la representaciÓn simbÓlica del gÉnero...

24
1 LA REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA DEL GÉNERO EN LA LEGISLACIÓN SOBRE CUOTAS Antonia María Ruiz Jiménez Universidad Pablo de Olavide [email protected] Raquel Pastor Yuste Universidad de Cádiz [email protected] Tània Verge Mestre Universitat Pompeu Fabra [email protected] VERSIÓN BORRADOR. NO CITAR SIN EL PERMISO EXPLÍCITO DE LAS AUTORAS. Resumen La incorporación de la mujer al mundo de la política (entre otros ámbitos) es sin duda una de las transformaciones más notables de las últimas décadas, no solo en nuestro país. El análisis de esta transformación y sus consecuencias cuenta con un amplio corpus de investigación. Sin embargo, la propuesta que presentamos se centra en el análisis de una de las dimensiones de la representación política del género que aún permanecen infra-estudiadas, la representación simbólica. Frente a la representación descriptiva (el análisis del número y perfil de las mujeres que participan como representantes en política) y la representación sustantiva (el análisis del grado en que los representantes “actúan por” y defienden os intereses de los/as representados/as), la representación simbólica trata de analizar el grado en que los representantes se constituyen en “símbolos” susceptibles de generar lazos emocionales y reacciones psicológicas entre los/as representados/as. En concreto, lo que planteamos es el análisis de la legislación sobre cuotas de ámbito nacional en España (seis procesos en total: dos proposiciones no de ley, tres proposiciones de ley, y un proyecto de ley entre 1996 y 2006). La legislación sobre cuotas se ha justificado a través de argumentos sobre la calidad de la democracia y el proceso representativo. Nuestro análisis va más allá: en el proceso de justificación se ofrece una visión normativa del mundo en que mujeres y hombres ocupan unos lugares determinados. Partimos del planteamiento Lombardo y Meier (2014), aplicando un análisis crítico de marcos a los textos legislativos iniciales y finales en los procesos seleccionados. Pero, además, incorporamos el análisis de los debates parlamentarios en los procesos que han tenido recorrido legislativo (cuatro de los seis), a través de los cuales podemos analizar la contestación a las construcciones simbólicas de esos textos. Concretamente, realizamos un perfil de los intervinientes en los debates (a favor y en contra), así como un análisis de los valores que los propios intervinientes encarnan en sus discursos y sus creencias sobre el mundo y el lugar que hombres y mujeres ocupan en él. Palabras clave: género, cuotas, representación simbólica, representación política Agradecimientos: Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad de España, a través del proyecto FEM2013-45719-P. IP: Tània Verge Mestre (http://www.upf.edu/simbolrep). Agradecemos sinceramente el trabajo como asistente en la investigación de Giulia Mariani.

Upload: lamtruc

Post on 28-Sep-2018

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

LA REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA DEL

GÉNERO EN LA LEGISLACIÓN SOBRE CUOTAS

Antonia María Ruiz Jiménez

Universidad Pablo de Olavide

[email protected]

Raquel Pastor Yuste

Universidad de Cádiz

[email protected]

Tània Verge Mestre

Universitat Pompeu Fabra

[email protected]

VERSIÓN BORRADOR. NO CITAR SIN EL PERMISO EXPLÍCITO DE LAS AUTORAS.

Resumen

La incorporación de la mujer al mundo de la política (entre otros ámbitos) es sin duda

una de las transformaciones más notables de las últimas décadas, no solo en nuestro país. El

análisis de esta transformación y sus consecuencias cuenta con un amplio corpus de

investigación. Sin embargo, la propuesta que presentamos se centra en el análisis de una de las

dimensiones de la representación política del género que aún permanecen infra-estudiadas, la

representación simbólica. Frente a la representación descriptiva (el análisis del número y perfil

de las mujeres que participan como representantes en política) y la representación sustantiva (el

análisis del grado en que los representantes “actúan por” y defienden os intereses de los/as

representados/as), la representación simbólica trata de analizar el grado en que los

representantes se constituyen en “símbolos” susceptibles de generar lazos emocionales y

reacciones psicológicas entre los/as representados/as. En concreto, lo que planteamos es el

análisis de la legislación sobre cuotas de ámbito nacional en España (seis procesos en total: dos

proposiciones no de ley, tres proposiciones de ley, y un proyecto de ley entre 1996 y 2006).

La legislación sobre cuotas se ha justificado a través de argumentos sobre la calidad de

la democracia y el proceso representativo. Nuestro análisis va más allá: en el proceso de

justificación se ofrece una visión normativa del mundo en que mujeres y hombres ocupan unos

lugares determinados. Partimos del planteamiento Lombardo y Meier (2014), aplicando un

análisis crítico de marcos a los textos legislativos iniciales y finales en los procesos

seleccionados. Pero, además, incorporamos el análisis de los debates parlamentarios en los

procesos que han tenido recorrido legislativo (cuatro de los seis), a través de los cuales podemos

analizar la contestación a las construcciones simbólicas de esos textos. Concretamente,

realizamos un perfil de los intervinientes en los debates (a favor y en contra), así como un

análisis de los valores que los propios intervinientes encarnan en sus discursos y sus creencias

sobre el mundo y el lugar que hombres y mujeres ocupan en él.

Palabras clave: género, cuotas, representación simbólica, representación política

Agradecimientos: Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Economía y

Competitividad de España, a través del proyecto FEM2013-45719-P. IP: Tània Verge Mestre

(http://www.upf.edu/simbolrep). Agradecemos sinceramente el trabajo como asistente en la

investigación de Giulia Mariani.

2

INTRODUCCIÓN

El avance de la legislación sobre cuotas en España ha sido paulatino. A

mediados de los años 90, y bajo el primer gobierno del Partido Popular, se presentó una

Proposición no de Ley instando al incremento de la presencia de las mujeres en los

cargos públicos, justo un año después de la celebración de la Conferencia Mundial de

mujeres de Naciones Unidas (Beijing, 1995) y de que la Unión Europea instara a los

Estados miembros a adoptar incentivos y medidas legislativas para hacer efectiva la

igualdad en el acceso a la toma de decisiones. Fue defendida por el Grupo

Parlamentario Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya (IU-IC) en 1996 y

caducó sin llegar a tramitarse. Tres años más tarde, el Grupo Parlamentario Socialista,

presentó una iniciativa relativa a la aprobación por el Gobierno de un plan de acción

sobre la participación de las mujeres en la toma de decisiones en todos los niveles pero

la Iniciativa tampoco fue tramitada por el Congreso de los Diputados y finalmente

caducó.

Por su parte, durante el período de vigencia de la Segunda Legislatura Popular

(2000-2004), tuvieron lugar de nuevo sendos intentos dirigidos a la aprobación de la

paridad entre hombres y mujeres en el acceso a cargos públicos. En este sentido, en el

año 2002 se presentaron tres Proposiciones de Ley en el Congreso de los Diputados

para reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) con el objetivo

de equilibrar la presencia de hombres y mujeres en las listas electorales. La iniciativa

del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida señalaba que en las candidaturas

suscritas por los representantes de los partidos, federaciones y coaliciones y por los

promotores de las agrupaciones de electores, la diferencia entre el número de

candidatos de cada sexo, no podía ser superior a uno. Por su parte, la iniciativa

presentada por el Grupo Parlamentario Mixto venía a defender las llamadas listas

cremallera, pues proponía que las listas electorales estuvieran integradas por candidatos

y candidatas, ordenados de forma alternativa.

