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[LUZ EN LA OSCURIDAD, Iª PARTE] 9 de diciembre de 2017 Juan C. Pérez Gómez Página 1 “Luz en la oscuridad” (1ª parte) Antes de que en el desierto reposara la arena, antes de que la primera gota de agua cayera en el primer mar, fue nuestra historia. Antes de que el sol brillara por primera vez, antes de la historia de cualquier criatura, vino nuestra historia, la más antigua. Antes de nuestra historia no hay historia alguna. De hecho, ésta historia tuvo lugar antes del Tiempo. En el principio, solo había una esfera de luz resplandeciente en mitad de la oscuridad más absoluta, la oscuridad perfecta. Únicamente existía esa esfera. Nadie la contemplaba, nadie la podía ver, porque no había nadie. Esa esfera era grande como océanos de luz. Colosal. Y quizá, en el instante exacto, antes del cual no hubo instante, surgió una luz; la Luz. Imagino aquel acto como una explosión de luz a cámara lenta. Me hubiera gustado empezar así, alguna de mis clases en el Instituto de Enguera, donde soy profesor de Física. Este año, con desazón afrontaré mi último curso y con optimismo, la jubilación. Ya comentan por las aulas: ¡Don Javier se jubila! ¡Por fin!... Ya lo tiene bien!. Pero ahora y aquí, no voy a dar ninguna clase; solo quiero contar la apasionante historia que compartí con Juan, ex-alumno y vecino, donde se precipitan y encadenan los más impensables e intrigantes acontecimientos a raíz de una visita inesperada. Juan levantó la vista del papel fotográfico, y se frotó los doloridos ojos. Llevaba más de dos horas revelando las fotos del viaje que recientemente había hecho a Lanzarote. Suspiró y salió del cuarto oscuro. El verano estaba siendo más caluroso de lo normal y el hecho de estar tantas horas allí metido hacía que estuviese empapado de sudor. Un espejo próximo le devolvió la imagen cansada de un joven de treinta años. Acompañado de su trípode y cámara réflex, salió a la calle. Habíamos quedado en La Cruz de Piedra, a la entrada del pueblo. Teníamos planeado, esa noche, ir a ver la lluvia de estrellas. Cómo sería de intensa, iba a ser una incógnita porque hasta que no llega el momento no se sabe. Iba a ser muy interesante este verano, pues si normalmente se exponen unos 100 meteoros por hora, para este año se esperaba una media de 500. Esta cifra convertía a las Perseidas en el evento astronómico del verano. Esto, se produce cuando diminutos fragmentos de polvo procedentes de la cola del cometa Swift-Tuttle, entran en la atmósfera. La combustión produce un destello que dura menos de un segundo y eso es lo que vemos desde la Tierra. Esta es la explicación que dan los científicos, pero las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo tienen otras historias detrás como la que vivió Juan hace dos años en un monte de Enguera. En Enguera, como en el resto del hemisferio norte, es posible ver el espectáculo de las estrellas si el tiempo lo permite. A Juan, como fotógrafo, le encanta fotografiar este tipo de cosas y a mí, también. Buscó lugares donde

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[LUZ EN LA OSCURIDAD, Iª PARTE] 9 de diciembre de 2017

Juan C. Pérez Gómez Página 1

“Luz en la oscuridad”

(1ª parte)

Antes de que en el desierto reposara la arena, antes de que la primera gota de

agua cayera en el primer mar, fue nuestra historia. Antes de que el sol brillara

por primera vez, antes de la historia de cualquier criatura, vino nuestra historia,

la más antigua. Antes de nuestra historia no hay historia alguna. De hecho,

ésta historia tuvo lugar antes del Tiempo. En el principio, solo había una esfera

de luz resplandeciente en mitad de la oscuridad más absoluta, la oscuridad

perfecta. Únicamente existía esa esfera. Nadie la contemplaba, nadie la podía

ver, porque no había nadie. Esa esfera era grande como océanos de luz.

Colosal. Y quizá, en el instante exacto, antes del cual no hubo instante, surgió

una luz; la Luz. Imagino aquel acto como una explosión de luz a cámara lenta.

