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LA VIDA DEL CEREBRO

Con tan solo un kilo y trescientos gramos de peso, el cerebro codifica nuestro conocimiento y nuestras habilidades, alegrías y arrepentimientos, planes para el futuro… aún el sentido de nosotros mismos. Pero este no es el mismo cerebro con el que vislumbramos por primera vez el mundo. El paisaje mental de un niño difiere notablemente del de un adolescente o un adulto. Nuevos descubrimientos dan luz de como es que estos cambios suceden, revelando el exótico mundo del recién nacido, explicando porque los adolescentes son tan impulsivos, revelando las conexiones que continua operando en la etapa de madurez y las nuevas neuronas que siguen apareciendo aun a nuestros setenta. La vieja imagen del cerebro como un algo esencialmente estático, ha sido substituida por un flujo y una transformación: una historia de la vida con muchos capítulos.

Por Kathleen McAuliffe*

Traducción María José Gómez Serna

* McAuliffe, K..(2007).Life of Brain. The Brain:An Owners’s Manual,Spring 2007, 4-17.

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EL BEBE: LA CURVA DE APRENDIZAJE.

olo unos minutos después de que mi hija naciera, me sorprendió abriendo los ojos.

Los mire serpentear sin rumbo alrededor de la habitación. “Supongo que no puede ver todavía muy bien”, le dije a mi esposo. En ese preciso momento, su mirada fija se dirigió hacia mí – y se detuvo. Fijamos la mirada. “¡Ohh!” exclamé. “¡Ella sabe quien soy! ¿Es posible que un niño con tan solo unos minutos de vida sepa, hasta cierto nivel, quien es su madre? “Los bebes pueden engañarnos,” dice Daphne Maurer, psicóloga del desarrollo de la Universidad Mcmaster en Hamilton, Ontario. “Son ambas cosas, mas y menos capaces de lo que nosotros generalmente asumimos”. ¿Su mayor talento? La supervivencia: ellos vienen al mundo con una irreprimible tendencia hacia cosas socialmente relevantes. De hecho, mucho aprendizaje ocurre antes del nacimiento. “El líquido amniótico es tan buen conductor de sonido, que los bebés nacen ya acostumbrados a la cadencia y ritmo de la voz de su madre,” dice Maurer. Se ha descubierto hace poco que el gusto por la música puede ser cultivado desde el útero. La psicoanalista británica Alexandra Lamont, recomendó a mujeres en su último trimestre de embarazo que escuchen algún tipo de música que disfruten varias veces. A un año de haber nacido, los bebes prefieren la música que escuchaban cuando estaban en la etapa fetal, sobre cualquier otra. De igual forma,

investigaciones del Centro de Sentidos Químicos Monell en Filadelfia, muestran que nuestros gustos alimenticios se constituyen en base a lo que nuestras madres comieron durante los últimos meses de gestación. “La experiencia prenatal altera nuestro gusto por la comida, probablemente cambiando la composición del líquido amniótico, fluido que es bebido por el feto”, explica McMaster Maurer. ¿Quién hubiera pensado que un recién nacido podría tener un paladar exigente, o que podría preferir Beethoven que las canciones de Barney? Así, los hechos son indiscutibles: la asimilación cultural comienza aún antes de que nosotros tomemos nuestro primer respiro. “El cerebro de un bebe es una maquina asombrosa de aprendizaje en la que la experiencia del mundo, que empieza desde el útero, ayuda a afinar las conexiones neuronales”, comenta Carla Shatz, profesora y presidenta del departamento de neurobiología de la Escuela de Medicina de Harvard. Antes del nacimiento, estamos dotados con una excesiva abundancia de células cerebrales y conexiones, muchas más de las que usaremos como adultos. El nacimiento provoca otro estirón explosivo en el cerebro. Las neuronas responden a un bombardeo de nuevas visiones, sonidos y otras sensaciones, enviando una densa maraña de ramificaciones llamadas dendritas, formando así una jungla de interconexiones. Mientras los bosquejos preliminares del cerebro adulto toman forma, las vías neuronales continúan sin estar diferenciadas. “Todos los niños

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nacen en un estado de esplendor psicodélico parecido a un viaje de ácidos,” dice Daniel Levitin, profesor de neurociencia y música de la Universidad McGill en Montreal. “Todas las visiones, los sonidos y las sensaciones por medio del tacto son activadas conjuntamente, y el niño no puede decir de cual órgano sensorial proviene cada sensación. Solo a través de la maduración y de la experiencia es que aprendemos a distinguir la información de los diferentes órganos sensoriales. Para Levitins la “maduración y la experiencia” son el proceso básico del aprendizaje. Mientras las conexiones neuronales se forman durante la infancia, las vías utilizadas intensamente quedan revestidas en mielina, una cubierta aislante y grasosa que acelera la transmisión de señales. Mientras tanto, aquellos circuitos que son redundantes o poco usados se debilitan. Conexiones que van desde nuestros ojos a la corteza auditiva, o de los oídos a la corteza visual, serán más propensas a atrofiarse, sucumbiendo ante la competencia contra vías mas activas. En un momento, la reducción de circuitos se equilibra con su producción. Para la edad adulta, la mitad de las conexiones neuronales que teníamos cuando niños, se desvanecen. “Un niño de 2 años tiene dos veces mas conexiones sinápticas de las que tiene su pediatra,” afirma Helen Neville, neurobióloga de la Universidad de Oregon. Las conexiones que sobreviven son por definición las más útiles. En educación temprana está claro que menos puede significar más.

Estos cambios ocurren rápido, y parecen ser una gama de “periodos sensitivos” durante los cuales el cerebro en desarrollo es más receptivo a la estimulación. Los niños con tan solo una hora de nacidos se fascinan por cualquier cosa que apenas parezca una cara, como una letra T mayúscula. “Ellos giran preferentemente su cabeza hacia patrones de este tipo”, reporta Mark Jonson, experto del desarrollo cognoscitivo y del cerebro de la Universidad de Londres. Él y otros investigadores han demostrado de forma independiente que los recién nacidos tienen una fuerte tendencia a voltear la cabeza hacia caras humanas que les regresan la mirada. Los recién nacidos no ven muy bien realmente, especialmente a distancia. Pero pueden ver objetos a menos de un metro- no detalladamente, pero en un boceto borroso, como una foto fuera de foco. Aproximadamente hasta los dos meses de edad, la puesta a prueba comienza, los bebes utilizan toda la forma del rostro y el contorno del pelo para distinguir a los miembros de la familia. Jonson presenta un ejemplo interesante: “En uno de nuestros estudios, una mamá se conmocionó porque de repente su bebe comenzó a tratarla como una extraña,” dijo. “Se dio cuenta de que momentos antes de traer al niño al laboratorio, había pasado a cortarse el pelo.” En la infancia, la parte de la corteza que reconoce las caras no es muy particular: responde a caras invertidas y caras de mono. Pero en términos generales, la sintonía de la corteza puede darles un talento único. Conforme a mediciones realizadas en niños de

