la salud en poblaciÓn urbana argentina desde una …

36
Serie del Bicentenario (2010-2016) / Año VII DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN Solange Rodríguez Espínola ISBN 978-987-620-355-5 ISSN 1852-4052 LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA DESDE UNA MIRADA MULTIDIMENSIONAL DE LA POBREZA

Upload: others

Post on 30-Dec-2021

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Serie del Bicentenario (2010-2016) / Año VII

DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN

DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓNSolange Rodríguez Espínola

ISBN 978-987-620-355-5ISSN 1852-4052

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANAARGENTINA DESDE UNA MIRADAMULTIDIMENSIONAL DE LA POBREZA

Observatorio de la Deuda Social ArgentinaPontificia Universidad Católica Argentina

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINADESDE UNA MIRADA MULTIDIMENSIONAL DE LA POBREZA

DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓNSerie del Bicentenario (2010-2016) / Año VII

1ª edición: febrero de 2018

Tirada: 75 ejemplares

Diseño grá�co e impresión

Artes Grá�cas Integrales (AGI)

Libro editado y hecho en la Argentina

Printed in Argentina

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

© Fundación Universidad Católica Argentina

Av. Alicia M. Justo 1300

Buenos Aires Argentina

Solange Rodríguez Espínola - La salud en población urbana argentina desde una mirada

multidimensional de la pobreza - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Educa, 2018.

42 p.; 21 x 27 cm.

Edición para Fundación Universidad Católica Argentina

ISBN 978-987-620-355-5

1. Pobreza multidimensional. 2. Pobreza por ingresos. 3. Acceso a la salud. 4. Estado de salud.

CDD 362.58

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabación o cualquier otro sistema de archivo y recuperación de la información, sin mención de la fuente.Los autores del presente estudio ceden sus derechos en forma no exclusiva a la Universidad Católica Argentina para que pueda incorporar la versión digital del mismo a su Repositorio Institucional, así como también a otras bases de datos que considere de relevancia académica.Los capítulos publicados son responsabilidad de los autores y no comprometen la opinión de la Universidad Católica Argentina.

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 7

El Observatorio de la Deuda Social Argentina agradece alBanco Galicia, a la Fundación Diario La Nación y laDefensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la con�anza y el respaldo brindados al desarrollo de este estudio. También al Observatorio Social por su apoyo a la realización del trabajo de campo, y a cada uno de los equipos técnicos que desde distintos lugares del país aportaron su conocimiento, experiencia y compromiso a las tareas de relevamiento de la Encuesta de la Deuda Social Argentina, Serie del Bicentenario 2010-2016. En el mismo sentido, reconocemos la desinteresada colaboración brindada por cada uno de los hogares que han participado de la encuesta.Gracias, �nalmente, a las autoridades de la Universidad por el continuo apoyo al programa de investigación, extensión yformación de recursos humanos.

OBSERVATORIO DE LA DEUDA SOCIAL ARGENTINAPONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA

AUTORIDADESPONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA

RectorMons. Víctor Manuel Fernández

Vicerrectora de Investigación e Innovación AcadémicaMaría Clara Zamora

Vicerrector de IntegraciónPbro. Gustavo Boquín

Administrador GeneralHoracio Rodríguez Penelas

Secretario AcadémicoGabriel Limodio

Director de Investigación del Programa Observatorio de la Deuda Social ArgentinaAgustín Salvia

Director de Gestión Institucional del Programa Observatorio de la Deuda Social ArgentinaJuan Cruz Hermida

RESPONSABLES DEL DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓNObservatorio de la Deuda Social Argentina

InvestigadoraSolange Rodríguez Espínola

Asistente de investigaciónPilar Filgueira

Fotografía de tapaAgustina Francesca Zamprile Antonini

L

ÍNDICE GENERAL

RESUMEN EJECUTIVO 11

INTRODUCCIÓN 13

Ficha técnica de la encuesta 15

LAS DISTINTAS MEDICIONES DE LA POBREZA 16

ESTADO DE LA SALUD 21

Desigualdades en el estado de salud 22

ATENCIÓN DE LA SALUD 23

Desigualdades en la atención de la salud 24

CALIDAD DE LA ATENCIÓN MÉDICA 27

Desigualdades en la calidad de la atención médica 28

HÁBITOS SALUDABLES 30

Desigualdades en los hábitos saludables 32

CONCLUSIONES 35

BIBLIOGRAFÍA 36

La población encuestada refiere tener bastantesproblemas de salud o padecer alguna enfermedad graveo crónica en mayor medida en 2016. Los indigentes os-tentan mayor estado de salud deficitario que los pobresy no pobres. En tanto que 1 de cada 10 de los individuossin carencias remite tener déficit en la salud, es visibleestá situación en casi el doble de los que tienen tres omás dimensiones de derechos vulnerados.

El malestar psicológico es referido en 2 de cada 10personas con una tendencia ascendente entre 2010 y2016. Tres de cada diez pobres refirieron padecer sin-tomatología ansiosa y depresiva, pero este malestar seincrementa especialmente entre los indigentes durante2016. En los no pobres el malestar psicológico se ob-serva en 2 de cada 10 entrevistados. La pobreza multi-dimensional enfatiza la baja incidencia del malestarpsicológico entre los que no tienen carencias en dere-chos, triplicándose entre los que tienen al menos unadimensión de carencias y alcanzando al 40% de los queinforman tener tres o más carencias.

No asisten a la consulta médica anual relativa-mente más personas en el 2016, con respecto a 2010.Se duplica la falencia de atención médica entre los nopobres y los pobres, sin embargo en el grupo con menorcondición económica decrece considera-blemente en elaño 2016. Desde una mirada multidimensional, en elaño 2016 disminuye la falta de atención médica con res-pecto al 2011 entre las personas sin carencias de dere-chos, sin embargo se observa en 4 de cada 10 de los que

tienen al menos una dimensión con carencias. Sólo 1 de cada 10 adultos han obtenido algún tipo

de asistencia psicológica o psiquiátrica, la atención deespecialistas en salud mental es más frecuente entre losindividuos sin necesidades económicas, esta posibilidaddecrece entre los pobres e indigentes. Desde una miradamultidi-mensional de pobreza no se visualiza diferenciaentre los que tienen una o tres carencias en derechos,pero si al comparar a aquellos que gozan de derechos,incluso aumentando la atención psicológica en el 2016.

Más del 60% de los encuestados no ha realizadoningún tipo de control dental en el último año. Tres decada cuatro pobres o indigentes no tuvieron atenciónodonto-lógica, incluso incrementando la ausencia en elúltimo período. Desde una perspectiva multifactorialde la pobreza, el 50% sin carencias no asistieron a laatención odontológica anual, en tanto que el 75% delos que tienen una dimensión con carencias asciendenen la falta de visita odontológica periódica. Aún máspreocupante es el déficit en el cuidado de la salud dentalentre los más carentes de derechos que se representanen 8 de cada 10 encuestados en 2016.

En el período 2010-2016 concurrieron a la aten-ción médica en un sistema de salud público 3 de cada10 personas mostrando valores ascendentes en 2016.Según umbrales de pobreza: sólo el 20% de los no po-bres por ingresos utilizó un hospital o centro de saludpúblico, el 70% de los pobres y el 80% de los indigentes.La población que se definió sin carencias en dimensio-

RESUMEN EJECUTIVO

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 11

nes de derechos casi no utilizaba en 2010 los serviciosmédicos públicos, situación que se percibe con mayorfrecuencia en el año 2016. En tanto que el 50% de loscarentes en una dimensión de derechos manifestóhaber concurrido al hospital o centro de salud en su úl-tima consulta, ascendiendo aún más entre los que tie-nen vulnerados tres o más aspectos de derechos.

La satisfacción con la prestación del servicio médicoreconoce una mirada positiva ascendente ya que sólo 1 decada 10 de los encuestados manifiesta que la atención brin-dada fue muy mala, e incluso disminuye en 2016. La utili-zación de distintos sistemas de salud atribuye a ladesigualdad entre las percepciones, sin embargo no es di-ferencial según la pobreza por ingresos: los que no son po-bres disminuyen la insatisfacción de la atención en tantoque los pobres e indigentes elevan esta apreciación. Los in-dividuos que no refieren carencias en derechos mantienenun mínimo de percepción de mala calidad de la prestaciónen tanto que se eleva ante la condición de una dimensiónde carencias alcanzando el triple de insatisfacción entreaquellos que más vulnerabilidad de derechos tienen

El 40% percibe que el tiempo transcurrido en lasala de espera hasta concretar la atención fue de másde una hora, si bien, los pobres e indigentes consideranen un 60% que debieron esperar una hora o más parala consulta médica con una tendencia decreciente en suevolución, al menos del 40% de los no pobres sostuvie-ron la misma postura. La mitad de los que sufren almenos una privación en dimensiones de derechos os-tentan haber esperado una hora para la consulta con elmédico, en tanto que lo mismo sucede con el 60% delos que infieren mayores carencias en derechos.

La espera de más de dos meses en la atención conun médico especialista mediante la asignación de tur-nos, es una característica observada en el total de la po-blación en un 15%, condición que se diferencia en losgrupos en cuestión según el sistema de salud utilizado.Según la pobreza tradicional 3 de cada 10 indigentesdicen que han esperado más de dos meses para que losatienda un especialista, dicha situación disminuye entrelos pobres, y aún es menos frecuente entre los no po-bres. Así, esperaron más de dos meses: 1 de cada 10 delos que no ostentan vulnerabilidad en sus derechos, 2

de cada 10 de los que tienen al menos una dimensióncon carencias y 3 de cada 10 de los adultos que han su-frido constantes carencias en derechos.

El 3,4% de las personas entrevistadas informó queen su hogar hay por lo menos un integrante con proble-mas severos por consumo de sustancias. Desde una mi-rada tradicional de la pobreza, la adicción está presenteen el 2.6% de los hogares no pobres, elevándose a 6,5%en un contexto de pobreza y ascendiendo a 10% en aque-llos hogares indigentes. Una propuesta multidimensio-nal de la pobreza sugiere que en los hogares sin carencias,se manifiesta una frecuencia muy baja de adicción al al-cohol o a las drogas en tanto que se triplica en los que ad-vierten por lo menos una carencia en dimensiones dederechos y llega a quintuplicarse en los hogares que másvulnerabilidad por carencia de derechos presentan.

El hábito de fumar cigarrillos con tabaco es una prác-tica que se da en 3 de cada 10, si bien ha demostrado seruna costumbre que disminuye. Los perfiles según pobrezapor ingresos exponen que no hay una relación directaentre condiciones econó-micas y consumo de cigarrillos sibien los indigentes alcanzan valores levemente superioresa pobres y no pobres. La disminución de fumadores se ob-serva en los no pobres y una tendencia de más cantidadde fumadores a mayor carencia de derechos.

La falta de ejercicio físico por lo menos una vez porsemana se observa en 6 de cada 10 adultos urbanos argen-tinos. Los no pobres por ingresos sostienen esta tendencia,sin bien 8 de cada 10 pobres e indigentes no incluyen lapráctica de ejercitarse como una rutina saludable. Los gru-pos diferenciados por pobreza multidimensional, eviden-cian que el 50% de los que no tienen carencias no seejercitan semanalmente, el 70% de los que sugieren unadimensión de derechos vulnerada y el 80% de los que tie-nen tres o más dimensiones de derechos incumplidas.

Los encuestados declararon sentirse peor en su ca-lidad de sueño en el 2016 respecto al 2012. El incre-mento está dado principalmente entre los indigentes, sibien los pobres estuvieron más insatisfechos en su cali-dad de sueño que los no pobres. Los que no tienen dere-chos vulnerados se auto-informan con mejor calidad desueño en tanto la insatisfacción se eleva en los que pro-mulgan mayores carencias en dimensiones de derechos.

