la sociología de la cultura

Upload: manuel-binaghi

Post on 07-Feb-2018

217 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    1/130

    LA SOCIOLOGA DE LACULTURA

    Pierre Bourdieu

    http://../Users/mamilia%20xp/Desktop/Bourdieu90SociologiaYCultura/Contenido/PortadaIndice.dochttp://../Users/mamilia%20xp/Desktop/Bourdieu90SociologiaYCultura/Contenido/PortadaIndice.dochttp://../Users/mamilia%20xp/Desktop/Bourdieu90SociologiaYCultura/Contenido/PortadaIndice.dochttp://../Users/mamilia%20xp/Desktop/Bourdieu90SociologiaYCultura/Contenido/PortadaIndice.doc
  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    2/130

    INTRODUCCIN: LA SOCIOLOGA DE LA CULTURA

    De: Pierre Bourdieu

    Nstor Garcia Canclini

    Muy pocos de los principales socilogos, los que producen un sistema original de interpretacin de lasociedad, han puesto como Bourdieu, en el centro de su trabajo, las cuestiones culturales y simblicas. Paraentender esta eleccin, que le ha permitido renovar la problemtica terica y el conocimiento emprico en losestudios sobre cultura, hay que tener en cuenta su peculiar insercin en el pensamiento contemporneo.

    Comparti el auge estructuralista de hace dos dcadas, y produjo uno de los usos ms creativos del mtodo enel homenaje a Levi-Strauss por su 60aniversario,1 pero vio ese tipo de anlisis como la reconstruccinobjetivista por la que hay que pasar para acceder a interpretaciones ms completas y ms complejas2

    Por qu un socilogo elige como tema de investigacin la prctica de la fotografa a la asistencia a losmuseos?

    delos procesos sociales. Encontr en la teora marxista esa interpretacin ms abarcadora, pero en los mismosaos en que casi todo el marxismo francs y buena parte del europeo conceba su renovacin intelectualcomo un esfuerzo hermenutico y especulativo, althusseriano primero, gramsciano despus, Bourdieu buscoen investigaciones empricas la informacin y el estmulo para replantear el materialismo histrico. No

    intent esta renovacin en las reas declaradas estratgicas por el marxismo clsico, sino en la que laortodoxia economicista haba excluido a subvalorado: el arte, la educacin, la cultura. Dentro de ellos,analizo, ms que las relaciones de produccin, los procesos sobre los que el marxismo menos ha dicho: los elconsumo.

    3

    A la complejidad conceptual y expositiva de la obra de Bourdieu y de sus colegas del Centro de SociologaEuropea, coautores de varios textos se agregan en espaol otros obstculos. Falta traducir la mayor parte

    No hay en la vida social cuestiones ms centrales, ms propicias para plantearse las relacionesentre la sociologa y la antropologa, la articulacin entre lo objetivo y lo subjetivo en el proceso deinvestigacin, la manera en que se constituyen las experiencias de clase? Veremos ms adelante que lo queun grupo social escoge como fotografiable revela qu es lo que ese grupo considera digno de ser solemnizado,como fija las conductas socialmente aprobadas, desde qu esquemas percibe y aprecia lo real. Los objetos,lugares y personajes seleccionados, las ocasiones para fotografiar muestran el modo en que cada sectordiferencia lo pblico de lo privado. Tales descubrimientos hacen patente que para el socilogo no hay temasinsignificantes o indignos: son precisamente estos temas los que ayudan a entender cmo en cada sociedad la

    jerarqua de los objetos de estudio, las estrategias del prestigio cientfico pueden ser cmplices del ordensocial.

    Su manera de investigar y exponer es as cuestiones tambin se aparta de los hbitos acadmicos dominantes.Cuntos autores combinan reflexiones esttico-filosficas con encuestas, estadsticas y anlisis etnogrficos?

    No es frecuente que un socilogo dedique centenares de pginas a discutir las condiciones de cientificidad desu disciplina y a la vez procure incorporar, en el centro de su discurso, descripciones casi fenomenolgicas delmundo vivido, y agregue fotos, entrevistas, fragmentos de diarios y revistas. La ambicin filosfica deconstruir el sistema total, pero con el rigor minucioso del cientfico? Por eso se apropia de teorasdivergentes Marx, Durkheim, Weber para explicar conjuntamente el sentido social de Proust y Levi-Strauss, de Ravel y Petula Clark, del whisky y los muebles Knoll, hasta las variantes con que diversas clasesejercen el gusto gastronmico y la cosmtica femenina?

    1 Pierre Bourdieu, La maison Kabyle ou le monde renvers, en Echanges et communications, Mlanges offerts Claude Levi-Strauss locassion de son 60me anniversaire, reunidos por Jean Pouillon y Pierre Maranda, La Haya,Mouton, 1970, pp. 739-758. Con pequeas modificaciones fue reeditado, como apndice, en el libro de PierreBourdieu,Le senspratique, Paris, Minuit, 1980, pp. 441-461.

    2 P. Bourdieu,Le senspratique,p. 441.3 P. Bourdieu y otros,Lafotografa, un arte intermedio, Mexico, Nueva Imagen, 1979; P. Bourdieu y Main Darbel,

    Lamour de lart-Les muses dart europens et leur public, Paris, Minuit, 1969.

    http://bourdieu%20pierre/PortadaIndice.dochttp://bourdieu%20pierre/PortadaIndice.dochttp://bourdieu%20pierre/PortadaIndice.doc
  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    3/130

    de sus libros, notoriamente la mejor sntesis terico-emprica de su obra, Le sens pratique. El otro gran textoque sistematiza muchas de sus investigaciones, La distincin4, acaba de ser traducido, una dcada despusde su aparicin en francs, y su estructura desarticulada vuelve difcil a veces seguir el hilo conductor de suteora social. De los otros libros disponibles en nuestra lengua, La fotografa, si bien tiene gran intersmetodolgico y como anlisis de esa prctica, ofrece una versin parcial de la teora bourdieuana; El oficiode socilogo5 es importante epistemolgicamente, pero no da cuenta de los aportes de Bourdieu y su grupo ala teora de lo simblico; en cuanto a Los estudiantes y la cultura y la reproduccin,6 adems decircunscribirse al sistema escolar, presentan sobre todo el segundo la versin ms rgidamentereproductivista de su teora sociolgica y en una prosa por momentos intransitable. Se explica lamalevolencia de aquel critico sorprendido porque, siendo este libro uno de los que mejor desmontan elelitismo de la educacin francesa, su comprensin parece requerir que los lectores hayan pasado primero porla Escuela Normal Superior.7

    Nuestra introduccin es tambin un intento de situar este libro en la perspectiva general de la obra deBourdieu, especialmente en relacin con los textos tericos y de sociologa de la cultura no traducidos alespaol. Asimismo, proponemos algunas preguntas polmicas acerca de la utilizacin de este autor en la

    prctica sociolgica y antropolgica de Amrica Latina.

    Los escasos ttulos sobre sociologa de la cultura publicados en espaol solo muestran una imagen resumida yfragmentaria del enorme trabajo terico que Bourdieu ha cumplido en relacin con el arte y otras formas deconsumo esttico, sobre la religin, la ciencia, la politica, el lenguaje. Dicen muy poco de las maneras en queorganiza un material emprico denso, como discute las condiciones de obtencin y exposicin de los datos.Questions de sociologie, el libro que estamos presentando ahora en castellano bajo el ttulo Sociologa ycultura; rene un conjunto de textos claves (conferencias, artculos y entrevistas) en los que el socilogofrancs sintetiza las tesis principales de sus obras, aclara sus posiciones en relacin con criticas y debates

    suscitados por ellas, y habla de lo que generalmente los libros ocultan: como l dice, dan el productoacabado, pero no las operaciones. Aqu Bourdieu nos propone ingresar en las cocinas de la ciencia.

    Para cumplir mejor estos fines, con acuerdo del autor remplazamos tres captulos de la edicin francesa(Lart de rsister aux paroles, Le sociologue en question y Le paradoxe du sociologue) por dostextos ms recientes, que elaboran de un modo ms avanzado la concepcin bourdieuana sobre la sociologacomo ciencia y sobre las clases sociales: La clase inaugural que dio al ingresar al Colegio de Francia el 23 deabril de 1982, y el artculo Espacio social y gnesis de las clases, publicado por la revista Actes de larecherche en sciences sociales, nm. 52-53, en junio de 1984.

    8

    Como muchos estudios basados en encuestas, los que Bourdieu dirigi sobre la educacin francesa y sobre elpblico de museos comienzan registrando con rigor estadstico lo que todos ya saben: la asistencia a losmuseos aumenta a medida que ascendemos de nivel econmico y escolar, las posibilidades de acceso y dexito en la escuela crecen segn la posicin de clase que se ocupa y las precondiciones recibidas de laformacin familiar. Por supuesto, la conclusin de estos datos ser obvia: El acceso a las obras culturaleses privilegio de laclase cultivada.

    Un marxismo weberiano?

    9

    4 P. Bourdieu,La distinction, Paris, Minuit, 1979. La traduccin fue publicada por Taurus en 1988.5 P. Bourdieu, Jean Claude Chamboredon y Jean Claude Passeron, El oficio de socilogo. Buenos Aires, Siglo XXI,

    1975.6 P. Bourdieu y Jean Claude Passeron, Los estudiantes y la cultura, Barcelona, Labor, 1967; La reproduccin-

    Elementos para una teora del sistema de enseanza, Barcelona, Laia, 1977.7 A. Prost, Une sociologie strile: La reproduction. Esprit, diciembre de 1970, p. 861.8 Una primera versin de este trabajo la publicamos bajo el ttulo Desigualdad cultural y poder simblico. La

    sociologa de Pierre Bourdieu, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Cuaderno de Trabajo nm. 1,1986.

