la voz del maestro-22 de marzo 2015

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MAESTRO La Voz del La Voz del La Voz del 1 Cada familia necesita del padre. Hoy nos centramos en el valor de su papel, y quisiera partir de algunas expresiones que se encuentran en el libro de los Proverbios, palabras que un padre dirige al propio hijo, y dice así: «Hijo mío, si se hace sabio tu corazón, también mi corazón se alegrará. Me alegraré de todo corazón si tus labios hablan con acierto» (Pr 23, 15-16). No se podría expresar mejor el orgullo y la emoción de un padre que reconoce haber transmitido al hijo lo que importa de verdad en la vida, o sea, un corazón sabio. Este padre no dice: «Estoy orgulloso de ti porque eres precisamente igual a mí, porque repites las cosas que yo digo y hago». No, no le dice sencillamente algo. Le dice algo mucho más importante, que podríamos interpretar así: «Seré feliz cada vez que te vea actuar con sabiduría, y me emocionaré cada vez que te escuche hablar con rectitud. Esto es lo que quise dejarte, para que se convirtiera en algo tuyo: el hábito de sentir y obrar, hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para que pudieras ser así, te enseñé lo que no sabías, corregí errores que no veías. Te hice sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto, que tal vez no has reconocido plenamente cuando eras joven e incierto. Te di un testimonio de rigor y firmeza que tal vez no comprendías, cuando hubieses querido sólo complicidad y protección. Yo mismo, en primer lugar, tuve que ponerme a la prueba de la sabiduría del corazón, y vigilar sobre los excesos del sentimiento y del resentimiento, para cargar el peso de las inevitables incomprensiones y encontrar las palabras justas para hacerme entender». Un padre sabe bien lo que cuesta transmitir esta herencia: cuánta cercanía, cuánta dulzura y cuánta firmeza. Pero, cuánto consuelo y cuánta recompensa se recibe cuando los hijos rinden honor a esta herencia. Es una alegría que recompensa toda fatiga, que supera toda incomprensión y cura cada herida. La primera necesidad, por lo tanto, es precisamente esta: que el padre esté presente en la familia. Que sea cercano a la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, cansancios y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan y cuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos, cuando se lanzan y cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino; padre presente, siempre. Decir presente no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres demasiado controladores anulan a los hijos, no los dejan crecer. El Evangelio nos habla de la ejemplaridad del Padre que está en el cielo —el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente «Padre bueno» (cf. Mc 10, 18). Todos conocen esa extraordinaria parábola llamada del «hijo pródigo», o mejor del «padre misericordioso», que está en el Evangelio de san Lucas en el capítulo 15 (cf. 15, 11-32). Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia. Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar desde el fondo del corazón. Cierto, sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, complaciente, sentimental. El padre que sabe corregir sin humillar es el mismo que sabe proteger sin guardar nada para sí. Una vez escuché en una reunión de matrimonio a un papá que decía: «Algunas veces tengo que castigar un poco a mis hijos... pero nunca bruscamente para no humillarlos». ¡Qué hermoso! Tiene sentido de la dignidad. Debe castigar, lo hace del modo justo, y sigue adelante. Así, pues, si hay alguien que puede explicar en profundidad la oración del «Padrenuestro», enseñada por Jesús, es precisamente quien vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valentía y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que los espera cuando regresan de sus fracasos. Harán de todo por no admitirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan; y el no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de cerrar. Papa Francisco Boletín de Información y Formación Cooperación Voluntaria “V DOMINGO DE CUARESMA” Marzo 22 de 2015 año 13 Numero 511 [2] “Cada familia necesita del padre” www.parroquiajesusmaestrogdl.com Visita Nuestras Paginas Web: www.facebook.com/ParroquiaJesusMaestro

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Page 1: La voz del Maestro-22 de marzo 2015

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Cada familia necesita del padre. Hoy nos centramos en el valor de su papel, y quisiera partir de algunas expresiones que se encuentran en el libro de los Proverbios, palabras que un padre dirige al propio hijo, y dice así: «Hijo mío, si se hace sabio tu corazón, también mi corazón se alegrará. Me alegraré de todo corazón si tus labios hablan con acierto» (Pr 23, 15-16).

No se podría expresar mejor el orgullo y la emoción de un padre que reconoce haber transmitido al hijo lo que importa de verdad en la vida, o sea, un corazón sabio. Este padre no dice: «Estoy orgulloso de ti porque eres precisamente igual a mí, porque repites las cosas que yo digo y hago». No, no le dice sencillamente algo. Le dice algo mucho más importante, que podríamos interpretar así: «Seré feliz cada vez que te vea actuar con sabiduría, y me emocionaré cada vez que te escuche hablar con rectitud. Esto es lo que quise dejarte, para que se convirtiera en algo tuyo: el hábito de sentir y obrar, hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para que pudieras ser así, te enseñé lo que no sabías, corregí errores que no veías. Te hice sentir un afecto profundo y al mismo tiempo discreto, que tal vez no has reconocido plenamente cuando eras joven e incierto. Te di un testimonio de rigor y firmeza que tal vez no comprendías, cuando hubieses querido sólo complicidad y protección. Yo mismo, en primer lugar, tuve que ponerme a la prueba de la sabiduría del corazón, y vigilar sobre los excesos del sentimiento y del resentimiento, para cargar el peso de las inevitables incomprensiones y encontrar las palabras justas para hacerme entender».