12 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Uno de los presupuestos del informe subyace bajo laidea de que la salud es un derecho del que toda personay colectividad debe gozar como parte del desarrollo hu-mano de una sociedad, aunque, como lo indican infor-mes realizados por el Observatorio de la Deuda SocialArgentina (ODSA, 2011-2017), nuestro país muestraelevados niveles de desigualdad y de inequidad, tantoen la distribución de los procesos de salud y enferme-dad como en el acceso a prestaciones de calidad.Según la Organización Mundial de la Salud el goce delmáximo grado de salud es uno de los derechos funda-mentales de todo ser humano, sin distinción de raza,género, religión, ideología política o condición econó-mica y social (OMS, 2007). Para el cumplimiento deese derecho se involucran distintos actores sociales,pero es el Estado sobre quien recae la máxima respon-sabilidad en lo que hace a proveer las condiciones bá-sicas para el máximo desarrollo del nivel de vida de lapoblación en general y de su salud en particular. Estosucede por sobre la diversidad de intereses particula-res de la sociedad civil y del mercado, ya que es el Es-tado mediante sus políticas públicas –por acción, pornegligencia o por omisión- el que tiene la competen-cia para regular, restringir o actuar sobre el conjuntosocial y sobre los factores determinantes de la salud.Por su parte, en su observación general N° 14 del año2000, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cul-turales de las Naciones Unidas apuntó que la salud públicano sólo debe abarcar la atención oportuna, sino que tam-bién está compelida a atender a los principales factoressociales determinantes de la salud. Asimismo, indicabaque el derecho a la salud abarca cuatro elementos básicos:

a) disponibilidad de bienes y servicios públicos así comoprestaciones de salud; b) accesibilidad para toda la pobla-ción, lo que incluye accesibilidad física, económica, a la in-formación y la no discriminación; c) aceptabilidad paralos patrones culturales de la población usuaria; y d) cali-dad de la atención de acuerdo a estándares científicos.Desde el concepto de salud como un fenómeno inte-gral, los estados y sus autoridades sanitarias, se apo-yan en instrumentos que les permiten adoptardecisiones sobre los programas y servicios sanitariosque se deben priorizar. Bajo este supuesto, al tomarmedidas sobre políticas sanitarias se considera nece-sario conocer los problemas de salud de los ciudada-nos, la prevalencia de ciertas enfermedades entre losgrupos sociales así como sus consecuencias y los fac-tores de riesgo que afecten la salud en función de lasvariables sociales, económicas y culturales, etc. Los indicadores de salud son un conjunto de datos o ins-trumentos relacionados con la salud de la población, me-diante los cuales se evalúa la magnitud del daño. Estosinstrumentos de valoración de la sanidad se caracterizanporque aportan informaciones parciales sobre algunasde las diferentes dimensiones de la salud (ODSA, 2015).Para disponer de una información amplia es necesarioabarcar tres dimensiones: un componente objetivo, queestá relacionado con la integridad y la funcionalidad or-gánica; un componente adaptativo, referente a la capa-cidad de integración bio-psico-social del individuo y porúltimo, un componente subjetivo, que incluye la creenciade bienestar y la apreciación individual de la salud que seobtienen mediante encuestas o registros basados en lapercepción o autovaloración del individuo encuestado.

INTRODUCCIÓN

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 13

En este sentido, los hallazgos empíricos se articulan bajoel supuesto de que el cumplimiento del derecho a lasalud tanto en su nivel teórico como en su formulaciónjurídica, debieran traducirse en un escenario de igualdaden la distribución de las condiciones de la salud entre losdistintos estratos y segmentos sociales, así como en laequidad en el acceso de éstos a las prestaciones de saludy a la atención de calidad de la misma (ODSA, 2010).Los informes del Barómetro de la Deuda Social Argen-tina del Bicentenario, (2011- 2017), permiten darcuenta del acceso a determinados recursos y sistemasde protección social que repercute en las desiguales ma-neras en que los individuos logran cubrir sus necesida-des de atención y cuidado de la salud, además implicadiferencias sustantivas en cuanto al desarrollo óptimode aspectos del desarrollo humano y la integración so-cial (Salvia, et al., 2015). Los resultados informados su-gieren que la heterogeneidad y la desigualdad social queprevalece en el país se reproducen tanto en las condi-ciones generales de salud de las personas y de las comu-nidades como en el propio sistema que las atiende.Además, se presentan estados de salud y enfermedaddiferentes para cada estrato social y un sistema porcompleto fragmentado e inconexo que atiende a subpoblaciones heterogéneas. Estas diferencias referidas ala estratificación socioeconómica y a otras variadas for-mas de discriminación étnica, social o cultural, dificul-tan o retienen las garantías de protección especial delderecho a la vida y la integridad, previniendo la ocu-rrencia de nuevas violaciones a los derechos humanos.Los mecanismos de estratificación socioeconómicason los denominados determinantes estructurales deinequidades en salud, que configuran mejores o peo-res oportunidades para la salud, según diferencias envulnerabilidades, exposiciones a agentes y acceso aservicios básicos. Es decir, la influencia de la posiciónsocioeconómica del individuo sobre su salud no es di-recta, sino producto de factores intermediarios: con-diciones materiales, tales como la calidad de vivienda,las circunstancias psicosociales, incluyendo el estrésy los comportamientos como el hábito de fumar o dealimentarse mal. Este modelo incorpora al sistema desalud como un determinante social más; porque, poruna parte, el deterioro o mejora del estado de saludtienen un efecto de retroalimentación respecto a laposición socioeconómica, y por otra, el sector saludtiene un rol importante al promover y coordinar po-

líticas de acción sobre determinantes sociales.En general, las tasas de mortalidad más altas se re-gistran en las zonas más pobres del mundo y la po-blación que goza de buena salud suele ser másproductiva en el plano económico y cultural. Se reco-noce que la causalidad entre la salud y la pobreza esbidireccional, y que la analogía que mejor describe esarelación es la de un círculo vicioso o virtuoso, segúnempeoren/mejoren las condiciones sanita-rias o eco-nómicas de la población (OMS, 2003). Sin embargo,en la actualidad la pobreza ya no se concibe única-mente en términos económicos, sino como el resul-tado de una combinación de factores en la que losingresos sólo son un elemento más. La pobreza se ca-racteriza por la privación o la falta de acceso a los me-dios a través de los cuales las personas puedenmaterializar plenamente su potencial humano. La salud tiene importancia no sólo por su efecto en elcrecimiento económico, sino también sobre todo porsu impacto en la calidad de vida de las personas. El es-tado de salud de la población es una de las principalesexpresiones que asume el desarrollo de las capacidadeshumanas bajo un marco de integración social. Por lomismo, dicho estado no es tan sensible a los ciclos delcrecimiento económico como lo es tanto a las condi-ciones estructurales de pobreza como al impacto quepueden tener las políticas de salud acertadas. De estamanera, tanto las condiciones de salud bajo las cualesse reproduce la pobreza como la disponibilidad y cali-dad de los bienes y servicios públicos puestos al cui-dado de la salud, reflejan la importancia asignada porel Estado y la sociedad a la creación de condiciones quemejoren la calidad de vida de la población. Parte de estas discusiones que giran alrededor del fenó-meno de la pobreza tienen lugar como si los oponentesestuviesen de acuerdo respecto al concepto mismo.Desde una perspectiva empirista, resulta fácil asumirque la pobreza es aquello que mide los indicadores uti-lizados para su identificación. Sin embargo, el problemade cualquier medición es más complejo. En tanto quees importante afirmar la relevancia social que tienenlos nuevos marcos teóricos basados en los enfoques de-rechos, para los cuales la insuficiencia de ingresos cons-tituye una aproximación incompleta para monitorearprivaciones sociales y definir políticas públicas.En línea con estos postulados, el presente informe pre-tende ofrecer diferentes medidas de pobreza aplicadas a

14 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

ENCUESTA DE LA DEUDA SOCIAL ARGENTINA-BICENTENARIO 2010-2016

DOMINIO

UNIVERSO

TAMAÑO DE LA MUESTRA

TIPO DE ENCUESTA

ASIGNACIÓN DE LOS CASOS

PUNTOS DE MUESTREO

DOMINIO DE LA MUESTRA

PROCEDIMIENTO DE MUESTREO

CRITERIO DE ESTRATIFICACIÓN

FECHA DE REALIZACIÓN

ERROR MUESTRAL

Aglomerados urbanos con 80.000 habitantes o más de la República Argentina

Hogares particulares. Población de 18 años o más

Aproximadamente 5700 hogares/personas (N 2010-2016= 39866)

Multipropósito longitudinal

No proporcional post-calibrado

952 radios censales

Aglomerados urbanos con 80.000 habitantes o más agrupados en 3 grandes conglo-merados (Gran Buenos Aires, Otras áreas metropolitanas y Resto urbano del interior). GBA: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Conurbano Zona Norte, Conurbano ZonaOeste y Conurbano Zona Sur. Otras áreas metropolitanas: Gran Rosario, Gran Córdoba, San Miguel de Tucumán yTafí Viejo, y Gran Mendoza. Resto urbano del interior: Mar del Plata, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia,Gran San Juan, Neuquén-Plottier-Cipolletti, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Como-doro Rivadavia y Ushuaia-Río Grande.

Polietápico, con una primera etapa de conglomeración y una segunda de estratificación.La selección de los radios muestrales dentro de cada aglomerado y estrato es aleatoriay ponderada por la cantidad de hogares de cada radio. Las manzanas al interior de cadapunto muestral y los hogares de cada manzana se seleccionan aleatoriamente a travésde un muestreo sistemático, mientras que los individuos dentro de cada vivienda sonelegidos mediante un sistema de cuotas de sexo y edad.

Estratificación socioeconómica efectuada por clasificación y ordenación de los radioscensales, según el promedio de nivel educativo del jefe de hogar en cada radio censal.

Cuarto trimestre desde el 2010 al 2015, y el tercer trimestre de 2016

+/- 1,3%, con una estimación de una proporción poblacional del 50% y un nivel de con-fianza del 95%.

FICHA TÉCNICA DE LA ENCUESTA

la población urbana argentina de 18 años y más. Así,desde el ODSA, se vienen realizando estudios (Tuñon, Poyy Coll, 2015; Bonfiglio, Vera y Salvia, 2017) con el énfasispuesto en una propuesta de pobreza multidimensionaldesde un enfoque de derechos, a los fines de visualizaruna aproximación a las múltiples privaciones sociales quevulneran los derechos en la Argentina urbana.En consideración, cabe preguntarse en qué medida lapoblación percibe su salud, accede a los servicios sani-tarios y considera satisfactoria la prestación por eltiempo de espera. Otro de los aspectos que se promueveal análisis es cómo las personas incorporan hábitos pre-ventivos de la salud en la cotidianeidad de la vida. El

presente informe propone estudiar una serie de indica-dores que evidencian el estado percibido, la accesibili-dad, la calidad de la atención y la prevención de la salud(ver Recuadro 3), en tanto que cada indicador es eva-luado en términos de la evolución de su incidencia so-cial durante el periodo 2010-2016 (o primer año de surelevamiento) a partir de los datos obtenidos por la En-cuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA-Bicentena-rio). Además, la información se analiza observando elcomportamiento en relación con factores estructuralesrelativos a la desigualdad social comparando entre unamedida multidimensional y una tradicional de pobrezaque se fundamenta en los ingresos del hogar.