    9 Pierre Bourdieu y Alain Darbel, L amour de lart - Les muses dart europens et leur public, p. 69.

    Bourdieu usa las encuestas para elaborar una problemtica que no surgede las cifras. Desde sus primeras investigaciones en Argelia, desde esos estudios sobre la escuela y el museo,trat de construir una teora multi-determinada de las relaciones sociales. Busco informacin emprica parano reincidir en las especulaciones esttico-filosficas sobre el gusto ni en las afirmaciones meramente

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    4/130

    doctrinarias con que casi todo el marxismo vincula lo econmico y lo simblico, pero a la vez someti losdates a un trabajo epistemolgico capaz de llevarlos a conclusiones menos superficiales que las que suelenrecolectar los estudios de la opinin pblica y de mercado.La opinin pblica no existe se titula una conferencia suya en 1972, incluida en este volumen, en la cualdiscute metodolgicamente las encuestas que pretenden encontrar el sentido que los mensajes tienen para losreceptores a travs de la sola adicin de opiniones individuales. Lo que ocurre con el pblico en un ciertomemento, dijo, es resultado de un sistema de fuerzas, de tensiones, y no hay nada ms inadecuado pararepresentar el estado de la opinin que un porcentaje.10 Las encuestas y las estadsticas son necesarias paraevitar las reflexiones impresionistas o la aplicacin mecnica de principios derivados de la estructura delmodo de produccin o de la lucha de clases. Pero a la vez, para evitar la sacralizacin emprica de losdates, que suele reducir las investigaciones a una confirmacin de nuestra sociologa espontnea, hay quesituar la informacin emprica en una teora del sistema social y de las condiciones en que se produce suconocimiento.11

    Podramos decirlo de un modo aparentemente paradjico: si bien la obra de Bourdieu es una sociologa de lacultura, sus problemas bsicos no son culturales. Las preguntas que originan sus investigaciones no son:cmo es el pblico de los museos? o cmo funcionan las relaciones pedaggicas dentro de la escuela?Cuando estudia estos problemas est tratando de explicar otros, aquellos desde los cuales la cultura se vuelvefundamental para entender las relaciones y las diferencias sociales. Cabe aplicar a Bourdieu lo que l afirmade la sociologa de la religin de Weber: su mrito consiste en haber comprendido que la sociologa de la

    cultura era un captulo, y no el menor, de la sociologa del poder, y haber visto en las estructurassimblicas, ms que una forma particular de poder, una dimensin de todo poder, es decir, otro nombre de lalegitimidad, producto del reconocimiento, del desconocimiento, de la creencia en virtud de la cual las

    personas que ejercen la autoridad son dotadas de prestigio.

    12

    1. Cmo estn estructuradas econmica y simblicamente la reproduccin y ladiferenciacin social?

    Las preguntas fundadoras de casi todos sus trabajos, aunque nunca las enuncia expresamente, son dos:

    2. Cmo se articulan lo econmico y lo simblico en los procesos de reproduccin,diferenciacin y construccin del poder?

    Para responderlas, Bourdieu retoma dos ideas centrales del marxismo: que la sociedad est estructurada en

    clases sociales y que las relaciones entre las clases son relaciones de lucha. Sin embargo, su teora socialincorpora otras corrientes dedicadas a estudiar los sistemas simblicos y las relaciones de poder. Por esto, ypor su propio trabajo de investigacin emprica y reelaboracin terica, su relacin con el marxismo espolmica al menos en cuatro puntos:

    a) Los vnculos entre produccin, circulacin y consumo. Aunque algunos textos tericos delmarxismo, empezando por la Introduccin general a la crtica de la economa politica,

    proponen una interaccin dialctica entre los tres trminos, sus anlisis del capitalismo se hancentrada en la produccin. En los ltimos quince aos algunos socilogos marxistas,especialmente los dedicados a la cuestin urbana, tratan de teorizar el consumo e investigar susestructuras, pero sus trabajos se ven limitados por seguir subordinndolo a la produccin: loven nicamente como un lugar necesario para la reproduccin de la fuerza de trabajo y laexpansin del capital. Al no reconocer que el consumo es tambin un espacio decisivo para laconstitucin de las clases y la organizacin de sus diferencias, y que en el capitalismocontemporneo adquiere una relativa autonoma, no logran ofrecer ms que versionesremodeladas del economicismo productivista tradicional en el materialismo histrico. 13

    10 Pierre Bourdieu, Lopinion publique nexiste-pas, en Questions de sociologie, Paris, Minuit, 1980, p. 224.11 Argumenta esta posicin epistemolgica a lo largo de todo su trabajo, pero los textos en donde la desarrolla son El

    oficio del socilogo, y su Leon inaugurale, Paris, Colegio de Francia, Ctedra de Sociologa, 1982 (se incluye eneste volumen).

    12 Pierre Bourdieu, Lesens pratique,pp. 243-244.13 Vase, por ejemplo, los textos de Jean-Pierre Terrail, Edmond Preteceille y Patrice Grevet en el libroNecesidades y

    consumo en la sociedad capitalista actual, Mxico, Grijalbo, 1977.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    5/130

    Bourdieu no desconoce la importancia de la produccin, pero sus investigaciones se extiendenpreferentemente sobre el consumo. Las clases se diferencian para l, igual que en el marxismo,por su relacin con la produccin, por la propiedad de ciertos bienes, pero tambin por elaspecto simblico del consumo, a sea por la manera de usar los bienes transmutndolos ensignos.14

    b) La teora del valor trabajo. Una gran parte de los anlisis de Bourdieu sobre la constitucinsocial del valor se ocupa de procesos que restringen al mercado y al consumo: la escasez de los

    bienes, su apropiacin diferencial por las distintas clases y las estrategias de distincin queelaboran al usarlos. Cuando desarrolla una concepcin ms estructural sobre la formacin delvalor a propsito del proceso de produccin del arte, dice que no debe entendrselo como lasuma del Costa de produccin, la materia prima y el tiempo de trabajo del pintor: la fuente delvalor no reside en lo que hace el artista, ni en como lo hace, ni en la decisin del marchante a lainfluencia de tal galera; es en el campo de produccin, como sistema de relaciones objetivasentre estos agentes o estas instituciones y lugar de luchas por el monopolio del poder deconsagracin, donde se engendran continuamente el valor de las obras y la creencia en estevalor.

    15

    c) La articulacin entre lo econmico y lo simblico. Para Bourdieu las relaciones econmicasentre las clases son fundamentales, pero siempre en relacin con las otras formas de poder(simblico) que contribuyen a la reproduccin y la diferenciacin social. La clase dominante

    puede imponerse en el plano econmico, y reproducir esa dominacin, si al mismo tiempo logra

    hegemonizar el campo cultural. En la reproduccin defini la formacin social como unsistema de relaciones de fuerza y de sentido entre los grupos y las clases.

    16

    d) La determinacin en ltima instancia y el concepto de clase social. Puesto que sonindisociables lo econmico y lo simblico, la fuerza y el sentido, es imposible que uno de esoselementos se sustraiga de la unidad social y determine privilegiadamente, por s solo, a lasociedad entera. Frente a esta concepcin causalista (una causa lo econmicodeterminara el efecto lo simblico), Bourdieu propone en varios textos una definicinestructural de las clases y de sus relaciones. Es en La distincin donde mejor la formula ydiscute las implicaciones metodolgicas. La clase social no puede ser definida por una solavariable o propiedad (ni siquiera la ms determinante: el volumen y la estructura del capital),ni por una suma de propiedades (origen social + ingresos + nivel de instruccin), sino porla estructura de las relaciones entre todas las propiedades pertinentes que confiere a cada una deellas y a los efectos que ella ejerce sobre las prcticas su valor propio.

    17 Es necesario romper

    con el pensamiento lineal, que no conoce ms que las estructuras de orden simple dedeterminacin directa y tratar de reconstruir en cada investigacin las redes de relacionesencabalgadas, que estn presentes en cada uno de los factores. Decir que esta causalidadestructural de una red de factores es irreductible a la eficacia simple de uno o varios de ellosno implica negar que los hechos sociales estn determinados: si a travs de cada uno de losfactores se ejerce la eficacia de todos los otros, la multiplicidad de determinaciones conduce noa la indeterminacin sino al contrario a la sobredeterminacin.18

    Qu consecuencia tiene todo esto al estudiar las clases sociales? Significa que para conocerlas no essuficiente establecer como participan en las relaciones de produccin; tambin constituyen el modo de ser deuna clase o una fraccin de clase el barrio en que viven sus miembros, la escuela a la que envan a sus hijos,los lugares a los que van de vacaciones, lo que comen y la manera en que lo comen, si prefieren a Bruegel o aRenoir, el Clave bien temperado o el Danubio Azul. Estas prcticas culturales son ms que rasgos

    14 As lo dice desde sus primeros textos, por ejemplo en Condicin de claseyposicin de clase, publicado en 1966en los Archives europennes de sociologie, VII, 1966, pp. 201-223. Hay traduccin al espaol en el volumencolectivo Estructuralismo y sociologa, Buenos Aires, Nueva Visin, 1973. Vase tambinLa distinction, p. 564.

    15 Pierre Bourdieu, La production de la croyance: contribution a une conomie des biens symboliques,Actes de larecherche en sciences social es, 13 de febrero de 1977, Pp. 5-7.

    16 Pierre Bourdieu y Jean Claude Passeron, La reproduction. Elments pour une thorie du systme denseignement,Paris, Minuit, 1970, p. 20. Existe la deficiente traduccin al espaol ya citada que convierte, por ejemplo, sentido ensignificado,p. 46.

    17 Pierre Bourdieu,La distinction,pp. 117-118.18 dem., p. 119.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    6/130

    complementarios o consecuencias secundarias de su ubicacin en el proceso productivo; componen unconjunto de caractersticas auxiliares que, a modo de exigencias tcitas, pueden funcionar como principiosde seleccin o de exclusin reales sin ser jams formalmente enunciadas (es el caso, por ejemplo, de la

    pertenencia tnica o sexual).19

    Uno de los aspectos ms atractivos del concepto de campo lo encontramos precisamente en su utilidad paramediar entre la estructura y la superestructura, as como entre lo social y lo individual. Ha contribuido, porejemplo, a evitar el deductivismo mecnico empleado en tantos anlisis sociolgicos del arte y la literatura.En efecto, no es posible deducir del carcter general del modo de produccin el sentido de una obra particular:tienen poco valor explicativo afirmaciones tales como que el arte es mercanca o est sometido a las leyes delsistema capitalista mientras no precisemos las formas especificas que esas leyes adoptan para producirnovelas o pelculas, de acuerdo con los medios y relaciones de produccin de cada campo. Por omitir estas

    mediaciones, los socilogos de la cultura son vistos a veces como incapaces de percibir lo peculiar del arte.Recordemos aquella irona sartreana: el marxismo demuestra que Valery era un intelectualpequeo burgus,

    pero no puede explicarnos por qu todos los intelectuales pequeo burgueses no son Valery.

    De la estructura social al campo cultural

    Adems de concebir la sociedad como una estructura de clases y una lucha entre ellas, cules son paraBourdieu las partes constitutivas, estructurantes, de la vida social? Cmo delimitar los espacios en los quedebe localizarse cada investigacin? Dado su modo de afirmar la indisolubilidad de lo material y lo cultural,su teora de la sociedad no organiza los hechos a partir de la divisin entre estructura y superestructura. Sihay que encontrar un gran esquema ordenador, ser ms bien su teora de los campos.