Me hubiera gustado empezar así, alguna de mis clases en el Instituto de

Enguera, donde soy profesor de Física. Este año, con desazón afrontaré mi

último curso y con optimismo, la jubilación. Ya comentan por las aulas: ¡Don

Javier se jubila! ¡Por fin!... Ya lo tiene bien!. Pero ahora y aquí, no voy a dar

ninguna clase; solo quiero contar la apasionante historia que compartí con

Juan, ex-alumno y vecino, donde se precipitan y encadenan los más

impensables e intrigantes acontecimientos a raíz de una visita inesperada.

Juan levantó la vista del papel fotográfico, y se frotó los doloridos ojos. Llevaba

más de dos horas revelando las fotos del viaje que recientemente había hecho

a Lanzarote. Suspiró y salió del cuarto oscuro. El verano estaba siendo más

caluroso de lo normal y el hecho de estar tantas horas allí metido hacía que

estuviese empapado de sudor. Un espejo próximo le devolvió la imagen

cansada de un joven de treinta años. Acompañado de su trípode y cámara

réflex, salió a la calle. Habíamos quedado en La Cruz de Piedra, a la entrada

del pueblo. Teníamos planeado, esa noche, ir a ver la lluvia de estrellas. Cómo

sería de intensa, iba a ser una incógnita porque hasta que no llega el momento

no se sabe. Iba a ser muy interesante este verano, pues si normalmente se

exponen unos 100 meteoros por hora, para este año se esperaba una media

de 500. Esta cifra convertía a las Perseidas en el evento astronómico del

verano. Esto, se produce cuando diminutos fragmentos de polvo procedentes

de la cola del cometa Swift-Tuttle, entran en la atmósfera. La combustión

produce un destello que dura menos de un segundo y eso es lo que vemos

desde la Tierra. Esta es la explicación que dan los científicos, pero las

Perseidas o lágrimas de San Lorenzo tienen otras historias detrás como la que

vivió Juan hace dos años en un monte de Enguera.

En Enguera, como en el resto del hemisferio norte, es posible ver el

espectáculo de las estrellas si el tiempo lo permite. A Juan, como fotógrafo, le

encanta fotografiar este tipo de cosas y a mí, también. Buscó lugares donde

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poder hacerlas; el Piquet, por ejemplo, no era una buena opción. Hay que

evitar la contaminación lumínica para que no interfiera en la zona de

observación. Un buen sitio, me dijo, resultó ser el poblado íbero del Cerro de

Lucena, donde hay una elevación ideal para observarlas, de mucha paz y

tranquilidad. Su situación geográfica proporcionaba un excelente campo visual.

Afortunadamente, la Luna no iba a ser un obstáculo por estar en fase creciente,

ideal para practicar observaciones astronómicas. Aquella calurosa noche, a

propuesta suya, le acompañaba yo.

Las noticias señalaban que el cielo estaría gran parte de la noche sin Luna. La

mejor forma de verlas es a simple vista porque los instrumentos ópticos

amplían una zona muy pequeña del cielo, y lo ideal es justo lo contrario: ver

una gran parte. Cuanto más oscuro está el cielo, más estrellas se ven. Juan

instaló el temporizador y dejó el obturador abierto unos minutos para conseguir

buenos trazos estelares.

Mientras oscurecía, reparamos en las zanjas del yacimiento. Nos situamos en

la parte más elevada. Al otro lado hay una zona de excavaciones con unos

veinte apartados y una torre de aparejo ciclópeo. El poblado estuvo habitado

hasta que en el s. I a.C. sus habitantes se fueron a vivir al pie del Cerro. Juan,

aprovechó para contarme que allí arriba, cerca de un murallón, ocurrió algo

insólito cuando se preparaba para un observar una lluvia de estrellas, como la

que compartiríamos esa noche. Las deterioradas piedras cubiertas de maleza,

se convirtieron en un observatorio celeste mientras los pinos cercanos

guardaban silencio. Me dijo que no había pasado ni un solo día desde

entonces, sin dedicarle un pensamiento; que allí vivió los momentos más

intensos de su vida. Desde la cima del cerro buscaba a la Luna.

