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Introducción Al hablar en este texto de patrimonio recupe- rado y haciendo referencia a las sillerías de El Paular, yo definiría este patrimonio como aquellos bienes que, arrebatados en el pasado, han sido reintegrados al lugar para el que fue- ron creados, que es donde, además, adquieren una especial significación. El turbulento siglo XIX produjo en España dos hechos traumáticos, como fueron la su- presión de conventos de hombres, decretado por el rey intruso, Jose I, en 1809 y la ex- claustración y desamortización decretadas por el liberal Juan Álvarez Mendizábal en los Reales Decretos de 19 de febrero y 8 de mar- zo de 1836. La mala situación económica y financiera del país hizo que Mendizábal pu- siera en marcha una serie de reformas de cor- te liberal, capaces de sanear las maltrechas ar- cas públicas. Los remedios implantados por el político y hacendista gaditano produjeron pocos frutos y más males que bienes, sobre todo, en el patrimonio histórico, ya que la fal- ta de licitadores provocó que los bienes fueran vendidos a precios irrisorios y a cambio de pa- pel, sin valor alguno, y no de dinero. En mi opinión, el «decretazo» de Mendi- zábal, supuso para el patrimonio histórico- artístico, un cataclismo sin precedentes, que ocasionó la mayor diáspora 2 , el desarraigo más cruel 3 y la destrucción más desmedida, cuando no el abandono o, en el mejor de los casos, el olvido, hechos, todos ellos, que nunca se habían producido en este país. Además, si esto era poco, suprimieron de un plumazo, al exclaustrar a los monjes, a los que durante siglos habían sido los encar- gados de acrecentar, custodiar y conservar un legado histórico atesorado y transmitido de generación en generación y que sólo te- nía sentido si era conservado en el ámbito para el que fue creado. Hoy, más de siglo y medio después, trata- mos de subsanar los errores del pasado, y con la devolución de las sillerías a la nave de la iglesia de Santa María de El Paular, su lu- gar de origen, sentamos un precedente his- tórico, que considero ha de continuar, sin prisa, pero sin pausa, y aceptar que la res- tauración integral del monasterio tiene co- mo una de sus metas últimas la recupera- ción de su patrimonio histórico-artístico disperso. 1 VILLEGAS, F. F. (1915): La Cartuja del Paular, Madrid-Buenos Aires. 2 El patrimonio disperso de El Pau- lar asciende a más de un centenar de lienzos, entre los que destacan la se- rie «Cartujana» de Vicente Cardu- cho, que decoraba los muros del claustro, dos carduchos más, que describe Ponz en el muro de entreco- ros, una Santa Cena, copia del Tizia- no, algunos lienzos de Sánchez Co- tán, del que parece se conserva una Piedad, en la Parroquia de Rascafría, obras de Palomino, Van der Hamen, Mateo Cerezo, Bocanegra y un sinfín más, así como un importante núme- ro de esculturas del siglo XVIII, de ar- tistas como Mena, Cornejo, Pereira, etc., de las que se conserva un buen número, en la parroquia de Rasca- fría. Desgraciadamente, no existe una relación de todo el patrimonio artístico que existía en la cartuja en el momento de la desamortización, gran parte de estos fondos pasaron al entonces recién creado Museo de la Trinidad, donde tan sólo se inventa- riaron aquellas obras que considera- ron más significativas. 3 En un informe de 24 de octubre de 1870, dirigido al director del Museo Arqueológico Nacional, el que suscribe informa que se debe desistir en desmontar la portada oji- val de Gil de Ontañon, «...por su peso y por la descomposición de la piedra en la zona inferior». De la magnífica reja, dice: «...haga a la su- perioridad la imprescindible trasla- ción al museo...», sigue el informe, destacando el interés de ambas sille- rías y concluyendo que deben ser ad- quiridas para el museo, así como, también, el grandioso retablo, ale- gando para ello que la iglesia es pro- piedad particular, motivos de con- servación, contemplación, etc. Menos mal que este proyecto quedó desbaratado por la Academia. 99 Las sillerías de la iglesia de la Real Cartuja de Santa María de El Paular JOSÉ ANTONIO BUCES AGUADO Instituto del Patrimonio Histórico Español «En vano protestó la Academia de San Fernando contra este saqueo..., y que arrancada de la iglesia del Paular, la dejaría como desmantelada... El informe de la Aca- demia quedó desatendido y la hermosa sillería fue arre- batada al templo del Paular.» FRANCISCO F. VILLEGAS 1

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Page 1: Las sillerías de la iglesia de la Real Cartuja , F. F ...5170b744-12e6-47c5-87f2... · cristía. La dimensión de la nave sufrirá im-portantes mermas, hasta llegar a la dimen-sión

Introducción

Al hablar en este texto de patrimonio recupe-rado y haciendo referencia a las sillerías de ElPaular, yo definiría este patrimonio comoaquellos bienes que, arrebatados en el pasado,han sido reintegrados al lugar para el que fue-ron creados, que es donde, además, adquierenuna especial significación.

