la pasion en su conjunto

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IVE Ejercicios Espirituales 3° Semana 1 P. Gustavo Lombardo www.ejerciciosive.com.ar LA PASIÓN EN SU CONJUNTO [208 209] “Todo hombre que busque la salvación, decía Juan Pablo II, no solo el cristiano, sino todo hombre, debe detenerse ante la Cruz de Cristo. Aceptará la verdad del Misterio Pascual, o no, ¿creerá? Eso es ya otra cuestión. Este misterio de salvación es un hecho ya consumado; Dios ha abrazado a todos con la Cruz y la Resurrección de Su Hijo”. Y en otro lugar añadía: “no hay santidad cristiana sin devoción a la Pasión”. Palabras estas rotundas; si hay un santo, necesariamente también hay devoción a la Pasión. Hay que asumir la cruz con toda generosidad. Así como Él cambió el agua en vino, cambiará también nuestras dificultades en felicidad. Cuando meditamos los sufrimientos de Cristo cometemos, generalmente, dos errores. El primero se refiere a su duración. ¿Cuándo comenzó y terminó la Pasión? Muchos responden: del jueves por la noche al viernes a las tres de la tarde. Un día espantoso, pero sólo un día. ¡Qué error! Un dolor comienza en el momento preciso en que se lo ve venir con toda certeza. Pues bien, Nuestro Señor desde el primer instante de su concepción conocía todos sus futuros tormentos con la implacable precisión de todos sus pormenores. El niño que sonreía en el pesebre veía ya perfilarse la silueta del Calvario. Toda su vida, sin olvido posible, tuvo Cristo delante de sus ojos la Pasión. Así, ésta duró 33 años. El segundo error se refiere a la verdadera naturaleza de la Pasión. ¿En qué consistió? Muchos creen que sólo en aterradores tormentos físicos. Fue sin embargo no una sino una triple Pasión, la Pasión de Cristo. LA PASIÓN DEL HONOR Jesús fue ultrajado hasta lo indecible en su honor. Rebajado a la humillación suprema. 1. Jesús fue entregado por 30 dineros. Era el precio de un esclavo (Ex 21,32). Ese es el precio que se pone a Dios; ¡Dios es “tasado” por los hombres! Como se tasa una vaca o un pedazo de campo. Y bien puede ser que haya comenzado con regateos: ¡30 monedas! ¡Es mucho! Hay que rebajar. 25... Tienen que ser 30. Es demasiado. Que no... Que sí... - etc... Entre Judas y los enemigos de Cristo ¿podía acaso esperarse algo distinto de cuanto se escucha entre dos mezquinos comerciantes en un mercado?

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    LA PASIN EN SU CONJUNTO [208 209]

    Todo hombre que busque la salvacin, deca Juan Pablo II, no solo el cristiano, sino todo hombre, debe detenerse ante la Cruz de Cristo. Aceptar la verdad del Misterio Pascual, o no, creer? Eso es ya otra cuestin. Este misterio de salvacin es un hecho ya consumado; Dios ha abrazado a todos con la Cruz y la Resurreccin de Su Hijo. Y en otro lugar aada: no hay santidad cristiana sin devocin a la Pasin. Palabras estas rotundas; si hay un santo, necesariamente tambin hay devocin a la Pasin.

    Hay que asumir la cruz con toda generosidad. As como l cambi el agua en vino, cambiar tambin nuestras dificultades en felicidad.

    Cuando meditamos los sufrimientos de Cristo cometemos, generalmente, dos errores.

    El primero se refiere a su duracin. Cundo comenz y termin la Pasin? Muchos responden: del jueves por la noche al viernes a las tres de la tarde. Un da espantoso, pero slo un da. Qu error!

    Un dolor comienza en el momento preciso en que se lo ve venir con toda certeza. Pues bien, Nuestro Seor desde el primer instante de su concepcin conoca todos sus futuros tormentos con la implacable precisin de todos sus pormenores. El nio que sonrea en el pesebre vea ya perfilarse la silueta del Calvario. Toda su vida, sin olvido posible, tuvo Cristo delante de sus ojos la Pasin. As, sta dur 33 aos.