    20

    No hay ms remedio, entonces, que admitir el carcter nico de cada obra de arte, la inexplicabilidad de lacreacin cultural? En uno de sus primeros textos, Campo intelectual yproyecto creador, Bourdieu observaque para dar su objeto propio a la sociologa de la creacin intelectual

    21

    La autonomizacin metodolgica, que trata al campo cultural como un sistema regido por leyes propias, se

    justifica por lo que sucedi en la historia occidental desde el surgimiento del capitalismo. El campo artsticose integr con independencia relativa y criterios internos de legitimidad a partir de los siglos XVI y XVII. Lacomplejidad del proceso productivo fue diferenciando las reas del trabajo, separando los aspectos de laactividad humana el cultural, el poltico, el econmico, la vida cotidiana y liberando a cada uno deellos del control religioso. Con el desarrollo de la burguesa se forma un mercado especifico para los objetosculturales, en el cual las obras son valoradas con criterios propiamente estticos, y nacen los lugaresnecesarios para exponer y vender las mercancas: los museos y las galeras. Mientras en otros sistemaseconmicos la prctica artstica estaba entremezclada con el resto de la vida social, la burguesa creainstancias especificas de seleccin y consagracin, donde los artistas ya no compiten por la aprobacinreligiosa o el encargo cortesano sino por la legitimidad cultural.

    hay que situar al artista y su obraen el sistema de relaciones constituido por los agentes sociales directamente vinculados con la produccin ycomunicacin de la obra. Este sistema de relaciones, que incluye a artistas, editores, marchantes, crticos,

    pblico, que determina las condiciones especificas de produccin y circulacin de sus productos, es el campocultural.

    22

    19 dem., p.113.20 Jean-Paul Sartre, Critica de la razn dialctica, Buenos Aires, Losada, 1963,p. 57.21 Pierre Bourdieu, Campo intelectualyproyecto creador, en Jean Pouillon y otros, Problemas del estructuralismo,

    Mxico, Siglo XXI, p. 135.22 dem. p. 138.

    El escritor es valorado en los salonesliterarios, luego en las editoriales; el pintor abandona los grandes muros yse reduce al lienzo, que ademsencierra en un marco; el escultor ya no busca adecuar su obra a las proporciones de un espacio pblico, sino alas exigencias autnomas de su exhibicin privada. De este modo, el campo artstico se configura como sifuera un orden independiente en el que los objetos circulan con una autonoma desconocida en cualquier otrapoca.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    7/130

    Dado que en las sociedades modernas la vida social se reproduce en campos (econmico, poltico,cientfico, artstico), que funcionan con una fuerte independencia, el anlisis sociolgico debe estudiar ladinmica interna de cada campo. En vez de deducir del carcter general de la lucha de clases el sentido

    particular de los enfrentamientos polticos o artsticos, indagar cmo luchan por la apropiacin del capitalque cada campo genera los grupos que intervienen en l. La sociedad, y por tanto, la confrontacin entre lasclases, es resultado de la manera en que se articulan y combinan las luchas por la legitimidad y el poder encada uno de los campos.

    Qu es lo que constituye a un campo? Dos elementos: La existencia de un capital comn y la lucha por suapropiacin. A lo largo de la historia, el campo cientfico o el artstico han acumulado un capital (deconocimiento, habilidades, creencias, etctera) respecto del cual actan dos posiciones: la de quienes detentanel capital y la de quienes aspiran a poseerlo. Un campo existe en la medida en que uno no logra comprenderuna obra (un libro de economa, una escultura) sin conocer la historia del campo de produccin de la obra.Quienes participan en l tienen un conjuntode intereses comunes, un lenguaje, una complicidad objetivaque subyace a todos los antagonismos; 23

    Con esta estructura funcionan los campos ms autnomos, los habitualmente llamados culturales (la ciencia,la filosofa o el arte) y tambin otros en apariencia muy dependientes de la estructura socio-econmicageneral. As lo comprobamos en el campo de la alta costura.

    por ese, el hecho de intervenir en la lucha contribuye a lareproduccin del juego mediante la creencia en el valor de ese juego. Sobre esa complicidad bsica seconstruyen las posiciones enfrentadas. Quienes dominan el capital acumulado, fundamento del poder o de laautoridad de un campo, tienden a adoptar estrategias de conservacin y ortodoxia, en tanto los msdesprovistos de capital, o recin llegados, prefieren las estrategias de subversin, de hereja.

    24

    Al querer explicar la estructura de todos los campos segn la lgica de su lucha interna por el poder, entre ladistincin de los que tienen y la pretensin de los que aspiran,

    Lo dominan quienes detentan el poder deconstituir el valor de los objetos por su rareza o escasez, mediante el procedimiento de la marca. Pese a queBourdieu reconoce las determinaciones mercantiles sobre la moda, y su relacin con los estilos de vida que seforman en otras reas de la organizacin social, sostiene que la oposicin estructuradora de ese campo es laque enfrenta a los modistos consagrados con quienes les disputan ese lugar. Dior y Baimain han establecidodurante dcadas los estilos de vida capaces de distinguir a las clases altas: sus cambios no se produjeron poradaptaciones funcionales destinadas a adecuar los objetos a su uso, sino por alteraciones en el carcter socialde los objetos para mantener el monopolio de la ltima diferencia legitima. En su lucha contra ellos,Courrges no habla de la moda; habla del estilo de vida, dice que se propone vestir a la mujer moderna, quedebe ser prctica y activa, que necesita mostrar su cuerpo. Retoma necesidades de una nueva burguesa, o

    pequea burguesa, y produce un cambio en el gusto. Pero esa polmica para Bourdieu encubre la manera

    que encontr de dar su competencia por la hegemona del campo.

    25

    23 Pierre Bourdieu, Quelques proprits des champs, en Questions de sociologie, cit., p. 115.24 Pierre Bourdieu e Yvette Delsaut, Le couturier et sa griffe: contribution aune thorie de la magie, Actes de la

    recherche nm. 1 de enero de 1975,pp. 7-36. Tambin Haute couture et haute culture, en Questions de sociologie,pp. 196-206.

    25 Pierre Bourdieu, Questions de sociologie, p. 201.

    Bourdieu deja dos problemas afuera. Elprimero: lo que sucede especficamente en cada campo. No hay diferencias esenciales entre el campocientfico y el artstico, debido a que en uno los contendientes buscan producir conocimientos y en otrasexperiencias estticas? Perdemos la problemtica intrnseca de las diversas prcticas al reducir su anlisissociolgico a la lucha por el poder. Queda sin plantear el posible significado social de que ciertos grupos

    prefieran un modo ms abstracto o ms concreto, una prctica ms intelectual o ms sensible, para surealizacin simblica.

    La otra cuestin tiene que ver con la relacin entre los campos y la historia social. No parece posibleexplicar a Courrges solo por su bsqueda de legitimidad dentro del campo. Su uso de exigencias sociales(la vida prctica y activa de la mujer actual, la necesidad de mostrar el cuerpo) sugiere interrelacionesentre moda y trabajo, que evidentemente contribuyeron al xito de ese modisto y a la reformulacin de su

    papel en el campo de la moda.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    8/130

    Los modos de produccin y consumo cultural

    Incest is fine, as long as itskept in the family.

    Playboy

    Si bien en algunos textos Bourdieu extrema el papel de las confrontaciones internas de cada campo, sustrabajos ms extensos precisan que las disputas en cada rea cultural o politica especifican el sentido generalde la reproduccin social y el conflicto entre las clases. Los campos se vinculan en la estrategia unificada decada clase.

    Esta oscilacin entre un enfoque estructural y otro clasista es patente en la caracterizacin de los modos oniveles en que se organiza la cultura. En El mercado de bienes simblicos, texto cuya primera edicin datade 1970,26 prevalece un anlisis estructural basado en la oposicin objetiva entre el campo de produccinrestringida y el campo de gran produccin. La distincin, en cambio, se centra en las prcticasculturales; describe la estructura de lo campos, pero muestra a las clases y los grupos, a los sujetos sociales,operando la correlacin y complementacin entre los campos. Por eso, este ltimo libro, adems de ampliar a

    tres los niveles culturales, los denomina gustos, o sea con una expresin que incluye el aspecto subjetivo delos comportamientos: distingue el gusto legitimo, el gusto medio y el gusto popular.27

    Queremos decir que encontramos insatisfactoria la designacin de gusto legitimo, pues convierte enconcepto descriptivo una pretensin de las clases dominantes. Preferimos, entre las diversas denominacionesempleadas por Bourdieu, la de gusto burgus o esttica burguesa, porque identifican ese modo de producciny consume cultural por su carcter de clase. Diremos, por lo tanto, tomando en cuenta la obra total de esteautor, que elmercado de bienes simblicos incluye, bsicamente, tres modos de produccin: burgus, medioy popular.

    28

    1. La esttica burguesa. La primera gran investigacin sobre el gusto de elite la realiz Bourdieu con elpblico de museos. Quiz sea en ellos donde aparece ms exacerbada la autonomizacin del campocultural. En los museos el goce del arte requiere desentenderse de la vida cotidiana, oponerse a ella.La disposicin esttica y la competencia artstica exigidas por el arte moderno y contemporneosuponen el conocimiento de los principios de divisin internos del campo artstico. Las obras seordenan por tendencias segn sus rasgos estilsticos, sin importar las clasificaciones que rigen losobjetos representados en el universo cotidiano: por ejemplo, la capacidad de distinguir entre trescuadros que representan manzanas, uno impresionista, otro surrealista y otro hiperrealista, nodepende del conocimiento ordinario de la fruta sine de la informacin esttica que permite captar lostres tipos de tratamiento plstico, la organizacin sensible de los signos.

    Estos modos de produccin cultural se diferencian por la composicin de sus pblicos(burguesa/clases medias/populares), por la naturaleza de las obras producidas (obras de arte/bienes ymensajes de consumo masivo) y por las ideologas poltico-estticas que los expresan (aristocratismoesteticista/ascetismo y pretensin/pragmatismo funcional). Pero los tres sistemas coexisten dentro de lamisma sociedad capitalista, porque sta ha organizado la distribucin (desigual) de todos Los bienes

    materiales y simblicos. Dicha unidad se manifiesta, entre otros hechos, en que los mismos bienes son, enmuchos cases, consumidos por distintas clases sociales. La diferencia se establece, entonces, ms que en losbienes que cada clase apropia, en el modo de usarlos.

