los hilos de la verticalidad de roberto juarroz:

16
The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1 60 Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz: Una verdadera ‘transdisciplinariedad’ By Mark Mosher North Carolina Central University Quizá el poeta Roberto Juarroz es la máxima figura en la sincretización de dos disciplinas que han ocupado ámbitos diametralmente opuestos: la física, sostenida por las ecuaciones matemáticas y los aparatos tecnológicos y, la poesía, plasmada en la imaginación y las emociones. De ahí que el poeta argentino hace su declaración en Décimocuarta poesía vertical/Fragmentos verticales: “El pensamiento científico fue durante largas épocas opuesto a la poesía. No es así actualmente. Ambas búsquedas desembocan en la incógnita y el misterio” (“Casi razón“, 169).¹ Juarroz reconoce que para aprehender el significado subyacente de un fenómeno, ha de trascender los confines de cualquier disciplina e integrar lo racional con lo artístico: El ser humano no se divide mecánicamente en ejercicios separados de sus capacidades. El mismo hombre, si lo es integralmente, debería pensar a veces como científico o filósofo y en otros momentos ser místico poeta o artista. La necesidad de una eventual integración de todas estas vías se reduce a la posibilidad de una dimensión de creación del hombre más completo (1980: 37-38). En este estudio proponemos demostrar que los postulados científicos permean toda la obra de Juarroz, especialmente los de una nueva rama de la física contemporánea: la teoría de cuerdas. Antes de proseguir, empero, será preciso exponer un breve resumen de los conceptos más pertinentes. Frente a los espectaculares hallazgos científicos liderados por Albert Einstien a partir de las primeras décadas del siglo XX, se estableció una “nueva física”. El flujo

Upload: nguyenkhue

Post on 12-Feb-2017

228 views

Category:

Documents


10 download

TRANSCRIPT

Page 1: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

60

Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

Una verdadera ‘transdisciplinariedad’

By Mark Mosher North Carolina Central University

Quizá el poeta Roberto Juarroz es la máxima figura en la sincretización de dos

disciplinas que han ocupado ámbitos diametralmente opuestos: la física, sostenida por las

ecuaciones matemáticas y los aparatos tecnológicos y, la poesía, plasmada en la

imaginación y las emociones. De ahí que el poeta argentino hace su declaración en

Décimocuarta poesía vertical/Fragmentos verticales: “El pensamiento científico fue

durante largas épocas opuesto a la poesía. No es así actualmente. Ambas búsquedas

desembocan en la incógnita y el misterio” (“Casi razón“, 169).¹ Juarroz reconoce que

para aprehender el significado subyacente de un fenómeno, ha de trascender los confines

de cualquier disciplina e integrar lo racional con lo artístico:

El ser humano no se divide mecánicamente en ejercicios separados de sus capacidades. El mismo hombre, si lo es integralmente, debería pensar a veces como científico o filósofo y en otros momentos ser místico poeta o artista. La necesidad de una eventual integración de todas estas vías se reduce a la posibilidad de una dimensión de creación del hombre más completo (1980: 37-38). En este estudio proponemos demostrar que los postulados científicos permean toda la

obra de Juarroz, especialmente los de una nueva rama de la física contemporánea: la

teoría de cuerdas. Antes de proseguir, empero, será preciso exponer un breve resumen de

los conceptos más pertinentes.

Frente a los espectaculares hallazgos científicos liderados por Albert Einstien a partir

de las primeras décadas del siglo XX, se estableció una “nueva física”. El flujo

Page 2: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

61

unidireccional del tiempo concebido por Newton y la geometría euclidiana postulando

un espacio de líneas trazadas en tres dimensiones se convirtieron en modelos

insuficientes para explicar la realidad. Las implicaciones tanto científicas como

filosóficas de los nuevos conceptos provocaron cambios radicales en la forma de

conceptualizar los mecanismos estructurales del cosmos.

