las insuficiencias del marxismo critico y los problemas del mundo contemporaneo ii parte desde...

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  • H. C. F. Mansilla

    Las insuficiencias del marxismo crticoy los problemas del mundo contemporneo

    II Parte:Desde Georg Lukcs hasta Adam Schaff

    Abstract: Based on almost unknown litera-ture in German language and publications fromEastem Europe, the author retraces the evolutionof so-called critical Marxism, since the begin-ning around Rosa Luxemburg and EduardBemstein until the revisionist Marxism whichendedaltogether with the collapse 01communismin 1989. There is a stress on the truly originalapproaches 01 Karl Korsch and Georg Lukcs.The main thesis: even Marxist dissidents did notthoroughly understand the main problems 01today, beca use the core 01 Marxism could notquestion modernity, ecological problems and theidolatry 01 technique and economic-materialdevelopment.

    Resumen: Utilizando materiales poco cono-cidos de Europa Oriental y en lengua alemana,el autor traza el desarrollo del llamado marxis-mo crtico desde las primeras controversias (Ro-sa Luxemburg y Eduard Bernstein) hasta el mar-xismo revisionista que termin alrededor de1989 con los regmenes comunistas. Se hace n-fasis en los aportes verdaderamente originalesde Karl Korsch y Georg Lukcs. Se pone de ma-nifiesto que hasta las corrientes disidentes delmarxismo crtico no estuvieron nunca a la alturade los tiempos, ya que estas corrientes jams en-cararon problemas como la crisis de la moderni-dad, los aspectos ecolgicos y la idolatra de latcnica y del desarrollo material-econmico.

    Lukcs y el marxismo crtico

    Georg Lukcs (1885-1971), el "padre de to-do revisionismo tericamente serio posterior aMarx"l, ha sido ciertamente el pensador ms im-portante de esta corriente y su libro Historia yconsciencia de clase el fruto ms slido e impor-tante de la misma, no superado hasta hoy. Uno delos mritos principales de Lukcs reside en haberiniciado la discusin en torno a la temtica ena-jenacin/alienacin, bsica en Marx, pero prcti-camente abandonada por la socialdemocracia -preocupada por cuestiones de estrategia polticay la conquista del poder- y por el comunismotriunfante en la Unin Sovitica, donde tal fen-meno propio del capitalismo simplemente no po-da darse. Lukcs realiz un esplndido anlisisde esta problemtica, mostrando la complejidadde la misma e introduciendo en la discusin elconcepto hegeliano de cosificacin.?

    Inspirado por Max Weber, Lukcs fue unode los primeros marxistas en sealar los aspectos'negativos que conllevan el progreso material ylos procesos crecientes de racionalizacin, espe-cializacin, mecanizacin y despersonalizacin,responsables de la "destruccin de la totalidad" yla eliminacin de la cultura genuina, por una par-te, y productores de los fenmenos de cosifica-cin, por otra. La atomizacin del individuo co-rrespondera a la creciente irracionalidad de la to-talidad social.' Con este enfoque, que combina

    Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, XXXIX (98),115-130, Julio-Diciembre 2001

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    brillantemente las obras de juventud de KarlMarx con la sociologa de Max Weber, Lukcsinspir la crtica de la tcnica de Martin Heideg-ger y de la sociedad altamente industrial izadarealizada posteriormente por la Escuela deFrankfurt. La contribucin del filsofo hngaroha sido fundamental para todos aquellos pensa-dores que se consagraron al anlisis de las conse-cuencias prctico-polticas del positivismo, ern-pirismo y cientificismo. Pero lamentablementeLukcs no profundiz su enfoque: no diferenci,por ejemplo, entre una racionalidad instrumental-causante de la alineacin- y una razn globalobjetiva. El crey que el proletariado revolucio-nario, como "idntico sujeto-objeto" de la histo-ria, y lasimultnea estatizacin de los medios deproduccin cortaran la cadena de racionalizaciny cosificacin de las sociedades no emancipadas.No se imagin, por otra parte, que la racionalidadinstrumental sera la prevaleciente en regmenessocialistas, donde se daran fenmenos de enaje-nacin muy similares a los del capitalismo occi-dental." Despus de la censura proveniente de laortodoxia moscovita inmediatamente despus dela publicacin de su libro, Lukcs no persever enesta interesantsima temtica.

    Es necesario consignar, sin embargo, queLukcs, prosiguiendo una posibilidad contenidaen la obra de Marx y tambin en la de Weber, di-lat el alcance y la significacin de cosificacin,identificndola con objetivacin y racionaliza-cin sin ms, es decir, con todo el campo de losocial y el de la produccin humana. Como sea-l Emilio Lamo de Espinosa: "[ ...] entonces todaobjetivacin es alienacin, y, por supuesto, supe-rar la alienacin, bien es un mito, bien exige almismo tiempo superar toda objetividad. [...] Conello la alienacin devena una condicin humana,de hecho la condicin hurnana.'? Toda sociedadcapitalista es percibida como una totalidad cerra-da, inescapable, inamovible; slo sera posiblecriticarla y superarla desde una posicin exteriory trascendente al orden capitalista. Segn Lu-kcs, esto es dable desde la perspectiva del prole-tariado, pero esta suposicin es frgil, ya que, porsimple lgica, el proletariado no podra escapar ala accin niveladora del capitalismo tardo. Espe-rar la terminacin de todo fenmeno de aliena-

    cin por la revolucin proletaria se asemeja mu-cho a esperar un milagro (como el mismo Lukcslo vio). Este enfoque que iguala objetivacin conalienacin fue llevado hasta el extremo, como sesabe, por la obra posterior de la Escuela deFrankfurt, y especialmente por Herbert Marcuseen su obra El hombre unidimensional.

    En el mismo libro (Historia y consciencia declase) Lukcs llev a cabo otra hazaa terica.Fue el primer marxista en criticar al padre funda-dor Friedrich Engels y la progresiva positiviza-cin del marxismo, tanto en su variante socialde-mocrtica como en la comunista.isealando queel mbito de aplicacin del mtodo marxista esexclusivamente el terreno histrico-social y no elcampo de la naturaleza. Con ello se opuso a unatransformacin del marxismo en una ciencia uni-versal de pretensiones ontolgicas y rnetahistri-cas, como lo propuso Engels en sus escritos ElAnti-Dtihring y La dialctica de la naturaleza.Lukcs demostr que Engels confundi la praxissocio-poltica con las actividades de la industria,el laboratorio y el experimento, las que carece-ran de la interrelacin mutua entre sujeto y obje-to y de la unidad entre teora y praxis. De acuer-do a Lukcs la identificacin entre el mundo na-tural y el social, entre la praxis humana y la esfe-ra de la fbrica y el laboratorio contribuye a pro-ducir un saber instrumental-dorninacional apoya-do sobre las leyes aparentemente irreversibles deldesarrollo histrico, cuyo correlato sera la dia-lctica en cuanto mera tecnologa de la lucha po-ltica. El igualar sociedad y naturaleza (o praxis ytrabajo alienado) conducira al dilema irresolubleentre fatalismo y voluntarismo, entre libertad ynecesidad."

    Lukcs anticip la crtica del positivismorealizada posteriormente por la Escuela deFrankfurt y otras corrientes humanistas al censu-rar la separacin entre hechos y valores, entreteora y praxis, entre poltica y tica que propug-naban destacados socialdemcratas y que luegopas a ser la tendencia general de la ciencia so-cial en Europa Oriental a partir de 1960. Estedualismo entre conocer y valorar reduce el rol dela razn al mbito de la constatacin emprico-experimental y elimina la jurisdiccin de la mis-ma en los campos de la praxis (poltica y tica),

  • MARXISMO CRTICO

    que dependen de juicios de valor y que bajo in-fluencia positivista corren el peligro de caer en eldecisionismo y el tecnicismo." En todo caso laconcepcin de Lukcs, que incorpora la herenciahegeliana y los elementos antropolgico-filosfi-cos del joven Marx, intenta una rehabilitacincrtica del marxismo, que no puede ser utilizadafcilmente como instrumento de manipulacin odominacin por los detentadores de la ortodoxiadoctrinaria y que ms bien es favorable a unaconciencia crtica de una situacin signada parti-cularmente por los fenmenos de enajenacin dela era moderna. Los "tcnicos del poder" se opu-sieron frontalmente contra esta concepcin queprivilegia impulsos emancipatorios y que roza elexistencialismo.

    Lukcs complement este teorema con unaaudaz redefinicin de marxismo ortodoxo: esteltimo es slo el mtodo (los modelos dialctico spara conocer y reconstruir la realidad) y no lateora (los resultados e interpretaciones de la in-vestigacin cientfica). Aun en el caso de que sedemostrara la inexactitud de cada uno de losenunciados de Marx, un "marxista ortodoxo" po-dra desechar estas tesis de Marx, pero continua-ra manteniendo la ortodoxia marxista si persisteen utilizar el materialismo dialctico.' Precisa-mente esta diferenciacin entre teoremas y anli-sis concretos realizados por la doctrina marxista,por un lado, y el mtodo histrico-dialctico, porotro, ha posibilitado exgesis y teoras marxistasde carcter heurstico e innovador en nuestrotiempo, ya que la preservacin dogmtica de to-das las aserciones y los vaticinios de Marx y En-gel s habra conducido a una total esterilidad te-rica. Pero esta separacin tan severa entre mto-do general y resultados especficos es altamenteproblemtica: presupone la existencia de un n-cleo irreductible del marxismo, un conjunto defundamentos, mtodos y principios que permane-ce inclume ante los avatares de los tiempos ytambin frente a los progresos tericos y gnoseo-lgicos. Es improbable que existan estos cimien-tos genuinamente metafsicos, es decir fuera detoda contaminacin fsica, histrica, concreta, ymenos aun que stos sean compatibles con el en-foque eminentemente histrico de Marx. Es dif-cil imaginarse un edificio metodolgico que per-

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    manezca vlido si los diagnsticos y pronsticosfundamentados en el mismo son continuamentedesautorizados por los sucesos histricos concre-tos y el avance cientfico."

