literatura y juego las canciones

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  • 8/9/2019 Literatura y Juego Las Canciones

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    Literatura y juego: Las canciones

    escenificadas infantiles

    P E D R O C . C E R R I L L O T O R R E M O C H A

    Dpto.

    de Filologa Hispnica

    Facultad de Educacin y Humanidades

    Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca

    RESUMEN

    El autor analiza los contenidos y la estructura organizativa de las canciones

    escenificadas infantiles (corro, comba, filas, columpio...), que son composiciones que

    van necesariamente acompaadas de una accin que se representa o, cuando menos,

    de una serie de gestos muy concretos, detenindose expresamente en aquellas cancio

    nes infantiles en las que sobreviven romances, o partes de romances, de amplia difusin

    popular en otros tiempos. En el ltimo apartado, el trabajo se refiere al proceso de

    desaparicin que sufren estas composiciones, lo que provoca un aprendizaje diferente

    de las mismas (previo paso de la oralidad a la escritura) por los nios y nias de hoy.

    Palabras clave Folklore Infantil, Canciones, Juegos, Romancero, Tradicin Oral.

    SUMMARY

    The main goal of this paper is to analyze the content and structure of stagey children

    songs (skipping, rows, swing, playing a game standing in a ring...). These songs are

    considered to be orally-transmitted compositions, necessarily accompanied by an action

    that requires either staging or specific body language. I focus on those songs that con-

    tain popular and traditional ballads, or partsthereof. Reference is also made to the gradual

    disappearance of these compositions and the impact of this fact on the way children

    learn them nowadays, before they are put into writing.

    Key w ords

    Children's Folklore, Songs, Games, Collection of Ballads, Oral Tradition.

    RDTP,

    LIX, 2 (2004): 175-194

    (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas

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  • 8/9/2019 Literatura y Juego Las Canciones

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    176

    RDTP,

    LIX, 2, 2004

    PEDRO C. CERRILLO TORREMOCHA

    Cada generacin que pasa se lleva irremisi

    blemente consigo, para siempre, una parte

    preciosa de la herencia tradicional; algunos

    de los viejos temas conservados dejan de

    cantarse y muchos motivos poticos delosque

    adornan los relatos tradicionales caen en el

    olvido (Czialn, 1970: 173).

    Las sociedades desarrolladas actuales le han dado la espalda a la lite

    ratura tradicional. El modelo de sociedad en que vivimos ha propiciado

    la ruptura de la cadena que transmita, oralmente, las composiciones lite

    rarias tradicionales, y que propiciaba su enriquecimiento con la continua

    aparicin de variantes.

    La cultura de la oralidad ha cambiado radicalmente en sus formas de

    comunicacin; es muy difcil escuchar hoy, en calles y plazas, de viva voz,

    de boca a odo, manifestaciones que, en otros tiempos, eran habituales:

    aguinaldos, leyendas, canciones de siega o de bodas, romances, incluso

    villancicos. En cualquier caso, son textos que pervivirn como textos lite

    rarios, ms all de su primitiva vida oral, puesto que se han recogido,

    transcrito y fijado; lo que sucede es que, a diferencia de lo que ha pasa

    do con los cuentos (que se han recogido, fijado y versionado en diferen

    tes momentos: recordemos a Perrault, a los Grimm, a Andersen, a Fernn

    Caballero o a Afansiev), el folclore potico ha mantenido su vida en la

    oralidad, es decir lo que ha pervivido son sus variantes orales, pese a que

    en algunas ocasiones (no tantas como los cuentos) hayan sido recogidas y

    fijadas por escrito, con un sentido claro de conservacin, sobre todo en

    los ltimos aos en que se vislumbraba un real peligro de desaparicin.

    Salvo algunos casos muy particulares (v.g. los "mayos"), lapoesa lri

    ca de tradicin popular

    ha quedado reducida a determinados juegos in

    fantiles y a aquellas canciones que los nios aprenden en la escuela. En

    el caso concreto del Cancionero Popular Infantil es difcil encontrar hoy

    un grupo de nias que jueguen en corro imaginando que son reinas de

    los mares o que, por un da, van a representar el papel de la Viudita del

    Conde Laurel. La oferta ldica de la televisin, los juegos electrnicos y

    las nuevas actividades que se derivan del ordenador se han impuesto a

    otros juegos que, adems, requeran unos espacios que las actuales con

    figuraciones de las ciudades, incluso de muchos pueblos, no pueden ya

    ofrecer. Antes de la irrupcin de la televisin en los hogares espaoles,

    muchas familias, en las largas tardes de invierno, aprovechaban el calor

    de la estufa o del fogn para contar leyendas y cuentos o para cantar

    romances, burlas y amores, entreteniendo tambin a los ms pequeos.

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    LITERATURA YJUE GO : LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP, LIX, 2, 2 0 0 4 177

    Con

    la

    l legada

    del

    buen t i emp o ,

    los

    n ios aprendan

    en la

    calle juegos

    de diversos t ipos, retahilas para sortear , canciones

    de

    c o m b a

    y

    corro

    o

    ap l icaban los romance s an tes aprendido s a sus p rop ios juegos , en un

    proceso

    de

    recreacin s ingular

    e

    interesants imo.

    Este hecho,

    no

    obs tan te ,

    no nos

    debe apar tar

    de la

    conveniencia

    de

    conoce r

    con

    mayor profun didad esos t ipos

    de

    compos ic iones ,

    no

    slo

    p o rque , con ello, es taremos propiciando su conservacin , aunque sea por

    va culta, s ino tambin porque ayudaremos

    a su

    difusin

    con

    criterios

    ms

    slidos:

    me

    refiero

    a que no

    s iempre

    las

    co lecciones

    y

    antologas

    que

    rescatan canciones tradicionales infantiles para los lectores actuales se

    ap oyan

    en

    bases

    lo

    suficientemente firmes:

    en el

    fondo

    de

    esas compos i

    c iones ,

    a las que no

    d u d a m o s

    en

    llamar "sonsonetes", "cancioncillas"

    o

    "cantinelas" (sin diferenciar, a veces , su significado de un cierto matiz

    peyorativo),

    hay

    toda

    una

    serie

    de

    elementos l ingsticos

    y

    literarios

    que

    pasan desaperc ib idos .