Finalmente, en la Legislatura Socialista (2004-2008) se aprueba la Ley de

Igualdad (Ley Orgánica 3/2007) que instaura la paridad en las candidaturas electorales,

tanto a través de lo dispuesto en su Disposición Adicional Primera que establece el

principio de presencia o composición equilibrada, como en la Disposición Adicional

Segunda que viene a modificar el artículo 44 bis de la LOREG. La nueva medida

3

dispone que las candidaturas deberán estar conformadas por un máximo de 60% y un

mínimo del 40% de cualquiera de los dos sexos, y estas proporciones deberán ser

respetadas tanto para el conjunto de la lista como para cada tramo de cinco puestos.

El análisis de esta legislación, tanto en España como en otros países, se ha

llevado a cabo desde diferentes perspectivas, como señalaremos más adelante. Sin

embargo, su análisis como discurso simbólico está aún por explorar. Es decir, en la

legislación sobre cuotas subyace una visión simbólica de los representados (principal),

de las relaciones de género así como del proceso de construcción del representante

(agente) y de las interacciones entre ambos. De hecho, las cuotas pueden contribuir y,

de hecho suelen plantearlo como objetivo, a crear un hábito y práctica social respecto a

la presencia de la mujer en la política que contribuye a crear el nexo de conexión entre

el símbolo y la respuesta social. Nuestro objetivo en este trabajo es analizar este papel

simbólico desde un punto de vista discursivo, de construcción de los símbolos por parte

de los partidos como creadores.

La legislación de cuotas en cuanto que potencial portadora y creadora de

representaciones simbólicas del género contribuye también a crear identidades,

legitimar el sistema y mantener el control popular. Respecto a la construcción de

identidades sociales, la representación simbólica señala fronteras y define quien está

incluido y excluido. Estas fronteras son esenciales para definir la identidad colectiva

(Gramson 1997; Morelli, 1995). En función de construcción de identidad colectiva, la

representación simbólica suele incluir algunos, no todos, los grupos sociales de un

territorio dado (Lombardo y Meier 2014: 32). Respecto a la legitimación, la principal

función de ésta es mantener el sistema. En este sentido, los símbolos se usan para

otorgar a los sistemas y sus líderes legitimidad, en parte porque estos símbolos son

“canales” de comunicación a través de los cuales el gobierno puede movilizar apoyo

(Birch 1972: 108). La legitimidad se puede generar también a través de la evocación de

los símbolos (de unidad nacional como la bandera o el rey). Éstos pueden generar

respuestas afectivas en la gente, estableciendo de este modo un vínculo más directo

entre el pueblo y el sistema político y social que busca legitimarse. En relación con el

control político, parece evidente que los actores políticos usan los símbolos para ejercer

control político y manejar mejor los conflictos sociales (Northcutt 1991). Especialmente

el discurso y su uso simbólico tienen un papel en el control político (Lombardo y Meier

2014: 35).

4

Todo ello justifica el interés y la novedad del análisis de la legislación sobre

cuotas en España desde el punto de visto de la representación simbólica del género. En

las secciones siguientes presentamos, en primer lugar, un breve recorrido por la

literatura sobre representación política y cuotas, y presentamos el marco teórico del

análisis. A continuación describimos la metodología del trabajo. Finalmente,

presentamos y discutimos los resultados de los análisis y finalizamos presentando las

conclusiones.

REVISIÓN DE LA LITERATURA Y MARCO TEÓRICO

La literatura sobre representación política y más en concreto la teoría política

feminista viene desarrollando un amplio corpus de investigaciones de carácter teórico y

empírico acerca de lo que se conoce como las dimensiones fundamentales de la

representación, que siguiendo la obra clásica de Hanna Pitkin (19697), se han venido

centrando prioritariamente en la representación descriptiva y sustantiva. La primera

alude a la presencia en los órganos de representación “standing for”, la segunda al

ejercicio mismo de la representación “acting for”. Más en concreto, si la primera

dimensión trata de dar cuenta de la medida en que los órganos de representación son un

reflejo más o menos fiel de la composición en términos de género de la sociedad a la

que representan, la segunda centra su foco de atención en el ejercicio activo de la

representación y la capacidad de los representantes de hacer presentes en los órganos de

representación los intereses de quienes no pueden estar presentes en ellos. La

representación simbólica, a la que se ha prestado menos atención, y en la que se centra

este artículo, sería, junto con la descriptiva, un tipo de representación “standing for”.

Más concretamente, podemos definir la representación simbólica del género en política

como la medida en que un actor político sexuado (agente) afecta a los sentimientos de

sus representados (principal) de ser justa y efectivamente representados (Schwindt-

Bayer y Mishler 2005: 407). O, en palabras de Burrel (1998:151), las mujeres que

participan en la vida pública, se convierten en símbolos para otras mujeres, mejorando

tanto su identificación con el sistema, como su habilidad para influir sobre el mismo.

Diferentes autores han encontrado, efectivamente, una correlación positiva entre

el número de mujeres en política y diferentes aspectos relacionados con el interés, la

5

discusión y la ambición política del género femenino (Sapiro y Conover, 1997; Burns et

al. 2001; Campbell y Wolbrecht, 2006; Koning, 2009; Reingold and Harrel, 2010;

Verge y Tormos, 2012), así como un ejercicio diferencial del poder con respecto a los

varones. Otros trabajos se han centrado en intentar determinar los factores que explican

la infrarrepresentación de mujeres en los órganos de decisión.

En relación a estos últimos, las investigaciones suelen mencionar factores de

carácter socioeconómico (Matland, 1998), cultural (Inglehart y Norris, 2003) e

institucional (Caul, 1999; McAllister y Studlar, 2002) como determinantes a la hora de

explicar la composición más o menos equilibrada en términos de género de las

instituciones de representación. Por lo que se refiere al ejercicio del poder, se trata de

trabajos que vienen a poner en relación las dimensiones descriptivas y sustantivas de la

representación política, reconociendo bien la importancia de una “masa crítica”

(Dahlerup, 1988), bien la de “actores críticos” con capacidad de desarrollar “actos

críticos” (Childs y Krook, 2009; Tremblay y Pelletier, 2000; ) o incluso de “contextos

críticos” (Pastor Yuste, 2011; Pastor e Iglesias, 2014), que por su presencia

cuantitativa, sus orientaciones actitudinales feministas, o el contexto de partido, cámara

legislativa, junto con el momento legislativo en el que el actor se sitúa, pueden

favorecer o dificultar la génesis y desarrollo de una agenda y estilo político propio.

Respecto al efecto que la presencia simbólica del género tiene sobre las mujeres, la

literatura que existe se ha centrado mayoritariamente en los efectos simbólicos que

genera la representación descriptiva (Schwindt-Bayer 2010; Childs 2008; Franceschet et

al. 2012; Stokes-Brown y Dolan 2010; Zettenberg 2012). Iniciativas recientes más

sofisticadas metodológicamente han demostrado el impacto positivo de la

representación simbólica del género en la evaluación del sistema político (Verge,

Espirito-Santo y Wiesehomeier 2015).

