la posguerra iraquí

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    Iraq Estados Unidos guerra posguerra consejo de gobierno sunnita chiita

    LA POSGUERRA IRAQU.LOS PRIMEROS SEIS MESES

    LUIS MESA DELMONTEEl Colegio de Mxico

    Oficialmente, George Bush dio por terminada la guerra de Iraqel primero de mayo de 2003. En este artculo, abordaremos al-gunos temas importantes del periodo de la posguerra que com-prende de dicha declaracin al primero de noviembre del 2003.

    Es necesario insistir en la idea de que la opcin blica decididapor Estados Unidos contra Iraq fue eminentemente una accinilegal, pues no cont con el respaldo jurdico de la comunidadinternacional, ni es posible justificarla bajo el nuevo enuncia-do doctrinal de seguridad estadounidense del golpe preventi-vo. La variante de guerra era totalmente innecesaria si toma-mos en consideracin que existan todos los mecanismos de laOrganizacin de las Naciones Unidas para llegar a la solucinnegociada del conflicto, se mantena un rgimen de sancionesde ms de una dcada y se haba logrado la reinstauracin insitu del cuerpo de inspectores internacionales encargados de su-pervisar el proceso de desarme iraqu. Hasta hoy, es posibleseguir pensando que la motivacin fundamental para la accinestadounidense estaba mucho ms atada a sus intereses en elcontrol del mercado energtico regional, a participar en la ex-plotacin de las segundas reservas mundiales de petrleo msimportantes del mundo y a lograr el derrocamiento del rgi-men de Saddam Hussein, que a la declarada necesidad de ac-tuar por la existencia de presuntas relaciones entre ese Iraqbaasista y la red al-Qaeda, o para detener el desarrollo de peli-grosos proyectos armamentistas no convencionales.

    La nueva coalicin que se dirigi contra Iraq, que bsica-mente fue una alianza norteamericano-britnica, obtuvo resul-

    Este artculo fue recibido por la direccin de la revista el 3 de diciembre de 2003y aceptado para su publicacin el 14 de enero de 2004.

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    tados previsibles a corto plazo, en lo que fue decisivo tanto lasuperioridad tecnolgica militar de los atacantes como los ba-jos niveles de resistencia presentados por la parte iraqu. Noobstante, a la fase de guerra con su sbito desencadenamientole ha seguido una etapa de posguerra muchsimo ms compli-cada que merece atencin particular, en especial en temas comoel cuestionamiento de las pruebas acusatorias para armar el ex-pediente contra Iraq, los retos de la reconformacin poltica,las acciones de resistencia en contra de la ocupacin y las par-ticularidades de la reconstruccin econmica.

    Incongruencia de los argumentos preblicos

    Un tema que ha provocado fuertes crticas y un profundo de-bate intrasistmico, tanto en Estados Unidos como en GranBretaa, ha sido que no existan en Iraq armamento qumico,bacteriolgico o nuclear, ni misiles portadores de mediano olargo alcance. Luego de meses de intenso trabajo de expertos einspectores norteamericanos y britnicos en sitios que se con-sideraban como evidentemente dedicados a la experimenta-cin, produccin o almacenaje de armamento no convencio-nal y de misiles, e incluso habiendo realizado numerosasindagaciones con ex responsables y cientficos iraques supues-tamente dedicados a tales proyectos, no se han encontradoevidencias que corroboren la posesin de este tipo de armaspor parte del derrocado rgimen, y menos an, cualquier tipode indicio que pudiera corroborar que dichos proyectos cons-tituan una amenaza palpable y de ataque ejecutable a unasdecenas de minutos contra pases de la regin, e incluso mu-cho ms all de sta, como se trat de argumentar en los mo-mentos anteriores a la guerra, no slo en documentos de inte-ligencia norteamericana y britnica, sino en el discursoinsistente de figuras de ambos lados del Atlntico como Che-ney, Rumsfeld, Wolfowitz y Blair.1

    1 Seumas Milne, Iraq has now become the crucible of global politics, The Guar-dian, 25 de septiembre de 2003. http://www.guardian.co.uk

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    Frente a ello, las mximas autoridades de Defensa y delejecutivo norteamericano han tratado de explicar lo anteriorde diversas maneras, como: la destruccin previa al inicio de laguerra de todos los inventarios, el traslado de algunas partidashacia otros pases de la zona, la entrega de armas de destruc-cin a grupos terroristas o el ocultamiento en lugares an nodetectados. Tanto el subsecretario de Defensa norteamerica-no Paul Wolfowitz como el premier britnico Tony Blair lle-garon a solicitar paciencia y ms tiempo para poder proseguircon las inspecciones y la deteccin de este tipo de armas,2 tiem-po que, irnicamente, ni Washington ni Londres estuvierondispuestos a conceder para el trabajo de los inspectores de laONU antes del conflicto.

    Aunque era perfectamente presumible que los argumen-tos norteamericanos previos a la contienda fueran exagerados,s llama la atencin de cualquier experto que hoy no aparezcaabsolutamente nada comprometedor en el territorio iraqu.Al respecto, es necesario seguir pensando en la posicin iraqude la preguerra, pues si en efecto Bagdad no tena nada queocultar, una buena tctica hubiera sido actuar con total transpa-rencia, evitando cualquier tipo de dilacin o ambigedad, parade esta manera intentar contrarrestar y debilitar las argumen-taciones norteamericanas.

    Estamos en presencia de malas estrategias y de erroresexplicables que provienen de determinados componentessicolgicos del liderazgo iraqu? O es posible imaginar que eltempo iraqu poda haber estado tambin determinado por unapercepcin de seguridad y protagonismo que conceba impres-cindible no aparecer como totalmente desprovisto, si se tomaen cuenta su antagonismo y necesario equilibrio disuasivo fren-te a otros actores regionales como Irn e Israel? O acaso elgrado de autoconvencimiento en la victoria, ya sea con baseen elementos de ndole cultural o filosfico-religiosa puede ex-plicar una aceptacin cuasi infinita del reto y una posicin de-safiante? O habra predominado la idea de que la agresin nosera grave haciendo factible resistir un castigo, pero que diera

    2 Blair Urges Patience in Iraq Weapons Hunt, AP, 31 de mayo de 2003. http://www.foxnews.com/story/o,2933,88249,00.html

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    paso a gestiones internacionales para finalizar el conflicto ypoder entonces reproducir el esquema de victoria medianteotra Madre de todas las batallas?

    Algunas declaraciones del ex viceprimer ministro TarekAziz y de otros ex generales iraques a los investigadores esta-dounidenses parecen aadir datos interesantes para este anli-sis. Estas fuentes, que coinciden en afirmar que Iraq no tenaarmas qumicas, bacteriolgicas ni nucleares antes de comen-zar la guerra, aunque s programas para el desarrollo de misilescon alcance superior a los 150 kilmetros, han explicado laposicin de Saddam a partir de los temores de ste a perdercredibilidad frente a sus vecinos rabes, que precisamente lerendan ciertas deferencias a partir de su supuesto podero re-gional en armamento no convencional, l quera que toda laregin lo viera como un gran lder.3 Igualmente han explica-do que el lder iraqu estaba convencido de que las maniobrasnorteamericanas y britnicas eran un montaje, que posible-mente se produjeran ataques areos pero no una invasin, yque el conflicto podra detenerse principalmente por la accinde Rusia y Francia en el Consejo de Seguridad de la ONU, porejemplo, y que por ello no orden ningn contraataque con-tra Estados Unidos.4

    3 Steve Coll, Hussein Was Sure Of Own Survival, The Washington Post, 3 denoviembre de 2003, p. A 01. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A55022-2003Nov2

    4 Algunos de los generales iraques entrevistados tambin pensaban que para ladefensa de Bagdad se iban a emplear armas qumicas, aunque ninguno de ellos jamslas recibieron, por eso varios analistas de inteligencia norteamericanos se preguntanentonces que si Saddam adems de sus montajes dirigidos hacia otros pases y haciaEstados Unidos, no realiz tambin otros dirigidos a sus propios generales. No se hadetectado ningn plan que explique que Saddam realizara una retirada estratgica deBagdad para proceder al enfrentamiento guerrillero, y si ello se hizo, se ejecut a pocaescala (este matiz parece ser muy importante, pues aunque no pueda sealarse que elcambio de estrategia haya sido perfectamente ejecutado, el hecho de que al menos demanera embrionaria se haya dado, pueda explicar en parte el desarrollo de la crecienteresistencia organizada). Los investigadores del Iraq Survey Group han descubiertoque durante meses anteriores a la guerra, muchas de las medidas defensivas militares yciviles ordenadas por Saddam en conflictos anteriores fueron totalmente ignoradas ocumplidas parcialmente, por lo que concluyen que parece haber ocurrido algn tipode resquebrajamiento en la estructura de control. No se procedi ni al minado ni aotro tipo de medida defensiva clsica que al menos hubiera demorado el avance de lastropas norteamericanas. Ex lderes militares, incluidos una docena de generales quehan sido sometidos a interrogatorio, han sealado a la incompetencia militar del pre-

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    Recientemente, se ha dado a conocer que existieron algu-nos intentos de ltima hora por parte de Bagdad para evitar laguerra. Mediante diversas vas (servicios de inteligencia de ter-ceros pases, canales gubernamentales y actores independien-tes) Iraq envi diversos mensajes secretos para lograr algntipo de entendimiento, pero no fueron tomados en cuenta porWashington.5

    No obstante, desde nuestra perspectiva, la prioridad debahaber sido hacer el mximo de los esfuerzos tcitos, abiertos ysin ambigedades para evitar el desencadenamiento de la guerracon el consiguiente nuevo castigo para el pas y su poblacin.

    Mientras la Cmara de los Comunes estudiaba si el Pri-mer Ministro britnico exager con propsitos polticos lainformacin clasificada que posea respecto a Iraq, paralela-mente los Comits de Inteligencia de la Cmara y el Senadoen Estados Unidos desarrollaban audiencias para evaluar lacalidad de la informacin de inteligencia que sirvi para deci-dir comenzar la guerra, y analizar si hubo un mal uso de lamisma por parte de figuras de la administracin Bush.

    sidente iraqu, su grado de aislamiento y confianza en la familia y en su tribu en mo-mentos de crisis, como los factores centrales que explican el colapso del rgimen.Ibidem.