Empezó a ennegrecer la noche. Mi afición por la fotografía surgió en la década

de los sesenta, cuando los Beatles nos enloquecían y los hippies nos

revolucionaban. Fue una década tan apasionante que, hablando de la Luna, no

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pudo acabar mejor: poniendo a un hombre allí arriba. Se materializó el sueño

de Julio Verne, quien 104 años antes escribió la novela "De la Tierra a la Luna".

Inquieto, Juan comenzó a narrar su experiencia de hace dos veranos, no con

estrellas fugaces sino con la Luna. Siempre se vio atraído por ella; le fascinaba

su influencia en la vida de las personas y le sorprendía -como a todos- las

historias que la gente imaginaba. Como en tiempos antiguos, quería saber

cosas del cielo oscuro; tal vez comprender mejor los asuntos de la naturaleza y

la influencia que estos ejercían sobre los seres vivientes. Todas las culturas le

han dado a la Luna, categoría de semidiosa culpándola o adorándola por su

influencia sobre el hombre, la Tierra, o las criaturas que habitamos en ella.

Algunas afirmaciones son concretas mientras que otras son especulaciones y

supersticiones. Para algunas civilizaciones antiguas, la Luna actuaba en la

psiquis de las personas. Durante tiempo perduró la creencia de que las fases

lunares podían ejercer influencias negativas sobre nosotros. Yo creo a Juan

cuando dice que hay cosas que todavía no comprende. ¿Pero pueden existir

realmente efectos relacionados con los astros?. Es cierto que la conducta de

muchas personas cambia con los fotones solares o el geomagnetismo de la

Luna. La ciencia comienza a entender misterios relacionados con el Sol, la

Luna, y los campos geomagnéticos. De modo que todo lo que nos rodea ejerce

cierta influencia en nosotros. Pero, lo más descabellado de todo lo que me

contó fue cuando le supuso a la Luna un origen artificial. ¿De dónde sacó esa

idea?. Según él, después de aquella experiencia, le vio una estructura que

pudo haber sido creada por una antigua inteligencia en tiempos inmemoriales,

con el fin de “vigilar” y controlar desde allí el desarrollo de la vida inteligente en

nuestro planeta. Puestos así, le pedí que me contara como trascurrió la noche

de aquél verano.

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-¡Todo era serenidad _comenzó diciendo_, cielo sublime y silencioso!

Extasiado, me entretuve unos minutos entre la admiración y la plegaria. Entre

los restos de excavaciones, tuve el presentimiento de que alguien rondaba

cerca. Oí pasos... Divisé a lo lejos, un bulto que me impresionó. Parecía un

hombre de substancia indefinible. Pensé que me hallaba ante un auténtico

fantasma mientras se aproximaba. Como una neblina, se iba convirtiendo en

una persona. Sonreía pero no decía nada. Se apoyó en el muro, me miró y

oteó el cielo. Instintivamente hice lo mismo: mirar hacia arriba era el mejor

descanso para mis pupilas. La lluvia de estrellas había comenzado. Desde

donde se apoyaba aquella entidad, pude verlas perfectamente.

-¿No tuviste miedo?, pregunté.

-Sí. Cuando lo vi cerca, tuve miedo; tenía los pelos de punta. Ante la aparición

de su voz, di un paso atrás, como el que recibe la embestida del viento, aunque

me tranquilicé cuando me llamó por mi nombre. Era una voz poderosa, con una

intensidad que no puedes imaginar. Sin ser amenazadora, su voz era tal que

dejaba claro que no admitía réplica. Mientras sucedía esto, los perros ladraban

por todas partes e intuí que allí había algo de "fenómeno extraño".

-¿Quién era? _Indagué.