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 15

LAS DISTINTAS MEDICIONES DE LA POBREZA

El enfoque tradicional de pobreza que mide sólo apartir de los ingresos, contribuye a explicar los nivelesde pobreza que se manifiestan en una sociedad, sinembargo la pobreza es un fenómeno multidimensio-nal fundamentado en carencias que no sólo se refie-ren al dinero. La medición de la pobreza se vuelve multidimensio-nal al determinar los distintos medios factibles, ade-más del ingreso, que conllevan a tener la capacidadpara desempeñar estas funciones. En este sentido, esnecesario incorporar en la medición de la pobreza va-riables no monetarias que constituyen distintas di-mensiones en las cuales una persona puede sufrircarencias.Desde esta perspectiva, similares proposiciones teóri-cas, en este caso referidas a la pobreza, pueden tenersignificados distintos en el marco de diferentes concep-tuaciones. Esto a su vez se relaciona con los criteriosque orientan la selección de indicadores cuantificablesa utilizar para la identificación del fenómeno en la po-blación de referencia y del método de agregación parala elaboración de medidas de pobreza. De acuerdo con estas ideas, al significado de cualquierenunciado teórico es necesario situarlo dentro de uncuerpo teórico que le brinde sentido. Una vez que sedistingue con nitidez entre los conceptos y sus indi-cadores debe cumplir con criterios metodológicos devalidez y confiabilidad. Si bien no hay una definición universalmente aceptadade pobreza, algunos entienden a la pobreza como insa-tisfacción de necesidades básicas, mientras que otros ladefinen como la privación de un estándar de vida so-cialmente aceptable. También se dice que la pobreza esla falta de capacidades para alcanzar funcionamientosbásicos, o el no acceso a derechos. Pero los significadosque definen un determinado problema social configu-ran los criterios que orientan las políticas para su solu-ción. La medición de la pobreza constituye una medidacrucial para evaluar el nivel de vida de una sociedad, eldesempeño los gobiernos y la función social de los mer-cados. En especial, cuando es obligación del Estado ga-rantizar el pleno ejercicio de los derechos económicos,sociales, políticos y culturales de sus ciudadanos, y deesta forma asegurar un desarrollo social sustentable.Sin embargo, todo ello, puede no estar presente ni ser

importante en la definición del concepto de pobreza,desde un marco conceptual que centre su interpreta-ción en el funcionamiento de los mercados. Esto implica que evaluar los desafíos de una sociedaden materia de pobreza, así como sus cambios en eltiempo, requiere siempre adoptar una definiciónacerca de los alcances de la misma y sus umbrales.Esta tarea no resulta una empresa fácil dado que nosólo existen distintas definiciones y metodologíaspara medir la pobreza, sino que el umbral de la po-breza es un fenómeno relativo al grado de desarrolloeconómico, social y cultural de una sociedad (Feres yVillatoro, 2012). Si bien en la actualidad hay cada vez mayor consensorespecto a que la pobreza es multidimensional, lapráctica habitual ha sido la definición de metas deerradicación basadas en umbrales monetarios, lo cualha sido justificado por problemas de disponibilidadde información y principalmente por las dificultadespara consensuar una medida multidimensional. Noobstante que esto sea así, la constatación empírica dela meta en base a una medida de ingresos monetarioscorre el riesgo de ser cuestionada, por la visibilidadpersistente de otro aspecto de la privación que nohaya sido alterado mediante la entrega de transferen-cias públicas. Por otra parte, tampoco resulta clara niparece estar definido el supuesto acuerdo de que lapobreza sería un fenómeno multifactorial (Bonfiglio,Vera y Salvia, 2017). Distintos conceptos llevan a aproximaciones metodo-lógicas con capacidades diferentes para capturar lasvariadas expresiones de la pobreza. Sin embargo, al-gunos enfoques han sido más útiles que otros en de-terminados contextos. Por ejemplo, en América Latinase ha usado una noción de privación de necesidades(enfoque absoluto), mientras que en Europa se ha em-pleado el enfoque de pobreza relativa (estar bajo unestándar de vida aceptable socialmente). En la Argentina, la medición oficial de la pobreza sedesarrolló desde mediados de los años ochenta si-guiendo dos líneas independientes: i) el método di-recto de necesidades básicas insatisfechas (NBI)apoyado en información censal; y ii) el método indi-recto de medición de la indigencia (LI) y la pobreza(LP) a través de los ingresos familiares recogidos enlas encuestas de hogares. Siguiendo el enfoque deCEPAL, ambos métodos buscaron aproximarse a una

16 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

medida absoluta para evaluar la ausencia de un mí-nimo de bienestar económico. Una práctica habitual–tanto en la región como en el país– ha sido separarla medición de la insuficiencia de ingresos de las ne-cesidades básicas insatisfechas. Por otra parte, hay quienes todavía consideran que elmétodo de medición de NBI constituye una mejoraproximación al fenómeno de la pobreza, debido aque el mismo pone el foco en una medición directa decarencias de tipo patrimonial y de capacidades eco-nómicas de los hogares. Sin embargo, estemétodo –tal como ha sido aplicado en la región y ennuestro país– también ha recibido numerosas críti-cas. En general, se señala el carácter relativamente ar-bitrario, restrictivo (poco generoso hacia los pobres),incompleto e inconsistente que imponen las dimen-siones, indicadores y umbrales de pobreza utilizadospara evaluar el bienestar social (Beccaria y Minujin,1985, 1991; Gontero, 2004). En la actualidad, existe un amplio abanico de méto-dos multidimensionales que procuran una más per-feccionada medición de la pobreza (Boltvinik, 1990,1997; Alkire y Foster, 2007, CONEVAL, 2009;CEPAL, 2013, 2014). Desde la tradición teórica del Observatorio de laDeuda Social Argentina, la pobreza es una de las for-mas más injustas que asume la marginación social,en tanto impone fuertes limitaciones al progreso in-dividual y colectivo, frustra la equidad de resultados,impide la igualdad de oportunidades y evidencia elfracaso del sistema político-económico para reducirlas desigualdades sociales. En términos generales, lameta normativa de erradicación de la pobreza estáanclada en el enfoque de derechos humanos. Estopuede verificarse en instrumentos suscritos por lospaíses en el marco de las Naciones Unidas como laCumbre de Desarrollo del Milenio (2000), y más re-cientemente, la Agenda 2030 del Desarrollo Susten-table (ONU, 2015). Desde este enfoque, los pobresson titulares de derechos y la erradicación de la po-breza constituye una obligación esencial para el res-peto de la dignidad humana de todas las personas.Siguiendo esta perspectiva, la pobreza significa estarsometido a privaciones injustas -materiales y/o sim-bólicas- que afectan el pleno desarrollo de las capaci-dades humanas y de integración social. En estesentido, el bienestar económico constituye un as-

pecto relevante de ese desarrollo, pero no el único ninecesariamente el más importante (Salvia y Tami,2005; Salvia y Lépore, 2008; Salvia, 2011). En esta línea, los derechos constituyen un fundamentorobusto para la selección de los espacios de privacióny de los umbrales mínimos de desarrollo humano,bienestar e integración social. Por lo mismo, una vezseleccionadas las dimensiones de privación, la medi-ción de este concepto de pobreza a través de indicado-res debe ser necesariamente multidimensional.Justamente, este es el caso cuando se considera no sóloel bienestar como marco de definición de la pobrezasino también los derechos sociales que implican un cri-terio de justicia, más allá del mayor o menor bienestareconómico que los logros asociados puedan proveer. Los indicadores utilizados surgen de la Encuesta dela Deuda Social Argentina – Serie Bicentenario(ODSA/2010-2016). La selección de estos indicado-res, así como sus umbrales se fijaron atendiendo elmarco jurídico nacional, así como por las contribucio-nes hechas por la Oficina del Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Derechos Humanos(OACDH, 2002, 2004, 2009) y las metas propuestaspor la Agenda 2030 del Desarrollo Sustentable (ONU,2015). La Figura 1 muestra de manera gráfica, la se-lección de dimensiones y marco jurídico o de derechosen la que se sustenta la multidimensionalidad de in-dicadores para analizar la pobreza por carencias (Bon-figlio, Vera y Salvia, 2017).Las medidas multidimensionales de pobreza empleadasen este informe constituyen medidas directas de priva-ción. Para su examen se utilizaron un conjunto de indi-cadores que remiten a una serie de derechos económicosy sociales fundamentales agrupados en siete (7) dimen-siones: 1) Seguridad Alimentaria; 2) Cobertura de Salud;3) Servicios Básicos; 4) Vivienda Digna; 5) RecursosEducativos; 6) Afiliación al Sistema de Seguridad Social;y 7) Recursos de Información. Todos los indicadores pre-dican a nivel de hogares, aunque los resultados se repor-tan en este informe en términos de población. En tantoque la medición tradicional de la pobreza se sustenta enfunción del valor de los ingresos del hogar, diferenciandopobreza e indigencia. En los Recuadros 1 y 2, se presen-tan definiciones y clasificaciones de las distintas medi-ciones de pobreza tradicional o multidimensional, asícomo las dimensiones de derecho, los indicadores y losumbrales de privación considerados.

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 17

Derecho a la educación y a la formaciónprofesional / Declaración Universal de DerechosHumanos, artículo 26; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículos 13 y 14. ODS N° 4

Derecho al cuidado y desarrollo de la salud / Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 25; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 12. ODS N°3

Derecho a una vivienda adecuada / Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. ONU Comité de derechos económicos, sociales y culturales. Observación N°4. Constitución Nacional Argentina, art 14bis. ODS n°6 y n°11

Derecho a una vivienda adecuada / Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, Barcelona, 2005. ODS n°6

ODS n° 9: “aumentar el acceso a la tecnología de la información y las comunicaciones y esforzarse por proporcionar acceso universal y asequible a Internet en los países menos adelantados de aquí a 2020”.

Derecho a una alimentación adecuada / Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 25; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 11. ODS n°2

Derecho a un trabajo decente, socialmente útil y protección social y laboral / Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 23; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículos 6, 7, 8 y 9. ODS N°8

Recursoseducativos

Cobertura desalud

Seguridadalimentaria

Recursos deinformaciónServicios básicos

Vivienda digna

Afiliación al sistema de

seguridad social

Dimensionesasociadas a

derechoseconómicos y

sociales

Refiere a aquellos hogares/personas cuyos in-gresos no superan el umbral necesario para ad-quirir en el mercado el valor de una canasta debienes y servicios básicos (Canasta BásicaTotal- CBT).

Aquellos hogares/personas cuyos ingresos noles permiten adquirir el valor de la Canasta Bá-sica Alimentaria (CBA). La misma incorpora unaserie de productos requeridos para la coberturade un umbral mínimo de necesidades alimenti-cias (energéticas y proteicas).

Porcentaje de hogares en situación de pobreza. Porcen-taje de personas que habitan hogares en situación depobreza.

Porcentaje de hogares en situación de indigencia. Por-centaje de personas que habitan hogares en situaciónde indigencia.

RECUADRO 1. POBREZA POR INGRESOS

POBREZA

INDIGENCIA

18 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Dimensiones asociadas a derechos económicos y socialesFigura 1

Inseguridad alimentaria

Recortes en gastos desalud

Sin cobertura de salud

Sin conexión a red deagua corriente

Tratamiento de aguasservidas deficiente

Déficit de conexión afuentes de energía

Hacinamiento

Déficit del serviciosanitario

Vivienda precaria

Déficit de recursoseducativos (inasistencia/rezago escolar)

Reducción involuntaria de la porción decomida y/o la percepción frecuente de ex-periencias de hambre (en situaciones se-veras) por problemas económicos durantelos últimos 12 meses.

Recortes, por parte del hogar, tanto enatención médica como en medicamentospor motivos económicos.

Situación donde los componentes delhogar no tienen cobertura de salud, sinoúnicamente acceso al sistema público.

Carencia de conexión a la red pública deagua corriente, lo que constituye un factorde riesgo sanitario por la transmisión depatologías infectocontagiosas.

Situación en la que los hogares no disponende conexión a la red cloacal ni de cámaraséptica para la eliminación de aguas servidas.

Situación en la que los hogares no disponende conexión a red de gas natural ni tienenningún tipo de conexión a red eléctrica.

Número elevado de personas por cuartohabitable, lo que afecta la salubridad y laprivacidad de las personas.

Situación en la que una vivienda no cuentacon baño, retrete, o en caso de tenerlo, carecede descarga mecánica o arrastre de agua.

Viviendas que por su estructura o materia-les de construcción no cumplen con las fun-ciones básicas de aislamiento hidrófugo,resistencia, delimitación de los espacios,aislación térmica, acústica y protección su-perior contra las condiciones atmosféricas.

