a igual siniestro, permaneciendo la !Jluma COI/IO el motiyo de la identidad substan cial. La ;pluma es un elemento h amle tiano.

(:? 1) Participa, d entro de su propio amb iente marítimo, de la iclea' d e Ilaufra o ¡n . cara a l\fa llarmé. '

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XA YI ER ABRI L

c el conocido (XLIX.) y partiendo in cuerpos (H*U) (XLIX.) el l 'iejo inminente, pi taaórico. (22) (L .) todo fué men tira (LI.) línea de bofetadas y de horizonte (L \ III. ) Constelados de hemisferios de arumo (LX .) · . . -in tu emoción ambigua (LX. ) · .. 10- cielo de platino .. . (LXII I. ) D ifunto , qué bajo cortan yue tro diente abolidos. " (LX \'1. ) · . . de innumerable n udo la uente - de encrucijada (LX\ 1I. e-patalTado en la ola recta ineYi table (LXY 1I. ) pen ábamo- que yendría el gran e pejo ausente (LX\ 'III. ) · .. a e palda de a 0'0 eS) querido , se con iente el 'cado . .. (LX\ IJI..) blanqueó n ue tra pureza de an imale (LX' IIl .) por el encuentro ab oluto (LX\ lII. ) Q ué n o bu ca oh mar, con tus \'olúmenes (LXIX.) mientra tornan lloran do las olas. " (LXIX.) en hori:onti:o.nte fr us tración de pies, por p áYida sandalia

[vacantes (LXX.) e3bi5 )

de cada tem pestad (LXX\ n.) e4 )

El -ubrayado de las palabras quiere decir q ue la mismas fiauran en ,el poema de \faIlarmé, motivo de esta con fron tación. L os yerS05

que . por el con trario, carecen de una indicación expresa, on el testi­monio claro de un a formación aalutinante propia de la manera lJ1 -

táctica del creador de " l:n Coup de Dés" , la mi~ma que fué calificad ~l

por .-\rthur ymon , tra tando de " \ 'ers e t P rose" y de ' Diyagations", de

part L atin part E nalish (25 ).

,****) Determínal a el esti lo de sin na\'e (san ne . I ~::? ) El <,iejo y pitauórico bien podría ser LE ~IAiTRE, el H ombre, según Greer

Coh n. Da\'Íd H ayman so tiene, en cambio, que L e J IaÍíre de JIal/armé est l'artiste· dieu. ea como fuere. ambos asuntos e relacionan, a mi entender. resoh'iendo la identidad de 1 iejo con JIaestro , de una parte, y la corre-pondencia que e.xiste, de otra, enrre los concepto- p itagórico y cálculo, tanto que han llegado a ser :en r eali· dad . · inónimo. So 'pecho que tras la figura de EL -'[A E TR O fu era de antiguos u ;/cu /os . capitán de la na\'e, e oculta la personalidad remota de Pitágoras.

~ 3 Este \'ocablo . no :nencionado en .. r n Coup de Dés", prO\'Íene del seO'e~o creador ~- detemlÍnati\'o del pOéTIla. C01!stellatioll fom1.1 p3rte ce la atmó-fera de astro . El aQTeo-ado de ,cedo remata la impresión cósmica inherente al dra;na asuonó· m 'o de .\Ia llamlé.

I ~ s b:5) Yer ,-\denda et conigenda. ( ~-! ) Lo' número romanos, entre parénte i5, corre po nden al orden correlau\'o

de lo' poema de " T rilce". I ~5 ) " T he ~' mboli5t .\Io\-en:ent in Literature", pág. 130. London . " 'illiam

He:nc:nzn. 8S9.

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DOS ESTl ' /)I OS

.\ullque e l si" te l: ;.1 de los pro redim ientos co mp;tl: :tI\o) c ,>L é 1) ; \,>­

l;t nte de~pres ti g iéldo por el notorio ab uso d e la nimiedad p ;\r ;¡ lelí..,Li t: \,

n o h e e n contrado todav ía otro mejor, ni m ás cómod o ni pL'tct ico , pa ra

demo~trar det erm in ados fenómenos deriva d os de la inrIuenc ia lilerari 'l

que ejerce n a lg un os clásicos y precursores de las letras actuales, Tal es

~ l caw, a m i p z reccr, de l a ntecedente revel ad o r que supo ne :\Ial1armé

en la secue la poúica de Vallejo.

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A DENDA ET CORRIGENDA

(* ) Sin embargo , oh -idando su obligado reconocimiento a :\l a llarm é, e ca paz de escribir en el prefacio de su Le Cornet a d és : 11 )' a 10ngtem fJs que je me suis llf)J; liqu e á sa isir e n /IIoi. de tout es 1IIanie rt"S les d o nn ées d e l'i1lco1l scie1lt: 1II0tS e1l liberte) ass ocia tio n h asard e uses des idees . rel1es d e la nuit e t du jour) hallucinations . ..

J acob no reconoce por maestros, en el género del poema en prosa , sino a Aloy ius Bertrand \" a :\I arcel Schwob . Ignora a Ba udelaire.

