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Indicaciones Generales * Nos reuniremos Día Domingo 4/10 Hora 9.30hs Lugar: Esperando CONFIRMACIÓN * No olviden llevar: agua, gorra, almuerzo, protector solar, mate… * El regalo del decanato Cartilla Preparatoria Fiesta Patronal Diocesana 2015 …. Para el trabajo decanal Cualquier duda y/o información comunicate con nosotros Email: [email protected] Face: P Juventud Mendoza “Jesús nos regala su Madre”

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Indicaciones Generales

* Nos reuniremos

Día Domingo 4/10

Hora 9.30hs

Lugar: Esperando CONFIRMACIÓN

* No olviden llevar:

agua, gorra, almuerzo, protector solar, mate…

* El regalo del decanato

Cartilla Preparatoria

Fiesta Patronal

Diocesana 2015

…. Para el trabajo decanal

Cualquier duda y/o información comunicate con nosotros

Email: [email protected]

Face: P Juventud Mendoza “Jesús nos regala

su Madre”

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” Anexo ITodo lo que siempre necesité saber, lo aprendí de mi Mamá Mi mamá me enseñó a APRECIAR UN TRABAJO BIEN HECHO:“Si se van a matar, háganlo afuera. Acabo de terminar de limpiar!” Mi mamá me enseñó RELIGIÓN:“Mejor reza para que esto salga de la alfombra!!!” Mi mamá me enseñó LÓGICA:“Porque yo lo digo, por eso... y punto!!!” Mi mamá me enseñó PREDICCIONES:“Asegúrate de que estás usando ropa interior limpia y sin agujeros por si tenés un accidente.” Mi mamá me enseñó IRONÍA:“Seguí llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para que llores.” Mi mamá me enseñó a ser AHORRATIVO:“Guardá las lágrimas para cuando yo me muera!!!” Mi mamá me enseñó ÓSMOSIS:“Cerrá la boca y comé!!!” Mi mamá me enseñó CONTORSIONISMO:“Mirá la roña que tenés en la nuca!!!”

Mi mamá me enseñó FUERZA DE VOLUNTAD:“Te vas a quedar sentado hasta que termines la espinaca.” Mi mamá me enseño METEOROLOGÍA:“Parece que un huracán pasó por tu cuarto.” Mi mamá me enseñó HIPOCRESÍA:“Te dije un millón de veces que no seas exagerado!!!” Mi mamá me enseñó MODIFICACIÓN DE PATRONES DEL COMPORTAMIENTO:“Dejá de actuar como tu padre!!!” Mi mamá me enseñó ENVIDIA Y MATEMÁTICAS:“Hay millones de chicos menos afortunados en este mundo que no tienen padres tan maravillosos como vos!!!”

Mi mamá me enseñó habilidades como VENTRILOQUÍA:“No me rezongues, calláte y contéstame: por qué lo hiciste?” Mi mamá me enseñó técnicas de ODONTOLOGÍA:“Me volvés a contestar y te voy a estampar los dientes en la pared!!!” Mi mamá me enseñó RECTITUD:“Te voy a enderezar de una patada en el traste!!!” GRACIAS, MAMI!!!

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¿Cómo están?Con todo lo recorrido y vivido este año, hoy em-

pezamos el camino de preparación para llegar con el co-

razón dispuesto a festejar el día de nuestra madre del

Rosario, ella que nos regala la Misericordia de Dios y la

alegría del Evangelio.

Desde el Equipo Diocesano de Pastoral de Juven-

tud queremos acercarles esta propuesta que, al igual

que en los años anteriores, tiene como uno de sus ob-

jetivos el de prepararnos fraternalmente para vivir uni-

dos como decanato juvenil, la fiesta de María. También,

este material quiere ser un medio para ayudarnos a re-

conocer a María como Madre nuestra y revalorizar su fi-

gura en la sociedad en que vivimos y en nuestras vidas.