-Me dijo que era una criatura cósmica con fines inconfesables; que extendiera

la mente más allá de estas colinas. Miré al cielo y vi caer un estrella fugaz, y al

cabo, otra.. y otra más, como si aquél ser me contemplara y me hablara desde

el paraíso. Me iba expresando lo infinito que es el universo y que su desarrollo

se encuentra en expansión continua. Que él, antiguo ocupante de este poblado

íbero, seguirá habitando la tierra, guiando mis pasos, dándome poco a poco la

tecnología para la supervivencia, pero también, vigilando mi comportamiento.

Me dijo que la vida planetaria está ahí, y que hemos desaprovechado sus

visitas para aprender de ellos, y para recibir sus mensajes de desarrollo y de

alerta.

¿Porqué de la oscuridad del cielo nocturno, surgen estas cosas?. Comprendí

que personaje había que situarlo unos 2000 años atrás, cuando los íberos

poblaron este Cerro. Las estrellas, la Luna y los planetas eran los mismos, pero

el lento movimiento de precesión del eje terrestre provocó una re-configuración

a lo largo del tiempo. La humanidad vivió desde el principio muy pendiente de

los fenómenos celestes. Usaba los movimientos regulares del firmamento, del

Sol y de la Luna como reloj y calendario. Buscaban predecir no solamente los

fenómenos naturales, sino también el devenir de sus individuos. La gran cúpula

estrellada estremecía las conciencias de aquellas gentes. Hoy, cegados por las

luces de nuestra civilización no podemos imaginarnos qué significó el cielo para

aquellas culturas. Ni siquiera sabemos lo que es un cielo estrellado. Juan,

emocionado, continuó con su historia:

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-La confusión se transformó en algo gratificante, en una auténtica experiencia

por la que el desconocido se convirtió en mi mejor aliado, portador de luz y de

conocimiento. Habló en un castellano perfecto. En su conversación, hubo

momentos de silencio. Él me preguntaba, yo le respondía, le preguntaba... me

respondía. Hablábamos mientras las estrellas centelleantes se desmoronaban.

¡Íberos...!, una época en que las únicas luces de la noche eran los astros.

Aquellas personas sabían mucho de eso; se extasiaban mirando los trémulos

puntos fríos de luz, con miedo y admiración. Algunas constelaciones que

entonces se veían, ahora quedan escondidas bajo el horizonte.

-¿Podría decirse que vino a dar información concisa sobre algo o alguien?

_Pregunté a Juan, y antes de contestar me pidió respeto sobre el asunto.

-Me manifestó que ellos pueden aparecer en forma humana cuando es

necesario; que se han aparecido a los humanos desde tiempos primitivos y que

podemos convivir con ellos y no ser conscientes. Aunque parecen humanos,

tienen habilidades sobrenaturales. Me pidió que nadie haga rituales en Luna

llena, ni creciente ni menguante y mucho menos cuando hay lluvia de estrellas.

Me indicó que no se manifestaría si se lo pidieran, ni él ni nadie como él; No

quiere que se les rinda culto. Dijo que ellos no tenían sacerdotes; que tenían un

grupo encargado de ritos y ceremonias religiosas, intermediarios entre hombres

y dioses. Como máximo dirigente del poblado de Lucena que fue, tuvo una

importante función religiosa.

-¡Te estabas comunicando con un antiguo habitante íbero!. _Exclamé.

-Así lo comprendí. Es más, me contó que tenían capillas dentro de algunas

viviendas y pequeños santuarios públicos; que fuera del poblado había un

templo para las ofrendas. Le pregunté qué tipo de ofrendas y me dijo que con

figuras o exvotos que depositaban allí para obtener favores de los dioses o en

agradecimiento por los ya recibidos; las figurillas representaban a personas,

animales o partes del cuerpo. En sus prácticas religiosas también ejecutaban

algún sacrificio de animales, ofrendas de frutos y cereales, y libaciones, es

decir, el vertido de líquidos en el lugar del ritual. Comentó que tenían estatuillas

de terracota y figuras talladas en piedra representando alguna divinidad. Así

mismo, indicó que nunca realizaban predicciones sobre otras personas, ni

contactaban con muertos o seres extracorpóreos. En las necrópolis hacían

prácticas dirigidas a interceder ante los dioses a favor de los fallecidos y

asegurar su renacimiento en el más allá. Dio a entender que no todos recibían

el mismo trato al final de sus vidas, ya que los ritos funerarios no sólo servían

para honrar al difunto, sino que también eran una forma de reafirmar su estatus

social porque muchos eran excluidos no sólo del enterramiento en los

cementerios, sino de los ritos funerarios.