Para comprender el pensamiento de Roberto Juarroz a fondo, es imprescindible

conocer la naturaleza de una de estas nuevas corrientes: la de la mecánica cuántica. Dado

que enfoca la física de las partículas subatómicas, y por ende, de las dimensiones

inimaginablemente minúsculas (hasta 10� ³³ cm.), no son “observables” directamente.

Para visualizar las interacciones subatómicas, las que se realizan a escalas tan diminutas,

se han construido aceleradores de partículas mediante los cuales electrones, protones y

otras partículas subatómicas logran velocidades cercanas a la de la luz. Al chocar unas

con otras, dichas partículas pueden liberar energía en forma de fotones (partículas de luz)

y generar otras partículas o antipartículas (partículas idénticas a sus “gemelos” pero con

una carga eléctrica opuesta). Siguiendo estas ideas, Brian Greene nos ofrece la siguiente

interpretación en su libro The Elegant Universe: “Thus if an energy fluctuation is big

enough it can momentarily cause, for instance, an electron and its antimatter companion

the positron to erupt into existence, even if the region was initially empty” (120)!

Interpretación similar externa Juarroz: “Cada cosa lleva en sí su antítesis. Sin ella no

podría existir. Es condición de la realidad su propia contradicción” (“Casi poesía”, 72).

Esta afirmación está presente en forma constante en la obra juarroziana: “antidía”,

“antisilencio”, “antimensaje”, “antimundos”, “antihistoria”, “antifigura”, “antipájaro”,

“anticaída”, “antitiempo”, “antisigno”, “antiausencia”, “antijuego”, “antisueño”,

Page 3: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

62

“antiniebla”, “antilocuras”, “antilenguaje”, entre otras. De esta forma, el universo se

manifiesta como una cascada vertiginosa de partículas creadas y aniquiladas, “una

enloquecida danza de ascensos y caídas” (XIV-78) en los espacios recónditos alrededor

del poeta. “Partículas de todo caen sobre nosotros, / partículas extraviadas, partículas

previstas” (IX-48).

La expresión poética de Juarroz se fundamenta en una búsqueda muy parecida a la de

sus contrapartes científicas: “acceder a esa zona oculta / donde el aire es tan fino / que en

sus micropartículas extremas / ya no hay diferencia entre la luz y la sombra” (X-12). En

Fragmentos verticales el poeta nos revela el porqué de penetrarse en esta región: “Pensar

y amar nos llevan siempre hacia otra parte donde ya no sabemos si pensamos y amamos

o si accedemos a una zona donde no caben ya esas dimensiones, sino otra más alta y

penetrante, que otorga al hombre una visión y una experiencia más plenas de la realidad”

(“Casi razón”, 17). De hecho, la verdadera poesía está estrechamente conectada a “un

espacio fundante y nuclear” (Ibid., 8) y “un espacio casi inexistente y que apenas se

puede llamar espacio. Es en una dimensión como ésa donde se yergue la última

expectativa de la poesía” (Ibid., 101).

Otra corriente que incide en su obra es la teoría de la relatividad formulada en 1915 por

Einstein. En ella, se propone que la luz se propaga a una velocidad fija para cualquier

observador aunque éste se mueva con respecto a otro. Einstein explicó que este inusitado

fenómeno es universal debido a que el fluir del tiempo es “relativo” para cada

observador. A diferencia de la física clásica newtoniana, el tiempo se visualiza como un

tejido flexible; puede moverse en diferentes direcciones como el espacio. En este nuevo

esquema, el tiempo no está separado del espacio, sino que ambos se conciben como un

Page 4: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

63

continuo cuatridimensional llamado el “espaciotiempo.” Dentro de esta amalgama, los

efectos “relativistas” son apreciabes a velocidades cercanas a la de la luz. No sólo el

tiempo se dilata (los relojes avanzan más despacio) sino también el espacio se comprime

(las reglas son más cortas). Estas distorsiones se han confirmado empíricamente a través

de experimentos con partículas inestables, las cuales tienden a decaer rápidamente bajo

condiciones normales. Por lo contrario, registran tazas de decaimiento mucho más lentas

en un acelerador de partículas.

