LA OCTAVA CRUZADA Y OTROS RELATOS EN 1270

FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-

formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-

vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de

algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-

juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este

libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse

ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se

reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,

etc.

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A MODO DE PRÓLOGO

EL AÑO EN QUE MURIÓ TANNHÄUSER

Al igual que 1269, este año 1270, que comenzó en miércoles, fue de prolongado

cónclave del colegio cardenalicio en Viterbo (Italia) sin concluir en elección de nuevo

Papa sucediendo a Clemente IV, muerto a 29 de noviembre de 1268, como bien pode-

mos recordar.

Mientras, se fueron sucediendo los hechos, muy principalmente los de la octava cruza-

da y cuanto relatamos a continuación, con figuras históricas muy destacadas.

Como siempre y es normal, cada año tiene su propio obituario, siendo uno de los de-

cesos de este 1270 el del poeta alemán (minnesinger)Tannhäuser, con 65 años de edad.

Hacemos mención de él en este a modo de prólogo por su carácter legendario y real,

pues cuenta la leyenda que Tannhäuser, de cuya biografía se conoce muy poco, estuvo

en una misteriosa montaña, allí donde vivía la diosa Venus con su corte, dentro de una

mítica caverna, la Venusberg, cuya localización era mantenida en secreto para que los

humanos no se acercaran ni entraran, siendo total perdición acceder a ella. Hoy en día se

identifica esa montaña con el Hörselberg, en Turingia, muy cerca de Eisenach, la ciudad

alemana en la que nació Johann Sebastian Bach, en 1685. Pues bien, cuenta la men-

cionada leyenda que Tannhäuser entró en la Venusberg y pasó allí un año de lujuria

desenfrenada con la diosa, contraviniendo sus prometidos votos como caballero, luego

de lo cual, arrepentido de su comportamiento y acogiéndose a la Virgen María, fue en

peregrinación a Roma para pedirle la absolución de sus pecados al Papa Urbano IV

(1261-1264), quien se la denegó diciéndole que sólo podría perdonarle si ocurriera un

milagro: que de su bastón reseco brotaran hojas verdes. El milagro ocurrió, pero de-

masiado tarde, pues Tannhäuser había emprendido el camino de vuelta a Venusberg y

nadie más le volvió a ver ni a saber de él nunca jamás.

Como en la gran ópera romántica homónima de Richard Wagner, estrenada en 1845,

Tannhäuser ha sido frecuente motivo de inspiración en el arte a lo largo de la Historia.

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Tannhäuser en el Venusberg (1901). Oleo de John Collier (1850-1934)

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AÑO 1270

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POR TIERRAS NORTEAFRICANAS Y DE OTROS LUGARES

LA OCTAVA CRUZADA

El relato que ahora nos toca ofrecer, correspondiente al año 1270, es el de la que sin

duda habrá de ser conocida históricamente como octava cruzada,1 la misma que hemos

1 Así es en efecto, pues fueron ocho las campañas militares denominadas cruzadas, de guerra santa cris-

tiana, que se prolongaron desde el año 1095 hasta el 1270, aunque puede que también se extendiera la

duración por los años 1271-1272, como formando parte de la octava cruzada o tal vez denominándose

novena –y última– cruzada propiamente dicha. He aquí, de una manera global, la sucesión cronológica de

~ 7 ~

de considerar como fallida, todo un fracaso, habiéndola emprendido el piadoso rey Luis

IX de Francia,2 acabando malamente en Túnez y siguiéndose finalmente la muerte del

monarca francés entre otros participantes de la campaña con él. El objetivo marcado en

esta cruzada, que no se logró alcanzar, fue la conversión a la fe cristiana del emir tu-

necino,3 de modo que pudiera expandirse la Iglesia por el norte de África, como lo fuera

vigorosamente antaño.4

Para situarnos en los antecedentes de la octava cruzada, hemos de recordarnos o evo-

car, de entre los años 1265 y 1268, cómo los mamelucos egipcios, dirigidos por el sul-

tán Baibars,5 conquistaron gran parte de los territorios cruzados que hubo entre los co-

nocidos Estados de Levante, en la zona este u oriental del Mediterráneo. Cuando se hizo

con incrementado poder el sultán Baibars de Egipto, en 1260, los cruzados dominaban

bastante bien la costa levantina mediterránea comprendida entre Gaza y Cilicia, contan-

do también con varias e imponentes fortalezas dentro del territorio, resultando el mismo

bien protegido. Pero arreciaron decididamente por aquí las conquistas de Baibars.6 El

conocido como Oriente Próximo de los cristianos, se veía peligrosamente amenazado,

constatándose allí una total anarquía en lo político, lo religioso y lo militar, de las ór-

denes caballerescas y de la nobleza imperante-declinante; se apreciaba una clara crisis

defensiva y severas dificultades entre los mercaderes y los comerciantes europeos, muy

acentuadamente entre genoveses y venecianos.

Luis IX partió inicialmente rumbo a Egipto, a fin de enfrentarse a los mamelucos de

Baibars y para afrontar la grave situación en el Oriente cruzado y cristiano. Sin em-

bargo, pese a dicha grave situación, Carlos de Anjou,7 hermano del rey francés como

bien sabemos, convenció a éste para dirigirse a Túnez, desistiendo de la cruzada a Le-

vante, argumentándole que el emir tunecino estaba dispuesto a convertirse del Islam al

Cristianismo. A pesar de la oposición de algunos estrechos colaboradores del rey a la

empresa propuesta por su hermano, Luis la aceptó.

la serie de cruzadas que hubo: la primera (1095-1099), la segunda (1147-1149), la tercera (1189-1192), la

cuarta (1202-1204), la quinta (1218-1221), la sexta (1228-1229), la séptima (1248-1254), la octava (1270

y tal vez también 1271-1272).

2 San Luis, celebrado en el santoral el 25 de agosto.

3 El proclamado califa hafsí Abu Abd Allah Muhammad al-Mustansir (1249-1277).

4 Durante la Antigüedad y en la Alta Edad Media.

5 Sultán mameluco de Egipto entre los años 1260-1277.

6 De modo que los estados cruzados fueron desapareciendo. Baibars resultó ser un azote de los cruzados,

mayor si cabe que Saladino (1174-1193).

7 Rey de Sicilia entre los años 1266-1285.

~ 8 ~

Fue inmensa, muy numerosa, la expedición de cruzados partiendo del importante

puerto de Aigues-Mortes8 el día 1 de julio de este año 1270. Acompañaban al rey sus

tres hijos mayores (Felipe,9 Juan Tristán y Pedro), su yerno el rey Teobaldo II de Na-

varra,10

su sobrino Roberto II de Artois11

y otros varios condes. La escuadra arribó

frente a la antigua e histórica Cartago el 18 de julio, en pleno verano magrebí. En contra

de lo esperado o deseado por los cruzados, el sultán tunecino Al-Mustansir no se con-

virtió en cristiano ni estuvo dispuesto a ello; por el contrario, se aprestó a defenderse de

la invasión de los cristianos, considerándolos en ataque y agresión. El clima calurosa-

mente adverso y las epidemias pestíferas diezmaron pronto las huestes del rey Luis.

Cuando Carlos de Anjou llegó con refuerzos, el 25 de agosto, se enteró enseguida de

que el rey, su hermano, acababa de fallecer, a sus 56 años de edad, tras 44 años de rei-

nado, desde 1226. Entre los que murieron el 25 de agosto estaba también Alfonso de

Brienne, con 43 años de edad.12

Juan Tristán ya había muerto, a 3 de agosto. Su herma-

no Felipe había estado con salud maltrecha y al borde de la muerte durante unos días.

La vigorosa energía de Carlos de Anjou al mando de la expedición permitió que, lle-

gado el otoño, se realizase la evacuación, tras el pago de un oneroso rescate exigido por

parte del sultán. El príncipe Felipe, hijo del difunto rey, ya repuesta su salud, firmó tra-

tado de paz con el sultán y regresó rumbo a Francia, sucediendo a su padre en el rei-

nado, con 25 años de edad.13

8 Al sur de Francia, costa mediterránea, en Gard (Languedoc-Rosellón). También partió de aquí la ante-

rior cruzada de Luis IX a Egipto en 1248.

A partir de 1246 se empezaron a reunir equipos y víveres, pero Luis IX tuvo que dirigirse a Marsella,

Venecia y Génova para completar su flota. Reunió mil ochocientos barcos en Chipre en 1249, de los que

solamente 38 partieron de Aigues-Mortes con el rey. Apenas desembarcado en Egipto, Luis IX se apoderó

de Damieta, pero su ejército fue vencido por la zona de Al-Mansurah, en abril de 1250, y el rey fue apre-

sado. Liberado, se quedó en Palestina hasta 1254 y allí reconstruyó las murallas de las plazas francesas.

Ahora en 1270, como estamos relatando, los cruzados fueron convocados de nuevo en Aigues-Mortes,

sin que hubiera lugar alguno para acogerlos, así que entre unos y otros fueron estallando desavenencias,

debiendo intervenir el rey para calmarlos. Pero en medio de situaciones caóticas algunos acabaron lanza-

dos a la piratería.

9 Ya mismo futuro rey Felipe III, apodado el Atrevido, entre los años 1270-1285.

10

Casado con Isabel de Francia, cuya muerte será en 1271 (y entonces nos referiremos a ella). Teobaldo

muere también en el transcurso de esta cruzada, en este año 1270, como enseguida veremos.

11

Fue de gran bravura y valentía en esta octava cruzada, demostrando querer vengar la muerte de su pa-

dre en la séptima cruzada, en 1250. La muerte de Roberto II de Artois será en 1302 (ya haremos entonces

más consideraciones).

12

Alfonso de Brienne, llamado también de Acre, fue gran chambelán francés, hijo del rey de Jerusalén

Juan de Brienne y de Berenguela de León (ambos muertos en 1237, sin llevarse mucho tiempo). Se había

casado hacia 1250 con María de Lusignan, de quien tuvo un hijo y una hija y murió en 1260.

13

Reinando como Felipe III el Atrevido, entre los años 1270-1285, tal como ya destacábamos en una de

las notas hacia atrás.

~ 9 ~

Abundemos o comentemos más en profundidad lo que estamos notificando, resaltan-

do, como ya dijimos, que Luis IX de Francia fue rey piadosísimo. A su devota afición

por coleccionar reliquias, afición que le llevó a construir en Paris la Sainte Chapelle,14

se unió su vocación como cruzado. El monarca francés protagonizó dos, la séptima di-

rigida contra Egipto y la octava contra Túnez. La primera fue desastrosa y en ella cayó

prisionero, pero la segunda fue aún peor.15

La muerte de Luis IX en esta cruzada supuso un duro varapalo para sus hombres

14

La Sainte-Chapelle (Santa Capilla Real, ubicada en la Île de la Cité parisina, en medio del río Sena), es

una obra cumbre, entre otras, del denominado gótico radiante (de entre los siglos XIII y XIV). Es toda

ella como un enorme relicario, de paredes con ventanales que son vidrieras policromadas. Resulta muy

digna de visitarse.

Todo comenzó para construirse en 1241 cuando fueron llevadas a Francia, desde Siria y Constantinopla

muy señaladas reliquias relacionadas con la Pasión de Cristo, reliquias que obtuvo Luis IX de Francia de

manos de Balduino II, el último emperador latino de Constantinopla (1228-1261). Para depositar dichas

reliquias mandó construir el rey francés la mencionada capilla a lo grande.

15

Sobre San Luis, su obra y su legado, ir a epílogo I.

~ 10 ~

La que conocemos y damos en llamar octava cruzada, efectuada en este año 1270 en

que estamos, contó con la participación más directa y dirigente del rey Luis IX de Fran-

cia, quien contó con el acompañamiento o cercanía teórica de su hermano Carlos de An-

jou, rey de Sicilia, además de contarse también con otros muy destacados acompañan-

tes, que ya resaltábamos. El monarca siciliano participó en la cruzada muy a su pesar, ya

que interfería con sus planes de ataque al Imperio Bizantino para hacerse con su control.

Sabedor de que no podía faltar a la cita cristiana, ya que la comparación con su pia-

dosísimo hermano le dejaría en pésimo lugar, intentó reorientar la campaña de manera

que le resultara favorable.

Carlos detuvo los preparativos que tenía previstos para su ataque a Constantinopla y

escribió una carta a su hermano Luis IX. El rey de Francia tenía pensado volver a atacar

Egipto, pero su hermano logró convencerle de las mayores ventajas que suponía atacar

Túnez. El reino norteafricano era un estorbo para Carlos de Anjou por dos motivos: En

primer lugar, Túnez llevaba siglos pagando tributo a Sicilia pero su sultán aprovechó las

guerras intestinas por el trono de la gran isla para desligarse de sus obligaciones. En se-

gundo lugar, Túnez había sido lugar de refugio para los mercenarios y enemigos po-

líticos de Carlos de Anjou. Éste toleró las afrentas esperando una oportunidad para ven-

garse del sultán. Y la octava cruzada le servía en bandeja dicha oportunidad.

El rey de Sicilia conocía el carácter piadoso de su hermano, por lo que le deslizó o

dejó caer que el sultán tunecino quería hacerse cristiano, lo que tenía difícil porque sus

cortesanos enemigos se lo impedían. El apoyo moral de los cruzados decidiría al go-

bernante a dar el paso de su conversión, con la cual habría de recuperarse Túnez para la

fe cristiana. Con el apoyo del nuevo reino católico, Luis IX obtendría bases o facili-

dades suficientes como para emprender una gran campaña de cruzada contra Egipto.

Luis estaba entusiasmado y aceptó de buen grado la propuesta. Y todo sobrevino luego

como ya hemos contado, con un contratiempo tras otro, sucediéndose epidemias16

en

medio de un calor sofocante.

Así pues, la mitad del ejército enfermó y se dio por perdido en cuanto tal, producién-

dose gran mortandad. No se libraron los altos mandos, siendo el primero en morir el

legado pontificio, garante de la Santa Sede considerando la campaña como cruzada.

Juan Tristán, hijo de Luis IX, murió el 3 de agosto, con 20 años de edad.17

Tres semanas

16

De difteria y tifus.

17

Juan Tristán era, iure uxoris (por derecho de su esposa), conde de Nevers, de Auxerre y Tonnerre, de

Valois y Crépy.

Había nacido en Damieta (Egipto), conquistada por los cruzados en 1249. Según el cronista Jean de

Joinville (1224-1317), un viejo caballero actuó a modo de partera durante el nacimiento de Juan. Dos días

antes de su nacimiento, el rey había sido capturado por los mamelucos, como bien podemos recordar,

siendo esta pena u ocasión triste la razón de por qué al niño le dieron el nombre de Tristán. Fue bautizado

en la gran mezquita de Damieta, habiendo sido consagrada como iglesia. Un mes después de estos he-

chos, Damieta tuvo que ser abandonada por los cruzados. Posteriormente, Juan Tristán pasó su infancia

en Tierra Santa, donde vinieron al mundo su hermano Pedro, en 1251, y su hermana Blanca, en 1253.