    El segundo error se refiere a la verdadera naturaleza de la Pasin. En qu consisti? Muchos creen que slo en aterradores tormentos fsicos. Fue sin embargo no una sino una triple Pasin, la Pasin de Cristo.

    LA PASIN DEL HONOR

    Jess fue ultrajado hasta lo indecible en su honor. Rebajado a la humillacin suprema.

    1. Jess fue entregado por 30 dineros.

    Era el precio de un esclavo (Ex 21,32). Ese es el precio que se pone a Dios; Dios es tasado por los hombres! Como se tasa una vaca o un pedazo de campo. Y bien puede ser que haya comenzado con regateos:

    30 monedas! Es mucho! Hay que rebajar. 25...

    Tienen que ser 30.

    Es demasiado.

    Que no...

    Que s...

    - etc...

    Entre Judas y los enemigos de Cristo poda acaso esperarse algo distinto de cuanto se escucha entre dos mezquinos comerciantes en un mercado?

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    2. Despus del regateo vinieron a prenderle.

    Hoornaert cuenta una narracin de un viejo. Tuvo ste una pelea con un hijo. El hijo, antes de salir de la casa, grit desde la puerta para que lo escuchasen los vecinos: Voy a buscar a la polica para que te lleven preso!. Ah, mal hijo, desnaturalizado! Meter la polica en la casa paterna y hacer arrestar a su padre!, deca el viejo.

    Vivi muchos aos ms el viejo, pero aquella escena dolorosa era para l una obsesin en su memoria; y siempre repeta la misma cantinela: mal hijo! hacer arrestar al padre!

    Ser menos grave hacer arrestar a Dios?

    Cuando Jess fue arrestado nadie protest a su favor.

    3. No se contentaron con arrestarlo. Lo ataron (Jn 18,12).

    Aquellas sogas haban ya servido para otros malhechores.

    El mismo Jess hace esa lastimera reflexin: Habis venido como contra un ladrn (Lc 22,52).

    De hecho, poco despus se lo pondra en competencia con un ladrn y un asesino (Mt 27,16). Y no iba a morir entre ladrones? Fue puesto en la clase de los malhechores (Mc 15,28; Is 53,12).

    Libremente tendi sus manos omnipotentes para que se las atasen.

    Cuenta la historia que estando Luis XVI al pie del cadalso, quisieron atarle las manos, segn la costumbre. Ante este ltimo ultraje el ajusticiado recobr su alma de rey y exclam:

    Nunca jams. Me has tomado por un malhechor?

    El Abate Firmont, que lo asista, se acerc y le dijo: Seor, alguno antes que vos acept semejante humillacin: Jess.

    El rey no respondi nada, pero levant los ojos al cielo, como diciendo: este argumento no tiene rplica; si Dios pas por ah, el rey de Francia tambin puede pasar por ah. Siempre mudo, present sus dos manos al verdugo y atado subi al patbulo.

    Jess pas por esta humillacin. Por l las cadenas son ahora motivo de gloria: Acordaos de m en mis cadenas (Col 4,18); Yo soy preso por amor de Jesucristo (Fil 1,19).

    4. El honor sigui padeciendo en la corte de Herodes.

    Herodes Antipas era hijo de un asesino, y asesino tambin l. Amigo de placeres, lujurioso, superficial, voluptuoso, lascivo, mujeriego, supersticioso.

    Ese juez le ponen a Jess!

    Herodes esperaba de Jess un milagro para divertirse. Jess no lo hizo; ni siquiera respondi a sus preguntas.

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    Como Herodes no pudo divertirse con l, procur divertirse a costa de l. Lo pusieron en ridculo como a un farsante. Esa fue la venganza ante el silencio de Jess.

