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La Unió de Cooperadors de Gavà,
ejemplo de arquitectura racionalista… y mediterránea.
FIDEL VÁZQUEZ ALARCÓN, arquitecto · FEBRERO 2017
Edificio de la Unió de Cooperadors de Gavà, año 1936
Este texto quiere presentar el valor arquitectónico de un proyecto y de un edificio, no del que
vemos si lo visitamos hoy, sino del que vieron sus promotores y autores justo antes de la guerra
civil española de 1936. Un edificio que nada más ser estrenado, con la guerra inició un camino
de cambio de uso y de desfiguración que hoy tenemos la oportunidad de rehacer. Tanto si
miramos la fachada como si entramos en el edificio, vemos el resultado de las transformaciones
que ha sufrido desde el final de obra en 1936 hasta nuestros días, momento en el que este
equipamiento municipal ha quedado sin uso y está disponible para un nuevo uso social. Su
recuperación arquitectónica y funcional ahora es posible. Hay que revisar un espacio y un uso
pensados en 1935, en la segunda república y en tiempos de asociacionismo, con unas
condiciones históricas y sociales que, más de 80 años después, hoy ofrecen puntos coincidentes
que hay que aprovechar. Estamos frente a una nueva oportunidad para poner la arquitectura al
servicio de la función social y devolver a la misma arquitectura la dignidad de la que se ha visto
privada con una serie de transformaciones físicas que hacen poco identificables los valores del
racionalismo por los cuales este edificio de la Unió de Cooperadors ha sido catalogado y
protegido en el Plan especial de protección y catálogo del patrimonio arquitectónico de Gavà 1.
La recuperación constructiva y arquitectónica del edificio tiene el reto de devolverlo al máximo
nivel a las condiciones iniciales siguiendo los planos del proyecto original pero respondiendo a
los condicionantes y requerimientos de una construcción de nuestro tiempo.
Estado actual de la fachada, año 2016
Este texto no quiere hablar del proceso participativo con el que se definirá el plan de usos y el
modelo de gestión del nuevo equipamiento.
Este texto tampoco quiere hablar de la historia de creación y evolución de la cooperativa de
consumo de unos trabajadores vecinos de Gavà y trabajadores de la empresa Roca, la Unió de
Cooperadors de Gavà, y que podría ser la historia del nacimiento de alguna cooperativa de
nuestros días.
Quiero poner en valor el proceso en el que unos clientes tuvieron una necesidad, hicieron el
encargo a unos arquitectos y, juntos, hicieron posible un edificio que resultó herido por la
historia. Hoy corresponde a la Gavà de 2017 recuperar un nuevo equipamiento en el que
descubrir los principios que lo convirtieron en un ejemplo de arquitectura racionalista. Es una
ocasión para darle visibilidad y reconocimiento en diferentes ámbitos, como por ejemplo
DOCOMOMO u otros entornos culturales y sociales que velan por el mantenimiento y la
difucsión de la cultura y la historia de nuestro territorio.
La necesidad de la Unió de Cooperadors de Gavà como cliente y otras referencias.
Los cooperativistas de Gavà necesitaban 2:
Almacén para depósitos de aceite y vino (con acceso directo desde el exterior por la
parte de detrás del edificio), y duchas y baños para socios, en el sótano.
Gran local de ventas y administración, en la planta primera.
Bar con una terraza anexa hacia la Rambla de Gavà, cocina y dependencias secundarias,
en la planta segunda.
Plantas de distribución del proyecto de 1935 del arquitecto Josep Torres Clavé para la Unió de Cooperadors de Gavà
Este programa funcional puede considerarse una evolución de modelo de la Casa del pueblo,
tipología nacida a finales del siglo XIX en Europa como “lugares de socialización que tenian el
propósito pragmático de acoger las oficinas de organizaciones de trabajadores, campesinos,
grupos feministas, cooperativas,…” según M.Khon 3. Eran lugares que hacían posible,
expresaban y construían solidaridad. La Maison du peuple de Bruselas de 1899, del arquitecto
Victor Horta, fue un primer caso en el que un estilo arquitectónico, en este caso el Art
nouveau, dotó de un simbolismo añadido a esta tipología que el mismo arquitecto definía
como “… un palacio que no fuese un palacio, sino una casa en donde el arte y la luz fuesen el
lujo siempre negado a las casas de los trabajadores”.