El rey Luis IX hubiera deseado que su hijo Juan Tristán llegara a ser dominico, pero éste no estuvo nun-

ca por parte de secundar ese deseo. En junio de 1265 se casó con la condesa Yolanda II de Nevers, siendo

él de 15 años de edad y ella de 18. En 1268, Juan Tristán se convirtió en conde de Valois y Crépy en su

~ 11 ~

después también murió el rey.18

Le heredó y sucedió en el trono de Francia su hijo Fe-

lipe, restablecido en su juventud y fortaleza física, siendo coronado en su momento.

Justo el día después19

de la muerte de Luis IX, el rey Carlos de Sicilia hizo su apa-

rición en el campamento cruzado. Llevaba tropas de refresco que mitigaron en parte la

consternación y desmotivación de la causa cristiana, una gran aflicción por la muerte del

buen monarca francés, tan querido por todos. Guiados por el recién proclamado rey Fe-

lipe III y por su tío Carlos, los cruzados lograron vencer en un par de escaramuzas al

sultán tunecino. Ello les llevó a una posición de poder para obligar al gobernante afri-

cano a firmar un tratado por el que Carlos obtenía todos sus objetivos: recuperó el tri-

buto tunecino, el sultán desterró de su reino a todos los refugiados y además correría

con los gastos de la contienda, permitiendo tolerancia y libertad de culto a los cristianos.

Poco después, cuando ya se preparaban de inmediato para el regreso a Europa, llegó el

príncipe Eduardo de Gales.20

Decepcionado porque la lucha ya había acabado, y no

dispuesto a regresar, el inglés decidió seguir como cruzado a Tierra Santa.21

Pero los desastres de la octava cruzada no habían cesado aún. Mientras se recogían los

pertrechos y se organizaba la partida de regreso, la difundida enfermedad seguía hacien-

do estragos en el campamento cristiano. Durante la travesía de regreso murió también el

rey Teobaldo II de Navarra, muy enfermo, estando en el puerto siciliano de Trapani, al

oeste de la isla.22

Posteriormente, mientras los cruzados atravesaban Calabria, Isabel de

Aragón, la nueva reina de Francia, con 22 años de edad, cayó de su caballo y al poco

tiempo murió, en Cosenza, pues fueron de mucha gravedad sus heridas y muy delicado

su estado.23

Lo que más le dolió a Carlos de Anjou aún estaba por llegar:24

poco después

propio derecho por su padre el rey, un regalo que recibió como paréage (un peculiar acuerdo feudal).

Juan Tristán y Yolanda no tuvieron descendencia.

Los cuerpos difuntos de Juan y del rey su padre fueron llevados a Francia, de manera cuidadosamente

sanitaria en su momento, siendo enterrados en París, en la basílica-catedral de Saint-Denis.

Yolanda, su viuda, se volvió a casar en 1272, con Roberto III de Flandes (muerto en 1322).

18

Su ejemplo de buen gobierno y su incansable lucha en defensa de la Iglesia motivaron su canonización

veintisiete años después de su muerte.

19

O tal vez el mismo día.

20

Futuro rey Eduardo I de Inglaterra entre los años 1272-1307.

21

En la que vendrá a ser novena cruzada o como continuación y segunda parte de la octava por algo más

de tiempo, como ya iremos viendo.

22

Ir a epílogo II.

23

Esta muerte ocurrió el 28 de enero de 1271. La relatamos por adelantado en esta nota por exigencias de

la narración o consideración en las que estamos.

Isabel era hija del rey Jaime I de Aragón y de su segunda mujer Violante de Hungría. Su boda con el

príncipe Felipe de Francia se había celebrado el 28 de mayo de 1262 en la ciudad francesa de Clermont.

Y fue ésta la descendencia del matrimonio: Luis (1264-1276), Felipe (nacido en 1268 y muerto en 1314,

siendo rey Felipe IV de Francia desde 1285), Roberto (1269-1271) y Carlos (nacido en este año 1270 y

muerto en 1235, conde de Valois).

~ 12 ~

–hechos a la mar–, se levantó una gran tempestad que destruyó 18 de los barcos con los

que el rey tenía pensado atacar Constantinopla, lo que le obligó a retrasar de nuevo su

expedición.

En total, se hace de la octava cruzada un balance muy negativo y de fracaso: le costó

la vida a miles de soldados, a dos reyes, a una reina, a un príncipe y un legado ponti-

ficio. Resultó un bagaje nefasto para los cristianos participantes en una empresa que

sólo benefició al ambicioso rey Carlos I de Sicilia, un insaciable Angevino.

Isabel de Aragón estuvo en compañía de su marido en la octava cruzada, siendo muy trágico su final,

como estamos contando. La desgraciada y grave caída del caballo, estando ella embarazada, ocurrió el 11

de enero. La criatura que pudo haber sobrevivido habría sido el quinto hijo, pero falleció en el golpe y por

violento parto, el mismo que a la madre le produjera probablemente septicemia.

Esta reina de Francia también fue enterrada en París, en la real y catedralicia basílica de Saint-Denis, en

tumba que como tantas otras del lugar fue profanada durante la Revolución Francesa en 1793.

24

Nos tomamos la licencia de continuar el relato.

~ 13 ~

REINO DE CASTILLA

ALGUNAS VILLAS DE REALENGO POR EL NOROESTE

El rey Alfonso X, de León-Castilla, como no podemos olvidar, neutral y hasta un tan-

to indiferente a la octava cruzada, está a lo suyo y como tal actúa. Durante este año

1270, en diversas fechas, convirtió en villas de realengo varias poblaciones, concedién-

doles el Fuero de Benavente.25

Se trata de las siguientes localidades: Santa María de

Balonga,26

Ribadesella, Colunga,27

Puebla de Maliayo,28

Nava,29

Siero,30

Gijón,31

Pue-

bla de Valdés,32

Navia,33

Villablino34

y San Mamés de Laciana.35

También podemos notificar que los franciscanos, bastante más al sur de las mencio-

nadas poblaciones,36

fundaron el convento de Santa María de La Verde.37

25

Siendo Benavente, como bien sabemos, de la provincia de Zamora.

26

Actual Santa María de Valonga, prácticamente un disminuido poblado situado en el municipio lucense

de Pol.

27

Ambas en Asturias, por la costa con dirección a Cantabria.

28

Actual Villaviciosa (Asturias), no lejos de las anteriores poblaciones mencionadas.

29

Asturias, más al interior.

30

Asturias, no lejos de Nava.

31

Importante ciudad asturiana en la actualidad, situada en la costera zona central del principado.

32

Actual Luarca, costera y portuaria en Asturias.

33

En Asturias, costera hacia el oeste.

34

Al noroeste de la actual provincia de León. La interesante y extensa carta puebla, de gran valor docu-

mental, otorgada por el rey Alfonso X, se encuentra actualmente en el Archivo Municipal del Ayunta-

miento de Villablino.

35

Provincia de León, no lejos de Villablino.

36

En la actual Aldeadávila de la Ribera (Salamanca), al noroeste de la provincia, fronteriza con Portugal.

37

Abandonado por los frailes en 1834, cuando la desamortización de Mendizábal.

~ 14 ~

LONGCHAMP – PARÍS (REINO DE FRANCIA)

MUERTE DE ISABEL DE FRANCIA, CLARISA

En el parisino bosque de Rouvray,38

a 23 de febrero de este año 1270, siendo clarisa

en el convento de Longchamp39

que hay en dicho bosque, murió Isabel de Francia, que

había fundado el lugar en 1255.40

Isabel, que recibió sepultura en la iglesia de su con-

vento, estaba para cumplir los 45 años de su edad. Fue la duodécima de la descendencia

de 14 vástagos que tuvieron Luis VIII de Francia y Blanca de Castilla, siendo el sexto

hijo Luis IX el rey, también difunto en este año 1270, como ya hemos contado, y siendo

el hijo último (y póstumo) Carlos I de Sicilia, Carlos de Anjou.

Cuando Isabel era todavía una niña, ya estaba del todo inclinada a la vida religiosa.

Por una bula del Papa Inocencio IV,41

emitida a 26 de mayo de 1254, a Isabel se le

permitía disponer de algunos sacerdotes franciscanos como confidentes y confesores

especiales. Fue así la más cercana de la familia a la Orden franciscana y clarisa. Y no

sólo rompió su compromiso matrimonial –tal como se le propuso– con un conde, sino

también con el mismo Conrado IV de Alemania,42

Hohenstaufen hijo del emperador

Federico II,43

no obstante haberse sentido muy presionada por doquier. Hasta el Papa

Inocencio IV la presionó a ello, aunque finalmente alabó su fija y firme determinación

para la vida religiosa permaneciendo virgen.44

38

Actual Bois de Boulogne, al oeste de París.

39

Histórico convento de clarisas conocido como Abadía de Longchamp o Monasterio de la Humildad de

la Santísima Virgen María. Hubo en él célebres abadesas.

El 26 de febrero de 1790, cuando la Revolución Francesa, las clarisas que allí había recibieron una or-

den de expulsión; y el 17 de septiembre de 1792 fueron retirados los objetos de valor y sagrados enseres

del culto, abandonando las monjas el convento el 12 de octubre de ese año. En 1794 fue puesto a la venta

el edificio, sin que nadie deseara comprarlo, debido a lo cual fue destruido; hubo derribo de paredes en

1857, si bien quedó en pie una torre, añadiéndose los terrenos al conocido como Bois de Boulogne.

40

Isabel de Francia fue beatificada en 1521 por el Papa León X (1513-1521). Se celebra en el santoral el

23 de febrero.

41

De pontificado entre los años 1243-1254.

42

Muerto en 1254.

43

Muerto en 1250.

44

Ir a epílogo III.

~ 15 ~

~ 16 ~

~ 17 ~

SEÑORÍO DE TIRO EN EL ORIENTE DE LOS CRUZADOS

ASESINATO DE FELIPE DE MONTFORT

La ciudad y el territorio libanés de Tiro fueron del Imperio Bizantino entre los años

395 y 638, siendo en este año cuando sufrió la ocupación árabe. En 1098 cayó en poder

de los turcos selyúcidas, y en 1124, no mucho después de la primera cruzada (1096-

1099), dominaron aquí los cruzados hasta el presente,45

siendo lugar importante en el

contexto histórico del reino de Jerusalén. Formó parte del dominio real, aunque también

hay colonias comerciales autónomas de mercaderes italianos. Podemos recordar la ciu-

dad de Tiro como sede arzobispal dependiente del patriarcado latino de Jerusalén, y que

algunos arzobispos accedieron al patriarcado. Importante fue el arzobispo e historiador

Guillermo de Tiro.46

Tras la conquista de Jerusalén por Saladino en 1187, la capital del reino, como sabe-

mos, se trasladó a San Juan Acre, pero se mantuvieron en Tiro las ceremonias de co-

ronación u otras y quedó convertida en capital de señorío.

De Tiro es la noticia cuyo relato ofrecemos a continuación, la noticia de la muerte del

señor de Tiro, Felipe de Montfort, acaecida el 17 de marzo de este año 1270.

Felipe de Montfort había nacido en Sidón en 1206.47

Además del señorío feudal de

Tiro (1246-1270), ostentó otros más entre 1228-1239 y destacadamente el señorío de

Torón (1240-1257).48

Fue hijo de Guido de Montfort49

y de Helvis de Ibelín.50

Se casó

en 1220 con Leonor de Courtenay,51

hija de Pedro II de Courtenay, emperador latino de

Constantinopla,52

y de Yolanda de Flandes.53

45

Prolongándose este dominio, como podremos ver, hasta 1291.

46

Muerto probablemente en 1185.

47

Aproximadamente.

48

Ver mapa.

49

Señor de Castres, La Ferté-Alais y Bréthencourt (muerto en 1228).

50

Señora de Sidón (muerta probablemente en 1216).

51

Muerta probablemente en 1230.

52

Muerto entre los años 1219, probablemente asesinado.

~ 18 ~

Castillo de los cruzados de Sidón

(lo que queda del mismo, habiendo sido construido hacia 1228)

En 1240,54

fue cuando Felipe de Montfort se casó con María de Antioquía-Armenia,55

la hija mayor de Raimundo Rubén de Antioquía,56

heredera del señorío de Torón y pre-

tendiente al trono de Armenia.

Poco después –ahora se vuelve liosa la historia–, estalló una lucha interna que enfren-

tó duramente a los nobles de Jerusalén contra los partidarios del emperador Federico II

Hohenstaufen. Felipe se unió al partido de su tío, Juan Ibelín, conocido como el Viejo

Señor de Beirut.57

En 1243 tomó la ciudad de Tiro, en poder de los imperiales gibelinos,

y se convirtió en condestable de Jerusalén entre los años 1244-1251, aunque en la bata-

lla de La Forbie estuvo subordinado a Gutierre IV de Brienne, que tuvo mal final entre

1244-1246. Felipe fue uno de los pocos caballeros cristianos que pudo escapar a la ca-

tástrofe de La Forbie.

53

Muerta en 1219.

54

O posteriormente.

55

Muerta en 1257.

56

Muerto entre los años 1219-1222.

57

Muerto en 1236.

~ 19 ~

~ 20 ~

En 1246, Enrique I de Chipre,58

por entonces regente de Jerusalén, nombró a Felipe de

Montfort señor de Tiro, recompensándole así por sus servicios. Aunque la legalidad del

título era algo dudosa, fue reconocido por Hugo I de Jerusalén59

en 1269, aunque el rey

se reservaba el derecho de recomprar el feudo.

Felipe de Montfort se unió a la séptima cruzada (1248-1254) y fue embajador del rey

Luis IX de Francia cuando las negociaciones para la tregua de Damieta. En 1256,

expulsó a los venecianos de Tiro, un hecho que aceleró la que ya está siendo conocida

como Guerra de San Sabas.60

En 1258 apoyó a los genoveses en San Juan de Acre, pero

al ser rechazado parece que contribuye a decidir la lucha como favorable a los venecia-

nos. En 1257 cedió el señorío de Torón a su hijo Juan de Montfort, hasta 1266, fecha en

que lo perdió.61

El sultán mameluco Baibars62

se apoderó de Torón en 1266. Baibars se temió que el

enérgico Felipe de Montfort, a pesar de sus años, consiguiera apoyos europeos para pro-

seguir emprendiendo las guerras en las que se metía. Por eso buscó contra él la actua-

ción de los nizaríes o hashshashin (asesinos), y uno de ellos (fingiendo el deseo de con-

vertirse al cristianismo, pero actuando como sicario) visitó y apuñaló a Felipe de Mont-

fort mientras éste se entregaba a la oración en su capilla, intentando matar luego tam-

bién a su hijo Juan. Mortalmente herido, Felipe pidió auxilio a gritos; los guardias entra-

ron de inmediato y mataron al asesino. Al ver a su hijo sin heridas graves, Felipe cayó

en sus brazos y murió. Fue sucedido por su hijo Felipe en sus posesiones francesas, y

por su hijo Juan en sus posesiones levantinas de Ultramar.