El turbulento siglo XIX produjo en Españados hechos traumáticos, como fueron la su-presión de conventos de hombres, decretadopor el rey intruso, Jose I, en 1809 y la ex-claustración y desamortización decretadaspor el liberal Juan Álvarez Mendizábal en losReales Decretos de 19 de febrero y 8 de mar-zo de 1836. La mala situación económica yfinanciera del país hizo que Mendizábal pu-siera en marcha una serie de reformas de cor-te liberal, capaces de sanear las maltrechas ar-cas públicas. Los remedios implantados por elpolítico y hacendista gaditano produjeronpocos frutos y más males que bienes, sobretodo, en el patrimonio histórico, ya que la fal-ta de licitadores provocó que los bienes fueranvendidos a precios irrisorios y a cambio de pa-pel, sin valor alguno, y no de dinero.

En mi opinión, el «decretazo» de Mendi-zábal, supuso para el patrimonio histórico-artístico, un cataclismo sin precedentes, queocasionó la mayor diáspora2, el desarraigomás cruel3 y la destrucción más desmedida,cuando no el abandono o, en el mejor delos casos, el olvido, hechos, todos ellos, quenunca se habían producido en este país.Además, si esto era poco, suprimieron deun plumazo, al exclaustrar a los monjes, alos que durante siglos habían sido los encar-gados de acrecentar, custodiar y conservarun legado histórico atesorado y transmitidode generación en generación y que sólo te-nía sentido si era conservado en el ámbitopara el que fue creado.

Hoy, más de siglo y medio después, trata-mos de subsanar los errores del pasado, ycon la devolución de las sillerías a la nave dela iglesia de Santa María de El Paular, su lu-gar de origen, sentamos un precedente his-tórico, que considero ha de continuar, sinprisa, pero sin pausa, y aceptar que la res-tauración integral del monasterio tiene co-mo una de sus metas últimas la recupera-ción de su patrimonio histórico-artísticodisperso.

1 VILLEGAS, F. F. (1915): La Cartuja

del Paular, Madrid-Buenos Aires.2 El patrimonio disperso de El Pau-

lar asciende a más de un centenar de

lienzos, entre los que destacan la se-

rie «Cartujana» de Vicente Cardu-

cho, que decoraba los muros del

claustro, dos carduchos más, que

describe Ponz en el muro de entreco-

ros, una Santa Cena, copia del Tizia-

no, algunos lienzos de Sánchez Co-

tán, del que parece se conserva una

Piedad, en la Parroquia de Rascafría,

obras de Palomino, Van der Hamen,

Mateo Cerezo, Bocanegra y un sinfín

más, así como un importante núme-

ro de esculturas del siglo XVIII, de ar-

tistas como Mena, Cornejo, Pereira,

etc., de las que se conserva un buen

número, en la parroquia de Rasca-

fría. Desgraciadamente, no existe

una relación de todo el patrimonio

artístico que existía en la cartuja en el

momento de la desamortización,

gran parte de estos fondos pasaron al

entonces recién creado Museo de la

Trinidad, donde tan sólo se inventa-

riaron aquellas obras que considera-

ron más significativas.3 En un informe de 24 de octubre

de 1870, dirigido al director del

Museo Arqueológico Nacional, el

que suscribe informa que se debe

desistir en desmontar la portada oji-

val de Gil de Ontañon, «...por su

peso y por la descomposición de

la piedra en la zona inferior». De la

magnífica reja, dice: «...haga a la su-

perioridad la imprescindible trasla-

ción al museo...», sigue el informe,

destacando el interés de ambas sille-

rías y concluyendo que deben ser ad-

quiridas para el museo, así como,

también, el grandioso retablo, ale-

gando para ello que la iglesia es pro-

pie dad particular, motivos de con-

servación, contemplación, etc.

Menos mal que este proyecto quedó

desbaratado por la Academia.

99

Las sillerías de la iglesia de la Real Cartujade Santa María de El Paular

JOSÉ ANTONIO BUCES AGUADO

Instituto del Patrimonio Histórico Español

«En vano protestó la Academia de San Fernando contraeste saqueo..., y que arrancada de la iglesia del Paular,la dejaría como desmantelada... El informe de la Aca-demia quedó desatendido y la hermosa sillería fue arre-batada al templo del Paular.»