Otro experimento que evidencia el tiempo curvo se ha hecho con relojes atómicos. Ya

que miden el transcurso del tiempo con una precisión de unos millonésimos de un

segundo por año, el reloj que viaja en un avión a una altitud de 10.000 metros se atrasa

con respecto a otro reloj que permanece en la tierra. Lo mismo ocurre en un experimento

mental (hipotético) con un astronauta que viaja por el espacio durante varios meses. A

medida que su nave espacial se aproxima a la velocidad de la luz, el viajero se envejece

más despacio que sus compañeros terrestres. Cuando el viajero vuelve a la Tierra

experimenta una asombrosa distorsión temporal al descubrir que han transcurrido unos

dos mil años durante su ausencia. Basta recordar a Charleton Heston en Planet of the

Apes.

El célebre astrofísico británico Stephen Hawking concluye que a nivel cuántico el

transcurso del tiempo sí es reversible: “time travel is indeed taking place on a

microscopic scale, but we don’t notice it” (102).

Es por eso que Juarroz busca unos “maestros que le enseñen / . . . / a dialogar en

cuatro dimensiones” (IV-15). En un diálogo con Guillermo Boido vemos cómo el poeta

compara la mecánica de Newton con el nuevo paradigma de Einstein:

Page 5: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

64

No podemos olvidar que la historia es una proyección de tiempo lineal, que la cronología es sucesividad. En cambio, la poesía no lo es; juega con otras dimensiones del tiempo. Trata, por ejemplo, de capturar, o acceder a una relación espaciotemporal que tal vez no esté tan lejos de ciertas ideas análogas en el plano científico (1980: 116).

Juarroz nos asegura repetidamente que el poema no se encasilla en un marco cronológico.

Es, más bien, un vehículo que trasciende la experiencia cotidiana dándole apenas un

atisbo de las dimensiones desconocidas. En una conversación con Luis Bravo, Juarroz

expresa: “El poema actúa como un tiempo de otra dimensión, un tiempo vertical”. En

otra conversación, Juarroz afirma que “el poema se niega a contar . . . es la puerta a los

números imposibles, a la cuarta dimensión –que no es sino otra forma de decir ‘todas las

dimensiones’” (González Dueñas: 11).

La elasticidad del tiempo como condición legítima del universo, la evidencia Juarroz

en los siguientes poemas: “A veces nos parece / que adelante está el signo de la vida / y

atrás el de la muerte. / Pero hay días en que el orden se invierte. / Y hay todavía otros días

en que llevamos adelante y atrás / la misma señal” (VII-7), “La realidad es un tiempo

doblado / que es preciso desdoblar como una tela” (XIV-41).

En 1915 Einstein propuso que el espaciotiempo es como “una membrana elástica” y

que la materia misma distorsiona su superficie. Es como un trampolín que se hunde por

el peso de una bola de boliche. El físico alemán pudo teorizar que la distribución de la

materia genera campos gravitacionales que, a su vez, determinan la geometría del

espaciotiempo. Tal curvatura del espaciotiempo puede manifestarse simultáneamente

desde varias fuentes, creando así, una topografía cósmica muy irregular y dinámica.

Partiendo de este concepto, Juarroz logra una novedosa síntesis entre la fuerza

gravitatoria y la poesía: “La poesía tiene un peso propio, como todas las cosas sobre la

Page 6: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

65

tierra. No siempre es fácil percibirlo. Pero la ley de gravedad que actúa sobre la poesía

no involucra sólo una fuerza hacia abajo, sino también una atracción hacia arriba. A esto

alude, entre otras cosas, el término vertical . . .” (“Casi razón”, 203).

