magnicidio en sarajevo

5/16/2018 Magnicidio en Sarajevo - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/magnicidio-en-sarajevo 1/13



(

DELSIGLOXX

IP. . . § .HECHOS

P-OLITICOS

Director:

Juan Manuel Prado

Direccion editorial:

Virgilio Ortega y Carlos Gomez

Director de redaccion:

Guillermo L. Diaz-Plaja

Hemerografia:

Fernando Lara

Hemeroteca:

Hemeroteca Municipal de MadridCompaginaciom

Ferran Cartes

Disefio cubierta:

TIEMPO/BBDO

Colaboradores de los

primeros vohimenes:

Rafael Abella Jose Luis Balbin Miguel Angel Bastenier Luis Bettonica

Juan Luis Cebrian Fernando Claudin Fernando Diaz-Plaja

Roman Gubern Eduardo Haro Tecglen Tristan la Rosa

Manuel Leguineche Nestor Lujan Mateo Madrilejos

Rosa M." Mateo Jose Oneto Horacio Saenz Guerrero

Jorge Sernprun Manuel Tunon de Lara Manuel Vazquez Montalban

Asesores tecnicos:

Juan Antonio Guerrero y Eloy Carbo

Edicion exclusiva para

Hysparnerica Ediciones, S.A. Madrid (Espana)

Hysparnerica Argentina Ediciones, S.A.

Corrientes, 1437 4.° piso (1042) Buenos Aires.

Tel. 46-4385/4419/4484

Distrfbuciom

Capital Federal: Distribuidora Rubbo, S.R.L.

Garay, 4226/8 - Tel. 923-4725

Interior: Hys-Pa, S.A.

Corrientes, 14374.° piso (1042) Buenos Aires.

Tel. 46-3904/4404

Canje por tomos encuadernados

Hyspamerica Argentina Ediciones S. A.© Ediciones Orbis, S.A. 1982

ISBN (fasciculos) 84-7530-049-9

ISBN (obra cornpleta) 84-7530-048-0

ISBN (tomo 2) 84-7530-335-8

D. L. 13. 28.487-1982

Fotocomposicion, Iotomecanica, impresion y encuadernacion:

PRINTER industria grafica, S.A. Provenza, 388. Barcelona-25

Octubre 1983

LOS HECHOS POLITICOS DEL SIGLO XX

se publica en forma de 120 fasciculos de aparicion semanal, cada uno de los cuales

va acornpafiado de 8 paginas facsimiles de periodicos de la epoca.

Con el ultimo fasciculo de cada uno de los 10 vohimenes se pondran a la

venta unas tapas especialmente disefiadas para encuadernar los fasciculos

y conservar los facsimiles.



u n g r up o d e s ie te

c on ju ra do s q ue h ab fa n

d e ci di do a s es in a r

a f « e n em i go e us tr te co »

c on e f pro p6 sito d e

v er r ea /i za da s s us

a sp ir ac io ne s d e u na

G r an S e rv ia , a ca b ar fa

c on fa v id a d e fa p are ja .

El2S de junio de 1914, en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina,

el heredero del trono de Austria-Hungria, archiduque Francisco

Fernando, y su esposa, la duquesa Sofia Chotek de Hohenberg,

fueron asesinados por un [oven bosnio, Gavrilo Princip,

en un atentado que resono en toda Europa como una

ominosa advertencia. El magnicidio de Sarajevo abrio una nueva

crisis balcanica, un grave conflicto entre Austria y Servia, y acabopasando a la historia como el inicio del fatidico proceso que, un mes

mas tarde, preeipito a Europa en la Gran Guerra.

Mateo Madridejos,historiador y periodista

F r an c is c o F e rn a nd o ,

h ere de ro a f t ro no d e

A us tr ia "H u ng rfa , y

s u e sp os a a ba nd o na n

e f Ay un ta mie nto d e

S a ra je vo . P o co d es pu e s,

u n e st ud ia n te b os ni o

de 19 s iio s, G a vr if o

P rin cip , m ie mb ro d e

13



Francisco Fernando

de Habsburgo

E n e sta p ag in a, a rrib a,

e l a rc hi du q ue F ra nc is co

F e rn an d o, s o br in o

d e l e m p er ad o r F ra nc is co

J os e I , e n c om p e ii ie

d e s u e sp os a, la d uq ue sa

S ofia C ho te k, y s us h ijo s

E r n es to , So f ia yMa x;

a b aj o, e l c o n de

B erc hto ld , m in is tr o d e

As u n to s E x te r io r es

de Aus t ri a -Hung r ia ,

F ra nc is co F ern an do y

F ra nc isc o J os e I

e s tu d ia n d o l a p o li ti ca

a s eg uir e n lo s B alc an es

( B er c ht o ld d e fe n d ia

u na "lin ea d ur a» p ar a

c on te n er l a e x pa n si6 n

s e rv ia e n la r eg i6 n ).