58

Muerto en 1254.

59

Hugo III de Chipre (1267/1268-1284).

60

Ir a epílogo IV.

61

Téngase en cuenta la vida matrimonial y familiar o de descendencia respecto a Felipe de Montfort, co-

mo seguidamente exponemos:

Con su primera mujer, Leonor de Courtenay, tuvo a: Felipe (casado con Juana de Levis-Mirepoix y

muerto en Túnez, a 24 de septiembre de este año 1270, afectado por la peste durante la octava cruzada).

Con su segunda mujer, María de Antioquía-Armenia, tuvo a: Juan de Montfort (señor de Torón y Tiro,

casado con Margarita de Lusignan, princesa de Antioquía, muerto a 27 de noviembre de 1283), Hunfredo

de Montfort (sucesor de su hermano Juan, cuando llegue el momento, como señor de Torón y Tiro, ca-

sado con Eschiva de Ibelín, señora de Beirut y Lapatos, muerto a 12 de febrero de 1284), Alicia y Helvis

(ambas nacidas en 1282 y muertas en 1295).

62

Sultán de Egipto y Siria entre los años 1260-1277.

~ 21 ~

REINO DE HUNGRÍA

MURIÓ EL REY BELA IV

A 3 de mayo de este año 1270 murió el rey Bela IV de Hungría y Croacia (desde

1235), también duque de Estiria63

(entre los años 1254-1258), con 64 años de edad. Los

funerales tuvieron lugar en Estrigonia.64

Aquí ofrecemos a continuación, resumido, el

relato de su reinado, muy afectado por la invasión de los mongoles sobre sus territo-

rios.65

Bela IV, de la Casa de Árpad, fue hijo y sucesor de Andrés II y de Gertrudis de Me-

rania, su primera esposa (muerta por asesinato en 1213, con 28 años de edad, como po-

demos recordar).

El Papa Inocencio III (1198-1216) pidió a los eclesiásticos y dignatarios políticos de

Hungría que ante el recién nacido Bela hicieran juramento de aceptarlo como sucesor de

su padre, como así resultó en su momento.

63

En el sur de la actual Austria.

64

O Esztergom, situada al norte de la actual Hungría. Durante la invasión de los mongoles, por los años

1241-1242, los ejércitos tártaros de los mismos asediaron la ciudad, y tras grandes matanzas, corriendo

mucha sangre, avanzaron hasta el castillo, sin que, no obstante, pudieran tomarlo. De esta forma, los cien-

tos de habitantes que se refugiaron allí lograron sobrevivir el cruento ataque; pero todas las residencias

que circundaban la fortaleza de la colina fueron quemadas y destruidas, o bien por los propios húngaros,

para que los mongoles no se beneficiasen de ellas, o por las máquinas de asedio de los invasores. Poste-

riormente, tras este trágico episodio de la historia húngara, el rey Bela IV donó la residencia real de Es-

trigonia al arzobispo del lugar, en 1249, cediéndole también al prelado el control y los derechos absolutos

sobre la ciudad. Bela IV movió su corte definitivamente a la ciudad de Buda (Budapest), en 1256. Tanto

Buda como Estrigonia fueron rápidamente reconstruidas y protegidas mediante fuertes y altas murallas.

65

Bela IV fue derrotado por los mongoles de Batu Kan a orillas del río Sajó (batalla de Mohi) en 1241,

tras lo cual huyó a Dalmacia, dejando de existir durante un año el reino de Hungría, que pudo extinguirse

y desaparecer.

Cuando los mongoles finalmente se replegaron, debido a sus problemas dinásticos y sucesorios, Bela IV

se dio a reconstruir su reino, resultándole particularmente difícil la recuperación de la parte occidental del

territorio, habiéndoselo confiscado Federico II de Austria (el duque belicoso) como precio de la ayuda

que prometió contra los mongoles pero que nunca envió. Bela derrotó a Federico, que murió, como bien

podemos recordar, en la batalla del río Leita, el 15 de junio de 1246.Tres años antes, Bela se vio obligado

a ceder Zadar (dálmata en la actual Croacia) a Venecia, pero retuvo Split (por allí también como otros do-

minios que igualmente pudo retener). Bela estaba frecuentemente en conflicto con el poderoso rey Otakar

II de Bohemia por el ducado de Estiria.

Bela IV es uno de los reyes más famosos de Hungría, habiéndose distinguido por su política de conso-

lidación y fortalecimiento del poder real a ejemplo de su abuelo Bela III (1172-1196). Los húngaros lo

consideran segundo fundador de la nación.

~ 22 ~

Quedó en el aire la sospecha de que el infante Bela probablemente estaba presente

cuando un grupo de conspiradores asesinó a su madre el 28 de septiembre de 1213.

Después del asesinato, su padre, Andrés II, ordenó solamente la ejecución de quien en-

cabezó o concretó la conspiración y perdonó a los demás miembros del grupo, resul-

tando de todo ello la emergente y siempre alimentada antipatía de Bela contra su padre.

A principios del año 1214, Bela fue comprometido en matrimonio con una hija del

zar (emperador) Boril de Bulgaria (1207-1218), sin que luego se efectuara esta boda en

ningún momento. Poco después de aquellos planes que no se cumplieron, Bela fue co-

ronado rex iunior (rey joven) de Hungría. Cuando su padre partió en cruzada (la quinta,

comenzada en agosto de 1217),66

su tío materno, el arzobispo Bertoldo de Mera-

nia67

llevó a Bela a la fortaleza de Steyr, en Estiria, y volvió a Hungría un año después,

tras retornar su padre de la quinta cruzada.

El rey Bela IV de Hungría

66

La quinta cruzada (1217-1222).

67

Muerto en 1251.

~ 23 ~

En 1220 se casó Bela con María Láscarina,68

hija del emperador Teodoro I Láscaris de

Nicea,69

y su padre le confió el gobierno de Eslavonia.70

Sin embargo, el rey Andrés II,

que había arreglado el matrimonio de su hijo Bela a su regreso de la quinta cruzada,

persuadió luego a Bela, en 1222, sobre la conveniencia de separarse de su esposa. Sin

embargo, el Papa Honorio III (1216-1227), enseguida que se enteró, se negó a declarar

nulo o sin efecto el matrimonio, de modo que Bela tomó de nuevo a su esposa y escapó

con ella a Austria, temiéndose lo peor, la ira de su padre. Finalmente, el rey Andrés II

cerró un acuerdo con su hijo, mediando el Papa en ello, y Bela se encargó de nuevo del

gobierno en Eslavonia, Dalmacia y Croacia.

Más bien o plenamente como gobernador, Bela comenzó, con la autorización del

Papa, a recuperar los dominios reales que el rey Andrés II había concedido a sus parti-

darios durante la primera mitad de su reinado. Puso sitió a Klis,71

la fortaleza de un

turbulento barón croata que tuvo que rendirse. En 1226, su padre le confió el gobierno

de Transilvania,72

por donde ayudó a desarrollar la obra misionera de los dominicos en-

tre las tribus cumanas que se habían ido estableciendo en los territorios al oeste del río

Dniéster. Como resultado de aquel trabajo misionero, dos jefes cumanos, Bartz y Mem-

brok fueron bautizados y reconocieron a Bela como su señor, ocurriendo esto hacia el

año 1228. Mientras tanto, Bela comenzó a organizar territorios y marcas del reino.

En ese año 1228, comenzó Bela a revisar las “innecesarias e infructuosas” donacio-

nes que su padre había hecho en todo el territorio del reino con demasiada prodigalidad.

Sin embargo, su fracaso militar en Halych,73

cuando ayudó a su hermano menor, Andrés

de Galitzia,74

debilitó su influencia y el rey Andrés II puso fin a la revisión de sus do-

naciones anteriores. A principios de la década de 1230, Bela participó en las expedicio-

nes militares de su padre contra Halych y Austria. Su relación con su padre empeoró

aún más cuando el rey Andrés II se casó (en terceras nupcias), el 14 de mayo de 1234,

con Beatriz de Este, la cual era treinta años menor que él.75

68

Precisamente muerta también en este año 1270, en agosto, como luego veremos.

69

Muerto en 1222.

70

Histórica región al este de Croacia.

71

Cerca de Split, en el centro dálmata de Croacia.

72

Célebre región histórica de Rumanía, como bien sabemos.

73

Una ciudad histórica a orillas del Dniéster en el oeste de Ucrania.

74

Muerto probablemente en 1234.

75

Esta Beatriz, noble italiana, era la única hija del marqués Aldobrandino I de Este. A muy temprana

edad perdió a sus padres y su tío Azzo VII de Este la crió en la corte. Acabó luego casada con el rey An-

drés II de Hungría, el cual murió en 1235, tras lo cual Beatriz anunció que esperaba un hijo. De inmediato

Bela IV, sucesor de su padre en el reino e hijo mayor de Andrés, encarceló a Beatriz y la acuso de que el

hijo que ella esperaba era de Dénes, el nádor (un cargo palatino muy importante) de Hungría. Sin em-

bargo, Beatriz logró escapar y dio a luz al príncipe Esteban el Póstumo, el cual será el padre del rey An-

~ 24 ~

Llegada la fecha del deceso de su padre, 21 de septiembre de 1235, Bela accedió al

trono de Hungría sin oposición alguna y el arzobispo Roberto de Estrigonia lo coronó

en Székesfehérvár (Alba Regia) el día 14 de octubre. No tardó mucho en acusar a su

joven madrastra y a Dénes, el más cercano asesor de su difunto padre, de ser adúlteros,

ordenando el arresto y reclusión de ambos.

El principal objetivo de Bela IV fue restaurar el poder real que se había debilitado

durante el gobierno de su padre; ordenó, por ejemplo, la quema de los asientos de sus

consejeros, disponiendo que nadie pudiera estar sentado ante la presencia del rey. Tam-

bién, queriendo fortalecer la posición de las ciudades, confirmó la carta de Székesfehér-

vár y concedió nuevos privilegios a varias ciudades importantes en el reino.76

Envió a Julianus, fraile dominico de su confianza, al encuentro de las tribus magiares

que aún permanecían en Oriente, por Asia. En 1232 regresó Julianus a Hungría, tras su

exitoso encuentro con los magiares orientales, informando también a Bela de la más que

posible invasión que los mongoles planeaban sobre Europa. A sabiendas de todo ello,

Bela quería tomar precauciones contra los mongoles, por lo que concedió asilo en Hun-

gría a los cumanos que habían sido derrotados por los mongoles. Sin embargo, la cul-

tura nómada de los cumanos causó tensiones entre ellos y con los húngaros siendo muy

problemática la convivencia.

El rey Bela trató de reforzar sus fronteras orientales, pero las tropas mongolas, diri-

gidas por Batu Kan, lograron romper las defensas húngaras el 12 de marzo de 1241. Al

enterarse del exitoso ataque mongol, los ciudadanos de Pest, que habían estado acu-

sando a los cumanos de cooperar con los mongoles, asesinaron a Köten, el kan de los

cumanos, por lo que éstos se enfurecieron y saquearon los campos de Hungría, yéndose

luego del país.

Después de irse los cumanos, el rey Bela sólo pudo dirigir un disminuido ejército con-

tra los mongoles, sucediendo aquella derrota en la batalla de Mohi, que podemos re-

cordar del 11 de abril de 1241.77

Luego de tan desastrosa derrota, Bela huyó a Pres-

burgo78

y posteriormente a Hainburgo,79

donde el duque Federico II de Austria,80

tomó

su tesoro y le obligó a ceder tres condados occidentales de su reino al gran ducado de

Austria.

drés III de Hungría (1290-1301), el último de la Casa de Árpad. Beatriz murió en 1239, con ayuda de la

Santa Sede.

76

Las que siguen siendo importantes en la actual Hungría.

77

Batalla a la que ya nos hemos referido, recordándola, unas notas más arriba.

78

Actual capital de Eslovaquia.

79

Hainburg an der Donau, no lejos de Presburgo, pero en Austria.

80

El belicoso representante de la dinastía Babenberg muerto en 1246 (a quien ya hemos mencionado en

nota anterior).

~ 25 ~

De Hainburgo huyó Bela a Zagreb81

y desde allí envió a emisarios al emperador Fe-

derico II Hohenstaufen (1220-1250) y al Papa Gregorio IX (1227-1241)82

solicitando

las correspondientes ayudas contra los mongoles. Al emperador Federico le ofreció in-

cluso el reconocimiento de la supremacía gibelina suya como emperador del Sacro Im-

perio Romano Germánico, si le enviaba tropas a favor de Hungría, pero por ninguna

parte recibió ayuda, desentendiéndose de Hungría todas las potencias europeas.

Mientras tanto, los mongoles estaban saqueando los territorios del reino al oeste del

río Danubio. Además, en enero, pudieron cruzar los mongoles el congelado Danubio y

Bela tuvo que huir de sus tropas, mientras el kan se ocupaba de enviar a quienes pu-

dieran capturarlo en Croacia. Los tártaros o mongoles, bajo la dirección de Kadan,83

creían que el rey estaba escondido en la fortaleza de Klis. Lo atacaron en marzo de

1242, y experimentaron un gran fracaso, pues la fortaleza resistió. Y cuando supieron

los mongoles que el rey de Hungría no estaba allí, abandonaron su ataque a la fortaleza

y, cambiando su estrategia, se dirigieron a Trogir.84

Sin embargo, muchos mongoles pu-

sieron rumbo a Split.

Los mongoles atacaron las ciudades de Dalmacia, pero finalmente se retiraron sin

grandes éxitos, ya que el terreno montañoso y las engorrosas distancias no eran aptos

para la guerra de los mongoles (y así lo consideraban ellos). Después del fracaso contra

los soldados croatas, los mongoles se retiraron. No obstante, gran parte de Hungría y

Croacia resultó saqueada por los mongoles, aunque no hubo resultados militares impor-

tantes para ellos. Así pues, hubo un final de la invasión mongola sobre Hungría.