    El

    desconocimiento

    o el

    olvido

    de ese

    carcter

    literario provoca

    que, en

    muchas ocas iones ,

    el uso

    escolar

    de

    este t ipo

    de canciones

    (o de las

    estructuras

    que las

    comp onen ) qu ede r educ ido

    al

    dictado

    de

    meras recetas ,

    muy

    tiles

    en un

    p r imer momento , pero vacas

    de contenido cuando l lega

    el

    m o m e n t o

    en que el

    educando t iene

    que

    enfrentarse

    a

    estructuras

    y

    prcticas lingsticas

    ms

    complejas .

    CORROS, COMBAS, FILAS, COLUMPIOS...

    Las canciones escenificadas

    son

    canciones tradicionales

    (con

    p r edomi

    nio

    de

    elementos l r icos,

    en

    unos casos ,

    y

    narrativos,

    en

    otros)

    que, en

    su origen, tienen un autor individual (casi s iempre desconocido), peroque

    al

    ser

    acep tadas enseguida

    por una

    colectividad pasan

    a ser

    annimas ,

    enr iquecindose

    con

    variantes

    que

    surgen debido

    a su

    transmisin oral,

    a

    la intervencin

    de la

    propia colectividad

    en el

    p roces o

    de

    transmisin

    (qui tando, cambiando

    o

    aadiendo e lementos )

    y a los

    diversos t iempos

    y

    espacios

    en que se

    suelen interpretar .

    El estudio literario

    de las

    canciones escenificadas p lan tea

    un

    p roble

    m a

    ya en su

    inicio:

    el que

    representa

    la

    fijacin

    de sus

    lmites

    y la

    termi

    nologa

    que

    emplearemos para

    su

    des ignacin .

    En las

    antologas

    y

    can

    c ioneros ex is ten tes podemos encontrar las agrupadas

    o

    diferenciadas

    en

    "canciones

    de

    comba" ,

    de

    rueda",

    de

    corro",

    de

    filas",

    de

    columpio",

    "de grupos",. . .

    En

    otras ocasiones

    se las

    conoce

    con el

    trmino

    ms ge

    neral

    de

    "canciones infantiles". Pese

    a los

    inconvenientes

    que

    conlleva

    su

    fijacin

    y su

    delimitacin, parece conveniente realizar

    un

    esfuerzo

    en tal

    sentido,

    con el que se

    evite

    su

    posible confusin

    con

    otros t ipos

    de com-

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    posiciones y con el que, al mismo tiempo, se logre la mayor aproxima

    cin a su definicin y, con ella, a su caracterizacin.

    Las canciones escenificadas infantiles son compos ic iones que van , ne

    cesariamente, acompaadas de una accin que, en unos casos, se repre

    senta ( incluso con papeles asumidos por los participantes en ella) y que,

    en otros , se mima solamente. Da igual que sean interpretadas a la rueda,

    a la comba, en filas, en grupo o al columpio; da igual que se trate de

    actuaciones muy concretas ( la dola, el burro, el moscardn); incluso al

    gunas de ellas , en ciertos casos, se interpretan de modos dis tintos , segn

    sea su localizacin geogrfica. De todos modos, la caracterstica principal

    de estas canciones es su utilizacin en diferentes actividades grupales, esen

    cialmente Indicas , que requieren determinados movimientos y gestos; en

    ese sentido, podramos considerarlas como el "soporte l i terario" de esas

    actividades.

    Las acciones que dan lugar a los juegos a que acompaan las cancio

    nes escenificadas requie ren s iempre palab ras y gestos para su correcta

    interpretacin; son juegos muy diversos que se podran agrupar en dos

    grandes bloques: Los juegos masculinos (dola, burro, pdola, clavo, m os

    cardn),

    que exigan un esfuerzo mayor y, en algunas ocasiones, podan

    provocar cierto dao, y los juegos femeninos (corro, comba, columpio,

    filas), que reque ran ms habilidad en la mayora de los casos, aun que

    algunos de los juegos se interpretaban tanto por chicos como por chicas

    (pelota, por ejemplo).

    Estas canciones han tenido tradicionalmente funciones endoculturales ,

    muchas veces de s igno sexis ta: algunas canciones de corro o comba de

    las nias reflejaban aspiraciones muy prximas a la bsqueda de novio,

    por ejemplo, mientras que las canciones masculinas eran portadoras de

    actitudes de afirmacin violenta y competit ividad ms marcadas (Pedrosa

    y Moratalla 2002: 40).

    Hay antologas y cancioneros en donde aparecen confundidos los jue

    gos mmicos Y la s canciones escenificadas, s in duda porqu e ambo s nece

    sitan un soporte gestual para interpretarse. Pero los primeros son juegos

    sensoriales en los que el nio es slo destinatario de la cantinela, adems

    de protagonista pasivo de la accin, del que no se espera ninguna res

    puesta, o al que se quiere provocar, con la retahila que se le ofrece, una

    balbuciente repeticin, s iendo necesaria la intervencin de un adulto, que

    es qu ien em ite la cantinela (Cerrillo 1987).* Sin em bar go, en las canciones

    escenificadas

    la com posicin se estructura de acue rdo a sus contenidos,

    en unos casos, o al t ipo de juego a que acompaa, o al menos a la

    finalidad con que se interpreta la cancin, en otros casos; de ese modo

    surgen canciones de corro, de comba, de filas, de columpio, de pelota,...

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    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDW, LIX, 2 , 2004 179

    A veces, una misma tonada es interpretada com o juego mmico y como

    cancin escenificada, s in que varen sus conten idos:

    Tiln, taln,

    campanitas de San Juan,

    unas vienen y otras van. (Cerrillo 1994, 2: 246).

    Se trata de un juego mmico de las primeras edades cuando lo inter

    preta un adulto, quien s ienta al nio pequeo sobre sus rodillas y lo

    balancea adelante y atrs , con las manos cogidas, al t iempo que entona

    la cantinela. Pero es tambin una cancin escenificada cuando es inter

    pretada por los propios nios, en este caso no tan pequeos, quienes, de

    dos en dos, con las espaldas de uno contra las del otro y agarrndose

    fuertemente por los antebrazos o por la cintura, se van levantando alter

    nat ivamente , imi tando e l movimiento de balanceo de una campana cuan

    do es volteada para que suene.