La Maison du peuble de Bruselas de 1899, del arquitecto Victor Horta
Con posterioridad tenemos ejemplos en los Clubs de obreros soviéticos que querían promover
un ideal colectivo. El arquitecto Melnikov fue el primero en encontrar una solución al diseño
que se adaptase a las nuevas funciones y necesidades sociales de los clubs obreros. Eran
lugares con auditorios centrales, parecidos a los centros culturales, pero que atendían a la
creciente necesidad de flexibilidad de usos. Espacios y escenarios que podían servir para
diferentes grupos, medidas o tipos de acto. El lenguaje arquitectónico constructivista
expresaba esta idea del nuevo orden social y colectivo, y un ejemplo lo tenemos en el Club de
obreros de Rusakov de 1929 del arquitecto Melnikov.
Club d’obrers de Rusakov de 1929 de l’arquitecte Melnikov
Para entender la fuerza y la importancia de la arquitectura como lenguaje, que no función
transformadora por ella misma, al mismo tiempo que los cooperativistas de Gavà se plantean la
necesidad de encontrar unos arquitectos que den forma a su sueño haciendo uso del
racionalismo arquitectónico del momento, hay que observar como este mismo lenguaje estaba
sirviendo a una intención política coetánea diametralmente opuesta al asociacionismo. En 1936,
el arquitecto Giuseppe Terragni finalizaba la Casa del fascio en Como, Italia, como sede del
partido fascista y considerada también ejemplo de la arquitectura del movimiento moderno.
Casa del fascio de 1936 del arquitecto G. Terragni
Para la Unió de Cooperadors de Gavà el diseño del edifcio buscaba un aire de libertad y
colectiidad y el GATCPAC (Grup d’Artistes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’arquitectura
Contemporània) fue el escogido para su creación.
Los arquitectos, el encargo… y una condición.
Hablando en términos de estilo arquitectónico, a inicios del siglo XX, en España el Modernismo
estaba en fase de desaparición con la sensación de que no había satisfecho las necesidades de
una sociedad en cambios. Mientras tanto, un grupo de arquitectos jóvenes e inquietos estaban
atentos las nuevas corrientes de afuera: a las investigaciones de la Bauhaus alemana impulsada
por Walter Gropius, des de 1919 a 1933; al ideario renovador del gran arquitecto suizo Le
Corbusier, con el sistema de construcción Domino (1914-1915), la revista “L’Esprit Noveau”
(1920-1925), el Plan Voisin para París (1925); y, sobretodo, el primer congreso del CIAM
(Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) en 1928 en La Sarraz, Suiza. Posteriormente
se celebraron 10 congresos más del CIAM hasta el año 1959. El primer congreso agrupó a 28
arquitectos, con Le Corbusier como uno de sus impulsores, hablando de arquitectura como arte
social y con la intención de ser un laboratorio de ideas de arquitectura y urbanismo del
movimiento moderno. Se constata una preocupación por el bienestar de las masas y un interés
por la democratización de la arquitectura. En el marco del CIAM destaca la voluntad de que la
arquitectura moderna sea el fruto de un trabajo colectivo y no de un autor individual.
Con este contexto cultural, en nuestro país, en 1929 se hace una exposición en la sala Dalmau
de Barcelona de diferentes artistas entre los que se encuentran los jóvenes arquitectos Josep
Lluís Sert (1902-1983) y Josep Torres Clavé (1906-1939). Sert trabajó en 1927 en el despacho de
Le Corbusier i eso supuso un vínculo decisivo para la transmisión de ideas del movimiento
moderno con la presencia de Sert en el CIAM hasta la creación, en colaboración con otros
arquitectos catalanes, como por ejemplo Torres Clavé, del GATCPAC el 1930.