Bela IV se propuso entonces como tarea necesaria y primordial la de refundar la na-

ción húngara,85

rompiendo y avanzando sobre su política interna anterior. Basándose en

las experiencias de la ocupación, comenzó a conceder tierras a sus partidarios, pero al

mismo tiempo también los obligó a construir fortificaciones allí, porque solamente las

fortalezas pudieron resistir a los conquistadores o invasores. También animó a las ciu-

dades a protegerse mediante la edificación de muros y alturas defensivas. Llamó de nue-

vo a los cumanos a Hungría y les concedió los territorios que abandonaron entre los ríos

Danubio y Tisza.86

En 1242 –hablamos de su expansión externa–, Bela IV pudo conducir a sus tropas

contra el duque Federico II de Austria. Durante su campaña, logró volver a ocupar So-

81

Actual capital de Croacia.

82

Muerto el 22 de agosto de 1241.

83

Hijo de Ogodei Kan y de una concubina, era nieto de Gengis Kan y hermano de Guyuk Kan. Dirigió la

fuerza mongola de distracción que atacó Polonia, mientras el grueso de las fuerzas mongolas invasoras se

abatía sobre el reino de Hungría.

84

Un puerto y ciudad histórica en la costa del mar Adriático en la región dálmata de Split (Croacia).

85

Cosa por la que le recuerdan bien y le honran mucho los húngaros.

86

El Tisza es el mayor o más importante afluente del Danubio.

~ 26 ~

pron y Koszeg,87

logrando que el duque austríaco renunciase a los tres condados hún-

garos que había ocupado durante la invasión mongola.

El 30 de junio de 1244, el rey Bela hizo y firmó la paz con la república de Venecia, y

entregó su supremacía sobre Zara,88

pero conservó un tercio de los ingresos aduaneros

de esta la ciudad. En 1245, el monarca húngaro proporcionó ayuda militar a su yerno

(casado con su hija Ana) el príncipe ruso Rotislav Mijaílovich89

contra el príncipe Da-

niel de Galitzia,90

pero éste pudo repeler los ataques de Rotislav y obligarle a retroceder.

Habiéndoselo pedido al Papa Gregorio IX (1227-1241), éste, antes del término de su

vida y pontificado, le absolvió del juramento que había hecho al emperador del Sacro

Imperio Romano Germánico, con lo que le prometió durante la invasión mongola. Poco

después, el duque Federico II de Austria, que no renunciaba a sus pretensiones de afian-

zarse en los condados occidentales del reino húngaro, lanzó un renovado ataque contra

Hungría. A pesar de que pudo derrotar a las tropas húngaras en una batalla junto al río

Leitia, como bien podemos recordar (15 de junio de 1246), murió durante el enfrenta-

miento. Con su muerte, la línea masculina de Babenberg se extinguió, comenzando así

una lucha muy tensa por el dominio sobre Austria y Estiria.

En 1249, Bela concedió el banato (entidad regional)91

de Szörény92

a los caballeros

hospitalarios o de la Orden de San Juan de Jerusalén, para prevención y defensa, cuando

se extendió el rumor de que los mogoles estaban preparando una nueva campaña inva-

siva contra Europa. Ese mismo año, ayudó de nuevo Bela IV a su yerno contra Halych

(o Galitzia),93

pero el príncipe Daniel derrotó a sus tropas en el río San (un afluente del

Vístula). Finalmente, Bela decidió culminar un acuerdo con el príncipe de Halych y

ambos tuvieron una reunión en Zólyom94

(año 1250), donde Bela prometió que no iba a

ayudar a su yerno contra el príncipe Daniel.

87

Ciudades húngaras en la frontera con Austria.

88

Actual Zadar, aunque también se sigue conociendo como Zara, en la región dálmata de la actual Croa-

cia.

89

Muerto en 1264.

90

Muerto también en 1264.

91

Como histórica y a modo de señorío, destacadamente al suroeste de Rumanía, aunque no exclusivo de

aquí.

92

Entre Hungría y Croacia.

93

Ciudad histórica situada a orillas del río Dniéster y al oeste de Ucrania. Fue la capital del principado de

Hálych y Hálych-Volynia, siendo todo ello la región histórica de Galitzia hasta el siglo XIV, cuando hubo

traslado de capitalidad a la cercana Leópolis.

94

En la actual Eslovaquia.

~ 27 ~

Bela decidió intervenir en la lucha por la herencia de la Casa de Babenberg y arregló

un matrimonio entre Gertrudis de Austria,95

sobrina y heredera del fallecido duque Fe-

derico II, y Román Danílovich, hijo del príncipe Daniel de Galitzia. En 1252, condujo a

sus ejércitos contra Austria y ocupó la Cuenca de Viena. Sin embargo, el rey Otakar II

de Bohemia, casado con Margarita de Austria, muy allegada hermana del difunto duque

Federico II, también se declaró muy por parte de que fueran para ella los ducados en

cuestión. Bela hizo una campaña contra Moravia,96

pero no pudo ocupar Olomouc, la

bella capital, por lo que comenzó a negociar con el rey de Bohemia, con la mediación de

los legados pontificios. Finalmente, Bela tuvo una reunión con el rey Otakar II en Bra-

tislava,97

y cerraron acuerdo de paz. Sobre la base de lo dispuesto en la paz, Wiener

Neustadt y el ducado de Estiria98

quedaron bajo el dominio de Bela.

El rey Bela IV –estamos en otro tema– también tuvo que enfrentarse a la rebeldía de

su propio hijo Esteban,99

quien condujo en la década de 1260 varias guerras o contien-

das contra el rey, su padre.100

El caso es que Bela IV llegó a sentirse molestísimo por la

insolencia y forma de proceder de su hijo. Le atacó (el padre al hijo) en 1264, siendo

capturado, aunque posteriormente liberado con toda su familia. Sin embargo, Esteban

continuó presionando militarmente al ejército de su padre y expulsándolo del oeste del

reino, hasta que se produjo la batalla de Isaszeg, el enfrentamiento decisivo y final, en

1265. La batalla fue ganada por Esteban, y Bela IV se vio forzado a devolverle los te-

rritorios que le pretendía. Se firmó por fin un tratado de paz, aunque la tensión entre am-

bos, hombres y bandos, se perpetuó hasta que Bela IV murió, como estamos contando,

en este año 1270. Es interesante destacar que, sin importar que Esteban ganó, nunca

puso en peligro la vida de su padre, e inclusive victorioso no presionó para hacerse co-

ronar rey de Hungría y desplazarlo. En 1270 tras la muerte del rey Bela, su hijo se hizo

coronar como Esteban V de Hungría.

Damos finalmente el apunte acerca de la descendencia –ocho hijas y dos hijos– que

tuvo el matrimonio formado por el rey Bela IV de Hungría y María Láscarina, casado en

1220, como ya antes indicábamos. Tuvieron a: Kinga o Cunegunda,101

Margarita, Cata-

95

Muere en 1288.

96

Una de las tres regiones históricas que conforman la actual República Checa, siendo las otras dos Bo-

hemia y la Silesia checa.

97

Actual capital de Eslovaquia.

98

Todo ello actualmente en Austria.

99

Esteban V de Hungría de 1270 a 1272.

100

Siendo realmente desconocidas las causas que originaron la relación conflictiva, causas que pudieron

ser insidias, codicias, envidias, celotipias de familia, heredamientos, todo ello tal vez en relación al her-

mano menor, también de nombre Bela, etc.

101

Santa Kinga de Polonia, nacida en 1224 y muerta en 1292. Casada, cuando tenía 15 años de edad, con

el duque polaco, de 13 años de edad, Boleslao V el Casto (muerto en 1279).

~ 28 ~

lina (gemelas estas dos y muertas a la vez en 1242), Ana,102

Yolanda,103

Isabel,104

Cons-

tanza,105

Esteban (ahora el rey sucesor como Esteban V),106

Margarita107

y Bela (nacido

en 1243 y muerto en 1269, siendo duque de Eslavonia, que estuvo casado con Cune-

gunda de Brandenburgo y no dejó descendencia).

Del nuevo rey, Esteban V, ya iremos viendo el desenvolverse de su reinado. De mo-

mento lo que hubo fue la muerte de su madre, María Láscarina, en agosto de este mismo

año 1270. Fue llevada a enterrar junto a su esposo, en Esztergom (o Estrigonia). Era de

la misma edad que su esposo.

Bela IV y María Láscarina coronando como rey joven a su hijo Esteban V

Al enviudar de su marido, Kinga o Cunegunda se hizo monja clarisa. Fue beatificada en 1690 por el Pa-

pa Alejandro VIII (1689-1691) y canonizada por el Papa San Juan Pablo II (1978-2005) el 16 de junio de

1999. Se conmemora en el santoral el 24 de julio.

102

La mencionada como esposa de Rostislav Mijáilovich y muerta en 1285.

103

Beata Yolanda de Polonia, nacida en 1235 y muerta en 1298. Se casó con el duque polaco Boleslao el

Piadoso (muerto en 1279). Al enviudar se hizo monja. Fue beatificada en 1827 por el Papa León XII

(1823-1829). Se conmemora en el santoral el 15 de junio.

104

Nacida en 1236 y muerta en 1271, duquesa consorte de Enrique XIII de Baviera.

105

Beata Constanza de Hungría, nacida en 1237 y muerta en 1276, Estuvo casada con León I de Galitzia

(muerto en 1301). Fue beatificada en 1674 por el Papa Clemente X (1670-1676).

106

Nacido en 1239 y muerto en 1272. Casado en 1254 con Isabel la Cumana.

107

Santa Margarita de Hungría, nacida en 1242 y muerta en 1271. Monja dominica, celebrada en el san-

toral el 18 de enero. El Papa Pío XII (1939-1958) pronunció el decreto de canonización el 19 de noviem-

bre de 1943.

Probablemente murió también en este año 1270, ya anciana, la Beata Helena de Veszprém, que fue

priora del convento de dominicas de Veszprém y había sido tutora de Santa Margarita.

~ 29 ~

COZUELOS DE OJEDA (REINO DE CASTILLA)

MUERTE DE LA INFANTA SANCHA ALFONSO DE LEÓN

A 25 de julio de este año 1270, con 50 años de edad, murió la infanta Sancha Alfonso

de León,108

que fue hija (ilegítima) del rey Alfonso IX de León109

y de su amante Teresa

Gil de Soverosa, de origen portugués.110

El óbito ocurrió en el convento santiaguista de

Santa Eufemia de Cozuelos,111

donde había entrado como abadesa o comendadora el 21

de febrero, tras haber donado todos sus bienes a la Orden de Santiago. Recibió sepultura

en la iglesia monástica del lugar.112

Doña Sancha contrajo matrimonio113

con el señor Simón Ruiz de los Cameros.114

Pero

el caso es que la infanta murió retirada en vida conventual, acompañada de numerosas

hijas y viudas de caballeros santiaguistas, todas ellas acogidas y refugiadas en Cozuelos.

108

Recordada como venerable en los ámbitos eclesiales.

109

Muerto en 1230.

110

Muerta hacia 1269.

111

Entre Cozuelos de Ojeda y Olmos de Ojeda (comarca norteña en la provincia de Palencia), lugar muy

interesante y digno de verse o ser visitado.

112

Allí permanecieron sus restos durante mucho tiempo, hasta que en 1608, por disposición del rey Feli-

pe III de España (1598-1621), fueron llevados al convento de Santa Fe de Toledo, donde siguen actual-

mente, en la capilla de Belén. Este convento es actualmente de propiedad estatal.

113

Según parecer histórico y documental, pero hay fundadas opiniones históricas negando que se hubiera

celebrado este matrimonio o que se hubiera consumado. Realmente todo lo concerniente a esta señora in-

fanta es bastante lioso, por lo que aquí lo dejamos.

114

Su muerte, de modo trágico, será en 1277.

~ 30 ~

La venerable doña Sancha Alfonso de León

~ 31 ~

Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia)

~ 32 ~

CANTERBURY (REINO DE INGLATERRA)

MUERTE DEL ARZOBISPO BONIFACIO DE SABOYA

El 18 de julio de este año 1270 murió el arzobispo de Canterbury Bonifacio de Sa-

boya,115

que también fue en su momento prior benedictino-cartujo de Nantua (1232-

1253) y obispo de Belley (1232-1243), conocidos lugares.116

Tenía 53 años de edad y

estaba en el vigésimo noveno año de su pontificado, desde 1241.

El ascenso de Bonifacio como arzobispo de Canterbury se debió a la influencia de su

sobrina, Leonor de Provenza, reina consorte del rey Enrique III de Inglaterra. Sin em-

bargo, Bonifacio no fue a Inglaterra hasta 1244 y formó parte, en 1245, de los asistentes

al Concilio I de Lyon. Realmente no estuvo presente tomando posesión de la sede arzo-

bispal inglesa hasta 1249.

Cabe decir que Bonifacio –realmente desvirtuado como cartujo– mostró poca preocu-

pación pastoral por su arzobispado, como no la tuvo anteriormente como eclesiástico.

Además, en el caso de Inglaterra resultó que sus exigencias y su comportamiento domi-

nante, combinados con el hecho de que era un extranjero, ofendieron mucho a los in-

gleses. No acertó en su gestión de gobierno, aunque se le pueden contar algunos mé-

ritos.

Durante la conocida como Segunda Guerra de los Barones (1264-1267), podemos se-

ñalar que al principio Bonifacio estuvo a favor de la causa episcopal inglesa y en contra

de las exigencias pontificias y regias, pero poco a poco se fue poniendo de parte del mo-

narca. Estuvo oscilando, también en sus viajes, entre Inglaterra y Francia, en algún mo-

mento motivado por que el Papa117

le llamara. De hecho murió en una de las visitas a su

tierra natal, donde siempre fue más querido y reconocido que en Inglaterra.118

115

No se confunda con el conde Bonifacio I de Saboya (muerto en 1263), sucesor de su padre Amadeo

IV de Saboya (1233-1253) y de la familia.

116

Del este de Francia, cerca de Suiza.

117

Urbano IV (1261-1264).

118

En su momento fue beatificado y se conmemora en el santoral el 13 de marzo, sobre todo en el ámbito

cartujo.

~ 33 ~

~ 34 ~

FRÁNCFORT DEL MENO (ALEMANIA – SACRO IMPERIO)

MUERTE DE MARGARITA DE SICILIA, UNA HOHENSTAUFEN

A 8 de agosto de este año 1270 murió Margarita de Sicilia, que fue hija del emperador

germano Federico II Hohenstaufen (muerto en 1250) y de su tercera esposa, Isabel de

Inglaterra119

(muerta en 1241, a muy poco del parto de Margarita). El lugar del óbito,

tras dar a luz, fue Fráncfort del Meno, en Alemania.

Margarita estuvo casada con el margrave Alberto II de Meissen, también landgrave de

Turingia,120

habiendo sido la boda en 1253, siendo Alberto de 13 años y Margarita de

12. Este matrimonio reforzó los vínculos y relación de dominios entre Sicilia y Alema-

nia. De todos modos, Margarita fue repudiada por su marido, en este año 1270, estando

encinta, siendo recluida en el castillo de Wartburg.121

De allí logró escapar Margarita, y

luego murió, en Fráncfort, como estamos contando. Alberto estaba entregado a su

amante Cunegunda de Eisenberg.