    Es til recordar que este enfoque fue precur-sor de la teora -tan exitosa en Alemania y Fran-cia entre 1960 y 1980 a partir de la escuela deLouis Althusser (con antecedentes en MauriceMerleau-Ponty) y del marxismo positivista queirradiaba la Repblica Democrtica Alemana 10_que discrimina entre un modo lgico y un modohistrico de comprender la evolucin humana:mientras el primero, basado en los inalterablesprincipios y modelos de la dialctica materialis-ta, persiste en su validez a travs de las edades acausa de su carcter abstracto, purificado de loshechos y detalles aleatorio s de la esfera emprica,el segundo puede producir fluidamente conoci-mientos, teoremas e hiptesis en torno a los asun-tos humanos que pueden ser superados o refuta-dos por el desarrollo efectivo de los mismos, sinque esto afecte en lo ms mnimo el modo lgi-co. Ninguna investigacin de hechos puede de-terminar cul es el necesario decurso de la histo-ria, escribi Lukcs; slo la dialctica es capazde ello. 11 El resultado de esta primaca de lo l-gico sobre lo histrico es la devaluacin de lahistoria en general y de la poltica en especial,lo que posee una inmejorable funcin de excul-pacin ideolgica. Los principios doctrinarios,por ejemplo, son siempre correctos, aunque lapraxis resultante de los mismos sea una desgra-cia para la poblacin involucrada; los felices ad-ministradores de la doctrina verdadera no sonresponsables de todo error y horror que ocurraen la esfera subalterna -y efmera- de los he-chos profanos. 12

    Lukcs y el partido omnisciente

    El anatema que la ortodoxia moscovita lan-z ya en 1923 contra Historia y consciencia declase llev a Lukcs a abandonar inmediatamen-te y para siempre sus enfoques ms prometedoresy heursticos, La autocensura que se impuso elpensador hngaro estaba destinada a no malquis-tarse con el partido comunista. Es indispensable

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    mencionar este tedioso asunto porque reflej unaactitud muy generalizada entre intelectuales: pa-ra estos seres solitarios y problemticos el parti-do represent una especie de hogar, un lugar deredencin que les brindaba la solidaridad que elmundo exterior, hostil y enajenado, no podaofrecer. El "sueo del Hombre total" y otros as-pectos mstico-existencialistas los empujaron ha-cia una esfera diferente a su propio talante, a unaorganizacin bien estructurada, con orientacio-nes y principios slidos y quasi-etemos.13 Mu-chos aos despus (1957) Lukcs reafirm queese hogar estaba iluminado por la "ciencia uni-versal marxista", la que le habra dado para siem-pre "un contenido vital inquebrantable" .14 Desdesu milagrosa conversin en 1918 Lukcs nuncams fue turbado por la ms mnima duda: la ver-dad absoluta estaba contenida en las obras deMarx, Engels y Lenin y en la praxis de los parti-dos comunistas de orientacin moscovita.

    Hasta para sus amigos ntimos el ingreso deLukcs al Partido Comunista de Hungra en di-ciembre de 1918 fue una total sorpresa, mximesi Lukcs public en esos mismos das un apasio-nado artculo, en el que se distanci vehemente-mente del bolchevismo y sus aliados. De acuerdoa este curioso escrito no era dable esperar la eli-minacin de la lucha de clases de parte de lospartidos comunistas, que habran establecido unrgimen inhumano, basado en la dictadura, el te-rror y el despotismo de la clase obrera. Lukcscensur abiertamente la "fundamentacin meta-fsica del bolchevismo": la dicotoma entre una"realidad emprica inhumana" y una "voluntadtica utpica" no podra ser superada por la ac-cin del partido, el que pretenda producir lo bue-no a partir de lo malo y arribar a la verdad atra-vesando la mentira. 15

    Como se sabe, desde su ingreso al partidoLukcs perteneci a la cpula dirigente; fue Co-misario del Pueblo para Educacin y Cultura yComisario Poltico de una divisin del EjrcitoRojo (1919), Yen estas actividades se destac porsu fanatismo y por la utilizacin de cualesquieramedios para consolidar el efmero poder bolche-vique en Hungra. El fundamento para esta curio-sa conversin y para su rudeza en el ejercicio delpoder reside en un axioma al cual se adhiri

    siempre y que trasluce una visin trgica de la vi-da: toda decisin es culpable. Slo se podra ele-gir entre formas de aceptar la culpabilidad, y lanica razonable sera "sacrificar el yo inferior enel altar de la idea superior". 16 El asesinato no es-t permitido, afirma Lukcs, pero a veces hay quehacerlo -y entonces sera "trgicamente moral"-para satisfacer la propia tica de dimensin hist-rica; el terrorista, por ejemplo, no slo sacrificasu vida por el prjimo, sino tambin su pureza, sumoralidad, su alma. Los comunistas toman a sucargo los pecados del mundo para redimir elmundo pecaminoso.!? De lo malo puede enton-ces surgir lo bueno, y la mentira puede engendrarla verdad. Todo esto tiene el cinismo de la clsi-ca justificacin de los medios a causa de los fi-nes!", pero ahora la violencia es legitimada me-diante argumentos mesinico-polticos: la mons-truosidad del capitalismo exige para su elimina-cin el uso de mtodos monstruosos. Poco des-pus, en 1924, Lukcs escribi que el Estado pro-letario constituira el primer Estado en la historiaque abiertamente admite ser un aparato de repre-sin y un mero instrumento de la lucha de cla-ses.'? Es superfluo decir que la ortodoxia soviti-cajams acept la argumentacin de Lukcs: unacosa es practicar generosamente el terror revolu-cionario, y otra confesarlo pblicamente y justi-ficarlo por medio de teoras filosfico-teolgicas.Por lo dems, este rigorismo intransigente esciertamente trgico, pero en definitiva apoltico:Lukcs -un mstico existencialista- estaba msinteresado por la redencin inmediata del mundoprofano por medios apocalpticos (la revolucinproletaria total) que por la esfera de la actuacinpoltica, que es el campo de lo aleatorio, los arre-glos y las negociaciones.

    La doctrina de Lukcs se basa en un axiomahegeliano: la libertad no es ms que el reconoci-miento de la necesidad.P El individuo acta ade-cuadamente como ser social y "supera" la nece-sidad si la reconoce y se somete a ella: el nicomodo realista de liberarse del sacrificio que es lahistoria consiste en soportar esas rigurosidades vo-luntaria y conscientemente. Y la necesidad histri-ca est personificada en el partido, que es, a suvez, la mediatizacin correcta entre teora y pra-xis, la "manifestacin organizativa de la voluntad

  • MARXISMO CRTICO

    revolucionaria del proletariado'?'. la clase quelleva en su seno la racionalidad histrica superiory la emancipacin del gnero humano. El partidoes el "educador del proletariado hacia la revolu-cin" y como tal "la primera encarnacin del rei-no de la libertad", en el que predomina el espri-tu de la fraternidad universal, pero-y aqu Lu-kcs es ms cnicamente realista- ligado al "an-helo y a la capacidad de sacricarse't.P La mutuainteraccin entre partido y masas proletarias, en-tre voluntarismo y fatalismo, entre la regulacinconsciente de parte de la organizacin y la espon-taneidad popular, produce, segn Lukcs, unamediatizacin infalible, una configuracin visi-ble y siempre correcta de la conciencia de claseproletaria anclada en el partido. La fuerza y la ne-cesidad del partido se basan asimismo en que laconciencia de clase proletaria tiende a ser pococlara, lo que conlleva la justificacin de una eli-te de revolucionarios profesonales.P El instru-mento se ha transformado en objetivo: la metaya no es la mera organizacin de la libre volun-tad de las masas proletarias como primer pasohacia el reino de la libertad, sino el reconoci-miento de que el partido encarna sin ms la ra-zn y la verdad histricas. Y como depositariode ellas tiene pleno derecho a ser obedecido.Lukcs hizo explcita esta situacin cuando cen-sur la famosa frase de Rosa Luxemburg: "Lalibertad es siempre la libertad del que piensa enmodo diferente", corrigindola en este sentido:"La libertad ha de estar al servicio del poderproletario, pero ste no debe servir a aqulla."24Las consecuencias de este principio son conoci-das. El parlamento es considerado como untrampoln para la agitacin revolucionaria, quedebe ser abolido como intil una vez consuma-da la revolucin socialista; Lukcs afirm que lalibertad de debate en los parlamentos burguesesserva slo para confundir a los proletarios.P Lademocracia resulta ser una mera formalidad sinimportancia substancial. Ya que el decurso his-trico garantiza el "hecho" de que el proletaria-do conforma la inmensa mayora de la pobla-cin, el triunfo poltico de ste ltimo constitu-ye una certeza cientficamente asegurada, y, porlo tanto, las derrotas electorales de los partidosque lo representan no deben ser tomadas en se-

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    rio: son incidentes temporales y transitorios enel plano formal, que no afectan el esencial."