FRANCISCO F. VILLEGAS1

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Fundación y construcción

La Real Cartuja de Santa María de El Pau-lar, la primera y mayor cartuja de Castilla,se encuentra ubicada en el alto valle del Lo-zoya, a los pies del pico de Peñalara y entrelos puertos de La Morcuera y Malagosto.Fue fundada por Enrique II de Trastámaraque, acuciado por la culpa de haber destrui-do una cartuja en Francia durante sus cam-pañas bélicas, dejó mandado que se cons-truyera en Castilla una. El 29 de agosto de1390, Juan I, en cumplimiento del manda-to de su padre, da posesión a los monjes car-tujos de todas las tierras, términos y juris-dicciones que le pertenecían en el valle delLozoya y de unos pabellones reales de caza,llamados Palacios del Pobolar, cercanos auna pequeña ermita conocida como SantaMaría del Pobolar. Las obras se iniciaronbajo planos de Rodrigo Alfonso, maestromayor de la catedral de Toledo.

Comenzado el siglo XV, Enrique III en-carga al maestro segoviano Abderramán laconstrucción, junto al monasterio, entreotras cosas, de una iglesia que sustituirá a laantigua ermita de Santa María de El Pobo-lar. Hacia 1406 se inician los cimientos dela iglesia, y en 1428, ya bajo el reinado deJuan II, las obras parece que no avanzan co-mo consecuencia del Cisma del Papado, dela situación política de Castilla y, sin duda,de la escasez de recursos económicos.

La iglesia, según lo descrito en el LibroBecerro4, que se conserva en el monasterio,consistía en una nave central sostenidapor diez pilares de piedra ochavados, dosnaves laterales y cubierta con techumbrede madera.

Al parecer, a los monjes la iglesia les re-sulta «pequeña y baja» y proponen alargarlasegún la regla de la Orden, de tal maneraque sea de una sola nave, de 150 pies de lar-go y 50 de ancho, con dos capillas y una sa-

4 ESPARRAGUER, G. (1994): «Datos

históricos de la cartuja de El Paular»,

actas del congreso Madrid en el con-

texto de lo Hispánico desde la época de

los Descubrimientos, Departamento

de Historia del Arte II, U.C.M.100

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Figura 1. El monasterio de SantaMaría de El Paular, visto desde elpuente del Perdón (foto: J. A. Buces).

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cristía. La dimensión de la nave sufrirá im-portantes mermas, hasta llegar a la dimen-sión que hoy tenemos, que es de 110 piescastellanos5 por 28 de anchura máxima.

Desde finales del siglo XV y durante lasprimeras décadas del XVI es cuando se rea-lizan las más importantes sillerías de coro,para catedrales y monasterios. En opiniónde Pelayo Quintero6, esta manifestación ar-tístico-industrial llega a ser un verdaderoreflejo del estado social de España, en elque se reflejan todos los grandes aconteci-mientos históricos sucedidos por entonces,como la conquista de Granada, el descubri-miento de América o el dominio españolsobre terri torios flamencos e italianos. To-do ello queda reflejado en los minuciososdetalles y conjuntos de estos monumentosde madera.

La sillería de Padres Profesos o del coroalto, de estilo gótico-ojival y de autor anó-nimo, debió ser ejecutada muy a finales delreinado de Juan II y con posterioridad a lafinalización de la construcción de la igle-sia. Debió ocupar un lugar preferente en lanave, entre el altar mayor y el muro de en-trecoros que la separaba de la de los Her-manos Legos. Ésta debía discurrir de ma-nera lineal, a ambos lados de la nave, hastadicho muro, donde debía quebrarse en án-gulo recto, para apoyarse en él.

Realizada en madera de nogal, cons taba7

de cuarenta y cuatro sillas completas de dospasos, que podían transformarse en sillas yde cuatro fondos que se convertían en otrastantas sillas hasta alcanzar el número de cin-cuenta, más dos presidenciales.

En cuanto a la decoración de los tableroso respaldos superiores, decir que represen-tan figuras individuales, entre las que sepuede identificar a los Evangelistas, así co-mo santas y santos, de entre ellos algunos dela orden cartuja. Todo ello se remata con un

dosel, de traza ojival, formado por arcos co-nopiales calados y rematados por una esbel-ta crestería, igualmente calada, con pinácu-los y florones, alcanzando una dimensión alo alto de 4,85 m de largo por 9 m de an-cho aproximadamente.