La descendencia de Alberto y Margarita es ésta: Enrico,122

Federico,123

Diezmann,124

Inés,125

Alberto e Isabel.126

119

Hija del rey Juan I de Inglaterra (muerto en 1216) y de Isabel de Angulema (muerta en 1246)

120

Muerto en 1314.

121

Cerca de Eisenach, en Turingia.

122

Nacido en 1256 y muerto en 1282.

123

Nacido en 1257 y muerto en 1323, siendo Federico I de Meissen. Según la leyenda, su madre, huyen-

do de su marido infiel en 1270, recordando el dolor de la separación, mordió a Federico en la mejilla, por

lo cual se le vino a conocer como el Mordido.

Después de la muerte de Conradino de Hohenstaufen (año 1268), se convirtió en el heredero legítimo de

los Hohenstaufen, llegando a reclamar para sí el reino de Sicilia y tomando también por un tiempo el tí-

tulo de rey de Jerusalén y duque de Suabia.

124

Teodorico IV de Lusacia, nacido en 1260 y muerto en 1307.

125

Nacida en 1264 y muerta en 1332.

126

Nacidos en 1270 y muertos, respectivamente, en 1301 y 1326.

~ 35 ~

El matrimonio de Alberto y Margarita

~ 36 ~

IMPERIO DE MALÍ

MURIÓ QUALI I Y LE SUCEDIÓ QUATI KEITA

En este año 1270 murió el mansa del Imperio de Malí,127

en África occidental, Quali I,

conocido también como Yérélinkon, que fue hijo único y sucesor del gran Sundiata

Keita. Reinó 15 años, desde 1255.

127

Aclaramos primero que mansa es una palabra mandinga (etnia y cultura africana occidental) con sig-

nificado de “emperador” o “rey de reyes”. Sobre todo es una palabra del todo relacionada con la dinastía

Keita del Imperio de Malí, imperante en África occidental durante los siglos XIII-XV. Los poderes del

mansa incluían el derecho a dispensar o administrar la justicia y a monopolizar el comercio, particular-

mente del oro en muy amplia zona africana. Como podemos recordar, Sundiata Keita (1235-1255) fue el

primero que asumió e hizo valer por sí el título de mansa, el mismo que se transmitió a través de la línea

Keita con pocas interrupciones hasta bien entrado el siglo XV. De otros mansas notables ya iremos ha-

ciendo nuestras consideraciones cuando corresponda.

~ 37 ~

Quali era, como queda dicho, hijo único de Sundiata, y al ser menor de edad cuando

murió su padre no accedió fácilmente a sucederle, pues quedó entronizado su tío y visir

Manding Bory.128

Pero Quali, ambicioso y audaz desde pequeño, se las ingenió para

hacerse con el trono, iniciando pronto una campaña de expansión y conquistas129

no

descuidando de su control las zonas productoras de oro situadas en Bambouk130

y Bon-

dou.131

Mansa Ouali también incrementó significativamente la agricultura en Malí, cediendo

tierras en las provincias o zonas conquistadas a los soldados licenciados. También es

conocido por haber emprendido durante su reinado un Hajj o peregrinación islámica a

La Meca,132

difundiendo así el conocimiento de su Imperio entre los musulmanes de

otros lugares y norteafricanos. Quali murió tras regresar del peregrinaje a La Meca.

Quali no tuvo hijos, y su trono se disputa ahora por sus hermanos adoptivos, hijos de

generales de Sundiata. Quien se hace con el poder y resulta entronizado como nuevo

mansa de Malí es Quati Keita.133

128

Manding Bory o Abu Bakr, será mansa del Imperio de Malí como Abubakari I entre los años 1275-

1285. Se llamó Manding Bory porque así lo quiso su madre Namandjé. Pero poco se sabe acerca de la

vida o biografía de Manding Bory durante los reinados de Ouali y –como veremos– de sus hermanos

adoptivos Quati y Khalifa. Ya iremos viendo.

129

En la actual Gambia.

130

Bambouk o Bambuk, en la histórica zona este de Senegal y al oeste de Malí, por las montañas de ese

nombre y el valle del río Falémé, donde se produce oro.

131

O Boundou, también en Senegal, por la misma zona y características compartidas con Bambouk.

132

Ir a epílogo V.

133

Quati Keita, que reinará entre los años 1270-1274, era uno de los dos niños, hijos de generales, adop-

tados por Sundiata Keita. Efectivamente, fue adoptado y criado en la corte real junto al hijo único, el

ahora difunto Quali; hubo también el otro niño, llamado Khalifa, hijo de otro general. Al igual que cual-

quiera de los demás miembros del clan Keita, era elegible para el trono, así que pelearon lo suyo entre sí

Quati y Khalifa. Resultará que Quati será un pésimo gobernante, caracterizándose por llevar a la ruina el

Imperio, dilapidando la hacienda real y administrando muy malamente la economía.

~ 38 ~

EPÍLOGO I

LUIS IX DE FRANCIA, EL REY SAN LUIS

Luis IX de Francia, el rey San Luis, había nacido en Poissy,134

el 25 de abril de 1214.

Murió en Túnez, el 25 de agosto de 1270, a los 56 años de edad y siendo el año cua-

dragésimo cuarto de su reinado. Fueron sus padres el rey Luis VIII de Francia, apodado

el León, de breve reinado entre los años 1223-1226, y Blanca de Castilla (muerta en

1252), hija del rey Alfonso VIII de Castilla y de su esposa Leonor de Plantagenet (am-

bos muertos en 1214). El rey Fernando III el Santo fue primo hermano suyo.

El rey San Luis de Francia

134

Ciudad regia que cuenta con larga historia, situada en la región Isla de Francia, a orillas del río Sena,

aledaña al bosque real de Saint-Germain-en-Laye.

~ 39 ~

Luis IX fue proclamado rey de Francia a finales del año 1226, tras la muerte de su

padre Luis VIII, estando durante los primeros años de su reinado bajo la regencia de su

madre. En 1226 tenía 12 años de edad.

En 1235, contrajo matrimonio con Margarita de Provenza, que muere en 1295, siendo

hija del conde Ramón Berenguer V de Provenza (muerto en 1245), nieto de Alfonso II

de Aragón (muerto en 1196) y bisnieto de Alfonso VII de León y Castilla, el Empera-

dor (muerto en 1157), lo mismo que también bisnieto del principesco conde Ramón Be-

renguer IV de Barcelona (muerto en 1162). Cuando la boda tenía Luis 21 años de edad

y Margarita 14. Del matrimonio hubo once hijos: Blanca (1240-1243), Isabel,135

Luis

(1244-1260), Felipe (nacido en 1245, rey de Francia como Felipe III el Atrevido, entre

los años 1270-1285), Juan (nacido y muerto en 1248), Juan Tristán (nacido en 1250 y

muerto en 1270, conde de Valois), Pedro (nacido en 1251 y muerto en 1284, conde de

Alençon), Blanca (nacida en 1252 y muerta en 1320, casada en 1269 con el infante de

Castilla Fernando de la Cerda), Margarita (nacida en 1254 y muerta en 1271, casada en

1270 con el duque Juan I de Brabante), Roberto (nacido en 1256 y muerto en 1317,

conde de Clermont, casado con Beatriz de Borbón, resultando que su hijo, el duque Luis

I de Borbón, será el fundador de la dinastía de este nombre o título) e Inés (nacida en

1260 y muerta en 1327, casada en 1279 con el duque Roberto II de Borgoña).

Al rey San Luis le dio su madre una esmerada educación, también en su vertiente de

religiosa piedad, de arraigada espiritualidad, de ascetismo y mística, pero mucha de su

inclinación salió de él (y de la gracia de Dios con él). Luis IX de Francia combinó sus

tareas y compromisos de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado tanto por la

hagiografía católica como por comentaristas y hasta detractores laicos (Voltaire,136

por

ejemplo, llegó a decir que “no es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la

virtud”). Por momentos parecía un anacoreta penitente, entregándose a prácticas de

mortificación como la de hacerse flagelar la espalda con cadenillas de hierro los viernes,

o actos de humillación incluso serviles como lavar los pies a los mendigos o compartir

su mesa con leprosos.

Perteneció como terciario a la Orden franciscana. Fundó muchos conventos y mo-

nasterios, habiendo ordenado también la construcción de la parisina Santa Capilla, al-

bergando allí una gran colección de preciadas reliquias.

Asistió al concilio (ecuménico latino) de Lyon que convocó en 1245 el Papa Ino-

cencio IV (1243-1254), siendo allí donde, además de resultar depuesto y excomulgado

el emperador Federico II Hohenstaufen (1220-1250), se planteó la séptima cruzada

(1248-1254), siendo asignado (o asumiendo) su mando.

Como Carlomagno (muerto en 814) tuvo en Eginardo (muerto en 840) su biógrafo,

Luis IX lo tuvo en Jean de Joinville (1224-1317), amigo suyo y compañero, cronista y

partícipe en sus campañas de armas y cruzadas. Sus escritos han creado la tan popular

135

Nacida en 1242 y muerta en enero de 1271 (antes hemos ofrecido el relato). Casada en 1258 con el rey

Teobaldo II de Navarra, muerto en 1270, sobre lo cual también ofrecíamos el relato. No hubo descen-

dencia.

136

Jean Antoine Houdon (1741-1828).

~ 40 ~

imagen pacífica y piadosa del monarca, siendo de gran provecho y utilidad el propio

testimonio de Joinville ante el Papa Bonifacio VIII (1294-1303) para canonizar a Luis

IX en 1297.

En aspecto más terrenal, destaquemos que Luis IX de Francia hubo de enfrentarse a

Enrique III de Inglaterra, a quien venció en Taillebourg o Saintes137

(año 1242), fir-

mando luego el tratado de París (año 1259), lo que produjo la paz que se prologó du-

rante todo el reinado de Luis. Gracias a este tratado confirmó el rey sus conquistas en

Anjou, Turena y Maine, conservando el monarca inglés solamente la Guyena.

Más tarde, la rebelión de los nobles ingleses contra Enrique III, la conocida como Se-

gunda Guerra de los Barones (1264-1267), repercutió en Francia. Con la derrota y pri-

sión del rey Enrique en la batalla de Lewes (año 1264), su esposa, la reina Leonor de

Provenza, y su hijo mayor, el príncipe heredero Eduardo,138

se refugian en Francia, aco-

giéndose al amparo de la reina Margarita –hermana mayor de Leonor–, la cual con-

venció a su esposo Luis IX para que diera su favorable apoyo al príncipe Eduardo con

un ejército que reconquistara su poder y quedase libre su padre, como así fue.

Luis IX fue el último monarca europeo que emprendiera, por dos veces, la vía de las

cruzadas contra los musulmanes. La primera vez fue entre los años 1248-1254, en la

campaña que luego fue denominada séptima cruzada. Luis desembarcó en Egipto y lle-

gó a conquistar la ciudad de Damieta, pero poco después se sucedió el desastre, siendo

sorprendidas sus tropas por una adversa crecida del Nilo y por la aparición de la peste

137

En el departamento francés de Charente Maritime, hacia la mitad de la costa atlántica.

138

Futuro Eduardo I de Inglaterra (1272-1307).

~ 41 ~

sembrando de muerte la zona. Combatiendo en terreno desconocido para ellos, los fran-

ceses, junto con su rey, cayeron prisioneros de sus enemigos y sólo se salvaron pagando

un fuerte rescate. Irónicamente, la séptima cruzada de Luis IX corrió una suerte similar

a la quinta cruzada (1217-1221), la del rey Andrés II de Hungría,139

quien una veintena

de años antes había llegado también a Egipto, viéndose al poco tiempo obligado a darse

la vuelta y marcharse de allí.

De otra parte, la octava cruzada, en 1270, hizo que Luis IX fuese a parar frente a Tú-

nez, que fue sitiada por él. Ciertamente llevó razones religiosas en sus motivaciones, no

siendo tantas al respecto las de su hermano Carlos de Anjou, el rey de Sicilia, segura-

mente más movido por la ambición y la codicia, queriendo sobre todo en su política me-

diterránea acabar con los Hohenstaufen, como fuimos viendo, y también acabar con la

competencia comercial de los mercaderes de Túnez o en Túnez, todo ello vinculándose

estrecha e interesadamente a los intereses güelfos y de la Santa Sede.

La expedición de la octava cruzada fue finalmente un desastre, acabando afectada

gran parte del ejército por una peste tifoidea y mucha disentería. No se culminaron los

objetivos militares, pues hubo mucha mortandad, muriendo también el rey Luis, el 25

de agosto del mencionado año 1270. Le sucedió luego en el trono de Francia su hijo

Felipe III el Atrevido (25 años de edad) de quien iremos viendo el desenvolverse de su

reinado.

El final de Luis IX fue prácticamente también el final de las cruzadas, pues la lenta

consolidación de los estados monárquicos europeos y el desarrollo cultural y comercial

de la época gótica, la del duecento,140

eran ya un hecho incontestable alejando a los go-

bernantes de entonces de grandes preocupaciones religiosas o místicas. De otra parte, el

Occidente europeo había llegado ya a su techo militar sin que pudiera desalojar a los

musulmanes del norte de África ni del próximo Oriente. En 1291, una veintena de años

después de la muerte de San Luis, asistiremos a la pérdida de la última plaza o reducto

fortificado de la cristiandad en Tierra Santa, cayendo definitivamente San Juan de Acre

en manos de los musulmanes.

Con todo, y precisamente por cuanto significó la figura y la obra emprendida por San

Luis, a pesar de sus fracasos temporales y lo fallido de sus cruzadas, costándole la vida

a él y a otros muchos, su popular imagen en Francia y por toda la Cristiandad, se acre-

centaron como modelo ideal de monarca cristiano y de gobernante carismático en la

santidad. De él resaltamos ahora su testamento espiritual legado a su hijo y sucesor Fe-

lipe III (Acta Sanctorum Augusti 5 [1868], 546):

Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu

Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación po-

sible.

139

Muerto en 1235.

140

El siglo XIII.

~ 42 ~

Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto

es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda

clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.

Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla

generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es

posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes dar-

le gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria

o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de

que le ofendas.

Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el tem-

plo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devota-

mente al Señor con oración vocal o mental.

Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y con-

suélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y

así te harás digno de recibir otros mayores. Obra con toda rectitud y justicia,

sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del po-

bre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor

diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las

personas eclesiásticas y religiosas.

Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice,

nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pe-

cado, principalmente la blasfemia y la herejía.

Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre aman-

te puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los Santos te guarden

de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal ma-

nera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos llegue-

mos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.

