la ética y los medios de comunicaciónsabemos que la abundancia no es llenura. con la precariedad...

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Preámbulo Preguntarse por la ética y los Mass Media, no es fácil. Es una interpelación impregnada de complejidad por la pluralidad de los Media, uni- da a la dificultad para entender un fenómeno re- lativamente actual. Además, para lograr acercar- nos a una repuesta seria y profunda es importan- te replantear la ética de otro modo. Los Media, en tanto que tecnologías, como todas las ciencias, Alteridad Marzo de 2008 6 La ética y los medios de comunicación Freddy Álvarez* Paz para hoy * Doctor en filosofía por la Sorbona (París VIII). Profesor investigador de la Carrera de Comunicación Social de la UPS y autor de artículos y publicaciones varias sobre filosofía, conocimiento y desarrollo.

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Page 1: La ética y los medios de comunicaciónsabemos que la abundancia no es llenura. Con la precariedad de los media el universal ya no está lleno,como aparentemente se creyó.En otras

PreámbuloPreguntarse por la ética y los Mass Media,

no es fácil. Es una interpelación impregnada decomplejidad por la pluralidad de los Media, uni-

da a la dificultad para entender un fenómeno re-lativamente actual. Además, para lograr acercar-nos a una repuesta seria y profunda es importan-te replantear la ética de otro modo. Los Media, entanto que tecnologías, como todas las ciencias,

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LLaa ééttiiccaa yy llooss mmeeddiioossddee ccoommuunniiccaacciióónn

Freddy Álvarez*

Paz para hoy

* Doctor en filosofía por la Sorbona (París VIII). Profesor investigador de la Carrera de Comunicación Social de la UPSy autor de artículos y publicaciones varias sobre filosofía, conocimiento y desarrollo.

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debido a la influencia del cartesianismo, han es-tado fuera de toda relación ética. Quienes losmanejan, todavía creen que por pretender a laobjetividad y a la neutralidad ya están en la ética.Veamos un poco las derivas en las que ingresanlos Media a causa de su disyunción con la ética ylos grandes olvidos en los que ha caído, sobre to-do en lo que se refiere a la ética y a la verdad.

Los medios y la comunicación en-tre el bien y el mal

Los Mass Media se encuentran en el ojo delhuracán. Algunos todavía piensan que los Mediadependen de quien los utilice. Al respecto, existentres posiciones que son bastante corrientes:

Primero, quienes piensan que los mediosde comunicación son claves en la organizaciónde cualquier civilización; bastaría con mostrarlos inminentes cambios que se provocan con laimplementación de los nuevos medios. Estar enel “boom de la comunicación” corresponde per-fectamente a uno de los niveles ascendentes del“progreso”. Los medios de comunicación puedenser vistos como el signo evidente de una nuevaépoca.

Segundo, hay quienes consideran que losmedios de comunicación son el inicio del fin–frase utilizada por Jean Baudrillard-. Los me-dios de comunicación son el inicio de la destruc-ción, el ocaso de la civilización y la muerte delsujeto. Se trata de una visión apocalíptica.

Tercero, hay quienes piensan que la in-fluencia de los medios y los cambios en la socie-dad siguen dependiendo del uso que les denquienes se sirven de ellos.

Más allá de esta distinción, el problema esque las posiciones se polarizan cada vez más.Veamos algunos de los matices de tales argumen-taciones.

Una sociedad globalizada produce un uni-versal sin totalidad, afirma el filósofo ficcionario,Pierre Levy. La universalidad de la modernidadestaba contenida en sus promesas de la razón, el

progreso y el desarrollo. Las universalidades, sinembargo, nunca fueron universales y su llenuraaparece ahora como un fiasco. La totalidad hege-liana lograda por la dialéctica no arribaba al res-peto de las singularidades, como bien lo expresael filósofo argentino Enrique Dussel. La univer-salidad fue más bien el triunfo de una particula-ridad, afirma el lingüista Todorov. Los media noshan dado una abundancia real, sin término, conla sensación de incompletitud. Por primera vezsabemos que la abundancia no es llenura. Con laprecariedad de los media el universal ya no estálleno, como aparentemente se creyó. En otras pa-labras, tal como afirma Baudirllard, los sistemasobesos de información son iguales a la nada. Notenemos el sentimiento de estar en el pecado ca-pital, pues el exceso en la obesidad hambrientano es un pecado, es la falta que sigue en la caren-cia. Aunque las comunicaciones se extiendan alinfinito, el sentimiento de vacío es inevitable. Lasasimetrías se amplían, por ello no podemos decirque estamos en el final. Podemos intentar rom-per la frontera, ampliar el margen sin que poda-mos decir que hemos logrado hacer todo lo quequeríamos o que el borde ha sido integrado ensus expectativas. Más bien pareciera que los bor-des han sido tomados en cuenta para decretar suinexistencia definitiva, porque el problema ya noestá en los marginales sino en los excluidos aun-que no sean marginales. En fin, los sistemas pue-den crecer en la voracidad ligada al hambre y conel hambre de la abundancia acrecentar las asime-trías. Así, lo incompleto es lo no-total pertene-ciente a la abundancia de la mediocridad y a lamarginalidad de la exclusión.

Ahora vivimos en una nueva y originalforma de conocimiento: el conocimiento sin to-talidad. Los conocimientos pueden ser infinitos.El infinito de las informaciones ya no puede serrecibido como en la no-receptividad de la finitudde lo mismo, pensaba Levinas, sino que el infinitoes finito, a pesar de la medida de su obesidad. Lasdificultades no están fuera del infinito sino en elinfinito mismo. Siempre pensamos que el infini-to es la totalidad. Sin embargo, lo infinito es lo in-

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Page 3: La ética y los medios de comunicaciónsabemos que la abundancia no es llenura. Con la precariedad de los media el universal ya no está lleno,como aparentemente se creyó.En otras

completo y la suspensión de la totalidad. Ergo, sialgo puede ser infinito es por ser incompleto.