    Illuderunt (Mt 27,311). Dios burlado!

    Sprevit. Dios despreciado!

    Ni siquiera se le dar el honor del odio; se le reservar la suerte ms bochornosa del desdn.

    Herodes, con todos los de su squito, lo despreci (Lc 23,11). Todos riendo a carcajadas; burlndose se l. Se les ocurri vestirlo de blanco como a los locos...

    Y esto era un juicio! un tribunal! Todos los que se rebelan contra las humillaciones deberan acordarse de aquella fiesta en casa de Herodes.

    All estaba Jess humillado, hecho festn de gozo de las almas vulgares. Un rey asesino tena en sus manos el destino de Jess.

    La virtud juzgada por el vicio.

    5. Despus de esta humillacin viene el Ecce homo.

    Pilato exhibe a Jess ante el populacho. Coronado de espinas, flagelado, burlado...

    Un reguero de sangre marcaba el camino por donde haba pasado sobre el pulido mrmol blanco del palacio.

    Pilato se volvi hacia l, lo seal con un gesto, y dando por seguro que el pueblo se apiadara del hombre de dolores, dijo: Ecce homo. Dos palabras. Era una irona; una burla triste.

    Ecce: aqu le tenis! miradlo!

    Homo: el hombre.

    El hombre al que le tenis miedo! Vencido, tiritando de fiebre y dolor, disfrazado de rey de dolores, coronado de espinas, atado como un delincuente, sin cuota de belleza, encorvado como un gusano!

    Jess estaba hecho un pimpollo de sangre. Se conmovera el pueblo?

    ...Jess escapa a la gran ley humana de la piedad.

    Mil bocas gritaron: Crucifige! Que lo crucifiquen! Quin pide esa muerte?

    ...Los sacerdotes, que representan la santidad.

    ...Los escribas, que representan la ciencia religiosa.

    ...Los ancianos, que representan la sabidura.

    ...Nosotros, los cobardes, que jams nos oponemos al mundo.

    Es decir, lo ms selecto del pueblo escogido.

    Y circunstancia tal vez ms humillante an quin es el nico que procura salvarlo? Un pagano.

    Pero un pagano tmido y cobarde.

    El pueblo clama: Tolle! Tolle! Scalo de all!

    Esa es la sentencia de los hombres contra Dios.

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    Qu hacemos con Dios?

    Scalo de all!

    Nos molesta!

    6. Particular humillacin recibi Cristo en los tribunales.

    Trado y llevado de aqu para all.

    El proceso religioso se compuso de 3 sesiones distintas:

    la primera en casa de Ans

    la segunda en la de Caifs, durante la noche

    la tercera en la de Caifs, al rayar el alba

    Bajo la jurisdiccin civil tambin pas por tres sesiones:

    primero en el pretorio

    luego en el palacio de Herodes

    finalmente, de nuevo en el pretorio...

    Seis juicios!

    El Creador juzgado por las creaturas!

    Dios en el banquillo de los acusados!

    Los dos hermanos Lemann, en su libro Valor de la asamblea que pronunci la pena de muerte contra Jess (escrito en 1876) hacen notar 27 irregularidades manifiestas, de las cuales, la menos grave ya implica la nulidad de la sentencia.

    El decreto de muerte era invlido:

    Por razn del lugar, ya que haba sido pronunciado en la casa de Caifs, cuando todo juicio fuera del gazzil no vala;

    Por razn del tiempo, pues el veredicto no poda darse durante la noche (por eso renen otro tribunal al amanecer)

    Por razn de la competencia, pues slo la autoridad romana poda condenar a muerte.

    Sin embargo, el Sanedrn lo haba condenado desde la primera sesin: Reo es de muerte (Mt 26,66).

    Y qu jueces los de Cristo!

    Ans: un viejo corrompido, orgulloso y sectario.

    Caifs: que ya haba decretado la muerte de Cristo, antes de juzgarlo (Jn 18,14).

    Herodes: un lujurioso sanguinario.