~ 43 ~

Proseguimos ahora con la presentación o exposición acerca de San Luis, rey de Fran-

cia (25 de agosto en el santoral), desde el santoral y directorio franciscano, según

Francisco Martín Hernández.141

San Luis, rey de Francia, es, ante todo, un Santo cuya figura angélica impresionaba a

todos con sólo su presencia. Vive en una época de grandes heroísmos cristianos, que él

supo aprovechar en medio de los esplendores de la corte para ser un dechado perfecto

de todas las virtudes. Nace en Poissy el 25 de abril de 1214, y a los 12 años de edad, a la

muerte de su padre, Luis VIII, es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su

madre, la española doña Blanca de Castilla. Ejemplo raro de dos hermanas, doña Blanca

y doña Berenguela, que supieron dar sus hijos, más que para reyes de la tierra, para

santos y fieles discípulos del Señor. Las madres, las dos princesas hijas del rey Alfonso

VIII de Castilla, y los hijos, los santos reyes San Luis y San Fernando.

En medio de las dificultades de la regencia, supo doña Blanca infundir en el tierno

infante los ideales de una vida pura e inmaculada. No olvida el inculcarle los deberes

propios del oficio que había de desempeñar más tarde, pero ante todo va haciendo cre-

cer en su alma un anhelo constante de servicio divino, de una sensible piedad cristiana y

de un profundo desprecio a todo aquello que pudiera suponer en él el menor atisbo de

pecado. “Hijo –le venía diciendo constantemente–, prefiero verte muerto que en des-

gracia de Dios por el pecado mortal”.

Es fácil entender la vida que llevaría aquel santo joven ante los ejemplos de una tan

buena y tan delicada madre. Tanto más si consideramos la época difícil en que a ambos

les tocaba vivir, en medio de una nobleza y de unas cortes que venían a convertirse no

pocas veces en hervideros de los más desenfrenados, rebosantes de turbulencias y de

tropelías. Contra éstas tuvo que luchar denodadamente doña Blanca, y, cuando el reino

había alcanzado ya un poco de tranquilidad, hace que declaren mayor de edad a su hijo,

el futuro Luis IX, el 5 de abril de 1234. Ya rey, no se separa San Luis de la sabia mirada

de su madre, a la que tiene siempre a su lado para tomar las decisiones más importantes.

En este mismo año, y por su consejo, se une en matrimonio con la virtuosa Margarita,

hija de Ramón Berenguer, conde de Provenza. Ella sería la compañera de su reinado y

le ayudaría también a ir subiendo poco a poco los peldaños de la santidad.

En lo humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y com-

pletos de la historia. Su obra favorita, las cruzadas, son una muestra de su ideal de ca-

ballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abne-

gación. Por otra parte, tanto en la política interior como en la exterior San Luis ajustó su

conducta a las normas más estrictas de la moral cristiana. Tenía la noción de que el

gobierno es más un deber que un derecho; de aquí que todas sus actividades obedecieran

solamente a esta idea: el hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos.

Desde el principio de su reinado, San Luis lucha para que haya paz entre todos, pue-

blos y nobleza. Todos los días administra justicia personalmente, atendiendo las quejas

de los oprimidos y desamparados. Desde 1247, comisiones especiales fueron encarga-

141

Martín Hernández, F. (1959): San Luis Rey de Francia, en Año Cristiano, Tomo III, Madrid, BAC

185, pp. 483-489.

~ 44 ~

das de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como

resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de 1254, que estable-

cieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.

El reflejo de estas ideas, tanto en Francia como en los países vecinos, dio a San Luis

fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo.

Con sus nobles se muestra decidido para arrancar de una vez la perturbación que sem-

braban por los pueblos y ciudades. En 1240 estalló la última rebelión feudal a cuenta de

Hugo de Lusignan y de Raimundo de Tolosa,142

a los que se sumó el rey Enrique III de

Inglaterra. San Luis combate contra ellos y derrota a los ingleses en Saintes (22 de julio

de 1242). Cuando llegó la hora de dictar condiciones de paz, el vencedor desplegó su

caridad y misericordia. Hugo de Lusignan y Raimundo de Tolosa fueron perdonados,

dejándoles en sus privilegios y posesiones. Si esto hizo con los suyos, aún extremó más

su generosidad con los ingleses: el tratado de París de 1259 entregó a Enrique III nuevos

feudos de Cahors y Périgueux, a fin de que en adelante el agradecimiento garantizara

mejor la paz entre los dos Estados.

Padre de su pueblo y sembrador de paz y de justicia, serán los títulos que más han de

brillar en la corona humana de San Luis, rey. Exquisito en su trato, éste lo extiende, so-

bre todo, en sus relaciones con el Papa y con la Iglesia. Cuando por Europa arreciaba la

lucha entre el emperador Federico II y el Papa por causa de las investiduras y regalías,

San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la

Iglesia. En su reino apoya siempre sus intereses, aunque a veces ha de intervenir contra

los abusos a que se entregaban algunos clérigos, coordinando de este modo los derechos

que como rey tenía sobre su pueblo con los deberes de fiel cristiano, devoto de la Silla

de San Pedro y de la Jerarquía. Para hacer más eficaz el progreso de la religión en sus

Estados se dedica a proteger las iglesias y los sacerdotes. Lucha denodadamente contra

los blasfemos y perjuros, y hace por que desaparezca la herejía entre los fieles, para lo

que implanta la Inquisición romana, favoreciéndola con sus leyes y decisiones.

Personalmente da un gran ejemplo de piedad y devoción ante su pueblo en las fiestas

y ceremonias religiosas. En este sentido fueron muy celebradas las grandes solemnida-

des que llevó a cabo, en ocasión de recibir en su palacio la corona de espinas, que con

su propio dinero había desempeñado del poder de los venecianos, que de este modo la

habían conseguido del empobrecido emperador del Imperio griego, Balduino II. En

1238 la hace llevar con toda pompa a París y construye para ella, en su propio palacio,

una esplendorosa capilla, que de entonces tomó el nombre de Capilla Santa, a la que fue

adornando después con una serie de valiosas reliquias entre las que sobresalen una

buena porción del santo madero de la cruz y el hierro de la lanza con que fue atravesado

el costado del Señor.

A todo ello añadía nuestro Santo una vida admirable de penitencia y de sacrificios.

Tenía una predilección especial para los pobres y desamparados, a quienes sentaba mu-

chas veces a su mesa, les daba él mismo la comida y les lavaba con frecuencia los pies,

a semejanza del Maestro. Por su cuenta recorre los hospitales y reparte limosnas, se

142

Toulouse.

~ 45 ~

viste de cilicio y castiga su cuerpo con duros cilicios y disciplinas. Se pasa grandes ratos

en la oración, y en este espíritu, como antes hiciera con él su madre, doña Blanca, va

educando también a sus hijos, cumpliendo de modo admirable sus deberes de padre, de

rey y de cristiano.

Sólo le quedaba a San Luis testimoniar de un modo público y solemne el gran amor

que tenía para con nuestro Señor, y esto le impulsa a alistarse en una de aquellas cru-

zadas, llenas de fe y de heroísmo, donde los cristianos de entonces iban a luchar por su

Dios contra sus enemigos, con ocasión de rescatar los Santos Lugares de Jerusalén. A

San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas cruzadas en unos años en

que ya había decaído mucho el sentido noble de estas empresas, y que él vigoriza de

nuevo dándoles el sello primitivo de la cruz y del sacrificio.

En un tiempo en que estaban muy apurados los cristianos del Oriente, el Papa Ino-

cencio IV tuvo la suerte de ver en Francia al mejor de los reyes, en quien podía confiar

para organizar en su socorro una nueva empresa. San Luis, que tenía pena de no amar

bastante a Cristo crucificado y de no sufrir bastante por Él, se muestra cuando le llega la

hora, como un magnífico soldado de su causa. Desde este momento va a vivir siempre

con la vista clavada en el Santo Sepulcro, y morirá murmurando: “Jerusalén”.

En cuanto a los anteriores esfuerzos para rescatar los Santos Lugares, había fracasado,

o poco menos, la cruzada de Teobaldo IV, conde de Champagne y rey de Navarra,143

emprendida en 1239-1240. Tampoco la de Ricardo de Cornualles, en 1240-1241, había

obtenido otra cosa que la liberación de algunos centenares de prisioneros.

Ante la invasión de los mogoles, unos 10.000 kharezmitas o corasmios vinieron a po-

nerse al servicio del sultán de Egipto y en septiembre de 1244 arrebataron la ciudad de

Jerusalén a los cristianos. Conmovido el Papa Inocencio IV, exhortó a los reyes y pue-

blos en el concilio de Lyon a tomar la cruz, pero sólo el monarca francés escuchó de

verdad, siguiéndola, la voz del Vicario de Cristo.

Luis IX, lleno de fe, se entrevista con el Papa en Cluny (noviembre de 1245) y, mien-

tras Inocencio IV envía embajadas de paz a los tártaros mogoles, el rey apresta una bue-

na flota contra los turcos. El 12 de junio de 1248 sale de París para embarcarse en Mar-

sella. Le siguen sus tres hermanos, Carlos de Anjou, Alfonso de Poitiers y Roberto de

Artois, con el duque de Bretaña, el conde de Flandes y otros caballeros, obispos, etc. Su

ejército lo componen 40.000 hombres y 2.800 caballos.

El 17 de septiembre (de 1248) los hallamos en Chipre, sitio de concentración de los

cruzados. Allí pasan el invierno, pero pronto les atacan la peste y demás enfermedades.

El 15 de mayo de 1249, con refuerzos traídos por el duque de Borgoña y por el conde de

Salisbury, se dirigen hacia Egipto. “Con el escudo al cuello –dice un cronista– y el yel-

mo a la cabeza, la lanza en el puño y el agua hasta el sobaco”, San Luis, saltando de la

nave, arremetió contra los sarracenos. Pronto era dueño de Damieta (7 de junio de

1249). El sultán propone la paz, pero el santo rey no se la concede, aconsejado de sus

hermanos. En Damieta espera el ejército durante seis meses, mientras se les van uniendo

nuevos refuerzos, y al fin, en vez de atacar a Alejandría, se decide a internarse más al

143

Como Teobaldo II.

~ 46 ~

interior para avanzar contra El Cairo. La vanguardia, mandada por el conde Roberto de

Artois, se adelanta temerariamente por las calles de un pueblecillo llamado Mansurah,

siendo aniquilada casi totalmente, muriendo allí mismo el hermano de San Luis, Ro-

berto (8 de febrero de 1250). El rey tuvo que reaccionar fuertemente y al fin logra

vencer en duros encuentros a los infieles. Pero éstos se habían apoderado de los caminos

y de los canales en el delta del Nilo, y cuando el ejército, atacado del escorbuto, del

hambre y de las continuas incursiones del enemigo, decidió, por fin, retirarse otra vez a

Damieta, se vio sorprendido por los sarracenos, que degollaron a muchísimos cristianos,

cogiendo preso al mismo rey, a su hermano Carlos de Anjou, a Alfonso de Poitiers y a

los principales caballeros (a 6 de abril).

Era la ocasión para mostrar el gran temple de alma de San Luis. En medio de su des-

gracia aparece ante todos con una serenidad admirable y una suprema resignación. Has-

ta sus mismos enemigos le admiran y no pueden menos de tratarle con deferencia. Ob-

tenida poco después la libertad, que con harta pena para el Santo llevaba consigo la re-

nuncia de Damieta, San Luis desembarca en San Juan de Acre con el resto de su ejér-

cito. Cuatro años se quedó en Palestina fortificando las últimas plazas cristianas y pere-

grinando con profunda piedad y devoción a los Santos Lugares de Nazaret, Monte

Tabor y Caná. Sólo en 1254, cuando supo la muerte de su madre, doña Blanca (muerta

en 1252), se decidió a volver a Francia.

A su vuelta es recibido con amor y devoción por su pueblo. Sigue administrando jus-

ticia por sí mismo, hace desaparecer los combates judiciarios, persigue el duelo y favo-

rece cada vez más a la Iglesia. Sigue teniendo un interés especial por los religiosos, es-

pecialmente por los franciscanos y dominicos. Conversa con San Buenaventura y Santo

Tomás de Aquino, visita los monasterios y no pocas veces hace en ellos oración, como

un monje más de la casa.

Sin embargo, la idea de Jerusalén seguía permaneciendo viva en el corazón y en el

ideal del Santo. Si no llegaba un nuevo refuerzo de Europa, pocas esperanzas les iban

quedando ya a los cristianos de Oriente. Los mamelucos les molestaban amenazando

con arrojarles de sus últimos reductos. Por si fuera poco, en 1261 había caído a su vez el

Imperio Latino, que años antes fundaran los occidentales en Constantinopla. En Pales-

tina dominaba entonces el feroz Baibars (alias la Pantera), mahometano fanático, que se

propuso acabar del todo con los cristianos. El Papa Clemente IV instaba a una nueva

cruzada. Y de nuevo San Luis, ayudado esta vez por su hermano, el rey de Sicilia, Car-

los de Anjou, el rey Teobaldo II de Navarra, por su otro hermano Roberto de Artois, sus

tres hijos y gran compañía de nobles y prelados, se decide a luchar contra los infieles.

En esta ocasión, en vez de dirigirse directamente al Oriente, las naves hacen proa ha-

cia Túnez, enfrente de las costas francesas. Tal vez obedeciera esto a ciertas noticias que

habían llegado a oídos del Santo de parte de algunos misioneros de aquellas tierras. En

un convento de dominicos de Túnez parece que éstos mantenían buenas relaciones con

el sultán, el cual hizo saber a San Luis que estaba dispuesto a recibir la fe cristiana. El

Santo llegó a confiarse de estas promesas, esperando encontrar con ello una ayuda va-

liosa para el avance que proyectaba hacer hacia Egipto y Palestina.

Pero todo iba a quedar en un lamentable engaño que iba a ser fatal para el ejército del

rey. El 4 de julio de 1270 zarpó la flota de Aguas Muertas y el 17 se apoderaba San Luis

~ 47 ~

de la antigua Cartago y de su castillo. Sólo entonces empezaron los ataques violentos de

los sarracenos.

El mayor enemigo fue la peste, ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de

los alimentos. Pronto empiezan a sucumbir los soldados y los nobles. El 3 de agosto

muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y

el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se

había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces

56 años de edad y 40 de reinado.

Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la direc-

ción de la empresa. El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a Sicilia y des-

pués a Francia, para ser enterrado en el panteón de San Dionisio, de París. Desde este

momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años

más tarde, el 11 de agosto de 1297, era solemnemente canonizado por Su Santidad el

Papa Bonifacio VIII en la iglesia de San Francisco de Orvieto (Italia).