    En relacin a ello, no podemos olvidar que las barreras existentes entre

    los diversos t ipos de composiciones que integran el Cancionero Infantil

    son bas tan te permeables : de ah que haya e lementos temt icos que pare

    cen propios de una "cancin de corro" pero que los encontramos for

    mando parte de una "suerte"; o elementos caracters ticos de una "nana"

    que aparecen incluidos en un "juego mmico". (Cf. Cerrillo 1996: 1-16).

    SOBRE EL ORIGEN DE ALGUNAS DE ESTAS CANCIONES: EL ROMANCERO Y LA

    INFANCIA

    De sobra es sabido que algunos gneros l i terarios de transmisin oral

    murieron cuando finalizaron las circunstancias his tricas que haban pro

    vocado su aparicin y a las que esos gneros daban respuesta: un buen

    ejemplo son los cantares de ges ta , que dejaron de componerse y de

    demandarse conforme fue f inalizando la Reconquista, que era su princi

    pal argumento .

    Sin embargo, hay otras manifestaciones literarias de transmisin oral

    que han pervivido durante cientos de aos (v.g. los romances) propician

    do ,

    incluso, la aparicin de nuevas composiciones que, a veces, t ienen

    su origen en aquellos ms antiguos. Todava hoy, en muchos lugares de

    la geografa espaola, se s iguen interpretando romances, casi s iempre con

    motivo de ocasiones muy particulares: la vendimia, la s iega, la recogida

    de la aceituna o la l legada del mes de mayo, s in que los nios queden

    al margen de esas actuaciones.

    En algunas canciones escenificadas, que com o v imos s on comp o-

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    RDTP,

    LIX, 2, 20 04 PEDRO C. CERRILLO TORREMOCHA

    siciones de especf ica tradicin infantil , podemos comprobar la supervi

    vencia de a lgunos romances o de par tes de los mismos como "can

    ciones de comba" o "de rueda" de amplia difusin popular; el mecanis

    mo por el que este hecho se consuma lo explica as Celaya

    (1981:

    219):

    "Las rondas infantiles extraen de largos romances unos pocos versos que

    les parecen de evidente impacto".

    Ana Pelegrn (1996: 242), por su parte, afirma, con indudable acierto

    y mayor precis in que Celaya, que esta tendencia a la fragmentacin, es

    un procedimiento recreador caracters tico del romancero infantil : "La frag

    mentacin obra por condensacin , despojando a l tex to de secuencias

    narrativas [...] Los romances guardan los motivos y tienden a la fragmen

    tacin lrica".

    Ya Menndez Pidal (1968, II: 385) se refiri a algunos antiguos ro

    mances que siguieron vivos slo en ciertos juegos escenificados, casi siem

    pre de nias, af irmando que:

    Donde ya todo el romancero est olvidado, quedan an los nios cantando su

    pequeo repertorio. La ltima transformacin de un romance y su ltimo xito es

    llegar a convertirse en un juego de nios.

    "El Infante Arnaldos", "El Conde Olinos", "La doncella guerrera", "Las

    tres cautivas", "Hilo de oro" o "Dnde vas Alfonso XII", seran algunos

    casos . Ana Pelegr n local iza la ex is tencia de cas i c incuenta temas

    romancsticos en los juegos infantiles hispnicos, aunque tambin afirma

    que en los ltimos treinta aos el repertorio se ha reducido notoriamen

    te ,

    siendo los ms frecuentes "Mambr", "Don Gato", "La vuelta del mari

    do",

    o los antes citados "Dnde vas Alfonso XII", "Hilo de oro", "La don

    cella guerrera" y "Las tres cautivas".

    En algunos, como es el caso de "Dnde vas Alfonso XII", encontra

    mos adems un buen ejemplo de lo que Luis Daz G. Viana (1997: 24)

    llama el "proceso de actualizacin romancstica", por el que a un antiguo

    romance se incorporan acontecimientos de la realidad ms cercana. Ve-

    mos lo . Desde hace ms de c ien aos , muchos n ios y n ias espaoles

    han cantado, con ligeras variantes , es ta cancin:

    ^Dnde vas Alfonso Doce? Dnde vas triste de ti?

    Voy en busca de Merc edes qu e ayer tarde no la vi.

    5 ^Tu Me rcedes ya se ha mu erto, mue rta est, qu e yo la vi,

    cuatro duq ues la llevaban por las calles de Madrid.

    Su carita era de lirio, 10 sus man itas de marfil,

    el mantn que la cubra era un rico carmes.

    Las botitas que llevaba eran de un fino charol,

    15 regaladas por Alfonso el da que se cas.

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    LITERATURA

    Y

    JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP,

    LIX, 2,

    2 0 0 4

    181

    Al subir

    las

    escale ras, Alfonso

    se

    desmay.

    Al sentir

    los

    caonazos,

    20

    Alfonso sali

    al

    balcn,

    y

    oy una voz que

    deca: Seor

    rey,

    tened valor.

    Po r

    el

    fondo

    del

    palacio

    una

    sombra

    vio

    venir.

    25 Cuanto

    yo ms me

    alejaba,

    ms se

    vena hacia

    m.

    ^Note retires, Alfonso, no te retires de m,

    que

    yo soy tu

    linda esposa

    30 que te

    vengo

    a

    despedir.

    Los faroles

    de

    palacio

    ya no

    quieren alumbrar

    porque Mercedes

    ha

    muerto

    y

    luto quieren llevar.

    [Versin cantada

    en

    Cuenca, recopilada

    por el

    autor

    en 1988]

    Alfonso XII y Mercedes de Orleans haban formado un matrimonio muy

    popular en la Espaa de los aos setenta del siglo pasado. La muerte de

    la joven Mercedes en 1878 no slo entristeci a su joven marido, sino a

    casi toda Espaa, hasta el punto de incorporarse como contenido al cita

    do romance slo unos das despus de la fecha del fallecimiento de la

    reina; romance que se entonaba como cancin que acompaaba un jue

    go de corro de nias que ya est referido por Prez Galds en uno de

    sus Episodios Nacionales Cnovas , de este pormenorizado modo:

    Una tarde

    de

    julio

    \

    paseando

    por el

    Prado, omos estas coplas, cantadas

    por las

    tiernas nias

    que

    jugaban

    al

    corro: "Dnde vas, Alfonso XII?

    /

    Dnde vas, triste

    de ti?"

    [...] La

    simplicidad candorosa

    de

    estos versos,

    en

    boca

    de

    inocentes criatu

    ras,

    se me

    meta

    en el

    corazn, avivando

    la

    doliente memoria

    de la

    reina

    sin

    ventura, muerta

    en la

    flor

    de la

    edad.