La nueva universalidad sin totalidad es undiluvio, el segundo diluvio dice Levy. Todo cabe,la derecha y la izquierda, las mujeres y los fascis-tas, la mediocridad y las matemáticas. Todo pue-de ser una gran aglomeración, de todo para casitodos. No importa lo que seamos o queramosser: un crítico social dedicado a depilarse lasuñas y comer caviar. Un neoliberal que por lanoche cuenta poemas a sus hijos después de ha-ber explotado durante catorce horas a cientos depersonas. Un travesti que dirige un banco. Uncomerciante que estudia filosofía, o una filosofíahecha para vender Coca-Cola. Un hombre públi-co con perversiones que las sacia en las páginasde los pedófilos. La cibercultura es un nuevo di-luvio. Todos los animales entran en la barca, to-do enemigo ha de ser tomado en cuenta. Una pá-gina para la guerrilla, otra para los paramilitares,otra para los violentos sin causa. Los mercena-rios se confunden con los ideólogos. Se puedehacer filosofía hasta para matar a la filosofía. To-do vale porque todo cabe en una universalidadque no tiene fondo, no por profunda, sino porepidérmica, dermatológica, pues como diría Gi-lles Deleuze siguiendo a Nietzsche, lo más pro-fundo está en la piel.

En efecto, la WEB no está encerrada se-mánticamente en el tiempo. Los cierres son jue-gos que se establecen para cernir identidades ycongregar categorías. La apertura es un candadosegregacionista. Pareciera ser una autoridad cen-tral, sin ningún llamado al orden. El segundo di-luvio sucede en la sociedad informacional. Setrata de un desorden para lo mejor o lo peor. Nohay nada que nos lleve a tierra firme o a paisajes

estables. Todo puede ser visto, pensado, imagina-do, dicho, cuando ya nada podemos decir, ver ypensar. En efecto, pensar es un lujo en una socie-dad de experimentación como la nuestra.

El punto de quiebre acontece en el sigloXVIII, donde nos encontramos con un equili-brio frágil. El antiguo mundo con sus bellos fue-gos y las humaredas de la revolución industrialcambió el color del cielo. Diderot y D´Alambertlograron publicar la Enciclopedia. Todo lo quequeríamos saber lo podíamos encontrar en un li-bro. No cabía duda sobre tal absurdo. Se espera-ba la dominación sobre el saber, saberlo todo ysobre todo. El conocimiento se debía terminar.No sabíamos sobre su final cuando todo podíaser dicho. El final del conocimiento estaba en laconstatación de un abarcamiento sin límites. Lle-gamos al final del conocimiento sabiendo que nopodíamos abarcarlo.

La totalidad se pierde cuando el mundo seamplía. El siglo XIX amplía el mundo, hay undescubrimiento progresivo de la diversidad, hayun crecimiento de los conocimientos científicosy técnicos. Desde ese momento sabemos que niun grupo, ni un individuo, ni un universal pue-den dominar el conocimiento. Cualquier domi-nio es una ilusión o una mentira enunciada des-de el poder. El conocimiento es intotalizable e in-manejable. En el ciberespacio el todo está fuerade la lista de espera. No hay como saber absolu-tamente. De esta manera, de la gran arca hemospasado a una flotilla de arcas, con sus pequeñas to-talidades, diferentes, abiertas, provisionales, pien-sa Levy. El nuevo conocimiento es producto de lanavegación del surf. Somos surfistas en la actua-lidad de la despolítización de la reflexivizaciónglobal, en el caos, en los desequilibrios absolutosdemandado orden, sin certezas, en las equivoca-ciones continuas, y convencidos que esto es lomás correcto y veraz.

Ahora el saber universal sin totalidad esre-estructurado en redes. Redes que conectannuevos puertos y enredan otros. Sólo bastaríacon entrar al sistema para que el milagro ocurra.El sistema ayuda a condensar la memoria y a ga-

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Todo vale porque todo cabe en unauniversalidad que no tiene fondo, nopor profunda, sino por epidérmica,dermatológica.

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rantizar su dominio intelectual, sin embargo esla red la que domina. La nueva memoria son losgrandes bancos de datos. La memoria históricaes reemplazada por las nuevas memorias tecno-lógicas. La desterritorialización de la bibliotecaes, paradójicamente, el inicio de un gran silencio.Todos pueden hablar de todo sin fundamentos yprofundidad a pesar que el todo se refugie en laincompletitud. El saber es soportado por losTIC’s y ya no por las colectividades humanas; elsaber ya no pertenece a los sabios o a los científi-cos, como nunca ha pertenecido a las comunida-des ancestrales, ahora el saber pertenece a lasmáquinas.

El mecanismo del conocimiento ya notiende a los conceptos abstractos. El mecanismoera la abstracción teórica, hoy se tiende a lascartas finas de singularidades, a una descrip-ción detallada de los grandes objetos cósmicos,de los importantes fenómenos de la vida, de laactualidad siempre vieja de la guerra. Describires conocer; informar es saber; hablar de lo mis-mo es diferenciarse. La instrumentalidad es elmenú del día.

El espacio euclidiano se ha roto; se rompeel espacio con el precio del tiempo. Nace el espa-cio topológico con el cual se puede hacer topo-grafía sin geografía. El espacio topológico es unaliberación del espacio y el tiempo, una emanci-pación de la materialidad bruta. El espacio topo-lógico no es una sustitución. No es porque escri-bimos que dejamos de hablar. La escritura nosustituye al hablar. No es porque hablamos porteléfono que dejamos de encontrarnos. El espa-cio topológico es la complejización de la ecolo-gía de transportes. No es el cambio de un mediopor otro. Se escribe de otra manera desde que seenvían telecopias. Se escribe mucho más desdeque se tiene el correo electrónico. Se experimen-ta sin compromiso desde el momento que tene-mos el mundo frente a nuestra mirada.

¿Cómo llegamos a estos espacios? La co-municación comenzó con un dispositivo mediá-tico. El emisor de prensa, radio, TV, alcanzaba aun gran número de receptores aislados, disper-

sos, pero en ellos no había regreso ni reciproci-dad. Muchas personas se representaban el men-saje si compartían el mismo sistema. Un segun-do dispositivo es la carta y el teléfono. Existe unaverdadera reciprocidad pero únicamente depunta a punta. Sólo entre individuo e individuo.Un tercer dispositivo busca un mayor contextocomún, una comunidad que no es producida porespecialistas. Miles de personas construyen elmundo virtual; es todo un movimiento social:estar conectado es el imperativo categórico kan-tiano de los tiempos contemporáneos. Supuesta-mente nace una inteligencia colectiva, construi-da por relaciones transversales no-jerárquicas.¿Qué tan cierto es esto? ¿No es acaso que los Me-dia crean una gran fantasía desde la cual no sepuede ver ni sentir la crueldad de la razón comu-nicativa?

