«los músicos tenemos parte de - miguel...

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CÉSAR COCA iguel Baselga (Luxemburgo, 1966) lleva años enfrascado –obsesio- nado sería quizá un término más adecuado– en la grabación de la obra pianística de Isaac Albéniz, y necesita- ba un respiro. Él lo explica muy gráficamen- te: «He publicado cinco discos de Albéniz, pre- paro el sexto y aún me quedan al menos tres más, así que empezaba a estar hasta las nari- ces de esta ‘albenicitis’ aguda. Por eso me he cogido unas vacaciones». Unas vacaciones pasadas no en el mar, ni en la montaña ni en ninguna ciudad muy especial. Las suyas han sido vacaciones en un café. Tocando el piano, naturalmente. ‘Vals café’ (Columna Música) es el título del compacto con el que Baselga se ha aflojado la corbata y ha disfrutado al piano sin la disciplina del rigor con la parti- tura y el trabajo musicológico que requiere una integral como la del compositor catalán. En varias de las piezas de Liadov, Schubert, Strauss, Brahms, Debussy y Ravel que ha lle- vado al disco late el espíritu de los viejos cafés del XIX y principios del XX, con sus tertulias, sus literatos escribiendo sobre los veladores de mármol y los estudiantes disfrutando toda la tarde del calor y la música por el módico precio de un vaso de vino. «Es un disco en torno a una idea, en el que me he tomado algunas libertades. La trans- cripción de ‘La Valse’ la he hecho yo y eso me ha permitido adaptar la obra en cuanto a colores y matices. En una de las piezas de Schubert adaptada por Liszt he descubierto que había varias versiones, y he tomado cosas de una y de otra». El objetivo ha sido conse- guir un disco más fresco, «una recreación, por supuesto idealizada, de lo que habría sido una tarde en uno de aquellos cafés decimonónicos». Baselga habla de recreación idí- lica porque «en realidad algunas de las obras son tan difíciles que me parece muy improbable que hubiese podido tocarlas un pia- nista de los que solían estar en los cafés. Y porque no se inter- pretan con uno de esos viejos y deteriorados instrumentos habituales en esos lugares, sino en un piano de cola de concier- to, y ha sido grabado en un gran auditorio». Sin embargo, consideraciones técnicas, interpretativas y de acústica aparte, Baselga ha querido mantener un espíritu informal, darle a la música un carácter cotidiano del que ha sido privada por un exceso de rigidez. «Los músicos tenemos gran parte de la situa- ción de crisis que atraviesa la clásica, por pedantes y soberbios. Igual los jóvenes que se alejan de las salas tienen razón cuando dicen que no vienen porque no les gusta. Se pueden hacer cosas de gran nivel de calidad sin ser pedantes», reclama Baselga. Distinta actitud Alejarse de la rigidez supone tam- bién cambiar de actitud a la hora de juzgar algunos comporta- mientos en las salas. «A mí me gustaría que se pudiera hasta sil- bar», comenta Baselga con una sonrisa. Por eso, considera que la audición de su disco pue- de hacerse, al menos en parte, en una situa- ción diferente de la que requiere otro tipo de grabaciones. «El ‘Danubio azul’ es una pom- pa de jabón, y no pasa nada si alguien habla mientras suena. Eso sucedería realmente en un café si alguien lo interpretara. Pero el bre- ve vals de Brahms que también va en el dis- co es otra cosa, tiene una sutileza de otro tipo, y sería inadecuado escucharlo con ruido de fondo». Hay de todo, por tanto, en un disco orga- nizado como el menú de una comida, con entrantes ligeros, plato fuerte y postre dul- ce. Por eso, Baselga entiende que quien escuche ‘Vals café’ deberá estar concen- trado mientras suene el plato fuerte, ‘La Valse’ de Ravel, pero puede relajarse con una bagatela como las ‘Voces de primave- ra’ de Strauss. Por supuesto, todo es una ficción, un jue- go de recreación, porque Baselga no ha toca- do nunca en un café. «Sí lo he hecho en recitales privados. Lo que verdaderamente me resulta