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6 meses sobre los distintos cambios en los patrones cerebrales, puede verse que son capaces de distinguir fácilmente nuevas caras de monos- algo que los adultos no pueden. “Aún aquellos adultos que trabajan en una colonia de monos no tiene esta habilidad,” dice Charles Nelson, profesor de pediatría en la Escuela de Medicina de Harvard. A menos que hayas sido criado por un mono, el estudio sugiere que perderás esta habilidad alrededor de los 9 meses de edad. “Esto parece ser una ventana de tiempo en la infancia, durante la cual debes ser expuesto a caras para convertirte en un experto capaz de distinguir un individuo de otro,” menciona Nelson. De hecho, una cosa es identificar caras y otra muy distinta es discernir los diversos sentimientos que éstas expresan. Así, los niños con tan solo algunos meses de edad desarrollan la habilidad de figurarse lo que los adultos están pensando. Acabando con el viejo concepto de que los niños menores a 9 años de edad no pueden reconocer las emociones, Diane Montague, una psicóloga del desarrollo de la Universidad La Salle en Filadelfia videograbó imagenes de bebes de 4 meses que respondían activamente a diferentes expresiones faciales. Para obtener estas respuestas ella utilizó una forma parecida al juego peekaboo1: después de unas pocas veces en las que ella aparecía desde atrás de una cortina con una gran sonrisa, ella cambió hacia una expresión de enojo, miedo o tristeza. Los bebes reaccionaron de un modo totalmente distinto que 1 El peekaboo es un juego que consiste en esconderse y aparecer una y otra vez.

antes: cuando ellos vieron la cara triste desviaron su mirada, pero con una leve expresión facial mostraron un profundo interés. Ellos no quisieron volver a mirarla, aún cuando ella apareció de nuevo con una expresión feliz. Después de una cara de enojo, ellos hicieron exactamente lo contrario: ellos miraron más fijamente cuando ella apareció posteriormente con una sonrisa. “Investigadores anteriores utilizaron fotografías para estudiar las reacciones de los niños ante las expresiones,” explica Montague. “Los bebés no reaccionaron a estas fotografías como se esperaba. Las fotografías son estáticas y no les hablan.” Uno de los mejores ejemplos de la forma en la que el desarrollo del cerebro es esculpido por la experiencia es el lenguaje. Hace más de 20 años, las avanzadas investigaciones de la psicóloga canadiense Janet Werker estableció que los infantes, a diferencia de los adultos, pueden percibir fácilmente todas las unidades básicas de sonido, o fonemas, de todas las lenguas del mundo. Ella pudo comprobar esto, ya que los niños pueden ser condicionados a voltear su cabeza como respuesta a nuevos sonidos. Pruebas en infantes jóvenes con una base lingüística tan diversa como el alemán y el kikuyu (hablado en algunas partes de Kenia) han confirmado posteriormente esta maestría en fonemas no maternos. Nosotros perdemos esta facilidad lingüística entre los 6 y doce meses de edad, debido a que los circuitos que activamos rara vez, se pierden por el desuso. De hecho, esperamos hasta la edad adulta

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para empezar a aprender una segunda lengua con una gran lentitud en el proceso: los adultos angloparlantes que estudian Hindi por primera vez, necesitan mas de un año de entrenamiento para aprender la distinción de ciertos sonidos que cualquier recién nacido pudiera hacer, como lo demuestra Werker. Cuando sus investigaciones se volvieron publicas, los padres desearon criar niños multilingües y corrieron a comprar cintas de lenguas extranjeras para utilizarlas como canciones de cuna para sus bebes. Pero investigaciones recientes realizadas por Patricia Kuhl una neurocientífica cognoscitiva de la Universidad de Washington, sugirió que era probable que estuvieran desperdiciando su dinero. Kuhl expuso, bajo diferentes situaciones, a varios niños norteamericanos de 9 meses a un interlocutor nativo del chino mandarin: a algunos bebes se les puso a escuchar solo la voz, otros lo veían y lo escuchaban únicamente en video, y los restantes interactuaban en vivo con el interlocutor durante 12 sesiones. Solamente en el último grupo se observó el típico decline fonético para el chino. Kuhl encontró que simplemente no existe forma de substituir el hecho de ver a otro ser humano hablando. Los infantes están mas alerta en situaciones sociales y disciernen el significado de las cosas a través de la mirada. Si nadie atrae directamente su atención, expresa Kuhl, los niños tratan al lenguaje como si fuera ruido de fondo y desafinado.

Recientemente, Kuhl descubrió otra clave de cómo dominamos el lenguaje. Utilizando una nueva técnica llamada magnetoencefalografía, que permite monitorear la actividad neuronal con una precisión de milisegundos, aún los movimientos de los bebes, rastreó su progreso durante su primer año de vida, desde el arrullo hasta el balbuceo, o hasta que pronuncia esa primera palabra. Mientras eso sucedía, ella descubrió que las partes del cerebro que comprenden y que producen el habla comienzan a acoplarse. Estas nuevas vías permiten al bebe trazar un mapa de relaciones entre sonidos y movimientos precisos de su lengua y labios. Esto promueve un habla mimetizado, dice Kuhl, lo que explica porque los niños de Brooklyn hablan “Brooklynes.” Los bebes parecen dominar todo este aprendizaje sin depender de la memoria consciente, al menos no en el sentido en el que nosotros la experimentamos como adultos. Pon un puño lleno de canicas en una taza, sacúdelas y después tira las y un niño de 9 meses podrá recordar esta secuencia de eventos alrededor de tres semanas, dice Nelson de Harvard. A los 16 meses, él lo hará mejor. Aun así y en general, los adultos tienen pocos o casi ningún recuerdo de este periodo de sus vidas. Para la mayoría de nosotros nuestro primer recuerdo data de los 3 o 4 años. ¿Qué pasa con todo ese tiempo perdido? “Los bebes no tienen un sofisticado sistema de archivación,” expresa Nelson. Considerando el reto que confronta el bebe al aprender a agarrar un objeto por primera vez.

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Durante el primer año de vida, el sistema sensorial de la vista procesa la información táctil, la escuchada y además precisa los detalles, pero todavía no se comunica bien. Por ejemplo, la parte del cerebro de los bebes que distingue diferentes objetos no está propiamente unido con el área que supervisa como manipularlos. Por consiguiente, un bebe podría reconocer una sonaja, pero luchar para agarrarla y moverla. En la niñez, con el aumento en la comunicación entre los centros especializados del cerebro y con mayores logros en el desarrollo del lenguaje, los niños comienzan a asociar los objetos con sus nombres, funciones, sensaciones, sabores y olores. En este sentido, la memoria comienza a cristalizarse. Para finales de la infancia, si todo va de forma correcta, aprendemos como hablar, caminar, descifrar los rostros, agarrar cosas y más. Pero ¿qué pasa si no obtenemos las señales sensoriales correctas en el tiempo adecuado, como les sucede a las personas que nacieron sordas o ciegas? ¿O si se desvía el proceso de desarrollo, como pasa en el autismo? “El resultado podría ser un extraño sistema de conexiones” reporta Neville de la Universidad de Oregon. En las personas ciegas, por ejemplo, la corteza visual puede tomar el control del proceso auditivo, y en los sordos el proceso visual puede darse en la corteza auditiva. Los individuos autistas pueden procesar las caras en partes del cerebro reservadas normalmente para objetos inanimados. Si un bebe tiene

esotropia, y no es corregida para los 3 años, el ojo que no esta afectado puede monopolizar la corteza visual, resultando una ceguera parcial, esto aun si el ojo desviado se enderezada quirúrgicamente después. Los neurólogos creen que la negligencia puede dejar huella, produciendo menos conexiones neuronales con las que se contará en la edad adulta. Los niños que son ignorados pueden crecer con atrofio intelectual y emocional. “La maleabilidad del cerebro joven es definitivamente una espada de doble filo,” dice Neville. “Permite el aprendizaje a un ritmo impresionante, pero puede ser una desventaja si algo sale mal o si las señales no son las optimas.” Para bien o para mal, los padres son los mayores escultores del cerebro de sus bebes. Pero eso no necesariamente significa bombardear la cuna con tarjetas mnemotécnicas, videos Baby Einstein, o con otros productos de la vertiginosa industria del “niño inteligente.” Los niños aprenden mejor a través de interacciones sociales. Los expertos dicen que para fomentar el aprendizaje, nada supera los abrazos, besos y mucha diversión juntos. Las mentes jóvenes triunfan en el TLC.2