En un texto firmado por parte de la Comisión de la Unió de Cooperadors de fecha de agosto de
1937 4, los cooperativistas explican que “en el terreno de la harmonía y procurando hacerlas
cosas lo mejor posible” fueron a pedir ayuda a diferentes Cooperativas de Barcelona para
Josep Torres Clavé (1906-1939)
encargar el proyecto de su nueva sede para Gavà. Con la recomendación de estas cooperativas,
el motivo por el cual se pusieron en contacto con Sert y con Torres fue que los cooperativistas
“creyeron lógico dar también el significado de nuestro sentido humano y colectivo en la fachada
de nuestro edificio, desnudándolo de paredes gruesas y enseñando con la claridad de las
vidrieras nuestra vedad interior y, en lugar de cornisas y relieves bizantinos, el rótulo cubista de
nuestra sociedad”. Queda aquí reflejada la claridad con la que los clientes de este proyecto se
dirigen a los arquitectos para reclamar de la arquitectura algo más que unos planos para levantar
unas paredes y responder a un programa. Desde el principio se ve que el diseño buscaba un aire
de libertad y colectividad.
Josep Lluís Sert (1902-1983)
Un hecho relevante y sorprendente, y lo que explica la excepcionalidad del momento, es la
condición que el arquitecto pone para aceptar el encargo: “Josep Lluís Sert acepta la propuesta
de construcción de la sede social de la Unió de Cooperadors de Gavà. Pasa el encargo al
arquitecto Josep Torres Clavé, miembro del GATCPAC, con la condición de que la entidad acepte
los trabajos desinteresadamente de esta colaboración” 5.
El interés del estilo arquitectónico racionalista.
Con carácter general se podría decir que las construcciones racionalistas, como también lo es el
edificio de la Unió de Cooperadors de Gavà, son herederas de la escuela Bauhaus (1919-1933) y
sus características y principales elementos de interés son:
La estructura y la función son los conceptos más determinantes del proyecto
Se trabaja con formas geométricas simples y con geometrías ortogonales
Se hace servir el color y el detalle constructivo en lugar de la decoración superpuesta y
gratuita
El espacio arquitectónico tiene una concepción dinámica, huyendo de espacios
compartimentados
El acero, el hormigón y el vidrio son los nuevos materiales de construcción
predominantes
Se trata de un lenguaje arquitectónico que persigue lo esencial, la sobriedad y la economía
basada en la racionalidad. La función predomina sobre la forma. La Bauhaus de Gropius se puede
considerar un manifiesto de la transparencia y de la diafanidad, que sin duda inspiró a los
cooperativistas de Gavà y a sus arquitectos Sert y Torres.
Por otra parte, y también visibles en la composición del edificio de Gavà, aunque sin caer en el
dogma, Torres Clavé tuvo muy presentes los “Cinco puntos de la Arquitectura Moderna” de Le
Corbusier, publicados en 1927 en el marco de los congresos del CIAM:
1. Los pilotis (o pilares), que levantan la construcción del suelo haciendo que el jardín pase
por debajo.
2. La terraza-jardín, que hace aprovechable el espacio sobre el edificio y con el jardín
mejora el aislamiento térmico sobre la losa de hormigón.
3. La planta libre, que aprovecha las ventajas estructurales del hormigón y de los pilares y
hace innecesarios los muros portantes. Se libera la planta de condicionantes
estructurales y se mejora el aprovechamiento funcional.
4. La ventana longitudinal, que es posible gracias a la liberación del muro de fachada de su
función portante y permitiendo que las ventanas puedan ocupar todo el ancho de la
fachada, mejorando la relación con el exterior.
5. La fachada libre, que a causa de que los pilares que soportan el edificio se retiran
respecto de la fachada, permiten que ésta no sea estructural y pueda expresar
composiciones muy libres.
El paradigma de la aplicación de todos estos puntos se puede encontrar en la magnífica Ville
Savoie de Le Corbusier construida en 1929.