En relación con este asumo e n el que pri\a , unas \'eces, el de;conoci'niento, y otras, el o lvido, no estará demás Í1woca r el testirnoni o de R afael Can ino · ,-\ s en , qu ien se h a ocupado del tema de Mallarmé co n agu deza ingular: M alla)"J)u; quiso sa l'car la image n ) haciendo refluir hacia ella todas las irrad iaciones de la -¡ ¡i r/ud lírica . E sta e ll/ancipació n d e la im agen ) es te e nriquecimient o d e la imagen, se está cumpliendo actualll/t"nte en la novísima jJoes ía, E l creac ionismo . part icularmente: lab o ra e n las int enciones d el I/l aestro ex tint o , H uid o bro) R e-¡¡erdy . so n discíjJulos aut enticas d e },fallarme. r tambien AJJoll ill ai re lo ha sid o en su jJoema elijJtico (' imaginado , L a jJretensió n de crea r im ogen es que no correspondan a ¡as formas de la realidad: qu e 110 sean ajJtas para co ng regarse " jJroliferar) es la asjJiración mox imo d el autor d e T"ers et Prose, forma parte d e su credo estético idealista) que busca. l1 ú el indiv idu o. sino e l tipo LÍn ico e in 1'is ible . El creacionismo representa la madure: póst um a d e una inte nción suya, ,"\fas también los jJoetas de la extrema i:quierda , Tristo n T:ara y lodo e l gru po dada/sta ) IleN ln el signo de la estirpe mallarmeana e n sus jJrocedimientos elípticos . Claman sus l 'ocif erac ioncs t runcadas en el estilo cortado y sibilin o caro al autor d e H erodia d a ", Jfallarme) por la int ención si bi· lina de Sll verbo) es qllien co 17 l1lllica a la ['oe,ia 1l00 ,ísima e,e (Ja llto de l'llt icilli o q ue Apollinaire en Sil ;U anif ies to se ii a la. quien mediante su in t'ocació n a una jJoe -ia irreal)' abstracta) cap acita al ¡lU el'O lirismo jx/ra asumir .un tono nU71cia71te y au­g ura l )' se ll a la r posibilidades) ni siquiera mat inales todavia . A sistim os actualmente - jJo d emos afirmarlo- a una floración jJóstuma de las intencion es mallarmeanc~ .

(" ·en interesante poema de :\Iallarmé". Palabras liminares de R . C. .-\ . "Cer\"antes". pp, 69-70. :\Iad rid , :\o \-iembre de 1919),

C~ ) Pos teriorm en te 3 lo afirmado por Can ino -,-\ ens . Ortega escribió en tér, minos que confirman la te is propuesta por aquél: . " toda la 11uel'a poesía al'a ll :a e n la d irecció n se /l alada por Jfallarm e. (" La Deshumanización d el _-\rte·' . p ág. ~~ R eústa d e Occidente. ::\Iadrid, 1936.)

(23 bis) En este yel o adyiértese el antecedente parcial y léx ico . ::\0 es tanto el con cepto el que importa cuanto la selección de la palabra (la cante que. según Charles Chassé, significa ouverte. Tien-e razón el ensa\'ista fran cés: ;\fallarmé le imprime ese significado en R h ninisce n ce : O?'phelill. j'erra is en noi r et l'a'il l'acant d e famill e ... (L Heu rs sur M allar7lle) p, 101 ).

Es curioso: el yocablo que \ 'a llejo enplea en forma sucesi\'a - com o con tante­en T rilce) Fa bla Salvaje y P oem as HU I/lanos . lo he encontrado en la literatura his· panoamerican a usada úni camente por J orge Luis Borges: m isterio CUY O ¡'acante nom­bre poseo (L a /l oche q u e e n el su r la ¡¡e laron ), El caso es que Borges. conocedor de .\Ia Jl arm é, yiyi ó en :\Iadrid y tratÓ a R afael Ca nsinos-.-\s ens . probabJe.:nente. en la época en que és te publicó su traducción de ["1/ Coup de D es . La coincidencia sólo afecta a la palabra mencionada: no alcanza a defi nir una estructu ra sin tá ctico ­lingüísti ca común o tendencia estét ica afí n.

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Page 24: Abril, Xavier - Dos estudios (Vallejo y Mallarmé - Vigencia de Vallejo)

11

VIGE:'\CIA DE VALLEJO

.-\ \'eint idós a ll.os de la muerte de Césa r Vallejo, puede compro­Inrse en E pai1a, Itali a, .-\lem ania , Francia, Rusia, ~orteamér i ca, I srae l

y los países de nuestro Continente, un interés sos tenido e intenso por

su obra pcéti ca, al punto que se le han dedicado numerosos estudios

exegé ticos que \'an del in ten ro trascendente a la minucia anecdóti ca .

l'no , están conceb idos dentro de las norm as de la estilística en bog'.t;

o tro;" pe rgeñados para sa tisfacer corrientes ideológicas determ inad a e intere adas , enas \'eces, será la interpretac ión sociológica; otras, rel i­g iosa , sitLdnclose a5 í al poe ta, alterna ti\'amente, en la extrema izquier­

da )' en la derecha. Hay quienes le ta chan suspec to de comunista, 'c!!

mi 'mo tiempo que no es di fíc il escuchar los amab les senn ones que lo acreditan como teniente cató li co o cristiano. Por encima de esta o el,,:

aquella interpretac ión , acert ada o equi\'ocada, la obra de Vallejol ofrece

la e\'iden cia de un eco cada , 'ez m:\s hondo. En los cuatro largos lus­

tros transcurridos se ha podido apreciar mejor cómo su \'oz y su acento se diferencian en el coro de la lírica hispanoamericana . 1\0 es exage­

rado afirmar que ello se debe a la \'Í\'encia de su contenido má pro­

p iamente que a su cc ntradictorio carácter ideológico. R econozco, si!1 retaceos , la filiación marxista del hombre, del ciudad ano que se llamó

, César Vallejo, pero cometen error quienes suponen que la Poesía puede

es tar a merced, impunemente, de credos políticos o religiosos. La Poe ía,

a mi modo de "er, constituve un mundo autóncmo como la Pintur;} I

y la :\Iúsica. Existe, naturalmente, una poesía de circunstancias, pr~'

gonada por Gcethe y aun por ~I allarmé, lo mismo que una pintufcJ refleja del medio y un a música ambiental. La servidumbre de las arte~

y la letra, en su " ínculo con la realidad históri ca, suele deformar el núcleo de la Belleza pura.