14



~es.e~c&alE!diaaJ..lacapiStir;

ibsDBana~

~!ilJ.lUJ~

En la primavera de 1914, Europa

era el centro del mundo, «la perla de su

esfera y el cerebro de su vasto cuerpo»,

como cantara Paul Valery, y sus bur-

guesias disfrutaban de una prosperidad

sin precedentes, de una buena concien-

cia ilimitada que se nutria del liberalis-

mo y la fe en el progreso. Sin embargo,

la prodigiosa expansion del capitalismo

y el despliegue colonialista, que habian

transformado mas que en ninguna otraepoca las condiciones de vida de la

hum ani dad, estaban amenazados tanto

_por los conflictos internos cuanto por la

competencia incipiente pero impetuo-

sa de Estados Unidos y Japon.

El desarrollo asombroso de las fuer-

zas materiales contrastaba con la indi-

gencia moral, la inestabilidad politica

y la fragilidad diplomatica, cuyas con-

secuencias eran la «paz armada», como

se decia entonces, y la carrera de arma-

mentos. El movimiento socialista, reti-

cente ante el imperialismo, hostil a las

soluciones militares, buscaba la libera-cion del proletariado de aquel «yugo

semejante a la esclavitud» que denun-

cio el papa Leon XIII; pero habia sido

inca paz de contrarrestar los impulsos

patrioticos, los egoismos nacionales,

y acabo por sucumbir ante la propa-

ganda belicista.

Nadie se atrevio a formular el vatici-

nio impopular de que Europa marcha-

ba alegremente hacia la catastrofe, Y,

sin embargo, los sintomas del mal eran

tan numerosos como inequivocos. La

paz reposaba sobre un fragil sistema de

alianzas, 10 que quedaba dellegado deBismarck, corolario, a su vez, de los

antagonismos engendrados por el desi-

gual desarrollo economico, la compe-

tencia financiera, el dominio colonial

y las rivalidades nacionalistas de hon-

das raices historicas, y las heridas toda-

via abiertas en Alsacia-Lorena y los

Ba1canes.

Rivalidades imperialistasEn los iiltimos cincuenta aiios, el

espectacular desarrollo de Alemania,

que se dot6 de una industria muy con-

centrada y poderosa, en un marco poli-

tico autoritario, constituy6 un desafio

para las otras naciones industriales

y especialmente para Gran Bretafia,

que inicio una politica de contencion,

desato en 1902 una guerra de tarifas

contra la agresividad exportadora ger-

mana y defendio a ultranza el principio

del Two Powers Standard: mantener

una potencia naval igual 0 superior a la

potencia conjunta de los dos paises que

le siguieran en importancia.

Las rivalidades imperialistas altera-

ron el sistema europeo de Bismarck.

Gran Bretafia, que habia permanecidoal margen de los conflict os continenta-

les desde las guerras napole6nicas, re-

. plico al desafio aleman con un renova-

do interes por el equilibrioentre las

potencias: constituci6n de la Entente

Cordiale (1904) con Francia,ampliada

a Rusia con la Triple Entente (1907),

a fin de impedir la expansion de Ale-

mania en Africa y en Proximo Oriente.

El equilibrio continental era la mejor

garantia para los intereses britanicos,

Francia aprovecho estos antagonis-

mos para salir del aislamiento en que la

habia mantenido Bismarck, y en 1894concert6 una alianza con Rusia, reno-

vada en 1897, con clausulas militares

secretas.

Alemania habia exigido «un lugar en

el sol» en el reparto del mundo, y se

sentia frustrada en sus pretensiones,

cuando no cercada por los francobrita-

nicos, sin mercados para su poderosa

industria. Paralelamente, la tension

permanente austro-rusa en los Balca-

nes hundi6 la Dreikaiserbund (Liga de

los tres emperadores) y Guillermo II

hizo de la Triplice 0Triple Alianza,

sellada en 1882 entre Alemania, Aus-tria-Hungria e Italia, el principal ins-

trumento de su politica exterior.

