los estudios socioculturales ¿hacia un nuevo canon?

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LiteraJura: teurfa, historúz, crítica 3 (2001 ): 253-297 Los estudios socioculturales: ¿Hacia un nuevo canon?· La controversia sobre el canon JanGorak D vez en cuando hay críticos renombrados que se con- uelan a mismos y a sus públicos descanando el de- ate sobre el canon como una absurdidad más entre las modas culturales contemporáneas, o atribuyéndole un papel insignificante en la historia intelectual. Hace poco, en una entrevista con Harper'sMagazine, Roger Shattuck afirmó que "el canon" era un fenómeno nuevo para él, y que en su carrera como distinguido historiador cu ltural había notado muy pocas indicaciones de la importancia de dicho concepto para la literatura moderna. llevo cuarenta años trabajando como editor y profesor, y nunca he escu- chado la palabracarwn fuera del conteXtO teol6gico [ ... ]Esta palabra ha sido introducida en los últimos diez. años por quienes se consideran los adver· sarios de un currículo tradicional. Es una palabra despectiva, que sugiere algo impuesto por la fuerza, algo autoritario y reaccionario (49). Aunque algunos espíritus la encuentren reconfortante, semejante opinión no resiste la investigación histórica. Desde 1918, cuando Van Wyck Brooks formuló sus primeras críticas contra "el canon establecido en la literatura norteamericana", existen evidencias ,. Tomado dd último capítulo dd libro de Jan Gorak The Maki.ng of tht! Modern Camm. "Cultural Stud.ies: Towards a New Canon?•. {l.ondon: Athone Press, 1991}. Traducción de Patricia Simonson, revisada por Patricia Trujillo. 253

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Jan Gorak

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  • LiteraJura: teurfa, historz, crtica 3 (2001): 253-297

    Los estudios socioculturales: Hacia un nuevo canon?

    La controversia sobre el canon

    JanGorak Uni~o{Derruer

    D vez en cuando hay crticos renombrados que se con-uelan a s mismos y a sus pblicos descanando el de-ate sobre el canon como una absurdidad ms entre las modas culturales contemporneas, o atribuyndole un papel insignificante en la historia intelectual. Hace poco, en una entrevista con Harper'sMagazine, Roger Shattuck afirm que "el canon" era un fenmeno nuevo para l, y que en su carrera como distinguido historiador cultural haba notado muy pocas indicaciones de la importancia de dicho concepto para la literatura moderna.

    llevo cuarenta aos trabajando como editor y profesor, y nunca he escu-chado la palabracarwn fuera del conteXtO teol6gico [ ... ]Esta palabra ha sido introducida en los ltimos diez. aos por quienes se consideran los adver sarios de un currculo tradicional. Es una palabra despectiva, que sugiere algo impuesto por la fuerza, algo autoritario y reaccionario (49).

    Aunque algunos espritus la encuentren reconfortante, semejante opinin no resiste la investigacin histrica. Desde 1918, cuando Van Wyck Brooks formul sus primeras crticas contra "el canon establecido en la literatura norteamericana", existen evidencias

    ,. Tomado dd ltimo captulo dd libro de Jan Gorak The Maki.ng of tht! Modern Camm. "Cultural Stud.ies: Towards a New Canon?. {l.ondon: Athone Press, 1991}. Traduccin de Patricia Simonson, revisada por Patricia Trujillo.

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  • J. Gorak, Los estUdios socioculturales ...

    considerables de un largo debate sobre el canon, aunque ese debate haya sido menos sangriento y menos abierto que el que se est desarrollando actualmente. Durante el siglo XX, los cnones han servido como vehculos de polticas nacionales, declaraciones de independencia cultural por crticos vanguardistas, .instrumentos para medir grados de calidad creativa, y fuentes de narraciones enciclopdicas, mticas o histricas. U na mirada ms all del siglo XX ampliara esas funciones. Para generaciones anteriores, los cnones constituan programas de estudios para la instruccin bsica y para la educacin superior. Estimulaban la creacin y hacan ms fcil el trabajo de los editores. Proporcionaban pruebas de la inspiracin divina, de la autoridad eclesistica, y de los prejuicios eclesisticos. Ninguna de estas actividades se llevaba a cabo sin controversia. Los cnones de autoridades antiguas, por ejemplo, nunca han sido considerados totalmente positivos por los artistas que estn buscando sus propias identidades espirituales. De la misma manera, un canon que pretende transmitir la Palabra de Dios siempre ser visto con desconfianza por quienes temen su manipulacin por una poderosa jerarqua clerical.

    En la historia de la cultura occidental moderna, los cnones han sido constantemente temas de controversia. En el pasado, la relacin estrecha que existe entre canon y regla les ha parecido a muchos crticos -por ejemplo, a Thomas Edwards y T. S. Eliot, para nombrar slo a dos- implicar la imposicin de una autoridad intilmente rgida a una actividad eminentemente liberal Para esos crticos, la "tendencia cannica" implicaba algo diametralmente opuesto al compromiso personal y al espritu de libre investigacin que caracterizan las artes. Como lo nota Eliot en una carta dirigida a Mary Hutchinson, "si la cultura significa algo decente, entonces significa algo personal", lo que hara casi imposible el conformarse a listas y reglas cannicas. Shattuck, para quien el canon es una institucin clerical extraviada, quin sabe cmo, en el campo de la cultura, estara de acuerdo con esa afirmacin de Eliot. Sin embargo, este ltimo est igualmente preocupado por la perspectiva de una crtica totalmente libre de reglas, y reflexiona en la misma carta sobre la necesidad de una

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  • Literatura: teorfa, historia, crtica 3 (2001)

    "civilizacin impersonal, tradicional", una necesidad que para. muchos se encuentra satisfech3. por la existencia de un canon. Eliot agrega en seguida una pequea lista de autores y culturas admirables: "La cultura bizantina[ ... ] Stendhal [ ... ] Mozart, Bach, etc., Flaubert (sQ, el ballet ruso[ ... ] las novelas rusas" (Eliot 317)! El autor reconoce que est transmitiendo los juicios de valor de una cultura moderna frvola, por la cual confiesa una incurable atraccin. A lo largo de este siglo, muchos autores manifiestan una dinmica similar de atraccin-repulsin frente a la idea de un canon.

    La centralidad y la violencia que caracterizan el debate actual sobre el canon son ms recientes, sin embargo. De hecho, el debate empez en 1979, cuando Leslie Fiedler y Houston Baker, Jr., organizaron dos programas, "English as a World Language for Literature," y "Literature as an Institution," para el English Institute. Se puede estimar la imponancia de esos textos por el hecho de que el trmino "canonicidad" apareci en las pginas de la Bibliografa de la Modem Language Association en 1980, as como el trmino "canon", en 1981. Durante ese mismo ao, los dos programas fueron publicados como un hbro, titulado English Literature: Opening up the Canon (1981). Muchos de los autores que contribuyeron al libro de Fiedler y Baker tienen mucho que decir sobre su inconformidad con la profesin literaria. U no de ellos empieza su presentacin diciendo: "En mi regin nativa, las palabras ms preciadas son las que vienen del corazn, y surgen sin premeditacin ni preparacin anterior" (MarmonSlko "Language andLiterature", 54). Sin duda, esos sentimientos fueron muy aplaudidos, pero si se aplicaran literalmente, anularan las reglas del juego de una academia que depende como institucin de un discurso cuidadosamente preparado Y basado en investigaciones intensivas. Otros autores de la coleccin muestran cierto afn por relacionar los principios centrales de la academia con sistemas polticos conservadores y con prcticas sociales injustas, sealando la reaparicin de las opiniones radicales expresadas en los aos sesenta.

    1 Carta de julio 1919 a Mary Hutchinson.

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  • J. Gornk, los estudios socioculturales...

    En general, Opening HP the Canon se parece a una declaracin de guerra contra una profesin conservadora que excluye las minoras y una disciplina nacionalista que define la literatura inglesa como atributo exclusivo de los ingleses, y persiste en ignorar "lo que los hombres y las mujeres en el mundo entero han hecho con la literatura inglesa" (Fiedler y Baker xi). Segn Baker, esta disciplina ya no puede limitarSe a un segmento minsculo del mundo angloparlante; ahora es preciso ampliar y transformar su campo. Una profesin que mucha gente (en particular sus Vctimas) percibe como dedicada a una visin nacionalista, sexista, y conservadora de sus actividades, necesita cambiar muy pronto.

    En 1984, apareci otra coleccn importante, Canons de Roben von Hallberg. Mientras los autores de Fiedler y Baker se expresaban dentro de un marco de referencia poltico y populista, la coleccin de von Hallberg, inicialmente publicada en la revista Critical lnquiry entre septiembre de 1983 y marzo de 1984, se mostr ms analtica y terica. Reaparece la preocupacin histrica, retrica y sociolgica por los cnones como instituciones que confieren valores en el campo de las ciencias humanas; los autores utilizan los mtodos ms modernos y acuden a todos los recursos de la nueva academia "teorizada" para entender cmo funcionan los cnones: Christine Froula, por ejemplo, recurre a mtodos feministas y post-estructuralistas para hablar de Mil ton, Gerald Bruns utiliza a Max Weber para entender el canon no como "categora literaria" sino como "una categora de poder" (81), Hugh Kenner formula una defensa autobiogrfica del canon modernista, y J ohn Guillory propone una desmitificacin sociolgica. Aunque Canons se haya publicado hace slo seis aos, su espritu eclctico y flexible parece muy lejano hoy en da.

    Qu significan esas dos importantes colecciones? Por qu asumi el canon una posicin tan clave en los debates a comienzos de los ochenta, para volverse en poco tiempo uno de los temas ms controvertidos y ms ampliamente debatidos y utilizados de la dcada? De cierta manera, es todava difcil entender cmo la crtica contempornea termin definiendo el problema del canon como

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  • Literatura: teora, historia, crtica 3 (2001)

    una de sus temticas centrales. Incluso W. J. T. Mitchell, el editor de Critica! Inquiry, se mostr desconcertado por el asunto. Segn recuerda Frank Kermode, "l no haba planeado semejante nmero [ ... ]simplemente, los anculos fueron apareciendo en su escritorio" (1989, 2). El largo desarrollo histrico de la nocin de canon que describimos en este libro propone una explicacin parcial, demostrando la reaparicin en el debate de problemas crticos ya antiguos. Pero cules cambios especficos en la crtica de la posguerra contribuyeron al surgimiento del debate sobre el canon en este momento especfico de los ochenta y noventa?