2 Tender Loving Care (TLC), se refiere a cuidados tiernos y cariñosos.

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EL ADOLESCENTE: ASUNTOS PELIGROSOS.

ra el último día de escuela, Carla Wagner de 17 años y algunos de sus amigos

decidieron celebrarlo. Estos adolescentes habitantes de Miami fumaron marihuana, y cada uno tomo varios caballitos de tequila. Después de eso, todos ellos se amontonaron en el coche de Wagner para ir a dar un paseo. Mientras Wagner bromeaba con sus amigos, ella contesto el teléfono y perdió el control de su coche. Viró bruscamente a través de un carril de bicicletas y se estrello contra un árbol. Wagner y sus amigos sobrevivieron – pero una niña de 16 años que patinaba por el carril murió instantáneamente. Pocos de los que han pasado por los tumultuosos años de la adolescencia podrían negar haber sufrido algunos lapsos de perdida de juicio, durante este proceso de la vida. Mientras que los adolescentes pueden parecer adultos, y en ocasiones actuar como adultos, un vistazo dentro de sus cerebros dice una historia totalmente diferente. “Hasta hace poco se asumía que el cerebro estaba totalmente adulto – “perfectamente cocinado” – a final es de la infancia, “ dice Jay N. Giedd, jefe de la proyección de imagen del cerebro en la rama de psiquiatría infantil de los Institutos Nacionales de salud de Bethesda, Maryland. “Ahora lo sabemos mejor”. Una oleada de investigaciones en las últimas décadas ha revelado que la corteza cerebral sufre un cambio desenfrenado en este

momento de la vida. Los neurotransmisores se transforman radicalmente tanto en número como en tipo, fomentando un ansia por experimentar y por tomar riesgos. Nuevas conexiones son forjadas entre centros de alto pensamiento conceptual. La Mielinación - el aislamiento de circuitos para acelerar la transmisión de señales - brinca precipitosamente. “En un segundo florecimiento, semejante a la infancia, el esquema de conexiones de la corteza cerebral se vuelve mas rico, mas complejo y eficiente, “expone Giedd. Al final de esta montaña rusa, las conexiones disminuyen a través de una reducción de tipo “úsalo o piérdelo,” culminando con un cerebro más delgado pero más agudo. Este cambio es mas que profundo en la corteza cerebral - especialmente en la famosa corteza prefrontal, la porción justo atrás de la frente sumamente conocida por ser el lugar de mayor juicio, sabiduría y deliberación. La corteza prefrontal, la última parte del cerebro en desarrollarse, es la que permite a los adultos sopesar las acciones – como el tomar antes de manejar – con sus consecuencias. Esta es la parte del cerebro que nos ayuda a resistir a la presión del grupo y nos detiene de hacer cosas entupidas de las que luego nos arrepentiremos. Funcionando como el CEO,3 también permite a los adultos priorizar sus acciones y les da una ventaja al realizar tareas múltiples – por ejemplo, hablar por el celular mientras manejamos. “La maduración tardía de la corteza 3 Chief Executive Officer, la traducción literal es oficial ejecutivo en jefe, es el término para designar a la persona con más alta responsabilidad y rango de una organización.

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prefrontal,” dice Giedd, “va muy relacionada con la explicación de porque los adolescentes y los coches son una combinación mortal." Este hecho anatómico puede esclarecer porque los adolescentes pueden ser ciudadanos modelo y de repente niños impetuosos. “Bajo condiciones ideales, los niños funcionan como adultos,” dice Beatriz Luna, Directora del laboratorio de Desarrollo Neurocognocitivo de la Universidad de Pittsburg. “Pero cuando la situación se pone difícil, pueden agobiarse fácilmente.” Luna encontró que los jóvenes hacen mayor esfuerzo para realizar lo que para los adultos es relativamente fácil. Un experimento simple diseñado por ella ilustra esto. Se les ordenó a los adultos y a los adolescentes evitar ver unas luces que aparecían en la pantalla de una computadora, mientras un escáner RMN4 grababa sus actividades cerebrales. “Como es natural observar hacia las luces,” dice Luna, “el reto es contener ese impulso.” Ella descubrió que ambos grupos se adaptan igual al hecho de desviar la mirada de las luces. Pero los adolescentes dependen mucho más de la corteza frontal. En contraste, los adultos utilizan esa parte del cerebro en mucho menor grado durante la prueba y en lugar de eso, distribuyen el trabajo entre diferentes centros especializados. La corteza frontal de los adultos, la

4 Resonancia Magnética Nuclear, posee la capacidad de definir mejor que cualquier prueba de radiología las distintas estructuras anatómicas.(DE:6 de junio de 2007: http://www.tuotromedico.com/temas/resonancia_magnetica.htm).

cual es más madura, es un mejor jefe: delega tareas en lugar de hacer todo el trabajo ella misma. “Lo que esto explica, es que los adolescentes están utilizando su recurso mas valiosos – la corteza frontal- para realizar una tarea relativamente fácil” dice Luna. “Así que si ellos se encuentran bajo estrés emocional debido a la presión del grupo, o en una situación que requiere que realicen varias tareas a la vez, es probable que su actuación se deteriore.“ Traducción: si se les solicitan muchas cosas, son propensos a fracasar o a tener un berrinche. Sumándose a las grandes preocupaciones que pesan sobre los adolescentes, se observa que algunos jóvenes son mucho menos certeros que los adultos para interpretar rostros. En el laboratorio de Deborah Yurgelun-Todd, Directora de Neuroimagenes Cognoscitivas en el Hospital Malean, a las afueras de Boston, a algunos adolescentes se les mostraron fotos de caras, que representaban emociones; desde felicidad hasta tristeza, de enojo a miedo. En un video del experimento, Yurgelun-Todd le pregunto a un muchacho adolescente “¿Qué sienten estas caras?” “Algunos están asustados o enojados,” contestó, reflejando la poca habilidad de discriminación que él y otros adolescentes tienen cuando se les pide que identifiquen expresiones de enojo, tristeza o miedo. En contraste, los adultos fueron 100% certeros haciendo esa distinción. “Yo asumía que nuestras respuestas a emociones se predeterminan a una edad bastante temprana, pero estaba mal,” dice