    Pilatos: uno de esos que traicionan su conciencia para no perder el puesto.

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    Res sacra reus, decan los romanos: el reo es cosa sagrada, intangible.

    S... menos Jess!

    Juzgado por jueces injustos y condenado por testigos falsos.

    Qu humillacin! El tribunal lo condena:

    porque blasfemaba: l, el Santsimo!

    porque induca al pueblo a la revuelta: l, que haba dicho: Dad al Csar lo que es del Csar!

    porque quera hacerse rey: l, que deca: mi reino no es de este mundo!

    LA PASIN DEL CORAZN

    Cuanto ms delicado es un corazn, tanto es ms sensible a las faltas de atencin.

    Cunto, pues, debi sufrir el corazn de Jesucristo!

    Consideremos en particular el momento en que Jesucristo estaba en la Cruz:

    Cunto tena que sufrir!

    Tena que sufrir doblemente:

    -a causa de los que estaban all

    -y a causa de los que no estaban all.

    1. Jess sufra por la muchedumbre que lo rodeaba; por su pueblo.

    Los que estaban all eran implacables: la mansedumbre de Jess y sus heridas no los haban aplacado.

    Los cuatro Evangelistas observan que TODOS pedan su muerte.

    Que su sangre caiga sobre nosotros.

    Es espantoso.

    Duro es ser condenado a muerte; pero ser condenado a muerte por los suyos, ser entregado por un amigo!

    Si todava un enemigo me ultrajara,

    podra soportarlo;

    si el que me odia se alzara contra m,

    me escondera de l.

    Pero t, un hombre de mi rango,

    mi compaero, mi ntimo,

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    con quien me una una dulce intimidad,

    en la Casa de Dios! (Sal 54,13-14).

    Quines pedan su muerte?

    Su pueblo escogido, su via predilecta.

    Por boca del profeta Miqueas, dice Dios: Pueblo mo, qu te he hecho? O en qu te he agraviado? Respndeme (Mi 6,3).

    2. Jess en la Cruz tena el corazn inundado de tristeza a causa del mal ladrn.

    ste se halla presente en el acto mismo de la Redencin, en el Sacrificio predicho por tantos profetas, esperado por tantos siglos.

    Estaba tan cerca de Jess; tal vez salpicado por la sangre de Dios; por esa sangre de la cual una sola gota hubiese bastado para salvar el universo entero.

    Vio el arrepentimiento del otro ladrn; escuch el perdn inmediato y magnfico del Maestro.

    A pesar de todo, se cerr en su obstinacin.

    Ese ladrn va al frente y simboliza a todos los que resisten los asaltos misericordiosos de Jess...

    El buen ladrn y el mal ladrn!

    Todo el futuro de la humanidad personificado en ellos.

    Muchedumbre de arrepentidos.

    Muchedumbre de impenitentes.

    Jess vea en este hombre las tristes legiones de rebeldes a Dios; todos los que imitan al triste rebelde del Glgota.

    Y Jess sufra en su Corazn.

    Morir por los dems es ya heroico... pero morir por los dems previendo que ellos harn intil aquella muerte, es doblemente amargo...

    El Salmo 30,10, lo dice de una manera pattica: Qu utilidad hay en mi sangre!

    3. Una causa bien diferente, pero que a su modo provocaba en Nuestro Seor una verdadera

    Pasin del corazn, era la presencia de su Madre.

    Un buen hijo sufre cuando su madre sufre.

    La Virgen estaba all; de pie; con todo nimo.

    Stabat, pero con el alma traspasada por el filo de las siete espadas.

    El Hijo mora.

    La madre estaba a su cabecera.

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    Y la gente que los rodeaba se rea y se burlaba.

    Los magistrados hacan muecas... Los soldados se burlaban de l (Lc 23,35) Y los que pasaban por all le insultaban (Mc 15,29).

    Ella vea y escuchaba.

    Y sufra.

    Y l sufra por Ella.