Un padre sabe bien lo que cuesta transmitir esta herencia: cuánta cercanía, cuánta dulzura y cuánta firmeza. Pero, cuánto consuelo y cuánta recompensa se recibe cuando los hijos rinden honor a esta herencia. Es una alegría que recompensa toda fatiga, que supera toda incomprensión y cura cada herida.

La primera necesidad, por lo tanto, es precisamente esta: que el padre esté presente en la familia. Que sea cercano a la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, cansancios y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento:

cuando juegan y cuando tienen ocupaciones, cuando son despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos, cuando se lanzan y cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino; padre presente, siempre.

Decir presente no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres demasiado controladores anulan a los hijos, no los dejan crecer.

El Evangelio nos habla de la ejemplaridad del Padre que está en el cielo —el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente «Padre bueno» (cf. Mc 10, 18). Todos conocen esa extraordinaria parábola llamada del «hijo pródigo», o mejor del «padre misericordioso», que está en el Evangelio de san Lucas en el capítulo 15 (cf. 15, 11-32). Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia.Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar desde el fondo del corazón. Cierto, sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, complaciente, sentimental. El padre que sabe corregir sin humillar es el mismo que sabe proteger sin guardar nada para sí. Una vez escuché en una reunión de matrimonio a un papá que decía: «Algunas veces tengo que castigar un poco a mis hijos... pero nunca bruscamente para no humillarlos». ¡Qué hermoso! Tiene sentido de la dignidad. Debe castigar, lo hace del modo justo, y sigue adelante.

Así, pues, si hay alguien que puede explicar en profundidad la oración del «Padrenuestro», enseñada por Jesús, es precisamente quien vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valentía y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que los espera cuando regresan de sus fracasos. Harán de todo por no admitirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan; y el no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de cerrar.

Papa Francisco

Boletín de Información y Formación

Cooperación Voluntaria “V DOMINGO DE CUARESMA” Marzo 22 de 2015 año 13 Numero 511 [2]

“Cada familia necesita del padre”

www.parroquiajesusmaestrogdl.comVisita Nuestras Paginas Web: www.facebook.com/ParroquiaJesusMaestro

Page 2: La voz del Maestro-22 de marzo 2015

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NUESTRA MISA DE HOYANTÍFONA DE ENTRADASal 42, 1-2

Señor, hazme justicia. Defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre injusto y malvado, tú que eres mi Dios y mi defensa.

SALMO RESPONSORIAL Salmo 50

R/. Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. R/.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, un esp í r i tu nuevo para cumpl i r tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. R/.

Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL

EVANGELIO Jn 12, 26

R/. Honor y Gloria a Ti, Señor Jesús.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor.

R/. Honor y Gloria a Ti, Señor Jesús.

ANTÍFONA DE LA

COMUNIÓN Jn 12, 24-25

Yo les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da fruto abundante.

PRIMERA LECTURADel libro del profeta Jeremías: 31, 31-34

"Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos. Ésta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones.

Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: ̀ Conoce al Señor', porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados".

SEGUNDA LECTURA De la carta a los hebreos: 5, 7-9

Hermanos:

Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.

EVANGELIODel santo Evangelio según san Juan 3, 14-21

Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos

griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: "Señor, quisiéramos ver a Jesús".

Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y Él les respondió: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

Palabra de Dios

Palabra de Dios

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El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.

Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: `Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo".

De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: "Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Palabra del Señor.

Reflexionemos... Preguntar por lo que es 'el tiempo' no es una pregunta ociosa, sino que nos conduce al misterio más profundo de la existencia humana: la venida de Jesús y el sentido de nuestra vida como cristianos. El pasaje del evangelio de Juan que hoy leemos no habla de la hora del reloj, sino que proclama el tiempo de la revelación última de Dios: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado". ¿Cómo va a suceder eso? El Hijo del hombre va a ser elevado en la cruz, y la cruz será el trono y la revelación última de lo que Dios es: amor que sufre y que soporta. El demonio será echado fuera y será revelada la verdad que a todos nos hace libres: Jesús es el Hijo de Dios, el Dios cuya naturaleza es ser amor sin límites.

Y esa hora de glorificación no lo es únicamente para Jesús y para el Padre; lo es también para nosotros. Allí mismo dice Jesús: "El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna". Estas palabras de Jesús contienen la esencia de la vida humana y de la vocación cristiana. Porque sólo cuando acompañamos a Jesús en su muerte a los ídolos del poder, del materialismo y la celebridad, entonces producimos las obras del Espíritu; cuando somos suficientemente libres para odiar nuestras vidas según el mundo, entonces comenzamos a vivir la vida que es eterna.