Debo referirme en seguida a los estudios positi"o , a aquellos que

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XA Yl.E...~ ABRIL

repre entan - ah-o una que otra deficiencia saltante- la interpretación crítica uperadora del aparato gramatical y primario. En e te entido, lecogeré aquí un aspecto de o escrito por CarIo Cueto Femandinl: L a poesía de César r allejo es una de tiPo antinocional. EYb ella~ como en eneral en todo auténtico conocimiento humano todo ananca de

una experiencia de una intuición . Poesía alógica la de T'allejo poesía

experiencia l. ~'adie podrá conocerla jamás sino a trar:és de sí mismfl.

en la autenticidad de su presencia intransferible. El <)'0 no sé" que

si r-Ie de tema eficiente al poema que ¡¡uura en el pórtico de L os H e­

raldes ;.\-e os es una actitud esencial en T'allejo. Este agnosticismo se

rei tera con acentos lancinant~s a lo lar o de sus poemas. Con esta an­

uuslia COIl este 'o no sé' T'allejo ha expresado en cate oría poética

una de las vi- encias esenciales} tal - el. la de¡nilivamente esencial de

su ra:::.ll .

EstOy de acue -do en lo que tiene de trascendente el discurrir de Cu~to Fernandini . .\fi alvedad::e dirige a la interpretación del yo no

sé; capricho amente identificado con el concep to de raza . El o no sé e

la expre ió perpleja y trágica del er ante el De tino, de ningún modo <:~ i2no de una rauz; egún la creencia de .\[ariáte{TUi y de otros. escri­

tO es peruanos de cariz populi tao De taca lo aportado por Juan Larrea conncedor de la vida y h

~bra de Yallejo. A él se deben alQllllas páginas emocionante muy CA-

ñidas de juicio y aju tadas al orden poético. E cuchemo , pue , a Larrea : La con- ulsa desde hO) imperecedera - oz de los Andes eletada sobr~ un cataclismo de contratiempos , . [racasos a la cateuoría de artículo de

suprem taciturnidad, aquella - 0_ en cuya entraña se resPira la natura­

{e:a ínte a -' la ccnfiuuración del drama geológico de un continente donde el hombre adquirió un sentido primordial del ritmo al extraer

la música contenida en la quena de sus huesos, se había ido al [ondo

de su silencio de ese omnímodo silencio necesario al esPlendor de su unlc.!erso expresi- O . L a anexión - eTbal de los Andes pudo dars~ allí por consumada. Porque asE como Darío; en el proceso de uni- ersalización espiritual del castellano puede decirse que tradujo Cent roamérica al espaiiol al - olcar sobre n ll.estro idioma la magni[icencia ) suntuosidad

de su tróPico de abundancia I allejo ha t ertido a lenuliaje hisPánico el extracto planetario de la cordillera andina} sus de rnlmbes} angos­t liTaS ' pedreuosidades~ sus aTideces ' altas tensiones; sus libertades sís­micas; sus oasis de infinita ternura ' sobre todo esa su - ertical soledad

2

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!)()~ l-SIT!) I O .~

sll spen dida CCI/1O una plomado d ~ 1 /lIlo de lu :::. de/godo )' jJ!r'lIo (/u ~'

IJon e alti el sentido de c(;ll7 unicación con el fo co creado)" más jJuro. Nun ca) nun ca) en lo qu e va de mundo) 1/i aÚ II incluyendo el e/a!llo), de los profetas úiúlicos) se ha oido un acento mas emúargado ,por la lIIatc-

1ia exclusiva d ,: l homú re) una mas ex presa 110cación de muert e. T'o z.

ent eram ente proletaria ) a ras de infortunio) en la que se Iz an cOI/cen ­trado los tesoros ascéticos del pedernal golPecdo hasta la fla gra nt e efu­

sir3n del espirit1l .

R aú l Perras Barrenechea, a quien se debe, en realidad, la publi­

(ación de la obra póstuma de Vallejo, en París, el año 1939, en los ta­lleres de L es Presses i\10dernes) del Palais Royal, la edición príncipp.

de Poemas Human os conjuntamente con Espaiia ) apm·ta de mí es te

Caliz) ha escrito en forma entrañable sus. re cuerdos del poeta: Venido

a Europa) Vallejo v ivió la vida úohemia del sudamericano. Vió Paris

en las salas del Louvre y en la luz áurea del sol soú?'e la. cúpula del Sacré-CceuT) amúuló por los cafh y los hoteles -Hotel Moliere )' Hót el Riúouté) Hot el des Ecoks: iHaine Hot el - ((e l hotelero es una úes­

tia" -; vivin en 111 on tparnasse en tre L e Do'me )) La Rotonda y en el

Banio Latino -"hojas del Luxemburgo polvorosas"- y en el Café de la R egencia) fr ente a la Com edia Francesa) reflejó en sus espe jos sus

jJr)rnulos de indio y S1l fr ente be p. thovia17a ~ en tanto que el humo d·":

SIL clgano )' la la za de café se fundian ((en un óxido profundo de tristeza" .

Jean Cassou, el indiscutible sucesor del extraordinario espíritu que rué ese úuen euroj)eo de Valéry Larbaud, en los dominios cultura les del hispanoamericanismo, ha rememorado la obra y la vida de nuestro poe­

ta en el art ículo de la Enciclopedia Francesa) de De lVlonzi é, despu~s

reprcducielo en las páginas ele Pormas H umanos. Dice así el autor de

Pour la Poésie: El li rism o espa Fíol se encon traúa en tonces en plena efer­'uescencia y dispu esto a acoge?' con curiosidad ajJasionada tod os los aportes exóticos capaces de enriquecerlo. Los poetas aguzaúan el oiclo

en dirección a esa (Tasta Am érica en qu e se amPlia el espacio espailoi; a menudo no JJe rciúian sino el ~co de sus propias voces) o) deúilitad os

por modas fa ciles y triviales) los líltill70S suspiros de los modernismos

pa risiensc>s . Cesar Va llejo: am.igo generoso cuya palaúra entusiasta y cuyo extra lío res tro dorado de Inca no oh ,idaré nunca.