desagradable es tocar para alguien a quien la música le importa un ble- do», confiesa el pianista, quien ve con agra- do la cada vez más frecuente organización de conciertos en espacios insólitos, como cár- celes o hangares. «Lo que hay que intentar es que un menú exquisito no se sirva en vasos y platos de plástico. Quiero decir, que hay que asegurar ciertas condiciones: un buen instrumento, una acústica razonable, un ambiente en el que no existan ruidos industriales ni nada parecido... Si todo eso se da, no hay ningún problema en organizar un concierto así». Su disco, que participa de esa filosofía desacralizadora, fue presentado hace unos días en un acto que contó con un invitado también inusual: Alfonso Guerra. «No le conocía de nada hasta ese día, aunque sabía de su afición. Le envié el disco y la invitación para participar en el acto, y aceptó. Luego, durante la presentación hablamos de arte y política, y él hizo un retrato espléndido de Viena, desde finales del siglo XIX hasta los años veinte. Como es un excelente conver- sador, el acto fue muy entretenido. Se trata- ba, a tono con el disco, de hacer una presen- tación diferente». Como distinta será tam- bién la actitud del aficionado. ‘Vals café’ es uno de esos raros discos de música clásica que puede degustarse con un vaso o una taza en la mano, mientras se conversa plácida- mente. Así se hacía en los viejos cafés, en la época más brillante de la cultura europea. [email protected] Ópera La Calisto Compositor: Francesco Cavalli Director: René Jacobs María Bayo, soprano. Harmonia Mundi René Jacobs es un experto en la recu- peración de óperas barrocas y pro- bablemente ‘La Calisto’ es una de las mejores. Ade- más, el trabajo de María Bayo en el papel protagonis- ta es excelente. La soprano, también empeñada en sacar del cajón del olvido a composi- tores barrocos y clásicos españoles, protagonizó esta versión del drama vocal de Cavalli en el teatro de la Mon- naie de Bruselas hace 10 años, aun- que el dvd de Harmonia Mundi lo saca ahora al mercado. La puesta en esce- na es Herbert Wernicke que confiere al espectáculo una atmosfera entre mágica entre lo divino y lo humano. Instrumental Tears of beauty Compositores: Atterberg, Finzi, Shostakovich, Iglesias y otros Violín y dirección: Ara Malikian. Orquesta Non Profit Music Warner Ara Malikian es el protagonista de este álbum que navega entre las aguas de la música clásica y la ‘new age’, con partituras vincu- ladas abiertamen- te al cine junto a otras más came- rísticas. El resul- tado es un disco que gustará a quienes no se han aproximado nunca a la clásica sin perder por ello su atrac- tivo para los aficionados a esta últi- ma. Música suave, sugerente, que une a dos compositores famosos por sus bandas sonoras –Alberto Iglesias y Shi- geru Umebayashi– con Finzi y Shos- takovich. Y el resultado es muy atrac- tivo. Instrumental El tango de Piazzolla Compositor: Astor Piazzolla Director: Josep Pons. Orquesta de Cámara Teatre Lliu- re. Harmonia Mundi Decir la palabra tango es decir Buenos Aires y Astor Piazzolla. Este compositor argentino revolu- cionó la forma de hacer y entender el tango; lo sacó de su natural ambiente en las calles porteñas para trasladarlo a todo el mundo. Este compacto tiene como pieza principal el Concierto para ban- doneón, ejecutado por Pablo Mainet- ti, una de las piezas de mayor cate- goría de Piazzolla. También se encuen- tra ‘Tres movimientos tanguísticos para orquesta’, con clara influencia del jazz y una serie de tangos, con el bandoneón también presente, que han sido arreglados por Lluís Vidal. LOS DISCOS Y DVD «Los músicos tenemos parte de culpa de la crisis, por pedantes» El pianista Miguel Baselga publica un disco que pretende recrear el ambiente distendido y feliz de los cafés decimonónicos Miguel Baselga. / EFE M música T 2 EL CORREO / MIÉRCOLES 13 DE DICIEMBRE DE 2006 «Después de 5 cedés con música de Albéniz necesitaba vacaciones»