    Otroda, enRecoletos,o las mismas coplas [...]Recrendonoscon tan ingenua

    cantata dimos

    la

    vuelta

    al

    corro

    y

    pudimos enriquecer

    el

    poema infantil

    con

    esta

    otra cuarteta:

    El

    manto

    que la

    cubra

    / era un

    rico terciopelo,

    / y en

    letras

    de

    oro deca: / Ha muerto cara de cielo" I...] Esos lindos cantares contienenms

    inspiracin

    y

    mayor encanto

    que las

    odas hinchadas

    y las

    elegas lacrimosas

    con

    que

    los

    poetas

    de

    oficio lame ntaron

    el

    prematuro

    fin de

    Merceditas (Prez Galds

    1965: 1336).

    La versin arriba incluida es una de las varias que han podido fijarse;

    todas ellas, como bien seala Gabriel Celaya (1981: 200-203), podran te

    ner su origen en un romance ms antiguo que nada tiene que ver con el

    protagonista de la cantinela, es decir con Alfonso XII, pero del que sta

    ha tomado el ritmo, incluso versos completos. El romance originario es

    un romance novelesco de asunto amoroso, del siglo xv^, aunque difundi

    do tambin en el xvi, y conocido con los ttulos de El palmero o La

    ^

    Se

    refiere Galds

    al mes de

    julio

    del

    mismo

    ao, es

    decir unos das despus

    de

    la muerte de Mercedes, que tuvo lugar el 25 de junio.

    ^ Recogido por SEPLVEDA. Romances nuevamente sacados... (Cf. Duran 1945).

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    C.

    CERRILLO TORREMOCHA

    aparicin"; en l se contaba la his toria de un caballero que se encontraba

    con su amada muerta, en forma de espectro. sta es una de las versiones

    ms conocidas:

    En los tiempos que me vi

    yo me partiera de Burgos

    5 Encontr con un Palmero,

    ^Dnde vas t, el desdichado?

    Oh persona desgraciada, 10

    Muerta es tu enamorada,

    las andas en que la llevan

    15 los respon sos que le dicen

    siete condes la lloraban,

    llorbanla sus doncellas, 20

    Triste de aquel caballero *

    Desque aquesto o, mezquino,

    25 y por ms de doce horas

    Desque hube retornado

    con lgrimas de mis ojos 30

    Acgeme, mi seora,

    Al cabo de la sepultura

    35 ^Vive, vive, enam ora do.

    Dios te d ventura en armas,

    que el cuerp o come la tierra 40

    ms alegre y placentero,

    para ir a Valladolid.

    quien me habl y dijo as:

    Dnde vas? Triste de ti

    en mal punto te conoc

    muerta es, que yo la vi;

    de negro las vi cubrir,

    yo los ayud a decir:

    caballeros ms de mil,

    llorando dicen as:

    que tal prdida pierde aqu

    en tierra muerto ca,

    no tornara, triste, en m.

    a la sepultura fui,

    llorando deca as:

    acgeme a par de ti.

    esta triste voz o:

    vive,

    pues que yo mor:

    y en amor otro que s,

    y el alma pena por ti.

    ESTUDIO DE UN EJEMPLO SIGNIFICATIVO: "HiLO DE ORO"

    Otro ejemplo, muy significativo, sera el de "Hilo de oro", que trata

    de un tema recurrente en el Romancero, el de la eleccin amorosa, y que

    perv ive como cancin escenificada infantil tan to en Espaa como en

    Latinoamrica, en diferentes versiones que afectan, incluso, a su verso

    inicial: "A la cinta, cinta de oro", "Anillito de oro", "Piso oro, piso plata",

    "Cordoncito de oro", "De Francia vengo, seores", "De Francia vengo,

    seora". Rodrguez Marn (1932: 55) afirm que el romance ya era cono

    cido en el siglo XVI y que en el XVII se representaba como juego; Margit

    Frenk (1987: 1031-1032) recoge una versin de la que dice que su fuente

    es un baile annimo, Baile curioso de Pedro de Brea ( l6 l6) . En la acota

    cin previa al baile se dice: "Salen los msicos con sus guitarras y algu

    nas damas con ellos , divdanse en dos corros y sintanse diciendo [...]"

    (Cotarelo 1911: 479b); y en el desarrollo del prop io baile, po dem os leer

    versos como stos, de fcil identificacin en cualquiera de las versiones

    que se conservan vivas: "Si una de estas doncellas / que tenis alrededor

    / qu eris po r mujer darm e, / mi suerte a labo yo" (Cotarelo 19 11: 480a); o

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    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS..

    RDTP,

    LIX, 2, 2004

    183

    como stos otros: "Yo me voy muy enojado / a los palacios del rey, /

    qu e la hija del rey mo ro / n o m e la dan po r mujer" (Co tarelo 1911: 480b).

    Por su parte, Ana Pelegrn (1996: 272-273) dice que en el XVll lo

    mencionaron tambin Lope de Vega y Tirso de Molina, lo que pudiera

    entenderse como un c laro ind ic io de que era conocido popularmente ya

    entonces. De todos modos, ser en el s iglo XIX cuando empiecen a apa

    recer las primeras versiones fijadas por escrito. Veamos la que se guarda

    en el Archivo del Seminario Menndez PidaP, recogida en 1929 en Alcolea

    del Ro (Sevilla) por Eduardo Martnez Tomer:

    De Francia vengo, seora

    me han dicho en el camino

    5 Q ue las tenga o no las tenga

    con un pan que Dios me ha dado

    A Francia vuelvo seo ra 10

    que las hijas del rey moro

    -Vuelva, vuelva caballero

    15 de las tres hijas qu e tengo

    Esta tomo por esposa

    que ha parecido una rosa 20

    Lo que tengo que rogarle

    Bien tratadita estar

    25 sentada en silla de plata

    azotitos con correas

    y una perita en la boca 30

    traigo un hijo portugus

    que lindas hijas tenis,

    yo las sabr mantener

    otro que lo ganar,

    a los palacios del rey

    no me las dejaron ver.

    no sea tan descorts,

    tome la que guste ust,

    sta tomo por mujer

    me ha parecido un clavel,

    es que me la trate bien.

    y bien comida tambin,

    bordando encajes al rey

    cuando sea menester

    a las horas de comer.