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Yurgelun-Todd. Es mucho más intrigante la razón del porque: el sistema límbico, una parte predominante del cerebro bajo involucrado en las respuestas básicas o primarias hacia el miedo o situaciones de amenaza, rige en los adolescentes cuando procesan emociones negativas. Pero en los adultos, la parte mas desarrollada de la corteza prefrontal ejerce una influencia moderadora en esta respuesta, amplificada por el efecto de sensatez que te da la experiencia del pasar de los años. Es como si el cerebro superior le dijera al inferior, “¡No, no – cálmate! ¡Ahí vas, exagerando otra vez!” Escuchando esta “voz de la razón”, los adultos, a diferencia de los adolescentes, son capaces de hacer discriminaciones más tenues de las expresiones. “La lección de todo esto es que la adolescencia es una etapa en la que estamos afinando nuestras habilidades para distinguir emociones y alcanzamos valoraciones mas precisas de los motivos de la gente,” dice Yurgelun-Todd. “Un adolescente que ve la cara de su profesor, de sus padres, o la expresión de sus miradas, podría asumir que la gente esta reaccionando de una forma, cuando esa no es la forma en la que la contraparte percibe la interacción. Esto puede dar paso a muchos errores en la comunicación.” Como si no existieran suficientes razones de angustia para el adolescente, una abundancia repentina del neurotransmisor dopamina en la corteza prefrontal durante la pubertad, genera mayores trastornos. Una función importante de la dopamina es la de

centrar la atención del adolescente en estímulos asociados con recompensas, explica Susan Andersen, experta en el cerebro adolescente en la Escuela de Medicina de Harvard. Según el diseño de la evolución, parece que los adolescentes de repente exploran el horizonte para encontrar compañeros sexuales y las habilidades, instrumentos, y provisiones necesarias para emprender su propio camino. “Eso es algo bueno”, dice Andersen, “pero ese cambio en el enfoque viene acompañado por mayor sensibilidad al estrés y una nueva pasión por buscar sensaciones nuevas o emocionantes”. Aún peor, hace que el hecho de experimentar con drogas se vuelva más emocionante – y al menos en el caso de estimulantes- y más adictivas. Andersen hace estudios de la adicción a la cocaína en ratas, entrenándolas para asociar diferentes ambientes, tanto con placebos como con la droga – un procedimiento llamado condicionamiento de lugar. Cuando a las ratas jóvenes se les da la opción de entrar al hábitat en donde se encuentra disponible una dosis moderada de cocaína, ellas rechazan ese espacio. “No les gusta como la cocaína las hace sentir,” dice Andersen, “y los niños son iguales. No les gustan los estimulantes.” Al igual que con las ratas adultas, las personas mayores no son atraídas por la cocaína. Pero los adolescentes son otra historia. Al comienzo de la pubertad y de forma repentina, los animales perciben el ambiente de la cocaína como algo sumamente atractivo. Y conforme van entrando

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a la edad adulta van a buscar mas la droga. Estudios en adolescentes humanos demuestran resultados paralelos. “Si se observa el abuso de estimulantes de acuerdo con la edad, se ve que existe muy poco riesgo hasta que se llega a la pubertad,” dice Andersen. “Pero entre los 11 y los 14, el riego aumenta al cuádruple.” Eso también puede aplicar para la nicotina, el estimulante en el tabaco. En la Universidad de California en Irving, los investigadores reportan resultados bastante similares en los estudios de condicionamiento de lugar aplicados a ratas adictas a la nicotina. Paralelamente a estas observaciones, los humanos que pasan su adolescencia sin sucumbir a sus seductoras garras, son mucho menos propensos a fumar mas tarde. ¿Qué pasa en el umbral de la edad adulta, que hace que los estimulantes sean menos atractivos? “Después de que la dopamina hace su aparición, “dice Andersen, “la corteza prefrontal madura gradualmente.” Poco a poco va prevaleciendo el sentido del juicio, haciendo que se apague nuestra búsqueda por situaciones riesgosas. De forma similar, el alcohol atrae a los adolescentes ansiosos por experimentar. Pero a diferencia de otros estimulantes, éste posee un riesgo significativo de adicción más allá de un periodo sensitivo– posiblemente debido a que la acción del alcohol en el cerebro es mas difusa. Entre otras cosas, sus propiedades depresivas inhiben sentimientos de torpeza –lo cual es sumamente atractivo para adolescentes y jóvenes adultos.

Al comienzo de su primer año en la Universidad de California en Berkeley, Esther Hwang recuerda haber tenido su primera piña colada a sus 18 años. Y luego otra. Y otra. Y otra. “Estaba sorprendida del cambio en mi,” escribe en un ensayo premiado sobre los adolescentes y el alcohol. Yo abrazaba sin titubear y llamaba a la gente “mi vida.” Más chicos se acercaban a mí. Mientras tomaba, resulto fácil volverse adorable y cariñosa.” Después de haber sido atrapada dentro del vértice de las fiestas y la bebida, Hwang acabó utilizando el alcohol como su apoyo social. Pero las borracheras permanecen como una de las formas más populares de recreación entre los jóvenes norteamericanos: un estimado muestra que 7 millones de jóvenes de entre 12 y 20 años, beben hasta perder el control al menos una vez al mes, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional a Hogares sobre Abuso de Drogas. Aunque se necesitan varios años de emborracharse severamente para ser presos de la cirrosis, es un mito que los adolescentes sean mas resistentes que los adultos a los efectos tóxicos del alcohol, advierte Scott Swartwelder, neuropsicólogo de la Universidad Duke en el Departamento de Servicios a Veteranos de los estados Unidos. “El cerebro en desarrollo es mas vulnerable a abusos químicos.” Hace una década, Swartwelder sorprendió a la comunidad científica demostrando que el alcohol trastorna de forma más severa al hipocampo, el centro de la memoria en el cerebro, de las ratas adolescentes estudiadas, que el de

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las ratas adultas. Recientemente, él y otros científicos han extendido estos estudios a los humanos. Sin importar la edad, el alcohol daña la corteza prefrontal. Ya que esta parte del cerebro está cambiando rápidamente durante la adolescencia, los jóvenes que de forma regular abusan del alcohol, son particularmente susceptible a sus acciones perjudiciales. El golpe “uno-dos” del alcohol al hipocampo y a la corteza prefrontal, puede traducirse en un déficit cognoscitivos duradero o posiblemente permanente. En comparación con adolescentes que no bebieron, los que si lo hicieron obtuvieron resultados más pobres en pruebas verbales y no verbales, esto aún tres semanas después de haberse abstenido del alcohol. Aún aquellos adolescentes que toman de manera ocasional, continúan enfrentando riesgos únicos. Existen investigaciones que demuestran que la misma cantidad de alcohol dada a animales jóvenes y a adolescentes, les daña más la memoria y el rendimiento del aprendizaje en comparación con sus contrapartes adultas. Paradójicamente, los jóvenes son menos sedados por el alcohol que los adultos. Esto trae grandes problemas, comenta Swartwelder. “Mientras un adulto que toma mucho puede ser literalmente noqueado, un joven que consume la misma cantidad continua todavía alerta,” dice. “Entonces, el joven puede buscar pelea o puede ponerse atrás de un volante o meterse en varias situaciones peligrosas.” Aunado a las presiones y tentaciones que enfrentan los

adolescentes, los jóvenes promedio presentan falta de sueño – la clave de porque de repente se vuelven seres difíciles de revivir por las mañanas. La Melatonina, químico del cerebro que promueve el sueño, es liberada una hora mas tarde en la pubertad, convirtiendo a los jóvenes en aves nocturnas. Además, muchas secundarias comienzan a las 7 a.m. La fatiga resultante, explica Mary Carskadon experta en el sueño de los adolescentes en la Universidad Brown, puede contribuir al malhumor y puede interferir con el aprendizaje. “La privación del sueño,” dice Carskadon, “puede significar la diferencia de una nota o dos, o afectar la agilidad para aprender una nueva pieza de piano o cualquier otra habilidad.” Pero no todas las noticias sobre el cerebro de los adolescentes son negativas. En sociedades primitivas, los científicos especulan, debe haber ventajas de tener jóvenes sanos y fuertes despiertos hasta tarde en el campo de batalla para hacer guardia contra predadores o invasores de otras tribus. “La gente mayor, la cual se levanta temprano, puede cubrir el turno de la mañana,” señala Carskadon. En este sentido, ella y otros teorizan que cada grupo de edad llena un “nicho temporal” diferente, ofreciendo a la comunidad protección las veinticuatro horas. El dinámico cerebro de los jóvenes está también menos afianzado en cuanto a sus rutas. “Los adolescentes están mas inclinados a innovar, romper esquemas y ser mas experimentales y creativos,” señala Swartwelder. Considerando la invención de los tambores de