    4. Sufri menos por parte de los ausentes?

    Qu lejos andaban los entusiastas de la entrada triunfal!

    As es la inconstancia humana.

    En la Pasin no vemos al centurin cuyo hijo cur Jess.

    Dnde estn los paralticos que hizo caminar, los ciegos que volvieron a ver por l, los leprosos que limpi?

    l se inclin hacia sus enfermedades y dolores con una delicadeza infinita.

    Dnde estn ahora que l derrama sangre y padece en todo su cuerpo?

    Cuntos de los que all estaban haban presenciado alguno de sus milagros?

    Y dnde estn los Apstoles?

    Cmo hiere el Corazn el verse abandonado en los momentos de prueba por los mejores amigos!

    Comparemos estos dos pasajes del Evangelio:

    En la cena Pedro dijo que jams abandonara al Maestro. Eso mismo dijeron TODOS los discpulos, nota Mateo (25,35).

    Omnes.

    Pocas horas despus, al ser tomado prisionero en Getseman: Entonces TODOS los discpulos, abandonndole huyeron (Mt 26,56).

    Omnes.

    Dos veces actuaron con unanimidad. Primero para proclamar su amor; despus para abandonarlo. Como dice el libro de Job (19,13-19):

    A mis hermanos ha alejado de m,

    mis conocidos tratan de esquivarme.

    Parientes y deudos ya no tengo,

    los huspedes de mi casa me olvidaron.

    ... soy a sus ojos un desconocido.

    Hasta los chiquillos me desprecian,

    si me levanto, me hacen burla.

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    Tienen horror de m todos mis ntimos,

    los que yo ms amaba se han vuelto contra m.

    Y el Salmo 69,21 pone en boca del Mesas esta terrible confesin:

    Espero compasin, y no la hay,

    consoladores, y no encuentro ninguno.

    5. Nuestro Seor experiment todava otra agona ms dura, causada tambin por el abandono, conforme al plan divino: la de su Padre.

    Dios mo, Dios mo, por qu me has desamparado? (Mc 15,34).

    Misterio de los misterios.

    Dios su Padre estaba all. En lo ms ntimo; ser de su ser, fuerza de su fuerza; amor de su amor.

    Pero por un misterio que nosotros no podemos explicar ni comprender, esa presencia no se haca sentir en el Corazn agonizante de Jess.

    l no lo senta.

    Para dar fuerza a todos los atribulados que se creen desamparados de Dios.

    Para mostrar que ha sufrido hasta lo ltimo. Hasta lo indecible.

    Quin no amar a quien tanto ha amado?

    Quin?

    Nosotros!

    Qu tristes suenan las palabras de Jess cuando ste, mostrando su Corazn a Santa Margarita Mara de Alacoque, le dice: He aqu el Corazn que tanto ha amado a los hombres, y en cambio no recibe ms que indiferencia y ultrajes.

    LA PASIN DEL CUERPO

    Es la ms conocida.

    Pensemos slo sus tormentos:

    Los dolores y el insomnio de Getseman.

    Abofeteado.

    Golpeado y escupido.

    Atado con sogas.

    Flagelado hasta el desgarramiento de sus carnes. Mi espalda es como un campo arado (Isaas).

    Hecho una llaga, baado en sangre.

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    Tiritando de fiebre; dbil por los dolores.

    Coronado de espinas; atravesada por las terribles espinas su nuca, su frente, sus sienes.

    Cado durante el va crucis: con las rodillas lastimadas.

    Desgarrado por el desnudamiento, reabiertas sus heridas.

    Atravesado por clavos.

    Seca su garganta. Torturado por la sed.

    Colgado en la cruz por los clavos de sus pies y de sus manos.

    La lenta agona...

    La Pasin de Cristo tiene que ser para nosotros la gran Maestra: Ella es la ctedra *deca Juan Pablo II+ donde Cristo ense. Y santo Toms: Lo nico que tenemos que hacer en nuestra vida para ser santos es querer lo que Cristo quiso en la cruz, y rechazar lo que Cristo rechaz desde ella.