    La estructura del museo y la disposicin de las muestras corresponden a esta ideologa estetizante:El carcter intocable de los objetos, el silencio religioso que se impone a los visitantes, el ascetismo

    puritano del equipamiento, siempre escaso y poco confortable, el rechazo casi sistemtico de todadidctica, la solemnidad grandiosa de la decoracin y del decore contribuyen a hacer de esta

    26 Pierre Bourdieu,Le march des biens symboliques, Paris, Centre de sociologie Europenne, 1970.27 Pierre Bourdicu,La distinction, p. 14.28 En La distinction realiza descripciones muy sutiles en las que diferencia otros estratos culturales, pero para

    simplificar esta exposicin solo mencionaremos los tres principales.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    9/130

    institucin un recurso diferencial de quienes ingresan en ella y comprenden sus mensajes.29 Lasestadsticas sobre visitantes y la observacin del comportamiento en esos temples cvicosdemuestran que el inters por los objetes artsticos es resultado de la capacidad de relacionarlos conel conjunto de obras de las que forman parte por su significado esttico. As lo revela la mayor

    proporcin de visitantes de clase alta y educacin superior, pero tambin la forma en que usan elmuseo: el tiempo destinado a la visita, la dedicacin a cada obra, aumentan en aquellos que soncapaces, por su nivel de instruccin, de captar mayor variedad de significados. Quienes hacen un usoms intense del museo son los que ya poseen un largo entrenamiento sensible, informacin sobre laspocas, los estilos e incluso los periodos de cada artista que dan sentidos particulares a las obras.30

    En los siglos XIXyXX las vanguardias agudizaron la autonoma del campo artstico, el primado dela forma sobre la funcin, de la manera de decir sobre lo que se dice. Al reducir las referenciassemntica de las obras, su contenido anecdtico o narrativo, y acentuar el juego sintctico con loscolores, las formas y los sonidos, exigen del espectador una disposicin cada vez ms cultivada paraacceder al sentido de la produccin artstica. La fugacidad de las vanguardias, el experimentalismoque renueva incesantemente sus bsquedas, alejan an ms a los sectores populares de la prcticaartstica. Se reformula as tanto el lugar del pblico como el papel de los productores, la estructuraentera del campo cultural Los artistas que inscriben en la obra misma la interrogacin sobre sulenguaje, que no solo eliminan la ilusin naturalista de lo real y el hedonismo perceptivo sine quehacen de la destruccin o parodizacin de las convenciones representativas su modo de referirse a loreal, se aseguran por una parte el dominio de su campo pero excluyen al espectador que no se

    disponga a hacer de su participacin en el campo una experiencia igualmente innovadora. El artemoderno propone una lectura paradojal, pues supone el dominio del cdigo de unacomunicacin que tiende a cuestionar el cdigo de la comunicacin.

    31

    Esttica incestuosa: el arte por el arte es un arte para los artistas. A fin de participar en su saber y ensu goce, el pblico debe alcanzar la misma aptitud que cites para percibir y descifrar lascaractersticas propiamente estilsticas, debe cultivar un inters puro por la forma, esa capacidad deapreciar las obras independientemente de su contenido y su funcin. Quienes lo logran exhiben, atravs de su gusto desinteresado, su relacin distante con las necesidades econmicas, con lasurgencias prcticas. Compartir esa disposicin esttica es una manera de manifestar una posicin

    privilegiada en el espacio social, establecer claramente la distancia objetiva y subjetiva respecto alos grupos sometidos a esos determinismos.

    32

    Las clases no se distinguen nicamente por su diferente capital econmico. Al contrario: Lasprcticas culturales de la burguesa tratan de simular que sus privilegios se justifican por algo ms

    Al fijar un modo correcto y hermtico de apreciar lo artstico, supuestamente desvinculado de laexistencia material, el modo burgus de producir y consumir el arte organiza simblicamente las

    diferencias entre las clases. Del mismo modo que las divisiones del proceso educativo, las delcampo artstico consagran, reproducen y disimulan la separacin entre los grupos sociales. Lasconcepciones democrticas de la cultura entre ellas las teoras liberales de la educacin suponenque las diversas acciones pedaggicas que se ejercen en una formacin social colaboranarmoniosamente para reproducir un capital cultural que se imagina como propiedad comn. Sinembargo, los bienes culturales acumulados en la historia de cada sociedad no pertenecen realmente atodos (aunque formalmente sean ofrecidos a todos). No basta que los museos sean gratuitos y lasescuelas se propongan transmitir a cada nueva generacin la cultura heredada. Solo accedern a esecapital artstico o cientfico quienes cuenten con los medios, econmicos y simblicos, para hacerlosuyo. Comprender un texto de filosofa, gozar una sinfona de Beethoven o un cuadro de Mondrian,requiere poseer los cdigos, el entrenamiento intelectual y sensible, necesarios para descifrarlos.Los estudios sobre la escuela y los museos demuestran que este entrenamiento aumenta a medida quecrece el capital econmico, el capital escolar y, especialmente en la apropiacin del arte, laantigedad en la familiarizacin con el capital artstico.

    29 Pierre Bourdieu, Elementos de una teora sociolgica de la percepcin artstica, en A. Silbermann y otros,Sociologa del arte, Buenos Aires, Nueva Visin, 1971, p. 74.

    30 Pierre Bourdieu, Lamour de lart, Op. Cit. 2a. parte.31 Pierre Bourdieu. Disposition esthtique et competence artistique, enLes Temps Modernes, febrero de 1971, nm.

    295, p. 1352.32 La distinction, p. 56.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    10/130

    noble que la acumulacin material. No es sta una de las consecuencias de haber disociado la formade la funcin, lo bello de lo til, los signos y los bienes, el estilo y la eficacia? La burguesadesplaza a un sistema conceptual de diferenciacin y clasificacin el origen de la distancia entre lasclases. Coloca el resorte de la diferenciacin social fuera de lo cotidiano, en lo simblico y no en loeconmico, en el consumo y no en la produccin. Crea la ilusin de que las desigualdades no sedeben a lo que se tiene, sine a lo que se es. La cultura, el arte y la capacidad de gozarlos aparecencomo dones o cualidades naturales, no como resultado de un aprendizaje desigual por la divisinhistrica entre las clases.

    2. La esttica de los sectores medios. Se constituye de dos maneras: por la industria cultural y porciertas prcticas, como la fotografa, que son caractersticas del gusto medio. El sistema de lagran produccin se diferencia del campo artstico de elite por su falta de autonoma, por sometersea demandas externas, principalmente a la competencia por la conquista del mercado. Producto de la

    bsqueda de la mayor rentabilidad y la mxima amplitud del pblico, de transacciones ycompromisos entre los dueos de las empresas y los creadores culturales, las obras del arte medio sedistinguen por usar procedimientos tcnicos y efectos estticos inmediatamente accesibles, porexcluir los temas controvertidos en favor de personajes y smbolos estereotipados que facilitan al

    pblico masivo su proyeccin e identificacin.33

    Con frecuencia Bourdieu describe las prcticas culturales de los sectores medies recurriendo a metforas.Para explicar la atraccin de la gran tienda, dice que es la galeria de arte del pobre;34 en capas ms

    pretenciosas, observa que el Nouvel Observateur es como el Club Mditerrane de la cultura.35 Lasclases medias, y las populares en tanto tienen como referencia y aspiracin el gusto dominante, practican lacultura a travs de actos metafricos, desplazados. Un gnero tpico de la esttica media es la adaptacin:

    pelculas inspiradas en obras teatrales, orquestaciones populares de msica erudita o, al contrario,orquestaciones pretendidamente eruditas de temas populares.36 La adhesin a estos productos es propia dela relacin vida y ansiosa que la pequea burguesa tiene con la cultura, de una buena voluntad pura,

    poro vaca y desprovista de las referencias o de los principios indispensables para su aplicacin oportuna.37

    En pocas ocasiones subraya tan rotundamente la dependencia de la cultura media, su carcter heternomo,como cuando afirma que est constituida por las obras menores de las artes mayores (la Rapsodia en Blue,Utrillo, Buffet), las obras mayores de las artes menores (Jacques Brel, Gilbert Becaud), y losespectculos caractersticos de la cultura media (el circo, la opereta y las corridas de toros).

    38

    33 Pierre Bourdieu, Le march des biens symboliques. LAnne Sociologique, vol. 22, 1973.pp. 21-83.34 Pierre Bourdieu,La distinction,p. 35.35 Idem., p. 597.36 Pierre Bourdieu, Le march des biens symboliques, p. 90.37 Idem.38 Pierre Bourdieu,La distinction,pp. 14-16 y 62-65.

    Quiz loms especifico de esta tendencia lo encuentra al estudiar la fotografa, art moyen en el doble sentido de

    arte de los sectores medios y de arte que est en una posicin intermedia entre las artes legitimas y laspopulares.

    Cmo entender la multiplicidad de funciones cumplidas por la fotografa: decoracin de paredes, registro delas vacaciones y de acontecimientos familiares, documento periodstico, objeto esttico, mensaje publicitario,ofrecimiento ertico o fetichista, smbolo poltico o religioso? Es extrao que la fotografa alcance tantaaceptacin, dado que no es promovida por la escuela, no permite obtener rpidas ganancias, ni va acompaadadel prestigio cultural que suponen la frecuentacin de museos o la creacin artstica. Uno podra pensar queesta actividad sin tradiciones y sin exigencias, donde las decisiones parecen abandonadas a laimprovisacin individual, es un objeto poco apto para la indagacin sociolgica. Justamente por esa

    pretendida arbitrariedad subjetiva, es una de las prcticas que mejor transparentan las convenciones que rigenen cada ciase su representacin de lo real. Cmo no ver un sistema bien codificado en las normas queestablecen qu objetos se consideran fotografiables, las ocasiones y los lugares en que deben ser tomados, lacomposicin de las imgenes? Esas reglas, a menudo inconscientes para el fotgrafo y el espectador, delatanlas estructuras ideolgicas del gusto.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    11/130

    En el origen de la mayor parte de las fotografas estn la familia y el turismo. Por su capacidad de consagrary solemnizar, las fotos sirven para que la familia fije sus eventos fundadores y reafirme peridicamente suunidad. Las estadsticas revelan que los casados poseen mayor nmero de mquinas fotogrficas que lossolteros, y los casados con hijos superan a los que no los tienen. El uso de la cmara tambin es mayor en lapoca en que la familia tiene hijos y menor en la edad madura. Hay una correspondencia entre la prcticafotogrfica, la integracin grupal y la necesidad de registrar los momentos ms intensos de la vida conjunta:los nios fortalecen la cohesin familiar, aumentan el tiempo de convivencia y estimulan a sus padres aconservar todo esto y comunicarlo mediante fotos. Otro modo de comprobarlo es comparando la fotografade lo cotidiano efectuada sin intenciones estticas con la fotografa artstica y la participacin en foto-clubes:la primera corresponde a personas adaptadas a las pautas predominantes en la sociedad, la otra a quienes estnmenos integrados socialmente, sea por su edad, estado civil o situacin profesional.39

    Las vacaciones y el turismo son los periodos en que crece la pasin por fotografiar. Se debe a que en esaspocas se incrementa la vida conjunta de la familia, pero tambin a que las vacaciones y la actividadfotogrfica tienen en comn la disponibilidad de recursos econmicos.