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acero, una de los pocos instrumentos acústicos genuinos del siglo XX. Esa innovación es atribuida comúnmente a jóvenes adolescentes en Trinidad – a menudo en situaciones de marginación social – golpeando bidones vacíos de aceite y en tapas de botes de basura. También tenemos que agradecer a los jóvenes por el break dancing, rap, hip-hop, marcar modas, y hasta por grandes trabajos literarios. El amor por la ciencia ficción y el conocimiento por los dragones, inspiró a Christopher Paolini para que a los 15 años empezar a escribir Eragon, un best-seller en el que inventó hasta su propio lenguaje. Generalmente el tomar riesgos y buscar emociones es visto como algo destructivo. Pero como Swartwelder señala, estos pueden ser grandes recursos para dejar nuestras familias pronto, encontrar un compañero y desarrollar independencia. “Un cerebro fluyendo,” dice, “está mas abierto a

nuevas experiencias y a explorar el mundo- lo cual fortalece la supervivencia.” Luna de la Universidad de Pittsburg está de acuerdo. “Las ratas adolescentes se convierten en tomadoras de riesgo en el momento en que entran a la pubertad,” comenta. “Y sí – ocasionalmente mueren en el proceso. Pero ¿adivinen que? Si ellas no empiezan a explorar y a tomar riesgos en este punto, su oportunidad de sobrevivir es mucho menor. Las ratas menos aventureras, tienen pocas probabilidades de llegar a la edad adulta, porque no aprenden lo que necesitan saber para el largo recorrido de la vida.” Los adolescentes de dos y cuatro patas aprenden a sobrevivir llevando las cosas al límite. Quien quiera que haya acuñado el dicho de que “lo que no te mata te hace mas fuerte” debió de haber sido el padre de un adolescente.

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EDAD MADURA (ADULTA): COMPORTAMIENTOS ADULTOS.

l pitcher deja salir una bola rápida a 95 millas por hora. Derek Jeter empieza a

seguirla aun antes de que tome vuelo. En cuestión de milisegundos, una señal nerviosa ha viajado desde sus ojos a través del cerebro hacia la corteza visual en la parte posterior de su cabeza. Mientras que el bateador de los Yankees de Nueva York se inclina hacia la pelota, su sistema nervioso apresura un mensaje hacia sus manos para una corrección de último segundo en la inclinación de su bat. Wham! La golpeó en el medio para obtener un hit de una base. Algunas veces, joven significa mejor. A nuestros veintes, nuestros tiempos de reacción son muy ágiles – una gran ventaja en la cancha o en el escenario. Nuestra memoria es aguda, permitiéndonos asimilar una vasta cantidad de información como cuando nos atiborramos de información antes de los exámenes o aprendemos una nueva profesión. El razonamiento analítico – nuestra habilidad para barajar información nueva para resolver problemas – también tiene su apogeo al principio de la edad adulta. Estudios de imagen del cerebro parecen apoyar esto, mostrando un declive lento y constante en el volumen de materia gris a partir de nuestros veintes y en adelante. No obstante, la mayoría de nosotros entre los treinta y los sesenta no sentimos que nuestros poderes mentales se están marchitando. Podemos no darnos cuenta de la

brusquedad y la velocidad de la juventud(a los 32 años de edad, las habilidades de Jeter son mas una excepción que la norma), pero esa perdida viene acompañada de una nueva capacidad para un pensamiento mas amplio y una mejor habilidad para enfocarse en lo que es importante. Llamémosle sabiduría, por falta de una mejor palabra. “Seguro, podía pensar mas rápido cuando era joven, pero no pensaba tan eficientemente,” dice Guy Morris un ejecutivo de 52 años del Condado de Westchester en Nueva York. “Hoy soy mucho mas bueno para estimar el retorno, la cantidad de tiempo, energía y la inversión para un nuevo proyecto. Puedo cortar, a través de grandes anaqueles de información, para ir directo al filete mignon.” Nuevas investigaciones sugieren que cuando el cerebro de edad madura enfrenta información compleja o ambigüedad, puede triunfar sobre la destreza cognoscitiva de la juventud. Además, relacionado con esos hallazgos está el hecho de que la mayoría de los Premios Nobel hayan sido premiados por el trabajo realizado cuando éstos estaban entre sus 30 y 50 años de edad. El pasar de las décadas trae también ganancias en conocimiento y habilidades- es por ello que en la mayoría de los casos las personas de 20 años no son Oficiales Ejecutivos en Jefe o líderes de naciones. En cuanto a esa falta de materia gris, es posible que estemos mejor sin ella – un argumento controversial que esta ganando apoyo en algunos círculos de neurocientíficos.

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“Los adultos mayores son mucho mas rápidos para comprender el concepto de la esencia de la materia,” dice Gene Cohen, director del Centro de Envejecimiento, Salud y Humanidades del Centro Medico de la Universidad George Washington en Washington D.C. “Ellos no siempre son muy buenos en los detalles, pero logran ven la película completa.” Con frecuencia, esta maestría de complejidad en turno, se traduce en un aumento en la creatividad y una nueva disposición para tomar riesgos intelectuales. Cohen habla tanto por experiencia personal como laboral. A la mitad de sus cuarenta, después de dos décadas como gerontólogo, comenzó a tener una nueva pasión por inventar juegos; el primero fue una mezcla entre ajedrez y Scrabble llamado “Word War III”. En ese mismo tiempo, Cohen comenzó a escribir libros populares. Es poco sorpresivo que su último libro, The Mature Mind (2005), sea un asalto frontal sobre estereotipos negativos acerca del cerebro maduro. “No niego que los adultos jóvenes tienen algunas ventajas mentales – como ser rápidos en el dibujo,” señala Cohen. “Lo que me molesta es que otros nieguen muchas de las ventajas del cerebro maduro.” Si existen visiones divergentes sobre nuestro potencial intelectual en la edad madura, es porque los neurocientíficos están empezando a realizar un esquema detallado de los cambios que suceden durante esta fase. Mas allá, lo poco que conocen es a menudo sorprendente, haciendo que los descubrimientos sean difíciles de interpretar.

Un ejemplo: es bien sabido que los niños tienen ventajas al adquirir un nuevo lenguaje, esto en parte porque el cerebro joven es mas adaptable y flexible. Sin embargo, investigaciones del psicólogo Jay McClelland de la Universidad de Stanford sobre la adquisición de lenguaje indican que los adultos pueden ser capaces de volver a despertar esta flexibilidad. Aprender una nueva lengua es difícil en parte porque los fonemas extranjeros, según McClelland, pueden tener el efecto paradójico de reforzar los circuitos envueltos en el procesamiento del lenguaje nativo. Hace una analogía del color: si tus únicas categorías cognoscitivas fueran para el rojo y el azul, ¿cómo interpretaría tu cerebro el morado? Tal vez los circuitos tanto del rojo como del azul se activarían, fortaleciendo esas interpretaciones. De forma similar, cuando escuchamos sonidos de lenguas extranjeros que traslapan categorías fonéticas, inadvertidamente las asociamos con el sonido que conocemos mejor. Para mostrar ese efecto, McClelland utilizó, con adultos japoneses recién llegada a Estados Unidos y que estaban aprendiendo ingles, una computadora que exageraba las distinciones fonéticas y que con frecuencia confundía a los japoneses cuando escuchaban ingles. Él acentuaba ciertas frecuencias para interrumpir la asimilación de estas palabras en sonidos familiares para los japoneses. Repentinamente, los estudiantes adultos se convirtieron en prodigios. Después de una hora de entrenamiento fueron capaces de hacer difíciles distinciones

