las siete palabras de jesÚs crucificado · jesús crucificado, herido de muerte por el odio de...

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LAS SIETE PALABRAS DE LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS CRUCIFICADO JESÚS CRUCIFICADO Matilde Eugenia Pérez Tamayo

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LAS SIETE PALABRAS DELAS SIETE PALABRAS DEJESÚS CRUCIFICADOJESÚS CRUCIFICADO

Matilde Eugenia Pérez Tamayo

LAS SIETE PALABRAS DELAS SIETE PALABRAS DEJESÚS CRUCIFICADOJESÚS CRUCIFICADO

INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN

Jesús ha sido crucificado. En elCalvario se yergue su cruz juntocon las de los dos ladrones quefueron crucificados con él.Aunque parece extraño a muchos,su muerte está ya próxima; sussufrimientos físicos y emocionaleshan sido múltiples y muydesgastantes.

A pesar de que todavía rondanpor el lugar los soldados romanosy algunos curiosos, la soledad quela muerte trae consigo, deja sentirsu presencia. Todos morimossolos, aunque estemos rodeados

de amigos y familiares; en estahora definitiva, la soledad interiores un imperativo.

Con sus dolores a cuestas y apesar de ellos, Jesús abre sucorazón y nos comunica sussentimientos más profundos. Sussiete últimas palabras, que ahoravamos a meditar, fueron recogidaspiadosamente por losevangelistas.

Las tres primeras expresan sunecesidad de morir como vivió,amando y perdonando. Las dossiguientes describen la magnitudde sus dolores y de su entrega.Las dos finales, pronunciadasunos minutos antes de exhalar suúltimo aliento, nos muestran lapaz que lo habita, aún encircunstancias extremas como

ésta. La última es la palabra de laentrega, la definitiva. Todasconstituyen para nosotros, untestamento de amor, de fe y deesperanza.

PRIMERA PALABRA

“PADRE, PERDÓNALES,PORQUE NO SABEN LO QUE

HACEN”

MEDITACIÓN:

El perdón es la cima del amor. Elperdón es el amor en plenitud.Jesús que ha amado a los suyos“hasta el extremo”, como nos dicesan Juan en su Evangelio (cfr.Juan 13, 1), confirma ahora eseamor infinito, en el perdón quesuplica a Dios, para aquellos quele han arrancado la vida,sometíéndolo a toda clase deafrentas y humillaciones. En medio de los más grandes

sufrimientos físicos y espirituales,Jesús que ha sido maestro delamor a lo largo de su vida, sehace también, para quienes lollevaron al suplicio de la cruz, ypara cada uno de nosotros, aquí yahora, maestro del perdón radical;del perdón que no ponecondiciones; del perdón que notiene fronteras; del perdón que noesgrime excusas; del perdón quese da aún sin haber sido pedido. Si queremos ser verdaderoscristianos, verdaderos discípulos yseguidores de Jesús, tenemosque aprender a amar y a perdonarcomo él amó y perdonó. Amar yperdonar con las palabras y conlas obras; con el corazón y con lavida. Amar y perdonar siempre y atodos; porque Jesús no excluyó a

nadie de su amor ni de su perdón. Esto sólo podremos hacerlo, al piede la cruz. Mirando a Jesúspadecer por amor y con amor,hasta el límite de sus fuerzas.Escuchando de sus labios laplegaria que suplica al Padre loque él ya ha ofrecido congenerosidad infinita. Jesús crucificado, herido demuerte por el odio de quienescerraron su mente y su corazón alamor de Dios, y no supieronreconocerlo y aceptarlo como suMesías, es el único que puedeayudarnos a salir de la cadena deresentimientos, rencores, odios,injusticias, y violencia, que nosatan, y no nos dejan vivir en paz,como deseamos.

Por eso tenemos que recurrir a élcon humildad y con fe, hoy ytodos los días de nuestra vida,poner en él nuestra mirada y orarcon fe profunda.