La lectura con la que trabajaremos para la pre-

paración de la Fiesta Diocesana y en la misma Fiesta

cuando nos reunamos como diócesis será Jn 19, 25-27

Este material es el punto de partida de la reflexión que

realizaremos durante el momento de los jóvenes en la

Fiesta Diocesana. Si bien esta cartilla hace foco en los

contenidos preparatorios, les recordamos que en cada

decanato pueden adaptarla, agregar y/o quitar aque-

llas cosas que consideren necesario de acuerdo a la can-

tidad de gente que esté prevista y a la disponibilidad de

tiempo y recursos que tengan para el encuentro.

Les sugerimos que se viva esta pre-fiesta de ma-

nera alegre y que se favorezca la integración de todas

las comunidades con dinámicas para conocerse, juegos

y canciones juveniles.

¡¡La diócesis unida en un mismo espíritu empieza a

palpitar esta fiesta diocesana!!!!

¡¡Queridos A

migos!!

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Iniciemos el encuentro poniéndonos en presencia del Dios y pidiéndole al Espíritu Santo y a Maria que nos ayude a preparar el corazón como comunidad y decanato. Que ella intervenga y nos enseñe a reconocernos como hermanos.

Aquí les dejamos la oración que realizó el Papa Francisco a María como cierre de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio). También se puede apelar a las calidades de los jóvenes del decanato y realizar una invocación al Espíritu Santo cantada. Lo dejamos a su criterio y creatividad.

Oración del Papa Francisco a María como cierre de la ex-hortación apostólica “La alegría del Evangelio”

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu,acogiste al Verbo de la vidaen la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,ayúdanos a decir nuestro «sí»ante la urgencia, más imperiosa que nunca,de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan el Bautista,haciéndolo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,cantaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vidaque vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminospara que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detengaen su pasión por instaurar el Reino.

Padre Celestial:

Te damos gracias por nuestras madres, a las que Tu les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio.

Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida. Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición.

Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para con ella y para su hijo en camino. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y esperanza en tiempos de problemas. Concédele alegría en el nacimiento de su hijo.

Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privi-legio y la responsabilidad de ser formadoras de un niño o una niña.

Haz que todas ellas puedan fomentar la fe de sus hijos, si-guiendo el ejemplo de María, la Madre de Tu Hijo.

Ayuda a todas las “madres espirituales”, quienes están al cuidado de los hijos de otros y asumen su tarea con amor maternal, que puedan descubrir que engendrar vida es mucho más que dar a luz.

Te pedimos que envíes el Espíritu Santo Consolador a las madres que han perdido hijos, que están enfermos o se-parados de sus familias, que se encuentran en peligro o problemas de cualquier tipo. Muéstrales Tu misericordia y dales fortaleza y serenidad.Colma de tu paz a las madres que ya no están con noso-tros, que disfruten en Tu presencia del fruto de sus esfuer-zos en la tierra.

María, Madre del Cielo, intercede por todas las madres, sé su guía y consuelo. Alcánzales de Dios la Gracia para esta vida y la alegría eterna en la Gloria.

Amén.

10 3Baúl del Animador

Pueden encontrar una gran variedad de técnicas y dinámicas para la integración de todos los participantes en el siguien-te sitio: www.pastoraldejuventud.org.ar/sitio/recursos.php

Tener en cuenta la preparación de un al-tar con la Palabra de Dios en un lu-gar privilegiado, recordar ubicar la imagen de Ma-ría (si es posible Nuestra Señora del Rosario) en un lugar impor-tante y destacado, una cruz, biblias (cada joven llevar la suya), papeles afi-che para los grupos, las copias corres-pondientes, estampas de diferentes advocaciones Marianas (una para cada joven que asista).

En lo posible, sería importante contar con una computadora y un proyector para reproducir videos y audio.

Oración inicialOración Final

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Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,para que la alegría del Evangeliollegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,ruega por nosotros.Amén. Aleluya.

La lectura con la que trabajaremos para la preparación de la Fiesta Diocesana y en la misma Fiesta cuando nos reuna-mos como diócesis será Jn 19, 25-27:

Nuestra madre ha sido quien nos enseñó a dar nues-tros primeros pasos. Ella nos guía y cuida, a pesar de que ya no seamos los niños que cargaba en sus brazos. De esta manera, el anexo I quiere ser un juego lúdico que nos invite a ver y reconocer el rol de nuestras madres en nuestras vidas, su importancia y ver también que es una persona como nosotros, que tiene errores y puede equivocarse. No todos tenemos mamá sin embargo todos tenemos una persona que cumple su rol, pensemos en ella.