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fonéticas, las cuales requieren normalmente de 5 años de vivir en un ambiente angloparlante para poder hacerlas. ¿Qué empujo a estos adultos fuera de sus patrones auditivos habituales? La investigación de McClelland sugiere que lo que hemos aprendido se afianza conforme nos hacemos viejos. Es como si la experiencia repetida con la misma información hiciera un hoyo en nuestras redes neuronales, es por lo qué mucha cosa se hace más fáciles con la práctica. McClelland teorizó que era capaz de ajustar el esquema de conexiones de esos circuitos, perturbándolos lo suficiente para permitir grabar un nuevo surco en el viejo patrón. Tal vez, especula, las condiciones del aprendizaje pueden ser estructuradas para reconectar otros circuitos, como aquellos que subrayan prejuicios raciales inconcientes o estereotipos sexuales. Los descubrimientos de McClelland son parte de una nueva ola de investigación sobre la maleabilidad del cerebro adulto, el cual parece ser mucho más flexible de lo esperado, especialmente en los lóbulos frontal y temporal, los cuales gobiernan el pensamiento conceptual abstracto y la planeación. Resonancias magnéticas muestran que el tumulto organizacional en el lóbulo frontal que empieza durante la pubertad, persiste hasta la mitad de los veinte años. Y la materia blanca –fibras conectoras cubiertas en Mielina, líquido acelerador de señales que permite a las neuronas comunicarse- continúa infiltrando los lóbulos frontal y temporal durante varias décadas.

Este sector del cerebro que tarde en madurar, muestra un encogimiento simultáneo en el cuerpo de la neurona, o materia gris, una observación que ha permitido a algunos investigadores llegar a la triste conclusión de que perdemos el estado más preciosos y real del cerebro a nuestros veintes. Expertos en resonancias magnéticas están en desacuerdo con esta interpretación de la erosión de la materia gris. Puede ser una señal de una disminución en el intelecto – o puede ser una señal de mejora en las funciones neuronales. “Dudo que estemos perdiendo células cerebrales en la corteza,” dice Naftali Raz, quien estudia resonancias magnéticas de jóvenes y adultos en el Instituto de Gerontología en la Universidad Wayn State en Detroit. “Más probablemente, la disminución de materia gris refleja la pérdida de ramificaciones entre células cerebrales, esto debido a que los circuitos menos usado están siendo reducidos.” El patrón de cambios refleja la poda y la afinación de circuitos, agrega Bartzokis, profesor de neurología y director de la Clínica de Desórdenes de Memoria y Demencia en la UCLA.. “Las autopsias de personas que mueren entre los 50 y 60 años muestran que no hay perdidas de neuronas en los lóbulos frontal y temporal,” insiste. “Eso parece, porque la materia blanca invade estas áreas,” lo que indica que mayor numero de circuitos existentes se mielinizan. Y eso, él dice, es una evidencia mayor del crecimiento y desarrollo. La mielina aumenta las señales de transmisión trece veces mas – un

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cambio en velocidad parecido a cambiar tu conexión de Internet de red telefónica a banda ancha. Los circuitos mielinizados transmiten treinta veces mas información por segundo, dándoles también mayor ancho de banda. Algunos circuitos, como aquellos que controlan actividades motoras, empiezan a desmielinizarse a los treinta, lo cual es una razón por la que los jugadores de baseball de las grandes ligas o profesionales del tenis piensan en retirarse a esta edad. Pero en otras áreas, especialmente en aquellas en las que rige un mayor razonamiento, están en su mejor momento. “La razón por la que tomamos muchas mejores decisiones en la edad madura que cuando tenemos 21 años es porque todo el cerebro está finalmente en línea,” dice Bartzokis. “Los adultos jóvenes están atascados en varios de sus circuitos por la baja velocidad y la limitada amplitud de banda de la red telefónica. A los 50 es cuando estamos completamente mielinizados y nuestro potencial intelectual se dispara.” Conforme vamos creciendo, estamos más inclinados a involucrar ambos lados del cerebro en esfuerzos cognoscitivos – un descubrimiento muy nuevo el cual continúa siendo todavía debatido. Los adultos jóvenes tienden a favorecer un hemisferio u otro, dependiendo de la tarea mental, explica Roberto Cabeza, especialista de imágenes cerebrales del Center for Cognitive Neurosciencie de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte. A los 20 años, por ejemplo, las personas utilizan casi exclusivamente el hemisferio izquierdo durante el procesamiento

del lenguaje. Sin embargo, durante el razonamiento visual-espacial el hemisferio derecho es el que domina. En la edad madura, esta estricta división comienza a romperse y ambos hemisferio se conectan durante las mismas tareas – una tendencia que se muestra muy marcada en personas de edad avanzada que continúan lúcidas. Cabeza, quien acuñó el término HAROLD5 (“Reducción Asimétrica en los Hemisferios de Personas Adultas”) para describir este cambio, cree que el cerebro anciano se está compensando por la perdida de funciones. “Cuando nuestros poderes mentales disminuyen, debemos recurrir a una diversidad mayor de centros del cerebro para lograr la misma acción,” dice. Cabeza relaciona esto con la situación en la que una persona mayor levanta algo con las dos manos, mientras que una persona mas joven puede hacerlo con una sola. En contrate, Cohen entreteje las observaciones de una manera mas positiva. “Si estas utilizando ambos lados del cerebro”, expresa, “se podría estar obteniendo valor agregado.” Él señala el trabajo de Jean Piaget y otros estudiosos de psicología del desarrollo, los cuales han encontrado que los adultos jóvenes tienden a enfocarse en la respuesta, la solución. Pero las investigaciones muestran que los adultos mayores pueden tolerar el hecho de considerar más de una idea y pueden reflexionar sobre soluciones que compiten o quizás hasta aquellas que la contradicen. Cohen cree que esta visión más amplia refleja la mejor integración 5 Hemispheric Asymmetry Reduction in Older Adults.

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de los hemisferios derecho e izquierdo que ocurre con la edad. Adicionalmente, él sospecha que la tendencia a procesar información a través de ambas mitades del cerebro contribuye a la creatividad. Ruth Vander Zee, residente de Miami está de acuerdo. Durante sus 30 y 40 años dirigía coros, daba lecciones de piano y enseñaba Ingles a estudiantes de primaria. “Todas esas actividades me enseñaron sobre la vida y la gente y como encontrar el lado emocional de la música y de la gran literatura,” dice. Ella integró esas habilidades en una nueva ocupación: casi una década después, a los 51 años, Vander Zee está comenzando una carrera como autora de libros para niños. “Lo que estoy haciendo ahora se siente como una síntesis de todo lo que vino antes,” señala. Como Vander Zee, muchos adultos se comprometen en trabajo creativo e intelectual, sintiendo que todas las piezas finalmente encajan a sus 40 o 50 años – una de las recompensas de la madurez. Aun si Cabeza esta en lo cierto, y es verdad que el cerebro va colina abajo a lo largo de la adultez, los beneficios en pensamiento y creatividad pueden superar con creces esa perdida. Para el poeta William Carlos Williams “la vejez da mientras que quita”6: Un neurocirujano moderno no podría estar más de acuerdo.

6 “Old age that adds as it takes away”.

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VEJEZ: ESTRELLAS DE PLATA. 7

etirado?”Jay Cohn levanta una tupida ceja canosa con desden.