La sillería de Hermanos Legos, de estiloplateresco y de autoría anónima, debe da-tar del segundo cuarto del siglo XVI, y de-bió ocupar el espacio, casi cuadrangular yde 9,5 m de largo por 9 m de ancho, exis-tente entre el mencionado muro de entre-coros8 y la reja de estilo gótico, que les se-paraba de los fieles y que daba acceso altemplo. En cuanto al orden de asientos, és-tos debieron estar dispuestos en dos filasenfrentadas y adosadas a los muros de laiglesia9.

Realizada, igualmente, en madera denogal, constaba de 18 sillas completas, co-bijadas por un dosel corrido de estilo re-nacentista, que alcanzaba una altura totalde 4 m aproximadamente y de ocho me-dias sillas. El orden iconográfico de los

5 Un pie castellano equivale aproxi-

madamente a 28 cm.6 QUINTERO ATAURI, P. (1928): Si-llerías de coro en las iglesias españolas,Real Academia Hispano-Americana

de Ciencias y Arte, Cádiz.7 La descripción y composición de

ambas sillerías están basadas en los

datos publicados por José Calabuig,

El Real Templo Basílica de San Fran-cisco El Grande..., Valencia, 1919,datos estos obtenidos de la memoria

redactada por el comisionado Ama-

dor de los Ríos, que desgraciadamen-

te se ha perdido.8 Este muro, con sus altares y orna-

mentación barroca, fue incompresi-

blemente derribado, y desperdigados

sus elementos decorativos, a media-

dos de los años cincuenta del pasado

siglo. Hoy tan sólo se conserva el ar-

co central y la talla de la Virgen.9 En cuanto a las ocho medias sillas

que describe Calabuig, según lo reco-

gido por la memoria redactada por

Amador de los Ríos, éstas debían en-

contrarse ubicadas delante de la reja,

a ambos lados de la puerta.

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Figura 2. Las Sillerías de Padres y de Legos en su ubicación actual (foto: Eduardo Sánchez).

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res paldos depende de la letanía del ritualcar tujano.

Ambas sillerías tenían delante un atril co-rri do, que, colocado a la distancia adecuada,permitía el paso y la colocación de los librosde coro. El de Padres parece datar delsiglo XVIII y está realizado en madera de pi-no chapado en nogal. En él se relata la his-toria de David. Al parecer, el de los Herma-nos Legos, hoy desaparecido, era másantiguo, de mejor factura que el de Padres yejecutado en nogal de primera.

En su Viaje de España, Ponz10 es el pri-mero que nos da noticia y opinión de cómoeran ambas sillerías y el abigarrado embro-llo de altarcitos del coro de legos, que por suinterés transcribimos literalmente:

«En los dichos malos altares de los Legoshay dos buenas pinturas de Vicente Cardu-cho, que representan la Anunciación y elBautismo de San Juan Bautista. En la coro-nación de las sillas de este coro se ven labo-res de figurillas humanas, medallas, avechu-chillos, y otros, como hay también en lasillería de los Sacerdotes, más rica de labores,todo ello conforme al estilo de la portada delTemplo, respetable por su antigüedad, quedebe reducirse a la edad de D. Juan el Se-gundo. En los respaldos de la sillería hay debaxo relieve figuras de diferentes Santos...».

Sin duda, las remodelaciones sufridas porla iglesia a finales del siglo XVII principiosdel XVIII, y las obras de reparación de los da-ños del terremoto de Lisboa de 1755, de-bieron cambiar la imagen del primitivo ce-nobio y afectar a ambas sillerías, ya que esmás que probable que fueran desmontadaspara ejecutar las pilastras de los muros e, in-cluso, modificado el antepecho de una deellas, en el que según Ponz, se realizaron:

«...garambainas modernas, que executo nose quien de Valladolid.»

Exclaustración y desamortización

Durante el siglo XIX, con la exclaustraciónde los conventos de hombres, decretada porJose Bonaparte en 1809, y sobre todo con ladesamortización de Mendizábal de 1836, escuando comienza el período de decadenciade la Cartuja de El Paular, y más concreta-mente en 1843, cuando se hace el anunciode la subasta publica del monasterio, pasan-do en 1844 a ser de propiedad privada, sibien todos los objetos litúrgicos y artísticosquedaron en propiedad del Estado, aunqueen depósito en la propia cartuja.

Una década después de la exclaustracióny venta del monasterio, Pascual Madoz11,puede contemplar todavía las sillerías in si-tu y de ellas nos comenta:

«Las sillerías corales de legos y sacerdotesson todas de nogal, en las que están esculpi-dos el Juicio Final y la historia de David, for-mando los remates un dosel de bastante mé-rito; en particular las destinadas al prestediácono que tienen dos pirámides de grangusto».