    Es una versin de treinta versos en los que se establece un dilogo

    entre un caballero y la madre de las hijas del rey moro; el caballero, que,

    de odas, t iene muy buenas referencias , pretende a una de las hijas . Tras

    una primera negativa de la madre (probablemente se trata de una con

    vencin propia de la primera peticin) y ante la decis in del caballero

    de no insis tir (en forma de reaccin airada, quiz tambin convencional) ,

    la madre reconsidera su respuesta y le dice que elija entre las tres hijas:

    el caballero elige y, a partir de ese momento, el dilogo trata del cuida

    do que le dispensar a la muchacha.

    Rodrguez Marn (1932: 56) describe as el juego:

    Colcanse varas nias en hilera, sentadas en el suelo, cada una entre las piernas

    de la anterior, a la que vuelve, naturalmente, la espalda; la ltima de la fila hace

    el papel de madre, y las dems son sus hijas. As colocadas, llega un nio o nia,

    que hace de embajador [caballero], entre el cual y la madre se entabla el dilogo

    siguiente [...]

    Citado por Pelegrn (1996: 274).

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    CERRILLO TORREMOCHA

    En su prctica como cancin escenificada infantil, es un juego dialo

    gado,

    repetitivo, de eleccin y, por tanto, de eliminacin, por el que las

    nias intervinientes que van asumiendo, sucesivamente, el papel de hija

    elegida por el caballero, van siendo eliminadas. En el Cancionero Infantil

    son frecuentes las canciones escenificadas que conllevan una eleccin: "La

    jardinera", "La viudita del Conde Laurel", "Arroz con leche", "Al olivo sub",

    "Estaba una pastora", "La carbonerita", etc. Esa caracterstica, junto a la

    tendencia a la fragmentacin antes comentada, es la que provoca la exis

    tencia de versiones ms breves. Veamos dos de las de "Hilo de oro": la

    primera se recogi en la localidad albace tense de El Cubillo " (Fraile

    1993:

    52), y consta de slo veinte versos:

    Piso oro, piso plata, piso punta s de alfiler,

    que en el camino me han dicho que buen as hijas tie ust.

    5 Si las tengo o no las tengo no las tengo para dar,

    que del pan que yo comiese ellas tambin comern.

    Y2L me voy muy enfadado 10 a los palacios del rey

    a contarle a mi seora lo que me ha ocurrido hoy.

    ^Vuelva, vuelva, caba llero, no vayas tan des cort s.

    15 De las tres hijas que tengo escoge la ms mujer.

    ^sta escojo po r bonit a, po r bonit a y po r mujer;

    me ha parecido una rosa 20 acabada de coger.

    La segunda, an ms corta (slo catorce versos), es de Villarrubia de

    los Ojos (Ciudad Real) y la fij Arturo Medina (1987, 2: 77) con el ttulo

    de "La hoja verde":

    A la hoja, la hoja verd e, a la hoja del verd e laurel,

    que me ha dicho mi madre cuntas hijas tiene usted.

    5 A la hija del rey mo ro no la qui ero yo ni ver.

    Ni es por guapa , ni es por fea, ni es por punta de alfiler.

    A sta no la quiero 10 por fea y por pelo na.

    A sta me la llevar por guap a y por hermo sa.

    Parece una rosa, parec e un clavel.

    Algunas de las singularidades ms llamativas de ese proceso de apro

    piacin de ciertas composiciones por parte de los nios son: la ya co

    mentada tendencia a la fragmentacin de la composicin original, el in

    tercalado de estribillos que faciliten la memorizacin (de lo que hablaremos

    ms adelante) y una cierta contaminacin con elementos extraos a la

    historia original, que puede llegar a provocar ciertas deformaciones ex

    presivas y algunos sinsentidos. Fijmonos en algunos ejemplos:

    ^ Cantada p or Araceli Pallares Marn, de 72 ao s de edad; recopilada el 14 de

    marzo de 1983 por Vicente Ros y ngel Lpez.

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    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP, LIX, 2 , 2004 185

    Los dos primeros versos de la versin de Tomer dicen:

    De Francia vengo, seora,

    traigo un hijo portugus [...]

    En otra versin, citada por Pelegrn (1998: 199-200), se dice:

    De Francia vengo, seores,

    de por hilo portugus [...]

    Parecera ms lgico que fuera "hilo" y no "hijo": tiene sentido "hilo

    portugus", ya que era un hilo muy valorado y reconocido en el siglo xvii.

    Pero la deformacin es ms llamativa en otros casos, en los que llegan a

    aparecer expresiones sin un significado lgico, como en esta versin de

    El Ballestero (Albacete), recopilada en 1983 por Concepcin Vzquez (Fraile

    1993: 51):

    De Francia vengo, seores,

    un poquito por su bien [...]

    Tambin es una versin notablemente contaminada la que recogen

    Raquel Calvo y Raquel Prez (2003: 88), sobre todo en las explicaciones

    que el caballero da para elegir a una de las hijas y no a las otras (versos

    17 a 23), que es, adems, la parte en que se abandona el octosflabo,

    mantenido hasta ese momento regularmente:

    A la cinta, cinta de oro,

    en el camino me han dicho:

    5 Que las tenga o no las tenga,

    ^Yo me voy muy enojado

    a contrselo a la reina 10

    que las hijas del rey moro

    ni por oro, ni por plata,

    15 ni por dinero que valga

    sta no la quiero

    a sta me la llevo 20

    parece una rosa,

    acabado de nacer.

    25 que me la cuide usted bien.

    sentadita en silla de oro

    con la manza na en la boca 30

    a la hoja de laurel,

    Qu buenas hijas ti usted

    qu se le importar a usted

    a los palacios del rey

    y a la infanta doa Ins,

    no me las quieren vender

    ni por punta de alfiler,

    la corona de Isabel.

    porque es pelona,

    por linda y hermosa;

    parece un clavel

    Lo que le encargo, caballero,

    Bien cuidadita estar,

    bordando paos al rey,

    a la hora de comer.

    En otras ocasiones, a la contaminacin se suma una fragmentacin

    excesiva, que ms parece consecuencia de un fallo de memoria del infor

    mante que el resultado del propio devenir de la cancin en su uso como

    cancin escenificada infantil; sera el caso de la versin recogida en Pue-

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    1 86 RDTP, LIX, 2, 20 04 PEDRO C. CERRILLO TORREMOCHA

    bla (Mxico), en 1904, y fijada con el ttulo "ngel de oro" por el folclorista

    Vicente T. Mendoza (1980: 125), que finaliza con la eleccin de la hija,

    desapareciendo de la composicin el dilogo f inal sobre los cuidados que

    el caballero dispensar a la chica:

    ngel de oro, arenita de un marqu s,

    que de Francia he venido por un nio portug us.