San Luis IX de Francia es el Patrono de la Tercera Orden Franciscana u Orden Fran-

ciscana Seglar.

~ 48 ~

San Luis, rey de Francia. Obra de El Greco realizada entre 1592 y 1595 durante su

segundo período toledano.

Se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (Cáceres)

~ 49 ~

EPÍLOGO II

TEOBALDO II DE NAVARRA

El rey Teobaldo II de Navarra, conocido también como Teobaldo el Joven, distin-

guiéndose así de su padre, Teobaldo I el Trovador, había nacido en 1238 en la localidad

francesa de Provins144

(condado de Champaña). Murió, como antes contábamos, grave-

mente enfermo, en la ciudad portuaria de Trapani, al oeste de Sicilia, el 4 de diciembre

de 1270, estando de vuelta, desde Túnez, de la fracasada octava cruzada. Además de rey

de Navarra (habiendo sucedido a su padre en 1253) fue también conde de Champaña y

Brie (como Teobaldo V). Era hijo del mencionado Teobaldo I de Navarra (muerto en

1253) y de su tercera esposa, Margarita de Borbón (muerta en 1256).

En su minoría de edad reinó Teobaldo II, no sin dificultades, bajo la regencia materna

tutelada por el rey Jaime I de Aragón. El 27 de noviembre de 1253, siendo adolescente,

juró los Fueros de Navarra, poniendo límites a los ricoshombres del reino, a sabiendas

de cómo hasta cumplir los 21 años de edad no podía juzgar sin el consejo de un tutor, y

éste a su vez, sin oír a doce ricoshombres del reino que harían de jurado. Sin embargo,

Teobaldo II no aceptaba someterse a los Fueros y obtuvo del Papa la introducción de los

ritos de unción y coronación (en 1257 y en 1259) para justificar el origen divino de los

reyes.

La burguesía apoyó al monarca pagando impuestos extraordinarios y el rey, a cambio,

les proporcionó prestigio y poder político. Extendió el fuero de Pamplona a Lanz (en la

comarca navarra de Ultzamaldea y merindad pamplonesa) y el fuero de Estella o Lizarra

a Tiebas145

y Torralba del Río, en la merindad de Estella. Fundó Espinal en 1269, dentro

de la comarca pirenaica de Auñamendi.

Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya inicia-

dos por su antecesor, realizando el primer recuento de la población del reino, cuya cifra

aproximada se situó en más de 30.000 fuegos, unos 150. 000 habitantes. Las cuentas de

1266 permiten concluir que el 6,75% de los ingresos se dedicaban a burocracia civil, el

33,84% a la administración militar y el 59,6% al rey y su gestión.

Encontró apoyo en el santo rey Luis IX de Francia, habiendo solicitado la mano de

Isabel de Francia,146

hija del mencionado rey francés. La boda se celebró en Melun

(Francia) el 6 de abril de 1255, en presencia del arzobispo de Ruán (Rouen). Desde

entonces el rey Luis IX arbitró y tuteló todo lo referente al reino navarro. Al com-

prometerse en matrimonio la hija (Berenguela) de Alfonso X el Sabio con el hijo (Luis,

muerto en 1260) del rey francés, el 1 de enero de 1256, el monarca Alfonso cedió a

144

Célebre por sus fortificaciones medievales.

145

Tiebas-Muruarte de Reta, merindad navarra de Sangüesa.

146

Su muerte será en abril de 1271.

~ 50 ~

Teobaldo, mientras él viviera, el uso de los puertos vascos de Fuenterrabía y San Se-

bastián para la exportación y libre comercio de los productos navarros.

Debido a las buenas relaciones tanto personales como políticas entre el rey de Navarra

y el de Francia, el primero aceptó ayudar al segundo en su campaña militar de la octava

cruzada.

El 4 de julio de 1269, Teobaldo II zarpó con su ejército franco-navarro desde el puerto

de Aguas Muertas junto al rey Luis IX de Francia. La expedición (como ya hemos rei-

terado en el relato) se desvió a Túnez, probablemente o sobre todo por instigación polí-

tica de Carlos de Anjou, queriendo éste crear para sí un reino norteafricano fuerte que

ralentizara el comercio pujante de la Corona de Aragón en la zona mediterránea desde

Túnez. Sea como fuere y al margen de nuestras suposiciones (o de quienes provengan),

la expedición franco-navarra de la cuarta cruzada estaba en Túnez a 17 de julio de ese

año 1269.

Y se fue sucediendo cuanto fuimos contando. El 25 de agosto de 1270 murió en Túnez

el rey Luis IX de Francia. Carlos de Anjou llega luego con tropas a la zona, inmedia-

tamente a la muerte de su hermano el rey de Francia, pero el rey navarro, ya desen-

gañado y también enfermo, desiste de la empresa militar y decide retornar a Europa,

ciertamente desvinculándose, sobre todo anímicamente, de Carlos de Anjou. Vino todo

lo pactado con el sultán tunecino Muhammad al-Mustansir, tal como fuimos contando,

y los restos de la expedición fallida pusieron rumbo a Siclia. Allí llegaron, a 22 de no-

viembre de 1270. Y un par de semanas después, a 4 de diciembre, murió el rey Teo-

baldo II de Navarra, a sus 32 años de edad.

Sello de Teobaldo II de Navarra

~ 51 ~

Como Teobaldo II de Navarra murió sin descendencia, le sucedió en el trono su her-

mano Enrique I de Navarra, de 26 años de edad, apodado el Gordo, casado en 1269 con

Blanca de Artois (noble cuya muerte será en 1302). Tras jurar los Fueros Navarros, En-

rique se desplazó a Francia para prestar homenaje feudal y rendir pleitesía al rey Felipe

III el Atrevido por sus dominios de Champaña. Enrique I de Navarra reinará, con su

obesidad, durante tres años, parece ser que mostrando buen interés por su pueblo. Ya

iremos viendo el desenvolverse de su reinado.

Los reyes de Navarra Teobaldo I, Teobaldo II y Enrique I

La historia bajomedieval de Navarra está marcada por un hecho decisivo en el devenir

político-institucional del reino: desde 1234 hasta su incorporación a Castilla en 1512,

Navarra estará regida por dinastías francesas. El siglo XII se había caracterizado en lo

exterior por el difícil ejercicio de supervivencia frente a los reinos peninsulares vecinos,

y en el interior por la configuración de una sociedad tripartita y la cristalización de unos

incipientes mecanismos de gestión pública, de corte tradicional. Nada hacía suponer que

Navarra se iba a incorporar, al principio de modo lento, y después rápida y expeditiva-

mente, a un estilo de gobierno de corte europeo, novedoso entre los reinos hispanos,

tanto en la concepción del poder como en los usos administrativos, y desde luego con

una radical reorientación de intereses exteriores y estrategias dinásticas. En poco más de

un cuarto de siglo después de la muerte de Sancho VII el Fuerte, en 1234, Navarra se

~ 52 ~

había perfilado como una monarquía “moderna”, que vivía una etapa de transición en-

tre las costumbres altomedievales y las instituciones renovadas y consolidadas de la Ba-

ja Edad Media. Teobaldo I (1234-1253) y sus hijos Teobaldo II (1253-1270) y Enrique I

(1270-1274) introdujeron, con la nueva dinastía, un nuevo talante político. Reforzaron

la autoridad del soberano y la adaptaron hábilmente a las tradiciones del reino. Sus re-

formas de los resortes administrativos y la proyección exterior hacia la Cristiandad oc-

cidental dieron a Navarra un carácter peculiarmente “europeo” que nunca antes había

tenido. Este sistema presentaba aspectos positivos, como la administración racional y

eficaz, la apertura y el prestigio internacional, el dinamismo económico y comercial…,

y resultados desfavorables, como el autoritarismo monárquico, las ausencias prolonga-

das de los reyes, desplazados en sus señoríos franceses, y el desequilibrio producido

entre las fuerzas sociales, que condujo a una inquietud estamental, endémica durante

casi un siglo.

~ 53 ~

EPÍLOGO III

BEATA ISABEL DE FRANCIA

La Beata Isabel de Francia (1225-1270), hermana del rey San Luis (Luis IX de Fran-

cia),147

fundó el convento de clarisas de Longchamp, próximo a París, pasando en él su

existencia desde que pudo y se determinó por la vida religiosa, sin que sepamos en qué

grado, pero ciertamente siguiendo el carisma franciscano de gran amor a los pobres, te-

niendo mucha oración y penitencia. Se celebra en el santoral el 23 febrero.148

Isabel se cría en la corte paterna bajo los cuidados de su madre, que infundió en ella,

como en su hermano Luis y los otros hermanos, los más fervorosos sentimientos reli-

giosos y el horror al pecado. Ya de pequeña aprendió a amar a los pobres y a emplear

mucho tiempo en los actos de piedad y el culto divino.

Solicitó su mano el príncipe Conrado, hijo y heredero del emperador Federico II. La

propuesta fue acogida con satisfacción por la reina viuda Blanca de Castilla y por su

propio hermano Luis; y al Papa Inocencio IV, a quien se había dado noticia de la peti-

ción, le pareció buena idea para soldar la paz entre los príncipes cristianos, y le escribe a

Isabel diciéndole que contaría con su bendición. Pero Isabel contesta al Papa que ella ha

hecho voto de virginidad y que desea mantener su consagración a Dios. Inocencio IV

contesta a la princesa que no puede menos que alabarla por esta deliberación y que la

animaba a proseguir en tan santo propósito.

Isabel prosigue entonces en medio de la corte llevando una vida dedicada a la caridad

y a la piedad, y puede ver cómo su hermano Luis, llevado de un alto idealismo, marcha

a las Cruzadas, donde sus armas no consiguen el triunfo esperado sino que incluso es

apresado y a gran precio recupera la libertad. Estando su hermano ausente, muere su

madre Blanca.

A partir de entonces ya no se cree necesaria en la corte y piensa poner en práctica el

propósito concebido de fundar un convento de clarisas en el que pasar el resto de sus

días. Su hermano le da la oportuna licencia y surge así el convento de Longchamp el

año 1257, que ella coloca bajo la advocación de la Humildad de Nuestra Señora. Parece

claro que, aunque la Orden Franciscana presenta a Isabel como monja de la Segunda

Orden y con ese título se confirmó su culto, en realidad ella nunca profesó ni emitió los

votos religiosos. Vivió en un ala del convento, en una especie de casa aparte, no en las

celdas de las monjas, y continuó su costumbre de generosidad extrema con los pobres.

De esta forma además evitó el que las monjas la pudieran elegir como abadesa.

147

Hijos de Luis VIII de Francia y Blanca de Castilla, entre otros que tuvieron.

148

Seguiremos aquí, entre otros varios y breves apuntes, a Ignacio Omaechevarría (1972): Las Clarisas a

través de los siglos, Madrid, BAC, 63-64; (1999): Escritos de Santa Clara y documentos complementa-

rios, Madrid, BAC, 294-297.

~ 54 ~

Su vida fue santa: toda ella dedicada a la oración, la penitencia y las buenas obras,

pudiendo ser vista en éxtasis con que el Señor la favorecía.

Cuando joven princesa y luego de manera ininterrumpida, Isabel fue iniciada en la

oración y en una tierna devoción al Señor y a la Santísima Virgen María, en la medi-

tación y las prácticas de la vida cristiana. La escuela y el ejemplo de Blanca de Castilla

nos dieron a San Luis IX, rey de Francia, y a la Beata Isabel, su hermana. Experta en

labores de bordado y tejido, donó a las iglesias ornamentos confeccionados con sus pro-

pias manos y adoró la Eucaristía con todo el ánimo y fuerza ferviente de su corazón.

Ayunaba tres veces por semana, se alimentaba parcamente. Evitaba las diversiones.

Sus recreaciones eran las que tenía en compañía de su hermano Luis y de las damas que

estaban a su servicio. Con frecuencia visitaba a los enfermos en los hospitales o en sus

casas, atendía a sus necesidades y les endulzaba sus penas. Enfermó gravemente, de mo-

do que se temió por su vida; sanó gracias a las oraciones y cuidados de su madre doña

Blanca.

Para mejor realizar su vocación religiosa, adoptó la Regla de la Segunda Orden de

Santa Clara. Las religiosas que habían seguido su ejemplo provenían de la nobleza y

pertenecían a la Corte de Francia. Para una mejor formación franciscana de la nueva

comunidad, hicieron venir cuatro religiosas clarisas de otros monasterios.

Entre vicisitudes varias que se sucedieron en el mismo siglo XIII, la Orden de Santa

Clara iba creciendo en número de monasterios y en variedad de Reglas. Existían la Re-

gla llamada Hugoliniana (la de 1218-1219, la de los monasterios de Pamplona, Burgos,

Zaragoza), la Regla Inocenciana de 1247 y la Regla personal o propiamente de Santa

Clara, aprobada y corroborada en 1253 por el mismo Papa Inocencio IV; y existían ade-

más diversas observancias autorizadas por la Santa Sede según las peticiones de los di-

versos monasterios en conformidad con la variedad de climas y lugares.

En estas condiciones surge en la historia la figura luminosa de Isabel de Francia. Qui-

so ella fundar un monasterio de Damas Pobres en Longchamp (Campolargo), cerca de

París, bajo la inspiración de Santa Clara, pero con una Regla adaptada a las circuns-

tancias de lugar y personas. Para redactar dicha Regla, la ilustre princesa combinó, en

plan ecléctico, diversos elementos de las Reglas anteriores, y de este modo preparó su

propia “forma de vida” (forma vitae), la misma que luego examinaron y ultimaron, de-

bidamente perfilada, cinco maestros franciscanos, teólogos de la Universidad de París,

entre ellos San Buenaventura, y que fue aprobada primero por el Papa Alejandro IV en

1259 y finalmente por el Papa Urbano IV, el 27 de julio de 1263, mediante la bula Re-

ligionis augmentum.

La pobreza y la humildad unidas en mutua interpretación complementaria siguen sien-

do una de las bases de la Regla de Isabel; pero, mientras Santa Clara destaca la pobreza

material como una especie de señal sensible y sacramento de la humildad, Isabel pone

más de relieve la humildad, mitigando un poco, y espiritualizando, el sentido de la po-

breza. Su monasterio, inaugurado con monjas procedentes de Reims allá por el año

1260, lleva por eso mismo la advocación y título de la Humildad de Nuestra Señora, y

~ 55 ~

sus moradoras se llamarán, no Sorores Pauperes (Hermanas Pobres) como en la Regla

de Santa Clara, sino Sorores Minores Inclusae (Hermanas Menores Encerradas).