Ahora bien, los físicos se enfrentan al dilema de cómo derivar una teoría que concilie

las dos corrientes anteriormente descritas. Por un lado, la mecánica cuántica mide las

interacciones subatómicas en billonésimos de un centímetro. Por otro, la relatividad

general establece que la gravedad curva el espaciotiempo de cuerpos masivos a través de

distancias astronómicas, hasta billones de años-luz. No es sorprendente, por tanto, que

los científicos busquen compatibilizar esta enorme disparidad mediante una teoría

unificadora. Su búsqueda los conduce hacia dos fenómenos cuya naturaleza incorpora

ambas escalas: la teoría del Big Bang y los agujeros negros.

En 1929 el astrónomo norteamericano, Edwin Hubble, descubre que el universo está

expandiéndose de una manera pareja en todas las direcciones como un globo que se infla.

Este modelo inflacionario se da a conocer en el Big Bang, el cual manifiesta que toda la

materia y energía del universo embriónico están concentradas en una “singularidad” −un

punto inconcebible, carente de espacio y de tiempo con densidad y gravedad infinitas.

Bajo estas condiciones primordiales, una explosión cataclísmica se desencadena creando

así todas las galaxias y sus componentes. Hoy en día existe amplia evidencia que sugiere

que el cosmos sigue expandiéndose. Esto permite a los cosmólogos medir y calcular

detenidamente la distancia y velocidad de muchos cuerpos celestiales con respecto a la

Tierra.

Un agujero negro es un fenómeno parecido al Big Bang pero al revés. Cuando se

consume la energía nuclear de una estrella, llega a un punto en que ya no puede

Page 7: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

66

contrarrestar la fuerza gravitatoria que actúa en su superficie. En otras palabras, en vez

de comenzar con una explosión hay una implosión en que una estrella “se colapsa”

inexorablemente en un agujero negro. A su alrededor hay un “horizonte”, una especie de

frontera entre una región donde las leyes de la física aun son vigentes, y otra en que se

paraliza el tiempo y se evapora el espacio. Más allá del horizonte hay una singularidad

donde el espaciotiempo está tan distorsionado que nada puede escapar de su superficie, ni

siquiera la luz. Un agujero negro, por tanto, se caracteriza por ser una especie de

“aspiradora galáctica” que concentra una cantidad enorme de materia en un espacio muy

reducido. A pesar de que los agujeros negros son invisibles, su existencia se infiere

teóricamente. Los astrónomos han observado que a veces la trayectoria de la luz está

curvada a pesar de que atraviesa un espacio “supuestamente” vacío. La única explicación

plausible por esta distorsión queda en la existencia de un cuerpo como un agujero negro

capaz de generar un potente campo gravitacional. Ya que sus condiciones extremas

abarcan todas las fuerzas de la mecánica cuántica y la relatividad general, los agujeros

negros les proporcionan a los astrónomos una oportunidad única: investigar la conexión

entre el micromundo de las partículas y la gravedad einsteiniana que opera a escala

macroscópica.

El poeta se vale del concepto del agujero negro en su afán de explorar los múltiples

sectores del espacio, es decir, la verticalidad:

Desarrollar algo es perderlo. Hay que encontrar la forma de que algo crezca o decrezca hacia sí mismo. Por eso resulta subyugante la idea de implosión en la física. Sólo una explosión invertida por ilimitado aumento de densidad, parece implicar la presencia del núcleo esencial de una cosa. Aunque sea en el vacío. La noción de afuera y su connotación de pérdida (“Casi razón”, 53).

Page 8: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

67

En línea con esto, es importante rescatar el aporte de dos matemáticos. En 1919

Theodor Kaluza propone que en el universo existe una quinta dimensión, y luego en 1926

Oskar Klein teoriza que tal dimensión extra está “enrollada” e invisible debido a su

tamaño infinitesimal. Pese al interés inicial, se descarta la teoría Kaluza-Klein dado que

los experimentos realizados con el electrón dieron resultados incompatibles con las

predicciones teóricas.