-Sí, lo sé. Los ritos funerarios eran humildes para las personas con pocas

posibilidades; de hecho, después de la pira se dejaban los restos en el lugar de

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la cremación. Hace años, visitando un museo con alumnos, explicaron que una

vez consumidos por el fuego, recogían los restos del difunto y los introducían

en la urna funeraria junto a su ajuar. En este cerro han encontrado algunas. A

los recién nacidos los enterraban bajo las casas. ¿Qué más te dijo?.

-Que él no había venido a dar falsas esperanzas; que cumplía fielmente lo que

dice; que aunque no abduce a las personas, puede -él y otros como él-,

colocar circuitos integrados en nuestro organismo y monitorizarnos. Que ellos

se materializan y se hacen visibles a voluntad. Me reveló que las noches de

Luna nueva y Luna llena poseen una energía que puede facilitar grandes

cambios interiores. Que deberíamos mantener una vigilancia particular esas

noches. "¿Sabes?", añadió, "cuando subo a este cerro y susurro mis plegarias,

me sucede algo parecido al espectáculo que se nos ofrece esta noche: igual

que todas estas estrellas, veo refulgir las chispas del metal sobre las piedras

con las que se construyó ese lugar, que es sagrado".

Después de aquella noche, Juan comenzó a entender la existencia de otra

dimensión y que este mundo es ilusión. Y yo, ahora sé porqué algún navegante

espacial, no volvió como antes de realizar el viaje; el comportamiento, las

creencias religiosas, etc., cambiaron a la vuelta. Tras aquella insospechada

visita en Lucena, a mi amigo le cambió la vida; doy fe. Desde entonces no ha

parado de recibir comunicados de aquella “entidad”. ¿Porqué tienen lugar por

la noche? Me pregunto: ¿No será esto un efecto del silencio y de la penumbra

sobre la imaginación?.

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-Por la misma razón que la obscuridad nos hace ver durante la noche las

estrellas que no vemos de día. La claridad puede borrar una aparición ligera;

pero es un error creer que la noche sirve en cuanto a eso para alguna cosa.

Las manifestaciones son más frecuentes de lo que la gente cree; muchos no lo

dicen por miedo al ridículo. Cuando ocurren, mi ritmo cardíaco y respiratorio

aumentan y mis piernas empiezan a temblar. Así pasó cuando me manifestó

que la Luna estaba hueca y lo qué hicieron para que hablásemos de la

posibilidad de que nuestro satélite estuviera hueco.

-¿Te dijo que la Luna estaba hueca?

-Aquella noche no; en posteriores encuentros, cuando me explicó que la

antigüedad de la Luna era mayor que la de la Tierra, me confirmó que es hueca

y que algunas Agencias Espaciales pueden detectar ondas de radio emitidas

desde allí. Parece ser que la ingeniería de control de su interior fue creada

mientras era satélite de Saturno. De vez en cuando dejan ver luces y permiten

que fotografíen algunas construcciones y hablemos de si hay bases humanas o

no, en su interior. Me permitió despertar del sueño de mi ignorancia y salir por

mis propios medios, del desorden, confusión y sufrimiento en el que estaba

metido. Por ese motivo, para nuestros encuentros, el momento y el lugar no

pueden ser cualquiera; necesito poner los cinco sentidos para comprender qué

me quiere comunicar. Dijo que aunque al principio no comprendiera todo el

significado de sus palabras, la reflexión siembra una semilla, y el sentido de las

palabras echa raíces a través de todo el inconsciente; que como el lenguaje

verbal es limitado e imperfecto, la realidad no puede ser expresada a través del

lenguaje, y si lo haces, faltas a la verdad. No es posible transmitir la verdad, o

recibirla a través del lenguaje, del pensamiento o de la mente, porque la verdad

no puede internarse por esas estrechuras.