Medida del déficit de escolarización delhogar que considera la situación respectoa dos criterios no excluyentes: 1) paraniños y adolescentes, la no asistencia auna institución educativa formal, y 2) la si-tuación de no adquisición, por parte deningún componente adulto del hogar, deun nivel mínimo con relación a las creden-ciales educativas.

Hogares que expresan haber reducidoporciones de comida de sus componentespor motivos económicos en los últimos 12meses.

Hogares que en los últimos 12 meses norealizaron gastos en atención médica omedicamentos por motivos económicos.

Hogares cuyo principal aportante de ingre-sos no tiene cobertura médica (Obra social,Medicina prepaga, mutual, PAMI, etc.).

Hogares que residen en viviendas que nocuentan con conexión a la red pública deagua corriente.

Hogares cuyas viviendas no cuentan conconexión a la red cloacal ni con cámaraséptica.

Hogares cuyas viviendas no cuentan conconexión a red de gas natural ni con cone-xión de energía eléctrica.

Hogares en cuyas viviendas conviven treso más personas por cuarto habitable.

No tiene baño en el interior de la viviendao tiene retrete sin descarga mecánica.

Hogares que habitan casillas, ranchos o vi-viendas construidas con materiales inade-cuados o sin revoque en las paredes.

O bien en el hogar hay al menos un menor deedad (de 4 a 17 años) que no asiste, o algúnadulto de 18 años sin secundario ni asistencia. O bien al menos un adulto en el hogar noha alcanzado un nivel educativo mínimo. Los criterios en relación a la asistencia y alos niveles mínimos se establecen en virtuda las normativas vigentes, por lo que las eda-des varían de año a año, se establece quepara el 2010 las personas de 29 años debe-rían haber completado el nivel secundario ylos que tengan 30 años o más deberían tenerel nivel primario completo. Este criterio estáasociado al momento en el que se definecomo obligatorio el nivel secundario.

RECUADRO 2. INDICADORES Y UMBRALES DE CARENCIAS EN LAS DISTINTAS DIMENSIONES DEL ESPACIO DEL DERECHO

SEGURIDADALIMENTARIA

COBERTURADE SALUD

SERVICIOSBÁSICOS

VIVIENDADIGNA

RECURSOSEDUCATIVOS

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 19

Sin acceso al sistemade seguridad social

Déficit de recursos deinformación

Situación en la que el hogar no se encuen-tra vinculado a las redes de protecciónasociadas al sistema de seguridad social.

El hogar no dispone de instrumentos queproveen acceso a la información ni a la co-municación.

El hogar no cuenta con ningún ingreso re-gistrado en la seguridad social prove-niente de: 1) empleos en relación dedependencia o por cuenta propia, o 2) ju-bilaciones o pensiones.

Hogares que no cuentan con computa-dora ni internet, o que, en su defecto, notienen biblioteca familiar.

AFILIACIÓNAL SISTEMADESEGURIDADSOCIAL

RECURSOS DEINFORMACIÓN

Malestar psicológico

Estado de saluddeficitario

No realizar consultamédica anual

Consulta/tratamientoen salud mental

Sin consulta/tratamientoodontológico

Atención en sistema desalud público en la úl-tima consulta médica

Mala calidad de laatención médica

Espera de más de unahora en la última con-sulta médica

Espera de más de dosmeses para la atenciónmédica con turno

Mide el déficit de las capacidades emocio-nales a través de sintomatología ansiosay depresiva de las personas. El malestarpsicológico dificulta responder a las de-mandas ordinarias de la vida cotidiana,desenvolverse socialmente y tener rela-ciones satisfactorias con los otros.

Estado general de salud percibido por laspersonas desde una noción que integra lasdimensiones física, biológica y psicológica.

Mide la falta de asistencia a una visita pro-fesional médica para realizar control, pre-vención o tratamiento.

Mide la asistencia a una visita profesionalpsicológica o psiquiátrica para realizarcontrol, prevención o tratamiento.

Mide la falta de asistencia a una visita pro-fesional odontológica para realizar con-trol, prevención o tratamiento.

Mide la asistencia a una visita profesional mé-dica, para realizar control, prevención o trata-miento, mediante el sistema de salud público.

Mide la evaluación, por parte de los pa-cientes, de la atención médica recibida du-rante la última consulta médica.

Situación en la que las personas, al acudira una consulta médica, deben esperar másde una hora para ser atendidos.

Situación en las que las personas deben espe-rar más de dos meses para ser atendidos porun médico especialista. Refiere a los casos enlos que las personas sacan un turno, sin con-siderar las visitas a la guardia o emergencia.

Porcentaje de personas que mencionaronsíntomas de ansiedad y depresión integra-das en una puntuación que indica riesgomoderado o alto de malestar psicológicoen la escala KPDS-10.

Porcentaje de personas que dijeron tenerbastantes problemas de salud, padecerenfermedades crónicas o graves.

Porcentaje de personas que afirmaron nohaber realizado una consulta médica du-rante el último año.

Porcentaje de personas que afirmaron haberrealizado una consulta/tratamiento psicoló-gico o psiquiátrico durante el último año.

Porcentaje de personas que afirmaron nohaber realizado una consulta/tratamientoodontológico durante el último año.

Porcentaje de personas que dijeron ha-berse atendido mediante el sistema desalud público en la última consulta médica.

Porcentaje de personas que calificaroncomo mala o muy mala a la atención médicarecibida durante la última consulta médica.

Porcentaje de personas que dijeron haber te-nido que esperar más de una hora para que elmédico los atendiese durante la última consulta.

Porcentaje de personas que indicaron habertenido que esperar más de dos meses aten-didos la última vez que pidieron turno conun médico especialista, sin considerar las vi-sitas a la guardia o emergencia.

RECUADRO 3. ESQUEMA DE DIMENSIONES, INDICADORES Y DEFINICIONES DE LA SALUD

ESTADO DESALUD

ATENCIÓN DELA SALUD

CALIDAD DELA ATENCIÓNMÉDICA

DIMENSIÓN INDICADOR DEFINICIÓN

20 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Problemas deadicciones en el hogar

Mala calidad de sueño

Fumar

No realizar actividadfísica semanal

Situación en la que algún miembro delhogar tiene problemas con alguna depen-dencia o adicción asociada al consumo dealcohol y/o drogas.

Déficit en la duración, la profundidad o lacontinuidad del sueño, que afecta el fun-cionamiento diurno.

Práctica donde una sustancia es quemaday luego inhalada por medio de la combus-tión que desprenden las sustancias activascomo la nicotina, y es absorbida por elcuerpo a través de los pulmones.

Se considera actividad física al conjunto deacciones motoras musculares y esqueléti-cas. Habitualmente se asocia a cualquierejercicio que mejora y mantiene la aptitudfísica, la salud y el bienestar del individuo.

Porcentaje de personas que indicaron queellos o algún miembro de su hogar han te-nido problemas con alguna dependenciao adicción asociada al consumo de alcoholy/o drogas durante el último año.

Porcentaje de personas que calificaron sucalidad de sueño durante el último mescomo bastante o muy mala.

Porcentaje de personas que dijeron fumaralgunos cigarrillos (manufacturados o ar-mados) por semana o todos los días.

Porcentaje de personas que afirmaron norealizar ejercicio físico por lo menos unavez por semana.

HÁBITOSSALUDABLES

ESTADO DE LA SALUD

Se define a la salud percibida o estado de salud perci-bido como la apreciación subjetiva que tiene el indi-viduo sobre su situación de salud general en losúltimos doce meses. Es una medida global que incluyediferentes dimensiones de la salud tanto física, emo-cional, social y espiritual, así como síntomas y signosbiomédicos. En la medida en que el pasaje de la salud a la enfer-medad es muy difuso y existe un límite crepuscular,como el pasaje de la noche al día o del día a la noche,es que resulta de real importancia la percepción queel individuo tiene sobre éstos cambios, más que lamedición biomédica de los mismos. El proceso salud-enfermedad es un fenómeno continuo, en el que losindividuos a lo largo de la vida experimentan que susalud se encuentra distribuida entre un continuo deestados que van desde la salud excelente a su pérdidatotal, y con diferentes niveles que pueden clasificarseen: muy bueno, bueno, regular, malo y muy malo.El estado de salud percibida es uno de los indicadoresmás utilizados para evaluar la salud real de la pobla-ción, entendida esta en su forma más amplia y supe-radora de lo estrictamente biológico, aportando unaprimera aproximación de la satisfacción vital del in-

dividuo. Es una medida global que incluye las diferen-tes dimensiones de la salud, a diferencia de otros in-dicadores de salud como los de mortalidad ymorbilidad que reflejan solo aspectos parciales delproceso salud-enfermedad. El pasaje crepuscular desalud a enfermedad puede valorarse mejor con esteindicador que con las tradicionales mediciones.Diversos organismos como la Oficina Regional Euro-pea o el Ministerio de Sanidad y Consumo de Españaconsideran, a partir del estado de salud percibida, unnuevo indicador resumen que se denomina “autova-loración negativa del estado de salud” y se definecomo la proporción de personas que señalan que suestado de salud es regular, malo o muy malo. En dichapercepción influyen una serie de factores, el primeroes la valoración del capital de salud del que cada indi-viduo o población dispone, le sigue la educación sa-nitaria de la población; el tercer factor correspondeal umbral de percepción que tiene cada persona, si-milar a lo que ocurre con el umbral de percepción deldolor, y finalmente, la percepción del estado de saludestá condicionado por la presencia de la oferta de ser-vicios de salud que despierta las necesidades y lastransforma en demanda objetiva.Salud percibida no es sinónimo de demanda de ser-vicios. La demanda de servicios se cuantifica a tra-

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 21

vés de los indicadores de demanda cuyos datos se re-colectan en los servicios de salud. Las necesidadesexpresadas como salud/ enfermedad percibida, semiden en el seno de la comunidad y sus indicadorespueden no correlacionarse con los de demanda. Si bien los datos que se presentan en este apartadono surgen de un estudio epidemiológico propia-mente dicho, resulta útil servirnos de una serie deideas de ese campo de investigación a fin de tornarmás inteligible el objetivo que aquí se propone. Apartir de la concepción amplia de salud se han cons-truido dos variables que sintetizan las dimensionesfísica/ biológica y psicológica de aquella. En la pri-mera, el registro acerca de la presencia de algún pa-decimiento no fue producto de un diagnósticomédico sino de la percepción y la enunciación porparte del propio sujeto encuestado. En tanto que,esta forma de cuantificar la prevalencia de proble-mas de salud no responde al enfoque epidemiológicotradicional, la condición de padecer o no problemasfísicos/biológicos fue reconstruida para cada indivi-duo a partir de la comparación de su propio juicioacerca de su estado de salud. La información sobreel estado subjetivo de salud, se obtiene a partir deuna pregunta genérica sobre la salud: “En general,¿cuál es su estado de salud?”. Las posibles respues-tas suelen ser: “No tengo problemas de salud”,“Tengo algunos pocos problemas de salud”, “Tengobastantes problemas de salud”, “Padezco de algunaenfermedad crónica o grave”. En cuanto a la dimensión psicológica de la salud,se trabajó con el Kessler Psychological DistressScale (KPDS-10) el que, a partir de 10 ítems, cons-truye un índice que permite diferenciar a las per-sonas que padecen malestar psicológico de aquellosotros que no. Se trata de una variable inespecífica,ya que si bien permite identificar a las personasque sobrellevan deterioro emocional a través desíntomas ansiosos y/o depresivos. Asimismo, noobstante el indicador ignora la totalidad de los po-sibles problemas de salud mental –pasando alplano de los cuadros psiquiátricos-, resulta ser unpredictor robusto del resto de los problemas psico-lógicos que aquel no indaga.