No obstante, en la década de los años setenta, los físicos reanudan la investigación

acerca de la existencia de dimensiones “superiores” e imperceptibles, de la cual nace la

teoría de cuerdas. Para que sea consistente con todas las fórmulas matemáticas, esta

teoría debe incorporar no sólo seis dimensiones adicionales sino también el gravitón, la

partícula elemental asociada con la gravedad.² Debido a esta insólita noción, los

“cuerdistas” conciben que en el universo existan diez dimensiones; cuatro que

observamos y seis que se esquivan de toda tentativa de detección por “un mecanismo de

compactificación”. Actualmente el gran reto de los cuerdistas es descubrir las formas

geométricas de estas seis dimensiones entre una multitud de posibilidades.³

Juan Malpartida se refiere a los poemas de Juarroz como “espacios que se desdoblan

hacia adentro” (46). Frente a estas dimensiones, Juarroz se sitúa: “Si la vida no nos

contuviera, / seguramente descubriríamos otras dimensiones / por las que toda cosa pasa,

/ tal vez sus descartados infinitos” (VII-44), “la geometría del ser no tiene espacio” (IV-

52), “Caer de lleno en lleno, / como un antipájaro que enrola en su anticaída / los

espacios compactos donde no se cae” (IV-64), “Un espacio / no puede borrar a otro, /

pero puede arrinconarlo. / También los espacios ocupan un lugar, / en otra dimensión que

es más que espacio” (XI-6), “Hay ángulos que no pueden cerrarse / . . . / Pero no hay

Page 9: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

68

instrumento que pueda medirlos, / ni hay geometría que los abarque. / Ellos responden a

otro orden del espacio” (XII-42).

A diferencia de concebir las partículas como puntos sin dimensión, Patricio Díaz

Pasos las visualiza como “objetos unidimensionales extendidos” que parecen unos

“minúsculos apiñamientos de bucles de cuerditas.” Díaz Pazos continúa su descripción

en forma asombrosa: “una cuerda es al núcleo como un átomo es al sistema solar”.

Según Greene “a typical string loop is about Planck length, about a hundred billion

billion (10²º) times smaller than the atomic nucleus” (1999: 141).4 Para el poeta

argentino las cuerdas pueden concebirse como “filamentos infinitesimales” (XI-30) o “las

fibras que entretejen / el cuerpo del vacío” (XI-13). Pero sobre todo el equivalente

juarroziano de una cuerda cuántica es “un hilo con calibre de nada” (II-67) o “hilos poco

menos que invisibles” (“Casi ficción”, Introducción). Al igual que sus contrapartes

científicas, Juarroz intuye que los hilos llevan una fuerza intrínseca y unificadora. “Me

interesa el hilo invisible y profundo” —dice el poeta— “que une la poesía esencial de

todas partes. Quisiera poder hallar y revelar el espesor y la materia de ese hilo” (86).

Con frecuencia vemos los hilos poéticos de Juarroz en un estado de limbo, entre

presencia y ausencia, al umbral de la realidad, “donde entran en contacto el vacío y la

vida” (VI-52), “Son tantos los hilos ausentes / en toda urdimbre o toda trama, / que con

ellos alcanza / en algún otro espacio / para un tejido completamente diferente” (XI-12).

Para Noelia Sueiro el tejido poético de Juarroz se caracteriza por “infinitos intersticios

abiertos, y un sutil entramado de ligeras hebras que enlazan todas las cosas”. El carácter

ambiguo y borroso de los hilos se destaca en Décimotercera poesía vertical: “La nada

varía. / Hilos que se desprenden de la ausencia, / mínimas fluctuaciones del vacío, /

Page 10: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

69

pequeños desniveles de no ser” (“Trípticos verticales” V-3). Conforme a esta visión,

Greene explica:

String/antistring pairs (two strings executing opposite vibrational patterns) can momentarily errupt into existence, borrowing energy from the universe, so long as they annihilate one another with sufficient haste, thereby repaying the energy loan. Such pairs of strings, born of the quantum frenzy but which live on borrowed energy and hence must shortly recombine into a single loop, are known as virtual string pairs. And even though it is only momentary, the transcient presence of these additional virtual string pairs affects the detailed properties of the interaction (1999: 291-292). Básicamente se ha postulado que las partículas elementales como los electrones,

fotones, neutrinos, quarks y gravitones se propagan de acuerdo con la “energía

oscilatoria” o la intensidad vibratoria de cada cuerda. Se cree que una cuerda puede dar

origen a un amplio espectro de partículas.