    Nos ensea muchas cosas

    NOS ENSEA A ORAR

    La contemplacin de la Pasin fue la preferida de los santos. Gran alimento del alma.

    Es una oracin fcil, porque es tan fuerte el espectculo de la Pasin que fcilmente se graba en nuestra memoria.

    Es oracin devota, porque la voluntad se siente con ms fuerza atrada y encuentra gozo en los afectos del amor, de la compasin, de la admiracin, de gratitud, de aliento, de dolor, de celo.

    Es fructuosa, porque es en la pasin de Cristo donde encontramos ejemplos ms claros de las virtudes, y de las virtudes ms arduas y difciles.

    Es la menos expuesta a la ilusin, y nos empuja al sacrificio, a la pobreza, a la humillacin, a copiar el modelo del crucificado.

    ENSEA A SER APSTOLES

    S. Pablo escribe a los corintios: la caridad de Cristo nos apremia (2Cor 5,14). S. Pablo haba sacado del misterio de la cruz de Cristo la fuerza para sus correras apostlicas, por eso deca con toda conciencia: la muerte acta en nosotros, mas en vosotros la vida (2Cor 4,12); el apstol defiende su ministerio (cf. 2Cor 6,3ss); l es quien exclama con sumo gusto seguir glorindome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en m la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy dbil, entonces es cuando soy fuerte (2Cor 12,9).

    Las almas se conquistan, es cierto por la palabra, por la oracin, por el ejemplo de vida; pero, principalmente por el sufrimiento. Jess or, Jess ense, dio ejemplo con su vida; pero las almas las arrebat del infierno con su pasin. Sin la pasin de Cristo de nada hubiera servido su enseanza, su ejemplo.

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    Hay almas muy apostlicas que jams usan de la palabra, ni ensean, y pocos consideran su vida escondida; si, tienen mucha oracin y mucho sufrimiento, y su oracin llega tanto ms a Dios cuanto est ms acompaada por el sufrimiento.

    NOS ENSEA A CONFIAR

    Qu nos puede faltar que no est dispuesto a darnos Nuestro Seor? Si l mismo se ha dado por nosotros enteramente, y constantemente nos negar lo que realmente necesitamos?

    Acaso nuestros pecados son los que tememos? Pero Jess desde la cruz dice: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen. Incluso nuestros mayores crmenes, crmenes como los de los que pusieron a muerte al Seor; o como los del buen ladrn, que le bast pedirle a Cristo que se acordase de l, y estando en los mismos sufrimientos oy: hoy estars conmigo en el paraso.

    NOS ENSEA A SUFRIR

    Jess es el gran maestro, y el crucifijo es el gran libro deca s. Buenaventura.

    El Hijo de Dios vino a redimirnos y eligi como medio el dolor: bendito dolor de Cristo que para nosotros es fuente inextinguible de perdn y gracia!

    Mirando el crucifijo no podemos dejar de or la voz de Nuestro Seor que nos dice mira cmo te he amado! podra hacer algo ms para demostrrtelo?

    Quiso mostrarnos su amor sufriendo, lo cual pide en nosotros la correspondencia, es decir sufrir por su amor. Sin embargo son pocos los que aman as a Jess; son muchos los que ponen amor en palabras pero desfallecen ante la perspectiva de sufrimiento. El Kempis dice: tiene Jess muchos amadores de su reino celestial, pero pocos que llevan su cruz; muchos que desean consolacin, pero pocos que sufran la tribulacin... (2,11).

    Comprendemos que quiso redimirnos por la cruz, por eso si queremos aprovecharnos de la redencin es preciso que lo hagamos por el sufrimiento. Cuando s. Pablo estaba prisionero en Roma escribi a los colosenses: completo en mi carne lo que falta a la pasin de Cristo (1,24).