No sé la de veces que he explicado en clase la perfecta sincronía que hay en la

Luna entre sus movimientos de rotación y traslación alrededor de la Tierra, de

manera que siempre vemos la misma cara; también les digo que justamente

eso, no tiene parangón en ninguna parte del universo conocido. Cuando

hablamos de esto, hay a quién la imaginación se le escapa y sueña con una

Luna artificial que oculta equipos de observación dirigidos hacia nuestro

planeta, situados en su cara visible. El Sol y la Luna, aunque son astros de un

tamaño completamente diferente y se encuentran situados a una distancia de

la Tierra completamente dispar, se ven del mismo tamaño desde la Tierra. Por

eso, en la mayoría de eclipses de Sol, la Luna tapa milimétricamente el disco

solar, aunque también se producen eclipses de tipo anular por las periódicas

variaciones de distancia entre los tres astros. Yo, que he hecho cálculos de

probabilidades en relación con este tema llegué a la conclusión de que la

probabilidad de que astros con diámetros diferentes y situados a tan distintas

distancias de nuestro planeta se vean del mismo tamaño desde aquí, son casi

infinitesimales.

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Mientras Juan hablaba, iba configurándose en mi mente la idea de que la Luna

es un elemento de control, una estación espacial que analiza nuestro estado;

que se colocó donde está ahora y como su situación no es natural le crearon

un sistema de traslación artificial con giro concéntrico completo para que su

influencia sea constante e invariable. Visto así, me atreví a preguntarle:

-¿Crees que trató de decirte en algún momento que tienen bases en la cara

oculta de la Luna?. Son muchos los que creen que allí se esconde un lugar

desde donde somos controlados.

-Intuí algo de eso. El porqué no podemos ver la cara oculta de la Luna ha sido

una pregunta que nos hemos hecho muchas veces, siendo estudiantes, y las

explicaciones que no dabais, no nos convencían. Creo que podré contestar...

-Dime, dime.

-Aquél ser certificó que hay un compleja base lunar en la cara oculta de la

Luna. Parece absurdo pero es así; dijo que me daría pruebas…Sabe que la

Armada de Estados Unidos envió el satélite Clementine para fotografiar la

Luna. Durante dos meses envió más de un millón de imágenes. Algunas

mostraban un suelo tosco carente de vida como la cara visible. Su superficie

fue recubierta con minerales para darle la apariencia que ahora tiene. "Muchas

bases de la cara oculta de la Luna han sido vistas por astronautas de las

distintas misiones Apolo", me dijo. "Además de grandes máquinas y naves,

también hay naves nodriza". La teoría, Javier, dice que si estos seres provienen

de otro planeta en otro sistema solar, deberían tener una base desde la cual

poder realizar visitas regulares a la Tierra. ¿Qué mejor lugar que la cara oculta

de la Luna, que está perpetuamente oculta de nuestros ojos?.

-No sé, no sé... _Titubeé_. Desde la cara oculta de la Luna se han firmado

genocidios, guerras y grandes desastres de la humanidad por intereses

creados. Allí, tengo entendido que se crean frecuencias negativas para que la

energía no llegue con la información adecuada y así convertirla en energía con

la frecuencia de sus intereses. Y también desde allí, se manejan hilos

manipuladores hacia la Tierra, se proyectan conductos energéticos hacia

nuestros campos energéticos creando pasillos por donde seres energéticos

transitan a su antojo absorbiendo nuestra energía y alimentándose de ella.

Aunque he leído mucho sobre astrofísica, quisiera entender cosas que o no

puntualizaron, o yo nunca comprendí. Hoy no me atrevo a decir lo que siempre

pensé: Que manejan y controlan nuestra mente en una frecuencia de vibración

baja, por eso actuamos en estados de frecuencia inconsciente y entran a

nuestra psique e implantan sus programas sin esfuerzo. Imagino la mente

como un libro en blanco donde meten programas y obran como quieren. Nos

anulan un hemisferio cerebral, dejándonos la parte que no siente ni padece,

solo opera. Creo que Juan no está equivocado cuando dice que la Luna es

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artificial y oculta equipos de observación situados en la cara no visible. Nos

observan, escrutan nuestros sueños mientras dormimos, que es el momento

más peligroso ya que cuando dormimos activamos nuestra parte energética y

trabaja en fases que durante el día están latentes. Hay glándulas que se

activan en la oscuridad durante el sueño, provocando estados alterados de

conciencia donde podríamos abandonarnos y quizá, darnos cuenta que vivimos

enjaulados. La Luna realiza algo más que iluminar la noche.