Síguele al gran escritor francés, el investigador André Coyne, b~GI-

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XAVIER ABRIL

do de la Universidad Nacional ~fa'Yor de San ?\Iarcos de Lima, para

estudiar la poesía de Vallejo. Considero que su contribución crítica,

publicada en parte, apunta de preferencia a lo biográfico. En este aspec­to, Coyne ha reconstruído las huellas del poeta en Lima, Tru jillo,

Santiago de Chuco y Huamachuco. Los datos por él proporcionados,

tras de una ardua tarea en dichos lugares, configuran la ordenación

sistemática de las fuentes que se encontraban dispersas y ya casi borro­

sas. Coyne ha deslindado lo fidedigno de la leyenda o de la fábula:

No cabe 1·epeti1" las anecdotas no siempre COlnFTobadas que se van con­

tando de la niFiez de Va llejo; mi traba jo no se ,av ien e a ello . Sin em­

bargo) citare un dato recogido en Santiago) que me parece más carac­

terístico por el desarrollo ulterior que pudo tener en las sensaciones

pn"mitivas) faltas de elaboración) del poeta )· el muchacho solía atizm" el

fuego del horno donde se cocía el pan familiar) y aprovechaba para

sacar pan es a escondidas) que ocultaba bajo la almohada para comer­

selos de noche; cuando le sorprendie1"on en sus banquetes nocturnos)

declm"ó a sus padres: "Estoy soilando que estoy comiendo el pan que

hemos amasado hoy". También al tmzar garabatos en el su e lo ~ sin saber

esaibir todavía) afirmaba el nii70: "Estoy escribiendo a mamita que

tengo hambTe".

Estas dos anécdotas dolorosas de la infancia están corroboradas por h adultez del poeta: el pan y el hambre constituyen, a menudo, el eje

de su obra poética.

José ~Iaría Valverde le ha dedicado a Vallejo dos ensayos en su obra Estudios sobTe la pa labra poetica. Su intención es más codiciosa

que su logro: el crítico acierta en algunos aspectos y falla clamorosa­mente en otros. La contradicción más importante en que incurre, tras de calificar a Vallejo de gran poeta pequei10) resalta cuando asevera

qu~ es la de éste una temporalidad casi sin tmscendencia) lo que equi­

vale a la descalificación de su poesía metafísica. Esto extraña, desde luego, en quien ha estudiado, a su modo, el sentido del tiempo) acotan­

do solamente los datos inmediatos del existir que el propio Valverde define en esta fonna : un sentido m01"tu01"l0 del tiempo) o sea) un sen­

tido z:nm edia to del paso del tiempo) sin memoria y sin futuro y sin

horizontes de más allá) sino por el hueco que el tiempo deja en ,el pre­

sente) por los cadáveres que nos llegan flotando en el agua de cada dia.

Los ejemplos que el autor acompaña ilustran su tesis, mas falsean­

do la realidad en la medida en que prolijamente oculta las imágenes

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DO'> ESTl'l)IJ-;

de la temporalid ad \"allejiana: nada meno que aquella que tra untan

la memoria , el presente y el futuro, en u.na suerte de re\ ' e r~ ibilidad

típica en el juego de antítesis propia de Vallejo . \ 'ahenle ha utilizado

únicamente , en forma tendenciosa, los \"ersos que expresan lo inmedi ;\­to y lo co tidi ano: el ha)' y ,el (/ hora.

¿Cómo ha podido, en efecto, ol\'idar o desconocer , el críti co espa­

ñol, las alusiones abs tractas a la temporalidad? R éstame in\'ocar, en

este caso, el dis·currir metafísico. ~Ie aplicaré a la consideración de las

pruebas concluyentes. Vallejo inició la tendencia trascendente en el poema Absoluta de Los J]eraldos Negros:

Amor co ntra el espacio), co ntra el tiempo! ~Ia s es en Tri/ce) sin duda alguna, donde cuajó su conceptualid;¡!}

tf mporal:

tll tiempo de deshora

eLla ndo sa 19o )' busco las once y no son más qu e las do ce deshows.

En la madurez de sus Poemas Humanos , deslindará los términos

antagónicos de la existencia y la temporalidad:

Pero cuando )'0 muera

de v ida y no de tiempo.

El conflicto íntimo de un sentimiento perdurativo será expresado

en un verso que es para mí cabal síntesis dialécti ca y modelo , en su

género, de un estado psicológico nuevo en la poesía moderna. Veamos

cómo el poeta ha avanzado hasta alcanzar el dominio de la pura rever·

::r ibilidad temporal:

Paso la tarde en la ma;"íana triste.

l\Iás importante es, después de todo, para la lírica de nuestra época,

abismada en lo psíquico y la relatividad, la memoria aventada al futu­

ro que el recuerdo sumiso y melancólico del pasado. Este último es el

desahogo de una acumulación sentimental' en tanto que aquélla resulta

ser la premonición audaz y aventurera de la mente y del espíritu. Así,

en su apogeo poético, Vallejo afirmará:

,H e moriré en Par/s con aguacero,

un d!a del cua l ten go ya el 1'ecuerdo.

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XAVIER ABRIL

La idea de la caducidad íntim a y de la finitud temporal han si ¿o

él drama viviente y de Q"arr!ldo de Vallejo.