Dado el estado de deterioro del monaste-rio y el hecho de ser propiedad privada, mo-tiva que, en 1870, una Real Orden decida eltraslado de las sillerías al Museo Arqueoló-gico, pero en 1872, una comisión de estu-dio de la Academia de Bellas Artes de SanFernando desaconseja el traslado y reco-mienda al Estado la adquisición de parte delmonasterio, la iglesia y sus dependenciascon el claustro y el refectorio, lo que se lle-va a término el 22 de junio de 1874, que-dando el resto como propiedad particular.Dos años después, el 27 de junio de 1876,una Real Orden lo declara Monumento Na-cional.

El Ministerio de Fomento, ante el alar-mante estado de ruina del monasterio, deci-

10 PONZ, A. (1787): Viaje por Espa-

ña, vol. X, carta IV, Madrid, pp. 75-

102. En este texto se da una amplia

descripción y relación de la riqueza

patrimonial de la Cartuja.11 MADOZ, P. (1849): Diccionario

Geográfico-Estadístico-Histórico de Es-

paña, t. XII, Madrid.

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de, por fin, el traslado de las sillerías, dandocomo alternativa la basílica de San Francis-co el Grande de Madrid. No obstante, hayvoces discordantes desde la Academia deSan Fernando, que alegan el interés que ad-quieren los objetos cuando se exhiben en ellugar para el que fueron creados y el riesgode deterioro que ocasionarían su desmonta-je y traslado, y otras, como la Prendergast,director de la Obra Pía, que insiste en la ne-cesidad de retirar las sillerías del monaste-rio, entre otros motivos por que considera,no sin cierta razón, que en El Paular las si-llerías estarán abandonadas y descuidadas yque su traslación no ha de causar daño al-guno; aquí Prendergast se equivoca, ya quees sabido que se produjeron daños con eldesmontaje y traslado.

El 7 de abril de 1883, a propuesta del Mi-nisterio de Fomento y tras deliberación delConsejo de Ministros, se ordena la cesión,en calidad de depósito, de la sillería de Pa-dres a San Francisco el Grande y, el 23 dejulio, por Real Orden la de Legos y los ban-cos respaldados de la sala Capitular, perocon ciertas prescripciones, la más importan-te de ellas, que hoy ha servido para levantarel deposito, es la que dice que:

«...en todo tiempo y siempre que hubierenecesidad de destinarla a otro sitio se dis-ponga por ese Ministerio su devolución».

Ese mismo año de 1883, se comisiona alarquitecto Amador de los Ríos para tomarmedidas y levantar planos de su ubicaciónen la iglesia, con objeto de estudiar su pos-terior instalación en San Francisco elGrande. Desgraciadamente esta valiosa yúnica documentación se destruyó duranteel incendio del archivo de la Escuela Supe-rior de Arquitectura de Madrid, en la Gue-rra Civil.

Al maestro tallista Ángel Guirao12 se leencargaron todas las labores referentes aldesmontaje, embalaje, traslado, restaura-ción y posterior montaje en la basílica ma-drileña; todo ello supervisado por el arqui-tecto Ricardo Velázquez Bosco, enrepresentación del Ministerio de Fomento.

Se sabe que el traslado se realizó con unalarga reata de carretas de bueyes y que sucoste ascendió a 2.620 pesetas y que el dela reinstalación y restauración de piezas da-ñadas por el tiempo y, sobre todo, por elarranque y traslado, supero las 50.000 pe-setas13.

El 16 de junio de 1886, Velázquez Bosconotifica al Ministerio de Fomento la con-clusión de las obras de instalación de las tressillerías en San Francisco el Grande. El día15 de octubre de 1937, la Junta Delegadadel Tesoro Artístico14, ante el riesgo debombardeos sobre la basílica franciscana,procede al traslado de las tres sillerías alMuseo Arqueológico Nacional.

Su reubicación de nuevo en San Fran-cisco, no se producirá hasta el año 1943,alargándose los trabajos hasta 1944. El en-cargo se encomendó a los talleres H. I.15

de Madrid, tal y como consta en la inscri-ta encontrada en el reverso de la sillería delegos.