La nueva democracia nos hace olvidar losdesmanes de los fanáticos de la democracia. Laingenuidad de los comunicadores es evidente.Pierre Levy dice que los nuevos sistemas son elapoyo para una democracia directa con el máxi-mo de inteligencia colectiva de la civilización.Tener un celular y una computadora conectadaal internet es estar en la cultura, comenzar defi-nitivamente la democracia y aprovechar de susbeneficios modernos, que locura y atrocidad.

Los primeros grandes cambios fueron lasinvenciones de la agricultura, la maquinaria in-creíble de la ciudad y el Estado. Ellos fueron uncambio en nuestra relación con el mundo, en lamanera de percibirnos con otros y nosotrosmismos. Una segunda mutación es el universoindustrial. Se unifica la tierra por los medios detransporte y el desarrollo del mercado. Se en-

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Miles de personas construyen elmundo virtual; es todo un movimientosocial: estar conectado es el imperativocategórico kantiano de los tiempos con-temporáneos.

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gendra la laicidad. La tercera mutación es lades-territorialización del conocimiento por eldesarrollo de la comunicación. Si antes el cono-cimiento sin mayores modificaciones se ejercíahasta finales de su vida, éste se transmitía a sushijos, influía en varias generaciones, ahora unasola generación está afectada por rápidos cam-bios en los conocimientos. La biodegrabilidaddel conocimiento es más evidente. La rapidezde los cambios nos despoja de toda certeza eimpiden la respuesta inmediata a la pregunta¿quiénes somos? Por tal motivo, ya no nos inte-resa el saber sino el hacer y el hacer con el saber.El por qué aparece como una pérdida de tiem-po. Todo se resuelve en el cómo sin tener con-ciencia del por qué, debido a que se cree que elcómo tiene la magia de todos los por qué. Ade-más, la multiplicidad de sentidos sin relaciónson las fragmentaciones que nos sitúan en el

mayor cinismo ético: esto que pasa notiene que ver con nosotros.

¿No es está una ilusión escéptica?¿No es éste el universal de los medios, delas técnicas? ¿Podemos estar seguros queuna técnica pueda crear un universal? Lastécnicas abren las posibilidades o ¿son losactores históricos los que hacen la univer-salidad? Para algunos hay democraciaporque hay alfabeto. El medio hace posi-ble la condición. La Internet es un mediodonde cualquiera puede comunicarse yno hay ningún Estado que interfiera. Nospodemos comunicar sin que un editor oproductor lo impida. La revolución fran-cesa y americana no eran pensables antesde la llegada de la prensa; una vez inven-tados los periódicos, ellas fueron inevita-bles. El medio es el mensaje, dirá el filóso-fo canadiense Mcluhan.

Oponerse a los medios es volver altotalitarismo. Supuestamente, no hayningún problema de manipulación ni depoder detrás de los medios. Ellos afir-man que son las sociedades y los regíme-nes totalitarios los que han detestado los

medios de comunicación. Mussoline y Stalin te-nían como único medio a la radio. En su tiempo,las máquinas de escribir fueron confiscadas conel papel carbón. Las fotocopiadoras fueron encar-celadas. En este sentido pensamos en la necesidadde que haya TV no unidireccional sino TV porsatélite. En el momento en que existe el fax y elmicro ordenador, esos regímenes se debilitan.

Levy habla de una inteligencia colectivaque nace en la virtualización debido a las redesque se establecen entre los seres humanos. Esta esuna idea muy común. El ecologista Lovelock ha-blaba de ella con su hipótesis de la GAIA. JoelRosnay, biólogo, ve en las redes la emergencia deun mega-organismo. Marshall Mcluhan y sus su-cesores hablan de un sistema nervioso planeta-rio. Douglas Rushkoff se refiere a la llegada delcerebro global. La inteligencia colectiva está cen-trada en la persona. Hay una inteligencia emer-

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Qué devolvemos a la naturaleza. Detalle

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gente del colectivo y ésta es un beneficio para lahumanidad.

Por el contrario, la euforia de los medioses contrastada fuertemente por sus efectos. Nopodemos olvidar que todo medio de comunica-ción crea nuevos excluidos, por ejemplo, el alfa-beto crea el analfabeto. Sergio Latouche piensaque estamos embarcados en un vehículo que haperdido su chofer. Tendemos al colapso y esta-mos frente a un precipicio. Esto se lo debemos ala tecno-socio-economía. Para Latouche, elmundo ha alcanzado el frenesí del carácter me-cánico. Los seres humanos hemos devenido rue-das de ese mecanismo. Lo social ha quedado ab-sorbido en la tecno-economía. Las leyes de la téc-nica y de la ciencia se encuentran por encima delEstado. La capacidad de legislar se reduce. El cre-cimiento del poder de la técnica lleva a la aboli-ción de la distancia, a la emergencia de la Aldea yla caída inmediata del espacio político. La desa-parición de la distancia crea la desaparición delespacio nacional, provoca la emergencia del caosque destruye la base del Estado-Nación y engen-dra fenómenos de descomposición, nacionalis-mos, etnicismos, racismos, xenofobias. La eco-nomía se transnacionaliza. Ella ya no es auto-centrada, es extrovertida. Además, la división deltrabajo se internacionaliza. Por último, la auto-nomización de la economía hace que lo social sevacíe de toda sustancia.

A los mecanismos y automatismos se lesha colocado nuevas ruedas. Los consumidores,condicionados por la publicidad, responden ademandas del sistema de producción, así comolos productores reaccionan a las obligaciones yseñales del mercado. Los ingenieros contribuyenal crecimiento de la técnica. Las técnicas siempreestán llenas de medios que despojan al individuodel dominio de su propia vida. Los responsablespolíticos son redes de este mecanismo. De hecho,la política se transforma en un mercado.