T ras e tas aclaracione form uladas a Val verde, debo referirme ahora

a Lui ~fono-uió , autor de un en ayo interpretativo de la "ida y la obra de \ allejo publicado en la R ez'isia H ispánica Al od'?n7a~ de .... -ue 'a \ ork, En Q'eneral, re pon de a la ponderación , equ ' liblio y 2'acidad

en el m anejo de los conceptos crí ticos. El profesor e pailol, radicado en los E tado U nidos d e ::\~orteamérica y que h iciera u n , 'iaje e pecial aj

Perú para estudiar de cerca la presencia e p iri tual de Yallejo, ha defi­

nid o uno de los aspectos má intenso de su poesía : Creo que la emoció 1

que más hondamente sentía era la de In O1jandad . ' el dolor del hom ­bre y que en la poesía del dolor 110 tiene 7-ival.

El an álisi del poema II de T l-ilce - alusiyo al tema del tiempo­

me p arece muy acertado' y brillan te en sí mismo: una pieza ejemplar de hermenéutica literaria.

En cuanto al asunto de fondo, o sea la estructura y la retól'ica de Trilce~ ¿qué no· dice el uítico? ¿Define, acaso, el orio-en de una y otra;

,-\ mi parecer, e Gipa a la definición p ara sólo aprehender en parte ·u carácer ex t!:rior. 8 aibe ~fono-wó : L a est7'uctura de T ri/ce como libro es radicalmente distinta de la de su antecesor L os H eraldos l\-euros. En

estos encontramos l'arios grupos de poemas reu údos bajo títulos colec­

ti¡;os: en T ,.ilce 105 s~lenta / siete poemas COl1Stitu 'en una única seJ'ie ininterrumpida . E n H eraldos con pocas excepciones cada poema le,

'('aba un titulo prOPio más o menos simbólico: en T l'ilce lo. poemas ¡ '611

úmple171ente - puramente- numerados.)' cada uno d~ ello debe cons­

tituir en la mente del poeta una lllúdad subsistente ~bo1" sí misma ,' en

si misma ' cada uno de e,/os ha de ser también para el l~ctor una expe­

riencia poética,. UJ1a~ in dependiente .

E n su retórica T ¡'ilce -prosi~u!: .\fCllQUió- fam bién es mu_' distin ­

lO de H eraldos. L a [01'1710 poética en el libro inicial es u 1 comp,'omiw entre lo tradicional _' lo llUe1'O. E 1l T rilce la forma es radica/.. el ¡erso es libre) sin su feci ó:l a rima ni a metro. Algunos z'er os se reducen to­dat ,ia a endecas¡'/a!Jos y heptasílabos;' pero sólo en poquísi 110S poema! de T rilce muestra T"alle'o preocupación métáca algu 10 . E 1 la na,'oría de ellos , sigue el poeta los dictados de su ~retórica in ter;or. del 1'itl10 imauinistico, del ritmo intelectual o del Ti tmo emocional del poeta .

L a estructura y la retórica d e Tri~ ce es án pe-~pi[azl11en[~ coa éid3

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D O, 1-S 1 L DI Ch

por ;\fonguió dentro el e su limitaci('lIl expre~a \' cGmparal1\';¡ , ya qu e

las diferencias que establece entre un libro y otro no ac ierta n a definir el problema esencial. El cr íti co espaiiol no relaci c na u obje tividad e.., tl­lística de la cosa tratada con la neces id ad histórica de fijar la lilia ci(': n de la estructura y la retórica o, mejor, del es tilo. En una palabra , p;¡r;¡

el escritor mencionado, la técnica de Tril('~ es persol/al al mism o tiem·

po que la ex!)resión pe r1lana del fenóm el/o mUlldial - son s u ~ con ce p­tos- que sucedió a la postguerra .

El origen de Trilce con tinúa oculto dentro ele la vaga ca li fica ción

que comporta el término vangurndismo: es, pues, incógnito para

;\10ngu ió.

El aspecto más flojo y declinante en dicho estudio es el relativo ;d l éX ICO localista -según su denominación- de Los H era ldos Negros.

El autor considera, de acuerdo a su orden propuesto, las siguientes pel.'

labras: aguaitrl1') ca ldo) empanadas) fi cllS y Trujillo. N o creo necesario

encarecer lo absurdo y dü:paratado de semejante clasificación.

El poeta y escritor centroamericano Alfredo Cardona Peña ha en·

focado, exclusivamente, a la inversa de los Ü'tros crít icos ya considera·

dos, Ull solo aspecto de la poesía de Vallejo. Aún más: de un soneto, el

titulado Int ensidad y altvra. Pero, en este asun lO parcial, ha revelado

un agudísimo entend imiento que hace ele su breve ensayo una obra

mae 'tra de poderosa sed ucción. La pericia con que ha recalcado, verso ·l verso, los atributos creadores y determinativos de dicho soneto, es

harto suficientes para consagrar a Peíla como un va llejista insigne. He

aq uí un aspecto de su estimativa: Toda su fu erza descansa en un verúo

gestado en el interior de las cocinas grasosas) allí donde residen los

amúien tes más ojJllestos a la delicadeza . Enceúollarse es d efraudarse)

darse de úa ja) 'V tamúién enrollarse ) hacerse un lio ) enfurecerse ant e la

deshon esta proposición del [rlltro. ¿Podríamos concebir a Valle jo pre­

r.ciado por el municipio? Sería tanto como su j)roPia negación ) como

un insulto a su heroísmo acti-uo.

Nuestro recordado Pablo Roj as Paz, quien conoció a Vallejo en

ocasión memorable, durante la Guerra Civil Española, escribió con

h ondura en su libro Cada cual y su mundo: Yo lo v i rodeado de 105

mejores)' nada en apariencia denotaúa su. esencia ) a no ser esa mirada

oscura y lu minosa de sus ojos pegados a la nuca ) de su anfractuosa y beetovenia na frente ) cúp ula hermosa de alto temPlo) torre para las ág lli-

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XAVIER ABRIL

las)' las p alomas; labios cada v ez más apretados y manos elocuentes)

renegrida y esp esa melena al v iento. Los :mejores lo escu chaban cuando

él hab laba. A sí lo v i t rente a Alexis Tolstoi ) a Kolsov) a J.\1.alraux J a 1

B enda .