    40

    3. La esttica popular. Mientras la esttica de la burguesa, basada en el poder econmico, se caracterizapor el poder de poner la necesidad econmica a distancia, las clases populares se rigen por unaesttica pragmtica y funcionalista. Rehsan la gratuidad y futilidad de los ejercicios formales, de todoarte por el arte. Tanto sus preferencias artsticas como las elecciones estticas de ropa, muebles omaquillaje se someten al principio de la eleccin de lo necesario, en el doble sentido de lo que estcnicamente necesario, prctico, y lo que es impuesto por una necesidad econmica y social quecondena a las gentes simples y modestas a gustos simples y modestos.

    Prctica extra-cotidiana, lafotografa solemniza lo cotidiano, subraya la superacin de la rutina, el alejamiento de lo habitual. Nadiefotografa su propia casa, salvo que la haya reformado y quiera testimoniar un cambio; por lo mismo, nosasombra el turista que se detiene a sacar una fotografa de lo que vemos todos los das. La fotografa es unaactividad familiar destinada a consagrar lo no familiar.

    La prctica fotogrfica es, entonces, tpica de los sectores medios. Adems, es posible para ellos, porquerequiere cierto poder econmico. Y es necesaria, como prueba de la visita a centros tursticos y lugares dedistraccin. Signo de privilegios, es un instrumento privilegiado para investigar la lgica de la diferenciacinsocial, cmo los hechos culturales son consumidos a dos niveles: por el placer que proporcionan en simismos y por su capacidad de distinguirnos simblicamente de otros sectores. Ni elitista ni plenamente

    popular, la fotografa sirve a las capas medias para diferenciarse de la clase obrera exhibindose junto a lospaisajes y monumentos a los que sta no llega, consagrando el encuentro exclusivo con los lugaresconsagrados. Tambin para remplazar, mediante este registro de lo excepcional, el goce frecuente de viajescostosos, para tener un sustituto de prcticas artsticas y culturales, de mayor nivel que les resultan ajenas.(Hoy esta funcin se desplaz a la televisin y el video, pero Bourdieu casi no se ocupa en sus estudios de lasnuevas tecnologas comunicativas.)

    41

    Su rechazo de laostentacin corresponde a la escasez de sus recursos econmicos, pero tambin a la distribucin desigualde recursos simblicos: una formacin que los excluye de la sofisticacin en los hbitos de consumolos lleva a reconocer con resignacin que carecen de aquello que hace a los otros superiores.

    Miremos el interior de la casa: no existe en las clases populares, segn Bourdieu, la idea, tpicamenteburguesa, de hacer de cada objeto la ocasin de una eleccin esttica, de que la intencin de armona o debelleza intervengan al arreglar la cocina o el bao, en la compra de una ola o un mueble. La estticapopular se hallara organizada por la divisin entre actividades y lugares tcnicos, funcionales, y otrosespeciales, propicios para el arreglo suntuario. Las comidas o los vestidos de fiesta se oponen a los vestidosy a las comidas de todos los das por lo arbitrario de un corte convencional lo que corresponde es lo quecorresponde, hay que hacer bien las cosas, como los lugares socialmente designados para ser

    39 Pierre Bourdieu, La fotografa un arte intermedio, pp. 37-53.40 dem., pp. 53-63.41 La distinction, p. 441.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    12/130

    decorados, la sala, el comedor o living, se oponen a los lugares cotidianos, segn una antitesis que esaproximadamente la de lo decorativo y de lo practico.42

    Pertenecer a las clases populares equivaldra a renunciar a los beneficios simblicos y reducir las prcticasy los objetos a su funcin utilitaria: el corte de cabello debe ser limpio, la ropa simple, los mueblesslidos. Aun las elecciones aparentemente suntuarias tienen por regla el gusto de la necesidad. DiceBourdieu, con irona simultnea hacia los economicistas, hacia la esttica aristocrtica y hacia la popular, queel gusto por las bagatelas de fantasa y los accesorios impactantes que pueblan las salas de casas modestas seinspiran en una intencin desconocida por los economistas y los estetas ordinarios, la de obtener el mximoefecto al menor costo (esto impresionar mucho), formula que para el gusto burgus es la definicin mismade la vulgaridad (ya que una de las intenciones de la distincin es sugerir con el mnimo efecto posible elmayor gasto de tiempo, dinero e ingenio).

    43 Los especialistas en publicidad recurren a este sentido puritanode lo necesario cuando tratan de convencer a los consumidores de que no es derroche comprar el silln pasadode moda, cuyo color debe ser olvidado, porque el precio lo justifica y porque es exactamente aqul con el queuno sonaba desde hace tiempo para poner ante el televisor.44

    La distintin acumula ejemplos semejantes para demostrar que el consumo popular se opone al burgus por suincapacidad de separar lo esttico de lo prctico. Se opone, pero no deja de estar subordinado. La esttica

    popular es definida todo el tiempo por referencia a la hegemnica, ya sea porque trata de imitar los hbitos ygustos burgueses o porque admite su superioridad aunque no pueda practicarlos.

    45 Incapaz de ser como la

    dominante e incapaz de constituir un espacio propio, la cultura popular no tendra una problemticaautnoma. Por eso afirma Bourdieu que el lugar por excelencia de las luchas simblicas es la clasedominante misma.46 En cuanto a las clases populares, sin duda no tienen otra funcin en el sistema de lastomas de posicin esttica que la de aquello que es repelido, elpunto de referencia negativo en relacin con elcual se definen, de negacin en negacin, todas las estticas. 47

    En escasas pginas admite que los sectores populares cuentan con algunas formas de proto-resistencia,manifestaciones germinales de conciencia autnoma. El arte de beber y de comer queda, sin duda, como unode los pocos terrenos en los cuales las clases populares se oponen explcitamente al arte de vivir legitimo.

    Puesto que la estructura simblica de lasociedad est determinada por esta oposicin, fijada por la burguesa, entre el mbito de la libertad, eldesinters, la pureza de los gustos sublimes y el de la necesidad, el inters, la bajeza de lassatisfacciones materiales, las clases populares que no controlan y a veces ni comprenden estadistincin estn condenadas a una posicin subalterna.

    48

    Estas formas propias de los sectores dominados, debido a que se basan en las antitesis fuerte/dbil,gordo/delgado, sugieren que la configuracin de los hbitos populares en la alimentacin se relaciona con laimportancia de la fuerza fsica. La preferencia por los alimentos y bebidas fuertes (lo salado frente a lodulce, la carne frente a la leche) correspondera a un modo de valorizar la fuerza muscular, la virilidad, que eslo nico en que las clases trabajadoras pueden ser ricas, lo nico que pueden oponer a los dominantes, inclusocomo base de su nmero, de este otro poder que es su solidaridad.49

    Un socilogo brasileo, Sergio Miceli, que aplico este modelo al estudio de la industria cultural en su pas,observa que tal subordinacin de las clases populares a la cultura dominante corresponde, hasta cierto punto, alos pases capitalistas europeos, donde hay un mercado simblico unificado. En Brasil, en cambio, y engeneral en Amrica Latina, el modo de produccin capitalista incluye diversos tipos de produccin econmicay simblica. No existe una estructura de clase unificada y, mucho menos, una clase hegemnica[equivalente local de la burguesa] en condiciones de imponer al sistema entero su propia matriz designificaciones.

    50

    42 Idem.43 Idem.,p. 442.44 Idem.45 Idem., p. 42.46 dem., p. 284.47 dem.,pp. 61-62.48 dem., p. 200.49 dem., pp. 447-448.50 Sergio Miceli, A noite da madrinha, Sao Paulo, Editorial Perspectiva, 1972, p. 43.

    Encontramos ms bien un campo simblico fragmentado que, agregaramos nosotros,

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    13/130

    implica an mayor heterogeneidad cultural en las sociedades multi-tnicas, como la misma brasilea, lasmesoamericanas y andinas. Aunque la modernizacin econmica, escolar y comunicacional ha logradouna cierta homogeneizacin, coexisten capitales culturales diversos: los precolombinos, el colonial espaol,en algunos la presencia negra y las modalidades contemporneas de desarrollo capitalista.Por otra parte, esos diversos capitales culturales no constituyen desarrollos alternativas solo por la inercia desu reproduccin. Tambin han dado el soporte cultural para movimientos polticos nacionales, regionales,tnicos o clasistas que enfrentan al poder hegemnico y buscan otro modo de organizacin social. Aun fuerade los conflictos explcitos es imposible reducir los variados sistemas lingsticos, artsticos y artesanales, decreencias y prcticas mdicas, las formas propias de supervivencia de las clases populares a versionesempobrecidas de la cultura dominante o subordinadas a ella. Necesitamos reformular la concepcin deBourdieu, en muchos sentidos til para entender el mercado de bienes simblicos, a fin de incluir los

    productos culturales nacidos de los sectores populares, las representaciones independientes de sus condicionesde vida y la resemantizacin que hacen de la cultura dominante de acuerdo con sus intereses.

    Una ltima cuestin polmica en esta parte es la escisin radical entre la esttica pragmtica y funcionalistade las clases populares y la capacidad, que Bourdieu restringe a la burguesa, de instaurar un campo autnomode lo simblico y lo bello. Desde los criterios estticos hegemnicos puede costar descubrir la intencin dearmona o de belleza cuando una familia obrera compra una ella o decora su cocina, pero la observacin desus propios modelos de elaboracin simblica demuestra que tienen maneras particulares de cultivar loesttico, no reductibles a la relacin con los modelos hegemnicos ni a la preocupacin utilitaria, que tambin

    suelen estar presentes. As lo testimonian muchos trabajos dedicados al estudio de las clases populares. EnInglaterra, la admirable investigacin de Richard Hoggart sobre la cultura obrera, The Uses of Literacy(traducida al francs en una coleccin dirigida por Bourdieu y precedida por un prologo de Passeron): laexuberancia de las artes y las fiestas populares, el fervor por el detalle y la opulencia de colores que registra lohacen hablar de los den actos barrocos de la vida popular.51 Podramos alejarnos un largo rato del

    propsito de este texto evocando los estudios de antroplogos e historiadores italianos, sin duda los mssensibles dentro de Europa a las manifestaciones estticas populares (pienso en Alberto Cirese, PietroClemente y Lombardi Satriani). Pero mencionemos que en el pas analizado porLa distincin, en 1983, lassociedades de Etnologa y Sociologa realizaron conjuntamente un coloquio sobre las culturas populares: unaseccin entera, dedicada a los sistemas de expresin de esas culturas demostr con anlisis de casos la

    peculiaridad y especificidad de las prcticas dominadas, la necesidad de superar la perspectivalegitimista que define la cultura popular exclusivamente por referencia al gusto dominante, y por tantonegativamente, en trminos de desventajas, limitaciones, exclusiones, privaciones, y construir, en cambio,

    el espacio social de los gustos populares a partir de sus mltiples variaciones y oposiciones52

    Si me dejan introducir referencias a un universo diferente del que examina Bourdieu, podemos decir que enlos pases latinoamericanos una amplia bibliografa antropolgica ha documentado la particularidad de lasestticas populares, incluso en sectores sociales incorporados al mercado capitalista y al estilo urbano de vida.Por ejemplo, en las fiestas religiosas en que se realiza un gasto suntuario del excedente econmico: el gastotiene una finalidad esttica relativamente autnoma (el dinero se consume en el placer de la decoracin

    (especialmente las intervenciones de Claude Grignon y Raymonde Moulin).