    El partido representa la razn histrica y ac-ta siempre de modo correcto, y por ello tiene elderecho de exigir absoluta obediencia a sus cua-dros y a la poblacin en general. Dentro del par-tido debe reinar, segn Lukcs, la disciplina pol-tica ms severa, y en la fbrica la disciplina labo-ral ms rgida, la que se traducira por el aumen-to voluntario e incesante de la productividad y laproduccin." Al formular esta norma Lukcs tu-'vo el mrito de haberse adelantado varios aos aStalin. El trabajo forzado y las purgas en el inte-rior del partido en la joven Rusia Sovitica apa-recen, por lo tanto, como "un acto moral del par-tido comunista" y como "el salto del reino de lanecesidad al reino de la libertad". 28 Durante la re-volucin hngara de 1956, Lukcs, otra vez Mi-nistro de Educacin y Cultura, se pronunci con-tra la libertad de enseanza y contra el pluralis-mo ideolgico en los campos de la filosofa y lapoltica.P En 1957 sostuvo que Stalin haba per-sonificado la lnea correcta despus del falleci-miento de Lenin.' En 1962 se pronunci contra larehabilitacin poltica de las vctimas de los infa-mes procesos de Mosc de 1936-1938 (que Lu-kcs llam discretamente "juicios conceptua-les"), admitiendo slo una rehabilitacin legalcon respecto a las acusaciones de espionaje y sa-botaje. Lukcs reconoci que Stalin adopt engran parte la estrategia de Trockij, pero ste, encuanto perdedor, habra recibido su justa conde-na histrica y jurdica.'!

    Lo fatal de Lukcs y de muchos marxistascrticos es el nexo de esta concepcin del partidocon una filosofa de la historia que privilegia elxito material como criterio de verdad superior.De acuerdo a ella en la realidad no hay lugar pa-ra lo contingente y casual: lo que sucede tenaque haber ocurrido as y no de otra manera. Aquno hay campo para decisiones libres, nacidas desopesar situaciones conflictivas y problemticas,sino comportamientos ineludibles e inevitables.Este determinismo impide una tica de responsa-bilidad personal y un talante razonable ante losfenmenos polticos, que estn signados por loaleatorio. Si por ejemplo un proyecto, una polti-ca o una tendencia dentro del partido fracasan o

  • Intentos crticos a partirdel reformismo oficial

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    quedan en la minora, ello significa que la verdady la razn histricas estn en otra parte. La histo-ria universal es el juicio final'": los triunfadoresmateriales son los detentadores de un derecho su-perior e ilimitado, y por ello pueden y deben obli-gar a la poblacin a cualquier tipo de sacrificio.

    La relevancia de discutir este asunto provienedel hecho de que este principio se ha aplicado po-sitiva y' generosamente a Stalin y a cualquier dic-tador o rgimen que sepa preservar el poder duran-te algn tiempo. No puede existir, por lo tanto, unapraxis socialista bien establecida que sea simult-neamente errnea: eso significara que la teora es-taba equivocada. Lukcs reconoci la praxis so-vitica y de los partidos moscovitas como la nicalegtima porque fue durante su vida una praxis tan-giblemente exitosa. Se someti gustoso a ella y ab-jur de sus errores todas las veces que fue necesa-rio a partir de 1923. Fueron muchas ocasiones, al-gunas probablemente indispensables para salvar lavida, como fue el caso durante su exilio en laUnin Sovitica bajo Stalin y en los primeros aosde la Repblica Popular Hngara, y otras prescin-dibles, como su retorno al Partido ComunistaHngaro poco antes de su fallecimiento.P El re-sultado ha sido realmente trgico: Lukcs se dis-tanci en forma irrevocable de su mejor obra y desus ensayos ms innovadores. "El ms ntimo pro-psito de su propia teora slo pudo ser satisfechomediante su autorretractacn't.f

    Las consecuencias de todo esto son eviden-tes: la prdida de la dimensin crtica y la de-formacin de los impulsos ticos, precisamenteen lo que se refiere a la vida interna de los par-tidos. Se disipa as la posibilidad de una instan-cia imbuida de espritu cientfico para esclare-cer la estrategia y corregir los errores de la or-ganizacin y, al mismo tiempo, se frustra unhorizonte moral para iluminar la actuacin in-dividual.P Lukcs se content con un teoremamediocre y falso al afirmar que el peor de lossocialismos es ms aceptable que el mejor delos capitalismos.l? Lukcs se asemeja, escribiTheodor W. Adorno, a un prisionero que arras-tra sus cadenas y se imagina que este ruido esla marcha del espritu del mundo, es decir delprogreso historico.F

    Durante mucho tiempo la ortodoxia mosco-vita haba condenado y prohibido como "burgue-sas" variadas ramas del saber como la psicologa,la ciberntica, la sociologa y la antropologfa.PPero desde 1960 estas disciplinas experimenta-ron un notable florecimiento que habra repugna-do al joven Lukcs: fueron purificadas metdica-mente de todo elemento crtico y cuestionadordel statu qua y se transformaron en dciles ins-trumentos del poder establecido. La formaliza-cin y positivizacin de las ciencias sociales enEuropa Oriental, hecho que en Occidente fue ca-lificado como una saludable desideologizacinde esas disciplinas, impidi que brotara un mar-xismo genuinamente crtico; la sociologa, porejemplo, se convirti en un saber apoltico, con-sagrado a compilar y sistematizar datos sobre lapoblacin, su estructura y sus hbitos, datos quelas autoridades utilizaron para controlar, guiar yaprovechar mejor los llamados "recursos huma-nos".39 La inmensa masa de estos estudios rendaun homenaje verbal al marxismo y a sus padresfundadores, para luego pasar rpidamente a losaspectos tcnicos, entre los cuales sobresala lapreocupacin por hallar leyes inexorables en to-dos los terrenos y por acomodarse al orden esta-blecido, estimado como insuperable. La Repbli-ca Democrtica Alemana se distingui, por ejem-plo, por la creacin de la dentica, una tica alta-mente formalizada y matematizada, totalmenteexenta de juicios valorativos y crticos, dedicadaa medir y mejorar el comportamiento humano enel lugar de estudio y trabajo, cuya presuposicinbsica era la concepcin de la sociedad como unperfecto sistema ciberntico de autorregulacinpermanente.t?

    Estas inclinaciones apolticas y acrticas,que haran las delicias de cualquier tecncrata,no fueron ajenas a los intentos reformistas msatrevidos, como la "Primavera de Praga" de1968. Aparte de los pocos literatos y filsofosque tuvieron entonces un papel destacado en elmanejo de la cosa pblica, aquel breve gobiernochecoslovaco estuvo fuertemente influido por un

  • MARXISMO CRTICO

    grupo de funcionarios y ministros que poco anteshaba formulado el llamado Informe Richta.41 Unsomero vistazo a las publicaciones pertinentes esrevelador porque nos muestra el carcter tecno-crtico de las preocupaciones de los reformistaschecoslovacos y el aporte casi nulo a la confor-macin de un marxismo crtico. El futuro, princi-pal tema de inquietud, es concebido exclusiva-mente de acuerdo a criterios tcnico-econmi-cos; la idea de un "socialismo democrtico", quehizo famoso a este grupo, se reduce a una moder-nizacin acelerada de todos los sectores econ-micos relevantes y a la preservacin, (a), del mo-nopolio del poder en manos de los comunistas y(b), de la propiedad estatal sobre los principalesmedios de produccin. El modelo es, en el fondo,una economa socialista planificada, enriquecidacon ciertos elementos de mercado y la vigenciade los derechos humanos.f No hay lugar algunopara un pluralismo ideolgico o de partidos, aun-que se asevera que el partido debe cumplir una"misin humana"; precisamente en medio de ladiscusin sobre los derechos humanos se reafir-ma taxativamente que el principio de rendimien-to debe configurar el criterio central de la vidaeconmica y social.P Sera intil buscar una so-la mencin a la temtica de la enajenacin en so-ciedades altamente industrial izadas o una palabracrtica acerca de asuntos eco lgicos o de los efec-tos negativos del progreso material. La argumen-tacin, a trechos muy sofisticada, se concentra encuestiones como (1) el financiamiento, la ndoleglobal y las elites portadoras del progreso tecno-lgico, por una parte, y (2) la necesaria investiga-cin y mejor cualificacin de cuadros para alcan-zar la auto matizacin de la esfera productiva, porotra."

    Extrapolando la doctrina de los reformistaschecoslovacos a otros grupos de marxistas hete-rodoxos en Europa Oriental y el Tercer Mundo,se puede concluir que la preocupacin bsica gi-ra hasta hoy alrededor de una modernizacin ace-lerada, que garantice la llamada legalidad socia-lista y un mnimo de derechos humanos, pero queante todo sirva para alcanzar el nivel de produc-cin y consumo de Europa Occidental, el cual,mutatis mutandis, conserva su funcin de metanormativa digna de ser imitada y alcanzada a la

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    brevedad posible. De ah la indulgencia con quese juzga todo proceso de industrializacin forza-da -incluyendo especficamente el modelo stali-nista-, ya que, como afirm Lucio Colletti(* 1924), la creacin de la gran industria en Rusiahabra posedo un inmenso "efecto liberador":los campesinos transformados en obreros de f-bricas, los nmadas del Asia Central asentadosen grandes aglomeraciones urbanas, la artesanaconvertida en industria automatizada.f Esta con-cepcin incluye el tradicional desprecio por todaslas tradiciones preindustriales y por la esferaagraria (Marx: "la estupidez de la vida campesi-na") y la admiracin concomitante por la moder-nidad citadina, por ms mediocre que sta resul-te ser.46 Esta gran visin tecnocrtica ha dejadode lado definitivamente los grandes temas delmarxismo crtico -el saber apoltico como instru-mento del poder, el incremento de los fenmenosde alienacin en la poca contempornea, la uni-dad de teora y praxis- y se ha concentrado en ta-reas subalternas pero imprescindibles en la actua-lidad: investigacin emprica en temas dictadospor necesidades burocrtico-administrativas, altaformalizacin del conocimiento y elaboracin detcnicas eficientes en reas bien delimitadas paraconsolidar los saberes dominacionales. Todas es-tas disciplinas rinden ciertamente un homenajevacuo a la versin dogmtica, ortodoxa y ramplo-na del marxismo que est vigente, para procla-mar a continuacin su verdadero objetivo: laciencia debe ser "un instrumento de la planifica-cin [...] y una palanca para el progreso'V'" Lagnoseologa y la epistemologa en pases socia-listas, por ejemplo, se consagraron a demostrarmatemticamente la validez del ms estricto de-terminismo histrico y de la teora del reflejo (delmodelo ms elemental de base y superestructu-ra); la direccin de estas investigaciones estaba,obviamente, en manos de los exegetas competen-tes del partido."