    Sobre esto escribe un conocido telogo: la Pasin y Muerte de Cristo fue suficientsima y sobreabundante y nada le falta que satisfacer. Pero adems de esa pasin, que en su carne o en s mismo padeci, debe sufrir otras en sus miembros, es decir en sus fieles, y especialmente en sus ministros; no ciertamente para con ellos lograr nuevos mritos, sino para que se apliquen los mritos de su pasin y muerte. Tales son las pasiones que san Pablo como miembro y ministro, sufri por su parte; a saber: los trabajos y tribulaciones abundantes que el apstol toler para congregar y perfeccionar al la Iglesia y as aplicar a los fieles los mritos de la muerte de Cristo (Ceuleman).

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    l es nuestro maestro y vino a ensearnos el camino: Yo soy el camino (Jn 14, 6). Es un gran engao, si no del demonio, ciertamente de nuestra carne, el pensar en una vida humanamente feliz (de pelcula), pensando que rezando un poco ms, con sosiego y bienestar somos perfectos.

    Es un engao pensar que la santidad consiste en la prctica tranquila de una vida ms o menos ordenada, sin tropiezos, sin dificultades, sin dolores... sin cruz.

    Sin duda la razn est de parte de la Imitacin de Cristo cuando dice: toda la vida de Cristo fue cruz y martirio (2,12). Cmo podemos nosotros buscar el descanso y la tranquilidad?

    S. Teresa exclama ya no durmis, no durmis, que no hay paz en la tierra.

    Esto hay que pensarlo, y recorriendo con la mirada de la fe impregnada de la caridad toda la pasin de Cristo, sacar la consecuencia, ver que nicamente cuando llevamos nuestra cruz seguimos a Jesucristo. S. Agustn dice: si piensas no tener tribulaciones an no comenzaste a ser cristiano. S. Agustn saba que ser perseguido y llevado a la muerte era sinnimo de ser cristiano en los albores del cristianismo.

    El amor requiere desprendimiento si alguien quiere ser mi discpulo, renuncie a s mismo (Lc 9, 23). Es que el gran enemigo del amor es el culto del yo, el egosmo: ambos son incompatibles en el corazn; en cambio amor y renunciamiento son proporcionales. El amor engendra el desprendimiento: amar es olvidarse de s mismo para ir a atender al amado. Si el amado est atribulado, el amor ansiar compartir el sufrimiento, aliviarlo, asumirlo hasta donde sea posible; el amor suscita el sacrificio.

    Se dijo de s. Francisco que el renunciamiento llega a ser para l una necesidad. S. Buenaventura escribe de l: Francisco impuso a los Hermanos Menores la ms alta pobreza para llevarlos a la ms alta contemplacin; esa es la meta, de otro modo para nada sirve la pobreza. Y de todos los santos, se ha dicho que quien mejor ha imitado a Jesucristo es sin duda s. Francisco de Ass. l busc el sufrimiento con tanto ardor como ponemos nosotros en esquivarlo. Sufrimientos voluntarios y aceptaba con gran alegra las pruebas providenciales como si fueran bendiciones. Tuvo verdadera compasin de Cristo: voluntad de participar efectivamente en la pasin de Cristo. Anhelaba el martirio. Pero su penitencia no deja de ser en l alegre, y esto porque est teida del amor, fuente del gozo.

    Supongamos hermano Len que, colmados de injurias y molidos a golpes, nos encontremos tendidos en la nieve, cubiertos de contusiones y llagas; si lo soportamos con paciencia, pensando en los sufrimientos de Cristo, y considerando qu bueno es sufrir por amor a l, oye y apunta, hermano Len: en eso consiste la perfecta alegra. Jess en el Evangelio lo dice de otro modo vuestra tristeza se transformar en alegra (Jn 16, 20).

    Quin nos quitar la alegra si sabemos buscarla an en aquello que es enemigo de la alegra?