    Tambin Ibrahim al-Marashi ha sealado que por lo general la estrategia militarde Saddam siempre ha estado enfocada a tratar de desarrollar un largo conflicto, queinflija el mayor nmero de bajas al enemigo y que sus conflictos internos lo lleven adesistir y negociar, pero que en esta ocasin, a pesar de que se tomaron algunas medi-das organizativas defensivas, la guerra demostr que slo algunos elementos se lleva-ron a la prctica para resistir el avance de la coalicin. Adems, ha considerado que lasejecuciones y purgas de altos jefes de la Guardia Republicana pueden explicar en parteel poco nivel combativo presentado por sta frente al ataque de la coalicin. Ibrahimal-Marashi, The Struggle for Iraq: Understanding the Defense Strategy of SaddamHussein, Middle East Review of International Affairs, vol. 7, nm. 2, junio 2003. http://meria.idc.ac.il/journal/2003/issue2/jv7n2a1.html

    5 Segn declaraciones de uno de estos mediadores, los iraques a ltima horacomenzaron a tomar la amenaza en serio y brindaron diversas propuestas en materiade energticos, respecto al proceso de paz medioriental, garantas sobre armas de des-truccin masiva que no existen, cooperacin en la lucha antiterrorista, etc., pero nolograron respuestas positivas de Estados Unidos. Agentes de inteligencia estadouni-denses con amplia experiencia en el Medio Oriente han opinado que muchos lderesrabes han otorgado tradicionalmente gran valor a las comunicaciones secretas, perodichos acuerdos informales son ocasionalmente considerados sospechosos por partede Washington. James Risen, Iraq Said to Have Tried to Reach Last-Minute Deal toAvert War, The New York Times, 6 de noviembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/11/06/politics/06INTE.html

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    La CIA no slo ha sido criticada por que no existan sitiosproductores o de almacenamiento, sino tambin con respectoa las falsedades de un informe sobre los intentos de Bagdadpor adquirir uranio en Nger y que fue empleado como prue-ba en el discurso del Estado de la Unin del Presidente a co-mienzos de 2003. Al igual que en ocasiones anteriores, GeorgeTenet, director de la CIA, ha logrado defenderse expresandoque reconoce su responsabilidad y que, en efecto, la CIA estuvoencargada de revisar previamente tal discurso del presidenteBush, pero que l mismo comunic a un alto funcionario de laCasa Blanca que dicho argumento no se utilizara, pues no secontaban con pruebas fehacientes al respecto, por lo que nose incluy durante la presentacin de Colin Powell (respalda-da con la presencia del propio Tenet) frente al Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas, semanas antes de comenzarla guerra. De nuevo se levant la discusin respecto a cmo elDepartamento de Defensa estuvo todo el tiempo presionandoa la CIA para que le entregara pruebas a marchas forzadas, contal de poder justificar la guerra.6

    En todas estas anomalas de la recopilacin de informa-cin de inteligencia han aparecido desde documentos falsifica-dos y datos que han sido tomados de tesis acadmicas hasta laaceptacin absoluta de aseveraciones realizadas por disidentesy desertores que no han tenido respaldo probatorio, y puedenhaber estado motivadas, en gran parte, por intereses polticosindividuales.

    Es cierto que el trabajo de inteligencia siempre se basa en in-dicios y esfuerzos especulativos, y que pocas veces se tienenpruebas concretas, pero se hace bastante evidente que los in-formes fueron interpretados exageradamente en Washingtony en Londres, y ahora queda por probar si ello se hizo deforma intencionada o no. La Defense Intelligence Agency haconcluido que la mayor parte de la informacin suministradapor desertores iraques del Congreso Nacional Iraqu era de

    6 Tanto el departamento de defensa como la oficina de la vicepresidencia siemprefueron los mayores partidarios en favor de la accin blica, apoyndose en gran me-dida en informaciones brindadas por figuras de la oposicin iraqu con los que siem-pre mantuvieron muy estrechas relaciones, desoyendo varias advertencias al respectorealizadas por parte del Departamento de Estado y de la CIA.

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    poco a ningn valor, y muchos de ellos inventaron o exagera-ron sus credenciales respecto al conocimiento de los planes noconvencionales iraques.7

    El Comit de Inteligencia de la Cmara de Representantestambin ha criticado el empleo de la informacin de la inteli-gencia preblica, y en una carta dirigida al director de la CIAseal que existan muchas incertidumbres, elementos inade-cuados, fragmentados, espordicos y no actualizados, dentrodel Estimado Nacional de Inteligencia de octubre de 2002, enel que la administracin se bas para asegurar que Iraq tenaarmas de destruccin masiva y cmo podra emplearlas contrafuerzas norteamericanas e incluso contra el propio territoriode Estados Unidos. Estos elementos, junto a los supuestos con-tactos de Bagdad con la red al-Qaeda, fueron cruciales paralograr una argumentacin problica y justificar la guerra.

    El Comit de Inteligencia ha considerado que: La ausen-cia de pruebas respecto a la destruccin de armas qumicas ybiolgicas, y sus programas conexos, fue considerada comouna prueba de la continuidad de su existencia.8 Igualmente seha dado a conocer que la elaboracin de este National Intelli-gence Estimate (NIE) se realiz de forma muy precipitada ybajo la presin poltica de la Casa Blanca que necesitaba lograrel apoyo del congreso para ir a la guerra. Segn una fuente deinteligencia: El NIE se realiz precipitadamente en tres sema-nas () Fue un trabajo de cortar y pegar, en el que se les dio alas agencias y a sus funcionarios slo un da para revisar elborrador final, cuando por lo general este proceso toma meses() Todava hoy existen desacuerdos respecto al producto fi-nal.9

    Tambin el Comit de Inteligencia del Senado ha desarro-llado otra investigacin, an ms profunda y detallada, sobre

    7 Douglas Jehl, Agency Belittles Information Given by Iraq Defectors, TheNew York Times, 28 de septiembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/09/29/international/middleeast/29DEFE.html

    8 Citado por Carl Hulse y David E. Sanger, New Criticism on Prewar Use ofIntelligence, The New York Times, 28 de septiembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/09/29/international/middleeast/29INTE.html

    9 Citado por Walter Pincus, Intelligence Report for Iraq War Was Hastily Done,The Washington Post, 24 de octubre de 2003, p. A 18. http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/articles/A8830-2003Oct23.html

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    el empleo de la informacin de inteligencia en la etapa ante-rior a la guerra. El Comit se ha dividido entre los que prefie-ren centrar toda la responsabilidad en la comunidad de in-teligencia, por haber exagerado los argumentos contra elrgimen de Saddam Hussein respecto a programas blicos yterrorismo, y los que insisten en que tambin es necesario verlos grados de responsabilidad del poder ejecutivo. Han coin-cidido en observaciones realizadas por sus homlogos de laCmara, respecto a la gran cantidad de informacin circuns-tancial, el empleo de fuentes nicas e informaciones no com-probadas que se utilizaron para conformar el NIE de 2002, bajouna extrema presin de tiempo. Segn el senador Pat Robers(R-Kan), Presidente de este Comit: El ejecutivo fue mal asis-tido por la comunidad de inteligencia () la informacin deinteligencia en ocasiones ha sido chapucera y no concluyen-te.10

    La crtica al empleo de la informacin de inteligencia en lapreguerra se ha reforzado paralelamente con la ausencia deevidencias notables en la investigacin de terreno desarrolladaen la posguerra. David Key, jefe del Iraq Survey Group,11 dioa conocer a comienzos de octubre de 2003 los resultados pre-liminares de sus primeros tres meses de estudio, concluyendoque hasta entonces no se haba encontrado armamento ilegal,aunque s algunos elementos precursores o de uso dual quepodran haber sido utilizados para producir armas qumicas ybiolgicas.12

    En su presentacin ante los Comits de Inteligencia delCongreso Key explic que hasta el momento no poda recono-cerse que existiera un programa de armas de destruccin masi-

    10 Dana Priest, Inquiry Faults Intelligence on Iraq, The Washington Post, 24 deoctubre de 2003, p. A 01. http://.www.washingtonpost.com/wp-dyn/articles/A9230-2003Oct23.html

    11 El grupo fue creado por el Presidente Bush y es asesorado por la CIA.12 Key, antiguo inspector de los equipos de la ONU, ha dirigido el trabajo de ins-

    peccin en el terreno del Iraq Survey Group desde mayo, y ha estado al frente de unos1 400 expertos en armamentos, grupos de seguridad y personal de apoyo norteameri-cano y britnico. Douglas Jul y Judith Miller Draft Report Said to Cite No Successin Iraq Arms Hunt, The New York Times, 24 de septiembre de 2003, Walter Pincus yDana Priest, Iraq Weapons Report Wont Be Conclusive, The Washington Post, 25de septiembre de 2003, p. A 01.

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    va por parte de Iraq, pero que tampoco se procedera a cerrarel expediente respecto a estos programas, por lo que se conti-nuara el estudio, que haba sido afectado, en su opinin, porel carcter altamente secreto y compartimentado que estosprogramas tenan, por la destruccin de documentos y mate-riales importantes, por lo extenso del rea a supervisar, por elposible xodo de algunos de los participantes clave, y por lasdifciles condiciones de trabajo que su grupo ha tenido en Iraq.

    Algunos de los indicios ms importantes encontrados res-pecto a los planes e intenciones (muy alejado del argumentopreblico que sealaba totalmente la posesin por parte deIraq de armas no convencionales y portadores) fueron: ladeteccin de una red de laboratorios para la investigacin deagentes qumicos auspiciada por los servicios de inteligenciairaqu, pero sin capacidad de produccin; la localizacin dealgunas cepas biolgicas, y documentos respecto al enriqueci-miento de uranio en casas de cientficos iraques; el posibleempleo de laboratorios mviles para la produccin de armasqumicas an no corroborado; el desarrollo de vehculos a-reos no pilotados, proyectos para la transformacin de misilestierra-aire SA-2 en misiles tierra-tierra y programas primariospara la construccin de misiles crucero, todos con alcance pro-yectado superior a los 150 kilmetros establecidos por la ONU;planes para la fabricacin de combustibles lquidos y slidospara misiles; contactos que no cristalizaron con Corea delNorte para la posible obtencin de tecnologa misilstica demediano alcance; y el potencial de utilizacin no convencio-nal de algunos equipos de uso dual encontrados en el pas,entre otros elementos sealados.