Es en este contexto en el que cabe situar el debate en torno a aquellas medidas

como las cuotas que, si bien tienen el efecto visible de mejorar la composición en

términos descriptivos de las instituciones en las que se aplican, cabe considerarlas

también como un indicador en sí mismo de la tercera dimensión a la que nos hemos

referido, la representación simbólica, y que hasta recientemente ha sido la “gran

olvidada” (Lombardo y Meier, 2014: 5) en los estudios feministas sobre representación.

6

Por lo que a las cuotas se refiere, numerosos estudios han venido a poner de

manifiesto cuál ha sido la evolución en su aplicación en los países analizados (Dahlerup,

2006; Ruiz Jiménez, 2009; Meier y Lombardo, 2013), su tipología, -desde las cuotas

voluntarias a las cuotas legales que han supuesto cambios normativos y reformas

constitucionales en los países en que se han aplicado-, (Verge, 2013), así como el papel

protagonista de los partidos de izquierda en su implementación (Verge, 2008) y el

“efecto contagio” (Meier, 2013) que su puesta en práctica ha tenido en los partidos más

reacios a este tipo de medidas; partidarios, por su parte, de medidas voluntarias

relacionadas con estrategias retóricas o de acción positiva frente a los partidos de

izquierda, grandes defensores de las cuotas legales y obligatorias en cuanto medidas de

discriminación positiva.

Ahora bien, más allá de la implementación de estas prácticas y de su eficacia en

la consecución del equilibrio paritario de las instituciones en las que se han aplicado,

más allá de la justificación que se ha hecho en torno a la necesidad de las mismas, e

incluso de las visiones que sobre estas medidas pueda tener la ciudadanía subyace a

ellas una visión simbólica de los representados (principal), de las relaciones de género

así como del proceso de construcción del representante (agente) y de las interacciones

entre ambos. Más aún, las cuotas pueden contribuir y, de hecho suelen plantearlo como

objetivo, a crear un hábito y práctica social respecto a la presencia de la mujer en la

política que contribuye a crear el nexo de conexión entre el símbolo y la respuesta

social.

La particularidad de la representación simbólica reside en la capacidad del

símbolo, el agente, para evocar o sugerir significados, creencias, sentimientos y valores

que son adecuados para el principal (Childs 2008; Northcutt 1991; Parel 1969). Sin

embargo, el vínculo entre el agente y el principal es arbitrario y reside en la respuesta

emocional de la gente más que en un criterio racional justificable (Pitkin 1967:101). Es

decir, la conexión entre el símbolo y la respuesta depende del hábito y de la práctica

social encajada en las normas y valores de una sociedad (Lombardo y Meier 2014:4),

que las cuotas, como hemos mencionado, a menudo pretenden y pueden contribuir a

cambiar.

En síntesis, esta comunicación se centra en el estudio de la representación

simbólica del género, tomando como unidad de análisis la legislación sobre cuotas en

7

España. Nuestro objetivo principal es la descripción acerca de cómo se construye

simbólicamente la representación de género, no sobre los efectos que dicha

representación pueda tener sobre los representados. Para ello se parte del análisis de

marcos interpretativos de Lombardo y Meier (2014: 6), en que estas autoras plantean un

avance sustantivo en el estudio descriptivo de la representación simbólica del género.

Partiendo de la idea de Pitkin sobre representación simbólica que implica a un agente

que “stands for” un principal, unen la idea más reciente de la representación como

construcción. Es decir, analizan la representación simbólica del género a través de la

construcción de hombres y mujeres como símbolos políticos. Nuestro análisis de la

legislación sobre cuotas comparte estos planteamientos como marco teórico.

Siguiendo a estas autoras nos vamos a centrar en “agentes discursivos” es decir,

en una representación simbólica basada en el lenguaje (Bondi 1997; Bourdieu 1991).

Lombardo y Meier (2014). Analizar el discurso cómo agente en la representación

simbólica es particularmente útil para capturar y hacer explícitos los significados

genéricos y las normas o símbolos que evocan, revelando significados que de otro modo

quedarían ocultos. De lo que se trata en este tipo de análisis es de analizar cómo se

expresan las relaciones de género en el discurso y de qué son símbolos los hombres y

las mujeres en esos discursos.

Lombardo y Meier (2014:26) mencionan algunos antecedentes de este tipo de

análisis en la literatura sobre género y nacionalismo. En ellos se analiza cómo las

naciones o estados simbolizan a hombres y mujeres y el significado que esta creación,

perpetuación y uso de los símbolos generizados implican para la (re)producción del

género. Esos análisis han demostrado que hombres y mujeres no solo simbolizan

aspectos diferentes de las naciones y estados, sino que sus roles están naturalmente

jerarquizados. Las autoras se basan igualmente, en la amplísima literatura existente

sobre todo tipo de agentes, normalmente relacionados con las naciones o los estados:

bandera, desfiles, edificios públicos, estatuas, capitales, monedas, flores y plantas, etc.

Esa literatura pone de manifiesto que los agentes tienen el poder de sugerir un

significado tal que la gente asocia inmediatamente al agente con lo que éste representa.

Precisamente, por este poder de evocación, son ampliamente usados en la

representación política, y no solo por su poder para evocar significado, sino también

para corporeizar ese significado (Lombardo y Meier, 2014: 20).

8

Siguiendo a Michael Saward (2006), Lombardo y Meier argumentan que la

representación simbólica, al contrario que la descriptiva o sustantiva siempre implica la

intervención de un creador (maker): un actor que construye al agente en la

representación simbólica. En el caso de la legislación sobre cuotas que nos ocupa en

este trabajo, es obvio que los partidos políticos actúan como creadores de símbolos

(agentes) que representan las relaciones de género (principal), describiendo y

proponiendo cómo debería ser el mundo y los roles que hombres y mujeres jugarían

dentro de él. Nuestro análisis de las cuotas, por tanto, tiene en cuenta tanto a los

creadores o proponentes de las construcciones simbólicas, como a los agentes que se

proponen y la forma en que representan al principal (el género). Sin embargo este tipo

de análisis discursivo es también particularmente adecuado para analizar la contestación

y renegociación de símbolos. En nuestro caso, el debate de la legislación sobre cuotas

(además de los propios textos legislativos), nos va a permitir aproximarnos también a

esta dimensión.

OBJETIVOS, DATOS Y DISEÑO

Como señalábamos en la introducción, nuestro objetivo fundamental es

descriptivo: conocer cómo se representa simbólicamente el género en un corpus

legislativo particular, la legislación sobre cuotas.

Los documentos susceptibles de análisis incluyen tanto legislación de ámbito

nacional como autonómico, así como algunas sentencias del Tribunal Constitucional.

De ellos, nos hemos limitado en este trabajo a los de ámbito nacional, como se refleja

en la tabla 1. En total se trata de seis textos. Las dos proposiciones no de ley,

presentadas en 1996 y 1999, por Izquierda Unidad y el PSOE, respectivamente,

caducaron sin llegar a tramitarse. Las dos proposiciones de ley, presentadas entre 2001

y 2002, por los grupos de IU, PSOE y Mixto, tuvieron tramitación parlamentaria pero

fueron rechazadas. Finalmente, el Proyecto de Ley Orgánica para la igualdad efectiva de

mujeres y hombres tuvo tramitación parlamentaria y es el único de todos los textos

seleccionados que fue, finalmente aprobado.

9

Tabla 1. Iniciativas legislativas sobre cuotas de ámbito nacional

EXPEDIENTE año Proponente Tipo Título Res.