Ville Savoie de 1929 del arquitecto Le Corbusier
Más allá del estilo, la modernidad arquitectónica destaca por tener en la economía una de sus
ideas generadoras. La repetición y la higiene serán las otras dos ideas de referencia. En este
contexto hablamos de una economía material y formal. J.A. Cortés se refiere a la “economía en
el acceso y en los recorridos interiores (la economía de las circulaciones), la economía en el
sistema estructural y en el del cerramiento, la economía en la agrupación de los espacios y en
las divisiones interiores, la adecuación en la respuesta técnica al programa de usos y la
eliminación de cualquier elemento superfluo, d decoración o simbólico” 6.
El interés del proyecto de la Unió de Cooperadors de Gavà, racionalista i mediterráneo.
Según la ficha del Plan Especial de Protección y Catálogo del Patrimonio Arquitectónico de Gavà,
los elementos a destacar del edificio son la “racionalidad de la estructura y la organización
espacial, contundencia del volumen y transparencia de la fachada” 1. La intervención en la
restauración, según la ficha, es la “recuperación de la distribución inicial y de la fachada original”.
Los usos admitidos en el mismo plan son “todos aquellos que no comporten modificación de la
distribución inicial y que permitan la lectura de los espacios originales”.
Dibujo original del proyecto de 1935 de la fachada de la Unió de Cooperadors de Gavà
Estudiando el edificio de Torres Clavé para la Unió de Cooperadors y leyendo la breve
descripción que ha ce Carolina B. García del proyecto, encontraremos algunos de los principios
racionalistas expuestos anteriormente: “un zócalo de piedra perforado para ventilar el sótano,
constituye el basamento de las dos plantas superiores, en las que la cerámica, el acero y el vidrio
completan el repertorio de materiales que ayudan a la lectura del plano vertical libre de la
fachada. En el interior, situada en el eje de la simetría del local, una escalera de perímetro curvo
se presenta como el volumen protagonista de la planta libre” 5.
En la fachada del edificio a la Rambla, tal y como ya hicieron Sert y Torres en el proyecto de la
Casa Bloc de Barcelona en 1932, tiene mucho protagonismo la terraza de la planta segunda
como parte de la composición plástica. En este edificio de Gavà, con una única fachada al
exterior, ésta no es un plano sino que se introduce la terraza y se transforma en un espacio
funcional que da grosor a la fachada. Al mismo tiempo, este recurso arquitectónico explica hacia
el exterior el uso social del bar de la planta segunda. Para la rehabilitación inminente del edificio,
es importante recuperar este espacio de la terraza en fachada para devolver esta función social
entre el interior y el exterior. Hoy la Rambla es el eje público central de la ciudad, sin coches y
abundantemente arbolado, frente al Parque de la Torre Lluch, el espacio público más social y
vivido por todos los ciudadanos.
Foto de detalle de 1936 de la fachada original a la Rambla de Gavà
Insistiendo en la observación de la fachada, destaca la libertad con la que se diseña y la relación
entre las partes macizas y los huecos de los grandes ventanales. Con una composición e líneas
muy limpias, marcos metálicos y perfiles de serie, las ventanas se disponen indistintamente
entre el primer y el segundo plano de esta fachada desdoblada en profundidad. Ese
desdoblamiento del plano de fachada genera el acceso principal al edificio en planta primera o
la ya descrita terraza de la planta segunda. Este es un ejemplo de aplicación del concepto de
fachada libre y sin duda uno de los cinco puntos de la arquitectura moderna más influyentes de
los enunciados por Le Corbusier.
La planta libre es otro de los puntos del arquitecto suizo presente en el proyecto de Torres para
la Unió de Cooperadors. Analizando la planta del proyecto se ve como la tienda en plana primera
y el café en planta segunda responden claramente a la liberación del espacio, sin estructura
portante, para dejar la máxima flexibilidad a los usos. Con la transformación de los espacios
hecha en el edificio desde 1936 hasta 2016, en el proyecto de recuperación habrá que actuar
retirando divisiones y elementos sobrantes respetando el espíritu del proyecto original que
muestran los planos de 1935 de Torres Clavé con predominio de espacios no compartimentados
y muy abiertos y transparentes hacia la fachada de la Rambla.