Europa qued6 dividida en dos gran-

des bloques antagonicos, de intereses

dificilmente conciliables, y las crisis de

Marruecos (1905 y 1911), de Bosnia-

Herzegovina (1908-1909) y de las gue-

rras balcanicas (1912-1913) agravaron

las tensiones. Aliada de Austria-Hun-

gria y Turquia, dos «Estados interior-

mente podridos», Alemania se via en-

vuelta en las complicaciones balcanicas

que encenderian la chispa para el gran

incendio.Frente a la politica estrictamente

europe a de Bismarck, el emperador

Guillermo II se lanz6 a una Weltpolitik(politica mundial) influida por la Liga

pangermanica, que hizo del poder ma-

ritimo el instrumento de una expansi6n

que inexorable mente chocaba con los

intereses britanicos. El rearme naval,

dirigido por el almirante Tirpitz, pro-

sigui6 tras el fracaso de las negociacio-

nes entabladas con Gran Bretafia en el

afio 1912.

Con Raymond Poincare, lorenes

sospechoso de ansi as de desquite,Francia sigui6 una politica de «estar

preparada para la guerra», res pald ada

por Clemence au Y : estimulada por el

15



Bosnis-Herzegovinu

. .

Jl'lacionalismo xenofobo y antigermani-CD de Maurras, Batres y Peguy. Solo el

sociatista Jean Jaures, tras denunciar la

.a:m€IlaZade una guerra imperialista,

fa defendido el entendimiento con

~-\remania.

_-0hay que exagerar la importancia

,';e los gastos militares, que en 1913

sOlo representaban el 4' % de la rent a

muiona1 alemana; pero las tensiones

dIplomaticas y el prurito de mantener

Ia coyuntura, como ingrediente de la

pazoocial, fomentaron la carrera arma-

meatista. En 1913, el ejercito aleman

: L c e g o a los 780.000 hombres, y enFnmcia, con una demografia poco pu-

ja:Bte, se implanto el servicio militar de

1:n:S afios,

6

Las mas graves amenazas acechaban

en los Ba1canes. Desde el Ausgleich(compromiso) de 1867, que consagro

la independencia de Hungria y salvo al

Imperio mediante la formula de la do-

ble monarquia, la vida politica estaba

envenenada por el problema de las

nacionalidades. «La unica patria posi-

ble para los apatridas», como escribio

el judio Joseph Roth; el refugio para

los hebreos que huian de los pogromsresultaba insoportable para los eslavos

del sur, protegidos por Rusia.

Aunque el Imperio austro-hungarocontaba con casi 700.000 km-, buenas

comunicaciones y algunas institucio-

nes, como la Iglesia catolica 0el Ejerci-

E n e sta p ag in a, a /a

i zq u ie r da , e / a r ch id u q ue

y su esposa sonre cib id os e n /a e ntr ad a

d e/ A yu nta mie nto d e

S a ra je vo t ra s s uf ri r

e / p ri m er e te n te d o.

E n a m ba s p ag in as ,

a rr ib a, e / p u en te L at in o ,

s o br e e / r i o M ii ja ck a,m u y c er ca d e/ /u g ar

d o nd e G a vr il o P ri nc ip

v io p a sa r / a c om i ti va

h a c ia e / A y u n tam i en t o,



825.000

400.000

610.000

/

611.000491.000

410.000

82.000

267.000·171.000

57.000

2,.000

155.000

..55.000168.000

654.0001.638.000

382.000

7.000

63.000

55.000

13.000

79:000

186.000

70.000

Blambaspaginas, aba jo ,

mas : pedode l a s caJ J es

S a r a j e t I o despuesde l

I U t : : D O O C e r S e

Jaa:D2!ltSdolJIa

l oc a/ id ad es d e B o sn ia -

H erz eg ovin a, d on de lo s

c ro ata s, c uJ pa nd o a lo s

senrios f/eI m a g n i c i O J O ,

saquee:roosvsromercios,

~deJ1 lB l lS8

to, que daban cohesion al mosaico de

nacionalidades, se respiraba en Viena

un ambiente de «fin de reinado», de

decadencia politica que contrastaba,

sin embargo, con una gran vitalidad

cultural, animada por figuras tan rele-

vantes como Rainer Maria Rilke, Karl

Kraus, Gustav 'Mahler, Franz Kafka

y Sigmund Freud, sin olvidar el austro-

marxismo. «Austria no muere a causa

de sus multiples nacionalidades -es-

cribia Rosa Luxemburgo-, sino de un

sistema politico demencial que entrega

eI poder a las c1ases y partidos cuyoobjetivo supremo es excitar a unas

contra otras.»