    Orgenes del debate actual

    Veremos en esta seccin que son tres las principales lneas genealgicas que determinan el debate actual. Primero, est la larga tradicin de crtica polmica o antagnica que inspira la coleccin de F iedler y Baker. La crtica literaria siempre ha atrado a los inconformes corno F. R. Leavis o Randolph Bourne, que esperan, muchas veces con razn, que sus posiciones marginales sean un da las de la mayora. Otra influencia crucial es la preocupacin autorreflexiva y metacrtica por entender los sistemas de significacin y validacin en las ciencias humanas, preocupacin que motiva textos claves como Elements of Semiology de Roland Barthes (1964), Grammatology de Jacques Derrida (1967), The Archaeology ofKnuwledgede Michel Foucault (1969), "Ideology and Ideological State Apparatuses", de Louis Althusser, en Lenin and Philosophy (1971}, Metahistory de Hayden White (1973} y The lnterpretation ofCultures de Clifford Geertz (1973). Todas esas obras abrieron el camino para que la crtica literaria examinara sus propios instrumentos de transmisin y produccin de valores. Una tercera influencia, la sociologa, tambin ha orientado la crtica contempornea hacia una posicin ms autorreflexiva. En los aos de la posguerra, los profesores de Literatura Inglesa han mostrado cada vez ms afn por hacer un anlisis sociolgico de trminos como "valor", "cultura", "tradicin", y establecer puentes sociales Y polticos entre los textos valorados y sus pblicos originales. Ya en los aos cincuenta, F. W. Bateson dijo a los lectores de su nueva

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  • J. Gornk, los estudios socioculturales ...

    revista Essays in Criticism que "un poema[ ... ] no es bueno o malo en s, sino nicamente en trminos de los contextos en los que se cre" ("The Function of Criticism" 19). Posteriormente, la crtica sociolgica se ha alejado an ms del absolutismo crtico, interpretando el valor y la reputacin estticos en trminos de un proceso social en continuo desarrollo. Como lo vamos a ver, la crtica de la posguerra que prepar el terreno para el debate de hoy traslad esos tres elementos -el polmico, el terico y el sociolgico- de sus posiciones marginales a su posicin actual, la de discurso central y constitutivo de la crtica literaria hoy en da.

    Uno de los primeros en explorar esta crtica sociolgica militante fue Raymond Williams. En 7hel.DngRevolution (1961), Williamsinici una investigacin sociolgica de la profesin de autor en Gran Bretafia, enfocando variables antes descuidadas como la educacin y los orgenes sociales de autores cannicos. Dos aos ms tarde, en 1963, la conferencia inaugural de Richard Hoggart, "Schools of English and Contemporary Society," pronunciada en la Universidad de Birmingham, someti cada etapa de la produccin literaria al anlisis sociolgico. A travs de cules lneas de comunicacin llega el libro a sus lectores? Cules revistas y otras publicaciones dan el primer impulso a las reputaciones de creadores "importantes"? Segn Hoggart, se necesitan estudios sociolgicos de los pblicos de los autores, de" quienes crean la opinin pblica, y los conductos por los cuales ejercen su influencia[ ... ] las organizaciones para la produccin y la distribucin de la palabra oral y escrita" (I, 256). En otro texto Hoggart afirma que los aos de la posguerra se caracterizaron por "la llegada al escenario social de clases enteras de personas que antes eran demasiado pobres para hacer notar su presencia .. (II, 65). A estas personas, les proporcion un servicio adecuado un sistema educativo que no haba cambiado desde la poca de Eduardo Vil? Exige su aparicin en el escenario social una revisin de la distribucin y el grado de participacin en ese fenmeno autocelebratorio que se llama "la cultura inglesa"? En los trabajos de Hoggan y Williams, ese ltimo trmino pierde su carga laudatoria. El balance de sus dos testimonios es un desafo

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  • Literatura: ttx)ra, historia, crtiCA 3 (2001)

    masivo a la idea del canon como instrumentO de unificacin, de regulacin, o simplemente de coordinacin cultural.

    Cuando se cuestionaban conceptos como "valor" y "cultura", la "tradicin" no poda quedar ilesa por mucho tiempo. En 1957, en las primeras pginas de 7he Poetry ofExperience, Roben Langbaurn comenta irnicamente que el espacio identificado por la crtica contempornea como la "tradicin" carece totalmente de justificacin. Eliot, segn hace notar el autor, "habla de una tradicin que el pasado no habra reconocido". Algunos crticos de la posguerra presentaban la "tradicin" como una alianza inviolable entre costumbres e innovacin; Langbaum la ve nicamente como un conjunto de preocupaciones especficamente modernas por la continuidad, la transmisin de poder, y la autoridad. E] trmino cannico de Eliot, segn l, "nos ayuda a construimos esa imagen de nosotros mismos que constituye la sensibilidad moderna" (3). Langbaum no minimiza la importancia del significado imaginativo personal de la "tradicin" para los poetas modernos, pero pone en duda su legitimidad pblica, lo que abre el camino para que autores posteriores reevalen la nocin de valor cultural.

    Desde el comienzo de los sesenta, cada vez ms acadmicos en el campo literario empezaron a examinar su propia disciplina con ojo crtico. Por ejemplo, TheDreamand the Task (1964), de Graham Hough, inicialmente presentado en la radio como una serie de conferencias para la BBC, hace un llamado a cambios drsticos en las universidades britnicas. Hough reconoce que el pblico de hoy pide a los artistas y comentaristas que asuman una variedad sin precedente de funciones espirituales y ticas, y se pregunta qu tan eficazmente estn respondiendo las universidades a estas expectativas ampliadas. Considera que los departamentos de ingls tal como estn constituidos actualmente aslan sus actividades de la cultura en la que se encuentran, transformando los estudios literarios "en una especie de Escrituras sagradas, entre las cuales eligen rigurosamente un canon que las hace adecuadas para ese fm". Hough, que acaba de regresar de una visita a la Universidad de J ohns Hopkins, se da cuenta de que el estudio de la literatura en su

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  • J. Gornk, los estudios socioculturales. ..

    propia institucin, Cambridge, funciona segn un principio de exclusin. Se opone enrgicamente a un programa de estudios en literatura inglesa que se organizara en funcin de una especie de canon laico-religioso, un canon hecho para producir sentimientos morales muy elevados, y que no hace ningn esfuerzo por entender la multitud de posibilidades creativas que la "cultura" ha generado a lo largo de la historia. Al preconizar una disciplina que explorara "la totalidad de la experiencia imaginativa registrada por los hombres, y no slo un segmento de ella, escogida en funcin de algn prejuicio social o moral pasajero", se acerca al programa esbozado en The Prrwince ofLiterary HisUJry (1931) por el profesor Edwin Greenlaw de la Universidad de Johns Hopkins. En efecto, Hough recomienda poner fin a la "Literatura Inglesa" tal como est constituida actualmente, para sustituirla por "un campo que se habra vuelto ms amplio gracias a conocimientos histricos y antropolgicos fcilmente disponibles" (Hough, 91, 98, 102).

    La enrgica exposicin que hizo Hough del "sueo y de la misin., inaugur un largo perodo de reformas curriculares y un examen ms a fondo del vocabulario crtico existente. En 1964, C. K. Stead escudri ese vocabulario desde una perspectiva indita, la de un estudiante de literatura en las universidades de Auckland, Bristol y Londres. Como nativo de Nueva Zelandia, Stead gozaba de cierta distancia frente a una "tradicin" inventada por expatriados norteamericanos y fortalecida por intelectuales cosmopolitas. Por esta razn, The New Poetic expresa una conviccin cada vez ms compartida: las tradiciones construidas a comienzos del siglo XX por Yeats, Eliot y Lawrence no estaran basadas en ningn elemento inherentemente histrico o incluso "nacional". Ampliando los breves comentarios polmicos dispersos en tantas pginas de New Bearings in English Poetry (1932) de F. R. Leavis, Stead acumula las evidencias de un error de orientacin en la historia literaria de la poca moderna temprana. Demuestra que una tradicin "literaria", es decir, una seleccin de autores valorados por otros autores, no corresponde necesariamente a una tradicin "sociolgica", es decir, una seleccin de autores valorados por un amplio pblico de lectores fieles, que

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  • aprecian la temtica de sus obras o su capacidad para dar cuenta de eventos pblicos importantes. El modernismo, segn Stead, tiene sus orgenes en el "rechazo de las temticas 'pblicas' concebidas para gustar a un pblico especfico en un momento histrico especfico" (96). [ ... ]La investigacin de Stead sobre una serie de trminos importantes en la poca moderna temprana -trminos como "vida", "imagen", "afirmacin"- muestra que ciertos elementos claves en el vocabulario crtico moderno son construcciones especializadas que tienen una pertinencia limitada con respecto a las preferencias literarias del pblico general.[ ... ]

    Los argumentos de Stead y Langbaum no representan la desaparici6n de la "tradicin" de Eliot, pero lo cierto es que le quitan su estatus monoltico. Esos crticos demostraron que el valor no era una propiedad objetiva y evidente sino una esfera de intereses interconectados. De esta manera, se aadieron a un nmero cada vez mayor de voces que estaban llamando a un examen detallado de las orientaciones polticas, culturales y estticas de los que divulgan por primera vez el valor de un autor. No habr algo sospechoso en una disciplina que se otorga el nombre de "historia literaria", para luego construir un canon que nos informa en detalle sobre las preferencias culturales de la lite intelectual contempornea, sin decirnos nada sobre las elecciones y orientaciones de la gente del pasado? Y por qu los monumentos culturales de cierta poca deberan satisfacer las necesidades ms democrticas de otra?

    Luego, de manera ms radical, Jos crticos iban a interesarse menos por el .. mrito", y ms por los valores del cambio, de la marginalidad y de la variedad.[ ... ] Raymond Wilams, en The Country and the City (1973) pregona cambios mucho ms drsticos en el canon que el incluir "The Lady's Dressing Room" de Swift o "A Clock Stopped" de Dickinson. Al apasionarse por las virtudes de lo regional y lo excluido, Williams introduce un segundo argumento en el debate actual, un argumento que se fortaleci durante la misma poca gracias a las voces de los mismos marginales. A lo largo de los aos sesenta y setenta, cada vez ms voces

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  • J. Gorak, los estudios socioculturales ...

    provenientes de culturas en desarrollo aparecan en los catlogos de los editores e incluso, a veces, en los programas de estudios de las universidades. Por ejemplo, a partir de 1962, la Coleccin de Escritores Africanos de la Editorial Heinemann empez a publicar escritores africanos importantes como Chinua Achebe, Cyprian Ekwensi, Pe ter Abrahams, Elechi Amadi, Ayi Kwei Armah y James Ngugi en ediciones buenas y econmicas, adecuadas para estudiantes de pregrado. La consecuencia de esa decisin fue la introduccin de cursos de literatura africana o de pases de la Commonwealth, escrita en ingls, en las universidades de Leeds y Kent, y tambin en otras partes. La "Penguin African Library", tambin iniciada en 1962, public materiales para cursos similares en historia y poltica, y divulg entre un pblico ms amplio los problemas y aspiraciones de un continente que empezaba a liberarse del colonialisn;10.