    51 Richard Hoggart, The Uses of Literacy, Chatto and Windus, 1957; en francs, La culture du pauvre, Paris, Minuit,1970, p. 193-196.

    52 Socit dEthnologie Franaise y Socit Franaise de Sociologie,Les cultures populaires, Colloque alUniversit deNantes, 1983, p. 70 y 94. Como parte de la bibliografa italiana sobr el tema, mencionamos a Alberta M. Cirese,Cultura egemonica e cultura subalterne, Palermo, Palumbo Editore, 1976, y Oggeti, segni, musei, Turin, Einaudi,1977. De L. M. Lombardi Satriani,Antropologa cultural-Anlisis de la cultura de las clases subalternas, Mxico,

    Nueva Imagen, 1978. De Pietro Clemente y Luisa Orr, Sondaggi sullarte popolare, en Storia dellarte italiana,XI: Forme e modelli. Torino, Einaudi, 1982. Vase tambin de Christian Lalive dEpinay Persistance de la culturepopulaire dans les socits industrielles avances,Revue Franaise de Sociologie, XXIII, I, enero-marzo de 1982,pp. 87-108, y de Claude Grignon y Jean-Claude Passeron, Sociologie de la culture et sociologie des culturespopulaires, Paris, Documents du GIDES, 1982.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    14/130

    urbana, las danzas, los juegos, los cohetes) o se invierte en la obtencin del prestigio simblico que da a unmayordomo la financiacin de los eventos.53

    Coincidimos con Bourdieu en que el desarrollo capitalista hizo posible una fuerte autonomizacin del campoartstico y de los signos estticos en la vida cotidiana, y que la burguesa halla en la apropiacin privilegiadade estos signos, aislados de su base econmica, un modo de eufemizar y legitimar su dominacin. Pero no

    podemos desconocer que en las culturas populares existen manifestaciones simblicas y estticas propiascuyo sentido desborda el pragmatismo cotidiano. En pueblos indgenas, campesinos y tambin en grupossubalternos de la ciudad encontramos partes importantes de la vida social que no se someten a la lgica de laacumulacin capitalista, que no estn regidas por su pragmatismo o ascetismo puritano. Vemos all

    prcticas simblicas relativamente autnomas o que solo se vinculan en forma mediata, eufemizada, comodice Bourdieu de la esttica burguesa, con sus condiciones materiales de vida.

    54

    Consumo, habitus y vida cotidiana

    En este anlisis de los modos de produccin cultural se vuelve evidente que la estructura global del mercadosimblico configura las diferencias de gustos entre las clases. Sin embargo, las determinaciones macro-sociales no engendran automticamente los comportamientos de cada receptor. Cmo podramos reformularla articulacin entre ambos trminos para evitar tanto el individualismo espontaneista corno losdeterminismos reduccionistas? Las dos principales corrientes que tratan de explicarla, la teora clsica de la

    ideologa y las investigaciones conductistas sobre los efectos, carecen de conceptos para dar cuenta de lamediacin entre lo social y lo individual. El marxismo sobrestim el polo macro-social la estructura, laclase o los aparatos ideolgicos y casi siempre deduce de las determinaciones, sobre todo bajo la teoradel reflejo, lo que ocurre en la recepcin. (Es la ilusin que est en la base de la concepcin del partido comovanguardia.) El conductismo simplific la articulacin al pretender entenderla como un mecanismo deestimulo-respuesta, y por eso cree que las acciones ideolgicas se ejercen puntualmente sobre los destinatariosy pueden generar prcticas inmediatas. (Esta ilusin est en la base de casi todas las investigaciones demercado.) Ambas concepciones necesitan una elaboracin ms compleja de los procesos psico-sociales enque se configuran las representaciones y las prcticas de los sujetos.

    Bourdieu trata de reconstruir en torno del concepto de habitus el proceso por el que lo social se interioriza enlos individuos y logra que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. Si hay una homologia entreel orden social y las practicas de los sujetos no es por la influencia puntual del poder publicitario o los

    mensajes polticos, sino porque esas acciones se insertan ms que en la conciencia, entendidaintelectualmente en sistemas de hbitos, constituidos en su mayora desde la infancia. La accinideolgica ms decisiva para constituir el poder simblico no se efecta en la lucha por las ideas, en la que

    puede hacerse presente a la conciencia de los sujetos, sino en esas relaciones de sentido, no conscientes, quese organizan en el habitus y solo podemos conocer a travs de l. El habitus, generado por las estructurasobjetivas, genera a su vez las prcticas individuales, da a la conducta esquemas bsicos de percepcin,

    pensamiento y accin. Por ser sistemas de disposiciones durables y transponibles, estructuras predispuestasa funcionar como estructuras estructurantes,55 el habitus sistematiza el conjunto de las prcticas de cada

    persona y cada grupo, garantiza su coherencia con el desarrollo social ms que cualquier condicionamientoejercido por campaas publicitarias a polticas. El habitus programa el consumo de los individuos y lasclases, aquello que van a sentir como necesario. La que la estadstica registra baja la formade sistemade necesidades dice Bourdieu no es otra cosa que la coherencia de elecciones de un habitus.56

    53 Discutimos la bibliografa antropolgica mexicana, y nuestra propia experiencia etnogrfica sobre las relaciones entre

    lo econmico, lo poltico y lo simblico en la fiesta, en el libro Las culturas populares en el capitalismo, Mxico,Nueva Imagen, 1982, caps. II y VI.

    54 No seria posible una nueva mirada de Bourdieu hacia las relaciones entre las clases en las sociedades europeas apartir de sus inteligentes planteos sobre el don, sobre la articulacin entre trabajo productivo y trabajo) improductivo,entre capital simblico y capital econmico, hechas al repensar su trabajo antropolgico en Argelia, en los captulos 7y 8 deLe sens practique?

    55 Pierre Bourdieu, Le sens pratique, p. 8856 Pierre Bourdieu,La distinction, p. 437.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    15/130

    La manifestacin aparentemente ms libre de los sujetos, el gusto, es el modo en que la vida de cada uno seadapta a las posibilidades estilsticas ofrecidas por su condicin de clase. El gusto por el lujo de los

    profesionales liberales, basado en la abundancia de su capital econmico y cultural, el aristocratismoasctico de los profesores y los funcionarios pblicos que optan por los ocios menos costosos y las prcticasculturales ms serias, la pretensin de la pequea burguesa, la eleccin de la necesario a que debenresignarse los sectores populares, son maneras de elegir que no son elegidas. A travs de la formacin dehabitus, las condiciones de existencia de cada clase van imponiendo inconscientemente un modo de clasificary experimentar lo real. Cuando los sujetos seleccionan, cuando simulan el teatro de las preferencias, en rigorestn representando los papeles que les fijo el sistema de clases. Las clases revelan a los sujetos comoclasificadores clasificados por sus clasificaciones.

    Al mismo tiempo que organiza la distribucin de los bienes materiales y simblicos, la sociedad organiza enlos grupos y los individuos la relacin subjetiva con ellos, las aspiraciones, la conciencia de lo que cada uno

    puede apropiarse. En esta estructuracin de la vida cotidiana se arraiga la hegemona: no tanto en un conjuntode ideas alienadas sobre la dependencia o la inferioridad de los sectores populares como en unainteriorizacin muda de la desigualdad social, bajo la forma de disposiciones inconscientes, inscritas en el

    propio cuerpo, en el ordenamiento del tiempo y el espacio, en la conciencia de lo posible y de lo inalcanzable.

    Sin embargo, las prcticas no son memas ejecuciones del habitus producido por la educacin familiar yescolar, por la interiorizacin de reglas sociales. En las prcticas se actualizan, se vuelven acto, las

    disposiciones del habitus que han encontrado condiciones propicias para ejercerse. Existe, por tanto, unainteraccin dialctica entre la estructura de las disposiciones y los obstculos y oportunidades de la situacin

    presente. Si bien el habitus tiende a reproducir las condiciones objetivas que lo engendraron, un nuevocontexto, la apertura de posibilidades histricas diferentes, permite reorganizar las disposiciones adquiridas y

    producir prcticas transformadoras.

    Pese a que Bourdieu reconoce esta diferencia entre habitus y prcticas, se centra ms en el primero que en lassegundas. Al reducir su teora social casi exclusivamente a los procesos de reproduccin, no distingue entrelasprcticas (como ejecucin o reinterpretacin del habitus) y lapraxis (transformacin de la conducta parala transformacin de las estructuras objetivas). No examina, por eso, cmo el habituspuede variar segn el

    proyecto reproductor o transformador de diferentes clases y grupos.

    De cualquier modo, si bien esta interaccin dialctica es apenas tratada en los textos de Bourdieu, parece til

    su aporte para desarrollarla. Por lo menos tres autores lo han intentado. Michel Pinon, quien usaampliamente el esquema bourdieuano para estudiar a la clase obrera francesa, sugiere hablar de prcticas deapropiacin,57 para evitar la connotacin de pasividad. La prctica no es solo ejecucin del habitus yapropiacin pasiva de un bien o servicio; todas las prcticas, aun las de consumo, constituyen las situaciones y

    posiciones de clase. Y el propio Pinon recuerda que en Algerie 60 Bourdieu describe el habitus como unaestructura modificable debido a su conformacin permanente con los cambios de las condiciones objetivas:refirindose a los migrantes que deben adaptarse a una economa monetaria, dice que eso exige unareinvencin creadora, que el habitus tiene una dimensin histrica y que es en la relacin inevitablementecontradictoria [...] que se puede encontrar el principio de todo cambio.58

    Sergio Miceli, a su vez, propone considerar el concepto de habitus como una recuperacin controlada delconcepto de conciencia de clase.

    59

    57 Michel Pinon,Besoins et habitus, Paris, Centre de Sociologie Urbaine, 1979, p. 45.58 dem.,pp. 67-68.59 Sergio Miceli, lntroduao: a forca do sentido, en Pierre Bourdieu,A economia das trocas simbolicas, Sao Paulo,

    Editora Perspectiva, 1982, 2a. edic., p. XLII.