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Page 1: «Los músicos tenemos parte de - Miguel Baselgamiguelbaselga.com/news/pdf/Correo-Bilbao-Vals.pdf · 2012-01-17 · te: «He publicado cinco discos de Albéniz, pre-paro el sexto

CÉSAR COCA

iguel Baselga (Luxemburgo, 1966)lleva años enfrascado –obsesio-nado sería quizá un término másadecuado– en la grabación de la

obra pianística de Isaac Albéniz, y necesita-ba un respiro. Él lo explica muy gráficamen-te: «He publicado cinco discos de Albéniz, pre-paro el sexto y aún me quedan al menos tresmás, así que empezaba a estar hasta las nari-ces de esta ‘albenicitis’ aguda. Por eso me hecogido unas vacaciones». Unas vacacionespasadas no en el mar, ni en la montaña ni enninguna ciudad muy especial. Las suyas hansido vacaciones en un café. Tocando el piano,naturalmente. ‘Vals café’ (Columna Música)es el título del compacto con el que Baselgase ha aflojado la corbata y ha disfrutado alpiano sin la disciplina del rigor con la parti-tura y el trabajo musicológico que requiereuna integral como la del compositor catalán.En varias de las piezas de Liadov, Schubert,Strauss, Brahms, Debussy y Ravel que ha lle-vado al disco late el espíritu de los viejos cafésdel XIX y principios del XX, con sus tertulias,sus literatos escribiendo sobre los veladoresde mármol y los estudiantes disfrutando todala tarde del calor y la música por el módicoprecio de un vaso de vino.

«Es un disco en torno a una idea, en el queme he tomado algunas libertades. La trans-cripción de ‘La Valse’ la he hecho yo y eso

me ha permitido adaptar la obra en cuanto acolores y matices. En una de las piezas deSchubert adaptada por Liszt he descubiertoque había varias versiones, y he tomado cosasde una y de otra». El objetivo ha sido conse-guir un disco más fresco, «una recreación,por supuesto idealizada, de lo quehabría sido una tarde en uno deaquellos cafés decimonónicos».Baselga habla de recreación idí-lica porque «en realidad algunasde las obras son tan difíciles queme parece muy improbable quehubiese podido tocarlas un pia-nista de los que solían estar enlos cafés. Y porque no se inter-pretan con uno de esos viejos ydeteriorados instrumentos habituales en esoslugares, sino en un piano de cola de concier-to, y ha sido grabado en un gran auditorio».

Sin embargo, consideraciones técnicas,interpretativas y de acústica aparte, Baselgaha querido mantener un espíritu informal,

darle a la música un carácter cotidiano delque ha sido privada por un exceso de rigidez.«Los músicos tenemos gran parte de la situa-ción de crisis que atraviesa la clásica, porpedantes y soberbios. Igual los jóvenes quese alejan de las salas tienen razón cuando

dicen que no vienen porque noles gusta. Se pueden hacer cosasde gran nivel de calidad sin serpedantes», reclama Baselga.

Distinta actitudAlejarse de la rigidez supone tam-bién cambiar de actitud a la horade juzgar algunos comporta-mientos en las salas. «A mí megustaría que se pudiera hasta sil-

bar», comenta Baselga con una sonrisa. Poreso, considera que la audición de su disco pue-de hacerse, al menos en parte, en una situa-ción diferente de la que requiere otro tipo degrabaciones. «El ‘Danubio azul’ es una pom-pa de jabón, y no pasa nada si alguien hablamientras suena. Eso sucedería realmente enun café si alguien lo interpretara. Pero el bre-ve vals de Brahms que también va en el dis-co es otra cosa, tiene una sutileza de otro tipo,y sería inadecuado escucharlo con ruido defondo».

Hay de todo, por tanto, en un disco orga-nizado como el menú de una comida, con

entrantes ligeros, plato fuerte y postre dul-ce. Por eso, Baselga entiende que quienescuche ‘Vals café’ deberá estar concen-trado mientras suene el plato fuerte, ‘LaValse’ de Ravel, pero puede relajarse conuna bagatela como las ‘Voces de primave-ra’ de Strauss.