    Con la creciente clifusin de esa liter.nur.t, 1he Country and the City de Williams pod~ evocar algunas de las ironas inherentes a una literatura urbana y poscolonial escrita" en las lenguas de las metrpolis, lenguas que resultan ellas mismas de la movilidad, (288). Pero en este campo al menos Williams tuvo un precursor, Lewis Nkosi, un escritor sudafricano exiliado cuya coleccin de ensayos, Home and Exile, apareci en 1965. Los escritos de Nkosi inauguran una nueva turbulencia cultural que rechaza el canon aceptado por Eliot como reaccionario y dogmtico. Este autor protesta contra "los universitarios blancos quienes, al hablar del arte y la literatura africanos, encuentran conveniente juzgar las obras de arte africanas exclusivamente en funcin de cnones crticos europeos,. [ ... ] Nkosi cuestiona la idea misma de juicio crtico. Considera los cnones crticos intiles para reconocer las necesidades esenciales de los africanos. Segn insiste Nkosi,los escritores africanos tienen que entender sus propias tradiciones, y posiblemente no estara convencido, como Houston Baker, de que la literatura africana deba aliarse con el de-constructivismo y el feminismo para "cuestionar las verdades truncadas que los hombres blancos han establecido" (Nkosi, 13). Nkosi est especialmente en contra del magisterio que los cnones occidentales ejercen en la crtica sudafricana, y considera lamentable

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  • Literatura: teora, historia, crtica 3 (200 1)

    el espectculo de "la metafsica amarga y resecada de T. S. Eliot fundamentando un poema africano". A juicio de Nkosi, el "canon" de Eliot representa un pesimismo intelectual anmico que es un insulto para "la viril sensibilidad masculina originada en el humanismo fundamentalmente optimista que se manifiesta en todas panes en Africa" (49). Nkosi rechaza las preguntas que a los crticos occidentales les parecen de suma importancia, haciendo notar que la expresin "Dios ha mueno" no significa nada en un contexto Zul.

    Nkosi protesta contra el espectculo de la crtica occidental vigilando el mundo para reforzar la autoridad imperialista del "canon". En su prefacio a la reedicin en 1979 de Black Elk Speaks, texto proftico de los indgenas norteamericanos, Vine Deloria desafa el canon occidental en su propio terreno. Deloria lo considera. no slo polticamente injustificable y estticamente debilitante, como Nkosi, sino tambin espiri~almente quebrado. El testimonio histrico y proftico de Black Elk, publicado por primera vez en 1932, fue transmitido por intermedio de John Neihardt, un investigador independiente de la cultura indgena noneamericana. Desde su publicacin esa obra haba gozado de una popularidad constante en las escuelas y entre el pblico general. Pero serBlack Elk Speaks simplemente una obra ms en el currculo escolar, o justifica una atencin ms sostenida de pane de los lectores? Segn Deloria, "los textos bsicos de la tradicin teolgica de Black Elk estn en buena posicin para volverse el canon o al menos los textos centrales de un canon teolgico norteamericano que competir un da con las tradiciones orientales y occidentales como forma de ver el mundo". Concibe el canon no slo como una coleccin de textos para la enseanza sino como la expresin de una visin de mundo coherente, que en este caso es la visin de mundo de una minora reprimida. Examina tambin el problema crucial de la "intrusin literaria" de Neihardt "en el sistema de creencias de Black Elk" (Deloria xi, xv). En el caso en que un canon constituya la visin de mundo de un pueblo derrotado, cmo pueden sus vencedores representar ese canon adecuadamente? Puede el canon de una nacin vencida y sometida renovar la vida espiritual de una nacin

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  • J. Gorak, los estudios socioculturales ...

    imperialista enferma por las conquistas? Constituye la colecci6n heterognea de textos dictados en las aulas norteamericanas un canon comparable de valores occidentales?

    Estas son las preguntas formuladas por un individuo reflexivo que est fuera del sistema, frente a las tradicionales tcticas acadmicas y profesionales para preservar el pasado y difundir los valores cuiturales. Qu pasa cuando hay voces agresivas que empiezan a formular preguntas parecidas dentro de la misma academia? El paso siguiente en la decadencia de los cnones es cuando la artillera crtica de te6ri cos formados en Europa empieza a atacar sus estructuras. Desde finales de los sesenta emana de la academia europea y norteamericana un recelo sistemtico, hasta programtico frente al canon y sus monumentos. Este recelo es muy aparente en dos de los ensayos ms ledos de Hans Robert Jauss:

    . "Literary History as a Challenge to Literary Theory" {inicialmente un discurso en la Universidad de Konstanzen 1967) y "History of Art and Pragmatic History" {1970). Jauss concibe los cnones como los vehlculos de una auroridad permanente, que trasciende el tiempo, y que a lo largo de la poca moderna ha sido representada como el origen y la condici6n de permanencia de rodo texto conocido. En su esfuerzo por elevar su obra por encima de lo meramente pragmtico, Winckelmann, por ejemplo, "exige 'grandes ejemplos' y 'estudios concluyentes', establece un canon. [ ... ] Las nuevas exigencias contenidas en la obra de Winckelmann, Geschichte der Kunst desAltertums[HistoriadelArteAntiguo] (1764) desvalorizan, no slo la anterior 'historia de los artistas', sino tambin la presentacin cronolgica de la historia anterior". De la misma manera, el valor permanente que Georg Lukcs atribuye a sus artistas preferidos depende de una "concepci6n consagrada de lo 'clsico' que[ ... ] trasciende la historia". En la "canonizaci6n de Balzac para la literatura moderna" que hace Lukcs y el "canon" de los griegos clsicos establecido por Winckelmann, J auss ve una voluntad comn de "franquear el espacio entre el pasado y el presente" recurriendo de manera injustificable a una" dimensi6n ideal que est fuera del tiempo" {49). Pero el tiempo es precisamente lo que el arte no puede

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  • Literatma: tearfa, historia, C7't'4 3 (2001)

    evadir, porque el tiempo determina el conjunto de relaciones estructurales y formales disponibles tanto para el anista como para su pblico.

    Diez aos ms tarde, el ensayo de Paul de Man, "Shelley Disfigured" (1979), ataca aun con ms fuerza la predileccin cannica, que conviene los eventos textuales del pasado en "estatuas en beneficio de futuros arquelogos 'excavando los jardines en bsqueda de fundaciones nuevas' para sus propios monumentos". La canonizacin, es decir, el proceso de socializar la textualidad, de recomponer las figuras fragmentadas de los idiomas extranjeros inscritos en un texto antiguo, radica, segn de Man, en el deseo cnico e interesado de borrar las huellas del tiempo. El llama a ese proceso "monumentalizacin": se trata segn l de una tcnica de lectura que ahoga la abrumadora contingencia del texto literario en interpretaciones "sosamente predecibles" regidas por la voluntad de "defmir, entender o abarcar" todos los fenmenos literarios .. en relacin con nosotros mismos". Habiendo de Man desmitificado los trucos textuales y retricos de la autoridad canonizadora, y descrito Jauss el juego de manos temporal que oculta su modo de operar, slo faltaba que Stanley Fish revelara los intereses profesionales que siempre eStn detrs de la tendencia canonizadora.

    En 1980, Stanley Fish public, bajo el ttulo ls Therea Text in This Class?, los resultados de diez aos de investigacin sobre las responsabilidades profesionales y epistemolgicas de la academia. El hilo conductor de su investigacin expresa su voluntad persistente de subvertir los cnones de la crtica, esos principios bsicos que l llama "el negocio de la crtica". En 1976, Fish haba liberado a sus colegas de la "obligacin de tener razn", reestableciendo la norma formulada inicialmente por Friedrich Schlegel para la crtica moderna, es decir el deber de "ser interesante". En la carrera de Stanley Fish, cuatro aos es mucho tiempo, y en 1980 reconoci que esa opinin no era la ms conveniente. Sigui insistiendo, sin embargo, en que ningn "criterio de lo correcto existe ... independientemente de las metas y suposiciones comunes" {180). Buscando una frmula que le permita satisfacer a la vez sus

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  • J. Gorak. Los estudios socioculturales ...

    obligaciones hacia la comunidad y su temperamento anrquico, Fish descarta los criterios consagrados de la objetividad y neutralidad, sugiriendo que una crtica "interesante" es una crtica interesada. Niega que la tarea de la crtica sea "decidir entre interpretaciones sometindolas a la prueba de evidencias desinteresadas". Al

    contrario, el crtico debe "establecer, por medios polticos y persuasivos (que es lo mismo) las suposiciones interpretativas que proporcionarn una perspectiva desde la que se podr luego determinar las evidencias" (174). El lenguaje jurdico de Fish disimula una definicin de los estudios literarios que los acerca al lobby poltico. Segn su reformulacin, la hermenutica literaria requiere que los textos "se hagan y se re-hagan cada vez que los intereses y las metas tcitas de una comunidad interpretativa desplacen los intereses y metas de otra" (16). De esta m~mera, la fortaleza de los xitos cannicos se disuelve en los objetivos movedizos de facciones crticas rivales.

    El conjunto de escritos crticos desde Bateson hasta Fish introduce casi todos los elementos del debate actual. Primero tenemos la nueva tendencia a la investigacin sociolgica de obras anteriormente consagradas por la tradicin o el gusto del pblico. Luego, la conviccin de que el mrito desconocido de textos marginales puede realzar los monumentos valorados por la alta cultura. Tercero, la sospecha de que los defensores de esos monumentos jams compartirn su eminencia con testigos de otras culturas, sino que mantendrn el canon establecido excluyndolos deliberadamente. En cuano lugar, la conviccin de que las obras maestras existentes representan una visin de mundo que la justicia social debe derrocar, y que ya existen obras que pueden proporcionar nuevas opciones de renovacin cultura]. En quinto lugar, hay una tendencia al autoanlisis en el debate sobre el canon establecido, una tendencia que subraya de forma novedosa los mecanismos polticos y persuasivos que fundamentan la autoridad de una obra aceptada o un texto estudiado en las aulas. La suma de todos estos testimonios resulta ser una serie de cambios muy importantes en el campo de la historia literaria. Por un lado, la crtica poscolonial de

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  • Lileratur.a: teora, historia, crtia:l3 (2001)

    Stead y Nkosi afirma la insuficiencia de los cnones homogneos para el estudio de la historia literaria y cultural en su diversidad. Por otro lado, las exploraciones sociolgicas de Williams y Hoggart indican la necesidad de investigaciones ms sistemticas sobre la historia institucional de la literatura. Para Deloria, el canon de la cultura occidental ha perdido su autoridad y requiere ser renovada desde la contracultura. Para Stanley Fish, las verdaderas motivaciones de la crtica nunca han sido formuladas, y esa conviccin lo lleva a elaborar nuevos criterios polticos para el debate crtico. Desde todas las perspectivas, la crtica literaria se vuelve un espacio de negociacin.