Los invitamos a dividirnos en grupos de 4 o 5 per-sonas y leer juntos el Anexo I. La consigna es compartir entre los integrantes del grupo en qué cosas nos vemos reflejado como hijo y si nuestras madres utilizan alguna de estas frases. Podemos contar alguna experiencia de nues-

Luego de reflexionar estás preguntas, las vamos a poner bajo la mirada de Jesús Sacramentado y así, como aquel día en la cruz, nos mire a nosotros, como lo miró a Juan, nos invite a recibir a su madre en nuestros brazos.

Si es posible nos reunimos frente al sagrario o en un lugar especial con una Cruz e imagen de María entregamos el cuadro del trabajo personal y los afiches realizados. Tam-bién disponemos las estampas con las diferentes advoca-ciones de María y al dejar a los pies de Jesús el papel reti-ramos una de las estampas con un doble propósito, llevar a María a nuestra casa como Juan y con el compromiso de encomendarle a nuestra madre a La Madre, bajo esa ad-vocación.Las siguientes canciones y/o videos, pueden ayudar a dar clima en el momento. https://www.youtube.com/watch?-v=Pi2sqmiOm-c https://www.youtube.com/watch?v=qqPBdM0PeTc https://www.youtube.com/watch?v=SaBYkOxoQ6c

En este encuentro, sólo trabajaremos con el versículo 27: “Luego dijo al

discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la

recibió en su casa.”

(También lo podemos hacer con imágenes de

revistas, cada uno elige una y dice en que le recuerda a

su mamá, o la persona que lo cuidó)

(Damos un afiche con una imagen de la Virgen, Nuestra Señora del Rosario) Podemos hacer con las imágenes que elegimos antes un afiche con las carac-terísticas de nuestra madre, en las cua-les se reflejan las de María y poder ver en ellas a nuestra madre del cielo que me sigue hablando y ver como en ella se unen y vemos todas las cosas buenas, de nuestra madre.(Para la adoración prevean contar con todos los elementos necesarios e in-dispensables mínimos: custodia, velas, mantel, flores… Se puede utilizar mú-sica adecuada al momento que ayude al clima de oración)(Algunos ejemplos: - Como decanato realizare-mos una misión mariana para la fiesta de la inmaculada…- Rezar el rosario comunita-riamente en misa, en las plazas o luga-res públicos…- Organizar una procesión y/o misa a nuestra Madre…- Formar un grupo de ora-ción joven decanal…- Etc…

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Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María,

mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo:

«Mujer, aquí tienes a tu hijo».

Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento,

el discípulo la recibió en su casa.

Motivación

Celebración

CompromisoCon todo lo trabajado y reflexionado hasta el mo-

mento, estamos en condiciones de poder compro-

meternos con nuestra Madre y con Jesús, para esto

les proponemos que preparen un regalo, pero no un

regalo cualquiera. Este regalo debe representarlos

como decanato (para esto podemos tener en cuen-

ta las características del decanato, las costumbres,

lugares, etc) cuyo destinatario será nada más ni

nada menos que María, la Madre de Dios, la Madre

de Jesús, la Madre de todos nosotros.

El objetivo de este regalo es dar a conocer y reco-

nocer a María como nuestra Madre, como Madre

de todos los jóvenes del decanato. Por esto, no

puede ser cualquier regalo.

En una caja de d i m e n s i o n e s considerables -ni muy chica para que no se vea, ni muy grande para no ser transportable- fo-rrada y decorada como regalo del color del decanato, colocaremos en ella un gesto, ya sea un objeto, un papel, etc… que exprese “el regalo” que haremos a María, nuestra Madre. Este regalo será entregado a María el 04 de octubre en la Fiesta Patronal Diocesana en el mo-mento oportuno. ) También y luego de haber vivido esta experiencia, podemos salir a anunciar con alegría lo vivido. En el lugar del encuentro decanal o des-pués en el lugar de origen de nuestra parroquia podemos salir y anunciar con alegría que María es nuestra Madre, es la Madre que Jesús nos regaló a los pies de la cruz en la persona de Juan, es la Madre que Dios nos dejó por amor, por misericordia a nosotros, sus hijos

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tra vida, sobre nuestra madre o alguna que nos hayan con-tado.