    Dado que el habitus incluye el proceso por el cual los distintos tipos deeducacin (familiar, escolar, etctera) fueron implantando en los sujetos los esquemas de conocimiento yaccin, permite precisar mucho mejor que la nebulosa nocin de conciencia las posibilidades de que un gruposea consciente, sus trayectorias posibles, sus prcticas objetivamente esperables. Pero, quines son los

    portadores del habitus? Son los grupos que especifican en cada campo la posicin de las clases. Con lo cual,observa Miceli, mediante una reformulacin de la teora weberiana de la estratificacin social, y acercndosenotablemente a Gramsci, Bourdieu sita la concepcin marxista de las clases en las condiciones particulares

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    16/130

    que le fijan los diversos campos. Los campos regionales de produccin simblica tienen una autonomarelativa, entre otras razones, por la singularidad del trabajo realizado en ellos por agentes especializados(funcionarios, segn leemos en Los intelectuales y la organizacin de la cultura).60 Bourdieu desarrollala idea de Granisci de que tales agentes, aunque corresponden a intereses de clase, no pueden ser entendidossolo desde esa categora. Sus diferencias y divisiones ideolgicas se deben tambin a necesidades internasde carcter organizativo, de dar coherencia a un partido, a un grupo, al inters de estos agentes poralcanzar una posicin hegemnica o preservarla.61

    Por nuestra parte, asombrados de la frecuencia con que Bourdieu no cita a Gramsci, siendo una de lasreferencias ms naturales de sus estudios sobre la dominacin,

    62 tratamos de pensar en otro texto63

    La teora sociolgica de los smbolos

    quocurrira si lo que llamamos el paradigma Bourdieu fuera complementado con el paradigma gramsciano.Decimos all que los estudios de Bourdieu, al mostrar cmo las estructuras socioculturales condicionan elconflicto poltico entre lo hegemnico y lo subalterno (que l llama dominante y dominado), ayudan a ver la

    potencialidad transformadora de las clases populares baja los limites que le pone la lgica del habitus y delconsumo, ese consenso interior que la reproduccin social establece en la cotidianeidad de los sujetos. El soloregistro de manifestaciones de resistencia, como suele hacerse en las descripciones gramscianas de las clases

    populares, tiende a sobre-valorar la autonoma, la capacidad de iniciativa y oposicin. Sin embargo, elexamen unilateral del consume, al estilo de Bourdieu, acenta la pasividad del comportamiento popular, sudependencia de la reproduccin social. Pareciera, por eso, que la combinacin de ambos paradigmas losque proceden de la teora de la reproduccin y del habitus con los generados por la teora de lapraxis seria

    una de las tareas claves para comprender la interaccin entre la inercia de los sistemas y las prcticas de lasclases.

    En los aos recientes, la obra de Bourdieu ha desplazado su eje: los primeros estudios sobre reproduccinsocial, los posteriores acerca de la diferenciacin entre las clase, desembocan en una teora del podersimblico. Un texto clave para entender la ubicacin de esta temtica en el conjunto de su trabajo es elbalance de un conjunto de investigaciones sobre el simbolismo que hizo en el curso dada en Chicago en1973, y sintetiz en un articulo publicado enAnnales en 1977.64

    Se ha estudiado los sistemas simblicos como estructuras estructurantes, como instrumentos deconocimiento y construccin de lo real. El origen de esta tendencia est en la tradicin neokantiana

    (Humboldt, Cassirer) y se prolonga en el culturalismo norteamericano (Sapir y Whorl), pero culmino enDurkheim, segn Bourdieu, en tanto para l las formas de clasificacin dejan de ser formas universales,trascendentales, para convertirse en formas sociales, es decir arbitrarias [relativas a un grupo particular] ysocialmente determinadas.

    65

    La tendencia estructuralista desarroll una metodologa aparentemente opuesta. Para Lvi-Strauss, en vez delproceso de produccin del mito, interesa desentraar su estructura inmanente, no refirindolo ms que a smismo. Tampoco le preocupa la utilizacin social de los objetos simblicos, con lo cual lo simblico quedareducido a una actividad inconsciente del espritu que ignora la dialctica de las estructuras sociales y delas disposiciones estructurantes en la cual se forman y se transforman los esquemas de pensamiento.

    66

    60 A. Gramsci,Los intelectuales y la organizacin de la cultura. Buenos Aires, Nueva Visin, 1972. p. 16.61 A. Gramsci. El materialismo histrico y la filosofa de Benedetto CroCe, Buenos Aires, Nueva Visin, 1973, p. 105.62 En las 670 paginas de La distincin, por ejemplo, donde uno percibe resonancias gramscianas en muchas

    observaciones sobre cmo la burguesa usa la cultura para construir el consenso, solo la cita una vez y a propsito deuna cuestin secundaria: Es Gramsci quien deca en alguna porte que el obrero tiene tendencia a transportar entodos los dominios sus disposiciones de ejecutante, p. 448. Proponemos como tema para una tesis investigar lasrelaciones entre organizacin conceptual y estrategias discursivas a partir de la pregunta: Cmo cita Bourdieu?

    63 Nstor Garca Canclini, Gramsci con Bourdieu - Hegemona, consumo y nuevas formas de organizacin popular,en Cuadernos Polticos, nm. 38, octubre-diciembre de 1983, y en Nueva Sociedad, nm. 71, Caracas, 1984, pp. 69-77.

    64 Pierre Bourdieu, Sur le pouvoir symbolique,Annales, nm. 3, mayo-junio de 1977, pp. 405-411.65 Idem., p. 407.66 Pierre Bourdieu, Le sens pratique, pp. 68.69.

    Pero

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    17/130

    si unimos esta concepcin a la anterior, propone Bourdieu, vemos el poder simblico como un poder deconstruccin de la realidad que tiende a establecer un orden gnoseolgico. 67

    a) La integracin real de la clase dominante, asegurando la comunicacin entre todos susmiembros y distinguindolos de las otras clases;

    El simbolismo potencia lafuncin de comunicacin estudiada por los estructuralistas con la de solidaridad social, que Radcliffe-Brown basaba sobre el hecho de compartir un sistema simblico. Precisamente por ser instrumentos deconocimiento y comunicacin, los smbolos hacen posible el consenso sobre el sentido del mundo,

    promueven la integracin social.

    En el marxismo se privilegian las funciones polticas de los sistemas simblicos en detrimento de suestructura lgica y su funcin gnoseolgica. Hay tres funciones primordiales:

    b) La interpretacin ficticia de la sociedad en su conjunto;c) La legitimacin del orden establecido por el establecimiento de distinciones a jerarquas, y por

    la legitimacin de esas distinciones. Este efecto ideolgico, seala Bourdieu, es producido porla cultura dominante al disimular la funcin de divisin baja la de comunicacin. La culturaque une al comunicar es tambin la que separa al dar instrumentos de diferenciacin a cadaclase, la que legitima esas distinciones obligando a todas las culturas (o subcultura) a definirse

    por su distancia respecto de la dominante.

    Podemos articular los descubrimientos de las tres corrientes si partimos del hecho de que en las sociedadesdonde existen diferencias entre clases o grupos la cultura es vivencia simblica. No hay relaciones decomunicacin o conocimiento que no sean, inseparablemente, relaciones de poder. Y las relaciones culturales

    pueden operar como relaciones de poder justamente porque en ellas se realiza la comunicacin entre losmiembros de la sociedad y el conocimiento de la real. As ve Bourdieu la posible complementacin entre losestudios marxistas, estructuralistas y durkheimianos sobre el simbolismo.

    Su elaboracin ms personal aparece en el siguiente momento. No basta decir que los sistemas simblicosson instrumentos de dominacin en tanto son estructurantes y estn estructurados; hay que analizar cmo laestructura interna de esos sistemas, o sea del campo cultural, se vincula con la sociedad global. Es aqu dondese vuelve decisivo investigar el proceso de produccin y apropiacin de la cultura.

    A diferencia del mito, producido colectivamente y colectivamente apropiado, la religin y los sistemas

    ideolgicos modernos son determinados por el hecho de haber sido constituidos por cuerpos de especialistas.Las ideologas expresan desde su formacin la divisin del trabajo, el privilegio de quienes las formulan y ladesposesin efectuada a los laicos de los instrumentos de produccin ideolgica.68 Y Estn, por eso,doblemente determinadas: Deben sus caractersticas ms especificas no solo a los intereses de clase a defracciones de clase que ellas expresan, sino tambin a los intereses especficos de aquellos que las

    producen y a la lgica especifica del campo de produccin.69

    67 Pierre Bourdieu, Sur le pouvoir symbolique, p. 407.68 Idem., 409.69 Idem.,pp. 409-410.

    Por eso, Bourdieu ha dado importancia en su anlisis del campo artstico y el campo cientfico tanto a laestructura esttica de las opciones artsticas y a la estructura lgica de las opciones epistemolgicas como a laposicin que quienes realizan esas opciones tienen en el campo en que actan. Cada toma de posicin de losintelectuales se organiza a partir de la ubicacin que tienen en su campo, es decir, desde el punto de vista de laconquista a la conservacin del poder dentro del mismo. Las opciones intelectuales no son motivadasnicamente por el inters de aumentar el conocimiento sobre el mundo social; tambin dependen de lanecesidad de legitimar la manera cientfica, esttica de hacerlo, diferenciar el campo propio del de loscompetidores y reforzar la propia posicin en ese campo. Al estudiar, por ejemplo, los prlogos, las reseascriticas, los grados de participacin en organismos directivos y consultivos del mbito acadmico, y lasformas de notoriedad intelectual (ser citado, traducido), descubre cmo se articulan los procedimientos deacumulacin de capital intelectual y como condicionan la produccin cultural.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    18/130

    En varios textos, pero sobre todo en su libro Homo Academicus, Bourdieu examina estos procedimientos, laconfrontacin entre diversas posiciones dentro del campo cientfico y sus efectos en las obras, los temas y losestilos. Cunto del desarrollo de una disciplina depende, adems de las obvias exigencias epistemolgicas acientficas, de las condiciones sociales en que se produce el conocimiento y de las que nunca se habla: lasrelaciones de solidaridad y complicidad entre los miembros de un claustro a una institucin, entre quienes

    pertenecen al comit de redaccin de una revista o a los mismos jurados de tesis? Cunto depende de lasrelaciones de subordinacin entre alumnos y maestros, entre profesores asistentes y titulares? La lgica querige esos intercambios sociales entre los miembros de cada campo intelectual, el sistema de tradiciones,rituales, compromisos sindicales y otras obligaciones no cientficas en las que hay que participar, es elfundamento de una forma de autoridad interna relativamente independiente de la autoridad propiamentecientfica.70

    Finalmente, el carcter formalista de su planteo es patente cuando describe la posible solucin. Ladestruccin de este poder de imposicin simblica fundado sobre el desconocimiento supone la toma deconciencia de lo arbitrario, es decir el develamiento de la verdad objetiva y la aniquilacin de la creencia: esen la medida en que el discurso heterodoxo destruye las falsas evidencias de la ortodoxia, restauracin ficticiade la doxia, y as neutraliza el poder de desmovilizacin, que contiene un poder simblico de movilizacin ysubversin, poder de actualizar el poder potencial de las clases dominadas.