162/000034 1996 Grupo Federal de Izquierda Unida- Iniciativa per Cataluña

Proposición no de ley ante el pleno

Proposición no de Ley relativa a la participación paritaria de hombres y mujeres en los cargos públicos.

C

162/000401 1999 Grupo Socialista del Congreso

Proposición no de ley ante el pleno

Proposición no de Ley relativa a la aprobación por el Gobierno de un plan de acción sobre la participación de las mujeres en la toma de decisiones en todos los niveles.

C

122/000153 2001 Grupo Parlamentario Socialista

Proposición de Ley

Reforma de la Ley Orgánica 5/l985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG) (Orgánica).

R

122/000170 2002 Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida.

Proposición de Ley

Acceso en condiciones de igualdad de mujeres y hombres a los mandatos electorales y funciones electivas.

R

122/000236 2002 Grupo Parlamentario Mixto.

Proposición de Ley

Reforma de la Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General, para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a cargos electos (Orgánica).

R

121/000092 2006 Gobierno (PSOE) Proyecto de Ley

Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

A

C, Caducado

R, Rechazado

A, Aprobado

El análisis realizado incluye tres dimensiones. Por un lado, realizamos un

análisis del discurso en los propios textos legislativos, siguiendo en parte el CFA o

critical frame analysis (Lombardo y Meier 2014), que responde a cinco preguntas clave

respecto a la propuesta que la ley hace sobre las cuotas:

1. ¿Cuál es, o cómo se define, el PROBLEMA?

2. ¿POR QUÉ es esto un problema?

3. ¿PARA QUIÉN es un problema?

4. ¿Qué suponen las CUOTAS como solución a este problema?

5. ¿Quién se beneficia de la aplicación de las cuotas?

Por otro lado, realizamos un análisis de los debates parlamentarios para los

textos que han tenido tramitación. Nos ha parecido interesante incluir estos debates

porque en ellos encontramos tanto "defensores" como "opositores" de las cuotas, y

entendemos que son interesantes los argumentos y la construcción simbólica del género

por ambas partes. Si nos hubiéramos limitado a los textos legislativos, sólo tendríamos

10

una visión de la construcción simbólica del género. Pero las definiciones simbólicas

pueden, y son contestadas. En el caso que nos ocupa, esas construcciones son

contestadas por los "opositores" a las cuotas. Desde este punto de vista, los debates nos

ofrecen mayor riqueza para estudiar la construcción simbólica del género porque

podemos ver cómo es contestada1. Lamentablemente los debates parlamentarios sólo

están disponibles para cuatro de los seis textos seleccionados: los textos que caducaron

sin llegar a tramitarse no fueron debatidos en sede parlamentaria, obviamente. Las

proposiciones de ley presentadas entre 2001 y 2002 se debatieron conjuntamente, es

decir, tenemos un único documento de análisis, el Diario de Sesiones nº 243, de 8 abril

2003, en el que se debate la toma en consideración de dichas proposiciones. Finalmente,

el Proyecto de Ley Orgánica, cuenta con numerosos debates que podrían ser objeto de

análisis, pero no es una ley específica sobre cuotas, aunque una parte de la misma se

centre en ellas. Del corpus disponible se han seleccionado los debates finales en el

Parlamento, el que se aprueba el texto definitivo para enviar al Senado, y el que debate

y aprueba el texto devuelto por el Senado antes de su publicación en BOE (Diarios de

Sesiones nº 225, de 21 diciembre 2006 –aprobación en Pleno; y nº 240, de 15 marzo

2007 –Debate y votación de enmiendas o veto del Senado). El análisis de los debates

parlamentarios sigue un esquema inductivo basado en una codificación sobre valores y

creencias (Saldaña 2013); básicamente nos ha interesado reflejar la visión del mundo

que tienen los intervinientes y el lugar que ocupan hombres y mujeres en esa

configuración.

En tercer y último lugar, analizamos la diversidad de sexos entre “defensores” y

“opositores”, y sus perfiles políticos y personales, en aquellos debates que han sido

objeto de análisis. Entre otras características consideramos su sexo, edad, estado civil,

formación y trayectoria política.

En resumen, planteamos un diseño longitudinal, que incluye el análisis de seis

iniciativas legislativas y tres debates parlamentarios, dentro de los cuales analizamos

tanto el contenido del propio debate como el perfil de los intervinientes.

1 Pero, además, los preámbulos y exposición de motivos de la legislación suelen ser cortos, y el articulado formalista.

Frente a ello, los debates permiten profundizar, precisamente, en los discursos de los partidos. En principio no

interesa comparar si lo que dicen los "defensores" u "opositores" es igual o no a lo que dice el partido, sino que, por

el contrario, tomamos lo que dicen como el discurso del partido. No obstante, al margen del discurso "oficial" que

pueda tener el partido, y que se reproducen en los debates, cada persona tiene unos valores personales, unas

características, una trayectoria política que forman parte de la simbología y, probablemente, del motivo por el que se

encuentra defendiendo (u oponiéndose) a una legislación concreta, y que nuestro análisis también tiene en cuenta.

11

RESULTADOS

Iniciativas legislativas

Cada Iniciativa Legislativa viene acompañada de una motivación, lo que en el

propio texto publicado en su Boletín Oficial correspondiente se denomina como

Exposición de motivos. La motivación viene a captar/capturar los argumentos explícitos,

pero sobre todo implícitos, que subyacen y justifican la pertinencia de la Iniciativa que

se propone, y siempre, claro está, desde la perspectiva del Grupo Parlamentario que la

presenta.

Nuestro foco de atención en este trabajo se centrará en el análisis cualitativo de

esa Exposición de motivos.2 Si algo viene a caracterizar de forma común a las iniciativas

legislativas que desde mediados de los años 90 se presentan en España y que culminan

en el año 2007 con la promulgación de la Ley de Igualdad bajo el Gobierno Socialista

de Rodríguez Zapatero, es que la justificación de las mismas se enmarcan en la

preocupación y sensibilidad a nivel internacional por la igualdad y la presencia

equilibrada de hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida social. Las

recomendaciones planteadas a nivel Internacional y Europeo por Organizaciones como

Naciones Unidas, El Consejo de Europa, Parlamento Europeo y los acuerdos suscritos

por los países miembros de la Unión Europea en materia de igualdad, constituyen una

de las bases argumentativas de mayor relevancia y calado entre las distintas fuerzas

políticas españolas en las que enmarcar la justificación de las propuestas nacionales. Y

todo ello porque, si no fuera así, tal como se plantea en la exposición de motivos de las

iniciativas analizadas, España quedaría fuera de la normalidad internacional.

A nivel simbólico, los creadores están proponiendo un agente en la figura de la

mujer política que representa la modernidad y la europeización de España. La

aspiración a la modernización de España a través de su europeización forma parte de un

viejo y profundo debate en nuestro país desde finales del siglo XIX (Preston y Smyth

1984: 25). Joaquín Costa (1981 [1900]) fue uno de sus más fervientes defensores a

través del movimiento denominado “regeneracionismo”. La oposición entre la

2 En el caso de la Ley Orgánica 3/2007 se completará, por una parte, con su Título Preliminar, pues es en él donde se

establecen lo que constituye su objeto y ámbito de aplicación. Por otra parte, con las Disposiciones Adicionales

Primera y Segunda, pues en ellas se recogen, respectivamente, regulaciones específicas para definir el principio de

composición o presencia equilibrada, así como modificaciones de preceptos de leyes vigentes, necesarias para su

acomodación a las exigencias y previsiones derivadas de la Ley de Igualdad, que para el caso que nos ocupa, se

centran en la modificación de la LOREG.