    Los aportes de tenor ms filosfico y polti-co tampoco significaron una renovacin genuina-mente terica del marxismo institucional y me-nos una contribucin innovadora a los temas es-pecficos que Korsch y Lukcs sealaron en1923. La brillante obra de Ernst Bloch (1885-1977) recupera la herencia teolgica y mstica

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    del marxismo y se encuentra, por ende, alejadade toda inclinacin positivista y tecnocrtica, pe-ro en ningn momento pone en duda ni las sim-plificaciones leninistas, ni la prcticas stalinistas,ni el desprecio de la ortodoxia moscovita por la"democracia formal't.'? En un plano muy dife-rente se halla la labor de Palmiro Togliatti (1893-1964), quien, hacia el final de su vida, propugnun comunismo "civilizado", pragmtico, exentode maximalismos y respetuoso de las peculiari-dades nacionales; pero asimismo este esfuerzo noengendr ningn impulso terico digno de men-cin (y menos aun donde se lo hubiera podido es-perar, como ser una crtica de la mentalidad im-perante en el interior del partido y de la tradicio-nal cultura poltica del autoritarismoj.t" Este ti-po de marxistas esclarecidos -entre los que seencuentran los integrantes del antiguo grupo yu-goslavo "Praxis "51_ persistieron en lugares co-munes de la doctrina oficial, tpicos desautori-zados por el desarrollo histrico: percepcin deaspectos negativos casi exclusivamente en el ca-pitalismo azotado por seversimas crisis'", pola-rizacin de clases y pauperizacin crecientesbajo el capitalismo+', rechazo del parlamenta-rismo y del pluralismo ideolgico y estatizacinde los medios de produccin como panacea uni-versal.l"

    El anlisis del llamado marxismo existencia-lista de Europa Oriental depara la misma decep-cin: bajo la pretensin de llevar a cabo una in-vestigacin realmente original e incorporar temasdescuidados por el marxismo convencional, estacorriente de pensamiento reitera ideas y postula-dos totalmente convencionales bajo un ropajeque slo en el mbito gris del neostalinismo po-da aparecer como una novedad. El filsofo che-coslovaco Karel Kosk, por ejemplo, se propusoreconstruir la relacin entre el individuo y elmundo moderno bajo la perspectiva de la "dialc-tica" de ser y aspecto, esencia y existencia, con-ciencia e ideologa, pero su farragoso texto jamsdeja las etreas esferas de la teora ms abstrusay nunca desciende a los problemas especficosque atormentaban a las personas concretas en Eu-ropa Oriental. No hay duda de que esta temticafue mejor tratada por los poetas y los novelistasque por los pensadores desde ctedras bien paga-

    das. Las conclusiones de Kosk son notables: elHombre "fundamenta y justifica su actividadcuando se percibe a s mismo como instrumentode un poder suprapersonal", es decir cuando cre-yendo realizar sus intenciones, en el fondo ejecu-ta las leyes de hierro de la historia.P Si alguiencomete un asesinato por razones personales, lle-va a cabo evidentemente un vulgar delito. Pero siel mismo acto es perpetrado en el marco de una"intencin superior" y como instrumento de la"necesidad histrica", entonces se convierte en"venganza, justicia, juicio histrico, obligacincivil, hecho heroico".56 A esto no hay mucho que \agregar.

    Tambin el filsofo y poltico polaco AdamSchaff (* 1913) se ha preocupado por lo proble-mtico de la existencia humana y la soledad delindividuo en la civilizacin industrial, constatan-do que esta temtica ha sido descuidada por elmarxismo institucional a causa de la dedicacinde ste ltimo a cuestiones que en cierto momen-to eran ms urgentes: la accin revolucionaria delas masas proletarias, la organizacin del rgi-men socialista, la necesidad de mejorar las es-tructuras econmicas. Pero en contra del existen-cialismo francs, Schaff sostuvo que el objetoadecuado de estudio no lo constitua el individuoautnomo y aislado del mundo burgus, sino lapersona responsable inmersa en la esfera de lapraxis en una sociedad determinada por leyesevolutivas.? En el seno del marxismo institucio-nal Schaff fue el primero en admitir que los fen-menos de alienacin existan tambin en el orbesocialista debido al mantenimiento del aparatoestatal; lo que Schaff no acept fue la mera ideade una enajenacin causada igualmente por laconfiguracin de la economa socialista, pues se-gn l la estatizacin de los medios de produc-cin en Polonia haba terminado definitivamentecon la causa substancial de la alienacin en la es-fera laboral-econmca.V

    Lo que impidi que Schaff desarrollase unmarxismo genuinamente crtico es una actitudapologtica que comparti con Karel Kosk. Elfilsofo polaco asever que en las sociedades so-cialistas los intereses del individuo y los de la co-munidad son esencialmente los mismos; Schaffnunca juzg necesaria la presentacin de pruebas

  • MARXISMO CRTICO

    empricas para validar este postulado, pues lasdeclaraciones oficiales acerca del desarrollo y loshechos bsicos del rgimen socialista poseeranla calidad de indubitables verdades reveladas. Aligual que la obra de Kosk, la de Schaff es alta-mente abstracta en el sentido de que no se ocupade los problemas cotidianos de los ciudadanos decarne y hueso en el socialismo realmente existen-te, sino de aseveraciones muy generales que ja-ms son contrastadas con la facticidad cotidia-na. En los copiosos escritos de Schaff se busca-ra vanamente una sola mencin o ejemplo delos problemas cotidianos en la fbrica o la fami-lia o una explicitacin de la alienacin en la vi-da poltica, social o laboral de la Polonia socia-lista; la tradicin cultural autoritaria y el funcio-namiento de la esfera poltico-institucional sim-plemente no existen como factores que ataen al"individuo" bajo el socialismo. Lo nico con-creto que se puede encontrar en la obra deSchaff es su condena sin reservas de la literatu-ra de Franz Kafka59 a causa de su acendrado pe-simismo, que podra ser interpretado como unacensura de regmenes colectivistas.

    Las carencias del marxismo crtico

    Pese a un comienzo brillante y promisoriocon Karl Korsch y Georg Lukcs, el llamadomarxismo crtico no logr, en el fondo, superarlas insuficiencias y los aspectos dogmticos de laortodoxia moscovita, la que, protegida por las ar-mas de una potencia mundial, tena a su favorciertos factores nada despreciables: el prestigiode encamar la herencia legtima de los padresfundadores, la hazaa de haber realizado la pri-mera revolucin socialista de la historia universaly el xito material. Los pensadores adscritos a lacorriente crtica exhibieron una especie de con-ciencia de culpabilidad frente a la ortodoxia so-vitica y preservaron una imagen embellecida delmodelo iniciado en 1917, cuya funcin mistifica-dora les era bien conocida. Con la posible excep-cin de Korsch ninguno de ellos se atrevi, porejemplo, a reconocer que la Revolucin de Octu-bre haba surgido de un golpe de Estado militarbastante convencional y que ni el proletariado ru-

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    so ni las condiciones socio-culturales y econmi-cas de aquel pas estaban maduras para un rgi-men socialista segn la concepcin original deMarx. Ninguno de ellos se atrevi asimismo aexaminar la hiptesis de que el marxismo (y es-pecialmente su versin leninista) no representa-ba, en el fondo, la doctrina del proletariado revo-lucionario, sino la ideologa de los intelectualesque anhelaban imponer su propio dominio de cla-se, su conquista del poder para y por ellos, encu-briendo este designio mediante una doctrina de laemancipacin general del gnero humano/"

    Casi todos los marxistas crticos se han ad-herido al axioma de que un mal socialismo espreferible a un buen capitalismo. Esto se debe,entre otras causas, a una notable incomprensinde la esfera poltico-institucional, que provienedel ncleo del marxismo primigenio. La creenciaen las leyes inexorables de la historia, la msticarevolucionaria de una misin superior y el odio alenemigo de clase han imposibilitado (1) el surgi-miento de una genuina tica de responsabilidadindividual y grupal, que se rija tambin por elprincipio de la proporcionalidad de los medios),(2) una apreciacin cabal de los elementos malllamados formales de la moderna democracia re-presentativa y pluralista, (3) un reconocimientode la legitimidad de los intereses inherentes a co-rrientes y partidos que no son los propios, y (4) laadmisin de que la liberacin del individuo noocurre necesariamente por medio de la emanci-pacin de la especie.