De los diez millones de yngoslavos,

00s tercios TIvian bajo Ia monarquia

danubiana (eslovenos, croatas, ser-

vios) separados por la religion; para elios,

el pequefio reino de Servia se habia

convertido en polo de atracci6n, sobre

todo tras la exasperaci6n provocada

por la anexi6n de Bosnia-Herzegovina,

que constituyo tambien una humilla-

ci6n para Rusia cuando todavia no se

habia recuperado de la derrota ante

Jap6n y de la revoluci6n de 1905.

Para mantener la precaria cohesi6n

del Imperio y frenar las tradicionales

ambiciones rusas en los Balcanes, Vie-

na solo podia contar con 1a «fidelidadl

nibe1unga», 1a protecci6n de Alema-

nia. E1 principe heredero, Francisco-

Fernando, para contener al nacionafis-

mo anservio, imagin6 Ia creation de



Estado autonomo yugoslavo dentro

delImperio (el trialismo), pero tropezo

1a resistencia del emperador y la

oposici:6n tenaz de Budapest, centro

C ' < ! : i I l i F a I e historico de la politica anties-

.En las innumerables crisis balcani-

cas, .Alemania freno los impulsos aus-

: :6aoos para lanzarse a una guerra pre-

ventiea contra Servia, mientras Paris

y Londres disuadian a Rusia. La situ a-

ciOnmtemacional

no era mas peligrosaen 1914 y nada permitia sospechar

que las grandes potencias no pudieran

erimr una conflagracion, sobre todo,

o se daba por seguro que, en

- gUn easo, Gran Bretafia se dejaria

iiillliSuar a un conflicto en el continen-

-= _-\lmismo tiempo, los yugoslavos no

5n.O estaban separados por el antago-

:rismo religioso y cultural entre servios_ croatas, sino por dos proyectos politi-

rontradictorios: el trialismo dentro

onarquia de los Habsburgo 0la

ret!:rificaci6:n en tome al «Piamonte~o, ._La reconci1iacion germanobritanica

pr:::aia €1il buena via +corrian rumores

ru::reglo colonial a costa de Portu-

o como demostro la visit a de una

ri:tanica a Kiel, el 24 de

Los navios ingleses y alemanes

·:::s:::ril:li'ael Daily News-, anc1ados en

Uilt:Ceft 1a prueba mas contun-

- Ia causa iaternacional de

p=:z e s m a jnmro de triunfar despues

~ peligros pasados.»

E::::TIsmo ltia" siDe.mbargo, un aeon--=.....;..,...;;~ poco OOiiIlentado ensom-

lfifiriIes re.la.ciones austro-

crnden!aI espaiiol Merry delEstadn del Vatieano,

el representanse

pd:ner cnncmrla:to en-

,tre la Santa Sede y un Estado oficial-

mente ortodoxo. La noticia fue inter-

pretada en Viena como un doloroso

fracaso, pues el emperador siempre se

habia presentado como protector delos catolicos en los Ba1canes. Cualquier

exito de Servia constituia una amenaza

para el inestable equilibrio en que se

asentaba el Imperio.

ElatentadoEn estas circunstancias, elarchidu-

que Francisco Fernando, tras entrevis-

tarse con el emperador aleman en el

castillo de Konopischt, en Bohemia,

los dias 12 y 13 de junio, se traslado

a Bosnia-Herzegovina para asistir

a unas maniobrasmilitares. Estas con-

cluyeron el27 de junio, y al dia siguien-

te, domingo, el archiduque se trasladoen visita oficial a Sarajevo, centro de

las actividades terroristas de diversos

grnpos paneslavos y panservios teledi-

rigidos desde Belgrado y subvenciona-

dos por San Petersburgo.