Por supuesto, todo es una ficción, un jue-go de recreación, porque Baselga no ha toca-do nunca en un café. «Sí lo he hecho enrecitales privados. Lo que verdaderamenteme resulta desagradable es tocar para

alguien a quien la música le importa un ble-do», confiesa el pianista, quien ve con agra-do la cada vez más frecuente organizaciónde conciertos en espacios insólitos, como cár-celes o hangares. «Lo que hay que intentares que un menú exquisito no se sirva en vasosy platos de plástico. Quiero decir, que hayque asegurar ciertas condiciones: un buen

instrumento, una acústica razonable, unambiente en el que no existan ruidos

industriales ni nada parecido... Si todoeso se da, no hay ningún problema en

organizar un concierto así».Su disco, que participa de esa filosofía

desacralizadora, fue presentado hace unosdías en un acto que contó con un invitadotambién inusual: Alfonso Guerra. «No leconocía de nada hasta ese día, aunque sabía

de su afición. Le envié el disco y la invitaciónpara participar en el acto, y aceptó. Luego,durante la presentación hablamos de arte ypolítica, y él hizo un retrato espléndido deViena, desde finales del siglo XIX hasta losaños veinte. Como es un excelente conver-sador, el acto fue muy entretenido. Se trata-ba, a tono con el disco, de hacer una presen-tación diferente». Como distinta será tam-bién la actitud del aficionado. ‘Vals café’ esuno de esos raros discos de música clásicaque puede degustarse con un vaso o una tazaen la mano, mientras se conversa plácida-mente. Así se hacía en los viejos cafés, en laépoca más brillante de la cultura europea.

[email protected]

ÓperaLa CalistoCompositor: Francesco CavalliDirector: René JacobsMaría Bayo, soprano. HarmoniaMundi

René Jacobs es un experto en la recu-peración de óperas barrocas y pro-bablemente ‘LaCalisto’ es una delas mejores. Ade-más, el trabajo deMaría Bayo en elpapel protagonis-ta es excelente. Lasoprano, tambiénempeñada ensacar del cajón del olvido a composi-tores barrocos y clásicos españoles,protagonizó esta versión del dramavocal de Cavalli en el teatro de la Mon-naie de Bruselas hace 10 años, aun-que el dvd de Harmonia Mundi lo sacaahora al mercado. La puesta en esce-na es Herbert Wernicke que confiereal espectáculo una atmosfera entremágica entre lo divino y lo humano.

InstrumentalTears of beautyCompositores: Atterberg, Finzi,Shostakovich, Iglesias y otrosViolín y dirección: Ara Malikian.Orquesta Non Profit MusicWarner

Ara Malikian es el protagonista de esteálbum que navega entre las aguas dela música clásicay la ‘new age’, conpartituras vincu-ladas abiertamen-te al cine junto aotras más came-rísticas. El resul-tado es un discoque gustará aquienes no se han aproximado nuncaa la clásica sin perder por ello su atrac-tivo para los aficionados a esta últi-ma. Música suave, sugerente, que unea dos compositores famosos por susbandas sonoras –Alberto Iglesias y Shi-geru Umebayashi– con Finzi y Shos-takovich. Y el resultado es muy atrac-tivo.

InstrumentalEl tango de PiazzollaCompositor: Astor PiazzollaDirector: Josep Pons.Orquesta de Cámara Teatre Lliu-re. Harmonia Mundi

Decir la palabratango es decirBuenos Aires yAstor Piazzolla.Este compositorargentino revolu-cionó la forma dehacer y entenderel tango; lo sacóde su natural ambiente en las callesporteñas para trasladarlo a todo elmundo. Este compacto tiene comopieza principal el Concierto para ban-doneón, ejecutado por Pablo Mainet-ti, una de las piezas de mayor cate-goría de Piazzolla. También se encuen-tra ‘Tres movimientos tanguísticospara orquesta’, con clara influenciadel jazz y una serie de tangos, con elbandoneón también presente, que hansido arreglados por Lluís Vidal.

LOSDISCOS Y DVD «Los músicos tenemos parte deculpa de la crisis, por pedantes»El pianista Miguel Baselga publica un disco que pretende recrear

el ambiente distendido y feliz de los cafés decimonónicos

Miguel Baselga. /EFE

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músicaT2 EL CORREO / MIÉRCOLES 13 DE DICIEMBRE DE 2006

«Después de 5cedés con música

de Albéniznecesitaba

vacaciones»