Desigualdades en el estado de salud En la Figura 2 se puede ver de manera gráfica comoel déficit en el estado de salud tendió a incremen-tarse en el conjunto de la población urbana. Losadultos encuestados refieren tener bastantes pro-blemas de salud o padecer alguna enfermedad graveo crónica en mayor medida en 2016, marcando unadiferencia de 5.1 p.p. con respecto al 2010. Las bre-chas al comparar la pobreza por ingresos se eviden-cian especialmente en los indigentes (14,9% en2016) quienes ostentan mayor estado de salud de-ficitario que los pobres y no pobres (cercana al13%). Sin embargo, desde la medición de pobrezapor carencias se manifiesta que uno de cada diez delos individuos sin carencias remite tener déficit enla salud, en tanto que es visible está situación en casiel doble de los que tienen tres o más dimensiones dederechos vulnerados. El malestar psicológico es referido en 2 de cada 10personas, demostrando una diferencia de 3.1 p.p. conuna tendencia ascendente entre 2010 y 2016. Las di-ferencias estructurales pueden observarse según lasdistintas mediciones de pobreza en las Figuras 2 y 3.Tres de cada diez pobres pero no indigentes refirieronpadecer sintomatología ansiosa y depresiva, este ma-lestar se incrementa especialmente entre los indigen-tes durante el último período, llegando a reportar unode cada dos estados de agitación, inquietud, desespe-ranza, tristeza, cansancio y nerviosismo. En los no pobres el malestar psicológico se observaen dos de cada diez entrevistados. La pobreza multi-dimensional incorpora más elementos en el análisis,enfatizando la baja incidencia del malestar psicoló-gico entre los que no tienen carencias en derechos(13,2% en 2016), triplicándose entre los que tienenal menos una dimensión de carencias (27,5% en2016) hasta alcanzar alta sintomatología ansiosa ydepresiva en un 37% de los que informan tener treso más carencias.

22 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Estado de salud según pobreza por ingresosAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

Figura 2

2010 2016

Malestar psicológico

16,2 19,2

31,0 32,537,2

19,1 22,3

46,9

No pobres Pobres perono indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Estado de salud deficitario

8,013,0

7,312,7 9,9 7,8

12,914,9

No pobres Pobres perono indigentes

Indigentes TOTAL

Estado de salud según pobreza por carenciasAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

Figura 3

2010 2016

Malestar psicológico

8,313,2

23,927,5

33,5

19,122,3

37,0

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

Estado de salud deficitario

5,79,7 8,8

14,811,5 7,8

12,916,6

TOTAL

ATENCIÓN DE LA SALUD

El acceso y la utilización de los servicios de asistenciamédica tiene un impacto relevante en aquellos indi-viduos en los que se puede intervenir o prevenir(Adaszko, 2011). De esta manera, se trata no sólo develar por el cumplimiento del derecho a la salud sinotambién de garantizar que el mismo se traduzca enun efectivo cuidado y desarrollo de las capacidades

humanas en condiciones de equidad. La visita a un profesional médico, ya sea por control,prevención o tratamiento, suele ser un indicador decuidado sobre la propia salud. La finalidad de una eva-luación médica periódica se basa en la detección pre-coz, la evaluación de los factores de riesgo, laprevención, el tratamiento y el consecuente alcancede niveles de vida satisfactorios. En definitiva, unchequeo consiste en un examen integral e individua-

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 23

lizado del estado de salud que incluye aspectos físicosy psíquicos. El principal beneficio que aportan estosexámenes médicos reside en que permiten diagnos-ticar enfermedades en fases iniciales, cuando todavíano se han manifestado síntomas, como es el caso dealgunas patologías cardiovasculares, degenerativas otumorales. Por este motivo, la diversidad de personaspara las que estaría indicada una consulta médica in-cluye desde aquellas que no presentan síntomas,hasta las que manifiestan determinadas molestias oenfermedades ya diagnosticadas. Una actitud posi-tiva frente a la salud indicaría que siempre es mejorprevenir las causas de las dolencias que solucionar susconsecuencias cuando la enfermedad ya es un hecho.Por lo tanto, se considera un déficit en el cuidado y laatención de la salud no realizar como mínimo unaconsulta médica anual, aún cuando no haya proble-mas evidentes o percibidos, puesto que es una nece-sidad sanitaria primordial que incide en el desarrollohumano.La utilización de los servicios de salud debería estardeterminada por la necesidad de atención de la saludde la población, pero existen otros factores que con-dicionan la utilización de los servicios: factores geo-gráficos, socio-económicos, educacionales, culturales,así como también la propia oferta de servicios condi-ciona la percepción de las necesidades y su exteriori-zación en demanda.Al medir la utilización de los servicios, se está estu-diando la accesibilidad a los mismos; y al estudiar lautilización-accesibilidad por grupo socioeconómico opor cobertura, también se está evaluando la equidaddel sistema en cuestión. Si bien es conocida la diversidad de seguros de saludque se presentan en la población argentina, ya sea através de la seguridad social o por seguros privados,la cobertura de salud del hogar no necesariamentecoincide con la que cada sujeto utiliza al momento deacudir a la consulta médica, lo que puede explicarsepor la doble afiliación, la divergencia en el subsistemacon el que cuenta cada miembro en el caso de tratarsede una pareja o grupo familiar, etcétera. Además eshabitual una subutilización de algunos de los compo-nentes del sistema y una sobre utilización de otros,lo que puede estar relacionado con la calidad en laatención y los perfiles socioeconómicos y demográfi-cos de los grupos atendidos. Así podemos decir que

si la última atención médica se realizó en un sistemapúblico o privado permite obtener un perfil de losconsumidores de cada subsistema, a la vez que seidentifican grupos poblacionales para identificar lacalidad de la atención que reciben.Al contextuar los cambios producidos al inicio del bi-centenario en las políticas sanitarias a través de es-fuerzos públicos en materia de atención primaria dela salud y el interés promulgado para hacer cumplirlos derechos a la salud de las personas, el interrogantesubyace en evaluar como las condiciones de pobrezaobstaculizan un posible mejoramiento en la atenciónde la salud de la población como factor de desarrollohumano y de integración social. De esta manera, seexaminan una serie de aspectos en torno a la atenciónde la salud, enfocando distintos tipos de experienciaspersonales deficitarias, que aunque pudiendo sola-parse o complementarse, conforman un patrón de in-dicadores que hacen posible evaluar el ideario decontrol de la salud integral, a nivel de la población es-tudiada (personas de 18 años y más con residencia enáreas urbanas). En primer lugar se examina la asis-tencia a una consulta médica durante el último año ala vez que se indaga cuantos han realizado una en-trevista o están bajo tratamiento con profesionalesde la salud mental. Bajo esta línea, se consideró la im-portancia de incorporar un indicador que evalúe laatención con un odontólogo en el último año, ya seapor control o tratamiento. Además, se incluyó dentrode la encuesta una pregunta con la particularidad deespecificar en qué sistema de salud se atendieron enla última consulta médica, pudiendo informar a partirde allí, los que utilizaron el sistema de salud público.

Desigualdades en la atención de la saludEl análisis de los datos diferenciado los años en cues-tión da cuenta que no asisten a la consulta médicaanual relativamente más personas durante el 2016,incrementando en 3,1 p.p. con respecto a 2010.Ahora bien, al diferenciar a los encuestados según lapobreza por ingresos, se denotan guarismos en losque se duplica la falencia de atención médica en losno pobres y los pobres, sin embargo en el grupo conmenor condición económica decrecen considerable-mente en el año 2016 respecto al 2010. Desde unamirada multidimensional, se distinguen mayorescontrastes entre los distintos grupos en estudio. En

24 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

el año 2016 disminuye considerablemente la falta deatención médica con respecto al 2011 entre las per-sonas sin carencias de derechos (29,5% y 19,8% res-pectivamente), sin embargo la diferencia sigue siendoestructural y se observa en cuatro de cada diez de losque tienen al menos una dimensión con carencias yen los que tienen tres o más privaciones en derechos. Es interesante analizar que la población urbana ar-gentina, si bien menciona alto malestar psicológico,la concurrencia a un especialista en salud mental escasi infrecuente. Sólo uno de cada diez adultos de 18años y más han obtenido algún tipo de asistencia psi-cológica o psiquiátrica con una variación mínima ne-gativa entre los años en estudio. De manera inversaen este caso, la orientación por parte de especialistasen salud mental es más frecuente entre los individuossin necesidades económicas, esta posibilidad deayuda profesional decrece en 4 p.p. entre los pobrese indigentes. Las diferencias se perciben aún más no-torias al identificar a los adultos desde una miradamultidimensional de pobreza, si bien como lo observala Figura 5, no se establece una comparación cuanti-tativamente diferenciada entre los que tienen una otres carencias en derechos, pero si entre aquellos quegozan de derechos, incluso aumentando la consultaen el 2016.La salud odontológica ha sido relegada en la pobla-ción en general. El 64% de los encuestados no ha re-alizado ningún tipo de control dental en el últimoaño, situación que se sostiene entre el 2012 y el 2016.Como puede apreciarse en la Figura 4, tres de cadacuatro pobres o indigentes no tuvieron atenciónodontológica, incluso incrementando la ausencia decontrol o tratamiento dental en el último período enconsideración. Desde una perspectiva multifactorialde la pobreza, la mitad de los encuestados sin caren-cias no asistieron a la atención odontológica anual, sibien esta conducta tiende a disminuir en el 2016; entanto que tres de cada cuatro de los que tienen unadimensión con carencias ascienden en la falta de vi-sita odontológica periódica (4,3 p.p. en 2016). Aúnmás preocupante es el déficit en el cuidado de la saluddental entre los que informan más vulnerabilidad porderechos, representando en ocho de cada diez encues-tados en el último año (ver Figura 5).En el período 2010-2016 concurrieron a la atenciónmédica en un sistema de salud público tres de cada

diez personas encuestadas, mostrando valores ascen-dentes: 26,9% en 2010 y 30,2% en 2016. Ahora bien,la utilización de servicio de atención médico públicose visualiza notoriamente diferente según umbralesde pobreza. Según características económicas por in-gresos del hogar, sólo el 20% de los no pobres utilizóun hospital o centro de salud público, mientras queel 70% de los pobres y el 80% de los indigentes se be-neficiaron de los servicios. La perspectiva desde la po-breza multidimensional se acerca a un perfil en dondelas diferencias son aún mayores. La población que sedefinió sin carencias en dimensiones de derechos casino utilizaba en 2010 los servicios médicos públicos,situación que se percibe con mayor frecuencia en elaño 2016 (8,6%). En tanto que uno de cada dos de loscarentes en una dimensión de derechos manifestóhaber concurrido al hospital o centro de salud en suúltima consulta, los que tienen vulneradas tres o másaspectos de derechos ascendienden considerable-mente, especialmente en el período final (59,5% en2010 y 68,9% en 2016).