    5 Que me ha dicho una seora que lindas hijas tenis.

    Q ue las tenga o no las tenga o las deje de tener.

    sta me la llevo 10 por linda y hermosa ,

    parece una rosa acabada de nacer.

    sta no la quiero por fea y pelon a,

    15 parec e una mona acabada de nacer.

    sta me la llevo parec e un clavel,

    parec e una chaquira 20 acabad a de nacer.

    SOBRE LOS CONTENIDOS DE LAS CANCIONES ESCENIFICADAS

    El objetivo esencial de este t ipo de canciones favorece, en muchos

    casos, la presencia de algunos elementos temticos. En principio, ya lo

    dijimos, son canciones que acompaan la ejecucin de un juego o accin

    escenificada, en donde destaca el r i tmo, aunque a veces ste puede

    quedar eclipsado por la densidad de contenidos o por la originalidad del

    desarrollo del juego. El esquema general de la comunicacin o ejecu

    cin lo establece la propia dinmica del juego o accin: un colectivo

    de muchachos o muchachas, ms o menos numeroso, juega o escenifica

    con el apoyo textual y r tmico de la cancin. El papel del emisor puede

    cumplir lo uno solo del grupo, el grupo completo o repartirse las inter

    venciones, alternndolas en dilogo a dos voces.

    Aunque predominan las compos ic iones en que e l tex to es un mero

    sostn rtmico para la ejecucin de gestos y acciones mimadas muy concre

    tas, es necesario referirse a algunos de los temas que se tratan, sobre todo

    en aquellos casos en que son determinantes para la comprensin global de

    la cancin. Por esta razn, es conveniente fijar dos grupos distintos de

    canciones.

    En el primero de ellos, incluiramos aqullas en las que los temas estn

    en funcin del juego a l que acompaan; de ah que nos podamos encon

    trar con meras descripciones de la propia accin, no siempre comprensibles

    en su conjunto:

    Al juego chirimbolo,

    qu bonito es

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    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP, LIX, 2 , 200 4 187

    Con un pie, otro pie;

    una mano, otra mano;

    una oreja, otra oreja;

    la figura de la vieja (Cerrillo 1994, 2: 265).

    Como se puede apreciar , en esta cancin la his toria se construye, con

    ms o menos sentido, sobre el desarrollo de las acciones consecutivas que

    el propio juego exige. En esta l nea, incluso nos encontramos con can

    ciones que son verdaderos "s insentidos", plagadas de contenidos absurdos:

    A la lata, al latero,

    a la chica del chocolatero.

    A la a, a la a.

    Mariquita no sabe planchar.

    A la e, a la e,

    Mariquita no sabe barrer.

    A la i, a la i.

    Mariquita no sabe zurcir.

    A la o, a la o,

    Mariquita no sabe el

    reloj.

    A la u, a la u,

    Mariquita eres t (Cerrillo 1994, 2: 273).

    Pero hay un segundo grupo de canciones , apreciab le en nmero , en

    las que la base textual porta elementos temticos ms precisos; de tal modo

    que nos encontramos canciones escenificadas en las qu e se cuenta u na

    historia, con su principio y su final, plenamente desarrollada ("Al salirme

    de La Habana...", "A mi burro", "Estaba una pastora", "Una tarde fresquita

    de mayo" o "Estaba el seor don Gato"). De todos modos, es tos conteni

    dos ,

    aunque hay excepciones sobre todo las que representan las can

    ciones que proceden de romances, tienen un carcter notablemente cir

    cunstancial: me refiero a que, pese a la existencia de esas historias, lo

    que queda de esas canciones suele ser el r i tmo, el sonsonete, la accin

    que se escenifica, la plasticidad o el movimiento, antes que la propia

    his toria. Curiosamente, en muchas de las excepciones a que antes nos

    referamos el asunto es amoroso, aunque en estos casos solemos encon

    trarnos versiones muy diferentes en su desenlace:

    Pap, si nos dejas ir

    un poquito a la alameda,

    con las hijas de Lern,

    que llevan rica merienda.

    5 Al tiemp o de merendar,

    se perdi la ms pequea.

    Su pap la fue a buscar,

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    18 8 RDTP, LIX, 2, 20 04 PEDRO C. CERRILLO TORREMOCHA

    calle arriba, calle abajo,

    calle de Santo Toms;

    10 y hablando con su mueca

    la ha encontrado en un portal. (Cerrillo 1994, 2: 282).

    Celaya (1981: 175) recoge este otro final, a partir del verso 7, sin duda

    ms "problemtico" para una cancin infantil :

    Su padre la fue a buscar,

    cuando al volver una esquina,

    dnde la vino a encontrar?

    10 En un portalillo oscuro

    hablando con su galn,

    y estas palabras deca:

    Contigo me he de casar,

    aunque me cueste la vida.

    SOBRE LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA DE ESTAS CANCIONES

    No es perceptible un esquema claro en la organizacin de los conte

    nidos de estas composiciones; s hay, s in embargo, una serie de recursos

    que afectan en mayor o menor medida a la ordenacin de los e le

    mentos de cada cancin y que, fundamentalmente son stos:

    a) Frm ulas de inicio y frmulas de final

    En el las podemos ver una t raspos ic in de mecanismos que son habi

    tuales en el cuento tradicional que se util izan para iniciar indeter

    minadamente una historia: "Estaba una pastora...", "rase una vieja...",

    "Estaba el seor don Gato..."; o para finalizarla con contundencia: "[...] y

    el cuento se acab".

    b ) L os dilogos

    Aunque no son frecuentes ^salvo en las canciones que tienen "elec

    cin", a veces se incluyen intervenciones alternativas de dos o ms per

    sonajes:

    Chica, a dnde vas?

    Chica, a la botica.

    Chica, qu te pasa? [...]

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    15/20

    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP, LIX, 2 , 200 4 189

    En los casos de "eleccin", los dilogos son representados mediante

    la asuncin de papeles especf icos por los intervinientes:

    ^Yo soy la viudita

    del Conde Laurel,

    que quiere casarse

    y no tiene con quin.