En los medios politicos locales, ade->

mas de hablarse abiertamente de la

conjura contra el archiduque, se de-nunciaba la provocacion de una visita

coincidente con el aniversario del de-

sastre de Kosovo, fiesta nacional ser-

via. Los extremist as consideraban que

el archiduque, por sus proyectos de una

triple monarquia y sus simpatias hacia

los yugoslavos, se estaba convirtiendo

en un peligroso obstaculo para el pro-

yecto de una Gran Servia.

Poco despues de las nueve de la

mafiana, Francisco Fernando, que ves-

tia uniforme de generalisimo, acompa-

fiado de su esposa, la duquesa de Ho-

henberg, salio del Cuartel General de

Illidjze para dirigirse al Ayuntamientode Sarajevo. La comitiva, formada por

tres automoviles, se detuvo un momen-

to ante el edificio de Correos, donde el



• Los siete conjuradosn 1 Grabetz; 2 Princip;

3 Popovic; 4 l lic;

5 Cabrinovic; 6 Cuprilovlc;

7 Mehemedbasic

archiduque fue saludado por los fun-

cionarios, y prosiguio por el muelle

Appel que bordea el rio Miljacka. En

uno de los automoviles iban el archidu-

que y su esposa; en otro, el mariscal

Potiorek, gobernador general de Bos-nia- Herzegovina.

Al paso de la comitiva, un joven que

se encontraba en la acera dellado del

rio se adelanto y arrojo un objeto

negro +resulto ser una granada de

mano - que cayo sobre la capota del

coche del archiduque, y que este, con

gran sangre fria, devolvio sobre el pavi-

mento, donde estallo. A causa de la

explosion resultaron heridos un

ayudante y un funcionario local, pero

el archiduque ordeno que prosiguiera

la marcha.

En el Ayuntamiento, el alcalde leyonerviosamente un discurso en el que se

hablaba de la lealtad y la alegria de los

ciudadanos de Sarajevo por la visita.

Francisco Fernando 10 interrumpio:

«Basta ya, senor alcalde. i. ,Como es

posible que venga aqui como am able

visitante y se me reciba con bombas?

i . ,De que lealtad me esta hablando? -10

increpo+. Esto es indigno ( ... ) Y, aho-ra, prosiga.»

Despues de la recepcion, y ante las

advertencias del mariscal Potiorek,

que temia un nuevo atentado, el archi-

duque renuncio a atravesar de nuevo la

ciudad, mas decidio trasladarse al hos-

pital para visitar al militar herido, al

tiempo que insto a su mujer para que

regresara directamente al Cuartel Ge-

neral, pero ella se nego: «En los mo-

mentos de peligro + le di j0- es cuando

mas me necesitas.»

Cuando la comitiva lIego a la calle de

Francisco Jose en su cruce con la deRodolfo, en el momenta en que los

automoviles disminuian la marcha para

girar, un joven se precipito hacia el

E n la p a gi na a n te rio r,

n o ti cia d e l a te n ta d o

e n la p re ns a fr an ce sa

( iz q u ie r da ) y p in t ur as ob re e l h e ch o ( de re ch a).

E ne sta pa gin a, e sq ue m a

d e lo s d os a te nta do s

( ar ri ba ) y detendon

d e P ri nc ip ( ab a jo )t ra s e l a s e si na t o.

coche del archiduque, blandiendo un

revolver, y disparo a quemarropa. Un

primer disparo hirio a la duquesa de

Hohenberg en el vientre; el segundo

alcanzo a Francisco Fernando en la

garganta y le atraveso una arteria caro-

tida. Ambos cayeron sobre el asiento

y murieron pocos minutos despues,

antes de llegar al Cuartel General y sin

haber recuperado el conocimiento.

El magnicida y sus complicesA pesar de la confusion y el estrepi-

to, la muchedumbre se abalanzo sobre

el asesino, 10 redujo y, sin causarle

dafio, 10 entre go a la Policia, Aquella

misma tarde se supo que el magnicida

era Gavrilo Princip, estudiante bosnio,

y que el que arrojo la bomba, igual-

mente detenido, se llamaba Cabrino-

vic, un tipografo bosnio que trabajaba

en Belgrado. Todos los indicios apun-

taban a la existencia de una conjura, no

solo por la coincidencia de los dos

atentados, sino porque no lejos del

lugar del crimen se hallo otra bomba

pre.sumiblemente abandonada porotro complice. Despues se dijo que

otros cuatro conjurados aguardaban el

paso de la comitiva, para asegurar el

atentado.