Se calcula que la tensión de una cuerda es aproximadamente 10� ¹ veces la de una

cuerda de un piano. Por eso no es difícil concebir las cuerdas vibrantes en términos

musicales. Greene utiliza la siguiente analogía: “What appear to be different elementary

particles are actually different ‘notes’ on a fundamental string. The universe —being

composed of an enormous number of these vibrating strings— is akin to a cosmic

symphony” (Ibid. 146).

Roberto Juarroz exclama en torno a esta visión: “He aprendido que toda construcción

es una música” (VI-31), “Callar puede ser una música, / una melodía diferente, / que se

borda con hilos de ausencia / . . . / O callar puede ser tal vez / la música del vacío” (VI-

20), “Sólo vemos que aquí forman un solo filamento / el hilo que une toda la música del

mundo / y el hilo que une todo el silencio” (XII-26).

En 1955 el físico John Wheeler acuñó el término “espuma cuántica” para describir la

Page 11: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

70

actividad frenética del mundo subatómico. Para Juarroz “la música oculta en la espuma”

(IX-48) y “las hebras de espuma hacen la espuma” (IV-47). Cabe añadir que esta

analogía musical ha provocado un gran interés, pues si la teoría de cuerdas es correcta,

hay ondas gravitatorias dispersas por el espacio. Ellas bien podrían dejar unas pistas �

“ondulaciones” en el espaciotiempo quizá muy duraderas� que irradian hacia fuera. La

Antena Espacial por Interferometría Láser (LISA), patrocinado por la NASA y la

Agencia Espacial Europea (ESA), es un proyecto con el fin de localizar ondas

gravitacionales generadas por choques a gran escala entre agujeros negros, binarios, etc.

Si las expectativas de LISA se realizan, los astrónomos tendrán una cronología

cosmológica del universo desde la génesis hasta la actualidad, que a su vez, confirme la

teoría del Big Bang. Y de hecho, varias teorías predicen la existencia de “cuerdas

cósmicas”, reliquias que hayan sobrevivido desde la etapa inicial de la creación de los

cielos. Según Michio Kaku, profesor de la física teórica en City University of New York:

“Cosmic strings may have a width thinner than an atomic nucleus, but their mass may be

stellar and they may extend for millions of light-years in space” (140). Asimismo,

Edward Witten, considerado el sucesor de Einstein, imagina: “There are all kinds of

possibilities, like literally seeing a string in a telescope if nature has chosen to be kind to

us in that particular way.”

Parece que Juarroz se encamina hacia esta búsqueda: “El eco disponible que es la

vida / necesita localizar su fuente, / encontrar la vibración original, / el espacio sonoro”

(X-25), “Si has perdido tus ecos o tu origen, / los buscaremos, pero hacia adelante, / en el

templo final de los orígenes” (IV-8). Por ello, cabe preguntarse: ¿hemos llegado al

verdadero umbral donde se crean los constituyentes más irreducibles? Quizá las cuerdas

Page 12: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

71

sean sólo otra manifestación dentro de una regresión infinita. ¿Es posible que el universo

esté configurado en diez dimensiones o más? Algunos cosmólogos y astrónomos apoyan

la hipótesis de que estamos rodeados de una multiplicidad de universos paralelos

denominada un “multiverso” en el cual existen estas dimensiones. Greene comenta: “our

universe may merely be one of the innumerable frothing bubbles on the surface of a vast

and turbulent cosmic ocean called the multiverse” (1999: 387). Sobre ello, Kaku cita:

“We believe that our world consists of all that we can see, unaware that there may be

entire universes right under our noses. Although another universe might be hovering just

inches above us, floating in the fourth dimension, it would appear to be invisible” (183).