    El informe reconoce que pareca no existir ningn pro-grama centralmente controlado para la produccin de armasqumicas desde 1991, y que a pesar de las ambiciones de Saddampor poseer armas nucleares, no existen evidencias de que sehubiera dado algn paso con dichas intenciones en los aosposteriores a 1998, aunque Iraq preserv algunas de las capaci-dades tecnolgicas de su programa nuclear anterior a 1991.13

    13 Otras investigaciones desarrolladas por el Iraq Survey Group han demostradoque no exista capacidad de centrifugacin para el proceso de enriquecimiento de

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    Frente a dicha carencia de elementos objetivos que ponen aldescubierto el manejo exagerado de la informacin por par-te del gobierno republicano, el informe augura que: Cualquiercosa que encontremos probablemente ser muy distinta a lainformacin de inteligencia anterior a la guerra. La realidademprica en el terreno es, y siempre ha sido, diferente a losjuicios de inteligencia que tienen que hacerse bajo serias limi-taciones de tiempo, distancia e informacin. Sin embargo, esprecisamente si entendemos esas diferencias como podremosmejorar la calidad de la inteligencia futura y las decisiones deinversin respecto a futuros sistemas de inteligencia.14

    Todos estos elementos han puesto a la administracin a ladefensiva, junto a otros factores como las dudas respecto alavance real de la lucha contra el terrorismo global, el incre-mento de la resistencia en Iraq, las fricciones existentes respec-to a una documentacin muy sensible relacionada con el sumi-nistro de informacin de inteligencia previo al 11 de septiembrede 2001, as como el dbil ritmo de recuperacin econmica yel enorme endeudamiento actual. No obstante el presidenteBush insiste en que se avanza, en que el anlisis de inteligenciasiempre ha sido til y correcto, y que de cualquier manera elmundo est mejor sin Saddam, pues era un dictador asesi-no, un peligro para el mundo15 que tena planes para eldesarrollo de armas no convencionales e inters en vincularsecon el terrorismo, as que se necesitaba un cambio de rgi-men. Segn palabras del secretario de Estado Powell: Hu-biera esperado que se encontrara algo. Todava no estoy con-vencido de que no encontraremos las evidencias que estamos

    uranio, y que adems los muy sospechosos tubos de aluminio que Iraq posea eranpara la fabricacin de misiles y no de centrfugas. Consultar a Barton Gellman, Searchin Iraq Fails to Find Nuclear Threat. No Evidence Uncovered Of Reconstituted Pro-gram, The Washington Post, 26 de octubre de 2003, p. A 01. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A17707-2003Oct25

    14 Statement by David Key on the Interim Progress Report on the activities ofthe Iraq Survey Group (ISG) before The House Permanent Select Committee on Inte-lligence, The House Committee on Appropriations, Subcommittee on Defense, andThe Senate Select Committee on Intelligence, 2 de octubre de 2003. http://www.globalsecurity.org/intell/library/congress/2003_hr/david_kay_10022003.htm

    15 Saddam was a danger to the world, 3 de octubre de 2003. http://breaking.tcm.ie/2003/10/03/story115913.html

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    buscando para de una vez por todas hacer este caso incontro-vertible. Pienso que la guerra ser vista por la historia comojustificada, pues derrocamos a un rgimen que tuvo estas ar-mas, y no nos brind razones para creer que las haban elimi-nado.16

    Ante esta crisis de credibilidad del sistema, el investigadorCharles Pea del Cato Institute, se ha preguntado: Dndeest la amenaza gigante que provoc el golpe preventivo?, siconsideramos entonces que ms bien las famosas armas dedestruccin masiva en Iraq han resultado ser en realidad ar-mas de distraccin masiva.17 Por otra parte el ex jefe de losgrupos de inspectores de la ONU en Iraq, Hans Blix, en sntesisha opinado que efectivamente Iraq poda haber sido ms trans-parente para evitar el conflicto, pero que evidentemente Esta-dos Unidos fue a la guerra sin poseer pruebas concretas.

    El otro gran argumento que Washington trat de im-poner respecto a los vnculos entre Bagdad y al-Qaeda, en mediode su campaa global antiterrorista, tampoco ha sido compro-bado. Frente a la repeticin de viejos argumentos sobre el gru-po Ansar al-Islam o del expediente Zarqawi, una comisin deestudio de la Organizacin de las Naciones Unidas destinada adetectar este tipo de vnculo lleg a la conclusin de que noexisten pruebas de dichos contactos o relaciones.

    Reconstruccin poltica

    Una de las primeras acciones decididas por Estados Unidosfue la implantacin en mayo de 2003 de un administrador ci-vil norteamericano para Iraq, Paul Bremer, encargado de en-cabezar, dirigir y supervisar la primera etapa de transicin delpas. En ese mismo mes, Washington y Londres se encargarande solicitar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas laeliminacin del rgimen de sanciones impuesto a Iraq, para

    16 Citado por Steven R. Weisman, en Powell Gives Iraq 6 Months to WriteNew Constitution, The New York Times, 26 de septiembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/09/26/international/middleeast/26DIPL.html

    17 Charles Pea, Weapons of Mass Distraction, Cato Institute, 7 de Julio de2003. http://www.cato.org/dailys/07-07-03.html

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    propiciar la ms rpida asistencia y reconstruccin, por lo quea dichos efectos se aprob la Resolucin 1483.

    En un principio, Bremer tena pensado establecer un comi-t asesor con algunos miembros del llamado Grupo de losSiete18 para que lo apoyaran en su labor administrativa en elpas, pero el deterioro de la situacin de seguridad, el caos enlos servicios y las inmediatas demandas polticas surgidas deestos y otros sectores de la sociedad iraqu propiciaron la revi-sin de los planes iniciales, acordndose consecuentemente lacreacin de un ms amplio Consejo de Gobierno Iraqu el 13de julio del 2003.

    Este nuevo cuerpo con carcter temporal, bajo observa-cin y supervisin del administrador Bremer, estara encarga-do de designar nuevos ministros, representar a Iraq interna-cionalmente de manera temporal, crear una comisin para laredaccin de una nueva Constitucin, convocar a un refern-dum aprobatorio de sta, y organizar un proceso electoral qued lugar a la toma de posesin de un nuevo gobierno iraqu enalgn momento del ao 2004.

    El Consejo ha sido valorado de manera muy diversa. Alser un producto generado en medio de la ocupacin estadouni-dense, y segn el diseo, las preferencias y prioridades de Esta-dos Unidos y que es congruente con intereses inmediatos ymediatos de este pas; no estar avalado por la voluntad jurdicasoberana del pueblo iraqu; recordar viejos modelos de divi-sin tnico-confesional al estilo colonial britnico que conspi-ran contra un proceso de conformacin de una identidad na-cional superior; quedar integrado de manera abrumadora porfiguras que se encontraban en el exilio y que durante aospresionaron desde Occidente a favor del derrocamiento delrgimen pero en muchos casos con poco arraigo y representati-vidad local; y nacer en medio de una constatada accin hegem-nica y sin respaldo de la legalidad internacional, se hace evidente

    18 El llamado Grupo de los Siete estaba integrado por representantes del Con-greso Nacional Iraqu, Consejo Supremo para la Revolucin Islmica en Iraq, el alaliberal del Partido al-Dawa, el Acuerdo Nacional Iraqu, el Partido Democrtico delKurdistn, la Unin Patritica del Kurdistn y Adnan Pachachi, ex canciller del go-bierno derrocado por el Baas en 1968.

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    que sobren razones para que existan crticas y rechazos tantoen el mbito interno, regional como internacional.

    No obstante, esta experiencia de transicin presenta algu-nos retos analticos interesantes, entre los que resaltan el in-tento por lograr un elevado nivel de representatividad de losdistintos grupos tnicos, religiosos y polticos iraques, (aun-que ello no se logre de manera total y sean detectables variasimperfecciones a primera vista), as como que por primera vezen la historia del pas se plantee una frmula para gobernar, enla cual la mayora shiita, tradicionalmente relegada y reprimidapor parte del poder sunnita, aparece ahora con un predominioproporcional. Este cambio propuesto s es trascendental, y afec-ta considerablemente al histrico poder de implantacin sun-nita. Ahora los sunnitas aparecen como los principales per-dedores de esta guerra, con lo que ven afectadas sus cuotastradicionales de poder y privilegios de los cuales gozaron du-rante dcadas; ello los impulsa al menos a brindar una coope-racin muy limitada, o una resistencia ms abierta. ParaAlkadiri y Toensing:

    la propensin estadounidense a igualar sunnitas con baasistas, y a losltimos con leales a Saddam, combinado con el hecho de que la ma-yor parte de los ataques contra las fuerzas norteamericanas han tenidolugar en el tringulo sunnita, ha significado que los rabes sunnitas hanrecibido principalmente el impacto de las operaciones de contrainsur-gencia norteamericanas. Todo ello ha exacerbado los temores de los ra-bes sunnitas respecto a que estn siendo expresamente marginados, algoque puede impulsar a la comunidad a organizarse sobre bases sectariasen el futuro y suministrar apoyo tcito para la resistencia violenta fren-te a la Autoridad Provisional de la Coalicin. () las tensiones latentesentre rabes sunnitas de una parte, y los shiitas y kurdos en la otra, seintensificarn, brindando potencialmente las premisas para la libani-zacin de Iraq.19

    De los 25 miembros del Consejo, 13 son rabes shiitas,cinco rabes sunnitas, cinco kurdos sunnitas (lo que hace untotal de 10 sunnitas), un cristiano asirio y una turcomana, con

    19 Raad Alkadiri y Chris Toensing, The Iraqi Governing Councils SectarianHue, Middle East Report, 20 de agosto de 2003. http://www.merip.org/mero/mero082003.html

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    lo que se intenta lograr cierta representatividad tnica y confe-sional, mientras que desde el punto de vista del gnero se hanincluido a tres mujeres. Del total, 16 figuras se encontraban enel exilio o en la regin del Kurdistn, mientras que los otrosnueve s haban permanecido en el pas durante el gobiernoBaasista.

    Desde el punto de vista poltico, hay figuras pertenecien-tes a una amplia gama de organizaciones, como son: AhmedChalabi con el Congreso Nacional Iraqu, los dos lderes his-tricos del movimiento kurdo Massoud Barzani del PartidoDemocrtico del Kurdistn y Jalal Talabani de la Unin Pa-tritica del Kurdistn, el lder de la Unin Islmica delKurdistn Salaheddin Bahaeddin, Mahmoud Othman funda-dor del Partido Socialista Kurdo, Abdelaziz Al Hakim, segun-da figura en rango del Consejo Supremo para la RevolucinIslmica en Iraq,20 el ex canciller Adnan Pachachi de la etapaprevia a Saddam Hussein, as como figuras religiosas, jefestribales de grupos importantes del sur y el norte del pas, ymiembros de otras organizaciones como el Partido NacionalDemocrtico, el Movimiento Democrtico Asirio, el Hezbo-llah iraqu, el movimiento al Dawaa, la Hermandad Musulma-na, el Acuerdo Nacional Iraqu, e incluso el Partido Comunis-ta Iraqu con su secretario general Hamid Majid Mousa. Noaparecen representantes del movimiento promonrquico, nide grupos de ex militares disidentes, ni miembros importan-tes del derrocado Partido Baas.21

    La desbaasizacin forzada del nuevo proyecto podra sersealada como una de sus principales imperfecciones, produc-to de una posicin visceral y obsesiva extrema del diseo norte-americano de nation building en el caso iraqu. Las experien-

    20 El Ayatollah Al Hakim muri en el atentado perpetrado contra la mezquitade Najep el 29 de agosto de 2003.

    21 La nica excepcin fue el caso de Akila Hashimi, mujer shiita miembro delConsejo que pereci luego de un atentado en el mes de septiembre. Fue una de las tresmujeres del Consejo y haba trabajado en la cancillera iraqu durante el rgimen deSaddam. Era diplomtica de carrera y se haba contemplado como candidata pararepresentar al nuevo gobierno iraqu ante la ONU. Haba sido miembro del Baas, peroevidentemente no se trata de una figura de alto rango partidista. Washington Poststaff report, Iraqi Council Member Dies 5 Days After Ambush, The WashingtonPost, 25 de septiembre de 2003. http://www.washingtonpost.com

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    cias ms recientes de transiciones polticas traumticas en diver-sas partes del mundo indican que es posible, y en muchos casosnecesario, involucrar en el nuevo proyecto a representantesmoderados del ancien rgime. Por ejemplo, en el caso afganosiempre se contempl como positivo cooptar a talibanes mode-rados que podran seguir desempeando un importante papelen las nuevas circunstancias, mientras que en varias de las tran-siciones en la Europa del Este los nuevos poderes incluyeron areformistas originados en la estructura tradicional del poder.