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 25

Atención de la salud según pobreza por ingresosAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Figura 4

2011 2016

No realizar consulta médica anual

35,0 27,340,5 39,6 35,0 35,9 30,136,4

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Consulta/tratamiento en salud mental

9,7 10,9 6,7 7,0 6,2 9,1 10,05,8

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2012 2016

Sin consulta/tratamiento odontológico

62,0 60,671,3 76,0 72,0 63,6 64,275,1

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Atención en sistema de salud público en la última consulta médica

18,8 20,1

66,4 70,8 78,6

26,9 30,2

81,1

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

26 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

CALIDAD DE LA ATENCIÓN MÉDICA

La importancia del estudio de la calidad de la atenciónmédica radica en que se ponen en evidencia las des-igualdades y diferencias en el estado y atención de lasalud de distintos grupos sociales y por otro ladobrinda elementos de análisis que orientan la toma dedecisiones en la planificación sanitaria, los programasde salud y el gerenciamiento de servicios sanitarios.El concepto de seguridad aplicado al derecho a lasalud, refiere a que no sólo es suficiente la disponibi-lidad de servicios de salud. La seguridad en salud sepodría definir como la situación en la que, en todomomento y circunstancia todas las personas tienenacceso físico, social y económico a servicios adecua-dos de prevención, atención y rehabilitación. Es así

como el problema de una atención médica deficitariapor la demora en respuesta a la demanda, contribuyeuna falta al postulado derecho a la salud. Ahora bien,en los servicios brindados por la medicina privadaexisten notorios controles para cumplir con las exi-gencias y parámetros más elevados de atención, nosucediendo lo mismo en sistemas públicos de aten-ción médica. Se fundamenta, entonces, que el tiempo de espera severá condicionado por la estructura de la demanda,alternando según el prestador, la especialidad médicay el tipo de consulta. Estos factores explican los mo-tivos que pueden estar subyacentes a tener que espe-rar más de una hora en ser atendido por unfacultativo, sin embargo es el paciente quien debeadecuarse a las posibilidades y tiempos de los médicos

Atención de la salud según pobreza por carenciasAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

Figura 5

2010 2016

No realizar consulta médica anual

29,5

19,8

39,1 36,642,9

35,930,1

41,1

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

Consulta/tratamiento en salud mental

11,615,1

8,0 7,1 6,0 9,1 10,06,9

TOTAL

2010 2016

Sin consulta/tratamiento odontológico

50,9 46,7

69,7 74,3 76,163,6 64,2

79,3

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

Atención en sistema de salud público en la última consulta médica

2,7 8,6

38,246,1

59,5

26,9 30,2

68,9

TOTAL

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 27

o las disposiciones de las instituciones que gerencian,siendo difícil que el individuo pueda invertir tal si-tuación. La utilización de estos servicios, entendidacomo cobertura efectiva, expresa la proporción depersonas que necesitan y demandan un servicio y losreciben efectivamente. La demanda de servicios, en estos casos, estará in-fluida por una serie de características del individuo yde la prestación del servicio. Los tiempos de esperaen la atención médica ambulatoria constituyen unacausa frecuente de queja y desalientan el uso de losservicios públicos, generando aún una diferenciamayor entre los distintos usuarios según las condi-ciones socioeconómicas.La accesibilidad al sistema está condicionada por fac-tores geográficos, económicos, jurídicos, psico-socio-culturales y también por la presencia de la oferta deservicios. Las barreras al acceso, definidas como losobstáculos que impiden que las personas transitenadecuadamente por este proceso, se identifican endos grupos: las de oferta (impuestas por el prestadormédico o por el sistema) o las de demanda (atribuidasal individuo). Uno de los factores vinculados a losefectores del sistema es la demora en obtener turnoscon especialistas, lo que genera una barrera para laaccesibilidad y hace que la demanda no sea satisfecha. Bajo esta perspectiva, se pretende analizar el segundoconjunto de factores, a través de medidas que evalúanla calidad del servicio de salud, teniendo en cuentaque junto a la utilización, son elementos esencialespara gozar de buena salud (OMS, 2009).Siguiendo estos argumentos, se puede decir, que elacceso no solo denota la entrada del individuo al sis-tema sino que en un sentido más amplio comprendedesde la causa o la necesidad hasta el resultado o fi-nalización de la atención médica. En ese orden, aun-que el aseguramiento es un instrumento que buscaque todos los individuos tengan entrada al serviciode salud, no garantiza la utilización final del mismo. En el apartado se pretende distinguir las diferenciasen cuanto a la calidad de la atención médica, sabiendoque el gerenciamiento y el pago por servicios médicoses un denominador importante a la hora de analizarla atención en servicios públicos y privados. Si bienlos pobres y carentes de derechos informaron unaatención mayoritariamente en un sistema de saludpúblico, nos parece interesante describir como la ca-

lidad de la atención puede ser comparada en distintasmediciones de la pobreza.A continuación se analizan tres aspectos fundamen-tados en lo antes expuesto, el primero evalúa la per-cepción de mala calidad de atención médica recibida,el segundo releva el tiempo de espera de más de unahora en la atención médica en tanto que el último in-daga la espera de más de dos meses para la consultacon un especialista. Se pretende establecer un perfilde calidad de la atención médica según las perspecti-vas de definiciones de pobreza y contexto de evolu-ción temporal.

Desigualdades en la calidad de la atención médicaLa satisfacción con la prestación del servicio médicoreconoce una mirada positiva ascendente ya que sólouno de cada diez de los encuestados manifiesta quela atención brindada fue muy mala, e incluso dismi-nuye en 2016 (14,3%) respecto al 2010 (12%). Ver Fi-gura 6.La desigualdad no es diferencial al comparar a los grupossegún la pobreza tradicional por ingresos, si bien los nopobres ostentan guarismos inferiores, la comparacióninteresante se observa en un contexto temporal ya quelos que no son pobres disminuyen la percepción nega-tiva de la atención en tanto que los pobres e indigenteselevan esta apreciación. La exploración desde una mul-tidimensionalidad de medición de la pobreza introduceinformación que discrimina mejor la percepción de in-satisfacción en la atención del facultativo. Los indivi-duos que no refieren carencias en derechos mantienenun mínimo de percepción de mala calidad de la presta-ción (7,5%) en tanto que se eleva ante la condición deuna dimensión de carencias vulneradas alcanzando eltriple de insatisfacción entre aquellos que más vulnera-bilidad por carencia de derechos tienen (23,7% en2010), si bien en el último período estudiado decrece.Así mismo, entre las personas que efectiva-mente uti-lizaron el servicio, el 40% de ellos percibe que eltiempo transcurrido en la sala de espera hasta con-cretar la atención fue de más de una hora, los pobrese indigentes -que en la mayoría de los casos se aten-dieron en un sistema público de salud- consideran enun 60% que debieron esperar una hora o más para laconsulta médica con una tendencia decreciente en suevolución, en tanto que menos del 40% de los no po-bres sostuvieron la misma postura.

28 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Al comparar las desigualdades desde la pobreza queconsidera gran parte de los derechos, se puede mar-ginar a los encuestados que no denotan carenciascon una menor percepción de tiempo demandado ensala de espera para la atención, asociado claramentea un sistema de salud no público. La mitad de losque sufren al menos una privación en dimensionesde derechos ostentan haber esperado una hora parala consulta con el médico, en tanto que lo mismo su-cede con el 60% de los que infieren mayores caren-cias en derechos. La percepción de tiempo de esperade más de una hora entre 2010 y 2016 decrece entrelos que tienen carencias en derechos en tanto queaumenta en los que no declaran carencias en dimen-siones de derechos.

Como puede observarse en la Figura 7, la espera demás de dos meses en la atención con un médico es-pecialista mediante la asignación de turnos, es unacaracterística observada en el 15% de la poblaciónadulta de 18 años y más, sin demostrar casi diferen-cias en su evolución. Pero este aspecto que constituyela calidad de la atención, presenta grandes desigual-dades al analizar a los individuos según distintas me-diciones de pobreza e incorporando la inferencia alsistema de atención en el que habitualmente utilizan.Según el análisis, la pobreza en su conceptualizacióntradicional por ingresos conlleva a que tres de cadadiez indigentes digan que han esperado más de dosmeses para que los atienda un especialista, dicha si-tuación disminuye entre los pobres (23%), y aún esmenos frecuente entre los no pobres (14%). La varia-

Calidad de la atención médica según pobreza por ingresosAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Figura 6

2010 2016Mala calidad de la atención médica

14,1 10,7 15,1 17,1 12,7 14,3 12,017,6

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Espera de más de una hora en la última consulta médica

37,3 36,2

57,3 52,565,5

40,8 39,552,1

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Espera de más de dos meses para la atención médica con turno

13,1 14,822,0 23,6

32,8

14,6 16,527,5

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 29

ción interanual en la espera de más de dos meses parala consulta del facultativo con turno es sólo significa-tiva y decreciente entre los que viven en hogares conmenores ingresos.La multidimensionalidad de la medición de la po-breza clasifica la información de una espera mayor dedos meses para la atención con un médico especialistade manera desigual según cumplimientos en dere-chos. Así, esperaron más de dos meses: uno de cadadiez de los que no ostentan vulnerabilidad en sus de-rechos, dos de cada diez que tienen al menos una di-mensión con carencias y tres de cada diez de losadultos que han sufrido mayor vulnerabilidad en susderechos. Las diferencias, en la evolución del indica-dor no demuestran diferencias significativas entre losgrupos comparados.

HÁBITOS SALUDABLES

La clave de la salud integral se centra fundamental-mente en la prevención por lo que es necesario quelas políticas públicas y conductas de los individuostengan un correlato con el concepto de salud así comocon el derecho a la misma. En este sentido, mejorarla calidad de vida, mediante hábitos saludables y lareducción de las brechas de desigualdad remite a unacuestión de prioridades.En los últimos años, y ante la certeza de que aproxi-madamente el 50% de las enfermedades podrían evi-tarse cuidando nuestros hábitos y estilos de vida, seha ido tomando conciencia de la importancia de laprevención, de que contener las causas de las patolo-gías o minimizar sus efectos, es más conveniente, en

Calidad de la atención médica según pobreza por carenciasAños 2010-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

Figura 7

2014 2016

Mala calidad de la atención médica

7,4 7,518,8 15,2

23,714,3 12,017,8

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

Espera de más de una hora en la última consulta médica

21,729,6

49,6 46,859,2

40,8 39,555,5

TOTAL

2014 2016

Espera de más de dos meses para a atención médica con turno

8,4 11,018,8 20,8 24,9

14,6 16,526,7

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

30 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

términos de ahorro económico para el sistema desalud, además de ser un amortiguador de sufrimientoy de aumento del bienestar para los individuos. En tanto, existe una sólida evidencia científica acercade los efectos beneficiosos para la salud de la prácticaregular de actividad física en las personas. En este in-forme se considera ejercicio físico al conjunto de ac-ciones motoras musculares y esqueléticas –es decir,cualquier actividad física– que mejoran y mantienenla mejor aptitud física, la salud y el bienestar de lapersona. Así, el ejercicio físico practicado de forma regular yfrecuente mejora y fortalece el sistema inmune yosteo-muscular, contribuyendo al aumento de la ca-lidad de vida a la vez que prolonga el tiempo social-mente útil de la persona. Además, al mejorar sucapacidad física, cardiovascular, ósea y muscular,eleva sus niveles productivos, por lo que retarda loscambios propios de la vejez, mejora el aspecto físicoy brinda mayor calidad del sueño. En el área anímicay afectiva, el ejercicio físico promueve el bienestar psi-cológico, mejorando el estado de ánimo, el conceptode uno mismo, la autoestima y las habilidades socia-les, además de potenciar el funcionamiento cognitivo,aumentar la libido y optimizar la imagen corporal. Actualmente la idea de que la actividad física es salu-dable está amplificada y reconocida por buena partede la población, sin embargo, todavía son muchas laspersonas que por diversos motivos -ambiental, psico-lógico, laboral- no asumen la necesidad de implicarseen el hábito de ejercitarse físicamente o bien les re-sulta difícil iniciarse o mantenerse en él. Además enlas poblaciones urbanas, predominan los estilos devida con un alto sedentarismo, promoviendo el uso dela utilización de ascensores, escaleras mecánicas y ve-hículos de transporte coincidiendo con esparcimien-tos quietos promovidos por aparatos tecnológicos).En la Argentina las continuas transformaciones con-textuales originadas principalmente en los perma-nentes cambios socioeconómicos, determinaronmodificaciones tanto en el ámbito social como en laorganización familiar, incidiendo en poco tiempo enuna mayor tolerancia al consumo de sustancias tóxi-cas, además que oscilaciones y posturas confusas endistintos ámbitos -jurídico, médico y policial- seenunciaron con poca rigurosidad o fueron laxos a tra-vés de los medios de comunicación.