Recuperación y reinstalación

Desde el año 1944, en lo que se refiere a lassillerías de El Paular, nada de especial inte-rés acontece hasta el año 1992, en el que elequipo dirigido por el arquitecto EduardoBarceló, redacta un avance del Plan Direc-tor de Intervención Integral en el Real Mo-nasterio de Santa María de El Paular, tantoen este avance, como en el Plan de Inter-vención Integral definitivo, se propone la

12 En la metopa de los sitiales 9 y 10

de la sillería de legos, se encontraron

las siguientes inscripciones a lápiz:

«Esto se puso por Ángel Freire y Ma-

cho en el año de 188.. Madrid». En

el borde superior de la misma meto-

pa: «Ángel Freire y Macho oficial de

Ángel Guirao».13 No se sabe a ciencia cierta cuántas

piezas se dañaron como consecuen-

cia del desmontaje y cuántas por el

traslado, pero al desmontar ambas si-

llerías, para su traslado a El Paular,

hemos encontrado múltiples piezas,

no fundamentales, de nueva factura,

unas realizadas en nogal, y otras en

pino. Las de mejor factura parece

que corresponden a Guirao y, otras

más burdas y realizadas en pino, po-

drían corresponder a los talleres HI,

es decir, de los años 1943-1944.14 Se han localizado en el reverso de

ambas sillerías los siglajes de todas las

piezas realizados con grandes caracte-

res en minio. En uno de los corcho-

nes de la de Padres, hay la siguiente

inscrita: «c. 11... a 5 de .... del 1937

Pedro Rafael cornisa torcida».15 En uno de los travesaños que

componen la sillería de legos, se des-

cubrió la siguiente inscrita: «Fue re-

construido después de la Guerra Ci-

vil en España en el año 1943-44 por

talleres HI? Podromas? Madrid Jaime

de Oja?».

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recuperación, restauración y puesta en valordel Patrimonio Mueble Disperso.

Por resolución, de 27 de febrero de 1998,de la Dirección General de Cooperación yComunicación Cultural se da publicidad alConvenio de colaboración suscrito entre elMinisterio de Educación y Cultura y el de-partamento correspondiente de la Comuni-dad de Madrid, para la restauración integraldel Real Monasterio de El Paular.

El 11 de diciembre de 2000, el directorgeneral de Bellas Artes dirige una carta al

subsecretario de Exteriores, en la que tex-tualmente le dice:

«...Finalmente no quiero dejar pasar estaocasión sin anunciarte que posiblemente ha-ya llegado el momento de estudiar la devo-lución de las sillerías del Monasterio de ElPaular a su lugar original, ya que las obras derestauración del mismo permiten ya que di-chas sillerías se conserven en su lugar de ori-gen, del cual fueron retiradas cuando ame-nazaba ruina».

En su contestación el subsecretario deExteriores dice:

«...En cuanto a la devolución de las sille-rías... encargo al Director de la Obra Pía...,que se ponga a disposición del IPHE, paraque se lleve a buen fin dicha devolución».

Con fecha 2 de abril de 2001, el subse-cretario de Exteriores, en nombre del Patro-nato de la Obra Pía, se dirige al subsecreta-rio de Cultura, dando cuenta de laconformidad del patronato con el trasladode las sillerías a su lugar de origen.

Tuvieron que transcurrir 120 años parareparar, en palabras de Francisco Villegas, elsaqueo de las sillerías de su primitivo em-plazamiento, y el 3 de octubre de 2003, elsecretario de Estado de Cultura por delega-ción de la ministra de Educación, Cultura yDeporte, acuerda lo siguiente:

«Orden de 3 de octubre de 2003, por laque se autoriza el levantamiento del depósi-to, en la Iglesia de San Francisco el Grande,de las Sillerías del Coro de Legos y de Padresdel Monasterio de El Paular y su restitucióna dicho Monasterio»16.

Durante el año 2002, y con el fin de co-nocer el estado real de conservación de lassillerías, el IPHE encargó una serie de estu-

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16 La sillería de Legos, fue retirada

de la iglesia de San Francisco el

Grande el día 11 de marzo de 2003,

para ello se redactó un «Acta Parcial»

en la que se decía que: «En el día de

la fecha, bajo la tutela del IPHE, se

procede a retirar de la Basílica de San

Francisco...», firmando por la basíli-

ca, el Padre Eugenio Martínez Man-

jón y, por el IPHE, José A. Buces, di-

rector técnico del proyecto. La de

Padres fue trasladada a El Paular en

el mes de enero de 2004.

Figura 3. Sillería de Padres (foto: Eduardo Sánchez).

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dios que permitieran documentar dicho es-tado y profundizar en aspectos tales como laidentificación icnográfica o aspectos cons-tructivos. Ese mismo año, el IPHE redactael «Proyecto para el desmontaje, conserva-ción-restauración y montaje de la sillería deLegos del Monasterio de Santa María de ElPaular», y al año siguiente, el de la sillería dePadres17.