    En el caso iraqu, a diferencia del afgano, no ha existidouna Loya Jirga que pudiera brindar mayor legitimidad alproceso de transicin, ni tampoco la evolucin histrica delpas permite recurrir a figuras centrales con reconocido poderde convocatoria coyuntural, al estilo del rey Zahir Shah, o deuna figura medianamente aceptable por las diversas partes invo-lucradas en la reorganizacin del poder como Hamid Karzai;por lo que el intento por conformar un consejo lo ms plural po-sible puede tener ciertos valores, al menos desde el punto devista de algunas de las mecnicas clsicas contempladas dentrode las teoras para el manejo y la solucin de conflictos. Pe-ro evidentemente la enorme cuota de diseo e imposicin nor-teamericana crea preocupacin y provoca rechazo, aunque esprevisible que la nueva propuesta de facto vaya transitandointernacionalmente hacia una mayor legitimidad de jure.

    De hecho, un importante eslabn hacia la legitimizacinpaulatina de la nueva estructura de poder se cre el 14 de agos-to, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidasadopt la Resolucin 1500 dando la bienvenida (si bien sinreconocer) al Consejo como un importante paso hacia la con-formacin de una entidad soberana con reconocimiento in-ternacional. En esa ocasin, las declaraciones del SecretarioGeneral de la ONU parecieron en muy buena medida reflejartanto preocupaciones como percepciones positivas presenteshoy da en la comunidad internacional, pues al mismo tiempoen que reconoci que el Consejo con alta representatividadera un importante primer paso para devolver el poder a lospropios iraques, tambin opin que Estados Unidos tena queplantear claramente un cronograma de retirada del pas, y que lademocracia no se poda imponer por la fuerza.

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    La Liga rabe tambin mostrara una visin pragmtica,y cediendo a las presiones norteamericanas, decidira invitar aIraq a partir de su reunin de cancilleres en El Cairo en sep-tiembre de 2003. El puesto haba quedado vacante desde la ca-da del gobierno de Saddam en abril, y durante meses, se habarechazado reconocer al Consejo de Gobierno Iraqu como re-presentante legtimo, pues no fue producto de elecciones sinoimpuesto por Estados Unidos, por lo que prevaleca la idea deque aceptarlo equivala a legitimar la invasin norteamerica-na. No obstante, la argumentacin fue cambiando paulatina-mente hacia una que consider como riesgoso excluir a Iraqdel foro rabe, e insisti en la necesidad de ayudar al pueblohermano iraqu a construir su propio futuro independiente.22

    Numerosas contradicciones de diversa ndole se seguirndesarrollando entre los propios integrantes del Consejo, entreestos y otras figuras polticas de sus propios grupos (comolas actuales contradicciones existentes entre los diversos gru-pos shitas), as como entre los miembros y otras figuras y gruposque han sido, al menos inicialmente, excluidos (importanteslderes tradicionales, o figuras muy populares como el Jequesunnita Ahmed al Kubaisi, entre otros). Pero tambin ya secomienzan a constatar notables diferencias entre algunos miem-bros del Consejo y las propias autoridades norteamericanas,como han sido los casos de las divergencias entre AhmedChalabi, Iyad Alawi y Abdelaziz Al Hakim con Paul Bremerrespecto al manejo y necesaria transferencia del poder, a latoma de decisiones en materia econmica y de seguridad, y ala necesidad de lograr un nuevo consenso poltico, especial-mente en momentos de efervescencia de protesta popular con-tra la presencia extranjera de ocupacin. La profunda crisisgenerada en el pas puede facilitar que, paradjicamente, losmiembros del Consejo vayan tomando distancia de las posi-ciones norteamericanas para no ser vistos por la poblacincomo un simple instrumento de la ocupacin, y que intentenfortalecer sus limitadas bases sociales con posiciones cada vezms nacionalistas y en abierta contradiccin con Bremer.

    22 Magdi Abdelhadi, Arab world split on volatile Iraq, BBC News, 9 de septiem-bre de 2003. http://www.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/2/hi/middle_east/3093836.stm

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    Para varios miembros del Consejo de Gobierno EstadosUnidos est perdiendo lentamente la buena voluntad del pue-blo iraqu, mientras que las estructuras de la ocupacin alien-tan una guerra de guerrillas que puede ser corrosiva para laconservacin del poder norteamericano.23

    Pero el hecho de que este experimento de biotecnologapoltica de Washington se haya inclinado a favor de un redi-mensionamiento del poder otorgando un papel central a losshiitas, debe tambin obedecer al propsito de neutralizar almayor grado posible al grupo que considera como ms com-plicado de manejar en la actual situacin, de elevado potencialopositor a partir de sus particulares condiciones socioecon-micas y religiosas, y con eficientes mecanismos de convocato-ria y movilizacin que evidentemente no fueron afectados apesar de aos de estricto control y represin baasista. Por otraparte, es factible pensar que la reconformacin de poder iraqucon preponderancia para la comunidad shiita puede contem-plar propsitos que sobrepasan el marco de la frontera nacionaly obedecen tambin a consideraciones estratgicas norteame-ricanas ms complejas que conciben posibles reordenamientosde poder a escala regional a partir, por ejemplo, de una futuraconsolidacin del proyecto reformista islmico iran, as comola promocin de nuevas formas de organizacin poltica parapases de la zona al estilo de la democracia islmica anuncia-da por Bush. Washington puede estar trasmitiendo un impor-tante mensaje a Tehern a partir de un ejemplo prctico con-creto en territorio iraqu, al reconocer el peso del elementoshiita y su posibilidad de encabezar importantes proyectos depoder; con ello de alguna manera puede inducir niveles supe-riores de confianza en el poder iran, neutralizar sus nimos

    23 Patrick E. Tyler y Felicity Barringer, Iraq Council Head Shifts to Position atOdds UIT U.S., The New York Times, 23 de septiembre de 2003. Los nuevos lderesiraques son advertidos constantemente desde Washington para que evitenenfrentamientos con Bremer, quien se encarga de advertir que l est al mando y queellos no tienen suficiente apoyo en el pas para poder gobernar. Para algunos es evi-dente que la brecha se va abriendo rpidamente entre el Consejo y Bremer. Chalabiha estado particularmente interesado en acelerar la transicin del poder y buscar unnuevo mandato de la ONU que termine con el control de la ocupacin por parte deEstados Unidos, aunque las tropas estadounidenses permanezcan en Iraq. http://www.nytimes.com/2003/09/23/international/middleeast/23CHAL.html

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    activistas en el escenario iraqu, y continuar con el difcil ylento proceso de reacercamiento bilateral.

    Al respecto sera interesante tener en cuenta algunas de lasvisiones que han estado presentes dentro de algunos sectoresdel pensamiento estratgico estadounidense, por ejemplo, entanques pensantes de enorme peso como la Rand Corpo-ration. Sin establecer de manera obligada algn patrn de pen-samiento transitivo, es muy posible que se compartan percep-ciones entre Zalmay Khalilzad, analista de este grupo yprincipal representante de la administracin Bush tanto parael caso afgano como para la comunicacin con los diversosintegrantes de la oposicin iraqu, y otro de los analistas cen-trales de la Rand, Graham E. Fuller quien, en su libro de 1999,The Arab Shia: The Forgotten Muslims,24 consideraba que elshiismo de ninguna manera es intrnsecamente hostil a Occi-dente, y a pesar de que existen querellas legtimas a partir delapoyo que brind la CIA al Shah de Irn, o a las relaciones deEstados Unidos y otros occidentales con gobiernos de mayo-ra sunnita que reprimen a sus minoras shiitas, los anterioresno son factores que impidan un reacercamiento. La mutuahostilidad, segn Fuller, puede resolverse dando continuidadal proceso de dilogo con Irn, y otorgndole un papel polti-co de peso a los shiitas una vez derrocado Saddam Hussein.

    En lnea semejante se proyectar el Council on ForeignRelations cuando en la tradicionalmente influyente ForeignAffairs, Yitzhak Nakash opina que:

    Con el tiempo, una relacin entre Estados Unidos y los shiitas ira-ques construida sobre la confianza podra facilitar un modus vivendi, eincluso un dilogo entre Estados Unidos e Irn. A consecuencia de losataques del 11 de septiembre, la amenaza a los intereses de Estados Uni-dos en el Golfo Prsico no emana de una revolucin shiita iran que haperdido su fervor, sino del creciente radicalismo islmico sunnita in-fluido por la escuela wahabita hannbal dominante en Arabia Saudita.() Para contener su diseminacin, Estados Unidos necesitar cons-truir puentes con los shiitas en el mundo rabe, as como con los

    24 Graham E. Fuller y Rend Rahim Francke, The Arab Shia: The Forgotten Muslims,Saint Martin Press, 1999, reseado por Robert Brenton Betts en Middle East Policy,vol. VII, nm. 4, octubre de 2000. http://www.mepc.org/public_asp/journal_vol7/betts.html

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    reformistas en Irn. El manejo por parte de la administracin Bush delos shiitas iraques ser crucial no slo para el futuro de Iraq, sino parael de toda la regin.25

    El factor shiita iraqu ha ganado notable atencin en estosmeses de posguerra, no slo por las nuevas implicaciones en lareconformacin del poder, sino por un sinnmero de intere-santes dinmicas generadas en esta comunidad.

    Aunque algunos autores como Elie Kedourie estiman quelas contradicciones con los shiitas iraques se remontan a lapoca otomana cuando fueron relegados a una posicin infe-rior, controlados por la fuerza, excluidos del sistema de millets,sin espacio en las estructuras de gobierno y sin reconocimientooficial de sus cortes religiosas, otros muchos prefieren sealarla accin colonial britnica y su diseo de la nueva entidadiraqu posotomana como el momento a partir del cual se insisteen promover notables diferenciaciones de base confesional. Cier-tamente, los britnicos, en alianza con la nueva monarquahashemita-sunnita, se encargaron de sofocar la fuerte rebelinshiita de 1920, que se opuso a los britnicos y a su nueva mec-nica de control local. La situacin no cambi dramticamentecon la independencia, ni con el posterior proyecto nacionalis-ta rabe moderno y laico, pues aunque en varios momentosexisti participacin de shiitas en las estructuras del poder y detoma de decisiones favorecido por un cierto impacto de nue-vas identidades de naturaleza nacional iraqu y panrabe surepresentatividad siempre fue ms reducida, estando acompaa-da tambin de prcticas de cooptacin mezcladas con ejerciciosde supervisin continua, arremetidas ocasionales, y ejecucio-nes de algunas figuras religiosas importantes ms resistentesque consideraban al proyecto nacional como un sinnimo dedominacin sunnita.26

    25 Yitzhak Nakash, The Shiites and the Future of Iraq, Foreign Affairs, julio-agosto de 2003, en http://www.foreignaffairs.org/20030701faessay15402/yitzhak-nakash

    26 Consltese al respecto a Elie Kedourie, Ethnicity, Majority, and Minority inthe Middle East, en Milton Esman e Itamar Rabinovich, Ethnicity, Pluralism and theState in the Middle East, Cornell University Press, 1988, p. 30, y a Hanna Batatu,Shii Organizations in Iraq: Al-Dawah al-Islamiyah and al-Mujahidin, en Juan R.I. Cole y Nikki R. Keddie, Shiism and Social Protest, Yale University Press, 1986.