Los mass media crean esferas transnacio-nales. La velocidad de los media hacen arcaicaslas reglamentaciones nacionales y exigen una or-ganización mundial. El anonimato generalizado

de las mega-máquinas tecno-societales desmora-liza las relaciones sociales y políticas. De este mo-do se abandona toda consideración ética cuandola eficiencia es el único valor reconocido por lamáquina anónima.

Estas máquinas han devenido algo no do-minable. Una de las consecuencias es el fin de lapolítica, es la pérdida del dominio sobre su desti-no por las colectividades en provecho del creci-miento de una administración tecnocrática. Di-cha uniformización no sólo funciona con la uni-ficación sino también con la exclusión. Asistimosa una universalización planetaria de modos de vi-da, a una dictadura de la mediocridad, a la exal-tación de lo banal. Además, cuando los seres hu-manos más se parecen, más odios aparecen, pues-to que las diferencias persisten en la identidad.

La dinámica tecno-económica desraíza alos pueblos y conduce a una desculturizacióndramática. La pérdida de identidades culturales,el desencanto del mundo, la exclusión económi-ca, favorecen el desamarre desesperado de explo-siones de identidad. Lo político queda desposeí-do del saber del poder y del decir. El único lugarde ciudadanía pasa a ser la empresa.

Baudrillard plantea una serie de tesis pre-monitorias que insisten en la fatalidad que ace-cha a la tierra. Para él, este tiempo es el “tiempodel descuento” -el juego llega a su fin-. Son lossegundos de la pantalla en permanente titileo, esel último respiro de opción antes de la barrida fi-nal a consecuencia de la tecnología.

“Lo actual” de los medios de comunica-ción es un registro en relación con un hecho y“fuera de foco” con respecto al espacio y el tiem-po. Existe una gran diferencia entre el acto y elhecho actual. Existe una transmutación en cuan-to a un espacio y un tiempo. No es el problemadel periodista. Es un claro síntoma entre la desi-gualdad por identidades diferentes en tiemposdiferentes. Además, “lo actual” está determinadopor el poder. Entre “lo actual” y lo “factual” nohay relaciones de naturaleza, no hay una historialineal como para la historia clásica. Sólo existenrelaciones de naturaleza. El acto y el facto se en-

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cuentran en un mismo orden y en una mismadistancia.

El efecto de tal separación es la configura-ción de unas masas que no tienen una historiapara escribir, ni pasado, ni futuro, no tienenenergías virtuales para liberar, ni deseo para rea-lizar. Su fuerza es actual, presente y autosuficien-te. El único sentido de las masas es dejarse desen-trañar por los profetas del devenir y por los efec-tos tecnológicos. Las masas tienden a ser gelati-nosas, imbuidas en la cultura del simulacro. Ha-bitamos en una guerra semiótica que se ha en-cargado de borrar los significados de la existen-cia social.

El único fin de la simulación es el instru-mental. La simulación tiene un carácter de pre-meditación, esto la hace racional. Ella conoce elobjeto para posteriormente pasar al efecto de si-mulación. La simulación es el fin en sí mismo.Ella es la conducta inevitable para los que estánsumergidos en una realidad sin certezas. La si-mulación es del orden de la alteridad absoluta,como causa y como destino. No se acepta el ori-gen constitutivo de los acontecimientos. Ella es lanegación simultánea de los hechos. La simula-ción supone un ir más allá de su objeto. El ordeny la ley no son más que simulación. La alteraciónabsoluta de lo real nos lleva a un estado de indi-ferenciación. Lo real se desintegra como en unjuego electrónico.

Por los medios de comunicación hemoslogrado una masificación uniforme de conduc-tas y actitudes. Lo humano vive colectivizadopor el tejido umbilical electrónico. Para Baudri-llard todos los hombres nos encontramos ligadosa algún tipo de tecnología por acción o por omi-sión. Por acción, el sujeto forma parte de su pro-pia condena y es doblemente culpable. Goza delprivilegio de la elección y actúa de acuerdo a ella.El sujeto conoce cuál es el camino que conducehacia la masa que lo espera. Por omisión, el suje-to es inocente, él no eligió ser atravesado por latecnología, pero no puede escapar a la desgraciade ser alcanzado por sus efectos. El camino hacía

la masificación tampoco puede ser mitigado porninguna razón (económica, social, cultural ogeográfica). En fin, nadie escapa a la lobotomíacolectiva de la independencia, los únicos quepueden escapar son quienes no han nacido eneste planeta.

La masa es una entidad vacía en sí mis-ma, entre ingenua y voraz, gracias a la tecnolo-gía. Sus significantes son ajenos, por ello ad-quiere el status de una maravillosa gelatina ad-herible a toda situación. Lo social no será sinoun slogan sociológico, una fórmula de com-prensión, una entelequia en manos de la masa.Lo social vive herido de muerte por la masa. Losocial desaparece por la variedad nueva dentrode un universo simbólico. La masa será alguiencapaz de engullirse todo lo social. La masa noocupa ningún lugar, es multiforme en los cami-nos de la significación sin contenido, sin signi-ficado, sin objetivo, sin destino. Consumida porlo espectacular. Como cuerpo no existe, por esosólo se le puede rastrear por sus signos.

Las info-rutas no pueden ser pensadas comouna nueva forma de hacer sociedad, afirma PierreLevy, es necesario verlas al servicio del capital.Las info-rutas son infomerciales, escenarios depublicidad, cadenas temáticas al servicio deanunciadores. Las tecnologías de la informaciónson utilizadas por la economía capitalista, por laemergencia de una economía mundial con fun-cionamiento instantáneo.

Ahora nos situamos en el tiempo del ins-tantáneo permanente. Entramos en un tiempoúnico, dirá Paul Virilio. Los tiempos mundialesson tomados por slogan. No existe tiempo para

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Por los medios de comunicación he-mos logrado una masificación unifor-me de conductas y actitudes. Lo huma-no vive colectivizado por el tejido um-bilical electrónico.

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la reflexión. La interactividad sucede con la pan-talla, con los datos colocados como autoridad,con los pares, por los expertos.