12

modernización europea, ligada a la ideología liberal, y el tradicionalismo hispánico

llevó a una notoria confrontación pública entre los dos filósofos más influyentes de

comienzos del siglo XX en nuestro país Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset

(Madariaga, 1989) que llegaron a simbolizar la idea de “las dos Españas” (Carr 1980:

12; véase también Álvarez Junco, 1997; Boyd 1997). En la legislación sobre cuotas

esta vieja idea reemerge y es simbolizada en la mujer política. El sistema político

contemporáneo a la legislación que analizamos, por tanto, sin la presencia femenina,

queda enmarcado en la idea de lo tradicional en el sentido de cerrado sobre sí mismo y

atrasado. Es decir, se transmite la idea de que el principal no estará adecuadamente

representado hasta que el agente-mujer política esté adecuadamente presente en la

política.

Además de esta base jurídico-legal y de contexto internacional en la que se

apoyan las iniciativas legislativas analizadas, el asunto/problema que se trata de afrontar

con las mismas se enmarca en argumentos relacionados con el propio sistema

democrático de forma interna. Hay una relación entre la presencia de mujeres y el

funcionamiento y calidad de la democracia, la cual se tambalearía si en los puestos de

decisión la presencia femenina fuera escasa o inexistente.

(…) Favorecer la participación política de las mujeres considerada de absoluta justicia

democrática y enriquecedora de la propia democracia. (Expediente 162/000034. BOCG D-24,

14.06.1996).

Feminizar la sociedad significa, en primer lugar, incorporar en el ámbito público y de la

decisión política el máximo número de mujeres, para que la anomalía democrática que significa

que las mujeres estén sistemáticamente infrarrepresentadas en los lugares de toma de decisiones

desaparezca (…) (Expediente 122/000236. BOCG B-268-1, 31.07.2002).

(…) Se asumen los recientes textos internacionales en materia de igualdad y se avanza

en el camino de garantizar una presencia equilibrada de mujeres y hombres en el ámbito de la

representación política, con el objetivo de mejorar la calidad de esa representación y con ella de

nuestra propia democracia. (Ley de Igualdad 3/2007 de 22 de marzo. BOE 23.03.2007).

Los creadores establecen un vínculo entre representación y democracia, y, más

concretamente entre esta última y la representación descriptiva en cuanto reflejo lo más

ajustado posible de la composición de género de la sociedad, lo que es de justicia

distributiva; y, por otra parte, entre representación descriptiva y sustantiva puesto que

13

una composición de género equilibrada en los puestos de decisión, se considera

condición necesaria para que sean representados los intereses de las mujeres.

A nivel simbólico, por tanto, el creador propone un agente que crea justicia,

enriquece y mejora la democracia. Es decir, volvemos a la idea señalada anteriormente

de “regeneración”, proponiéndose en este caso a la mujer como regeneradora de la

política, de la democracia. Obviamente la idea de regeneración, implica una crítica del

sistema contemporáneo y su funcionamiento, así como de quienes ocupan los puestos de

poder: una crítica de los valores no ya masculinos, sino patriarcales, que expulsan a las

mujeres de la esfera pública. Sin embargo, el creador propone también una idea

simbólica del principal, ya que concibe y construye discursivamente a las mujeres como

un grupo homogéneo con intereses compartidos.

(…) La participación igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones no es sólo una

exigencia básica de justicia o democracia, sino que puede considerarse una condición necesaria

para que los intereses de las mujeres se tengan en cuenta (Expediente 122/000153. BOCG B-

171-1, 16.11.2001).

La presencia de mujeres en el ámbito de decisión pública debe dejar de ser una

excepción y los valores, necesidades y experiencias de las mujeres tomen significación política

(Expediente 122/000236. BOCG B-268-1, 31.07.2002).

Precisamente en el contexto de este déficit democrático se enmarcaría la

justificación de la existencia de cuotas que, no serían tanto un fin en sí mismas cuanto

un medio o instrumento para la consecución de un fin cuál es equilibrar la presencia de

los sexos. Se trataría, además de un mecanismo, considerado necesario, para la

consecución de la igualdad y para combatir las discriminaciones por razón de sexo,

siendo los beneficiarios de su implementación la sociedad en general. De manera más

específica, para la consecución de la igualdad en el ámbito de la participación política

se establece en la ley el llamado principio de presencia o composición equilibrada de

forma que en el conjunto de la lista de candidatos las personas de cada sexo no superen

el sesenta por ciento ni menos del 40 por ciento (Disposición Adicional Primera, Ley

3/2007 de 22 de marzo. BOE 22.03.2007). Este principio se formula en la Ley de forma

neutra con respecto al sexo, puesto que no se adjudica un porcentaje específico a un

sexo en detrimento del otro. Y se propone mantener esa proporción en el conjunto de la

lista y en cada tramo de cinco nombres de la misma (Disposición Adicional Segunda de

modificación de la LOREG, Ley 3/2007 de 22 de marzo. BOE 22.03.2007). Por su

14

parte, la proposición de ley formulada por el Grupo Parlamentario Mixto de Reforma de

la LOREG (expediente 122/000236, BOCG B-268-1, 31.07.2002) era más ambiciosa en

este sentido pues proponía que para hacer efectivo el principio de igualdad de

condiciones en la participación política, las candidaturas electorales deberían tener una

presencia equilibrada de hombres mujeres, y para ello las listas electorales estarían

integradas por candidatos y candidatas, ordenados de forma alternativa.

La composición de las listas es un elemento simbólico muy interesante, en

cuanto que el creador propone dos agentes complementarios, de sexo masculino y

femenino, que conjuntamente deben crear el sentimiento de ser justa y efectivamente

representados en el principal, la sociedad en su conjunto.

En resumen, las medidas propuestas tienen un significado simbólico en sí

mismas, pues con independencia de ir dirigidas a la mejora de la representación

descriptiva de los órganos de representación, se constituyen como base y forma de

expresión de unas relaciones de género igualitarias, que redundan en el desarrollo de un

sistema político más democrático y del que se beneficia el conjunto de la sociedad.

Debates Parlamentarios

De los tres debates parlamentarios considerados, el que corresponde a la toma en

consideración de las proposiciones de ley presentadas entre 2001 y 2002, es el único

que realmente se centra de forma exclusiva en el tema de las cuotas. Los otros dos

debates, correspondientes al Proyecto de Ley Orgánica para la igualdad efectiva de

mujeres y hombres, incluyen una gran cantidad de temas y no todos los intervinientes

tocan el tema de las cuotas. No obstante, han aparecido temas susceptibles de

codificación.

El análisis de estos debates revela que defensores y opositores a las cuotas

construyen argumentos paralelos: cada uno enfatiza unos valores y creencias

determinados sin referirse o responder a los planteamientos del otro (lo que no significa

que no haya críticas). No obstante, existe un marco narrativo común en el que se

producen posicionamientos diferentes. Mientras que los defensores de las cuotas

piensan que se puede, y se debe, acelerar el futuro, los opositores creen que la evolución

15

“natural” de la sociedad traerá más mujeres a la política, una vez superadas

desigualdades más importantes.

El primero de los debates se produce 8 abril 2003 (Diario de Sesiones nº 243).