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    Si bien es cierto que durante los aos de guerra irano-iraqu(1980-1988) la poblacin shiita de Iraq tuvo un comportamientopredominantemente nacionalista, en vez de mostrar simpatascon el entonces joven poder shiita de la Repblica Islmica deIrn,27 ya en 1991 y luego de la expulsin de las tropas iraquesde Kuwait, se produjo un importante levantamiento shiita enlas regiones meridionales que fue aplastado severamente porel debilitado, pero no extenuado, poder central baasista.

    Sin embargo, a pesar de la oposicin al rgimen de Saddam,la poblacin shiita no se levant a apoyar las operaciones ar-madas norteamericano-britnicas de marzo de 2003. En ellotienen que haber influido diversos factores como sus senti-mientos nacionalistas, su oposicin a mostrarse como instru-mentos o colaboradores de una fuerza invasora occidental, susrecelos frente a los intereses reales norteamericanos en el pasy en la zona, y su sentimiento de haber sido traicionados porEstados Unidos cuando no se les brind apoyo en su rebelinde 1991, a pesar de las exhortaciones de Washington a derro-car al liderazgo iraqu.

    El hecho de que para fines de abril de 2003, a escasos dasde haberse consumado la cada del rgimen iraqu, brotaranlas primeras manifestaciones shiitas en Kerbala, protestandopor la ocupacin occidental en conmemoracin del marti-rio de Hussein,28 mostraban con inmediatez el potencial demovilizacin, de expresin de protesta y de demanda de justi-cia de la comunidad shiita.

    Tambin de forma casi inmediata parecan constatarsenotables divisiones y competencias por el poder, tradicional-mente existentes en la comunidad, contradicciones que seagudizan con la conformacin de milicias armadas afiliadas alos distintos grupos o partidos shiitas, muchas de las cuales sehan mostrado interesadas en encargarse de la seguridad en ciu-dades como Nassiriyah y otras.29 Mientras uno de los lderes

    27 Consltese a Francois Thual, Gopolitique du Chiisme, Arla, 1995, pp. 91-93.28 Este ritual de conmemoracin haba sido prohibido por el gobierno iraqu

    desde 1977. Las protestas contra la ocupacin extranjera tambin comenzaron a ocu-rrir en fecha temprana en Bagdad y otras ciudades del pas.

    29 Vase Anthony Shadid, Iraqi Shiites Move to Fill Security Role, The Was-hington Post, 14 de noviembre de 2003. p. A 20. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A38193-2003Nov13

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    religiosos ms importantes, el Ayatollah Mirza Ali Sistani,sbdito del gran lder shiita Abu Al Qasim Al Khoei se mostra-ba, al igual que su maestro, partidario del quietismo, de la nointervencin en los acontecimientos polticos, otros lderesms jvenes y de menor rango como Muktada Al Sadr30 y sualiado Mohammed Al Fartusi, rechazaron tajantemente la pre-sencia de tropas forneas en el pas y se pronunciaron en favorde la constitucin de un gobierno islmico en Iraq.

    En el marco de violencia desatada en la posguerra, el asesi-nato de dos importantes lderes religiosos shiitas (Abdel MajidAl Khoei en abril31 y del Ayatollah Mohammed Baker Al Ha-kim en agosto32) ha llamado notablemente la atencin, hayansido sus muertes derivadas de especficas contradiccionesintrashiitas, o producto de la accin extrema de otros de losmltiples factores implicados en el escenario de posguerra.Mientras Al Khoei fue visto como una figura demasiado cer-cana a Gran Bretaa y Estados Unidos, Al Hakim era un ldermuy cercano a Irn que, sin embargo, estuvo dispuesto a par-

    30 Muktada al-Sadr ha sido la figura religiosa que se ha expresado de manera msfuerte contra Estados Unidos, y ha desafiado a los grandes ayatollahs shiitas al mos-trarse partidario de la conformacin de un gobierno islmico. Con slo 30 aos deedad, su legitimidad principal se basa en que es hijo del muy reverenciado AyatollahMohammed Sadiq Al Sad, quien fue eliminado por Saddam Hussein en 1999. A pesarde sus intentos por lograr mayor reconocimiento y espacio en Nejef y Kerbala, suprincipal apoyo parece encontrarse entre los dos millones de shiitas concentrados enSadr City (ex Saddam City) en la zona norte de Bagdad, precisamente renombrada asen honor a su padre, aunque su limitada popularidad parece ir en declive. Para mu-chos, Al Sadr intenta obtener un lugar dentro de la redistribucin de poderes con suproyeccin ms extrema, pues sus credenciales de conocimiento islmico son anreducidas. Vase al respecto a Alex Berenson, Anti-U.S. Cleric Harangues, but IraqsShiites Heed Four Ayatollahs, The New York Times, octubre 22, 2003. http://.www.nytimes.com/2003/10/22/international/middleeast/22SHIA.html

    31 Seyyed Abdul Majid al-Khoei fue asesinado en Najef en la mezquita Imam Aliel 10 de abril de 2003. Haba regresado de Londres una semana antes donde habaestado exiliado desde la fracasada rebelin anti-Saddam de 1991 y era considerado co-mo un lder moderado que pretenda mediar entre las distintas facciones shiitas, peropara muchos otros grandes lderes shiitas, sus niveles de cooperacin con la coalicinera excesiva. Vase al respecto: J. Daly, Iraqs unknown future: the Shia factor,Janes, 24 de abril de 2003. http://www.janes.com/regional_news/asia_pacific/news/jiaa/jiaa030424_1_n.shtml

    32 Mohammed Bakr Al Hakim era el lder del Consejo Supremo para la revolu-cin islmica en Iraq, ms conocido por sus siglas en ingls SCIRI. Permaneci duranteaos refugiado en Irn donde estableci estrechas relaciones dentro de la complejaestructura del poder iran.

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    ticipar de manera limitada en la recomposicin poltica de pos-guerra mediante la inclusin de su grupo, el Consejo Supremopara la Revolucin Islmica de Iraq, en el Consejo de Gobier-no Iraqu.

    Segn ha analizado George Friedman, uno de los principa-les expertos del equipo del Strategic Forecasting Alert (Strat-for):

    Aunque ideolgica y tribalmente fragmentados, los shiitas de Iraq es-tn mucho mejor organizados de lo que los informes de la inteligenciade Estados Unidos haban estimado antes de la guerra. Esto es debido ala creacin de una infraestructura clandestina, auspiciada por la inteli-gencia iran, formada a partir del fracaso de las sublevaciones de losaos noventa () Como resultado de ello y para sorpresa de la inteli-gencia norteamericana, diversas organizaciones en las regiones shiitasiraques han sido capaces de mantener el orden y ejercer el control lue-go de la guerra. Las autoridades britnicas comprendieron esto rpida-mente e intentaron transferir el poder a las fuerzas locales en Basora, encontra de la voluntad de Estados Unidos () Inicialmente, Washingtonvea a las organizaciones shiitas apoyadas por Irn como una amenazapara ejercer su control en Iraq () El juego realmente se ha manifesta-do de forma muy distinta. Estados Unidos la ha tenido fcil en el trin-gulo sunnita, y por el contrario se ha desarrollado una guerrilla clara-mente planificada.33

    Y aade:

    () Funcionarios [iranes] han indicado con palabras y hechos que es-tn preparados para animar a los shiitas iraques a que colaboren conEstados Unidos. El asunto sobre la mesa ahora es si los shiitas incremen-tarn sus niveles de cooperacin, pasando de una actitud pasiva a unaactiva, si van a cambiar de no hacer dao a activamente ayudar a elimi-nar el levantamiento sunnita () La muerte del lder del SCIRI, Al Hakim,representa un punto clave. Ya fuera la disidencia shiita o los sunnitaslos que lo asesinaron, su muerte representa la prdida de un aliado clavepara los iranes () Son vulnerables en Iraq. Ello abre la puerta paraque Tehern se mueva hacia un acuerdo con Estados Unidos.34

    En este contexto, Muktada Al Sadr representa entonces alsector ms radical shiita iraqu con sus crticas a Washington y

    33 George Friedman, An Unlikely Alliance, Stratfor Weekly, 2 de septiembrede 2003. Recibido por correo electrnico. http://www.stratfor.com

    34 Ibidem.

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    sus exhortaciones a crear un gobierno islmico en contraposi-cin al Consejo de Gobierno Iraqu. Su fuerte oratoria ha sidoacompaada con acciones armadas concretas, que han estado di-rigidas tanto contra rivales shiitas como contra las fuerzas es-tadounidenses. El propio Ricardo S. Snchez, jefe militar delas acciones en Iraq, ha reconocido que Sadr y su fuerza arma-da conocida como el Ejrcito del Mahdi se ha ido transfor-mando en estos meses en una amenaza creciente: han comen-zado a tomar algunas acciones que requerirn una respuestamuy fuerte por parte de la coalicin () Hemos afirmado cla-ra y repetidamente que las milicias independientes no son unaopcin en este pas, y daremos los pasos necesarios para evitarque ello ocurra.35

    De cualquier manera, la gran mayora de los lderes shiitasprefieren no insistir en las rivalidades faccionales, sino en ha-cer avanzar los intereses de la comunidad shiita en general,aprovechando las nuevas oportunidades que les brinda la ac-tual reestructuracin del poder, explicando las tensionesintrashiitas existentes como naturales, despus de tantos aosde opresin.36

    Resistencia e inseguridad

    El rechazo a la imposicin y a la prolongacin de la ocupacinfornea, la frustracin por el impacto de la guerra y el caos exis-tente en varias esferas, unido a la vigencia de sentimientos debase nacionalista, de identidad grupal, localistas, e islmica,son algunos de los elementos que pueden inspirar el fenme-no de la resistencia armada escenificada en estos primeros mesesde la posguerra iraqu.