    Pues siendo tan bella

    no tiene con quin,

    elija a su gusto,

    que aqu tiene cien.

    c) Repeticiones

    Son muy frecuentes , y no slo porque estn en funcin del logro, por

    s mismas, de un determinado ritmo:

    A la lima, a la limn,

    la fuente se ha cado.

    A la lima, a la limn,

    mandadla componer.

    A la lima, a la limn [...]

    Sino tambin porque esas repeticiones aportan particularidades espec

    f icas a la estructura de estas composiciones. Veamos las repeticiones ms

    frecuentes:

    e l .

    Por enca den am iento de estrofas o grupo s de versos. Bien repi

    tiendo un elemento de una estrofa en la s iguiente:

    [...] de nadie me desped,

    slo de un

    perrito chino

    que andaba detrs de m.

    Elperro, como era chino [...]

    Bien repitiendo el trmino final de una estrofa a comienzo de la si

    guiente:

    [...] para ver los soldados

    de Catalua.

    De Catalua vengo, [...]

    Bien, encadenando completamente las estrofas , mediante la repeticin

    completa del lt imo verso de una, al inicio de la s iguiente:

    El carbonero

    por las esquinas

    va pregonando

    carbn de encina.

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    16/20

    19 0 RDTP,

    LIX, 2,

    200 4 PEDRO

    C.

    CERRILLO TORREMOCHA

    Carbn de encina,

    cisco de roble,

    la confianza

    no est en lo hombres.

    No est en los hombres,

    que est [...]

    O bien, repitiendo, en forma de anfora, la misma conjuncin a co

    mienzo de cada estrofa:

    Si yo estoy en la esquina

    no estoy en ella;

    que tienes una cara de pedigea.

    Si yo soy [...]

    C.2. Por enca dena mie nto de versos:

    A la lima, a la limn,

    la fuente se ha cado.

    A la lima, a la limn,

    mandadla componer.

    A la lima, a la limn [...]

    C.3. Por la creac in de estribillos.

    En la mayora de las ocasiones, los estribillos se forman mediante la

    repeticin de palabras que tienen ciertos valores sonoros, s in s ignif icados

    aparentes pero con una gran eficacia r tmica: Carabt un, carab ur;

    chungla, chngala, chngala; tras-tras; lairn, lairn, lairn. Esas cons

    trucciones llegan, incluso, a provocar verdaderos trabalenguas: \Teca, meca,

    chibiringorda En algunas composiciones se concentran dos o ms estr i

    bil los dis tintos , de modo que pueden llegar a oscurecer al resto de los

    e lementos que las componen:

    La chata Merengela,

    gi, gi, gi ,

    como es tan fea,

    trico, trico, tri ,

    como es tan fea,

    lairn, lairn, lairn,

    lair n, lairn [...]

    Sobre la frecuente aparicin de estribillos, explica Ana Pelegrn (1996:

    233) que:

    La memoria colectiva precisa momentos de estabilizacin, de reiteraciones asegu

    radoras, para ello utiliza la repeticin, el estribillo, que responde a la exigencia

    colectiva de organizar las voces en simultaneidad, facilitando la memorizacin de

    los poemas cantados.

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    17/20

    LITERATURA Y

    JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS...

    RDTP,

    LIX,

    2 ,

    2004 191

    Aunque en las canciones escenificadas aparecen rasgos que son tam

    bin propios de otros tipos de composiciones del Cancionero Infantil (verso

    de arte menor, r ima regulada o recursos formales de carcter repetit ivo,

    como la onomatopeya, la anfora, el polis ndeton o el paralelismo), el

    lenguaje de estas canciones est enriquecido por la presencia de un va

    riado s is tema metafrico. No obstante, y como suele ser general al con

    junto del Cancionero Popular Infantil , el especial r i tmo de estas cancio

    nes es , a menudo, tan marcado, que llega a convertirse en la base sobre

    la que se construye todo el poema; al respecto, no podemos olvidar que

    la accin que conllevan estas tonadas se concreta en variados movimien

    tos y gestos , que, pueden dar lugar, en algunos casos, a una incipiente

    representacin.

    ORALIDAD Y ESCRITURA. HACIA UN NUEVO APRENDIZAJE DE LA

    CANCIN

    ESCENIFICADA

    El proceso de desaparicin que sufren estas composiciones provoca,

    s imultneamente, la prdida de su vertiente ldica. Los nios de hoy

    aprenden algunas de estas canciones en el mbito escolar , memorizando

    las versiones que aparecen en sus l ibros de texto, aprendindolas como

    textos l i terarios y no como juegos.

    En la escuela, el trasvase de lo escrito a la voz, de lo impreso a la memoria oral

    del grupo de nios, se configura como una peculiar fijacin del texto. La relacin

    del texto impreso y el repertorio infantil requiere un anlisis detallado, teniendo

    en cuenta las versiones de rom ances im presos en textos escolares, libros de lectura,

    cancioneros musicales para las escuelas y otros romances divulgados en publica

    ciones peridicas, en libros de juegos y entretenimientos. (Pelegrn 1996: 256).

    Por ello, diversas consideraciones filolgicas, incluso crticas, nos lle

    van a plantear la duda del sentido que pudiera tener el tratamiento como

    texto escrito de un material de transmisin y pervivencia orales . El pro

    blema ha llevado a algunos estudiosos y folcloris tas a retrotraerlo al mo

    mento mismo de la invencin de la imprenta (Mendoza Daz-Maroto 1989:

    53-57), referido al romance tradicional, sobre todo, en el sentido de que

    aqulla le caus ms males que bienes, porque s i bien ayud a salvar

    muchas composiciones, lo hizo por un inters comercial, imponiendo unos

    criterios muy concretos , segn los cuales las colecciones o antologas no

    respondan a los gustos del pblico de "a pie", s ino a los de una minora

    ilustrada. El hecho, aun s iendo cierto, pues algunos romances de induda

    ble trascendencia para el Cancionero Infantil, por estar en el origen de

    algunas canciones ^los del "Conde Nio" o "Delgadina", los hemos co-

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    1 9 2 RDTP, LIX, 2, 20 04 PEDRO C. CERRILLO TORREMOCHA

    nocido en versiones manuscritas y no como resultado de la gran tarea de

    fijacin que se llev a cabo en el siglo XVI, hay que asumirlo como un

    hecho histrico que es: la imprenta, desde fines del siglo xv, ofreci la

    posibilidad de fijar unos textos, con algunas de sus posibles variantes, que

    vivan libremente en la tradicin oral, pero que con su fijacin escrita

    entran de l leno en el campo de la l i teratura, debiendo ser estudiados y

    t ra tados como tex tos l i te rar ios que son , con todas sus pecul iar idades

    lingsticas y estilsticas. Lo que sucede es que el hecho, en s mismo,

    vulnera las reglas del juego; Diego Cataln (1969: 8) se refiere a la labor

    de la imprenta del s iglo XVI que, en muchos casos:

    Logr legar al mundo literario unos poemas "tradicionales" aparentemente "per

    fectos", "acabados". Nuestra imagen del Romancero se halla deformada por esta

    labor de los impresores del siglo XVI, pues un poema tradicional es, por esencia,

    "imperfecto".