Se centra en la toma en consideración, conjunta, de las Proposición de Ley de Reforma

de la Ley Orgánica 5/l985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG)

(Orgánica), del Grupo Parlamentario Socialista; la Proposición de Ley de Acceso en

condiciones de igualdad de mujeres y hombres a los mandatos electorales y funciones

electivas, del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida; y la Proposición de Ley

de Reforma de la Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General, para garantizar

la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a cargos electos (Orgánica), del Grupo

Parlamentario Mixto.

De forma general, la visión del mundo que presentan los intervinientes a favor

de las iniciativas repite ciertas ideas que podemos encontrar también en el análisis de las

proposiciones de ley. Entre otras, la formulación del problema como una cuestión que

afecta a la calidad de la democracia; la idea de que la igualdad real se puede impulsar

mediante medidas legales3, entre ellas las cuotas; la justificación de que existe un

mandato legal y una exigencia internacional para llevar a cabo esta reforma; la creencia

de que una mayor presencia de la mujer en la política mejorará no solo la democracia,

sino la sociedad en su conjunto, etc. Todo ello remite, como hemos mencionado

anteriormente, a la construcción del agente-mujer política como símbolo de

modernidad-europeización y de regeneración política.

No obstante, este debate es muy interesante por la visión más detallada que nos

ofrece, precisamente, de la mujer como regeneradora de la política. De hecho, aparece

de forma explícita la imagen del hombre que busca el poder por el poder, destructivo y

agresivo en su forma de hacer política frente a la mujer, que es dibujada como virtuosa,

equilibrada, capaz de resolver los conflictos por medios no violentos, cuidadora,

maternal, pacifista.

Esta situación viene determinada por un factor externo a la propia tramitación de

las iniciativas legislativas: la muerte de Julio Anguita y José Couso, reporteros que

cubrían la guerra de Irak y que resultaron muertos tras el ataque del ejército americano

3 Lo que sin embargo entra en contradicción con la observación repetida de que hasta el momento la igualdad legal

consagrada en textos como la Constitución no ha conseguido que exista igualdad real.

16

al hotel donde se alojaba la prensa. La participación española en la guerra de Irak se

había producido por el empeño del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar,

frente a una fuerte oposición de la ciudadanía. Así, la figura de Aznar, encarnando la

forma de hacer política masculina se cuela en el debate, y frente a ella se opone la

hipotética forma de hacer política femenina. Mientras que Aznar representa al Hombre

y su forma de hacer política, las mujeres, concebidas de forma completamente

homogénea, representan la salvación y la regeneración frente a esa forma de hacer

política.

(…) Pero la razón y la profunda convicción que tengo me dicen que el día que las

mujeres tengamos poder de verdad y no poder delegado, podremos participar en la toma de

decisiones y desde luego decidiremos desde el sentido común que, como se ha demostrado por el

grupo de Azores, es el menos común de los sentidos (Sra. Navarro Garzón, Grupo Parlamentario

Socialista, DS 243 pp.12437).

Señoras y señores del Gobierno, señoras y señores del Partido Popular, las mujeres

queremos participar en la tarta del poder no porque éste nos enloquezca ni nos parezca un juego

de niños como, por otra parte, parece a veces que les ocurre a los hombres que participan

activamente en la política (…). Si las mujeres hubiéramos llegado al poder en condiciones de

igualdad con los hombres, (…) yo pienso que hoy, (…) la guerra de Irak, señorías, sería una

quimera (Sra. Castro Fonseca, Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, DS 243, pp.

12440).

Hoy, cuando tres grupos parlamentarios solicitamos una democracia paritaria, no sólo

estamos pidiendo el acceso de las mujeres para que hagan lo que los hombres hacen, sino que lo

que estamos fundamentalmente pidiendo es la necesidad de feminizar la política. Dicho de otra

manera, que los valores de las mujeres, que son valores de respeto a la vida (Aplausos.), de

cooperación, de sustituir el poder por la autoridad moral y de colocar en el centro de la política

las relaciones personales, sean el verdadero objetivo de la democracia paritaria (Sr. Saura

Laporta, Grupo Parlamentario Mixto, DS 243, pp. 12441).

Como avanzamos en la parte teórica de este artículo, la representación simbólica

funciona porque moviliza sentimientos. En este debate, la instrumentalización

sentimental de una coyuntura política es evidente. Los defensores de las cuotas utilizan

el momento, que es clave, y con un fuerte contenido dramático en el país, para movilizar

sentimentalmente, más allá de las razones que pueden asistirles y que también están

presentes en el debate como hemos señalado más arriba.

17

En este contexto, los creadores construyen al agente-mujer política también

como activista y luchadora por los derechos de las mujeres, como feminista. Pero

además de un reconocimiento o una virtud, esta actitud feminista viene a entenderse

prácticamente una obligación que vendría a legitimar la participación política femenina.

Esta visión remite al concepto de representación sustantiva, y excluye de la

participación legítima, de algún modo, a aquellas mujeres con motivaciones diferentes

para entrar en política (con intereses que no sean explícita y concretamente

“feministas”, que no estén dispuestas a luchar por los derechos y el avance de otras

mujeres). Por otro lado, se construye también al principal, el conjunto de las mujeres

como homogéneo en cuanto a los intereses, demandas y necesidades que el agente

puede representar.

Las mujeres que tengamos responsabilidades nunca nos podemos dar por satisfechas

mientras el avance de las mujeres no sea colectivo (Sra. Navarro Garzón, Grupo Parlamentario

Socialista, DS 243 pp.12438).

Es verdad que hemos hecho progresos muy importantes en España; es verdad que

gracias al movimiento feminista principalmente, que ha sabido mantener sostenidamente una

lucha que ha obligado a los partidos políticos de la izquierda, que también lo necesitan, a ponerse

la pila, hemos conseguido avanzar (Sra. Castro Fonseca, Grupo Parlamentario Federal de

Izquierda Unida, DS 243, 8 de abril 2003, pp. 12440).

Frente a las posturas de los defensores de las cuotas, encontramos al Partido

Popular, el único que se opone a esta legislación. En su visión del mundo las cuotas no

son necesarias, de hecho entienden que estas proposiciones de ley son un signo del

fracaso de los partidos de izquierda en la promoción política de las mujeres, frente al

éxito del Partido Popular en relación al número de mujeres que integra. Su construcción

simbólica del género se materializa a través de una no-construcción: hombres y mujeres

vendrían a ser seres idénticos en una sociedad que se aspira a que sea asexuada.

Nuestra convicción profunda pasa por querer construir cada día una sociedad no de

hombres ni de mujeres, sino sobre todo de personas, con los mismos derechos y las mismas

obligaciones (Sra. Mato Androver, Grupo Parlamentario Popular, DS 243, pp. 12448).

Señoras y señores diputados, subo a esta tribuna de la misma forma que podría hacerlo

cualquier compañero de mi grupo parlamentario, de la misma forma y con la misma satisfacción

(…) (Sra. Mato Androver, Grupo Parlamentario Popular, DS 243, pp. 12447).

18

Los debates en torno al Proyecto de Ley Orgánica para la igualdad efectiva de

mujeres y hombres vuelven a proponer un agente-mujer política que corresponde a la

mujer activista que representa y lucha por los intereses del resto de las mujeres. El valor

del pacifismo, ligado a la figura femenina, sigue presente aunque con menor énfasis y

sentimentalismo que en el debate anterior.