    A pesar de que las mximas figuras del Departamento deDefensa han insistido en disminuir la repercusin de las accio-

    35 Karl Vick y Vernon Loeb, Shiite Factions Clash Near Shrine in Iraq, TheWashington Post, 15 de octubre de 2003, p. A 01. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A23o96-2003Oct14

    36 Neil MacFarquhar, Shiite Clerics Clashing Over How to Reshape Iraq, TheNew York Times, 26 de agosto de 2003. http://www.nytimes.com/2003/08/26/international/worldspecial/26SHII.html

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    nes militares que casi a diario han seguido provocando muer-tos y heridos al ejrcito norteamericano, el nmero crecientede vctimas ha comenzado a generar preocupaciones en la po-ltica y la sociedad estadounidense. Desde el punto de vistamilitar, el nuevo jefe del Comando Central de Estados Uni-dos (USCENTCOM), el general John Abizaid que sustituy enjulio de 2003 al General Tommy Franks, afirm ntidamenteque lo que estaba enfrentando Estados Unidos en Iraq era exac-tamente una guerra de guerrillas clsica, un conflicto de bajaintensidad y que era imprescindible adaptar las tcticas del ejr-cito con vista a poder enfrentar esta resistencia crecientementeorganizada. () Se han constituido en clulas regionales yestn llevando adelante lo que yo describira como una guerrade guerrilla clsica () es un conflicto de baja intensidad entrminos doctrinales, pero es una guerra, como quiera que sepretenda describir () estn mejor organizados. () Creo quees suficiente enfrentar esto con el actual nivel de nuestras tro-pas, pero si la situacin empeora recurriremos a ms fuerzas.37

    Es lgico pensar que en estas clulas conformadas local-mente para ejecutar acciones armadas contra las fuerzas deEstados Unidos estn participando ex integrantes de la Guar-dia Republicana, la Guardia Republicana Especial, de la Orga-nizacin Especial de Seguridad, de los servicios de inteligenciay otros antiguos miembros de los cuerpos militares y polticosdel pas. La casi totalidad de estos cuerpos se disolvieron fu-gazmente ante la inminente ocupacin de Bagdad, por lo quemuchas de estas tropas y estructuras de lite conservaron vi-vos a sus miembros, pueden seguir contando con armamentoconvencional ligero del que se encuentra disperso por variasregiones del pas,38 y pueden estar poniendo en prctica planes

    37 Declaraciones de Abizaid del 16 de julio del 2003. No obstante para el mes deseptiembre, las tensiones eran mucho mayores en los mandos militares, los que veancomo muy probable solicitar ms fuerzas de la Guardia Nacional y de la reserva. Enob. cit., Weisman, Powell Gives Iraq

    38 Segn la CIA para octubre del 2003 an se encontraban entre 600 mil y unmilln de toneladas de armamentos y municiones dispersas y ocultas por todo el pas.Armas automticas, cohetes antiblindados RPG, minas, granadas, morteros, explosi-vos, y misiles porttiles tipo Strela SA-7 pueden ser los ms tiles para los golpes de laresistencia. Las numerosas fuerzas de seguridad y militares del rgimen de Saddamestaban bien entrenadas principalmente en el uso de este tipo de armamento y engeneral es el de ms fcil aprendizaje. Vase Jacques Isnard, Selon la CIA, lIrak aurait

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    de contingencia al menos parcialmente concebidos de formaprevia para este escenario particular.

    Segn White y Schmidmayr:

    Como no hubo una terminacin formal de la guerra (rendicin, trata-do) es difcil precisar cundo termin el combate convencional de lasfuerzas del rgimen y cundo comenz la resistencia () An no estclaro si el rgimen planific acciones de resistencia y sabotaje antes desu derrota. Algunos informes han indicado que existi alguna prepara-cin, y el rpido comienzo de la resistencia luego de la terminacin delas mayores operaciones combativas sugiere que existi alguna planifi-cacin previa. Adems, la estrategia del rgimen en tiempos de guerraque emple a pequeos elementos como los Fedayeen Saddam, la mili-cia del Partido Baas y otras fuerzas paramilitares puede haber servido co-mo base para una fcil transicin hacia las operaciones de resistencia.39

    Pero tambin es factible pensar en el impacto de nuevosactores y de tcticas de combate que en general se van forman-do sobre la marcha en la medida en que transcurren los acon-tecimientos. La gran mayora de las acciones de resistencia sehan escenificado en el llamado tringulo sunnita en la zonacomprendida al oeste y norte de Bagdad, aunque tambin, enmenor cuanta, han ocurrido acciones en zonas shitas, tantoal este de Bagdad como en las ciudades del sur del pas.40 Lagran parte de las acciones han ocurrido en zonas urbanas, loque puede obedecer a la mayor cobertura y apoyo que puedeencontrar la resistencia dentro del conjunto de la poblacin.

    Los golpes principales han estado dirigidos contra las fuer-zas militares norteamericanas (y en menor medida a soldadosbritnicos y algunas nuevas unidades iraques) y ocasionalmentehan afectado diversos puntos de la infraestructura del pas, yen especial de la energtica.41 Fuentes de inteligencia estado-

    dissimul jusqua 1 million de tonnes darmament, Le Monde, Article paru dnasledition du 05.11.03. http://www.lemonde.fr

    39 Jeffrey B. White y Michael Schmidmayr, Resistance in Iraq, Middle EastQuarterly, otoo de 2003. http://www.meforum.org/article/553

    40 Ya para principios de noviembre se reportaron incidentes en Mosul, terceraciudad en importancia del pas, lo que pareca ser indicio de que la resistencia seexpande tambin hacia el norte.

    41 Tambin se han realizado atentados en contra de edificios gubernamentales,contra la sede de la ONU en el que falleci el enviado especial de la organizacin SergioVieira de Mello (19 agosto). Otros golpes violentos no han sido directamente enfoca-

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    unidense han insistido en que en las acciones no slo parecenestar participando antiguos miembros de las estructuras mili-tares y de seguridad del pas, sino que igualmente operan gru-pos de inspiracin wahabita, miembros de al-Qaeda, de Ansaral-Islam,42 rabes no iraques, chechenos y otros. El Pentgonoha anunciado la captura de cientos de combatientes extranjeros,principalmente de nacionalidad libanesa, siria y sudanesa, mien-tras que varios analistas militares consideran que efectivamen-te Iraq se puede convertir en un imn que atrae a combatientesde base islmica de todas partes del mundo para combatir aEstados Unidos, a semejanza de lo que signific Afganistnpara enfrentar la invasin sovitica.43 Lo cierto es que la resis-tencia en su conjunto parece estar conformada a varios nive-les: individual, local y regional, y en ella inciden motivacionesde muy diverso tipo: filiaciones originadas en el antiguo rgi-men, protesta sunnita frente a la nueva conformacin del po-der, rechazo a la ocupacin militar de base nacionalista, arabistao islamista, frustracin frente a las enormes dificultades eco-nmicas y sociales que acompaan la lenta reconstruccin, lafalta de servicios bsicos y alta tasa de desempleo,44 y otras,por lo que es totalmente simplista aceptar la propuesta inter-

    dos contra las fuerzas de ocupacin, sino ms bien parecen obedecer a disputas inter-nas, o a una lgica tambin de golpe indirecto, como puede haber sido el atentadoperpetrado en agosto contra la mezquita de Najaf en la que pereci el importantelder shiita Ayatollah Mohammed Baker Al Hakim.

    42 Segn Norton Schwartz, director de operaciones del Pentgono, Ansar al-Islam est presente en estos momentos en Bagdad y en varios otros puntos del pas yse ha convertido en nuestro principal adversario terrorista organizado. Robert Burns,Iraq Group Said Main Threrat to U.S. Forces, AP, Yahoo News, 24 de octubre de2003. http://news.yahoo.com/news

    43 De hecho, si bien es cierto que los argumentos preblicos estadounidenses queintentaron vincular a Bagdad con al-Qaeda no tuvieron ni han tenido respaldo, hoyel escenario iraqu s brinda espacio para combatientes de inspiracin islmica, ms omenos cercanos a la estructura y motivaciones de al-Qaeda u otros grupos. Haber desa-rrollado la agresin contra Iraq sin haber encontrado soluciones ms evidentes para elcaso afgano y junto a las crecientes frustraciones ligadas al conflicto israelo-palestino,propician un mayor rechazo en la regin y en el mundo islmico en general. MarkHuband, A sense of rising vulnerability, Financial Times, Special Report, 22 deseptiembre de 2003, p. 6.

    44 Issam Al Khafaji, director de una iniciativa para la supervisin de la recons-truccin iraqu auspiciada por el Open Society Institute de George Soros, ha sealadoque los dos principales problemas que ha sufrido la poblacin iraqu son la falta deservicios bsicos y el enorme desempleo que afecta a 50% de la poblacin econmica-

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    pretativa de la administracin Bush que categoriza a la resis-tencia exclusivamente como terroristas o leales al rgimendepuesto.

    Aunque los ocasionales mensajes orales de Saddam Husseinhan agregado cierta incertidumbre para los estrategas estado-unidenses, y un posible ingrediente de aliento a sectores de laresistencia, resulta difcil pensar que las acciones de enfrenta-miento a la coalicin obedezcan a un estricto plan o mandocentral, sino que ms bien son desarrolladas en el nivel indivi-dual, por estructuras de clulas locales con un alto grado deaccin independiente y una concertacin ocasional, as comopor redes no muy numerosas con proyeccin ms regional.No obstante, en algunos momentos, diversas fuentes de inteli-gencia norteamericanas se han preocupado por el posible papelde Saddam como catalizador, instigador, coordinador entrefacciones, o incluso como lder de parte de la resistencia juntoal general Izzat Ibrahim, visin totalmente contraria a la siem-pre defendida por la administracin, que lo retrata como unafigura irrelevante, que huye, que intenta salvar su pellejo yque slo podra desempear un papel simblico.45

    Si bien es cierto que el sndrome de Bin Laden se harepetido en el escenario iraqu al no poderse encontrar a Saddam(lo que Washington trata de enmendar con su nueva Task Force121),46 la progresiva captura y entrega negociada de gran parte

    mente activa. Economa-Iraq: ms mercado, igual desempleo, Interpress News AgencyIPS, 14 de febrero del 2004. http://ipsnoticias.net/internairaq.asp

    45 Segn estas fuentes de inteligencia, es factible que Saddam est coordinandoacciones con el general Izzat Ibrahim, quien fuera la segunda figura de mayor rangoiraqu al momento de la invasin y que aparece como el nmero 6 en la lista de losms buscados por Estados Unidos. Funcionarios del Departamento de Defensa notienen ninguna duda en que Izzat es una de las figuras clave en la resistencia, pero tie-nen dudas respecto a sus contactos con Ansar al-Islam. Douglas Jul, U.S. Officials SeeHusseins Hand in Attacks on Americans in Iraq, The New York Times, 31 de octu-bre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/10/31/politics/31INTE.html

    46 La nueva Task Force 121, fuerza de comando integrada por tropas del ejrci-to, la marina, la fuerza area y apoyada por fuerzas convencionales, ha sido creadaespecialmente para la captura de Osama, Saddam y otras figuras en la regin desde elCuerno de frica hasta Afganistn. 6 soldiers die in Iraq helicoper crash, MSNBCNews Service, 7 de noviembre de 2003. http://www.msnbc.com. El General Abizaid,Jefe del Comando Central ha dirigido dos misiones de operaciones especiales haciaAfganistn (Task Force 5) e Iraq (Task Force 20). Estas fuerzas de tarea operan coninformacin de inteligencia, y los datos sobre ellas estn muy restringidos, no obstan-

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    de los integrantes de la lista de los 55 ms buscados, as comola eliminacin de Udday y Qussay Hussein, han sido consi-deradas como importantes antdotos, en un preludio para la de-finitiva detencin o eliminacin de Saddam Hussein, y en cons-tatacin del cambio. La latente idea inhibidora presente dentrode algunos sectores sociales respecto a la posible reversin delos acontecimientos y a la reinstauracin del rgimen va debi-litndose paulatinamente,47 aunque ello no se traduzca de in-mediato en la aceptacin de la nueva situacin. Por el contra-rio, sobran los ejemplos de protestas populares frente a laocupacin norteamericana, y se hace ms que evidente no sloel incremento numrico de las acciones armadas de resisten-cia, sino su creciente grado de impacto y efectividad.