Deleuze afirma que la virtualidad se oponea la actualidad y no a la realidad. La virtualidadestá compuesta de realidad. La realidad estácompuesta de virtualidad y actualidad. La mun-dialización de la virtualización está estrecha-mente unida al desarrollo de los Mass Media. To-do empieza con el teléfono. Hoy arribamos a latele-audición, a la tele-visión, a la tele-acción y ala tele-olfatación. Estamos en la virtualizacióndel sonido, de la visión del cuerpo porque sepuede tele tocar, tele sentir, tele amar. El mundode la virtualización produce desempleados queviven en la virtualización del mercado.

El confort es una virtualización con res-pecto al cuerpo. Sin embargo, con la virtualiza-ción global no hay necesidad de cuerpo. En elmomento en que el hombre y la mujer devienennuméricos, no son necesarios para la destruc-ción. Con la virtualización no queda nada de larealidad activa del cuerpo. El cibersexo es unaforma de eliminación del cuerpo, se asienta en lapromesa que se puede amar lo lejano como a símismo -intención de Nietzsche- Se pierde elcuerpo en orden a las impulsiones o las ganan-cias de la electricidad sexual, como lo decían losfuturistas. La electricidad es el futuro, es la caídadefinitiva del cuerpo. Desde ahora, el amor entreseres puede ser teleguiado por la electricidad.

El ser humano en la virtualidad es un inú-til como procreador, como productor, como des-tructor. Hay crímenes tecnológicos donde elcuerpo no deja huella. Baudrillard piensa que laGuerra del Golfo nunca ocurrió porque fue dirigi-da por la realidad virtual. Antes el sujeto estabaen el mundo, se fundía en el medio ambiente.Hoy, el sujeto se separa del medio ambiente. Latecnología se pone por encima de la ética y el su-jeto no vive ninguna regulación posible.

En la ciudad real hay un centro y una pe-riferia. Para el urbanismo virtual el parámetromáximo es lo lejano. La ciudad aparece a domi-cilio. El noticiero de la noche es una plaza pú-

blica. Nos encontramos con los otros en el do-micilio. De esta manera va naciendo el hombreplanetario.

El ser humano de la virtualidad no es unnómada. El hombre en el avión, en el tren, en elauto, es un sedentario. Él se fatiga, pero tiende aquedarse fijo. La movilidad no está implicada enel nomadismo. Para ser nómadas es necesariomarchar, cansarse. No se es nómada cuando setransporta en vehículo. El nomadismo tiene unadimensión de aventura. El hombre de hoy va deciudad en ciudad sin esperar nada, sin intentardescubrir nada. En realidad, hoy aunque viaje-mos, no viajamos.

El gran problema que hemos introducidocon la realidad virtual es que la máxima preocu-pación ya no es la pobreza o el hambre sino laeliminación del otro como ser útil, la extermina-ción de la utilidad del ser. El Babel inferior era ellenguaje, el Babel superior es la información y laconfusión. Shakespeare en Hamlet dice: El tiem-po está fuera de sus goznes. El día ya no persigue ala noche. No hay espacio en el cosmos, no existeel afuera. El espacio se encuentra cada vez más li-mitado a la habitabilidad. Ya no vivimos en el es-pacio sino en el trayecto de los vehículos, comocuando se va en un TGV, donde no se puede es-tar en el paisaje a causa de la velocidad. Los nue-vos descubrimientos nos han hecho perder laidea de hábitat, de ser en el mundo.

La escala para medir el espacio virtual es-tá en función de la velocidad. Los espacios vir-tuales ya no se realizan con la escala humana.Dentro del mundo físico, el cuerpo humano erauna referencia para la arquitectura. Cualquier es-pacio, instrumento, era concebido en función dela talla y la morfología del hombre y sus accio-

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El hombre de hoy va de ciudad enciudad sin esperar nada, sin intentardescubrir nada. En realidad, hoy aun-que viajemos, no viajamos.

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nes. En la Edad Media, los constructores hacensus obras en función de la talla del hombre, de supie y de su pulgar: el hombre es el módulo. Elhombre colocaba orden midiendo y para medir,él utilizaba su pie, su codo, su dedo, “era unmundo organizado a su medida” (Le Corbusier).En el mundo virtual, el hombre está ausente, nohay talla para él ni para sus clones. Se trata de uninmaterial que se desplaza.

El cibermundo es, para Paul Virilio, “lapolítica de lo peor, nacida para hacer ruido”. Unode los temas amados de Virilio es el tiempo. Eltiempo es volúmico y no unidimensional, es cro-nológico, lo cual implica un pasado, el presente yel futuro. El tiempo de las tecnologías es el del te-léfono, del fax, de los medias y de la Internet, enuna palabra, el ciber-tiempo nos da la ilusión deun mundo abierto sobre el instante del presenteinmediato, entregándonos como resultado una“historia sin historia”, un tiempo reducido quepasa instantáneamente, gracias a las tecnologías,o mejor, a causa de ellas. Virilio cree que el mun-do se nos parece a algo demasiado pequeño porel presente inmediato.

Entre más hay relaciones entre los hom-bres sobre la tierra no es posible saber lo que sesucede al otro lado del globo y más inconvenien-tes tenemos para conocer a nuestros vecinos. Latecnología parece capaz de destruir las relacionesmás íntimas entre los seres humanos y coloca ensu lugar las relaciones electrónicas, fácticas y su-perficiales. Extraordinaria contradicción, entrela tierra es más poblada que nunca y las redes decomunicación se multiplican de manera vertigi-nosa, los seres humanos devienen más solitariosy aislados que nunca.

Si para Pierre Lévy el crecimiento del cibe-respacio corresponde a un deseo de comunica-ción recíproca y de inteligencia colectiva, la ilu-sión de las tecnologías, señaladas por Virilio, estánen el frenesí por la velocidad, en tanto que podermismo. Todo poder es freno, sabiduría y acelera-ción. No podemos entender el poder en términosde represión e ideología. El poder es deseo. Lasobras de Foucault y de Deleuze desterritorializan

los agentes colectivos de enunciación del poder.El mito de la mundialización es asesinado:

“no hay mundialización, lo que hay es virtualiza-ción”. Además, la ilusión es creer que el acerca-miento entre poblaciones nos llevará al amor.