    Desde el marxismo original se arrastran al-gunas insuficiencias para comprender el mundocontemporneo, que no han sido subsanadas porlos marxistas crticos. En el trabajo terico lafuerte tendencia economicista y tecnicista haconducido a una subvaloracin casi permanentede las tradiciones culturales en cuanto factoreshistricos de primer rango; salvo Karl Korsch -ysu aporte fue muy tangencial- no se puede detec-tar una lnea investigativa que hubiera tomado enserio el legado autoritario de Rusia, Europa Orien-tal y buena parte del Tercer Mundo como agenteformativo en el seno de los partidos comunistas yde las nuevas burocracias establecidas con las re-voluciones socalistas.s' El persistente despreciode todo modelo democrtico y la exaltacin de la

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    dictadura del proletariado como forma superiorde organizacin social han minado las bases in-ternas del movimiento obrero y de los grupos in-telectuales, desde las cuales se hubiese podidomitigar las inclinaciones despticas y las prcti-cas burocrticas que resultaron tan expandidasdentro de los partidos comunistas. La excesivaconfianza en las leyes inexorables de la historia yla propensin a percibir en los grandes proyectostcnicos la solucin de todos los problemas so-ciales -es decir: la unin de dogmatismo conven-cional con ilusiones tecnicistas- impidieron ad-vertir la relevancia de algunos de los fenmenosms importantes de la segunda mitad del sigloXX, como el nacionalismo y la religin, que fue-ron ignorados por casi todos los marxistas crti-cos. El sesgo tecnicista de todas las versiones delmarxismo conlleva una sintomtica equiparacinentre la emancipacin del gnero humano y eldespliegue de las posibilidades de la tecnologa,una confusin optimista propia de casi todos lospensadores del siglo XIX.

    Tambin el marxismo primigenio denotabaun fuerte eurocentrismo=: en conjuncin con loselementos anteriores, ste ha sido responsablepor el abierto menosprecio dirigido hacia lopreindustrial, lo premoderno, lo extra-europeo, yconcomitantemente, hacia lo diverso y variopin-to, que es lo que se resiste a la homogeneizacinindustrial-moderna. Naciones pequeas que nose dejan tragar por las grandes, grupos tnico sque se aferran a sus peculiaridades, institucionescuriosas que han crecido orgnicamente a lo lar-go de siglos, estructuras y estamentos socialesque no encajan en el esquema marxista y activi-dades culturales sin correspondencia explcitacon los "fenmenos de clase" han sido desdea-das u olvidadas por el marxismo crtico. Hasta unpensador tan lcido como Georg Lukcs asever,por ejemplo, que el Imperio Austro-Hngaro erauna simple "crcel de pueblos".63

    Una de las principales insuficiencias delmarxismo crtico es su capacidad relativamentelimitada de comprender la complejidad del mun-do moderno de manera realista. Su posicin sim-plista y a momentos moralista le impidi percibirlas mltiples funciones que cumplen los mediosgenerales y generalizables de la modernidad: el

    dinero y el poder. La identificacin de stos conlas fuentes centrales de la alienacin deja de ladolos variados, razonables e imprescindibles rolesque estos medios cumplen para hacer caminar lascomplicadas sociedades actuales. De ah la ilu-sin de que la eliminacin de la propiedad priva-da sobre los medios de produccin terminarapronta y definitivamente con la fuente principalde la enajenacin, lo que result ser falso.64

    En la misma lnea Marx y sus discpulos cr-ticos sobrevaloraron las tareas que el Estado de-ba cumplir en la etapa socialista, una vez supe-rado el modo capitalista de produccin; no seimaginaron, sobre todo, que el aparato estatal po-dra reproducir y hasta magnificar el legado auto-ritario de muchas tradiciones culturales, creandouna administracin pblica hipertrofiada y buro-cratizada, junto con una elite poltica munida delas prerrogativas ms odiosas. Marx y los marxis-tas crticos no concibieron la posibilidad de unestrato altamente privilegiado a causa de su acce-so al poder y de su control sobre la enorme buro-cracia (sin poseer los medios de produccin ensentido legal), y, por lo tanto, no se preocuparonde medidas e instituciones que regulen y refrenensus dilatadas potestades. Marx, Lenin y hasta losmarxistas crticos creyeron que el socialismo y laestatizacin de los medios de produccin traeranconsigo "la administracin de cosas" en lugar del"gobierno de las personas" (Friedrich Engels),pero no advirtieron que las cosas se administransiempre junto a hombres de carne y hueso y quecualquier administracin (y con ms razn unainmersa en un mundo complejo) significa el esta-blecimiento de competencias, la creacin de je-rarquas, la especializacin de roles y el surgi-miento de privilegios. Esta necesaria diferencia-cin de grupos y estratos no concuerda con el es-quema esttico y relativamente simple que Marxpropuso y que sus discpulos conservaron en lofundamental: en los pases altamente desarrolla-dos no lleg a constituirse un proletariado revo-lucionario, consciente de su situacin de clase in-mensamente mayoritaria y de su misin histricay revolucionaria, que tomara a su cargo la eman-cipacin de la sociedad como totalidad. La con-ciencia de clase de los obreros en el capitalismooccidental result ser afn al reformismo social-

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    democrtico, puesto que sus ilusiones y esperan-zas cotidianas no tenan como punto de referen-cia las nostalgias utpicas y milenaristas de losintelectuales marxistas. La postulada redencindel mundo histrico-poltico se qued as sin unaclase socialmente mayoritaria que le sirva de sus-trato material.

    Finalmente el marxismo crtico no anticipni realiz aportes significativos a los debates delas ltimas dcadas. La disusi'n ecolgica y de-mogrfica, la investigacin de la cultura de ma-sas, las aporas de la civilizacin industrial, lasdiferencias entre trabajo, praxis e interaccin, lascontribuciones del psicoanlisis socio-poltico ylos aspectos negativos asociados (1) a toda mo-dernidad, (2) al igualitarismo excesivo y (3) alprogreso material incesante, quedaron fuera delhorizonte terico del marxismo crtico, que porello no ha logrado aprehender la complejidad delmundo contemporneo.

    Notas

    l. Gnter Rohrmoser. "Stillstand der Dialektik.Grundpositionen expliziter und impliziter Mar-xismuskritik" (Detencin de la dialctica. Posi-ciones bsicas de la crtica explcita e implcitadel marxismo), en Fetscher, lring (comp.), MAR-XISMUS-STUDlEN. Vol. 5. Tbingen: Mohr-Sie-beck, 1968, p. 25. Sobre la vida y obra de Lukcscf. el ensayo central de Morris Watnick, "Relati-vismus und Klassenbewusstsein: Georg Lukcs"(Relativismo y conciencia de clase: Georg Lu-kcs), en Labedz, Leopold (comp.), Der Revisio-nismus (El revisionismo), Colonia/Berlin: Kie-penheuer & Witsch, 1966, pp. 189-221; VictorZitta, Georg Lukcs' Marxism: Alienation, Dia-lectics, Revolution. A Study in Utopia and ldeo-logy, La Haya: Nijhoff, 1964; Frank Benseler(comp.), Festschrift zum achtzigsten Geburtstagvon Georg Lukcs (Escritos de homenaje para eloctogsimo cumpleaos de Georg Lukcs), Neu-wiedlBerlin: Luchterhand, 1965; George Licht-heim, Georg Lukcs, Londres: Collins/Fontana,1970; Andrew Arato & Paul Breines, El joven Lu-kcs y los orgenes del marxismo occidental, M-xico: FCE, 1986, passim; Fritz J. Raddatz, GeorgLukcs, Reinbek: Rowohlt, 1972; Michael Lowy,Pour une sociologie des intellectuels rvolution-

    naires: l'volution politique de Lukcs 1909-1929, Pars: P.U.F, 1976; Wemer Mittenzwei(comp.), Dialog und Kontroverse mit Georg Lu-kcs (Dilogo y controversia con Georg Lukcs),BerlinJRDA: Reclam, 1975.

    2. Georg Lukcs. Geschichte und Klassenbewusst-sein. Studien ber marxistische Dialektik (Histo-ria y consciencia de clase. Estudios sobre dialc-tica materialista). Berlin: Malik, 1923, pp. 94-228[el libro fue escrito entre 1919 y 1922]. Sobre es-ta temtica cf. las obras de discpulos de Lukcs:Lucien Goldmann, Dialektische Untersuchungen(Investigaciones dialcticas), NeuwiedlBerlin:Luchterhand, 1966, pp. 71-120; Tom Bottomore,"Klassenbewusstsein und Sozialbewusstsein"(Consciencia de clase y consciencia social), enIstvn Mszros (comp.), Aspekte von Geschich-te und Klassenbewusstsein (Aspectos de historiay consciencia de, clase), Munich: List, 1972, pp.74-95; Istvn Mszros, "Kontingentes und not-wendiges Klassenbewusstsein" (Consciencia declase contingente y necesaria), en ibid, pp. 124-182; Rodolf Schlesinger, "Der historische Ortvon Lukcs' Geschichte und Klassenbewusst-sein" (El lugar histrico de "Historia y concien-cia de clase" de Lukcs), en ibid, pp. 280-288;Leo Kofler, Der proletarische Brger. Marxistis-cher oder ethischer Sozialismus? (El ciudadanoproletario. Socialismo marxista o tico"), Viena:1964, pp. 31-65, 165-168, zoo. (Leo Kojler,uno de los representantes ms conspicuos delmarxismo crtico en Alemania Occidental des-pus de la Segunda Guerra mundial, crea -comola mayora de sus correligionarios- que el fen-meno de la alienacin pertenece exclusivamenteal mbito econmico y a sociedades capitalistas.)