Otro elemento relevante del edificio es el uso de la cubierta plana y accesible. No está claro si
estaba previsto algún uso específico para la cubierta, aunque no lo parece a la vista de la
documentación gráfica de la que disponemos. El núcleo de la escalera a través del cual se accede
a la cubierta exterior parece tener restos de un mortero de color terroso o arcilloso que puede
dar indicaciones dela gama cromática con la que se podría abordar la rehabilitación del edificio.
Y una vez dicho todo esto, creo que es importante hacer ver que el edificio que proyectó Torres
Clavé para Gavà no es solamente un ejemplo de arquitectura racionalista, también lo es, y
posiblemente antes que nada, un edificio mediterráneo. En mi opinión, el edficio expresa una
arquitectura humana y natural, fruto del carácter mediterráneo y de su modelo de organización
social, ligado al territorio y a las ciudades que lo ocupan. Las ciudades mediterraneas se han
caracterizado por la relación amable entre el espacio doméstico y el espacio público, pero
también por la construcción del bar, del casino o de las múltiples formas de asociacionismo,
como esta de la Unió de Cooperadors de Gavà.
En la sencillez y la naturalidad con la que se construye la Unió de Cooperadors, es posible que el
antecedente más directo del proyecto de Torres para Gavà sean las Casas para fin de semana en
el Garraf de los mismos Sert i Torres de 1934, que a su vez tuvieron como referencia la Ville
Mandrot de Le Corbusier de 1929.
Casas para fin de semana en el Garraf de 1934 de Sert i Torres
En estas obras de Sert i Torres, la separación entre el basamento y las masas plásticas que
emergen es muy clara y marcada. El basamento de piedra parece anclar el edificio a tierra y, a
partir de la línea de división de éste con el volumen superior, se produce una fragmentación
planimétrica. Es justo este recurso compositivo el que también utilizó Torres en Gavà para
levantar la planta primera de la acera de la Rambla, aprovechar para agujerear el zócalo de
piedra con tres ventanas que ventilan el sótano y, al mismo tiempo, generar el espacio por el
cual acceder a la escalera hacia la planta primera.
Este mediterranismo que luce la Unió de Cooperadors, que no es un estilo estético, fue también
principio inspirador para la nueva arquitectura del Movimiento moderno. La arquitectura
popular mediterránea, por la naturalidad y funcionalidad, fue punto de salida y análisis del CIAM
y en la revista AC núm. 21 se dice que “la arquitectura moderna, técnicamente, es en gran parte
un descubrimiento de los países nórdicos, pero espiritualmente es la arquitectura mediterránea
sin estilo la que influye esta nueva arquitectura. La arquitectura moderna es un regreso a las
formas puras, tradicionales, del Mediterráneo. ¡Es una victoria más del mar latino!” 7.
Foto de casas de pescadores en Sant Pol de Mar, publicada en el primer número de la revista AC el año 1931
Así pues, el edificio de la Unió de Cooperadors de Gavà proyectado por Torres Clavé en el año
1935 tiene ahora, en el 2017, una segunda oportunidad para recuperar la luz, la transparencia y
la mediterraneidad racionalista que desde el día de su construcción se ha ido perdiendo a causa
de una historia poco sensible a su valor.
BIBLIOGRAFÍA
1 “Plan Especial de Protección i Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de Gavà”, ficha
núm. 22, Ajuntament de Gavà, 1999. Arxiu Municipal de Gavà
2 “Local para la Unión de Cooperadores de Gavà”. Revista AC, núm. 23-24, 1936; pág. 19
3 Margaret Kohn, ensayo “The Power of Place: The House of the People as Counterpublic”
4 “Unió de Cooperadors de Gavà”. Almanaque de La Cooperació. Barcelona: Cooperativa
Popular, 1938; pág. 219
5 Josep Maria Rovira, “SERT 1928-1979 Medio siglo de arquitectura. Obra completa”.
Fundació Joan Miró; pág. 85
6 Juan Antonio Cortés, “Els llocs públics i els nous programes. Ús versus representació”,
Arquitectura del Moviment Modern, registre DOCOMOMO ibèric 1925 – 1965; pág. 164.
7 Antonio Pizza, “J. LL. Sert i la Mediterrània”; pág. 63