Agradezco, sobre todo, el impulso desde los movimientos sociales y desde el

feminismo, que tanto tiene que ver con la lucha pacífica por los derechos humanos (Sra. Uría

Etxebarría, Grupo Parlamentario Vasco, DS 240, 15 de marzo 2007, pp. 12100).

(…) Saludar a las representantes de asociaciones de mujeres que hoy nos acompañan

desde la tribuna y reconocer que sin su trabajo continuado, sin su tesón y sin sus demandas

quizás esta ley hoy no hubiera sido posible (Sra. Pigem i Palmés, Grupo Parlamentario Catalán

de Convergència i Unió, DS 240, 15 de marzo 2007, pp. 12102).

Señorías, quiero recordar precisamente hoy a todas las organizaciones de mujeres y a

todas las mujeres que han hecho posible el avance que hoy hemos conseguido (…) siempre con

medios pacíficos empujando para que todas avanzáramos (Sra. Monteserín Rodríguez, Grupo

Parlamentario Socialista, DS 240, 15 de marzo 2007, pp.12106).

En esta ocasión, ambas ideas –activismo y pacifismo– se encarnan en un agente

concreto, Clara Campoamor, al cumplirse en diciembre del año 2007, 75 años de la

aprobación de la Constitución de la II República española en la que se reconocía el

derecho al sufragio pasivo de la mujer.

Queremos traer un recuerdo emotivo y creo que es el mejor homenaje que podemos

ofrecer a las sufragistas, a las defensoras de los derechos de la mujer, representadas sobre todo

por doña Clara Campoamor (Sr. Maldones Sevilla, Grupo Parlamentario de Coalición Canaria-

Nueva Canarias, DS 225, 21 de diciembre 2007, pp. 11461).

El discurso del PP, desde otra perspectiva, continúa enfatizando las mismas

ideas de coherencia y pro-actividad a favor de las mujeres sin la necesidad de cuotas. Y

la hipocresía, manipulación electoralista, y contradicciones de la izquierda al querer

imponer legalmente medidas que incumplen internamente.

La idea de la modernización, encarnada en la figura del agente-mujer política

que veíamos anteriormente, se repite en los debates. Las cuotas se enmarcan en la

discusión respecto a si es posible imponer legalmente el paso al que avanza la sociedad.

Los defensores de las cuotas niegan que el desarrollo social lleve siempre o de modo

19

lineal a una mayor participación de las mujeres en la política, entienden que la inacción

llevaría a plazos demasiado largos para alcanzar la igualdad y rechazan la idea de que

haya que esperar.

Queremos seguir avanzando y tenemos prisa porque el tiempo es un aliado fundamental

para el destino del colectivo de las mujeres del mundo (Sra. Castro Fonseca, Grupo

Parlamentario Federal de Izquierda Unida, DS 243, 8 de abril 2003, pp. 12440).

Estamos, señorías, adelantando la llegada del futuro (Sr. Caldera Sánchez-Capitán,

Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales –Gobierno del PSOE, DS 225, 21 de diciembre 2006,

pp. 11457).

Señorías, es probable que la portavoz del Partido Popular nos diga (…) que hay que

seguir esperando a que la evolución lleve a una participación más activa de la mujer en la

política. Yo creo que son necesarias todas las medidas de acción positiva que se están poniendo

en marcha, no son contradictorias ni excluyentes. Creemos que hay que actuar en todos los

eslabones de la cadena (Sra. Julios Reyes, Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, DS 243, 8

de abril 2003, pp. 12444).

Frente a esta concepción, el único partido opuesto a las cuotas, el PP opone dos

ideas: que los problemas reales de las mujeres tienen que ver con otros aspectos sociales

y no con las cuotas; y que la presencia femenina en la política es posible sin las cuotas,

poniéndose como ejemplo.

Perfiles de intervinientes

Como señalamos más arriba, una particularidad del análisis de los textos

legislativos desde un punto de vista simbólico es que se trata de un análisis discursivo

en que no solo están presente el agente y el principal, sino los creadores del agente. En

este caso, los partidos políticos, que seleccionan a las personas concretas que, en los

debates, van a defender la legislación. Por tanto, hemos creído conveniente realizar un

análisis de estos intervinientes por el papel simbólico que tienen en sí mismo.

La primera observación es que los creadores son, sobre todo mujeres (el 70%),

predominando tanto entre hombres como entre mujeres las personas con hijos. La media

de edad ronda los 47 años, siendo algo más elevada para los hombres que para las

mujeres. Cuando los hombres aparecen como intervinientes en los debates lo hacen

20

siempre en pareja, es decir visualizando la misma idea que quiere transmitir la

legislación sobre cuotas. De esta manera las propias parejas actúan como agentes,

corporeizando lo que las cuotas quieren representar.

Si atendemos a la especialización sobre los temas relacionados con la mujer, los

dos intervinientes con más experiencia (ambas mujeres) pertenecen al Partido Socialista

Obrero Español, seguidos por un interviniente de Esquerra Republicana. En el otro

extremo, existen tres intervinientes sin ninguna experiencia previa en temas mujeres:

una diputada del PP y dos diputados del PSOE.

Finalmente, destacan los hombres como los que durante más legislaturas han

sido diputados (1 hombre – 16,6% del total de 6 hombres- ha sido diputado por 6

legislaturas, 2 hombres – 33,3% del total de 6 hombres- por 7). Entre las mujeres, 2

(14,2% del total de 14 diputadas) han sido diputadas por 3 legislaturas y 3 (21,4% del

total de 14 diputadas) mujeres por 2. Por lo que concierne a la actividad por cada

legislatura, se ha elaborado un índex dividiendo el número de cargos ocupados/ítems de

actividad por el número de legislaturas (por ejemplo, 370 ítems de actividad/7

legislaturas). Las más activas son sin duda las mujeres, con 3 que alcanzan los picos de

72, 71 y 67.5 de cargos ocupados por legislatura. Entre los hombres, destaca 1 con

52,86 cargos por legislatura, situándose sin embargo los demás entre los más inactivos,

con 2 hombres que apenas alcanzan 4, 67 y 4,43 cargos por legislatura (curiosamente

son el entonces Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero y el entonces ministro de

Trabajo y Asuntos Sociales Caldera Sánchez-Capitán, esto es los que más altos cargos

alcanzaron entre los intervinientes). Las mujeres también destacan por haber ocupado

más cargos relacionados a la mujer. 3 mujeres ocuparon 6,10 y 11 cargos relacionados a

la mujer. Para tres mujeres los cargos relacionados a la mujer representan el 50%, el

33,3% y el 30% de todos los cargos ocupados en sus carreras como diputadas. Destaca

una diputada del PP por ser la única mujer que no ha ocupado nunca un cargo

relacionado a la mujer, así como dos hombres.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

El análisis llevado a cabo ha puesto de manifiesto que la legislación sobre cuotas puede

analizarse desde un punto de vista discursivo como un proceso de construcción de

21

representación simbólica. Los creadores (makers) de esta legislación proponen en ella

una visión del mundo, dentro de la cual se construye la figura de un agente-mujer

política de características determinadas que, se argumenta, representa al principal de

forma más adecuada (con la argumentación implícita de que el principal no está correcta

y satisfactoriamente representado). La legislación propone crear un hábito social de

manera que la presencia de la mujer en política sea inmediatamente reconocida como

positiva.