Virilio dice que la Internet depende delPentágono, Lévy piensa que éste no es un pro-ducto solitario. Para Lévy, cualquier intento derebatir los dispositivos de comunicación es unadefesio puesto que se coloca en contra de todoslos intereses económicos, políticos y antropoló-gicos. Él sigue la concepción de Deleuze sobre eldeseo: “El deseo es el motor y las formas econó-micas e institucionales le dan forma, la canali-zan, lo refinan” (Anti-edipo).

En suma, los Mass Media se encuentranentre el bien y el mal, por eso la pregunta de si¿estamos en la verdadera humanidad o en su ani-quilamiento total? Preguntarse por la ética en lacomunicación es un asunto planetario que desdemorales singulares o éticas parciales no es posiblecontestar. ¿Qué está pasando? ¿Qué desearíamos?

Ir más allá del bien y del malEn la pregunta sobre la relación entre éti-

ca y medios de comunicación nos encontramoscon el a priori trascendental de las intenciones.No se puede hacer el juicio ético por el uso omal uso de los medios de comunicación, elcampo ético mediático se sitúa más allá de lasintenciones ¿Cuándo algo es malo o bueno?Cuando tenemos la intención de hacer el bien oel mal, diremos desde el siglo XIV con la éticade Pedro Abelardo. La acción no importa, loque importa es la intención. La intención es eldeterminante del acto ético. El derecho fue im-pregnado por esta ética: sólo hay delito cuandose tiene la intención de realizarlo. Por ejemplo,con la afirmación que está hoy de moda: “se re-cibieron dineros, pero no se sabía que prove-nían de un presunto narcotraficante, entoncesno se cometió ninguna infracción”. Aquí, las in-tenciones se demuestran a través de averiguar

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Page 10: La ética y los medios de comunicaciónsabemos que la abundancia no es llenura. Con la precariedad de los media el universal ya no está lleno,como aparentemente se creyó.En otras

sobre sí hubo información o no. Luego,haber conocido es constatar la intención.Entonces, los ignorantes no pueden serculpables de las intenciones que nacenen la información y los tontos son quie-nes quedan mejor librados de pecado yde culpa o de responsabilidad. El proble-ma se agudiza cuando nos atrevemos acuestionar esta forma de la ética. Así, elcuchillo no es bueno porque corta la car-ne en la cocina o malo porque le cortó lamano a cualquiera. Esa modalidad éticaes muy imprecisa. Los medios tienen susefectos más allá del uso o abuso de lossujetos. No queremos decir que estamosconfrontados por una ética sin sujeto. Lacrítica está puesta en las intenciones. Eladitamento de la antigua fórmula es do-blemente conflictivo por la organizaciónde las disciplinas.

Pero las intenciones no son el úni-co a priori. La pregunta ética se instala enun mundo Neoliberal y globalizado. Hoyla preocupación ética parece ser una preo-cupación universal. Todo el mundo se re-fiere a la falta de ética en casi todas las ins-tancias. Sin embargo, encontramos algunas con-tradicciones sobre todo desde el horizonte de lacorrupción: Les exigimos ética a las personascuando los principales valores que la cultura haconstruido son los económicos. Zizek dice que laeconomía es lo real y la política un teatro de som-bras. Tener más, consumir más, gozar más sonobjetivos de una sociedad que también quiere serética. Aquello que se presenta como ideal, siendocontrario a la ética, es lo que se quiere moralizarcuando existen asimetrías y culpabilidades pro-fundas. Se insiste en que el único dominio posi-ble es el de las privatizaciones y nos quejamospor la ausencia de una ética de la solidaridad.Volver a la ética dentro de una sociedad que hatomado estas opciones es una ilusión. El deberser de la ética no tiene cabida. En efecto, la éticadeviene un asunto de héroes que son éticos pornosotros.

Pero, ¿qué sucede con la ética en el ámbitode la comunicación? No hay duda que todo de-bate ético pasa hoy por la comunicación. Junto ala comunicación adviene la noción de imagen.La noción de imagen nos envía a la epidermis dela comunicación, la cual subordina el discurso ala producción del audiovisual. La epidermis creeno oponerse a los discursos de la realidad comosi se opone la imagen a la actualidad.

La moral hoy pasa por la argumentación yel consenso. En efecto, el discurso es aprobadopor la comprensión. La comunicación está en elcorazón de la ética y la ética está en el corazón dela comunicación. Pero en la comunicación está elproblema de la mentira, de la manipulación de laverdad, de la información, de la justicia, del ejer-cicio del poder y del control. Comunicar es per-suadir, convencer y esto nos obliga a pensar laética de otro modo. Por tal motivo, Habermas

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Su alma habita en la luz. Detalle

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condena la comunicación al quedar en el planode lo confidencial. Siendo la comunicación tanimportante es imposible no reflexionar social-mente sobre ella.

La responsabilidad de la comunicación co-mienza en la emisión de un mensaje explícito eimplícito. Las emisiones se complejizan con laimagen. La preocupación de la imagen pervierte amenudo las preocupaciones éticas en las eleccio-nes. Se pueden evocar los problemas financieros,económicos, políticos, pero muy rara vez las cues-tiones éticas. La paradoja está en que a medidaque aumentan las grandes inversiones en los Me-dia aumenta la mediocridad en las emisiones ydesaparecen los programas difusores de cultura ypor supuesto, reflexivos sobre la ética.

La preocupación por el público televidentese realiza bajo el factor de la inversión y de la can-tidad de clientes que son los anunciadores. Pero nose puede olvidar que por un lado el ciudadano esel cliente y por otro lado, es el público. Es en éstaambigüedad donde se reproducen los problemaséticos. Un cliente que no paga no es un cliente, esun público. El cliente en los medios de comunica-ción privados es quien paga a los asalariados delmedio. El cliente no es estrictamente un telespec-tador. Sin embargo, son los telespectadores quie-nes justifican un medio. Por tal motivo, parecieraque los medios privados jamás pueden ver en elhombre y la mujer que miran en la TV un fin sinoun medio. Además, la satisfacción del verdaderocliente pasa por el público. No olvidemos la afir-mación kantiana según la cual desde el momentoque el ser humano es considerado un medio, todamoralidad está excluida del acto y de la intención.