    Se ha llegado a decir que esa fijacin escrita es una traicin al carc

    ter oral de esa poesa, porque desvir ta su esencia, su propia tradicin

    colectiva que le permite vivir en continua reelaboracin; lo que sucede

    es que dicha f i jacin es una labor necesaria y, adems, urgente, debido a

    las presiones a que est sometida, como consecuencia de los tremendos

    cambios que se han producido en las sociedades contemporneas ms

    avanzadas, y que afectan a todos los rdenes de la vida, pero especial

    mente a sus medios de comunicacin .

    El paso de la oralidad a la escritura de ese t ipo de composiciones

    puede provocar en muchos n ios , aunque tambin en adul tos , e l descu

    brimiento de la magia de la que muchas palabras suelen ser portadoras .

    Luis Landero se refiere al protagonista de su libro Entre lneas: el cuento

    o la vida, cuando el adolescente descubri que cualquier palabra poda

    ser mgica, y dice (Landero 2001: 146):

    Lea por ejemplos "voy soando caminos de la tarde", y esas palabras tan humil

    des,

    tan al uso, "caminos", "tarde", eran de pronto nuevas y poderosas, tanto o

    ms que las del cuento del genio y del tesoro.

    Lo mismo sucede, en ocasiones, con textos del Cancionero Infantil ,

    cuando se pasa de la identificacin automtica de una cancin con el juego

    a que acompaa (de comba, de f i las , de columpio, de corro), a la emo

    cin que transmite la his toria contenida en la cancin: s irvan como ejem

    plo las conocidas his torias que han hecho muy populares ciertos roman

    ces ya comentados aqu . La memor ia nos p roporciona ident idad cuando

    pasamos de la oralidad a la escritura: el texto que en la transmisin oral

    era slo, o sobre todo, soporte de un juego, al pasar a la escritura nece

    sita desentraamiento y comprensin.

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    LITERATURA Y JUEGO: LAS CANCIONES ESCENIFICADAS... RDTP, LIX, 2 , 200 4 193

    Ya que, como decimos , muchos de es tos tex tos son aprendidos hoy

    por los nios en el mbito escolar, me permitir una referencia final so

    bre el aprovechamiento didctico que se pudiera hacer de ellos .

    Cuenta Ana Pelegrn (1982: 16) una ancdota muy significativa: la de

    una nia de Zamora a la que su profesora haba exigido la memorizacin

    del romance del "Conde Olinos" que, en versin de Menndez Pidal, ve

    na en su libro de texto. Cuando se le requiri el recitado, al pie de la

    letra, la nia comenz con "Madrugaba el Conde Olinos / maanita de

    San Juan.. ." , pero de pronto y entre vacilaciones, se apart de la versin

    incluida en su l ibro y, con mayor seguridad y aplomo, continu diciendo

    otra versin que ella haba escuchado con anterioridad de boca de su

    abuela. Efectivamente, a la nia le "sonaba" ese romance y enseguida lo

    asoci al que su abuela le haba enseado, que era el mismo, pero con

    algunas diferencias . El romance haba vuelto as a su origen, al caudal

    oral -de la lrica pop ular : la nia haba d escu bier to y, al mis mo tiem po,

    haba provocado que todos descubrieran tambin su profesora el pro

    ceso de la tradicionalidad.

    El potencial educativo de los materiales folclricos es muy grande, no

    slo en lo que pueda tener de aprendizaje activo (recogida mediante tra

    bajo de campo), s ino tambin en sus relaciones con el contexto, que

    permitirn a los alumnos interesarse por las costumbres, f ies tas , tradicio

    nes o creencias de su entorno ms cercano. La programacin de activida

    des escolares con el folclore infantil ofrece posibilidades didcticas intere

    santes , tanto en el mbito de lo social como en el de lo l i terario. En el

    primero de ellos , y slo en lo referido a la recuperacin de materiales

    literarios de tradicin oral, el folclore infantil aportar a los nios conoci

    mientos sobre creaciones que estaban vivas en generaciones anteriores ,

    mediante las que pueden comprender aspectos de la vida cotidiana pasa

    da y e lementos que per tenecen a su ident idad como pueblo , o como

    regin, o como, incluso, miembros de una misma comunidad idiomtica.

    Como seala Daz G. Viana (1997:18):

    La cultura popular nos ensea que muchos de nuestros abuelos y dems antepa

    sados saban ms que nosotros sobre lo que realmente deban saber, aunque

    apenas pudieran garabatear su nombre, porque haban llegado a adquirir un ca

    bal visin del mundo, del hombre y de las cosas.

    Aunque hoy ya no es fcil que los chicos puedan "pasarlo mal" como

    lo pasaban los mozalbetes de hace cuarenta aos cuando accedan a ju

    gar con las chicas a la "comba rpida" o a escenificar "La Chata Meren

    gela"; aunque hoy ya no veamos en calles y plazas a nias jugando a

    diversos corros y ruedas, o a adolescentes arrearse golpes jugando al

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    LEX, 2,

    200 4 PEDRO

    C.

    CERRILLO TORREMOC HA

    Moscardn ; aunque esas prcticas y juegos son casi un resto arqueol

    gico de una tradicin finiquitada, no est mal que nios y nias de hoy

    puedan acceder a los contenidos de esos textos, aunque sea por una va

    desnaturalizada, ya que son juegos que desarrollan la memoria y que

    requieren habilidad, atencin y socializacin: con ellos se aprende a res

    petar el turno de juego, a ganar y a perder, o a valorar las habilidades

    del contrario, lo que no es poco en este tiempo en que vivimos.

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