    Sin embargo, la autonoma de los campos culturales nunca es total. Existe una homologa entre cada campocultural y el campo de la lucha de clases. Gracias a esta correspondencia, el campo cultural logra quesean aceptados como naturales sus sistemas clasificatorios, que sus construcciones intelectuales parezcanapropiadas a las estructuras sociales. La accin ideolgica de la cultura se cumple entonces mediante laimposicin de taxonomas polticas que Se disfrazan, a se eufemizan, baja el aspecto de axiomticas propiasde cada campo (religiosas, filosficas, artsticas, etctera). En el poder simblico se transfiguran lasrelaciones bsicas de poder para legitimarse.

    Bourdieu no concibe estas taxonomas nicamente como sistemas intelectuales de clasificacin sinoarraigadas en el habitus, en comportamientos concretos. No obstante, hay en sus textos una tendenciacreciente a la formalizacin del proceso. Se observa, por un lado, en la preocupacin cada vez mayor porexaminar la estructura lgica de los sistemas clasificatorios. Tambin en el escaso anlisis institucional, que

    permitira comprender los diversos modos en que se organizan socialmente las normas, como lo hizo cuandoestudio por separado las escuelas y museos. En cierta manera, esta tendencia prevaleciente en su ltimadcada es moderada por el anlisis institucional del campo universitario francs que incluye en el libroHomoAcademicus.

    Como parte de su deficiente tratamiento de las estructuras institucionales, hay que decir que no sita el podersimblico en relacin con el Estado. La ausencia del papel del Estado va junto con la sobrestimacin delaspecto simblico de la violencia y el desinters por la coercin directa como recurso de los dominadores.Por ms importante que sea la cultura para hacer pasible, legitimar y disimular la opresin social, una teora

    del poder simblico debe incluir sus relaciones con lo no simblico, con las estructuras econmicas ypolticas en que tambin se asienta la dominacin. Uno de los mritos de Bourdieu es revelar cunto hayde poltico en la cultura, que toda la cultura es politica; pero para no incurrir en reduccionismos, paraconstruir adecuadamente el objeto de estudio, es tan necesario diferenciar los modos en que lo artstico, locientfico a lo religioso se constituyen en poltico como reconocer los lugares en que lo poltico tiene susmaneras especificas de manifestarse.

    71

    Para nosotros, la opresin no se supera solo tomando conciencia de su arbitrariedad, porque ninguna opresines enteramente arbitraria ni todas lo son del mismo modo. La dominacin burguesa, por ejemplo, esarbitraria en el sentido de que no est en la naturaleza de la sociedad, de que es un orden constituido, perono podemos considerarla arbitraria si la vemos como consecuencia de un desenvolvimiento particular de lasfuerzas productivas y las relaciones socioculturales. Por la tanto, la superacin de la cultura y la sociedad

    70 Pierre Bourdieu,Homo Academicus. Paris, Minuit, 1984, p. 129.71 dem., p.411.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    19/130

    burguesa requieren la transformacin de esas fuerzas y esas relaciones, no apenas tomar conciencia de sucarcter arbitrario.

    Recordar a Marx por sus olvidos

    Bourdieu ha escrito que Weber realizo la intencin marxista [en el mejor sentido del termino] en terrenosdonde Marx no la haba cumplido. Ms an: Dio toda su potencia al anlisis marxista del hecho religiososin destruir el carcter propiamente simblico del fenmeno. Con Weber hemos aprendido a construir elobjeto de investigacin, a plantear problemas con pretensin universal a propsito del estudio de casosconcretos.72

    En esta perspectiva, el papel de los sujetos adquiere tambin un peso muy distinto que el que tiene en elmarxismo mecanicista o estructuralista. Dos conceptos son claves para marcar esta diferencia: el de campo yel de habitus. Bourdieu habla de campos y rechaza la expresin aparatos ideolgicos para no incurrir enese funcionalismo que concibe la escuela, la iglesia, los partidos como mquinas infernales que obligarana los individuos a comportamientos programados. Si tomamos en serio las replicas de las clases populares,esos espacios institucionales aparecen como campos de fuerzas enfrentadas. Un campo se vuelve un aparatocuando los dominantes tienen los medios para anular la resistencia y las reacciones de los dominados. Los

    Es fcil reconocer en dicho balance el horizonte del proyecto bourdieuano. Podemos afirmar que hay tressentidos en los que tambin Bourdieu prolonga el trabajo del marxismo. Si suponemos que el mtodomarxista consiste en explicar lo social a partir de bases materiales y tomando como eje la lucha de clases, hayque reconocer que libros comoLa reproduccin y La distincin la hacen al descubrir las funciones bsicas delas instituciones, las que se disfrazan bajo sus tareas aparentes. La escuela parece tener por objetivo ensear,transmitir el saber; el museo simula abrir sus puertas cada da para que todo el mundo conozca y goce el arte;

    los bienes, en fin, estn ah para satisfacer nuestras necesidades. Al situar a estas instituciones y los bienesque ofrecen dentro de los procesos sociales, revela que las funciones exhibidas estn subordinadas a otras: laescuela es la instancia clave para reproducir la calificacin y las jerarquas, el museo selecciona y consagralos modos legtimos de produccin y valoracin esttica, los bienes existen y circulan para que el capital sereproduzca y las clases se diferencien. Con este trabajo de develamiento en las ms diversas zonas de la vidasocial, en prcticas aparentemente inesenciales, Bourdieu confiere al anlisis marxista una coherencia msexhaustiva: porque al descuidar el consumo y los procedimientos simblicos de reproduccin social elmarxismo acepto el ocultamiento con que el capitalismo disimula la funcin indispensable de esas reas.Cuando la sociologa de la cultura muestra cmo se complementan la desigualdad econmica y la cultural, laexplotacin material y la legitimacin simblica, lleva el desenmascaramiento iniciado por Marx a nuevasconsecuencias.

    Un segundo aspecto en el que Bourdieu profundiza el trabajo marxista es investigando las modalidades

    concretas de la determinacin, la autonoma relativa, la pluralidad e interdependencia de funciones. Laescuela cumple las funciones que le asigna la reproduccin econmica (calificar la fuerza de trabajo paraincorporarla al mercado laboral), las que requiere la socializacin o endo-culturacin (transmitir la cultura deuna generacin a otra), las necesarias para interiorizar en los sujetos aquellos hbitos que los distingan de lasotras clases. Pero tambin realiza las funciones que derivan de la estructura interna del campo educativo. Poreso, la escuela, que sirve a tan diversas demandas sociales, no es el reflejo de ellas. Tampoco es un simpleinstrumento de las clases dominantes. Se va constituyendo y cambiando segn como se desenvuelve la luchade clases, y tambin los enfrentamientos entre grupos internos que, al disputarse el capital escolar, vanconfigurando relaciones de fuerza y opciones de desarrollo. A diferencia del determinismo uni-funcional, quereduce la complejidad de cada sistema a su dependencia lineal con la estructura de la sociedad, se preguntacmo se organiza cada campo por la accin de las clases sociales y por el modo en que el juego interno delcampo reinterpreta esas fuerzas externas en interaccin con las propias.

    72 Pierre Bourdieu, Nayez pas peur de Max Weber,Liberation, 6de julio de 1982, p. 25.

  • 7/21/2019 La Sociologa de La Cultura

    20/130

    aparatos son, por lo tanto, un estado de los campos que se puede considerar patologa. 73

    Ya sealamos que los anlisis de Bourdieu hablan, por una parte, de un mercado simblico altamenteunificado, con un sistema de clases integrado en forma compacta en una sociedad nacional, bajo la hegemona

    burguesa. Dentro de ese mercado simblico, el campo establecido por las elites con una fuerte autonomaopera como criterio de legitimacin, o al menos como referencia de autoridad, para el conjunto de la vidacultural. Ambas caractersticas corresponden al universo artstico-literario francs de los dos ltimos siglos.El modelo es pertinente, por extensin, para sociedades secularizadas en las que exista una avanzada divisintcnica y social del trabajo, la organizacin liberal de las instituciones y su separacin en campos autnomos.A ese espacio habra que restringir la discusin epistemolgica de su pertinencia. Pero si adems nos interesaaplicarlo en las sociedades latinoamericanas, Caben sin que esto signifique una objecin aL modelo, yaque no fue pensado para estas sociedades algunas reinterpretaciones, como la citada de Sergio Miceli y lasque hicieron Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo. En los pases latinoamericanos, las relaciones econmicas y

    polticas no han permitido la formacin de un amplio mercado cultural de elite como en Europa ni la mismaespecializacin de la produccin intelectual ni instituciones artsticas y literarias con suficiente autonoma

    respecto de otras instancias de poder. Adems de la subordinacin a las estructuras econmicas ypolticas dela propia sociedad, el campo cultural sufre en estas naciones la dependencia de las metrpolis.

    En cuanto alhabitus, como vimos, recoge la interaccin entre la historia social y la del individuo. La historia de cadahombre puede ser leda como una especificacin de la historia colectiva de su grupo o su clase y como lahistoria de la participacin en las luchas del campo. El significado de los comportamientos personales surgecomplejamente de esa lucha, no fluye en forma directa de la condicin de clase. Al analizar en la dinmicadel habitus cmo y por qu las estructuras de la sociedad se interiorizan, reproducen y reelaboran en lossujetos, pueden superarse las oscilaciones entre el objetivismo y el espontanesmo.

    Dnde se separa del marxismo? Sealamos al principio algunos puntos polmicos. Podemos agregar, enrelacin con lo que acabamos de decir, que su trabajo se aparta de la teora marxista por el modo de combinarlos casos concretos y las pretensiones universales en la construccin del objeto de estudio. Una diferenciaimportante de Bourdieu con el materialismo histrico es prohibirse hablar desde el exterior del sistema socialque analiza. Es cierto que multiplica las miradas sobre cada campo y cada prctica, elude instalarse en losdeterminismos simples o fciles, e imagina la mayor cantidad de sentidos posibles en cada sistema. Pero nohay en el autor de La distinction la utopa de otra sociedad, ni la ubicacin del sistema capitalista en undesarrollo histrico de larga duracin: ambas ausencias dejan fuera los dos recursos con que podrarelativizarse a la sociedad presente. Al no tener esos puntos externos de referencia, la preocupacin exclusivaes entender con qu complejidad se reproduce el sistema que habita. Es decir: la sociedad francesa de lossiglos XIX y XX.

    74

    Conviene recordar que en sus trabajos iniciales sobre Argelia,

    Bajo estamltiple determinacin heternoma de lo legtimo y lo valioso, el campo cultural se presenta con otro rgimende autonoma, dependencias y mediaciones.

    75

    Quiz uno de los mritos claves de Bourdieu sea recordar a Marx por sus olvidos, prolongar el mtodo de Elcapital en zonas de la sociedad europea que