El Plan Director de Rehabilitación Inte-gral del Monasterio, tenía como una de susmetas la recuperación del patrimonio mue-ble disperso, siempre y cuando el estado deconservación del monasterio lo permitiera.Pero el principal problema para la reubica-ción de las sillerías era la inexistencia de do-cumentación que acreditase fehacientemen-te su ubicación y contenido, ya que losplanos y mediciones realizados por Amadorde los Ríos se destruyeron durante la Gue-rra Civil; por tanto, se contaba tan sólo condocumentación fotográfica de principios

del siglo XX y descripciones literarias poste-riores al traslado.

En la documentación fotográfica puedeobservarse las huellas dejadas por las sille ríasen el suelo y en los muros, huellas, que fue-ron destruidas en las diferentes intervencio-nes llevadas a cabo durante los años cin-cuenta del siglo XX. Otro dato, más o menosobjetivo, ha sido la publicación de José Ca-labuig de 1919, basada en la memoria re-dactada por Amador de los Ríos. No obs-tante, las sillerías fueron alteradas ymutiladas, sin duda por Ángel Guirao,cuando ha de adaptarlas, una, al espacio se-micircular del coro alto de San Francisco,donde, al disponerlas en línea continua,desaparecen ocho laterales, seguramente de-corados y de los que hoy conservamos dos.Y otra, a la sala cuadrangular del capítulo dedicho templo, donde, por su peculiar dis-posición, reproducen amputaciones quecoinciden con los cuatro ángulos, además

17 Ambos proyectos fueron adjudica-

dos por Mesa de Contratación, a la

empresa Coresal. El importe del pro-

yecto de la sillería de Legos, ascendió

a la cantidad de 333.000 euros y el de

la de Padres en 650.000 euros. A la

empresa SIT, se le adjudicaron la de -

sinsectación con gases inertes en cá-

mara estanca y el transporte de ambas

sillerías. El tratamiento curativo de

la de Legos ascendió a 10.398,24 eu-

ros y el de la de Padres 16.484,76 eu-

ros. En cuanto al transporte, el coste

de la de Legos supuso un gasto de

6.798,76 euros, mientras que la

de Padres, con un volumen de unos

190 m3, rondó los 67.000 euros.

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Figura 4. Vista de la Sillería de Pa-dres desde el muro de entrecoros (foto:Eduardo Sánchez).

Page 8: Las sillerías de la iglesia de la Real Cartuja , F. F ...5170b744-12e6-47c5-87f2... · cristía. La dimensión de la nave sufrirá im-portantes mermas, hasta llegar a la dimen-sión

de incluir en este espacio las dos sillas prin-cipales, una de las cuales parece ser la reuti-lización de una silla de los legos con un ta-blero de fondo de condición moderna. Porsi esto fuera poco, durante la Guerra Civilambas fueron desmontadas y trasladadas alMuseo Arqueológico hasta concluir la con-tienda, en que nuevamente fueron monta-das en la basílica franciscana; todo este tra-siego ocasionó nuevos daños, aunque demenor consideración que los producidos enel traslado desde El Paular.

A la hora de replantear la ubicación de lassillerías, se ha partido, por un lado, de la di-visión de la nave de la iglesia, marcada porel muro de entrecoros y del que se conservadocumentación fotográfica y, por otro, delnúmero de sitiales existentes; aunque nocoinciden en su totalidad con los enumera-dos por Calabuig, ya que de la sillería de Pa-dres nos dice que consta de 44 sillas com-pletas, que se conservan en su totalidadaunque mutiladas en parte, así como cuatrofondos, que corresponden a los dos ángulos

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Figura 5. Muro de entrecoros de laiglesia del monasterio. Fotografía reali-zada por Lacoste hacia 1905. En cual-quier caso no anterior a 1900 ni poste-rior a 1916, período de actividad deLacoste. Los cuadros de Vicente Cardu-cho descritos por Ponz en ambos alta-res, la Degollación del Bautista, en elMuseo de Cáceres, y la Anunciación,en el Museo de Balaguer de Villanuevay la Geltrú, ambos depósito del Museodel Prado, ya ha bían sido sustituidospor los que se ven en la imagen y que seconservan en la actualidad en lo quefue la sala del capítulo del monasterio(Fototeca del Patrimonio Histórico delIPHE. Archivo Ruiz Vernacci, n.º inv.Antiguo 60235).

Page 9: Las sillerías de la iglesia de la Real Cartuja , F. F ...5170b744-12e6-47c5-87f2... · cristía. La dimensión de la nave sufrirá im-portantes mermas, hasta llegar a la dimen-sión

o esconces y que carecen de asientos practi-cables o misericordias, aunque sí conservanlos rebajes que nos indican que dispusieronde asientos, además de dos pasos, que supo-nemos se situaban en los accesos al claustri-llo y a la sala capitular y de los que no que-da ni descripción ni huella alguna. Sí seconservan, y suponemos que completas, lasmesas atril corridas que datan al parecer delsiglo XVIII.