La noticia del magnicidio provoco

una gran agitacion en Sarajevo y otras

ciudades de Bosnia-Herzegovina, don-

de los croatas se enzarzaron en un

nuevo ajuste de cuentas contra los ser-

vios, a los que colectivamente culpaban

del crimen. En la 'capital fueron sa-

que ad as las instalaciones de los perio-

dicos servios y mas de doscientas tien-

das quedaron destruidas ante la indife-rencia de las autoridades, a pesar de

que el mariscal Potiorek proclamo in-

mediatamente el est ado de sitio.

19



Organizacionessecretes servias

Los medios irredentist as servios fue-

ron los iinicos en expresar cautelosa-

mente que con la desaparicion del ar-ehiduque heredero quedaba bloquea-

da cualquier solucion del problema

yugoslavo dentro de la monarquia de

los Habsburgo. Pero Servia, debilitada

despues de las guerras balcanicas, no

estaba en condiciones de lanzarse a una

guerra contra Austria. En cualquier

easo, los terroristas colocaban en muy

mala posicion al gobierno de Belgrado

e incluso aI rey Pedro.

Laprofeda de BismarckHfuigil equilibrio europeo fue sacu-

-0por elmagnieidio, pero no pareciafnera a cump1irse Ia profecia de

Bisma.rok: c:Coa.Iquier condenada ton-- ' en. Jos Baleanes prosocara una

guerra europea.» Todas las pasiones de

la vieja «cuestion de Oriente» aflora-

ron a la superficie de una Europa apa-rente mente ajena a su tragico destino.

En Viena, la calma y la dignidad de la

Corte no traslucian una excesiva pesa-

dumbre.

Los restos mortales del archidugue

y su esposa, trasladados de Sarajevo

a Trieste y desde aqui a Viena por via

Ierrea el 2 de julio, fueron inhumados

al dfa siguiente en el castillo de Arstet-

ten, en la mas estricta intimidad, pero

con un protocolo que perpetuaba el

incurable conflicto por el matrimonio

morganatico. El asesinato, que parecia

haber aliviado a los reca1citrantes ad-versarios de las victimas, plant eo inme-

diatamente el problema exterior con

todo su dramatismo.

Los circulos militares consideraron

que el episodio sangriento de Sarajevo

era una prueba mas del peligro que elmovimiento yugoslavo hacia correr a la

doble monarquia, pero el jefe del Go-

bierno, conde Berchtold, ante el temor

de un conflicto con la Entente, se mos-

traba mas cauteloso y el peri6dico

Neue Freie Presse exhortaba a la pru-

dencia: «El mayor error politico seria

hacer del atentado el punto de partida

de una politica hostil a losservios de

la monarquia y realizar precisamente

10 que pretendian los asesinos: cavar

un abismo entre el pueblo servio y la

Corona. Toda venganza derivada del

atentado solo serviria para hacer eljuego ala agitacion irredentista.» El

jefe del Estado Mayor, general Conrad

von Hotzendorf, apoyado por el «par-



Como Viena no podia actuar sin

asegurarse el.apoyo aleman, un envia-

do del gobierno austriaco, el conde

Alexander Hoyos, Ilevo a Berlin un

extenso memorandum y una carta es-

crita de Francisco Jose para Guiller-

mo II. Despues de diversas consultas,los dias 5 y 6 de junio, el Kaiser pro-

nuncio su veredicto: «Ahora 0nunca.

Que no pueda decirse que Alemania

retuvo el brazo de sualiado.»

Aunque Alemania esperaba que el

conflicto no seexterrdiera, su apoyo

a Austria-Hungria, mediante un «che-

que en blanco», acabo con las vacila-

ciones de Viena. En sureunion del7de

julio, el gobierno austriaco decidio en-viar a Belgrado un ultimatum redacta-

do en tales terminos que no pudiera ser

aceptado y cuyo rechazo sirviera de

tido de la guerra», compartia con el

ministerio de Asuntos Exteriores la

arraigada opinion dequeServiaconsti-

tuia un peligro mortal para el Imperio.

Por 10 tanto, se imponia una guerra

preventiva.