    Todos estos cambios han sido reforzados por trabajos paralelos en otras disciplinas de las ciencias humanas, que tambin ocuparon los aos de la posguerra reexaminando sus cnones. Vimos que en el campo de la politologa, J. G. A. Pocock ahonda con cada vez mayor complejidad y sutileza en los paradigmas lingsticos con los cuales los investigadores modernos reconstruyen todo el pasado poltico. Formado en Nueva Zelandia, Pocock representa otra voz significativa hablando desde una cultura post-colonial. En su libro Politics,Langt-eageandTime(1973), se enfrenta a un canon acadmico que va "de Platn a Marx pasando por Aristteles, San Agustn, Tomas de Aquino, Marsilio, Maquiavelo, Hobbes, Locke, Hume, Rousseau, Burke, y Hegel" que se derrumba apenas se encuentra frente a los problemas polticos del mundo moderno. El conjunto de conocimientos que se transmite en los departamentos de politologa ha sido repanido entre filsofos, historiadores y socilogos sin que jams se haya entendido que es un sistema de lenguaje, un mundo conceptual que establece los fundamentos de una disciplina moderna construyendo paradigmas de legitimidad, autOridad y poder. El canon de la politologa, estudiado a veces como textos histricos, a veces como filosofa, y otras veces como preludios a problemas contemporneos, est desprovisto de cualquier "universo de discurso" especfico (Pocock, 4-5, 10).

    Pocock considera que la politologa est en desventaja frente a las ciencias histricas por haber organizado su campo "como el

    267

  • J. Gorak, lDs estudios socioculturales ...

    estudio de un canon tradicional" (5). Los textos incluidos en semejante canon resultan aislados de las circunstancias histricas. La tarea del polit6logo histricamente alena y dedicado a desmitificar y descanonizar ser devolverles a los textos toda la fuerza de su

    . conteXtO original. Despus de haberse conservado tanto tiempo en el mausoleo del canon, los textos "clsicos" de la ciencia poltica deben circular de nuevo como productos de lenguajes, individuos, grupos y sociedades involucrados en procesos de cambio. Slo al reformular as su campo participar la ciencia poltica en los avances disciplinarios que se estn haciendo en la misma historia.

    Sin duda, fue por la libertad de que gozaron los historiadores durante muchos aos al no tener programas de estudio cannicos, que estuvieron en las primeras lneas del ataque contra el canon en otras disciplinas. Roben Darnton, por ejemplo, escribiendo en el PrincetonAlumni Weekly en 1981, dio un duro golpe a los historiadores de la literatura al afirmar que su canon acadmico traduce una "nocin arbitraria de la historia literaria como canon de clsicos, canon que fue elaborado por profesores de literatura en los siglos XIX y XX[ ... ] En realidad, lo que la gente lea en el siglo XVTII era muy distinto[ ... ] No se parece en absoluto a las listas de lecturas que se distribuyen en las aulas hoy en da" .2 Los mismos procesos que hacen invisibles los monumentos no occidentales para pblicos occidentales reducen tambin al silencio los testigos del pasado europeo. El remedio, segn sugiere Darnton, sera adoptar sus mtodos como historiador de la cultura francesa, y examinar los archivos de las imprentas en el siglo xvm, los registros de las administraciones provinciales, y testigos, antes annimos, escogidos entre los funcionarios del Estado francs. En esta poca, cuando los estudios metacrticos encuentran ms acogida que la investigacin de archivos, hay que reconocer que el camino abierto por Damton sigue relativamente ignorado por los crticos literarios.

    2 "AJourneyman's L.ie under the Old Regime: Work and Culture in an Eightee.oth-

    Cemury Pri.nt.ing Shop", PrincetonAlumni Wekly, 7 de septiembre 1981, U. Citado en Edward W. Saic:l, "Opponents, Audiences, Constituencies, and Community'',.Criticai lnquiry 9 (1982), 1-26 (17).

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  • Literatura: t8Jra, histeria, crtica 3 (2001)

    Una tercera disciplina que ha animado a los crticos a reexaminar su campo es la antropologa. Los trabajos de Clifford Geertz por ejemplo gozan de una amplia difusin entre los no especialistas, que dicilmente pueden evadir las implicaciones para su propia disciplina de su desmitificacin de obras maestras de la antropologa, de autores como Malinowski ("un hombre tan egocntrico que segn l mismo sugiri, debera haberse dedicado a ser ms bien poeta romntico, (Geertz 1983, 10)) y Margaret Mead. Antroplogos contemporneos han demostrado que obras como The Sexual Lije ofSavage Societies [La Vula Sexud de las Sociedades Primitivas ]y Coming of Age in Samoa [LaMttyora de Edad en Samoa] expresan prejuicios sociales, polticos y sexuales occidentales. Esas obras, que fueron consideradas durante muchos aos como meros informes por pioneros en el terreno, estn penetradas de convencio-nalismos en la representacin de razas interpretadas como inferiores, convencionalismos que aparecen aun ms peligrosos cuando las obras vienen provistas de un dogma jactancioso de objetividad y autoridad cientficas (Geertz, 1988).

    Difcilmente poda la literatura inglesa quedar por fuera de ese esfuerzo general de inspeccin del patrimonio cultural, reevaluacin de los monumentos, y reconstruccin de las disciplinas. El ejemplo brindado por las otras disciplinas humansticas refuerza las influencias internas comentadas arriba Oa crtica sociolgica, los testimonios de las poblaciones coloniales y marginales, y el autoanlisis te6rico). Todo esto introduce el verdadero debate sobre el canon, que asume su plena importancia a mitades de los 80. Desde ese momento, todo estaba listo para urio de los cambios ms dramticos en el campo de la "literatura inglesa, desde que se volvi una disciplina acadmica a comienzos del siglo XIX: la sustitucin de los "estudios literarios" por un nuevo campo llamado "materialismo cultural" en Gran Bretaa Y "nuevo hisroricismo, en Estados Unidos.

    Las alternativas al canon de la literatura inglesa La oposicin a los cnones ha coincidido, por lo que podramos

    llamar la lgica de la clisidencia, con una campaa para abolir los

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  • J. Gorak, los estudios socioculturales. ..

    estudios ingleses. Algunas voces ms moderadas han pedido reformast pero muchas veces las acusaciones que dirigen contra la disciplina existente son tan graves que equivalen a una campaa de abolicin. Con tantos oponentes, el "Ingls" t considerado como representativo de cualquier campo de estudios organizado sobre una base nacionalt parece destinado a desaparecer con el siglo. La cada de la Literatura Inglesa causar la del canon en que tradicionalmente se ha apoyado. los oponentes al canon lo vent no como la reserva de inagotable complejidad que menciona Frank Kermode, sino como un vehculo de superioridad nacional, racial y sexual. La imagen que pintan los oponentes de todos los cnones conocidos -grafocntri-cos, nacionalistas, faloflicos y ginefbicos-significa que se acerca el fin del Ingls como disciplina basada en un programa de estadios relativamente eStable, constituido por obras cuyo valor descansa en una tradicin. Los crticos que estn en desacuerdo con el actual canon de obras maestras, segn comenta Coln MacCabe, buscan un campo que sea "un muy buen candidato para ser el sucesor democrtico de la Literatura Inglesa" (7). La autoridad de este nuevo campo, sugiere MacCabe, vendr del hecho de que, a diferencia de sus predecesores, no se apoyar en "un canon basado en la dominacin y la exdusin" (5).

    Cul es el campo que corresponde a ese criterio? No faltan los candidatos para la posicin que ocupa actualmente la Literatura inglesa. Literary Theory (1983) de Terry Eagleton recorre los diferentes campos especializados de la actual Literatura inglesa y europea, y termina preconizando el reestablecimiento de una disciplina basada en la semitica, y que l Uama "retrica", porque "exarrunara la variedad de sistemas de signos y prcticas significantes en nuestra propia sociedad" (207). Jonathan Dollimore y A1an Sinfield arguyen en favor de un campo llamado "materialismo cultural", que descnben como "una combinacin de contexto hist6rico y cultural, mtodo terico, compromiso poltico y anlisis textual" (Barrell, vii-Vt). [ ... ]

    Una tercera propuesta viene de MacCabe, cuyo artculo "The State of the Subject: English" esboza las preocupaciones y los mtodos pedaggicos de una disciplina antican6nica que segn l

    270

  • Literatura: teora, historia, crtica 3 (2001)

    podra sustituir a la Literatura inglesa, y que l llama "estudios culturales". Tales como los describe el autor, los "estudios culturales" seran una combinacin flexible y diversa de elementos tomados de la semitica, la sociologa, la poltica, la historia; la comunicacin de masas, y el estudio de culturas populares y orales. De esta manera, segn MacCabe, la nueva disciplina se encargara de hacer un "anlisis de los textos y su situacin que reemplazara el anlisis cannico por un autntico materialismo cultural" (7). Entre todos los candidatos a la sucesin del espacio inicialmente controlado por la Literatura inglesa, los "estudios culturales" de MacCabe parecen el programa ms susceptible de funcionar. Lo cierto es que la diversidad de los campos que esa propuesta integra atraera a muchos partidarios entre los profesores y los estudiantes. Sin embargo, el nombre de "estudios culturales" no es una apelacin muy exacta para esa nueva disciplina. Tal como lo utiliza MacCabe, el trmino oculta el "autntico materialismo cultural" que sus proponentes intentan hacer ms aceptable para el pblico. Un nombre ms exacto para la disciplina que suean MacCabe, Dollimore y Sinfield sera "poltica cultural".

    La '~poltica cultural" Cmo funciona esta disciplina? Segn subrayaMacCabe, busca

    reemplazar el canon existente por una "lista de lecturas [ ... ] elaborada en relacin con una serie de preguntas especficas". Cmo se escogern esas preguntas? En funcin de "los principales problemas que conforman los estudios culturales en un momento dado". La "poltica cultural" funciona como una disciplina basada en problemas, y se supone que sus problemas seran determinados por especialistas en la disciplina. Sin embargo, MacCabe niega que las preguntas planteadas por los estudiantes de "poltica cultural" sean el reflejo de preocupaciones estrechamente profesionales. Al contrario, son" explcitamente susceptibles de cambiar en relacin con los cambios producidos en la cultura contempornea" (8); esta

    ,. Nota de la traductora: Traducimos aqu la expresin inglesa "cultural politics, es decir una forma de la poltica (conjunto de actividades poticas) aplicada a lo cultural.

    271

  • J. Gornk, los estudios socioculturales ...

    formulacin, sin embargo, no deja claro si las preguntas planteadas estarn determinadas por cuestiones de moda, ideologa, recepcin por el pblico, o auto-mejor.uniento cvico. Al fm y al cabo, lo ms probable es que predomine la "lgica del capital .. , segn lo llama MacCabe. Ser entonces la "poltica cultural" una investigacin ms sociopoltica que histrica? MacCabe niega que ese campo se limite a un "presente cannico". Al contrario, opera "en relacin con autnticas preguntas y problemas[ ... ] que muy seguramente nos llevarn a examinar un pasado pre-moderno,, (6). La "poltica cultural" descarta la autoridad de las obras maestras escritas con el fin de abrir un espacio para el testimonio oral de culturas antes excluidas del canon de la Literatura inglesa.