El Audiomat no puede versar sólo sobre lamedición de audiencia, sino también sobre la sa-tisfacción del público. Pero la satisfacción es lagran trampa de los media. Por tal motivo es in-dispensable generalizar la cultura y democratizarlas opciones. Con mucha razón Habermas decía:“Comprender lo dicho exige la participación yno simplemente la observación”.

El convencimiento de los medios no es unacto violento en un primer momento de la co-

municación, pero lo puede ser si sólo nos intere-sa convencer. Convencer por convencer puedeestar comprendido dentro de una increíble vio-lencia. El convencer para vencer se mezcla con lasagresiones múltiples. Tampoco la comunicaciónpuede ser homologada a un juego de estrategias.Habermas (1989: 162) nos pide no confundir laacción estratégica de la actividad comunicacio-nal: “En la acción estratégica, la una influye sobrela otra empíricamente con el fin de obtener lacontinuación de la comunicación; cada uno estámotivado por el otro para actuar conjuntamentey es en virtud de estos compromisos ilocutoriosinherentes de hecho que proponemos un acto depalabra”. Estrategia y comunicación tienen queser discutidos en el campo social, ético y político.

Dejar atrapada a la comunicación en elcampo de la persuasión o del convencimiento esescapar a los principios de ética. Cuando el úni-co fin es seducir y persuadir al receptor de per-manecer en el canal, encadenarlo al medio, esta-mos fuera de la ética. En este contexto, la ética es-tá siendo aplastada junto con todos los derechosdel consumidor. No podemos caer en la creenciade que todos los medios son buenos para persua-dir o de creer que la persuasión es un acto buenoen sí. Las vías para convencer han de ser discuti-das desde el punto de vista de la ética.

La ética, por tanto, no es un asunto priva-do que cada uno lo puede decidir de acuerdo acriterios individuales. Pensar en la ética es entraren escenarios sociales, culturales, políticos y eco-nómicos, pero desde referentes muy precisos. Laética es un asunto de muchos. La ética sólo pue-de ser una exigencia cuando es compartida. Porconsiguiente, la ética no es un asunto de imposi-ción de algo que consideramos, de por sí, univer-sal. La universalidad ha de ser discutida, confron-tada y reinventada. Ergo, la ética es un productode la comunicación. Por consiguiente, una éticaque se impone es una ética sospechosa y una éti-ca que nace en el lenguaje no es ética pura.

La universalidad de la ética no tiene nece-sidad de imponerse, pues esto es un contrasenti-do. No hay porque creer que si no es universal en-

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tonces no se puede ser ético. Badiou habla de uni-versal singular. Las pretensiones de universalidadhan de ser dialogadas, discutidas y reinventadasde lo contrario es un universal en entredicho. Lapregunta es saber si ¿la comunicación tiene la ca-pacidad de señalarnos los nuevos universales?

En suma, las intenciones no son el proble-ma de los Media, son las lógicas, los valores yaquello a lo que se da valor, los intereses en losque se inscriben y lo que se oculta cuando se ha-cen visibles ciertas situaciones.

Pierre Bourdieu demostró que la TV es unformidable instrumento de dominación. La TVpertenece, normalmente, a grandes grupos eco-nómicos y políticos. Dentro de la TV, los presen-tadores pueden triunfar sobre todas las críticas.Los medios tienden a ser incuestionables. Es osa-do criticar un medio de comunicación. Quieneslo hagan, están condenados. Los entrevistadoresson pequeños showman que se especializan, en sugran mayoría, en hacer decir a los invitados, loque ellos quieren que digan. El triunfo de los pre-sentadores está por encima de todas las objecio-nes. Bourdieu afirma que la TV tiene la imposibi-lidad de sostener un discurso coherente y auto-crítico. En otras palabras, el gran problema de laTV es pensarse a sí misma. Un medio de comuni-cación no permite críticas.

El juego habitual de los periodistas son loscortes, las interrupciones, los cambios de intere-ses. Para algunos, el trabajo se parece a una corri-da de toros, ser violentos, conducir hacia lo queellos ya concluyeron desde antes y si no se puede,herir a los interlocutores.

Una de las características ideológicas de laTV global es el silencio o las distorsiones que seles hace a los movimientos sociales. Parece queexistiera una incompatibilidad entre los dos ban-dos. Los argumentos de los presentadores de TVy periodistas son presentados como dogmas,ellos no se atreven a cuestionar y no permitenque otros los cuestionen. La mayor osadía de laTV está en intentar cambiar las proposicionespor otras. Las imágenes de documentales que

sustentan pueden enseñar cualquier cosa y enmuchas ocasiones, las conclusiones no tienenque ver con aquello que se discutió. En ciertamanera, las reglas del debate son compatiblescon la manipulación que se ejerce.

El derecho bueno de la TV para informary comunicar no deja de ser arrogante, por ellopueden cortar la palabra, decir barrabasadas.Existe una gran equivocación cuando se cree quela TV tiene una gran utilidad y que a través deella se puede convencer de situaciones más jus-tas, pues el instrumento de manipulación impi-de cualquier cambio. La manipulación es tal, quelo que se presenta por parte del periodista, bajola falsa e inexistente objetividad, ya está tejidodesde antes en la distorsión.

La TV no permite criticarla porque losdispositivos se imponen a las emisiones y a lacrítica de la pequeña pantalla. En suma, la TVcomo instrumento de comunicación está some-tida a una fuerte censura. El periodista imponela problemática a nombre del respeto a las re-glas formales y del público. Él representa a laopinión pública e interviene en su nombre conuna serie de frases: es qué, seamos precisos, res-ponda a mí pregunta, explíquese, usted todavíano ha respondido, usted no ha dicho lo que le hepreguntado. Estas son sus armas gramaticales.Su autoridad dice que la ha recibido de los tele-videntes, escuchas o lectores. Distribuye la pala-bra para ser neutral y crea la urgencia para cen-surar, no deja hablar o increpa, porque dice quelos auditores no escucharon. Las intervencionesson diferenciadas.