OREMOS:

Jesús amado, Señor de la vida, ilumínanos con la luz resplandeciente de tu verdad, comunícanos la fuerza de tu amor, llénanos de tu compasión bienhechora, y danos la gracia de ser verdaderos hijos e hijas de Dios, liberados por ti del pecado y de la muerte. Recréanos con tu palabra bondadosa

y haznos creaturas de amor, capaces de perdonar toda ofensa,y de reconstruir con paciencia y delicadeza las relaciones que han sido rotas por nuestras flaquezas. Queremos ser como tú, constructores de un mundo nuevoarmonioso y en paz. Amén.

SEGUNDA PALABRA

"TE LO ASEGURO. HOY ESTARÁS CONMIGO EN

EL PARAÍSO"

MEDITACIÓN:

Es un criminal, que ha sidocondenado también a muerte.Acompaña a Jesús por simplecasualidad, pero estacircunstancia hace posible que enmedio de su condena nazca paraél una esperanza. Sobre los gritosy las burlas de la gente, que hallegado al Calvario, movida poruna curiosidad malsana, selevanta su voz fuerte y clara,reconociendo el señorío de Jesús,y suplicándole con humildad, ser

tenido en cuenta en el nuevoReino queJesús anuncia.

Parece irónico, y en cierto sentidolo es. En un lugar y un momentoen los que se imponen la violenciay la maldición, Dimas, el buenladrón, hace una profesión de fe,segura y entusiasta; una profesiónde fe que Jesús escuchaconmovido, y que responde conprontitud, positivamente.

Esta segunda palabra de Jesús, ylas circunstancias que lamotivaron, tienen una resonanciaespecial para nosotros, en estaépoca particular de la historiahumana.

Vivimos en la sociedad de laciencia y de la técnica, de la

eficiencia y la eficacia, delbienestar y la comodidad, de labelleza y el placer. Lo materialtiene para la mayor parte de laspersonas, incluyéndonos anosotros, un enorme valor;mientras lo espiritual es relegadoa un segundo o tercer lugar,porque “no produce” réditoseconómicos. Poco a poco, tal vezsin darnos cuenta, vamoscayendo en el abismo de laincreencia y la desesperanza, quereduce todo a lo que vemos ytocamos.

Jesús nos promete una Vidaeterna, en la que en pensamosmuy poco, porque nos absorvenlas preocupaciones de estemundo. Jesús nos promete unavida nueva, más allá de la muerte,

pero nosotros sólo estamosinteresados en esta vida quevivimos hoy y aquí. Nos pareceinfinitamente mejor esto que yaconocemos, que aquello que nisiquiera podemos imaginar. La feque decimos tener, flaqueacuando se nos hace presente lamuerte, y con ella la aparenteincertidumbre de lo desconocido.Creemos sin creer; amamos sinamar; esperamos sin esperar.

Pero Dimas nos da una granlección. Sabía que iba a morir; lacrucifixión no daba una segundaoportunidad. Sabía también queJesús iba a morir igual que él,pero se atrevió a creer en suspalabras. Entonces abrió sucorazón con humildad y se pusoen sus manos, seguro de que

Jesús cumpliría su promesa. Lacoherencia absoluta del Maestro ysu fidelidad al proyecto de Diosque proclamaba, le permitieronconfiar plenamente. Tenemos que hacer un alto en elcamino de nuestra vida y pensar:

¿Creemos de verdad, onuestro cristianismo essimplemente un adorno?...

¿Creemos toda la verdad,o hacemos selección de loque queremos y podemoscreer y lo que no?...

¿Vivimos un cristianismocómodo, sin exigencias,rutinario, o somos capacesde darlo todo, hasta la vida,por lo que Jesús es ysignifica para nosotros?...

OREMOS:

Amado Jesús, Camino, Verdad y Vida de nuestravida. Postrados a tus pies te suplicamos, con corazón humilde y contrito, fortalezcas nuestra fe en ti y en tuPalabra. Queremos ser verdaderos discípulos tuyos, haciendo realidad en nuestra vida, con coherencia y fidelidad, tus enseñanzas de amor, de perdón y de paz, y llevar tu mensaje de salvación, como misioneros tuyos, a los ambientes en los que se desarrolla nuestra vida. Jesús crucificado, sé tú nuestra

luz y nuestra fortaleza, hoy y siempre.Amén.

TERCERA PALABRA

"MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO...

HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE"

MEDITACIÓN:

La presencia de María al pie de alcruz, es para Jesús un consuelo,porque siente que esto significaque su madre lo sigue amandocon un amor inmenso, a pesar delas circunstancias; pero tambiénse constituye como un nuevodolor, porque no quiere que Maríatenga que vivir este suplicio queno está destinado a ella, y menosaún, las consecuencias que de élse derivan. Sin embargo, el amor

cuando es verdadero se impone atoda consideración, y María estaallí, en el Calvario, enfrentandocon valor y decisión, el momentoterrible de la muerte injusta,violenta y humillante, de su hijoamado.

¿De dónde sacó María lasfuerzas físicas yespirituales que necesitabapara llegar al Calvario yacompañar a Jesús en estasituación extrema ydefinitiva?

¿Cómo fue capaz decompartir con tantaentereza y dignidad lamuerte cruel y humillantede su único hijo?

¿Qué pensaba y qué sentíaMaría al pie de la cruz,

viendo a Jesús sufrir yescuchando los insultos ylas burlas de las que eraobjeto?

La respuesta a todas estaspreguntas sólo puede ser una:María creía, María amaba, yMaría esperaba. Había entregadosu ser y su vida a Dios, aquel díaya lejano de la Anunciación,cuando respondiendo el mensajedel ángel Gabriel, había dicho:"He aquí la esclava del Señor;que se haga en mí según tuspalabras" (Lucas 1, 39). Desdeentonces no había dejado pasarun sólo día, sin renovar estaentrega; por eso ahora, cuandosuceden cosas tan dolorosas yextrañas, que ella no lograentender, no duda en volver a

ponerse en manos de Dios, elúnico que puede ayudarla yfortalecerla. Al pie de la cruz empieza paraMaría una nueva misión, porqueya ha cumplido la primera: dar aJesús su ser de hombre. AhoraJesús mismo la hace madre detodos los hombres y mujeres delmundo y de la historia; madre quenos precede en la fe; madre quellena con su amor y sus cuidadosnuestra vida; madre que fortalececada día nuestra esperanza;madre que nos da ejemplo desolidaridad y de servicio a los másdébiles y necesitados; madre quecon su vida sencilla y pobre, nosmuestra que lo más importante noes lo que se tiene, sino lo que sees; madre que nos habla de

pureza y santidad, en un mundomarcado por el materialismo y elhedonismo. Por eso oramosagradecidos.

OREMOS:

Gracias, Jesús crucificado, por este inmenso regalo que es María, la virgen inmaculada, la madre dolorosa, la compañera humilde y amorosa en el camino estrecho y exigente de la fe. Virgen María, te encomendamos hoy, de manera especial, a todas las madres del mundo. Ayúdales a cumplir su misión de gestoras y protectoras de la vida que comienza.

Fortalécelas para que puedan vivir con dignidad y con entrega, el cuidado de sus esposos y la crianza de sus hijos. Protege de manera especial a todas aquellas mujeresque se encuentran desorientadas y temerosas, frente a su futura maternidad.Llena sus corazones de fe, de amor y de esperanza. Cúbrenos a todos con el manto de tu bondad,y ayúdanos a ser verdaderos discípulos y seguidores de Jesús, como lo fuiste tú siempre. Amén.

CUARTA PALABRA

"DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HASABANDONADO?"

MEDITACIÓN:

La oración ha sido para Jesús, alo largo de su vida, fuente de luz,de gozo, y de fortaleza. Por eso,ahora, cuando sus capacidadesfisicas y espirituales han llegadoal límite, y lo acosan la angustia yla soledad de la muerte, queningún ser humano puede evitar,acude a ella, seguro de que Diosle dará las fuerzas que necesitapara soportarlas sin desfallecer. De sus labios brota como un grito,

el salmo 22, que Jesús conoce dememoria, y que describeperfectamente su situación.Implora con él la ayuda su Padre,el único que puede socorrerlo enesta hora definitiva yprofundamente dolorosa, con supresencia siempre amorosa yvivificante.

A medida que va recitando elsalmo, Jesús siente en sucorazón, que Dios está con él;que lo abraza y le hace sentir suamor y su protección; que losinmensos dolores físicos yespirituales que padece, sontambién los dolores del Padre quelo ama con un amor imposible decalcular; un amor que lo llenatodo, que lo abarca todo, que losupera todo.

Poco a poco, Jesús recupera lapaz que lo ha caracterizadosiempre; la paz que le hapermitido llegar a donde hallegado, en la fidelidad a Dios y asu proyecto de salvación. Ya noescucha las ofensas ni las burlasde las que es objeto, porque todosu ser gravita en Dios, y él loprotege y acompaña. Estará conél, a su lado, en la intimidad de sucorazón, hasta el último instantede su vida, fortaleciéndolo yanimándolo en sus sufrimientos.

Una nueva y profunda lección nosda Jesús en este momentocumbre de su existencia en elmundo:

Si queremos vencer en labatalla de la vida, tenemosque recurrir a la oración

como fuente de luz y degracia.

Si queremos vivir nuestrafe a plenitud, tenemos queorar cada día conhumildad.

Si queremos mantenernosunidos a Dios y superar lasdificultades y problemasque nos agobian, tenemosque orar en todo momentoy lugar, sin cansarnos.

Si queremos vencer el malque nos acosa, tenemosque orar con insistencia.

La oración humilde y confiada,fervorosa y perseverante, todo loalcanza de Dios, que escucha conbenevolencia a quien lo busca.

La oración de Jesús a su Padre,

no cambió las circunstancias quevivía en aquel momento terrible,pero le comunicó las fuerzas quenecesitaba para superarlas yvencerlas. Por eso tenemos quemirar a Jesús crucificado cuandooramos, y tener en nuestrocorazón la certeza de que aunquelas cosas que pedimos a Dios, nose den, estamos perfectamenteseguros, de que él está connosotros, y su amor nos anima yfortalece en el cumplimiento de loque es su voluntad para nosotros.

OREMOS:

Amado Jesús, unidos espiritualmente a tu cruz redentora, Te pedimos en este día de gracia,nos ayudes a creer con la fuerza

de tu fe. Comunícanos la gracia de tu amor, y llena nuestra vida de esperanza y de paz, para aceptar y vivir con la dignidad de hijos de Dios,las circunstancias difíciles que nos corresponda enfrentar a lo largo de nuestra vida.Que el amor de Dios llene nuestros corazones, y nos fortalezca espiritualmente en la hora definitiva,cuando llegue el momento de dejar este mundo y acudir a su encuentro.Amén.

QUINTA PALABRA

"TENGO SED"

MEDITACIÓN:

Jesús está herido de muerte ytiene sed; una sed persistente quelo agobia y hace más grandes sussufrimientos. Él que dijo a la mujersamaritana, junto al pozo deSiquem: "Todo el que beba deesta agua, volverá a tener sed,pero el que beba del agua que yole dé, ya no tendrá sed jamás"(Juan 4, 13), está ahora sediento,y pide a sus verdugos que le dende beber.

Jesús tiene sed física, productode su deshidratación a causa delsudor de su cuerpo cansado, y de

las múltiples hemorragias que lodesangran lentamente, perotambién tiene una profunda sedespiritual, que lo ha acompañadoa lo largo de toda su vida, y quese manifiesta de manera especialen esta hora final.

Jesús tiene sed De ser acogido, conocido, y

amado, por todos los hombres y mujeres del mundo y de la historia;

De ser escuchado yseguido con fidelidad, portodos y cada uno dequienes nos reconocemoscomo discípulos yseguidores suyos,particularmente porquienes estamos aquí, hoy;

De que quienes nos

llamamos cristianos, entodos los lugares delmundo, lo seamos deverdad, de palabra y deobra, de corazón y de vida.

Jesús tiene sed De que quienes decimos

creer en él, sepamos llevarsu mensaje por todos losrincones de la tierra, yhacerlo vivo y presente enmedio del mundo, quenecesitadesesperadamente de suamor y su bondad;

De que sus enseñanzas devida y esperanza resuenenen todos los corazones debuena voluntad;

De que los hombres ymujeres que él ha liberado

del pecado y de la muerte,vivamos nuestrahumanidad a plenitud; quenos comportemos comoverdaderos hijos de unmismo Padre; queaprendamos a compartir loque somos y lo quetenemos.

Jesús tiene sed De que nuestras familias se

fortalezcan en el amor ysean verdaderas escuelasde valores, para que losniños y jóvenes crezcanadecuadamente;

De que seamos honestos yjustos, sensibles a lasnecesidades de los demás,solidarios con todas laspersonas que sufren;

De que rechacemos laviolencia en todas susformas; que le demossiempre una nuevaoportunidad a la vida; quevivamos en paz.

Jesús tiene sed De que la verdad reine en

nuestros corazones y presida siempre nuestro obrar; que no demos ningún lugar a la mentira, nia la crítica mordaz, ni a la simple murmuración.

Sed de que seamossiempre y en todo,personas compasivas,sembradores deesperanza, y constructoresde paz.

Los soldados escucharon lapetición de Jesús y le dieron abeber vinagre para saciar su sedfísica; calmemos nosotros su sedespiritual, renovando nuestra vidacada día, en el amor que él nosda a manos llenas. Oremos poresta intención.

OREMOS:

Jesús crucificado, Señor de la vida, danos a beber de tu agua vivificante y rejuvenecedora.De tu agua que sana las heridas del corazón y nos llena de esperanza.De tu agua que renueva nuestro ser y nos comunica la paz.

Danos a beber, Jesús, de tu agua

que limpia nuestra alma de los pecados que hemos cometido.Danos a beber de tu agua que fortalece nuestra debilidad.Danos a beber de tu agua que nos refresca y anima en la búsqueda constante del bieny la verdad.

Danos a beber, Jesús, de tu agua que convierte nuestra vida en manantial donde otros pueden acercarse a beber y encontrarse contigo.Danos a beber, Jesús, de tu agua que salta hasta la Vida eterna. Amén.

SEXTA PALABRA

"TODO ESTÁ CUMPLIDO"

MEDITACIÓN:

Todo está cumplido. El plan deDios ha sido realizado. Ya noqueda nada pendiente. Jesús hasido fiel a la voluntad del Padre,que sólo desea "que todos loshombres se salven y lleguen alconocimiento pleno de la verdad",según nos dice el apóstol sanPablo en su Primera Carta aTimoteo (1 Timoteo 2,4).

En medio de los tormentos quehan consumido sus fuerzas físicasy emocionales, Jesús esconsciente de esta realidad. Sutarea en el mundo está a punto de

terminar. Ha llegado la hora devolver al Padre, de quien procede.Para ello tiene que morir, porquela muerte es la única manera quetenemos de hacer ese camino deregreso a nuestro origen másprofundo, que es Dios mismo.

Todo está cumplido. Ha sidorealizado todo lo que a Jesús lecorrespondía; todo lo que habíananunciado los profetas, de partede Dios, a cerca de su Mesías, alo largo de los siglos. Dios está apaz y salvo con el génerohumano. Ahora nos corresponde anosotros, trabajar, para que estoque ha hecho Jesús, rinda susfrutos; para que la vida de Jesús,sus enseñanzas de amor, supalabra de vida, lleguen hasta losmás lejanos rincones de la tierra;

para que la Buena noticia de lasalvación ilumine todos loscorazones y todas las mentes.

Es una tarea inmensa pero muyimportante. Una tarea a la que nopodemos "sacarle el cuerpo",porque es absolutamentenecesaria; porque es cosa "devida o muerte". El amor inmensode Dios por cada hombre y cadamujer, debe ser conocido portodas las personas; lasenseñanzas de Jesús deben serescuchadas y vividas en todosaquellos lugares donde hay sereshumanos; la libertad que Jesúsnos trajo debe hacer saltar todaslas cadenas que nos atan, todoslos poderes que nos esclavizan; lasalvación que significa lapresencia de Jesús en nuestro

mundo y en nuestra historia debemotivar todas nuestras acciones;Dios tiene que llegar a ser quiendé a la vida de todos nosotros, suverdadero sentido y valor.

De estas palabras de Jesús en lacruz, brota la misión como unatarea que todos los que creemosen él, debemos, acoger ennuestro corazón y tambiénrealizar. Lo primero, para renovarnuestra fe, constantemente; parahacernos cada vez másconscientes de ella, y vivir en ellay con ella, nuestra vida de cadadía. Lo segundo, para hacerpartícipes a otros, de la verdad deDios y de su amor misericordioso,que nos invita a ser siempremejores personas, y a hacerrealidad la fraternidad, como hijos

que somos, de un mismo Padre.

OREMOS

Jesús crucificado, Hijo eterno de Dios y Salvador nuestro, de rodillas a tus pies te pedimos, nos alcances de Dios la gracia de valorar en su justa medida tu acción salvadora. Y también el don de saber llevar tu mensaje a las personas cercanas que por diversas circunstancias de su vida, se han alejado de ti. Queremos ser misioneros de tu amor y tu verdad, en medio de nuestra familia, y en los ambientes social y laboralen los que nos desenvolvemos, iluminados y fortalecidos por tus

enseñanzas y tu ejemplo.Queremos llevar al mundo, envuelto en la oscuridad del mal, la luz de tu Palabra, y la esperanza de la vida nueva que tú alcanzaste para nosotros. Amén.

SÉPTIMA PALABRA

"PADRE, EN TUS MANOSENCOMIENDO MI ESPÍRITU"

MEDITACIÓN:

No podían ser otras las últimaspalabras de Jesús en la cruz. Havivido toda su vida en las manosde Dios, confiado plenamente aél, entregado totalmente a suvoluntad de amor y de salvación,en el servicio y el amor a losdemás, y quiere morir del mismomodo. Por eso invierte las últimasfuerzas que le quedan, el últimoaire de sus pulmones, en pronunciar estas palabras queconmueven hoy nuestro corazónagradecido.

Jesús entrega su espíritu a Dios, yen él le entrega todo su ser y todasu vida; lo que ha sido y lo queahora es, lo que ha hecho y lo queahora está haciendo. No es unaentrega pasiva, una entrega dealguien que ya no quiere o nopuede hacer más de lo que hahecho, sino una entrega activa, enla que está comprometido todo elser: su entendimiento y suvoluntad, su inteligencia y sulibertad. Jesús pone en las manos de Dios,su Padre, la totalidad de su vida,con la certeza de que es hacia Éla donde ahora va. Se lo dice sufe; esa fe que lo ha sostenido enlos momentos más dificiles y queél ha alimentado con la oraciónconstante y prolongada. Se lo

anuncia su esperanza, que hacrecido en su corazón al ritmo delos días. Hablamos poco de la fe yde la esperanza de Jesús, ytendríamos que hacerlo más amenudo, porque son modelo paratodos nosotros. Jesús creyó, amó, y esperó, contodas las fuerzas de su ser dehombre, hasta el último instantede su vida, porque, como nos dicela Carta a los Hebreos (cfr. ), fueigual a nosotros en todo, menosen el pecado. Jesús creyó, amó yesperó, con todas las fuerzas desu alma, y por eso es nuestromaestro y nuestro guía en lo quea ello se refiere. En esta hora final, Jesús nos dauna lección que no podemos

olvidar, una lección que llenanuestro corazón de esperanza yde paz: el fin de nuestra vida en elmundo no será definitivo, porquenuestro espíritu no morirá; volveráa Dios, de quien venimos, y en élencontraremos nuestra plenitud.Pero mientras esto sucede,nuestra tarea, nuestra misión, esel amor: vivir en el amor, realizarobras de amor en favor dequienes nos rodean, porque lapráctica del amor es paranosotros, como lo fue para Jesús,el eje de la vida, su centro.

OREMOS

Jesús crucificado, Maestro de la fe, la esperanza y el amor, Dios de la vida.

Ilumínanos con la luz de tu verdad, y fortalécenos con tus gracias abundantes, para que sepamos vivir cada día de nuestra vida con nuestra mirada puesta en ti.Inflama nuestro entendimiento y nuestra voluntad, para que todas nuestras accionesy palabras sean testimonio de nuestra fe y de nuestra esperanza, en el amor y la bondad del Padre,que nos espera contigo, al final del camino.Amén.