    3. Lukcs, ibid. (nota 2), p. 99ss, 115. Como se sabe,el libro de Lukcs desat una impresionante ola decrticas y censuras de parte del marxismo oficial.Las ms conocidas de ellas son: Abram M. Debo-rin, "Lukcs und seine Kritik des Marxismus" (Lu-kcs y su crtica del marxismo) [1924], en AbrarnM. Deborin & Nikolaj 1. Buxarin, Kontroversenber dialektischen und mechanistischen Materia-lismus (Controversias sobre el materialismo dialc-tico y mecanicista), Frankfurt: Suhrkamp, 1969, pp.189-219; las diatribas de Grigorij Zinov'ev y otrosaltos funcionarios rusos y hngaros en el apndicede: Georg Lukcs, Schriften zur ldeologie und Po-/itik (Escritos sobre ideologa y poltica), compila-cin de Peter Ludz, NeuwiedlBerlin: Luchterhand,1967, pp. 719-780.

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    1955. p. 4.- Muy semejante fue la crtica de KarlKorsch, Why 1 am a Marxist [1934]. en: ALTER-NATIVE. ZEITSCHRIFf .FR LITERATURUND DISKUSSION (Berlin). vol. 8. W 41. abrilde 1965. p. 72; cf. tambin Iring Petscher, KarlMarx und der Marxismus. Von der Philosophiedes Proletariats zur proletarischen Weltans-chauung (Karl Marx y el marxismo. De la filoso-fa del proletariado a la ideologa proletaria). Mu-nich: Piper 1967. p. 124ss.

    8. Lukcs, ibid, p. 13; es interesante mencionar queLukcs ya haba formulado en aos anteriores es-ta atrevida tesis en su importante trabajo Taktikund Ethik (Tctica y tica) [1919]. en: Lukcs,Schriften ... op. cito (nota 3). p. 20.

    9. Un discpulo de Lukcs y partidario en AlemaniaOccidental de un socialismo asctico. Leo Kofler(op. cito [nota 2]. p. 81.249). asever la existen-cia de ese ncleo metafsico del marxismo. igualque I. V. Stalin, Zu den Fragen ... op. cito (nota 6).p.254ss.

    10. Maurice Merleau-Ponty, Les aventures de la dia-lectique, Pars: Gallimard, 1955. p. 122. 124;Louis Althusser, Pour Marx, Pars. 1965; Althus-ser / Etienne Balibar, Lire le Capital. Paris, 1965.especialmente vol. 1; Althusser, Escritos. Barce-lona: Laia 1974. passim; Georg Klaus / HansSchulze, Sinn, Gesetz und Fortschritt in der Ges-chichte (Sentido. ley y progreso en la historia).Berlin/RDA: Dietz, 1967; Gerhard Bartsch / Her-bert Crger / Christian Zak, Geschichte als ge-setzmdssiger Prozess (Historia como proceso su-jeto a leyes). Berlin/RDA. 1976; Ernst Engelberg/ Wolfgang Kttler, Formationstheorie und Ges-chichte (Teora de las formaciones e historia).Berlin/RDA: Akadernie, 1978.

    11. Lukcs, Taktik und Ethik, op. cito (nota 8). p. 22.12. Sobre el anti-historicismo y anti-humanisrno de

    Althusser cf. la brillante crtica de Alfred Sch-midt, Geschichte und Struktur: Fragen einer mar-xistischen Historik (Historia y estructura. Cues-tiones de una historiografa marxista). Munich:Hanser, 1977. pp. 42-45. 58. 78-81. 139s; IringFetscher, Grundbegriffe des Marxismus (Concep-tos bsicos del marxismo). Hamburgo: Hoffmann& Carnpe, 1967. pp. 15-28.

    13. Sobre el Lukcs premarxista, de fuertes inclina-ciones religiosas y existencialistas cf. Arato IBreines, op. cito (nota 1). p. 21. 53. 133s; LucienGoldrnann, op. cito (nota 2). pp. 173-183; Fritz J.Raddatz, op. cito (nota 1). p. 14.

    14. Lukcs, Postscriptum 1957 zu: Mein Weg tu Marx(Postscriptum de 1957 a: "Mi camino a Marx"),

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    4. Lukcs, Geschichte ... op. cito (nota 2). p. 164ss.216; cf. N. de Feo. Weber y Lukcs, Barcelona:Redondo. 1972.

    5. Emilio Lamo de Espinosa. La teora de la cosifi-cacin. De Marx a la Escuela de Francfort. Ma-drid: Alianza. 1981. p. 118; cf. pp. 120-123.127ss. 152ss. (Se trata de una obra exhaustiva ycon una excelente bibliografa sobre la temtica).Cf. tambin Andrew Arato. "Lukcs' Theory ofReification". En TELOS. vol. 11 (25). 1972.

    6. Lukcs, Geschichte ... op. cito (nota 2). pp. 33.146-148. Sobre esta temtica cf. el exhaustivo en-sayo de Ludwig Landgrebe, "Das Problem derDialektik" (El problema de la dialctica). en Fets-cher, Iring (cornp.), MARX1SMUS-STUDlEN.vol. 3. Tbingen: Mohr-Siebeck, 1960. p. 57 ss,60. Sobre las diferencias entre Marx y Engels y lasignificacin terica de ste ltimo cf. HartmutMehringer & Gottfried Mergner (comps.), Debat-te um Engels (Debate en torno a Engels), 2 vols .Reinbek: Rowohlt, 1973; Maximilien Rubel. "Lalgende de Marx ou Engels fondateur", en ECO-NOMIES ET SOCIETES (Paris). vol. VI (12). di-ciembre de 1972. pp. 2189-2199; Alfred Schrnidt,Der Begriff der Natur in der Lehre von Marx (Elconcepto de naturaleza en la doctrina de Marx),Frankfurt: EVA. 1962; Giuseppe Prestipino, Elpensamiento filosfico de Engels. Naturaleza ysociedad en la perspectiva histrica marxista.Mxico: Siglo XXI. 1977. Como se sabe. I. V.Stalin (cf. Zu den Fragen des Leninismus [Sobrelas cuestiones del leninismo]. compilacin deHans-Peter Gente. Frankfurt: Fischer, 1970. p.253. 261ss) fue uno de los partidarios ms entu-siastas de la dialctica de la naturaleza de Engelsy de la identidad entre ciencias sociales y natura-les. Muy celebrado en su momento. el libro deldestacado cientfico de la Repblica DemocrticaAlemana. Robert Havemann, Dialektik ohneDogma? Naturwissenschaft und Weltanschauung(Dialctica sin dogma? Ciencia natural y visindel mundo). Reinbek: Rowohlt, 1962. no contie-ne ningn elemento filosfico o poltico digno demencin.

    7. Lukcs, ibid, p. 33ss; la crtica de Lukcs se refie-re a la famosa sentencia de Rudolf Hilferding:"La comprensin de la veracidad del marxismono constituye de modo alguno un juicio valorati-vo y tampoco una gua para el comportamientoprctico. Porque una cosa es darse cuenta de unanecesidad y otra muy diferente ponerse al servi-cio de dicha necesidad." R. Hilferding. Das Fi-nanzkapital (El capital financiero) [1909]. Berlin

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    en Lukcs, Schriften ... , op. cit. (nota 3), p. 657. Almismo tiempo defendi a Stalin, afirmando:"Right or wrong, my party" (ibid., p. 649). Cf.tambin Gian Enrico Rusconi, Teora crtica de lasociedad, Barcelona: Martnez Roca, 1969, p. 61.

    15. Georg Lukcs, Der Bolschewismus als moralis-ches Problem (El bolchevismo como problemamoral) [1918], en Lukcs, Taktik und Ethik. Poli-tische Aufsiitze (Tctica y tica. Ensayos polti-cos), compilacin de Jorg Kammler, Darmstadt:Luchterhand, 1975, pp. 27-33 (Lukcs crea en-tonces que la revolucin sera la obra conjunta desocialdemcratas, socialistas y comunistas); ver-sin inglesa en: SOCIAL RESEARCH, vol. 44,W 3, otoo de 1977, pp. 416-424. Segn PeterLudz, compilador de sus obras, Lukcs se neg envida exitosa y terminantemente a la reimpresinde este interesante ensayo (P. Ludz, Vorwort (pr-logo), en: Lukcs, Schriften ... , op. cit. (nota 3), p.XII). Crtica a Lukcs: Arato / Breines, ibid., pp.132-136; Lucien Goldmann, op. cit. (nota 2), p.288; cf. los ensayos muy bien documentados deDavid Kettler, Marxismus und Kultur. Mannheimund Lukcs in den ungarischen Revolutionen1918/19 (Marxismo y cultura. Mannheim y Lu-kcs en las revoluciones hngaras de 1918/19),NeuwiedlBerlin: Luchterhand, 1967, p. 28s; PeterLudz, Der Begriff der "demokratischen Diktatur"in der politischen Philosophie von Georg Lukcs,en: Lukcs, Schriften ... , ibid, p. XXXllss.

    16. Lukcs, Taktik ... , op. cit. (nota 8), p. 10.17. Ibid, p. 11. Sobre esta espinosa problemtica cf.

    Michel Lowy, Pour une sociologie des intellec-tuels rvolutionnaires. L'volution politique deLukcs 1909-1919, Pars: Presses Universitairesde France, 1976, passim, y la exhaustiva biogra-fa de Arpad Kadrkay, Georg Lukcs, Valencia:Edicions Alfons el Magnnim, 1994, passim.

    18. Una de las ms notables apologas del terror revo-lucionario y del uso de cualesquiera medios larealiz Maurice Merleau-Ponty, Humanismusund Terror (Humanismo y terror) [1947], Frank-furt: Suhrkamp, 1966, vol. 1, p. 11, 38. No es deextraar que uno de sus pocos bigrafos dedicaraslo escasas lneas a todo el pasado marxista deeste filsofo: Xavier Tilliete et al., Merleau-Pontyou la mesure de l'homme, Pars: Seghers, 1970, p.162s.