Según reportes de la Comisión Interamericana parael Control del Abuso de Drogas (CICAD-OEA, 2014)como de la Oficina de Naciones Unidas contra lasDrogas y el Delito (ONUDD), hay un aumento de lapoblación consumidora, una mayor variedad de sus-tan-cias disponibles en el mercado y, más preocu-pante aún, una disminución en la percepción deriesgo en la población frente al uso de drogas (Rodrí-guez Espínola, Bonfiglio y Salvia, 2015; Salvia, Bon-figlio, y Rodríguez Espínola, 2016).En este contexto el presente informe, infiere que almencionar a las adicciones severas o consumo pro-blemático de sustancias psicoactivas se lo entiendecomo un sinónimo de toxicomanías o drogadicción,considerándolo como un estado de intoxicación pe-riódica o crónica provocado por el consumo repetidode una sustancia. Si bien, es sabido que las adiccionesadquieren una instancia de severidad porque la pér-dida de control y los episodios de consumo son másfrecuentes e intensos. En este marco, entendemosque la adicción severa a sustancias psicoactivas es undeterminante de comportamientos nocivos tantopara el individuo como para su entorno familiar y so-cial, intentando abordar la problemática del consumode drogas o de alcohol como un síntoma social sisté-mico, teniendo en cuenta las implicancias psicosocia-les, socioeconómicas y socioculturales. En esta línea de consumos se evidencia que, fumar ta-baco ha sido uno de los hábitos no saludables conmayor política pública implementada para su erradi-cación. En la actualidad, el consumo de cigarrillos esun problema de salud pública y la Organización Mun-dial de la Salud lo ha definido como “enfermedad”,considerando que ha perjudicado a millones de per-sonas en el mundo, pues el hábito de fumar se ha ex-tendido y afecta a propios y extraños, dejando de serun problema de salud particular. El tabaquismo re-sulta de la acción crónica del consumo de tabaco, in-cluyendo dependencia física y psicológica, asociado amúltiples consecuencias perjudiciales para la salud einvolucra un efecto nocivo incluso al contexto de per-sonas que comparten cercanía física con el fumador. Bajo esta línea de hábitos que promueven a la salud,se observó que la población reportaba algún problemade sueño y hasta manifestaba verse moderada o seve-ramente afectada por dichos problemas. El diagnós-tico y tratamiento de los trastornos del sueño deben

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 31

ser considerados como una cuestión de preocupaciónpública. Por un lado, la somnolencia diurna asociadaa los trastornos de sueño se vincula con el deteriorode la capacidad de trabajo y un aumento del riesgo deaccidentes de tráfico. Por otro lado, varios trastornosde salud tienen como comorbilidades o factores deriesgo asociados una alteración del sueño. Este es elcaso de las enfermedades psiquiátricas como la ansie-dad o la depresión; enfermedades neurológicas comoAlzheimer o Parkinson; trastornos cardiovascularescomo la hipertensión arterial y las afecciones corona-rias; enfermedades metabólicas como la diabetes y laobesidad; y ciertas enfermedades oncológicas. Además de los determinantes biológicos y psicológicos,la calidad de sueño se encuentra fuertemente influen-ciada por múltiples e importantes factores sociales,entre los cuales podemos mencionar el lugar y tipo deresidencia, el estrato socioeconómico y las condicioneslaborales (Patel, 2007). Existen menos datos acerca dequé factores sociales predicen o influyen en la duracióny calidad de sueño. Se ha estudiado que un mayor nivelde instrucción se relaciona con una mejor calidad desueño debido a que posibilita un mejor nivel de ingre-sos. Por otro lado, las condiciones de vivienda precariase asocian a factores ambientales, como ruido y luz,que alteran el sueño (Simonelli et al., 2013). Final-mente, las grandes ciudades presentan característicasdiferenciales en cuanto a las condiciones laborales yposibilidades de esparcimiento (por ejemplo socieda-des que trabajan 24 horas al día, los 7 días de la se-mana) que pueden actuar alterando patrones de sueño.Además, se ha reportado que el estrato socioeconó-mico, el tipo de vivienda, el lugar de residencia y elnivel de instrucción son determinantes de la salud. Lamala calidad de sueño puede tener un papel impor-tante a la hora de explicar en patologías específicas obien en la consecución de una óptima salud integral. En la EDSA-Bicentenario se indagaron una serie derutinas que inciden en la salud de las personas. Bajoesta consigna, se inquirió sobre la frecuencia en la re-alización de ejercicio físico y se consideró déficit en elindicador a aquellas respuestas que negaron realizarpor lo menos ejercicio semanalmente, a fin de distin-guir a los entrevistados que adhieren a actividadesque previenen, promueven y aportan a una mejorsalud, de aquellos que no lo hacen. Otro indicadorconsidera una pregunta en la que el encuestado se

describe como fumador y en función de las respuestasbrindadas, se pudo discriminar a aquellos que respon-dieron afirmativamente al consumo de tabaco, ya seaen la forma de cigarrillos manufacturados o armados.En tanto que se averiguó también si en el hogar habíaalgún integrante que tuviera problemas severos porconsumo de sustancias. Finalmente, la percepción demala calidad de sueño fue otro aspecto que se tuvo encuenta a la hora de determinar hábitos que generanuna mejor calidad de la salud en los individuos.A continuación se analizan un conjunto de rutinas yconductas saludables según las perspectivas de defi-niciones de pobreza multidimensional y tradicionalen un contexto de evolución temporal.

Desigualdades en los hábitos saludablesEn la Figura 8 puede observarse de manera gráficaque entre el 2012 y el 2016 el 3,4% de las personasentrevistadas informó que en su hogar hay por lomenos un integrante con problemas severos por con-sumo de sustancias. Desde una mirada tradicional dela pobreza, se puede decir que la adicción está pre-sente en el 2.6% de los hogares no pobres, elevándosea 6,5% en un contexto de pobreza y ascendiendo a10% en aquellos hogares cuyos ingresos los identifi-can como indigentes. Una propuesta multidimensio-nal de observación de la pobreza sugiere que en loshogares sin carencias, se manifiesta una frecuenciamuy baja de adicción al alcohol o a las drogas entanto que se triplica en los que advierten por lomenos una carencia en dimensiones de derechos yllega a quintuplicarse en los hogares que más vulne-rabilidad por carencia de derechos presentan.El hábito de fumar cigarrillos con tabaco es una prác-tica que se da en tres de cada diez adultos de 18 añosy más, si bien ha demostrado ser una costumbre queha disminuido en casi 5.5 p.p. del 2010 al 2016. Losperfiles según pobreza por ingresos exponen que nohay una relación directa entre condiciones económi-cas y consumo de cigarrillos si bien los indigentes al-canzan valores levemente superiores a los pobres yno pobres, sosteniendo el hábito en los años compa-rados. La disminución de fumadores se observa prin-cipalmente en los no pobres. La Figura 7 da cuentade una tendencia de más cantidad de fumadores amayor carencia de derechos, si bien en 2016 el mayorcontraste es entre los que ostentan tres o más caren-

32 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

cias en dimensiones de derechos (32,9%) y los que nomencionaron derechos vulnerados (21,1%).La falta de ejercicio físico por lo menos una vez por se-mana es una característica que se observa en más de seisde cada diez adultos urbanos argentinos con una varia-ción favorable pero mínima entre 2010 y 2016. Los nopobres por ingresos sostienen esta tendencia, sin bienocho de cada diez pobres e indigentes no incluyen lapráctica de ejercitarse como una rutina saludable. Losgrupos diferenciados por pobreza multidimensional,evidencian que el 50% de los que no tienen carencias nose ejercitan semanalmente, el 70% de los que sugierenuna dimensión de derechos vulnerada y el 80% de losque tienen tres o más dimensiones de derechos incum-plidas. La costumbre de realizar actividad física no de-mostró una diferencia en la comparación temporalsegún la medición de pobreza sustentada en derechos.

Finalizando con los análisis de hábitos preventivos desalud, se puede decir que los argentinos urbanos con-sideraron sentirse peor en su calidad de sueño en el2016 (18,6%) respecto al 2012 (15,3%). Al observarlos datos por ingresos económicos del hogar en la Fi-gura 8, se deduce que el incremento está dado princi-palmente entre los indigentes (asciende casi 20 p.p.de 2012 al 2016), si bien los pobres estuvieron másinsatisfechos en su calidad de sueño que los no po-bres. Los perfiles del buen dormir difieren entre losencuestados según la pobreza desde una perspectivade derechos: los incrementos interanuales mantienenlas proporciones justificando que los que no tienenderechos vulnerados se auto-informan con mejor ca-lidad de sueño en tanto la insatisfacción se eleva enlos que promulgan mayores carencias en dimensionesde derechos. (Ver Figura 9).

Hábitos saludables según pobreza por ingresosAños 2012-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Figura 8

2010 2016

Problemas de adicciones en el hogar

2,6 6,5 10,0 3,4

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Mala calidad de sueño

14,9 18,6 17,223,5

16,7 15,3 19,735,3

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

Fumar

29,4 23,333,1 31,6 35,8 30,1

25,236,5

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

2010 2016

No realizar actividad física semanalmente

62,4 59,8

76,2 76,4 75,965,1 63,6

77,2

No pobres Pobrespero no

indigentes

Indigentes TOTAL

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 33

Hábitos saludables según pobreza por carenciasAños 2012-2016. En porcentaje de población de 18 años y más.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016). Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA).

Figura 9

2010 2016

Problemas de adicciones en el hogar

1,5 4,4 7,2 3,4

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

Mala calidad de sueño

12,617,9 16,5 20,8 21,6

15,3 19,724,9

TOTAL

2010 2016

Fumar

27,021,1

31,5 27,634,8 30,1 25,2

32,9

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

Sin carencias Tienen almenos unadimensión

con carencias

Tienen treso más

dimensionescon carencias

TOTAL

2010 2016

No realizar actividad física semanalmente

50,3 49,1

71,7 72,0 78,265,1 63,6

77,8

TOTAL

34 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

El informe pone en evidencia un perfil diferencial ydetallado de pobreza desde una perspectiva multidi-mensional que amplía la información acotada desdeuna pobreza exclusivamente observada por los ingre-sos del hogar. Los umbrales diferenciales entre los pobres y no po-bres siguen siendo una deuda pendiente desde unaperspectiva de desarrollo humano y de derechos. Laasociación entre pobreza por ingresos o por carenciaen dimensiones de derechos y la percepción negativadel estado de salud, vienen a demostrar nuevamentela importancia de los determinantes no biológicossobre la salud de la población y la necesidad de imple-mentar políticas públicas integradas.En este sentido, es pertinente destacar que en nues-tro país el acceso a la salud está diferenciado por tenercada sistema de atención un conglomerado social di-ferente que contribuye, en cierta medida, a reprodu-cir institucionalmente la desigualdad social existente.Así, sucede que el acceso y la utilización de los servi-cios de asistencia médica tiene un impacto relevanteen aquellos individuos en los que se puede interveniro prevenir. De esta manera, se trata no sólo de velarpor el cumplimiento del derecho a la salud sino tam-bién de garantizar que el mismo se traduzca en unefectivo cuidado y desarrollo de las capacidades hu-manas en condiciones de equidad. La demanda y utilización de prestaciones médicas sedeberían integrar con una óptima calidad de los ser-vicios de atención de la salud, entendida como cober-tura efectiva sin diferencias sistemas de atenciónsanitaria. Los datos sugieren la heterogeneidad fun-damentada en aspectos que aluden mayor vulnerabi-

lidad en derechos y peor calidad de prestación de ser-vicios. Es necesaria la focalización en la población vulnerablecon enfoques en políticas que traten de mejorar la saludde esta población, incorporando abordajes complemen-tarios y necesarios para intervenir en las desigualdadesen la salud. Entendiendo el concepto de población vul-nerable como un subgrupo que, debido a unas caracte-rísticas sociales compartidas, tiene un mayor riesgo deestar expuesto a diferentes riesgos y que la acumulaciónde factores de riesgo es la expresión de las causas fun-damentales ligadas a la posición en la estructura social.Las intervenciones poblacionales para mejorar la saluddeben también centrarse en la disminución de las des-igualdades entre los distintos grupos sociales. Además,es imprescindible que haya políticas dirigidas a mejorarlos factores conductuales, es decir intervenciones des-tinadas a mejorar las conductas o los estilos de vidaconsiderando que se deben tener en cuenta que dichasmaneras de vivir no son elecciones individuales sinoque están condicionadas socialmente. Algunos ejem-plos serían el aumento de los precios del tabaco y de lasbebidas alcohólicas –intervenciones efectivas para dis-minuir las desigualdades en el consumo– o la construc-ción de equipamientos públicos donde poder realizarejercicio físico. Así la inequidad en salud se sostiene en la ausenciade diferencias injustas en el estado de la salud, en elacceso a los servicios y en los hábitos saludables. Entanto que lograr una vida saludable será una condi-ción efectiva si se garantiza el igual e irrestricto ac-ceso a derechos humanos básicos, entre los que seencuentra el derecho a la salud.