    En cierto sentido, la "poltica cultural, constituye un esfuerzo para repoblar el campo literario, que el canon tradicional representa como desocupado excepto por los grandes monolitos que son las obras maestras. Los partidarios de esta disciplina y sus variantes muestran menos inters por esos grandes monumentos poderosos, y ms afn por registrar los alrededores para encontrar huellas ms diversas de sus constructores. [ ... ] En ese contexto, la expresin "Literatura inglesa" empieza a aparecer no tanto como la etiqueta neutral de una legtima disciplina intelectual sino como una manera oculta de diseminar los intereses de una lite cultural o una faccin poltica. Aunque quienes ejercen en el campo de la Literatura inglesa se hayan imaginado durante muchos aos que su disciplina era el refugio de una pequea minora de intelectuales subversivos, destinados a salvar el mundo, muchos crticos contemporneos diran con MacCabe que se trata de un campo "predeterminado por una especie de identidad nacional mstica, (7).

    Incluso si la Literatura inglesa no termina renaciendo como ~'poltica cultural" en la forma anticipada por MacCabe, la nueva disciplina tendr que enfrentarse con serios cuestionamientos acerca de sus cnones de estudio. Las evidencias que vinculan la Literatura inglesa con la causa de Inglaterra como poder imperialista siguen teniendo cierto inters, pero ya se nota que no son muy convincentes. Si las obras literarias cannicas son menos "universales" de lo que

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  • Literaturl& teorfa, historia, crftica 3 (2001)

    se crey anteriormente, es tambin posible que no estn tan evidentemente al servicio del Estado como lo suponen los panidarios de los estudios culturales. De hecho, la voluntad actual de vincular los cnones con ideologas polticas no toma en cuenta su alianza menos meditica con la instruccin. Se supone que la "lista de lecturas" descrita por MacCabe determina, aunque de manera provisional, la forma de la enseanza por la duracin de un ~o. Esa lista puede contener "la antologa de extractos y preguntas del Seor MacCabe", en vez deMacbeth, El Rey Leary Enrique V, pero seguir siendo una lista cannica de lecruras obligatorias y de temas para un curso especfico. Adems, en la medida en que la "poltica cultural" opera con una serie de preguntas construidas en funcin de reacciones acadmicas frente a problemas culturales concretos, dar probablemente mucha imponancia al contacto con los alumnos en las aulas.

    De hecho, si uno lo mira histricamente, el campo de la "poltica cultural" presenta una filiacin directa, y bastante sorprendente; con una serie de crticos del siglo XX que subrayaron la importancia de tener docentes carismticos en las universidades. Ya en 1943, el ensayo de Q. D. Leavjs, "The Discipline ofLetters", lamentaba el nepotismo de los mecanismos publicitarios que canonizaban incluso a autores tan valiosos como T. S. Eliot. Tal como MacCabe, Leavis ve en el campo de las letras el triunfo de los intereses establecidos y ortodoxos, y aconseja a los estudiantes de literatura que construyan sus propios programas no tradicionales de estudio, recurriendo a "contactos nuevos, un libre intercambio de influencias", con el fm de alcanzar una percepcin "del complejo de temas culturales a los que pertenece el estudio de la literatura" (26). F. R. Leavis, en English Literaturein Our Timeandthe University (1969), arguye en forma similar en favor de un nuevo campo de esrudio interdisciplinario y atento a problemas sociales ms amplios.

    Como MacCabe, Leavis recalca que "una literatura es el producto de una cultura" ( 41). Como MacCabe, preconiza "un claro recono-cimiento de que el mundo ha cambiado, y de que la 'grandeza' imperial ya no puede ser 'grande' de la misma manera que antes"

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  • J. Gorak, Los esrudios socioculturales. ..

    ( 42). Como MacCabe, subraya que la literatura "tiene su realidad y su vida (si las tiene) slo en el presente" (35). Como MacCabe, lamenta la gran estrechez de los "cnones implcitos de relevancia" (7) que acadmicos ms especializados aplican a los estudios ingleses. Aunque mencione nociones como "la poesa ms importante", "afirmacin", "intensidad", "inteligencia", "interioridad", y toda una cantidad de otros valores desprestigiados, el argumento general de Leavis, sobre la necesidad de edificar "una Escuela de Ingls que merezca realmente el respectO de los que tienen criterio intelectual en sus propios campos" (3), presenta semejanzas notables con los argumentos actuales a favor de la reforma de los programas de estudio. E, independientemente de la forma que esos programas terminen asumiendo, los esposos Leavis, tal como MacCabe, consideran al docente inspirado y totalmente comprometido como su elemento ms importante. Aunque dude de que la Literatura inglesa pueda mejorarse sin "una sangrienta revolucin" (26),3 Q. D. Leavis insiste en el trabajo del docente carismtico como una manera de atacar el establecimiento en su propio terreno, conquistando a una comunidad estUdiantil que no es tomada en cuenta por la disciplina oficial.

    La "poltica cultural" atribuye una importancia similar a la excelencia de los docentes, haciendo muchas veces el contraste entre la pedagoga innovadora que proponen las escuelas politcnicas y las prcticas anticuadas de las universidades. En vez del autor muerto, el profesor vivo. El paradigma implcito es una teora de "difusi6n de abajo hacia arriba", que debe supuestamente contrarrestar el modelo de "difusi6n hacia abajo" caracterstico de la potica del Panido Conservador. [ ... ]

    Tal como lo presenta MacCabe, el trabajador ideal en el nuevo campo es una mezcla precaria entre la Escuela de teora vanguardista de Frankfurt y el departamento de nvestigaci6n y desarrollo de una gran cozporacin. Tal como los describe Jooathan Culler, los profesores de la nueva disciplina funcionan como "productores colectivos de saber,. dentro de instituciones universitarias conscientes de sus

    ' Ver tambin su ensayo, Academic Case-History". Scrutiny 11 {1943), 305-10.

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  • Literatura: teora, hisroria, crtica 3 (2001}

    responsabilidades sociales (es decir, penclientes del nmero de estudiantes matriculados), y no como eruditos individuales, tr.msmitiendo conoc~entos desde la proteccin del claustro. En el contexto de estas instituciones nuevas y dinmicas, estos "productores de saber" buscan "cultivar la crtica poltica como un acto intencional" (34). Pero qu significa el que un crtico literario describa sus preocupaciones como "polticas"? Un politlogo estudia las instituciones y los componarnientos polticos. Un historiador poltico habla de las diversas fonnas de cambio poltico. Un filsofo poltico analiza los lenguajes polticos y su competencia por la legitimidad. Cul o cules de estas actividades les corresponde a los literatos politizados a quienes Culler menciona? Segn este ltimo, tales intelectuales saben "que la historia obrar de otra manera, que el significado de las acciones de uno resultar distinto a lo que uno quiso, producto de estructuras que uno no controla y que slo se pueden descnbir a. posteriori" (x). Pero qu puede significar "poltico" en semejante contexto de resignacin casi religiosa? Cuando los estudiantes de literatura califican sus actividades de "polticas", estarn hablando simplemente de una especie de desafeccin general en algn crculo intelectual frente a las estructuras del poder? Hasta ahora, la moda de lo "poltico" en el campo que va siendo abandonado por la Literatura inglesa ha producido pocas combinaciones radicalmente nuevas de material textual nuevo. Es comn hoy en da que un libro nuevo se declare "ms radical" en sus interpretaciones que el libro anterior: pero qu significan realmente tales afirmaciones?

    El nuevo historicismo Durante los aos ochenta, una serie de movimientos nuevos

    obtuvieron fama y alabanzas, desde la nueva filologa hasta el nuevo conservatismo, y desde el materialismo cultural hasta el nuevo historicismo. Este alborote intelectual dio un peso inmenso a los

    da 1 f d " argumentos ca vez mas numerosos en avor e un nuevo canon , o incluso de una crtica que "trascendera el canon". Pero qu tan novedosos eran estos nuevos movimientos? Hemos echado un breve vistazo a las formas de autodefinicin del nuevo campo, principalmente britnico, de la "poltica cultural". Miremos ahora

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  • J. Gorak, los estUdios sociocultur.Ues. ..

    la disciplina similar, y sobre todo norteamericana, que se llama el "nuevo historicismo,. Desde que sus primeros textos empezaron a aparecer a ftnales de los setenta, el nuevo historicismo ha producido algo parecido a una revolucin en los estudios literarios. Ha extendido el horizonte de referencia del estudioso en literatura, haciendo que los textos cannicos ya no parezcan funcionar independientemente de sus conteXtOs originales y contemporneos. Ha desestabilizado irreparablemente la jerarqua de los gneros, alejando radicalmente la enseanza de la literatura de cualquier vestigio de normas neoclsicas. Ha desmitificado los agentes de valoracin, haciendo que los textos cannicos ya no parezcan producidos por la incomprensible inspiracin personal, sino en funcin de factores precisos y objetivos localizados en el ambiente cultural de sus autores y el nuestro. Por esos motivos, el nuevo hisroricisp1o impide que la categora de lo "literario" disfrute del lujo de mantenerse contemplativamente alejado de la historia, devolvindolo, as como a sus intrpretes crticos, a una esfera ms estrictamente temporal. Los nuevos historicistas ponen de relieve la cultura como una actividad producida por una sociedad. Recalcan que el arte se transmite no slo de un individuo a otro, sino de una clase a otra. De esta manera, tanto la literatura como la crtica vuelven a hacer parte del antiguo esfuerzo humano por encontrar sentido, entender cmo otras mentes han concebido el mundo.[ ... ]

    La "poltica cultural" elaboraba una nueva plataforma para los estudios de ingls en las universidades britnicas apoyndose en las ideas de Leavis, Althusser, y Williams; as mismo, el nuevo historicismo [ ... ] constituye un intento de parte de acadmicos norteamericanos por adaptar las teoras europeas al currculo norteamericano de las ciencias humanas[ ... ] los nuevos historicistas llenan sus textos de alusiones a la academia. Por ejemplo, [ ... ] Shakespearean Negotiations de Greenblatt, uno de los documentos ms importanteS de la nueva disciplina, forma parte de una coleccin titulada "The New Historicism: Studies in Cultural Poetics". El mismo Greenblatt es editor de la coleccin, y muchos de los autores que l publica son de una u otra rama de su propia institucin, la

    276

  • prestigiosa Universidad de California. Sera fascinante una sociologa de la nueva aristocracia intelectual y su historia editorial, escrita por un Roben Damton del siglo XXI.

    Cules son las operaciones textuales que practican los nuevos historicistas en los textos que eligen analizar? Vale la pena notar desde el comienzo que el nuevo historicismo, como la "poltica cultural", perfecciona sus tcnicas con las obras ms estrictamente cannicas, tales como "The Rime of the Ancient Mariner" de Coleridge,' los poemas de la dcada gloriosa de Wordsworth, las tragedias de Shakespeare. Bajo la pluma de Greenblatt, esas tragedias se vuelven "espectaculares imposturas", que satisfacen nuestra necesidad de orden, pero al mismo tiempo ponen en escena la preservacin de ese orden a travs de sistemas de tortura legalizada. Las historias de Shakespeare nutren "la subversin, una subversin sin fin", pero slo al margen de sus exhibiciones abiertas del poder real (128). Sus comedias explotan el mundo inquietante de transgresin sexual al que se accede en un escenario donde actores de un solo sexo representan un mundo de hombres y mujeres. Sus romances son meditaciones sobre las posibilidades de representacin espectacular que brinda un mundo de poder . ' . Jerarqwco.