De a poco vamos reconociendo y revalorizando el rol de una madre. Ella está para acompañarnos y enseñar-nos a crecer. Ella nos guía y nos levanta cada vez que tro-pezamos.

La actitud de María frente a los diferentes momen-tos en la vida de su hijo fueron de humildad, obediencia y de mucha fortaleza y decisión, para poder hacer el camino propuesto, sabiendo que la misión que Dios le había enco-mendado era la de “estar al servicio, de tener disponibili-dad, de preocuparse por Él, a pesar de muchas veces no comprender”. Como se resume en el cuadro, Ella en esta misión pudo encontrar y vivir su felicidad, por eso puede decir y cantar “todas las generaciones me llamarán feliz”.

A partir de ahora, te invitamos que trabajes indivi-dualmente haciendo memoria y reconociendo los momen-tos en los que tu mamá estuvo allí para hacerte el aguante cuando más la necesitaste. También te proponemos que sepas reconocer las actitudes, características que ella tuvo para acompañarte.

Con lo dicho anteriormente, te invitamos a comple-tar el siguiente cuadro. En él te presentamos algunos mo-mentos cruciales en los que estuvo María acompañando a Jesús… esos momentos en su vida en la que la participa-ción de su Santa Madre fue fundamental.

que ha concebido con el “sí” de la Anunciación, María re-cibe de Él como una segunda anunciación: “¡Mujer, ahí tie-nes a tu hijo!” (Jn 19, 26).

Sabemos que en nuestras vidas y, más aún como jóvenes, no estamos exentos del sufrimiento. El mismo Je-sús, el Verbo hecho Carne, tuvo que sufrir, soportar todo tipo de maltratos pero no en vano, sino para cumplir la vo-luntad de su Padre: salvar a los hombres del pecado y de la muerte, regarlos la vida en abundancia, la Vida Eterna. Como jóvenes, también nos afrontamos al sufrimiento: la soledad, los fracasos y las desilusiones de nuestra vida personal; las dificultades para adaptarnos a mundo de los adultos y a la vida profesional; las separaciones y los lutos de nuestras familias; la violencia de las guerras y la muerte de los inocentes. Pero debemos tener bien claro que en es-tos momentos difíciles de nuestra vida, no estamos solos: como a Juan al pie de la Cruz, Jesús nos entrega también a nosotros su Madre, para que nos conforte y consuele con su ternura.

En el Evangelio de Juan dice después que “desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (Jn 19, 27). Con este simple gesto y desde aquel momento, la relación de Juan y María ya no sería la misma. Ella, que era lo más preciado que Jesús tenía y él que era el discípulo que más quería; pasarían a ser madre e hijo por un acto de genero-sidad y amor que sólo el mismo Jesús podría haber hecho. Pero, partir de este momento, Jesús también le regala de su Madre a su Iglesia, es decir, a todos nosotros.

Hoy Jesús, como hace dos mil años, nos regala a su Madre como Juan y nos invita, personalmente a cada de uno de nosotros, que llevemos a María a “nuestra casa”, que la acojamos “entre nuestras cosas”, que la hagamos parte de nuestro día a día para aprender de Ella, que “que conservaba todas estas cosas y las meditaba en su cora-zón” (Lc 2, 19). Es Ella que, mediante su misterio materno, nos educa y nos modela hasta que Cristo esté formado ple-namente en nosotros.

(Se entrega a cada joven un cuadro como el de a conti-nuación, para que pueda r e f l e x i o n a r personalmen-te, luego en un afiche con el mismo cuadro, hacemos una puesta en común con lo reflexionado personalmente. Lo importante es hacer el ejercicio de ver las características de María y poder re-conocerlas en nuestras madres, en las distintas situaciones de nuestras vidas)

Para reflexionar….