Y estas “Hermanas Menores Encerradas” se vincularán estrechamente a la Orden de

los Frailes Menores, de entre los cuales deberán escogerse los Visitadores y a cuyos

Prelados incumbirá “la ordenación y el régimen de esta Orden, su cuidado y visita, su

corrección e incluso reforma, tanto por sí mismos cuanto por los visitadores” (nº. 9),

según los deseos de Santa Clara, que en este caso parecen haber sido aprobados también

por San Buenaventura; pero, ya no tan en conformidad con los ideales de la Santa, po-

drán tener posesiones en común para la manutención y demás necesidades de las mon-

jas.

La Regla de la Beata Isabel de Francia, aprobada en principio para un monasterio de-

terminado, el de Longchamp-París, se extendió luego a algunos otros de Francia (París,

Provins, Blois, Toulouse) y a los de Inglaterra (Londres, Waterbeach, Denny, Bruis-

yard), y a alguno de Italia (como Palestrina-San Silvestre in Capite de Roma).

~ 56 ~

EPÍLOGO IV

LA GUERRA DE SAN SABAS

La conocida como Guerra de San Sabas, entre los años 1256-1270 fue un conflictivo

enfrentamiento entre las repúblicas marítimas mediterráneas de Génova (con la ayuda

de Felipe de Montfort, Juan de Arsuf149

y los caballeros hospitalarios o de la Orden de

Jerusalén) y de Venecia (con la ayuda del conde Juan de Jaffa-Ascalón150

y los caba-

lleros templarios).

La guerra comenzó cuando los venecianos fueron expulsados de Tiro en 1256, a causa

de una disputa de tierras en San Juan de Acre. Esas tierras pertenecían al monasterio de

San Sabas,151

del desierto de Judea, pero fueron reclamadas tanto por los genoveses

como por los venecianos. Al principio, Génova estaba clara y exitosamente a la cabeza,

pero sus victorias de inicio se revirtieron abruptamente en contra cuando la república de

Pisa, vieja aliada, firmó un pacto de alianza militar de diez años con Venecia.

En 1257, el almirante veneciano Lorenzo Tiepolo152

rompió la cadena que guardaba la

entrada del puerto de San Juan de Acre y destruyó varios barcos genoveses, conquistó la

tierra en disputa y destruyó las fortificaciones de San Sabas. Sin embargo, fue incapaz

de expulsar a los genoveses, que recibieron a 800 soldados y 50 ó 60 balistas (máquinas

de asedio) de refuerzo, a pesar de estar rodeados por los venecianos, los cuales entonces

llevaron sus propias armas de sitio o asedio.

También estaban luchando en San Juan de Acre los famosos arqueros genoveses. La

vida del conde Juan de Jaffa se salvó porque un cónsul genovés caballerosamente pro-

hibió a sus arqueros disparar a la torre donde se encontraba. Pisa y Venecia estaban con-

tratando hombres para sus galeras en San Juan de Acre durante el sitio: el pago pro-

medio para un pisano –o veneciano– empleado en una de las galeras era de diez besan-

tes sarracenos por un día y nueve por una noche. El bloqueo duró más de un año (tal vez

doce o catorce meses), pero como el complejo de los hospitalarios estaba muy cerca del

barrio genovés, la comida llegaba a ellos con mucha facilidad, incluso procediendo de

lugares tan lejanos como Tiro y las tierras de Felipe de Montfort.

En ese momento, en agosto de 1257, el regente del reino de Jerusalén, Juan de Arsuf,

que había intentado inicialmente mediar entre las dos partes, confirmó un tratado con la

ciudad de Ancona153

otorgándole derechos comerciales en San Juan de Acre a cambio

de la ayuda de cincuenta hombres de armas durante dos años. A pesar de que Ancona 149

Muerto en 1258.

150

Muerto en 1266.

151

Santo anacoreta que vivió entre los años 439-522, celebrado en el santoral el 5 de diciembre.

152

Muerto en 1275.

153

Del centro de Italia, situada en la costa oeste del mar Adriático.

~ 57 ~

fue un aliado de Génova y Juan buscada por su tratado que los feudatarios (como en

fuera de juego la mayoría) apoyaran a Génova contra Venecia, en última instancia, su

plan fracasó y Juan de Jaffa y Juan de Beirut, “manipulando las leyes del complejo de

regencia”, intentaron convencer a los feudatarios del reino de Jerusalén para que esta-

bleciesen una posición de apoyo a Venecia. En este supuesto contaban con el apoyo del

nuevo alguacil la reina Plaisance de Chipre,154

el príncipe (nominal) Bohemundo VI de

Antioquía155

y los caballeros templarios. Y en esta coyuntura, Felipe de Montfort, que

había estado proporcionando alimentos a los genoveses en San Juan Acre, fue uno de

los pocos partidarios de Génova.

Felipe se alojaba a una milla de distancia de San Juan Acre, en un lugar llamado “la

nueva Vigny” (la Vignie Neuve) con “80 hombres a caballo y 300 arqueros de su tie-

rra”. En junio de 1258, según plan fijado, marchó a San Juan de Acre y tanto en ese año

como en el siguiente se unió a una banda o grupo grande de caballeros hospitalarios,

mientras una flota genovesa atacaba la ciudad por mar. La armada genovesa, que suma-

ba unas 48 galeras y 4 veleros armados con máquinas de asedio, bajo Rosso della Turca,

fue derrotada rápidamente por los venecianos, de modo que los genoveses tuvieron que

abandonar aquello y retirarse con Felipe a Tiro. El conflicto desgastó a ambas repúbli-

cas, de modo que, en 1261, se firmó una frágil paz, aunque los genoveses estaban toda-

vía fuera de San Juan de Acre. El Papa Urbano IV (1261-1264), que se había preocu-

pado comprensiblemente por el efecto de la guerra en caso de un ataque mongol, una

amenaza que pasó sin materializarse, ya organizó un consejo para restablecer el orden

en el reino de Jerusalén, tras cinco años de lucha.

Mientras, fueron los genoveses al encuentro de Miguel VIII Paleólogo, emperador de

Nicea y luego emperador bizantino y regente niceno. Después de que el tratado de

Ninfeo156

fue ratificado en 1261, el emperador financió 50 naves para combatir a los ve-

necianos. Después de este asalto, en 1264, los venecianos volvieron a Tiro para con-

quistarla, pero se retiraron cuando ésta recibió refuerzos.

Durante la escaramuza continua de la década de 1260, ambas partes emplearon sol-

dados musulmanes, turcopolos (“hijos de turcos”), en contra de sus enemigos cristia-

nos. En 1266, los genoveses habían hecho una alianza con Baibars, para equipar algunas

tropas que iban a servir en una expedición contra San Juan de Acre, pero la flota

genovesa prometida nunca se puso en marcha. En 1267, Génova logró capturar en San

Juan de Acre la conocida como Torre de las Moscas157

y bloquear así el puerto durante

154

Muerta en 1261.

155

Muerto en 1275.

156

Ninfeo, al oeste de Turquía, se corresponde con la actual Kemalpaşa.

157

Una torre de guardia y formidable fortaleza en la ciudad y puerto medieval de San Juan de Acre, que

daba al puerto de una isla pequeña y protegía el rico comercio marítimo de la ciudad. También sirvió co-

mo un faro.

Sus orígenes exactos son desconocidos, pero se trata de una estructura antigua, probablemente ya cons-

truida en tiempos de los fenicios. Fueron los cruzados quienes la reconstruyeron tras la primera cruzada.

~ 58 ~

12 días, antes de ser desalojados por una flotilla de Venecia. La guerra continua entre

Génova y Venecia tuvo un gran impacto negativo en la capacidad del reino de Jerusalén

para resistir las amenazas externas a su existencia. Salvo por los edificios religiosos, la

mayoría de los edificios fortificados y defendidos en San Juan de Acre habían sido

destruidos en un momento u otro (y San Juan de Acre parecía como si hubiera sido ciu-

dad devastada por las tropelías de un ejército musulmán)…

La Guerra de San Sabas acabó en 1270 con un acuerdo de alto el fuego entre vene-

cianos y genoveses. Y la Historia continuará…

Resto arqueológico de la Torre de las Moscas en Acre (Israel)

La torre también se relaciona a un puerto gigante que formaba parte de un sistema para impedir la entrada

de buques. Las ruinas de la torre son todavía visibles hoy.

La torre debe su peculiar nombre a los cruzados que primero llegaron a Acre; creyendo que habían lle-

gado a la antigua ciudad bíblica de Ecrón, donde una de las principales deidades era Baal-Zebub, que

significa literalmente el “Señor de las Moscas”, de donde viene Belcebú También resultaba, al parecer,

que cercana había zona de basuras, adonde acudían las moscas.

~ 59 ~

EPÍLOGO V

HAJJ O PEREGINACIÓN ISLÁMICA A LA MECA

Se denomina Hajj –entre otras variantes de transcripción– a la preceptiva o muy del

todo aconsejable peregrinación que realizan los fieles musulmanes a La Meca, en Ara-

bia Saudí. El Corán establece la divina prescripción de Alá en cuanto a dicha peregri-

nación (aleya 97, sura 3, y también en aleya 96, sura 3). El Hajj es el quinto de los lla-

mados y conocidos pilares del islam.158

El musulmán debe peregrinar al menos una vez en la vida a la ciudad de La Meca,

siempre y cuando tenga los medios económicos y las condiciones de salud necesarias.

La palabra حاج (ḥāǧǧ) o ي -peregrino”, con una a larga que no suele apare“– (ḥāǧǧī) حاج

cer en las transcripciones– se antepone como título honorífico al nombre de quien ha

realizado la peregrinación, y por extensión es un modo respetuoso de interpelar a las

personas mayores.

Se realiza durante el mes de du l-hiyya o ḏū al-ḥiǧǧa (الحجة ذو), “el de la peregrina-

ción”, que es duodécimo del calendario musulmán o de la hégira. Y existen peregrina-

ciones menores que pueden hacerse en otros momentos.

Esa fecha, lo mismo que cualquier otra del calendario islámico, no tiene una corres-

pondencia fija con nuestro actual calendario gregoriano, debido a que éste es solar y en

cambio el islámico es lunar, con 11 días menos cada año (hay que traducir o convertir

fechas al respecto).

El ritual de la peregrinación varía ligeramente según se viva en la región de La Meca

o se proceda de fuera, siendo particularmente diverso el de la sacralización o iḥ-

rām (إحرام), que se hace a la entrada del territorio sagrado. También las escuelas jurí-

dicas del Islam marcan sus propios matices. Pero en términos generales el ritual es el

siguiente:

El primer día, 8 de du l-hiyya, se declara la intención (niyya) de hacer la pere-

grinación mediante una fórmula repetida tres veces.

El peregrino entra en estado de ihrām o sacralización.

Se dan siete vueltas alrededor de la Kaaba y se besa la conocida como

Piedra Negra (anticipo del Paraíso).

Se hace siete veces el recorrido entre dos lugares llamados Safā y Marwa

(separados por 420 metros) en recuerdo del caminar errático de Agar

158

Referidos a los fundamentales preceptos religiosos que obligan a todos los musulmanes, según la ver-

sión suní del Islam. Dichos pilares son: la profesión de fe (shahada, que “no hay más Dios que Alá y

Mahoma es su profeta”), la oración (salat, cinco veces al día), el zakat (azaque o limosna), el ayuno

(sawm, sobre todo en mes de ramadán) y la peregrinación a La Meca.

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cuando buscaba agua para su hijo Ismael. Después, se bebe agua del co-

nocido pozo de Zamzam, significando todo ello “esfuerzo y búsqueda”.

Seguidamente se acude al lugar llamado Mina, a 4 km de la ciudad, y se

hacen las oraciones del mediodía, de la puesta de sol y del alba.

El segundo día, 9 de du l-hiyya, por la mañana, se va al monte Arafat (a 20 km)

y allí se realizan las oraciones del mediodía y de la tarde. Se permanece allí

hasta la puesta de sol, pues fue en ese momento cuando Mahoma pronunció su

discurso de despedida (“alto, pausa”).

Tras la puesta de sol se va a otro sitio, Muzdalifa, donde se rezan las ora-

ciones nocturnas. En Muzdalifa los peregrinos buscan piedras, que usa-

rán al día siguiente.

El tercer día, 10 de du l-hiyya, tras rezar la oración matutina, los peregrinos

vuelven a Mina. Ese día es también el del Aid al-Kabir o fiesta del sacrificio. En

el camino hay tres pilares que simbolizan los tres puntos del recorrido donde

Iblís, el demonio (“privado de toda bondad”), intentó disuadir a Abraham. El

peregrino lapida los pilares con las piedras recogidas la víspera, en lo que se co-

noce como la Lapidación del diablo. Algunos rituales marcan que debe sacrifi-

carse también un cordero en recuerdo del que Abraham sacrificó en lugar de su

hijo.159

De regreso a la mezquita donde está la Kaaba, se repiten las circunvala-

ciones y los recorridos entre Safā y Marwa.

Finalmente, se hace una última circunvalación, la del adiós, y se sale del

estado de ihrām: los hombres se rapan la cabeza y las mujeres se cortan

unos pequeños mechones.

A menudo los peregrinos aprovechan seguidamente la peregrinación para hacer una

visita a la ciudad de Medina, donde están los enterramientos de Mahoma y de otros fun-

dadores del Islam.

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Que en el Islam, según el Corán, no fue Isaac sino Ismael.

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ÍNDICE

A modo de prólogo

El año en que murió Tannhäuser ………………………………………… pág. 3

Por tierras norteafricanas y de otros lugares

La octava cruzada ………………………………………………………. pág. 6

Reino de Castilla

Algunas villas de realengo por el noroeste ……………………………... pág. 13

Longchamp – París (reino de Francia)

Muerte de Isabel de Francia, clarisa ……………………………………. pág. 14

Señorío de Tiro en el Oriente de los cruzados

Asesinato de Felipe de Montfort ………………………………………… pág. 17

Reino de Hungría

Murió el rey Bela IV …………………………………………………….. pág. 21

Cozuelos de Ojeda (reino de Castilla)

Muerte de la infanta Sancha Alfonso de León …………………………. pág. 29

Canterbury (reino de Inglaterra)

Muerte del arzobispo Bonifacio de Saboya …………………………….. pág. 32

Fráncfort de Meno (Alemania – Sacro Imperio)

Muerte de Margarita de Sicilia, una Hohenstaufen …………………….. pág. 34

Imperio de Malí

Murió Quali I y le sucedió Quati Keita …………………………………. pág. 36

Epílogo I

Luis IX de Francia, el rey San Luis …………………………………….. pág. 38

Epílogo II

Teobaldo II de Navarra …………………………………………………. pág. 49

Epílogo III

Beata Isabel de Francia …………………………………………………. pág. 53

Epílogo IV

La Guerra de San Sabas ………………………………………………… pág. 56

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Epílogo V

Hajj o peregrinación islámica a La Meca ………………………………. pág. 59

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