En otro p árra fo de su estudio, Rojas Paz acuñó esta definición que es tod a una sentenci a en tratándose de Vallejo.: h izo p oesía con el

t uétano de la pa labra ) co n el d iaman te n egro del dol or que es obscuro

pa ra ser más d II ro .

L o nom bres que he citado en lo que llevo dicho, constituyen el

grup o m á importante de la crítica producida -que yo co.nozca- en

torno de la obra del poeta , en los últimos tiempos, después de su

muerte .

--\.. lo treinta y ocho afias de la publicación de T rilce) s·e ha pro·

ducido un cambio r adical en el Perú en menesteres literarios. No podría

asegura r, desde luego, que la transformación tenga un carácter funda·

mental, que con tituya un hecho profundo, una modificación en la es­

tru ctura p icológica, en la sensibilidad común. No me atrevería a emitir

un juicio d efinitivo , afirmativo, en este aspecto, porque sin duda in­

ten'ieneD; ciertos fac tores de época que pueden ser pasajeros en la evo­

lución históri ca, dentro de una mayor perspectiva de tiempo. Hoy pesa

m ás el hech o sentimental, la circunstancia biográfica del hombre, que

la justa mensura crítica de su obra. No ha sido el análisis poético, en

todes lo casos, el que h a determinado el cambio favorable en torno a

la apreciación de la p ees ía de Vallejo, sino un motivo ajeno a la valo­

rac ión esté ti ca cu al es, por ejemplo, en su caso, la admiración suscita­

da por el h om bre desventurado, de sobria y -ejemplar vida heroica, a

q uien m uy p ocos h an conocido y comprendido a su hora. El hecho de

q ue \ 'allejo \"Í "iera ausente de su tierra , durante muchos año.s, y que

muriera lejos de ella, en P arís, h a rüdeado a su figura de un cierto

eniQ"ma que proporciona la distancia y que toda personalidad necesita,

por lo dem ás, para ser mo.ti,'o de una muy e p ecial deferencia. En el

ca o parti cular de Va llej o, - a quien olvidó el oficialismo insensible y ru dimen tar io d el Perú-, ex is te h acia su person a, h acia su memoria, una

eSFecie de sentim ien to de culpabilidad. P arecería. ce rno que tardíamen­

te se qui iera cu mplir cen lo que no se hizo a su debido tiempo. POI e te no c ebe extral1ar el asp ecto frondoso que h a ido cobrando última­mente tcda cerem e n ia de re cord ación vallejista dentro del p a ís: se trata, así de com penar un largo silencio , de reparar una enorme injusticia

3-1

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/)8. 1 '>Tl ' UIO<;

cen lino de los más nob les hijos que haya nac ido en tierra peruan;1. Ei ti empo, lejos de amortiguar la natural congoja por la pérdida, )' de redu cir los térmi nos del encomio, id acentuando el crecimiento de ~u ca tegoría espiritu al.

Vallejo h a pasado a ser, desde que eX iste literatu ra en el Perú , el

e jemplo más grande, incluído el In ca Garcilaso de la Vega, Huamán

Poma de Aya la, Juan de Espinoza ~1edrano (El Lunarejo), Juan del

Va lle Caviedes, Pedro de Peral ta, ~1 ari ano ~1elgar, R icardo P a lm a, 1\1([­

n uel Gonzá lez Prada, J osé ~r. Eguren , J osé San tos Ch ocan o, Abralulll

Va ldelomar y J osé Carlos ~rariátegui_ En esta estimativa no intervie­

ften para n ada elemen tos extraños a la elaboración li teraria l al con­

cepto crí ti co, a la índole estrictamente poética de la obra de Vallejo .

En el tiempo transcurrido desde la muerte de Vallejo, en P ar ís,

el dí a 15 de abril de 1938, se h a asistido a la consagrac ión de su obra

por la cr íti ca y los, lectores de nuestra lengua . E l aprecio que, por otra

parte, ha merecido de los vigías de las le tras en id io ma inglés, itali ano ,

francés , sueco, portugués, ruso, u craniano, alemán y hebreo, no hace

sino recalcar su legítimo mérito, el reconocimi ento cas i mundial de su

líri ca.

El homenaje m ás im portante que se le h a rendido al p Ü'~ ta en Europa, en los últimos tiem pos es, sin disputa , el realizado en Moscú

el día 24 de agos to de 1958 en la sede de la Unión de Sociedades, So­

viéticas de Amistad y Relaciones Culturales con los Pa íses Ex tran jero~.

El acto, que consis tió en un a velada, fué inaugurado por el notable

poeta Semión Kirsanov, quien se refirió al desarro llo del intercambio

cultural entre la U .R.S.S. y los países americanos , resalta ndo su impor­

tancia. León Ospovat, conocido crítico Ji terario, tra tó sobre la vida y 13

obra de Vallejo, a quien consideró inn ovador de la poesia hispanoameri­

cana. ~1i viejo amigo Fiador Kellin trazó una semblanza del autor de

R usia en 1931 - R eflexiones al Pie del Kremlin > al que conoció perso­

nalmen te. Fueron recitadas algun as poesías de Los H era Idos :-...r egros,

Trilce y Poemas I-Iumanos> y se leyó un fragmento de la novela El

Tun gs teno en su vers ión rusa. Por último, el poeta y traductor Alej an­

dro Tversko i di jo> los versos dedicados a Vallejo por algunos poetas pe­

ruanos. L a concurrencia -escribe Lidi a Kislova- demostró un -U17..' O inte­

rés por la vida del insiane poeta peruano y aplaz:dió el/tusiasmada las

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XAYIER ABRIL

inten 1enclon ::s de los conferencistas y artistas. (Lima , 25 de sepuen1-

bre de 195 ).