    El propio Rumsfeld se ha visto obligado a reconocer queEs muy importante capturar o eliminar a Saddam () el he-cho de que permanezca vivo es negativo. No hay dudas de queel factor de intimidacin en ese rgimen era total.48

    Estados Unidos ha desarrollado varias operaciones antiin-surgentes destinadas a la captura o neutralizacin de cientosde individuos sospechosos, y a la ubicacin y recopilacin dematerial blico diverso.49 Al mismo tiempo se decidi poster-gar la retirada planificada de tropas y aumentar la fuerza conla llegada de algunos miles de nuevos efectivos, evaluar otros

    te se ha dado a conocer que entre los militares norteamericanos se est concibiendocomo una nueva forma de pensamiento respecto a cmo luchar contra el terrorismo.Aunque la mayor parte de los lderes iraques han sido capturados o eliminados, lasituacin con los lderes del talibn y al-Qaeda es totalmente distinta. Thom Shankery Eric Schmitt, Pentagon Says a Covert Force Hunts Hussein, The New York Ti-mes, 7 de noviembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/11/07/international/middleeast/07SADD.html

    47 El estatus de Saddam importa cuando se trata de pacificar a Iraq. Pocos iraquesestn dispuestos a cooperar de manera total con las fuerzas de la coalicin hasta questa pueda demostrar que Saddam no representa ms una amenaza para ellos, segnMackubin Thomas Owens, Postwar Iraq. The big picture, National Review Online, 8 de Julio de 2003. Preview. Selections from the National Review 7/14/03 issue.

    48 Op. cit., Shnaker y Schmitt, Pentagon Says49 Algunas de estas operaciones han sido: Peninsula Freedom, Desert Scorpion,

    Spartan Scorpion, Sidewinder, Ivy Serpent y Soda Mountain. Si bien estas operacioneshan servido para detener a cientos de individuos sospechosos de participar o contri-buir con la resistencia, no es menos cierto que estas operaciones siempre son acompa-adas de atropellos, penetracin en hogares, destruccin de propiedades, y daos fsicossobre familiares, lo que genera un fuerte rechazo en la poblacin y provoca que surjannuevos colaboradores potenciales para la resistencia en contra de la ocupacin.

  • MESA: LA POSGUERRA IRAQU. LOS PRIMEROS SEIS MESES 297

    mecanismos de accin militar en el terreno bien distintos a losaplicados a partir de una enorme superioridad tecnolgica enun teatro de operaciones convencional, y preparar con urgen-cia a varias fuerzas militares y de seguridad con miles de efecti-vos iraques para compartir las responsabilidades en el control.50

    Washington conoce a la perfeccin que es imprescindiblecontar con fuerzas y apoyo local para tratar de detener el fen-meno de la insurreccin, y que segn el pensamiento clsicomilitar, es apropiado transferir la carga de estas operaciones afuerzas locales, buscando nuevas filiaciones por motivacionespolticas, de poder, econmicas, tnicas o religiosas, e inten-tando dividir la resistencia de la poblacin.

    Tal como han sealado los analistas del Strategic Forecast-ing, al estudiar el fenmeno de la guerrilla urbana fundamen-talmente:

    La situacin actual en Iraq exige revisar los conceptos bsicos de lacontrainsurgencia () la estructura bsica de la guerra moderna no esparticularmente efectiva contra las fuerzas guerrilleras. El problemaesencial es que la unidad bsica de la guerrilla es el individuo y su escua-dra. Con frecuencia no estn armados, pues sus armas estn en algnescondite, y cuando lo estn portan armas ligeras como rifles, granadaspropulsadas o morteros. Cuando estn desarmados es difcil distinguir-los del resto de la poblacin () La gran fuerza que se necesita paracomenzar a reducir a una guerrilla no puede ser dirigida por una poten-cia exterior. Aunque el pas sea extremadamente pequeo en trminosde poblacin y geografa, el costo logstico para una fuerza externa esprohibitivo. Ello significa que una fuerza exitosa tendr que reclutary utilizar a fuerzas locales con un doble propsito. Primero, paraemplearlas como principal fuerza de infantera para defender puntosclave y en compromisos mayores. Segundo, para brindar un apoyo esen-cial desde intrpretes hasta recopilacin de inteligencia ya que nor-malmente la fuerza de contrainsurgencia necesita de una gua cultural ypoltica clave para separar a las guerrillas de la poblacin () El centrodel problema radica en la informacin de inteligencia, en obstaculizar-le a la guerrilla la informacin de inteligencia sobre las operacionesnorteamericanas mientras que paralelamente se obtiene una abundan-te informacin de inteligencia sobre las guerrillas. La nica forma de

    50 Por ejemplo, la Vinnell Corporation, brazo del entrenamiento militar delgran grupo de produccin militar norteamericano Northrop Grumman, y firma en-cargada histricamente de entrenar a la Guardia Nacional Saudita, ha logrado un con-trato por 48 millones de dlares para la conformacin del nuevo ejrcito iraqu.

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    ganar la guerra es revirtiendo, lo antes posible, la ecuacin de inteli-gencia.51

    Al mismo tiempo, es necesario enmendar las polarizacionesy la exclusin exagerada que la propia estrategia estadouni-dense ha provocado, en especial en lo referente al caso sunnita,comunidad con la que el Jefe del USCENTCOM ha sealado latrascendencia de promover un proceso de reconciliacin,52evitando que la dilatacin y expansin de la resistencia lleguea conformar alianzas entre sunnitas y shiitas, y que se desarro-lle entonces una revuelta de carcter ms nacional y peligrosa,al estilo de la de 1920.53

    Tambin Estados Unidos realiz importantes esfuerzospolticos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidaspara, por una parte, ir legitimando paulatinamente su actituden el caso iraqu, y adems intentar internacionalizar la pre-sencia militar al estilo del caso afgano. Por primera vez enagosto de 2003, la administracin Bush comenz a dar sealesa favor de contar con una fuerza multinacional que fuera pa-trocinada por la ONU, pero comandada por Estados Unidos.54No obstante, a pesar de que la Resolucin 1511 del 16 de octu-bre de 2003 autoriz que una fuerza multinacional bajo mandounificado tome todas las medidas necesarias para contribuir almantenimiento de la seguridad y estabilidad en Iraq,55 acto-res clave como Francia, Alemania y Rusia se mostraron rea-cios a compartir tareas militares y a brindar financiamientopara la reconstruccin, presionando a Estados Unidos no sloa que siguiera asumiendo fundamentalmente la carga, sino aque procediera lo antes posible al traspaso del poder real a la

    51 Military Doctrine, Guerrilla Warfare and Counterinsurgency, STRATFOR, 13de agosto de 2003. http://www.stratfor.com

    52 Vernon Loeb, Fighting a Battle of Perceptions, The Washington Post, 10 denoviembre de 2003, p. A 20. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A20191-2003Nov9

    53 Segn han advertido algunos autores tales como Jeffrey B. White y MichaelSchmidmayr, en op. cit., Resistance in Iraq.

    54 Douglas Jehl, U.S. Now Signals It Might Consider U.N. Force in Iraq, TheNew York Times, 28 de agosto de 2003. http://www.nytimes.com/2003/08/28/international/worldspecial/28DIPL.html

    55 Prrafo nmero 13 en: Resolution 1511 (2003), Adopted by the SecurityCouncil at its 4844th meeting, on 16 October 2003. S/RES/1511 (2003).

  • MESA: LA POSGUERRA IRAQU. LOS PRIMEROS SEIS MESES 299

    parte iraqu. De nuevo la falta de garantas para la participa-cin en el mercado de energticos, la evidente exclusin de loscontratos reconstructivos, junto a los constantes forcejeos dela poltica internacional, parecen explicar las posiciones de es-tos importantes actores internacionales,56 que por otra partepueden obtener ventajas de las dificultades norteamericanas, yapostarn con seguridad a lograr un mejor entendimiento conun futuro gobierno iraqu que no obedezca a un estricto di-seo automatizado norteamericano.

    Otros actores islmicos de importancia que podran ha-ber contribuido con tropas, como Paquistn, Marruecos y Tur-qua, tambin se han negado a participar.57

    Esta situacin ha obligado a que Washington, al evitar se-guir empantanndose en el conflicto al estilo Viet Nam, optepor la aceleracin del proceso de iraquizacin, es decir, in-tensificar tanto su labor para la formacin de nuevas estructu-ras de seguridad y militares que se encarguen de combatir di-rectamente a la insurgencia, posibilitando al mismo tiempoque las fuerzas norteamericanas se retiren del plano abierto ha-cia posiciones de mayor resguardo; y en el plano poltico, pre-

    56 Los demcratas han sido particularmente crticos de la administracin Bush,y de su inhabilidad para obtener apoyos y compromisos sustanciales en el desplieguede tropas en Iraq, sealndole que ello se debe en gran medida al desinters mostradopor Washington en conformar una coalicin verdadera antes de comenzar la guerra.

    57 El 7 de octubre el parlamento turco aprob el envo de tropas a Iraq (358-183),en lo que iba a ser el primer contingente de fuerzas de paz musulmanas y la misinms importante de tropas turcas en el extranjero, muy superior al compromiso en Af-ganistn. Dicha decisin contribua tambin a aliviar las tensiones surgidas con Wash-ington desde la etapa preblica iraqu, en la cual el parlamento, por escaso margen, noautoriz la participacin de tropas, y con ello se impidi la apertura de un frentenorte. El discurso poltico del gobierno de Erdogan ha insistido en que es importan-te participar para garantizar tambin la seguridad nacional turca. Existen preocupacio-nes respecto a cmo evolucionar la dinmica kurda dentro del escenario iraqu. Lastropas turcas (de filiacin sunnita) seran desplegadas en el llamado tringulo sunnita.A pesar de las disputas de meses anteriores, Washington aprob un financiamiento de8.5 miles de millones de dlares para Ankara, muy necesitada de apoyo econmicopara seguir saliendo progresivamente de su estado recesivo, adems de lo muy impor-tante que sigue siendo para Turqua desarrollar sus relaciones militares y estratgicascon Estados Unidos. No obstante, entre las presiones populares turcas en contra delenvo de tropas, ms el rechazo por parte del Consejo de Gobierno Iraqu, y junto alincremento de las acciones de la resistencia especialmente en la zona sunnita, llevarona que el gobierno turco cambiara de opinin a principios de noviembre y se negara aenviar sus contingentes. Serrn Elci, Turkey Decides Not to Send troops to Iraq,(Reuters), 7 de noviembre de 2003. http://news.yahoo.com/news

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    sionar al Consejo de Gobierno Iraqu para que presente, a lamayor brevedad posible, una propuesta de Constitucin y uncalendario para la celebracin de elecciones entre otrostemas.