    19. Lukcs, Lenin. Studie iiber den Zusammenhangseiner Gedanken (Lenin. Estudio sobre el contex-to de sus pensamientos) [1924], Neuwied/Berlin:Luchterhand, 1967, p. 66. En el Epogo [1967] aeste escrito Lukcs mantuvo todas sus posiciones,

    mostrando que nunca comprendi las implicacio-nes antidemocrticas e inhumanas (a) de la con-cepcin leninista del partido, (b) de la tradicinautoritaria en Rusia y (e) de las transformacioneseconmicas aceleradas (ibid, pp. 87-99).

    20. Lukcs, Freie oder gelenkte Kunst? (Arte libre oguiado?), en Lukcs, Schriften ... , op. cit. (nota 3),p. 463. La identificacin de libertad con necesidadse halla en la obra de Georgij V. Plexanov [1856-1918], Zur Geschichtsphilosophie Hegels (Sobre lafilosofa de la historia de Hegel) [1895], en: DASARGUMENT (Berlin), vol. 13, W 4/5 (=65),agosto de 1971, p. 281. Esta identificacin confor-m uno de los pilares del marxismo ortodoxo mos-covita hasta 1989 y constituye aun uno de los prin-cipios rectores del marxismo cubano y chino.

    21. Lukcs, Die moralische Sendung der kommunis-tischen Partei (La misin moral del partido comu-nista), en Lukcs, Schriften ... , ibid, p. 138. Elpunto de vista del proletariado sera el punto devista del gran sujeto racional histrico por exce-lencia: Lucien Sebag, Marxismus und Struktura-lismus (Marxismo y estructuralismo) [1964],Frankfurt: Suhrkamp, 1967, pp. 89, 93,117-277.

    22. Lukcs, ibid, p. 142.23. Lukcs, Taktik ..., op. cit. (nota 8), p. 34; Lukcs,

    Lenin, op. cit. (nota 19), p. 25. De acuerdo a Lu-kcs, la Tercera Internacional era la "concepcinleninista del partido a escala mundial" porqueconstitua la forma perfecta de organizacin so-cio-poltica (ibid, p. 56).

    24. Lukcs, Geschichte ... , op. cit. (nota 2), p. 296. Pa-rafraseando a Engels aadi Lukcs: "Mientras elproletariado requiera de un Estado, no lo usarpara defender la libertad, sino para reprimir a susenemigos." (Ibid, p. 297)

    25. Lukcs, Zur Frage des Parlamentarismus (Sobrela cuestin del parlamentarismo), en Lukcs, Sch-riften ... , op. cit. (nota 3), p. 128.

    26. Lukcs, Lenin, op. cit. (nota 19), p. 62. La mismaconcepcin de democracia formal vs. revolucio-naria sostuvo Maurice Mer1eau-Ponty, Humanis-mus ... , op. cit. (nota 18), vol. 1, p. 17. Un pocoms adelante (p. 21), Merleau-Ponty atac a Lu-kcs porque ste ltimo no habra sido conse-cuente en su impugnacin de la democracia for-mal-burguesa.

    27. Lukcs, Lenin, ibid, p. 33; Lukcs, Die Rolle derMoral in der kommunistischen Produktion (La fun-cin de la moral en la produccin comunista) [1919],en Lukcs, Schriften ..., op. cit. (nota 3), p. 79.

    28. Lukcs, Die moralische Sendung ... , op. cit. (nota21), p. 138, 141. Se puede argumentar que desde

  • 128 H. C. F.MANSILLA

    sus llamadas Tesis de Blum (1928) Lukcs se dis-tanci de toda posicin extremista y stalinista yque desde entonces fue un firme partidario de lalegalidad socialista, lo que es verdad slo parcial-mente. Las Tesis de Blum y otros escritos poste-riores se refieren a la poltica que el partido co-munista debe emplear en sus relaciones con otrospartidos y con el exterior; en tal sentido Lukcsmanifest ser favorable a la coexistencia pacficay a las alianzas con otras corrientes de izquierda.La Tesis de Blum no contienen ningn elementoterico innovador o siquiera interesante y no ro-zan los asuntos mencionados aqu. Cf. Lukcs,Thesen ber die politische und wirtschaftlicheLage in Ungam und ber die Aufgaben der Kom-munistischen Partei Ungams {=Blum-ThesenJ(Tesis sobre la situacin econmica y poltica enHungra y las tareas del Partido Comunista deHungra), en Schriften ..., ibid, pp. 290-322; Lu-kcs, Aristokratische und demokratische Weltans-chauung (Visin aristocrtica y democrtica delmundo), en ibid, pp. 404-433.

    29) Interview der Redaktion von "Szabad Np" milGeorg Lukcs (Entrevista de "Szabad Np" conGeorg Lukcs) [1956), en Lukcs, Schriften ... ,ibid, p. 634s.

    30. Lukcs, Postscriptum ... , op. cit. (nota 14), p. 646.31. Lukcs, Brief an Alberto Carocci (Carta a Alber-

    to Carocci) [1962), en Schriften ... , ibid, p. 66ls.32. Lukcs, Schicksalswende (Vuelta del destino)

    [1944), en Schriften ... , ibid, p. 354. Esta expre-sin de Friedrich Schiller la utiliz Nikolaj 1. Bu-xarin en su alegato final durante los procesos deMosc inmediatamente antes de ser condenado amuerte, reconociendo que la razn histrica esta-ba encarnada en el triunfo poltico-material deStalin y que l (Buxarin) era en cuanto perdedorculpable de los cargos que le imputaban (aunquedeclin una responsabilidad estrictamente legal).La verdad era idntica al xito. Esta aceptacin -ms o menos voluntaria: eso era lo monstruoso-de la principal incriminacin otorgaba la razn aStalin y su rgimen y quebraba el ncleo racionaly, sobre todo, moral de toda la oposicin anti-sta-linista. En aquellos procesos los acusados y losfiscales (las vctimas y los verdugos) trabajabande consuno para establecer la anhelada certeza entomo a ciertos detalles de la reciente evolucinhistrica, certeza comn a ambos bandos y consi-derada igualmente indispensable. Cf. N. 1. Buxa-rin, Letzies Wort des Angeklagten Buxarin (Ulti-ma palabra del acusado Buxarin) [1938), en De-borin / Buxarin, op. cit. (nota 3), p. 280. Esta fue

    la interpretacin de los procesos de Mosc querealiz Arthur Koestler en su genial novela Eclip-se de sol, criticado severamente por MauriceMerleau-Ponty, Humanismus ... , op. cit. (nota 18),vol. 11,p. 42ss, 69ss, quiz por haber acertado ...

    33. Como se sabe, Lukcs se "equivoc" apostandopor la revolucin hngara de 1956, pero consi-gui que el partido generosamente le perdonaradespus de una autocrtica, y hasta recibi la msalta condecoracin hngara en 1969, la "Ordende la Bandera Roja". Cf. Lichtheim, op. cit. (nota1), p. 8. Segn otras fuentes, todas las retractacio-nes de Lukcs fueron un ardid tctico al estilo deGalileo Galilei para salvarse de la Santa Inquisi-cin: cf. Fritz J. Raddatz, op. cit. (nota 1), p. 70;Victor Serge, Erinnerungen eines Revolutioniirs1901-1941 (Recuerdos de un revolucionario),Wiener Neustadt: Rate- Verlag, 1974, p. 218; Kos-tas Axelos, Prface, en Lukcs, Histoire et cons-cience de classe, Pars: Minuit, 1960, p. 5.

    34. Jrgen Habermas, Theorie und Praxis. Sozialphi-losophische Studien (Teora y praxis. Estudios defilosofa social), NeuwiedlBerlin: Luchterhand,1963, p. 322s.

    35. Segn Maurice Merleau-Ponty, una constante au-tocensura de los intelectuales progresistas era ine-vitable, porque cualquier crtica de la Unin So-vitica significaba una apologa del capitalismooccidental. Cf. M. Merleau-Ponty, Humanis-mus ... , op. cit. (nota 18), t. 11,p. 90.

    36. Lukcs, Die Deutschen - eine Nation der Spii-f~ntwickler? Gespriich mit Adelbert Reif (Losalemanes - una nacin de desarrollo tardo?Conversacin con Adelbert Reif), en Georg Lu-kcs zum 13. April 1970 (Para Georg Lukcs enel 13 de abril de 1970), NeuwiedlBerlin: Luch-terhand, 1970, pp. 100-115. (Serie AD LECTO-RES W lO)

    37. Theodor W. Adorno, Erpresste Yersohnung: zuGeorg Lukcs' "Wider den missverstandenenRealismus" (Reconciliacin extorsionada: sobrela obra de Lukcs "Contra el realismo incom-prendido"), en Adorno, Noten zur Literatur 11(Notas sobre literatura 11), Frankfurt: Suhrkamp,1961, p. 185.

    38. Kostas Papaioannou, Marx et les marxistes, Pars:Flammarion, 1972, p. 396 (curiosos testimoniosen tomo a la "putrefaccin de la ciencia burgue-sa": ciberntica, psicoanlisis, etc.); Gabor Kiss,Marxismus als Soziologie (Marxismo como so-ciologa), Reinbek: Rowohlt, 1971, p. 107.