En Berlin, el canciller Bethmann

Hollweg, incIinado a la moderacion,

sufrio las presiones de los militares y la

Liga pangermanica, y la virulencia an-tieslava de muchos periodicos. El Ber-liner Tageblatt aconsejaba el 30 de

junio: «Europa debe arreglar ahora

uno de los mas graves peligros que la

amenazan: el movimiento panservioque, segun procIaman suspromotores,

solo puede resolverse por una guerraeuropea.» Era una incitacion al ataque

preventivo, a la eliminacion de Servia

como factor politico en los Balcanes.

E n l a p a g in a a n te ri or ,

a rr ib a , e l c o r on e l

D r a gu t in D lm lt ri ev i c

(Ap i s ) f o t ogra f iado

c on u n c ola bo ra do r e n

8e lg ra do e n la e po ce

e n q ue d irig fa lo s

s e rv ic io s d e i n fo rma ci 6 n

d e l e ie rc lt o s e rv io ;

a ba jo , tre s d e lo s

c on ju ra do s d e S a ra je vo

( P ri nc ip a l a d e re c ha ).

E ne sta pa gin a, a rr ib a,

e l p ro ce so ( en p rim e r

ietmino s e r e co n o c en ,

G r a b e tz , Cab r in o v ie ,

P ri nc ip e l Ii e) ; a b aj o,

a la i zq u ie rd a , P ri nc ip

tra s s ua rre sto ; a la

d er ec ha , u n h om b re

s efia la la s h ue lla s d e

P rin cip g ra ba da s e n

e llu ga r d es de d on de

c om et i6 e l a t e nt ad o .

pretexto para desencadenar las opera-

ciones militares.

Como estaba previsto, el Kaiser

abandono Berlin para emprender un

crucero de verano a bordo del Hohen-zollern, y los preparativos belicos se

mantuvieron en secreto, ya que los

alemanes propugnaban una accion por

sorpresa a fin de evitar que el conflicto

se propagara. La alarma no cundio

hasta que los periodicos deViena indi-

caron que «Ia investigacion de Saraje-vo revela las complicidades de Belgra-

do y compromete a algunos medios

militares servios».

Una verdad a mediasLa prensa comunicaba una verdad

a medias. La investigacion habia de-

mostrado, en efecto, que Princip y Ca-

brinovic actuaron por instigacipn y

con la complicidad de militares y fun-

cionarios servios, pero no existia nin-

guna prueba de que el gobierno de

Belgrado estuviera directamente im-

plicado en el magnicidio.El diplomati-co austriaco Wiesner, enviado a Bel-

grado, telegrafio a su gobierno: «Im-

posible probar ni siquiera sospechar la

participacion del gobierno servio.»

Despues se supo que los magnicidas

habian sido entrenados y pertrechados

por laManoNegra, pero esta organiza-

cion estaba en abierto conflicto con el

gobierno servio deNikola Pasic, al queacusaban de «traicion».

Por otra parte, el embajador aleman

en Viena y el primer ministro hungaro

no eran los iinicosenexpresar suasom-

bro por la deficienciadelasmedidas de

seguridad el dia del crimen y por el

hecho de que niPotiorek ni ninguno de

sus subordinados tuvieran que dar

cuenta por la incalificable negligencia

de la Policia.No obstante, los rumores

sobre una conspiracion militar 0pala-

ciega contra el archiduque jamas en-

contraron el menor apoyo en los

hechos.

En Rusia, a pesar delashuelgas y los

atentados que presagiaban la descom-

posicion del regimen zarista, la prensa

lanzouna campafia enlaque incitaba aIGobierno a «cumplircon sudeber para

con los hermanos bajo el yugo», en elmismo momento en que el presidente

frances Raymond Poincare y suprimer

ministro, Rene Viviani, desembarca-

21



Los 10 puntos del ultimatum

El ultinuilum de Austria ..Huilgritt

fue €ntf'egado at gobierno de. S e p J i c i . , .

a las 6 de latarde del 23 dejulio, por elbaron Giesl, embajadortlusfi'oJ1iU:lf ..

gam en Belgrado. El h:1stOl'icoy~ten..~

so d?,cumentQ h~~iahist0'W: {~anexton de Bosma-Herzegol:lt or

An~xo : :Injotina67:6n~Judicialso"hre· elftJagnicidio\de\Sa"'~jePo,N'€on;tiJd()s los

~()C;lJfn,ento~r~lat(roSl,l autot:~s ycol1Jrpli~'€s/'tu"lI expo$ict6n minuciosa de'fodi:)st~sl;Jf?cJ.,X)S~

E n l a p a gi na s ig ui en te ,

e l p re si de nt e f ra nc esP oin ca re (a rr ib a) e n

v is it a o fic ia l a R u si a

( 20 . .2 3 . V I / .1 914); tras

s u p ar tid a, V ie na e nv i6 ,

c on la a pro ba ci6 n d elk a is e r Gu il le rmo 1 /

( ab a jo ), u n u lt ima tum

a l g o bie rn o d e S e rv ia .