En nuestro Continente , la .-\raentina es el paí que -laue con ma­ye r interé - que ninauno otro, el . entido de la obra del peeta. A -í ~

explica el hecho extraordinario que significa el Simpa ium Cé ar Ya­llejo, Poeta tra cendt>nte de Hi p anoamérica, que la Cniyer idad :\acio­

nal de Córdoba, a in tancia de u Decano de la Facultad de Filosofía

y H wnanidade , Profe or _-\delmo \lontenegro, dedi có al etudio de la

\ 'ida, la Obra ~ - el Si anificado de \ 'a llejo. durante lo días 12 13, l-i.

15 Y 16 de aao to de 1959.

Tra el di cur o de apertura que pronunció el Decano orTtl l1l l a­

dor del acto. tocóle a Alcide pelucín dar lectura a u trabajo obre

la \ 'ida de Yallejo_ El día 13 me corre-pondió a mí y al profe' cr Saú]

Yurk ieYÍch, tratar acerca de la Obra del poeta: el 1-i tuYÍeron inter­

\'ención _-\ntenor Orreao y Juan Larrea, quiene \ -~r aran obre el Siani­

ficado de la Yida y la Obra de \ 'allejo. T odas e tas actuacione' , de mesa redonda , fueron seguida - de largas discusioae-_ Inten-inieron 10_ expositores . lo profesores, lo delegados y los alumno' de diyer as uni­

yersidade argentinas representadas en el impo ium. El sábado 15

ccrrespondió a la Se ión de Clausura ~ ' al debate de las condu iones:

fué dedicada una aula del Departamento de Len-as a Cé ar Vallejo_ La

última se ión fué transmitida por LR.. -\ R adio ::\ acional, por la onda

<.-orta de LR l R adio El \ I undo, de Buenos Aires, en combinación C011

la BBC de Londres. Las 'esiones ordinarias tmieron una duración de cinco hora _

Participaron en el ,'impo ium, además de los escritore- nombrado-,

prcfe ore de la Cni\'er idad de Córdoba y de1eaado doc-~ntes y e-tu­

diantile de las Cni\-ersidades ::\ acionales de Buenos .-\ire', CU\'o. La Plata , L itoraL :\ore te , ur y de Tucumán.

El Simpo ium, cualquiera sea la reserya que ten~a en relación con alguno de us aspectos, y la discrepancia que m anife -té obre detenLi, nadas tesis en las sesiones públicas, ha sido un éxito, una elreilanza y W1 ejemplo.

Es la primera yel que en la ,-\rgentina. inclusi"e en ,-\.mérica, e ded ica a un p ceta un homenaje con las caracter-i-ti cas que ofreció el Simpo ium de Córdoba . us proyeCCiones incalculables ~erán "aloradas en el tuturo mejor que en nuestros días.

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[}O-; E,>TU)/ O,>

Del eco prolongado que va teniendo la obra. de \ 'allejo, dentro del periodo de que se tra ta , no habré de recordar, en la o(J~iún, ino Cll :l tro testim onios . El primero es el del crítico, noveli sta y tradu cto r

norteamericano H . R. H ays, quien escribió un a nota bibliogd1ica en la revista B ooks A broad) órgano de la Un iversidad ele Oklahol1la , oc u­

pándose de la A nt ologia de Cesar Vallejo que publiqué en Buenos Aires

el año 1942 _ Escuchémosle : El pathos de su v ida co m o ex ¡Ja t riado a lean­

zó su climax con la agonía de España, cuando el poeta, iden tifi cado

con el valiente pueblo, escribió la serie mas noble d e sus poemas) Espa­

íia ) aparta de mi es te Caliz) JI murió lit em lm ente con la causa repu­

b li cana. Su o bra p ermanece como un monumen to a la dignidad de l

espiri tu human o) una sinfon ia tragica densament e orqu es tada y pro­

fundamente emocionan te.

El segundo, del escritor e hispanista francés Adolphe de FalgairoIle,

se publicó en la revista parisiense L' A ge N ouv eau) el mes, de mayo de

] 949. En el recuerdo que hace de Vallejo, se extraña de que P arís aún

no le haya Tendido al gran poeta peruano el homen aje que merece

su memoria , siendo como es un a ciudad -agrego por mi parte- m ás

bien pródiga en reconocimientos, espirituales que acreditan e l tesoro de

la inteligenci a francesa. Las placas conmem01-ativas que exornan los

muros ilustres, son una prueba concluyente del apego d e la gran urbe

por los seres de excepción que nacieron , vivieron o murieron en ell a.

Falga irolle h a dicho con justicia: ¿Cuando Paris le rendira a Va llejo

el h omenaje qu e el merece) puesto que las cen izas de l autor d e Trilre

rep osan entre nosotros?

Luego, el tercero, del conocido poeta, escritor y crí ti co be lga EJ­

mond Vandercammen, experto conocedor de la litera tu ra española y uno de les animadores, en Bruselas, de L es Caltiers du .l Oll1"na l des

Pac tes y de la revista Em prein tes) se refiere al ar tículo ti tulado César

Va llejo) poe te de l'an go isse ) publicado en L e Soi1· de dicha ciudad , el dí a

8 de julio de 1950_ Después de acentuar la nota dolorosa y angusti ada

q ue signara la vida de Vallejo, a cuyo efecto cita un artículo ele Franci s de Iiomandre sobre el mismo asunto, aparecido en Les So/we lles

Littéra ires del 22 de junio del a ilO mencionado, y de llamarlo ré-uolté

y martyr) el autor lo vincula acertadamente a la pléyade de los p oe tas

malditos) 10 que significa, con justicia, situarlo. m ás all á de las fronte-

1 as de la patria, en dimensión universa l. 1\' i el sentimentali smo hoga­

rei1o, de un lado, ni la cues ti ón social, de l otro, lograron borra r nun ca

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XAVIER ABRIL

esa ccndición que se confunde con su propio destino: la de exiladO' del mundo. Vandercammen califica la poesía de Vallejo de exasperada )' a

v eces insó lita) que es, sin duda, su virtud esencial. Anota el crítico

belga: Lorsqu'un univ e7"S poetique trouv e son m(!:illeur appui dans la

présence totale de l'homme) tandis que le pocte n'ecrit que soumis rl.

un imPérieux besoi71 de com171union, il n'y a plus úesoin de cloison

entre la creation oújective et la création suújective: l'une el l'autr~

se confondenl sur le plan de la grandeu1". Pour atteindre ce plan" Va­

llejo a inventé son instrum ento - e'est un C(Eur plein de ruines -con­

cluye el eminente escritor- qui repose au cimetiere de Montrouge; la

littératw"e hispano-am cricaine n 'est déjiL plus seule a en connaltre la

fertilité.