La verticalidad de Juarroz cobra vigencia y paralela esta hipótesis del multiverso. Al

igual que los físicos, indaga la posibilidad de revelar un mecanismo que vincule todos los

mundos:

Tal vez a la larga se perfeccione la técnica del abismo y los mundos posibles e imposibles puedan ya saltar juntos, en un solo sube y baja (XI-17).

Una y otra vez el panorama poético planteado por Juarroz consiste en “producir una

fractura” y “abrir la realidad y proyectarla en la escala mayor” (González Dueñas: 22).

En los siguientes versos, “una brecha” alude a lo que los físicos llaman un wormhole

(agujero de gusano), una especie de túnel galáctico que posibilita un viaje casi

instantáneo a otro mundo y otro tiempo lejanos:

Una cosa se desliza de su lugar de cosa y abre así una brecha

Page 13: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

72

por donde se descubre su dibujo paralelo, su línea junto a otra línea igual, pero con más silencio. Después, vuelve a su sitio. Si logramos entonces demorar la brecha abierta, los dos trazos paralelos alcanzarán por fin su línea única (II-36).

Kip Thorne, del California Institute of Technology, supone que un túnel de un

kilómetro de largo podría conectar la Tierra con la estrella Vega; un “two-way surface”

—especula el físico— “we can cross it in both directions, inward into the wormhole, and

back outward to the external Universe” (485). Thorne explica que para transportar los

objetos macroscópicos por un agujero de gusano hay que disponer de una “materia

exótica” que lo mantenga abierto mediante una fuerza gravitacional. En cambio, advierte

que la tecnología necesaria para obtener tal materia queda fuera de nuestro alcance. Por

ahora “demorar la brecha abierta” y viajar por un agujero de gusano como Dr. Eleanor

Arroway (protagonizada por Jodie Foster en la película Contact), es la chispa imaginativa

que sirve de puente entre la ciencia ficción y la ciencia realidad.

Con fundamento en la información expuesta, se concluye que Roberto Juarroz es un

artista dispuesto a traspasar cualquier frontera. Su acercamiento transdisciplinario, como

señala Lucas Margarit, se asemeja al de un científico poetizado. Si Juan Maldacena (un

cuerdista argentino del Institute for Advanced Study en Princeton) es “un físico con alma

de poeta” (Escribano), Roberto Juarroz es sin duda un poeta con alma de físico. Su

dominio poético pivota alrededor de los conceptos científicos más provocantes de su

época: la naturaleza escurridiza de cuerdas, ondas y partículas. Es una odisea vertical que

pretende explorar todos los planos de la realidad desde lo más entrañable del

micromundo hasta la vastedad de las galaxias. Al respecto, el poeta afirma que “La

Page 14: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

73

poesía puede . . . abolir en un acto de amor la distancia entre el hombre y los objetos,

entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y la

muerte” (1980: 155). Juarroz se despoja de lo superficial e impone “su desafío a las

normas y los estereotipos” (Ibid.). Vista así, su poesía no sólo borra las dicotomías entre

ciencia y poesía, sino también adquiere una dimensión espiritual, “una contemplación

casi religiosa” (Ibid., 154).5 Para los físicos como Einstein, lograr este nivel de lucidez

se equivale a “read the mind of God” (Kaku: 344).