1. Al igual que Juan, ¿Recibo a María como Madre? ¿La acojo en mi casa?

2. En los momentos de difi-cultad, ¿las pongo en manos de María? ¿Busco refugio o consuelo en Ella? ¿Pido su intercesión ante su Hijo?

3. ¿Siento a María verdadera-mente como mi madre?

4. ¿Cómo hijo, a manera de Jesús, con un corazón mise-ricordioso, puedo compartir y custodiar el amor de mi Madre?

5. En María al pie de la cruz, ¿puedo reconocer el dolor de una madre por su hijo y a su vez la entereza para acompa-ñarme en el dolor?

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Descripción de la experiencia

(Dedicamos unos 10 o 15 minutos de

reflexión)

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Poco a poco vamos reconociendo a nuestra mamá terrenal, cómo y cuánto se parece a María, nuestra mamá del cielo. Nuestra mamá de carne no es perfecta, ¡por su-puesto que se equivoca! Sin embargo, siempre lo hace pen-sando en nuestro bien y deseando lo mejor para nosotros.

Sin embargo, Jesús nos regala a su mamá para que sea Ella quien nos guíe. Nos la ofrece para que por medio de Ella podamos llegar al cielo.

¿Somos concientes de semejante acto? ¿Pensamos en esta generosidad tan grande de Dios hacia nosotros cada vez que llamamos Madre a María? ¿Nos preguntamos por qué? Como jóvenes que somos y que queremos seguir a Jesús debemos llevar estás preguntas a lo profundo de nuestro corazón… Dios, además de entregar a su Hijo para salvarnos, nos deja una Madre, una mujer que anime y guíe el caminar de nuestra iglesia. Esta entrega de Dios es por amor, por misericordia a su Pueblo; esa misericordia que lleva a Dios a perdonar nuestros pecados, aún antes de ha-ber nacido. Esa misericordia que lleva a Dios a regalarnos una Madre Celestial a la cual podemos acudir siempre. Esa misericordia que nos permite salir con alegría a dar testi-monio del amor del Padre a nosotros, sus hijos.

María, la que ha creído, la llena de gracia, es acogida por Juan como su madre y, a la vez, como madre de todos los hombres. En la Anunciación, María dona en su seno la naturaleza humana del Hijo de Dios; al pie de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón la humanidad entera. Madre de Dios desde el primer momento de la Encarnación, Ella se convierte en Madre de los hombres en los últimos instan-tes de la vida de su Hijo Jesús. Ella, que está libre de peca-do, conoce en el Calvario en su propio ser el sufrimiento del pecado, que su Hijo carga sobre sí para salvar a la hu-manidad. Al pie de la Cruz, en la que está muriendo Aquel

Momentos de la vida de María con Jesús.

La Anunciación: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1, 26 – 38)

Visita a Isabel: «María perma-neció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa» (Lc 1, 39 – 57)

Nacimiento de Jesús: «Mientras tanto, María conserva-ba estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2, 4 – 19)

Jesús perdido y hallado en el templo: «Tu padre y yo te buscábamos angustiados» (Lc 2, 41 – 52)

Bodas de Cana: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2, 1 – 12)

María a los pies de la cruz: «Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre» (Jn 19, 25 – 27)

Características que nos muestra María.

Humildad, escucha (…)

Disponibilidad, Servicio, (…)

Contemplativa, Materna, (…)

Preocupada, (…)

Intercesora, (…)

Aceptación, Fortaleza, (…)

Características de Nuestras Madres.

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“Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 27)

Antes de morir y después de haber pasado por su dolorosa pasión; al ver las per-

sonas que lo acompañaron hasta el final (María y su hermana, mujer de Cleofás;

María Magdalena y el discípulo amado) y el gran sufrimiento de su Madre, Jesús

realiza uno de los actos más generosos de su vida, le entrega a Juan el tesoro

más preciado que tenía: su Madre, María. Estas fueran las últimas palabras de

nuestro Salvador: “¡Ahí tienes a tu Madre!” (Jn 19, 27)

Mirada de Jesús

Compartimos en los grupos el siguiente texto: