las primeras ciudades

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1 Editorial Gustavo Gili, SA 08029 Barcelona Rossell6, 87-89. Tel. 93 322 81 61 Mexico, Naucalpan 53050 Valle de Bravo , 21. Tel. 560 60 11 :- ....... ::-;:'- ·" ' -,'- A. E. J. Morris Historia de Ia forma urbana Desde sus orlgenes hasta Ia Revoluci6n Industrial Colecci6n Arquitectura/Perspectivas GG® ; J.. ' :r: ' t• ,. t I r I I J

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    Editorial Gustavo Gili, SA

    08029 Barcelona Rossell6, 87-89. Tel. 93 322 81 61 Mexico, Naucalpan 53050 Valle de Bravo, 21. Tel. 560 60 11

    :- ....... ~- ::-;:'- " ' -,'-

    A. E. J . Morris

    Historia de Ia forma urbana Desde sus orlgenes hasta Ia Revoluci6n Industrial

    Colecci6n Arquitectura/Perspectivas

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  • uientes pianos originates, pu-s de nuevo por Whitehall Jmited, se han reproducido

    ~!mente en esta obra: r y Newcastte-upon-Tyne; prcr ia: The British Atlas. ~s. Amsterdam, Usboa, Ma-orna ("Modema"de 1830), San >Urgo (Leningrado), Estocoi-Jion y Viena; prooedencia: The r for the Diffusion of Useful KtgeAtlas. orr, Bristol, Plymouth, York, 1rgo, Bruselas y Nueva York; 'encia: The Tallis Illustrated :1 y Cambridge; procedencia: '1>ekly Dispatch Atlas.

    partes o capitulos y como a tales se las reconoce en Ia selecci6n biblio-grafica que figura al final deltexto principal. Entre otras historias genera-les sobre el tema que me ha sido de inestimable ayuda debo citar: Paul Zucker, Town and Square; Lewis Mumford, The City in History -libro en general admirable y que carece tan s61o de las ilustraciones imprescindi-bles para hacer innecesaria Ia presente obra- y Patrick Abercrombie, Town and Country Planning, un minusculo libro peso pesado con una excelente recopilaci6n cronol6gica basada en Ia prolifica producci6n de articulos de su autor que, si hubieran sido deliberadamente estructurados en forma de libro, habrian hecho igualmente superfluo cualquier esfuerzo posterior.

    Oebemos hacer menci6n de las siguientes sociedades, entida-des o instituciones por su permiso para Ia reproducci6n de ilustraciones: Aerofilms (figuras 1.11, 4.9, 4.46, 4.53, 5.19, 6.19, 8.21, 8 .26 y 8.29); Athlone Press, editores de A History of Architecture on the Comparative Method, de Banister Aetcher (figura 3.11 ); Karl Baedeker, editores de Russia, edici6n de 1914 (figuras 7.25 y 7.33); British Ubrary (figuras 4.52 y 4.54); Cambridge University Collection, derechos de repr~ucci6n reser-vados (figura 4.19); Ministerio Checo de Edificios Hist6ricos (figuras 4.72 a 4 .83); Biblioteca PUblica de Denver, Departamento de Historia Occiden-tal, fotograffa de W.H. Jackson (figura 10.58); lnstitut Geographique, Paris (figuras 4.39 y 6.29); Biblioteca Municipal de Kingston-upon-Hull (figura 4.48); Cartografia Aerea de Ia KLM (figura 5.8); Museo de Ia Ciudad de Nueva York (figuras 10.29 y 10.31 ); National Ubrary of Wales (figura 4.59); Office du Tourisme du Havre et de Ia Region (figura 6 .32); State Historical Society of Colorado Ubrary, fotografia de William G. Chamberlain, Denver (figura 1 0.59); Oficina Nacional Suiza de Turismo/Ferrocarriles Federates Suizos_(figuras 4.65 y 4.67); Topham/ Geographical Magazine (figura 4.49).

    El plano del puerto de Boston (figura 10.14) esta tomada de una reproducci6n publicada por Historic Urban Plans, Box 276, Ithaca, Nueva York. Un buen numero de pianos y mapas han sido dibujados por el propio autor especialmente para esta obra, bien en forma extractada o simplificada a partir de originates que no podian ser reducidos a dimensio-nes necesariamente pequenas.

    La mayor parte del material que ilustra esta nueva segunda edi-ci6n esta compuesto por una veintena de pianos de ciudades de comien-zos del siglo pasado publicados originalmente en cuatro atlas relaciona-dos al margen. Estos pianos y otros que contienen dichos atlas estan siendo reproducidos y publicados de nuevo por Whitehall Press Umited, 230 Vauxhall Bridge Road, Londres SW1 1AU.

    Debo asimismo expresar mi gratitud a John Brooks y Julia Bur-. den de mi editorial, George Godwin Umited, por el trato amable que han dispensado a un autor en ocasiones inevitablemente distraido, y a George Mockridge y al finado Robert McKown que me estimularon en todo mo-mento y son en gran parte responsables de que el libro original saliera adelante. Agradezco tambh~n a Warren Sullivan de Halsted Press, Nueva Vorl

  • HTE 10

    _., ... ;;_, __

    ---! '

    .Jra 1.2. Cuadro que muestra los todos Ct-oool6gicos comparados Neolitico y de otras culturas con-

    'pornneas en Oriente Medio y ropa.

    ; imposible llegar a establecer Ia Fra exacta de Ia poblaci6n mundial ~ epocas remotas, pues no se dis-:>ne de datos fehacientes. No obs-rnte, los dentificos han intentado de-'!ITT!inarla con Ia maxima precisi6n osible. Esta es una estimad6n re-iente, forzosamente aproximada ES. Deevey, "Human Population", >cientific American, septiembre '960, pp. 195-196): >oblaci6n mundial en Ia Prehistoria >ateolitico lnferior(hace 1.000.000de Vios) "1 25.000 habitantes Pa/eolitico Medio (hace 300.000 alios) "1 .000.000 habitantes Paleoli!ico Superior (hace 25.000 alios) 3 .340.000 habitantes Mesolitico (hasta hace 10.000 ai'ios) 5 .320.000 habitantes Aun cuando estas cifras fueran co-rrectas tan s61o en parte, resultaria que exist/an poco mas de cinco millo-nes de seres humanos cuando Ia eta-pa de caza y recoleoci6n de alimen-tos de Ia existencia humana alcanz6 su pleno desarrollo. El prolongado y Iento aumento de poblaci6n tue debi-do a las mejoras introducidas en las armas, en las tecnicas de caza y a Ia mayor eficacia de los metodos para hacer trente a /as indemencias del dima, a los animates predadores y a otras am~azas naturales que pesa-ban sobre Ia existencia La obtenci6n de alimento en cantjdades mayores permiti6 Ia supervivencia de mas se-res humanos y mejores condiciones para Ia procreaci6n. Philip van Doren Stern, Prehistoric

    Europe

    encontr6, si no su propio pasado, al menos una forma de su propio pasado",3 donde, por ejemplo, Ia tecnologla del metal se encontraba o bien estrictamente limitada, o bien aun por descubrir.

    China constituye una fascinante excepci6n. Desde sus orfgenes, en Ia cuenca del Rio Amarillo a finales del tercer milenio a. C ., su cultura ha perdurado hasta el siglo XX sin interrupci6n duradera. Mas atm, durante el siglt> VIII d .C. -uno de los momentos culminantes de su poder e influencia- Ia civilizacl6n urbana china fue introducida en Jap6n, donde hasta entonces s61o hablan existido asentamientos agricolas.

    El presente capitulo tratara de los orfgenes de los asentamientos urbanos en Mesopotamia, Egipto e India. En el Apendice A yen el Capitulo 9, se dan unas descripciones mas breves de los orfgenes urbanos en China, Mejico, America Central y Peru. El Apendice B resume Ia historia del Jap6n urbano, desde los orlgenes de las primeras ciudades hasta su propia revoluci6n industrial, que se inici6 en Ia segunda mitad del siglo XIX (los origenes urbanos en Europa en general y de las Islas Britanicas en particular se trataran en el capitulo 4 como parte de los antecedentes de Ia epoca medieval).

    En algunas partes del mundo, sobre todo en No~eamerica y Australasia, Ia cultura urbana fue introducida en territories deshabitados o impuesta a pueblos esencialmente primitivos. Existen todavia socieda-des aisladas que no han avanzado mas alia de Ia fase paleolitica.

    Este capitulo parte de Ia base de que el desarrollo de Ia agricultu-ra fue un requisito previo esencial para el nacimiento de los asentamien-tos urbanos. Hasta hace poco este punto de vista no habia sido seriamen-te cuestionado. Sin embargo, Ia obra de Jane Jacobs Economy of Cities, publicada en 1969, sostiene Ia tesis contraria, a saber, que "el dogma de Ia primacia agricola es tan peregrino como Ia teoria de Ia generaci6n espontanea" y que en realidad "Ia agricultura y Ia ganaderia surgieron en las ciudades". Se deduce, por tanto, que "las ciudades debieron prece-der a Ia agricultura". Es probable que Jane Jacobs concibiera su teorla para responder a ciertos descubrimientos arqueol6gicos recientes en Anatolia que muestran que, en varios aspectos,

  • e por convenienda a menudo e referenda at Neotftico como . este no se /imita a ningun pe-de tiempo en particular, sino 1 durad6n varia en /as diferen-JaS. En algunos casas. los hom-

    ~ufan dependiendo de Ia caza. ::a y Ia reco/e

  • Rgura 1.5. Centros urbanos en Mesopotamia. las estribaciones montanosas aparecen sombreadas. 1, Eridu; 2, Ur; 3, Erech (todas elias ciudades sumeria~ 4, Babilonia; 5, Assur; 6, Arbela (Erbil); 7, Ninive; E. Rio Eufrates; T, Rio Tigris. La linea punteada representa el perfil de Ia costa hacia el ano 2000 aC.

    comunitario; cuarto, una capacidad tecnol6gica que proporcione los me-dios para el transporte de los materiales en bruto, y aporte unas mejoras significativas a Ia naturaleza y a Ia calidad de los utensilios.

    Como ha dicho Childe, "Ia posibilidad de producir el excedente necesario era inherente a Ia naturaleza misma de Ia economia neolitica; su materializaciOn, sin embargo, precisO de aportaciones al caudal de clencia aplicada que poselan los Mrbaros, asl como de una modifi_caciOn en las relaciones sociales y econ6micas".

    En el transcurso del cuarto milenio a C. se reunieron los requisi-tos suficientes para llevar a cabo Ia revQiuciOn urbana, ya fuera por inven-ciOn o descubrimiento. Para citar de nuevo a Mumford, "hasta donde alcanzan los conocimientos actuates, el cultivo de cereales, el arado, el tomo de aHareria, Ia embarcaciOn a vela, el telar, Ia metalurgia, las mate-lm\ticas abstractas, las observaciones astronOmicas exactas, el calenda-rio, Ia escritura y otros modos de discurso inteligible en forma permanen-te, surgieron todos ellos casi al mismo tiempo hacia el ano 3000 a.C.,

    _ siglo _mas o siglo menos" .20 B requisito indispensable para Ia revoluci6_!1 urbana es Ia produc-ci6n de un excedente de alimentos. Por lo que se sabe ~sto fue posible por primera vez en las llanuras aluviales del Tigris y el Eufrates. Entre 4000 y 3000 a.C. -o tal vez antes- algunas comunidades rurales de Ia baja Mesopotamia no sOlo aumentaron en tamano sino que sufrieron cambios en su estructura. Estos procesos culminaron en las ciudades-estado sumerias a partir del ano 3000 ~C., con sus decenas de miles de habitantes, sus complejas religiones, su estructura de clases politica y militar, su tecnologfa avanzada y sus amplios contactos comerciales.

    Los procesos agrlcolas sobre los suelos aluviales dependian del regadfo; este se realizaba inicialmente en forma rudimentaria y en areas muy localizadas, pero mas tarde se recurriO a las obras de canalizaciOn y contenciOn a gran escala, hecho este vinculado al advenimiento de las ciudades plenamente establecidas. " El territorio que mas tarde habrfa de convertirse en Sumer carecia de piedra para Ia construcci6n e incluso de madera (exceptuando los troncos de palmeras), y Ia escasez de minera-les era absoluta; su clima era seco y el regimen de sus rlos no daba Iugar a crecidas anuales como las del Nilo. Y a pesar de todo, era una tierra de oportunidades ... 22

    No se sabe con certeza cuando se fundaron los primeros asenta-mientos en las tierras aluviales. Grahame Clark indica que "los primeros habitantes que nos son conocidos con cierto detalle son los pobladores de ai'Ubaid, una humilde aldea sit!lada en un exiguo montlculo o islote que se erigfa sobre el aluviOn del rio en el valle del Eufrates. Estos pue-blos aparecen por primera vez en los anales arqueol6gicos hacia finales del quinto milenio ... ".23

    Hasta aproximadamente el at'io 2750 aC., cuando Sarg6n fund6 Ia ciudad de Agade cerca de Babilonia como capital de un estado sumerio unido, los principales asentamientos urbanos fueron ciudades-estado efectivamente autOnomas de las que "al menos once de elias, incluyendo Ur, Erech, Larsa, Kish y Nippur, mantenlan simultaneamente dinastias independientes y a veces en lucha abierta entre sf" . A su vez Ia dinastia de Akkad fue derrocada y Ia ciudad de Ur asumi6 el control del imperiO sumerio durante Ia Tercera Dinastia, entre 2110 y 201'5 aC. aproximada-mente. Ur constituye el ejemplo mas significativo de ciudad sumeria tanto por su importancia como capital de una de las dinastfas como porIa gran

    ~

    magnitud de las excavaciones llevadas a cabo en ese Iugar. Ur esta situada aproximadamente a medio camino entre el actual extremo septen-trional del Golfo Persico y Bagdad. Durante Ia Tercera Dinastla se encon-traba a orillas del Eufrates {que ahora discurre unos 15 kil6metros al oeste) a pocos kiiOmetros del mar.

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    Antes de describir Ia ciudad de Ur, es preciso dar una breve explicaci6n de Ia formaci6n de los tells tanto en Ia Mesopotamia arcaica como en Ia historia urbana posterior. El termino tell es de origen prelsJami-co y se refiere a aquellos monticulos claramente formados por Ia mano del hombre que como tales constituyen un elemento arqueol6gico carac-terlstico de Iran, lrak, Palestina, Turqula, Rusia meridional y algunos luga-res europeos muy determinados. Generalmente estos montlculos han estado habitados hasta.tiempos recientes; no obstante, son el resultado de Ia ocupaciOn del Iugar a lo largo de varios milenios. En efecto, se sigue viviendo en Erbil (Ia antigua Arbela, figura 1.11 ) y en Kirkuk, o, en palabras de Glyn Daniel, "tal vez deberia decirse que se vive sobre tales lugares; han estado habitados de forma mas o menos continua desde tiempos muy lejanos hasta Ia actualidad, desde hace quiza seis u ocho mil ailos" .

    25 Un tell se formaba por las sucesivas reconstrucciones de una

    ciudad sobre las ruinas de las anteriores. En Mesopotamia y en otros valles fluviales Ia mayorla de los edificios se construfan con ladrillos de arcilla secados al sol; los ladrillos cocidos en hornos s61o eran utilizados para el revestimiento de las murallas de las ciudades o en palacios y

    templos. La vida de una casa construida con ladrillos de adobe se reducla Probablemente a un periodo de 75 anos, al cabo del cual se desmorona-ba PQr Ia acci6n de los agentes atmosfericos. Los cascotes se nivelaban y servtan de cimientos a Ia nueva casa, con lo que se elevaba el nivel efectivo del suelo. ESte Pf'oceso solla ser continuo; Ia ciudad se regenera-ba celula a celula. En ocasiones tambien tenia Iugar una reconstrucci6n total, probablemente despues de una completa destrucciOn de Ia ciudad o d~ un perfodo de desocupaci6n.

    Podemos senalar aJ respecto que en otras ciudades el nivel actual del suelo esta situado a una altura considerable, muy por encima del nivel original, como consecuencia de procesos analogos; en Londres Y Roma, entre otras muchas ciudades fundadas en Ia AntigOedad, son

    19

    I F~gura 1.6. Megiddo, en Palestina; seoci6n transvet"sal del tell, miran

  • "7\ ~~ IW"'' ~L:;!c caracteristicos los edificios hist6ricos cuyas plantas bajas estfln por deba-

    . jo de los niveles de las canes circundantes. Sir Leonard Woolley indica que "los pavimentos de mosaico de Ia Londinium romana se encuentran entre 7 y 9 metros por debajo de las canes de Ia City moderna" .

    26 La

    misma topografia de las colinas de Roma. tal como Ia describe el Profesor Lanciani, sufri6 cambios radicales incluso antes de finalizar Ia Edad Anti-gua; Ia colina del Palatino, por ejemplo, fue cubriendose de una "capa de escombc'os que oscila entre 2 y 20 metros de espesor" .

    27 En las ciudades

    abandonadas durante periodos prolongados el polvo se acumula de for-ma natural. Lanciani observa que "si el Foro de Trajano, excavado por Pio vtl (18()()-1823), no fuera barrido una vez por semana. al final de cada aiio se encontrarfa cubierto por mas de dos ceritimetros de polvo, o lo que es

    Rgura 1 .8. Ur; plano del trazado general del perlodo 2100-1900 a.C. (tal como fue excavada por Sir Leo-nard Woolley) . La supecficie urbana intramuros era de 89 hectAreas y su poblaci6n maxima pudo alcanzar los 35.000 habitantes. Se ha estimado una cifra de 250.000 habitantes para Ia totalidad de Ia poblaci6n de Ia ciudad-estado. A, puerto del norte; B, puerto del este; C, el temenos (vease figura 1.9); 0, barrio de vivieo-das de alrededor de 1900 a. C . (v{la-se figura 1.1 0). El cauce principal del Eufrates discurria a lo largo del lado occidental de Ia ciudad.

    lo mismo, por mas de dos metros al cabo de un siglo" .28

    La c:MtizaeiOO sumeria

    Ur de los Caldeos El nivel mejor conservado de las ruinas de Ia ciudad correspon-

    de al perlodo de lbin-Larsa, hacia el 1700 a C., cuya excavaci6n describe Sir Leonard Woolley en su fascinante obra Ur of the Chaldees. En este periodo tardio el trazado conservaba Ia forma bflsica de Ia ciudad de Ia Tercera Dinastia y "las excavaciones efectuadas en otros lugares eviden-cian que Ur fue, en todos sus puntos esenciales, perfectamente represen-tativa de las capitales del estado sumerio desde el Golfo Persico hasta Mari, en el curso medio del Eufrates" .79

    En Ia ciudad de Ur correspondiente a Ia Tercera Dinastia se distinguen tres partes fundamentales: Ia antigua ciudad amurallada, el temenos o recinto sagrado y Ia ciudad exterior. La ciudad amurallada tenia forma ovalada irregular, de unos 1.200 metros de longitud por 800 metros de anchura. Se erguia sobre el monticulo formado por las ruinas de las edificaciones precedentes; el Eufrates discurrfa por ellado oeste y un amplio canal navegable Ia rodeaba por el norte y el este. Dos puertos situados al norte y al este proporcionaban fondeaderos protegidos, y es posible que un canal menor atravesara el area urbana.

    La muralla de fortificaci6n era bflsicamente Ia construida durante los 18 ai'los que dur6 el reinado de Ur-Nammu, el fundador de Ia Tercera Dinastia. Sir Leonard Woolley Ia deScribe "de una altura de 8 metros o mas por encima de Ia llanura; servia de muro de contenci6n a Ia platafor-ma sobre Ia que se levantaban los edificios de Ia ciudad. La subestructura de Ia muralla estaba enteramente construida en adobe, yen su base tenia un espesor de no menos de 23 metros. El muro propiamente dicho, cons-truido de ladrillo cocido, que coronaba toda Ia subestructura, ha desapa-recido, al menos en los puntos en que se han efectuado las excavaciones. pero a juzgar por el tamatio extraordinariamente grande de los ladriltos empreados, debi6 constituir una estructura de gran solidez" ...

    El temenos ocupaba Ia mayor parte del sector noroeste de 1a ciudad. Con excepci6n de los puertos, contenla los unicos espacios abief-tos significativos de Ia ciudad, aunque su uso estaba .esencialmente reser-vado a los sacerdotes y miembros de Ia corte. El trazado del temenos (vease Ia figura 1.9 y el plano general de Ia ciudad) data del reinado de Nabucodonosor (hacia 600 a.C.) cuando Ia ordenaci6n irregular de Ia

    zona fue reorganizada siguiendo alineaciones rectilineas. El resto de Ia ciudad intramuros estaba densamente edificado con barrios de viviendas . Se ha excavado una parte considerable de unos de estos barrios, al sureste del temenos. Esta zona de viviendas parece constituir una de las partes mas antiguas de Ia ciudad, "donde durante muchos siglos se habian ido edificando casas que posteriormente se habian desmoronado, pasando a formar parte de una plataforma donde construir nuevos edifi-cios, de tal modo que hacia.1900 a.C. era una colina que se destacaba sobre Ia llanura".3 '

    AI parecer las casas estaban habitadas por individuos pertene-cientes a Ia clase media Su tamai'io era variable, al igual que su ptanta, en funci6n de Ia disponibilidad de espacio y de los medios del propietario. Pero en lineas generales las casas se construlan de acuerdo con un plan general.

    La construcci6n de estas casas result6 ser mueho mas sofistica-da y sus proporciones mucho mas ambiciosas de lo que Woolley habra imaginado. Esperaba encontrar edificios de una sola planta, construidos en ladrillos de adobe y con s6lo tres o euatro habitaciones, y en su Iugar descubri6 casas de dos plantas, construidas con ladrillos cocidos en Ia planta baja y adobes en Ia planta superior; el yeso y Ia cal od.iltaban el cambio de 'material. Habia hasta 13 y 14 habitaciones alrededor de un patio central pavimentado que permitia Ia iluminaci6n y Ia aireaci6n de las estancias de Ia casa En palabras de Woolley, Ur fue sin Iugar a dudas una gran ciudad cuyas sofisticadas condiciones de vida demostraban que habia heredado las tradiciones de una civilizaci6n antigua y altamente organizada.

    El desarrollo de Ia edificaci6n en torno a un patio como respues-ta a una supuesta necesidad de intimidad domestica en condiciones urbanas de gran densidad de edificaci6n, donde las estrechas calles debieron ser ruidosas. sucias y potencial mente peligrosas, tiene un para-lela en nuestros dias en Ia adopci6n del tipo de Ia casa "patio". Este tipo de vivienda hace compatible Ia intimidad en condiciones de elevada densi-dad hasta un punto imposible de lograr con tipos edificatorios convencio-nales abocados al exterior. Ademas de Ia raz6n expuesta, las casas con patio tanto en Mesopotamia como en Egipto y en el valle del Indo, y posteriormente en Grecia y en las regiones calidas del Imperio Romano, habrian favorecido Ia convecci6n natural del aire, permitiendo alcanzar unas condiciones ambientales mas frescas.

    Estas casas, con su distribuci6n de estancias altamente civiliza-da Y dotadas de los servicios adecuados, representan el resultado eviden-te de un largo proceso evolutivo, si bien aparecen agrupadas en trazados que "han rebasado las condiciones de Ia aldea primitiva y nose ajustan a ningun sistema de planeamiento urbano".32 Esta evoluci6n natural no planificada de una ciudad, originada generalmente a partir de una aldea, se denomina "crecimiento organico" y representa, con mucho, Ia mas extendida de las dos tendencias de actividad radicalmente opuestas con arreglo a las cuales Ia humanidad ha fundado y ensanchado sus asenta-mientos urbanos .a 1o largo de Ia historia. La segunda tendencia, que, en comparaci6n con Ia anterior, no ha producido mas que un numero muy reducido de ciudades y que es de origen relativamente mas reciente, es aquella basada en un metodo planificado, predeterminado. El crecimiento organico, al menos hasta tiempos recientes, denota una expansi6n incon-trolada. Es posible llegar a un crecimiento organico de estas caracterlsti-

    ?1

    Figura 1.9. Ur; plano del temenos, Ia ciudadela religiosa de Ia ciudad, rodeada de s61idas murallas y domi-nada por un ziggurat de varias plan-tas situado en Ia esquina occiden-tal. La disposici6n del ziggurat, de los templos, palacios y edificios gu-bernamentales anexos se organiz6 con arregto a alineaciones planea-das bajo Nabucodonosor. Woolley opina que Ia fonna del temenos al comienzo del segundo milenio a.C. (es decir, contemporanea del barrio de viviendas que muestra Ia figura siguiente) habia sido asimismo el re-sultado de procesos de crecimiento organico, aunque los edificios con-cretos del temenos de aquetla ~poca tuvieran plantas .rectilineas.

    Figura 1.1 0 .' Ur, plano de detalle del barrio de viviendas del perlodo 1900-167 4 a C., excavado por Sir Leonard Woolley al sureste del teme-nos (v~ase ligura 1.8, 0). A, Plaza de Ia Panaderla, "Uf\ pequefio espacio destinado a mercl!do; B, Callej6n del Bazar que conduce a ~ste desde Ia calle principal; C, pequefios altares locales. Las calles se muestran en sombreado; los patios de viviendas se representan con una trama de puntos.

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    AbrahamResaltado

  • Figura 1.11 . Erbil (Ia antigua Arbe-la) en el noroeste de lrak. a unos 300 ki16metros al norte de Bagdad y al pie de las montal\as del Kurdis-tan. El tell, en el centro de Ia fotogra-ffa, ha sido ocupado de modo mas o menos continuo desde hace 6 .000 u 8.000 alios. La densa trama celu-lar compendia Ia forma urbana de-bida a un credmiento organico de-sarrollado a lo largo de toda Ia histo-ria de Ia civilizaci6n humana. Las estrechas calles, los patios parti-culares de las casas y probablernen-te Ia plaza del mercado constitUyen los unicos espacios abiertos interio-res al nudeo urbana. Erbil no debe haber sufrido cambios flsicos sigoifi-cativos desde el cuarto o el quinto milenio aC.; el barrio de viviendas de Ur (figura 1.10) hubiera tenido practicamente el mismo aspecto vis-to desde el aire. Las recientes vivien-das "suburbanas" en Ia parte supe-rior izquierda, tambi~n compuestas

    cas partiendo de un origen planiflcado con el estatus urbano resultante de, por ejemplo, Ia decisi6n de edificar en un Iugar elegido. Muchas ciudades a lo largo de Ia historia se han originado de este modo.

    El crecimiento organico produjo paisajes urbanos de pintoresca variedad, cuyo mejor exponente tal vez sea Ia forma urbana medieval. A pesar de sus serpenteos y su estructura viaria aparentemente il6gica. esos trazados urbanos no obstante se ajustan claramente a un patr6n natural indefinible. El plano de detalle de Ia agregaci6n tipica de viviendas de Ur demuestra explicitamente el resultado de este crecimiento organico (figura 1.1 0). En el capitulo 4 se exponen ulteriores consideraciones acer-ca de Ia evoluci6n de los asentamientos urbanos originados a partir de una aldea primigenia. La forma urbana planificada con trazados viariOS predeterminados basados generalmente en una simple reticula rectilinea. debe hacer aparecido, por razones que se expondran mas adelante en este mismo capitulo (en relaci6n con los ejemplos mas tempranos de lOS que se tiene noticia), con posterioridad a que los primeros asentamientos hubieran adquirido el estatus de urbe a traves de procesos de crecimien-to organico.

    ??

    Jeric6 y c;;atal Hiiyuk

    La antigua Jeric6, de cuyos restos arqueol6gicos se tiene conoci-miento desde hace varias decadas, y

  • Rgura 1.14. Babilonia, plano gene-ral de Ia ciudad de Nabucodonosor. La ciudad estaba rodeada en toda su extensi6n, de unas 36 hectareas, por una doble muralla. La Gran Babi-lonia estaba rodeada por una mura-lla exterior de unos 1 7 ki16metros de longitud; las estimaciones sobre Ia poblaci6n total alcanzan Ia citra de casi 500.000 habitantes.

    mente estaria unido con su complejo palaciego. Sin embargo, nada se sabe acerca de estos -edificios: lo que quedaba de ellos en tiempos de Herodes el Grande (37 - 4 a.C.) qued6 sepultado en el interior de Ia vasta plataforma construida para levantar un nuevo templo.

    El templo de Herodes tambi(m ha desaparecido por completo, pero Ia gran plataforma, limitada por imponentes muros de contenci6n, ha sobrevivido como uno de los rasgos mas caracteristicos de Ia ciudad modem a.

    Babilonia

    Originariamente Babilonia estaba situada en Ia . orilla izquierda del brazo central del antiguo curso del Eufrates, en I~ confluencia de las rutas comerciales entre el Golfo F'ersico y el Mediterraneo. La historia de Ia ciudad se remonta a fechas muy lejanas y en el transcurso de aquella sufri6 los efectos de numerosas batallas hasta que fue reconstruida por ultima vez bajo Asarhadon a partir de 680 a.C. El plano de Ia ciudad

    descubierto por las excavaciones arqueol6gicas corresponde esencial-mente al de Ia ciudad de Nabucodonosor, que rein6 de 605 a 561 aC., poco despues de Ia calda del Imperio Asirio a manos de los babilonios. Tras Ia toma de Jerusalen por Nabucodonosor en 587 a. C., Johoakim. rey de Juda, y miles de los suyos fueron desterrados y conducidos a Babilo-nia A partir de 680 a. C. Babilonia se convirti6 en una ciudad estructurada con arreglo a una reticula y qued6 dividida en dos partes por el encauza-miento del Eufrates mediante terraplenes petreos cuyo curso salvaba un puente permanente.

    Uruk

    Uruk, conocida tambien como Warka, Ia Erech del Antiguo Testa- . mento, estaba situ ada cerca del Eufrates a unos 1 00 kil6metros rio arriba de Ur. Fue Ia mayor de las ciudades sumerias conocidas, con una exten-siOn de 500 hectareas dentro de las murallas del tercer .milenio aC. Este perimetro fortificado ha sido localizado en su totalidad y consistla en un doble muro de unos 1 0 ki16metros de longitud reforzado por casi un millar

    24 -~.

    de baluartes semicirculares. Uruk floreci6 entre 3500 y 2300 a. C .. aproxi-madamente.

    Egipto

    Aunque a primera vista pueda parecer Peifeclamente compara-ble con MeSOpotamia por e1 hecho de que ambos paises estaban atrave-sados por grandes rios que discurrlan por valles y llanuras inmensamen-te fertiles y que ofrecian anatogas oportunidades al hombre primitivo, Ia evoluciOn de los asentamientos urbanos en Egipto se desarrollO segun lineas total mente opuestas. Jacquetta Hawkes y Sir Leonard Woolley afir-man Que "nada mas diferente del mosaico de ciudades-estado que se repartian el valle del Tigris y del Eufrates, que el reino unificado de Egipto, donde Ia ciudad realmente no existia".33 La ausencia de restos urbanos de alguna significaci6n anteriores al 2600 a. C., aproximadamente, ha favo-recido Ia opiniOn err6nea de que Ia civilizaciOn de Egipto tiene un origen mucho mas reciente Que Ia de Mesopotamia. Nada mas lejos de Ia verdad, como evidencia el avance tecnol6gico necesario para llevar a cabo Ia COnstruccion de Ia Gran Piramide de Keops (c. 2600 a.C.). Existe hoy un COnsenso general sobre Ia existencia de "ciudades" en Egipto, al menos

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    Ftgura 1.15. Uruk, plano genernf de Ia ciudad que muestra Ia linea de Ia muralla del tercer milenio a.C. y Ia ubicaci6n del ncicleo ocupado por el complejo del templo de Eanna. Durante el periodo de Uruk (aproxi-madamente de 3500 a 3000 a.C.) este conjunto consistia en el habi-tual grupo de templos. palacios y edifocios administrativos y de alma-cenamiento. 8 impresionante ziggu-rat de Ur Nammu data de 2100 aC. aproximadamente.

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    gura 1 .16. Ceotros urbanos de gipto. t. Akhetaten (Tel-ei-Amama); Tebas; 3, Menfis (A. poblados eoliticos en Merimde; B. en Fayum).

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    tan antiguas como las sumerias. pero por una serie de razones tomaron una forma completamente diferente, lo que dana como resultado Ia ausen-cia de restos tempranos identificables.

    La raz6n principal, tal vez determinante, de este hecho es Ia paz intema que rein6 en Egipto desde los primeros tiempos; no habia Ia necesidad econ6mica, como ocurri6 en Mesopotamia, de ocupar conti-nuamente el mismo Iugar a fin de aprovechar Ia enorme inversi6n de capital que representaba Ia muralla defensiva. Una segunda raz6n que tiene relaci6n directa con Ia primera. es que dada Ia movilidad urbana. los sucesivos faraones tenlan libertad para pasar el tiempo de su reinado en este mundo, preparando su tumba para Ia otra vida que seguiria despues de Ia muerte (Ia base de Ia religi6n egipcia). en un Iugar diferente al de su predecesor.

    Otra raz6n ulterior sobre Ia escasez de restos urbanos en compa-raci6n con el gran numero de edificios religiosos que han perdurado, esta basada en gue casi todos los recursos de Ia industria de Ia construcci6n, junto con Ia totalidad de .los materiales duraderos, eran puestos a disposi-ci6n del proceso edificatorio de tumbas y templos. Las. areas urbanas egipcias fueron construidas en adobe al igual que en Mesopotamia, pero al no producirse un tell claramente reconocible como resultado de Ia ocupaci6n de un Iugar por un largo perlodo de tiempo, no existe ninguna posibilidad de localizar las antiguas ciudades, incluso en el caso en que hubieran podido sobrevivir ciertos restos de inter~s. sin Ia protecci6n de posteriores estratos de edificios. Como explica acertadamente Henri Frank-fort, "cada fara6n fij6 su residencia cerca del Iugar elegido para su tumba, en aq~l donde se Uevarlan a cabo las obras de Ia piramide y del templo durante Ia mejor parte de su vida. mientras que el gobiemo se establecia en Ia ciudad mas pr6xima. Tras Ia muerte del fara6n ellugar se abandona-ba a los sacerdotes, quienes se encargaban de mantener su culto y administraban su complejo funEirario, a no ser que el sucesor tambien decidiera construir su tumba en ese area"."'

    La construcci6n de ciudades bajo los faraones solia ser un pro-ceso rapido realizado en una sola fase, a fin de no retrasar las obras funerarias. Esto queda ilustrado en Ia antigua ciudad egipcia de Tel-ei-Amarna. s61o parcialmente excavada todavia. Este asentamiento, situado a medio camino entre El Cairo y Luxor, estuvo ocupado durante un perio-do de s61o 40 anos. La ciudad fue construida en Ia orilla oriental del Nilo "en un Iugar donde los acantilados retroceden para formar un gran semi-circulo de unos 11 ki16metros de longitud por 4 ki16metros de fondo".

    35 El

    motivo que estuvo en Ia base de Ia fundaci6n de Ia nueva ciudad hay que buscarlo en las dificultades que se le plantearon al fara6n Akhenaten para instituir reformas religiosas en Ia entonces capital, Tebas, traslada.ndose rio abajo hasta el nuevo emplazamiento. Dos aiios despu~ de su muerte, acaecida en 1356 a.C., su sucesor regres6 a Tebas y a Ia antigua fe. Amarna fue abandonada y nunca volvi6 a ser ocupada.

    Rgura 1.17. Trazado de Akhetaten (Tel-ei-Amarna). 1. nucleo urbana; 2, suburbio norte; 3, ciudad meridio-nal; 4. edificio de tributos; 5, pobla-...a,.. ,....n.ro.rn (ficulra 1.18\.

    El plano de Ia ciudad muestra un desarrollo urbanistico lineal a lo largo del Nilo, con tres arterias principales paralelas ar rio, que enlaZa-ban las diversas zonas entre sL Su longitud maxima es de unos 8 ki16me-tros, con una extensi6n hacia el interior. medida desde Ia 0 rilla. que oscila entre los 800 y los 1.600 metros. Existen escasas evidencias de que su trazado haya estado sometido a un planeamiento urbano deliberado Y controlado. Los templos y demas edificios no estan agrupados en una (mica zona, de modo que, como constata Henri Frankfort. " mientras existe

    un grupo central que incluye el vasto Templo del Disco Solar, el palacio oficial, Ia Sala de Tributos Extranjeros y Ia Secretaria, el Palacio del Norte se encuentra a mas de dos ki16metros en esa direcci6n y el principal parque recreativo a unos cinco kil6metros hacia el sur".36

    Respecto a los barrios y viviendas, el profesor Fairman seiiala: "no habia manzanas definidas en insulae, ni tamai'ios normalizados de las propjedades. Lo que parece haber ocurrido es que las gentes mas adine-radas elegian los emplazamientos de sus propias viviendas y construlan a lo largo de las principales calles, atenioodo~ en general a las alineacio-nes de las mismas. Los menos pudientes edificaban a continuaci6n en los espacios vacantes situados detras de las viviendas de los ricos, y final-mente las casas de lo~ pobres se apretujaban, apenas sin pretender un orden, en aquellos lugares en donde quedaba algun hueco. Se han descu-bierto casas de todo tipo en un mismo barrio, y aunque habia areas especificas ocupadas por barrios pobres,. es evidente que no exista el zoning" _37 AJ este de Ia ciudad se encuentra el pobiado de los obreros, que, en contraste, fue trazado con arreglo a un plan preconcebido (figura 1.18).

    La significaci6n del planeamiento en reticula en el caso de Tel-ei-Amarna y su aplicaci6n similar, incluso mas temprana, en Kahun (figu-ra 1.19) en 2670 aC., ha sido generalmente mal interpretada Los restos arqueol6gicos descubiertos tanto en Tel-ei-Amama como en Kahun no son mas que los barracones dispuestos por los contratistas destinados a alojar a los obreros cualificados. ocupados respectivamente en Ia cons-trucci6n de Ia nueva ciudad y de Ia piramide de lllahun para el Fara6n Usertesen II. No hay indicios de que Ia utilizaci6n de Ia reticula tanto en Tel-ei-Amama como en Kahun sea mas que un medio para lograr un fin: proporcionar alojamiento a los obreros cualificados del modo mas rapido posible; por su parte, el vasto ejercito de obreros ordinarios tenia que conformarse con cobertizos rudimentarios.

    La utilizaci6n de Ia reticula limitada a una parte relativamente insignificante de Tel-ei-Amarna pudiera parecer un claro ejemplo del sen-tido practico de los politicos del siglo XIV aC.; en otras palabras: el planeamiento urbano como arte de lo practico. De esta manera es posible resolver Ia apa.-ente anomalia por Ia cual se consinti6 que Ia principal

    Rgura 1.18. Trazado detallado del poblado obrero de Tel-ei-Amama. $ir Leonard Woolley, director de las excavaciones en esla ciudad, escri-bi6: "desenterramos un poblado mo-delo destinado a alojar los trabaja-dores que excavaban las tumbas en Ia roca viva de las colinas del desier-to. Un recinto cercado, de planta cuadrada. aparecla completamente ocupado por pequet\as casas dis-puestas en varias hileras, separa-das por estrechas calles; a excep-ci6n de Ia vivienda del capataz si-tuada cerca de Ia puerta. todas las demas eran mon6tonamente igua-les, cada una tenia su cocina -reci-bo al frente, sus dormitorios y su ala-oena en Ia parte trasera. el verdadero precedente de las viviendas indus-trializadas concebidas maquinal-mente" (Digging up the Past).

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    Rgura 1.19. Kahun. detalle de Ia or-denaci6n del campamento obrero de 2670 a.C .

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  • Por otro /ado, Ia configuraci6n gene-ral de Ia civilizaci6n del Indo fue bastante peculiar. Los principates ca-racteres revelados par los restos ex-cavados denotan un alto grado de disciplina cfvica y organizaci6n, de uniformidad a Ia /argo de una exten-sa area y de estabilidad a lo largo de periodos de tiempa prolongados. La reticula rectangular que estructura el plano viario tan notablemente dife-rente de Ia apretada irregularidad predominante en Ia antigua Mesopo-tamia, e/ oomplejo sistema de a/can-tariUado y vertido de residuos, las mu-ral/as cuidadosamente conservadas, los grandes graneros oomunitarios y los sistemas normalizados de pesos y medidas, son todos elias reffejo de una sodedad ordenada y sedentaria.
  • Las ciudades bajas ~seen trazados en reticula mas o menos regular: las alineaciones principales de las canes de direcci6n norte-sur y este--oeste conducen a Ia ciudadela. Un trazado en reticula no puede darse de forma espontanea; en directo contraste con el crecimiento organico, debe ser determinado conscientemente y aplicado at Iugar elegido. Esta acci6n no significa necesariamente que se trate de planeamiento urbano de una ciudad, con todas las implicaciones de este termino crucia1;4' ya hemos visto c6mo en 2670 a.C. el sistema viario en reticula de Kahun no debe aceptarse como "planeado" mas que en el sentido de que Ia reticula fue utilizada como un fin en sl mismo, el de estructurar sencilla y rapidamente un poblado de obreros de Ia construcci6n . .,

    No obstante, existen suficientes evidencias en las relaciones cuidadosamente organizadas entre las partes de estas ciudades de Ha-rappa como para aceptar que tueron el resultado de muy tempranos, por no decir los primeros, procesos deliberados de planeamiento urbano. Pudiera muy bien ser que las irregularidades en el plano de Ia ciudad baja de Mohenjo-daro tueran el resultado de Ia continua reconstrucci6n a lo largo de varios siglos, con Ia que gradualmente se modifica,.ban las ali-neaciones de las calles, y que a causa de las peri6dicas inundaciones requerfan ser trazadas de nuevo de modo mas o menos completo. En apoyo a este punto de vista cabe recordar aqul lo que ocurri6 con las rfgidas reticulas de las ciudades romanas despues de su destrucci6n parcial o total, tras Ia calda del Imperio, y su reconstrucci6n seis o siete siglos mas tarde (veanse ejemplos al respecto en las paginas 112 y 113 del capitulo 4). La historia urbana. tal vez en mayor medida que Ia historia en general, acostumbra a repetirse. Este es tan s61o uno de sus atractivos.

    Los historiadores del urbanismo han partido tradicionalmente del supuesto de que Ia reticula ha sido empleada como medio para tograr el fin de organizar entidades urbanas compfetas unicamente a partir de mediados del primer milenio a. C . en las ciudades griegas, para Ia recons-trucci6n de Mileto a partir de 4 79 a. C. y en ciertas aplicaciones anteriores (vease pagina 43). Tales afirmaciones se formularon antes de disponer de Ia informaci6n actual, aun incompleta, sobre las ciudades de Ia cultura de Harappa. Ahora parece existir Ia certeza de que, lejos de ser Hipodamo de Mileto43 el "padre del planeamiento urbano", no fue ni siquiera un griego quien reuni6 por primera vez los componentes de Ia ciudad en una rela-ci6n planeada. Si ello fue obra de una sola persona, es mAs probable que se tratara de un sacerdote an6nimo de Harappa, en una fecha aun desconocida.

    Tal y como ha ocurrido con Ia pretensi6n de que los griegos crearon el arte (o Ia ciencia) del planeamiento urbano, tal suposicion pudiera muy bien verse invalidada por pruebas arqueo16gicas que ratifies-sen Ia teoria de Ia civilizaci6n urbana introducida en el valle del Indo por un pueblo ya avanzado. Los Allchin sugieren que si Ia civilizaci6n de Harappa no surgi6 hasta alrededor de 2150 a. C., es necesario admitir que no s61o el fin de estas ciudades, sino incluso su impulso inicial, pud haberse debido a pueblos de habla indoeuropea. 44 Si este es efectivamen-te el caso, entonces tenemos Ia respuesta al problema subsistente acerca de Ia homogeneidad de Ia forma urbana en Ia cultura de Harappa. LaS ciudades serfan variantes de un plano tipificado desarrollado previamen-te por hombres Uegados al valle del Indo que establecieron su cultur-a urbana de manera muy similar a como lo hicieron los romanos a lo largo Y a to ancho de su Imperio y como habrfan de hacerlo muCho mas tarde loS

    europeos en sus colonias del "nuevo mundo". l06nde, cuando y por quien fueron construidas las primeras versiones de ciudad de Ia cultura -1' de Harappa?

    Mohenjo-daro

    El centro mejor documentado de Ia civilizaci6n de Harappa es Mohenjo-daro, situado en Ia orilla izquierda del Indo a unos cincO ki16me-tros del curso actual del rio. Poco se sabe de Ia remota historia de Ia ciudad. Segun los Allchin, e_l aporte continuado de aluviones desde los tiempos de Ia civilizaci6n de Harappa ha "elevado toda Ia superficie de estas tierras en mas de nueve metros y el nivel de his aguas ha crecido en consonancia; los arque61ogos aun no han podidio sondear los niveles mas profundos de esta extensa zona" .45

    El monticulo sobre el cual se asienta Ia ciudadela de Mohenjo-daro fue erigido por encima del nivel de Ia llanura at uvial y rodeado por un muro de contenci6n de ladrillo cocido de unos trece metros de altura. No parece haber contenioo Ia sede de un gobemante absoluto ni slmbolo religioso dominante alguno, como es el caso del ziggurat de Ur, sino mas bien una serie de edificios destinados a fines civico-religiosos varios. Entre estos se induyen graneros para el almacenamiento protegido de excedentes alimenticios, lo que se supone que son ofiCinas administrati-vas, posiblemente con una gran sala de asamblea; y, el hallazgo mas intrigante de todos, el Gran Bafio, de 2 metros y medio de pmfundidad y 1 2 por 7 metros de superficie en planta. El bafio estaba rodeado por un p6rtico y otras estancias de mas de una planta; se utiliz6 el betun como ' impermeabilizante de las capas de ladrillos exteriores y los cimientos; el suministro de agua procedfa de un pozo cercano y el desagOe se estable-cia a traves de un rebosadero en voladizo. "Sobre Ia significaci6n de tan extraordinaria estructura s61o pueden hacerse conjeturas. En general se esta de acuerdo en que debia estar relacionada con alguna dase de bafio ritual cuya trascendencia pudo ser semejante al papel que este ha jugado en Ia vida de Ia India posteriormente" .46

    La naturaleza de las casas de Ia ciudad baja se considers igual-mente avanzada. El modelo viario se basa en Ia reticula modificada ya expuesta, con las entradas a las viviendas a traves de callejones menores dispuestos en angulo recto respecto a las calles principales. Hay pn.;ebas de una amplia gama de tipos de casa, desde el "apartamento" de una sola estancia hasta viviendas grandes con varias docenas de habitacio-nes Y diversos patios. Las casas mas grandes estaban todas elias. orienta-das hacia el interior, sin aberturas a las calles principales. En muchos casos se accedia a las plantas superiores o a las cubiertas planas transi-tables por escaleras de ladrillo. La mayorfa de las casas estaban dotadas de cuarto de bafio conectado mediante tubos de desagOe con Ia red general de alcantarillado situada debajo de las calles y accesible a traves

    ~e pozos de registro. Podrian haber existido algunos cuartos de bai"io ncluso en las plantas superiores. En su obra Civilisation of the Indus and Beyond, Sir Mortimer Wheeler incluye dos intrigantes fotografias de com-

    P~ejas instataciones sanitarias y observa que "Ia alta calidad de las instala-cones sanitarias de Mohenjo-daro podrfa ser objeto de envidia en mu-

    c~as Partes del mundo actual. Son reflejo de un considerable nivel de VIda asOCiado a una supervisi6n comunal evidentemente celosa de sus

    . 31

    ..

    . F~gura 121. Mohenjo-daro; trazado general que muestra Ia ciudadela si-tuada al oeste de Ia ciudad baja, con curvas de nivel a intervalos de 1 0 metros en un emplazamiento par lo demas absolutamente llano. El cur-so actual del Indo se encuentra a unos 5 kil6metros al oeste.

    Rgura 1.22. Mohenjo-daro; plano detallado del monticulo de Ia ciuda-dela, tal como ha sido sacado a Ia luz tras las excavaciones.

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  • Rgura 1.23. Mohenjo-daro; plano de detatle del sector residencial ex-cavado en Ia zona suroeste de Ia ciudad baja, con una de las principa-les catles norte-sur en Ia parte su-perior. "La ciudad baja debi6 c:ontar con gran variedad de coinercios y talleres artesanales: entre estos se han identificado un homo de alfare-na, cubas de tintoreria. herrerfas y manufacturas de abalorios y cuen-tas de conchas omamentales, y es probable que si las excavaciones anteriores se hubieran realizado con mayor atenci6n, podria habefse ob-tenido mucha mas informaci6n so-bre Ia manera en que estos talleres artesanales se hallaban distribuidos por Ia ciudad. Otro tipo de edificio del que cabria esperar que estuvie-, ra en Ia ciudad baja es el templo" (Birth of Indian Civilisation}.

    funciones. Las casas a veces poseian un retrete en Ia planta baja o en Ia planta piso provisto de los correspondientes desagues y bajantes, que a su vez abocaban a los albanales generales". Es posible que se haya Uegado a desviar un brazo del cauce principal del Indo canalizandolo a traves de Ia ciudad baja con el fin de aportar un flujo continuo de agua a las alcantarillas y servir de colector "sanitario". El suministro de agua procedia de pozos publicos y privados y el alto nivel freatico del poroso suelo aluvial y el clima deben haber requerido algun sistema de evacua-ci6n de las aguas residuales para enviar1as rio abajo.

    Se han identificado comercios a lo largo de las calles principales de Mohenjo-daro: uno de estos edificios, que tal vez pudiera haber sido un restaurante, tenia unas dimensiones en planta de 26,5 por 19,5 metros y poseia estancias separadas, dispuestas alrededor de un patio. Wheeler anota que "no se ha identificado ningun templo de modo categ6rico, pero un examen en profundidad pmbablemente revelaria Ia existencia de dos o tres en las areas ya excavadas". En Ia citada obra Birth of Indian Civilisa-tion los Allchin estiman Ia citra de 35.000 habitantes como censo proba-ble de Ia poblaci6n de Mohenjo-daro y suponen que dicha cifra podr1a ser asimismo aplicable a Harappa ..

    Harappa

    Harappa estaba situada a unos 6.500 kil6metros al nordeste, en el Punjab, junto al rio Ravi, un afluente del Indo. Sus antiguas ruinas fueron saqueadas durante Ia construcci6n del ferrocarril para extraer cascotes de ladrillo, hacia mediados del siglo XIX, pero se ha podido identificar el contomo general de Ia ciudadela y el trazado de Ia ciudad baja ha sido lo suficientemente desvelado como para confirmar su simili-tud, en lo esencial, con Mohenjo-daro. La ciudadela estaba rodeada por un terraplen o talud de contenci6n revestido de adobe, construido sobre una subestructura de 12 metros de anchura con revestimiento de ladrillo cocido. Dentro de este muro, una plataforma rellena de arcilla sostenia los edifiCios de Ia ciudadela, cuyos restos desgraciadamente se encontraban demasiado danados como para poder discernir su distribuci6n interior. Fuera de Ia ciudadela, en el espacio de 300 metros que Ia separa del rio, Wheeler registra Ia existencia de "los bloques en forma de barrac6n de las viviendas para obrercis, superficies circulares pavimentadas con apre-tadas hileras de ladrillo, provistas antiguamente de morteros de madera en su centro para Ia molienda de los cereales, y dos hileras de graneros. doce en total, dispuestos encima de un podio. La superficie total destina-da a graneros ocupaba casi 850 metros cuadrados, extensi6n pr6xima a Ia de los graneros de Mohenjo-daro antes de su ampliaci6n. Toda Ia estructura de este sector, bajo Ia vigilancia de Ia ciudadela, sugiere un fuerte control administrativo de las reservas alimenticias comunitariaS dentro de una conveniente proximidad con Ia via de trans porte fluvial".

    Rgura 1.24. Harappa; trazado ge-neral. Excavada con menor intensi-dad que Mohenjo-daro y mas altera-da por Ia ocupat:i6n posterior del Iugar, Ia ciudad de Harappa guarda un gran parecido con Mohenjo-daro en sus aspectos mas importantes.

    Lothal

    Esta ciudad menor de Ia cultura de Harappa fue un importante centro comercial sito en Ia costa suroeste del delta del Indo, a mas de 700 kil6metros de Mohenjo-daro. Lothal tenia una estructura aproximadamen-

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    te reCtiliriea. con un largo eje norte-sur. Estaba rodeada por un compacto talud y se cree que Ia platafor111a elevada de casi 4 metros de altura que formaba el sector sure5te de Ia ciudad, asumi6 funciones similares a las que tenia en otras ciudades de Ia cultura Harappa. Junto a esta platafor-ma y a lo largo de casi toda Ia longitud de Ia muralla oriental, existe un recinto oblongo de 218 metros de largo por 36 de ancho que ha Tesultado ser una darsena para embarcaciones: su revestimiento de ladrillo cocido, de unos cuatro metros Y medio de altura, aun se encuentra en perfecto estado de conservaci6n. En Birth of Indian Civilisation los Allchin mencio-nan que en uno de los extremos de dicha darsena "se instal6 un derrama-dero y una esclusa para controlar Ia entrada de agua durante las crecidas y permitir Ia desobstrucci6n automatica de los canales".

    Nota final a Ia civilizaci6n de Harappa

    Tras Ia cafda de Ia civilizaci6n de Harappa a manos de los arios, salvaje pueblo n6mada de tez clara que no supieron que hacer con los centros urbanos que encontraban en las llanuras del Indo, Wheeler escri-be en su libro Civilisation of the Indus and Beyond acerca de una "larga tase de fragmentaci6n cultural, no demasiado diferente en conjunto a aquella a partir de Ia cual habia brotado, pero que incluia tal vez elemen-tos ex6ticos mas remotos". Los recien llegados se convirtieron gradual-mente en agricultores sedentarios, y como advierte Andreas Volwahsen en Living Architecture: Indian, "gradual mente las aldeasde sus jefes tritm-les se desarrollaron hasta convertirse en ciudades, centros de pequei'ios principados y republicas. Los antepasados de estos nuevos constructo-res de ciudades habian acabado por completo con Ia civilizaci6n urbana del valle del Indo y sus leyendas, por lo demas muy detalladas, apenas hacen referencia alguna de ella ... por este motivo Ia transformaci6n de su primitiva cultura aldeana en una civilizaci6n urbana de complejidad mu-cho mayor tuvo Iugar sin relaci6n alguna con el habit planearriiento urba-no de sus predecesores, sin recordar incluso que hubieran existido".

    Un aspecto altamente significativo de esta nueva civilizaci6n es Ia evoluci6n de los fundamentos te6rico-practicos del planeamiento urba-no, de acuerdo con unos estrictos principios religiosos que implicaron Ia selecci6n y aplicaci6n de una adecuada forma de conf~guraci6n predeter-minada, que recibe Ia denominaci6n de mandala En el Apendice C se ofrece una breve descripci6n, basada en una excelente secci6n del libro de Volwahsen, del papel del mandala en el planeamiento urbano de Ia India.

    El capitulo 1 ha presentado los origenes diferenciados, hasta donde nos son conocidos, de las ciudades que estuvieron sometidas a una forma de crecimiento organico y de aquellas otras que tuvieron un trazado previamente planeado. Las ciudades de Ia cultura de Harappa se han identificado como los "primeros" asentamientos urbanos planeados (cuyos antecedentes perdidos resultan altamente intrigantes) y Ia ya anti-gua reticula ha demostrado estar en Ia base de sus trazados.

    . Posteriormente, a 1o largo de Ia historia, Ia reticula ha servido como determinante habitual de Ia forma urbana fruto del planeamiento. Aunque se ha intentado atnbuir un significado religioso a las primeras reticulas (Ia cruz como sfmbolo del acto de asentamiento, etc.), el papel esencial de Ia reticula se ha limitado, en mi opini6n, al de oportunidad

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    Rgura 1.25. Lothal, trazado gene-ral. La "ciudadela" ocupa el sector sureste con un impresionante mue-lle entre esta y Ia darsena. Los All-chin describen c6mo "una parte im-portante de Ia plataforma elevada c:ontenla otras plataformas de ladri-llo ad"tciooales, atravesadas por con-, ductos de ventilaci6n, q1,1e sin duda . constitulan los cimientos de almace-nes o graneros c:omparables a los de otros lugares. Las dimensiones totales de esta manzana eran de . 48,5 por 42,5 metros. .Evidentemente no habla otros edifi-cios sabre Ia platafoona, puesto q1,1e se descubri6 en esta parte una hile-ra de 12 ballos con sus desagOes. las otras tres cuartas partes de Ia ciudad constitulan, al parecer, el area destinada a las viviendas, divi-dida por calles de 4 a 6 metros de anchma y callejones mas estrechos, de 2 a 3 metros. La calle mayor iba de norte a sur. En esta zona se han enc:ontrado vestigios de numerosos talleres especializados, entre los q~,~e figuran los de ortetxes del cobre y del oco, una manufactura de abalo-rios, etc." (Birth of Indian Civilisation).

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  • inmobiliaria, y s61o en circunstancias excepcionales se elevaria al rango de planeamiento urbano. Las reticulas, tal como se vera en esta obra, proporcionaron Ia estructura Msica a las ciudades griegas (que tal vez sigan siendo los mas tempranos asentamientos urbanos plenamente tormados). al urbanismo del Imperio romano, a las nuevas ciudades de Ia Europa medieval, a las "ciudades ideates" del Renacimiento y, por ultimo, tanto a los ensanches planeados de las antiguas ciudades como a las urbanizaciones colonia-les europeas. sobre todo en los Estados Unidos de America.

    2. Ciudades-estado griegas

    El paisaje urbano, escribe el profesor Anthony Kriesis en_ su obra Greek Town Building, es el verdadero reflejo del modo de vida y de Ia actitud ante esta de sus habitantes. Aunque tal observaei6o es valida para toda Ia historia del urbanismo, inclusive Ia del siglo XX. en ningun caso esta mejor ejemplificada que en las ciudades griegas de los siglos VI allll a. C. Ademas. rara vez en Ia Historia esta actitud se ha visto tan cfaramente determinada por factores inherentes a su situaci6n geografica.

    El primero de estos factores era Ia topograffa. Esta determin6 Ia organizaci6n territorial griega sobre Ia base de ciudades-estado clara-mente definidas y separadas; Grecia propiamente dicha y Ia costa j6nica de Asia Menor son montaliosas, con limitadas regiones fertiles en forma de valles, llanuras y mesetas aisladas (figura 2.1 ). Tales condiciones favo-recieron Ia existencia de estados pequenos e independientes, cada uno de los cuales se componia. por regia general, de un nucleo urbano rodea-do por campos y aldeas habitadas por comunidades agricolas subordina- das a aquel.'

    Dos terminos mas o menos sin6nimos se aplican a esta tipica entidad urbana/rural: "ciudad-estado" y "polis". Kitto explica estos t~rminos diciendo: "polis es Ia palabra griega que traducimos por ciudad-estado; es una mala traducci6n, pues Ia polis ordinaria no era realmente una ciudad, sino que se asemejaba mucho mas a un estado ... Puesto que no tenemos lo que los griegos llamaban polis, carecemos de una palabra eq~ivalente" .> Para el prop6sito de su historia general, The Greeks, Kitto

    pref~ere evitar "el equlvoco termino ciudad-estado. y en su Iugar utilizar Ia palabra griega".

    Sin embargo, en Ia historia del urbanismo han existido, en perlo-dos posteriores, otras entidades urbanas/rurales de caracterfsticas com-parables tanto en Ia teorfa como en Ia practica. En virtud del mismo razonamiento de Kitto acerca de que polis es una palabra especificamen-te Qriega, esta historia de Ia forma urbana utilizara el termino mas general-mente aplicable de ciudad-estado. En ocasiones las ciudades-estado griegas se aliaban para afrontar un enemigo comun, sobre todo frente a los persas, pero tam bien entraron en confticto entre si, de modo intermitente.

    1 . La ciudad griega (el nudeo urbano de Ia ciudad-estado), con sus lmites claramente definidos. su forma urbana compacta y -al menos aparentemente- su vida social integrada, a menudo presenta logros sin P