Notas

¹ Las citas de Poesía vertical se identifican con el nombre de la sección (i.e. “Casi razón“) o el volumen en números romanos, seguido por el número de poema. ² El gravitón es una partícula cuya existencia es inferida por las ecuaciones matemáticas. Posee una resonancia vibracional que desempeña un papel íntegro en la teoría de cuerdas. Ya que no tiene masa, sus efectos se transmiten a la velocidad de la luz, tal como Einstein postula en la teoría de la relatividad. ³ Las dimensiones compactas se denominan los espacios Calabi-Yau en honor a sus descubridores, Eugenio Calabi de la Universidad de Pennsylvania y Shing-Tung Yau de la Universidad de Harvard. 4 En su libro, The Fabric of the Cosmos, Greene señala que las cuerdas pueden alcanzar dimensiones mucho más grandes —hasta 10� ¹ � cm— según la evidencia obtenida recientemente por Savas Dimopoulos de la Universidad de Stanford (401). En tal caso, una cuerda sería sólo mil veces más pequeña que un núcleo atómico. Si es cierto, Greene contempla las posibilidades: “If the strings are big, or if some of the extra dimensions are big, the implications for upcoming experiments are spectacular.” En 2007 dichos experimentos están programados a realizarse en el Large Hadron Collider, el acelerador de partículas más potente del mundo construido por el CERN (Comisión Europea de Investigación Nuclear) cerca de Ginebra, Suiza. La anticipación y el optimismo de Greene son notables: “If these string vibrations were to be excited through high-energy collisions, the accelerator’s detectors would light up the Times Square crystal ball on New Year’s Eve. A whole host of never-before seen particles would be produced . . . String theory’s signature would be etched across the data with a flourish that would have impressed John Hancock” (402-403).

Page 15: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

74

5Sobre esta tendencia, véase los siguientes estudios: Francisco Rivera, “Roberto Juarroz o el descenso a las profundidades”. Cuadernos Hispanoamericanos 140: 420 (1985): 91-116; Guillermo Boido, “Roberto Juarroz”. (entrevista), Hispamérica 17 (1977): 47-59.

Obras citadas

Boido, Guillermo. “Roberto Juarroz” (entrevista). Hispamérica. 17 (1977): 47-59.

Bravo, Luis. “La poesía de Roberto Juarroz: Un rigor para la intensidad”.

Díaz Pazos, Patricio. “Teoría de supercuerdas”. www.geocities.com.

Escribano, Ignacio. “Juan Maldacena: un físico con alma de poeta”.

www.LaNación.com. 30 de enero de 2005.

González Dueñas, Daniel, Alejandro Toledo.La fidelidad al relámpago: Conversaciones

con Roberto Juarroz. México: Universidad Autónoma Metropolitana, 1990.

Greene, Brian. The Elegant Universe. New York: W.W. Norton, 1999.

___. The Fabric of the Cosmos. New York: Alfred A. Knopf, 2004.

Hawking, Stephen W. “Chronology Protection: Making the World Safe for Historians.”

en The Future of Spacetime. Stephen Hawking et al. New York: W.W. Norton, 2002,

pp. 87-108.

Juarroz, Roberto. Poesía y creación: Diálogos con Guillermo Boido. Buenos Aires:

Ediciones Carlos Lohlé. 1980.

___. Poesía vertical I. Buenos Aires: Emecé, 2005.

___. Poesía vertical II. Buenos Aires: Emecé, 2005.

Kaku, Michio. Parallel Worlds. New York: Anchor Books, 2006.

Malpartida, Juan. “La perfección indefensa”. Cuadernos Hispanoamericanos. 480

(junio, 1990): 45-51.

Page 16: Los hilos de la verticalidad de Roberto Juarroz:

The South Carolina Modern Language Review Volume 7, Number 1

75

Margarit, Lucas. “Roberto Juarroz: La palabra en una casa de espejos”. Inti: Revista de

Literatura Hispánica. 52-53 (otoño, 2000-primavera, 2001): 117-28.

Rivera, Francisco. Cuadernos Hispanoamericanos. “Roberto Juarroz o el descenso a las

profundidades”. 140.420 (1985): 91-116.

Sueiro, Noelia. “Roberto Juarroz: Los extremos de la palabra”. www.enfocarte.com-

nº21.

Thorne, Kip S. Black Holes & Time Warps. New York: W.W. Norton, 1994.

Witten, Edward. “The Elegant Universe.” www.pbs.org/wgbh/nova/elegant.