MISIONERAS MADRE LAURA

RETIRO MENSUAL - JULIO 2021

AMBIENTACIÓN. Entronizar la Palabra de Dios y colocar

símbolos que nos llamen a la unidad o fraternidad.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

CANTO: EN TODO AMAR Y SERVIR: https://youtu.be/h_RfqjW0gHw

INTRODUCCIÓN: El Papa Francisco entrega FRATELLI TUTTI, palabras que escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio que, consiste en amar al otro como hermano, aunque esté lejos. Es una encíclica social y un aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Es un llamado a ser fraternidad abierta (FT1), a reconocer y amar a cada persona con un amor sin fronteras, que va al encuentro y es capaz de superar toda distancia y tentación de disputas, imposiciones y sometimientos. Expresa que su intención con la encíclica no es resumir la doctrina sobre el amor fraterno, “sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos”. Ir al encuentro del otro como San Francisco que va a encontrarse con el Sultán Malikel-Kamil, en Egipto. Significó para él un gran esfuerzo debido a su pobreza, a los pocos recursos que tenía, a la distancia y a las diferencias de idioma, cultura y religión. Sin desconocer las dificultades y peligros, fue al encuentro del Sultán con la misma actitud que pedía a sus discípulos: que, sin negar su identidad, cuando fueran «entre sarracenos y otros infieles […] no promuevan disputas ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios». En aquel contexto era un pedido extraordinario. Ochocientos años atrás Francisco invita a evitar toda forma de agresión o contienda y también a vivir un humilde y fraterno “sometimiento”, incluso ante quienes no compartían su fe. (FT 3) San Francisco el santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, le motiva para dedicar esta encíclica, como una llamada al reconocimiento mutuo como hijos e hijas de Dios y, por consiguiente, un emplazamiento urgente a la fraternidad y a la amistad social como medios de reconstrucción de un mundo herido. Es una invitación a reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y amistad social (FT6). Desea que en esta época que nos ha tocado vivir, reconocer la dignidad de cada persona humana, podamos hacer entre todos, un deseo mundial de hermandad (FT8). A reconocernos como hermanos porque somos hijos de un solo Creador, todos en la misma barca y por tanto necesitados de tomar conciencia de que en un mundo globalizado e interconectado sólo podemos salvarnos juntos. Madre Laura expresa: “el método de la congregación ha sido y debe ser siempre maternal.” (Direct. Tomo I, 238)

CANTO: Casa de la fraternidad. https://youtu.be/TSq0VUtVwe0

OREMOS JUNTAS Mirad cuán bueno y cuán delicioso es, habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza el cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras;

Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion;

Porque allí envía Yahvé su bendición, y vida eterna. MOMENTO DE REFLEXIÓN

EL DIOS DE LOS HUMILDES

La gran lección del libro de Judit es que Dios salva a su pueblo de toda adversidad. El fundamento de esta doctrina se encuentra en la oración de Judit (9,1-14), más exactamente en el v. 11: “No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados”.

Este Dios fuerte y poderoso es un Dios “quebrantador de guerras” (9,7; 16,2). Así se expresa Judit al inicio del cántico, cuando expone el motivo de su alabanza: “Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras, porque en su campamento, en medio de su pueblo, me arrancó de la mano de mis perseguidores” (16,2).

Madre Laura en 1907, vive profundamente la experiencia de nacer de nuevo desde la paternidad de Dios: “acaba Dios de mostrarme, de un modo que no podré decir, su paternidad. Sentí en lo más íntimo, en algo que no es ni el pensamiento ni nada que yo sepa decir, en una como parte en donde como que se acaba lo que llamo mi ser, y comienza Dios o es Dios mismo, no sé decirlo, que la Paternidad de Dios como que se asentaba con una claridad que no me hacía ver ni sentir, sino como abarcar. Jamás sabré decir lo que es esto…” (Autob. II ed. Pág. 267-268)

Después de un momento de oración personal las invitamos a compartir algún sentimiento vivido al iniciar este día de encuentro con mi propia realidad, la comunidad, la creación y Dios.

DAME TU CRUZ, SEÑOR! (Proclamado a un Coro) Merece la pena arriesgarse por Ti. Merece la pena sembrar en tu campo. Merece le pena sufrir contra tiempos. Merece la pena adentrarse en tus caminos sabiendo que, Tú, los recorriste primero. ¡Tomaré tu cruz, Señor! Enséñame dónde y cómo. Indícame hacia dónde. Háblame cuando, por su peso, caiga en el duro asfalto. Quiero tomar tu cruz, Señor, porque bien lo sé, hace tiempo que lo aprendí, que ideales como los tuyos tienen y se pagan por un alto precio Quiero tomar tu cruz, Señor, porque es preferible, en el horizonte de los montes, ver tu cruz que el vacío del hombre errante. Amén.