Como Jesús, nos sentimos muchas veces perturbados por esos pensamientos. Lo que muchas veces queremos es evitar la copa del sufrimiento y la hora de la cruz, porque muchas veces amamos nuestra vida en este mundo, el cual encontramos cómodo y atractivo. Pero, como Jesús, estamos aquí para glorificar al Padre. Aceptando nuestra parte de sufrimiento y muriendo como el grano de trigo, llegaremos a hacer nuestra la vida eterna. Nuestra participación en la Eucaristía, donde se hace presente el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús, nos ayuda a comprender y a hacer nuestra esta enseñanza suya y a encontrar en ella la paz y la felicidad que él nos promete.

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra.

Creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor.

Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,

padeció bajo el poder de Poncio Pilato.Fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu santo,La Santa Iglesia católica,La comunión de los santos,El perdón de los pecados,La resurrección de la carne Y la vida eterna.

ApóstolesSímbolo de losSímbolo de losSímbolo de los

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Amén.

Inclinamosla

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Arcelia Ramírez Gómez*Ernesto Oceguera Carrillo*

Asesores:Dirección: Monseñor Rafael Hernández Morales

Pbro. Juan Bojórquez Aguirre*Julio Arellano Ramos

Colaboradores:

Sugerencias y/o Comentarios

[email protected]

Avisos

Parroquia de Jesús MaestroIsla Barlovento 2244esq. Reyes CatólicosTel. 38-10-46-12

LIBERTAD, LLAMADO DE CRISTO, COMPROMISO DEL HOMBRE

A todo mundo le gusta la libertad. Por largos años muchas naciones soñaron con la ansiada libertad frente a la opresión del invasor, del conquistador o colonizador. Algunas naciones siguen soñando con ello.

Hoy, sin embargo, las luchas libertarias están más concentradas en romper el yugo impuesto por algún dictador o régimen totalitario. Expresiones de este esfuerzo pueden ser la demanda de libertad de credo, de expresión, de reunión, de empresa.

Pero en el plano personal también se libran muchas batallas para recuperar la libertad. Hay quien vive esclavo de su trabajo o, por la carencia de éste, de la pobreza; hay quien padece el yugo de las adicciones. Oprimidos por tantas cosas, los hombres y las mujeres siguen deseando la libertad, la cual no tiene que ver con la idea tan difundida de “hacer lo que me plazca”. De hecho, la libertad no es solamente un don, un regalo. Es también un compromiso.

No basta la aplicación cabal de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1948, la cual reconoce que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” Hace falta justo insistir en la parte del compromiso, la de querer y trabajar para que se reconozca en modo efectivo la vocación a la libertad de cada persona, la propia libertad y la de los demás, pues los seres humanos “dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Ser libre exige compromiso y también esfuerzo. En el plano personal puede resultar cómodo vivir sin libertad, dejarse llevar por la corriente, por lo que todos hacen; pareciera más sencillo evitar oponerse a un estilo de vida que, basado en valores, exige renuncias y actuar por convicciones.

Resulta interesante que el Papa Francisco para hablar de la l ibertad se ref iera a los Diez Mandamientos: “No debemos ver los Diez Mandamientos como limitaciones a la libertad, no, no es esto sino que debemos verlos como ¡indicaciones

La úl t ima tanda de Ejerc ic ios Cuaresmales se impartirá a partir de mañana lunes 23 al 27 de marzo, a las 5:30 pm y a las 8:30 pm, en el templo parroquial.

El jueves 26 y el viernes 27 de marzo, habrá Pláticas pre-bautismales, a las 8:00 pm. Informes e inscripciones en la notaría.

Este viernes, 27 de marzo, a las 8:00 d e l a n o c h e t e n d r e m o s C I N E PARROQUIAL. Entra a:

www.facebook.com/ParroquiaJesusMaestro

y participa en la elección de la película que se va a proyectar.

para la libertad! Ellos nos enseñan a evitar la esclavitud a la que nos reducen tantos ídolos que construimos nosotros mismos - lo hemos experimentado muchas veces en la historia y lo experimentamos también hoy -. Ellos nos enseñan a abrirnos a una dimensión más amplia que la material, a vivir el respeto por las personas, venciendo la codicia de poder, de posesión, de dinero, a ser honestos y sinceros en nuestras relaciones, a custodiar toda la creación y nutrir nuestro planeta de ideales altos, nobles, espirituales. Seguir los Diez mandamientos significa ser fieles a nosotros mismos, a nuestra naturaleza más auténtica y caminar hacia la libertad auténtica que Cristo enseñó en las Bienaventuranzas”.

Ser libre es un ejercicio y un compromiso para toda persona. Especialmente exigente para quienes creen en Cristo y en su llamado a la libertad verdadera.