    Santidad y sufrimiento se identifican. Los santos lo entendieron perfectamente:

    -Se deca de santo Domingo que deseaba ser despedazado y muerto por la fe cristiana.

    -La Virgen a santa Bernardita: No te prometo alegras y consolaciones en esta tierra, sino pruebas y sufrimientos.

    -He llegado a no poder sufrir ms, pues me es dulce todo sufrimiento, Sta. Teresita.

    -Hacernos santos es padecer, San Alfonso.

    -Sufrir para convertir, San Juan Mara Vianney.

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    Cuando Nuestro Seor se aparece a San Juan de la Cruz para preguntarle que premio quera por sus mritos, l responde: Padecer, Seor, y ser despreciado por Vos. Luego de esto fue encerrado en un calabozo por los mismos monjes de su convento, donde pas cerca de seis meses, y donde entendi la necesidad del sufrimiento.

    -Padecer o morir, Sta. Teresa de Jess.

    -No morir sino padecer, Sta. Magdalena de Pasi.

    -El pan cotidiano del misionero es el sufrimiento, San Juan Pervoir.

    -Las hora que paso sin sufrir me parecen horas perdidas, Sta. Margarita Mara de Alacoque.

    -Cuando uno se determina a padecer est acabado el trabajo, Sta. Teresa.

    Quiero sufrir, quiero sufrir!, esta es la frase que debemos grabar en nuestros corazones. Porque es el modo de amar a Dios.

    -Sin la cruz, no se encuentra el camino para ir al cielo, Sta. Rosa de Lima.

    A sor Faustina Kowalska, Cristo le ofreci llegar al mismo grado de santidad y de gloria por dos caminos: por una vida tranquila o a travs de la cruz, y ella dijo: elijo la cruz.

    La cruz tiene, como deca el padre Buela, esas dos sombras: la caridad con que uno muestra a Dios que lo ama al sufrir por El, y la alegra. Hay una muy estrecha relacin entre estas tres cosas: santidad con sufrimiento, y sufrimiento con alegra, unidas todas por el amor. Solo llegamos a la santidad por el sufrimiento, porque el sufrimiento engendra amor; y cuando el amor llega a ser intenso en grado sumo, transforma el sufrimiento en alegra. Solo alegra al amante el mostrar su amor al amado, y se da cuenta de que no hay otra forma de hacerlo que sufriendo por l.

    El padre Buela deca en el libro de las Servidoras, en uno de sus sermones: Aqu podemos poner el caso concreto de alguna religiosa que no ame los sufrimientos, ni las humillaciones: la pobre vivir quejndose voluntariamente, sencillamente porque no tiene fe. Y en el libro Sacerdotes para siempre: La cruz es la que hace posible que an cocido de cicatrices, una sonrisa brote siempre de sus labios [el sacerdote], y una risa cristalina sea la rbrica de sus obras.

    -Yo encontr en el mundo la alegra y la felicidad, pero solo en el dolor, Sta. Teresita antes de morir.

    -Y el alma [en los sufrimientos] est feliz y doliente. Doliente por los pecados del prjimo; feliz por la unin y por el afecto de la caridad que ha recibido de s misma. Ellos imitan al Cordero Inmaculado, a mi Hijo unignito, el cual estando en la cruz estaba feliz y doliente, Sta. Catalina de Siena.

    -Nuestro Seor en el huerto de los olivos gozaba de todas las alegras de la trinidad. Sin embargo su agona no era menos cruel. Es un misterio pero le aseguro que del que pruebo yo misma comprendo algo, Sta. Teresita.

    Juan Pablo II en Novo Milenio Ineunte n 27: La misteriosa mezcla del dolor con el sufrimiento.

    Pidamos pues, incesantemente, poder enamorarnos de la cruz de Cristo, y convencernos de que no hay otro camino hacia la santidad que el crucificarnos con Nuestro Seor. Pidamos la gracia de alcanzar la ciencia, la sabidura de la cruz.

    Gloria al Padre, al Hijo y al Espritu Santo