    Para muchos, este cambio comienza a acercarse muchoms a una imprescindible estrategia de salida y a un rpidolevar anclas, que a una consolidacin de la victoria. La estra-tegia militar de salida nunca apareci como una necesidad enel planteamiento blico contra Iraq, a partir de la visin triun-falista y exageradamente optimista que siempre priv entrelas figuras ms importantes del Pentgono, dejando de lado,curiosamente, uno de los postulados fundamentales de la lla-mada Doctrina Powell. No obstante, hay otra tendencia depensamiento estratgico que lo que est proponiendo es todolo contrario, es decir, que se incremente el nmero de fuerzasms all de los 140 mil soldados comprometidos actualmente,o que se empleen fuerzas cualitativamente ms efectivas comolos marines.58

    Desde el punto de vista poltico, las tradicionales posicio-nes de Bremer respecto a la imposibilidad de los iraques parahacerse cargo de la nueva responsabilidad, son sustituidas engrado creciente por el enfoque a favor de acelerar la transfe-rencia, y segn la asesora de seguridad nacional, CondoleezzaRice: Ellos lo estn reclamando; estn listos para ello y tie-nen muchas ideas claras de cmo debera hacerse.59 Para unaadministracin que ha sido reacia al reconocimiento de erro-res, el cambio tcito de tctica constituye un reconocimientode hecho de que la situacin de seguridad es crtica.

    La iraquizacin apresurada genera grandes incertidumbresen lo referente a la reorganizacin en materia de seguridad.

    58 Vase las opiniones por ejemplo del senador Joseph R. Biden del Comit deRelaciones Exteriores, quien opin que al menos temporalmente deba incrementarseel nmero de efectivos, en Richard W. Stevenson, As Casualties in Iraq Mount, WillResolve Falter?, The New York Times, 3 de noviembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/11/03/international/middleeast/03ASSE.html. Consultar adems edito-rial The Ramadan Offensive, The Washington Post, 29 de octubre de 2003, p. A 24 yFareed Zakaria Iraqification. A Losing Strategy, Newsweek, reproducido en MSNBCnews, 6 de noviembre de 2003. http://www.msnbc.com

    59 Citada por Robin Wright y Thomas E. Ricks, New Urgency, New Risks inIraqification, The Washington Post, 14 de noviembre de 2003, p. A 01. http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A38342-2003Nov13

  • MESA: LA POSGUERRA IRAQU. LOS PRIMEROS SEIS MESES 301

    Los nuevos cuerpos constituidos con celeridad tendrn queseguir enfrentando importantes acciones opositoras de las re-des de resistencia que no han sido eliminadas, y por el contra-rio, incrementan sus niveles de coordinacin y efectividad. Sila resistencia ha sido efectiva contra la gran maquinaria blicaestadounidense podra tambin serlo contra las nuevas fuerzasiraques. En materia poltica la urgencia en el traspaso puedeafectar el imprescindible proceso de reacomodo, discusinpoltica y acuerdo interno entre las dismiles partes partici-pantes, en aras de crear una nueva propuesta constitucional,mecanismos de elecciones y distribucin de cuotas de poder, yes para algunos una opcin que obedece muchsimo ms a losimperativos de seguridad estadounidense, que a la enunciadaseguridad y estabilidad iraqu. Igualmente, cualquier tipo dedescomprometimiento acelerado, ya sea por retirada o portraspaso inadecuado a la parte iraqu, podr brindar seales dealiento para la resistencia que comprobar su efectividad y es-trategia triunfante.

    Las nuevas exigencias estratgicas estn llevando incluso aque se haga cada vez ms evidente el gran error de la desbaasi-zacin forzada y de la disolucin de todas las estructuras tan-to en lo poltico como en lo militar, y que se comience a hablarde la necesidad de reconstruir unidades completas del anteriorejrcito iraqu como una opcin til en las actuales circunstan-cias. La desmovilizacin de medio milln de efectivos del ejrci-to iraqu ha contribuido a la inestabilidad y a las acciones de re-sistencia contra las fuerzas de ocupacin. Esta decisin de Bremery del Pentgono se enfrent totalmente con la visin de supredecesor, el general Jay Garner, quien se haba mostradopartidario de mantener los salarios a los miembros del ejrci-to, y conservar sus unidades lo ms intactas posibles para diri-girlas hacia labores de reconstruccin, y en especial evitar questas se pusieran en contra de las fuerzas de la coalicin.60

    60 La decisin de Bremer tambin fue contraria a las recomendaciones de ungrupo de ex oficiales iraques que haba sido contratado por el Departamento de Esta-do en el ao 2002 para que asesoraran en el plan de la ocupacin, pero estuvo en lneano slo con el inicial optimismo triunfalista, sino con percepciones dentro de la bu-rocracia civil del Pentgono que consideran al ejrcito iraqu como instrumento delantiguo rgimen que tiene que ser disuelto obligatoriamente en aras de desarrollar un

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    En esta misma direccin las sugerencias de Joseph McMillan parecen ser de gran utilidad:

    Al abordar la tarea de reconstruccin tenemos que ser cuidadosos enno hacer demasiado. Los propios iraques tienen que desempear unpapel importante en la conformacin de su nueva fuerza militar. Mien-tras ms impongamos nuestras propias soluciones a los problemas estra-tgicos de Iraq, ms dispararemos los reflejos antiimperialistas que siem-pre han estado presentes en Iraq. Es fundamental que el nuevo gobiernoy su ejrcito adopten los principios para el control civil constitucional,el profesionalismo militar, el respeto por los derechos humanos, ascomo la inclusin tnica y religiosa, pero necesitamos ser conscientesque tal ruptura tan radical con la historia crear tensiones dentro delcuerpo poltico iraqu.61

    Y ello parece ser absolutamente cierto, pues en cualquierescenario inmediato, la enorme dislocacin del poder que seha provocado tiene que dar paso a una etapa de difciles yagudos reacomodos. Crisis y caos reconstructivo, afectacinde servicios, frustraciones por ocupacin militar e incertidum-bres, han llevado a que incluso autores como AnthonyCordesman del CSIS se pregunte cunto tiempo podr EstadosUnidos permanecer sentado sobre un Iraq hostil sin abordarlas razones por las cuales muchos iraques se sienten alienadospor la actual ocupacin, y sin mostrarle claramente a los po-bladores iraques cmo volvern a poseer el control de su pas.La administracin ha fracasado en crear planes para la solu-cin del conflicto y ha subestimado el grado de resistenciauna vez que Saddam fue derrocado.62

    Pero por otra parte, tambin el alto grado de dificultad enla posguerra comienza a incidir objetivamente en las propias

    nuevo espacio democrtico. Los nuevos planes consideran restituir unidades del ejr-cito en especial de las dedicadas a ingeniera y transportacin primeramente, as comosoldados de infantera y de formaciones blindadas, pero no de las unidades lite decombate de la Guardia Republicana. Thom Shanker y Eric Schmitt, U.S. ConsideringRecalling Units of Old Iraq Army, The New York Times, 2 de noviembre de 2003.http://www.nytimes.com/2003/11/02/international/middleeast/02ARMY.html

    61 Joseph McMillan, Building an Iraqi Defense Force, Strategic Forum, Institutefor National Strategic Studies, National Defense University, nm. 198, junio de 2003,p. 7.

    62 Citado por Robert Burns, Saddams shadow still in Iraq, feeding anti-Ameri-can attacks, AP, 7 de Julio de 2003. http://cnews.canoe.ca/CNEWS/World/Iraq/2003/07/07/129310-ap.html

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    fuerzas militares norteamericanas. En este sentido, una encuestadesarrollada por el diario Stars and Stripes y dada a conocer enoctubre de 2003 mostr que la moral de las tropas comenzabaa decaer, que muchos consideraban que su entrenamiento erainsuficiente, y que su misin careca de una clara definicin,aunque los expertos del Pentgono opinaron que no existandichos problemas y que tal estudio no se haba realizado conparmetros cientficos.63

    En los ltimos das de octubre y cuando iniciaba el mes deRamadn, se experiment un notable incremento de las accio-nes, que incluy: un ataque con misiles contra el hotel Al Ra-sheed, sede de personal militar y civil de la coalicin, en mo-mentos en que se encontraba el subsecretario de Defensa PaulWolfowitz, una ola de atentados simultneos contra estacio-nes policiales iraques y la sede de la cruz roja internacional(en operaciones suicidas de tono islamista al estilo de la red al-Qaeda),64 el derribo con un misil porttil de un helicpteroCH-47 Chinook (en el que murieron 16 soldados y otros mu-chos resultaron heridos, convirtindose en el peor episodio debajas para las fuerzas norteamericanas desde que comenz laguerra) y de un segundo helicptero tipo Black Hawk con 6soldados a bordo.

    Aunque el jefe militar para las operaciones en Iraq, Ricar-do Snchez, se una al tono despreocupado de la administra-cin al declarar que los golpes eran insignificantes desde elpunto de vista estratgico y operacional,65 s tuvo que reco-

    63 Bradley Graham y Dana Milbank, Many Tropos Dissatisfied, Iraq Poll Finds,16 de octubre de 2003. Yahoo News, http://news.yahoo.com/news

    64 Segn varios comentaristas militares, debido a su nivel de coordinacin y porel tipo de explosivo utilizado, aunque en realidad, este tipo de tctica puede ser per-fectamente reproducida por cualquier clula de resistencia, no tiene que ser de exclu-sividad de al-Qaeda. Los explosivos plsticos hace tiempo que se encuentran en Iraq,y en caso de que sean de procedencia externa, ello se puede explicar por la actualsituacin de crisis y la porosidad fronteriza. El problema principal, y tal como lo haplanteado Anthony Cordesman, es que Las armas ah estn y la gente va ganandoexperiencia. Citado en despacho cablegrfico AP, 31 octubre 2003, vase tambinIraq: Ramadan Attacks Heighten Fears of Global Violence, Full Stratfor Analisis, 27de octubre de 2003. http://www.stratfor.com

    65 Citado en Richard W. Stevenson, As Casualties in Iraq Mount,Will ResolveFalter?, The New York Times, 3 de noviembre de 2003. http://www.nytimes.com/2003/11/03/international/middleeast/03ASSE.html

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    nocer que el promedio de ataques haba aumentado de 20-25hasta 35 diarios, lo que llev a que para finales de octubre lacifra de soldados muertos desde el fin oficial de las operacio-nes militares ya superara a las 115 bajas norteamericanas delas seis semanas de guerra, y opin que el enemigo ha evolu-cionado. Es un poco ms letal, un poco ms complejo, unpoco ms refinado, y en algunos casos un poco ms cohesi-vo.66 Paralelamente el General Abizaid, jefe del USCENTCOM,expres su preocupacin respecto al incremento de los nivelesde violencia, aunque opin que se presentan en los medios deprensa internacionales con mayor fuerza de la que realmentetienen. Y dijo:

    No me preocupa que nos puedan derrotar desde el punto de vista mili-tar. Sin embargo, sta es una batalla de percepc