    He aqu un Shakespeare -y un Shakespeare muy estimulante en trminos teatrales- cuyo canon se val ida con intuiciones encontradas en Foucault, Clifford Geertz y Lawrence Stone. Alternando anlisis textuales y digresiones culturales penetrantes con generalizaciones histricas magistrales, Greenblatt sustituye al Shakespeare de los antiguos estudios ingleses, que estaba por encima de la poltica, por un Shakespeare que la rechaza por melindrosa y oportunista, a imagen del disgusto que sentan los intelectuales norteamericanos en una poca de republicanismo floreciente. "Posiblemente debamos imaginar a Shakespeare", se dice Greenblatt, acerca de un topos muy popular entre quienes tienden a canonizar a Shakespeare,

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  • J. Gorak, los estudios socioculturales ...

    escribiendo en un momento cuando ninguna de las alternativas polti-

    cas que podan suscitar un fuerte compromiso pareca satisfactoria;

    cuando la presin para declararse a favor de una u otra faccin pareca estrecha, ticamente vulgar y polticamente estpida; cuando la solucin

    poltica ms llatnativa pareca el mantener las puertas abiertas y la situa-cin flexible (175).

    Esta descripcin sutil y elegante del malestar Shakespeareano podra reflejar ms bien el malestar de un grupo de universitarios norteamericanos que estaba intentando inaugurar una nueva disciplina poltica en un contexto que no les presentaba ninguna situacin poltica, sino solamente otro campus y un seminario ms de postgrado. Agotadas todas las colonias, las nuevas disciplinas podran tener que conformarse con la academia, y con emplear su nuevo discurso como base de un canon docente reformado, que introducira versiones modificadas de los viejos paradigmas a una nueva generacin de estudiantes, un poco ms diversificada. Si el nuevo historicismo quera someter la academia a las vicisitudes de la historia contempornea, no ha tenido mucho xito hasta ahora.

    Lo extrao es que, aunque afirmen que otorgan una nueva pertinencia contempornea al estudio de los textos cannicos, los nuevos historicistas conciben muchas veces la historia en trminos de la arqueologa, una disciplina cuya lejarua, precisamente, permite utilizarla como un modelo de las fuerzas sociales de hoy en da. [ ... ] Los arquelogos aprenden a deducir significados a gran escala a partir de pequeas evidencias fragmentarias, de manera que sus anlisis preliminares a pequea escala producen sntesis inesperadas y dramticas de las fuerzas que obran en la totalidad de la cultura estudiada. Anhelo de sntesis que motiva la conclusin del ensayo de Greenblatt, "Invisible Bullets .. :

    para encender la concepcin de Halque nos daShakespeare[.-]necesita-mos una potica del poder isabelino[ ... ] Poner a prueba, registrar, y explicar son actividades que forman parte de esa potica, que es insepara-

    ble de la figura de la reina Isabel, un mormca desprovisto de un ejrcito regular, una burocracia bien desarrollada, una polica importante, un

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  • mon:u-ca cuyo poder se constituye a travs de celebraciones teatrales de gloria real yactosdeviolenciateatral (64).

    Las relaciones que Greenblatt teje aqu entre el personaje shakespeariano y el mismo Shakespeare, entre la figura de la reina y la sociedad isabelina, entre lo poltico, lo literario, y lo histrico, construyen un modelo de la sociedad isabelina que reconoce a nivel superficial la distancia entre ella y el presente, mientras a un nivel ms profundo subraya su cercana en trminos de ideologa, protesta, y lucha por el poder.

    En esta etapa de sntesis final, resulta especialmente fcil hacer comparaciones entre la sociedad antigua y la cultura del mismo arquelogo. Como lo reconoce Carl Becker, "la 'nueva historia' no es nada nueva. Ya que la historia no es una realidad objetiva, sino una reconstruccin imaginaria de eventos pasados, el esquema que una generacin encuentra til y agradable nunca es tan aceptable para la generacin siguiente" (88). ( ... ]Para los nuevos historicistas, el pasado se debe examinar a la luz de los peligros y oponunidades que representa el imperio Reagan-Bush [ ... ]la perspectiva oblicua y revisionista de Greenblatt en su ensayo sobre el Renacimiento se puede explicar por su deseo de recrear la Inglaterra isabelina a imagen y semejanza de la N orteamrica republicana, de manera que ambas parecen ser controladas por un empresario totalitario.( ... ]

    Se puede objetar que los textos literarios no proporcionan la mejor materia prima para una disciplina que se dedica a explorar conflictos ideolgicos en el terreno pblico. En el pasado, la Literatura inglesa pregonaba las vinudes de la privacidad, la complejidad, y la ambigedad, preocupaciones que por supuesto pierden su importancia en un contexto crtico que subraya la conexin entre la literatura y el poder. Si Macbeth es una reflexin sobre la crisis del Estado britnico, esta reflexin es indirecta, hasta se puede afirmar que es indeterminada. He participado en comits de reforma curricular en los que las ambigedades de esta obra la han hecho descartar sin mayor debate en favor de Jos conflictos polticos ms obvios de Ricardo JI! y Enrique V. Pero el mero hecho de que se

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  • J. Gorak, L:>s estudios socioculturales ...

    pueda hacer tal eleccin ha bastado para que algunos crticos condenen la crtica shakespeariana por ayudar a "legitimar discursos polticos conservadores" .4 Despus de desmitificar a Shakespeare, los nuevos historicistas han dado una nueva importancia a figuras como Sir Walter Raleigh, que prece aun ms involucrado en la construccin del Estado isabelino. La crtica se alimenta de factores polticos ms que literarios, y las figuras que pone en relieve son funcionarios o benefactores pblicos ms que creadores.

    Desde lejos, semejante reescritura del pasado tiene que producir algn da una cantidad de nuevos manuales. A medida que la "poltica cultural" y el nuevo historicismo van reforzndose, aparecern cada vez ms publicaciones enfocadas hacia "preguntas" y "problemas" en vez de celebrar la contribucin creativa de algn escritor u obra individual y ejemplar. De la misma manera, las listas de lecturas de hoy, con su nfasis en gneros literarios y poesa lrica, tendrn que ceder frente a mltiples nuevos enfoques, perspectivas y lecturas. La "poltica cultural" ya est produciendo su propio canon y sus propios patriarcas, que se niegan a reconocer la irona de su situacin. Una visita reciente a una gran librera de Londres me convenci de que la canonizacin de los sucesores de la Literatura inglesa es irremediable. All, en ellaberinto de la seccin de literatura, un alumno de pregrado iba desorientado de un lado a otro, como un paciente en bsqueda de un mdico, pidiendo a todos Jos asistentes "algn libro de Terry Eagleton -Jo que sea, pero que sea de Terry Eagleton". Las nuevas disciplinas siempre terminan canonizando a sus fundadores, como lo demuestran la "retrica" de De Man, los "Anales" de Febvre, o el psicoanlisis de Freud. Donde hay profesores carismticos, inevitablemente habr un canon.

    Una crtica de las nuevas disciplinas

    Debemos entonces considerar que la "poltica cultural", el nuevo historicismo, o alguno de sus rivales, asumir pronto el puesto actualmente ocupado por el estudio de listas cannicas de textos

    Vase la introduccin de Dollimore a la reedici6n de J. W. Lever, The Tragedy o[ StA te (v-xiit).

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  • liter~ra: teora, histori4, crbca 3 {2001)

    ingleses? Hay buenos motivos histricos para suponerlo; hay tambin buenos motivos histricos para encontrar esa hip6tesis preocupante. La Literatura inglesa como campo de estudio siempre ha alimentado lo que Graham Hough llama "una fervorosa conviccin de tener una misin, pero ~cul, exactamente? Es lo que hoy en da no es fcil de distinguir". Algunas de las voces que ms influencia tienen entre los disidentes exhiben una nueva variante de esta conviccin, en vez de abandonar los objetivos misionarios. Fredric Jameson humildemente describe su mtodo de "interpretacin poltica" como "el horizonte absoluto de cualquier lectura y cualquier interpretacin" (17). Terry Eagleton declara que "la ideologa o lucha de clases" es la "materia misma de la literatura" (209), mientras Jonathan Dollimore describe la historia de la crtica shakespeariana en trminos de un conflicto mtico entre el "humanismo esencialiSta" y el "materialismo cultural, {249-271). Cada uno de esos crticos se presenta como testigO de un despertar intelectUal. Tales fenmenos suelen producir cnones, y las reiteradas alabanzas que suscitan un pequeo nmero de nombres significativos -Said, Gramsci, Foucault- ya presentan los rasgos de un anti-canon radical en proceso de formacin.

    No hay ningn autor cuyo papel haya sido ms importante en preparar la venida de la nueva alianza anti-cannica que Michel Foucault, y sin embargo Foucault siempre tuvo una posicin muy ambigua frente a los cnones. En 1985, durante una de sus ltimas entrevistas, en Raritan, manifest una hostilidad predecible hacia cualquier forma de autoridad pblica establecida. Rechaz totalmente la idea de que pudiera haber encontrado alguna cualidad "ejemplar" o "admirable" en los griegos antiguos a quienes estudi para escribir lA Historia de la Sexualidad. Pero al mismo tiempo, en otro momento de la entrevista, revela que "es importante tener un pequefo nmero de autores con los cuales uno piensa, trabaja, pero acerca de los cuales no escribe".[ ... ] En la carrera de Foucault, se desvanece el canon como lista autorizada de obras maestras

    5 El comentario de Hough aparece citado en Fra:ocis Mulhern, 1he Moment of"ScrHtirry" (317).

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  • J. Gorak, Los esrudios sociocultl.ll-.les. ..

    transhistricas, destinadas a ser pblicamente difundidas, pero persiste un canon secreto de interlocutores privilegiados. Sin duda el canon de Foucault espera la siguiente ola de materialistas desmitificadores, quienes pondrn lo marginal y lo secreto en el centro del debate pblico. Pero es algo extrao que una vanguardia intelectual tan afanada por la desmitificacin de todas las herramientas pblicas de validacin cultural se niegue a declarar sus propias fuentes de valor.

    El poderoso ejemplo de Foucault sugiere que al crtico liternrio se le podra dificultar abandonar la bsqueda de un espacio privado de valoracin. Se puede acceder a dicho espacio por medio de un canon, sea ste obra de judos del siglo IV o de materialistas culturales del siglo XX, porque narra la historia de los valores de tal o cual grupo, hace aparecer las etapas que permitieron alcanzar tal o cual objetivo, y limita la entrada a un nmero especfico de individuos que cumplen ciertas condiciones religiosas, sexuales, polticas, o intelectuales. La historia de los cnones que se ha esbozado en este libro los relaciona, no con una sola ideologa cuya dominacin sena permanente, sino con la permanente construccin y modificacin de los objetivos de grupos diversos. Dicho grupo puede ser conformado por autoridades eclesisticas del cristianismo temprano, artistas florentinos del siglo xrv, fillogos del siglo XVIII, o acadmicos de finales del siglo XX: En cada caso, una conviccin especialmente intensa acerca de la importancia de su trabajo los anima a construir un canon.