E n e st a p ag in a, a rr ib a,

N ik ol a P a sic , p rim e rm in is tr o s er vio y

a u te n ti co f un d ad o r

d e l E s ta d o y u go s la v o;

a b aj o, Vo n H6 tz e nd o rf ,

je fe d el E sta do M ay orde l e je rd to austr iaco,

p ara q uie n S erv ia

d e br a s e r d e st ru id a .

22

ban en Kronstadt para reafirmar su

apoyo al statu quo en Europa y reafir-

mar con el zar la alianza francorrusa.

Mientras Alemania comunic6 a las

cancillerias que el conflicto debia per-

manecer localizado, puesto que la in-

tervenci6n de otras potencias tendria

«consecuencias incalculables», el mi-

nistro ruso deAsuntos Exteriores, Ser-

gej Sazonov, advirti6 alembajador ale-

man, conde de Pourtales, que un con-

flicto austro-servio podria desencade-

nar una conflagraci6ngeneral enEuro-

pa y que, desde luego, Rusia nopermi-tiria que Servia fuera aniquilada. Por

suparte, el Foreign Officeanunci6 queGran Bretafia estaba dispuesta a ejer-

cer su influencia sobre Belgrado para



que aceptara las condiciones de Aus-,tria-Hungria, «siempre que estas fue-

sen moderadas y compatibles con la

independencia del pais».

El ultimatumde Austria- HungriaLa febril actividadde lascancillerias,

superpuesta al corse de las alianzas, nopudo detener los planes establecidos

por Viena y Berlin para ajustar las

cuentas a los servios. El 23 de julio,

a las 6 de la tarde, el embajador de

Austria-Hungria enBelgrado, elbaron

Giesl, presento al gobierno servio el

famoso y extenso ultimatum, coinci-

diendo con el fin de lavisitade Poinca-

re a San Petersburgo.

El ultimatum estaba cuidadosamen-

te redactado para que resultara inacep-

table, pues no solo aseguraba que el

crimen se habia fraguado enBelgrado,

con la complicidad del gobierno servio,sino que imponia condiciones clara-

mente incompatibles con la soberania

servia, como era la intervencion de

funcionarios austro-hiingaros en Ser-

via. En cualquier caso, el embajador

Giesl nopodia aceptar una negociacion

sobre las exigencias. El dilema era ta-

jante: el sometimiento absoluto 0 la

guerra.

Al dia siguiente, los embajadores

alemanes en las capitales de laEntente

(SanPetersburgo, Paris y Londres) co-

municaron que Berlin respaldaba

a Austria, pero que «deseaba ardiente-mente que el conflicto sea localizado».

El ministro britanico deAsuntos Exte-

riores, Edward Grey, ofrecio un pro-

yecto de mediacion de las cuatro po-

tencias no directamente implicadas en

el litigio. Por su parte, el gobierno

italiano, alegando que no habia sido

consultado, se considero desligado de

las obligaciones de la Triplice. Bl mi-

nistro ruso Sazonov advirtio: «Esta

claro que la dominacion austriaca de

Servia es tan intolerable. para Rusia

como seria la dominacion de los Paises

Bajos por Alemania para Inglaterra.De hecho, se trata de una cuestion de

vida 0muerte para Rusia.»

La respuesta servia, prodigio de ha-

bilidad diplomatica, fue entregada el

25 de julio, segun 10 exigido.Aceptabalas demandas del ultimatum, excepto

las de los puntos 5 y 6; pero, en cual-

quier caso, ofrecia someter cualquier

controversia al arbitraje del Tribunal

Internacional de La Haya. A pesar de

la sumision, el baron Giesl se atuvo

estrictamente a las instrucciones de su

gobierno y el mismo dia, tras romper

las relaciones diplomaticas, abandonoBelgrado para regresar a Viena en el

tren de la noche. Asi quedo abierto el

camino hacia la guerra.

23

magnicidio en sarajevo

Documents