-Dijo además que muchos niños son implantados con chips mientras duermen,

quedando monitorizados. Ellos nunca recuerdan eso, y les asignan a un grupo

de seres que les mantienen bajo vigilancia. No importa quienes son o donde

nacieron.

-La verdad es que el poder en la tierra está en manos de cuatro perversos que

no son humanos.

-Ahora ya sabes que nos controlan aunque no les veamos, ni entendamos

cómo operan; ni siquiera nos importa. Mientras estamos ocupados con

nuestras cosas no vemos el dominio y control que tienen sobre la Tierra.

A excepción de unas lejanas cigarras y un aullido casi subliminal que resonó

por el Cerro, la noche estaba totalmente calma. Nos tendimos sobre el césped

y levantamos la mirada hacia el cielo, sintiendo cómo se nos aceleraba el

corazón. Las estrellas nos reconfortaron; parecía que querían demostrarnos

que los cielos se crearon para beneficio nuestro. Algunos, hallaron en los cielos

una apertura hacia la sensibilidad religiosa. Otros, como yo, nos sentimos

sobrecogidos por la magnitud del cosmos. Quedan aquellos que se sienten

estimulados con el vuelo de su fantasía.

Sin bajar los ojos, extendí los brazos rozando la hierba. En el firmamento

refulgían miles de estrellas temblorosas. Lloraba San Lorenzo... La noche

parecía durar una eternidad, mientras que las estrellas hacían fragosos

movimientos. Una extraña sensación de vértigo nos impulsó a aferrarnos a las

piedras, como si fuésemos a remontarnos hasta el firmamento. Las estrellas

llegaban casi hasta los árboles más próximos. Repetía muchas veces en mis

clases, que en los últimos milenios se empezó a construir ciudades y a emigrar

hacia ellas. En las últimas décadas, la población abandonaba el campo y a

medida que se avanzaba tecnológicamente, se contaminaban los centros

urbanos y las noches quedaban sin estrellas. Ahora, las nuevas generaciones,

alcanzamos la madurez ignorando el firmamento que admiraron nuestros

mayores. Nos apartamos del cielo en un aislamiento cósmico que veremos

donde acaba.

Escuchando el silencio, descubrí que si las melodías que se pueden oír son

dulces, las que no se pueden escuchar lo son más. En medio del silencio,

regresó aquél ser; el mismo que visita a Juan desde hace dos años. Su llegada

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no fue el único hecho que le dio cierto carácter mágico. También salieron a la

luz revelaciones que confirmaron la excepcionalidad de la zona. Muchas

hipótesis tratarán de explicar la razón de éstos fenómenos, incluso dirán que el

Cerro está hueco y dentro de él hay una base extraterrestre. Pero lo cierto es

que este Cerro y sus alrededores emana una energía que provoca cambios a

nivel físico, psíquico y espiritual, inéditos. Esta energía, es la prueba de que

este es un punto dinámico, uno de los tantos que hay en el planeta. Este sitio

une fuerzas de energía, que a su vez se conecta con otros, que coinciden con

otros montes o espacios sagrados. La manifestación de este ser, aquí, alienta

la idea de que Lucena sea objeto de estudio por alguna razón que algún día

será revelada.

La entidad, de estar próxima a nosotros, paso a sentarse a nuestro lado. Me

miró y dijo: "Estáis contemplando un acto cósmico, reflejado en la misteriosa

luz que recibís por medio de las radiantes estrellas que cruzan fugaces el cielo.