CANTO: No se puede sepultar la luz https://youtu.be/Xo2vawtyOiM

SEGUNDO MOMENTO

LAS SOMBRAS DE UN MUNDO CERRADO

Ambientar el lugar con imágenes de la realidad y encender una luz.

CANTO: Los pobres. https://youtu.be/s8qxvS2i9YE

La fraternidad es el lazo de unión entre los seres humanos, basada en el respeto a la dignidad de la persona, en la igualdad de derechos de todos los seres humanos y en la solidaridad de unos por los otros. La fraternidad es un valor universal y transversal a todos los seres humanos de considerarnos todos hermanos. De esta manera el valor de la fraternidad nos lleva a ser solidarios, respetuosos y empáticos unos con otros. Expresa Madre Laura: “La caridad, es el amor al otro, por ser creatura de Dios y objeto de su amor!” (Directorio

Tomo I 475)

El primer capítulo de Fratelli Tutti, nos acerca a algunos aspectos de la realidad que vivimos, y el Papa Francisco nos invita a estar atentas ante algunas tendencias del mundo actual que no

favorecen el desarrollo de la fraternidad universal. Entre las realidades que nos interpelan: El fin de la conciencia histórica, Sin un proyecto para todos, El descarte mundial, Derechos humanos no suficientemente universales, Conflicto y miedo, Globalización y progreso sin un rumbo común, Las pandemias y otros flagelos de la historia, Sin dignidad humana en las fronteras, La ilusión de la comunicación, Agresividad sin pudor, Información sin sabiduría, Sometimientos y autodesprecios. (F T 9-54).

Pese a estas “sombras densas que no conviene ignorar”, el Papa, con esta encíclica, busca dejar un mensaje de esperanza “Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien”, y recuerda la labor heroica del personal de salud y hospitalario durante la pandemia, y los empleados de supermercados, cuidadores, transportistas, voluntarios, sacerdotes y religiosas que “comprendieron que nadie se salva solo”.

Frente a estas realidades nos exhorta a la esperanza, «La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna» (F.T 52).

SUEÑOS QUE SE ROMPEN EN PEDAZOS

El Papa dice NO a las directrices y recomendaciones de los grandes poderes económicos que empequeñecen y cierran el mundo, creando élites y murallas.

NO a la visión pequeñita de “mi mundo”. NO al “nosotros” frente a “ellos”, que ignora el hecho obvio de que “estamos todos en la misma barca”. NO a la “mentalidad xenófoba de gente cerrada y replegada sobre sí misma”. (F T 10,)

NO al “sálvese quien pueda” que irremediablemente termina en el “todos contra todos”.

No al “miedo a lo diferente” que impide “la fecundidad de integrar creativamente la diversidad”.

NO al empeño en hacernos sujetos individuales de consumo. NO al ataque constante a lo social, a lo público, a lo de todos.

NO a considerar que cada uno es lo que vale, según una lógica de mercado, dando lugar a la explotación, esclavitud, trata de personas, pobreza, racismo, tráfico de órganos…

NO a una globalización que potencia la colonización cultural de los países, donde se fortalece cada vez más la identidad y la cultura de los países fuertes en detrimento de los más débiles, haciéndoles cada vez más frágiles y dependientes.

CUALES SON NUESTRAS RESPUESTAS DESDE EL COMPARTIR FRATERNO, FRENTE A ESTA

DESAFIANTE REALIDAD?

La vida consagrada en comunidad es testimonio de un amor de solidaridad capaz de unir a

la gente y a las comunidades en un mundo marcado por la fragmentación. Así debe

entenderse la llamada de Jesús a la libertad en Gal 5,1-13. Es la experiencia de relaciones

de respeto y dignidad que reconocen a cada persona el derecho a vivir su libertad. Vivir así,

implica actitud de discernimiento constante en referencia a nuestra opción de vida, la que

se hace realidad desde la doctrina de Madre Laura cuando expresa: “a la misionera le es

Indispensable el espíritu de oración a fin de hacer fructuoso su apostolado, pues Dios

concede gracias especiales a sus amigos más íntimos y sin este espíritu de oración no se

puede ser amigo de Dios. La religiosa debe ser mujer de oración o desdice de su profesión”

(Direct. Tomo I, 610)

Reflexión personal

La realidad social, personal, familiar afecta la vida fraterna y la amistad social. Qué

aprendizajes y compromisos asumir frente a la propuesta del Papa Francisco para nosotras

como consagradas misioneras lauritas?

TERCER MOMENTO

Celebración del ágape.

Canto de Madre Laura: https://youtu.be/FcdqdXw6sfE Lectura: Mt 3, 31-35; 1 Cor 15,45-50; Jn 17, 19-21) Fratelli Tutti No. 8;

Directorio Tomo I 238, 478

Reunión comunitaria. La comunidad reunida, comparte su experiencia vivida durante el día y se termina elaborando una oración de fraternidad.

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