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    Magaly nos ve... y nosotros, tambinAproximacin a la sociedad peruana contempornea a travs del programa de

    Magaly MedinaRosario Yori

    En un lugar pblico, una salsoteca, donde todo el mundo est mirando,est viendo. Era tarde en la noche y los chacales, como siempre, son nocturnos.

    Siempre estn en todos lados y la gente en la farndula lo sabe.Vamos con el ampay. Usted mire las imgenes y despus piense lo que quiera.

    Magaly Medina en presentacin del ampay a Chiquito Flores (septiembre del 2007)

    A las nueve de la noche, los peruanos tenemos una cita. Podemos asistir o no,pero algo es seguro: Magaly Medina estar ah, esperndonos con las ltimas y mspolmicas noticias de la farndula local. Su presencia es habitual. A la Urraca apelativo que se ha ganado la conductora por hablar demasiado le fueron abiertas laspuertas de gran parte de los hogares del Per, desde hace ya doce aos, durante los cualeshemos sido testigos de su transformacin, de su risa desatada, de su venenosa irona, de

    sus denuncias y de los excesos que comete cada noche en televisin.A lo largo de estos aos, el apoyo de un pblico fiel la ha mantenido al aire comolder en sintona,1 lo que demuestra que, en general, su propuesta es, aunque aregaadientes, aceptada. Digo a regaadientes porque no podemos negar que se trata deun personaje que, pese a sus miles de seguidores, no despierta simpatas. Por el contrario,hoy en da son pocos los que la defienden. Ella se ha convertido en el blanco de crticas yha sabido ganarse muchos enemigos: desde 1998, esta ha sumado trece demandas pordifamacin.2Esto a nadie sorprende, dada la naturaleza de su programa.

    Emitido por primera vez en noviembre de 1997, se trata de un espacio quesiempre fue controversial y polmico, pues no se trataba de mostrar lo mejor delespectculo nacional como sealaba la conductora en la presentacin de su primer

    programa, sino ms bien de mostrar sin tapujos, morbosamente, a travs de cmarasocultas y reportajes tendenciosos, aspectos degradantes sobre el lado ntimo y oscurode los personajes de lo que ella bautiz como Chollywood. Todo ello para divertir alpblico sobre la base del error y la desgracia ajena.

    La actitud que est detrs de sus denuncias se propone, justamente, arrancar lamscara de respetabilidad a los personajes de la farndula local, descubrindolos ensituaciones que los descalifican moralmente. Con esto, Magaly denuncia que el xito delque ellos gozan se debe nicamente a artimaas ilegtimas que los hacen desmerecedoresde ser consideradas personas reconocidas y, menos an, admiradas, pues, finalmente,sus mritos se ven opacados por actitudes cuestionables, que escapan de los mandatos delo moralmente correcto. As, la fama de una vedet podra deberse, por ejemplo, a que ella

    ejerce la prostitucin; mientras que los futbolistas son siempre reducidos de modelosejemplares a mujeriegos, juergueros o maricones. Siendo esta la propuesta fundamental

    1ndice de audiencia de los ltimos cuatro aos segn cifras de Ibope Time: AB 27,5 / C 24,7 / DE 17,2(2009), AB 28,9 / C 27,5 / DE 13,3 (2008), AB 22,8 / C 23,8 / DE 13,3 (2007), AB 19,7 / C 22,0 / DE 11,7(2006).2 El Comercio, octubre del 2008: Especial: Magaly Medina. En:http://elcomercio.pe/EdicionOnline/Estaticas/especial-magaly/index.html

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    de su programa, Magaly ha sido duramente criticada; no obstante, su rating se disparacuando se sabe que trae un ampay bajo la manga.

    Que el grueso del pblico televidente consuma su producto, revela mucho de lasociedad en la que vivimos: tomando el tono irreverente de su programa, lo queencontramos es un tcito acuerdo de aceptar las transgresiones que ella propone; por lo

    menos cuando esta suspensin del mandato social promete un beneficio a cambio: elbeneficio de la risa, el entretenimiento y, principalmente, de ver cmo las vctimas sonreducidas de estrellas a escoria, de ver cmo Magaly destruye su ganado xito y losdevuelve a su realidad, al lugar que les corresponde. La intencin de este programa esjustamente desautorizar, ridiculizar y destruir la imagen de estos personajes, cuyoscomportamientos desleales quedan ventilados. En sntesis: Magaly castiga a losdesobedientes, se convierte en una especie de justiciera, mientras el pblico que larespalda pide justicia. Magaly se erige, haciendo de la burla despectiva un medio decontrol, como una figura capaz de domesticar la amenaza y guardar las formas de nuestromundo, que funciona de acuerdo a ciertos mandatos morales.

    Queda claro que Magaly no opera sola. A travs de ella, la sociedad peruana en

    general es la que logra reprimir a los que no se rigen por las normas sociales. Dado elcarcter participativo del programa, es la sociedad la que, finalmente, descubre y se burlade las vctimas. Ms all del consumo, la sociedad peruana tiene una participacin activaal generar contenidos para el programa. Y me refiero una participacin real, fctica. Enefecto, la propia estructura del programa sugiere que no es un mvil personal el que llevaa la conductora denunciar estos malos comportamientos. Famosa por sus ampays,estos se presentan de manera particular: no es ella, sino sus urracos quienes muestranlo descubierto y es el mismo pblico el que lo denuncia, a travs del chismefono, alque cualquiera puede llamar para avisar que, en algn lugar, alguien est actuando demanera cuestionable (442-1210, por si acaso). Es solo a partir del respaldo comunitarioque Magaly logra convertirse en una autoridad para hacer pblicas las denuncias quecirculan a media voz entre los peruanos, todos urracos. Ms concretamente: la que noresiste las transgresiones y los excesos no es Magaly, sino la sociedad peruana engeneral; una sociedad conservadora y cucufata que no soporta que se excedan los lmitesde lo moralmente correcto para alcanzar el xito, pues esto pone en riesgo el conservadororden social. Magaly se convierte, as, en un canal efectivo para la censura y la defensade la moralidad.