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 35

CONCLUSIONES

Adaszko, D. (2011), Las condiciones habitacionalesy el acceso a bienes y servicios urbanos en la Argen-tina 2010. En Barómetro de la Deuda Social Argen-tina, Estado de situación del desarrollo humano ysocial. Barreras estructurales y dualidades de la socie-dad Argentina en el primer año del Bicentenario.Serie del Bicentenario (2010-2016)/Año I. BuenosAires: UCA.

Alkire, S. y Foster, J. (2007). Countig and Multidi-mensional Poverty Measurement, OPHI WorkingPaper Series (Oxford: Oxford Poverty & Human De-velopment Initiative), OPHI, Working Paper, 7.Arostegui Madariaga, I., y Núñez-Antón, V. (2008).Aspectos estadísticos del Cuestionario de Calidad deVida relacionada con salud. Estadística española, Vol.50, 167, 147-192.

Battiston, D., Cruces, G., López-Calva, L., Lugo,M. A. y Santos, M. E. (2009). Income and Beyond:Multidimensional Poverty in six Latin Americancountries. Documento de Trabajo Nº 90. CEDLAS,Universidad Nacional de La Plata.

Beccaria, L. y A. Minujín (1985). Métodos alterna-tivos para medir la evolución del tamaño de la po-breza, Documento de Trabajo Nº 6, INDEC, BuenosAires.

Beccaria, L. y A. Minujín (1991). Sobre la Mediciónde la Pobreza: Enseñanzas a partir de la ExperienciaArgentina, Documento de Trabajo UNICEF, BuenosAires.

Boltvinik, J. (1990). Pobreza y necesidades básicas:conceptos y métodos de medición. PNUD, Caracas(Venezuela).

Bonfiglio, J. I., Donza, E., Rodríguez Espínola,S., Vera, J. y Salvia, A. (2015). Progresos sociales,pobrezas estructurales y desigualdades persistentes.Ilusiones y desilusiones en el desarrollo humano y laintegración social al quinto año del Bicentenario(2010-2014). Barómetro de la Deuda Social Argen-

tina. Serie Bicentenario 2010-2016. Año V. Año 2015.Bonfiglio, J. I., Vera, J. y Salvia, A. (2017). La pobrezamultidimensional en la Argentina urbana 2010-2016.Un ejercicio de aplicación de los métodos OPHI y CO-NEVAL al caso argentino. Documento de investiga-ción. UCA, Buenos Aires.

CEPAL (2013a). Panorama Social de América Latina.Santiago de Chile.

CEPAL (2013b), La medición multidimensional de lapobreza. Documento preparado por la División de Es-tadísticas de la CEPAL, para su discusión en la XII reu-nión del Comité Ejecutivo de la ConferenciaEstadística de las Américas (abril 2013).

CEPAL (2014). Panorama Social de América Latina.Santiago de Chile. .Comisión Interamericana para el Control del Abusode Drogas. (2001) Resolutions approved in the areaof Combating the Drug Problem at the XXXI OAS Ge-neral Assembly San José, Costa Rica, June 3-5 del2001.

Conconi, A. (2011). Pobreza multidimensional enArgentina: ampliando las medidas tradicionales poringresos y NBI. Serie Documentos de Trabajo, Docu-mento de Trabajo Nº 90. Tesis de Maestría. Departa-mento de Economía, Universidad Nacional de LaPlata.

CONEVAL (2009). Metodología para la mediciónmultidimensional de la pobreza en México. ConsejoNacional de Evaluación de la Política de DesarrolloSocial.

Cortés, F. (2014). La medición multidimensional dela pobreza en México, en Boltvinik, J…[et al] Multi-dimensionalidad de la pobreza: propuestas para sudefinición y evaluación América Latina y el Caribe.CLACSO.

Feres, J., & Villatoro, P. (2012). La viabilidad deerradicar la pobreza: un examen conceptual y meto-

36 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

Bibliografía

dológico (No. 78). Naciones Unidas Comisión Econó-mica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Foster, J. E. (2010). A report on Mexican multidi-mensional poverty measurement (No. ophi wp 040).Queen Elizabeth House, University of Oxford.

Giron Daviña, P. (2010). Los determinantes de lasalud percibida en España. Tesis Doctoral.http://eprints.ucm.es/11024/1/T32155.pdf

Gontero, S. I. (2004). ¿Cuáles Son Las Limitacionesde las Estadísticas de Pobreza en Argentina?, Docu-mento de Trabajo, núm. 3, Córdoba, Universidad Na-cional de Córdoba-Instituto de Economía yFinanzas.

López, C. y Safoján, R. (2013). Un análisis multidi-mensional de la pobreza: evidencia reciente de las re-giones en argentina. Revista de economía y política,12 (07), 9-44.

Macció, J. (2013). Una aplicación de las medidas deAlkire-Foster al estudio de la pobreza y desigualdadmultidimensional de los hogares urbanos argentinosentre 2004 y 2008. [en línea], Ensayos de Política Eco-nómica, 1(7).

Mendoza Sassi, R, y Béria, J. U. (2001). Utilizaciónde los servicios de salud una revisión sistemáticasobre los factores relacionados. Revista Medicina ySociedad, 20-29 www.itaes.org.ar/biblioteca.Ministerio de Salud Presidencia de la Nación “El ac-ceso a la salud en Argentina III Encuesta de utiliza-ción y gasto en servicios de salud”, 2010.

Observatorio Argentino de Drogas (2017). SextoEstudio Nacional sobre consumo de sustancias psico-activas en población de 12 a 65 años. SEDRONAR.

Oficina de las Naciones Unidas contra la drogay el delito UNODOC (2009). Informe mundial sobrelas drogas, Resumen Ejecutivo.

Oficina del Alto Comisionado para los DerechosHumanos (OACDH) (2002), Estrategias de reduc-ción de la pobreza basadas en los Derechos Humanos.Ginebra: OACDH.

Oficina del Alto Comisionado para los DerechosHumanos (OACDH) (2004), Los derechos humanosy la reducción de la pobreza. Un marco conceptual.Ginebra: OACDH.

Oficina del Alto Comisionado para los DerechosHumanos (OACDH) (2009), Informe de la Oficinadel Alto Comisionado de las Naciones Unidas para losDerechos Humanos sobre la relación entre el cambio cli-mático y los derechos humanos. Ginebra: Consejo de De-rechos Humanos, décimo período de sesiones.OMS (2007). El derecho a la salud. Recuperado dehttp://www.who.int/mediacentre/facts-heets/fs323/es/.

OMS (2010). La planificación urbana es esencial parala salud pública. Comunicado de prensa. Recuperado dehttp//www.who.int/mediacentre/news/releases/2010/urban_health_20100407/es/index.html.

ONU (2015). Transformar nuestro mundo: la Agenda2030 para el Desarrollo Sostenible.

ONUCDD (2003). Abuso de drogas: tratamiento y re-habilitación. Guía práctica de planificación y aplica-ción. Austria: Oficina de las Naciones Unidas Contrala Droga y el Delito.

OPS-OMS (2014). Estrategia para la cobertura uni-versal de salud. 154 Sesión del Comité EjecutivoWashington, DC.

Organización de los Estados Americanos (2011),Secretaria de Seguridad Multidimensional, ComisiónInteramericana para el Control del Abuso de Drogas,Observatorio Interamericano de Drogas. Informe delUso de Drogas en Las Américas.

Patel, N. P., Grandner, M.A., Xie, D., Branas, C.C.& Gooneratne, N. (2010). Sleep disparity in the po-

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 37

pulation: poor sleep quality is strongly associatedwith poverty and ethnicity. BMC Public Health. 2010;10, 475-480.

PNUD (2017), Informe Nacional sobre DesarrolloHumano 2017. Información para el desarrollo soste-nible: Argentina y la Agenda 2030 / dirigido por Ga-briela Catterberg y Ruben Mercado; edición literariaa cargo de Sociopúblico; con prólogo de René Mauri-cio Valdés. – 1.a ed. - Buenos Aires: Programa Nacio-nes Unidas para el Desarrollo.

Rodríguez Espínola, S, Bonfiglio, J. I. y Salvia,A. (2015). Aumento del tráfico de drogas en los ba-rrios, problemas de adicciones severas en las familiasy poblaciones en riesgo. Barómetro del Narcotráficoy las adicciones en la Argentina. Serie Bicentenario2010-2016. Informe n°1.

Salvia, A. (2011). De marginalidades sociales entransición a marginalidades económicas asistidas. EnPerspectivas críticas sobre la cohesión social: des-igualdad y tentativas fallidas de integración social enAmérica Latina. Buenos Aires (Argentina): CLACSO.Salvia, A. y Lépore, E. (2008). Desafíos del enfoque delos Derechos Humanos y del desarrollo en la lucha con-tra la pobreza. Biblioteca virtual TOP; www.top.org.ar.

Salvia, A. y Tami, F. (2005). Introducción: desarro-llo humano y deuda social. En Salvia, A. y Tami, F.(coord.), Barómetro de la Deuda Social Argentina,año 1: las grandes desigualdades. Buenos Aires: Uni-versidad Católica Argentina.

Salvia, A., Bonfiglio, J. I., Donza, E., Hermida,J. C., Rodríguez Espínola, S. y Vera, J. (2016).Tiempos de Balance: deudas sociales pendientes alfinal del Bicentenario. Necesidad de atender las de-mandas del desarrollo con mayor equidad e inclusiónsocial. Barómetro de la Deuda Social Argentina. SerieBicentenario 2010-2016. Año VI. Año 2016.

Salvia, A., Bonfiglio, J.I. y Rodríguez Espínola,S. (2016). Aumento del tráfico de drogas, problemasde adicciones severas en las familias y poblaciones enriesgo en la Argentina urbana (2010-2014). Baróme-tro del Narcotráfico y de las adicciones en la Argen-

tina. Serie bicentenario 2010-2016, InformesN°1/N°2 – Año 2015. Fundación Konrad AdenauerStiftung.

Schiavone M. A. (2010). Hablemos en serio de Equi-dad, el caso del Subsector Publico. Boletín del ConsejoAcadémico de Ética en Medicina de la Academia Na-cional de Medicina, Año 10, 11 -19.

Schiavone, M. A. (2013). El sistema de Salud Ar-gentino. Necesidad-oferta y demanda, en Economíay Financiamiento de la Salud. Editorial Dunken, Bue-nos Aires.

Schiavone, M. A., Rodríguez Espínola, S., Seo-ane, H. & Ríos, J. (2015). Salud percibida. Cober-tura, utilización y acceso al sistema de atención de lasalud en el área metropolitana de Buenos Aires. Bue-nos Aires, EDUCA.

Sen, A. (1981). Poverty and Famines. An Essay onEntitlement and Deprivation, Oxford, ClarendonPress.

Simonelli, G., Leanza, Y., Boilard, A. Hyland, M.,Augustinavicius, J.L., Cardinali, D.P., Vallières, A.,Pérez-Chada, D. & Vigo, D.E. (2013). Sleep and qua-lity of life in urban poverty: the effect of a slum housingupgrading program. Sleep, 36 (11), 1669-1676.

Tuñón, I., Poy, S. y Coll, A. (2015). Pobreza infantilen las ciudades de la Argentina 2010-2014: Diferen-tes mediciones de la pobreza infantil y una propuestamultidimensional desde un enfoque de derecho.UCA, Observatorio de la Deuda Social Argentina,Serie del bicentenario, Boletín 3.

Yuri, C. R. (2014). Acceso a los servicios de salud enlas principales ciudades Colombianas (2008-2012).Documentos de trabajo sobre economía regional,Num. 200.

38 | LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA

LA SALUD EN POBLACIÓN URBANA ARGENTINA | 39