Por último, el cuarto testimonio, del escntor italiano Francesco

Tentori, traductor y comentarista de Vallejo, como Hays y corno Fal­

gairolle, lo constituye una página de crítica y de antología publicada en La Fiera L et teraria, de Roma, el domingo 24 de enero de 1954, bajo

el muy · significativo título Un caso literario extraño J' casi desconocido .

Para Tentori, Vallejo sufre y muere en su poesía por el homúre, encono

trando por ello mismo el nuevo acento de una irresistiblf?\)' tumultuosa

pasión en el lenguaje de la emotiv idad profunda ) que la hace digna de

pamngonarse con la insuperable de Maiakovsky.

TTas de haber sido velado el cadáver de Vallejo en la Maison de

la Culture, en la rue d'Anjou, por Tristán Tzara, Jean Cassou, Louis Aragon y otros escritores de diversas nacionalidades y lenguas, fueror~

trasladados los restos al Cementerio de ~Iont-Rouge, donde les dió la

despedida Aragon, pronunciando un discurso en nombre de L' ~\.ssocia­tion des Ecrivains.

Los que lamentamos y deploramos, en su día, la prematura des­

aparición de César Vallejo, hoy, por el contrario, lejos de toda conside­ración necrológica, negativa y redundante, tenemos el consuelo que nüs proporciona la vigencia de su Pcesía, a la ,inversa, deplorable y lamen­

table, del que sobrevive a una obra muerta.

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DO E TeDIO

:\OT .\ . - F.xprofc () he dejado para c l fin al, fuera ce tC:\ lO . l. .. noticia I dc · rentc a l u pucsto lIo/1//1/age a César r alle jo qLle le ha qucrido renJir \I a u r icc :\ .1· dea u en el :\9 53 de ' u rc \ista L es ¡_eUres S OIH'elles, corre"ponJient c al Il1 C ~ de c-c tu bre d e 1957. La noble intención de :\adeau, historiador del lIperrcali~m () . ' c 11:1

y isto fru strada por la osten ible mala intenció n de un informa nte anónimo. e'pe " cializado, sin dud a, en el il e nciam i ( ~lto de algu nos datos b ibliográfico y crílico~ d c primera importancia so bre la obra y la vida de l poeta. De la primera edición de T rilce, por ejemplo, no se dice que el p rologuista fu é .--\ntenor O rrego, \·erdadero descubridor de Vallejo; de la segunda (1) se omite a José Berga m ín , autor del pre ­fa cio o Not icia . Se desconoce - en el índice de olvidos deliberados- la publi ca­ción de España, aparta de mi este Cáliz, co n las palabras prologales de J uan La­rrea y el sello de la Editorial Séneca de México, el aiio 1940. También se hal la a u­sente del catálogo negativo, la Antología de César Vallejo que ordené, prologué y publiqué en la Editorial Claridad de Buenos Aires en 1942, tras el fraca so que tu ve al querer editarla en Lima buscando el apoyo de algunos suscriptores que no pasaron de doce. Conservo, todavía, la carta de la viuda de CL~ar d ándome su venia y animándome a trabajar en el. tema de la poesía de Vallejo, co, a que no necesitaba por cierto. América sabe - y los vallejistas mejor que nadie- en qué medida mi antología contribu yó al conocimiento del poeta . Poseo documentos de calidad en los que se justiprecia, sin regateos de bazar, la virtud difusora que tuvo mi obra entre el gran público e n el cual Vallejo eIa apenas leído por muy pocos le.clOres ·avisados.

La Note sur la morte de César Vallejo-, que firma Georgette, parece ser la clave de una mistificación o sttJYerchería que yo había creído francamente obra de algún monaguillo aficionado a las letras. La famosa declaración atribuída al pa­ciente --doble víctima-, de la que no hay prueba escrita, por supuesto, es d e la exclusiva responsabilidad de la desconsolada viuda . A un hombre vencido por la fiebre y quebrado por la mudez de los resortes espirituales y la d errota del pue­blo español, es fácil tarea convertirlo, en efecto, in extremis, a una causa cualquiera. Dios es un buen negocio póstumo para los herederos más que para la propia .cria­tura traicionada.

(1) El error en que se incurre al afirmarse que esta dición de Trilce fu é pu­blicadapor la Editorial Plutarco, ha sido tomado de mi antología que, caso curio­so, no se cita. Pocas personas sabén , naturalmente, que dicha edición debió haber aparecido en el catálogo de la referida editorial madrileña , la que a última hora traspasó los derechos a la Compañía Ibero Americana de Publicaciones . En la r e­vi sta B olívar anunCIe en 1930, por informe del prop io Vallejo, que Plutarco tení a en prensa la mencionada obra. X. A.

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í N DICE

Vallejo y ~fal1armé . . . . . .

Vigencia de Vallejo . .. . . . .. .

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IL , J Dos e t io : a ll j o -

Vi '''' cia de V llejo . iras , dician de lo Cua emo ur , 19 o.

t a ) 1 fol l eto 39p. . atica . (sin e bie ·