“Estoy muy ocupado”. A sus 76 años, el cardeologo de Minneapolis mantiene un horario agotador que dejaría rendido a muchos individuos de 20 años. Cohn supervisa media docena de ensayos clínicos y dirige un instituto dedicado a la prevención de enfermedades del corazón. También esta involucrado en el lanzamiento de dos compañías de alta tecnología. “Siento que estoy siendo creativo y productivo y que estoy haciendo una diferencia,” comenta. Para las personas mayores es muy difícil entrar a la vejez. Hoy, los adultos mayores están todavía muy comprometidos con sus trabajos y sus pasiones. En promedio, su experiencia cognoscitiva disminuye una década completa después de lo que lo hacia en la generación pasada, señala K. Warner Schaie, profesor de desarrollo humano y psicología de la Universidad del estado de Pennsylvania. Para este científico, el cual continúa investigando de forma activa a la edad de 78 años, esto es una prueba de que una forma de vida más sana, incremento en educación y mejores cuidados médicos nos está manteniendo mentalmente ágiles.

7 La Estrella de Plata (en inglés: Silver Star) es la cuarta condecoración más importante de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y la tercera más importante por valor (acción frente al enemigo).

El envejecimiento pronto será más fácil para todos nosotros. El gran descubrimiento de las últimas décadas en neurociencia – que aun el cerebro adulto crece y cambia – esta siendo explotado para entender como es que las funciones mentales pueden mantenerse a edad avanzada. Muchos de estos remedios son sorpresivamente simples. Por ejemplo, los ejercicios mentales regulares son importantes ya que ayudan a mantenerse en forma. Los estudios también revelan algunas ventajas al volverse mayor: mejores juicios y una actitud más positiva resultan ser una parte normal del proceso de envejecimiento. El envejecimiento toma una herramienta física en el cerebro. Entre nuestra adolescencia y el principio de la edad adulta, mientras que surge nuestro poder intelectual, la materia gris se encoge y la materia blanca se expande. Pero en el cerebro anciano la perdida de materia gris puede significar atrofio mas que desarrollo mental. Aún más siniestro, para los 60 años la materia blanca empieza a desgastarse en una acelerada paz. Estudios en primates demuestran que a una edad avanzada, la mielina que aísla al cerebro literalmente se deshace. En personas con enfermedades vasculares, este proceso puede comenzar a una edad temprana, incluso a los 40. El daño especialmente en los lóbulos frontal y temporal y en el hipocampo, el centro clave para la memoria, se vuelve totalmente visible en escaneos cerebrales.

¿R

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Esto sugiere que la transmisión de señales se esta volviendo lenta y errática, dice Naftali Raz de la Universidad Wayn State en Detroit, lo cual puede explicar porque la mente va mas despacio y es mas propensa a ataques de distracción. Pat Abujaber de Pampano Beach en Florida, conoce demasiado bien esos exasperantes “momentos seniles.” “Primero estuvo ese coche robado que después de todo no fue robado,” cuenta el profesor retirado de 69 años. “Solo olvide donde lo estacioné. Después el momento en el que olvide empacar en mi bolsa de viaje: “Oh, esto si que es ligero,” dijo mi hija cuando la recogió. ¡Estaba vacía! Pensé que había empacado, pero no lo hice. Había dejado la ropa y mis artículos de aseo en el cuarto de hotel.” Abujaber recuerda que haber estado en un país extranjero hace que te distraigas. “Es muy común para los adultos mayores el tener dificultades al enfrentar algún tipo de distracciones,” dice Denise Head, profesor asistente en el departamento de psicología en la Universidad Washington en St. Louis. No solo la central de la memoria del cerebro empieza a secarse con la edad, el lóbulo frontal no funciona tan bien en mantenernos ocupados. Sin embargo, la relación entre cambios físicos en el cerebro y problemas cognoscitivos no es muy sencilla. La materia gris puede comenzar a disminuir en nuestros veintes, pero para la mayoría de nosotros la inteligencia cristalizada – razonamiento basado en una vida de conocimiento, habilidades, y experiencia- se mantiene robusta a principio de nuestros sesenta.

Algunos elementos adicionales para conocer las conexiones entre el envejecimiento físico y cognoscitivo, han venido de una gran colección de cerebros bajo la administración de David Bennett, director del Centro para la Enfermedad de Alzheimer en el Centro medico universitario Rush en Chicago. El dirige un estudio único, en el cual 1000 sujetos cognoscitivamente normales alrededor de los 65 años ofrecieron ser voluntarios para someterse a exámenes mentales regulares y después de su muerte, a donar sus cerebros. Para sorpresa de Bennett, varios sujetos que tuvieron buen desempeño en exámenes cognoscitivos mostraron, después de su muerte, que sus cerebros estaban atascados con placas de amiloidosis y marañas de proteínas tau – la marca característica de la enfermedad del Alzhimer. En varios casos, lo que inclinó la balanza hacia la locura, fueron los insultos adicionales: las venas reventadas en el cerebro que los estallidos en el son el distintivo de los infartos, los depósitos de proteína asociados con la enfermedad de Parkinson, y la muerte de células nerviosas, debido comúnmente a hormonas de estrés altamente toxicas. Estos hallazgos le dieron a Bennett la esperanza de que controlando los estragos de enfermedad y de estrés podría significar el fin de muchas formas de senilidad. Existe otra buena noticia: salvo algunas enfermedades severas, somos capaces de aprender y forjar nuevas conexiones nerviosas a través de nuestra vida. Varias áreas del cerebro continúan produciendo nuevas neuronas dentro de nuestra octava década y

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probablemente aun mas tarde. Diseñado con una redundancia de neuronas y conexiones, el cerebro puede repuntar del daño y compensarse por la perdida de circuitos debido a la edad. Un ejemplo de su adaptabilidad: el cerebro más viejo utiliza ambos hemisferios para realizar las actividades, cosa que en cerebros jóvenes se realiza utilizando predominantemente un lado. ¿Cuáles son nuestras mejores opciones para eludir el deterioro mental? Para aquellos suertudos que viven más allá de los 85 años, el riesgo de que eventualmente desarrollen Alzheimer aumenta a 50%. Entre el 20 y 25% de la población que cuenta con la variante particular del gen de la apolipoproteína E es propensa a desarrollar demencia a una edad mas temprana, frecuentemente antes de los 80. La evidencia esta mostrando que aún el impacto causado por malos genes puede ser evitado gracias a cambios en el estilo de vida. El cerebro florece con la estimulación mental, ejercicio y buena nutrición- todo lo cual puede retrasar de forma significativa el declive cognoscitivo. En resumen, lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Dado que las neuronas y las células que mantienen la mielina son glotonas de oxigeno y nutrientes, es crucial que la sangre fluya sin obstáculos. El cuidado del colesterol bajo y evitar la presión sanguínea alta y diabetes, contribuye a la salud cardiovascular, lo cual sucesivamente fomenta el mantenimiento del poder cognoscitivo. El ejercicio es una terapia potente para cerebros más viejos. El

hipocampo, que almacena recuerdos como código de barras, es una de las dos fuentes de neuronas en el cerebro adulto (el bulbo olfativo es la otra). La actividad física aumenta la velocidad a la cual estas células se dividen y sobreviven, reporta Fred H. Gage, neurocientífico del Instituto Salk en La Jolla, California. En los últimos hallazgos en esta prometedora línea de investigación, se ha mostrado que el ejercicio cambia las regiones del cerebro que son propensas a degenerarse primero – los lóbulos frontales y el hipocampo. Las personas entre los 60 y 79 años que adoptan un régimen regular de caminata pueden realmente aumentar sus cerebros, acrecentando el volumen tanto de materia gris como blanca en estas áreas, descubre Arthur Kramer, profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de Illinois. El incremento puede ser debido a la producción de neuronas, él señala, pero más posiblemente a que el cerebro crece en tamaño por la afluencia de capilares y el repentino aumento de nuevas conexiones neuronales. Mientras las personas mayores se encuentran mas en forma, muestran grandes mejoras en las funciones ejecutivas, realización de muchas tareas, y filtración de los estímulos que los distraen. “En promedio,” Kramer señala, “las personas que se ejercitan regularmente parecen entre 3 y 5 años mas jóvenes dentro de una variedad de exámenes cognoscitivos.” Una dieta rica en grasa de pescado puede beneficiar tanto al cerebro como al corazón. Cerca de una docena de estudios muestran que el consumo de pescado está asociado