No se puede obviar que una cosa es hablara un empresario, al político de su simpatía y otraa un sindicalista o a un indígena o al represen-tante de los derechos humanos. Si el periodista sedirige a alguien importante, tiene una posturadel cuerpo, una mirada, un tono de voz, palabrasinductoras. Puede dar igual de tiempo a todoslos que intervienen, pero dentro de desigualda-des reales. Si quisiera ser objetivo habría queasegurar la igualdad a los desfavorecidos cuandoen realidad se favorece a los favorecidos.

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El inconsciente de los presentadores y sushábitos profesionales están unidos a la sumisióncultural a creer que ellos son intermediarios cul-turales, semisabios o autodidactas. En realidadson los nuevos sacerdotes. Ellos son el audiomat.De hecho, en los problemas sociales ellos son elinconsciente de los privilegiados.

En breve, los Media no democratizan auna sociedad pues, además de jugar con partidopropio, pertenecen al poder dominador y brutal.Ellos no aceptan el pensarse a sí mismos a travésde la crítica. Son medios de poder al servicio delos poderosos y en orden a tener más poder y de-fender los grandes capitales y las reglas de su cir-culación libre.

La neutralidad y la objetividadde los medios en una sociedad dela seducción

La neutralidad y la objetividad de los Me-dia son imposibles. No hay como ser objetivo yneutral dentro de los medios de comunicación nifuera de ellos. La objetividad de las ciencias viveentre paréntesis. Sólo se puede pretender ser obje-tivo sin paréntesis para imponer y creer obedienciadice Humberto Maturana. La verdadera objetivi-dad es la que acepta la parte subjetiva de toda ob-jetividad. Por consiguiente es imposible ser neu-tral. La ética nos exige tomar partido, compro-meternos, no hacerlo es un cinismo.

Las sociedades de la comunicación siguenejerciendo una increíble violencia por ser obe-dientes a la cultura de seducción. Por todas par-tes quiere instruirse un ambiente de proximidad,de ritmo, de solicitud. Hay música e informaciónlas veinte cuatro horas del día. La policía abre suspuertas, el ejército se compromete en tareas civi-les. Lipovetsky afirma: “La seducción es el proce-so general que intenta arreglar el problema delconsumismo, las organizaciones, la información,la educación, las costumbres. Toda la vida de lassociedades contemporáneas es desde ahora diri-gida por una nueva estrategia que destrona el pri-

mado las relaciones de producción en beneficiode la apoteosis de las relaciones de seducción”1.

La seducción a la carta se representa en elespectáculo. En el espectáculo la realidad se con-vierte en una representación falsa. Así se crea lanueva potencia de la falsedad. El espectáculo nose separa de la dinámica de la alienación. Se se-duce y se abusa por el juego de las apariencias. Elconsumismo revela ampliamente la estrategia dela seducción. El consumismo no se reduce al es-pectáculo de la acumulación, él se identifica conla sobre-multiplicación de elecciones que haceposible la abundancia. Así, la sociedad posmo-derna se caracteriza por una tendencia global pa-ra reducir las relaciones autoritarias y direccio-nales y simultáneamente por el crecimiento delas opciones privadas que privilegian la diversi-dad y ofrecen fórmulas de programas indepen-dientes.

Los comportamientos han caído en la ló-gica de la personalización. Está de moda la dife-rencia, la fantasía, desestresarse. Al respecto Li-povetsky dice: “la seduccion, una lógica que hacesu camino, que no escatima nada, y quien, ha-ciendose, cumple una socializacion suave, tole-rante, amarrada a la personalizacion –personali-zar al individuo2.

El lenguaje también hace eco de la seduc-ción, los ciegos son no videntes, los viejos son per-sonas de la tercera edad, las domésticas son geren-tes de hogar, a los indisciplinados se les llama ni-ños con problemas. Todo aquello que tenía unaconnotación de inferioridad, deformación, pasivi-dad, agresividad debe desaparecer para dar paso aun lenguaje diáfano, neutro y objetivo a pesar quela realidad nos sigue mostrando su crueldad.

La seducción no es un proceso de mistifi-cación y de pasividad, sino uno de aislamiento,no por la fuerza bruta sino por el hedonismo, lainformación y la responsabilidad. Cada personase convierte en responsable de su propia vida,debe administrar óptimamente su capital estéti-co, afectivo, psíquico, libidinal.

El proceso de individuación no es nuevo,desde la modernidad se inventó la ideología del

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individuo libre, autónomo y parecido a los de-más; se colocó dentro de una economía libre fun-dada sobre la independencia del mercado, lo mis-mo que en regí-menes democráti-cos. La diferenciaes que la sociedadpostmoderna en-tra en la cotidiani-dad con nuevas es-trategias de auto-nomía individual.

La políticano se encuentraseparada de la se-ducción, el hom-bre político reco-noce amablemen-te sus límites y susdebilidades, colo-ca en escena a sufamilia, declara nopoder sacrificar suvida privada, salepor la TV con elperro que le rega-laron o haciendodeporte en las ca-lles. La políticapersonalizada co-rresponde a laemergencia de losnuevos valores que son la cordialidad, las confi-dencias íntimas, la proximidad, la autenticidad,los valores individualistas-democráticos ofreci-dos para la consumación en masa.

La seducción es hija del individualismohedonista y del maquiavelismo político. Todo

debe ser psicologizado, seres humanos, plantas,medio ambiente. El efecto, patrimonio es indiso-ciable de la dulcificación de las costumbres, del

sentimiento, decrecimiento delrespeto y de la to-lerancia y de unapsicologizaciónsin límites.

El cuerpoestá integrado enla seducción. Hayque mostrar elcuerpo, cuidar elcuerpo y cada unoes responsable deél. Las experien-cias vividas son lasque valen. Laemancipación, labúsqueda de laidentidad pasapor la expresión ypor la confronta-ción de experien-cias existenciales.

Por consi-guiente, dentro deuna ambiente deseducción, la ar-gumentación éti-ca desde la objeti-

vidad y la neutralidad pierde mucho más piso. Elcomunicador cree justificarse desde el descubri-miento o desocultamiento de la verdad, olvidan-do algo tan fundamental para algunos filósofos:la verdad no se descubre, la verdad se inventa des-de el poder.

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1 GILLES, L., Ed. Seuil, Paris, p. 872 Ibíd. p. 32.

Selva sagrada