Por lo que respecta a la sillería de Legos,Calabuig, nos dice que se componía de 18sillas completas y ocho medias sillas, ademásde las mesas atril corridas; pues bien, en SanFrancisco hemos encontrado 20 sillas com-pletas, no 18, con sus correspondientes ta-bleros o fondos tallados, de los que todos pa-recen del mismo maestro o taller, no de lamano de Guirao, aunque hemos encontra-do, al menos, una de las denominadas me-dias sillas, como lo acredita una etiqueta congrafía antigua pegada en su respaldo. De loque no hay ni rastro, es de las mesas atril co-rridas, que eran de más antigüedad y mejorfactura que las de Padres, tal y como nos di-ce Calabuig. Suponemos que dado el escasoespacio de la sala capitular de San Francisco,fueron utilizadas por Guirao para ornamen-tar la sacristía, donde, por cierto, se conser-va la sillería de asientos respaldados del si -glo XVIII, de la sala del capítulo de El Paular.

La primera operación de replanteo con-sistió en dividir la nave de la iglesia en dosámbitos bien diferenciados: el espacio re-servado al coro de Padres Profesos, que vadesde el presbiterio hasta el muro de en-trecoros, con una dimensión aproximadade 17 × 9 m de anchura, y el cuadrangular,de 9 × 9 m, de los Legos, que discurre des-de dicho muro hasta la reja que separa a lacomunidad de los fieles. Con ello hemosconseguido dos claros objetivos, el primerodevolver a la nave su primitiva lectura e in-

cluso aspecto, y el segundo, disponer de unmuro sobre el que apoyar físicamente la si-llería de Padres.

Desgraciadamente y como consecuenciade la traumática intervención de los añoscincuenta, toda aquella riqueza ornamentalbarroca de altarcitos de los Legos, que nosdescribía Antonio Ponz, fue incomprensi-blemente destruida, dispersada y perdida amediados del siglo XX, hasta incluso llegar ala destrucción de la fábrica de ladrillo del

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Figura 6. Detalle de la sillería de Padres.

Page 10: Las sillerías de la iglesia de la Real Cartuja , F. F ...5170b744-12e6-47c5-87f2... · cristía. La dimensión de la nave sufrirá im-portantes mermas, hasta llegar a la dimen-sión

muro. De aquel episodio tan sólo se conser-va el arco central y la talla de la Virgen.

Durante la restauración del suelo llevadaa cabo por Eduardo Barceló, se ha recupe-rado la huella de mármol negro que borde-aba las sillerías, basado, claro está, en la do-cumentación fotográfica existente18.

En lo que respecta a la conservación, res-tauración y montaje, en todo momento se haintentado que, tanto el tratamiento, como elnuevo montaje fueran lo más inocuos y re-versibles posibles, para ello, por ejemplo, sehan levantado las sillerías sobre rastreles quelas aíslan del suelo por medio de planchas deplomo o, para permitir su inspección y labo-res de mantenimiento por el reverso, se ha se-parado del muro. Para el nuevo montaje, seha reutilizado tanto el sistema de anclaje, co-mo los orificios realizados por Guirao, lo quenos permite poder desmontar las sillerías sinprovocar más daños.

En otro orden de cosas, decir que, comocriterio general y siempre que ello ha sidocompatible con el nuevo montaje, se hanrespetado todas las adiciones históricas, quecorrespondían en su mayor parte a piezasdañadas durante su traslado a San Francis-co, y, en menor medida, a las incorporadasa las sillerías en el montaje realizado des-pués de la Guerra Civil, entre los años1943 y 1944, y que sin duda todas ellasforman parte de la historia material de am-bas sillerías19.

El día 21 de diciembre de 2004, se fir-maba el Acta de reconocimiento y recepcióntotal del desmontaje, conservación-restau -ración y montaje de la sillería del coro de pa-dres, con lo que se ponía el punto y final ala reinstalación de las sillerías en su primiti-vo emplazamiento, al exilio forzado de másde 120 años y a la reparación, al menos par-cial, de tan gran expolio y desatino.

18 Con posterioridad a la interven-

ción en el suelo, se localizó un docu-

mento fotográfico, que demuestra la

existencia de «medias sillas», justo

delante de la reja.19 La memoria final de los trabajos

de restauración e instalación de am-

bas sillerías se custodia en el archivo

del IPHE.108

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