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con la reducción del riesgo de discapacidad cognoscitiva y de padecer Alzheimer, reporta Marttha Clare Morris, profesor asociada en medicina interna en el Centro Medico de la Universidad Rush. En su investigación, al menos una comida por semana de cualquier tipo de pescado – no solo del tipo graso recomendado para la salud del corazón – está asociado con una reducción del 60% del riesgo de padecer Alzheimer. Y no se moleste en eliminar la ingesta de café si usted es un bebedor empedernido. Contiene antioxidantes potentes – substancias que desactivan enfermedades causadas como producto del metabolismo. En estudios animales, la bebida ha demostrado inhibir la destrucción de células cerebrales que ocurre cuando se presenta la enfermedad de Parkinson. La gente que toma café de forma regular es menos propensa a desarrollar la enfermedad. Recientemente, un pequeño estudio realizado en humanos muestra que personas mayores que beben tres tazas al día sufren menos perdida de memoria y menos problemas de pensamiento en comparación con aquellos que se abstienen de tomarlo. Mantener sano un cerebro que ha envejecido requiere ejercicio cognoscitivo y físico. La educación construye lo que los neurocientíficos llaman “reserva neuronal,” una profusión de conexiones que se pueden aprovechar en la vejez. Varios estudios han encontrado que tener años de educación adicionales disminuye el riesgo de tener Alzheimer. De forma similar, las

actividades recreativas intelectualmente estimulantes – juegos de mesa, crucigramas, tocar un instrumento musical, y la lectura- nos protegen de este tipo de demencia. En años recientes, los neurocientíficos han desarrollado programas de calistenia mental para prevenir la disminución cognoscitiva en adultos mayores. Estos enfoques destacan típicamente el caculo mental simple, la memorización de palabras e imágenes, conteo o lectura rápida, y reorganización de notas de forma ascendente o descendente. Madelon Hanson, una residente de 85 años del Asilo Wyndemere en Wheaton, Illinois, que participa desde hace tiempo en uno de estos programas está impresionada. “Al principio era agotador,” dice, “pero ahora me encanta porque estoy notando una diferencia.” Su comunidad de retirados adoptó recientemente un software de acondicionamiento cerebral desarrollado por una compañía con base en San Francisco, Posit Science. “Puedo recitar el nombre de mis 15 vecinos de pasillo, mientras que antes no podía recordar varios de ellos. Y ya no tengo que estar tan a menudo buscando palabras a mitad de las oraciones.” Docenas de estudios están en espera de ver si estos ejercicios realmente pueden regresar el reloj del envejecimiento cognoscitivo, pero Hanson no necesita ser convencida. “Desearía estar aprendiendo constantemente y por siempre,” dice. “Todavía estoy muy emocionada y con mucha curiosidad sobre el mundo.”

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La actitud positiva sobre el envejecimiento de Hanson es mucho más común de lo que las personas jóvenes creen. De hecho, el proceso de envejecimiento nos predispone a ver la vida de color más rosa, encontró Laura Cartensen, profesor de psicología de la Universidad de Stanford. “El estereotipo de la persona mayor malhumorada es un mito,” dice. Mientras las personas se vuelven mayores tiene menos emociones negativas, así que su experiencia emocional general del día a día es mas positiva.” Este cambio parece ser una parte normal del envejecimiento. Las personas jóvenes son más propensas a estímulos negativos. En contraste, las personas mayores ponen atención a las cosas que los hacen sentir bien. En una prueba de laboratorio, los ancianos mostraron reaccionar más rápidos y recordar mejor las fotografías de personas con caras sonrientes que aquellas que mostraban rostros tristes o angustiados. En un estudio fMRI8 , Cartens y su colaborador John Gabrieli descubrieron que en las personas mayores, la amígdala – la parte del cerebro que reacciona a emociones fuertes o amenazantes- se activaba en respuesta a fotos de cachorros o niños jugando. Las imágenes violentas o aterradoras hacían que la amígdala se tranquilizara. En contraste, las personas jóvenes respondían igual a las imágenes negativas y positivas.

8 La imagen de resonancia magnética funcional (fMRI) es una técnica desarrollada de la imagen de resonancia magnética (MRI) que permite visualizar las funciones del cerebro relacionadas a tareas específicas.

Esta habilidad mejorada que regula los estados de ánimo requiere de un gran impulso de la corteza prefrontal, cosa que hay que remarcar, considerando que esta región del cerebro se encuentra bajo gran presión durante la edad avanzada. Un equipo australiano encabezado por Lea Williams en la Universidad de Sydney, encontró recientemente que la corteza prefrontal en adultos mayores cubre las señales negativas del cerebro bajo, en donde las respuestas son mas automáticas. Al mismo tiempo, deja abiertas las puertas para información emocionalmente positiva. ”Este cambio que se da alrededor de los 50 años predice bienestar emocional,” señala Williams. “Conforme envejeces, te vuelves mejor para “frenar” en respuesta a información que te afecta y para “soltar” como respuesta a la felicidad.” Tanto para Cartensen como para Williams, la acumulación de experiencia probablemente incita este cambio del desarrollo. “Una persona joven no puede soportar ignorar información negativa,” expresa Cartensen, “así que el aprenderlo se torna como una importante prioridad aún si los hace sentir mal.” Dado que las personas mayores han sobrevivido ya a la adversidad y al peligro, se dan el lujo de pasar por alto el lado negativo de la vida. Los adultos mayores pueden tener también más habilidades para evadir las malas experiencias, así como la habilidad aprendida para regular sus respuestas cuando las dificultades no pueden ser evitadas.

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Como un cuerpo y una mente sanos van de la mano, la gente que vive vidas excepcionalmente largas se mantiene productiva y creativa aun cuando alcanzan los tres dígitos. No es de extrañar que el químico francés Michele-Eugéne Chevreul, pionero en el campo de la gerontología a sus 90 años continuara haciendo contribuciones hasta un año antes de su muerte, a los 103 años. La abuela Moses termino 25 cuadros después de sus 100 años -y ella no empezó a pintar si no hasta los 76. Y está George Dawson, un obrero iletrado afroamericano que nunca fue a la escuela -en lugar de eso recolectaba algodón, instalaba ruedas de tren, y durante toda su vida realizó otros trabajos pesados. A los 98 años, después de firmar casi toda su vida con una X, decidió entrar a un programa de alfabetización y aprendió a leer. A los 102 años, un año antes de su muerte, Dawson publicó sus memorias – un testamento impresionante de la resiliencia del cerebro y su capacidad de crecimiento durante toda la vida. ¿El titulo del libro? La vida es muy buena.9

9 “Life is So Good”.