    Los panidarios de la "poltica cultural" y las otras nuevas disciplinas suponen que sus argumentos no funcionan de forma tradicional: ellos s articulan, y desde luego "descanonizan", sus principios de una manera indita. Sus valoraciones nunca producen una "totalidad cannica. Sus "posiciones" constituyen "figuraciones" hipotticas que preparan nuevas "configuraciones". Ellos no sacralizan ningn concepto a travs de sus "estrategias interpretativas". Su voluntad de dejar el debate acadmico en total libertad no muestra la menor tentacin de armar cnones. Pero aunque muchas veces hayan hecho un admirable trabajo de desmitificacin en contra de. los valores

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  • Literatura: teora, histuria, a1tica 3 (200 1)

    desacreditados de sus precursores, los integrantes de las nuevas disciplinas rara vez someten a una verdadera mirada crtica sus propios conceptos favoritos: poder, ideologa, estructura, etc. Hasta T. S. Eliot, cuya actitud de autoridad inamovible es uno de los principales factores en la aparicin de ese ser mtico que llamamos "el canon angloamericano moderno", hasta l se mostr capaz de reconocer que "estaba excesivamente dispuesto a medir todo en funcin de reglas derivadas de una concepcin dogmtica de la literatura", y que su trabajo tenda "a volverse demasiado rgido y formalista" ("Rencontre", 658). Semejante confesin sera inimaginable hoy en da para muchos crticos, quienes pocas veces buscan identificar explcitamente y con lucidez sus filiaciones con los valores que quieren reemplazar.[ ... ]

    Hasta ahora, quienes buscan un "sucesor democrtico para Ja Literatura inglesa" han descartado los objetivos disciplinarios de la Literatura inglesa (por no ser sino la mscara del poder poltico, a juicio de muchos de ellos). Las nuevas disciplinas estn todava muy lejos de seguir e) ejemplo de Roben Darnton y aventurarse en los archivos histricos, para reconstruir las listas de las obras que la gente realmente valor en el pasado, as como los motivos por los cuales las valor. En vez de eso, los partidarios de la "poltica cultural" y sus variantes utilizan mtodos concientemente vanguardistas para destruir un canon que consideran el instrumento de una conspiracin ideolgica, lo que contribuye muy poco a colmar los vacos en la comprensin histrica que seala Darnton.

    En efecto, los practicantes de la "poltica cultural" ni siquiera reconocen esa comprensin como una prioridad. En su afn por colonizar el presente cultural, la "poltica cultural" podra estar desechando demasiadas figuras del pasado de su propia disciplina. Una de las figuras que podra tomar en cuenta es Aristteles, quien celebra la "regla de plomo" de los constructores de Lesbos, por su facultad de "dejarse curvar segn la forma de la piedra". Aristteles recomend ese principio a los legisladores en todos Jos campos de inters humano, tanto poltico como esttico. Su "regla de plomo"' tiene implicaciones tiles para el debate actual. Los partidarios de

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  • J. Gorak. Los estudios socioculturales ...

    la "poltica cultural" y el nuevo historicismo podran empezar reconociendo que las cuestiones polticas no agotan los marcos de referencia ofrecidos por obras que fueron creadas y disfrutadas por miembros de una comunidad cultural por toda una serie de motivos: por sus lecciones morales o prcticas, o su mensaje polmico; inclus

  • Literatura: terma. historia, crtica 3 (2001)

    argumento segn el cual los acadmicos "conservadores" se oponen a que las voces feministas, indgenas, o postcoloniales accedan al canon, con el motivo de que esos grupos van a hacer "bajar las exigencias de calidad" deja de lado un problema ms grave: el que la "poltica cultural" podra imponer el gnero o la identidad racial como nico criterio de penenencia al canon, sin tomar en cuenta las elecciones personales del profesor o de los estudiantes. [ ... ] Adems, aunque los grupos marginales sean los bienvenidos en teora, la "poltica cultural" y el nuevo historicismo estn todava bastante lejos de recobrar lo que esos grupos tienen realmente que decir. Cuando se descubre a esos autores, lo ms frecuente es que se hable en su lugar, en vez de dejarlos hablar por s mismos. Generalmente, sus defensores los interpretan en funci6n de objetivos que ellos mismos a veces no reconocen, as como los polticos expresan las preocupaciones de los "trabajadores" o del "hombre del comn" en pocas electorales.[ ... ]

    El canon de los nuevos historicistas est menos enfocado en obras que en reputaciones: mientras su predecesor se interesaba por Dante, Eliot, o Leavis, l se concentra en cuestiones de "poder", "autoridad", y "hegemona". Probablemente sus monumentos sean tcitamente y no explcitamente can6nicos, as como los crticos radicales hablan muchas veces de las "revistas ms importantes", o "las principales editoriales", o citan una lista exclusiva de los ms importantes y reconocidos crticos. Pero parece discutible que un canon "radical", centrado en "problemas", sea menos restrictivo que un canon centrado en obras maestras.

    Para prosperar, las nuevas disciplinas necesitan una temtica ms amplia y una conciencia ms clara de sus filiaciones intelectuales. En su estado actual, han elaborado formas sumamente diversificadas de describir el conflicto social, y formas sumamente empobrecidas de describir el consenso. Al ser organizadas segn exigencias polticas y polmicas, alrededor de preguntas claves formuladas por el profesor, la "poltica cultural" y el nuevo historicismo dejan poco espacio para las evidencias que podran contradecir sus posiciones; incluso, parece poco probable que e1

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  • J. Gorak. los estudios socioculturales ...

    estudiante pueda reconocer tales evidencias si aparecieran. Un "canon, o serie de preguntas concebidas para explorar problemas sociales actuales siempre parece a punto de cruzar la frontera entre educacin y adoctrinamiento ...

    [ ... ]Cualquier modelo de renovacin de los estudios culturales necesita reconocer que los grupos escogidos para ser investigados existen ms all de los paradigmas que los intelectuales contemporneos formulan para explicarlos. No hay un solo "canon,

    homogneo que pueda dar cuenta, por ejemplo, de las diversas culturas que aparecieron en el contexto del imperialismo. Para adaptar la frase de E. H. Gombrich, la historia de la cultura no

    existe, slo existe la historia de las culturas. Y esa historia necesita

    ms intrigas y ms personajes que la versin actual, que corre peligro de volverse una moralidad disfrazada. Es evidente que "la .;ultura obrera britnica de comienzos de siglo,. no se puede investigar sin alguna referencia a un estado capitalista y nacionalista. Sin embargo, es cultura tiene sus propias valoraciones, presuposiciones, idiomatismos, producciones, conflictos y prcticas, y todos ellos pueden existir independientemente de los problemas polticos que algunos acadmicos contemporneos quisieran aplicarle. De la misma manera, ningn estudioso de la cultura azteca puede ignorar el imperialismo espaol, pero no toda la cultura azteca se puede

    relacionar con ese problema nico y agobiante.

    Los discpulos de los estudios culturales necesitan entender

    plenamente todas las implicaciones del mtodo arqueolgico. Un investigador experto puede reconstruir una cultura entera a partir

    de un solo fragmento de cermica descubierto en un punto dado de una excavacin especfica. Pero si va a interpretar ese fragmento de forma retrospectiva, en funcin de algn paradigma contemporneo, dara lo mismo que lo deje enterrado. Los artefactos que descubrimos en el transcurso de nuestra investigaci6n son producidos por seres humanos cuyas valoraciones pueden ser distintas de las nuestras. El tomar cada cultura por asalto armados con las presuposiciones de nuestra propia "comunidad interpretativa" es simplemente repetir los errores del imperialismo.[ ... ]

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  • Literatura: teora, historia, CT/a 3 (1rol)

    Los materialistas culturales consideran ms o menos evidente que detrs de cada gran obra se esconde una poderosa mquina poltica que impone los juicios de una lite represiva. Una vez que los estudios culturales hayan empezado a analizar los grupos sociales que reaccionan -tanto favorablemente como con hostilidad- frente a la obra cannica tradicional, surgir un panorama ms complejo de la sociologa y sicologa de la cultura. Por ahora, se considera que una vez identificadas las instituciones subyacentes que validan la obra maestra, all se acaba la investigacin de archivos. Pero por qu 1984 de Orwell se volvi cannico para los anticomuniStas de la poStguerra? Cmo lleg a ser The Waste l.And tan famoso que era objeto de parodias en las reviStas de los colegios? El responder tales preguntas podra llevar a profunclizar ms en la hiStoria de la edicin, la educacin y la poltica en el siglo XX de lo que nos hemos atrevido a hacer hasta ahora.

    Podra ser til tambin, dada la creciente tendencia al auroanlisis en las ciencias humanas, que los estudios culturales incluyernn un campo similar al de la historiografa en los departamentos de Historia. Los esrudiosos de dicho campo analizaran los vocabularios que legitiman la disciplina, sus contextos sociales e intelectuales, las presuposiciones y los prejuicios de las diferentes pocas en el campo de la "Literatura inglesa" tal como se conStituy histricamente. Puede ser otra infortunada herencia de E R Leavis el que los crticos literarios britnicos rara vez examinen a sus patriarcas sin hoStilidad. Ese sentimiento disminuira si Jos eStudiantes se interesaran por los lenguajes de la legitimidad que han circulado hiStricamente en la crtica britnica. Por qu result tan significante la" experiencia" pamRaymond Williams? Por qu la "madurez" tom tanta importancia para los esposos Leavis? Fue porque para ellos, como nunca antes, "la enseanza" result el principal foro para sus actividades crticas? En el campo de la "Literatura inglesa", esas cuestiones estn todava por investigar.

    El poema del mundo: El canon como obra de arte

    [ ... ] En los ltimos aos, el papel del canon ha perdido mucha de su

    importancia. Por un lado, la idea de un canon se ha relacionado con

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  • J. Gol"Ak,Los estudios socioculrurales. ..

    la noci6n de obra clsica ... Por otro lado, se ha relacionado con la noci6n de currculo, es decir una concepci6n ms estrecha y programtica acerca de lo que los estudiantes deberan estudiar, en vez de una evaluaci6n ms amplia y compleja de lo que los miembros de un grupo cultural pueden apreciar o de lo que los artistas en una cultura dada pueden pensar. Unos libros recientes que han tenido mucha acogida, como The Closing of the American Mind de Allan Bloom, o Cultural Literacy de E. D. Hirsc~ conjugan esos dos sentidos del trmino "canon", el clsico y el curricular, para pregonar una renovaci6n del campo cultural por medio de un currculo acadmico que alejara los estudios de pregrado en las universidades noneamericanas de Las especialidades que se han inventado en los ltimos aos, y exigira que todos los alumnos estudien un corpus comn de textOs humansticos. En la medida en que los polticos conservadores han presentado el conocimiento de tales textos como la clave de la uni6n y el progreso nacionales, "el canon" se ha vuelto un trmino cada vez ms politizado.