La visión del mundo que se propone en la legislación es la de un país poco moderno y

encerrado en sí mismo (implícitamente, a través de la comparación con la normativa

internacional) y un sistema democrático defectuoso, incompleto e injusto si no cuenta

con la presencia femenina en puestos de representación (explícitamente). Ante esta

descripción, que debe resultar insatisfactoria para el principal, el agente-mujer política

se construye como símbolo de modernidad y de europeización (la mayor presencia de la

mujer en política nos equiparará con los países más avanzados), y como un símbolo de

regeneración política (solucionará los problemas del sistema democrático). Ambas ideas

están profundamente ancladas en la identidad colectiva española y, por tanto, intentan

crear el vínculo entre agente y principal en un nivel sentimental de forma implícita. No

obstante, los debates de 2003, lo hacen también de forma explícita en el contexto de la

guerra de Irak.

La legislación sobre cuotas actúa también a nivel simbólico en otro plano, pues los

proponentes que participan en los debates o bien son mujeres, o bien forman pareja con

hombres. En ambos casos, dan cuerpo, a la misma idea que la legislación quiere

transmitir. En ningún caso un único hombre es el proponente para un partido.

22

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Álvarez Junco, José (1997). “El nacionalismo español como mito movilizador: cuatro

guerras”, en R. Cruz y M. Pérez Ledesma (eds.), Cultura y Movilización en la

España Contemporánea. Madrid: Alianza.

Bondi, Liz (1997). “In whose words? On gender identities, Knowledge and writing

practices”. Transactions of the Institute of British Geographers 22: 245-58.

Bourdieu, Pierre (1991). Language and symbolic power. Cambridge, MA: Harvard

University Press.

Boyd, Carolyne P. (1997). Historia Patria. Politics, History, and National Identity in

Spain 1875-1975. Princeton: Princeton University Press.

Burns, Nance, Kay L. Scholozman, y Sidney Verba (2001). The private roots of public

action: gender, equality, and political participation. Cambridge: Harvard

University Press.

Burrel, Barbara (1998). A woman’s place is in the house: campaigning for congress in

the feminist era. Ann Arbor: University of Michigan Press.

Campbell, David E. y Christina Wolbrecht (2006). “See Jane Run: Women politicians

as role models for adolescents”. The Journal of Politics 68(2): 233-247.

Carr, Raymond (1980). Modern Spain: 1875-1980. Oxford: Oxford University Press.

Caul, Miki (1999). “Women’s representation in Parliament: The role of political

parties”. Party Politics 5 (1): 79-98.

Childs, Sarah (2008). Women and British Party Politics: Descriptive, substantive and

symbolic representation. London: Sage.

Childs, Sarah y Mona Lena Krook (2009). “Analyzing women substantive

representation: from critical mass to critical actors”. Government and Opposition

44: 125-145.

Dahlerup, Drude (1988). “From a small to a large minority: Women in Scandinavian

Politics”. Scandinavian Political Studies 11 (4): 275-298.

Dahlerup, Drude. (ed.) (2006). Women, Quotas and Politics London: Routledge.

Franceschet, Susan, Mona Lena Krook, y Jennifer M. Piscopo (eds) (2012). The impact

of gender quotas. New York: Oxford University Press.

Inglehart, Ronald y Pippa Norris (2003). Rising tide. Gender equality around the world.

Cambridge: Cambridge University Press.

Koning, Edward (2009). “Women for women’s sake: Assessing symbolic and

substantive effects of descriptive representation in the Netherlands”. Acta

Politica 44(2): 171-191.

23

Lombardo, Enmanuela y Petra Meier (2014). The symbolic representation of gender.

England: Ashgate.

McAllister, Ian y Donald T. Studlar (2002). “Electoral systems and women

representation: a long term perspective”. Representation 39(1): 3-14.

Madariaga, S. de. 1989. España: Ensayo de Historia Contemporánea. Madrid: Espasa-

Calpe.

Matland, Richard E. (1998). “Women’s representation in national legislatures:

Developed and developing countries”. Legislatives Studies Quarterly 23 (1):

109-125.

Meier, Petra (2013). “Quotas, quotas everywhere: from party regulations to gender

quotas form corporate management boards. Another case of contagion”.

Representation 49(4): 453-466.

Northcutt, Wayne (1991). “François Mitterrand and the political use of symbols: the

construction of a centrist republic”. French Historial Studies 17(1): 141-58.

Parel, Anthony (1969). “Symbolism in Gandhian politics”. Canadian Journal of

Political Science 2(4): 513-527.

Pastor Yuste, Raquel (2011). Género, élites políticas y representación parlamentaria

en España. Valencia: Tirant Lo Blanch.

Pastor Yuste, Raquel y Marcela Iglesias Onofrio (2014). “La dimensión simbólica de la

representación política en el Parlamento español”. Revista Española de Ciencia

Política, 35: 91-112.

Pitkin, Hanna F. (1967). The concept of representation. Berkeley: University of

California Press.

Preston, Paul y Dennis Smyth. (1984). Spain, the EEC and NATO (No. 22). Routledge

and Kegan Paul.

Reingold, Beth, y Jessica Harrell (2010). “The impact of descriptive representation on

women’s political engagement: Does party matter?”. Political Research

Quarterly 63(2): 280-294.

Ruiz Jiménez, Antonia M. (2009). “Women and decision-making participation within

rightist parties in Portugal and Spain”. Analise Social XLIV(191): 235-263.

Sapiro, Virginia y Pamela J. Conover (1997). “The variable gender basis of electoral

politics: gender and context in the U.S. election”. British Journal of Political

Science 274 497-523.

Saward, Michael (2006). “The representative claim”. Contemporary Political Theory

5(3): 297-318.

Schiwindt-Bayer, Leslie y William Mishler (2005). “An integrated model of women’s

representation”. The Journal of Politics 67(2): 407-428.

24

Schwindt-Bayer, Leslie A. (2010). “Comparison and integration: a path toward a

comparative politics of gender”. Perspectives on Politics 8(1): 177-82.

Stokes-Brown, Atiya Kay, y Kathleen Dolan (2010). “Race, gender, and symbolic

representation: African American female candidates as mobilizing agents”.

Journal of Elections, Public Opinion & Parties 20(4): 473-94.

Tremblay, Manon y Réjean Pelletier (2000). “More Feminists or More Women?:

Descriptive and Substantive Representations of Women in the 1997 Canadian

Federal Elections”.International Political Science Review 21 (4):381-405.

Verge, Tània (2008). “Cuotas voluntarias y legales en España: La paridad a examen”.

Revista Española de Investigaciones Sociológicas 123: 123-150.

Verge, Tània y Raül Tormos (2012). “The persistence of gender differences in political

interest”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas 138: 185-203.

Verge, Tània (2013). “Regulating gender equality in political office in Southern Europe:

the case of Greece, Portugal and Spain”. Representation 49 (4); 439-452.

Verge, Tània, Ana Espírito-Santo y Nina Wiesehomeier (2015). “The symbolic impact

of women’s representation on citizens’ political attitudes: Measurign the effect

through survey experiments”. Paper presented at the 4th

European Conference on

Politics and Gender, Uppsala 11-14 Junio.

Zettenberg, Pär (2012). “Political engagement and democratic legitimacy in Mexico”. In

The impact of gender quotas, edited by Susan Franceschet, Mona Lena Krook,

and Jennifer M. Piscopo. New York: Oxford University Press, pp. 173-89.