La fusión de las energías sutiles que hay en el microcosmos de tu cuerpo es lo

mismo está sucediendo en el macrocosmos. Vosotros sois el microcosmos y el

Universo, el macrocosmos. En cuanto a la Luna, nunca la miréis sin parpadear,

porque su luminosidad puede ser perjudicial para la vista. No hay restricción

alguna cuando tratéis de mirar a las estrellas, que es una práctica iluminadora

que llena el alma".

-Parecido a estas estrellas que caen del cielo, vengo a iluminar el camino. La

humanidad, como las estrellas, se pierde en la inmensidad. Sirvo en Iesod, o

en Luna como la llamáis aquí. Me ocupo de transformar las energías

generadas por vuestros guías, en hechos de vuestra vida. Voy a estar cerca de

vosotros y responderé a vuestras solicitudes. Hace más de dos mil años, ocupé

con mi familia este lugar sagrado. Esto fue un centro de convocatoria mítica-

religiosa donde se desarrollaban ritos periódicos. Danzábamos tomados de las

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manos y entonábamos alabanzas. Con más de mil habitantes, controlábamos

todo el territorio circundante y los asentamientos agrícolas.

-No hace mucho _intervino Juan_, un muchacho del pueblo dijo haber visto

hombres caminando por la sierra y que desaparecían de forma imprevista.

Cuando insinuó que igual podía tratarse de seres que venían de la Luna, lo

tomaron como una tontería y nadie le dio importancia.

-Ya veo, pero no os preocupéis. Iesod guarda muchos secretos; no todas las

expediciones lanzadas a explorarla, donde la vida se antoja casi imposible, han

podido desvelar. Durante nuestra ocupación en estas tierras, tuvimos muchos

contactos como podéis imaginar. Nuestras costumbres iban evolucionando y

nuestra cultura se enriquecía con aportaciones fenicias, griegas y cartaginesas.

Comenzamos a llamar Selene a la Luna, tomada como una influyente diosa en

el devenir humano o como posible albergue de seres vivos. Contrariamente a lo

ocurrido con vosotros, la gran evolución ética y moral ha llevado a los selenitas

a un gran desarrollo tecnológico, gracias al cual sobrevivimos en el interior de

un cuerpo celeste cada día más inhóspito debido a causas naturales que han

hecho inhabitable la superficie lunar al faltar el oxígeno.

-Estoy impactado _ señalé _, con lo que dices y cómo lo dices y más aún,

cómo hablas el castellano sabiendo que vuestra lengua era muy difícil y que

permanece aún en el misterio. Creo que a pesar de los intentos que se han

hecho para descifrarla nadie lo ha conseguido.

-Podréis leerla, pero no traducirla. Aún no es el momento. Cuando tenga que

ser, se dará. Nosotros dependíamos de Saetabi, la capital de la Contestania,

tierras situadas entre los ríos Júcar y Segura. La fortificación que nos rodeaba

existía por prestigio y para protegernos. Nada que ver con lo que ahora se ve.

Ofrecíamos un aspecto monumental: murallas, torres, puertas y fosos. Aquí

_señaló hacia un lado_, habían unas enormes torres ciclópeas. Entrábamos

por unas puertas de madera forradas de hierro para hacerlas más resistentes y

protegerlas del fuego. Los fosos dificultaban la aproximación a las murallas. No

lo rodeaba todo, solo los puntos más expuestos.

Mientras hablaba, miró al cielo de nuevo y dijo que no son las estrellas las que

crean la luz, sino que es la luz la que crea las estrellas. "Todo está hecho de

luz –dijo–, y el espacio de en medio no está vacío". Comprendimos que la luz

es mensajera de vida, porque contiene toda la información. Nos dimos cuenta

de que la vida es la fuerza de lo absoluto, lo supremo, la creadora de todas las

cosas. Comprendimos que la percepción humana es sólo luz que percibe luz.

Ahora era yo quien se estaba dando cuenta de lo importante que era conocer a

estos seres y poder dirigirse a ellos, porque quieren revelarnos la verdadera

naturaleza de la luz. Hace dos años le pasó a Juan, ahora a mí.

(Continuará)