    Sin embargo, debe resaltarse el cinismo de la conductora. Si bien ella asume el rolde quien denuncia las inconsecuencias y excesos de los miembros de la farndula en unasupuesta defensa de la moralidad, lo que en realidad ofrece es un espacio de fcilentretenimiento que se consigue a costa de la destruccin de la imagen ajena; espectculoque de por s ha debido violar tambin ciertas normas que regulan a los medios decomunicacin. Con esta dinmica, ella critica precisamente lo que hace: transgredir loslmites de lo moralmente correcto. As, su enunciacin resulta cnica en tanto esinconsistente. Esta escisin es relevante pues permite a sus televidentes justificar surisa: esta es legtima, puesto que ese otro merece ser sancionado.

    Dentro de los ideales de esta poca, el xito individual es ampliamente valorado,de modo que se instaura una salvaje ley de la competencia, en la que el otro deviene enrival. De este modo, resulta altamente significativo que el programa de Magaly surja yprospere en la dcada de 1990 en el Per: luego del fracaso del gobierno de Alan Garca

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    y el derrumbe de la Unin Sovitica, el sujeto criollo se volvi ms escptico hacia losproyectos polticos colectivos (Ubilluz 2006)3. No es gratuito, pues, que la gran figurafemenina de la televisin nacional de los ochenta, Gisela Valcrcel, contraste de maneracasi dramtica con Magaly Medina. Con su programa de medioda, Gisela representabavalores muy diferentes: defenda la comunidad, un mundo ideal en el que todos los

    peruanos ramos compadres y comadres. La Seito fomentaba una sociedad en la quelos buenos deseos y la ilusin de que todos merecemos triunfar son los valoresoficialmente reconocidos para el desarrollo de la comunidad. Magaly, no. Ella proponeun goce individualista, y disfruta del fracaso ajeno en tanto este implica una elevacinpersonal. Magaly se convierte as en el modelo de mujer que representa los idealesvigentes de la sociedad neoliberal peruana contempornea.

    Ahora, sabemos todos que el Per no es un pas que se caracterice por acatar lasreglas sociales, y basta con manejar por las calles de Lima en hora punta o leer lostitulares de la prensa (escndalos, corrupcin, matonera) para darse con la crudarealidad. Siendo esto as, qu hace que algunos sean presa fcil y otros se salgan con lasuya? El Per moderno se define como una sociedad igualitaria, en la cual todos

    deberamos gozar de los mismos derechos.

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    Es en esta sociedad, que se proclamademocrtica e igualitaria, que Magaly se encarga de mostrar los antagonismos que lasubyacen.

    Lo que su programa muestra es la imagen de una sociedad profundamentejerarquizada, transgresiva e individualista, de manera que la cada de ese otro que buscasurgir implica una satisfaccin personal. En efecto, el blanco de las burlas y ampays es,principalmente, el mundo popular emergente. Quines han sido vctimas de suscmaras? Tula Rodrguez, Gisela Valcrcel, Janet Barboza, Mnica Adaro, los futbolistasjuergueros, los chicheros, las vedets, los cachudos, los infieles, los borrachos, loshomosexuales y una larga lista de desubicados. Es a este grupo, que aspira ascender enla escala social, que Magaly, a partir de su ridiculizacin, castiga al recordarles cul es sulugar y despojarlos del xito alcanzado, pues su movilidad encarna una amenaza para unorden social ya establecido.

    Tomemos como ejemplo el caso de la ex conductora de televisin y ex vedet,Tula Rodrguez. Poco antes del Da de la Madre, en mayo del 2008, Tula Rodrguezanunci en su programa, contenta, soadora y con una aparente inocencia, su recindescubierto embarazo de Javier Carmona, gerente de Frecuencia Latina, canal en el queentonces ella trabajaba. Sin duda, la confesin no fue gratuita: esa misma noche, Magalyiba a presentar un ampay, un video en el que se vea a la nueva reina del medioda en elaeropuerto con el ejecutivo. Fue entonces que ella decidi hacer pblico que ambos seencontraban en una relacin amorosa. Lo que hizo Tula fue, de hecho, muy inteligente: siMagaly pretenda deslegitimar esa relacin por clandestina (dejando a Tula comotramposa, y lo que eso representa), Tula, declarando su embarazo, la volva legtima.

    3 UBILLUZ, Juan Carlos. Nuevos sbditos. Cinismo y perversin en la sociedad contempornea. Lima:IEP, 2006.4De acuerdo con la encuesta realizada por el Instituto de Opinin Pblica (IOP), el 96 por ciento de losperuanos concuerda en que todas las personas deben tener las mismas oportunidades, ms all deconsideraciones de raza o nivel socioeconmico.

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    obediencia a los mandatos sociales es prescindible, siempre y cuando esto implique unbeneficio personal, y siempre y cuando uno est lo suficientemente empoderado comopara salirse con la suya. Como para que nadie nos haga el ampay.