    En ese contexto de un debate acadmico y poltico sin resolver, entre el rechazo del canon en ciertos crculos por motivos tnicos, y la definici6n en otros crculos de un canon reformado y ms limitado, por motivos de solidaridad cultural, muchos de los crticos evocados en este libro constituyen una anomala sorprendente. De hecho, un nmero impresionante de ellos establece una distinci6n muy clara no s6lo entre canon y clsico, sino tambin entre canon y currculo. En palabras de Kermode, en The Genesis ofSecrecy, pocos de ellos estn entusiasmados por "la conocida transici6n de lo carismtico hacia lo institucional" (50).

    A pesar de todas sus diferencias en nfasis y preocupaciones, muchos crticos coincidiran en que la construcci6n de cnones refleja una necesidad esttica recurrente de los seres humanos. Hasta los padres de la Iglesia Atanasia e Ireneo describen las Escriruras Sagradas como un conjunto de textOs y prcticas que proporcionaban un placer esttico adems de ser un instrumento para excluir a los herejes. La noci6n de un gran orden esttico dentro del cual toda la literatura valorada aparece unificada recurre constantemente en la historia de

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  • Literatura: teora, historia, atiaz 3 (2001)

    los cnones, encontrando su expresin ms notable en la idea de una ~ltliteratur, en Goethe, y en la "tr.tdicin" de T. S. Eliot. An hoy en da sigue vigente una idea similar. En Canons de von Hallberg, Hugh Kenner identifica un posible modo de existencia del canon ms all de los drculos sociales o institucionales, cuando sugiere que el canon representa el resultado de "una narrativa compleja", una narrativa que brinda "una percepcin coherente del mundo, para la cual nosotros y nuestras palabras no estamos preparados" (374). Reducir esa narrativa a no ser ms que la conjuncin de fuerzas d mercado, profesionales o polticas inevitablemente tiende a dejar de lado la dimensin esttica del canon como obra de arte compuesta de obras de arte. Que hayan sido creados por crticos poetas como T. S. Eliot o por crticos eruditos como Erich Auerbach, los cnones del siglo XX han funcionado muchas veces como obras de ane, como constelaciones simblicas de textos, construidas a partir del impulso del simbolista de conectar el mundo sagrado del arte con su doble profano, identificar una unidad latente en la confusin de la historia, o, como en el caso de Edward Said, penetrar la alteridad de una cultura que no ha sido representada todava.

    Con estilos de argumentacin radicalmente distintos, escritores desde Ricoeur hasta Kermode se han interesado por la idea de que un canon puede funcionar como una narrativa total, una obra de arte compuesta de otras obras de arte y que intenta narrar la "historia completa" de los orgenes y la transmisin, las interrelaciones y el valor final de las obras de arte literario o visual que han sido valoradas por una cultura. En los trabajos de crticos como Gombrich o Frye, los cnones se vuelven inmensas narrativas incluyentes, que le deben ms al Ulises deJo y ce que al Index Librorum Prohibitorum. EnAnatomy ofCriticism, Frye muestra cmo el mundo del ane permite acceder a un esquema cclico y mgico, una estructura imaginativa cuya percepcin puede devolverle la unidad a una humanidad alienada por la historia y la ciencia. En este texto, y en El Grn Cdigo, F rye presenta el canon como una reserva de mitos y metforas que subsume el corpus de textos literarios en el campo ms amplio de las aspiraciones humanas.

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  • J. Go~ los estudios socioculturales ...

    La nocin del canon como un "poema del mundo" u obra literaria total constituye un hilo conductor entre varios de los crticos que hemos mencionado. Gombrich en especial apoya enrgicamente la idea de que la construccin de cnones tradicionales es ms un proceso de inclusin imaginativa que de seleccin y excomunin drstica. [ ... ]As como Frye, Gombrich empez su verdadero trabajo intelectual durante la Segunda Guerra Mundial, en una poca en que los nacionalismos rivales dieron la plena muestra de su brutalidad. As como Frye, manifiesta un fuerte deseo de conformar una narrativa can6nica comprensiva que supere las fronteras nacionales. Pero mientras la exploraci6n de Frye se enfoca en una bsqueda de estructuras imaginativas que conecten la identidad humana con los ritmos de la naturaleza, Gombrich examina la necesidad humana de representaciones visuales. Como Frye, considera que el arte est al servicio del crecimiento y desarrollo del yo unificado. Piensa que el impulso universal de representacin de la forma humana es la seal de algn instinto ms profundo de preservar la integridad humana, y que el relato de ese impulso colectivo alimentar una sociedad basada en los valores humanos. En un contexto de conflictos y desacuerdos institucionales, la fuerza de los escritos de Gombrch descansa en lo que l llama la "universalidad" de los cnones, una calidad que le permite buscar sus evidencias en lugares inesperados, e inundar a sus lectores con una multiplicidad de fuentes. Una vez ms, el alcance del crtico creador de cnones -desde la pintura de la cueva de Altamira hasta las representaciones abstractas del Puente de Brooklyn por Mondrian- viene de su impulso para contar "la historia completa". Como Frye, Gombrich considera que dicha historia ilumina mucho ms que la historia acadmica. Considera que la representacin es necesaria para el bienestar del ser humano, que es la base no slo del arte sino de la vida civilizada en su totalidad.

    Los cuatro crticos cuyas carreras he mirado detenidamente tienen todos en comn una preocupacin por el canon considerado como una narrativa que describe un mundo imaginativo completo y autosuficiente, un mundo que combina una complejidad organizada

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  • con la satisfaccin de necesidades humanas ordinarias. Sin embargo, Frye y Gombrich tienden mucho ms que Said y Kermode a presentar el canon como un programa para el futuro de la humanidad Kermode y Said, aunque nunca lo reduzcan a los intereses de los que lo sostienen, ven el canon con una mirada tan escptica como imaginativa. Ambos intentan conciliar los intereses institucionales que los cnones particulares han servido histricamente, con su propia percepcin, tambin fuene, del poder liberador de las obras que los cnones han hecho conocer.

    En una situacin extraamente parecida a la relacin entre T. S. Eliot y sus seguidores, Edward Said se ha vuelto una especie de modelo para el crtico anticannico contemporneo. La publicacin de Orientalism en 1978 renov y populariz el desafo a las instituciones culturales existentes que haban inaugurado libros tales como 0/uminations de Walter Benjamn, The Country and the City de Raymond Williams, y DisciplineandPunish de Michel Foucault. Para todos estos autores, la cultura comparte inevitablemente los pecados de comisin y omisin de las instituciones nacionales, pollticas e institucionales que la sostienen. De all en adelante, pocos crticos parecen capaces de acercarse al canon sin un sentimiento de culpa [ ... ]

    Sin embargo, a lo largo de su carrera, Said -un crtico radical con un respeto inusitado por las figuras heroicas de la investigacin tradicional- asume de manera intermitente una actitud visionaria, anhelando un canon ideal que presentara el encuentro entre mundo, texto y crtico en un marco menos emponzoado, ms abierta, ms imaginativo. Posiblemente el trabajo de Said refleje el mayor desafo para el crtico contemporneo de los cnones: el elaborar un canon que no se desarrolle de forma paralela a la historia sino que inicie una verdadera interaccin con ella. En Gombrich y Frye, encontramos las mutaciones enciclopdicas y simbolistas del canon. En Said, vemos la bsqueda de un canon poltico, un canon que incluya en sus mismas estructuras imaginativas fuerzas sociales y polticas opuestas.[ ... ]

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  • J. Gorak, los estudios socioculturales ...

    Posiblemente porque no se deja impresionar por las estructuras y preocupaciones institucionales, Said respeta ms que la mayora de los crticos radicales norteamericanos la distincin entre canon y currculo. En otras palabras, su hostilidad hacia las instituciones no lo lleva a negar totalmente y sin matices la fuerza de los cnones que ellas transmiten.[ ... ] Said se acerca en casi todos sus argumentos a la discusin de Gombrich sobre paradigmas enArtandlllusion, cuando muestra en Orientalism y Cuvering Islam cmo la construccin de cnones descansa en un proceso de geniales simplificaciones. Esas simplificaciones generan paradigmas que generan leyes aceptadas como inmutables. Aunque concuerden sobre los procesos que estn en juego, Said y Gombrich estn en desacuerdo sobre sus efectos culturales. Cuando Said muestra la vida poltica y social explotando esquemas que uno asocia generalmente con el arte, presenta esa aplicacin de cnones culturales a la vida poltica como un proceso de engao y evasin. A juicio suyo, los cnones siempre son inadecuados en sus adaptaciones a la realidad, dejando de lado la experiencia en vez de ajustarse a ella.

    En la visin de Said, el principio de seleccin que instituye el canon se vuelve poco a poco invisible a medida que el canon adquiere autoridad, y es en ese puntO que aparece el peligro. El canon del orientalista nunca somete sus objetos a los controles y lmites que encontramos en el mundo de los artistas en Gombrich. El canon del orientalista nunca se pone a prueba en contacto con los movimientos del mundo exterior, mientras los anistas continuamente verifican sus construcciones en relacin con el mundo natural. El orientalista nunca presenta su canon como algo que plantea problemas para solucionar, como lo hacen los artistas en Gombrich. Al contrario, el orientalista piensa en trminos de estereotipos: el mercader rabe deshonesto, el peligroso terrorista iran, la turba fantica. A juicio de Said, esos cnones culturales representan una de las tragedias de la existencia contempornea, un velo con el cual ocultamos todo tipo de disturbio social, los barrotes de la "jaula de hierro" que para Max Weber era la imagen ms caracterstica de la vida moderna (Said 181).

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  • Lireratura: teorla, histmia, critica 3 (2001)

    No es claro si Said considera esos cnones como igualmente peligrosos entre las manos de los anistas y crticos, sus primeros productores. [ ... ]Ser que considera los cnones poco dainos mientras sigan conciemes de s mismos y limitados a los anistas? A pesar de sus declaraciones en sentido contrario, su trabajo no manifiesta ninguna voluntad de cuestionar reputaciones, de echar de lado un autor o sacar a otro de su posicin preeminente. En cambio, define su propia misin, al menos en parte, como la de obtener para crticos europeos y culturas no europeas una audiencia igual a la que antes se limitaba a los autores nacionales cannicos. En Beginnings, encontramos "evaluaciones" de Conrad y Hopkins en el antiguo estilo, al lado de largas meditaciones sobre Foucault y Derrida. El mensaje implcito es que esos autores tambin merecen una atencin detenida, y que encontrarn su sitio en un orden moderno abierto y renovado. De esa manera, el papel de Said ha sido clave en la aceptacin moderna de un canon de crticos, as como en la amplificacin de ese canon.

    Esa visin de un canon intelectual e interpretativo que va desde los primeros come