    39. No fue la sociologa terica la que floreci, sino susramas "aprovechables" segn los requerimientos

  • MARXISMO CRTICO

    del Estado: las sociologas del trabajo, la familia,el esparcimiento y la educacin (cf. Gabor Kiss,ibid, pp. 157-193,267-293); en los estudios sobreestratificacin social se elimin toda mencin a laformacin de elites y a conceptos definitorios deestamentos de ndole incmoda como el prestigioy el acceso al poder (ibid, pp. 88-106,174-201).

    40. Wolfgang Eichhorn, Wie ist Ethik als Wissenshaftmoglich? (Cmo es posible la tica en cuantociencia?), Berlin/RDA: Verlag der Wissenshaften,1965; Franz Loeser, Deontik. Planung und Lei-tung der moralischen Entwicklung (Dentica.Planificacin y direccin del desarrollo moral),Berlin/RDA: Verlag der Wissenschaften, 1966.

    41. Cf. Radovan Richta et al., Richta-Report. Politis-che Okonomie des 20. Jahrhunderts (El informeRichta. La economa poltica del siglo XX)[1966], Frankfurt: Makol, 1971. El marxismo-le-ninismo convencional de los partidos comunistasde Europa Oriental, mitigado por los aires de mo-da en torno a una modernizacin tecnocrtica,constituye el horizonte indubitable de la teora yla praxis de esta agrupacin.

    42. Radovan Richta et al., Technischer Fortschrittund industrielle Gesellschaft (Progreso tcnico ysociedad industrial), Frankfurt: Makol, 1972, pp.12s, 21-24, 191-230.

    43. Ibid, p. 23s, 208, 214-216, 226.44. Ibid, pp. 36-72,120-145,147-190.45. Lucio Colleti, Zur Stalin-Frage (Sobre la cuestin

    de Stalin) [1970], BerlinIW: Merve, 1970, pp. 34-37. En esta obra Colletti describe detalladamentelas brutalidades del rgimen stalinista, pero lo ex-culpa histricamente a causa de los logros moder-nizadores.

    46. Leo Kofler, op. cit. (nota 2), p. 146; Hans G.Helms, Fetisch Revolution. Marxismus und Bun-desrepublik (Fetiche revolucin. Marxismo y Re-pblica Federal [de Alemania)), NeuwiedlBerlin:Luchterhand, 1969, p. 13; sobre el desprecio deMarx a los campesinos y las tradiciones campes-tres cf. Kostas Papaioannou, Marx ... op. cit. (no-ta 38). p. 212.

    47. Hans Jorg Sandkhler (comp.), Marxistische Wis-senschaftstheorie. Studien zur Einfhrung in ih-ren Forschungsbereich (Epistemologa marxista.Estudios introductorios al rea investiga tiva).Frankfurt: Fischer/Athenaum, 1975. pp. 4. 15; cf.tambin pp. 38.110-148.149-173.

    48. Cf. Hans Jorg Sandkhler (comp.), Marxistis-che Erkenntnistheorie. Texte zu ihrem Fors-chungsstand in den sozialistischen Liindern

    129

    (Gnoseologa marxista. Textos sobre el nivel in-vestigativo alcanzado en pases socialistas).Stuttgart: Frommann-Holzboog, 1973. pp. 59-98.99-128. 152-182.

    49. Para la problemtica aqu tratada es importante lacompilacin de ensayos de Ernst Bloch, berKarl Marx (Sobre Karl Marx), Frankfurt: Suhr-kamp, 1968; en torno a Bloch cf. el volumen co-lectivo ber Emst Bloch (Sobre Ernst Bloch),Frankfurt: Suhrkamp, 1968. especialmente el ar-tculo de lring Fetscher, Ein grosser Einzelgdnger(Un gran solitario). en ibid, pp. 104-11 (con datosen torno a la influencia de Bloch sobre Georg Lu-kcs y la Escuela de Frankfurt).

    50. Palmiro Togliatti, Reden und Schriften (Discursosy escritos). compilacin de Claudio Pozzoli,Frankfurt: Fischer, 1967; cf. sobre todo su testa-mento intelectual. llamado "Memorndum deYalta": pp. 210-225.

    51. La obra tericamente ms conspicua del grupo"Praxis" fue la de Mihailo Markovic, Dialektik derPraxis (Dialctica de la praxis). Frankfurt: Suhr-kamp, 1968, que no aporta nada a las temticasaqu tratadas. Lo mismo puede afirmarse de otro li-bro en su momento muy aplaudido, pero que es uncompendio inofensivo en el mejor estilo del mar-xismo institucional: Predrag Vranicki, Geschichtedes Marxismus (Historia del marxismo), 2 vols.,Frankfurt: Suhrkamp, 1972. El grupo "Praxis" eramayoritariamente croata; Markovic (* 1923). encambio, se consagra actualmente a promover el na-cionalismo pan-serbio ms delirante.

    52. Segn Leo Kof/er, op. cit. (nota 2). pp. 199-205.fenmenos negativos como el burocratismo slose daran en los infiernos capitalistas. De acuerdoa Hans G. Helms, op. cit. (nota 46), p. 11, el peorsocialismo denotara rasgos ms razonables queel mejor capitalismo.

    53. Kofler, ibid, pp. 178-182, 249-265; Helms, op.cit. (nota 46), p. 13ss.

    54. Helms, ibid, pp. 7, 13-23.29; toda la labor de lospartidos socialdemocrticos es descalificada porHelms por ser stos "portadores lmites de la do-minacin capitalista". (Ibid, p. 7, 29)

    55. Karel Kosk, Die Dialektik des Konkreten. EineStudie zur Problematik des Menschen und derWelt (La dialctica de lo concreto. Un estudio so-bre la problemtica del Hombre y del mundo).Frankfurt: Fischer, 1967, p. 230.

    56. Ibid, p. 231. Hay que considerar que este libro fueescrito poco antes de la "Primavera de Praga" ysin las presiones del rgimen stalinista.

  • 130 H. C. F. MANSILLA

    57. Cf. Adam Schaff, Marx oder Sartre? Versuch ei-ner Philosophie des Menschen (Marx o Sartre?Ensayo de una filosofa del Hombre), [1961],Frankfurt: Fischer, 1966, p. 15, 23; Schaff, Elmarxismo al final del siglo, Barcelona: Ariel,1994. Para una crtica ortodoxa a la combinacinde marxismo y existencialismo cf. Roger Ga-raudy, Marxismus im 20. Jahrhundert (Marxismoen el siglo XX) [1966], Reinbek: Rowohlt, 1969.

    58. Adam Schaff, Marxismus und das menschlichelndividuum (El marxismo y el individuo huma-no), Viena etc.: Europa, 1965, p. 38s, 170; sobrela controversia entre Adam Schaff y Leszek Kola-kowski cf. Z. A. Jordan, Marxistischer Revisionis-mus in Polen. Hintergrund, Wurzeln und Haupts-tromungen (Revisionismo marxista en Polonia.Trasfondo, races y corrientes principales), en:MARXISMUS-STUDIEN, vol. 5, compilacinde Iring Fetscher, Tbingen: Mohr-Siebeck,1968, pp. 85-129; Adam Schaff, Studien ber denjungen Marx und ihre peinlichen Details (Estu-dios sobre el joven Marx y sus detalles penosos),en Leopold Labedz (comp.), op. cit. (nota 1), pp.273-294.

    59. Schaff, Marxismus ... , ibid, p. 64s.60. Gyorgy Konrd / Ivn Szelnyi, Die lntelligenz

    auf dem Weg zur Klassenmacht (La intelectuali-dad en camino al poder de clase), Frankfurt:Suhrkamp, 1981, p. llls.

    61. El marxismo crtico careci, por ejemplo, de unainvestigacin emprica y documental en torno alos fenmenos burocrtico-administrativos de lapropia rea geogrfica y a los problemas de la vi-da cotidiana de sus ciudadanos. Cf. los tempranosestudios del medio acadmico occidental sobreesta temtica: Alex Inkeles / Raymond A. Bauer,

    The Soviet Citizen. Daily Life in a TotalitarianSociety, Cambridge: Harvard U.P., 1959; MerleFainsod, How Russia is Ruled, Cambridge: Har-vard U.P., 1961.

    62. Sobre el etnocentrismo, sus claras manifestacio-nes en Marx y la defensa que hizo ste ltimo dela "labor civilizadora" del imperialismo britnicoen India y otros pases "atrasados" cf. RudolfBahro, Die Alternative. Zur Kritik des real exis-tierenden Sozialismus (La alternativa. Crtica delsocialismo realmente existente), Reinbek: Ro-wohlt, 1980, p. 44ss.

    63. Lukcs, Schicksalswende ... [1944], op. cit. (nota32), p. 359. Es interesante observar que a Lukcs,ciudadano de ese Estado, no se le ocurri seme-jante idea durante la existencia del Imperio Aus-tro-Hngaro (es decir hasta octubre de 1918).

    64. Despus de apartarse del marxismo, Karl AugustWittfogel realiz su gran investigacin sobre eldespotismo oriental y las sociedades hidrulicas.El argumento central de Karl A. Wittfogel (Dieorientalische Despotie. Eine vergleichende Un-tersuchung totaler Macht [El despotismo oriental.Una investigacin comparada sobre el poder to-tal], Frankfurt etc.: Ullstein, 1977, pp. 379s, 470-480) es que el acceso al poder (y no la propiedadprivada de los medios de produccin) conformaen muchas naciones el criterio ms importantepara determinar su estratificacin social; la defi-nicin de estadios evolutivos de acuerdo al rgi-men de propiedad privada sera vlido slo paraEuropa Occidental en ciertos periodos histricos.La estatizacin de los medios de produccin notendra, por consiguiente, el rol liberador queMarx le atribuye.